LEUCEMIA+VIRAL+FELINA

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Leucemia viral felina Leucemia viral felina: una aproximación al estado del arte Eliana Mejía 1 , MV; * Sara S Muñoz 1 , MV. 1 Programa de posgrados, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad de Antioquia, AA 1126, Medellín, Colombia. * AA 1126, Medellín Colombia. [email protected] 1

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Leucemia viral felina

Leucemia viral felina: una aproximación al estado del arte

Eliana Mejía 1, MV;* Sara S Muñoz1, MV.

1 Programa de posgrados, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad de Antioquia, AA 1126, Medellín, Colombia.

* AA 1126, Medellín Colombia. [email protected]

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Leucemia viral felina: una aproximación al estado del arte

Resumen

El virus de la leucemia felina es un retrovirus y por lo tanto tiene la habilidad de usar una

trasncriptasa reversa para transformar el material genético de RNA a DNA dentro de una

célula del huésped infectado. Esta habilidad hace que su tratamiento sea muy difícil

porque una vez el virus integra su material genético con el de las células del huésped,

permanecerá en su genoma por el resto de la vida del individuo, pudiendo este ser

asintomático y aun así eliminar el virus en sus secreciones. La importancia clínica de esta

enfermedad radica en la presentación de patologías secundarias asociadas a los

diferentes subtipos del virus, que finalmente son las causantes de la mortalidad de los

individuos positivos. Por lo tanto la prevención se enfoca mayormente en el muestreo y

posterior aislamiento de los animales positivos, más que en la vacunación, para así evitar

la dispersión de la enfermedad.

Palabras claves: felino, inmunodeficiencia, retrovirus.

Summary

Feline leukemia virus (FLV) is a retrovirus that has the ability to use a “reverse

transcriptase” to turn there genetic material from RNA to DNA within an infected host cell.

This ability result in a very difficult treatment because once the virus particle integrates it

genetic material with that of the host for the remainder of the host’s life, being able to this

being asymptomatic and even so eliminate the virus in its secretions. The clinical

importance of this illness resides in the presentation of secondary pathologies associated

to the different subtypes of the virus that finally are the causing of the mortality in virus-

positive individuals. Therefore, the prevention is focused mostly in testing and later

isolation of sero-positive animals, more than in vaccination, to prevent the dispersion of

the disease.

Key words: feline, immunodeficiency, retrovirus

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Introducción

Con la creciente aceptación de los felinos como animales de compañía, la cual se ve reflejada en

el incremento de felinos que estamos recibiendo diariamente para consulta, nace la necesidad

de conocer e investigar más sobre las enfermedades que los afectan, sus etiologías,

patogénesis, formas de transmisión, prevención, control y tratamiento. La leucemia viral felina

no se escapa de esta necesidad debido a la alta morbilidad y mortalidad que representa en las

poblaciones felinas y la gran cantidad de enfermedades secundarias asociadas a ella que

pueden padecer los animales infectados. El objetivo de esta revisión es brindar información

actualizada sobre esta patología para incrementar las acciones preventivas que permitan

conseguir la reducción en la prevalencia que se ha alcanzado en los países donde es más

común encontrar a los gatos como animales de compañía.

Etiología

El virus de la leucemia felina (VLFe) es un retrovirus de transmisión horizontal y vertical, que

ocasiona una gran morbilidad y mortalidad en los gatos domésticos (11, 15, 25).

Este γ-retrovirus de los gatos domésticos, es un miembro de la subfamilia Oncornavirus que

contiene un centro proteico con una cadena simple de ARN protegida por una envoltura (8, 20).

El término retro, que significa inverso, es relativo a la enzima transcriptasa reversa que es una

ADN polimerasa dependiente de ARN, la cual permite que el virus produzca copias ADN de su

genoma ARN, formando un provirus (14).

El VLFe es un agente exógeno que se replica en muchos tejidos, incluidos médula ósea,

glándulas salivares y epitelio del aparato respiratorio (8).

Después de la infección inicial, el VLFe se difunde hacia la médula ósea e infecta células

hematopoyéticas precursoras. En las células infectadas, las copias de ADN del ARN viral se

transcriben, y esas copias son las que se insertan aleatoriamente dentro del ADN del huésped.

Una vez que este provirus de ADN es integrado, la división celular da como resultado células

hijas que también tienen el ADN viral (7,11). Esta habilidad del virus de volverse parte del ADN

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propio del huésped, es el factor más importante en la presencia de por vida del virus después de

la infección de la médula ósea. Consecuentemente, toda célula infectada tendría que ser

reconocida y destruida para “curar” la infección. Una vez que las reservas base de las células

sanguíneas e inmunes se han infectado, la verdadera eliminación del virus se vuelve improbable.

(8).

