Leccion 18 2013

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IGLESIA PRESBITERIANA DE CRISTO www.iglesiapresbiterianadecristo.cl “La Iglesia que no vive para servir, no sirve para vivir” Iglesia Presbiteriana de Cristo P. Jurídica Nº 742 del 12 de julio de 2004 Chillán Viejo – Yungay – San Carlos 1 LECCIÓN N° 18/2013 15 de Septiembre de 2013 La Biblia y la responsabilidad cívica Lecturas Bíblicas : Romanos 13; Mateo 22:17-21; Marcos 12:14-17; Hechos 4:19; 5:29 OBJETIVOS: - Comprender la responsabilidad cívica del creyente a partir de lo establecido en la Biblia. - Aceptar que el sometimiento cívico de los creyentes está condicionado a obedecer primero a Dios y luego a la autoridad civil siempre que no sea contradictorio. - Interpretar la actitud cívica de Natán, Elías, Micaías, Amós, y Juan El Bautista. 1.- La responsabilidad cívica de los creyentes . A través de las Sagradas Escrituras encontramos un patrón común respecto de lo que debe ser la responsabilidad cívica de los creyentes. Se parte de la base espiritual que nuestra ciudadanía se encuentra en los cielos de donde también esperamos al Salvador, nuestro Señor Jesucristo (Filipenses 3:20), sin embargo mientras desarrollamos nuestra tarea de peregrinos en esta tierra, también adquirimos compromisos ineludibles con el mundo que nos rodea como aquellos establecidos por nuestro Señor Jesucristo en el sentido de ser la sal de la tierra y la luz del mundo. (Mateo 5:13-16). A través de la presencia y el testimonio de vida de los creyentes el mundo circundante debe ser bendecido con la sal de la lealtad y la luz de Cristo que ilumina el único camino de salvación y vida eterna. Por lo anterior es que los creyentes debemos considerar seriamente nuestra ciudadanía celestial como lo expresa el apóstol Pablo a los filipenses, junto a nuestra responsabilidades de embajadores del reino celestial en esta tierra donde el Señor nos permite pasar un breve tiempo de nuestra existencia. 2.- Supremacía de la obediencia: Primero Dios, después los hombres. En la carta a los Romanos capítulo 13 se hace hincapié en obedecer a las autoridades porque su presencia en los cargos de alta responsabilidad han sido establecidos por Dios, de modo que si se desobedece a la autoridad, se desobedece también a Dios. Este pasaje debe ser analizado mediante una sana y rigurosa teología que no permita que confundamos la Soberanía eterna e inescrutable de Dios con la pasajera autoridad que Dios concede a hombres y mujeres que a su tiempo asumen las tareas de gobierno. Es necesario entender, entonces, este pasaje como una instrucción general a la responsabilidad cívica de los creyentes, pero siempre supeditada a la superior voluntad divina, es decir, mientras los mandatos y leyes humanas no entren en contradicción con la voluntad expresa de Dios, nuestro deber es obedecer a nuestras autoridades humanas. 3.- La responsabilidad cívica en la experiencia de los profetas : Los profetas, incluidos hasta Juan el Bautista nos dejan un inequívoco testimonio del significado que para ellos tuvo la autoridad civil y la actitud de denuncia que sin temor asumieron frente a estas autoridades respecto de los pecados cometidos en el ejercicio de sus deberes y la advertencia del castigo de Dios. Aunque esta actitud la vemos en forma recurrente en casi todos los profetas, solo mencionaremos algunos por razones de espacio y tiempo. a) Natán es el encargado de enrostrarle el pecado a David y el consecuente castigo de Dios por su maldad que no pasó inadvertida para Dios. b) Elías, profeta de Dios que ejerce su ministerio en el tiempo del malvado rey Acab y su esposa Jezabel. Por la proliferación de las imágenes y templos de Baal que habían reemplazado los altares de Jehová, Elías se ve forzado a confrontar al rey y anunciarle que viene el castigo de Jehová por la idolatría del rey y que no habrá lluvia en Israel si no es por la voz del profeta. Este período que se extendió por 3 ½ años perjudicó gravemente a Israel ya que sin lluvias aumentó el hambre y el descontento del pueblo, desgracias de las cuales Acab acusaba a Elías. Esta

