Libertad Económica y Sustentabilidad: Trayectorias ... · vío pequeño para explorar un mundo...

Libertad Económica y Sustentabilidad:Trayectorias virtuosas en la agenda de cambio climático

Libertad Económica y Sustentabilidad: Trayectorias virtuosas en la agenda de cambio climático

Aldo Cerda, Rodrigo Berner, Carola Venegas y Carlos Martínez (editor)

Corporacion OIKOSActioinAbility Santiago Chile

Con el apoyo de fundacion Fredierich Naumann para la Libertad. Alemania

Primera edición, Noviembre del 2017

Autores ALDO CERDA

RODRIGO BERNER

CAROLA VENEGAS

ALEX GODOY

CARLOS MARTINEZ (editor)

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DEDICATORIA

A Valentina: ningún sueño es demasiado lejano cuando tu mujer lo nutre, lo comparte y te apoya incondicionalmente

A Josefina, Monserrat y Cristóbal: Uds represen-tan, por lejos, mi mayor contribución a construir un mundo mejor

A mis padres, apoyadores incondicionales de todas mis aventuras

A Paula, Magdalena, Antonieta y Roberto: nadie construye algo de valor si no está en compañía de socios y amigos de primera

A Carlos, por su enorme paciencia y trabajo para buscar la forma en cómo dar vida a este libro

A Arturo Natho, Gloria Ledermann, Alejandro Hör-mann, Juan Andrés Camus, Augusto Giusti, Alvaro Fischer, Marcos Kulka, Charles Kimber, Giancarlo Bianchetti, Cristóbal Goycoolea, Pablo Busquet, Mar-celo Forni, Marcelo Gálvez, Constanza Téllez, Arturo Ricke, Rafael Ferrada, Antonio Jaar, Mauricio Russo, Tomás Morales y Carlos Berner, por embarcarse en la creación de la Bolsa de Clima de Santiago, un na-vío pequeño para explorar un mundo nuevo, en la mejor tradición de Salgari

A todos los socios y colaboradores de The Note

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I N D I C E

Introducción y agradecimientos. Aldo Cerda 5

Presentación del editor 8

1 Entrevista a Christiana Figueres, Simon Gregg, Bárbara Saavedra y Cristina Torres 14

2 Una historia de liderazgo corporativo: 35

3 Desafíos Capital: ejemplos de construcción de una agenda de liderazgo público-privado 48

4 Artículos seleccionados: refinando políticas públicas para la sustentabilidad 87

5 Artículos seleccionados: experiencias concretas de la acción del mercado, la iniciativa privada y la innovación en la lucha contra el cambio climático 129

6 El recurso natural por excelencia (la basura no existe) 186

7 Conclusiones 190

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INTRODUCCIÓN Y AGRADECIMIENTOS ALDO CERDA

El estudio de la relación del medio ambiente con el sistema económico proviene de una derivación de los trabajos que distintos especialistas acometieron en su momento para hacer frente a las recomendaciones del Club de París y al reporte Meadows de 1972, que señalaban que la existen-cia de recursos naturales no renovables –críticamente el petróleo- se traducirían en una restricción absoluta a la no-ción de un crecimiento económico sostenido.

A principios de los 90, la Escuela de Economía Ecológica estableció que el sistema de mercado no podía incorporar adecuadamente el efecto de la pérdida de biodiversidad sobre la función de producción agregada de la economía, y la solución de equilibrio general que proponía indicaba que el óptimo social pasaba por violar el principio de so-beranía del consumidor. Enfrentados a ese escenario, el consenso socio-político de la época se volcó a la Escuela de Desarrollo Sustentable de Londres, donde se aposta-ba utilizar mecanismos de mercado, pero reduciendo las enormes externalidades negativas derivadas del uso del medio ambiente y tratar de internalizarlas para una mejor asignación de los recursos.

Durante las dos décadas que siguieron a los resultados de la Comisión Brundtland, la anterior fue la ortodoxia están-dar en el mundo desarrollado. La crisis subprime que afec-tó a la economía mundial representó también una opor-

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tunidad única para que los críticos al sistema capitalista festinaran respecto a la muerte del mismo.

Pasada la “resaca correctiva”, es claro que las críticas a la forma en cómo la economía ha incorporado las variables ambientales y sociales de la sustentabilidad se han hecho más fuertes y frecuentes. Particularmente grave ha sido la tendencia a la concentración de la riqueza, que genera no sólo cuadros de inequidad intolerables para la sociedad, sino también una cierta forma refractaria de hacerse cargo de las nuevas demandas de la comunidad, la que termina disociando el quehacer de las empresas de lo que las per-sonas entienden como actividades legítimas y constructo-ras del bien común.

Chile representa un caso interesante de análisis, porque incluso antes de que el mundo tuviera un giro hacia el li-bre-mercado a mediados de los 80s, las reformas econó-micas de Pinochet ya habían movilizado definitivamente al país a una senda desconocida en esta línea y el retorno a la democracia no hizo sino confirmar la apuesta chilena al desarrollo con amplia apertura de los mercados y un rol subsidiario del Estado, lo que permitió al país trepar a los niveles más altos de ingreso per cápita de la región.

Hace tres décadas la discusión de medioambiente y desa-rrollo era expresada por uno de los candidatos a la presi-dencia como una donde disponer de una regulación menos exigente constituía una fuente de ventajas competitivas para el país. De ahí a la fecha el mundo ha evolucionado en otra dirección y hoy operar con los más exigentes están-dares ambientales y tener una lógica de valor compartido con las comunidades en los territorios donde se opera per-mite obtener retornos superiores a los del promedio del mercado.

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The Note es una publicación que es reflejo de esta evolu-ción. En lugar de generar un espacio para auto-congratu-larse entre pares –una de las críticas más recurrentes a la RSE en el pasado-, un grupo de empresas líderes se unió a Capital, la principal revista de negocios de Chile, y a un think tank crítico como ActionAbility Institute, y comenzó a promover un cambio “desde adentro” a la forma en cómo ellas se relacionan con el ecosistema social y ambiental.

A través de un Índice de Sustentabilidad Corporativa que incorpora los mejores métricas a nivel internacional he-mos podido medir objetivamente esta evolución y hoy se tiene un panorama donde progresivamente se va cerran-do la brecha de expectativas de la sociedad respecto al ac-cionar de las empresas, generando espacios crecientes de legitimidad y liderazgo en las soluciones a los problemas más acuciantes de nuestra agenda de sustentabilidad y en particular a las temáticas vinculadas al cambio climático.

Agradecemos a la Fundación Friedrich Naumann por su apoyo y a nuestro editor Carlos Martínez por la posibilidad de generar esta recopilación de artículos que dan cuenta de cinco años de trabajo. Esperamos que la invitación a las empresas y a los stakeholders a generar acuerdos amplios de trabajo público-privado se siga ampliando y fortalecien-do. A veces el avance es menor que el que uno pudiera haber avizorado, pero es en la constancia donde encontra-remos el camino correcto de un desarrollo sostenible.

Aldo CerdaSantiago de Chile, Noviembre 2017

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PRESENTACIÓN DEL EDITORCARLOS MARTÍNEZ

La discusión sobre el cambio climático en América Latina ha llegado para quedarse, transitando desde el mundo del debate a otro más propio de la búsqueda de soluciones concretas a los impactos de este fenómeno.

Si bien todavía hay personas escépticas que se niegan a aceptar las certezas científicas de la mayor parte de la co-munidad científica mundial, el cambio climático ya ha sido asumido por la mayoría de los países, y especialmente por las democracias. Así, en los países de una economía libre surgen iniciativas de los mundos público y privado para solucionar los desafíos que significa este nuevo escenario mundial donde la urgencia de los efectos del cambio cli-mático se hace presente como factor de sobrevivencia de la sociedad.

El principal motor de la economía mundial, el mercado libre, ha incorporado el tema de la sustentabilidad y del cambio climático y busca eficazmente soluciones dentro de esa economía. La competencia y el incentivo a la innova-ción y al emprendimiento, elementos propios de una eco-nomía libre, empiezan a dar luces de solución, a entregar resultados esperanzadores y operar con un consenso cada vez más fuerte entre productores y consumidores.

La empresa privada compite hoy en el mercado gracias a un sistema de economía libre, tanto por el producto que entrega como por las soluciones que incorpora a su pro-

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ducción, y las medidas que contengan elementos de mi-tigación y de solución a las causas de la crisis climática tenderán a ser favorecidos por una ciudadanía creciente-mente responsable.

Este factor es parte de la competencia a que se ven enfren-tadas s las empresas que operan en una economía libre y competitiva. El mercado las premia o castiga, y las elige de manera ascendente según las variables de sustentabilidad con que operan.

Por su parte los consumidores castigan a las empresas y productos que no entreguen soluciones a esta grave crisis que afecta a la humanidad. Así el mercado ha comenzado a ser un factor clave para incentivar soluciones a este de-safío. Sin mercado libre y competitivo no hay soluciones eficaces, sólo regulaciones que suelen ser inoperantes.

No se trata de ser apocalípticos ni pesimistas. Al contrario, creemos que gracias al genio propio de la capacidad huma-na podremos superar esta situación. Es la confianza en la humanidad y su capacidad creadora, y no la desconfianza la que nos tienen acostumbrados muchas organizaciones ambientalistas, la que nos da un horizonte esperanzador.

Pero para que la genialidad humana y su capacidad creati-va y de innovación se desarrollen, se requiere de un espa-cio y de un ambiente que le permita expresar esas poten-cialidades. Y esto se lo proporciona una sociedad fundada en los principios de una economía libre y competitiva.

Hoy también surgen voces que proponen soluciones dia-metralmente distintas y que de alguna manera responde a lo que se denominan “populismos”. Así cunden en Amé-rica Latina algunas posiciones que tomando como excu-

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sa el tema ambiental proponen un cambio total al modelo económico social. Levantan la bandera del anti extractivis-mo, que no es más que una sustitución del modelo de eco-nomía libre, y promueven como alternativas lo que ellos llaman “el buen vivir” especie de híbrido entre socialismo clásico marxista, indigenismo y “pachamamismo”.

Una jaula acuícola, un bosque bien gestionado, o una mina con prácticas de sustentabilidad y convivencia con las co-munidades proporcionan un mejor “buen vivir” que pro-mover políticas que nos inviten a abandonar el rol de los recursos naturales en los países latinoamericanos.

Estas fuerza activas en el continente sostienen lo contrario: que es el modelo de economía libre el causante de la crisis climática. Esta es una verdadera ideología cuyos objetivos van mas allá del cuidado ambiental, ya que sostiene que el cambio climático sólo es posible de solucionar cambiando de raíz la economía libre.

Pese a que su discurso lo desarrollan a partir de los conflic-tos ambientales , no creen en el desarrollo sustentable. Un texto surgido de una de estas organizaciones sostiene que “el concepto de desarrollo sostenible tuvo una extraordi-naria eficacia política e ideológica…respondió en términos que parecían tomar en cuenta los cuestionamientos al de-sarrollo, mientras que en realidad lo que hacía era reforzar-lo…operó como un dispositivo tranquilizador en la medida en que logró crear la ilusión de que se estaban tomando medidas efectivas en respuesta a la crisis diagnosticada…al no cuestionar la lógica de la acumulación capitalista y el modelo de la sociedad industrial como causas funda-mentales de la destrucción de las condiciones que hacen posible la vida, operó como mecanismo legitimador de la globalización neoliberal.

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Quienes se oponen a una economía abierta, a los trata-dos de libre comercio, a la libertad económica en todos los ámbitos, a menos regulaciones, y promueven acciones en contra de la minería, la acuicultura, la actividad forestal, o la producción de energía, lo hacen en nombre de una sus-tentabilidad en la cual, sin embargo, no creen.

Estas utopías del Buen Vivir y todo su rechazo a la sociedad moderna y al desarrollo industrial, parten de la premisa que es la economía libre la que permite que las grandes empresas se apropien de las ganancias que generan la producción a partir de recursos naturales. Como alterna-tiva proponen sistemas arcaicos, basados -según nos di-cen- en una vida sencilla y tomando las enseñanzas de los pueblos originarios que vivirían en una armonía total con la naturaleza. Marx subyace a todo este enfoque, pero es de alguna manera una desviación del marxismo, ya que si Marx viera los intentos de los llamados “anti- extractivistas” que se oponen al desarrollo y al crecimiento económico, hubiera empleado el mismo término que usó en El Mani-fiesto Comunista: “socialismo feudal” .

Como contraparte al desarrollo de la economía libre, estos movimientos ofrecen una utopía que se basa en el decreci-miento (llegan a proponer un 2% anual) que con el nombre del Buen Vivir, no sería más que una idea que “se ha erigido en una especie de ideal de convivencia del ser humano con la Naturaleza, y en un sentido más genérico, en una suerte de proyecto alternativo descolonizador respecto al mundo capitalista depredador y colonizador de la vida, proyecto que entraña no sólo un modo distinto de relacionarse con la Naturaleza, sino también una manera diferente de orga-nizarse socialmente”.

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El presente libro quiere recoger experiencias e ideas que sustentadas en la libertad económica y en una concepción libertaria del ser humano ofrecen soluciones de sustenta-bilidad frente a la crisis que nos enfrentamos como fruto del cambio climático. Acá se mencionan casos de políticas públicas que han buscado diseñar y desarrollar sustenta-bilidad a partir de la creatividad libre de las personas. So-luciones que surgen de las exigencias del mercado y del ansia legítima de producir con mayor calidad y respeto por el medioambiente, y den de esa forma un costo aparente será una ganancia antes las exigencias del mercado.

Es este mercado, es la libertad la que ya no permite prácti-cas no sustentables, porque defiende el bienestar del hábi-tat humano. El cambio climático ayuda a crear nuevas opor-tunidades de mercado. Las organizaciones que sobresalen en el diseño, la elaboración y la comercialización de produc-tos o servicios sin efectos climáticos nocivos podrán benefi-ciarse económicamente y prosperar en el nuevo ambiente.

Las empresas que no cuenten con estrategias para res-ponder al cambio climático pueden ser consideradas en el mercado como compañías rezagadas. Las organizaciones líderes conocen los beneficios de actuar anticipadamente. Han aprovechado las oportunidades y asumido los riesgos y ahora cosechan las recompensas. Aprovechan su progra-ma para responder al cambio climático con el fin de ayudar a generar ingresos, reducir costos y cumplir con las expec-tativas de las partes interesadas.

Así defender una sociedad libre y una economía libre, es defender el espacio para que la inteligencia y la creatividad humana encuentre soluciones a los temas ambientales, y en particular al cambio climático. Son los medios de comu-

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nicación y las redes sociales las que hoy trasmiten la sen-sibilidad que se necesita para establecer las fuerzas que quieren un crecimiento y una sustentabilidad como algo que no se puede dar el uno sin el otro.

Los numerosos artículos que aquí publicamos y que fueron previamente publicados en su mayoría en la inédita inicia-tiva representada por la revista The Note (www.thenote.cl) muestran opciones y caminos en busca de soluciones. La mayoría son casos que se han dado en Chile, pero que nos muestran senderos y ejemplos posibles de aplicar en todo el continente.

Queremos agradecer el apoyo de la Fundación Friedrich Naumann para la libertad, su oficina regional para America Latina en Mexico y su programa Klima quien promueve en todo el mundo el desarrollo de las libertades humanas y la aplicación de un modelo de economía liberal, respetuosos de los derechos humanos. Sin su ayuda este libro no ha-bría sido posible.

Carlos Martínez F.

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ENTREVISTA A CHRISTIANA FIGUERES,

SIMON GREGG, BÁRBARA SAAVEDRA Y CRISTINA

TORRES

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ENTREVISTAS

“EL ROL DEL MERCADO ES CLAVE PARA

MINIMIZAR EL COSTO DE LA MITIGACIÓN

CLIMÁTICA”

Christiana Figueres, una de las figuras consulares del Acuerdo de París estuvo de paso en Chile como invitada de honor de Col-bún, y se dio tiempo para reflexionar en forma abierta sobre los nuevos desafíos que enfrenta la agenda de cambio climático.

Aldo Cerda, ActionAbility Institute

Pablo Gazzolo, COLBUN

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Christiana Figueres fue Secretaria Ejecutiva de la Convención Mar-co de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en el periodo 2010-2016, asumiendo la responsabilidad de las ne-gociaciones internacionales sobre el cambio climático después de la fallida conferencia de Copenhague de 2009. Decidida a llevar el proceso a un marco regulatorio universalmente acordado, dirigió las exitosas Conferencias de las Partes en Cancún 2010, Durban 2011, Doha 2012, Varsovia 2013 y Lima 2014, y culminó sus es-fuerzos en el histórico Acuerdo de París de 2015, que es el nuevo benchmark de la diplomacia colaborativa.

Actualmente es la convocante de Mission 2020, una iniciativa glo-bal que busca garantizar que el mundo reduzca la tasa de emi-siones de gases de efecto invernadero para 2020 a fin de pro-teger a las sociedades más vulnerables de los peores impactos del cambio climático y marcar el comienzo de una era de estabi-lidad y prosperidad. Adicionalmente, es Vicepresidente del Pacto Mundial de Alcaldes, Líder Climático del Banco Mundial, Miembro Distinguido de Conservation International, miembro de la Junta de Climate Works y del World Resources Institute, miembro del Consejo Económico de la Fundación Rockefeller sobre Salud Pla-netaria y miembro del Leadership Council of the Global Alliance for Clean Cookstoves.

Christiana Figueres tiene la cercanía y el carisma propio de las grandes mujeres latinas. Entrevistarla es un ejercicio más propio de una conversación animada sin restricciones de tiempo –que las teníamos-, donde ella misma deja espa-cios para interrogantes y nuevas respuestas que definirán el panorama de la lucha contra el cambio climático en la próxima década.

AC: Christiana, recuerdo vívidamente que el ánimo que existía en los pasillos post-Copenhague 2009 era de fune-ral, y que se comentaba que el siguiente Secretario Ejecu-

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ENTREVISTAS

tivo de la Convención no debía ser europeo para no cargar durante el periodo siguiente con el estigma del fracaso. Ahí tú tomas la pesada cruz de ser la cara visible del proceso de negociaciones, ¿cuándo se produce para ti un punto de inflexión en el cual te das cuenta que sí se puede retomar el momentum del cambio?

CF: Hay dos puntos de inflexión, uno personal y otro del proceso. El primero ocurrió con mi primera rueda de pren-sa antes de asumir la Secretaria Ejecutiva, cuando me preguntan si yo creía que algún día podríamos llegar a un acuerdo global y yo respondo ingenuamente que no, refle-jando en toda su magnitud todo el pesimismo que nos ro-deaba….y al ver la reacción de mi equipo ante esa respues-ta tan políticamente incorrecta es que se me produce un cortocircuito interior y me doy cuenta que lo primero que debo cambiar es nuestra disposición a dar las batallas que sean necesarias para revertir las consecuencias de ese no.

Me tomó un año levantar el ánimo y la moral de las 500 personas que trabajan en la Secretaría, sin tener ni idea de cómo íbamos a superar la desmoralización.

AC: pero es claro que sí tuviste una estrategia en el camino que nos llevó a Paris 2015

CF: lo clave de la trayectoria que elegimos fue acercarnos al sector privado, ya que ello permitió incorporar a otros actores al debate. Además, eso permitió demostrar que había oportunidades y beneficios en la ruta de la des-car-bonización (para que el cambio climático no fuera percibi-do solamente como un tremendo lastre para la economía como había sido presentado hasta esa fecha). Y finalmente fueron los argumentos de los inversionistas instituciona-les los que convencieron a los gobiernos centrales de que

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reducir emisiones era una estrategia menos riesgosa de lo que originalmente se había planteado para las economías nacionales.

AC: ¿Por qué crees tú, dado este rol central que tiene el sector privado en el éxito del Acuerdo de París, que el pre-sidente Trump no vio la oportunidad que éste nuevo mar-co representaba para que EEUU liderara la transformación tecnológica que se nos avecina, si incluso el business as usual actual les permitirá cumplir igualmente los compro-misos del presidente Obama?

CF: Esa es la pregunta clave y la verdad es que no tengo una respuesta de por qué ha estado dispuesto a dejarle ese rol y esas oportunidades a China. Entendemos la in-fluencia de los incumbentes en este proceso, pero a todo nivel ya existe el convencimiento de que estamos metidos en una trayectoria que es imparable para las mismas fuer-zas del mercado. Uno puede entender que a corto plazo se quieran proteger las fuentes del negocio de los activos fósiles, pero es impensable basar las posibilidades de cre-cimiento de la economía futura en el alargamiento de su vida útil.

CF: yo lo que quiero es estar ahí cuando abramos el museo que le rinda tributo a los cien años del motor de combus-tión interna. Es claro que el uso de esta tecnología y esos combustibles nos permitieron enormes avances a partir de la Revolución Industrial, pero eso es ya parte del pasado, no del futuro de nuestra economía, tal como lo mostraba hace poco una portada del Economist (https://www.econo-mist.com/printedition/2017-08-12).

PG: Hay un libro del autor favorito de Bill Gates, Vaclav Smil, referido a transiciones energéticas que es muy ilu-

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ENTREVISTAS

minador respecto a este tema, de cómo fue el paso de la leña al carbón, del carbón al petróleo y ahora el paso a las renovables, y la forma y velocidad con que este fenómeno se podrá insertar en la economía ya que hay inercias inevi-tables.

CF: ¡Yo lo quiero leer! Definitivamente debemos entender mucho mejor ese proceso.

AC: Tú has hablado mucho del rol del mundo privado en la lucha contra el cambio climático, pero en el mundo de la energía vimos en muchas de las empresas intensivas en carbón un tránsito sospechosamente rápido entre una postura que variaba entre el negacionismo y/o la inmovi-lidad (e.g. Chile sólo representa el 0.3% de las emisiones mundiales, por lo que haga en este campo es irrelevante para el resultado final), a señalar ahora que el cambio cli-mático ya está instalado, que es muy tarde y que nuestra única respuesta es la adaptación. ¿Es ésta postura una for-

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ma cínica de optar por aquella dimensión que no tiene una métrica desarrollada como la mitigación para minimizar los requerimientos de la sociedad a su propio quehacer o en realidad la adaptación climática tiene un mérito en sí mismo para la gestión privada?

CF: yo creo que hay una relación directa pero en corrien-tes encontradas entre la mitigación y la adaptación. Mien-tras más nos demoremos en acometer acciones concretas de mitigación, más caro resultarán las inversiones reque-ridas en adaptación para enfrentar las consecuencias del cambio climático, las cuales pueden representar incluso escenarios muy dolorosos para las sociedades más vulne-rables. Dentro de las negociaciones ello se conoce como el enfoque de “loss and damage” y que está muy presente en los escenarios catastróficos del IPCC, y que representan otra escala de impactos, con pérdidas económicas invalua-bles, con consecuencias morales atroces como lo es el caso de poblaciones apátridas, grandes hambrunas, plagas, etc.

La mitigación pronta es la que trata de asegurar la estabi-lización del clima en escenarios de aumento de tempera-tura de 1.5ºC-2.0ºC, y si no logramos ello en términos de un punto de inflexión en el patrón de emisiones al 2020, estamos cerrando la puerta a escenarios predecibles de consecuencias. El sector de seguros a nivel mundial fue muy claro respecto a ello en la preparación del Acuerdo de París al señalar que en esos casos ya no se pueden mode-lar consecuencias de eventos extremos sobre los ecosiste-mas productivos y por lo tanto asegurarlas. Es decir, ya no estamos hablando de precios, de cuanto sería el aumento del costo de los seguros, sino simplemente de enfrentar escenarios sin posibilidad de seguros (systemic un-insuran-ce). Para evitar esto es que debemos llegar a una completa

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carbono neutralidad al 2050 y un inicio del proceso a partir de ahora mismo.

AC: ¿Cuál fue la clave crees tú en el Acuerdo de París para terminar exitosamente un proceso tan complejo donde 195 países tienen intereses contrapuestos?

CF: Bueno, en primer lugar nos ayudó muchísimo el cambio tecnológico. Cuando la energía solar muestra reducciones de costo del 90% o la eólica del 40% respecto al escenario que existía en Copenhague, las empresas responden, y son ellas las que expresan que los límites de la des-carboni-zación pueden ser empujados “más allá”, no por amor al prójimo, sino por simple amor a su bottom-line.

En segundo lugar, las empresas también responden a su entorno, y en muchos lugares la gente es la que demanda un cambio y las corporaciones escuchan a sus stakeholders.

En tercer lugar, introdujimos dos innovaciones en la ne-gociación. Por una parte cambiamos el tono, desde la ur-gencia y el juicio moral, a la oportunidad, lo que creo fue un acierto. Y en segundo lugar, cambiamos el esquema tradicional que existía desde los inicios del proceso y que termina siendo suma cero en los esfuerzos, a otro donde le pedimos a cada país qué es lo que puede aportar y que está en su propio mejor interés.

También era importante ponernos de acuerdo en el resul-tado global: la carbono neutralidad al 2050, pero que esto puede alcanzarse por varios carriles y que cada país pueda escoger el carril de velocidad que se adapta mejor a sus condiciones particulares, su realidad política, su estado de desarrollo. Así, algunos optan por el carril de alta veloci-dad, como China, y otros como EEUU, deciden parar a un

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costado del camino y poner luces de estacionamiento. Lo importante es que cada país va en un vehicle engagement respetuoso de las realidades propias de cada economía.

Es claro que la suma de esfuerzos será inferior al esfuerzo agregado que es necesario, pero lo importante es que el Acuerdo no es estático. Cada cinco años regresamos a la mesa y volvemos a ajustar curso. Esto representa un cam-bio de lógica significativo respecto a la estructura del Pro-tocolo de Kyoto.

AC: una de las cosas importantes para Chile del Protoco-lo de Kyoto fue la existencia de mecanismos de mercado, donde había países que tenían obligaciones de reducción de emisiones y otros que podían vender oportunidades de mitigación costo-efectivas. En nuestro caso las empresas reaccionaron extremadamente rápido y transformaron al país en un referente internacional en este campo. ¿Por qué crees tú que estos mecanismos, que son tan atractivos para la inclusión y participación del sector privado, están señalados de manera tan elusiva en el Acuerdo de París?

CF: Debo señalar que la gran mayoría de los países a ni-vel político expresa gran entusiasmo por el uso de meca-nismos de mercado, pero para sacar el acuerdo con pleno acuerdo de las partes tuvimos que hacer concesiones a la cerrada oposición ideológica que expresaron los países del ALBA (Venezuela, Cuba, Nicaragua, Trinidad y Tobago, y Bolivia) por la supuesta monetización de la naturaleza. El costo fue poner el articulo 6 en un lenguaje poco transpa-rente y tenue.

Yo creo que el rol de los mercados es primordial para op-timizar el costo de la mitigación y yo soy una entusiasta de su inclusión, y es claro que esto conducirá a una multipli-

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ENTREVISTAS

cación de esfuerzos de este tipo a nivel de cada país y/o regional, o sea un enfoque bottom up, donde Latinoamé-rica tiene una oportunidad muy importante, como quedó reflejado en la reciente Declaración de Cali.

AC: interesante lo que planteas, porque aquí se percibe un cierto rezago de nuestro sector público, que no ha aprove-chado la fuerza de un sector privado muy proactivo en este campo, y donde otros países como Colombia en un plazo muy reducido sacan un impuesto al CO2 y en seis meses una reglamentación que permite un 100% de uso de off-sets, generando inmediatamente un mercado.

CF: bueno, es que para poder lograr lo que se generó en Colombia hay años de trabajo, y todos aprenden a partir de la experiencia de otros, entre ellos Chile.

AC: Para terminar, aún con los compromisos de Obama, había un déficit de los aportes internacionales al GCF, y ahora con Trump esto se profundizará. ¿Piensas que esto se transformará en la pata coja del Acuerdo o que en reali-dad su rol es más simbólico?

CF: Es simbólico, y es una forma de honrar la responsabi-lidad histórica en el inventario de emisiones de los países OECD que ha solicitado reiteradamente el G77. Pero en realidad no haremos nada significativo con esa plata por-que las inversiones que se requieren son de otros órdenes de magnitud (1 US$t anual). El compromiso político es in-dependiente de lo que haga o no haga EEUU y ahí se nos viene un problema en los próximos años.

La realidad que se requerirá para una economía descarbo-nizada demandará recursos que provendrán del sistema financiero y yo me fijaría más en el desarrollo de los Clima-te Bonds que en el rol del Green Climate Fund.

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“ES LA HORA DE LOS INTELECTUALES: ELLOS

PENSARON QUE LA BATALLA DE LAS IDEAS YA ESTABA GANADA”

Samuel Gregg es un interlocutor extremadamente ama-ble, que cierra sus ojos cuando responde a cada pregunta, como si lo más importante del mundo para él en ese mo-mento es encontrar la palabra o la expresión correcta de

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su línea argumental. Él es Director de Investigación en el Acton Institute. Tiene una maestría en filosofía política de la Universidad de Melbourne y un doctorado en filosofía moral y economía política de la Universidad de Oxford.

