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Fotos de tapa y contratapa: Javier Mamani y Juan Mamani.Foto de solapa: Lamalapalabra Ivn Boris Miranda Espinoza, [email protected]/ivanborfacebook.com/miranda.ivanborPrimera edicin: Octubre de 2013DL: 4-1-2295-13ISBN: 978-99954-2-843-3Produccin:Ediciones VentarrnDiseo y diagramacin: Rubn AruquipaImpreso en Bolivia5La ltima tarde del adisndicePrlogo11As (re)naci el bloque nacional-popular19(A modo de introduccin)191 La primera maana del adis352 La promesa de Warisata53 3 Los albores891134 Las noches de El Alto1151515 La ltima tarde del adis153Anexos193Boris Miranda Espinoza67La ltima tarde del adisA Cecilia.Porque sin vos nada habra sido posible.Te amo.A Elia. Gracias por tanto. Siempre.A la memoria de doa Anita.Por la memoria de todos.Por la memoria de los que no estn y por la memoria de los que seguimos. Salud.Boris Miranda Espinoza89La ltima tarde del adisFinado quiere decir muerto. Aunque ac nuestros muertos viven. Viven, s, pero no porque lo desee-mos, que de por s. No porque guardemos su memo-ria, que de por s. Viven porque nos han dejado un debe, un pendiente, un algo que debemos hacer.Por eso cada tanto hay que ir donde viven nuestros muertos para seguir agarrando el compromiso de cumplir ese debe. Y slo ah es donde se sabe el lugar y la hora, el cundo y el dnde, o, como dicen uste-des los ciudadanos, el calendario y la geografa.No es en las fechas ni en los lugares de arriba.Es ac abajo donde est nuestra geografa.Es donde viven nuestros muertos.La geografa segn el Viejo Antonio, septiembre de 2010.Boris Miranda Espinoza1011La ltima tarde del adisPrlogoUstedestabadispuestoamorir?.Selopreguntamuchosen El Alto, Warisata, Achacachi, Pucarani, La Paz, Cochabamba, Ila-baya y Sorata. Algunas de las personas con las que habl salvaron la vida porque la bala que los alcanz se desvi a milmetros de impac-tar en un rgano vital o porque se arrojaron al piso en el momento justo.Otroslalibraronbienpornohallarseenlaesquinaalaque lleg la rfaga, sino en la del frente por casualidad. Uno todava la cuenta gracias a que los adoquines amontonados sirvieron como ba-rricada. Una mujer logr esconderse entre vagones viejos de trenLashistoriasnoacabanjams.Casitodosenelpaspueden recordarellugarenelqueestuvieronyloquehicieronenoctubre de2003.Assucedecuandounacontecimientomarcaafuegola memoriadeunatierra.Esloquepasacuandosevivenhorasque transformanhastaelsentidodelaspalabras.10aosnoesnada. Todo sigue ah. El miedo y la rabia todava brotan a for de piel con slo recordar aquellos das. Las marcas no han desaparecido de los muros de las casas y en los cuerpos de los sobrevivientes quedan y quedarn las cicatrices del combate.Ellos saben que corrieron con suerte. Aquella que le falt a los casi setenta que perdieron la vida. Estaban dispuestos a morir? Creo que muy pocas veces en la historia de Bolivia, desde las luchas por la independencia, hubo una determinacin de similar magnitud a la de aqueloctubre.Amsmuertes,msfuerza,msdecisin.Talvezen lasguerrasquevivimosssecompartiunsentimientosimilar.No estoyseguro.Lode2003nosloeraunareaccinespontneaante Boris Miranda Espinoza12la vejacin, era una respuesta consciente frente a la historia. Los que all estuvieron comprendieron que el destino estaba sellado as. Ya no podan detenerse hasta expulsar al responsable del desastre. Y por eso me respondieron, sin amagues y casi sin falsos fatalismos, que s esta-ban dispuestos a morir. Cerca a cinco centenares de heridos, muchos con daos irreparables, son otra muestra elocuente de ello.Enseptiembreyoctubrede2003sesintetizarondcadasde acumulacin de saberes prcticos y la memoria de luchas sociales de la larga historia del siglo XX. La estrategia de cercar a la ciudad, las ollas comunes de los antiguos sindicatos o el sistema de alarma que se usaba en los centros mineros para alertar a la poblacin ante las masacres son una muestra. Las barricadas con las que se resistan los golpes de Es-tado reaparecieron en El Alto y los aymaras volvieron a disparar desde las montaas,al igual que en los das de la Revolucin Nacional. Como capricho de la historia, los pueblos altiplnicos que ms hombres apor-taron a la guerra del Chaco fueron Sorata, Warisata y Achacachi, donde 71 aos despus comenz la masacre y la guerra del Gas.Otropuentehistricoinsospechadoentrelaltimagenera-cindeluchadoresdelsiglopasadoylaemergentefuerzapopular altea aparece en el recuerdo de los vecinos de Ciudad Satlite que recibieron formacin de Marcelo Quiroga Santa Cruz e Isaac Sando-val Rodrguez. Al principio, aquella zona fue un barrio de mineros y muchos de sus primeros habitantes acudan cada semana a un cuar-tito en la avenida Prez Velasco en el que el extinto lder del Partido Socialista1lesdabasutallerdeABCdelapoltica.Despus,ge-neroso,elhistoriadorSandovallespasabapolicopiadosdesusre-smenesdeloslibrosdemodaenaquelentonces,cuyosautores erannadamenosqueNicosPoulantzas,AntonioGramsciyLouis Althusser.20aosdespus,esosalumnoscomenzaronaimpulsar los debates en las plazas alteas sobre ideas como nacionalizacin y soberana. La semilla haba sido plantada dos dcadas atrs.Quiroga Santa Cruz era todo un smbolo en la defensa de los hidrocarburos, del mismo modo que lo era Enrique Mariaca. El viejo benemrito de la guerra del Chaco en la que se defendi la rique-zahidrocarburferadeBolivia-yposteriorfundadordeYacimien-tosPetrolferosFiscalesBolivianos,fueunodelosquemsrpido 13La ltima tarde del adiscomprendi la magnitud del despojo al que estaba por someterse al pas. Desde la vetusta sede de los fabriles de La Paz, explicaba y de-nunciaba la sucia jugada a todo aquel que se interesaba en sumarse a su Comit de Defensa del Patrimonio Nacional. l tambin aport al movimiento de octubre a partir de aquellas charlas semanales en los aos previos a la rebelin y con las muchas denuncias que reali-z desde el tiempo de la capitalizacin1 gonista, al igual que Andrs Chichi Soliz. Antonio Peredo, mientras tanto, trataba de conven-cer a los jvenes de la Fundacin Ernesto Che Guevara que el gas se convertira en el ncleo de una rebelin nacional que podra trans-formar al pas. Rafael Puente haca lo propio. En las universidades pblicastambinsediscutaeltemacadavezconmayorintersy fuerza. Pueblo en marcha era un grupo de profesionales que cada martesseinstalabaenlaplazaprincipaldeCochabambaparaso-cializar los estragos que producira la poltica hidrocarburfera o la privatizacin del agua. Con el ejemplo de la Coordinadora del Agua y de la Vida cochabambina, en julio de 2002 naci la Coordinadora deDefensadelGas. As seiba preparando elterreno para la causa nacional y popular. As corra la vozEnelChapare,losYungasdeLaPazyelAltiplanosuceda algosimilar.Deapocosemultiplicabanlosampliados,talleresy asambleasconvotosresolutivossobreelgasalosquenadiepres-taba atencin. La prensa de principios de milenio jams registr el intenso movimiento de cocaleros, indgenas y colonizadores de otras regiones. Tampoco las resoluciones de los congresos de la COB refe-ridas al gas. Los medios preferan atender a lo que pasaba en la plaza Murilloydarampliacoberturaaloslobbiesdelastrasnacionales petroleras en Santa Cruz antes que desviar su mirada al bloque po-pular que se alistaba para defender los hidrocarburos.El sistema de partidos y las lites encaramadas en el poder en Boliviahabanproyectadoaunodesusmsemblemticoslderes para garantizar que el modelo perdure un tiempo ms. Los episodios 1 La capitalizacin fue un proceso impulsado por el primer gobierno de Gonzalo Snchez de Lozada (1993-1997)atravsdelcual5empresasestratgicasdelEstadobolivianopasaronaadministracinprivada transnacional. El modelo ceda el 49% de las acciones de las estatales a inversores del extranjero.Boris Miranda Espinoza14vividos desde abril de 20002 haban puesto en alerta a todo el campo poltico. Acostumbrados a imponer su consenso desde 1986, cuando comenz el periodo neoliberal de la historia de Bolivia, ellos observa-ban indignados e incrdulos la fuerza de los bloqueos del Altiplano y lacapacidadderesistenciayorganizacinenelChapare.Yaenten-dan que la mano no vena tan fcil como en las dcadas anteriores y que, en cualquier momento, una pueblada poda derribar a alguno de sus representantes. Por primera vez en mucho tiempo, nuevos actores les discutan la titularidad del poder en Bolivia y eso no lo podan per-mitir. As fue como Gonzalo Snchez de Lozada, la fgura ms emble-mtica y mejor proyectada de la Bolivia noventera, retorn al Palacio de Gobierno en 2002. A salvar a los suyos de la avalancha que se haba iniciado en la guerra del Agua3 de Cochabamba.Goni, como le decan casi todos, era un perfecto Chicago Boy a la hora de tomar decisiones econmicas, sin embargo haba hecho un anlisis poltico del momento que se viva que lo podra confun-dir con un viejo marxista. Ya en aquel entonces, Snchez de Lozada hablaba de un empate (catastrfco, hegemnico) entre dos visio-nesdepasqueluchabanporimponerse4.Comprendaquesetra-taba mucho ms que una ola de protestas y descontento, saba que existan dos bloques enfrentados a muerte. Aquella gramsciana re-fexin revela que l comprenda a la perfeccin su papel en la histo-ria. l saba que su misin, la ms importante que le tocara jugar en la vida, era salvaguardar del ocaso inevitable a la lite a la que per-teneca. Le tocaba darle ms vida al tiempo poltico que su mentor y su partido5 inauguraron 17 aos antes. A Goni le corresponda ex-tender la preeminencia de las roscas6 que se asentaron en el periodo 2 Ver Introduccin.3 La guerra del Agua fue una movilizacin de la poblacin cochabambina en contra de empresas trans-nacionales que controlaban el servicio hdrico de la ciudad. La movilizacin concluy con la expulsin delascompaasfrancesas.Esteepisodioes,adems,elprimermovimientodegranmagnitudde las clases subalternas de Bolivia despus de casi 15 aos. Inaugur el tempo de movilizaciones que culmin en 2008. (Ver: Miranda Boris. La maana despus de la guerra. El Cuervo, 2012)4 Ver, MESA Carlos, Presidencia sitada. Plural. La Paz. 2008.5 Vctor Paz Estenssoro, uno de los lderes de la Revolucin Nacional de 1952 y cuya ltma presidencia fue entre 1985 y 1989, inaugur el periodo neoliberal en Bolivia en 1986.6 Trmino con el que, a partr de la rosca minero-feudal, se llama a los crculos de poder o grupos priv-ilegiados en Bolivia.15La ltima tarde del adisde las dictaduras militares7 y que se consolidaron con la democracia pactada.Esms,enlaintimidad,ldeverdadcreaquelaagenda delasorganizacionessocialesylallegadaalpoderdesuslderes signifcaran el fn de la democracia y la divisin de Bolivia. El repre-sentante ms cabal de la Bolivia del pasado saba a la perfeccin que los grupos de poder seran capaces de apostar por romper con todo si sus privilegios corran peligro. Entenda bien que la unidad terri-torial y jurdica del pas no sera un obstculo para ellos. El ltimo presidente del neoliberalismo vaticin lo que sucedera en 2008 un da antes de su renuncia. Ya se imaginaba lo que despus vino. Las tomasdeinstituciones,elatrincheramientoenoriente8,laMedia Luna y la conspiracin de los cvicos y las logias. l crea de verdad enlainminentehecatombeypretendaevitarloconladerrotade laemergenciainsurrectaantesdequeelcombatelleguehastaese punto9. No lo logr. Su capitulacin, ofcializada el 17 de octubre de 2003, fue