Letras 25 de enero

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Letras SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 25DEENERODE2014| DE CAMBIO [ Letras ] Alfredo Zalce In memoriam JUANCARLOSJIMÉNEZABARCA JUANCARLOSJIMÉNEZABARCA JUANCARLOSJIMÉNEZABARCA JUANCARLOSJIMÉNEZABARCA JUANCARLOSJIMÉNEZABARCA | PAG. 2 PAG. 2 PAG. 2 PAG. 2 PAG. 2 Búnbury: Esquirlas de un concierto SERGIO YEYO PIMENTEL | PAG. 4 PAG. 4 PAG. 4 PAG. 4 PAG. 4 Janis Joplin: La gran Bruja Cósmica MARCO ANTONIO REGALADO REYES | PAG. 7 PAG. 7 PAG. 7 PAG. 7 PAG. 7 ESCAPARATEDELIBROS ESCAPARATEDELIBROS ESCAPARATEDELIBROS ESCAPARATEDELIBROS ESCAPARATEDELIBROSNOVEDADES|PAG.5 PAG.5 PAG.5 PAG.5 PAG.5 ELTERCEROJO ELTERCEROJO ELTERCEROJO ELTERCEROJO ELTERCEROJOSYLVAINPROVILLARD|PAG.6 PAG.6 PAG.6 PAG.6 PAG.6

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LetrasSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 25 DE ENERO DE 2014 |

D E C A M B I O[Letras]

AlfredoZalce

In memoriamJUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCAJUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCAJUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCAJUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCAJUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCA

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Búnbury:Esquirlas deun concierto

SERGIO YEYO PIMENTEL| PAG. 4 PAG. 4 PAG. 4 PAG. 4 PAG. 4

Janis Joplin:La granBruja CósmicaMARCO ANTONIO REGALADO REYES| PAG. 7 PAG. 7 PAG. 7 PAG. 7 PAG. 7

ESCAPARATE DE LIBROSESCAPARATE DE LIBROSESCAPARATE DE LIBROSESCAPARATE DE LIBROSESCAPARATE DE LIBROS NOVEDADES | PAG. 5 PAG. 5 PAG. 5 PAG. 5 PAG. 5EL TERCER OJOEL TERCER OJOEL TERCER OJOEL TERCER OJOEL TERCER OJO SYLVAIN PROVILLARD | PAG. 6 PAG. 6 PAG. 6 PAG. 6 PAG. 6

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Alfredo Zalce. In memoriamA 106 años de su natalicioPOR JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCAPOR JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCAPOR JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCAPOR JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCAPOR JUAN CARLOS JIMÉNEZ ABARCA

n el año 1951, Alfredo Zalce estuvoaquí, en el lugar que hoy nos reúnepara conmemorar su natalicio; enotras palabras, hacemos memoria desu vida, la cual varias y varios aquí

presentes compartieron en ocasiones quecada quien conservará.

Realizó, en las escaleras que fungencomo escenario del presente acto, la obratitulada “Los defensores de la integridadnacional”. Cuauhtémoc, aquél poeta-gue-rrero al cual Ramón López Velarde dirigie-ra el verso “Joven abuelo, déjame loarte/único héroe a la altura del arte”, enfrentacasi desnudo, armado únicamente con lafuerza de sus gruesas manos, a los enemi-gos de la integridad nacional, representa-dos por conquistadores españoles, miem-bros de la Inquisición e inversionistas ex-tranjeros que explotan las riquezas mexi-canas en beneficio propio, saqueando in-cluso el cuerpo caído de un joven indígena.

Cubiertos por la gallardía de Cuauhté-moc, el bajo ala de un águila rompehuesos,y el manto de la bandera nacional, lospróceres de la Independencia de Méxicoblanden sables, fusiles y cadenas de lascuales se han liberado. Los ídolos han caí-do, sus rostros se encuentran fragmenta-dos; lo vemos a los pies del muro princi-pal. Los dioses prehispánicos, como decíaJosé Vasconcelos, son crepusculares. Esteepisodio afirma que la historia ha reconfi-gurado el cuerpo nacional y la lucha ar-mada constituye la vía para la liberaciónde los pueblos mexicanos.

Pero no hay lucha armada que por símisma pueda hacer duraderas sus conse-cuencias efectivas: tras de sí, otros frentestrazan el horizonte que representa el pe-riodo de la Reforma, los constituyentescuya vestimenta no es bélica sino legisla-tiva. Y después, nuevamente la revueltaarmada, la Revolución, sus caudillos y fi-nalmente, la cercanía del gobierno con elpueblo a través de la figura oficiosa y siem-pre ejemplar de Lázaro Cárdenas. Todosucede ante los ojos de un obrero que mirasobre sus hombros la herencia del pasa-do, dejando de lado un momento el marti-llo mecánico a los pies del tramo final deesta escalera de ascenso.