En 2001, fue elegido miembro de la Royal Historical Socie-ty y miembro de la Mont Pèlerin Society en 2004. En 2008 fue elegido miembro de la Sociedad de Filadelfia y miem-bro de la Royal Economic Society. En 2017 fue nombrado miembro del Centro de Estudios de Derecho y Religión de la Universidad de Emory. Es Editor General de la serie de Estudios sobre Ética y Economía de Lexington Books. Él es también miembro del Consejo Académico del Campion College, Sydney; la Fundación Burke en Madrid; el Institu-to Fe y Libertad; y el Instituto de Asuntos Económicos de Londres; así como miembro de los consejos editoriales de la revistas Mercados y Moralidad y Valores en la Sociedad Industrial.

Nuestra entrevista (The Note 41) se da cuando ya ha com-pletado su participación en eventos de L&D, Universidad Los Andes y SOFOFA:

AC: en una entrevista reciente a revista Capital, Ud. hace hincapié en que el gobierno de Donald Trump representa un triunfo de las ideas de libertad. Llama la atención que si existe un símbolo que representa su discurso electoral, ése fuera, sin duda, “el Muro” entre EEUU y México, y difí-cilmente uno podría ligar la idea de libertad a la figura que Pink Floyd y Alan Parker transformaron en un objeto de culto –el rompimiento de la opresión- en 1982.

SG: es una buena observación. Mi argumentación en esa entrevista se refería específicamente al desarrollo de los negocios y a la promesa de menor regulación. En el caso

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del “Muro” que Ud. menciona, el tema de fondo es el de la política de migraciones, donde el norteamericano medio re-siente es la ausencia del imperio de la ley, la falta de enforce-ment. A mí me gustaría un sistema como el canadiense o el australiano, donde no es difícil poder inmigrar legalmente, pero lo que tenemos en EEUU actualmente es el peor de los mundos: un sistema extremadamente difícil para ob-tener la ciudadanía legal y uno extremadamente fácil para la inmigración ilegal, y eso es lo que se quiere cambiar.

AC: entonces vamos al tema de los negocios. Dejando de lado la industria de defensa, tenemos que la industria de las TI no apoya ni la reforma migratoria propuesta, ya que les dificulta acceder al mejor capital humano disponible, ni el revisionismo de los tratados de libre comercio. O la industria financiera, ¿podríamos decir que la crisis del 2008 que ella originó fue precisamente por falta de regulación?

SG: bueno, a mi modo de ver, la industria tecnológica dejo muy en claro en el proceso eleccionario que estaba contra el candidato Trump, por lo que el electo presidente “ya hizo la pérdida” de ese sector de la actividad económica. Res-pecto de la industria financiera, la verdad es que es cierto que las grandes firmas se protegen por su tamaño e inte-gración, y habían crecido gracias a una combinación de in-tervenciones públicas como la baja de la tasa de interés, la facilidad para prestar y el saber que el gobierno sería rea-cio a dejarlas fallar, mientras que en el caso de los peque-ños y medianos actores, el sector estaba sobre-regulado.

AC: en esa lógica, ¿Ud. se opone a los bailouts?

SG: Definitivamente. El test real de un compromiso liberal responsable va por ver quien deja que los actores se hagan responsables de sus fracasos.

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ENTREVISTAS

AC: en términos de la globalización, ¿no le parece que EEUU está haciendo un retroceso proteccionista?

SG: yo apoyo decisivamente el funcionamiento de los mer-cados libres y competitivos. Pero lo que pasa en EEUU hoy es que cambió en la gente esa percepción de que lo que era bueno para EEUU era bueno para el mundo -y había que hacer algo al respecto-, por una visión que privilegia lo nacional. La gente hoy es escéptica de que la liberalización económica los beneficie a ellos directamente y desconfía de que las élites estén alineadas con ese concepto. Se po-dría decir que su voto va más por el concepto de seguridad económica individual.

Asimismo, esta doctrina de un EEUU más activo en el cam-po internacional –el guardián del mundo- es algo relativa-mente nuevo, que solo se impuso después de la Segunda Guerra Mundial. El país “profundo” siempre ha sido más bien aislacionista, y lo que vemos es un retorno a esa mira-da histórica tradicional (“America First”).

AC: se ha dicho que esta nueva visión es muy utilitaria, pero el utilitarismo –concebido a lo Bentham- siempre consideró no sólo los beneficios de las acciones para uno mismo, sino que también descontaba las pérdidas o los costos de las mismas para otras personas, y éste ¿no parece ser el caso?

SG: efectivamente, éste no es el caso de un enfoque utilita-rista. De lo que se trata, aquí y en Europa, es del renacer de la noción de soberanía nacional o de nacionalismo econó-mico, y donde el eje es la protección de aquellos que tienen menos chances de éxito en una economía abierta.

AC: ¿y qué rol podrían tener en este contexto organizacio-nes clave del pasado como el Banco Mundial, el FMI y otras multilaterales semejantes?

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SG: yo no me preocuparía mucho de la burocracia multila-teral, la cual ha demostrado una extraordinaria habilidad adaptativa para crecer y perpetuarse. Lo que sí destacaría es que ella tiene un rol menor en las estrategias de desa-rrollo de los países, por la simple razón de que la cantidad de recursos que manejan ya no son tan importantes en relación a los tamaños de las economías nacionales.

AC: siendo un liberal, su misma visión de la administración Trump es preocupante, y sin embargo Ud. parece optimista…

SG: Bueno, es verdad que yo soy optimista, pero creo que tenemos un tremendo trabajo que hacer para mejorar nuestra línea argumental y defender que está en la defen-sa del mejor interés nacional promover el libre comercio.

Es cierto que el proteccionismo parece atractivo, pero en la protección de mis intereses individuales tal enfoque sólo es cierto si es que tengo amigos en el gobierno, y eso me parece el principal argumento contra la inequidad de este enfoque, en relación a aquel más meritocrático de la libre competencia. El tema es que los defensores conceptuales de este modelo parece que sintieron que su trabajo estaba completado con la caída de la ex URSS, y no se dieron cuen-ta que la visión compartida de defensa de la democracia y los mercados libres sólo se daba a nivel de élites. Cuando éstas son cuestionadas por la gente común, cae también la legitimidad de lo anterior.

AC: en su defensa de la iniciativa privada para curar los males de la sociedad, ¿qué opinión le merece que la fami-lia de Douglas Tompkins –un filántropo conservacionista norteamericano con proyectos a nivel internacional- haya decidido dejar el enfoque privado de conservación y haya

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ENTREVISTAS

realizado la donación más grande del mundo de este tipo al Estado chileno?

SG: no conozco los detalles de esa donación, por lo que no podría opinar de ella. Lo que sí puedo señalar es que en relación a los medios –más que los fines-, la iniciativa pri-vada ha demostrado su efectividad para hacerse cargo de la “tragedia de los comunes” –que son los bienes públicos derivados en este caso de la conservación de la naturale-za-. Pero me encantaría saber más del caso señalado, para entender si era en relación a la protección de la naturaleza o de los intereses privados del donante que se tomó tal decisión.

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¿LAS EMPRESAS SON DE MARTE Y LAS ONG DE

VENUS?

Una entrevista con dos destacadas representantes de ONG abre interesantes perspectivas respecto a las diferencias con las empresas (más allá del lucro) y las posibilidades de trabajo conjunto.

Aldo Cerda | Entrevista del 2014

Los periodistas disponen de la ilusión de la neutralidad cuando enfrentan un tema. No es mi caso. En parte por-que no es mi profesión y en parte porque con la edad las ilusiones dan paso a la practicidad de lo que es posible.

La dinámica de antagonismo entre empresas y ONGs ha cambiado en el tiempo. Hace una década ella estaba mar-cada por ácidas recriminaciones, y hoy las líneas de cola-bo-ración mutua se han ampliado a niveles insospechados. Sin embargo, estamos hablando de “animales” diferentes: por historia, por cultura, por objetivos y por códigos.

Esta conversación con dos destacadas representantes de ONGs no tiene la pretensión de cerrar una sola visión de cómo este mundo “mira” a las empresas, de cómo ella se inserta (o se desacopla) de los movimientos sociales, o de cómo un trabajo conjunto puede potenciar objetivos priva-

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ENTREVISTAS

dos y sociales. Pero al mismo tiempo este esfuerzo puede ir más allá de lo “casuístico”, y relevar algunas conclusiones valiosas en la forma como los tomadores de decisión en las empresas evalúan los procesos de engagement con la comu-nidad en la convulsionada atmósfera de negocios actual.

Entendamos los conceptos vertidos en las siguientes lí-neas, entonces, como un esfuerzo de “clusterización” de temas, en una conversación abierta, donde ellas expresan su punto de vista respecto a los temas planteados, y en una lógica muy constructiva.

La inserción de la sustentabilidaden las empresas

En la mirada de ambas, uno de los problemas complejos de “instalar” la agenda de sustentabilidad en las empresas es porque su carácter complejo, multidimensional y no li-neal, choca con la forma en cómo la administración de las empresas, compuesta mayoritariamente por ingenieros hombres, se aproxima a los problemas: ¿dónde están los aliados y donde los “enemigos”?, ¿cuánto nos va a costar esto?, ¿en qué plazo ya tenemos la solución?

Los problemas de sustentabilidad suponen más una lógica de proceso que una de input-output. Abundan los grises y cada vez que se ha impuesto la lógica de una carta Gantt, donde los plazos se apresuran, los resultados apremian y el sacrificado es el proceso de generación de confianza con los stakeholders, quienes son en definitiva, quienes hoy están volviendo inviables no sólo proyectos, sino la forma misma de operar de las empresas.

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Bárbara Saavedra

Bárbara es bióloga y ecóloga de la Uni-versidad de Chile. Trabajó en temas de reconstrucción arqueológica, en los efectos de la reducción de los tamaños poblacionales forzados por actividades productivas, y en conservación urbana, antes de llegar al proyecto de su vida: Ka-rukinka, con Wildlife Conservation Socie-ty. Su blog es altamente adictivo (www.barbarasaavedra.com)

Cristina Torres

Cristina biólogo marino con una maestría en gestión ambiental de la Universidad de Valparaíso. Actualmente es Encarga-da de Mercados en Productos del Mar de WWF Chile. Anteriormente trabajó como asesora en temas legales y productivos con las principales asociaciones salmo-neras además de participar en diversos proyectos normativos y estudios de caso relacionados con temas acuícolas.

El “enemigo interno” en los temas de sustentabilidad

El tema ambiental suele ser el “pariente pobre” de las prioridades de las empresas, ya que tiende a asociárselo simplemente como un gasto, y no como un elemento que implica oportunidades productivas (e.g. viñas, forestales, salmoneras). Al mismo tiempo, el ambiente excesivamente “masculino” tiende a desfavorecer ciertas temáticas, que requieren una cierta “intimidad” para expresarse (típica-mente, conservación de la biodiversidad). Sólo las viñas,

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ENTREVISTAS

que han construido relato comercial en su relación privile-giada con la naturaleza, han explorado las oportunidades ambientales del desarrollo.

La falta de representatividad de las ONG

Esta afirmación aclara es muy relevante para las ONG inter-nacionales (WWF, WCS, TNC, CI y otras de esta naturaleza). A diferencia de hace un par de décadas, sus agendas actuales son globales y por ende, su inserción local es muy limitada.

Muchas empresas enfrentadas a problemas ambientales o con la comunidad, tienden “naturalmente” a buscar in-terlocutores con un estilo similar al de ellas, y prefieren el diálogo con las ONG internacionales, pero ello es una ilu-sión de solución a sus problemas del día a día, ya que éstas no poseen la “capilaridad” en la sociedad civil que la nueva naturaleza de los conflictos demanda.

Una forma de relación desacertada

Típicamente las empresas, dominadas por una mirada in-genieril, buscan establecer un diálogo “racional” y “cientí-fico”. Sin embargo, los científicos operan en una escala de tiempo completamente desacoplada de los requerimien-tos urgentes de las empresas. Además, su alto prestigio no está cimentado en su reconocimiento como interlocutores “válidos” para los nuevos movimientos sociales, por lo que la interlocución con ellos enfrenta a poco andar, el proble-ma de descalce de realidades con expectativas.

Asimismo, hoy día lo que se requiere es una interlocución política, que es escasa en las habilidades que se gestionan tanto al interior de las empresas como en las de las ONG.

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Rápidamente las empresas “mutan” a buscar asociaciones de marcas con estas organizaciones sin fines de lucro y alta visibilidad, pero ellas resienten esa suerte de “utilitarismo” despojado de proyectos y convicciones de largo plazo.

El Estado

Curiosamente, ellas ven que el Estado dispone de la capi-laridad necesaria para enfrentar agendas globales y “ba-jadas” locales por medio de su aparato administrativo. Su gran desafío es que la naturaleza de los nuevos “proble-mas” no se ajusta necesariamente bien a la forma en cómo lo anterior se ha institucionalizado históricamente.

Las soluciones de corto plazo

Las empresas no “aguantan” esta búsqueda sencilla de so-luciones e interlocutores y muchas veces caen en la ten-tación que una “certificación” es la solución a sus proble-mas. Estos sistemas típicamente se concentran en una dimensión específica de los problemas de sustentabilidad de las empresas, y la forma en cómo éstas se “arman” or-ganizacionalmente para lograr aprobar la certificación no asegura un mejoramiento continuo de su performance en el tiempo, por lo que muchas veces terminan siendo sólo un “parche” a las demandas reales de cambio en la gestión.

Conclusiones

La mirada de Bárbara y Cristina puede no ser compartida por los representantes de otras organizaciones. Sin em-bargo, ellas iluminan el camino del diálogo sostenido y la búsqueda de soluciones comprehensivas a los problemas de las empresas hoy

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UNA HISTORIA DE LIDERAZGO CORPORATIVO

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UN EJEMPLO DE LIDERAZGO CORPORATIVO:

LA CREACIÓN DE SCXLA BOLSA DE CLIMA DE

SANTIAGO

¿Cómo pudo desarrollarse una iniciativa inédita en el Hemis-ferio Sur, casi desde las cenizas de la COP de Copenhague y en un contexto de trabajo colaborativo entre grandes empresas para enfrentar el cambio climático?

Aldo Cerda 1

¿Cómo surge una idea así?

Carlos Berner es un ingeniero civil muy inquieto, que había terminado de construirse su casa en una parcela de Chi-cureo el 2009. Viendo los noticiarios se encontró con que producto del empeoramiento de las condiciones de cali-

1 CEO SCX, y uno de los dos intrapreneurs de la iniciativa (junto a Car-los Berner)

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dad del aire en Santiago, se decretaba prohibición del uso de las chimeneas –y por ende la imposibilidad de estrenar la componente “romántica” de su nueva infraestructura de calefacción-, y comenzó a divagar respecto a la posibilidad de contar en los hogares con una suerte de “sello verde” que compensara esa contaminación con alguna iniciativa que reversara el efecto y le permitiera usarla.

Días después se re-encontró casualmente en una estación de servicio con Valentina Lira, compañera de sus tiempos de Universidad, y le contó sus divagaciones ambientales, y ella le recomendó juntarse conmigo –en ese tiempo en Fundación Chile-, para ver de qué manera esa idea podía tomar una forma más concreta.

Carlos y yo congeniamos de inmediato2: tal como señala-ba el personaje de Esteban Vihaio en Kill Bill, Carlos era

2 Yo ni siquiera recordaba que él había sido alumno mío de Economía en el DII de la Universidad de Chile muchos años atrás.

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alguien en búsqueda de una imagen paterna, y tal como mi primer jefe me indicó en su momento, yo era el rey de la generación de relaciones familiares en donde trabajaba. Así, se juntó el hambre con las ganas de comer.

Le expliqué a Carlos que una idea como la que expresaba era muy difícil de implementar, porque se trataba de con-taminación local, y por ende, los proyectos de desconta-minación debían verificarse en el mismo Santiago, no en otra locación más ventajosa por consideraciones de costo. Pero, ¿por qué no pasar de esa idea a un caso más global?

Para mí estaba fresco la reciente firma de un acuerdo con el BioCarbon Fund del Banco Mundial para comercializar los bonos de carbono derivados de un proyecto de refores-tación del secano interior que veníamos desarrollando en Fundación Chile desde el 2003. Carlos trabajaba en Celfin Capital3. El proceso nuestro tomó años. Si proyectos así “bajaban” al mundo financiero, el despegue de la actividad podría ser notable, y de ahí surgió la idea de una suerte de “Bolsa” de transacción de bonos de carbono.

Carlos se entusiasmó con la idea y concretamos una reu-nión con su jefe, el gerente de Marketing, Augusto Giusti. Augusto disfrutaba de un status especial en Celfin. El año anterior había consolidado su posición con una arriesgada apuesta: la traída de Ennio Morricone a Chile para un con-cierto gratuito. El éxito de la iniciativa reforzó el posiciona-miento de la empresa y se transformó en el hito cultural del año. Augusto vio inmediatamente que éste podía ser el

3 Hoy BTG Pactual Chile

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equivalente en el campo ambiental y gestionó una reunión con el Directorio de Celfin.

Con el acuerdo de Jorge Errázuriz y Juan Andrés Camus, se gestionó la aprobación del Directorio de Fundación Chile, donde Oscar Guillermo Garretón y Marcos Kulka fueron grandes promotores.

Se decidió entonces que el modelo sería uno de búsqueda de socios privados representados por grandes empresas del país, y donde se daría exclusividad a cada una en su respectivo cluster de actividad.

Pero ¿cómo convencer a las empresas de entrar en este tema tan complejo, nuevo y en un modelo de trabajo coo-perativo? Augusto definió el año 2010 como el de fundrai-sing, y donde ciertas “intervenciones” permitirían visibilizar la iniciativa. La primera de ellas sería un acuerdo con la Municipalidad de Vitacura para medir su huella de carbono y transformarla en CO2 Neutral.

Foto: Oscar Guillermo Garretón (Presi-dente de Fundación Chile), Raúl Torrealba (Alcalde de Vitacura) y Juan Andrés Camus (Presidente de Celfin Capital) en el lanza-miento de la iniciativa de medición y neu-tralización de la huella de carbono de la Municipalidad.

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Neutraliza la huella de carbono de tu auto

En retribución a la iniciativa anterior, la Municipalidad le permitió a SCX (Santiago Climate Exchange) instalar un stand y ofrecer a quienes renovaran en Marzo del 2010 su permiso de circulación en el Centro Cívico, la posibilidad de conocer la huella de carbono derivada del uso de sus vehí-culos durante un año y voluntariamente neutralizarla con bonos de carbono de proyectos internacionales.

Durante el verano se hizo el warming up de la iniciativa. Aprovechando el auspicio de Celfin Capital al Festival de Cine Bajo Las Estrellas, se produjo un video que explicaba en qué consistía el cambio climático y cómo cada uno po-día colaborar para ser parte de la solución (http://www.scx.cl/iniciativa/spot-scx/).

Foto: la puesta en escena en el Festival de Cine Bajo las Estrellas, donde antes del inicio de cada película se ex-hibía un video de menos de un minuto donde se invitaba a todos a renovar el permiso de circulación en Vitacura y convertir su auto en carbo-no neutral.

El 1 de Marzo de ese año, comenzaría la aventura de en-tender si nuestro mensaje había apelado a las audiencias más sofisticadas del país.

¿Qué pasó el 27 de Febrero del 2010? Uno de los grandes terremotos del siglo en la zona central del país, con una

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magnitud de 8,8 Mw. El país se paralizó: claramente no es-taban las condiciones para iniciar un experimento de posi-cionamiento de un intangible como el que proponíamos. Rápidamente decidimos postergar el inicio de la campaña al 16 de Marzo y apostar a que el impacto no sería tan afec-tado por esa costumbre tan propia de los chilenos de pos-tergar hasta los últimos días el trámite de renovación del permiso de circulación.

Foto: el stand donde quienes asistían al Centro Cívico podían conocer la huella de carbono derivado del uso de su auto (la declaración de cuántos km recorrían en un año calendario era voluntaria, pero notablemente no hubieron casos de declaraciones muy bajas animadas en la lógica de minimizar el costo de participar).

La experiencia superó nuestras expectativas más optimis-tas. En el mundo del consumo se estimaba que el merca-do de los productos “verdes” en Chile representaba el 2%. ¿Cuántos de ellos estarían dispuestos además a comprar este intangible? El resultado final fue que en quince días de operación, el 13% de las personas que fueron al Centro Cívico de Vitacura a renovar su permiso, no sólo estimaron la cuantía de la huella de carbono del uso de su vehículo, sino que pagaron 40 US$ en promedio para neutralizarla.

La experiencia además nos trajo potenciales socios. Ale-jandro Hörmann, el poderoso hombre de las comunicacio-nes del grupo Falabella y Sodimac, no se convencía de los

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resultados: “había un dialecto nuevo…huella de carbono, emisiones de gases de efecto invernadero, CO2 Neutral…lo que se entregaba era un intangible muy sofisticado y elu-sivo, materializado sólo en un sticker para el automóvil…¡y habían personas haciendo una fila en la Municipalidad para participar! No sé si hay un negocio en esto, pero de-finitivamente creo que debemos ser parte de este mundo nuevo que están construyendo…”.

La atracción de socios

La clave de este proceso no era tanto el capital que reque-ríamos levantar, sino que fueran las empresas quienes lo aportaran, de manera de transformarlas en socias de este universo desconocido y donde requeríamos poder conec-tarnos con sus áreas de desarrollo de negocios, o las regu-latorias, y co-construir una industria para Chile y la región.

Hubo empresas que se subieron desde el día 1. La primera de ellas fue ENAEX, una participante activa del mercado in-ternacional de bonos de carbono, y quien inmediatamente vio que esta iniciativa permitiría diversificar la demanda, abrir el mercado voluntario y prepararnos para un escena-rio regulatorio en el país.

Otras lo veían como una alternativa para enfrentar futuras regulaciones, pero su realidad de negocios no podía ser más sombría: CSAV. Arturo Ricke logró convencer a su Directo-rio, que no podía entender cómo estaban discutiendo capi-talizar un start-up enfrentando una severa crisis de liquidez que podía significar la quiebra inminente. Su argumento fue excepcional: ¿cómo podríamos convencer a los inver-sionistas de apostar por la empresa si no somos capaces de demostrar que nos preocupan los proyectos de futuro?

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Marcelo Forni fue designado por Alvaro Saieh para gestio-nar la incorporación de SMU -embarcada en una apuesta de sofisticación de la apuesta del supermercadista para transformarse en el tercer actor del rubro-, y desde el inicio se convirtió en un defensor de la iniciativa a brazo partido.

Giancarlo Bianchetti de Concha y Toro fue un decidido pro-motor y convenció a Eduardo y Rafael Guilisasti que ini-ciativas así constituían una forma inteligente de estar en mundos nuevos, con socios de primera, sin tener que in-vertir más que una fracción de lo requerido, y con posibi-lidades de transformar a SCX en un brazo operacional de iniciativas de sustentabilidad que eran difíciles de liderar desde la propia empresa.

Pero también hubo adversarios declarados de la iniciativa: empresas que temían que en Chile se levantara un issue que no existía en la agenda y que terminaría acelerando una regulación a sus emisiones de CO2.

En un país pequeño, estas diferencias se buscan zanjar en los pasillos informales del poder. Cuando quedó claro que no sería posible subir a todos al carro de la propuesta, for-zamos ciertas definiciones en un desayuno notable en el Café Armani, donde ya presentábamos los pasos siguien-tes de la propuesta, y donde ciertos actores se sorprendie-ron no de que representantes de algunas empresas trata-ran de bajar o postergar la iniciativa, si no de que otros se levantaran e hicieran una defensa muy vocal de ella.

Un evento del BID en Sao Paulo unas semanas después, donde varios de ellos fueron invitados, les permitió constatar el valor de adelantarse a un tema que se consolidaría en la agenda internacional. Arturo Natho (COPEC), Charles Kimber (Arauco) y Alfredo Jaar (CGE) lograron así el engagement de sus empresas.

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Ese año hubo dos intervenciones más de alto impacto para SCX: por una parte se neutralizó el Pabellón Chileno en la ExpoShanghai, en una alianza con Arauco.

Foto: el Pabellón premiado por su aporte a la sustentabilidad

Adicionalmente, se neutralizaron las emisiones del viaje de la selección chilena de fútbol al Mundial de Sudáfrica, ade-lantándose a una iniciativa similar de la FIFA.

Para fines del 2010, quedaba claro que serían diez las em-

presas socias y en un evento de lanzamiento a principios del 2011, se formalizó la creación de la Bolsa de Clima.

Los inicios: certificación CO2 Neutral

Para desarrollar el mercado voluntario era necesario po-der formalizar muchos elementos opacos de cómo éste operaba en el mundo. Concha y Toro, desencantada de sus experiencias previas, nos propuso desarrollar un piloto único para los países Escandinavos. Ese 2011 desarrolla-mos el estándar SCX de CO2 Neutralidad y le incorporamos un feature que terminó siendo decisivo: un ID único por ini-ciativa de neutralización, que permitiera descargar toda la

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información de medición y verificación independiente de la huella de carbono de un producto, la compra de bonos de carbono para hacer la compensación y el certificado de re-tiro de los mismos del registro internacional, que demues-tra que no se produce “doble uso” de los bonos.

Durante un año se hizo seguimiento a las respuestas de los consumidores y tres grandes hitos se verificaron: (1) no hubo comentarios negativos de los clientes, las dudas se resolvieron adecuadamente y así ellos lo expresaron en sus comentarios; (2) el atributo se “pareó” con otros de sus-tentabilidad como fair trade o certificación orgánica, lo que llamativo, dado el tiempo que éstos están disponibles en el mercado, y (3) las bajadas en youtube del video de neutra-lización excedieron por mucho las estimaciones más opti-mistas: en mercados sofisticados este tipo de iniciativas le importan a la gente.

Sunrise CO2 Neutral: https://www.youtube.com/watch?v=4-tQQJieVb4

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El espaldarazo internacional

Desde la experiencia de Expo Shanghai, Sergio Toro del Mi-nisterio de Relaciones Exteriores fue un notable embajador de nuestra causa, y promovió no sólo una iniciativa Zero Carbon4 en el MINREL, sino que también la materialización de un evento en la ONU donde se mostraran ejemplos prácticos de cooperación público-privada en este ámbito.

Las dos experiencias elegidas fueron las de Chile y las de UK, y así, en Enero del 2012, nos embarcamos a NY.

4 Neutralización de las representaciones en NY (ONU), San Francisco, China, Brasil y Bruselas, así como el Head Office en Santiago.

Foto: el globo que representa una tonelada de emisiones de CO2 fue instalado en la entrada de las Naciones Unidas, todo un logro logístico y de “permisolo-gía” sin igual.

Es una experiencia inédita de una marca privada (“SCX”) en el principal foro de la diplomacia mundial, y que se logró por la gestión del Consulado de Chile ante la ONU y la pasión de nues-tro “embajador”, Sergio Toro.

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¿Qué nos demostró la experiencia en la ONU? Que en este ámbito, y tal como lo habíamos constatado en el evento del BID previo a la creación de la SCX, la fuerza catalizadora del sector privado cuando se compromete en iniciativas de este tipo es muy potente y sorprendente para el mundo viniendo de un país como Chile que todavía no alcanza el status de país desarrollado.

Este capítulo no está animado en la lógica de detallar todas las iniciativas que ha desarrollado SCX a la fecha, ni tampoco en obviar las numerosas dificultades que ha enfrentado en su derrotero todos estos años. Más bien busca reforzar la idea de que Chile dispone de un capital reputacional en este campo excepcional y que existe una porción relevante del mundo privado con ambiciones globales de impacto. Si se logra apelar a esa masa crítica, nuestra contribución al diá-logo climático desde la acción será difícilmente superada.

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DESAFÍOS CAPITAL: EJEMPLOS DE

CONSTRUCCIÓN DE UNA AGENDA DE LIDERAZGO

PÚBLICO-PRIVADO

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DESAFIOS CAPITAL

ENERGIA BAJA EN EMISIONES PARA UN

CHILE MÁS ELÉCTRICO5

Chile se ha transformado en ejemplo a nivel mundial del de-sarrollo de energías limpias y eso abre un escenario para la masificación de soluciones en base a energía eléctrica de bajas emisiones como modelo de crecimiento low-carbon.

Carola Venegas 6

Aldo Cerda7

Castillo, Rodrigo Díaz, María Josefina Finat, CarlosIpinza, Helen Lizana, Diego Mancilla, Rodrigo Monreal, Beatriz Palma, Rodrigo Schaeffer, Juan P.

Coordinador: Berner, Rodrigo

5Corresponde a uno de los ejercicios de Desafíos Capital 20176 SEREMI Energía Maule, Ñuble, Bío Bío y Araucanía7 Director Ejecutivo, ActionAbility Institute

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El contexto del Desafío

Hace exactamente cinco años, el pobre performance de las empresas chilenas tenía, entre otros, un responsable visible: el alto costo de la energía eléctrica –la más cara del continente-, la cual se empinaba sobre los 250 US$/MWh, en un escenario de fuerte judicialización de los nuevos pro-yectos de generación, y donde comenzaba a anticiparse un escenario de black-outs e intermitencia en la oferta.

Sin embargo, en apenas un lustro el panorama cambió completamente: no sólo un nuevo esquema de licitaciones abrió la competencia y permitió a las ERNC bajar a menos de 60 US$/MWh el costo de provisión energética, sino que Al Gore en su nueva película (An Inconvenient Sequel: Truth to Power) destaca el caso de Chile como un ejemplo sin pre-cedentes a nivel mundial en el desarrollo de la energía so-lar, multiplicando por 80 la capacidad instalada del país en el periodo 2013-15 (llegando a los 850 MW –hoy 2.1 GW) y anticipando nuevas inversiones que adicionarían 13.3 GW de capacidad.

