Libro Lambayeque 2

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Observaciones

• El 90% de los textos encontrados en este libro son coplas y poemas, aunque también se han encontrado relatos de historias. Dentro de los problemas, se ha detectado que en la época solían tildar la palabra fue (fué) y usaban la “i” en vez de la letra “y”. Otra particularidad que se ha detectado es que escribían los nombres de números compuesto de corrido; por ejemplo, treintiocho.

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Prólogo, en verso.- Lambayeque ----------------------------------------------------------- 4

Índice

Chiclayo --------------------------------------------------------------------------------------- 9

Lima-------------------------------------------------------------------------------------------- 13

Versos y cantares populares anónimos --------------------------------------------------- 18

Documento sin titulo ------------------------------------------------------------------------ 25

Improvisaciones anónimas ---------------------------------------------------------------- 114

“Cumanas” o diálogos poéticos ----------------------------------------------------------- 126

Improvisaciones de poetas varios -------------------------------------------------------- 199

José Barba (Lambayeque) ----------------------------------------------------------------- 276

Poesías políticas satíricas ------------------------------------------------------------------ 285

Bernardo Céspedes (Lambayeque) ------------------------------------------------------- 336

Arturo Schutt y Saco (Chiclayo) ---------------------------------------------------------- 341

Antonio Asalde, “El Ciego de Nacimiento” (Chiclayo) ------------------------------- 351

Germán Leguía y Martínez (Lambayeque) ---------------------------------------------- 356

José María Cortez Arizola (Chiclayo) -------------------------------------------------- 368

El Negro Inés. Inés Castillo “ Benebacno” (Lambayeque) --------------------------- 379

José Arenas y Delgado “Chocano”(Chiclayo) ----------------------------------------- 387

Vicente Ruíz y Carmen Suárez (Lambayeque) ---------------------------------------- 391

José Eugenio Lora y Lora “Jelil” (Chiclayo) ------------------------------------------- 408

Manuel María López Tovar (Lambayeque) -------------------------------------------- 421

José de Guevara “Juyupe” (Chiclayo) --------------------------------------------------- 459

Inocente Vera y Paz (Lambayeque) ----------------------------------------------------- 466

Martín G. Herrera (Chiclayo) ------------------------------------------------------------- 495

Daniel Aldana ------------------------------------------------------------------------------- 515

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Higinio Piñarreta ---------------------------------------------------------------------------- 527

José Mercedes Ramos Barreto “Señorote” (Lambayeque) ---------------------------- 530

Emilleno Niño (Lima) ---------------------------------------------------------------------- 557

Augusto D. León Saranoiarán “Noel” (Lambayeque) --------------------------------- 564

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Allá en mi tierra, tierra mochica,

Lambayeque

Que fué primero que el Incanato,

Tierra caliente, tierra muy rica,

Todo es alegre, todo es barato.

Volemos juntos en dos “píajenos”

A recorrerla toda al través,

Y regresemos del “buche” llenos

a saborearnos de ella después.

Allá en mi tierra lambayecana,

Canta “La Taza”, que es surtidor,

Llama a su dueña, la Capullana,

Y le hace muecas al aguador.

Cuando cualquiera pájarabobo,

Ágil “chiroquea” da su canción,

En la alta copa de un algarrobo

Dice la “chilala” que es la oración.

Cuando el gusano se desespera

Por la repunta del mes de abril,

El carolino que ya está en era

Sino fue vano de diez por mil.

Cuando en el puente de los “Cuatrojos”,

Con una buena “tuza” en la mano

O con balazos o con “espojos”

Se sale el mugre lambayecano.

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Y cuando llega Semana Santa

Y las tinieblas miedo nos dán

Se oye, en San Roque, la voz que canta:

Las empanadas de “ñas” Millán.

Cuando la “geta” de los “Sarmientos”,

Con fuertes voces y gritos longos

Va haciendo el bajo, con sus lamentos,

A aquellos “dobles” de los “Manongos”.

Y cuando el médano-ola dormida

Al sol de enero lo deba bizco,

Hace presente que no se olvida

Del cordononazo de “San Francisco”

Cuando en el baño, “La Carramuca”

O en “La Parrita” de Sernaqué,

Se hace “la moga”, se come yuca,

Se juega “el pato” con solo un pie.

Cuando en las noches lambayecanas

Los farolitos, únicas luces,

Van “trompenzando” con las callanas

Que abundan tanto por las Tres Cruces.

Y algún caballo, que el cuello mete,

Con “mamacona”, freno y “bocao”,

Que sin aviso bota al jinete

Y va a asilarse donde “Cocao”.

Ningún muchacho, no de combina,

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Aunque luciera su nueva “muda”,

Con amenazas o con propina,

Pasa una valle: “Mano Peluda”

Esos muchachos siempre tan locos

Y casi todos de “mala laya”,

Bien en El Palmo juegan los “ñocos”

O en el Progreso su tres en raya.

El “Pozo e Cuneo” no está de moda;

Tu “Alcantarilla” recuerdos lloras;

Y ni en la enorme Pampa de Soda

Vuelan pandorgas, pavas cantoras.

En ese tiempo, tiempo que fue

Todos comimos, rico o indigente,

Maní cubierto de la Viñé

O raspadilla de la Valiente.

Yo haciendo gala de mi memoria

Hoy en el “vado” me zambullí,

Y para hacerles la bocagloria

Allí está el frito de las Cufí.

En aquel tiempo, las gentes de antes

Sólo bailaban grave minué;

Pero en las fiestas de las Pesantes

Se comenzaba por el paspié.

En ese tiempo de ilusión plena

Nunca falta fé ni fervor:

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Sebastián vivo, la Magdalena

Y sobre un burro Nuestro Señor.

Estas dos manos echas pedazos

Para mi tierra que tanto amé;

Pero aún me duelen los palmetazos

Que daba en ellas don Chanamé.

Aquí La Távar con su trapiche,

Acá una chicha de mote arrecho,

La cual remoja siempre un seviche

Que se lo comen de trecho en trecho.

Antes “piajenos”, hoy se ven autos;

Antes carretas, hoy son camiones,

Que dejan tiesos a los incautos,

Con sus sombreros de palma, alones.

Antes candiles de kerosene,

Con luz perenne, quieta y temprana;

Hoy luz eléctrica que se detiene

Cuando el Alcalde le da la gana.

Hoy nadie monta ningún tordillo,

Ya no hay monturas ni de cajón;

Hoy ningún cerco tiene portillo

y ni siquiera se ve un zanjón.

La hora de ánimas, la de agonías,

Ya la campana sus dobles daba;

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Se iluminaban …1

Y a algún ricacho se despensaba.

Bernardo Céspedes, Saco, los “Tellos”,

Los Iturregui y los “jarobau”;

Hoy nadie sabe que fueron ellos: cachema

Cachema fresca o “pescau salau”.

Tal es mi tierra vieja y lejana,

“panteón de vivos” de Lambayeque,

Que por escudo tiene una sana

Prosa solemne de querequeque.

Tal el recuerdo que es alegría,

Tal Lambayeque que viví yo;

Rezemos todos de noche y día

Por el ensueño que ella nos dio.

Dice una historia, vieja y lejana

Que una esperanza resucitó;

Así a mi tierra labayecana

Ver como era antes la quiero yo.

Chiclayo en todo Siete de Enero,

Chiclayo

En esa calle triunfó feliz; 1 No se logra leer las siguientes dos palabras.

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Dejó su sangre y amor entero

Por José Balta y Leonardo Ortíz.

Elías Aguirre, glorias de antaño,

Los “Maradiegues”, los “Salazares”,

Ferré “Peredos” y los “Buenaños”,

Que son recuerdos quita pesares.

Allá en Chiclayo, vieja Collique,

Cuando los Tanques hacen su agosto,

Los Bulnes venden ron de Sallique

Y los Gamarra su verde mosto.

Allá en la huaca de los Peredo,

Los guapa hacen su reunión

Y todos juntos sin asco o miedo

Comen “manías” y salpicón.

Cuando en la Pampa de los Chirinos

Las Sociedades mucdan de cargos;

Por los desagües de los caminos

Hasta los dulces salen amargos.

Cuando la banda “la Peor es nada”,

Da su retreta, que es dar de gritos,

La voz de “fuera”, bien enchichada

Se oye que lanza don Vallejitos.

Cuando en la calle del Calzoncillo,

Nombre que sabe mucho a Chiclayo,

Algún cholito luce su brillo

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Y el de su socio, cualquier caballo.

Cuando hay jarana, cosas de locos,

Con remojado por dentro y fuera,

Es a “Las Uvas” o es a “Los Cocos”.

Que todos marchan a la carrera.

Allá por Pulen o por Yortuque

Los chanchos nadan como en su casa,

Allí hay guayabas, “muñiga” fuque…

Pero su carne siempre es esa casa.

Y en el alegre Buente de Roque,

Que es Municipio, colca y Panteón

Se vuelve grande cualquier Eneque

Y se hace guapo cualquier Pechón.

Nuestra Chiclayo por ditintivo,

A los de casa y a los de afuera,

Algún chascarro, que al rojo vivo,

Anda cantando Martín Herrera.

Tiene su vicio que es el camote,

El cual adorna dorado frito;

Que se ombina con fresco mote

Y con la chicha del Aromito.

Para ese pueblo comida y dicha

Está en los bagres, lifes, zapallo

Y por bebida tiene la chicha

De Conde Falen: agua y bichayo.

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Siempre hay chilcanos, cuajadas, chupe,

Papas rellenas del “chino ñato”,

Y se oyen versos del gran Juyupe

Que le improvisa al arroz con pato.

Allí ha vivido doña bubónica,

Iluminada con su candil,

Que se encendía por la Verónica

Con el badajo de Pablo Mil.

Hay la Purísima, cohetes de arranque,

Hay quitasueños de ruidos varios,

Y el suelo raspa pulido “yanque”

Del mayordomo don Manuel Larios.

Olvidan pronto la gusanera

Si oyen al “Vendito”;

Los chicos salen a la carrera

Sí en los Portales ven a Agapito.

Tal es Chiclayo, Cinto y Collique,

Pueblo de jora “mulos” y poncho,

Que airosa luce viejo alambique

Del cual se beben todos el concho.

Y aunque el recuerdo me tiene enfermo

Por la custodia que me robé

Ya me he olvidado del Padre Eterno

Y echas las paces crece mi fé.

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¡Salud foráneos de Lambayeque,

Lima

Presto los hemos traido aquí,

Nosotros, gente de güerequeque,

Para que coman con harto ají.

Hay un paisano que sabe a Reque,

Algunos cuantos a Monsefú:

Viejos caciques, los Farromeque,

Nuevos alcaldes, los Arbulú.

Desde cantares de Villa de Eten

Hasta los brujos de Penachí,

Todos los nuestros su pico meten,

Toda la tierra se encuentra aquí.

Pero la gente que es de Chiclayo.

Que come el mango cuando está “gecho”,

Dice que tiene gusto a “Bichayo”

Toda la chicha de mote arrecho.

Pero no importa, que somos buenos

“contimás” gente desproporción;

Los dejaremos muy pronto llenos

Y los foráneos de esta función.

Como queremos pasar los ratos

Con alegrías y sin enredos

Verán Uda, que de esos platos

Ellos se chupan pronto los dedos.

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Como un desquite lamabayecano

Ya que ninguno nos pisa el poncho

Haremos de ellos, tarde o temprano,

Se tambalean con nuestro concho.

Como el axioma lambayecano

Haremos siempre los superior:

Primero paisa que Dios, hermano,

Dice el adagio que es un primor.

En este día claro y ufano

El Sol revienta de indigestión;

Porque se siente lambayecano

Aunque es limeño de corazón.

Por gentileza muy chiclaya,

Y del obsequio nadie se asombre,

A los foráneos esta mañana,

Todos ofrecemos en nuestro nombre.

Todos, “paijenos”, pájarobobos,

Huacas, “chucaques”, chisco8s, mameyes,

Guayabas y hasta los algarrobos

Saben que de ellos somos los reyes.

Para que nada falte en la fiesta

Puesto que estamos en Lambayeque,

Hoy les brindamos por toda orquesta

Los cascabeles del guerequeque.

También tenemos burros “hechores”,

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Dos ajisecos, pluma pegada,

Manguitos dulces de los mejores

Y “cochayuyos” en ensalada.

Y tomen claro del morropano

Y en el instante se acordarán

Bien de un camote que sea “jepano”

O de algún toro que está “chiclan”.

Aquí un “biringo”, más allá un gato,

Gato cenizo junto al fogón,

Entre corcovos hace un buen rato

“masaído” el zaino por el zanjón.

El zapateo se come al suelo,

Se acaba el “mulo” con la “chcucila”

Y por los aires se escucha el vuelo

De dos pericos y una cucula.

El arpa entona la “concheperla”,

“cholo bandido”, dice el cajón;

La “chirimía” por componerla

Le dice al zambo que es un tragón.

Para algún choclo de mesa, en grano;

Tenemos bagres en sus panquitas;

Para los dulces de Bejarano

Hay chocolates de las Goditas.

Para algún plato de la jardinera,

Para una papa a la huancaína

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Hay los tamales de la “Zañera”

O arroz con pato “dionde á Fina”.

Si con turrones de doña Pepa

Nuestros foráneos al Cielo ván,

Los seguiremos de pura chepa

Con empanadas de las Millán.

Si hay mazamorra de esa morada,

Hay su coteja, nuestro champuz;

Esa la come bella tapada

Y este una china con su capuz.

Para alguna agua de pasteurina,

Inofensiva como la leche

Hay una cosa fuerte y divina;

¡catay! La chicha de la Perleche.

Aquella chicha luce en las caras

bien de los Graña o de los Pechón;

Graña hace cosas graves y raras

Con la cureta, con el cajón...

Pero el injerto nuestro, paisanos,

El panadero chino Pechónn

hace primores con sus dos manos:

¡hace tortitas de chicharrón!

Nuestros foraneos en este día

Nuevos paisanos son de intensión;

Pues los haremos por simpatía

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Ya que no pueden ser de “nación”.

Por la “orilla de la “playa”

“vide” una “pajarite “volande”

“ere” don “Pedro Carrillo”

Con su “leve” large”,

Su “sombrere” “jipe”,

Su “zapate baje”

Que “vive” don “Pedro Carrillo”

Con don “Manuel Escajadillo”

¡Que “vive”!

Todos vienen con su puntero;

A esta Escuela

Eso sire a cada uno

“pa” que le cuiden el agujero.

Este chupe está decente

Con camarones de pozo,

Por eso dice esta gente

Que tiene contento el gozo

Y aunque falte la apitada

Al camarón páncijal,

No le criticamos nada,

Pues no está del todo mal.

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Es un asunto trivial

Con buen seviche almorzar;

Pero mejor ea no hablar

De ese palto sin rival

Mejor es no decir nada

Nos ensevichan con maña,

Aurelio Miro Quesada

Y nos ensevicha Graña.

No dejes que ningún hombre

Te agarre el traje al pasar,

Vaya a ser cosa que quiera

Abrir la úerta y “dentrar”.

La mujer soltera

Que no tiene amores,

Es como la bulla

En los zacadores.

El hombre casado

Que no tiene engaños,

Es como las canas

A los dieciocho años.

Si no está en su casa

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La mujer casada,

Es como la vaca

Fuera de manada.

El hombre soltero

Sin su perdición,

Es como algún gato

Techero y capón.

La niña maltona

Que no da un traspiés,

Es como un venado

Que no tiene pies.

Muchacho que nada

Como con su mano,

Es como una chacra

Toda de arróz vano.

Chinita de quince

Que es seria y honrada,

Si no tiene un hijo

Ya no vale nada.

Blanquita de veinte

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Que no haga enveloco,

Es como “mamarse”

Con agua de “checo”.

Injerta que tenga

La vida ordenada,

Es como tomarse

cañazo en pomada.

Nunca vuelvas a pasar,

De noche, por mi tejado,

No vaya a decir la gente

Que eres un gato escamado.

Del águila sólo quiero

Las plumas del espinazo

Para “escribirle” a mi suegra

La mala vida que paso.

A los ángeles del cielo

Les voy a mandar pedir

Una pluma de sus alas

Para poder escribir.

Dame con tu piquito

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De lo que comes,

Como hacen las palomas

Con sus pichones.

Con sus pichones madre,

Qué cuento es este?

Quieres botín con taco

Sin que te cueste.

Sin que te cueste mi alma,

Fuego violento.

¿Cómo puedes moverte

Con este adentro?....

Cuando a ti te estén peinando

Ese tu hermosito pelo,

A mí me estaran bajando

De la cama para el suelo.

Cuando estés acompañada

En tu reunión de gente,

A mí me acompañaran

Cuatro velas solamente.

Cuando a ti te estén poniendo

Esos brillantes y anillos,

A mí me estarán llorando

Cuatro amiguitos queridos.

Cuando a ti te estén poniendo

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El vistoso “sobre ufano”

A mí me estarán poniendo

El cordón San Franciscano……

Cuando a ti te estén llevando

A la Iglesia, a casar,

A mí me estarán levando

Cuatro amigos a enterrar.

El que tiene velo hace velas,

El que tiene piña hace aloja,

Y el que tiene su pan con su queso

Come a la hora que se le antoja.

La toma de Roque,

Chicha de Jequetepeque,

El ajuste del breque,

La salida a Lambayeque,

El gusano y el fomeque.

Rrelación de muertos y heridos

Y cuantos están fundidos,

Noticias interesantes,

Sucesos espeluzantes,

Y ni más ni menos que antes…..

Saca la piedra del río

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Saca la piedra del mar,

Y esta piedra stá muy dura:

Yo no la puedo sacar.

Cuando un perra pare

Todos quieren un perrito,

Para dejar morir de hambre

A ese pobre animalito…..

Catis entre blanco y rosa,

Y que se parece mucho

A jazmines de lo raina,

Mezclados con caragucho.

Labios finos que al mirarlos

Infantilmente me arrobe;

Pues son dos pequeños fibras

De corazón de algarrobo.

Tus dientes todos parejos,

Que exaltan tu rostro hermoso,

Son dos hileras de granos

De choclo verde y lechoso.

Tus ojos negros, retintos,

Parece que le han robado

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El color a las “huairanas”

Del algarrobal talado.

Cutis, labios, dientes ojos,

Singulares, especiales,

Comparables solamente

A producto- regionales.

Caracuchos y jazmines,

Huaironas, choclos verdones:

Mezcla que te dio el secreto

Para rendir corazones.

Belleza nuestra, Belleza,

Nacida para adorarte;

Sólo en mi región existen

Cosas con que compararte.

Cuando pasas junto a mí,

Te arrojé a los pies, ingrata,

Mi poncho fino allistado

Y mis espuelas de plata.

Monta en mi zaino brioso,

Que está en el gramalotal,

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Como montan en mi tierra

Las reinas del Carnaval.

Siempre que te veo en autos

Perder tu gentil donaire,

Saco de atrás mi “Eamí Guesen”

Y hago disparos al aire.

Yo todo por ti lo diera:

Hasta mi yegua moruna,

Que compré en Olmos por veinte

Fanegas de arróz fortuna.

Mi querido amigo Burga,

Por no decir un dislate

Este plato ha sido purga

Hecho en salsa de tomate.

Hemos tomado una humita

Envuelta panca de chola;

Esta es una fritanguita

Preparada a la española.

El que ha hablado de cabrito,

El que ha hablado de carón

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No sabe que gran tesoro

Es Eulogio Colichón.

(Dovumento sin título)

La señorita Rosa Lucila Boggiane, para tomarle el pelo, en forma cáustica a don Julio Garazatúa, quien tenía un par de ojos que no estaban de acuerdo con sus órbitas y que vivían espantados de encontrarse en aquella cara, le llamó por teléfono desde Ferreñáfe, para preguntarle si en la botica donde estaba empleado, que era “La Esperanza”, de propiedad del doctor José Díaz Salazar tenía “ojos de cangrejo”, un remedio muy usado en la Edad Media, disfrazando con este nombre la tremenda ironía de la pregunta.

El diálogo fue corto, pero sustancioso y significativo.

La señorita Boggiane preguntó:

- “Oiga Ud., señor Garaztúa, tiene Ud. Ojos de cangrejo?. A lo que el ofendido, que no era ni manco ni tuerto, respondió:

Con este motivo, los dos mejores poetas ironistas de Chiclayo, es decir Jolil, o sea José Eufemio Lora y Lora y Fritz, esto es Alfredo Valentín Carrión, compusieron la siguiente versada, que por lo poco que nosotros entendemos de estos menesteres poéticos nos parece que la primera parte corresponde a éste y la última a aquel.

Si fuera una obligación Para la mujer o el hombre

Dar idéntica impresión De lo , que ofrece su nombre,

Y llevar puesto en la cara, En el cuerpomo en el vestido

Algo que significara Lo que dice su apellido;

Entonces, sí, mucha gente, Que no hace ni bien ni mal,

Se vería derrepente Convertido en animal.

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Lo que sigue es enteramente anónimo, por lo mismo nos puede pertenecer a todos o mejor dicho todos podemos darnos la prosa de que somos sus autores, ya que al hacedor de ellos no puede ser habido. Esto para despertar el apetito poético, que anda siempre a estirones, entre nosotros.

Los que siguen son versos de diferentes metros por lo que suponemos que no pertenezcan a un mismo autor. Dicen así:

Y que ninguno se asombre Si bajo del entrecejo

De la cara de algún hombre Vió ojos de cangrejo.

Yo he visto a un hombre muy fino

Y de aspecto muy decente, Con su cara de bovino

Y sus cuernos en la frente.

Después, otro ha conocido Que era muy interesante, Pues en la boca ha tenido

Sus dos dientes de elefante.

Y hace apenas poco rato, He visto con mucha pena, Uno que era mitad gato, Pero la otra mitad hiena.

Y en cierta porfía De cierto hospital Vi uno que tenía Cara de chacal.

Y he visto a un cazurro, Que al fruncir las cejas,

Lucía del burro Su buen par de orejas.

Y en un camposanto

Un negrito ví, Que era casi tanto Como un jabalí.

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Otros tienen sesos, Pero son de lana,

Y tienen pescuezos Como los de iguana.

Uno, el más artero, Ví en una prisión: Era, todo entero, era un escorpión.

Mas con el que vivo

Siempre muy caliente Es con el nativo,

Lengua de serpiente.

Tus ojos y mi montura Son “aparecidos”, mi bien; ¡ay!, porque tus ojos matan Y mi montura “también”.

Cada hombre “casado”

Debe de tener Nueve concubinas Diez con su mujer.

Yo tengo un pájaro chiguaratero Con dos buches y un guerguero

Uno, no es ninguno; Dos, le manda Dios;

Tres, lo ordena el juez; Cuatro no hay alogato.

De los fruiles el descalzo, De las telas el cambray, De las bebidas la chicha,

Que emborracha. ¡Guayayay!.

En el fondo de la mar

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Suspiraba un peje grande, Y en el suspiro decía:

El que no ha “mandau” que mande.

En el fondo de la mar Suspiraba una ballena,

Y en suspiro decía: El que lo seca lo llena.

De un venga de allá

Nadie está libre, Y si libre está

Que hable la verdad.

Padrino sebo, “pate candau”; No tiene plata

Y quiere “ahijau”. Por doquier que vayas,

Lleno de hinojos, Miraran tus ojos

Malicia y maldad. Lambayeque he sufrido

Y sufrirá. No podrá estar libre

Mientras no se tranque Con la gran horqueta

De la libertad.

Señorita, yo lo siento, Pero el caballo es “capón”, Por lo que tengo esperanza

Que cambie Ud. De opinión.

Quien inventó las lisuras, Gran tino tuvo y buen seso;

Pues con tales confituras Se hace cualquier aderezo.

¡Ay!, cuculita, cuculita,

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Me estoy muriendo de pena; Si en tu tierra cantas triste Que seré yo en casa ajena.

Me dice que estoy borracho, ¡catay!, que no tengo nada;

Si borracho estubiera, ¡catay! Que me bamboleara.

Viéndome cuesta arriba Me “abajé” por un atajo:

Dime, tuerto de los diablos, El otro ojo qué lo has hecho?

Estas son las maravillas

Que a todos da confusión; De oro y plata a discreción Disfruta Martín Varillas.

La fiesta de la Purísima

Es lo mejor que hay aquí; Porque se come harto mote

Y harta papa con ají.

Vamos al Cautivo Que hay mucho que ver:

Un cura bailando Con una mujer.

Dame lo que te pido,

Que no es la vida, andar, andar; De los talones “pa” arriba, De los cabellos “pa” abajo.

Genovés montó a caballo,

Genovés se fue a Chiclayo, Genovés compró zapallo, Para darle a su caballo.

Ya salieron a bailar

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Con “todito” el corazón El señor don”Eliseyo”

Con la Purísima Concepción

¿Qué quieres tu que yo haga? Si esa es mi “estrea”

Y a la mujer que es mala, Palo con “ea”.

Echate a la cama Juan Y verás quien te ama; Probarás el alimento

Y si no te gusta el cuento Te tomarás el caldito

Que hay adentro.

Soy Rodimotas Champuz, El Confucio americano,

Narices de patatuz Con orejas de marrano. Si acaso la conocieras O sólo a verla llegaras Admirada te quedaras Y de celos te murieras;

Pero así, aunque quisieras Señalar tan mal talento

Viviendo estoy muy contento Y de mejor parecer,

Porque tengo al escoger Y de mejor fundamento.

Yo soy el huaquero viejo

Que vengo de sacar huacos, De la huaca más arriba, De la huaca más abajo.

¡Que bonita que está la luna “retaratadas” en un papel, Llorando gotas de sangre Por una ingrata mujer!.

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Yo soy Agapito Sandoval, Roba gallina “pa” tu corral.

Siente la pena que e peña

El golpe del barrtazo; ¿y qué sentirá mi dueña

Cuando de mí no hace caso?.

Labra el agua sin ser dura El pedernal de una peña,

¿qué no ablandará mi dueña Con su primera hermosura?.

Una piedra siendo pura

Cuando la maltratan siente; Siente una brava serpiente

Cuando el dolor la apresura.

Hechame en pailas de bronce Como plomo a derretir;

¿en qué tribunal se ha visto Reinar después de morir?.

En que tribunal se ha visto

Castigar al inocente; Darle la vida al culpable,

Siendo digno de la muerte? Cuatro días lloraré, Tirana tu ingratitud, Y después llorarás tu

Lo presto que te olvidé.

Cuando te quise con fé Con amor y con porria, Perdí toda mi alegría

Con esperanzas quedé

Esta carta que te mando Ahí va pintada una flor,

Entre flor el romero

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Y entre el romero mi amor.

No te arrastre el precipicio Ni te ciega la pasión

No por darle gusto al vicio Encuentres tu perdición.

Por un río caudaloso

Haré un puente y pasaré Pero de una mala lengua ¿A dónde me esconderé?

Tan sólo porque pasé

Por un jardin deleitado Un crimen me han levantado

Yo la flor no la toqué.

Negrita dame un besito De tu boquita melosa,

Que me sabe a azúcar cande Y a panalito de rosa.

La china que al “mellare”

No hiciera “hueque” Es prueba a que se ha “comide”

“tremenda yuque”.

Todo hombre “casado” Debe de tener

Nueve concubinas Diez con su mujer,

Desde que te vi te quiero, Desde que te vi te amé,

Cadenas de amor me echaste Cadenas de amor te eché.

De día te vengo a ver

Porque de noche no puedo, “pa que no digan las gentes

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Que hasta de noche te quiero.

Que cuando resulta Don Juan Tanfuñay, Sus cabras le paren

Por casualidad. Entre los zanjones,

Sus crias le dan Doce pariciones En año anual.

Las que yo le he dado Para que alimente

Nace cada año Todos se revienten Metiendo las patas Mis cabras resultan Casi todas beatas,

Las del todas chutas

.

Sale de la villa en tren Y al llegar a Monesfú

El conductor dice: anden Y la máquina “pu, pu”.

La chicha que hace mi suegra

Tiene mucho amargor, Porque le pone achicorias Y también su mal humor.

Tanto vivar a Pardo

En lo que vine a quedar, Las mujeres muertas de hambre,

Los hombres sin trabajar.

Estoy padeciendo mucho Pues no te “vide” anteayer,

Será porque no salistes O no me quisistes ver.

Tengo espina clavada

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34

Muy cerca del corazón No se si comí pescado

O es que me ha herido el amor.

Hasta que no te desdigas Del que no que me diste ayer,

No podré tomar mi chicha Ni mi piqueyo comer.

Mis trapiches y mi china

Son parecidos al tren, Cuando mis trapiches muelen

Alla por Moyan Dicen que ha corrido Con los de Chumán.

(*Documento sin título) Don Ismael Tagle, fuera de otras cualidades naturales, tenía la costumbre de

no haber nunca chicha; pero en cambio, si mucho pisco, y Martín Herrera tenía la virtud contrario.

En el establecimiento del cojito Gutierrez, llamado “El Lorito” situado en la

calle Siete de Enero, esquina de San José, encontró cierta tarde Martín Herrera una carta de Tagle, en la cual le decía:

Quiera el cielo que reviente Antes que la chicha beba;

Desde hoy tengas vida nueva, Desde mañana aguardiente.

El ofendido creyó lavar su honor, ya que no con un palo, por lo menos con un verso y, le escribió en el reverso de la carta anterior:

Que vivas eternamente Te deseo, buen amigo, Para tomar yo contigo

Chicha, vino y aguardiente.

Yo no creo consecuente

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35

Eso de cambiar de vida, Ya que tienes con té caliente.

(*Documento sin título)

Julio Torres se hizo célebre en Chiclayo por su aficción a la bebida, a los gallos, a la pinta y a desbarrar. A estas cuatro profeciones aunaba la de ser pintor…. De cualquier cosa. El mismo se fabricó y adorno su lápida, dibujando, en ella, por distintivo, no su nombre o fecha de nacimiento, sino un gallo, unos dados unas copas y unas botellas. En seguida, como complemento, le pidió a su amigo Martín G. Herrera que le escribiera algo, en verso, para agregarle a la lápida. El solicitado explotado el vicio de verborrea y que tenía Torres, compuso lo siguiente:

Aquí yace sapultado

El hombre mas hablador, Quien jamás tuvo el honor De estar un rato callado: Y fue tanto lo que habló

Que en la tumba su callar No podrá nunca llegar

Donde tanto a hablar legó.

Torres era gran amigo y compadre del doctor Jorge Pazos Varela, a quien visitaba constantemente y adormecía con su conversación interminable, tanto que una tarde Pazos Varela le dio treinta soles, a condición de que no le hablara, durante un mes, sino para saludarlo. Torres aguantó dos días y al tercero regresó donde su compadre, con los treinta soles, diciéndole:- No puedo, compadre, sino hablo me muero; tome su rescate. Lo que viene a probar que no andaba muy descaminado el poeta.

Por que te has puesto, zambita, Tan roja como el ají;

Será que habrás “tomau” chicha, O es que te acuerdas de mi.

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36

Déjate de Dios, zambita,… Déjate crecer el pelo,

Pa que cuando te persiga, Te pueda agarrar al vuelo.

“Ayercito” fui a la …2

Y allí me vine a acordar, ,

Que ya hacen más de dos lunes Que no te he vuelto a encontrar.

El canto de don “Calisto”

Me ha curado del chicaque, ¡Como gritaba el bandido

Saliéndose por abajo.

Ya estás como las del Puerto Con los bailes “abrazaus”,

¡cuidan! Que a los nueve mese Tengas sahumerio y pañal.

Al monte fue la María

Montándose en su piajeno, Porque su caballería

Es para gente de freno.

El mundo está ya al revés, El ratón detrás del gato

El “venau” detrás del galgo Y el ladrón detrás del juez.

Pecar contra el derecho

De la natural razón Si al dueño de mi corazón Le fuera a negar mi pecho.

Las muchachas de este tiempo Son como el mango podrido Que no bien tienen diez años

Ya quieren tener marido.

2 No se puede descifrar la palabra.

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37

Para casar a un hombre Se necesita

Una cala muy larga Y otra chiquita.

Aprendan flores de mí,

Lo que va de ayer a hoy; Que ayer “moravía” fui

Y hoy sombra de ello no soy. La guitarra está borracha Y el que la toca también.

Y en toda la reunión Ninguno se siente bien.

Ya está el farol encendido Hasta el que te quemara

Y el que se queme que sople. Nadie sabe lo que nadie,

Ni el más sabio, cuando muero, Tampoco sabe el que quiero

Asi su voluntad variable.

Palomita blanca, Pecho colorado,

Llévale esta carta A mi enamorado.

Trescientas libras de oro

Se tomaron en “champán”: Esos fueron los cupitos De Aurich y Barragán.

El que les tendió la mesa Fue Mario Salazar,

Y el que levantó la mesa Fue el Partido Liberal.

Una acequia tan honda,

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Un verde limón sin hojas, Y ahora que me ves me dejas

Como perejil sin hojas.

El algarrobito Y el arrobal;

No te compadezcas

Blanca palomita, Labios de coral,

Dime “dionde” vienes, China Juana,

Por la carretera de De pasear.

- De ver a mi amante Trabajar,

Y gozar de él Hasta el amanecer.

Dale, dale a tu corazón Para que comprendas,

Serra3

Que eres el obrero palangan ..,

Que no tiene miedo a la palana, Para trabajar.

Te quiero más que a mi vida Más que a mi vida te quiero, Te quiero como a mi alma

Porque con ella me gozo yo.

Te encargo dueña querida No me vayas a olvidar,

Porque un amor verdadero Bajo de la tumba muere.

Arriba de la ribera,

Guardando está Un corazón de pera.

¡Ay!. No puedo vivir sin ti

3 No se entiende en que termina la palabra.

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39

Y esa es la pena que me mata mí.

Bajaron dos palomitas Y al río y tomar agua,

Por no tomarla tan calar Con las alas la “turbiaron”.

Cuando deje alumbrar

El Sol de Oriente a Poniente; Cuando se consuma el mar

Y muera todo viviente; Cuando todos los verdores

Del mundo “haigan” acabado; Y cuando no “haiga” quedado

Sombra de los amadores Entonces, vidita mía, Se acabaron de …4

.

Amores y dineros Quitan el sueño;

Yo como no los tengo Dártelos o quiero.

La semilla motupana

Demora para nacer, cuando llega a florecer De la noche a la mañana.

No te juegues conmigo así, No te juegues conmigo no,

Que hace tiempo que este juego Para mí ya se acabó.

En la “vía” de Chepén,

Me ha causado admiración, De ver bailar a una china Que me robó el corazón.

Se que te vas a casar,

4 No se logra descifrar la palabra.

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40

Así lo publica el tiempo: Se celebran dos funciones, Mi duelo y tu casamiento.

A mi corazón le diera

Garrotazos con un leño, “pa” que no sepa querer

A una mujer que tenga dueño.

Unos hasta Lima han ido. Nada de nuevo han traido: Yo ai hasta Lima me fuera Trajera miel con quesillo.

Las mujeres son iguales

El alevoso alacrán, Que en llegando a los quince años

Alzan la cola y se van.

Yo sólo quiero mujer Que me de gusto y no pena, Mujer que sepa “atender”,

Y que sea cosa buena Después del anochecer. Todas las mujeres tienen

Debajo del fustán Un come carne sin hueso Y un bebe leche sin pan.

En la punto de ese cerro

Hay un palo colorado:

Cuando cuelgo mi sombrero

Yo me siento enamorado.

Ayayay, gritaba el chancho,

Cuando lo estaban capando,

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Y la cochina decía:

Lo mejor te están quitando.

Como que vas y que vienes

A la botica “de don” Juan,

Y este dolor de cabeza

No “de se quiere quitar.

A los presos de la cárcel

Se les cayó la pared:

Unos van a ver a Dios

Y otros Dios los viene a ver.

Tu tendrás buenas navajas

Y de filo muy sutil;

Tu serás buen albañil;

Pero a mí no me trabajas.

Yo soy don Barquisimeto,

Nadie se meta conmigo,

Que yo con nadie me meto.

Tercianas parecen

Tu amor y el mío:

Yo con calentura,

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42

Tu siempre con frío.

Dos palomitas se fueron,

Se fueron a beber agua,

Y la paloma decía: Palomo, tiéndeme el ala.

De Chiclayo a Lambayeque

Corre el caballo zapata; Quinientos soles de plata Sin excepción de caballo.

El gallo en su gallinero

Se sacude alegre y canta, Y el que duerme en casa ajena

Tempranito se levanta.

Arrímate a la “pador” No te “vaigas” a “cayer” Amanezcas “rasguñau”

Y digan que to “ti llecho”

Amor con tanto delirio, Que todo el mundo le sale;

Si ha de ser “pa” mi martirio Que se acabe, que se acabe.

Tan bonita y tan preciosa

Como la luna en menguante, Sus ojos son dos luceros Y su boquita un percanse

No me rasques mucho “lolla”

Que no tiene “concolón”. “cuidau” con la noche oscura,

“cuidau” con el resbalón.

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Todas las mujeres tienen En la barriga un botón, Y más abajito tienen

Las barbas de Napoleón.

Tú que cargado estás Lo que con gusto comiste, Carga, carga, o estés triste

Que cargando comerás.

Mientras el lector se ríe De mis versos y chascarros

Me fumaré dos cigarros, Esperando a que se enfríe Lo que traigan esos tarros.

Dicen que estoy queriendo

Que por tu amor me deshago. ¡Ay! Ojalá que no mintieran

Viditay….. Lo que tanto están diciendo.

De muchos hechizos

El que más quiero Es negrita de mi alma,

Tu zandungueo. Tu zandungueo que le da, Que provocándome está. Mi alma diera por verte

Tan buena moza, Echadita en mis brazos,

¡zamba sabrosa”. Zamba sabrosa, que le da.

¡Arra! Tan buena moza, ¡ay!

¡Guayayay!

Que será de don Nicolaso Que no lo “veigo”;

Me dicen que está “bailande”,

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Yo no lo “creigo”.

A la niña de mis ojos La tendré que castigar,

Para que sepa y comprenda A quien debe enamorar.

¿A dóndecira el buey que no are, Teniendo el yugo en la pamapa?. ¿Adónde ira el peón con lampa,

Que la tarea no acabe?.

En otro tiempo …5

Pero hoy el tiempo me obliga cuatro reales sin fatigas

A pedir lo que antes daba.

Al golpe fatal y rudo Y a la más negra traición,

Se vuelan las ilusiones De mi duro corazón.

Los cielos y la tierra

Tienen su buen escuadrón: El que quiera su cigarro

Vaya a encenderlo al fogón.

“Pajarito amarillo”, Color de “alfalfa”,

La “barrigo” me duele De ser tu amante.

“Pajarito amarillo” Que en tu pique llevas flores,

Que “vive” don “Padre Carrillo” Por ser “díe” de su “sante”.

Tempranito me levanto A las orillas del mar,

A preguntarle a las olas

5 No se logra entender la palabra

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45

Si han visto a mi amor pasar

¿Cuándo será ese cuando De esa dichosa mañana, Que nos lleven a los dos El desayuno a la cama?.

Señora casada …6

Ya viene su marido;

Hágase la gata brava Y yo el desentendido.

Donde te vayas te cigo, Y a donde de el alcance, Duermo la siesta contigo Y te daré ¡tu percanse!

Me gusta el amor en otro,

En mí no lo puedo ver, Y para mejor placer

Me gusta la mujer de otro.

Tres cosas hay que me dan pena, Y que causan gran dolor: El deber y “chancelar”, El vivir en casa ajena

Y el saber sentir amor.

Déjale que cante y ría Y que de su amante goce,

Que pueda ser que algún día Conmigo le den las doce.

Cuando el trapiche rechina

Y se retuerce la caña, Me parece que a mi china Le ha salido alguna maña.

6 No se puede leer la frase completa

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46

Todas las cosas del mundo Tienen su fin y su acabo, Menos el hoyo profundo,

Que está a dos dedos del cabo.

El que ausente o muerto está, Que se acuerden de él no espero;

Que olvidan al que no se va Y entierran al que se muere.

Por un tropezón que dí

Todo el mundo se admiró Otros tropiezan y caen:

Cómo no me admiro yo!

La mujer en el amor Es como el indio al comprar,

Que de tanto regatear Siempre encoge lo peor.

Para que lleves el compas La compañera, en la vida, Ha de ser bien compartida, Por delante y por detrás.

Nadie la tiene segura Si tiene mujer al lado

Contimás si se ha casado! Sólo el engaño asegura.

Deme Ud. Para apreciar De esa guitarra salada,

haber si hacemos los dos una movida ensalada. No te muevas al andar

No vaya a decir la gente, Que desde que estas conmigo

Has aprendido a moverte.

