Libro 8 "La Oración: Pedir y Recibir"
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La Oración:
Pedir y
Recibir Por Dr. John R. Rice
Publicado por:
Editorial Gran Comisión Hermano Sam Gaddis
La Oración: Pedir y Recibir
Editorial Gran
Comisión
Versión digital por icbf.com.mx Versión año 2014 Página 2
Índice
INTRODUCCIÓN ................................................. 3
CAPITULO 1 ................................................... 11
CAPITULO 2 ................................................... 38
CAPITULO 3 ................................................... 83
CAPITULO 4 .................................................. 107
CAPITULO 11 ................................................. 136
CAPITULO 13 ................................................. 168
¿Quién es el Editor Hno. Samuel Gaddis? 2014 .................... 213
Libros Ofrecidos ............................................... 216
Este Libro contiene 6 capítulos seleccionados del gran libro, que
tiene 21 capítulos en inglés.
"PRAYER' Asking and Receiving"
Por Dr. John R. Rice. Publicado en el año 1941 por:
SWORD of the LORD PUBLISHERS, P.O. Box 1099,
Murfreesboro, TN 37133
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INTRODUCCIÓN
Por el Dr. Oswald J. Smith
El Doctor Juan R. Rice ha escrito muchos
libros magníficos, pero ninguno, me atrevería a
decir, de más ayuda que éste. Es el estudio
más exhaustivo sobre la oración que he leído en mucho tiempo. Cada capítulo muestra un
estudio y una investigación extensos.
En especial quedé muy sorprendido por las
muchas ilustraciones amenas y ejemplos todos
de la vida real. El libro promedio sobre la oración es más o menos abstracto en su
enseñanza, pero éste no. Hace encrespar los
cabellos con relatos de la vida diaria, es más,
las numerosas experiencias personales con las
que el autor transmite sus argumentos, son tan
convincentes que toda la duda es inmediatamente echada a un lado.
Para el Doctor Rice la oración es real, la
oración es vital. Es natural esperar que Dios
conteste a la oración, como lo es esperar que el
agua salga al abrir la llave. El cristiano que no
conoce el poder de la oración se está perdiendo
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de algo muy valioso en su vida cristiana. Por la
oración se alcanzan resultados. Es la oración la
que mueve la mano que rige este mundo.
Quizá los capítulos más impactantes son los dos capítulos sobre La Oración Impedida.
Arrojan abundante luz sobre el problema de la
oración no contestada. Yo dudo que nadie
pueda leer estos capítulos sin quedar bajo
convicción. Son positivamente los capítulos
más prácticos del libro. Los asuntos que tratan son de naturaleza personal, y mucho antes que
estos capítulos terminen, habrá un profundo
escudriñar de corazón y un genuino
arrepentimiento a la antigüita y restitución.
El Doctor Rice, tanto con los ejemplos Bíblicos como con las experiencias actuales, demuestra
que se pueden esperar milagros en respuesta a
la oración. Él de ninguna manera limita al
Espíritu Santo. No obstante no hay nada que
no sea escritural o que sea fanático en su
insistencia sobre lo sobrenatural. Numerosas fuentes de autoridad son citadas para apoyar su
posición.
Se tratan, de una manera magistral,
cuestiones referentes a: la fe, al ayuno, a la
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oración en medio de los problemas, a la
voluntad de Dios, a la importunidad, a la
sanidad divina, etc. De hecho su enseñanza
sobre la oración para la sanidad física es más iluminadora y útil. Yo recomiendo
sinceramente este libro porque es sano
doctrinal y escrituralmente.
Aquí entonces está un libro que eleva a un
Dios que escucha la oración. Que este libro
fuera usado como un libro de texto sobre la oración por todo Instituto Bíblico y por todo
Seminario Teológico en el País porque esto es
precisamente lo que el alumno necesita. Que
fuera este libro enviado a todos los misioneros
por todo el mundo porque nada les produciría un mayor ánimo. Que todos los ministros,
evangelistas, y obreros cristianos en todas
partes pudieran echar mano de una copia de
este libro porque revolucionaría la vida de
oración de miles.
Sobre todo, el ministerio del autor demuestra el potencial de su vida de oración. El Doctor
Rice ora, de ahí que él sienta lo que escribe.
Nosotros estamos conscientes de que su propio
corazón gime mientras leemos. Él habla de lo
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que conoce, y de esa manera nuestros
corazones son movidos y motivados por el
Espíritu de Dios mientras meditamos al leer las
páginas de este libro. Sus escritos, como sus
sermones, producen convicción. (¡Oh, qué
don!)
El Doctor Rice ha sostenido una campaña en
la Iglesia del Pueblo, y va a tener otra. Sus
mensajes nunca pueden ser olvidados por las multitudes que lo han escuchado. Él de
ninguna manera es un teólogo de oficina. Su
predicación es sin temor, y al punto. Agradezco
a Dios por él, y me siento privilegiado de ser
contado como su amigo. Yo recomiendo de todo corazón su gran libro
sobre la oración. Que el Dios de la oración le
conceda una circulación amplia y rápida de su
libro y que se le conceda a su autor probar por
mucho tiempo que Dios escucha y que Dios
contesta la oración. OSWALDO J. SMITH
PREFACIO DEL AUTOR
Todo ministro atento ha de ser impresionado
por el hambre del buen pueblo cristiano por
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instrucción sobre la oración. Los cristianos que
no han sido enseñados, no conocen
naturalmente cómo orar, aunque sus corazones
anhelan a Dios. Juan el Bautista enseñó a sus discípulos a orar; y los doce vinieron a Cristo
diciendo, "Señor, enséñanos a orar como Juan
también enseñó a sus discípulos." La gente
necesita que se le enseñe con la Biblia a orar
tanto como necesitan que se les enseñe a
predicar o a ganar almas. Y aun en su estudio de la Biblia necesitan ayuda, como el eunuco de
Etiopía a quien le preguntó Felipe, ¿Entiendes lo
que lees?" y contestó, ¿Cómo podré al menos
que alguien me explique?
La gran popularidad de los libros sobre la oración por Andrew Murray, por E.M. Bounds,
por Dr. R. A. Torrey, por Dr. Charles Blanchard,
por Hallesby. Por Mrs. Jonathan Goforth, y aun
por los modernistas, demuestra que hay una
gran hambre en el corazón para aprender a orar
correctamente y para obtener cosas de Dios. Mi propósito al escribir este libro es satisfacer
aunque sea en pequeña medida, el hambre de
oración que tiene el pueblo de Dios; también
ayudar a los hombres y mujeres, a los jóvenes,
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a orar realmente, a pedir y a recibir.
¡Oh, la escasez de la verdadera oración! No
tenemos porque no pedimos. Las iglesias están
sin poder, los Cristianos ni están felices, ni son prósperos en cuestiones espirituales, nuestros
seres queridos están todavía sin ser salvos, todo
porque nosotros no nos allegamos a Dios en la
oración en forma eficaz, en forma escritural. El
avivamiento con el engrandecimiento de la
causa de Dios, con el esparcimiento de bendición de los cristianos, con la salvación de
multitudes de almas preciosas, seguramente
espera todavía en la oración. Cuando
corregimos la vida de oración del pueblo de
Dios, corregimos lo que está mal con los cristianos y las iglesias y abrimos el camino
para toda bendición necesitada. Así que me he
propuesto sinceramente en este libro enseñar a
la gente a orar de acuerdo a las escrituras y a
estimular la fe en un Dios que contesta la
oración. Francamente, este libro es un libro de la
Biblia enseñando sobre la oración. No es un
libro de filosofía, ni de razonamiento sobre lo
que es o lo que no es posible o probable acerca
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de la oración. El libro está escrito sobre las
sencillas bases de que hay un Dios que ha
revelado su voluntad en la Biblia, el Libro
infalible. La Biblia enseña que Dios se deleita en contestar la oración. Nos da muchas
grandes promesas excesivamente preciosas
sobre lo que Dios hará por aquellos que se
acercan a él en la oración y la Biblia claramente
da las condiciones para obtener cosas de Dios.
El Salvador dijo, "Pedid y se os dará" (Mateo 7:7), y una vez mas, "Pedid y recibiréis" (Juan
16:24). De manera que la oración es pedir, y
una respuesta a la oración es recibir.
En respuesta a la oración, Dios
milagrosamente interviene en los asuntos humanos y cambia las cosas, la gente, el clima
las circunstancias externas, la salud, y aun al
punto de realizar milagros físicos. Así que el
título de este libro es LA ORACIÓN-Pidiendo y
Recibiendo. Para este autor la oración es un
asunto muy sencillo y bendecido de ir a Dios todos los días para llevar lo que uno necesita y
desea y conseguirlo y vivir en la plenitud del
gozo de la oración contestada de la que
prometió Cristo en Juan 16:24, "Hasta ahora
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nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y
recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido."
Esta no es una teoría no probada que les
traigo. Cada promesa de la que escribo la he probado y comprobado. Así que escribo este
libro como un asunto de testimonio personal.
Yo sé que Dios contesta la oración. Él me ha
contestado las mías en miles de ocasiones. Las
respuestas a la oración han sido definitivas tan
claramente fuera del reino de la probabilidad que un investigador imparcial podría fácilmente
convencerse que estas respuestas a la oración
fueron realmente intervenciones sobre naturales
de un Dios amante que obra milagros en favor
de sus hijos cuando éstos confían en El. Otros deben hablar de lo que Dios ha hecho por ellos
y así yo debo hablar de lo que Dios ha hecho
por mí.
Para la gloria de Dios, permítaseme usar un
pronombre personal y decir que yo sé que
funciona realmente la manera Bíblica de la oración.
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CAPITULO 1
"LA NATURALEZA DE LA ORACIÓN" UN DIOS
QUE ESCUCHA LA ORACIÓN
Por Dr. John R. Rice
Capítulo 1 del libro "ORACIÓN pidiendo y
recibiendo"
Traducido por Rev. José Luis Torres 1997 --
"Tú oyes la oración; a ti vendrá toda
carne" Salmos 65:2.
"Pero sin fe es imposible agradar a Dios;
porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" Hebreos 11:6.
I. Está en la naturaleza de Dios escuchar y
contestar la oración.
Nuestro Dios es un Dios que escucha y contesta la oración. Escuchar la oración es uno
de sus atributos, es parte de su naturaleza que
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inspiró al salmista a llamarlo "tú que oyes la
oración" en el Salmo 65:2. Él escogió el título
por sí mismo y se deleita en ser llamado el Dios
que escucha y el Dios que contesta la oración. Los atributos de Dios, su carácter; están
revelados en los títulos que le son dados en la
Escritura. Un libro muy impresionante y muy
útil para las devociones diarias fue escrito por
T. Ford Porter "Los nombres maravillosos de
nuestro maravilloso Señor"; los nombres, los títulos y descripciones por las que Dios se revela
asimismo en la Biblia dan mejor comprensión
del carácter de Dios y uno de sus títulos por su
propia elección divina es "tú que oyes la
oración". La misericordia de Dios nunca cambia, es
parte de su carácter, no se afecta al cambiar las
dispensaciones; la santidad de Dios y su justicia
nunca varían, Él siempre es santo, siempre es
justo. Las características y atributos de Dios
son inmutables y eternos; Él dice "Porque yo Jehová no cambio" Malaquías 3:6; "Jesucristo
es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos"
Hebreos 13:8. Y aún más, Dios es en todas las
generaciones el mismo Dios que se deleita en
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escuchar, y que escucha y contesta la oración.
“¡Tú oyes la oración, a ti vendrá toda
carne!" dijo el salmista; Dios escucha las
oraciones de la carne, con la misma disposición. Él escucha tanto la oración de un gentil como la
de un judío. Dios es el creador de todos y está
ansioso de escuchar la oración de cada alma
viviente y Él está dispuesto a escuchar la
oración de una generación como de otra.
Él se deleitó con las oraciones de Enoc, quien caminó y habló con Él, y se lo llevó al cielo
corporalmente trasladándolo para que no
muriera, Él escuchó la oración de Abraham el
amigo de Dios y liberó a Lot de Sodoma, y le dio
a Abraham el hijo tan anhelado en su edad avanzada. Después fue su deleite contestar las
oraciones de Elías levantando a los muertos,
enviando fuego del cielo, dando sequedad, luego
lluvia y por último llevándoselo al cielo.
Él escuchó la oración de Daniel, un cautivo en
la lejana Babilonia y con la nación en desgracia, con la misma presteza y revelándosele en el
sueño del rey Nabucodonosor y liberando a
Daniel del foso de los leones tal como liberó a
los otros tres hijos hebreos del horno de fuego.
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¿Le importaría a Dios si la oración era antes del
diluvio o después con Enoc y Abraham? ¿No
afectó la respuesta a la oración que Elías
estuviera en la tierra de Canaán y que Daniel fuera cautivo en Babilonia?
Igualmente en el Nuevo Testamento Dios
escuchó la oración de la mujer Cananita y la
oración del centurión italiano Cornelio con la
misma presteza con la que escuchó la oración
de Pedro el apóstol principal, Él escuchó la oración del ladrón moribundo o la del publicano
en el templo o la de la mujer caída, con la
misma presteza con la que escuchó la oración
del justo y piadoso.
Si acaso hay condiciones que impiden la oración, las condiciones son de parte del que
ora y no de parte de Dios. Dios es el inmutable
Dios que escucha la oración, el Dios que anhela
contestar la oración, el Dios que en todas las
generaciones y con todas las clases de personas
con ansiedad escucha la oración; es parte de su naturaleza tanto como su misericordia, su
justicia, su rectitud, su omnipotencia. ¡Tú oyes
la oración, a ti vendrá toda carne!
Dios aun escucha la oración de los que no son
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salvos en muchos casos. En su útil librito, "La
Oración en el Espíritu Santo" el Dr. H. A Iron
Side dice:
"La oración es casi universal en la raza
humana, ¡Tú oyes la oración, a ti vendrá toda
carne! Los hombres que no son salvos también
oran. Todas las naciones oran; es el sentido de
la necesidad, de la debilidad que lleva a los
hombres a implorar ayuda al poder de lo alto. Está mal decir como algunos lo han dicho que
las oraciones de la gente no convertida nunca
son escuchadas. El hombre a quien nuestro
Señor sanó de su ceguera dijo: "sabemos que
Dios no escucha a los pecadores", y eso es verdad en el sentido en el que él lo quiso decir;
pero los casos de Agar en el desierto y los
marineros paganos mencionados en Jonás y
otros casos similares no deben ser pasados por
alto, está mal y es tonto tratar de poner límites
a la misericordia de Dios, El que escucha la oración de las pequeñas aves cuando claman
por comida, escucha los gritos agonizantes
desde el corazón de los hombres atribulados los
cuales valen más que muchas golondrinas
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delante de sus ojos. Tanto la escritura como la
historia testifican de oraciones contestadas en
gracia maravillosa; aun cuando los que oraron
eran ignorantes de aquél a quien iban dirigidos sus actos de maldad".
Está en la naturaleza misma de Dios contestar
la oración aun la de las criaturas que no son
dignas.
II. Es Imposible ir a Dios o Agradarle Sin
Creer que
Él es un Dios que Escucha y Contesta
la Oración.
¡Cuán celoso es Dios de su reputación de
escuchar y contestar la oración! En Hebreos
11:6 nos dice: “Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el
que se acerca a Dios crea que le hay, y que
es galardonador de los que le buscan". Aquí se nos dice que antes de acercarnos a
Dios debemos creer dos cosas: Primero, debe
creer que hay un Dios, segundo debe creer que
Dios es galardonador de los que le buscan
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diligentemente, o sea que Dios escucha y
contesta la oración. Nadie puede acercarse a
Dios, nadie puede ser salvo, nadie puede
agradar a Dios sino aquellos que creen que Dios contesta la oración.
Aquí vemos lo que es la fe. "Sin fe es
imposible agradarle". Y esta fe simplemente
significa que uno cree que hay un Dios y cree
que escucha y contesta la oración. Tener fe
sobre un asunto particular significa confianza de que hay un Dios que va a escuchar la
oración sobre este asunto en particular. Pero
no hay fe que no involucre una confianza real
en la naturaleza divina de escuchar y contestar
la oración. Uno no puede conocer a Dios excepto si se acerca sabiendo, conociendo este
atributo bendito suyo: que Él es un Dios que
escucha la oración.
¿No es extraño que el único atributo de Dios
que todos deben conocer antes de acercarse a
Él, es el atributo de escuchar y contestar la oración? Cuando uno se acerca a Dios, no se le
requiere necesariamente que piense en Dios
como el creador, no se le requiere
necesariamente que piense en los atributos de
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Dios y en sus cualidades, todas ellas están
involucradas lo suficiente en esta cualidad de
escuchar y contestar la oración, de modo que
cuando uno cree que "Dios es galardonador de los que le buscan", entonces ellos saben
suficiente acerca de Dios para acercarse a Él y
agradarle y recibir su bendición; en otras
palabras, esta cualidad de escuchar y contestar
la oración, es la cualidad por la cual Dios quiere
ser más conocido. Esto es el corazón mismo de la naturaleza de Dios, esto revela su poder, su
sabiduría, su gracia, su santidad.
Hay un Dios y Él contesta la oración, eso
resume todo el credo absolutamente necesario
para agradar a Dios y acercarse a Él, todas las demás cosas están implícitas y entendidas si
uno sabe al menos eso sobre nuestro Dios
infinito, bendito, misericordioso que escucha y
contesta la oración.
Resulta claro por lo tanto que cuando
limitamos la disponibilidad de Dios para contestar la oración somos culpables del
horrible pecado de incredulidad. Aquellos que
ponen tanto énfasis en la ley natural y sugieren
que Dios mismo es un esclavo de la naturaleza
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limitado por las leyes que Él mismo ha puesto,
son culpables de minimizar la fe y de esa
manera no agradan a Dios ni se pueden acercar
a Él como debieran. Enseñar como algunos lo hacen, que en las antiguas dispensaciones Él
estaba más dispuesto a contestar, más deseoso
de mostrar las maravillas y señales de su gloria
en respuesta a la oración, es dar un golpe a la
misma dignidad del carácter de Dios, es
incredulidad en su naturaleza esencial de que Él es un Dios que escucha la oración.
Algunos piensan que Dios estaba más
dispuesto a enviar a los judíos bendiciones
como la lluvia u otras bendiciones físicas,
materiales o terrenales en respuesta a sus oraciones, de lo que Él está ahora de enviar las
mismas bendiciones a los cristianos gentiles en
esta era; hablan como si Dios se hubiera
limitado a sí mismo a dar bendiciones
terrenales a los judíos bajo la ley, y que ahora
se limita a sí mismo a dar solamente bendiciones espirituales a los cristianos bajo la
gracia. Pero eso significaría que los judíos
tendrían solamente una mitad de Dios y que la
otra mitad la tenemos nosotros.
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Limitar a Dios en su deseo de escuchar y
contestar la oración a aquellos que
diligentemente lo buscan es incredulidad en la
naturaleza misma de Dios. Creer que en los tiempos apostólicos Dios estaba más dispuesto
a obrar milagros de lo que Él está en la
actualidad, también limita a Dios. Debemos
poner más bien las limitaciones sobre los
hombres y confesar francamente que "no
tenemos porque no pedimos, porque pedimos mal para gastar en nuestros deleites"
Santiago 4:2 y 3. Debemos confesar
honestamente que nuestra incredulidad no nos
permite estar capacitados para recibir las
bendiciones que recibieron los apóstoles y los cristianos del nuevo testamento, pero nunca
debemos creer o insinuar que Dios ha cambiado
su plan o su disponibilidad de escuchar y
contestar las oraciones de aquellos que le
buscan diligentemente y de aquellos que
confían en Él. Hay dispensaciones en algunos asuntos
pequeños arbitrarios en los tratos de Dios con
los hombres. Hubo una vez sacrificios de
animales como un tipo y símbolo de la fe en un
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salvador que había de venir, ahora "no queda
ya más sacrificio que ofrecer por los
pecados" Hebreos 10:26. Una vez los judíos
tenían prohibido comer ciertas clases de carne porque eran inmundos para ellos en el sentido
ceremonial, ahora "Todo lo que Dios creó es
bueno y nada es de desecharse, si se toma
con acción de gracias; porque por la
palabra de Dios y por la oración es
santificado" 1 Timoteo 4:4 y 5. Hubo una vez cuando los niños judíos fueron circuncidados y
ahora "ninguna circuncisión vale nada ni
incircuncisión" Gálatas 5:6. Hubo un tiempo
en que hubo un Sabbat judío, el sábado y otras
leyes ceremoniales que los judíos debían observar como sombra del Cristo que habría de
venir, pero Cristo ya vino y estas ordenanzas
escritas a mano han sido quitadas de en medio
y clavadas en la cruz de Cristo para que ahora
ningún cristiano "sea juzgado respecto a la
comida o bebida o respecto a días santos o a lunas nuevas o días de reposo" Colosenses
2:16.
Me refiero a asuntos pequeños y arbitrarios,
Dios ha tenido dispensaciones en sus tratos con
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los hombres, "el Espíritu Santo una vez estuvo
con los cristianos y ahora está en los cristianos"
Juan 14:17; el cambio vino cuando "Jesús fue
glorificado en su resurrección" Juan 7:37-39 y Juan 20:22; me refiero a que hay tales cambios
dispensaciones en algunas cuestiones, pero en
los grandes fundamentos que son parte de la
misma naturaleza de Dios no hay
dispensaciones. Dios mismo no puede cambiar,
nunca lo ha hecho ni nunca lo hará. Dios siempre salvó a la gente por su fe en
Cristo y no por ningún otro modo tanto en el
Antiguo Testamento como en el Nuevo, (Hechos
10:43). Dios siempre ha sido santo, siempre ha
sido omnipotente, siempre ha sido misericordioso y Dios siempre ha sido el Dios
que escucha y contesta la oración. Esto fue
entendido por el salmista cuando clamó bajo
inspiración del Espíritu Santo, "Tú oyes la
oración; a ti vendrá toda carne" Salmos 65:2;
esto es la razón por la que "el que se acerca a Dios debe creer que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan" Hebreos
11:6. Este Dios inmutable que no cambia es un
Dios que siempre ha estado ansioso por
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escuchar, capaz, dispuesto y poderoso para
contestar las oraciones de aquellos que le
buscan fervientemente y aquellos que confían
en El.
III. Todos los Atributos de Dios Están
Implícitos en
el Hecho de que Él Escucha y Contesta
la Oración.
Cuando uno entiende que Dios escucha y
contesta la oración es entonces cuando uno
levemente percibe todos los atributos y toda la
naturaleza de Dios, todas las demás cualidades
o atributos o características de Dios están implicadas cuando entendemos que el contesta
la oración.
En primer lugar un Dios que escucha la
oración es un Dios vivo, el no es un ídolo de
madera o de piedra o de papel. Cuando los
sacerdotes de Baal en el Monte Carmelo clamaron a su dios ¡oh Baal escúchanos! No
había nadie que contestara o que le importara
(1 Reyes 18:26); un ídolo tiene ojos pero no ve,
tiene oídos pero no oye, tiene boca pero no
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habla, el Dios que escucha la oración es un
Dios vivo.
En segundo lugar un Dios que escucha la
oración y contesta la oración es un Dios que todo lo sabe es omnisciente, ¿Escucha Dios el
clamor de millones de gentes en todos los
países, en todos los idiomas al mismo tiempo?
¿Conoce Él los corazones de los que le
imploran? ¿Puede Él ver la fe? ¿Conoce Él su
sinceridad o percibe la hipocresía en los corazones de los que oran a El? Entonces Él es
un Dios sin límites que conoce todas las cosas.
En tercer lugar si Dios puede contestar la
oración entonces Él tiene todo el poder en el
cielo y en la tierra. Si Dios contesta la oración por la lluvia él debe tener control sobre el clima;
si Dios contesta la oración sobre las cosechas,
Él debe tener control sobre el sol, los insectos,
la humedad, y aun el germen de la vida en la
semilla misma.
¿Contesta Dios la oración sobre la salud? Entonces Dios debe tener en su mano cada
corpúsculo en la sangre, cada nervio y cada
proceso de metabolismo en el cuerpo humano.
¿Contesta Dios la oración sobre el
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avivamiento, o sobre la conversión de un
pecador? Entonces Dios debe tener influencia
en las almas mismas y en las conciencias de las
voluntades de los hombres. Si Dios contestó la oración de Josué para que el sol se detuviera en
relación a su movimiento con la tierra por
espacio aproximado de un día (Josué 10:12 y
13); entonces Dios controla todo el universo
infinito, Él contesta la oración, Él tiene poder
infinito, tiene poder ilimitado. En cuarto lugar si Dios contesta la oración y
tiene sabiduría infinita tal poder omnipotente,
entonces Dios mismo debe ser el creador, no
puede haber otro tan poderoso, no puede haber
otro que dispute su derecho, ni otro que limite su obra o que se oponga a su voluntad,
entonces el Dios que contesta la oración es por
la naturaleza misma del caso, el creador de los
cielos y de la tierra.
En quinto lugar el Dios que contesta la
oración es un Dios que obra milagros. Creer que Dios es galardonador de los que le buscan
significa que uno tiene fe en todo lo que se ha
dicho o se ha aseverado acerca de Dios. Si hay
un Dios que escucha y contesta las oraciones
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en el sentido bíblico entonces es absolutamente
necesario que su obra sea milagrosa,
sobrenatural, no ordinaria sino extraordinaria,
no humana sino divina, no limitada sino infinita en alcance.
¿Obra milagros Dios en la actualidad?
Pregunta alguien y la respuesta es sí, sí, Él es el
Dios que recompensa a los que le buscan, y sí,
Él todavía es el Dios que escucha y contesta la
oración, entonces, su manera ordinaria y natural de obrar en respuesta a la oración debe
ser por milagros. Cada alma salvada es un acto
sobrenatural no uno natural. Cada vez que
Dios interviene y controla la naturaleza o
cambia el plan para hacer que llueva cuando de otra manera no llovería y ocurre por causa de
que alguien ha orado, entonces esto es un
milagro. Cada vez que una persona se sana en
respuesta a la oración cuando de ninguna otra
manera se podría haber sanado es un milagro,
una intervención divina en los asuntos de la naturaleza.
El finado Dr. Charles Blanklan dijo en uno de
sus libros "si hay un Dios debe actuar como
Dios", un Dios obra milagros, un Dios que
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cesara de obrar milagros cesaría de ser Dios en
el sentido bíblico, o sea un Dios personal que
escucha y contesta las oraciones de fe en forma
personal. En sexto lugar si Dios contesta la oración
entonces el es un Dios de amor y misericordia
infinitos, Dios sabe que ninguno de nosotros
merecemos que nuestras oraciones sean
contestadas, nosotros pobres pecadores,
merecemos solamente la condenación y que seamos abandonados y castigados con la
muerte, pero Dios ama a los pecadores, su
misericordia es ilimitada, "mas cuando el
pecado abundó, sobreabundó la gracia"
(Romanos 5:20); si hay un Dios que recompensa a aquellos que le buscan diligentemente o sea
uno que escucha y contesta el clamor, la fe, la
necesidad de los seres humanos, entonces Dios
daría a su propio hijo para expiar por el pecado
y hacerlo de modo que pudiera perdonar en
forma justa y salvar a los pecadores y rescatarlos del infierno y hacerlos en su propia
imagen y tenerlos para siempre con Él en el
cielo.
¡Ah! cuando uno realmente cree que Dios es
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un Dios que escucha y contesta la oración uno
tiene el secreto para entrar al corazón mismo de
Dios y puede ver aunque sea obscuramente y
delinear todas las gracias y los poderes y la majestad del Dios infinito. Un Dios que
escucha y contesta la oración es un verdadero
Dios, cualquier dios que no escucha y contesta
la oración no tiene poder ni la gracia para crear
o para sostener al mundo o para amar y buscar
a los pecadores perdidos. Con estas cosas en mente podemos entender
cómo Dios anhela ser conocido por el título ¡Tú
que contestas la oración! y cómo nadie le puede
agradar, nadie puede acercarse a Él sin creer
que es Dios que escucha y contesta la oración de los que le buscan diligentemente.
