Lectu Ra

228
Prólogo Para iniciar, hay que reconocer la visión de Marcos, como maestro preocupado por las necesidades de los estudiantes: antes que oficialmente se declarara, en nuestro Perú, la emergencia educativa; él ya había iniciado el esfuerzo por incrementar o mejorar paulatinamente los niveles de comprensión lectora del estamento estudiantil. Lo hizo en el año 2000, presentando el proyecto educativo "Las Mil y Una Maravillas de la Lectura", en la décima Feria Escolar Nacional de Ciencia y Tecnología. Hoy, con el mismo título, nos presenta este libro que si bien está diseñado para trabajar en base a los niveles de comprensión lectora que propone Danilo Sánchez, también favorece la aplicación de estrategias a desarrollar antes, durante y después de cada una de las lecturas seleccionadas, como proponen los actuales manuales de comprensión lectora del Ministerio de Educación; y a su vez permite la comprensión literal del contenido textual, motiva la formulación de hipótesis, propicia la inferencia de información y promueve la criticidad acerca del texto mismo. Además, tomando el aporte del libro "La Aventura de Leer" de Gelber Becerra Linares, favorece de una manera muy natural, el desarrollo de procesos de investigación, a partir de la temática y de las ideas principales del texto. Para continuar esta humilde apreciación, es menester considerar que esta selección de textos toma situaciones de la vida cotidiana, tan sencillas, tan menudas; y a la vez tan crueles, tan dolorosas, que parecen pertenecer a realidades diferentes a las que viven los protagonistas. Además las fichas de comprensión lectora le dan al presente libro, un carácter autoinstructivo, a pesar que no está prioritariamente diseñado para ello; lo que le permite convertirse, con una buena mediación del docente, en una eficaz herramienta para el aprendizaje de la lectura comprensiva. Hay un aspecto muy importante que hay que resaltar en el trabajo realizado por Marcos, para la elaboración de las fichas de comprensión de los textos seleccionados. Es la gran calidad en la estrategia para aprovechar el tema y las ideas del texto para

Transcript of Lectu Ra

PrlogoPara iniciar, hay que reconocer la visin de Marcos, como maestro preocupado por las necesidades de los estudiantes: antes que oficialmente se declarara, en nuestro Per, la emergencia educativa; l ya haba iniciado el esfuerzo por incrementar o mejorar paulatinamente los niveles de comprensin lectora del estamento estudiantil. Lo hizo en el ao 2000, presentando el proyecto educativo "Las Mil y Una Maravillas de la Lectura", en la dcima Feria Escolar Nacional de Ciencia y Tecnologa.Hoy, con el mismo ttulo, nos presenta este libro que si bien est diseado para trabajar en base a los niveles de comprensin lectora que propone Danilo Snchez, tambin favorece la aplicacin de estrategias a desarrollar antes, durante y despus de cada una de las lecturas seleccionadas, como proponen los actuales manuales de comprensin lectora del Ministerio de Educacin; y a su vez permite la comprensin literal del contenido textual, motiva la formulacin de hiptesis, propicia la inferencia de informacin y promueve la criticidad acerca del texto mismo. Adems, tomando el aporte del libro "La Aventura de Leer" de Gelber Becerra Linares, favorece de una manera muy natural, el desarrollo de procesos de investigacin, a partir de la temtica y de las ideas principales del texto.Para continuar esta humilde apreciacin, es menester considerar que esta seleccin de textos toma situaciones de la vida cotidiana, tan sencillas, tan menudas; y a la vez tan crueles, tan dolorosas, que parecen pertenecer a realidades diferentes a las que viven los protagonistas. Adems las fichas de comprensin lectora le dan al presente libro, un carcter autoinstructivo, a pesar que no est prioritariamente diseado para ello; lo que le permite convertirse, con una buena mediacin del docente, en una eficaz herramienta para el aprendizaje de la lectura comprensiva.Hay un aspecto muy importante que hay que resaltar en el trabajo realizado por Marcos, para la elaboracin de las fichas de comprensin de los textos seleccionados. Es la gran calidad en la estrategia para aprovechar el tema y las ideas del texto para propiciar la investigacin de una manera muy creativa y productiva. Adems, el autor propicia la creatividad, proponiendo actividades posteriores a la lectura que permiten a los estudiantes realizar dibujos, lneas de tiempo, actividades dramticas, entre otras tareas de desarrollo personal.Marcos, es como la hormiga de Cronwell Jara, que a pesar de tantos obstculos para llegar al principio del comienzo, no cesa en su empeo por iniciarse en la difcil aventura de escribir para alumbrar un libro. En este caso nos presenta una seleccin de textos con su correspondiente ficha de comprensin de lectura, para ofrecerla a estudiantes y docentes de primer grado de Educacin Secundaria, con la finalidad que tengan en sus manos una herramienta que les permita elevar su nivel de comprensin lectora.Marcos, necesita de "viejas hormigas de blancas barbas" para no matarle ni truncarle su imaginacin. Los jvenes como l, necesitan del aliento que les permita contar con sus "gotas de fe, perseverancia, paciencia e imaginacin". Acompaemos la experiencia valiente que hoy nos ofrece para honra de nuestro luchador pueblo de Tambogrande.Y finalmente, junto con l, los invito a hacer prctica diaria sus propias palabras: "El camino que todos debemos empezar a transitar para reencontrarnos con nosotros mismos, es la lectura".Ramn Eduardo Garca Alama.Director de la II. EE Coronel "Andrs Rzuri" N 15018TambograndePresentacinEl ao 2000, present "Las mil y una maravillas de la lectura" como un proyecto educativo en la X Feria Escolar de Ciencia y Tecnologa. La investigacin comprendi a alumnos y alumnas del primer grado de educacin secundaria del Colegio Nacional Coronel "Andrs Rzuri" N 15018 del distrito de Tambogrande, provincia de Piura. Su objetivo general fue incrementar o mejorar paulatinamente los niveles de comprensin lectora de los estudiantes.Transcurridos varios aos, hoy presento el libro titulado "Las mil y una maravillas de la lectura" -Antologa de textos para el primer grado de educacin secundaria". Abarca quince trabajos literarios de autores nacionales y extranjeros: "El vuelo de los cndores" de Abraham Valdelomar Pinto, "El ro, los hombres y las balsas" de Ciro Alegra Bazn, "Los desesperados recursos de un hambriento" de Gabriel Garca Mrquez, "El sueo del pongo" de Jos Mara Arguedas Altamirano, "La primera cacera" de Arthur Gordon, "El nio de junto al cielo" de Enrique Congrains Martn, "Paco Yunque" de Csar Abraham Vallejo Mendoza, "Los gallinazos sin Plumas" de Julio Ramn Ribeyro Ziga, entre otros. Todos tienen como complemento una GUA DE CONTROL DE LECTURA que incluye preguntas en los niveles: literal, retencin, inferencial, crtica, etc., con el objetivo de que el discente no slo se contente con pasar la vista por lo escrito, sino, que profundice en la comprensin e interpretacin del mensaje recibido; convirtindolo en un lector crtico, reflexivo y creador.Es mi intencin que el presente esfuerzo cultural contine estimulando el amor por el acto de leer; ya que ste, como autentica manifestacin social y humana que es, contribuye enormemente en el desarrollo de las facultades mentales; nos comunica con autores que son parte de las actuales y, tambin, pasadas generaciones; aviva el espritu y los sentimientos; nos hace conscientes de la cruda realidad que vivimos e incita a transformarla; La lectura es, quiz, el camino que todos debemos empezar a transitar para reencontrarnos con nosotros mismos, con los verdaderos valores humanos, con nuestra historiaEL AUTORPor qu el nombre de "Las mil y una maravillas de la lectura"?Porque la lectura como proceso intelectual trae consigo variadas consecuencias positivas en el devenir cotidiano del ser humano, permitindole mejores formas y condiciones de vida.La persona que considera en sus actividades diarias la lectura como una accin libre y constante accede a un mundo de preeminencias:Incrementa su vocabulario, incorporando palabras nuevas y emplendolas en todos sus actos de habla.Adquiere y practica valores en su contexto social -cultural (Libertad, justicia, fraternidad, etc.)Toma conciencia de la realidad poltico -social que vive y aporta ideas desde su contexto para solucionar la problemtica que le rodea.Mejora sus relaciones interpersonales porque siempre busca la comunicacin como medio para solucionar problemas.Ampla su mundo cultural (conocimientos, costumbres, usos, creencias, tradiciones, leyendas, idiosincrasia, religin, idioma) posibilitndole un mejor desenvolvimiento en su espacio local.Aumenta su rendimiento acadmico en reas diversas como: comunicacin, ciencias sociales, matemtica, otras.Desarrolla sus facultades intelectuales: inteligencia, memoria, imaginacin, razonamiento, anlisis.Se supera notablemente en la escritura correcta de palabras.Qu se entiende por la palabra LEER?"LEER es pasar el sentido de la vista por un texto escrito y efectuar un esfuerzo intelectual por comprender el mensaje contenido en un cdigo de signos".Estimado alumnoLeer es la bsqueda de la esencia del texto. Consiste en apoderarnos de la idea o mensaje escondido detrs de los signos escritos. Para ello, debemos responder conscientemente a todo un conjunto de interrogantes: Quin escribi el texto?, Por qu lo escribi?, Qu personas intervienen?, Qu relacin tiene lo dicho en el texto con la realidad que vivo?, Cul es la intencin del autor del texto? , etc.Otras definiciones"Proceso humano fundamental que permite el perfeccionamiento de las facultades intelectuales mediante la decodificacin de mensajes provenientes de la realidad"."la lectura es un proceso por el cual tenemos acceso al conocimiento y experiencia humana que nos es propia, porque surge del fondo de nosotros mismos, motivada por un conjunto de contenidos que se dan en todo tipo de lenguajes; particularmente, en el lenguaje escrito que se presenta en los libros o cualquier medio impreso.(1)SNCHEZ LIHON, Danilo: "La aventura de leer". Serie perulibros, edicin 1988, pg. 10.Sugerencia metodolgicaA manera de pauta metodolgica, sugiero que el estudiante antes de emprender el proceso de la lectura de un determinado texto explore en su estructura mental y exponga libremente la informacin o datos que posea sobre el mismo (por ejemplo, la resea biogrfica y obras del autor, ideas que derivan del ttulo, otros). Luego, el docente lleve a cabo la LECTURA ATENTA Y A VIVA VOZ (textos cortos), enfatizando la pronunciacin, entonacin, timbre. Como actividad posterior, propongo que profesor y alumnos (as) visualicen y expliquen el significado contextual de las palabras "nuevas". Seguidamente, es importante desarrollar la LECTURA Y COMENTARIO DE PRRAFOS, asimismo, predisponer al colegial para que organice con sus propias palabras el RESUMEN DEL TEXTO, considerando los hechos e ideas ms esenciales.Todas las secuencias didcticas anteriores (exploracin, lectura atenta y a viva voz, significado contextual, lectura y comentario de prrafos, resumen) preparan anmica e intelectualmente al escolar para empezar a resolver las preguntas de acuerdo a los niveles de comprensin lectora: literal, retencin, inferencial, crtica, etc.Sugiero que cada alumno adems de su libro "Las mil y una maravillas de la lectura" cuente con un cuaderno de trabajo que le va a permitir ampliar otras actividades derivadas de la gua de control como por ejemplo: anotar el significado de palabras (vocabulario), elaborar esquemas, investigar temas, dibujos, etc.ABRAHAM VALDELOMAR PINTOEl VUELO DE LOS CNDORESUn estremecimiento recorri todos mis nervios. Dos hombres de casaca roja pusieron en el circo, uno frente a otro unos estrados altos, altsimos, que llegaban hasta tocar la carpa. Dos trapecios colgados del centro mismo de sta oscilaban. Son la tercera campanada y apareci entre dos artistas Miss Orqudea, con su apacible sonrisa; lleg al centro, salud graciosamente, colgse de una cuerda y la ascendieron al estrado. Parse en l delicadamente, como una golondrina en un alero breve. La prueba consista en que la nia tomase el trapecio, que pendiendo del centro le acercaban con unas cuerdas a la mano, y, colgada de l, atravesara el espacio, donde otro trapecio la esperaba, debiendo en la gran altura cambiar de trapecio y detenerse nuevamente en el estrado opuesto.Se dieron las voces, se solt el trapecio opuesto, y en el suyo la nia se lanz mientras el bombo -detenida la msica-produca un ruido siniestro y montono. Qu miedo, qu dolorosa ansiedad! Cunto habra dado yo porque aquella nia rubia y triste no volase! Serenamente realiz la peligrosa hazaa. El pblico silencioso y casi inmvil la contemplaba, y cuando la nia se instal nuevamente en el estrado y salud, segura de su triunfo, el pblico la aclam con vehemencia. La aclam mucho. La nia baj, el pblico segua aplaudiendo. Ella, para agradecer, hizo unas pruebas difciles en la alfombra, se curv, su cuerpecito se retorca como un aro, y enroscada, giraba, giraba como un extrao monstruo, el cabello despeinado, el color encendido. El pblico aplauda ms y ms. El hombre que la traa en el muelle de la mano habl algunas palabras con los otros. La prueba iba a repetirse.Nuevas aclamaciones. La pobre nia obedeci al hombre adusto casi inconscientemente. Subi. Se dieron las voces. El pblico enmudeci, el silencio se hizo en el circo y yo haca votos, con los ojos fijos en ella, porque saliese bien de la prueba Son una palmada y Miss Orqudea se lanz Qu le pas a la pobre nia? Nadie lo saba. Cogi mal el trapecio, se solt a destiempo, titube un poco, dio un grito profundo, horrible, pavoroso y cay como una avecilla herida en el vuelo, sobre la red del circo, que la salv de la muerte. Rebot en ella varias veces. El golpe fue sordo. La recogieron, escupi y vi mancharse de sangre su pauelo, perdida en brazos de esos hombres y en medio del clamor de la multitud.Pap nos hizo salir, cruzamos las calles, tomamos el cochecito y yo, mudo y triste, oyendo los comentarios, no s qu cosa pensaba contra esa gente. Por primera vez comprend entonces que haba hombres muy malos.Gua de control de lecturaANTES DE LEER:Has odo hablar del cuento "El vuelo de los cndores"?Sobre qu tratar este cuento?Quin o quines sern sus protagonistas?LECTURA LITERALQuines pusieron en el circo, uno frente a otro unos estrados altos, altsimos, que llegaban hasta tocar la carpa?__________________________________-________________________________________________La nia Mis Orqudea parse en el estrado delicadamente, como si fuera:a. Una lora en un alero breve.b. Una serpiente en un alero breve.c. Una golondrina en un alero breve.d. Una mona en un alero breve.La prueba iba a repetirse, a quin la pobre nia obedeci casi inconscientemente?a. Al hombre pendencierob. Al hombre adustoc. Al hombre buenod. Al hombre extraoCon ayuda de tu diccionario encuentra el significado de las siguientes palabras:ADUSTO:__________________________________________APACIBLE:__________________________________________ESTRADO:_____________________________________________________MONTONO:___________________________________________________PAVOROSO:______________________________SINIESTRO:_________________________________________TRAPECIO:______________________________________VEHEMENCIA:______________________________________________________RETENCIN DE LECTURARecuerda y anota algunas caractersticas personales de la nia Miss Orqudea.____________________________________________________________________________Cul es el prrafo o parte que ms te ha gustado o impresionado de la lectura?_______________________________________________________CIRO ALEGRA BAZNEL RO, LOS HOMBRES Y LAS BALSASPor donde el Maran rompe las cordilleras en un voluntarioso afn de avance, la sierra peruana tiene la bravura de puma acosado. Con ella en torno, no es cosa de andar al descuido.Cuando el ro carga, brama contra las peas invadiendo la amplitud de las playas y cubriendo el pedrero. Corre burbujeando, rugiendo en las torrenteras y recodos, ondulando en los espacios llanos, untuosos y ocres de limo fecundo, en cuyo acre hedor descubre el instinto rudas potencialidades germinales. Un rumor profundo que palpita en todos los mbitos, denuncia la creciente mxima que ocurre en febrero. Entonces uno siente respeto hacia la correntada y entiende su rugido como una advertencia personal.Nosotros, los cholos del Maran, escuchamos su voz con el odo atento. No sabemos dnde nace ni dnde muere este ro que nos matara si quisiramos medirlo con nuestras balsas, pero ella nos habla claramente de su inmensidad.Las aguas pasan arrastrando palizadas que llegan de una orilla a la otra. Troncos que se contorsionan como cuerpos, ramas desnudas, chamiza y hasta piedras navegan en hacinamientos informes, aprisionando todo lo que hallan a su paso. Ay de la balsa que sea cogida por una palizada! Se enredar en ella hasta ser estrellada contra un recodo de peas o sorbida por un remolino, junto con el revoltijo de palos, como si se tratara de una cosa intil.Cuando los balseros las ven acercarse negreando sobre la corriente, tiran de bajada por el ro, bogando a matarse, para ir a recalar en cualquier playa propicia. A veces no miden bien la distancia al sesgar, y son siempre cogidos por uno de los extremos. Sucede tambin que las han visto cuando ya estn muy cerca, si es que los palos hmedos vienen a media agua, y entonces se entregan al acaso Tiran las palas -esos remos anchos que cogen las aguas como atragantndose - y se ajustan los calzones de bayeta para luego piruetear cogidos de los maderos o esquivarlos entre zambullidas hasta salir o perderse para siempre.Los tremendos cielos invernales desatan broncas tormentas que desploman y muerden las pendientes de las cordilleras y van a dar, ahondando an ms lo pliegues de la tierra, a nuestro Maran. El ro es un ocre de mundos.

