Lectura del libro de Baruc 5, 1-9 + Lectura del santo evangelio … · 2019-01-03 · “La...

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“La generosidad ensancha el corazón y conduce a la magnanimidad. El enemigo de la generosidad es el consumismo”. P. Francisco 26/11/2018 Lectura del libro de Baruc 5, 1-9 Jerusalén, despójate del vestido de luto y aflicción que llevas, y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede. Envuélvete ahora en el manto de la justicia de Dios, y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos habitan bajo el cielo. Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad». En pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos: el Santo los reúne de oriente a occidente y llegan gozosos invocando a Dios. A pie tuvieron que partir, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real. Dios ha mandado rebajarse a todos los montes elevados y a todas las colinas encumbradas; ha mandado rellenarse a los barrancos hasta hacer que el suelo se nivele, para que Israel camine seguro, guiado por la gloria de Dios. Ha mandado a los bosques y a los árboles aromáticos que den sombra a Israel. Porque Dios guiará a Israel con alegría, a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia. Palabra de Dios. Salmo responsorial.- Sal 125 R/. EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS, Y ESTAMOS ALEGRES. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R/. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos». El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R/. Recoge, Señor, a nuestros cautivos como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R/. Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R/. Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 4-6.8-11 Hermanos: Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. Esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús. Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo en el corazón, porque tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del evangelio, todos compartís mi gracia. Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús. Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios. Palabra de Dios. + Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 1-6 En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios». Palabra del Señor. Continuemos en el camino del Adviento, iniciado el domingo pasado, preparando los caminos del Señor, en actitud de esperanza y trabajando interiormente la certeza de que Dios está con nosotros. Hoy la Palabra nos señala un compromiso: es importante preparar un camino al Señor. También una llamada: allanad los senderos. Y finalmente, una meta: un cielo nuevo y una tierra nueva. El compromiso nos viene desde el Evangelio, desde la figura de Juan, el Bautista. Escuchar a Juan siempre es una llamada a la conversión. Son muchos los caminos que están bloqueados y se hace difícil llegar hasta el Señor que salva. La conversión allana los senderos y rompe las ataduras de la esclavitud, y reaviva la sed de Dios. Los primeros cristianos vieron en la actuación del Bautista al profeta que preparó decisivamente el camino a Jesús. Por eso, a lo largo de los siglos, el Bautista se ha convertido en una llamada que nos sigue urgiendo a preparar caminos que nos permitan acoger a Jesús entre nosotros. Lucas ha resumido su mensaje con este grito tomado del profeta Isaías: "Preparad el camino del Señor". ¿Cómo escuchar ese grito en la Iglesia de hoy? ¿Cómo abrir caminos para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo podamos encontrarnos con él? ¿Cómo acogerlo? Lo primero es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con su persona. No es posible alimentarse solo de doctrina religiosa. No es posible seguir a un Jesús convertido en una sublime abstracción. Necesitamos sintonizar vitalmente con él, dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano. En medio del "desierto espiritual" de la sociedad moderna, hemos de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde se acoge el Evangelio de Jesús. Vivir la experiencia de reunirnos creyentes, menos creyentes, poco creyentes e, incluso, no creyentes, en torno al relato evangélico de Jesús. Darle a él la oportunidad de que penetre con su fuerza humanizadora en nuestros problemas, crisis, miedos, esperanzas... No lo hemos de olvidar. En los evangelios no aprendemos doctrina académica sobre Jesús, destinada inevitablemente a envejecer a lo largo de los siglos. Aprendemos un estilo de vivir realizable en todos los tiempos y en todas las culturas: el estilo de vivir de Jesús. La doctrina no toca el corazón, no convierte ni enamora. Jesús sí. La experiencia directa e inmediata con el relato evangélico nos hace nacer a una fe nueva, no por vía de "adoctrinamiento" o de "aprendizaje teórico", sino por el contacto vital con Jesús. Él nos enseña a vivir la fe, no por obligación sino por atracción. Nos hace vivir la vida cristiana, no como deber sino como contagio. En contacto con el evangelio recuperamos nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús. Recorriendo los evangelios experimentamos que la presencia invisible y silenciosa del Resucitado adquiere rasgos humanos y recobra voz concreta. De pronto todo cambia: podemos vivir acompañados por Alguien que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. El secreto de la "nueva evangelización" consiste en ponernos en contacto directo e inmediato con Jesús. Sin él no es posible engendrar una fe nueva. La Palabra de Dios nos exige un verdadero cambio interior. Éste debe ser nuestro compromiso en este camino del Adviento como preparación para recibir el gran regalo de la Navidad.

