Libro Cloruro de Magnesio

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por Ignacio Puig, S. I.1978 del Sitio Web Scribd

contribucin de Daniel Piovezan

Compilacin de Estudios de eminencias mdicas, zootcnicas y agronmicas sobre los beneficiosos efectos del magnesio en el hombre, en los animales y en las plantas ndice Prologo I. Captulo - Posee El Magnesio Virtudes Curativas? II. Captulo - El Magnesio En El Organismo Humano III.Captulo - El Magnesio En Zootecnia IV.Captulo - El Magnesio En Agricultura Epilogo I. Apndice - Como Debe Tomarse El Magnesio? II. Apndice - Contenido De Magnesio y De Calcio En LosPrincipales Elementos

III.Apndice - Principales Dolencias Para Las Que SeRecomienda El Empleo De Las Sales De Magnesio

IV.Apndice - BibliografaRegresar a Una Sana Industria Mdica y Medioambiental Regresar a Temas / Una Nueva Vision de La Salud Regresar a Temas / LibrosTratados

PRLOGOLa presente obra recoge varios artculos de diferentes autores, consagrados a divulgar el importante papel que desempea el magnesio en los organismos vivientes, como sus efectos curativos en el hombre y en los animales, los prodigiosos resultados del mismo aplicado a las plantas y, en general, su poderosa intervencin en el metabolismo vital. Sobre todo, los diez artculos de Francisco Manzanal, S. I., han tenido la virtud de interesar a gran nmero de personas que han practicado, con excelente resultado, la cura del magnesio en ellos

recomendada y que luego, espontneamente, se han constituido en los grandes propagadores de las virtudes curativas del magnesio. No se crea, sin embargo, que con estos artculos se descubre algo totalmente nuevo o ignorado respecto al magnesio. Desde hace aos se conoca su intervencin en el metabolismo orgnico y no pocas de sus virtudes curativas, segn lo dan a entender los excelentes preparados hechos a base de sales de magnesio, tales como, DELBIASE (en forma de comprimidos y de crema) LIDACRN (en forma slida) LIDATINE (en forma lquida) MAGNOGENE (en grajeas) HALMAGNOL (en ampollas) ms recientemente HALGENOS JULI-4 (en forma lquida), etc. Sin embargo, hablando en general, se haba prestado escasa atencin a la importancia que el elemento tiene en el mundo orgnico, hasta que recientes experiencias, llevadas a cabo principalmente en Francia y en los Estados Unidos y recopiladas con gran maestra por el Padre Manzanal, han tenido la virtud de llamar la atencin del pblico sobre lo mucho que puede esperarse del elemento magnesio, ingerido, no en forma metlica naturalmente, sino en sales, particularmente de cloruro y carbonato. Que, por lo menos en Barcelona, son muchas las personas que, se sirven de las sales de magnesio para alivio de sus males y aun como alimento (pues autoridades mdicas aseguran que el magnesio debera figurar en la dieta ordinaria), lo demuestra la admiracin de algunas drogueras de dicha ciudad que en un mes venden ms sales de magnesio que antes vendan en diez aos. No vamos a extendernos, en este prlogo, haciendo la apologa del magnesio, puesto que sta ya se hace - y por cierto bien cumplida, segn creemos - en el decurso del presente libro. Solamente queremos precisar, antes de terminar, el carcter del mismo, que es ms bien una complicacin o refundicin de lo que especialistas en las respectivas materias (mdicos, ganaderos y agricultores) han observado y experimentado con respecto al papel biolgico del magnesio. Aunque el fondo bsico de este libro, sobre todo en lo que respecta al hombre, son los aludidos artculos del Padre Manzanal, quien a su vez se ha servido principalmente de la obra del doctor Delbet, hemos de hacer constar, que en l figuran extractos de otros varios autores. Asimismo, hemos utilizado los informes que nos han proporcionado cuantos se han servido darnos a conocer los efectos beneficiosos del magnesio que en s han experimentado. En esta complicacin de datos o, si se quiere, refundicin de trabajos de otros autores, hemos procurado la mayor unidad y orden, reuniendo en captulos separados lo referente al hombre, a los animales y a las plantas, lo que no siempre se encuentra bien delimitado en otros autores. Esperamos que la presente obra servir para ampliar el campo de accin del magnesio. Regresar al ndice

CAPTULO PRIMERO

POSEE EL MAGNESIO VIRTUDES CURATIVAS?Entendemos que, en todo libro, revista y, en general, en cualquier escrito, lo primero que debera hacerse - y no siempre se hace - es justificar el ttulo que se le ha puesto, a no ser que l mismo se caiga por su peso o que, en el decurso de la exposicin, aparezca claramente justificado. Al encabezar esta compilacin de escritos sobre el magnesio le hemos puesto por ttulo Virtudes Curativas del Magnesio, con lo cual parece queremos dar a entender que el magnesio posee virtudes curativas, como as es en efecto.

A) MARAVILLOSOS EFECTOS DEL MAGNESIOA no pocas personas que tan slo habrn odo hablar del magnesio al designar los polvos

de que se sirven los fotgrafos para producir chispazos de luz blanca deslumbradora, o al tratar del purgante denominado magnesia, les ha de parecer raro que se pueda escribir un libro que trate exclusivamente de las virtudes curativas del magnesio. Por esto hemos credo del caso comenzar esta compilacin justificando el ttulo que le hemos puesto, a fin de que nadie nos pueda tildar de que no ponemos en prctica lo que creemos debe hacerse en todo libro y de que en l caemos en el mismo defecto que reprochamos en otros. Dice el refrn que la mejor manera de demostrar el movimiento es andando; pues esto es lo que ahora vamos a hacer en este captulo introduccin: describiremos una serie de maravillosos efectos curativos, obrados con el magnesio, no precisamente bajo la forma metlica, sino de sales, como el cloruro, sulfato o carbonato en lectores de esta obra, los cuales adems de experimentar en s sus saludables efectos, nos lo han escrito o comunicado de palabra. En la imposibilidad de aducirlos todos, nos limitaremos a dar a conocer en este lugar algunos pocos. 1. Cura la artrosis debida al cido rico (De una carta fechada el 28 de octubre de 1956): Un amigo mo me recomend el libro las Virtudes Curativas del Magnesio, el que, una vez ledo, me decidi a poner en prctica el tratamiento a base de cloruro de magnesio. Los resultados no han podido ser ms sorprendentes ni ms halageos, ya que, al poco ms de un mes de tomarlo todas las maanas en ayunas, me vi casi totalmente restablecido (hoy completamente) de las dolencias que me aquejaban. Me encontraba excesivamente sobrecargado de cido rico y, como consecuencia de ello, sufra una grave artrosis en ambos rodillas, particularmente en la izquierda, y estaba decidido a dejarme operar, sabiendo que me tena que quedar la articulacin rgida, o sea, cojo para toda la vida; pero es que haca cerca de cinco meses que me tena imposibilitado y con unos dolores terribles. Afortunadamente este peligro desapareci tomando el cloruro de magnesio y hoy me encuentro mucho mejor que diez aos antes. Tambin sufra de dilatacin de la aorta (tengo cincuenta y dos aos) y hoy puedo decir que ya no me inspira ninguna preocupacin; pues, en opinin del doctor que me ha mirado ltimamente en la pantalla, me encuentro perfectamente. Aparte de lo que antecede, se siente uno a los pocos das de tomar el cloruro, con una gran energa y vitalidad, que hace que hasta el carcter se transforme, ya que le proporciona una euforia y optimismo sin igual. Me complazco en proporcionarle los detalles de este mi caso, para que sirva de estmulo y de ejemplo a aquellos que sufren, no solamente de las dolencias reseadas, sino de todas aquellas que son propias de las personas de edad. 2. Hace desaparecer el temblor senil (De una carta fechada el 2 de marzo de 1956): Desde que terminaron de publicarse los artculos del P. Francisco Manzanal sobre Virtudes Curativas del Magnesio, he sido un propagandista del cloruro de magnesio. Yo lo tomo desde entonces y sus efectos han sido ms y mejores de

lo que yo esperaba. Empec por tomarlo para aliviarme del temblor senil que me impeda escribir y hasta poner mi firma, si no era sujetndome la mano derecha con la izquierda, y me temblaba la mano al beber, y dems usos. A los cuatro das de tomar una dosis bastante floja, ya not sus efectos, pero no quise dar crdito, hasta a los trece das en que, sin querer, di un grito de entusiasmo al ver la facilidad y constancia en poder manejar la pluma y dems enseres. Padeca desde muchos aos hemorroides constantes y se me han curado totalmente, y esto que ya trataban de operarme. Ahora, a pesar de los tiempos reinantes, esto era en febrero de 1956, sin usar bufanda y saliendo de casa varias veces al da, no he cogido ningn resfriado. Otra ventaja he observado en mi ya achacoso cuerpo; optimismo, alegra de vivir, agilidad de mis piernas y rodillas a mis 62 aos. Son muchas las personas que me agradecen les haya aconsejado el cloruro de magnesio. Es un laxante eficaz y el ms econmico. 3. Desvanece el agotamiento intelectual (De una carta fechada el 17 de junio de 1957): Me dirijo a usted para solicitarle el libro Virtudes Curativas del Magnesio. Tengo inters en tenerlo; pues conozco el resultado satisfactorio que ha obtenido con el tratamiento del magnesio un seor que sufra desgaste y agotamiento intelectual y ahora sigue trabajando incansable. Como soy enfermera y tambin otros me han hablado de los efectos del magnesio, es por eso que deseo tener este libro. 4. Otros notables efectos beneficiosos del magnesio A. Un hombre de carrera, de unos 60 aos de edad, padeca de cierta infeccin intestinal crnica. Un amigo le proporcion Virtudes curativas del magnesio. Despus de dos meses, escribi estas textuales palabras: Hace un mes que tomo magnesio y me he librado de un achaque que haca 35 aos lo llevaba conmigo. B. Hace algn tiempo se present un individuo diciendo que, poco antes, apenas poda valerse por el reuma; incluso le haban de vestir. A los pocos das de tomar magnesio, le desapareci el mal y ahora - dijo - me siento como un atleta, y comenz a gesticular como tal. Todava dijo ms: Mi madre - aadi - que ya pasa de los 80 aos, desde que toma magnesio se encuentra como una joven. C. Un lector que toma magnesio y que est entusiasmado con l por los buenos efectos que le ha producido, fue a visitar a un amigo suyo que saba estaba enfermo. Se lo encontr en cama aquejado de fuertes dolores, pues padeca de la prstata y le haban de operar. Le recomend tomara magnesio, como efectivamente lo hizo. A los pocos das, se lo encontr en la calle, tranquilo, sin haber sido operado y como si nada hubiese tenido.

B) EN LOS CASOS REFERIDOS NO SE TRATAR DE SUGESTIN?Antes de contestar directamente a esta pregunta, hay que saber qu es sugestin, lo cual vamos a hacer aduciendo dos casos: uno provocado por el profesor Slosson y el otro referido por el psiclogo Gillet.