Los tres subgrupos más importantes del VLFe (VLFe-A, VLFe-B, VLFe-C) han sido clasificados

con base en el test de interferencia, neutralización viral y habilidad para replicarse en tejidos no

felinos. Solamente el VLFe-A es contagioso y pasa horizontalmente de gato a gato en la

naturaleza, asociándose a las formas inmunosupresoras causantes del 80% de las muertes. El

subgrupo B se aísla (nunca solo) en el 50% de los casos de una infección por el virus del

subgrupo A y es el causante de los tumores que causan el 20% de las muertes. Y el subgrupo C

se aísla (nunca solo) en el 1% de las casos, después de una infección con el subgrupo A y es

capaz de infectar células troncales de médula ósea, en particular de la serie eritroide, causando

aplasia eritroblástica y anemia no regenerativa (8, 16, 26).

El virus es de forma esférica, posee protuberancias en forma de espigas que emergen de su

envoltura, y su estructura consta de una nucleocápside en el centro de la partícula viral, que

protege el material genético o ARN. Esta nucleocápside contiene 3 proteínas (p27, p10 y p15C)

y la enzima transcriptasa reversa. La proteína p27 se detecta en las pruebas serológicas

utilizadas para el diagnóstico de la enfermedad (14).

Epidemiología

En la naturaleza, se ha reportado que el VLFe infecta mayormente a los gatos domésticos. Los

casos reportados en felinos no domésticos son pocos, y el virus solo parece ser enzoótico en los

felinos salvajes europeos (Felis silvestris) de Francia y Escocia. Sin embargo, la introducción del

VLFe entre las poblaciones de felinos no domésticos de vida salvaje y en cautiverio, puede tener

serias consecuencias en su salud y supervivencia. (8) Por lo tanto si se logran bajar las tasas de

prevalencia en los felinos domésticos, las posibilidades de transmisión a los felinos no

domésticos libres y en cautiverio serán menos probables, y de esta manera contribuiremos a

preservar tanto la salud pública como a los felinos que puedan estar en peligro de extinción.

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Prevalencia

La infección por VLFe existe en los gatos domésticos a lo largo del mundo. La tasa de infección

en los gatos es similar en todas partes, variando en un rango de 1 – 8% en los gatos sanos (11,

8, 12). Si bien en nuestro medio no se han realizado estudios suficientes que ayuden a saber la

prevalencia de la enfermedad aproximada en la población felina, se podría asumir un rango igual

o incluso mayor que el estimado para la población a nivel mundial. En un estudio realizado en

1996 en dos albergues del Valle de Aburrá, se encontró que la prevalencia del VLFe era de

1.67% (1/60 animales muestreados) (19). Si se tiene en cuenta que el estudio fue realizado

hace más de 10 años, que el número de muestras no es muy significativo para la población

estimada, máxime cuando se ha presentado un auge en la tenencia de gatos como animales de

compañía en los últimos años, se podría esperar que este porcentaje de prevalencia fuese

mayor al detectado en la época de realización del trabajo.

Sin embargo, la evidencia muestra que la prevalencia del VLFe ha estado decreciendo en países

donde el muestreo de los animales antes de entrar a un criadero o de su adopción, así como el

aislamiento de los gatos infectados, se ha vuelto una práctica rutinaria. La vacunación también

ha contribuido a este detrimento, pero estudios epidemiológicos sugieren que las prácticas de

muestreo y remoción son más efectivas que la vacunación (11, 8, 1).

La prevalencia del virus es mayor en los gatos a los que se les permite salir de su vivienda

debido a que se requiere de contacto directo para su transmisión. En un estudio realizado en

Estados Unidos, la prevalencia de anticuerpos, fue claramente relacionada con el tiempo que los

gatos pasaban fuera de la casa y con el grado de exposición a otros gatos (8).

La infección se encuentra casi igualmente en machos como en hembras, siendo un poco más

común en los machos. Esto puede deberse al comportamiento de vagabundeo el cual es más

común en machos que en hembras con el consiguiente incremento del número de contactos del

gato. Se presenta a cualquier edad, aunque es más frecuente en gatos jóvenes de 1 a 3 años.

Se describe una resistencia natural a la infección con este virus al aumentar la edad; el 85% de

los gatos menores de 12 semanas de edad se infecta de forma persistente si es expuesto,

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mientras que los animales mayores de 6 meses de edad tienen sólo un 10 a 15% de probabilidad

de hacerlo (2, 8, 11).

Aunque ninguna raza está predispuesta a ser infectada con el VLFe, el riesgo de infección es

más grande en los gatos cruzados que en los de raza pura, porque estos últimos usualmente son

mantenidos dentro de las casas (8, 11). Adicionalmente, la comunidad de criadores felinos se

previene de las infecciones por VLFe muestreando las poblaciones frecuentemente y evitando

criar gatos infectados en poblaciones cerradas (8). Esta conducta aun no está muy afianzada en

los criadores en nuestro país, cosa que como Médicos debemos inculcarles, pues la salida al

medio de animales infectados es un potencial desastre para la población felina.

