Leyendas Del Desierto

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En los tiempos en que los volcanes hablaban, bailaban y luchaban, el Licancabur, señor invicto que reinaba sobre el desierto de Atacama desde sus 6.000 metros de altura, se encaprichó con Quimal, la montaña que se levantaba a su lado, y decidió hacerla suya. El Jurique, otro volcán que también la amaba, trató de robársela, pero el Licancabur no lo tomó nada bien, y le cortó de cuajo la cabeza. Quimal, asustada por tanta violencia, se escapó y atravesó todo el desierto de sal para ponerse afuera del alcance de las garras de su feroz pretendiente. Esto pasaba en esos tiempos legendarios y el relato se trasmitía de generación en generación. Hoy el Licancabur, protector del desierto y de San Pedro de Atacama, sigue reinando sobre sus dominios con su perfil perfecto: una presencia ineludible, un imán para toda mirada. Pero Quimal, su amada, aún lo mira con hastío desde la otra orilla del desierto, a 120 kilómetros de distancia, mientras la cima trunca del Jurique es un eterno testimonio de su crueldad. Se está hablando del desierto de Atacama, en el norte de Chile, tierra escasa de lluvia (es el desierto más seco del mundo, a pesar de la fama del Sahara africano), pero fértil en mitos y leyendas. Por miles de años, los indígenas desafiaron la difícil combinación de extrema sequedad, formidable amplitud térmica y alturas vertiginosas colonizando este gran valle de sal a 2.400 metros de altura, rodeado por la majestuosidad de los Andes, y que limita con Bolivia y Argentina. Hoy, San Pedro de Atacama –pueblo de 1.900 habitantes, 5 hoteles 5 estrellas y en el que casi todos los antiguos hogares del casco histórico han sido transformados en bares, hostales y restaurantes– es un destino turístico muy popular entre chilenos y extranjeros, atraídos por la extraña belleza del lugar. El

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En los tiempos en que los volcanes hablaban, bailaban y luchaban, el Licancabur, seor invicto que reinaba sobre el desierto de Atacama desde sus 6.000 metros de altura, se encaprich con Quimal, la montaa que se levantaba a su lado, y decidi hacerla suya. El Jurique, otro volcn que tambin la amaba, trat de robrsela, pero el Licancabur no lo tom nada bien, y le cort de cuajo la cabeza. Quimal, asustada por tanta violencia, se escap y atraves todo el desierto de sal para ponerse afuera del alcance de las garras de su feroz pretendiente.

Esto pasaba en esos tiempos legendarios y el relato se trasmita de generacin en generacin. Hoy el Licancabur, protector del desierto y de San Pedro de Atacama, sigue reinando sobre sus dominios con su perfil perfecto: una presencia ineludible, un imn para toda mirada. Pero Quimal, su amada, an lo mira con hasto desde la otra orilla del desierto, a 120 kilmetros de distancia, mientras la cima trunca del Jurique es un eterno testimonio de su crueldad.

Se est hablando del desierto de Atacama, en el norte de Chile, tierra escasa de lluvia (es el desierto ms seco del mundo, a pesar de la fama del Sahara africano), pero frtil en mitos y leyendas.

Por miles de aos, los indgenas desafiaron la difcil combinacin de extrema sequedad, formidable amplitud trmica y alturas vertiginosas colonizando este gran valle de sal a 2.400 metros de altura, rodeado por la majestuosidad de los Andes, y que limita con Bolivia y Argentina.

Hoy, San Pedro de Atacama pueblo de 1.900 habitantes, 5 hoteles 5 estrellas y en el que casi todos los antiguos hogares del casco histrico han sido transformados en bares, hostales y restaurantes es un destino turstico muy popular entre chilenos y extranjeros, atrados por la extraa belleza del lugar. El pueblo est formado por unas pocas cuadras de casas de adobe: hay una pequea iglesia blanca que parece salida de un western y un cementerio que casi siempre est decorado con guirnaldas de papel que se utilizan para celebrar el Da de los Muertos, una explosin de color en el ocre uniforme del paisaje alrededor. Y un conjunto de pequeas agencias tursticas que ofrecen excursiones hacia los maravillosos sitios de inters.