GUA DE CONTROL DE LECTURAANTES DE LEER:Por qu el texto se llama "El ro, los hombres y las balsas"?Cul ser el tema del texto?Quin ser su protagonista?LECTURA LITERALVOCABULARIO: Identifica el significado de las siguientes palabras:Acosado._____________________________________________________Bayeta:__________________________________________________________________Broncas:_______________________________________________________________________Ocre:_____________________________________________________________Palizada:_______________________________________________________________Pea:____________________________________________________________________Recodo:__________________________________________________________________Revoltijo:___________________________________________________________________Srdida:__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________RETENCIN DE LECTURAQuin es el autor de este fragmento?______________________________________________________________________Quin tiene la bravura de puma acosado?___________________________________________________________________En qu mes del ao el ro aumenta su caudal?____________________________________________________________________________Qu hacen los "Cholos" del Maran cundo el ro se carga?__________________________________________________________________COMPRENSION DE LECTURAQu sucede cuando la balsa es cogida por una palizada? Explica.____________________________________________________________________________________Qu hacen los balseros cuando ven acercarse troncos que se contorsionan? Explica________________________________________LECTURA CRTICAT crees que la naturaleza castiga a los "cholos" del Maran? Por qu?_________________________________________________________________________________________________Por qu el ro aumenta su caudal en el mes de febrero y no en otro mes? Explica.________________________________________________________________________________Si fueras balsero, cmo afrontaras un peligro parecido al texto ledo?________________________________________________________________CREATIVIDADInsprate y crea un poema en el que des aliento y esperanza a los balseros del Maran.________________________________________________________________________________PARA INVESTIGARConsigue o dibuja el mapa del Per y colorea el/los departamento (s) donde se encuentra el ro Maran. Tambin, puedes agregar informacin sobre su longitud, afluentes, etc.

GABRIEL GARCA MRQUEZLOS DESESPERADOS RECURSOS DE UN HAMBRIENTO(Fragmento perteneciente al libro: "Historia de un nufrago")Si uno se acuesta en una plaza con la esperanza de capturar una gaviota, puede estarse all toda la vida sin lograrlo. Pero a cien millas de la costa es distinto. Las gaviotas tienen afinado el instinto de conservacin en tierra firme. En el mar son animales confiados.Yo estaba tan inmvil que probablemente aquella gaviota pequea y juguetona que se pos en mi muslo crey que estaba muerto. Yo la estaba viendo en mi muslo. Me picoteaba el pantaln, pero no me haca dao. Segu deslizando la mano. Bruscamente, en el instante preciso en que la gaviota se dio cuenta del peligro y trat de levantar el vuelo, la agarr por un ala, salt al interior de la balsa y me dispuse a devorarla.Cuando esperaba que se posara en mi muslo, estaba seguro de que si llegaba a capturarla me la comera viva, sin quitarle las plumas. Estaba hambriento y la misma idea de la sangre del animal me exaltaba la sed. Pero cuando ya la tuve entre las manos, cuando sent la palpitacin de su cuerpo caliente, cuando vi sus redondos y brillantes ojos pardos, tuve un momento de vacilacin.Cierta vez estaba yo en cubierta con una carabina, tratando de cazar una de las gaviotas que seguan el barco. El jefe de armas del destructor, un marinero experimentado, me dijo: "No seas infame. La gaviota para el marinero es como ver tierra. No es digno de un marinero matar una gaviota". Yo me acordaba de aquel momento, de las palabras del jefe de armas, cuando estaba en la balsa con la gaviota capturada, dispuesto a darle muerte y despresarla. A pesar de que llevaba cinco das sin comer, las palabras del jefe de armas resonaban en mis odos, como si las estuviera oyendo. Pero en aquel momento el hambre era ms fuerte que todo. Le agarr fuertemente la cabeza al animal y empec a torcerle el pescuezo, como a una gallina.Era demasiado frgil. A la primera vuelta sent que se le destrozaron los huesos del cuello. A la segunda vuelta sent su sangre, viva y caliente, chorrendome por entre los dedos. Tuve lstima. Aquello pareca un asesinato. La cabeza, an palpitante, se desprendi del cuerpo y qued latiendo en mi mano.El chorro de sangre en la balsa soliviant a los peces. La blanca y brillante panza de un tiburn pas rozando la borda. En ese instante, un tiburn, enloquecido por el olor de la sangre, puede cortar de un mordisco una lmina de acero. Como sus mandbulas estn colocadas debajo del cuerpo, tiene que voltearse para comer. Pero como es miope y voraz, cuando se voltea panza arriba arrastra todo lo que encuentre a su paso. Tengo la impresin de que en ese momento el tiburn trat de embestir la balsa. Aterrorizado, le ech la cabeza de la gaviota y vi, a pocos centmetros de la borda, la tremenda rebatia de aquellos animales enormes que se disputaban una cabeza de gaviota, ms pequea que un huevo.Lo primero que trat de hacer fue desplumarla. Era excesivamente liviana y los huesos tan frgiles que podan despedazarse con los dedos. Trataba de arrancarle las plumas, pero estaban adheridas a la piel, delicada y blanca, de tal modo que la carne se desprenda con las plumas ensangrentadas. La sustancia negra y viscosa en los dedos me produjo una sensacin de repugnancia.Es fcil decir que despus de cinco das de hambre uno es capaz de comer cualquier cosa. Pero por muy hambriento que uno est siente asco de un revoltijo de plumas de sangre caliente, con un intenso olor a pescado crudo y a sarna.Al principio, trat de desplumarla cuidadosamente, con cierto mtodo. Pero no contaba con la fragilidad de su piel. Quitndole las plumas empez a deshacrseme entre las manos. La lav dentro de la balsa. La despres de un solo tirn y la presencia de sus rosados intestinos, de sus vsceras azules, me revolvi el estmago. Me llev a la boca una hilaza de muslo, pero no pudo tragarlo. Era simple. Me pareci que estaba masticando una rana. Sin poder disimular la repugnancia, arroj el pedazo que tena en la boca y permanec largo rato inmvil, con aquel repugnante amasijo de plumas y huesos sangrientos en la mano.Lo primero que se me ocurri que aquello que no poda comerme me servira de carnada. Pero no tena ningn elemento de pesca. Si al menos hubiera tenido un alfiler. Un pedazo de alambre. Pero no tena nada distinto de las llaves, el reloj, el anillo y las tres tarjetas del almacn de Mobile.Pens en el cinturn. Pens que poda improvisar un anzuelo con la hebilla. Pero mis esfuerzos fueron intiles. Era imposible improvisar un anzuelo con el cinturn. Estaba anocheciendo y los peces, enloquecidos por el olor de la sangre, daban saltos en torno a la balsa. Cuando oscureci por completo arroj al agua los restos de la gaviota y me acost a morir. Mientras preparaba el remo para acostarme oa la sorda guerra de los animales disputndose los huesos que no me haba podido comer.Creo que esa noche hubiera muerto de agotamiento y desesperacin. Un viento fuerte se levant desde las primeras horas. La balsa daba tumbos, mientras yo, sin pensar siquiera en la precaucin de amarrarme a los cabos, yaca exhausto dentro del agua, apenas con los pies y la cabeza fuera de ella.Pero despus de la medianoche hubo un cambio: sali la luna. Desde el da del accidente fue la primera noche. Bajo la claridad azul, la superficie del mar recobra un aspecto espectral. Esa noche no vino Jaime Manjarrs. Estuve solo, desesperado, abandonado a mi suerte en el fondo de la balsa.Sin embargo, cada vez que se me derrumbaba el nimo, ocurra algo que me haca renacer mi esperanza. Esa noche fue el reflejo de la luna en las olas. El mar estaba picado y en cada ola me pareca ver la luz de un barco. Haca dos noches que haba perdido las esperanzas de que me rescatara un barco. Sin embargo, a todo lo largo de aquella noche transparentada por la luz de la luna -mi sexta noche en el mar- estuve escrutando el horizonte desesperadamente, casi con tanta intensidad y tanta fe como en la primera. Si ahora me encontrara en las mismas circunstancias morira de desesperacin: ahora s que la ruta por donde navega la balsa no es ruta de ningn barco.GUA DE CONTROL DE LECTURAANTES DE LEER:Imaginas sobre qu tratar el texto?En qu lugar o ambiente se desarrollarn los hechos?LECTURA LITERALVOCABULARIO: Con ayuda del diccionario encuentra el significado de las palabras siguientes. Ten en cuenta que el significado se ajuste al contexto oracional.