Transmisión

El VLFe es contagioso y se expande por medio del contacto cercano entre gatos que están

emitiendo el virus y gatos susceptibles. La transmisión se da primariamente vía salival, en donde

la concentración del virus es más alta que en el plasma (6, 8, 13). También pueden encontrarse

grandes cantidades de virus en la leche, y en menor extensión en la orina y otras secreciones

(11, 16).

La transmisión puede darse tanto horizontal como verticalmente. En la forma horizontal los

comportamientos sociales como compartir platos de agua y comida, usar zonas comunes de

limpieza (cajas de arena), las mordidas, lameduras, acicalamientos, son las rutas de infección

más comunes. Aunque el virus puede entrar en muchos tejidos, fluidos corporales y secreciones,

es menos probable que se esparza por medio de la orina o de las heces. El virus también puede

transmitirse por insectos hematófagos como las pulgas, en las que se ha encontrado ARN del

VLFe, tanto en ellas como en sus heces. La transmisión iatrogénica puede ocurrir por medio de

agujas contaminadas, instrumental, fómites y transfusiones sanguíneas (8, 11, 15, 18).

Los gatitos pueden ser infectados a través de la placenta, transmisión vertical, pero es más

común la infección de los gatitos lactantes por medio de la leche y cuidados de la madre (18, 25,

26). Si la infección ocurre en el útero, es común que se presenten fallas reproductivas en la

forma de reabsorción fetal, abortos, y muerte neonatal, aunque alrededor del 20% de los gatitos

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infectados verticalmente pueden sobrevivir al periodo neonatal para transformarse en adultos

infectados persistentemente (8,11).

La transmisión también puede ocurrir en hembras que están infectadas en forma latente (y que

por lo tanto presentan resultados negativos en los chequeos de control) porque ésta puede ser

reactivada durante la preñez. También es posible observar que gatitos recién nacidos de madres

infectadas den resultados negativos a la prueba de antígenos del VLFe al momento del

nacimiento, pero pueden volverse positivos durante las semanas a meses siguientes una vez

que el virus comienza a replicarse. Por lo tanto, si la madre o alguno de los gatitos de su camada

está infectado, la familia entera debe ser tratada como infectada y ser aislada de gatos no

infectados hasta que su condición se resuelva (8, 11).

Es importante entonces crear conciencia, como ya decíamos anteriormente, entre los criadores y

médicos veterinarios para que se realicen pruebas a todos los gatos destinados a la

reproducción y que cualquiera que sea positivo a ellas sea esterilizado. En este asunto de la

epidemiología también es importante incluir a los propietarios no-criadores porque, como lo

demuestran los estudios, los gatos que tienen hábitos de vagabundeo son responsables de gran

parte de la diseminación del virus. Se hace entonces necesario volver rutinario el uso de los

exámenes para detectar la presencia del virus, por lo que recomendamos realizarlos durante el

chequeo anual.

Patogénesis

La presentación de la infección por VLFe es muy diferente en cada gato. Aunque esta depende

mayormente de la condición inmunológica del gato y de su edad, también se ve afectada por la

patogenicidad del virus, la presión de la infección y la concentración del virus (8, 24)

El virus es infeccioso por vía oral y por inoculación parenteral. La forma horizontal de transmisión

entre gatos susceptibles ocurre más comúnmente vía oronasal. Después de la infección inicial el

virus se replica en el tejido linfático local del área orofaríngea. En muchos gatos

inmunocompetentes, la replicación viral es detenida por una efectiva respuesta inmune mediada

por células, y el virus es completamente eliminado del cuerpo (8).

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Si la respuesta inmune no interviene adecuadamente, el VLFe replicado se esparce

sistémicamente dentro de las células mononucleares (linfocitos y monocitos). El virus invade los

tejidos blanco incluyendo timo, bazo, ganglios linfáticos y glándulas salivares. Si la viremia puede

ser terminada en semanas o meses, es llamada viremia transitoria. En muchos gatos, este tipo

de viremia solo dura 3 a 6 semanas (con un máximo de 16 semanas). Durante ese tiempo, el

gato emite virus y es infeccioso. Muchos gatos son capaces de controlar la viremia antes de que

esta llegue a la médula ósea, no solo terminando la viremia sino que también eliminan el virus

completamente del cuerpo. Estos gatos desarrollan una inmunidad muy efectiva y están

protegidos contra nuevas exposiciones al virus (8, 11).