La génesis de nuestro presente, así dis-puesta, es trabajo de una comunidad quehabita varias generaciones. Una comuni-dad cuya historia común a todas y todosnosotros se refleja en esta obra y, segúnrecordarán, también en la condensada enlos muros del Palacio de Gobierno, a esca-sas manzanas de este edificio. Encontra-remos allá alegorías de la Revolución y dela alianza entre el campesino, el soldado,el obrero y el maestro, cuatro rumbos for-mativos de nuestra sociedad. Así tambiénel despliegue de la historia de esta ciudady el paisaje cultural de Michoacán con sushorizontes y las costumbres de sus habi-tantes; costumbres que si bien hoy día semanifiestan modificadas, aún nos son vi-sibles, con plena vigencia y pletóricas devida en los municipios de este estado.

tivos y agrupaciones para la acción, comola Liga de Escritores y Artistas Revolucio-narios (LEAR) y el Taller de la Gráfica Po-pular (TGP). Viaja y se introduce a los si-tios recónditos del vasto territorio mexi-cano en el marco de las Misiones Cultura-les impulsadas por la Secretaría de Educa-ción Pública configurada por el empeño deJosé Vasconcelos. El artista amador arries-ga (o más bien apuesta) su vida puesto quelas tensiones en los pueblos son intensas;en aquél entonces Zalce experimentó laconvulsa dinámica del interior de la repú-blica donde la transformación de la vida delos pueblos en México conservaba buenaparte de su fatalidad, en el continuo cho-que entre cacicazgos, parroquias y hábitosautóctonos; y todo esto enfrentado ante elimpulso modernizador que se promovíadesde el centro del país. Participar de lasMisiones Culturales era participar de estacomplejidad del ambiente social, no tanto

Alfredo Zalce ha sido, a través de estasobras y muchas más, un gran narrador dehistorias. Este sentido de comunidad lla-mada a protagonizar sus experiencias lohace precisamente miembro de esa comu-nidad, y no solo un testigo o idealizador delpasado reciente y remoto. Fue un gran ar-tista en la modalidad que expresaba DiegoRivera para quien se jactara de tener sobresí esa denominación: “Un gran artista es,sobre todo, un gran amador de su gente”.

A esto se traduce la frase “compromisosocial” tan frecuentemente visitada. No setrata de una mera aproximación más omenos evidente a los temas que involucranla vida pública y los hechos de la sociedaden su conjunto. Un “gran amador” (dicien-do así por respetar las palabras de Rivera)no solo ama, sino que también produce yprocura las maneras en que dicho senti-miento habrá de llegar a su destinatario.

El artista amador forma parte de colec-

E

Alfredo Zalce Torres, de quien se celebra actualmente el 106 aniversario de su natalicio.

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una actividad inocente y predominante-mente inspirada en la armonía.

El sentido de comunidad también lellevó a participar en ambientes académi-cos, en la Escuela Nacional de Artes Plás-ticas y en la Universidad Michoacana. Por-que las artes en el siglo XX no fueron úni-camente proclives a la participación so-cial y política, sino que siempre conser-varon su carácter de oficio, y como tal setransmite en ambientes de educación yformación profesional.

Y una vez sustraído de la enseñanza su-perior, avocado en su taller particular,continuó forjando comunidad: en su me-jor momento, el taller realizaba una pro-ducción insospechadamente abundanteentre pintura, gráfica, escultura, diseño yjoyería. Asistido por ayudantes, alumnosy familiares, el trabajo de Zalce no renun-ció jamás al trabajo colaborativo, a la exi-gencia diaria, al hábito del trabajo –hábito,dicho sea de paso, muy cercano siempreal sentido de responsabilidad.

Tal vez todo esto es lo que permita es-clarecer cómo un artista y su legado, iden-tificado predominantemente con el ArteModerno, puede involucrarse plenamen-te con el Arte Contemporáneo, tal comosucede en la nomenclatura del Museo queen esta ciudad lleva su nombre.

El Arte Moderno ha sido caracterizadocomo una modalidad de producción cultu-ral significativa, delimitada en el tiempo, entorno a la figura del genio del artista, su in-dividualidad, la experimentación de los len-guajes artísticos o, más precisamente, eldesarrollo de códigos con los cuales seconfiguran obras maestras y sus contenidosejemplares. En oposición, se aspira a que elArte Contemporáneo manifieste una distan-cia crítica de la figura del genio, planteandoprocesos para el desarrollo de conocimien-to desde la emancipación, sí del individuo,pero sobre todo de comunidades de cono-cimiento. Se somete a debate la construc-ción de los códigos visuales de las obrasmodernas y los llamados lenguajes artísti-cos bajo el argumento de que la discusiónmás importante sobre las artes no consisteen el material con que están hechas, sinocómo se relacionan con los ambientes enlas cuales se producen, cómo se vinculancon otros campos de saber (filosofía, eco-nomía, educación, sociología, teoría políti-ca); cómo circulan las obras y sus autores,cómo se exponen, se venden, se distribu-yen y, muy frecuentemente, cómo se impo-nen unas formas de arte, predominantemen-te globales, inhibiendo la capacidad de co-munidades locales para desarrollar sus pro-pias formas vinculantes de arte.

Alfredo Zalce no es, en un sentido es-tricto, un artista moderno puesto que tam-poco la frontera entre modernismo y con-temporaneidad es estricta.

