Lenguaje bimodal y Síndrome de Down: una gran herramienta

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Lenguaje de signos: una gran herramienta de comunicación y estimulación. Cada vez se está extendiendo más el uso del lenguaje de signos para reforzar la comunicación con bebés que no presentan ningún tipo de discapacidad. Es una forma de favorecer que los pequeños puedan transmitirnos con mayor facilidad sus necesidades, dado que en un nivel básico de comunicación es más sencillo hacerse entender por gestos. Precisamente el lenguaje es una de las áreas en las que nuestros pequeños con Síndrome de Down presentan un mayor retraso . Si es interesante emplear el lenguaje de signos para un bebé que probablemente sólo lo va a necesitar hasta alrededor de los dos añitos, imaginemos qué importancia puede tener para un pequeño o pequeña con Síndrome de Down, que quizás no se exprese oralmente con la suficiente habilidad hasta los cuatro años o más. El primer objetivo, por lo tanto, es proporcionar al niño un instrumento de expresión que le permita lo más pronto posible referirse a otra cosa que lo meramente actual (el “aquí y ahora” al que tiene acceso mediante gestos naturales para señalar). En efecto, podrá “hablar” de objetos y personas ausentes (el abuelo, un amigo...), de sentimientos (enfado, miedo), de conceptos abstractos (arriba, lejos, mucho...), podrá expresar opiniones (me gusta, es feo, malo...) y hace preguntas (¿dónde está? ¿por qué?) 1 ”. Y entonces siempre surge la misma duda: ¿Y no se acomodará a hacerse entender por signos retrasando todavía más la lengua oral?. Pues resulta que no. Todo lo contrario. A poco que leamos sobre el tema nos encontramos que las evidencias demuestran que el 1Marc Monfort, Logopeda, Director del Centro Endender y Hablar, Madrid, España. Artículo “La comunicación bimodal: una ayuda para el desarrollo dellenguaje y de la comunicación”. http://www.down21.org/revista/2006/marzo/articulo.htm

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Lenguaje de signos: una gran herramienta de comunicación y estimulación

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Lenguaje de signos: una gran herramienta de comunicación y estimulación.

Cada vez se está extendiendo más el uso del lenguaje de signos para reforzar la

comunicación con bebés que no presentan ningún tipo de discapacidad. Es una forma de

favorecer que los pequeños puedan transmitirnos con mayor facilidad sus

necesidades, dado que en un nivel básico de comunicación es más sencillo hacerse

entender por gestos.

Precisamente el lenguaje es una de las áreas en las que nuestros pequeños

con Síndrome de Down presentan un mayor retraso. Si es interesante emplear el

lenguaje de signos para un bebé que probablemente sólo lo va a necesitar hasta

alrededor de los dos añitos, imaginemos qué importancia puede tener para un pequeño o

pequeña con Síndrome de Down, que quizás no se exprese oralmente con la suficiente

habilidad hasta los cuatro años o más.

“El primer objetivo, por lo tanto, es proporcionar al niño un instrumento de expresión

que le permita lo más pronto posible referirse a otra cosa que lo meramente actual (el

“aquí y ahora” al que tiene acceso mediante gestos naturales para señalar). En efecto,

podrá “hablar” de objetos y personas ausentes (el abuelo, un amigo...), de sentimientos

(enfado, miedo), de conceptos abstractos (arriba, lejos, mucho...), podrá expresar

opiniones (me gusta, es feo, malo...) y hace preguntas (¿dónde está? ¿por qué?)1”.

Y entonces siempre surge la misma duda: ¿Y no se acomodará a hacerse entender

por signos retrasando todavía más la lengua oral?. Pues resulta que no. Todo lo contrario.

A poco que leamos sobre el tema nos encontramos que las evidencias demuestran que el

1Marc Monfort, Logopeda, Director del Centro Endender y Hablar, Madrid, España. Artículo “La comunicación bimodal: una ayuda para el desarrollo dellenguaje y de la comunicación”. http://www.down21.org/revista/2006/marzo/articulo.htm

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uso del lenguaje de signos facilita la adquisición del lenguaje oral. “Todos los

estudios que han evaluado la aplicación de programas que incluyen sistemas

aumentativos señalan una aceleración del proceso de adquisición del habla”1. Por

sistemas aumentativos de comuniación entendemos aquellos sistemas que

complementan la comunicación hablada con algún elemento visual, habitualmente signos

manuales extraídos de la lengua de signos española (LSE).

¿Y cómo es posible que el utilizar gestos acelere la adquisición del lenguaje

oral?.