IV. La Naturaleza Misma Apunta Hacia un
Dios
Benevolente que Escucha y Contesta la
Oración.
Toda la naturaleza habla de un Dios
benevolente, de un Dios que hizo al hombre,
que lo ama, que quiere proveer todas sus
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necesidades; de hecho el mismo salmo 65 que le
da a Dios el título “¡Tú oyes la oración!" pasa
directo del tema de la oración contestada al
tema de la bondad de Dios en la naturaleza y termina con ese tema versículo 9-13 dice:
"Visitas la tierra, y la riegas; en gran
manera la enriqueces; con el río de Dios,
lleno de aguas preparas el grano de ellos,
cuando así la dispones. Haces que se
empapen sus surcos, haces descender sus canales; la ablandas con lluvias, bendices
sus renuevos. Tú coronas el año con tus
bienes, y tus nubes destilan grosura.
Destilan sobre los pastizales del desierto, y
los collados se ciñen de alegría. Se visten de manadas los llanos, y los valles se
cubren de grano; dan voces de júbilo, y aun
cantan".
El salmista hablando por el Espíritu Santo
parece decir que el Dios que le encanta
contestar las oraciones del hombre, ha anticipado tantas de sus necesidades, ha regado
el terreno que estaba seco, ha dado pasto a los
rebaños hambrientos, ha cubierto los valles con
grano para el hombre y la bestia y estos pastos
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y estos valles gritan y cantan de la
benevolencia, del amor y de la misericordia de
Dios. El tema del salmo 104 es el cuidado de
Dios por el ganado de la tierra y por la humanidad a través de la naturaleza.
"Él hace producir el heno para las bestias, y
la hierba para el servicio del hombre,
sacando el pan de la tierra, Y el vino que
alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta
la vida del hombre" versículos 14 y 15.
"Los montes altos para las cabras monteses;
las peñas, madrigueras para los conejos"
versículo 18. "Los leoncillos rugen tras la presa, y para
buscar de Dios su comida" versículo 21.
Y luego de las bestias aun de las del mar se nos
dice que
"Todos ellos esperan en ti, para que les des
su comida a su tiempo. Les das, recogen; abres tu mano, se sacian de bien" versículos
27 y 28.
El Dios que hizo los animales les hace comida,
el Dios que hizo las plantas hace que llueva y
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que el sol brille sobre ellas, el Dios que hizo las
abejas hizo las flores para el néctar; por cada
cosa viviente hay un lugar, un alimento, una
protección, una provisión de la mano de un Dios infinito.
¿No muestran estas cosas que donde hay una
necesidad, un deseo, una carencia, Dios quiere
satisfacerla? Donde hay hambre Dios quiere
satisfacerla.
Este cuidado benevolente, amante, que todo lo provee por el hombre, comienza tan pronto
como cuando nace el niño, sí mucho antes de
que el niño nazca Dios ha preparado los senos
de la madre y luego unas pocas horas después
de su nacimiento esos senos comienzan a preparar la leche y esos labios pequeñitos
empiezan a buscar instintivamente su comida y
son satisfechos en los brazos de la madre.
Dios ha provisto en la naturaleza cada clase
de comida para balancear la dieta y suplir la
necesidad del hombre. Los científicos se sorprendieron al descubrir que hay una
vitamina para prevenir y curar beriberi, otra
para el escorbuto y otra para la raquitis, Dios
ha preparado insulina para la necesidad de los
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diabéticos; no hay necesidad del cuerpo
humano que Dios no haya preparado y
solamente espera el descubrimiento y la
aplicación que el hombre le dé. Siente el ser humano el instinto sexual
resurgir dentro de sí mismo, la necesidad y el
clamor de un compañero o compañera, Dios le
ha dado la mujer para complementar al hombre
y el matrimonio es el cumplimiento del deseo y
la necesidad del hombre. Tan pronto como comienza una escasez de
madera en la tierra el hombre descubre que las
entrañas de la tierra están llenas de carbón que
Dios ha puesto allí para su uso; para cuando el
hombre ha inventado una máquina de combustión interna, una máquina de gas
ordinario o de gasolina, se descubre que lagos
de petróleo infinitos han sido almacenados para
la necesidad del hombre. Cuando el hombre
necesitaba hierro para sus herramientas
descubrió que ya estaba provisto y luego aprendió que Dios había provisto las aleaciones
para hacer el acero más duro; después el
hombre quería un metal más ligero a prueba de
corrosión y se descubre que hay tiendas
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gigantescas de bauxita el mineral de donde se
saca el aluminio. La tierra prueba que Dios
ama al hombre, que anhela bendecirlo, que
anhela proveer cada una de las necesidades de la humanidad.
Toda la tierra demuestra que fue planeada
deliberadamente por una sabiduría infinita sólo
con el fin de adecuarse a las necesidades del
hombre. Supongamos que el diámetro de la
tierra hubiera sido de 10,000 millas en lugar de 8,000 millas entonces la masa hubiera sido casi
el doble y la gravedad hubiera sido casi el doble
de lo que es; un hombre que ahora pesa 170
libras (77 kilos) de exactamente las mismas
medidas y con los mismos músculos pesaría 332 libras (151 kilos) sus músculos no serían lo
suficiente fuertes para levantarlo a él mismo, su
estómago no sería lo suficientemente grande
para contener suficiente alimento para proveerle
la fuerza; la vida sería intolerable o imposible, o
si el diámetro de la tierra hubiera sido solamente 6,000 millas en vez de 8,000 solo
2,000 millas menos, la gravedad hubiera sido
mucho menor al grado que el aire sería más
ligero y más escaso en vez de pesar 14.7 libras
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(6.67 kilos) por pulgada cuadrada, la presión del
aire y la densidad serían solamente de 6.2 libras
( 2.81 kilos)pero el hombre no puede vivir sin un
tanque de oxígeno en donde el aire pesa menos de 7.3 libras (3.31kilos) por pulgada cuadrada.
La vida sería imposible en esta tierra si no
hubiera sido diseñada exactamente para cubrir
las necesidades del hombre, Dios la hizo del
tamaño justo. O si tres cuartas partes de la
superficie de la tierra estuvieran cubiertas por tierra en vez de agua entonces la tierra sería un
desierto gigante con franjas de vegetación
alrededor de los mares y la radiación de la
temperatura sería tan grande que sería
imposible para el ser humano vivir; o si Dios hubiera hecho la atmósfera que nos rodea con
otro elemento en vez del oxígeno ni los animales
ni los hombres podrían respirar y si el agua no
estuviera hecha de oxígeno e hidrógeno no
hubiera ningún ser vivo en los mares, en los
lagos o en los ríos. ¿No sugiere estas cosas que nuestro Dios es
un Dios que en su propia naturaleza anhela
proveer lo que necesita la humanidad?
La naturaleza no nos dice acerca del calvario y
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la redención pero sí señala a un Dios
infinitamente misericordioso, benevolente y
amante cuyo corazón está abierto a la
humanidad, aquel que viste a los lirios del campo y nota la caída de un ave es el Dios que
escucha y contesta las oraciones de aquellos
que diligentemente le buscan y confían en Él;
Santiago 1:17 dice "Toda buena dádiva y todo
don perfecto desciende de lo alto, del Padre
de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación". Dios nunca varía en
ninguna era ni con ninguna gente de su
cuidado constante para dar lo que el hombre
necesita, lo que los corazones de ellos piden, lo
que los hace felices y buenos, ¿Y no significa esto que por la misma naturaleza Dios está
dispuesto a escuchar el clamor del hombre y
está preocupado en forma amorosa sobre la
carencia o el deseo o la necesidad que siente el
corazón contrito que busca el rostro de Dios?
Entonces si Dios es Dios que escucha y contesta la oración, oremos. La oración
entonces se convierte en el deber más
apremiante del cristiano, Dios nunca nos
mandó cantar sin cesar, ni predicar sin cesar,
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ni dar sin cesar, ni trabajar sin cesar, pero si
nos mandó "orad sin cesar" 1 Tesalonicenses
5:17. Los apóstoles después de pentecostés
exigieron la selección de diáconos para que los apóstoles pudieran entregarse a la oración y al
ministerio de la palabra Hechos 6:4, no primero
a la predicación sino primero que estuvieran
entregados a la oración.
Cuando Salomón construyó el templo en
Jerusalén y lo dedicó a Dios, Dios no dijo que escucharía los cantos de los coros antifonales,
ni que miraría el humo de los altares cuando se
ofrecieran los muchos sacrificios sino que dijo
"Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos
mis oídos a la oración en este lugar" 2 Crónicas 7:15; luego en Isaías 56:7 Dios dijo:
"... porque mi casa será llamada casa de
oración para todos los pueblos". Y Jesucristo
citó esta escritura como está registrada en
Mateo, en Marcos y en Lucas.
El templo era primeramente una casa de oración para todas las naciones; detrás de toda
la predicación, la oración, el profetizar, el
cantar; detrás de todas las observancias
religiosas Dios quería que hubiera una fe viva
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en un Dios que escucha y contesta la oración y
de esa manera que el hombre invocara el
nombre del Señor. No hay un Dios
complaciente sin la oración, Dios es un Dios que escucha la oración, sin fe es imposible
agradarle porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que le hay y que es
galardonador de los que le buscan".
¡Oh tú Dios que escuchas la oración pon en nuestros corazones creerte y orar!
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CAPITULO 2
¿POR QUE ORAR?
I. Porque Dios insistentemente lo manda en la Biblia.
II. Porque la oración es la manera señalada
por Dios para que los cristianos obtengan
cosas.
III. Porque la oración es la manera de Dios
para que los cristianos tengan plenitud de gozo.
IV. Porque la oración es la salida a todos
los problemas, el remedio para toda
preocupación y ansiedad.
V. Porque la oración contestada es el único argumento contra el escepticismo, la
incredulidad, el modernismo y la falta de fe.
VI. Porque la oración es la única manera de
tener el poder del Espíritu Santo para la obra
de Dios.
VII. Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.
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Existen las razones más persuasivas de por
qué todos deben orar, y de por qué la oración
debe ser la cosa más continua y más regular en
nuestras vidas. Jesús dijo que los hombres deben orar. Aquí vamos a dar algunas de las
mejores razones de por qué la gente debe orar.
1. Porque Dios lo Manda Insistentemente
en la Biblia.
La primera buena razón para hacer algo es
que Dios lo manda. Y Dios nos ha mandado
orar. Por toda la Biblia hay pasajes con la
orden imperativa de orar.
1. "También les refirió una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no
desmayar" Lucas 18:1.
Esta es una declaración, no que algunos
hombres deben orar, sino que los hombres, la
raza humana, en todo lugar y en todo tiempo
deben orar. Es un deber impositivo que Jesús enseñó.
2. "Orad sin cesar" 1 Tes 5:17.
Aquí hay un mandamiento sin ninguna
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modificación del contexto. Mientras haya
hombres en cualquier país, en cualquier idioma,
que lean la Biblia, van a leer este sencillo
mandamiento de orar sin cesar. No solamente que debemos orar; ¡sino que debemos orar todo
el tiempo! La oración debe ser un constante
volverse de nuestros corazones hacia Dios,
sobre todo lo que necesitamos y sobre todo lo
que deseamos, hasta que la mente
subconsciente esté continuamente en contacto con Dios. Como una madre mientras duerme
escucha el llanto de su bebé, así el corazón del
cristiano debe estar sintonizado con Dios
mientras está absorto en sus diarios deberes o
¡aun cuando duerme! 3. "Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de
Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias" Filipenses 4:6.
El cristiano debe orar literalmente por todo.
4. "Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones
de gracias, por todos los hombres" 1 Timoteo
2:1.
Se nos manda orar no solamente todo el
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tiempo, sino por todos los hombres.
5. "Orando en todo tiempo con toda
oración y súplica en el Espíritu, y velando
en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí...." Efesios 6:18-19.
Este pasaje, concluye la conocida descripción
de la armadura del cristiano, y la palabra final
sobre cómo estar fortalecidos en el Señor, es
este mandamiento de que debemos orar
siempre, con toda oración, con toda perseverancia, por todos los santos. Note
cuántos "todos" hay aquí. Y así es como a los
cristianos en Éfeso se les mandó orar por Pablo,
de la misma manera está implicado, que
nosotros debemos orar por todos los ministros en particular, así como por todos los santos.
6. "Velad y orad, para que no entréis en
tentación" Mateo 26:41.
Este mandamiento de nuestro Salvador a los
apóstoles, se repite en Marcos 14:38, Lucas
22:40 y en Lucas 22:46. No obstante, ya que se nos manda "guardar todas las cosas" que Jesús
les mandó a los apóstoles (Mateo 28:20), así,
también, nosotros debemos velar y orar para no
entrar en tentación.
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Además de los mandamientos generales para
los cristianos de orar en todo tiempo, por toda
la gente y por todas las cosas; hay muchos otros
mandamientos para orar por cosas específicas. Muchas veces Pablo en sus epístolas, por
inspiración divina, mandó a sus lectores a que
oraran por él, (Colosenses 4:3, 1 Tesalonicenses
5:25, 2 Tesalonicenses 3:1, Hebreos 13:18,
Efesios 6:19).
La oración, pues, es un deber expresamente mandado para que todos los cristianos, oren en
todo tiempo, por todos y por todo. No orar es
pecado, el pecado de desobediencia a un
mandato de Dios, sencillo y ¡frecuentemente
repetido! La falta de oración es pecado. Sin duda alguna todos nuestros pecados, nuestros
errores, y nuestras fallas o fracasos, son
pecados relacionados con la oración, son
errores relacionados a la oración y son fracasos
relacionados a la oración. Samuel le dijo al
pueblo de Israel, "Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar
por vosotros..." 1 Samuel 12:23. Los cristianos
deben orar porque está estrictamente ordenado
en la Biblia.
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2. Porque la Oración es la Manera
Señalada por Dios Para que los Cristianos
Obtengan Cosas.
Este mundo incrédulo espera conseguir cosas
por medio de trabajo, o por la planeación, o por
delinear planes cuidadosamente, o por
accidente; pero a los hijos de Dios se les enseña,
que deben de conseguir las cosas por medio de pedir; y que la razón de que no tenemos, es
porque no pedimos.
"Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de
envidia, y no podéis alcanzar; combatís y
lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís"
Santiago 4:2.
¡No tenéis porque no pedís! Peleas, batallas,
luchas, y la planeación detallada no son las
maneras de Dios para que los cristianos
obtengan cosas. Debemos obtener cosas por medio de pedir. Y la razón porque no tenemos,
no es "porque no trabajamos", no es "porque no
planeamos". Es "porque no pedimos". Pedir es
la manera de Dios para que ¡el cristiano obtenga
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cosas!
Usted puede decir que la manera en que un
agricultor hace crecer su cosecha, es por abrir
los surcos, por sembrar la semilla, arrancar la mala hierba. En otras palabras, la manera de
tener una cosecha, debería de ser por trabajo
diligente e inteligente. Pero yo he visto
campesinos que trabajan duro e
inteligentemente, ¡pero si no hay lluvia,
entonces no hay cosecha! O he visto tormentas azotar el trigo antes de que pudiera ser
cosechado. He visto los gorgojos y los gusanos
arruinar el algodón. De la misma manera no se
puede confiar en la sabiduría humana ni en el
sudor humano. No, el cristiano, no debe depender sobre su propio esfuerzo, o en su
propia planeación, sino que debe de pedir de
Dios. Para el campesino la palabra de Dios
dice: "no tenéis porque no pedís"; en otras
palabras, la oración es la manera de Dios para
que tenga éxito el campesino. El hombre desempleado puede pensar que la
manera de obtener un empleo es haciendo
rondas en las agencias de desempleos, o tomar
algún entrenamiento especial para su trabajo, o
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conseguir recomendaciones de hombres con
cargos importantes en los negocios. Pero yo he
conocido hombres que han hollado los caminos
fatigosos día tras día llenando solicitudes, sólo para escuchar siempre la misma historia: "ya
tenemos a todos los que necesitamos", también,
"está demasiado viejo", o "solamente
contratamos gente que tenga un entrenamiento
especial que usted no ha tenido", y lo que más
se escucha es: "lo pondremos en la lista de espera". Lo que estoy diciendo es que los
esfuerzos humanos, cuando se trata de
conseguir un trabajo fallan.
En cambio, gracias a Dios, el cristiano tiene
otros recursos. Él puede orar, ¡y puede conseguir un trabajo de parte de Dios! Déjeme
añadir una palabra de explicación a la Escritura
sin cambiar para nada su significado: "no tenéis
un trabajo porque no lo pedís". Pedir es la
manera de conseguir un empleo.
Una vez prediqué sobre la oración en Jackson, Michigan, y de repente me sentí movido a
hablar a un joven que estaba en la segunda fila.
Señalándolo con el dedo públicamente le dije:
“¿Tú, tienes trabajo?"
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El me contestó que no.
Y le dije: “¿Si Dios te diera un trabajo, )le
servirías con todo tu corazón?" El respondió: “¡Sí, sí lo haría!, y de seguro que
ahora necesito un trabajo".
"Entonces ve a Dios esta noche y pídele un
trabajo que yo voy a orar contigo al respecto.
Tú dile a Dios: ‘Señor si hay algo en mi vida que
te desagrada, y si me lo muestras yo lo voy a confesar y lo voy a dejar. Si hay algo malo en
mi petición de un empleo, tú muéstramelo, y yo
voy a cambiar mi oración para que se adecúe a
la dirección del Espíritu Santo. Y si tú no me
muestras en forma definitiva lo que está mal, o no me diriges a orar de otra manera, yo voy a
esperar un empleo inmediatamente en
respuesta a esta oración'".
La siguiente noche él estaba en el servicio, y
una vez más a la mitad del sermón me sentí
movido a hablarle, le pregunté: ¿Ya tienes trabajo? "Todavía no". Pero su esposa habló
rápidamente y dijo: “Claro que sí, sí lo tienes, si
trabajaste hoy todo el día". "Pero este no es el
trabajo que yo pedí y no es permanente".
Contestó él.
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Luego le exhorté, "Esta noche ve a ese lugar
secreto a solas, y quédate ahí hasta que Dios te
dé la seguridad sobre este asunto, y yo voy a
orar contigo". Se terminaron esos servicios y regresé a mi
hogar que en ese tiempo estaba en Wheaton,
Illinois. La siguiente semana me llegó una
maravillosa carta de este joven, diciéndome
cómo había conseguido el empleo por el que él
estaba pidiendo, en la planta, en el departamento y bajo el jefe que él
específicamente le había pedido a Dios. Con un
corazón rebosando decía: "Cómo quisiera
poderle decir a todos, que la manera de
conseguir lo que uno necesita es ¡pidiéndoselo a Dios!".
El Salvador nos enseña a orar: “El pan
nuestro de cada día, dánoslo hoy" Mateo
6:11. La manera de conseguir nuestro pan
diario es pidiéndoselo a Dios.
Esto no quiere decir que Dios quiere que el cristiano sea un holgazán. Es más, la manera
correcta de orar va a ser que el cristiano esté
dispuesto a trabajar, o hacer todo lo que Dios le
dirija a hacer. Significa, que no debemos
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depender de nuestro trabajo sino de Dios, para
que nos dé los resultados en respuesta a la
oración.
Debemos recordar que Dios utiliza medios. Él puede utilizar las medicinas, y a los doctores
para sanar. Lucas era el médico amado (Col.
4:14). Y a Timoteo se le mandó usar un poco de
vino (jugo de uva), por causa de su estómago (1
Timoteo 5:23). El rey Ezequías fue sanado
cuando Isaías le mandó que hiciera una masa de higos, para que lo pusiera sobre el divieso
que estaba por matarlo (Isaías 38:21). Dios
puede utilizar medios, y Él puede contestar a
nuestras oraciones usando los medios
humanos. Él puede utilizar a una agencia de empleo
para darnos un trabajo, cuando nosotros lo
hemos buscado diligentemente, y cuando lo
hemos solicitado diligentemente. Él puede
utilizar nuestra ardua labor en una granja, o en
el campo para producir una cosecha. Cierto es que cuando Dios se encarga, Él puede producir
los resultados a nuestras pobres labores.
Pero hay que recordar esto: Que Dios no
siempre utiliza medios humanos. Algunas
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veces, a través de medios completamente
inesperados, y sin que el hombre haya tenido
nada qué ver, Dios escoge obrar su voluntad en
respuesta a la oración. Dios puede sanar al enfermo sin medicina, y algunas veces se deleita
en hacerlo de esa manera, en respuesta a la
oración. Dios puede dar empleos aun cuando
uno ni siquiera ha hecho una solicitud. Dios
puede mandar empleos que no hemos ganado.
Cuán bien sé yo, por benditas experiencias, que esto es cierto. Pero el punto es que, ya sea que
Dios utilice medios bien conocidos, o que use
maneras completamente inesperadas, o aun por
medios imposibles para los hombres, de todos
modos es Dios el que nos da todo lo que necesitamos. Y la manera que consigamos lo
que necesitamos es pidiéndolo. La oración es la
manera señalada por Dios, para que los
cristianos tengan lo que necesitan y lo que
desean. Cualquier otro medio puede fallar.
"Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y
lucháis, y no tenéis lo que deseáis, porque no
pedís".
Imagínese que dos hombres están platicando,
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uno es inconverso no salvo y el otro es un
cristiano. El inconverso dice: “Qué tiempos tan
difíciles son éstos. No puedo conseguir trabajo.
He caminado tanto que mis pies están adoloridos. He contestado a todos los anuncios.
Y no consigo nada".
Imagínese que el cristiano le respondiera: “Sí,
estos en verdad son tiempos difíciles. Yo
también he caminado tanto que mis pies
también están adoloridos. He contestado todos los anuncios y tampoco he podido encontrar
trabajo. Tienes razón. El pobre simplemente no
tiene una oportunidad de salir adelante en estos
días".
¡Dios nos libre! ¿Qué no tiene el cristiano más recursos que el hombre perdido? ¡De qué le
sirve ser cristiano si no tiene respuesta a sus
oraciones, si no tiene quién se preocupe por sus
necesidades, si no tiene quién le dé lo que
desea! ¡Si no hay gozo, si no hay testimonio, si
no hay victoria en esa clase de cristianismo! Gracias a Dios el cristiano puede orar con
confianza y decir: “Padre mío, tú sabes que
necesito un trabajo. Tú tienes todo el mundo
en tus manos. Así que te pido que me des a mí,
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tu hijo, un trabajo para que pueda tener mi pan
diario, para que pueda mantener a mi familia,
para que pueda dar a otros y para que otros
sepan que Dios cuida a sus hijos". Mi Dios ha respondido oraciones como ésta a millones.
El cristiano puede cantar:
Mi Padre es rico en casas y terrenos;
¡Él sostiene la riqueza del mundo en sus
manos! De los rubíes, de los diamantes, de la plata, y
del oro,
sus cofres están llenos. Él tiene riquezas
indescriptibles.
El Dios que tiene en cuenta la caída de un
gorrión, el que ha vestido a los lirios del campo
con vestiduras más hermosas que las de
Salomón; el que cuenta todos los cabellos en las
cabezas de sus hijos amados, -por los que
Cristo murió-, ese Padre celestial ha señalado que sus hijos obtengan las cosas por medio de
la oración. "No tenéis porque no pedís".
La oración es la manera señalada por Dios
para que los cristianos obtengan cosas.
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3. Porque la Oración es la Manera de Dios
Para que los Cristianos Tengan Plenitud de
Gozo.
Los cristianos deben ser felices. Los cristianos
deben de tener satisfechas sus necesidades.
Los cristianos no deben de vivir vidas
derrotadas, infelices, atormentadas por las
necesidades que no pueden satisfacer. De ahí que Dios ha señalado que los cristianos tengan
plenitud de gozo todo el tiempo, viendo que sus
oraciones son contestadas.
En Juan 16:24 Jesús dijo:
"Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre, pedid, y recibiréis,
PARA QUE VUESTRO GOZO SEA
CUMPLIDO"
Imagine, por favor, que un hijo cuyo padre le
ama tanto, que puede venir todos los días, a
pedirle a su padre por cualquier cosa que necesite. Si el niño en su ignorancia le pide
algo que lo va a meter en problemas, o le va a
traer tristezas, el padre con mucho cuidado le
explica al hijo lo que sería mejor, y luego lo
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enseña a pedir algo que sea mucho mejor que lo
que él originalmente pedía. De esa manera el
hijo tiene concedido su deseo y vive en un
estado bendito de felicidad y gozo, porque su padre se deleita en darle los deseos de su
corazón.
Imagínese a una joven esposa, casada con un
hombre rico que la ama y se deleita tanto en ella
que le dé todo lo que ella exprese como deseo.
Su vida está llena de felicidad porque su esposo la ama tanto, que le da todas las cosas que
anhela su corazón.
Eso es lo que Dios quiere hacer por sus hijos,
-solamente que Él lo puede hacer en mucha
mayor cantidad-. El padre no puede cambiar la actitud del corazón de su hijo; de ahí que el
padre rico a veces, se encuentra con que su hijo
se hace indolente, difícil de someter y la riqueza
del padre resulta ser una maldición para este
hijo. En cambio Dios puede enseñarle a sus
hijos y guiarlos por el Espíritu Santo, a orar por las cosas que le traerán plenitud de gozo y no
maldición.
"La bendición de Jehová es la que enriquece,
y no añade tristeza con ella" Prov. 10:22.
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El joven esposo ha gastado miles de dólares
muchas veces, tratando de hacer feliz a su
esposa, pero no le puede dar salud, ni le puede
dar el bebé que desea, ni le puede dar la tranquilidad mental en medio de los cambios
vertiginosos de la sociedad. De manera que
ningún padre, ni ningún esposo pueden dar
plenitud de gozo.
Pero, gracias a Dios, que eso es lo que dice
nuestro Padre Celestial que Él quiere hacer por nosotros. Él nos quiere dar lo que le pedimos y
quiere también ayudarnos a pedir bien.
Debemos pedir y recibir para que nuestro gozo
sea cumplido.
La oración, entonces, es el secreto de un gozo constante, el secreto de una PLENITUD DE
GOZO verdadera. Una vida rica y plena para un
cristiano depende entonces de cuánto y cómo
ora. Si uno logra entrar a tal nivel de la
oración, que pueda conseguir cosas de Dios, y
que obtenga todos los deseos de su corazón y todo lo que uno necesita, entonces día tras día
viviremos una vida feliz y victoriosa. La manera
de ser feliz y de tener plenitud de gozo, es por
medio de la oración. La oración es el secreto de
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la plenitud de gozo, y por esa razón los
cristianos deben orar.
4. Porque la Oración es la Manera Para Salir de los Problemas, la Cura Para Todas las
Preocupaciones y la Ansiedad.
Si la oración es la manera de conseguir lo que
uno quiere y para tener una plenitud de gozo,
como lo mostramos anteriormente; entonces la oración, también es la manera de deshacerse de
lo que no queremos, y de salir de los problemas,
y de apartarse de la preocupación y la ansiedad.
"Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús" Fil. 4:6-7.
¡"Por nada estéis afanosos", dice la Escritura! Los cristianos no deben estar llenos de
ansiedad, y el remedio es que "sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios, en toda
oración y ruego con acción de gracias". ¡El
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cristiano debe sobreponerse a todo por medio de
la oración! De esa manera, día tras día,
continuamente, va a disolver sus afanes y
preocupaciones, y su corazón quedará en perfecta paz ¡todo el tiempo!, ya que Dios ha
prometido a aquellos que le llevan todo a Él en
oración, en toda oración y súplica: "que la paz
de Dios que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús". La preocupación es un pecado que marchita y
esteriliza; es exactamente lo contrario a confiar.
