Leyendas
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Índice
Leyenda de Colombia 3
Leyenda de Perú 5
Leyenda de México 6
Leyenda de Guatemala 7
Leyenda de Panamá 8
Leyenda de Argentina 9
Leyenda de Brasil 10
Leyenda de Bolivia 11
Colombia Algunas abuelas y abuelos cuentan que ciertos espíritus traviesos se encargan de atormentar a las
personas de cualquier edad, especialmente a las muchachas que tienen novio. En algunos casos las
picardías no pasan de cambiar las cosas de su lugar o esconderlas; de revolcar lo que se halla bien
colocado y traer noticias. En otros casos son perversos: cuando se la dedican a una persona o a una
familia entera, van todas las noches a tirar piedras o terrones en una forma exagerada, que parece
un torrencial aguacero de balasto.
A las jovencitas que tienen novio y cuando éste está de
visita, las fastidian con órdenes o secretos malignos al
oído, que hacen que el pobre joven se indigne y termine
el noviazgo. Si no está presente el muchacho o
pretendiente, las perturban en la casa con órdenes y
consejos, hasta que logran que no se realice el
matrimonio.
Durante el sueño, estos espíritus les ocasionan pesadillas,
las llaman a un lugar conocido, hasta que las tornan
sonámbulas. Así han encontrado varias vagando lejos de
su residencia; van o vienen por determinado sitio sin
darse cuenta ellas de tal acto, hasta que alguno de la
familia o conocido la encuentra en estado de
subconsciencia.
Son incontables los casos que se conocen, de familias y jóvenes que han tenido que emigrar a sitios
distantes para librarse de tan fastidiosa persecución. No hay ciudad o pueblo, donde no se hayan
conocido estos desastrosos acontecimientos ocasionados por los duendes.
En una antigua hacienda, vivía un matrimonio con tres hijas casaderas; todas tenían novio y con
frecuencia hacían fiestas, que no eran más que simples reuniones ejemplares donde primaban los
juegos de salón o las demostraciones artísticas acompañadas de algún instrumento.
Un sábado en que estaba revolucionada la casa con la llegada de más invitados, en la cocina se
alistaba la preparación de ricos manjares. La servidumbre se sentía impresionada porque nada de
lo que emprendían podían realizarlo. Resolvieron llamar a la patrona para advertirle que no se podía
hacer nada, porque todo resultaba mal; que parecía que los diablos estuvieran metidos allí, porque
no podían realizar el oficio que les habían asignado. La señora con las tres hijas se alarmaron más,
porque a ellas, en las habitaciones interiores les sucedía iguales cosas.
3
Cuando la señora entró sola al salón, escuchó una voz tras de la puerta que decía: "...no se afane
que los invitados no vendrán. Hoy están de honras fúnebres...". Al escuchar esto lanzó un grito la
pobre señora, pero la voz se dejó oír de nuevo: "...no se asuste, agradézcame el aviso...".
La dama no pudo más. Llamó a sus tres hijas para contarles lo sucedido y para que le ayudaran a
pensar cómo remediaban lo acontecido. Estaban en conjeturas, cuando llegó un peón trayendo la
misma noticia que había suministrado el duende.
Apenas llegó el esposo lo puso al corriente de los misteriosos sucesos,
manifestándole mudarse inmediatamente para el pueblo.
El trasteo se efectuó en la semana siguiente y cuando la dueña estaba
sola desempacando baúles y petacas, escuchó tras de la puerta la
misma voz que le decía: "... ¿en qué le puedo servir? Sabe usted... me
vine entre los tremotiles del viaje...". La señora asustada le pregunto:
"eres un bicho, un alma en pena o ¿qué eres?". La respuesta no se dejó
esperar: "...soy tu amigo, tu fiel compañero y servidor...".
Así un día y otro día seguía el duende atormentando a la dama,
ocasionándole un nerviosismo desesperado. Tan pronto el esposo llegó del campo, manifestó su
deseo de trasladar toda la familia a la capital del país. El esposo algo contrariado porque este viaje
le ocasionaba pérdidas en sus negocios, ante la apremiante situación de intranquilidad y
desasosiego tuvo que acceder. Vendieron ambas posesiones y se marcharon.
Cuentan que cuando la dama estaba distribuyendo los muebles y demás enseres del equipaje, la voz
volvió a atormentarla en una forma tan pertinaz que ya no tuvo alientos de luchar y enfermó.
Las hijas alarmadas llamaron al sacerdote de la parroquia para que fuera a bendecir la casa y hacer
exorcismos. Dicen que fue la única forma de librarse de los tormentos del duende.
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Perú El perro de las pulgas de oro
Esta leyenda procede del distrito de Hualmay, en la provincia de Huaura, en la zona del Pacífico
Central. Se cuenta que un perro deambula por la ciudad a cualquier hora, con aspecto descuidado,
flacucho y hambriento, y que busca refugio en cualquier casa o comercio de la ciudad.