Después de tres semanas de viremia, la médula ósea se ve involucrada y las células precursoras

de la hematopoyesis afectadas producen granulocitos y plaquetas infectadas que circulan en el

cuerpo. La infección aguda puede seguir uno de estos tres cursos: 1) una respuesta

inmunológica vigorosa puede eliminar el virus, 2) el virus puede ser secuestrado en una forma

inactiva latente, ó 3) se puede desarrollar una viremia persistente (8, 11, 27).

Hallazgos clínicos

Los signos clínicos de la enfermedad asociados al VLFe son muy variables, desgraciadamente

no hay signos clínicos que sean comunes a todas las formas de la enfermedad (14). En general

los gatos VLFe positivos llegan al consultorio por signos inespecíficos como anorexia

prolongada, pérdida ponderal, depresión, a veces fiebre recurrente o evaluación de

anormalidades asociadas con sistemas orgánicos específicos (5, 14, 23)

La pérdida de peso es el signo clínico más comúnmente reportado en gatos sintomáticos (63%),

seguido de fiebre (42%), deshidratación (35%), rinitis (18%), diarrea (17%), conjuntivitis (17%),

infecciones orales (15%), linfadenopatía (13%) y abscesos (12%) (11).

Con fines descriptivos, las enfermedades del complejo leucemia felina se dividen en dos grandes

grupos, las neoplásicas y las no neoplásicas; siendo las no neoplásicas las más frecuentes

(70%). Dentro de las neoplásicas (30%), los linfomas son los más frecuentes (90%) (14, 16).

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A. Enfermedades neoplásicas

Las enfermedades neoplásicas se dividen en linfoides (linfoma y leucemia linfoblástica) y

neoplasias mieloproliferativas cuyo nombre va a depender del tipo de célula que origina la

neoplasia.

- Linfoma: Es el tumor más frecuente. Es un tumor maligno compuesto por linfocitos anormales

en varias etapas de maduración. En gatos en general son linfoblásticos, pero se pueden mezclar

con linfocitos. El linfoma felino se clasifica por el sitio primario de la lesión (8, 16, 14).

La forma más frecuente es el mediastínico, el cual llega al área del timo, crece con rapidez y a

veces causa derrame pleural. En la auscultación los sonidos cardiacos están disminuidos y no se

escuchan los sonidos respiratorios normales. El inicio de los signos tiende a ser agudo y se

puede precipitar por una efusión pleural que se desarrolla cuando el tumor alcanza un tamaño

crítico (14). La evaluación citológica, mediante la obtención de muestra por toracocentesis,

confirma el diagnóstico. Los signos más frecuentes son las disnea inspiratoria paradojal o

asincrónica, disfagia por compresión esofágica, el síndrome de Horner (por compresión de

nervios simpáticos), tos o regurgitación por la presión en el esófago (14, 16, 25).

Le sigue en frecuencia el linfoma multicéntrico donde se comprometen primariamente los

linfonódulos periféricos, el hígado y bazo, dependiendo la sintomatología del compromiso

orgánico (16). Este tipo de enfermedad no causa la típica anorexia prolongada acompañada de

pérdida de peso, como sucede en las otras formas de linfosarcoma (14).

El linfoma alimentario se describe como frecuente en Europa y en gatos viejos, mayores de 8

años; los signos son vómitos y diarreas según su ubicación, pero generalmente este tipo de

linfoma es negativo a este virus. Los tumores de estómago e intestino pueden ser focales o

difusos, y los ganglios linfáticos mesentéricos suelen estar comprometidos. La obstrucción

intestinal es común en los últimos estadios de la enfermedad (8, 14, 16).

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También se describen los linfomas misceláneos, es decir que ocurren en órganos no linfáticos

como riñones, cavidad nasal, piel, hígado, vejiga, cerebro y pulmones. El linfoma renal es

bilateral y se palpan los riñones aumentados de volumen e irregulares y no causan problemas

hasta estar más del 70% de ellos comprometidos. Los gatos afectados son presentados a la

consulta por poliuria, polidipsia, pérdida ponderal e inapetencia durante los últimos estadios de la

enfermedad. La incontinencia urinaria resultante de la incompetencia esfinteriana o

hiperactividad del detrusor ocurre en ciertos gatos; con mayor frecuencia se destaca la

incontinencia nocturna con vejiga urinaria pequeña (5, 16).

- Leucemia linfoblástica: la forma aguda es la de mayor prevalencia. Se diagnostica con

hemogramas y aspiración de médula ósea, en donde se ve la infiltración por linfoblastos,

resultando positivo cuando hay más de 50.000 cel/µl. las células malignas pueden o no aparecer

en sangre. Los signos son inespecíficos como disminución de peso, anorexia; encontrándose al

hemograma anemia no regenerativa, granulocitopenia e inmunosupresión (16).