No obstante, muchos cristianos son culpables
de este pecado, pierden su gozo, andan en
incertidumbre; sus vidas son abrumadas por cargas que no deberían de llevar y por temores
que no deberían de tener. El secreto de
terminar con la preocupación
y la ansiedad, es llevar todo en oración a Dios
todos los días, y atravesar por todo eso con
súplica y acción de gracias. 1 Pedro 5:7, tiene otra manera de dar el
mismo mandato: “Echando toda vuestra
ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado
de vosotros".
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Y en Salmos 55:22 dice: "Echa sobre Jehová
tu carga, y él te sustentará..."
Todos los cristianos deberían ser
caracterizados por un estado mental de calma, de ausencia de preocupación, de una paz
profunda en el corazón que el mundano nunca
puede alcanzar y que el mundo nunca puede
dar. Esta es una de las características de un
cristiano que es verdaderamente exitoso y feliz,
cuyas preocupaciones son puestas en el Señor Jesús. Todos los cristianos deben de poder
gloriarse en el Señor, como lo hizo David en el
Salmo 34:6 "Este pobre clamó, y le oyó
Jehová, y lo libró de todas sus angustias".
¿Ha sido usted librado de todas sus angustias? ¿Está usted siendo librado continuamente, día
tras día, cada vez que usted necesita ser librado
de alguna nueva preocupación, o cuidado?
Usted PUEDE tener esta clase de liberación,
esta paz, esta tranquilidad, esta libertad de la
preocupación. Y la manera de tenerla es orando, orando por todo, orando hasta que
venga esa paz que Dios ha prometido, luego,
libre de toda ansiedad, todos los días terminar
con acción de gracias.
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El Dr. Walter Lewis Wilson, el amado
predicador, médico ya deceso dijo: que hacía
años que él tenía un letrero pintado, que
colgaba junto a su escritorio que decía: "¿Por qué orar cuando uno se puede preocupar?". Y
eso expresa la actitud del cristiano promedio.
Se preocupa en vez de orar. Pero la oración es
la manera de terminar con todas las
preocupaciones. La oración es la manera para
obtener la paz constante, bajo cualquier circunstancia y en cualquier lugar.
No quiero decir que el cristiano nunca tendrá
problemas. Sino que en medio de los
problemas, él puede tener la paz más dulce. Yo
no quiero decir que el cristiano nunca se enfermará. Sino que en la enfermedad, él puede
tener la cercanía siempre presente, en forma
consciente, del Espíritu Santo. No estoy
queriendo decir que el cristiano nunca tendrá
dificultades, sino que el cristiano puede llevar
todos los días estas dificultades a Dios, para que se las solucione sin ningún temor, sin
ninguna inquietud que venga de la
incredulidad. El cristiano puede llevar sus
cargas al Señor; dejarlas ahí todos los días y
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tener perfecta paz. La única manera de hacerlo
es a través de la oración regular, con súplica y
acción de gracias por todos los problemas.
¿Está usted cargado? Entonces salga de esas cargas a través de la oración.
¡Oh qué amigo nos es Cristo! Él llevó nuestro
dolor;
y nos manda que llevemos TODO a Dios en
oración.
¿Vive el hombre desprovisto de paz, gozo y
santo amor?
Esto es porque no llevamos TODO a Dios en
oración.
El cristiano puede hacer el hábito de orar por
toda su necesidad, por todas sus cargas, por
todos sus temores, sus cuidados, los problemas,
hasta que obedezca el mandamiento del Señor
de no preocuparse por su vida. "Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué
habéis de comer, o qué habéis de beber; ni
por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir.
¿No es la vida más que el alimento, y el
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cuerpo más que el vestido?" Mateo 6:25. "No
os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos,
o qué beberemos, o qué vestiremos?" Mateo
6:31. Los mundanos buscan estas cosas, se
preocupan y se atemorizan por estos problemas,
pero el cristiano tiene un amante Padre celestial
a quien él puede llevar sus cargas. "Más
buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" Mateo 6:33. Y de esta manera a
través de la oración diaria, llevando sus
problemas tan pronto como se presenten, uno
puede aprender a no preocuparse por el día de
mañana (Mateo 6:34), sino tener perfecta paz. La oración es el medio para salir de los
problemas, es el medio para alejarse de la
ansiedad, por lo tanto pongámonos a orar.
5. Porque la Oración Contestada es el Único
Argumento Irrefutable contra el escepticismo, la Incredulidad, el Modernismo
y la falta de Fe.
"Pero sin fe es imposible agradar a Dios..."
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¿Y qué es fe? "Porque es necesario que el que
se acerca a Dios crea que le hay y que es
galardonador de los que le buscan". Hebreos
11:6 nos dice, que nadie se puede acercar a Dios, a menos que crea que Dios contesta la
oración. ¿Cuál es entonces la respuesta a la
incredulidad, el ateísmo y el modernismo?
¿Cómo podemos convencer a los que no creen
en nuestro Dios? Bueno, teniendo tales
respuestas inequívocas a la oración, que prueben que hay un Dios que oye y contesta la
oración. La manera de contestar a la
incredulidad es dejar que Dios se pruebe a sí
mismo por medio de respuestas a las oraciones.
A veces es necesario el argumento o la discusión. La Biblia prueba a sí misma que es
la palabra de Dios. Toda la naturaleza declara
que hay un Dios. "Los cielos cuentan la
gloria de Dios, y el firmamento anuncia la
obra de sus manos" dice el Salmo 19:1. Hay
muchas, muchas evidencias de que hay un Dios que contesta la oración, pero la única evidencia
absolutamente irrefutable es la oración misma
contestada. Yo puedo saber que hay un Dios
que contesta la oración, si yo veo las respuestas
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a la oración en forma tan inequívoca que no
pueda dudar.
De esta manera en el monte Carmelo, Elías
reunió al pueblo de Israel para probarles que el Señor Jehová era el verdadero Dios, y que el
ídolo Baal no era un dios que pudiera ver, o
escuchar o heredar. Cuando los 450 profetas
de Baal clamaron en vano a su Dios y éste no
pudo responder con fuego del cielo, Elías
construyó un altar y sobre él puso madera y el buey, pero no le prendió fuego, además;
derramó sobre él 12 barriles de agua, luego, oró
para que Dios enviara fuego del cielo a la vista
de toda la gente para que consumiera el
sacrificio, y probara que Él era Dios. La oración de Elías fue algo así: “...Jehová Dios de
Abraham, de Isaac, y de Israel, sea hoy
manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que
yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he
hecho todas estas cosas. Respóndeme,
Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que
tú vuelves a ti el corazón de ellos"
1 Reyes 18:36-37.
Analice esta oración con cuidado y verá que es
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una súplica para que Dios se probara a sí
mismo, respondiendo a la oración. Y cuando la
respuesta viniera no solamente probaría que
Dios es el verdadero Dios, sino que Elías era su siervo y que el mensaje de Elías venía de Dios.
Y la respuesta vino. "Entonces cayó fuego
de Jehová, y consumió el holocausto, la
leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el
agua que estaba en la zanja" 1 Reyes 18:38.
¿Cuál fue el resultado? ¿Qué efecto provocó esta respuesta a la oración de Elías con
respecto a la incredulidad de la gente? El verso
39 nos dice: "Viéndolo todo el pueblo, se
postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios,
Jehová es el Dios!" Una respuesta a la oración definida y visible,
en un momento quitó toda la incredulidad de la
gente y toda la nación cayó sobre su rostro
diciendo: Jehová es el Dios, Jehová es el Dios.
Debemos orar porque la respuesta de Dios a
la oración venga con pruebas que puedan quitar todo el modernismo y la incredulidad.
Y mientras que el pueblo de Dios no pueda
tener respuestas a la oración definidas,
sobresalientes e irrefutables, entonces no nos
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queda otra alternativa que esperar ver crecer a
nuestros jóvenes dudando que hay un Dios que
obra milagros, que escucha y contesta la
oración. El remedio para la incredulidad es que el pueblo de Dios ore y obtenga respuestas a
sus oraciones.
Todos nuestros argumentos contra el
modernismo, contra la evolución, contra el
ateísmo, caerán sobre oídos sordos, si junto con
nuestros argumentos, uno no dá, algunas pruebas definidas de oraciones contestadas. Si
el cristianismo es la verdadera religión y si Dios
es un Dios que obra milagros, que escucha y
contesta la oración, entonces el mundo no
convertido tiene el derecho de demandar, que lo probemos, teniendo oraciones contestadas.
¡Cómo huirán las dudas si comenzamos a orar
con denuedo, y en forma definida esperando
que Dios dé respuestas concretas y específicas a
nuestras oraciones día con día!
Note el poder del argumento de Gedeón en Jueces 6:12-13 "Y el ángel de Jehová se le apareció, y le
dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y
valiente. Y Gedeón le respondió: “Ah, Señor
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mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué
nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde
están todas sus maravillas, que nuestros
padres nos han contado?, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos
ha desamparado, y nos ha entregado en
mano de los madianitas".
Con justa razón Gedeón contestó al ángel de
Jehová: "Si Jehová está con nosotros ¿Por qué
nos ha ocurrido todo esto? ¿Y dónde están los milagros de los cuales nos hablaron nuestros
padres? diciendo: ¿No nos sacó el Señor de
Egipto?". Gedeón sintió con justa razón que si
Dios estaba con él, él debía tener evidencia de
que Dios se mostraría y se probaría por manifestaciones concretas y definidas de su
poder, en respuesta a la oración.
Dios no se burló del clamor de Gedeón. Dios
no dijo, como algunos maestros (sin poder) de la
Biblia, de la actualidad dicen, 'que los milagros
son del pasado pero no para el presente'. Más bien Dios se deleitó en que Gedeón exigiera
evidencia de su poder. Dios mostró el milagro
del fuego que consumiera la ofrenda que trajo
Gedeón, Él dejó el vellón seco primero, y luego
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húmedo contestando la oración de Gedeón.
Dios está perfectamente dispuesto a probar
que Él es un Dios que escucha y contesta la
oración; y que éste es el único remedio real para la incredulidad y el ateísmo.
En Egipto, después de lo que Dios había
hecho por Moisés, lo que no pudieron hacer con
sus encantamientos, "Entonces los hechiceros
dijeron a Faraón: Dedo de Dios es éste..."
Éxodo 8:19. La respuesta definida a la oración convenció a
estos magos impíos paganos.
Dios contestó a la oración de Daniel y le reveló
el sueño de Nabucodonosor, luego
Nabucodonosor se convenció y cayó sobre su rostro, y dijo: "Ciertamente el Dios vuestro es
Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que
revela los misterios, pues pudiste revelar
este misterio" Daniel 2:47.
Después Dios le reveló a Daniel el otro sueño
de Nabucodonosor, presagiando cómo el rey viviría como una bestia, durante 7 años. Y
cuando el rey se recobró de su desvarío mental
y volvió a su trono y a su gloria, las Escrituras
indican que él verdaderamente se convirtió a
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Dios (Daniel 4:34-37). La oración contestada es
la cura para la incredulidad.
Hechos 13:6-12 Es el relato de cómo Sergio
Paulo oficial del gobierno de la Isla de Chipre, se convirtió en forma maravillosa cuando vio la
respuesta a la oración de Pablo (la oración está
implicada aunque no dada), por la ceguera de
Elimas el mago. El versículo 12 dice "Entonces
el procónsul, viendo lo que había sucedido,
creyó, maravillado de la doctrina del Señor".
No nos queda otra alternativa que afrontar
esta cuestión de frente. Cuando las iglesias en
nuestra tierra, otra vez vean conversiones
sorprendentes de borrachos, de prostitutas, con sus vidas transformadas, entonces los
pecadores vendrán a la iglesia y escucharán con
respeto la palabra de Dios. Y cuando el pueblo
de Dios ore y consiga la salud de los enfermos,
consiga lluvias cuando se necesiten, obtengan
empleos, su pan diario y tengan avivamientos en respuesta a la oración, entonces el
modernismo y el ateísmo perderán su dominio
en las mentes de las masas de gente en
América. Aun los no convertidos creerán que
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hay un Dios que obra milagros, que contesta la
oración.
Debemos orar y debemos tener respuestas a
nuestras oraciones, como el antídoto definido, poderoso contra la incredulidad, y como el
único argumento irrefutable contra el ateísmo y
la falta de fe.
No siempre es la voluntad de Dios sanar a los
enfermos, no siempre fue su voluntad sanar a
los enfermos en los tiempos de la Biblia. Pero sí sanó a los enfermos frecuentemente, como para
probar que Él era un Dios que sana como
respuesta a la oración.
Dios no salvó a todos los pecadores durante el
ministerio de Pablo, y Él no salvará a todos los pecadores bajo el ministerio de nadie más. Pero
si Dios estuvo dispuesto a salvar a los más
escandalosos pecadores en los tiempos bíblicos,
los salvó con su maravillosa mano extendida de
tal forma que se convencieron los
murmuradores. Y Dios hará lo mismo en la actualidad y
probará su poder de la misma manera hoy, si
confiamos en Él.
Aun en los tiempos bíblicos los milagros
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nunca fueron algo ordinario o común, un objeto
de juego para los descuidados o una
recompensa para los curiosos. ¡No, no! Los
milagros en las cuestiones físicas siempre fueron escasos, y solamente fueron dados
cuando honraban al Señor. Pero Dios dio fe
para ellos tan frecuentemente, como para
probar que Él es un Dios que obra milagros,
que escucha y contesta la oración. Y Él hará lo
mismo en la actualidad con aquellos que le busquen diligentemente y que le den la
oportunidad de probarse a sí mismo.
Pero esto no se aplica solamente a los
milagros en el reino físico. Dios se prueba a sí
mismo abundantemente, salvando las almas de aquellos por los que oramos, dando
avivamientos y proveyendo las necesidades
diarias, dando paz, dando sabiduría para
afrontar los problemas diarios, dando plenitud
de gozo y el poder del Espíritu Santo. Debemos
orar, entonces, porque la oración contestada demuestra que hay un Dios que escucha la
oración. Es el antídoto positivo para todas las
dudas, el escepticismo, la incredulidad, y aun el
ateísmo.
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6. Porque la Oración es la Única Manera de
Tener el Poder del Espíritu Santo Para Hacer
la Obra de Dios.
Como D.L Moody bien lo dijo: Es ingenuo, o
tonto e impío, tratar de hacer la obra de Dios
sin el poder de Dios. Y no hay manera de que
los cristianos tengan el poder de Dios excepto
por la oración. En Lucas 11:13 tenemos esta sencilla promesa:
"Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto
más vuestro Padre celestial dará el Espíritu
Santo a los que se lo pidan?" Aquí el Señor nos está hablando de la llenura
del Espíritu Santo. El Espíritu Santo viene a
morar en el cuerpo humano en el momento de
la conversión. Ahora, desde que el Señor
Jesucristo se levantó de entre los muertos y les
sopló a sus discípulos diciendo: "Recibid el Espíritu Santo", los cristianos tienen el Espíritu
Santo morando en ellos. Toda persona salva
tiene al Espíritu Santo viviendo en su cuerpo
como en un templo, (lea Romanos 8:9; 1
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Corintios 6:19-20; 2 Corintios 6:16). Pero
Cristo en Lucas 11:13, quiso decir que Dios le
daría el poder del Espíritu Santo para ganar
almas a aquellos que se lo pidan. En el mismo pasaje él da una parábola del
hombre que va a su amigo de noche y le dice:
“Amigo préstame tres piezas de pan, porque ha
venido un amigo mío de camino y no tengo nada
que poner delante de él"; y Cristo le dijo a este
hombre que quería tener pan para su amigo, que lo consiguió solamente por su
importunidad. Y así Cristo nos enseña aquí
que el cristiano que anhela tener el pan de vida
para un amigo inconverso, lo puede obtener
rogándoselo a Dios. Y cuando Cristo explica la enseñanza principal de toda la parábola, por
medio de esta bendita promesa "cuánto más
vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a
los que se lo pidan". Nosotros podemos tener
pan para los pecadores, si se lo pedimos a Dios
rogando, ¡pero no, de ninguna otra manera! "Importunidad" dijo Cristo. Fue la manera
como el hombre consiguió pan para su amigo,
otro pobre amigo hambriento (Lucas 11:8).
Siempre ha sido cierto que los avivamientos
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han venido en respuesta a la oración. En 2
Crónicas 7:14, Dios prometió un bendito
avivamiento. "Si se humillare mi pueblo,
sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se
convirtieren de sus malos caminos..." El
profeta Habacuc oró "...Oh Jehová, aviva tu
obra en medio de los tiempos..." Habacuc 3:2.
El sabía que los avivamientos vienen en
respuesta a la oración. ¿Pero qué es un avivamiento? Es
simplemente que Dios pone su poder sobre sus
ministros y sobre su pueblo, y que el Espíritu de
Dios hace su obra de bendecir a los santos, y de
convencer y salvar a los pecadores. De ahí que el secreto del poder en la predicación está en la
oración. El secreto del poder para ganar almas
en forma personal está en la oración. El secreto
del avivamiento es la oración.
Si algún cristiano anhela tener en forma
personal y definida, el poder del Espíritu Santo, entonces esta es la manera de tenerlo: Busque
el rostro de Dios en oración, con toda confesión,
autoexaminación y rendición de corazón, que
sea necesario para esperar en Dios, hasta que el
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Espíritu de Dios le llene y le use.
Quiero que noten estos ejemplos de la Biblia
en donde la gente oró por el poder del Espíritu Santo:
1. Antes del Pentecostés los discípulos oraron:
"Y entrados, subieron al aposento alto,
donde moraban Pedro y Jacobo, Juan,
Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo,
Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos
PERSEVERABAN UNÁNIMES EN ORACIÓN Y
RUEGO, con las mujeres, y con María la
madre de Jesús, y con sus hermanos" Hechos
1:13-14. Enseguida de ésta sesión de oración y súplica
al Espíritu Santo, descendió sobre los discípulos
en el Pentecostés y tres mil personas fueron
salvas y bautizadas.
2. Después del Pentecostés los discípulos
necesitaban otra vez ser llenos con el Espíritu Santo, de modo que oraron.
"Cuando hubieron orado, el lugar donde
estaban congregados tembló; Y TODOS
FUERON LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO, y
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hablaban con denuedo la palabra de Dios"
Hechos 4:31.
Compare por favor Hechos 2:4 y Hechos 4:31;
encontrará que estas siete palabras se encuentran en ambos versos exactamente igual,
-"Y todos fueron llenos del Espíritu Santo".
Oraron antes de Pentecostés y el poder del
Espíritu Santo vino sobre ellos, oraron después
de Pentecostés y el poder del Espíritu Santo
vino sobre ellos. La oración fue necesaria después de Pentecostés igual que antes. Y
produjo los mismos resultados después de
Pentecostés que antes.
3. En Samaria, Felipe predicó y hubo muchos
verdaderos convertidos. Pero el poder del Espíritu Santo para testificar y para ganar
almas, no vino sobre los convertidos hasta
después de la oración. Hechos 8:14, 15,16 dice:
"Cuando los apóstoles que estaban en
Jerusalén oyeron que Samaria había
recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido,
ORARON POR ELLOS PARA QUE RECIBIESEN
EL ESPÍRITU SANTO; porque aún no había
descendido sobre ninguno de ellos, sino que
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solamente habían sido bautizados en el
nombre de Jesús".
Note la distinción que las Escrituras hacen
entre el Espíritu Santo morando en el cristiano, y el Espíritu Santo viniendo sobre el cristiano.
En o dentro, se refiere a la morada que éstos
discípulos ya tenían, como todo cristiano la ha
tenido desde el día que el Señor Jesús se
levantó de entre los muertos. Sobre, significa
que el poder del Espíritu Santo había venido sobre los cristianos para servicio.
Note que estas gentes recibieron al Espíritu
Santo, su poder para servicio, ¡después de la
oración!
4. Pablo el apóstol fue lleno del Espíritu Santo tres días después de su conversión en
respuesta a la oración. Hechos 9:3-6. "Mas
yendo por el camino, aconteció que al llegar
cerca de Damasco, repentinamente le rodeó
un resplandor de luz del cielo; y cayendo en
tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? Él dijo:
¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús,
a quien tú persigues; dura cosa te es dar
coces contra el aguijón. El, temblando y
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temeroso, dijo: Señor, ¿Qué quieres que yo
haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra
en la ciudad, y se te dirá lo que debes
hacer". Pablo pasó tres días sin comer, ni beber Hch. 9:9, en constante oración Hch. 9:11,
¿Por qué estaba orando Pablo? La respuesta se
da en Hch. 9:17:
"Fue entonces Ananías y entró en la casa,
y poniendo sobre él las manos, dijo:
Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me
ha enviado para que recibas la vista Y SEAS
LLENO DEL ESPÍRITU SANTO".
Pablo fue lleno del Espíritu Santo tres días
después de orar y ayunar. Luego, e inmediatamente, comenzó su ministerio de
predicación en el poder del Espíritu Santo.
5. Pablo y Bernabé fueron llenos con el
Espíritu Santo, para su viaje misionero en
respuesta a la oración. En Hechos 13:1-4
tenemos el relato de un grupo que se reunía para ayunar y orar, hasta que el Espíritu Santo
dijo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la
obra a que los he llamado"; luego se nos dice que "CUANDO HUBIERON AYUNADO Y ORADO,
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impusieron las manos sobre ellos y los mandaron y así ellos, FUERON ENVIADOS POR EL ESPÍRITU SANTO, saliendo rumbo a
Seleucia, y de ahí viajaron a Chipre". Con razón
hubo tantas almas maravillosamente salvadas por la obra del Espíritu Santo, a través de estas
gentes que habían sido llenos con el Espíritu
Santo después de ayunar, orar y de esperar en
Dios.
La manera en que el cristiano obtiene el poder
de Dios para su servicio es orando. 6. La oración constante de Pablo, fue que
otros cristianos fueran llenos con el Espíritu
Santo. En Efesios 1:15-19, Pablo menciona su
oración por los santos de Éfeso, para que Dios
"les diera el espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de él y cuál es la excelente
grandeza de su poder..."
Esta era una oración para que fueran llenos
con el Espíritu Santo y para que tuvieran su
poder. Luego en Efesios 3:14-19 el mismo
objeto de la oración se menciona una vez más: "Por esta causa doblo mis rodillas ante el
Padre de nuestro Señor Jesucristo... de
quien toma nombre toda familia en los
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cielos y en la tierra, para que os dé,
conforme a las riquezas de su gloria, el ser
fortalecidos con poder en el hombre interior
por su Espíritu". Pablo oraba por esos cristianos para que fueran llenos con el Espíritu
Santo. Su poder viene en respuesta a la
oración.
La oración, la súplica incesante hacia Dios,
fue el secreto del poder que vino en el
Pentecostés y que resultó en la salvación de tantas almas. La oración, el corazón
quebrantado, la confesión de pecado, la oración
penitente fue el secreto del poder cada vez que
los santos de Dios tuvieron épocas de
avivamiento, y cada vez que los individuos fueron llenos del Espíritu Santo para su bendito
servicio.
Debemos orar entonces, porque la oración es
la manera señalada por Dios para que tengamos
el poder del Espíritu Santo para hacer su obra.
7. "Porque Todo Aquel que Invocare el
Nombre del Señor, Será Salvo"
En Romanos 10:13 se nos dice: "Todo aquel
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que invocare el nombre del Señor será
salvo". Un pecador perdido puede orar a Dios
por su salvación. En Lucas 18 vemos al pobre
publicano golpeándose el pecho y clamando: "Dios, ten misericordia de mí, pecador". Lo
vemos descender a su casa justificado y salvado
el mismo día.
Y así leemos la dulce historia de el ladrón
moribundo que se convirtió a Cristo en la cruz
junto a él y dijo: “Señor acuérdate de mí cuando vengas en tu reino", escuchamos la dulce
promesa del Salvador a su lado: "Hoy estarás
conmigo en el paraíso" Lucas 23:39-43.
Entonces, pues, los pecadores perdidos tienen
el derecho de orar y cualquiera que en forma genuina invoque al Señor para salvación será
salvo.
Por supuesto se hace claro en la Biblia
muchas, muchas veces, que la fe del corazón es
el factor decisivo en la salvación. "...Cree en el
Señor Jesucristo, y serás salvo", dijeron Pablo y Silas al carcelero de Filipos (Hechos
16:31). Cristo le dijo a Nicodemo: "Todo aquel
que en él cree (en el unigénito hijo de Dios) no
será condenado", y una vez más dijo: "De
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cierto, de cierto os digo: El que cree en mí,
tiene vida eterna" Juan 6:47. El que pone su
confianza en Cristo es salvado
instantáneamente, tiene vida eterna. Y así es claro, que nadie tiene que pasar por una
oración formal para poder ser salvo. No
necesita haber palabras en voz alta, no se
necesita aquello de lo cual la mayoría de la
gente llama oración. La fe es la conversión en el
corazón a depender de Cristo. Y Dios escucha el más leve clamor del corazón sin que haya ni
siquiera un susurro de aliento, sin que haya ni
siquiera movimiento de los labios.
Pero a menudo los pasos tambaleantes de la fe
son tomados con mayor confianza cuando uno ora, poniendo conscientemente en palabras su
clamor por misericordia y por su dependencia.
Cuántos pecadores han podido confiar en el
Señor con más seguridad, cuando han puesto
en palabras el clamor de la oración del
publicano: “Dios, ten misericordia de mí, pecador".
Y así, querido amigo, si usted no es salvo,
siéntase en perfecta libertad de invocar a Dios
por su misericordia y su perdón, y sienta la
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seguridad de que Él escucha, y que Él ya lo ha
escuchado, cuando usted le invoque por su
perdón y salvación. Cualquiera que tenga
suficiente fe para pedir sinceramente por la misericordia de Dios y su perdón, tiene
suficiente fe para estar seguro que Dios le ha
escuchado porque Jesús dijo: “...y el que a mí
viene, no le echo fuera" Juan 6:37. Y así
cualquier pecador puede reclamar la dulce
promesa de que "todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo".
Y ahora en conclusión recordemos estas siete
razones por las cuales debemos orar:
1. Es un mandamiento expreso de Dios de que
los cristianos deben orar siempre, por todas las cosas, con toda oración y súplica.
2. La oración es la manera señalada por Dios
para que los cristianos obtengan cosas.
3. La oración es la manera en que los cristianos
tienen plenitud de gozo.
4. La oración es la cura de Dios para la preocupación, para salir de los problemas y de
la ansiedad.
5. La oración contestada es la manera de Dios
para detener las bocas de los incrédulos, es el
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argumento irrefutable de Dios contra la falta de
credulidad.
6. La oración es la manera de tener el poder del
Espíritu Santo para hacer la bendita obra de Dios.
7. Todo aquel que invocare el nombre del Señor
será salvo.
Por lo tanto amados hermanos ¡oremos!
¡Oh cuántas y cuán poderosas son las
razones para que los cristianos oren!
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CAPITULO 3
LA ORACIÓN ES PEDIR
"Pedid, y se os dará" Mateo 7:7. "Porque todo aquel que pide, recibe"
Mateo 7:8.
"Pedid, y recibiréis" Juan 16:24.
"No tenéis, porque no pedís" Santiago 4:2.
"¿Cuánto más vuestro padre que está en los
cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" Mateo 7:11.
"Y todo lo que pidiereis en oración,
creyendo, lo recibiréis" Mateo 21:22.
"¿Cuánto más vuestro padre celestial dará
el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" Lucas 11:13.
"Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré"
Juan 14:14.
Aunque la mayor parte del tiempo estoy
rodeado de una esposa, seis hijas y varias secretarias; continuamente me maravillo de la
forma de ser de las mujeres. Cuando estaba
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recién casado, mi esposa y una joven amiga de
ella insistían en que fuéramos "de compras",
nada más a ver. Y como yo no tenía mucho
dinero me sentía bastante incómodo con esa proposición, hasta que aprendí que ellas
realmente no pensaban comprar nada; sino que
simplemente iban "de compras". Poco a poco
aprendí que la mujer puede pasar la mitad del
día de compras ¡sin esperar realmente traer
nada a la casa! Y así es muy frecuentemente con mucha gente
que "ora". "Oran" y "oran", sin recibir nada; en
verdad, no esperan recibir nada. Esta no es la
razón por la que "oran". Pero aunque le llaman
orar, realmente no es verdadera oración la que no viene en forma de una petición definida,
pidiendo algo de Dios.