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…7

La suegras todo lo dañan;

Mientras los gatos arañan, Ellas arañan los platos.

Ya me voy porque amanece, Ya está rayando la aurora,

Yo no quiero que me encuentren En los brazos de Teodora.

Ahora que vuelvo y digo

Si no volviera Al andar, andar,

El corazón de pana Se no zecara.

Mi amor se va

A tu cama para dormir Este sueño,

Si el caso viene tu dueño.

Este bendito Ismael Presta plata y no la paga,

Y por muy fuerte que se haga Se lo llevan al cuartel.

Gran licor de los dioses,

Dulce elemento, ¡que hacesafuera! ¡zafa “pa” dentro!.

Las negras huelen a ruda, Las llancas a requesón,

Las zambas a “concolón”. Por esta calle derecha

Voy mandar poner un puente, Con las costillas de un guapo

Y la sangre de un valiente.

7 El primer verso no se logra ver (pág. 50 del pdf.)

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A todos estos cantares Pónganmelos en hilera,

“pa” ponerme en medio yo Y batirles mi bandera.

Te gusta pisarme el callo

Hasta hacerme llorar; Todo “se te” ha de quitar

Cuando me veas a caballo.

Anda sinvergüenza, pillo, Engendro de Lucifer,

Anda, que ahí te he de ver Convertido en zapatilla.

Después de comer no hay hambre, Dijo el ayuno al traspaso,

Que en comiéndose la carne, Al, hueso no se hace caso.

Debajo de tu fustán

Tienes un infierno entero, Déjame meter la mano,

Aunque me chamusque el dedo.

Yo ví un chinche arpa Y a una gallina coser;

Un ratón diciendo misa Y un gato aprendiendo a “leer”.

También los carneros topan

Y se rompen la cabeza Las Sociedades mudan de cargos; Por los desagües de los caminos Hasta los dulces salen amargos.

Cuando la banda “la Peor es nada”, De su retreta, que es dar de gritos,

La voz de “fuera”, bien enchinchada Se oye que lanza don Vallejitos.

Cuando en la calle del Calzoncillo,

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Nombre que sabe mucho a Chiclayo, Algún cholito luce su brillo

Y el de su socio, cualquier caballo. Cuando hay jarana, cosas de locos, Con remojado por dentro y fuera,

Es a “Las Uvas” o es a “Los Cocos”. Que todos marchan a la carrera. Allá por Pulen o por Yortuque

Los changos nadan como en su casa, Allí hay guayabas, “muñiga”fuque…

Pero su carne siempre es escasa. Y en el alegre Puente de Reque,

Que es Municipio, colca y Panteón Se vuelve grande cualquier Eneque Y se hace guapo cualquier Pechón.

Nuestra Chiclayo por distintivo, A los de casa y a los de afuera,

Algún chascarro, que al rojo vivo, Anda cantando Martín Herrera. Tiene su vicio que es el camote,

El cual adorna dorado frito; Que se combina con fresco mote

Y con la chicha del Aromito. Para ese pueblo comida y dicha Está en los bagres, lifes, zapallo

Y por bebida Y el más verdadero miente.

Las mujeres de este tiempo Son como el mango florido;

Que apenas tienen quince años, Mamita, quiero marido!.

Las mujeres de este tiempo

Son como el alacrán, Que cuando tienen quince años

Alzan la cola y se van.

Soy nacido en Cachén Y criado en Tocmocha,

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Donde la noche oscurece Que ni las manos se ven.

Qué linda que está la luna!

Con su lucero que “la acompaña”! ¡qué triste se queda el hombre Cuando la mujer lo engaña.

La mujer es lo más bueno, La mujer es lo más malo:

Es para el hombre un regalo, Es para el hombre un veneno.

El día siete de abril,

A las cuatro de la mañana, Salieron a combatir

Al pobre Arturo Naña.

Seis soldados lo atacaron Siete con el oficial, Y Arturo fué mortal

……8

Cuando su hermano “acató” Las gentes lo atajaron

Le dijeron ya lo mataron Sólo un hombre quedó.

Yo te miro a la cara

“pa” que me entiendas, Porque también los ojos

Sirven de lengua.

Ya se quebró la caja, Ya no hay cajero;

Ya se murió la vaca Y ahora que mama el ternero.

Quien tuviera la suerte

8 No se logra leer el verso (pág. 54 del pdf.)

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Que tiene el gallo: No le importa la gente

Y monta caballo. La gallina se agacha

Y el gallo sube, La toma de la moña

Y la sacude.

¡que clase de amor es este Que no lo puedo entender;

Amor que me quita el sueño Y las gansa de comer.

En oso de mujeres

Tengo fortuna; Pues yo las quiero a todas

Y a mí ninguna. Alhaya cuando te ví

Mis ojos tienen la culpa Y ellos han de padecer.

Lo médico poeta y loco Todos tenemos un poco,

Y enfermo que cambia de cabecera. De seguro que muere.

En mi tierra dieron perro Como carne de cabrito,

Y al pensar esto me aferro A decir con mi julape

Que mejor hubiera sido Comer las yucas de Reque.

Borrego o chivato tuberculoso,

Con un arróz Relen “vano” y podrido Eso nos quiso dar Santiago Burga,

Pero ni de combina lo hemos comido.

Si este arroz es de cabrito Que lo califique Leoncito;

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Pero como es de cabrón Que lo califique Calichón.

Zamba componte Que te “dentra”,

Ya yuca del monte Por el horizonte.

Las moras enseñan Pa pierna y el pie, Se cubren de telas Yo no se por qué.

Ya viene la bala,

Déjala venir, Que un hombre valiente

No teme morir. Con dulce, con dulce,

Con dulce te voy a dar, Con dulce, con dulce,

Con dulce se ha de acabar.

No hay quien no quiera A un hombre así,

De esos que pegan patadas, Que pongan puñetes, Y que hacen gemir.

Marinero, golpe a la mar, Marinero, golpe a la mar,

Si sabes querer, si sabes amar, Por esta negrita me van a matar.

De los arrepentidos, negrita,

Yo soy el uno; De todo me arrepiento,

Menos de uno.

Me gusta la carne muca Cuando lo saben hacer,

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Al menos si es de mujer Se come como la yuca.

Cuando los gentiles dioses Formaban torres de vidrio

Mi abuela estaba en pañales Mi mamá no había nacido.

Me mecen, me mecen,

Me mecen seguido, Y cuando me mecen Me quedo dormido.

Yo quisiera estarte viendo Todo el año, todo el mes, Y tres veces por semana Cada minuto una vez.

Tu serás liberal, Yo seré federal;

Tu serás la laguna, Yo seré el patito;

Tu serás carne gorda, Yo seré el gatito;

No he de dar mi cadera, Aunque te mueras por ella No te he de dar mi cintura,

Aunque te de calentura; No te he de dar un abrazo Aunque me des un balazo; No te he de dar un besito

Aunque me des mediecito.

Vámonos a Huacachola; Vámonos a Huacachina, Vámonos a Huacachola.

¡Ay! Triste corazón mío,

La suerte cruel te condena: No hay pena igual a tu pena

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Ni dolor cual tu dolor.

San Pedro, como era calvo, Le picaban los mosquitos;

Y su madre le decía: “Ponte el gorro, periquito,

Que te pican los mosquitos”.

Una vez que te dije, Morena, que me quisieras,

Te pusiste más alta, Más alta que las estrellas.

En lo que canto digo, Negrita, si no llorara, El corazón de pena

“se me secara”.

Con chaleco nació el hombre, Con pollera la mujer;

Por eso cuando se “ajuntan” Hacen los dos su placer.

Yo he visto a las aves volar Y unas con otras caían al mar.

Un bello jazmín,

Hermosa bandera, Que tienes en la cintura. Si gana la montonera,

Hermosa tabanera, Te monto en mi pellonera Y te pongo en mi jardín.

Ya viene la montonera,

Ya viene el doctor Duran, Para quemar a Pardo

Y a las cañas de Tuman.

La bubónica en Chiclayo Está arruinando a la gente,

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Porque muere mucha pobre Y no muere la decente

Doctor Aspiazú Tenga compasión No mate a la gente De esta población. Doctor Escalante,

No ande muy de prisa, Porque los chiclayanos

Le darán una paliza.

De que le sirven al cautivo Tener los grillos de plata,

Las cadenas de oro y perlas Cuando libertas le falta.

Aquí te “traigo” el “mondongo” Que me “mandastes” comprar

Y por no poder “dentrar” En la puerta te lo “pongo” En la puerta te lo “dejo”

Padre mío, San Martín: Patrón de los alfalfares,

Dueño de los caracuchos Y ladrón de los corrales.

Las “estreitas” del cielo Caminan de dos en dos; Así caminan mis ojos,

Cholita, por verte a vos.

Que bonita que cantaba La palomita en su nido,

Abriendo el pico y las alas Como si hablase conmigo.

Dos corazones unidos Puestos en una balanza

El uno pide justicia

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Y el otro clama venganza.

Cuando yo te quería Te echaba leña a tu corral, “agora” que no te quiero, ¿a ver con qué cocinas?.

Cuando pasé por tu casa

Te “peñizqué” tu “Candau” Y “día” dentro me “dijistes” Que juegos tan toscos tienes.

En la esquina de mi casa

Tengo una piedra redonda, El que se “trompieza” en ella

Es porque no la ha visto.

Si quieres que yo te quiera Cómprame un burro, “pa” andar por todas

Las calles, secretamente.

Al pasar por un puente Me contó un ruiseñor, Y en su “canto” dijo: No hay que ser tonto,

Nunca por nunca En sus negocios.

Si alguna lengua “melosa”

Te preguntara por mi, “dile” que ya me morí

Que me encomiende a Dios.

Águila que vas “volande” Y en el “pique” llevas “hile”

Que “vive” don “Pedre Carrille” Por ser día de su “sante”.

Lo que me pareció dulce

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Cuando te amé, Se ha convertido en acíbar

De amarga miel.

En un espejo muy fino Yo te mire

Viendo que no me querías Te idolatré.

La cárcel me han ofrecido

Por tu maldad, Me quieren ver prisionero

De libertad.

Baile, baile, don José, Baile Ud, Con fundamento Prepare un medicamento De alcanfor, pa su mujer.

“Ña” Manuela se fue al monte

Punta con punta Le da que le da,

Zamba, María Manuela, María del Carmen

“empréstame” tus piernas Para peinarme.

Punta con punta, Le da que le da,

La araña pica la mosca, La mosca pica a la miel,

Y en el bolsillo del hombre La que pica es la mujer.

Aquí está la piedra lisa En que yo me resbalé; Dame la mano chinita, Que yo me levantaré.

Como el ciego, que por ciego

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No acierta cual el camino; Sé como el perro es con él: Oportuno y noble amigo.

Más no supe comprender, A falta de buen mentor,

Que palos hay para santos Y leña para carbón.

Los políticos son pulpos

Tan abundantes en número Como liendres en la chinche

En la catre de los tunes.

Parillas del anticucho, De los turrones, tableros, Y sarten y hasta peroles

Del chicharrón y bueñuelos.

De muchas casas y tres tramos Y estancos de compra y venta,

Sin exagerar el cálculo, De cuatro en cuatro las puertas.

Lima, que con el urbano,

Ha muerto la carestía Los hombres repantigados

Y las mujeres en fila.

Con tal de tomar el carro Que importa cuales los medios

Sea cruzando al que sube, O cachucando al que baja.

Peludos son los conflictos

En que nos vemos los flacos, Cuando son manzanas verdes Las que nos cierran el paso.

Hay tan curiosas escenas

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En los carros del eléctrico, Que no las cura Carreño

Ni tampoco ningún médico.

Parece que los muchachos Con polvos de “Celestina” Hipnotizan a los “pacos”

Que encuentran en las esquinas.

Los animan o los ciagan O los ponen paralíticos,

Que estando con pito y vara No se mueven de su sitio.

La caren de muchos puestos

Algunos la manosean, Dejándola para que otros En seguida se la lleven.

Los chinos y japoneses Ingleses y americanos

Nos tomaron del fundillo Y nos hacen descansar.

Transcurridos 50 años,

A la corta o la larga El peruano a media calle Y el japonés en la casa.

De pronto brotan políticos

Cual los espontáneos hongos, De repente en cualquier parte,

Sin saber por qué ni dónde.

Que si no es flauta son pitos Y a no ser pitos son flautas,

O ruedan con su “tin, tin”,

Que hay en la misma jarana.

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La política es negocio Positiva y liberal

Si al rayar el nuevo día Hay dinero que contar.

Gran número de mofletes

Que ayer vestían de harapos, Hoy resultan personajes

Con dinero y muchos autos.

De los relojes públicos No hay uno que marche bien; Cada cual por cuenta propia Sin temer a Dios ni a Rey.

Los dos de la Plaza de Armas Que se miran frente a frente,

Lo que señala el vecino El otro se los desmiente.

Hoy más que nunca precisa

Saber vivir a lo vivo Vivamente por la vida

Del garbanzo y del ombligo.

El paladar de los cholos Sólo aprecia los camotes

Si la tuca está barata Él prefiere siempre el mote.

El político es baraja

Del naipe con que se juega Baraja que gana y pierde

Pero que en el naipe queda.

Mi corazón a tus plantas Velo como viene, velo como va

Lo ves y no lo levantas, ¡Jesús, que temeridad”

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Cinta negra en el pelo Te has amarrado;

Antes de haberme muerto Te has enlutado.

Yo comí de la retama

De un cogollo la mitad; No hay cosa que más amargue

Que un amor sin voluntad. Siempre que me paseo

Negrita, Voy por la sombra;

Siguiéndole los pasos, Negrita,

A mi paloma.

Culebra fina, culebra boba, Quiéreme ñata, quiéreme ahora.

¡más abajito, allí la historia, Más abajito esa es la noria!.

Pajarito carcelero,

Sácame de esta prisión, Y en cambio del carcelaje

Te daré mi corazón.

Nadie siembra, negrita, La parra junto al camino Porque rodo el que pasa Negrita coje un racimo.

Cuando te llamo no vienes,

Cuando no hay lugar En tantas ideas y vueltas

Nuestro amor se va a acabar.

Que más te quisiera Palomita,

Que yo te rogara, Para que te extiendas,

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Palomita, Como verdolaga.

A ese lindo pajarito,

Que está picando el cerezo, Anda dile que se quite

Y que venga a darme un beso

La causa que piense en ti El tiempo lo borrará; No puedo vivir sin ti

Y esa es la pena que me mata a mí Sufre mucho mi corazón

Hasta la hora de la oración.

Que bello país, Que feliz Nación

Como nos quitaron, Muchachos,

La contribución.

Mi cariño se fué al Norte Yo no se cuando vendrá, Y si no volviera pronto

Síguele, morena, síguele no más.

Cuatro son los aguadores Que madrugan muy temprano,

Sin saber que el agua fría En ayunas hace daño.

Decías que me querías

Y ahora que me ves te enojas Mis ojos te habran de ver Como el perejil sin hojas.

Mañana, por la mañana,

Si pasa, Juan, por mi cuartel, Mañana cuando te cases,

Mira lo que haces,

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Piénsalo bien.

Estoy enfermo de amores, ¿qué remedio me da Ud.

¡Ay!- Café, café con leche. -Sírvale Ud.

Del cielo cayó una palma, Sobre la palma un laurel, Sobre el laurel una rosa Sobre la rosa un clavel. Del cielo cayó una pera, Sobre la pera un limón, ¡Viva la dueña del santo

Con toda la reunión.

La lechuga en el campo Tiene dos penas:

El, viento las deshoja El Sol la quema.

Que se quema, que se quema,

La casa de morena; Que se abrasa, Que se abrasa

La casa de mi Tomasa

Luego que mi perra pare Tofos quieren un perrito,

Para que lo maten de hambre A éste pobre animalito.

¡to, to, perritos al agua,

To, to, perritos al monte, To, to, perrotps al agua,

To, to, perritos al monte!.

Que bonita muchachita, Si su madre me la diera Para dormir una noche

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Temprano se la volviera.

Si esa linda muchachita Su madre me la prestara, Para dormir una noche

Lo mismo se la volviera.

La chiroca, la chiroca Con la comida en la boca;

El chiroque no le quita La comida de su pico.

Del cielo cayó una palma,

Coronada de matices, Con letras de oro que dicen

Que los cumplas muy felices”.

Toma, mamita, Toma la lengua, Pero te encargo,

No me la muerdas.

Ya viene el río crecido “cuidau” con la palizada.. Dios no quiera ni permita

Que me pique algún “macanch

Cuando pasé por tu casa Me “tirastes” un huesazo, Yo te dije desde “afuera” -“Jesús que barbaridad”.

Cuando pasé por tu casa “me tirastes” un limón El limón se fué derecho Y yo me fui po un “lao”.

Cuatro camisas tengo,

Todas las vendo, Para comprarme un coche

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Que no lo tengo; Y me da risa,

Porque yo debo De caminar en coche

Y sin camisa.

El cura no sabe arar Menos quebrantar un buey,

Gana plata en mala ley Y cosecha sin sembrar

No porque me veas con poncho

Digas que soy chacarero; Yo también gasto mi plata Como cualquier caballero.

Me quisiste y me olvidaste

Y me volviste a querer Zapato que yo deshecho No me lo vuelvo a poner.

Cuando me acuerdo, me acuerdo,

Cuando me olvido, me olvido: Cuando me acuerdo de ti Me pesa el haber nacido.

Si quieres que yo te quiera

Te has de sahumar con romero; Para quitarte el olor

Del que te quiso primero.

Mucho quiero a tus ojitos A tus ojitos los quiero;

Pero más quiero a los míos Que fueron los que te vieron.

Capitán aguardiente,

Teniente frasco, Alférez la botella, Sargento el vaso.

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Desde que te vi venir Te conocí en el apero;

Un gallo de pocas plumas No canta en mi gallinero.

Ya te “vide” con mis ojos

No me dirás que es mentira, La puerta la tienes franca

Donde quiera que camines.

El amor que te tuve En una rama quedó;

Vino un fuerte remolino, Rama y amor se llevó

Dice algunos autores

Que la ausencia causa olvido; Yo digo que así será

Cuando el amor es fingido.

Ya se acabó la constancia Que adoraba un imposible, Que muertas las esperanzas

Sólo el sentimiento vive.

De que le sirve al molino Con tanto afán,

Si unos amasan la harina Y otros se comen el pan.

Mamita, mi señorita, Yo me casé con Ud.,

Por dormir en buena cama, Y ahora me sale con que El colchón no tiene lana.

Déjate de ser variable

Que ya falta la paciencia, También el amor se cansa

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Cuando no hay correspondencia.

Adiós, Lambayeque hermosa, Con todos tus arenales;

Adiós muchachas bonitas Cara de quita pesares.

Mas valiera que al venir

Me hubiera tragado el mar; Vine a mi pueblo a gozar Y no he venido a sufrir Y a sufrir sin el placer

De vengarme. Mas ¿de quién? Fuese un hombre estaría bien

Pero no de una mujer. Por una calle me voy

Y por otra hago el deshecho; Dime tuerta de los diablos

El otro ojo ¿qué lo has hecho?

Baste de engaños mi vida, Que no es jugete el amor,

Que un desengaño es mejor Que una esperanza perdida.

El tiempo y el desengaño

Son dos amigos que suelen Desengañar engañados

Y despertar al que duerme.

¡muerte! Si otra muerte hubiera Otra muerte la pagara;

Muerte le diera a la muerte, “pa” que muerte no quedara.

Anoche me comí un pan De no se que panadero

Toda la noche comí Y el pan amaneció entero.

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Con suspiros rompo el aire, Y con lágrimas la tierra

De ver en un pecho noble Tanta ingratitud se encierra.

Suspira, revienta llora,

Busca amante a quien querer, Que yo tengo mi mujer

Que pueda ser tu señora.

Este va de mal en “pio” Que el mundo no ofrece nada,

Más vale ser maciados Y no aguantar la parada.

Salomón siendo monarca,

Teniendo el mundo por suyo Teniendo hijos y mujeres

Murió en el campo desnudo.

Cuando deje de alumbrar El Sol de oriente a poniente

Y muera todo viviente ¡ay! Te dejaré de amar.

Que importa que el “chilalá”

O el pájaro carpintero Canten para divertirme,

Si en mí no cabe consuelo.

¿Por qué no te dejas ver? Que yo te “estau” esperando.

Las caras si nos ceremos, Y los corazones ¿Cuando?

Las mujeres y los pericos A dos cosas perjudican:

Las mujeres a los hombres Los pericos a los choclos.

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Las mujeres y los mangos Siempre son “perjudicaus”:

Las mujeres por los hombres Y los mangos por los tordos.

Nunca digas adiós,

Que son palabras muy tristes Cuando dos se quieren bien

Nunca deben despedirse.

La mujer aunque mal “juerte” En dos días da contento; Uno es el de casamiento Y el otro el del entierro.

Cuando te llamo no vienes,

Cuando vienes no hay lugar; Tantas idas y venidas En nada van a parar.

Don David Doig

Con su mal modo, Se come un toro Con rabo y todo.

No se, no se que hacer

Que hacer con esta mujer; Si le pego “se me” va Si no le pego también.

Si tu marido es celoso Dale a comer calabaza, Y si te sigue celando

Síguele calabaceando.

Salomón siendo tan sabio A David le preguntó,

Que si los golpes de pecho Llegaban al corazón.

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Ya salieron a bailar La rosa y el clavel;

La rosa a desparramarse Y el clavel a recoger.

Cuando todos los verdores

En el campo florecieron Y los vivientes murieron ¡ay! Cesaron mis amores.

Quien me sacará ese clavo, Que me clavé por mi gusto

Y vivo tan disgusto Que el alma me ha pesado.

Vivanco tiene un cañón

Que le llamaban boca negra Y que al primer cañonazo:

Castillitas…….. a la cuerda.

Como las aguas del río Son mis penas y mis dichas,

Tan justas van caminan Que no puedo distinguirlas.

No puedo ver que otro mires

Ni que otro sonrías, Más no es por sobra de celos,

Sino por falta de vista.

Negro tienes el cabello Negras tienes las pestañas, Y negras tienes las manos, Porque nunca te las lavas.

En este pueblo hay un guapo

Que presume de valiente, Con revólver en la mano En una calle sin gente.

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-China, ¿qué te dijo el cura? -Mamita que no jurara.

-Por Dios, china. -Por Dios “mama”.

China componte Que al baile vas;

Ya no te compongas Que ya no vas.

Este dolor de cabeza

No “se me” quiere quitar, Aunque me de con la mesa,

O “se me” quiere quitar.

Si quieres que yo te quiera Ha de ser con condición,

Que lo tuyo mío sea Y lo mío tuyo no. Palomita blanca Pecho colorado;

Llévale esta carta A mi enamorado.

Ojos azules,

Color de cielo, Contigo me andan celando Vente conmigo y no temas, Aunque revienten hablando.

Esta calle está mojada,

Señas son de haber llovido; O lágrimas de un amante, Que se siente aborrecido.

Chiclayo le llaman gloria,

Lambayeque el “empedrau”, Ferreñarle el Purgatorio,

Donde se purgan “pecaus”.

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La china gorda Castillo, Tuvo anoche su cholito, Y los padrinos han sido Juan Ruiz y la tuertecita.

Tanto en “alos”

Como en “eges”, Viva don Julian Perales Y Martina Maradiegues.

Ya salieron a bailar,

La Chepa con don Cunuta, Y miren como se mueve

La muy grandísima chuta.

Dale, mamita; Dale, dalen,

Dale la vuelta “puel” chisto rabón.

El “venau” que salta y brinca Reposa así su comida, Desgraciada la mujer

Que abandona a su “mariu”.

Las minas de Potosí Dártelas son mis “deseos”;

Ven., no te acerques por ellos, Pero acércate por mí.

Señor Comisario:

Traiga a Ud. Una queja Que este mi marido

No duerme conmigo. Señor Comisario: Esa mujer miente, Ella no me siente

Por el aguardiente.

La paloma que se cría Se siente cuando se muere:

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¿cómo no se ha de sentir El amor cuando se quiere?

Que pases días felices,

Son mis sanas intenciones, Que se estiren tus narices Y se aprieten tus calzones.

Juramentos ahí “echau”, En el rabo de una gata No me casaré contigo

Ni por oro ni por plata.

Caracolito del “candilero” Dale la vuelta por “rial y medio”

Caracolito de la “guaragua” Lávate el cutis, bébete el agua.

Chiquito de a uno,

En jaula de oro “encerrau”, Ábreme tu puertecita

“pa” que me cantes “chau, chau”.

Toro mata a mi compadre, Toro mata al toreador, Y tor mata y tor mata A mi enemigo mayor.

Hermosísima perlita, Disciplinado clavel,

Sólo Dios con su pincel, Te pudo hacer tan bonita

Hermosísima perlita.

Irrigador y quiero, Negrita, regar mi hacienda;

Sólo riego lo que es mío No hacienda ajena.

Tu no te enamores,

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Negrita, De amor ajeno;

Porque tarde o temprano, Negrita,

Se va con su dueño. Yo si me enamoro,

Negrita, De amor ajeno.

Y en queriéndome ella, Negrita,

No me importa el dueño.

La máquina “el venadito”, Va corriendo a Ferreñafe,

Al andar, andar; Y al pasar por Lambayeque

El maquinista dice: “Oido” al pito que le da, que le da,

Mano al breque que se va, que se va.

Yo tenia una mujer, Alta flaca y jorobada, Y la llegué a aborrecer

Porque no se me iba parada.

Acomódame el colchón Y sacúdeme la almohada,

Y ¡ay! Dame de comer De esa pan de Guatemala.

Zamba, zañera,

Zamba que le da, Zamba, rumbera, Zamba ven acá.

Saca la banderilla,

Chiquilla, Chiquilla

Dásela al banderillero, Salero;

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Que si no sale el primero Sin serlo,

Lo mata el pintillero.

Ven acá, muchacha, Dime la verdad,

¿cierto es que te casas Con el capitán?

Mentira, mamita, Mentira no más,

Yo como muchacha Me dejo engañar.

Si quieres comer iguana Yo te la saldré a buscar

En la pampa de “ña” Berna Se salen a revolcar. ¡Ay! Iguana, iguana

Yo te quisiera probar, Y tu negrita del alma

Nada tendrás que pagar.

Yo soy un “huaquero” viejo Que vengo de sacar huacos De la “huaca” más arriba De la “huaca” más abajo.

¡Ay! Coba, coba

Al amanecer, ¡Ay! Coba, coba

Al anochecer.

Pobre soy porque no tengo Dichas el poderoso,

Y aunque soy dichoso, Que con dichas me mantengo.

Nunca me podré olvidar

Lo que con ansia he querido,

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Que del amor al olvido Mucha distancia hay que andar

La patrulla me encontró

Robando con los ladrones, Yo le dije a la patrulla

Que el que no roba no come.

Anoche me cacé un piojo Y esta mañana se fue, Para cazar este piojo

Cuatro caballos cansé.

Estaba Pacheco, Sotana a la cintura,

Recogiendo camarones Que estaban en la basura….

¡Ay! Cholo bandido, Camarones habrá comido;

Alcahuete de tu patrón; ¡ay! Cholo facineroso,

Camarones hay en el pozo; ¡ay! Cholo “arratrau”

Camarones habrás “tragau”; ¡ay! China lisa.

Levántate la camisa…. ¡Cierto será!

El que come camarones Y con agua los asiente

Está expuesto a que reviente De fuertes retortijones.

Y si los come en seviche Y como la ley lo manda, Es fuerza que los asiente

Con chicha de la Fernanda. ¡Cierto será!

¡Ay! Sirena encantadora, Ya mi amor no será necio

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¿Cómo miras con desprecio Al amante que te adora? ¡Ay! Sirena encantadora.

Anteayer y anoche

Y esta mañana Me miraron tus ojos

De mala gana. Y es que no puedo

Vivir sin ti, Y esa es la pena

Que me mata a mi.

Negrita, por tu trabajo Me cobrastes cuatro reales, Negrita, “cobrastes” caro:

Yo puse los materiales.

De que te sirve negrita Ser buenamoza,

Si eres, cholita linda ¡ay! Tan mañosa.

La culebra verde Pasa por el río, La mujer celosa Se muere de frío.

Saca la piedra del río, Saca la piedra del mar,

Esta piedra está muy dura, Ya no la puedo sacar.

Del cielo yo vi bajar

Una veguera, Más linda que una mañana

Yo le dije señorita No es Ud. De este paseo.

No señor, del coliseo, Que a lo, lejos se divisa;

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Donde bate la brisa Bate la flor de la caña.

Que tienen tus hojos, china

Chola. ¡Cómo no! Enfermo y sin esperanza,

Como, triste flor. Como flor marchita Cuando le da el Sol.

¿Qué tienen tus ojos china, Chola. ¡Como no!

Morena, sí. Morena, no. Andan diciendo

Que toda mujer soltera Se desespera, se desespera

Y le dice a su mamita: ¡ay! Mamita yo me muero, Que haré yo con la jaulita Cuando le falta el jilguero.

Mamita dame un garrote

“pa” matar el pericote Que tengo en la ratonera Detrás de la sentadera.

La sonata del cura Se deshilachaba,

Por los ojitos negros De una muchacha.

Anoche te esperaba,

Mi vida, en el gallinero, Y de tanto esperarte, Mi vida, la gallina

Me picó el sombrero.

Cuando te estaba queriendo Me ensuciaba en tu corral Y ahora que no te quiero,

¿qué comerán tus gallinas?

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Yo ya me voy, No de volver

Y esos tus ojos, Niña bonita,

No me han de ver.

¡Ay! Toma “pa” que me quieras, ¡Caramba! Y a quien no te ama,

¡ay! Toma para que no andes Como paloma, de rama en rama.

De la pepa de la aceituna

Voy a hacer un barquichuelo Para mandar a mi suegra

A los profundos infiernos.

Si me quiere, mi zamba, Que me venga a ver,

A eso de la media noche O al amaneces.

Dame la mano paloma,

Para subir a tu nido, Si anoche dormiste sola

Hoy te dormirás conmigo.

Juan de Mórrope, Peon sonado,

Tocando la “mosequita”, China “cunagua” a mi lado.

Que “bonito” cose “nueve”.

Perla de mi corazón, “pa” quiero mujer vieja,

¡ayayai!, ¡ayayai!

A esta casa vengo Sin ser invitado, ¿quién inventaría

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Estos Carnavales?.

Borrachito estoy, Pero no del todo,

Todavía veo Al ser que yo adoré.

No hay mejor que el vino,

Ni hombre que no sepa amar, Pues sepan que don Avelino

Se puso ayer a gobernar.

Tienes las de Quico y Caco Te lo digo muy formal, Pues yo te dejé de saco

Y hoy te encuentro de costal.

Si de lo negro te admiras, Mi color es bien oscuro,

El panel con ser tan blanco Se pinta con tinta negra,

Y siempre se va a su dueño Como patada de mulo.

Señor, mi Rey,

Como llegar a hablar de él Sin un manto negro, Lo cubre siempre, Siempre sobre él.

Señora, deje la teta

Si mi plata la “asujeta”, Mi dinero es español

Con arma, Cruz y Castilla, Y aunque decente me visto, Siempre, siempre me verás

Siempre me verás con Cristo, Cuando de negro me visto.

Aunque tu llores mares

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No me he de venir la risa. Te “vuaser” una camisa De congojas y pesares,

Aunque el género alacanzares Todo quedará escurrido Es presencia de tus ojos,

Y al sabio más entendido, Yo le daré, los despojos Del pantalón encogido.

Tengo para mi salud,

Sin que “naides” me lo alumbre, Con luto de negro tul;

Mi cara es un desconsuelo, Mi chaqueta sin botones, Mira tu como me pones Si no aceptas mi pañuelo

“Pa” que lo luzcas un día, Cortado con mi “cuchio”

Te “vauser” un calzoncio” Todo color de sandía.

Tengo resuelto que el día Que me des tu corazón Te “vauser” un camisón Que tenga melancolía.

Un chaleco hay en mi nido Que ya te tiende los brazos, Tiene por forros abrazos,

Y por botones olvido.

Mi recordada Rosita, Prenda de tu enamorado, La palabra que me dite

Que pronto “has” olvidado.

Prisionero me tomaron Negrita, por tus amores Atado de pies y manos

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Como a Cristo en el Calvario.

Hoy te vengo aventurando, Mi bien estando pedido

Te “vua” dejar sin sentido De tanto estarte buscando.

Eres como el cholocal,

Quieres amar corazones, Hoy estás feliz conmigo

Y estás con otro en pensiones

Donde hay amor prometido Ya no existen voluntades,

¿qué pájaro tiene nido Repartido por mitades?

Si no me quieres, mi vida, Mátame con una daga, Y contenta quedarás

Mujer malagradecida.

No quiero casa con censo, Que me la quiten mañana, Quiero casa que me dure Hasta que me de la gana.

Dicen que te estás quejando Porque no te he dado nada. ¿no te acuerdas que te dí, De palos esta mañana?.

Justicia, justicia, Justicia lambayecana;

Justicia, justicia, Justicia a la chiclayana.

Llegando de mi trabajo

Triste encontré mi posada, Con al candela apagada Y las ollas boca abajo.

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Todas las mujeres tienen En el ombligo un poroto,

Más abajito tienen La diversión de los cholos.

Anche estaba soñando

Que entraba por tu ventana, Y apenas me desperté

Me acodaba de tu mama.

Ayer, detrás de una esquina, Me encontré con mi “ahijau”,

Pero me dijo mi china: “ese es tu harina y costal”.

Para que vas a gastar

En médico ni en botica; Yo te curaré al momento,

Sobándote la barriga.

Como estas tan consentida Por tu mama y por mi amor

Con la pintura pretendes Ocultarme tu rubor.

La gata como gatitos,

La perra a sus hijos come; Yo también quiero comerte

Si no me das repujones.

Dicen que las chuchumecas Son las que al festejo van, También de saya y manto

Buenas jaranas se dan.

De que me sirve haber sido Jardinero de tu amor

Cuando la primera flor, Se la “dites” a Cupido.

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De las barbas de Echenique Voy a hacer una escobilla,

Para limpiarle las botas A mi Mariscal Castilla.

Quisiera ser zapatito Para tu pulido pie,

Para ver de cuando en cuando Lo que el zapatito ve.

Mamita ya yo estoy grande,

No me mande Ud. A la Escuela, Ya es hora que el mono mame, Pues la cosa está en candela.

De tus desprecios me río

Tu amor no me da cuidado, Si yo te hubiera querido

¿qué tal hubiera quedado?.

-La quiero, doña Manuela, Y la querré hasta la tumba.

-Si hasta la tumba me quiere, Vaya a tumbar a su madre.

¡Afuera que dentro yo,

Que soy polizón del barrio, Como la gallina es mía Afuera todos los gallos.

La variedad de tu amor,

Es como el indio al comprar, Que de tanto regatear

Siempre lleva lo “más pior”.

Basta de engaños, mi vida, Que no es juguete el amor, Que un desengaño es mejor Que una esperanza perdida.

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Siendo el arpa tan sonora, No la compite el violín, La sirena, cuando canta, Mata al que la llega a oír.

San Pedro fué pescador, Antes que santo lo fuera, Echó la atarraya al mar Y se sacó una sirena.

Hay ojos que dan enojos,

Hay ojos que “congraseyan” Hay ojos que con mirar

Consiguen lo que “deseyan”

Ojos negros te dio Dios, Ojos de tan linda suerte;

Dios te los deje gozar Para darme a mi la muerte.

Cuando los ojos abrí A la luz de la razón

Puse por contemplación La estrella con que nací.

Como la memoria es frágil, No me acuerdo que te quise

Y solamente recuerdo El pago que me diste.

La vida cuando no hay plata Es lo mismo que la muerte Y el sepulcro es la victoria

Para mejor de suerte. Sortijita de oro fino

No te vayas a quebrar, Que aunque la vida me cuesta

Conmigo te has de quedar.

Palomita, vámonos al nido; Palomita vámonos allá;

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Que allí la vida se pasa Palomita, con tranquilidad

Los caireles, Tuyos, tuyos son

Los caireles De mi corazón.

En la plaza de Armas Hay más de diez mil

Sacando boletos Para Guayaquil.

En lugar de rifles, Llevaban sarten Para freir monas O monos también

Unos monos bravos Hay en Guayaquil

Que hacen con los rabos Más que con fusil.

Y que hay un Monter Monito pujante,

Que el rabo trasero Lo tiene en adelante

Que como es tan bravo Un día, “chupado”,

Se pasó su rabo Para el otro lado.

Con tamaños coces Que saben tirar,

O nos vuelven locos O hácennos voltear.

El demonio Como era travieso,

Tiró una piedra Rompió un farol,

Vinieron los padres Franceses y lo remataron

Por el callejón.

Águila que vas “volando”

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Por las orillas del río, Como no has de tener frío

Si no llevas poncho”.

-Por qué estás tan triste? Por quererte tanto, Mira como baña

Mis ojos el llanto.

En la punta de aquel cerro Hay una mata de ají,

Donde ponen mis pollitos Mucho guano para ti.

En la punta de aquel cerro Hay un pozo de agua sucia

Donde se la va mi negra El poto, con una tuza.

¿Qué quieres que yo te diga

Si te han dicho tanto y tanto? Angeles y serafines

Gritan santo, santo, santo.

Anoche estaba soñando Que dos negros me mataban; Y era tu par de ojos negros Que de lejos me miraban.

Paloma, dame la mano

Para subir a tu nido, Si anoche dormiste solo

Hoy te dormiras conmigo.

Un escribano y un gato, Juntos a un pozo cayeron; Y como ambos tenían uñas

Arañando se subieron.

Comadre que a su compadre

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No le mueve las caderas Resulta seguramente

No ser comadre de veras.

Todo el mundo me lo he andado Desde la seca a la Meca, Y no he podido encontrar

Chicharrón de más manteca.

Abrígame con tus alas, Como paloma al huevo; Olvida lo que ha pasado,

Vuélveme a querer de nuevo.

Eso tiene de malo La mujer hermosa,

Que uno la mantiene Y otro la goza.

Sale el Sol y me entristece

Ver su luz y no mirarte, Cuando quisiera adorarte

Desde que el día amanece.

Echate para castrarte Que mi mano no es inconosa,

Anoche castré a una chola Y no se inconó la cosa.

Su vas al Cautivo

Me voy yo también Que un niño ha nacido

Para nuestro bien.

Que tiene ese niño Con tanto gemir: Díganle al curita

Que lo haga dormir.

No te arrimes mucho

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Cura narigón Porque me haces daño

Con el espolón.

Vamos al Cautico Con gran devoción A mirar a un cura Flaco y narigón.

Con la negra cocinera Vas a vivir muy feliz: Sabe baila marinera Y sabe tostar maíz.

La vida del “melitar”

Es una calamidad, Le dan sus quinientos palos;

Da parte: sin novedad.

Yo no me meto con nadie, Pues soy medio mal “geniau”;

La que se mete conmigo A los 9 meses pare.

Las heladas secan los yuyos

Como no me han de secar a mí Los amores tuyos,

Como naranja te he de chupar, Como pepita te he de botar.

Mi china me la pegó

Con uno de poncho verde; Y yo le digo a mi china:

Gallo que empata no pierde.

Si moneda o mujer tomas, Mira el metal no la cara:

Porque hay con caras bonitas Moneda y mujeres falsas.

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Al mirar la facha rara De u borracho me paré

Y él dijo: ¿Qué quiere Ud., Teno monos en la cara?.

Y ante otras muchas personas Que había ahí en derredor,

Le respondí:-No señor, Lo que tiene Ud son monas.

Se le toca se le llama

Y no quiere responder; No hay duda que es mujer

Está con hombre en la cama.

Aunque miope y algo tardo, Aquí me teneis presente: ¡Viva nuestro Presidente,

El doctor José Pardo!.

-En esta Escuela, Todos vienen con puntero.

-Eso será para Cuidar el agujero.

-Arza, Alcalde,

Que todo lo quiere de balde. -¡Arza liberaro!,

Que no toma el pelo A cada rato.

Zambito lambayecano

Sube a la torre, Y dile a Somocurcio Qué porque corre.

El día siete de Enero

De madrugada, Triunfamos con Balta

La fuerte batalla.

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Gaspar, pintor de aguas mil, Luego que arregló el retrato,

Iba a hacerlo de perfil, Por de precio barato. Y la joven de repente,

Le dijo; con m mucho agrado: “Hágamelo Ud. De frente, Que no me gusta de lado”.

Linda paisanita,

Paisanita de mi corazón, Tu eres el bello lucero

De mi corazón.

