Libertadmás puntos clave para el pleno disfrute de nuestra libertad en el reino de Dios. Jesucristo...

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Libertad

T3 || G U Í A D E E S T U D I O

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Índice

Una nota del Dr. Stanley

Punto de Inicio

JulioESTUDIO BÍBLICO DE15 MINUTOS

Riqueza celestial

EN PRÁCTICA Conexión equilibrada

EL PÚLPITO

Paz como un río

AgostoUN MOMENTO DE QUIETUD Para encontrar descanso

EXAMEN DEL CORAZÓN

Fortalezas como debilidades

Septiembre EN PRÁCTICA Cómo crecer en esperanza FE VIVA

La bendición del ahora

EXAMEN DEL CORAZÓN Rico y completo

ESTUDIO DE LA PALABRA

Junto con el Cuerpo

Porvenir

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¿SABÍA QUE CUANDO USTED se hizo cristiano, experimentó un cambio de vida? Sí, cuando aceptó al Señor, Dios le sacó de las tinieblas y le llevó al reino de su amado Hijo (Col 1.13). Y en el reino de Cristo, hay nuevas reglas, metas y expectativas. ¡Estas son bue-nas noticias! Reorientarnos a nosotros mis-mos llevará toda una vida, pero el proceso es emocionante ya que nos libera de las exigencias y los vanos valores del mundo.

No hay nada de malo en perseguir objetivos que signifiquen algo en términos terrenales. Sin embargo, estos se vuelven perjudiciales cuando nos presionan al pun-to de abrumarnos o nublar nuestro sentido del propósito de Dios. En mi caso, las ex-pectativas de éxito académico me causaron

Una nota del Dr. Stanley

mucho dolor y lucha cuando era joven. ¿Y qué hay de usted? Independientemente de la fuente, todos tenemos que reenfocar nuestra atención en lo que es importante en el reino de Dios. Si da lo mejor de sí y man-tiene a Dios en el centro de su vida, logrará lo que Él quiere para usted.

En los próximos meses, exploraremos más puntos clave para el pleno disfrute de nuestra libertad en el reino de Dios. Jesucristo ganó la libertad para su pueblo “para que tuvieran vida, y la tuvieran en abundancia” (Jn 10.10). Me alegra mucho el que nos acompañe en este recorrido. Es mi oración que a través de estas páginas, en-cuentre dimensiones cada vez mayores de la maravillosa vida que Cristo tiene para usted.

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APunto de Inicio

“ Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circunci-dáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

“ Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco per-secución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!

“ Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” —GÁLATAS 5.1-14

MEMORIZAR Este año, como parte de nuestro estudio de la libertad en Cristo, memorizaremos una porción de la carta de Pablo a los Gálatas a la vez.Este trimestre, memorizamos los versículos resaltados:

Libertad: Nuestra vida en Cristo 2

nidades de expresión. Nos permite elegir la sumisión a Dios y la obediencia a su Palabra. Nos libera para que nos convirtamos en la persona que Dios quiso que fuéramos.

En este tercer volumen de la guía minis-terial del 2021, Libertad: Nuestra vida en Cristo, profundizaremos en la libertad que tenemos los hijos de Dios. Primero, hablare-mos de lo que significa vivir como personas espirituales en el mundo, mientras discerni-mos los propósitos de Dios para nuestra vida. También nos sumergiremos en la tensión de permanecer en Cristo cuando el mundo, y a veces incluso la Iglesia, nos empuja a alcanzar metas específicas para Jesucris-to. Finalmente, consideraremos nuestra libertad a la luz del llamado de Dios para que vivamos como sal y luz dondequiera que nos haya colocado.

l hablar de nuestra libertad, a menudo comenzamos con lo que nos detiene, lo que nos esclaviza. Como el ejemplo del

Antiguo Testamento de los israelitas en Egip-to, nos vemos esclavizados, nuestro corazón o espíritu torturado, privado y dominado por el pecado.

Sin embargo, la verdadera libertad en Cristo hace más que aliviarnos de la esclavi-tud. Por un lado, Pablo nos dice en Romanos 6.22: “habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios”, lo que suena muy parecido a otra forma de esclavitud. Sin embargo, Pablo continúa explicando algunos capítulos más tarde que Dios no nos deja en esclavitud sino que nos adopta como hijos suyos (8.14, 15). Para nosotros, como hijos de Dios, la libertad nos abre nuevas oportu-

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Julio

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I N T R O D U C C I Ó N D E J U L I O

Caminar en libertad

uestra libertad espiritual en Cristo nos ofrece la libertad de explorar quiénes somos como hijos de Dios sin considerar las expectativas o valores del mun-do. Podemos vivir de forma diferente a la cultura en la que estamos inmersos. Incluso en circunstancias en las que un gobierno puede prohibir las reunio-

nes de la iglesia o la oración pública, los cristianos son libres de obedecer a Dios en lugar de al hombre, como Pedro y los otros apóstoles hicieron en Hechos 5.

Pero sólo porque no dependemos de nuestro estatus terrenal para determinar cómo caminamos con Dios, la forma en que conducimos nuestro tiempo en la tierra no carece de importancia. En Romanos 14, Pablo escribe que cada uno de nosotros “dará a Dios cuenta de sí” (v. 12). Nuestra vida, nuestra fe, incluso nuestra santificación, todo ocurre dentro de un contexto. Y ese contexto resulta ser este mundo en el que vivimos, el mis-mo mundo corrompido por el pecado, que gime por la redención y que actualmente está influenciado por los caprichos de Satanás.

Así que durante nuestro tiempo en esta tierra, ¿cómo caminamos en la libertad que Cristo ofrece? Esto es lo que exploraremos este mes.

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MEMORIZAR Cada semana verá una porción de la Biblia, como recordatorio para memorizar un pasaje importante sobre la libertad en Cristo. En julio, memorizare-mos los versículos resaltados en negrita:

“ Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz”. —GÁLATAS 5.8-11

ORACIÓN Utilice esta oración, o úsela como inspiración para orar con sus propias palabras, a medida que avanza a través de las reflexiones semanales en la próxima sección.

Padre celestial:

Gracias por la libertad que me has dado en Cristo. Ayúdame a entender más y más lo que significa ser espiritualmente libre, incluso mientras estoy en el mundo físico. Ayúdame a confiar en tu Palabra para guiarme, en tu Espíritu para consolarme, y en tu sacrificio para recibir la gracia que necesito para parecerme más a Cristo.

Amén.

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A veces los objetivos de la vida moderna

pueden distraernos de servir en el reino de Dios. Con frecuencia podemos

sentirnos tentados a volcar nuestros mejores años, nuestros dones más

valiosos y toda nuestra energía en nuestras

profesiones para tratar de alcanzar la

próxima gran oferta, promoción o aumento.

En Cristo, sin embargo, podemos

encontrar la libertad de la ambición

vocacional que caracteriza el espíritu

de nuestra época y, en su lugar, tomar

decisiones piadosas que parecen tontas

para el mundo. Pensemos en Charles

Thomas Studd, por ejemplo. Él y sus tres

hermanos eran jugadores de cricket muy

conocidos cuando estaban en el Eton

College y en la Universidad de Cambridge a

finales del siglo XIX. Unos años después de su conversión al cristianismo, Studd

dejó una carrera en los deportes para convertirse en misionero.

“Sé que el cricket no durará, y el honor no durará, y nada en este mundo

durará, pero valdrá la pena vivir para el mundo venidero”, dijo Studd. Aunque

a menudo tuvo problemas de salud, siguió siendo misionero toda su vida, en

China, India y África Central hasta su muerte en 1931 en lo que se conoce hoy

en día como la República Democrática del Congo.

Al igual que el apóstol Pablo en Filipenses 3.8, Studd consideró la pérdida

de todo lo que pudo haber logrado como “basura, para ganar a Cristo”.

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“Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda

la masa”. GÁLATAS 5.8, 9

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Riqueza celestial

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alomón fue muy rico, un billonario para los estándares actuales. Como rey de Israel, construyó un magnífico templo al Señor, un palacio y una ciudadela, así como ciudades y docenas de barcos. Cada año se vertían toneladas de oro en su reino, y era conocido en

África, Arabia y en todo el Mediterráneo por el esplendor de su reinado. Ocho capítulos del li-bro de 1 Reyes explican en detalle las riquezas, la sabiduría y la ambición de Salomón. ¿Podría una vida así ser buena para el alma?

LEA 1 REYES 4-6. (Si tiene tiempo, lea los capítulos 3-11 para una mayor comprensión).¿Cómo usó Salomón su riqueza y su poder?

1. Para bendecir: “Judá e Israel eran muchos, como la arena que está junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo y alegrándose” (4.20). Dios es un dador “más abundantemente” generoso (Ef 3.20). SJ ¿Qué le ha dado Dios que haya sido de bendición para los demás? ¿Cómo afecta la ale-

gría de los demás su relación con Dios?

2. Para proteger: “Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes” (1 R 4.26). Un vasto ejército preservó la paz. SJ ¿Cómo podría usted usar lo que tiene, mucho o poco, para proteger a los necesitados y

fomentar la paz?

3. Para glorificar a Dios: Cuando el rey Hiram de Tiro escuchó las palabras de Salomón, “se alegró mucho y dijo: ‘Bendito sea hoy Jehová’” (5.7). A través de las acciones de Salomón, gente extranjera glorificó a Dios. SJ ¿Se le ocurren dos razones por las que Hiram tuvo que bendecir a Jehová?

4. Para honrar a Dios: “Salomón cubrió de oro puro la casa por dentro” (6.21). Dios no exige lugares extravagantes para que lo adoremos. Pero la Biblia describe el templo que Salomón construyó como un lugar de asombroso esplendor. SJ Considere los detalles en el capítulo 6. ¿Cuál fue el valor de dicho esfuerzo? ¿Hay una

conexión positiva entre Dios, la excelencia, lo creado por el hombre y nuestro amor por Él?

