Lenguas, farautes y traducciones en el encuentro de los mundos ...

30
& 4 Y quedó Moctezuma admirado de ver la lengua de Marina hablar en castellano y cortar la lengua, según que informaron los mensajeros al rey Moctezuma; de que quedó bien admirado y espantado Moctezuma se puso cabizbajo a pensar y considerar lo que los mensajeros le dijeron. studio

Transcript of Lenguas, farautes y traducciones en el encuentro de los mundos ...

&4

Y quedó Moctezuma admirado de ver la lengua deMarina hablar en castellano y cortar la

lengua, según que informaron los mensajerosal rey Moctezuma; de que quedó bien

admirado y espantado Moctezuma se pusocabizbajo a pensar y considerar lo que los mensajeros

le dijeron.

studio

Lenguas, farautes y traductores en el encuentro de los mundos.Apuntes para una historia de la comunicación lingüística

en la época de los descubrimientos en la América protohispana.Miguel A. Vega Cernuda

A MODO DE INTRODUCCIÓN. LA CONTRIBUCIÓN DELOS TRADUCTORES A LA HUMANIZACIÓN DEL EN-CUENTRO. No se e n t i e n d a e s t e t r a b a j o c o m oun intento de exponer los rendimientos po-sitivos de la cultura española en América,que sin duda los tuvo. Solo pretende des-tacar los servicios que los traductores1 e in-térpretes de uno y otro bando rindieron a lacomunicación entre los diversos pueblos quese encuentran a partir de octubre de 1492.

A pesar de ello, corremos el peligro de serdesvirtuados en nuestra intención, pues,hoy en día, cualquier reivindicación de la la-bor de la cultura española en la Américahispana corre serio riesgo de ser tachada deretrógrada, partidista e, incluso, ¿por quéno? de fascista, descalificación barata y pro-ductiva si las hay. En el contexto de a-crítico"pensamiento crítico" actualmente en bogasiempre tendrá más favorable acogida, porejemplo, un trabajo laudatorio del geniomilitar del caudillo árabe Al Mansur queotro sobre la labor misionera de Bernardinode Sahagún. El tratamiento demagógico eideologizado del tema la Conquista (y, en ge-neral, de la Historia de España: Reconquis-ta, Isabel la Católica, Felipe II, Don Carlos,Inquisición, los moriscos, Menéndez Pelayo,Guerra Civil, etc.) vende mucho más que laobservación objetiva de los hechos históricoso la valoración de auténticos rendimientosculturales. La "industria" y el "comercio" delhispanismo, practicado sobre todo por his-toriadores británicos y americanos, con laanuencia de la rama española (que ve impá-vida como se definen dogmas hispánicos ennuestras cátedras de invierno y, sobre todo,en las de verano, bastante más rentables,por parte de los Preston y compañía, conver-tidos en los pontífices natos de la "hispa-nomanía" en curso), tiene en el tema Descu-brimiento uno de sus hitos de venta. Re-cientemente Kamen se ha despachado con la

novedosa tesis de que no hubo conquistaespañola en América. Todo habría sido pro-ducto, más o menos, de la casualidad y dela colaboración inglesa: ¡chapeau! Bien esverdad que los mediáticos historiadores pe-ninsulares -sin considerar las excrecenciaspseudohistóricas, bies escritas en ocasiones,de un Goytisolo2- no les van a la zaga en laexplotación crítica -también comercial- delasunto. R. Piqueras, por ejemplo, paladín deuna supuesta desmitologización de la histo-ria española, en un libro paradigmático porsu flagrante inutilidad (La conquista de Amé-rica. Antología del pensamiento de Indias)compone, con textos absolutamente descon-textuados, lindezas tales como una en la queG. Benzoni -autor italiano, como se sabe, denula imparcialidad y abierta desfachatez-convierte la expresión de un indio integrado("Desde que me he hecho cristiano, heaprendido a jurar por Dios, por la cruz y porlos Evangelios, y a blasfemar... etc.) en para-digma de los efectos de la "culturización" es-pañola. U otra en la que un pasaje de laobra del benemérito Bernardino de Sahagúnsobre la idolatría ("Necesario fue destruir lascosas idolátricas y todos los edificios..." etc.)se transforma en el juicio atrevido del novely efímero pensador de la historia en la "jus-tificación del genocidio". Normalmente al po-der indígena, que en su ejercicio practicabauna destrucción semejante o mayor a la delos "conquistadores", no se le aplica ningunacondena histórica y más bien se le presentacomo un orden político legítimamente cons-tituido a lo largo y ancho de América y ba-sado en un derecho legítimo de conquista.Urs Bitterli, por ejemplo, se expresa de estamanera: «El desprecio del derecho de sobe-ranía indio, desprecio basado en el hechodel descubrimiento y en la superioridad

1 No se ha utilizado el término dragomán o trujamán porqueapenas aparece en la bibliografía de la época; más bien seutiliza el de "lengua" y, en menor grado, el de faraute, térmi-no este que ha utilizado principalmente Hernán Cortés. Eltérmino más corriente, el de "lengua", es de género feme-nino.

2 Con frecuencia, una izquierda rencorosa con la propiahistoria se ha convertido en la más ferviente denostadora denuestro pasado, creyendo que así hace un servicio a lapropia autocomprensión. De este vicio del hispanismoantiespañol pecaron muchos de lo exilados que con él creíanminar las bases ideológicas del régimen instaurado en el 36.El caso del escritor barcelonés es un ejemplo paradigmáticode ese vicio que la crítica cultural ha dado en llamarSelbsthass. Que es una manera de ocultar el odio al prójimoo acierto prójimo.

Ijieronymus iQoroplutensisj 81

militar, caracteriza el comportamiento colo-nial de todas las potencias europeas"3. ¿Aca-so no se basaba la soberanía de los imperiosprecolombinos en el desprecio al derecho desoberanía de los restantes pueblos someti-dos? En este sentido del doble rasero van losjuicios emitidos por el juicioso y ponderadomeso-americanista mejicano León-Portillaen algunos de sus trabajos (El reverso de laconquista. Méjico, 1964; Visión de los ven-cidos. Madrid. 2000)4. No habría más queacudir a la crónica del mejicano Ixtlilxochitl(Historia de la nación chichimeca5) paracomprobar que las barbaridades de los con-quistadores -que no de los españoles, siqueremos llevar si no, la corrección política,sí la exactitud histórica a sus últimas conse-cuencias- se quedaban tamañas frente a lascometidas por los dominadores indígenas,que reducían al subdito, según Roger Bartra[Marxismo y sociedades antiguas. El modo deproducción asiático y el México prehispánico.Méjico, 1975) a un estado de pura anima-lidad ("reducido a funciones animales, ani-malizado"6). Germán Vázquez, editor de laobra de Ixtlilxochitl, hace una afirmaciónque, en nuestra opinión, responde a unaobservación certera de los datos:

"Nacidos del dolor y de la guerra, los Estados protago-nistas del nuevo periodo -el Posclasico- no basarán elpoder en la religión, sino en el militarismo" ?

Tiene razón S. Fanjul, ponderado arabis-ta español, cuando se expresa, enfáticamen-te pero con buen criterio, sobre el tema:

"pero ¿desollar vivos a los prisioneros chancas o yungaspor cientos, por miles y rellenar los cueros con cenizas, co-mo nos refieren Pascual de Andagoya o Cieza de León, estálegitimado por ser el poder incaico el autor? ". 8

' U. Bitterli, Die Entdeckung Amerikas. Munich, 1999, p.16. La traducción es nuestra.4 Afirmar, como hace León-Portilla en su Visión de los ven-cidos, que en el Méjico pre-hispánico la educación era uni-versal y obligatoria es ver con los cristales de una arcádicaEdad de Oro lo que no era más que un adoctrinamientosemejante al de la enseñanza religiosa en Europa.3 Nacido hacia 1580, era descendiente de la nobleza tezco-cana y en cuanto tal había sido educado en el Colegio Impe-rial de Santa Cruz de Tlatelolco, establecido por los francis-canos.° Citado según Germán Vázquez en "'Introducción" en Fer-nando de Alva de Ixtlilxochitl. Historia de la nación chi-chimeca. Historia 16. Madrid, 1986, p. 11.7 Ib., p. 12.8 Al-Andalus contra España. La forja del mito. Siglo XXI,2002, p. XXXVIII.

Personalmente suscribimos la conclusiónde este autor que podemos hacer valer comojuicio equilibrado sobre el asunto:

"Y se olvida que cuando este país [España] desempeñó unpapel a escala universal - pese a sus yerros e insuficien-cias- desarrolló una amplísima labor de conservación yestudio de otras manifestaciones culturales que sin los Saha-gún de turno se habrían perdido, como fruto -paradó-jicamente- de la misma colonización americana, pues a ellasnos referimos: lenguas enteras, códices, tradiciones, recuer-dos históricos, etc. ". 9

Ni la actividad interpretativa de las "len-guas" ni los trabajos de recuperación porparte de los misioneros y a través de la tra-ducción de las antigüedades lingüísticas in-dígenas figuran todavía, salvo raras excep-ciones, en las modernas exposiciones histó-ricas de la Conquista, la Exploración o laMisión. Ni siquiera el hispanófilo C. Lummisen Los exploradores españoles del sigloXVI10 prestó mayor atención a esta labor derecuperación cultural. Parece como si todasestas operaciones de "relación internacional"se hubieran llevado a cabo de manera auto-mática y al margen del hecho fundamentalque supone cualquier relación humana: lolingüístico. Se tiene la sensación de que enesa relación que se establece en 1492 no hu-bieran contado de manera decisiva, tanto enlas comprensiones como en las incompren-siones, la comunicación lingüística. Podría-mos enumerar un sinfín de exposiciones desesudos historiadores que, planteándose losmás diversos aspectos (sociales, económicos,religiosos, etc.) del tema para dar una visiónintegral del mismo, no hacen la mínimamención al más importante de ellos: la co-municación a través del lenguaje natural.En general, la historiografía no ha sabidodarse cuenta de este condicionamiento delas relaciones humanas. El del Descubri-miento es un caso más del hábito historio-gráfico de eliminar lo lingüístico -a cambiode sobrevalorar lo político, lo económico, loreligioso o lo militar- del campo de sus con-sideraciones, como si este factor antropo-lógico no hubiera sido un condicionantede los sucesos. El Descubrimiento y la Con-quista ponen de manifiesto la poca impor-tancia que la historia y la sociedad engeneral han dado a la actividad ("la actividadmás democrática", según el novelista aus-tríaco Hermann Broch) y la profesión del

' Ib., p. XXXI.°Porrúa, Méjico, 1983.

82

traductor. Pocas monografías implican lamediación lingüística en su argumentaciónhistoriográfica. Así, por ejemplo, la benemé-rita obra de Jacques Lafaye Los conquista-dores. Figuras y escrituras hace una breverelación de "figuras" de la conquista, en laque, por supuesto, no aparece la del traduc-tor11. Por el contrario, las relaciones, los me-moriales y anales, las "décadas" y las cartasde los historiadores españoles que dan testi-monio de los sucesos que van empedrandoel camino de ese "encuentro" -más bien ha-bría que llamarlo encontronazo-, tienen encuenta este factor que, sin duda, tuvo queser decisivo y que, si hubiera podido estarmejor preparado -también lingüísticamen-te-, habría podido suavizar las, en ocasio-nes, brutales relaciones entre ambos mun-dos, en las que unos fueron los ganadoresy otros los perdedores. Fue el mismo pro-ceso que se dio en el siglo XII con la con-quista árabe del Mediterráneo (de España,también), la de Bizancio por los turcos o lade Córcega por parte de Francia.

Hora es ya de reivindicar el papel que de-sempeñaron los mediadores lingüísticos enel Descubrimiento, papel que, por cierto y elcontrario, son muy tenidos en cuenta porlos historiadores que escriben desde la in-mediatez cronológica. Anticipándonos a lasconclusiones que se puedan sacar del aná-lisis de los hechos que a continuación expo-nemos, cabe afirmar que esta actividad tra-ductora fue garantía de un trato más justo alos unos por parte de los otros12. Sin embar-go, repetimos, las exposiciones históricasmodernas no parecen dar ninguna impor-tancia a este hecho y a sus protagonistas.

Es una historiografía, la española de laConquista, que hace justicia a los humildesservidores de la palabra, a los peones deesta noble actividad versora o interpretativa.Sirva solo una prueba de esta atención "filo-lógica" de la crónica española de la Con-

" Bien es verdad que en el apartado "escrituras de Indias"recoge las ordenanzas referentes a intérpretes de lenguasamerindias (Fondo de Cultura Económica. Méjico, 1999).12 Cuando al final de la última guerra mundial (1945), sereunieron, en la Fürtherstrasse nuremburguesa, las potenciasaliadas con el objeto de juzgar los crímenes de guerra perpe-trados por los jerarcas nazis, la traducción se mostró piezafundamental de las relaciones en un mundo en el que, segúnestimaciones realistas, se hablan mas de 3.000 lenguas: elservicio de interpretación dio garantía a los acusados y a losacusadores de la exactitud de sus declaraciones y actuacio-nes jurídicas. Esa función de garantes de un mundo más jus-to fue la que desempeñaron los traductores en el Encuentrode los dos mundos.

quista. Cuando el historiador y cronista deIndias Antonio Solís y Rivadeneira13, pasadoya más de siglo y medio de la Conquista,escribe su Historia de la conquista de Méjico,da todavía noticia de los intérpretes que sir-vieron de mediadores en diversos lances deesta conquista y pacificación. Al relatar lasexpediciones de Grijalva, en uno de los en-cuentros de este con los indígenas del Yuca-tán, Solís y Rivadeneyra menciona el nom-bre de los farautes que actúan de intérpretesde los unos, los castellanos -en son de unapaz que no logran trasmitir- y de los otros,los indígenas, que se aprestan a defenderse:

"Mandó el general que ninguna disparase ni hiciese demos-tración que no fuese pacífica; y a ellos les debió ordenar lomismo la admiración (...) siguióle14 parte de su gente, conmás diligencia que peligro. Púsola en escuadrón, arbolósela bandera real y hechas aquellas ordinarias solemnidadesque siendo poco más que ceremonias se llamaban actos deposesión, trató que entendiesen aquellos indios que venía depaz y sin ánimo de ofenderlos. Llevaron este mensaje dos in-dios muchachos que se hicieron prisioneros en la primeraentrada de Yucatán y tomaron, en el bautismo, los nombresde Julián y Melchor. Entendían aquella lengua de Tabascopor ser semejante a la de su patria y habían aprendido lanuestra, de manera que se daban a entender con alguna di-ficultad. Pero donde se hablaba por señas, se tenía por doc-ta su corta explicación". '5

INCOMUNICACIÓN Y TRADUCCIÓN EN EL ENCUEN-TRO DE ESPAÑA CON LOS MUNDOS AMERICANOS.Conviene recordar que el Renacimiento abreuna época de descubrimientos geográficosque ponen en contacto mutuo a heterogé-neos grupos humanos. Los viajes de MarcoPolo por tierras del Extremo Oriente y losposteriores portugueses y españoles han de-pendido de la actuación de un tipo profe-sional nuevo, el del traductor e intérprete,ya que tendían puentes entre pueblos delenguas y culturas mutuamente extrañadas.Anteriormente, durante la Edad Media euro-pea, los encuentros de los pueblos -las pere-grinaciones, por ejemplo- o de sus caudillosse desarrollaban en unas condiciones en las

Este extraordinario historiador había nacido en Alcalá deHenares en 1610 y, tras estudiar en Salamanca e intentar for-tuna con la escritura de comedias (Amor y obligación), lle-garía a ser, en el reinado de Felipe IV, cronista mayor de In-dias. Su historia, escrita en los años 80 del siglo XVII de-muestra una concepción literaria del género que no menos-caba la exactitud y el rigor científico.14 Hemos añadido los acentos a los originales cuando la au-sencia de estos podía originar alguna ambigüedad en la lec-tura. La ortografía y la sintaxis han sido respetadas.15 Solís y Rivadeneyra, Historia de la conquista de Méjico.Plus Ultra, Buenos Aires, 1992, p. 190.

pbieronymus ¡£omplutens¡s| 83

que el poliglotismo, la lingua franca -ellatín- y el cristianismo daban un ambientecomún de posible comprensión mutua. Sinembargo, los contactos que se producen apartir de los viajes de Marco Polo, Vasco deGama y de Colón se realizan bajo condi-ciones de comunicación totalmente distin-tas. Ni el medio ambiente, poblado de realesde gran diversidad, ni los implícitos cultu-rales de los idiomas en contacto ni los hori-zontes lingüístico de la población europeaposibilitaban la conversación y la comuni-cación con los pueblos descubiertos. Sepretende trascender lo propio sin moversede sí mismo y se intenta alcanzar la alte-ridad desde la mismidad, que todavía seafirma de manera absoluta. Al faltar el vehí-culo de la trascendencia de la mismidad -lapalabra común-, son los intérpretes, las"lenguas" y los traductores los que iránconstruyendo y tendiendo puentes entre laspalabras de unos y otros a través de los sig-nos. Un ejemplo del proceder empírico de es-tos intérpretes nos lo proporciona López deGomara, en su Historia general de las In-dias, que relata cómo procede Francisco deMontejo, conquistador del Yucatán, en susadquisiciones lingüísticas:

"como no tenía lengua ni entendía ni era entendido y, asíestaba con pena. Meando un día tras una pared, se llegó unisleño y le dijo chuca va. que quiere decir "¿Cómo sellama? ". Escribió luego aquellas palabras para que no se leolvidasen, y preguntando con ellas por cada cosa, llegó aentender a los indios, aunque con trabajo"}6

Este mismo cronista nos da noticia deque no siempre esos primeros acercamientoslingüísticos tuvieron éxito. Relatando lavisita de descubierta que hace Fernández deCórdoba a Yucatán, escribe:

"Un poco más adelante hallaron algunos hombres, que pre-guntados cómo se llamaba un gran pueblo allí cerca, dije-ron tectetan, tectetan, que vale por no entiendo. Pensaronlos españoles que se llamaba así, y corrompiendo el vo-cablo, llamaron siempre Yucatán, y nunca se le caerá talnombradla"}1

Según el relator de Michoacán, el nombrede "tarasco" derivaría de un episodio inci-dental de la conquista, que aludiría a la faltade normalización lingüística y a la necesidadde un vocabulario mestizo surgido de la oca-sión:

(...) "llevaron dos indias consigo (...) y por el camino juntá-banse con ellas y llamaban los indios que iban con ellos alos españoles tarascue, que quiere decir en su lengua yernosy de allí ellos después empezáronles a poner este nombre alos indios, y en lugar de llamarles tarascue, llamáronlos ta-rasco, el cual nombre tienen ahora y las mujeres tarascas. Ycórrense mucho de estos nombres"}%

CONDICIONAMIENTOS: DIVERGENCIA, DIVERSIDAD

Y POLIMORFISMO LINGÜÍSTICO. La tarea deconstruir la palabra común, es decir, lacorrespondencia léxica, esa reducción de losidiomas en contraste a un tertium compara-tionis -el del lenguaje universal-, no ha sidoni fácil ni inmediata, pero sí rápida y eficaz,si se tienen en cuenta la enorme cantidad delenguas habladas, el polimorfismo de lasmismas y la divergencia entre unas y otraspor una parte y, por otra, los resultados ylogros obtenidos.