Dime si me quieres, Dime la verdad. Ten compasión

De mis penas, negrita, Por caridad.

Si esto es así, Vamos a ver,

Bailando esta marinera Tuyo seré.

Y ahora es cuando

Vamos a bailar Para que te dejes

Enamorar.

Dicen que Doña María Tiene un claro rompedor

Que de noche y que de día Con ella se aviva el fuego

Milagroso del amor.

No se apasione, compadre, Mejor lo hace la Asunción; Con esa chicha, mi madre

Como para el corazón. Y si Ud. Quisiera ir

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Donde ella “pa” convencerse Amárrese con un riel

“pa” que no vaya a caerse.

En Tumán no comen carne, En Tumán comen “melao”.

El trapiche come carne, ¡ay!, que viva el “hacendau”. En Tumán nos daban pisco?

Butifarras y “melao”, En cambiando con el voto

Que hace falta al “hacendau”. En Tumán nos echan palo Y nos quitan el “melao”,

Es que el niño Pepe Pardo En Palacio está “sentao”.

Dicen que el viejo es chileno

Y le gusta el “anizao”, No importa, china del alma

Porque el pueblo lo ha “llavao”. El viejo lo pinta y tumba

Al civilismo traidor, El viejo no aguanta pulgas,

Como buen gobernador.

Con el viejo se ha perdido La mejor “autoridá”,

Se ha perdido el pan, la casa Nuestra amada “libertá”.

No tenemos plata, ni oro, El Perú ya se ha “fregao” Porque con tantos papeles

El “pior” que “churre” pelao”. Y diga Ud. Alguna cosa “pa” que sepa lo mejor, El “cachaco” tira palo,

Yo mejor callo, por Dios. Pero ahora y “pa” mañana

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A Billinghurts voy a vivar, Porque con él siempre tuvo El pueblo con qué trabajar.

¡Záfale, gallo cachuro, Que la gallina te pasa; Azónzala con el tufo

Y que se vaya a su casa.

¡ “Adio”, velo, desde cuando Con espuelas a bailar;

Ha crecido que es potranca Que tiene que quebrantar.

Vamos, vamos, jovencito,

Muévase Ud. Son chocheras; Métale un “añgarrobito”

En medio de las…testeras.

Ya salieron a bailar Don Pancho con la Juanita;

No le metas la rodilla No se vaya a resbalar.

Aquí están dando vuelta

Con todito el corazón Don Pedro con la Asunción,

Pero por nada la suelta.

Agárrate duro Que está bravo el mar;

Mete mano a popa, “pa” no naufragar.

Para poder manejar

Esa balandra costera, Te tienes que desfondar Bailando está marinera.

Eche pronto don José,

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Eche pronto al bodoque; Lueguito verá que el arpa Se le va “pa” donde Ud.

Aunque la suban al cielo Y la abracen a las nubes

No encontrará ni en los aires Amor como el que tuve. Ya la que bajó no sube

Ni es digna de mi aagasajo; Más bien digna es de mi ultraje

Y que entre montes y gatos Viva y secando los platos Con la greca de su traje.

Que bonitos son los reales Que tienen ocho cuartillos, Con ellos se compran panes

Y plátanos amarillos.

Si supieras caminar, Corazón yo te enviara

A que fueses a cambiar Tristezas por alegrías.

Amarillo es el oro,

Blanca la plata, Y morena es mi zamba

Que ella me mata.

Los dientes de mi morena Me tiene preso

Yo no he visto prisiones Hechas de hueso.

Quiero querer y no quiero, Quiero olvidar y no puedo,

Y entre querer y olvidar No querer ni olvidar puedo.

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El querer es un amor Y el amor es un querer,

Y para amar sin consuelo Es mejor alzar el vuelo.

Que muera la ilusión

Que despedaza mi corazón Porque toda la alegría

No es dicha sino fantasía

La fuerza de mi destino Trata ya de separarme, De la que supo robarme Corazón, vida y cariño.

No hay duda que así convino

Carecer de tu presencia, Yo sufriré con paciencia La fuerza de mi destino.

La vida va a aniquilarme Al considerar no verte,

Pero ¿qué hare si la suerte Trata ya de separarme?.

Y con esto, adiós adiós

Nada tienen que decirme Al que ha perdido a su amada

Y ha venido a despedirse.

No quiero estar en el mundo Ni pasar penas amando,

Yo por mi gusto te quise, Paran mis ojos llorando.

Al tiempo le di;

El tiempo me da; Y el mismo tiempo me dice

Que él me desengañará

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El amor dejado de años Se eleva como la palma, Pero pronto se marchita

Dejando heridas en el alma.

El amor es una plata Que crece con el alhago, Pero pronto se marchita

Con las sombras del mal pago.

Lloraré toda mi vida Con sentimiento profundo, Si la que amo tiene dueño,

No quiero estar en el mundo.

Anoche estaba soñando Que dos negros me mataban,

Y eran tus hermosos ojos Que enojados me miraban.

Al pie de un algarrobo Me puse a considerar, Lo que vale una mujer

Cuando no tiene que dar.

Esa niña que baila, Baila en ayunas,

Maten una gallina, Denle las plumas.

Hasta cuando viviré

Como la piedra, rodando, Con mi pesar vacilando

Como la flor de café.

Hasta cuando seré yo El blanco del sentimiento,

Que desde mi tierna infancia Con pesares me alimento.

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Tanto ha llegado a quererte, Y tan mal pago me has dado, Que ya no se algunas veces

Si te aborrezco o te amo. De las potencias del alma

La memoria es la más cruel, Porque cuando el mayor mal Recordando el mayor bien.

En la puerta de tu casa Voy a poner un letrero,

De seis palabras que diga: “Por aquí se sube al cielo”.

Prisiones de mi desgracia

No me soltéis que me muero Sus abrazos son cadenas

Sus ojos el carcelero.

Dicen que sabes de todo Cuando no sabes querer Y esto es niña lo primero Que debieras aprender.

Pálida como la muerta

Te quedas, cuando te veo Vas colgada de otro brazo

Como Cristo, de un madero

Dice el refrán que el amor A las fieras domestica,

O tu esposo no te quiere, O el refrán es mentiroso.

En el bosque canta el ave La rana canta en el lago

Canta el grillo en el agujero Y la mujer en la mano.

Si te vas a San Nicolás

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Te encargo mameyes, No te tardes mucho

Que ya vienen los Reyes.

De las barbas de Bernal Me voy a hacer un pellón, Para que se siente Balta

Y todo su batallón.

Yendo para Saturdino Nos perdimos sin consuelo

Y la fortuna del cielo Que salimos al camino.

Sólo Dios con su poder, Por Providencia divina, Manda el agua cristalina Dar este pueblo a beber.

En este pueblo illimano

Dicen que hay un capador, Que se capa sin dolor

Porque tiene buena mano.

Caparse y envenenarse Son dos crímenes iguales;

Pues ni los animales Tratan la vida quitarse.

Ese es hijo de Caín,

Y su madre es la serpiente Que se arroja a la corriente,

Sin principio y sin fin.

Esos dos primos hermanos Se le han prestado a Luzbel Y él los pasa a San Miguel Para que allí sean juzgados.

Tu eres, zambita,

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Del ojo tuerto, Por eso todo te hacen

El perro muerto.

Esos dos que están bailando Que “aparecidos” que son;

Quisiera ser padre cura “pa” echarles la bendición.

Es falso que andes diciendo

Que anoche te “haiga pegau”,

Siempre que contemplo A un pelizón

Siento unos resfríos De “catallicón”.

Y al mirar a un cura Flaco y narigón,

Siento en la derecha Mucha comezón.

Beata hay que conozco yo

Que por un “Jesús” no es santa; Sin embargo no lo aguanta

La madre que la parió.

Entre las flores de tus recuerdos Quiero que guardes esta postal,

Que es un emblema de puro afecto Y el sello firme de mi amistad.

El curandero es mejor

Que todos los tinterillos, Porque ese mata con yerbas Y el otro con los bolsillos.

Toma, toma, toma, toma, Toma, que te voy a dar, Una toma de tomates

Cuando vaya al Alemnoral.

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Detrás de la aguamantanga

Hay un mono cimarrón, Que se entretiene de noche

En hacer revolución.

Cada noche que en ti sueño Quisiera hacer un champus; Con lo que a ti te hace falta

Y lo que tengo demás.

Demás está que me digas Que no tienes ocasión…..

¿Y cada vez que te acuestas Qué haces de tu corazón?.

Nadie esta “pa” perder plata.

En este mundo de daños, Y cada noche que pasa

Se aumentan mis desengaños.

Cuando vayas a la acequia No te vayas a sentar,

En la “chuculita” abierta, Se te vaya a desfondar.

Anda, dile a tu marido

Que le hacemos la pasada, Pero no le digas “lora”,

Ni donde está la ramada.

Ayer no más me decías Que a mí “solitito” amabas, Y en la noche, con tu primo,

La pasada me jugabas.

Dale, dale, dale cholo, Dale al poto y al cajón;

Dale, de noche a tu china Un poco de “torozón”.

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Tiene el “piajeno” una mata

En “todita la netreceja, Tu se la “hicieste” ayer

De tanto montarlo en pelo.

No dejes que la culebra “cambeye” piel en tu choza;

No “se te” vaya a ocurrir Dejarla entrar en la cosa.

En “todito” el Portachuelo Canta siempre un “cuculí” Cuando “loye” un forastero

Tiene que volver aquí.

Ayer bailaba la Juana Con el tuerto, don Cerezo, Y tu de puro “chucaque” Te “pusistes” mastuerzo.

Vaya Ud. Tener confianza En las mujeres de ahora,

Que hasta hipotecan su honor Sólo “pa” estar a la moda.

Hoy las mujeres modernas

Son peor que gallina “clueca”, Porque antes que cante el gallo

Ya sienten el huevo adentro.

No vengas a decir Que estoy detrás de “algunotra”, Yo estoy siempre en tu delante

Y lo demás no te importa.

¡Cómo me vas a olvidar Después de haberme querido!;

Es lo mismo que dejar A la gallina sin nido.

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Cuando sientas que te falte

Lo que yo siempre te he dado, Avísame que al instante Te lo entregaré prestado.

Aunque “haiga” otra vez Diluvio

No temas que yo te deje, Seré como la paloma

Que muere con su pareja.

Cuando se emborrache el Sol, Ire a tu campo a apreciarte, Amarra al perro “biringo” Y suelta la perra grande.

Mañana, cuando amanezca, Quédate, china en la estera, “pa” que no sientan la bulla Los que te esperan afuera.

La “Chilampa”, tan querida

Tiene de malo una cosa, Que vive siempre escondida

Porque no quiere la cosa.

Vaya al “Mercau” “ña” Martina, “pa” que compre su “pelleje”,

Y pógaselo “asta” encima Cuando le coma al “cangreje”.

“Caduno tiene su culpa Y “caduno” su dolor,

Mi culpa ha sido quererte Y que no me quieras vos.

Hasta cuando voy a estar En esta espera maldita,

Todas las noches me ofreces Y nunca me das “nadita”.

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No dejes, nunca negrita,

Que “naides” te “manoseye”; Si tu te dejas, negrita,

“ai” mismo te pone el sello.

“Pa” Carnavales Te voy a hacer

Una “junza” más grande Que mi querer.

Desde ayer ya no te quiero Porque apenas te aprecié,

Allí mismito” noté Que yo no fui el primero.

No “se te” vaya a ocurrir

Irte al Puerto “pal” verano, O te daré muchos bailes Con el látigo en la mano.

Cuando salgas a la calle Ponte el traje “colorau”,

Que en viéndote tu marido Tienes toro “aseguraru”.

“haiga” o no “haiga” corazón Siempre el amor da provecho

Porque dejé la ilusión De lo que “caduno” “haigecho”.

Sofócate, date al llanto,

Y hasta entrégate a la pena Que en toda mujer que engaña

Así sufre su cadena.

La paloma cuando empolla Nunca la cabeza asoma,

Así debes hacer tu Cuando llegues a paloma.

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Ayer con otra “te vide” En la fiesta del Culpón,

Y tu “combleza” me dijo: -“Ai” va el gato y el ratón.

Nadie te podrá querer

Tal como yo te he querido, Porque nadie sabe hacer Las caricias de marido.

“Segurito”, en Monsefú,

Cuando hay más chicos nacidos, Es después de nueve meses

De la fiesta del Cautivo.

Los gallinazos se comen La carne muerta,

Como yo soy del pelo, Por parecerme a ellos,

Siempre como mi carne… Pero despierta.

Bájate el traje, zamba,

Porque la iguana, Para buscando huecos,

Por la mañana.

Avísale a tu mama Que ya he muerto,

“pa” que no se eche la culpa De aquel enuerto.

Sóbale las barbas

A tu marido, A ver si se acuerda

Que me has querido.

Busca donde te acomodes Con alguno que te de,

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Más caramelos que noche Y de día más que hacer.

¡Adio!. Vela de la Moronga

Con su manta de vapor, No se la dio se marido,

Yo no se quien se la dio.

Dice el refrán que en la vida Hay que estar siempre en su puesto,

Que si una vela se apaga La otra queda encendida.

El cariño de los dos

Nunca se podrá acabar, Porque si alguno lo olvida

El otro lo ha de matar.

Le “vua” pedir a San Pedro Un milagro singular,

Que me quiera de golpe, Cuando él se mande afeitar.

Ya me voy a retirar

De este pueblo de Tonmoche, Pues no puedo resistir

Tu desprecio de anteanoche.

Cuando bailo marinera Con una Juana,

Quiero seguir bailando Tarde, noche y maña.

No hay caldo que alimente

Sino es con troncha; No hay zorro alguno que caze

Sino en el monte.

Te voy a pedir que siempre, Que necesites de mi,

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Me lo avises con cualquiera Palomita “cuculí”.

Dame lo que te pido Que no es la vida,

¡andar, andar, andar, andar!, De la cintura “pa” abajo

Y de las piernas “pa” arriba.

Estoy buscando en el monte Una prenda que perdí,

Y cuando la “haiga” encontrado No me acordaré de ti.

El maíz nunca se pudre

Cuando está bien “encolcau”, Yo tampoco me entrizco

Siempre que estoy a tu “lau”.

No le cuentes a tu mama Lo que hiciste en el yucal, Vaya a pedirme la ciega

Que yo de tu “dotal”.

No le digas a nadie Que estás preñada,

Vaya a creerse el pueblo Que son padres.

Cuando un zambo y una zamba

Van al compo a desyerbar, Seguro es que al otro día

Hay mucho que murmurar.

Te voy a hacer en mi monte Una choza con altar,

Aver si así te resuelves Y me vas acompañar.

Muy cierto es que las mujeres

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Siempre nos darán que hacer, Unas por ser muy mañosas Y otras por tanto querer.

No quiero echarme la pena

De tener que maldecir, Por eso no quiero a nadie Que se vaya a desdecir.

-No dejes a los patitos Solitos en la laguna,

Los vaya a mirar el zorro Y no te quede ninguno.

Ni por abajo ni por arriba,

Ni por delante ni por detrás, No te he de dejar tranquila:

Por tu amor seré tenáz.

Dame a comer en tu pico, Como la paloma a su hijo,

Si tu no me das el tuyo, Me voy a morir de fijo.

Hagamos todos los días

Lo que nos manda el Virrey; Dejemos para las noches Lo que nos dicta la ley.

Dicen que la Inquisición tuvo suplicios atroces,

Porque no me quieres tu Estoy quejándome a veces.

Nada quiero, nada espero, Más que ser por ti querido,

Que me den calor tus brazos, Como la gallina al nido.

Te quiero más que a mi yunta, Más que a mi maizal te quiero,

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Te quiero “pa” no tener Que estarme de cocinero.

Solo voy con mi escopeta Cuando estoy de pajarero, Si tu asomas… “el cogote” Te meto ni….. tiro entero.

El hombre más “desgraciau” Es el que “naides” los quiere,

Pero yo estoy “más pior”, Porque me olvidó mi negra.

Estoy muy “asofocau”

Porque ni quieres venir, “pa” que yo te abra ese cofre

Que ha de saber a jazmín.

No dejes, nunca negrita, Que nadie te de calor,

Porque apenas te “asofoques” Te olvidarás de tu honor.

No le digas a nadie Que me has querido,

Nos vayan todos A decirme: “Don corrompido”.

Si pasa un burro viejo”

“fee” por tu casa, Trátale con “cariño Que es el “Usebie”.

Águila” que vas volande”

Por las orillas del mar, Con una flor en el “pique”, Vaya animal “pa” puerque”.

Me fui al campo, corté De la leña hice carbón

Y para más señas traigo

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El humo en mi corazón.

Ya se perdió mi perrito, Ya, que dueño lo tendrá. Ya no me deja dormir;

Ya me está quitando el sueño ¡Gua, gua!.

Ladra, prontito ladra!

Gavino mató a su china Y lo metió en un costal, Lo puso en una escalera

Y lo llevó al arenal.

No hay bien que no tenga un mal, No sirve palta sin pan,

Champus que no tenga queso, Tampoco abrazo sin beso.

Del Cielo bajó una palma

Coronada de matices, Con un letrero que dice:

“Que los cumplas muy felices”.

-“Maestro Machuca”, Córteme Ud, el pelo

Si no me lo corta, Tírese Ud. Un pelo.

Que “vive”

Don “Pedre Carrille”, Con su “plate”

Y con la “mille”.

Zorre que come gallinas En los corrales, de noche,

Como no te has de hicar “espinas” Sino llevas “ponche”.

El siete de Enero

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Se sembró una planta. Y nació una flor

Que se llevó Balta.

Anoche estaba soñando Por las “orillas del “ríe”, Como no he tener “fríe”

Si es sante de don “Pedre Carrille”.

Con dos dedos de talento Y una pisquita de maña, Se puede freir al viento

Y hacer bailar a una caña.

“Aura” si es que estoy contento Y no siento la pobreza,

Porque tengo cuatro “riales” Y un buen yonque en la cabeza.

El corazón de la pulga,

Es sabiendo afinar, Almuerza 500 hombres

Y sobra para cenar.

Con chaleco nació el hombre, Con pollera la mujer;

Por eso cuando se “ajuntan” Hacen los dos su placer,

Yo he visto a las aves volar

Y unas con otras caían al mar.

Nunca me convencerás De tu cariño, farsante;

Porque sé que vale más Porque sé que vale más

Un perro fiel que un amante.

Estoy solo con mis penas Que no me dejan jamás,

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¿para qué buscar cadenas Que me aprietan más y más?.

Tu amor, para mi, es tormento,

Que no puedo resistir: Todo el día suspirando

Y en las noches sin dormir.

Si no me vas a querer Para qué me estás buscando. No quiero amor por un mes,

De mujer que está cambiando

La abeja sólo es porfiada Cuando encuentra algo en la flor;

Así quiero ser contigo, Buscando siempre tu amor.

Dicen que la gata come

A sus hijos al nacer; Así quiero ser contigo: Comerte al amanecer.

Cuando los hombres te miran

No te pones colorada; Eso prueba que el honor,

Para ti, no vale nada.

Las mujeres de hoy se pintan Para engañar a su honor: Es para que “naides” note Cuando les sube el color.

No me digas que tienes

Amores nuevos; Lo nuevo se acaba pronto, Lo viejo resiste y queda.

El nido del chilalá

Resiste lluvias y viento;

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Así resiste vivo Tus desdenes hace tiempo.

No quieres saber mis penas, Ni te importan mis dolores.

Alguna vez te he de ver Envuelta en esos temores.

Deja que el arroz voltée;

Deja que el mango madure; Deja que la caña endulce; Deja que tu amor me dure.

Hay dos cosas en tu cuerpo

Que no tienen relación: Tus ojos con tu mal genio, Tu amor con tu corazón.

Anoche quise “dentrar”,

Por costumbre, en tu posada, Sin acordarme que ya

Entre nosotros no hay nada.

No tengo donde dormir, Si tu no me das tu cama;

Es allí que se conoce A cualquier mujer que ama.

Me está apeteciendo un mal Que lo, tengo noche y día;

Despierto estoy suspirando, De noche con pesadilla

Tengo una pena de amor Que no me deja respiro, Y mi pecho es un tambor

Que hace sonar un suspiro.

Los pájaros y los viejos Se parecen en su visa;

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Porque siempre andan buscando A la fruta apetecida.

En el corral de mis cabras Me siento, todo “apenau”, Hasta que vayas a verme,

Porque soy tu “enamorau”.

No quiero que los chiroques Hagan nido en tu corral;

Vaya a ser cosa que quieren También tu amor disfrutar.

Dame tu amor en la boca

Que es mi mejor alimento, Como le da la chiroca A sus hijos el sustento.

Cada noche que me acuesto

Y me acomodo en la almohada, Le hago un huequito y espero

La cabeza de mi amada.

Yo nada quiero saber De tu traición, falsa amante,

Porque eres como esas blancas Que dan la mano con guante.

Estoy ciego por tus ojos; Estoy mudo por tu voz;

Pero guardo varias mañas Para conquistar tu amor.

Estoy buscando una chapa Que otro más vivo la abrió; No importa ser el segundo; Porque sé que soy mejor.

El canto de la “cucula”

Tiene mucho “aparecido”

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A la mujer cuando llama, Por la noche, a su marido

No te dejes atracar

Por falsos brazos de amante; Porque después se “cambeyan”

Por pañales de un infante.

El zorro come gallinas; El tordo mango “pintón”, Y a la mujer que yo adoro Nada puedo hacerlo yo.

No le digas a “nadies”

Que tu me quieres, Vaya a ser que la envidia

Nos traiga “enriedos”.

FIN

IMPROVISACIONES ANONIMAS

Yo lo siento compañero, Pero no “vua” poder ir: Tu mujer tiene la culpa, Porque las hecho parir.

Si te quedas la vergüenza Va a matar a los demás Parte lejos de nosotros

Para que no vuelvas más.

Vergüenza es la que falta “contimás” también honor;

Si no nunca te metieras A dártelo de cantor.

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No recordamos cómo, pero uno de nosotros se encontró en una jarana de medio pelo, con huechafitas, botella que pasaba de mano en mano y poto de boca en boca, con arpista tamboreo en cajón y cantor, con cerrada de puerta de calle y demás condimentos del caso.

Una de las asistentes se hacía la renga por no querer beber y nosotros queríamos verla arañando el suelo, en cuatro manos, de manera que nos le fuimos encima, tratando de convencerla, en verso, ya que otro sistema era inabordable, para que tomara siquiera la mitad de un poto de a real, y nos desenvolvimos así:

-Señorita: una copita,

Una copa, por favor….. -Ya le he contestado a Ud.

Repetidas veces que Me hace muy mal el licor.

-Pero, señorita. ¿Cómo Me puede Ud. Desairar? .No me llegue a fatidiar:

Le he dicho a Ud. Que no tomo -¿Quiere decir que me humilla?

-Eso no es humillación, Sino que tanto tesón

Me sube a la coronilla. -No comprendo su impaciencia,

Ni me explico su capricho, -Pues, señor, lo dicho, dicho;

Ya me falta la paciencia. -Tengo muy poca fortuna Y me mata su desprecio.

-¡Caray!, si Ud. Tan necio……….. -Señorita sólo una……………..

-Una no más? -Nada más.

-Sólo a una tengo derecho, Porque una entre espalda y pecho

No causa daño jamás. -Acepto una solamente………

-Que se haga su voluntad. -Pero sólo la mitad………

-La mitad únicamente? -Si es un poco más me aloco.

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Se lo juro. -No lo creo………

Primera mujer que veo Contentarse con tan poco!..........

Es hijo de un reputado, Que tuvo fama en el Puerto;

Como el padre ya está muerto Este es su representano.

De un “ollero” en un “chical”.

Es que la madre defiende A sus hijos con el pico,

Y lo “mesmo” hace el perico Cuando sus plumas extiende.

Toda la tierra y el Cielo

Nos viene dando “instrucción”, Para que no “haiga” ocasión De caernos hasta el suelo. También el Sol y la Luna

Que nos alumbran constantes Ya nos enseñan “denantes”

Su camino y su fortuna,

Tu lo debes de seguir Esos pasos dentellantes Como “dijites denantes” Si los puedes conseguir.

De “naides” con necesarios Consejos aunque me muera:

Yo tengo a mi cabecera Mis detentes y rosarios.

Tu como el mejor cantor

Y arpista tan elegante Me vas a hacer el favor De rezar por delante.

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Yo por detrás nada quiero, Que me des versos o danzas.

Vamos a ver si te lanzas Que aquí sentado te espero.

Allá voy aunque me caiga

Con mi buen verso en la mano “pa” que no digas que “haiga”

Poeta lambayecano.

Por delante o por detrás Y aunque sea el salpicón Tu por fuera convendrás Que tengo yo la razón.

Aunque la razón te sobre, Aunque la razón te falte, Tu la has tenido de cobre

Y yo la tengo de plata.

De que te sirve guardar El cobre y la plata juntos, Cuando los has de dejar

A los dos en el sepulcro.

Más que pudran los dos “contimás” contigo adentro, Yo he sabido que mi Dios

Se encuentra siempre en el centro.

Vamos a acabar aquí, “pa” que no nos de el “pujido”.

Pues yo te digo que sí, Por estar comprometido.

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Don Silvestre Santiago Zeña, tenía por toda Zeña las siguientes ocupaciones: sangrador, flebótomo, peluquero, dentista, anticuario, coleccionista de huacos y criador de gallos.

Vivía en la calle Real, frente a la casa de Graner, la cual ostentaba su zapato dorado, haciendo “pandan” con la muela de Zeña.

Como seguramente habían muchos del oficio, que le hacían la competencia, y para evitar que el criterio del público y la clientela no se equivocaran, él tenía la costumbre de colocar en la puerta de su casa, todas las mañanas, para hacerlo desaparecer todas las tardes, un cartelito, muy significativo, aunque muy sucio, con muy mala letra y peor ortografía, en donde se leía la siguiente reconfortante sextilla.

Silvestre Santiago Zeña, Peluquero y sangrador, Saca muelas sin dolor

Cuando lo quiere y se empeña. Amasador de buen pan

Y rajador de buena leña.

No importa saber de quién era el verso, porque bien pudiera ser del mismo Zeña; importa sí decir que, Zeña cumplía fiel y honradamente con su obligación, por que por regla general, casi nunca se empeñaba ni quería sacar muelas con dolor para él, sino para sus víctimas, resultando así una persona de absoluta veracidad.

Indudablemente, nuestros poetas anónimos nos ofrecen muchas sorpresas. Aquí tenemos quizás a la más interesante: una poesía en la cual se haga un reclamo a las máquinas de coser de Singer, que vendía, hace ya mucho tiempo don Rómulo Menchola.

Esto nos va decir que las musas regionales se prestan a hacer propaganda comercial.

Papá, me darás gran placer Y al mismo tiempo contento,

Si compraras al momento La máquina de coser.

Que Singer lleva por nombre,

Y que plazos y al contado, Las proporciona un buen nombre,

En Chiclayo radicado.

Y es el Rómulo Morales, Que se ha propuesto a fé mia,

Deterrar la pulmonía Que a la juventud inmola.

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Pues la Singer es precisa, Como máquina excelente Y quien precisa de gente La busca y la diviniza.

Mira Ignacio llega el día

Que te he de entregar mi mano; Pero quiero que una Singer Sirva de aro de antemano.

Ve a Menchola que la entrega.

Con diez soles de adelato, Y tendrás en mí una esclava Que te quiere con encanto.

Si es por esto, mi querida,

Que he de alcanzar un “te adoro” Presto tendrás esa Singer

Que es emblema del ahorro.

Y según cuenta la historia Esos dos enamorados Quedaron encantados,

Por “secula seculorum”.

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A un muchacho de Chiclayo le obsequiaron el apodo de “Cigalela”, genérico de una

familia que lo llevaba como patrimonio de su pueblo. Además de su apodo conservaba su profesión, la de vender tamales, que ofrecía en

una destartalada canasta, vistiendo una sucia indumentaria. Esto en cuanto a la profesión adquirida; en cuando a la poseída, consistía en improvisar versos al lucero del alba y a la perra perdida de la vecina.

Cuando iba al mercado por el “recau” se desgañitaba en el trayecto, repitiendo los mismos versos improvisados, porque no era muy fértil del coco que digamos.

Cuando jugaba las “chapicas”, los “ñocos”, “el tu galgo”, “la mantequilla”, “la gallina ciega” o la “pega”, en todo momento iba recitando otra serie de improvisaciones.

En la venta de tamales se ditinguia por un par de versos, que a leguas reconocía la ciudad por lo “manidos”.

Por el molino de Dall Orso, se encontró “Cigalela” con don Bernardo Salazar; éste se comió dos tamales, y después de engullirlos, le dijo que no le pagaba, sino echaba un verso; pero a condición de que fuera enteramente nuevo, pues ya estaba cansado de las cosas antiguas.

Comenzó “Cigalela” a saborearse la “tutuma”, y nada; luego se escarbó la memoria y como si le hubiera hecho “la vaca”; siguió recorriendo todos los lugares más escondidos de su cuerpo interior, y ………. Como si no existieran; pero el tema se lo dio don Bernardo.

Prontamente los dos tamales digeridos por don Bernardo se convirtieron en líquido y quisieron salir; motivo por el cual se pusieron a “desaguar”, asistiendo “Cigalela” a todos los detalles del proceso los que precisamente, le iluminaron el tercer piso, diciéndole al mal pagador y al buen comedor:

Me han dicho que al desaguar Con insolencia sacudes,…… Lo que a mi nada me importa, Ni a don Morales Bermudez.

Más que por la fuerza del consonante, “Cigalela” se vió obligado a citar el nombre

de Morales Bermudez, porque don Bernardo se lo impuso como pie forzado, ya que este señor estaba en esa época de candidato a la Presidencia de la República.

Anónimo es el siguiente verso, aunque si tenemos seguridad que es fruto de algún poeta tucumano ó pacorano, y en el cual se establece una curiosa relación entre una baraja y las cosas de la Iglesia, tal como se expone a continuación:

Estando un soldado en misa, Con su madre entretenido, Le reprendió un sargento Y “siso” el desentendido.

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Su capitán lo acusó A su sargento al instante, Y con humildad bastante, De esta suerte se explicó: “Aquel naipe de que yo En la Iglesia he barajado Es porque tengo cifrado Un libro muy singular.

En él, el as que es urano, Es el un Dios verdadero; En el dos yo considero

Lo divino con lo humano; En el tres yo he conocido

Los novísimos del hombre; Yo pienso que no se asombre

Con su naipe entretenido; Con el cinco se han juntado

Las llagas del redentor; En el seis como creador

Que a todo el mundo ha creado; Si el siete se ha juntado El divino sacramento; En el ocho represento

Ocho dones de “María” Y sin saber lo que hacía

Lo reprendió su sargento. “en el nueve pienso yo,

Por los coros de la gloria; El caballo en la memoria De aquella reina Saba; En el rey que Dios está

En los cielos muy rendido; En la sota he conocido

Mi sargento no es cristiano: Yo le pedí un cotidiano

Y “siso” el desentendido”.

Desgraciadamente el poeta se olvidó del número cuatro porque no lo hemos podido encontrar, o fue seguramente que el copista se lo bebió, lo cual parece más probable.

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El sacristán de la Iglesia de Chongoyape, cuyo nombre se ha perdido por los vericuetos de los cerros de ese Distrito, se enroló como oldado del Regimiento de Infantería N° 11, en el año 1910, esto es para el conflicto con el Ecuador, y como además de aficionado a las cosas de Iglesia lo era también a las chochería no se olvidó de esta última costumbre y ya en Piura, bien “curado”, comenzó a alarmar al vecindario con el siguiente canto:

Marchemos, marchemos, Para el Ecuador;

Venimos, venimos Desde Chongoyape.

La suerte ha camiado

De un modo fatal Ayer era cura

Y hoy soy “melitar”.

Pero como no nos llegamos a “trenzar” con los “monos” nuestro hombre regresó a repicar nuevamente sus campanas y a quemar de nuevo sus cohetes y sus ruedas, ayudando al cura en las misas cantadas en los responsos y a tomarse el vino de Oyotún, resultó que tuvo que regresar a antiguas ocupaciones y otra vez en Chongoyape y otra vez borracho, invirtiendo los papeles, cantaba así:

Ya no quiero soldado La “guerra” me tiene loco,

El “sueldo” que gano es poco Y el trabajo redoblando.

Como desgravio a los lectores, por no habré dado el nombre de ese sacristán poeta e

improvisador, vamos a transcribir la siguiente improvisación del célebre poeta chiclayano, Cigalela, quien en el año 1888, con motivo de una de las tantas ediciones que de billetes se han hecho en la República, dijo:

Los soles y las pesetas, Bajando por escalera.

¿Quién despreció los billetes? El famoso “Cigalela”.

Entre el bullicio de un patio, entre el descanso de una hora de estudio, en una noche

de rondín y canto por los internos, tal vez en un jueves, en pleno ejercicio físico, no se sabe; lo es que, uno de esos momentos, en que muchos muchachos se encuentran juntos, y la imaginación exacerbada por el contagio o por la emulación, se desborda, fue cuando se fabricó el siguiente verso, cuya explicación se dará en seguida:

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“ !Oh, si-con “Pasco me fuera, Que hubiera vida pasara, Comiendo pavo y gallina Con esa buena cuchara!

Rosendo Pasco era avejentado, avejentado en el tamaño de su boca, esto es que sus

labios se encontraban dirigidos demasiado hacia adelante, que tenía prognatismo labial. Queremos decir, en una palabra, la más sonora palabra para este caso que era “hocicón”. De aquí que los muchachos sentían la necesidad de decírsele sin que se afectara; y buscando una forma apropiada y decente se encontraron con que se lo podían decir en verso, y de ahí el por que consignamos el verso anterior.

La paternidad de la improvisación es demás buscarla: no sería hallado. Fueron de seguro, todos los alumnos internos los autores. Y mejor que sea así

porque de esta manera toca a todo el Colegio Nacional de San José ser el autor de un verso más.

El Colegio Nacional de Lambayeque, cuando aún no lo había en Chiclayo, estaba ubicada en lo que fue antes la Aduana, por el tiempo en que San José era puerto mayor y lo dirigía don Ricardo Saavedra, que tuvo como profesores, entre otros, a Tapia, a Mago y a Antonio Falconí.

Como un novísimo sistema de enseñanza se había conseguido, el profesor Falconí, un carnero, que se las traía de toro de lidia, y que lo echaba al corral todas las tardes, para que revolcara a los muchachos y para que estos aprendieran a librarse de los cuernos del carnero temieron a los del matrimonio.

Bien sea que don Antonio Falconí no era muy feliz en su matrimonio, o que su esposa no fuera ya muy feliz con él, o bien que el carnero tenía un cuerno más por cualquier parte, lo cierto es que los muchachos-palanca que mueve al mundo con su humorismo-constructores de la popularidad y derribádores de ídolos, sólo con sus gritos o sus risas, le fabricaron al maestro el siguiente cuarteto, que por ser y aun poco “bejarano”, no sabemos a ciencia cierta cual sería la intención precisa que tuviera en esa época:

Don Antonio Felconí Y el carnero de tres cachos

Con que juegan los muchachos, Todo es uno para mí.

El pueblo de San Salvador de Jayamca, con su leyenda de Sancarranco, que tuvo el honor de verse elevado a la categoría de Distrito por obra y gracia de la ley de 2 de enero de 1857, debe figurar también en esta monografía poético-humorista, repentinista-vertiginosa; y aún cuando la tradición oral no nos ofrece el nombre de muchos poetas, para que pasen a la posteridad, puede ese pueblo dividirse hermanablemente los derechos a la gloria contenida en esta página, entre sus habitantes, aunque le toca una parte infinitesimal a cada uno.

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No podemos presentar un lote mayor de poetas jayancanos, porque según la tradición, los poderosos fusilaban a los poetas, método que se impone hoy en Lima y en Colombia.

Así, en una tarde del año de 1884, el poeta jayacano Gregorio Molletero se “cumananeaba” con el negro Timo, siendo el tema de los versos el asesinato de un amigo de ambos. Tal era la sinceridad, la protesta y el dolor que ambos ponían la condenación, con la cual fustigaron a los asesinos, que se hizo público esa misma noche el hecho, y a la mañana siguiente, bien a la “amanecida”, unos Ubillis sacaron de su propia cama al poeta Molletero y amarrándolo a un algarrobo de la plaza de Jayaca, lo fusilaron.

Desde entonces Jayanca, perdió su compás poético y no ha vuelto a producir ningún repentista o “cumananero”.

Como única muestra tenemos los siguientes versos, improvisados, que ofrecemos a la curiosidad de nuestros paisanos:

Ya lo ves lo que me pasa Tarde la noche, “puir” a tu casa;

Casi me caza Tu perro mocho.

Tu perro mocho, mi alma, Y nada derecho,

No como el gallinazo De techo en techo.

De techo en techo, mi alma, Y esa es mi estrella,

Y a la mujer que es mala, Palo con ella.

Otras de las poesías que han sido improvisadas en Chiclayo, por autor desconocido

es la famosa “puerca raspada”, que después se convirtió en la “Polca raspada”. La primera pareja que la bailó estuvo compuesta por dos mujeres revolucionarias: la

negra Nevado y la ñata Fidela, quienes en pleno combate se subieron al techo del fuerte Maradiegua, casa N° 615 de la calle Siete de Enero en la actualidad y desde allí, haciendo poco a Carabinas y cañones pedreros, bien levantada la pollera y con el empeine del pie derecho golpeano ala pantorrilla de la pierna izquierda la canataban lo siguiente; fruto de la improvisación de algún poeta desconocido nuestro:

La puerca raspada, La niña casada O tan casadera

Por ser hechicera.

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Negra, negra, negra, Sácate ese pique.

Mi amo, mi amo, mi amo, Ya me lo saqué.

No me pegue Ud. Mi……a…..amo; Ya me lo saqué

mi…...a……amo.

Otro poeta anónimo y otra página para nuestra revista de hombres célebres y malos poetas.

En esta producción se habla de cinco sentidos, cuando en realidad nuestros poetas, cuando están borrachos tienen siete, como los días de la semana, las siete notas, los siete colores, los siete planetas mayores, etc, que son, además de los conocidos, el de la borrachera y el de la mentira.

Diz que esta es una improvisación, pero a nosotros no es fácil engañarnos con pasaditas de navaja mecha, estamos por calentarnos con la producción y sostener que es de algún paisano que se ha pasado todas las lunas del año buscando consonantes.

Anda por las páginas de este libro una producción semejante, sobre los mandamientos de la ley de Dios, y aunque a esa producción le faltaba un mandamiento, como a cualquiera le puede faltar un tornillo o un dedo, no sabemos por qué nos está picando la pulga de que ambos productos son de la misma fabricación.

Y si no prueben Uds. Buscando el otro verso que ha de estar acurrucado y en cuclillas por allí.

En el jardín de Cupido

Los cinco sentidos

Cinco flores escogí:

Es por mis cinco sentidos

Que tengo puestos en ti.

El primero es el de ver

Prenda que tano deseo;

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Durmiendo estoy en mi cama

Y soñando con que te veo.

El segundo que es oir

Tu palabra seductora,

Que hace verter sentimientos

Y llorar a toda hora.

El tercero que es oler

Rosa, color carmesí,

Y así te suplico y digo

Que no olvides de mí.

El cuarto que es el gustar,

¿Qué gusto puedo tener

Ausente del bien que adoro?

¿Qué haré sino padecer?.

El quinto que es palpar,

No palpo sino te toco,

Y sólo de ti yo espero

De tus bondades un poco.

Un escrito íronista

“Cumananas” o Diálogos poéticos

Que siempre que el arma empuña

No hay hombre que lo resista,

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No debe poner pezuña

En un libro costumbrista.

No desoiga Ud. Mi queja,

Que nuestra lengua es galana,

Y en vez de esa palabreja

Coloque Ud. “valeriana”.

El significado es,

Si le gusta el nativismo

Exactamente lo mismo

Que lo que usa Ud. En los pies…..

Ud. No quiere ni que

Le mienten a la “pezuña”,

Seguramente porque

Está en la punta de su uña.

Si es un libro folklorista

Al que se ha metido Ud.

Tiene que ser “pezuñista”

Lo que tiene Ud. En el pie.

La palabra valeriana

La ha inventado algún doctor,

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Por eso resulta vana

En un libro de folklore.

Don Everado Soto, e mejor dicho don José Everando Soto había sido perito tasador, por parte de don Juan Rondán, el sordo Rondán, de unos brillantes, en un juicio que Rondán seguía con doña Vistoria Vela.

El otro perito era Arsintales.