Zalce no se comportaba ni presentaba así mismo como un genio sino como unapersona muy trabajadora, no trabajabasolo, tampoco creaba arte por el arte mis-mo, ni se enfrascaba en experimentacio-nes vacuas de lenguaje plástico y códigosvisuales. Aprendía y enseñaba todo eltiempo. Recorría con libertad formas yaconocidas de la producción y vinculaciónartística, y sabía también tomar riesgos yensayar estrategias nuevas, por lo cualcontinúa siendo bien apreciado a nivelnacional e internacional (como muestra deello, basta mirar el hambre, a veces des-medida, que tiene el mercado por sus o-bras). Sabía vincular su obra con diversasesferas sociales y generar diversas conse-cuencias, al grado que ocurrió en su tra-yectoria lo que sucede a los grandes artis-

tas, grandes amadores de su gente: sevuelven patrimonio.

Sus obras, que se integran a la configu-ración simbólica de los espacios públicosde la ciudad (escultura pública, monumen-tos, obra mural en museos e inmuebles va-rios), y que enmarcan los actos que reali-zamos reuniéndonos como hoy, aportán-donos la atmósfera de la necesaria defensade la integridad nacional, puesta a pruebade manera importante en la actualidad,incentivan la reflexión socializada, hacenvisible nuestra capacidad para ser prota-gonistas activos y conscientes de nuestrahistoria. Y sacando partido de la metáfora:si las obras de Alfredo Zalce son el “marco”de hoy, nosotros somos “la obra”, quehabrá de accionar lo que sea menester paraaproximarnos al cumplimiento de los añe-jos anhelos del pueblo mexicano: paz, pros-peridad, justicia, concordia. La integridadde la nación no es una sola sino muchas, yno le pertenece a alguien sino a todos.

* Texto leído en la Ce-remonia Cívica por el106 Aniversario delNatalicio de AlfredoZalce Torres. 12 deenero 2014, MuseoRegional Michoacano(INAH).

Algunos aspectos de la vida y obra de Alfredo Zalce Torres.

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na de tantas diferencias históricas conella, es Enrique Búnbury. Cuando la co-nocí, me enteré. Amaba su música, sufigura, su voz, sus vestidos, y claro, suscanciones. Yo al revés. Mi esnobismo,

mi vocación contracultural, pero sobre todo,mi dura formación roquera que pasó por san-gres en el trayecto, me había boletinado aBúnbury como una de esas figuras a las queno debía prestarse atención ¿la razón? su posede Jim Morrison, su voz engolada y su manu-factura plástica que lo convertían ante misojos y oídos (y a los de muchos de donde ven-go) en un pastelito, en un oportunista sin per-sonalidad propia, en uno más de los tantosproductos del mercado gélido y sombrío. Pe-ro ella valía mil condenas, así que me resignéa que su música fuera parte de nuestro sound-track. Ya aprendería.

Un día, al vaivén de un trapeo, me golpeóuna de sus canciones. Me detuve y escuché.Cuando terminó, recargué el trapeador sobrela pared y crucé la sala para ponerla otra vez.La escuché de nuevo. No estaba mal, nada mal.Era diferente al Búnbury que recordaba. Lamelodía montaba un circo con carpa y lucesde colores, una jubilosa melancolía de esasque al instante parecen traer recuerdos queuno no adquirió en ningún lado. Magia cierta,diría Nietzsche. La lírica era pálida y sincera,como me gustan las mujeres. La letra decía dela tragedia posmoderna de los nacionalismos,y suavemente los versos me tomaban por sor-presa. No era tan pendejo el Búnbury, enton-ces el pendejo había sido yo. Terminé de tra-pear y me senté a escuchar el disco completo.Era una belleza. Como abrir una caja de oloresentrañables que se lanzaban al abordaje de lahabitación encima de diez o veinte musicali-dades distintas. Mares, carreteras, heroínasgriegas, luz y elegantes tinieblas decoradascon guitarras eléctricas y flamencas, salteriosy trompetas bien acomodadas, un bajo con lafuerza y lucidez del vals, una voz impecable.No podía ser él, no el mismo que yo suponíaque era él. Al día siguiente, cuando ella se fuea trabajar, apenas cerró la puerta me fui so-bre sus discos, tomé el que seguía (los teníaacomodados en orden cronológico) y lo pusea buen volumen. De aquella sesión recuerdoun cover de “El Jinete” que en mi lógica devida, sería siempre en voz de Miguel AcevesMejía o no sería jamás, pero la versión de Bún-bury, lamentablemente para mis dogmas, eramucho mejor. Como si la cantara con unaflecha enterrada en el cuerpo, como si él sícomprendiera la tragedia de aquel pobrejinete desahuciado. Desde ahí, la versión deAceves, me parece pop.

Así comencé a liberarme de mi estereotipocon Búnbury. Le escuché hasta apreciar sin-ceramente su trabajo. Pasaron los años y losdiscos y hace poco anunció que en su gira2014 daría un concierto aquí en Morelia, don-de ella y yo vivimos. Vamos, -le dije- sé quele eres más fiel que a mí. Estaba dispuesto acomprarle un boleto de esos en que puedestocarle las botas, pero aquí es Michoacán ypocos días después publicó que no vendríaporque, bueno, porque somos lo que somos.Así que decidimos ir a verlo hasta Querétaro.De paso recorreríamos el convento de losfrailes agustinos y comeríamos gorditas dechicharrón. Y fuimos.