La diversidad de lenguas que imperabaen el continente americano ha sido una difi-cultad que solo la existencia de las lenguasfrancas (el náhuatl, el guaraní o el quechua)han solucionado parcialmente. A la llegadade los españoles son 170 lengua las que sehablan en Méjico. En la actualidad todavíarestan 62 lenguas indígenas vivas, con suscorrespondientes variantes dialectales, sien-do después de China la nación que más ri-queza lingüística tiene19. Hay que añadirque, para complicar más el panorama, estasnumerosísimas lenguas pertenecían a muydiversos grupos o familias (mangueño, toto-naca, zoque, chibcha, etc.).

Así pues, no es solo conjeturable sinoprácticamente indiscutible que incluso entrelos indígenas han existido serias dificultadespara el entendimiento mutuo, tal y como dejaentrever el relato de Cabeza de Vaca20, quienasiste, atónito, a la visita que los miembros deuna tribu realizan a otra y en la que, despuésde un largo lloriqueo con el que se demues-tran su mutuo aprecio, ambos grupos se des-piden sin apenas haberse hablado. Es obvioque en este contexto la comunicación espe-

16 López de Gomara, Historia General de las Indias. Orbis,Barcelona, 1985, p. 89.17 Ib., p. I

18 Anónimo, Relación de Michoacán. Historia 16, Madrid,1989, p. 265.19 En todo caso hay que señalar que en 1900 se hablaban enMéjico 100 idiomas, siendo pues 40 las lenguas amerindiasque han desaparecido a lo largo del siglo XX, proporcional yabsolutamente bastante más que en los tres siglos anterioresde dominación española.20 Después de participar en la conquista y exploración de lazona del golfo de Méjico y sufrir una auténtica odisea entrelos indios de Florida, que estuvieron apunto de devorarle,volvió a España y consiguió del Emperador licencia paraexplorar la región del Paraná-La Plata.

84

cífica de los llegados con los hallados debíaresultar dificilísima.

Además, las lenguas de los conquistado-res, exploradores o misioneros eran pocas,monolíticas, espesas. Las de los conquista-dos, explorados o misionados eran múltiples,diversificadas, etéreas. En ese contraste desonidos y, más tarde, de palabras, los siste-mas fonológicos y la fonética de las lenguasamerindias han debido de suponer escollosen los que tropezaba la voluntad lingüísticade los misioneros o de los gobernantes a lahora de querer entenderse o a la hora de arti-cular las gramáticas comparadas, tarea a laque se puso mano a la obra inmediata-mente21. La distinta distribución fonológica,con acumulación de consonantes, sobre todoafricadas (ch), en las lenguas de Nueva Espa-ña o la conjunción de la oclusiva "t" más la la-teral "1" han tenido que suponer una ciertadificultad de identificación auditiva. Añádasea esto el que este grupo desarrolla en posición

21 Hablar de "aculturación" o de "transculturación" con refe-rencia a este proceso de asimilación lingüística y cultural esproblematizar con criterios de nuestro tiempo, discutibles entodo caso, un fenómeno que en la historia de las civiliza-ciones ha estado siempre presente: aculturación fue el proce-so al que fueron sometidos los galos y los iberos por los ro-manos, el que se dio, sin ir más lejos, entre los ocupadorescaribes de las Antillas y los primitivos pobladores de esasislas o entre los aztecas y los pueblos que sometían. Nadiepodrá poner en duda, aunque provoque recelos, las ventajasque nos proporciona la lengua franca que supone el inglésen el proceso de comunicación mundial, ventajas que secompran a costa de enormes pérdidas culturales. En nuestrospaíses europeos, ¿no se han impuesto las lenguas estándar,el Hochdeutsch o el francés, por ejemplo, sobre variantespatois que quedan como reductos folklóricos, tales como elbávaro o el provenzal. Un indigenismo de salón, muy exten-dido entre latino-americanistas de congreso, ha hecho deltérmino aculturación un lugar común cargado de pretendiday pretenciosa reivindicación. Un indigenismo más coherentees el practicado por Arguedas (Indios, mestizos y señores.Horizonte, Lima, 1989), que, sin embargo, ha sido contes-tado por Vargas Llosa.En este contexto importa destacar que esta aculturación fuellevada a cabo no solo por los españoles, sino también, y enocasiones con mayor ardor, por otras naciones que supuesta-mente tienen una mejor recepción o imagen de su actuacióncultural externa. En el relato del dominico P. Labat(Voyages aux Isles de l'America. Casa de las Americas. LaHabana, 1972), religioso francés que visita ya a finales delXVII el Caribe (Martinica, Guadalupe y Trinidad), vemoslos mismos comportamientos. "Todo lo que se ha hecho has-ta el presente para instruirlos y hacerlos abrazar la religióncristiana ha sido inútil. Nuestra orden [dominica] ha mante-nido allí durante más de treinta años misioneros que habíanestudiado su lengua, que vivían con ellos, que habían ense-ñado el catecismo y las oraciones y no descuidaban nada delo que podía ganarlos a Dios, y todo ello sin ningún fruto."(p. 53).

final una vocal de apoyo. De ahí el que lasdiferentes trascripciones o versiones hispanasde los topónimos indígenas varíen tanto deun autor a otro: La Cholula actual eraChurultecal en versión de Cortés y Tlaxcalaha sido Tascaltecal y Cempoala Cempol yMuctecuzoma Muteczuma. La mayor movili-dad del acento en la lengua náhuatl, que, porejemplo, podía hacer recaer en la primera sí-laba de una palabra heptasílaba, y la lon-gitud anormal para los españoles de las pa-labras amerindias (hexasílabas y heptasíla-bas: Mixcoatlailótlac, Tziuhtecnécatl) han sidootros tantos problemas de manipulación cien-tífica y práctica de la lengua indígena por par-te de los conquistadores. Solo un cronista,Ruiz Díaz de Guzmán, nos habla en un pasajede su descripción del Río de la Plata de la fa-cilidad de la lengua que hablan unos indíge-nas de la zona:

''hablan de una lengua muy cortada y fácil de aprender, pormanera que con facilidad serían atraídos a la conversión yconocimiento de Dios ". 22

No solo la fonética y la fonología han sidopiedras donde ha tropezado la voluntad decomunicación. También la sintaxis e inclusola entonación han presentado sus problemas.En la relación de Michoacán se advierte:

uLo que aviso más a los lectores, que usen los interrogantesque llevare esta escriptura y relación, y se hagan a la manerade hablar desta gente, si quiere entender su manera de decir,porque por la mayor parte hablan por interrogante, en lo quehablan por negación". 3

Al leer esto, uno diría que el buen fraileautor de la relación, está tomando a los taras-cos por gallegos.

Una figura de la Colonia, situada, pocomás o menos, a mitad de camino entre lasdos orillas, la indígena y la hispana, el IncaGarcilaso en sus Comentarios Reales de losIncas, advertía "acerca de la lengua general delos indios" de que en ellas faltaban las letrasb, d, f, g, j , lo que haría muy difícil suaprendizaje:

"De manera que del todo faltan seis letras del a.b.c. español ocastellano. Y podremos decir que faltan ochos, con la I sencillay con la rr duplicada" .

22 Ruy Díaz de Guzmán , La Argentina. Madr id . 1986, p. 83 .23 Anónimo, Relación de Michoacán. Historia 16, Madrid,1989, p. 34.24 Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales de los In-cas. FCE. Méjico, 1955, p.5. La apreciación del Inca al res-pecto manifestaba un desprecio de la lengua española idén-

îlieronymus |(2omplutcnsis| 85

Si a esto añadimos otras dificultades pecu-liares de cada una de las lenguas, tales comolas variaciones que en lengua quechua advie-nen a los fonemas por la posición en la que searticulan las consonantes como elemento di-ferenciador de las palabras y su significado

("Esta misma dicción huaca, pronunciada la última sílaba enlo más interior de la garganta, se hace verbo. Por lo cual loshistoriadores españoles que no supieron esta diferencia,dijeron: "los indios entran llorando' (...) Verdad es que ladiferente significación consiste solamente en la diferentepronunciación, sin mudar letra ni acento: que la última sílabade una dicción se pronuncia en lo alto del paladar y la de laotra en lo interior de la garganta" 25).

estaremos constatando el enorme desafíoque la comprensión de "lo otro" (en este caso"el otro lingüístico") entrañaba en unos mo-mentos en los que ni la filología ni la con-ciencia lingüística eran muy acendradas.Que esto se ha tenido que pagar con incom-prensiones involuntarias es perfectamentededucible, siendo, incluso, afirmado explíci-tamente por Garcilaso.

DIVERGENCIAS CULTURALES. A todas estas difi-cultades provenientes del hiato o falla entrelos respectivos sistemas lingüísticos hay queañadir las que aportaba el abismo existenteentre los respectivos códigos culturales. Yadesde el primer momento, tanto los conquis-tadores, colonizadores y misioneros comolos indígenas han experimentado un fuertechoque cultural, un enorme extrañamientoante las costumbres y "reales" que cada cul-tura aportaba al "encuentro". Es lugar co-mún en muchos relatos y relaciones el temadel horror (una sensación que, en todo caso,se aparta de la normalidad y que, por consi-guiente, es extrañador) que los caballos o lasarmas de fuego han producido entre los in-dígenas. Hernán Cortés en cierto momentode su campaña mejicana hará una utiliza-ción táctica de los cañones para asustara los emisarios de Moctezuma26. Pero nohace falta recurrir a casos tan extremos de

tico al que se achaca a los españoles frente a las institucio-nes indias: "Los españoles añaden estas letras en perjuicio ycorrupción del lenguaje". Como se sabe, también la "r" fal-taba en las lenguas mejicanas.25 Ib., p. 79.26 "El capitán mandólos luego atar y mandó soltar tiros deartillería, y los mensajeros que estaban atados de pies y ma-nos como oyeron los truenos de las bombardas cayeron en elsuelo como muertos" (Bernardino de Sahagún, Historia Ge-neral de los indios de Nueva España. Porrúa. Méjico. 1999,p. 727).

diferencial civilizatorio para poner de mani-fiesto que este encuentro, el del Descubri-miento, era más que nada una violenta sa-cudida. Según el insigne misionero fray Ber-nardino de Sahagún, en su Historia generalde las cosas de Nueva España, incluso lascomidas o el aspecto físico han motivado enlos indígenas una extrañeza no exenta detemor:

"Maravillóse de la comida de los españoles y de oír el ne-gocio de la artillería (...) también de la relación de los ca-ballos y de la grandeza de ellos, y cómo subían en ellos iosespañoles armados que no se les parecía más que la cara, yde cómo tenían las caras blancas y los ojos garzos, y los ca-bellos rojos y las barbas largas, y de cómo venían algunosnegros entre ellos que tenían los cabellos negros y prie-tos". '

Pero también en el campo contrario sehan producido reacciones de perplejidad ytemor. Américo Vespucci constata la extra-ñeza de las costumbres de los indios ama-zónicos: la desnudez, el canibalismo, la su-puesta laxitud moral. Díaz de Guzmán reco-ge con extrañeza la costumbre de los guara-níes de hacerse una incisión en un dedocada vez que se les muere un pariente. Porsu parte, fray Toribio de Benavente, frailefranciscano conocido entre los indios comoMotolinía28 por su extremada pobreza, dalarga cuenta, en su Historia de los indios dela Nueva España29, de las costumbres indiascon un perfilado sentido contrastivo. Así, porejemplo, en el capítulo V informa profusa-mente de los hábitos, ciencias y creencias delos aztecas tales como los instrumentos deconocimiento, la escritura o la numeración:

27 Historia general de las cosas de Nueva España. EditorialPorrúa. Méjico, 1999, p. 728.28 Hoy en día una de la calles próximas al Zócalo mexicanolleva el nombre de este insigne franciscano, uno de los mejo-res antropólogos que dio la Colonia. La aportación de estosevangelizadores a la integración de los dos mundos es reco-nocida por cualquier persona exenta de prevenciones. EstevaFabregat dice: "Culturalmente. los misioneros escribieron lahistoria decisiva porque, al absorber los indígenas el cristia-nismo, transformaban su ética de resistencia en ética de re-conciliación y en signo de integración social con la estruc-tura institucional española" (Crónicas de América. Ed. Clau-dio Esteva Fabregat. 2001, p. 12). Nadie podrá negar estavaloración de Esteva Fabregat, pero tampoco la contraria, asaber, que previamente los misioneros supieron reconciliarel cristianismo que predicaban con los elementos de teosofíay antroposofía presente en las religiones indígenas.29Fray Toribio de Motolinía, Historia de los indios de laNueva España. Crónicas de América. Ed. Claudio EstevaFabregat. 2001.

86

"En esta tierra de Anáhuac contaban los años de cuatro encuatro, v este término de años contaban de esta manera.Ponían cuatro casas con cuatro figuras; la primera poníanal mediodía, que era una figura de conejo; la otra poníanhacia oriente y eran dos cañas; la tercera ponían alseptentrión y eran tres pedernales o tres cuchillos desacrificar, la cuarta casa ponían hacia occidente, y en ella¡a figura de cuatro casas". 30

Bernardino de Sahagún dedica gran partede su voluminosa relación a presentar hábi-tos y costumbres de los mexicas, conscientede que la intelección de sus categorías men-tales por parte del público lector es objetivoprimordial de su exposición. Por eso consa-gra extensos apartados a explicar "la vigi-lancia de noche y de día sobre las velas", "lamanera que tenían de elegir a los señores","cómo se aparejaba el señor para dar guerraa alguna provincia", "ciertas hierbas queemborrachan" o acerca de las supersticio-nes, etc., o a recorrer los "lenguajes y afec-tos" (discursos morales o "huehuehtlahtolli")que los mayores o superiores dirigían a sushijos o inferiores.31

Es evidente que las formas, categorías oesquemas a priori de la sensibilidad y lamentalidad indígenas -si se permite deno-minarlas así- debían de causar graves inter-ferencias de comunicación32. Cabe inclusoafirmar que más decisiva que la incompren-sión lingüística ha debido de ser la incom-prensión cultural, producida, en parte, porla ignorancia de los "referentes" o "reales"del mundo desconocido y de sus connota-ciones y simbologías, vitualla del traductortan importante como los conocimientos gra-maticales para una correcta interpretacióndel mensaje. Hace unos años pasó por laspantallas una humorada fílmica que llevabapor título Mars attacks (Marte ataca) en la

30 Op. cit., p. 92.j l Estos "lenguajes" son lo que Miguel León-Portilla llamalos "testimonios de la antigua palabra". Para dar una idea desus contenidos, mencionaré algunos de sus encabezamien-tos: "del lenguaje y afectos que usaban cuando oraban almayor de los dioses (...)", "del lenguaje y afectos que el pa-dre, señor principal, usaba para persuadir a su hijo al amorde la castidad (...)", "del lenguaje y afectos que usaba el pa-dre, principal o señor, para amonestar a su hijo a la hu-mildad (...)", etc.j2 No mencionamos la extrañeza, a través de la repugnancia,que causaron otras costumbres que implicaban afectos oemociones más íntimas y fuertes, tales como los cultos re-ligiosos, los monstruosos sacrificios humanos -sobre todode los aztecas- y el canibalismo. Menos les extrañaba la po-ligamia, aunque sí los excesos de esta. Por eso fray Martínde Murúa advierte de las cinco mil mujeres "en el baño" delInca, cifra a todas luces exagerada.

que se hacía alusión a estos avatares de lacomunicación intercultural, más en concretoa la incomprensión o malinterpretación delos signos y símbolos culturales. La paloma,símbolo de la paz en el mundo occidental,con la que los invadidos terrícolas preten-dían manifestar sus intenciones irénicasante los alienígenas, se interpretaba comoun ser hostil a raíz de que el animal des-cargara su fisiología sobre la escafandra del"invasor". Este episodio, imaginado porJonathan Gems y Tim Burton, tiene una ré-plica histórica en el encuentro en Cajamarcade Atahualpa, uno de los incas que se dis-putaban el trono del Imperio quechua, conPizarro en 1532. Pizarro se habría dirigido através del intérprete Felipillo al usurpador-efectivamente lo era- Atahualpa. El cape-llán de la expedición, el dominico VicenteVelarde, le mostraría el libro del evangeliodonde podría oír la voz de Dios. Atahualpase lo pide para que, llevándoselo a la oreja,el libro le dijera lo que los españoles leían enél. Ante el mutismo del libro, que el Inca nisiquiera logra abrir, lo arroja al suelo, actoque el P. Velarde interpreta como un sacri-legio, llamando a las armas a los españoles ydando lugar a la prisión de Atahualpa.

