Lecturas para Aprender Historia

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ICSE LECTURAS PARA EL ESTUDIO DE LA SOCIEDAD Y EL ESTADO

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ICSELECTURAS PARA EL ESTUDIO DE LA SOCIEDAD Y EL ESTADO

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Régimen políticoDefinición: 

I. DEFINICIÓN. Por r. político se entiende el conjunto de las instituciones que regulan la lucha por el poder y el ejercicio del poder y de los valores que animan la vida de tales instituciones.Las instituciones por un lado constituyen la estructura organizativa del poder político, que selecciona a la clase dirigente y asigna a los diversos individuos comprometidos en la lucha política su papel. Por otro lado las instituciones son normas y procedimientos que garantizan la repetición constante de determinados comportamientos y hacen de tal modo posible el desempeño regular y ordenado de la lucha por el poder y del ejercicio del poder y de las actividades sociales vinculadas a este último.Naturalmente la estructura del régimen, es decir el modo de organización y de selección de la clase dirigente, condiciona el modo de formación de la voluntad política. En consecuencia el empleo de ciertas instituciones, es decir el empleo de determinados medios para la formación de las decisiones políticas condiciona los fines que pueden ser perseguidos: la elección de un régimen implica ya en términos generales la elección de determinados valores. El nexo entre estructura del régimen y valores se entiende, sin embargo, en el sentido de que la elección de un régimen implica de por sí límites a la libertad de acción del gobierno y en consecuencia la elección de una política fundamental, cuyas expresiones históricas pueden ser (y de hecho lo son) sensiblemente contrastantes entre sí, si bien orientadas por los mismos principios generales. Como lo demuestra el ejemplo de Gran Bretaña, la izquierda y la derecha, alternándose regularmente en el poder, imprimen al gobierno cada vez una dirección política compatible no obstante con el mantenimiento del régimen.

II. LA TIPOLOGÍA DE LOS REGÍMENES POLÍTICOS. Hasta una época relativamente reciente se hizo uso de una tipología de los r. políticos heredada de Aristóteles, la cual distinguía la monarquía, o bien el gobierno de uno solo, la aristocracia, o bien el gobierno de pocos, la democracia, o bien el gobierno de todos. A cada una de estas formas puras, según Aristóteles, corresponde una forma corrupta: la tiranía, la oligarquía, la demagogia. En las formas puras el gobierno es administrado en interés general, en las corruptas en interés de quien detenta el poder. El criterio sobre el que se funda esta clasificación (el número de los gobernantes) es totalmente inadecuado para captar en su esencia la variedad de los r. políticos. Aun cuando la investigación de Aristóteles está dirigida constantemente a destacar las condiciones reales de las que dependen las diferencias entre los diversos regímenes y aun cuando los resultados de tal investigación contienen a menudo intuiciones en última instancia de carácter sociológico, el criterio sobre el que se funda su clasificación de las formas de gobierno no tiene en cuenta el hecho, demostrado por la teoría de la clase política, de que el gobierno siempre es detentado por pocos. En efecto, en el régimen monárquico y en el tiránico nunca es una persona sola quien detenta el poder, sino un grupo. Así, en el régimen democrático que tenga dimensiones más amplias que las de la ciudad-estado, no es el pueblo quien gobierna sino sus representantes.Montesquieu se aleja de la clasificación tradicional porque funda la distinción entre república, monarquía y despotismo no únicamente en un criterio numérico, sino en la combinación de dos criterios que él define como "naturaleza" y "principio" del gobierno. La naturaleza del gobierno depende del número de detentadores del poder (en la república todo el pueblo o una parte de él detenta el poder, en la monarquía y en el despotismo el poder está en manos de uno solo) y del modo de ejercicio del poder (en la monarquía el soberano gobierna sobre la base de leyes fijas y estables, en el despotismo gobierna sin leyes y sin reglas). El principio del gobierno es la actitud que anima al pueblo en su existencia concreta. La república se funda en la virtud, la monarquía en el honor, el despotismo en el miedo. De este modo Montesquieu trata de identificar el nexo que subsiste entre los diversos r. políticos y su base social. Justamente a través del camino indicado por Montesquieu, es decir del estudio de las condiciones en las que se desarrolla la vida política, es posible llegar a elaborar una tipología de los r. políticos con base en factores que influyen de manera decisiva sobre su estructura y funcionamiento.El enfoque sociológico ha contribuido, en efecto, a fundar sobre una base científica más sólida la clasificación de los r. políticos que durante mucho tiempo extrajo sus criterios principalmente de los aspectos formales de las instituciones políticas. El límite fundamental de la clasificación aristotélica y de sus variantes todavía hoy difundidas consiste en basar la distinción entre las diversas formas que la lucha por el poder asume sobre la estructura del régimen y no viceversa. En realidad la estructura del régimen no representa un dato último según el cual sea posible explicar el proceso político. El criterio pertinente que

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permite destacar los caracteres esenciales de los r. políticos e indicar sus tipos fundamentales está representado por la forma de la lucha política. Las diferencias entre los diversos tipos de régimen son imputadas en consecuencia a los diversos modos de conquistar y de mantener el poder, los cuales dependen de las condiciones sociales y políticas de la lucha por el poder. Los cambios en la forma del régimen derivan por lo tanto de un cambio producido en las condiciones internas e internacionales de la lucha política.