La entrada a la Plaza de Toros fue un caos.

U

Había filas hacia todos los confines del uni-verso y nadie sabía cuál era la buena. Nosformamos en una cualquiera que después nosenteramos, terminaba en una pared, pero ala que por piedad o por miedo le abrieron unresquicio para entrar. Y entramos. Nos tocóun buen lugar, compramos unas papas, ellaestaba feliz y yo orgulloso, apretando mi bo-leto dentro de la bolsa de mi chamarra.

La plaza estaba repleta. Como en todos losconciertos, al apagarse las luces se fue de tajola realidad y despegaron miles de gritos. Ami lado, una niña solitaria golpeaba el pisocon los pies mientras se mordía los dedos desus guantes. Con solo la expectativa sobre elescenario, la gente comenzó a cantar “¡En-riiiiiique, Enriiiiique!” Esto es una religión,pensé. Entonces, diría Serrat, entonces lle-garon ellos, los músicos, y como debe ser, elcanto se desbordó de la plaza, pero luego,cuando entró Búnbury con su facha de siba-rita rocanrolero, siempre esbelto, hermosoy de negro, los gritos se hicieron desgarra-dos. Ella me apretó la mano. Yo, con algunasmoronas de mi vieja incredulidad, sólo que-ría que comenzaran a tocar para ver que tancierta era toda esa música que me había sor-prendido. Aquí se verá, me dije.

El baterista golpea tres veces sus baquetaspara abrir las compuertas de una presa y salefuriosa la música. El sonido es impecable, todolos instrumentos están en su lugar y la vozdel adorado Enrique, grave y entonadísimacomo la de un dios se filtra hasta colocarse enel hombro de todos nosotros. Ella a mi lado y

Esquirlas de un conciertoCRÓNICACRÓNICACRÓNICACRÓNICACRÓNICA:: Enrique Búnbury en Querétaro. POR SERGIO YEYO PIMENTELPOR SERGIO YEYO PIMENTELPOR SERGIO YEYO PIMENTELPOR SERGIO YEYO PIMENTELPOR SERGIO YEYO PIMENTEL

la niña a mi otro lado, gritan. La noche se haceremolino dentro de la plaza. Las pantallas decelulares bailan su vals sobre la pista negra.Búnbury se deshace cantando. Su voz y suspiernas van y vienen. Se retuerce, salta y corresin dejar de cantar una sola sílaba. Es histrió-nico. Su personaje es una mezcla pulida deRaphael y Freddy Mercury. Pienso que el ins-tante para el que compramos boleto e hici-mos larga fila, el instante para zafarnos de laputa rutina, gira en torno a él, y lo sabe. Bún-bury se funde con sus músicos detrás y consu público delante. Debajo de ese traje conlentejuela descubro un profundo respeto conlo que hace y lo que ofrece. No hay errores nideudas con el público. Canta lo que queremosque cante y lejos de su eficaz imagen de divo,se muestra respetuoso y agradecido. Una hu-mildad engrandecida. Con un grito pasional,el chavo de las palomitas pide una canción.Todos cantan, yo miro.

Han pasado dos horas y media. El concier-to no se tropieza con nada. Baja y sube peronunca se cae. He visto a Radiohead y a los Ro-lling Stones en vivo, estuve en el estadio cuan-do Maradona anoto el gol del siglo y aún así,estoy sorprendido. Desde el tipo que acercalas guitarras hasta el que mira en la última fila,todos parecen ser un solo cuerpo vibrando.Será el espacio pequeño, será la tristeza deestos días, pero la plaza es una caldera, unaniña cantando en la regadera. Búnbury les diceque lamenta el fuerte frío, nadie se acordaba,no pasa nada, sigamos cantando.

El clímax llega de incógnito. La guitarra

El cantante y compositor Enrique Búnbury.

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comienza unos acordes que nadie reconoce.Lentamente transfigura en un verso que dice:“Que no interrumpa lo cotidiano mis pensa-mientos…” La gente estalla y le quita el mi-crófono. La voz conmovedora de miles devoces continúa la canción y me acuerdo delo que decía José Alfredo: yo hago mis can-ciones para que la gente me las cante. Se lla-ma “De todo el mundo” y todo el mundo lacanta. Luego, Búnbury se despide y la gentelo regresa al escenario tres veces. Al final,final, canta una canción que parece bordadapara éste México.

Si ya no puede ir peorhaz un último esfuerzo,espera que sople el viento a favorsi sólo puede ir mejory está cerca el momento…Espera que sople el viento a favor…

La gente canta…

Otra vez te has vuelto a equivocarsiempre piensas: la culpa es de los demásy no tienes más remedioque de nuevo empezar…

Podría ser un nuevo himno nacional. Dos ca-ñones revientan a los costados del escenarioy miles de papeles dorados salen disparados.Las luces simulan un mar azul sobre el públi-co del ruedo que sin saberlo hace de olas paraquienes vemos desde arriba. La música giradiluyéndose mientras llueven brillos…

Otra vez perdiste tu oportunidad,siempre enfrentándote, y al final,vencido por el miedo,caes al suelo y te dejas pisar…

Fin. La música se apaga y la realidad se en-ciende con las secas luces de la plaza. En lafila que intenta salir, la niña solitaria se limpialas lágrimas. Yo siento el frío y la música enlos huesos. Camino abrazándola a ella sin de-cirle que una diferencia histórica se ha diluidopara siempre entre nosotros y nos vamos ensilencio montados sobre un pterodáctilo.