RETENCIN DE LECTURAEn tu cuaderno de trabajo, anota el significado de: voraz, embestir, rebatia, adheridas (adherir), viscosa, repugnancia, revoltijo, tumbos, yaca (yacer), exhausto, escrutando (escrutar).Qu acontecimiento o experiencia pasada record el nufrago antes de dar muerte a la gaviota?______________________________________________________________Qu parte de la gaviota arroj el nufrago al mar que produjo una rebatia entre aquellos animales enormes?__________________________________________________________________________________________Al hombre nufrago siempre le suceda algo que le haca renacer la esperanza, en su sexta noche en el mar qu cosa le ocurri?__________________________________________________________COMPRENSIN DE LECTURALee bien las oraciones que siguen y anota lo que comprendes:Me acost a morir:__________________________________________________________________________El mar estaba picado: ___________________________________________________________________________________LECTURA INFERENCIALCrees que un ser humano pueda soportar cinco das perdido en el extenso mar azul sin beber y sin comer alimentos? Explica tu respuesta.____________________________________________________________El hombre demostr ser fuerte o dbil de nimo y esperanzas? Qu opinas?_______________________________________________________CREATIVIDADCmo imaginas el final del relato? El hombre muere o logra salvarse?__________________________________________________________Cmo imaginas el aspecto fsico y espiritual del hombre perdido en el mar sin comer y beber durante cinco largos das? Anota algunas ideas.Aspecto fsicoAspecto espiritual

Flaco

Asustado

PARA INVESTIGARCon el propsito de completar tu informacin, consigue y lee el libro "Historia de un nufrago" de Gabriel Garca Mrquez.JOS MARA ARGUEDAS ALTAMIRANOEL SUEO DEL PONGOUn hombrecito se encamin a la casa -hacienda de su patrn. Como era siervo iba a cumplir el turno de pongo, de sirviente en la gran residencia. Era pequeo, de cuerpo miserable, de nimo dbil, todo lamentable; sus ropas viejas.El gran seor, patrn de la hacienda, no pudo contener la risa cuando el hombrecito lo salud en el corredor de la residencia.Eres gente u otra cosa? -le pregunt delante de todos los hombres y mujeres que estaban de servicio.Humillndose, el pongo no contest. Atemorizado, con los ojos helados, se qued de pie.A ver! -dijo el patrn -por lo menos sabr lavar ollas, siquiera podr manejar la escoba, con esas sus manos que parece que no son nada. Llvate esta inmundicia! -orden al mandn de la hacienda.Arrodillndose, el pongo le bes las manos al patrn y, todo agachado, sigui al mandn hasta la cocina.El hombrecito tena el cuerpo pequeo, sus fuerzas eran sin embargo como las de un hombre comn. Todo cuanto le ordenaban hacer lo haca bien. Pero haba un poco como de espanto en su rostro; algunos siervos se rean de verlo as, otros lo compadecan. "Hurfano de hurfanos; hijo del viento de la luna debe ser el fro de sus ojos, el corazn pura tristeza", haba dicho la mestiza cocinera, vindolo.El hombrecito no hablaba con nadie; trabajaba callado; coma en silencio. Todo cuanto le ordenaban, cumpla. "S, papacito; s, mamacita", era cuanto sola decir.Quiz a causa de tener una cierta expresin de espantado, y por su ropa tan haraposa y acaso, tambin, porque no quera hablar, el patrn sinti un especial desprecio por el hombrecito. Al anochecer, cuando los siervos se reunan para rezar el Ave Mara, en el corredor de la casa -hacienda, a esa hora, el patrn martirizaba siempre al pongo delante de toda la servidumbre; lo sacuda como a un trozo de pellejo.Lo empujaba de la cabeza y lo obligaba a que se arrodillara y, as, cuando ya estaba hincado, le daba golpes suaves en la cara.- Creo que eres perro. Ladra! -le deca.El hombrecito no poda ladrar.- Ponte en cuatro patas -le ordenaba entonces.El pongo obedeca, y daba unos pasos en cuatro pies.- Trota de costado, como perro -segua ordenndole el hacendado.El hombrecito saba correr imitando a los perros pequeos de la puna.El patrn rea de muy buena gana; la risa le sacuda todo el cuerpo.Regresa! -le gritaba cuando el sirviente alcanzaba trotando el extremo del gran corredor.El pongo volva, corriendo de costadito. Llegaba fatigado.Algunos de sus semejantes, siervos, rezaban mientras tanto el Ave Mara, despacio rezaban, como viento interior en el corazn.Alza las orejas ahora, vizcacha! Vizcacha eres! -mandaba el seor al cansado hombrecito-. Sintate en dos patas; empalma las manos.Como si en el vientre de su madre hubiera sufrido la influencia modelante de alguna vizcacha, el pongo imitaba exactamente la figura de uno de estos animalitos, cuando permanecen quietos, como orando sobre las rocas. Pero no poda alzar las orejas. Entonces algunos de los siervos de la hacienda se echaban a rer.Golpendolo con la bota, sin patearlo fuerte, el patrn derribaba al hombrecito sobre el piso de ladrillos del corredor.Recemos el padrenuestro -deca luego el patrn a sus indios, que esperaban en fila.El pongo se levantaba a pocos, y no poda rezar porque no estaba en el lugar que le corresponda ni ese lugar corresponda a nadie.En el oscurecer, los siervos bajaban del corredor al patio y se dirigan al casero de la hacienda.-Vete, pancita! -sola ordenar, despus, el patrn al pongo.Y as, todos los das, el patrn haca revolcarse a su nuevo pongo, delante de la servidumbre. Lo obligaba a rerse, a fingir llanto. Lo entreg a la mofa de sus iguales, los colonos (*).Pero.una tarde, a la hora del Ave Mara, cuando el corredor estaba colmado de toda la gente de la hacienda, cuando el patrn empez a mirar al pongo con sus densos ojos, ese, ese hombrecito, habl muy claramente. Su rostro segua un poco espantado.-Gran seor, dame tu licencia; padrecito mo, quiero hablarte -dijo.El patrn no oy lo que oa.-Qu? T eres quien ha hablado u otro? -pregunt.Tu licencia, padrecito, para hablarte. Es a ti a quien quiero hablarte -repiti el pongo._____________________________________________________________________(*) Indio que pertenece a la hacienda.Habla si puedes -contest el hacendado.Padre mo, seor mo, corazn mo -empez a hablar el hombrecito-. So anoche que habamos muerto los dos, juntos; juntos habamos muerto.Conmigo? T? Cuenta todo, indio - le dijo el gran patrn.Qu? Qu dices? -interrog el hacendado.Como ramos hombres muertos, seor mo, aparecimos desnudos, los dos, juntos; desnudos ante nuestro gran padre San Francisco.Y despus? Habla! -orden el patrn, entre enojado e inquieto por la curiosidad.Vindonos muertos, desnudos, juntos, nuestro gran padre San Francisco nos examin con sus ojos que alcanzan y miden no sabemos hasta qu distancia. Y a ti y a m nos examinaba, pesando, creo, el corazn de cada uno y lo que ramos y lo que somos. Como hombre rico y grande, t enfrentabas esos ojos, padre mo.Y t?No puedo saber cmo estuve, gran seor. Yo no puedo saber lo que valgo.Bueno. Sigue contando.Entonces, despus nuestro Padre dijo con su boca: "De todos los ngeles, el ms hermoso, que venga. A ese incomparable que lo acompae otro ngel pequeo, que sea tambin el ms hermoso. Que el ngel pequeo traiga una copa de oro, y la copa de oro llena de la miel de chancaca ms transparente".Y entonces? -preguntaba el patrn.Los indios siervos oan, oan al pongo, con atencin sin cuenta pero temerosos.Dueo mo: apenas nuestro gran padre San Francisco dio la orden, apareci un ngel, brillando, alto como el sol; vino hasta llegar delante de nuestro Padre, caminando despacito. Detrs del ngel mayor marchaba otro pequeo, bello, de suave luz como el resplandor de las flores. Traa en las manos una copa de oro.-Y entonces? -repiti el patrn."ngel mayor: cubre a este caballero con la miel que est en la copa de oro; que tus manos sean como plumas cuando pasen sobre el cuerpo del hombre", diciendo, orden nuestro gran Padre. Y as, el ngel excelso, levantando la miel con sus manos, enluci tu cuerpecito, todo, desde la cabeza hasta las uas de los pies. Y te erguiste, solo; en el resplandor del cielo la luz de tu cuerpo sobresala, como si estuviera hecho de oro transparente.