Fray Martín de Murúa, en su Historia ge-neral de Perú, nos describe así la escena:

(...) "Fray Vicente de Valverde, religioso de la orden deSanto Domingo, que después fue el primer obispo universalde todo el Pirú y lo mataron los indios de la isla de la Punay se lo comieron. Llevaba este religioso una cruz y misal obreviario, y con él iba Felipillo, indio lengua del marqués, yotros algunos soldados. Y allí trató el Padre F. Vicente el fine intención de su venida a este reino (...). Y mezclando conestas razones, otras para la primera visita de un rey, imper-tinentes y fuera de propósito, pues no luego había de creerlo que se proponía un entendimiento bárbaro e inculto (...).Solo que habiéndole dicho el padre Fr. Vicente a AtaoHualpa que lo que enseñaba lo decía aquel libro, y ello mi-rase y ojease para oírselo y no le oyese palabra, mohíno yenfadado dello, y ver cuan diferentes razones le proponíande lo que él había esperado y concebido en su entendimientode los mensajeros que él pensaba ser del Hacedor yViracocha, arrojo el libro al suelo (...) alo cual dando vocesel padre Fr. Vicente de Valverde y diciendo cristianos, losevangelios de Dios por tierra arremetió don FranciscoPizarro con los suyos. " 33

33 Historia general de Perú. Crónicas de América, 2000, p.198 y s.

aiieronymus |£omp(utensis| 87

LOS SIGNOS COMO COMIENZO. MALENTENDIDOSE INTERFERENCIAS. Es innegable que estoshiatos lingüístico-culturales suponían unagrave dificultad al entendimiento mutuo, porlo que con frecuencia la comunicación quese pretendía, debía resultar un acto fallido.Sobre todo teniendo en cuenta que tanto losconquistadores como los evangelizadoreshan tenido que acudir inicialmente, como esfácil de suponer, a los signos para iniciar unprimer contacto comunicativo. Este ha sidootro factor distorsionador, dada la impreci-sión propia del lenguaje de señas y los fallosque se producen en la captación e investi-gación de las lenguas.

No pretendemos corregir el bellísimo co-mienzo del evangelio joanino -"en el prin-cipio fue la palabra" -pero o se concibe eltérmino "palabra" en sentido amplísimo^comunicación) o habrá que admitir queantes que la palabra existieron el sonido y laseñas: el sonido que compone la palabra yemite el niño en sus balbuceos y a los quese reducen las palabras que se dicen dosextraños que no se comprenden; los signos ylas señas que se hacen dos personas que nose entienden a causa de la distancia que lassepara. Eso es lo que ha habido al comienzode ese encuentro de dos mundos, el Viejo yel Nuevo. Seña y sonido han sido el comien-zo de la comunicación. Bartolomé de LasCasas, Fernández de Quirós o Solís de Ryva-deneira y muchos otros así lo recogen.

Pedro Fernández de Quirós, fallido descu-bridor portugués al servicio de España, por-fiado hasta morir y utopista platónico, nosda una idea de lo que podrían ser estas co-municaciones por signos. En uno de los me-moriales que dirigió a Felipe II escribe deta-lladamente acerca de su encuentro con los"indios" y del modo y manera cómo se pro-ducía esa aproximación:

"Lo primero le mostré su isla y la mar y nuestras naos, ygente, y apunté a todas partes del horizonte, y hice otrasciertas señas, y con ellas le pregunté si había visto navios yhombres como los nuestros, y a esto dijo que no. Pregúntelesi sabia de otras tierras lejas o cerca, pobladas o despo-bladas, y luego que me entendió nombró a más de sesentaislas y a una grande tierra que se llama Manicolo".

"Yo, Señor, las fui escribiendo a todas, teniendo presente laaguja de navegar, para saber hacia el rumbo que cada unademoraba... y para que yo entendiese cuáles eran pequeñas,hacía pequeños círculos, y mostraba el mar con el dedo, ycon él daba a entender cercana la tierra; y por las que eranmayores hacia mayores círculos y las mismas demostra-ciones, y por aquella gran tierra abrió ambos los brazos sinvolverlos a juntar, mostrando que proseguía; y para dar a

entender que eran las lejanas, o estaban de allí más cerca,mostraba el sol de levante a poniente, recostaba la cabezasobre una mano, cerraba los ojos y contaba con los dedoslas noches que en el camino se dormía: y por semejanzadecía cuáles gentes eran blancas, negras, indios y mulatos(...) y que en algunas islas comían carne humana, y paraesto hacia que mordía su brazo (...) y de este y de otrosmodos, al parecer se entendió cuanto dijo y se lo repetí tan-ta veces que mostró cansarse de ello". '4

Fernández de Quirós, que todavía al finalde la época de los descubrimientos se aden-traría en los mares del Sur descubriendo laIsla de Taumaco, manifiesta también la con-ciencia, omnipresente, de necesidad comu-nicativa. Por eso tomaría consigo varios indí-genas -dos de ellos se le escaparían- paraformarlos como lenguas.

"El indio Pedro, que traje de aquellas tierras, después quesupo darse a entender en nuestra lengua, conformó con todolo dicho y dio noticia de plata y de muy grandes perlas"(•••?'

Para tranquilizar su conciencia por elhecho de arrebatar (=secuestrarj a una per-sona de su medio natural, habría pedido enCiudad de los Reyes (Lima) permiso a Tori-bio de Morgrovejo, arzobispo de Lima, paratraer a estas tierras o llevar a las de España,algunos naturales suyos,

(...) "a fin de que vean nuestros usos políticos y nuestrostractos amorosos y se aficionen a ellos y aprendan nuestralengua y se sirvan de ella cuando vuelvan a sus tierras...para que Dios nuestros Señor no se ofenda de mi ida aaquellas partes y se consiga lo deseado, con seguridad demi conciencia". 36

También Antonio de Solís y Rivadeneyrarecoge en su Historia de la Conquista deMéjico la presencia y utilidad de los signos.Al narrar la expedición de Grijalva, men-ciona un lance junto al río Banderas, cuan-do se acercan a los españoles unos gruposde indios haciendo grandes reverencias:

'Wo entendían aquella lengua nuestros intérpretes, y así seredujeron los cumplimientos a señas de urbanidad, ayu-dadas con algunas palabras de más sonido que signifi-cación". 37

El objeto de esta charla de besugos era lacaptación inicial de las intenciones de unos

34 Pedro Fernández de Quirós, Descubrimiento de lasregiones australes. Madrid, 2000, p. 204.35 Ib., p. 228.36 Ib., p. 228.J? Historia de la conquista de Méjico. Editorial Plus Ultra.Buenos Aires, p. 196.

y otros y para ello los indios presentan mer-cancías de oro

"que tenían resenadas y en el modo de mostrarlas y detenerlas, se conoció que no trataban de presentarlas, sino decomprar con ellas la mercadería de nuestras naves, cuya fa-ma había llegado ya a su noticia ". 3S

Menciónese, aunque sea de paso, que es-te cronista, que escribe mucho tiempo des-pués de los sucesos de la Conquista, tieneya una desarrollada conciencia lingüísticaque le hace preguntarse por el origen de losnuevos sentidos que van adquiriendo en esaépoca muchos términos:

"No sabemos con qué propiedad se dio el nombre derescates a este género de permutaciones, ni por qué se llamórescatado el oro, que en la verdad pasaba a mayor cau-tiverio y estaba con mayor libertad donde lo estimabanmenos; pero usaremos de este mismo término por hallarleintroducido en nuestra historia... puesto que en los modosde hablar con que se explican las cosas, no se debe buscartanto la razón como el uso, que según el sentir de Horacioes arbitro legítimo de los aciertos de la lengua". 39

Es evidente que las condiciones de comu-nicación debían de producir errores e in-comprensiones, como lo demuestra el yamencionado encuentro entre indios y caste-llanos en Yucatán y que ha quedado per-petuado. Cortés, en su segunda "carta derelación" al Emperador, explica a este cómoel topónimo que da nombre a la penínsuladel sur de Nueva España es fruto de una in-comprensión: la expresión Yucatán, yucatán(=no entiendo) utilizada por los indígenasante los intentos de comunicación de los na-vegantes españoles, se habría interpretadocomo la designación del lugar al que habíanllegado los castellanos:

(...) "porque los dichos primeros descubridores, comollegasen allá y preguntasen a los indios naturales de ladicha tierra que cómo se llamaba aquella tierra, y los indiosno entendiendo lo que les preguntaban, respondían en sulenguaje y decían Yucatán, Yucatán, que quiere decir noentiendo, no entiendo: así los españoles descubridorespensaron que los indios respondía que se llama Yucatán ". 40

INTERFERENCIAS DE INTERESES, EL ODIO IN-

TERÉTNICO. La imprecisión de la que adolececualquier lenguaje sígnico no codificado seha podido agravar a causa de las inter-

ferencias que pudieran venir de los men-cionados hiatos culturales y, por supuesto,de la imparcialidad, la mala voluntad o laignorancia de los intérpretes. La actuaciónde Felipillo, el indio guancabilca que acom-pañaba a los españoles y a quien Pizarrohabía traído a España para que despuésactuara de "lengua", proporciona otro ejem-plo de cómo la falta de entendimiento pudocontribuir a la incomprensión y provocar de-sastres. Habiéndose enamorado el dicho Fe-lipillo de una de las mujeres de Atahualpa,habría traducido y actuado en contra de estecon el objeto de provocar su muerte y librar-se de su competidor. Después de haber pa-sado ya varios días prisionero, el Inca pidepermiso a Pizarro para salir a holgar con lossuyos, a lo que el extremeño accede. Prontocorre el rumor de que se pretende sublevar:

"Algunos de los conquistadores dicen que se quisieronrebelar, pero esta fama cierto es que la levantó Philipillo,lengua e intérprete del Marqués, porque según se dijo, serevolvió con una de la mujeres de Atao Hualpa, y temerosoél y aun ella que si salía de la prisión lo castigaría, y otrosdicen que sabido por Atao Hualpa, le amenazó, y así élempezó a esparcir este rumor. Y como los españoles nosestaban muy seguros (...) les incitaba a dar al través con elpobre rey y matarlo". 41

Pedro Pizarro nos ofrece otro episodio quepone en entredicho la buena fe de esta len-gua, en este caso viperina, que depone con-tra el cacique indio Challicuchima, a quienCortés ha tomado como prisionero:

"El Marqués [Pizarro] prendió a Challicuchima, que anda-ba suelto, y preguntándole por esta xente que dezía ¡a len-gua se ¡untaba, aunque negaba y dezía que no, el Felipillodezía a la contra trastocando las palabras que los indiosdezían". 42

Si a todo esto añadimos que este Felipillo,quizás contagiado durante su estancia en laPenínsula de la retórica renacentista, "adje-tivaba" a su buen entender, tal y como afir-ma Cieza, en su Descubrimiento y conquistade Perú, y que acabaría pasándose de ban-do, podemos sacar una conclusión no muyfavorable para la fama de este representante

38 Ib., p. 196.39 Ib., p. 196.40 Cortés, Hernán, Cartas de relación. Editores MejicanosUnidos, Méjico, 1985, p.18. El episodio es referido tambiénpor López de Gomara.

41 Martín de Murúa, Historia General del Perú. Crónicas deAmérica, Madrid, 2001, p. 211.42 Pedro Pizarro, Relación del Descubrimiento y Conquistade los Reinos del Perú, Lima 1986. En este mismo episodioinsiste Agustín de Zarate: "Y como las averiguaciones quesobre esto se hacían eran por lengua del mismo Felipillo,interpretaba lo que quería conforme a su intención". (Citadosegún el Inca Garcilaso, Comentarios Reales de los Incas.FCE, Méjico, 1991).

¿üjieronymus |£omplutens¡s| 89

de la profesión. Que de esta y otras actua-ciones semejantes se han derivado conse-cuencias funestas para los indios es unaconjetura con visos de realidad. Por eso noson escasas las indicaciones que en lasordenanzas reales se hacen al comporta-miento de los intérpretes y que ha recogidoLafaye en la obra anteriormente citada. "Quelos intérpretes no reciban dádivas", "que nose ausenten del lugar donde residieren","que no pidan ni lleven a los Indios joyas" yotras semejantes son restricciones y dispo-siciones que sin duda han estado motivadasen prácticas abusivas una vez que, más ade-lantada la colonización, se ha dispuesto deuna justicia normalizada.

Cabeza de Vaca también dará cuenta dela actitud del indio Aracare, guía de unaexpedición de descubierta por el río Para-guay, quien, en vez de conducir al grupo demás de ochocientos indios y tres españoles através de la selva, aprovechaba la circuns-tancia de que estos no entendían la lengua,para ir soliviantando a los naturales contralos invasores.43

Así pues, en este contexto de dificultadcomunicativa no resulta arriesgado conjetu-rar que una parte importante de los enfren-tamientos y violencias que ese capítulo his-tórico produjo podrían derivar de la falta decomprensión mutua. Dicho con otras pala-bras, las lenguas y las culturas no encon-traban el necesario puente de enlace. Pen-semos que el intérprete llevado por Colón, eljudío converso Luis de Torre, iba provistocon su -suponemos- mejor voluntad y conunos conocimientos de lenguas exóticas tanfuera de lugar como el hebreo, el caldeo y elárabe, es decir, lenguas del ámbito medi-terráneo. Obviamente, poco pudo emprendercon ellas en el Nuevo Mundo.

Por eso, la presencia/ausencia de la tra-ducción/interpretación es decisiva para lacomprensión de ese encuentro, tanto ensentido positivo como en sentido negativo.Cabeza de Vaca describirá muy gráficamentela situación de incomunicación debido a lacarencia de intérpretes: "Íbamos mudos ysin lengua". Ya el mismo día del descu-brimiento, el 12 de octubre de 1492, Colóncomprueba la incomunicación a la que se vecondenado por falta de "lenguas" o intér-pretes y anota en su diario de bitácora suintención de enseñar a algunos indios, de

lengua arawuak, el castellano en España,cosa que de poco le serviría, pues pocopodría hacer con ellos en un supuesto en-frentamiento comunicativo con sus vecinostainos: "levaré de aquí al tiempo de mipartida seis a Vuestras Altezas para quedeprendan fablar". Pasado el primer sustoprovocado por el encuentro, la recuperaciónde la comunicación será cuestión de capitalimportancia.

LAS FUNCIONES DEL INTÉRPRETE Y EL EJERCICIO

DE LA TRADUCCIÓN. Las tareas que se hanvisto obligados a realizar los intérpretes hansido muy diversas y no se han limitado a latrasmisión de informaciones funcionales quedieran a entender el propio pensamiento o elajeno. La empresa en la que, velis nolis, seembarcaban estos farautes no era muy hala-güeña, dado que, tras dejar su medio na-tural44, si eran indígenas, y tener que apren-der las lenguas de unos o de otros, debíanacompañar a conquistadores y conquistadosen tareas no siempre agradables, a pesar deque, en cuanto tales profesionales, gozabande cierto prestigio. El rescatado Aguilar, porejemplo, ha hecho toda la campaña de Méji-co, lo mismo que la Malinche, que ha salidoilesa de las terribles refriegas y asechanzasde los indígenas en la Noche Triste. De estay de Aguilar dirá Díaz del Castillo que siem-

4jCabeza de Vaca, Naufragios y Comentarios. Porrúa, Méji-co, 1997, p. 127.

44 Con frecuencia se menciona negativamente el hecho deque los primeros farautes indígenas fueran arrancados de suentorno natural y obligados a seguir a los conquistadores.Además de no ser una hazaña exclusiva de los españoles (lomismo harían Cartier o Champlain en los territorios de Amé-rica del Norte), era esta una circunstancia, sin duda penosa,que en el caso concreto les podía salvar de destinos máscrueles y proporcionarles, con el andar del tiempo, una situa-ción relativamente ventajosa. El hecho de que, cuando ini-cialmente se les retiene, se consideren obligados a la huida,solo hace alusión a que la imposibilidad de comunicación noles permitía comprender las intenciones del raptador.Por lo demás, esta situación del traductor esclavo o erradi-cado se ha repetido a lo largo de la historia: Livio Andrónicoera un esclavo liberto; Ulfilas, hijo de prisioneros de guerray los alevines de las Escuelas de Lenguas Orientales eranarrancados en su más tierna edad, por razones de estado, desus familias. Un caso particular es el de Gonzalo Guerrero,"que capitaneaba a los indios, el cual hacía más de veinteaños que estaba casado allí con una india" (López de Go-mara) y que, integrado en la cultura indígena, "no quiso irsea Cortés con Aguilar".Adviértase que es esta una consideración, la humanitaria,que no se hace ante las pirámides egipcias o aztecas, que, su-poniendo el tributo y el derroche absurdo de ingentes vidashumanas, sin que estas contribuyeran a la comprensión delos pueblos como la actividad de los traductores, merecensolo la consideración de sus implicaciones metaculturales(estética, técnica, etc.)