Mi esposa e hijas no ven que yo me divierta
mucho comprando zapatos. Entro a una cierta
zapatería y ordeno un par de zapatos de cierto
estilo conservador, en color negro, del número diez como los otros que ya usé anteriormente;
los pago, me envuelven los zapatos viejos y
salgo de ahí. Toda esta transacción no toma
más que unos diez minutos. Y lo que yo hago
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es ir a buscar un cierto tipo de zapatos, los
compro, y regreso a casa. Yo no ando "de
compras" en el sentido en que las mujeres
utilizan el término. Yo simplemente compro. Y eso es lo que es la oración. La oración es pedir
algo definitivo de Dios.
Note una vez más las Escrituras al comienzo
de este capítulo.
Mateo 7:7,8 dice: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel
que pide, recibe; y el que busca, halla, y al
que llama se le abrirá".
La oración, entonces, es pedir. O, en otras palabras, es buscar y llamar. Uno que ora
espera recibir. Uno que llama espera que se le
abra. Uno que busca espera encontrar algo.
Eso es lo que la Biblia dice que es la oración:
pedid, buscad, llamad. La verdadera oración es
pedir algo. Santiago 4:2-3 dice:
"Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de
envidia, y no podéis alcanzar; combatís y
lucháis, pero no tenéis lo que deseáis,
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porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque
pedís mal, para gastar en vuestros deleites".
Los cristianos no tienen porque no piden, y no
tienen porque piden mal. La Escritura dice que no es pelear, combatir, desear o preocuparse
sino que pedir es lo que consigue cosas de Dios.
LA ORACIÓN ES PETICIÓN.
Hay dos palabras principales en el Nuevo
Testamento en griego que se traducen como
pedir. Una es la palabra eperotao, que significa: Pedir, preguntar, hacer preguntas,
inquirir. Pero la otra se usa respecto a la
oración y es la palabra aiteo que significa:
Pedir, anhelar, desear. Pedir esperando
respuesta significa siempre pedir algo. Acabo de contar como treinta veces en las que se usa
esta palabra con respecto a la oración en el
Nuevo Testamento y está correctamente
traducida: pedir. Los modernistas (incrédulos
liberales) no creen que la oración realmente
cambia las cosas. De modo que el modernista no acepta la sencilla enseñanza bíblica de que
la oración es pedir y que la respuesta es recibir,
que la oración es buscar y que la respuesta es
encontrar, que la oración es llamar y la
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respuesta es que Dios abra la puerta. La
doctrina bíblica de que Dios principalmente es
"Tú que oyes la oración" Salmos 65:2; y que Él
es "galardonador de los que le buscan" Hebreos 11:6. Y ya que no creen en la doctrina
bíblica de que la oración es pedir y de que Dios
realmente responde, de que la oración
realmente cambia las cosas, por lo tanto, los
modernistas y los incrédulos enseñan que la
oración es principalmente meditación y comunión. Cuando más el modernista cree
solamente que la oración puede producir algo
bueno dentro de nosotros, que es para nuestro
deleite espiritual. Y de esta manera los
modernistas desaniman a hacer peticiones concretas las cuales ellos llaman oraciones
egoístas.
El deceso Doctor Harry Emerson Fosdick un
conocido modernista dice en su libro "El
significado de la oración": “Hay algunos que
todavía piensan en la oración como términos infantiles de súplicas al divino Santa Claus"
(pág. 22). Y una vez más dice: “Muchas
oraciones ingenuas son ofrecidas por gente bien
intencionadas pero poco inteligentes con la
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excusa de que quieren hacerse como niños en
una fe sencilla. . . Orar a Dios como si fuera
Santa Claus es infantilismo". "El infantilismo
en la oración se ve claramente evidenciado en un molesto deseo de suplicar cosas de Dios...;"
(pág. 23). Entonces este incrédulo, que niega
que Jesús nació en forma virginal, aquel que
murió por nuestros pecados, niega la veracidad
de la Biblia. Parlotea de que la oración es
"amistad con Dios". Para el modernista la oración es algo bonito, pero no obtiene cosas de
Dios. La oración no cambia las cosas. Y
muchos creyentes en la Biblia caen en esta
trampa, esta doctrina de que la oración es
solamente compañerismo espiritual, que realmente no conseguimos cosas de Dios, sino
que, hasta después de que oramos nos sentimos
más fortalecidos para conseguirlas por nosotros
mismos, o que quizás se sienta uno resignado a
quedarse sin ellas. ¡Cuán alejado es esto de la
enseñanza bíblica sobre la oración! En una ocasión visitaba un hogar en Chicago,
en donde por propósitos de ejercicios tenían un
caballo eléctrico. Como yo fui un jinete de
mucha experiencia durante mi juventud me
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pidieron que montara este caballo eléctrico. Me
monté, apreté el botón y listo: ¡A galopar, y a
galopar, los brazos ondeando y el abrigo
volando! La acción era una buena imitación de lo que es galopar en un caballo. Pero solamente
era una imitación, porque cuando volví a
apretar el botón, paró el galope, me bajé
exactamente igual que como me subí. ¡No había
ido a ningún lado! Eso es exactamente lo que
es la oración para un modernista: solamente ejercicio, no para conseguir cosas de un Dios
que escucha y contesta la oración.
La oración no es meditación, no es adoración,
no es ni siquiera comunión en el sentido
ordinario. La oración es pedirle a Dios algo.
I. La Oración No es Adoración, No es
Alabanza, Meditación, Humillación, Ni
Confesión, Sino Pedir.
Una vez más déjeme tratar de impresionar su corazón y su mente en el sentido que la oración
es pedir y nada más.
La oración no es alabanza, aunque la
alabanza es bendita. "El que sacrifica
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alabanza me honrará..." Salmos 50:23.
"Todo lo que respira alabe a Jehová..."
Salmos 150:6. David dice "Bendice, alma mía
a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre" Salmos 103:1. La alabanza es
bendecida. Es el deber de todo corazón
agradecido. Pero debemos recordar que la
alabanza no es oración y que la oración no es
alabanza. La oración es petición.
La oración no es adoración. La adoración es buena. Debemos adorarle, adorar a aquel que
los ángeles adoran. Pero la adoración no es
orar, y la oración no es adoración. La oración
es siempre pedir, no es otra cosa más que pedir.
La oración no es meditación. Es correcto meditar día y noche en la palabra de Dios
(Salmos 1:2). Tener un momento devocional a
solas y de meditación en la palabra de Dios y
sobre las bendiciones de Dios es bueno. Todo
cristiano debería tomar tiempo para tales cosas,
pero recuerde que eso no es oración. La Biblia nunca lo llama oración, y pecamos contra Dios
usando mal las Escrituras y pervirtiendo la
verdad, cuando le llamamos oración a tales
cosas. La oración no es meditación. La oración
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es petición.
La humillación no es oración, aunque
ciertamente es correcto que los cristianos se
humillen ante Dios. "Humillaos delante del Señor, y el os exaltará" Santiago 4:10. "...El
que se humilla será enaltecido" Lucas 18:14.
Pero la humillación no es orar. La Biblia
claramente los identifica por separado. "Si se
humillare mi pueblo, sobre el cual mi
nombre es invocado y oraren..." 2 Crónicas 7:14. De manera que la humillación es algo y la
oración es otra cosa. La humillación es
preparación para la oración, y la humillación
siempre es adecuada para el cristiano, pero, la
humildad y la humillación no son oración. La oración es pedir.
Aun la confesión estrictamente hablando no
es orar. Es correcto que los cristianos confiesen
sus pecados, y la Biblia muchas veces lo
manda, pero, la confesión es una cosa y la
oración es otra. En Daniel 9:4, Daniel nos dice: "Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión
diciendo...". Daniel hizo ambas cosas oró e
hizo confesión. Si usted lee todo ese largo
pasaje que nos habla de la oración de Daniel y
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también de su confesión, encontrará que una
gran parte de esta oración era confesión, pero
que después de la confesión vinieron las
peticiones de un corazón quebrantado en Daniel 9:16-19: "Que Dios se volviera de su ira y de su
enojo contra Jerusalén, y que perdonara los
pecados de su pueblo, que restaurara la nación
y la Santa ciudad Jerusalén y el templo". La
confesión es correcta, pero la confesión
estrictamente hablando, no es oración. La oración es PEDIR. Y pedir es orar y ninguna
otra cosa.
"Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de
Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias" Filipenses 4:6. Note que la oración es una cosa y que la acción de gracias es otra.
Teniendo esto como un pensamiento clave; vaya
a través de las Escrituras y encontrará que a
menudo las Escrituras hablan de oración y
súplica, de oración y confesión, de oración y acción de gracias. De ahí que el centro de la
oración es pedir algo de Dios. Cualquier otra
cosa es incidental, no es esencialmente parte de
la oración. Pedir es orar y orar es pedir.
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Cuando Dios nos invita a orar, él nos invita a
pedirle cosas.
II. LAS ORACIONES BIBLICAS ERAN PETICIONES.
Considere la oración del Señor, la oración
modelo que Jesús nos dio en Mateo 6:9-13.
"Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro
que estás en los cielos..." Y luego sigue una serie de peticiones que son las siguientes:
1. "Santificado sea tu nombre;" o sea: Yo y
otros debemos hablar reverentemente de ti y no
debemos tomar tu nombre en vano. Es una
petición. 2. "Venga tu reino. Hágase tu voluntad,
como en el cielo, así también en la tierra".
Esta es una oración respecto a la segunda
venida; una petición de que Jesús venga pronto,
de que venga pronto a reinar en la tierra y que
someta a todos sus enemigos. Es la oración que hizo Juan el amado, con inspiración divina en
Apocalipsis 22:20 "Sí, ven, Señor Jesús".
3. "El pan nuestro de cada día, dánoslo
hoy".
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4. "Y perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros perdonamos a nuestros
deudores".
5. "Y no nos metas en tentación", 6. "Mas líbranos del mal".
Luego sigue un sencillo argumento de por qué
nuestro Padre Celestial nos puede dar estas
cosas y por qué lo habría de hacer:
"Porque tuyo es el reino, y el poder, y la
gloria, por todos los siglos. Amén." Mateo 6:13.
La oración del Señor (Padre Nuestro) es toda
ella pura petición. Se nos manda sencillamente
orar así todos los días. Cuando la Biblia habla
de la oración, siempre quiere decir: pedir. Por todos los evangelios Jesús dio ejemplos de
la oración. Él dijo que la oración es como el
hombre que llama a la puerta y dice: “Amigo,
préstame tres panes". Es como la viuda ante el
juez diciendo: "Hazme justicia de mi adversario".
Es como el hijo que pide pan, o un pescado, o un huevo a su padre. De acuerdo con Cristo, la
oración es un asunto muy sencillo; y cualquiera
que pueda pedir cosas puede orar.
Los casos reales de oración mencionados en el
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Nuevo Testamento son también ejemplos
sencillos de esto. La gente realmente pidió lo
que quería y la gente que oró en el Nuevo
Testamento recibió cosas. El publicano en el templo oró: "Señor ten
misericordia de mí, pecador"; ¡y descendió a su
casa ya salvado, perdonado! (Lucas 18:14).
Pedro, a punto de hundirse en las aguas de
Galilea, clamó, "¡Señor sálvame!" (Mateo 14:30).
El ciego Bartimeo junto al camino clamó: “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de
mí!" Marcos 10:47. Luego, aún en forma más
definida oró: “Señor que recobre la vista";
Marcos 10:51. Y recibió su vista.
El ladrón en la cruz oró por salvación, diciendo: “Acuérdate de mí..."; Lucas 23:42, y
el Señor lo salvó ese día y lo llevó con Él al
paraíso.
La mujer sirofenicia o cananea oró: “¡Señor,
hijo de David, ten misericordia de mí! Mi
hija es gravemente atormentada por un demonio". Mateo 15:22; y una vez más,
“¡Señor socórreme!"; Mateo 15:25. Y ella oró y
pidió hasta que obtuvo lo que pedía, o sea, que
su hija fuera sanada. De hecho, la única
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oración que yo recuerdo mencionada en el
Nuevo Testamento que fue escarnecida es la
oración del fariseo en Lucas 18. El "oró" en
público por tanto tiempo y tan alto, ¡que no pidió nada! ¡Esa es la clase de oración que Dios
aborrece!
Somos tan débiles y tan pecaminosos y Dios
es tan fuerte, tan poderoso y tan lleno de gracia,
que la única relación posible que sería correcta
y adecuada entre nosotros y Dios, es que nosotros debamos estar pidiendo, y que Él deba
estar dando. Cuando el hombre se ocupa de
cuánto puede hacer por Dios, eso es blasfemia e
incredulidad. Pero cuando, los pobres
pecadores que se reconocen como tales, comienzan a clamar a Dios, por lo que Él ofrece
en forma tan amante y llena de gracia, entonces
eso es lo que propia y legítimamente se
considera orar.
¿Realmente usted le pide cosas a Dios cuando
se propone orar? Mucha gente solamente va "de compras", cuando "oran". No van pidiendo
nada y por supuesto no traen nada a casa.
La oración no es como un bonito automóvil
para ir a hacer un viaje, para ver el escenario
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por la ciudad. La oración es como un camión
de carga que va directo al almacén, que se echa
de reversa, que es cargado y que regresa a casa
con los bienes. Mucha gente anda haciendo ruido con sus camiones por toda la ciudad pero
¡nunca se echan de reversa en el almacén!
Nunca van detrás de algo específico cuando
oran. Eso no es no es pedir, por lo tanto, ellos
no reciben. Mucho de lo que nosotros llamamos
orar no es pedir y por lo tanto no es realmente orar.
III. La Hipocresía en lo que se Llama Oración:
es no Pedir Por Algo.
En iglesias por toda la Tierra los pastores
están acostumbrados los domingos en las
mañana a decir su clásica oración
"rimbombante" (llamativa). Pero normalmente
eso no es oración, es algo bien planeado, es
como un pequeño discurso muy piadoso o un pequeño sermón; que incluye alabanza,
adoración, acción de gracias y teología. En la
mayoría de los casos va dirigido más a la gente
que a Dios. Su objetivo supongo, es crear una
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atmósfera reverente, consolar a la gente y
edificarlos. Pero el propósito de la así llamada
oración de la mañana, muy pero muy rara vez
consigue cosas de Dios; no pide y por lo tanto no recibe. Realmente no es oración.
Querido pastor, pruebe sus oraciones en
público con esta medida: ¿Fue respondida?
¿Esperaba una respuesta o no? La mayoría de
los predicadores creen que Dios contesta la
oración, (espero) y aun así, nunca he escuchado a un pastor decir: “Acabo de tener una
respuesta gloriosa y definida a mi oración
matutina del domingo o del domingo anterior".
No, la oración del domingo en la mañana
promedio, no llevaba como propósito que fuera contestada. No estaba pidiendo nada.
Realmente no era oración. Era una parte
profesional de un servicio formal.
Algunas veces en las pláticas hay algunos
elementos de verdadera oración. No digo esto
para que sea una crítica al mayoreo a mis queridos hermanos en el ministerio, sino para
resaltar cuán triste debe estar Dios con la
perversión que hemos hecho de la doctrina de la
oración y por nuestra falla de pedir algo de Él.
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En los servicios de avivamiento es mi gozo ver
asistir a muchos ministros. Son los mejores
hombres del mundo, y yo quiero su amor, su
simpatía, su ayuda y sus oraciones más que el amor, la simpatía, la ayuda y las oraciones de
cualquier otro grupo en el mundo.
Pero como resultado de una larga y triste
experiencia, he aprendido a acostumbrarme a
dirigir la oración yo mismo, cuando nos
enfrentamos a una seria crisis en un servicio de avivamiento y cuando hay una necesidad
apremiante de que Dios obre.
Muchas, pero muchas veces cuando hemos
llegado al final de un sermón de avivamiento
fogoso y cuando los pecadores se han agarrado de las manos para orar, he pedido que algún
ministro dirija en la oración, pero no ha hecho
una sola oración por estas pobres almas
perdidas, sino que ha dado un pequeño sermón
o una exhortación. Yo le he pedido al Doctor
Doe que dirija en la oración para que estos pecadores bajo convicción puedan confiar en
Cristo y ser salvos. Pero en vez de eso, el se ha
dirigido a Dios, luego hablado por todo el
mundo, le ha dado gracias a Dios por Cristo
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Jesús, le ha dado gracias a Dios por el
evangelio, por la Biblia, le ha dado gracias a
Dios por nuestro país libre, le ha dado gracias a
Dios por el sermón, por el compañerismo Cristiano y luego el final de su disque oración;
¡Sin jamás haber rogado a Dios que salve a los
pecadores que están sentados delante de él ya
bajo convicción y esperando ser salvos! Una y
otra vez me ha pasado esta experiencia que me
parte el corazón. La gente normalmente, -por lo menos en sus
"oraciones públicas"- hacen muy poco de lo que
en realidad se puede considerar orar. A veces
alaban a Dios, otras exhortan a la gente, a veces
simplemente recitan una serie de palabras formales, hermosas y elocuentes, sin que se
sienta un clamor que salga del fondo del
corazón hacia Dios por nada definido.
Yo digo que esto generalmente es muy cierto
en lo que se conoce como oración pública, por
supuesto, no puedo opinar sobre la oración privada excepto de la mía propia. Muy a
menudo encuentro que en mis oraciones en
secreto tengo la tendencia de ser muy indefinido
y de seguir una forma y decir las palabras ya
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por costumbre, en vez de realmente buscar a
Dios por cosas definidas. Probablemente en las
oraciones en privado la gente no es tan tentada
a hacer una exhibición delante de los hombres y probablemente las oraciones en secreto
tienden a hacer mas sinceras.
No estoy diciendo que sea malo exhortar a la
gente. Es algo que Dios usa en forma de
bendición muy frecuentemente. Y yo no estoy diciendo que es malo alabar en público. La
alabanza en público muchas veces es mandada
y ciertamente debe ser usada para glorificar a
Dios. Pero estas cosas no deben tomar el lugar
de la oración. No se deben llamar oración. Orar es pedir. Y si no se está pidiendo,
entonces esa no es una oración en el sentido
bíblico.
Oh, amado lector, yo le ruego en el nombre de
Cristo que cuando usted vaya a orar, ¡pida
cosas a Dios! Traiga sus deseos y necesidades delante de Dios. Haga peticiones definidas.
¡Espere bendiciones definidas! Dios es rico con
las bendiciones que anhela darnos y él solo
espera que nosotros le pidamos para que nos
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pueda dar.
Cuando mi hija la mayor tenía tres años de
edad, me dio una tremenda lección. En nuestra
oración a la mesa, yo me di cuenta que ella esperaba hasta que llegara hacia el final de mi
oración y entonces ella empezaba a decir
"Amén", "Amén", "Amén"; parecía extraño. Me
sentí perplejo. ¿Cómo sabía ella, cuando yo me
estaba acercando hacia el final de mi oración?
Al examinar con cuidado, encontré que yo estaba diciendo aproximadamente lo mismo en
cada oración. Yo podía comenzar mi oración y
dejarla ir sola como un disco fonográfico. Mi
mente podía divagar de aquí para allá mientras
mis labios se movían automáticamente musitando frases piadosas y las trivialidades
que hacía tiempo tenían algún significado, pero
que ahora habían llegado a ser algo ordinario,
sin ningún clamor que naciera del corazón
hacia Dios. Y mi pequeñita de tan sólo tres
años de edad, que tenía hambre y que estaba alegre de que ya se iba a acabar la oración;
podía anticipar cuando la oración estaba por
terminar. ¡Ella sabía justamente lo que seguía
porque yo había dicho lo mismo tantas veces!
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¡Mi rostro espiritual se había sonrojado con
toda seguridad! Me sentí con vergüenza de que
me hubiera desviado en una clase de
formalismo en mis acciones de gracias a la mesa. Yo era un fariseo, un hipócrita. Por
supuesto, era un hipócrita bien intencionado,
como todos los fariseos lo eran, pero sin
embargo había una falta de sinceridad
fundamental en seguir un cierto formalismo y
en utilizar términos piadosos que habían más o menos perdido su significado. ¡Oh qué
vergüenza! ¡Qué vergüenza para nosotros que
pretendamos orar, pero que realmente no le
pedimos nada a Dios!
Esto significa que mucho de lo que llamamos oración no es para nada oración. Nuestra
pretensión ingenua de orar, cuando no pedimos
nada y no recibimos nada, ha propiciado la
incredulidad, ha arrojado dudas sobre Dios y
sobre la Biblia. Millones no saben que hay un
Dios que está listo y dispuesto a contestar la oración en forma maravillosa. Millones
realmente no creen que la oración cambie las
cosas. Para millones, la oración no es más que
un momento de quieta meditación, que puede
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producir alguna clase de bien subjetivo al que
ora, así como el buen ejercicio, como una forma
de autodisciplina, pero que, ellos piensan no
reciben ningunos resultados objetivos de Dios. La oración es pedir. El Señor Jesucristo dijo
que "el que pide recibe". Santiago por
inspiración divina dijo: “No tenéis porque no
pedís".
Bajo cualquier otra definición de oración,
puede haber lugar para el formalismo y la ceremonia, pero no ya, para la oración que es
realmente pedir algo de Dios. Entonces debe
venir o salir del corazón.
Con razón dice Isaías 44:3 "Porque yo
derramaré aguas sobre el sequedal...". La verdadera súplica sale como una sed del
corazón. Marcos 11:24 dice: "Por tanto, os
digo que todo lo que pidiereis orando, creed
que lo recibiréis, y os vendrá".
El deseo del corazón es apoyado con oración
sincera. Está bien orar en voz alta. Está bien orar en susurro. Pero ya que la oración
realmente viene o sale del deseoso corazón,
puede brincarse las cuestiones incidentales de
las palabras y las oraciones. El clamor del
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corazón se puede manifestar en lágrimas o en
gemidos o en una fe quieta y expectante. Pero
la verdadera oración, la oración que pide algo de
Dios, debe salir del corazón. ¡Oh qué abominación es esta clase falsificada de "orar"
que no es una petición honesta del corazón!
Mi papá fue un predicador campirano. En
una ocasión cuando él estaba teniendo unos
servicios en una Iglesia, un querido hermano
oró tan largo y tan elocuentemente: “Señor, desciende y visítanos hoy en este templo.
¡Señor, desciende ahora mismo atravesando el
techo que yo lo pago!" Esto era una forma de
expresarse, una forma muy figurada de lo que el
corazón deseaba o realmente no era oración. Muchas de nuestras oraciones son como las
letanías de los curanderos o los ritos de algunas
sectas modernas. Pueden tener ritmo,
elocuencia o forma hermosa y estética pero no
son oraciones genuinas cuando no piden nada.
La tendencia moderna al tener música de órgano durante la oración realmente no se está
orando. Decimos que buscamos reverencia,
pero realmente lo que estamos buscamos es
una forma de belleza estética, algo que apela a
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los sentidos.
Cuando la señora ordena comestibles, no se
pone a recitar poesía. Cuando un patrón
supervisor le da órdenes a su subordinado, estas órdenes normalmente no están escritas en
papel decorado. El no utiliza ilustraciones
clásicas o palabras rimbombantes (llamativas).
Cuando el mendigo pide una peseta para una
taza de café y un "hot dog" (o un taco) el no
habla de la maravillosa puesta del sol.
Hermano, acérquese a Dios pidiendo lo que
usted desea, ¡y vaya a su casa con ello!
Vamos realmente a aprender a orar
pidiendo cosas de Dios.
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CAPITULO 4
LA RESPUESTA A LA ORACIÓN ES RECIBIR.
"Y cualquiera cosa que pidiéremos la
recibiremos de él..." 1 Juan 3:22. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le
pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide
un pescado, le dará una serpiente? Mateo
7:9-10.
En el capítulo anterior demostré que orar es pedir. Orar no es adoración, no es meditación,
ni siquiera es alabanza o acción de gracias. La
oración no es solamente un ejercicio espiritual.
"No, la oración es pedir". Debe haber adoración
y meditación y acción de gracias, por supuesto,
pero éstas cosas no son en sí orar; porque orar es pedir. Se nos dice, ". . . pero no tenéis lo
que deseáis, porque no pedís" Santiago 4:2.
Se nos ha prometido: "Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá"
Mateo 7:7. Muchas, muchas Escrituras
muestran que la oración en el sentido bíblico es pedirle a Dios algo específico.
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Pero también hay otro aspecto de esta verdad.
Si la oración es pedir, entonces la respuesta a la
oración debe ser recibir. Es la voluntad de
nuestro amante Padre Celestial que podamos venir a El día tras día, para pedirle lo que
deseamos y lo recibiremos.
Los predicadores tienen una manera, - cuando
la fe se debilita y se opaca -, de hacer excusas
por la falta de fruto en sus oraciones. Por
ejemplo, los predicadores a veces dicen, "Dios contesta la oración de tres maneras: Puede
decir, "Si", o puede decir, "No", o puede decir,
"Espera un poco".
Por supuesto que esta declaración tiene como
propósito el querer decir que el cristiano debe estar contento para que la voluntad de Dios sea
hecha, y estar satisfecho con lo que sea que
Dios le dé. Sin embargo en realidad, enseña
exactamente lo opuesto a lo que la Biblia
enseña sobre la oración. Nos hace pensar que
la oración es un asunto indefinido, místico, por el cual uno puede obtener lo que uno desea, o
quizás no lo obtenga, como si no hubiera
manera de saber lo que es la voluntad de Dios.
Nos deja con la impresión de que no tiene
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mucha utilidad la oración, porque Dios va a
hacer lo que le plazca a El de todas maneras,
sin que nosotros tengamos algo que ver en
nuestra parte, entonces, )para que orar? Y
todo aquello que haga a la oración algo
indefinido, y haga la respuesta algo incierto, es
contrario a la enseñanza clara de la Palabra de
Dios.
La gente sensible no estará feliz con una manera tan descuidada e indefinida de pedir y
recibir en cualquier otro terreno de la vida.
Supóngase que yo llegara a una estación de
gasolina para comprar gasolina y dijera: “Quiero
10 galones de gasolina, por favor, y también revise el aceite". Yo espero una respuesta
afirmativa, o sea, yo espero obtener
exactamente lo que he pedido. Qué sorprendido
quedaría si el empleado me dijera: “No, lo
siento, pero yo no creo que usted necesite
gasolina" y se rehusara llenar mi tanque vacío. O si dijera, como algunos predicadores dicen
que Dios hace: "Espere un poco. Cuando usted
haya esperado allí hasta que yo crea que usted
lo merezca, entonces le voy a servir algo de
gasolina". Y ¡Oh estaría aún más sorprendido,
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si en vez de gasolina, el empleado llenara el
tanque con jabón, o alcohol, o lodo! Este "si", o
"no", o "espera un poco", no parece muy
sensible,- yo digo a la gente-, en cualquier otro asunto de pedir y recibir; y sin embargo ellos
hablan de esta manera tan absurda acerca de la
oración.
Suponga que un joven, está enamorado
devotamente de una cierta señorita que le ha
hecho creer que ella lo ama. Suponga entonces que él le pide que se case con él, pero ella se
rehúsa. ¿Se iría luego este joven muy contento
diciendo que su petición ha sido contestada? Y
así tampoco el cristiano estará feliz hasta que
esté en tal contacto con Dios que obtenga exactamente lo que pida, y se regocije con un
"sí" de Dios en respuesta a sus oraciones.
I. Las Escrituras Enseñan que la
Respuesta a la Oración
es Obtener lo que Uno Pidió.
Nuestra forma moderna de pensar, tan
indefinida de la oración y de no esperar nada
cuando uno habla con Dios, no era la manera
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de los cristianos en los tiempos bíblicos. Las
promesas de la Biblia claramente nos enseñan a
esperar que Dios nos dé exactamente lo que le
pedimos; cuando le pedimos correctamente. De acuerdo a la Biblia, una respuesta genuina a la
oración es obtener lo que uno pide. Vea qué
claro es esto en las Escrituras.