Una vez terminada la diligencia de tasación y habiendo recibido lo que le correspondía a Arsentales, don Juan Rondán se olvidó para ese era sordo de pagarle a Soto lo que le correspondía.

Soto ha sido poco amigo de cobranzas; sólo acercaba de que le debían cuando estaba verdaderamente necesitado. De aquí explicando porque cuando estaba reunido con Guillermo Fry, Alejandro Leguía, Juan Scaperlenda y Cristóbal Russine, que no eran muy amigos del sordo Rondán, y aunque estos le apretaban, a don Evarardo, para la cobranza, este se hacia el desentendido. Mas llegue un día en que tuvo verdadera necesidad de su dinero y sin más preámbulos y recordando que Rondán era literato, después de sordo, le mandó la siguiente versada- recibo:

Me permito molestar

La atención de Ud, señor

Par que me haga el favor

De mi cuenta cancelar;

Pues ya no puedo aguantar

De esta vida tanto apuro,

Y bien cree de seguro

Que con solícito afán,

Atienda Ud. Mi don Juan,

Lo que con ansia procuro.

En el lecho del dolor,

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Llevando en riesgo la vida,

Tengo una prenda querida

Cual es mi hija mayos.

Al doctor hay que llamar,

Luego viene la receta,

Sólo tengo una peseta

Que nadie quiere pasar.

Solito, sin alboroto,

Aquí, en mi humilde rincón

Espera contestación

Su amigo: Everardo Soto.

El blando era dueño la puntería era mejor, porque casi inmediatamente don Everardo tuvo su dinero.

Don Jose Francisco Cabrera, que vivía en Calupe, invitó a varios amigos de Chiclayo a la fiesta de una imagen, patrona de la Hacienda. Entre otros se encontraban Jose Everardo Soto, el ñato Meyer y el cura Campos.

Se agarran pico a pico el cura Campos don Everardo y ya se iban a agarrar, pico a pico también en la pechuga, unos finísimos de gallos. Meyer, preocupado por ir a ver las jugadas y con la esperanza de que acabara la discusión llenaba los vasos de vino a ambos contrincantes, quienes con la discusión, el ají y el vino se enardecieron más.

No sabemos qué cosa gorda y honda le dijo el cura Campos a don Everardo, quien por dar la respuesta inmediata y brusca volteé sobre el mantal una cepa de vino, manchándole, puesto que el vino era tinte.

Con este don Everardo todo se achicó; pero acudió en su auxilio don José Francisco Cabrera, quien le dijo:

No tengas cuidado, hombre: mañana se lava.

Fue entonces que don Everardo levantado con la arenga, inspirado con la discusión y candente con el vino, dijo:

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Presagio de buen destino

Es cuando estamos de fiesta,

Que en una mesa como esta

Se manchó el mantel con vino.

Como coronación se rebasaran los vasos y algunas supersticiones se mojaron los dedos y se signaron atrás de las orejas, habiendo echado antes, sal en polvo, sobre el mantel.

Eran de la camada de don Everardo Soto. los siguientes inseparables: Slavador Graner, Martín Herrera, Antonio Gonzáles, Niclás La torre, Roberto Vega, José Manuel Chimpón, Jose María Córdova, José María Balcázar y Pedro Bulnes.

Por regla general se reunían en la Plaza principal, a “tomar fresco sin vaso” y recordar sus tiempos pasados, cuando eran jóvenes.

De este, claro está, han pasado muchos años, sobre algunos de ellos ha pasado la muerte, pero no ha pasado la vida sobre don Everardo.

Puesto que cierta vez que paso por la casa de don Pedro le saludó, con la siguiente versada, que se la dijo de pie y a todo carrera del lenguaje:

Es raro, lo que me pasa

Por esta calle al pasar

Por fuerza tengo que entrar

Y con amor saludar

A los dueños de esta casa;

Y de esto ya no me acuerdo

Y tengo la satisfacción,

El no perder la ocasión

De ver a mi amigo Padre.

El aludido, en lugar de contestar con la misma moneda, se contestó con verle:

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- Tú siempre con tus locuras, Everardo.

José Baigorria es blanco y colorado y el gordo Puémape, de Mensefú, es moreno. Estos son hechos de pública notoriedad. Ambos se encontraban conversando en la calle Elías Aguirre, y con el objeto de dar pábulo a sus condiciones de poeta repentista, don Everardo Soto, haciéndose el que caía se tropieza con ambos. Los dos le ayudaron y cuando ya se sintió del todo en firma, les dijo:

Me caígo, sino me agarre

Al sentir al humilde Atahualpa

Junto al soberbio Pizarro.

Se reunían en casa de don Agustín Cunee y Guía, en la calle Real, varios amigos de la casa, especialmente invitados, por el dueño y por su esposa la señora Agueda Leguía.

Los más puntuales en asistencia eran don Germán Leguía y Martínez, don Manuel Eustaquio Leguía y don Germán Leguía y Haro, que por lo que se ve tocante a los apellidos no estaban invitados sino que se invitaban, puesto que todos eran de la misma harina.

Alternando con estos se encontraban, por regla general, las señoritas Cristina Cuneo, y Manuela Baldrace y la señora Mariana de Sosa.

Ellos y ellas se distinguían por su asiduidad en concurrir y por su invariabilidad en su apetito. Lo primero, con gran gusto de los dueños de casa y el segundo con gran contestamiento de la señorita Baldrace, ya que las indigestiones le daban oportunidad para vender los productos de una botica – la primera que hubo en Lambayeque- y que ella atendía.

Cierto día que se encontraban en el mejor del cuchares, la señorita Cármen Leguía Baca envió de obsequio, una fuente de dulce, que llegó a tiempo, justamente cuando terminaban de saborear una lonja de caponete “Adobau”.

Los comensales, que habían repetido casi todos los platos, inclusive el caponete, comenzaron a comentar y a discutir la composición del dulce obsequiado, cruzándose apuestas, para ver quien acertaba. Fue entonces que uno de ellos, parece que don Germán, seguramente más exaltado más poeta o más contento con el dulce, le envió a la obsequiante en retribución el siguiente verso:

Existe aquí disputa

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Sobre el dulce de esta noche

Y que a comprender no alcanzó:

Unos dicen que es de leche,

Y otros frejol o garbanzo.

A los pocos momentos se presentó, el mismo mensajero, con la respuesta, en verso, que decía:

Te contesto a la ligera,

Porque al escribir me canso,

Diciéndote solamente

Que ese dulce es de garbanzo.

Así terminó esta “cumanana”.

Existía en la ciudad de Lambayeque un mulato apellidado Pérez, que trabajaba de zapatero remendón en la zapatería de don Martín Varillas, alias “Mundace” en la calle Chancay, cuadra comprendida entre las calles Real y San Roque, y en la cual se alzaban las buenas mozas lambayecanas de esa época.

Allí se probaban los zapatos de satén, “satin” como se decía entonces, se ponían los tacos aperillados, zapatos, zapatos con correítas y borlas y con cintas: se estauillaban y se le ponía mediazuela. En todos estos trabajos intervenía el zapatero Pérez.

Este paisano nuestro era además, de zapatero, borracho consuetudinario, profesiones que no se le pelean, y por regla general trabajaba dos días con la “chaveta” y el resto con el codo, empinádole. Cuando estaba el “gellete” salía a pasear, por las calles de la benemétita y deteniéndose en algunas puertas cantaba invariablemente el siguiente verso:

Las nubes, cuando hay tormenta

Corren a la mar por agua,

Y el corazón cuando siente

Corre a los ojos por lágrimas.

Después de esta desahoga remataba así:

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- Pérez no ama, pero comprende que lo más bello de la vida es el amor. Dicen que doña María

Tiene un claro rompedor Que de noche y que de día

Con ella aviva el fuego Milagroso del amor.

Este verso, naturalmente, es un reclamo poético de algún catador de chicha, que no quiere de-jar mal parada a la chichera ni a la “Bomba” que él lleva encima.

Pero como donde hay uno hay dos, no faltaba el “contrapunteador”, que bien podía contestarlo, desde la chichería del frente:

No se apasione, compadre, Mejor lo hace la Asunción, Con esa chicha, ¡mi madre! Cómo me habla el corazón.

Y si Ud. Quisiera “dir” “dondella pa” convencerse,

Amárrese con un riel “pa” que no vaya a……..caerse.

De esta manera la “cumanana” estaba producida, aunque los autores no supieron cómo, cuándo ni porqué”.

El tucumano Manuel Antonio Rodríguez fue discípulo de Daniel Aldano Carbonel,

en la Escuela Fiscal que éste dirigían y para demostrarle su gratitud, su deferencia y su amistad, además que para probarle que se le había enseñado la tabla de multiplicar, a puro palmetazo también había aprendido del “maestro” el arte de versificar, le envió los siguientes versos improvisados, por haberlo sucedido en la dirección de la Escuela:

Cuando Ud. Me instruyó Y me educó con cariño,

Entonces estuve niño Y como hijo me miró.

En la Escuela me mimó Como alumno distinguido, Porque siempre fue querido Pues con placer me educó;

Y a mí sólo me enseñó Cosas que jamás olvido.

Hoy que sigo esta carrera

Que seguiré adelante,

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Necesito ser constante Para alacanzar lo que quiero.

Y manifestar quisiera Al que fue mi antecesor, Lo que cita un profesor

Cuando inculca sus ideas, Al principar las tareas De tan paciente labor.

Mas, dejad al pensamiento Con el corazón pensando,

Vaya el cerebro estudiando Su principal elemento.

Que siga, así, como el viento, Dominando a ese dón,

La santísima razón Que en todo “cacumun” arde, Como la estrella en la tarde Que fulguran en la oración.

Han transcurrido su días Desde que se fue de aquí

Y ayer tan luego lo ví Brotaron mis alegrías.

Pues así como el Mesías, Dejó ejemplos de acogida

Así también dio cabida Ele ejemplo de Moisés,

Porque ñel nos dictó a su vez Los preceptos de esta vida.

No se hizo esperar mucho la respuesta del maestro y poeta, quien repentinamente el

contesta así: Atento el grato saludo

Que me inclinaba, candoroso Rompe el cándido reposo

De un silencio sordo y mudo. A tus bondades acudo, Tu perdonarás las faltas

Que hallares en mi canción,

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Porque carezco del dón De elevarme a torres altas

De la apolínea canción.

Me has hablado del Mesías En su omnisciencia me pierdo;

Pálido me es el recuerdo De bíblicas profecías.

Creo que en tus poesías Tú me indicas el deber De perdonar y querer A toda la humanidad,

Lo mismo que supo hacer El Dios de inmensa bondad.

Moisés lleno de esplendor Buscó la tierra ofrendada. Pero en hora malhadada Pecó por falta de amor, Y tu vuelve con rubor

De tu senda confundida……… Así, sanando una herida

Tu amistad triste y marchita Con decoro resucita

Humilde y arrepentida.

Yo no pretendo jamás Darle cabida al ultraje,

Puesto que visto y nada más. Y si no es un antifaz

El que a mis vistas presentas Mis pesadillas auyentas,

Volviendo a mi ser la caima, Para disipar el alma

De congojas y tormentas.

Contesto asi a tu ternura, Con lenguaje de retama,

Porque es tal mi desventura Que consigo una dulzura

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Que prestó un dolor la inflama. Si la luz tórnase en llama,

Para abrazarme a su hoguera, Yo te dí la luz primera,

De amor, esperanza y fe; Pero velos mi carrera En esa luz me quemé.

Yo aunque no soy trovador

A veces entono un canto

Por disipar el quebranto

De tan continuo dolor.

Mi tierra es astro de amor

De comsuelos y alegrías,

Por esos sus lejanías

Que causan hondo suspiro,

Mas si de cerca las miro

Terminan mis agonías.

Era el año 1895 época en la cual el civilismo y el partido Demócrata se unieron, con el nombre de Coalición, para derrocar al Gobierno que presidía el General Cáceres, y po lo tanto al Partido Costitucional, del cual era jefe y fundador.

Antonio Asalde, “el ciego de nacimiento” era cacarista a prueba de bombarda, y Martín Herrera resultó revolucionario a prueba de bomba.

Los revolucionarios, mandados por Teodoro Seminario, tomaron Ferrañafe y Asalde produce este desahogo literario político; y Martín Herrera construye otro similar, en pleno “contrapunteo”:

ASALDE DICE:

Los monteneros

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Dejando aperos

A Ferreñafe

Llegaron ya.

Eso no importa,

La vida es corta,

Venga una copa

De Pucalá.

HERRERA RESPONDE:

Los montoneros

Quitando aperos

A Ferreñafe

Llegar las ví.

Eso sí importa,

La vida es corta,

Venga una copa

De Cayaltí.

Hay que recordar que era dueño de la hacienda Pucalá don Manuel María Izága, connotado constitucional, que después fue Presidente del partido en Chiclayo y Senador po r el Departamento; y era coopropietario de la hacienda Cyaltídon Antero Aspíllaga, conocido y destacado civilista, quien llegó a ser también Senador por el Departamento y candidato a la Presidencia de la República.

La puntería de los dos poetas estaba, por lo mismo, muy bien dirigido.

Aquí presentamos a otro par de “cumananeros” chiclayanos, don Victor Belledas y don Moisés Deza, quienes vivamente impresionados en una noche de Luna, y en plena plaza de los Ficus, ó probablemente en la compuerta, se ponen a exaltar las bellezas de las estrellas y de la luna, en la forma siguiente; ofreciéndonos un cuarteto cada uno:

Que hermosa luna, brillantes

Son tus rayos poderosos;

Que alumbra a los caminantes

Y consuela a los penosos.

La noche oscura no es buena

Para el que se halla penoso;

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Para el que no tiene gozo

Más le acrecienta la pena.

Verad, las noches son buenas

Todo en ellas es reposos

Y su silencio espacioso

Es alivio en nuestras penas.

Esas brillantes lumbreras

En las noches se acompañan

Unas y otras se “rebañan”,

Tan lindas y tan severas.

Esoso brillantes luceros

Y esas linduras de estrellas

Que iluminan luces bellas

Con poderosos esmeros.

Le clamo al Sol y a la Luna

Que me “asujetan” la rienda,

Yo no “desello” fortuna,

Sino que me den enmienda.

Es la luna la corona

De las noches y lumbreras,

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Que ella es la que se “apersona”

Para seguir sus carreras.

La luna es mi propia madre,

Del Sol soy hijo adoptivo,

Y del “desello” el castigo,

Como si fuera mi padre.

Si entre los aires viviere

Me consolará con ellos,

Qué contento que estuviera,

Con mis cumplidos “desellos”.

El siguiente “cumananeo” se realizó entre dos amigos, de los cuales uno quería que el otro diera a vivir en la ciudad en que residía.

Uno le dijo así:

Por que, ¿qué necesidad

Tiene una vaca o un borrico,

De que pronto te hagan rico

A tí por casualidad?.

¿Piensas que puedes hallar

En las laturas de la meta;

Que allí hay hombres sin careta

Que no saben engañar?

Pues bien iluso habías sido:

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Dejate de tanto hablar

Tus maletas ponte a líar

Y constrúyete aquí un nido.

Pero fue para “pio”, por que con el mismo ritmo, con la misma medida y con el mismo número de versos, contestó el otro, exaltando las bellezas de la sierra, adonde quería irse a defender a las vacas:

La sierra es hermosa tierra,

Y por mi recordación,

Mi anterior reencarnación

Tuvo lugar en la sierra.

Allá sobran los placeres,

Sabra queso y mantiquilla

Y la gente es muy sencilla

Y sabrasas las mujeres.

Mucha serrana bonita,

Mucha atención, mucha estima.

¡Para que sirve tu Lima

Ante la sierra bendita!.

A don José Barba y adon Manuel María López Tovar, no teniendo que hacer, se les ocurrió discutir, en verso, sobre el Génesis y el origen del hombre y de la creación.

Lopez Tovar comienza la función así:

Ven aca, sabio cantor,

Que te quiero preguntar:

¿cuándo al mundo bajo Cristo

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A donde vino a parar?.

Cantor que cantas tan suave,

Con tan dulce melodía,

Quiero que digas, hoy día,

Con tendimiento admirable,

Si de muerte fue “causable”

Aquel fruto sin saber;

Y fue causa que el criados

Desterrara a nuestros padres,

Para que digas verdades

Ven aca, sabio cantor.

¿Dime si cierto fue Adán

Quien por Eva se perdió

Y desterrado salió

Del “Paraíso” Terrenal?

¿Qué día el juicio vendrá,

Yo te quiero averiguar

Y mi digas el lugar

En que juntos estaremos?.

Es la razón que tenemos

Que te quiero preguntar.

Bajó Cristo Redentor

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En un vientre virginal,

Y de María encarnado

A redimir nuestro amor.

Le dio al mundo resplandor

De bondad cual no se ha visto;

Clememte, piadoso y listo

Sálvanos, Dios, del pecado,

Y así salvó a todo humano

Cuando al mundo vino Cristo.

¿Di si Dios y hombre vivió

Treintitres años floridos?

¿Dime si no están cumplidos

Los tormentos que El sufrió?.

Murió y resucitó,

Descendió y vino a sacar

A los justos del lugar

Tan solitario y funesto.

Dime, pues, a todo esto,

¿A dónde vino a parar?.

El poeta Barba replica de la siguiente manera, aunque no ajustándose mucho al cuestionario solicitado:

Yerra el bueno, y erra el malo,

Yerra el que es mas entendido.

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¿y como no he de errar yo;

Si del error soy nacido?.

Hizo Eva primeramente

El delito cometido,

Comió el fruto pohibido

Llevada de la serpiente.

Haciendo a Adan delincuente

No hizo más que animarlo:

“de este fruto te regalo,

Como que es del bien y el mal”;

Y por caso tan fatal

Yerra el bueno, yerra el malo.

Si Abel del yerro nació

Dios nos dio esa ingratitud;

Por envidiosa virtud,

Caín, malo, lo mató.

Luego, es decir, que nació

Yerro de yerro nacido.

Erró Davis, siendo ungido

De Rey en su religión;

Erró el sabio Salomón;

Yerra el que es más entendido.

No habrá yerro, ningún mal,

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Yerro ninguno, en Dios Trino;

Porque al hombre lo provino

Del pecado original.

Si el yerro es universal,

Cuando al mundo Dios creó,

Albedrío al hombre dio

Y erraron en falsas leyes,

Erraron papas y reyer,

¿y cómo no he de errar yo?.

Cuando a Dios crucificaron

El cruel Judas lo vendió,

También Pedro lo negó,

Buenos y malos pecaron;

Luego mis padres erraron

Y en yerro fui convertido.

Todos me hubieran ungido

En mis yerros absolutos

Los yerros fueron mis frutos

Si del error soy nacido.

Tanto va el “poto” al anca del overo que al fin se rompe.

Esto fue lo que le pasó a nuestro poeta del amor, el “negro ines”, porque un buen día “cumananeando” con la poetisa Mercedes Vilehez se trompearon en verso, en la forma siguiente:

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Dice él:

Los halagos que me hacías

Que mal, tirana, has cumplido,

Un amor tan extremado

En nada lo has convertido.

Ella le increpa así:

A principios de tu amor

Tiernamente me apreciabas,

Y con esto aparentabas

Un cariño superior.

Castillo responde:

Yo vivía en el error

En que tu amor me fingías,

Al cabo de pocos días

Me hiciste ver los tormentos,

Habían sido fingimientos

Los alhagos que me hacías.

Mas la poetisa ya comienza a enojarse y lo castiga así:

Enterrarte hago de cuenta,

Y a olvidar yo me obligo,

Ya no más volver contigo,

Porque “me se” representa

El mal pago que me diste.

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Y a tenor de la cólera él le dice:

No me vuelvas a mirar

Con esos tus ojos tristes,

Porque “me se” representa

El mal pago que me distes.

Y ella responde, con la misma intención:

Yo la fe con que te quise

Fue constante y singular;

Pues hoy te vengo a avisar,

Asi, a cara descubierta,

Que aunque pase por tu puerta

No me vuelvas a mirar.

Fue entonces que el “negro Ines” escuchando a los celos y a la desesperación amorosa remata este “cumananeo” en la forma siguiente:

En fin, quédate con Dios

Y no te olvides de mí;

Nunca a otro, como a mí,

Le pagues con más veloz.

Esto queda entre los dos,

Que tu culpa tuviste;

Viendo el daño tan patente

Encubrir no lo supiste,

Y siempre tendrás presente

El mal pago que me diste.

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147

El doctor Juan de Dios Lora y Cordero, Marciano Viera, Martín Herrera, Carlos Barandiarán y el doctor José Rivadeneyra se comían un pato con arroz donde la negra Clotilde García, de la calle del Higerón, y en pleno “cuchareo” Lora propuso que cada uno improvisara un verso, con cualquier motivo.

Aquí podremos pesar el talento, la inmediosincracia, las inclinaciones y las ideas más escondidas de cada uno de estos poetas. Así, mientras unos resultan filósofos epicureos, otros lo son estóicos, no faltando por allí alguno de la escuela cínica o anacreántica.

Se producen así:

Viera:

-Don Bracamonte tiene tres hijas

Y las mantiene con lagartijas.

Lora:

-Como don Bracamonte

Hay otros muchos

Que las mantienen

Con anticuchos.

Herrera:

-Si en la presente ocasión

Yo notara algún desdén,

Me iría a una estación

Y me embarcaba en un tren;

Pero en uno de sin fin,

De veloz locomoción,

Y me iría, yo Martín,

A meterme en un rincón;

Y en el rincón escondido

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148

Morir mudo, ciego y loco,

Sin querer ni ser querido

De este mundo por-vertido,

Que dejarlo importa poco.

Barandiarán:

-quien no le teme a la muerte

No sabe apreciar la vida,

Quien la pasa divertida

Vive felíz y con suerte.

Rivadeneyra:

-Si el que la vive no advierte

Las dulzuras que convida,

Se escapará de la vida,

Por la puerta de la muerte.

A pesar de la “gusanera”, de las heladas, de las ratasy de la mala, don Dionisio Moreno, tiene suficiente tranquilidad para pesar su arroz “vano” y dejar la mitad en manos de la romana de brazo de los molineros y enredarse con la muerte, en versos tan sustanciosos como los que siguen:

¿Muerte! ¿Vienes a matarme,

“pa” llevarme al Tribunal,

“pa pagar el bien y el mal

Sin tener a quien quejarme?

En fin, que vamos a hacer,

Eres “auxilio” de Dios;

Desde que El te dio el poder

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149

La culpa no tienes vos.

Ese es nuestro destino,

En fin, que vamos a hacer,

Si el poderoso divino

Nos lleva con su poder.

Lo que siento es mi familia,

Que se queda sin su padre,

Solita sin tener madre,

En fin mi Dios las auxilia.

Esa es la única esperanza

Que me llega a confromar,

Que mi Dios las ha de amar

Con su poderoso alianza.

Como en El nunca hay venganza,

Porque es poderoso y puro,

Y de esto estoy muy seguro:

Lo que uno le pide alcanza.

Pero acaba de asomar la cabe a detrás de un faique el poeta Salvador Catillo, quien ha oído oda y siguiendo el hilo de la improvisación continua así:

Lo que cantas con firmeza

Lo dice tu voz notoria,

Que el saber es una gloria,

Cuando “haiga” buena cabeza.

“Nadies” te quita el derecho,

Que mi Dios te lo ha dotado,

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150

Porque lo tiene firmado

En el centro de tu pecho.

El poeta Francisco Paz, observador anónimo, no se puede contener y continúa así:

Vengan todos los serafines,

Como ángeles del cielo,

Q me sirvan de consuelo

Hasta mis últimos fines.

Vénganse todos santos,

Que son dotados de Dios,

Toditos en alta voz,

A sacarme mis encantos.

Como ya en este tiempo ha podido tomar resuelto el poeta moreno, no deje que se le vaya la inspiración y apunte así:

Es el único remedio,

Que le pido al Redentos

Que a mi me llevan en medio

Y ellos siempre alrededor.

Catillo se perfila así:

Esa es ya mi salvación,

Que la diré en alta voz,

Que voy con el mismo Dios,

Libre cualquier tentación.

Y Paz remata de la manera siguiente:

Para mi mayor gobierno,

Descubriré mi memoria,

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151

Que voy con mi Padre Eterno

A los ceros de la gloria.

En el diario de Chiclayo “La Tarde” apareció en Notas Sociales un suelto haciendo saber que debían batirse los señores M.H. y V.U; creyendo todos que se trataba de Martín Herrera y Vicente Ubillús, quienes habán en esos días, cierta diferencia; pero en realidad los que debían batirse eran Marciano Vera y Vicente Ubillús.

Con este motivo Martín Herrera se fue a la imprenta de “El Martillo” y se puso a conversar en verso, Con Victor E. García, sobre el duelo, en la forma siguiente:

M.H.-

Yo batirme, ni por pienso,

Antes que me parte un rayo,

Pues nada lícito hallo

V.G.-

Vaya el Código a Satán,

Que aquí llaman honor

Y que fue dictado por

El Marqués de Cabriñan.

M.H.-

¿Qué se saca, carambola,

Ni que grande honor promete

Jugar la vida al florete

O al tiro de una pistola?.

V.G.-

Que después de hacer fortuna

O de vivir angustiado,

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152

Me sople plomo un menguado

Sin Dios, ni Patria ni cuna.

M.H.-

Ley de idealista tunantes

O de locos muy a prisa.

A quienes mató la risa

Del inmortal de Cervantes.

V.G-

¿Yo mirarme, cara a cara,

Con mi presunto asesino?.

Por Dios, que me lo imagino

Que será cosa muy rara.

M.H.-

¿Y mis amigos venirme

Que me bato yo M.H.

No, por Dios, nadie me tache,

Lo han de hacer por aburrirme.

V.G-

Mas, aunque esto sea malo,

Que si me viene un percance,

Me alisto, me voy al lance;

Lavo mi honor con un palo.

El tucumano don Luis Felipe Cáceres Tovar tuvo la feliz ocurrencia de dirigirse, en el año de 1910 al oriente peruano, a cazar un poco de balata, a engordar una camada de

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153

cocodrilos y a hacer una colca de caucho, dejando a retaguardia los hurones, las gallinas ponedoras y el maíz, llevándose únicamente un rabo de toro, donde colgaba su peine.

Dese Iquitos, como para pasar esos malos ratos, se desahogaba escribiendo versos, y en una oportunidad, cuando los zancudos no lo dejaron dormir, se acordó de su paisano y amigo don Manuel Antonio Rodríguez y deseando desagraviarle le remitió las siguientes quintillas, que desde el comienzo suena a “cumananas”:

Perdóname, pues, mi amigo,

Por el deber de amistad

Y porque por él, me obligó

A decirte que te diga

La purísima verdad.

Que es imposible creer

Lo que de veras no creo,

Que mis versos han de ser

Censurados, ya los veo,

Por amistad o por deber.

No es ciencia, ni que ha de ser,

Es el gusto y la aflicción,

La simpatía, el placer,

Que me quitan la razón

Cuando versos quiero hacer.

Pero tengo que escribir

Sin atractivo ninguno,

Versos que tan sólo a uno

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154

Hoy principio a dirigir,

Porque a ellos me “afortuno”.

Te suplico, al terminar,

Por ser en esto lo mismo,

Que al llegarme a censurar

Me mires como a ti mismo

Y me podrás dispensar.

El amigo Rodríguez no hizo esperar mucho la respuesta, y en el mismo metro y cantidad de versos, le dice:

Tus versos he recibido

Por el deber de amistad,

Pero yo no sé en verdad,

Amigo mío, querido,

Lo que será poesía.

Mas si existe la aflicción

Como existe luz del día,

Compreso, en esta ocasión

Que hay poeta y poesía,

Porque asi sí hay armonía.

Rasgo mi pluma y te digo

La mucha voluntad mía,

Que me hace escribirte hoy día,

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155

Dondicípulo y amigo,

Porque asi llevo conmigo

De tus versos simpatía.

Que durante tu estadía

Corresponde en la ocasión,

Asi, y con mayor razón

Con la humildad y cortesía.

Que exige la educación.

Mas, sin ciencia ni razón

¿cómo podré criticar

Lo que censurar no puedo

Si en mi juici yo no cedo?.

Con este lelo me quedo,

Pues yo no sé murmurar.

Voy con esto a terminar,

Mi verso a versificar,

Cn mucho gusto y cariño

Con la alegría de un niño

Cuando se llega a inspirar.

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Entre las canteras más celebres de Chiclayo se tiene recuerdo las siguientes: a “zamba Cruz”, quien tenía puesto en la Plaza del Mercado, donde vendía cucharas de palo, unas de “rabo chico”, como para tomar “sopa de cholo” y otras de “rabo grande” como para mover ollas de “quérredo”; sopladores, hechos de hojas de “ineya” de las ciénegas ollas de barro, y además tendía sus “saberes” de cantara y tamboreadora; una hermana de Higinio Piñarreta, llamada “la beata”, de lo cual no tenía ni el nombre, porque más que rezar sabía cantar versos “coloraus”; una lavandera, a quien le decía “la chusca” y que vivía por donde los Montesas; y por último, una zamba chichera, a quien le decían “la bandida”, que vivía por las calle de la Verónnica, en cuya casa se exhibía, como muestra, una sierra; y dentro de la casa se vivía al pléno golpe de manizuela de los pianitos ambulantes.

Cuando se encontraban los dos en alguna “bailonga”, se agarraban á los “choazos”, en versos, como se verá por lo que se sigue:

No se puede, no se puede

Olvidar lo que se quiere:

Que todo amor bien pagado

Al pie de una tumba muere.

La poetisa, tomando resuello, le contesta:

Sise, puede si se puede

Olvidar lo que se quiere:

Que un amor tan mal venido

Venga el diablo y se lo lleve.

Pero como a Sarmiento se le había calentado la “tutuma”, y no dejaba que “nadies” le “pisara el poncho”, bien sea que se encontrara sobre su zaino o con un “poto” preso con los cinco “toca piano”, atacaba así:

El mono que por fortuna

Sube a las gradas de un tronco

9

……

9 No se encuentra la siguiente parte del texto.

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157

Dos poetas repentistas: Daniel Aldana y Manuel López Tovar, ambos naturales de Túcume, tenían por costumbre que siempre que se encontraban en pleno o semi-pleno estado alcohólico conversaban en verso.

Estaba López Tovar sentado en una picantería, de espaladas a la calle, y pasó Aldano, con varios amigos, queienes le pidieron que “picara” a aquel; y habiendo accedido, le dice, golpeándole el hombro:

-Y se el color más se abulta

En pecho sencillo y blanco;

Di: ¡qué corazón que es franco

Su tanto dolor oculta?.

El aludido, volteando la cara, le contestaba de inmediato, terminando la décima:

-Ninguno; y si lo sepulta

Es en momentánea fosa,

Que si es fiebre perniciosa

La que le da al corazón

Lo que pone en tal situación

Que en un momento no reposa.

-Don Manuel María Izaga, candidato a la Senadoría por el Departamento de Lambayeque, haciendo su gira política en el año 1885, acompañado de los señores Juan Aurich, David Delgado, Wenceslao y Uladislao Leguía y Roberto Paredes, se encontraban sentado en el corredor de la casa de Don José Pérez, quien se había alojado, y estaban a cuerpo de rey, no sólo por la pesada, sino también por el “patache” abundante y suculento.

Por el centro de la plaza de Pacora pueblo al que nos referimos, pasaba, contenuándose, el negro Inés Castillo, don Roberto Paredes lo llamó, y mientras se dirigía al grupo de los distinguidos huéspedes pidió a don Manuel María Izaga, que picara al negro, improvisándole un verso, pues estaba seguro de que no se quedaría callado.

El candidato, sin mucho esfuerzo, y una vez frente al poeta pacorano dijo lo siguiente:

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Bendito sea el pacorano suelo,

Que el más dichoso de los pueblos es.

Tierra del gran poeta, que hasta en cielo

Su dulce canto eleva: en negro Inés.

Al momento, “Benebacho”, poniéndose el dedo índice en la frente, como para arrancar una contestación inmediata y no dejarse pisar el poncho dijo, después de preguntar por el apellido de quien lo había votado.

Yo paso por la pasaje

Donde su “inocencia” pisa:

Oiga Usted don Manuel “Iza”..

Yo no le entiendo el lenguaje.

Como se ve, nada le importó al negro Inés mocharle, cercenarle el apellido a Izaga, porque lo convirtió en Iza.

Don Carlos Delgado y Moreno, llegó a ser dueño o hacendado del fundado Batangrande, el mas grande del Departamento de Lambayeque, como que lo ocupa casi en la mitad.

Por intermedio de la Santa Madre Iglesia se casó con la señora Belica Delgado Muro.

Este matrimonio no se hace célebre en esta obra, ni por su hacienda que alfin y al cabo es valiosa; ni por sus apellidos, que no tienen nada del otro jueves; ni por su dinero, que al fin se acaba; ni por el tiempo, que todo lo olvida, ni por su alcurnia, que solo dura hasta la tumba. No merecen ser recordados e inmortalizados los cónyuges, por dos razones primordiales: una, por sus relaciones con el padre Chuecas, el celebrado repentista limeño; y otra por su afición al chiste poético.

En una de sus estadas en Lima, hizo la relación el matrimonio con el cura Chuecas, Fray Mateo Chuecas y Espinoza, que nació el 20 de setiembre de 1788, ofreciéndole como obsequio un “Parnaso Español”; y el cura que no era corto ni enofrecer ni en “versar”, no se quedó atrás, y les ofreció, en repesalias, una gallina inglesa.

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El cura cumplió lo prometido, y se supone que el matrimonio también, porque los curas, aunque sean del cuño del padre Chuecas, sólo dan cuando reciben, y esto siempre que se les obligue.

Parece que el viejo azaroso y largo turbó el sexo de la gallina, la cual, habiendo salido tal de Lima, llegó convertido en gallo capón; y para no ser menos que ofrecer y ofrecidos, quiso también poseer la nacionalidad de estos y en pleno viaja, sin consentimiento de curias, alcaldes o síndico, se convirtió en gallo nacional.

Pocos días después, el cura Chuecas hizo un viaje obligado a Lambayeque, en un buquecito de vela de mala muerte, escapado de Lima por una pendencia que tuvo en los barrios de Malambo, en una fiesta celebre o parranda de órdago, donde además de lucir su ingenio poético sacó a relucir su magnífica, cortante y reluciente cuchilla sevillana.

El cura Chuecas se hospedó en una modesta choza de unos cholos agricultores en los extramuros de Lambayeqeu, por allí por donde después se fabricó el actual cuartel de la ciudad, y desde su tarima, conpellón le escribió al dueño de la gallina, la siguiente décima, que prueba la generosidad del padre Chuecas, pues a tenor de lo que dice, el cumplió aunque fuera a medias, y los hacendados, magras.

Hoy reducido a pobreza,

Infeliz y desvalido

A Lambayeque he venido,

A Lambayeque he venido,

A ver mi gallina inglesa.

I espero de tu nobleza,

Que es clara como el crisol,

Rubicundo hijo del Sol,

Supuesto que a nadies truecas,

Le prepares a tu Chuecas

Ese “Parnaso Epañol”.

El dueño del gallo-gallina, peruano-inglesa, que cuando no apretaba el gusano y había tema libre, era medio aficionado a la poesía, y hasta repetista, cuando la coas apretaba; al recibir la décima del padre Chuecas, se apretó los pantalones, se tomó su buena

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dosis de anisado, se puso las espuelas con rodajas de plata, lustradas con limón y ceniza; empuñó el foete, y acto continuo se les fuer encima a las musas, fabricando los siguientes diez renglones picantes y alegres, probando que, como Lambayeque, guapo y de buena sepa, no permitía que le pisasen el poncho ni el mismo Chuecas, con su limeñada y todos; exprimiéndole el cerebro, con ayuda de la señora que le daba las consonantes, le contesta:

Sin vacilar y en el rato

“El Parnaso Español” diera,

Si un adagio no dijera:

“donde hay engaño, no hay trato”.

El cambiar, liebre por gato,

Juzgue no fue tu intención

Es noble tu corazón,

Te lo digo con certeza,

Que tal gallina inglesa

Resultó ser gallo-capón.

Después de este torneo poético, salió el Sr. Delgado, en busca del cura y se lo llevó a su casa, hospedándole en un departamento especial de su hacienda; y así pagó Delgado, estocada por cornada, y el padre Chuecas consiguió “El Parnaso Español”, y también no regalar la gallina ofrecida, y gracias solamente a su ingenio, que para algo sirve.

Aunque se molesten con nosotros los lectores tenemos necesidades de volver sobre los “cumananeos”. Primero, porque así lo exigen los poetas y segundo, porque así lo dice la tradición. Además de que esta forma de poetizar revela la rapidez de concepción de sus autores.

Aquí presentamos un “cumananeo” entre dos ciegos, el ciego Zambrano y el ciego Montehermoso, ambos Chiclayanos y ambos poetas:

El tema del asunto es bien simple: un amor desgraciado de uno de ellos, quien después de ausentarse de la ciudad natal m regresa; pero aunque encuentra a sus amigos ya no se encuentra a su primer amor; y entonces conversan los dos poetas ciegos, ciegos corporalmente, pero con gran deslumbramiento de inteligencia y de visión interna.

Comienza Zambrano preguntando a sus amigos:

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A mis amigos pregunto

Desde el principio hasta el fin,

¿qué será de mi negrita,

Que dejé cuando me fui?.

Y Montehermoso, tomando la palabra por los demás amigos, dice:

Tus amigos te responden

Que mudo de parecer;

Divertida en otros brazos,

Ajena en otro poder.

Zambrano, herido en su amor propio asegura que:

Prenda que ayer me ofendió

Ya no la pienso querer,

Porque si la vuelvo a amar

Me ha de volver a ofender.

Pero Montehermoso que seguramente es mas viejo y con mas experiencia conoce mejor el corazón de los hombres, y por esto le dice:

Ya llegará a acontecer,

Si la ingrata se arrepienta,

Y cuando la culpa sienta

La volverás a querer.

Sin embargo el ciego Zambrano no da su brazo a torcer y sostieen que:

Eso si que no has de ver,

Que la vuelva a querer yo,

Porque ella motivos dio

Y tengo hecho el juramento

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De no “traer” al pensamiento

Prenda que me ofendió

En cambio el amigo Montehermoso piensa en forma interamente diferente y le aconseja lo que debería hacer. De esta manera:

Si ella viniera rendida

A mí a pedirme perdón

Yo movido a compasión

Le diera mi alma y mi vida.

Pero no se puede convencer a Zambrano. Las calabazar han sido fuertemente sentidas y no hay manera de hacerlo entrar en razón, pues dice que:

Aunque venga la homicida

Con destino parecer

A ofrecerme a mi su vida

Como ella echará de ver

Claramente un desengaño

Me le mostraré huraño

No volviéndola a querer.

Cuenta don Antonio Carrión, que allá por el año de 1892 siendo profesor y regente del “Liceo Crolina”, que nada tiene que hacer con el notable centro de enseñanza que fundara Don Bartolomé Herrera, el cual estaba ubicado en la calle Ormeño que dirigía el doctor Daniel B. Checa, siendo profesor e inspector, a la vez, el doctor Manuel C. Rodríguez era también alumno de aquel plantel el poeta Leonidas Yerovi…..

El poeta llegó al colegio entre los 60 a 70 muchachos con los cuales contribuyó el Colegio Fran-Anglo-Peruano, que dirigía don Ernesto Rivera, cuyo local estaba situado en la Plazuela de la Recoleta y cuando ambos centro s de enseñanza se fusionaron. Además de los muchachos contribuyó el Colegio Fran-Anglo-Peruano, nombres les sobraba, aunque le faltaran alumnos con un elemento indispensable en aquellos tiempo y tan escaso hoy, con los calabozos de madera unipersonales, llamados “cajón de muerto”.

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Una buena tarde, el regente Carrión, no se porque malacrianza metió al poeta Yorovi en unos de esos calabozos, que tenía mucho de ataúd largo y bastante de cajón estrecho y olvidándose del castigo lo sacó a la mañana siguiente, dejándolo a dormir, aquella noche, en aquel sepulcro de pájaro.

José Eufemio Lora y Lora, el poeta chiclayano, conoció esta historia después de muchos años e improvisó los siguientes versos alusivos al hecho:

Si eres tan adelantado

Que ya desde colegial

Resultas resucitado,

Por tu bien o por tu mal;

Deja Yorovi de ser,

Cámbiate mejor tu nombre

No te llegas a comprender

Déjalo tú que se asombre

Y Lázaro vuelve a ser.