III. EL CRITERIO DEL MATERIALISMO HISTÓRICO. El materialismo histórico, en la medida en que explica el nexo de condicionamiento que liga la superestructura política a la estructura social ofrece el criterio más general de clasificación de los r. políticos, cuyos tipos fundamentales corresponden a las diversas fases de la evolución del modo de producción. Si examinamos las relaciones que subsisten entre sociedad civil y estado o, más en particular, entre un régimen y su base social, parece indudable que entre los dos factores subsiste una relación de condicionamiento recíproco. Sin embargo, sobre la base del materialismo histórico pareciera poder afirmarse que el dato social representado por la evolución del modo de producción constituye la variable independiente, aun cuando, como veremos, el dato político representado por el estado está dotado de una relativa autonomía.Examinemos ahora los tipos fundamentales de r. político que pueden identificarse según este criterio de análisis. Mientas que en la comunidad primitiva, donde el individuo no estaba aún constituido como entidad autónoma, la propia comunidad se presentaba como la primera fuerza productiva, el modo de producción antiguo, sobre esta base, transformó a los esclavos en medios de producción e hizo de la relación patrón-esclavo la relación social dominante. En esta fase de desarrollo del modo de producción se consolidaron las desigualdades sociales y se formaron contradicciones tan profundas en el seno de la sociedad que esta última, para mantenerse, debió producir una organización, dotada de una relativa autonomía, con la tarea específica de regular los conflictos sociales. Así nació una primera forma embrionaria de estado. Las relaciones entre los hombres formaban una trama dentro de los restringidos confines del proceso de reproducción de la vida, es decir de la ciudad-estado. Y también allí donde se alcanzaron elevadas formas de convivencia política, como en Atenas, la democracia permaneció limitada al sutil estrato de los hombres libres, los cuales, gracias al trabajo de los esclavos, podían ocuparse directamente y con asiduidad de la cosa pública.Para explicar la particularidad del desarrollo histórico de las instituciones de China, India y Egipto respecto de las de Occidente Marx introdujo la categoría del modo de producción asiático, cuyas células básicas eran comunidades de aldeas autosuficientes, que se basaban en una estructura productiva mixta de carácter agrícola y artesanal. La propiedad privada del suelo no logró afirmarse. El gobierno central se apropiaba de gran parte del producto excedente y, como contrapartida, proveía a la defensa de las comunidades y a la realización de imponentes obras públicas (vías de comunicación y sobre todo sistemas de irrigación indispensables para el cultivo de la tierra), tareas que sólo un fuerte aparato burocrático estatal podía asumir. Todas estas características explicarían la tradicional inmovilidad de las sociedades orientales, cuyo aspecto fundamental era la subordinación de la masa de los súbditos al poder central. De aquí el nombre de despotismo oriental con el cual es definido el r. político que corresponde al modo de producción asiático.En el modo de producción feudal, como en los dos tipos precedentes, domina el cultivo de la tierra, a la cual sin embargo están encadenados los siervos de la gleba. El papel de clase dominante de la nobleza, se basa en la propiedad inmobiliaria. En la ciudad, donde se desarrolla el artesanado y el comercio, se forman las corporaciones, cuya organización análoga a la existente en el campo, se funda en la división entre maestros, mozos y aprendices. Las instituciones políticas correspondientes a esta estructura social fueron las monarquías feudales, los señoríos y las comunas libres.Por fin la producción capitalista abrió el camino a la revolución industrial, la cual sustituyendo progresivamente las manufacturas por las fábricas, hizo emerger a la clase obrera. Aparece así por primera vez el trabajador libre como figura social dominante, a quien corresponde el trabajo asalariado como relación social dominante. En estas condiciones se hace posible la democracia representativa. Este tipo de régimen no puede funcionar y mantenerse en una sociedad (cuya base humana y territorial sea más amplia que la de la ciudad-estado) sin un cierto grado de industrialización, es decir sin condiciones sociales que hagan posible la participación política. El desarrollo de la revolución industrial, liberando al individuo del dominio de las instituciones tradicionales (los monarcas, la nobleza feudal, las iglesias...) que tendían a aislarlo del resto de la sociedad, transformó profundamente las relaciones políticas y sociales. La democracia representativa nación cuando, primero la burguesía, luego todo el pueblo, tomaron conciencia de ser los protagonistas del desarrollo social y pretendieron influir en él, participando en el control del poder.Sin embargo, la democracia representativa no fue en todas partes el régimen que acompañó al desarrollo industrial. Uno de los resultados históricos más relevante de los regímenes fascistas, por ejemplo, fue el de

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barrer con los residuos feudales que impedían a la industrialización y a sus consecuencias políticas afirmarse plenamente. Por otra parte, el socialismo en la versión rusa o china parece ser el r. político más apto para ejecutar la industrialización rápida y forzada de un país atrasado. La participación política, que en ambos regímenes, cada uno por caminos diversos y con fines diferentes, es obtenida predominantemente mediante la movilización desde arriba, parece constituir sin embargo la base para el desarrollo de formas de organización política más democráticas.

