Libro America y el Diccionario

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América y el diccionario

Mar Campos Souto (ed.)Félix Córdoba Rodríguez (ed.)José Ignacio Pérez Pascual (ed.)

Servizo de PublicaciónsUniversidade da Coruña

A Coruña 2006

Anexos de Revista de Lexicografía, 2

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Imprime: Lugami Artes Gráficas

América y el diccionarioCampos Souto, Mar; Córdoba Rodríguez, Félix; Pérez Pascual, José Ignacio (eds.)A Coruña, 2006Universidade da Coruña, Servizo de Publicacións

Anexos de Revista de Lexicografía, 2Servizo de Normalización Lingüística, Servizo de Publicacións

176 páxinas.17 x 24 cm.Índice: páxinas 5-6

ISBN: 84-9749-215-3Depósito legal: C 2804-2006

Materia: 801.3: Lexicografía. 806.0 Lingua española

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Índice

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9

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31

51

63

79

91

97

Presentación .............................................................................................................

TERESA BASTARDÍN CANDÓN

«Fray Bernardino de Sahagún y la lingüística misionera. La Historia General

de las cosas de Nueva España desde una perspectiva lexicográfica» ...............

MARÍA TERESA CANTILLO NIEVES

«Los americanismos en el Diccionario y maneras de hablar que se usan en las

minas (1609) de García de Llanos» ...................................................................

MICAELA CARRERA DE LA RED

«De nuevo sobre procesos de derivación en formas verbales del siglo XVI:

ejemplos de textos dominicanos y colombianos» ..............................................

MARISOL GARCÍA Y ELVIRA RAMOS

«Fórmulas de tratamiento en las obras lexicográficas venezolanas» ................

ESTHER HERNÁNDEZ

«Influencias de método y concepción entre los vocabularios novohispanos del

siglo XVI» ............................................................................................................

JUAN CARLOS HUISA

«Los diccionarios del español peruano: análisis de los conceptos que subyacen

a cada uno a partir de sus prólogos» ..................................................................

HUGO MEDRANO

«Diccionario de aquí y ahora: Definiciones desde la lógica y la cultura regional

de los Altos de Jalisco, México» ........................................................................

ELOÍNA MIYARES BERMÚDEZ Y LEONEL RUIZ MIYARES

«Dos ejemplos de la lexicografía pedagógica cubana: el Diccionario Escolar

Ilustrado y el Diccionario Básico Escolar» ......................................................

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113

125

137

153

165

JAIME G. PEÑA TORREJÓN

«La primera lexicografía andina: paralelismos, préstamos y reajustes semánticos

en quechua y aimara (1532-1640)» ....................................................................

ELVIRA RAMOS Y MARISOL GARCÍA

«Vocabulario de la compra-venta en los protocolos notariales merideños de los

siglos XVI y XVII: una propuesta onomasiológica» .............................................

LAURA ROMERO RANGEL

«La originalidad del Vocabulario castellano-mexicano (1571) de Alonso de

Molina» ...............................................................................................................

CARMEN DELIA VALADEZ

«El papel de los ejemplos en el Diccionario del Español Usual en México»......

REINHOLD WERNER

«Voces de origen aimara y quechua en el Diccionario del español de

Bolivia» ....................................................................................................................

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Influencias de método y concepción entrelos vocabularios novohispanos del siglo XVI

ESTHER HERNÁNDEZInstituto de la Lengua española (CSIC)

Durante el siglo XVI tuvo lugar en la Nueva España una producción lexicográ-fica considerable. Los misioneros de las distintas órdenes religiosas redactaron gra-máticas y vocabularios de las principales lenguas indígenas americanas y, gracias aesta labor de codificación gramatical y léxica, hay en Hispanoamérica una obra lin-güística temprana. La finalidad de sus autores fue la de dar un instrumento a losevangelizadores para aprender las lenguas indígenas y, además de su celo misionero1,les guió la actitud de esfuerzo descriptivo y codificador que sobre las lenguas vulga-res cristalizó en la ideología renacentista.2