Pueblo de cinco habitantes

Una buena forma de disfrutarlo es partir al amanecer, tipo 6.30, cuando la claridad del da comienza a alumbrar las pocas casas de Machuca, un pueblito de cinco habitantes a 4.000 metros de altura, sobre la ruta que lleva a los giseres de El Tatio. Impacta el inmaculado blanco de la pequea iglesia del pueblo, muchas veces embanderada para las fiestas que celebra la gente del lugar. A esa hora, el fro cala los huesos, el oxgeno escasea, el paisaje recuerda a las imgenes de la superficie lunar. El volcn Lascar, uno de los ms activos de la regin, exhibe su habitual gorro de humo. Tras otra media hora de viaje, se llega a los giseres de El Tatio, uno de los lugares ms altos del mundo donde se puede observar este peculiar fenmeno geolgico: el agua que choca con el magma contenido en las entraas de la tierra es expulsada hacia la superficie. El espectculo es majestuoso: la llanura, apenas alumbrada por los primeros rayos del sol que asoma tras las altas montaas, literalmente echa humo (es el vapor que sale de las ms de 80 bocas en las que el agua a 80 grados borbotea con un ruido estremecedor). Las ms grandes estn rodeadas por pequeos muros de piedra para evitar accidentes.

Ms all de esa advertencia, los viajeros ms osados pueden desafiar el fro, liberarse a tiempo rcord de la ropa y tirarse en las aguas de la pileta que la cooperativa local construy en el medio de la llanura. El agua ah est a 38 grados y las caras que se ven entre el vapor slo muestran placer. Tras el chapuzn caliente, desayuno con pan tostado y t de coca, santo remedio contra el apunamiento.

En el camino de vuelta pueden verse numerosas manadas de vicuas, un animal elegante, pariente cercano de la llama, cuya lana es muy codiciada porque se puede esquilar solamente una vez cada tres aos. Para los incas, la vicua era la reencarnacin de una bellsima doncella que recibi de un rey el regalo de una manta de oro, a cambio de su amor. Slo los miembros de la nobleza incaica podan utilizar prendas hechas de la lana de este animal. Actualmente la poltica conservacionista hacia las vicuas es muy rgida y hasta los turistas pueden incurrir en fuertes reprimendas por parte de los guas si las molestan.

Las termas del ro Puritama, sobre el camino que conduce de vuelta a San Pedro, es otro lugar merecedor de una parada. Ocho piletas realizadas en piedra volcnica negra contienen agua a 33 grados, que sale cristalina desde la ladera de la montaa, una especie de can de piedras y cactus que cobra mgicamente vida en contacto con el agua, en una explosin de verde. El complejo es propiedad del Hotel Explora de Larache (ver Primera clase), que lo ha restaurado recientemente: al salir del agua, a los huspedes de ese hotel los espera un buffet con salmn ahumado, queso feta, olivas y vino blanco helado.

Salares y lagunas A la maana siguiente se puede hacer un paseo en una mountain bike y recorrer los 18 kilmetros que separan San Pedro de la Laguna Cejar, una de las numerosas lagunas y sumideros dispersos sobre los 3.000 kilmetros cuadrados del Salar de Atacama, el segundo salar ms grande del mundo despus del de Uyuni, en Bolivia. Al abandonar el pueblo, el camino sin pavimento se interna en el desierto que se despoja ms y ms de su vegetacin. Los pocos rboles aislados ofrecen una sombra muy apreciada bajo el sol rasante. La laguna es un ojo verde-azul en el blanco enceguecedor de la superficie salina. La ausencia de ruidos es total. Desorienta y depara al visitante la sensacin de estar fuera del mundo conocido.

El agua de la Laguna Cejar tiene un 40 por ciento de sal, el mismo porcentaje del Mar Muerto. Aqu tambin se puede flotar sin el menor esfuerzo si es que uno logra juntar coraje para zambullirse: el agua est helada.

Por la tarde, en cambio, se puede rumbear hacia otras aguas, la laguna Chaxa. La ruta atraviesa una mata de tamarugos, un rbol que crece solamente en el norte de Chile, y cuyos frutos representan una buena fuente de comida para ovejas y cabras. El tamarugo tambin produce buena lea y tiene la peculiaridad de crecer en terrenos salinos, donde otras plantas no prosperan. Justamente por esto, en su momento el gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende haba lanzado un plan de reforestacin para crear un bosque entre San Pedro y Toconao, un pueblo vecino, la nica mancha verde y productiva dentro del desierto circundante. Tras el golpe de 1973, Pinochet fren el proyecto: las plantas que quedan son los testigos vivientes de un sueo no realizado.

En Toconao pequeo centro rural famoso por la calidad de sus frutas uno puede toparse con un ejemplo bastante divertido de sincretismo religioso. En la pequea iglesia del pueblo, el altar est decorado con estatuas de la Virgen y los Santos, ataviados con ropajes de seda de colores fuertes. Pero no hay rastro del personaje principal, Cristo con su cruz. Una experta gua, Beln, explica las razones: Cuando los primeros misioneros llegaron por estos pagos, para vencer la desconfianza de los nativos, trataron de asociar sus smbolos religiosos con los de los locales. La Virgen Mara bien poda ser comparada con la Pachamama, y los Santos, asociados con las tradicionales figuras de los ancestros. Pero en la cultura atacamea no haba una figura que pudiera compararse con la de Jesucristo y por eso ac est un poco excluido. En esta pequea iglesia se ve al pobre Cristo, con su cruz a cuestas, en una capilla apartada y en soledad, lejos del altar.