IV. EL CRITERIO DE LA RAZÓN DE ESTADO. Pero el estudio de la estructura social, o mejor dicho del modo de producción que caracteriza a una determinada sociedad, no agota el conjunto de los factores que ejercen una influencia inmediata sobre el funcionamiento real de los r. políticos y que concurren en consecuencia a explicar su estructura. La fisonomía que asumen las organizaciones estatales particulares depende también del sistema de los estados, es decir del orden de las relaciones internacionales de poder, que constituye el sector donde se manifiesta con máximo relieve el carácter relativamente autónomo de la vida política respecto de la evolución del modo de producción.En general la anarquía internacional y el consecuente peligro de guerra constante, al cual están expuestos todos los estados, tiende a determinar la formación de estructuras políticas autoritarias, las más eficaces para afrontar la lucha con los otros estados. Pero como los diversos estados no están expuestos del mismo modo a la presión que las relaciones internacionales de poder imprimen a la forma del régimen, la diferencia entre regímenes cuya base social ha alcanzado el mismo estadio de desarrollo del modo de producción no puede ser explicada sino recurriendo al diverso papel que el estado desempeña en el sistema político internacional. Los teóricos de la razón de estado, por ejemplo, explican el florecimiento de las libertades políticas y del autogobierno local en Gran Bretaña y en Estados Unidos por la insularidad de estos estados y el autoritarismo, el militarismo y la centralización que se desarrollaron, aunque en diversos grados, en Alemania, en Francia y en Italia por la posición continental de estos estados. El estado continental, a causa de sus confines terrestres, estaba mucho más expuesto a los peligros de invasión que el insular, y por lo tanto fue obligado a crear enormes ejércitos permanentes y un régimen centralizado y autoritario capaz de realizar una rápida movilización de todos los recursos de la sociedad. El estado insular, en cambio, protegido por el mar, pudo asegurar su defensa simplemente recurriendo a la flota y pudo darse un régimen que dejaba abierto un gran espacio a las libertades individuales y a las autonomías locales.En este punto es preciso agregar una consideración ulterior a propósito de los partidos. En el estado modernos, que se funda en la participación política de todos los ciudadanos, la sede efectiva del poder es el sistema de los partidos o el partido único, influidos por el despliegue de las fuerzas sociales y con el consenso del pueblo. La conducta de los partidos, como la de los estados, sigue la ley de la búsqueda de la seguridad y de la fuerza de su poder. La configuración del r. político dependerá por lo tanto del orden que asuman las relaciones entre partidos, es decir del sistema de los partidos. Por este motivo los esquemas de análisis elaborados por la teoría de la razón de estado fueron extendidos, más o menos conscientemente, a la interpretación de la conducta de los partidos. Duverger, por ejemplo, subrayó que, para los fines de la clasificación de los r. políticos, el tipo de sistema de los partidos tiene mucha más importancia que la fórmula jurídico-constitucional con la que a menudo son definidos. Uno de los resultados más importantes a los que llegó este tipo de análisis fue el descubrimiento de una profunda semejanza del régimen presidencial de Estados Unidos y del parlamentario de Gran Bretaña. El bipartidismo británico permite, en efecto, la elección directa del jefe de gobierno. En cambio en los regímenes parlamentarios de sistema pluripartidista de la parte occidental del continente europeo, el jefe del gobierno es designado por los partidos que se ponen de acuerdo al formar la coalición de gobierno.V. CONCLUSIONES. El materialismo histórico y la razón de estado constituyen indudablemente los más importantes modelos explicativos del proceso político y ofrecen en consecuencia criterios válidos para tipificar los r. políticos. Los dos modelos son considerados a menudo incompatibles, como las corrientes político-culturales que los produjeron. Sin embargo pocas consideraciones son suficientes para demostrar, que si tomados aisladamente no logran explicar un vasto campo de variabilidad, considerados como complementarios permiten explicar correlaciones de otra manera inexplicables.El materialismo histórico, por ejemplo, explica la relación que existe entre la industrialización y el nacimiento de los modernos estados burocráticos de dimensiones nacionales. Pero la diferencia entre la estructura rígida y centralizada de los estados del continente europeo y la elástica y descentralizada de Gran Bretaña, no puede ser explicada según una diversa estructura del sistema productivo. Lo que explica tal diferencia es un factor político (el distinto papel desempeñado por las potencias continentales respecto de la insular en el sistema de los estado, derivado del hecho de que las primeras estaban más expuestas que la segunda al peligro de agresiones) que no tiene una relación directa con la estructura del sistema productivo.Este ejemplo parece indicar una fecunda hipótesis de trabajo para llegar a formular una tipología

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satisfactoria de los r. políticos. Tal hipótesis se funda en la complementariedad de los modelos del materialismo histórico y de la razón de estado, entendidos como partes de una teoría unitaria del proceso histórico. El materialismo histórico debería ser concebido como un modelo general capaz de explicar la relación existente entre una determinada fase de la evolución del modo de producción y la estructura del r. político solamente dentro de los límites de variación relevantes en el modo de producción, mientras que el campo de variabilidad no definido por el materialismo histórico sería cubierto por la teoría de la razón de estado entendida como teoría que se funda en el principio de la autonomía relativa del poder político respecto de la evolución del modo de producción

¿Qué es un golpe de Estado?

Medida grave y violenta que toma uno de los poderes del Estado,usurpando las atribuciones de otro.(Diccionario Ideológico de la lengua española, Julio Casares de la Real Academia Española, Editorial Gustavo Gili S.A.- Barcelona, 1985).

Acción de apoderarse violenta e ilegalmente del gobierno de un país alguno de los poderes del mismo, por ejemplo, el ejército. (Diccionario de uso del español, María Moliner, A-G, Editorial Gredos S.A. - Madrid, 1997).

Usurpación ilegal y violenta del poder de una nación.(2001, Espasa Calpe).