Llegó a conocimiento de Yorovi esta décima enterradora, resucitante y versátil y conociendo los dos apellidos de “Jolil” es decir Lora y lora le fabrica la siguiente quintilla, en venganza, que como el verso anterior son inéditos y de cuya improvisación ueron testigos presenciales y de excepción, según sé, Eugenio Campodónico y Alfredo Carrión:

Pues si en tu nombre gentil

Hay dos loros pico a pico,

Y tu eres un loro chico,

Porque en lugar de “Jolil”

No te haces llamar perico?

Seguimos “cumananeando” e Rosario Moreno con Leopoldo Pacheco, quienes se encuentran a la hora de los zancudos, siguiendo el agua de repunta y que, atento, solamente a la poesía se saludan y conversan en verso, así, dando el primer toque don Rosario.

Vaya, qué feliz encuentro

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He tenido con mi amigo,

Amarnos con fundamento

Y no echarnos al olvido.

A oir tal don Leopoldo no se queda atrás y le dice:

Yo se lo agradezco a Dios

Por habernos encontrado,

El que nos “haiga” dotado

Que nos amemos los dos

Luego se “agarran” en una seguidilla de cuartetos, alteradamente:

Dios nos ha “prestau” licencia,

Amigo, no hay que olvidar,

Si hay buena correspondencia

Siempre nos hemos hecho de amar.

Aun cuando mi triste suerte

Me tiene abatido,

Solamente con la muerte

La podré echar en olvido.

Le digo mi sentimiento

Al que la razón le sobre,

No puedo vivir contento,

Amigo al verme tan pobre.

Vive amargo tormento

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Porque en mí existe la pena;

¿cómo rompo esta cadena

“pa” borrar mi sentimiento?

En fin, que vamos a hacer,

Ni “ende” podernos quejar,

Sólo Dios con su poder,

El, lo podrá remediar.

¿A quién mis quejas daré?

¿Se las daré a las estrellas?

¿y si no hay consuelo en ellas,

Amigo, como lo haré?.

Me remontaré a los aires,

Daré mis quejas al cielo,

Y si no encuentro consuelo,

Mejor no decirle a “nadies”.

-Que sea así, caballero,

Como tu lo manifiestas.

No te puedo dar respuestas,

Tan de pronto, que te quiero.

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Parece que desde este momento la cosa se puso seria por ambos bandos, porque cambiaron el trato y se convirtieron en “atiqueteros”, hablándose de Ud. Y disminuyendo la vida inicial.

-No exije de pronto a pronto

Que me corresponde a usted.

Yo esperaré sus amores

Y venturoso seré.

-Observando su conducta,

I si es de buen proceder,

Algún día puedo ser,

Que lo quiera sin disputa.

-Si en esta mi larga ausencia

Viniese alguna atrevido

La lengua se le adormezca

Si de amor trata el bandido.

I sigue el “cumananeo”, que se realiza en una fiesta de amigos, en Túcume, encontrándose entre los asistentes en pleno “contrapunteo”, los poetas Ines Castillo y Cayetano Camacho.

Cuando ardían y descuajeringaban; la vihuela, el cajón, la chicha, el pisco y el cañazo, acertó a pasar por la casa en fiesta, una zambita bastante agraciada i apoetecida, que “ya estaba de cuchillo”, en sazón “e” jecha” la misma que llevaba el traje roto seguramente por alguna espina alevosa de los algarrobales, e por el “jalón” amoroso de algún pretendiente,

Verla el negro Inés, i lanzarle el siguiente cuarteto, lleno de intención, todo fue uno:

Muchacha del traje roto

Dime quien te lo rompió

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Yo deseo que te quieran

Pero que te rompan, nó.

Me he “remetau” con el viento

A buscarlo en todo el mundo

Vengo de los mas profundo

De buscarlo y no lo encuentro.

Vístase el Cielo de luto,

De manto negro la luna,

Con un poder absoluto,

Que ya pedí mi fortuna.

Y es perdida mi esperanza,

Quiero mi conformidad,

Por estar en vieja edad

Ya mi podido no alcanza.

Doña Rosario Moreno, y doña Mecedes Vélez, aficionados al amor y a la poesía, se “toparon”, cierta vez, al ir a Sacar agua de los posos de su pueblo natal, Illima, i comenzaron a enamorarse.

Ambos conversaban, vivían y pensaban en verse. Por lo mismo no tiene por qué extrañarse que se enamoraran también en versos recostados sobre algún tronco de algarrobo, que después tendía que convertirse en carbón, por el fuego del amor, y en cenizas por la fuerza del olvido.

I luego la lata al pozo i la paloma la borde.

Ambos se “cumananeaban” así:

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-Soy honrado demás

También de familia noble,

Soy muy firme en el querer

Y en amarte soy el doble.

-Serás honrado en tu trato

Pero no con las mujeres,

Aparentes que la quieras

Con gran amor por un rato.

-Me insultas tú, señorita,

Tratándome de un falsario

Pues tu modo de pensar

No es así tan de ordinario.

De “no traer” al pensamiento

Prenda que ayer me ofendió.

-que sea así caballero

Como tu lo manifiestas.

No te lo puedo dar respuestas,

Tan de pronto, que te quiero.

Parece que desde este momento la cosa se puso seria por ambos bandos, porque cambiaron el trato y se convirtieron en “atiqueteros”, hablándose Ud. Y disminuyendo la vida inicial.

-No exije de pronto a pronto

Que me corresponde usted.

Yo esperaré sus amores

Y venturoso seré.

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-Observando su conducta,

I si es de buen proceder,

Algún dia puedo ser,

Que lo quiera sin disputa.

-Si en esta mi larga ausencia

Viniese algún atrevido

La lengua se le adormezca

Si de amor trata el bandido.

I sigue el “cumananeo”, que se realiza en una fiesta de amigos, en Túcume, encontrándose entre los asistentes en pleno “contrapunteo”, los poetas Ines Castillo y Cayetano Camacho.

Cuando ardían y descuajeringaban; la vihuela, el cajón, la chicha, el pisco y el cañazo, acertó a pasar por la casa en fiesta, una zambita bastante agraciada i apoetecida, que “ya estaba de cuchillo”, en sazón “e” jecha” la misma que llevaba el traje roto seguramente por alguna espina alevosa de los algarrobales, e por el “jalón” amoroso de algún pretendiente,

Verla el negro Inés, i lanzarle el siguiente cuarteto, lleno de intención, todo fue uno:

Muchacha del traje roto

Dime quien te lo rompió

Yo deseo que te quieran

Pero que te rompan, nó.

Me he “remetau” con el viento

A buscarlo en todo el mundo

Vengo de los mas profundo

De buscarlo y no lo encuentro.

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Vístase el Cielo de luto,

De manto negro la luna,

Con un poder absoluto,

Que ya pedí mi fprtuna.

Y es perdida mi esperanza,

Quiero mi conformidad,

Por estar en vieja edad

Ya mi podido no alcanza.

Do Rosario Moreno, y doña Mecedes Vélez, aficionados al amor y a la poesía, se “toparon”, cierta vez, al ir a Sacar agua de los posos de su pueblo natal, Illima, i comenzaron a enamorarse.

Ambos conversaban, vivían y pensaban en verse. Por lo mismo no tiene por qué extrañarse que se enamoraran también en versos recostados sobre algún tronco de algarrobo, que después tendía que convertirse en carbón, por el fuego del amor, y en cenizas por la fuerza del olvido.

I luego la lata al pozo i la paloma la borde.

Ambos se “cumananeaban” así:

-Soy honrado demás

También de familia noble,

Soy muy firme en el querer

Y en amarte soy el doble.

-Serás honrado en tu trato

Pero no con las mujeres,

Aparentes que la quieras

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Con gran amor por un rato.

-Me insultas tú, señorita,

Tratándome de un falsario

Pues tu modo de pensar

No es así tan de ordinario.

Como la aludida no podía contestar por la gran excitación nerviosa en que se encontraba, tomó las riendas de la respuesta el poeta Camacho, i responde, en el siguiente cuarteto:

Quien le rompió fue el amor

Por mi locura y mensaje.

La rompedura del traje,

Me causa gran deshonor.

Pero el “negro Inés”, no se satisface con la respuesta, y queriendo dar lecciones de moralidad, vuelve a las andadas.

No eches a la baratura,

Ni tu honor ni tu decoro,

Que vale un gran tesoro

La mujer con cerdura.

Camacho que había tomado la ciada primitiva y silvestre de la muchacha, se defiende, sosteniendo que con uno solo tenía sus escarecos, y lo prueba así:

Toda la honra y la corona

De la mujer que es honrada

Es vivir “asujetada”

Con una sola persona.

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172

Como quiera que el negro Inés tenía la rara cualidad de saber hacerse el sordo cuando no quería oír, le echa en cara al poeta y a la niña su desliz en este cuarteto.

La mujer de mal decoro

Su cuerpo lo malbarata;

Le deja cambiar en plata

Siendo mas firme que el oro.

Sin embargo el abogado poeta, Camacho, sostiene sus primeras ideas y haciéndose eco del consejo de su contrincante, le prueba que la muchacha tiene el traje roto solo por un amor y no por maldad, y le ofrece en su nombre, que no estará con Gil i Mil, en la forma siguiente:

Si alguno me solicita,

Por calle, plaza o función.

No le doi conversación

Porque me desacredita.

I siguió el cajón sonando y la dicha emborrachando. Y ¡Ay! Corazón, como sé que te gusta el agrio, te he de exprimir el limón.

Con el permiso de los lectores, vamos seguir “cumananeando”. Le toca su turno ahora a don Rosario Moreno quien se ha “agarrau” con doña Muela Tovar, en un garbanzal son sandillas mestizas”.

Comienza él:

Si algo resientes de mí,

Dame el motivo cual es:

Que yo mismo seré el juez

De castigarme por ti.

Lo que te digo es muy cierto,

Porque deveras que te quiero,

Primero desde ser muerto

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173

Que no serte lisonjero.

Aquí entra la dama:

Cuando quiero a una persona

Jamás le soy lisonjera;

Porque el cariño intenciona

Pudiendo amar lo que quiera.

No “amartirices” mi alma,

Ni hieras mi corazón

Pues no tienes compasión

De hacerme sufrir en calma.

Y él replica:

Mis quejas las doy al Carmen

Y ala Virgen del Rosario,

Contra ti harán un Sumario

Porque no sabes amarme.

Días y noches sufriendo

Siempre por tu amor, negrita,

Tú, como prenda exquisita,

Me quieres ver padeciendo.

Me quieres ver padeciendo.

I nuevamente se defiende la poetiza así:

Cuando deje de regar la albahaca de mi jardín,

¡ay! Conocerás al fin

Como te he sabido amar.

Yo te hable claro y legal;

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Déjame con el martirio

Tu me pasionas un mal.

Pero Moreno se ha entusiasmado con el agua de una acequia regadora que pasa cantando, de donde el poeta cosecha su “soca” y su “resoca” para decir así:

Negrita, por tu hermosura,

Vivo pensando en tu amor;

Pero tu lo haces “mas pio”:

Dices que amarme es locura.

Tu eres la preciosa flor del jardín deleitado.

Si es que “nadies” te ha regado

Yo seré tu regador.

Pero ella vehemente, sabe meterse en las fibras del varón, diciéndole:

Deja de tanto pensar

Que ya el pensar es locura,

Y si es que el mal se apresura

Temo poderme alocar.

Te hablé solo la verdad,

Separando la mentira;

He tomado esta medida

Con la mejor voluntad.

Mas el poeta desesperado y hace fuerza de vela y de timón contra el corazón diciendo:

Corazón ¿por qué estás triste?

¿Por qué tanto desconsuelo?

¿Estas mal pagado dime,

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175

E de ha ausentado tu dueño?

Corazón, en tu tormento

Vives tan simlado

Que quien te vé tan callado

Presumo que estas contento.

I ella replica con toda la lógica que puede ofrecer la “Huaca Pintada” o el “Cerro de la Raya”.

Atienda a lo que te digo,

Mira que no son lisonjas,

Y si por algo te enojas

Pondré a mi Dios por testigo.

No te aflijas corazón,

Del mal que remedio tiene;

Que olvidar una pasión

Es fácil para el que quiere.

Ya ha cantado el “chilalá” entre el cerro de “Sapame” y el de “Escute”. Es la hora en que los hombres se acuestan y los “hurones se levantan;

Es el momento en que duermen los muchachos y se despiertan las gallinas.

Por eso es que, sin duda, el poeta se ajusta al cerco y dice:

No hay corazón como el mío

Que sufra y calle su pena;

Corazón que sufra y calle

No se encuentra en donde quiera.

¿Si habrá corazón que aguante,

Celos “ausencia” y dolor?

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Como el mio aguante tanto

Y no sé con que valor.

I con el mismo tema la poetisa hace sus ejercicios físicos e el magín, diciendo:

Resuélvete corazón

Esa pasión a olvidar.

Si tal suerte te ha tocado

Solo te queda el llorar.

No te aflijas corazón,

Del mal que remedio tiene;

Que olvidar una pasión

Es fácil para el que quiere.

I así termino este “cumananeo”, por cansancio de la poetisa, después el versificar vernacular se despide de esta manera:

Azótame el corazón,

Dale “pa” que tenga enmienda,

Y en cualquiera ocasión

Conozca y su mal entienda.

Mi corazón me has robado,

El tuyo me lo has de dar,

La que roba corazones

Con el suyo ha de pagar.

Mi corazón me has robado,

El tuyo me lo has de dar,

La que roba corazones

Con el suyo ha de pagar.

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177

Pongámosle el “oído” al Portachuelo de Olmos, para oir qué nos cuenta de sus poetas nativos.

Olmos, seguramente por su cercanía al despoblado de su nombre o al desierto de Sechura se ha especializado en las “cumananas”. Desgraciadamente aquellos trovadores han muerto y son escasísimas las muestras que aún quedan en el recuerdo de las gentes, a pesar de ser fama de que hace algunos años, cada uno de olmanes se estaban toda una noche conversando en versos, cada uno con su viguela en la mano y su botella de pisco.

Aquí se empuñan dos nativos una poesía olmanes, don Manuel Rojas Falla con don Lázaro Naùrí, aunque una poesía se coherente con la idea de la otra Rojas Falla, a raíz de la pérdida del monitor Huácar le dijo a su contrincante:

Cayó el Huascar prisionero

En manos de lo chilenos;

No lo tomaron por buenos,

Sino por falta de compañero.

El se había comprometido

A pelear hasta morir, pero no pudo salir

De donde se había metido.

Su jefe fue gran guerrero,

Como bien se conoció,

Tan luego finalizó

Cayó el Huascar prisionero.

Con motivo de este deshago poético Napurí, quien seguramente era más ironista que patriota, se preocupó muy poco de aquel desastre de nuestra marina y se concretó tomarle el pelo a su contrincante con la siguiente respuesta:

Cincuenta años y su yapa

Cuenta Manuel Rojas Falla,

Y entre sus tormentos se halla

Siempre buscando la plata.

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Yo nunca tendré fortuna,

Pues Dios lo habrá decretado

Desde mi primera cuna.

A él la edad y a lo maltrata,

Con la vejez no podrá,

Y “nadies” le quitará

Cincuenta años y su yapa.

José Everardo Soto lo escribió una mañana los iguientes versos a Martñin Herrera, prestándole dinero:

Querido Martín:

La escazes con su rigor

Ba invadiendo mi casa,

Y en mi cuartel cuando esto pasa

Al que es ajeno al favor.

Paso, pues, por el dolor

De pedirte algo prestado.

Pues tan triste mi estado.

Que me obliga al deshonor

Que corazón no se inquieta:

Ver las horas que se van;

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Mis hijos me piden pan

Y no tengo una peseta.

Cuenta Martín Herrera que esta carta-verso la recibió en su jabonería, muy temprano y que, precisamente, en los primeros momentos no llegó sino una negra lavandera a comprarle el jabón necesario para muy poca cosa.

En el deseo de mandarle algo más que lo que la negra le había comprado le ofreció a éste doblar el vendaje si le compraba mayor cantidad; pero la lavandera rehusó llevar de veinte centavos de jabón.

Tmó Herrera varios panes de jabón, cuyo valor ascendía a ochenta centavos, hizo un paquete y dando al muchacho, que esperaba el también el siguiente verso.

Querido Everardo:

Pasando por el crisol

De la desgracia, se sube;

Mañana rota esa nube

Brilla en el Oriente el Sol.

…..10

Inés Castillo y Francisco Paz.

Se dirigía a Lambayeque y al pasar por Túcume se encontró con Manuel María López Tovar, quien le invité a endilgarse, entre pecho y espada, algunos potos de chicha. Al poco momento Paz manifestó la necesidad que tenía de llegar temprano a Lambayeque; pero el compañero, queriendo inundarse el estómago, y no con agua, por cierto, le dice que no debe preocuparse, porque de todos modos llegará a su destino en buen estado, ya que él le ofrece su cama en presa, intenta hacerlo en verso:

Hoy me ha alumbrado una estrella,

Que un tucumano me llama,

10 el siguiente texto no se encuentra en el pdf.

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180

Para ofrecerme su cama

Que no me acostaré en ella.

Como López Tovar sospechará que su colega Paz rechazaba el ofreciemimetno, creyendo que sólo le ofrecía un pellón, sobre el suelo, relleno de “terremotos” y cuajada de adobes, le contesta, protestando así:

Si es que te tiende la cama

Es de flores a manojos

Sin espinas, sin abrejos,

Sin ponzoña y sin escama.

Mas ni por esos. Paz tenía su mula sobre la máquina y salió andando “sobre de ella”, hasta Lambayeque.

A los dos días de este justa poética, se encontró López Tovar con su paisano en poesía, el “negro Inés”, como le llamó Manuel María Izaga, en un célebre verso improvisado que en esta obra se registra y le refirió López Tovar la conversación y los dos cuartetos cambiados entre él y Paz.

El negro “Benebacho”, uno de los apodos del “negro Inés”, se creyó con derecho para intervenir en la lidia, apuntando un verso; y resumiendo lo dicho por los dos poetas, sueltas los tres siguientes cuartetos el alma más común entre los poetas repentistas, junt con la décima- en los cuales historiando la cuestión, dice:

A Paz lo ciega su estrella,

Que López Tovar lo llama,

Para ofrecerle su cama

Y que no se acueste en ella.

Cuando tu ofreces tu cama

Le echas tus mejores rosas,

Sin espinas y sin hojas,

Sin terremotos ni escamas.

Del cielo voy a “abajar”

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Un montoncito de estrellas,

Para formar un altar

Y de Paz se acueste en ellas.

El poeta Manuel María López Tovar tenía, en Túcume, una mujercita con quien estaba encamotado, hasta el extremo de calificarla como “su mujer de asiento”, con cierto tono de orgullo, de respeto y de envidia, que es como decir la preferida, la selecta, la favorita o la “más usada”, como dice en motupe. Pero “el camote” del poeta no correspondía a estas preferencias, ya sea porque no le gustaba la poesía, ya porque fuera del ojo alegre y no quisiera la monotonía de un solo querer, lo cierto es que la coqueta, sin perjuicio de aparentarle cariño, al poeta del pueblo, tenía otros afectos subterráneos que el poeta ignoraba.

Un buen día llegó a la campiña de Túcume una regular “repunta de agua” y López Tovar, para aprovechar. La noche estaba muy oscura, ya ya en la toma regadora, en el momento de “arrebetiar” el agua “para que corrrierea sola” y “llenar los cajones”, necesitó de fósforos para encender el candil, porque los “bordes” se rompían y el riego iba a resultar caro. Pero como quiera que ni López Tovar ni el peón que le acompañaba tenían ese artículo y a él le precisaba aprovechar el agua, la oportunidad y la oscuridad, el lírida regresó al pueblo, “por mal de sus culpas”, porque no dieron fósforos lo que encontró en su casa, sino un reemplazo digno de él, ya que la “de asiento, olvidando la siatinción y la preferencia y creyéndole seguro en la “chacra”, y entretenido con el riego había metido a la morada del poeta a un motupano, a don josé María Ojeda, que hacía tiempo que la venía chalariando sin poder sacarle, hasta entonces, “paso lleno”, ni trote, ni galópe, a aquella potranca.

Para López Tovar, como para cualquiera, el encontrar fue terrible. La traidora se refugió en la cocina, tal como hacen las gatas y el metupano no se inmutó. La víctima no tenía mas armas a la mano que la poesía y en vez de embestirle con el machete, el “calabozo” e “la horquet”, le disparó a su contendor, mirándole fijamente, el siguiente cuarteto:

Si Ud. Fuese una flor

Que en ella se deleitara,

Y viniese otro y la ajara

¿qué le hiciera al ofensor?.

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182

A lo que José Maria Ojeda, que no era manco en materia de improvisaciones, le contestó rápidamente:

Si el ofendido se de honor

Y sabe lo que le toca,

Debe poner punto en boca

Y no tocar más la flor.

Y López Tovar, con todo filosofía, muy propia de los verdaderos y sinceros poetas, sin acordarse de las ingratitudes de la “compañera” volvió a montar en su zaino tropezalón y gacho, regresó a su “chacra” y aprovechando la tenue luz del día, que despuntaba por el lado del cerro de “La Raya” comenzó a regar. Mientras que el contendor en amores y en versos , Ojedam el guapo y triunfador, también filósofo, alzaba con la presa y se la llevaba a pagar la luna de miel a la sombra de “los guayaquiles” del cerro Chalpón.

A don Manuel Casanova le decía “el Pato” y a don Manuel Lavalle le llamaban “el Conejo”. A más de los dos se encontraban reunidos, en una huerta cercana a Ferreñafe, varios amigos, comiéndose un arroz con pato, “en punto de parida”.

Después de los brindas de estilo se desafiaron a efectuar una partida d tiro al blanco, porque estando en Ferreñafe hay que aprender a tirar, porque de lo contrario de lo pueden tirar a uno.

Se formaron dos partidos. Uno lo encabeza “el Conejo” y el otro “el Pato” apostándose otro pato, para el domingo siguiente. Habiendo vencido el partido del “conejo”, el sábado en la tarde éste le mandó decir al genuino “pato” Casanova que fuera para matarle, porque tenía que comérselo.

Pero si “el Pato” no se dejó comer, en cambio se mandó sacrificar su apodo y en medio de la comilona, como para descargarse del partido de tiro al blanco perdido y tomar venganza en don Manuel Lavalle “el Conejo” le largó a éste el siguiente cuarteto:

Ferreñafe es tan buen valle

Que cualquiera llega a viejo,

La prueba es Manuel Lavalle,

A quien le dicen en “Conejo”.

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183

Pero parece que el “Conejo” no tenía orejas de tal y que más bien se gastaba buenas pulgas poéticas, porque en un momento en que Casanova salía del comedor, sin poder contener el resuello, ni el producto del pisco, le dice:

“Pato”:

¿Por qué cambian tu fortuna

O mejor dicho la traucas?

¿te vas a nadar a secas

Dejando aquí tu laguna?.

A lo cual contestó “el Pato”:

Tu frase me sabe a miel,

Manuel;

No es que tus frases mal halle,

Lavalle;

Ni que desoiga el consejo,

“Ceneje”.

Si acaso llegas a viejo

Y no te comes un pato,

Te vas a morir de “flato”:

Manuel Lavalle, “Ceneje”.

Lavalle, cumananeando, le dice:

Confundes mocos son babas

Y el Infierno con los cielos,

Tu lengua no tiene trabas,

Pero le brillan los pelos.

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Y “el Pato” Casanova remate así:

¿i al pato por su lengua

Le ofrece tu madriguera?

En ella pierde cualquiera

Razón, honor y fortuna.

Y así terminó, entre arroz con pato “enpunto de partida”, pisco y poseías un duelo de muelas y de cebreros: el más curioso, entre un “pato” y un “ceneje”.

Que nuestro paisano, el teniente coronel don Eloy Gu. Ureta haya jugado, de muchahco, a ala guerra, con soldaditos de plomo y que ya de grande haya repetido el plato con plomo se verda, no tiene porque llamarnos la atención. Tampoco tendría porque admirarnos si de chico se sentía oficial del Regimiento Torata y ya de grande se pensó Napoleón y se creyó Anibal. Lo raro, lo del otro jueves, ya que tiene ocasión en su carrera, espacio en sus entorchados eso sí de oficial diplomado de Estado Mayor en su cerebro para hacerle marcar el paso a algún cuarteto y poner en solumna de compañía a uno que otro pareado.

Otra cosa no podemos pensar al saber que cierta vez se empuñón, por los flancos, con el hábil estratega de las improvisaciones Santaro semás, don Delfín Palma, y que entre un poto de tiro indirecto y un chileno de retaguardería se hicieron flecos e hicieron flecos también a nuestra poesía.

Mas, como nuestra misión no consiste en tomarle el pelo a nuestros poetas, nos vamos en el dure trances de trasladar fiel y exactamente esa conversación un poco apresurado, y por eso abre los fuegos, diciendo:

Mi compadre Ureta

Está con su escopeta

A la orilla del río,

Para ver si puede matar

Una gallareta.

Ureta, que esta esperando para reglar bien su tiro por alto, le hace el siguiente impacto:

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Mi compadre Palma,

Me compara con una gallereta

Por cerrarse la braqueta.

En este intervalo ya le han llegado refuerzos a Palma, quien emprende la contra ofensiva, con el efectivo siguiente:

Patillos y gallaretas

Han tenido que emigrar

Resentidos con el mar

Por no tener anchovetas.

Pero aquí la censura no ha permitido conocer la respuesta de Ureta y nos encontramos con una gran laguna, pues Palma sale con este resuello de buzo:

No tienen la culpa ella,

Que yo me vista a la inglesa,

Ni que a Santa Rosa me vaya

Donde está mi comadre Cruz,

Con su rayo,

En medio de la cabeza.

Cuando los centinelas perdidos hicieron saber que el ejército de Palma se había perdido de su casa cuatro días por estar persiguiendo a una borrachera perseguidora, su enemigo le hace este movimiento envolvente: al Juez de Paz y poeta de Santa Rosa:

La locura del amor

Nos conduce hasta el sacrificio,

Se llega a perder el juicio

Y se termina el honor.

El corazón y la cabeza

Andan en luchas continuas,

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Ambos extienden sus líneas,

Tratando de medir su poder y fuerza.

Aquí se lo comió íntegro, porque le hablé en términos militantes: sacrificando, honor, luchas, líneas, poder, fuerza.

Cuando el “zambito Marullero”, oriundo de Pomalca, regresó de la Guerra con Chile, en donde se había escapado de las heridas y de la prisión, no pudo escapar, en su tierra, del reclama poético, y por eso es que tomó venganza en las musas, con la siguiente pateadura:

A mis amigos pregunto,

Desde el principio hasta el fin,

Sino me han visto una ingrata

Que dejé cuando me fui,

Que por mi culpa perdí.

Mis amigos me contestas:

Ya está de otro parecer,

Alojada en otros brazos

De otro más grande querer,

Quizá no querrás creer.

Si vieras a tu carnero,

No lo habrías de conocer,

Porque no está tan lanudo

Como estaba en tu poder.

En fin que le vas a hacer.

Si acaso la vieras dile,

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Le dirás que se prevenga,

Que estoy resuelta a quitarla

Del poder de quien la tenga,

Más que nunca la mantenga.

Si acaso la vieras dile,

Que se esconda en el Infierno,

Que estoy resuelta a quitarla

Más que la tenga el Gobierno,

Soy hijo del padre Eterno.

Estos versos son una variante de un “cumaneo” que sostuvieron el ciego Zambrano y el ciego Montehermoso.

Los que siguen son “ cumananas” anónimas

Voy buscando una paloma,

Pasajero de arrozal,

Pues cuando la ví en la loma

Me dejó todo su mal.

Me dejó todo su mal

A mi también una chisca,

Cuando comí en el parral

A una tuerta y una bizca.

A una tuerta y una bizca

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Todas las noches me come,

A Valentina la arisca;

Y a la Juanita la dome.

Tengo la esperanza de volverte a ver;

Cuando esté contigo

Y al anochecer.

Al anochecer

Sólo te verán un par de lechuzas

Y algún alacrán.

Algún alacrán

De los que tu elijas

Entre cualquiera

De tu par de hijas

De tu par de hijas

Sale sirve una

Para que te sabe

Con paja “huachuma”.

Con caja “huachuma”

Te tengo que dar

Un buen conocimiento

Para merendar.

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Para merendar

No iré a tu pesada:

Tu no me darás

Más de carne asada.

Más que carne asada

Te diera el Gobierno

Tu te quedarías

Con el hambre tierno.

Con el hambre tierno

Siempre estoy luchando,

Hasta que a tus hijas

Las vaya mascando.

Mascando estarás

En tu perra vida,

Porque tu resuellas

Sólo por la herida.

Sólo por la herida

Te vengo a buscar;

Pero no me vayas

Mañana a cercenear.

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A cernear mañana

Quedas invitado:

Ya seré el torero,

Tú serás toreado.

Tú serás toreado

Todas las mañanas,

Cuando por las noches

Ya no tengas ganas.

Ya no tengo ganas

De oir tu ladrico….

Ya tampoco aguanto

Rebuzno y bramido…..

A la Juanita la dome

Cada vez que “me se” antoja,

Pero no lo sabe el lomo

Ni de raspas a una coja.

Ni de raspas a una coja

Me la suerbo ya en “chilcano”

No vaya a ser que me coja,

Algún empacho serrano.

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Algún empacho serrano

Te va a venir de repente,

Si te chupas una mano

E si te escarbas un diente.

Y si te escarbas un diente

No te olvides de morder,

A cualquier clase de gente

Que te quisiera…….sorber.

No siento ningún sonrojo,

Ni de tu traición me queja

Y orgulloso no recojo

Lo que para otros dejó.

Verdad que no fue doncella

Cuando tu la recogiste;

Pero con todo tu fuiste

Mas corrompido que ella.

Eres ejemplo viviente

De la juventud pasada,

Por eso no sabes nada,

Fuera de ser mal pariente.

Hogar de honra y de trabajo

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Lo llegaste a envilecer,

Diariamente con comer,

Por arriba y por abajo.

¡Hermosa y santa virgen

La de la hospitalidad!

¡Maldecida Juventud,

Ebria de sensualidad!

Pero Dios que nunca deja

Sin castigo al que pecó,

Por castigo a ti te dio

Una marcada color a vieja...

Quien busca a mujer ajena

Nada de pesares;

No puede con una pena

Y quiere tener a pares.

Las penas del corazón

Son penas que tienen “hieles”,

Y si las dos son infieles

Es tener un “terozón”.

Nadie está más en razón

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“pa” hablar de cosas de amores,

Que el que tiene sinsabores

Que le clava ese aguijón.

Yo tengo mucho poder

En asuntos de mujeres;

Cuando me quieren perder

Me olvido de sus quereres.

Yo también tengo mi fuerza

En asuntos de polleras

Ninguna hará que me tuerza

Cuando quiero de “a veras”.

Uno se cansa de todos,

Se cansa hasta del querer

Ya voy a inventar un moda

De olvidar a la mujer.

A ver si sabes decir,

Escopeta mal cargada,

¿cuántos pasos hay de aquí

Hasta la Huaca Pintada?.

Los pasos son nada menos

Que tres mil tres mil trescientos tres.

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¿dime ahora cuantos “piques”

Tu tienes en tus dos pies?.

Tengo los que me ha dejado

Tu mujer, de un pesitón

Cuando me tuve agarrado

Junto a la Cruz de Chalpón.

A ver si sabes decir

Cuantos respondes da el cura

Si confiesa a una mujer

Muy cerca de la cintura.

Este asunto de latines

Le deben de resolver

El cura, tu y mujer

Porque son buenos mástines.

Tú, come perro cabrero,

Conocedor de arimañas,

Podrás hacer que vivamos

Entre maldades y mañas.

Cantorcito, cantorcito,

Cantorcito,

Cantorcito de aparato;

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Ahora quieres que me digas

Cuantos pelos tiene un gato.

Los pelos que tiene un gato

Son ciento sesentiseis.

Ahora quiero que me digas

Cuantos pelos tiene un buey.

Los pelos que tiene un buey

Son ciento noventidos.

Ahora quiero que mi digas

Cuantos pelos tenemos los dos.

Tú, como hijo de carnero

Has de tener un montón.

Si quieres contar los míos

Ven y agárrame el mechón.

Cantorcito, cantorcito,

Cantorcito, viejo y flaco,….

Ahora quiero que me cuentes

Los pelos de mi sobaco

Los pelos de tu sobaco

Se han quedado sólo en cien

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196

Porque los otros se han muerto

De tanto grajo que ..11

olen!

Cantorcito, cantorcito,

Cantorcito, “mi comblez”

Ahora quiero que me digas

Los pelos de tu mujer.

Cantorcito, cantorcito,

Cantorcito, de acordeón.

Para ese monte de almohada

Y a tu mujer de colchón.

Cantorcito, cantorcito,

Cantorcito de hojalata.

Ahora quiero que me digas

Si tu mama es una rata.

Si a tu mama le preguntas

Cual fue su rato mejor

Te contestaba colerada

Que este rata he sido yo.

Cantorcito, cantorcito,

Cantorcito, lagartija, 11 No se entiende que letra es .

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197

Ahora quiero que me digas

Si me vendes a tu hija

Te la vendo , de seguro,

Y por seña te doy dos,

“puntas pies” en el trasero,

Que esa es la cara de vos.

Cantorcito, cantorcito,

Cantorcito de verdad.

Dime pronto, cuantos hijos

He tenido el “chilalá”.

Si los cuentas con los dedos

De las manos y los pies,

Son los mismos que le he echado

A tu primera mujer.

Hace rato que estoy viendo,

Que las habas se te caen,

Y si te tapas la boca

Por abajo se salen.

Si sabes que se me salen ya tienes tu profesión:

Por la boca en ese sitio

Page 199: Libro Lambayeque 2

198

Desde que has entrado aquí

Se te ha parado al aliento….

Será porque te habré visto

Con tu cara de jumento.

Desde cuanto te has “volvido”

Cantor, siende tan escaso;

Mas valiera que te dieran

En la nariz con un mazo.

Cantor, soy de nacimiento

Y “poetiza” nací,

Y aquí seguiré cantando

Hasta ver tu triste fin.

Tus versos son un purgante

Que hacen las tripas gemir…

Entonces ve y recibe

Lo que quieras consumir.

La gente está alborotada

Porque te oye rebuznar;

Hasle un verso la empanada

No se vaya a reventar.

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199

Alla voy “ay” dentro” yo

A cantarle a la empanada,

Que se parece a la panza

De tu mujer, por preñada.

¡Zafa, zafa, pordiosero

Que estás “lambiendo” mi cara

Anda dile a tu mujer

Que prepare la jornada.

Entre los versos rápidamente improvisadores, por nuestros poetas nativos tenemos los siguientes:

Improvisaciones de poetas varios

Todos comen, todos beben,

Fortuna yo estoy mirando;

Todos gozan de la dicha

Sólo yo no tengo cuándo.

Del motupano Cabral son los siguientes:

Si supiera que cantando

Algún olvido tuviera,

Con mi guitarra en la mano

Cantándote amaneciera.

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200

Yo te he dicho que te queiro

Y me obligo al padecer

Una sola vida tengo

Que por ti la he de perder.

En la Villa de Jayanca

Mataron a Pablo Millo

Que muerte tan tiranía

La que le dió el tal Darío.

Cincuenta libras le daba

Le daba al Gobernador

Y en su llanto le decía:

“Hágame Ud. Ese favor”.

De Jelil son los siguientes:

Aquí yace Vicente Regalado:

Su cabeza ha cortado

De la muerte la tétrica guadaña,

Sin que llegara a ser, ¡pobre Vicente!,

Nada, absolutamente,

Ni siquiera ministro de Romaña.

Hace veinte horas enteras

Que esta duda me revienta:

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201

En conseguirse carteras,

¿Cuáles más notable hazaña,

Ser Villareal en la cuetna

O Ministro de Romaña?.

El señor don Britaldo Orrego augura muchas cosas, entre otras la de ser poeta y por añadidura improvisador, con algo de periodista. Con el fin de probarnos tales condiciones nos ha relatado a manera de cuento el cuento siguiente.

Era Alcade de Chongoyape Ernesto Galloso. Se había deteriorado la planta eléctrica y Orrego que era Concejal, en un descuido del Alcalde echó a manó los faroles y alumbró la ciudad. Claro está que esta claridad calentó al Alcalde, quien echó para no quedarse al anca, algunos faroles.

Orrego que acaba de leer en “La Opinión Nacional”, el siguiente cuarteto que es una sátira a propósito de cierto empréstito, que decía:

Entre la gata y el moro

O bien el moro y la gata

Nos van a dejar sin plata

Y por supuesto a oscuras.

Siguiendo la tonadita Orrego fabricó el siguiente desaguisado poético contra el Alcalde:

Entre la cruz y los curas

O bien el cura y la cruz

Nos ha dejado sin luz

Y por supuesto a oscuras

Y al verme en estas alturas

Pienso que será mejor,

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Señor, Alcalde, señor,

Meter mano a los faroles,

Pues siempre son los frejoles

Compañeros del arroz.

Esta página pertenece a Jayanca. A aquel pueblo cuyo último cacique, en 1504, fue don Miguel Campousoli, dueño y propietario, por herencia ancestral de la hacienda “La Viña” y “San Carranco”. Por allá, por aquella época en que el pueblo de Ferreñafe, el veliedodo y movido pueblo de Santa Lucía de Ferreñafe se encontraba sujuzhado por la encomendera del pueblo, la única encomendera de nuestro Departamento, doña Leonor de Ayala y Chávez, quien les metió el resuello a los indios belicosos del pueblo y acostumbro a sus servidores a recibir cada mañana, su ración de a_ote limpio en las posaderas sucias, por allá por aquella perdida época en que el pueblo de Túcume, la primera encomienda del Depto. Y tal vez del Perú, era la más extensa, pues comprendía Cayatí, Pátapo, Batangrande y Sasape. Cuando su dueño, el capitán don Matías de Ripalda, representado por don Juan José d Saavedra y Cavero, en la posesión de la hacienda de Sasape se hacía inscribir lo siguiente: “Quedando incluidos todos los linderos en el pareje del deslinde, como se expresó en el que se hizo al dicho pueblo, de Túcume viejo”.

Eran cumpleaños de una señorita Jimenez, alá por los estertores del año gracias de nuestro señor de 1873 y para solemnizar la fiesta se mandó llamar al negro esclavo Domingo Solís, quien estando enamorado de la muchacha se resistió a ir, pero al fin fue obligado por las autoridades. Como se aseguraba que la madre de la muchcha, que había sido de baticola floja y al decir de las malas leguas buenas corcobeadora, le había hecho sus favores al negro, de donde resultaron hasta tres hijos cuya procedencia era el vientre sucio y de donde resultó también un odio terrible al arpista e improvisados Domingo, y ésta, para recordarle los buenos tiempos y para refrescarle un poco el “huaco” se sentó delante de la madre, pellizcando el arpa y garraspeando un poco le envió ente manojo:

¡Caracho!, dijo una vieja,

Teniéndola ya debajo.

Aprieta, negro maluto;

No malgastes tu trabajo.

Luego se fijó en un santo Cristo, que estaba sobre una consola, todo de plata maciza, y preguntándose y contestándose dijo:

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¿Dime cruz bendita

Cuál es su destino?.

Comer maíz podrido,

Como come el cochino.

Los asistentes estaban un poco, cargaditos y siendo el santo de la niña el 24 de setiembre comenzaron a gritar: ¡viva la niña Merceditas!.

¡Viva el 24 de setiembre!. Frase esta que se viene repitiendo en todos los santos de todas las niñas que tienen igual o semejante madre.

Pero ya el negro Domingo se le atragantaban los versos en la mollera y como para que no se olvidaran de él, dice:

Al que toca y al que canta

Se le saca la garganta

Y más allá, como no le hicieran caso, se hace presente así:

Con Ud. Mi amor se traca

Correspondido matraca.

Pero parece que la señora estaba un poco respingona con el negro y por eso, el poeta para terminar de asegurarle le improvisa esto:

Ponte en la cama morena

Y verás lo que te quema.

Ponte morena en la cama,

“pa” que espantes a la iguana.

Claro está que estas libertades le costaron al negro sus cincuenta azotes, a calzón quitadom con freno y templado en la escalera.

Pero el negro bozal era porfiado, pues a los pocos días que lo llevaron a cantar y tocar en otra fiesta, en la cual estaba la señora del cuento, sintió otra vez los azotes, el agua con sal, con que le bañaron las heridas de las nalgas, y como buen jayancano, negro y enamorado que había probado “pan blanco”, canta dirigiéndose a ella:

Ayer, después de cargar

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Tu castigo recibí

Y te podrás figurar

Lo mucho que pensé en ti.