Leer ms: http://www.monografias.com/trabajos94/antologia-textos-lectura-primer-grado-educacion-secundaria/antologia-textos-lectura-primer-grado-educacion-secundaria.shtml#ixzz32lAAFM9SAs tena que ser -dijo el patrn, y luego pregunt: -Y a ti? Cuando t brillabas en el cielo, nuestro gran padre San Francisco volvi a ordenar: "Que de todos los ngeles del cielo venga el de menos valer, el ms ordinario. Que ese ngel traiga en un tarro de gasolina excremento humano".

-Y entonces? Un ngel que ya no vala, viejo, de patas escamosas, al que no le alcanzaban las fuerzas para mantener las alas en su sitio, lleg ante nuestro gran Padre; lleg bien cansado, con las alas chorreadas, trayendo en las manos un tarro grande. "Oye viejo -orden nuestro gran Padre a ese pobre ngel-. Embadurna el cuerpo de este hombrecito con el excremento que hay en esa lata que has trado; todo el cuerpo, de cualquier manera; cbrelo como puedas. Rpido!

Entonces, con sus manos nudosas, el ngel viejo, sacando el excremento de la lata, me cubri, desigual, el cuerpo, as como se echa barro en la pared de una casa ordinaria, sin cuidado. Y aparec avergonzado, en la luz del cielo, apestando - As mismo tena que ser -afirm el patrn -Contina! o todo concluye all? No, padrecito mo, seor mo. Cuando nuevamente, aunque ya de otro modo, nos vimos juntos, los dos, ante nuestro gran padre San Francisco, l volvi a mirarnos, tambin nuevamente, ya a ti ya a m, largo rato. Con sus ojos que colmaban el cielo, no s hasta qu honduras nos alcanz, juntando la noche con el da, el olvido con la memoria. Y luego dijo: "Todo cuanto los ngeles deban hacer con ustedes ya est hecho. Ahora lmanse el uno al otro! Despacio, por mucho tiempo". El viejo ngel rejuveneci a esa misma hora; sus alas recuperaron su color negro, su gran fuerza. Nuestro Padre le encomend vigilar que su voluntad se cumplieraGUA DE CONTROL DE LECTURA ANTES DE LEER: Sabes qu es un pongo? Qu es un sueo? Sobre qu tratar el texto? LECTURA LITERAL Relaciona los trminos de la izquierda con su respectivo y adecuado significado de la derecha.

RETENCIN DE LECTURA Cmo se llama el autor del texto que has ledo?

__________________________________________________________________________________ Quin maltrata al pobre pongo en forma permanente?

_______________________________________________________________________________ Recuerdas cmo termina el cuento?

____________________________________________________________________________ COMPRENSIN DE LECTURA Por qu el pongo besaba las manos del patrn? Explica.

_____________________________________________________________________ Por qu el hombrecito era considerado como una inmundicia? Acaso no era un ser humano?

_________________________________________________________________ Por qu algunos siervos de la casa -hacienda se rean del indio pongo?

__________________________________________________________ LECTURA INFERENCIAL Qu pas despus que el pongo narr su sueo al seor de la casa -hacienda? Lo sigui martirizando?

___________________________________________________________________________________ LECTURA INTERPRETATIVA Qu demostr personalmente el pongo al contar su sueo al seor de la casa-hacienda? ________________________________________________________________________

LECTURA CRTICA Qu opinas respecto a las personas que se burlan y maltratan a otros?

___________________________________________________________ Te pareci interesante e inteligente la actuacin del hombrecito? S o no? Por qu?

____________________________________________________________ _______________________________________________________________ CREATIVIDAD Relee bien el texto y crea una bonita historieta. Hazlo en tu cuaderno de trabajo.

PARA INVESTIGAR Conversa con tu profesor de historia respecto a las haciendas: en qu ao existieron, cmo fue la conducta de los patrones, por qu desaparecieron, etc.

ARTHUR GORDON LA PRIMERA CACERA Cuando el padre de Jeremy le pregunt: "Listo muchacho?", el chico asinti rpidamente con la cabeza, a la vez que tomaba la escopeta con enguantadas manos torpes. Su padre abri la puerta de un empujn y salieron a enfrentarse al alba helada, abandonando la acogedora seguridad de la cabaa, el calor de la estufa de queroseno, el reconfortante aroma del caf, y del tocino. Permanecieron unos momentos frente a la cabaa. El aliento de ambos formaba vahos de blancas volutas en el aire glido. Ante ellos slo se extenda un espacioso horizonte de pantano, agua y cielo. En cualquier otra circunstancia Jeremy le habra pedido a su padre que lo esperara mientras l manipulaba su cmara tratando de fotografiar el desolado paisaje de tonos negros, grises y plateados. Pero no aquella maana. Porque era la maana solemne y sagrada en que Jeremy, a los 14 aos de edad, se iniciara en el mstico ritual de la caza del pato. Y el muchacho detestaba aquello, haba detestado la idea desde que su padre le haba comprado una escopeta, desde que le ense a derribar platillos lanzados al aire y le prometi llevarlo de excursin a esa isla de la baha. Pero Jeremy estaba resuelto a soportarlo. Adoraba a su padre y, ms que nada, ansiaba ganarse su aprobacin. Y saba que lo lograra si acertaba a hacer aquella maana lo que esperaba de aqul. Padre e hijo llegaron al escondite, foso estrecho, camuflado que miraba a la baha. Haba all slo un banco y una repisa para proyectiles o casquillos de escopeta. Jeremy, tenso, se sent en el banco, y se qued esperando a su padre, que vadeaba llevando un brazado de seuelos. La luz empezaba a inundar el firmamento. All, muy lejos, en la baha, una bandada de patos desfil, y su silueta se recort contra el sol naciente. Al observar las aves, Jeremy sinti un calambre en el estmago. Para mitigar su dolor, tom una instantnea de su padre teniendo como fondo el agua de color mercurio. Luego dej rpidamente la cmara en la repisa, frente a l, y empu la escopeta. Al regresar, el padre se sent al lado de Jeremy, tena las manos moradas de fro, y sus botas chorreaban de agua. "Ms vale que cargues ahora tu arma. A veces tienes a los patos encima de ti antes de darte cuenta", le advirti. Vio como Jeremy abra su escopeta, insertaba los cartuchos y volva a cerrar el arma. "Te dejar disparar primero" le dijo. El padre, a su vez, carg su escopeta, que cerr luego con un seco ruido metlico. "Sabes", agreg complacido: "He esperado este da desde hace mucho tiempo. As, t y yo solos" Se interrumpi y se inclin hacia adelante con los ojos entornados. "Veo una pequea bandada que viene hacia nosotros. Conserva la cabeza agachada. Yo te dir cuando debes disparar". A espaldas de los cazadores, el sol haba aclarado el horizonte, y una luz leonada inundaba la cinaga. Jeremy lo vea todo con claridad casi intolerable: El rostro de su padre, tenso y ansioso, la tenue y blanca escarcha que cubra los caones de las escopetas. El corazn le lata violentamente. Oraba en silencio: no, no permitas que se acerquen. Haz que se alejen! Por favor! Pero los patos seguan avanzando hacia ellos. "cuatro negros", observ el padre de Jeremy. "El otro es un alavanco". Por encima de l, Jeremy alcanzaba a or el pulsante sibilar del aleteo de la bandada que volaba sobre ellos. Traz un amplio viraje y luego comenz a volar en crculo. "Preprate le susurr su padre". Las aves llegaron planeando sobre el soleado espacio, con la cabeza erguida, alerta, las alas formaban un orgulloso arco. El alavanco iba al frente, el plumaje tornasolado que rodeaba su cuello reflejaba la luz, que le destellaba en el pecho rojizo. El alavanco baj las patas, de vivo color anaranjado, disponindose a posarse en el agua. Iba descendiendo ms y ms "Ahora!", exclam el padre, con un grito explosivo. Se hallaba ya de pie, con el arma preparada "Derrbalo hijo". Jeremy sinti que el cuerpo le obedeca. Se levant, asest la escopeta como su padre le haba enseado, sinti el fro de la culata contra su mejilla, vio elevarse las dos bocas gemelas del arma. Bajo su dedo, el gatillo se curvaba, certero, decisivo y mortal. En aquel instante, los patos descubrieron a los dos cazadores y revolotearon precipitadamente. El alavanco sali hacia arriba, como tirado por algn hilo invisible. Durante un momento qued all, suspenso contra el aire y el sol, en equilibrio entre la vida y la muerte. Algo orden secamente en el cerebro del chico: dispara! y Jeremy se qued esperando el estrpito que hara la detonacin. Pero no hubo detonacin. El alavanco vol an ms alto, hasta que lade repentinamente una de las alas, recibi el fuerte embate del viento y se alej, ya no estaba al alcance de las armas. No se oa ms ruido que el leve susurro de la hierba, Jeremy permaneca inmvil, sosteniendo la escopeta. Y bien? -su padre le pregunt, al fin -Qu pas? el muchacho no contest. Le temblaban los labios.

Insisti el padre, con el mismo acento de enojo reprimido: -Por qu no disparaste? Con el pulgar, Jeremy oprimi el seguro del arma. Cuidadosamente coloc la escopeta en una esquina del escondite. -Porque los vi llenos de vida! -respondi y empez a sollozar. Se dej caer en el tosco banco, ocultando la cara entre las manos. Las esperanzas de complacer a su padre se haban desvanecido. Tuvo la oportunidad de hacerlo, y la haba desaprovechado. Su padre estuvo callado largo rato. Luego, de sbito, Jeremy sinti que se agazapaba cerca de l. -Mira: all viene otro, solo. Hagamos la prueba otra vez. Sin bajar las manos, el chiquillo protest: -Es intil, pap! no puedo! Date prisa -insisti su padre con brusquedad -se te va a escapar. vamos! dale! Jeremy sinti el fro de un objeto metlico. Alz la vista incrdulo. Su padre le estaba dando la cmara fotogrfica.

-Pronto! -lo inst afable -no se quedar all todo el da! Se acercaba un pato colilargo y de gran tamao, volando a baja altura sobre el agua y deslizndose en lnea recta hacia los seuelos. El padre de Jeremy dio una palmada, que reson como un disparo de pistola. El ave, un macho esplndido, se elev al momento, a unos treinta metros de all con las patas encogidas, la cabeza en alto, batiendo las alas, rpidamente, el pecho resplandeca. Poco despus desapareci. Jeremy baj la cmara. Tena el rostro radiante de placer. -Lo capt! -exclam. de veras! -la mano del hombre se apoy un momento en el hombro del muchacho.

-Me alegro! Mir entonces a su hijo, y Jeremy observ que los ojos paternos no reflejaban de encanto, sino, por el contrario, orgullo, simpata y cario. Est bien hijo -dijo al fin -siempre ser gran aficionado a la caza. Pero eso no quiere decir que t tambin tengas que serlo. A veces es necesario tanto valor para no hacer algo, como para hacerlo -tras una pausa, le pregunt -Crees que podrs ensearme a manejar esa cmara?

GUA DE CONTROL DE LECTURA ANTES DE LEER: Qu entiendes por la palabra cacera? Quin ser el protagonista de esta historia?