Algunas de las obras gramaticales han sido objeto de estudio;3 sin embargo, losdiccionarios, normalmente elaborados por los mismos autores que escribieron las gra-máticas, no han sido estudiados en profundidad y falta una visión de conjunto de losmismos.4

1 Vid. Esparza Torres 2003.2 Esta información suele aparecer en el prólogo de las obras; por ejemplo, Córdova explicaba el

propósito de su diccionario del siguiente modo: «para prouecho a los naturales de la dicha nación çapoteca,

para lo tocante a su conuersión y doctrina». Alvarado, por su parte, aseguraba: «ser el dicho vocabulario

muy vtil y necessario para los ministros que predican el Sancto Euangelio y doctrina Christiana, a la

nación misteca»; más adelante, éste escribía: «para que sus ministros puedan mejor doctrinarlos y enc

aminarlos a su saluación, ha compuesto y ordenado vn vocabulario dela lengua misteca, de cuya empre-

sa y vso se conseguirá mucha vtilidad general».3 Para las gramáticas, véanse las recopilaciones de estudios editadas por Zimmermann (1997),

Zwartjes (2000) y Zwartjes y Hovdhaugen (2004). En cuanto a los trabajos que dan cuenta o tratan de las

obras lexicográficas, vid. Viñaza 1892 y Niederehe 1994, 1999; así como Hernández de León-Portilla

2003, Lara 2003 y Smith Stark, inédito.4 Como ha señalado López Morales (2000: 161), la historiografia de los diccionarios americanos

es de «una debilidad extrema».

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En este trabajo me he planteado dar a conocer un panorama de los vocabularios

bilingües hispano-amerindios compilados en el siglo XVI. Además, voy a analizar la

técnica con la que los misioneros los elaboraron y a estudiar en qué obras precedentes

se apoyaron.

LEXICOGRAFÍA NOVOHISPANA

La lexicografía bilingüe hispanoamericana es anterior a la heredera del Voca-

bulario español-latino de Nebrija producida en Europa.5 Así, los primeros dicciona-

rios impresos americanos, el Vocabulario en lengua castellana y mexicana de fray

Alonso de Molina, de 1555, y el de fray Maturino Gilberti, el Vocabulario de la len-

gua de Mechoacán, de 1559, son anteriores a los de Cristóbal de las Casas (1570),

Richard Percival (1591) o Juan Palet (1604).

Como comprobaremos más adelante, los novohispanos siguen el patrón

nebrisense al igual que los diccionarios bilingües europeos, siendo la nomenclatura

del Vocabulario español-latino la base textual en castellano de estos repertorios.

Frente a los bilingües europeos, estos diccionarios no han sido utilizados en los

grandes repertorios lexicográficos del español, esto es, el Tesoro lexicográfico (1492-

1726) de Gili Gaya, el más reciente Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española

de la Real Academia Española (en adelante NTLLE) o el proyecto del Nuevo Tesoro

del español dirigido por Nieto Jiménez y Alvar Ezquerra.6

Mi propósito es demostrar que los vocabularios hispanoamericanos han sido

injustamente excluidos de los grandes repertorios que recopilan información

lexicográfica de la lengua española. Si bien Gili Gaya en su Tesoro afirmaba que no

había utilizado los diccionarios americanos porque «contienen escaso léxico espa-

ñol»,7 probaré que son innovadores léxicamente y registran léxico nuevo respecto a

Nebrija. Asimismo, desde el punto de vista de la lexicología histórica, estos dicciona-

rios no han sido aprovechados como fuentes de datos léxicos pues, salvo alguna ex-

cepción, no han sido utilizados ni para el DH, ni para el DCECH. En este sentido,

también mostraré que son una valiosa fuente de datos léxicos.

5 Salvo en el caso del Vocabulista arábigo de fray Pedro de Alcalá (1505).6 Si bien en este último su exclusión está justificada por cuestiones de índole práctica, no por

cuestiones de contenido o científicas (Nieto Jiménez 1992: 1274).7 Una opinión contraria a esta afirmación de Gili Gaya ofrecen Smith Stark (inédito), Acero (2001:

96) y Hernández (2006, en prensa).