5. Para ayudar a otros a adorar: “Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar” (8.30). SJ ¿Cómo podemos compartir las riquezas de nuestra vida espiritual con los demás?

¿QUÉ SUCEDIÓ?Tener abundantes riquezas, puede hacernos tacaños. Salomón decepcionó a un fiel socio de ne-gocios (9.12, 13), un extraño giro para un rey sabio. Peor aún, la abundancia puede llevarnos por mal camino. Salomón tuvo cientos de esposas extranjeras, que “inclinaron su corazón tras dioses ajenos” (11.4), lo que lo llevó a la desesperación (Ecl 1.2, 3) y a la pérdida (1 R 11.11).

Pocos de nosotros verán tanta riqueza como la de Salomón, pero todos somos bendecidos por Dios. Usted es de la realeza en Cristo (1 P 2.9). Escriba una definición de la verdadera realeza que le ayude a adorar de manera fiel, dar con generosidad, amar sin límites y glorificar a Dios con abundancia, ya sea que esté bañado en oro o no.

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La semana pasada hablamos de C. T. Studd y de

cómo renunció a una vida de fama y honor en el deporte para convertirse en

misionero. Sin embargo, hay otra cara de la moneda cuando se trata de nuestra

libertad en Cristo y su impacto en nuestra

vida vocacional. A veces, nuestra libertad

espiritual nos conduce de vuelta al trabajo

secular en lugar de alejarnos de él.

Robert Gilmore LeTourneau fue un

inventor y empresario estadounidense. A

pesar de haber estudiado solo hasta el sexto

grado, registró más de 300 patentes durante

su vida y construyó una de las mayores

empresas de fabricación de maquinaria para

movimientos de tierras de su época, con

fábricas en cuatro continentes.

Cuando tenía unos 32 años, LeTourneau,

quien era cristiano, se sintió llamado a hacer más por el reino de Dios. Pidió

consejo a su pastor, en cuanto a si debía abandonar su carrera de construcción

y manufactura para convertirse en misionero. Tras un tiempo de oración, el pas-

tor le dijo a LeTourneau: “Dios también necesita hombres de negocios”.

A partir de ese momento, LeTourneau vio su carrera como una manera de

servir a Dios. Aunque ofrecía sus productos y servicios a los clientes, sabía que

trabajaba para Dios y no para los hombres (Col 3.23, 24).

En la libertad que ofrece Cristo, nosotros también podemos descubrir que el

trabajo que Dios tiene para nosotros es el que hemos estado haciendo todo el

tiempo.

Memorize

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“Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda

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En Colosenses 3.23, 24, el apóstol Pablo ofrece algunas sugerencias en cuanto a cómo trabajar “como para el Señor y no para los hombres”. En primer lugar, anima a la sinceridad, no a la palabrería. También les dice a los colosenses que trabajen “de corazón”, palabras que se traducen como “desde el alma”. La implicación es que veamos nuestro trabajo como espiritualmente significativo. Por último, Pablo nos recuerda que, en última instancia, es Dios quien retribuirá la manera en que hayamos trabajado, no nuestros jefes. Esta perspectiva puede ayudarnos en nuestro trabajo.

Entonces, ¿qué significa para usted hacer su trabajo como para el Señor y no para los hombres? Tómese un tiempo para pensar en las formas en que su libertad en Cris-to le permite trabajar de manera diferente.

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Ya sea que renunciemos a oportunidades

laborales para convertirnos en misioneros en el extranjero o que veamos nues-

tros trabajos actuales como un campo misionero, nuestra relación con Cristo

nos da la libertad de elegir. Más importante

que lo que hacemos en nuestro trabajo, o en

cualquiera de nuestras actividades, es cómo

lo hacemos, y cómo tratamos a los demás en

el proceso.

En 1 Corintios 10.31, el apóstol Pablo dice:

“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra

cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.

Cuando realmente buscamos seguir al Se-

ñor, tenemos la libertad de elegir cualquier

trabajo al que nos sintamos impulsados,

siempre y cuando lo hagamos para su glo-

ria. La ambición egoísta puede aparecer en

el campo misionero tan fácilmente como en

una fábrica. Y lo mismo ocurre con la humildad y la integridad.

Dios no solo nos llama a glorificarlo en todas las cosas; también nos llama

a ver a los demás como Él los ve. En 2 Corintios 5.16, el apóstol Pablo nos dice

que ahora “a nadie conocemos según la carne”. Eso significa que las personas

no deben ser vistas solo como posibles conversos por un misionero o como

posibles clientes por un empresario. Más bien, dado que somos “embajadores

en nombre de Cristo”, debemos llevar su “palabra de reconciliación” a todos

(2 Co 5.19, 20).

9 Tercer trimestre

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“Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda

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i hay algo que nuestra sociedad moderna fomenta siempre, es la conectividad. Po-demos ser localizados por texto, teléfono o correo electrónico las 24 horas del día, y las plataformas de las redes sociales nos permiten compartir los detalles de nuestra

vida con familiares, amigos, e incluso extraños. Siempre pasa algo, y es imposible estar al tanto de todo. Esto crea una sensación de ansiedad en muchas personas porque nadie quiere quedarse atrás. Nadie quiere ser olvidado. Por eso, en el 2004, este problema tan novedoso recibió un nombre: FOMO (en inglés, Fear of Missing Out), el miedo a quedarse fuera.

Sin embargo, a lo largo de la última década, la gente se ha opuesto a la necesidad de contacto cons-tante. Muchas personas han optado por desconec-tarse y limitar o eliminar por completo el tiempo en línea. ¿Por qué? Porque hay algo glorioso en el hecho de estar a solas con nuestros propios pensamientos, libres para hacer lo que queramos. Y este sentimiento también tiene un nombre: JOMO (en inglés, Joy of Missing Out), la alegría de quedarse fuera.

A la sociedad occidental moderna le encantan los extremos. Sin embargo, deberíamos buscar el equilibrio, porque tanto la conectivi-dad como la desconexión tienen sus ventajas y desventajas. Pensemos en las noticias, por ejemplo. Estamos, más que nunca, al tanto de los acontecimientos, sean estos importantes o menores. Conocemos las catástrofes naturales que ocurren en medio mundo, así como las dificultades a las que se enfrentan las personas de nuestras comunidades. Hay tanto sufrimiento, tanto dolor, que resulta tentador apagarlo todo y gritar “¡JOMO!” para escapar del diluvio. Pero esa no es una opción para los creyentes. Somos un pueblo llamado que no puede olvidarse “de hacer bien y de la ayuda mutua” (He 13.16). Se nos pide que “[lleve-mos] los unos las cargas de los otros, y [cumplamos] así la ley de Cristo” (Ga 6.2 NBLA), lo cual es nuestra labor sagrada.

A los cristianos nos gusta decir que estamos en el mundo, pero que no somos del mundo. Sin embargo, no podemos usar eso como excusa. No podemos cerrar los ojos ante las necesidades (o las alegrías) de nuestro prójimo, y eso incluye tanto a los que conocemos ahora como a los que conoceremos al otro lado de la eternidad.

Conexión equilibrada

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Libertad: Nuestra vida en Cristo 10

Hay tanto sufrimiento, tanto dolor, que resulta tentador apagarlo todo y gritar “¡JOMO!” para escapar del diluvio.

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Ya sea por nuestros trabajos, relaciones o comunidades, no es posible escapar de la vida aquí en la Tierra. De

hecho, Jesucristo dejó claro en su oración registrada en Juan 17 que no le estaba

pidiendo a Dios que nos sacara a todos del mundo. Al menos no todavía. Así que,

mientras estemos aquí, ¿cómo nos movemos por un mundo cuyos valores son

diferentes a los nuestros?

En última instancia, para sortear las

oportunidades de la vida y ordenar de

la manera correcta nuestras prioridades,

debemos demostrar discernimiento y escuchar

al Espíritu de Dios. Si no apartamos tiempo

para escuchar y aprender lo que Dios quiere

que hagamos, podemos caer en dos trampas

igualmente peligrosas.

En primer lugar, podríamos vivir con el

temor perpetuo de estar haciendo las cosas

mal, o de ser incapaces de escuchar a Dios y,

como consecuencia, perdernos lo mejor de Él.

En segundo lugar, podríamos seguir adelante con nuestros propios planes,

asumiendo que Dios los bendecirá. La consecuencia de esta mentalidad es

que podemos quedarnos atascados o desanimados con facilidad. Y en caso de

que eso ocurra, llegamos a preguntarnos cómo es posible que Dios nos haya

desviado, cuando en realidad hemos estado siguiendo nuestro propio camino.

Recuerde que “no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en

temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ‘¡Abba,

Padre!’” (Ro 8.15). Y su Padre quiere guiarle por el camino que ha planeado para

usted. Esta es una de las razones por la que Dios nos ha dado su Espíritu, porque

nos “guiará a toda la verdad”, diciendo todo lo que oiga del Padre (Jn 16.13).

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Un autoexamen cotidiano, o tiempo de reflexión, nos ayuda a identificar dónde nos sentimos más cerca de Dios y dónde necesitamos invitarlo a participar en los detalles de nuestra vida. Aunque no lo hagamos todos los días, dedicar un tiempo habitual a reflexionar nos ayudará a hacernos más conscientes de la presencia de Dios y a acostumbrarnos a escuchar su voz.

