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1 LEER Y ESCRIBIR DESDE EL TERRITORIO DÉBORA ALICIA MONÁ CIRO TRABAJO DE INVESTIGACIÓN PARA OPTAR AL TITULO DE Mg EN EDUCACIÓN LINEA ENSEÑANZA DE LA LENGUA Y LA LITERATURA Asesor ROGER ALEXANDER GONZÁLEZ UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA FACULTAD DE EDUCACIÓN PUERTO BERRIO (Antioquia) 2017

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LEER Y ESCRIBIR DESDE EL TERRITORIO

DÉBORA ALICIA MONÁ CIRO

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN PARA OPTAR AL TITULO DE Mg EN EDUCACIÓN

LINEA ENSEÑANZA DE LA LENGUA Y LA LITERATURA

Asesor

ROGER ALEXANDER GONZÁLEZ

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

FACULTAD DE EDUCACIÓN

PUERTO BERRIO (Antioquia)

2017

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LEER Y ESCRIBIR DESDE EL TERRITORIO

DÉBORA ALICIA MONÁ CIRO

Asesor

Mg. ROGER ALEXANDER GONZÁLEZ

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

FACULTAD DE EDUCACIÓN AVANZADA

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN, LÍNEA ENSEÑANZA DE LA LENGUA Y LA

LITERATURA

PUERTO BERRIO

2017

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Tabla de contenido

Presentación ............................................................................................................................ 8

Resumen ................................................................................................................................. 11

Autobiografía .......................................................................... ¡Error! Marcador no definido.2

Caminos Recorridos ....................................................................................................... 132

Capítulo 1 ............................................................................................................................. 243

Planteamiento del

problema…………………………………………………………………243

1.1 Antecedentes ............................................................................................................. 276

1.1.1 Antecedentes teóricos ........................................................................................................ 276

1.1.2 Antecedentes legales .......................................................................................................... 321

1.2 Descripción del problema ........................................................................................ 358

1.3 Preguntas de Investigación ........................................................................................ 38

1.4 Propósitos de la investigación ................................................................................... 39

1.5 Justificación ................................................................................................................ 40

1.6 Construcción metodológica ....................................................................................... 43

1.6.1 Enfoque epistemológico de la investigación........................................................................ 43

1.6.2. Metodología de investigación ............................................................................................. 44

1.6.3. Estrategias de Investigación ................................................................................................ 45

1.6.3.1. Recolección de la información………………………………………………..46

1.6.3.2. La entrevista…………………………………………………………………..47

1.6.3.3. Grupo de discusión……………………………………………………………49

1.6.3.4. Diario pedagógico…………………………………………………………….51

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1.6.4 Proceso de análisis y construcción de los datos ................................................................. 52

Capítulo 2 ............................................................................................................................... 59

La ruta del territorio .............................................................................................................. 59

2.1. El territorio y sus itinerarios .................................................................................... 61

2.2 Prácticas de lectura y escritura ................................................................................. 69

2.2.1 Prácticas de Lectura. ............................................................................................................ 70

2.2.2 Prácticas de Escritura ........................................................................................................... 76

Capítulo 3 ............................................................................................................................. 82

Un camino y distintas miradas: Comprensiones que vinculan el territorio con las prácticas

de lectura y escritura .................................................................................................................... 82

3.1 El territorio ................................................................................................................. 84

3.1.1 El territorio como construcción simbólica ........................................................................... 89

3.1.2 Un territorio que determina unas formas de leer y escribir en la escuela .......................... 941

3.2 Prácticas de lectura y prácticas de escritura ......................................................... 100

3.2.1 Prácticas de lectura y escritura, mediadas por una idea de territorio ................................. 103

3.2.2 Leer y escribir desde el territorio: métodos y prácticas diversas ....................................... 108

4. Conclusiones generales y nuevas aperturas ................................................................. 1226

Referencias bibliográficas ................................................................................................. 1282

Anexos ................................................................................................................................ 1337

Anexo 1 Consentimiento Informado ............................................................................. 133

*Configurar una propuesta didáctica que acerque a los niños a la lengua escrita de

manera significativa desde la lectura del territorio. .......................................................... 134

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Anexo 2 Grupo de discusión cuadro relación docente, perfil académico, código

asignado en la investigación ............................................................................................... 1372

Anexo 3 Formato entrevista a padres ........................................................................... 139

Anexo 4 Formato entrevista a docentes ........................................................................ 140

Anexo 5 Formato Entrevista a estudiantes .................................................................. 142

Anexo 6: Entrevistas, cuadro relación participantes, perfil y códigos .................... 143

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Tablas y figuras

Tabla 1. Resumen sábana categorial…………………………………………………….55

Tabla 2. Categorías y líneas emergentes...………………………………………..……..58

Tabla 3. Tipificación de las categorías………………………...………………………...82

Tabla 4. Entrevista..……………………………………………………………………..107

Tabla 5. Caminando y observando voy configurando mi aprendizaje…………………..111

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Tabla de anexos

Anexo 1 Consentimiento informado

Anexo 2. Grupo de discusión cuadro relación docente, perfil académico, código

Asignado en la investigación.

Anexo 3. Formato entrevista a padres

Anexo 4. Formato entrevista a docentes

Anexo 5. Formato entrevista a estudiantes

Anexo 6. Entrevistas, relación docentes códigos perfil académico

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Presentación

Este Trabajo investigativo aborda la enseñanza de la lectura y la escritura en niños del grado

primero. Su intención es comprender las particularidades del territorio y su influencia en el proceso

de aprendizaje cuando sus dinámicas naturales, sociales y culturales se vinculan con la actividad

académica, es decir, indaga cómo influyen las experiencias cotidianas de los estudiantes en el

proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura cuando este proceso está relacionado con el

territorio.

Para dar mayor fuerza a nuestro proceso investigativo, vinculamos las experiencias que se dan

en la cotidianidad del aula, con los estudios realizados por importantes exponentes de la pedagogía,

quienes mediante diversas investigaciones han puesto en evidencia las bondades del aprendizaje

cuando la actividad académica y las dinámicas del territorio se entrelazan en un ejercicio dinámico

donde la lectura y la escritura surge como consecuencia de las comprensiones que los niños hacen

de su realidad.

En este proceso es importante recordar que en el recorrido que el niño hace para desarrollar el

asunto de la lectura y la escritura, debe pasar por diversas etapas. Cada etapa es condición necesaria

para que pueda avanzar a la siguiente, al respecto, Ferreiro y Teberosky (1979) en La comprensión

del sistema de escritura: construcciones originales del niño e informe de los adultos, manifiestan

que

la escritura, es una construcción (…) a través de la cual se van desarrollando las habilidades del

lenguaje. En este proceso, se distinguen los niveles: pre silábico, silábico y lingüístico (alfabético) Para

ellas la enseñanza de la escritura es una práctica pedagógica, en la que es necesaria la comprensión de

las distintas fases por las que pasan los niños al momento de adquirir la lengua escrita (p 1).

Para acuñar estos planteamientos Teberosky (1989) en su trabajo investigativo, Los

conocimientos previos de los niños sobre el lenguaje escrito y su incorporación al aprendizaje

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escolar del ciclo inicial, analiza las relaciones que existen entre los aspectos pedagógicos y

psicolingüísticos de los que se parte para motivar a los estudiantes a la construcción del

conocimiento de la lengua, y la relación de los aprendizajes de los individuos, con los espacios y

las rutinas sociales en las que participan. En tal sentido, los saberes construidos se articulan con

las representaciones del mundo de los adultos y con las prácticas que allí se pueden rastrear y

aprender, lo que hace que acercarse a los contextos resulte fundamental para la comprensión de

los procesos ligados al lenguaje.

De igual forma desde las voces de Kalman (2003), Zavala (2009), Hurtado (2000); se concibe

el aprendizaje de la lengua escrita como una construcción que surge para dar respuesta a la

necesidad de los sujetos de conocer y usar el código oral y escrito en el desarrollo de su vida

cotidiana. Aquello que le permite avanzar hacia un proceso comunicativo amplio, que va más allá

del hecho de escribir sobre un papel, es decir, la escritura es algo que se inserta en el desarrollo de

las actividades cotidianas, algo que se construye desde las relaciones con los actores de

determinados espacios en un constante vínculo con el otro y en una dinámica de relaciones

permanentes donde lo otro se constituye en algo valioso para que la lectura y la escritura se

desarrollen significativamente. Siendo el espacio familiar, institucional y social la ruta que lo ha

de llevar a la configuración del saber, es decir, a leer y escribir significativamente.

Desde esa perspectiva cada evento constituye una oportunidad para que el niño, despliegue su

capacidad creativa e incorpore en su proceso de lectura y escritura las experiencias de su acontecer

cotidiano al igual que los eventos desarrollados periódicamente en el territorio.

En ese ambiente de interrelaciones, se van construyendo aprendizajes significativos donde el

niño reflexiona constantemente sobre lo que le pasa a su alrededor. De esa reflexión, va tomando

elementos para realizar construcciones que le permiten desarrollar procesos de lectura y escritura

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en un ejercicio práctico donde lo natural, lo social y lo cultural se vincula desde los sucesos que

cotidianamente viven los niños en la familia, la escuela y la comunidad.

En concordancia con lo anterior, direccionamos nuestro quehacer pedagógico hacia las

particularidades de las prácticas de lectura y escritura, desde una perspectiva crítica y reflexiva

donde el niño cuestiona su realidad y paralelo a esto, desarrolla el aprendizaje del lenguaje, en un

ambiente de significación donde las experiencias que vive cotidianamente en su entorno natural,

social y cultural constituyen el punto de partida que lo motivan a construir textos orales y escritos.

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Resumen

Esta investigación es de tipo cualitativa y está dirigida a la comprensión de lo que pasa en el

niño cuando el proceso de aprendizaje de lectura y escritura es orientado a partir del territorio. Es

decir, parte de las interacciones y los eventos sociales y culturales que rodean la vida del estudiante

para construir a partir de ellos el aprendizaje de la lengua.

El trabajo se desarrolló mediante la metodología de estudio de caso; y fruto del análisis se

identificaron dos categorías y cuatro líneas emergentes, en las que se soportan los hallazgos de

este ejercicio de indagación.

La primera categoría está relacionada con el territorio y las dinámicas que se dan al interior de

él; en esta categoría se vincula el lenguaje con los acontecimientos que ocurren en el entorno del

niño e interroga lo que pasa en su interior cuando entra en contacto con el otro, en el desarrollo de

sus actividades habituales. Desde esos acontecimientos va construyendo saberes que lo ayudan a

fortalecer el aprendizaje del proceso lector y escritor.

La segunda categoría, tiene que ver con las prácticas de lectura y escritura que realizan los

estudiantes en sus interacciones cotidianas, con las expresiones que utilizan en sus discursos orales

y las maneras en que participan de actividades relacionadas con la lectura y la escritura.

La potencia de estas prácticas fue evidenciada a través de las observaciones hechas a los niños

en eventos programados por la institución y en ejercicios realizados por ellos en su vida familiar

y escolar, las cuales, por su alto grado de significación, constituyen una valiosa herramienta al

momento de desarrollar el aprendizaje del lenguaje.

Para tener un soporte que evidencie el trabajo realizado con los niños, en torno a la lectura y

la escritura vinculadas al territorio, se hicieron registros en el diario de campo, estos permitieron

observar que los niños al entrar en contacto con las dinámicas territoriales producen infinidad de

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textos, y a través de ellos, realizan construcciones con las que van fortaleciendo su aprendizaje del

lenguaje.

De igual forma, los aportes dados por los docentes que participaron en las entrevistas y en el

grupo de discusión, nos permitieron conocer diversas experiencias pedagógicas, relacionadas con

la forma como aprenden a leer y escribir los niños y, la manera como ellos, vinculan este proceso

académico con las dinámicas del territorio.

Fue así como logramos evidenciar que algunos docentes vienen realizando procesos de

enseñanza a partir del territorio, con actividades de lectura, donde se involucra diferentes

elementos que se encuentran en el contexto.

En este proceso también fue de vital importancia el rastreo de información hecha a través de

la lectura y análisis de textos. En ellos logramos comprender que existen diversas investigaciones

en torno al aprendizaje en contexto y diversas prácticas de las que se valen los sujetos para acceder

al dominio del código oral y escrito. Todas ellas, presentes en el territorio y permeadas por los

intereses, búsquedas y la cultura de quienes las viven y las hacen posible.

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La historia recorrida… Ecos del territorio

Caminos Recorridos

Al volver la mirada al pasado, mis recuerdos se detienen en la escuela de la vereda Hoyo Rico

del municipio Puerto Nare, lugar donde cursé mi primer año escolar y al cual están asociados esos

primeros acercamientos con la lectura y la escritura, es decir, con las prácticas que me permitieron

esos aprendizajes

Precisar aquel encuentro inicial es difícil, ha corrido el tiempo y con los años la memoria se

vuelve difusa y en ocasiones solo se puede recordar aquello que se quiso, personas y situaciones

que despertaron la creatividad y el amor por aprender. Recuerdo a mi profesora de primero, Doña

Rosa, le decíamos por cariño Rosita. Era una mujer humilde y dulce que nos trataba con delicadeza;

no había terminado su bachillerato, pero su amor por lo que hacía y su sentido de responsabilidad

hizo que aprendiéramos rápidamente y, poco a poco, se ganó el corazón y la gratitud de toda la

comunidad.

Con la profe Rosita, hacíamos muchas cosas, nunca las carencias de la escuela, la falta de

condiciones físicas, fueron un impedimento para su trabajo, ella se las ingeniaba para darnos lo

mejor de sí, y hacer que nuestro aprendizaje fuera de buena calidad. Por ello, además de las

actividades académicas, organizaba eventos como la siembra y arreglo del jardín, salidas de

observación por los predios cercanos a la escuela, de igual forma se hacía, en el mes, una jornada

cultural donde participábamos con cantos, poesía, coplas y lecturas. Esta actividad era la que más

disfrutábamos los niños y en la que centrábamos una parte importante de nuestro tiempo, pues

durante todo el mes nos preparábamos para esta presentación.

De esos años de escolaridad, recuerdo los cuentos del Lobo y los tres cerditos de Los hermanos

Grimm, (s.f), Blanca nieves de Jacod, G. (1812), y Caperucita roja de Perrauld, Ch.(s.f)

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entre otros. Muchos de ellos aún los usos dentro de mis clases y como pretexto para acercar a mis

estudiantes a la Literatura. Estas historias eran llevadas al aula de clase mediante dramatizaciones

que junto con la profesora representábamos, en ellas, los niños interpretábamos los personajes,

caracterizándolos en forma sencilla. Era algo muy bonito, donde todos nos divertíamos muchísimo.

Como la escuela era unitaria, la profesora debía atender todos los grupos, en ese entonces solo

había dos grupos. La enseñanza era rigurosa, se daba la jornada completa, de 8:00 a.m. a 4:00 pm.

El aprendizaje era de orden memorístico; recuerdo que hacíamos muchas planas y que

memorizábamos al pie de la letra todos los conceptos que la profesora nos hacía escribir. De igual

forma, se le daba especial importancia al manejo del renglón y a la forma como se hacían las letras.

Recuerdo que la evaluación de lectura, consistía en pasar frente a todos los compañeros y leer unos

pequeños textos. Para este ejercicio nos apoyábamos en el texto propuesto por Zapata, E.(1955)

la Cartilla coquito. Esta cartilla es usada por docentes para apoyar el aprendizaje de los estudiantes

en los procesos de lectura y escritura.

El aprendizaje era descontextualizado, pocas eran las actividades que involucraran el contexto;

al momento de valorar los aprendizajes se evaluaba la estética, la memorización de los contenidos

y la responsabilidad en el cumplimiento de las tareas. La creatividad, los procesos de

argumentación y la crítica eran construcciones que estaban reservadas para etapas posteriores del

aprendizaje.

En cuanto al compromiso de la familia en esos primeros años de escolaridad, recuerdo que era

más bien poco, sobre todo al momento de realizar las actividades académicas. Sin embargo,

estaban presentes en nuestro proceso formativo de otras formas, desde otras narrativas en las que

la historia, la anécdota y el compartir hacían sus contribuciones a nuestro aprendizaje.

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No siempre estuvo la profe Rosita y mientras que cursaba el grado segundo, la profe cariñosa

fue trasladada y, pese al esfuerzo de la comunidad por retenerla, al poco tiempo llegó en su

remplazo la profesora Teresa, era una mujer afro muy trabajadora y cumplidora de su deber. Tenía

una formación pedagógica más avanzada que la profe anterior y había terminado el bachillerato;

lo cual para la época ya era bastante.

Su proceso de enseñanza también era riguroso, se esforzaba por que aprendiéramos y a pesar

de su carácter fuerte, la queríamos mucho porque era alegre y le gustaba compartir con nosotros

los acostumbrados juegos. También porque promovía actividades donde contábamos historias o

ella nos narraba cuentos, que pocas veces leía porque se los sabía de memoria. Algunas veces

realizábamos actividades de canto, donde todos los niños nos presentábamos con una canción

frente a nuestros compañeros y aquello servía de excusa para reconocernos como compañeros.

Al año siguiente, llego un auxilio para construir la escuela, pero por disputas de terreno esta

fue trasladada a otro lugar, lo que implicaba para nosotros caminar hora y media más para llegar

hasta ella e implicaba pasar una quebrada grande que cuando llovía representaba un peligro para

nuestra vida. Por esta razón mis padres decidieron retirarnos de la escuela. Así pasaron algunos

años donde intentamos estudiar por radio, pero no nos dio resultado. Entonces practicábamos

lectura en periódicos que mi papá nos llevaba y en algunos libros que el patrón de la finca nos

ofrecía en préstamo.

En todo ese tiempo, mis padres siempre tuvieron la preocupación y el interés porque mis

hermanos y yo volviéramos a la escuela. Así, que intentaron una otra vez hasta que pudieron vender

la finca y fue entonces cuando nos trasladamos a la costa Atlántica, al municipio de Aguachica –

Cesar, y allí empezamos una nueva etapa, que trajo profundos cambios, principalmente por las

características del nuevo pueblo.

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El ingreso a la escuela, también representó cambios significativos, pues el contexto de esa

institución en nada se parecía al de la escuela de la vereda, allí las dinámicas sociales y culturales

eran distintas y cada uno parecía ir por su lado, sin embargo, la preocupación por la memoria y

aquellas prácticas asociadas a la repetición seguían estando presentes. Debido a esto, pude

adaptarme rápidamente al estilo de enseñanza de la profe, mi ritmo de aprendizaje no se vio

afectado y pude terminar con éxito ese año.

Al siguiente año nos trasladamos a Pailitas - Cesar. En Pailitas, inicialmente estudiamos en

una escuela de la cabecera municipal; Luego ingresamos a la escuela de la vereda “El Cinco” lugar

donde pude terminar mi primaria. Esta escuela, a pesar de ser rural, tenía unas características

totalmente distintas a la anterior. El paisaje, la gente, la forma de ser de los niños y de la docente

eran diferentes, pero muy acogedores y desde el primer día me sentí como en casa. Ello sembró en

mí la pregunta por otras formas de la escolaridad, una pregunta que aún hoy hace parte de mis

apuestas como docente.

La escuela, estaba ubicada a márgenes de la carrilera, esto le daba cierto aire urbano. De igual

forma, la vereda contaba con carretera, lo que permitía que la movilización hacia la cabecera

municipal fuera muy fácil. El grupo era numeroso, demasiado para ser atendidos por una sola

docente. Sin embargo, ella, planeaba su clase de tal forma, que lograba atendernos a todos,

implementando la metodología de talleres y el trabajo cooperativo; donde los estudiantes más

avanzados servían como monitores y ayudaban a los que tenían mayores dificultades o a los niños

de los grados inferiores.

Esta metodología hacía que el grupo fuera muy unido, pues todos vivíamos en constante

relación, compartíamos los útiles e intercambiábamos saberes. Con algunos grupos también

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compartíamos las tareas, pues en la zona rural era muy difícil investigar los temas que la profesora

nos dejaba como consulta, por eso compartir apuntes y notas era una común entre los estudiantes.

Recuerdo que el trabajo era dinámico y si bien, las relaciones con el contexto y sus actores

eran escasas, sí nos movilizábamos a investigar, para ello, utilizábamos los escasos textos de la

escuela; los periódicos y la información que nos llegaba a través de la radio; otras veces

recorríamos la vereda haciendo observaciones, llenando rejillas e incluso conversando con algunas

personas de la comunidad. Estas prácticas nos permitían fortalecer nuestro aprendizaje y

constituían otra forma de acceder al conocimiento.

De mi paso por la secundaria recuerdo, que el enfoque metodológico no tuvo grandes

variaciones con respecto a la primaria, la metodología continuaba siendo de corte memorístico.

Los profesores implementaban actividades mecánicas donde nos hacían copiar extensos textos los

cuales debíamos aprender de memoria para luego responder las evaluaciones, que en algunas

ocasiones eran orales. En el área de Lengua Castellana nos centrábamos en conocer las reglas

ortográficas y el estudio de la semántica, al igual se hacía énfasis en la clasificación de los textos

que abordábamos, pero en ningún momento se daban procesos de comprensión, ni se promovían

la construcción de textos; factor que hoy asocio con la falta de habilidad para abordar procesos de

escritura.

El tiempo pasó y un día me vi en un aula de clase rodeada de una gran cantidad de niños que

reclamaban mi atención. Fue en el año de 1997, cuando decidí apostarle a la enseñanza como una

opción de trabajo después de haber realizado varios cursos en el SENA y haber intentado en

distintas partes una ubicación laboral, que nunca pude conseguir.

Esa primera experiencia como docente la viví en una escuela rural del municipio de Puerto

Nare, cercana a la escuela donde cursé mi primer año de estudio. Allí, debía atender los cinco

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grupos de primaria más unos estudiantes de bachillerato. Fue una experiencia difícil, que

afortunadamente pude superar gracias a la llegada de una compañera, que venía a trabajar con los

estudiantes de bachillerato. Su nombre era Cecilia, era una muchacha sencilla que ya llevaba varios

años trabajando en este medio por lo que tenía cierto grado de experiencia en esta profesión, que

sin ningún egoísmo compartió conmigo, lo que me ayudo a cogerle ritmo al trabajo rápidamente.

La metodología que orientaba el trabajo en esta institución, era la de escuela nueva, con ella

atendíamos los grados de segundo a quinto. Para el grado primero debíamos preparar las

actividades basándonos en algunos textos que había en la institución. Por mi inexperiencia en el

trabajo con los niños, por desconocer la forma como debía preparar las actividades para desarrollar

las temáticas y por qué veía que los otros docentes lo hacían de esa forma; empecé a desarrollar

las actividades tal y como venían propuestas en los textos. Fue así como terminé haciendo con

mis estudiantes lo mismo que durante todo mi proceso formativo había vivido.

Promover el aprendizaje mediante la repetición de silabas y palabras. Llevando a los niños

contenidos basados en textos totalmente descontextualizados, en donde se privilegiaba el uso de

la memoria y la interiorización de contenidos que nada tenían que ver con la realidad de los

aprendices. Los resultados con el grado fueron desalentadores ya que los avances en lectura y

escritura no alcanzaron el desarrollo de las competencias establecidas para el grado. Con los otros

grupos logré adaptarme rápidamente al manejo de las cartillas y con ellos el desempeño fue mejor.

Al año siguiente me trasladaron a otra institución donde había dos docentes más, allí duré

cuatro años, tiempo que me permitió adquirir experiencia e ir tomando una postura frente a la

actividad docente. Continuaba con la metodología escuela nueva por lo que debía prepararme para

poder orientar a los estudiantes en la realización de sus tareas. Este proceso lo iba mejorando

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paulatinamente ya que con frecuencia recibía capacitaciones por parte de la Secretaría de

Educación, lo que me permitía fortalecer el proceso de enseñanza.

Continuaba planeando para el grado primero desde los textos y en algunas áreas realizábamos

actividades desde el contexto, como conocer las plantas, los animales, los seres no vivos y muchas

otras cosas que preguntaban en los talleres que venían planteados en los textos, pero nunca vi en

el contexto un elemento que podía fortalecer el proceso de lectura y escritura. De ahí que las

actividades que planeaba eran memorísticas por lo que los niños repetían en forma oral y escrita

las palabras hasta que lograban interiorizarlas. Para agilizar el proceso se acompañaba la palabra

con la imagen. Este proceso era muy difícil por la carencia de material y otras ayudas didácticas

que motivaran a los niños.

En el mismo sentido se trabajaban las temáticas de todas las áreas, lo que hacía que los niños

aprendieran conceptos en forma mecánica que nada tenían que ver con su realidad, de ahí que a

los chicos les costara un poco adelantar procesos de lectura crítica frente a las dinámicas sociales

y culturales de su entorno.

Por varios años, aquel fue el panorama de mi práctica pedagógica, hasta que años después y

luego de una nueva vinculación laboral mi ejercicio docente me llevó a la Escuela Normal del

Magdalena Medio, donde empecé un proceso de formación diferente en el que la pregunta y la

reflexión por lo que pasaba en el aula de clase fue fundamental. Esos años se constituyeron en una

etapa de aprendizaje continuo y en la mejor experiencia que he tenido en toda mi carrera como

docente. Lo primero que valoré de la Normal fue el ambiente, el calor de familia que había en el

grupo la forma como compartíamos saberes, logros, problemas y tareas, lo que hacía que ir

a trabajar fuera algo agradable, aun cuando hubiera problemas.

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En esa institución mi primer grado fue un tercero; con este grupo estuve hasta quinto. Durante

ese tiempo recuerdo que había una compañera, del grado primero, que estaba participando en un

programa nacional que les ofrecían a las escuelas Normales de todo el país. El programa “Jempa”

el cual promovía la enseñanza de la lectura y la escritura a partir de cuentos. Cuando la profesora

nos socializó el programa, recuerdo que pensé que eso era imposible. Como podría un niño

aprender a leer y escribir desde un cuento, sin repetir silabas por silaba cada palabra. No lo creí

posible.

Sin embargo, la profe empezó el año siguiente a desarrollar el proyecto con los niños y nos

mostró como un solo cuento seria abordado como unidad didáctica para trabajar durante todo el

año. Su implementación requería de la elaboración de gráficos con los personajes, loterías,

rompecabezas, rótulos y un libro con el cuento para cada niño el cual tendría actividades diarias

que los niños debían fortalecer con la ayuda de sus padres en casa. El método consistía en mantener

al estudiante en contacto permanente con el texto, así iría aprendiendo cada una de las palabras

registradas en los materiales utilizados. De esta forma se promovía ejercicios de lectura y escritura

constructivas donde se privilegiaban las necesidades específicas del niño.

Al final del año los resultados fueron muy buenos, y todo el mundo hablaba de lo significativo

que había resultado la aplicación del método, por lo que yo quería involucrarme y aprenderlo.

Cuando mi grupo llegó a quinto le pedí al rector que me permitiera trabajar en el grado

primero, lo que el rector acepto inmediatamente, pues en ese año la profe de primero quería

continuar con su grupo en segundo y a ningún docente le gustaba trabajar en ese grado. Pedí

asesoría a la compañera del proyecto y a otra profe que había desarrollado con ella la experiencia,

ambas me apoyaron compartiendo su saber y su experiencia así, como su material.

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Inicie entonces mi trabajo con el grupo. Era la primera vez que trabajaba un grado primero tan

numeroso “treinta y ocho niños en total”, pero también era la primera vez que mis niños traían un

proceso de aprestamiento. Lo que hacía que los ritmos de aprendizaje fueran más rápidos.

Utilice la estrategia del cuento, trabaje muy de la mano con los padres de familia, me apoye

en los textos guías, y realice con los estudiantes ejercicios de construcción, basados en las

actividades propuestas en el texto; cuando llegaron las vacaciones de junio, más de la mitad de los

niños sabían leer y escribir; lo que representaba para mí un gran logro pues era la primera vez que

tenía éxito en un proceso de enseñanza de lectura y escritura, y eso me daba mucha satisfacción,

sobre todo por haberlo logrado por fuera de los esquemas tradicionales de enseñanza de la lectura

y la escritura.