uno de los golpes decisivos que dio el movimiento popular al viejo bloque histrico. El empate del que hablaba se comenz a desequilibrar a favor de un bando a partir de su huida. Aquella tarde comenzaron a despedirse. Fue la tarde del adis.Contar estos episodios de despedidas, traiciones y mucha bra-vura ha sido, de seguro, uno de los desafos ms complejos de mi ca-rrera. Volver a las poblaciones en el Altiplano, conversar con los acti-vistas en Cochabamba, caminar una y otra vez por El Alto y visitar los 7 Bolivia vivi un periodo de dictaduras militares entre 1964 y 1982. Si bien entre esos aos existeron gobiernos identfcables como nacionalistas e incluso revolucionarios, la mayora de ellos sigui linea-mientos fascistas similares al resto de los gobiernos militares que en aquella poca se asentaron en Amrica del Sur.8Enelltmocaptulodeestelibroencontrarnlahistoriadelreposicionamientoestratgicodelas lites. Un fenmeno al que llamo la inauguracin del periodo autonomista de las fuerzas que rechaz-aban la agenda de los movimientos sociales.9 El 16 de octubre por la tarde, en una entrevista con una cadena de radios latnoamericanas (Caracol de Colombia entre ellas), Gonzalo Snchez de Lozada dijo lo siguiente: Yo no puedo renunciar porque signifcara el fn de la democracia y probablemente la desintegracin del pas. Estoy con esperanza de poder superar esta situacin y restablecer el orden consttucional. ()Ellos quieren ir a una Asamblea Consttuyente de tpo corporatvista, no van a elegir ni a los miembros de esa Asamblea, va a ser el grupo narcosindical que va a defnir la suerte de Bolivia y que va llevar a la desintegracin y perdicin deBolivia.Aquseestluchando,nosiGonzaloSnchezdeLozada,elPresidente,sequedaenla Presidencia.Setratasivaaperdurarelsistemademocrtcoysisevaapoderconservarlapaz,el trabajo y fnalmente preservar la unidad del pas. Porque gran parte del pas, especialmente la parte ms benefciada por los hidrocarburos, no quiere saber de esta gente e indudablemente se pone en riesgo la unidad si ellos llegan al poder y toman el poder como pretenden hacerlo.Boris Miranda Espinoza16centros mineros para recrear verdaderas escenas de guerra ha sido un privilegio, pero tambin una acumulacin de sinsabores. Encontrar a los que estuvieron en la primera fla de la resistencia ms jodidos que hace 10 aos es una realidad que duele. Conocer de los tristes casos de suicidios de algunas de las vctimas alteas. Descubrir que casi nadie seacuerdadeSorata,dondesevivielprimerepisodiodeestahis-toria, es una ofensa a la memoria, otra ms. Escuchar a tantos falsos luchadores que ahora disfrutan de situaciones de privilegio y que hace 10 aos estaban tranquilos en sus casas tambin es un insulto. Cran-mequeestaobranolesotorgarnicincocentavosdecrditoalos impostores. Mucho ms ahora, cuando es fcil imaginar que la con-memoracin de una dcada de la guerra del Gas provocar una gran cantidad de actos de homenaje y (auto) reconocimientos polticos de todosloscolores.Unadelasrazonesquemeimpulsaronaescribir sobre octubre de 2003 fue rescatar la voz de los verdaderos protago-nistas y reivindicarla frente a la de los polticos que capitalizaron su resultado. Ha llegado el tiempo de reconocer a los hroes annimos, de saludarlos y abrazarlos. Gracias a ellos tenemos pas y eso merece todasnuestrascelebraciones.Queestaconmemoracindespusde unadcadatanintensayjodidaseaparaellos.Losqueestnenel poder no lo necesitan. Ellos se homenajean todos los das.Tambinquieroromperconlatradicininstalada,imagino por el inters de los abogados que llevan los juicios abiertos, de re-ferirsealosvecinosalteos,alosminerosyalospobladoresdel Altiplanoapenascomoinvlidasvctimasindefensas.S,ellosson vctimas de una masacre, perotambin fueron y son luchadores. Se defendieroncomo pudieron, con lo que tuvieron a la mano, armas incluidas. Salieron al combate. No les podemos negar esos actos de valenta y no podemos permitir que la historia los recuerde apenas como damnifcados. Fueron mucho ms que eso y me parece hip-crita queuncriteriojurdicoimpongamenospreciarlamagnitudy fuerza de la movilizacin de 2003. La ltima tarde del adis no ali-mentar esa visin utilitarista que no pocos adoptaron durante esta dcada. S hubo armas, s existieron acciones bien planifcadas de re-sistencia y ofensiva y en cierto momento ya se pensaba en asaltar el fusilato de un cuartel. Todo aquello pas y ninguna de esas historias 17La ltima tarde del adishace menos cobarde y sanguinaria a la masacre o quita responsabi-lidad a los culpables del genocidio. Me parece fundamental que esto quedeclaro para ellectorantesdequesesumerjaenloscaptulos del libro. Quiero dejar constancia que s muy bien que esta crnica de la valenta popular frente a la matanza tambin corre el riesgo de caer en el juego de aquellos que insisten en la absurda tesis de que se trata de un combate en el que las dos partes son idnticamente cul-pables. Una de las partes propuso el despliegue de unidades especia-les, municin de guerra y tanques. La otra se defendi con mausers, dinamitayhondas.Noexistemargendeproporcionalidadalguna para llamar slo enfrentamiento a lo que fue sin dudas una masacre. Unos se movilizaron con tal conviccin que consagraron la agenda nacional y popular de un pas a sangre y fuego, los otros ejercieron laviolenciaestatalhastanivelesinauditosparaevitarqueaquello sucediera. No encuentro posible que las casi siete decenas de muer-tes, casi todas ellas civiles, pueda tener responsabilidad compartida. Este libro no seguir el juego a ninguna de las interpretaciones ju-rdicas que, por ejemplo, los abogados de las partes han construido durante el proceso denominado Octubre Negro que concluy en Su-cre hace un par de aos. Ese no es mi inters.Me corresponde, adems, efectuar un acto de honestidad an-tes de comenzar. A diferencia de La maana despus de la guerra, debo aclarar que no viv como periodista los hechos que narrar en este libro. En 2008 yo daba mis primeros pasos en el ofcio de repor-tero, mientras que hace una dcada era un universitario de 19 aos que fue parte de las movilizaciones en La Paz. Creo que lo ms sin-cero es aclarar dnde estuve en aquel momento. No considero, sin embargo,queaquellocomprometaenunmalsentidoloqueviene ms adelante. Estoy lejos de buscar hacer una apologa de la guerra del Gas y mucho ms distante de querer que esta crnica sea parte de la historia ofcial que se construye entre discursos y publicacio-nesgubernamentales.Comoreporteroheaprendidoquetodoslos episodiosysusactores,encualquierperiododelahistoria,tienen momentosbrillantescomohorasdesgraciadas.Poresoprocurar mostrar aquellos claroscuros en los captulos que siguen. Reivindico y celebro la victoria popular, pero no por eso cierro los ojos o esquivo Boris Miranda Espinoza18contar los excesos que se perpetraron en nombre de ella. Lo notarn durante el libro.Lo que viene es el resultado de muchas horas de entrevistas e investigacin documental. La revisin hemerogrfca fue acompaa-da por charlas con cientistas sociales y actores polticos que me ayu-daron a situar la importancia y valor de este episodio dentro del ciclo derevueltascomprendidoentre2000 y2008. Periodoqueyoins-cribo como el tiempo de luchas que terminaron con el desequilibrio del empate. Adems, tuve acceso a material clasifcado e informes civiles y militares que fueron usados como pruebas dentro del juicio porOctubreNegro10.Sonlegajosdeincuestionabletrascendencia histrica que, lamento mucho, no supieron ser valorados por aque-llosquelosadministrarony,adems,nofueroncompartidoscon la sociedad boliviana que todava demanda con fuerza conocer qu pas hace 10 aos. Espero que esta muy modesta investigacin sea, cuando menos, un pequeo aporte en ese sentido. No todos los entrevistados accedieron a que su nombre sea re-velado. Los comprendo. Insisto en que 10 aos todava es muy poco tiempo. Mucho ms si consideramos que seguimos realmente muy lejos de que se haga justicia por todo lo sucedido. Quiero garantizar-les a todos que en ningn momento romper mi palabra y que man-tendr el secreto de fuente. Fueron 70 las personas que conversaron conmigo entre abril y septiembre. A todos ellos les agradezco por su tiempo y sinceridad.Finalmente,quierocerraresteprlogoconunamencina aquellos con los que comparto la memoria de esas horas decisivas. Andrs, Cano, Daniela, Eduardo, Jorge, Khantuta, Martn, Nicols, Nina, scar,Roco, Sergio y tantos otros. Jams olvidar la rebelde alegra con la que vivimos ese tiempo, tampoco la generosidad y el compaerismo. Gracias.Boris Miranda Espinoza. La Paz, julio de 2013.10 Octubre Negro fue el nombre con el que se bautz a los sucesos del dcimo mes de 2003.19La ltima tarde del adisAs (re)naci el bloque nacional-popular(A modo de introduccin)Entiendo la frustracin de la gente. El gobierno est frustrado y yo mismoestoyfrustradoporlafaltaderespuestasoportunasalas necesidades del pueblo. Con toda humildad, y consciente de la fragi-lidad de mi verbo, hago mas sus palabras para pedir tambin indul-gencia a esta Asamblea en la evaluacin de mis errores. Que los hubo ymuchos.Ysialgunavirtudomritoencuentralagenerosidadde ustedes en este primer ao de gobierno, lo atribuiremos a la grandeza del pueblo boliviano, que con su ejemplo nos inspira y nos alienta. As se diriga Gonzalo Snchez de Lozada al Congreso el 6 de agostode2003,enelaniversariopatrioquemarcabaelcumpli-mientodelprimeraodesusegundomandato.Nolosaba,pero apenas le quedaban 72 das ms en el cargo de Presidente de la Re-pblica.Pocasvecesseloescuchtanvulnerable,casiconsciente deladerrotainevitablequeseacercaba.Alrededorsuyoescucha-ban parlamentarios, jefes de partidos polticos, cuerpo diplomtico y ministros de Estado. Estaban todos menos Jaime Paz Zamora. El principalsociodelGobiernonopresencielinformepresidencial. Se fue del lugar enojado (otra vez) porque protocolo no le asign un puesto en la testera. Ese era el campo poltico de aquel entonces. En apariencia igual a la anterior Presidencia de Goni. En los noventas que seguro extraaban tantosBoris Miranda Espinoza20Sin embargo ya no era lo mismo. En 10 aos, desde ese 1993 en el que Snchez de Lozada se estrenaba como Presidente, haban pasado muchas cosas en Bolivia. Un ao antes, el Congreso Nacional habasidoelescenariodelafestamulticolorquedesplegaronlos famantesdiputadosysenadoresindgenas,obrerosycampesinos queirrumpieronenelCongresoalineadosdetrsdeFelipeQuispe y Evo Morales. Las aguerridas y coloridas bancadas del Movimiento IndgenaPachakutiydelMovimientoAlSocialismodesentonaban con las corbatas que rodeaban a Goni, pero todava estaban lejos de cambiar la forma en la que se haca poltica en el pas. Todava era el tiempo de la democracia pactada1. Para evi-tar el descalabro, Gonzalo Snchez de Lozada celebr su primer ao demandatorecibiendoasuprincipalenemigoelectoraldentrode lacoalicingobernante,encuyaconformacinfuedeterminante laembajadadeEstadosUnidos.Losgringostodavapisabanmuy fuerte en el Palacio de la plaza Murillo. El ingreso de Nueva Fuerza Republicana,deManfredReyesVilla,legarantizabaalofcialismo dos tercios en el Congreso pero vena condicionado. Dos ministerios eran el costo que Goni pagaba resignado a cambio de ms oxgeno para su golpeada administracin.La organizacin de la gestin gonista no era ms que la conti-nuidad de la lgica de la