Cactus y flamencos

Uno de los lugares imperdibles es la laguna Chaxa. Mientras el sol se esconde rpidamente tras las cimas de las montaas y el cielo se tie de rojo vivo, reflejado como una escenografa en las aguas de la laguna, decenas de flamencos rosados levantan vuelo. Sus siluetas alargadas surcan el cielo para luego tocar tierra nuevamente agua, en realidad en la laguna de enfrente. Trepados como de costumbre sobre una de sus piernas, aparentemente ajenos a tanta belleza, comen sus pequeos camarones.

Las clidas aguas del ro Puritama, las que alimentan los piletones de las termas, estn todava tibias cuando, varios kilmetros ms abajo, se juntan con las fras corrientes del ro Purifica y desembocan en el Vilama, un arroyo que serpentea sobre uno de los paisajes ms bellos de Atacama. La caminata de cuatro kilmetros y medio acompaa la corriente del ro: el agua ha socavado la montaa. Sobre sus flancos empinados y pedregosos pululan enormes cactus que parecen vigilar el paisaje a su alrededor como centinelas espinosos. El agua del arroyo desaparece de a ratos entre las plantas, pero tras una curva spera de roca vertical una pared, un muro de mil variaciones del color rosa la mirada se abre de nuevo y el ro fluye majestuoso entre sus bastidores de roca.

El sendero es apenas una traza socavada en la piedra y no hay ningn vestigio de la presencia humana una lata de coca oxidada, el tapn de una botella de plstico, un paquete de cigarrillos aplastado que pueda daar la experiencia sensorial nica que el paisaje, el silencio y la sensacin trmica despiertan en el viajero.

La atencin y el mnimo de destreza fsica requeridos por la aspereza del camino representan dos ingredientes esenciales de esta excursin, as como la pesadez casi placentera de las rodillas y los msculos de las piernas cuando, dejando atrs el ro, se emprende la subida de la cuesta rocosa en direccin del sol menguante.

Baado en una increble luz roja, el Licancabur montaa mgica, amante desafortunado, dios furioso ofrece su ltima mirada. Es una mirada que viene de tiempos remotos, propiciada por las leyendas que no se pueden separar del misterioso desierto de Atacama.

LeyendasSin TituloEL ESPRITU DEL VOLCN LICANCABUREn la poca que los incas haban extendido su imperio por el norte y centro de Chile, el Espritu del Volcn Licancabur, ahora extinguido, dejaba sentir sus arrebatos de clera a los indgenas que habitaban sus cercanas.Para calmar al dios, los indgenas prepararon una carga de piedras recortadas y otros presentes. Con ella a la espalda treparon hasta la cima de 6.000 metros del volcn. All construyeron sus pircas y depositaron sus ofrendas; luego de hacer sus oraciones, regresaron ligeros, con sus temores ya apaciguados.Los descendientes de aquellos aborgenes an manifiestan su reverencia al Espritu del volcn y a las gigantescas pircas que existen en su cumbre.Para acceder al Volcn Licancabur se comienza el ascenso entre quebradas secas y curvas hasta llegar al borde del cono del volcn, rodendolo por el sur. Se encuentra la ms impactante vista panormica de todo el salar al amanecer, con perfecta visibilidad del oasis San Pedro.Se ubica a 60 kilmetros al este de San Pedro de Atacama. Posee una altura de 5.916 m.s.n.m., desde su cima se puede apreciar un radio considerable de los alrededores como son el oasis de San Pedro de Atacama, el Salar de Atacama y la Laguna Verde, en Bolivia.El volcn, durante una visita a San Pedro de Atacama, siempre esta presente en el paisaje debido a la cercana que se encuentra. Posee un impresionante desnivel vertical de ms de 3.600 metros de altura. Es posible ascender hasta el cono del mismo, pasando quebradas y curvas; el tiempo es de alrededor de 12 horas caminando.En el crter existe una laguna cubierta de hielo durante la temporada de invierno. Para realizar este ascenso se debe estar en ptimas condiciones fsicas, tener experiencia, su propio equipo para escalar y una buena capacidad de adaptacin a esa altura.