Usurpación del poder por parte de un grupo. (Diccionario Anaya de la Lengua)

Golpe de Estado, violación y vulneración de la legalidad institucional vigente en un Estado por parte de un grupo de personas que pretenden, mediante la fuerza, sustituir o derrocar el régimen existente, sustituyéndole por otro propicio y generalmente configurado por las propias fuerzas golpistas. Este ataque contra la soberanía implica que la mayoría de los golpes de Estado supongan la retención de los organismos depositarios de aquélla (cámaras parlamentarias, gobierno) o de sus miembros. Los participantes suelen tener control sobre elementos estratégicos de las fuerzas armadas y de la policía y, para asegurar el triunfo de su acción, intentan hacerse con el de los medios de comunicación.Durante muchos años el golpe de Estado ha sido un instrumento habitual para el derrocamiento de gobiernos en el Tercer Mundo. La pobreza, la insuficiente madurez política, económica y social, y una larga tradición de liderazgo militar, han hecho que muchos países sean especialmente propensos a derrocar a los gobiernos de este modo. Ahora esta pauta parece prevalecer en algunas de las naciones de África.("Golpe de Estado" Enciclopedia Microsoft® Encarta® en línea 2002 http://encarta.msn.es © 1997-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

Concepto. «E1 golpe de Estado es un acto de autoridad consistente en un atentado -o ataque- meditado, ilegal y brusco a las normas de organización, de funcionamiento o de competencia de las autoridades constituidas; atentado -o ataque- dirigido, según un plan preconcebido y por motivos diversos, por un hombre o grupo de hombres asociados con el fin de: o apoderarse del poder, o de defender o reforzar su posición en el mismo (o sea, en el gobierno), o de producir una modificación en la orientación política del país» (O. Brichet, o. c. en bibl. 7).Naturaleza. El cambio de Gobierno, en los países democráticos, se realiza normalmente mediante elecciones competitivas, que no son sino un modo de renovación periódica del equipo gobernante. El g. de E. es también un procedimiento para cambiar de Gobierno, pero, a diferencia de aquéllas, es ilegal y suele ir acompañado de violencia. «El golpe de Estado es típico de los sistemas monocráticos inestables» (C. J. Friedrich, El hombre y el gobierno, Madrid 1968, 683).Figuras afines. Con el fin de comprender mejor el significado de la expresión «golpe de Estado» y de perfilar el concepto indicaremos sus notas características. Frente a otros fenómenos revolucionarios -en sentido amplio- que son movimientos de masas, espontáneos, en mayor o menor grado, en los que predomina el sentimiento sobre la razón, el g. de E. es llevado a cabo por una persona o minoría de ellas perfectamente organizada que actúa de acuerdo a un plan trazado previamente con minuciosidad, con rapidez y eficacia para lograr el fin perseguido. (...) En los Estados iberoamericanos se ha utilizado el g. de E. como medio frecuente de cambio del personal del gobierno durante parte del siglo XX. Y otro tanto puede decirse de algunos de los Estados africanos descolonizados en la segunda mitad del s. XX, y también de Asia. Los regímenes que se instauran como consecuencia del uso del g. de E. son normalmente autocráticos y fuertes, y se ven condicionados por la lógica interna del procedimiento utilizado para acceder al poder, por lo que, para mantenerse en el mismo -y en esto estriba su debilidad-, han de evitar toda medida liberalizadora que ponga en peligro su existencia.

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(CanalSocial. Enciclopedia. Política. - http://www.canalsocial.net/enciclopedia/enciclopedia.asp - S. Sáncez González. Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991)

Los golpes militares están determinados por el predominio de las Fuerzas Armadas por sobre las demás instituciones de gobierno. En tales circunstancias, el presidente es nombrado por los jefes de las Fuerzas Armadas y el parlamento reemplazado por las deliberaciones entre los mandos superiores de las distintas armas en la Junta de Comandantes. Las garantías constitucionales son suspendidas y las personas encontradas en actividades políticas son perseguidas como delincuentes. La Justicia y la Policía quedan supeditadas a las Fuerzas Armadas y el aparato burocrático del Estado continúa, con pocos cambios, sirviendo al nuevo régimen.

TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA Rosario Espinal

I. Importancia del conceptoDefinir el concepto “transición a la democracia” es una tarea compleja tanto por la fluidez que todo proceso de transición supone, como también porque la democraciano es un vocablo de definición única y unívoca. Desde los clásicos de la democracia en la antigua Grecia, pasando por la teoría liberal inglesa, la ilustración francesa y el marxismo, hasta las concepciones propias del siglo XX con los trabajos de Schumpeter y el revisionismo democrático, se ha entretejido una compleja red de referentes democráticos que en el lenguaje del presente podemos clasificar en formales y sustantivos. ¿Es la democracia un ensamblaje de reglas formales expresadas en leyes, constituciones y formas de organización estatal, o es la democracia un sistema político que también atiende la justicia e igualdad en diversas esferas de la vida? Esta es la pregunta central para la definición de la democracia, y por tanto, de una transición a ella. La relevancia de estas preguntas es aún mayor en las transiciones de fines del siglo XX, ya que muchos países que experimentaron procesos de transición democrática mostraron altos índices de pobreza y desigualdad, como bien lo expresa el caso de América Latina.