negociacin y el cuoteo de espacios de poder de la dcada anterior. Carlos Snchez Berzan dej el ministerio de la Presidencia despus de las 32 muertes producidas entre el 12 y 13 de febrero de 2003. Acept ser el fusible de cambio con la condicin de encabezar la reorganizacin del gabinete. Perda una ofcina, pero ganabamuchamsinfuencia.ElMovimientodeIzquierdaRevo-lucionariadeJaimePazZamora,principalaliadodelgobiernodel MNR, tampoco se quedaba atrs en la batalla por la reparticin de espacios. scar Eid era el responsable de la comisin que reorgani-zaba los viceministerios. Los viejos enemigos y fogueados operado-1 As se bautz al periodo poltco que tuvo como protagonistas a tres partdos hegemnicos: MNR, MIR y ADN. stos, junto a otras fuerzas poltcas de menor trascendencia, gobernaron Bolivia desde la segunda mitad de la dcada del 80 hasta 2003 a partr de componendas, coaliciones y cuoteo de los espacios pblicos.21La ltima tarde del adisres polticos de los dos principales partidos de Bolivia (el tercero era ADN)habanoptadoportolerarsey,enconvivenciapacfca,reu-nirse todos los das en el Palacio para armar el Poder Ejecutivo que deba mantenerse hasta 2007.Todos los protagonistas aseguraban que las distribuciones de cargosobedecanaprincipiosprogramticos,sinembargoeraevi-dente que en el fondo pesaban ms los intereses partidarios y le cuo-teo. Otras fuerzas polticas, que eran parte de la alianza que gobern enesosaos,tambinreclamabansulugar.Ahestabanalacecho UnidadCvicaSolidaridad,elMovimientoBoliviaLibre,Unidady Progreso de Ivo Kuljis o NFR, por citar algunos.Entre febrero y abril de 2003, el aparato de Gobierno estuvo virtualmente paralizado por la reestructuracin y reparto de cargos. Goni estaba obligado a reducir el aparato pblico para ahorrar (eso le dijeron en el FMI), sin embargo su partido y los aliados no queran resignar el control de una sola ofcina. A pesar de la magnitud de la crisis,eldesveloprincipaldelosjefespolticosenaquellassema-naseraconservartodoslosdespachosposibles.Msdedosmeses despusdelareorganizacin,apenassehabandesignado9de 42viceministeriosynadiehabasidoposesionadoenlas97direc-ciones creadas. La situacin en el Congreso no era ms alentadora. Losparlamentariostrabajabandemartesajuevesysereservaban laltimasemanadecadamesparareplegarseasusregiones.Con suerte sesionaban 10 das al mes. Eran algunas de las comodidades heredadas de la partidocracia noventera.Ya en la posesin del primer gabinete, el 7 de agosto de 2002, se not que el aparato estatal era pequeo en comparacin a las aspi-raciones particulares de cada socio. Para complicar ms el panorama, las fricciones internas fueron una constante desde el principio. El MIR impusosusnombresyGonilosaceptaregaadientesensuequipo decolaboradoresprincipales.Ambospartidos,adems,tuvieronque resignardoscuposministerialesparalosaliadosmenoresquenoes-tabandispuestosaconformarseconapenasalgunasofcinas.Conlas tensiones a for de piel, un discurso poco generoso con el MIR de parte de Carlos Mesa desat la furia de Jaime Paz. El lder mirista no presen-ci la posesin del primer gabinete y tampoco estuvo en el brindis que Boris Miranda Espinoza22Snchez de Lozada ofreci a su famante consejo de ministros. Claro que estoy molesto, dijo el principal aliado en el momento de abando-nar el Palacio de Gobierno. Paz Zamora esperaba que le reconozcan el desprendimiento de su movimiento por sumarse a la coalicin como unpartidodeizquierdaquellegaaunacuerdoconladerecha2.Fue apenas la primera de muchas rabietas que vendranAssemanejabaBoliviatansolo10aosatrs.Pragmticos e interesados, estaban ms pendientes de las disputas ntimas entre aliados y casi no reparaban en el descontento popular. Tenan la mira enfocada en la organizacin de la burocracia interna y en atender la agenda del capital fnanciero internacional, en lugar de prestar aten-cin a las seales que llegaban desde la calle. As organizaron las prio-ridades. Ya sabemos cmo les fue. Entre peleas, desaires, pugnas de poder y un indisimulable quiebre, naci el ltimo gobierno del MNR, quetambinfueelltimodelademocraciapactada.Elquedeba mantenerse al mando en el Palacio de Gobierno hasta 2007.** *Mientras los medios de comunicacin y el consenso poltico te-nan la seguridad de que Bolivia se gobernaba desde la plaza Murillo, las irrupciones populares eran ms fuertes cada vez. La exhibicin de capacidad organizativa y movilizacin en el trpico cochabambino y en el Altiplano slo tena parangones recientes en el tiempo de la unidad obreradetrsdelavanguardiamineradelsiglopasado.Casi15aos haban pasado desde la ltima vez que se vio algo semejante. Desde el inicio de la noche neoliberal de 1986 que estaba por terminar.El pas despert en la guerra del Agua del ao 2000. Fue la in-fexin.Mientraslasjornadasdegrandesmovilizacioneseranconsi-2Claroqueestoymolesto.HubiramosqueridotambinqueelVicepresidentedelaRepblicase refriera al mismo Plan Bolivia (el programa de Gobierno que ofreci el MIR en 2002) y al voto desin-teresadoqueledionuestromovimiento.Nosotrosnosomosningnpartdotradicional.Nosotros somosunaizquierdanacionalyestamosaquporBoliviaenunacuerdoconladerecha,peropor nuestro pas. Si el seor Vicepresidente quiere vivir en este Congreso que por lo menos tenga la mn-ima inquietud de referirse al Plan Bolivia que nuestra bancada parlamentaria va llevar adelante, dijo Jaime Paz Zamora. l haba justfcado su alianza con el MNR con un lamento: qu difcil es amar a Bolivia en ciertas circunstancias. (Ver El Diario, 7 de agosto de 2002).23La ltima tarde del adisderadas historia pasada, scar Olivera y los guerreros optaron por un modelo indito de rebelin para retomar las calles. La seguidilla de de-rrotas de la dcada anterior haba convencido a la opinin pblica que la protesta era un acto estril, un derecho incmodo, apenas un resabio. Y cuando todos calculaban que la iniciativa privada bien acompaada por el gobierno de turno se saldra con la suya otra vez, una moviliza-cin descomunal le record a Bolivia que todava era posible.El 12 de noviembre de 1999 naci la Coordinadora del Agua y de la Vida3 de la mano de regantes, fabriles y campesinos y de inme-diato comenz la rebelin. En enero y febrero del ao siguiente conti-nuaron las movilizaciones que haban ganado fuerza de a poco desde septiembre. La Coordinadora se anim a bautizar a una de sus accio-nes como la toma de Cochabamba y, aunque estuvieron muy lejos de aquello, ese mensaje de insubordinacin ya circulaba con el afn de convencer y despertar a los propios de que no todo estaba perdido4. Eran tiempos de reconstruccin del tejido social que haba quedado pulverizado gracias al Decreto 21060 y la fexibilizacin laboral.En junio de 1999, el Banco Mundial recomendaba al gobier-no boliviano no subvencionar el incremento de precios del agua po-table y privatizar el suministro; en septiembre desembarcaban en el pas la Bechtel estadounidense, Abengoa de Espaa y la Internatio-nal Water alemana y en el mes siguiente se promulgaba la Ley 2029 de Servicios Bsicos. Esa norma eliminaba la garanta de provisin 3VenangruposdegentequesefueronacercandoalaFederacin(defabriles).Peroesenuestro trabajo de ver al mundo entre cuatro paredes, en talleres, en la fbrica, fue un da despertado por un grupo de regantes, de campesinos, a fnales de octubre de 1999. Ellos nos dijeron: Ustedes son bue-nos tpos. Los vemos siempre hablando... pero hay un derecho fundamental que nos estn quitando y es el derecho del agua, el acceso al agua. Hay una ley de agua potable que se ha emitdo y esto es lo que queremos denunciar. As tambin nos dijeron: Amplen su horizonte para defender el derecho alavida.Esonosconmovi.()EraunaconvocatoriaampliayahseformunaCoordinadorade Defensa del Agua, y en esa asamblea, un compaero campesino dijo: Que no slo sea del agua, sino tambindelavida,porqueaqunosestnquitandotodo.Slosomosdueosdelaguaydelaire. (Testmonio de scar Olivera en OLIVERA, scar, GUTIRREZ Raquel y muchos otros. Nosotros somos la Coordinadora, Cochabamba, Canadian Catholic Organizaton for Development and Peace. P. 33-34.)4 Elotro gran logro de esta movilizacines que perdimosel miedo.Salimosde nuestras casas y de nuestrascomunidadesparahablarentrenosotros,paraconocernos,paraaprendernuevamentea confarunosaotros.Ocupamoslascallesyloscaminosporquesomoslosverdaderosdueos.Lo hicimossobrelabasedenuestrapropiafuerza.Nadienospag,nadienosdiofchaninosmult. Para nosotros, poblacintrabajadora de laciudady el campo, este es el autentcosignifcadode la democracia: Decidimos y hacemos, discutmos y ejecutamos. Declaracin pblica de la Coordinadora del Agua y de la Vida despus de la toma de Cochabamba, 16 de febrero de 2000.Boris Miranda Espinoza24deaguaparalasreasruralesyotorgabahasta40aosdeconce-siones hacia la iniciativa privada frente a los cinco aos de permiso alosquepodanaccederloscampesinos.Adems,losmunicipios perdieron el derecho de excavar pozos y se prohibi la construccin detanquesparaacumularelaguadelaslluvias,entreotrastantas medidasindolentesdeaquellanorma.Ennoviembrecomenza operar la transnacional Aguas del Tunari, aliada con algunos de los empresarios ms prsperos del pas. Y en abril se tuvo que irLa Coordinadora no tena dirigentes, tena portavoces. Gracias a ese modelo de organizacin y accin colectiva ms horizontal, la de-tencin de los eventuales lderes no desarticulaba el movimiento. De inmediato apareca un relevo que tomaba la posta como la cara visible de la protesta. La muerte de Vctor Hugo Daza, que no era parte de las medidas de presin y recibi un disparo de francotirador cuando retor-naba a su hogar desde el trabajo, multiplic la rebelin. Con el paso de los das, la manifestacin pas de 5.000 a contar con ms de 100 mil personas. En cada esquina se reprodujeron los bloqueos, la Prefectura fue cercada y las ofcinas de Aguas del Tunari quedaron tomadas bajo la demanda de la expulsin de la transnacional. Lo nico que haba lo-grado el estado de sitio banzerista fue dejar constancia de que naca un bloque nacional-popular decidido a desafar las normas del aparato gu-bernamental. Qued patente, despus de mucho tiempo, la capacidad autnoma y efectiva de colectividades plurales urbanas y campesinas. En el ltimo cabildo del 11 de abril de 2000, en la plaza 14 de septiem-bre, cientos de miles de personas reclamaron refundar Bolivia a travs de una Asamblea Constituyente. La gente comenzaba a creer que era posible. La batalla estaba iniciada y no haba marcha atrs. Una nueva forma de hacer poltica haba (re)nacido.