En el mismo espíritu de las exhortaciones de Pablo a examinarnos en diversas cir-cunstancias (1 Co 11.28; 2 Co 13.5; Ga 6.4), ponga a prueba esta antigua práctica para comenzar a discernir la obra de Dios en su vida:

1. Tómese unos minutos para concienciarse de la presencia de Dios.2. Pídale al Señor que le ayude a concentrarse cuando las distracciones vengan a

su mente.3. Reflexione en cuanto al día, mientras toma nota de los momentos en los que se

sintió consciente de la presencia del Señor, cuando actuó de acuerdo con su Palabra, o cuando demostró amor de la manera que le agrada al Señor. Agra-dezca a Dios por haberse manifestado en esos momentos y por ayudarle a ser más como Cristo.

4. Reflexione de nuevo en cuanto al día, mientras toma nota de los momentos en que se sintió alejado de Dios, en especial cuando sus acciones o actitu-des desobedecieron al Señor. Confiese a Dios cualquier pecado del que sea consciente, pidiéndole que le muestre cómo reaccionar de forma diferente la próxima vez y, si es necesario, pídale perdón a cualquier persona contra la que haya pecado.

5. Finalmente, encomiende el día siguiente al Señor, pidiéndole que le ayude a mantenerse cada vez más consciente de su presencia a lo largo del día.

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Libertad: Nuestra vida en Cristo 12

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Este mes, continuamos nuestra comprensión de la libertad en Cristo:

SJ AL IMAGINAR LO QUE SIGNIFICA CONSIDERAR A NIVEL PROFESIONAL “TODAS LAS

COSAS COMO PÉRDIDA” PARA GANAR A CRISTO (FIL 3.8).

SJ AL CONSIDERAR LA OTRA CARA DE LA MONEDA, CUANDO HACEMOS TODO NUES-

TRO TRABAJO “COMO PARA EL SEÑOR Y NO PARA LOS HOMBRES” (COL 3.23).

SJ AL PREGUNTAR NO SOLO LO QUE DEBEMOS HACER EN NUESTRA VIDA, SINO TAM-

BIÉN CÓMO HACERLO.

SJ AL APRENDER MANERAS DE ESCUCHAR AL ESPÍRITU DE DIOS PARA PODER APRE-

CIAR MEJOR LAS OPORTUNIDADES DE LA VIDA Y ORDENAR CORRECTAMENTE

NUESTRAS PRIORIDADES.

Mientras nos preparamos para pensar en cómo nuestra libertad en Cristo nos invita a perma-necer en Él, tómese un momento para leer y reflexionar sobre un último pasaje este mes.

LEA COLOSENSES 2.16-23. Aquí, Pablo describe cómo las prioridades y los valores del mundo pueden filtrarse incluso en nuestras prácticas religiosas. Nos recuerda que Cristo nos ha liberado de la influencia del mundo y que solo Él nos capacita para vivir en santidad. ¿Qué influencias humanas, si es que hay alguna, nota usted en sus propias prácticas religiosas? ¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a vivir libres en Cristo?

Otro vistazoEn nuestro proyecto de un año de memorización de las enseñanzas del apóstol Pablo acerca de la libertad en Cristo, este mes memorizó:

“ Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropie-zo de la cruz”. —GÁLATAS 5.8-11

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Lo que todos desean desesperadamente, pero muy pocos encuentran

por Charles F. Stanley

PA Z C O M O U N R Í O

EL PÚLPITO

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¿SE HA PREGUNTADO ALGUNA VEZ POR qué la paz es tan esquiva? No me refiero a la ausencia de guerra o de agitación, sino a una paz interior que produce una sensación de bienestar. Un espíritu tranquilo llega cuando todo va bien, pero ¿qué ocurre cuando su mundo personal se desmorona? ¿Se evapora su paz cuando cambian las circunstancias?

Cristo nos da a sus seguidores una clase de paz que perdura en las situaciones más difíciles: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn 14.27). Si usted es cristiano, es probable que ya haya sentido una paz inexplicable en las crisis, pero puede estar preguntándose por qué no la experimenta siempre. A todos nos gustaría que la paz llegara automática-mente, pero la promesa de Cristo incluye un mandato: no dejar que nuestros corazones se turben o tengan miedo. La paz de Dios es gratuita, pero la manera en que reaccio-namos a menudo indica si la experimen-tamos.

La palabra griega para “paz” en el Nue-vo Testamento se deriva de un verbo que significa “unir”, y eso es justo lo que hace. Por medio de Cristo, tres áreas separadas por el pecado se reconcilian. Podemos pensar en la paz de Dios como si se tratara de un taburete de tres patas.

Paz con DiosLa primera pata fundamental es la re-conciliación con Dios. Todos nacemos pecadores y alejados del Señor, y según Isaías 48.22, “No hay paz para los malos”. Pero Dios tomó la iniciativa de devolvernos a una relación con Él; y lo hizo al enviar a su Hijo a morir en la cruz, llevando así la pena por nuestros pecados. Si confiamos en Cristo para el perdón y la reconcilia-ción, tendremos paz con Dios (Ro 5.1). En lugar de ser sus enemigos, nos converti-

mos en sus hijos amados, unidos a Él por un vínculo inquebrantable.

La paz de DiosUna vez que nos hemos reconciliado con el Padre por medio de la fe en Cristo, pode-mos tener la segunda parte de la triple paz: la paz de Dios que guarda nuestro corazón y nuestros pensamientos (Fil 4.7). No es algo que podamos lograr con ejercicios de relajación o pensamientos positivos. La paz de Dios la produce el Espíritu que habita en nosotros (Ga 5.22, 23).

El Señor ha provisto todo lo necesario para que experimentemos la paz en nues-tro corazón y nuestra mente. Por tanto, si nuestro espíritu sigue inquieto, debemos examinarnos. Dado que la paz de Cristo no se ve afectada por las circunstancias, el problema no es nuestra situación, sino nuestra reacción ante ella. Podríamos estar albergando actitudes pecaminosas, patro-nes de pensamiento o emociones que nos estén robando la paz. La ira, la impaciencia, la amargura, el resentimiento y la preocu-pación son evidencia de que no estamos caminando en el Espíritu.

El apóstol Pablo dijo: “el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espí-ritu es vida y paz” (Ro 8.6). Cuando nues-tros pensamientos, deseos o expectativas no están alineados con el Espíritu, estamos en conflicto con Él y no podemos tener paz. “Porque el deseo de la carne es contra el Es-píritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Ga 5.17). El fruto de la paz del Espíritu solo llega cuando nuestra vida se une a Él en sumisión y obediencia.

Paz con los demásLa última pata del taburete es la paz con los demás. Aunque hemos comparado la paz con las distintas patas de un taburete, que

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aparentemente son independientes entre sí, en realidad son de naturaleza consecutiva. Si no tenemos paz con Dios, no podemos tener la paz de Dios. Y para vivir en paz con los demás, debemos tener la paz de Dios gobernándonos. Muchas de las emociones que causan confusión interna también nos impiden mantener relaciones armoniosas. Piense en ello. ¿Cómo podemos vivir en paz con los demás cuando estamos llenos de celos, resentimiento, ira o amargura? Habrá ocasiones en las que la gente le ofenderá, maltratará y hablará mal de usted. Estas cosas son inevitables, pero no tiene por qué reaccionar de manera pecaminosa. Cuando se enfrente a una afrenta de este tipo, pídale a Dios que le dé la gracia para hacer lo que Él

PARA REFLEXIONAR ¿Le falta alguna de las paz de Dios? Si es usted cristiano, ya tiene la paz con Dios, pero mantener las otras dos requiere la cooperación del Espíritu. Felizmente, hay ciertas prácticas que pueden ayudar.SJ LA PALABRA DE DIOS (Sal 119.165). Leer la Biblia con regularidad calmará nuestro co-razón y llenará nuestra mente. ¿Está filtran-do usted su percepción de las situaciones a través de las promesas, los propósitos, el poder y la provisión del Señor? ¿Sus pen-samientos y emociones revelan confianza o desconfianza en Dios? SJ OBEDIENCIA (Fil 4.9). ¿Hay algún conflicto en su espíritu? ¿Duda de la bondad y el amor de Dios o se impacienta si el Señor no cambia su situación tan rápido como usted quisiera? ¿Alberga ira o resentimiento con-tra alguien que le ha hecho daño? ¿Repite y revive la ofensa en lugar de pensar en lo que es bueno, honorable y verdadero? To-das estas maneras sutiles de desobediencia impide que sintamos paz. SJ ORACIÓN (Fil 4.6, 7). En lugar de inquie-tarnos, debemos orar por todo. ¿Lleva sus preocupaciones y temores al Señor y los deja con Él, o se aferra a ellos con rapidez?

le ha ordenado: “Vestíos, pues, como escogi-dos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportán-doos unos a otros, y perdonándoos unos a otros” (Col 3.12, 13).

¿Recuerda el significado de la palabra griega para paz: “unir” lo que ha sido sepa-rado? En Cristo, hemos sido reconciliados con el Padre, unidos en sumisión con el Es-píritu Santo y unidos con otros creyentes en un solo cuerpo. La paz genuina y estabiliza-dora requiere las tres patas del taburete, y cada una proviene de una relación con Dios por medio de Jesucristo. Solo entonces ten-dremos paz como un río que fluya a través de nuestra vida en cada circunstancia.

ORACIÓN Padre celestial, tú eres el Dios de paz. Por tanto, te pido que me concedas tu paz en cada circunstancia para que pueda desbordarla en todas mis relaciones (2 Tes 3.16). En el nombre de Jesús. Amén.

PARA MEDITARSJ Romanos 5.1, 2SJ Romanos 12.17, 18SJ Filipenses 4.6-9SJ Colosenses 3.12-16

PARA PRACTICAR El Señor Jesucristo les dijo a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón” (Jn 14.1). No hay un interruptor para apagar un corazón tur-bado, pero Cristo también explicó cómo hacerlo: creer en Dios y confiar en lo que Él dice (v. 1).