Ahora, a mis amigos les presumo que ten-go un nuevo truco: aparezco poesía y melo-días poderosas de donde se supone, nada ha-bía. Luego revelo el truco: es Búnbury, el dela pose de Jim Morrison. Es al arte de Enri-que Búnbury, a pesar de sí mismo.

REEDITAN COLECCIÓN DE LITERATURA ERÓTICA

“La sonrisa vertical”, la mítica colección deliteratura erótica, que fue creada y dirigida porLuis García Berlanga, en 1977, cambia su caracon el diseño de nueva cubierta, la reediciónde su catálogo y la creación de nuevos títulos.

La colección de literatura erótica, perte-neciente al sello de Tusquets, publicó en 2012su último título El año del Calipso, de EmilioEstévez, y en 2004 el premio que llevaba elmismo nombre se declaró desierto y a conti-nuación desapareció.

Sin perder algunos de los elementos clavesque hicieron mítica a la colección, como eltono rosado de portada o la imagen de su logo,el triángulo vertical, el nuevo diseño tiene unalínea más actual y visual, informa la editorial.

Ahora, este mes reaparecerá un título em-blemático que ha inspirado la nueva películade Polanski La Venus de las pieles, que se es-trenará el 31 de enero en los cines de España.

Este título es una obra de referencia sobrelos abismos de la sensualidad humana, LaVenus de las pieles alberga los símbolos quehan pasado a definir el masoquismo: fetich-es, látigos, disfraces, humillaciones, castigosy, por supuesto, la inmutable presencia deuna terrible frialdad.

Leopold von Sacher-Masoch (1836-1895)se inspiró en su propia y peculiar relaciónamorosa con Fanny von Pistor para escribir

esta novela. Como testimonio de ello, en unode los apéndices a esta edición íntegra el lec-tor encontrará el contrato por el cual “el se-ñor Leopold von Sacher-Masoch se compro-mete a ser el esclavo de la señorita Von Pis-tor y satisfacerla en todos sus deseos”.

La última noche que pasé contigo, de May-ra Montero (La Habana, 1952) es el segundotítulo que saldrá a la calle el once de marzo.En este volumen, Celia y Fernando decidenemprender un crucero por el Caribe en unintento de recobrar una intimidad diezmadapor la rutina matrimonial. El viaje por las is-las, que ocultan extraños misterios, se iniciaal ritmo dulzón de los boleros.

La colección “La sonrisa vertical”, que tie-ne 143 títulos, nació en 1977 en plena Tran-sición con el objetivo de sacar a la luz un gé-nero maldito y tabú.

“Queremos dar aire que respirar, porqueel deseo es salud, y sobre todo queremos re-cuperar el culto a la erección, el hedonismo,a las fértiles cosechas que una buena y gozo-sa literatura puede ofrecernos”, explicabaentonces Luis García Berlanga.

Y añadía: “A través de nuestros libros, através de nuestra y vuestra sonrisa vertical,constatar que el escribir sobre lo biológica-mente apetecible es algo inmanente a todoslos tiempos, a todas las geografías, a todoslos hombres”.EFE| El Universal | Agencias.

Novedades

ESCAPARATE ESCAPARATE ESCAPARATE ESCAPARATE ESCAPARATE DE LIBROSDE LIBROSDE LIBROSDE LIBROSDE LIBROS

Enrique Búnbury durante una de sus presentacio-nes.

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Una mala decisión es mejor que la indecisión.Tony Soprano

l final del siglo pasado ocurrió el grancisma televisivo: por un lado, los gran-des canales de televisión abierta ofre-cieron series con episodios fáciles deconsumir, que se podían ver de ma-

nera independiente y en el orden que fuera.Por otro, el canal de televisión por cable HBOdecidió producir dramas de larga duración,con personajes centrales anti-heroicos, escri-tos por dramaturgos, cineastas e incluso pe-riodistas, como David Simon, creador de Thewire (Los vigilantes) y Treme.

Oz, The West Wing (El ala oeste de la CasaBlanca) y Los Soprano fueron las primerasen romper con el arquetipo de las series talcomo se producían en los años 80 y 90. En1999, a partir de Los Soprano empezó el fe-nómeno de popularidad y reconocimientocrítico de creaciones como Six feet under, Elescudo, Lost y 24, que continua hasta estosdías con Game of thrones, Mad men y Break-ing bad, cuyo episodio final acaba de romperrécords de audiencia para un canal de paga.