90

pre iban con el Conquistador, a cualquieraentrada que íbamos aunque fuera de no-che". Razón de más para estimar unos ser-vicios que iniciaron el edificio de la mutuacomprensión a costa de grandes sacrificios.

Una de las funciones fundamentalesdesempeñadas por los farautes llevados porlos conquistadores ha sido el anuncio delevangelio a los indígenas. Dado que esta erauna condición-pretexto para la anexión a laCorona de España, era la primera tareaencomendada a su competencia lingüística.Tan pronto como Cortés ha encontrado aAguilar, la primera tarea de este será la pre-dicación de la fe cristiana.

En ocasiones, los intérpretes o lenguashan actuado como instancias fedatarias, detal manera que a la hora de conminar a larendición o al acatamiento o de prevenir unaacción militar, los capitanes y conquistado-res han acudido a los intérpretes para quedieran fe en la posterior relación y así podercontrastar sus actuaciones con las leyes quedimanaban de la Monarquía. Cuando AlvarCabeza de Vaca, tras la superación de sunaufragio en las costas de Florida esnombrado gobernador de las regiones del ríode la Plata, intenta poner fin a las querellasexistentes entre guaraníes y guaycaraes.Antes de conminar a estos a que cesen ensus hostilidades, se hace informar de mane-ra fehaciente a través de las lenguas intér-pretes:

"Vista por el Gobernador la querella de los indios prin-cipales (...) y otros cristianos nuevamente convertidos,porque se supiese la verdad de lo contenido en su quererla,y se hiciese y procediese conforme a derecho, por las len-guas intérpretes el Gobernador les dijo que trajesen infor-mación de lo que le decían" '.

En otras ocasiones son las lenguas lasque conminan a la rendición o al acata-miento de la autoridad del conquistador.Avisado de las malas intenciones de los in-dios, decide averiguar sus planes:

"Yo hice tomar uno de ellos disimuladamente, que los otrosno lo vieron, y apárteme con él y con las lenguas yamedréntele para que me dijese la verdad". 46

No rara vez han actuado de mensajeros,circunstancia esta en la que, dadas las cir-cunstancias de enfrentamiento, la seguridaddel faraute corría peligro, llegando a cum-plirse lo que la sabiduría popular ha tipi-

ficado como comportamiento irracional ycobarde: matar al mensajero. Eso es lo quesucede a una lengua de Diego de Mendozaen tierras de Paraguay:

"Ejecutóse, caminando hacia el río Paraguay, pero antes sedespachó a un soldado llamado Jacome, gran lenguaraz,junto con unos caciques naturales de aquella parte del rio.con recado a los principales indios comarcanos (...) Llegó elmensajero a la provincia de Itatin, a cuyos caciques dio suembajada, pero ellos turbados tan lejos estuvieron de man-tenerse en paz que luego tomaron las armas contra los espa-ñoles y por principio de paga mataron luego a Jacome elmensajera'\47

Al parecer, los intérpretes, aunque nohan sido piezas única, no han sido figurasque abundaran, pues añade el cronista:

"Sin quedar ninguno en toda aquella provincia y caminoque lo hiciese".Ai

También los intérpretes han actuado co-mo informantes y espías, pues en ocasioneslos conquistadores reciben de las lenguasnoticias de inteligencia militar. Tal, porejemplo, el caso de Pizarro en la isla deSantiago, donde

(...) "si'tpose por las lenguas que el Gobernador teníaconsigo, que el cacique tenía hecha junta de toda su gentede guerra" (...). Sabida la verdad y habida informaciónsecretamente sobre ello (...) " 4S).

Posiblemente en este y otros casos simi-lares, los españoles habrían utilizado el odiotribal que las lenguas pudieran haber de-sarrollado contra el Inca o el que lo repre-sentara. Las lenguas de los que se habla(seis), habían sido traídos al campamento dePizarro en un viaje de descubierta realizadomientras él se hallaba en San Juan.

También han actuado como mediadoresen esa voluntad manifiesta de simple comu-nicación humana, no funcional, que tienentanto los venidos como los hallados. A juzgarpor los testimonios de las relaciones, la acti-vidad de estas "lenguas" ha permitido unacomunicación bastante matizada, si se tieneen cuenta la diversidad de detalles expresi-vos que se recogen en las memorias de loscronistas y la diversidad de situaciones a lasque han tenido que dar expresión lingüística

' Cabeza de Vaca, op. cit., p . 108.Mb., p. 24.

47 Ruy Diaz de Guzman . La Argentina. Histor ia 16, Madrid ,p. 254 .48 Ib., p . 25449 Francisco de Jerez, Verdadera relación de la conquista dePeru en Crónicas iniciales de la conquista del Perú.Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1987, pag 158.

Jlieronymus l^omplutcnsisl 91

los farautes. Los larguísimos relatos y argu-mentaciones a los que tienen que hacerfrente y que las relaciones ponen en susbocas suponen una competencia comuni-cativa extraordinaria. Una de las lenguasque había llevado Juan de Ayolas en suexploración del Paraná sería recogido porDomingo Martínez de Irala, al que "en len-gua española" le da un cumplidísimo relatode la peripecia en la que había perecidoAyala, víctima de una emboscada de lospayaguaes. Por su parte, Bernardino deSahagún da cuenta de una conversaciónentre Cortés y los emisarios de Moctezumaque debía de suponer un reto a la pericia delintérprete:

"Después de esto el capitán D. Hernando Cortés les dijopor su intérprete: oíd lo que os digo: hanme dicho que losmexicanos son valientes hombres, que son grandes conquis-tadores y grandes luchadores, y son muy diestros en las ar-mas: álcenme que un solo mejicano es bastante para vencera diez y a veinte de sus enemigos (...)" 50.

Además de hacer traducciones mediadas(del español al maya, Aguilar, y de este alnahua, Marina), la traducción ha sido,obviamente, consecutiva aunque con unaconsecución dilatada en el tiempo, puesMarina no interrumpe el discurso deMoctezuma y solo cuando ha finalizadoeste, interviene Marina, tal y como revelaSahagún:

"Acabó Mocthecuzoma de decir su plática y Marina de-claróla a D. Hernando Cortés: como este hubo entendido loque había dicho Mocthecuzoma. dijo a Marina". 5I

A esta traducción sigue otro parlamentobastante extenso de Cortés, que, como el deMoctezuma anteriormente, debía de exigiruna técnica mnemotécnica bastante desa-rrollada.

A juzgar por los relatos se podría decirque esta comunicación a través de intér-pretes ha llegado a un grado considerable dedesarrollo conceptual que ha traspasado loslímites de lo convencional y de lo funcional,como lo ponen de manifiesto diversos apun-tes en los registros de los conquistadores.Cortés, por ejemplo, llega a decir que hamantenido con Moctezuma una conver-sación en la que no han faltado la chanza ylas bromas:

"(•••) y dejando buen recaudo en las encrucijadas de lascalles , me fui a las casas del dicho Mutezuma como otrasveces había ido a le ver; y después de le haber hablado enburlas y cosas de placer y de haberme él dado algunas joyasde oro y una hija suya (...) le dije (...) ".5¿

Anteriormente ha fijado las condicionesde residencia de Cortés en la capital y mástarde su propia prisión, de lo que diceCortés:

(...) "acerca de esto pasamos muchas pláticas y razones queserían largas para las escribir". 5l

Hay que suponer, sin embargo, que enocasiones -quizás habría que decir "en ge-neral"- la exactitud de la comunicación noha debido ser muy alta, a juzgar por las ins-tancias y emisores que pasaba el mensaje:del castellano al maya y de este al nahua yviceversa tal y como Cortés señala en unepisodio que tiene lugar con anterioridad asu primera entrada en la capital del imperioazteca: él descubre la encerrona o embosca-da que le prepara la gente de Moctezumagracias a que una india ha advertido a laMalinche de la situación y esta a Jerónimode Aguilar que es quien se lo comunica aCortés:

"} ' estando algo perplejo en esto, a la lengua que yo tengoque es una india de esta tierra, que hube en Potochán (...) ledijo otra natural de esta ciudad cómo muy cerquita de alliestaba mucha gente de Mutezuma junta... y que había de darsobre nosotros para nos matar a todos, y si ella se queríasalvar que se fuese con ella: la cual lo dijo a aquel Jerónimode Aguilar, lengua que yo hube en Yucatán ... y me lo hizosaber". 54

Podemos fácilmente conjeturar que, porpequeños que fueran los grados de entropíaque se produjeran en cada fase de la cadenade comunicación, por mínima que fuera laperdida o variación del mensaje en cada co-nexión (india anónima-Malinche-Aguilar-Cortés), el resultado final, el discurso metapodía sufrir alguna desviación con relaciónal original.

Los PRIMEROS TRADUCTORES. Ya desde las pri-meras relaciones escritas en el Nuevo Mun-do se hace mención de la actividad de losfarautes55, aunque la mayoría de las veces

50 Op. cit., p. 728.51 Bernardino de Sahagún, Historia General de las cosas deNueva España. Porrúa, Méjico, 1999, p. 763.

52 Ib., p. 75.53 Ib., p. 76.54 Ib., p. 63.55 Posiblemente sean las "cartas de relación" de Cortés lasmás explícitas en alusiones a la omnipresencia de laslenguas o intérpretes. Bien es verdad que en las cartas de

92

de forma anónima, siendo escasos los quehan logrado sacar sus nombres al escenariode la historia. También con frecuencia losintérpretes han sido miembros de las comu-nidades indígenas a los que se les habíanenseñado el español, mientras que lo con-trario sucede en el ámbito de la traducción,donde mayormente son españoles los queejercen como tales.

El franciscano Aguilar, ya mencionado;que, habiendo naufragado, cae cautivo delos indios, formará, una vez liberado,tándem con la Malinche, la joven mayo-aztezca que los indios entregan al Con-quistador y que será, además de su amante,su intérprete. Ambos, Aguilar y Malinche,serán piezas fundamentales no solo en laconquista de Méjico, sino también en las re-laciones humanas entre aztecas y españoles.La Historia Verdadera de la Conquista de laNueva España de Bernai Díaz del Castillo,nos da rendida cuenta de las andanzas deestas dos "lenguas". El franciscano huido dela esclavitud de los indios en Cozumel,cuando ya estaba destinado al sacrificio sepresenta a Cortés:

"moreno y tresquilado a manera de indio esclavo, e traía unremo al hombro e una cotara vieja calzada y la otra en la

relación, dirigidas al emperador, no menciona nominalmentea la Malinche, quizás para no airear su relación ilícita conella -como se sabe tuvo un hijo de ella-, ya que estabacasado con una pariente de su antiguo y odiado jefe DiegoVelázquez. Los pasajes que podrían dar fe de esta aserto sonnumerosísimos. Cuando llega a Coatepec, después de referiral detalle todo el razonamiento de los indígenas -que veníande parte del señor, que le rogaban no hiciese mal alguno,etc.-, pone en boca de "las lenguas" (Malinche y Aguilar) surespuesta: "yo les respondí por las lenguas que fuesen bienvenidos" (Hernán Cortés, Cartas de la conquista de Méjico.2000, p. 102). En otra ocasión, todavía en esa misma ciudad,se acercarán a parlamentar los emisarios de Coatinchan,Guaxuta y Autengo. De nuevo insiste en que su discurso serealiza a través de "las lenguas": "y yo les dije por laslenguas..." (ib., p. 103). En la desembocadura del ríoGrijalva se encuentra la costa tomada por los indígenas a losque "el dicho capitán les habló con la lengua y faraute quellevábamos y con el dicho Aguilar que había, como dicho esde suso, estado cautivo en Yucatán, que entendía y hablabala lengua de aquella tierra y les hizo entender" (ib., p. 58).¿Quizá quiere dejar claro ante el Emperador, destinatario dela carta, la posibilidad de malentendidos o proponerleindirectamente la necesidad de los farautes? También a lainversa, cuando recibe informaciones de la otra parte, hacealusión a la mediación de "las lenguas" mexicas, lo quealude a que posiblemente ya alguno de los indígenassupieran hablar español. Las expresiones "dijéronnos", "lesdio a entender" "dijeron al capitán", "y ellos respondieron","el capitán le habló con el intérprete" y muchas otrassemejantes se repiten constantemente.

cinta, e una manta vieja muy ruin e un braguero peor, conque cubría sus vergüenzas, e traía atado en la manta unbulto que eran Horas muy viejas". 56

En sus "cartas de relación", Hernán Cor-tés da también noticia del encuentro conAguilar en la isla de Santa Cruz. Una canoaa la vela se acerca y los navegantes no dancrédito a sus ojos:

(...) "vimos cómo venía en ella uno de los españolescautivos que se llamó Jerónimo Aguilar, el cual nos contó lamanera como se perdió y el tiempo que había que estaba enaquel cautiverio (...) De este Jerónimo de Aguilar fuimos in-formados que los otros españoles que con él se perdieron enaquella carabela que dio al través estaban muy derramadospor la tierra " .51

También fray Juan de Torquemada men-ciona la actividad de Aguilar. Del primer en-cuentro entre Cortés y los caciques indios sedestaca la figura de este faraute puesto alservicio de la convivencia:

(...) "_v así por lengua de Gerónimo de Aguilar, ù otroInterprete de Cortés (que esto es creíble, porque ni ellos, enaquella sazón sabían la Lengua de los Indios, ni traíanquien se la interpretase) les dijeron después de averíos sa-ludado (...)" 58.

Cortés en su primera carta de relaciónhablará de los servicios que presta Aguilar:

"T el dicho capitán les [a los indios] habló con la lengua yfaraute que llevábamos y con el dicho Jerónimo Aguilarque había, como dicho es de suso, estado cautivo en Yuca-tán, que entendía muy bien y hablaba la lengua de aquellatierra (...)"59

El historiador mejicano de origen aztecaFernando de Alva Ixtlixochitl, que ya conocelas relaciones de López de Gomara y de An-tonio de Herrera, se entretiene en la des-cripción detallada del encuentro. Detenidoslos hombres de Cortés por un percance na-viero en la isla de Acozamil,

"vieron llegar una canoa a tierra, en que venían cuatrohombres desnudos con sus arcos y flechas, y arremetiendoalgunos de los españoles con ellos con sus espadas desnu-das, pensando que eran de guerra, estando cerca se ade-lantó uno de los cuatro, y comenzó a hablar en españoly dijo: "señores, '¿sois cristianos? ' de que se maravilla-ron los nuestros y respondieron: 'asi somos y españoles '.