¿Cómo los analistas de la industria pudieron equivocarse tanto en sus proyecciones? Para autores como Tony Seba de la Universidad de Stanford, éste es el típico caso de las disrupciones tecnológicas, donde los especialistas e in-cumbentes de la industria son “ciegos” a la velocidad de las transformaciones (para un excelente resumen de sus hipó-tesis, se recomienda youtube.com/watch?v=2b3ttqYDwF0).

¿Estamos entonces en un escenario de cambio disruptivo?, y si es así, ¿puede Chile apostar entonces a una masifica-ción del uso de la energía eléctrica y por esta vía reducir emisiones y generar una trayectoria de crecimiento bajo en carbono? Este grupo tiene opiniones divididas al respecto.

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DESAFIOS CAPITAL

Algunas clarificaciones previas

Para Carlos Finat de ACERA, resulta importante precisar que no estamos en presencia de un caso de revolución tec-nológica, porque muchas de estas tecnologías estaban dis-ponibles hace décadas, sino lo que más bien enfrentamos es un escenario de revolución de mercado, donde éste se ha transformado en un aliado del tema ambiental (“hoy día es imposible imaginar que un proyecto carbonífero sea viable, mientras las ERNC ofrecen la posibilidad de desa-rrollar proyectos antes y más baratos”).

Asimismo, señala, parte importante de las oportunidades que vemos hoy son posibles de imaginar porque Chile tie-ne una política energética formal de largo plazo aprobada a fines del 2015 por todos los sectores, y porque innovacio-nes regulatorias esperadas como la patente eléctrica –que viabiliza esquemas de valor compartido en los nuevos pro-yectos- o la ley de equidad tarifaria –que favorece el pago de las externalidades-, no formaban parte del ecosistema eléctrico hace pocos años.

Las oportunidades

Los participantes identifican tres fuentes principales de oportunidades en este campo, muy en línea con la estra-tegia 3D de sustentabilidad de Engie. Nos comentan Bea-triz Monreal y Rodrigo Cuadros que ellas se resumen como Descarbonización (masificación del uso de energías renova-bles), Digitalización (liberación del potencial de las nuevas tecnologías de información en el sector eléctrico) y Descen-tralización (favorecimiento de la autonomía).

Cuadros señala que en el primer caso, es claro que el fac-tor de diferenciación de Chile o su singularidad es la ener-

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gía solar y que a partir de ella se puede viabilizar la cosecha de hidrógeno, que a él le parece es la estrategia adecuada de promoción en la que ha estado centrada CORFO.

BOX: la economía del hidrógeno

La disponibilidad de energía de bajo costo derivado de la masi-ficación de los proyectos solares ha permitido esbozar escena-rios donde sería posible producir hidrógeno (un vector energético como la electricidad), y con ello transformar el mundo del trans-porte hacia el uso de un combustible con cero emisiones.

La posibilidad de generar ‘cobre solar’ CO2 Neutral para segmen-tos específicos del mercado eléctrico es parte de una estrategia que tiene su iniciativa más visible en un proyecto que desarrollan CORFO y Codelco de pilotaje en camiones de la minería con vistas a generar una demanda base que permita viabilizar las inversio-nes necesarias.

En el segundo caso, lo clave está en el aspecto regulatorio y cómo se va a permitir valorizar y tarificar el uso y acceso a los servicios complementarios. En el tercer caso, Cuadros señala que la autonomía viene de la mano con la capacidad de las centrales de almacenamiento, pero que es necesario considerar cual será la opción más eficiente a futuro.

Juan Pablo Schaeffer coincide con Carlos Finat respecto a que ha cambiado el paradigma de las energías renovables y que la última licitación sólo reflejó que el tiempo del cam-bio tecnológico competitivo ya completó el ciclo requerido y que ellas compiten hoy perfectamente con las alternati-vas tradicionales, y eso explica por qué muchas empresas del sector han decidido eliminar proyectos termoeléctricos de su portafolio futuro de proyectos (notable en el caso de actores tradicionalmente carboneros como AES o Engie).

Rodrigo Cuadros puntualiza que hoy se menosprecia el concepto térmico, pero que la ola de inversión que se veri-

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DESAFIOS CAPITAL

ficó en el quinquenio 2006-10 permitió viabilizar esta tran-sición a lo renovable y aseguró estabilidad al sistema, lo que no es un logro menor enfrentados a la emergencia del default del gas argentino. Juan Pablo Schaeffer coincide en este punto.

En los temas de digitalización y descentralización, Rodrigo Castillo indica que, al igual como lo predice Tony Seba, la lógica de la generación distribuida y las posibilidades de nuevos modelos de negocio que nos permitan coordinar despacho en tiempo real “nos va a pasar por encima”, y donde el efecto de las baterías –del almacenamiento de energía en horas no peak- tendrá un impacto en el sec-tor energético similar al de internet en las comunicaciones: “Chile tiene grandes ventajas en este ámbito, y esto está produciendo una revolución en la industria”.

Juan Pablo Schaeffer tiene una opinión similar: “hace un par de años nuestra preocupación como industria era por desarrollar más proyectos tradicionales, donde chocába-mos con la oposición de la comunidad al desarrollo de los mismos en áreas aledañas a sus territorio. Ante la ausen-cia de una política nacional de ordenamiento territorial –Rodrigo Castillo le recuerda la opinión de un ministro del área que en su momento señaló que “la mejor política era no tener política”, porque el mercado proveería las solucio-nes, obviando las enormes fallas de coordinación del siste-ma-, nos encontrábamos con que no ‘hay proyecto chico’ y aunque los proyectos ERNC tenían ‘mejor venta’, ése no es el caso para la comunidad directamente afectada por su instalación, donde los aerogeneradores o los paneles solares también pueden enfrentar oposición. De pronto, vienen las nuevas licitaciones, que obviamente reflejan el enorme avance que se ha producido en la tecnología con

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la dramática reducción de los costos en proyectos solares y eólicos, y nos encontramos en un mundo desconocido, donde muchos de los paradigmas de los especialistas de la industria fueron sobrepasados”.

“Uno podría discutir si el precio de oferta de tal o cual gene-rador es realista o si sólo lo colocó para ganarse una licita-ción y después negociar en mejor pie con proveedores de equipos o la banca, pero eso distrae la atención del punto central: el mercado cambió, nosotros como industria tene-mos que pensarnos nuevos modelos de negocios, nuevos tipos de proyectos y vemos que en el mundo la discusión es similar, con el acicate de que Chile representa una sin-gularidad poderosa en ciertos campos como el de la ener-gía solar”.

Rodrigo Castillo señala que hay espacios para un lideraz-go mundial de Chile, aunque en el propio país no se ha reconocido nuestro buen performance en áreas cercanas como las de la eficiencia energética, donde la política pú-blica de reemplazo de ampolletas incandescentes se tra-dujo no sólo en menor consumo y menores emisiones, sino también en menores costos para la población. Señala que “aquí hay que pensarse qué es lo que al país en su conjunto le conviene. Alemania promovió las ERNC porque desarrolló una industria de clase mundial a partir de ello, pero no se metió en el tema de los medidores inteligen-tes, porque esos clusters no representaban oportunidades competitivas para ellos, como sí lo eran para países como España o Italia….son esas experiencias bien pensadas las que debemos replicar”.

No puede dejar de mencionarse que una masificación de los vehículos eléctricos (tal como varias empresas automo-

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DESAFIOS CAPITAL

trices han anunciado) implicará un aumento de la deman-da de cobre –según The Economist, éstos consumen de tres a cuatro veces más metal rojo que los vehículos conven-cionales-, sin mencionar la demanda por litio para sus ba-terías. Carola Venegas puntualiza entonces “que está en el mejor interés consolidado de Chile promover esquemas de este tipo que generan encadenamientos virtuosos aguas arriba y aguas abajo”.

Diego Lizana reconoce que el país ha avanzado significati-vamente en el ámbito de eficiencia energética (“al menos colectamos el low-hanging fruit de oportunidades”), pero es en el trabajo integrado donde están los espacios de gran-des oportunidades, como es el caso de establecer estánda-res mínimos de performance energético en viviendas, que tendría un impacto enorme en nuestro inventario de emi-siones ya que el sector construcción –incluyendo el ciclo de vida de los materiales- representa más de un 30% de las emisiones nacionales de CO2.

Un tema adicional que concita altas expectativas de los participantes es la posibilidad de integración energética regional. Diego Lizana lo visualiza a partir de las declara-ciones en cada país: “los peruanos quieren desarrollar su industria gasífera para venderle energía al Norte de Chile, y Chile quiere desarrollar su industria solar para venderle energía al Sur del Perú, y lo mismo nos pasa con Argen-tina”. Rodrigo Cuadros comparte esa visión (“Chile puede ser un exportador relevante en el mercado de la energía, siguiendo los ejemplos de interconexión que existen en Europa, pero las reglas para esto las fijan los Estados y ahí hay un espacio donde los privados tienen que esperar a la decisión de la autoridad”).

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En otro orden de cosas, Juan Pablo Schaeffer refuerza la idea respecto de que nuestras estrategias estén en sinto-nía con las nuevas demandas ciudadanas y destaca en este campo que ha sido notable la preocupación por estos te-mas en las nuevas generaciones, donde los currículos en los colegios incorporan estas materias y donde los niños se transforman en cuidadores obsesivos del medio ambiente y la racionalización de los recursos. “Culturalmente tene-mos una nueva ciudadanía a la que le hace pleno sentido apostar a construir una economía baja en emisiones”.

Las debilidades

Aumentar nuestra dependencia de la electricidad implica-ría desarrollar mayor capacidad instalada, lo que es par-ticularmente difícil en el contexto actual de las relaciones entre proyectos y territorios. “Si se quieren meter un mi-llón de autos eléctricos al sistema en Chile simplemente las cuentas no dan”, indica Rodrigo Castillo.

“Antes uno entendía la existencia de campañas como Pa-tagonia sin Represas, pero hoy ya nada parece satisfacer a los ambientalistas. Hoy se habla de ‘Atacama sin pane-les’, o se hace referencia a las torres eólicas de una forma siniestra que más parece recordar a la torre de Sauron8”, señala el Director Ejecutivo de la Asociación de Empresas Eléctricas. “En esa misma lógica, hoy todo parece apuntar a la beatificación de la generación distribuida, pero ello no hace sentido en todas las situaciones”, concluye.

8 Barad-dûr (‘torre oscura’ en sindarín) es una torre ficticia descrita por el escritor británico J. R. R. Tolkien, que aparece en su novela El Señor de los Anillos. Se trata de la fortaleza principal de Sauron, el an-tagonista de la novela.

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DESAFIOS CAPITAL

Carola Venegas se refiere a las realidades de las disputas en el uso del territorio para el desarrollo de proyectos eléc-tricos utilizando una analogía que utilizó Thomas Keller en la presentación de Christiana Figueres9: “el riesgo de la ausencia de liderazgos en esta materia es el totalitarismo ambiental. En los tiempos de la post-verdad es también necesario hablar de la verdad: ¿Dónde están las preocu-paciones de los ambientalistas por el tema de la leña, por ejemplo?”.

Helen Ipinza hace hincapié en el tema de cómo informa-mos, sensibilizamos y educamos a la comunidad en rela-ción a estos temas, ya que es claro que hoy todos los tipos de generación de energía pueden ser controversiales, in-cluso la solar. Carola Venegas expresa su desacuerdo res-pecto al punto anterior. “Le ponemos tanta carga al tema de la educación que al final uno termina anulando la posi-bilidad de hacer cualquier cosa. Aquí hay que hacer más partícipe del debate a las comunidades no a los grupos de interés…mi experiencia es que la gente es más sensata de lo que las élites generalmente temen cuando se acometen ejercicios concretos de participación”.

BOX: la nueva realidad de las relaciones con la comunidad

Rodrigo Castillo indica que los eventos de esta primera parte del año revelan que se necesita una regulación del sector acorde a los nuevos tiempos. “La gente hoy se ha vuelto mucho más depen-diente de la provisión del servicio eléctrico y no estar conectado por unas horas se ha vuelto intolerable para ella”, añade.

Carola Venegas señala que han debido adoptar protocolos espe-ciales de respuesta, porque se produce un corte de luz en una ciudad de tamaño medio –ni hablar de Santiago, Valparaíso-Viña

9 “Voces con Energía”

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o el Gran Concepción-, y no han pasado quince minutos cuando por los medios radiales ya se habla “de la incompetencia de la autoridad para hacerse cargo”.

Juan Pablo Schaeffer indica que “todos los que estamos en este mundo sabíamos que los eventos de las nevazones representa-ban un escenario inédito para una empresa como ENEL y que la regulación permite hasta 20 horas de corte de suministro sin es-tar en falta, pero no había pasado ni una fracción de ese tiempo y ya había un bullying colectivo enorme contra la empresa, donde la autoridad –que conoce los límites de lo que las tarifas regula-das incorporan como buffer en su cuantificación- tampoco la apo-yó sino que inmediatamente se colgó del lenguaje de las multas y del comportamiento negligente”.

Rodrigo Castillo puntualiza “es claro que las condiciones de borde con que se fijan las tarifas tendrán que cambiar, pero hay que transparentar que bajar el riesgo a cero es mucho más caro, y el discurso de la autoridad es sistemático en la dirección de bajar tarifas, no de representar estas nuevas demandas ciudadanas en la forma de costos mayores”.

En general los participantes extrañan una mayor partici-pación de los académicos. Rodrigo Castillo indica que ellos han jugado sólo un rol de “consultores pagados silencio-sos, o de técnicos no dialogantes”. Darío Morales señala que “salvo contadas excepciones, los académicos hablan poco y con un tecnicismo tal, que se pierde la posibilidad de contar con mayor cantidad de actores legitimados por la opinión pública”.

Ahora bien, un segundo problema relacionado a una ma-yor electro-dependencia, es que ésta claramente pondría mayores presiones sobre la calidad del servicio de las em-presas eléctricas, las cuales enfrentaron un escenario in-édito de cortes y desafección ciudadana entre Febrero y Julio de este año. Pero otros temas “al debe” son más com-plejos de abordar, como indica Carola Venegas:

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DESAFIOS CAPITAL

“Por una parte tenemos el tema de las horas punta, donde en la lógica de ‘aplanar la curva de consumo’, se fijan tarifas para el sector industrial que son prohibitivas, y donde éste responde con auto-generación en base a diesel para las cual aplica una normativa de emisiones mucho más laxa que la tiene el sector eléctrico, y que está constituida ade-más por unidades mucho más ineficientes”.

“Además, y tal como señalé precedentemente, tenemos el problema de la leña, que es un tercio más barata que la calefacción en base a electricidad, pero que representa la principal fuente de emisiones de material particulado en la zona centro-sur del país”. Además señala Venegas, “si que-remos sofisticación, tenemos que toda esta lógica de avan-zar hacia generación más distribuida, que aparece una opción más democrática, choca con la realidad de los ‘dos Chile’, donde poner un panel solar es simplemente una in-versión imposible para el 50% de la población que vive con un ingreso de 300 M$/mes, y donde cada unidad que incor-pora el sector ABC1 termina saliendo del sistema de distri-bución central, dejando por ende el costo fijo de distribu-ción a ser prorrateado por las familias más vulnerables”.

BOX: la discusión de la leña

Recientemente Noruega estableció que a partir del 2020 se pro-hibirá el uso de gas para calefacción, dejando como opciones disponibles la electricidad (el país genera en un 90% en base a hidroelectricidad), biomasa, bombas de calor y geotermia. ¿La ló-gica de la medida? Reducir emisiones de CO2 y, al mismo tiempo, polución local.

¿Por qué entonces en Chile existe esta campaña declarada contra el uso de la leña y el favorecimiento ex profeso de su reemplazo por gas? Por tres razones: (a) en Chile, el origen de la leña en la mayor parte de los casos proviene o de actividades ilegales o de otras no reguladas, por lo que la extracción no asegura que se

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verifique un manejo forestal sustentable, lo que a su vez no per-mite asegurar trazabilidad a un combustible CO2 Neutral; (b) la falta de estandarización de este combustible hace que en general éste se utilice con alto contenido de humedad, lo que genera una combustión ineficiente, y (c) los aparatos de combustión en los hogares del Sur de Chile –estufas, salamandras, cocinas- son de tecnologías muy atrasadas y generan muchas emisiones con el uso de la leña.

La gran discusión por ende se centra en si Chile debe apostar a respetar la cultura local –que favorece el uso de la biomasa, ade-más porque es más barata- y regular el origen de la leña, su uso como combustible seco o en forma de bio-energéticos de segun-da generación –como son los pellets de madera- y generar recam-bios masivos de aparatos de combustión, o si debe apostar por la combustibles fósiles como el gas, que tienen canales de distribu-ción más formales.

Diego Lizana señala que la eficiencia energética no ha es-tado presente en la Política Energética (“no hay un modelo de eficiencia dentro de la planificación energética del país”) y que en la discusión de estándares de desempeño, los in-cumbentes del sistema son absolutamente refractarios a los cambios –“estoy hablando de la gente en el mundo de la construcción y de las grandes empresas, en particular la mi-nería, que no quieren cambios a pesar de que la evidencia internacional es abrumadora en demostrar que ellos con-ducen a ahorros de costos significativos, mejor competitivi-dad y posibilidades concretas de destapar innovaciones”-.

Adicionalmente, algunos participantes ponen de manifies-to la necesidad de evitar inversiones duplicadas o sub-óp-timas que son evidentes en el sistema, como es el caso de los gasoductos o la saturación de las líneas de transmisión

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en el Norte que condujeron a la sobreinversión solar en las III y IV regiones.

La ruta a seguir

Juan Pablo Schaeffer se declara un “optimista de las opor-tunidades que se nos presentan en el mundo energético del futuro, pero también un convencido de que ellas no se materializarán si no tenemos un proyecto común de país, donde lo que más me preocupa es esta sensación de vivir en una sociedad de la desconfianza, donde la gente pasa reventando al otro, lo que genera un nivel de destrucción de valor enorme. Las empresas estamos viviendo una re-conversión gigantesca, reconociendo muchas de nuestras responsabilidades en llegar al estado de las cosas actual, pero también me falta un mea culpa de la falta de Esta-do –más que hablar en contra de éste o aquel gobierno-, porque en esto se hablan mil disparates y no es por tener justo aquí a una SEREMI excepcional como Carola Vene-gas, pero cuando la autoridad se pone los pantalones y sale ella misma a involucrar a diversos actores –por ejem-plo las Universidades- a responder las dudas legítimas que puede tener la ciudadanía, y con ello saca la discusión del pantano y logra movilizarnos a todos, hace una diferencia gigantesca en las ganas de construir país”.

Rodrigo Castillo puntualiza que muchas de nuestras inte-rrogantes del futuro en el campo energético no son sólo chilenas, sino también propias de la discusión internacio-nal. “Recomiendo el excelente trabajo del MIT publicado en el pasado Diciembre - https://energy.mit.edu/wp-content/uploads/2016/12/Utility-of-the-Future-Full-Report.pdf -,

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donde se pone en la mesa el mismo tipo de preguntas que nos hacemos nosotros”.

Rodrigo Castillo hace mención a la necesidad y oportuni-dades que conllevaría nuevas formas regulatorias, “donde por ejemplo las tarifas dejen de pagarse en función de la inversión y se centren más en el OPEX”.

BOX: el estudio del MIT “Utility of the future”

Las principales conclusiones de este estudio pueden resumirse como:

(a) La única manera de lograr un funcionamiento y una plani-ficación eficientes en el sistema de energía es mejorar dra-máticamente los precios y tarifas reguladas para los servicios de electricidad: la clave es la costo-reflectividad, donde por ejemplo, debe haber simetría en el cargo por inyección en un lugar y momento dado con lo que se cobra por la retirada en el mismo tiempo y lugar.

(b) La regulación de la industria de distribución eléctrica debe ser mejorada para permitir la incorporación de modelos de nego-cios más eficientes (recordemos que en EEUU un tercio de la capacidad instalada sólo se utiliza un 6% del tiempo)

(c) La forma de organización industrial del sector eléctrico debe ser cuidadosamente estudiado y regulado de modo de mini-mizar los conflictos de interés a lo largo de la cadena de valor

(d) El diseño del mercado “mayorista” (nuestros clientes libres) debe mejorarse para mejor integrar los recursos distribuidos, recompensar una mayor flexibilidad y crear condiciones de igualdad para todas las tecnologías.

(e) La masificación de la conexión de energía distribuida con re-cursos y aparatos inteligentes, llevará al desarrollo de merca-dos de electricidad más complejos, lo que releva la importan-cia de la seguridad cibernética y las posibles filtraciones a la privacidad de personas y organizaciones.

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DESAFIOS CAPITAL

(f) Una mejor utilización de los activos existentes y un consumo inteligente de la energía tienen un gran potencial de ahorros. Al mismo tiempo, las economías de escala en esta industria aún son muy determinantes, por lo que el despliegue distri-buido de energía solar o el almacenamiento fotovoltaico pue-den no ser rentables en ciertos contextos y localizaciones.

Carola Venegas concuerda con Darío Morales que no hace sentido una discusión del tema energía descontextualiza-da del tema del desarrollo. Pone como ejemplo el último documental de Leonardo di Caprio10, cuando él inquiere al primer ministro de la India respecto a los planes de instalar nuevos centrales termoeléctricas en el país y los impactos en el cambio climático, y éste le responde que por favor mire las condiciones en las que vive su gente, para la cual la electrificación es una condición indispensable de desarro-llo, y entonces a di Caprio le hace pleno sentido pedirle un sacrificio a la forma de vida de los norteamericanos, que hacer ese llamado a gente que vive en condiciones misera-bles en el Tercer Mundo.

“Lo mismo que ocurrió cuando se produjo el terremoto del año 1939, y donde el nacimiento de la CORFO y de la políti-ca de electrificación fueron motores claves de la industria-lización del país…por eso me perturba que algunos imagi-nen soluciones de desarrollo muy sofisticadas para zonas rezagadas donde ni siquiera existe empalme trifásico…es decir, en la provincia de Arauco no se puede poner ni un restaurant de mínima pretensión si no se tiene acceso a energía”.

Beatriz Monreal y Darío Morales comparten que una polí-tica de energía no se traduce solo en un asunto de precio,

10 “Before the Flood” (2106)

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sino que ella debe tener un correlato con una mirada más amplia de futuro: “es como el ejemplo del Metro, que es una fuente de beneficios de movilidad enorme para San-tiago… de eso se trata el debate eléctrico bien articulado, no de si me van a dejar poner tal o cual inversión en una cuenca particular”, señala la primera.

Carlos Finat cree que aún hay espacio significativo para ins-talar visiones de largo plazo: “el plan de obras óptimo de transmisión no contempló de modo alguno el boom de las renovables, y hoy estamos atrasados cuatro años. Tampo-co me parece –siguiendo los comentarios de Diego Lizana- que estemos haciendo una buena gestión de demanda, y en esto nos juega en contra la falta de data y de modelos”.

Añade: “venimos de un marco regulatorio que fue dise-ñado hace 35 años, con defensores a ultranza del mismo, pero que no da cuenta ni de la realidad de un país que ya no es pobre, ni de las oportunidades que los nuevos mo-delos de negocio en el sector energético se están abriendo en todo el mundo”.

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DESAFIOS CAPITAL

UN MUNDO CO2-FREE A LA VUELTA DE LA

ESQUINA11

Olvídese de las discusiones acerca de si el cambio climático es producido por la acción humana o no (ello ya dejó la esfera de la ciencia y los negocios para radicarse sólo en los espacios de lobby político de los grandes emisores). El tema hoy es cómo se construye una economía competitiva CO2-free y cómo nos adaptamos a los cambios que ya no podemos revertir y que transformarán nuestras ciudades y ecosistemas naturales.

Godoy, Alex12

Cerda, Aldo13

Berner, Carlos Díaz, Josefina Guzmán, Enrique Labarca, Ricardo Ladrón de Guevara, Juan Moraga, Pilar Sierralta, Leonel

11 Corresponde a un ejercicio de Desafíos Capital del 201612 Director Magister en Sustentabilidad, UDD | Director de este De-safío Capital13 Director Ejecutivo, ActionAbility Institute

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Más allá del enorme peso que tiene el cobre y la minería metálica y no metálica dentro del portafolio exportador del país, el futuro económico de Chile se jugará crecientemen-te en áreas como la agroalimentaria o forestal, donde los impactos del cambio climático alterarán en forma signifi-cativa los ecosistemas mediterráneos en los cuales estos sectores están basados, y por ende –más allá de la esté-ril discusión referida al bajo porcentaje que representan las emisiones de Chile dentro del contexto global-, está en nuestro mejor interés propio el transformar nuestra eco-nomía y promover activamente en el mundo una acelerada transición a una CO2-free economy.

Chile no es un actor desconocido en el campo del cambio climático. El país fue uno de los primeros que aprovechó el incipiente Mecanismo de Desarrollo Limpio previsto en el Protocolo de Kyoto para generar una oferta de bonos de carbono, situándose en el primer lugar del ranking de PointCarbon como destino favorito para desarrollar pro-yectos de reducción de emisiones de CO2. Asimismo, fue el primer país del Hemisferio Sur en crear una Bolsa de transacción de instrumentos de reducción de emisiones, 100% privada. Asimismo, varias metodologías reconocidas internacionalmente fueron desarrolladas por profesiona-les de nuestro país. Chile fue también el primero de la re-gión en aprobar una metodología y registrar reducciones MDL de proyectos de forestación. La lista suma y sigue. Pero muchos de estos logros estuvieron confinados a un submundo tecnocrático. En Chile existen más de cien or-ganizaciones dedicadas a los temas de cambio climático, pero el número de especialistas por unidad es bajísimo, por lo que la masa critica es aun baja y está altamente ato-mizada -dificultada aun más por los problemas de descon-

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fianza endémicos del país, que hacen doblemente comple-jo el consorciar capacidades para desarrollar iniciativas de mayor impacto-. Aún más complejo es nuestro desafío país de que el tema “baje” a la población en la forma de iniciati-vas y co-desarrollos concretos.

La magnitud del desafío

Las emisiones brutas del país ascendieron el año 2010 a 91.6 MtonCO2e (millones de toneladas métricas de CO2 equivalentes). Al 2050, la trayectoria de emisiones del mundo no debe superar las 2 tonCO2e per cápita para via-bilizar el escenario no catastrófico de limitar el aumento de temperatura en 2ºC. Con una población esperada para Chile entre 20.2 y 21.7 millones de personas (según INE o el World Population Data Sheet de EEUU), tenemos entonces un umbral de emisiones máximas en el escenario más con-servador de 40.4 MtonCO2e. Lo anterior significa no sólo desacoplar completamente el crecimiento de la economía de las emisiones de CO2 –evitando más de 220% de au-mento de las mismas asociado al mayor nivel de actividad económica-, sino reducir además en más de un 55% el ni-vel de emisiones brutas actuales. Todo un desafío. Cuatro sectores serán claves para lograrlo: energía, construcción, transporte y silvo-agropecuario.

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1 ENERGÍA: EL NUEVO ORDEN YA ESTÁ AQUÍ

Los resultados de la última licitación eléctrica han sido minimizados por los incumbentes, pero ellos permiten transparentar que Chile se transformará de ser uno de los países con la energía más cara del mundo a uno con los costos más competitivos, en base a energías “nativas” y fuertemente descarbonizadas. Veamos.

El año 2013 el precio del petróleo alcanzó un peak de 119 US$/bbl y la licitación eléctrica del gobierno alcanzó valores de 136 US$/MWh. Tres años después, el término de las tarifas subsi-diadas a la energía renovable en Europa determinó una masi-va afluencia de inversionistas internacionales a las licitaciones del Ministerio de Energía. El precio del petróleo, en tanto, cayó un 61% en el trienio –ubicándose en torno a los 46 US$/bbl WTI en estos días-, y el costo de generación de los proyectos ERNC ha continuado cayendo sistemáticamente. Las circuns-tancias anteriores crearon entonces un escenario favorable para el país, a lo cual se le sumó un adecuado rediseño del sis-tema de licitaciones, que determinó un nivel de competencia inédito -84 ofertas-, y donde el precio medio de adjudicación -47.6 US$/MWh- representó una caída del 65% respecto a la licitación de un trienio atrás. Incluso la oferta de menor costo -29.1 US$/MWh de María Elena Solar- estableció un nuevo ré-cord mundial para la energía solar, desplazando los 29.9 US$/MWh del Consorcio Masdar para un proyecto de 800 MW en Dubai de principios de año. Todo un éxito sin lugar a dudas.

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Pero aún más, dos tercios de las ofertas ganadoras corres-ponden a proyectos de generación solar y eólica, echan-do por tierra los argumentos que proliferaban hasta hace poco respecto a que la intermitencia y el costo de genera-ción de las ERNC las volvía una opción ineficiente, por lo que no representarían nunca un porcentaje significativo de la generación nacional.

Adicionalmente a las reducciones de costo, se tiene que a partir del 2021 el factor de emisión de CO2 del SIC se redu-cirá en forma acorde a las tipologías de entrada a la red, por lo que la industria nacional disfrutará de un triple dividendo en términos de posicionamiento internacional: bajos cos-tos de provisión eléctrica, baja huella de carbono, y –al con-trario de la década precedente-, una asociación de la marca país al sol y al viento, a la biomasa renovable y a la hidroelec-tricidad de baja escala. Todo esto en tres años. Notable.