- Neoplasias mieloproliferativas: Pueden derivar de los eritrocitos, megacariocitos, granulocitos y

monocitos. Éstas pueden ser agudas o crónicas. Las agudas se caracterizan por el predominio

de células muy indiferenciadas y/o blastos (eritroblastos, mieloblastos, monoblastos, etc.) en

sangre y tejidos hemopoyéticos, con un curso clínico corto y con una menor respuesta a los

tratamientos quimioterapéuticos. El diagnostico se realiza cuando en médula ósea el

componente eritroide es menor del 50% y más del 30% de las células blastos identificadas como

mieloblastos o monoblastos. Las crónicas se caracterizan por la proliferación y predominio de

células maduras en sangre y médula ósea, con un curso clínico más prolongado que la forma

aguda (16).

B. Enfermedades no neoplásicas

- Anemia no regenerativa: A veces se acompaña de leucopenia y trombocitopenia. El 75% de los

felinos con anemia tienen el virus de VLFe. Un porcentaje pequeño de estas anemias son

hemolíticas regenerativas, y se asocian a inmunosupresión provocada por la infección del

subgrupo A, facilitando la infección por Haemobartonella felis. Además este virus provoca

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alteración de la membrana celular de los glóbulos rojos provocando hemólisis. Las anemias

normocíticas normocrómicas no regenerativas ocurren secundarias a enfermedades

mieloproliferativas (subgrupo B), a fibrosis medular o osteosclerosis. La anemia aplásica es la

más frecuente y se asocia al subgrupo C. generalmente esta ocurre en gatos jóvenes entre los 2

a 3 años de edad y se caracteriza por destrucción de los precursores eritroides (16).

- Trombocitopenia: Hay disminución en la producción de plaquetas por supresión medular o por

invasión de células leucémicas; la vida de las plaquetas se acorta y su tamaño aumenta.

Adicionalmente, los megacariocitos que son los precursores en la médula de las plaquetas

sanguíneas, son blanco frecuente de las infecciones por VLFe productivas. Las anormalidades

en las plaquetas pueden resultar en tendencias al sangrado (8, 16).

- Anormalidades leucocitarias: Disminuyen los granulocitos y linfocitos, sobre todo en los

recientemente infectados. La linfopenia se presenta primariamente como el resultado de la

replicación directa del virus en los linfocitos. Los gatos con granulocitopenia presentan

enfermedades bacterianas. Se observa el síndrome de “panleucopenia like” el cual es similar a la

panleucopenia viral felina. Consiste en leucopenia y enteritis hemorrágica, teniendo también

anemia y trombocitopenia; diferenciándose de la panleucopenia viral por la cronicidad y porque

el tejido linfoide intestinal está normal o hiperplásico (8, 16).

- Inmunosupresión: Los felinos infectados con el VLFe están predispuestos a las infecciones

secundarias básicamente por una inmunosupresión parecida a la de los pacientes humanos

infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). El mecanismo exacto de la vía por la

que el virus daña el sistema inmune es pobremente entendido, así como lo es el por qué

diferentes animales tienen tanta variación en el grado de inmunosupresión en respuesta a un

mismo virus (16). Hay una alteración en la respuesta de anticuerpos humorales debido

principalmente a la disminución de la funciones de las células T auxiliares, al mismo tiempo se

observa un aumento no específico de IgG e IgM. Además de la granulocitopenia se aprecia una

menor actividad quimiotáctica y fagocitaria de éstos. Las infecciones a las cuales están

expuestos estos animales son las bacterianas (estomatitis, abscesos, piotórax, dermatitis, etc.);

micoplasmas (haemobartonellosis); virales (PIF, infecciones de vías respiratorias altas, etc.);

protozoaria (toxoplasmosis) y micóticas (aspergilosis y criptococosis) (8, 11, 16).

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- Trastornos reproductivos: Un 60 a 70% de las infertilidades son por causa del VLFe. Esta

aparente infertilidad puede ser debida a la reabsorción temprana de los fetos. El aborto es más

frecuente en el segundo trimestre de la preñez, con expulsión de fetos aparentemente normales.

Las endometritis bacterianas pueden acompañar estos abortos, particularmente en gatos con

leucopenia (16).

- Síndrome del gato débil: Los gatitos nacidos de una hembra infectada se exponen al virus en

forma transplacentaria, pero con mayor riesgo de infectarse al nacer y durante la lactancia.

Algunos gatitos se vuelven inmunes pero la mayoría se pasan a ser virémicos. Presentan

letargo, caquexia, poco pelaje y/o muerte en las primeras semanas de vida. A la necropsia

presentan atrofia tímica (5, 16, 20).

- Glomerulonefritis: El 70% de los gatos que tienen esta alteración son positivos al VLFe. El

mecanismo de producción de ésta se asocia al antígeno p27 (16).

- Poliartritis: Causada por complejos inmunes, produciendo en el gato joven una artritis fibrosa

anquilosante y en el gato viejo una sinovitis linfocítica plasmocítica (16).