Por ejemplo Jesús dijo: “Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que
busca, halla; y al que llama, se le abrirá"
Mateo 7:7-8. En este pasaje si pedir es orar, entonces
recibir es la respuesta a la oración. En estas
palabras de Cristo, si buscar es orar, entonces
encontrar es la respuesta a la oración; si llamad es la oración, entonces una puerta abierta a
nosotros es la respuesta de Dios a la oración.
No hay un indicio aquí de que el cristiano deba
esperar que Dios diga: "No", o, "Espera un
poco".
Una vez más en Juan 16:24 Jesús dijo: "Hasta ahora nada habéis pedido en mi
nombre; pedid, y recibiréis,..." Juan 16:24.
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Aquí el pedir es oración, y el recibir es la
respuesta a la oración.
En Santiago 4:2 nos dice "...pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís". Si pedir es
orar, entonces la Palabra de Dios dice que recibir es la respuesta a la oración.
El Dr. Charles A. Blanchard en "Obteniendo cosas de Dios" me ha ayudado grandemente
sobre este asunto. En su capítulo sobre "¿Qué
es la respuesta a la oración?" él dice:
"Repetidamente he escuchado decir a queridos
hermanos; que cuando Dios se rehúsa a hacer las cosas que desean sus hijos, la respuesta fue
tan real como cuando él les concede las cosas
que ellos deseaban. Esta declaración a veces se
hace de esta manera: “Dios a veces dice "sí" y a
veces "no". Y "no" es una respuesta tan real
como cuando dice "sí", de modo que la oración siempre es contestada". Siempre se me ha
hecho a mí, como una cosa cruel traficar con
las almas de los hombres enseñándoles de esta
manera. Por supuesto, no es mi intención
acusar a los que así hablan, de que son culpables de crueldad intencional, o de un trato
frívolo. Sin embargo, lo que ellos hacen me
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parece a mí que es una obra de arte que
quebranta el corazón".
Luego el Dr. Blanchard da un ejemplo de una
madre que ora por la vida de su hijo, pero no ora aceptablemente a Dios, y el hijo muere; el
ejemplo de un hombre de negocios en
dificultades que ora pero no de acuerdo a la
voluntad de Dios, y llega a la banca rota, su
negocio queda en ruinas; y el ejemplo del
hombre que es tentado, que ora pidiendo ayuda pero no ora correctamente, y por lo tanto cae en
vergüenza con su familia desbaratada, y la
iglesia avergonzada y la comunidad
desmoralizada. Para todo esto el Dr. Blanchard
dice: Algunos buenos ministros responden "Oh, no, Dios no se ha rehusado a tú oración, Él no
te ha fallado en responder a tú oración, Él
solamente ha dicho que no".
El Dr. Blanchard dice: "Yo no creo que esta
enseñanza sea verdad; estoy seguro que no
sería ningún consuelo a la madre cuyo corazón permanece frío y cargado bajo la sombra de esa
pequeña tumba; yo no creo que esta enseñanza
sea verdad y no creo que sea ningún consuelo,
ni ayuda a nadie. Yo creo que eso tiende a
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hacer incrédulos más bien que cristianos".
Luego el Dr. Blanchard dice: “Una respuesta a
la oración es conceder la cosa que el hijo le pide
a su Padre Celestial, de acuerdo a las instrucciones que su padre claramente le ha
establecido. Si un santo ora por la sanidad de
sí mismo, o de su hijo, o de su amigo, y Dios
responde esta oración, el enfermo se va a
recobrar. O si el santo ora en forma escritural
por alivio en problemas financieros, él va a ser aliviado. Y si ora en forma escritural para tener
victoria sobre los poderes del mal, él va a
obtener victoria. La respuesta a la oración es
conceder aquello deseado. Decir "no" a una
petición no es una respuesta a la oración en ningún sentido real substancial de la expresión.
Cuando Dios contesta la oración El dice "sí".
Y una vez más el Dr. Blanchard dice: “Déjeme
registrar una vez más mi convicción de que la
oración contestada es una oración que logra los
resultados deseados. Decir que la respuesta puede ser "sí" o "no" y que esta última es una
respuesta tan real como la primera, eso me
parece a mí estar traficando con los corazones
doloridos y con las grandes necesidades del
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hombre".
Y como el Dr. Blanchard enseña tan
acertadamente: si la respuesta correcta a la
oración es una respuesta afirmativa, y si el cristiano que ora de una manera normal y
escritural ha de recibir aquello por lo que está
pidiendo, entonces cuando el cristiano no
obtiene lo que está pidiendo, tiene que
comenzar una investigación minuciosa. El sabe
que Dios no se equivoca. Entonces debe tratar de descubrir por la Palabra de Dios y por la
dirección del Espíritu Santo por qué su oración
no ha sido aceptada y contestada. Y esto hace
de la oración un asunto sencillo y comprensible
y la manera de tener respuestas completas y bendecidas a la oración pronto quedarán
abiertas a los corazones sinceros, rendidos, que
creen la Palabra de Dios.
II. Cómo Orar en la Voluntad de Dios Para
una Respuesta Afirmativa.
Todos nosotros sabemos que el cristiano
promedio no tiene normalmente lo que le pide a
Dios. Al contrario, el cristiano promedio no
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espera nada parecido. Sus oraciones son
indefinidas; no apuntan y no piden
sencillamente respuestas concretas, definidas.
Las oraciones ordinarias realmente no son hechas esperando ser contestadas. La "oración" ordinaria no es pedir, y no espera obtener una
respuesta.
Sin duda alguna esta es la razón por la que
muchos cristianos condicionan casi todas sus
peticiones con "Si es tu voluntad". Le pedimos a Dios que mande un avivamiento "Si es tu
voluntad". Le pedimos a Dios que salve a los
pecadores por los que Cristo murió y por los que
él agoniza con inexplicable anhelo ¡"Si es tu
voluntad"!.
Le pedimos a Dios las cosas que Él ha prometido dar, las cosas que Él anhela dar, las
cosas por las cuales Él nos anima a pedir; y
luego pedimos y le ponemos un signo de
interrogación a la petición, ¡Qué Dios nos
perdone! Ponemos un SI condicional en
nuestras oraciones sobre si Dios está deseoso de salvar las almas, o de dar avivamientos o ¡de
cumplir su Palabra! Pero ese "Si" no es una
señal de sumisión a la voluntad de Dios, es una
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señal de incredulidad, es una señal de nuestro
tropiezo en la oscuridad en nuestras oraciones,
con ninguna seguridad de que Dios nos
escuchará y nos dará las cosas que le pedimos. Supóngase que en el púlpito su pastor le
pusiera un "Si" a la doctrina del nacimiento
virginal de Cristo, como usted le pone un "si" a
cumplir las promesas de Dios, ¿le gustaría a
usted eso? Supóngase que hay una duda, un
"si", una incertidumbre, una ambigüedad sobre todas las doctrinas que predica su predicador,
sin ninguna certeza, sin ningún tono de victoria,
sin nada de lo cual usted pueda depender en
forma absoluta, en la manera de que la Palabra
de Dios es proclamada y enseñada, ¿le gustaría eso?
Bueno, ¿usted piensa que a Dios le gusta? A
Él tampoco le gusta que vengamos a Él con tal
incredulidad, con ese tropiezo, con esa duda,
con esa incertidumbre de pedir las cosas que Él
nos ha prometido y que nos quiere dar. No, Dios quiere que aprendamos cómo orar de
acuerdo a su voluntad por las cosas que van a
traer honra a su gran nombre y luego; Él quiere
que esperemos respuestas definidas y exactas a
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nuestras oraciones. Si pedimos pan, Él quiere
que esperemos pan, no una piedra. Si pedimos
pescado, Él quiere que esperemos pescado, no
una serpiente. Si pedimos un huevo, Él quiere que esperemos un huevo, no un escorpión. Él
quiere que la oración sea base al pedir y recibir;
de la misma forma simple como el niño obtiene
las cosas de su padre.
Y para esa clase de oración, hay ciertos
requisitos importantes. Antes de que podamos orar en la voluntad de Dios, con la certeza de
obtener lo que pedimos, algunas condiciones
importantes han de ser satisfechas, las cuales
voy a mencionar:
1. En Primer Lugar Debe Haber una
Completa
Rendición a la Voluntad de Dios.
No puede alguien tener una vida feliz de
oración exitosa si es un hijo rebelde de Dios. El Salmo 37:4 dice: "Deléitate asimismo en
Jehová, y él te concederá las peticiones de
tu corazón".
Recuerde que cuando Cristo nos enseñó a
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orar, Él dijo que nuestras primeras peticiones
que deberíamos hacer deberían ser estas:
“...Santificado sea tu nombre. ...Hágase tu
voluntad" Mateo 6:9 y 10. Dios es nuestro Padre y los hijos deben estar sujetos a su padre.
Nosotros no nos pertenecemos a nosotros
mismos, somos comprados por precio;
redimidos con un tremendo precio en el
Calvario. No puede haber victoria en la oración,
excepto que el corazón humildemente se incline y diga: "Padre mío, demuéstrame cómo orar en
tu voluntad, quiero pedir lo que te agrada a ti, y
quiero obtener lo que tú quieres que yo tenga".
Todo cristiano que desea poder orar por cosas
definidas y específicas y obtener exactamente por lo que ora, día tras día, debe de orar
primero como lo hicieron los discípulos de
antaño, "...Señor, enséñanos a orar..." Lucas
11:1. Dios se deleita en responder a la oración
de un corazón rendido, de un corazón
completamente rendido a su voluntad. En Santiago 4:2 tenemos la increíble y bendita
promesa "...pero no tenéis lo que deseáis,
porque no pedís."; Dios tiene tantas cosas
maravillosas que anhela darnos y espera sólo
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que le pidamos. No obstante en el siguiente
versículo dice: "Pedís, y no recibís, porque
pedís mal, para gastar en vuestros deleites"
Santiago 4:3. Los corazones perversos que buscan tener éxito en la oración sin
primeramente entrar al terreno de la oración
con un corazón rendido, están destinados a la
desilusión. Sin duda aquí hay un gran secreto
para nuestra falta de fe, nuestra falta de
entusiasmo o nuestra falta de éxito en la oración, pedimos mal para gastar en nuestros
deleites.
A veces la esposa quiere que sea salvo su
esposo y ora por él; sin embargo su motivación
puede estar toda equivocada. Puede ser que la esposa piense: "Si mi esposo fuera salvo, sería
más fácil todo para mí. Me llevaría a la iglesia.
Se portaría más amablemente en la casa."
Entonces ora por las cosas que Dios realmente
quiere tener, quiere hacer y anhela hacer; pero
Dios no puede responder en forma correcta a sus oraciones. Dios necesita que el corazón de
esta esposa se enderece antes de que pueda
salvar a su marido.
Y así muchos cristianos impiden la respuesta
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a sus propias oraciones, oraciones que Dios se
deleitaría en contestar, si podría hacerlo para
su gloria, sin que Él parezca estar propiciando
el pecado. ¡Oh, qué importante es que el corazón se rinda al Señor Jesucristo!
Necesitamos orar las palabras de ese dulce
himno de George C. Stebbins:
"Haz lo que quieras de mí, Señor; tú el
alfarero, yo el barro soy; dócil y humilde anhelo ser; cúmplase siempre en mí tu
querer".
"Haz lo que quieras de mí, Señor; mírame y
prueba mi corazón;
lávame y quita toda maldad para que tuyo sea en verdad".
"Haz lo que quieras de mí, Señor; cura mis
llagas y mi dolor, tuyo es, oh Cristo, todo
poder; tu mano extiende y sana mi ser".
"Haz lo que quieras de mi, Señor; del
Paracleto dame la unción, dueño absoluto sé de mi ser, que el mundo a Cristo pueda en mí
ver".
Querido cristiano, si tu realmente estás
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sintonizado con el cielo, con un corazón
sometido completamente a la voluntad de Dios,
entonces estás listo para aprender a orar, para
que puedas pedirle a Dios exactamente lo que quieres y lo obtengas.
2. Debemos Tener una Comprensión
Profunda de la Palabra de Dios para que
Sepamos la Voluntad de Dios.
¿Cómo podemos pedir con la seguridad de que
Dios se va a complacer en darnos lo que le
pedimos, a menos que sepamos algo de su
voluntad? Por esta razón, Cristo dijo: "Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queréis, y os será hecho" Juan 15:7.
Aquí, pedir sólo lo que deseamos y obtenerlo,
se dice que depende de nuestra permanencia en
Cristo y de que su Palabra permanezca en
nosotros. No podemos conocer la voluntad de Dios sin estar familiarizados con su Palabra.
En el Salmo 1:1-3 y en Josué 1:7-9, la
prosperidad del cristiano en todo está
condicionada en la meditación día y noche en la
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Palabra de Dios y en andar en ella. No es
suficiente solamente leer la Palabra de Dios,
debe permanecer en nosotros. Debemos
amarla, debemos meditar en ella, debemos absorberla hasta que coloree todas nuestras
vidas y pensamientos. Entonces cuando
llegamos a pedir algo de Dios podemos decir
honestamente: "Mi querido Padre Celestial, he
encontrado en tu Palabra que tú quieres que
tenga esto o aquello y que va a glorificar tu nombre; tú has dicho que yo lo debo pedir,
entonces yo reclamo tu promesa, creo en tu
Palabra y tomo lo que tú me has prometido".
Entonces nosotros con seguridad podremos
esperar la respuesta y obtener exactamente lo que pedimos.
Por ejemplo, note la dulce promesa en 1ra.
Juan 1:9 "Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad". Con saber este versículo, todo cristiano podría
obtener perdón instantáneo de cualquier pecado
si estuviera dispuesto a confesarlo con todo su
corazón, y podría obtener limpieza, también. ¡Él
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tiene la promesa de la Palabra de Dios! Sería
pecado que el cristiano dudara que Dios le
perdonaría y lo limpiaría instantáneamente, si
el cristiano le confiesa honestamente su pecado. Tome por ejemplo la promesa implicada en la
oración del Señor, cuando el Salvador nos
enseñó a orar: "El pan nuestro de cada día,
dánoslo hoy" Mateo 6:11. Cualquier cristiano
que está familiarizado con la Palabra de Dios
puede orar por su pan diario y conseguirlo sabiendo que ya es la voluntad de Dios. Sería
un error orar, "si fuera tu voluntad", sobre algo
que Dios ya claramente nos ha dicho que es su
voluntad.
Por otro lado, si el cristiano está dotado completamente con la Palabra del Señor, él no
podría pedir honestamente por la gran riqueza
del mundo ignorando los valores espirituales.
Si él conociera, amara y creyera las palabras del
Salvador en Mateo 6:33 "Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". El
sabría con certeza que las bendiciones
espirituales son mucho más importantes que
una gran riqueza; que buscar primeramente el
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reino de Dios le traería la mayor de las
felicidades, la más grande paz y tranquilidad, y
la mayor de las prosperidades. Él sabría que
aquel que realmente busca primero el reino de Dios va a tener alimento para comer y ropa para
vestir, además de la paz de Dios que sobrepasa
todo entendimiento.
Estoy diciendo que uno no puede orar en la
voluntad de Dios sin conocer la Palabra de Dios.
La Biblia es la revelación del corazón de Dios. Es la revelación de todo lo que es bueno, puro,
recto, verdadero. Cuando uno comprende el
corazón de las enseñanzas de la Palabra de
Dios, y cuando uno medita en ellas día y noche,
entonces uno puede orar, sabiendo que lo que uno pide está dentro de la voluntad de Dios, y
que honrará y agradará a Dios escuchar y
contestar su oración, y le dará lo que uno pida.
La oración que no está basada en la Biblia lo
más probable es que no va a ser agradable a
Dios. Grupos de cristianos ponen gran énfasis en la oración y poco énfasis en la Palabra, éstos
son normalmente fanáticos, extremistas, que
pueden disfrutar un éxtasis emocional, pero que
no siempre oran en la voluntad de Dios y no
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tienen muchas veces las cosas que ellos piden.
3. Para Orar en la Voluntad de Dios uno
Necesita la Dirección del Espíritu Santo. Sin la guía del Espíritu Santo, nuestras
pobres mentes carnales solamente pueden
conseguir la letra desprovista de la Biblia, y no
comprenderían la voluntad de Dios. Porque las
cosas espirituales se han de discernir
espiritualmente. Y hay miles de detalles que nosotros necesitamos para conocer la mente de
Dios, por la que la letra sola de la Palabra de
Dios no nos da información.
¿Cuál debería ser el tema de mi siguiente
sermón? ¿A qué pecador debo hablarle primero sobre su alma? ¿Cómo debería yo de
abordarlo? ¿Debería yo pedir un carro nuevo o
seguir con el viejo por un tiempo? ¿Quiere Dios
que mis hijos tomen lecciones de música o no?
¿Debería yo mandar este dinero a los campos
misioneros o debería darlo yo a la iglesia local? ¿Qué parte de la Escritura debo leer en mis
devocionales diarios? ¿Querrá Dios que yo haga
este viaje de negocios o emprenda este negocio?
Sí, hay miles de preguntas sobre las cuales
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uno necesita la guía personal y detallada del
Espíritu de Dios, de lo contrario no podemos
orar con certeza en la voluntad de Dios, y tener
la seguridad de que tenemos el derecho de esperar lo que pedimos.
Sin embargo, ¡bendito sea Dios!, todo cristiano
puede tener al Espíritu Santo para que le ayude
a orar.
"Y De igual manera el Espíritu nos ayuda
en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles. Mas el que escudriña
los corazones sabe cuál es la intención del
Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" Rom. 8:26-27.
Y no sabemos lo que debemos pedir como
conviene, pero en nuestra debilidad en este
asunto somos ayudados por el Espíritu Santo.
Él intercede por nosotros con gemidos
indecibles. Entonces nuestra oración, dirigida y dictada por el Espíritu Santo, alcanza el corazón
de Dios; y obtenemos lo que pedimos porque el
Espíritu Santo intercede por los santos de
acuerdo a la voluntad de Dios. El Espíritu
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Santo siempre puede orar de acuerdo a la
voluntad de Dios. De modo que toda oración
que es inspirada, guiada y auxiliada por el
Espíritu Santo puede ser garantizada con una respuesta. Cuando uno ora de acuerdo a la
voluntad de Dios, entonces esa oración va a ser
contestada. Alguien bien ha dicho que toda
oración que comienza en el cielo ciertamente no
va a ser rechazada ahí.
Al Espíritu Santo también se le llama "El Consolador" por nuestro Salvador en (Juan
14:16,26; Juan 15:26; Juan 16:7). Este
"Consolador" es una traducción de la palabra griega paracletos, que significa "uno que es
llamado al lado de alguien". De ahí que el
bendito Espíritu Santo está al lado de cada creyente. O mejor aún, el Salvador dijo en Juan
14:17 "...pero vosotros le conocéis, porque
mora con vosotros, y estará en vosotros". El
Espíritu Santo moró con los apóstoles antes de
la resurrección. Pero en el futuro después de que Cristo fue glorificado, el Espíritu Santo fue prometido para estar con nosotros. De modo
que cuando Cristo se levantó de entre los
muertos, Él sopló en sus discípulos y les dijo:
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"...Recibid el Espíritu Santo" San Juan 20:22.
Ahora desde esto tiempo, todas las personas
salvas tienen al Espíritu Santo morando en su
cuerpo. Rom. 8:9 dice: "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es
que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y
si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no
es de él".
El Espíritu de Dios mora en nosotros los que
somos salvos; y si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, este Espíritu Santo, morando en él, no
es salvo. 1 Co. 6:19-20 dice: "¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo,
el cual está en vosotros, el cual tenéis de
Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues,
a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios". El cuerpo
de todo creyente es el templo del Espíritu Santo
de Dios que mora dentro. ¡Oh, cuán ansioso
está este bendito Espíritu Santo para consolarnos, para guiarnos a toda verdad y para
enseñarnos!
De hecho, el Espíritu Santo de Dios es
también el "Espíritu de Cristo" dice Rom. 8:9.
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Jesús prometió a los discípulos quebrantados
de corazón, la noche antes de la crucifixión "No
os dejaré huérfanos; vendré a vosotros" San
Juan 14:18; les explicó que Él vendría en la persona del Espíritu Santo de Dios. Y San Juan
14:26 "Mas el Consolador, el Espíritu Santo,
a quien el Padre enviará EN MI NOMBRE, él
os enseñara todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho".
De modo que el Espíritu Santo bendito nos hace saber la voluntad de Cristo, y trae a
nuestra memoria lo que Él ha dicho en su
Palabra, y nos enseña las cosas que
necesitamos saber al someternos a Él y meditar
con corazones fervientes en la Palabra de Dios. Los cristianos, por lo tanto, tienen una
manera bendita y segura de saber la voluntad
de Dios. Si oramos de acuerdo a las promesas
llanas de la Palabra de Dios y si somos dirigidos
y ayudados por el Espíritu Santo, entonces
nuestras oraciones serán agradables a Dios. Dios puede poner en los corazones de los
cristianos lo que Él quiere que oremos, lo que va
a honrar su nombre, lo que va a prosperar su
causa, lo que será para la felicidad y el bien de
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sus hijos. Y cuando oramos de acuerdo a la
voluntad de Dios, podemos obtener exactamente
aquello que hemos pedido.
Y ya que el Espíritu Santo es el representante
personal de Cristo, su Espíritu, su Consolador;
entonces uno que es dirigido por el Espíritu
Santo puede orar honestamente en el nombre
de Cristo.
Toda oración que es presentada honestamente en el nombre de Cristo será contestada. Esa es
la declaración expresada en San Juan 14:13 y
14 "Y todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si ALGO pidiereis en mi nombre, yo lo haré". Ahí lo tiene usted tan
claro como el día. Todo lo que está bajo el cielo,
si es pedido en el nombre de Cristo, os será
dado.
¡Pero cuántas veces le mentimos a Dios sobre
este asunto! La gente se ha acostumbrado a decir al cerrar o al final de sus oraciones
"pedimos todo esto en el nombre de Cristo.
Amén". ¿Pero estamos siempre pidiendo algo en
el nombre de Cristo? Realmente queremos
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decir: "Padre, en tu Palabra he encontrado lo
que tú me has prometido y el Espíritu Santo me
ha hecho comprender claramente esta petición
y es exactamente lo que Cristo quiere. Aquí él ha puesto su endoso en la oración y yo se que
tú lo vas a dar porque Cristo lo quiere". ¿Es eso
realmente siempre cierto sobre las oraciones
cuando nosotros añadimos esa frase formal "en
el nombre de Cristo"? Yo no lo creo, yo sé que
no es así, porque muchas de tales oraciones no obtienen la respuesta que buscan, lo cual
prueba que realmente no fueron hechas en el
nombre de Cristo.
Teniendo estas cosas en mente, me parece que
hay claramente éstos elementos en la manera de alistarse para orar.
Primero, debemos rendir nuestra propia
voluntad y decidir sí estaremos dispuestos a
tener la voluntad misma de Dios, cualquiera
que sea, a dondequiera que dirija, y sea cual
fuera el costo. En segundo lugar, debemos buscar
ansiosamente encontrar en la Biblia lo que es la
voluntad de Dios, luego orar de acuerdo a la
voluntad expresa de Dios como está escrita en
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su Palabra.
Y en tercer lugar, debemos fervientemente
someternos al Espíritu Santo para su guía, y
buscar tener una dirección clara de Dios sobre lo que debemos pedir y cómo hacerlo. Y si el
Espíritu Santo de Dios da una expectación
divina, una fe conquistadora, entonces nosotros
podemos estar seguros que Dios va a contestar
la oración. Y no importa cómo yo me sienta, si
yo he rendido mi propia voluntad y estoy fervientemente tratando de encontrar
exactamente lo que Dios quiere que yo ore, y si
yo oro de acuerdo a la Palabra de Dios escrita y
como me dirija el Espíritu Santo y al orar Él
conmigo y ayudarme en la oración, ¡entonces yo puedo ser atrevido en mi oración! ¡Yo puedo
reclamar y obtener lo mejor que Dios tiene para
mí!
Yo le sugiero que usted revise su lista de
oración. Critique y pese cuidadosamente cada
punto. ¿Está usted pidiendo esto por una razón personal, egoísta? ¿Está de acuerdo a la
Palabra escrita de Dios? ¿Y especialmente es el
Espíritu Santo el que le ha dirigido para orar de
esta manera?
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Si usted realmente ha rendido su propia
voluntad y si puede resistir la prueba de los
últimos dos puntos, entonces usted puede con
santo denuedo arrojarse sobre las puertas del cielo para obtener las respuestas a sus
oraciones y decir como Jacob: "No te dejaré, si
no me bendices" Gén. 32:26.
Benditos amados cristianos, ¿Pondrán
ustedes esta enseñanza en práctica?
¿Empezarán ustedes a orar en forma definida, pidiéndole a Dios cosas concretas? ¿Empezará
usted a buscar orar en la voluntad de Dios y
luego esperar día con día respuestas regulares
completas en la oración, recibiendo de Dios
exactamente lo que usted le pida? Recuerde que orar es PEDIR.
Recuerde que la respuesta a pedir es
OBTENER. ". . . Pedid, y recibiréis, para que vuestro
gozo sea cumplido" San Juan 16:24.
". . . Pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís" Stg. 4:2.
"Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel
que pide, recibe; y el que busca halla; y al
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que llama, se le abrirá" Mateo 7:7-8.
Si usted no obtiene lo que usted pide,
entonces encuentre qué es lo que está mal en
sus oraciones. No reclame obtener una respuesta hasta que usted obtenga por lo que
ha orado. Cambie sus oraciones para que Dios
las pueda contestar correctamente, o corrija su
falta y su pecado que constrita al Espíritu de
Dios y que impide u obstaculiza sus oraciones.
Luego si nada encuentra que obstaculice una respuesta afirmativa que usted está buscando,
y si usted está seguro, después de un estudio
en oración de la Palabra de Dios y de abrir su
corazón a la callada voz del Espíritu Santo de
Dios sin constricción, de que su oración es de acuerdo a la voluntad de Dios, entonces espere
delante de Dios insistentemente, con súplica,
con importunidad, ¡insistiendo en recibir lo que
usted ha pedido!
La oración es pedir y la respuesta a la
oración es recibir. La oración es buscar y la respuesta a la
oración es hallar.
La oración es llamar y la respuesta a la
oración es obtener de
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Dios que Él le abra la puerta.
¡La oración es pedir y la respuesta a la
oración es recibir!
¡Oh cristianos, yo les ruego, entren en sus privilegios y obtengan de Dios las cosas que
desean, necesitan, y que le piden a Dios!
CAPITULO 11
ORANDO DEFINIDAMENTE
"Todo lo que pidiereis orando,. . . " Marcos 11:24 "Dánoslo hoy." Mateo 6:11 "Amigo, préstame tres panes." Lucas 11:5
Era yo un joven cristiano, como de 18 años de
edad, que vivía en un campo ganadero del oeste
de Texas, cuando un querido predicador rural,
el señor R. H. Gibson, me llevó a una comunidad para dirigir unos servicios de
avivamiento en la Escuela que se llama Del
Llano Negro. El primer lunes por la mañana,
después de un día de servicios, salimos él y yo,
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temprano, a orar. El leyó algunos versículos de
su Nuevo Testamento y dijo: -¿Podemos
ponernos de acuerdo en pedir algo definido a
Dios para que nos lo dé hoy en la noche en el servicio?-
Hablamos sobre eso concienzudamente y
finalmente convenimos en que parecía que Dios
estaba poniendo en nuestro corazón orar para
que esa noche se salvaran cinco almas. Y así
oramos, él primero y luego yo, pidiendo a Dios que se rindieran cinco almas en el servicio
nocturno. Esa noche cinco almas fueron salvas
y dieron su testimonio público de Cristo tan
definitivamente que nadie dudó de su salvación.