Con este grupo trabajé primero y segundo como maestra unitaria y seguí con ellos en el grado

tercero pero esta vez por profesorado. Fue en tercero cuando empecé a ver los resultados del trabajo

realizado con los niños, cuando mis compañeros hacían reconocimiento del buen rendimiento

académico del grupo y referían las conexiones que los estudiantes establecían entre los textos con

los que interactuaban, los espacios en los que compartía y las diferentes actividades que hacían en

la cotidianidad escolar.

Al finalizar ese año fui trasladada para el municipio de Puerto Triunfo, corregimiento Puerto

Perales donde me encuentro actualmente.

En esta institución los procesos que se daban no se parecían en nada a los vividos en la Normal.

Aquí había un control excesivo de los contenidos y la disciplina se orientaba en forma distinta a

como la vivíamos en la Normal. Pues allá todos conocíamos nuestros deberes y nos esforzábamos

por cumplirlos, sin necesidad de que nos vigilaran. Ese cambio lo sentía como un retroceso. Pues

después de todos los aprendizajes alcanzados en la Normal, del trabajo libre y lleno de significado,

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que me había llevado a comprender lo importante de construir conocimiento con los estudiantes;

volvía a la metodología del aprendizaje memorístico con contenidos rigurosos que muchas veces

los estudiantes no comprendían. En ocasiones llegué a sentir que lo único que les importaba a los

directivos era que se cumpliera con el programa y nada más.

Al principio trate de replicar las prácticas aprendidas, pero esto implicaba empezar por

enseñarle al niño la metodología, ya que estaba acostumbrado a la forma de enseñanza, que se

daba en la institución por lo que fueron, los estudiantes, los primeros en rechazar mi metodología,

tras ellos, estaban los padres y también los directivos que exigían el cumplimiento del programa

rigurosamente. No sé si fue por una situación familiar que me estaba afectando en ese momento,

pero sentía el ambiente con los compañeros pesado, y las relaciones con padres, en ese año fueron

muy difíciles.

Sumado a lo anterior, el grupo que me correspondió ese año tenía unas particularidades

académicas, que me hacían sentir que perdía mí tiempo preparando las clases. Recuerdo que el

estudiante que llevaba el primer puesto tenía la mayoría de sus notas en nivel básico y que en cada

periodo hubo un estudiante diferente en ese primer puesto.

En los dos años siguientes las cosas continuaron igual y poco a poco me fui adaptando a las

dinámicas de la institución; que aunque, me parecían estresantes y no apuntaban en nada a lo que

se venía promoviendo desde otros espacios de formación, también tenían sus aspectos positivos;

así lo demostraban los resultados que empezaron a darse con los estudiantes y con algunos

proyectos que se realizan en la institución

Debido a los buenos resultados obtenidos por los estudiantes, la institución empezó a recibir

ayudas tecnológicas y muchos beneficios como capacitaciones que le facilitaron el acceso a otras

dinámicas, que han favorecido positivamente los procesos desarrollados en ella. Que en este

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momento nos permite, a los docentes, una mayor libertad para implementar en las aulas nuevas

estrategias didácticas, con las que buscamos encontrar rutas distintas para el aprendizaje de los

niños; rutas que nos acerquen a otras apuestas desde el Lenguaje, que nos permitan reconocernos

como parte de un territorio diverso y desde el cual es posible aprender y reconstruir.

Esto es lo que estoy tratando de implementar en el grado primero desde hace algún tiempo,

cuando tomé la decisión de formar desde unas concepciones y representaciones pedagógicas y

didácticas. Desde el momento en que me di cuenta que los niños demuestran mayor interés por las

actividades académicas, cuando están en relación con su realidad.

Es desde esa realidad, desde el contexto que cada uno vive y construye con su familia, con su

historia, con sus amigos. Donde conceptos como territorio, prácticas de lectura y escritura transitan

la cotidianidad escolar. Es desde esta construcción, desde esta historia que nace mi propuesta

investigativa “Leer y Escribir desde el Territorio”.

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Capítulo 1

Planteamiento del problema

Comprender los procesos de lectura y escritura, sus implicaciones, búsquedas y las prácticas

en las que están inmersos, implica la reflexión sobre los diferentes elementos que las componen,

las personas que las viven y por supuesto los espacios en los que tienen lugar. Esos mismos, que

encierran las tradiciones y cosmovisiones de una comunidad y desde los cuales construimos la

noción de territorio con la que nos acercamos a la lectura y la escritura en esta propuesta

investigativa1.

Las particularidades de los procesos de lectura y escritura que se viven al interior de la

Institución Educativa, nos llevan a contemplar las prácticas de enseñanza como una construcción

didáctica ligada a lo que pasa con los estudiantes en el aula de clase, con los procesos que buscan

el aprendizaje de los chicos, las reflexiones de los docentes, las investigaciones en el campo

didáctico y pedagógico, por supuesto, con los contextos en los que la comunidad educativa se

encuentra. Hablamos entonces, de un conjunto de elementos que determinan el acto de aprender

en donde construcciones como el territorio permean todo lo que pasa en la cotidianidad escolar.

Analizar esta situación, resulta sumamente complejo, en la medida que son varios los factores

a considerar, los actores involucrados y las distintas perspectivas para acercarse a lo que allí

acontece. Por ello, las comprensiones alrededor de la lectura y la escritura, por las que este ejercicio

de investigación se pregunta, reconocen la diversidad del aula y vuelve la mirada sobre aquello

que es común para quienes la habitan y hacen posible en sus interacciones, nos referimos al

concepto de territorio, entendido como una construcción dinámica que integra las cosmovisiones

1 El texto se presenta en segunda persona del plural, en reconocimiento a las personas que recorrieron el camino

de la investigación (investigadora - asesor) y como una forma de acoger las múltiples voces que la hicieron posible.

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de las personas y que para el caso estará ligado a lo que pasa con la lectura y la escritura en los

primeros años de escolaridad.

Por tanto, el énfasis está puesto en las particularidades de los procesos de lectura y escritura

en la escuela y las conexiones que se tejen desde allí, con una forma de entender el territorio ligada

a lo social, lo antropológico, lo cultural y lo ancestral. En la que la voz del docente, sus prácticas

de aula y sus interacciones con el medio, se asumen como esas construcciones desde las cuales

entender esta construcción investigativa, en el que el acento está puesto en comprender qué pasa

en la escuela cuando se aprende a leer y a escribir y cuales nociones de territorio sobrevienen a

estas interacciones.

En este sentido, consideramos que las dinámicas sociales y la forma como son retomadas de

cara a las prácticas y aprendizajes de los estudiantes, resultan claves para el aprendizaje de la

lengua; ya que serán las narraciones, lecturas y escritos de la cotidianidad, los espacios idóneos

para indagar por los cuestionamientos relacionados con la manera como operan los niños y niñas

con el lenguaje, con las narrativas, con la construcción del código escrito, con la literatura y en

últimas con la cultura misma.

Desde esta perspectiva, es que interesa desarrollar la propuesta investigativa “Leer y Escribir

desde el Territorio” la cual está orientada a comprender las relaciones entre los procesos

vinculados al aprendizaje de la lengua y la noción del territorio. En este sentido, reconocemos la

importancia de comprender el contexto cultural donde se desarrolla la vida escolar, así como las

dinámicas territoriales en las que se inscribe la Institución Educativa, su historia, sus apuestas de

proyección comunitaria y su ubicación geográfica. Dado que, existe una relación de

complementariedad entre la idea de territorio que logramos construir en el proceso investigativo y

la manera como se asumen las prácticas didácticas en la vida escolar.

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De este modo, el territorio y la institución educativa configuran y regulan la vida de los niños

desde sus distintas facetas, les permiten continuar su aprendizaje, encontrarse con otros, reconocer

otras voces, participar de las construcciones culturales y a partir de aquí, tejer los saberes que

permiten interiorizar los códigos culturales desde los cuales se configura el conocimiento. En este

escenario el territorio y los saberes alrededor del lenguaje toman forma de práctica, en la medida

que se desarrollan paralelamente con los eventos que se realizan al interior de la comunidad, en la

vida cotidiana de sus habitantes, lo que permite que el niño reconozca y valore su realidad

territorial.

Para comprender estas prácticas, partimos del reconocimiento de lo que pasaba en el aula, en

el entorno, de los procesos formativos en los que se inscriben las prácticas de lectura y escritura

cotidianas. Para desarrollar a partir de ellas, un estudio de caso en el cual indagamos por sus

particularidades, nexos entre unas y otras y la manera como se articulan desde los procesos de

aprendizaje del Lenguaje en clave del concepto de territorio que sobreviene a todo esto.

Por esta razón, asumimos este proceso investigativo desde el área de Lenguaje, ya que

entendemos la lengua como una construcción de orden cultural y social donde las reflexiones en

torno a la escuela y el territorio, se dan desde la naturalidad de la práctica, desde lo anónimo del

encuentro cotidiano, desde el diálogo de un grupo social. Son estos escenarios, donde emergieron

las dinámicas territoriales y sus conexiones con los procesos de aprendizaje de la lectura y la

escritura,

Interesa rescatar los saberes que están imbricados en el proceso de enseñanza de la lectura y

la escritura para los primeros años de escolaridad, su relación con las interacciones de los sujetos,

sus prácticas cotidianas y la idea que han configurado de su espacio y cultura; asumiendo el

territorio como un elemento fundamental para esta comprensión. En tal sentido, el lenguaje y las

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prácticas que lo hacen posible, son el referente investigativo para acercarnos a una noción de

territorio, en la que se sustentan las comprensiones que permitieron este ejercicio de investigación.

1.1 Antecedentes

A continuación, iniciamos un recorrido que pasa por reconocer caminos trasegados, sendas

construidas por otros investigadores que nos sirvan como puntos de referencia, de señal, para

elaborar nuestra propia ruta en coherencia con los propósitos que nos hemos planteado y con las

realidades de los estudiantes y de la Institución Educativa Rural Puerto Perales. Para hacerlo,

hemos clasificado los antecedentes en dos perspectivas.

En primera instancia, abordamos los antecedentes teóricos que guardan relación con el objeto

de estudio, constituyen los referentes que dan cuenta del estado de la discusión y sirven de soporte

para la configuración de las preguntas de investigación y la ruta metodológica. En segundo lugar,

se plantean los antecedentes de orden legal, en los que se hace un rastreo desde la política pública,

de las consideraciones legales que creemos se relacionan con lo aquí planteado. Como una forma

de presentación, cada antecedente muestra el nombre del autor, el nombre del trabajo referenciado

y sus conexiones con esta investigación.

1.1.1 Antecedentes teóricos. Los párrafos que se presentan a continuación, son los referentes

teóricos en los que se inscribe este ejercicio y obedecen a publicaciones indexadas y procesos de

investigación de los autores; en ellos, se exponen las generalidades del trabajo y algunas de los

aspectos que nos llevaron a retomarlos dentro de este ejercicio investigativo.

De Zubiría, J. (2002) en Hacia una pedagogía dialogante. Relaciona lo propuesto por los

teóricos de la escuela activa, resaltando la importancia de promover y respetar las necesidades

del niño, de tal forma, que estas se constituyan en el eje central de su aprendizaje; en el motor que

lo impulse a querer ir más allá, a buscar otras rutas para llegar al saber. De ahí la importancia de

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escucharlo, ayudarlo a resolver sus interrogantes, a satisfacer su curiosidad natural brindándole

todas las herramientas necesarias para desarrollar su proceso de aprendizaje y direccionándolo

hacia una vida plena y feliz; que es en ultimas, la finalidad primordial de todo proceso educativo.

Teberosky, A. (1989) Los conocimientos previos de los niños sobre el lenguaje escrito y su

incorporación al aprendizaje escolar del ciclo inicial. Las relaciones que existen entre los aspectos

pedagógicos y psicolingüísticos de los que se parte para motivar a los estudiantes en la

construcción del conocimiento inicial de la lengua, están relacionados con los aprendizajes de los

individuos, los espacios y las rutinas sociales en las que participan; de tal suerte que los saberes

construidos se articulan con las representaciones del mundo de los adultos y con las prácticas que

allí se pueden rastrear y aprender, lo que hace que acercarse a los contextos resulte fundamental

para la comprensión de los procesos ligados al lenguaje.

Además, se resalta la importancia de tener en cuenta las construcciones que los sujetos

elaboran a partir de las situaciones que se viven en su entorno y sugiere que estas, deben ser

valoradas como sistemas conceptuales, en los que emergen aspectos representativos de la lectura

y la escritura.

Ferreiro, E. y Teberosky, A. (1979) La comprensión del sistema de escritura: construcciones

originales del niño e informe de los adultos. La adquisición de la escritura, es una construcción

que pasa por varios niveles a través de los cuales se van desarrollando las habilidades del lenguaje.

En este proceso, se distinguen los niveles: pre silábico, silábico y lingüístico (alfabético)

consideran la enseñanza de la escritura como una práctica pedagógica, en la que es necesaria la

comprensión de las distintas etapas por las que pasan los niños al momento de adquirir la lengua

escrita.

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Señalan además, que al anclar esta construcción a las dinámicas territoriales, se potencia

significativamente las elaboraciones de los estudiantes, en la medida que les permite interactuar

con las dinámicas del entorno natural, social y cultural. A partir de las cuales, se configuran los

aprendizajes en relación con la lengua y en este caso con la escritura.

Kalman, J. (2003) El acceso a la cultura escrita: la participación social y la apropiación del

conocimiento en eventos cotidianos de lectura y escritura. El acceso a la cultura escrita, está

guiado por una necesidad concreta y una realidad específica, lo cual ayuda a interiorizar

significativamente los usos sociales de la lectura y la escritura, relacionándolos con las situaciones

emergidas desde sus experiencias personales, para propiciar, a partir de ellas, condiciones

favorables para el aprendizaje. En esta relación (Aprendizaje-Situaciones) resulta clave el papel

del territorio, toda vez que determina y posibilita las interacciones desde las cuales se construyen

los saberes.

Zavala, V. (2009) La Literalidad o lo que la gente hace con la lectura y la escritura. La

escritura es una construcción que adquiere sentido, cuando hace parte de las actividades sociales

que cumplen los ciudadanos en su cotidianidad; por tanto, leer y escribir son formas de lograr

objetivos sociales y ampliar las prácticas culturales. De este modo, se lee y se escribe para lograr

objetivos concretos como saber algo, comprender un procedimiento, manifestar un sentimiento,

transmitir un mensaje o para registrar un acontecimiento que se quiere recordar o transmitir a otras

personas.

Ello hace que las prácticas de lectura y escritura, guarden una relación reciproca con la realidad

contextual de los sujetos. Desde esta perspectiva, la lectura y la escritura son prácticas que van

más allá del papel, es decir, no surgen de la nada, sino que están inscritas en las actividades

cotidianas como parte de la experiencia que cada persona vive; y son esas experiencias, las que le

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permiten al niño producir textos significativos, donde narra lo que pasa cuando entra en contacto

con el territorio.

Hurtado, Serna y Sierra (2000) Escritura con sentido: estrategias pedagógicas para mejorar

la producción textual. Escribir involucra al sujeto desde sus dimensiones socioculturales,

posibilitando que la producción textual esté vinculada a elementos culturales e históricos que

rodean la vida de las personas. Esto le permite a quien escribe, encontrar puntos de articulación

con la realidad y las rutinas que asume en la misma. Esta dinámica presente en los procesos de

producción, plantea que estas relaciones entre la forma como narran, escriben y leen los estudiantes

están vinculadas a los espacios y a las prácticas del entorno.

Pérez, M. (2003) Leer y escribir en la escuela: algunos escenarios pedagógicos y didácticos

para la reflexión. Esta investigación llama a la reflexión sobre los procesos e interacciones

presentes en los primeros acercamientos del niño con el lenguaje y principalmente con la

construcción del código escrito; haciendo énfasis en las relaciones presentes entre el contexto y la

cultura, con los aprendizajes del sujeto y la manera como es introducido a la alfabetización. Estos

hallazgos, constituyen en sí mismos los preceptos conceptuales en los que se inscriben estos

procesos y que resultan vitales para su análisis y comprensión.

Paiva, A. (2005) La educación liberadora de Paul Freire y el desarrollo del pensamiento.

Promueve los planteamientos de Freire, según los cuales, los seres humanos indagan

constantemente sobre su mundo y realizan permanentemente prácticas de lectura, en las que

relacionan todo lo que sucede a su alrededor. En ese proceso de lectura constante no solo leen

palabras, sino que también leen su realidad, el contexto donde viven, su historia y su cultura. Es

así, como los niños van formando una posición crítica frente a su realidad. Logrando cimentar un

pensamiento libre que les permite promoverse como mejores seres humanos, fortaleciendo de esta

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forma la vida familiar, social y comunitaria y el conocimiento que tienen sobre sí mismos y el

territorio.

Francoise, G. y Séguier, M. (2012) Pedagogía y prácticas emancipadoras: actualidades de

Paulo Freire. Desde la perspectiva de Freire, emancipar la educación, implica, relacionar

conceptos que se dirigen a liberar, concientizar y transformar la realidad. Para esto es necesario

involucrar al sujeto y hacerlo participe en el desarrollo de sus procesos de formación, teniendo en

cuenta, que las actividades relacionadas en estas transformaciones pueden ser abordadas como

punto de partida, para avanzar en la consolidación de los aprendizajes disciplinares y los

relacionados con la manera como asume, entiende y vive el territorio y su cultura.

Mejía, M. (2014) La educación Popular. Una construcción colectiva desde el sur y desde

abajo. En esta ponencia el profesor destaca los esfuerzos hechos por los intelectuales y pedagogos

latinoamericanos por construir una educación propia, en coherencia con las particularidades de los

territorios, a partir de propuestas como la educación popular, la creación de universidades

populares, la creación de una escuela ligada a la cultura americana y los proyectos educativos al

servicio de los grupos más desprotegidos.

Esta posición, valida los esfuerzos por acercarse a las particularidades de los territorios, en

clave de lo escolar y desde las dinámicas sociales y culturales, en las que es posible reconocer y

comprender la realidad de los estudiantes, sus necesidades e intereses.

Rincón y Pérez, (2015) Actividad, secuencia didáctica y pedagogía por proyectos: tres

alternativas para el diseño del trabajo didáctico en la enseñanza del lenguaje. Plantear una

configuración didáctica en el aula de clase, parte de un reconocimiento de los intereses, apuestas

y particularidades de los estudiantes y el territorio. Esto pone en evidencia la importancia acercarse

a esas representaciones y desde su comprensión direccionar la gestión de aula, lo cual además de

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favorecer el desarrollo los saberes disciplinares, fortalece aspectos como la autonomía, el

liderazgo, la autoestima y las relaciones con el otro; toda vez que se conoce y reconoce el contexto

como punto de partida para lo que pasa en el aula.

El siguiente apartado se abordan los marcos normativos que guardan relación con la propuesta

de investigación y que constituyen en sí mismos referentes de suma importancia dentro de la

construcción de los antecedentes.

1.1.2 Antecedentes legales.

Todo proceso investigativo debe partir desde unas bases legales que sustenten y guían al

investigador en la ruta a seguir cuando emprende el viaje por el complejo mundo de la

investigación. En ese sentido, relacionamos a continuación las leyes y decretos que enmarcaron

nuestro proceso investigativo. La Asamblea Nacional Constituyente (1991) en la Constitución

Política de Colombia, plantea que

El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en

igualdad de oportunidades, por medio de la educación permanente y la enseñanza científica, técnica,

artística y profesional en todas las etapas del proceso de creación de la identidad nacional. La cultura

en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad (Artículo, 70 p.24).

De esta forma el Estado crea las condiciones para que todos los colombianos puedan acceder

al aprendizaje científico, técnico, cultural y profesional en igualdad de condiciones. Es decir,

brinda las herramientas para que desde la parte inicial del aprendizaje se den las condiciones para

que los niños interactúen, desarrollen y potencien sus habilidades culturales y a través de ellas

desarrollen procesos fundamentales como lo son la lectura y la escritura.

El Congreso de la Republica (1994) en la Ley 115, manifiesta que

la enseñanza del lenguaje debe orientarse al desarrollo de las habilidades comunicativas básicas

para leer, comprender, escribir, escuchar, hablar y expresarse correctamente en lengua castellana y

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también en la lengua materna, en el caso de los grupos étnicos con tradición lingüística propia, así

como el fomento de la afición por la lectura” (Artículo 6). La misma ley, señala importancia del

estudio y la comprensión crítica de la cultura nacional y de la diversidad étnica y cultural del país,

como fundamento de la unidad nacional y de su identidad (Artículo 5to, numeral 6 p.2)

Desde esa perspectiva, es decir, desde la vinculación de la diversidad que nos ofrece el

territorio, es que nos interesa que los niños de nuestra institución accedan al desarrollo de la lectura

y la escritura, en un ambiente de significación donde el aprendizaje sea el resultado de las

construcciones hechas por ellos, a partir de sus interacciones con el territorio.

El Ministerio de Educación Nacional, MEN (1998) a través de los Lineamientos Curriculares

de Lengua Castellana asume la significación como el horizonte epistemológico que guía la

formación en el área, para hacerla posible se presentan las posturas conceptuales y algunas de las

líneas didácticas a considerar en el marco del proceso de formación, en las cuales, el lenguaje se

reconoce como una construcción de orden social y cultural que está íntimamente ligada a los

contextos y a las interacciones de los mismos.

A demás, el documento plantea que los saberes en el área, son una construcción posterior al

proceso de significación que construye el sujeto una vez reconoce y comprende su cultura, su

territorio, su historia y las dinámicas propias de estos.

El MEN (2006) en Los Estándares Básicos de Competencia, asumen “el lenguaje como la

capacidad humana por excelencia, que lleva al ser humano a apropiarse conceptualmente de la

realidad que lo circunda y a ofrecer una representación de esa conceptualización por medio de

diversos sistemas simbólicos.”(p.11) en este sentido, los procesos referidos al aprendizaje de la

lectura y la escritura, están ligados a los contextos, desde las dinámicas que se desarrollan en él, y

a la manera como transitan allí los saberes y la propia cultura. Asunto que permite cruzar el

aprendizaje del código escrito, con una categoría mayor como el territorio.

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El MEN (2014)) en El Plan Nacional de Lectura y Escritura (PNLE) plantea que se puede

considerar alfabetizado aquella persona que es capaz de utilizar la palabra escrita como

instrumento para acceder potencialmente a la cultura, la educación y la vida social. Cuando se

adquiere el nivel de alfabetización el niño está en condiciones de comprender textos, expresar sus

ideas y transmitirlas a los demás.

Como procesos constructivos la lectura y la escritura son eventos que se desarrollan

paralelamente, sobre todo en los primeros años de la vida escolar, es así como unas veces “se lee

lo que se escribe y otras veces se lee para escribir”. En esa continua interacción, están vinculados

otros aspectos de la vida social, donde aparecen nuevas demandas principalmente impulsadas por

la necesidad de entender y participar de los modos de organización sociales y culturales.

La Presidencia de la Republica (2011) en la Ley 1454, artículo 2 dice,

El ordenamiento territorial es un instrumento de planificación y de gestión de las entidades

territoriales y un proceso de construcción colectiva de país, que se da de manera progresiva, gradual

y flexible, tendiente a lograr una adecuada organización político administrativa del Estado en el

territorio, para facilitar el desarrollo institucional, el fortalecimiento de la identidad cultural y el

desarrollo territorial, entendido este, como desarrollo económicamente competitivo, socialmente

justo, ambientalmente y fiscalmente sostenible, regionalmente armónico, culturalmente pertinente,

atendiendo a la diversidad cultural y físico-geográfica de Colombia ( p.2).

Desde la ley los territorios y su cultura son promovidos y exaltados para que a través de ésta

se fortalezcan su identidad comunitaria. En este sentido, desde nuestra propuesta investigativa le

apostamos a la construcción de una sociedad con identidad cultural que se sienta orgullosa de sus

raíces ancestrales y que a partir de ellas direccione procesos de interacción con las dinámicas

territoriales donde sea posible que los niños aprendan a leer y escribir significativamente.

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El Ministerio de Cultura de Colombia en Compendio de políticas culturales (s.f) plantea que

“La experiencia es asumida como acontecimiento que desplaza los campos de sentido y del orden

sensible que constituyen al sujeto, modifica las relaciones de este consigo mismo y sus formas de

habitar el mundo” (p.90).

En coherencia con lo anterior, en nuestro proceso investigativo partimos de las experiencias

que al interior de la vida comunitaria se desarrollan cotidianamente para impulsar, a partir de ellas,

procesos que promuevan la lectura y la escritura.

El Departamento Nacional de Planeación (2015) a través de El Consejo Nacional de Política

Económica y Social (CONPES,) manifiesta que es necesaria

la ampliación, mantenimiento, reparación y dotación de la infraestructura cultural y los espacios

físicos donde tienen lugar las diversas prácticas y manifestaciones recreativas, artísticas y culturales

de los niños y niñas y sus comunidades, tales como bibliotecas públicas, parques infantiles, casas de

cultura, museos y otros espacios públicos, según las particularidades territoriales (p.15).

En este apartado se resalta la importancia de los espacios para el desarrollo de la cultura, es

decir, para que sea posible el impulso de los procesos académicos significativos, que promuevan

el aprendizaje de los niños, es necesario contar con unos espacios medianamente dotados, de tal

modo que estos se sientan motivados a participar activamente en su proceso de aprendizaje.

1.2 Descripción del problema

Comprender las prácticas de enseñanza alrededor del lenguaje, es una tarea que permite

reconocer las maneras como el conocimiento es construido en relación con los contextos, la

historia y la cultura. Esta relación permite que nos acerquemos a los horizontes pedagógicos y

didácticos en los que se inscribe la práctica pedagógica de los docentes y a las particularidades de

la misma. En ese sentido, esta propuesta direcciona su acción hermenéutica hacia la comprensión

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de las relaciones existentes entre el territorio y las prácticas de lectura y escritura que median los

aprendizajes sobre el lenguaje en los primeros años de escolaridad y su desarrollo en situaciones

discursivas reales, en las que aspectos como la identidad, la participación ciudadana resultan claves

en esta tarea.

Lo anterior, plantea un proceso de reconocimiento del contexto y sus dinámicas, para desde

allí, centrar la mirada en la manera como las prácticas de lectura y escritura se relacionan con los

saberes presentes en la cultura. Así las cosas, se trata de un acercamiento a la manera como desde

la práctica pedagógica se proponen experiencias en las que los procesos de leer y escribir son

asumidos como construcciones sociales, mediadas por intencionalidades, preferencias, espacios e

historias que se trenzan en el momento de participar y de construir desde el lenguaje.

Para hacerlo posible, hemos acercado nuestra mirada a las prácticas formativas de la

Institución Educativa Puerto Perales del municipio de Puerto Triunfo2, aquellas referidas a los

procesos e interacciones presentes en los primeros acercamientos que hacen los estudiantes al

lenguaje, para desde allí reconstruir las acciones de aula, la idea de territorio que media esas

elaboraciones, el concepto de lenguaje que las permea y las implicaciones de éstas en la vida

escolar de los niños, la manera como aprenden y las interacciones que establecen entre unos y

otros con el territorio, la cultura y la vida misma. Al respecto Ferreiro (1997) en su artículo

alfabetización: teoría y práctica plantea que “es importante entender cómo son comprendidos y

usados por los sujetos los signos escritos o grafías y la relación de los mismos con los contextos

escolares”. Es desde esta perspectiva que asumimos el problema de investigación, en clave de la

comprensión de los procesos que median el aprendizaje del lenguaje y el concepto de territorio

que sobreviene y posibilita los mismos.