Los actores del mundo eléctrico se están moviendo frené-ticamente estos días, y no sólo aquellos que no lograron contratos en la licitación previa y que hoy andan a la caza de clientes libres. Así, en relación a las dudas respecto a la energía de base, en el próximo quinquenio ella se conso-lidará probablemente entre opciones como la propuesta por el proyecto Valhalla (“hidroelectricidad sin represas”) y el gas natural a precios más competitivos, desplazando las opciones de carbón y diesel. Mirando un poco más allá, la apuesta habla del desarrollo de sistemas de almacena-miento de energía a costo competitivo (desde los 3 US$M/MW actuales a valores 80% inferiores). Cuando ello ocu-rra, se podrá obviar el problema de la intermitencia de las ERNC, transformando a Chile de facto en el paraíso de la energía limpia.

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2 CONSTRUCCIÓN: LA MADERA ES EL FUTURO

El sector construcción (incluyendo faenas, materiales y per-formance energético de las obras en el tiempo) es el princi-pal responsable de las emisiones de CO2 en el mundo. Ello explica el renacer de la madera como material de construc-ción en nuevos sistemas industrializados (65-75% de menor huella de carbono, mínimos desechos, menor costo, mejor performance térmico, mayor productividad). The Economist es elocuente en el caso a favor de la madera: www.econo-mist.com/news/science-and-technology/21706492-case-wooden-skyscrapers-not-barking-top-tree?frsc=dg%7Cc.

En el Hemisferio Norte la construcción residencial basada en sistemas industrializados intensivos en madera repre-senta más de tres cuartas partes de la superficie construi-da (EEUU, Canadá, Japón, Escandinavia, y ahora crecien-temente China). En Chile tal cifra no supera el 14%. Ello obedece –al igual que para el resto de América Latina- a la herencia de la colonización española, que no posee tradi-ción en el uso de este material.

El desafío ha sido acogido con singular éxito por CORFO con el desarrollo del Programa Estratégico Industria de la Madera de Alto Valor, que no sólo busca diversificar la orientación tradicional de los productores nacionales de madera hacia los mercados de exportación –commodities para el mercado de interiores o embalajes-, sino también

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apostar a conquistar el mercado de la construcción en al-tura, el que tendrá creciente importancia en la oferta futu-ra de vivienda social dado el progresivo encarecimiento de los terrenos urbanos en el país.

Las aprensiones que aún existen en algunos segmentos de la población respecto a prejuicios de antigua data respecto a esta materialidad, irán soslayándose en la medida que se masifique el conocimiento de nuevos productos de in-geniería, tales como el CLT (cross laminated timber), o se profundice el conocimiento industrial de procesamiento de maderas tipo hardwood (de Eucalyptus nitens o espe-cies nativas chilenas), más allá de aplicaciones en pisos o tabiques y se avance hacia los elementos estructurales de la obra, donde ellas tienen un desempeño excepcional.

El Premio Pritzker de Alejandro Aravena demuestra que Chile tiene arquitectura de clase mundial. Su industria fo-restal es también de clase mundial. El mercado a conquis-tar no es el del primer mundo, sino el de los 2.6 billones de personas que se incorporarán al mundo al 2050 más los 1.4 billones que no tienen hogar en la actualidad (China, India, el Sudeste Asiático, África y América Latina). Este no es sólo un reto de competitividad y bajas emisiones para el país, sino que es “la” industria que definirá nuestro futuro económico en las próximas dos generaciones.

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3 TRANSPORTE: TODOS SOMOS HIDRÓGENO

El hidrógeno es el combustible de las estrellas. En realidad es un vector energético más que un combustible en sí, pero es el que posee mayor densidad energética por unidad de masa. Puede producirse a partir del agua de forma prácti-camente inagotable, ya que al ser empleado para producir energía, vuelve a formar la molécula de agua, sin generar CO2 ni gases contaminantes. Así, el hidrógeno es especial-mente atractivo para el sector del transporte, donde las emisiones de gases de efecto invernadero son dispersas y sólo pueden ser evitadas si se sustituyen los actuales car-burantes derivados del petróleo por combustibles renova-bles como el hidrógeno o los biocombustibles.

Las pilas de combustible producen energía eléctrica me-diante la combinación de hidrógeno y oxígeno que son convertidos en agua. De ahí su gran atractivo, pues las pi-las de combustible producen energía limpia. Ellas son, ade-más, sistemas de conversión de energía más eficaces que los motores de combustión interna, por lo que usan una menor cantidad de combustible equivalente. Sin embargo, el hidrógeno no existe como tal en la naturaleza, y por lo tanto hay que producirlo a partir de fuentes primarias de energía. El mundo ha estudiado este concepto por décadas y su escalamiento comercial solo se ha retrasado por el bloqueo permanente de los productores de combustibles fósiles.

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Para realizar la electrólisis en el mundo suelen ocuparse fuentes de energía de bajo costo, tales como los exceden-tes de la energía nuclear –que además no generan emi-siones de CO2. Sin embargo, en Chile esto puede lograrse perfectamente con la energía solar, ya que en la práctica, los nuevos proyectos solares en el Norte Grande entregan energía a la red a costo marginal cero en varios momentos del día, porque son excedentarios respecto a la demanda industrial. Es decir, podríamos producir hidrógeno a míni-mo costo para reemplazar combustibles fósiles en el trans-porte. Tal es el objeto de varias iniciativas, entre otras el Programa Estratégico Solar en conjunto con el Programa Minería de Alta Ley, para promover un piloto de recambio de combustibles en Codelco, que permitirían reducir cos-tos de operación y emisiones.

A futuro, cada hogar será una fuente de generación dis-tribuida, que permitirá almacenar la energía que requeri-mos para nuestros devices y nuestra movilidad. Muchos la-mentan la falta de agresividad de nuestro país cuando ven ejemplos internacionales que apuntan a disponer de flotas de vehículos 100% eléctricas. No nos equivoquemos. Lo que debe ser la base de nuestra estrategia es la construc-ción de una red de abastecimiento e infraestructura que permita el despliegue de una sociedad del hidrógeno. Esa debe ser nuestra marca país, ya que contamos con la po-sibilidad cierta de implementarla y transformarla no sólo en una ventaja competitiva, sino en una fuente de exporta-ciones de servicios no tradicionales, particularmente en la región del Cono Sur.

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4 BOSQUES (Y AGRO): DE EMISORES A CAPTURADORES

DE CO2

La deforestación a nivel mundial da cuenta de alrededor de 1/5 de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este proceso está menos relacionado con la cosecha de bosques para uso forestal que con la habilitación de sue-los para su uso agropecuario, lo que es particularmente el caso de América Latina, África y el Sudeste Asiático.

En el caso chileno, la deforestación es un fenómeno relati-vamente escaso, muy concentrado en la zona central, por la presión de uso del suelo de actividades agrícolas (planta-ciones de paltas, olivos y viñas, entre otras) y nuevas urba-nizaciones. Hay varias iniciativas orientadas a limitar este fenómeno, como el caso de un proyecto de ActionAbility Institute para certificar cultivos y bienes de consumo final como provenientes de una cadena de aprovisionamiento con cero deforestación directa o indirecta.

La forestación en Chile fue durante mucho tiempo una fuente de captura neta de emisiones de CO2 (se planta-ba más de lo que se cosechaba). El término del sistema de incentivos –DL 701- y un balance más equilibrado de la estructura etárea de las plantaciones forestales ha lleva-do a la reducción del sumidero forestal en el tiempo. Hay toda una discusión abierta en el país –ver la Política Fores-

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tal 2015- referida a cómo deben ser las plantaciones fores-tales del futuro. Dado que existen más de 2 millones de hectáreas de suelos degradados productivamente entre las regiones VII y X, existe todavía un potencial significativo de expansión de la superficie plantada si el país se hace cargo de los temas de manejo hidrológico, conservación de la biodiversidad, regulación del uso de pesticidas y fertili-zantes, y diversificación de cultivos.

Nuestras estimaciones –basadas en modelos de desarrollo forestal menos extensivos-, hablan de una expansión de la superficie forestada al 2050 de 500 mil hectáreas, las que aportarían un sumidero neto al balance del país del orden de 10 MtonCO2e al año.

A lo anterior debe adicionarse el manejo sustentable del bosque nativo chileno. Si consideramos sólo aquellas áreas con formaciones boscosas tipo renovales, con acceso logís-tico mínimamente viable, con pendientes de terrenos me-nores a 60%, incluimos áreas buffer adecuadas respecto de cursos o masas de agua y descontamos áreas de co-nectividad biológica, al 2050 podrían sumarse conservado-ramente 2 millones de hectáreas (de más de 14 M ha en total) a regímenes de gestión sustentable del recurso nati-vo. Esto implica un sumidero de 20-25 MtonCO2e anuales. Asimismo, debemos considerar –además de la leña ofer-tada-, la biomasa adicional disponible de este manejo que desplazará el uso de combustibles fósiles. En un escenario muy conservador, debieran ser del orden de 2 M tonCO2e adicionales al año.

¿Qué pasará con las plantaciones frutícolas y los retazos de bosque esclerófilo en la región mediterránea del país en los próximos 35 años en este escenario de cambio cli-

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mático? Tomándonos de una de las conclusiones del grupo Desafío Estado Emprendedor, hay que señalar que es muy probable que el desarrollo de la silvo-agricultura de preci-sión sea una realidad distintiva del campo chileno cuando exista una infraestructura de redes digitales que permita sacar provecho de los modelos de big data para el manejo tecnificado del recurso biológico. Si unimos a lo anterior la conservación de esos relictos de biodiversidad por el valor que tienen en si mismos como áreas de buffer, tenemos que alrededor de 5 MtonCO2e anuales adicionales pueden añadirse al sumidero biológico del país.

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5 TRABAJO PÚBLICO-PRIVADO:EL PROBLEMA DEL FOCO

Un desafío de la magnitud que se ha enunciado requie-re de un enorme esfuerzo de coordinación entre el sec-tor público y el privado. Sin embargo, los miembros del grupo-Desafío señalan que hay todavía problemas de base enormes para un entendiemiento efectivo. Para ilustrar el punto, uno puede –ingenierilmente hablando- preguntar-se ¿dónde están las emisiones?

No se necesita ser un experto en el campo del cambio cli-mático para encontrar el 80/20 del problema. Dado eso, es evidente que no cualquier estrategia de trabajo conjunto será igualmente efectiva. Para ilustrar el punto con su iro-nía habitual, Carlos Berner señalaba:

“Entiendo que haya una agenda de inclu-sividad y de apoyo a las PYME en el sector público, pero en el tema de mitigación del cambio climático, estrategias que no se focalizan en los grandes emisores están condenadas al fracaso. Todos sabemos que hoy se ha vuelto sospechosa la co-laboración público-privada. Sin embar-go, hay pocos campos donde la política pública haya sido tan consistente como en las negociaciones internacionales de cambio climático, independientemente del gobierno de turno, por lo que uno se pregunta por qué no utilizar ese capital social inédito, en vez de estar generando iniciativas que de ser exitosas –en su pro-pia métrica particular-, no se harán cargo del problema de fondo”.

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Josefina Díaz también expresa que existe desconocimiento de cómo temas complejos como éstos se abordan en el sector privado y los desafíos pendientes que existen en el sector público para favorecer mayor participación de las empresas:

“Siempre hay suficientes estudios y antecedentes como para dar el puntapié inicial. Cuando las em-presas ven actividad coherente y consistente, se entusiasman y se liberan sus mejores capacida-des. Incluso en este contexto de amplia colabo-ración, si hay antecedentes faltantes, es el propio sector privado el que nos fuerza a buscar las res-puestas, aportando know how y recursos…en esto no debemos ser miopes. Los propios Planes de Acción para el Cambio Climático que se han dise-

“Hoy día somos varias las empresas que habiendo sido early movers en la gestión del cambio climá-tico a través de proyectos MDL o eficiencia ener-gética no tenemos claro cómo la autoridad va a buscar cumplir el compromiso del NDC más allá del impuesto al carbono ya establecido para el sector eléctrico. Tenemos todas las capaci-dades técnicas y la voluntad de colaborar en la defini-ción de iniciativas para la miti-gación y adaptación al cambio climático, sin embargo faltan instancias e incentivos que permitan romper el paradigma de que las empresas sólo reaccionan a la norma”.

Juan Ladrón de Guevara reconoce el problema anterior, al que suma esa tendencia natural de los “recién llegados” a un tema –problema endémico en el sector público-, que ante el desconocimiento tienden a refugiarse en nuevos estudios y diagnósticos. En eso, la experiencia del Comité de Producción Limpia –futura Agencia de Cambio Climático y Sustentabilidad- es diferente:

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ñado en el sector público no movilizan a la acción, y eso es pecado mortal para los privados, que en-tienden desde el hacer, no desde el discurso”.

Leonel Sierralta comparte la reflexión anterior, y propone la separación de roles para acometer los desafíos:

“En el trabajo inter-organizacional surge a veces una tendencia a confundir roles, y aquí hay espacios que son propios del sec-tor público, otros del sector privado, otros de la academia y otros de las organizacio-nes de la sociedad civil. Respetar estos roles es clave para poder definir responsabilida-des en los avances que el tema de la ges-tión del cambio climático requiere…La lógi-ca de co-legislar es perversa, no sólo por no involucrar a los más idóneos, sino además porque se diluyen las responsabilidades de las organizaciones correspondientes”.

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6 LOS TEMAS QUE FALTAN

Ricardo Labarca no pierde un minuto en señalar que uno de los grandes elementos ausentes en el tema de cómo hacerse cargo del problema del cambio climático es el fi-nanciamiento verde.

“En el caso de Inmobiliaria Las Salinas, que se diseña con el más alto estándar internacional de sustentabilidad, no he-mos podido acceder en Chile a una con-dición financiera favorable por este me-jor performance, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en EEUU...por eso me alegra oír que una iniciativa de largo aliento como fue sacar un hipote-cario verde fue aprobada por el trabajo de SCX con BancoEstado y KfW, pero esa es la excepción y no la regla”.

Leonel Sierralta señala estar “confundido” aun con la acti-tud del mundo empresarial en relación al tema del cambio climático. Durante muchos años –“y lo recuerdo particu-larmente en los encuentros que se han animado desde el CEP donde he participado por más de dos décadas”-, los empresarios descartaban los argumentos de los ambien-talistas por estar ligados más a la emoción que a la razón, y demandaban un enfoque científico para abordarlos. Y hoy, cuando más del 97% de los papers científicos confirman la responsabilidad antrópica en la emergencia del problema, todavía escuchamos frases como “le creo (o no) al cambio

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DESAFIOS CAPITAL

climático”. Pide coherencia mínima: queríamos una res-puesta científica, bueno, ésta es contundente. Dejemos de lado el falso debate en EEUU animado más por organiza-ciones de lobby corporativo defensor de los intereses de las petroleras, y sin pecar de ingenuos, busquemos los es-pacios donde Chile no sólo se hace cargo de un problema que lo afecta directamente, sino también de aquellos que representan oportunidades para el país –tal como se ha expresado en los cuatro primeros puntos-.

Pilar Moraga expresa un punto de vista más positivo res-pecto a los desafíos futuros en este campo:

“El Acuerdo de París nos fija un marco de re-ferencia tanto para las negociaciones interna-cionales como para los desafíos de des-carbo-nización de la economía del país. Asimismo, a nivel de las encuestas que manejamos en la Facultad como de la experiencia de los en-cuentros locales autoconvocados, resulta no-table como la gente expresa su preocupación por el tema. Entiendo el argumento de que el tema sigue siendo de élite, pero la buena no-ticia es que tenemos una demanda ciudadana para hacernos cargo”.

Alex Godoy tiene sus dudas respecto las trabas culturales que existen particularmente en el mundo empresarial para hacernos cargo del problema en forma efectiva:

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“Perdónenme la provocación, pero si más de la mitad de los profesionales chilenos no en-tienden lo que leen, es razonable pensar que en este tipo de temas ellos sean analfabetos, y son ellos mismos quienes tienen que ir a con-vencer a un Directorio –también de analfabe-tos en estos temas- de hacer algo dentro de su modelo de negocios por reducir emisiones. No podría estar seguro que de ahí surja una estrategia coherente y comprehensiva en este campo.

Y sí por esas casualidades ellos contratan a un académico o científico con conocimiento real en el tema, nos encontramos que éste no es un gestor, y no sabe darle una ‘bajada’ a estos temas al nivel de la operación de las empresas.

Así, me cuesta creer que podamos desarrollar -a corto plazo- una solución específica para Chile que sea realmente útil para resolver el problema que enfrentamos”.

Enrique Guzmán hace también referencia a esos proble-mas culturales:

“Bueno, somos nosotros como gestores los que debemos decodificar nuestro lenguaje y llevar-lo al de los tomadores de decisión al interior de las empresas. En general eso significa hablar en términos financieros para facilitar la evalua-ción de costos y beneficios de las propuestas.

Si alguien me pregunta por el consumo eléctri-co de nuestro edificio corporativo lo primero que se me viene a la mente es lo que pagamos por dicho consumo y no los MWh, y por ende puedo evaluar muy rápidamente el atractivo de nuevos proyectos de eficiencia –y menores emisiones- en este campo.

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DESAFIOS CAPITAL

Con los años me queda claro que si no somos capaces de adecuarnos a la lógica de crear va-lor, estamos perdidos como especialistas. Si se trata de una regulación, la empresa tiene el músculo para diseñar un plan de cumplimien-to a mínimo costo. Pero si se trata de una opor-tunidad, tenemos el desafío de venderla a los niveles correspondientes. En Chile esto no es particularmente fácil, ya que no existe política industrial –por ejemplo para la promoción de la economía circular-, y por ende nadie te indi-ca cómo producir, y terminamos concentrán-donos sólo en el end-of-the-pipeline”.

Carlos Berner y Josefina Díaz relevan también un tema que emergió con particular fuerza en la reunión del PMR en Chile a fines de Junio como es la necesidad de brindar incentivos para que las empresas “se suban al carro” de las descarbonización desde hoy mismo -antes de la regula-ción-, ya que en el caso contrario, el resultado es conocido: ellas esperarán hasta el último momento posible para acti-varse, y en general su acción estará centrada en postergar o relajar la regulación, y no en mejorar su performance.

Uno de los casos emblemáticos son aquellas empresas que desarrollaron una capacidad de clase mundial para generar proyectos certificados de reducción de emisiones (bajo estándares como el MDL, VCS, u otros) y que con la contracción de la economía europea y el término del pri-mer periodo de cumplimiento de Kyoto vieron colapsar el mercado europeo de bonos de carbono. Chile puede gene-rar entre 5-6 MtonCO2e anuales de certificados a mínimo costo y sólo una fracción de ellos se está generando por-que la única opción real hoy es el mercado voluntario del carbono –que mueve volúmenes mucho menores que el regulado a nivel mundial-.

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Adicionalmente, las empresas en Chile pueden generar en-tre 10 y 20 MtonCO2e de reducciones anuales por proyec-tos de eficiencia –entre otros-, que no califican necesaria-mente como adicionales para los criterios del MDL o VCS, pero que son disminuciones reales de la huella de carbono de sus operaciones. ¿Algún incentivo si es que ellos no tie-nen un payback irresistible? Hoy día casi ninguno.

¿Es muy difícil generar señales que catalicen la acción pri-vada? No. De hecho, las oportunidades están al alcance de la mano. Como muestra un par de ejemplos:

1. Modificación de los “impuestos verdes” referidos al CO214 que entrarán en vigencia el 2018, de modo de abrir una “ventana” de 10% del universo de emisiones totales para que las empresas reguladas elijan entre pagar el impues-to o adquirir un offset certificado chileno. Con ello los proyectos de reducción de emisiones de GEI en Chile no tendrían ninguna incertidumbre relacionada a los mer-cados internacionales y podrían materializarse y comer-cializar todas sus reducciones en el mercado doméstico, potenciando una real industria verde y generando re-ducciones reales de la huella de carbono.

2. Con un 1% adicional a la medida anterior, y con efecto recaudatorio no anterior al 2022, se podrían financiar los programas de forestación demandados tanto por el compromiso país en el INDC, como por la pequeña y me-diana industria maderera del país.

14 Impuesto de 5 US$/tonCO2e a la generación termoeléctrica pro-veniente de plantas con capacidad superior a 50 MW térmicos y que utilicen combustibles fósiles

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3. Un sistema de reconocimiento de reducciones de emi-siones de distinto tipo –desde la más adicional a la más sencilla-, donde el Estado indique que las empresas que las registren tendrán consideraciones preferentes en las futuras formas de regulación –muy posiblemente orien-tadas al sector de las cementeras, plantas de celulosa, fundiciones y obviamente el sector transporte-, produ-ciría una catálisis inmediata de búsqueda de eficiencias. Este tema ha sido presentado y discutido desde hace más de tres años y sólo requiere de convicciones, las mis-mas que han estado ausentes y que son tan importan-tes para el sector privado por las señales subyacentes.

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7 RESUMIENDO

1. El cambio climático es un desafío “publivado”, y como tal debemos hacerse cargo de las complejidades y sospe-chas que tiene hoy el trabajo extra-muros.

2. El compromiso de Chile ante el Acuerdo de París tam-bién es importante para las empresas privadas como benchmark: ¿qué empresa líder podría plantearse metas de reducción de emisiones menores a las que el propio país se ha fijado?

3. El sector público tiene espacios de acción casi inmediatos para despertar la fuerza innovadora del sector privado para reducir emisiones. Tal como señalaba T.E. Lawren-ce frente al desafío de conquistar Aqaba: “Aqaba is over there…it is only a matter of going”.

4. En todos los sectores relevantes: energía, transporte, construcción y silvoagropecuario, existen condiciones para que Chile logre reducciones significativas de sus emisiones y que además genere condiciones competiti-vas excepcionales para sus empresas.

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ARTÍCULOS SELECCIONADOS:

REFINANDO POLÍTICAS PÚBLICAS PARA LA SUSTENTABILIDAD

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CRISIS DE INSTITUCIONALIDAD Y

LA FALSA DICOTOMIA ENTRE CRECIMIENTO

Y MEDIOAMBIENTE

Mientras algunos celebraban como una victoria estructural la renuncia del Ministro de Hacienda a partir del rechazo del proyecto Dominga, un debate artificial se creó en torno a la dicotomía crecimiento económico vs protección del medio am-biente. Después del temporal político, es interesante poder mi-rar el episodio en perspectiva.

Aldo Cerda | The Note 43

El 31 de Agosto del 2017, apenas se supo de la dimisión del gabinete económico del gobierno, la conocida dirigente de la sociedad civil Paola Vasconi escribía en su Facebook: “Por primera vez en Chile, el cuidado del Medio Ambiente pesó más que la mirada económica y desarrollista de un Ministro de Hacienda y de Economía!”. Casi en simultáneo un exultante Rodrigo Pizarro (Jefe División de Información y Economía Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente) le respondía por el mismo medio: “Todos somos MMA!”.

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ARTICULOS ELEGIDOS: POLITICAS PUBLICAS

Durante esa semana, varios periódicos analizaron temas como “el sorpresivo ascenso del Ministro Mena”, o “¿Es po-sible reconciliar crecimiento y medio ambiente?”. La pre-gunta que dejaba entrever entonces el quiebre al interior del gobierno era por una supuesta tensión entre los obje-tivos supuestamente divergentes que planteaban dos car-teras de una misma coalición. Mientras tanto, en la vere-da de los críticos al rechazo del proyecto Dominga, el tema se canalizó por la acusación del uso de criterios políticos por parte del Consejo de Ministros en el rechazo al proyecto.

El tiempo que ha pasado permite mirar los temas en pers-pectiva. En primer lugar, resulta elocuente que el nuevo ministro de Hacienda –reconocidamente cercano e incon-di-cional de la presidente Bachelet- expresara en su prime-ra conferencia de prensa que los objetivos de esa cartera serán “crecimiento, crecimiento y crecimiento”. También habla por sí mismo el hecho de que se designe a Jorge Ro-dríguez Grossi en Economía, un especialista que ha sido presidente de empresas eléctricas y muy cercano al mun-do empresarial. Así, no cabe la menor duda que la supues-ta tensión entre crecimiento y medio ambiente fue solo un elemento de relato y que las razones detrás del rechazo al proyecto Dominga deberían buscarse en otra parte.

En el caso de las criticas a la institucionalidad ambiental, debemos recordar que ésta ha estado en la mira de la opi-nión pública desde el controvertido episodio de la central Barrancones, donde el ex Presidente Piñera intervino di-rectamente para negociar con Suez el no emplazamiento de una central termoeléctrica cerca de Punta de Choros.

Más allá de las particularidades del caso Dominga, hay tres elementos que son importantes de relevar en este análisis

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“post-incendio”: (a) la forma en cómo se desarrolla el proce-so de aprobación o rechazo a un proyecto; (b) la naturaleza técnica vs política de la decisión; y (c) la forma en cómo la sociedad resuelve los trade-offs del desarrollo sustentable.

En el primer caso, la crítica actual se centra en el escaso tiempo de la citación al Consejo de Ministros (un Viernes para el Lunes siguiente, en lugar de los diez días de anti-cipación requeridos y con todos los antecedentes de aná-lisis disponibles –lo que no ocurrió-). Se habla de que la premura obedecía al temor de que se superara el perio-do disponible para el pronunciamiento de la autoridad y que la empresa proponente apelara al extendido silencio adminis-trativo para forzar una aprobación tácita de la ini-ciativa. Ese argumento es débil: en los tiempos actuales, ningún pro-yecto de esta magnitud (2.500 US$ millones de inversión) se jugaría la legitimidad mínima que permita via-bilizarlo a un truco procedimental. Lo que sí es necesario relevar es que las formas en este caso se vieron vulneradas y eso constitu-ye en sí misma una forma de debilitamien-to evidente de la institucionalidad ambiental que se quiere defender.

En relación a la naturaleza de la decisión del Consejo de Mi-nistros, se ha argumentado que ella debe ser puramente técnica y que aquí habrían obrado criterios políticos. Dos elementos distintos deben ser tomados en consideración a este argumento: por una parte, y para proyectos de gran escala, resulta no sólo inevitable sino además deseable que las autoridades ejerzan sus responsabilidades políticas en el análisis de situaciones de gran complejidad y tomen de-cisiones que balancean distintas fuentes de beneficios y costos –muchas veces en conflicto- y velen por el bienestar general de la sociedad. Es ingenuo y elusivo de sus propias

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responsabilidades pensar que los ministros podrían obrar de otra forma.

Un criterio “político” como el expresado previamente da cuenta de la forma en cómo la sociedad resuelve los temas propios de su bien común. Lo que no se reconoce públi-camente es el hecho que se teme que el criterio emplea-do aquí sea simplemente uno propio del juego del poder, por cuanto (1) los inversionistas de Dominga son personas cercanas al entorno del ex presidente Piñera, (2) la traza-bilidad de la tramitación del proyecto nos lleva a la gestión del ex subsecretario Wagner que recibía aportes indebidos del grupo Penta, y 3) que en la Moneda se temía un “Caval 2” si se producía una ganancia inmobiliaria de los terrenos que la propia presidente había comprado a su hija cercana al lugar de desarrollo del proyecto. Si cualquiera de estas razones fuese la detonante del rechazo, no se estaría eva-luando en absoluto el mérito socio-ambiental del proyecto, y la decisión del Consejo de Ministros constituiría una irres-ponsabilidad política de primera magnitud.

Finalmente, casos como el de Dominga permiten visibili-zar a nivel de la agenda pública la forma en cómo un país resuelve los trade-offs económicos, sociales y ambientales de sus estrategias posibles de desarrollo sustentable. Ale-mania, por ejemplo, está en camino de no cumplir sus me-tas declaradas de eficiencia energética y penetración de las ERNC al 2020, y ello se produce porque un análisis hands-on les ha demostrado que cumplirlas implicaría sacrificios muy elevados de su crecimiento económico. No se produjo un incendio institucional en dicho país por este análisis de realismo político básico.

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En Chile, hoy se le pide tácitamente al Ministerio de Medio Am-biente que monopolice las decisiones de sustentabilidad, lo que es arbitrario, porque su especialización y competencias centrales están en el ámbito fiscalizador para la protección del medio ambiente, no en el análisis balanceado de pros y contras multidimensionales de decisiones de inversión.

Finalmente, es importante resaltar que hoy no son trans-parentes para la ciudadanía los trade-offs que se enfren-tan en cada proyecto. Por ejemplo, no parece razonable proponer el desarrollo de actividades productivas de alto impacto adyacentes a un santuario natural, o que éstas impacten gravemente sobre la salud de las comunidades adyacentes. ¿Pero donde se fija el límite precautorio?

Sería del todo deseable la definición de ciertos estánda-res mínimos de seguridad por dimensión, estableciéndose condiciones críticas de sustentabilidad fuerte (e.g. el riesgo de la salud de la población en esta zona no puede aumen-tar más allá de cierto umbral), y otras que representen con-diciones buffer, donde ciertos sacrificios son evaluados en relación a los beneficios que se alcanzan en otras dimen-siones –e.g. sociales, económicas o incluso ambientales-.

