LCR, el operador de telefonía para las pyme · Parece que las únicas victo-rias que consigue la...

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DOSSIER EMPRESARIAL 27 DE MAYO - 2 DE JUNIO DE 2011 Empresas 16 C onvertirse en el operador telefónico de referencia entre las pymes es el ob- jetivo de Least Cost Routing Telecom (LCR), compañía espa- ñola especilizada en la prestación de servicios de telecomunicaciones low cost para locutorios, pymes y particulares. «En general, la pyme está desasistida por los proveedo- res. La única competencia real es Telefónica, que tiene un servicio impecable pero poco personaliza- do. Nuestros servicios están diri- gidos a empresas pequeñas que no son apetecibles para el resto de compañías porque tienen una factura telefónica inferior a 500 euros», señala Miguel Carrasco, director general de la empresa. El objetivo: «Barrer todos los sectores y servicios que se pueden dar en te- lefonía», pero con ahorros superio- res al 30% en la factura telefónica. PROYECTO. LCR cuenta con más de 25.000 clientes a nivel nacional entre pymes -alrededor de 3.000-, locutorios -1.500- y particulares. Está preparando el lanzamiento de un operador virtual enfocado a los tres públicos objetivos de la compañía: pymes que, según Carrasco, se pondrá en marcha «con el mismo sistema que el de telefonía fija con un sistema pareci- INÉS ORIA MADRID LCR, el operador de telefonía para las pyme LA COMPAÑÍA DE TELECOMUNICACIONES QUIERE CONVERTIRSE EN EL ÚNICO REFERENTE DEL MERCADO ENFOCADO A LA PEQUEÑA EMPRESA Isabel Etxamendi TRIBUNA ALEJANDRO SUÁREZ CEO OCIO NETWORKS P arece que las únicas victo- rias que consigue la SGAE son las políticas, ya que en el te- rreno judicial viene acumulando una serie de derrotas que ponen en entredicho sus motivaciones y sus actuaciones. La última de- rrota ha sido pleiteando contra un establecimiento, que como otros muchos, defienden sus derechos mediante el uso de re- pertorios musicales con licencia Creative Commons, procedente de portales como Jamendo, entre otros muchos. La tecnología actual permite que, por poco más de lo que cuesta una conexión ADSL en nuestro país, se pueda tener acceso directo todo el día a diferentes ambientes musica- les concebidos especialmente para los establecimientos y comercios o que el propie- tario pueda crear su propia programación mezclando a su gusto los diferentes estilos; música creada dentro o fuera de nuestras fronteras pero que tienen un denominador común: sus autores no tienen ningún acuerdo comercial con la SGAE. Como la SGAE no quiere soltar su parte del pastel, las licencias libres son tal y como indica su nombre: libres, pero vienen con una licencia debajo del brazo para evitarnos disgustos. Unos dis- gustos que, como poco, suelen empezar siempre en los 3.000 euros. Dicho certificado que nos debe de entregar el proveedor de servicios, tarde o temprano se lo tendremos que enseñar al inspector de la SGAE y nos protegerá de sus abusos, ya que los artistas profesionales, que se han decantado por este modo de promoción personal, han elegido al mismo tiempo no ser miembros de estas socie- dades tan lucrativas solo para unos pocos. Es la segunda vez que el abogado Vicente Martínez Onsurbe consigue detener la voracidad de la SGAE, una voracidad que cada día pare- ce que tenga menos límites para sus abogados, que son condenados una y otra vez por acciones tan vergonzo- sas como entrar en bodas privadas y grabar con video a los asistentes, para posterior- mente demandar al local y a los pobres novios. VENCER A LA SGAE Y NO MORIR EN EL INTENTO El 'modus operandi' de la SGAE consiste en acercarse por nuestras instalaciones, ver el aforo y tras presentar sus estatutos, poner el cazo para recibir su fe. Una cantidad que no tiene en cuenta si la SGAE dispone de los derechos del 100% de la música que suena en nuestro establecimiento, por defecto asumen que sí, que nuestra música es actual, que sus legítimos