En primer lugar la mayor facilidad para hacerse entender por lo adultos estimula al

pequeño a comunicarse más. Se explica muy bien en el artículo mencionado :”si un niño

dice “o” para la palabra caramelo, es poco probable que se le entienda y dejará de utilizar

ese sonido. Pero si dice “o” y al mismo tiempo hace el signo de “caramelo”, obtendrá una

respuesta aunque él no sepa realmente si es a través del sonido o del signo:seguirá

hacendo las dos cosas, más veces, y desde “o”, precisamente con esa práctica y escucha

del feed – back del adulto, irá pasando más deprisa a “ameo”, “amamelo”... hasta que sea

suficientemente intelgible como para que el signo no sea necesario”.

Al mismo tiempo los adultos a veces no somos conscientes del desfase existente

entre la capacidad cognitiva de una niña o niño con síndrome de down y su capacidad

expresiva, es decir, muchas veces subestimamos a nuestros pequeños. Esto puede

empobrecer nuestras relaciones con ellos y hacer que los tratemos como si fuesen menos

capaces, limitando los estímulos que les proporcionamos.

Por otra parte al comunicarse, aunque sea con gestos, los niños con síndrome de

down se ven obligados a emplear estrategias que necesitan ejercitar también para usar el

lenguaje hablado. Por ejemplo Martín ya ha utilizado en dos ocasiones “frases” de dos o

1 Marc Monfort, Logopeda, Director del Centro Endender y Hablar, Madrid, España. Artículo “La comunicación bimodal: una ayuda para el desarrollo dellenguaje y de la comunicación”. http://www.down21.org/revista/2006/marzo/articulo.htm

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tres palabras empleando gestos, algo que le resulta absolutamente imposible en lenguaje

hablado. Así por ejemplo, en plena sesión de fisioterapia en su clínica habitual, soltó de

pronto que quería “comer pavo tele”, o sea, comer fiambre de pavo viendo la tele. “Los

primeros pasos en el proceso de emisión de un mensaje son idénticos, sea cual sea el

código empleado. En efecto, hay que tomar decisiones pragmáticas, buscar en un léxico,

organizarlo en función de la situación y de la complejidad del mensaje; sólo es la salida la

que cambia: puedo hacerlo hablando, signando o escribiendo pero los principios son

similares”.

También puede surgirnos otra duda ¿No resultará más complicado aprender dos

códigos de lenguaje que uno sólo?. Pues tampoco. Al contrario.

He escuchado muchas veces que “los niños con síndrome de down aprenden como

los otros niños pero más despacito”, pero esto no es exactamente cierto. Tienen algunas

diferencias que debemos conocer para emplearlas a nuestro favor. Una de las más

señaladas es su mejor capacidad para asimilar los estímulos visuales que los

auditivos. No es sólo que la mayoría oigan peor, sino que tienen “dificultades en el

procesamiento de la información auditiva” y “problemas de memoria, sobre todo a niveles

auditivos”2 Esto hace que existan métodos específicos para enseñarles a leer, por

ejemplo, métodos visuales en los que la respuesta del niño debe ser más motora que oral.

Los signos tienen algunas ventajas respecto a la palabra.

Para empezar son más globales y significativos. La palabra yogur,

por ejemplo, está compuesta por una serie de fonemas, en un

orden determinado, sin una relación directa con su significado. En

cambio el signo (que se hace gesticulando la acción de llevar la cuchara a la boca desde

el vasito, como muestra la imagen) guarda mucha mayor relación con su referente y

2 VVAA.“Programa de Atención Temprana. Intervención n niños con Síndrome de Down y otros poblemas de desarrollo” ASSIDO. Isidoro Candel (director). Editorial CEPE 2010.

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además “va dirigido a la memoria visual y cinéstésica, habitualmente de mejor calidad en

niños con discapacidad intelectual que la memoria auditiva y temporal”, como indica el

logopeda citado anteriormente.

¿Cómo lo haremos?

En primer lugar no utilizaremos exactamente LSE sino una combinación de lenguaje

signado y oral, lo que se conoce como lenguaje bimodal. Los adultos emplean el legunaje

hablado como lo harían con cualquier niña o niño pero reforzando las palabras más

importantes con gestos. La estructura que se emplea para expresarse es la misma que en

el lenguaje oral (la lengua de signos para sordos ordena las palabras de forma diferente).

Debemos empezar empleando poca palabras, sencillas de signar y realmente útiles

para nuestra hija o hijo. Por ejemplo “agua”, “caca”, “comer”, “dormir”, etc.

Charlando en una ocasión con una terapeuta de Atención Temprana sobre un curso

al que ella acababa de asistir sobre lenguaje de signos para bebés, la primera expresión

de la que me habló fue “buenos dias”. Realmente es una gesto muy bonito para los

adultos que se signa haciendo surgir una mano por detrás de la otra como si se tratara de

la salida del sol. Muy poétio. Pero a mi modo de ver lo que el niño necesita, en todo caso,

será signar “hola”, mucho menos complicado en cuanto a esfuerzo psicomotriz y

entendible por todo el público incluso aunque desconozca la lengua de signos. Debemos

simplificar, sobre todo al principio y cuanto menor sea el aprendiz. Más fácil “comer” que

“hambre” por ser un concepto menos abstracto, más fáci de signar, y de referente más

evidente. Deberemos ir aumentando el vocabulario en función de las necesidades,

demandas, madurez y evolución de la niña o niño.