La próxima vez que su corazón se inquiete, vaya de inmediato a la Palabra de Dios. A medida que aprenda de su grandeza, bondad y amor, su confianza en Él aumentará y los problemas de su cora-zón disminuirán (Is 26.3). También puede acudir a Dios en oración y echar toda su ansiedad sobre Él, con la seguridad de que Él se preocupa por usted (1 P 5.7).

Libertad: Nuestra vida en Cristo 16

EL PÚLPITO

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Agosto

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Permaneced en Cristo

A

I N T R O D U C C I Ó N D E A G O S T O

MEMORIZAR Cada semana verá una porción de la Biblia, como recordatorio para memorizar un pasaje importante sobre la libertad en Cristo. En agosto, memorizaremos los versículos resaltados en negrita:

“ Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz”. —GÁLATAS 5.8-11

ORACIÓN Utilice esta oración, o úsela como inspiración para orar con sus propias palabras, a medida que avanza a través de las reflexiones semanales en la próxima sección.

Padre celestial:

Gracias porque la libertad que nos ofreces hace posible que tengamos una relación más estrecha contigo. Me asombra la manera en que tu Hijo Jesu-cristo ha sido un amigo para mí a través de su amor y sacrificio en la cruz. Ayúdame a entender cómo puedo ser un amigo para Él, no solo haciendo lo que Él dice, sino también permaneciendo en Él.

Amén.

Libertad: Nuestra vida en Cristo 18

veces el mundo parece indiferente u hostil hacia el reino de Dios. Eso puede hacer que transitar por una vida de fe sea complicado. Pero independiente-mente de la actitud del mundo, el Señor ha establecido una manera para que vivamos en abundancia incluso en este momento: la permanencia en Él.

En Juan 15, Jesucristo dice que si permanecemos en Él, Él permanecerá en nosotros, dando fruto a través de nosotros, respondiendo a nuestras oraciones y, en última instan-cia, glorificando a Dios. Pero Él no nos obliga a vivir así; es a través de nuestra libertad en Cristo que nos invita a esta relación cercana y amorosa.

Esta es la buena vida para la que hemos sido salvos; esta es la razón por la que Cristo murió por nosotros. Él no quiere rescatarnos del pecado solo para esclavizarnos de nue-vo a su servicio. Quiere que seamos sus amigos, como el tipo de amigo leal y sacrificado que Él ha sido para nosotros. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”, dice el Señor (vv. 13, 14).

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Desde la antigüedad, los seres humanos hemos buscado

lo que los filósofos griegos llamaban eudaimonia, y que se traduce como

“felicidad”, “bienestar” o, más sencillamente, “la buena vida”. Incluso hoy en

día, se puede seguir el hashtag #bendecido en cualquier plataforma de medios

sociales para ver lo que las personas de

todo el mundo consideran como una vida

que vale la pena vivir.

En el Sermón del monte, Cristo utiliza

otra palabra griega para describir la buena

vida. Makarios tiene una traducción similar

a eudaimonia: “afortunado”, “feliz” o

“bendecido”. Pero Cristo ofrece una imagen

muy diferente de cómo debe ser esa vida:

somos bienaventurados cuando somos

pobres de espíritu, cuando lloramos y

cuando tenemos hambre y sed de justicia.

Él dice que estamos experimentando

la buena vida cuando somos mansos y

perseguidos, cuando la gente nos insulta o dice mentiras acerca de nosotros.

En el reino de Jesucristo, la buena vida no es tan “instagramable”, pero nos

ofrece algo mucho más esencial. Nos ayuda a ver que nuestras vidas nunca serán

lo suficientemente buenas por sí solas como para formar parte del reino de Dios.

Como dice Pablo a Timoteo, si hemos de poner nuestra esperanza en algo

de este mundo, que sea en Dios, “que nos da todas las cosas en abundancia

para que las disfrutemos”, y si hemos de tratar de obtener algo bueno, que sea

la vida eterna en Cristo (1 Ti 6.17, 19).

Memorizar

“Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que

no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba

llevará la sentencia, quienquiera que sea”.

GÁLATAS 5.10

19 Tercer trimestre

A G O

Semana 1

L

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Para encontrar descanso

U N M O M E N T O D E Q U I E T U D

Libertad: Nuestra vida en Cristo 20

a vida actual es de todo menos relajante, incluso las vacaciones pueden dejarnos exhaustos. Desde el ritmo acelerado de las noticias hasta las exigencias de nuestras agendas, rara vez hay un momento en el que nos sintamos libres para simplemente

ser, para existir sin la necesidad de hacer. Pero no es solo el mundo exterior el que nos empuja hacia la productividad y los logros. A veces el impulso de hacer o ser más de lo que ya somos proviene de nuestro interior. Las siguientes oraciones y lecturas bíblicas han sido seleccionadas para ayudarle a reconectarse con Jesucristo y para ayudarle a recibir su amor incondicional.

L E C T U R A “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y ha-llaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mt 11.28-30).

“Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi espe-ranza, para contar todas tus obras” (Sal 73.28).

O R AC I Ó N Señor, doy un paso hacia ti ahora, respondiendo al llamado de venir. Estoy can-sado y agobiado por muchas cosas. Tú conoces las batallas en mi corazón y en mi mente, las maneras en que lucho por estar cerca de ti. Ayúdame ahora a dejar de lado todos mis esfuer-zos y deseos de ser alguien distinto a quien quieras que sea. Ayúdame a aceptar mis limita-ciones con humildad y reconocer la necesidad de descanso que solo Tú puedes satisfacer.

Haga una pausa y pídale al Espíritu Santo que le ayude a estar en la presencia de Dios. Siéntese en silencio durante todo el tiempo que pueda, centrando todos sus pensamien-tos en el Señor y cuando le venga a la mente una tarea, un problema o cualquier otra distracción, no luche contra ella, tan solo ponga su atención al Señor, que siempre está con usted.

O R AC I Ó N Señor, tu amorosa bondad fluye como un poderoso río hacia mí, indigno como soy. Ayúdame ahora a soltar lo que me hace alejarme de tu amor y sabiduría. Te abro mi mente y mi corazón.

L E C T U R A “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt 11.29).

Reflexione acerca de este versículo y recuerde que descansar en Cristo no significa no hacer nada: es posible estar quieto (Sal 46.10) y buscar activamente a Cristo al mismo tiempo. ¿Qué pasos puede dar para aprender del Señor Jesús hoy?

O R AC I Ó N Señor, ten piedad de mí. Tú eres el camino, la verdad y la vida. ¿Dónde más puedo ir para encontrar lo que mi corazón necesita? Ayúdame a permanecer en tu pre-sencia amorosa, sin recurrir al mundo en busca de consuelo. Ayúdame a caminar en la libertad que viene de ser aceptado y amado por ti. Amén.

L

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Una vida fructífera refleja lo que Pablo llama el fruto del

Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y

templanza. Es uno de los resultados de permanecer en Cristo. En Juan 15.2 (RVA),

el Señor Jesús dice que “toda rama que en mí no está llevando fruto, [mi Padre] la

quita; y toda rama que está llevando fruto,

la limpia para que lleve más fruto”. Pero

¿exactamente cómo crece el fruto en un

cristiano que permanece fiel?

Poco después de convertirse en rey de

Israel y de mudarse a su palacio, David se

sintió culpable de vivir en una hermosa casa

hecha de cedro mientras “el arca de Dios

está entre cortinas” (2 S 7.2). Sin embargo,

más tarde esa noche, Dios habló a través

del profeta Natán acerca del deseo de Da-

vid y le cambió los planes a su rey pastor.

“¿Tú me has de edificar casa en que yo

more?”, preguntó Dios. “Jehová te hace

saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus

padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus

entrañas, y afirmaré su reino” (vv. 5, 11, 12).

Es cierto que David había hecho un gran esfuerzo para llegar a ser rey, al mo-

verse por terrenos políticos difíciles y al defenderse de muchos ataques. Pero fue

Dios quien eligió a David y lo estableció como rey. Lo mismo pasa con los frutos:

la rama parece ser la que produce el fruto, pero en realidad, la rama no vale nada

sin la vid. A través de nuestra libertad en Cristo, elegimos permanecer conecta-

dos a Él, pero Cristo mismo es el que produce el fruto a través de nosotros.

21 Tercer trimestre

Memorizar

“Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que

no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba

llevará la sentencia, quienquiera que sea”.

GÁLATAS 5.10

A G O

Semana 2

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Libertad: Nuestra vida en Cristo 22

I N T E N T A R E S T O

22

En Juan 15.2, el Señor Jesucristo dice que incluso la rama fructífera será limpiada “para que lleve más fruto”. La poda o limpieza es el proceso de cortar las ramas muertas o crecidas para crear una vid, un arbusto o un árbol más sano. Es como cor-tar las flores marchitas de un rosal para que surjan más brotes.

Algunas veces resulta difícil discernir la poda de Dios en nuestra vida mientras está sucediendo. También puede ser inútil señalar una situación dolorosa en la vida de otra persona y asumir que Dios la está utilizando para podarla. Sin embargo, con la ayuda del Espíritu Santo y con el beneficio de la reflexión retrospectiva, en ocasio-nes podemos ver cómo Dios utilizó una circunstancia difícil para prepararnos para ser más fructíferos.

Tómese un tiempo para reflexionar: ¿En qué situaciones difíciles del pasado cree usted ahora que Dios obró para podar su vida para algo mejor? ¿De qué manera le ayuda esto a enfrentar sus circunstancias actuales? Dedique tiempo a hablar con Dios sobre sus esfuerzos de poda en su vida y cómo se siente al respecto. Sea sincero con Dios, nada de lo que usted le diga lo escandalizará.