David Chase, creador de Los Soprano yguionista de televisión respetado pero tam-bién cineasta frustrado, tenía poco apreciopor la pantalla chica. Afirmaba que “la ma-yor parte de la televisión hoy en día enseña,da lecciones, intimida y sermonea” y, por tan-to, decidió ofrecer un producto que no pro-porcionara todas las respuestas, que no obli-gara a los espectadores a sentirse de tal o cualmanera. Con la ambición de alcanzar el nivelde Buenos muchachos y El padrino, Chaseinicialmente concibió esta “historia de unmafioso en terapia que tiene problemas consu madre” (inspirada en sus propias expe-riencias) como un largometraje. En 1997, sumánager lo convenció para que realizara unprograma piloto para la pantalla chica. Acep-tó pero no le apostaba un centavo a este pro-yecto. Un año después, HBO ordenó una tem-

Aporada completa de trece episodios y LosSoprano se estrenó en enero de 1999, siendola segunda serie de drama con una duraciónde una hora producida por el canal, despuésde la excelente serie carcelaria Oz.

Los que pensaban ver un documental so-bre cantantes de ópera tuvieron algunas sor-presas (para evitar la confusión, se le agregóuna pistola al logotipo de la serie). El pilotonos presenta el entorno de Tony Soprano (Ja-mes Gandolfini, recientemente fallecido), lí-der mafioso de Nueva Jersey que sufre ata-ques de pánico, que lo llevan al consultoriode una psicoanalista. En el lapso de una hora,conocemos a una quincena de personajes quevan a tomar un papel importante a lo largo deocho años: la esposa y los dos hijos de nuestro(anti)héroe, el tío capo, el sobrino aprendizde mafioso, y la pérfida, quejumbrosa y mani-puladora madre. Este último personaje, simi-lar a un monstruo salido de una novela deBalzac, es una clara muestra del paralelismoexistente entre las series actuales y losfolletines que escribían el francés y sus con-sortes Dumas, Hugo, Flaubert, Dickens, Ja-mes, Melville, Dostoievski y Tolstoi en la se-gunda mitad del siglo XIX. Como las novelaspor entrega de estos maestros de la literatura,las series brindan al espectador el desarrolloen etapas de grandes tramas y la posibilidadde seguir personajes complejos y entrañablesa lo largo de años. La historia nos dirá si efec-tivamente Walter White (Breaking Bad) es elJean Valjean y Tony Soprano el Conde deMontecristo de nuestros tiempos.

La gran diferencia con los héroes litera-rios del siglo antepasado es que Tony Sopra-no aparece claramente como un antihéroe,moralmente es más que cuestionable (roba,engaña y mata), sin embargo, es ambivalenteen sus juicios y actos. A lo mejor Tony creelo que dice (y el espectador llega a pregun-társelo) cuando confía a su psicoanalista, ladoctora Melfi: “Básicamente soy una buenapersona. Amo a mi familia”. Lo que es un he-

La revolución SopranoEL TERCER OJOEL TERCER OJOEL TERCER OJOEL TERCER OJOEL TERCER OJO :: Hace 15 años el canal HBO estrenó Los Soprano, abriendo camino a una nueva forma de contar historias en la pantalla chica. Gracias al éxito de estaserie de culto, la televisión se transformó en el arte narrativo dominante de nuestros tiempos. POR SYLVAIN PROVILLARDPOR SYLVAIN PROVILLARDPOR SYLVAIN PROVILLARDPOR SYLVAIN PROVILLARDPOR SYLVAIN PROVILLARD [email protected]

cho es que Tony Soprano lanzó la moda delantihéroe moderno en las series; sin él, quizánunca hubieran nacido Vic MacKey (El es-cudo), Walter White (Breaking Bad), FrankGallagher (Shameless), Patty Hewes (GlennClose en Damages), Don Draper (Mad Men),Dexter Morgan (Dexter) y todos aquellos per-sonajes siniestros y atormentados, que suelenburlarse de la ley y de la moral, y que no sa-bemos si odiar o amar.

El secreto de Los Soprano reside tambiénen sus protagonistas densos y en la turbulen-cia de sus digresiones. Alrededor del núcleo(Tony, su familia y su clan) gravitan otrosanillos de personajes tan efímeros como inol-vidables: entre ellos, el dulce psicópata Ri-chieAprile, la amante depresiva Gloria Trillo y elmatón italiano Furio, que se enamora de la es-posa de Tony. La aparición de estos persona-jes, aunque breve, permitió provocar emocio-nes en el espectador para después bloquearlas,desviarlas o metamorfosearlas. El ritmo únicode la serie fue también una revolución en símismo; a veces lenta como la vida, sin cambiosdrásticos de situación ni suspenso artificial alfinal de cada episodio, Los Soprano allanó elcamino para las series “contemplativas” quehoy tienen el lujo de poder profundizar en lapsicología de los personajes durante horas,favoreciendo la empatía del espectador.

El éxito de Los Soprano (la serie mejor es-crita de la historia, según el Gremio de Escri-tores de América) permitió a HBO seguir laproducción de pequeñas joyas narrativas (En-tourage, Six feet under) que poco a poco sevolvieron superproducciones (Roma, Board-walk Empire, Game of thrones), que narrangrandiosas historias con presupuesto, acto-res y directores dignos de la pantalla grande.El eslogan del canal lo decía todo: “No es tele.Es HBO”. La revolución televisiva empezó conLos Soprano y sigue hoy en día con produc-ciones cada vez más impresionantes, audacese irreverentes: la originalidad y la creativi-dad están más que nunca en la pantalla chica.