56 Díaz del Casti l lo, Bernai , Historia Verdadera de la Con-quista de la Nueva España. Alianza, Méjico 1991, p. 69.57 Hernán Cortés , Cartas de relación. Madr id , 2000 , p. 58.58 Juan de Torquemada, Monarquía Indiana. Porrúa, Méjico,1986 III, p. 23.59 Hernán Cortés , op . cit., p. 59.

lieronymus 93

Entonces se puso de rodillas y dijo llorando de placer:'infinitas gracias doy a Dios que me ha sacado de entreinfieles y bárbaros. ¿Qué día es hoy señores?, que yo piensoque es miércoles (...). Cortés le preguntó que quién era ycómo había venido allí. Dijo que se llamaba Hyerónimo deÁguilar y era natural de Eziga, y que en el año mil qui-nientos once, viniendo de Darién a Santo Domingo por di-neros para la guerra que hacían cuando las contiendas deDiego de Niqueza y Vasco Núñez de Balboa, dieron al tra-vés en una carabela junto a Jamaica; y por guarecerse semetieron veinte personas en un batel, de los cuales murieronsiete en la mar y los trece tomaron la provincia de Maye, endonde fueron presos de los indios y vinieron a poder de uncruelísimo cacique que se comió a Valdivia después de ha-berlo sacrificado, y a otros cuatro, haciendo un banquete asus amigos y criados, y Aguilar y los demás quedaron aengordar para comerlos en otra ocasión; pero soltáronse de¡a prisión y vinieron a poder de un cacique, gran enemigodel otro que los tuvo presos". 60

El referirá a Cortés de la existencia deotros español, Gonzalo Guerrero, que, "in-cuiturado" en la sociedad indígena,

"se casó en aquella tierra, quien estaba muy rico y no quisovenir con él, porque tuvo vergüenza de que le viesen lasnarices horadadas al uso de la tierra".6{

Ixtlilxochitl añadirá que para Cortés ha-bría sido de gran importancia

"haber topado con Aguilar, porque siempre le sirvió delengua, y sin él se tuviera grandísimo trabajo; y así tuvieronpor gran milagro el detenerse por el desmán que tuvo la naode Alvarado, pues de otra manera no toparan con él".62

La primera tarea que encomienda Cortésal hallado Aguilar será la predicación de lafe cristiana:

"Cortés mandó a Jerónimo de Aguilar predicase a los in-dios la fe de Cristo pues sabía su lengua, y lo hizo tan bien,que por sus amonestaciones se acabaron de convertir" .6j

Por su parte, Bernai Díaz del Castillo, a lolargo de su largo relato, hará aparecer fre-cuentemente a la Malinche. Vendida comoesclava por su familia, a la que, en sus an-danzas con el ejército de Cortés, reen-cuentra y perdona la fechoría, será piedra deescándalo64 para la parte indigenista. Fue

60 Fernando de Alva Ixtlilxochitl, Historia de la naciónchichimeca. Historia 16, Madrid, 1985, p. 226.

Ib. p. 226.Ib. p. 226.62

63 Ib. p. 226.64 La imagen de esta indígena que construyó el primer puentede comunicación sólido entre los dos mundos varía depen-diendo de la perspectiva indigenista o españolista de su per-sonalidad: prostituta, traidora, feminista, víctima... Incluso elorigen de la Malinche ha sido ampliamente discutido: unos la

concedida a uno de los acompañantes deCortés de nombre Alonso Puertocarrero has-ta que él mismo, es decir, Cortés, la tomarapor compañera sentimental y auxiliar lin-güística. Antes de que Cortés llegue aTenochtitlan, ya Moctezuma se ha enteradode la existencia de la intérprete al lado deCortés:

"Fue dicho a Mocthecuzoma cómo los españoles traían unaindia mexicana que se llamaba María vecina del pueblo deTeticpac que está a la orilla de la mar del Norte y que traíanesta por intérprete, que decía en la lengua mexicana todolos que el capitán D. Hernando Cortés le mandaba ". 6S

Aguilar y Malinche han actuado de intér-pretes de mediación. Aguilar ha traducidodel español a la lengua maya, que domi-naba, y de esta Malinche lo ha hecho al az-teca, tal y como se deduce del texto de Díazdel Castillo:

"y nuestro Cortés respondió con las dos lenguas, Aguilar ydoña Marina". 66

Fueron estos traductores los que poco apoco salvaron el río de esta incomunicación.Carlos Fuentes en Todos los gatos sonpardos da vida literaria a lo que pudo ser elencuentro de Cortés con Marina la Malincheo Malintzin. La manera cómo se ofrece la

hacen oriunda de Coatzacoalcos, otros de Jalisco. Cierto es, sinembargo, que habría sido entregada como esclava a una etniamaya, quizá de lengua otomí y que por eso ha dominado lasdos lenguas, la maya y la náhuatl. El español lo ha aprendidoen su estancia en Cuba como mujer de Portocarrero.En los testimonios aztecas de la Conquista que recogen la ver-sión de los vencidos, recogidos por León-Portilla con fines rei-vindicatorios, se identifica a la Malinche con los conquistado-res. En un pasaje en el que se narra la aparición de un emisariode Cortés ante Cuauthémoc se dice: "El Acolnahuácatl Xóchiidijo: os manda decir el dios capitán y Malitzin". En todo caso,la personalidad y la figura, histórica y legendaria, de la Malin-che es uno de los motivos más frecuentes de la exposición his-tórica o novelada del Descubrimiento. Ver al respecto, LourdesArencibia, "La traducción: 'Mare Nostrum' muchos siglos des-pués" en Hieronymus Complutensis, 1, 1995, 53 y ss; la mis-ma, "Doña Marina, primera intérprete femenina del nuevomundo: historia y leyenda" en Traduic, 7/14, 1998. El mura-lista Orozco ha interpretado con mucho acierto, por encima deideologías, el encuentro de los dos mundos que esta figura re-presenta. Por el contrario, el reciente trabajo de Otilia Meza,testimonio de esa visión falsamente indigenista e innecesaria-mente reivindicatoría de la causa de los conquistados más bienresulta una pretensión de best-seller, lograda en su éxito co-mercial pero fallida en su calidad literaria, muy escasa, si bienlleva ya la novena edición por la sintonía con esa visión anties-pañola de la que hace gala en sus juicios y desvirtuaciones dela verdad histórica. La novelilla está plagada de pasajes decarga ideológica.65 Bernardino de Sahagún, op. cit., p. 731.66 Díaz del Castillo, op. cit., p. 93.

94

india a Cortés bien podría ser formulaciónparadigmática de la misión y función delmediador entre lenguas y culturas:

"Tu brazo es fuerte, lo sé. Pero necesitas a alguien queposea las llaves del mar y de ¡a montaña; que conozca lasilusiones y las desilusiones de esta tierra; sus fuerzas y susdebilidades, y sus temores también... Yo solo soy la len-gua". 61

Otro pasaje de la obra de Fuentes formu-la la eficacia del mediador lingüístico, cuan-do Marina en su labor de mediación seapresta, por amor, a manipular lo que sabe:

"Te contaré los secretos de mi patria. Tú, por mi boca, todolo sabrás de ella; ella nada sabrá de ti sino la mentira queasegure tu victoria. Eres plebeyo y mortal; serás por miboca, dios e inmortal " .6S

Más adelante, cuando ya la guerra se de-sarrolla en territorio azteca y ella ya conoceel español quizás Marina haya podido pres-cindir de la mediación de Aguilar. Bernar-dino de Sahagún, cuando habla de la deci-sión de los otomíes de ponerse al servicio deCortés ("se hablaron para saludar al capitány a los españoles") no hace mención másque de Marina:

"Como Marina hubo dicho al capitán lo que los indiosdecían, dijoles el capitán: "no toméis pena aunque me vaya,que yo volveré presto ".69

En todo caso, casi todas las relacionesque tienen como asunto las cosas de NuevaEspaña están plagadas de referencias a laactividad de la Malinche y de Jerónimo deAguilar, aunque es evidente o, al menos,presumible, que la presencia de esta parejade farautes o dragomanes no agota la his-toria de la interpretación en la primera épo-ca de la Conquista. Por limitarnos al ejércitode Cortés, hay que suponer que la Malinche,no teniendo el don de la ubicuidad, no podíaestar ejerciendo de intérprete "del dicho ca-pitán" y al mismo tiempo estar en medio delfragor de las batallas interpretando paraque las órdenes de Cortés al ejército detlaxcaltecos -que se pusieron del lado de losconquistadores y fueron factor decisivo parala conquista y el sometimiento de los azte-cas- tuvieran efecto o acompañar a la expe-dición a Coatzacoalcos que envía Cortés. De

67 Fuentes, Carlos, Todos los gatos son pardos, Siglo XXI,Méjico, 1970, p. 64.68 íb., p. 66.69 Bernardino de Sahagún, op.cit., p. 742.

hecho las relaciones mencionan la presenciade lenguas que obviamente no pueden serAguilar y Marina.

Con el tiempo y a lo largo de la campañamejicana se habrá desarrollado una basemínima de posibilidades de comunicaciónlingüística entre el grueso de españoles y elde los indios que les acompañan, ya quetlaxcaltecas y españoles pelean conjunta-mente contra los mexicas y la convivencia sehace intensa y prolongada. En Tlaxcala, trasel primer descalabro bélico en Méjico, los es-pañoles permanecerán más de medio año,entre otras cosas para construir los bergan-tines que decidirían la conquista. Era tiemposuficiente para que se haya creado un cuer-po de expertos lingüistas. Al menos, eso dana entender las relaciones cuando afirmanque existe comunicación, sin mención demediación, entre españoles e indios amigose, incluso, entre españoles y aztecas.

"Como los españoles hubieron entrado en los términos deTlaxcala según la relación de los españoles que allí se ha-llaron, los principales de Tlaxcala. así hombres como muje-res, salieron a recibirlos con mucha comida y lleváronlos ala ciudad, cargando a cuestas los que no podían andar (...) ylloraron por el desastre que les había sucedido". 70

De hecho, Sahagún nos da el nombre deotro faraute, Tlacochcálcatl, que ha podidoser anterior a Malinche:

"De que los españoles partieron de la ribera de la mar paraentrar la tierra adentro, tomaron un indio principal quellamaban Tlacochcálcatl para que los mostrase el camino,el cual indio habían tomado de allí de aquella provincia losprimeros navios que vinieron a descubrir esta tierra, el cualindio el capitán D. Hernando Cortés trajo consigo y sabíaya de la lengua española. Este juntamente con María eranintérpretes del capitán". 7 |

Dados los numerosos emisarios y desta-camentos que manda Cortés a los diversospuntos de la geografía mejicana (a la explo-ración del Popocatepetl desde Cholula, atierras de otros caciques o principales, aCoatzacoalcos, etc. ) es forzoso colegir queha dispuesto de un equipo de farautes queno se limitaba al dúo Malinche/Aguilar, sibien es cierto que ambos han constituido elequipo más destacado y básico y que ha te-nido que ser de gran ayuda el que amboshayan superado la masacre de la llamadaNoche Triste, en la que tantos españoles pe-recieron víctimas del ataque de los indios

'Op. cit., p. 743.Op. cit., p. 731.

%|ieronymus iQomplurensisj 95

cuando pretendían abandonar la capitalTenochtitlan.

Por su parte, en el hemisferio sur tene-mos noticia de la labor de destacadas len-guas. Felipillo, a quien mencionamos en otrolugar, o Antonillo, la lengua que, según elmercedario Murúa, pide Manco Inca, suce-sor de Atahualpa, a Hernando Pizarro parapoder salir sin levantar sospechas de Cuzco:

"Y concertado esto pidió licencia a Hernando Pizarro y asus hermanos, diciendo que se quería ir a holgar y que lediesen algunos españoles que fuesen con él, para que allí seregocijase con ellos y lengua para parlar con los españolesque fuesen con él (...). Hernando Pizarro y los demáshermanos y capitanes, no recelándose de Manco Inca nipareciéndoles tenía sentimiento de las injurias que lehacían, consintió que se fuese a Yucay, y diole porintérprete a un indio huancavilca, llamado Antonillo". n

También se sabe de la presencia de losdos intérpretes yucatecos Melchorillo y Ju-lianillo que sirven a Grijalva. Se puede fá-cilmente colegir que esta red de interpre-tación no ha bastado para que se entendieraun conglomerado humano en el que se ha-blaban un gran número de lenguas. Cuandopor la Pascua de 1519 se lleguen al campa-mento español de San Juan de Ulúa unosindígenas de la región y pregunten en len-gua "totonaque" por el "lopelucio" (=elseñor), ni Marina ni Aguilar entienden laexpresión:

"Y como doña Marina y Aguilar, las lenguas, oyeronaquello de lopelucio, no lo entendieron; dijo la doña Marinaen la lengua mexicana que si había allí entre ellosnahuatlatos, que son intérpretes de la lengua mexicana; yrespondieron los dos de aquellos cinco que sí, que ellos laentendían y hablarían ". 7i

El pasaje puede hacerse valer como indi-cio de que el nahua o mexica ha podido ser-vir de lengua de liaison entre los diversospueblos, al menos durante la conquista.

Finalmente hay que advertir que las len-guas o intérpretes provenían tanto delcampo de los conquistadores como de losconquistados. Alvar Núñez Cabeza de Vaca,en sus "Comentarios" testimonia que en suparlamento con los indios guaycurúes,"generación avasalladora de todos sus veci-nos", estos utilizan a "su lengua", es decir a

su intérprete que, obviamente, han debidohablar o bien español o bien guaraní:

"Y en su presencia se sentaron sobre un pie como es cos-tumbre, entre ellos, y dijeron por su lengua que ellos eranprincipales de su nación de guaycurúes, y que ellos y susantepasados habían tenido guerra con todas las genera-ciones de aquella tierra"™

Cortés se había dejado instruir sobreMoctezuma, de acuerdo con sus Cartas derelación, "por ciertas lenguas de aquellatierra que él tenía consigo".

Y el bienintencionado Vasco de Quirogaen su Información en derecho, alude a lasquejas que los indígenas le traen por bocade sus propias lenguas:

"Y traían un naguatato de la lengua de Méjico yMechuacán, por quien nos hablaron" 1$

LOS TRADUCTORES EN LAS FUENTES INDIAS. J u s -to es indicar que también en la historiografía-precientífica, por supuesto- de los "venci-dos" se hace frecuente mención de los intér-pretes, por lo que cabe pensar que para lamemoria colectiva tanto de una como deotra parte han debido de ser figuras de pri-mera línea, protagonistas de los episodiosque habían dado lugar a la Nueva América.En la colección de textos aztecas reunidospor León Portilla bajo el título de Visión delos vencidos se recogen pasajes en los queanónima o expresamente se menciona la fi-gura del intérprete. En el Códice florentino,una de las muchas relaciones indígenas delos hechos, al hablar del encuentro deCuauhtemoc con Cortés, tras la segunda en-trada de este en Méjico, se hace aparecerrepetidas veces a la Malintzin:

"Entonces Malintzin le dice lo que el capitán le decía '",

o, más adelante,

"Entonces Malintzin le dice lo que decía el capitán".16

En el códice Aubin, otra colección de tes-timonios indígenas recogidos hacia 1570, se

76

72 Fray Mar t ín de Murúa , Historia General del Perú. Cró-nicas de América , 2 0 1 , p. 222 .73 Diaz del Castillo, Bemal. Historia Verdadera de la Con-quista de la Nueva España. Alianza Méjico, 1991, p. 104.

74 Cabeza de Vaca, op. cit., p. 120.75 Vasco de Quiroga, "Información en Derecho" en La Uto-pía en América. Historia 16, 1998, p. 78.

Visión de los vencidos. Historia 16, Madrid, p. 161. Laobra de León-Portilla, aparecida hace casi medio siglo, se hareeditado en numerosas ocasiones y experimentó una nuevadifusión con ocasión del V Centenario. Hoy en día el mismotítulo sirve para emisiones televisivas en las que se pretendedar una visión revanchista del acontecimiento histórico.

96

narra un episodio de la relación de Moctezu-ma con Cortés, Malintzin mediante:

"No más lo vio Motecuhzomay dijo a Malintzin" .11

Incluso, según el Códice florentino, laMalintzin se habría dirigido a los mejicanosmotu proprio animándoles a venir a departircon los españoles:

"Vino a llamar, vino a estar convocando a todos los noblesMalintzin"'.n

El códice Ramírez, colección de relatos in-dígenas recogidos por un jesuita a finalesdel XVII, narra el encuentro en Tezcoco delpríncipe Ixtlilxochitl y Cortés, así como larápida conversión al cristianismo del prime-ro gracias a la habilidad lingüística y expo-sitiva de Aguilar:

(...) llegaron Ixtlilxúchitl y sus hermanos con mucho acom-pañamiento de gente, de la cual se receló al principio Cor-tés, pero al fin por señas y por intérprete supo que venían depaz... Y al fin por lengua de Marina y Aguilar le rogaronque fuera de Tetzcuco (...). Agradecido Cortés (...) quiso enpago, por lengua del intérprete Aguilar, declararles la leyde Dios... Declaróles el misterio de la creación del hombre ysu caída, el misterio de la Trinidad y el de la Encarnaciónpara reparar al hombre y el de la Pasión y Resurrección

79

Podríamos continuar listando las inter-venciones de estos intérpretes indígenas,también llamados bozales o ladinos, perobaste esta muestra para demostrar que enambas partes se tuvo conciencia de la im-portancia de la comunicación.

MÁS ALLÁ DE LA CONQUISTA. LA ASISTENCIA JURÍ-DICA LA EDUCACIÓN INDÍGENA Y LA PRIMERA AN-TROPOLOGÍA AMERICANA. C a p í t u l o s a p a r t e d eesta decisiva intervención cultural y admi-nistrativa del intérprete y del traductor enesta época lo constituyen la evangelizaciónen las colonias europeas -sobre todo en lasespañolas- y la administración de justicia.No solo la conquista, también la coloniza-ción y la cristianización, así como la recu-peración del pasado en escritura alfabéticapara el mundo del futuro y de las lenguasindígenas se deben a la esforzada entrega demuchos traductores e intérpretes (religiosos,la mayoría de ellos) que con gran entrega yen fecundo diálogo con los indígenas (recor-

demos que se conocen los nombres de algu-nos de los informadores que sirvieron de"documentadores" para las colecciones deBernardino de Sahagún) recuperaron lostestimonios del pasado y de la sabiduríaancestral indígenas80. Es este un rasgo quediferencia la española de otras colonizacio-nes, pues, mientras los misioneros francesese ingleses se mostraron fundamentalmenteperocupados por transmitir la buena nuevadel Evangelio81, es decir, la propia cosmovi-sión -la Biblia se traducirá, por ejemplo, alalgonquino en el siglo XVIII-, en los virreina-tos españoles se registra una gran actividadde recuperación de las antigüedades amerin-dias que incluso se hacían llegar a los mo-narcas en España: Tal, el caso de La Breve ySumaria relación que Alonso de Zorita envíaa Felipe II en 1570 con una recopilación delos textos en que se había vertido lo que Mi-guel León-Portilla llama la "antigua palabra",es decir, la literatura y sabiduría orales delos pueblos mesoamericanos82. Las razonesque apoyaban el envío de esta relación, unamás entre las muchas que produjo la pre-sencia española en América, son testimoniode una conciencia que ha descubierto laalteridad que enriquece la mismidad de lacultura descubridora:

77 Ib., p. 128.78 Ib., p. 117.79 Ib., p. 108.

80 Es este un aspecto que con harta frecuencia olvidan nume-rosísimos eruditos hispano-americanos, descendientes, en to-do caso más directamente que los peninsulares, de conquis-tadores y colonizadores y que, sin embargo, practican un"indigenismo de salón", muy lejano del compromiso real ypersonal con la situación penosa de los pueblos indígenas.81 El mencionado relato del francés P. Labat (Voyages auxIsles de l'Amérique. Casa de las Americas. La Habana,1972) no manifiesta que su autor tenga mayor conciencialingüística. Las compañías francesas de Senegal y Guineatienen un contrato con el rey que las obliga a llevar a las pe-queñas Antillas más de dos mil esclavos al año. Cuando re-lata la instrucción cristiana que se da a los esclavo negros,recién llegados de África, Labat no menciona en absolutolos procedimientos de comunicación utilizados (p. 172 y s.j.Si bien en un pasaje habla de tres tipos de lenguas que ha en-contrado en las Antillas y solo ocasionalmente pregunta ladesignación de las cosas para su diccionario particular: "Unade esas embarcaciones era mucho más grande que la otra(...). Pregunté el nombre y me respondieron que bacassa".(p. 64). A esas alturas de su estancia americana parece que eldominico francés es muy ducho en la comunicación o poseeun buen faraute que le traduce a juzgar por el desarrollo dealguna escena: "Me lo ofrecieron muy cortésmente diciéndo-me que era el brazo de un inglés que ellos habían matadohacía poco en una descendida a Barbuda".82 Ver Testimonios de la antigua palabra, ed. de MiguelLeón-Portilla y trad. Librado Silva Galeana, Madrid, 1990; yM. León-Portilla, El destino de la palabra. De la oralidadylos glifos mesoamericanos a la escritura alfabética. Méjico,1996.