Primer caso: Un da el profesor Slosson llega a clase con un frasco de un lquido transparente. Sus alumnos, al entrar, concentran sus miradas intrigantes en el frasco. El profesor, a su vez, fija sus ojos centelleantes en los discpulos y les dirige unas breves palabras de aclaracin para justificar su modo de proceder. Se trata de un experimento sumamente delicado para el que reclama la cooperacin de los jvenes del aula. El doctor Slosson infunde a sus alumnos el convencimiento de que jams han percibido un olor tan fuerte como el del lquido que conserva en el frasco; con todo, les advierte que, durante la experiencia que piensa realizar, no se sentirn excesivamente molestados por el olor del lquido. Les ruega encarecidamente que, una vez haya destapado el frasco, le vayan indicando cundo empiezan a percibir la accin odorfica del lquido, para que l pueda precisar la velocidad de propagacin de las partculas existentes. El profesor quita cuidadosamente el tapn del pequeo frasco, echa unas gotas del lquido sobre un pedazo de algodn y se retira convenientemente para no dejarse inficionar tan de cerca por el influjo del lquido. Qu sucede? A los quince minutos, los alumnos de la primera hilera de los bancos levantan la mano: han notado ya el escozor del lquido. Unos intervalos ms, los de la segunda serie dan tambin seales de haber respirado el aire contaminado por las partculas del lquido. Apenas ha transcurrido un minuto, las tres cuartas partes de la clase se sienten impresionados por el olor, hasta el punto de que muchos pretenden abandonar el aula. La voz del profesor resuena de nuevo, entremezclada con una sonrisa. No han de temer los jvenes universitarios: el lquido del frasco que ha producido efectos tan alarmantes, no es sino agua pura, de clara transparencia, cuyas molculas gozan ntegramente de las propiedades esenciales del agua. Los alumnos de aquella clase han sido vctimas, no de la peligrosa contaminacin de un lquido meftico, sino de un fenmeno psicolgico, conocido vulgar y cientficamente con el nombre de sugestin. Este hecho - anota Jos O. Martnez, S.L., al reproducirlo en su libro Cmo curar la neurastenia? - que, tal como acaba de ser escrito, parece extraordinario e increble, en sus caracteres generales es muy frecuente. Este primer caso es un ejemplo palpable de heterosugestin, es decir, de sugestin provocada por otro. El que a continuacin ofrecemos, presentado por Gillet, es de autosugestin, de sugestin provocada por uno mismo. A un hotel de nfima calidad llega un hombre de mediana edad. Las tinieblas denssimas de la noche se avecinan. El forastero, despus de haber cenado se retira al aposento. A altas horas de la noche, el husped se despierta por el acceso de tos. Es asmtico y el ahogo le oprime. Anda a tientas por la habitacin, hasta que al fin llega a los cristales. La asfixia aumenta. No puede hallar la falleba de la ventana. Impaciente, acosado por el dolor, destroza con sus puos los cristales. Ah! Qu diferencia! Qu mejora! - exclama. Devora el aire puro de la noche... La tos va desapareciendo. El forastero se calma. Se acuesta de nuevo. Pasa lo restante de la noche con normalidad absoluta. Al da siguiente, al despertarse, advierte con horror que ha aporreado el cristal del reloj de pared..., cuyo aire apolillado haba estado respirando la noche anterior, y en el que haba encontrado el remedio para el asma que le asfixiaba! Ejemplo notable de autosugestin - exclama Jos O. Martnez, S. I. al reproducirlo en el libro antes citado. Si bien es verdad - aade - que la sugestin es muy frecuente en todos los rdenes de la vida, hay que tener, con todo, presente la posicin de los que,

imbuidos en ideas psicolgicas nada cientficas y a las veces supersticiosas, ensanchan desmesuradamente el campo de este hecho y atribuyen a sugestin lo que, en realidad, no lo es. Ya que hablamos de sugestin y tenemos ante la vista ese nmero de falsos psiclogos... Se trata de los milagros de Lourdes. Al llegar a sus odos las relaciones de esas curaciones, los influidos de doctrinas perniciosas, sin detenerse a examinar, slo tienen unas palabras. Todo eso...? Superchera...!, no es sino sugestin! Lean los tales, lo que escribe el doctor Boinerie acerca de este particular: En Lourdes no hay sugestin, pues las curaciones que all suceden no corresponden a ningn tipo de sugestin, pues las curaciones son sbitas, como las curaciones funcionales, pero estables como las curaciones orgnicas. Y a todo esto se dir: qu es sugestin? Se han dado muchos definiciones de sugestin, las ms de las veces incompletas o inexactas. Una de las que ms satisface es sin duda la que propone el psiclogo Fernando Mara Palmes, S.I., en un artculo aparecido en la revista madrilea Razn y Fe: Sugestin - dice - es un proceso psquico que se verifica con cierto grado de automatismo por parte de las actividades inferiores, es a saber: de la razn y del libre albedro. He aqu delineados, segn esta definicin, los dos elementos esenciales a toda sugestin. En primer lugar se requiere: a. un proceso psquico inferior, que se reduce a un fenmeno ms o menos complicado de asociacin, por el cual un fenmeno suscita a otro, hasta llegar a un movimiento corporal interior o exterior, o a una tendencia, a un sentimiento, a un conocimiento o a cualquier otro fenmeno mental, sin exceptuar actividad mental alguna; y, adems b. un grado ms o menos pronunciado en el psiquismo superior, respecto de dicho proceso. Ni el primer elemento separado del segundo, ni ste separado del primero son sugestin. Esta se halla constituida esencialmente del complejo o junta de los dos. A la vista de esta definicin de sugestin y de los casos particulares antes referidos, vean nuestros lectores, si las curaciones anteriormente expuestas, obtenidas con el tratamiento de sales de magnesio, pueden explicarse puramente por sugestin.

C) SE DESCARTA QUE EL MAGNESIO OBRE SOLO POR SUGESTINPor si alguno de nuestros lectores no queda, con lo hasta aqu expuesto, enteramente convencido de que el magnesio obra fsica y qumicamente en el organismo humano y no puramente por sugestin, le ofrecemos a continuacin un caso notable, referido verbalmente por el mismo interesado. El aludido relator enferm de tifus cuando tena unos 33 aos de edad. Sali bien de la enfermedad; pero el mdico le advirti que, despus de algn tiempo, experimentara a media tarde fuertes dolores intestinales debidos a fermentaciones provocadas por algn alimento, que l entonces no podra prever cul sera. Y as fue en efecto: Algn tiempo despus, le vinieron dichos dolores. Acudi a otro mdico, pues entonces resida en otra poblacin, y ste le dijo que deba averiguarse el alimento que se los ocasionaba; cosa no siempre fcil, aadi. Le pregunt si sola tomar leche, y, al responderle afirmativamente, le sugiri que pasase tres das sin tomar otro alimento ms que leche. Como no se le reprodujeron los dolores, la conclusin fue que el responsable del mal no era la leche. Entonces el mdico le dijo que aadiese pan a la leche, y al primer da de hacer esto, le repitieron los dolores. El mdico ya no dud de que el causante del mal era el pan y, en consecuencia, que deba abstenerse de tomarlo. Con esta abstencin fueron pasando los meses y aun los aos, sin que nuestro informante

fuera molestado de los dolores; con la particularidad de que poda comer macarrones, fideos y smola, sin que le sobrevinieran los dolores intestinales, a pesar de estar hechos de harina dichos alimentos: es que esta harina no ha sufrido fermentacin previamente como la del pan. Despus de transcurrido mucho tiempo, un buen da le repiten los dolores, no obstante estar persuadido de que no haba comido pan. Acudi de nuevo al mdico. ste le sugiri le fuese nombrando los manjares que haba comido y, al saber que uno de ellos eran albndigas, exclam el mdico: No diga ms; es que una buena parte de albndigas estn hechas de pan. Aos ms tarde, un cocinero, que saba que nuestro individuo no poda comer pan, quiso probar si esto era pura aprensin, dndole a comer pan sin que el interesado se diese cuenta. A este fin calent en el horno miga de pan sin que llegara a tomar el color tostado, y la tritur de manera que pareciese smola. Naturalmente, el individuo en cuestin, ignorante de la treta, comi de aquella smola como lo vena haciendo con la smola legtima, y esta vez le volvieron los dolores. El cocinero, pues, pudo convencerse de que los malos efectos del pan eran realmente debidos al pan y no fruto de la imaginacin. En tiempo rojo y durante los primeros aos de la posguerra, nuestro comunicante poda comer pan sin dolor alguno: es que aquel pan negruzco todo lo era menos pan legtimo. Volvi el tiempo del pan blanco y ya no poda comer de l. En 1954, al enterarse de las maravillas que obraba el magnesio, comenz a tomar cada da alguna de sus sales, y desde entonces puede comer todo el pan que quiera y sin que se le reproduzca la pasada dolencia, despus de ms de 40 aos que deba abstenerse de l: ahora tiene ya 77 aos. Que el magnesio tiene virtud intrnseca para actuar favorablemente en el organismo humano y que no obra por pura sugestin, se deduce tambin por los testimonios mdicos de gran competencia que lo aseguran y por los muchos casos que se refieren en el segundo captulo de este libro, como tambin cientficamente estudiando las propiedades inherentes a este elemento introducido en el organismo bajo la forma de alguna de sus sales, es decir, no bajo la forma metlica, sino inica. Y todava queda descartado cualquier resquicio de sugestin sabiendo que las sales de magnesio no slo previenen y curan muchas enfermedades en los animales como largamente se explica en el captulo 3. de este libro, sino tambin en los vegetales, en los que por testimonio de agricultores han obrado verdaderas maravillas. Va a hacer sugestin en los animales que ingieren sin saberlo, o en las plantas que carecen de todo conocimiento? Regresar al ndice

CAPITULO II

EL MAGNESIO EN EL ORGANISMO HUMANOLas carencias y desequilibrios en la parte orgnica de los alimentos del hombre causan terribles estragos. Conocidas de todos son las carencias de vitaminas, las cuales han atrado de tal manera la atencin de los sabios, que han emprendido contra esas carencias una lucha seguida de victorias. No as con respecto al desequilibrio mineral del hombre que contina haciendo estragos, sin encontrar oposicin. Pues, por una parte, este desequilibrio ha sido menos estudiado por los sabios, y por otra, sucede que los poderes pblicos lo fomentan inconscientemente y la opinin pblica contina ignorndolo.