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SÁBADO 25 DE ENERO DE 2014 LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN | 77777

Para “mi amiga imaginaria” que, aún y cuan-do a veces no está, está aquí

lla escribió: “Este amanecer llega tardecomo veinticinco años”. Ahora, Ellacanta un viejo blues… “Summertime”,por ejemplo. El fantasma de un gatomístico se estira estéticamente despa--

cio, cerca de la habitación habitada por laausencia de “mi amiga imaginaria”. Ella pudollamarse: María, Ifigenia, Dorothy como sumadre o Penélope, pero se llamo Janis LynJoplin y nació el 19 de enero de 1943 en PortArthur, localidad industrial de Texas. Estosdías estaría cumpliendo 70 años, pero comoes “La bruja cósmica” tendrá eternamente 27años, edad que tenía cuando cruzó el umbralde la inmortalidad. Los padres de Janis ha-bían querido que fuera maestra; si de algo sir-ve saberlo, su padre se llamaba Seth y traba-jaba en una refinería; su madre, Dorothy.Quizá mejor hubiese sido que fuera huérfana,pero al final toda familia es una tragedia y vie-ne incluida en el paquete de nacimiento.

Son las siete de la mañana y yo estoy be-biendo el segundo Suther Comfort a su saludcomo lo haría con “mi amiga imaginaria” siestuviera. El fantasma meloso del gato místi-co, viene y me araña el corazón mientraspienso en el 4 de octubre de 1970, ese quehabía sido un buen día de grabación para ella.Agarró de la mano a Kris Christopherson y selargaron de copas, se emborrachó y me aban-donó como todas las mujeres para convertir-se en otro caso de mujeres muertas misterio-samente, que ahora me toca investigar. A la1:40, según el forense, había muerto porsobredosis de heroína. Janis ya había pasadopor experiencias similares y había salido convida, pero esta vez no había nadie para ayu-darla. Descubrieron su cuerpo unas diecio-cho horas después; algunas circunstancias entorno a su muerte permanecen sin explicar.La droga que la mató era de una pureza ex-trema (tenía el 40 por ciento de pureza, mien-tras que lo común sólo es del dos por ciento);las jeringuillas que usó desaparecieron de suhabitación horas después de su muerte y seespecula que pudo haber alguien más allí. Deesta forma, los medios de comunicación ro-dearon su muerte de misterio, al igual quecon las de Jimi Hendrix o Jim Morrison. A lasseis semanas de su muerte salió el disco Pearl,que fue un éxito y se mantuvo en el númerouno de ventas durante catorce semanas.Como homenaje, se dejó el tema “MercedesBenz”, a capella, sin música, ya que fue la úl-tima canción que Janis grabó; asimismo, seincluyó la canción “Buried alive in the blues”,sólo con música, sin la voz de Janis que ha-bría debido cantarla. El cuerpo de Janis Joplinfue incinerado en Westwood, California, y searrojaron sus cenizas al Océano Pacífico. Dejóen testamento 600 dólares a sus amigos paraque celebraran su muerte con una fiestasalvaje. De todas las pistas que han desapare-cido durante estos 43 años, encuentro un tex-to olvidado, borroneado en un papel arruga-do y arrojado a un cesto de basura. Nadie leha dado importancia:

Almas cósmicas,el tiempo sigue en movimiento,mis amigos se han ido y yo sigo en movimiento,pero nunca encuentro la salida ¿por qué?

Sigo empujando fuerte el sueño,sigo intentando hacer lo correcto a través deotro día solitario,el amanecer ha llegado tarde veinticinco años,cariño en una sola noche bien tengo veinticin-co años ahoray sé que no estamos bien y yo no estoy mejor,y no puedo ayudarte más que lo hice cuandoera niña.

Investigo su pasado, su ser niña y ser joven-cita: su nombre completo es Janis Lyn Joplin,fue un símbolo femenino de la contraculturade los 60, fue la primera mujer blanca consi-

La gran Bruja CósmicaRESEÑA RESEÑA RESEÑA RESEÑA RESEÑA :: A setenta años del nacimiento de Janis Joplin . POR MARCO ANTONIO REGALADO REYESPOR MARCO ANTONIO REGALADO REYESPOR MARCO ANTONIO REGALADO REYESPOR MARCO ANTONIO REGALADO REYESPOR MARCO ANTONIO REGALADO REYES

derada gran estrella del rock. Janis, en el pri-mer año de instituto, se tiñó el pelo de naranjay se unió a una pandilla de jóvenes radicales,rechazaba el racismo y se le acusaba de “ami-ga de los negros”; a los 16 años comenzó amanifestar su amor por la música, frecuenta-ba los bares de Luisiana, donde escuchabamúsica negra. Comenzó a cantar a los 17 años.Nueva pista, otra nota borroneada:

Alguien que te ameCuando la verdad se encuentra en la mentiraY toda la alegría muereNo desees que alguien te ame

E

Janis Joplin.

Page 8: Letras 25 de enero

8 8 8 8 8 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN SÁBADO 25 DE ENERO DE 2014

No pidas que alguien te ameNo quieras que alguien te amePuedes encontrar a alguien mejor que te ameCuando la nena de flores del jardín esté muertasí ,y su mente esté llena de rojoNo desees que alguien te ameNo pidas que alguien te ameNo quieras que alguien te amePuedes encontrar a alguien mejor que te ameTus ojos, digo que tus ojos pueden parecerse asus ojosPero en tu cabeza nena “Yo tengo miedo queno sepas reconocerlo”.