Chile debe permitirse “probar y errar” nuevos arreglos ins-titucionales en el campo de la sustentabilidad. Los actua-les nos están conduciendo a la intolerancia y al descrédito. Todo lo contrario de lo que necesita un país con bajo capi-tal social.

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PLAN DE ACCION CONTRA EL CAMBIO

CLIMÁTICO: WHERE IS THE BEEF?

El Plan de Acción Nacional de Cambio Climático 2017-2022 busca hacerse cargo de los compromisos del país establecidos en la ratificación del Acuerdo de París. Si Ud. esperaba una hoja de ruta en torno a la futura regulación del tema, siga esperando.

Verónica Lizana | Gerente de Desarrollo SCX | The Note 42

La Presidenta Bachelet entregó recientemente la actua-lización del Plan Nacional contra el cambio climático, después de un largo proceso de invitación a la participa-ción ciudadana (http://portal.mma.gob.cl/wp-content/uploads/2017/07/plan_nacional_climatico_2017_2.pdf). Dado el “movimiento” que ha generado entre especialistas la próxima entrada en vigencia del llamado “impuesto al CO2” para la generación termo-eléctrica, existían altas ex-pectativas respecto a las posibilidades de que este ejercicio se constituyera en la hoja de ruta futura para la regulación de las emisiones de gases de efecto invernadero en el país. Ello no fue así.

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¿Qué dice el informe?

Inicialmente el informe presenta información respecto a los impactos esperados del cambio climático en el país, ha-ciendo notar que Chile figura entre los países identificados como más vulnerables a este fenómeno (seis de los nue-ve criterios, a saber, a) existencia de zonas costeras bajas; b) existencia de zonas áridas y semi-áridas, zonas con co-bertura forestal y zonas expuestas al deterioro forestal; c) existencia de zonas propensas a los desastres naturales; d) existencia de zonas expuestas a la sequía y a la deser-tificación; e) existencia de zonas de alta contaminación at-mosférica urbana; y f) existencia de zonas de ecosistemas frágiles, incluidos los ecosistemas montañosos)15.

Después se presenta una sección referida a cómo se abor-da institucionalmente el tema del cambio climático en el país, donde debe destacarse que ha existido una notable consistencia de la misma, independientemente de los cam-bios de gobierno (y signo) que se han verificado.

A continuación el informe muestra el desempeño del país en el ámbito de mitigación, destacándose el aumento de las emisiones a 110 M tonCO2e el 2013, las que compensan en parte con el efecto sumidero del sector forestal –proceso que ha venido disminuyendo en el tiempo producto de la situación de creciente equilibrio entre el crecimiento y las cosechas de madera del recurso forestal de plantaciones, y

15 Se excluyen (1) países insulares pequeños; (2) países cuyas eco-nomías dependen en gran medida de los ingresos generados por la producción, el procesamiento y la exportación de combustibles fósiles y productos asociados de energía intensiva, o de su consumo; y (3) países sin litoral y países de tránsito

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la cuasi-nula cifra de crecimiento de la superficie forestada en los últimos años-.

Tras esto, viene la definición de los objetivos de este Plan:

Objetivo mitigación

Crear las condiciones habilitantes para la implementa-ción, cumplimiento y seguimiento de los compromisos de reducción de emisiones de GEI de Chile ante la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático), y que contribuya de forma consistente al desa-rrollo sustentable del país y a un crecimiento bajo en emi-siones de carbono.

Objetivo adaptación

Fortalecer la capacidad de Chile para adaptarse al cam-bio climático profundizando los conocimientos de sus im-pactos y de la vulnerabilidad del país en todo el territorio nacional y generando acciones planificadas que permitan minimizar los efectos negativos y aprovechar los efectos positivos, además de promover el desarrollo económico, social y asegurar la sustentabilidad ambiental, velando por conservar su patrimonio natural y cultural.

Objetivo medios de Implementación

Desarrollar las condiciones habilitantes necesarias para la implementación de acciones de mitigación y adaptación al cambio climático al nivel nacional y subnacional en el ámbito de la institucionalidad y marco legal, de la transfe-rencia tecnológica, la creación de capacidades y asistencia técnica, el financiamiento y la negociación internacional.

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Objetivo gestión del cambio climático a nivel regional y comunal

Desarrollar las bases institucionales, operativas y las capa-cidades necesarias para avanzar en la gestión del cambio climático en el territorio, a través del gobierno regional y comunal e incorporando a todos los actores sociales.

A continuación se enumeran algunos principios rectores del Plan, a saber: bien común, equidad, sustentabilidad, precautorio, transparencia, participación ciudadana, coo-peración y sinergias, costo efectividad, flexibilidad y co-herencia. Sólo el caso del principio de equidad16 llama la atención, ya que existe una mención a ampliar la base de los beneficios de la acción climática, pero no a establecer equidad en los esfuerzos de mitigación y adaptación, don-de las responsabilidades no son iguales entre actores.

“Doble click” sobre los objetivos

En el caso de adaptación climática, se establecen tres obje-tivos específicos:

(1) Evaluar periódicamente la vulnerabilidad de siste-mas humanos y naturales frente a los impactos del cambio climático, estableciendo los riesgos y opor-tunidades que presenta este fenómeno.

16 Que las medidas sean de beneficio para todos, procurando un foco especial en aquellos sectores, comunidades, ecosistemas, e infraes-tructura, más vulnerables, que generalmente son los más expuestos y sufren en mayor magnitud los impactos del cambio climático. Se debe tener consideración especial en la equidad de género, derechos hu-manos y etnias. Esta equidad o justicia climática aplica también entre países.

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(2) Adaptarse al cambio climático, mediante la imple-mentación de medidas dirigidas a reducir la vulne-rabilidad y aumentar la capacidad adaptativa de los sistemas humanos y naturales del país.

(3) Monitorear y reportar periódicamente el avance de la adaptación en el país, para establecer mejoras en la planificación mediante políticas de adaptación

El análisis de los anexos en este campo permite constatar que el tema aún se maneja a un nivel meramente cualita-tivo y no existen métricas de riesgo y vulnerabilidad por zonas o subsectores, ni metas concretas de desempeño futuro, por cuanto el core de las propuestas se centran en generar indicadores de proceso.

En el caso de la mitigación, existen metas específicas con-tenidas en el NDC del país frente al Acuerdo de París:

Meta de intensidad: reducción al 2030 de la intensidad de las emisiones de GEI (t CO2eq/unidad de PIB) en un 30 % con respecto al nivel alcanzado en 2007. Adicionalmen-te, y condicionado a la obtención de aportes monetarios interna-cionales, un aumento de la reducción al 2030 hasta alcanzar entre 35 % a 45 % con respecto al nivel alcanzado en 2007.

Meta forestal: manejo sustentable y recuperación de 100.000 hectáreas de bosque, principalmente nativo, que representará una captura y reducción de GEI de alrededor de 600.000 t CO2eq/año. Además, Chile se comprome-te a forestar 100.000 hectáreas, en su mayoría con espe-cies nativas, que representan capturas de entre 900.000 y 1.200.000 t CO2 eq/año. Ambas acciones a partir del 2030.

Y los objetivos específicos son los siguientes:

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(1) Mantener el SNICHILE y actualizar el INGEI

(2) Desarrollar e implementar Acciones y Políticas de Mitigación

(3) Contabilizar y proponer medidas de mitigación de CCVC (contaminantes climáticos de vida corta)

(4) Implementar sistemas de contabilidad y MRV

(5) Implementar acciones para cumplir con los com-promisos internacionales de mitigación

Aquí es donde los especialistas esperaban ver propuestas específicas de cómo las metas del NDC de Chile “bajaban” a nivel de cada sector de emisiones, y cuales eran las trayec-torias definidas para tales escenarios de mitigación. Nin-gún sector de actividad económica queda indiferente a una definición, por ejemplo, de cual es su línea base, de cual es su benchmark internacional relevante de emisiones –de manera de asegurar que no se pierde competitividad com-parada-, de cual es la curva de abatimiento actual y pro-yectada, de cuales reglas de sustituibilidad de reducciones podrían ser aplicadas, entre otras. Son estas definiciones proactivas de trabajo con el sector privado las que se espe-raban ver materializadas en un plan como el presentado. En este acápite, el plan queda al debe.

En el caso de los medios de implementación, los objetivos específicos son:

(1) Fortalecer la institucionalidad para abordar el cam-bio climático a nivel nacional

(2) Apoyar la transferencia de tecnología para la imple-men-tación de medidas de mitigación y adaptación al cambio climático

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(3) Crear y fortalecer las capacidades nacionales para la gestión del cambio climático y entregar asistencia técnica

(4) Generar una estrategia nacional financiera frente al cambio climático

(5) Asesorar la negociación internacional en temáticas relacionadas al cambio climático

En este campo se extrañan consideraciones específicas de cómo las responsabilidades de las emisiones actuales y fu-turas “bajan” a nivel de cada sector –i.e., la equidad de los esfuerzos de mitigación/adaptación- y criterios generales de regulación que le permitan anticipar al sector privado “cómo vendrá la mano” en la implementación de la política públi-ca en este campo (i.e. ¿se operará a través de estándares mínimos de desempeño? ¿se generarán esquemas de tran-sacción de permisos de emisión? ¿habrán esfuerzos espe-ciales para crear mercados relacionados con otros países?).

La novedad viene con el objetivo cuarto y que dice relación con la estrategia financiera. Muchos de los temas relevan-tes en este campo pueden catalizarse a partir del uso de instrumentos de este tipo, y aun cuando las definiciones vertidas en el documento son muy amplias, en la práctica, el trabajo que ha acometido CORFO en conjunto con el Mi-nisterio de Hacienda muestra la existencia de espacios in-teresantes de creación de incentivos y de aceleramiento de adopción de criterios de sustentabilidad climática por par-te de sectores relevantes de emisiones –como es el caso, por ejemplo, del sector construcción-.

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Conclusiones

En un año Colombia definió sus objetivos de reducción de emisiones al 2030, aprobó una reforma tributaria amplia para hacerse cargo del tema del cambio climático (impues-tos a los combustibles fósiles) y acaba de generar un es-quema que permite el uso de offsets hasta por un 100% de la obligación tributaria. Chile, en comparación palidece.

Nuestro país dispone de capacidades adelantadas en este ámbito, pero ellas se han descapitalizado y el avance del tema se ha ralentizado. Salvo el impuesto a la generación termoeléctrica (que fue aprobado básicamente por su uti-lidad recaudatoria, no de performance ambiental), no se han abordado los temas “duros” de la agenda con el sector privado, ni siquiera con aquellos pro-acción climática –ni mencionar entonces a los grandes emisores-.

Un documento como el que presentó el MMA representa-ba una oportunidad excelente para generar los espacios de conversación y negociación propios de un país que se toma en serio el tema. Al parecer, tendremos que seguir esperando el liderazgo perdido en este campo.

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POLÍTICAS PÚBLICAS: EL IMPACTO DEL

NUEVO PRECIO SOCIAL DEL CO2

El Ministerio de Desarrollo Social actualizó la estimación el costo social de las emisiones de CO2 de modo de incorporar explícitamente este valor en la evaluación de políticas públi-cas, lo que podría tener un alto impacto en ciertos ámbitos donde la mitigación climática es altamente relevante o donde las emisiones son significativas. Aún cuando los criterios de adaptación climática permanecen ausentes, es un paso en la dirección correcta.


El Sistema Nacional de Inversiones de Chile tiene por obje-tivo contribuir a mejorar la calidad de la inversión pública nacional, mediante la asignación de los recursos públicos a iniciativas que generan mayor bienestar a la sociedad, me-dido a través de una mayor rentabilidad social y económica de acuerdo a estándares de alta calidad técnica y en con-formidad con los lineamientos de las políticas de Gobierno.

A partir de un trabajo de POCH Ambiental para la Em-bajada Británica (“integrando el cambio climático en el

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sistema de inversión pública de Chile”, http://sni.minis-teriodesarrollosocial.gob.cl/download/precio-social-co2-2017/?wpdmdl=2406), el Ministerio de Desarrollo Social publicó un informe denominado “estimación del precio so-cial del CO2”, dado que, a partir de la ratificación del Acuer-do de París por parte de la actual administración, se hacía necesario actualizar los parámetros necesarios para incor-porar explícitamente un Precio Social atribuible a cambios en emisiones de CO2 en los proyectos de inversión pública.

En 2013, la División de Evaluación Social de Inversiones del Ministerio de Desarrollo Social (en adelante MDS), realizó una estimación de un precio social de carbono con el obje-tivo de incorporar dentro de la evaluación el costo (o bene-ficio) social que tiene aumentar (o disminuir) las emisiones de gases de efecto invernadero de un determinado pro-yecto. La metodología seleccionada para estimar el precio social del carbono consistió en utilizar el precio de merca-do regulado (Europa) como proxy, lo que arrojó valores de US$4,1/tCO2 para el año 2013 y US$8,4/tCO2 para el 2015.

El funcionamiento de los mercados regulados bajo siste-mas de transacción de permisos de emisión distan de ser competitivos en la actualidad, ya que existen restricciones tanto en el lado de la demanda como en el de la oferta, y restricciones arbitrarias al uso de sustitutos.

El compromiso de Chile bajo el Acuerdo

de París

El documento en cuestión se limita a analizar el compromi-so formal del país presentado en Septiembre del 2015 sólo en términos de mitigación climática (reducción o captura

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de gases de efecto invernadero). Este establece (para ma-yor detalle, ver http://www4.unfccc.int/Submissions/INDC/Published%20Documents/Chile/1/Chile%20INDC%20FI-NAL.pdf):

(a) Una meta de reducción de la intensidad de emi-siones en la economía, expresada en toneladas de CO2 equivalentes por unidad de PIB en millones de CLP$ del 2011, sin incluir al sector Uso de Tierra, Cambio Uso de Tierra y Silvicultura (UTCUTS). Esta meta asciende a un 30% al año 2030, con respecto al valor base alcanzado en 2007, considerando un crecimiento económico futuro que le permita im-plementar las medidas adecuadas para alcanzar este compromiso. Adicionalmente y condicionado a la obtención de asistencia internacional, el país se compromete al 2030 a aumentar su reducción de emisiones de CO2 por unidad de PIB hasta alcan-zar una disminución que varía entre 35% y 45% con respecto al año base 2007.

(b) Una meta expresada en toneladas de CO2 equiva-lente exclusivamente para el sector UTCUTS. Ésta establece que Chile se compromete al manejo sus-tentable y recuperación de 100.000 hectáreas de bosque, principalmente nativo, que representará capturas y reducción de Gases de Efecto Invernade-ro en alrededor de 600.000 toneladas de CO2 equi-valente anuales, a partir del 2030. Este compromiso está condicionado a la aprobación de modificacio-nes de la Ley sobre Recuperación de Bosque Nativo y Fomento Forestal.

Metodología empleada. Valores obtenidos

La metodología propuesta en este caso consiste en calcu-lar el precio sombra del carbono en función de los costos

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marginales de abatimiento que son compatibles con la meta del país expresada precedentemente.

Dadas las curvas de abatimiento estudiadas en el proyec-to MAPS, se generan tres precios: 20.2 US$/tonCO2 para el caso del compromiso incondicional, 32.5 US$/tonCO2 y 43.2 US$/tonCO2. Así, el informe propone adoptar el valor central (32.5 US$/tonCO2) como el precio social a utilizar para valorar los aumentos o disminuciones por tonelada de CO2 en la Evaluación Social de Proyectos de inversión, cuando se compare la cantidad de emisiones de CO2 de la situación base (optimizada) con las emisiones de las distin-tas alternativas de proyecto.

Comentarios

El escenario medio de mitigación proyectado al 2030 impli-ca reducir alrededor de 30 millones de toneladas de CO2. Una de los elementos cuestionables de la metodología uti-lizada es el carácter estático de las medidas evaluadas en MAPS. Por ejemplo, si la medida considerada es aumen-to de la forestación, el “costo medio” de la reducción por tonelada hace suponer que se trate de una hectárea o la unidad n-ésima, el costo sería equivalente, y eso no refle-ja el hecho de que las hectáreas de mejor productividad son las que se plantarían primero y las de menor produc-tividad se postergarían en el tiempo, lo que implica que el costo de abatimiento marginal es creciente con el volumen mitigado –sin mencionar aspectos como la atomización de la propiedad campesina, ni las externalidades asociadas a generar grandes áreas contiguas de biomasa que aumen-tan el riesgo de incendios-.

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Aún considerando esos elementos, el valor considerado implicará un enorme impacto en proyectos de inversión pública. Por ejemplo, valores muy menores –del orden de un tercio del precio social del CO2-, serían enormemente efectivos para reemplazar el incentivo a la reforestación que proveía el anterior DL701 por efecto del pago por el servicio ambiental de mitigación climática.

Lo mismo ocurriría con los incentivos a la ERNC. Dados los costos actuales del carbón y del gas natural, existe una enorme oferta de energía en la vecindad de los 60 US$/MWh. Utilizando el factor de emisión de los proyectos MDL en el SIC (alrededor de 0.5 tonCO2/MWh), el precio medio del carbono implicaría un diferencial que supera el 50% del costo anterior, suficiente para modificar definitivamente el portfolio futuro de energía hacia las opciones renovables.

Lo mismo ocurriría con el desarrollo de una nueva gene-ración de combustibles en base a hidrógeno (cero emisio-nes), que podría favorecer un enorme recambio del par-que vehicular y de la electro-movilidad en el país.

Ni hablar de los impactos en el sector construcción (res-ponsable de un 25-35% de las emisiones totales si se con-sidera materiales y eficiencia energética de la operación de viviendas y edificación comercial e industrial). Por ejemplo, la huella de carbono –siguiendo una metodología LCA- de una vivienda industrializada en madera –similar a la que se construye en EEUU, Canadá o Escandinavia- equivale a ¼ de aquella resultante de la construcción y operación de una de albañilería.

En resumen, las consecuencias de la actualización del pre-cio social al carbono no tendrán un efecto menor en el aná-lisis de las políticas públicas futuras. Es cierto que todavía

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falta incorporar criterios específicos de adaptación climáti-ca o que las consideraciones de eficiencia no deben dejar de lado el análisis de equidad, pero la propuesta del MDS representa un paso en la dirección correcta.

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PMR EN CHILE: UN CAMINO NO EXENTO DE

RIESGOS

El Encuentro internacional del Partnership for Market Readi-ness del Banco Mundial en Santiago sirvió para poner en pers-pectivas las distintas ideas que existen entre los especialistas del país referidas a carbon pricing: mientras el Ministerio de Medio Ambiente se concentraba en presentar el impuesto al CO2 de las termoeléctricas, el Ministerio de Energía y los pri-vados abogaban por un mayor espacio para los offsets y los sistemas de transacción de emisiones.


Entre el 28 y el 30 de Junio del 2016 se realizó en el hotel Marriott de Santiago el encuentro internacional “Perspec-tivas Regionales para la implementación de Instrumentos de Precios al Carbono”, con gran asistencia de especialistas regionales y del Banco Mundial.

El esfuerzo conjunto del Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Energía ilustra una de las paradojas de la discusión pública en Chile: mientras en el caso del cambio climático existe en el país un apoyo casi unánime para el uso de un sistema de precios que corrijan el efecto de la

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externalidad global de las emisiones de CO2, en el caso de la contaminación local, mecanismos como la tarificación vial despiertan las más virulentas reacciones.

La presencia de la Presidente Bachelet ilustra el punto, ya que ella fue uno de los mandatarios que formalizó la pre-sencia de nuestro país en la llamada Alianza por un Precio al Carbono que emergió durante la COP de París.

El sector privado estuvo representado por algunos rostros icónicos como Tomás Keller de Colbún o Enrique Gunder-mann de Sodimac, junto a ejecutivos de Enaex (Josefina Díaz), Viña Concha y Toro (Valentina Lira), Arauco (Christian Patrickson), Engie (Philipp Hauser), entre otros.

Ellos manifestaron de manera casi concertada que:

1) Un sistema de offsets debería estar disponible jun-to a la aplicación del “impuesto verde” a partir del 2017

2) Que la regulación debería ser extensiva a todos los sectores emisores –no solo a la generación eléctrica-

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3) Que debería reconocerse dentro del mecanismo re-gulatorio el esfuerzo temprano de aquellas empre-sas que han generado reducciones certificadas de CO2 desde hace años.

BOX: el caso de México

Enrique Lendo | Director de Asuntos Internacionales

SEMARNAT (Ministerio Mexicano para el Medio Am-biente y los Recursos Naturales).

México ha sido uno de los países pioneros en el desarrollo del mer-cado de los llamados “bonos verdes”, lo cual se ha materializado a través de la Bolsa Mexicana de Valores, que ha definido el marco de operación para emitir instrumentos de deuda que financien proyectos sustentables y de reducción de emisiones (las tipolo-

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gías más comunes son energías limpias, agua, forestal, gestión de residuos y transporte). Este trabajo ha permitido acerca el trabajo del sector privado con lo que hace el Estado y definir una trayec-toria posible de desarrollo del mercado del carbono en México.

Otro tema donde este país innovó fue en el desarrollo de las lla-madas “hipotecas verdes”, que permiten premiar el esfuerzo de desarrollo de proyectos eficientes energéticamente.

Todo este esfuerzo público-privado ha permitido al país acercarse a los mercados de emisiones de EEUU (ETS de California y WCI) y de Japón, y la apuesta es a una homologación que permita un tránsito de instrumentos en doble sentido, disminuyendo el costo de la regulación sobre el sector industrial mexicano.

Representantes de ONGs como Bernardo Reyes expresa-ron informalmente su preocupación por la forma en cómo se planteó la situación del sector energía, con ausencia de los puntos de vista de la sociedad civil, lo que resulta para-dóji-co habida consideración de que es ésta fuerza la que ha frenado en forma abrumadora los proyectos de energía.

El Subsecretario de Medio Ambiente, Marcelo Mena, hizo una detallada presentación donde reforzó que el cambio climático es una de las pocas áreas donde ha existido co-herencia programática inter-gobiernos, lo que es un ele-mento valioso en sí mismo.

Tras su presentación y la del panel dirigido por Rodrigo Pi-zarro, aun permanece en el aire la interrogante de por qué no avanzar más rápido, si en este frente el sector público tiene un diagnóstico claro, con buenos interlocutores, y el sector privado regulado ya toma como un dato lo que se viene con los impuestos verdes, y presenta opciones de im-plementación como el tax-and-credit que difícilmente en-contrarán oposición en el mundo empresarial.

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ESTANDAR DE PARTICIPACIÓN

PARA PROYECTOS ENERGÉTICOS

“No hay mejor manera de alcanzar el futuro deseado que construirlo uno mismo” (Anónimo)


La frase que sirve de bajada para el presente artículo plan-tea uno de los grandes desafíos de la gestión de sustenta-bilidad del sector público chileno: ¿cómo compatibilizar en

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la práctica, las políticas públicas con las dimensiones socia-les, ambientales y económicas?

Dado un ejercicio todavía inconcluso de coordinación en-tre los Ministerios de promoción económica (Economía, Minería, Agricultura, entre otros) con los de Desarrollo Social y de Medio Ambiente, el Ministro de Energía no re-sistió “tomar en sus manos” el desafío para destrabar las inversiones en su sector. Más que criticar lo anterior (“se arrancó con los tarros” se ha escuchado decir a varios de sus detractores), creemos que el Ministro está generando un precedente positivo que servirá de guía o línea base a los demás Ministerios a futuro. Obviamente él partió cose-chando sobre un terreno fértil: en un país con un severo déficit de espacios conversacionales donde construir con-sensos amplios, el esfuerzo que partió en el gobierno pa-sado denominado “Escenarios Energéticos”, le brindó una excelente plataforma de partida desde donde construir esta política.

El documento borrador del estándar de participación pue-de ser descargado del sitio: http://www.energia2050.cl/documentos. Este trabajo todavía está en fase de consulta pública, y parte importante de los comentarios aquí ver-tidos serán enviados a su vez a los proponentes de esta iniciativa.

Para la elaboración del documento, se trabajó inicialmente con Casa de la Paz, lo que habida cuenta de su vasta expe-riencia en procesos de diálogo validó el proceso a los ojos de stakeholders que son particularmente desconfiados del mundo de la energía. El documento indica haber levantado información de cuatro fuentes principales:

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• Mesas de Asociatividad y Ordenamiento Territorial que se hicieron en siete regiones del país durante el año 2014, con actores de la sociedad civil, del sector público y privado.

• Revisión bibliográfica, con el análisis y sistematiza-ción de 40 textos, incluyendo estándares internacio-nales, manuales, guías, estudios de casos y mejores prácticas. Hubiese resultado valioso contar con una bibliografía de fácil acceso en el documento.

• Consulta a un total de 16 expertos o representantes de grupos de interés a través de entrevistas semi-estructuradas. También hubiese resultado de inte-rés conocer quienes fueron consultados y el cues-tionario básico utilizado.

• Proceso Participativo con actores interesados en el tema.

El Estándar se estructura en función de seis Principios y 24 Criterios. Se hecha de menos que no se hubiese seguido la lógica jerárquica de la mayor parte de estándares interna-cionales en el campo de la sustentabilidad, y se hubiesen de-finido indicadores de cumplimiento que permitieran verificar el cumplimiento de los criterios. Las guías incluidas no son un sustituto de lo anterior, sino que un complemento siem-pre necesario para los no-iniciados en este tipo de temas.

Principio 1: Inclusión.

La diversidad y pluralidad de los actores involucrados son debidamente representados en el proceso.

Criterio 1.1 Pluralidad y Diversidad.

Todo el rango de actores tiene la oportunidad de participar, directa y/o indirectamente, a través de sus representantes. La pluralidad se refiere al rango de intereses, opiniones y

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perspectivas respecto al proyecto; mientras la diversidad hace referencia a la inclusión de todos los actores conside-rando sus características demográficas, tales como géne-ro, nivel socioeconómico, edad y pertenencia a pueblos originarios, entre otras características.

Criterio 1.2 Representatividad.

Los representantes de los actores y grupos involucrados son validados por sus representados, para asegurar que cuentan con capacidad, legitimidad y el mandato necesario para re-presentar eficazmente los intereses de sus representados.

Criterio 1.3 Proceso Inclusivo.

El proceso de participación incluye instancias y mecanis-mos que facilitan la participación de los distintos actores interesados, según sus propias características, necesida-des y preferencias.

Criterio 1.4. Habilitación de capacidades.

Se requiere habilitar capacidades y dar apoyo a los partici-pantes, mediante procesos formativos y asistencia técni-ca, que permita a los actores interesados, tener una mejor comprensión del proceso participativo y sus alcances; de los procedimientos, permisos y autorizaciones y; de los po-tenciales impactos del proyecto e implicancias, que les per-mita desarrollar la participación requerida en las instancias deliberativas y transmitir adecuadamente la información a sus bases.

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Comentarios: En este caso, lo que se echa de menos es el tipo de indicadores que permitan garantizar la adecuada inclusividad. Por ejemplo, ¿cómo se ha realizado el mapeo de stakeholders que asegure que todas las partes interesa-das han sido consultadas? Independientemente si uno quisiera “certificar” o no un proceso, desde el punto de vista de ciertos agentes –los inversionistas por ejemplo-, lo que se requiere garantizar es que se han minimizado los riesgos de rechazo de la comunidad a un proyecto, y en este caso, al menos uno quisiera asegurar que quienes podrían opo-nerse, sí han sido tomados en cuenta (porque o si no, su rechazo se expresará en etapas más avanzadas del proyecto).

Principio 2: Oportunidad y Pertinencia.

El proceso participativo comienza temprano y dura todo el ciclo de vida del proyecto.

Criterio 2.1. Comenzar temprano.

El proceso de participación comienza durante las fases de pre factibilidad, con tiempo suficiente para entregar infor-mación relevante del proyecto, generar instancias de diálo-go y deliberación, y permitir ajustes al diseño del proyecto, alcanzando acuerdos que se reflejen en el Estudio o Decla-ración de Impacto Ambiental (EIA o DIA), que ingresará al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).

Criterio 2.2 Continuidad.

Las instancias de participación se extienden durante todo el ciclo de vida del proyecto, iniciándose temprano, en la fase pre-factibilidad, y continúa durante la fase de factibili-dad, permisos, construcción, operación y cierre.

Principio 3: Transparencia.

Todas las partes cuentan con información clara, completa, veraz y oportuna.

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Criterio 3.1 Disponibilidad.

Todos los participantes tienen libre acceso a la información relevante del proyecto que tenga relación con sus intere-ses y que no ponga en riesgo los intereses del titular.

Criterio 3.2 Comprensible.

La información acerca del proyecto es fácil de entender por los participantes. Se debe generar condiciones para su mejor comprensión.

Criterio 3.3 Relevancia.

Se proporciona información significativa, completa y veraz, en el momento oportuno para cada fase del ciclo de vida del proyecto, para permitir que los actores involucrados puedan participar eficazmente en discusiones y tomas de decisión.

Criterio 3.4 Fundada y Plural.

La información está fundamentada en datos y conocimien-to de alta calidad. Se reconoce la existencia de diversas fuentes de información o tipos de conocimiento. En este sentido, se reconoce que el conocimiento local es relevan-te y útil para la toma de decisión acerca del proyecto.

Comentarios: tal como está expresado el criterio 3.4 puede per-derse el sentido del reconocimiento hacia el conocimiento local. Quizás sería más adecuado explicitarlo de modo más normativo. Se sugiere: “se reconoce la existencia de diversas fuentes de infor-mación o tipo de conocimiento, incluyendo el conocimiento local y/o tradicional, el cual es incluido –cuando es relevante- dentro de los antecedentes entregados a las partes”.