A la mañana siguiente nos regocijamos juntos en nuestro lugar secreto de oración, allá entre
las rocas, y esperamos en el Señor para ver si Él
nos hacía saber otra vez exactamente por
cuántas almas debíamos pedir. Después de un
rato de tranquila conversación, ambos nos
sentimos impulsados para pedir que tres almas se salvaran esa noche. Cada uno oró por tres
almas. Esa noche, tres personas fueron
felizmente convertidas y abiertamente
profesaron su fe en Cristo. Más tarde,
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nombramos en particular a determinada gente
en nuestras oraciones y nos sentimos
claramente guiados a pedir por sus
conversiones en el servicio de esa noche. Oramos por la salvación de Bill Palma, y esa
misma tarde el confió en Cristo como su
Salvador. (Después él fue mi compañero de
cuarto en la universidad).
Durante esos días pensé en que Dios quiere
que los cristianos oremos por objetos definidos, es decir, que seamos explícitos en
nuestras peticiones.
En cualquier asunto de la vida diaria, pedimos
concretamente. Nunca entramos en un
restaurante y decimos: - Tráigame algo de comer, - sino que seleccionamos
cuidadosamente el menú de acuerdo con lo que
podemos pagar. Quizá decimos: - Quiero un
"bistec" chico, poco cocinado, papas fritas y
espinacas. También quiero té negro caliente
con crema y gelatina de naranja como postre -. Cuando compramos algo de comer somos
precisos en lo que queremos.
Ninguna mujer va a la tienda y dice: - dame
una caja con comida. Más bien, selecciona
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cierto pan, la mejor lechuga, tres frutas, y pide
uno o dos kilos de su carne favorita. Somos
muy definidos al hacer nuestras peticiones
sobre otros asuntos. Entonces ¿por qué no oramos definidamente también?
Ningún hombre cuya casa se está quemando
llama a los bomberos y les dice: - Es posible que
mi casa se esté quemando; vi salir humo del
techo hace poco, pero no he investigado,
¿podrían venir uno de estos días si quieren para apagar el fuego? - Sin embargo, muchos
cristianos oran por un ser querido inconverso,
por alguien que está perdido y puede morir en
cualquier momento e ir al tormento eterno y
dicen: - Señor, si es tu voluntad, algún día, antes que sea muy tarde, salva a mi hermano.
"Las ideas y las prácticas modernas acerca de
la oración tan indefinidas resultan necias e
inicuas". Oración es pedir definitivamente algo
a Dios. Debe ser tan específico como la llamada
al doctor en caso de enfermedad; como la orden de una ama de casa al tendero; como la petición
de trabajo por alguien sin empleo; como la
súplica de un niño por un helado.
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I. La Biblia enseña que la oración debe ser
definida y explícita.
La oración modelo que el Salvador nos enseñó es ciertamente explícita. A un cristiano se le
enseña a orar por su comida así: “Danos hoy
nuestro pan... "
En otras palabras, Dios quiere que el
cristiano, en lugar de orar por muchas cosas y
en términos indefinidos, pida exactamente lo que quiere ese día. Esto significa que el
cristiano que ora conforme a la voluntad de
Dios debe esperar que sus oraciones sean
contestadas el mismo día que las hace. Feliz
el cristiano que puede pedir confiadamente a su Padre Celestial: “Dame mi comida hoy
mismo".
Los discípulos oyeron orar a Jesús y dijeron: “Señor, enséñanos a orar, como también
Juan enseñó a sus discípulos" (Luc. 11:1). Y
Jesús les enseñó a orar con el ejemplo de un hombre que acude a su amigo a la media noche
y le dice: “Amigo, préstame tres panes".
No sólo "Préstame algo de pan", ni tampoco,
"¿Tienes en tu casa algo de comer?" sino más
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bien, exacta y definitivamente "Préstame tres
panes" (Luc.11:5). ¡Qué ejemplo tan
sorprendente nos dio Jesús de oración definida!
Pero esta idea es inherente a través de la Biblia en todas las promesas sobre la oración.
Por ejemplo en Marcos 11:24 Jesús dijo: “Por
tanto, os digo que todo lo que pidiereis
orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá".
Hay muchas verdades maravillosas en esta
promesa, pero notad que Jesús ciertamente quiso decir que un cristiano debe tener ciertos
deseos definidos en su mente al orar y entonces
debe ser capaz de confiar en Dios y obtener de
Él exactamente lo que pide. Oración, en el
sentido bíblico, es ir directamente al clavo y pedirle a Dios exactamente lo que se desea.
Orar es no sólo pedir, sino pedir algo.
Difícilmente puede ser oración si es imprecisa.
¡Cuántas veces los grandes hombres de Dios
en la Biblia, supieron exactamente lo que
querían, insistieron en ello y lo obtuvieron! Me acuerdo de Gedeón quien oró así:
"Si has de salvar a Israel por mi mano,
como has dicho, he aquí que yo pondré un
vellón de lana en la era; y si el rocío
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estuviere en el vellón solamente, quedando
seca toda la otra tierra, entonces entenderé
que salvarás a Israel por mi mano, como lo
has dicho" (Jueces 6:36,37). A la mañana siguiente Gedeón se levantó y
efectivamente, el vellón estaba tan lleno de agua
que "exprimió el vellón y sacó de él el rocío,
un tazón lleno de agua".
Esa fue una oración muy definida y una
respuesta definida. Pero Gedeón fue alentado a cambiar sus condiciones y una vez más oró:
“Solamente probaré ahora otra vez con el
vellón. Te ruego que solamente el vellón
quede seco, y el rocío sobre la tierra" (Jueces
6:39). ¡Y efectivamente, a la mañana siguiente el
vellón estaba seco y había rocío sobre todo el
campo! ¡Gedeón sabía exactamente lo que
quería como manifestación de Dios y Dios
pareció encantado de dársela!
Qué agradable es la preciosa historia que se narra en Génesis 24, del viejo siervo de
Abraham que fue enviado a Harán para
conseguir una prometida a Isaac. Los versículos
12 al 14 nos dan su oración como sigue:
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"Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor
Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen
encuentro, y haz misericordia con mi señor
Abraham. He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta
ciudad salen por agua. Sea, pues, que la
doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro,
te ruego, para que yo beba, y ella
respondiere: Bebe, y también daré de beber
a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto
conoceré que habrás hecho misericordia con
mi señor".
¿No es esa una oración precisa? Pidió que Dios enviara a él la muchacha que Él quisiera
para que fuera la prometida de Isaac. Y
también la frase exacta que ella había de decir
"Bebe y también daré de beber a tus
camellos". Y mientras que él estaba hablando,
se nos dice, Rebeca vino, le dio de beber a él y ofreció dar de beber a todos sus camellos. Y
sucesos posteriores probaron que ella fue la
respuesta de Dios a su oración y a la de
Abraham. Y si los jóvenes y señoritas oraran
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con tal precisión, ahora, sobre sus prometidos
con el mismo espíritu, sin duda que Dios los
guiaría claramente a un feliz matrimonio bajo
su luminosa dirección. Cuán definida fue la petición de Moisés
cuando pidió que la tierra se abriera y tragara a
Coré, Datán y Abiram y todos sus familiares
(Números 16). Y así oró Elías por la sequía y
recibió la sequía; oró por lluvia y recibió lluvia;
oró por fuego del cielo y ¡recibió fuego del cielo! Y cuando Josué pidió que el sol no se moviera,
él dijo al sol exactamente dónde quedarse en el
cielo y ordenó a la luna, dando instrucciones
explícitas del lugar en que quedaría en su
relación con la tierra. "Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón. (Josué 10:12).
¡Cuán gloriosamente precisas fueron las
oraciones de los personajes bíblicos que
obtuvieron cosas de Dios!
De hecho, la precisión de algunos de estos
hombres de Dios en sus peticiones fueron tan atrevidas que nos parecen casi arrogantes.
Parecían ordenarle a Dios y ¡Dios hasta parecía
deleitarse en obedecer! Sabían exactamente lo
que querían, lo pidieron, dieron instrucciones
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específicas sobre eso, casi lo exigieron ¡y lo
obtuvieron! Pedro pareció tomar como algo
natural que cualquier cosa que él dijera sobre
Ananías y Safira Dios lo haría; ¡Y a su palabra murieron! (Hechos 5:1-10). Pedro pareció
sentirse perfectamente seguro, como si Dios
hubiera firmado un cheque en blanco de tal
manera que pudo decir a Eneas, quien había
estado en cama ocho años paralítico, "Eneas,
Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama". ¡Y la Escritura nos dice que se levantó
inmediatamente! (Hechos 9:34).
El Apóstol Pablo pudo decir con voz fuerte al
hombre paralítico: “¡Levántate!" Y el hombre se
levantó y anduvo (Hechos 14:10). Pudo decir a Elimas el mago. "serás ciego, y no verás el sol
por algún tiempo; E inmediatamente cayeron
sobre él oscuridad y tinieblas;" Hechos 13:11.
La Biblia está llena de ejemplos de hombres que
sabían exactamente lo que deseaban y parecían
estar tan de acuerdo con Dios que ellos demandaron y obtuvieron exactamente, hasta el
último detalle, de lo que deseaban. ¡Eso es
oración definida!
¡Elías trajo en su bolsillo por años la llave del
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Cielo! Dios le había dado tal seguridad que
pudo decir al rey: “Vive Jehová, Dios de Israel,
delante del cual estoy, que no habrá lluvia,
ni rocío en estos años, sino por mi palabra" (1 Reyes 17:1).
El saber exactamente lo que deseamos,
cerciorándonos de que lo que pedimos es
conforme a la voluntad perfecta de Dios y
pedirlo, demandarlo y esperarlo, esto parece
ser la voluntad de Dios para los cristianos. Pues Isaías 45:11 dice:
"Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su
Formador: Preguntadme de las cosas por
venir; mandadme acerca de mis hijos, y
acerca de la obra de mis manos". Bienaventurado el cristiano que de tal manera
entra dentro de la voluntad de Dios, que conoce
su propósito y tiene tan preciosos deseos, que
en relación con el trabajo de Dios, ¡puede
"mandar" a Dios y obtener exactamente lo que
pide!
II. Lo Incorrecto de la Oración Indefinida.
Una breve consideración mostrará que la
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oración indefinida no sólo no obtiene cosas de
Dios, sino que muestra un estado pecaminoso
del corazón que debe entristecer grandemente a
Dios. En primer lugar, la oración indefinida, a
menudo, es una mera formalidad y no es
sincera. Mucha gente ora día tras día por cosas
que realmente no desea. Pero Marcos 11:24 estipula: “Todo lo que deseáis, cuando oráis. . ." ¿Cómo puede Dios contestar oraciones que
no representan un deseo sincero? Muchos oran para ser oídos de los hombres.
¡Pensad cuántas de nuestras oraciones públicas
son indefinidas, no pidiendo nada a Dios ni
obteniendo nada!
Por ejemplo, la secretaria de un ministro en una ciudad de Illinois (E.U.) contó, no hace
mucho, que el ministro que la empleaba, ¡había
escrito ya sus oraciones públicas para los
próximos cuatro meses! En ninguna de esas
oraciones diría ese ministro: “Padre Celestial,
salva a mi vecino que hoy está aquí". En ninguna podría orar ese pastor: “Señor sana a
la Sra. Smith, quien fue llevada al hospital esta
mañana con apendicitis aguda". Tampoco
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oraría ese pastor: “Señor, ayúdanos a dar hoy $
500.00 para mandar a este misionero a China".
¡No! tales oraciones escritas, lo más probable,
es que sean meras fórmulas. Podemos pronunciarlas para agradar a los demás. O
también se puede orar por cumplir con un
deber sintiendo que hay cierto mérito al hacerlo
así, sea que pidamos algo y lo obtengamos o no.
O podemos orar por costumbre. Muchos
cristianos repiten las mismas oraciones día tras día.
Este es el peligro de las "listas" de oración. El
otro día me dijo una mujer: “¿No ha estado
usted antes en nuestra iglesia? Entonces está
en mi lista de oración y yo oro por usted diariamente". Pero, yo no había estado antes en
esa iglesia; no estaba ella familiarizada con los
nombres de su lista y los nombraba
mecánicamente. He encontrado de provecho,
cuando alguien me pide orar por él o por ella,
detenerme y orar por ellos en ese instante, si es un asunto que puedo llevar a Dios
conscientemente y hacerle una petición. Pero,
nunca prometo orar a diario por nadie. Algunas
veces digo: “Si Dios lo pone en mi corazón y me
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hace recordarle, oraré por usted". La oración
que no es sincera, el formalismo en la oración
es ciertamente una abominación a Dios;
muchas veces, la oración indefinida es sólo eso, una formalidad insincera.
Spurgeon escribió lo siguiente sobre I Samuel
1:10-13: "Ella (Ana)... oró a Jehová, y lloró
abundantemente... pero Ana hablaba en su corazón". Dijo:
Para los verdaderos asuntos ante el trono de la gracia, dadme una oración hecha en casa,
una oración que salga de las profundidades de
mi corazón, no porque yo la inventé, sino
porque Dios, el Espíritu Santo, la puso allí, y le
dio tal fuerza viva que me vi obligado a dejarle
salir. Aun cuando tales palabras no sean muy pulidas y las oraciones aparezcan
deshilvanadas, si nuestros deseos son sinceros,
si son como el carbón del enebro que arde con
una llama muy intensa, a Dios no le importará
cómo sean dichas. Si no tenéis palabras, quizá oraréis sin ellas mejor que con ellas. Hay
oraciones que no pueden expresarse en algún
lenguaje humano".
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La oración indefinida revela, por lo general,
que no hay ningún peso ni urgencia alguna en
el corazón.
Muy alegremente me dijo una mujer hace tiempo: “He orado por mi esposo durante
veintitrés años y todavía no es salvo; pero le
estoy pidiendo a Dios que lo salve antes que
muera".
Su ligereza de corazón me alarmó y me vi
impulsado a decirle: “Si usted no insiste seriamente en el asunto y no ora con
insistencia, lo más probable es que su esposo
vaya al infierno". Si es un pecado para un
hombre perdido el seguir pecando sin
preocupación, esperando ser salvo alguna vez antes de morir, ¿entonces no será un pecado
para su esposa estar contenta con que él siga
pecando y sea salvo poco antes de morir?
En Paris, Texas, una mujer cristiana me contó
acerca de su hijo, de dieciséis años, que no era
salvo. "Pero estoy segura que será salvo uno de estos días", dijo. Cuando le presioné para que
lo trajese a los cultos de avivamiento y que se
asegurara de su salvación, me dijo que no
estaba preocupada porque era tan buen
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muchacho que cualquier día podría alcanzar su
conversión.
Pero pocas noches después, cuando aquel
joven de dieciséis años iba en su bicicleta de regreso al hogar ya muy de noche, fue picado
por una araña ponzoñosa. Varios habían
muerto recientemente por la picadura de esta
ponzoñosa araña. Llamó al doctor en seguida y
tan pronto como atendieron al muchacho, me
llamó, a las once de la noche, cruzó rápidamente la ciudad y me dijo llorando: "No
dormiré hasta que sepa que ha sido salvo.
Acabo de darme cuenta que él puede morir en
cualquier momento e irse al infierno". Con su
afligida madre junto al lecho suplicante, el muchacho fue pronto redargüido de sus
pecados y confió en Cristo, como su Salvador.
Yo digo que donde no hay precisión al orar, es
porque no hay urgencia, ni carga pesada, ni
deseo en el corazón. Así que cuando oramos,
Dios quiere que nuestro campo de cultivo esté arreglado (Jer.4:3; Oseas 10:12). ¡Cuán
apropiada en nuestra vida de oración es aquella
advertencia: “Ay de los reposados en Sión!"
(Amós 6:1). Cuando un vecino dice, "Venga a
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vernos algún día", Yo contestaría, "Sí, algún día,
y vengan ustedes también algún día". Los dos
somos amables. Algún día nunca llega.
Recientemente un buen hombre me dijo, "Por favor no haga planes para el Domingo, quiero
que venga a cenar a nuestra casa. Tenemos un
pollo y mi esposa va a planear todo, por favor
venga". Yo sabía que me quieren, los planes
fueron definidos, y yo fui; ¡qué dulce fue el
compañerismo! Pero una de las peores cosas de la oración
indefinida, es que demuestra no haberse
encontrado aún la voluntad de Dios, es decir,
que no sabemos exactamente por qué cosa orar.
Cuando oramos por la salvación de un pecador y decimos, "Si es tu voluntad", estamos
confesando simplemente que no tenemos
ninguna voluntad sobre el asunto; y es posible
que estemos demostrando que ni estamos
familiarizados con las Escrituras ni conocemos
el corazón amoroso de Dios, ni su interés por cada alma perdida.
Por supuesto, que no nos atrevemos a orar
definida y dogmáticamente, demandando que
tales cosas pasen cierto día y en cierto modo, a
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menos que tengamos clara indicación de que
esa sea la voluntad de Dios. Qué perverso sería,
qué pretencioso, orar detalladamente sin tener
una idea precisa de si nuestra oración agradará a Dios o no, o si está de acuerdo con sus planes
y glorificará su nombre.
Por supuesto, que no lo sabríamos por
nosotros mismos, pero en Romanos 8:26,27 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero
el Espíritu mismo intercede por nosotros
con gemidos indecibles. Mas el que
escudriña los corazones sabe cuál es la
intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos". Esto indica que la oración formalista o
rutinaria, indefinida, general, es el resultado de
no ser guiados por el Espíritu Santo. No
conocemos la mente de Dios. No tenemos
seguridad de conocer completamente su
voluntad. Posiblemente hemos entristecido al Espíritu Santo con nuestros pecados, o lo
hemos apagado al no tomar en consideración su
plan.
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Nada es más claro en la Biblia que el
contemplar cómo los hombres de Dios
obtuvieron maravillosas respuestas a la oración,
porque fueron guiados por el Espíritu de Dios. Fueron precisos en su oración, porque sabían
por qué orar. Sabían lo que querían y sabían
que Dios estaba dispuesto a concederles estas
cosas precisas.
Queridos lectores, la oración indefinida
prueba frecuentemente nuestra falta de sinceridad y formalismo. Prueba que no hay
preocupación ni deseo verdadero del corazón en
nuestras oraciones. Prueba que no hemos
encontrado la voluntad de Dios y no nos hemos
familiarizado con sus planes, por su Palabra y mediante la dirección del Espíritu Santo.
III. Cómo Ser definidos en la oración.
Si quieres ser preciso y eficiente en la oración,
Dios te ayudará. Sugiero los siguientes pasos: 1. Proponte excluir cualquier objeto
indefinido de oración. Si tienes una larga lista
de cosas por las que oras con indiferencia, sin
convicción y sobre las que no puedes pedir a
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Dios una exacta respuesta, con atrevimiento,
entonces confiesa a Dios que tus oraciones son
así, formalistas y hasta cierto punto faltas de
sinceridad. Nunca ores para ser oído por los hombres, porque pienses que es tu deber orar
de ese modo, o porque la gente espera que así lo
hagas. Ora por cosas que de verdad deseas y
por las que debes esperar una respuesta
definida.
2. Escudriña las Escrituras y encuentra en ellas la voluntad de Dios. Si estás orando por
alguien que se salve, entonces, sinceramente,
escudriña la Biblia para encontrar la voluntad
de Dios y lo que Él dice sobre la salvación de los
pecadores. Medita en Lucas 15; las parábolas de la Oveja
Perdida, la Moneda Perdida y el Hijo Pródigo, y
ve la pasión de Cristo por los pecadores. Si tu
corazón se unifica realmente con el interés que
Cristo siente por los pecadores, entonces
puedes orar más definidamente por su conversión.
Una tarde hablé en una conferencia bíblica en
Kingman, Kansas, sobre la oración por más de
una hora, e insistí con la gente para que fueran
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precisos y definidos en sus oraciones. Mostré,
con muchas citas bíblicas, por qué podemos
usar de atrevimiento al orar por la conversión
de los pecadores. Cuando terminó el servicio, una señorita
enfermera se acercó a mí, era cristiana desde
hacía un año. Con el rostro iluminado por una
luz celestial me dijo: “Entonces, así se debe
orar, ¿no?"
Yo contesté: “Sí. Así se debe orar". "Bueno, entonces esta noche serán salvos mis
dos hermanos", dijo ella. "Durante un año he
estado orando por ellos, pero he pedido: `Señor,
salva a mis hermanos antes que sea muy tarde'.
Ahora voy a casa a pedirle a Dios que los salve esta noche". Y se fue a su casa.
Yo me preocupé. Pensé: ¿Está ella
arriesgándose sobre mi palabra o confiando
realmente en Dios? Pero, fue a su casa, pasó el
tiempo orando y esa noche tuvo la dulce
seguridad de que Dios iba a salvar a sus hermanos gemelos.
Esa noche un tío suyo llegó de otra ciudad y
fue maravillosamente convertido. Luego, la
mamá de la enfermera, viendo a su hermano
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salvo, pasó llorando al frente y confesó haberse
alejado de Dios por no haberse interesado en
sus hijos como debiera. Entonces vi bajar de la
galería a dos jóvenes de diecisiete años, gemelos. El pastor venía con ellos y aceptaron
públicamente a Cristo.
Puede ser que Dios tuvo que conquistar
primero al tío para despertar a la madre, y que
necesitaba levantar a la madre para ganar a los
jóvenes; pero Dios no desoyó la oración ferviente y sincera, la petición preciosa de la joven
enfermera, quien pidió a Dios que salvara a sus
hermanos esa misma noche, dependiendo de la
Palabra de Dios y de sus claras promesas.
Yo opino que un estudio de la Palabra de Dios nos ayudará a ser definidos en nuestras
oraciones. Cuando meditemos en su Palabra,
veremos cuánto ansía Él darnos y cuán
abundantemente ha prometido contestar
nuestras oraciones. Podemos encontrar las
cosas conforme a su voluntad y seremos más atrevidos a orar por objetos definidos y en
momentos precisos.
3. Frecuentemente hay que esperar algo en
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Dios, antes de saber con claridad por qué cosas
debemos orar. Deja que el Espíritu Santo te
hable. Pídele a Dios que te muestre lo que está
mal en tu vida, que te ayude a juzgar y a apartarte de todo pecado que le entristece.
Luego, ruega al Espíritu Santo que te guíe
claramente a desear las cosas apropiadas y
déjale que te conduzca en oración. Cuando
puedas decir una oración puesta en tu corazón
por el Espíritu Santo, entonces puedes ser intrépido al demandar la repuesta; y sabrás que
estás pidiendo conforme a la voluntad de Dios y
que recibirás lo pedido. El orar definidamente,
no quiere decir que tratas de que Dios esté de
acuerdo con tu punto de vista, más bien, significa encontrar lo que el Señor quiere darte,
lo que quiere que le pidas. Entonces, haz la
oración que el Espíritu Santo ponga en tu
corazón.
En 1931 fui a unos servicios de avivamiento
en la Primera Iglesia Bautista de Peacock, en el oeste de Texas. El pueblo era presa de terrible
sequía. Durante meses no había llovido. Las
cosechas estaban perdidas por completo.
Los pozos estaban secos. En ciertos lugares
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los pastos estaban tan áridos como el piso; y
con frecuencia, al ir por el camino, se percibía el
olor del ganado muerto por el hambre. Algunos
ranchos fueron abandonados, la gente viajaba lejos a buscar trabajo y ganar un poco para
vivir.
Al iniciar los servicios de avivamiento, mi
corazón se angustió cada vez más con aquella
situación. Sentí que Dios quería mostrar su
poder; así que prometí a Dios que tan pronto como la gente cristiana empezara a despertar y
a arrepentirse de sus pecados y a buscar la
salvación de sus seres amados, llamaría a una
reunión de confesión y oración, implorando a
Dios que enviara la lluvia y un avivamiento. El Santo Espíritu de Dios se posesionó de la
gente, y empezaron a quebrantarse sus
corazones, a buscar a Dios y a desear la
salvación de las almas. Me animé y anuncié
una reunión de oración, diciendo que me sentía
claramente guiado a orar pidiendo lluvia. Sentí que el Espíritu Santo había puesto el asunto en
mi corazón. Muchos se unieron a mí en la
oración. Públicamente pedimos a Dios que nos
enviara dentro de las siguientes veinticuatro
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horas lluvia abundante.
Anuncié al público que esperaríamos una
lluvia en veinticuatro horas y si llovía después
de ese tiempo, no sería la lluvia que estábamos pidiendo y tendríamos nuestras oraciones no
contestadas. No había señal ninguna en el cielo
de que fuera a llover.
Al día siguiente, el sol quemaba sin piedad el
suelo seco. En el servicio de las 11:00 de la
mañana oramos de nuevo pidiendo lluvia, e implorando a Dios que enviara la lluvia antes
del culto nocturno, para que pudieran saber
que Dios contesta a las oraciones definidas. Yo
había anunciado que si no llovía en veinticuatro
horas, sería que nuestras oraciones no habían sido contestadas. Dios puso en mi corazón orar
con esa exactitud, y sentí que Él nos oiría.
Esa tarde, temprano, mi esposa se puso a
lavar ropa y mandó a nuestra hijita Gracia por
una tina que una vecina le había ofrecido. Eran
como las dos de la tarde; de repente, un negro nubarrón empezó a levantarse en el sureste. En
unos minutos llegó un fuerte viento y mi esposa
tuvo que ir a proteger a nuestra hijita y a
recoger la tina que se fue rodando por la
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llanura. La carpa donde nos habíamos estado
reuniendo, fue arrancada en sus soportes y
voló. En las tiendas del centro, los burlones y
perversos habían dicho: “Orar por que llueva puede ser bueno en otra parte, pero no en esta
región de Texas. Ese tonto joven predicador
verá: no lloverá hoy". De pronto las ventanas de
vidrio de una tienda se quebraron y comenzó a
llover torrencialmente. Los burlones fueron
esparcidos. Cayó un enorme aguacero sobre el pueblo hasta en ocho kilómetros a la redonda.
¡Y qué aguacero!
Esa noche tuvimos los servicios en la Iglesia
Metodista. La gente vino y llenó los asientos, se
sentó en las ventanas, todos los que cupieron en el edificio. Pero, no vinieron en sus
automóviles, los caminos estaban llenos de
lodo, y tuvieron que venir en vagones y
guayines, en caballos y con botas de hule.
Dios envió la lluvia, y comprobamos el
derecho de ser precisos y atrevidos, porque el Espíritu Santo, así lo había puesto en nuestro
corazón.
Espera en Dios. Sométete al Espíritu Santo.
Él sabe cómo orar conforme a la voluntad de
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Dios, déjale que te guíe en la oración.
4. Otro modo de ser definido es utilizar una
lista como récord. Frecuentemente al orar, siento la necesidad de tomar papel y lápiz y
escribir ciertas peticiones precisas y
numerarlas, 1, 2, 3, etc. Con frecuencia hago la
confesión de pecados del mismo modo. Tan
honesta y justamente como puedo, espero a que
Dios ponga en mi corazón las cosas que le entristecen, ciertos asuntos en los que he
fracasado o pecado; y luego los escribo
claramente en un pedazo de papel. Lo guardo
por algunos días, hasta sentir que he logrado la
victoria, que he juzgado honradamente esos pecados, he tratado de abandonarlos y los he
confesado ante Dios. ¡(Pero podéis estar
seguros que no dejo esa lista de pecados
confesados donde alguien la pueda ver!).
Y así, a veces, escribo peticiones definidas, por ejemplo, en un pequeño cuaderno de oración,
ocasionalmente escribo sobre la página
izquierda una petición y la fecha y los nombres
de cualquiera que estuviera de acuerdo conmigo
en esa sincera petición. En la página de la
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derecha, dejo un espacio en blanco para anotar
el día en que la oración es contestada. Y allí
escribo la respuesta y la fecha y alabo al Señor.