ESTHER HERNÁNDEZ

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NÓMINA DE VOCABULARIOS

En cuanto a la nómina de los diccionarios analizados en este estudio, he utili-

zado los más importantes, aunque existan otras obras menores.8 La mayoría de estos

repertorios, como ya he dicho, sigue el modelo de Nebrija,9 y lo hacen, normalmente

según veremos, a través del vocabulario de Molina.

– De la lengua náhuatl, he analizado el vocabulario de fray Andrés de Olmos

de 1547 y las dos ediciones de fray Alonso de Molina de 1555 y 1571.

– De la lengua purépecha o tarasco, el vocabulario de fray Maturino Gilberti

de 1559.10

– Del zapoteco, he analizado el vocabulario de fray Juan de Córdova, impreso

en 1578.

– De la lengua mixteca, he utilizado el vocabulario de fray Francisco de

Alvarado de 1593.

No he incluido en este análisis los vocabularios del siglo XVI de las lenguas

mayas o mayances por su particular idiosincrasia.11 Los más representativos son el

Calepino maya de Motul de fray Antonio de Ciudad Real, de fines del XVI, de la

lengua maya; el de fray Domingo de Ara, de ca. 1571, de la lengua tzedal; y el de fray

Domingo de Vico, que murió en 1555, del cakchiquel, quiché y zutujil.12

8 Según recoge de manera exhaustiva Smith Stark en el trabajo inédito antes citado, que ha tenido

la amabilidad de facilitarme.9 Por ejemplo, el manuscrito Ayer ms. 1478 de la Biblioteca Newberry de Chicago es una

copia literal, según Clayton (1989 y 2003), del Vocabulario de Nebrija de 1516, con equivalencias

en náhuatl.10 No he tenido en cuenta el diccionario de fray Juan Bautista de Lagunas de 1574 por tratarse de

un diccionario de raíces en lengua tarasca con definiciones en lengua castellana, sin entradas en castellano.11 Estoy preparando un trabajo sobre los vocabularios mayas, los cuales están manuscritos y cuya

parte con entradas en castellano permanece inédita. Por ejemplo, la edición del vocabulario de Ara (1986

[ca.1571]) solo contiene la parte tzeldal-castellana y el manuscrito original conservado en la Biblioteca

de Brancroft (Berkeley) consta de una segunda parte castellano-tzeldal, que no he podido consultar

todavía. Lo mismo sucede con el Calepino de Motul, depositado en la Biblioteca de John Carter Brown

(Providence).12 En el caso de fray Domingo de Vico, su diccionario también permanece inédito en la Biblioteca

Nacional de París.

INFLUENCIAS DE MÉTODO Y CONCEPCIÓN ENTRE LOS VOCABULARIOS NOVOHISPANOS

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INFLUENCIAS ENTRE LOS REPERTORIOS

Para realizar el estudio contrastivo entre estos repertorios y comparar la no-

menclatura castellana de los mismos, he introducido en una base de datos relacional

las entradas castellanas de la letra b de los distintos vocabularios, incluyendo las dos

primeras ediciones de Nebrija,13 de manera tal que resulta manifiesta la deuda de unos

con otros.

A continuación, voy a exponer las influencias entre los diccionarios a partir los

materiales de la letra b.

El primero de ellos, el de fray Andrés de Olmos, es un vocabulario de verbos,

bilingüe y bidireccional, manuscrito, cuya primera parte es náhuatl-castellano y la

segunda castellano-náhuatl. Olmos elaboró un listado de verbos nahuas al que le dio

unas equivalencias de verbos en lengua castellana. Luego, dio sencillamente la vuelta

a cada verbo castellano y lo ordenó alfabéticamente.14

El diccionario de Olmos sigue una tradición de listas de verbos, como las In-

troducciones latinas de Nebrija, que arranca tiempo atrás.15 Es, por otro lado, por su

fecha de composición, aproximadamente 1547, un vocabulario novedoso al ser

bidireccional.16

De la lengua náhuatl también, el Vocabulario de Molina de 1555 es un hito

clave en la lexicografía bilingüe americana. Molina copió la nomenclatura de Nebrija17

pero amplió, redujo entradas, y, además, incluyó nuevos registros, como balsa, barri-