A) LA SALUD Y EL EQUILIBRIO MINERAL EN EL HOMBREComo hace notar Francisco Manzanal, S. I., la atencin de todo el mundo se dirige a conseguir el don natural que juzga ms precioso: su salud. Es que la conservacin de la salud, la preservacin y cura de las enfermedades

infecciosas, admite una solucin diversa y ms eficaz que la que se sigue ordinariamente, es decir, la de la lucha contra los microbios por medio de antispticos, vacunas y sueros. stos van creciendo continuamente y no pocas veces dan lugar a efectos perniciosos y aun contraproducentes, que ya no tratan de ocultar los galenos que quieren ser sinceros. Hoy da, desde hace algn tiempo, empieza a dirigirse ms la atencin sobre el terreno donde se desarrolla el microbio, que sobre el microbio mismo; en una palabra: atiende ms a la disposicin del organismo que al microbio que lo invade continuamente. Y con razn. Es que la fuerza del microbio, segn se ha comprobado, radica en la pobreza del terreno, cuya resistencia natural queda frecuentemente paralizada por causas diversas. Por esto, Pasteur pudo decir a este respecto: El microbio no es nada, el terreno es todo. Pues bien, una de las causas ms importantes de la mala disposicin del terreno del organismo humano en su lucha contra los microbios es el desequilibrio mineral. He aqu un pasaje del doctor Alexis Carrel, que da luz sobre el particular: Los microbios y los virus se encuentran por doquier: en el aire, en el agua, en nuestro alimento. Se hallan siempre presentes en la superficie de la piel y en las mucosas digestivas y respiratorias. Sin embargo, en mucha gente permanecen inofensivos. Entre los seres humanos, unos estn sujetos a ciertas enfermedades y otros son inmunes a las mismas. Este estado de resistencia proviene de una constitucin especial de los tejidos y de los humores, que impide la penetracin de los agentes patgenos o los destruye cuando han penetrado. Esta es la inmunidad natural. Ella preserva a ciertos individuos de casi todas las enfermedades - prosigue diciendo el doctor Carrel. Es una de las cualidades ms preciosas que el hombre puede desear. Ignoramos su naturaleza. Parece depender, a la vez, de cualidades provenientes de los progenitores y de otras adquiridas en el curso del desarrollo. Hay razas sensibles o resistentes a ciertas enfermedades. Se observan familias predispuestas a la tuberculosis, apendicitis, cncer, enfermedades mentales. Otras, en cambio, resisten a todas las enfermedades excepto a las degenerativas que sobrevienen a la vejez. Pero la inmunidad natural no se debe solamente a la constitucin hereditaria; proviene tambin del gnero de vida y de la alimentacin, como lo ha demostrado Reid Hundt hace tiempo. Nosotros no sabemos todava qu modo de vida podr producir en el hombre la resistencia natural a las infecciones. La prevencin de cada enfermedad por inyeccin de vacunas o sueros especficos, los exmenes mdicos repetidos en la poblacin, la construccin de gigantescos hospitales y sanatorios son medios costosos y poco eficaces para desarrollar la salud de una nacin. La salud debe ser una cosa natural de la que no hay que preocuparse. Adems, la resistencia innata a los individuos un vigor y una intrepidez de la que carecen los que deben su vida a la medicina y a la higiene. Las ciencias mdicas, en adelante, deberan orientarse a la bsqueda de esos factores de la inmunidad natural. Tales son los nuevos puntos de vista del doctor Carrel, respecto de la salud y la manera de conservarla o de recuperarla cuando se ha perdido, que a ms de uno podrn parecer revolucionarios. De dos fuentes principales hace provenir el citado mdico la inmunidad natural espontnea: de las propiedades hereditarias del organismo y de las conseguidas en el curso de su desarrollo continuo por el rgimen de vida y de la alimentacin. El terreno de nuestro organismo, cualquiera que ste sea, se puede disponer mejor o peor contra los agentes que le van a atacar por medio de las segundas propiedades.

Respecto de las primeras propiedades, las ciencias no pueden nada: cada uno deber contentarse con las que le han cado en gracia. Las otras, sin embargo, son susceptibles de perfeccin y mejoramiento, y los hombres de ciencia han dado pasos, con sus estudios y experiencias, para encontrar esos factores de la inmunidad natural. Mltiples estudios y experiencias han llevado a la conclusin de que, en la inmunidad natural, tiene una parte principalsima lo que muy ajustadamente se ha dado en llamar equilibrio mineral. En este captulo nos esforzamos en divulgar, segn lo hace el P. Manzanal, los modos concretos de conseguirlo y fomentarlo. En el organismo humano hay dos clases de elementos qumicos, llamados respectivamente orgnicos y minerales. Los elementos orgnicos son el carbono, hidrgeno, oxgeno y nitrgeno, por ser los que principalmente constituyen los compuestos orgnicos. Los elementos minerales, que en conjunto forman del 4.3 y 4.4 por 100 del peso del cuerpo humano adulto, son, por orden decreciente en cantidad, el calcio, fsforo, potasio, azufre, cloro, sodio y magnesio. Todava deben sealarse los llamados oligoelementos, por hallarse en cantidades insignificantes, los cuales, por orden decreciente en cantidad son: el yodo, flor, hierro, bromo, aluminio, cobre, manganeso, cinc, arsnico, silicio y boro. Los elementos minerales, considerados en conjunto, desempean un triple papel: unos sirven a la formacin del esqueleto y tejido; otros intervienen en la formacin de fermentos y diversos catalizadores bioqumicos; otros forman disoluciones inicas e intervienen en sus condiciones de equilibrio, tan importantes en los fenmenos vitales. Frecuentemente, cuando la proporcin de los elementos minerales no tienen el valor deseado en el cuerpo humano, las perturbaciones que de ello se siguen pudense atribuir indiferentemente, ya al exceso de uno de los elementos, ya a la carencia del antagnico, que no est en cantidad suficiente para equilibrar al otro que es, relativamente, demasiado abundante. Pongamos por ejemplo la proporcin que hay en un terreno entre el potasio y el magnesio (K/Mg), que es de especial importancia para los vegetales. Si abunda mucho el potasio con relacin al magnesio, podemos decir que las plantas son envenenadas por un exceso de potasio, o tambin que son envenenadas a causa de la carencia de magnesio, que no contrarresta en las plantas la absorcin de potasio o sus efectos. Es una ley universal la necesidad de un equilibrio mineral determinado para asegurar el desarrollo y funcionamiento armnicos, tanto del hombre, como de los animales acuticos y terrestres y de las plantas. Si ste falta, vendrn trastornos del organismo. Un desequilibrio pronunciado hace sentir prontamente sus efectos, pero tambin un desequilibrio pequeo puede causar trastornos considerables, si contina durante mucho tiempo. Puede servir de ejemplo el caso de aquellas regiones pobres en yodo; algunos de sus habitantes, al faltarles este alimento insignificante, sufrirn trastornos de la glndula tiroidea y tendrn el llamado vulgarmente mal de paperas o bocio.

B) DESEQUILIBRIO MINERAL EN EL HOMBRE POR FALTA DE MAGNESIOEntre los elementos minerales del organismo humano hay tres que constituyen un interesante tro de mutua dependencia, a saber: magnesio calcio sodio Estos tres elementos para formar equilibrio deben encontrarse en el hombre, segn se cree, tal como se encuentran en la naturaleza, por ejemplo, en las cscaras de los huevos de pjaros salvajes. Repetidas experiencias, de las que ms adelante se hablar, han llevado a la afirmacin

de que el magnesio juega un papel importante en la vida de las plantas, de los animales y, por extensin, del hombre, con el mismo derecho que otros tres elementos ms conocidos: el nitrgeno, el fsforo y el potasio. En el hombre los huesos son el principal depsito de magnesio, aunque contienen ocho veces ms calcio que magnesio; tambin existe en los tejidos muscular y nervioso y en la sangre. Copisarov seala en el hombre la siguiente proporcin de magnesio: huesos, 31.7 a 46.6 por 1000; hgado, 22.5 por 1000; bazo, 6.2 a 7.5 por 1000; pelo, de 9.2 a 127 por 100. El plasma del hombre adulto contiene de 2.4 a 3 miligramos de magnesio por 100 centmetros cbicos; los glbulos rojos, de 61 a 7.1 miligramos por 100 y la sangre completa, 4.5 miligramos por 100 centmetros cbicos. Es un hecho innegable que una gran parte de las personas se hallan bajo los efectos del desequilibrio mineral, particularmente por falta de magnesio en su organismo. Naturalmente que esta escasez proviene de una alimentacin deficiente en este elemento mineral. El agricultor francs H. Vilain seala tres causas principales del desequilibrio mineral en el organismo humano, en una conferencia pronunciada en Lachapelle (Francia), donde posee y cultiva una gran finca. 1. Una ley mal hecha, que no conoce como abonos ms que tres elementos: nitrgeno, potasio y fsforo. Un abono que los contenga es legalmente completo, de suerte que el cultivador es impulsado a creer que a las plantas no les faltar sustancia til, si han recibido estos tres elementos. Somos un rebao - dice - dirigido por un pastor, bueno o malo, a quien seguimos con sus consecuencias. La ley sobre los abonos - contina el mismo autor refirindose a la ley francesa - nos obliga a contentarnos con tres elementos, siempre los mismos, para todos los terrenos, para todas las especies y variedades de plantas. Esto es sencillamente absurdo. Vosotros - dirigindose a sus conciudadanos - habis contactado conmigo este error y yo soy feliz al mostraros que la aldea de Lachapelle revive, aunque sea fuera de la ley. 2. El abono de la potasa y el empleo de sales de potasio puras: Por todas partes se repite: Cuanto ms potasa empleis, tanto ms abundantes sern vuestras cosechas. Y el resultado es que el exceso de potasa ha creado un envenenamiento potsico crnico, sobre todo all donde, en lugar de silvinita, que aporta con la potasa otros muchos elementos tiles, se han empleado sales puras: cloruro, sulfato, nitrato. El anlisis ha revelado que los abonos ordinarios, con mucha potasa o poco o nada de magnesio y de sodio, acarrean modificaciones importantes en el equilibrio mineral de los vegetales, aumentando el porcentaje del potasio con relacin al del magnesio. Se han obtenido, sin abonos, remolachas que contienen cinco veces ms potasa que magnesia. Con la aplicacin de distintos abonos, las remolachas de la misma variedad contenan 150 veces ms de potasa que de magnesia. 3. El abuso del superfosfato como fuente de cido fosfrico: El superfosfato contiene un 50 por 100 de yeso. Donde el superfosfato es empleado con exceso, las plantas absorben demasiada potasa del suelo; de ah la perturbacin del equilibrio mineral y el riesgo de intoxicacin del ganado. El kuhima-phos o escorias Thomas, que es superfosfato sin yeso, no tiene estos peligros ltimos. Descubierta la raz de los males, ya se ve dnde debe aplicarse la