LECTURA LITERAL 1, VOCABULARIO: Con ayuda del diccionario encuentra el significado de los siguientes trminos:

ALAVANCO:______________________________________________

ALBA:______________________________________________________________

ASINTI (ASINTIR): ______________________________________

BAHA:__________________________________________

BRAZADO:______________________________________________________

CABAA:_____________________________________________________________

CINAGA:__________________________________________________________

COLILARGO:______________________________________________________________________________

EMBATE:____________________________________________________________________________

ESTRPITO:______________________________________________________________

GLIDO:_________________________________________________________________

RETENCIN DE LECTURA 2. Cmo se llama el nio? ________________________________________________________________________ 3. Qu edad tiene? _____________________________________________________________________ 4. A qu lugar llev el padre a su hijo Jeremy? con qu finalidad? ________________________________________________________________ COMPRENSIN DE LECTURA Le interesaba al nio iniciarse en el mstico ritual de la caza del pato? S o no? Por qu?

________________________________________________________________________ Por qu acept Jeremy la invitacin que le hizo su padre? Explica.

____________________________________________________________ ______________________________________________________________________ El nio pudo con su escopeta haber matado al alavanco, por qu no lo hizo? _______________________________________________________________________________

Al final del relato, el padre del nio dijo que "a veces es necesario tanto valor para no hacer algo, como para hacerlo". Anota lo que entiendas por esas palabras.

________________________________________________________________ LECTURA CRTICA Te gust o interes el relato? Explica

______________________________________________ En nuestro pueblo existen padres que obligan a sus hijos a hacer lo que ellos no quieren. Cita algunos casos.

______________________________________________________ Qu opinas sobre aquellas personas que se dedican a la caza de aves como palomas, loros, etc.? las aves no tienen derecho a vivir?

_________________________________________________________________ ________________________________________________________________________ CREATIVIDAD Recrea o dibuja una escena del texto ledo.

PARA INVESTIGAR Indaga todo lo relacionado a los patos silvestres: hbitat, alimentacin, etc. Hazlo en tu cuaderno de trabajo.

GABRIEL GARCA MRQUEZ YO ERA UN MUERTO (Captulo 7 perteneciente al libro: "Historia de un nufrago") No recuerdo el amanecer del sexto da. Tengo una idea nebulosa de que durante toda la maana estuve postrado en el fondo de la balsa, entre la vida y la muerte. En esos momentos pensaba en mi familia y la vea tal como me han contado ahora que estuve durante los das de mi desaparicin. No me tom por sorpresa la noticia de que me haban hecho honras fnebres. En aquella mi sexta maana de soledad en el mar, pens que todo eso estaba ocurriendo. Saba que a mi familia le haban comunicado la noticia de mi desaparicin. Como los aviones no haban vuelto saba que haban desistido de la bsqueda y que me haban declarado muerto. Nada de eso era falso, hasta cierto punto. En todo momento trat de defenderme. Siempre encontr un recurso para sobrevivir, un punto de apoyo, por insignificante que fuera, para seguir esperando. Pero al sexto da ya no esperaba nada. Yo era un muerto en la balsa. En la tarde, pensando en que pronto seran las cinco y volveran los tiburones, hice un desesperado esfuerzo por incorporarme para amarrarme a la borda. En Cartagena, hace dos aos, vi en la playa los restos de un hombre, destrozado por el tiburn. No quera morir as. No quera ser repartido en pedazos entre un montn de animales insaciables. Iban a ser las cinco. Puntuales, los tiburones estaban all, rondando la balsa. Me incorpor trabajosamente para desatar los cabos del enjaretado. La tarde era fresca. El mar, tranquilo. Me sent ligeramente tonificado. Sbitamente, vi otra vez las siete gaviotas del da anterior y esa visinvivir.

En ese instante me hubiera comido cualquier cosa. Me molestaba el hambre. Pero era peor la garganta estragada y el dolor en las mandbulas, endurecidas por falta de ejercicio. Necesitaba masticar algo. Trat de arrancar tiras del caucho de mis zapatos, pero no tena con qu cortarlas. Entonces fue cuando me acord de las tarjetas del almacn de Mobile. Estaban en uno de los bolsillos de mi pantaln, casi completamente deshechas por la humedad. Las despedac, me las llev a la boca y empec a masticar. Aquello fue como un milagro: la garganta se alivi un poco y la boca se me llen de saliva. Lentamente segu masticando, como si fuera chicle. Al primer mordisco me dolieron las mandbulas. Pero despus, a medida que masticaba la tarjeta que guard sin saber por qu desde el da en que sal de compras con Mary Address, me sent ms fuerte y optimista. Pensaba seguirlas masticando indefinidamente para aliviar el dolor de las mandbulas. Pero me pareci un despilfarro arrojarlas al mar. Sent bajar hasta el estmago la minscula papilla de cartn molido y desde ese instante tuve la sensacin de que me salvara, de que no sera destrozado por los tiburones. A qu saben los zapatos? El alivio que experiment con las tarjetas me agudiz la imaginacin para seguir buscando cosas de comer. Si hubiera tenido una navaja habra despedazado los zapatos y hubiera masticado tiras de caucho. Era lo ms provocativo que tena al alcance de la mano. Trat de separar con las llaves la suela blanca y limpia. Pero los esfuerzos fueron intiles. Era imposible arrancar una tira de ese caucho slidamente fundido a la tela. Desesperadamente, mord el cinturn hasta cuando me dolieran los dientes. No pude arrancar ni un bocado. En ese momento deb parecer una fiera, tratando de arrancar con los dientes pedazos de zapatos, del cinturn y la camisa. Ya al anochecer, me quit la ropa, completamente empapada. Qued en pantaloncillos. No s si atriburselo a las tarjetas, pero casi inmediatamente despus estaba durmiendo. En mi sptima noche, acaso porque ya estaba acostumbrado a la incomodidad de la balsa, acaso porque estaba agotado despus de siete noches de vigilia, dorm profundamente durante largas horas. A veces me despertaba la ola; daba un salto, alarmado, sintiendo que la fuerza del golpe me arrastraba al agua. Pero inmediatamente despus recobraba el sueo. Por fin amaneci mi sptimo da en el mar. No s porqu estaba seguro de que no sera el ltimo. El mar estaba tranquilo y nublado, y cuando el sol sali, como a las ocho de la maana, me sent reconfortado por el buen sueo de la noche reciente. Contra el cielo plomizo y bajo pasaron sobre la balsa las siete gaviotas. Dos das antes haba sentido una gran alegra con la presencia de las siete gaviotas. Pero cuando las vi por tercera vez, despus de haberlas visto durante dos das consecutivos, sent renacer el terror. "Son siete gaviotas perdidas", pens. Lo pens con desesperacin. Todo marino sabe que a veces una bandada de gaviotas se pierde en el mar y vuela sin direccin durante varios das, hasta cuando siguen un barco que les indica la direccin del puerto. Tal vez aquellas gaviotas que haba visto durante tres das eran las mismas todos los das, perdidas en el mar. Eso significaba que cada vez mi balsa se encontraba a mayor distancia de la tierra. GUA DE CONTROL DE LECTURA ANTES DE LEER: Qu idea te sugiere el ttulo del texto? El protagonista del texto ser un varn o una mujer? Sabes qu otros libros tiene Gabriel Garca Mrquez? LECTURA LITERAL VOCABULARIO: Apyate con tu amigo diccionario. Ten en cuenta el contexto oracional y define los trminos que se sealan a continuacin:

POSTRADO (POSTRAR):___________________________________________________________________________________

CARTAGENA:___________________________________________________________________________

ENJARETADO:____________________________________________________________________________

DESPILFARRO:__________________________________________________________________________

TERROR:________________________________________________________________________________

Quin es el autor del texto?

Ciro Alegra Bazn

Pablo Neruda

Gabriel Garca Mrquez

Julio Ramn Ribeyro Ziga.

RETENCIN DE LECTURA El nufrago hizo un desesperado esfuerzo para amarrarse a la borda de la balsa, qu ciudad colombiana record en ese momento?

________________________________________________________________________ De qu cosa se acord el hombre nufrago cuando trat de arrancar tiras del caucho de sus zapatos?

__________________________________________________________ Qu sinti el pobre nufrago cuando vio una bandada de gaviotas por tercera vez?

____________________________________________________________________________ Cul es el nombre de la mujer que el protagonista del relato menciona en el sexto prrafo?

_________________________________________________________________________ COMPRENSIN DE LECTURA Por qu al hombre no le tom por sorpresa la noticia de que le haban hecho honras fnebres?

______________________________________________________________ Qu pretende dar a entender el nufrago cuando afirma que siempre encontr un recurso para sobrevivir, un punto de apoyo, por insignificante que fuera, para seguir esperando?

______________________________________________________________________ Cmo entiendes la expresin: "Yo era un muerto en la balsa"?

__________________________________________________________ LECTURA INFERENCIAL La aparicin de las siete gaviotas era seal de que el hombre estaba prximo a llegar a tierra firme?

_______________________________________________________________

LECTURA INTERPRETATIVA Cmo crees que es el final de la historia del hombre nufrago? Vive o muere? Anota todo lo que piensas al respecto.

_______________________________________________________________________ LECTURA CRTICA La actuacin del hroe de la historia te parece buena, mala, optimista, pesimista? por qu?

__________________________________________________________________ CREATIVIDAD Teniendo en cuenta la lectura atenta que has hecho del texto, crea un bonito dibujo.

PARA INVESTIGAR Cuando una embarcacin se pierde en el extenso mar qu instituciones son las llamadas a emprender su bsqueda?