13 Esta investigación se enmarca en un proyecto más amplio de realización de una historia crítica

y un tesoro lexicográfico de los diccionarios americanos (vid. Hernández 2006): «Corpus de vocabula-

rios bilingües iberoamericanos (siglos XVI-XVIII): Tesoro lexicográfico y léxico histórico del español de

América» [HUM-2005-01633/ FILO].14 Esto puedo asegurarlo tras la informatización completa de las dos partes de este diccionario que

realicé para el estudio sobre el diccionario de Olmos (Hernández 2005).15 En las Introducciones de Nebrija, aparecen, como señala Perona (1992: 21), dieciséis columnas

con «ristras de construcciones de verbos con caso».16 Según Colón y Soberanas (1979: 32), parece ser que la primera muestra de los dos léxicos

(latino-español y español-latino) de Nebrija, impresos en un solo volumen, apareció en Sevilla en 1503,

de las prensas de Stanislaus Polonus y Jacobo Cronberger.17 Galeote (2002-2003: 399-400) ha afirmado que yo considero a Molina un «mediocre, oscuro y

servil copista del Nebrija andaluz» (y cita, sin precisar las páginas, mis trabajos de 1996a y 2000). Nadie

capaz de leer en castellano puede ignorar que, en los distintos trabajos que he publicado sobre la obra de

fray Alonso, he reclamado para él un lugar destacado en la historia de la lexicografía española (sin ir más

lejos, justamente en Hernández 1996a: 19 y 23 y 2000: 3, pero también, por ejemplo, en 2001: 35-37).

Desde luego, nada ha estado más lejos de mi intención que atribuir a Molina calificativos como los

arriba citados. Ignoro, pues, por completo cuáles pueden ser las fuentes de Galeote para hacer una

aseveración semejante, pero haría bien este autor en proporcionar a sus lectores unas referencias biblio-

gráficas menos genéricas. De este modo sus críticas estarían mejor fundadas y, de paso, podría yo misma

enterarme de cómo y dónde menosprecié la admirable obra lexicográfica de fray Alonso de Molina.

ESTHER HERNÁNDEZ

Page 10: Libro America y el Diccionario

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ga, basta, bastante, etc. (Hernández 2000). Compruébese en el siguiente grupo léxico

cómo Molina introduce un nuevo lema (barriga), ausente en Nebrija, y cómo lo si-

guen el resto de los vocabularios hispanoamericanos. Incluso puede observarse el

modo en que Molina aquilata las entradas de la edición de 1555 en la de 1571.

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

– – –

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

Barriga del ombligo a baxo. Barriga lo de ombligo abaxo.

Barriga lo de fuera. Barriga lo de fuera.

MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

Barriga o bajo. Barriga de olla, cántaro o assí. Barriga del ombligo abaxo.

Barriga o vientre. Barriga lo de dentro. Barriga.

Barriga o delantera o de pared

o de otra cosa.

En cierto modo, el vocabulario de Molina es más moderno que el de Nebrija

porque, además de ser conciso y breve en las entradas como éste (García-Macho

2002: 2076), las alfabetiza mejor. Si Nebrija sitúa en primer lugar el término base y

luego los derivados sin orden alfabético, Molina –y con él el resto de los lexicógrafos

novohispanos– lematiza no partiendo del sustantivo, adjetivo o verbo, sino siguiendo

un orden alfabético.

Por otro lado, Molina pudo consultar el vocabulario de su compañero de orden,

el franciscano Olmos, pues llama la atención que ambos recojan como lema baçucar.18

Ello se percibe con más claridad en el registro bañarse:

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

– – Bañarse en baño caliente.

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

– – –

MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

Bañarse en baño caliente, – Bañarse en público.

que llaman temazcalli. Bañarse en temascalt.

Bañarse. Bañarse.