2 En este establecimiento educativo, la investigadora ha laborado durante los últimos cinco años y desde sus aulas de clase configuró las

pesquisas investigativas sobre las que reflexiona este trabajo.

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Esto pone el interés en la relación de las prácticas de lectura y escritura con el territorio, desde

el entendido que las prácticas están relacionadas con las interacciones cotidianas de los sujetos,

esas que están presentes en los modos como asumen, viven, nombran y construyen sus vidas,

aquellos que le son significativos y que por tanto tienen todo que ver con los procesos de

aprendizaje en este caso del lenguaje. A lo anterior, sumamos la reflexión sobre los conceptos

alrededor del territorio y la manera como este determina, influye y posibilita las acciones de orden

didáctico y pedagógico que se gestan en el aula alrededor de la lectura y la escritura.

A continuación, se relacionan algunas descripciones generales de los espacios e interacciones

que identifican al corregimiento de Puerto Perales, territorio donde se inscriben los sujetos objetos

de nuestra investigación. Puerto Perales es un corregimiento del municipio de Puerto Triunfo,

Departamento de Antioquia, Colombia, localizado a 18 km de la cabecera municipal. Fue creado

en 1942, inicialmente se llamó Puerto Antioquia, declarado corregimiento en 1945. En 1946 una

inundación acabó con la población, la cual, solo fue afectada desde la parte espacial pues debido

a la inundación la mayoría de sus habitantes se desplazaron al lugar donde se encuentra

actualmente. Sus pobladores le dieron el nombre de Perales Nuevo, en honor al señor Eleuterio

Perales “Tolimense”, que fue el primer habitante de Puerto Antioquia.

Geográficamente está ubicado al nororiente del Magdalena medio, a un costado del río

Magdalena que es su principal recurso hídrico, fuente económica, medio de transporte y referente

cultural para sus habitantes. Aunque territorialmente el corregimiento pertenece a Puerto Triunfo,

sus habitantes realizan la mayor parte de sus intercambios comerciales y sociales con el municipio

de Puerto Boyacá, ya que se le facilita la comunicación, debido a la cercanía que tiene con esta

población, pues apenas los separan cinco minutos por vía fluvial, mientras que a Puerto Triunfo,

por carretera, tardan en llegar unos 40 minutos. Por esta razón, las comunidades de Puerto Perales

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y Puerto Boyacá intercambian mutuamente actividades económicas, culturales, religiosas y

académicas. Estas relaciones y encuentros están llenos de múltiples prácticas de lectura y escritura,

en la que los habitantes exponen sus modos de entender, vivir y nombrar la vida.

En esta apuesta por el empoderamiento territorial y la vida ciudadana, la Institución Educativa

Puerto Perales ha desarrollado procesos de formación desde hace treinta años, logrando instaurar

a través de este tiempo, un lugar esencial en la formación de ciudadanos críticos, participativos y

que reconocen la potencia de su territorio.

En el proyecto Educativo Institucional, puede leerse que las dinámicas sociales y culturales se

tejen en torno a la institución, la cual durante todos estos años ha sido baluarte de desarrollo para

este próspero corregimiento que combina la vocación ambiental con las actividades de

preservación de recursos naturales. Cuenta con tres sedes, una para el preescolar, otra para la

primaria y una tercera para el bachillerato. La comunidad educativa de la institución está

constituida por 24 docentes, dos directivos docentes, 580 estudiantes, 420 familias, un auxiliar

administrativo, un celador nocturno y dos aseadores.

En la Institución se ofrecen dos jornadas de estudio, una jornada diurna con los

grados Preescolar a Once y una segunda jornada nocturna con los Ciclos Lectivos Especiales

Integrados CLEI 1 a 6. Terminado el ciclo de la educación Media son titulados bachilleres

académicos con énfasis en ciencias naturales y medio ambiente, y por el convenio que se tiene con

el SENA se titulan técnicos en procesos ambientales.

1.3 Preguntas de Investigación

Desde este escenario, hemos configurado las preguntas de investigación que materializan

nuestro objeto de interés, sirven de guía para el desarrollo del proceso de investigativo y

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favorecen la comprensión de las relaciones entre las prácticas de lectura y escritura y el

territorio. Estas preguntas son asumidas como lineamientos generales en los que se inscribe la

propuesta y que delimitan el problema, ellas son: ¿Cuál es la noción de territorio que emergen

de las prácticas de lectura y escritura realizadas por los niños en los primeros grados de

escolaridad de la Institución Educativa Puerto Perales del municipio de Puerto Triunfo?

¿Cuáles son las particularidades de las prácticas de lectura y de escritura en el proceso de

aprendizaje del Lenguaje en los primeros años de escolaridad y la relación de éstas con el

territorio de la Institución Educativa Puerto Perales del municipio de Puerto Triunfo?

1.4 Propósitos de la investigación

En nuestra propuesta investigativa entendemos como propósito la intención que guía, orienta

o direcciona las acciones que nos permiten comprender los procesos por medio de los cuales

podemos llegar a un determinado fin. Para su construcción partimos del deseo de saber lo que

pasa en los estudiantes cuando vinculamos el aprendizaje con las dinámicas del territorio. En

este ambiente de interacción entre lo que pasa en el medio y la lectura que como

investigadores logramos hacer de la realidad, surgieron los siguientes propósitos:

Comprender las relaciones que tienen lugar entre las prácticas de lectura, las prácticas de

escritura y la noción de territorio que sobreviene a las formas de interacción de los sujetos

escolares y a las configuraciones que se desarrollan en el aula de clase para el aprendizaje de

la lengua.

Configurar la noción de territorio que subyace en las prácticas de lectura y escritura que

realizan los estudiantes del grado primero de la Institución Educativa Puerto Perales y las que

surgen en el desarrollo de su vida cotidiana.

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40

Desarrollar un estudio de caso en el grado primero de la Institución Educativa Puerto Perales,

que propicie la comprensión de las relaciones entre prácticas de lectura, prácticas y territorio.

1.5 Justificación

Esta propuesta surge del deseo de comprender las particularidades de las prácticas de lectura

y escritura y sus vínculos con el territorio. Para hacerlo posible, partimos del reconocimiento de

las dinámicas que se dan en la Institución Educativa Puerto Perales; en donde de manera particular

centramos la atención sobre lo que hacen los sujetos escolares en medio de las prácticas del

lenguaje de las que participan, para caracterizarlas y acercarnos a su análisis; y desde estas

comprensiones, generar procesos reflexivos en torno a las concepciones de lectura, escritura,

práctica y territorio presentes en el proceso de aprendizaje del lenguaje del primer grado de

escolaridad.

En este panorama, comprender las implicaciones de leer y escribir desde el territorio, permite

entender el lenguaje como una construcción simbólica en la que los elementos contextuales y

situacionales son el punto de partida para los sentidos y saberes que surgen de las prácticas de aula,

esos que integran lo disciplinar y lo cultural. En este proceso elementos como la motivación, la

experiencia y el uso cotidiano del lenguaje influyen significativamente en las elaboraciones de los

sujetos.

Estas elaboraciones, parten de los vínculos entre el territorio y los discursos (orales, escritos,

multimodales) de los que participan los sujetos. De estas interacciones, emergen las acciones

cotidianas en relación con el territorio, sus pensamientos, cosmovisiones, esas que derivan en su

consolidación como un sujeto social que comprende, participa y construye actos comunicativos

mediados por una idea de territorio que le permite integrarse a la vida social, cultural y política.

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41

En consecuencia, acercar el niño al lenguaje mediante la incorporación de elementos reales

constituye una estrategia que favorece el aprendizaje, mientras permite al docente vincular las

características del territorio al desarrollo de sus prácticas pedagógicas.

Es así, como le apostamos a la comprensión de las prácticas de lectura y escritura desarrolladas

con los estudiantes en la cotidianidad del aula, en las que subyacen sus experiencias, sensaciones

y percepciones, esas que dan cuenta del lugar en el que viven, de las acciones que realizan al

interior de este y de los imaginarios asociados a estos espacios. Desde esta interacción, territorio-

lenguaje es que asumimos el problema de investigación y las comprensiones que hemos construido

en torno a las maneras como los sujetos escolares lo viven en la cotidianidad de la clase de lenguaje.

En este sentido nuestra propuesta investigativa, retoma los planteamientos hechos por Kalman

(2003), en los que señala que “acceder a las prácticas sociales depende, en gran medida, de la

posibilidad de participar en su uso con personas que las conocen y utilizan” (p.37). En la medida,

que reconocemos la importancia de comprender los pormenores del territorio y desde esas

elaboraciones hermenéuticas reflexionar acerca de las prácticas implicadas en los actos

comunicativos de los sujetos y del lugar del docente en este proceso.

Esto nos ha llevado, a considerar las prácticas de lectura y escritura como procesos dinámicos

en los que el sujeto establece relaciones conceptuales entre el contexto y la manera cómo lo usa en

la acción cotidiana de leer, escribir o hablar. De ahí, que fue importante dentro del proceso de

investigación, socavar en los vínculos entre las dinámicas del territorio y el desarrollo de los

procesos orales y escritos.

Es nuestro interés, que la Institución participe en procesos que acerquen los sujetos escolares

a la comprensión de las nociones de territorio y prácticas de lenguaje, que hay tras sus formas

discursivas, tras sus prácticas de vida, tras lo que pasa en la cotidianidad, lo que pasa en su

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interactuar con el otro y con lo otro. En donde la lectura y la escritura surgen como consecuencia

de lo que sienten los niños cuando viven una experiencia o cuando en el afán de responder a una

necesidad o participar de un evento, hacen construcciones que le permiten fortalecer su proceso

del lenguaje acercándose así, a otras prácticas, nuevas formas de aprender a leer y escribir.

Para hacerlo, optamos por un estudio de caso desde donde logramos establecer las conexiones

entre los saberes en relación con la lectura y la escritura, las prácticas y los territorios, sus

dinámicas y características. Buscando, profundizar en los vínculos existentes entre los ejes nodales

de la investigación (lectura, escritura, territorio) las comprensiones alrededor de la formación en

lenguaje en el establecimiento educativo y en nuestro proceso de formación y reflexión como

docentes del área.

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43

1.6 Construcción metodológica

La naturaleza del problema que venimos planteando, nos ubica dentro del paradigma de la

comprensión e interpretación hermenéutica de la realidad. Dentro de este marco hemos optado

metodológicamente por un enfoque cualitativo. Al respeto, Galeano (2014), en su conferencia

Investigación cualitativa. Plantea, “los seres humanos son capaces de pensar, de razonar y de

construir conocimiento constantemente,” lo que conlleva a que el aprendizaje sea asumido como

una construcción contextualizada y dinámica que se nutre permanentemente del contexto y de los

sujetos que viven el problema, donde el propósito central está ligado a reconocer la potencia que

tiene el territorio cuando es vinculado a los procesos de lectura y escritura.

Para tal efecto, determinamos el estudio de caso como el enfoque metodológico a desarrollar

y, la Entrevista, el Diario pedagógico y el Grupo de discusión como las técnicas para acceder a la

información.

1.6.1 Enfoque epistemológico de la investigación.

Comprender los procesos que se desarrollan en las prácticas de lectura y escritura, la forma

como se vinculan con el territorio; abocan la investigación hacia una ruta metodológica que

reconoce la importancia del otro y sus aportes en la construcción investigativa.

Es así, como nuestra propuesta asume los planteamientos de Galeano (2009) quien afirma que:

La investigación social cualitativa apunta a la comprensión de la realidad como resultado de un proceso

histórico de construcción a partir de la lógica de los diversos actores sociales, con una mirada “desde

adentro,” y rescatando la singularidad y las particularidades propias de los procesos sociales”.(p.20).

De este modo, la investigación cualitativa, nos permitió descubrir la ruta de la investigación y

adaptarnos a la naturaleza del problema que hemos configurado y a las características de la

población en el que tiene lugar. De igual modo, por su condición flexible, la investigación

cualitativa se adapta a los cambios que sean necesarios introducir al proceso investigativo, sin que

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ello implique que la investigación tome otro rumbo, aspecto que es determinante para el éxito de

procesos como este en el que el foco está puesto en una construcción tan dinámica como el

territorio.

Desde esta perspectiva y teniendo en cuenta que nuestra investigación está enmarcada en el

ámbito social, es decir, se analiza desde la dimensión territorial, consideramos pertinente la

implementación de este enfoque para orientar el desarrollo de esta investigación, en la que las

preguntas alrededor de las prácticas de lectura y escritura y sus vínculos con el territorio, se dan

en relación con las conceptualizaciones acerca del mundo, las formas de nombrarlo, las

experiencias vividas y los procesos del lenguaje desarrollados.

1.6.2. Metodología de investigación.

Teniendo en cuenta que nuestra investigación se suscribe a la reflexión alrededor de las

prácticas de lectura y escritura que son abordadas desde el territorio, entendemos la metodología

de estudio de caso, como un medio para comprender los pormenores de esta relación, sus

vínculos con las representaciones de los sujetos, el territorio y la escuela.

Abordar el estudio de caso como metodología de investigación, implica reconocer las

particularidades del fenómeno, sus características, los elementos que lo componen y las

conexiones de éste con los sujetos, los espacios, la historia y la cultura.

Para Galeano (2009) citando a Stake, el estudio de caso se refiere a la recolección, el análisis

y la presentación detallada y estructurada de la información sobre un individuo, un grupo o una

institución. En tal sentido, es a través de una situación específica que se genera una reflexión que

permita alcanzar claridad sobre un caso en particular y a la vez evidenciar a través de él muchas

realidades similares, en las que opera el mismo fenómeno o situación problémica.

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Huberman y Miles (1994) en Métodos de gestión y análisis de datos: Manual de Investigación

Cualitativa define el estudio de caso esencialmente como un fenómeno de algún tipo que ocurre

en un contexto determinado. Se asume entonces, como una metodología que puede ser abordada

desde distintas áreas, el estudio de caso brinda amplias posibilidades para que el investigador

asuma la que mejor se adapta al tipo de problema que está analizando y que guarde mayor

articulación con los propósitos y preguntas de investigación.

De esta forma, reconocemos en el estudio de caso, una posibilidad investigativa para

acercarnos a las particularidades del proceso de enseñanza de la lectura y la escritura a través del

reconocimiento de las prácticas del docente y las configuraciones didácticas que se han construido

en este proceso. En las que el territorio se asume como una construcción periférica que

complementa las comprensiones del fenómeno y sus conexiones con la cotidianidad.

En este sentido, se han privilegiado tres técnicas de recolección de información que se

desarrollarán en el trabajo de campo y desde las cuales se construyeron los datos que dieron pie al

análisis y al proceso de interpretación. Ellas son la Entrevista, el Diario pedagógico y el Grupo de

discusión. A continuación, se relacionan algunos elementos conceptuales que sirven de referente

para esta construcción.

1.6.3. Estrategias de Investigación.

Para indagar sobre el problema de investigación, sus características y conexiones con el

contexto, optamos por tres técnicas de investigación La Entrevista, el Diario pedagógico y el

Grupo de discusión, en razón que nos ofrecen información clara acerca del objeto de estudio, al

tiempo que se adaptan al problema de investigación y posibilitan el estudio a profundidad al que

se refiere el estudio de caso. De igual manera consideramos que son instrumentos confiables en

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46

nuestro intento por comprender desde la rigurosidad de los datos, lo que sucede con las prácticas

de lectura y escritura en relación con el territorio.

1.6.3.1 Recolección de la información.

La recolección de la información se desarrolló en diferentes espacios institucionales, dentro

de los cuales logramos acordar unos puntos de encuentro oportunos para desarrollar nuestra

práctica investigativa. En su desarrollo participaron docentes de las Instituciones Educativas

Puerto Perales, Pablo VI, Normal superior del Magdalena Medio y Bomboná. Los momentos

escogidos para el desarrollo de la actividad práctica, fueron acordados, teniendo en cuenta la

disponibilidad de tiempo de los participantes, buscando que los horarios fueran los más propicios

para que la actividad arrojara resultados veraces. En el ejercicio de la recolección de los datos,

participaron en total 13 docentes, un padre de familia y un estudiante. Además, de los 25

estudiantes del grado 1ºB que fueron tenidos en cuenta en el seguimiento realizado a través del

Diario pedagógico. Cada participante fue informado de la finalidad de la actividad y de la

importancia de su consentimiento para el manejo de la información. En consecuencia, se firmó un

consentimiento informado. (El formato utilizado para el consentimiento informado se encuentra

relacionado los anexos).

Una vez, seleccionados los participantes y fijados los criterios que se tendrían en cuenta para

la aplicación de los instrumentos. Se informó a las directivas del establecimiento educativo las

actividades que se realizarían, y se le solicitó un espacio para el desarrollo del Grupo de discusión,

el cual se realizó en la semana institucional del mes de noviembre de 2016.

El siguiente momento, en este proceso de recolección de datos, lo constituyo la aplicación de

los instrumentos. Terminada la aplicación de los instrumentos, y con ellos la obtención de la

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información directa de la fuente, iniciamos el proceso de análisis y comprensión de la información.

A continuación, se presentan algunas consideraciones conceptuales alrededor de las técnicas para

la recolección de la información, que corroboran la decisión metodológica de optar por ellas dentro

del proceso construcción de los datos y comprensión del objeto de estudio.

1.6.3.2 La entrevista.

La entrevista es considerada uno de los instrumentos más idóneo de recolección de datos en

investigaciones relacionadas con grupos sociales y sus dinámicas. Es un método donde se

privilegia el lenguaje verbal y gestual de los participantes. En ella se relaciona dos o más personas,

a propósito de un objeto de referencia, a través de una conversación se indaga sobre una

construcción determinada y la manera como es construida y vivida por parte de los sujetos. Ello

nos conduce a entender la entrevista “Como técnica que nos contacta directamente con las

personas, permite entrar en el mundo interior del ser humano y conocer sus estados, sus creencias,

ideas y conocimientos” Cerda (1991, p. 259)

Entre las entrevistas usadas en este tipo de investigación, tenemos la entrevista no estructurada

y la entrevista focalizada. La entrevista focalizada se concentra en un solo punto, es decir, se limita

a una única idea, por lo que no la consideramos pertinente para nuestra investigación. La entrevista

no estructurada se va construyendo con las respuestas que dan los participantes, por esta razón,

para nuestro estudio asumiremos la entrevista no estructurada, ya que nos permite a lo largo de las

sesiones en las que se utiliza rastrear las líneas temáticas que emergen del diálogo con los sujetos

de la investigación y desde allí abrir otras conexiones del objeto de estudio y otras formas para

abordarlo y comprenderlo. (Ver anexos 3, 4,5).

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48

Cerda (1991) Refiriéndose a la entrevista no estructurada, manifiesta que esta “utiliza

preguntas abiertas, es flexible en sus procedimientos y en general carece de una estandarización

formal. La persona entrevistada responde con sus propias palabras y dentro de un cuadro de

referencia a la temática que ha sido formulada” (p.260).

De acuerdo con lo anterior, cuando aplicamos una entrevista no estructurada, el entrevistado

tiene mayor libertad para expresar sus opiniones acerca del tema tratado. Por dicha razón y

teniendo en cuenta que en nuestra propuesta nos interesa ahondar en lo que piensa la gente acerca

de nuestras prácticas, optamos por esta técnica. Sin embargo, al momento de su aplicación se parte

de algunas consideraciones o premisas.

Ya en el trabajo de campo, este instrumento fue aplicado con cinco docentes, un padre de

Familia y un estudiante. Debido a que cada participante pertenecía a Instituciones Educativas

diferentes, las entrevistas fueron desarrolladas en distintos momentos. A través de ellas, se logró

construir un discurso que da cuenta de los diversos métodos, empleados por los docentes al

momento de abordar el proceso de lectura y escritura. Para el registro de las entrevistas fueron

usados audios y videos, los cuales fueron grabados en teléfonos celulares. La utilización de estos

medios, permitió que quedaran registrados detalles que, al momento de ser sistematizados,

resultaron de gran utilidad para los investigadores. En la sistematización toda la información fue

registrada, incluso aquella, que por las búsquedas de esta investigación no fue retomada de manera

exhaustiva en los análisis.

Para la identificación de los participantes fueron empleados los números del uno al siete

acompañados de la letra A (1A, 2A…) (ver anexo 6) La información se trianguló en una sábana

categorial junto con los otros dos instrumentos empleados para la recolección de los datos.

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1.6.3.3 Grupo de discusión.

El Grupo de discusión es una técnica cualitativa que permite realizar entrevistas a un grupo de

personas para compilar información relevante sobre un problema de investigación. Se basa en el

diálogo y la conversación entre los participantes y el intercambio de opiniones a partir de una idea,

situación o problemática. En el desarrollo de nuestra propuesta investigativa abordamos el grupo

de discusión como una técnica que favorece la recolección de datos grupales, su sistematización y

posterior análisis.

Para Galeano (2008) “El grupo de discusión es un diálogo; en su resultado, es un discurso.

Puede haber varios discursos y producirse varias unidades de sentido en la construcción discursiva,

y entablarse un diálogo con distintos discursos” (p.73). En relación con lo anterior, el desarrollo

de grupos de discusión permite acercarse a la manera como los sujetos escolares nombran el

problema de investigación y a las relaciones que establecen desde éste con la realidad y su

experiencia. Como instrumento práctico facilita la interacción, el diálogo, las opiniones y la

comprensión de los sistemas simbólicos, donde surgen confrontaciones y mediaciones. Los Grupos

de discusión son el escenario propicio para que los participantes establezcan acuerdos, disensos y

fijen sus posiciones frente al tema que se está debatiendo.

Como instrumento que permite escuchar la voz de los distintos actores presentes en el

territorio, el Grupo de discusión se constituye en un elemento orientador de las dinámicas que

surgen en el proceso investigativo que nos ocupa; ya que a través de él se pueden debatir y

confrontar las distintas posiciones entorno a la didáctica implementada para enseñar a la leer y

escribir a partir del territorio. Para llevarlo a cabo, diseñamos una pauta en la que se establecieron

algunas premisas, como punto de partida para las conversaciones y diálogos.

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En nuestro proceso investigativo, este instrumento, representó uno de los medios más

importantes para la recolección de la información. Fue aplicado en la semana institucional de

noviembre de 2016, aprovechando un espacio dado por la rectora de la Institución dentro de la

jornada laboral. Pues había sido muy difícil reunir a los docentes en otro momento, debido a las

múltiples ocupaciones de cada uno de los participantes y porque al término de la jornada la

disposición del grupo no era la mejor para realizar la actividad.

En el desarrollo de este Grupo de discusión, participaron siete docentes de la Institución

Educativa Puerto Perales, cinco de la básica primaria, y dos del bachillerato. La selección del grupo

se hizo teniendo en cuenta su perfil académico y la experiencia de estos, en el trabajo con niños de

primer grado.

Para la identificación de los docentes dentro de la actividad, se empleó la palabra

“participante” y los números del uno al siete (participante Nº. 1, participante Nº. 2) (ver anexo 2),

La discusión duro 39 minutos. El ejercicio fue grabado en video, permitiendo que al momento de

sistematizarlo se pudiera aprovechar, además de las reflexiones verbales, posturas, gestos y

actitudes de los participantes.

La información fue triangulada junto a los demás instrumentos en la sábana categorial; para

una mejor organización de los datos, se utilizaron etiquetas con los colores verde, amarillo y azul,

de tal forma que fuera más fácil identificar cada categoría. Así, al territorio se le asignó el color

amarillo, a las prácticas de lectura el color azul y a las prácticas de escritura el color verde. Dentro

de las categorías se ubicaron los testimonios que dieron origen a las líneas emergentes que iban

surgiendo al hacer el análisis de la información registrada en cada instrumento.

De igual modo, nos apoyamos en el diario pedagógico, como instrumento que hace posible

llevar un registro secuencial de lo que ocurre en el aula y a la vez nos permite reflexionar sobre lo

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51

que pasa con los estudiantes en lo pedagógico y en los aspectos didácticos. En nuestra propuesta,

es el instrumento apropiado para visualizar el progreso o las dificultades que tienen los niños al

desarrollar su proceso de lectura y escritura a partir del territorio.

1.6.3.4. Diario pedagógico.

El diario de pedagógico es una herramienta utilizada por los docentes para registrar

detalladamente los acontecimientos vividos en el desarrollo de gestión de aula. En la

investigación educativa, permite plasmar la subjetividad del investigador, la libre percepción e

interpretación de la realidad escolar, favoreciendo las reflexiones de la práctica educativa.

Pérez, y Monsalve (2012) plantean que el Diario pedagógico es una herramienta de apoyo que

permite a los docentes un registro organizado de los acontecimientos relevantes que suceden en el

aula de clase. Su uso está relacionado con configurar espacios para realizar reflexiones

pedagógicas en las que los docentes puedan reconstruir lo que pasa en el aula de cara a su

comprensión y análisis.

Como apoyo a la labor del docente, los Diarios pedagógicos, representan la radiografía que

evidencia lo que acontece, es decir, es una fuente de conocimiento y de investigaciones

relacionadas con la vida en el aula, las problemáticas de los estudiantes o las potencialidades de

estos en cualquieras de sus dimensiones o áreas del saber.

Como herramienta de uso diario, que está a la mano del docente, facilita el registro escrito de

los acontecimientos desarrollados en ambientes escolares y describe aspectos relacionados con las

distintas actividades del docente, así, como sus reflexiones y comentarios sobre los estudiantes,

sus dinámicas y todo lo que ocurre en el aula.

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52

En el desarrollo de nuestra propuesta investigativa, el Diario pedagógico nos permitió hacer

registro de los pormenores o detalles que ocurren al interior del grupo, en el desarrollo de las

actividades académicas, específicamente las que están relacionadas con el proceso de lectura y

escritura de los niños del grado 1ºB de la IE Puerto Perales.

En este sentido, el Diario pedagógico es un instrumento que permite escuchar la voz del

docente, desde sus impresiones acerca de lo que ocurre con los estudiantes, en la cotidianidad del

aula, hasta las problemáticas que surgen o se evidencian en el interior de los grupos, que enmarcan

o permean el desarrollo de la labor pedagógica diariamente.

En nuestro trabajo investigativo, este instrumento constituyó un medio práctico de llevar

registro de los eventos desarrollados con el grupo al interior y fuera del aula. En él quedaron

registrados los pormenores de las actividades realizadas por los niños del grado 1ºB en distintos

momentos de la clase, como parte de sus construcciones libres y espontáneas. Con las que los

estudiantes se fueron acercando poco a poco al dominio de los sonidos, la construcción de la

escritura y en general su proceso de aprendizaje.

Como instrumento de fácil manejo, permitió registrar los pormenores de las salidas de campo

y las actividades realizadas en el aula. Ambas promovidas dentro de un ambiente de construcción

permanente, donde el niño en forma individual o colectiva realizaba construcciones orales y luego

generaba, a partir de ellas, producciones escritas para dar cuenta de lo que pasaba a su alrededor

(escritura de nombres, construcción de frases, descripción de objetos, descripción de eventos,

creación de textos) tal y como se muestra en los análisis presentados en el capítulo tres de este

informe.

1.6.4 Proceso de análisis y construcción de los datos .

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53

Para la construcción de los datos se utilizaron tres instrumentos, que fueron la entrevista, el

Diario pedagógico y el grupo de discusión. En el ejercicio de aplicación se dieron distintos

momentos. Un primer momento estuvo orientado a seleccionar y contactar a cada una de las

personas que nos interesaba vincular en nuestro proceso investigativo. Ellos fueron (12 docentes,

cinco en las entrevistas, y siete para el grupo de discusión, Un padre de familia y un estudiante).

Una vez desarrollado este primer acercamiento con los agentes seleccionados en la comunidad,

se organizaron los horarios y se seleccionaron las herramientas a utilizar para la aplicación de cada

instrumento (Libreta de apuntes y celulares. Los celulares fueron utilizados para grabar audios y

para registrar videos). Seguidamente se solicitó los permisos correspondientes para realizar la

actividad con los niños y para aplicar el instrumento dentro de la institución, al terminar la jornada

de clase.