De pronto, el animal comienza a
rascarse con vehemencia, como si su
pelaje estuviera infestado por las pulgas,
lo que produce en quienes lo observan
una sensación de rechazo. El resultado
es que el pobre perro es echado de la
mayoría de los lugares en los que
mendiga un poco de cariño y alimento.
Pero detrás de esta escena existe un
secreto: a quienes le brindan un poco de
calor y comida, el perro premia con una
recompensa inusual: las pulgas que se
ha quitado de su piel no son tales, sino pequeñas pepitas de oro.
Quienes le ha dispensado un poco de cariño al animal encuentran así su justo premio.
5
México La calle del puente del clérigo
En 1649, don Duarte Zarrazda, caballero portugués de buena presencia, conoció a doña Margarita
Jáuregui, ya en edad núbil, en una fiesta virreinal y
la cortejó hasta hacerse novios. Ella era cuidada por
su tío, el sacerdote don Juan Marcos. Él investigó la
vida del caballero portugués, y descubrió que tenía
una vida disipada, muchas deudas y se había casado
con dos mujeres. Así que le prohibió a su sobrina
seguir el noviazgo, pero ella hizo caso omiso para
tener un romance furtivo. Al caballero portugués
también le prohibió lo mismo, ni acercarse a la casa
ni al puente cercano. Como el sacerdote siempre se
opuso al romance, don Duarte tuvo deseos de
matarlo.
Un día don Marcos fue a casa de su amada para
convencerla de escapar, donde se casarían, pero
repentinamente vio a don Juan caminando por el
puente. Don Duarte, ya iracundo, llegó al puente,
discutió con el sacerdote hasta que, fuerza de sí,
con muchísima fuerza le clavó el puñal en la frente.
Aquel cayó muerto y don Duarte lo tiró al agua.
Como muchos sabían de la oposición del sacerdote,
Don Duarte se ocultó durante casi un año.
Una noche regresó por Doña Juana y para llegar a
su casa tuvo que pasar por aquel puente. A la
mañana siguiente fue encontrado muerto, con
mueca de terror, estrangulado por un esqueleto sucio, vestido con una sotana hecha jirones, que
tenía clavado un puñal en el cráneo.
Tiempo después, debido a esa leyenda, al puente y a la calle que después se formó se le llamó La
Calle del Puente del Clérigo, y después se renombró a 7a. y 8a. de Allende.
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Guatemala La leyenda de la Tatuana
Hay relatos que cuentan que hace muchos años, en época colonial, hubo en Guatemala una
joven y bella mujer de origen mulato a la que llamaban Tatuana, que disfrutaba con los
placeres de la carne y con los placeres del lujo, los cuales no
estaban bien vistos en una sociedad recatada y religiosa. Así
pues, se acusó a la joven de brujería y de hacer maleficios para
conseguir a los hombres. Se le acusó de codicia y de no seguir los
preceptos de la iglesia. Por todas estas razones fue juzgada por
el tribunal de la Santa Inquisición, y fue condenada a muerte. La
Tatuana se negó a recibir la gracia de confesión de sus pecados
antes de morir. Cuentan, que la noche anterior a su muerte,
pidió como última gracia un trozo de carbón, unas velas y unas
rosas blancas. Con estas tres cosas hizo en la celda una especie
de altar donde realizó una hechicería. Con el carbón pintó en la
pared una gran barca mientras recitaba conjuros, y se dice que
se presentó ante ella el mismo demonio. El demonio le sacó de la celda montada en la barca
que había pintado en la pared, y se dice que todavía se la puede ver en los días que llueve
grandes aguaceros.
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Panamá
La Tulivieja
Según la tradición, la Tulivieja era una hermosa y joven mujer que, pese a estar casada,
gustaba de andar en fiestas. Se cuenta que en una ocasión hubo un baile en un pueblo
vecino y que ella, por supuesto, no quiso perdérselo. Pero la mamá se negó a cuidarle al
bebé esa noche, pues ya estaba harta de
hacer de niñera mientras su hija se iba de
parranda. Pero la joven, que quería asistir al
baile a como diera lugar, dejó el bebé en un
tule cerca de un río, con la intención de
recogerlo después del baile. Sin embargo,
cuando regresó a buscar a su hijo no lo
encontró: el río se lo había llevado corriente
abajo. La mujer comenzó a llorar.
Arrepentida por el grave error que había
cometido, comenzó desesperada a buscarlo.
Dios la castigó por su irresponsabilidad y la
transformó en un ser horripilante con agujeros en la cara y cabellos largos hasta los pies,
los cuales, además, se le doblaron. Desde entonces anda vagando en busca de su hijo
perdido y está condenada a hacerlo por la eternidad.
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Argentina El lobizón (También conocido en otras regiones sudamericanas como lobisón, lubisonte, luis rufino malo y luisón), es un equivalente al sinónimo sudamericano del hombre lobo europeo.