18 Esta misma opinión la defiende Smith Stark (inédito).

INFLUENCIAS DE MÉTODO Y CONCEPCIÓN ENTRE LOS VOCABULARIOS NOVOHISPANOS

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En la edición de 1571, Molina mejoró su versión anterior y además amplió el

caudal de voces. Por otro lado, ambas ediciones están más cerca de la edición de Nebrija

de 1516, entre otras razones, por la ausencia de nombres propios (Hernández 2000).

Por lo que respecta al diccionario del tarasco de Gilberti de 1559 (vid. Acero

1999, 2001), se observa con toda evidencia que copia literalmente la nomenclatura

castellana del Vocabulario de Molina de 1555.19 Que fue esa edición lo muestra por

ejemplo la entrada bálsamo registrada en 1571 pero no en 1555 y que, por consi-

guiente, no aparece en Gilberti.

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

Bálsamo árbol et ungüento. Bálsamo árbol & ungüento. –

Bálsamo del fruto. Bálsamo de la madera.

Bálsamo del sudor. Bálsamo del fruto.

Bálsamo dela madera Bálsamo del sudor.

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

– –

MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

Bálsamo. Bálsamo el árbol. Bálsamo.

Bálsamo liquor.

El diccionario en lengua zapoteca de fray Juan de Córdova, por su parte, es el

seguidor más fiel de Nebrija. Se advierte que Córdova se inspira directamente en él,

al margen de Molina, en muchos registros, como bacinete, baluarte, baluma, balles-

ta, ballestear, bancal, baratón, barragán, barragana, barredor, basilisco, batihoja,

beldad, beleño, bella, bellotero, bezarse, bezerro, bienhechor, bisnaga, blanquibol,

boñuelo, botillería, botín, bozinero, bruno, burdel, buxeta, buchete.

Preferentemente copia la edición de 1516, pero a veces sigue la edición prime-

ra de Nebrija de 1495, como puede apreciarse en el registro de barreña:

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

Barreña. – –

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

– –

MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

– Barreña. [si es barro]. Barreña.

19 Por copiar, copia hasta las erratas (cf. la entrada bramar el torro [sic]).

ESTHER HERNÁNDEZ

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Sin duda, Córdova y Alvarado siguen a Nebrija, lo que se puede observar en

registros como banco y buharro. Y la independencia de ambos respecto a los demás

vocabularios se pone de manifiesto, especialmente, en la entrada bagre, que registra

por vez primera Córdova.

También el vocabulario de la lengua mixteca de Alvarado, de 1593, recoge

entradas él solo de Nebrija, tales como baldado, barrial, bausán; incluso, pudo utili-

zar ediciones posteriores de Nebrija. Alvarado pudo asimismo basarse en Córdova

(vid. balance, boto, boyada). De hecho, en bollos, Alvarado lo sigue claramamente (si

bien es indudable que utilizó el diccionario de Molina, vid. balsa, bozina):

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

– – –

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

Bollos hazer. Bollos hazer.

MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

Bollos hazer. Bollos hazer.

Bollos que hazían antiguamente Bollos que hazían en las

para comer en las fiestas del fiestas de los demonios.

demonio.

Por tanto, la filiación entre estos vocabularios permite establecer tres grupos:

– en primer lugar, el diccionario de Olmos, que no sigue la tradición textual

nebrisense.

– en segundo lugar, el vocabulario de Molina, inspirado en el Vocabulario

español-latino de Nebrija, especialmente en su segunda edición, y junto a él,

el de Gilberti, cuya nomenclatura castellana es una copia del diccionario de

Molina de 1555.

– en tercer lugar, el de Córdova que copia, al mismo tiempo, las dos ediciones

de Molina y las dos de Nebrija; y, finalmente, el de Alvarado, que se apoya

en los precedentes.