Janis Lyn grabó su primer disco cuandoestudiaba Bellas Artes en la Universidad deTexas; luego comenzó a cantar de forma ha-bitual en bares; en 1963, la ciudad de SanFrancisco conoció el talento de Janis Joplin;fue cuando quitó de su nombre el Lyn. ¿Porqué? Y fue también aquí, en este tiempo, cuan-do comenzó el contacto con la droga, sesumió en un estado de abandono, llegando apesar 35 kilos. Anunció entonces a su familiaque volvería a sus estudios universitarios, yque se casaría con un hombre que había co-nocido en San Francisco, conocido como JP,pero el enlace no tuvo lugar. JP la abandonóy esto marcaría aún más su inseguridad afec-tiva y su sentimiento de soledad. Luego deeste suceso volvió a la música. Regresó a SanFrancisco empujada por el éxito. Se unió a labanda Big Brother and the Holding Company,logrando una combinación perfecta y con laque grabaría el emblemático álbum Chiptrealls. Joplin amaba la libertad creativa dela escena musical en San Francisco. Obtuvobuenas críticas, cada vez más centradas enella y menos en el grupo. Esto reforzaba suautoestima y su carrera. Pronto pasó a serconocida en el resto de Estados Unidos. Ac-tuó con su banda en el Festival de Montereyde 1967, junto con grandes estrellas, comoJimi Hendrix, Jefferson Airplane, Canned

Heat, The Who, The Mamas and the Papas,The Byrds y Otis Redding. Ya entonces aspi-raba “a ser algo más que la reina de los hip-pies”. Actuó dos veces en el festival, porquela primera vez no había sido filmada. Para lasegunda actuación cambió su ropa hippie porun traje dorado.

A partir de entonces fueron contratadospor el productor de Bob Dylan, Albert Gross-mael. Joplin eclipsaba a los Big Brother. Du-rante la gira por todo el país comenzó a con-sumir heroína para huir del agobio de lafama. Decía: “Nada que siente tan bien pue-de ser malo”. “Sólo quiero algo de paz”. En laprimavera de 1968 se trasladaron a NuevaYork para grabar su primer disco. Nocongeniaba en el grupo pero aquella combi-nación de música repetitiva, de estilo psico-délico de los 60, con la imponente voz deJoplin, era prodigiosa. El disco salió en a-gosto de 1968. Se vendieron más de un mi-llón de copias en el primer mes. Las críticasfueron muy buenas para Joplin, aunque notanto para el grupo. Tercera pista:

¿No sabes, cariño, qué nadie te amará nuncacomo yo trato de hacerlo?¿Quién aliviará todo tu dolor, cariño, y tam-bién toda tu angustia?Pero si tú me necesitas, sabes que siempre es-taré cercaEn caso de que me quieras, vamos y llora, lloranene,como siempre dices que haces.

Creo, estoy seguro: Janis era muy buena poe-ta, y Albert Grossmael le propuso un cambiode grupo. Cosmic Blues Band sonaba bien dis-tinto. Su sonido era excesivo, con trompetas,coros, etcétera. No funcionó. Recibió muymalas críticas. La revista Rolling Stone ladenominó la Judy Garland del rock. Comen-zó a prodigarse en entrevistas, en las queterminaba hablando de su vida, de sus senti-mientos. Decía que “hacía el amor con 25 mil

personas en el escenario y luego vuelvo a casasola…”. Cada vez dependía más del alcohol yde la heroína. Sin embargo se había converti-do en un símbolo de fuerza y de rebeldía paramuchas mujeres de su época; quiso entoncesvolver a su pueblo, Port Arthur, como estre-lla del rock públicamente. Sus padres aprove-charon para marcharse. No fue bien recibida.Y este fracaso fue magnificado en los mediosde comunicación. Fue un desafío que se vol-vió contra ella. Poco después, su madre lediría: “Ojalá no hubieras nacido”.

Al día de hoy se han escrito libros, biogra-fías; se han hecho películas; se ha vueltoicono de una moda atemporal y un símbolode libertad. Su voz se sigue escuchando. Pararecordarla me tomaré unos whiskys a su me-moria, mientras Ella canta un viejo blues…“Summertime”, por ejemplo, y mi amiga ima-ginaria me lo canta muy cerca del corazón enespañol:

En veranoChiquillo, vivir es fácil.Los peces saltanY el algodón, Señor,El algodón es liviano, oh Señor, tan liviano.

Tu padre es ricoY tu madre es tan guapa, amor,Ella está muy guapa ahora,Tranquilo, cariño, cariñoNo, no, no, no, no llores, no llores.

Una de estas mañanasTe alzaras, te elevaras cantandoVas a desplegar tus alas, chiquillo,Y tomarás, tomarás el cielo,Señor, el cielo.

Hasta que llegue esa mañana,Mi amor, nada te hará daño, ahora,No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, noNo, no, no, no, no, no, no, no, no, no, noNo, no, no, no, no, no, no, no, no llores.