segur: evitar el exceso de potasa, yeso y amonaco en los terrenos, y suministrarles magnesio en forma de fosfato, nitrato, carbono y sal marina no purificada. De este modo se asegura el equilibrio mineral en los vegetales y animales y, consecuentemente, en el hombre que se alimenta de ellos. La prodigiosa influencia que se atribuye al cambio de aires para la salud, no puede explicarse por un mero cambio de stos. Pero, teniendo en cuenta que cambiar de aires es cambiar tambin de agua, suelo y de alimentos de composicin mineral distintas, entonces se explica fcilmente este influjo tan extraordinario sobre la salud. La eficacia indiscutida de las estaciones termales es debida primeramente a la mineralizacin caracterstica de las aguas, y tambin a los alimentos producidos sobre el suelo, que lleva consigo algunos de los elementos tan raros que escapan a veces al anlisis corriente. Por su parte el mdico francs Pedro Delbet aduce las siguientes razones para demostrar que la alimentacin de los pueblos civilizados es actualmente menos rica en magnesio que en otros tiempos. La primera es el refinamiento de la sal. Antes se usaba en la mesa y en la cocina la sal gruesa y gris, es decir, la sal sin especial refinamiento. En tiempo hmedo se licuaba, en tiempo seco y caluroso se converta en masa un poco dura. Esta delicuescencia de la sal se deba a la presencia del cloruro magnsico. El anlisis de dicha sal gruesa y gris mostr que contena por kilogramo 1.7 gramos de magnesio. Para evitar la incomodidad que representa el humedecimiento de la sal, se comenz a eliminar una gran parte del cloruro magnsico, de suerte que ahora la sal refinada slo contiene de 0.35 a 0.45 gramos de magnesio, en vez de 17 que tena antes, o sea una cuarta parte. De slo este hecho resulta que la racin magnesiana ha disminuido unos 50 gramos cada ao por persona. La segunda causa de la disminucin del magnesio es el cernido de las harinas, siguindose de ello un pan desmineralizado. Sobre este punto leamos, en primer lugar, estas lneas de Alexis Carrel: Nuestra vida est influenciada en muy grande escala, por los diarios. La publicidad est hecha nicamente en inters de los productores y nunca de los consumidores. Por ejemplo, se ha hecho creer al pblico que el pan blanco es superior al moreno. La harina ha sido cernida de un modo cada vez ms completo, y as ha sido privada de los principios ms tiles. Se conserva mejor y el pan se hace ms fcilmente. Los molineros y panaderos ganan ms dinero. Los consumidores comen sin duda un producto inferior. Y en todos los pases donde el pan es la parte principal de la alimentacin, las poblaciones degeneran. Sumas enormes se invierten en la publicidad comercial. Gran cantidad de productos alimenticios y farmacuticos, intiles y frecuentemente nocivos, han venido a ser una necesidad del hombre civilizado. Alexis Carrel est perfectamente de acuerdo con Pedro Delbot, quien nos dice: El pan era antiguamente el alimento ms rico en magnesio. Era la principal fuente de l para la humanidad occidental que se alimentaba de pan. El pan y la sal solamente eran el smbolo de la hospitalidad, eran los elementos fundamentales de ella. Ahora bien, se ha llegado a eliminar del pan la mayor parte del magnesio contenido en el trigo. Esta falta grave contra la higiene alimenticia no tiene otra explicacin que la satisfaccin de la vista. La nica razn de preferir el pan blanco es el agrado que su blancura produce a la vista. Se paga esta elegancia con una disminucin de la energa y de la salud. El magnesio se acumula en las envolturas del grano, envolturas a las que se aplica la molinera perfeccionada, y las logra descartar. Se han analizado las distintas harinas y salvados. Los resultados, por cada 100 gramos, en miligramos de magnesio, son:

La aberracin sobre esta cuestin es tal, que la harina que contiene una notable cantidad de magnesio (62 miligramos por 100 gramos) recibe el calificativo de baja. Y por este error insospechado, la mayor parte del magnesio est destinado a los animales en la harina de baja calidad y en el salvado. Por consiguiente, con razn se puede decir que los perfeccionamientos de la molinera son una causa importante de la degeneracin, que es causada por la mala mineralizacin de los alimentos. Pedro Delbet viene de nuevo sobre este punto capital: En este asunto la molinera tiene la primaca, pues en nuestro pas el pan es el alimento principal. Por un error inimaginable, el cernido de las harinas ha sido apurado tanto, que el precioso magnesio del trigo ha sido eliminado del pan blanco. Yo he demostrado que el pan blanco es cancergeno. Por su parte, Schrumpf-Pierron nos notifica que, en el pas donde se come mucho pan, ste, si es bueno, suministra la mayor parte del magnesio alimenticio. Pero, he aqu que nuestro pan contiene siete veces y media menos de magnesio (MgO) que el que toman los campesinos de Egipto. Si nuestro pan europeo tuviese la conveniente mineralizacin magnesiana, un individuo que consumiese 500 gramos de pan ingerira 830 miligramos de magnesio, mientras que ahora slo ingiere 320 miligramos. La tercera causa de la pobreza del magnesio en la vida moderna proviene de la agricultura. P. Delbet experimentaba que las patatas degeneraban en cierta regin al cabo de tres aos que se haban plantado en ella. Era preciso importarlas de los Pases Bajos, Flandes y Monte San Miguel, es decir, de terrenos particularmente ricos en magnesio. Es cosa enteramente averiguada que las plantas fijan el magnesio en tiempo de su maduracin; que unas especies lo fijarn ms que otras, supuesta siempre una relacin proporcional entre el contenido de la planta en magnesio y el del suelo.

C) MANERA DE OBTENER EL EQUILIBRIO MINERAL EN EL HOMBREAcabamos de ver que el organismo humano se halla en desequilibrio mineral particularmente por la falta de magnesio. Ahora bien, este desequilibrio mineral produce estragos sin cuento en los seres humanos, por no encontrar apenas oposicin, es decir, reaccin para alcanzar el debido equilibrio. Hombres de ciencia que se han preocupado de este grave problema y lo han estudiado a fondo han estampado frases como stas: Los microbios patgenos son muy temibles en los organismos desequilibrados; pero en el mundo equilibrado, no seran quiz ms que una curiosidad de laboratorio. Pero es el caso que estos microbios llevan tras s la mayor atencin de los mdicos e impiden as - y por eso sobre todo son temibles - descubrir la verdadera causa de las enfermedades que aquejan al gnero humano: el desequilibrio mineral, y de poner ah el remedio. Mientras que la lucha contra los microbios acapara una mayor actividad de los sabios y la diligencia de los servicios sanitarios, se asegura la multiplicacin de estos mismos microbios a quienes se pretende combatir, se aumenta su virulencia, ofreciendo por todas partes una excelente disposicin para su desarrollo: los organismos desequilibrados del hombre, animales y plantas. Y los abonos minerales que pueden restablecer, al menos en parte, un equilibrio mineral ms perfecto, se emplean frecuentemente de tal manera que son responsables de un desequilibrio mineral que no cesa de aumentar. Y bajemos a casos concretos. El doctor Hurfez-Sacleux ha constatado cada ao casos de

enteritis graves en los nios, y ha establecido una relacin proporcional entre los casos de esta enfermedad y la cantidad de leche de vaca que toman los nios. H. Vilain hace notar que precisamente se dan estas enfermedades cuando el alimento de las vacas es a base de remolachas, cuya composicin mineral es muy poco variada, sobre todo si en los abonos predominan las sales de potasio, como se aconseja desatinadamente a los cultivadores. En consecuencia, que el desequilibrio mineral de la leche de dichas vacas es la causa de las enfermedades graves de estos nios que se alimentan de ella. Una buena y equilibrada alimentacin mineral ser la base de nuestra salud y de la recuperacin de excelentes cualidades en la sociedad. Para evitar la deficiencia alimenticia de magnesio, es preciso intensificar el cultivo de las especies y variedades ms aptas para fijarlo, y poner a disposicin de la planta todo el magnesio que ella pueda fijar tilmente. ste es el camino que se debiera seguir. Pero se ha elegido otro camino, con la subsiguiente perturbacin del equilibrio mineral. Se siembran trigos hbridos que se desenvuelven en terrenos pobres en magnesio, en vez de enriquecer los terrenos con abonos de magnesio. Se siembran variedades incapaces de fijar el magnesio del suelo en proporciones convenientes. Los ingenieros agrnomos han de determinar qu variedades son las de mejor constitucin para la salud. Cuando stas estn bien determinadas, quedar el trabajo de hacerlas adoptar. Las variedades, incapaces de fijar el magnesio en las proporciones debidas, deberan ser proscritas. Un punto muy importante para llegar a la obtencin del equilibrio mineral estriba en el conocimiento de su relacin con las glndulas endocrinas. Sabido es que estas glndulas rigen, en su mayor parte, la salud y el desarrollo vital del organismo. En este punto podemos asentar como cierto este principio: a todo desequilibrio mineral prolongado corresponde un desequilibrio endocrino, que repercutir notablemente en los individuos sometidos a l. De ah no nos extraar que los individuos de una regin presenten especiales caractersticas respecto de los de otras regiones, que tienen un influjo mineral distinto en las glndulas endocrinas, rectoras de la vida y del desenvolvimiento del organismo. Los nuevos planes a realizar son numerosos: determinar cul es la mineralizacin ideal, caracterstica del alimento perfectamente sano determinar cules son las plantas que pueden adquirir una mineralizacin mejor precisar el modo de cultivo de las distintas plantas y las frmulas de abonos ms aptas La produccin de tales alimentos se generalizara, haciendo ver a los cultivadores que ellos pueden producir tales alimentos, que ellos deben producirlos y que esto es en su provecho propio, consiguiendo frutos no slo de excelente calidad, sino tambin en mayor cantidad. El pan, por ser primero de los alimentos, ha ocupado la atencin de H. Vilain. Insiste en que se siembren las mejores variedades de trigo para la salud del consumidor. A estos trigos se les debe dar un cultivo que mejore todava las cualidades de su excelente composicin mineral, pues sta puede variar entre lmites no pequeos. Y, por fin, hay que utilizar debidamente estos trigos. Elimnese el salvado, que no es digerible; pero, sobre todo, de ningn modo se quiten el germen y las envolturas internas, tan ricas en vitaminas y minerales tiles, a fin de obtener un pan ms blanco. La panificacin directa es un excelente medio y muy poco conocido por aprovechar

perfectamente el trigo de buena calidad. El trigo no se muele, sino que se pone en agua a temperatura conveniente durante cierto tiempo. Los granos de trigo absorben agua, se hinchan, se reblandecen, el germen pasa de la vida de letargo a la vida activa, se enriquece en vitamina, segrega diastasas, que le permiten digerir las reservas nutritivas del albumen. Entonces se machaca y se transforma directamente en pasta de pan. Se elimina el salvado, pero las sales solubles del salvado quedan en la pasta. No queda ms que echarle sal, hacerlo fermentar y cocerlo. Este pan es muy fcil de digerir, por contener las diastasas del germen y las solubles del salvado. Este pan es adems, ms econmico. De todo lo dicho hasta aqu ya no puede dudarse de que nuestra salud exige una alimentacin ms abundante en magnesio, sobre todo si se tiene en cuenta los efectos saludables y el gran nmero de enfermedades que previene o remedia las ingestin de las sales magnsicas, segn hemos de ver ms adelante. Parece, pues, que para evitar donde se pueda las enfermedades sin nmero, que son la consecuencia directa o indirecta de la carencia o desequilibrio mineral, es preciso y urgente asegurarnos una alimentacin ms rica en magnesio. Cmo obtenerla? Los medios son dos: uno artificial, natural el otro. Sin duda, cada uno puede aadir, en forma de sales, a su alimentacin los minerales deficientes. Este procedimiento tiene su eficacia, como lo demuestran los enfermos curados que lo han tomado siguiendo los consejos del doctor Delbet. Pero por dos razones este mtodo no es plenamente satisfactorio; pues as los beneficiarios seran una minora, y es un medio anormal, porque se tomaran como medicamentos pedidos en la farmacia, ingredientes que deberan estar en nuestra alimentacin ordinaria. El medio que mejor conviene seguir es el natural. Dado que los desequilibrios, o al menos su aumento cada da ms acusado, son consecuencia de algunos errores sealados por P. Delbet, el medio mejor es corregir estos errores, de la siguiente manera: 1. Es preciso, en primer lugar, asegurarse un pan convenientemente mineralizado. Un pan de esta clase sera suficiente para aumentar nuestra racin magnesiana en proporciones considerables. Para llegar a esto, se deberan tomar las siguientes medidas: A. No usar para la panificacin ms que trigos ricos en magnesio (2 gramos al menos por kilo) y relativamente pobres en potasio B. Prohibir por una ley el cernido de las harinas por debajo del 80 por 100 C. Volver a los procedimientos de panificacin integral de antes. Las personas robustas que deben hacer un trabajo fatigante, preferiran el pan ntegramente completo. La generalidad de la gente adoptara el pan moreno. El pan blanco sera reservado para los disppticos D. Se debiera tener presente y estudiar la panificacin directa, sin harinas, de que hemos hablado antes. 2. Esta modificacin del pan debera hacerse posible y ser completada por una reforma de la agricultura. La agricultura debe producir buen trigo, sin el cual no se puede hacer buen pan, y procurar que las dems plantas, y consecuentemente los animales, tengan la mineralizacin conveniente, el equilibrio deseado. Hemos indicado antes que los abonos qumicos pueden traer perturbaciones perniciosas en la composicin de los vegetales; pero tambin se pueden obtener con otras frmulas de abonos minerales