Pero si ese ejercicio no le resulta útil, a medida que avanza la semana, piense en el Salmo 136: “Su fidelidad es eterna”. Repítalo en voz baja a lo largo del día, y recuer-de esta verdad fundamental en cuanto a la actitud de Dios hacia usted.

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La fecundidad es una señal de que permanece-

mos en Cristo. Es una evidencia de que nosotros, como ramas o pámpanos, esta-

mos conectados a la vid de Cristo. Pero ¿qué sucede durante las temporadas de

sufrimiento, cuando nuestra capacidad de ser fructíferos disminuye? Una cosa es

mirar nuestro pasado y ver la poda de Dios

en tiempos de dificultad; y otra cosa es sen-

tir que estamos siendo cortados a pesar de

nuestro deseo de seguir a Cristo (Jn 15.2).

Recuerde que incluso los árboles sanos

y fructíferos no producen todo el año. De

hecho, durante los meses de invierno, mu-

chos se aletargan para sobrevivir. Lo mismo

puede ocurrir con nosotros. Cuando estamos

atravesando algún problema —ya sea una

enfermedad, la muerte de un ser querido, la

pérdida de un trabajo o incluso una pande-

mia— puede parecer que Dios no está ha-

ciendo mucho en nuestra vida. Pero aún así,

su gracia nos da lo que necesitamos, tanto para el presente como para el futuro.

En 2 Corintios 1, Pablo escribe acerca de una época de su vida en la que él y

sus compañeros fueron “abrumados sobremanera más allá de [sus] fuerzas, de tal

modo que aun [perdieron] la esperanza de conservar la vida” (v. 8). Pablo se dio

cuenta de que su sufrimiento no solo le ayudó a confiar en Dios, sino que también

lo preparó para consolar a otros con el amor de Cristo.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo... el cual nos consuela

en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los

que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros

somos consolados por Dios”, escribe Pablo. “Porque de la manera que abundan en

nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra

consolación” (vv. 3-5).

23 Tercer trimestre

Memorizar

“Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que

no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba

llevará la sentencia, quienquiera que sea”.

GÁLATAS 5.10

A G O

Semana 3

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uede ser difícil para los creyentes de hoy renunciar a su propia productividad y descansar en lo que fue logrado por el Señor Jesús en la cruz, pero en Juan 15, eso es exactamente lo que Él nos llama a hacer. El Señor dijo a los discípulos: “Yo soy la vid,

ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto. Pero separados de mí nada pueden hacer” (v. 5 RVA). Pensemos en cómo podemos permanecer en Cristo y convertirnos en las personas para las que Él nos creó. Después de considerar cada pregunta, haga la oración sugerida (o una parecida) a Dios.

¿Cuáles son sus fortalezas? ¿Qué es lo que naturalmente le atrae o disfruta? Piense en los atributos que sus amigos y familiares elogian de usted. ¿Hay situaciones en las que

buscan su ayuda?

Padre, gracias por crear cada detalle de mi persona y por permitir que tu amor brille a través de mis dones.

Las mismas cualidades con las que Dios nos ha bendecido también pueden obstacu-lizar a veces nuestra conexión espiritual. Podemos sentirnos tan capaces que rara vez

acudimos a Dios o buscamos su dirección. ¿Cuándo algunas de sus fortalezas le ha impedido permanecer en el Señor?

Señor, perdóname por dejar que estos dones nos distancien. Depender de ti puede ser aterrador, y confieso que a veces he elegido la autosuficiencia en su lugar.

¿De qué manera puede invitar a Dios a utilizar los talentos y habilidades que Él le dio?

Señor, cada vez que use mis fortalezas, ayúdame a recordar que provienen de ti.

Juan 6.53-58 dice: “Jesús les dijo: ‘De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Por-que mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre

viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná,

y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente’”.

Según este pasaje, ¿qué ocurre cuando dependemos de Cristo? ¿Qué ganamos? ¿Qué perdemos?

Gracias, Padre, por liberarme. Que hoy permanezca en ti y vea que Tú eres el único camino hacia la vida verdadera, y que mañana vuelva a sentarme a tus pies.

Fortalezas como debilidades

P

E X A M E N D E L C O R A Z Ó N

Libertad: Nuestra vida en Cristo 24

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La semana pasada hablamos de cómo Dios utiliza tempora-

das de sufrimiento para hacernos más fructíferos. Sin embargo, muchos de noso-

tros tenemos debilidades que duran más que una temporada. De hecho, vivimos

con enfermedades crónicas y otras situaciones de larga duración que, salvo un

milagro, no desaparecerán en esta vida.

¿Tiene Dios un plan para nosotros incluso a

través del sufrimiento prolongado?

Esto me recuerda al apóstol Pablo. Con

seguridad, mientras lidiaba con la condición

crónica que él llamaba “aguijón en la carne”

(2 Co 12.7), no podía vivir la vida fructífera

a la que Dios le había llamado; ¿o sí? Sin

embargo, después de que Pablo rogara tres

veces ser sanado, Dios le dijo: “Bástate mi

gracia; porque mi poder se perfecciona en

la debilidad” (v. 9).

Una vez que el apóstol comprendió que,

incluso en sus sufrimientos, podía experi-

mentar la libertad que ofrece Cristo, llegó a decir: “me gozo en las debilidades, en

afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias”; porque se dio cuenta

que “cuando soy débil, entonces soy fuerte” (v. 10).

Como escribió Andrew Murray en su libro Permanecer en Cristo, “El cristiano

quiere conquistar su debilidad y liberarse de ella; Dios quiere que descansemos e

incluso nos regocijemos en ella”. A través de nuestra libertad en Cristo, podemos

estar seguros de que cuando permanecemos con Él, tanto en los buenos como en

los malos momentos, Él permanecerá con nosotros, produciendo buenos frutos en

todos los que Él llama sus amigos.

25 Tercer trimestre

Memorizar

“Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que

no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba

llevará la sentencia, quienquiera que sea”.

GÁLATAS 5.10

A G O

Semana 4

L

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A menudo, cuando nos proponemos servir a Dios, lo hacemos confiando en nuestras fortalezas. Evaluamos nuestra personalidad, esbozamos nuestras experiencias y hacemos un inventario de nuestros dones para determinar cómo Dios podría estar llamándonos a servir en su reino. Y de hecho, Dios nos ha dotado a cada uno de nosotros para servir a los demás de esta manera.

Sin embargo, después de pensar en el aguijón en la carne de Pablo, considere cómo Dios podría estar llamándole a usted a servir desde sus debilidades. ¿Qué le ha pedido a Dios que elimine de su vida que todavía está presente? ¿Cuándo se sintió “abrumado sobremanera” más allá de sus fuerzas, como dice Pablo en 2 Corintios 1.8, solo para ser consolado por Dios? ¿De qué manera podría Dios llamarle a servir a otros que están sufriendo hoy?

Una vez más, si siente que este ejercicio no se adapta a su etapa actual en la vida, intente esto en su lugar: Medite en Mateo 11.28-30, y reciba el descanso que el Señor Jesús le ofrece.

I N T E N T A R E S T O

Libertad: Nuestra vida en Cristo 26

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Este mes, hemos ampliado nuestra comprensión de la libertad en Cristo:

SJ AL ALINEAR NUESTRAS IDEAS DE LA “BUENA VIDA” CON LA DEFINICIÓN DE CRISTO SOBRE ELLA.

SJ AL ENTENDER QUE, SEPARADOS DE CRISTO, NO PODEMOS HACER NADA.

SJ AL RECONOCER QUE LAS TEMPORADAS DE SUFRIMIENTO EN NUESTRA VIDA

PUEDEN ESTAR PREPARÁNDONOS PARA SERVIR EN SU OBRA EN EL FUTURO.

SJ AL ENCONTRAR LA GRACIA PARA DESCANSAR, E INCLUSO ALEGRARNOS, FRENTE A

NUESTRAS DEBILIDADES A TRAVÉS DE LA GRACIA DE DIOS.

Mientras nos preparamos para pensar en cómo nuestra libertad en Cristo nos sitúa en el reino de Dios, tómese un momento para leer y reflexionar una vez más en cuanto al pasaje del que hemos hablado este mes.

LEA JUAN 15.1-11. En este pasaje, el Señor Jesús nos explica el motivo para decirnos estas importantes verdades sobre la permanencia: “para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo” (v. 11 RVA). ¿De qué manera la permanencia en Cristo le da alegría? ¿De qué manera guardar los mandamientos de Dios nos permite experimentar la alegría de Cristo?

Otro vistazoEn nuestro proyecto de un año de memorización de las enseñanzas del apóstol Pablo acerca de la libertad en Cristo, este mes memorizó:

“ Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz”. —GÁLATAS 5.8-11

27 Tercer trimestre

A G O

Cierre mensual

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Dios tiene un plan para

usted que le traerá tanto satisfacción

como tranquilidad permanente. Tal plenitud

es el resultado de caminar en el centro de la

voluntad de Dios”. —Charles F. Stanley

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Septiembre

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MEMORIZAR Cada semana verá una porción de la Biblia, como recordatorio para memorizar un pasaje importante sobre la libertad en Cristo. En septiembre, memorizaremos los versículos resaltados en negrita:

“ Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz”. —GÁLATAS 5.8-11

ORACIÓN Utilice esta oración, o úsela como inspiración para orar con sus propias palabras, a medida que avanza a través de las reflexiones semanales en la próxima sección.

Padre celestial:

Gracias por ser la luz que brilla en la oscuridad. Incluso cuando parece que toda esperanza se ha perdido, el parpadeo de tus promesas redentoras nos conduce siempre hacia nuestro hogar eterno. Nos has invitado a unir las mechas de nuestras pequeñas velas con la llama de tu amor y a llevar la chispa a todos los lugares oscuros de este mundo. Ayúdame a entender lo que eso significa en mi vida, y dame el valor de no esconder mi luz.