Jjieronymus l^omplurensisl 97

"Y para que se vea que no son tan faltos de razón, comoalgunos ¡os hacen, se ponen aquí a la letra. A VuestraMajestad, humildemente suplico, si pareciere que es salirdel propósito de lo que Vuestra Majestad pretende saber, seme perdone... por creer que será servido de saber estascosas". 83

Dígase lo mismo de otras tantas "relacio-nes" que pretendían informar de los fueros ydesafueros que se cometían en la adminis-tración de un encuentro que, como todo lohumano, tenía luces y sombras. La que re-dacta el vallisoletano Polo de Ondegardo encalidad de corregidor de Cuzco en 1571 dade nuevo fe de las buenas intenciones querigen semejantes escritos [Relación de losfundamentos del notable daño que resulta deno guardar a los indios sus fueros, 1571). Elcorregidor expresa sus intenciones:

"Movíame mucho que el conde de Nieva —visorrey que fuede estos reinos- y el comendador Briviesca de Muñatonesme monstraron una instrucción de Su Majestad firmada dela Serenísima princesa doña Juana; en la cual mandaba queparticularmente se averiguasen en esta tierra la mayor par-te de las cosas que en esta relación se han de tratar, despuésde haber trabajado lo posible en la averiguación de los di-chos capítulos". 84

En esta averiguación, el vallisoletano di-ce atenerse a los "originales" (¿?) de los in-cas: "de lo cual en sus originales hay bas-tante memoria". Posiblemente se refiera Polode Ondegardo a representaciones pictóricasque servían, como en Méjico, de escritura.

Por otra parte, ya hemos dicho arriba quelas lenguas han asistido como fedatarios dela capitulaciones, convenios o "tratados in-ternacionales" entre las partes implicadasen los "encuentros". Así, por ejemplo, cuan-do Cabeza de Vaca intenta poner fin a lashostilidades mutuas entre guaycurues yguaraníes. Una delegación de los primeros,se acerca al campamento español, compues-to de "cristianos" y guaraníes, que, a suvez, les mandan emisarios provistos de suscorrespondientes intérpretes:

"Dende a cuatro días que el prisionero se partió del real, unlunes por la mañana llegó a la orilla del rio con toda lagente de su nación, los cuales estaban debajo de una arbo-leda a la orilla del río Paraguay, y sabido por el Gober-nador, mandó pasar muchas canoas con algunos cristianosy algunas lenguas con ellas (...) para saber y entender quégente eran ". S5

Acto seguido, una delegación de los beli-cosos indígenas pasan a parlamentar con elGobernador, a quien explican su conversióna la causa de la paz... naturalmente a travésdel intérprete que traen consigo y que obvia-mente debía haber aprendido el castellanode una manera de la que no se da noticia:

"Y en su presencia se sentaron sobre un pie como es cos-tumbre, entre ellos, y dijeron por su lengua que ellos eraprincipales de su nación y que ellos y sus antepasadoshabían tenido guerras con todas las generaciones de aquellatierra (...) " 8 6

El intrépido explorador andaluz les haríasaber, a través de las lenguas, que aceptabasus intenciones:

"Y visto por el Gobernador lo que los indios guaycuruesdijeron por su mensaje, y que una gente tan temida era entoda la tierra venían con tanta humildad a ofrecerse y po-nerse en su poder (...) les mandó decir por las lenguasintérpretes que él era venido por mandado de su majestad(...) y a ponerlos en paz y sosiego, y a favorecerlos y hacer-los buenos tratamientos; y que si ellos se apartaban de lasguerras y daños que hacían a los indios guaraníes, que éllos ampararía".^

Por su parte, Gonzalo de Mendoza man-dará a "requerir y amonestar" de parte de sumajestad a los belicosos indios Guacani yAtabare para que cesen en sus hostilidadescontra las "naciones amigas", "siendo reque-ridos y amonestados una, dos y tres veces, ycuantas más debiesen y pudiesen" a travésde farautes, y en caso de que no se atuvie-sen a las amonestaciones "con el menor da-ño que pudiesen les hiciesen guerra, excu-sando muertes y robos y otros males". Do-mingo de Irala, que se encarga de la eje-cución de la orden, envía efectivamente a losintérpretes para requerir a los indígenas,quienes inicialmente hacen caso omiso parafinalmente acabar sometiéndose a las leyesde la convivencia pacífica.88 Cabe pensar, entodo caso, que no ha sido nada fácil el tra-bajo de estos servidores de la palabra que loeran igualmente de la convivencia.

Y no solo la jurisprudencia en estasimprovisadas "cancillerías internacionales".También la jurisprudencia más cotidiana, laque se dirimía en las audiencias y cabildos,ha contado con la presencia de los farautes,a juzgar por las leyes de Indias que re-gulaban o, en su caso, castigaban, por

Sj Citado según León-Portilla, Testimonios, p. 8.84 Polo de Ondegardo, El mundo de los'incas. Madrid, 1990,p.37.85 Cabeza de Vaca, op. cit., p. 120.

86 Ib., p. 120.87 Ib . , p . 121 .88 Ib., p. 136.

98

ejemplo, el trato de los intérpretes con aque-llos que tenían causas abiertas ante las ins-tancias judiciales. La investigadora BárbaraCifuentes en su interesante trabajo Letrassobre voces, ha recogido algunos ejemplosde esta jurisprudencia que aquí, por caren-cia de espacio, no podemos comentar.

LA ENSEÑANZA DEL CASTELLANO Y DE LAS LEN-

GUAS AMERINDIAS. En este sentido, tanto losaspectos lingüísticos de la administración dela justicia como de la enseñanza y la evan-gelización estuvieron modélicamente regula-dos. Todo indígena tenía derecho a ser asis-tido por un intérprete o naguatato y si en unprincipio la propagación de la lengua cas-tellana, encomendada en Méjico, al igualque la evangelización, a los religiosos fran-ciscanos fue una vía de integración hispá-nica, pronto la actuación misionera sirvió depotenciación de la lengua nahua89.

Ya a la llegada de Pedro de Gante, cono-cido del Emperador y primer franciscanoque -en compañía de otros tres frailes- seestablece en Nueva España, empieza laactividad de recuperación del saber filológicode los nuevos espacios culturales, tal y co-mo afirma Juan Torquemada en su Monar-quía Indiana.

("En esto comenzavan a ocuparse, y coger algunosVocablos de la Lengua Mexicana, quando llegaron los otrosdoce".90)

y será continuada por esos célebres doceapóstoles mejicanos, cuya historia está reco-gida en la Crónica de la Provincia del SantoEvangelio de Méjico, escrita por fray Agustínde Vetancur y dada a la luz en 169791. Elmismo Pedro de Gante enseña ya a los in-dios en su lengua (en Tlascala, Tezcoco yMéjico).

La facilidad de la comunicación ha sidouna pretensión prioritaria, estableciéndose,ya desde un primer momento, colegios enlos que convivieran españoles, mestizos e in-dios, como, por ejemplo, el de Michoacán,cuyo título real era Colegio de Españoles,Mestizos é Indios. En 1532, cuando Pedro

de Gante escribe al Emperador, le advierteque, gracias a esas escuelas, ya hay "buenosescrivanos y predicadores o platicos". De he-cho, pronto se ha requerido que los evange-lizadores deban saber la lengua no "como-quiera" sino en profundidad para poder ejer-cer la misión. Una ley firmada por Felipe IIen el palacio de El Pardo en 1578 estableceque los sacerdotes no sean admitidos "a lasDoctrinas y Beneficios de los Indios", si nosupieren la lengua general en que han deadministrar. Esta disposición no pretendíaser papel mojado y por eso se estipula que elclérigo en cuestión

"presente fe del Catedrático que la leyere, de que hacursado en la Cátedra de ella un curso entero o el tiempoque bastare para poder administrar y ser curas ". 92

Añadía esta disposición, que se repetiríaen 1580, que "esto se cumpla y ejecute in-violablemente". El mismísimo Las Casas datestimonio de este aprendizaje lingüísticoque pretende asegurar una comunicación almenos suficiente. En su Apologética historia.Las Casas se queja -a pesar de que, comoobispo de Chiapas, pastorado que no ejerciómucho tiempo, prefirió venir a la Penínsulaa codearse con los eruditos del derecho in-diano y de gentes93 sin haber aprendido el

89 El tema de la actividad compi la tor ia y t raductora de losfrailes franciscanos ha sido amplia y profundamente estudia-do por León-Portilla. Aquí importa presentar un panoramaque destaque la función cultural de esta actividad en un con-texto integrado y general.90 También en la misión de Perú se habla de doce apóstolesfranciscanos, siendo, pues, esta designación ambigua.91 Reed. en Porrúa, 1982.

92 Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias. Citadosegún Bárbara Cifuentes, Letras sobre voces. Juárez, 1998,p. 76.93 En Valladolid tendría lugar en 1550 la célebre disputa deLas Casas con Sepúlveda (1490-1573) acerca del derechoque asistía a los españoles en su conquista de América. Con-tra Las Casas escribiría su Tratado sobre las justas causasde las guerras contra los indios. El jurista cordobés defendíael derecho español a su presencia en América, mientras LasCasas cargaba con su "intolerancia filantrópica" contra esteteólogo que había estudiado en Bolonia. A pesar del eco delas diatribas lascasianas contra la actuación española, toda-vía a principios del siglo X X existían en el Méjico post-hipánicos situaciones de esclavitud, como confiesa KennethTurner en su Méjico bárbaro (1908), quien a su paso por elYucatán ha descubierto personas mantenidas como esclavos.Esto, repetimos, aunque habían pasado ya más de tres siglosde los gritos de Las Casas y de sus discusiones con Ginés deSepúlveda en Valladolid, uno de la independencia y mediodesde que empezara esa revisión apologética de la figura delobispo de Chiapas de la que, por ejemplo, es buen testimo-nio la biografía, aparentemente laudatoria, del fraile zamo-rano Toribio de Motolinía, escrita por Fernando Martínez.Era más bien una apología del dominico que se escribíacuando seguían cometiéndose idénticos desmanes a los quelos indigenistas achacaban a los conquistadores españoles.Quizás el historiador mejicano pretendía lavar con su indi-genismo ferviente, el hecho de haber tomado partido por elinvasor francés y el Archiduque Maximil iano de Austriaemperador de Méjico.

3Eieronymus | £ 99

idioma de sus feligreses a juzgar por lasacusaciones que en este sentido le dirigefray Toribio de Motolinía- de que los espa-ñoles no sepan las lenguas indígenas, extre-mo que él exagera94. Preguntándose si losindígenas mayas del Campeche tenían unejército profesional, afirmaba su ignorancia,pues:

"ni hay español alguno que cure saber aquestas particu-laridades, porque ninguno hay que sepa sus lenguas niponga diligencia en sabella, porque son otros sus cuidados(...) sin duda es de creer que tienen sus leyes y sus honores yremuneraciones (...) que nosotros por falta de la lengua y denoticia dello no alcanzamos". 9S

Más adelante:

"Que si lo que cuenta contiene alguna verdad, que no lohan podido saber ni descovrir sino quien tiene por principalcuidado y oficio sobre ello se desvelar (en) saber y escudri-ñar y penetrar las lenguas, y esto solamente son por la ma-yor parte y cuasi siempre sin excepción no otros sino losfrailes porque como acá no pasasen, al menos los que sonverdaderos frailes, sino para predicar y traer luz a estasgentes dándoles noticias de la verdad y retraerlos de loserrores y ceguedad en que por ignorancia de las cosasdivinas vivían, tienen absoluta y extrema necesidad de sabersus lenguajes, no comoquiera, sino hasta lo último y mássecreto de ellos penetrarlos (...) los demás, como no tenganni hayan tenido este oficio ni este cuidado, creen bastantesaber de las lenguas estas palabras: "daca pan y daca oro "y toma eso y daca esotro " y otras ordinarias semejantes. Deaquí es que por maravilla se halla español alguno que nosea fraile que sepa lengua alguna, no solo no bien pene-irándola, pero, ni aun llegando a la mitaddella" .96

Él mismo no sabe ninguna lengua, aun-que, como excusa, confiesa haber obtenidoinformación de otros religiosos acerca de las"antiguallas" indias:

"yo he visto y experimentado en muchas partes que déliashe andando en compañía de religiosos que sabían penetrarmuy bien las lenguas y dello que he trabajado de ser infor-mado pidiendo por cartas a expertos religiosos me diesendestas antigüedades noticias". 97

Con referencia a Perú, en esas fechas en lasque él escribe la Apologética historia, fechasen las que posiblemente no se ha llevado a

94 En todo caso y por lo que a nuestro tema respecta, hayque constatar que la simpatía que pueda provocar este fa-nático savonarola sevillano que, como decimos, no actuócon el celo debido en Chiapas, no puede ocultar que su igno-rancia y desinterés lingüísticos son un punto negativo, muynegativo, en su saldo histórico.95 Las Casas, Bartolomé, Apologética Historia. Bailly/Bailliére. Madrid. 190996 Ib., p. 23.97 Ib., p. 27.

cabo todavía la conquista, Las Casas escribeque ya hay

"religiosos que por muchos años de conversación y expe-riencia la lengua de aquella tierra estudiaron " . 98

Es de destacar que la enseñanza del cas-tellano a los indígenas ha sido, desde elpunto de vista legal, voluntaria y nunca obli-gada o impuesta:

"ordenamos que á los indios se les pongan Maestros queenseñen a los que voluntariamente la quisieren aprender,como les sea de menos molestia, y sin costa". "

reza una de estas leyes lingüísticas. BárbaraCifuentes llega a afirmar a este respecto que"Carlos V destacó en la legislación que solodebía enseñarse el castellano a los indiosque así lo quisieran"100. Incluso los evan-gelizadores prefirieron con el tiempo el usode las lenguas indígenas. Igualmente hahabido leyes que recomendaban que los mi-sioneros aprendieran las lenguas indígenas,hasta el extremo de que los Superiores te-nían la capacidad de remover de la ense-ñanza de la doctrina a "aquellos que no su-pieran la lengua o idioma de los indios". Mástarde, desde 1536, bajo el virrey Mendoza,las lenguas amerindias serían promociona-das ampliamente tanto en el uso como en laenseñanza:

"esa solicitud [a favor del nahua] y ese modelo de procederno eran exclusivos de la Nueva España, sino que se habíangeneralizado entre los religiosos asentados en distintasáreas del continente durante los siglos XVI y XVII. Para laevangelización del Nuevo Reino del Perú se empleaba elquechua; en los valles de Bogotá y el territorio de Tunja, elchibcha y en Brasil y Paraguay, se había elegido el tupí-

• " 101

guaraní .

Gracias a ese fomento de las lenguas"universales" amerindias, según la investi-gadora mejicana, el náhuatl se generalizótodavía más. Las afirmaciones acusatoriasde algunos críticos en el sentido de que losconquistadores habrían impuesto el española la fuerza no son del todo ciertas. Inclusose ha dado el caso de pedir al rey españolque impusiera la lengua mejicana, elnáhuatl, lengua que, a juzgar por lo queescribe fray Rodrigo de la Cruz en 1550, se

Ib., p. 29.98

99 Cifuentes, B., Letras sobre voces. Multilingüismo a travésde la historia. Ciesas, Juárez, 1998, p. 249.100

101

Ib., p. 101.Ib., p. 103.