La continuidad de formas autoritarias durante el siglo XX explica que el concepto de “transición a la democracia” mantuviera su importancia en el análisis socio-político. Las interrogantes acerca de cómo y cuándo ocurren las transiciones persistieron y adquirieron mayor relevancia a partir de mediados de los años setenta. El colapso de los regímenes autoritarios en Europa del Sur (Portugal, España, Grecia) en los años setenta, en América Latina en los años ochenta, y posteriormente en Asia, Africa y Europa Oriental motivó un interés especial en el estudio de los procesos de transición. Un primer análisis para los casos de Europa del Sur y América Latina aparece en la colección de libros publicados bajo el título, Transitions from Authoritarian Rule, editado por Guillermo O’Donnell, Phillipe Schmitter y Laurence Whitehead (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1986). En esta colección de trabajos se identifican diferentes factores que contribuyeron a las transiciones. El factor que se enfatiza varía en función del país analizado y del autor, pero entre los más citados se encuentran: los conflictos en la clase dirigente, la modernización del empresariado, la crisis económica, los movimientos sociales, los cambios en la cultura política a favor de la democracia, y las transformaciones a nivel internacional que favorecían el colapso de las dictaduras.

II. El surgimiento de la democraciaLa discusión sobre el establecimiento de las democracia en la sociedad capitalista estuvo íntimamente ligada al desarrollo del parlamentarismo. A la crisis de la organización feudal en Europa le siguió un proceso de incorporación de diversos grupos sociales (artesanos, obreros, comerciantes) a la política, vía la representación parlamentaria. Inglaterra es el caso paradigmático de integración política vía la expansión del parlamentarismo. La formación de partidos políticos y la extensión delsufragio constituyeron la base de este proceso de incorporación política y constitucional de la relación Estado-Sociedad.

Entre las explicaciones sociológicas del por qué de la transición a la democracia sobresale la contribución de Barrington Moore, quien en su libro The Origins of Dictatorship and Democracy (1966) señala un conjunto de condiciones que a su juicio hicieron viable ese proceso. Primero, el balance de fuerzas entre los principales protagonistas sociales de la emergente sociedad capitalista donde la burguesía en formación logró reducir el poder de la monarquía terrateniente. El caso inglés es al respecto sugerente ya que para el siglo XVII los grupos burgueses emergentes lograron subordinar la autoridad del rey a la del parlamento, y para fines del siglo XIX la burguesía industrial dominaba política y económicamente a los latifundistas. En contraste con el caso inglés, Francia tuvo un proceso más tortuoso detransición a la democracia debido al persistente poder de la monarquía y su dramático colapso con la revolución francesa. Segundo, el desarrollo de la agricultura comercial contribuyó a la diversificación de la burguesía y a la neutralización del potencial revolucionario de los campesinos. Tercero, la inexistencia de una alianza entre la oligarquía terrateniente y

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la emergente burguesía dominada por la oligarquía terrateniente permitió una rápida integración de las formas políticas afines al capitalismo. Comparando Inglaterra y Alemania, Moore plantea que la recurrencia autoritaria en Alemania estuvo vinculada precisamente a una alianza dominada por la oligarquía terrateniente. Un último punto que debe destacarse es la relación de esta dinámica de las relaciones sociales con el nivel de desarrollo económico de una sociedad concreta (entiéndase el nivel de desarrollo capitalista). Por ejemplo, la mayor capacidad de liderazgo político de la burguesía industrial en Inglaterra comparada con su contraparte alemana se explica en función del avanzado desarrollo capitalista en Inglaterra y el relativo atraso alemán. Barrington Moore, por ejemplo, habla de que a menos que las sociedades hayan experimentado una revolución socioeconómica, particularmente en cuanto a modificar las relaciones depoder en el campo, la democracia no tiene posibilidades de sobrevivir. Es decir, hay una relación estrecha entre las formas de poder político y económico; los derechos ciudadanos coinciden con la creación del sujeto libre en el campo de las relaciones económicas; la subyugación directa en la economía se sustituye por la extracción de plusvalía; la subordinación política al poder absoluto se sustituye por la representatividad que supone un gobierno electo por todos (la inclusión dependió de los avances logrados siendo el momento culminante el establecimiento del sufragio universal).

III.    Transición y democraciaUna transición democrática no asegura la futura consolidación democrática. En este sentido, el concepto de “transición a la democracia” retiene la incertidumbre del proceso democrático en el largo plazo. Pero la “transición a la democracia” asume lo siguiente: primero, que existía una situación previa que no podía calificarse de democrática (es decir, existía algún tipo de autoritarismo), y segundo, que el proceso de cambio se dirigía hacia la inclusión de prácticas políticas e instituciones democráticas. Veamos a continuación las características de este proceso de cambio (de transición) y los referentes que llevan a concluir que dicha transición es democrática.