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“La generosidad ensancha el corazón y conduce a la magnanimidad. El enemigo de la generosidad es el consumismo”. P. Francisco 26/11/2018 Lectura del libro de Baruc 5, 1-9

Jerusalén, despójate del vestido de luto y aflicción que llevas, y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede. Envuélvete ahora en el manto de la justicia de Dios, y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos habitan bajo el cielo. Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad». En pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos: el Santo los reúne de oriente a occidente y llegan gozosos invocando a Dios. A pie tuvieron que partir, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real. Dios ha mandado rebajarse a todos los montes elevados y a todas las colinas encumbradas; ha mandado rellenarse a los barrancos hasta hacer que el suelo se nivele, para que Israel camine seguro, guiado por la gloria de Dios. Ha mandado a los bosques y a los árboles aromáticos que den sombra a Israel. Porque Dios guiará a Israel con alegría, a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia. Palabra de Dios.

Salmo responsorial.- Sal 125 R/. EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS, Y ESTAMOS ALEGRES. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos». El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R/.

Recoge, Señor, a nuestros cautivos como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 4-6.8-11 Hermanos: Siempre que rezo por todos vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. Esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús. Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo en el corazón, porque tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del evangelio, todos compartís mi gracia.

Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús. Y ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios. Palabra de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 1-6

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios». Palabra del Señor.

Continuemos en el camino del Adviento, iniciado el domingo pasado, preparando los caminos del Señor, en actitud de esperanza y trabajando interiormente la certeza de que Dios está con nosotros. Hoy la Palabra nos señala un compromiso : es importante preparar un camino al Señor. También una llamada : allanad los senderos. Y finalmente, una meta : un cielo nuevo y una tierra nueva. El compromiso nos viene desde el Evangelio, desde la figura de Juan, el Bautista. Escuchar a Juan siempre es una llamada a la conversión. Son muchos los caminos que están bloqueados y se hace difícil llegar hasta el Señor que salva. La conversión allana los senderos y rompe las ataduras de la esclavitud, y reaviva la sed de Dios.

Los primeros cristianos vieron en la actuación del Bautista al profeta que preparó decisivamente el camino a Jesús. Por eso, a lo largo de los siglos, el Bautista se ha convertido en una llamada que nos sigue urgiendo a preparar caminos que nos permitan acoger a Jesús entre nosotros. Lucas ha resumido su mensaje con este grito tomado del profeta Isaías: "Preparad el camino del Señor". ¿Cómo escuchar ese grito en la Iglesia de hoy? ¿Cómo abrir caminos para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo podamos encontrarnos con él? ¿Cómo acogerlo? Lo primero es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con su persona. No es posible alimentarse solo de doctrina religiosa. No es posible seguir a un Jesús convertido en una sublime abstracción. Necesitamos sintonizar vitalmente con él, dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano. En medio del "desierto espiritual" de la sociedad moderna, hemos de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde se acoge el Evangelio de Jesús. Vivir la experiencia de reunirnos creyentes, menos creyentes, poco creyentes e, incluso, no creyentes, en torno al relato evangélico de Jesús. Darle a él la oportunidad de que penetre con su fuerza humanizadora en nuestros problemas, crisis, miedos, esperanzas... No lo hemos de olvidar. En los evangelios no aprendemos doctrina académica sobre Jesús, destinada inevitablemente a envejecer a lo largo de los siglos. Aprendemos un estilo de vivir realizable en todos los tiempos y en todas las culturas: el estilo de vivir de Jesús. La doctrina no toca el corazón, no convierte ni enamora. Jesús sí. La experiencia directa e inmediata con el relato evangélico nos hace nacer a una fe nueva, no por vía de "adoctrinamiento" o de "aprendizaje teórico", sino por el contacto vital con Jesús. Él nos enseña a vivir la fe, no por obligación sino por atracción. Nos hace vivir la vida cristiana, no como deber sino como contagio. En contacto con el evangelio recuperamos nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús. Recorriendo los evangelios experimentamos que la presencia invisible y silenciosa del Resucitado adquiere rasgos humanos y recobra voz concreta. De pronto todo cambia: podemos vivir acompañados por Alguien que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. El secreto de la "nueva evangelización" consiste en ponernos en contacto directo e inmediato con Jesús. Sin él no es posible engendrar una fe nueva. La Palabra de Dios nos exige un verdadero cambio interior. Éste debe ser nuestro compromiso en este camino del Adviento como preparación para recibir el gran regalo de la Navidad.

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70º ANIVERSARIO

Lunes, 10: 19:30h Curso de Biblia Martes, 11: 18.00h. Equipo de CARITAS Miércoles, 12: 19:30h. Grupo R. Carismática Viernes, 14: Sábado, 15: Domingo, 16: TERCER DOMINGO DE ADVIENTO «GAUDETE»

Eucaristías: 11:00 y 12:30h. 12:00h. Catequesis

AVISOS: � CAMPAÑA PERMANENTE PARA OBRAS. GOTERAS Y

MEJORAS EN EL TEMPLO. � Colaboraciones para el mosaico identificativo exter ior de la

parroquia . � Está a la venta la lotería solidaria: Nº 52565 � Del 22-27 Enero 2019

Las Matas. Madrid - Año XVI - nº 972 – 9 diciembre 2018 DOMINGO II de ADVIENTO – Ciclo C