El 11 de diciembre de 1937, escribí lo siguiente: "Por un nuevo libro sobre cómo ganar
almas, que será impreso por la casa editorial
Moody, Pedido por John R. Rice, Fairy
Sheppard, Eula Lee, Viola Walden, Lola Mae
Bradshaw". (Las cuatro señoritas eran
empleadas en mi oficina). Tres años más tarde, el 29 de agosto de 1941, mi librito, "El Fuego
del Ganador de Almas" fue impreso como uno
de la serie de libros de los editores del Instituto
Bíblico Moody. Yo sé que me ayudó el ser
preciso y escribir esa petición y me ayudó para afianzarme en Dios. Hoy, la lista de respuestas
precisas, llena de gozo mi corazón y aumenta mi
fe.
Frecuentemente, empezarás a orar por
algunas cosas, mas de pronto encontrarás que
no es esa la voluntad de Dios. Si el Espíritu Santo no te ayuda a orar, detente. Quizá no
estés orando conforme a la voluntad de Dios;
entonces cambia tu oración hacia donde la
dirija el Espíritu Santo. No guardes una lista
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vieja de oración ni trates de seguirla cuando no
sientas que Dios ve con gusto las oraciones.
Muchas veces es bueno expresar nuestros
deseos a otras personas. Quizá dos pueden estar de acuerdo sobre cierto asunto. Si es
posible, que se pongan de acuerdo en cuanto a
fechas, números o cantidades. Por ejemplo,
hace unas semanas estaba en unos servicios de
avivamiento en la Iglesia Bautista Bereana de
Gran Rapids, Michigan, al orar el pastor y yo antes del servicio del domingo en la mañana,
me sentí impulsado a pedirle a Dios veinticinco
almas que aceptaran públicamente a Cristo ese
día, y oré precisamente por ese número.
En el servicio de la mañana no hubo más que dos. En la tarde conté cómo Dios había
contestado muchas de mis oraciones y hubo
uno o dos más que aceptaron al Salvador.
Cuando el Pastor y yo nos reunimos antes del
servicio nocturno, le recordé mi oración y me
sentí avergonzado de que todas las maravillosas respuestas a la oración que mencioné, eran sólo
de años atrás. Así que definida y sinceramente
recordé a Dios que había estado contando como
Él contestaba a la oración y que ahora deseaba
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que contestara a una oración definida ese
mismo día, para obtener en ese servicio
nocturno, el resto de las veinticinco almas que
pedimos. El Señor nos bendijo maravillosamente en el
servicio esa noche. Un anciano de setenta y
cuatro años, que había venido de lejos, fue
salvo. Muchos se salvaron, pasando al altar
con lágrimas. Una madre que había estado
descarriada por treinta y cinco años, decía ella, volvió a Cristo; y con ella vino su hija, quien
aceptó al Salvador por primera vez.
Cuando terminó el servicio, el Pastor me
enseñó los nombres de veinticinco personas que
pasaron durante el día aceptando abiertamente a Cristo como su Salvador, y descarriados que
regresaron a aceptar la cruz y a vivir para Dios.
Recordaba de otros dos que se salvaron cuyos
nombres no tenía. Pero ¡tenía los nombres de
veinticinco!
Sé que mucho me ayudó el contarle al Pastor que esperaba que veinticinco personas
respondieran a la invitación ese día. Puedes ser
exacto cuando el Espíritu Santo lo ponga en tu
corazón, fijándote metas o poniéndote de
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acuerdo con otros.
En alguna otra parte he contado algo sobre la reciente campaña de subscripción a `La Espada del Señor'. Pedimos al Señor 5,000
subscripciones. Pusimos ese número en la pared de la oficina y todos los días en la reunión
de oración celebrada allí mismo, a las diez de la
mañana, los empleados oraron por 5,000
subscripciones en esa campaña. Anuncié en la
Espada del Señor que esperábamos ese número.
Fijamos una fecha exacta para cerrar la campaña. Mi secretaria se sintió llamada a
regalar subscripciones a treinta amigos.
Cuando llegó lo que creíamos que era la última
correspondencia, ¡encontramos que esas treinta
subscripciones completaban exactamente las 5,000! Pero, una de las empleadas pensó que
habían "ayudado" a Dios demasiado y siguieron
orando. Al día siguiente llegó la
correspondencia rezagada y se completaron
5,030 subscripciones, esto es, exactamente
5,000 sin las treinta subscripciones que ella había obsequiado. Ni una menos, ni una más
que las 5,000 que acordamos pedir y por la
cuales habíamos orado definidamente.
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Más tarde llegaron otras subscripciones, pero
parecía que Dios nos estaba mostrando
pacientemente, igual que a Gedeón, que era su
deleite contestar las oraciones definidas. A nosotros, Dios nos dio exactamente 5,000
incluyendo las treinta que la secretaria regaló.
Más luego que eso fue puesto en duda, Dios dio
exactamente 5,000 sin las treinta especiales y
más tarde cuando se disipó la duda y todos
sabíamos que Dios había contestado exacta y precisamente a la oración; Él envió más
subscripciones como diciéndonos que si
queríamos más, Él nos daría más.
Amados lectores, seamos precisos al orar y
demos a Dios la oportunidad de mostrarnos su gran poder y su buena disposición para
contestarnos. Pedid a Dios cosas exactas y
esperad repuestas exactas.
¡AMEN!
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CAPITULO 13
SOLAMENTE ORE
Por John R. Rice
Todas las condiciones de oración en la Biblia son oportunidades que nos animan a orar;
Todas son cumplidas por pedir.
¿Quiere usted algo de Dios? Entonces, ¡ore!
La oración obtiene cosas de Dios y la gran condición para conseguir cosas es pedir por
ellas.
Algunos pasajes de la Escritura ofrecen promesas especiales para aquellos que piden con fe. Otros mencionan que podemos obtener
cualquier cosa que deseemos si lo pedimos de acuerdo a su voluntad. Una vez más se nos dice que cualquier cosa que pidamos en el nombre de Cristo lo podremos tener. También, si dos se ponen de acuerdo, pueden obtener lo que pidan.
También se estimula el perseverar en la oración;
y aquellos que claman día y noche a Dios, serán
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oídos rápidamente. Pero todos estos estímulos son aumentos a las
promesas, y no limitaciones. Son promesas, no
restricciones. Son para facilitar la oración, no
para hacerla más difícil. Estas promesas son consecuencias de las promesas generales que
afirman cómo podemos obtenerlo todo mediante
la oración, simplemente: pidiéndolo.
I. Las promesas de Dios significan
exactamente lo que dicen.
Volvamos una vez más a Mateo 7:7-8, donde
Jesús dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y
hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque
todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá".
Ahora, el bondadoso Señor Jesucristo fue
siempre honesto y preciso. Aquí él quiso decir
exactamente lo que dijo. Si usted pide, usted
recibirá. Si usted busca, hallará. Si llama, se le
abrirá. Y la única limitación posible a esa promesa,
puesto que significa literalmente lo que dice,
está en la frecuencia de la petición. Yo entiendo
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que literalmente en el griego dice así: “pedid
continuamente", o "continuad pidiendo y os
será dado", y "continuad buscando" y
"continuad llamando". Evidentemente lo que Jesús quería era que nosotros tomáramos esta
promesa en su valor literal. Si no hubiera más
versículos en la Biblia, éste sería toda la verdad.
Todo lo que contiene es la verdad. No es
correcto tratar de encontrar en la Biblia un
versículo que destruya a otro quitándole su significado. Todos los versículos en la Biblia
tienen un lugar donde aplicarse. Cada versículo
en la Biblia, interpretado correctamente,
confirmaría lo que éste dice: que aquellos que
piden, reciben de Dios; que si usted quiere algo de Dios, sólo tiene que orar; sencillamente
pedirlo.
Lo mismo implica Santiago 4:2 "No tenéis lo
que deseáis, porque no pedís." No es correcto
leer en este versículo lo que no dice. No es correcto buscar en la Biblia otros pasajes y
tratar de encontrar otros versículos que limiten
el significado de este versículo y le hagan decir
menos de lo que dice.
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Cientos de veces he leído Mateo 7:7-8 y
Santiago 4:2 a las congregaciones y les he
preguntado si creen que todo aquel que pide
recibe, y que sólo con pedir podemos obtener cosas de Dios. En cada uno de los casos donde
les di a las personas la oportunidad de
contestar, algunos dijeron: “Sí, eso es verdad si
pedimos conforme a la voluntad de Dios", o "Si
no pedimos mal", o "Si pedimos con fe".
Cuando insistí en el asunto, algunos dijeron francamente: “No, no lo creo".
Ahora, eso es prácticamente infidelidad.
Cualquier versículo de la Biblia debe ser creído.
Cualquiera está tan perfectamente expresado
que quiere decir exactamente lo que dice. Y estos dos pasajes dicen expresamente que
pidiendo (quizá continuamente, si fuese
necesario), puede uno obtener cosas de Dios sin
limitar esta promesa con otras condiciones.
Bien dice la Escritura que la incredulidad es
nuestro pecado dominante (Heb. 12:1). Nosotros los predicadores y los maestros de la
Biblia nos hemos habituado a escudriñar la
Biblia, tratando de encontrar otros pasajes
Bíblicos para modificar las grandes promesas.
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Algunos lo hacen así acerca de la salvación.
Dicen creer en la salvación por la fe en Cristo.
Pero agregan que también deben ser
bautizados, deben guardar los mandamientos, deben ser fieles hasta la muerte, aunque hallan
sido salvos por la fe en la sangre de Cristo. Mas
si es por obras ya no es por gracia. Si el
bautismo es esencial para la salvación,
entonces la salvación no es sólo por la sangre, y
no se recibe simplemente por la fe. Así los hombres escudriñan perversamente la Biblia
para contradecirla y usan un versículo Bíblico
para destruir otro.
Es verdad que la Biblia tiene muchas sencillas
y variadas declaraciones acerca de la salvación. En Juan 1:12 es recibiendo a Cristo. En Juan
6:37 es viniendo a Cristo. En Mateo 10:32 y en
Romanos 10:9 es confesando a Cristo. En Juan
3:16 y en muchos otros pasajes el plan de salvación está declarado como creyendo en
Cristo; pero el contexto en cada uno de los
casos muestra que todas estas son sencillas y
diferentes maneras de decir que cualquier persona en el mundo que venga confiadamente
a Cristo, será recibida inmediatamente,
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perdonada y salvada.
Todas estas diferentes promesas no dan
diferentes maneras de salvación. Tampoco dan
pasos diferentes al camino mismo de la salvación. La salvación no se obtiene por medio
de procesos largos y detallados y llenando
requerimientos difíciles. La salvación es un
sencillo paso a Cristo. Si un pobre pecador no
entiende una manera que se le haya explicado,
entonces Dios da otra explicación para traer luz a su pobre mente entenebrecida. Pero cualquier
pecador puede depender confiadamente de
cualquier promesa en la Palabra que ofrezca
salvación. Cuando él sinceramente recibe a
Cristo, o sinceramente viene a Cristo, o sinceramente confiesa a Cristo, o cuando él se
arrepiente, o cuando confía--todas significan lo
mismo--Dios lo recibe con los brazos abiertos y
por el amor a Cristo le perdona sus pecados.
Las promesas extras son para hacer más fácil
que sea salvo, no para hacerlo más difícil.
II. No Condiciones Adicionales, Sino
Promesas Adicionales.
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En el tema de la oración, Dios ha dado
muchas pero muchas promesas de manera que
de muchas formas Él manifieste lo ansioso y
dispuesto que está de contestar nuestras oraciones. Algunos predicadores al enseñar
sobre la oración, buscan en la Biblia cada
"condición" que puedan encontrar. Y luego
proceden más o menos así: “Dios es un Dios
duro de corazón. Realmente no quiere
contestar nuestras oraciones, y no las contestará al menos que usted cumpla con cada
uno de los requisitos. He encontrado
obstáculos en el camino hacia Dios. Si quiere
respuesta a sus oraciones, usted debe
sobrepasar cada obstáculo mencionado en estas condiciones".
Algunos maestros de la Biblia en ocasiones
dan la impresión de que necesitamos abrir
media docena o más de puertas antes de tener
una sola oración contestada; y si una persona
tiene todas las llaves excepto una, no podrá obtener nada de Dios. Esto es calumnioso y
perverso. Las llamadas "condiciones" son realmente promesas, y cualquier cristiano que
cumpla una sola promesa de Dios, puede
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obtener todo lo que en esa promesa se le ofrece.
Creo que la siguiente ilustración le ayudará a
entender lo ansioso que está Dios de oír
nuestras oraciones y cómo él ha provisto muchas y variadas promesas, como intento
para animarnos a orar.
Se cuenta de un visitante en cierto rancho,
que vio en la parte inferior de una puerta que
daba al patio, un agujero grande y tres
pequeños. Él, curiosamente le preguntó al granjero para qué eran los agujeros.
"Son para la gata y los gatitos", contestó el
granjero.
"Pero", dijo el visitante, "¿no sería mejor un
agujero grande? ¿Por qué no pueden entrar los gatitos por el mismo agujero por donde entra la
gata?"
"No, no sería mejor", contestó el granjero.
"Porque cuando yo digo "¡Sape!" lo digo en tal
forma que cada gato necesita su propio agujero.
Así, cada cristiano necesita su propia promesa. La bendita promesa de Dios en un
versículo es lo que un cristiano necesita para
incitar su fe. Pero quizá la misma promesa no
encienda la misma chispa de esperanza y fe en
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el corazón de otro cristiano y por lo tanto Dios le
da otra promesa a él.
Durante una temporada de oración
prolongada por un cierto motivo, me aprendí de memoria y me deleité en decir vez tras vez en la
noche, Juan 14:13-14, "Y todo lo que pidiereis
al Padre en mi nombre, lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haré". Y se me
dio la seguridad de que puesto que estaba pidiendo en el nombre de Jesús, mi oración
sería contestada.
En otra ocasión, parecía que no iba a obtener
la victoria orando solo, así que encontré la
seguridad que necesitaba, cuando conseguí que un amigo pidiera conmigo el cumplimiento de la
promesa de Mateo 18:19, "Otra vez os digo,
que si dos de vosotros se pusieren de
acuerdo en la tierra acerca de cualquiera
cosa que pidieren, les será hecho por mi
Padre que está en los cielos." También hubo un período en que me deleitaba
diariamente en ese pasaje maravilloso de
Marcos 11:22-24, en donde afirma que si uno
cree, puede obtener lo que pide.
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Ninguna promesa puede revelar
apropiadamente el cuidado infinito y amoroso
de nuestro Padre Celestial y su disponibilidad
para escuchar a sus hijos. Se necesitan todas las promesas de la Biblia, tomadas en todo su
valor para que nos demos cuenta cuán deseoso
está Dios por oírnos orar, y con cuánta voluntad
Él nos dará lo que deseamos. La verdad es que
por medio de pedir, solamente orando, es la
manera de obtener las cosas de Dios. Todas estas promesas adicionales son para
estimularnos a pedir.
III. El Pedir Llena Realmente Todas las
Demás Condiciones Específicas de la Oración.
Si estudia con devoción todas estas específicas
"condiciones de la oración", usted encontrará,
que el hecho de pedir las llena todas; que no
son barreras entre Dios y el cristiano, sino más bien son puertas abiertas. El cristiano puede
entrar a través de cualquiera de ellas o a través
de todas ellas. ¡Qué ansioso está Dios de que
nos acerquemos a Él en oración y le pidamos
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cuanto necesitamos!
1. Pedir con fe. La fe es mencionada más
frecuentemente como condición para la oración
que cualquier otra cosa. Recuerde estas promesas maravillosas de Jesús:
"...Conforme a vuestra fe os sea hecho."
Mateo 9:29.
"...Porque de cierto os digo, que si tuviereis
fe como un grano de mostaza, diréis a este
monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible". Mateo 17:20.
"Y todo lo que pidiereis en oración,
creyendo lo recibiréis". Mateo 21:22.
"Si puedes creer, al que cree todo le es
posible". Marcos 9:23. Lea también Marcos 11:22-24; Mateo 21:21;
Lucas 17:6.
Todo cristiano debe confiar en estas
promesas, y debe reclamarlas tanto como sea
posible. Nada es más claro como que la fe
puede conseguir lo que Dios puede dar. Pero también es bueno recordar que la fe es
un asunto relativo. Supongamos que en el lado
izquierdo de un papel usted escribe: “Completa
Incredulidad"; después en el lado derecho de la
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hoja usted escribe: “Certeza Absoluta". En
seguida trace una línea entre las dos y
cualquier punto en esa línea será fe.
La gente habla de "la fe perfecta", pero realmente no existe la fe perfecta. Tan pronto
como alcanzamos certeza, obtenemos
conocimiento, pero no fe. La fe consta de dos
partes: la creencia y la incredulidad. Se pueden
tener las dos partes al mismo tiempo.
Recuerde al padre que vino a Jesús y dijo: “Creo; ayuda mi incredulidad." Marcos 9:24.
Y ese padre que era creyente e incrédulo, recibió
respuesta a su oración y fue curado su hijo.
Cuando quita usted la incredulidad de la fe,
entonces eso es certeza o conocimiento, no fe de ninguna manera.
Por ejemplo, cuando estemos en el cielo con
cuerpos glorificados, y entremos a las
bendiciones eternas, ahí no tendremos fe sobre
la salvación, será conocimiento. Yo tengo fe en
un cheque hasta que lo cambio. Después de eso ya no tengo fe en el cheque; ya tengo el
dinero en efectivo y la fe se convirtió en una certeza. Antes de que cambie el cheque, yo creo
que la persona que lo firmó, tiene el dinero en el
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banco; después de que el cheque ha sido cambiado, entonces sé que tenía dinero en el
banco.
Una vez, en el seminario, platicábamos unos
estudiantes sobre las cosas de Dios, cuando un estudiante para ministro dijo: “Si tienes
cualquier duda en tu corazón cuando estés
orando, mejor no sigas orando. Dios nunca
contestará la oración cuando haya duda en el
corazón." Eso me entristeció y me preocupó
grandemente en ese entonces, porque yo no
podía decir de mi fe, aun cuando era más
fuerte, que no dudaba. Pero pronto aprendí que
el joven estaba grandemente equivocado; porque
Dios contesta nuestras oraciones no en relación a nuestras dudas sino en relación con nuestra
creencia. Uno puede tener dudas y fe al mismo
tiempo. Jesús dijo que si alguien tenía fe como
un grano de mostaza podría mover montañas.
El padre que dijo con lágrimas en los ojos, "Señor creo, ayuda mi incredulidad", tenía
dudas, pero también creía y tenía fe suficiente
para que fuera curado su hijo.
Un ejemplo muy confortante de la Biblia es el
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del capítulo 12 de los Hechos. Ahí encontramos
un grupo de cristianos sinceros pasando la
noche en oración en la casa de María, la madre
de Marcos. Pedro, el líder de los apóstoles, está en prisión y será condenado al día siguiente. El
perverso Herodes ya mató a Santiago, el
hermano de Juan; ahora para agradar a malos
Judíos, está dispuesto a matar a Pedro. ¡Cuán
fervientemente oraron éstos amados cristianos!
Me imagino que sus oraciones fueron algo así: “¡Oh, Señor, necesitamos a Pedro! El es uno de
los principales apóstoles, el más atrevido
predicador. Esteban ha sido apedreado;
Santiago ha muerto a espada. ¡Oh, Señor, libra
a Pedro! ¡Esta noche, Señor, sácalo de la cárcel y líbralo!"
Sin embargo, sus corazones estaban muy
preocupados en medio de sus oraciones.
Porque parecía imposible que Pedro saliera de la
cárcel. Había dieciséis soldados custodiándole
constantemente en la cárcel. Inclusive, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados y estaba
atado con cadenas.
Pero Dios escuchó sus oraciones. Envió su
ángel quien despertó a Pedro, rompió las
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cadenas, abrió las puertas y sacó a Pedro a la
ciudad. Entonces Pedro recordó el hogar de la
querida hermana María y vino a informarle de
su maravillosa liberación. Él tocó a la puerta una y otra vez. Los cristianos ancianos estaban
muy ocupados en la oración para ver quien era
el que tocaba, así que mandaron a una
muchachita llamada Rode. Cuando ella oyó la
voz de Pedro y supo que era él, olvidó abrir la
puerta y corrió gozosa hasta donde estaba el grupo que oraba para decirles: “¡Pedro está
aquí, es Pedro mismo quien llama! ¡Salió de la
cárcel!" Ellos dejaron de orar y le dijeron:
“Estás loca". ¡Creyeron que estaba loca cuando
les anunció que sus oraciones habían sido contestadas! Cuando ella insistió diciendo que
ciertamente era Pedro, ellos dijeron: “Es su
ángel". Creyeron que Pedro ya había sido
asesinado y que era su espíritu el que estaba a
la puerta. Pero Pedro seguía tocando, tocando a
la puerta del patio y cuando finalmente lo dejaron entrar "estaban atónitos", nos dice la
Biblia.
Yo me he reído una y otra vez de este
incidente. Toda la noche habían estado orando
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para que Pedro saliera de la cárcel, y cuando al
fin salió, no lo creyeron. Pero tuvieron fe suficiente para orar. Eso no es todo; tuvieron fe suficiente para obtener la respuesta. Tenían
muchas dudas. ¿Quién los puede culpar? Pero también tenían una fe ardiente, adherente, y
contrita que no dejaría a Dios sino hasta que él
respondiera.
Yo digo que la fe puede conseguir cualquier
cosa que Dios posee. Pero si usted tiene fe aún
demasiado pequeña para ser medida, más pequeña aún que el grano de mostaza necesario
para mover montañas, entonces persevere
orando.
La verdad es que el pedir llena el requisito de
la fe, por lo menos en parte. Porque todo el que ora realmente tiene alguna fe, o no oraría. Eso
se ve claramente en Romanos 10:13-14 que
dice:
"Porque todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues,
invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han
oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique?"
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"Todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo". Pero en otras partes de la
Biblia se dice muchas veces que todos los que creen en el Señor Jesucristo serán salvos.
¿Acaso aquí el invocar llena el requisito de creer? Sí, porque el siguiente versículo dice:
“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual
no han creído?" Nadie clama a Dios al menos
que crea que hay un Dios. Nadie pide algo a
Dios, sin antes creer que hay un Dios que
contesta la oración. Nadie pide algo a este Dios que contesta la oración, sin tener algunas
razones para creer que su propia oración será
contestada. Invocar es creer.
Entonces, qué maravillosamente claro es que
todos lo que diligente y sinceramente piden,
tienen algo de fe en sus corazones o no pedirían. Tenemos entonces el derecho de aceptar en todo
su valor las palabras de Jesús: “Pedid, y se os
dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe;
y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá". Igualmente tenemos el derecho de
creer que: "no tenéis porque no pedís".
Es bueno crecer en fe. Si Dios le da, en su
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gran misericordia, una fe grande y vigorosa,
entonces úsela y gócela. Pero recordemos que
pedir es también prueba de la fe. Si usted
quiere algo de Dios, ¡SOLAMENTE ORE! Porque el pedir llena todos los requisitos de Dios.
Supongamos que la fe de un cristiano es débil.
¿Cómo la puede aumentar más sino poniéndose
de rodillas y esperando en oración delante de
Dios? El lugar para aumentar la fe es el lugar
de la oración. Si usted pide con fe débil, y comienza a obtener algunas repuestas, entonces
su fe crecerá. Al probar a Dios, usted crecerá
más y más al ver su disponibilidad para
contestar la oración que las cosas que estorban
la oración y usted sentirá mayor libertad para clamar a Dios.
Así que los que oran ya tienen alguna fe. Y
aquellos que perseveran en la oración, crecerán
en fe. Simplemente el orar con un corazón
sincero y rendido, llena todos los requisitos de
Dios sobre la oración, incluyendo el requisito de la fe.
2. Pidiendo conforme a su voluntad. Este
es otro requisito o "condición" para la
contestación a la oración. Primera de Juan
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5:14, 15 dice:
"Y esta es la confianza que tenemos en él,
que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos,
sabemos que tenemos las peticiones que le
hayamos hecho."
Esta es una promesa maravillosa, pero fijémonos que aquí Dios está hablando de saber
no de creer. Cualquier cristiano que sabe que está pidiendo exactamente lo que Dios quiere
hacer y pide eso de acuerdo a su voluntad, sabe
que Dios lo escucha y que tiene la petición que
deseaba de Dios. Si usted en algún asunto
alcanza esta condición maravillosa de saber
absolutamente que está pidiendo conforme a la voluntad de Dios, respecto al cómo y al qué de
nuestra oración, esa es una confianza
maravillosa.
Tenga cuidado de no desanimarse si usted no
posee tal confianza absoluta, porque este pasaje no dice que aquellos que no saben que están
pidiendo conforme a la perfecta voluntad de Dios, no recibirán nada de Dios. Pedir conforme
a Su voluntad es lo ideal del pedir. Es verdad
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que si pedimos algo claramente contrario a la
voluntad de Dios, no debemos esperar recibirlo,
pero si pedimos algo claramente dentro de la
voluntad de Dios, debemos esperar recibirlo. Si pedimos algo que creemos decididamente que
no tiene por qué creerse que sea en contra de la
voluntad de Dios, debemos esperar recibir
nuestra petición. Dios nos da todo lo que nos
puede dar y lo hace bien.
Nosotros somos humanos; somos débiles; somos imperfectos en conocimiento. Ni siquiera
conocemos perfectamente la Biblia. Solamente
estamos sometidos imperfectamente a la
dirección del Espíritu Santo. Frecuentemente
no conocemos perfectamente la voluntad de Dios. Siendo así, ¿Nunca entonces
obtendremos respuesta a nuestras oraciones en
tales casos? ¡Seguro que sí! Mis hijos no
siempre supieron que recibirían de mí lo que
pidieron. Pero tenían una esperanza sincera,
una creencia de que obtendrían muchas cosas, sin un conocimiento absoluto de ello. Así que
vinieron y pidieron, y por su petición fueron
recompensados.
Dios realmente tiene muchas razones las
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cuales nosotros no entendemos perfectamente
para querer que obtengamos las peticiones de
nuestro corazón y nuestras súplicas. En
ocasiones, la cosa que anhelamos ofuscadamente y que pedimos con temor y
temblor, es la cosa en la que Dios más se deleita
en darnos. Nunca debemos medir la buena
disposición de Dios de darnos por el imperfecto
entendimiento que tenemos de Su disposición.
El es "poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos" Ef. 3:20. La
capacidad y la disposición de Dios para
contestar nuestras oraciones son más grandes
que nuestra habilidad de pedir. Los hijos al pedirle a los padres, se guían más
por sus deseos y necesidades que por el perfecto
entendimiento de los recursos y planes de sus
padres. Así nosotros, frágiles criaturas de Dios,
tenemos derecho de venir en nuestra
ignorancia, en nuestra pobreza, pequeñez e ignorancia, de pedir a Dios todo lo que
queremos y necesitamos. Hemos sido llevados a
la familia misma de Dios. Somos sus hijos muy
queridos. Dios nos ha comprado para sí mismo
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a un precio tan infinito con la muerte de su
Hijo, que sería vergonzoso y perverso el pensar
que de mala gana nos daría algo o que no
estaría dispuesto de contestar las oraciones. Así que, cuando no haya razón conocida para
saber que nuestra petición está en contra de la
voluntad de Dios, deberíamos en la mayoría de
los casos, suponer que sí está de acuerdo con
ella. Si después de analizar nuestros motivos y
de examinar honestamente la Palabra de Dios, y después de escuchar con tranquilidad la voz del
Espíritu Santo para saber cuáles cosas agradan
a Dios y que serán de acuerdo a su voluntad, si
después de eso, no tenemos ninguna reprensión
de Dios o ningún indicio de que la cosa que deseamos es en contra de su voluntad, tenemos
derecho de venir a Él atrevidamente con
nuestras peticiones. Porque cuando un hijo de
Dios nacido de nuevo viene a su Padre Celestial
con la petición de su corazón, entonces es lógico
suponer que obtendrá lo que desea. Sabemos que cualquier persona en el mundo
puede venir libremente a Dios para la salvación.
