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Libro IX de “Historia Eclesiástica” de Eusebio de Cesarea El libro IX ofrece el panorama de las últimas arremetidas del Imperio contra los cristianos para luego, comenzar a esbozar el transito experimentado por la Iglesia, quien pasó de ser objeto de persecución por el imperio a ser paulatinamente aceptada. El libro IX presenta al emperador Maximino como el gran perseguidor de la Iglesia cristiana, para demostrarlo nos hace parte de su rescripto que evoca a los cristianos como impostores y creyentes de falsas y huecas ideas. El relato de los hechos contado por Eusebio en este apartado se centra entonces sobre la manera como el Emperador Maximino persiguió a los cristianos y favoreció el paganismo. Es así que se puede afirmar que el libro IX de Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea se sitúa como los 4 precedentes en asuntos concernientes a la tiranía de los emperadores para con el cristianismo, en el caso específico de Maximino, aspecto que en el estilo de esta obra, busca resaltar a la vez el martirio de Silvano en Fenicia, de Pedro de Alejandría, de Luciano en Nicomedia, y de algunos obispos de Egipto, con la intención de asimilar las miserias, como el hambre, la pobreza y la enfermedad que azotaron el imperio, a

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Libro IX de “Historia Eclesiástica” de Eusebio de Cesarea

El libro IX ofrece el panorama de las últimas arremetidas del Imperio contra los

cristianos para luego, comenzar a esbozar el transito experimentado por la Iglesia,

quien pasó de ser objeto de persecución por el imperio a ser paulatinamente

aceptada. El libro IX presenta al emperador Maximino como el gran perseguidor de la

Iglesia cristiana, para demostrarlo nos hace parte de su rescripto que evoca a los

cristianos como impostores y creyentes de falsas y huecas ideas. El relato de los

hechos contado por Eusebio en este apartado se centra entonces sobre la manera

como el Emperador Maximino persiguió a los cristianos y favoreció el paganismo.

Es así que se puede afirmar que el libro IX de Historia Eclesiástica de Eusebio

de Cesarea se sitúa como los 4 precedentes en asuntos concernientes a la tiranía de

los emperadores para con el cristianismo, en el caso específico de Maximino,

aspecto que en el estilo de esta obra, busca resaltar a la vez el martirio de Silvano en

Fenicia, de Pedro de Alejandría, de Luciano en Nicomedia, y de algunos obispos de

Egipto, con la intención de asimilar las miserias, como el hambre, la pobreza y la

enfermedad que azotaron el imperio, a un castigo divino causado por el maltrato

infligido a los a los cristianos1.

Se ha de tener en cuenta que tales eventos, descritos por Eusebio, vendrán a

confirmar que después de ser perseguido, el cristianismo será aceptado como una

práctica religiosa dentro del conjunto politeísta pagano del siglo III. De tal forma

queda justificada la tesis según la cual el historiador conduce la Iglesia en un trayecto

que va desde Jesucristo como su punto de partida y atraviesa continuos períodos de

transformación, reconstrucción y cambio, hasta llegar a un momento que se puede

denominar desenlace, en el cual la Verdad de Jesucristo triunfando sobre el error,

mueren los enemigos de la religión y construye el edificio eclesial.

1 Cf. La Iglesia como institución en Eusebio de Cesarea. historia eclesiástica libros VII, VIII y IX.

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Libro X de “Historia Eclesiástica” de Eusebio de Cesarea

Ahora bien, en este libro cambia el tenor de los hechos contados por Eusebio

de Cesarea sobre la historia de la Iglesia en sus primeros siglos. Es así que este libro

muestra que el imperio Romano se hace benevolente frente a los cristianos, esto,

queda plasmado en la legislación que permite que la Iglesia se organice legalmente

en el territorio significando la concretización de la unidad cristiana alrededor de una

fe común. Es en este contexto que el libro X nos da a conocer el panegírico sobre la

edificación de las iglesias dedicada a Paulino de Tiro; ciertos documentos imperiales

en pro de los cristianos, siendo el más importante y significativo, el Edicto de Milan:

El edicto de Milán del (313)2: Constantino y Licinio (emperador de Oriente)

establecen, mediante este edicto, la libertad de religión para todos los

ciudadanos así como la restitución de los lugares de culto y reunión, y otras

propiedades. El edicto permitió que los cristianos gozaran de los mismos

derechos que los otros ciudadanos. Desde ese momento, la Iglesia pasó a ser

una religión lícita y a recibir reconocimiento jurídico por parte del Imperio, lo

que permitió un rápido florecimiento.

No obstante, se relata también que Licinio y Constantino entran en guerra, lo

que conduce al primero a mostrarse anticristiano, queriendo reimplantar la

persecución contra esta Iglesia. Sin embargo este es vencido por Constantino quien

devuelve la paz a los cristianos de oriente. Es así que se puede observar que

Eusebio identifica a la Iglesia como una comunidad unificada y universal que se

servirá de las estructuras del Imperio para institucionalizarse y lograr una adaptación

a la sociedad que persistirá y resistir a la caída de este mismo imperio algunos años

más adelante.

2 Cf. Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, Universidad Internacional de la Rioja, España, Noviembre 2013, versión digital: http://www.nuevarevista.net/articulos/el-edicto-de-milan-y-la-realeza-imperial-constantiniana

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BIBLIOGRAFÍA

EUSEBIO DE CESAREA, Historia Eclesiástica. Madrid: BAC, 2001.

PEDRO HERNÁN CALDERÓN ÁVILA, La Iglesia como institución en Eusebio

de Cesarea. historia eclesiástica libros VII, VIII y IX, Tesis de Grado,

Universidad de San Buenaventura, Bogotá, 2012.

MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ DE LA PEÑA, El Edicto de Milán y la

realeza imperial constantiniana, Nueva Revista de Política, Cultura y Arte,

Universidad Internacional de la Rioja, España, Noviembre 2013.