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Principio 4: Incidencia.

El proceso contribuye a que los participantes puedan inci-dir en las decisiones que les afectan.

Criterio 4.1 Voluntad de llegar a Acuerdo.

Las partes participan de buena fe, con la voluntad de lle-gar a un acuerdo beneficioso, para ellas y su relación, que sea justo y equitativo en el largo plazo. Sin embargo, este acuerdo puede no alcanzarse, lo que debe quedar bien fundamentado, estableciendo si hubo voluntad de llegar a acuerdo.

Criterio 4.2 Ponderación de las distintas opiniones en la decisión final.

Se consideran debidamente las opiniones, intereses y pers-pectivas comunicadas por los involucrados, en la toma de decisiones acerca del proyecto, en todo el ciclo de vida del proyecto. Se clarifica de antemano cómo los comentarios serán considerados en la toma de decisión.

Criterio 4.3 Comunicación bidireccional.

Todos los involucrados son al mismo tiempo emisores y receptores de la información, y tienen acceso a canales de comunicación que permiten una retroalimentación cons-tante entre ellos. Para esto, es relevante que los involucra-dos sean estables en el tiempo y que se hagan responsa-bles de sus dichos.

Criterio 4.4 Rendición.

Se comunica a los involucrados cómo sus aportes fueron considerados en el diseño del proyecto, fundamentando por qué se incorporaron o no en las decisiones finales y,

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en el caso de generarse acuerdos con las comunidades, se registran y se establecen mecanismos de rendición de cumplimiento que permitan darle seguimiento y exigibili-dad en el tiempo.

Criterio 4.5 Mecanismos de gestión de reclamos.

Existe un mecanismo de reclamación que puede ser utiliza-do por cualquier actor interesado para entregar, abordar y hacer seguimiento a reclamos respecto a cualquier aspec-to del proyecto y el proceso participativo.

Criterio 4.6 Acceso a mediadores del proceso.

Existe la posibilidad de solicitar la mediación del proceso de diálogo a un tercero independiente y neutral, que facili-te el proceso y la toma de acuerdos.

Comentarios: el criterio 4.1 constituye sólo una buena declara-ción de intereses, pero resulta crítico dentro del proceso. Las empresas/inversionistas expresan frecuentemente el problema de la existencia de grupos interesados sólo en la “judicialización” de los procesos, de modo de obtener posteriores beneficios por el levantamiento de objeciones –la llamada “industria del obs-truccionismo”-. Las comunidades, por otra parte, reclaman por procesos de participación con empresas donde éstas no tienen ninguna voluntad de incorporar sus observaciones para modifi-car el proyecto original, y que estos ejercicios constituyen meras formalidades para ellos. También existe el riesgo de las prácticas del “tejo pasado” para demostrar que se han cedido posiciones en la negociación, pero que no corresponden realmente a cambios sobre la situación base del proyecto.

En general, la recomendación es que lo que se realice y do-cumente es un proceso de co-creación del proyecto.

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Principio 5: Planificación Conjunta.

Se involucra a las partes interesadas en la planificación del pro-ceso participativo, durante todo el ciclo de vida del proyecto.

Criterio 5.1 Co-diseño del proceso.

Las partes (empresa y grupos interesados) definen en conjunto el proceso participativo y la agenda de temas a tratar, así como también los mecanismos y metodologías para una participación efectiva de todos, atendiendo los principios de Inclusión, Oportunidad y Pertinencia, Trans-parencia, e Incidencia y; considerando las necesidades de habilitación de capacidades y su plan de implementa-ción. Sólo una vez que el diseño del proceso a realizar esté acor-dado, se puede comenzar el diálogo formal.

Criterio 5.2 Instancias de deliberación y diálogo.

El proceso de participación incluye instancias de delibera-ción y diálogo que permiten una interacción fluida y deba-te constructivo.

Criterio 5.3 Plazos claros, adecuados y flexibles.

Los plazos del proceso de participación son establecidos de manera tal que permitan una iteración informada y com-prensiva de los asuntos a tratar, considerando sus dinámi-cas y tiempos, nivel de conocimientos de las temáticas y necesidad de comprensión de los actores locales.

Criterio 5.4 Responsabilidad frente al proceso y sus re-sultados.

Las partes participan del proceso co-diseñado en forma comprometida, sin abandonarlo (salvo buenas razones) y sin desconocer su realización y sus resultados.

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Criterio 5.5 Mecanismo de Resolución de conflictos

Existe un mecanismo previamente acordado para resolver los conflictos que puedan surgir en cualquier fase del ciclo de vida del proyecto, al que puede acudir cualquiera de las partes interesada

Principio 6: Desarrollo Local.

Los proyectos energéticos promueven el desarrollo de las comunidades y territorios relacionados con ellos, durante todo su ciclo de vida, complementan la visión y planes de desarrollo local, y potencian las oportunidades sociales y económicas de sus habitantes.

Criterio 6.1 Planificación y mirada de largo plazo.

El aporte al desarrollo local de un proyecto energético, debe ser definido en base a la visión local de desarrollo de largo plazo, generando un diagnóstico compartido y un plan de acción que esté en armonía con los instrumentos de planificación comunales y regionales. Las acciones rea-lizadas deben ser registradas y evaluadas en forma perió-dica para medir su impacto y posibles mejoras.

Criterio 6.2 Fomentar el despliegue de su potencialidad y mejoramiento de su calidad de vida.

Las acciones de desarrollo debiesen orientarse a proyectos que promuevan de manera efectiva el potencial de desa-rrollo local, buscando sinergias entre la vocación del terri-torio y los proyectos energéticos, abordando aspectos de desarrollo productivo, beneficios colectivos y promoción del desarrollo energético local, entre otros. Se buscará con esto generar valor para los habitantes del territorio, mejo-rando condiciones sociales y económicas de los habitantes.

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Criterio 6.3 Evaluación del impacto local.

Se promueve la evaluación de impacto social de las accio-nes tendientes a promover el desarrollo local, de manera de asegurar que éstas sean un real aporte para mejorar la calidad de vida de las personas.

Comentarios: se echa de menos cómo estos procesos aprovechan las instancias ya existentes, donde se definen, por ejemplo, las estrategias regionales de desarrollo. Asi-mismo, resultaría interesante ver una proposición para el caso de comunidades cuyo plan de vida no es consistente con políticas extractivas de uso del territorio.

Comentarios Finales

¿Qué pasa si un proceso de participación no cumple con alguno de los criterios, pero cumple brillantemente otros? ¿Se declarará viciado o nulo el proceso? ¿Y qué pasaría si a pesar de esa “falta” la comunidad está de acuerdo con el proyecto que se ha co-creado?

El punto que se quiere destacar es que se necesita un crite-rio de scoring para dar por adecuado (o no) un proceso. Si todos los criterios “valen” lo mismo y se define un umbral mínimo de aprobación, significaría que existe sustituibili-dad entre los criterios, lo que es sinónimo de una condición de sustentabilidad débil. Si se quisiera operar bajo la lógi-ca de la sustentabilidad fuerte, todos los criterios deberían verificarse en forma independiente. Quizás hay algunos más críticos que otros. Se podría considerar el enfoque de los estándares mínimos de seguridad.

No es nuestra intención recomendar aquí cual enfoque es el más adecuado. Solo indicar que la combinación de au-sencia de indicadores y falta de scoring puede conducir a

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situaciones de indefinición que no ayudan al objetivo del estándar, que es reducir riesgos para quienes busquen de-sarrollar proyectos.

Dicho lo anterior, no puede dejar de reconocerse el valor de haber acometido una iniciativa como ésta, y el deseo de que la versión final incorpore las recomendaciones de quienes han vivido procesos de diálogo ciudadano y que saben llegar a buen puerto en la tarea de generar espacios de confianza.

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LA DIMENSIÓN POLÍTICA DE HIDROAYSEN


En Abril del año 2006, después de un año de largas con-versaciones, intercambios epistolares y visitas mutuas, se concretaba uno de los sueños de influencia del filántropo promotor de la Ecología Profunda, Douglas Tompkins: en el auditorio del Centro de Estudios Públicos se verificaba un encuentro inédito en Chile, con presentaciones de espe-cialistas internacionales invitados por Eliodoro Matte y el mismo Tompkins, a fin de discutir diferentes aspectos y vi-siones referidas a las opciones de producción vs conserva-ción de bosques nativos y plantaciones forestales (para los interesados, los papers se encuentran en http://www.cep-chile.cl/1_4300/doc/liderazgo_del_sector_privado_en_la_conservacion_del_medio_ambiente.html#.U7ykz6gWGsE).

En tiempos donde ser acogido en el CEP era un rito obli-gatorio en el camino de formar parte del núcleo de poder en el país, este encuentro representaba para el ecologis-ta norteamericano el dejar de ser un elemento extraño en el mapa de posicionamiento de la élite, y sus propuestas acerca de cómo los postulados de la ecología profunda po-dían influir en el debate de sustentabilidad país, adquirían un reconocimiento intelectual significativo. Esta ilusión

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duró sólo una semana. Efectivamente, pocos días después de ese histórico encuentro, el peor escenario posible para Douglas Tompkins lo sorprendía al anunciarse una alian-za Endesa-Colbún (ésta última propiedad mayoritaria del grupo Matte) para llevar a cabo el controvertido proyecto HidroAysén.

Endesa entendía las complejidades políticas de un proyec-to de esa magnitud (recordemos que el caso Ralco, unos años antes, fue para muchos analistas el despertar de la oposición ciudadana a cómo se desarrollaban los proyec-tos de gran escala), y consecuentemente buscó la influen-cia de la familia Matte como garante para su aprobación política. Ese fue el momento en el que la oposición a la ini-ciativa tuvo un punto de inflexión y escaló con el decidido apoyo del filántropo norteamericano.

El devenir de la iniciativa es bien conocido. Lo que nos in-teresa analizar en este espacio son las críticas que se hicie-ron a la decisión del Consejo de Ministros por la supuesta debilidad de la argumentación para rechazar el proyecto, incluido el rechazar el carácter político de tal decisión.

1. La ubicación sí importa, y eso determina el charm político

Independientemente de la argumentación que los propo-nentes del proyecto utilizaron en los primeros años (que puede resumirse –generosamente- como: éste es un sitio que no está en condición prístina, por lo que invocar con-sideraciones especiales por ejecutar el proyecto en la Pa-tagonia chilena es innecesario), la realidad era que el sitio sí importa. La gran mayoría de los chilenos no conoce esa zona, ni sabe que en áreas cercanas existe un vertedero. Lo

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Simon Anholt, el consultor internacional contratado por el primer gobierno de la presidente Bachelet para trabajar en la construcción de la marca país de Chile, lo señaló en for-ma sencilla: “si se construye HidroAysén, cualquier esfuer-zo para mejorar la reputación internacional del país será en vano”.

La batalla era global y el equipo original se concentró fuer-temente en el componente local –la región-. Cuando se qui-so enmendar el rumbo, el daño político ya estaba hecho: ¿quién podría defender un proyecto que destruía un lugar idílico y único, y que ofrecía a cambio expresiones del tipo “área de inundación”, “MW”, “GWh” ó “reducción esperada del costo marginal”.

que ocurre en estos casos es que la denominación “Pata-gonia” permite generar una evocación inmediata a uno de los tesoros naturales del planeta –no por nada ya en la VII Región existen letreros que dan la bienvenida a ciudades que se promocionan como la “puerta norte a la Patagonia”-.

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2. La percepción de conflicto de interés en los EIAs

Cuando un país dispone de una caracterización adecuada de los recursos naturales y el funcionamiento ecosistémico en su territorio, resulta sencillo contrastar contra la línea base existente los impactos de un proyecto. Como en Chile no disponemos de esa información, se concibió un sistema eficiente para solucionarlo: que fueran los propios intere-sados por desarrollar un proyecto en una localidad los que presentaran, a su costo, un estudio que identificara tal lí-nea base y la resultante de la situación “con proyecto”.

Dejemos de lado que nuestra institucionalidad joven en esta materia aceptó en su momento estudios de baja cali-dad. Aún disponiendo de los mejores expertos, los mejores estudios y modelamientos, y las mejores recomendaciones técnicas, en la práctica los resultados de los EIAs están afec-tados en su credibilidad por la percepción de que “quien pone la plata, pone la música”. Eso es muy injusto por la idoneidad de muchos profesionales serios y competentes que han trabajado en esta área por dos décadas, pero es un antecedente de la causa.

Sin embargo, esto pudo resolverse sin mayor complejidad si se hubiese impuesto una lógica de transparencia. En los sistemas de certificación, las testificaciones a los auditores o las auditorías de gestión a los administradores de sis-temas homologados internacionalmente son pagados por éstos, pero el “flujo del dinero” va primero del “auditado” a la organización interesada en los resultados de esa audito-ría y de ella a quienes realizan el estudio.

Expandiendo lo anterior al caso de los EIAs –particularmen-te en el caso de proyectos de gran escala o complejidad-,

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debería ser la autoridad la contratante de los estudios re-queridos, y el desarrollador del proyecto quien financiara los mismos. Lo anterior no sólo permitiría garantizar a los stakeholders relevantes la neutralidad de lo analizado, sino también habría evitado el leakage de los mejores profe-sionales en este campo desde el sector público al privado –desbalanceando un sistema que por definición debería mostrar un razonable equilibrio-, y ni siquiera hablar de los cuantiosos recursos invertidos en estudios de buena calidad que no gozan de la más mínima consideración en la discusión pública.

3. La inviabilidad de la estrategia del agotamiento

¿Qué hacer cuando un EIA recibe más de 3,000 observa-ciones? “Fácil”, respondía un anterior directivo. “Presen-taremos nuestros descargos y lograremos que después queden 1,000 observaciones; lo volveremos a hacer y que-darán 300 y así sucesivamente hasta que las observacio-nes lleguen a cero y lo aprueben”.

Derivado en parte de lo expresado en el punto 2 anterior, así como de la naturaleza “de compartimientos” del sector público chileno, y también producto de la falta de capaci-dades para acometer la titánica labor de revisión de docu-mentos que hacen palidecer en extensión a “Perry Rhodan” –con sus 150 millones de palabras en alemán-, la estrategia anterior no sólo es de una duración excesiva, sino también comienza a operarle en contra la lógica de que mientras más demore la aprobación es “porque algo malo tendrá”, y políticamente comienzan a aparecer problemas donde antes se pensaba que sólo habían certidumbres.

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4. En proyectos de gran escala, la decisión es siempre política

Aunque a algunos pueda escandalizar lo anterior, porque este debería ser un proceso “tecnocrático y con impecabili-dad de laboratorio”, la verdad es que no es así y es espera-ble que así lo sea. El razonamiento no es nuestro, sino del Premio Nacional de Medio Ambiente, Guillermo Geisse. Él explicaba en base a la experiencia americana que en estos campos “nuevos” son las autoridades electas - que buscan representar el bien común de la sociedad y su sintonía con las demandas ciudadanas- las encargadas de “leer” las preocupaciones de la gente por el desarrollo de un proyec-to, y que es clave este fine tuning para lograr su reelección.

HidroAysén llegó a generar más de 75% de rechazo en la población, por lo que no existía duda desde hace años cer-ca de cual sería su derrotero. ¿Significa lo anterior que se debe validar la lógica de “lo que quiere la calle” en la defi-nición de políticas públicas, aún cuando la misma pudiera atentar contra el propio bienestar social que se busca pro-teger? No. Ahí distinguimos al estadista del político común: aquel que está dispuesto a pensar en el largo plazo y ocu-par su capital de influencia para convencer a la población de que a veces es necesario tomar decisiones impopulares.

HidroAysén cometió muchos errores en estos ocho años. Los mismos no ayudaron a convencer a los pocos estadistas que tenemos a jugarse por el proyecto, hipotecando su po-der político en el proceso. Aprendamos de esa experiencia.

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ARTÍCULOS SELECCIONADOS: EXPERIENCIAS CONCRETAS DE

LA ACCIÓN DEL MERCADO, LA INICIATIVA PRIVADA Y LA INNOVACIÓN

EN LA LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

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EL POTENCIAL DE LAS CERTIFICACIONES

En general las compañías han cambiado su percepción de las certificaciones. Anteriormente se las concebía como “trabas a la competencia por parte de los productores ineficientes del Norte” y hoy se consideran como elementos de prueba de una buena performance en alguna dimensión. Probablemente la certificación de sustentabilidad forestal es la de mayor desa-rrollo, extensión y antigüedad entre los sectores productivos, y de ella se pueden extraer valiosas experiencias para otros sectores que inician este recorrido.


A fines del 2002 un aviso en el New York Times por parte de la ONG ForestEthics cambió de forma definitiva la forma en cómo las empresas chilenas enfrentaban las demandas de prácticas sustentables. El aviso, a página entera, llamaba a evitar la compra de madera chilena, ya que ella –según la ONG- provenía de plantaciones establecidas a expensas del bosque nativo chileno y fomentaba su destrucción.

El aviso tuvo impacto inmediato. Las cadenas de retail en EEUU, sometidas a fuertes campañas de presión y blackmai-ling por parte de ONGs (un botón de muestra, www.home-depotsucks.com), reaccionaron temerosas ante el aviso y urgentemente llamaron a las empresas forestales chilenas

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ARTICULOS ELEGIDOS: LIDERAZGO PRIVADO

a informar de la veracidad de estas acusaciones además de pedir pruebas independientes de que lo señalado por el NY Times no aplicaba para los productos en sus tiendas. Quizás lo más inesperado (y a la larga positivo) fue que se produjo un inédito diálogo entre las empresas y las ONGs chilenas y americanas que participaban de la campaña.

Un Encuentro Histórico

El 1 de Mayo del 2003, en los HQ de Home Depot en Atlan-ta, ejecutivos de The Home Depot, Arauco, CMPC y repre-sentantes de las ONG de EEUU y Chile, se reunieron por primera vez para evaluar la posibilidad de diálogo orien-tado a soluciones más que a recriminaciones. El ambiente era tenso (Ron Jarvis, VP de The Home Depot y host del encuentro, confidenciaría al Wall Street Journal tiempo después que disponía de un contingente de guardias ar-mados desplegados sutilmente en los accesos de la sala de reuniones).

Sin embargo, el primer momento del encuentro reveló una sorpresa que alivianó la tensión en forma importante: los ejecutivos de las empresas chilenas habían sido “alerta-dos” del estilo altamente informal en el “dress code” de sus pares de The Home Depot y cambiaron su tradicional estilo de traje y corbata por uno más propio de jóvenes empren-dedores. Y para sorpresa de todos, los representantes de las ONG dejaron su tradicional look “casual” por uno de estricta formalidad (dark blue suit). No hay registro gráfico conocido de la situación, pero el evento es recordado joco-samente hasta hoy por ambas partes, y en diez años pro-bablemente será un “mito urbano” más de la agenda de sustentabilidad.

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Un hito dentro de la conversación fue cuando comenzaron las recriminaciones por parte de algunos representantes de las ONG por la forma en cómo se desarrolló el sector fo-res-tal chileno en las décadas precedentes. En ese momen-to, Aaron Sanger, el líder de las negociaciones por parte de este grupo, detuvo esa línea argumental señalando que era muy difícil lograr acuerdos y visiones comunes respec-to al pasado, pero que la oportunidad histórica que repre-sentaba esa reunión ameritaba concentrarse en las cosas que los podían unir a todos en el futuro. Asunto zanjado.

El “Proceso de Soluciones Conjuntas” fue acordado unáni-memente y el sector forestal chileno transformó una debi-li-dad de diálogo (en su momento debidamente identifica-da por sus competidores americanos y neocelandeses) en una fortaleza, desactivando por un largo tiempo el poten-cial riesgo de pérdida de mercado de esta campaña.

La certificación forestal en el mundo

En el mundo existen 4,033 millones de hectáreas de bos-ques (un 31% de la superfice terrestre del planeta). Casi un centenar de países han desarrollado sus propios estánda-res de gestión forestal sustentable, pero existen sólo dos sistemas internacionales que dominan el panorama de la certificación de sustentabilidad forestal (PEFC, Program for the Endorsement of Forest Certification Schemes, anteriormen-te el Sistema Pan-Europeo de Certificación Forestal), y FSC, Fo-rest Stewardship Council).

PEFC (www.pefc.org) cuenta con 304 millones de hectáreas certificadas en el mundo, mientras FSC (www.fsc.org) da cuenta de 195 millones de hectáreas certificadas. Es decir, sólo el 12% de los bosques del mundo cuenta con sistemas

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de gestión certificados de tercera parte independiente, ba-sados en principios, criterios e indicadores de alto nivel.

Lo que en un principio podría verse como un enorme cam-po potencial de desarrollo y expansión, es en realidad un campo de batalla descarnado por certificar las mismas su-perficies (aquellas de los países más desarrollados fores-talmente, y con especial énfasis en los predios de empre-sas forestales de gran tamaño).

Aún cuando existen numerosas evaluaciones independien-tes (llevadas a cabo de manera de verificar los criterios de las políticas de procurement del sector público, particular-mente en la Unión Europea) y todas ellas muestran que los requerimientos de ambos sistemas (PEFC y FSC) son equivalentes, la realidad es que ambos sistemas no han lo-grado acordar el más mínimo espacio de acción conjunta, y su batalla ha canibilizado los esfuerzos por lograr que la madera, probablemente el material más amigable con el medio ambiente, gane espacios frente a sus “competido-res” (plástico, cemento, hierro, aluminio, entre otros).

El Desafío

La certificación forestal ya está bien posicionada como re-quisito de exportación (más del 80% de la oferta forestal exportadora chilena cuenta con certificación PEFC, FSC o ambas). En EEUU, la Unión Europea o Japón resulta funda-mental. En Chile incluso ha permeado el mercado domés-tico -no existe folleto de cadena de retail importante que no cuente con certificación-, pero se falla donde mismo ha fallado en el resto del mundo: éste es un juego sólo para grandes jugadores, con recursos humanos, técnicos y fi-

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nancieros que soportan requerimientos de alta compleji-dad de gestión.

Cuando se trata de hacerse cargo de los graves problemas de deforestación de los bosques tropicales o de la degra-dación de los bosques por uso de leña no regulada, la cer-tificación forestal es un instrumento “demasiado lejano” y en lugar de acercar a las mejores prácticas, incluso puede exacerbar los problemas de degradación de bosques. Así, ¿Qué lecciones pueden extraer otros sectores de la expe-riencia del sector forestal?

a) Homologación:

incluso el mejor estándar no es de mucha utilidad para las empresas certificadas si su cumplimiento no asegura “evi-tarse” tener que estar verificando cumplimiento de reque-rimientos supuestamente incluidos en él para otros siste-mas requirentes desde el lado de la demanda (e.g. el Código de Sustentabilidad de la industria del vino no cumplirá su rol potencial si Walmart, Tesco y otros retailers o agentes no consideran como “verificados” sus requerimientos, los cuales están incluidos en él, y siguen realizando la labor de auditoría, sobrecargando los sistemas de gestión de las empresas).

b) Valor agregado vs requerimientos “normativos”:

La certificación forestal logró hacerse cargo de evitar los temores de las personas acerca de que la compra de pro-ductos forestales (papel, madera y otros elaborados a par-tir de ellos) conducía a la destrucción de los bosques. Sin embargo, ha fallado en lograr generarle valor agregado a preferir productos de madera por sobre otros materiales alternativos, que incluso con mayor impacto social o am-

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biental “embedded” ni siquiera deben enfrentar requeri-mientos de certificación.

c) Los “herejes” generan un problema político:

Cuando dos sistemas como PEFC y FSC pelean al nivel que lo hacen, terminan destruyendo valor para ellos mismos. Como ejemplo está el caso de The Sustainability Consor-tium: los requerimientos que se están desarrollando hu-biesen permitido que sistemas tan sofisticados –en rela-ción a otros sectores- lograran un “easy access” para los productos forestales. Lo contrario ocurrió. A fin de evitar el “problema político” de privilegiar a uno por sobre otro, TSC desarrolló requerimientos que evitaran la elección “natu-ral” de los mismos.

d) Trazabilidad es la clave:

Consideremos la certificación del Rainforest Alliance (“Fo-llow the Frog”). Su gran problema es que pierde credibili-dad frente a los escépticos de los mecanismos de mercado para solucionar problemas sociales o ambientales porque no existe un sistema sencillo de trazabilidad de lo que sig-nifica el logo en un producto en particular. Entonces “pare-ce” tan creíble como cualquier compañía interesada en ha-cer greenwash y que coloca eco-claims unidos a una imagen tipo logo “verde” de su propio diseñador. Mientras mayor sea la unión de lo que una certificación significa para el producto específico que uno está eligiendo, mayor será la credibilidad y “stickiness” del consumidor responsable.

e) Keep it simple:

En Francia, Alemania y UK (difícilmente habrán mercados más desarrollados en estos temas), una de cada cinco per-sonas alguna vez ha notado los logos de PEFC o FSC en

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los productos finales. Y del universo de personas que sí los han notado, una de cada seis personas tiene una idea cercana a lo correcta acerca de lo que estos sistemas de certificación significan.

¿Por qué ocurre lo anterior? En parte por la pelea “cuasi religiosa” entre ellos, que lleva a ciertos productores a cer-tificarse, pero no a hacer público su logro. Pero por otra, porque los sistemas son complejos de entender.

La gente todavía prefiere un papel “reciclado” a uno certifi-cado, y el primero puede estar a gran distancia del segun-do en términos de sustentabilidad, pero la gente entiende lo que el Möbius Strip representa.

BOX: la importancia de la certificación con base local

Un estudio independiente de Quiroz Consultores estimó que una iniciativa denominada “Certfor”, que se había desarrollado silen-ciosamente desde el año 2000 al amparo de la Fundación Chile, con participación activa de científicos y académicos, empresas, or-ganismos públicos y algunas organizaciones de la sociedad civil, y que tenía por finalidad desarrollar un sistema de certificación de sustentabilidad forestal reconocido internacional-mente, per-mitió a la industria forestal chilena evitar la pérdida –estimación muy conservadora- de más de 200 US$ millones en valor de ex-portaciones derivado del impacto potencial negativo de la campa-ña de ForestEthics.

¿Cómo lo hizo? Fundamentalmente porque las grandes empre-sas cuestionadas (Arauco y CMPC) estaban comprometidas a certificarse bajo los estándares de Certfor cuando éstos estuvie-ran operacionales (lo que ocurrió el 2003) y éstos especificaban claramente la prohibición de sustitución de bosques nativos por plantaciones de rápido crecimiento (el motivo central de preocu-pación de la ONG).

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RESULTADOS INDICE DE SUSTENTABILIDAD

CORPORATIVA

Los resultados de la quinta edición del ISC de ActionAbility Ins-titute y revista Capital muestran señales promisorias de pro-greso en el desempeño de las principales empresas del país, particularmente en el ámbito ambiental, aún cuando la ges-tión en temas sociales y de gobierno corporativo exhiben bre-chas que denotan el carácter refractario de la respuesta a los desafíos del mundo corporativo

Rodrigo Berner y Aldo Cerda | The Note 43

Esta es la quinta edición donde se publican los resultados del ISC (Índice de Sustentabilidad Corporativa) de Actio-nAbility Institute y revista Capital, el cual revisa los ante-cedentes de más de 100 empresas chilenas, con el fin de identificar patrones de desempeño y gestión de los riesgos esperados de la gestión corporativa en las dimensiones so-cial, económica y ambiental.

Cuando lanzamos esta iniciativa a principios del 2013, indi-camos que su objetivo no era constituir un ranking con sus resultados –cuando el 100% de las empresas no obtienen una calificación equivalente a una nota 4.0 o más, no tiene mucho sentido hablar de “las mejores”-. Tampoco era su

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objetivo duplicar esfuerzos respecto a otros indicadores o mediciones de sustentabilidad. A diferencia de ellas, el foco de este trabajo se ha concentrado en verificar la evo-lución del desempeño corporativo en estas dimensiones, desde la perspoectiva de los practitioners.

En la edición 2017, nos encontramos con una mejoría siste-mática de los indicadores de performance ambiental, una tímida expresión de esfuerzos en los ámbitos de transpa-rencia, equidad e inclusión –lo que es positivo respecto a los resultados de años anteriores-, y un déficit menor, pero aun persistente en los indicadores de desempeño social de las empresas. Asimismo, los esfuerzos reportados por las empresas se concentran fuertemente en el campo interno, y solo un par de empresas formaliza una gestión integrada de los impactos “aguas arriba” y “aguas abajo” de la cade-na de valor. No es de extrañar que allí se encuentran, hoy por hoy, las principales áreas de riesgo potencial para las empresas.

ISC 2017: METODOLOGÍA

El ISC de ActionAbility Institute y revista Capital se cons-truyó a partir de la revisión de los principales desarrollos metodológicos en este campo a nivel internacional, con un foco fuertemente centrado en el performance efectivo de cada empresa en el ámbito de la sustentabilidad. Así por ejemplo, temas como los de gobierno corporativo, que en teoría permiten reducir el riesgo de las empresas al contar con miradas más diversas en los Directorios, aquí han sido reemplazados por una evaluación directa de cómo cada empresa identifica, gestiona y mitiga el riesgo de variables ambientales, sociales y económicas que afecten su valor

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de largo plazo (es decir, aplicamos un enfoque de output, más que uno de input para la evaluación).