Amén.

Nuestro hogar

uestra libertad en Cristo nos permite mantener nuestros afectos y afiliaciones en este mundo de forma holgada. Como nos recuerda el himno: “Este mundo no es mi hogar”. Pero los que creemos en Cristo debemos ser como ventanas a través de las cuales se pueda ver la luz y la esperanza de un mundo mejor.

En Mateo 5.14-16, el Señor Jesús, la Luz del mundo, nos dice que nosotros también somos luz del mundo, como una ciudad iluminada sobre el monte, “así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Es un mandato que compartimos como Cuerpo de Cristo, pero que cada uno debe explorar de manera personal desde su libertad en Cristo.

A menudo, ser luz significa llevar el pequeño destello de nuestras vidas a los espacios que ocupamos: nuestros hogares, vecindarios, lugares de trabajo y ciudades. En esencia, significa llevar la luz de nuestro hogar celestial a los lugares terrenales a los que pertene-cemos por ahora.

¿Cómo utilizamos nuestra libertad espiritual para hacer brillar la luz de Cristo en cada rincón de nuestro mundo? Esto es lo que exploraremos este mes.

N

I N T R O D U C C I Ó N D E S E P T I E M B R E

Libertad: Nuestra vida en Cristo 30

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¿Sabía usted que algunas personas son ciudadanos

de dos países?

Cuando una persona se naturaliza, o se convierte en ciudadano de un nuevo

país, su ciudadanía en el país de origen a veces permanece intacta. Por ejemplo, los

ciudadanos de Canadá que se naturalizan

en los Estados Unidos pueden tener la

ciudadanía de ambos países. O, si un

niño nace en Canadá de padres que son

ciudadanos estadounidenses, ese niño es

ciudadano tanto de Canadá como de los

Estados Unidos.

Algo similar ocurre cuando nos

convertimos en cristianos. Pues ser humanos

con una ciudadanía terrenal incluye los

derechos y privilegios de ser portadores

de la imagen de Dios: cuerpos, emociones,

pensamientos, capacidad de comunicarnos

y relacionarnos, y más. Pero cuando

elegimos creer en Cristo, también recibimos

una ciudadanía celestial (Fil 3.20), con los derechos y privilegios de ser hijos de

Dios: salvación, santificación, el Espíritu de Dios que mora en nosotros, la promesa

de la vida eterna y mucho más.

Como ciudadanos del reino de Dios, a veces nos sentimos tentados a renunciar

a nuestra afiliación terrenal y a preocuparnos solo por el país al que nos dirigimos.

Pero al igual que con la nación de Israel durante el exilio en Babilonia, Dios no nos

ha dejado aquí para que nos hundamos. Por el contrario, quiere que florezcamos:

“Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos,

y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras

hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y

procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová;

porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jer 29.5-7).

31 Tercer trimestre

Memorizar

“Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión,

¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el

tropiezo de la cruz”. GÁLATAS 5.11

S E P

Semana 1

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Libertad: Nuestra vida en Cristo 32

Cómo crecer en la esperanza

E N P R Á C T I C A

uando Cristo murió en la cruz, nos liberó para vivir con esperanza. Aquí hay algunas ideas para ayudarle a cultivar un espíritu de esperanza:C

Levántese temprano una vez a la semana para ver el amanecer, o coloque algunas flores para alegrar su casa. El salmista se de-leitaba a menudo en la naturaleza y se acercaba a Dios a través de su belleza (Ver Sal 8.3, 4).

1. 2.Comparta una comida con amigos o familiares. Relacionarnos con otros nos recuerda que no estamos solos y nos fortalecen para el futuro (Ver Ec 4.11, 12).

3. Prepare un espacio tranquilo en su casa donde pueda pasar tiempo con el Señor (Ver Mt 6.5, 6).

Pase tiempo con alguien de otra generación. Las investi-gaciones demuestran que las amistades intergeneracionales proporcionan perspectivas refrescantes y esperanzadoras para todos (Ver Sal 78.4-7).

4.Tenga un gesto de ama-bilidad que haga feliz a alguien. La alegría no solo es contagiosa, también es de bendición para nosotros el dar de nuestro tiempo a los demás (Ver Hch 20.35).

5.

Dé un paseo e imagínese la nueva tierra que Dios prometió. ¿Qué aspecto podría tener? (Ver Ap 21.1).

6. Reconozca y respete sus límites mentales y físicos. Recuerde que el Señor Jesús a menudo apartaba tiempo para descansar y reponer sus fuerzas (Ver He 4.9-11).

7. Vaya a un parque o adopte una mascota. Los estudios demuestran que acariciar a un animal reduce el estrés y mejora el estado de ánimo (Ver Sal 36.6).

8.

Identifique y reformule los pensamientos negativos. ¿Nota un patrón? ¿Existe una perspectiva más generosa o útil desde la que pueda ver la situación? (Ver Fil 4.8).

9. Observe o lea algo que le haga reír (Ver Pr 17.22).

10.

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La semana pasada hablamos de los beneficios de tener

doble ciudadanía. Desde el punto de vista espiritual, esto significa que podemos

disfrutar de los derechos y privilegios de este mundo y del otro. Pero, al igual que

ocurre con las personas que tienen doble nacionalidad, el hecho de ser ciudadanos

celestiales y terrenales también implica retos, en especial en lo que se refiere a

cuestiones de lealtad.

Consideremos de nuevo a los que tienen

doble nacionalidad. Además de tener los

derechos y privilegios como ciudadanos de

dos países, también deben cumplir con las

obligaciones y requisitos de ambos países.

A veces, cuando los decretos de un país

entran en conflicto con las leyes del otro,

un ciudadano con doble nacionalidad debe

elegir a cuál país demostrar devoción. Lo

mismo ocurre con los cristianos.

El libro de Santiago aborda de lleno el

problema. El apóstol dice que las peleas

y los conflictos, la lujuria y la envidia, los

motivos equivocados y el enfoque en el placer son prioridades de este mundo

que entran en conflicto directo con las prioridades de nuestra ciudadanía celes-

tial. “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?”, pregunta

Santiago. “Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye

enemigo de Dios” (4.4).

Por otra parte, Santiago dice que podemos mantener nuestra lealtad a Dios resis-

tiendo a la forma en que el mundo hace las cosas y sometiéndonos humildemente al

Señor. “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos;

y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y

llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza” (vv. 8, 9).

Puede que el mundo no siempre entienda por qué sigue a Cristo, pero Santiago

dice que si se humilla delante del Señor, Él le exaltará (cf. v. 10).

33 Tercer trimestre

Memorizar

“Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión,

¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el

tropiezo de la cruz”. GÁLATAS 5.11

S E P

Semana 2

L

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I N T E N T A R E S T O

A veces nuestra lealtad a Dios, nuestra ciudadanía celestial, nos pone en conflicto con personas que están alineadas con este mundo.

En 1 Pedro 4.3, 4, el apóstol habla de lo que sucede cuando un creyente abandona los comportamientos terrenales por aquellos que se alinean más con la ley de Dios: “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idola-trías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan”.

¿Ha experimentado el que otros reaccionen de manera similar? ¿Alguien que co-noce se ha sorprendido de que ya no quiera participar en actividades pecaminosas? O peor aún, ¿le han calumniado por ello?

Pedro continúa diciendo que “ellos darán cuenta al que está preparado para juz-gar a los vivos y a los muertos. Porque por esto también ha sido predicado el evange-lio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios” (vv. 5, 6).

¿Podría aprovechar la sorpresa de ellos o sus calumnias como una oportunidad para hacer brillar la luz de Cristo en sus vidas con amor? Comience a orar ahora para que Dios le dé el valor y la paz para actuar de esta manera.

Libertad: Nuestra vida en Cristo 34

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C H A R L E S F . S TA N L E Y

“Estamos construyendo para un hogar eterno;

nuestras vidas están construidas para un propósito eterno”.

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FE VIVA

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37 Tercer trimestre

F EL PECHO DE MARK COLEMAN se expandió con un suspiro mien-tras estaba de pie en el santuario vacío. En lugar de mirar a los ojos a sus feligreses, miraba fijamente una cámara de vídeo. Como casi todas las iglesias al comienzo de la pandemia del COVID-19, New Life en Da-vie, Florida, tuvo que hacer la transición de las reuniones en persona a la transmisión en directo de los servicios dominicales.

Aunque los cambios eran necesarios por la salud y la seguridad de las personas, las complejidades pesaban sobre Coleman. Si uno de los grandes propósitos de la iglesia es fomentar el compañerismo y, por tanto, edificar a los demás, ¿cómo podía una comunidad religiosa adaptarse a una situación crítica como esta?

A medida que el COVID-19 se extendía por todo el país, a Coleman le preocupaba que el propósito de la iglesia se perdiera en su congre-gación, que su comunidad y su confianza mutua disminuyeran. Se preguntaba si la transmisión en directo de sus programas dominicales se convertiría en el nuevo ajuste de comodidad y conveniencia.

Pero Coleman se sintió alentado al ver que la comunidad de su iglesia se unía y se mantenía firme y resistente de manera inespera-da. Los vecinos comenzaron a satisfacer las necesidades físicas de los demás con donativos de alimentos y otros artículos prácticos. Dona-ron también para que desconocidos pudieran pagar cuentas médicas y otras deudas. “Estoy muy satisfecho y agradecido”, dice Coleman. “Nuestra gente ha permanecido con nosotros y ha sido fiel en su par-ticipación y en su ministerio mutuo”. Incluso se sorprendió al ver el aumento del diezmo.

