Leer un buen periódico

5

Click here to load reader

Transcript of Leer un buen periódico

Page 1: Leer un buen periódico

Leer un buen periódico

Nunca hemos tenido tantos medios de información a nuestro

alcance, pero dudo que hayamos estado antes tan aturdidos y

desorientados como lo estamos ahora

MARIO VARGAS LLOSA 16 ABR 2017 - 00:00 CEST

FERNANDO VICENTE

Leer un buen periódico”, dice un verso de Vallejo, y yo creo que se

podría añadir “es la mejor manera de comenzar el día”. Recuerdo que

lo hacía cuando andaba todavía de pantalón corto, a mis 12 o 13

años, comprando La Crónica para leer los deportes mientras esperaba

Page 2: Leer un buen periódico

el ómnibus que me llevaba al colegio de La Salle a las siete y media

de la mañana. Nunca he podido desprenderme de esa costumbre y,

luego de la ducha matutina, sigo leyendo dos o tres diarios antes de

encerrarme en el escritorio a trabajar. Y, desde luego, los leo de tinta

y de papel, porque las versiones digitales me parecen todavía más

incompletas y artificiales, menos creíbles, que las otras.

Leer varios periódicos es la única manera de saber lo poco serias que

suelen ser las informaciones, condicionadas como están por la

ideología, las fobias y prejuicios de los propietarios de los medios y

de los periodistas y corresponsales. Todo el mundo reconoce la

importancia central que tiene la prensa en una sociedad democrática,

pero probablemente muy poca gente advierte que la objetividad

informativa sólo existe en contadas ocasiones y que, la mayor parte

de las veces, la información está lastrada de subjetivismo pues las

convicciones políticas, religiosas, culturales, étnicas, etcétera, de los

informadores suelen deformar sutilmente los hechos que describen

hasta sumir al lector en una gran confusión, al extremo de que a

veces parecería que noticiarios y periódicos han pasado a ser,

también, como las novelas y los cuentos, expresiones de la ficción.

¿A qué viene todo esto? A que estuve cinco días en Salzburgo,

adonde ya no llega la prensa en español, tratando de averiguar qué

había pasado exactamente en la Siria de Bachar el Asad con el uso de

las armas químicas contra inofensivos ciudadanos, consultando

periódicos en inglés, italiano y francés, sin llegar a hacerme una idea

clara al respecto, salvo lo que ya sabía: que aquello fue un horror

más entre los crímenes injustificables y monstruosos que se cometen

a diario en ese desdichado país.

Quise averiguar qué había pasado en Siria con el uso de armas

químicas contra inofensivos ciudadanos

Page 3: Leer un buen periódico

¿Qué es lo que realmente pasó? Según las primeras noticias, el

Gobierno de El Asad lanzó misiles con gases sarín sobre una

población inerme, entre la que había muchos niños, violentando una

vez más el acuerdo que había firmado ya con la Administración de

Obama hace tres años, comprometiéndose a no usar armas químicas

en la guerra que lo opone a una oposición dividida entre reformistas y

demócratas, de un lado, y, del otro, terroristas islámicos. Esta noticia

fue inmediatamente desmentida no sólo por el Gobierno sirio, sino

también por la Rusia de Putin, aliada de aquel, según los cuales el

bombardeo de las fuerzas gubernamentales hizo estallar un depósito

de armas químicas que pertenecía a la oposición yihadista, la que

sería, pues, responsable indirecta de la matanza. ¿Cuántas fueron las

víctimas? Las cifras varían, según las fuentes, entre algunas decenas

y centenares o millares, una buena parte de las cuales son niños a los

que la televisión ha mostrado con los miembros carbonizados y

agonizando en medio de espantosos suplicios.