A)   La transiciónEl concepto de “transición” es definido por O’Donnell y Schmitter en Transitions from Authoritarian Rule: Tentative Conclusions (Johns Hopkins University Press, 1986, p.6) como “el intervalo entre un régimen político y otro”. Al indicar las características de este proceso, los autores señalan tres puntos. Primero, que el signo clásico de que una transición del autoritarismo ha comenzado es cuando los propios líderes autoritarios empiezan a modificar sus propias reglas de juego en tanto proveer más garantías de los derechos políticos, individuales y grupales. Segundo, que durante el proceso de transición las reglas de juego no están bien definidas sino que se encuentran en un estado cambiante y de fluidez. Tercero, que se da una lucha ardua entre los actores políticos por redefinir reglas de juego que les beneficien en lo inmediato y en el futuro. Estos tres puntos son sugerentes en tanto destacan indicadores de la transformación interna del régimen previo a la transición democrática, la fluidez e incertidumbre de los procesos de transición que modifican los patrones previos establecidos de relaciones políticas, y la importancia del período transicional para los procesos ulteriores en tanto las decisiones que se toman y el poder que se adquiere durante este período de fluidez política afectarán el tipo de democracia posible en el futuro. En otras palabras, el estado de inestabilidad existente y la búsqueda de acuerdo que permitan la instauración de un nuevo régimen plantean la posibilidad de ampliar las alternativas hasta entonces existentes.

B)   La liberalizaciónEn el proceso de transición a la democracia se identifican dos momentos. Según O’Donnell y Schmitter (1986), antes de la democratización se da un proceso de liberalización caracterizado por la redefinición y extensión de los derechos ciudadanos. Estos incluyen el habeas corpus, libertad de expresión y de movimiento, libertad de asociación, derecho a la privacidad, etc. Es dífícil determinar con precisión si todos estos derechos se respetan, pero lo sintomático es que se registran avances importantes en relación con el período autoritario. Se asume también que el ejercicio de estos derechos por parte de algunos sectores servirá de ejemplo y motivación para que otros ejerzan sus derechos.

La dinamicidad y conflictividad del proceso de transición-liberalización es otro de los puntos que destacan O’Donnell y Schmitter (1986). Los múltiples cálculos de avances y retrocesos ocupan a los actores políticos. La tensión surge de las demandas planteadas y las concesiones otorgadas. Cada situación concreta tendrá sus niveles específicos de riesgo. ¿Hasta dónde es posible desafiar las reglas de juego previamente establecidas? ¿Qué contribuirá a la estabilización de las conquistas democráticas? ¿Qué producirá un retroceso? Son éstas las inquietudes típicas del proceso de transición. Si no hay una regresión autoritaria, entonces se presenta la posibilidad de un proceso de democratización.

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C)  La democratizaciónAl llegar a la democratización surge el problema de especificar qué es la democracia. Sin entrar en una discusión semántica, basta retomar el punto previamente sugerido en cuanto a la diferencia entre la noción “formal” y “sustantiva” de la democracia. ¿Refiere la democracia a un conjunto de mecanismos de protección ciudadana y reglas de gobierno? ¿Incluye la democracia una dimensión de justicia social en la esfera de las relaciones económicas y formas de vida? El asunto es pertinente no sólo desde una dimensión ética, sino también en el contexto de las luchas por establecer y mantener la democracia en muchos países con altos índices de pobreza y desigualdad social. En las democracias desarrolladas, las inequidades sociales se fueron reduciendo durante el proceso de democratización política. Es decir, la garantía de los derechos políticos, económicos y sociales se produjeron a un ritmo más acorde. En los países de más reciente transición democrática, como los casos de América Latina, la asimetría entre la expansión de los derechos políticos y socioeconómicos hace más difícil y precario el proceso de democratización. De ahí se deriva la crítica de que la democracia es formal y no real. Esta diferenciación entre democracia formal y real también tiene una trayectoria teórica en el marxismo que redujo la democracia a una apariencia política de igualdad en el capitalismo explotador y desigual. Paralelamente a esta crítica se desarrolló un pensamiento pro-democrático que tiene diversas expresiones teóricas pero coincide en afirmar que los derechos individuales en la esfera política son un referente esencial de la democracia. Según Norberto Bobbio (1987, p.66), la democracia es “un conjunto de reglas que facilitan y garantizan la más extensa participación de la mayoría de los ciudadanos, directa o indirectamente, en las decisiones que afectan la sociedad”. Estas reglas son seis: 1) todos los ciudadanos que han obtenido su mayoría de edad tienen el derecho de expresar su opinión mediante el voto y/o elegir quién expresará su opinión sin distinción de raza, religión, condición económica, etc. 2) El voto de cada ciudadano debe tener el mismo valor. 3) Todos los ciudadanos que tienen derechos políticos deben tener la libertad de votar de acuerdo a su propia convicción, que han alcanzado de la manera más independiente posible, en el contexto de una competencia libre entre los grupos políticos organizados. 4) Deben existir alternativas reales para elegir entre ellas. 5) La mayoría decide en las decisiones colectivas y en la elección de representantes. 6) La decisión de la mayoría no puede restringir los derechos de las minorías, en particular, el derecho de convertirse en mayoría bajo las mismas condiciones. Reglas similares ya había estipulado Robert Dahl en el libro A Preface to Democratic Theory (1956) en lo que llamó la “poliarquía”, es decir, una democracia que enfatiza los procedimientos políticos mínimos de convivencia democrática. Ellos son el derecho al voto en condiciones de igualdad, elecciones libres, y la existencia de alternativas para elegir. Para Juan Linz (The Breakdown of Democratic Regimes, 1978), otro importante analista de la transición a la democracia, la democracia se refiere en términos prácticos a la libertad de crear partidos políticos y celebrar elecciones honestas en intervalos regulares sin excluir ninguna esfera política del control electoral directo o indirecto. Como se deriva claramente de los planteamientos de Dahl y Linz, las elecciones son uno de los indicadores fundamentales de que se ha iniciado un proceso de transición hacia la democracia. Por otra parte, la tensión entre democracia formal y real dependerá de los referentes teóricos y la perspectiva ética del proceso dedemocratización, de la formulación que se haga de la relación entre democracia política y económica, de la posición que ocupe la democracia política en una escala de valores y prioridades, y en particular, de la situación socioeconómica de una sociedad y su capacidad para atender las demandas y expectativas sociales.