Desde sus inicios como creyente, Coleman comprendió el impor-tante papel del pastor local en una comunidad de creyentes. Años an-

La bendición del ahora

COVID-19 HIZO QUE MARK COLEMAN SE PREOCUPARA POR

SU IGLESIA, PERO AHORA VE QUE DIOS ESTABA OBRANDO

DESDE EL PRINCIPIO.

por Tim RhodesF OTO G R A F Í A P O R E V E E D E L H E I T

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Libertad: Nuestra vida en Cristo 38

FE VIVA

Influenciado por el Dr. Stanley, Coleman espera que las personas de su congregación miren más allá de la pandemia para descubrir lo que Dios puede estar haciendo en sus vidas.

Al ver el crecimiento espiritual en su comunidad, trata de reconocer y asignar responsabilidades a las personas de su congregación para fomentar el evangelio.

tes de dedicarse al ministerio, sus estudios universitarios lo llevaron a Atlanta, Georgia para estudiar ingeniería eléctrica. Comen-zó a asistir a la Primera Iglesia Bautista de Atlanta, y desde el primer domingo se sintió influenciado por la profundidad del conocimiento teológico y el amor a Dios del Dr. Stanley. De hecho, Coleman está con-vencido de que Dios lo envió a Atlanta para aprender del Dr. Stanley.

Hoy Coleman tiene la oportunidad de impartir a su congregación los principios espirituales que aprendió mientras era estudiante. “Estamos en una época en la que todo el mundo hace lo suyo”, dice Coleman acerca de las muchas voces conflictivas de la sociedad. “Estamos tratando de ser una iglesia relacional, bíblica y centrada en Cris-to en medio de todo lo que ahora tenemos disponible en cualquier momento del día”. Desde su tiempo en la PIB de Atlanta, Cole-man ve el valor de una voz sabia y genuina, alguien en quien la gente pueda confiar para pastorearlos en cada estación.

La naturaleza transitoria de la pobla-ción del sur de la Florida es un riesgo para cualquier pastor de la zona. Con frecuencia, Coleman debe despedirse de miembros de la iglesia, incluso de los amigos y líderes de toda la vida. Pero en lugar de ver esto como algo negativo, lo ve como Dios enviando misioneros a otras partes del país. Así como fue preparado para su vocación por medio del ministerio del Dr. Stanley, Coleman sabe que ha cuidado y nutrido de manera simi-lar el crecimiento espiritual de otros. Al ver el crecimiento espiritual en su comunidad, trata de reconocer y asignar responsabilida-des a las personas de su congregación para fomentar el evangelio.

Para Coleman, la iglesia local existe para discipular hombres, mujeres y niños. Su objetivo no es tener la iglesia más grande o popular; en cambio, se aferra a la Gran Comisión, tratando de asegurarse de que su congregación alcance a personas dentro y fuera de su comunidad.

Independientemente de las adversidades que su iglesia haya enfrentado o que encon-trará en el futuro, Coleman elige ver la mano fiel y amorosa de Dios en todo. Comprende su propósito de dirigir y equipar compa-sivamente a su rebaño, ya sea en tiempos normales o extraordinarios. Y con la pan-demia como parte de nuestra realidad, dice: “Le digo a la iglesia: ‘No esperes a que esto termine para poder seguir con tu vida. Dios está haciendo algo ahora. No te lo pierdas’”.

Coleman utiliza la transmisión en directo cada domingo para alcanzar a su congregación y comunidad.

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39 Tercer trimestre

Como Dios y como hombre, el Señor Jesús com-

prendió lo que significa ser ciudadano del cielo y de la tierra. Podría haber venido

como embajador, representando al reino celestial de Dios, pero sin experimentar la

vida aquí en el mundo. Pero no fue eso lo que hizo. Como explica el autor de He-

breos, “no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras

debilidades, sino uno que fue tentado en

todo según nuestra semejanza, pero sin

pecado” (4.15).

Así que, no solo por su autoridad, sino

también por su experiencia, el Señor Jesús

nos ofrece un plan doble para abrirnos cami-

no en el mundo como ciudadanos duales.

En primer lugar, el Señor Jesucristo ora

para que no nos volvamos leales a Satanás,

el príncipe de este mundo, ni nos veamos

perjudicados por sus planes. El Señor Jesús

le dice al Padre: “No ruego que los quites

del mundo, sino que los guardes del mal. No

son del mundo, como tampoco yo soy del

mundo” (Jn 17.15, 16). Mientras estemos aquí, esperando la plenitud del reino de Dios,

somos libres de rechazar las filosofías del mundo o de evitar su mentalidad.

Pero eso no significa que debamos aislarnos de nuestro prójimo. El segundo man-

dato del Señor Jesús viene más adelante en esa misma oración, donde nos recuerda

que debemos salir como personas santificadas y enviadas, usando nuestra libertad

para invertir en este mundo. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú

me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo”, dijo el Señor Jesús (vv. 17, 18).

Como ciudadanos tanto de un país terrenal como de un reino celestial, estamos

equipados de manera única para llevar la luz de Cristo a todos los lugares oscuros

de la tierra.

Memorizar

“Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión,

¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el

tropiezo de la cruz”. GÁLATAS 5.11

S E P

Semana 3

L

Page 42: Libertadmás puntos clave para el pleno disfrute de nuestra libertad en el reino de Dios. Jesucristo ganó la libertad para su pueblo “para que tuvieran vida, y la tuvieran en abundancia”

Rico y completo

E

E X A M E N D E L C O R A Z Ó N

Libertad: Nuestra vida en Cristo 40

La vida abundante no es algo que pueda vivir con mis

propias fuerzas.

Es posible solo cuando invito al Señor a vivir

a través de mí.

La vida abundante no es algo que yo pueda ganar.

Me la proporciona Dios.

La vida abundante no se consigue por quererla

o reclamarla.

Es un don de gracia y una recompensa

por fe.

La vida abundante no está disponible para mí cuando vivo fuera de sus límites.

Dios me la confía cuando mis objetivos y prioridades

son correctos.

La vida abundante no está libre de luchas

o apetitos pecaminosos.

Es finalmente victoriosa sobre las tentaciones

y las pruebas.

La vida abundante no es una carga religiosa centrada en lo

que se debe y no hacer.

Es un flotador que levanta y da energía

a mi espíritu.

La vida abundante no es luchar contra mis defectos, insuficien-

cias y preocupaciones.

Es descansar y confiar en que Cristo es todo

lo que necesito.

La vida abundante no es tangible.

Es algo de lo que puedo ser consciente a diario.

La vida abundante no se centra en mis

derechos y deseos.

Está dispuesta a someterse a Cristo como Señor, buscando su voluntad y sus caminos.

La vida abundante no busca algo que no soy

o que no poseo.

Es mirar lo que soy y tengo.

La vida abundante no se consigue acumulando posesiones o riquezas.

Es el fruto de una vida vivida en comunión amorosa con Dios.

La vida abundante no es codiciosa,

egocéntrica o cruel.

Es la bondad amorosa de Dios que se desborda de

mí hacia los demás.

La vida abundante no luce igual para todos.

Es tan única como cada creyente que

la experimenta.

La vida abundante no se caracteriza por la falta

de alegría.

Es una vida que irradia el amor y el carácter

de Cristo.

La vida abundante no está exenta de dolor

ni de tristeza.

Está llena de fuerza para resistir y de esperanza en días más brillantes.

La vida abundante no es una garantía de salud

física o emocional.

Es confiar en Dios para sanidad, ya sea aquí o en la vida futura.

l Señor Jesucristo dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn 10.10, énfasis añadido). Como muchas de las cosas que declaró nuestro Salvador, una vida abundante no siempre tiene el aspecto que podríamos esperar. La vida

abundante no puede juzgarse según un criterio terrenal; incluso los creyentes experimenta-mos momentos en los que parece que las necesidades no son satisfechas y las esperanzas no se cumplen. Cristo nos llama a tener expectativas más altas: a renunciar a lo que nos parece bueno a nuestros ojos a cambio de lo que es mejor a los suyos. Una vida rica y plena puede ser real cuando elegimos confiarle a Dios nuestra provisión perfecta.

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41 Tercer trimestre

¿Ha escuchado la frase “estamos en el mundo, pero

no somos del mundo”? Es una forma bonita de describir el plan del Señor Jesús

para gestionar la doble ciudadanía de la que hablamos la semana pasada. Sin

embargo, en su simplicidad, la frase podría llevarnos a creer que es fácil vivir

como ciudadanos del cielo aquí en la Tierra.

Los que hemos dejado que nuestra luz

brille en el mundo sabemos que nuestro

tiempo aquí en la Tierra está lleno de

dificultades. A veces esas dificultades se

dan en las relaciones y circunstancias en

las que nos encontramos: conflictos con

miembros de la familia, desacuerdos con

los vecinos, pérdida de trabajo, tensiones

financieras, incluso una pandemia. Otras

veces nuestros desafíos giran más en

torno a la lucha espiritual de vivir en un

mundo empapado de pecado.

Pablo lo describe bien en su carta a

los romanos, identificando su ciudadanía

celestial como su “hombre interior” y su ciudadanía terrenal como su “cuerpo”:

“Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley

en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cauti-

vo a la ley del pecado que está en mis miembros” (7.22, 23).

Cuando luchamos de esta manera, podemos sentirnos como si hubiéramos

traicionado nuestra ciudadanía celestial. Pero el Señor Jesús no lo ve en esos tér-

minos. En Juan 16.33, dijo que los problemas son parte de la vida, pero podemos

tener paz y valor, porque Cristo ha “vencido al mundo”.

Memorizar

“Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión,

¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el

tropiezo de la cruz”. GÁLATAS 5.11

S E P

Semana 4

L

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Esta semana hablamos de la lucha interna de Pablo entre su Yo "espiritual" y su Yo “terre-nal”. Casi al final del pasaje de Romanos 7, Pablo pregunta lo siguiente: “¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?” (v. 24). Es una pregunta que muchos de nosotros también nos hemos hecho en nuestra lucha por elegir entre el camino de Dios y el del mundo. Y cuando Pablo concluye esa sección del capítulo 7, parece que está atascado: “Yo mismo con la men-te sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado” (v. 25).