de una alta calidad mineral. Los seores Vilain y Kuck, curando a sus animales con simple modificacin de la frmula de sus abonos, han puesto de manifiesto la importancia de esta cuestin y lo que se puede lograr en este punto. Parece urgente dar a este problema el lugar que se merece. Podra tener lugar la institucin de un control para el anlisis de los productos de la tierra. Aquellos cuya composicin fuese juzgada malsana, deberan ser apartados del consumo. 3. La vuelta a la buena sal, gruesa y gris, a pesar de su ligero inconveniente de la higroscopia, no debiera ser descuidada. Pedro Delbet ha sido el heraldo de estas ideas. El ha tomado el trabajo de publicar libros, para dar a conocer estas verdades, semillas de resurreccin. El no est contento con la sola administracin de las sales halgenas del magnesio, en forma de comprimidos o de solucin en agua. Este es un medio individual, no la solucin de este problema serio y universal de la sociedad moderna, a que siempre ha aspirado. A sta conducirn los medios ltimamente expuestos. Otro mdico francs, el Dr. Vctor Pauchet, de la Facultad de Medicina de Pars, se esfuerza como su connacional, el Dr. Pedro Delbet, en dar la receta para la incorporacin de magnesio en el organismo: el pan integral y la sal sin refinar. Y as en su obra Permaneced jvenes, escribe (pgs. 56 y 57): El magnesio se introduce normalmente en el organismo consumiendo pan integral o salmuera, que lo contienen en abundancia. El pan blanco y la sal blanca no contienen magnesio y, por lo tanto, el individuo se halla privado de ese precioso auxiliar. Esta laguna puede colmarse absorbiendo sales de magnesio, preparadas en los laboratorios; pero, para qu recurrir a este medio artificial, cuando el uso del pan integral y de la salmuera constituyen medios tan simples y naturales? Y para que nadie se llame a engao acerca del verdadero pan integral, el mismo Dr. Pauchet explica claramente de qu pan integral habla, cuando dice: Una palabra sobre el pan integral. Se le desacredita mucho; se le echa en cara que es indigesto. A esto respondo que hay pan integral de muchas maneras. El pan que se vende generalmente bajo el nombre de pan integral no tiene de ste ms que la etiqueta. Lo hacen con harina blanca a la que aaden un poco de centeno y de salvado. Esta horrible e indigesta mezcla no tiene nada de comn con el pan integral, cuya fabricacin es muy difcil, si el panadero no posee una instalacin especial. La molienda de Graham necesita una manipulacin especial y una serie de tamizajes para obtener una harina fina. Los molinos actuales - contina diciendo el doctor Pauchet - no estn montados, por lo general, para poder llevar a efecto esta molienda. Hace algunos aos, bajo la influencia del Dr. Montennis, se cre en Pars, en la calle Las Casas, una panadera moderna, pero quebr, pues el filntropo que sostena aquella obra se desalent ante la indiferencia de los parisienses. Ms tarde Heudebert, e] gran fabricante de productos alimenticios higinicos, ha emprendido la fabricacin de un pan integral que corresponde a la frmula perfecta. Hace poco le preguntaba yo cul era el resultado comercial de sus ensayos. S, s, ya se vende el pan integral, pero..., sobre todo, a los extranjeros. Es lstima que, ante el esfuerzo de un compatriota, los franceses no se preocupen de sostenerle y de aprovecharse de este alimento natural. El verdadero pan integral recuerda, por el gusto y el aroma, el exquisito pan moreno o campestre de otro tiempo. Todos cuantos padecen de estreimiento han de consumir pan integral.

D) EL MAGNESIO Y SU PAPEL EN TERAPUTICA HUMANAPor lo dicho, ya no es de maravillar que el magnesio haya adquirido, desde hace algunos aos, una importancia teraputica cada vez ms considerable. Elemento de transicin entre metales y metaloides, presenta gran actividad como agente cataltico o de fijacin para los metales alcalinotrreos, especialmente para el calcio y el fsforo. La fijacin del calcio slo puede realizarse por intermedio de ciertos agentes orgnicos, ayudados por agentes qumicos en los que se han fijado los fisilogos en estos ltimos aos y han estudiado su papel. En todos los trabajos, los autores, se han dedicado a establecer el papel de fijador representado por el magnesio, y a precisar, en los estudios sobre el raquitismo experimental, que el magnesio ayuda enrgicamente a fijar el calcio sobre los huesos de los animales hechos raquticos. El magnesio, cuya accin sobre las secreciones de las glndulas endocrinas es muy importante, parece actuar como intermediario de las glndulas paratiroides, cuyo papel sobre el metabolismo del calcio es primordial. Las glndulas paratiroides contienen 5.8 por 100 de magnesio y la ingestin experimental del magnesio aumenta claramente la actividad de las glndulas paratiroides. Hoy da est bien establecido que, entre las substancias que poseen la secrecin ms fijativa sobre el calcio orgnico, la que mejor papel desempea, es la hormona paratiridica en primer plano. La hipoparatiroida conduce a una serie de trastornos entre los cuales los principales caracterizan la tetania, y, a consecuencia de la diferencia de la fijacin del calcio orgnico y por aumento de la excrecin del calcio resultante, se ha observado la aparicin de una serie de estados patolgicos caracterizados por estados convulsivos en los nios, as como en los deprimidos, cualquiera que sea la causa de la depresin general. El magnesio juega un papel considerable en el equilibrio de la fijacin paratirodica y se puede igualmente considerar como el verdadero regulador de esta secrecin. Las experiencias han mostrado que las sales magnsicas actan en sentido inverso que las sales de calcio. La hiperparatiroida aumenta la excrecin del magnesio, mientras que disminuye la del calcio. La ingestin de las sales magnsicas excita la secrecin paratirodica oponindose a la descalcificacin paratirodica, derivada de la hiperparatiroida, y los trastornos convulsivos que se presentan. Los trabajos de Tibberts y Arch muestran claramente que la asociacin del magnesio y del calcio favorece la eliminacin del calcio orgnico en- exceso, y puede concluirse de sus experiencias que el magnesio y sus sales constituyen agentes teraputicos de primer orden contra los trastornos de la ateroma, favoreciendo diferentes rganos, particularmente sobre las arterias y tejidos articulares. Se ha podido comprobar, en el servicio hospitalario, el aclaramiento sobre pantalla de las aortas oscuras y la desaparicin de los ostiofitos, como consecuencia de un tratamiento de yoduro magnsico. La accin del magnesio sobre la asimilacin del fsforo no es menos importante. La experimentacin ha demostrado que el magnesio representa un papel considerable en la formacin de los fosfatos. Es necesario en la hidrlisis de las lecitinas, que dan el cido glicerofosfrico, y el cido ortofosfrico. La mezcla de sales clcicas y de estos dos cidos da origen al glicerofosfato de cal, compuesto particularmente asimilable, tanto en cuanto al fsforo como al calcio, utilizado para regular el equilibrio en fsforo y calcio del organismo. No deja de ofrecer inters indicar aqu los resultados de algunas experiencias. Mientras que la ingestin de fosfato triclcico no determin ninguna absorcin del calcio, la del

fosfato clcico-magnsico permiti comprobar una disminucin de un 50 por 100 de la cantidad de calcio eliminado por las orinas, demostrando que la presencia del magnesio ayuda a la retencin de la cal, tanto alimenticia como medicamentosa. Por tanto, aqu para ayudar a la medicacin clcica, es oportuno una indicacin importantsima que permita comprobar la necesidad de una asociacin de sales magnsicas con las de fsforo y de calcio para facilitar la absorcin. Estas experiencias, rigurosamente ejecutadas, permiten su comprobacin y establecimiento. Por otra parte, el magnesio asociado al bromo o al yodo da origen a dos productos halogenados (bromados y yodados) de magnesio, cuya utilidad teraputica es de las ms importante. En el bromuro magnsico, el magnesio aumento su buena tolerancia y refuerza su actividad por su accin antiespasmdica. En lo concerniente al yoduro de magnesio, la absorcin es an ms prometedora. Su actividad teraputica es mucho ms poderosa y tambin ms durable que la de los productos yodados utilizados por la accin hipotensora del magnesio que refuerza la accin hipotensa del yodo. As se han podido expresar los resultados quimioteraputicos obtenidos en las sales yodadas de magnesio. Inspirndose en esta importante documentacin y en el tratamiento quimioterpico del cncer, por H. Hartmaan, se ha estudiado y redactado la frmula de un complejo yodoyodurado magnsico, en el cual el magnesio debe ejercer una accin teraputica. Este complejo fue experimentado primero sobre animales en aplicaciones locales para el tratamiento de diversas afecciones cutneas, llagas infecciosas, ulceraciones, etc. P. Groulade, veterinario, dio a conocer en una comunicacin los resultados experimentales constitutivos de una prometedora labor que pueda conseguir su aplicacin a la medicina humana. Tambin el doctor Graciansky, dermatlogo, ha experimentado ampliamente la accin del yodoyodu-ro magnsico sobre las diversas variedades de lceras infecciosas de los miembros. Esta medicacin fue utilizada, sea en tintura diaria o bien en un da s y otro no, resultando indiscutible que el tratamiento determin una cicatrizacin de las lceras. Segn la citada comunicacin del doctor Graciansky, esta cicatrizacin fue a veces notablemente rpida. La lcera, hasta este momento abierta, se cerr rapidsimamente. Al cabo de un da o dos, la serosidad se concret en forma de costras, que se curaron rpidamente, dejando aparecer una piel delgada, pero que desde el primer momento fue suficiente para que la lesin pudiera considerarse como curada. Ms frecuentemente la curacin fue ms lenta. La costra se form como antes, pero ms o menos rpidamente. La conclusin que se sac fue que, en general, se requieren tres semanas para conseguir la curacin de una lcera de importancia media. Recientes estudios han demostrado, en detalle, cmo el magnesio interviene en acciones bactericidas y virucidas del organismo humano. Lo daremos a conocer, segn lo refiere el director del Hospital de la Cruz Roja, de Madrid, doctor D. Carlos Blanc-Soler. El organismo humano - dice - dispone de una serie de recursos para luchar contra el paso de bacterias y virus al torrente circulatorio a partir del intestino o de cualquier otro rgano, no slo por la accin macrfaga y destructora de los leucocitos, sino principalmente por la accin bactericida de determinadas substancias, como la lisozina, la espermina, etc. Una de las ltimas substancias descritas con poder bactericida y virucida, que existe normalmente en la sangre, es la properdina. Es sta una globulina que se une al complemento y al ion magnesio, dando lugar as a un sistema enzimtico. Es suficiente la falta de una parte del complemento o del ion magnesio, para que el sistema enzimtico de la properdina deje de tener accin virucida, segn se ha demostrado recientemente por el virus de la enfermedad de Newcastle.

