Legislador, la palabra amenazada

1
Legislador, la palabra amenazada Por Alfredo Jaeggli * La Corte Suprema de Justicia se quitó el velo de los ojos para amordazar a los miembros del Congreso al momento de emitir sus opiniones en el desempeño de sus funciones. Esta metáfora es apropiada para explicar la última jugada política del Poder Judicial para doblegar al Congreso de la Nación. Un legislador cuenta con el uso de la palabra para ejercer sus funciones así como el militar tiene un arma para defender los intereses nacionales. Si un legislador ve amenazada su palabra no puede trabajar libremente en sus funciones ante el temor de una demanda. Por ello, en el artículo 191 de la Constitución Nacional quedó establecido que “Ningún miembro del Congreso podrá ser acusado judicialmente por las opiniones que emita en el desempeño de sus funciones...” Sin embargo la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, integrada por los ministros Antonio Fretes, Víctor Núñez y Alicia Pucheta, rechazó mi acción de inconstitucionalidad ante una demanda presentada en su momento por la abogada Sara Parquet, a quien etiqueté como jefa de gavilla de delincuentes. Con la negativa de la Corte Suprema de Justicia a mi pedido de inconstitucionalidad cabe preguntarse cuál es el límite de las funciones de un legislador. El hombre es un ser de palabras, según Aristóteles y en el caso de los miembros del Congreso la palabra es la única manera de exponer sus posiciones políticas. Por lo tanto, un legislador es una persona que desempeña esa labor durante cinco años no sólo en la sala de sesiones sino en todo espacio y tiempo. No cabe en el pensamiento lógico separar la función de un legislador de su persona, puesto que la única herramienta que cuenta para ejercer su oficio es su palabra que está integrada a su ser. Así, las declaraciones de un legislador a los medios de prensa o por cualquier otro medio forman parte de su función puesto que como parlamentario su oficio principal es exponer una posición mediante el habla, parlamentar. El Poder Judicial con esta medida busca debilitar la actividad del Poder Legislativo rompiendo el equilibrio constitucional en el ejercicio de los poderes de la República. Este caso de amordazamiento constituye un intento más al ya impulsado en el 2009 cuando se pretendieron la reposición, luego de un juicio político, de los ex ministros Bonifacio Ríos Ávalos y Carlos Fernández Gadea como miembros de la Corte Suprema de Justicia. Para sumar a esta amenaza, la Corte Suprema de Justicia menoscaba las funciones exclusivas del Congreso de la Nación al pretender imponer normas que atentan la legislación vigente en la República. Esto ocurre debido a que se saltan la ley para permitir el ingreso de productos que se encuentran en flagrante contrabando, como el ingreso de perfumes y alimentos. Esta conducta de los Ministros de la Corte ampara el contrabando de mercaderías perjudicando la economía del país y promueve la evasión impositiva atentando contra los recursos del Estado. En su negativa a un diálogo equitativo entre poderes de la República desprecian la buena voluntad del Congreso de la Nación en la coordinación de acciones que redundan en beneficio público. Si el Poder Judicial se atribuye la facultad de definir las funciones del Poder Legislativo al delimitar la palabra a un legislador el Poder Legislativo está en jaque y la República en peligro. Es imperativo que el pleno del Congreso se reúna para repudiar esta medida del Poder Judicial, caso contrario la esencia del Parlamento se habrá perdido y con ella la libertad misma de la palabra. *Senador de la Nación y Presidente de la Fundación Libertad.

Transcript of Legislador, la palabra amenazada

Page 1: Legislador, la palabra amenazada

Legislador, la palabra amenazadaPor Alfredo Jaeggli*

La Corte Suprema de Justicia se quitó el velo de los ojos para amordazar a los miembros del Congreso al momento de emitir sus opiniones en el desempeño de sus funciones. Esta metáfora es apropiada para explicar la última jugada política del Poder Judicial para doblegar al Congreso de la Nación.

Un legislador cuenta con el uso de la palabra para ejercer sus funciones así como el militar tiene un arma para defender los intereses nacionales. Si un legislador ve amenazada su palabra no puede trabajar libremente en sus funciones ante el temor de una demanda. Por ello, en el artículo 191 de la Constitución Nacional quedó establecido que “Ningún miembro del Congreso podrá ser acusado judicialmente por las opiniones que emita en el desempeño de sus funciones...”

Sin embargo la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, integrada por los ministros Antonio Fretes, Víctor Núñez y Alicia Pucheta, rechazó mi acción de inconstitucionalidad ante una demanda presentada en su momento por la abogada Sara Parquet, a quien etiqueté como jefa de gavilla de delincuentes.

Con la negativa de la Corte Suprema de Justicia a mi pedido de inconstitucionalidad cabe preguntarse cuál es el límite de las funciones de un legislador. El hombre es un ser de palabras, según Aristóteles y en el caso de los miembros del Congreso la palabra es la única manera de exponer sus posiciones políticas. Por lo tanto, un legislador es una persona que desempeña esa labor durante cinco años no sólo en la sala de sesiones sino en todo espacio y tiempo.

No cabe en el pensamiento lógico separar la función de un legislador de su persona, puesto que la única herramienta que cuenta para ejercer su oficio es su palabra que está integrada a su ser. Así, las declaraciones de un legislador a los medios de prensa o por cualquier otro medio forman parte de su función puesto que como parlamentario su oficio principal es exponer una posición mediante el habla, parlamentar.

El Poder Judicial con esta medida busca debilitar la actividad del Poder Legislativo rompiendo el equilibrio constitucional en el ejercicio de los poderes de la República. Este caso de amordazamiento constituye un intento más al ya impulsado en el 2009 cuando se pretendieron la reposición, luego de un juicio político, de los ex ministros Bonifacio Ríos Ávalos y Carlos Fernández Gadea como miembros de la Corte Suprema de Justicia.

Para sumar a esta amenaza, la Corte Suprema de Justicia menoscaba las funciones exclusivas del Congreso de la Nación al pretender imponer normas que atentan la legislación vigente en la República. Esto ocurre debido a que se saltan la ley para permitir el ingreso de productos que se encuentran en flagrante contrabando, como el ingreso de perfumes y alimentos.

Esta conducta de los Ministros de la Corte ampara el contrabando de mercaderías perjudicando la economía del país y promueve la evasión impositiva atentando contra los recursos del Estado. En su negativa a un diálogo equitativo entre poderes de la República desprecian la buena voluntad del Congreso de la Nación en la coordinación de acciones que redundan en beneficio público.

Si el Poder Judicial se atribuye la facultad de definir las funciones del Poder Legislativo al delimitar la palabra a un legislador el Poder Legislativo está en jaque y la República en peligro. Es imperativo que el pleno del Congreso se reúna para repudiar esta medida del Poder Judicial, caso contrario la esencia del Parlamento se habrá perdido y con ella la libertad misma de la palabra.

*Senador de la Nación y Presidente de la Fundación Libertad.