propietarios han encomendado su salva- guarda a dicha institución y nosotros debemos de abonar el 100% de la cuota estable- cida. Lo cierto es que no es así, nosotros solo deberíamos pagar por lo que consumimos. Si solo el 10% de la música que ponemos en nuestro local o establecimiento pertenece a los autores que representa la SGAE, ese es el porcentaje de su tarifa que deberíamos de abonar, o incluso no pagar nada, porque toda nuestra música es libre y en la prácti- ca, sus legítimos propietarios, sus autores, han decidido no cobrar nada de la entidad más odiada por los españoles, por encima incluso de nuestra denostada hacienda pública. El pasado año se derrumbó una de las grandes mentiras de la SGAE, el canon digital, un impuesto creado por un estamento privado y al que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha parado los pies, indicando claramente que dicho canon solo se puede cobrar a los particulares, pero nunca a personas jurídicas, por lo que empresas y admi- nistraciones debían quedar exentas. Fue un primer paso en una larga lucha en el ámbito de los derechos de autor y de los consumidores, pero este tirón de orejas de Bruselas, nos pareció ya el anticipo de una victoria esperada por todos los internautas y poder ver, en un futuro cercano, una SGAE que proteja a los artistas y que no se dedique en cuerpo y alma a robar a los empresarios. Y LA VORACIDAD DE LA SGAE PARECE TENER CADA DÍA MENOS LÍMITES LEGALES do al que hay en el mercado»; par- ticulares, asociándose con «alguna empresa que lo sitúe en internet y apoyándose en la red de locutorios para realizar recargas», y una mo- dalidad denominada móvil étnico enfocada a «clientes inmigrantes que llevan tiempo aquí y hacen llamadas cortas al extranjero con el móvil». La compañía -que a finales del año pasado adquirió la empresa de te- lecomunicaciones Affinalia- cerró 2010 con una facturación de 26 mi- llones de euros y espera aumentar esta cantidad hasta los 35 millones en 2011 apoyándose, especialmente, en los servicios dirigidos a las pyme porque, tal y como explica Carrasco, «nuestro objetivo es ser capaces de convertirnos en 2011 en el único ope- rador enfocado a la pyme, capaz de facturar todos los servicios en factu- ra única». En este sentido, acaba de firmar un acuerdo con el mayoris- ta Comunicaciones Reunidas para lanzar conjuntamente al mercado un pack de comunicación dirigido a las pequeñas empresas que incluye todos los elementos necesarios para sus telecomunicaciones: centralita y teléfonos IP de Panasonic, ADSL, tarifa plana, número 902 y mante- nimiento. MÁS PRESENCIA. Además de em- presas y particulares, LCR cuenta con una importante implantación en los locutorios -está presente en 1.500 establecimientos- y pretende continuar ampliando su presencia en este mercado en el que, según Miguel Carrasco, está desapareciendo la competencia. «Con la crisis ha baja- do considerablemente la facturación por cliente pero también han dismi- nuido los actores y hemos cogido más volumen de clientes, lo que nos ha permitido crecer», señala. Y Miguel Carrasco, director general, en la sede de la empresa La compañía se funda en 1999 a raíz de la liberalización del sector de las telecomunicaciones. Tiene su sede en Madrid y su director asegura que, por el momento, no tiene intención de abrir oficinas en ninguna otra ciu- dad, aunque está presente en todo el territorio nacional a través de su red de distribución. Cuenta con una plantilla de 70 empleados -entre LCR y recientemente adquirida Affinalia- a la que hay que sumar otras 150 personas entre colaboradores y distribuidores. Miguel Carrasco señala que una de las características que diferencia a LCR de otros operadores es, precisamente, la figura del asesor comercial encargado de informar al consumidor sobre el contrato más idóneo, tarifas y promo- ciones, «un cliente que se siente bien atendido, está fidelizado», añade. El apunte El buen trato como seña de identidad