E) DELBET, PALADN DE LA TERAPUTICA MAGNESIANANo cabe duda que el mdico francs doctor Pedro Delbet ha contribuido como nadie a valorizar la teraputica del magnesio. En los apartados siguientes hemos de hacer desfilar una serie impresionante de efectos curativos, obrados por medio de las sales de magnesio. Por esto agradecern sin duda nuestros lectores que les demos a conocer al hroe de tantas hazaas curativas, al paladn de la teraputica magnesiana; lo que vamos a hacer presentndolo tal como nos lo ofrece el doctor F.A. Cid. Al leer esta descripcin, no podemos menos de representarnos al doctor Delbet, no ya como en una foto esttica, sino como en un pelcula cinematogrfica sacada a lo largo de sus muchos aos de vida (ms de 90). El famoso profesor Delbet, discpulo de Dastre, mantuvo tenazmente - a pesar de sus noventa y tantos aos - un frreo ndice en direccin al polo de la ciencia inexpugnable: la que trasciende al conocimiento humano, la que cada da, en mayor cuanta, suma sus misterios con ms muertes. Las particularidades del cloruro de magnesio no podan menos que fascinar, desde el primer instante, al abigarrado grupo de sus contemporneos. Y como el espritu humano tiende constantemente a buscar analogas, no es de extraar que en un principio le pretendieran asignar casi un papel, si se nos permite la palabra, teleptico. Pero, all donde surgen regiones sombras, comparece en seguida el espritu investigador de Delbet con su penetrante mirada, saturada de curiosidad. Su voluble fantasa cientfica, ya frvola, ya genial, pero siempre inquieta, transform inflexiblemente esta confusa hiptesis de sus contemporneos en una pattica afirmacin: las virtudes curativas de las sales halgenas de magnesio. Muchas cosas, si el espacio nos lo permitiera, podramos decir de este paladn de la ciencia, coronado, ahora, por una vejez gloriosa. Mas, preferimos recordar aquel hombre de ancha frente y bien formado, que ya exteriormente llamaba la atencin por su elevada estatura y porte imponente, que se establece - a fines de siglo - en el laboratorio de su maestro, en la calle de Ulm. Sus rasgos reflejan un rostro armonioso y bien dibujado, labios finos, mentn lleno y carnoso y frente magnficamente abombada sobre unos indefinibles ojos de mirada de acero. Cuando por las maanas atraviesa, con su andar amplio y decidido, la puerta de la trastienda de su laboratorio, irradia una seguridad bienhechora; todos sus contemporneos le reconocen una paciencia infinita, incansable. De temperamento ms melanclico que impetuoso, ms tenaz que impulsivo, el animoso Delbet - entonces joven sabio Delbet - observaba cuidadosamente los fenmenos, y, de la misma manera que cruza por sus habitaciones con grandes pasos firmes y rudos, as camina con pausa y decisin en sus investigaciones, pasando de una observacin a otra, lenta, pero inflexiblemente. No procede por arranques fulminantes y arrebatadores, sino por conclusiones prudentes y, por lo mismo, irrecusables, y no hay impugnacin ni encarnizamiento capaces de alterar su profunda calma. Esta tranquilidad, este tesn, esta grandiosa y perseverante paciencia, esta entrega de la vida para la vida de la ciencia, este ex profeso olvido del pensamiento en la penumbra del misterio, tenan que resurgir. En 1891 demuestra que el lavaje del peritoneo con antispticos favorece la infeccin. La antisepsia, basada en los descubrimiento de Pasteur, haba revolucionado el campo de la ciruga. Pero, si la esterilizacin de los instrumentos y de las manos permaneca igual, la accin de los antispticos sobre las llagas era puesta en duda. El licor de Labarraque, el cido fnico y un sin fin de productos atacan los microbios y

destruyen las clulas. Para el pensamiento cientfico de su poca, la segunda conclusin no reza la mayora de las veces. Pero Delbet va ms lejos; sabe, desde Metchnikoff, el papel de los glbulos blancos en la lucha contra la infeccin, y constata que una solucin de cloruro de magnesio aumenta su poder fagocitario. En un momento, las obscuras horas de soledad en el laboratorio y los das enterrado en sus estudios prorrumpen en un estallido que hace volver todas las miradas hacia l. Y es entonces cuando Delbet concreta parsimoniosamente un mtodo que bautiza de citofilctico. Su objeto: exaltar la vitalidad de las clulas; un medio de accin: una sntesis de compuestos rgano-magnsicos, que sus enfermos del Hospital Necker llaman su droga y a la cual denomina Delbiase. A partir de este momento, queda aparentemente oscuro dentro de su gloria. Y de la misma manera que la vida de su juventud linda casi en lo desconocido, los quince aos que transcurrirn hasta la nueva comunicacin, sern de un ntimo recogimiento que le permitir ir desmenuzando la trascendencia de su eslabn. Y as en la Academia de Medicina expone que en el mundo civilizado la racin magnesiana va disminuyendo: el pan es demasiado pobre de magnesio, la sal refinada, las conservas se consumen con exceso. Y habla de la desmineralizacin fisiolgica magnesiana del hombre hacia los cuarenta aos, desmineralizacin agravada todava por la alimentacin deficiente en magnesio. Llega a afirmar que el agricultor debe incorporar el magnesio en sus abonos para mejorar las cualidades higinicas de los vegetales alimenticios y restituir al suelo el magnesio sacado por sus cosechas. Esto debe ser poltica del Estado: Del Ministerio de Agricultura depende la salud pblica - dice. Y mientras sus estudios - sobre la enfermedad que agota ms a la humanidad: el cncer prosiguen infatigablemente consumiendo sus horas, van surgiendo nuevas comunicaciones: Accin frenadora del cloruro de magnesio en la multiplicacin de las clulas atpicas en el desarrollo anrquico (Academia de Medicina, 1. de mayo de 1932). El cloruro de magnesio favorece la evacuacin biliar y mejora la digestin (Academia de Medicina, 1. de mayo de 1936). De la resistencia general conferida al organismo por las sales de magnesio (Academia de Medicina, con el Dr. Palios, 1. de julio de 1939). Delbiase y prostatismo. Disminucin de pH urinario (Academia de Ciencias, 25 de mayo de 1940). Y citando obras y ms trabajos, trazaramos la vida del profesor Delbet. Como todos los hombres de ciencia, su existencia est alejada del mundo y oscura entre su luminoso pensamiento. La humanidad slo premiar al descubridor del medicamento efectivo del cncer, y es muy posible que olvide en l uno de sus precursores. No querramos que ocurriera al profesor Delbet, el primero de los mdicos modernos que ha debido tomar sobre s la suerte ingrata eternamente reservada a los que llegan antes de tiempo, aquello de que en todas las pocas los precursores han de ser sacrificados. Este ha sido el motivo de que hablsemos de l, a travs de sus obras.

F) MLTIPLES EFECTOS CURATIVOS DEL MAGNESIOAnte la multitud de efectos curativos atribuidos al magnesio, que nuestros lectores podrn luego apreciar, si continan leyendo este libro, no ha faltado quien le haya llamado despectivamente panacea. Podemos, sin embargo, llamarle panacea - como advierte el Padre Manzanal - en el verdadero sentido de la palabra, con una pequea acotacin explicativa. Si se consideran las sales de magnesio como medicamentos, entonces con razn se las

puede llamar en sentido peyorativo panacea; pero, si se las considera como alimentos necesarios, a cuya falta se deben muchas enfermedades, que desaparecen con la toma de cloruro de magnesio o de otra sal magnsica, entonces la experiencia ha demostrado que son una verdadera panacea, por la multitud de enfermedades que curan. Esta son tantas, que si no las visemos confirmadas por los hombres de ciencia, nos pareceran sospechosas. Pero he aqu que son casos realmente sucedidos y comprobados por la experiencia. Nos bastar para nuestro intento revisar los comunicados que el doctor Delbet ha dirigido a la Academia de Medicina francesa. P. Delbet, de la Academia de Medicina, es nombrado Presidente de la Asociacin Francesa para el Estudio del Cncer. Por un camino distinto ha llegado a las mismas conclusiones que H. Vilain. Los dos proclaman la necesidad del magnesio en la economa mineral del mundo actual. Esta necesidad proviene, en parte al menos, del refinamiento meramente caprichoso y poco racional de los alimentos, que han sufrido menoscabo de su equilibrio mineral, especialmente por la deficiencia del magnesio. Vamos a exponer brevemente cmo P. Delbet ha comprobado experimentalmente que el cloruro de magnesio obra en multitud de curaciones, dejando para ms adelante tratar con detenimiento de las enfermedades infecciosas, tales como la difteria y el cncer, que tambin son curados o, cuando menos prevenidas, por el cloruro de magnesio. 1. El cloruro de magnesio y la fagocitosis: En el ao 1914, el doctor Delbet se admira de los daos de la antisepsia (conjunto de procedimiento destinados a eliminar, alejar y destruir los microbios patgenos). Esta - nos dice - dirige sus tiros a los microbios y mata las clulas. Por eso, en vez de ir directamente a la destruccin del microbio, se prefiere aumentar la resistencia y actividad de las clulas, para que ellas triunfen de los microbios. A esta accin protectora y exaltacin de la actividad celular la ha llamado citofilaxia; concepto que debe aadirse, si es que no sustituir, al de antisepsia. En el tratamiento de las llagas con diversas soluciones investiga el doctor Delbet cul de ellas exalta ms las propiedades citofilcticas de los glbulos blancos, tan importantes en la lucha contra la infeccin. Hasta entonces se crea que la solucin del cloruro de sodio al 8 por 100 era lo mejor. Las nuevas experiencias del doctor Delbet han demostrado que el cloruro de magnesio cristalizado en solucin acuosa el 22 por 1.000, ejerce una accin tal sobre los glbulos blancos, que duplica la accin de stos en la destruccin de los microbios. La solucin de cloruro de magnesio ejerce benfica influencia sobre las llagas, y conserva esta influencia cuando es inyectada en el sistema circulatorio. La experiencia se hizo en un perro. Se le inyectaron en una vena 150 centmetros cbicos de esta solucin. Se tomaron muestras de sangre antes y despus de la inyeccin. A los glbulos blancos de estas muestras se les inyectaron microbios de un mismo cultivo. De esta manera, los glbulos blancos bajo la influencia del cloruro de magnesio destruyeron triple nmero de microbios que se haban tomado antes de inyectar la solucin al perro. Con las debidas precauciones el doctor Delbet ha hecho pruebas en el organismo humano, y ha experimentado los mismos efectos: los glbulos de la sangre reaccionan ms activamente contra los microbios, invasores del organismo humano, si les ha sido inyectada la solucin del cloruro de magnesio. 2. Euforia y resistencia a la fatiga: Adems de estimular la accin fagocitaria de los glbulos blancos,