Un segundo momento, lo constituyó la aplicación de los instrumentos. Este fue realizado en

diferentes horarios ya que por la naturaleza de los instrumentos que se privilegiaron para el análisis,

fue necesario organizar los tiempos de los distintos participantes y en algunos casos modificar

fechas, aplazar actividades o realizarlas en varias sesiones.

Terminada la aplicación de los instrumentos nos dimos a la tarea de sistematizar la

información, para luego llevarla a un ejercicio de codificación y sábana categorial que nos permitió

identificar recurrencias en la información arrojada en cada instrumento. Estas recurrencias nos

permitieron identificar las categorías preliminares y las líneas emergentes.

En la tabla que se relaciona a continuación, se presenta una muestra de la información obtenida

a través de los instrumentos empleados para la recolección de datos y la manera cómo fue

sistematizada y codificada.

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El ejercicio de sábana categorial que relacionamos a continuación está dividido en cuatro

campos. El primero, contiene los conceptos articuladores: territorio, prácticas de lectura y escritura

sobre las que se sustenta nuestro proceso investigativo. El segundo, contiene las líneas emergentes,

estas desarrollan los conceptos articuladores y ayudan a clasificar los testimonios. En el tercer

campo, están los aportes dados por los participantes en la etapa de aplicación de los instrumentos,

es decir los testimonios de los participantes; y en el cuarto, se relacionan las primeras

interpretaciones realizadas de cara al análisis y construcción de los datos.

La realización de este ejercicio de sábana fue determinante en el proceso investigativo, ya que

le permite al investigador organizar la información según las líneas, asunto de vital importancia al

momento de realizar el proceso de análisis y sistematización de la información.

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Tabla 1.

Resumen sábana categorial

CATEGORÍA LÍNEAS DE

SENTIDO

CORPUS ANÁLISIS

TERRITORIO

El territorio

como construcción

simbólica

El territorio, en un sentido se

puede decir que es un pedazo de tierra

o una división geográfica, pero por

otro lado es una extensión donde se

desarrollan la cultura, las costumbres,

la idiosincrasia y donde la gente lleva

a cabo su vida. En ese sentido, hay

que decir que las prácticas de aula

tienen que ir articuladas con el

territorio, porque antes de formular

una práctica de aula, hay que tener en

cuenta el territorio de donde emana la

población, teniendo en cuenta sus

costumbres, vivencias, aspiraciones y

proyectos de vida. (Entrevista

docente 6.A.)

El territorio es una construcción

social que trasciende el contexto físico

para pasar a ser un imaginario cultural

donde convergen, costumbres, creencias,

situaciones económicas y demás

relaciones que se dan en la sociedad.

Partiendo de ese territorio es que el

docente debe pensar e implementar su

práctica pedagógica.

Un territorio que

determina unas

formas de leer y

escribir en la

escuela

Al hacer un paralelo entre las

dinámicas que se dan cuando se

planean actividades de escritura en el

aula, donde se parte de ejercicios

propuestos en los textos, y las

actividades dadas desde el contexto,

en el que el niño tiene contacto con lo

concreto, con su realidad, aquello que

conoce y le interesa, se puede

A partir de estas dinámicas

territoriales es que vinculamos a los

estudiantes para que, mediante las

actividades sociales y culturales, vividas

a través de este evento, generen procesos

de lectura y escritura que les permita

avanzar en el desarrollo de su

aprendizaje.

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evidenciar mayor interés, por parte

del niño, para desarrollar la actividad

en el ejercicio práctico (Diario

pedagógico, marzo 16 de 2016)

Las dinámicas vividas en eventos

territoriales ayudan a movilizar la

comunidad y esa movilización permite

generar procesos de aprendizajes

vinculados con las prácticas de lectura y

escritura.

PRÁCTICAS

DE LECTURA Y

ESCRITURA

Prácticas de

lectura y escritura,

mediadas por una

idea de territorio.

En realidad, ellos, con elementos

que son de su entorno se les facilita

mucho más… porque sin darse cuenta

ellos están aprendiendo, están

juntando, están conociendo las letras

y formando sus propias palabras;

porque los ven ahí, porque se

familiarizan con ellas, igualmente con

lo que ven en la calle, en sus casas;

todo lo que encuentran en su diario

vivir lo aplican bastante. En esa

dinámica es posible combinar dos

estrategias didácticas por un lado está

el contexto y por el otro se trabaja

desde el reconocimiento de las letras

la composición de la sílaba, la

pronunciación de cada una de ellas y

por último la composición de la

palabra hasta llegar a la oración y

formar pequeños párrafos, todos ellos

como producto de las construcciones

que los niños hacen a partir del

contexto (grupo de discusión,

participante # 7, grupo de discusión,

participante # 2)

Es importante relacionar el

aprendizaje del Lenguaje con el

territorio, ya que permite establecer

relaciones directas con el contexto,

explorar las habilidades de los sujetos,

potenciarlas y darle un contexto

discursivo a las producciones que

realizan y en las cuales están imbricadas

su experiencia, saberes y cultura.

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57

Leer y escribir

desde el territorio:

métodos y prácticas

diversas.

Yo creo que, antes que nada, es

necesario tomarse el tiempo, tomarse

el tiempo de conocer sus rutas,

tomarse el tiempo de conocer a los

estudiantes, sus preferencias, estilos

de aprendizaje, las conexiones de

éstos con la forma como viven y lo

que hacen en sus rutinas cotidianas.

Esos son los puntos de referencia para

establecer la estrategia, montar el

camino a desarrollar en el aula de

clase. Siempre tomando como

referencia lo que los chicos hacen en

sus vidas, con sus familias en el día a

día. Es necesario tomarse el tiempo y

la libertad de analizar ese proceso que

no es algo de libros, no es algo de que

usted va a enseñar a leer y escribir a

punta de una cartilla nacho. Todos los

muchachos son diferentes.

(Entrevista, docente 1.A)

La diversidad propia de los

contextos, exige al docente diseñar

actividades que se adapten a las

particularidades de los estudiantes, de tal

forma, que los referentes que trae desde

su realidad cultural y familiar puedan ser

retomados de cara a la consolidación de

los saberes que construye la escuela, por

lo que pensar en métodos únicos para la

enseñanza niega la diversidad de los

sujetos escolares y sus contextos.

A continuación, se presenta una tabla que presenta un resumen de las categorías construidas en el desarrollo del trabajo de campo

y las líneas emergentes consolidadas luego del análisis, estas serán retomadas en el capítulo III de este informe.

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Tabla 2.

Categorías y líneas emergentes

Leer y escribir desde el territorio

Categorías Líneas Emergentes

Territorio El territorio como construcción simbólica

Un territorio que determina unas formas de leer y escribir en la

escuela

Prácticas de Lectura y Escritura Prácticas de lectura y escritura, mediadas por una idea de territorio.

Leer y escribir desde el territorio: métodos y prácticas diversas.

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Capítulo 2

La ruta del territorio

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2014). Madrid España

(23º ed.), la palabra ruta significa “camino o dirección que se hace para un propósito”. En

nuestra propuesta investigativa la ruta del territorio, es una construcción desarrollada en el

espacio geográfico en estrecha relación con la cultura y la sociedad. Da idea de los múltiples

caminos que recorren los participantes de esta investigación alrededor de lo que implica el

aprendizaje de la lectura y la escritura en los primeros años de escolaridad. Aquí, hemos

construido relaciones entre lo geográfico y lo cultural, en las cuales están los elementos reales

y simbólicos que direccionan las prácticas del lenguaje y las maneras como se reflexionan y

se aprenden. Su configuración teórica, parte de las experiencias construidas desde las lecturas

y los seminarios de clase. A partir de ahí, hemos esbozado un camino para entender lo que

pasa en la escuela mientras se aprende a leer y a escribir, los vínculos entre estos saberes, el

territorio y por supuesto los docentes y estudiantes que viven este proceso y que en últimas,

son quienes lo hacen posible.

En este recorrido, vinculamos algunas consideraciones de orden conceptual en torno al

aprendizaje de la lectura y la escritura, que involucran distintos momentos y niveles del

desarrollo del lenguaje. A su vez, este rastreo, nos llevó a reflexionar sobre la manera como

Lenguaje y Territorio se articulan desde lo que hacen los sujetos en su cotidianidad, lo que

piensan y lo que viven; fue precisamente esta condición la que implicó el desarrollo de la

noción de práctica, dado que es allí donde confluyen los saberes, la cultura y las perspectivas

de vida de los sujetos escolares, de ahí su importancia para esta investigación.

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En esta idea de ruta que venimos mostrando, el territorio hace las veces de eje, en la

medida que permite conectar lo que se aprende en el aula acerca de leer y escribir, con asuntos

de la cotidianidad de las personas. En este sentido, entendemos el territorio en dos líneas; la

primera como un espacio físico que representa los objetos naturales y artificiales, desde los

cuales se dimensionan y entienden los espacios habitados y la segunda como una

construcción de orden cultural que da cuenta de las interacciones de los sujetos, sus

pensamientos, sus comprensiones acerca de la realidad y por supuesto de los saberes que

subyacen a la forma como viven, aprenden y construyen con otros.

En este sentido, creemos que el territorio es determinante en el proceso cognitivo del

niño y en su aprendizaje alrededor del lenguaje, ya que al tiempo que aprenden a leer y

escribir, interactúan con las normas, las costumbres y las acciones cotidianas de las personas,

es desde este reconocimiento que se configuran los aprendizajes alrededor de la lectura y la

escritura, saberes en los que está representada la naturaleza, su casa, la escuela o su barrio,

construcciones que para el niño son relevantes. Desde este escenario, el territorio se integra

desde lo geográfico y lo cultural para dar lugar a unos tejidos que lo vinculan con el

aprendizaje, en especial con el aprendizaje del lenguaje; en un ejercicio de relación constante

donde los elementos del contexto constituyen el referente para realizar prácticas de lectura y

escritura desde las cuales se enuncia esta propuesta de investigación. Este capítulo, está

organizado en dos grandes apartados; en el primero se hace referencia a la noción de

Territorio, se presentan algunas consideraciones alrededor de esta y se expone su incidencia

en la construcción de los aprendizajes relacionados con el Lenguaje. El segundo momento

reconstruye el concepto de Prácticas de Lectura y Escritura, desde la noción de práctica y lo

que en términos del enfoque socio cultural, implica leer y escribir. En ambos apartados, el

punto de partida son los postulados teóricos alrededor de los conceptos articuladores, luego

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61

dichas conceptualizaciones son cruzadas con las voces de los investigadores y puestas en

diálogo con lo planteado en el capítulo de construcción del problema.

2.1. El territorio y sus itinerarios

El itinerario territorial es una invitación a visibilizar los pasos de nuestro proceso

investigativo. Es un camino, un rumbo que hemos de trasegar para develar las

particularidades del territorio en este contexto y sus dinámicas cuando éstas son vinculadas

al desarrollo del lenguaje.

Asumimos el territorio como un mediador entre los procesos cognitivos del individuo y

el aprendizaje del lenguaje. En este sentido, el espacio físico, la realidad social, económica y

cultural, permiten ir tejiendo los aprendizajes de las personas, se aprende desde el lugar que

se habita y es precisamente ese lugar e interacciones, el referente fundamental para la

consolidación de construcciones como la participación democrática, la vida con otros y por

supuesto el aprendizaje de la lengua. Además, como elemento que nos indica el camino o

rumbo que debemos seguir, los itinerarios nos permiten identificar la forma como está

estructurado el concepto y como se desarrolla dentro de la investigación, llevándonos a

descubrir las líneas emergentes que lo sustentan y hacen posible su desarrollo.

El primer lugar propuesto en el itinerario alrededor del territorio, tiene que ver con las relaciones

de los sujetos y la manera como se articula en la cotidianidad; para ello retomamos los

planteamientos de Llanos - Hernández (2000) quienes afirman que el territorio es un concepto

teórico y metodológico que explica y describe el desenvolvimiento espacial de las relaciones

sociales que establecen los seres humanos en los ámbitos cultural, social, político y económico,

es un referente empírico, pero también representa un concepto propio de la teoría (p.1).

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Es decir, el territorio es una construcción elaborada desde las relaciones sociales que

establecen las comunidades, desde este encuentro diverso emergen, los saberes en relación

con su cultura y costumbres, aspectos que además de ampliar la caracterización del lugar que

habitan son un referente fundamental para entender las maneras como se relacionan las

personas, tejen lazos comunes y se apropian del conocimiento.

Por su parte, Pierre (2011) plantea que

El territorio toma en cuenta, en el marco de las relaciones de los individuos al espacio, las

prácticas culturales y sociales. Personifica la relación simbólica entre cultura y espacio,

constitutiva de símbolos, valores o identidades basándose efectivamente en el concepto de

territorialidad (p.55).

Estos dos referentes respaldan el concepto de territorio que sirve como eje para nuestro

proceso investigativo. Para ellos, al igual que para nosotros, el territorio constituye la

conjugación del espacio físico con el entramado de relaciones sociales y culturales situadas

en él. Igualmente, desde el quehacer pedagógico, el territorio constituye un punto de

encuentro, que se configura desde la articulación de los actores que convergen en un mismo

espacio, comparten unos intereses y construyen una identidad social, cultural y simbólica.

En este mismo sentido, la relación del territorio con el proceso de aprendizaje conlleva

al fortalecimiento de las dinámicas escolares, ya que cuando el sujeto entra en relación directa

con la escuela y la educación formal, muchas de las temáticas, saberes y conocimientos

disciplinares que se proponen en el aula ya son de amplio dominio del niño, es decir, ya este

las conoce y las practica en su contexto; lo que sin duda facilita el aprendizaje. Debido a que

hay mayor motivación en el niño cuando discute alrededor de algo que conoce, cuando las

intervenciones que realiza en público parten de referentes cercanos y concretos, que cuando

realiza el mismo ejercicio sobre algo desconocido. En este sentido, la tarea de la escuela, es

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vincular el contexto a la experiencia de aprender, esbozar una construcción didáctica que

parta de los referentes del sujeto, para desde allí acercarse a las nuevas comprensiones en

torno a la realidad y por ende a los nuevos saberes.

Otra mirada que es importante considerar cuando abordamos el aprendizaje desde el

territorio, es la planteada por Bombini (2006) quien afirma “la escuela es semejante a una

micro-sociedad”, es decir, es un espacio de intercambio, a través del cual se cimentan

relaciones simbólicas, de poder, normas lingüísticas , modos de vida y de estigmatización de

los sujetos”(.p 47 ). En este sentido, la escuela, como representación mínima de la sociedad

es el espacio donde diariamente convergen todo tipo de situaciones sociales, económicas y

culturales, situadas en el contexto, que son determinantes en el proceso de aprendizaje del

niño. De ahí, la importancia de conocer la realidad del niño, al momento de planear el

currículo que ha de orientar su proceso de aprendizaje, pues esto aporta en la comprensión

de los ritmos de aprendizaje que estos tienen y facilitará la tarea del docente, quien en su

condición de guía y orientador debe configurar estrategias para vincular la realidad del niño

con el proceso escolar, en un ejercicio que ponga en diálogo el saber de la escuela con los

saberes del contexto. De tal forma que los niños, desde las condiciones culturales que viven,

construyan sus propias posturas frente a las diversas problemáticas y alternativas de su

territorio.

De esta forma, la construcción del aprendizaje va ligado al conocimiento de la realidad

del niño y ha de ser la ruta para que este, en un futuro, se constituya como sujeto activo,

lúdico, dinámico, empoderado de su realidad y con elementos sólidos que le permitan ser

parte activa de las decisiones que mejoren o transformen su realidad social. Al respecto, de

un sujeto lúdico, creativo, emprendedor, Pierre (2011) plantea que “el territorio corresponde

a un sistema en tensión que conecta un espacio al juego social de sus protagonistas.”(p.55).

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Desde nuestra propuesta investigativa, el territorio ha de abordar la complejidad de las

relaciones sociales, sus implicaciones políticas como un referente que le permite al niño

aprender a leer y escribir, pero también, como el medio de acercarlo al reconocimiento de las

instituciones, las figuras representativas, las relaciones y los discursos que se tejen al interior

de los grupos. Igualmente, es una apuesta de nuestra investigación, orientar al niño para que

reconozca y se identifique dentro de las construcciones culturales insertadas en la vida

comunitaria.

Con esos saberes y con los que se configuran cuando entra en contacto con la naturaleza,

el niño construye experiencias significativas, inspiradoras, a partir de las cuales se acerca a

los saberes y de manera especial a los relacionados con la adquisición del código escrito y el

desarrollo de su proceso comunicativo.

En este mismo sentido, la influencia del territorio en las prácticas cotidianas de los niños,

conlleva a que estos se vayan desligando de las prácticas sus aprendizajes, es decir aprenden

de aquello que hacen todos los días, de las cosas que les gustan o no, de sus interacciones, de

su vida.

Acorde con esto Belinche y Viñas (2007) plantean que la capacidad que tienen los niños

para apropiarse de las cosas y nombrarlas les da mayores posibilidades para vivirlas y

cambiarlas, es decir, cuando el niño desarrolla su vida en un ambiente cultural que lo estimula

y le brinda los medios para acceder y participar en prácticas en las que hay una representación

de algo real, aumentan las posibilidades de lograr un aprendizaje significativo que lo

empodere de la palabra, de la realidad y le permita ser parte activa en el desarrollo de su

proceso de formación.

Por otra parte, el estudio realizado por Iner (2015) plantea

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En relación con la escuela, podemos reconocer que esta es un espacio donde las relaciones

sociales que allí ocurren y los elementos que las posibilitan, hacen que la escuela trascienda de

ser únicamente un espacio físico, para convertirse en un entramado de experiencias que

cotidianamente producen los mundos y subjetividades de los estudiantes, el saber docente y las

vivencias planeadas e inesperadas que configuran a todos aquellos integrantes de la comunidad

educativa (p.11).

En este sentido, la escuela se asume como un espacio que trasciende las barreras de lo

físico y va más allá, para acoger los distintos saberes, problemas, relaciones, necesidades e

intereses que comparte cada uno de los actores que la componen. Ha de tener un movimiento

continuo, constante, que le permita situarse como espacio globalizado, capaz de ser el puente

entre los distintos agentes que la conforman.

Así, desde la configuración de las relaciones con el padre de familia, con los estudiantes,

con los compañeros y con aquellas personas que llegan esporádicamente a la institución, se

van tejiendo unos saberes, entorno a la vida comunitaria, las interacciones políticas, los

espacios sociales y por supuesto el lenguaje, que se reflejan en actividades escolares como

participar en la reforma del manual de convivencia, participar de un proyecto institucional,

leer el periódico institucional, cuando se participa de estas actividades se está construyendo

saberes que le permiten ejercitar su expresión oral y escrita. Estos saberes lo van a llevan al

reconocimiento del territorio y desde allí se teje los aprendizajes relacionados con el lenguaje,

a través de esta interacción, vincula las realidades sociales y los valores culturales insertados

en su comunidad con la realidad que lo rodea, fortaleciendo de esta forma, el proceso de

lectura y escritura

Con el tiempo, el niño va relacionando otros aspectos ligados a la vida social que le

permitirán fortalecer y comprender dimensiones de mayor complejidad en la vida pública

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como los procesos económicos y políticos. Desde esta mirada, acogemos los planteamientos

de Gómez, y Delgado, (1998), ya que estos autores relacionan “El territorio con la idea de

dominio o gestión dentro de un espacio determinado; está ligado a la idea de poder público,

estatal o privado en todas las escalas” (p.124).

Siguiendo esta línea, el territorio, agrupa el entramado de relaciones que componen la

sociedad y conecta instituciones, situaciones y personas a partir de elementos como el poder,

la autoridad y el dominio, representadas a través de múltiples situaciones en las que el

encuentro con otros y sus modos de entender y hacer permite la construcción de aprendizajes.

Igualmente, son los procesos sociales y culturales que se configuran en las comunidades

cuando sus miembros se empoderan de la realidad y participan de ella, que ocurren las

transformaciones en un grupo social. Por ende, cuando el niño al interior del aula participa

de situaciones que le permitan comunicarse, encontrarse con otros y reconocer la diversidad

de su cotidianidad tiene lugar procesos como el aprendizaje, el reconocimiento y el

empoderamiento del territorio.

Hemos explorado algunas consideraciones teóricas que invitan a reflexionar sobre las

conexiones entre el territorio y los espacios físicos que habitan las personas, es decir el

espacio geográfico. Esta conexión permite establecer vínculos entre lo que piensan las

personas, los aprendizajes que construyen y la forma como aprenden; estableciendo una

relación complementaria entre los espacios y la manera como se hace apropiación de los

mismos.

Por otro lado, Haesbaert (2011) se refiere al concepto de territorio, “desde una

concepción espacial como algo simbólico que sirve como referencia para la construcción de

identidad” (p.31) aquí, el territorio es una construcción simbólica, relacionada con aspectos

naturales, sociales y culturales. A través de estos componentes, cada territorio, tiene su

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identidad y se sitúa como espacio particular. Donde los sujetos desarrollan sus acciones y lo

transforman. En esa transformación, son potentemente significativos los valores culturales

instaurados en la sociedad.

De igual forma, Montoya (2014) señala la importancia que tiene el reconocimiento del

territorio por parte de las comunidades y su delimitación desde sus distintos componentes,

para la configuración de espacios de aprendizaje. Destaca los estudios realizados en Brasil,

Perú y Colombia, en torno al tema. Resalta la vinculación de los entes políticos en las

distintas escalas territoriales, dadas en las investigaciones realizadas en Colombia, donde la

población reconoce y se apropia de su territorio, convirtiendo su realidad socio-cultural en

espacio, una oportunidad para aprender.

Con lo dicho hasta ahora, se puede evidenciar que el aprendizaje, es una construcción

relacionada con la sociedad, donde se vinculan distintas dinámicas de orden social, territorial

y político, para dar respuesta a las necesidades específicas de los sujetos, en su entorno a la

forma como aprenden y se relacionan con otros.

En este escenario el Lenguaje está vinculado permanentemente a las dinámicas

desarrolladas en los espacios que frecuenta el niño, donde sus experiencias y la motivación

que le despiertan los saberes construidos, son el detonante que los impulsa a participar

activamente en la construcción de otros aprendizajes.

A medida que los niños van avanzando en su proceso formativo, empiezan a interactuar

con las construcciones de su territorio y se conectan con los sucesos que se viven

cotidianamente en su contexto; al respecto Freire como se cita en Mejía (2015) manifiesta

que la educación popular es un escenario de lucha para transformar la realidad y horizontes

pedagógicos que atienden a los contextos locales donde están ubicadas las instituciones

educativas, que sirven como espacio para el desarrollo del proceso formativo, ello pone sobre

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68

el escenario educativo la importancia que tiene para los procesos escolares el territorio y sus

dinámicas.

En consecuencia, encontramos un punto de anclaje para nuestra propuesta, puesto que

intentamos reconstruir las conexiones existentes entre la práctica pedagógica y el concepto

de territorio que tiene lugar en los procesos de aprendizaje. Es así como el territorio en nuestra

propuesta investigativa, se asemeja a un espacio abierto donde los sujetos de todas las edades

y condiciones culturales tienen la posibilidad de realizar diferentes prácticas de lectura y

escritura. A la vez, es el escenario propicio para que la sociedad realice las acciones de orden

cultural, social y político a través de las cuales construyen su identidad.

De acuerdo con lo anterior, asumimos el territorio como una construcción multimodal

que responde a dos escenarios. Por un lado, el territorio tiene vínculos con los espacios

geográficos que habitan las personas y desde estos espacios operan algunos

condicionamientos en la forma como aprenden, se relacionan y proyectan las personas. Por

otra parte, el territorio también está relacionado con las formas como las personas se

relacionan al interior de los espacios que habitan y comparten, es decir, con las interacciones

que configuran en la cotidianidad y en los modos que eligen para encontrarse con otros y

desde ese reconocimiento configurar aprendizajes.

A pesar de estas concepciones aparentemente separadas, identificamos puntos de

encuentro que nos indican que el territorio es una construcción que convoca los dos

escenarios y por ende desde ambos se debe reflexionar en torno a lo que implica aprender y

aprender con otros.

En este sentido, creemos que el territorio tiene vínculos muy estrechos con el lenguaje y

por supuesto con las prácticas que lo hacen posible, que para el caso son las de lectura y

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escritura, las cuales constituyen otro de los conceptos articuladores de la propuesta de

investigación y que a continuación se presenta.

2.2 Prácticas de lectura y escritura

En nuestro trabajo investigativo entendemos la noción de práctica como una construcción

que da cuenta de las acciones cotidianas de los sujetos, en las que ponen en escena sus

saberes, hábitos, costumbres y cultura. De ahí que cuando referimos las prácticas de lectura

y escritura, hacemos alusión a una construcción que parte de la lectura y la escritura como

procesos estrictamente sociales que permiten a los individuos participar de las interacciones

culturales, políticas y comunitarias de los territorios en los que se encuentran.

A propósito del concepto de práctica, es importante retomar los postulados de Chaverra

(2003) quien entiende la práctica como “la concepción de mundo y los ideales que se tengan

en un momento histórico determinado” (p.2), esto pone el acento en la cotidianidad de los

sujetos, en el desarrollo de sus rutinas y en las tareas sociales que asumen dentro de sus

contextos. Esto es lo que estamos asumiendo por práctica. De ahí que vinculemos la práctica

con la vida de los sujetos, sus pensamientos, acciones y perspectivas de vida.

En este mismo sentido, la práctica convoca las acciones de las personas en la vida

cotidiana, por lo que acercarse a ellas, es poner la mirada en las interacciones del día a día,

en las formas que han privilegiado para el encuentro con otros para encarar determinada

circunstancia y para entender lo que pasa en un lugar determinado. Esas acciones que se

hacen diariamente y por esta condición, algunas veces son desestimadas por los sujetos;

relegando los saberes y aprendizajes que es posible construir desde allí, cuando son objeto

de reflexión o asumidas como una posibilidad para aprender.

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Esta construcción alrededor de las acciones diarias de los sujetos es fundamental, en la

medida que nuestra propuesta convoca las nociones de prácticas de lectura y prácticas de

escritura; como los caminos a través de las cuales las personas acceden a los saberes

relacionados con el lenguaje y, que desde esta investigación son asumidas como referentes

para el aprendizaje de los objetos disciplinares del área.

Pensar los espacios e interacciones cotidianas como posibilidades para aprender, es

acercarse a los modos como transita el conocimiento en la vida real, en donde los lugares y

las personas son espacios y sujetos de saber; lo que equivale a decir que el contexto y las

situaciones que se viven allí, convocan unas maneras de aprender, de relacionarse con otros,

de valorar el territorio y por supuesto de leer y escribir.

Lo anterior, posibilita centrar la mirada en lo cotidiano, en las comunidades y en lo que

hacen con el lenguaje día a día. En este escenario se soporta la noción de práctica en la que

se inscribe esta investigación y será el punto de partida para las comprensiones alrededor de

lo que pasa con la lectura y la escritura cuando son asumidas en clave del territorio.

2.2.1 Prácticas de Lectura.

Desde los primeros años, el niño interactúa con múltiples formas de lectura (imágenes,

situaciones, símbolos, texto escrito) muchas de ellas son usadas por el individuo antes de su

ingreso a la escuela; es decir, existe un proceso de construcción y reflexión ligado a la

lectura antes del contacto escolar. De ahí, que los aprendizajes escolares que vinculan la

lectura convoquen también la noción de territorio, es precisamente de estos vínculos y

lugares comunes que emerge la noción de práctica de lectura.

A propósito de lo anterior, para algunos autores como Cassany (2007) es posible

establecer algunos vínculos entre los dos conceptos, veamos:

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La lectura deja de ser una práctica individual y se convierte en una práctica social, vinculada a

unas instituciones y modelada por unos valores y un orden preestablecido. Al leer, el aprendiz

comprende un significado, adopta un rol, construye una imagen y participa en una determinada

organización de la comunidad (p.28).