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DOSSIER EMPRESARIAL27 DE MAYO - 2 DE JUNIO DE 2011Empresas16

Convertirse en el operador telefónico de referencia entre las pymes es el ob-

jetivo de Least Cost Routing Telecom (LCR), compañía espa-ñola especilizada en la prestación de servicios de telecomunicaciones low cost para locutorios, pymes y particulares. «En general, la pyme está desasistida por los proveedo-res. La única competencia real es Telefónica, que tiene un servicio impecable pero poco personaliza-do. Nuestros servicios están diri-gidos a empresas pequeñas que no son apetecibles para el resto de compañías porque tienen una factura telefónica inferior a 500 euros», señala Miguel Carrasco, director general de la empresa. El objetivo: «Barrer todos los sectores y servicios que se pueden dar en te-lefonía», pero con ahorros superio-res al 30% en la factura telefónica.

PROYECTO. LCR cuenta con más de 25.000 clientes a nivel nacional entre pymes -alrededor de 3.000-, locutorios -1.500- y particulares. Está preparando el lanzamiento de un operador virtual enfocado a los tres públicos objetivos de la compañía: pymes que, según Carrasco, se pondrá en marcha «con el mismo sistema que el de telefonía fija con un sistema pareci-

INÉS ORIAMADRID

LCR, el operador de telefonía para las pymeLA COMPAÑÍA DE TELECOMUNICACIONES QUIERE CONVERTIRSE EN EL

ÚNICO REFERENTE DEL MERCADO ENFOCADO A LA PEQUEÑA EMPRESA

Isabel Etxamendi

TRIBUNA

ALEJANDRO SUÁREZCEO OCIO NETWORKS

Parece que las únicas victo-rias que consigue la SGAE

son las políticas, ya que en el te-rreno judicial viene acumulando una serie de derrotas que ponen en entredicho sus motivaciones y sus actuaciones. La última de-rrota ha sido pleiteando contra un establecimiento, que como otros muchos, defienden sus derechos mediante el uso de re-pertorios musicales con licencia Creative Commons, procedente de portales como Jamendo, entre otros muchos.

La tecnología actual permite que, por poco más de lo que cuesta una conexión ADSL en nuestro país, se pueda tener acceso directo todo el día a diferentes ambientes musica-les concebidos especialmente para los establecimientos y comercios o que el propie-tario pueda crear su propia programación mezclando a su gusto los diferentes estilos; música creada dentro o fuera de nuestras fronteras pero que tienen un denominador común: sus autores no tienen ningún acuerdo comercial con la SGAE.

Como la SGAE no quiere soltar su parte del pastel, las licencias libres son tal y como indica su nombre: libres, pero vienen con una licencia debajo del brazo para evitarnos disgustos. Unos dis-gustos que, como poco, suelen empezar siempre en los 3.000 euros. Dicho certificado que nos debe de entregar el proveedor de servicios, tarde o temprano se lo tendremos que enseñar al inspector de la SGAE y nos protegerá de sus abusos, ya que los artistas profesionales, que se han decantado por este modo de promoción personal, han elegido al mismo tiempo no ser miembros de estas socie-dades tan lucrativas solo para unos pocos.

Es la segunda vez que el abogado Vicente Martínez Onsurbe consigue detener la voracidad de la SGAE, una voracidad que cada día pare-ce que tenga menos límites para sus abogados, que son condenados una y otra vez por acciones tan vergonzo-sas como entrar en bodas privadas y grabar con video a los asistentes, para posterior-mente demandar al local y a los pobres novios.

VENCER A LA SGAE Y NO MORIR EN EL INTENTO

El 'modus operandi' de la SGAE consiste en acercarse por nuestras instalaciones, ver el aforo y tras presentar sus estatutos, poner el cazo para recibir su fe. Una cantidad que no tiene en cuenta si la SGAE dispone de los derechos del 100% de la música que suena en nuestro establecimiento, por defecto asumen que sí, que nuestra música es actual, que sus legítimos propietarios han encomendado su salva-guarda a dicha institución y nosotros debemos de abonar el 100% de la cuota estable-cida.