** *El Chapare noventero era un casero desparramado en medio de una selva ocupada por fuerzas antidroga estadounidenses. Los he-licpteros y aviones de la DEA, que despegaban y aterrizaban sin ne-cesidad de permiso alguno por parte de la autoridad boliviana, eran 25La ltima tarde del adisun componente ms del cotidiano en la regin, mientras los circuitos delnarcotrfcopermanecanimpunesaltiempoquelaviolenciay muerte se ensaaba contra los productores de coca. El trpico de Co-chabambaeraunodelosescenariosmsinclementesdelafamosa guerra mundial contra las drogas que se invent Estados Unidos.Con el patrocinio de Washington, el gobierno de Hugo Banzer (1997-2001) emprendi el plan Coca Cero con el objetivo de erra-dicar todas las plantaciones de aquel arbusto existentes en la regin. Seacercabalaguerraynoeranadanuevoparaloshabitantesde la regin, que ya haban resistido la violencia estatal en la masacre deVillaTunari(1988)yenlasmarchasporlaVida,lacocayla soberana (1994) y la movilizacin hacia La Paz de las mujeres co-caleras del ao siguiente. La presencia permanente de la DEA y de los agentes policiales de la UMOPAR5 signifcaba una constante po-sibilidad de masacres y vejaciones hacia todos los chapareos y ellos lo saban. Todos los meses, durante esos aos, se publicaban repor-tes o denuncias de agresiones, secuestros, desapariciones e incluso torturas perpetradas por las tropas uniformadas. Por eso decidieron defenderse (y a veces atacar). La beligerancia no empez con ellos, la declar la Casa Blanca casi 100 aos atrs6.En la guerra de la coca de enero de 2002 fallecieron cuatro uniformadosbolivianosysedetectaronindiciosdetorturaendos deellos.Deinmediato,elgobiernodeTutoQuirogaresponsabili-zalanarcoguerrillachapareaporlosucedido.Loscocaleros, aestasalturas,yahabanalcanzadounelevadoniveldedisciplina sindicalycapacidaddemovilizacin.Inclusoalgunosdeellosco-nocan de estrategias de autodefensa que fueron impartidas por ex miembrosdemovimientosguerrillerosdedcadasanterioresque se acercaron a la regin. No pocos excesos se cometieron a partir de aquello. Se produjeron emboscadas espordicas, algunos atentados 5 La Unidad Mvil Policial para reas Rurales se cre como una brigada dependiente de la Fuerza Espe-cial de Lucha Contra el Narcotrfco que en los noventas estuvo bajo el tutelaje directo de la DEA.6 Las democracias bolivianas y tambin gobiernos militares no dudaron en aceptar y aplicar el para-digma estadounidense de guerra contra las drogas inaugurado a principios de siglo XX. La legislacin ms recienteen el pas fue la Ley 1008 de Sustancias Controladas, una norma consensuada entre el Congreso boliviano y la embajada estadounidense que inclua a la hoja de coca dentro del rgimen de sustancias penalizadas.Boris Miranda Espinoza26condinamitayaparecieronlosexplosivosdenominadoscazabo-bos. Sin embargo, y a pesar de todas las acusaciones del Ejecutivo, los sindicatos de productores rechazaron el ofrecimiento de algunos viejos subversivos de recibir instruccin para iniciar un movimiento armado.Nofueronpocoslosizquierdistasdelirantesqueenesos aos alucinaban con convertir al Chapare en la Sierra Maestra. Las Federaciones del Trpico tenan otra estrategia y, entre otros recur-sos, ya contaban con radios abiertas y clandestinas para organizarse. Saban a lo que se enfrentaban. Apenas en diciembre del ao ante-rior, Casimiro Huanca, un dirigente, fue asesinado despus de que particip en una protesta pacfca en la que se regal hojas de coca y frutas a los turistas que se encontraban de visita en la regin. Eso fue apenas un anticipo, la respuesta del Gobierno en los das siguientes a la guerra de la coca fue brutal7.Como consecuencia de los sucesos violentos jams esclareci-dos en Sacaba, Evo Morales fue expulsado del Congreso y se le re-tirsucuruldediputado8.Encambio,los57cocalerosmuertosy alrededorde500heridosdebalaenelChapare,desde1987hasta esemomento,jamsmerecieronenlajusticiaunprocesosimilar9. Todos esos crmenes quedaron impunes. El 22 de enero de 2002, en su ltima intervencin ante el hemiciclo parlamentario y con un dis-7 Brutalidad inaudita e innecesaria. No existe otra forma de describir lo ocurrido ayer cuando, a las 18:30 horas, decenas de efectvos policiales de La Paz, conocidos como los Dlmatas detuvieron a la fuerza a un centenar de cocaleros en su propia sede, golpeando inclusive a mujeres y nios que all se encontraban. Un nio de 8 aos, de apellido Arawa que se sujet a la pierna de su padre para evitar que se lo lleva-ran, fue levantado de un brazo por un dlmata que luego intent echarlo por un balcn del segundo piso de la sede cocalera. Los gritos de las mujeres, del despavorido menor y el aviso de que los peri-odistas ya ingresaban a la sede, oblig al polica a dejar en paz al nio que corri asustado y en llanto a refugiarse a los brazos de una cocalera.Otro nio, que tambin comet el error de sujetarse a la pollera de su madre, fue tomado por el cuello por otro dlmata que lo suspendi con ambas manos y golpe su cabecita contra la pared, mientras su progenitora era llevada a rastras y golpes de culata hasta una camioneta roja de la Prefectura. Ningn efectvo tuvo consideracin con los nios. Arrasaron con todo lo que se pona enfrente, destroza-ron el mobiliario de la sede cocalera, empujaron a todos los menores que se encontraban en su camino, pateaban a hombres y mujeres mientras suban en los vehculos de la Polica Nacional y la Prefectura que esperaban parqueados sobre la calle Bolvar, frente a la plazuela Busch. (Opinin, 20 de enero de 2002)8 Los legisladores de la partdocracia (con el rechazo del MAS, MBL y Condepa) se basaron en un informe elaboradoporlaComisindetcadelaCmaradeDiputados,estainstanciaestabacontroladaporel MNR. El informe se bas en una denuncia que acusa a Morales de ser autor intelectual del secuestro, tortura y asesinato del subteniente del ejrcito Marcelo Trujillo y el polica Antonio Gutrrez.9 Datos de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia. Ver La Prensa, 22 de enero de 2002.27La ltima tarde del adiscurso ms cercano al proyecto indigenista que a la tradicional ret-rica antiimperialista y sectorial que utilizaba en aquel entonces, Evo anunci la masiva sublevacin de los pueblos excluidos de la Bolivia ofcial. Fue el salto cualitativo del dirigente chapareo al lder nacio-nal. Era cuestin de horas para que el Movimiento Al Socialismo se convierta en la principal fuerza de oposicin al modelo. A pesar de la cada temporal de su mximo referente, los cocaleros del trpico de Cochabamba haban llegado a su momento de mayor capacidad organizativa y de rebelin, despus de foguearse durante ms de 15 aos entre represiones y muerte.** *El Mallku10 pas de las celdas de Chonchocoro11 a la direccin delaConfederacinSindicalnicadeTrabajadoresCampesinos de Bolivia casi sin escalas. Desde all, como Secretario Ejecutivo de laorganizacin,reclamabaaHugoBanzerhablardepresidentea presidente. T eres presidente de los karas (blancos), yo soy pre-sidente de los indios, desafaba Felipe Quispe y con aquello (re)in-auguraba el discurso de la confrontacin entre las dos bolivias que haba forjado el indianismo del siglo pasado.Cinco meses despus de la guerra del Agua, les toc el turno alosindgenasdelAltiplano.Eralahoradedemostrarsufuerza. Para el Mallku, los sucesos de abril de 2000 apenas haban sido un ensayo del gran cerco a La Paz que ejecut junto a sus bases en sep-tiembredeesemismoao.LaciudadsededegobiernodeBolivia, en menos de dos semanas, se qued sin alimentos en los mercados y otros puntos de abasto. Las frutas y verduras que alimentaban a la urbe dejaron de llegar desde el campo y la hoyada pacea dependa delospuentesareosconprovisionesquevenandesdeeloriente delpas.Porsupuestoquelasprincipalesbenefciadasdelosvue-10 Sobrenombre con el que se conoce a Felipe Quispe Huanca. Palabra aymara que en espaol signifca cndor.11 Estuvo recluido cinco aos por formar parte del Ejrcito Guerrillero Tpac Katari. El proceso abierto en su contra (al igual que contra Raquel Gutrrez, Silvia de Alarcn, lvaro Garca Linera, Ral Garca Linera, Juan Carlos Pinto, entre otros) se extngui. Detenido el 19 de agosto de 1992 y excarcelado en noviembre de 1997, menos de un ao despus ser elegido secretario ejecutvo de la CSUTCB.Boris Miranda Espinoza28los solidarios eran la empresa privada y las familias con mayores posibilidades econmicas. Pasaban los das y Quispe no afojaba la medidadeasfxia.Lasflasporelpan,galletasosardinashaban reaparecido en una situacin que no se vea desde los primeros aos delciclodemocrticoqueseinauguren1982.Hemosvenidoa recuperar lo que esnuestro. Ustedeshicieron las ciudades,perola tierra, el territorio es nuestro y vamos a reconstruir la nacin Qulla-suyana, amenazaba Felipe y de inmediato rememoraba el anterior cerco, el de Tpac Katari en el siglo XVIII contra la colonia. El bloqueo del Mallku del ao 2000 se organiz a travs del Plan Pulga, una estrategia que multiplicaba por centenas los pun-tosdecierredecarreterastornandoimposiblelarpidareapertu-radecaminos.Lascomunidadesindgenasyproductoresagrarios partcipes de la movilizacin tambin saban de represiones y apro-vechaban sus formas de organizacin ancestrales para mantener la fuerzadesusacciones.Hacanturnosde24horasydespuseran relevados por otro grupo para evitar el cansancio. Si bien las decisio-nes bajaban muchas veces desde la plana mayor de la CSUTCB hasta las provincias, municipios rurales, cantones y ayllus; otras veces la toma de acciones era impuesta desde los ampliados comunales que obligaban a la dirigencia a instruir el inicio de las medidas de pre-sin.AsempezaquelcercoaLaPaz.Apesardequeladecisin inicial de la Confederacin dirigida por Quispe era comenzar las ne-gociaciones con el Gobierno, una asamblea en medio del Altiplano prefri apostar por el bloqueo de las carreteras. Con ello se prendi la mecha del cierre de caminos ms grande en los ltimos 100 aos. Achacachi, un municipio de la provincia Omasuyos del alti-plano paceo, era el ncleo principal de la rebelin aymara y el prin-cipalbastindelMallku12.Lasotrascuatrociudadesquejugaron 12 Para organizarnos en comn nos copiamos de nuestros antepasados, del inca, de la mita. Por ejem-plo, tres comunidades entraban a bloquear el camino a las siete de la maana y se quedan todo el da y toda la noche. Y al da siguiente, a la misma hora salen y otra comunidad llega y releva. Si estn todos los das se cansan. En cambio, con tropa fresca no. () En Achacachi hemos destruido todos los poderes estatales, ya no haba juez, ya no haba polica, no haba trnsito, no haba subprefecto, ya no haba nada. Todo (era) indio. Y lo administraban los dirigentes del lugar. El levantamiento de Achacachi es la toma del poder total. Hay que ser dueo del poder, incluso de s mismo y volver al Qollasuyo, no a Bolivia. Felipe Quispe en entrevistacon Alterinfos, octubre de 2011.29La ltima tarde del adispapeles cardinales en las movilizaciones indgenas fueron Pucarani, Warisata, Huarina y Puerto Acosta. La identidad tnica comunitaria y campesina haba alcanzado su mximo punto de radicalidad y po-litizacin13 y el gran emblema de ello fue la conformacin del Cuartel de Qalachaca en 2001 y la militarizacin voluntaria de jvenes de las comunidades. Los viejos fusiles mauser de la primera mitad del siglo XX, junto a otras armas automticas, fueron exhibidos como smbo-lo de desafo en un territorio donde la Polica, las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial y autoridades gubernamentales haban sido expul-sadas. As, armados, los originarios de las tierras altas resistieron los embates de los tanques y aviones del Ejrcito en junio y julio de ese ao. El levantamiento de las comunidades haba propiciado que las funciones coercitivas y reguladoras del Estado republicano (control, fscalizacin,seguridadciudadanaojusticia)seanrelevadasporla autogestin indgena. El Gobierno no lo poda permitirConlosfusiles,condinamita,hondas,piedrasychicotesla muchachada indgena combati a las fuerzas represivas del Estado. Los jvenes llevaban pasamontaas y los ms viejos se ocupaban de la organizacin logstica y estratgica. Varios conservaban fresca la experiencia del Ejrcito Guerrillero Tpac Katari14 y la aplicaban en lasemboscadasyasaltos.Yaerantresloscuartelesconformados: Sopocachi, Paxchani y Qalachaca. Eran ms de 20 mil y reclamaban elcumplimientodelos72puntoscomprometidosporlaadminis-13 MAYDANA, Silverio y VIAA, Jorge. Perspectvas de la lucha auto determinatva comunal indgena en Bolivia. (htp://www.bolpress.com/art.php?Cod=2005004814)14ElEGTKseconsttuyapartrdelencuentroen1986dedosgruposmilitantesqueseproponan, cada uno por su parte, construir una organizacin armada. Uno estaba conformado por campesinos aymarasyquechuasyotroporjvenesmestzosdeclasemediayobreros.Amboscoincidanenla premisa de sumar al proletariado, partcularmente minero, el campesinado indgena, sector mayor-itario de la poblacin boliviana que, desde la dcada anterior, haba mostrado una creciente capaci-dad organizatva y de movilizacin. En virtud de sus coincidencias decidieron establecer una alianza funcional con un perodo de prueba y una clara divisin del trabajo: los jvenes mestzos aportaran la conduccin del trabajo urbano, la teora marxista y la logstca; y el grupo de campesinos aymaras y quechuas aportara la conduccin de la fuerza rural, portadora de una memoria de rebelin ances-tralyunProyectoNacionalIndio,ademsdesuautoridadyprestgiosobrecomunerosaymarasy quechuas y su presencia en el sindicalismo campesino. Con esos recursos se proponan construir en Bolivia la alianza obrero-campesina preconizada por Lenin. (ESCRZAGA, Fabiola, (2012) El Ejrcito Guerrillero Tupak Katari (EGTK), la insurgencia aymara en Bolivia, Pacarina del Sur [En lnea], ao 3, nm. 11, abril-junio, 2012. ISSN: 2007-2309. Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/home/oleajes/441-el-ejercito-guerrillero-tupak-katari-egtk-la-insurgencia-aymara-en-bolivia)Boris Miranda Espinoza30tracin del exdictador Hugo Banzer despus del cerco a La Paz del ao 2000. Otra vez, el Ejecutivo, a travs del heredero del banzeris-mo Tuto Quiroga, aprovech las imgenes de los indgenas armados paradenunciarlaexistenciadeunfocoguerrilleroenelAltiplano. Las tropas cercaron a policas y militares, despus prohibieron su ingreso al territorio ocupado por ellos y demandaron la anulacin de las leyes y decretos que haban propiciado la instauracin del neoli-beralismo en Bolivia. Banderas rojas y wiphalas fameaban en toda la regin. Fue la primera vez que se escuch la declaracin de guerra civil en el nuevo siglo. Surgi de las comunidades originarias y cam-pesinas. Los indgenas estaban dispuestos a ir hasta el fnal.** *Entre el 12 y 13 de febrero de 2003 fallecieron 32 personas en La Paz y fueron incendiadas las sedes de los partidos polticos que se turnaron en el poder desde 1985. El pas fue testigo de una inslita batallaentrepolicasymilitaresenplenaplazaMurillo.Enmedio delfuegocruzado,dosbalasenloqueceranalGobiernodelMNR: lasqueseacomodaronenlasparedesdeldespachopresidencialy la ofcina del Canciller. La paranoia por esos disparos permanecera hasta el ltimo da del gonismo.Unos meses antes de aquello, los indgenas de tierras bajas tam-bin dijeron presente. La marcha de la Confederacin de Pueblos tni-cos de Santa Cruz de mediados de 2002 se sum al coro de voces que reclamaban una Asamblea Constituyente15. La caminata se produca 12 aos despus de la primera movilizacin de las nacionalidades origina-15 La marcha no nos cansa, lo que nos cansa es este Estado excluyente, manifest la originaria Valeria Colque que march 14 das para llegar a la ciudad de Oruro. Con su rostro curtdo por el inclemente sol, Colque ayer no daba muestras de cansancio y en su aguayo cargaba su qoqawi (merienda) como tostado y pan para saciar su hambre y su cansacio. Explic que decidi emprender la caminata porque est cansado de la clase poltca discriminatoria que nunca consulta a los originarios sobre las deci-siones del Estado.Queremos Asamblea Consttuyente ya, dijo resuelta y explic que quieren una Consttucin Poltca del Estado que aglutne a todos los sectores. Mientras ingresaba al centro de la ciudad, camin con paso frme lanzando consignas a travs de su megfono que colgaba de su cabeza Jallala Tpac Katari, jallala Bar-tolina Sisa. Con una pollera negra que le llegaba hasta la rodilla, Valeriana Colque recibi piropos de los cooperatvistas mineros que bloquearon la carretera a Vinto.. Los Tiempos, 5 de junio de 2002.31La ltima tarde del adisrias del oriente en la marcha histrica por el Territorio y la Dignidad. Aquella se convertira en el primer antecedente de un reclamo por re-fundar al pas para incluir a las comunidades y etnias precolombinas. Ya en el nuevo siglo, la iniciativa de la CPESC propici la conformacin de un movimiento nacional integrado por el Consejo Nacional de Ay-llus y Marqas del Qullasuyu, los pueblos indgenas de tierras bajas, la Confederacin Sindical de Colonizadores de Bolivia, la Federacin de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa, la Coordinadora de Integracin, el Movimiento Sin Tierra y varias federaciones campesinas16. Todos recla-maban que se cambie la Constitucin17.Apenasunosmesesdespus,laCOBsedeclarabaenemer-gencia por la venta de gas a los Estados Unidos y los mineros ame-nazaban con retornar a La Paz. Despus de la catstrofe de la reloca-lizacin, ya no estaban dispuestos a claudicar ante los tanques como lo hicieron en la marcha por la Vida de 1986. La vieja Central Obrera Boliviana que se forj en la revolucin nacionalista del 52 tambin haba comprendido que deba (re)incorporar la defensa de los hidro-carburos entre las principales resoluciones de sus ampliados. Ya era, otra vez, una causa de los trabajadores.Sin embargo, la CSUTCB se adelant a los obreros sindicalizados y en los primeros das de septiembre de 2003 ya avanzaba hacia la sede de gobierno. Su capacidad de movilizacin era mayor, ya no era slo un apndicedelaestructuracobista.Faltabapocoparaquecomienceel ayuno de los comunarios en la radio San Gabriel. En El Alto los espe-raban los vecinos levantados contra dos cobros nuevos18. De a poco co-menzaban los bloqueos, la ola de paros cvicos y era cuestin de tiempo para que se desate la huelga general indefnida. La administracin de Goni dej en claro hasta qu extremo es-taba decidida a ejercer el uso de la violencia con la fuerte represin con la que recibi a la Marcha por la Sobrevivencia que llevaron adelan-te 10 mil jubilados apenas unas semanas antes de Febrero Negro19. En 16LamayoradeestasorganizacionesconformaradespuselPactodeUnidad,unaplataformaque tuvo un papel cardinal dentro del proceso consttuyente 2006-2009.17 El Deber, 20 de junio de 2002.18 Formularios Maya y Paya, aprobados por la alcada de Jos Luis Paredes (MIR).19 En febrero de ese ao, el Gobierno quiso atender a los dictmenesdel FMI atravs de un decreto con el Boris Miranda Espinoza32ese enero, adems, fallecieron, en medio de represiones policiales, cin-coproductoresdecoca.Las32muertesdel12y13delsegundomes de 2003 fueron la advertencia fnal de un Gobierno que no estaba dis-puesto a dejarse avasallar por el conglomerado de nuevos actores que irrumpieron a plan de bloqueos y dinamitazos. A pesar de las disputas internasdelacoalicinylacrisiseconmicaypoltica,noquedaban dudas que desde el Palacio de Gobierno estaban convencidos que po-dan dar la batalla a toda esa sublevacin repentina. Ellos estaban se-guros que iban a vencer. Adems, fracciones de las Fuerzas Armadas y de policas estaban ansiosas por ajustar cuentas con todos los atrevidos queseanimaronadevolverleselgolpeenlosltimosaos.Alfrente estaban ellos: guerreros de la Coordinadora, cocaleros, mineros, veci-nos, universitarios, indgenas, mujeres y campesinos. El agua, la coca, latierra,elterritorioylosrecursosnaturales.ElAlto,LaPaz,Potos, Santa Cruz, Beni, Oruro y Cochabamba. El Chapare, los socavones, las comunidadesdetierrasbajas,losbarriospopularesyelAltiplano.El bloquenacional-popularhaba(re)nacidoylaposibilidaddelremate del gas boliviano a favor de los Estados Unidos, a travs de un puerto chileno, los convoc a todos. Las cartas estaban jugadas y las posiciones de combate haban sido tomadas. Unos das antes de que estalle la revuelta, las mujeres campe-sinas recordaron a una de sus heronas. En una concentracin en la plaza San Francisco, la primera de las muchas que vendran, ellas ju-raron ser mejores que Bartolina Sisa. En aquella misma fecha, un 5deseptiembrede1781,lacomandanteaymarafueejecutadapor la corona espaola como castigo por el cerco a La Paz. Vicenta Patty dirigi el acto ante miles de afliadas de la FNMCB-BS20 que hicieron eljuramentoconlosdospuosenalto.Lasmujerestambineran partedelmovimiento.Supapelserafundamental.Sucedihace apenas 10 aos. La guerra del Gas comenz en Sorata que incrementaba los impuestos sobre los salarios. As es como se desata Febrero Negro, una revuelta popular en la que se registra el indito enfrentamiento armado entre la Polica Nacional y el Ejrcito. 32 personas fallecieron y 182 quedaron heridas antes de que se abrogue Decreto Supremo. Muchas personas que murieron o quedaron heridas fueron alcanzadas por las balas de francotradores del Ejrcito.20 Federacin Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia Bartolina Sisa.33La ltima tarde del adisPara l@s de arriba, el calendario est hecho de pasado. Para mantenerlo ah, el Poder lo llena de estatuas, festejos, museos, homenajes, desfles. Todo con el objetivo de exorcizar ese pasado, es decir, de mantenerlo en el espacio de lo que ya fue y no ser.Para l@s de abajo, el calendario es algo por venir. No es un montn de hojas desprendidas por el hasto y la desesperanza. Es algo para lo que hay que prepararse.En el calendario de arriba se celebra, en el de abajo se construye.En el calendario de arriba se festeja, en el de abajo se lucha.En el calendario de arriba se manipula la historia, en el de abajo se hace.En el calendario de arriba los premios compran conciencias y palabras, en el de abajo se calla.En el calendario de arriba la gris mediocridad es reina y seora, en el de abajo se pintan todos los colores.En el calendario de arriba slo hay desprecio para l@s de abajo y creen que pueden hacerlo impunemente.En el calendario de abajo hay rabia contra l@s de arriba.As ser hasta que otro calendario se escriba donde debe de escribirse, es decir, abajo.Los calendarios segn Don Durito de La Lacandona, agosto de 2010.35La ltima tarde del adis1La primera maana del adis37La ltima tarde del adisEl sombrero del ZorroSbado 20 de septiembrePantalonesazulesdemezclilla,camisaclara,unachamarrade cuero caf y un sombrero que haca juego. Pegada al costado, la cartuchera en la que llevaba su revlver. Entre las manos, un juego de binoculares de tipo militar y en el rostro lentes foto cromticos. Era Carlos Snchez Berzan, quien vigilaba los cerros que rodeaban aSoratadesdelaplazaprincipaldeaquellaciudad,debajodeun solqueprometaestaralltodoelrestodelsiglo.Laropafna,su colorada piel, cabello rubio y bigote lo volvan inconfundible: era el ministro de Defensa. Ya lo haban reconocido todos.Los vecinos lo contemplaban con sorpresa. Murmuraban ape-nas. Observaban casi en silencio como el Zorro obligaba al chofer de una camioneta a bajar toda su carga para transportar turistas hasta La Paz. Con un fajo de billetes en la mano, el hombre duro del Gobierno pagaba a buses y otros motorizados