En ese sentido, leer es ante todo acceder y participar de las dinámicas sociales y de las

formas de organización de un grupo. Constituye una puerta de acceso al universo de

significación de los sujetos, a través de ella se reconstruye el sentido del signo puesto en

contexto, en una situación discursiva real, donde se evidencian intereses y necesidades desde

los cuales se parte para configurar el acto de lectura.

En esta postura de transformaciones es fundamental el papel de la lectura en la escuela,

esta constituye el punto de encuentro de las diversas formas de cultura, desde esa diversidad,

se convierte en el espacio propicio para poner en diálogo los distintos saberes, ideologías y

posturas presentes en cada uno de los sujetos que la componen. A la vez, direcciona y regula

los procesos discursivos que surgen de las relaciones y construcciones sociales cimentadas

en esos encuentros.

Es de los vínculos Lectura – Territorio que surgen los saberes, que utilizan en la vida

cotidiana los sujetos y con los cuales participan de la manera como se construye el mundo y

sus dinámicas. Lo anterior guarda relación con lo que plantea Zavala (2009) quien manifiesta

que “para entender cómo funciona la lectura no basta con observarlas en sí mismas (…) Más

bien, es observar las prácticas sociales particulares y los lugares donde se desarrollan las

diversas formas de lectura”(p.32) se puede inferir entonces a partir de esto que la lectura no

es un acto alejado del territorio, sino por el contrario, hace parte de las acciones y formas de

relación de las personas al interior de este. En el territorio, se construyen las historias orales

que desarrollan los sujetos en actividades como los juegos, las conversaciones cotidianas, el

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trabajo y las relaciones familiares. Son estas interacciones, las que dan lugar al concepto de

prácticas de lectura, una construcción que parte del encuentro con otros y su vínculo con la

cultura y la historia.

En este mismo sentido, las prácticas de lectura son un elemento que impregna la vida

escolar y social del niño, a través de sus diversos usos y funciones, regula y orienta las

construcciones que surgen al interior de los grupos, donde la lengua no solo es un instrumento

de comunicación, sino que permite, empoderamiento de la realidad y construcción de

discursos que dan cuenta de la cultura, las creencias y las relaciones determinadas por el

sujeto que aprende. Por su parte, Cassany (2006) afirma que

Leer es mucho más que descifrar códigos. Leer es apropiarnos de la realidad, de un texto o una

situación, en búsqueda de las voces que allí residen para tratar de comprenderlas y generar

procesos de apropiación, a través de los cuales se pueda ampliar la propia visión de mundo que

tienen los niños (p.21)

Lo anterior, supone que el encuentro con la lectura constituye un referente fundamental

para empezar a entender y apropiarse de las dinámicas sociales. De ahí, que acercarse al

proceso que permite acceder a la convencionalidad del código, es decir aprender a leer

responda a un propósito que convoca la participación en las comunidades letradas que hay

en los lugares que habitan las personas, esas en las que se lee el texto cotidiano, esas en las

que transita la palabra y la historia, esas en las que leer implica hacer parte de la comunidad

y construir con otros.

A propósito de lo anterior, se hace pertinente traer la voz de Kalman (2003) quien

refiriéndose al proceso de adquisición del código propone que, “los eventos de lectura y

escritura que surgen en la vida cotidiana se disponen con fines comunicativos y, por ello, son

importantes contextos para la apropiación de los diversos usos de la cultura escrita” (p.45)

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73

de ahí la importancia de relacionar, a los niños con experiencias de aprendizaje que vinculen

su realidad contextual, vivencias, gustos, carencias, entorno natural, dinámicas culturales y

económicas que dinamicen y fortalezcan su aprendizaje integralmente.

Por lo tanto, es desde las interacciones sociales y culturales que los sujetos configuran

los saberes que van poniendo en juego en el desarrollo del proceso lector, vinculando de esta

manera las dinámicas que emergen en el territorio, esas mismas que hacen parte de su vida,

de su identidad y su idiosincrasia.

En esta perspectiva, las prácticas de lectura asumen formas alternativas para acceder a la

realidad, en las que los saberes transgreden la escolaridad, es decir, se accede a un universo

mucho más amplio en el que la construcción del significado responde a unas maneras de ver

el mundo. En el que el análisis del lector se desarrolla sobre la base de la reflexión y del

desarrollo de una postura crítica, donde la confrontación de lo que el lector ya sabe, el

contexto y los nuevos saberes se mezclan para dar lugar al aprendizaje.

Otro aspectos resaltado por Kalman en este proceso, es el acompañamiento que se le

brinde al sujeto que aprende, así como la participación decidida de éste, en los eventos

sociales que le brindan la posibilidad de acercarse a la comprensión e interiorización del

lenguaje, en este caso de la lectura.

Ligado al concepto de prácticas de lectura, aparece la experiencia como un elemento

fundamental en el desarrollo del aprendizaje del lenguaje y por supuesto de la lectura; a

propósito de ello Larrosa (2006) dice que

al hablar de la experiencia de la lectura, podría hablarse, de una alfabetización que no tuviera que

ver con enseñar a leer en el sentido de la comprensión, sino en el sentido de la experiencia. Una

alfabetización que tuviera que ver en formar lectores abiertos a la experiencia, a que algo les pase

al leer, abiertos a su propia transformación (p.48).

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Igualmente, la experiencia supone que algo se moviliza desde afuera hacia el individuo,

algo que es incierto, impredecible y que representa riesgo, peligro, la oportunidad de

experimentar, de aprender, de ser distinto. Estos elementos están presentes en el territorio y

hacen parte de las cosas que son cercanas para los estudiantes, esos con las que ellos se

identifican y emocionan. Es de este conjunto de elementos que tienen lugar los aprendizajes

y por ende las prácticas de lectura, como consecuencia de la interacción cotidiana, su

apropiación y las acciones que son significativas en estos escenarios.

En consecuencia, solo se vive una experiencia cuando lo que pasa nos toca, nos

trasforma, nos hace distintos, cuando se hacen cosas distintas. Para el caso de la lectura, tiene

lugar cuando se asumen las prácticas cotidianas en clave de aprender de ellas y para la

participación en las mismas, es allí, en donde podemos avizorar otras formas de hacer con el

lenguaje, de construir otros aprendizajes y otras alternativas.

En este sentido aprender a leer, es el camino para avanzar en construcciones sociales más

complejas como reconocer los códigos que se utilizan en la institución, participar en la

construcción de las normas en el aula, reconocer los diferentes símbolos de acuerdo con su

contexto, participar en los eventos culturales y sociales que se tienen lugar en la comunidad,

cuya utilización le permite al estudiante comprender lo que pasa en su entorno y direccionar

el proceso de aprendizaje hacia una mayor comprensión de su realidad social y cultural.

Así mismo, las experiencias vividas en el aula, el contexto familiar y comunitario han de

ser el punto de partida para que el niño configure el aprendizaje de los distintos grafemas y

convierta en texto cada experiencia vivida en su contexto, de esta forma, su aprendizaje del

lenguaje va fortaleciendo su nivel crítico de la realidad que lo circunda, al tiempo que su

realidad le permite apropiarse significativamente del código.

Cabe entonces señalar lo planteado por Ferreiro (2013)

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75

Leer y escribir, son construcciones sociales indispensables para la adquisición de ciudadanía, y

esa ciudadanía no es posible ejercerla con individuos que aún no alcanzan un nivel de lectura y

escritura satisfactorio (...) Se necesitan individuos conscientes de sus derechos, individuos

críticos y reflexivos, que sean lectores y escritores autónomos (p.18).

Desde estos planteamientos, la autora reafirma el discurso dado por Kalman, Zavala y

Larrosa, sobre los vínculos del aprendizaje del lenguaje con el territorio. Pero agrega que,

también es necesario inscribir las prácticas de lectura desde los elementos formales del

lenguaje, no se trata entonces de una carrera hacia la cultura sin un anclaje en los elementos

disciplinares de la lengua; sino una correspondencia entre las formas culturales y sociales

con los aprendizajes que construye la escuela. Es del tejido de estos vínculos que configura

el concepto de prácticas de lectura.

En clave de lo que se viene proponiendo para los procesos de lectura, la adquisición del

código escrito se asume desde la correspondencia entre el contexto y los procesos culturales

de los hablantes. Lo que equivale a decir, que se aprende a leer interactuando con el código

que representa las expresiones que están en la cotidianidad y con las cuales los estudiantes

se relacionan dentro y fuera de la escuela. En este escenario, resulta fundamental la pregunta

por la figura del docente y por su práctica pedagógica, ya que será desde la experiencia, desde

su sensibilidad y postura conceptual de donde surjan las orientaciones acerca del proceso de

iniciación en la lectura.

De igual forma, van ejercitando la escritura al tener contacto con cada una de esas

dinámicas territoriales, que les exigen la realización de tareas específicas a través de las

cuales el niño fortalece su proceso escritural. Desde este escenario social las posibilidades de

realizar prácticas de lectura y escritura son variadas y todas ellas posibilitan el aprendizaje

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del niño, debido a que están cargadas de significados lo que hace que sean potentemente

significativas.

Surge aquí, la necesidad de direccionar unos procesos que permitan a los chicos incluirse

en el mundo de la cultura escrita, de tal forma que la practiquen, se apropien en forma crítica,

vinculen a través de ella, su realidad y se preparen para asumir los desafíos de su territorio,

sin importar cuál sea el medio que utilicen para acercarse a esta.

En ese ambiente de vínculo con la realidad, nuestra propuesta investigativa se ubica en

el contexto del territorio y relaciona las dinámicas que se desarrollan en él, enlazando el

proceso de lectura con el de escritura. A partir de este escenario se intenta brindarle al niño

las condiciones propicias para que adquiera el dominio también de este código.

2.2.2 Prácticas de Escritura.

Escribir es una práctica que se inserta en la vida del niño a través del proceso escolar.

Ella permite representar los pensamientos y fortalecer el proceso de socialización y

construcción con otros; es ante todo un proceso social que convoca escenarios para la

participación y el reconocimiento de otros. A propósito de ello, asumimos lo expresado por

Kalman (2003) quien entiende “el acceso a la cultura escrita como un proceso social donde

la interacción entre los individuos es condición necesaria para aprender a escribir” (p.39). En

este sentido, entendemos la escritura como una construcción de orden social, que parte del

reconocimiento de las dinámicas cercanas a la realidad de los estudiantes y que supone la

interacción. Es decir, el encuentro con otros como condición necesaria para desarrollarse y

permitirle al sujeto apropiarse de ella, esta apropiación está ligada a los contextos de los

sujetos, a las actividades cotidianas que realiza, a los diálogos en los que participa, entre otros

aspectos.

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77

De ahí el interés de nuestra investigación, por acercarnos a los pormenores de las

prácticas de escritura escolares y sus vínculos con la idea de territorio que ya hemos

planteado.

Escribir es ante todo un acto cultural, a través del cual, el sujeto pone de manifiesto sus

saberes, sus visiones de mundo y lo que ha construido en la experiencia cotidiana que implica

vivir. Aquí cabe relacionar, lo señalado por Ferreiro y Teberosky (1979) quienes plantean

que “La escritura no es un producto escolar, sino un objeto cultural resultado del esfuerzo

colectivo de la humanidad. Como objeto cultural, la escritura cumple con diversas funciones

sociales y tiene modos concretos de existencia” (p.1) por consiguiente, abordamos las

prácticas de escritura como una construcción social orientada al reconocimiento de la

autonomía de los sujetos y a la participación en las construcciones, dispositivos y escenarios

sociales de las que hacen parte los individuos que circulan en el contexto escolar.

En consecuencia, la escritura está ligada a las interacciones de los sujetos por lo que su

aprendizaje debe estar relacionado con los géneros discursivos que son cercanos a ellos,

aquellos con los que se relacionan en la cotidianidad y que hacen parte de la comunidad que

conforman. Esta característica de la escritura la vincula con la idea de práctica que hemos

planteado y, que supone una acción reflexionada por parte de los sujetos, que puede ser

llevada al aula como punto de partida para los aprendizajes escolares.

A propósito de lo anterior, es importante retomar los aportes de Kalman (2003) quien

afirma “En toda comunidad existen espacios donde el leer y el escribir son actividades

comunicativas, engarzadas al entramado de prácticas sociales cotidianas; en ellos hay

expectativas sobre quien lee y quien escribe y cómo y cuándo debe hacerlo” (p.40)

Por consiguiente, las interacciones realizadas por los sujetos en sus contextos, permiten

su vinculación con las dinámicas territoriales y a su vez con la escritura, es decir, las prácticas

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78

sociales fortalecen el proceso comunicativo y a partir de él, el niño adquiere dominio del

código escrito, en un ejercicio permanente que tiene como escenario el territorio.

En este sentido es que Lomas (2002) se refiere a la escritura como “una actividad

comunicativa de orden social, situada en un contexto cultural que le da sentido”, por tanto,

la escritura adquiere significado para el niño cuando reconoce en ella, los valores, los

principios y la cultura que le ha sido promovida desde su contexto familiar y escolar, es decir,

cuando entra en diálogo con sus propias identidades en cuya configuración está relacionado

el territorio.

Lo anterior, implica formar en las prácticas de escritura desde los territorios. Para lo cual,

el punto de partida serán los intereses y necesidades de la comunidad, de modo concreto,

debe atenderse a las particularidades de los sujetos que habitan el territorio donde tiene lugar

el acto educativo; es decir, pensar el currículo escolar en función de la realidad local y los

sucesos e interacciones que guardan sentido para quien aprende.

Estas consideraciones alrededor de lo que implica escribir y sus vínculos con el territorio

y la cultura, han sido abordados en cada una de las etapas de este proceso investigativo, y

constituyen el asunto central de nuestra investigación. Pues, lo que nos ocupa, es

precisamente, el deseo de reconocer las particularidades del aprendizaje de la escritura,

cuando esta práctica se vincula con las dinámicas cotidianas del territorio.

En el mismo sentido, las continuas investigaciones relacionadas con la enseñanza de la

escritura llaman la atención sobre la importancia del método en el momento de acceder al

código escrito, estas reflexiones han expuesto caminos que buscan que la etapa de

adquisición de la escritura, sea significativa para el niño y que alrededor de los aprendizajes

del área puedan pensarse puntos de conexión con otras asignaturas y disciplinas. Al respecto,

en el Plan nacional de lectura y escritura (2014) se plantea que

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79

Es apremiante, (…) reconocer que el valor de la escritura como herramienta para aprender, para

comunicarse, para relacionarse con el mundo no es exclusivo de una sola área. Esto supone

transformar en objeto de reflexión y de planificación explícita por parte del docente aquello que

se produce en todas las áreas que esté relacionado con el lenguaje (actividades de escucha, habla,

lectura y escritura (p.9).

Esto nos lleva a pensar la escritura en un contexto de interdisciplinariedad, en el que las

comprensiones y producciones escolares están determinadas por las preferencias de los

sujetos escolares, sus rutinas, experiencias y por supuesto cultura. Reconocer entonces, que

la escritura es una actividad situada en el espacio entre el texto y el pensamiento, así, cuando

el niño hace uso de la escritura para representar a través del código escrito, la realidad que

observa y lo que pasa o le pasa, busca comunicar lo que sucede a su alrededor, sus

experiencias vividas y los saberes alcanzados.

No obstante, estas construcciones no representan por si solas un esquema conceptual

establecido plenamente; para que esto ocurra debe haber algo más que una colección de

información, implica la construcción de un esquema conceptual que pueda interpretar datos

previos y nuevos, es decir, que pueda recibir información y transformarla en conocimientos.

En ese sentido, Ferreiro (2004) hace referencia a la importancia de vincular el proceso de

aprendizaje del niño a los eventos sociales que le generen experiencias significativas. Esto

evidencia, que el proceso de escritura integra estrategias pedagógicas en las que la

experiencia cotidiana, se conjuga con el saber disciplinar y en este encuentro aprenden a leer

y escribir los niños.

En ese escenario de conexión constante con el otro, de relaciones con el medio y de

construcciones empíricas creadas por el niño, la escritura va emergiendo y se va configurando

a través de prácticas cotidianas, hasta lograr instaurar en el niño el reconocimiento del código

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escrito, mediante el cual desarrolla conceptos que lo van promoviendo secuencialmente en

el fortalecimiento de la escritura.

Es así como el contexto y las experiencias cotidianas son referentes para participar en las

situaciones comunicativas que rodean la vida de los sujetos; de esta manera hay una práctica

constante del lectura y escritura a través de la cual, el niño no solo desarrolla sus

competencias lectoras y escritoras si no que va creciendo en el conocimientos y

fortalecimiento de la cultura a la que pertenece.

Hemos mostrado algunas de las complejidades conceptuales ligadas a los procesos de

lectura y escritura, además de las relaciones que es posible establecer con construcciones

como la de territorio o cultura. Ello ha implicado abordar la noción de práctica y prácticas de

lectura y escritura, toda vez que entendemos los propósitos de formación en el área en clave

de las interacciones sociales, la historia y la cultura. A propósito de ello Lerner (2001)

argumenta que “si el propósito educativo en la enseñanza de la lectura y de la escritura apunta

a formar a los estudiantes como ciudadanos de la cultura escrita, entonces, el objeto de

enseñanza debe definirse tomando como referencia fundamental las prácticas sociales de

lectura y escritura.”(p.85).

Entonces una práctica social cotidiana podría ser el punto de partida para el aprendizaje

de la lectura y la escritura. Por ejemplo, la visita a un parque o la descripción de una

presentación, un partido de futbol, una fiesta o un programa de televisión. Se constituyen en

escenario idóneos para el aprendizaje del lenguaje; ya que sus vínculos con la cotidianidad

de los hablantes permiten establecer aprendizajes que se usan en la realidad y eso lo valida

en términos de la pertinencia y el uso.

Estos escenarios, conducen a procesos amplios de aprendizaje en los que el niño puede

relacionar su vida y experiencia cotidiana con el lenguaje y la manera como nombra el

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81

mundo, vinculando la lectura y la escritura con eventos letrados relacionados con la sociedad

misma, en función de los cuales el niño lee y escribe, mientras aprende sobre su entorno y

del propio lenguaje. Son en última instancia los aprendizajes relacionados con la cultura, la

historia y el arte, los que se configuran como los escenarios más expeditos para abordar

procesos como la lectura y la escritura. Por ende, asumir el lenguaje como práctica implica

el reconocimiento del territorio como referente obligado para los aprendizajes, además de

una mirada amplia que albergue los contextos en los que se aprende, las personas que los

habitan, las interacciones que tienen lugar en ellos y desde allí, asumir lo que se aprende

como un insumo para participar de las dinámicas sociales y culturales, lo que convierte el

acto de leer y escribir en una construcción dotada de sentido y ligada a los modos de

participación de las personas dentro de sus contextos.

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82

Capítulo 3

Un camino y distintas miradas: Comprensiones que vinculan el territorio con

las prácticas de lectura y escritura

Comprender el territorio desde las prácticas de lectura y escritura, implica develar la

influencia de los distintos eventos naturales, sociales y culturales desarrollados en el territorio

en relación con la lectura y la escritura que realizan los niños en los espacios que frecuentan

de manera habitual tales como: el espacio familiar, los espacios escolares y comunitarios. En

este sentido, se hacen evidente los vínculos entre el territorio y las prácticas del lenguaje

abordadas a lo largo de este proceso investigativo, y desde allí establecer relaciones de

reciprocidad, complementariedad y yuxtaposición entre los testimonios de la investigación,

los preceptos conceptuales de la misma y las experiencias de los investigadores.

Es pertinente recordar que este proceso investigativo, se desarrolló con un enfoque

cualitativo, desde los diseños de Galeano (2009) quien afirma que “la investigación social

cualitativa apunta a la comprensión de la realidad”. Es decir, está relacionada con la

interpretación que los sujetos hacen de lo que pasa en su entorno, su experiencia. En relación

con lo anterior, Larrosa, (citado por Iner, 2015) plantea que la “experiencia, se asocia a un

acontecimiento exterior al sujeto que aprende, en un movimiento de ida y vuelta, que tiene

lugar en las palabras, en los proyectos, las representaciones, sentimientos, intenciones o

saberes de alguien” (p.11).

Son esos acontecimientos el referente para orientar las actividades dirigidas a vincular la

realidad contextual con el proceso de aprendizaje de la lectura y escritura, de tal forma, que

nos permitan diseñar estrategias, por medio de las cuales nos acerquemos a la comprensión

de lo que sucede en el niño, cuando los eventos que surgen cotidianamente en el territorio

son relacionados en sus tareas académicas.

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83

Para develar algunas características de la relación territorio aprendizaje, asumimos el

estudio de caso como metodología que nos permite adentrarnos en el contexto del niño y

comprender la influencia de este en su proceso formativo.

Dada la naturaleza de nuestra investigación, se privilegiaron tres instrumentos para la

recolección de la información los cuales nos permitieron acercarnos a la comprensión del

objeto de estudio, dichos instrumentos fueron el Diario pedagógico, la Entrevista y el Grupo

de discusión, para identificar los participantes se utilizaron números acompañados de letras.

A través de cada instrumento, logramos obtener diversos testimonios que fueron

sistematizados y llevados a una sábana categorial. Analizada la información se identificaron

unos rasgos o características dominantes en el contexto escolar que permitieron la tipificación

de las categorías y las líneas emergentes, desde las cuales partimos para elaborar las

comprensiones que presenta este capítulo.

De esta forma identificamos como categorías, en nuestro proceso investigativo el

territorio y las prácticas de lectura y escritura las cuales tienen unas líneas emergentes en

cada caso, que posibilitan su estudio y comprensión.

Tabla 3.

Tipificación de las categorías

Categorías Líneas Emergentes

Territorio El territorio como construcción simbólica

Un territorio que determina unas formas de leer y

escribir en la escuela

Prácticas de

Lectura y Escritura

Prácticas de lectura y escritura, mediadas por una idea

de territorio.

Leer y escribir desde el territorio: métodos y prácticas

diversas.

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84

3.1 El territorio

En esta investigación el territorio se asume como una construcción que involucra los

sujetos con el entramado de situaciones que surgen en la cotidianidad como parte de la

relación de estos con el espacio cultural, social y comunitario. Lo anterior ayuda a entender

el territorio en dos líneas, la primera asociada a lo natural, lo geográfico y físico y una

segunda ligada a las interacciones y prácticas de los sujetos.

La primera línea aborda la dimensión natural, la cual, se entiende como el medio físico

donde existen unos recursos que le permiten al niño incorporarlos a su vida como medio de

tenencia, de poder y subsistencia, además, en nuestra propuesta investigativas, los recursos

naturales se consideran fuentes inspiradoras, para que el niño realice construcciones orales y

escritas, que median y posibilitan el aprendizaje de la lengua. En este sentido, el territorio

convoca construcciones que conectan las acciones económicas, políticas y sociales de los

sujetos con sus formas de pensar, habitar y representar el mundo.

Desde la dimensión cultural, esta noción de territorio aborda aspectos como

construcciones propias de una comunidad, aquellas con las que se sienten identificados y por

las cuales los reconocen en otros espacios. Ejemplo de ello son las construcciones

arquitectónicas, fiestas, ferias, tradiciones, lugares. En este sentido, es posible relacionar este

concepto de territorio con los saberes empíricos de los sujetos implicados en la investigación.

A continuación, haremos una presentación de los testimonios construidos en el trabajo de

campo y que corresponde a la voz de docentes, padres de familia y estudiantes abordados en

esta investigación y desde este encuentro esperamos hacer visible las concepciones que

hemos referido.

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Uno de los postulados en los que se inscribe la noción de territorio que desarrollamos es

la de Haesbaert (2011) quien al respecto plantea que el territorio se puede entender “desde

una concepción espacial, como algo simbólico que sirve como referencia para la construcción

de identidad” (p.31). Es decir, para este autor el territorio está ligado a un espacio geográfico

y lo ubica como un elemento decisivo para la construcción de identidad de los sujetos que lo

habitan.

A propósito de lo anterior, relacionamos el testimonio dado por el docente 6.A3 en

relación con la concepción que este participante tiene de territorio4:

El territorio, en un sentido se puede decir que es un pedazo de tierra o una división geográfica,

pero por otro lado es una extensión donde se desarrollan la cultura, las costumbres, la

idiosincrasia de una comunidad, donde la gente lleva a cabo su vida. Es decir, los espacios y

construcciones determinan unas formas de vivir y unas costumbres y gustos por las cosas que

los rodean (Entrevista docente 6A).

El concepto que esta participante tiene respecto al territorio se acerca a la construcción

de territorio geográfico, pero también está relacionado con la construcción simbólica

planteada por Haesbaert, debido a que para este participante el territorio es una construcción

que determina unas formas de asumir y construir con relación al lugar en el que se habita

donde hay vínculos entre los aspectos físicos de un espacio y sus formas culturales. Lo cual

indica, que el territorio comprende una dimensión física que determina unas formas

simbólicas al interior de una comunidad.

Desde esta perspectiva, resulta pertinente relacionar lo planteado por Montoya (2014)

cuando afirma que “es necesario asumir el territorio como un espacio social en continua

. Los testimonios de los participantes se organizan en letra cursiva y se ubican después de las citas . Para referirlos se emplean códigos los

cuales están relacionados en los anexos.

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transformación, activo y dinámico, y referencia obligada para cualquier posibilidad de

desarrollo político de las comunidades” (p.118) en consecuencia podríamos decir que el

territorio se transforma diariamente desde la acción de los sujetos, en sus relaciones sociales,

en sus vínculos económicos y políticos y, desde su relación con la naturaleza.

De acuerdo con que venimos tratando ampliamos esta mirada con el siguiente testimonio:

Como espacio integrador el territorio en nuestra institución se considera desde la interacción

del trabajo en equipo, desde la construcción colectiva entre estudiantes y maestros, donde

vivimos muy pendientes de que todo lo que se desarrolle en la escuela referente al currículo, este

en relación con el contexto del estudiante y con ese entorno que lo rodea (…) y como ese

territorio es cambiante, es decir que se transforma de manera permanente; las interacciones

escolares y las dinámicas del aula deben también hacerlo lo cual implica construir nuevos

vínculos cada día y nuevas relaciones para el proceso de enseñanza (Entrevista docente 7.A.).

Para este participante, el territorio es una construcción dinámica que surge de los

espacios, las interacciones, y los sujetos que componen un grupo social, asunto que pone en

evidencia la movilidad de esta construcción y sus vínculos con lo que se hace en el aula,

porque tal y como lo expone el testimonio un contexto dinámico convoca una aula de clase

que comparta esta condición.

En coherencia con lo anterior Montañez y Delgado (1998) manifiestan “el territorio es

el escenario de las relaciones sociales y no solamente el marco espacial que delimita el

dominio soberano de un estado” (p.122). Esto amplia lo expuesto anteriormente, en relación

con el carácter de construcción simbólica que tiene el territorio y el continuo movimiento de

los sujetos al interior del mismo. En ese ir y venir de los sujetos resulta de vital importancia

reconocer el espacio real y simbólico donde se desarrolla la vida del niño. Este asunto es

ampliado desde el siguiente testimonio:

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87

es importante conocer el entorno del niño y los rasgos culturales que identifican la población

que estamos atendiendo, para que al articular las prácticas de aula con el territorio estas

correspondan a su realidad, o sea, sus costumbres, vivencias, aspiraciones y proyectos para que

se reflejen en las prácticas orales y escritas que cotidianamente realizan los niños (Entrevista,

docente 6.A).

Aquí, se expone la importancia de la articulación de los elementos contextuales a lo que

se hace en el aula de clase. Vemos como el testimonio pone de manifiesto la necesidad de

crear sinergias entre la realidad de los estudiantes, sus modos de vivir y los aprendizajes que

se configuran en el aula de clase. La noción de territorio y sus elementos constitutivos deben

guardar correspondencia con lo que se hace en aula, con lo que se aprende; esto permite que

los conocimientos construidos permitan la inserción de los individuos en situaciones

cotidianas en las que leer y escribir hacen parte de esas acciones cotidianas.