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“La Iglesia que no vive para servir, no sirve para vivir”

Iglesia Presbiteriana de Cristo P. Jurídica Nº 742 del 12 de julio de 2004

Chillán Viejo – Yungay – San Carlos

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LECCIÓN N° 18/2013 15 de Septiembre de 2013

La Biblia y la responsabilidad cívica

Lecturas Bíblicas : Romanos 13; Mateo 22:17-21; Marcos 12:14-17; Hechos 4:19; 5:29

OBJETIVOS:

- Comprender la responsabilidad cívica del creyente a partir de lo establecido en la Biblia.

- Aceptar que el sometimiento cívico de los creyentes está condicionado a obedecer primero a Dios y luego a la autoridad

civil siempre que no sea contradictorio.

- Interpretar la actitud cívica de Natán, Elías, Micaías, Amós, y Juan El Bautista.

1.- La responsabilidad cívica de los creyentes. A través de las Sagradas Escrituras encontramos un patrón común

respecto de lo que debe ser la responsabilidad cívica de los creyentes. Se parte de la base espiritual que nuestra

ciudadanía se encuentra en los cielos de donde también esperamos al Salvador, nuestro Señor Jesucristo

(Filipenses 3:20), sin embargo mientras desarrollamos nuestra tarea de peregrinos en esta tierra, también

adquirimos compromisos ineludibles con el mundo que nos rodea como aquellos establecidos por nuestro Señor

Jesucristo en el sentido de ser la sal de la tierra y la luz del mundo. (Mateo 5:13-16). A través de la presencia y el

testimonio de vida de los creyentes el mundo circundante debe ser bendecido con la sal de la lealtad y la luz de

Cristo que ilumina el único camino de salvación y vida eterna. Por lo anterior es que los creyentes debemos

considerar seriamente nuestra ciudadanía celestial como lo expresa el apóstol Pablo a los filipenses, junto a

nuestra responsabilidades de embajadores del reino celestial en esta tierra donde el Señor nos permite pasar un

breve tiempo de nuestra existencia.

2.- Supremacía de la obediencia: Primero Dios, después los hombres. En la carta a los Romanos capítulo 13 se

hace hincapié en obedecer a las autoridades porque su presencia en los cargos de alta responsabilidad han sido

establecidos por Dios, de modo que si se desobedece a la autoridad, se desobedece también a Dios. Este pasaje

debe ser analizado mediante una sana y rigurosa teología que no permita que confundamos la Soberanía eterna e

inescrutable de Dios con la pasajera autoridad que Dios concede a hombres y mujeres que a su tiempo asumen las

tareas de gobierno. Es necesario entender, entonces, este pasaje como una instrucción general a la

responsabilidad cívica de los creyentes, pero siempre supeditada a la superior voluntad divina, es decir, mientras

los mandatos y leyes humanas no entren en contradicción con la voluntad expresa de Dios, nuestro deber es

obedecer a nuestras autoridades humanas.

3.- La responsabilidad cívica en la experiencia de los profetas: Los profetas, incluidos hasta Juan el Bautista nos

dejan un inequívoco testimonio del significado que para ellos tuvo la autoridad civil y la actitud de denuncia que

sin temor asumieron frente a estas autoridades respecto de los pecados cometidos en el ejercicio de sus deberes y

la advertencia del castigo de Dios. Aunque esta actitud la vemos en forma recurrente en casi todos los profetas,

solo mencionaremos algunos por razones de espacio y tiempo.

a) Natán es el encargado de enrostrarle el pecado a David y el consecuente castigo de Dios por su maldad que no

pasó inadvertida para Dios.