tanto externa como internamente, se podra pensar si el cloruro de magnesio favorece a otras clulas de distinta actividad. Fue en el Hospital de Necker cuando se us, por primera vez, por va bucal. Haba un soldado gravemente herido que rehusaba la inyecciones. El doctor Delbet dijo una maana a las enfermeras: Probemos de darle la solucin por va bucal. A estas palabras las enfermeras insinuaron una sonrisa. Por qu se ren ustedes?, les pregunta el doctor. Todas lo tomamos, respondieron ellas. Por qu lo toman? Es que nos da nimo en el trabajo. Hemos notado que los enfermos mostraban cierto bienestar, y a nosotras nos ha producido el mismo efecto. Por este suceso, que podramos llamar casual, el doctor Delbet administraba esta solucin a todos los heridos de su servicio. Las enfermeras, satisfechas por la sensacin de euforia, de energa y de resistencia a la fatiga, hicieron propaganda de la solucin. Muy a menudo, un gran nmero de personas tomaban regularmente esta solucin. Este paso deba traer otros consigo. Sucedi que muchas personas que buscaban el efecto tonificante del cloruro de magnesio, sufran distintos padecimientos que desaparecan. Se produjeron curaciones en extremo variadas, que fueron relatadas al doctor Delbet. El doctor Vctor Pauchet, de la Facultad de Medicina de Pars, en su obra Permaneced jvenes, exalta de varias maneras el poder del magnesio para el bienestar corporal. As, por ejemplo, para gozar de salud recomienda consumir cloruro de magnesio (pg. 51). Esta recomendacin es consecuencia de lo que antes haba dicho (pg. 37): Los que consumen regularmente cloruro de magnesio excitan las tiroides y experimentan una impresin legtima de rejuvenecimiento y de vida. No consumis sal blanca ni pan blanco, que no contienen magnesio; consumid pan moreno y salmuera que lo contienen. 3. Desrdenes digestivos: Un mdico envi al doctor Delbet su propia observacin. Tena perturbaciones intestinales penosas y persistentes. A pesar de un severo rgimen y un tratamiento de agentes fsicos (diatermia, rayos infrarrojos), su estado no haba cambiado apenas. Se somete, por fin, a la accin del cloruro de magnesio con una dosis de 2 gramos por da, suprimiendo todo medicamento. Los resultados fueron excelentes: desaparecen los dolores de la regin epigstrica y las perturbaciones intestinales. Aumenta 10 kilos de peso, su aspecto exterior se transforma y puede llevar las ocupaciones ordinarias sin fatiga. El cloruro de magnesio, tomado de una manera continua, reduce las evacuaciones en los diarreicos. En otros, aunque al principio traiga algunas perturbaciones, el resultado de su accin habitual es una regulacin. Hace tambin que las materias fecales pierdan su olor desagradable. El doctor Rodrguez Mndez, en su obra titulada Apuntes sobre Medicamentos, dice ponderando las ventajas de los bizcochos de perxido de magnesio (pgs. 133 y 479), conocidos con los nombres

de hopogn y perhidrol magnsico, que estn destinados a combatir muchos padecimientos gastrointestinales, y, al mismo tiempo, hace constar expresamente que el perxido no irrita ni causa accidente alguno. En una obra de los doctores S. Milne Edwards y P. Vacasseuh, publicada nada menos que en 1835, con el ttulo de Manual de Materia mdica, al referirse al carbonato de magnesio calcinado, se dice textualmente (pg. 289): Es muy ventajoso su uso, en casos de acidez de las primeras vas, que se observa mayormente de esta manera como anticido y absorbente para neutralizar los cidos que se desenvuelven con demasiada frecuencia en el estmago en ciertas circunstancias. Ofrece igualmente grandes recursos, en casos de envenenamiento por los cidos, en razn de la facilidad con que se combina con estos cuerpos y de no ser nocivas las sales que resultan de esta combinacin. Un poco ms adelante (pg. 299), tratando del subcarbonato de magnesio, asegura que sus usos son los mismos que los de la magnesia calcinada y se emplea mucho en los mismos casos. Y termina diciendo: En fin, se emplea con mucha ventaja en casos de mal de piedra, que dependen de la superabundancia de cido rico. 4. Accin sobre la piel: Es interesante la accin del cloruro de magnesio sobre picores que quiz se deban a alteraciones de la piel o a lesiones nerviosas. Una criada no poda lavar sin sentir despus picazones en las manos, que no la dejaban dormir, acompaados a menudo de eczema. Haba sufrido muchos tratamientos sin resultado satisfactorio. Tomando 2 gramos de cloruro de magnesio diarios, le desapareci la molestia. Puede lavar sin inconveniente ni molestia. La seora de un mdico sufra mucho de sabaones. Despus de la ineficacia de los tratamientos preventivos y curativos, renuncia a ellos, comenzando a tomar un poco de cloruro de magnesio en el mes de septiembre. Con este tratamiento se pas el invierno sin sabaones. Otras personas han constatado la eficacia del cloruro de magnesio como preventivo de los sabaones. Hablando concretamente de una enfermedad de la piel curada por las sales de magnesio, el doctor Delbet expone a qu se deben estos efectos curativos, dentro de su teora general de la citofilaxia. Se expresa en estos trminos: Una dosis de 2 gramos de cloruro de magnesio, tomada por va digestiva, no puede tener ninguna accin antisptica sobre los microbios de las glndulas sebceas. A causa, pues, de una modificacin de las clulas, las glndulas triunfan de los agentes patgenos. Puede considerarse esto como acrecentamiento de la actividad celular. Yo repito que el magnesio debe considerarse como alimento, no como medicina. 5. Operaciones quirrgicas e intoxicaciones de cloroformo: Varios efectos del cloruro de magnesio indicaban el uso de los enfermos antes de sufrir una operacin: una reaccin ms rpida y eficaz contra las infecciones, desodorificacin de las materias fecales y, sobre todo, su accin sobre el sistema nervioso. Se evita, ante una operacin de esta clase, una emocin

desordenada y el agotamiento que ella trae, mediante el uso regulador del cloruro de magnesio que, al cabo de unos cuantos das, proporciona una especie de equilibrio del sistema nervioso. Tambin modera las sensaciones superexcitadas y, a la vez, da ms energa. Un punto quedaba oscuro: su accin sobre el narctico. Delbet hizo la experiencia sobre el cloroformo, realizando la prueba con conejos. En ella lleg a la conclusin de que varias dosis de inyecciones de cloruro de magnesio, administradas en los das anteriores a la operacin, reducen la toxicidad del cloruro, por lo cual Delbet recomienda se practiquen inyecciones de cloruro de magnesio, como preparacin a las operaciones quirrgicas. El antes citado doctor Rodrguez Mndez, en su libro Apuntes sobre Medicamentos, dice, a propsito de las sales de magnesio (pg. 404): Los estudios de Mcltzer prueban que sus sales (cloruro y sulfato) poseen gran poder inhibitorio y anestsico. Bajo su accin ha efectuado (Meltzer) intervenciones quirrgicas. 6. Los achaques de la vejez: Los avanzados en edad, por debilitacin del sistema nervioso, tienen cierta rigidez muscular que se manifiesta en diversas acciones: la marcha es un poco sacudida, al bajar de una escalera necesitan apoyo... Personas de esta clase han recuperado, bajo la influencia del cloruro magnsico, la marcha flexible y elstica de su juventud. La primera manifestacin de esta rigidez es una modificacin de la escritura, que se hace irregular. En un grado ms avanzado est el temblor senil. Todos estos inconvenientes, pequeos o grandes, desaparecen bajo la accin del cloruro de magnesio. En un hombre de sesenta y nueve aos, el temblor comienza a disminuir a las tres semanas de tomar todos los das 2 gramos de cloruro de magnesio. Al cabo de cinco semanas, la escritura, que le era imposible desde haca dos aos, se hace normal. Una anciana de sesenta y siete aos tena, adems de otros temblores ms pequeos, temblor de los miembros superiores, con grandes oscilaciones, de manera que no poda llevar nada a la boca. Toma una dosis de 3 gramos por da. El temblor disminuye rpidamente. Cesa la dosis de cloruro magnsico, sobreviene a los pocos das el temblor. El cloruro de magnesio se lo hace desaparecer de nuevo y definitivamente. Las sales de magnesio obran tambin sobre algunos temblores patolgicos y hacen desaparecer las sensaciones de calambres. Entre las enfermedades ms propias de la vejez figuran las perturbaciones en la prstata, que se manifiestan en desrdenes molestos, frecuentemente penosos, a veces graves. Pues bien, en todos los desrdenes de miccin, graves o leves, el uso regular de comprimidos de magnesio ha hecho desaparecer o disminuir el mal. Un anciano retentista completo se dispona a una operacin de prstata. Como preparacin para ella toma cloruro de magnesio. Y he aqu que comienza la mejora, y sale curado del hospital, sin haber sido operado, por el benfico influjo del cloruro de magnesio. El aumento de la racin de magnesio detiene la evolucin de la hipertrofia prosttica, que es una plaga de la humanidad, y a veces la hace desaparecer. Adems, parece ser un

preservativo de los desrdenes prostticos, pues los que lo usan comnmente, no los han tenido. Las investigaciones que se han hecho sobre rganos muy importantes de los ancianos, nos dicen que las caractersticas de estos rganos afectados por la edad son la disminucin del magnesio y el aumento del calcio; y, por consiguiente, la proporcin, el equilibrio debido, disminuye entre estos dos importantes elementos. En los adultos el valor de esta proporcin es doble que el valor de esta misma proporcin en los ancianos. Esta disminucin del magnesio no es un hecho secundario, ya que el aumento del calcio; y, por consiguiente, la proporcin de accidentes y cadas de la vejez. Por eso es necesario que el contenido en sales magnsicas de los alimentos sea tanto ms rico, cuando la edad es ms avanzada. El magnesio favorece la fijacin del calcio all donde su presencia juega un papel fisiolgico normal, por ejemplo, en los huesos; mientras que lo elimina de las partes donde su presencia es patolgica. Ejerce, pues, una accin reguladora. Al eliminar el calcio patolgico, el cloruro de magnesio es un excelente preventivo de la hipertensin. Los depsitos de calcio, que hacen perder su elasticidad a las arterias, desempean un papel importante en ciertas hipertensiones y en los accidentes que de ellas provienen. La eliminacin de estos depsitos calcreos tiene, pues, una importancia grande en la prctica, que es favorecida por el cloruro de magnesio. Segn esto, el magnesio resulta un medicamento muy indicado para evitar la arteriosclerosis. No hay contradiccin en que el magnesio fije en unas partes del calcio y lo elimine de otras, pues el calcio se encuentra formando distintos compuestos en las diversas partes del cuerpo. La accin del cloruro magnsico tambin se manifiesta en la actividad cerebral. Un escritor agradeca al doctor Delbet el efecto de las sales de magnesio; pues, gracias a ellas, escribi su ltima obra con suma facilidad. El reuma tambin desaparece mediante la toma de la solucin del cloruro de magnesio. Se deber tomar en pequeas dosis (una copita), maana y tarde, hasta que se note la curacin, con alguna breve interrupcin. En el organismo dbil de los ancianos los efectos del magnesio son magnficos; sin embargo, en el organismo lleno de vida de los jvenes puede an acelerar el ritmo vital produciendo efectos no saludables. Por eso, advertimos - dice Delbet - por bien de los jvenes, que no es conveniente que ellos abusen de ello, sino que lo usen con moderacin. En las mismas ideas abunda el Dr. Pauchet antes aducido en su obra Permaneced jvenes (pgina 57), cuando escribe: Y para acabar este captulo, dos palabras sobre el magnesio. Actualmente los mdicos se ocupan mucho de la cuestin del magnesio introducido en el organismo como medio teraputico. Se ha demostrado que, en todo individuo, la presencia del magnesio est en relacin directa con el grado de vigor. Rico en magnesio al principio de la existencia, el organismo posee cada vez menos a medida que el individuo envejece y se torna senil. Parece ser que, para prolongar el perodo de vigor en el adulto, para combatir las diferencias orgnicas, la absorcin de sales de magnesio prestara grandes servicios.