Los riesgos indicados precedentemente se modelan en base a 27 variables de sustentabilidad, y se evalúan en cuanto al desempeño específico de la empresa en ellas. El ISC no realiza evaluaciones relativas a cómo cada em-presa se desempeña en relación a sus competidores de su misma industria, sino que su gestión se evalúa contra una escala absoluta. Un detalle completo de las variables con-sideradas y la métrica de evaluación de cumplimiento se encuentra en el Anexo 1.

Tal como en años anteriores, el ámbito ambiental se agru-pa en temas de huella de carbono, huella de energía, huella de agua, contaminación, impactos en biodiversidad y uso/reciclabilidad de recursos naturales. El ámbito económico se ordena según variables de eficiencia y diferenciación, con un fuerte eje de la innovación como elemento de com-petitividad sustentable. Finalmente en el ámbito social, se ordena la evaluación por el tipo de relación con los diferen-tes stakeholders relevantes.

Las 27 variables se ponderan de igual forma. La escala de evaluación varía entre 0 y 5, donde 0 representa el caso en el que la variable no se gestiona en absoluto y 5 donde la gestión de la empresa es un referente internacional y genera una posición competitiva favorable. Para obtener el puntaje de performance se considera la suma de las ca-lificaciones anteriores, la cual se divide por la multiplica-ción de 4 por 27 (donde “4” refleja un nivel de desempeño asociado a liderazgo a nivel nacional en la gestión de cada variable, y “27” es el número de variables medidas). El ratio resultante corresponde al ISC de cada empresa. En caso de

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que alguna variable no se considere por criterios de ma-terialidad, el denominador cambia a la multiplicación de 4 por el número de variables efectivamente consideradas (lo que podría representar una fuente de sesgo en el resulta-do de aquellas empresas con menor número de variables materiales).

Asimismo, para definir el puntaje final de cada empresa, se pondera el promedio de las variables antes mencionado por un factor de corrección que da cuenta de la necesidad de estandarizar la información declarada por la empresa, en base a sus esfuerzos por presentar información veraz y concluyente. El factor puede tomar valores entre 0.8 y 1.0, dependiendo de la metodología utilizada para reportar (GRI, IIRC, u otras), existencia de verificación de tercera par-te, e información sobre su último año de reporte.

La información utilizada para evaluar a las empresas y construir el ISC 2017 proviene de la información pública de las empresas a partir de sus reportes de sustentabilidad, memorias y reportes integrados según corresponda. Sta-tements y políticas presentadas en sus sitios web corpo-rativos también fueron consideradas en la valoración rea-lizada. Cuando se presentaron asimetrías de información entre lo declarado por la empresa y alguna parte intere-sada relevante, se realizaron búsquedas específicas de las brechas reportadas por ambas partes.

PRINCIPALES HALLAZGOS

El reporte integrado suma adherentes

Desde que iniciamos este esfuerzo de medición han au-mentado las compañías que deciden informar publica-

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mente su performance anual a través de un reporte de sustentabilidad (47% de las empresas evaluadas el 2015 vs 60% el 2017). A partir del 2016, el concepto de Reporte In-tegrado ha sido una opción cada vez más recurrente para las empresas, llegando en esta medición a un 14% de los casos, donde empresas como Enaex, Engie, Masisa, GNL Quintero y Banco Estado han decidido reportar bajo la me-todología IIRC (International Integrated Reporting Council) en reemplazo de ya la establecida metodología GRI (Global Reporting Iniciativa) en su versión G4.

La Innovación como Driver para crear valor

Al igual que en años anteriores, el pilar mejor evaluado en términos generales, ha correspondido al ámbito de ges-tión económica por sobre las temáticas de carácter social o ambiental. Es lógico pensar que toda empresa debe bus-car en primera instancia la eficiencia y eficacia operacional para mantenerse competitiva en los actuales mercados. No obstante, la innovación está abriéndose camino en la cultura empresarial de nuestro país. Nuevos productos o servicios, procesos formales de innovación, recursos espe-cíficos y cambios organizacionales formales han gatillado la búsqueda de diferenciación y la agregación de valor a la oferta de las compañías. Dentro del análisis, más del 80% de las empresas cuentan con responsables y recursos es-pecíficos para innovar, y más del 90% declara haber reali-zado un producto o servicio innovador durante los últimos dos años.

La verificación externa como herramienta de gestión

Las organizaciones utilizan variados enfoques para mejo-rar la credibilidad de sus Reportes de Sustentabilidad, Re-portes Integrados o Memorias Corporativas. Pese a que las

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distin-tas metodologías de reporte aceptan la auto-decla-ración de niveles de cumplimiento, la verificación del do-cumento por parte de una tercero no interesado aumen-ta considerable-mente la transparencia de la información expuesta. Dismi-nución de riesgos, mejoras en la comuni-cación con diferen-tes stakeholders, cumplimiento de es-tándares y mejoras en el proceso de reporte y sistemas gestión, son algunos de los beneficios de la empresa al mo-mento de verificar. Durante este año, 20% de las empresas evaluadas decidie-ron verificar su gestión a través de las big-4 de la auditoría.

Adoptando los objetivos de desarrollo sostenible

Durante 2015, los Estados miembros de la ONU aproba-ron la Agenda 2030 que define 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales buscan poner fin a la pobre-za, producir y consumir de manera responsable, alcanzar la igualdad de género y hacer frente al cambio climático, entre otras temáticas importantes. Empresas como Arau-co, Banco de Chile, BancoEstado, BCI, CCU, Viña Concha y Toro, Entel, Engie, Masisa, Nestlé, Scotiabank, Transelec y Unilever se encuentran adheridas a esta iniciativa que cuenta con la participación de 60+ empresas en Chile.

De la RSE al Valor Compartido

El trabajo en temáticas de interés mutuo con stakeholders relevantes han llevado a las empresas a modificar el foco de acción (un ejemplo de ello es que organizaciones como Acción RSE hicieron un re-branding y hoy se denomina Ac-ción Empresas). Hoy por hoy, el 100% de las empresas ana-lizadas declaran trabajar con ONG´s o reunirse con la co-

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munidad para aportar en la superación o mejora de algún aspecto controversial.

Sin embargo, diversos estudios de opinión pública ponen de manifiesto que ésta considera que las empresas deben tener un rol más activo y destacado en la búsqueda del bienestar de los chilenos –es necesario señalar incluso que estos estudios revelan un fuerte escepticismo por parte de la sociedad respecto al quehacer empresarial-. Más que mi-tigar los daños de la operación, la empresa debe centrarse en la innovación de sus propios procesos para promover el progreso social. A casi siete años desde que Porter y Kra-mer acuñaran el término shared value, en Chile empresas como Arauco, BCI, Banmédica, BHP Billiton, Nestlé y TML, han realizado iniciativas que buscan fortalecer sus opera-ciones y proponer soluciones de valor compartido para en-frentar problemas sociales. Su rol ha sido continuado por otras, que ven en este mecanismo una opción para viabili-zar la legitimidad de proyectos de alto impacto en los terri-torios y comunidades.

Internalizando el cambio climático a través del costo social del carbono

En esta edición del Indice de Sustentabilidad Corporativo, más del 55% de las empresas demostró estar realizando algún tipo de medición de su huella de carbono, ya sea para productos/servicios especificos, a nivel corporativo, o en términos globales.

La tendencia ya se ha consolidado en el tiempo, y cada vez son más frecuentes las iniciativas dentro de las compañías para mitigar sus emisiones de gases de efecro invernade-ro, a veces vía compensación/neutralización de la huella, otras vía programas de eficiencia energética, una crecien-

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te gestión de contratos de suministro eléctrico para pro-visión competitiva de ERNC, políticas de auto-compartido y promoción de uso de bicicletas para acceder al lugar de trabajo –una sentida demanda de los Millennials en cada organización-.

Si bien la verificación independiente de la huella de carbo-no es una práctica al debe, dado que solo una decena de empresas declara formalmente haber verificado su medi-ción, la adhesión a iniciativas internacionales como la Car-bon Pricing Leadership Coalition destacan en esta materia. En su último reporte, la CPLC declara que más de 1.200 compañías alrededor del mundo utilizan un precio que in-ternaliza el costo de sus emisiones de carbono o lo realiza-rán dentro de los próximos dos años. Esta estrategia para aumentar el awareness del tea a nivel interno se ha acele-rado significativamente durante los últimos años y Chile ya cuenta con exponentes en la materia como Viña Concha y Toro y Latam Airlines Group. Asimismo, empresas como Enaex y Colbún declaran estar trabajando en iniciativas del mismo tipo.

Al debe en equidad salarial y de género

Una de las temáticas donde menor información de cumpli-miento y desempeño se observa tiene relación a la igual-dad salarial y de género dentro de las compañías evalua-das. Bajo la impronta de que Chile lidera en materias de desigualdad salarial dentro de los países OCDE y pese a que las metodologías GRI e IIRC promueven el reporte de este tipo de información, ya sea en términos absolutos o relativos, la poca información que se expone no va más allá del ratio del salario de algunos cargos operacionales con el sueldo mínimo nacional.

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Dentro de las empresas que publican algún tipo de infor-mación asociada, se pueden destacar a Codelco, Telefónica, AngloAmerican, Banco de Chile, Paris, VTR, Metro y Falabe-lla. En términos de igualdad de género, resalta la participa-ción de siete empresas que se sumaron a los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), que busca disminuir la brecha existente de más de un 25% en la remuneración entre un hombre y una mujer por el mis-mo trabajo (CASEN). Las empresas adheridas presentes en este ranking son CAP, Enel, Unilever, París y Banco Estado.

DJSI como referente

Desde su lanzamiento en 1999, el Dow Jones Sustainability Index ha sido la principal referencia mundial en materias de sustentabilidad. El proceso de elección es realizado por Ro-becoSAM y anualmente elige al 10% de las empresas mejo-res en cada industria en términos de su performance econó-mico, ambiental y social, evaluando temas de gobernanza corporativa, la gestión de riesgos, branding, mitigación del cambio climático, prácticas laborales y estándares en la ca-dena de suministros. En su versión mundial y de mercados emergentes destacaron durante el último año empresas como Latam Group Airlines, Viña Concha y Toro, Falabella SACI, Cencosud, Aguas Andinas, Colbún y Parque Arauco.

Hacia las energias limpias y la gestión eficiente del agua

Al igual que en versiones anteriores, en materias de efi-ciencia energética, más del 75% de las empresas han rea-lizado programas internos de reducción en el consumo a través de cambio de luminarias, campañas de concienti-zación de los empleados y proyectos de inversión directa, entre otros.

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La gran novedad para este año se considera en el alcan-ce energético indirecto: más de 30 empresas han favore-cido la adquisición de energía de proyectos ERNC. Se in-forman casos de éxito en empresas como Arauco, Metro, CAP y Viña San Pedro. En materias de gestión de agua se ha tomado conciencia a nivel corporativo del riesgo en la gestión de este recurso, considerando que según el World Resource Group al 2030 existirá un déficit del 40% de agua dulce. Programas de medición y monitoreo, iniciativas de eficiencia hídrica, priorización de medidas de gestión, re-circulación y desalinización, y el levantamiento de mejo-res prácticas son algunas de las actividades que industrias como la agrícola, forestal, ganadera y minera se encuen-tran realizando, más aún si se considera que cuentan con el agua como un recurso vital para sus procesos y opera-ciones. Dentro de ellas destaca Viña Concha y Toro como un referente internacional en esta dimensión.

Resultados 2017

Las 35 empresas que obtuvieron los mejores puntajes en el ISC 2017 se presentan a continuación:

1 Viña Concha y Toro

2 Codelco

3 Latam Airlines

4 Sodimac

5 Arauco

6 CAP

7 Collahuasi

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8 Aguas Andinas

9 CCU

10 Metro

11 ENEL

12 Anglo American

13 Antogasta Minerals

14 Colbun

15 Embotelladora Andina

16 D&S Walmart

17 VTR

18 Agrosuper

19 Banco Santander

20 BHP Billiton

21 Banco BCI

22 Entel

23 Jumbo

24 Mall Plaza

25 Banco de Chile

26 Falabella Retail

27 Empresas CMPC

28 ENGIE

29 Paris

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30 Viña Santa Rita

31 Telefónica

32 Banco Estado

33 Transelec / CGE

34 Viña San Pedro de Tarapaca

35 ENAEX / Unilever Chile

Casos destacados

VIÑA CONCHA Y TORO

Por tercer año consecutivo Viña Concha y Toro lidera el ISC de ActionAbility Institute y Revista Capital. Constituir una de las cinco empresas chilenas consideradas en el ranking “Emerging 70” de VigeoEirism (más de 800 empresas eva-luadas en más de 30 países emergentes) en conjunto con ser la única viña en integrar el “Dow Jones Sustainability Index”, dan luces de liderazgo de la Concha y Toro en ma-terias de sustentabilidad. Iniciativas como la creación del Fondo del Carbono, la reutilización del 100% de los resi-duos orgánicos, el primer reporte de gestión de agua pre-sentado al Water Program del Carbon Disclosure Project, o el trabajo continuo de su Centro de Investigación e Innova-ción, destacan dentro de su gestión este año.

CODELCO

Durante el último año, la Corporación Nacional del Cobre, aprobó un Plan Maestro de Sustentabilidad que plantea desafiantes metas para los próximos 25 años. Estándares superiores en términos ambientales y la diminución de los

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impactos en los territorios, potenciando el desarrollo de las comunidades y la creación de valor a través de la innovación corresponden a algunos de los aspectos más destacables de este plan. El lanzamiento de Codelco Tech, el logro de un 75% de recirculación del agua utilizada, el primer lugar entre empresas públicas en materias de transparencia en el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa, y su dé-cimo octavo Reporte de Sustentabilidad consecutivo le han permitido un continuo ascenso en los resultados del ISC.

LATAM AIRLINES

Su participación desde 2014 en el “Dow Jones Sustainability Index”, el primer lugar en la categoría de Empresas Líderes en Sustentabilidad de Alas20 y su primer lugar en la catego-ría de Empresa más Transparente del Sector Servicios del Reporte de Transparencia Corporativa 2016, destacan en la gestión de LATAM durante el 2016. Una nueva Política de Sostenibilidad, iniciativas de eco-eficiencia en el consumo de combustible que permitieron la reducción de 440.300 tCO2e en emisiones GEI con respecto a 2015 y su compro-miso con el Carbon Offsetting and Reduction Scheme for International Aviation (CORSIA), le permiten mantener una posición de avanzada a nivel nacional.

SODIMAC

Desde 2015 Sodimac cuenta con un “Index que Sostenibi-lidad” que le permite evaluar a cada área de la compañía en base a las mejores prácticas de empresas de clase mun-dial. Asimismo, durante 2016 logró reciclar a través de sus puntos limpios más de 2.300 toneladas de residuos. A par-tir de esto, realizó una alianza con Triciclos y Comberplast, iniciando la producción y comercialización de productos de material reciclado (primera iniciativa de Economía Circular

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dentro de los retailers de Sudamérica). Su continuo trabajo con SEDEX en pro del desarrollo de sus proveedores, y la co-creación de valor en el Centro de Innovación de Provee-dores son parte de las iniciativas mñas destacadas de la gestión del año precedente.

ARAUCO

Arauco fue premiada durante el último año como una de las empresas exportadoras más innovadoras de Chile (Se-minario Internacional sobre Competividad e Innovación en Empresas Exportadoras) y obtuvo el primer lugar del Sector Forestal en el ranking “Most Innovative Companies Chile 2016” (ESE Business School y la Tercera). Asimismo, obtuvo la certificación CO2 Neutral de sus tableros de Me-lamina VESTO, constituyéndose en el primer tablero del mundo con ese atributo. En la misma línea, generó 109.844 Certificados de Reducción de Emisiones (CER´s) bajo el Me-canismo Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto y mantu-vo la operación de cinco plantas de generación registradas como proyectos de reducción de emisiones GEI, las que permiten reducir aproximadamente 650.000 toneladas de CO2 al año.

GRUPO CAP

El Grupo CAP se ubicó dentro del Top Ten en el Ranking de Transparencia Corporativa, destacó como la mejor empre-sa pagadora a Pymes en base a la información que elabora la Bolsa de Productos y la Asociación de Emprendedores, y desarrolló 22 indicadores (KPI’s) para medir su desempe-ño en los distintos ámbitos de sustentabilidad. Asimismo, construyó la mayor planta solar sobre cubiertas del Cono Sur, con una capacidad de 8MW de potencia, lo que equi-

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vale al consumo eléctrico anual de más de 5.000 hogares. Finalmente, destaca su gestión eficiente en materias de agua, ya que más del 70% del agua del Grupo es reciclada o reutilizada, y durante el 2016 desalinizaron más de sieta millones de m3.

COLLAHUASI

Durante 2016, la minera Collahuasi implementó un nue-vo modelo de gestión de residuos que permitió reciclar aproximadamente el 63% de los desechos generados, equivalente a casi 9 millones de toneladas de material re-cuperable. En materia de recursos hídricos lograron la ma-yor eficiencia histórica de consumo por tonelada y llegaron a un 81% de recirculación de agua. Asimismo, mejoraron los índices de reducción de consumo en las operaciones (45% de ahorro en diésel y 5% en electricidad), además de disminuir las emisiones de GEI en un 4% (12 mil toneladas de CO2 al año). Dichos esfuerzos le valieron la obtención del premio “Cuantificación Reporte de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero” en el marco del programa “Huella Chile” del Ministerio del Medio Ambiente (MMA).

AGUAS ANDINAS

Bajo el Índice de Transparencia Corporativa la compañía destacó por haber sido la empresa que más avanzó en el año, pasando del puesto 35 al 16 durante su versión 2016. Asimismo, Aguas Andinas fue distinguida por Alas20 como la empresa líder en Gobierno Corporativo y la tercera em-presa en la categoría Empresa Líder en Sustentabilidad. Su nueva Política de Relación Responsable con Proveedo-res, su segunda participación en el DJSI, la creación de la Corporación Chilena de Investigación del Agua (Cetaqua)

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y AguasLab, son aspectos relevantes de su gestión, la que además fue reconocida por PROHumana.

CCU

Dentro de los principales reconocimientos de CCU duran-te 2016 destaca el Premio HUB Sustentabilidad en la cate-goría “Mejores Prácticas con la Comunidad”, el reconoci-miento por la Fundación Chile Mujeres, PwC Chile y Diario Pulso como la empresa de consumo más sobresaliente en el fomento y desarrollo de talento en mujeres, y el reco-nocimiento por parte de Sello Chile Inclusivo como par-te de las empresas que potencian la inclusión laboral de personas en situación de discapacidad. De igual forma, es importante mencionar iniciativas como CCU INNOVA que entre otras cosas busca formas de colaboración con otras instituciones y universidades, y la implementación del Pro-grama de Relacionamiento Comunitario CCU.

METRO

Durante el año 2016, Metro firmó dos contratos de sumi-nistro eléctrico con dos proyectos ERNC: la central fotovol-taica “El Pelícano” y el parque eólico “San Juan de Aceituno”. Así la compañía podrá contar con un mínimo de un 60% de suministro de energía eléctrica renovable para su ope-ración. Esta iniciativa, en conjunto con otras medidas, les permitió ser galardonados con el premio Sello Eficiencia Energética del Ministerio de Energía. Además, durante el año puso en marcha un proyecto clave: el Sistema CBTC, que corresponde a un sistema de control de trenes que permite aumentar aproximadamente un 12% la oferta de transporte en el tramo de la Línea 1, equivalente a trans-portar prácticamente 5.000 pasajeros más por hora.

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ANEXO 1

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LAS EMISIONES DE CO2 NO SE ESTÁN REDUCIENDO A LA VELOCIDAD QUE SE

REQUIERE

Las conclusiones del recientemente publicado estudio en Na-ture Climate Change (“Differences between carbon budget es-timates unravelled”) de los investigadores Rogelj, Schaeffer, Friedlingstein; Gillet, van Vuuren, Riahi, Allen y Knutti, son claras; las métricas que utilizamos para saber nuestro “pre-supuesto de carbono” (o cuanto podemos emitir de gases de efecto invernadero para alcanzar el objetivo de no producir un aumento de temperatura global superior a 2ºC) son demasia-do generosas.


Para poner las cosas en contexto: en lugar de la serie de estimaciones disponibles referidas a las emisiones admi-sibles -las cuales se elevan hasta 2.390 millones de tonela-das de CO2 a partir de 2015-, lo que realmente constituye el límite superior de emisiones anuales se encuentra en el rango de 1.240 millones de toneladas de CO2. ¿Cuán-tas son las emisiones actuales? 40 mil millones de tonela-

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das de CO2 anuales (el estudio se encuentra disponible en http://www.nature.com/nclimate/journal/v6/n3/full/ncli-mate2868.html).

La gran diferencia en este estudio se encuentra en el rol de las emisiones de gases de efecto invernadero no-CO2, los cuales no han sido tomados adecuadamente en consi-dera-ción al estimar los “presupuestos de carbono”. Parte impor-tante del trabajo se concentra en la comparación de los modelos TBA y TAC, que se resumen como sigue:

TBA (threshold exceedance budget)

Cantidad de emisiones de carbono acumuladas al mo-mento en que se supera un determinado umbral de tem-peratura, con una probabilidad dada, en un determinado escenario de emisiones de gases múltiples. Es decir, este presupuesto toma en cuenta el impacto del calentamiento global de los distintos gases no-CO2 al momento de supe-rarse el umbral de interés.

TAC (threshold avoidance budget)

Cantidad de emisiones de carbono acumuladas a lo largo de un período de tiempo determinado, en un escenario de emisiones de gases múltiples que limita el aumento de temperatura-media global por debajo de un umbral es-pecífico, con una probabilidad dada. Es decir, este presu-puesto tiene en cuenta el impacto del calentamiento de los gases no-CO2 al momento del peak de la media global de calentamiento, que es aproximadamente el tiempo cuan-do las emisiones globales de CO2 se convierten en cero y se estabiliza la temperatura media global.

Para un detalle de cómo ilustrar las diferencias, se presen-ta la siguiente figura:

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Cómo se computan TEBs versus TABs. En la primera etapa (flechas “1”), los resultados de temperatura son computados de escenarios de emi-siones de multi-gases que, o exceden (naranja) o evitan (amarillo) un cierto umbral de temperatura. Basados en, o el tiempo para exceder el umbral elegido, o el tiempo en que se alcanza el peak de calenta-miento, los presupuestos de carbono compatibles con los umbrales de temperatura son computados en una segunda etapa (flecha “2”) por medio de la suma de emisiones de carbono de los correspondientes escenarios hasta alcanzar los límites de cada enfoque (flecha “3”).

Principales conclusiones

Los resultados nos muestran que si mantenemos las emi-sio-nes al nivel actual, se alcanzará el umbral límite en 15 años, a partir de cuando deberíamos tener cero emisiones para cumplir el objetivo del Acuerdo de París. Obviamente, es recomendable seguir una trayectoria más ordenada de miti-gación que este escenario de “todo y nada”. El desafío es cómo lograrlo bajo el enfoque de acuerdos multilaterales.

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LA ÚLTIMA SEMANA DEL ACUERDO DE PARÍS

Aldo Cerda | desde París

La foto tradicional de miles de candados que dejan los ena-morados que se prometen amor eterno en el Pont des Arts es la mejor representación de los bloqueos existentes –a pesar de las grandes declaraciones de los Jefes de Estado el día Lunes- en las negociaciones que se desarrollan en la COP 21.

Al momento del cierre de esta nota estaba disponible una nueva versión del borrador del documento de acuerdo. Tenía sólo 46 páginas (en lugar de las 55 originales), pero resulta difícilmente legible dada la cantidad de [ ] que de-notan conceptos donde al menos una de las partes no está de acuerdo. Y se necesita consenso total (se puede descargar el documento de la página de la UNFCCC en http://unfccc.int/files/bodies/awg/application/pdf/[email protected]).

Lo anterior pone de manifiesto que, de la misma forma en como se innovó respecto a presentar antes de la COP los INDCs (las contribuciones voluntarias de cada país de reducción de emisiones), también debería abrirse una vía que modifique las reglas de negociación, ya que lograr acuerdos materiales significativos siempre está sujeto a las

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posibilidades de chantaje de una de las partes para obte-ner una ventaja de último minuto. Y con casi 200 países en la mesa, con negociadores que se conocen de años y que no confían unos en los otros, esa posibilidad es casi cerca-na a la certeza.

Esta semana ya es la Presidencia de la COP (Laurent Fa-bius) quien toma la posta de las negociaciones, y es ma-terialmen-te imposible introducir temas nuevos. Todo el esfuerzo francés está en manejar varios textos de acuerdo en forma simultánea para que alguno vea la luz hacia el 11 de Diciembre –o siguiendo una costumbre ya tradicional, el 12 a mediodía).

Sin embargo, no todo es gris en París. La inhabilidad de los gobiernos para lograr compromisos en este campo ha abierto un espacio significativo para que el sector privado que tiene más sintonía con sus consumidores –y que per-cibe que este es un tema que ya ha permeado sus preocu-paciones-, han anunciado una serie de iniciativas en la di-rección correcta.

Dentro de los eventos significativos de la semana pasada hay que mencionar la presentación de Elon Musk en la Sor-bonne (https://www.youtube.com/watch?v=iavquu6PP9g&feature=youtu.be), donde abogó por reducir el subsidio a la emisión de CO2 en el mundo y llamó a implementar un impuesto a las emisiones. ¿La novedad? Propuso viabilizar-lo políticamente haciéndolo revenue-neutral (por ejemplo reduciendo el IVA, el impuesto a la renta u otro que signifi-que un beneficio a la población).

En China, en tanto, se anunció que hacia el 2020 se recorta-rá el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero

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del sector energético. El anuncio es importante, pero no señala cual es la hoja de ruta para implementarlo. Aún así, diversos analistas señalan que la propuesta es una medida lógica dado el aumento de los episodios críticos de conta-minación atmosférica en las principales ciudades chinas, lo cual obedece a las otras fuentes de emisión de la com-bustión del carbón utilizado en las plantas termoeléctricas (NOx, SOx).

A los anuncios de Bill Gates y su asociación de 30 empresa-rios y ejecutivos de primer nivel para invertir en el desarro-llo de tecnologías para generación de energía de cero emi-sión, se une la propuesta lanzada el Jueves de la semana pasada para crear la Global Alliance for Buildings and Cons-truction. Dieciocho países (Austria, Brasil, Camerún, Cana-dá, Finlandia, Francia, Alemania, Indonesia, Japón, México, Marruecos, Noruega, Senegal, Singapur, Suecia, Túnez, Ucrania, los Emiratos Árabes Unidos y EEUU), y más de 60 organizaciones forman parte de esta alianza.

La coalición apuesta por una “transformación global de mercado” para lograr dos objetivos al 2050: (a) nuevas edifi-caciones con “balance neto cero” de emisiones de carbono y (b) el reacondicionamiento térmico de todo el parque de construcciones existente. Al mismo tiempo, 16 empresas líderes europeas ofrecieron su propio compromi-so de lle-gar a nZEB (nearly Zero Energy Buildings) para sus nuevas construcciones al 2020 y de los reacondicionados al 2030.

Las 16 empresas firmantes incluyen a Acciona, British Land, Doosan, Ferrovial, GlaxoSmithKline, Hammerson, Heathrow, Interface, JLL, Kingfisher, Land Securities, Lloyd’s Banking Group, Philips, Skanska, Sky y Tesco.

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Su compromiso es una forma de apoyar el reglamento de la UE –criticado por su agresividad por variados sectores-, que establece que a partir de fines del 2020, todas las nue-vas construcciones deben ser nZEBs.

No está mal para una semana.

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DOCE REVELACIONES DE LOS NUEVOS CONSUMIDORES

Rodrigo Berner | The Note 24

Durante el presente mes (Marzo 2014) y bajo la impronta de que los consumidores están cambiando sus actitudes, comportamientos y patrones de consumo, Sustainable Brands publicó una colección de doce estudios que reflejan cómo los consumidores se conectan positivamente con los programas sociales y medioambientales de las marcas en general. De esta forma, aquellos productos o servicios que se han guiado hacia una economía global, con salud, y dig-nidad para todos, están viviendo éxitos a distintos niveles.

Las charlas realizadas permiten instruir a la audiencia en la evolución de los métodos de investigación, cómo se está destrabando el valor y cómo están emergiendo métodos cualitativos para la segmentación estadística, entre otros. A continuación, se presentan en conjunto con la charla en cues-tión, una pequeña reseña con algunos hallazgos relevantes.