La leyenda dice que el lobizón es el séptimo y último hijo de Tau y Kerana, en quien sobrecayo la mayor maldición que pesaba sobre sus progenitores (esto último, según la Mitología Guaraní), que en las noches de luna llena de los Viernes; y/o Martes se transforma en un “animal” que mezcla las características de un perro muy grande y un hombre (otras veces, también, mezcla las características de un cerdo).
Para la transformación, el maldecido, comienza sintiéndose un poco mal; por ejemplo comienza sintiendo dolores y malestares, luego , presintiendo lo que va a venir, busca la soledad de un lugar apartado, como la partes frondosas del monte, se tira al suelo y rueda tres veces de izquierda a
derecha, diciendo un credo al revés. El hombre-lobisón se levanta con la forma de un perro inmenso, de color oscuro que va del negro al marrón bayo (dependiendo del color de piel del hombre portador de “la maldición” ), ojos rojos refulgentes como dos brasas encendidas, patas muy grandes que son una mezcla de manos humanas y patas de perro, aunque otras veces, también tienen forma de pezuñas y que despide un olor fétido, como a podrido. Luego se levanta para vagar hasta que caiga el día. Cuando los perros notan su presencia le siguen aullando y ladrando, pero sin atacarlo, por donde vaya. Se alimenta de las de heces de gallinas (por eso se dice que cuando el granjero ve que el gallinero está limpio, es porque el
lobizón anda acechando por el lugar), cadáveres desenterrados de tumbas y de vez en cuando come algún bebé recién nacido que no haya sido bautizado.
El lobizón es reconocido porque:
Son hombres flacos y enfermizos, que desde niños, fueron personas solitarias y poco sociables
Cae siempre en cama enfermo del estómago los días después de su transformación
El hechizado vuelve a su forma de hombre al estar en presencia de su misma sangre, así, al ser cortado, recuperará su verdadera forma. Pero se vuelve enemigo a muerte de quien descubre su sagrado secreto y no se detendrá hasta verlo muerto.
9
Brasil El Hombre que de Noche se Convertía en Sicurí
Tarcisio Vaca relata que una pareja se fue a vivir por las orillas de la laguna de la localidad de
Yaguarú.
En el lugar había un personaje que causaba el pavor de los comunitarios: una sicurí (anaconda)
que se transformaba en un hombre que llevaba un
sombrero muy grande. Desde la llegada de los esposos,
este personaje se instaló por las noches en la puerta
del hogar, como si quisiera espiar o escuchar lo que
ocurría dentro, causando tenebrosas pesadillas a la
mujer. Todas las noches ocurría lo mismo. Pero en una
de ellas, el enigmático hombre fue descubierto por un
vecino que contó lo que había visto al esposo. Éste,
tomó su arma de fuego y esperó a la noche siguiente la
llegada del personaje. Así sucedió. Le apunto con la
pistola, pero se desanimó a matarlo. La jornada posterior, los pobladores le animaron a asumir
otra conducta.
Y esa noche, cuando el extraño hombre se acomodó cerca de la puerta, recibió un disparo.
Tambaleó y se fue a la laguna. Al otro día, con asombro y miedo, los guarayos vieron a una enorme
sicurí muerta, que apenas había podido meter su cabeza en el agua.
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Bolivia La Mula sin Cabeza
En la mayoría de las historias, sería originalmente una mujer que fue maldecida por Dios por sus
pecados, a menudo se dice que fue una concubina de un sacerdote católico que realizo el sacrilegio
de tener sexo en una iglesia con él, y por ello Dios la maldijo a convertirse en las noches en una
criatura monstruosa conocida como "La mula sin cabeza". En esta historia, algunas versiones
además cuentan que el sacerdote también habría sido maldito; y desde aquel día deambularía como
un fantasma sin cabeza (conocido como el sacerdote, sin cabeza).
La criatura se describe con la forma de una gran mula sin
cabeza que en su lugar tiene una llama luminosa con la cual
escupe fuego, además transita galopando con herraduras de
plata (o de hierro) que producen un sonido horrible, más alto
que el de cualquier caballo es capaz de producir. A pesar de
estar decapitada, el rebuzno de esta criatura es generalmente
muy elevado cuando esta irritada, y se puede escuchar por
varios kilómetros; y a veces, si más tranquilo, suena como si estuviera gimiendo una mujer llorando.
Esta criatura tiene la capacidad de trasmitir su maldición a otras mujeres pecadoras. La
transformación de esta mujer maldita ocurriría generalmente en un cruce de caminos en la noche
del jueves al viernes, sobre todo si la noche es de luna llena. Además la transformación de la mujer
en la mula sin cabeza sucede también en el campo psicológico. Su mente se cambia tan rápidamente
que enfurece en la noche y sale a los campos, matando ganado, asustando a la gente y causando la
destrucción y la confusión. Según la tradición la mula sin cabeza debe galopar sobre el territorio de
siete pueblos o parroquias cada noche.
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Directorio
Directora editorial:
Alejandra Durán
Edición y diseño:
Alejandra Durán
Investigación:
Sofía Baños
Kimberly Sajbín
Alison Pacheco