G) TERAPUTICA MAGNESIANA DE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSASLos efectos curativos del magnesio se extienden, en general, a todas las enfermedades infecciosas. Podramos narrar minuciosamente casos de curacin en distintas enfermedades, pero nos limitaremos a las lneas generales de esta materia. Iremos extractando, segn lo hace el

P. Manzanal, las observaciones y notas del doctor Neveu en las principales enfermedades que ha tratado. 1. Gripe y afecciones de las vas respiratorias: El doctor Neveu atenda desde 1923 a 1939 a los enfermos de las Hermanitas de los Pobres en Rochefort-sur Mer. La cuarta parte de los ancianos, fsicamente agotados, mora cada ao de bronconeumona, siendo tratados por los medicamentos usuales. El ao 1934 comienza el doctor Neveu el tratamiento magnesiano en el asilo. Daba a todos los enfermos con fiebre la solucin de cloruro de magnesio, en dosis de 125 centmetros cbicos cada seis horas. Los efectos fueron excelentes: los enfermos curaban rpidamente. En el invierno de 1934-1935 vino una fuerte epidemia de gripe, que atac a todos los ancianos. Todos salieron inclumes de ella por la solucin de cloruro de magnesio. sta les cortaba la fiebre. Los que fueron atacados de bronconeumona gripal, recibieron el mismo tratamiento, adems se les inyectaba aceite alcanforado. Curaban todos en el espacio de tres a cinco das. En el mes de mayo, pasada la epidemia, haba muerto en el asilo un solo enfermo de bronconeumona gripal, mientras que la mortalidad en la ciudad haba sido muy elevada. Este contraste inesperado fue sealado en el Ayuntamiento de la ciudad. En lo sucesivo los ancianos adoptaron este mtodo curativo, y cuando se sentan indispuestos o con fiebre, iban a pedir a la Hermana Enfermera la solucin de cloruro de magnesio a la que haban puesto el nombre de la bebida que corta la fiebre. El doctor Neveu nos narra su propia curacin. Sintindose insomne y con malestar general, aparecieron los sntomas claros de la neumona. Acostado en el lecho, se hizo llevar la solucin. Era un viernes cuando empez a tomar la solucin. Al domingo siguiente, aunque no perfectamente curado, se levantaba para visitar a un amigo suyo que estaba enfermo. A partir de este momento, se puede decir que su neumona haba sido cortada por el cloruro de magnesio. Dice el doctor Neveu que ha tratado en su clientela desde 1934, no pocos casos de gripe, neumona y bronconeumona por el cloruro de magnesio, con un xito constante: He tratado en particular - son sus palabras - nios, en bronconeumonas consecutivas a la gripe o a la tosferina, que sin duda no hubieran curado por un tratamiento distinto del magnesio. Estas palabras del doctor Neveu se ven perfectamente confirmadas por las distintas observaciones que de cada enfermedad nos transmite. No es nuestro intento reproducirlas. Baste decir que la curacin, en general, es rpida; si se ha dado al paciente una dosis suficientemente fuerte de la solucin al principio de la enfermedad, habr que aumentar esta dosis en cantidad o en nmero, hasta conseguir una mineralizacin magnesiana suficiente. Estas observaciones muestran el poder citofilctico de la mineralizacin magnesiana en las afecciones pulmonares agudas, ya sean de gripe o bronconeumona, pleuroneumona o bronconeumona. La solucin magnesiana cura, en efecto, las enfermedades agudas de las vas respiratorias. La tosferina tambin ha sido tratada por la solucin de cloruro

magnsico. La experiencia fue hecha en un orfelinato en 1935. Es preciso comenzar el tratamiento muy a los comienzos, al notar la primera tos. De esta manera el tratamiento magnesia-no corta la tosferina. Comenzando un poco tarde, modera los accesos de tos y corta la enfermedad. Estos resultados en la tos ferina se pueden tener por ciertos, dado el suficiente nmero de casos tratados por el doctor Neveu. En un caso desesperado cuando la penicilina y la estreptomicina se mostraban impotentes para combatir la enfermedad, la. solucin de cloruro de magnesio salv del inminente peligro a una nia de siete meses. El tratamiento magnesiano posee igualmente una notable accin contra el asma, bronquitis crnica y el enfisema. El doctor Neveu nos dice: He obtenido resultados admirables en enfermos que haban agotado todos los recursos de la teraputica clnica, y que varias veces haban tenido tratamientos de aguas medicinales. A estos enfermos hacales tomar por la maana y por la tarde 125 centmetros cbicos de la solucin durante veinte das. Este tratamiento era renovado cuantas veces su estado de salud lo haca necesario. En caso de crisis aguda, de congestin o de fiebre, les haca tomar la misma dosis cada seis horas. Para el doctor Neveu el mejor tratamiento contra el asma y la bronquitis crnica es ste de la solucin de cloruro magnsico. 2. Afecciones de otros aparatos: Restan todava muchas enfermedades cuya curacin puede realizarse por la solucin de cloruro de magnesio. Es suficiente para nuestro intento mencionar las ms principales. Comenzaremos por el fornculo. El tratamiento magnesiano se opone a la evolucin de un fornculo, al principio de su formacin. (Fornculo, en lenguaje vulgar, divieso.) Varios enfermos atacados de fornculos y que haban ensayado todos los remedios, se han curado con el siguiente tratamiento: 125 centmetros cbicos de la solucin de cloruro de magnesio, maana y tarde, durante veinte das. Los fornculos que tenan tendencia a renovarse, reventaban despus de un corto perodo inflamatorio; luego desaparecan definitivamente. El tratamiento magnesiano es, a juicio del doctor Neveu, el mejor tratamiento de la forunculosis. El doctor Neveu tambin ha curado por este tratamiento varios ntrax. La intoxicacin alimenticia tambin ha desaparecido por la solucin de cloruro magnsico. Asimismo la enfermedad de eczema desaparece mediante el tratamiento magnesiano. La dosis es de 125 centmetros cbicos, maana y tarde. Se registran varios casos de poliomielitis curada por el mismo tratamiento. La poliomielitis se distingue clnicamente como una atrofia muscular. Dos observaciones nos muestran la eficacia del cloruro de magnesio en el perodo agudo de la poliomielitis. Una tercera observacin nos muestra que, administrado dos meses despus de los primeros sntomas, ha hecho desaparecer una atrofia muscular y una parlisis que, sin duda, hubieran sido definitivas.

El doctor Neveu ha aplicado el tratamiento magnesiano a todos los enfermos atacados de erisipela, ostiomielitis, escarlatina, sarampin y adenitis, para los cuales ha sido consultado. Bajo la influencia de este tratamiento, las curaciones son siempre rpidas. En particular ha experimentado curaciones muy interesantes en erisipela y ostiomielitis. Ningn enfermo de ostiomielitis ha tenido que sufrir intervencin quirrgica; todos se han curado perfectamente por el cloruro de magnesio. Los atacados de estas cinco enfermedades ltimas no tienen complicaciones con otras enfermedades infecciosas, tratados por la solucin del cloruro de magnesio.

H) TERAPUTICA MAGNESIANA DE LA DIFTERIAEn las primeras horas de un jueves, el doctor Neveu es llamado junto a una nia de nueve aos atacada de una angina sospechosa. La nia presenta seales claras de una difteria grave. El anlisis de los bacilos de sus amgdalas confirm el diagnstico. Para atacar la enfermedad, haba que inyectar a la nia suero a grandes dosis, como lo haba hecho el doctor Neveu en muchos casos con feliz resultado. Con el fin de evitar las perturbaciones debidas al suero que pensaban inyectar, el doctor Neveu prescribi la solucin siguiente: Cloruro de magnesio cristalizado, 28 gramos; agua natural, como disolvente, medio litro. Esta solucin deba ser tomada en tazas de caf, cada cuatro horas. El sbado por la maana pasa por la casa de su enferma y comprueba con admiracin que est en vas de curacin. A las cinco de la tarde vuelve junto a la enferma. Haba acabado de tomar la solucin, y ya estaba curada. Es preciso reconocer que el cloruro de magnesio haba curado una difteria, como lo hubiera hecho el suero, si se hubiera administrado. Esto lo veremos confirmado a medida que se multipliquen las experiencias del doctor Neveu y sus compaeros de profesin. El cloruro de magnesio no ha obrado como antibitico o como un suero, los cuales, o bien atacan directamente la vitalidad de los microbios, o bien neutralizan sus toxinas. No ha podido causar la curacin ms que por una accin favorable ejercida sobre el mismo organismo. Esta es la citofilaxia del cloruro de magnesio de que hemos hablado antes, es decir, el aumento de vitalidad de las clulas que las hace triunfar por s solas de los microbios, segn la doctrina del doctor Delbet confirmada por muchas experiencias. Y si ste es el mtodo de obrar del cloruro de magnesio, es claro que no es un remedio particular y especfico de la difteria, como lo es el suero antidifttico, y que la inmunidad que proporciona no debe ser limitada a la sola difteria, ya que, fortaleciendo el organismo, lo dispone para superar sta y otra infeccin cualquiera que sea su clase. El doctor Neveu ha tratado con este mtodo otros cinco casos con los sntomas y exmenes positivos de los bacilos de la difteria (bacilos de Loeffler). Todos se han curado rpidamente, despus de haber tenido gran cuidado de probar que se trataba de casos de difteria. Neveu, seguro de la eficacia de su mtodo, ha suspendido los exmenes bacteriolgicos y la redaccin de las observaciones clnicas, que ya no tenan inters para l, y en los aos siguientes trat por la solucin de cloruro de magnesio al 20 por 1.000 ms de 60 casos de anginas diftricas, siempre con f