En esta misma línea, escenarios como la escuela constituyen el lugar de encuentro donde

los sujetos se relacionan intercambian experiencias y comparten su cultura, en una dinámica

que le permite construir identidad, en concordancia con la realidad social que rodea a la

comunidad donde se encuentra ubicada; al respecto Iner (2015) plantea que:

La escuela como territorio, trasciende el espacio físico, para convertirse en un entramado de las

relaciones que cotidianamente producen los mundos subjetivos de los estudiantes, el saber

docente y las experiencias planeadas e inesperadas que configuran todos aquellos miembros de

la comunidad educativa (...) La escuela como territorio puede pensarse, también, como una

construcción social en la que los maestros y maestras generan las condiciones, prácticas y

alternativas para hacer de la escuela un espacio para la formación y la codificación de sus

discursos y dinámicas en el saber pedagógico, de cara a las tensiones y potencialidades que allí

emergen en las relaciones con los demás miembros de la comunidad educativa (p.6 ).

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88

Asumir la escuela como parte del territorio, es reconocer el entramado de situaciones que

rodean a la comunidad que la conforma, desde sus carencias y potencialidades, de ahí, que

cada institución se distingue por presentar unas características que las distinguen y la hacen

particular, dichas particularidades se construyen en las interacciones que deben ser retomadas

e incorporadas a la práctica pedagógica.

De esta forma, la escuela ha de ser el escenario donde se propicia el encuentro de saberes

y prácticas pedagógicas relacionadas con la lectura y la escritura, que al ser vinculadas al

territorio permiten a los sujetos escolares reconocer y comprender su realidad, apropiarse de

ella y participar en sus comunidades. De ahí, la importancia de integrar a la construcción del

currículo escolar los distintos saberes, problemáticas, necesidades e intereses de la

comunidad y desde allí configurar acciones que favorezcan el aprendizaje y la apropiación

del espacio vivido y percibido.

En esta relación escuela – territorio, hay un rol fundamental en el engranaje que implica

esta construcción, nos referimos a la figura del maestro y a las prácticas que agencia como

parte de los aprendizajes que propone a sus estudiantes. Lo anterior, implica vincular la

acción educativa con las actividades pedagógicas unidas al contexto, relacionadas con la

cotidianidad y que guarden significado para los actores escolares.

Desde este escenario, resulta fundamental acercarse a lo que la escuela y las personas

que la hacen posible, han establecido como territorio. Nos referimos a las concepciones e

imaginarios con los que se identifican y que les son representativos de su contexto y por

supuesto, a las acciones de orden didáctico que resultan de esas concepciones para el

aprendizaje del lenguaje.

De esa forma, se configuraron dos líneas: territorio como construcción simbólica, y un

territorio que determina unas formas de leer y escribir en la escuela Construcciones que nos

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89

permitieron precisar el concepto de territorio y su relación con el desarrollo del lenguaje,

concepto que se amplía más adelante cuando abordamos las líneas emergentes relacionadas

con las prácticas de lectura y escritura.

3.1.1 El territorio como construcción simbólica.

En nuestra propuesta de investigación fue recurrente que los participantes asumieran el

territorio desde las interacciones cotidianas, los discursos en los que participan y las

distintas prácticas en las que se inscriben, ello nos hizo pensar en el territorio como una

construcción de orden simbólico, que guarda relación con las ideas, los pensamientos y las

acciones de las personas.

En nuestra propuesta investigativa el territorio y su relación con el espacio escolar es

determinante, en la medida que es el escenario donde se construye la relación sociedad,

espacio y cultura, a propósito de ello Iner (2015) asume la escuela en la misma línea de la

concepción de territorio que hemos descrito antes, veamos:

En relación con la escuela podemos reconocer que ésta es un espacio donde las relaciones

sociales que allí ocurren y los elementos que las posibilitan, hacen que la escuela trascienda de

ser un espacio físico para convertirse en un entramado de experiencias que cotidianamente

producen los mundos y subjetividades de los estudiantes, el saber docente y las vivencias

planeadas e inesperadas que configuran a todos aquellos integrantes de la comunidad educativa

(p.11).

Lo anterior, nos permite seguir ahondando en el proceso de configuración de la escuela

como territorio, la cual va más allá del espacio físico, es decir, comprende un territorio

simbólico que se configura desde lo que piensan, sienten y viven las personas que la habitan.

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90

Esto guarda relación con lo planteado en el siguiente testimonio a propósito de la escuela y

la noción de territorio, veamos:

los niños relacionan el concepto de escuela con las personas que se encuentran en ella, las

actividades que realizan, las experiencias a las que acuden. Asumen la escuela más allá de las

paredes del aula de clase, para ellos es más importante lo que hacen con sus compañeros, con

eso es que se sientes identificados (Entrevista docente 3.A)

Esto relaciona el concepto de territorio y específicamente la noción de escuela, con las

interacciones cotidianas de los sujetos escolares. Es decir, lo que piensan los estudiantes del

espacio que utilizan cotidianamente, son construcciones simbólicas ligadas a las actividades

que realizan y a las personas con las que comparten esos escenarios y concepciones.

De esta forma, podemos ver que las nociones de territorio y escuela con las que se

identifican las personas a las que alude el testimonio, están construidas desde las prácticas

que acontecen en ellos, las personas con las que los comparten esos espacios, desde lo que

dicen y piensan, es decir, desde las configuraciones familiares, sociales y culturales que

recrean en sus interacciones diarias.Venimos reconstruyendo los vínculos que existen entre

las comprensiones sobre el territorio que refieren los sujetos escolares y los espacios en los

que realizan sus actividades cotidianas, es importante anotar que en este proceso resulta

especialmente importante las relaciones con los otros, la asociación de espacios con ciertas

prácticas y la familiaridad que fluye entre los sujetos al referir eventos, situaciones e

imágenes comunes; las cuales pueden ser rastreadas en las construcciones verbales, escritas

o con las cuales las personas dan cuenta de sus nociones sobre el territorio y el

reconocimiento que tienen de su realidad.

En esta misma línea, es importante señalar que esa concepción de territorio está

permeada por otras construcciones ligadas a lo político, a lo espacial y por supuesto a lo

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cultural, en este sentido es importante retomar lo expuesto por Montoya (2014) quien

manifiesta,

al referirnos al territorio estamos frente a una noción fundacional del ordenamiento espacial y de

los principios sociales que rigen las relaciones entre individuos y colectivos. Es así como en la

relación entre población y territorio se hacen visibles las distintas escalas de manejo y control

del espacio, desde los intereses de más amplio alcance geopolítico en los que tiene ocurrencia el

devenir de Estado y el orden trasnacional, hasta aquellos que tienen que ver con la escala

microsocial en la que se desenvuelven las vidas cotidianas de los individuos y colectivos (p.118).

Según lo manifestado por este autor, la concepciones que tienen los sujetos alrededor del

espacio que habitan, es decir aquello nombran como territorio están ligadas a las situaciones

y a los grupos sociales en los que están inscritos; por lo que es posible determinar dentro de

las concepciones territoriales elementos de lo político, lo cultural y lo económico, estos

aspectos, tienen un lugar dentro de la vida de los individuos y establecen unas formas de

proceder, de hablar y de participar dentro de espacios sociales como la escuela.

Esto guarda relación lo que se expone en el siguiente testimonio, en el que destaca las

interacciones políticas que son retomadas para la propuesta didáctica que se lleva al aula de

clase:

Es importante propiciar situaciones a partir de las cuales se generen procesos que vinculen el

aprendizaje de la lectura y la escritura con el territorio en un ambiente de relación con el medio,

donde el contexto sea la fuente inspiradora para que los niños realicen sus prácticas del

lenguaje, conozcan su espacio, y los agentes políticos que regulan la vida de la comunidad. Un

ejemplo de ello es preguntar a los estudiantes a cerca de las iniciativas que impactan la

comunidad y que son direccionadas desde algún estamento gubernamental o por los espacios en

los que participan sus padres para decidir algo de interés colectivo (Diario de campo, marzo 16

de 2016).

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Lo anterior, llama a la reflexión del territorio como una construcción que convoca el

encuentro de los sujetos con las situaciones que surgen en la cotidianidad y en las cuales las

relaciones con la cultura y la sociedad, se conjugan para dar identidad a las cosas que hacen,

piensan y viven las personas. Desde este escenario, se reafirma que el territorio integra dos

dimensiones; en primer lugar, una relacionada con el espacio geográfico que viven los sujetos

y que como señalan los participantes convoca lo tangible aquello que es percibido desde los

sentidos; y otra relacionada con las interacciones del orden social, político que tienen lugar

en esos espacios. Es en clave de estas dos perspectivas que se tejen los vínculos entre el

territorio y el aprendizaje, en especial con el aprendizaje de la lengua.

Es necesario agregar, que la diversidad de contextos que se relacionan en el aula de clase

permite que los estudiantes, desde cada uno de los ambientes que los rodean, realicen

construcciones basadas en las concepciones que nacen de lo que viven o tejen en su

interacción con el medio, los amigos, la multimodalidad y las experiencias de aula. Dichas

construcciones hacen que los niños transciendan las barreras del aula para configurar los

aprendizajes que les permitirán dar un lugar a los saberes y los ubica frente a un territorio sin

fronteras, en el que su inserción trasgrede lo espacial y pasa al plano de lo simbólico y de lo

político.

Cada una de estas historias constituyen un nuevo desafío para el docente, que debe

diseñar actividades que se adapten a las particularidades de los estudiantes, de tal forma, que

los referentes que traen desde sus casas puedan ser potenciados significativamente con las

actividades escolares que planea y orienta el docente. En este ambiente de interrelaciones

entre estudiante, docente y territorio se van tejiendo las concepciones como producto de una

construcción permanente, en la que el sujeto que aprende participa activamente en la creación

de los escenarios, los personajes y las temáticas que orientan cada aprendizaje.

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93

En esta construcción, los escenarios escolares constituyen referentes fundamentales que

le permiten a los estudiantes, ir tejiendo sus historias en coherencia con los espacios y los

diversos actores que lo componen. Esto, relaciona la noción de territorio con las prácticas

cotidianas de las personas, con lo que hacen diariamente y con la manera como se relacionan

y acceden al mundo desde la escuela.

En estas comprensiones, es importante señalar la importancia que tiene los espacios

familiares y comunitarios en los fundamentos sobre el territorio que tienen los sujetos y en

las expresiones orales, simbólicas y afectivas, que tienen lugar cuando están con su familia,

participan de un espacio colectivo, viven una nueva experiencia o sencillamente viven. De

esta forma, se configura y constituye el conocimiento en la escuela, en coherencia con el

territorio, con sus dinámicas, con los imaginarios, desde las construcciones que el niño realiza

apoyado en la capacidad de relacionarse con el mundo y con otros.

Respecto a lo anterior, cabe anotar que asumir la formación escolar en el marco la noción

de territorio que hemos planteado es traer a la discusión de la formación escolar

cuestionamientos sobre el empoderamiento discursivo de los sujetos escolares, los espacios

que favorecen la participación, la capacidad de diálogo entre el saber y los contextos

escolares y por supuesto el tipo de ciudadano que convoca la escuela. Es perentorio que la

escuela asuma los procesos formativos en clave de las comunidades a las que acompañan y

las interacciones que han configurado allí las personas; esto además de acercarlas a los

espacios que habitan, posibilitará el empoderamiento de lo que aprenden y su uso en espacios

concretos.

En esto que hemos planteado alrededor del territorio, nuestro interés está puesto en las

conexiones de dicha construcción con el lenguaje y especialmente con lo que en el apartado

de conceptualización se denominó como prácticas de lectura y escritura. Para ello, partimos

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94

de los vínculos entre lo que pasa en el contexto y lo que implica leer y escribir. En este

proceso, acciones como leer avisos publicitarios fijados en la calle, leer una fórmula médica,

hacer una lista para ir de compras; fortalecen los saberes escolares en relación a la lengua y

crean un escenario propicio para su uso y apropiación.

Esta construcción, es posible gracias a la mediación del territorio, el cual a través de sus

dinámicas, estimula y fortalece las prácticas de lectura y escritura que tienen lugar en los

diferentes contextos y en las cuales se pone en evidencia los saberes en relación con la lengua

y la apropiación de los espacios habitados, todo esto desde el reconocimiento de las

construcciones que median el espacio (geográfico y simbólico) con el lenguaje.

3.1.2 Un territorio que determina unas formas de leer y escribir en la escuela .

En relación con el aprendizaje de la lectura y la escritura, hemos de considerar el papel

primordial de la escuela, la cual, constituye un punto de encuentro entre las diversas formas

de cultura y realidades sociales presentes en los sujetos que la componen. Así, la escuela es

el espacio donde los sujetos despliegan sus acciones y ponen en diálogo los saberes y el

contexto con su vida, para construir a partir de ellos el aprendizaje de la lectura y la escritura,

el cual, se fortalece en la cotidianidad tal y como lo señala Cassany (2006) “En cada lugar,

en cada momento, leer y escribir es un acto con prácticas propias, en forma de géneros

discursivos particulares” (p.8).

De ahí que sea tan importante establecer las relaciones que tiene el territorio con esas

formas que ha construido la escuela para formar en los procesos de lectura y escritura, al

respecto retomamos el siguiente testimonio:

Cuando acercamos los estudiantes a la realidad que viven y se favorece la reflexión sobre los

espacios y situaciones de la cotidianidad; no solo estamos trabajando un concepto del orden de

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95

lo social, sino que a la vez se aborda elementos propios de la lectura, a través de los textos, el

niño vincula el territorio con lo que hace y da vuelo a su imaginación para crear y recrear

historias (Diario pedagógico, agosto 3 de 2016).

Lo anterior implica asumir el aula de clase como un punto de encuentro en el que además

de los saberes, tienen lugar las costumbres, culturas, problemáticas y demás situaciones

presentes en las comunidades escolares, desde esas interrelaciones sociales es que se

privilegian la construcción de saberes, creencias y valores con los cuales se enmarcan las

relaciones de los grupos, haciendo posible que los niños construyan conocimiento en una

dinámica constante, donde el sujeto que aprende parte de su realidad territorial y se apoya en

ella, para estimular su imaginación y desarrollar procesos que conduzcan al fortalecimiento

de la lectura y la escritura.

En ese accionar la escuela permite asociar múltiples experiencias y variadas estrategias

relacionadas con el territorio, para brindarle al estudiante distintas oportunidades de

aprendizaje. En ese sentido, relacionamos los planteamientos de Freire (1997, citado por

Paiva, 2005) donde manifiesta que “el desarrollo del pensamiento le permite a los seres

humanos cuestionar la naturaleza de su situación histórica y social, para leer su mundo, para

poder interpretarlo desde su realidad, y a su vez intervenirlo para su beneficio” (p.133).

Desde estos planteamientos Freire pone en evidencia la necesidad de convertir la

educación en el medio que les permita a las comunidades empezar a liberarse, a tener un

cambio social. De igual forma el autor cuestiona los métodos de enseñanza tradicional,

señalando que si la educación no ha de servir para dar una transformación en la sociedad no

puede ser considerada educación. Esto guarda relación con lo encontrado en algunos de los

testimonios construidos por los participantes, en tanto que permiten crear relaciones entre lo

que se aprende y el lenguaje, veamos:

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96

el aprendizaje de los niños con elementos que son de su entorno, se les facilita mucho más porque

sin darse cuenta ellos están aprendiendo, están juntando, están conociendo las letras y formando

sus propias palabras; porque las ven ahí, porque se familiarizan con ellas, Igualmente, con lo

que ven en la calle, en sus casas; todo lo que encuentran en su diario vivir lo aplican bastante,

En esa dinámica, es posible combinar dos estrategias didácticas por un lado está el contexto y

por el otro se trabaja desde el reconocimiento de las letras la composición de la sílaba, la

pronunciación de cada una de ellas y por último la creación de pequeños textos, todo ello como

producto de las construcciones que los niños hacen desde el contexto (Grupo de discusión,

participante N° 7).

Resulta interesante ver como el proceso de aprendizaje vincula la realidad contextual y

las problemáticas sociales desde el inicio de la actividad escolar, con ello se busca afianzar

los vínculos que tienen los estudiantes con el contexto y favorecer así los saberes que

construyen. Esto además de facilitar la formación disciplinar, potencia conocimientos

relacionados con la valoración y la participación cultural.

En esa relación con el contexto que venimos refiriendo, es importante señalar lo que pasa

en el orden de lo familiar, ya que allí se comparten las experiencias vividas en el trabajo o en

las relaciones con el otro, así, las experiencias, las creencias y costumbres de la familia poco

a poco se van instaurando en la vida del niño, hasta convertirse en una práctica permanente

que le permiten tener un referente cultural, desde el cual es reconocido ante los distintos

grupos de la sociedad y que se constituye como antesala para el aprendizaje de la lectura y la

escritura.

En esta línea, Montoya (2014) hace referencia a lo importante que es que las

comunidades reconozcan su territorio, de tal modo que cuando este sea vinculado al proceso

de aprendizaje, el sujeto que aprende pueda relacionarse fácilmente con sus dinámicas

Page 97: LEER Y ESCRIBIR DESDE EL TERRITORIO DÉBORA ALICIA MONÁ ...

97

naturales, sociales y culturales, y desde ellas, configurar un aprendizaje significativo y

duradero.

El autor señala en el texto que para el caso de Colombia, la población reconoce y se

apropia de su territorio, convirtiendo su realidad social y cultural en una situación de

aprendizaje. Continúa el estudio afirmando que, en estas situaciones de aprendizaje, se

incorporan distintas estrategias o técnicas, para dar cuenta de los referentes territoriales en

los que se encuentra inmersa la población objeto de estudio y desde los cuales se propician

aprendizajes donde el territorio se asume como mediador.

En esta forma de aprender, donde el territorio es el referente, encontramos en los

planteamientos de Ferreiro, Teberosky y Kalman, que existen tres elementos potentemente

significativos en el acto de aprender. Sin los cuales es difícil que los niños incorporen a su

esquema cognitivo construcciones como el código escrito. Dichos elementos son la

experiencia, la motivación y la necesidad. Al respecto, Kalman (2003) refiriéndose a la

adquisición del código escrito señala la importancia de vincular los eventos que le suceden

al niño en su vida cotidiana para dinamizar su proceso de aprendizaje (p.45)

Esta autora pone en evidencia la potencia que tiene para el aprendizaje, vincular las tareas

académicas con eventos que son de obligatorio cumplimiento, es decir, aquellos que

representan una necesidad para el niño, la cual debe ser resuelta, y que para su solución

requiere la puesta en marcha de procesos relacionados con la lectura y la escritura. Afirma

además que cuando se presentan en el aula este tipo de situaciones, el nivel de motivación de

los niños es muy alto lo que constituye un factor importante para el desarrollo del aprendizaje.

Esto que señala Kalman, guarda relación con lo expuesto por uno de los participantes del

proceso de investigación, veamos:

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98

cuando los niños están en constante interacción con el entorno, el niño siente la necesidad, el

niño tiene deseo de aprender a leer y a escribir; porque la mamá le mando un mensaje de texto

y no sabe leer, entonces tiene esa necesidad, porque el papá está lejos trabajando en la compañía

entonces necesita aprender a escribir para decirle un “Hola papi” o “papi te quiero mucho”

(Entrevista, docente 1.A).

Se pone de manifiesto, como para el proceso de aprendizaje del Lenguaje es necesario

articular la realidad, las necesidades comunicativas de los sujetos y vincular dentro de este

acto sus experiencias cotidianas. Cuando se logran poner en diálogo estos dos elementos

(experiencia y acto comunicativo) surge la motivación, que es la que finalmente facilita que

se incorporen en la mente del niño los aprendizajes que lo llevan al dominio del código oral

y escrito para el caso que señala el testimonio.

En esta misma línea Zavala, (2009) haciendo referencia a la lectura y la escritura dice

que

estos dos procesos no son actos aislados, sino que surgen de las prácticas sociales en las que se

sumerge el sujeto que aprende, como resultado de los intercambios que este realiza con el otro,

cuando el proceso escolar se vincula a las dinámicas territoriales, las prácticas de lectura y

escritura se conciben como una construcción permanente. En cuanto a la lectura hay que tener

en cuenta que cada sujeto y cada comunidad tienen una forma distinta de leer, así, por ejemplo,

una misma lectura puede tener diversas interpretaciones, es por eso, que en el recorrido que el

niño debe realizar para llegar al dominio del código oral y escrito son altamente influyentes los

factores ambientales y emocionales que lo rodean (p.24).

Esta afirmación de Zavala señala que las prácticas de lectura y escritura son distintas en

todos los lugares y que el sentido que se le da a las mismas es local, por lo que no puede

hablarse de formas únicas para la enseñanza de la lectura y la escritura, sino de construcciones

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99

localizadas que dan cuenta de las particularidades del contexto donde se desarrolla la práctica

educativa.

De esa manera, los niños van reconociendo, a partir del acercamiento al territorio, los

códigos sociales que están mediados por el Lenguaje y su relación con los espacios y las

actividades que se desarrollan en ellos. Por ejemplo, asociar algunas expresiones a lugares o

prácticas familiares o relacionar algunos lugares con imágenes o sonidos representativos;

constituye escenarios en los que el territorio y la enseñanza de la lengua pueden unirse en

torno a los aprendizajes.

Ahora veamos lo que Zavala (2009) manifiesta en relación con la forma como se

consolidan los procesos de lectura y escritura:

Estas prácticas involucran valores, actitudes, sentimientos y relaciones sociales que son

procesos internos del individuo y que no son siempre observables. Se trata de maneras de leer y

escribir que articulan construcciones particulares de la realidad y que sólo tienen sentido en el

marco de éstas (p.25).

Lo anterior, pone de manifiesto que al participar de prácticas de lectura y escritura

relacionadas con el contexto, en ellas afloran los valores constituidos en el sujeto que

aprende, esos que acumulado a través de múltiples relaciones y experiencias con el mundo.

De la misma manera, señala, que lo que sucede en cada contexto solo es potentemente

significativo para quienes están vinculados a él, lo que llama a la reflexión sobre la

importancia de conocer los contextos, comprender sus dinámicas y pensar los aprendizajes

en el marco de las mismas.

Un ejemplo de lo que venimos planteando, puede verse en el siguiente testimonio en el

que una actividad local, es retomada como pretexto para favorecer procesos de producción y

comprensión oral y escrita:

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100

Aquí el niño relaciona las creaciones artísticas presentadas en la feria para formar palabras,

frases y pequeños textos con lo que nombra lo que ve, construye conceptos y hace sus aportes

orales y escritos sobre lo que para él, significa este evento. Así, va vinculando a su esquema

cognitivo cada una de las consonantes hasta lograr adquirir el dominio de la lectura y la

escritura, con la particularidad, que el niño, comprende desde los inicios del aprendizaje, que

las palabras son representación de la realidad, es decir, que al escribir y leer está vinculando

en su dialogo algo real, que está ahí, y es parte de su vida cotidiana (Diario pedagógico,

septiembre 22 de 2016).

Finalmente podemos decir que las prácticas del lenguaje que se integran a las dinámicas

territoriales, favorecen la comprensión de la realidad que rodea al niño y por ende sus

aprendizajes. No solo aquellos relacionados con el Lenguaje, en este caso sino el conjunto

de conocimientos que le permitirán hacerse a un lugar en el mundo, en su comunidad,

participar de ella y vincularlas a sus experiencias y formas de aprender.

Sin embargo, el devenir de la investigación mostró que otros elementos mucho más

específicos de lo que implica leer, escribir y el concepto de práctica, circulaban en los

discursos y las acciones de los participantes. Ello abrió el camino a una segunda categoría de

análisis en la que las comprensiones alrededor de estos procesos se plantean en relación con

los propósitos de esta investigación.

3.2 Prácticas de lectura y prácticas de escritura

Acerca de las prácticas de lectura y las prácticas de escritura recordemos que estas

representan la segunda categoría en nuestro proceso de investigación, las cuales a su vez

están ligadas a la pregunta ý propósitos de investigación planteados en el apartado de

formulación del problema. Esta categoría surge luego de reconocer en los testimonios de los

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101

participantes elementos que referían componentes particulares de lo que implica leer y

escribir y que debido a su importancia y a su propia complejidad se hacía necesario tratarlos

como una unidad de análisis independiente.

Con base en los testimonios dados por los participantes durante la aplicación de los

instrumentos, logramos identificar que los sujetos realizan cotidianamente prácticas de

lectura y escritura donde vinculan conocimientos teóricos con actividades desarrolladas en

el contexto familiar, escolar, y social en donde se observan aspectos relacionados con la

lectura y la escritura que nos permite considerar que allí existe una práctica, a través de la

cual es posible que los niños formalicen sus saberes con relación al lenguaje.

Referir el lenguaje dentro de las acciones cotidianas de los hablantes, implica acercarse

a las acciones que lo hacen visible, esas en las que se exponen los pensamientos y emociones

de los sujetos, nos referimos a las prácticas. A propósito de esto, retomamos una cita del Plan

Nacional de lectura y escritura (2013) quien desde sus indagaciones plantea:

Se lee y se escribe en ciencias naturales, en sociales, en matemáticas, en música y arte. El mundo

se lee y se escribe desde distintos lenguajes y en distintas situaciones. La lectura es la entrada a

la comprensión de todo cuanto nos rodea. Así, solo buenos lectores y escritores experimentados

sabrán descifrar la respuesta a un problema de álgebra, el proceso de la fotosíntesis, la

complejidad de la guerra de los mil días, o la delicadeza y la intensidad en la poesía de José

Asunción Silva (p.9).

Para la propósitos del PNLE (2013) la lectura y la escritura son procesos que van más

allá del área de lenguaje, están relacionados con distintas disciplinas y con las diferentes

actividades que realizan las personas en la cotidianidad De esta forma, el aula de clase puede

ser considerada un territorio interdisciplinar, ya que en él, el niño relaciona diversas

experiencias donde involucra las distintas áreas del conocimiento, a través de ellas, relaciona

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102

las conversaciones, las experiencias cotidianas con los compañeros, las vivencias del hogar

o lo que le pasa en el recorrido que hace de la casa a la escuela, con ellas se comunica y

fortalece su proceso de aprendizaje del lenguaje.

Las prácticas de lectura y escritura están presentes en diversas actividades cotidianas y

hacen parte de las formas con las cuales las personas se comunican, se relacionan, trabajan,

se divierten y aprenden. Por ello, retomarlas como punto de partida para una configuración

didáctica es una opción coherente en la que el aprendizaje se ata a un contexto y a una

situación significativa. De esta forma el aula de clase se convierte en el escenario para realizar

prácticas de lectura y escritura constantemente. Al respecto, Ferreiro (citada en Loman 2002)

plantea que:

Las prácticas de lectura y escritura, son construcciones que cumplen una función social, pues

permiten que los sujetos se vinculen a los ambientes sociales, reconozcan otras voces y accedan

al ejercicio de la lectura como una forma de ejercer la ciudadanía (p.18).

Es decir, en el desarrollo de la vida cotidiana las personas están involucradas

constantemente en prácticas de lectura y escritura, en el uso de las distintas herramientas

tecnológicas, en su relación con el contexto, en la publicidad presente en su entorno o en

todos los recursos que utiliza para el desarrollo de su vida.

En cada una de estas prácticas podemos observar, que hay una relación estrecha con el

territorio, que bien puede ser determinada por el lugar en el que se encentran o por las

interacciones que se desarrollan. Para ilustrar las prácticas y la forma como son vividas por

los participantes hemos organizado esta categoría en dos momentos. En el primero se

presentan los vínculos entre las prácticas de lectura y escritura con el concepto de territorio

que hemos planteado antes y la forma como se articulan para el aprendizaje de la lengua; y

en un segundo momento se presentan algunos métodos y estrategias reconstruidas en las

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103

voces de los participantes, que ayudan a ampliar las comprensiones a propósito de lo

planteado.