ENRIQUE CONGRAINS MARTIN EL NIO DE JUNTO AL CIELO Por alguna desconocida razn, Esteban haba llegado al lugar exacto, precisamente al nico lugar Pero, no sera, ms bien, que "aquello" haba venido haca l? Baj la vista y volvi a mirar. S, ah segua el billete anaranjado, junto a sus pies, junto a su vida. Por qu, por qu, l? Su madre se haba encogido de hombros al pedirle, l, autorizacin para conocer la ciudad, pero despus le advirti que tuviera cuidado con los carros y con las gentes. Haba descendido desde el cerro hasta la carretera y, a los pocos pasos, divis "aquello" junto al sendero que corra paralelamente a la pista. Vacilante, incrdulo, se agach y lo tom entre sus manos. Diez, diez, diez, era un billete de diez soles, un billete que contena muchsimas pesetas, innumerables reales. Cuntos reales, cuntos medios, exactamente? Los conocimientos de Esteban no abarcaban tales complejidades y, por otra parte, le bastaba con saber que se trataba de un papel anaranjado que deca "diez" por sus dos lados. Sigui por el sendero, rumbo a los edificios que se vean ms all de ese otro cerro cubierto de casas. Esteban caminaba unos metros, se detena y sacaba el billete de su bolsillo para comprobar su indispensable presencia. Haba venido el billete hacia l -se preguntaba -o era l, el que haba ido hacia el billete? Cruz la pista y se intern en un terreno salpicado de basuras, desperdicios de albailera y excrementos; lleg a una calle y desde all divis al famoso mercado, el Mayorista, del que tanto haba odo hablar. Eso era Lima, Lima, Lima?... La palabra le sonaba a hueco. Record: su to le haba dicho que Lima era una ciudad grande, tan grande que en ella vivan un milln de personas. La bestia con un milln de cabezas? Esteban haba soado haca unos das, antes del viaje, en eso: una bestia con un milln de cabezas. Y ahora, l, con cada paso que daba, iba internndose dentro de la bestia... Se detuvo, mir y medit: la ciudad, el Mercado Mayorista, los edificios de tres y cuatro pisos, los autos, la infinidad de gentes -algunas como l, otras no como l - y el billete anaranjado, quieto, dcil, en el bolsillo de su pantaln. El billete llevaba el "diez" por ambos lados y en eso se pareca a Esteban. l tambin llevaba el "diez" en su rostro y en su conciencia. El "diez aos" lo haca sentirse seguro y confiado, pero hasta cierto punto. Antes, cuando comenzaba a tener nocin de las cosas y de los hechos, la meta, el horizonte, haba sido fijado en los diez aos. Y ahora? No, desgraciadamente no. Diez aos no era todo, Esteban se senta incompleto an. Quiz si cuando tuviera doce, quiz si cuando llegara a los quince. Quiz ahora mismo, con la ayuda del billete anaranjado. Estuvo dando algunas vueltas, atisbando dentro de la bestia, hasta que lleg a sentirse parte de ella. Un milln de cabezas y, ahora, una ms. La gente se mova, se agitaba, unos iban en una direccin, otros en otra, y l, Esteban, con el billete anaranjado, quedaba siempre en el centro de todo, en el ombligo mismo. Unos muchachos de su edad jugaban en la vereda. Esteban se detuvo a unos metros de ellos y qued observando el ir y venir de las bolas; jugaban dos y el resto haca ruedo. Bueno, haba andado unas cuadras y por fin encontraba seres como l, gente que no se mova incesantemente de un lado a otro. Pareca, por lo visto, que tambin en la ciudad haba seres humanos. Cunto tiempo estuvo contemplndolos? Un cuarto de hora? Media hora? Una hora, acaso dos? Todos los chicos se haban ido, todos menos uno. Esteban qued mirndolo, mientras su mano dentro del bolsillo acariciaba el billete. - Hola, hombre! Hola -respondi Esteban, susurrando casi. El chico era ms o menos de su misma edad y vesta pantaln y camisa de un mismo tono, algo que debi ser kaki en otros tiempos, pero que ahora perteneca a esa categora de colores vagos e indefinibles.

- Eres de por ac? -le pregunt a Esteban. S, este -se aturdi y no supo cmo explicar que viva en el cerro y que estaba en viaje de exploracin a travs de la bestia de un milln de cabezas.

De dnde, ah? -se haba acercado y estaba frente a Esteban. Era ms alto y sus ojos inquietos le recorran de arriba a abajo -. De dnde, ah? -volvi a preguntar.

- De all, del cerro -y Esteban seal en la direccin en que haba venido. - San Cosme? Esteban mene la cabeza, negativamente. - Del Agustino? S, de ah? -exclam sonriendo. Ese era el nombre y ahora lo recordaba. Desde haca meses, cuando se enter de la decisin de su to de venir a radicarse a Lima, vena averiguando cosas de la ciudad. Fue as como supo que Lima era muy grande, demasiado grande, tal vez; que haba un sitio que se llamaba Callao y que ah llegaban buques de otros pases; que haban lugares muy bonitos, tiendas enormes, calles largusimas Lima!...Su to haba salido dos meses antes que ellos con el propsito de conseguir casa. Una casa. En qu sitio ser?, le haba preguntado a su madre. Ella tampoco saba. Los das corrieron y despus de muchas semanas lleg la carta que ordenaba partir. Lima!... El cerro del Agustino, Esteban? Pero l no lo llamaba as. Ese lugar tena otro nombre. La choza que su to haba levantado quedaba en el barrio de Junto al Cielo. Y Esteban era el nico que lo saba.

Yo no tengo casa -dijo el chico despus de un rato. Tir una bola contra la tierra y exclam-: Caray, no tengo!

Dnde vives, entonces? -se anim a inquirir Esteban.

El chico recogi la bola, la frot en su mano y luego respondi: - En el mercado, cuido la fruta, duermo a ratos Amistoso y sonriente, puso una mano sobre el hombro de Esteban y le pregunt-: cmo te llamas t?

Esteban

Yo me llamo Pedro -tir la bola al aire y la recibi en la palma de su mano-. Te juego, Ya Esteban?

Las bolas rodaron sobre la tierra, persiguindose mutuamente. Pasaron los minutos, pasaron hombres y mujeres junto a ellos, pasaron autos por la calle, siguieron pasando los minutos. El juego haba terminado, Esteban no tena nada que hacer junto a la habilidad de Pedro. Las bolas al bolsillo y los pies sobre el cemento gris de la acera. Adnde, ahora? Empezaron a caminar juntos. Esteban se senta ms a gusto en compaa de Pedro, que estando solo. Dieron algunas vueltas. Ms y ms edificios. Ms y ms gentes. Ms y ms autos en las calles. Y el billete anaranjado segua en el bolsillo. Esteban lo record. Mira lo que me encontr! -lo tena entre sus dedos y el viento lo haca oscilar levemente.

Caray! -exclam Pedro y lo tom, examinndolo al detalle-. Diez soles, caray! Dnde lo encontraste?

- Junto a la pista, cerca del cerro -explic Esteban. Pedro le devolvi el billete y se concentr un rato. Luego pregunt: - Qu piensas hacer, Esteban? - No s, guardarlo, seguro -y sonri tmidamente. - Caray, yo con una libra hara negocios, palabra que s! - Cmo? Pedro hizo un gesto impreciso que poda revelar, a un mismo tiempo, muchsimas cosas. Su gesto poda interpretarse como una total despreocupacin por el asunto -los negocios -o como una gran abundancia de posibilidades y perspectivas. Esteban no comprendi. - Qu clase de negocios, ah? - cualquier clase, hombre! -pate una cscara de naranja que rod desde la vereda hasta la pista; casi inmediatamente pas un mnibus que la aplan contra el pavimento-. Negocios hay de sobra, palabra que s. Y en unos dos das cada uno de nosotros podra tener otra libra en el bolsillo. - una libra ms? -Pregunt Esteban asombrndose. - Pero claro, claro que s!... -volvi a examinar a Esteban y le pregunt-: T eres de Lima? Esteban se ruboriz. No, l no haba crecido al pie de las paredes grises, ni jugado sobre el cemento spero e indiferente. Nada de eso en sus diez aos, salvo lo de ese da. - No, no soy de ac, soy de Tarma; llegu ayer - Ah! -exclam Pedro, observndolo fugazmente-. De Tarma, no? - S, de Tarma Haban dejado atrs el mercado y estaban junto a la carretera. A medio kilmetro de distancia se alzaba el cerro del Agustino, el barrio de Junto al Cielo, segn Esteban. Antes del viaje, en Tarma, se haba preguntado: Iremos a vivir a Miraflores, al Callao, a San Isidro, a Chorrillos, en cul de esos barrios quedar la casa de mi to? Haban tomado el mnibus y despus de varias horas de pesado y fatigante viaje, arribaban a Lima. Miraflores? La Victoria? San Isidro? Callao? Adnde Esteban, adnde? Su to haba mencionado el lugar y era la primera vez que Esteban lo oa nombrar. Debe ser algn barrio nuevo, pens. Tomaron un auto y cruzaron calles y ms calles. Todas diferentes pero, cosa curiosa, todas parecidas, tambin. El auto los dej al pie de un cerro. Casas junto al cerro, casas en mitad del cerro, casas en la cumbre del cerro. Haban subido y una vez arriba, junto a la choza que haba levantado su to, Esteban contempl a la bestia con un milln de cabezas. La "cosa" se extenda y se desparramaba, cubriendo la tierra de casas, calles, techos, edificios, ms all de lo que su vista poda alcanzar. Entonces Esteban haba levantado los ojos, y se haba sentido tan encima de todo -o tan abajo, quiz -que haba pensado que estaba en el barrio de Junto al Cielo. - Oye, quisieras entrar en algn negocio conmigo? -Pedro se haba detenido y lo contemplaba, esperando respuesta. Yo?... -titubeando pregunt-: Qu clase de negocio? Tendra otro billete maana?

- Claro que s, por supuesto! -afirm resueltamente. La mano de Esteban acarici el billete y pens que podra tener otro billete ms, y otro ms, y muchos ms. Muchsimos billetes ms, seguramente. Entonces el "diez aos" sera esa meta que siempre haba soado. Qu clase de negocios se puede, ah? -pregunt Esteban.

Pedro sonri y explic: Negocios hay muchos Podramos comprar peridicos y venderlos por Lima; podramos comprar revistas, chistes -hizo una pausa y escupi con vehemencia. Luego dijo, entusiasmndose-: Mira, compramos diez soles de revistas y las vendemos ahora mismo, en la tarde, y tenemos quince soles, palabra.

Quince soles?

- Claro, quince soles! Dos cincuenta para ti y dos cincuenta para m! Qu te parece, ah? Convinieron en reunirse al pie del cerro dentro de una hora; convinieron en que Esteban no dira nada, ni a su madre ni a su to; convinieron en que venderan revistas y que de la libra de Esteban, saldran muchsimas otras. Esteban haba almorzado apresuradamente y le haba vuelto a pedir permiso a su madre para bajar a la ciudad. Su to no almorzaba con ellos, pues en su trabajo le daban de comer gratis, completamente gratis, como haba recalcado al explicar su situacin. Esteban baj por el sendero ondulante, salt la acequia y se detuvo al borde de la carretera, justamente en el mismo lugar en que haba encontrado, en la maana, el billete de diez soles. Al poco rato apareci Pedro y empezaron a caminar juntos, internndose dentro de la bestia de un milln de cabezas. Vas a ver que fcil es vender revistas, Esteban. Las ponemos en cualquier sitio, la gente las ve y, listo, las compra para sus hijos. Y si queremos nos ponemos a gritar en la calle el nombre de las revistas, y as vienen ms rpido Ya vas a ver que bueno es hacer negocios!...

Queda muy lejos el sitio? -pregunt Esteban, al ver que las calles seguan alargndose casi hasta el infinito. Qu lejos haba quedado todo lo que hasta haca unos das haba sido habitual para l.

- No, ya no. Ahora estamos cerca del tranva y nos vamos gorreando hasta el centro. cunto cuesta el tranva?

- Nada, hombre! -y se ri de buena gana -. Lo tomamos no ms y le decimos al conductor que nos deje ir hasta la Plaza san Martn. Ms y ms cuadras. Y los autos, algunos viejos, otros increblemente nuevos y flamantes, pasaban veloces, rumbo sabe Dios dnde. - Adnde va toda esa gente en auto? Pedro sonri y observ a Esteban. Pero, adnde iban realmente? Pedro no hall ninguna respuesta satisfactoria y se limit a mover la cabeza de un lado a otro. Ms y ms cuadras. Al fin termin la calle y llegaron a una especie de parque. Corre! -le grit Pedro, de sbito. El tranva comenzaba a ponerse en marcha. Corrieron, cruzaron en dos saltos la pista y se encaramaron al estribo.

Una vez arriba se miraron, sonrientes. Esteban empez a perder el temor y lleg a la conclusin de que segua siendo el centro de todo. La bestia de un milln de cabezas no era tan espantosa como haba soado, y ya no le importaba estar siempre, aqu o all, en el centro mismo, en el ombligo mismo de la bestia. Pareca que el tranva se haba detenido definitivamente, esta vez, despus de una serie de paradas. Todo el mundo se haba levantado de sus asientos y Pedro lo estaba empujando. Vamos, qu esperas?

Aqu es?

Claro, baja.