CONCEPCIÓN DE LOS VOCABULARIOS NOVOHISPANOS

En todos estos vocabularios, podemos observar las siguientes características

generales en cuanto a la estructura:

INFLUENCIAS DE MÉTODO Y CONCEPCIÓN ENTRE LOS VOCABULARIOS NOVOHISPANOS

Page 13: Libro America y el Diccionario

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1º) Los vocabularios bilingües novohispanos del siglo XVI no incluyen nom-

bres propios y siguen un orden alfabético.

2º) Las entradas de estos repertorios son sintéticas, como las de Nebrija. Sue-

len ser pluriverbales y recurren a explicaciones del lexema base mediante aposición,

disyunción o mediante un sintagma cualquiera. Lo habitual es que sean breves.

Ante una entrada sintética de Nebrija, los americanos desarrollan o matizan

semánticamente el término, apreciándose en tales extensiones que los repertorios bi-

lingües se realizan a partir de la otra lengua. Es muy probable, por otro lado, que cada

una de las partes de estos vocabularios esté concebida desde la otra lengua y tengan,

por consiguiente, estructuras diferentes. En efecto, Molina y sus seguidores utilizan

la pluralidad de entradas que parten de una misma base léxica para acomodar las

características morfológicas y semánticas de la lengua indígena. Pese a copiar la no-

menclatura de Nebrija, están concebidos desde la otra lengua, lo que se aprecia en

barniz, en donde los americanos introducen especificaciones semánticas concebidas

desde la otra lengua.

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

Barniz este mesmo [grassa Barniz este mesmo [grassa de

de que se haze]. que se haze].

Barniz o grassa de que se Barniz o grassa de que se haze.

haze.

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

Barniz de hombres o Barniz de hombres o mugeres

mugeres como margaxita. como margaxita.

Barniz de otra manera. Barniz de otra manera.

Barniz más baxo. Barniz más baxo.

Barniz o azeyte de chía con Barniz o azeyte de chía con

que dan lustre. que dan lustre.

Barniz sobre que pintan. Barniz sobre que pintan.

MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

Barniz assí. [o el acto de Barniz o azeyte de chía. Barniz amarillo para

barnizar desta manera] Barniz puesto ya. xícaras.

Barniz blanco sobre el Barniz blanco sobre que

qual pintan. pintan.

Barniz blanco. Barniz blanco.

Barniz como margaxita, Barniz como margajita.

con que solían embixar. Barniz con que dan lustre.

ESTHER HERNÁNDEZ

Page 14: Libro America y el Diccionario

71

Barniz con que dan lustre Barniz dar.

alo que se pinta. s. el azeyte Barniz más baxo y blanco.

de chía muy cozido.

Barniz de otra manera.

Barniz otro blanco no tan

bueno como el ya dicho

tiçatl.

Sin embargo, a veces sucede que los americanos reducen la entrada de Nebrija;

por ejemplo, en bahear o baladrear se observa cómo Molina reduce la entrada de

Nebrija. En la reducción de baldres, infra, se aprecia cómo los americanos siguen a

Molina y no a Nebrija, pues no incluyen la definición ‘pelleja curtida’ en el lema.

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

Baldres pelleja curtida. Baldres pelleja curtida. –

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

Baldres. Baldres.

MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

Baldres. Baldres. vide cuero. Baldres.

3º) En cuanto al registro lexicográfico, son múltiples las muestras de lemas que

contienen nuevos lexemas y que permiten adelantar la fecha de documentación

lexicográfica.20 Son palabras de uso, como baçucar (1547 Olmos [NTLLE: 1611 Ro-

sal]), badana (1578 Córdova [Tesoro: 1580 Brocense; NTLLE: 1585 López Tamarit]),

baybén21 (1585 Córdova [NTLLE: 1591 Percival]), baldía (1555 Molina [NTLLE:

1607 Oudin]), bambalear (1593 Alvarado [NTLLE: 1604 Palet]), barda (1585 Córdova

[Tesoro: 1601 Rosal; NTLLE: 1604 Palet]), barraco (1555 Molina [Tesoro/ NTLLE:

20 El análisis ha sido realizado a partir de los materiales del Tesoro y del NTLLE. Como es sabido,

en el Tesoro la nómina de repertorios es más completa que la del NTLLE y hay, por tanto, más referen-

cias. Por el contrario, hay referencias en el Tesoro que no aparecen en el NTLLE (cf. s. v. barda para la

que el Tesoro aporta una documentación de Covarr. de 1611 y otra de Perciv. de 1623 que no figuran en

el NTLLE). Sin embargo, también hallamos en el NTLLE documentaciones que no aparecen en el Tesoro

(cf. barrigudo: Tesoro, s. v. barriga: Covarr. 1611, mientras que en el NTLLE: Alcalá 1505). En definiti-

va, es necesaria la utilización de ambos repertorios. De hecho, esta pequeña muestra de registros nuevos

de los diccionarios americanos de la letra b ejemplifica las diferencias de materiales entre los dos reper-

torios, motivadas por la diversidad de fuentes y por la intervención en la confección de los lemas en el

Tesoro, frente al registro de las voces con las grafías con que aparecen en los originales en el NTLLE.21 Molina permitía adelantar la documentación del DCECH, vid. Hernández (1996b).

INFLUENCIAS DE MÉTODO Y CONCEPCIÓN ENTRE LOS VOCABULARIOS NOVOHISPANOS

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1607 Oudin]), barrañón (1571 Molina [Tesoro: 1607 Oudin; NTLLE: 1609 Vittori],

bastante (1555 Molina [Tesoro, NTLLE: 1570 Casas]), bastidor (1585 Córdova [Te-

soro: 1601 Rosal; NTLLE: 1604 Palet], bimbrar (1585 Córdova [Tesoro, NTLLE: 1604

Palet], bisoño (1585 Córdova [Tesoro: 1599 Percival; NTLLE: 1604 Palet]), blasfe-

mia (1555 Molina [Tesoro, NTLLE: 1570 Casas], blasonar (1571 Molina [Tesoro,

NTLLE: 1604 Palet), bochorno (1585 Córdova [Tesoro: 1599 Percival; NTLLE: 1591

Percival]), bodoque (1555 Molina [Tesoro: 1599 Percival; 1604 Palet]), bofetón (1593

Alvarado [Tesoro: 1601 Rosal; NTLLE: 1604 Palet), borbollonear (1585 Córdova

[NTLLE: 1803 Academia]), borla (1593 Alvarado [Tesoro: 1601 Rosal; NTLLE: 1604

Palet]), borrachear (1555 Molina [Tesoro, NTLLE: 1604 Palet]), braça (1555 Molina

[Tesoro: 1570 Casas; NTLLE: 1604 Palet), braçalete (1555 Molina [Tesoro: 1570

Casas; NTLLE: 1604 Palet]), brama (1555 Molina [Tesoro, NTLLE: 1604 Palet]),

breuaje (1571 Molina [Tesoro: 1570 Casas; NTLLE: 1617 Minsheu]), brisna (1593

Alvarado [Tesoro: 1601 Rosal; NTLLE: 1617 Minsheu), bronco (1585 Córdova [Te-

soro: 1601 Rosal; NTLLE: 1604 Palet]), buzano (1555 Molina [Tesoro: 1581 Nebrija;

NTLLE: 1607 Oudin).22

Mención aparte merecen los indigenismos léxicos, registrados por vez primera

como lema en estos vocabularios: batata, batea, batey (Molina), bexuco (Córdova).

Lo mismo ocurre con americanismos como beçote (Molina).

Son muchos también los derivados cuyo registro tiene lugar por vez primera en

estos vocabularios novohispanos, por ejemplo: barbado, barredor (Córdova), barre-

nado (Molina), barrenador (Córdova), barrida (Molina), barrido (Córdova), barri-

guda, barrimiento, barrizal, batanado (Molina), bateador (Córdova), bendita, besa-

do, besador, bestialidad (Molina), blanqueación (Córdova), blanqueado,-a, -dor, -dura,

-miento, blasfemar, blasfemo, basta, batido, bautizado, bautizador (Molina), baxarse

(Córdova), boqueada, boqueamiento (Molina), bordada (Córdova), borrachez, bo-

rrada, borrador, borradura, bossada, boyerizo (Molina), braçal (Córdova), bracelete,

burlado, buscada, -o, -dor, -miento (Molina).