b) Elías, profeta de Dios que ejerce su ministerio en el tiempo del malvado rey Acab y su esposa Jezabel. Por la

proliferación de las imágenes y templos de Baal que habían reemplazado los altares de Jehová, Elías se ve forzado

a confrontar al rey y anunciarle que viene el castigo de Jehová por la idolatría del rey y que no habrá lluvia en

Israel si no es por la voz del profeta. Este período que se extendió por 3 ½ años perjudicó gravemente a Israel ya

que sin lluvias aumentó el hambre y el descontento del pueblo, desgracias de las cuales Acab acusaba a Elías. Esta

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situación desemboca en el encuentro de los profetas de Baal y Elías en el monte Carmelo, donde se imploraba que

las divinidades enviaran fuego para consumir los sacrificios. Baal nunca envío su fuego a pesar de los sacrificios y

plegarias de sus sacerdotes. El fuego de Jehová consumió la totalidad del sacrificio presentado por Elías, en virtud

de lo cual el pueblo creyó y persiguió a los sacerdotes idólatras degollándolos en número de, en el arroyo de

Cisón. Esta situación provocó la ira de Jezabel que prometió hacer lo mismo con Elías, el que huyó al desierto

donde se ocultó por algún tiempo.

c) Micaías también profetisa en tiempos del rey Acab, rey de Israel (Reino del Norte) y con ocasión de que Acab

pidió ayuda al rey de Judá Josafat para recuperar los territorios de Ramot de Galaad en poder de los asirios,

Josafat pide un pronunciamiento de un verdadero profeta de Dios, cuando Micaías es instado a presentarte

delante de los reyes se le advierte que todos les han profetizado para bien en cuanto al resultado de la operación

bélica en la que se pretende recuperar los territorios antes señalados, por lo cual se le pide que él no sea la voz

disonante frente a la situación. Sin embargo, Micaías termina profetizando la muerte de Acab en dicha batalla,

razón por la cual es encerrado en la cárcel. La batalla concluye precisamente con la muerte de Acab.

d) Amós, quien presentó su mensaje en tiempos de Jeroboam II, rey de Israel, y de Uzías, rey de Judá. Al mismo

tiempo, la idolatría floreció y el estado moral de la sociedad cayó a un punto mínimo, mientras los ricos oprimían a

los pobres y los jueces vendían la justicia al mejor postor (2:6, 7; 3:10, 15; 4:1; 5:7-13; 6:4-6; 8:4- 6). Ni los

gobernantes ni el pueblo del reino del norte se daban cuenta de que su nación estaba vacilando al borde mismo

de la catástrofe, y que 40 años más tarde la nación dejaría de existir y su pueblo sería llevado a la cautividad asiria.

En estas circunstancias el Señor envió a Amós, y un poco más tarde a Oseas, como profetas para advertir al reino

del norte de su destino inminente y ofrecerles una oportunidad final de enmendar sus caminos perversos. Amós

llevó su mensaje al centro de la adoración apóstata, Betel, la capital religiosa del reino del norte. Allí Amasías, el

sumo sacerdote de Betel, procuró intimidar al profeta y hacerlo salir del país (vs 10- 17).

e) Juan el Bautista. Tal vez considerado el último de los profetas podríamos decir que nunca tuvo dudas de la

responsabilidad cívica que le correspondía y denunció permanentemente la situación de adulterio de Herodes que

se había quedado con Herodías la mujer de su hermano Felipe. Pagó con su vida el precio de la valentía de

denunciar el pecado de sus autoridades.

TALLER 1.- Comentar el carácter de la recomendación que el apóstol Pablo efectúa en el capítulo 13 de la carta a los

Romanos. ¿Hasta dónde llega dicha obediencia? ¿Cuál es el límite? ¿O es ilimitada e incondicional? Explicar.

2.- ¿Bajo qué circunstancias la obediencia a la autoridad se hace impracticable? Citar algunos ejemplos históricos o

circunstanciales.

3.- Analizar brevemente la actitud de los profetas mencionados frente a las autoridades de su tiempo ¿Fueron

obedientes? ¿Qué motivó su falta de sumisión a las autoridades de su tiempo?