Lo cierto es que no es así, nosotros solo deberíamos pagar por lo que consumimos. Si solo el 10% de la música que ponemos en nuestro local o establecimiento pertenece a los autores que representa la SGAE, ese es el porcentaje de su tarifa que deberíamos

de abonar, o incluso no pagar nada, porque toda nuestra música es libre y en la prácti-ca, sus legítimos propietarios, sus autores, han decidido no cobrar nada de la entidad más odiada por los españoles, por encima incluso de nuestra denostada hacienda pública.

El pasado año se derrumbó una de las grandes mentiras de la SGAE, el canon digital, un impuesto creado por un estamento privado y al que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha parado los pies, indicando claramente que dicho canon solo se puede cobrar a los particulares, pero nunca a personas jurídicas, por lo que empresas y admi-nistraciones debían quedar exentas.

Fue un primer paso en una larga lucha en el ámbito de los derechos de autor y de los consumidores, pero este tirón de orejas de Bruselas, nos pareció ya el anticipo de una victoria esperada por todos los internautas y poder ver, en un futuro cercano, una SGAE que proteja a los artistas y que no se dedique en cuerpo y alma a robar a los empresarios. Y

LA VORACIDAD DE LA SGAE PARECE TENER CADA DÍA MENOS LÍMITES LEGALES

do al que hay en el mercado»; par-ticulares, asociándose con «alguna empresa que lo sitúe en internet y apoyándose en la red de locutorios para realizar recargas», y una mo-dalidad denominada móvil étnico enfocada a «clientes inmigrantes que llevan tiempo aquí y hacen llamadas cortas al extranjero con el móvil».

La compañía -que a finales del año pasado adquirió la empresa de te-lecomunicaciones Affinalia- cerró 2010 con una facturación de 26 mi-llones de euros y espera aumentar esta cantidad hasta los 35 millones en 2011 apoyándose, especialmente, en los servicios dirigidos a las pyme porque, tal y como explica Carrasco, «nuestro objetivo es ser capaces de convertirnos en 2011 en el único ope-rador enfocado a la pyme, capaz de facturar todos los servicios en factu-ra única». En este sentido, acaba de firmar un acuerdo con el mayoris-ta Comunicaciones Reunidas para lanzar conjuntamente al mercado un pack de comunicación dirigido a las pequeñas empresas que incluye todos los elementos necesarios para sus telecomunicaciones: centralita y teléfonos IP de Panasonic, ADSL, tarifa plana, número 902 y mante-nimiento.

MÁS PRESENCIA. Además de em-presas y particulares, LCR cuenta con una importante implantación en los locutorios -está presente en 1.500 establecimientos- y pretende continuar ampliando su presencia en este mercado en el que, según Miguel Carrasco, está desapareciendo la competencia. «Con la crisis ha baja-do considerablemente la facturación por cliente pero también han dismi-nuido los actores y hemos cogido más volumen de clientes, lo que nos ha permitido crecer», señala. Y

Miguel Carrasco, director general, en la sede de la empresa

La compañía se funda en 1999 a raíz de la liberalización del sector de las telecomunicaciones. Tiene su sede en Madrid y su director asegura que, por el momento, no tiene intención de abrir oficinas en ninguna otra ciu-dad, aunque está presente en todo el territorio nacional a través de su red de distribución. Cuenta con una plantilla de 70 empleados -entre LCR y recientemente adquirida Affinalia- a la que hay que sumar otras 150 personas entre colaboradores y distribuidores. Miguel Carrasco señala que una de las características que diferencia a LCR de otros operadores es, precisamente, la figura del asesor comercial encargado de informar al consumidor sobre el contrato más idóneo, tarifas y promo-ciones, «un cliente que se siente bien atendido, está fidelizado», añade.

El apunte

El buen trato como seña de identidad