Hace infinidad de lluvias, en el mundo no haba ms que un espritu que habitaba en el cielo. Solo l poda hacer la vida. As decidi comenzar su obra cualquier da.Aburrido un da de tanta quietud decidi crear a una criatura vivaz e imaginativa, la cual llam "Hijo", porque mucho le quiso desde el comienzo. Luego muy contento lo lanz a la tierra. Tan entusiasmado estaba que el impulso fue tan fuerte que se golpe duramente al caer. Su madre desesperada quiso verlo y abri una ventana en el cielo. Esa ventana es Kuyn, la luna, y desde entonces vigila el sueo de los hombres.El gran espritu quiso tambin seguir los primeros pasos de su hijo. Para mirarlo abri un gran hueco redondo en el cielo. Esa ventana es Ant, el sol y su misin es desde entonces calentar a los hombres y alentar la vida cada da. As todo ser viviente lo reconoce y saluda con amor y respeto. Tambin es llamado padre sol.Pero en la tierra el hijo del gran espritu se senta terriblemente solo. Nada haba, nadie con quin conversar. Cada vez ms triste mir al cielo y dijo: Padre, porqu he de estar solo? En realidad necesita una compaera -dijo Ngnechn, el espritu progenitor.Pronto le enviaron desde lo alto una mujer de suave cuerpo y muy graciosa, la que cay sin hacerse dao cerca del primer hombre. Ella estaba desnuda y tuvo mucho fro. Para no morir helada ech a caminar y sucedi que a cada paso suyo creca la hierba, y cuando cant, de su boca insectos y mariposas salan a raudales y pronto lleg a Lituche el armnico sonido de la fauna.Cuando uno estuvo frente al otro, dijo ella: - Qu hermoso eres. Cmo he de llamarte? Yo soy Lituche el hombre del comienzo. Yo soy Domo la mujer, estaremos juntos y haremos florecer la vida amndonos -dijo ella-. As debe ser, juntos llenaremos el vaco de la tierra -dijo Lituche.Mientras la primera mujer y el primer hombre construan su hogar, al cual llamaron ruka, el cielo se llen de nuevos espritus. Estos traviesos Cherruves eran torbellinos muy temidos por la tribu.Lituche pronto aprendi que los frutos del pewn eran su mejor alimento y con ellos hizo panes y esper tranquilo el invierno. Domo cort la lana de una oveja, luego con las dos manos, frotando y movindolas una contra otra hizo un hilo grueso. Despus en cuatro palos grandes enroll la hebra y comenz a cruzarlas.Desde entonces hacen as sus tejidos en colores naturales, teidos con races. Cuando los hijos de Domo y Lituche se multiplicaron, ocuparon el territorio de mara cordillera. Luego hubo un gran cataclismo, las aguas del mar comenzaron a subir guiadas por la serpiente Kai-Kai. La cordillera se elev ms y ms porque en ella habitaba Tren-Tren la culebra de la tierra y as defenda a los hombres de la ira de Kai-Kai. Cuando las aguas se calmaron, comenzaron a bajar los Sobrevivientes de los cerros. Desde entonces se les conoce como "Hombres de la tierra" o Mapuches.Siempre temerosos de nuevos desastres, los mapuches respetan la voluntad de Ngnechn y tratan de no disgustarlo. Trabajan la tierra y realizan hermosa artesana con cortezas de rboles y con races tien lana. Con fibras vegetales tejen canastos y con lana, mantas y vestidos.un oy en el cielo Kuyn y Ant se turnan para mirarlos y acompaarlos. Por eso la esperanza de un tiempo mejor nunca muere en el espritu de los mapuches, los hombres de la tierra.Publicado por TODO EL ACONTECER DIARIO DE LA COMUNA en 18:56

TEN TEN CAI CAI

Aqu se narra cmo Cai-Cai, el espritu de las aguas, luch contra el Ten-Ten el espritu de la Tierra, ambos encarnados en serpientes.Ten-Ten avis a sus pobladores de las intenciones destructivas de Cai-Cai y de sus planes, que consistan en desbordar todas las aguas por las entradas del mar.La mayor parte de los pobladores de la tierra despreci la seguridad de las altas montaas y crey que Ten-Ten les convertira en piedras, peces u otros objetos y animales indestructibles por las aguas. Cuando Cai-Cai inici su ataque, oblig a Ten-Ten a elevar sus cumbres casi hasta la altura del Sol, pudiendo salvar a quienes se refugiaron en lo ms alto de ellas. En cuanto a los pobladores de las llanuras, efectivamente les convirti en piedras y peces, pero luego no pudieron recuperar su forma humana.As, la leyenda de la gran inundacin mapuche, equivalente al diluvio babilnico y hebreo, se une tambin a la leyenda de la creacin de las diversas especies marinas.