- Osteocondromatosis: Se ven comprometidos los huesos planos después de cerradas las físis,

por lo tanto es una patología de animal adulto (16).

- Linfoadenopatías: No siendo neoplásica sino una hiperplasia ganglionar como respuesta a la

infección persistente del VLFe. A veces se resuelve a los 30 días después, pero tiene riesgo de

transformarse en tumor (16).

Teniendo en cuenta esa gran variedad de respuestas individuales al mismo virus, sería

interesante realizar más estudios que puedan llevar al entendimiento del mecanismo de acción

del virus, y su interacción con el sistema inmune, así como las causantes de la variación en la

respuesta según el animal.

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Diagnóstico

Las pruebas para diagnosticar la infección por VLFe se han convertido en uno de los

procedimientos que se realizan con más frecuencia en la práctica veterinaria (6). Las pruebas de

VLFe se utilizan para diagnosticar enfermedades relacionadas con el VLFe, para buscar

infecciones subclínicas en los gatos que se llevan a consulta para vacunarse contra VLFe y para

identificar y eliminar las infecciones por VLFe en los criaderos de gatos. (6).

El virus se puede detectar mediante cuatro métodos (16).

Cultivo medular (detecta latencia)

- Detección de anticuerpos (anticuerpos neutralizantes contra gp70)

- Ensayo de enzima inmunoabsorbente (prueba de ELISA)

- Prueba de fluorescencia indirecta para anticuerpos (FIA)

El método ELISA es el más utilizado y fácil de realizar, existiendo varios laboratorios que lo

comercializan. Detecta el antígeno p27 libre en el suero y fluidos, por lo tanto la muestra puede

ser sangre, suero, saliva o lágrimas. El resultado positivo a esta prueba indica que se está

replicando el virus, pero no necesariamente está virémico; no se sabe si el felino es o no

contagioso (10).

La prueba ELISA para VLFe es más sensible y puede detectar la infección antes que la prueba

FIA (hasta que cinco semanas antes); sin embargo, los resultados positivos falsos son más

frecuentes con ELISA. Los resultados falsos positivos son raros con la prueba de IFA y tienen

mejor correlación con la infección persistente (7, 25). El IFA no es positivo hasta que se infecta

la médula ósea. Los resultados del IFA son precisos en el 95% de los casos (10). Las

reacciones negativas falsas pueden ocurrir cuando la leucopenia o trombocitopenia impiden la

evaluación de un número adecuado células. Las reacciones positivas falsas se presentan si los

extendidos sanguíneos remitidos para examen son muy gruesos. La rara combinación de

resultados IFA positivos y ELISA negativo sugiere artificios de técnica (10).

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El virus puede detectarse en el suero con ELISA antes de la infección medular y por ellos puede

ser positivo en algunos gatos durante los estadíos iniciales de la infección o durante la infección

autolimitante aún cuando los resultados IFA sean negativos. Otras posibilidades para los

resultados discordantes (ELISA-positivo e IFA-negativo) son los ELISA positivos falsos o IFA

negativos falsos. Los gatos ELISA positivo e IFA negativos tal vez no sean contagiosos en ese

momento, pero deberían ser aislados hasta un nuevo análisis 4-6 semanas después, porque

puede estar ocurriendo la progresión hacia la viremia persistente o infección de células

epiteliales (10).

Algunos sistemas de test han sido desarrollados para ser utilizados con muestras de lágrimas o

saliva en vez de sangre. En general ocurre un retardo de una a dos semanas después del

comienzo de la viremia antes que los ELISA lagrimal o salival se vuelvan positivos, de modo que

estos análisis pueden ser negativos incluso cuando los resultados séricos son positivos. Debido

a que las consecuencias tanto de falsos positivos como de falsos negativos pueden ser

desastrosas para gatos individuales así como para poblaciones felinas, las lágrimas y la saliva

no son recomendados para los análisis de rutina (5, 11).

Estas pruebas al ser positivas indican que hay infección, pero no el grado de enfermedad o en la

fase en que se encuentra el gato. Con una prueba positiva no se puede dar pronóstico y se debe

reevaluar con intervalos de uno a tres meses. Pero en promedio al dar positivo una vez, en tres

años y medio presentan la enfermedad, aunque actualmente se postula que un gato positivo

asintomático puede que nunca se enferme y se muera por otras causas o de viejo. Por lo tanto

un examen positivo no indica mal pronóstico y menos la eutanasia (16).

Es importante resaltar esto último. Antes de dar por sentado una condición de seropositividad es

conveniente que se analice una contramuestra ya sea con el mismo examen o preferiblemente

con uno diferente. Aún en estos casos se debe tener en cuenta la posibilidad de diferencias en

el resultado entre muestras. Sin embargo, una vez se tenga un gato positivo, no necesariamente

este debe ser candidato para una eutanasia. Antes se deben tener en cuenta las condiciones en

las que vive el animal, si sale o no, si vive con más gatos y si está enfermo.