Por otra parte, es interesante comprobar que muchas entradas no interesan a los

americanos, y no las registran, como badeha, baharí, baía, balitar, bandujo, barrán,

barrera, barrunte, bastida, bastón, beril, bernia, berrendo, berrocal, bodigo, bonica,

borrax, botilla, botinero, botor, boxedal, boyero, boyuno, breço, breva, breval, breve-

dad, brial, bruneta, bueytre, búfalo, burdégano, buril. Si análizaramos en detalle este

grupo de vocablos, probablemente se apreciaría que muchos de ellos son arcaísmos.

Por ejemplo, bular y bullón no las copian los americanos; la Academia en 1726 señala

22 Además, son muchos los registros contemporáneos con los europeos: casi todos los que no

proceden de Nebrija (cf. bostezar y botija en Córdova 1570, y en Casas 1570 [apud NTLLE]).

ESTHER HERNÁNDEZ

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73

que la registra Nebrija y que está anticuada; lo mismo ocurre con bullón. Probable-

mente también lo estaban en el XVI, lo que muestra la modernidad de estos dicciona-

rios y la seriedad de sus autores.

5º) Por lo que respecta a las variantes gráficas o morfológicas: hay grafías o

variantes de términos más modernas en Córdova y Alvarado (cf. sentarse en vez de

assentarse, s. v. banco). La modernidad de las grafías de los vocabularios de las últi-

mas décadas del siglo XVI puede comprobarse, por ejemplo, en el lema berenjena o en

la grafía margaxita/ margajita (vid. supra registro de barniz en Alvarado). Suele ocu-

rrir que los adjetivos de Nebrija, del tipo barbara cosa, los recojan los americanos

con el género masculino y sin el apoyo de cosa. Y con el género también hay diferen-

cias: Molina copia a Nebrija barranco, pero distingue del femenino barranca, lo mis-

mo que en barrendero, a. En cambio, no copian los americanos en femenino borrica,

borrega pero prefieren el masculino en el adjetivo bruto. Ocurre lo mismo con el

número, que los americanos a veces prefieren el plural, por ejemplo en las palabras

bledos o en buelcos.

Solo muy ocasionalmente se desliza algún rasgo gráfico-fonético, revelador

del ya extendido seseo, como en la entrada bretón del diccionario de Alvarado.

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

Bretón de berça. Bretón de berça. –

Bretón en griego este Bretón en griego este mesmo.

mesmo.

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

Bretón de col. Bretón de col.

MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

Bretón de col. Bretón de col o berça vide Bretón de versa

brotón o tallo. [sic, por berça].

6º) Para terminar, es obligado decir que hay entradas que singularizan estos

documentos, porque reflejan la cultura indígena y proporcionan información

etnográfica, como en badil o bruxo:

NEBRIJA 1495 NEBRIJA 1516 OLMOS 1547

Bruxo. Bruxo. –

MOLINA 1555 GILBERTI 1559

– –

INFLUENCIAS DE MÉTODO Y CONCEPCIÓN ENTRE LOS VOCABULARIOS NOVOHISPANOS

Page 17: Libro America y el Diccionario

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MOLINA 1571 CÓRDOVA 1578 ALVARADO 1593

– Bruxo o bruxa que chupa Bruxo que engaña en dezir

o chupador. que se buelue león.

Bruxo o bruxa.

RECAPITULACIÓN

Los vocabularios novohispanos más importantes, es decir, los de Molina,

Córdova y Alvarado permiten adelantar la fecha de registro de muchas palabras que

figuran en los grandes repertorios con primeras documentaciones en los vocabularios

bilingües europeos de Percival, Palet o Stevens. Por tanto, hay que reconocer que el

rigor técnico y la riqueza léxica de estos documentos muestra la seriedad del trabajo

de estos misioneros y su original actividad lexicográfica, digna de ser recogida en un

tesoro lexicográfico de nuestra lengua.

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