Para Linz, la noción de que las circunstancias en las que emerge un régimen potencialmente democrático –las estructuras sociales, los conflictos sociales, el legado institucional e ideológico– pueden ser catastróficas para la democracia es problemática. Linz considera que son las acciones de los gobernantes y no las condiciones estructurales e históricas las que determinan el futuro de una naciente democracia. El identifica varios problemas recurrentes que en el pasado obstaculizaron la consolidación de nuevos regímenes democráticos: 1) La euforia inicial y las imágenes de apoyo amplio a la democracia dan la sensación de que con buena voluntad se pueden resolver los problemas acumulados en vez de captar la complejidad de los problemas sociales. 2) Los líderes del nuevo régimen democrático han tenido tiempo de reflexionar sobre los problemas de la sociedad y sus soluciones, pero no han confrontado la tarea de formularlos en términos precisos. 3) Las nuevas democracias son con frecuencia instituidas por coaliciones en las que incluso grupos minoritarios, cuya fuerza es aún desconocida, quieren ser escuchados. 4) El deseo de legislar sin los recursos necesarios para impulsar nuevas medidas, lo cual puede tener repercusiones perturbadoras en la economía que motivan evasión de capital o reducción en las inversiones. Cuando ocurren estos problemas, el resultado será frustración y descontento dentro de la coalición democrática, pudiendo llevar al colapso del régimen.

Durante los años noventa, la producción intelectual sobre la democratización fue extensa, y de la reflexión inicial sobre la transición democrática se pasó rápidamente al estudio de la consolidación democrática.

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Vocablos de referencia:Consolidación de la democraciaDemocraciaDemocratizaciónBibliografía:Bacharach, Peter: The Theory of Democratic Elitism: A Critique. Little Brown, Boston, 1967.Bobbio, Norberto: El Futuro de la Democracia. Plaza & Janes Editores, Barcelona, 1985.______________: Which Socialism? Marxism, Socialism and Democracy. University of Minnesota Press, Minneapolis, 1987.Dahl, Robert: A Preface to Democratic Theory. University of Chicago Press, Chicago, 1956.Held, David: Models of Democracy. Polity Press, Cambridge, 1987.Hunt, Alan (ed.): Marxism and Democracy. Lawrence and Wishart, London, 1980.Linz, Juan: The Breakdown of Democratic Regimes: Crisis, Breakdown & Reequilibration. Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1978.Moore, Barrington: The Social Origins of Dictatorship and Democracy. Beacon Press, Boston, 1966.O’Donnell, Guillermo; Schmitter, P. and Whitehead, L. (eds.): Transitions from Authoritarian Rule: Latin America. Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1986.O Donnel, Guillermo and Schmitter, P.: Transitions from Authoritarian Rule: Tentative Conclusions. Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1986.Schumpeter, Joseph: Capitalism, Socialism and Democracy. Harper and Row, New York, 1950.

¿Qué es una dictadura?

Gobierno que se ejerce fuera de las leyes constitutivas de un país. (Diccionario Ideológico de la lengua española, Julio Casares de la Real Academia Española, Editorial Gustavo Gili S.A.- Barcelona, 1985).

Régimen político en que gobierna un dictador.(Diccionario Ideológico de la lengua española, Julio Casares de la Real Academia Española, Editorial Gustavo Gili S.A.- Barcelona, 1985).

1.Gobierno que prescinde del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad sin limitaciones en un país y cuyo poder se concentra en una sola persona: la dictadura franquista. 4.Fuerza dominante, concentración de la autoridad en un individuo, un organismo, o una institución, generalmente: la dictadura de la banca. (2001, Espasa Calpe)

Autocracia, autarquía, totalitarismo, cesarismo, fascismo, absolutismo, dominio.(Sinónimos, 2001, Espasa Calpe)

Gobierno que, invocando el interés público, se ejerce fuera de las leyes constitutivas de un país. (Diccionario General de la Lengua Española Vox)

I. Del lat. dictatura. 1. (sustantivo femenino). Régimen de gobierno caracterizado por la concentración de todos los poderes en un individuo o en una institución que no tienen ninguna limitación legislativa ni responsabilidad ante nadie. 2. (sustantivo femenino). Tiempo que dura dicho gobierno. 3. (figurado, -a, figuradamente, sustantivo femenino). Concentración del poder en un individuo o institución. (Diccionario Anaya de la Lengua)

I. (soc.) Método autocrático de gobierno, según el cual una persona, o un grupo de personas, asume provisionalmente el poder político de modo absoluto e irrestricto, con el objeto de responder a una necesidad excepcional de fortalecimiento del Estado. II. Forma de gobierno por la cual una o varias personas asumen, sin limitación y de modo absoluto las funciones integras de la soberanía, concentrando en sí el ejercicio del poder público. Esta forma política, aparte de sus vicisitudes históricas, especialmente en Roma, constituye en la actualidad un sistema despótico por el cual la arbitrariedad se erige en norma jurídica, sin intervención de la voluntad de los ciudadanos, ni el contrapeso de la responsabilidad. Existieron en el siglo pasado en países de Asia, África y América Latina, dictaduras militares que utilizaron al anticomunismo como pretexto para implantar regímenes oligárquicos, reprimir al movimiento social y destruir por medio del terror institucional a las organizaciones democráticas. La mayoría de estas dictaduras fue borrada por el auge democrático posterior. Es la antítesis del sistema constitucional y de garantías, propio de los modernos Estados de derecho o democráticos.(Dicciobibliografia.com.)