No te vayas a olvidar

De las cosas anteriores,

Y manda “pa” que me den

Algo de nuestros amores.

Esta insolencia le valió al negro Domingo una onza de oro para que se callara. Y desde entonces no se han producido más poetas improvisadores en Jayanca, fuera del negro “Molletero”.

A Julia García, toos lo recuerdan. Era una zamba epiléptica, con la cabeza coronada de flores, una “lapa” llena de salchicha en la cabeza y en la mano izquierda canasta vacía.

Recorría todas las calles de Chiclayo y se daba el honor de ser enamorada por algunos jovencitos más que medio decentes, de la ciudad.

Parece que en la época de su esplendor ya la crisis económica había llegado a Chiclayo, porque de otra manera no se explica que ella se hubiera adelantado tanto a nuestro tiempo; es decir, a la época actual, que se distingue por este curioso aforismo comercial, que es una perfecta paradoja: “Si no da el negocio, hay que gastar para que dé el negocio”. He aquí el origen de la propaganda comercial, que la Julia García lo ejecutaba ya antes del siglo actual.

Parece conformidad con las premisa sentadas anteriormente, que las salchichas eran despreciadas por nuestris paisanos, y que este artículo que ella vendía se encontraba “varado”, no así, seguramente, la vendedora que se encontraría “valida”; términos estos “ambos dos” que han sido reemplazados por los novísimos de la oferta y la demanda, de conformidad con los dictados de la Economía Pública, que la Julia García dominaba.

En ese tiempo nadie pensó en hacer reclamo por los periódicos, que casi no los habían, porque entonces Pablo Mil, ejerciendo uno de sus siete oficios-el de pregonero-hacía las veces de diario; y de aquí la Julia García se hiciera su propio reclamo y el de las salchichas de su comadre Vitalia, improvisando así por todas las callles de Chiclayo:

Corazón porqué estas triste?

Si algún pesar te amartela

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Aquí está la Julia García

Eu te consuela

Con su vihuela.

Cómpreme la salchicha,

Bueno medios, bueno “riales”,

De mi comadre Vitalia,

Para asentarla con chicha,

Con humitas y tamales.

Hace muchos años que se robaron la custodia de la Iglesia de Chiclayo, lo cual no es raro, porque ya en otras ocasiones había emprendido esta clase de viajes cimarrones sin permiso del cura.

Esta vez s ele ocurrió a la justicia, que por regla general es una cuidadora; a los malvados, lo más sucio que hay; o a los calumniadores, lo peor de la tierra, “achacarle” el robo al negrito Cabrejos, un peón de la Hda. Pomalca, que no había hecho sino recibir latigazos del mayordomo lisuras del patrón, y quien ya en la cárcel, para vindicarse, hechó mano al cerero y en la siguiente glosa dijo:

Sin embargo entre la colección de versos del poeta tucumano Agripino Aladana Carbone hemos encontrado estos versos como de él.

No me ha de matar la pena,

La más pesada platina;

Si mi Dios lo determina

Que padezca en la cadena.

¡Señor! Que injusto, padezco

Crueles indisposiciones,

Las cuales no las merezco.

Yo mismo me compadezco,

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Al comparar esta escena,

¡que pague la culpa ajena

Sin haberlo originado!;

Pero ya me he conformado;

No me ha de matar la pena.

Por unos crueles traidores,

Que me acumulan al hecho,

Por ocultar en su pecho

Sus compañeros autores.

Calla, corazón, no llores

El crimen que se te “opina”,

La Omnipotencia divina

Te amparará en estos casos,

Que no me acorten los pasos

La más pesada platina.

Ya por fin se declaró

De ese crimen la verdad,

Ya el juez satisfecho está

Que el autor no lo soy yo.

Ese que me “acumuló”

Fue la causa de ruina,

Gran perjuicio me origina

Con su cruel inconsecuencia;

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¡cielos dame resistencia

Si mi Dios lo determina.

Mi crédito anda volando

Como plumas de alguna ave,

Ya todo el mundo lo sabe,

Todos me están criticando;

No es fácil de irles probando

Y así mi fama resuena

Que siendo de alma tan buena

Y teniendo tanto amigo

A mi me haya convenido

Que padezca en la cadena.

Con un naipe español de a veinte centavos, año de 1880, una mesa sin tapete a lo sumo reemplazándolo una jerga, dos o tres bancos de madera de sauce, una jarra de chicha y un “mazo” de cigarros amarillos, para torcer, hemos formado la escena que nos va a describir, en seguida, don Agripino Aldana y Carbonel, contándonos, en verso, lo que quiere hacer con un briscan y cuales son sus intenciones para con la persona con quien juega.

El briscan de tu belleza

Quiere contigo jugar,

Por ver si puede robar

El triunfo de tu fineza.

En el naipe del amor

Quiero copiar tu retrato:

Oro, copa, espada y basto,

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Para calmar mi dolor,

Y así puedes sin temor

Jugar con toda destreza,

Ya conoce mi nobleza

Que eres diestro en el robar,

Quiero contigo jugar

El briscan de tu belleza.

Comencemos el partido,

Y si gustas alzaré,

Y si gano te daré

Mi corazón aflijido.

Yo ya quedé convencido,

Tan sñolo con tu mirar,

Para pretender robar

El as de más interés

Y por ganar otra vez

Quiero contigo jugar.

Barajando en tu presencia

Nadie llevarña una nota,

Tengo rey, caballo, sota

Y el siete de resistencia,

Y la cuenta y obediencia

Me sirve para ganar,

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Y aún cuando quiero ocultar

La carta de tu desden,

Esta baza hago también

Por ver si puedo robar.

Con el cinco y con el seis,

Triunfos de mucha elegancia,

Hoy me has hecho la ganancia

Y me la harás otra vez.

En vano pretendo pues,

Desafiar a vuestra alteza,

Jugar con toda destreza;

Conozco que me has ganado

Y en el alzar me has robado

El triunfo de tu fineza.

Sigue el poeta tucumano Agripino Aldana Carbonel haciendo lujo de sabiduría poética vernacular, glosando todos los cantares que había oído en los primitivos fonógrafos de cilindro, con auriculares de caucho y cuerda para media tonda.

Yo te pretendo querer

Y tu madre no me deja.

¡Maldita sea la vieja

Que en todo se ha de meter!.

Cuando por ver si te veo

Por tu casa voy pasando,

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Sale tu perro ladrando

Y me impide ese deseo.

Tu padre me mira feo,

Tu madre no me puede ver;

Si me pudiera comer

Procuraran deshacerme,

Y aunque me pese el meterme

Yo te pretendo querer.

Al silencio de la noche,

Que estoy tras tu casa anuando;

Ronca el viejo, como un “coch”,

Y la vieja estornudando,

Se rasca y va “dispertando”,

Pues las pulgas no la dejan,

Le hacen dar vueltas, se quejas,

Se sienta de cuando en cuando,

Quisiera estar “arresgando”

Y tu madre no me deja.

Es muy celosa tu madre,

Pues ni de noche te deja;

Cargue el diablo con tu padre

Y el demonio con la , vieja.

Cuando quiero entrar se queja

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Y el perro quiere morderme,

Como es muy sutil su oreja

Está sintiendo aunque duerma,

Quisiera viento volverme.

¡Maldita sea la vieja!.

¡Oh! Si tu madre supiera

Y fuese un poco más cuerda,

Estuviera en el recuerdo

Vaca cuando fue ternera,

Y nuestro amor no impidiera.

Pero Dios ha de querer

Que consiga mi placer

Y que la vieja se muera,

Por “fregada” y traicionera,

Que en otodo se ha de meter.

Cuando Augusto F. León fue diputado por Lambayeque, todos los años hacía un recorrido a los pueblos de la provincia que representaba.

Recordamos que al ingresar a Pacora, fue recibida la comitiva por las escuelas formadas, arcos llenos de fruta, cohetes de arranque, bandas de músicos, etc, etc. Y en fragor de la bulla entre las nubes de tierra un poeta dice de pronto:

¡Viva don Augusto León

Y toda la reunión!.

Siguiendo el recorrido aumentaba el verso en número y en valor. Así, al despedirse la comitiva en Jayanca, con Pedro Jiménez, le dijo a su mujer:

Si ya se acabó la fiesta,

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Juana, mujer, anda presta,

Pon la bandera a media asta

Y que se junte la puerta.

Ponle luto a ese farol,

Que los gatos no maúllen,

Que los chicos no hagan bullas

Hasta que no vuelva el Sol.

Eliseo Delgado Aurich tuvo sus manías; pero en descargo, también construyó sus poesías.

Como para darle trabajo a esta página y celebrar al beneficiado presentaremos una muestra de cada uno de sus trabajos.

Cuando sus hermanas le pegaban o le reñían, Eliseo ponía en práctica una defensa y una venganza. La primera consistía en posesionarse la puerta de calles, lejos de las hermanas, huyendo de pellizcones, “cocachos” y azotes; y la segunda lo aprovechaba sentándose en el umbral, y entre sollozos, suspiros y llantos, se ponía a proferir algunas decenas de “ajos y mieles”, salpicados de sus respectivos “aderezos”, llevando una extricta cuenta de todos los que iba lanzando. Supogase el “stock” que tendría almacenando, cuando se daba ocasión de poder exportatrios de su interior, po todo un medio día. esta es la manía.

La poesía va en seguida:

Si pudiese te mandase

Tal vez lo que yo no puedo;

¡pero! ¡ay! Si te lo mando,

Entonces, ¿cómo me quedo?.

Hay que suponer que el lírida se refería al corazón, pues esa poesía estaba escrita en una postal y dirigida a Lia Rosa Silva, una infanta difunta.

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La familia Barreto poseía entre otras curiosidades, las siguientes:

La Hacienda Sasape, algunas cosas antiguas y dos cosas nuevas, una cocinera, llamada Salvadoray un “chulío” nombrado Julián.

Amos sirvientes, además de servir y servirse las cosas, servían también ininterrumpidamente ofreciendo cada día los cambios de tonalidad olfatoria de una magnífica, sólida, contundente y campesina pezuña, defecto palme-pedístico, bastante común entre los pueblos donde el agua no se común y las medias son comunes.

Parece que los dueño de este aristocrático patrimonio, observaban fielmente dos rivalidades capitales: la del amor y la de la “pécora”, a cual más enjundiosa, sudorosa y mareante, las fuerzas estaban, pues, equilibradas, y de aquí que la victoria no se decidía por ninguno de los dos frentes, si el frente pectoral o el frente pecoral.

Las Salvadora, además de tener su pécora, sabía aderezar, y el Julian, además de la suya, sabía hacer versos. Cada quien hacía gala de sus singulares habilidades; pero, eso sí, sin lavarse los pies ni para Semana Santa o 28 de Julio, regañando cuando en Carnavales, alguien los saludaba con lapazo limpio.

Algún intencionado le dijo a la Salvadora, que se le fuera encima al enamorado, en verso, ya que no a los abrazos, y que lo amenazara con no darle de comer si no se lavaba los pies, traduciéndole las intenciones en las siguientes consonantes, que para la época, el sitio y el olor, no están del todo malos:

Mi muy querido “chulión”,

Si no le pongo una cuña

A tu soberbia pezuña,

Tendré que hacerle un “sagio”.

Si no te lavas los pies,

Cuando bañas al caballo,

Sólo te daré zapallo

Y pan una vez al mes.

Pero si en pezuña perdía, en versos ganaba Julian, como lo vamos a probar sobre este papel ¡, con la siguiente respuesta:

Te suplico Salvadora,

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Que amarres muy bien tu “perra”,

Pues te juro que desde ahora

Que te declaro la guerra.

Ya sabes, te desafío,

Y si aquello no remedias,

Te presentará sus medias,

Tu “afectísimo” chulío.

Ahora que estamos medio valiente y medio aguerridos, con motivo de los cuatro rastrojos rapados del frente del Nor-Oriente donde se han agarrado a “chopazos” los cocodrilos con los poetas, por la ramada de Leticia, ahora si que cae muy bien un desfile militar, en verso, con huestes de santos, fruto alucinado cerebro celestial del Inocente Vera de López Tovar o tal vez de Agripino Aldano Carbonel, hermano legítimo en poesía, y en antecesores, de Daniel Aldano y Carbonel, el notable improvisadores tucumano y maestro de escuelas del mismo Distrito, donde nació y murió sin haber jamás del Departamento.

Un hermoso regimiento

En la gloria se ha formado,

Dan por arma la oración

Y van buscando soldados.

Cristo va de coronel,

Marchando con gran primor,

Y de sargento mayor

El Arcángel San Miguel .

El otro Arcángel Rafael

Marcha de primer sagento,

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Alférez de gran portento

El satírico Francisco,

Y en estos santos yo he visto

Un hermoso regimiento.

De teniente va San Juan,

Gradi que muy bien le cuadra,

San Diego, cabo de cuadra;

San Gabriel de capitán;

Cadete, San Sebastián;

San Andrés de Habilitado

Y de capitán graduado

El lucero de Domingo:

Este regimiento lindo

En la gloria se ha formado.

El Santo Tomás de Aquino

Va de valiente soldado

Y oficial abanderado

Es el famoso San Lino.

San Marcos, San Marcelino

Le dan frente al batallón.

Se aparece San Simón

Como primer ayudante

Y en esta escuadra triunfante

Dan por armas la oración.

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Marcha de tambor mayos

Con cajas, trompas, clarines,

Ángeles y serafines,

El angélico doctor.

San Lucas, San Salvador

Le dan frabta a sus costados,

Se aparecen bien armados

Por lo afable y lo discretos,

Son oficiales completos

Y van buscando soldados.

Don Rosendo Arboleda era Lambayecano, matancero y abastecedor. Vendía carne de chancho en el mercado, y divertí a los muchachos haciendo que n rocinante flaco y blanco, hiciera pasadas, para que estuviera a tono con el sobrenombre con que era conocido Arboleda en Lambayeque: “Payaso”.

La plaza del mercado lo veía llegar todas las mañanas oía pregonar reiteradamente su carne de “capau”, a voz en cuello.

Don Rosendo Arboleda, a más de las sabidurías antedichas, tenía la de burlarse de los muchachos. Los llamaba sólo por ese fin, y una vez que tenía algunas reunidos los solicitaba que bailaran, improvisándoles el siguiente canto par el acompañamiento:

“Perico”, zámpalo a “lolla”;

Sí, señor, y sin cuchara;

Me parece cosa rara

Aderezar sin cebolla.

Eses tío Lambayecano tan humorista, alegre y mataperro fue muerto en unos cañaverales cercanos a la ciudad, por Augusto Cava, a quien le decían Augusto Mendoza.

El señor Iparraguez resulta poeta concertinista.

Una mañana que se despertó con el cerebro un poco amodorrado resolvió educar a los niños de su región de Bremen, resultara todo un zoológico en plena armonía.

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He tenido la buena idea de titularlo “Concierto”, dedicándoselo a los niños; de donde resulta como se verá, que este señor hacer de los muchachos, que no pueden aprender a sumar fracciones, unos simples animales.

Queda constancia de que le poeta Parraguez tiene trato continuó con los animales, porque de otra manera no es posible explicarse que pueda hacerlos expresarse a todos justos, y sobre todo con general maestría.

Cuando hace “guaa”, “guaa” o “miau” de la exacta impresión de que es él mismo quien habla y no los animales los que gritan.

“mua” la dócil vaca muje

Y lo mismo el manso buey,

Rebuzna el paciente burro

Y la oveja bala, bee”.

Brama el toro corpulento,

Y ladra el perro “guau”, guau”,

Relincha el, potro impaciente

Y el gato maulla “miau”.

Pía el pollo: “pio”, “pio”,

Y el chancho gruñe “o”, “o”, “o”.

“quiquiriquí” canta el gallo

Y la gallina; “clo”, “clo”, “clo”.

El plato casrañetea,

Diciendo “tue, “tue”, “tue,

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El ganso casero grazna

Y el bello cisne también.

“arrú” la paloma arrulla

Y gime la tortolita;

Trinan las vacas cantoras,

Los que habalan y gritan.

Chillan monos y chicharras,

La abeja zumba al volar;

Y este ¡oh niño! Es el concierto

Que forma el reino animal

Tomen nota los maestros de este nuevo sistema de enseñanza y que conste que esta publicación la amparó el diario “EL PAIS” de Chiclayo.

La señora doña Petrona Zavaleta se distinguió, en la ciudad de Lambayeque, entre otras cosas, por haber sido la mejor fabricante, de su época, de confites, confitones, caramelos de goma, etc, que vendía el chino Rafael, en cartuchos y en “puñados”, a un “centavito” cada uno.

Siendo pariente cercana de la familia Barandiaran calro está que don José Félix Barandiaran y Costa, José Félix Barandiaran y Oliva, José Félix Barandiaran, y etc, etc, disfrutaban del pegajoso fastidio de tener sus ropas, manos y caras constantemente enmeladas, porque sus hijos e hijas no hacían otra cosa de mañana, de tarde y de noche que comer caramelos de goma, confites y confitones.

De aquí se explica por qué en 1877, año en el cual debió llegar al máximo en la producción y en Eenmelamiento, don José María Barandiaran lo “agarró” fuertemente con sus hijos y con los caramelos de goma, hasta el extremo que les tomó el pelo a unos y a otros, en los versos siguientes donde recorre a toda la familia.

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Rosita la de la loma,

La que se enoja de todo,

Que le cuten el mal todo,

Con caramelos de goma.

A María cuando coma,

Porque duerma menos horas,

Que le propinen señora,

Los caramelos de goma.

A Jesús el que se asoma

De la pereza el asiento

Que le apliquen el momento

Los caramelos de goma.

Aguedita, pronto toma,

Juntamente con tu hermana,

Una dosis de tisana,

Con caramelos de goma.

Margarita no es de broma,

Con el juicio, está reñida;

Que le den una bebida

Con caramelos de goma.

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Valentina, la carcoma,

Es la causa de estos males,

Y de ellos tan solo sales

Con caramelos de goma.

El poeta se desploma

Escribiendo estos cuartetos,

Que le pongan parapetos

Con caramelos de goma.

Quien diga que nosotros los “zambos de Lambayeque” no tenemos imaginación falta a la verdad o miente, que parece ser lo mismo.

Nuestra imaginación es desbordante, y va desde inventar aeroplanos hasta inventar glorias y baja hasta calumniar nombres y destruir honras.

En materia de chismes poéticos ¿ qué cosa no habremos abordado? ¿Cuál toma no habrá sido explotada? ¿Dónde no habremos metido el diente? ¿Cuánto derroche de sesera no habremos metido?.

Decimos esto a propósito de un descubrimiento que acabamos de hacer, o mejor dicho de un obsequio que nos ha ofrecido una señora lambayecana consistente en una carada en verso, fruto, “gocho” del cerebro pasional de un padre, que se deshace por su hija a quien se le cae la baba por las gracias de las pequeñuelas.

Don José María Barndiarán, viejo y genuino lambayecano inventó la manera de llamar a su hija Margarita con la mayor cantidad de palabras posibles y no encontró en su imaginación cosa mejor que inventar una charada, que tuviera toda la sal y la pimienta necesaria, con su puntita de orégano y sus deditos de ocurrencia.

La fruta tiene el siguiente sabor:

Dos, tres y cuatro

En un lugar de avenida,

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O de asecho si queréis

Y mi todo el nombre es

De simpática niñita,

Obediente cual la ves,

Que si fuera juiciosita,

Sería linda hasta los pies.

Mi prima es de inmensidad

El más perfecto modelo

Q que lo aciertas al vuelo

Me asiste seguridad.

Segunda y cuarta de escape

Un doméstico animal,

De la especie del chacal,

Correrá si dices ¡zape!.

Primera y cuarta retrata

De santa el sagrado nombre,

Que en servicio del Dios-hombre

El evangelio relata.

Era cumpleaños de la señora Petronila Medina, esposa de don Miguel Arbulú Soclón, y ala fiesta-comilona, con mantel lergo y pan de a real, como se decían entonces cuando se trataba de algo de verdadera importancia, había sido invitado un grupo de chiclayanos puras y netos. Entre los invitados se encntraba José Everardo Soto.

Como quiera que el invitado no era portador de regalo o de ningún presente, concibió la idea que el mejor obsequió que podría ofrecerle sería algo de su imaginación y sin pedir permiso a la concurrencia ni a las musas, después de tomar una buena copa de

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vino tinto tomó también la palabra y muy hondo y lirondo despelgó, en guerrilla su hirviente verborrea de la manera siguiente:

Sólo entre mí estoy pensando

Lo que debiera decir:

Algo para divertir

A la que están festejando.

Que bueno fuera si yo pudiera

Pasar un rato bailando

Al compás de una habanera,

Que el alma me está robando.

Por fin lo encontramos. Se trata de don Leopoldo Pacheco, más conocido en el puelo de los diabólicos o de Túcume, por el nombre de “El Cometa”.

Y que conste que quienes han dado con su paradero han sido los pregoneros públicos de Lambayeque y de Chiclayo, don José Tejada, alias “el negro Vaina”, en la primera ciudad y don Pablo Mil, en la segunda.

El “negro Vaina” era un pregonero muy borracho y muy pierolista quien pregonaba en todas las esquinas sus aficiones políticas y viciosas al grito de “Viva Pierola” y “Viva el ron de las tripas”. Este paisano nuestro había sido cocinero de la barca peruana de vela llamada “Clara”, que se dedicaba a conducir tabaco de Saña y de Jaen del Puerto de San José a Chile, que enviaban en sendas “guañas” unos antiguos señores apellidados “Delgados”, exdueños de Batan-grande, de la Viña y de la tina de San Judas-Tadeo y quienes hacían sus transacciones solamente en ducados y pesos ensayados.

El “negro Vaina” hacía de pregonero de rematados y de pérdidas pero su especialidad estaba radicada en convocar a la comunidad, de la siguiente manera; saliendo a recorrer la benemérita ciudad de Lambayecana, a las cuatro de la mañana con caja grande y pito chico, para quitarnos el sueño, así: “De orden del Juez Privativo de aguas se cita a los interesados de la acequia de San Rumaldo”, “pa” que concurran a la limpia de la acequia, a las cinco de la mañana, debiendo llevar sus hachas, machetes, picos y palanas. El que no concurra no podrá usar del agua y les aplicará cinco pesos de multa” y se iba a la otra a fregar a otro. Esto cuando estaba en su sano juicio; cuando no terminaba así: El que no concurra fregará……..”

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Esto sucedía en Lambayeque a las cinco de la mañana del día 22 de diciembre de 1874, año en el cual Lambayeque se distinguió enormemente, porque uno de sus hijos don Juan Manuel Ytúrregui, tuvo el maldito tino de firmar como Ministro del perú el Londres, el 16 de Marzo de 1874 con los señores Contesworth Powelt y Payoc y los señores John Schnerder y Co., riquísimas firmas inglesas un insignificante contrato para que el Perú les cediera 200,000 tonelada de guano, gasto que debían de aguantar las islas de Chincha.

En la ciudad de Chiclayo, que está formada por tres, parcialidades, Cintu, el Cercado, donde se fue a establecer Nor, nieto de Naylamp; Collique, parte sur de la misma ciudad, de la calle Real hacia el puente de Reque, comprendiendo Chacupe y todo el sur de la campiña y la parte forastera, formada por los españoles o nativos de otras parcialidades, la cosa era diferente.

En Chiclayo el hombre de los pregoneros ha sido don Pablo Mil o siete oficios, que eran los siguientes: pregoneros y de la chica para citar a la comunidad ayudaba misa y también o mal morir, echador de cohetes y aguador.

Don Pablo Mil se producía de la siguiente manera, cuando se trataba por ejemplo, de un animal perdido: “una burra se ha perdido, ayer a eso de la oración. Tiene fierro en el “lau” de montar. Va con un sillón y su cabestro arrastrando. El que la tuviera cuatro pesos dan de “hallazco”. La “burra” es de don Pedro Chimpen”.

Esto en tratándose de animales o de cosas, pero cuando se perdía una persona procedía de la siguiente manera; de conformidad con la pérdida que sufrió don Julio Eggart, habiéndosele mandado pregonar por la célebre colegada de Chiclayo: “Don Julio Eggart se ha perdido, ayer como a las diez de la mañana. Lleva vestido plomo, sombrero de pelo negro, aguadito corbata negra y botines chilladores. El que diera razón “del” recibirá tres pesos de “hallazgo”.

Pero donde se retrata fielmente a la Capital del Departamento es en el siguiente pregón para la limpia de la acequia grande, hecho útilmente por el mismo don Pablo Mil de la manera que sigue: “las tres parcialidades de Cintu, Collique, y la parte forastera concurrirán mañana a la limpia de la acequia grande. Llevaran sus hachas, picos y palanas y sus cabestros también. Que los trapiches paren de moler. Que las mujeres cocinen sus chichas. La reunión “pa” ir a l alimpia tendrá lugar donde don Valentín Saquene, junto al huabo. El que no concurriera pagará cuatro pesos de multa o cuatro días de arresto”.

Solamente en esta serie de pregones pudimos dar con el paradero de don Leopoldo Pacheco, a quien estamos buscando hacía algunos años. Pacheco fue célebre por haber editado, repartido y leído un periódico que él tituló “El Cometa” y que llevaba muy bien puesto su nombre, porque salía a que le diera el sol cuando le venía en gana; exactamente como hacen hoy los cometas, que asustan a los muchachos y hacen rezar a las viejas.

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Fue célebre además este tucumano por su relación fraternal don Manuel María Lopez Tovavr, con el negro Inés Castillo, con Luis F. Cáceres, con Manuel Antonio Rodríguez y otros poetas más del tucumano suelo.

Estaba ya en sazón o de cuchillo como decían josé Romero, el ñato Romero y don Abelardo Gonzales, una zambita engreída y vivaracha de Tucume, llamada Agripina Tovar que era devota de la Virgen del lugar, de aquella Virgen a quien los tucumanos la llaman “la señora ingrata” porque vive en Ferreñafe y todos los años la van a sacar y a dejar a este pueblo los tucumanos.

La Agripina le andaba haciendo muecas al “Cometa” y sacándole la lengua, pero nada de viernes y ya el poeta andaba medio mal humorado con tanto caldo y pocas tornchas hasta que decidió cortar por lo sano robándosela, que es el mejor método, el más rápido y seguro, como se puede liquidar una cuestión amaorosa en esos pueblos. La esperó una tarde la salida de la huerta de su tía , y sin más ni menos, la echo al anca del caballo y hasta el Arrozal no paró; pero tampoco paró de gritar la paisana, y tanto que se dieron cuenta los parientes y amigos y la siguiente, llegando a darles alcance cuando ya ellos alcanzaban también el hospedaje de un señor Castro, amigo del raptor, y como es natural se la quitaron.

Con tal susto se le subió la poesía a Pacheco a la cabeza y el amor al bolsillo, e inmediatamente le comunicó sus sanas intenciones con la siguiente melopeya:

Mira que es dulce el amar,

Mejor si se ama en exceso;

Dame, prenda un dulce beso:

Eso quisiera logar…….!

Y un abrazo, ¡ay!, abrazar

Ese cuerpo tan bonito

Y tocarte tu pechito,

¿cuándo lo podré lograr?.

Si es cierto lo que yo pienso,

Quiero pagar tu fineza,

Si permite tu belleza

Llamarme tu servidor.

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Por …12

Confiado en que mis colores

mis amores,

Los mitigues con tu amor.

Te amo, porque eres bella,

Juiciosa y muy hacendosa,

Y el dulce nombre de esposa

Te daré aquí y ante Dios;

Pues siendo joven doncella

No he burlar tu pureza:

Tengo gran delicadeza

Y en el amor soy precoz.

Si tu amas, te lo juro,

Que yo me caso contigo,

Pongo al cielo por testigo,

Que te doy mi corazón;

Pues deseando un amor puro

Ofrezco serte constante,

Yo siempre seré tu amante

En medio de mi aflicción.

12 No se entiende la palabra

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La semblanza que sigue se refiere a Rodrigo Delgado, y como el sabe quien es la autora, no vale la pena guardar el secreto; por eso la largamos con sus pelos y señales; es Angélica León.

Alto flaco, chueco, aguado,

Inteligente y muy franco,

Usa sombrerito blanco

Y casi siempre enlutado

Es también gran matemático,

No bailan como cualquiera,

Pues bailando marinera

Es saleroso y simpático.

Consultor politiquero,

Sin mas vicio que el tabaco;……..

Sin embargo, es el primero

Que le hace honores a Baco.

Y con sus tantas chicuelas

Es famoso besador,

Les manifiesta su amor

Rozando sus bizcotelas.

Alcalde muy abnegado….

Sabio en mañas, sin embargo

Mide dos metros de largo;

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Y n es gordo: es, pues Delgado.

“Don Carangarito” le decían en Lambyeque, aun sujeto chico, bigotudo, peón del campo, quien caminaba descalzo, pero que no por esas dejaba de ser amado, porque nunca falta una rota para un desconocido.

Tenía por compañera de su existencia a una mujer interesante, quien parece que lo quería mucho….. cuando se encontraba en brazos de otro; y como esto sucedía más de lo corriente, o no menos de siete veces a la semana, está probado que lo quería mucho su mujer a “don Caranganito”.

La víctima llegó a conocer las extrañas aficiones de su conjunto por boca de los muchachos, quienes se hicieron eco de esas infidelidades y le fabricaron su respectiva versada, aunque existen opiniones que sostienen que las poesías fueron obra de un sastre poeta, don Bernardo Céspedes.

Sea de ello lo que fuera, lo único real y evidente es que esos versos fueron fruto del ingenio lambayecano; y tanto se cantaron a golpe de arpa, que el mismo “Caranganito” los llegó a aprender y los entonaba también en todas las chicherías, a donde llegaba para que le convidaran unos cuantos tragos”, al son del “checo” boca abajo y del cajón de kerosene, sin tapa, cuando faltaba el arpista por estar con “flato”.

Nunca se ofendió “don Caranganito” por estos versos sino con su compalera, a quien quería matar con un puñal, que apostaba carreras, en llo del tamaño, con su estatura, por lo del chiquito; siendo. A pesar de esos el terror de los guapos.

He aquí el cuerpo del delito:

“Don Caranganito”

¡anderajá!,

Mató a su mujer,

Con un puñalito

¡andarajá!

Del tamaño “del”

Le saco las tripas,

¡andarajá!

Las salió a vender

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¡Cómpreme las tripas,

¡anderajá!

De mala mujer….!

La juventud olmana no tiene ya por qué preocuparse con respecto a su inmortalidad. Uno de los cantores se ha encargado de perpetuarla en el verso. Nada menos que un señor Ramírez.

Y aunque la recomendación que de esa juventud nos hace el poeta no sea nada halagadora para ella, tenemos la obligación moral de darle a la publicidad a fin de que se conozcan cuales son las características más saltantes de los jóvenes olmanos.

Dice así:

Los monos de Olmos viven,

Viven muy célebremente,

Comen, visten y enamoran

Y juegan constantemente.

De que llega un forastero

Y lo sienten principal,

Lo “jalan” al garbanzal

Y allí les afloja el cuero.

Por la mañana preguntan,

Donde hay buena “jurrunchona”;

Dice “donde la Pachona”,

Luego al momento se juntan;

Como cochinos despuntan,

Mientras la dama está hilando.

Claro está que de esta suerte

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Los mozos la van pasando.

Los que del puelo no salen

Son contados y sabido

Y para vivir unidos,

De la sastrería se valen,

Y que “jalen” o no “jalen”

Entre ellos obras se piden.

Clara está que de esta suerte

Los mozos de Olmos viven.

El negro “Tumbero” como buen descendiente de negro “bozal” era muy divertido, “contmás” que el cañazo y el yonque habían hecho prodigios de malabarismo mental.

De aquí que no tengan por qué llamarnos la atención si creemos que se ponía en plena calle de Grau, que se llamó antes Constitución y más antes se ponía Jimenez o de los Jimenez, al son de un extentóreo ¡Viva Piérol!, a cantar lo siguiente.

Guaragua, “cara Gangallo”,

Te he de ver tieso en Chiclayo,

Comiéndote “lo zapallo”

Del compadre Martín Gallo.

Don Rómulo Temoche fue heredero del Cacicazgo de Lambayeque cuyo origen data desde el año 1578, por emaparentamiento del cacique de Jayanca, don Francisco Payconsol, en línea recta don Eugenio Victorio Temoche Farrochumbi Puiconsoli, quien llegó a ser cacique de Lambayeque hacia el año 1772, reteniendo el de Jayanca.

Como descendiente de buen cacique don Rómulo Temoche conserva, aún en la edad actual, cierta aversión por todo lo que oliera a castellano, y cuando no podía esgrimir la masa o dispara la flecha contra alguno de sus enemigos tenía que contentarse con hacer humorismo contra él, y cuando no podía apuntar con el “Minie”, con el fusil de chispa o

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con la mosqueta se contentaba con usar la honda o en último extremo a disparar con torromotes o callanazos.

Con esta pintura psicológica bien podrá colegiarse que nuestro cacique moderno tenía írsele encima a todo blanco que encontrara, despierto o durmiendo encontró cierta vez al “barón” Rojas, que ya era Secretario del Colegio Ncional de San José y Profesor de Caligrafía, le puso en l apuerta del cuarto, la siguiente quintilla, escrita en un pedazo de cartón; y como él también era profesor tuvo esperanza que no por es`´iritu de cuerpo no se calentaría:

Camarón que se duerme

Se lo lleva la corriente,

Cuidado, señor “barón”

Le cortamos un “cojón”

Y le saquemos un diente.

Acabamos de descubrir una valiosísima perla del oriente illimano, el poeta Luciano Quiroz, quien como los simbolistas, se dá la pista de conversar con el Sol, de apostar a las estrellas y de “tutear a las nubes; con la única diferencia, entre él y los simbolistas, de que Quiroz versifica repentinamente.

Sale al campo a arar y a cruzar la chacra, para sembrar sus dos almudes de “maíz”, y olvidándose de la yunta, del galan, de las “puntas”, de los yugos y de las conyuntas, le dice al cielo, como si fuera su propia mula “gacha”;

Ya viene la bella aurora,

Sus relentes van rayando;

Linda es cuando va alumbrando

Y a todo el mundo “amejora”.

Mirar al Sol que ya sale

Seguir su inmensa carrera,

No hay ninguna manera

Astro que con él se iguale.

Todo el día lo va andando

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Con “rigoroso” esplendor,

Todo el mundo trabajando

“pa” comer con su sudor.

Dios al hombre votó al mundo

Con el dón de inteligencia,

Que sufra y tenga paciencia

Porque “del” es su segundo.

Esto en mi pecho se encierra

Para mi mayor consuelo:

Mi Dios está allá, en el Cielo

Y el hombre vive en la tierra,

Esta es la última guerra

Que mi triste amor batalla,

También la muerte se ensaya

“pa” dejarme polvo en tierra.

Señores: ya el Sol cambió

Al estado más profundo,

Se va andar al otro mundo

Que así Dios determinó.

El Sol no alcanza a alumbrar,

Así ande como ande.

Y como el mundo es tan grande

Mi Dios me ha “dau” lugar,

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La noche es nuestro descanso

Y el día “pa” trabajar.

Un ciego Ferreñafano de apellido Salazar, estuvo en Lima pidiendo limosna y haciendo versos.

Cierta tarde llegó a la Notería de don Tomás Orrego, en la calle de LaRifa, sin más compañía que s perro inseparable, y solicitó una limosnita por amor de Dios”, sin esperar que le respondieran el consabido “perdona hermano”, pues lo que le pidieron fue un verso, a lo que él contestó que le dieran el pié que quisieran, acordándose entre los concurrentes, darle la palabra perro..

El ciego cogió su violín, lo rascó un poco, y dijo en seguida, improvisando al son de un melopeya romántica y temblororsa:

Dicen que se pega el trato

De las malas compañías,

Este perro será gato

Quedándose aquí unos días…..

Está demás decir que el ciego poeta se había dado cuenta de entre quienes estaba….

Resulta ya de una tristeza desconsoladora que la “achilcanada” caleta Santa Rosa, no contribuyera con los frutos de su ingenio poético al prestigio de esta obra, pero aquí salta el poeta repentista de su pueblo, quien chicha, hecha con mote arrecho, se vacía en verso.

Don Delfín Palma se creía y se sentía descendiente de Don Ricardo Palma. Quizá esta suposición le daba más seguridad para decir lo que pensaba, y para creer que lo que decía, gustaba. De aquí el prestigio que el mismo se formó, el cual pugnaba por sostenerlo entre propios y extraños.

Cierto Domingo se trasladaron de Chiclayo a Santa Rosa, varias familias, a disfrutar del pescado fresco y de la chicha fuerte. Una de estas familias fue la de don Nicanor Silva.

En plena mesa, cuando los tenedores y cucharas se habían declarado en huelga, cuando los platos coquetones, con florcitas y pajaritos en las orillas saludaban a los asistentes; cuando los secadores de hilo daban los “buenos días” y un “viva el Perú”; cuando se declaraban patrimonio de quien eran, diciendo: “soy de mi dueño, Valentín Gonzáles” por ejemplo; cuando los huevos protestaba y las jaleas se quieren salir del mate;

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cuando el seviche de corvina protestaba airada de tanto limón y el ají cerezo enferma el escabeche; entonces es cuadno la producción poética de Palmase vuelve exuberante, se torna fácil, se hace vehemente y nerviosa.

Fue en uno de esos momentos cuando, todos los concurrentes, queriendo saciar o pagar lo picante del seviche, ahogándolo en chicha, y cuando uno miraba sólo su poto, el poeta Delfín Palam, que estaba senyado frente a don Nicanor Silva, dice: “un momento”, y con el poto en la mano, mirando a don Nicanor, proclama:

¡Que viva la chicha,

Que viva el amor

Que viva la dicha

De don Nicanor!

“Ña guallamares”- ¡Vayan Uds. A averiguar el nombre y apellido! –fue uan persona muy popular y conocido en la ciudad de Chiclayo y en sus mantuvo en todo sus auge y apogeo su trastorno cerebral y su manía por las hierbas medicinales.

Se dedicó a recoger por las calles de la ciudad toda especie de hierbas, las cuales pregonaba después como de gran efecto terapéutico, para sanar toda clase de enfermedads, desde el “bicho”, el “chucaque” y el “tabardillo” hasta “el colico misere”, la “terciana” y el “viento”.

Los muchachos de la ciudad tuvieron predilección por “Ña Guallamares y por su profesión, haciéndole los honores especialmente a la verbena; no siendo raro, por lo mismo, que constantemente se oyera el siguiente “cumananeo” entre “Ña guallamares y con los muchachos, de esta manera:

-“Ña Guallamares,

¿lleva verbena?,

Respondiendo la interpela al golpe del “checo” que llevaba sobre la cabeza:

-Aquí llevo, en el poto

La bodega llena.

Y como somos lambayecanod no podemos permitir que ni siquiera en esto nos gana Chiclayo, como que tenemos todavía, en la parte más alta del altar mayor nuestro Padre Eterno, por eso le enfrentamos al pregón de “Ña Guallarmes” o de la Julia García, al de nuestro muy amado y distinguido paisano don Daniel Marelo, quien vivía en la calle de la

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Ladrillera, era padre de las “Pililas” y vendía molletes blancos y cemitas de dulce, en sus capachos de cuero, sobre todo lo cual pregonaba su mercancía, al son de este grito:

- A las de dulce que son, y para probar lo que decía y uniendo la acción a la palabra, golpeaba el cuero con el asial de tambor ecuestre y ambulante.

El Chiclayano don Enrique Aguilar fue loco. En esto se encuentra de acuerdo todos los que lo conocieron; pero en lo que sí estarán en perfecto desacuerdo será en sostener que no fue poeta, y de reprobar lo contrario nos vamos a encargar nosotros, como que tenemos las pruebas sobre la mesa y bajo la vista.

Agustín Pestena, el recordado “Tingusa” fue agente de los jabones “Colosal” y cierta llenó los escaparetes y las vitrinas de su tienda con bonitos y novedosos reclamos de este jabón.

Enrique Aguilar reclamos lo volvía loco por que le regalara un afiche de los que poseía, y Agustín, por salir de él, le dijo, que mientras no le hiciera un verso alusivo a los jabones, no le haría el obsequio.

Como es natural-dada su reconocida y fecunda producción- para Aguilar esto fue lo mismo que comerse un real de tortitas de manteca, pues casi inmediatamente improvisó el verso solicitado.