Felizmente, Pablo también nos dio Romanos 8, un sermón que parecía predicarse a sí mismo tanto como a sus lectores: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (vv. 1, 2).

Sea lo que sea por lo que esté luchando, sea cual sea el pecado que le haya mante-nido atrapado, usted es libre en Cristo. Tómese un tiempo para considerar este precioso regalo que se le ha sido dado. Tal vez incluso saque un diario y haga una lista de las cosas que le retienen. Comience con esto: “Jesús me ha liberado de __________”. O puede empezar de esta manera: “En Cristo, no estoy condenado por __________”.

Ore sobre la respuesta a la pregunta de Pablo al final del capítulo 7: “¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (vv. 24, 25).

I N T E N T A R E S T O

Libertad: Nuestra vida en Cristo 42

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43 Tercer trimestre

A diferencia de los ciudadanos de dos países,

nuestras lealtades duales como creyentes en Cristo se alinearán algún día.

Verá, el himno del que hablamos hace varias semanas no cuenta toda la histo-

ria completa. Es cierto que ahora mismo “este mundo no es mi hogar, solo estoy

de paso”. Pero si, como el autor de la canción, “ya no podemos sentirnos en casa

en este mundo”, es porque el mundo aún

no ha sido liberado de “su esclavitud de

corrupción” (Ro 8.21).

Un día, este mundo contra el que a

menudo luchamos será nuestro hogar

eterno. Cuando, como todas las cosas, sea

redimido y hecho nuevo, viviremos aquí

con Cristo para siempre. Cuando llegue

ese maravilloso día, ser un ciudadano del

mundo y un ciudadano del reino de Dios

será lo mismo.

La Biblia habla de nuestro hogar eterno

como una ciudad, con el trono de Dios en

el centro y el río de vida fluyendo de él

(Ap 22.1). El dolor que sufrimos en este mundo terminará, y Dios “enjugará toda

lágrima... y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (21.4).

Pero tal vez lo que más notaremos es la luz, sobre todo después de lo mucho

que luchamos por llevar incluso un destello a los sitios más oscuros del mundo ac-

tual. En el mundo venidero, “el trono de Dios y del Cordero estará [allí] ... No habrá

allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque

Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos” (22.3, 5).

Puede que no pertenezcamos perfectamente a este lugar ahora, pero Dios nos

ha dado la libertad de esperar el mundo tal como será algún día, para anhelar el

hogar que compartiremos con Él eternamente.

Memorizar

“Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión,

¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el

tropiezo de la cruz”. GÁLATAS 5.11

S E P

Semana 5

L

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lgo que los creyentes estamos lla-mados a hacer es vivir en un punto intermedio: vivir en este mundo y

también en el reino que sabemos que está por venir. Eso puede ser difícil a veces, en especial cuando los dos no se parecen en nada o si las preocupaciones de hoy nos alejan del Eterno. Sin embargo, este de-safío viene acompañado de una recom-pensa excepcional, una recompensa que los seguidores de Jesucristo experimen-tamos en esta vida. ¿Cuál es? La unidad gozosa que viene con la pertenencia a su Cuerpo.

Pablo describe esta unidad en Efesios 3.6 cuando escribe: “los gentiles son, jun-to con Israel, beneficiarios de la misma herencia, miembros de un mismo cuerpo y participantes igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio” (NVI). El término traducido como “un mismo cuerpo” es sussómos, que deriva de dos palabras griegas: sun (“junto con”) y sóma (“el cuerpo”).

Lo crea o no, esta es la única vez que el término aparece en la Biblia, lo que lo convierte en lo que los lingüistas deno-minan un hapax legomenon: una palabra que aparece una vez en la obra de un autor. Su rareza indica que es algo a lo que haríamos bien en prestar atención, sobre todo porque se utiliza para definirnos. Como cristianos, se nos llama hermanos y hermanas (Fil 4.8), hijos de Dios (1 Jn 3.1), partícipes (He 3.1) y santos (1 Co 1.2). To-

das estas son palabras hermosas, pero ¿qué tienen en común? Hablan de la realidad de que cada uno de nosotros es una persona única, pero también de que debemos tener cuidado de no confundir eso con ser inde-

pendientes los unos de los otros. De hecho, según la Palabra de Dios, como cristianos no podemos vivir los unos sin los otros. Dependemos de Cristo y de su Cuerpo.

Sí, cada uno de nosotros es un ser úni-co, tejido en el vientre de su madre, obras de Dios “formidables, maravillosas” (Sal 139.13, 14). Sin embargo, en nuestro Salva-dor somos algo más: el “cuerpo conjunto”, incorporado a la misteriosa unión que es el cuerpo de Cristo, nacido el día de Pente-costés, cuando, en una ráfaga de viento impetuoso y lenguas de fuego, los creyen-tes “fueron todos llenos del Espíritu Santo” (Hch 2.1-4). Y como formamos parte de ese cuerpo, dondequiera que habitemos está nuestro hogar.

Junto con el Cuerpo

De hecho, según la Palabra de Dios, como cristianos no podemos vivir los unos sin los otros.

A

E S T U D I O D E L A P A L A B R A

Libertad: Nuestra vida en Cristo 44

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Este mes, continuamos nuestra comprensión de la libertad en Cristo:

SJ AL RECONOCER QUE SOMOS CIUDADANOS DE DOS REINOS: ESTE MUNDO Y EL QUE VENDRÁ.

SJ AL COMPRENDER QUE A VECES LAS EXIGENCIAS DE ESOS REINOS ESTÁN EN CONFLICTO ENTRE SÍ.

SJ AL SEGUIR EL EJEMPLO DEL SEÑOR JESÚS DE PERMANECER EN EL MUNDO COMO PERSONAS APARTADAS Y ENVIADAS.

SJ AL RECURRIR AL SEÑOR EN BUSCA DE VALOR Y PAZ CUANDO ESTE MUNDO SE SIENTE HOSTIL A NUESTRA ALIANZA CON EL REINO.

SJ AL ESPERAR CON ESPERANZA EL DÍA EN QUE ESTE MUNDO SEA HECHO NUEVO Y

PODAMOS FINALMENTE ESTAR EN CASA CON CRISTO.

Mientras nos preparamos para reflexionar en cuanto a cómo nuestra libertad en Cristo afecta nuestras relaciones más cercanas, tómese un momento para leer Filipenses 3.18-21, reflexionando una vez más acerca de las verdades de las que hemos hablado este mes.

En el pasaje, Pablo contrasta a los ciudadanos de la tierra (“enemigos de la cruz de Cris-to; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal”) con los ciudadanos del cielo (quienes “esperamos al Sal-vador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya”). Aunque nuestra ciudadanía celestial nos da esperanza, es importante recordar que también fuimos “ciudadanos de la Tierra”. Este recordatorio no solo puede hacernos más agradecidos; sino también puede impulsarnos a seguir llevando la luz al mundo, para invitar a otros al reino.

Otro vistazoEn nuestro proyecto de un año de memorización de las enseñanzas del apóstol Pablo acerca de la libertad en Cristo, este mes memorizó:

“ Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz” —GÁLATAS 5.8-11

L

S E PCierre

mensual

45 Tercer trimestre

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Espero que este haya sido un año emocionante para usted hasta

ahora. Estamos a más de la mitad de nuestra exploración de la libertad en Cristo y, a

estas alturas, con seguridad habrá aprendido que siempre hay más por descubrir. Las

bendiciones de Dios son inmensas. Algunas de ellas son reconocibles al instante y

producen una alegría inmediata. Otras son de gran alcance, con complejas conexiones

con nuestra vida diaria y no pueden ser comprendidas de una sola vez. Nuestra libertad

en Cristo es así, algo que apreciamos cada vez más a medida que buscamos, oramos y

escuchamos.

Juntos, hemos estado analizando los aspectos en que el sentido de libertad podría

verse obstaculizado. Pero el objetivo del Espíritu Santo es siempre fortalecernos en el

Señor. Al enseñar acerca de la libertad bajo la gracia, Pablo les dice a los creyentes de

Galacia que caminen por el Espíritu. Cuando lo hacemos, nos colocamos en la mejor

posición posible para disfrutar de nuestra herencia como hijos de Dios.

Pronto entraremos en los últimos meses de este viaje de un año. Hablaremos de

cómo la libertad en Cristo afecta sus relaciones, tanto las que tiene con quienes están

cerca de usted como con las personas que viven muy lejos. Me honra que nos acompañe

en esta exploración, y mientras terminamos el año, ruego a Dios que usted siga

descubriendo las muchas y variadas bendiciones de nuestro Padre celestial, “que nos

bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Ef 1.3).

L

Porvenir

47 Tercer trimestre

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“ Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz”.

Gálatas 5.8-11

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El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la

American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

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¿Ha explorado todas estas opciones para aprender más

acerca de la libertad en Cristo? Siga avanzando y creciendo con

nosotros a lo largo del 2021, mientras buscamos a Cristo para

romper las cadenas.

¡Sigamos adelante! TV Vea el primer domingo de cada mes nuestras predicaciones de Libertad:

Nuestra vida en Cristo.

Radio Escuche los mensajes enfocados en la libertad que ofrece la vida

cristiana.

Devocional En Contacto Profundice en las reflexiones

especiales de los domingos y en los estudios bíblicos en cuanto a caminar libremente con Cristo.

Del corazón del pastor Desarrolle un entendimiento sabio

y seguro en cuanto a la libertad con la ayuda de la carta mensual del

Dr. Stanley.

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disfrutar de más artículos y palabras de aliento.

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