Se nos ha dicho claramente que es la voluntad
de Dios dar salvación a todo aquel que venga a
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él a través de la fe en Cristo Jesús. Pero
Romanos 8:32 nos dice: “El que no escatimó
ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" Cualquiera que ha
ido al Calvario para la salvación, está
ansiosamente urgido por estar completamente
libre para regresar por todo lo que necesite.
Lo que estoy diciendo es que nuestra relación,
como hijos de nuestro Padre Celestial nacidos de nuevo, significa que Dios ya tiene una buena
disposición para contestar nuestras oraciones, y
que a menos que sea malo u ofensivo aquello
que pidamos, lo más probable es que sea
conforme a su voluntad. Por eso el pasaje de I Juan 5:14, 15, es
precioso, pero no significa una limitación a
nuestra oración. Si usted sabe perfectamente la
voluntad de Dios, entonces pida con mucho
atrevimiento. Si usted no conoce perfectamente
la voluntad de Dios, entonces no olvide que Él le ama, que ha dado a su Hijo por usted, y que
está dispuesto a darle libremente junto con Él
todas las cosas.
Y recordemos esto: La manera de encontrar la
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voluntad de Dios es orar. Mientras que
esperamos delante de Dios, pidiendo, Él nos
ayudará a modificar nuestras oraciones si están
conforme a su voluntad. Su bendito Espíritu, quien es un colaborador de todo cristiano
consagrado, nos mostrará las cosas que estén
de acuerdo con la voluntad de Dios.
"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda
en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles." Romanos 8:26.
Y este bendito Espíritu Santo "conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos,"
dice Romanos 8:27. Es mientras que oramos como mejor
aprendemos a conocer la voluntad de Dios.
Orando podemos corregir nuestras oraciones de
manera que sean agradables a Dios, conforme a
su perfecta voluntad, y así, puedan ser
escuchadas por Él. Así que, si quiere algo de Dios, ¡SOLAMENTE
ORE! Tan sólo con pedir, si es un pedir sincero
y honesto, nos guiará a pedir en la voluntad de
Dios y llenaremos todas las condiciones para
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tener oraciones contestadas.
3. Pida en el nombre de Jesús. Juan 14:13,
14 dice: “Y todo lo que pidiereis al Padre en
mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en
mi nombre, yo lo haré."
Y Juan 16:24 dice, "Hasta ahora nada
habéis pedido en mi nombre; pedid, y
recibiréis, para que vuestro gozo sea
cumplido." Por supuesto que estos pasajes no significan
que debemos simplemente añadir a nuestras
oraciones la etiqueta, "Te lo pedimos en el
nombre de Cristo". En ninguna parte dice que
debemos añadir tal frase a nuestras oraciones. El simple hecho de decirlo no lo hace real. Los
primeros cristianos frecuentemente decían a
otras personas que hacían cosas en el nombre
del Señor, pero no recuerdo una sola oración en
la Biblia en que le dijeran a Dios que lo pedían
en el nombre del Señor. Dios lo sabrá sin que lo digamos. Pero pedir en el nombre de Jesús,
simplemente significa que nosotros sabemos
que agradará y honrará al Señor Jesús y que
hacemos la petición por su causa y la
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enseñanza es para nosotros, no para Dios.
Necesitamos analizarnos a nosotros mismos
para ver si pedimos las cosas por el amor de
Jesús. No necesitamos decirle a Dios que es por el amor de Jesucristo. El lo sabe.
Ahora, aquí tenemos una promesa bendita.
Tenemos derecho a esperar cualquier cosa que
pidamos, si Jesús también la quiere. Dios
seguramente la dará. Esto es lo mismo que
pedir de acuerdo a su voluntad como ya lo mencionamos. Juan 15:7, "Si permanecéis en
mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho,"
significa lo mismo. Si estamos en completa
entrega a la voluntad de Dios, y si sus palabras están en nosotros, de manera que sepamos la
perfecta voluntad de Dios, entonces
manifiestamente será fácil conseguir lo que
queremos. Pediremos las cosas que Jesús
quiere y las obtendremos.
¿Pero usted cree que ningún cristiano debe orar jamás por sus necesidades propias,
particulares, porque él mismo es un hijo de
Dios y puede pedir a su Padre celestial? ¿Cree
que mi pequeña hija, al tener hambre,
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necesitaría venir conmigo con un argumento tal
como: "Papacito, tú obtendrás más honor entre
los hombres si no me dejas morir de hambre.
Quizás predicarás mejor. Tendrás más amigos. Así que, papacito, por amor a ti mismo, ¿no me
darías un vaso de leche?" Usted cree que todo
eso era necesario al tener hambre mi niña? ¡No,
no! Ella era mi propia hija. Yo la amaba. El
solo hecho de que tiene hambre y que está
necesitada, pone en mí una obligación. Yo quería que ella me amara, que deseara
agradarme. Yo quería que ella estuviera
interesada en todo mi trabajo, en mi felicidad,
en mi bienestar. Pero cuando todo esto se da
por sentado, mi propia hija todavía tenía el derecho de venir a su padre a pedir lo que
quisiera.
Digo que es bueno pedir en el nombre de
Jesús cuando los asuntos conciernen
primeramente a su Reino, y por supuesto, en
cierta manera, cada asunto concerniente a nuestro bienestar se relaciona en alguna forma
con el honor debido al nombre de Jesús.
Pero si somos francos y honestos, veremos
que cuando pedimos ayuda para ganar un
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alma, y cuando pedimos comida cuando
tenemos hambre, estamos orando en dos
campos diferentes. Ciertamente cuando estoy
pidiendo por la salvación de un alma, yo sé que el Señor Jesucristo está más interesado que yo,
y por supuesto, debo interesarme mucho más
en que Jesús sea honrado en ese asunto que en
el cumplimiento de algún deseo mío. Yo debo
pedir por la salvación de esa alma en el nombre
de Jesús primeramente, aun cuando mi propio corazón necesite el consuelo y el estímulo de ver
salvarse un alma. Quizá se trate de mi propio
hermano carnal, y los lazos familiares sean
fuertes y mi corazón ruegue amorosamente por
mi hermano, ansiando verlo gozar la felicidad, paz, y la seguridad como yo; aun así, la
voluntad de Cristo debe ser primero en mi
mente.
Sin embargo, cuando pido a Dios por el pan
diario, hay un énfasis ligeramente diferente. En
el Padre Nuestro se nos enseña a orar, "Padre nuestro que estás en los cielos . . . danos
hoy nuestro pan de cada día." Pedir en el
nombre de Jesús es correcto y con seguridad
obtenemos resultados cuando lo hacemos. Pero
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cada hijo de Dios, emplea una forma más
sencilla cuando pide por las provisiones y
necesidades diarias. El también es hijo de Dios.
Si Dios quiere agradar a su Hijo Jesús, entonces también quiere complacer a todos sus
otros hijos. Esto no es blasfemia. Muchas,
pero muchas veces en la Biblia se nos enseña
que tenemos una posición delante del Padre
muy parecida a la de Cristo. Somos herederos
de Dios y coherederos con Cristo. Él es nuestro hermano mayor. "Como él es, así somos
nosotros en este mundo," 1 Juan 4:17.
Siempre es correcto pedir en el nombre de
Jesús. Y si lo podemos hacer honestamente,
tendremos seguridad en la respuesta. Pero si usted no puede cumplir con esa condición,
usted todavía tiene abierta la puerta que todo
hijo tiene para con su Padre amoroso.
Estas promesas variadas no son una serie de
obstáculos que debemos saltar para obtener
algo de Dios. Son más bien diferentes avenidas para acercarse al Padre. Si usted no puede
venir por una, entonces Dios le hace otra, y si
usted no sabe que puede pedir en el nombre del
Señor Jesús, usted aún tiene el derecho de
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venir y decir, "Padre Mío."
¿Piensa usted que un niño con hambre tiene
que discutir larga y profundamente con su
madre para obtener comida? No. Ella conoce el llanto de hambre y está pronta a calmar su
apetito. La madre tiene tanta necesidad de dar
como el niño de recibir. Así también Dios tiene
tanta disposición para responder a nuestra
oración, como nosotros la tenemos para
implorarle. Si usted estudia con oración y con reverencia,
usted sabrá lo que quiero decir cuando digo que
es mejor venir en el Nombre de Jesús, pero que
aún en nuestros propios nombres, como hijos
de Dios nacidos de nuevo, tenemos preciosos derechos y herencias. Podemos hacer reclamos
atrevidos ya que hemos sido aceptados en el
Amado. No es que merezcamos algo, sino que
Dios nos ama y nos da de acuerdo a nuestras
necesidades y no de acuerdo a lo que
merecemos; conforme a su misericordia y gracia, no conforme a nuestro valor.
Es bueno pedir en el Nombre de Jesús. Pero
también simplemente al pedir, obtenemos cosas
de Dios. El gran hecho de poder decir, "Padre
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nuestro", envuelve el nombre de Jesús, ya que
es a través de Jesucristo que somos nacidos en
la familia del Padre y tenemos derecho de
pedirle a El lo que necesitamos. 4. Donde dos se ponen de acuerdo en
pedir, les será hecho. Mateo 18:19 dice, "Otra
vez os digo, que si dos de vosotros se
pusieren de acuerdo en la tierra acerca de
cualquiera cosa que pidieren, les será hecho
por mi Padre que está en los cielos." Notemos otra vez que esta no es una
condición extra de oración que todos debemos
cumplir. Es simplemente más bien un estímulo
para orar, es otra promesa. Cuando dos
personas se pueden poner de acuerdo, no sólo en pedir una cosa, sino en tocar la cosa que
están pidiendo, la Escritura dice que les será
concedida. Eso significa que con dos personas,
cada una será estimulada a creer porque el otro
cree. Significa que con dos personas
escuchando cuidadosamente las instrucciones del Espíritu Santo, se sentirán más seguras de
su dirección cuando Él les ayude a orar por
algunas cosas. Si una persona entiende que la
Biblia promete algo, y si la segunda persona
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tiene exactamente la misma opinión y dice: "Sí,
yo también creo que la Palabra de Dios nos
autoriza para que hagamos esta petición, para
que hagamos esta oración", entonces, naturalmente que pueden orar con más
denuedo. Dos personas pueden vigilarse
mutuamente para ver que la oración no sea egoísta. Inclusive se nos ordena, "Confesaos vuestras faltas unos a otros y rogad los unos por los otros, para que seáis sanados." Así que
cuando dos corazones están unidos y son guiados por la Palabra y por el Espíritu Santo,
pueden recibir de Dios las cosas convenidas en
oración.
Pero también es verdad que si alguien confía
en el Señor, puede remover las montañas aun cuando no haya en el mundo otra persona que
esté de acuerdo con él en oración. Si uno se
enfrenta a las promesas de Dios, esas promesas
son plenas y seguras. Si alguno es guiado por
el Espíritu de Dios, puede estar tan seguro que
ora en la voluntad de Dios como si estuvieran orando otros mil.
¡No necesitamos un grupo de ciudadanos
prominentes para traer influencia política
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delante de Dios cuando oramos! No
necesitamos la "palanca" de alguien
aparentemente más favorecido por Dios que
nosotros, cuando venimos a orar. Dios no hace acepción de personas. El más débil de sus hijos
está delante de Él, hasta cierto punto, con toda
la belleza y valor de Jesucristo, quién ha
tomado su lugar.
Así que, si puede conseguir que alguien esté
perfectamente de acuerdo con usted en su petición para pedirle a Dios por ella, usted lo
puede hacer con seguridad. Pero, asegúrese de
que Dios no exige tal cosa para dar contestación
a sus oraciones. Esto no es una condición, es
sencillamente otra oportunidad para orar. Las más grandes respuestas a la oración en la
Biblia, vinieron por la petición de una sola
persona. Moisés oró solo ante Dios, hasta que
Dios convino en perdonar al rebelde Israel, y
Dios se arrepintió cuando planeó borrarlos de
su libro (Éxodo 32:9-14). Por la fe y el mandato sólo de Josué, el sol se
paró en el cielo por casi todo un día (Josué
10:13).
El Rey Ezequías oró solo, aún contra el
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desaliento del Profeta Isaías y la revelación de
Dios de que habría de morir. Dios lo oyó y
añadió quince años a su vida (Is. 38:5).
Elías oró solo en Israel y no llovió por tres años y seis meses. Oró de nuevo, y llovió. Otra
vez oró solo y el fuego bajó del cielo para
quemar el sacrificio y volver el corazón de Israel
a Dios.
Pedro hizo salir a todos de la habitación y se
arrodilló junto al cadáver de Dorcas; oró y ésta resucitó, (Hechos 9:40).
Con frecuencia en la historia, una persona ha
orado y Dios ha hecho maravillas. Si otras
personas están de acuerdo con usted en la
oración, eso es una bendición. Si no lo están, aún así todas los recursos del cielo están a su
disposición si tan sólo oran. Sólo pida a Dios, y
en este pedir sincero y ansioso se cumplen
todas las condiciones de Dios.
5. Perseverancia en la Oración. La
perseverancia en la oración tiene la promesa de una respuesta. Recordemos la parábola del
juez injusto y la viuda que lo molestó tanto,
hasta que finalmente le concedió su petición,
diciendo: "...le haré justicia, no sea que
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viniendo de continuo, me agote la
paciencia"; luego prometió, "¿Y acaso Dios no
hará justicia a sus escogidos, que claman a
él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará
justicia. (Lucas 18:5-8).
La perseverancia en la oración tiene la
promesa de una respuesta. ¡Cuántas preciosas
promesas han sido dadas para quienes esperan
en el Señor! No serán avergonzados, heredarán la tierra, renovarán sus fuerzas, y el Señor es
bueno para con ellos. Esperar, ciertamente,
significa perseverar en la oración. En todos los
casos bíblicos en que la gente ayunó y oró, hay
promesas que implican que si continuamos firmes en la oración, nosotros también veremos
la bendición.
¿Pero acaso no es la perseverancia una simple
petición? ¿No es sólo orar y perseverar orando?
No hay límite de tiempo para la oración. A
veces el clamor del corazón se escucha y es contestado en una fracción de segundo. Otras
veces la gente ha esperado en Dios por años
antes de que les concediera los deseos de su
corazón. Pero todos estos casos están cubiertos
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por la bendita promesa de Mateo 7:7,8,
"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel
que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá." De hecho, el tiempo
del verbo usado aquí implica que quien pide,
busca y llama con perseverancia, recibe,
encuentra, y tiene la puerta de Dios abierta
para él.
Por eso digo que el pedir cubre todas las condiciones y requisitos para obtener cosas de
Dios.
Sí, enseñar que debemos perseverar en
oración es enseñar la verdad; pero esa no es
toda la verdad. La verdad completa incluye el hecho de que muchas, muchas veces Dios oye a
los que oran una sola vez sobre algún asunto y
luego dejan de orar por él. La verdad incluye el
hecho de que algunas personas piden a Dios
algo y en su desesperación dejan de orar y
desmayan, pero un Dios misericordioso y bondadoso, que ama a sus hijos frágiles y
débiles, no olvida tan fácilmente como nosotros;
y frecuentemente da la respuesta deseada y
esperada aun cuando el que oraba haya dejado
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de esperarla.
¡Cuántas veces yo he orado por algo y luego
por falta de fe, o porque me sentí sobrecargado,
aparentemente con otros intereses y deberes, he dejado la oración; mas tarde, ha venido la
respuesta y hasta he tenido dificultad para
recordar que había pedido aquello que ahora
estaba tan contento de recibir! ¡Oh! Dios no nos
responde de acuerdo a nuestros méritos sino de
acuerdo a su gracia. Dios es más fiel en responder que nosotros en pedir. "Porque Él conoce nuestra condición, acuérdase que somos polvo". El conoce los deseos de nuestro corazón,
la necesidad angustiosa, aun cuando no
tengamos fe para esperar la respuesta o
fortaleza para seguir orando. La perseverancia en la oración es magnífica. Ojalá fuéramos más
constantes en llevar diariamente a Dios
nuestras necesidades y en reclamar todas sus
misericordias. La perseverancia es básica en el
pedir.
Pero aun al pedir débilmente, en ocasiones se obtienen bendiciones de Dios. Cuando el
Salvador nos da una promesa maravillosa sobre
la respuesta que viene por la oración
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persistente, no está poniendo eso como límite
en la oración ni tampoco como el requisito
mínimo absoluto. En eso, el Salvador solo
estaba haciendo una promesa más amplia para aquellos que parecen no tener tanta fe, o para
aquellos que sienten que no pueden pedir
completamente en el nombre de Jesús, o
quienes no pudieron conocer otra preciosa
promesa. Esto es simplemente otra puerta
abierta hacia Dios para aquellos que sienten que no pueden entrar tan bien como con otra
promesa.
Así que si usted quiere obtener cosas de Dios,
sólo ore; sólo pida a Dios. La petición
persistente reúne todos los requisitos que Dios exige.
6. ¿Qué sobre los impedimentos a la
oración? ¿Puede solamente el orar quitar los
estorbos para que Dios escuche nuestras
oraciones? Sin duda que sí. La petición
honesta y seria, quitará todo lo malo de nuestras oraciones. Se nos dice que una mala
relación entre el marido y la mujer impiden la
oración (1 Pedro 3:1-7). No estar reconciliado
con nuestro hermano impide la oración (Mateo
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5:23, 24). Igualmente el no perdonar (Mateo
6:12,15; Marcos 11:25, 26; Mateo 18:21-35).
Cualquier pecado del cual no ha habido
arrepentimiento, ni lamentación, ni se ha abandonado, encubre el rostro de Dios y
obstaculiza nuestras oraciones (Isa. 59:1,2; Sal.
66:18; 1 Pedro 3:12). Santiago 4:3 dice, "Pedís,
y no recibís, porque pedís mal, para gastar
en vuestros deleites." Así pues, es muy claro
que a veces los malos motivos y el pecado encubierto impiden que Dios conteste nuestras
oraciones. ¿Qué haremos en tales casos?
La respuesta otra vez, ante todo, es orar.
Porque hay algo en la oración que tiende
constantemente a corregir todos los obstáculos de la oración. Cualquiera que busque a Dios
consciente y seriamente, ha vuelto su corazón
hacia el camino que lo libera de sus problemas.
Y si lo sigue honesta y diligentemente, será
guiado a la clara luz de un dulce compañerismo
con Dios y a la oración sin impedimentos. Esto se aclara con la enseñanza del Salvador
en Mateo 5:23, 24, donde dice, "Por tanto, si
traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas
de que tu hermano tiene algo contra ti, deja
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allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
0reconcíliate primero con tu hermano, y
entonces ven y presenta tu ofrenda." ¿Notó
usted la declaración tan significativa, "y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo
contra ti"?
¿Dónde recordará sus pecados? ¿Dónde le
recordará Dios los obstáculos a su oración? ¡En
el lugar mismo de la oración! Si usted quiere
que Dios le muestre lo que está mal, entonces trate de orar. En el lugar mismo donde usted
vaya a hablar con Dios, donde traiga su ofrenda
a Dios, donde pida la bendición de Dios, allí
Dios le revelará las cosas que le entristecen a él.
¡No hay lugar en el mundo donde esté la conciencia más despierta como en el lugar de la
oración! ¡Cuántas veces he encontrado que yo
no sabía que algo andaba mal entre Dios y yo,
yo no sabía que Él estaba entristecido por mi
causa hasta que comencé a orar. Allí el bendito
Espíritu de Dios comenzó a indicarme las cosas que estaban mal. Muchos podrán vivir en paz
con sus conciencias tranquilas, hasta que
traten de orar.
Una querida hermana me dijo: "Durante
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catorce años, cada vez que quería orar, parecía
que Dios me decía: ¿Qué hay de aquellos
$800.00 dólares?" Ella había quedado viuda e
intencionalmente incendió su pequeño hogar para cobrar una póliza de $800.00 dólares. Por
lo general casi no se acordaba de eso, pero cada
vez que trataba de orar, Dios traía ese pecado a
su memoria.
Así que si usted realmente quiere saber lo que
está mal entre Dios y usted, acérquese a Él y comience a abrirle su corazón. Pídale lo que
quiera o necesite. Sea honesto con Dios y Él
será honesto con usted. Si hay cosas que
entristecen el Espíritu de Dios, que impiden sus
bendiciones, Él se lo dirá. Él le revelará lo que es.
¿Y qué mejor lugar para poner bien en orden
las cosas que el lugar secreto de la oración?
¿Estaría usted tan apto para arreglar sus malos
deseos estando en el cine? ¿Piensa que se
podría curar su codicia en una casa de juego? ¿Cree que su gula se curará en la mesa, con
muchos bocadillos tentadores delante de usted?
¿Cree que vencerá su ira yendo a contender con
su hermano? ¡No!
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El lugar para remediar todo mal es el lugar de
la oración. Vaya y espere delante de Dios. Abra
honestamente su corazón a la luz
escudriñadora del Espíritu Santo. El dedo de Dios apretará de seguro la parte dolorida, si es
honesto y realmente quiere agradarle, si usted
está realmente tratando de encontrar su
voluntad y de obtener su bendición.
A veces una oración apresurada no parece
producir resultados. Podemos pasar por las pequeñas formalidades de dar gracias en la
mesa, y de orar en público, pero haga que un
cristiano pase hasta la media noche a solas con
Dios, o todo un día de ayuno y oración, y tan
cierto como que su corazón quiere santificarse, saldrán a luz todas las cosas que entristecen a
Dios. El Espíritu ayudará al cristiano honesto a
juzgarlas, confesarlas y abandonarlas.
Es maravilloso cómo la oración,- pero la
oración honesta, humilde, amorosa y
persistente,- puede quitar todo obstáculo entre el hombre y Dios; y puede curar todos los males
de nuestras pobres y frágiles vidas cristianas.
La oración suficiente, siendo honesta y sincera,
la oración a Dios, buscando realmente a Dios,
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puede curar todos los impedimentos y reunir
todos los requisitos que Dios exige para recibir
su bendición. Quizá necesite abandonar el
lugar de la oración, "deja tu ofrenda en el altar", para reconciliarse con un hermano,
antes de que termine su oración. O puede que
como Zaqueo que bajó del árbol y se paró
delante de la presencia de Jesús, que haga
solemne voto de que restituirá con cuatro veces
más lo que tomó bajo falsa acusación y que dará a los pobres la mitad de lo que posee. Pero
sin embargo, el lugar para decidir esto es en la
presencia de Cristo, y nada más. Así que, si algo quiere de Dios, SOLAMENTE ORE. Yo no esperaría hasta que todo estuviera arreglado. Yo no esperaría hasta que haya crecido en la fe. Yo no esperaría hasta obtener la victoria. Venga así como está y ore. Siga orando y esperando en Dios hasta que El enmiende todo lo malo, hasta que le de la fe necesaria, hasta que modifique su oración o la aumente para que se ajuste a su plan.
Lo que usted realmente necesita es
simplemente orar y buscar a Dios
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honestamente. El pedir continuamente
cumple los requisitos de Dios y completa
todas las condiciones necesarias para
obtener respuesta a nuestras oraciones.
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En la introducción dijo el Dr. Oswald J. Smith:
"Que este libro fuera usado como un libro de
texto sobre la oración por todo Instituto Bíblico
y por todo Seminario Teológico porque esto es precisamente lo que el alumno necesita."
Traducido por Pastor José Luis Torres en
Salinas CA.
Y Sra. Bertha Álvarez en Mexicali. 1997
Transcrito por las hermanas de la "Iglesia
Bautista Esperanza" y su Pastor José Gutiérrez en Mexicali B.C.
Corregido por Profesora Ester Navejas, de
Mexicali.
Digitalizado por icbf.com.mx 2014
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¿Quién es el Editor Hno. Samuel
Gaddis? 2014
Soy Contratista de Aíre acondicionado y
constructora de casas (ya jubilado). ¡No soy
pastor! Trabajo solo, no hay obreros. Tengo 81
Años de edad. Después de años siendo
religioso en una iglesia que no enseñó claro la
necesidad de nacer de nuevo -- fui salvo en una Iglesia Bautista a la edad de 21 años. Fui
diácono y maestro de escuela Dominical por
más que 35 años. Me gustaba ganar almas en
la cárcel. Aprendí el español a la edad de 52
años, para ministrar el evangelio. El nombre "BIBLE MISSION FELLOWSHIP"
Y "Editorial Gran Comisión" aparece en libros,
sobres y cursos es nombre de mi ministerio,
no significa iglesia.
En el año 1962 (más o menos) aprendí del
utilidad y poder de literatura y de la necesidad por literatura en español. Compré mucha
literatura y en el año 1992 es cuando hice el
primero libro impreso.
Al leer los libros, sabrás porque escogí los
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sermones de Dr. Tommy Ashcraft para
imprimir, más que nada tuve permiso y
disponible 300 mensajes en casetes para
seleccionar. Hoy en día Dios me ayuda, mando más que
40,000 libros por año a hermanos e iglesias,
México y a presos en 95 prisiones en California
y por USA.
Yo predico en el campamento de detención
de la `Migra' en la ciudad de El Centro CA, un servicio cada semana. En este corralón se
encuentra más que 575 hombres detenidos de
varios países. Hoy en día; hagamos los
servicios en la comedora de la cocina. Cada
semana veo salvos nuevos. Ya cumplí 23 años de hacerlo.
Estoy haciendo la Escuela por
correspondencia con "Escuela Gran Comisión"
(6 cursos) con cuestionarios para 6 de los
libros.
He predicado cada sábado y domingo por 5 años en 2 prisiones del estado. Ya no tengo las
fuerzas para hacer esto.
Hermano Sam ¡Por la Gloria de Dios!
Dios te Ama
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El día 25 de Septiembre del 2013, Dios llamó a
su presencia el Hno. Sam Gaddis, editor de la
Editorial "Gran Comisión". Gracias a Dios por el ministerio del hno. Sam
Gaddis. En lo personal fue de gran bendición a
través del material impreso que nos hizo llegar.
Pastor Norberto Sánchez
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Libros Ofrecidos Damos gracias a Dios por el ministerio del Hno. Sam Gaddis, y bajo su
permiso se han dispuesto vía electrónica los libros; pero por causa de su
partida con el Señor, libros físicos no hay, pero rogamos de sus oraciones
el poder distribuir este material en su formato físico próximamente.
Más Libros Ofrecidos: Folleto # 1 "Jesucristo Salva", “Un Gran Folleto”, El Plan Claro De La
Salvación.
Folleto # 2: “La Segunda Venida De Jesucristo"
Libro # 2: "Empezando A Ser Un Discípulo De Jesucristo", Por Dr.
Tommy Ashcraft:
Libro # 3: "Principios De La Vida Cristiana", Por Dr. Tommy Ashcraft:
Libro # 4: "Amor", Por Dr. Tommy Ashcraft, “Claves Fundamentales
Para El Éxito" En Toda Relación.
Libro # 5: "Tenga `Victoria' Sobre El Diablo Y El Pecado", 5 Sermones
Por Dr. Ashcraft, Dr. Curtis Hutson, y Dr. J. R. Rice
Libro # 6: "El Fuego Del Ganador De Almas",Por Dr. J. Rice, Animando
Al Cristiano A Ganar Almas
Libro # 8: "La Oración: Pedir Y Recibir", Por Dr. John Rice,
Indispensable Para Cada Cristiano.
Libro # 9: "La Oración: Ayunar", Por J.R. Rice.
Libro # 10: "El Espíritu Santo Y Su Obra", Por Dr. Jack Hyles / 12
Capítulos Seleccionados De Su Gran Libro Con 35 Capítulos, "Conozca
El Espíritu Santo".
Libro # 11:"La Plenitud Del Espíritu”, Por Tres Pastores: Dr. John R.
Rice, Dr. Curtis Hutson, Dr. Jack Hyles.
Libro #12: “El poder de la oración: La Oración Con Poder”, Por el R.A.
Torrey
Enseñanza #1: “Corrige A Tu Hijo”, Pastor David Cortes.
Todos disponibles en la página web:
www.icbf.com.mx/literatura