100

ha debido extender aún más tras la con-quista:

"A mí paréceme que Vuestra Majestad debe mandar que to-dos deprendan la lengua mexicana, porque ya no hay pue-blos en que ya no hay muchos indios que no la sepan y ladeprendan sin ningún trabajo, sino e uso y muchos se con-fiesan en ella. Es lengua elegantísima y hay arte hecha y vo-cabulario y muchas cosas de las Sagradas Escrituras vuel-tas en ella y muchos sermonarios y hay frailes muy grandeslenguas". 102

Un extremo que no hemos averiguado essi esas "cosas de las Sagradas Escrituras"han sido "vueltas", es decir, traducidas, soloal náhuatl alfabetizado o también a los pic-toglifos propios de la cultura literaria aztecaen la que se han fijado los famosos códices.

Así pues, por lo que se refiere a la misión,ya desde el primer momento se ha sentido lanecesidad de atender la comunicación lin-güística, cosa que, por otra parte, constituíaya una tradición en el perfil del intelectualcristiano, fuera este monje o cristiano de apie. Jerónimo, Ulfilas, Cirilo y Metodio, losmisioneros y viajeros franciscanos a Mongo-lia (Giovanni de Carpine), los jesuítas quepor esa época se empeñan en la investi-gación del Oriente (Japón y China) habíandado muestras de este sentido de curiosidadrespetuosa ante lo otro, recogiendo docu-mentos, memoria y antigüedades de lospaíses que visitan.

El caso de Méjico es paradigma, aunqueno único, de esta labor de propagación y re-cuperación culturales (otros lo llamarán in-culturación) llevada a cabo por los misio-neros españoles103. Tan pronto como ha co-menzado lo que podíamos llamar la "paxhispana" en Méjico, los llamados doce após-toles franciscanos104 han puesto manos a la

102 Citado según Cifuentes, op. cit., p. 78.'°3 Toda la labor desarrollada por los misioneros ha sido per-fectamente estudiada por el grupo de investigadores congre-gados en torno a la figura de Miguel León-Portilla, a menu-do con sentido reivindicativo, no tanto de lo hecho por losevangelizadores cuanto de la cultura indígenas, tal y comohace, por ejemplo, Pilar Máynez en "Traducciones de textosnahuas recogidos por Sahagún" (en Su aliento, su palabra.Homenaje a Miguel León Portilla. Méj ico, 1997).104 Justo es mencionar que, junto a la de los franciscanos,también la labor realizada por los agustinos, mercedarios ydominicos y jesuítas fue muy meritoria. En el hemisferio surse distinguieron, sobre todo, dominicos, mercedarios y jesuí-tas, siendo las reducciones de Paraguay llevadas a cabo porlos jesuítas un ejemplo de esa integración intercultural. Eneste contexto cabe destacar que ni los carmelitas ni los Jeró-nimos, órdenes muy hispanizadas, sintieron el imperativo dela misión. Los Jerónimos solo ocasionalmente (con ocasión

obra a una evangelización que no estorbabael mantenimiento de las costumbres y hábi-tos culturales compatibles con la nueva feque se les quería trasmitir. La fundaciónde los conventos-colegio de Tezcoco y deTlateloloco por parte de los franciscanos su-puso un punto de referencia de la nueva víaque emprendía la sociedad india: la de la in-tegración en la cosmovision de los conquis-tadores, sin duda -justo, aunque quizás nopolíticamente correcto, es decirlo-, másavanzada105. En ellos o en torno a ellos ac-tuaron y se distinguieron las figuras de Pe-dro de Gante, de Andrés de Olmos, de Tori-bio de Benavente, de Bernardino de Saha-gún, de Juan de Zumárraga y un lago etcé-tera que en la mayoría de los casos mostra-ron un respeto hacia la lengua y la cosmo-visión de unos pueblos a los que, por impe-rativos de su propia misión, debían convertira la religión cristiana.

Por eso, en los trabajos de historiografía,paleografía, arquelogía, crítica literaria y co-leccionismo que los misioneros hicieron pararecuperar las antigüedades indianas sepresta la atención debida a un capítulo quefue central en la relación entre indios y colo-nizadores: la comunicación. En ellos no setrataban los temas de relumbrón que airea-ban, por ejemplo, los problemas jurídicos dela conquista, espacio intelectual muy pro-picio para el lucimiento de los eruditos, fue-ran estos Las Casas o Ginés de Sepúlveda.Eran testimonios de una relación más di-recta, informes de la vida cotidiana en Nue-va España o de Nueva Castilla en la que lofundamental era llegar al otro. En la yamencionada Monarquía indiana, escrita aprincipios del siglo XVII -es decir, fuera yade la dialéctica de las anales y relacionesque se escriben con carácter apologético oacusatorio de unos y otros- por Juan deTorquemada, desde el primer momento losproblemas lingüísticos son puntos de refe-rencia de la exposición. Así, por ejemplo,cuando trascribe el largo discurso en el quelos frailes piden a los indios que les entre-

de visitas recaudatorias o de nombramientos reales) han pi-sado tierra americana.105 Cada uno es libre de juzgar la cosa según sus propios cri-terios. El problema es la objetividad de estos. Desde la con-sideración histórica desapasionada habrá que reconocer que,a costa de perder entidad e identidad, los galos, los teutoneso los hispanos de comienzos de nuestra era sufrieron un pro-ceso de aculturación que, sin embargo, les reintegró en unsistema global más perfecto: el romano. Quizás esto puedaaplicarse también en el caso de la Colonia.

ïieronymus j£omplutci>sis| 101

guen sus hijos, discurso que ha sido reco-gido por fray Bernardino de Sahagún:

"Esta, y otras Platicas, que hicieron aquellos primeros Pa-dres, luego que vieron à estos caciques, y Señores, en losquales se contiene la Doctrina, que les enseñaron, escrivióel Venerable Padre Frai Bernardino de Sahagún, de buenamemoria, que vino pocos años después de los primeros ytrabajó en esta obra de la conversión mas de sesentaaños-. W6

En el capítulo XIII del libro XV refiere"Del modo, que tuvieron estos MinistrosEvangélicos, para enseñar a los niños, Hijosde los Señores, y Hombres Principales, yotros niños". Conforme a sus indicaciones,junto a los conventos se habrían edificadounos aposentos donde debían acoger a losniños que pensaban enseñar,

"para que así fuesen instruidos y durmiesen; y junto a estagrande Sala, se hicieron otras pequeñas, para lo que lesfuese necesario (...) que... era una manera de Colegio" .m

Estas casas y salas ocupaban el interiorde los claustros conventuales. Torquemadanos hace referencia a un episodio que posi-blemente ha dado un giro característico a laenseñanza emprendida en Nueva España:Dado que los caciques y principales no que-rían desprenderse de sus hijos, hacían pa-sar a los de sus siervos como propios, con loque

"doctrinados, enseñados en la Lei de Dios y en saber leeryescribir, salieron hombres hábiles, y vinieron después amandar las Repúblicas, y a sus Amos a la vuelta deotros"™

El régimen de internado establecido enestos conventos ha sido muy semejante alque todavía hoy se estila en algunas institu-ciones docentes; en ellos han llegado aalbergarse hasta mil niños -en cálculos delhistoriador franciscano- que se encomenda-ban a

"unos Viejos Ancianos, que miraban por ellos, y les davande comer lo que les traían sus Madres, y la Ropa limpia, yotras cósalas que havían menester, que para lo demás, notenían necesidad de Guardas, porque en todo el día no seapanavan dellos algunos de los religiosos, trocándose àveces. Después que llegaron a tener noticia de su Lengua, yla comenzaron à hablar con libertad y desenvoltura, ya nodormían después de Maitines... se ocupaban en enseñar alos Indios, hasta la hora de Misa, y después de Misa, hasta

hora la hora de comer. Después de comer, descansavan unpoco, y luego bolvían a la Escuela hasta la tarde (...) Loprimero que en estas escuelas les començaron a enseñar fue(...) rezar el Pater noster (...), todo esto en latín (por nosaber los religiosos su lengua, ni tener Intérpretes, que lotradugesen y bolviesen a ella, lo demás que podían, porseñas, como Muchos se lo davan a entender, y después quesupieron Lengua, por palabra".109

En el capítulo siguiente habla

"del grande trabajo, que estos apostólicos Padres pasaron,a los principios, por no saber la Lengua de los Indios; y delos medios, que tomaron para aprenderla, y del modo quetuvieron de enseñar la Doctrina ". "°

También de su insatisfacción por no po-derse comunicar con los indígenas y trans-mitirles la doctrina:

"Esto les tenía muy desconsolados, y afligidos, en aquellosprincipios, y no sabían que hacerse. Porque aunque de-seaban, y procuraban de aprender la Lengua, no avia quiense la enseñase ". " '

Ante esta situación de insatisfacción losbuenos frailes han ideado un método que leshacía superar el sentido de la modestia y lagravedad religiosas y ponerse a jugar conellos:

"con pajuelas, o pedrezuelas, los ratillos, que tenían dedescansos y esto hacían para quitarles el empacho de la co-municación; y traían siempre papel, y tinta en las manos, yen oiendo el Vocablo al Indio, lo escrivían, y el propósitoque lo dijo"2. A la tarde juntávanse los religiosos, y comu-nicaban los unos, a los otros sus escritos, y lo mejor quepodían conformavan a aquellos Vocablos el Romance, quele parecía convenir. Y acontecióles, que lo que oi les pa-recía, que avían entendido, mañana les parecía no serasi"m

Es obvio que la actividad translatoria quedespués ejercieron tuvo que ir precedida deesta costosa labor de investigación filológica.Efectivamente, fruto de esta y comienzoprácticamente de la filología náhuatl fueronlas obras que dan a la imprenta el extreme-ño fray Alonso de Molina (Vocabulario enLengua Castellana y Mexicana), y Andrés deOlmos (Arte para aprender la lengua mexi-cana). La gramática del náhuatl, que Olmosacabó en 1547, comprendía una pequeña

' Torquemada, op. cit., p. 27.'Ib., p. 28.' Ib., p. 29.

109 Ib. , p . 29 .110 Ib. , p . 32 .111 Ib. , p . 32 .112 Adviértase el sentido lexicográfico depurado que tiene alno recoger solo el concepto, sino también el contexto: "elpropósito que lo dijo".113 Ib., p. 32.

102

antología de textos en esta lengua. Por otraparte, son numerosos los diccionarios y gra-máticas que de las lenguas indígenas se rea-lizan, casi todos ellos con intenciones pasto-rales. Tales son, por ejemplo, el diccionariomisteca, del dominico fray Francisco de Al-varado (1593) o el motul, de fray Antonio deCiudad Real.

Producto de esa investigación114 fueronobras pastorales y catequesis en náhuatl co-mo el Breve y más compendiosa DoctrinaCristiana de Molina o de arqueología lite-raria como los huehuehtlahtolli de Olmos,Sahagún y muchos otros santos varones.Fray Andrés de Olmos, "la mejor lenguamexicana que entonces había en esta tierra,y hombre docto y discreto", es comisionadoen 1533 por su superior fray Martín de Va-lencia

"para que sacase en un libro las antigüedades de estos na-turales indios, en especial de México y Tetzcuco y Tlaxcala,para que de ello hubiese alguna memoria, y lo malo y fuerade tino se pudiese mejor refutar y, si algo bueno se hallase,se pudiese notar, como se notan y tienen en memoria mu-chas cosas de otros gentiles " . " 5

El fraile franciscano entrevistaría a losproceres y ancianos y consultaría las pin-turas, libros y códices que conservaban loscaciques. Estos escribirían en su lengua, sa-cándolos de los pictoglifos, una serie detextos de carácter sapiencial, fruto de lo cualson los huehuehtlahtolli o preceptos moralesque se trasmitían oralmente de padres a hi-jos en lengua náhuatl. Que los indígenas te-nían en estos pictoglifos una escritura eficazcomo memoria de sus tradiciones orales nodebe extrañar, pues no hacían sino algo pa-recido a lo que hoy en día es la técnica de latoma de notas de la interpretación conse-cutiva.

El P. Olmos se ha percatado, y no ha sidoel único, de que las diferencias de sistemalingüístico y cultural dificultan enormemen-te la comunicación:

"Cosa prolija sería poner todas las oraciones en las qualesdiscrepa nuestro romance de la manera de decir de la len-

gua, quiero decir que lo indio no corresponde al caste-llano". " 6

Su hermano de hábito Bernardino deSahagún, recogería con el mismo métodootros 40 huehuehtlahtolli de la región deTlatelolco y que él calificó con admiración de"rethorica y philosophia moral y theologia dela gente mexicana". La admiración del fraileleonés por esta sabiduría le llevó al extremode exponerse a las suspicacias inquisitoria-les por afirmar que algunas de las pláticaspor el recogidas más aprovecharían "dichasen el pulpito, por el lenguaje y estilo en queestán (mutatis mutandis), que muchos ser-mones, a los mozos y mozas".

Estas pláticas morales, según afirmaLeón-Portilla, continuaron siendo transmiti-das libremente después de la Conquista,hasta el extremo de que Zorita los incluiríaen su "relación" a Felipe II. Finalmente sepublicarían en 1600 en edición del tambiénfranciscano de Tlatelolco fray Juan Bau-tista de Viseo, mejicano que aprendería elnáhuatl como sus ilustres hermanos de há-bito, bien que a su pesar y por indicación defrailes venidos de la Península. El investi-gador mejicano es claro al respecto:

(...) "El intercambio cultural, en lo que a los mesoameri-canos concierne no se limitó... a un mero someterse y tenerque aceptar ideas, creencias, instituciones, técnicas, nuevoscultivos y animales, sino también a merecer el reconoci-miento en formas suyas de expresión como estas de loshuehuehtlahtolli. Siendo verdad innegable que a los espa-ñoles les interesaron los metales preciosos y también algu-nos fármacos y plantas alimenticias mexicanas, es tambiéncierto que a España llegaban varios libros o códices mesoa-mericanos que provocaron la admiración de los humanistascomo Pedro Mártir de Anglería, y asimismo algunos pocostextos de la antigua palabra ". " 7

El mencionado Juan Bautista dispondríala publicación de numerosas traducciones alnahua, entre ellas el Sermonario en lenguamexicana, así como un Confessionario enlengua mexicana y castellana y la traducciónal náhuatl de la Vida y milagros del biena-venturado Sant Antonio de Padua, de frayMarcos de Lisboa, lo que da fe de la atencióny respeto que se prestaba a la cultura dedestino, incluso por parte de los religiososvenidos de fuera, como el fray Arnaldo de

114 La mejor información sobre los escritos en náhuatl la hareunido Ascensión H. de León-Portilla en Tepuztlahcuilolli.Impresos en náhuiatl. UNAM. Méjico. 1988."5Mendieta, Jerónimo, Historia eclesiástica indiana, citadosegún Miguel León-Portilla, "Introducción" en Testimonios,p.9.

1 '" La obra de Olmos, Arte de aprender la lengua mexicana.vería la luz en 1547, es decir, cinco lustros después de laconquista de Méjico. La obra sería reeditada en 1885 y, másrecientemente, por el matrimonio León-Portilla117 Miguel León-Portilla, Testimonios. Pag 15.

¡Jieronymus |(2omplutcnsis| 103

Basacio ("francés de nación") mencionadopor fray Juan Bautista.

Es más que evidente que en esta fijaciónde los conceptos culturales indígenas, estoshombres, movidos por un interés humani-tario, han debido de encontrar grandes difi-cultades de carácter intelectual y lingüístico.El autor de la mencionada Relación de Mi-choacán, probablemente un fraile francis-cano, describe la historia de los tarascosoída a los ancianos de ese pueblo. Al virreyMendoza le da noticia de las penalidades detraducción e interpretación a las que se veconfrontado, ya que tiene que manejar con-ceptos para los que no existe equivalente:

"y digo, que apenas hay otra virtud entre ellos, porque aunnombre propio para ninguna de las virtudes tienen, dondeparesce que no las obraban, porque para decir castidad, seha de decir por rodeo en su lengua, y así de otras virtudescomo es templanza, caridad, justicia, que aunque tenganalgunos nombres, no las entienden"'.118

Tan es así que la "relación", en la que elfranciscano solo ha intervenido como intér-prete de los ancianos a los que ha pregun-tado acerca de los orígenes y creencias delos tarascos del oeste de México, advierteque para entender su redacción, que pre-tende ser fiel a sus fuentes, el lector debesituarse en la manera de ser, pensar yexpresarse del pueblo indígena:

"A esto digo que yo sirvo de intérprete de estos viejos, yhaga cuenta que ellos lo cuentan a Vuestra Señoría (...)Vuestra Señoría haga pues enmendar y corregir y favorezcaesta escritura (...) porque esta lengua y estilo parezca bien alos lectores y no echen al rincón lo que con mucho tra-bajo se tradujo en la nuestra castellana. Lo que aviso más alos lectores, que usen los interrogantes que llevare estaescriptura y relación, y se hagan a la manera de hablardesta gente, si quieren entender su manera de decir, porquepor la mayor parte hablan por interrogante, en lo quehablan por negación ". " 9

A pesar de eso, el redactor -posiblementefray Martín de la Coruña o uno de los frailesde su convento- adapta ocasionalmente allector español las instituciones tarascas al

118 Anónimo, Relación de Michoacán. Historia 16, Madrid,1989, p. 29. A este respecto la afirmación del fraile michoa-cano parece en total desacuerdo con la pretendida castidadque Las Casas supone en los indios, ya que en el capítuloXXXVI de la Apologética Historia dice textualmente: " (...)como no se puede cognoscer por la templanza de usar desus propias mujeres, que no parece que las tienen para otracosa que para sustentar solamente la humana especie"(op. cit., p. 92).119 Ib., p. 34.

llamar, por ejemplo, al sumo sacerdote"papa", como hacía Díaz del Castillo y "vino"a la bebida alcohólica de los indígena. Estaadaptación se daba también a la inversacuando los indígenas, al relatar sus expe-riencias, se referían a los caballos como ve-nados.