disponibles para que saquen a toda la gente que qued atrapada en la ciudad por culpa del bloqueo de ca-minos iniciado por las comunidades aledaas. Despus de despachar a un convoy de casi 60 vehculos con escolta militar, el temerario mi-nistro retornaba a los binoculares para asegurarse que todo marchaba bien. Estaba tan confado que haba dejado a sus dos guardaespaldas a dos cuadras de la plaza. Ni siquiera poda verlos, pero no le impor-taba. Hasta ese momento todo haba funcionado a la perfeccin. Los caminos haban sido abiertos, los viajeros ya estaban en camino hacia lasededegobiernoynadie,absolutamentenadiesehabaanimado areclamarleporsuirrupcinrepentinaenelpueblo.Tenaprevisto volver a La Paz a primeras horas de la tarde, informar de todo a Gon-zalo Snchez de Lozada y brindar una conferencia de prensa en la que relatara a los periodistas los detalles de su exitosa y bien planifcada accin. Sonri apenas un segundo y borr con un solo musculo su ges-to. Las satisfacciones se festejan en silencio.Boris Miranda Espinoza38El operativo de Snchez Berzan empez en la madrugada. Mi-litares y policas llegaron hasta los puntos de bloqueo antes de que salga el sol y gracias a las motosierras que haban aportado los bom-beros retiraron con facilidad los troncos con los que los campesinos lograron cerrar el paso de movilidades. Mientras todos dorman, los caimanes1 y volquetas ingresaron a Sorata a la espera de la llegada del ministro. El Zorro no viajaba por tierra con frecuencia, prefera trasladarse en helicptero. Alrededor de las 07:00, aterriz en una cancha de ftbol de la ciudad que estaba apenas a cinco cuadras de laplazaprincipal.Instruyalpersonalmilitarqueloacompaaba queespereallmientraslylosdosresponsablesdesuseguridad comenzaronasubirdeprisalasgradasparaencontrarseconlos viajeros varados. Los turistas y sorateos residentes en otros puntos deBoliviaquequedaronatrapadosenaquellapoblacindesdela semanaanteriorllegaronhastaallparaparticipardelafestadel pueblo que anualmente se celebra el 14 de septiembre. El sorpresivo cierre de carreteras instruido por las subcentrales agrarias aledaas los oblig a permanecer casi una semana ms en el lugar. El Zorro reparti amabilidades y seguridades de que todos llegaran a desti-no. Para cualquiera que lo viera, era un hombre amable y decidido a ayudar al prjimo.ConotrosbloqueosenCaranavi,Peas,Achacachi,Huarina y Warisata, adems de las protestas en El Alto y la huelga de ham-bre del Mallku en la radio San Gabriel, el conficto de Sorata no es-tabaentrelasprioridadesdelGobiernodurantelasemanaprevia al operativo. Sin embargo el panorama cambi cuando se supo que sbditos extranjeros estaban en la regin: haba turistas norteame-ricanos, neozelandeses, alemanes e ingleses en el grupo de varados. Ese hecho podra servir de coartada para justifcar una intervencin violenta ante la opinin pblica. La situacin que se viva en aquella localidad gener ms atencin cuando la Polica report que algunos colonizadoressorateoscomenzaronahostigaryextorsionaralos grupos de turistas. La agresividad hacia los visitantes fue denuncia-1 Apelatvo con el que se conocen a los camiones del Ejrcito.39La ltima tarde del adisdaporalgunosdelosviajerosquelograronromperelbloqueopa-gando a los comunarios. Tambin se saba que varios de los visitan-tes, ya sin dinero para alojamiento y comida, comenzaron a vender sus pertenencias y dormir en los buses. Casi 1.000 personas perma-necieronatrapadasyalbordedeladesesperacinhastaelsbado que Snchez Berzan emprendi la accin de desbloqueo. Antes de llegar hasta Sorata, en la madrugada del 20 de septiembre, milita-resypolicastambinsorprendieronalosmanifestantesatrinche-radosenWarisatayenelcuarteldeQalachaca,esamontaaenel medio del Altiplano desde donde resistan los achacacheos. Todos los puntos de corte de ruta y centros de operaciones de la rebelin aymara haban sido identifcados una tarde antes por el propio Sn-chez Berzan que sobrevol la zona en helicptero.Estbamosenlatienda,conlapuertacerradaporlas amenazasdesaqueo.HallegadoelZorroalacanchayha comenzadoareiralagente.SeacercalProdem2ymi-rabaconsulargavistas3.Tenaunlindolargavistas.La genteestabaamontonadaenlaplaza,cercaalaAlcalda. Enunahorahadespachadoalacaravana.Estabaconun sombreroparaquenoloreconozcan,querapasarcomo cualquier persona, pero lo han reconocido. Algunos se acer-caroncorriendo.Questshaciendoaqu?,lehandicho. Dospersonaslocorretearon,JaimeRoqueyAdelioPrez. Otro seor ms le estaba reclamando. En la altura del resi-dencial, a media cuadra de la plaza, Jaime Roque le ha dado unapatada. Prez tambinloha alcanzado. Ahsecaysu sombrero. Su guardaespaldas lo ha alzado. Se fueron hacia abajo.Hatratadodeescapar.Doshelicpteroshabanyel ingreso del Ejrcito ha despertado la rabia. La gente estaba enardecida.Querasaquearalosquenoapoyabanelblo-queo. Yo he tenido que levantar mis cosas rpido. Solita me he ocultado la fotocopiadora y las mesas de madera, porque 2 Servicio fnanciero interprovincial.3 Binoculares.Boris Miranda Espinoza40queranquemartodo.Nosotrosestbamosbienatemoriza-dos. La gente ha atizado un hotel4 con rabia porque pensa-ban que el dueo haba llamado al Ejrcito. l alojaba a va-rios turistas. De furia lo han quemado el hotel de ese alemn. l era malo, trataba a la gente mal. Por eso lo han atizado. Tambinhanquemadolasubprefecturayladireccinde turismo.Esopasdespusdequeseescapelministro.Yo no me he animado a perseguirlo al Snchez Berzan porque tena una pistola, ms bien he ocultado a mis hijos. El Zorro los ha enfurecido a todos.Pastora Varela, vecina de SorataJaimeRoque,dirigentedelasubcentralagrariadeSorata yfuncionariodeladireccindistritaldeeducacindeesaregin, siemprepresumidevalentaenmomentosdeconfictoylaapa-ricindelministrodeDefensa,sinescoltayenmitaddelaplaza deSorata,fuelaoportunidadperfectaparademostrarquenoera un hablador. Despus de conversar unos minutos con Adelio Prez, otrodirigentedelacomunidadIlabaya,decidieronencararaSn-chez Berzan y obligarlo a frmar un compromiso para la construc-cindelacarreteraasfaltadaqueuniraasupoblacinconWari-sata. Incluso ya tenan lista la hoja de papel en la que se redactara elimprovisadoacuerdoentreloscampesinosyelZorro.Alistaron todo en una farmacia, en una de las esquinas de la plaza principal, mientras Snchez Berzan suba a los viajeros atrapados en camio-nes, fotas y buses de la Polica.JaimeyAdelioseenvalentonaronmscuandonotaronque algunos pobladores, a una prudente distancia, comenzaban a gritar fuera Zorro y lanzar algunos insultos hacia el colaborador de Goni. Cuando casi eran las 10:00 se animaron a acercarse. Disculpe, se-orministro,podemosconversar?Queremoshacerunareunin conustedparafrmaruncompromisoparaelcaminoasfaltado, ledijoRoque.SnchezBerzanlosmirunminuto,sesecelsu-4 Hotel Copacabana, de propiedad de Eduardo Kramer. Sbdito alemn.41La ltima tarde del adisdor empolvado de la frente, mir al resto de la gente y sigui en lo suyo sin responder. No les hizo caso. Tena otras preocupaciones y se mova deprisa. En persona iba despachando a las seis docenas de vehculoscargadosconturistasyvisitantes,pagabaaloschoferes elcostototaldelospasajesenefectivoyvigilabaquelacarretera permanezca despejada gracias a la presencia militar. Prez insisti: Seor ministro, queremos reunirnos. No hubo respuesta. La poblacin de Sorata contemplaba lo que suceda y reaccio-naba de diferente manera. Un grupo de seoras salieron en defensa del Zorro y comenzaron a insultar a los dos dirigentes acusndolos de indios y achacacheos5. Otros vecinos, que apoyaban el blo-queo de caminos, silbaban al ministro y lo acusaban de asesino. La tensin y polarizacin que su presencia generaba creca con el pasar deltiempo.Todospodanverelrevlverqueasomabapordebajo de su saco de cuero y por eso no se acercaban mucho. Cada minuto que pasaba la plaza se llenaba ms. Llegaban curiosos, campesinos identifcados con el MNR desde hace dcadas y tambin pobladores queeranpartedelasmovilizaciones.SnchezBerzannoprestaba atencin a las reacciones, pero s tena tiempo para abrazar y recibir el agradecimiento de los turistas que estaba por rescatar. A ellos s lesestrechabalamanoylossaludabaconcordialidad.Hizovarias pausasparasaludarsonrientecomoretribucinporlosaplausos quelellegabandesdelosbuses.Losforasteroslotratabancomoa susalvadorylsemovaconconfanza,apesardequesabaque sus guardaespaldas y escolta militar se encontraban lejos. El hom-bre fuertedel Gobierno manejaba la situacin con soltura, casi sin exhibir nerviosismo alguno. Ocasionalmente se comunicaba con La PazyconloscontingentesmilitaresqueaguardabanenAchacachi y Warisata a travs de su telfono celular de ltima generacin. Un Nokia con luz blanca y tapa que se desliza para abajo. Todo marcha-ba bien, pero su comportamiento caracterstico le jug en contra.Despachada la ltima movilidad, los silbidos se multiplicaron contraelhombrequecontemplabaatodoyatodosdesdelosbino-5 Gentlicio de Achacachi, ciudad vecina de Sorata.Boris Miranda Espinoza42culares que llevaba6. Como ltimo gesto temerario grit en voz alta: Estos son bloqueadores, bloquear es contra la ley y ahorita los vamos a capturar y llevarlos. Fue demasiado lejos. La soberbia y antipata con la que trat a los que se acercaron a invitarlo a frmar un compro-miso ya haba molestado a varios. Su amenaza fnal precipit todo. Ya no quedaban turistas gringos para aplaudirlo y los viejos campesinos emenerristas eran la minora frente a la poblacin enfrentada al Go-bierno. Cuando Snchez Berzan lo advirti, era demasiado tarde. Ya eran cinco los hombres que estaban muy cerca de l. Casi lo rodeaban. Apenas a media cuadra de distancia, cuatro decenas de colonizadores afliados a la subcentral agraria que organiz los cortes de ruta duran-te toda la semana lo contemplaban amenazantes. Avanzaban hacia l. Ellos ya saban que el ministro de Defensa los sorprendi en la ma-drugada y rompi su bloqueo. Tambin saban que el camino qued militarizado y una persona haba sido detenida en Warisata. A lo lejos estall el primer cachorro de dinamita.QuenoseescapeelZorro,gritaronvarios.ldecidi apurarelpasohastadondeseencontrabansusguardaespaldas. En mala hora decidi instruirles a los guardaespaldas que lo es-peren a unas cuadras. En mal momento orden a la escolta mili-tar que permanezca en la cancha junto al helicptero. Casi corra mientras escuchaba la rabiosa silbatina a su alrededor. Sali por un callejn que lo llevara hasta el campo deportivo cuando sinti la primera patada en una de sus piernas. El impacto no logr que pierdaelequilibrio.Despuscomenzaronazarandearloyjalar susaco,ahsecaysusombrero.Elapuroylapersecucinle impedan pedir auxilio por telfono o sacar su revlver. Senta el polvo en sus manos y su cara. No tena ms opcin que seguir la caminatayabrirsepasoentrelosinsultos,golpesyempujones. Al fin pudo divisar a sus encargados de seguridad, que corrieron a rescatarlo con premura. Lo rodearon y trataron de frenar a los cinco hombres que se animaron a perseguirlo. Los fornidos agen-tesnolograronsuobjetivoylapresincontinuaba.ASnchez 6 Los binoculares se los haba prestado el padre Sal Oraquine Poma.43La ltima tarde del adisBerzan slo le faltaba bajar una calle con gradas y descender por un corto camino de tierra para llegar a su helicptero. Apenas faltaban unos metros para que llegue a la aeronave mi-litar. Sin embargo cuando