2ª Semana: ABRIR LOS OIDOS

Adviento

Este es tiempo de pobres y emigrantes, de parias, exiliados y desplazados, de los desahuciados de sus casas que se empapan y mojan en la calle y de todos los que no tienen nombre. Este es tiempo de quienes no llegan y rezan, de hogares que se renuevan y mantienen, de los que disciernen serenamente y de quienes sufren la crisis, más fuerte, a pesar de tantas promesas. Este es tiempo de andar por oteros y valles, de cantar por las cárceles que se abren, de romper grilletes, cadenas y fuerzas, de ceñirse coronas de servicio y dignidad, y de madurar como las hojas que vuelan. Este es tiempo de Isaías y Juan Bautista, de María y de José, sin pesadillas, embarcados en la aventura divina y pasando en vela sus horas nazarenas. Es tiempo que gesta las promesas. ¡ESTE ES TIEMPO DE BUENAS NOTICIAS!

F. Ulibarri

Día 10 – Eulalia de Mérida , Nª Sra. de Loreto, Melquíades, Behnam y Sara,

Gregorio III. Is 35, 1-10 – Sal 84 – Lucas 5, 17-26

Día 11 – Dámaso , Lucas Estilita, Mª Maravillas de Jesús.

Is 40, 1-11 – Sal 95 – Mateo 18, 12-14 Día 12 – Nª Sra. de Guadalupe , Martin de S. Nicolás, Conrado de Offida,

Bartolomé de S. Gimignano. Is 40, 25-31 – Sal 102 – Mateo 11, 28-30

Día 13 – Lucía , Otilia, Orestes, Bartolo, Eugenio, Eustracio.

Is 41, 13-20 – Sal 144 – Mateo 11, 11-15 Día 14 – Juan de la Cruz, Venancio Fortunato, Buenaventura de Pistoia.

Is 48, 17-19 – Sal 1 – Mateo 11, 16-19 Día 15 – María Crucificada di Rosa, Urbez, Jacob.

Eclo 48, 1-4.9-11b – Sal 79 – Mateo 17, 10-13

Hoy entra en escena un personaje singular: Juan Bautista. Su forma de vestir, su alimentación y, sobre todo, por su forma de ser, no dejaba indiferente a nadie. Era un profeta singular. Sonaba su voz como una trompeta que rompía de arriba abajo el silencio interesado sobre el Mesías y emplazaba a la conversión; a mirar de otra forma la venida del Salvador; a regresar de los palacios de la injusticia, del todo vale o de la comodidad. Este pregonero del desierto, previamente había corregido y sacrificado su propio camino con una existencia nítida, radical y vociferaba a disponer unos caminos dignos por los que, el Señor, pudiera entrar.

Muchos de los que añoraban a Jesús -al igual que nosotros mismos- elegían las vías más cómodas y, no eran precisamente, las más venerables, para hacerse los encontradizos con El. Pero, Dios venía por un camino y el pueblo iba por otro; esa fue la trasgresión de muchos de ellos: no se encontraron con el Salvador porque no iban bien orientados hacia la dirección por donde Él venía.

¿Cómo vestimos nosotros? ¿con la piel de la oración o con el oropel de la frialdad hacia Dios?; ¿con qué nos alimentamos? ¿con la Palabra y la Eucaristía o, por el contrario, con todo aquello que nos resulta agradable a los sentidos?; ¿en qué dirección avanzamos? ¿hacia la NAVIDAD, Misterio de Amor, o hacia la vanidad del disfrutar, gastar y derrochar?

Juan, en este segundo domingo de adviento, nos pone contra las cuerdas. ¿Qué camino estamos construyendo para la llegada del Salvador? ¿Nos preocupamos de despejar la calzada de nuestra vida de aquellos escollos (envidias, orgullo, soberbia, malos modos, egoísmo….) que convierten nuestra fe en algo irrelevante o simbólico?

En estos días se adornan las calles y plazas como antesala de la NAVIDAD. ¿Cómo vamos adornar nuestra vida? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a iluminar el interior de cada uno de nosotros para que el Señor cuando nazca pueda entrar al fondo de nuestras vidas y nacer de verdad? ¿De qué nos vamos a rodear? ¿De regalos que ya ni nos llaman la atención o del gran regalo que es Cristo humillado en Belén?

NAVIDAD; no nos dejemos arrastrar por lo que desvirtúa y mancilla la belleza y la grandeza de esos días. Desde ahora, y con una profunda revisión de nuestra vida cristiana nos comprometamos, de la mano de Juan, en encauzar lo que está torcido, iluminar lo que está oscuro, retornar de senderos equivocados, agarrarnos al poder y fuerza de la oración o pedirle al Señor que nos ayude a convertirnos a Él arropados por esa otra versión del mundo, de las personas, de los acontecimientos, del amor y de la paz que nos trae y nos da el Evangelio.

Equivocarse de caminos no es malo… siempre y cuando regresemos a tiempo de ellos. ¡Adelante con el Señor!

J. Leoz

http://www.sanjoselasmatas.es [email protected]