Las palabras signadas se van introduciendo igual que las habladas. Por ejemplo en

el momento de ofrecerle agua decimos “agua” a la vez que realizamos el signo y le

acercamos el vaso. Cuantas más vece nos acordemos de realizar el signo mejor lo

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aprenderá.

Está muy bien la página www.otanana.com de lenguaje de signos para bebés y nos

sirve para empezar.

Es importante saber que la lengua de signos no es una especie de esperanto, como

muchos piensan. Es una lengua y como tal surgen diferencias en funcion de los distintos

países y regiones. Esto quiere decir que, incluso consultando sólo páginas web de

lenguaje de signos en España encontraremos signos que varían. De todas formas la

mayoría no pretendemos enseñar a nuestra hija o hijo el lenguaje de signos oficial para

que lo domine cuando sea adulto. ¿Por qué?. Por la misma razón que no se me ocurre

enseñarle chino a base de buscar palabras en internet. La lengua de signos española

tiene sus particularidades que se deben conocer: Un ejemplo sencillo es la estructura de

las oraciones: no dicen “quiero tal cosa”, sino “tal cosa quiero”. Si pretendemos enseñar

una lengua sin conocerla podemos caer en el chiste:

– ¿Es esta la academia de inglés?.

– If,if, between, between.

De todas formas, como señala Marc Monfort “a menudo, es necesario adaptar los

signos originales, por las dificultades de motricidad fina que suelen presentar, durante la

infancia, las personas con discapacidad intelectual. Se confeccionan así con cierta

frecuencia “dialectos signados” adaptados a cada niño; esa adaptación resultaría

problemática para un alumno con sordera (que va a usar la Lengua de Signos para su

comunicación futura con los de su comunidad), pero no lo es para los niños que

problablemente sólo van a utilizar los signos de forma provisional durante la infancia y

para comunicar con un número restringido de personas de su propio entorno, como es el

caso más habitual de los niños con síndrome de down”.

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A veces es la propia niña o niño el que inventa signos y debemos aprovecharlo. En

mi caso, hasta ahora he estado buscando los signos a través de internet en páginas que

emplean LSE (en el blog www.martinaprende.blogspot.com incluyo los enlaces a alguna

página y a unos cuantos diccionarios visuales muy útiles). Otras veces somos nosotros

los que modificamos los signos. Por ejemplo, “fiambre” se hace oficialmente con un gesto

que recuerda el efecto de cortar lonchas. En el caso de Martín, siendo un término muy

necesario para él, le resultaba sumamente complicado de realizar. Además,

significativamente no tenía ningún sentido para él, ya que compramos el fiambre cortado y

envasado, y encima se podía confundir con el signo de “carne”. Así que, dado que le

troceaba las lonchas de pavo a pellizquitos, fue ese gesto el que escogimos.

Intento darle sentido a los gestos que utilizamos. Así por

ejemplo, si vamos a emplear el signo “puré”, yo procuro revolver su

papilla delante de él de tal manera que vea el gesto claramente,

especialmente los días que empezamos a introducir el nuevo signo.

Martín va a comenzar ahora a asistir a sesiones de logopedia. En este momento

entiende, y a veces utiliza, un vocabulario signado de unas 30/ 35 palabras, la mayoría de

las cuales son sustantivos. A partir de ahora coordinaremos y consensuaremos la

introducción de nuevas palabras con la logopeda, procurando que se asemejen lo más

posible con las que ella emplea con su alumnado en general, básicamente por una

cuestión práctica. Pero las palabras que ya hemos introducido permanecerán tal cual

están, siendo ella la que se adapte.

¿Podemos fracasar en nuestro intento de mejorar la comunicación? Me

gustaría citar de nuevo el artículo del logopeda Marc Monfort, porque me parece muy

claro:

“Como se ha comentado anteriormente, en niños oyentes, no se han descrito efectos

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negativos del uso de signos sobre el desarrollo del habla, sino todo lo contrario. Los

riesgos son por fracaso del sistema: niños donde no se observan ni adquisición real de

los signos ni efecto facilitador sobre el habla.

Las causas de estos fracasos del programa son en general las siguientes:

• elección inadecuada de los contenidos y enseñanza excesivamente formal del

sistema, sin ligarlo directamente a las necesidades comunicativas y al placer de

interactuar.

• Insuficiente generalización del sistema por parte de la familia o el entorno escolar:

el uso del sistema se limita a la sesión de logopedia o al aula especial”.

Mª Fernanda Suárez Méndez, maestra y madre de un niño con Síndrome de Down.