pens que los guardaespaldas haban con-tenido a los campesinos y se encontraba a salvo, lo volvieron a alcan-zar. Eran Jaime Roque y Adelio Prez, que ya no estaban interesados en negociar ni frmar ningn documento. Otra vez se mova entre los empujones cuando sucedi... El ministro gir en medio del forceje y recibi el primer revs en su rostro. Fue un impacto directo, justo de-bajo de su ojo derecho. Un puetazo limpio, casi de boxeador. Cuan-do pudo reaccionar se dio cuenta que lo tenan sujeto por la cintura mientras le llegaban ms patadas y golpes de puo. Otros pobladores haban llegado hasta el lugar y los agentes de seguridad poco podan hacer para defenderlo porque tambin eran vctimas del enojo de los sorateos. En medio de la golpiza, las mujeres que lo defendieron en laplazatratarondeacercarsealparadevolverlesusombrero.Ya no importaba. En su intento por escapar tambin haba extraviado su moderno telfono celular. Pareca que todo el pueblo estaba alrededor de la cancha. Al fnal, slo las rfagas que dispararon los militares des-de el helicptero pudieron dispersar a la gente y liberar al maltrecho y asustado Carlos Snchez Berzan. Fueron los primeros disparos. Lo que acababa de suceder se convertira en una fuerza incontenible. El temordelZorroseconvertiraenfuria.Nadieimaginabaloquese vendra en los siguientes minutos. En medio de la polvareda que abra-zaba un calor lleno de escupitajos, insultos, patadas, abarcas, disparos ydosseorasbienvestidasquesostenanunsombreroenlamano, haba comenzado la guerra del gas. Como hemos salido a bloquear en el sector Ilabaya, en Sora-ta han quedado forasteros una semana atrapados. Ese sba-do (20/09/03), a las cinco de la maana, cinco y media, yo he salido de mi cuarto y he visto a los caimanes. Eran ocho. En poco rato han logrado entrar hasta Sorata. Han compra-do refrescos personales y refrescos y en poco rato han hecho aparecerlasfotas.Cargabanlosbusesylosdespachaban llenos. Los dirigentes se han molestado. Le han reclamado al Boris Miranda Espinoza44ministroque informelo que estaba haciendo. Por eso se ha corrido. En las gradas lo han alcanzado, lo han pueteado. Tres personas se han adelantado y le han dado. Lo han he-cho caer su sombrero. En la mitad de la cancha estaba el he-licptero y desde ah nos han disparado. No haba forma de acercarse. Queran detenerlo al Zorro, pero ha corrido hasta elhelicptero.Casideinmediatohacomenzadolarepre-sin. Han reventado gases lacrimgenos y dinamitas en las lomas. Nosotrostambin hemospedidoauxiliopara volver a bloquear. Con chicote hemos convocado a la gente puerta por puerta a los sorateos. Haba que ir a apoyar al bloqueo de Ilabaya. El cantn Laripata tambin ha salido a defender. Hemos ido en movilidades para auxiliar. As ha comenzado la lucha. Aqu siempre ha empezado.Enlalomahemosarrojadopiedras,hemoshechorodar piedrasenormes.Assehanaccidentadoalgunossolda-dos.Ellossehandefendido,peroyanotenanmuniciones. Seleshabaacabadotodo.Nosotrosseguamosarrojando piedrashasta que hemos vistollegar al helicptero. Hemos visto como han bajado grandes bolsas negras con una soga para los soldados. Les han dado municiones y gases. As se handefendido.Ahnoshancontraatacado.Comenzarona aparecer heridos, un muerto inclusive. Ya eran las cinco de la tarde. Era una guerra siempre. Nosotros pensbamos que bamosapodervolverabloquear,peroyanoeraposible. Iban a haber ms muertos. Nosotros hemos conseguido unos cuantosfusilesantiguosquehemostransportadoescondi-dosdesdeAchacachi,peronoalcanzaba.Alapersonaque fallecilahemossacadocargadaenloschicotes.Alosdos heridos tambin. A uno le han tenido que amputar la pierna. LagentehavueltoaSorataenardecidayhacomenzadoa quemar.Benedicto Garca, dirigente de la subcentral agraria del cantn Ilabaya. 45La ltima tarde del adisLa preparacinEn un saln calefaccionado a 24 grados, Carlos Snchez Berzan y su equipo prepararon el rescate de Sorata sin mucha premura. El Zorro escuchaba las opiniones mientras jugaba con un botn de susillnChesterfeld.Dejaronquepasecasiunasemanamientras evaluabantodaslasalternativasymedanlasposiblesconsecuen-cias al detalle. Al mismo tiempo que las organizaciones sociales en todo el pas anunciaban el inicio de una gran ola de movilizaciones, elEjecutivoterminabadeacomodarsusfchasparafrenaraquella avanzada.Elrescatedelosturistasseraelprimerejerciciodela contraofensiva. La maniobra tena que ser aleccionadora. Precisa y contundente.Aslegustabaoperaralhombrefuertedelgobierno deGoni,primeroidentifcarbienlospuntosdbilesdeladversario y despus aprovecharlos para arremeter con violencia. Siempre con fuerzayconlmanejndolotodo.Escuchabaunascosas,pensaba otras. Respiraba tranquilo desde su poder estratgico. A sabiendas de que al fnal, la decisin la tomara l.Para nadie era un secreto que el Zorro tena la particular ha-bilidad de quedar bien parado despus de escenarios confictivos y aprovechartodoslosvnculosquetenaparaganarposicionesde poder.Aslogracomodarasubufetedeabogadosentrelosms demandadosporclientesacaudaladosdelaempresaprivadayel narcotrfco a la vez. l recomendaba y delegaba los trabajos sucios, reciba buena parte de las ganancias y casi nunca se manchaba. Sus buenos nexos con jerarcas militares y con jueces que lograron acce-der a sus puestos durante la dictadura de Luis Garca Meza (1980-1981) le permitieron obtener el prestigio de abogado gana juicios enlosochentas.Todavatenamenosde30aos7.Graciasaesos 7 Carlos Snchez Berzan naci en Cochabambaen 1959.Boris Miranda Espinoza46antecedentes logr acercarse al crculo de confanza de Gonzalo Sn-chezdeLozada,operandolosmillonariosprocesosjudicialesque cada cierto tiempo se le presentaban a Comsur, la empresa minera del destacado lder del MNR.DuranteesetiempoGoniyaeramillonarioyseperflaba comoelsucesornaturaldeVctorPazEstenssoroenelmandodel histricoMovimientoNacionalistaRevolucionario.Adems,su candidaturaalapresidenciaparaelao1993yaeraunadecisin incuestionabledentrodesupartido.SnchezBerzan,encambio, todavanoeraelZorroysureputacinnoeradelasmejores.Su apodo en ese entonces era mucho menos halagador. En los pasillos de los estrados judiciales cochabambinos lo llamaban con malicia el Chulupi. Decan que por colorado y sucio. A pesar de su cercana con los militares y su pasado en Accin Democrtica Nacionalista8, en los primeros aos de la dcada del 90, el abogado gana juicios yaeratodounemenerrista.Sugradodeinfuenciaenlosestrados judiciales de Santa Cruz y Cochabamba era insuperable. Ms de un narcotrafcante se aprovech de aquello y se libr de la prisin.Una vez convertido en el ministro de Gobierno durante el pri-mer mandato de Gonzalo Snchez de Lozada, extendi su predomi-niohaciatodoelPoderJudicialydeapocoseconsolidcomola pieza imprescindible en el equipo del Presidente. En persona oper la persecucin judicial contra los dirigentes del MIR vinculados con el narcotrfco y desde las sombras promovi la violencia que deriv en las 11 muertes en las comunidades de Amayapampa y Capasirca, a fnales de 1995. Con la masacre de Navidad, Snchez Berzan des-plazasusadversarios enelPoderEjecutivoyeseoperativologr devolver la veta a sus dueos: un consorcio de capitales extranje-ros9.En el interior del Movimiento Nacionalista Revolucionario, el Zorroseforjbastantesenemigosentrelosnuevosliderazgosque aparecan. Le pas lo mismo con algunos de los dirigentes histricos. 8ADNfueelpartdoqueelgeneralHugoBanzerfunddespusdeconcluidoslossieteaosdesu dictadura. 9 Da Capo Resources Ltd. y la empresa Grange.47La ltima tarde del adisEs as que el consentido de Goni lleg a estar enfrentado con Mario Cosso, Jos Guillermo Justiniano, o Guillermo Bedregal sin que eso provoque prdida alguna en su grado de infuencia. Ni siquiera los familiares del jefe nacional del MNR, como su yerno Mauricio Bal-czar, sus hermanos o la propia primera dama Ximena Iturralde,lo vean con agrado. Eso a l no le importaba gran cosa, l ms bien se preocupaba en anular a cualquier cuadro movimientista que se pue-dameterensucamino.lactuabasincontemplacionesy,apesar de que enfrent ms de una dcada de disputas intrapartidarias sin cuartel, el 7 de agosto de 2002 jur como ministro de la Presidencia en el inicio del segundo mandato de Snchez de Lozada. Era, una vez ms, el principal miembro del gabinete. El imprescindible.Unosmesesdespus,yaconvertidoentitulardeldespacho deDefensa10,eraelprincipaloperadorencargadodeneutralizarla ola de movilizaciones que se venan. Gonzalo Snchez de Lozada y su gobierno estuvieron conscientes todo el tiempo que ms tempra-no que tarde les tocara enfrentarse contra el bloque popular que se consolidenlosaosprevios.ElloshabanvistoaHugoBanzery aTutoQuirogatambalearantelaofensivadeestosnuevosactores ycomprendanquebuenapartedelprogramadegobierno,com-prometido del todo con el billonario proyecto de venta de gas hacia EstadosUnidos,estabaradicalmenteenfrentadoconlosplantea-mientos de los movimientos sociales. El Presidente era un hombre con muy buenas conexiones en las principales entidades del capital fnancierointernacional,sinembargomuchosdelosrescateseco-nmicosquereclamabacondesesperacinleerancondicionados aconcretarelemprendimientodeexportacindelaPacifcLNG11. El Ejecutivo estaba atado y vea en la subasta de los hidrocarburos la nica salida posible. Suspender el plan por las movilizaciones y, 10 Snchez Berzan tuvo que dejar el ministerio de la Presidencia despus de los enfrentamientos y 32 muertesdeFebreroNegro,sinembargoel6deagostodelmismoaoreaparecienelgabinete deGonzaloSnchezdeLozadaconvertdoenministrodeDefensa.Esunamuestraelocuentedela necesidad que senta Goni por tenerlo entre su principal equipo de colaboradores.11PacifcLNGeraunconsorciodeempresasformadoporRepsolYPF(37,5%),BritshGas(37,5%)y PanAmerican Energy (25 %). Este consorcio tena concesiones de explotacin de gas en el sur Bolivia yparamonetzarlasfrmunpreacuerdoconlaestadounidenseSempraafnalesdel2001paraun proyecto con una inversin asociada de 5.000 millones de dlares para exportar gas a California.Boris Miranda Espinoza48peoran,llamaraunreferndumounaAsambleaConstituyente paraconsensuarconelpaseraimpensable.Conlapresindelas transnacionales y organismos internacionales encima12, al equipo de Goni slo le quedaba derrotar a las manifestaciones en las calles.El rescate de los turistas en Sorata sera el primer gran incon-veniente a superar. El choque inicial de fuerzas. A esas alturas ya se saba que La Paz estaba muy cerca de quedar rodeada por marchas de campesinos que avanzaban desde cuatro puntos diferentes, tam-bin se tena conocimiento de los paros que convocaban las juntas vecinalesalteasylahuelgadeFelipeQuispejuntoa2.000ind-genasenlaradioSanGabriel.Elltimoreporteindicabaquelos cocaleroschapareosamenazabanconsumarsealosbloqueosdel Altiplano, y un primer bloque de mineros de Huanuni ya haba in-gresado hasta la sede de gobierno apenas una semana antes. El des-bloqueo en Warisata, junto con la liberacin de los viajeros y la de-tencin de algunos campesinos, deba servir como medida de efecto para obligar a retroceder al resto de los sectores movilizados. Nada poda fallar. Era el momento de poner en marcha la maquinaria de respuestaquesehabaconstruidodesdelasprimerashorasdela Presidencia del MNR. Enlosprimerosdasdelaadministracingonista,enPalacio de Gobierno recibieron una evaluacin elaborada por