3.2.1 Prácticas de lectura y escritura, mediadas por una idea de territorio.

En nuestra propuesta investigativa, la lectura y la escritura se conciben como prácticas

que se desarrolla en relación con las dinámicas territoriales, es decir, que las acciones

formativas en las que están implicados se desprenden de las actividades cotidianas, de eso

que hacen comúnmente, al respecto Zavala (2009) plantea:

Las prácticas letradas asociadas a una situación suelen «migrar» a otros contextos y

«reescribirse» desde nuevos ámbitos. Este es el caso de los ejemplos de la lectura del cuento a

un niño antes de acostarse y de la lectura de la Biblia en una cena familiar. Se trata de prácticas

letradas desarrolladas en el hogar pero vinculadas con la escuela y con la iglesia,

respectivamente (p.25).

Son estas relaciones con lo cotidiano, desde las cuales es posible establecer vínculos

entre el contexto y las prácticas de lectura y escritura, que, por su carácter dinámico, permiten

a quien aprende poner al servicio de su vida cotidiana lo que aprende en la escuela, se aprende

mientras se vive, este es el propósito que orienta la tarea escolar.

En este sentido, es pertinente retomar el testimonio de un participante, quien a propósito

de las prácticas de lectura manifiesta que

Es muy importante aprender a leer, no solo se lee en la escuela. La lectura es una actividad que

tiene lugar en todas partes y distintas circunstancias. Digamos, una comparación, le mandan a

uno una carta, o pasa uno por un letrero y piensa que dirá ahí. Si sabe leer puede uno saber que

dice y participar de la actividad (Entrevista, padre de familia 4.A).

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104

El testimonio de este padre de familia relaciona la lectura con las acciones cotidianas de

las personas, se aprende a leer para participar, interactuar con otros e incluso divertirse. Son

estos mismos referentes, los que deben ser considerados al momento de la enseñanza, ya que,

al guardar relación con las prácticas sociales y culturales de los sujetos, les permiten

relacionar su experiencia con los otros saberes y desde esa sinergia construir nuevos

aprendizajes.

Lo anterior, guarda coherencia con lo planteado por Cassany, (2007) cuando manifiesta

que la lectura deja de ser una práctica individual para convertirse en una práctica social,

vinculada a unas instituciones y modelada por unos valores y un orden preestablecido. Señala

que al leer, el aprendiz comprende un significado, adopta un rol, construye una imagen y

participa en una determinada organización de la comunidad. Es decir que al igual que la vida

cotidiana, la lectura y la escritura vinculan el encuentro y el reconocimiento de otros, es decir

que tienen un carácter social y colectivo.

En este orden de ideas, lo expresado por Cassany sugiere que aprender a leer y a escribir

debe darse en esa misma perspectiva, de ahí que configuraciones didácticas en las que el

trabajo cooperativo y colaborativo se integran a las acciones de aula, evidencia procesos de

empoderamiento comunicativo por parte de los estudiantes, al respecto presentamos el

siguiente testimonio:

Yo parto de la necesidad real del grupo, de lo que yo observe, del diagnóstico que realice al

empezar el año escolar. Y trato de empezar a motivarlos poco a poco con la lectura, siempre

comienzo acercándolos a los espacios que componen la institución y su comunidad, haciendo

reconocimiento de algunas de las grafías presentes en imágenes y letreros publicitarios. Ellos

reconocen muchas y las relacionan con algunos nombres, lugares y acciones. Este es el punto

de partida para el aprendizaje del código (entrevista docente 2A).

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105

Este testimonio, hace énfasis en la importancia de relacionar el aprendizaje de la lectura

y la escritura, con los espacios y las actividades que realiza el individuo en la cotidianidad.

Partir de lo que ya conoce el estudiante es una apuesta por integrar los conocimientos y

experiencias previas al nuevo aprendizaje y desde allí dar sentido a lo que pasa en el aula. A

propósito de esto, se hace pertinente traer la voz de Kalman (2003) quien refiriéndose a las

prácticas de lectura y escritura refiere que “los eventos de lectura y escritura que surgen en

la vida cotidiana se disponen con fines comunicativos y, por ello, son importantes contextos

para la apropiación de los diversos usos de la cultura escrita” (p.45).

Lo anterior, evidencia la importancia que tienen para la lectura y la escritura, los

contextos y las interacciones que tienen lugar en ellos. Es desde esta perspectiva, se asumen

los procesos escolares. Sin embargo, no se trata de unificar la enseñanza bajo el parámetro

del contexto y sus características. Asumir la formación en lenguaje en clave de las prácticas,

implica por la reflexión sobre el entorno, sus dinámicas y las personas que lo hacen posible.

Esto implica, que para el abordaje de procesos de Lectura y Escritura, es necesario partir de

un profundo conocimiento de los estudiantes, sus familias, expectativas y necesidades, para

desde allí dar lugar a configuraciones didácticas que vayan en la línea de lo cultural, que les

permitan dar un lugar dentro de la vida a lo que aprenden en el aula y ponerlo en sintonía de

las dinámicas de su propia comunidad.

Así, se parte de la propia realidad para reconocer la de otros y desde allí apreciar la

diversidad y complejidad inmersa en la vida social. Desde el reconocimiento de las múltiples

realidades, es que debemos partir para diseñar las actividades que han de orientar su proceso

de lectura y escritura. A propósito de ello, Cassany, (2006) plantea que

con el paso del tiempo las idea sobre las prácticas ha ido cambiando, pasando de ser una

actividad mecánica a ser un ejercicio de comprensión y de análisis, donde es posible realizar

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106

construcciones significativas. La lectura y la escritura como prácticas de carácter universal

poseen un principio de igualdad, donde todas las personas pueden aprender del mismo modo.

Este principio se rompe o termina cuando aterrizamos a la complejidad de realidad (p.21).

El concepto de prácticas de lectura y escritura responde al principio de la diversidad, lo

que quiere decir que no hay procesos igualitarios que puedan aplicarse bajo los mismos

parámetros en todas las situaciones. Sin embargo, tal y como lo señala Cassany es posible

determinar aspectos transversales a la formación en Lenguaje que puedan ayudar a

determinar esquemas de formación que responda a las orientaciones desde lo cultural, lo

social y lo político.

En este sentido, retomamos un testimonio que guarda relación con las ideas que venimos

planteando

“al abordar el proceso de aprendizaje deben tenerse en cuenta los saberes previos de los niños

y el contexto (…) Si no tenemos en cuenta ese contexto donde vive el niño es muy difícil

desarrollar un proceso del lenguaje que enamore a los niños de la lectura y la escritura (...). En

mi experiencia, los estudiantes han mostrado mejores aprendizajes cuando lo que leen es algo

que guarda relación con su vida, cuando lo que escriben tiene una intencionalidad o un posible

receptor. Se trata es de que ellos vean útil lo que hacen en la escuela con la lectura y la escritura”

(Entrevista docente 7.A.).

Resalta en el testimonio, un enfoque de enseñanza del lenguaje que guarda coherencia

con una perspectiva sociocultural, en la que la lectura y la escritura se asumen como una

práctica en la que los saberes, los contextos y las intencionalidades educativas se fusionan

desde una interacción, desde una situación de aula en la que los aprendizajes adquieren

sentido para quienes participan de su construcción. En donde la lectura y la escritura se

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107

asumen como prácticas sociales dotadas de sentido, ligadas al contexto y su diversidad y por

ende significativas para los actores escolares.

En esa misma línea, la lectura y la escritura implican el desarrollo de unos roles

particulares donde están implícitos los valores de una comunidad. De ahí, que cada grupo

social realiza sus propias prácticas, las cuales siempre van a estar enraizadas o mediadas por

el contexto cultural donde ocurren. Esto implica reconocer el contexto escolar como una

representación de la sociedad, en la que emergen elementos (culturales, sociales, históricos

y económicos) que las determinan y establecen sus alcances y limitaciones.

Cabe anotar que, a partir de los testimonios dados por los docentes participantes en

nuestro proceso investigativo logramos identificar la importancia y algunos de los usos que

tienen la variedad de textos, imágenes y situaciones que se proponen en torno a la formación

para la lectura y la escritura. En lo observado, resalta el vínculo con el territorio y con visión

del lenguaje que convoca el reconocimiento de otros y la importancia de la creación de

colectivos para leer y escribir. Grupos en donde las experiencias que los niños viven en su

cotidianidad, sean retomadas para el aprendizaje, espacios en donde lo que se aprende aporte

para solucionar una situación o real o para participar en la misma, grupos que permitan

asumir el lenguaje como una construcción social y cultural desde la cual los individuos

determinan los espacios y dinámicas sociales.

En este proceso de aprendizaje alrededor de las prácticas de lectura y escritura, la

experiencia constituye un factor fundamental para que el niño aprenda, por lo que referir

algunos de los procesos, configuraciones y actividades que se reconstruyeron desde la voz

de los participantes, resulta valioso en esta apuesta por comprender lo que pasa con las

prácticas de lectura y la escritura en clave del territorio. Por tanto, se hizo necesario referir

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108

algunos de esos espacios y actividades que narraron los participantes y ahondar un poco más

en sus características y potencialidades en el aula.

3.2.2 Leer y escribir desde el territorio: métodos y prácticas diversas .

Leer y escribir desde el territorio, es una apuesta por la comprensión de las prácticas de

enseñanza, que integran la noción de territorio a la enseñanza de la lengua, desde las

conexiones entre las prácticas de lectura y escritura. Leer y escribir desde el territorio, es

también el reconocimiento a la potencia que tienen los contextos, cuando sus dinámicas son

vinculadas al proceso de aprendizaje, en nuestro caso, al aprendizaje del lenguaje.

Es así, que al adentrarnos en el territorio encontramos que en nuestras aulas y en nuestros

contextos hay un sinnúmero de posibilidades para desarrollar procesos de lectura y de

escritura. De esa forma, todo lo que el niño realiza cotidianamente, como los juegos, los

sucesos familiares, las conversaciones con sus amigos, sus gustos, sus miedos, los objetos

que lo rodean, sus impresiones sobre la naturaleza, los conflictos que se dan en su entorno y

los eventos artístico- culturales que se realizan en su comunidad, constituyen una oportunidad

para desarrollar actividades que fortalezcan la lectura y la escritura.

Leer y escribir desde el territorio, es también una posibilidad para dar a conocer las

experiencias que se viven cotidianamente al interior de las aulas, al igual que permite

reconocer las diversas posturas de los docente frente al acto de aprender. Sobre la forma

como aprenden los niños, Camps (2003) manifiesta que

las situaciones reales de escritura, especialmente las que se llevan a cabo en entornos de

aprendizaje ponen en evidencia la necesidad de considerar aspectos contextuales en la

interpretación de dichas actividades (…) Las investigaciones socio cognitivas sobre el

aprendizaje de la composición no se interesan sólo por la situación inmediata de producción, sino

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109

por los aspectos sociales y culturales en los cuales se desarrolla la comunicación y que conforman

las formas de usar el lenguaje. En este enfoque los textos no son independientes del contexto sino

que emergen de él y al mismo tiempo lo conforman (p.6).

Los planteamientos de esta autora nos permiten observar puntos de encuentro entre sus

postulados y los propósitos de nuestra investigación, ya que en ambos se da una estrecha

relación entre los ambientes reales y el aprendizaje.

En el mismo sentido, el participante N 7 manifiesta que

Cuando un niño comienza a hablar a interpretar, muy a su manera, los pequeños gráficos que

hace, a contar sus propias historias, a narrar sus propias creaciones producto del desarrollo de

su imaginación. Va transmitiendo a través de sus producciones los aprendizajes que ha

adquirido en su relación con el entorno familiar (…) Desde la imagen a la palabra, a las

oraciones, a la construcción de textos y la creación de todo tipo de escritos. Que a la medida

que ellos van creciendo y que su capacidad se los permite, ellos van construyendo. Fortaleciendo

de esta forma su aprendizaje y los maestros somos los orientadores los que podemos dinamizar

estos aprendizajes (Grupo de discusión, participante 7A.).

Este testimonio recalca lo manifestado por Camps, (2003), en el sentido de valorar los

contextos en el aprendizaje del niño, debido a que, en el también se parte de los ambientes

reales ya que se concibe el aprendizaje, como una construcción permanente desarrollada

desde las dinámicas territoriales.

Por otro lado, Freire (2004), afirma que “el intercambio dialogal entre docentes y

discentes se hace cada vez más necesario en un proceso de enseñanza-aprendizaje en el que

ambas partes reflexionan, cuestionan, investigan, proponen, aprenden, enseñan, y son dueños

de la verdad que se discute.” (p.136)

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110

Este planteamiento pone en evidencia lo importante de fortalecer los procesos

comunicativos entre docentes y estudiantes, generando procesos constructivos donde ambos

participen y el aprendizaje surja como una construcción colectiva. Se trata entonces, de

configuraciones didácticas que indagan por las motivaciones e intereses de los estudiantes y

las relacionan con el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura.

En relación con lo anterior, el participante Nº 6 manifiesta

yo pienso que el papel fundamental del docente es el de orientador. En cada actividad,

principalmente las que se realizan mediante un proceso de construcción que parte desde las

dinámicas territoriales. Para que este proceso pueda desarrollarse cabalmente, el docente

siempre, siempre debe estar ahí presto a orientar, a guiar y más que todo brindarle demasiadas

herramientas al niño, para que él escoja, seleccione y mire a ver con qué estrategia se identifica

y se le facilite más este proceso (Grupo de discusión, participante N°6).

En lo planteado por Freire y en el testimonio de este participante, es posible evidenciar

la importancia de hacer del proceso enseñanza aprendizaje, un espacio de reflexión y diálogo

donde se encuentren las voces de docentes y estudiantes, que desde su encuentro e interacción

permiten la construcción de saberes en relación con el territorio, la experiencia de los sujetos

y en coherencias con postulados conceptuales de la disciplina.

Así mismo, Zavala (2009) manifiesta

es necesario que reconozcamos la importancia del contexto, la identidad y la práctica en la lectura

y la escritura y que prestemos atención a la manera en que la gente le confiere sentido a su vida

a través de prácticas letradas cotidianas que no suelen ser reconocidas en el discurso hegemónico

acerca de la literacidad. Aunque no se trate de sustituir las prácticas letradas escolares por las

cotidianas, habría que acercar más la escuela a las necesidades de la gente (p.35).

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Es precisamente, ese elemento de las necesidades de la gente, del cual partimos para la

construcción de esta línea relacionada con los métodos y las prácticas diversas. En la cual se

presentarán un testimonio de una docente del área de Lenguaje y una de las configuraciones

didácticas que fueron objeto de análisis y reflexión durante el proceso de investigación

buscando a partir de los criterios que allí se establecen, reconstruir las intencionalidades y

búsquedas por las que se pregunta esta investigación.

3.2.2.1 Métodos diversos. En las indagaciones realizadas en el proceso de

investigación nos encontramos con diversos testimonios, que referían la experiencia de aula

y los métodos que los docentes utilizaban para la enseñanza de los procesos de lectura y

escritura en los primeros años. Una de las primeras inferencias está relacionada con que los

docentes, no tienen un único método para la enseñanza y que además las actividades llevadas

al aula de clase están ligadas al encuentro con el contexto y las situaciones que los estudiantes

viven en él.

A continuación, se presenta un testimonio5 en que se puede evidenciar las posibilidades

que ofrece el territorio para generar procesos de lectura y escritura y que pueden ser llevadas

al aula de clase, como un pretexto para leer y escribir. De igual forma, en él se pone en

evidencia la importancia que el docente le da al territorio al desarrollar las prácticas de lectura

y escritura, de acuerdo con la forma como el docente asume el acto de enseñar y su relación

con el espacio escolar, familia, local y cultural.

Entrevista realizada – Participante No. 5

5 Apartes de entrevista realizada a uno de los participantes, que son de interés para esta línea de análisis y

que van en coherencia con la metodología de estudio de caso.

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112

Tabla 4.

Entrevista

Preguntas Respuesta participante No. 5

¿De dónde parte

usted para la enseñanza

de la lectura y la

escritura?

Lo primero, es ver que saben los niños al llegar al aula de

clase. Que saben de las letras, de los números, del lugar donde

viven, incluso que saben de ellos mismos. Este primero

momento cumple dos propósitos en el primero se indagan por

los saberes previos de los estudiantes y en el segundo ayuda a

consolidar un diagnóstico que ayuda al docente a determinar

el camino más adecuado para formar a los estudiantes.

¿En su experiencia

cuáles son las

actividades que más

favorecen el aprendizaje

de la lectura y la

escritura?

Las acciones que se realizan al interior del aula de clase

deben ser tan diversas como lo son los estudiantes que hay al

interior de la misma. No es posible entender los procesos de

lectura y escritura como un camino lineal en que el docente

primero hace esto y mañana aquello. Al contrario, mi

experiencia me ha mostrado que las actividades de clase

responden a los requerimientos del contexto. Por ejemplo, se

aprende a leer cuando se recrea en el aula una actividad en la

que es necesario comprender un símbolo o un mensaje que

llega al aula o cuando para participar de un evento o actividad

es necesario comprender lo que dice en un lugar. Para el caso

de la escritura, es necesario considerar que aprender a escribir

debe tener un propósito anclado a la realidad de los

estudiantes. Si escribir solo es útil en la escuela, ello

dificultará mucho su proceso de aprendizaje.

¿En qué método se

inscriben sus prácticas

de enseñanza del

lenguaje y como se

relacionan con el

territorio?

No es posible hablar de un único método para la

enseñanza del lenguaje y menos cuando se trata del abordaje

de la lectura y la escritura en los primeros años de escolaridad.

Mi experiencia me ha enseñado que es necesario unir distintos

métodos para la enseñanza, plantear actividades que

respondan a varios procesos de manera simultánea. Lo que

quiero decir es que es necesario diseñar clases que permitan

por ejemplo para la escritura aprender el manejo del espacio,

la distribución de las palabras, elementos ortográficos y de

sentido; así como será necesario para la lectura ahondar en la

discriminación de sonidos silábicos y la lectura de imágenes

entre otros aspectos.

¿En qué principios

pedagógicos o didácticos

basa los procesos de

enseñanza del lenguaje?

Esta pregunta es muy difícil, creo que no lo sé. La verdad

trato de soportar lo que hago en el aula de clase en dos

condiciones: Sentido y Utilidad, lo que quiero decir es que es

necesario que las acciones que se llevan al aula para que los

estudiantes aprendan algo, deben estar dotadas de sentido para

ellos y deben ser útiles dentro de la vida cotidiana. Por eso, es

que es tan potente referir asuntos del contexto y de su

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113

cotidianidad, de ahí que en el aula se cuenten historias, se

escuchen canciones, se lean imágenes, se argumenten

posturas, entre muchas otras actividades que también se hacen

en las actividades por fuera del aula de clase.

Para Kalman (2003), los eventos de lectura y escritura que surgen en la vida cotidiana se

disponen con fines comunicativos y, por ello, son importantes contextos para la apropiación

de los diversos usos de la cultura escrita. Es precisamente a través de la participación en este

tipo de eventos donde el individuo aprende los usos no escolares de la lectura y escritura

(p.42).

Aquí, la autora hace evidente las diferencias existentes entre el aprendizaje escolar y el

aprendizaje en la vida cotidiana, a este tipo de diferencias es que atienden los testimonios

relacionados en la tabla (Nº 3) allí el participante pone de manera explícita la potencia que

tiene incorporar los eventos, espacios e interacciones de la cotidianidad en el aprendizaje del

lenguaje.

Destaca además que para la participante, asumir los procesos formativos en esta línea,

permite reconocer los saberes previos de los estudiantes y relacionarlos de forma asertiva con

los propósitos que tiene la configuración que lleva el docente al aula de clase, además se

constituye en un referente de gran significado en la medida que permite conocer el grupo y

con base en ese conocimiento, determinar las formas más adecuadas para acompañarlo en la

consolidación de los aprendizajes relacionados con el lenguaje.

Asumir las prácticas de lectura y escritura en clave de los elementos que vinculan al niño

con su contexto natural y con las dinámicas sociales y culturales que emergen en él, tienen

la particularidad de permitirle que avance a su ritmo, desarrolle sus habilidades en forma

independiente y autónoma, en relación con los individuos, espacios y situaciones que

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114

convergen alrededor de su territorio y sobre las dinámicas que se viven en él. Al respecto de

esto es importante retomar lo expresado en el PNLE (2013) en el que a propósito esto plantea:

hacer que la lectura y la escritura se conviertan en prácticas sociales y culturales permanentes y

efectivas, fundamentales para mejorar las competencias comunicativas de niños y jóvenes de

todas las escuelas y colegios del país (…) La lectura es la oportunidad de reconocernos en las

experiencias de los otros. Es la posibilidad de conocer otras personas, otros lugares, otras maneras

de vivir con las que, sin embargo, podemos sentirnos identificados. La literatura y la lectura, en

general, son un buen sustituto de los viajes (p.25).

Lo expresado en el plan nacional de lectura y escritura, guarda relación con lo que expone

el testimonio que referimos antes, en tanto que pone sobre el escenario de lo formativo la

importancia que tiene para el aprendizaje el favorecer en el aula actividades que acerquen a

los sujetos a lo que hay por fuera de la escuela, con el propósito de aprender de esas

interacciones y participar de los eventos sociales y culturales que allí tienen lugar, se aprende

para vivir, el aprendizaje del lenguaje y el conocimiento de distintos escenarios discursivos

debe permitir a los hablantes la consolidación de las comunidades a las que ya pertenecen y

su incursión en ámbitos más complejos de la sociedad.

Hacer esto posible, implica el diseño, ejecución y acompañamiento de la tarea de clase,

de aquello que en los círculos docentes y pedagógicos se conoce como configuración

didáctica6 que no es otra cosa que la estructuración de los propósitos, actividades y recursos

que se llevan a la clase en el marco del proceso de enseñanza. Las configuraciones didácticas

al igual que otras de las acciones que tienen lugar dentro del aula, no son construcción

6 Configuración Didáctica, Litwin. 1997. Las configuraciones didácticas: una nueva agenda para la enseñanza superior. Buenos Aires:

Editorial Paidós

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115

aisladas, muy por el contrario, están ligadas a los esquemas formativos de los docentes, a sus

tradiciones y por supuesto a los modelos o esquemas de referencia en los que se inscribe su

práctica.

Es precisamente este último elemento, en el que queremos hacer énfasis en la entrevista

que presentamos antes, destaca que al indagar con la docente por el método en que inscribe

su práctica de aula, es clara al afirmar que no existe un método único para la enseñanza del

lenguaje y que tal como lo refiere el MEN (1998) en los lineamientos curriculares de lenguaje

el docente debe articular distintas estrategias en el aula de clase, a partir de los procesos que

privilegia para sus estudiantes, sus particularidades y el lugar en el que se inscribe la práctica.

Destaca además, que el testimonio permite la discusión sobre la pertinencia de inscribir

las prácticas de enseñanza del lenguaje en un solo referente conceptual y epistemológico. En

términos del testimonio, es mucho más pertinente cruzar en la acción de aula distintos

elementos de lo conceptual, lo pedagógico y lo didáctico para lograr las metas de aprendizaje

señaladas para los estudiantes. Ello pone sobre el escenario, la importancia que tiene para la

enseñanza los procesos de cualificación, formación e investigación docente.

En todo el testimonio, resalta la importancia que tiene para la práctica docente el

conocimiento del contexto y la creación de sinergias con otros actores escolares. En este

sentido, es importante señalar que elementos como el conocimiento del contexto y el trabajo

colaborativo se unen en la acción de aula y se constituyen en elementos fundamentales para

los aprendizajes de los estudiantes, la reflexión de los docentes y la cualificación de la

práctica pedagógica. No se trata entonces, de grandes cambios en el ser del docente, sino en

pequeños giros que lo conducen a tomar conciencia de su importancia dentro del aula y de la

necesidad de incorporar a su ejercicio estrategias asertivas, fruto de su conocimiento del

contexto y su experiencia profesional.

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116

3.2.2.2 Prácticas Diversas. Una de las estrategias que permiten un trabajo

significativo con los estudiantes, en relación con la lectura y la escritura, vincula

actividades que parten desde el contexto y que integran a los saberes disciplinares,

elementos referidos al contexto, la cultura y la historia, constituyendo nuevas formas de

encarar el acto de enseñar, configurando prácticas, al respeto Iner (2015) manifiesta:

El día a día de las escuelas es un campo de aprendizaje en el que los maestros y las maestras

generan nuevas formas de enseñar. Muchas de las experiencias pedagógicas que identificamos

surgen porque los maestros y las maestras se cuestionan acerca de esas condiciones propias de

su institución y del barrio, y buscan maneras creativas de afrontarlas, pese a las dinámicas de

otros colegas donde la fuerza de la rutina se instala, marcando límites y fraccionando las

posibilidades de diversificar las experiencias de aprendizaje bajo argumentos que manifiestan las

múltiples y recargadas tareas que se presentan en el día a día del panorama escolar (p.16).

Aquí se pone de manifiesto, la importancia que tiene para los procesos educativos las

configuraciones didácticas que son llevadas a clase y en las cuáles los docentes plasman sus

saberes, búsquedas y los aprendizajes que quieren para sus estudiantes. De igual forma, deja

ver que los procesos de sistematización e investigación que se gestan al interior de las

comunidades educativas constituyen en sí mismos insumos fundamentales para conocer lo

que se hace en el aula y a partir de ellas generar procesos de cooperación y comunidad

académica.

Para ilustrar lo que venimos diciendo alrededor de las prácticas de lectura y escritura. A

continuación, presentamos un fragmento de una configuración didáctica en la que se exponen

algunas de las actividades sugeridas en la clase de lenguaje y algunas comprensiones

consolidadas a lo largo del proceso de investigación.

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117

Tabla 5.

Caminando y observando, voy configurando mi aprendizaje.

Lenguaje – Grado Primero

Período 1

Nombre de la

Unidad

Conociendo el barrio escolar

Propósito:

Acercar a los estudiantes a las formas textuales presentes en el

contexto escolar y desde su reconocimiento fomentar procesos de lectura

y la escritura con sentido.

Duración 10 sesiones de dos horas

Materiales por

utilizar

Etiquetas publicitarias, avisos comerciales, posters, letreros, señales

de tránsito

Actividades

Planteadas

1. Realizar un recorrido por el establecimiento educativo (interno) en el

cual se deben dibujar las instalaciones y etiquetar los dibujos con un

nombre, símbolo o imagen que permita identificarlos.

2. Comparar los diferentes esquemas realizados y pedir a los estudiantes

crear convenciones compartidas (una para todo el grupo) con las que

se denomine cada lugar

3. Hacer la homologación de las convenciones creadas por los estudiantes

con el código escrito convencional, haciendo énfasis en las palabras

utilizadas y su correcta pronunciación y luego ubicar la escritura

convencional al lado de la creada por los estudiantes.

4. Dibujar el recorrido que hacen los estudiantes desde su casa hasta el

establecimiento educativo y ubicar en él los nombres de los lugares por

los que pasan durante el trayecto.

5. Realizar un dibujo que represente las actividades que se hacen en los

lugares que se etiquetaron en el recorrido y ubicar las nombres

(escritura convencional) que aluden a esos lugares

6. Compartir los mapas realizados en una actividad de clase, en la que

cada estudiante muestra a sus compañeros los lugares que encontró, la

manera como están escritos y habla de algunas de las actividades que

allí se realizan.

Consideraciones

metodológicas

Durante el desarrollo de la actividad, es importante que el docente deje

que los estudiantes realicen en primera instancia la escritura desde las

grafías que ellos conocen, para luego hacer la transición a la escritura

convencional.

El trabajo de comparación y diálogo entre pares ayuda a fomentar el

trabajo colaborativo y a establecer recorridos y referentes comunes para

los estudiantes.