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Terapia

Tratamiento de los gatos infectados

Si el gato está sano, es decir sin síntomas y la prueba de ELISA resultó positiva, puede que él

desarrolle alguna enfermedad en el plazo de tres años; pero hoy en día se documenta que ellos

llegan a viejos y se mueren de cualquier otra patología, por lo tanto se recomienda no hacer

ninguna clase de tratamiento, sólo tomar medidas de cuidado (16).

Estas medidas de cuidado incluyen una buena alimentación y manutención. Los gatos deberían

ser alimentados con una dieta felina completa y balanceada. Carne cruda, huevos y productos

diarios no pasteurizados deben ser evitados porque el riesgo de contraer infecciones bacterianas

y parasitarias es mayor en los individuos inmunosuprimidos. También se debe implementar un

programa de control rutinario de parásitos gastrointestinales y ectoparásitos (8, 11).

Se deben programar visitas a la clínica veterinaria por lo menos dos veces al año para detectar

tempranamente cambios en la salud del individuo. Para lograr esto se debe someter al animal a

un examen físico completo y tomar muestras de sangre para controlar posibles desórdenes

hematológicos (8, 10, 11).

Las enfermedades en los gatos infectados con VLFe son generalmente enfermedades

secundarias adquiridas por la irregularidad inmunológica y no el efecto directo de la infección por

VLFe. El tratamiento va a depender del tipo de manifestación que presente el gato; la mayoría

de las enfermedades se tratan igual en los gatos infectados que en los no infectados. Sin

embargo, en los individuos infectados es necesario hacer pruebas diagnósticas más temprano

de lo que se recomendarían para los no infectados, además de que las terapias normalmente

son más intensivas y prolongadas (8, 11, 16).

A. Inmunoterapia pasiva

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Se pueden utilizar anticuerpos de gatos inmunes, los cuales son efectivos sólo cuando se

administran antes que se vea afectada la médula (antes de tres semanas después de la

infección). La inmunidad por calostro dura 6 a 12 semanas (8, 16, 17).

B. Drogas antivirales

Ningún tratamiento ha probado su efectividad en limpiar la infección por VLFe. Para ser efectivo

en el tratamiento de la VLFe, el agente debería inhibir la replicación viral efectivamente y permitir

la recuperación del sistema inmune (8).

Zidovudina (AZT): Es el agente antiviral más ampliamente utilizado en infecciones retrovirales

tanto humanas como felinas. Actúa inhibiendo la enzima transcriptasa reversa, previniendo la

conversión del ARN viral en ADN, el cual después entraría al genoma del huésped (5, 11). Se

indican diferentes dosis y protocolos: 5 mg/kg, cada 12 horas durante 3 semanas vía subcutánea

ó 20 mg/kg cada 8 horas durante 7 días vía oral ó 10 mg/kg cada 8 horas vía oral, etc. Se deben

realizar hemogramas seriados para controlar la inmunosupresión. Este antiviral inhibe la

infección de células nuevas y disminuye la carga viral circulante, por lo tanto debe utilizarse

cuando el gato está sintomático (5, 16).

Existen otros agentes como el Didanosine, Zalcitabine, Ribavirin; pero los estudios son pocos,

han probado buena respuesta solo in-vitro o tienen problemas de toxicidad. (8)

C. Quimioterapia

La quimioterapia se recomienda para los casos de neoplasias, dando mejores resultados cuando

se utilizan varios fármacos (5, 16). Se describen diferentes protocolos, siendo el más común la

combinación (COP) de vincristina (0.75 mg/m² semanal, EV), Ciclofosmadida (300 mg/m² cada

21 días, oral) y Prednisona (20 mg/m² cada 24 horas durante 22 días, oral), pudiéndose también

combinar con Doxorrubicina, Clorambucil, Metotrexato, etc (16, 17).

Antes de comenzar un protocolo se debe estatificar al paciente, teniendo buena respuesta a

terapia los pacientes que no están en estado V, es decir sin compromiso de médula ósea. Los

16

Page 17: LEUCEMIA+VIRAL+FELINA

resultados de las quimioterapias son bastante alentadores si se utilizan en pacientes con un

buen estado nutricional, que se alimentan por sí solos y no tienen compromiso medular, sobre

todo en los linfomas mediastinales y multicéntricos iniciales (16).