los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas con un diagnstico devastador: la culminacin del periodo constitucional 2003-2007 sera muy difcil de conseguir. Los militares no la garantizaban y por eso la planifcacin de la respuesta hacia los sectores sociales sublevados comenz mucho antes del bloqueo en las afueras de Sorata. La contraofensiva guber-namentalsecomenzaprepararcasialmismotiempoqueGonzalo Snchez de Lozada asuma su segundo mandato. Entre los militares, el Congreso y el Ejecutivo prepararon el terreno.El primer indicio de que Goni y los suyos no estaban dispues-tos a pasar por los mismos sofocones que sus inmediatos predeceso-12 En 2002 se hablaba mucho que el mercado estadounidense manejaba cuatro nuevas opciones ante la lenta toma de decisiones en Bolivia: Camisea en Per; Las Islas de Sakhalin en Rusia; Western Shelf en Australia; y Botang en Indonesia.49La ltima tarde del adisres fue la aparicin del Manual de uso de la fuerza del Ejrcito13. Ese instrumento de control de la protesta social fue puesto en vigencia apenas ocho das despus del juramento del mandatario emenerrista en Palacio Quemado14 y tena el objetivo de regular el uso de la Fuer-za, el empleo de las armas y respaldar el accionar operativo. Adems, contenadisposicionesqueconsiderabancomoactossubversivosa hechosvandlicos,delictivos,bloqueos,marchas,manifestaciones, etc.. Por si fuera poco, el manual determinaba que las normas que ah se incluan proveen legitimidad, legalidad y parmetros dentro de los cualesunaUnidadempleada()puedeadministrarviolencialegal protegiendo los intereses del Estado y al personal propio, controlando suparticipacinyevitandoexcesosquequebrantenlasleyes.Eran las condiciones que las Fuerzas Armadas pusieron para combatir a las movilizaciones y que el Gobierno acept.Cinco meses despus apareci el Plan Repblica, otro instru-mento militar salido del Ejrcito que permita la intervencin de la tropaengrandescantidadesydeunidadesespecialesdelasFFAA en disturbios civiles15.El instructivo, que poda ser activado en cual-quier momento por instruccindel Comandante de la primera fuer-za militar, permita a los uniformados iniciar maniobras aplicando los principios de masa y sorpresa16 en casos de desbloqueo de ca-rreteras,controldedisturbiosciviles,apoyoalaPolicaNacional, controldeconfictostnicos,confictossecesionistas,depredacin del medio ambiente y confictos generados por los movimientos sin tierraentodoelterritorionacional.Cuatrodasantes,Gonzalo SnchezdeLozadahizounpedidopblicoalasFuerzasArmadas para actuar en contra de los sectores que buscaban desestabilizar a su Gobierno. El da que se present el Plan Repblica fallecieron cincococalerosenmediodelarepresinenelChapare.Unosdas despus, en San Isidro e Ivirgarzama, fallecieron otros tres campe-13 Resolucin N 11/02 del 14 de agosto de 2002.14 Apelatvo con el que se conoce al Palacio de Gobierno en La Paz.15 El Ejrcito Nacional con sus Grandes Unidades y Fuerzas Especiales ejecutar operaciones de apoyo a la estabilidad de la Repblica con orden, en su jurisdiccin, para garantzar el ordenamiento legal a fn de permitr el ejercicio de los derechos consttucionales. Plan Repblica, 13 de enero de 2003.16 Principios que se utlizan tradicionalmente en situaciones de guerra.Boris Miranda Espinoza50sinosporimpactodeproyectilesdeguerra.Ytodavanosehaba activado el famante instructivo de guerra del Ejrcito.Cuando nosotros salimos a las calles para dominar una si-tuacin de convulsin social, es imposible pedirnos que sal-gamossinarmasdefuegoyescasiimposiblequestasno sean disparadas. Por principio, un ofcial no puede permitir bajoningunacircunstanciaquesucompaasearebasada yeventualmentederrotada,poniendoenriesgolavidade algunodesusmiembros.CuandoelEjrcitosalealacalle para imponer el orden que la Polica ha perdido, hay que sa-ber cul es el riesgo, el costo y la responsabilidad poltica de quien da la orden. Jams saldr un contingente militar sin que una parte de l tenga proyectiles letales.Integrante del Alto Mando Militar17Finalmente, el 4 de agosto, Goni promulg la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, que se aprob el Congreso en se-sin extraordinaria. La nueva norma ampliaba las penas referidas a delitos contra transportes y atentados contra la seguridad de los servicios pblicos con el objetivo de criminalizar (ms) las movili-zaciones en todo el pas18. Las FFAA, despus de tres aos de protesta y rebelin, recla-mabancapacidadderespuestaalaofensivadelasorganizaciones sociales19. As se lo dijeron a Goni y a Snchez Berzan en una de las primeras reuniones del nuevo Alto Mando en el Palacio de Gobier-no. Haban comandantes que estaban obsesionados con imponer el 17 Frase que Carlos Mesa cita y atribuye a un jefe militar con el que convers durante su presidencia. (Ver MESA, Carlos. Presidencia sitada. La Paz, Plural. 2008. P. 105.)18 Todos estos instrumentos fueron presentados por las vctmas de octubre de 2003 como prueba de la maquinaria estatal que se conform para dar va libre a la represin violenta con armas de guerra. (Ver: BRACAMONTE, Marcelo, Et. al. Hacer justcia. La Paz, Comit Impulsor del Juicio de Responsabi-lidades a Gonzalo Snchez de Lozada y sus colaboradores. 2011.)19 Es uso indiscriminado de las armas de fuego, armas blancas, medios prfdos e ilegales por parte de los elementos subversivos, en los confictos sociales generados por ellos, ocasionaron lesiones o la muerte del personal de Cuadros y Tropa que partciparon, por tanto las FFAA y en especial el Ejrcito requieren un documento regulador que norme el accionar operatvo para garantzar la vigencia de la CPE y el esta-do de derecho en este tpo de confictos. Manual de Uso de la Fuerza, captulo I, prrafo F.51La ltima tarde del adisprincipiodeautoridadacualquierprecio.Estabancansadosde tantapuebladairrespetuosaconlasgloriosasFuerzasArmadasde la Nacin. Por eso se prepararon como lo hicieron. Mucho antes de queungrupodeturistasquedeatrapadoenSorata,lamaquinaria estatal para responder a la multitud en las calles estaba lista. El Plan Repblica se activ el 11 de septiembre. Esemismoda,SnchezdeLozadareconociantealgunos periodistasqueloqueestabaporsucederibaaserdecisivo.Para su presidencia, para la clase poltica y para Bolivia toda. Optimista yconscientedelamagnituddeloquesevena,Goniinvitadi-rectoresyejecutivosdemediosdecomunicacinaalmorzarasu residencia para hacerles conocer que estaba seguro que su gobierno venceralaguerra.Desatadalamasacre,volveraarecurriraellos furioso y desesperado, pero en ese momento ni lo sospechaba. To-dava crea que la violencia que su aparato represivo poda generar apagara la rebelin, aunque aquella empresa cueste algunas muer-tes y confnamientos. Varios miembros del empresariado meditico y jefes de prensa celebraron la buena noticia. Al fn volvera el or-den y se terminara el tiempo de los bloqueos y las marchas. Ya haba sido demasiado el atrevimiento de ese puado de indios, cocaleros y campesinos alevosos. Brindaron por el Presidente y por su Bolivia. Gonicreaposiblelograraquelloyporesodecidiseguiradelante con lo planifcado. Dio la orden.El18deseptiembre,elZorrorespirprofundo,sepusolas manos sobre las piernas y de un solo envin se levant de su Ches-terfeld.Mirlacalle.Sedistrajounsegundoconunminibsque interrumpa el transito. Se tomo un segundo ms para no pensar en nada y decidi que era el momento.53La ltima tarde del adis2La promesa de Warisata55La ltima tarde del adisEl operativoLa Polica no estaba convencida de precipitar un operativo tan gran-de y violento en Sorata. Su razonamiento era fcil de comprender: no existan rutas de salida aparte de la carretera principal y la prdida del control en la zona dejara a los turistas y pobladores del pueblo sin un camino por el cual escapar. Un eventual enfrentamiento no tendra vlvulas de fuga y slo podra culminar con una fuerza aplastando a la otra. A pesar de ello, dos contingentes verde olivo1 fueron enviados a lazonadeconfictoel18deseptiembre.Recibieronlainstruccinde aguardar en las afueras de Achacachi, a la espera de la llegada de refuer-zos del Ejrcito. Ese mismo da, las tres fuerzas militares recibieron la instruccin de mantener alerta general en condiciones de ser emplea-das grandes y pequeas unidades. Compaas de lite como la Fuerza Especial F102 y el Comando Anfbio3 de la Fuerza Naval tambin haban sido convocadas. Las FFAA estaban en ambiente de guerra mucho an-tes de que comiencen los bloqueos en el Altiplano, desde que el general Veliz activ el Plan Repblica. Estaba todo listo para la operacin que dara una leccin a los movimientos sociales. El 19 de septiembre, Carlos Snchez Berzan y Yerko Kukoc, ministrodeGobierno,sesubieronenunhelicpterodelaFuerza Area y conversaron sobre lo que estaba por comenzar. A bordo del Lama4 sobrevolaron toda la regin altiplnica y el ingreso a Sorata conelobjetivodeidentifcarlospuntosdecortedecarreterayla cantidad de campesinos que resguardaban los bloqueos. Esa misma noche se ofcializ la ejecucin del operativo en una reunindentrodelComandoGeneraldelEjrcito.Enelencuentro 1 Apelatvo con el que se conoce a los miembros de la Polica.2 Fuerza Especial Contraterrorista Conjunta F10. 3CentrodeInstruccindeComandosAnfbios,esunaunidadespecializadadelaFuerzaNavalque tene instruccin antterrorista, rescate de rehenes y operaciones anfbias.4 Nombre con el que se denominaba a la aeronave de la Fuerza Area.Boris Miranda Espinoza56estuvieronSnchezBerzanyKukocjuntoalosgeneralesGonzalo Rocabado,JefedelEstadoMayor;RobertoClaros,comandanteen jefe de las Fuerzas Armadas; Juan Veliz, comandante del Ejrcito, y el almirante Luis Alberto Aranda, comandante de la Fuerza Naval. El Zorro empez el debate sealando que por orden de su excelencia, el Presidente de la Repblica y despus de un anlisis minuciosos de lasituacinsedeterminrealizarunaoperacinderescateconuna fuerza de tarea militar y policial. La accin conjunta dirigida por el ministro de Defensa tena que empezar a medianoche.Dosgrandescontingentesdefuerzacombinadafuerondesig-nados para ejecutar la intervencin. Uno ingresara hasta Sorata para sacar a los viajeros varados mientras el otro aguardara en la localidad de Warisata, pues se saba que en ese lugar poda precipitarse un en-frentamiento con los campesinos atrincherados en la Escuela Normal y el famoso cuartel de Qalachaca. La Polica y el cuerpo de Bomberos se plegaran en el camino con la tarea de desbloquear la carretera con velocidad.200 soldados y 75 miembros de la institucin verde olivo tenan la tarea de llegar hasta el corazn de Sorata. El segundo contin-gente quedara compuesto por 297 militares y 45 ofciales5. Tena que resguardar toda la ruta de retorno hasta La Paz e intervenir en caso de cualquier inconveniente que se presente. Poco antes de que salga el sol, cinco campesinos fueron reduci-dos y maniatados a patadas y culatazos. Tres de ellos caminaban por las calles de Warisata mientras otros dos presenciaron sorprendidos como los militares destrozaban sus puertas y apuntaban con armas hacia sus familias. Su pecado fue tener la luz encendida en el momento en el que llegaron los uniformados. Todos quedaron secuestrados y acusados de sedicin y delincuencia. El operativo haba comenzado con una accin de sorpresa, tal como sealaba el Plan Repblica. La accin deba in-cluir, adems, detenciones de re