Descendieron y otra vez a rodar sobre la piel de cemento de la bestia. Esteban vea ms gente y las vea marchar -sabe Dios dnde -con ms prisa que antes. Por qu no caminaban tranquilos, suaves, con gusto, como la gente de Tarma? Despus volvemos y por estos mismos sitios vamos a vender las revistas.

Bueno -asinti Esteban. El sitio era lo de menos, se dijo, lo importante era vender las revistas, y que la libra se convirtiera en varias ms. Eso era lo importante.

T tampoco tienes pap? -le pregunt Pedro, mientras doblaban hacia una calle por la que pasaban los rieles del tranva.

No, no tengo -y baj la cabeza, entristecido. Luego de un momento, Esteban pregunt-: Y t?

- Tampoco, ni pap ni mam. -Pedro se encogi de hombros y apresur el paso. Despus inquiri descuidadamente: Y al que le dices "to"?

Ah l vive con mi mam, ha venido a Lima de chofer -call, pero en seguida dijo-: Mi pap muri cuando yo era chico

Ah, caray!... Y tu "to", qu tal te trata?

- Bien; no se mete conmigo para nada. - Ah! Haban llegado al lugar. Tras un portn se vea un patio

ms o menos grande, puertas, ventanas, y dos letreros que anunciaban revistas al por mayor. - Ven, entra -le orden Pedro. Estaban adentro. Desde el piso hasta el techo haba revistas, y algunos chicos como ellos, dos mujeres y un hombre, seleccionaban sus compras. Pedro se dirigi a uno de los estantes y fue acumulando revistas bajo el brazo. Las cont y volvi a revisarlas.

- Paga. Esteban vacil un momento. Desprenderse del billete anaranjado era ms desagradable de lo que haba supuesto. Se estaba bien tenindolo en el bolsillo y pudiendo acariciarlo cuantas veces fuera necesario. Paga -repiti Pedro, mostrndole las revistas a un hombre gordo que controlaba la venta.

Es justo una libra?

S, justo. Diez revistas a un sol cada una.

Oprimi el billete con desesperacin, pero al fin termin por extraerlo del bolsillo. Pedro se lo quit rpidamente de la mano y lo entreg al hombre. - Vamos -dijo jalndolo. Se instalaron en la plaza San Martn y alinearon las diez revistas en uno de los muros que circunda el jardn. Revistas, revistas, revistas seor, revistas seora, revistas, revistas. Cada vez que una de las revistas desapareca con un comprador, Esteban suspiraba aliviado. Quedaban seis revistas y pronto, de seguir as las cosas, no habra de quedar ninguna. Qu te parece, ah? -pregunt Pedro, sonriendo con orgullo.

Est bueno, est bueno -y se sinti enormemente agradecido a su amigo y socio.

- Revistas, revistas, no quiere un chiste, seor? El hombre se detuvo y examin las cartulas. cunto? Un sol cincuenta, no ms La mano del hombre qued indecisa sobre dos revistas. Cul, cul llevar? Al fin se decidi. Cbrese. Y las monedas cayeron, tintineantes, al bolsillo de Pedro. Esteban se limitaba a observar, meditaba, y sacaba sus conclusiones: una cosa era soar, all en Tarma, con una bestia de un milln de cabezas, y otra era estar en Lima, en el centro mismo del universo, absorbiendo y paladeando con fruicin la vida.

l era el socio capitalista y el negocio marchaba estupendamente bien. Revistas, revistas, gritaba el socio industrial, y otra revista ms que desaparecera en manos impacientes. Aprate con el vuelto!, exclamaba el comprador. Y todo el mundo caminaba a prisa, rpidamente. Adnde van que se apuran tanto?, pensaba Esteban. Bueno, bueno, la bestia era una bestia bondadosa, amigable, aunque algo difcil de comprender. Eso no importaba; seguramente, con el tiempo, se acostumbrara. Era una magnfica bestia que estaba permitiendo que el billete de diez soles se multiplicara. Ahora ya no quedaban ms que dos revistas sobre el muro. Dos nada ms y ocho desparramndose por desconocidos e ignorados rincones de la bestia. Revistas, revistas, chistes a sol cincuenta, chistesListo, ya no quedaba ms que una revista y Pedro anunci que eran las cuatro y media. Caray, me muero de hambre, no he almorzado! -prorrumpi luego.

No has almorzado?

No, no he almorzado -observ a posibles compradores entre las personas que pasaban y despus sugiri-: Me podras ir a comprar un pan o un bizcocho?

Bueno -acept Esteban, inmediatamente.

Pedro sac un sol de su bolsillo y explic: Esto es de los dos cincuenta de mi ganancia, ya?

S, ya s.

Ves ese cine? -pregunt Pedro sealando a uno que quedaba en esquina. Esteban asinti-. Bueno, sigues por esa calle y a mitad de cuadra hay una tiendecita de japoneses. Anda y cmprame un pan con jamn o treme un pltano y galletas, cualquier cosa, Ya Esteban?

Ya.

Recibi el sol, cruz la pista, pas por entre dos autos estacionados y tom la calle que le haba indicado Pedro. S, ah estaba la tienda. Entr. Dme un pan con jamn -pidi a la muchacha que atenda.

Sac un pan de la vitrina, lo envolvi en un papel y se lo entreg. Esteban puso la moneda sobre el mostrador. Vale un sol veinte -advirti la muchacha.

Un sol veinte!... -devolvi el pan y qued indeciso un instante. Luego se decidi -: Deme un sol de galletas, entonces.

Tena el paquete de galletas en la mano y andaba lentamente. Pas junto al cine y se detuvo a contemplar los atrayentes avisos. Mir a su gusto y, luego, prosigui caminando. Habra vendido Pedro la revista que le quedaba? Ms tarde, cuando regresara a Junto al Cielo, lo hara feliz, absolutamente feliz. Pens en ello, apresur el paso, atraves la calle, esper que pasaran unos automviles y lleg a la vereda. Veinte o treinta metros ms all haba quedado Pedro. O se haba confundido? Porque ya Pedro no estaba en ese lugar, ni en ningn otro. Lleg al sitio preciso y nada, ni Pedro, ni revista, ni quince soles, ni Cmo haba podido perderse o desorientarse? Pero, no era ah donde haban estado vendiendo las revistas? Era o no era? Mir a su alrededor. S, en el jardn de atrs segua la envoltura de un chocolate. El papel era amarillo con letras rojas y negras, y l lo haba notado cuando se instalaron, haca ms de dos horas. Entonces, no se haba confundido? Y Pedro, y los quince soles, y la revista? Bueno, no era necesario asustarse, pens. Seguramente se haba demorado y Pedro lo estaba buscando. Eso tena que haber sucedido, obligadamente. Pasaron los minutos. No, Pedro no haba ido a buscarlo: ya estara de regreso de ser as. Tal vez haba ido con un comprador a conseguir cambio. Ms y ms minutos fueron quedando a sus espaldas. No, Pedro no haba ido a buscar sencillo: ya estara de regreso, de ser as. Entonces? Seor, tiene hora? -le pregunt a un joven que pasaba.

Si, las cinco en punto.

Esteban baj la vista, hundindola en la piel de la bestia y prefiri no pensar. Comprendi que, de hacerlo, terminara llorando y eso no poda ser. El ya tena diez aos, y diez aos no eran ni ocho, ni nueve. Eran diez aos! - Tiene hora, seorita? - S -sonri y dijo con voz linda-: Las seis y diez -y se alej presurosa. Y Pedro, y los quince soles, y la revista?... Dnde estaban, en qu lugar de la bestia con un milln de cabezas estaban?... Desgraciadamente no lo saba y slo quedaba la posibilidad de esperar y seguir esperando - Tiene hora, seor? - Un cuarto para las siete. - Gracias Entonces?... Entonces, ya Pedro no iba a regresar?... Ni Pedro, ni los quince soles, ni la revista iban a regresar entonces?... Decenas de letreros luminosos se haban encendido. Letreros luminosos que se apagaban y se volvan a encender; y ms y ms gente sobre la piel de la bestia. Y la gente caminaba con ms prisa ahora. Rpido, rpido, aprense, ms rpido an, ms, ms, hay que apurarse muchsimo ms, aprense msY Esteban permaneca inmvil, recostado en el muro, con el paquete de galletas en la mano y con las esperanzas en el bolsillo de Pedro Inmvil, dominndose para no terminar en pleno llanto. Entonces, Pedro lo haba engaado?... Pedro, su amigo, le haba robado el billete anaranjado?... O no sera, ms bien, la bestia con un milln de cabezas la causa de todo?... Y, acaso no era Pedro parte integrante de la bestia?... S y no. Pero ya nada importaba. Dej el muro, mordisque una galleta y, desolado, se dirigi a tomar el tranva. GUA DE CONTROL DE LECTURA ANTES DE LEER: Por qu esta lectura llevar el nombre de "El nio de junto al cielo"? Sobre qu tratar? LECTURA LITERAL Anota el significado contextual de las palabras subrayadas en las expresiones siguientes:

Por alguna desconocida razn._________________________________________

_________________________________________ _________________________________________ Vacilante, incrdulo, se agach ________________________________________

y lo tom entre sus manos. ________________________________________ ________________________________________ La bestia de un milln de _________________________________________

cabezas? _________________________________________ _________________________________________ Mira lo que me encontr! ________________________________________

Lo tena entre sus dedos y el ________________________________________

viento lo haca oscilar levemente. _______________________________________ Convinieron en reunirse al pie _________________________________________

del cerro dentro de una hora. __________________________________________ __________________________________________ Corre! -le grit Pedro, de __________________________________________

Sbito. ___________________________________________ __________________________________________ Se instalaron en la Plaza San ______________________________________

Martn y alinearon las diez revistas ______________________________________ en uno de los muros que circunda ______________________________________ el jardn. Una cosa era soar, all en Tarma, ___________________________________

con una bestia de un milln de cabezas, __________________________________ y otra era estar en Lima, en el centro ___________________________________ mismo del universo, absorbiendo y __________________________________ paladeando con fruicin la vida. Escribe el sentido (significado) de las oraciones que siguen:

La palabra le sonaba a hueco.

_____________________________________________________________________ La bestia con un milln de cabezas.

_______________________________________________________________________________ l tambin llevaba el "diez" en su rostro y en su conciencia.

__________________________________________________________________ Nos vamos gorreando hasta el centro.

______________________________________________________________________ Y Esteban permaneca inmvil, recostado en el muro, con el paquete de galletas en la mano y con las esperanzas en el bolsillo de Pedro.

________________________________________________________________________________ RETENCIN DE LECTURA 3. Completa la informacin que se te solicita en la ficha siguiente:

Cmo se llama el cuento? __________________________________________ Quin es su autor? __________________________________________ Quines son los protagonistas? __________________________________________ Cmo se llaman? __________________________________________ __________________________________________ De qu lugar era el nio __________________________________________ Esteban? __________________________________________ Cuntos aos tena? __________________________________________ Qu cosa se encontr al _________________________________________ costado de la pista? __________________________________________ Qu negocio implementaron __________________________________________ los dos nios? ___________________________________________ Cmo se llama la plaza __________________________________________ en la que los dos nios __________________________________________ instalaron su negocio? __________________________________________ En qu departamento del __________________________________________ Per se desarrollan los hechos __________________________________________ literarios? __________________________________________

COMPRENSIN DE LECTURA 4. Con qu propsito el nio Esteban solicit permiso a su madre? _______________________________________________________________ 5. Haba venido el billete hacia Esteban o era Esteban, el que haba ido hacia el billete? ____________________________________________________________________ 6. Por qu el narrador afirma que Esteban al estar frente a un grupo de muchachos que jugaban en la vereda por fin encontraba seres como l? ___________________________________________________________________ Por qu Esteban le cont a Pedro que se haba encontrado un billete anaranjado de diez soles? Cul fue su propsito?