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El panorama cambiante de las valoraciones de los consumidores y sus implicancias en el futuro de las marcas

Chip Walker | Y&R New York

Walker nos muestra como las personas están moviéndose a un consumo con sentido y cómo están cambiando las relaciones entre las marcas y los consumidores. Desde un enfoque “masculino”, donde el ganador o el que más arriesga se lo lleva todo, a un enfoque más bien “feme-nino”, en el cual la empatía, el respeto, la adaptabilidad y la cooperación, permiten generar valor y lealtad para los consumidores. En ese sentido, expone las altas tasas de respuesta positiva a estrategias que se adaptan a los nue-vos comportamientos de compra, los cuales favorecen a las marcas que realizan “las cosas bien”.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/brand_innovation/shifting-landscape-consumer-values-implications-your-brands-future

Midiendo significados: La evolución del valor de marca y qué hacer al respecto

Denise Turner | Havas Media Group

Turner expone la metodología y los resultados del “Índi-ce de Marcas con Sentido” desarrollado por Havas Media, donde se establecen los tipos de innovación y los compro-misos con stakeholders que pueden hacer que las marcas

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sean más significativas a los ojos de los consumidores. En su presentación afirma que aún existe una desconexión entre las personas y las marcas, exponiendo que para la mayoría de los consumidores no habría problemas si el 73% de las marcas desaparece. Por lo tanto, las marcas de-ben encontrar un nuevo sendero para generar valor. Las marcas “funcionales” (costo-eficientes) o “aspiracionales” (diferenciadoras) deben convertirse en marcas “con senti-do” para realmente hacer la diferencia.

La tarea no es fácil, pero los focos para el cambio están más que definidos: deben ser marcas situadas en el mer-cado de manera justa, deben realizar una verdadera dife-rencia para la vida del consumidor y deben generar cam-bios reales para la sociedad.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/brand_innovation/measuring-meaning-evolution-brand-value-what-do-about-it

El camino menos viajado: nuevos senderos para la captación de consumidores

Etienne McManus-White | Forest Stewardship Council

McManus-White comparte los resultados de un estudio de investigación de consumo desarrollado por el Forest Stewardship Council (FSC) y que se llevó a cabo en colabo-ración del Grupo GfK.

La investigación muestra que la mayoría de los consu-midores alrededor del mundo están preocupados por la

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contaminación ambiental y el cambio climático; que ellos mismos toman ciertas medidas respecto a lo anterior, pero piensan que son las compañías deberían ser las en-cargadas de solucionar el problema. Además, gran parte de los consumidores confía plenamente en los mensajes medioambientales de las compañías cuando son respalda-dos por certificaciones o etiquetas que confirman que el producto fue realizado de manera responsable. Lo intere-sante es que se confía más en los sellos que son visibles en marcas reconocidas, incluso por sobre los sellos de ONG´s ecologistas. Por otro lado, la mayoría de los consumidores están dispuestos a pagar más por productos eco-amiga-bles y son menos propensos a cambiar de marca cuando los productos son “verdes”.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/brand_innovation/road-less-travelled-new-paths-mains-tream-consumer-engagement

Midiendo los beneficios esenciales de una proposición de valor social

Jason Saul | Mission Measurement

Saul presenta el concepto y los beneficios de realizar una “Propuesta de Valor Social”, donde la compañía entrega be-neficios y agrega valor para los consumidores a través del impacto social que el producto o servicio puede otorgar.

Durante el desarrollo, destaca la distinción entre los con-sumidores con conciencia social y aquellos consumidores que responden a los “motores de valor social”. De esta for-

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ma, establece que los consumidores están buscando entre las distintas compañías aquellas marcas con un “factor X” que se compone esencialmente de los beneficios internos y externos que presentan. El problema es que las com-pañías se han despreocupado considerablemente de los componentes externos, fallando en dos de los tres pilares fundamentales de una Propuesta de Valor Social: el impac-to social y las demandas de los consumidores.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/sli-deshow/measuring-core-business-benefits-social-value-proposition

Panorama General: estrategias y métricas para el valor de marca

Bill Shireman | Future 500

Shireman en su presentación destaca el valor de atraer stakeholders para proteger el “alma de la marca”. Él expo-ne que cuando se considera que un declive de 1% del valor de marca puede traducirse en cientos o miles de millones de dólares en pérdidas para una compañía, se debe volver a pensar lo importante que es protegerla.

La marca no es el producto, sus características, la compa-ñía o el logo, la marca es el alma, la “personalidad humana” de la compañía. En ese sentido, existe una serie de riesgos y oportunidades que podrían incidir en la percepción que los consumidores tienen de la misma. Lo interesante es ver cómo los riesgos se cruzan con cinco grupos de personas que tienen hoy en día una fuerte voz y opinión: las muje-

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res, los millennials, las minorías, los “verdes” y los no com-prometidos con política. Por lo tanto, toda empresa que se enfoque en sus intersecciones más relevantes, posee una ventaja al momento de defender o restaurar el alma de cualquier marca.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/sli-deshow/big-picture-strategies-metrics-brand-value

RSE y expectativas de comunicación de los consumidores globales de hoy

Liz Gordan & Alison Dasilva | Cone Communications

Gordan y Dasilva nos cuentan que incorporar acciones de RSE ya no es suficiente para generar valor entre los consumi-dores. Las expectativas sociales para que las empresas co-miencen a ser más responsables son inmensas e innegables.

En la charla, se exploran distintas temáticas que se enfo-can en cómo las compañías pueden crear impacto real y con sentido antes los ojos de los consumidores. Sin duda las empresas deben hacer más que obtener ganancias y por lo tanto “ir más allá” es una obligación. 9 de cada 10 personas cree que las compañías deben superar los están-dares mínimos que les indica la ley para poder catalogados de responsables.

Asimismo, aseguran que el impacto y esfuerzos sociales deben ser en un principio en realidades locales y que sin duda deben realizarse medidas que resuelvan los proble-mas medioambientales. Enfoques empresariales, canales

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de comunicación y redes sociales, entre otros, son temáti-cas que Cone Communications expone para complemen-tar su estudio.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/we-binars/global-imperative-csr-expectations-todays-global-consumers

Cómo realizar mensajes publicitarios en los que los consumidores confiarán

Jacquie Ottman | Pionera y autora del Marketing Verde

Becky Griffith | National Advertising Division

Ottman y Griffith nos presentan los últimos lineamientos de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos so-bre cómo crear comunicaciones y publicidades que impul-sen a los consumidores a preferir productos, servicios e iniciativas sustentables.

Además, explican qué es el “greenwashing” y cómo las compañías puedes evitar verse inmersas en ese tipo de acusaciones. En ese sentido, presentan casos de estudios y potenciales riesgos asociados. Dentro de las recomen-daciones que realizan para las comunicaciones efectivas, se pueden encontrar: evitar realizar “proclamaciones” medioambientales generalizadas, ser transparente cuan-do se obtiene el apoyo de terceros y evitar certificaciones que no identifican al organismo de certificación, entre otros. Cómo usar los términos “bonos de carbono”, “biode-

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gradable” y “compostable” son otras temáticas que en esta charla se pueden obtener.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/mar-keting_comms/how_make_advertising_claims_consumers_will_trust_marketers_guide_ft

Creación de una ventaja sustentable a través de las motivaciones del consumidor

Lee Ann Head | Shelton Group

Head discute el propósito de las marcas a través del es-tudio de segmentación realizado por Shelton´s Eco Pulse. Considerando que el 48% de los estadounidenses decla-ran que la reputación corporativa medioambiental de las empresas impacta en su decisión de compra, el estudio se ha enfocado en el 24% de los consumidores considerados “activistas” en términos de su actitud y comportamiento hacia los productos medioambientalmente responsables. Lee Ann destapa las variables que definen a los activistas y plantea una seria de factores que definen una buena repu-tación ambiental ante los ojos de los consumidores.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/event-video/research-roundtable-latest-consumer-insights-sbs-top-research-picks

Liberando la información económica personal

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John Havens | The H(app)athon Project

John presenta su proyecto personal H(app)athon, donde busca darle dirección a la masiva cantidad de datos dis-ponibles hoy en día, de modo de ayudar a las personas a aprovechar los sensores móviles de sus smartphones para identificar lo que más les da sentido a sus vidas. A partir de esto, explica como las personas dejan de lado una serie de pre-concepciones mientras utilizan sus computadores, smartphones y otras tecnologías.

Él monitorea dichos comportamientos y genera nuevo conocimiento a partir de ellos. Finalmente, presenta una serie de oportunidades que nacen de sus investigaciones, entre las que podemos encontrar: “las personas usan las tecnologías de la forma que quieren”, “las personas serán sus propios data brokers” y “las personas definirán su pro-pia economía de datos”.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/event-video/unleashing-personal-data-economy

Conozca a los “Aspiracionales”: Innovar para los consumidores complejos

Raphael Bemporad | BBMG

Raphael en conjunto de un panel compuesto por repre-sentantes de Globescan, SustainAbility, Starwood Hotels y Coca Cola, nos presentan los resultados del estudio “Rege-nerando os Consumidores”.

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El estudio fue realizado en Brasil, China, India, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos, identificando las grandes componentes de los consumidores de hoy en día. Uno de los grandes hallazgos corresponden a un nuevo segmento que está alterando las opiniones y consumos de productos más “verdes”: los “aspiracionales”. Según Raphael, corres-ponden a grupo bien marcado tanto en su materialismo, como su apoyo al medioambiente. En ese sentido, repre-sentan el segundo grupo más grande de consumidores en prácticamente todos los países evaluados y destacan en variados ámbitos: son el grupo que más influencia en tér-minos de tendencias, marcas y causas; son los que más se preocupan del “look y el estilo”; quieren resaltar y ser notados por su status social; prefieren adquirir productos que son buenos para el medioambiente y la sociedad; fi-nalmente, desean pertenecer y resolver los problemas am-bientales en conjunto con una comunidad que comparta los mismo intereses y prioridades.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/event-video/meet-aspirationals-innovating-complex-consumers

Encontrar el hilo común en un mundo del consumidores complejos

Bryan Welch | Autor de Beautiful and Abundant: Building the World We Want

Este panel liderado por Bryan Welch y compuesto por pe-riodistas, un arquitecto, un trabajador de la industria ga-nadera y hasta una mamá mormona, discute como grupos sociales muy opuestos pueden coincidir en ciertas mate-rias como la sustentabilidad y el medioambiente.

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Bryan es editor de una serie de revistas “verdes” de Estados Unidos y a partir de los resultados obtenidos por “Mother Earth News”, expone cómo han logrado duplicar las ventas de la revista en quioscos, pese a que la industria de las no-ticias y el periodismo continúa con un marcado descenso. Asimismo, diferencia a los grupos de lectores más opuestos, de modo de resaltar que en ciertas temáticas la preocupa-ción es transversal a los distintos segmentos de personas.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/event-vi-deo/finding-common-thread-complex-consumer-landscape

¿Qué significan los cambios demográficos de EEUU para las marcas del futuro?

Graciela Tiscareño-Sato | Gracefully Global Group, LLC

Nayello González | Saatchi & Saatchi S

Graciela Tiscareño-Sato y Nayello González, en conjunto a un panel compuesto por Jason Riveiro (Sherwin-Williams) y Verena Sisa (Conill) desclasifican una serie de mitos sobre el comportamiento de compra de los latinos en Estados Unidos, considerando que corresponden a la población con mayor crecimiento proyectado de cara al 2050. Para dicho año se cree que aproximadamente un 30% de la po-blación estadounidense será de habla hispana.

En ese sentido, las compañías deben prepararse para abor-dar dentro de sus estrategias la inclusión de este nuevo y poderoso segmento. Según los expositores, existe una se-rie de mitos que han retrasado este cambio de mentalidad: los latinos no son medioambientalistas, los latinos no quie-

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ren comprar productos “verdes” y la publicidad en español es la única forma de llegar a los latinos.

http://www.sustainablebrands.com/digital_learning/au-dio/green-and-brown-what-americas-changing-demogra-phics-mean-brands-future

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RESPONSIBLE BUSINESS SUMMIT USA 2016

Rodrigo Berner | The Note 39

El Responsible Business Summit se centra en la premisa de que las empresas están instalando en el centro de sus ope-raciones cotidianas la responsabilidad y sustentabilidad. En la última cumbre realizada en Nueva York, más de 140 ejecutivos de empresas y profesionales de la sustentabili-dad demostraron su compromiso con el desarrollo susten-table gracias a una serie de discusiones, ideas y casos de estudio durante los dos días del evento. A continuación, se presentan las principales conclusiones y puntos claves de la conferencia:

1. Negocios con propósito e integridad, una oportunidad social corporativa

Las discusiones sobre el curso de los dos días de la cumbre dejaron en claro que para que las empresas operen en la sociedad actual, deben un propósito e identidad determi-nada, y no simplemente existir para obtener utilidades. Sin embargo, ambos alcances no son necesariamente contra-dictorias, y los grandes líderes e innovadores en las prác-ticas empresariales responsables son los que han encon-trado una manera de incorporar y apoyar el pensamiento sustentable a lo largo de todo el negocio.

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Stewart Whitney, presidente de Timberland, subrayó este punto cuando abrió la cumbre explicando cómo se ha con-vertido en parte de la cultura Timberland pensar en operar de una manera más sostenible y responsable. “La sosteni-bilidad ha sido parte de nuestro ADN durante mucho tiem-po”, dijo. “Tiene una forma natural en la que se integra en nuestro negocio, y tenemos un modelo de negocio planifi-cado que lo integra formalmente”.

Puntos claves:

• Las empresas necesidad propósito e integridad y ambas necesitan estar bien articuladas

• Definir el propósito representa una oportunidad importante de negocio

• Integrar la sustentabilidad es sólo el comienzo, el siguiente paso es incorporar prácticas concretas en la línea base y así cimentar el crecimiento dentro del negocio

2. Cadenas de suministros, direccionando ries-gos versus detectarlos

Muchos de los aspectos clave de la responsabilidad corpo-rativa y la sustentabilidad que se discutieron en la cumbre de RBS USA -desde la transparencia y el riesgo hasta las aso-ciaciones de stakeholders y la comunicación- pueden vin-cularse a las cadenas de suministro, por lo que el manejo cuidadoso de estas cadenas es fundamental para que las empresas puedan alcanzar sus objetivos de sustentabilidad.

Con el creciente interés por las temáticas de derechos huma-nos, sobre todo en los esfuerzos para eliminar la esclavitud moderna de las cadenas de suministro mundiales, hubo un

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amplio debate sobre cómo las empresas pueden abordar estos riesgos y dónde deben hacerse mayores esfuerzos.

Kate Dunbar, especialista en materias de tráfico humano en Assent Compliance, explicó que este mayor interés en los derechos humanos de todos los grupos de stakehol-ders significa que “las empresas se enfrentan a mayores requisitos legales y éticos para ser más proactivos y tener un enfoque más preventivo cuando se trata de combatir el tráfico de personas y la esclavitud moderna en sus cade-nas de suministro”.

Puntos claves:

• Los derechos humanos y el trabajo forzoso repre-sentan un riesgo creciente en las cada vez más complejas cadenas de suministros

• Las empresas y los gestores de la cadena de sumi-nistro se enfrentan a requisitos éticos y legales más estrictos

• Los mayores riesgos se pueden ocultar en el fondo de la cadena de suministro. La comunicación clara y el desarrollo de capacidades entre los participantes de la cadena son esenciales para superarlos

3. Colaboración y asociaciones, la “collaboreti-tion” es el camino hacia adelante

Chris Librie, Director Senior de Living Progress de Hewlett Packard Enterprise, abrió el segundo día de la conferencia con una presentación que incluía la cita: “Ninguna perso-na, empresa, organización o gobierno puede resolver solo los problemas del mundo. Pero juntos podemos crear so-luciones que aceleren radicalmente el progreso humano,

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económico y ambiental en beneficio de todos”. Esta filoso-fía fue, naturalmente, bien demostrada por los delegados a lo largo de la cumbre. Sin embargo, también señaló la creciente comprensión, entre los profesionales de la sus-tentabilidad corporativa, de que la colaboración y las aso-ciaciones son esenciales para el logro de los objetivos en materias de sustentabilidad en las empresas.

El reconocimiento de esta necesidad de más asociaciones entre las empresas que de otro modo podrían considerar-se rivales fue articulado por Tim Mohin, Director de Soste-nibilidad de AMD. Utilizó el término “collaboretition” para describir el concepto de “colaboración competitiva”, en el que diferentes empresas trabajan juntas en un determina-do desafío de la sustentabilidad, antes de que uno decida romper el esquema e “ir más allá y liderar”.

Puntos claves:

• La colaboración es esencial para abordar las temá-ticas más graves de hoy en día y las asociaciones aumentan las posibilidades de las empresas indivi-duales de alcanzar sus propias metas de sustenta-bilidad

• Colaboración significa más aportes de una variedad más amplia de partes interesadas, lo que le permite formular soluciones más eficaces

• Los mejores socios son aquellos que comparten sus valores y tienen el mismo objetivo final en men-te, pero que también pueden desafiar el status quo y traer algo nuevo a la mesa

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4. Compromiso con los Stakeholders: todos son un stakeholder potencial

Stewart Whitney dijo que “no hay duda” de que el cliente típico de Timberland se preocupa por el medio ambiente y el negocio responsable, y hay un consenso general de que este es el caso para los consumidores de todas las mar-cas. Pero, ¿por qué es importante que sus clientes -y de hecho otros stakeholders- se preocupen por estas mate-rias y cómo se aseguran de que se involucren más en sus iniciativas de sustentabilidad?

Colleen Vien explicó que involucrar a los stakeholders y ali-mentar su aporte a la estrategia comercial global ayuda a Timberland a responder mejor a los cambios y hacerlo de una manera proactiva -en vez de reactiva-. Ella también afir-mó que este alto nivel de compromiso ayuda a impulsar el pensamiento innovador, un sentimiento que se hizo eco de John Edelman, MD Global Engagement and Corporate Res-ponsibility en Edelman, quien remarcó que los stakeholders competitivos están impulsando al sector a trabajar juntos.

Puntos claves:

• Un mayor nivel de compromiso entre los grupos de stakeholders ayuda a las empresas a ser proactivas sobre los próximos desafíos

• Las empresas deben estar abiertas a incorporar a quien sea o a cualquier preocupación presente de sus stakeholders relevantes; incluyendo la natura-leza, los niños y a rivales y adversarios

• La gente está dispuesta a involucrarse en temas de sustentabilidad, y hacerlo con éxito puede conver-tirlos en “embajadores”: ellos difundirán su mensa-

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je más eficazmente de lo que la propia empresa lo puede hacer

5. La perspectiva del inversionista prueba que la sustentabilidad añade valor

Una de las sesiones más valiosas de la conferencia fue la sesión de inversionistas liderada por varios ejecutivos de sustentabilidad líderes en firmas de inversión, en la que dieron una visión general de cómo Wall Street valora la práctica empresarial responsable.

Mariela Vargova, vicepresidenta senior de inversiones en sostenibilidad e impacto de Rockefeller & Co., explicó que desde el punto de vista de los inversionistas, las temáti-cas medioambientales, sociales y de gobernanza corpo-rativa (ESG) ya no pueden ser consideradas como meras externalidades del proceso de inversión. Por el contrario, argumentó que los propietarios y los gerentes están inten-tando cada vez más “disminuir la brecha entre el análisis financiero y el de sustentabilidad”.

Sin embargo, Evan Harvey, Director de Responsabilidad Corporativa de Nasdaq, explicó que si bien hay “impera-tivos morales y ambientales” para que las empresas se comporten responsablemente y adopten la sustentabili-dad, los inversionistas privilegiarán siempre al desempeño financiero.

Puntos claves:

• Las materias de ESG ya no se consideran externali-dades del proceso de inversión. El desempeño en estas dimensiones son una parte esencial de la de-terminación del verdadero valor de un negocio

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• Los “Reportes integrados” ayudan a los potenciales inversionistas a ver cómo interactúan las temáticas financieras y no financieras para fortalecer el mo-delo de negocio

6. Reporte y medición: calidad no cantidad

Uno de los sentimientos subyacentes predominantes en torno a la presentación de informes de sustentabilidad corporativa es que existe el peligro de “sobre-reportear”.

Medir y comunicar el desempeño en materias de sustenta-bilidad, y hacerlo de una manera abierta y transparente, sigue siendo tan crítico como siempre, pero hay una cre-ciente sensación de que es igualmente importante no per-der ojo de los indicadores más importantes.

Chris Librie, de Hewlett Packard Enterprise, comentó que los informes anuales sobre RSE y la sustentabilidad se han vuelto demasiado largos y se refirió al fenómeno de los “informes telefónicos” que pueden abrumar a los lectores. Tim Mohin de AMD utilizó la analogía de los dulces, dicien-do que si bien la transparencia y la presentación de infor-mes es obviamente bueno, “demasiado de lo bueno puede convertirse en algo malo”. Este es un problema, añadió, porque la cantidad de informes podría estar impactando - o al menos eclipsar - la calidad. “Ahora estamos perdiendo la señal entre el ruido”, argumentó.

Puntos claves:

• La presentación de informes se refiere a medir y gestionar las cuestiones más importantes, y el “re-porte excesivo” podría perjudicar la capacidad de los equipos de sustentabilidad para hacerlo eficaz-mente

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• La transparencia y la gestión del desempeño son fundamentales, el estándar o marco utilizado es un medio para este fin y no el aspecto más importante de los informes de RSE

• La materialidad cambia de un año a otro, no hay nada inherentemente mal con el cambio de sus in-formes como resultado del proceso

7. Comunicaciones: ¿problemas de lenguaje en la sustentabilidad?

¿El mundo de la sustentabilidad corporativa tiene un pro-blema de lenguaje? Ciertamente parece ser el caso, según algunos de los delegados en el evento de este año. Helle Bank Jorgensen, refiriéndose al lenguaje usado en temas de sustentabilidad y ESG, argumentó que “necesitamos entender nuestro lenguaje”, mientras que Lee Ballin de Bloomberg aceptó que la industria necesita establecer un lenguaje común cuando se trata de sus informes de sus-tentabilidad y comunicaciones.

Una comunicación clara es esencial para que la sustenta-bi-lidad y la responsabilidad se incorporen aún más en el mundo de los negocios, sobre todo por su valor en invo-lucrar a los principales interesados e invitarlos a ayudar a impulsar el desempeño en temas de ESG. Betsy Henning, de la AHA, en su charla en la última tarde de la cumbre, señaló que en casi todas las sesiones de la conferencia se había planteado el tema de qué deben hacer los funciona-rios ligados a la sustentabilidad.

Puntos claves:

• Necesitamos encontrar y establecer un lenguaje co-mún con el cual comunicar sustentabilidad

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• Una comunicación clara es fundamental para invo-lucrar a los principales interesados que ayudarán a impulsar la innovación y el desempeño en temas de sustentabilidad

• Las gráficas visuales y comunicaciones interactivas son más eficaces para transmitir su mensaje

• El crecimiento de las comunicaciones digitales y de los medios de comunicación social está transfor-mando el ciclo de informes, pero no significa el final de los informes consolidados anuales

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EL RECURSO NATURAL POR EXCELENCIA

(LA BASURA NO EXISTE)

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EL RECURSO NATURAL

EL RECURSO NATURAL POR EXCELENCIA (LA BASURA NO EXISTE)

Alejandro A.Tagliavini

¿Qué país es rico en recursos naturales? Pues el “recurso natural” excelente es el ser humano, la mente humana y su capacidad creadora. Eso explica que Japón,tan peque-ño, sea una potencia y que Holanda logre ser el segundo exportador global de productos agrícolas,teniendo solo el 2% del territorio de Argentina que posee, en las pampas, algunas de las tierras más fértiles del mundo. Es que allí el mejor recurso natural es mejor “explotado”, o sea, las per-sonas tienen más libertad -menos “regulaciones” estatales- y pueden maximizar el desarrollo de sus capacidades.

Por caso, como resultado de la nueva ley alemana que per-mite que pequeños productores vendan energía, pueblos como Wildpoldsried, de solo 2600 habitantes, producen siete veces más energía de la que consumen a partir de molinos de vientos, placas solares y los excrementos fer-mentados de sus vacas, hierbas, manzanas podridas, pata-tas y biomasa en general. Así, la cooperativa local, en 2016, ganó seis millones de euros vendiendo energía sobrante.

Ahora, uno de los sectores donde mejor se ve lo destructi-va que resulta la “regulación” estatal es en el manejo de los

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residuos. Lo común es que los gobiernos “regulen” la re-colección, tratamiento y destino de la basura. El resultado -además del mayor daño ecológico- es que los ciudadanos pagan por la recolección cuando los hogares deberían reci-bir dinero por la venta de sus desechos.

México tiene la planta recicladora de PET (materia prima de los envases plásticos de bebidas) más grande del mun-do, PetStar. Verdek, también mexicana, recicla 400 tonela-das de Tetra Pak por mes, produciendo una tonelada de celulosa blanca y 350 kilos de polialuminio cada dos horas.De los neumáticos desechados se obtiene small, material para obra civil, combustible para cementeras, acero, lose-tas, etc. El 40% de los residuos son orgánicos que pueden convertirse en abonos para agriculturao en biogás -meta-no- si fermenta.Scrapital–“La basura no existe”- es un por-tal para el reciclaje donde se puede comprar y vender des-perdicios.

La ciudad de Monclova, México, cobra a las empresas pri-vadas la recolección de basura. Mientras que, en muchos países, la cadena comienza con los llamados “cartoneros”, hurgadores de basura que venden lo que juntan a los “in-termediarios” -acopiadores, galponeros- quienes la clasifi-can y la venden a las industrias que la compactan o direc-tamente la reciclan.

Según el Banco Mundial, cada día el mundo produce 3,5 mi-llones de toneladas de residuos sólidos hogareños. Y todo eso tiene un valor y deberían pagarnos por nuestra basura, si el mercado -recolección, disposición y tratamiento- de los desperdicios estuviera lo suficientemente desregulado y privatizado. Solamente en Europa, según la Comisión Eu-ropea, una gestión eficiente de los residuos supondría la

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EL RECURSO NATURAL

creación de 2,4 millones de empleos y un negocio de US$ 200.000 millones anuales.

Cómo será de rentable la basura que en muchas ciudades existen robos al punto que el 75% de los 53 millones de toneladas de basura electrónica globales anuales -según la ONU- desaparece del circuito oficial, y una red de tráfico-empresas fantasmas incluidas- se encarga de mover un negocio extraordinario incluido el comercio internacional. En el libro ‘Junkyard Planet’, Adam Minter asegura que el reciclaje mueve US$ 500.000 millones anuales en el mundo y emplea a más gente que cualquier industria exceptuando la agricultura.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

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CONCLUSIONES

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CONCLUSIONES

CONCLUSIONES

Hoy en día ya es un lugar común señalar que existe un problema serio de desconfianzas en la sociedad chilena. La mejor demostración parece constituirla aquella infor-mación que señala que Chile se ubica en el último lugar de los países de la OECD, con solo un 13% de la población expresando confianza en desconocidos –cifra que llega a 87% en el caso de los países Escandinavos, que tienen los mejores índices-.

La desconfianza tiene efectos concretos en el funciona-miento de la sociedad y ellos se traducen en elevados costos para la economía de un país. La desconfianza está inversamente relacionada con la cohesión social, y eso se traduce en menos participación política y social, y bajos niveles de asociatividad. “Una sociedad donde no hay ac-tores colectivos fuertes defendiendo derechos, causas e intereses es una sociedad donde se atomiza e individuali-za todo y cuesta mucho más resolver problemas públicos”, expresa Marcela Ríos del PNUD.

Álvaro Fischer en un Desafío Capital pasado tenía una opi-nión diferente. Él señalaba que las cifras de desconfianza en Chile han sido consistentes en el tiempo, pero si ellas fueran ciertas, difícilmente se podrían haber generado los espacios de colaboración que se requirieron para producir un crecimiento de ocho veces el PIB –medido en dólares- en una generación (1990 a 2014).

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La mayor parte de los integrantes de ese Grupo Desafío concordaba entonces que una descripción más acertada del fenómeno de desconfianza en Chile es que las perso-nas desconfían de los conceptos “genéricos”, pero tienen relaciones de confianza con quienes les resultan conocidos o cercanos (e.g., se habla mal de “los políticos”, pero no de “mi alcalde”; existen quejas generales contra el trato de “los empresarios”, pero no de cómo las cosas se hacen en “mi empresa”; se reclama contra la calidad o el lucro de “la educación”, pero no de cómo “el colegio de mis hijos” hace su gestión).

Así, para acometer los desafíos que tenemos en torno al cambio climático no hay sustituto posible para la colabo-ración, y si este libro tiene un propósito es demostrar que cuando se generan espacios de conversación, las posicio-nes se acercan, las ideas se comparten, y la pulsión a la acción se vuelve una fuerza de cambio irrefrenable.

Somos optimistas respecto al futuro no por lo que hemos hecho en el pasado, sino porque las amenazas que se cier-nen harán más posible la emergencia de la fuerza colabo-rativa, aun en mercados altamente competitivos. Gracias nuevamente a todos quienes se animan cada día a imagi-nar y actuar por un mundo mejor. Uds. no están solos.

Somos optimistas respecto al futuro no por lo que hemos hecho en el pasado, sino porque las amenazas que se ciernen harán más posible la emergencia de la fuerza colaborativa, aun en mercados altamente competitivos. Gracias nuevamente a todos quienes se animan cada día a imaginar y actuar por un mundo mejor. Uds. no están solos.

Aldo Cerda

Editor

El principal motor de la economía mundial, el mercado libre, ha incorporado el tema de la sustentabilidad y del cambio climático y busca eficazmente soluciones dentro de esa economía. La competencia, el incentivo a la innovación y al emprendimiento, propios de una economía libre empiezan a dar luces de solución, a entregar resultados esperanzadores y operar con un consenso cada vez más fuerte entre productores y consumidores.

Carlos Martínez

Editor

Libertad Económica y Sustentabilidad: Trayectorias ... · vío pequeño para explorar un mundo...

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