Este comportamiento de los colonizadoresy misioneros españoles puede hacerse valeren positivo también para las colonias portu-guesas y para las misiones de los jesuítas enel Extremo Oriente y hacerse extensivo amuchos misioneros de las confesiones cris-tianas que, movidos por el celo religioso, de-dicaron sus esfuerzos a comunicar lo propioy, sin duda, a recibir la comunicación de loajeno. Ya a mediados del XVII, el jesuíta es-pañol José de Anchieta iniciará en Brasil laliteratura culta de este país, escribiendo enespañol, portugués y tupí, lengua la masextendida en la zona costera y de la que ha-rá una gramática.

Pecaríamos de injustos si en esta presen-tación del intérprete/traductor hispanoame-ricano de la Conquista como "modelo" de laactuación del traductor en el encuentro delas culturas, no hiciésemos mención de, almenos, de otras dos personalidades religio-sas como la del leonés Toribio de Morgro-vejo, arzobispo de Lima y traductor del cate-cismo al quechua y al aymara -que cuajóméritos como enlace entre los pueblos dePerú- y la de Juan de Zumárraga, primerobispo de Méjico, a quien se debe la cons-trucción de la hermosa catedral que presideel Zócalo de la capital y promotor del colegiode Tlatelolco, fundado en 1533, en el que sehan enseñado las latinidades a los indígenasy en el que, según confesión de Motolinía,han destacado algunos alumnos, que com-ponían "oraciones largas y bien autorizadasy exámetros y pentámetros".120

LA EXPLORACIÓN. Junto a la Conquista y laEvangelización hay un tercer aspecto delencuentro hispano-americano en el que elproblema de la comunicación y, consiguien-temente, el intérprete han desempeñado unpapel decisivo: la exploración. De las dosetapas que se pueden distinguir en la actua-ción del intérprete, la de la comunicaciónutilitaria, a la que alude Las Casas, y la dela recuperación del saber lingüístico y la

120 Igualmente se han compuesto guías de conversación pas-toral como los confesonarios. Algunos de estos trabajos sesirvieron de la escritura pictográfica.

104

cultura tradicional a través de este, laexploración ha sido posiblemente la actua-ción menos comprometida con la recupe-ración filológica, pues la ausencia de unaexpectativa de asentamiento ha desprovistode un interés lingüísticamente más fundadoa la comunicación. Lo práctico, es decir, laresolución del problema inmediato de enten-dimiento ha tenido que primar, aunque nopor eso se ha prescindido de la organizacióndel correspondiente lingüístico.

Los exploradores son los que más se hanatenido al lenguaje por señas, aunque cuan-to mayores han sido las posibilidades deplática mayor ha sido el interés que les pro-ducía el contacto a través de los intérpretes.En todo caso a la "seña" que indicaba el"real" le ha seguido el "término" como res-puesta a la "interrogación intuitiva". Así sefueron poniendo nombres, fijando equivalen-cias y creándose los "vocabularios" para usopersonal. Ya hemos mencionado como en lasfuentes historiográficas se recogen los viajesde Grijalva, de Hernando de Córdoba, etc.,en los que las lenguas acompañaban la des-cubierta de nuevas tierras. El caso de AlvarNúñez Cabeza de Vaca puede valer comomodelo de interacción entre el explorador,"las lenguas" y las gentes descubiertas. Solounos apuntes sobre su modo de procedercomunicativo.

Después de haber partido de Cuba comotesorero de la expedición de Panfilo de Nar-váez a la conquista de Florida, tuvo que con-tentarse inicialmente con la tarea de relatorde las experiencias obtenidas a lo largo desu particular "Anabasis", que, desde las cos-tas de Florida, le llevó, tras su naufragio enaquellas inhóspitas tierras, hasta Méjico. Enel capítulo IV de sus "Naufragios", despuésde mencionar el encuentro con cuatro indiosa los que les muestran unos granos de maíz,hace frecuentes alusiones a la utilización dellenguaje universal de las señas:

"Ellos nos dijeron que nos llevarían donde lo había (...).Por señas preguntamos a los indios de donde habían habidoaquellas cosas (...)" l21.

Difícilmente el verbo "decir" puede tener elsentido primario del término y más biendebe referirse a los gestos y señas por losque los indígenas les dan a entender dóndese encuentran los graneros de semejante ce-real, tal y como queda expresado en el verbo"preguntar". Que el relator debería haber

utilizado otros términos como indicar/seña-lar, etc. es obvio, pero el interés de Cabezade Vaca no iba a la precisión lingüísticacuanto el sentido del relato. Un poco másadelante los indios les dan a entender("señaláronnos" es el verbo utilizado) que

(...) "muy lejos de allí había una provincia que se decíaApalache y hacía señas de haber muy gran cantidad de todolo que nosotros estimábamos en algo (...) " 122.

Posteriormente en encuentros sucesivoscon otras tribus de lengua distinta, se da aentender por señas:

"hícelos entender por señas cómo se nos había hundido unabarca (...)" m.

A pesar de las limitaciones del lenguajede señas, los indios le hacen entender asun-tos con un importante grado de complica-ción comunicativa:

"Mas visto que otro remedio no había, y que por cualquierotro camino estaba más cerca y más cierta la muerte, no cu-ré de lo que decían, antes rogué a los indios que nos lleva-sen a sus casas, y ellos mostraron que habían gran placer deello" 124.

Con esta auto-invitación impuesta, loscastellanos asumían el riesgo de ser devo-rados en ritos caníbales, si bien, dado el gra-do de desnutrición que sufrían, se salvaríande la primitiva cazuela a la que estabandestinados.

En sus posteriores andanzas por tierrasdel Paraguay, Cabeza de Vaca, ya más du-cho en la empresa descubridora, intenta dis-poner siempre de un servicio de traducción,bien indígena, bien español. A esas alturasdel siglo XVI (los años 40), los contactos yavan calado en la sociedad mestiza que estásurgiendo y cierto es que hay ya una comu-nicación menos dificultosa entre "llegados" y"hallados" que en la década anterior. Así,cuando de regreso en Ascensión de un viajea Buenos Aires, se le presenten las quejastanto por parte de los pobladores como delos conquistadores contra los oficiales de sumajestad, congregará a unos y otros para,en presencia de religiosos y clérigos, incul-carles el cumplimiento de las leyes emana-das de la corona relativas al trato de losindígenas. Los frailes serían los encargados

121 Cabeza de Vaca, op. cit., p.7.

3|ieronymus |

122 Ib., p. 7.123 Ib., p. 25.124 Ib., p. 26.

105

de avisarle en caso de que se contraviniesenlas reglas del trato humano y del "especialcuidado" en la doctrina y enseñamiento delos indios naturales. Serán estos mismosmisioneros los encargados de encomendar alos indios que se abstengan de la antropo-fagia, extremo este que indica que ya exis-tía un número considerable de religiosos(aunque estamos todavía lejos de las poste-riores reducciones) que hablaban perfecta-mente las lenguas de la cuenca del Paranáo, al menos, el guaraní.

"Y allende de esto, les fue dicho y amonestado que seapartasen de comer carne humana, por el grave pecado yofensa que en ello hacían a Dios, y los religiosos y clérigosse lo dijeron y amonestaron (...). Esta generación de losguaraníes es una gente que se entienden por su lenguajetodos los de las otras generaciones de la provincia, y comencarne humana de otras generaciones que tienen por ene-migos, cuando tienen guerra unos con otros; y siendo deesta generación , si los captivan en las guerras, tráenlos asus pueblos, y con ellos hacen grandes placeres y regocijos,bailando y cantando; lo cual dura hasta que el captivo estágordo, porque luego que lo captivan lo ponen a engordar yle dan todo cuanto quiere a comer, y a sus mismas mujeres ehijas para que haya con ellas sus placeres, y de engordallono toma ninguno el cargo y cuidado, sino las propiasmujeres de los indios ".I2S

La acendrada conciencia comunicativa,quizás forjada en sus andanzas por Florida,donde había dependido de los signos, le ha-ce estimar los servicios de las lenguas porencima de todo. En cierta ocasión, el Gober-nador, es decir, él mismo interrumpirá suexploración del Paraguay para realizar laspesquisas pertinentes entre los indígenas ycontratar los servicios de un faraute guaranídel que ha tenido noticias:

"Porque le informaron que entre los indios del puertoestaba uno de la generación de los guaraníes, que habíaestado captivo mucho tiempo en poder de los indiospayaguaes, y sabia su lengiua, y sabía su tierra y asientodonde tenían sus pueblos, y por lo traer consigo para hablarcon los indios payaguaes (que fueron los que mataron aJuan de Ayolas y cristianos), y por vía de paz haber de ellosoro y plata que le tomaron y robaron (...) y habiendohablado y platicado con ellos, les dijo la necesidad quetenia del indio que había sido captivo de los indiospayaguaes, para lo llevar por lengua y intérprete de losindios, para los traer a paz y concordia ". l26

Es este uno de tantos episodios que de-muestran que el encuentro humano, la paci-ficación y la convivencia dependían no solode la voluntad de unos y de otros, sino tam-

125 Ib., p. 103.126 Ib., p. 140.

bien de la posibilidad de comunicación entreambos bandos.

Al de Cabeza de Vaca podíamos añadircientos de casos de conquistadores y descu-bridores frustrados (Soto, Aguirre, Grijalva,etc.) a los que la suerte redujo a la condi-ción, más modesta o menos gloriosa, deexploradores, pero que en la persecución deEl Dorado o de Jauja tuvieron que ir dandopalos de ciego en un medio humano y na-tural con el que no se podían comunicarhasta que la lengua organizada y sistemá-tica de los farautes les dio la posibilidad desaber lo que realmente habían hecho: des-cubrir un mundo nuevo mientras seguíanderroteros equivocados.

CONCIENCIA HISTORIOGRÁFICA Y TRADUCTORA.Finalmente no quisiéramos dejar de men-cionar, aunque sea de pasada, la concienciahistoriográfica que anima a muchos de estoscronistas, conscientes de que sus escritosestán llamados a atraer el interés eruditosobre una realidad y un pasado descono-cidos. Muchos de ellos son muy conscientesde que la exposición histórica de los resul-tados que esa quintuple actuación española(conquista, colonización, exploración, admi-nistración y evangelización) ha producido se-rá objeto de interés científico universal y,consiguientemente, de traducción. A esta seorienta más de un atisbo de preceptiva tra-ductiva. López de Gomara tiene bien claroque la traducción de las relaciones, cróni-cas, "décadas", antigüedades y demás escri-tos documentales sobre los hechos, redacta-dos en una u otra lengua, pueden ser des-virtuados si no se procede con cautela filo-lógica. En su Historia General de las Indias,de 1551, escrita en romance, advertía a losposibles traductores:

"Algunos, por ventura, querrán trasladar esta historia aotra lengua, para que los de su nación entiendan las ma-ravillas y grandezas de las Indias, y conozcan que las obrasigualan, y aun sobrepujan, a la fama que de ellas anda portodo el mundo. Yo ruego mucho a los tales, por el amor quetienen a las historias, que guarden mucho la sentencia [elsentido], mirando bien la propiedad de nuestro romance,que en muchas veces ataja grandes razones con pocas pa-labras. Y que no quiten ni añadan, ni muden letra a losnombres propios de los indios, ni a los sobrenombresespañoles, si quieren hacer oficio de fieles traductores". l27

Consciente del valor de lingua franca quetodavía tenía el latín y barruntando quealguien, para dar mayor conocimiento de lo

'Op. cit., p. 23.

106

escrito, intentaría verter su obra a esta len-gua, advertía que él ya lo estaba haciendo:

"También los aviso cómo compongo estas historias en latín,para que no tomen trabajo en ello... La hago de momento encastellano porque gocen de ella primero todos nuestros es-pañoles. Quedo haciéndola en latín más despacio, y laacabaré pronto ".

No sabemos si esa misma conciencia hasido la que movió a Bartolomé de las Casasa hacer "brevísima" su "relación". Cierto esque consiguió una recepción a través de latraducción que, de haber existido el recono-cimiento de los derechos de autor, habríasido el primer best-seller de la historia enformato moderno.

Como Jerónimo, Maimónides o Vives, estossencillos pero bien preparados siervos de lapalabra se han percatado de las vicisitudesde la traducción. Fray Andrés de Olmos, porejemplo, habría traducido estos textos, fija-dos en náhuatl, al castellano, tal y comoatestigua Bartolomé de las Casas en su Apo-logética Historia,

(...) "fielmente, sin quitar cosa que fuese de sustancia,sacando sentido, no palabra de palabra; porque, como dijoél en un prologuillo que a las dichas pláticas y exhorta-ciones hizo, a veces una palabra en aquella lengua requieremuchas de las nuestras, y una de las nuestras comprehendemuchas de las suyas..." .l29

Por su parte, muchos de ellos manifies-tan esa conciencia propia del traductor y delfilólogo que juzga irreproducible los térmi-nos o conceptos de un pueblo (efectivamentemuchos de ellos, a pesar de los universaleslingüísticos o la globalización, son irrepro-ducibles) y que obliga a darlos al lector ensu originalidad para que así este incrementesu patrimonio mental con las aportacionesde la alteridad. En este sentido, el casode Sahagún es modélico: toda su Historiaestá plagada de términos específicos comoTlalpoyomatli, Tizaapan, oloti y un sinfín deellos, a los que solo en ocasiones encuentrala equivalencia, pero a los que el contextopermite atribuir un significado.

También cabe señalar que muchos hanemprendido estas redacciones y traduccio-nes con la conciencia de la funcionalidad ode la provisionalidad que exigirían un per-

feccionamiento retórico. Por eso, el autor dela relación de Michoacán, dirigida al VirreyMendoza de Méjico, encarga a este la tareade la corrección estilística:

"Vuestra Señoría haga pues enmendar y corregir y favo-rezca esta escritura, pues se empezó en su nombre y por sumandamiento, porque esta lengua y estilo parezca bien a loslectores y no echen al rincón lo que con mucho trabajo setradujo en la nuestra castellana" . 13°

AL FINAL DE LA COLONIA. Esta atención a lostemas lingüísticos ha continuado a lo largode toda la Colonia. Cabría colofonar el pre-sente trabajo, que es solo una aproximaciónal tema "traductores e intérpretes en la Amé-rica hispana", mencionando la personalidadde Máximo Rodríguez, soldado peruano de lainfantería de marina española e intérprete,quien se embarca en la expedición ordenadapor el virrey Amat de Perú a la Polinesia enla segunda mitad del XVIII. Habiendo apren-dido empírica y autodidácticamente algunosvocablos tahitianos, aumentaría sus conoci-mientos lingüísticos en Perú gracias al con-tacto con los indígenas que una primeraexpedición habían llevado a Lima. Vuelto enuna segunda a las islas del sur, tras tocar lade Pascua, actuaría de antropólogo, colec-cionista y fedatario en el tratado entre el so-berano de Tahiti y el Rey de España, de-jando un interesantísimo Diario131 así comoVocabulario español tahitiano que, por des-gracia, se perdió. Así pues, entre Aguilar yMartínez queda una anónima turbamulta deeruditos, a su manera al menos, que hicie-ron de la equivalencia, de la comprensión,de lo distinto su motivación vital.

A MODO DE CONCLUSIÓN. A pesar de que, com-parada con los modernos estudios historio-gráficos, la mayoría de los cronicones y rela-tos de la Colonia manifiestan un carácternaif -carácter que, por lo demás, manifiestatoda la historiografía de la época-, hay quereconocer que la lectura de los mismos im-presiona 1) por un interés extraordinario,e inusitado hasta entonces, por recuperary registrar para la memoria de la posteridady de la lejanía los episodios, tanto terribles ygrandiosos como íntimos y cotidianos, deese encuentro milenario; 2) idéntico interéspor la observación admiradora y extrañada

128 Citado según Francisco López de Gomara, HistoriaGeneral de las Indias. Barcelona 1985, p. 26.129 Citado según León-Portilla, Testimonio..., p. 11.129 Op. cit., p. 78.

l30Anónimo, Relación de Michoacán, p. 34.131 Ha sido publicado por Historia 16 bajo el título de Es-pañoles en Tahiti en la colección de Crónicas de América,1992.

'Jjieronymus |Çomplutensis| 107

de las diversas y diversificadas culturas ylenguas que la Colonia va incorporando enun cuadro de convivencia, al tiempo justo einjusto, que se perpetuó durante tres siglos;3) y -sobre todo importante para los que nosdedicamos a historiar la actividad versora einterpretativa a lo largo y lo ancho del mun-do y dar a entender su importancia a unasociedad que la desconoce- una marcadaafición a destacar la tarea y función de unosservidores de la palabra que, sumidos en lavorágine del tiempo y sus contingencias, su-pieron sentar con su esfuerzo y su saber las

bases para un mejor conocimiento y mutuotrato de las diversas partes. Con ello senta-ron un precedente que no ha sido continua-do por una historiografía que, con su acti-tud, ha impedido que la sociedad tome con-ciencia del papel desarrollado por los profe-sionales de la comunicación.

Miguel A. Vega

108