Este atroz espectáculo, por lo visto, conmovió al presidente Trump y

lo llevó a cambiar espectacularmente su posición de que Estados

Unidos no debía intervenir en una guerra que no le incumbía, a

participar activamente en ella bombardeando una base aérea siria. Y,

al mismo tiempo, a criticar severamente a Rusia, por no moderar los

excesos genocidas contra su propio pueblo, de Bachar el Asad, y al

expresidente Obama por haberse dejado engañar por el tiranuelo

sirio firmando un tratado que éste nunca pensó cumplir. En su

campaña y en sus primeras semanas en la Casa Blanca, Donald

Trump había mostrado una sorprendente simpatía hacia Putin y su

autocrático gobierno con el que parece ahora haber mudado a una

abierta hostilidad. Es probablemente la primera vez en toda su

historia que la primera potencia mundial carece de una orientación

política internacional más o menos definida y procede, en ese ámbito,

con la impericia y los zigzags de una satrapía tercermundista.

Page 4: Leer un buen periódico

¿Condenó el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a Bachar el

Asad por usar armas químicas contra su propio pueblo? Naturalmente

que no, porque la Rusia de Putin vetó una resolución que contaba con

el voto favorable de la mayoría inequívoca de países. Desde

entonces, el Gobierno de Moscú pide y exige estentóreamente que la

ONU nombre una comisión que estudie minuciosa y

responsablemente lo que ocurrió con aquellas armas químicas. Por su

parte, el nuevo secretario de Estado norteamericano, Mr. Tillerson,

después de su glacial viaje a Rusia, ha hecho saber que según

fuentes militares de Estados Unidos Bachar el Asad ha “utilizado más

de 50 veces armas químicas contra los rebeldes que quieren

deponerlo”.

El atroz espectáculo conmovió a Trump y lo llevó a cambiar la

posición de Estados Unidos

Aunque es uno de los conflictos más sangrientos en el mundo actual,

el de Siria está lejos de ser el único. Hay la pausada y sistemática

carnicería de Afganistán, los periódicos atentados que destripan

decenas y centenas de pakistaníes, la desintegración de Libia, los

secuestros y degollinas que puntúan el avance imparable del

terrorismo islámico en África, la porfía subsahariana en escapar al

hambre y la violencia que empuja a millares a lanzarse al mar

tratando de alcanzar las playas de Europa, la nomenclatura militar de

narcos y contrabandistas que sostiene el régimen de Maduro en

Venezuela y el deprimente espectáculo de la putrefacción que

Odebrecht difundió por Brasil y todo América Latina. Y la lista podría

seguir, por muchas horas.

Nunca hemos tenido tantos medios de información a nuestro alcance,

pero, paradójicamente, dudo que hayamos estado antes tan

aturdidos y desorientados como lo estamos ahora sobre lo que

debería hacerse, en nombre de la justicia, de la libertad, de los

derechos humanos, en buena parte de las crisis y conflictos que

Page 5: Leer un buen periódico

aquejan a la humanidad. Cuando la rebelión siria estalló contra el

régimen corrupto y dictatorial de Bachar el Asad, todo parecía muy

claro: los rebeldes representaban la opción democrática y había que

apoyarlos sin equívocos. Al igual que muchos, yo lamenté que

Estados Unidos no lo hiciera así y, asustado con la idea de enredarse

en una nueva situación como la de Irak, se abstuviera. Pero, luego

las cosas han cambiado. El hecho de que las peores organizaciones

terroristas, como Al Qaeda y el Estado Islámico, que seguramente

instalarían en Siria un régimen todavía peor que el de El Asad, hayan

tomado partido a favor de la rebelión ¿no deslegitima a ésta? Tomar

partido a favor de cualquiera de las dos opciones significa condenar al

pueblo sirio a un futuro macabro.

“Leer un buen periódico” ya no es, como cuando César Vallejo

escribió ese verso, sentirse seguro, en un mundo estable y conocible,

sino emprender una excursión en la que, a cada paso, se puede caer

en “una jaula de todos los demonios”, como escribió otro poeta.

Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a

Ediciones EL PAÍS, SL, 2017.

© Mario Vargas Llosa, 2017.