Se deben realizar hemogramas seriados para vigilar la inmunosupresión, si los neutrófilos

disminuyen más de 2000/µl, se suspende el tratamiento y se administran antibióticos, como

Gentamicina (2,2 mg/kg, cada 8 horas) o Amikacina (5-10 mg/kg, cada 8 horas) con una

Cefalosporina de 3ª generación para paciente febriles y sintomáticos. En caso de estar

asintomático se recomienda el uso de Sulfadiazina-Trimetoprim (13-15 mg/kg, cada 12 horas). Al

mejorar la neutropenia se inicia nuevamente la quimioterapia con el 75% de la dosis calculada y

se aumenta durante las siguientes 2 a 3 semanas hasta alcanzar la dosis inicial (16).

D. Tratamiento inmunoestimulante

La inmuno terapia con drogas como el interferón-α, proteína A del Stapyilococcus

propionibacterium acnes ó acemanano mejora la sintomatología en algunos pacientes (5).

Se usa interferón alfa 2b recombinante humano en dosis de 30 UI/día oral en forma permanente.

El interferón actúa como citoquina, tiene un efecto inmunomodulador y como antiviral. Al

administrarse vía oral actúa estimulando localmente los linfonódulos de la cavidad oral, después

de 6 a 7 semanas el gato desarrolla anticuerpos contra él (16).

Prevención

La mejor forma de prevención es evitar el contacto con el virus alejando el gato en el interior

(10).

Como el VLFe es prevalece en las excreciones del cuerpo como saliva, los gatos con infección

virémica ponen en riesgo inminente a otros gatos de su entorno. Cuando los gatos están

hospitalizados, y debido a que el virus es lábil en el ambiente, el contacto directo entre gatos y la

transmisión por fómites son los factores de mayor riesgo. El virus es muy frágil, va perdiendo

viabilidad inmediatamente sobre superficies secas y se inactiva completamente en pocas horas.

17

Page 18: LEUCEMIA+VIRAL+FELINA

Es susceptible a todos los desinfectantes incluyendo jabón común, por lo que precauciones

simples y una rutina de limpieza pueden prevenir la transmisión en los hospitales (8, 11).

La protección más simple contra la infección es mantener los gatos susceptibles confinados

dentro del lugar de residencia. Para los gatos que salen o que viven con gatos infectados, la

vacunación puede ofrecer alguna protección. La eficacia relativa de las vacunas es tema de

controversias. Muchas de las pruebas de eficacia fueron hechas por los productores de las

vacunas. En situaciones de gran potencial de infección (como gatos sanos que conviven con

gatos infectados que dispersan virus) ninguna de las vacunas mostró ser 100% efectiva. Por lo

tanto, no es seguro introducir gatos virémicos en lugares donde hay gatos negativos al VLFe,

incluso si esos gatos están vacunados (8, 11).

La estrategia de muestrear y remover los animales positivos ha dado buenos resultados desde

su implementación en los años 70´s. Estudios epidemiológicos sugieren que esta estrategia tiene

mayor influencia en el descenso de la prevalencia de la enfermedad que la vacunación (8)

Consideraciones en salud pública

Los aspectos de este virus relacionados con la Salud Pública han sido objeto de numerosos

estudios, pero ninguno ha encontrado relación entre el VLFe y alguna enfermedad humana. Los

antígenos del VLFe nunca se documentaron en el suero de seres humanos sugiriendo que el

riesgo zoonótico es mínimo. Sin embargo, es recomendable que los neonatos y las personas

comprometidas inmunológicamente eviten la exposición a gatos infectados (10, 18).

Conclusiones

En conclusión, la posibilidad de que el VLFe pueda ser controlado y eventualmente erradicado

es alta si se implementan campañas de muestreo en todos los felinos domésticos. La frecuencia

del muestreo variará según los hábitos de salida de cada animal. Es recomendable que se lleve

a cabo cada 6 meses o un año en animales a los que se les permite salir de su casa y en

aquellos que no salen pero que viven con otros que sí lo hacen. Recuérdese que para adquirir la

infección se necesita de un contacto prolongado, lo que hace posible espaciar los tiempos entre

18

Page 19: LEUCEMIA+VIRAL+FELINA

muestreos. Para los animales que no salen de sus casas es recomendable realizar la prueba

después de su adquisición, y si es posible por lo menos una vez más en el transcurso de los 6

meses siguientes si el primer test resultó negativo, sobre todo si no se conoce el sitio de su

procedencia y este animal ha sido introducido en un sitio donde vive otro felino o se planea

adquirir otro nuevo. Todo esto con el fin de evitar el contagio por falsos negativos. También es

necesario incluir esta campaña entre animales reproductores, hembras gestantes o recién

paridas (por la posibilidad de activación de la forma latente) y sus camadas si hay sospecha de

infección.

Finalmente se debe tener en cuenta que la seropositividad no necesariamente debe llevar a la

eutanasia, que el aislamiento de los animales, su esterilización y el seguimiento rutinario por

parte de un médico veterinario de su estado de salud, pueden garantizar una buena calidad de

vida y la prevención de la expansión de la infección.

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