Al día siguiente que era Domingo, esperó que la tienda se llenara de las muchachas más conocidas y distinguidas de Chiclayo, a eso de las doce “rompe y raja” y “derrota batida”:

Entre tanta cosa ina

Y entre tanta zardajá,

Que existe en la calle Real,

Prefiero para mi china,

“pa” que se lave la faja,

“deonde” Agustín una caja,

De jabones colosal

Y mientras que Aguilar salió con su codiciado afiche, a Agustín se salieron los colores a la cara.

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Don Juan Aldana Sánchez, que por el apellido huele a Túcume puro, es un poeta moderno, a juzgar por la andanada de piedras consanantadas que le dispar a las niás modernas, que son un irrisión con sus pinturas baratas y malas, cuando les “chorrea”, por la car, el rímel, el kol y el lápiz para los labios el “Pompeya”, los polvos de arroz y el agua oxigenada.

Don Juan Aldana se entibia de la siguiente manera:

La que se pinta la boca

Buena nunca podrá ser,

Porque sólo deja ver,

Que el clima no la “asofoca”,

Nunca a la pintura toca

La mujer de honestidad,

Si le toca es la maldad

Que quiere volverla loca

Natural es la huella

Rompa el más grande tumulto;

La pintura quita el culto

De la mujer más doncella.

Quien de pinturas dispone

Y del culto nada crea

Es preciso que esto lea,

“Pa” que le autor la perdone.

Se encontraba en Chiclayo Carlos Ramirez en casa de una comadre chichera, consumiendo la bebida que esta hacia; era tan mala, que dijo, a propósito:

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La chicha de mi comadre

La prepara con pan frío,

Y en lugar de darnos chicha

Nos da puro vinagrillo.

En pleno segundo año de Instrucción Media del Colegio Nacional de San José tuvieron un pleito dos alumnos: un muchacho apellidado Saavedra, gordo, petacón, natural y sencillo, y Alfredo Guerrero y Luna, delgado, esbelto elegante y pretencioso.

Parece que no llegaron a las vías de hecho sino a las de derecho y torcido, lo que prueba que ambos se respetaban.

Alfredo Valentín Carrión, el talentoso “Fritz”, resolvió tomarle el pelo en poesía, a Guerrero, y una vez que notó que este haía disminuido la viada, le “refregó” el siguiente eco, que dejó en los claustros de San José, en los techos de la Iglesia Vieja, entre las lechuzas de la Iglesia nueva y en las bancas de la Plazuela Aguirre, en la forma siguiente:

¿Quién a Saavedra tuvo miedo?

Alfredo;

¿Quién es cobarde como un cardero?

Guerrero;

¿y a las muchachas importuna?

Luna.

No le hace caso ninguna,

Si le dice algún requiebro

cuanto sale del cerebro

De Alfredo Guerrero y Luna.

Tuvo oportunidad de efectuar sus correrías por la cosa Norte del Perú un genuino representante de la Villa de Eten, apellidado Millones, quien llevaba muy ien puesto su apellido, a estar por los millones de robos, asesinatos y raterías que cometió.

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Esto de los Millones de la Villa de Eten es cosa cierta, sería sincera, publica voz, opinión y fama, sin dicho alguno en contrario. El que no es Millones por el padre lo es por la madre, y is no por el Juez, por la Cárcel, por las cabras o vacas de que se haya apropiado o sino por lo que le “achequen”.

Bueno. Este Millones era uno de los Millones de la Villa de Eten quien comenzó a “negociar” por la Provincia de Pacasmayo, hasta que llegó al pueblo de Chepén.

Conocedores dos de los que lo perseguían, un Campos Plata de Guadalupe y un Marquéz de Pacora, de la ubicación de Millones, se dirigieron a Chepen habiendo llegado hasta una choza de las afueras de esta ciudad donde estaba, pensando solamente Marquéz, con anuencia de compañero que se quedó afuera.

Al entrar en la choza, Márquez se dio de manos a boca con el mismo Millones, y no pudiendo decirle a Campos Plata que tenía a la fiera delante, se hizo el borracho, en lo que debería tener práctica, porque el otro se la creyó, poniéndose a cantar la siguiente improvisación, con la cual avisaba del peligro que corría:

Le dirás a Campos Plata

Le dirás que digo yo,

Que tengo la jaula lista

Que ya el pájaro cayó.

En efecto el pájaro fue guardando en la Cárcel de Chepen donde fue masacrado por el pueblo, en el año de 1918.

El Subprefecto de Lambayeque, don José Pinto y Vargas, ofreció una fiesta a la familia Schereitmuller en esa ciudad para atender al servicio sacó de la Cárcel a dos detenidos, quienes aprovechándose de la ocasión se fugaron robándose algunas cosas.

En un banquete que dado

Pinto José en Lambayeque,

Aunque por ello no peque,

Dos conscriptos ha sacado.

De mozos los a llevado

Para atender a las gentes;

No queriendo ser sirvientes,

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Su libertad han preferido

Y a su vista se le han ido

Con paltas ollas y fuentes.

Cuando existía la huachafosa moda de coleccionar postales, que hizo furor en el Departamento de Lambayeque, al “chileno” Miguel Muro le pidió una muchacha una postal, y no teniendo más inspiración a la cual recurrir, que a sus diarias ocupaciones de campo, le “chantó” el siguiente cuarteto que más que a verso huele a gusanera y a deshierbo:

Tus ojos y mi montura

Son parecidos, mi bien,

¡ay! Porqué tus ojos matan

Y mi montura también.

Sabido es que las monturas de las acémilas producen “mataduras” o heridas en los lomos de los animales.

He aquí un par de improvisaciones, de cuyos autores se han conservado los nombres, más no los apellidos. Cierto es que los hombres, en este caso, hacen a los versos y que sin aquellos y sin la borrachera que los exalta no pudiéramos disfrutar de las delicis de estas líneas.

Estómago con un poco de alcohol y a encenderse el cerebro con un pedazo de poesía, que cantaba en voz de cuello y a chicha pelada, así sin previo acuerdo entre las consonantes:

La casa de doña Reina,

Con bizarria, la cuidan tres,

Gamarrita, “Juaquien ele gringo”,

Y el otro, joven que no se quien es.

Por la mañana

Cortan la diana,

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Con una copa de “guariflé”.

¡Oh, doña Reina,

Que nos importa,

La vida es corta,

Sirva otro “poto”

De San José.

Y a dentro con dulce, que ya es hora de meterse entre pecho y espalda su “rascabuche”.

Era exactamente el buen año de 1905, y a eso de las cinco de la tarde se dirigían hacia la calle 28 de Julio, por allá por al lado del “Pozo de Cuneo” en Lambayeque que, don Anaximandro Pita, don Ramón Tello, don Bernardino Olazábal, don Eugenio Zapata y cuatro o seis muchachos más a tomar un poco de chicha “faltosa”, preparaba, bien por la “Cona” o bien de la “Cata Montes”, que asentaba un buen piqueo, a veces de “raya”, de “cachema”, de “guitarra” o de “vieja”, sin alusión personal alectora alguna.

Enuna de estas chicerías o cercana a ellas vivía un cholo llamada Anacleto Sipión, de oficio borriquero y enamorado hasta los “tuétanos” de una zamba lavandera, llamada Ysabel, que aunque ya le hacía torcidos a los cuarenta, conservaba vestigios de los viente; y conservaba bien dos hijos, por más señas lo dos hermanos Quiñones, músicos de profesión. Como Anacleto no sabía enamorar de otra manera, le cantaba los siguientes versos:

Por una calle derecha

Pasó un gavilán perdido,

Sabiendo que iba a cazar

Una paloma a su nido.

Se encontraban en una solemne jarana Gregorio y Vicente Z, ambos, como es natural en plena “bomba”, cuando de pronto dice:

-Con dos copas de aguardiente

Te has “emborrachado”, Gregorio?

Contesta esto:

-Déjame, por Dios Vicente,

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Que estoy pasando actualmente

Las penas del Purgatorio.

Y le terminó la quintilla.

Bromeando con varios amigos, entre quienes se encontraba Abraham Zevallos, don José María Arbulú Buenaño, quiso decirle a este que tenía dos puestos, porque efectivamente, era vigilante de las aguas y cuidador de la sal, y sintetizando ambas cosas en una improvisación le dice:

El serrano Abraham Zevallos

Busca destino de paga:

De cuidador de la sal

Y vigilante del agua.

Pero todo se hace nada

Por adagio es consentido,

Que todo lo mal venido

Se convierte en sal y en agua.

La Provincia de Chiclayo estuvo en cierta época perfectamente dividida políticamente. De un lado, los partidarios el Dr. Pedro Pablo Chacaltana; y del otro, los fervorsos admiradores del Dr. Pedro Pablo Chacaltana; y del otro los fervorosos del Dr. Ramón Navarrete.

Al otro partido del Dr. Chacaltana pertenecían los campos, y por lo mismo, los de Navarrete eran sus enemigos.

Don José María Arbulú Buenaño, refiriéndose a ellos, dijo: “todos esos hombres son malos, porque… lo voi a decir en verso”.

Hay campos que dan cicana,

Hay campos que dan zanahoria:

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Los campos de Chacaltana

Son los campos de la escoria.

Don Abelardo Gonzáles figura también como poeta, gracias al siguiente dato que nos ha sido proporcionado por una vieja de Chiclayo.

Se cuenta que asistiendo don Abelardo a cierto matrimonio – de los nombres de los protagonistas o desgraciados no quiere acordarse la leyenda – al ver a la novia llena de azahares y velos, relató a sus amigos más cercanos , el final de aquella con estas improvisaciones:

¿Para qué tanto azahar

Y para que tanto velo,

Si la han desensillar

Y la han de montar en pelo?

En 1885, el lambayecano don Federico Pastor Guillen, casado con la lambayecana doña Mercedes Escurra, tuvo que trasladarse a Chancay por asuntos de negocios, habiendo dejado en Lima a su espose con sus tres hijos pequeños. Que por orden de edad eran: Ester, Arturo y Rebeca.

Parece que los lambayecanos han tenido cierta facilidad para ese difícil arte de improvisar y especialmente se distinguen en los ecos u ovillejos, en el pié quebrado y en la décima, metros muy boga en tiempos de Perricholi y de los Virreyes primitivos.

En los oídos de don Arturo Pastor Guillen los nombres de sus tres hijos le estaban volviendo sordo y no queriendo quedarse ocn ellos adentro, resolvió enviárselos a su señora en el siguiente eco, que improvisó en una banca de la plaza de Chancay:

¿A quién quiero complacer?,

A Ester;

¿Quién mi amor tiene seguro,

Arturo,

¿y mi cariño no trunca?,

Rebeca.

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La garganta tengo seca

De repetir con afán,

Que en mi corazón están

Ester. Arturo y Rebeca.

Don Arturo Pastor Guillén, movido, activo, conservador, visitador y noticiero, también tiene sus ínfulas de poetas; ínfulas no más, por que no llega generalmente al remate final, y dándose la de guapo en poesía y de valiente con las consonantes, que nada le han hecho; tiene sus coqueteos con las musas, que claro está le han hecho caso; pero él , poriado y medio ferreñafano, aunque totalmente calvo, erre que erre y dale a desensillar.

Cierta tarde se encontró con la lengua ágil y el humor devuelto y se le ocurrió visitar la casa de una distinguida familia lambayecana que veraneaa en el Puerto de Eten, donde enocntró además de buena gente, mucha atención y más simpatía, por parte de una señorita de singular belleza, que había recibido del seór Manuel Torres-sin O- como ofrenda de distinción y de aprecio, una pareja de medias botellas de finísimo licor, etiquetado con mistela de guindones y ciruelas; pero como don Arturo no, podía concebir que un regalo de esa naturaleza no estuviera salpocado de su poco de sal y su “ñisquita de poesía, escribió sobre la etiqueta, que debería ser amplia, el siguiente par de cuartetos, uno por botella, que decían así:

Hay un señor don Manuel

Que conquista a las doncellas,

Enviando medias botellas

De un licor hecho para él.

Con ciruelas y guindones,

En alcohol desinfectado,

Quiere robar corazones

Ese gran enamorado.

Claro que esta bromita solivianto el ánimo del obsequiante, que como persona seria no rsiste guaraguas literarias a nadie; más como no podía retirar el regalo, los versos

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siguieron sus curso y han llegado hasta a ocupar esta página, que bien se lo merecen las medias botellas y los casi medio versos.

Es de pública notoriedad que Arturo Pastor Guillén fabricó un magnífico jarabe de cebollas, especialidad para la tos rebelde, y que lo bautizó con el pompodo y llamativo título de “Jarbe del Dr. Dixon”.

Ya en anterior oportunidad habíase convertido en el “Dr. Works”, quien ofrecía fabricar azúcar de humanas deyecciones, publicando en “El País” de Chiclayo – el papel aguanta todo- la correspondiente historia, bautizando al nuevo producto con el sugestivo nombre de “fecalina”.

También se dedicó a tomarle el pelo a Marianito alazar, quien al manifestarle que estaba “enfermo” le dijo que tomara “Compuesto Mitchela”, y podrán suponerse, pues es comúnmente sabido que ese especifico se usa sólamente por las mujeres y para determinados trastornos catameniales.

Cuando don Miguel Baca se enteró, por el mismo dagnificado, de la pasada de que había sido objeto, le dijo,por todo comentario, dándole esta otra receta:

-Yo de Ud. Lo agarro, y lo mato. Esos son remedio maricones.

Ahora presentamos a Arturo Pastor Guillén en la siguiente letrilla, en la cual pretende y consigue tomarle el pelo a nuestro paisano, por aquello de haber ido a Estados Unidos y olvidarse de cómo se espanta a los perros y de cómo se llaman los gallinazos, “contimás” por la indumentaria con se nos presentaban.

De mis cuartas nupcias con una muchacha,

Que se filtraba en el corazón

He tenido un hijo, no mal parecido,

Medio mataperro, y medio guazón.

Cuando mi hijo estuvo algo crecidito

Y lo vi inclinarse a alguna mujer

Hice un sacrificio, saqué mis ahorros

Y a Estados Unidos lo mandé a aprender…

Y el muchacho que era listo allá asimiló

Tanto que entre todos los buenos alumnos

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Fue siempre el primero que sobresalió.

Yo estaba orgulloso con este muchacho,

Y con sus progresos me sentí feliz;

No sólo era orgullo también para mi familia

Sino que era orgullo también para el país.

Terminadas todas la ciencias abstractas

Y hasta el provechoso arte comercial

A los lugares participé el triunfo,

Resonante, inmenso, grande y colosal.

Como, ya los medios con que yo contaba

Vi que se esfumaban de un dos por tres,

Resolví que mi hijo, verdadero sabio-

Asu humilde tierra volviera otra vez.

Regresó al terruño mi hijo predilecto

Con unos vestidos que eran irrisión:

Pantalón a cuadros y grandes quevedos,

Zapatos inmensos y sombrero alón.

Regresó al terruño caminando a trancos,

Con muchos maletas y hablando en Inglés.

Un día un periódico, por chicanería,

Le puso un rasguito con cierta intención

Y entonces mi hijo igualmente con la educación.

Casi arrepentido con lo que había hecho,

Falto de cultura, pagar ofreió

Todos los periódicos que había deshecho,

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Cuando enfurecido no se dominó.

Y después de todo, cuando el periodista

Le exigiera el pago de aquella edición,

Mi hijo con lisura y con insolencia,

En ves de pegarle le rompió el bastón.

Con lo que ha pasado con mi amado hijo

Creo que los padres ya no mandarán

A sus pobres hijos pa que se eduquen

En la tierra donde reina el Tio Sam.

Ya vemos que las pupilas del Dr. Dixon reluce; que se pasa la lengua por las comisuras de los labios, saboreándose; que su mano acaricia su calva luciente, tonel de poesías; que guiña el ojo derecho y cierra el izquierdo, porque…él también se la ha pagado: se cree legítimo autor de esta letrilla y nosotros nos diremos que no por no dejar en vergüenza, desmintiéndolo, a Arturo Pastor Guillén.

En 1930 llegó a Chiclayo José Antonio Lora como empresario de una orquesta Típica, que no lo hacía del todo mal; y queriendo que también gozaran de las delicias del violín y de la guitarra, los cocodrilos el Chira, le hizo el siguiente telegrama a Vicente Rázuri:

Al día siguiente, Lora que esperaba un telegrama o una carta, de “lata” recibió en verso en telegrama o en telegrama en verso, que decía lo siguiente:

Suplico no meter la pta.

Imposible venga orquesta

Sin embargo, “mamate” esta.

Recibe saludos

LATA.

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Lugar de la escena: el caserío de “Cascajal”, cercano a Olmos, Epoca: hace treinta años.

Personajes: el Dr. Ramón Navarrete, el Dr. Luis Rojas, quien además de Olmano era “curanrdero”, Manuel Pizarro, Carlos del Castillo y Pedro Falla Rodríguez.

Todos eran amigos entre ellos y amigos también de la parranda, de la diversión y siempre dispuestos al “Zamba dale que le dá”, motivo por el cual improvisaba una suculenta y húmeda fiesta.

Carlos Castillo “la agarró” con Pedro Falla y empezó a tomarle el pelo, esperando este solamente un momento oportuno para tomarse el desquite, empleando el único medio agresivo de que podía disponer, que era la poesía repentista.

Hay que tener presente como ancedente que Castillo estaba medio “enredado” con una tal “Sunciona”Cervez, que vivía en Hualapulán, hacienda cercana a Olmos, y apenas comenzó a rascar la guitarra”, Falla le “plantificó” a Castillo la siguiente improvisación, al empuje del trago y al son del canto:

Unos vienen y otros van,

Quedándose en el camino,

Y a Castillo le convino

Quedarse en Hualapulán….

Una de las usanzas más comunes de las luchas políticas muestras es el insulto y la calumnia. Cuando ya no hay razones de dar con el pensamiento, se recurre, como la mula, a la patada. Menos mal que muchas veces el insulto y la diatriba se proferían en verso, como para dorar la píldora, a fin de que la cucharada pareciera menos amarga, porque así se deslizaba, seguramente, por el “galillo”, con un poco menos de dificultad.

Aquí representamos una escena de la tan manida corrupción política en lo relativo al insulto, que prueba con un talento periodístico se puede comer fácilmente a otro del mismo calibre.

Juan Manuel María Campos, se encontraba en lo mejor de sus luchas políticas con el Dr. Juan de Dios Lora y Cordero, y después de haber agotado los razonamientos, los ideales, los programas, los ofrecimientos, la crítica, etc; en diaria lucha, resolvió dar el golpe de gracia, hundiendo la puntilla en el cuerpo de su agresor, y pensó que lo mejor sería

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la poesía usando como intermedio su periódico “El Republicano”, en el cual publicó la siguiente fábula:

Una Lora y un cordero

Apostaron cierto día,

Cual de los dos se comía

O tragaba todo entero.

La torpe lora perdió,

Y el cordero la engulló

En el tragadero,

Y viva se la pasó.

En consorcio singular

Viven hoy, según infiero,

Si la lora va hablar

Al punto vara el cordero.

Bufon el naturalista,

Que supo esto por entero,

Añadió a su extrema lista:

“Animal, Lora y Cordero”.

El martes de Carnaval, del año 1927, celebrando el final de la fiesta más bulliciosa y más útil, bulliciosa porque no existe otra en la cual se meta más escándalo y útil, porque es en su celebración cuando consiguen que los bañen algunos retractarlos, en ese martes, después de haberse empolvado y bañado decidieron comerse un cabrito al horno, en una de las huertas cercanas a Cnongoyape, varios maigas, descollando, entre ellos, el ingerniero don Flavio D. Morenoy don B. Orrego.

En nuestra tierra las fiestas son la cosa más natural, pero el baño resulta lo más extraño. Puede decirse que el baño es un acontecimiento y no una costumbre, lo quiere decir, según un poeta cursi de Lambayeque.

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Que esta es la prueba feaciente

que aquí nos hace gran falta

tuzas, jabón pepa ‘’e’’ palta

y bastante agua corriente.

Opinión con la cual nos encontramos enteramente de acuerdo después del baño que por afuera les habían dado las chinas trenzonas, decidieron ellos bañarse por dentro y ahogaron al cabrito y sus penas con harto cañazo de Cayaltí, vino dulce de Jayanca, chicha embotellada de Chiclayo, cerveza marca ‘’Pavo’’, yonque de Penachi y pisco de cualquier cosa.

Fue en tal situación que Orrego decidió agasajar a Moreno con los preciosos afectos de su volumen peotico y ensartó las siguientes décimas englosadas que dicen mucho de Manuel María López Tovar y de Agripino Aldana Carbonel, habiendo tenido la osadia de ponerles esta dedicatoria: A mi distinguido amigo el Ingerio Flavio D. Moreno, de la Montaña El Mirador, campo de prisión’’ sin acordarse de que allí, también en Chongoyape Arturo Schuth y Saco compuso la Chongoyapana, tan popular que hasta los fonógrafos de cilindro se la saben. He aquí el tropezón de Orrego:

En esta vida tan perra,

Que es de co…..bardes mansión

Sólo vive el que es ladrón:

Los demás van a la …..sierra.

Siempre la virtud busqué,

La justicia y la moral

Y en este mundo infernal

A ninguna la encontré;

Por todas partes hallé

Una corrupción que encierra

La infamia, el complot, la guerra,

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El baldón y la mentira

Y una sociedad que espira,

En esta vida tan perra.

Hay hombres que siempre fueron

Pigmeos, hoy son titanes;

Caballeros, los rufianes,

Que de las p….tas vivieron;

Éstos al pueblo tuvieron

En constante confusión,

Sacándole el corazón

Sin que haya quien chiste o hable;

Así esta tierra se salve

Que es de co…….bardes.mansión

Yo conocí, pordioseros,

Llegar a ser millonarios,

Con deudas como denarios,

Se hicieron politiqueros;

Hoy parecen extranjeros,

Hoy hasta señores son,

Con arrugas el calzón

Y los sacos campanudos,

Y en esta tierra de mudos

Sólo vive el que es ladrón.

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De la cabeza a los pies

Todo está ya pisteado,

Y este pueblo amoradazado

Ha perdido su altivez,

Honor y nombre a la vez,

Ya no existe en esta tierra

La pu……nta, el soplón, la perra

Y el ladrón son los que viven,

Con unos cuantos que siguen:

Los demás van a la …..sierra.

Don José Pérez tuvo varios hijos: Ricardo, Germán, Manuel Bernardino, y Peregrina.

Parece que los algarrobales de Pacora, del pueblo de San Pablo de Pacora, entusiasmaron al viejo contemplando a su hija Peregrina, llena de alegría y de juventus; y tanteando el cerebro y pulsando el lápiz, le construye los siguientes versos que improvisó, es rama, sin corregir una sola palabra.

Fragante azucena,

Azucena hermosa,

Eres una diosa

Que quitas mi pena.

Jazmín oloroso,

Clavel encendido,

Narciso escondido,

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Alhelí virtuoso.

Eres una flor

De varios colores,

Eres ramillete

De todas las flores.

Eres mi contento,

Eres mi alegría,

Mi entretenimiento

Con quien paso el día.

Eres purpurina

Del jardín más puro,

Por eso no dudo

Que res ambarina,

Hija Peregrina,

De este pueblo rudo.

Doña Agueda Carrasco, otra una poetisa oriunda de Olmos, lo que no fue inconveniente para que tuviera relaciones llamadas ilícitas-como si fueran contra su voluntad-con un ‘’extranjero’’, o como llaman en esos esos oueblos con un ‘’forastero’’, natural de Supe, llamado Agustin Fonseca, quien se dedicó a la cría de chanchos, fracasando en el negocio, la que no tiene nada de raro, puesto que no teniendo práctica en ese sembrío-en Supe no se siembra chanchos-no comió ni siquiera patitas migadas.

Tan sonoro fue el fracazo que sufrió Fonseca que resolvió regresarse a su pueblo, sin esperanza en el corazón y son dineros en el bolsillo.

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Para su deshago físico y moral solía cantar de noche especialmente, los siguientes versos improvisados, que también expresan un dolor romántico:

El amor de forastero

Es como espina del monte,

Que hiere y que queda doliendo:

¡qué malo es querer de golpe!

Parece que la cría de chanchos dominaba a los Supenos. Ya contamos la aentura de Fonseca. Ahora le toca su turno a un señor Lucas Arica, quien dejando las arenas, los botes y el pescado-se le ocurrió meterse al despoblado de Olmos, para conseguir manteca y chicharrones, en lugar de ‘’toldos’’ y ‘’cachemas’’.

La soledad del despoblado, aguza el estro de los poetas y fabrica poetas. Arica resulta uno de estos ejemplares, pues al poco tiempo de esta vida solitaria, le envió a un amigo suyo y protector estos versos:

Metido en el despoblado,

Privado de los placeres,

Tan lejos de las mujeres,

Las que en mi tierra he dejado.

El estar a donde estoy

Sólo me exige un motivo:

Es el ser agradecido

A mi antiguo protector

Porque este bello señor,

Cuando me vió en mal estado

Procuró verme a su lado

Para empezarme a formar…….

Esto es lo que me hace estar

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Metido en el despoblado.

Si me acerco a las posadas

Donde viven los crianderos,

Aunque converso con ellos

yo ‘’desto’’ no saco nada;

porque todos en convoy

hablan de chanchos y cabras,

y no se oyen más palabras

en el lugar donde estoy.

José Antonio Rentería, apodado ‘’el mono’’, por su gran semejanza con éste fue un olmano que se dedicó a vender pan caliente por ciudad y tortas frías por la mañana, trabajando noche día, para doña Trinidad Atoche, su tía por consaguinidad y su verdugo por afinidad, de oficio o panadera y abusiva por vocación.

Cuando la víctima murió, la ‘’caballa loca’’, apodo con que era conocida, en el pueblo de Olmos, la poetisa Manuela Falla, compuso repentinamente, los siguientes versos ‘’in memoriam’’:

Murió Antonio Rentería

En mayo, acho, señores,

Ya cesaron los rigores

Que pasaba con tu tía……

Se acabó, ya el biscochero,

Irrisión de los muchachos,

Que anbada con sus ‘’capachos’’

Por el ‘’Cascajal’’ entero

Vendiendo pan a borrachos

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Y tortas al carpintero.

Era Director del Colegio ‘’Bolognesi’’, situado en la valle de la Prefectura, el Dr. Juan de Dios Lora y Cordero, profesor de historia, el Dr. Maximiliano Oyola e Inspector don Manuel Balleto, siendo alumnos entre otros, César Salazar G.Lapoint, protagonistas de esta historia.

Siendo las nueve de la mañana debería recibir los muchachos su cotidiando bautismo de nombre y fechas, batalla y conquistas-forma en la cual se hacía aprender la Historia, esto es a puro golpe-, pero como el ‘’ñata Oyola’’ no llegarán los muchachos comenzaron a hacer de la suya. Cansad el ‘’mono’’ Lpoint’’ de hablar se decidió a escribir y llenó la pizarra de algunas decenas de ajos, mieles y cebollas, todo cabeceado con sus correspondientes adjetivos de subido tono, sistema muy aplaudido por todos los muchachos de todos los colegios, éste sin dejar de colocar en la última hoja de cada libro el correspondiente cuarteto, tan conocido que dice:

Si este libro se perdiera

Como suele suceder,

Suplico al que lo encontrara

Me lo sepa devolver,

Porque es de un alumno pobre

Que mucho quiere aprender.

Como la bulla arreciara, el Dr. Lora, sigilosamente, con ese siglo que tenía para caminar y para pensar, siempre tan suyo, abordó el salón, cogiendo al ‘’mono’’ en infraganti deli-to, quien no tuvo tiempo sino para borrar estampado. Con todo el Dr. Lora pudo leer algunas de las palabras que se habían escrito, contentándose con decir: ‘’Muy bien’’, retirándose con el mismo sigilo en el paso, en la mirada y en la palabra.

Cosa de media hora después don Manuel Balleto, que es como decir el verdugo de los alumnos, se presentó al salón y llamó a Lapoint de parte del Director, y una vez reunidos, alumno y maestro se entabló el siguiente diálogo:

-Dime Carlos ¡Tu has escrito esta serie de lisuras que encontré en la pizarra?.

El ‘’mono’’ titubeó y respondió primero: ‘’Si es cierto’’ y después ‘’No es cierto’’.

-Pero por qué me lo niegas?

-No es cierto.

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-Primero dijiste que sí y después que no, ¿te has arrepentido?.

-No es cierto y de esta palabra nadie lo sacaba. Pasó ¡al salón de penados, después al calabozo y después al salón, donde volvió a entrevistarse con el Dr. Lora, quien por querer mucho a Lapoint hasta lloró de pura impresión, por lo que el ‘’mono’’ le respondió:

-Yo le he contestado que no es cierto, que yo me haya arrepentido; que no es cierto, que lo haya negado, y como Ud. No me preguntaba otra cosa tenía que dar la misma respuesta.

Al día siguiente, dando clase de Aritmética el Dr. Lora sacó a la pizarra a César Salazar, para que resolviera un problema de conjunta y como el alumno ni con junta ni solo lo puso resolver, perdiendo de ésta manera la oportunidad de obtener, a fin de año, una cartulina que dijera: Premio al mérito’’, a la izquierda y ‘’Honor al saber’’ a la derecha, el maestro dictó el siguiente cuarteto:

Salazar se fue a Osunta

Y me causa mucho espanto

Que durante tanto tiempo

No planteó una conjunta.

Con lo cual se acabó la clase y nosotros la página.

Eran alumnos en esa época los siguientes: Ricardo A. Miranda, Daniel César Pinglo, Eulogio Castillo, Manuel S. Navarrete, Adan Neira, Carlos L…13

cor, Manuel Wenceslao Vidaurre y Sierra, Rosendo y Juan Francisco Cortez, Angel Gervasi, Angel Campodónico, José Arturo Salazar, Angel Descalzi, José Santos Berrios, Elías y Carlos Cárpena, el ‘’chino’’ Díaz y algunos otros.

No sabemos si para Uds. Será una novedad, pero lo cierto es que Mo…14

También sus habitantes han progresado mucho en aquello de quedarse aptrás del Dpto. como arriándolo, y de aquí que nos ‘’topemos’’ con muy buenos elementos.

pe, la tierra de guapos-cuidado con Ferreñafe-ya tiene cinema, varios jueces de paz, cabos de la guardia Civil y toman caré molido a máquina. Como se verá ha progresado.

13 No se termina de leer la palabra en el documento de PDF 14 No se termina de leer la palabra en el documento de PDF

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Por ejemplo, con don Zenobio Camacho, a quien hasta el nombre y el apellido lo ayudan.

Don Zenobio Plogó al máximo de sus aspiraciones: fue reparados de líneas telefónicas, y de aquí que recordando sus glorias decía: Yo puedo hablar por el teléfono de balde, donde quiero, porque desde que fui reparados, tengo beca gratis. A todas mis enamoradas las llamo al aparato y ‘’…15de’’ que lo agarran se ponen hechizas. A los pollos los tengo en jaque, logro pronto porque les escribo unas cartas macanudas de un libro que tengo con declaraciones en verso y no hay hembra que “se me’’ resista; sólo la india melliza de la Isabel no me hizo caso, cuando le ‘’escribí’’ una de esas “efístolas’’ ofreciéndole matrimonio ‘’cevil’’, religioso y el otro. Cuando fui por la contestación me atacó a lisuras, diciéndome ‘’Anda viejo tuerto, potrozo, so idiota’’ y otras cosas. Pero la muy ‘’macha’’ no sabe de lo que se ha perdido, porque a mi finada la Ubaldina la tenía sobre todo y cuando feneció dejó cuatro trajes de percal, una máquina de coser sin manubrio, una plancha de fierro, dos sombreros de junco, una c…16ta, dos paquetes de horquillas y un lechón’’. Mal haya con esta tinaja de Isabel, de que buena laya se perdido’’. Don Zenobio era hombre tan viejo que vió un muerto vivo tomando café de máquina y por el lado de la ni…17

Con don Alfredo Sosa la cosa cambia de aspecto. Este señor se encontraba en el despacho del Juez de Primer Instancia de Lambayeque, el Dr. Benjamín F.Burga y se presentó una preja de litigantes quienes se agarraron al pleito de boca y de manos, no habiendo podido intervenir don Alfredo, porque como decía él: Y ya no podía manejar el bastón porque estaba la paloma en la mano’’ y en efecto tenía una magnífica cucula en s…

Elba vió a un muchachito a quien su ‘’taita’’ le daba de mamar porque a su mama la había tumbado un caballo que era yegua.

18

Una vez que se terminó de llenar procedieron a devolver y hallaron lugar inmejorable en la huaca, allí fue donde don Miguel Garrido, viendo una buena cantidad de gallinazos, que estaban a la espectativa los apostrofa asi: ‘’Si no han traido cuchara, se han fregado’’. Siguiendo su recorrido encontraron con el negro José ‘’ñor José’’ un viejo que se había casado una muchacha la manuela, quien les contó que él y su mujer hacían versos.

der, bien apretada. Como se había asustado decidió ‘’cobrar valor’’ con pisco y se encontró con sus paisanos el negro Clemente doña Justa Irido y don Miguel Garrido, quienes de puro borrachos no sabian quienes eran.

Ante la expectación de los paisanos ‘’ñor José le dice: Todas las noches la Manuela me dice:

15 No se puede leer la palabra completa en el PDF 16 No se puede leer la palabra completa en el PDF 17 No se puede leer la palabra completa en el PDF 18 No se puede leer la palabra completa en el PDF

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‘’Ñor José, ‘’ñor José’’,

¿No me necesita Ud.? Y yo le respondo

Duerme hijita,

Tal vez mañanita.

Don José Aleman no era tonto, era maestro de Escuela en Olmos y cuando algún muchacho, que ya había comprado en Lambayeque un bolero le preguntaba:

Maestro:

¿Los, pavos llevaron totas

En el buche o en las maletas?

El contestana invariablemente: Ignorante:

Si en el hombro las cargaran,

Los pavitos los llamaran

Don Rafael Irigoyen tiene el honor de ser el mejor herbolario de Motupe y de poseer por mujer a doña Ignacia Gonzaga, célebre porque acostumbraba a la ‘’huaraca’’ define su posición canicular con esta definición: ‘’Abraiguémonos, gocemos del frío, porque desde el 8 de diciembre se ‘’deshemhuaraca’’ el calor. Pero además de esto y de ser médico, cirujano, partero, quiropedista, masajista, peluquero, saca muelas, sombrero, hormador, músico y sastre resulta aficionado a hacer ruborizar a las musas, con la prueba siguiente:

La música y el canto

Quitan el llanto;

Alegran la cabeza

Y hacen roncar al que reza;

Enamoran al alma

Y al borracho le dan calma;

Así me dijo un poeta,

Que me pidió una peseta;

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Y al golpe de esa semejanza,

Siga danzando la danza.

Y que se mamen al indio, sostenemos nosotros.

Miente quien diga que doña Matea Chanamé no era chiclayana pero si dice verdad quien diga que era bastante ebria y muy poco poetisa.

Sin embargo improvisaba cuando se le ofrecía un real o un ‘’poto’’. El calibre poético dependía del valor del regalo.

A los versos que siguen no se les puede asignar precio, porque se ha despreciado tanto el centavo cuanto la chicha chiclayana:

Cuando me pongo a pensar

Que me tengo que morir….

Me dan ganas de……cargar

Y ponerme a repartir.

Cuando la cama rechina

Y se resbala el colchón,

Claro es que se están batiendo

La ñata y el narigón.

Cuando la cama se mueve

O se resbala el petate,

Es pruebe que se combinan

La leche y el chocolate.

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Hacia el año 1908 desempeñaba las altas funciones de salonero, cuidador y encendedor del Palacio de Gobierno, el chiclayano, don Gonzalo Rivas.

Una tarde que se encaminaba al palacio, a tomar su guardia, encontró cerca una estación de Desamparados a un par de ciegos que tocaban violín y cantaban a las mil maravillas y se puso a escribir en verso, sus impresiones sobre lo que acababa de oir.

El doctos Germán Leguía y Martínez, que era Ministro de Estado, lo pille en ese laboreo, y sin pedirle permiso-para eso era Ministro de Gobierno se quedó con la producción, que se la llevó al Dr. Raez, Ministro de hacienda y al Jefe de la Casa Militar comandante Alfajama, quienes dudaron con razón, de que una persona que pudiera hacer esas consonancias estuviera de simple salonero.

Con el fin de zanjar la cuestión, el Dr. Raez propuso, un ensayo, y haciendo llamar a Rivas, le manifestó que para poder creerle autor de esos versos, se sometiera a la prueba de hacer otro, pero improvisados, a lo cual nuestro paisano Rivas, que tiene ‘’cuajo’’, como buen chiclayano, aceptó sin vacilación.

El Dr. Raez le dijo que ese día cumplía años el Comandante Alfajama y que lo saludara en verso.

Rivas requirió la pluma, llama al almacenero de improvisaciones y escribió de ‘’Motu propio’’, sin soplidos ni pasantes:

Anciano venerable,

Recibe en este día

La pobre, pero amable

Improvisación anónima.

Soy el último empleado

De la Casa Militar,

Si el destino me ha abrumado

No me abrumará el pensar.

Y probó que en la tierra del arroz con pato ‘’atamalau’’, de la arritranca y de la baticola suelta o floja, también se cosechan versos.

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Julio Cabeza, hijo de Belisario Cabeza, se vino a Lima en el año de 1912, después de terminar su instrucción media en el Colegio Nacional de San José, y se empleó en la casa Crevani, en la sección de contabilidad, teniendo como jefe a un señor Forraro, quien se distinguió por no distinguir para nada a nuestro paisano.

Acercándose el cumpleaños del jefe, Cabeza conversó con su paisano Gonzalo Rivas y le contó sus penas y pesares, manifestándole que no sabía que hacer para este señor Forrara lo tratara un poco menos mal de lo que lo hacía.

Rivas se compuso ‘’la moña’’, limpió los anteojos, carraspeó, contó el número de ventanas que tenía la pieza, y aproximándose al cerebro le dice:

-No hay por qué preocuparse. Tu tienes que ser invitado a la casa de Ferraro, el día de su cumpleaños; entonces te hago, un discurso y al final le endilgas un verso. Ya verás si no te aumenta el sueldo.

El chiclayano Rivas, que tiene más ingenio que cabellos en la cabeza y más canciones y versos en esta, que pensamientos doña ‘’Juana la cantora’’, preparó un pequeño discurso, en el cual hablaba de la corrección, la honradez ‘’la inteligente labor desarrollada ‘’ el ‘’prestigioso jefe’’, terminando con un verso.

Concluida la comida comenzaron los discursos, y todos, al únisono, no hicieron otra cosa que derramar flores, alabanzas y perfumes sobre el caballeroso jefe y amigo’’.

DonJulio Cabeza que al decir del Dr. Rivadeneyra, no tenía cabeza, se puso de pie, y después de contribuir con su pequeña ración de perfumes, y de flores se compuso la corbata, se pasó la mano por la frente, como para llamar a alguien, y digo en conclusión:

Estas son, pues, las lecciones

Y el verdadero tributo;

Que así se recoje el fruto

Quien cultiva corazones.

Tal como Rivas lo había profetizado, al siguiente día, Cabeza saboreó el aumento de sueldo y el cambio de mejor colocación; lo que prueba que los versos tuyos o ajenos, procura que no te falten-sirven algunos veces para ‘’parar la olla’’ y cocer mejor los garbanzos.

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Alejandro Ortega L. profesional aparador, quien hizo reclamo a sus trabajos con el siguiente letrero: ‘’Aquí se hacen zapatos finos para niños sin taco’’, era también aficionada a la crítica teatral. De aquí que no faltaba a las funciones que en el ‘’Teatro Dos de Mayo’’, de Chiclayo diera la Compañía Nacional de Raquel Vargas Corbacho de Ego Aguirre, de la cual formaba parte el barítono peruano Ernesto Paz, nace apenas 30 años; funciones en las cuales se funcionaba a Verdi, en ‘’Traviata’’, y trompeaban en ‘’Carmen’’ a Bizet.

Una de esas noches, en las cuales le había tocado el sacrificio a la pobre ‘’Traviata’’, que era además, beneficio de la Corpacho, tanto se entusiasmó el crítico teatral Ortega, que sin esperar la aprobación del acta y sin acabar de hacer el padrón de las matrículas de Predios Urbanos, le mandó en cartulina dorada, bien impresa y amarrada la tarjeta con una cinta peruana, la siguiente inscripción:

Cuando te veo, Raquel, canta la Opera Traviata

Siento en mi sangre, sangre de poeta,

Que no vale mi lira, no digo peseta,

Ni siquiera un miserable quinto de sol de plata.