Dictadura, sistema de gobierno cuya primera definición fue dada por el filósofo griego Aristóteles, que la calificó como una de las formas puras de gobierno, junto con la monarquía y la aristocracia, en oposición a la impura demagogia. En Roma, se consideraba una magistratura suprema, decidida por los cónsules de

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acuerdo con el Senado, que, en tiempos de peligro para la República, permitía al dictador que la ostentara gobernar como soberano.En la actualidad, la dictadura es una modalidad de gobierno que, invocando un pretendido interés público, identificado en la realidad con intereses de grupo, prescinde, para conseguirlo, de la voluntad de los gobernados. Es un poder ejercido por una persona o grupo al margen o por encima de las leyes, sin sometimiento a fiscalización ni control democrático alguno. La dictadura excluye u obvia, cuando no la elimina, una división de los poderes del Estado —legislativo, ejecutivo y judicial —, implicando la restricción o supresión de las libertades de expresión, reunión y asociación. Por regla general, viene impuesta mediante golpes de Estado militares respaldados a su vez por sectores civiles que profesan una ideología concreta, con aspiraciones hegemónicas y programas autoritarios, en particular en situaciones de crisis económicas o políticas.En la teoría marxista-leninista se habla de dictadura del proletariado para referirse a la forma de gobierno que la clase trabajadora implantaría una vez derrocado el sistema capitalista como fase previa al advenimiento de la sociedad comunista, para consolidar y desarrollar el proceso revolucionario socialista.("Dictadura" Enciclopedia Microsoft® Encarta® en línea 2002 http://encarta.msn.es © 1997-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

Concepto inicial. Se trata de una forma de dominación política de significado un poco ambiguo, pero que, tanto en la Ciencia política como en el lenguaje vulgar, aparece siempre en relación dialéctica con la república o democracia. Es una negación de ésta, mas con la particularidad decisiva de que no llega a afirmar o estructurar ninguna otra forma de gobierno que la sustituya. En cuanto negación de la democracia: a) Es contraria al principio de división de poderes, concentrándolos todos en un solo órgano. b) Es contraria al principio liberal de máximo respeto a los derechos individuales. Dictadura es tanto como despotismo o tiranía, en el sentido formal de la expresión (o sea, sin prejuzgarse su último valor para la convivencia ciudadana). (CanalSocial. Enciclopedia. Política. - http://www.canalsocial.net/enciclopedia/enciclopedia.asp - A. Perpiná Rodríguez. Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991)

¿Qué es el terrorismo de Estado?

Uso sistemático, por parte del gobierno de un Estado, de amenazas y represalias, considerado a menudo ilegal dentro incluso de su propia legislación, con el fin de imponer obediencia y una colaboración activa a la población. Por su naturaleza es difícil de identificar, y los conceptos varían en función del carácter de las épocas históricas, zonas geográficas y características culturales. Los regímenes despóticos del pasado utilizaban con frecuencia prácticas de este tipo, que las democracias modernas condenarían sin necesidad de realizar una crítica contemporánea rigurosa. Las formas más desarrolladas de terrorismo de Estado, para las que el término fue inventado, han sido los sistemas empleados en el siglo XX bajo el fascismo y el comunismo. Asimismo, la práctica de terror desde el poder se extendió en el siglo XX bajo regímenes militares o militarizados en el seno de democracias formales.Estos regímenes totalitarios se caracterizaban por un monopolio de los medios de comunicación, la imposición de una ideología monolítica, la exigencia no sólo de obediencia sino de participación activa en las medidas policiales del Estado, y un aparato de policía secreta y de campos de concentración para disciplinar e incluso exterminar a los adversarios y disidentes. Los líderes potenciales de la oposición eran aislados, encarcelados, exiliados o asesinados. A menudo, los tentáculos del aparato del Estado se extendían hasta el extranjero y atacaban a enemigos que pertenecían a la población en el exilio, como fue el caso del asesinato de Liev Trotski en México a manos de agentes estalinistas. Los componentes de muchas organizaciones nacionales de seguridad e información han utilizado métodos ilegales para hacer frente a los adversarios, tanto dentro como fuera del país. Lo que diferencia estos episodios de un sistema donde se aplica el terrorismo de Estado es la importancia de la operación y el total respaldo de la clase dirigente. En efecto, el aparato de terror, el Estado y el partido en el gobierno suelen estar relacionados de un modo indisociable. El sistema acaba destrozando a menudo a los elementos de su propia cúpula, como sucedió con el líder nazi Ernst Röhm, jefe de la Sección de Asalto (SA), y el jefe de la policía secreta soviética Lavrenti Beria, ambos ejecutados por las mismas organizaciones que ellos crearon o dirigieron.En otro plano, algunos regímenes han recurrido a medios extralegales para eliminar a elementos específicos de la población, en especial en lo que a proscritos y presuntos delincuentes se refiere.("Terrorismo de Estado" Enciclopedia Microsoft® Encarta® en línea 2002 http://encarta.msn.es © 1997-2002 Microsoft Corporation

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