En el espacio final de socialización es importante invitar a la

socialización a otros actores escolares como padres de familia o incluso

algunos representantes de la comunidad educativa.

Producto de

Clase

Mapa Escolar

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118

Las prácticas de lectura y escritura que vinculan al niño con su contexto natural y con las

dinámicas sociales y culturales que emergen en él, tienen la particularidad de permitirle al

niño que avance a su ritmo, desarrollen sus habilidades en forma independiente y autónoma,

establezca relaciones con otras disciplinas y tome conciencia de las actividades que realiza

cotidianamente. En la configuración que se acaba de presentar, resalta que el punto de partida

para el aprendizaje de los procesos en relación con la lengua no es la lengua misma, sino el

contexto y las situaciones que el individuo vive en él.

A partir del encuentro y reconocimiento del contexto, el niño empieza a buscar la forma

de comunicarse, de encontrar en el otro un puente, una forma de saltar las barreras que lo

separan del saber y guiado por la necesidad se esfuerza por adquirir el dominio del código

oral y escrito. Es entonces, cuando relaciona sus saberes sobre la lectura y la escritura para

dar cuenta de las experiencias que vive en su entorno, de los espacios por los que está

compuesto y las actividades que se realizan en ellos.

En ese encuentro con el saber, la experiencia constituye un factor fundamental en el

desarrollo del aprendizaje Larrosa, (2006) analiza las múltiples posibilidades que tiene la

experiencia en el campo educativo. En sus investigaciones, acerca de la experiencia, aborda

los principios de alteridad, exterioridad, y alineación como algo distinto, como otra cosa, algo

que no es programado, que no se decide que pase, que es ajeno, de lo cual no me puedo

apropiar.

Los eventos académicos desarrollados con prácticas de esta naturaleza requieren

permanentemente de la incorporación de experiencias vividas, de ahí, que la experiencia

constituye un factor fundamental en el proceso que refiere la configuración señalada, Puesto

que el punto de referencia para el aprendizaje de los elementos relacionados con la lengua,

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119

son los espacios que habita el niño y las imágenes, situaciones y recuerdos que evoca cuando

se refiere a ellos, es el territorio el anclaje para la construcción del código escrito en este

caso.

Lo anterior, guarda coherencia con lo señalado en el PNLE (2013) donde se expone el

siguiente apartado:

hacer que la lectura y la escritura se conviertan en prácticas sociales y culturales permanentes y

efectivas, fundamentales para mejorar las competencias comunicativas de niños y jóvenes de

todas las escuelas y colegios del país (…) La lectura es la oportunidad de reconocernos en las

experiencias de los otros. Es la posibilidad de conocer otras personas, otros lugares, otras maneras

de vivir con las que, sin embargo, podemos sentirnos identificados. La literatura y la lectura, en

general, son un buen sustituto de los viajes (p.25).

El PNLE, resalta la urgencia de generar procesos que permitan que los niños y jóvenes

se empoderen de las prácticas de la lectura y la escritura y hagan de estas, prácticas culturales

que les permitan vincularse con otros espacios, ampliar de esta forma su contexto social y

construir los aprendizajes escolares en relación con el lenguaje.

Otro elemento que destaca de la configuración presentada es la prioridad dada por el

docente a aprender a leer y escribir desde temprana edad en coherencia con las dinámicas

que se viven en el territorio, ya que esto facilita el desarrollo experiencias que le ayudaran al

niño comprender que las palabras tienen significado, a partir de esta comprensión es que

creemos posible el aprendizaje significativo de la lectura y la escritura.

Acorde con el tema de esta investigación, podemos expresar que el uso de los recursos

del entorno, como los objetos, los animales y los sucesos que se dan en él, permite que las

prácticas de lectura y escritura dadas en el territorio, fortalecen el desarrollo del lenguaje.

Esta práctica, es la que acerca al niño al dominio de la lengua, en este proceso el docente

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120

debe ser un acompañante permanente, un vigilante y mediador de los procesos desarrollados,

esto se evidencia en las consideraciones metodológicas, apartado en el que se determinan

procedimientos del orden didáctico que favorecen la consolidación de las actividades y

procesos que se refieren.

En este proceso, las prácticas que orientan el aprendizaje del niño deben ser diseñadas

teniendo en cuenta las diversas características de los estudiantes. De tal forma que el

aprendizaje de la lectura y la escritura emerja como parte de las actividades que el niño realiza

para dar solución a sus necesidades reales, aquellas que surgen en su interactuar con los

distintos grupos sociales a los que pertence.to. Es decir, que permita relacionar las

experiencias diarias del niño, en su contexto familiar, social y escolar. De tal forma que todo

lo que haga sirva como elemento detonante y significativo para que el niño quiera aprender

a leer y escribir.

Cabe entonces, relacionar las dos categorías que a lo largo de esta investigación hemos

venido trabajando en cuyo desarrollo surgieron aspectos como la necesidad, la experiencia y

la motivación. Estos tres aspectos son indispensables para movilizar al niño y hacer que este

se comprometa en la tarea de aprender. Para que se de esta movilización, lo primero es

indagar por el sentido de lo que se aprende. Se trata de rastrear al interior de los contextos

aquello que es significativo para los estudiantes y retomarlo como una oportunidad para

acompañar los aprendizajes desde la experiencia sensible de leer y escribir.

En esa relación territorio aprendizaje, el conocimiento surge en forma natural como

respuesta a las acciones que el niño realiza para satisfacer las necesidades cotidianas que le

exigen resolver situaciones donde debe hacer uso de la lectura y la escritura, es el camino

para entender las dinámicas en las que está inmerso y participar de ellas.

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121

Paralelo a los procesos de lectura y escrita, aparece la oralidad y aunque este no el foco

de esta investigación; es importante señalar que la consolidación de espacios orales en los

que los estudiantes dan cuenta de sus producciones escritas y de su experiencia de aula, aporta

en la construcción de sentido que hacen los sujetos a partir de aquello que hacen en la clase,

ya que son los espacios para discutir y compartir con otros los momentos en los que tiene

lugar la metacognición, proceso con el cual el individuo comprende aquello que aprende y lo

pone en función de su vida, de sus interacciones cotidianas.

Cada una de estas vivencias le permite al niño fortalecerse en su forma de narrar cuando

ya adquiere dominio del código escrito se le pide que escriba esas vivencias, inicialmente

con palabras, luego con oraciones y finalmente con pequeños textos. Así, va fortaleciendo su

escritura y lo va haciendo desde las experiencias que vive en comunidad.

Es así, como las prácticas de lectura y escritura evidenciadas en los testimonios y la

configuración didáctica presentada, ponen sobre el escenario de la formación en el área la

relevancia que tiene para el aprendizaje de la lengua establecer relaciones de correspondencia

entre el territorio y las prácticas de enseñanza que se disponen en aula de clase. Además, de

ubicar las mediaciones que hace el docente como un factor determinante en la consolidación

de los propósitos escolares.

En relación a los testimonios, son solo una muestra de lo que en efecto acontece en las

aulas de clase, es una apuesta por posicionar prácticas de aula significativas, que tienen lugar

en múltiples contextos, donde la investigación y el deseo de cualificar la acción de aula, dan

pie a procesos como los que aquí se exponen, que si bien pueden ser objeto de mejoramiento

si así se quiere, son intentos valiosos de docentes en ejercicio de apostarle a procesos de

formación pertinentes y en armonía con lo que los territorios y las personas que lo habitan

hacen en sus vidas cotidianas.

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122

4. Conclusiones generales y nuevas aperturas

Esta propuesta investigativa tuvo como propósito central comprender lo que pasa con los

procesos de enseñanza de la lectura y la escritura cuando se asumen en el aula en el marco

de prácticas socioculturales relacionadas con el contexto y sus dinámicas. Luego del análisis

que hemos presentado es posible señalar algunos aspectos que desde nuestro punto de vista

destacan en la investigación y dan cuenta de los procedimientos y principios conceptuales de

las personas que participaron de ella.

En esta ruta investigativa, nos adentramos en el territorio escolar, para indagar con los

docentes sobre los métodos y estrategias privilegiados por ellos en la enseñanza del lenguaje.

Sobre todo, en la etapa inicial del aprendizaje de la lectura y la escritura. Fue así, como

logramos evidenciar que las prácticas a las que responden estos docentes, están ancladas a

los contextos reales y a las interacciones propias de estos. Con ello queremos resaltar su

labor, una labor que parte de un profundo conocimiento del lugar que habitan y de la firme

convicción de dar lo mejor en las aulas para los niños y niñas que atienden diariamente.

Podría decirse, que las prácticas de lectura y escritura de los docentes foco de la

investigación tienen tres características: Conocimiento del territorio, transversalidad y

trabajo cooperativo. Como ya se señaló antes, en el apartado de análisis, estos tres elementos

permean toda la construcción didáctica de los docentes, nos referimos a sus discursos, a sus

planeaciones, las actividades de aula de clase y por supuesto a los espacios de reflexión

pedagógica que construyen en medio de un café o cuando discuten sobre el acontecer escolar.

Son docentes apasionados por lo que realizan y que hace un buen tiempo, se desligaron

de métodos lineales para la enseñanza y empezaron a hablar de ciencias y arte en la clase de

lenguaje y con ello, ampliaron las perspectivas de lo que se aprende, permitiendo a sus

estudiantes establecer vínculos con ese mundo que está al otro lado de la pared del aula y en

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123

el cual las relaciones conceptuales se asemejan más a un imbricado panal que a una solitaria

isla de saberes aislados y sin ninguna conexión aparente.

De esta forma, logramos evidenciar que el contexto que rodea al niño es determinante en

su proceso de aprendizaje. Es decir, las situaciones sociales, económicas, culturales y sobre

todo su contexto familiar, influyen notablemente en el desarrollo de las habilidades

emocionales y cognitivas del niño, haciendo que la manera de aprender necesariamente tenga

que relacionarse con esta realidad. No es posible que la escuela de la espalda a la sociedad o

viceversa, se trata de consolidar una sinergia natural entre ambas, de la cual todos salimos

beneficiados especialmente los más pequeños.

Las prácticas realizadas con los niños evidencian que aprender a leer y a escribir es un

ejercicio de comunicación permanente e interactiva, en el que las construcciones como el

código escrito y los discursos orales son el resultado del reconocimiento de la actividad por

fuera del aula. De esas construcciones orales se toman los elementos para la formación de

palabras, frases y textos escritos, que poco a poco le permiten incorporar a su esquema

cognitivo los sonidos y la convencionalidad que implica el código escrito.

Nuestra ruta investigativa permitió igualmente, descubrir la potencia que tienen en las

prácticas de enseñanza mediadas por el territorio, asumir la enseñanza desde distintas

posturas conceptuales, destaca que los participantes en este procesos no respondían a un

único método o precepto conceptual, por el contrario lograban vincular en sus acciones de

aula distintos métodos y principios, con el único objeto de favorecer los aprendizajes de sus

estudiantes y la participación de éstos en sus comunidades.

De esta forma prácticas cotidianas como ir a la tienda, dar un paseo por el parque o ir a

una manifestación cultural, constituyen actos comunicativos a través de los cuales el niño

tiene la oportunidad de reconocer los códigos que puede utilizar para comunicarse con otros

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124

y participar de las dinámicas de los espacios que habita. Lo que hace que los niños se

esfuercen por aprender a leer y escribir, es decir, esta necesidad despierta en ellos motivación

y cuando los niños están motivados el aprendizaje fluye en forma natural.

Para el caso del aprendizaje, nuestra propuesta rastreó tres elementos presentes en las

prácticas de lectura y escritura encontradas en el proceso. El primer elemento está

relacionado con la necesidad que debe tener el niño para que se motive a aprender, si no

existe la necesidad es necesario crearla. Una vez creada la necesidad se activa el interés del

niño y su afán por dar respuesta a esa exigencia del medio, buscando la forma de comprender

y aplicar los códigos indicados para suplirla. En ese ejercicio de construcción vincula las

experiencias adquiridas en su interacción con el medio, pues estas por ser reales, activan

potentemente su interés, haciendo que este aprenda a leer y escribir rápidamente.

En consecuencia, cuando en el estudiante se logran relacionar la necesidad, la motivación

y la experiencia, el aprendizaje se abre camino de una manera más fluida. Entonces, los niños

empiezan a avanzar en su proceso escolar haciendo de este una construcción sólida y ligada

a los contextos, en la que el docente se asume como un mediador entre los distintos

elementos, experiencias de aula y el aprendizaje.

Otro asunto importante, evidenciado en nuestro proceso investigativo, es la forma como

el niño construye la noción de territorio. Esto tiene lugar desde la interacción diaria con sus

compañeros en el aula, con sus amigos en la calle o con sus familiares. Desde estos

encuentros se van tejiendo relaciones en las que, elementos como la silla, el aula y la

institución educativa, constituyen un espacio de poder, de dominio, de encuentro con el otro,

que le permite ir creciendo individual y socialmente, aquí es donde consolida su idea sobre

sí mismo y sobre el espacio que habita. En esta construcción el trabajo en grupo y la

interacción con el espacio escolar son factores determinantes.

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125

Igualmente, encontramos que en el proceso de aprendizaje de la escritura, eventos

cotidianos como jugar un partido de futbol, ir al parque, participar en una fiesta de

cumpleaños, o las cosas que nos pasa en el desarrollo de cualquier actividad en el hogar o en

la escuela, constituyen una fuente inspiradora, en la que el niño se sustenta, para desarrollar

procesos de producción escrita. Ya que, en cada una de estas actividades, puede relacionar

palabras asociadas al evento que esté realizando; por ejemplo, si es un partido de futbol podrá

escribir sobre el marcador o su equipo favorito. Si es una fiesta podrá aludir a los textos que

se usan en ella como las invitaciones, los letreros y las expresiones usadas en la decoración.

En esta dinámica, el niño irá consolidando los saberes sobre el código escrito y el lenguaje

que le permitirán participar activamente de diferentes espacios.

En ese orden de ideas, Leer y escribir desde el territorio, activa los imaginarios de los

niños y niñas, permitiendo que estos elaboren textos partiendo de las cosas que ven y hacen

en la cotidianidad; esta forma de asumir la enseñanza del lenguaje trasciende las fronteras de

lo físico y se adentra en un escenario donde los referentes para aprender son la experiencia y

el encuentro con los otros, con lo que el sujeto puede volar a través de sus escritos, idealizar

los espacios y darle vida a sus creaciones.

Otra fortaleza que logramos evidenciar en el proceso de enseñanza “dado desde el

territorio”, tiene que ver con la manera como los niños asumen su proceso de aprendizaje.

Evidenciamos que asumir la formación en el área en esta perspectiva, contribuye

enormemente a la consolidación de la autonomía en quienes aprenden. Concretamente con

el empoderamiento de la palabra, pues aquí los niños adquieren confianza para expresar sus

ideas frente a sus compañeros y tienen autonomía al desarrollar sus actividades, esto debido

a que es la experiencia, el referente para sus construcciones y ello sirve de respaldo para lo

que dicen y escriben, pues refieren cosas que ellos ya conocen.

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126

Igualmente, favorece el aprendizaje desde el territorio, la práctica de lectura a través de

los textos, es decir, a través de la lectura el niño tiene la oportunidad de conocer otros

contextos, lo que hace posible que relacione su contexto con la información que traen los

textos y a partir de ella generar procesos escriturales que le permiten fortalecer su proceso

lector y escritor.

Las prácticas de lectura también permiten descubrir valores y fortalecer el auto concepto

en los niños, a la vez, que mejoran las relaciones interpersonales.

Cuando en el hogar se adquiere el hábito de leer desde muy temprana edad, el niño

convierte este acto en un evento permanente que ha de relacionar en todos los lugares donde

realice su práctica ciudadana.

De igual forma, al escribir, el niño adquiere mayor apropiación de su territorio, lo conoce

y hace parte activa en los eventos que se desarrollan en él.

En este proceso investigativo también logramos apreciar que cuando se desarrolla el

aprendizaje mediado por el territorio, las barreras entre la lectura, la escritura y la oralidad se

desvanecen. Es decir, cuando el punto de partida para la enseñanza es el territorio y alguna

de las situaciones que se dan allí; no es posible hablar de una actividad escolar en el lenguaje

que forme para una de las prácticas (lectura, escritura, oralidad) lo que acontece es que la

configuración da lugar a múltiples aprendizajes que responden a los distintos procesos y

habilidades que componen el área.

Finalmente, podemos decir que el aprendizaje dado desde las dinámicas territoriales no

obedece a un plan que pueda aplicarse de manera indistinta a cualquier comunidad, muy por

el contrario asumir la formación en lenguaje en clave de los presupuestos y orientaciones

teóricas que aquí se han insinuado, es optar por un plan que no existe, por un camino que no

se ha recorrido y en el que no se sabe a dónde se irá a parar, es estimular la búsqueda constante

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127

y la pregunta por el espacio que se habita, con el ánimo de conocerlo, apropiarse de él y

participar de su consolidación.

Es precisamente esa condición de asunto inacabado que tiene el territorio, la que nos

permite dejar abierta la posibilidad para que se den otras investigaciones y se continúe en la

búsqueda de nuevas rutas, otros horizontes que permitan desarrollar procesos de escritura,

bien sea, desde las distintas formas narrativas o mediante estudios que potencien el lenguaje

y su relación con otras áreas del conocimiento.

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128

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133

ANEXOS

Anexo 1. Consentimiento Informado

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

FACULTAD DE EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

MAGDALENA MEDIO

2017

CONSENTIMIENTO INFORMADO

Título del proyecto: Leer y escribir desde el territorio.

Investigador: Débora Alicia Moná Ciro

Nombre del participante: ___________________________________

Yo, ____________________________________________________ mayor de edad

(____ años) con documento de identidad N. _________________ de

__________________, y con domicilio en _____________________________.

DECLARO LO SIGUIENTE:

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134

El investigador me ha invitado a participar en el desarrollo de una investigación que

busca aproximarse a los niños a la adquisición de la lengua escrita partiendo de actividades

planeados y desarrolladas desde la interacción con el territorio

El investigador me ha proporcionado la siguiente información:

1. La investigación busca:

*Comprender las relaciones que se tejen entre la lectura del territorio y la

configuración de prácticas de lengua escrita significativas en niños del grado primero.

*Caracterizar las prácticas pedagógicas referentes a la didáctica de la adquisición

de la lengua escrita que tienen presencia en la IE Rural Puerto Perales.

*Explorar las representaciones que los estudiantes del grado primero y maestros

de la I.E Puerto Perales tienen acerca de su territorio.

*Configurar una propuesta didáctica que acerque a los niños a la lengua escrita

de manera significativa desde la lectura del territorio.

2. La aplicación de los instrumentos de construcción de los datos implica la elaboración

de Un diario pedagógico que nos permitirá evidenciar las dinámicas del aula en lo

relacionado con el nivel de aprendizaje; las competencias ciudadanas y la implementación de

una metodología innovadora que le permite al niño ser parte activa en la construcción de su

propio conocimiento; entrevistas a profundidad con preguntas abiertas, encuentros que

requerirán relatos sobre experiencias y sentidos de mi vida como estudiante o maestro de la

Institución por cuanto mis condiciones de ruralidad; y, encuentros de grupos de discusión, a

través de los cuales participaré para compartir mis experiencias y mi modo de pensar frente a

las temáticas propuestas.

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135

3. Para el tratamiento de la información que se recolecte en estos eventos, el investigador

requiere registros audiovisuales, por lo cual acepto aparecer en sus filmaciones, las cuales

serán utilizadas solo para fines académicos.

4. Los resultados de la investigación serán comunicados de forma escrita y oral, y se

usarán exclusivamente para fines académicos, es decir, solamente serán comunicados en

publicaciones científicas o de divulgación institucional, y en eventos académicos.

5. La información obtenida de la aplicación de las entrevistas y del estudio será

confidencial; mi nombre no aparecerá como tal, y se me asignará un nombre ficticio que

identificará mis narraciones y aportes. Así mismo, los nombres de los estudiantes, otras

personas e instituciones a las que pueda hacer referencia en las afirmaciones que haga, serán

sustituidos garantizado así la confidencialidad.

6. Se me ha proporcionado suficiente claridad acerca de que mi participación es

totalmente voluntaria, y que ésta no implica ninguna obligación de mi parte con los

investigadores, ni con los programas o instituciones que ellos puedan representar.

7. Se me ha informado que en cualquier momento puedo retirarme del estudio y revocar

dicho consentimiento. Sin embargo, me comprometo a informar oportunamente a los

investigadores si llegase a tomar esta decisión.

8. Igualmente he sido informado (a) que el resultado arrojado por la aplicación de los

instrumentos para la recolección de la información, los que indagan por mis vivencias como

entrevistas, grupos de discusión y diario de campo, no comprometen a los investigadores, ni

a las instituciones que ellos puedan representar, en procesos de tipo terapéutico o de

acompañamiento en el desarrollo de los procesos escolares.

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136

9. Se me ha informado que aunque el objeto de estudio es la enseñanza de la lengua

escrita para el cual habrá preguntas que requieran narraciones extensas y profundas, se tendrá

especial cuidado en no forzar, ni violentar mi intimidad, y que tengo la posibilidad de detener

o postergar el relato de experiencias, las entrevistas o las observaciones, si considero que mi

estado emocional no me permite continuar y hasta tanto me sienta mejor; como también a

revisar y depurar el borrador de la información antes de ser publicada.

10. Acepto que la participación en esta investigación no me reportará ningún beneficio

de tipo material o económico, ni se adquiere, en ningún término, ninguna relación contractual.

11. Para la realización de la entrevista hemos hecho los siguientes acuerdos: se realizará

una entrevista con una duración de una (1) hora; el lugar para el desarrollo de este instrumento

será previamente acordado.

12. Para llevar a cabo las observaciones participantes, el investigador podrá hacer uso de

espacios áulicos, y otros lugares en los cuales se desarrolle algún componente del ejercicio

pedagógico.

13. Doy fe de que para obtener el presente Consentimiento Informado, se me explicó en

un lenguaje claro y sencillo lo relacionado con la investigación, sus alcances y limitaciones;

además que, en forma personal y sin presión se me ha permitido realizar todas las

observaciones, y se me han aclarado todas las inquietudes que he planteado; además, de este

texto tendré copia.

Dado lo anterior manifiesto que estoy satisfecho (a) con la información recibida y que

comprendo el alcance de la investigación, y mis derechos y responsabilidades al participar de

ésta.

En constancia firmo: _______________________________________________

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137

Anexo 2. Grupo de discusión cuadro relación docente, perfil académico, código

asignado en la investigación

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

Línea Enseñanza de la Lengua y la Literatura

INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: Leer y Escribir desde el territorio

TÉCNICA Grupo de discusión

DOCENTE INFORMANTE ___________________________________

INSTITUCIÓN EDUCATIVA ___________________________________

Como herramienta de recolección de la información se empleó el grupo de discusión. En

ese grupo de discusión Participaron siete docentes de la institución educativa Puerto Perales,

cinco de la primaria y dos del bachillerato los cuales fueron identificados por un código que

correspondió a un número acompañado de la palabra participante.

A continuación relacionamos a cada docente con su perfil profesional y el código que le

fue asignado.

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138

Grupo de discusión

Nombre del

participante

Perfil profesional Código de

identificación

Amanda Restrepo

Licenciada en ciencias

sociales

Participante Nº 1

Berenice Sanabria:

Licenciada en básica

primaria.

Participante Nº 2

Sor Melida Quintana:

Licenciada en ciencias

naturales.

Participante Nº 3

Campo Elías Valencia: Licenciado en

matemáticas

Participante Nº 4

Jimmy Geovanny

Bejarano

Licenciado en

educación física.

Participante Nº 5

Marleny del Socorro

Oquendo:.

Licenciada en básica

primaria

Participante Nº6

Nubia Gómez Licenciada en básica

primaria

Participante Nº 7

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139

Anexo 3. Formato entrevista a padres

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

Línea Enseñanza de la Lengua y la Literatura

INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: Leer y Escribir desde el territorio

TÉCNICA Entrevista no-Estructurada

DOCENTE INFORMANTE __________________________________

INSTITUCIÓN EDUCATIVA __________________________________

UNIDAD DE ANÁLISIS

PREGUNTAS PARA ORIENTAR LA ENTREVISTA

¿Qué recuerdas de cuándo aprendiste a leer y a escribir?

¿En qué actividades de la vida cotidiana utilizas la lectura y la escritura?

¿Cuáles son las características de los textos que te gustan a leer? ¿En qué espacios

interactúas con estos textos?

¿Qué relaciones encuentras entre los textos que lees y las actividades que realizas en

la cotidianidad?

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140

Anexo 4. Formato entrevista a docentes.

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

Línea Enseñanza de la Lengua y la Literatura

INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

TÉCNICA Entrevista no-Estructurada

DOCENTE INFORMANTE __________________________________

INSTITUCIÓN EDUCATIVA __________________________________

UNIDAD DE ANÁLISIS

PREGUNTAS PARA ORIENTAR LA ENTREVISTA

¿Cómo aprenden los niños a leer en esta escuela?

¿Con que tipo de textos interactúan los niños para aprender a leer y escribir? Y ¿cómo

los utiliza?

Desde su experiencia ¿qué es lo que más llama la atención de los estudiantes en este

proceso?

¿Con cuáles criterios selecciona usted los textos para llevar al aula, cuando enseña a

leer y a escribir?

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141

¿Cómo pueden elementos como la manera que hablan los niños, sus gustos, las

canciones que cantan, las historias que cuentan entre otros, ser retomados para la enseñanza

de la lectura y la escritura?

Describa a grandes rasgos el proceso que usted realiza para que sus estudiantes

aprendan a leer y escribir

¿Para qué les sirve a los niños aprender a leer y escribir en el contexto de su institución

educativa?

Que sugerencias le puede dar a un docente para que diseñe una ruta didáctica que le

permita a los niños aprender a leer y escribir.

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142

Anexo 5. Formato Entrevista a estudiantes

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

Línea Enseñanza de la Lengua y la Literatura

INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: Leer y Escribir desde el territorio

TÉCNICA Entrevista no-Estructurada

DOCENTE INFORMANTE __________________________________

INSTITUCIÓN EDUCATIVA __________________________________

REJILLA DE ANÁLISIS PARA DIARIO DE CAMPO

UNIDAD DE ANÁLISIS

Configurar la noción de territorio que subyace en las prácticas de lectura y escritura

de la Institución Educativa Puerto Perales y en la cotidianidad de los actores escolares

PREGUNTAS PARA ORIENTAR LA ENTREVISTA

¿Qué recuerdas de cuándo aprendiste a leer y a escribir?

¿En qué actividades de la vida cotidiana utilizas la lectura y la escritura?

¿Cuáles son las características de los textos que te gustan a leer? ¿En qué espacios

interactúas con estos textos?

¿Qué relaciones encuentras entre los textos que lees y las actividades que realizas en

la cotidianidad.

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143

Anexo 6. Entrevistas, cuadro relación participante, perfil y códigos

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

Línea Enseñanza de la Lengua y la Literatura

INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: Leer y Escribir desde el territorio

TÉCNICA Entrevista no-Estructurada

DOCENTE INFORMANTE __________________________________

INSTITUCIÓN EDUCATIVA

En nuestra propuesta investigativa se utilizó la entrevista como técnicas de recolección

de la información. A continuación relacionamos los participantes con su perfil y el código

que le fue asignado dentro de la investigación.

Entrevista

Nombre del

participante

Formación

académica/cargo

Código

José David Casas Normalista Superior Docente 1.A.

Fernando Cusguen Psicólogo Docente 2.A.

Omaira Del Carmen

Tobón

Licenciada en Básica

Primeria

Docente 3.A.

Aris Zoraida Palacios Ama de casa Padre de familia 4.A.

Vanessa Bacca Estudiante Estudiante 5.A.

María Gladis García Magister Docente 6.A.

Everildis Agualimpia Especialista Docente 7.A.