__________________________________________________________ LECTURA INFERENCIAL Qu enseanza crees que se desprende del texto?

______________________________________________________ Piensa y proponle un nuevo ttulo al texto que has ledo.

_______________________________________________________________________ LECTURA INTERPRETATIVA Qu realidad peruana pretende explicarnos la lectura "El nio de junto al cielo"?

______________________________________________________________________ LECTURA CRTICA Qu opinin te merece la actuacin del nio Esteban y el nio Pedro?

______________________________________________________________________________ "El nio de junto al cielo" es un cuento realista o fantasioso?

______________________________________________________________________________ CREATIVIDAD Crea una ilustracin o dibujo en torno a los protagonistas del cuento: Esteban y Pedro.

PARA INVESTIGAR En Lima siguen viviendo un milln de personas? Ingresa a internet (www.inei.com.pe) y averigua la cantidad de poblacin con la que cuenta actualmente.

CSAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA PACO YUNQUE Psch! Psch! silencio!... Vamos a ver Vamos a hablar hoy de los peces, y despus, vamos hacer todos un ejercicio escrito en una hoja de los cuadernos, y despus me los dan para verlos. Quiero ver quien hace el mejor ejercicio, para que su nombre sea inscrito en el cuaderno del primer ao. Me han odo bien? Vamos a hacer lo mismo que hicimos la semana pasada. Exactamente lo mismo. Hay que atender bien a la clase. Hay que copiar bien el ejercicio que voy a escribir despus en la pizarra. Me han entendido bien?

Los alumnos respondieron en coro: S, seor.

Muy bien, -dijo el profesor -. Vamos a ver!... Vamos a hablar ahora de los peces.

Varios nios quisieron hablar. El profesor le dijo a uno de los Zmiga que hablase. Seor: -dijo Zmiga -haba en la playa mucha arena. Un da nos metimos entre la arena y encontramos un pez medio vivo y lo llevamos a mi casa. Pero se muri en el camino

Humberto Grieve dijo: Seor: yo he cogido muchos peces y los he llevado a mi casa y los he soltado en mi saln y no se mueren nunca.

El profesor pregunt: - Pero los deja usted en alguna vasija con agua? - No, seor. Estn sueltos, entre los muebles. Todos los nios se echaron a rer. Un chico, flacucho y plido, dijo: Mentira, seor. Porque un pez se muere pronto, cuando lo sacan del agua.

No, seor,-deca Humberto Grieve -Porque en mi saln no se mueren. Porque mi saln es muy elegante. Porque mi pap me dijo que trajera peces y que poda dejarlos sueltos entre las sillas.

Paco Faria se mora de risa. Los Zmiga tambin. El chico rubio y gordo, de chaqueta blanca y el otro, cara redonda y chaqueta verde, se rean ruidosamente. Qu Grieve tan divertido! Los peces en su saln! Entre los muebles! Cmo si fuesen pjaros! Era una gran mentira lo que contaba Grieve. Todos los chicos exclamaban a la vez, reventando de risa: Ja! Ja! Ja! Ja! Ja! Miente, seor! Ja! Ja! Ja! Mentira! Mentira!...

Humberto Grieve se enoj porque no le crean lo que contaba. Todos se burlaban de lo que haba dicho. Pero Grieve recordaba que trajo dos peces pequeos a su casa y los solt en su saln y ah estuvieron varios das. Los movi y no se movan. No estaba seguro si vivieron muchos das o murieron pronto. Grieve, de todos modos, quera que le creyesen lo que deca. En medio de las risas de todos, le dijo a uno de los Zmiga. Claro! Porque mi pap tiene mucha plata. Y me ha dicho que va hacer llevar a mi casa a todos los peces del mar. Para m. Para que juegue con ellos en mi saln grande.

El profesor dijo en alta voz: Bueno! Bueno! Silencio! Grieve no se acuerda bien, seguramente. Porque los peces mueren cuando

Los nios aadieron en coro: Se les saca del agua.

- Eso es, -dijo el profesor. El nio flacucho y plido dijo: Porque los peces tienen sus mams en el agua y sacndolos se quedan sin mams.

No! No! No! -dijo el profesor -. Los peces mueren fuera del agua, porque no pueden respirar. Ellos toman el aire que hay en el agua, y cuando salen, no pueden absorber el aire que hay afuera.

- Porque ya estn como muertos -dijo un nio. Humberto Grieve dijo: Mi pap puede darles aire en mi casa, porque tiene bastante plata para comprar todo.

El chico vestido de verde dijo: - Mi pap tambin tiene plata. - Mi pap tambin -dijo otro chico. Todos los nios dijeron que sus padres tenan mucho dinero. Paco Yunque no deca nada y estaba pensando en los peces que moran fuera del agua. Faria le dijo a Paco Yunque: - Y t, tu pap no tiene plata? Paco Yunque reflexion y se acord haberle visto una vez a su mam con unas pesetas en la mano. Yunque le dijo a Faria. - Mi mam tiene tambin mucha plata. - Cunto? -le pregunt Faria. - Como cuatro pesetas. Paco Faria dijo al profesor en alta voz: - Paco Yunque dice que su mam tiene tambin mucha plata. Mentira, seor! -respondi Humberto Grieve -Paco Yunque miente, porque su mam es la sirvienta de mi mam y no tiene nada.

El profesor tom la tiza y escribi en la pizarra, dando la espalda a los nios. Humberto Grieve, aprovechando de que no le vea el profesor, dio un salto y le jal de los pelos a Yunque, volvindose a la carrera a su carpeta. Yunque se puso a llorar. - Qu es eso? -dijo el profesor, volvindose a ver lo que pasaba. Paco Faria dijo: - Grieve le ha tirado de los pelos, seor. - No, seor - dijo Grieve -yo no he sido. Yo no me he movido de mi sitio. Bueno! Bueno! -dijo el profesor - Silencio! Cllese, Paco Yunque! Silencio!

Sigui escribiendo en la pizarra y despus pregunt a Grieve: - Si se le saca del agua, qu sucede con el pez? - Va a vivir en mi saln -contest Grieve. Otra vez se rean de Grieve todos los nios. Este Grieve no saba nada. No pensaba ms que en su casa y en su saln y en su pap y en su plata. Siempre estaba diciendo tonteras. Vamos a ver, usted, Paco Yunque, -dijo el profesor -Qu pasa con el pez, si se le saca del agua?

Paco Yunque, medio llorando todava por el jaln de pelos que le dio Grieve, repiti de una tirada lo que dijo el profesor: - Los peces mueren fuera del agua porque les falta aire. - Eso es! -deca el profesor -muy bien. Volvi a escribir en la pizarra. Humberto Grieve aprovech otra vez de que no poda verle el profesor y fue a darle un puetazo a Paco Faria en la boca y regres de un salto a su carpeta. Faria, en vez de llorar como Paco Yunque, dijo a grandes voces al profesor: - Seor! Acaba de pegarme Humberto Grieve. - S, seor! S, seor! -decan todos los nios a la vez. Una bulla tremenda haba en el saln. El profesor dio un puetazo en su pupitre y dijo: - Silencio! El saln se sumi en un silencio completo y cada alumno estaba en su carpeta, serio y derecho, mirando ansiosamente al profesor. Las cosas de este Humberto Grieve! Ya ven lo que estaba pasando por su cuenta! Ahora habr que ver lo que iba a hacer el profesor, que estaba colorado de clera! Y todo por culpa de Humberto Grieve! - Qu desorden era ese? -pregunt el profesor a Paco Faria. Paco Faria, con los ojos brillantes de rabia, deca: Humberto Grieve me ha pegado un puetazo en la cara, sin que yo le haga nada.

- Verdad, Grieve? - No, seor -dijo Humberto Grieve -.Yo no le he pegado. El profesor mir a todos los alumnos sin saber a qu atenerse. Quin de los dos deca la verdad? Faria o Grieve? - Quin lo ha visto? -pregunt el profesor a Faria. - Todos, seor! Paco Yunque tambin lo ha visto. - Es verdad lo que dice Faria? -le pregunt el profesor a Yunque. Paco Yunque mir a Humberto Grieve y no se atrevi a responder, porque si deca que s, el nio Humberto le pegara a la salida. Yunque no dijo nada y baj la cabeza. Faria dijo: Yunque no dice nada, seor, porque Humberto Grieve le pega, porque es su muchacho y vive en su casa.

El profesor pregunt a los otros alumnos: - Quin otro ha visto lo que dice Faria? Todos los nios respondieron a una voz: - Yo, seor! yo, seor! yo, seor! El profesor volvi a preguntar a Grieve. - Entonces es cierto, Grieve, que le ha pegado usted a Faria? - No, seor. Yo no le he pegado. - Cuidado con mentir, Grieve! Un nio decente como usted, no debe mentir. - No, Seor! No le he pegado. Bueno. Yo creo en lo que usted dice. Yo s que usted no miente nunca. Bueno. Pero tenga usted mucho cuidado en adelante!

El profesor se puso a pasear, pensativo, y todos los alumnos seguan circunspectos y derechos en sus bancos. Paco Faria grua a media voz y como queriendo llorar: No le castigan porque su pap es rico. Le voy a decir a mi mam El profesor le oy y se plant enojado delante de Faria y le dijo en alta voz:

Qu est usted diciendo? Humberto Grieve es un buen alumno. No miente nunca. No molesta a nadie. Por eso no lo castigo. Aqu todos los nios son iguales, los hijos de ricos y los hijos de pobres. Yo los castigo, aunque sean hijos de ricos. Como usted vuelva a decir lo que est diciendo del padre de Grieve, le pondr dos horas de reclusin. Me ha odo usted?

Paco Faria estaba agachado. Paco Yunque tambin. Los dos saban que era Humberto Grieve quien les haba pegado y que era un gran mentiroso. El profesor fue a la pizarra y sigui escribiendo. Paco Faria le preguntaba a Paco Yunque: - Por qu no le dijiste al seor que me ha pegado Humberto Grieve? - Porque el nio Humberto me pega. - Y por qu no se lo dices a tu mam? - Porque si le digo a mi mam, tambin me pega y la patrona se enoja. Mientras el profesor escriba en la pizarra, Humberto Grieve se puso a llenar de dibujos su cuaderno. Paco Yunque estaba pensando en su mam. Despus se acord de la patrona y del nio Humberto. Le pegara al volver a la casa? Yunque miraba a los otros nios y stos no le pegaban a Yunque ni a Faria, ni a nadie. Tampoco lo queran agarrar a Yunque en las otras carpetas, como quiso hacerlo el nio Humberto. Por qu el nio Humberto era as con l? Yunque se lo dira ahora a su mam y si el nio Humberto le pegaba, se lo dira al profesor. Pero el profesor no le haca nada al nio Humberto. Entonces, se lo dira a Paco Faria. Le pregunt a Paco Faria: - A ti tambin te pega el nio Humberto? A m? Qu me va a pegar a m! Le pego un puetazo en el hocico y le echo sangre! Vas a ver! como me haga alguna cosa! Djalo y vers! Y se lo dir a mi mam! Y vendr mi pap y le pegar a Grieve y a su pap tambin, y a todos!

Paco Yunque le oa asustado a Paco Faria lo que deca. Cierto sera que le pegara al nio H