Aunque de hacer versos no tengo oficio

Quiero hoy con mi lira cantarte,

Para poder así decirte y expresarte

Mi admiración, por ser día de tu beneficio.

No es el poeta el que te busca y te desea,

Es el amigo que sólo espera la ocasión

De unirse con todos en la gran ovación

Que te prodigan los espectadores de plata.

Sabido es que don Alejandro Ortega L. tuvo un buen taller de zapatería en Chiclayo, que era preferido por la sociedad, en vista de la calidad de los zapatos que hacía. Aumentando cada día su negocio, sin rival se le ocurrió por su mal dejar la zapatería.

Que conste que hemos hecho poesía casi sin sentirlo, y ya explicaremos por qué.

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Cuando cambió la ‘’capellada’’ por las musas, y estas comenzaron a resentirse mostrándosele medio esquivas, briosas y ‘’garañonas’’, se sucitó en Lima un serio Altercado, entre el Dr. Glicerio Tassara, que dirigía ‘’La Idea Libre’’ y los Srs. Miró Quesada, dueños de ‘’El Comercio’’ que culminó con la muerte de Luis Pazos Varela. Esto sucedía el 3 de mayo de 1902.

Conocidos estos hechos en Chiclayo, Ortega L. publicó en ‘’El Departamento’’, que entonces dirigía un señor Patrocinio Vallejos, ‘’algo’’ que Ortega L. se empeñó en llamar ‘’Oda’’, y que terminaba así:

Y tu, Glicerio, mi más caro amigo,

Tu el de los sucesos del 3 de Mayo,

Tu noe res infame.

Vente conmigo.

Vente a Chiclayo,

La mano dame.

Pero parece que ni el Dr. Tassara le dio mano, ni el Coronel Mavila tampoco, a pesar del revuelo que entre los aficionados a la literatura y a las Odas- ¡no odas, hombre! –metió esa escaramusa literaria de Ortega.

Mavila invitó al poeta a que convidara un ‘’Bitterson’’ en homenaje a su fatigosa labor de Oda realuzada, y le dijo:

-Diga Ud, Ortega. Los españoles no nos llevan ‘’chico’’ en nada. En guerreros tenemos al general Cáceres y a Bolognesi, que valen tanto como Martínez Campos; en marinos tenemos a Grau, quien se sobra para Churruca; en poetas tenía hasta hace poco, a Bretón de los Herreros; pero ahora se lo enfrentaremos a Ud., para que sea nuestro Bretón de los zapateros, por aquello de ‘’la mano dame’’, que es de rechupeta’’ de cajón y de guarapo.

Don José Tineo tuvo dos profesiones, claras y definidas, en su vida de Chiclayano, de por el barrio de ‘’La Cruz de Chiclayo Chiquito’’: tuerto, herrero y chichero, suficientes para hacer ganar la gloria a cualquiera.

La de chichero la consiguió por intermedio de sus amigos; la de herrero por conducto de su padre, que se la dejó de herencia y la de tuerto, por un pleito que tuvo, en la

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esquina de Balta y Santa Catalina, con don José Castro Cuadra y don Juan Estela, y por el cual, además del ojo tuerto le sacaron ‘’chocolate’’ de las ‘’ñatas’’ por un ‘’zozotroco’’ que le arrecostaron ‘’en todo el ‘’come yuca’’.

Si en esa aventura salió con un ojo menos consiguió, en cambio, un verso más, porque se puso a improvisar ‘’en seguidita’’, de ‘’la peleya’’ esta versada, y entre poco y poto decía:

Tinero en su profesión,

Tineo en su conocer,

Lo que más sane Tineo

Es su chichita beber.

Tineo en su profesión,

TIneo en su conocer,

No hay cosa más rica

Que el beber.

Aquel jayancano llamado Gregorio Molletero, que fue fusilado una madrugada, por unos Ubillus, nos ha dejado una curiosa improvisación sobre los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, que sin comentario alguno vamos a trascribir en seguida:

A los campos me retiro

A hablar con los animales,

A ver si en ellos encuentro

Los mandamientos cabales.

Señores vengo a oír

La verdad de mis intentos,

Pongan la atención un rato

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Ya oirán los mandamientos.

El primero amar a Dios,

Yo no lo amo como debo;

Porque le tengo entregado

Mi corazón a mi dueño.

El segundo no jurar,

Dos mil veces he jurado

El no comer ni el beber

Mientras que no esté a su lado.

El tercero que es la misa

No la oigo con devoción

Porque te tengo entregado

Alma, vida y corazón.

En el cuarto les perdí

A mis padres el respeto,

Sólo por quererte a ti

En lo público y secreto.

En el quinto no matar,

Ya ganas de matar tengo,

Pero, por Dios, me detengo

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Porque El no me da lugar.

En el sexto arrepentirme

De mis malos pensamientos;

A mi ‘’mesmo’’ Dios rendirme,

Cumplir con sus mandamientos.

Decir sétimo es decir

El pecado más atróz,

Porque tengo que morir

Y que darle cuenta a Dios.

El octavo es de rogar

Por humilde pecador,

Y clamarle al Redentor

Para podernos salvar.

En el noveno esperar

De mi Dios la compasión;

Que nos de la salvación

Y algo de ver gozar.

El décimo no mentir,

Cuidado con hablar mal;

Porque con fuerza hay que ir

Al supremo Tribunal.

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Monsefú no ha podido permanecer indiferente ante los aprestos poéticos de los otros pueblos del Depto. Tenía feria, tenía luz eléctrica, un busto a Diego Ferré, chicha arpas, piajenos y trapiches y no iba a tener su versadas imposible. Eso fue lo que se dijo el pueblo de Monsefú en pleno y empezó a repartir las voces por sus cuatro costados, citando a alg´ñun digno hijo de su pueblo para que lo sacara del apuro, porque este pueblo por hacerse notable no ve visiones. Se hizo notable cuando el plebiscito de Tacna y Arica en una historia que queda referida en la sección prosa de nuestros flok-lore, se ha hecho célebre en Lima o lo ha hecho célebre un tal Mechas, quien posee en la calle de Santa María de Lima, una tienda de calzado con este sugestivo letrero: ‘’Calzado Monsefú, por José Mechán’’ Allí bien cerca de jueces, escribanos, procuradores, agentes judiciales, papel sellado, etc, como para no perder el compas de la tierra.

Pues el 27 de octubre de 1932 parió Paula. Es decir que en un diario de Chiclayo, de esa fecha don J. R. Llontop, que por la J. parece Justo y por la R Ramos se dedicó a tomarle el pelo a un señor Aspillaga, creyendo haberle hecho un verdadero favor, con el desaguisado siguiente:

FELICITACION

A Ramoncito M. Aspillaga Larrañaga. Cortez, cariñosamente, con el sombrero en la mano.

A Ramoncito Mateo

Aspíllaga Larrañaga,

Con el alma le deseo

Lo que alienta y lo que halaga.

Que la suerte, diosa y maga,

Lo colme de bendiciones

Y le prodiguen sus dones;

Porque es suave, es dulce, es bueno

Y su corazón sereno

Atrae los corazones.

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Tan grande es mi simpatía

Y tan grande mi cariño,

Por tan bondadoso niño

Que, con inmensa alegría

Lo felicito en su día,

Y pido a Dios que le dé:

Alma fuerte entera fé,

Venturas en su existencia,

Y que la sante clemencia

Con él viva y siempre esté.

Y, cuando llegue a la edad

De la brega y la labor,

Sea un bravo luchador

De la Patria y Libertad;

Que tenga serenidad,

Y, que con brío y talento

No haya en él más pensamiento

Que llegar del Bien al fin,

Aceptando el sentimiento

De su amiguito Joaquín.

J. R. Llontop.

27 de octubre de 1932.

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A cuantos hijos de la señora María Osores de Carbonel le habría echado palmota Daniel Aldana, en la escuela de Illimo, de la cual era maestro, que la madre agradecida, como para que siguiera repitiendo la palmeta y ella el verso le ofrece el siguiente, que tiene una novedad, está dedicado así ‘’Para el Alcalde, señor Daniel Aldana’’, notable descubrimiento que acabamos de hacer y que no demoramos en transmitir a los ojos de nuestro lectores, para esperanza de todos los maestros de escuelas, quienes nunca llegaron a Alcaldes y que con este procedente pueden aspirar a la silla principal del Concejo Provincial de Chiclayo, donde hasta hace poco, estuvo sentado como si fuera en su montura de cajón, un Alcalde que decía: ‘’Es indiferencia de los señores edificios para no asistir con sus ausencia a las sesiones que nos está probando que no apetecen el Concejo, como si se les ‘’juera’’ libre o como si pagaran pontazgo por decir aprobado o desaprobado’’. Y ni el Secretario que escribió unas huellas de automovil en la Ruta de los disparates, ha podido adiestrarlo y amaestrarlo…..

De la siguiente manera se expresa esa alcaldesa del verso:

Si poetisa yo fuera

Tus dulces glorias cantara

Y si lauros conquistara

Hoy a tus pies los rindiera.

Pero mi escasa elocuencia,

Tan humilde como escura

Es sólo de amistad pura,

Un tributo de tu clemencia.

Tu patriotismo me inspira

notas célicas de amor;

mi pobre númen te admira

y te llama luchador.

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Luchas porque la ignorancia

Rompe ya su noche oscura,

Ybrillen con arrogancia

La luz de la ciencia pura.

En esta tierra illimana

Serás siempre muy amado,

Pues tu virtud soberana

Mil lauros te ha conquistado.

Con jazmines y laureles

Una corona tejiera,

Y a su fragancia añadiera

Los más hermosos claveles.

El jazmín es gratitud,

El laurel noble valor

Que lo obtiene el vencedor

Que ha luchado como tú.

Recibe pues la corona

De esta humilde y pobre Escuela,

Ella gratitud blasona

Y tus méritos revela.

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Illimo puede dormir tranquila sobre sus laureles, porque esto sucedió en el año de Nuestro señor de mil novecientos y cuatro y el peligro ha pasado ya para Illimo y para Chiclayo.

Las salidas de nuestros caminos se caracterizan, en todo pueblo de nuestro Dpto., por la presencia de una cruz, erigida sobre una peaña de adobes que no se sabe si es símbolo, límite mojón, recuerdo o aviso.

Hay otra clase de crucez en los caminos, pero estas son de los muertos, mejor dicho de los que han muerto asesinados, bien por bandoleros, por enemigos o, por ‘’la maquina’’, porque las locomotoras de los ferrocarriles de Eten y Pimentel han matado más ‘’cristianos’’ y más bestias que muchas de nuestras revoluciones modernas que se han hecho, no ha tiros y con sangre, sino con un par de telegramas y un voto de censura.

Nuestro pueblos, pues están plagados de cruces y era natural que los de carácter religioso impusieran a algunos de nuestros poetas, quienes han hecho derroche gráfico para hablarnos de ellos, sumentando nuestra colección folk-lórica.

Mientras en la cruces de los muertos apenas si hay un nombre, un apodo o una fecha, en las cruces religiosas hay profusión de cosas.

Ostentan un gallo, corona, clavos, dados, esponja, lanza, escalera, martillo, tenaza, etc. Es decir lo que puede tener todo, una casa.

Al poeta Vicens, con Justo H. Vicens G. yendo al camal, cierta madrugada lo deslumbró la visión de la Cruz de Chiclayo Chiquito y una vez que hubo cometido su asesinato con algún chancho de beneficio se vengó de la cruz, con la siguiente zarzuela:

‘’A TAN SAGRADO MADERO.-CANTICOS A LA SAGRADA CRUZ DE CHICLAYO CHIQUITO.- LETRA Y MUSICA DE JUSTO A. VINCES G.-RETRATO FIEL DE MI VENERADA’’.

A tan Sagrado Madero,

Por siempre lo imploraré,

Que airosamente me dé

Talento, que es lo que quiero.

Para poder comprender

Que es: símbolo, vida, luz

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Y que santa viene a ser porque allí murió Jesús.

Hijo de Dios, hecho Hombre,

Que con insólito amor,

Esparció al Mundo su nombre

Mi divino Redentor.

Caca Sagrada que fuiste

De mi Padre el Redentor,

Te pido: cuando esté triste;

Que me auxilie el Creador.

Para así no estar en vilo,

Ni por nunca se marruz,

Paño bendito do está

De Jesús la faz Sagrada,

Concentración de bondad;

¡a una mujer logada!

Columna de un pagano

Que el martirio allí pasó;

Es columna en que quedó

La religión del cristiano.

Hoy, alegre ya me hallo

En esta festividad,

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Que se celebra en Chiclayo

Con grande solemnidad

Y poder llevar tranquilo

También mi pesada Cruz.

Cada signo que te viste,

es recuerdo a la pasión;

hoy ya nadie se resiste

a brindarte adoración.

Corona, clavos, y dados,

Esponja, cáliz, y lanza;

Símbolos son que no alcanza ni númen , para contados.

El gallo, bolsa, escaleras,

Sábana, túnica, lanza; jarra sol y calaveras,

Son sacras como ninguna.

MAritllo, pinza y la mano

Que se luca de infiel;

Fue martirio para El

Hoy la Cruz es de cristiano.

Y todavía tiene el ‘’cuajo’’ de ‘’prigarnos’’, poniendo su firma y la fecha Justo H. Vinces G., Chiclayo. – 1932.

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La previsión de los hermanos Rojas, llamados José, Ruperto, Humberto y Juan, hizo que Chiclayo poseyera un hotel, de nombre ‘’Washington’’.

Hacia el año de 1903, cuando el hotel estaba en plena agonía despenanado, confesado y con óleos encima y abajo, se presentó a Chiclayo la Compañía de Zarzuela de Dario Recalde, notable tenor iqueño, que había realizado una buena jira por el extranjero, haciéndose aplaudir y pagar en España, Méjico, Ecuador, y Centro América.

El elenco de la Compañía estaba formado así: tenor absoluto, Dario Recalde, hijo; galán joven, José Recalde; tenor cómico, Antonio Valdivieso; primera tiple cantante, Antonia López; característica, Adela Pereyra de Recalde, tiple cómica, Amelia Recalde de Valdivieso; director de Orquesta, Reynaldo La Rosa; flautista, Manuel Pizarrozo; y algunos otros que no se recuerdan.

De tanto oír la flauta y de tanto sobarla, el maestro Pizarrozo había creado cólera ‘’entre sí’’ y se manejaba un genio de potranca chúcara y en celo. Parece que la que más se equivocaba, en los ensayos, era la corista Dionisia , mujer de Pizarroso, y como esto sucedía con frecuencia. El flauta la tenía entre la ceja y no dejaba de amenazarla con el instrumento, que es bastante peligroso, tanto cuando está funda, como cuando está sin ella.

Una tarde en el cuarto del hotel estaban ensayando. Doña Dionisia, como de costumbre, tuvo la buena idea de equivocarse, y el flauta le tiró la misma, con tanta furia, que casi la traspasa y la ensarta. Hay flautas alevosas.

Al día siguiente se ensaya de nuevo en el cuarto de la señora Pereyra y comentando el incidente el día anterior, ésta dijo: Lo de ayer no es nada.

El otro día, en el teatro, estaba Pizarrozo con la flauta enfundada debajo del brazo; la pobre Dionisia se equivocó, por culpa de La Rosa, y su marido le largó la flauta como la tenía…...

Se encontraba presente en ese ensayo José Eufemio Lora y Lora, quien escribió in continenti el siguiente epigrama:

El flautista pizarrozo,

Por no se que cosa ayer,

Cogió la flauta y furioso

Se la tiró a su mujer.

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Por la vecina he sabido

Que ésta no es la vez segunda,

Porque siempre su marido

Sela tira con la funda.

Esta anécdota nos fue relata por Vicente Rázuri, asegurándonos haber sido testigo de la escena; sin embargo, deja constancia de haber leído el mismo verso en un folleto editado en Buenos Aires, en 1930; quedándo en duda la autenticidad de esa poesía, aunque por lo que respecta a mi opinión es de Lora y Lora.

Juan Federico Doig y Lora, mientras el canelo estaba en la puerta, cantaba e improvisaba al son de la vigüela, los siguientes versos, son aires de marinera:

La ley de la antigüedad

La moderna lo ha perdido.

Córrela, córrela, córrela,

Córrela que se te va.

AL cielo yo vi volar

Una garza palomera,

Y después la ví bajar más hermosa que la tierra.

¿Qué tiene esa niña

Con tanto llorar?

Saca tu pechito,

Dale de mamar.

En el jardín de la flores

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Una violeta arranqué,

Y con ella engalané

Al amor de mis amores.

¿Dónde vas en bicicleta,

A lucir la pierna prieta?

Me voy a la Plaza de Armas

A gozar de la retreta.

¡Tun, tun. ¿Quién es?

Doña Guillermina,

¿Qué quiere doña Guillermina,

Con su ¡tun, tun!,

Con su ¡retun, tun!?

Que no le descubras la pierna

Que está betún.

LA negra Marta chiclayana, vecina de la acequia de Reque, resolvió amancebarse con un hijo del Celeste Imperio, a falte de algún peon de Capote o de cualquier negro zañero y se dejó enamorar por el chino Asán, dueño y señor de la luz y de la oscuridad, pues tenía como profesión correr por todas las calles de Chiclayo, con su escalera sobre los hombros, fósforos en los bolsillos y mechas en los dientes.

Cuando su marido encendía los faroles, ella se dedicaba a quemarse el…19

19 No hay continuación del texto.

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Hierra el bueno, hierra el malo,

JOSE BARBA

Hierra el que es más entendido.

¿y cómo no he de herrar yo

Si del hierro soy nacido?.

Hizo Eva primeramente

El delito cometido:

Comió el fruto prohibido,

Llevada de la serpiente.

Haciendo un Adán delincuente

No hizo más que animarlo.

De ese fruto, ese reglao,

Como es del bien y del mal,

Y por caso tan fatal

Hierra el bueno, hierra el malo.

Si Abel del hierro nadio

Dios nos dio esa ingratitus,

Por envidiosa virtud

Caín malo, lo mató.

Luego es decir que nació

Hierro de hierro nacido.

Herró David siendo ungido

De Rey, en su religión,

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Herró el sabio Salomón,

Hierra el que es más entendido.

No habrá hierro es universal,

cuando el Mundo Dios creó

albedrío al hombre dio

y herraron sus falsas leyes.

Herraron papas y reyes

¿y cómo no he de herrar yo?.

Cuando a Dios crucificaron

El cruel Judas lo vendió,

También Pedró lo negó:

Bueno y malos pecaron.

Luego, mis padres herraron

y en hierro fui convertido.

Todo se me hubiera ungido

En mis hierros absolutos.

Los hierros fueron mis frutos

Si del terror soy nacido.

Ven acá, sabio cantor,

Que te quiero preguntar:

¿Cuándo al mundo bajó Cristo,

A dónde vino a parar?.

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Cantor que cantas tan suave,

Con tan dulce melodía,

Quiero me digas hoy día,

Con rendimiento admirable

Si de muerte fue causable

Aquel fruto sin sabor,

Y fue causa que el Creador

Desterrara a nuestros padres;

Para que digas verdades,

Ven aca, sabio cantor.

Dime, ¿es cierto que fue Adán,

Quien por Eva se perdió.

Pero si la zamba Isabel ‘’arremangándose’’ la pollera, echaba, su marinera, el enamorado cambiaba la declaración, así:

¡Ay! Yo me puse a cantar,

Con una voz exquisita,

Sabiendo que iba a bailar

Mi zamba, la Isabelita.

Y por animar la fiesta y al amor de sus amores, remataba de ‘’acanga’’:

‘’Cuidau’’ que el arbo del zorro

No brinque a la candelada,

‘’cuidau’’ con la noche ‘’escura’’,

‘’cuidau’’ con el resbalón.

Pero parece que en ciertas, sobre todo en aquellas que le tocaba ir a lavar a la zamba Isabel a un pozo, que estaba cercano a ‘’Los Cuatro Ojos’’, a la sombra de sauce llorón, de

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esos que tanto abundan en el ‘’vao’’, en la ‘’Acequia de los Huabos’’, en ‘’La Carramuca’’ o en ‘’La Cantarilla’’, el poeta, para espantar a los fantasmas de los celos decía:

El sauce de la laguna

Lo voy a manadar cortar,

Porque es ‘’alcahuetería’’

De las que van a lavar.

Y aludiendo a los presentes, presuntos, pasados o futuros amores de su enamorada, con un semi-injerto o injerto completo, cancelaba la cuenta de esta manera:

La mujer como come chino

No puede comer peruano,

Porque el chino apesta a guano,

Como el que….. suelta cochino.

Anacleta Sipión había adquirido sus conocimientos poéticos por afinidad, puesto que su mujer, llamada Elisea, era hija de la Manonga Pio, quien a toda persona, con aspecto decente, aunque fuera por fuera, le decía:

Caballero noble,

Arrecho y pobre.

Un sobrino de Anacleto Sipión, el zambo Clemente Sipión, de oficio Alfarero, así como sus ascendientes habían sido borriqueros, vivía enamorado, hasta las entretelas, de una hija de, ‘’la challana’’, que vivía en la Ladrillera, y quien desde las nueve de la mañana ‘’paraba’’ el burro en la casa de la enamorada hasta las dos de la tarde convenciendo a la muchacha, que entre otras virtudes tenía la de haber sido pastora, con el verso siguiente:

Dale a probar algo bueno

A mi caña de pescar,

Porque si no le das nada

De pena se va a secar.

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Otro que bien trabajaba, tanto sus zapatos como sus versos arreglando éstos y remandando aquellos, era don Manuel Recoba, a quien las musas le soplaban al oído solamente cuando pasaba la alezna y chirriaba la chaveta.

Entonces producía, y llamaba a sus hijos para que oyendo no se perdiera, y nietos para que oyendo la tradición oral, lo que prueba que no sabía escribir.

Se expresaba así:

Cuando me fui a la Casa Blanca

A prender a jinetear,

Me monté en un burro muerto

Y no me pudo tumbar.

Cuatro patas tiene el gato,

¡zambita!, dos la paloma,

Y cuatro la lagartija,

¡caramba! Donde se asoma.

Mañana de mañanita

Voy a comprar un bastón

‘’pa’’ romperte las costillas,

Prende mi corazón.

De noche te vengo a ver

Porque de día no puedo;

Esto de comer lo ajeno…..

Temo que venga su dueño.

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Tarde de la noche vengo

Como el gato cimarrón,

¡ay! Tan solo por gatearte,

Prenda de mi corazón.

Don Ciriaco Osores, lambayecano del cogollo y del ‘’lau’’ de los Siancas, no se quedaba atrás ni al anca de esto de improvisar sus versadas, siendo acompañado en el tamboreo por don Juan Arana, alias ‘’el Senador, quienes se expresaban así:

Estando la pava echada,

Cantnado la peripipí,

Sus pavitos le decían:

Métele mehca al candil.

Yo tengo una pava echada

En huevos de Morropón;

Si ésta semana no saca

Alzo mi pava y me voy.

Pues ya se murió la pava

Ya la llevan a enterrar,

Con cuatro velas de esperma

A la orilla del mar.

Así, así,

Así, asá,

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Piripipí,

Piripapá.

Ahora ‘’dentro’’ yo. Así oímos que dice ‘’La Carramuca’’, toda ‘’La parrita’’, la calle del Palmo, la del Callejón de la Luna, las Tres Cruces, la Ladrillera; por allá, la Tina, fumando su gran tabaco de Jaén, nos apoya, mientras que los médanos aplauden, el Tiro al Blanco, que era la antigua Alameda, se estira y ‘’La Tasca’’ canta; pero más allá aún, cerca del ‘’Atajo’’ del río ruge. Es ese río de Lambayeque, el antiguo Fuquillanga, que le ha dado más dolores de cabeza a su pueblo que las suegras impertinentes a los matrimonios, y que ha tenido el honor de querer beberse a la benemérita ciudad con sus caciques, capullanas, encomenderos, pachacas, corregidores, defensores naturales y procuradores, saliéndose en siete ocasiones de madre como para remojar a su madre, en los años siguientes: 1791, 1723, 1871, 1878, 1866, 1828 y1891.

Los que siguen son versos de los viejos lambayecanos, quienes tanto sabían hacer un buen cuarteto cuanto quebrantar un potro chúcaro o bien robarse a una chiclayana o contener a todo el río Viejo, cuando venía repunto ‘’juerte’’, lo que sucedía, casi siempre en los años terminados en 1 y 7, tal como sostenía la Astronomía y la Meteorología de entonces, ciencias que consistían simplemente en mirar al cielo y ver si las nubes estaban cargadas,; si estaban en forma de palmas o si lo estaban o forma de copos de algodón y oír el croar de los sapos, contar el número de ‘’abuelitos’’ y el de cochinitos y fijarse en si les caían o no las alas a las hormigas de humedad.

La araña pica a la mosca,

La mosca pica a la miel,

Y en el bolsillo del hombre

La que pica es la mujer.

Arrímate, pues, cobarde,

Allí bien junto a la niña…..

Y hasle así una guiñadita….

¡caracho!, con la ‘’rodía’’.

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Aguardiente y vino,

Cerveza y cogñac;

¡que buena jarana

Vamos a formar!.

Agua de los montes,

Brisas de la mar;

¡que buena jarana

Vamos a formar!

¡Qué hermosa es la vida!

Meciéndose va

Cual se mece

La hamaca tendida

De aquí para allá,

Allá para acá

¡Don-do-ré!

Don Anacleto Sipión, guitarrista y borriquero, no se dejaba pisar el poncho por ‘’naides’’ y cada noche salía, después de haber ‘’descargau’’ sus fanegas de ‘’máiz’’ y sus almudes de garbanzo, tocando una especie de flauta de carrizo y cantando la siguiente improvisación:

El gavilán en el campo;

Se come la carne cruda;

Así me la como yo

Cuando la suerte me ayuda.

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Ya no soy lo que antes fui,

Ya estoy pasando trabajos,

Ya tiran contra mí, tajos,

Los hombres de Mochumi.

Y ahora que vuelvi y digo:

Zambita si no llorara,

Este corazón de pena,

De juro ‘’se me’’ secara.

Lástima que no siguiera improvisando para que nos contara las enemistades de Mochumi, del pueblo de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Mochumí, que juró su independencia el 2 de enero de 1875.

Entre las más rápidas improvisaciones, ya que se trataba de una escapada de la cárcel, donde se encontraba recluido, por ‘’travieso’’, nos encontramos con el siguiente cuarteto del jayancano don Carlos Witter, quien les dejó a sus compañeros y a sus custodios el siguiente recuerdo; escrito en una pared de su celda de la cárcel de Lambayeque:

Carlos Witter se despide

De sus compañeros de hoy;

Adios, porque ya me voy,

Con el corazón partido.

El lambayecano don César Augusto Pita y Latorre también se la ladeaba de poeta y de improvisador; lo cual constatamos con el siguiente cuarteto improvisado que le dirigió a su hermana Laura, postal que mostraba a una muchacha en actitudes inconvenientes y diforzadas:

Por distraer mi mal rato, A una amiga de postales,

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Le mando en este retrato, Copia fiel de sus modales.

(Fin).

Entre las improvisaciones anónimas regionales, referentes a cuestiones político-sarcásticas, hemos descubierto la siguiente:

POESIAS POLITICO-SARCASTICAS

Muévete, china, pronto

Que ya ha llegado el invierno,

Y dicen que va a subir,

De Presidente Guillermo.

Dicen también los ociosos

Que va a haber revolución.

No te muevas tanto, negra,

Que te largo un manotón.

Si vienen las elecciones,

Poner la cara bien tieza,

Romper latas y latones

Y no dejar una mesa.

Chinita: yo soy de aquí;

No quiero al de Cayartí.

Deme agua que esto me pica;

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Mejor que venga el de Arica.

Por aquí entró el ingrato,

Con toda la coalisión,

El año noventa y cinco,

Cuando nuestra decepción.

Así, zambita, lo quiero,

Así tiene que llegar,

Y al que a esta cosa se oponga

El pueblo lo ha de matar.

Otra improvisación, también anónima, de carácter político, aunque no revolucionario, como la anterior, es la siguiente; que tiene el mérito de estar englozada:

Un hombre en las covachuelas

Cantaba así cierto día:

‘’Enferma estás, Patria mía,

Y te aplican sanguijuelas.

Con razón te desconsuelas,

Presa de cruel ironía,

En triste son repetía,

Un hombre en las cobachuelas.

Y con voz que parecía

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Eco doliente de quena,

Poblando el aire de pena,

Cantaba así cierto día:

¿Dónde está tu autonomía,

Tu grandeza dónde está?.

Lo que fuiste no eres ya;

Enferma estás Patria mía.

Sarcasmo son tus escuelas,

Y tu ejército y tu armada;

Estás esqueletizada

Y te aplican sanguijuelas.

La poesía humoristo-política en el Departamento de Lambayeque ha tenido su mayor apogeo al rededor del año 1867, concomitante con la revolución de Balta, esto es de fines del 67 a comienzos del 68, que coincide con el sitio de Chiclayo por las fuerzas del Gobierno, mandadas por el Ministro de la Guerra Coronel Mariano Pio Cornejo, integrando el comando los coroneles Bernal, Febres, Dávila, Arriaga, y Luna, contra las tropas rebeldes que mandaba el Coronel con José Balta.

José de Guevara, alias Juyupe, compuso lo que después se llamó La Marsellesa chiclayana que consta de la marinera siguiente:

¿De los coroneles

Cuál será el mejor?

El Coronel Balta

Se lleva la flor.

Porque lo merece

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¡hora!

Porque es muy valiente

¡hora!

Porque todo vence

¡hora!

¡Tun, tun! ¿Quién es?

¿quién está aquí?

Si será la Conga

Que viene por mi.

Ahora sí la Conga

¡hora!

Donde la Manonga

¡hora!

‘’pa’’ que la componga

¡hora!.

Y como detalle téngase presente que Juyupe inmortalizó a la Conga solamente porque la chuchería más popular de Chiclayo era de propiedad de una familia a la cual la conocían por el apode de ‘’Las Congas’’.

El seis (6) de enero de 1867, es decir la víspera del triunfo de la revolución se encontraban enormemente agitados los ánimos de ambos bandos. Por parte de los atacantes porque no habían podido diminar a la ciudad, después de casi un mes de sitio, y por parte de los revolucionarios por no haber podido aún efectuar una batalla decisiva, a la cual incitaban a la fuerza del Gobierno.

Consecuentemente con esta efervescencia política y sanguinaria, la poesía del ‘’cabezón’’ Juyupe se había tornado nerviosa y vehemente. De aquí que improvisa el siguiente verso contra todos los enemigos del la revolución; en el cual personifica a cada uno:

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Cornejo es un maniquí,

‘’Ño’’ Luna, positivista,

Benigno Febres, tronchista,

Dávila, ni sal ni ají,

Don Bernal es un ¡chi, chi!

Arriaga juega muy bien,

Altunita está en su tren,

Medina y Poña imperando

De sacristanes del bando:

¡Requiesvan in paca. Amen!

Y como para exaltar el furioso denuedo de nuestros paisanos, que ya estaban bastante caldeados, los ‘’arrempuja’’ así:

¡Valientes chiclayanos,

A los portales,

Si te falten ‘’sebas’’

Te sobran puñales.

Negro lambayecano

Sube a la torre

Y dile a Samocurcio

Que por qué corre.

Sabido es que unas de las posesiones más fuertes que tuvieron, en Chiclayo, los revolucionarios de Balta, fueron la antigua Iglesia, el Colegio Nacional de San José y la casa de la calle ‘’7 de Enero’’, Nº 615, de propiedad de la familia Arbulú Maradiegue, la cual se llamaba ‘’el fuerte Maradiegue’’.

Con motivo de los cañonazos, estos tres edificios quedaron muy mal parados, especialmente la Iglesia, cuyas torres casi fueron deshechas; y relatando estos hechos el poeta chiclayano José Manuel Soto.

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Al pueblo heroico y valiente

Lo han convertido en cenizas,

Su templo lo han hecho trizas

Tantos salvajes de Oriente.

Su furor rudo, incipiente

Tanto a estos tigres asalta

Porque el pueblo quiere a Balta,

Que inicia su redención

Contra el pícaro, el ladrón,

Contra toda infame gente.

Celebraba el pueblo Talara, en especial, la población obrera, el triunfo de Sánchez Cerro y su exaltación a la Presidencia de la República en diciembre de 1931, con paseo de antorchas, bande músicos, retreta, fuegos artificiales, cohetes de arranque, pachamanca y la mar; y al invitar a Martín Herrera las mujeres del barrio de los pescadores, para que asistiera a la fiesta y diera realce él con su presencia, él les dijo que les ofrecía, en lugar de dinero, una marinera en homenaje al nuevo Presidente.

Una vez que les hubo hecho este ofrecimiento cogió un lápiz y sobre una máquina Singes de las que tenía en su oficina el agente de esta marca en Talara, el chiclayano José Matallana, fue escribiendo la siguiente marinera, la cual, después, el mismo pueblo le puso música, cantándola y bailándola:

¡Viva Sánchez Cerro!

Comadre Chavela,

Y al que no lo ‘’avive’’

Miéntele a su abuela.

De los comandantes

¿Cuál es el mejor?

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Don Luis Sánchez Cerro

Se lleva la flor.

Porque lo merece

¡ora!

Porque con su mano

¡entra!

Derrotó al tirano

¡quiebra!

No se me caliente,

Señor don aprista,

Porque los soplones

Le siguen la pista.

Todos les harémos

Un bonito entierro,

Siempre que nos digan:

¡Viva Sánchez Cerro!

Porque lo merece,

Porque lo merece,

¡ora!

Porque con su mano,

¡entra!

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Derrocó al tirano,

¡quiebra!.

La primera vez que don Juan Manuel Itúrregui llegó a Lambayeque, de regreso de Lima, adonde había ido para incorporarse al Congreso, como Diputado por su Provincia, los partidarios alfombraron las calles, desde la estación hasta su casa, que era en la esquina de las calles Real y Grau. Esta casa más que por su ubicación, era conocida porque en la puerta de calle se encontraba casi todo el día, don Pedro Fauna, zonzo lambayecano, vestido de etiqueta, con tarro, de unto y bastón.

Formaban parte de los entusiastas un Club político de hombre y otro de mujeres, y éstas últimas, fuera porque poseían más fuerza física que los del otro sexo, fuera porque el diputado no pesaba mucho, o porque era buen mozo, lo cierto es que lo cargaron, distinguiéndose en ese trabajo ‘’ña’’ Carmen Galloso y ‘’ña’’ Teresa Llegado; quienes además de sus aficiones políticas, tenían la afición a los chanchos, puesto que especialistas en la venta de chicharrones, manteca y patita migadas; así como en el uso del ‘’cotón’’, la ‘’jujuna’’ y la ‘’vasquiña’’.

El pueblo que cuando se trata política, se vuelve sarcástico e irónico, le construyó al día siguiente del recibimiento, esta versada a Itúrregui, que se hizo pública y célebre, tanto que ha llegado hasta nosotros, y que, aludiendo a las dos abastecedoras que lo cargaron, decía así:

Don Manuel Itúrregui

Amaneció ‘’enmantecau’’,

Pues lo traían de brazo

‘’ña’’ Galloso y ‘’ña’’ Llegau.

Poco tiempo después del triunfo político de Don Juan Manuel Itúrregui, como diputado por la Provincia de Lambayeque, recibió del poeta López Tovar, como único saludo y felicitación, el siguiente par de versos en los cuales tan claramente define el poeta sus sentimientos personales y políticos, diferenciándolos hábilmente entre los pligues de los consonantes:

El pueblo lambayecano,

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Mujeres y hombres por ley,

Han elegido a ‘’Itúrregui’’

Como a un hombre ciudadano.

A Lambayeque por fuerza,

No hay nivel que no la tuerza.

Por ambiciones, dispersa,

La voluntad en opiniones,

Y esto es en los corazones

De la gente más perversa.

Cierto Gobierno obtuvo, hace muchos años, un empréstito por treinta millones de pesos, que como todos los que hay y ha habido, en el Perú, los viene pagando el Pueblo Soberano……. En aguantar. Con este motivo se resintió la musa económica de don Antonio Asalde, quien por alguno de los vericuetos de este libro anda haciendo primores con el verso, y sin pretender ni esperar una Administración de Aguas o una Comandancia de Resguardo, dio su voto poético en contra, en la forma siguiente:

Para que te empapeles,

Los camaleones,

Han emitido en Lima,

Treinta millones.

Para dorar la mecha tiemblan al Misti

Y han declarado fiesta

A Corpus Christi.

A la Virgen del Carmen,

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A ella nones,

A pesar de que es la santa

De los ladrones.

El poeta representativo del alma popular de los ‘’pueblos del Norte de la Provincia de Lambayeque’’, Manuel María López Tovar, no sólo tuvo aficiones de versificador, sino también de revolucionario y de militar.

Ya lo hemos gozado en sus improvisaciones, llenas de intención y de punta y ahora lo representamos como revolucionario y como militar, a este poeta, que más que un comentario merecía, mismo que ‘’el Señorote’’, o sea José Mercedes Ramos Barreto una novela,

Cuando Teodoro Seminario emprendió la conquista revolucionaria del Departamento de Lambayeque, en el año 1895, en Chongoyape se encontraban algunos de los sobrinos de López Tovar, y habiendo sabido el sistema de extorsión y de castigo que sabía imponer el valiente Seminario a sus enemigos políticos, las sobrinas juzgaron que la mejor manera de ganar la batalla era no presentándola, y optaron por extranjerizarse de Chongoyape.

Se desprende de la poesía, que también el poeta sufrió algunas de las molestias consiguientes a las ‘’montoneras’’, pues se considera como actor presnecial de las escenas que describe tan gráficamente.

Las doncellas fugitivas,

Escondidas enlas selvas,

Van a salvo a su decoro,

Las casadas las solteras

Del bien malvado Teodoro.

Tantos días, noches y horas

Por los campos, por aldeas,

Contienen negras zozobras

De una madre y sus doncellas.

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Así, a la vega de un río,

Por asistencia, recuerdo,

El día, el sol del estío

En la noche del frío invierno.

Un ciénego de agua o junco

Era nuestro dormitorio,

Donde sentíamos de un junco

Las penas del purgatorio.

Allí acosados de frío

Venía en la noche errante,

De víboras el silbido,

Espantoso y repugnante.

Sabido es que el año 1868, poco después del triunfo de Balta, éste organizó su regimiento Escolta, solamente por chiclayanos y lambayecanos, habiéndole tocado ingresar a este Regimiento a López Tovar, muy de su gusto por haber sido partidario decidido de Balta, en contraposición con su padre, que por viejo sostenía el criterio dictatorial del civilista Mariano Ignacio Prado.

Se hallaba López Tovar enfermo, en el Hospital de San Bartolomé, y habiendo ido a visitarlo un tío por parte de su padre, poco antes de despedirse lo saludó, improvisando lo siguiente, el poeta:

Ya me viste amortajado,

Pues viéndolo, bien se advierte,

Que es símbolo de la muerte

La casaca del soldado;

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Y así cuando haya llegado

De esta costa alta la baja

Te encargo si alguien te ataja,

Y si ‘’lo que has visto os pregunto’’

Sí que en áspera mortaja

Me has visto como un difunto.

El padre del poeta fue detenido por cuestiones políticas en Lambayeque y el poeta para dar salida a su dolor le escribe, por todo comentario, las décimas siguientes:

Hospital de militares,

Mes de julio a días treinta,

Año que hasta hot denota

Mil ochocientos setenta.

Lima, ciudad de los Reyes

Y capital del Perú.

Hoy enfermo y sin salud

Preso a un desdichado tienes.

Abrumado de desdenes,

De rigores y pesares,

Me veo en estos lugares,

Inválido y sin merced,

Aquí en San Bartolomé,

Hospital de Militares.

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Gran Dios, autor de la vida,

Creador y redentor mío.

Yo el pecador más impío,

Dejo a tu clemencia pida

Que hoy una alma sumerjida

Desamparada se encuentra

Y a la sazón sólo cuenta

Con los auxilios del cielo,

Este es mi único consuelo,

Mes de julio, a días treinta.

Por venir a esta ciudad,

En el invierno perverso,

Hago tan sólo, un esfuerzo

Que es dejar la enfermedad.

En esta cruel soledad

De este mal año que embota

Ya la salud se me agota,

Maldigo el haber venido,

Siento que me ha apetecido

Año que hasta hoy denota.

Yo de soldado y enfermo,

Mi padre inválido, preso,

Mi padre cargando el peso

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De este penoso cuaderno.

Mis hermanos cual en tierno

Llanto de ellas se fomenta;

Todo esto a mí me atormenta

Y de lágrimas me baño

Al ver que me abate el año

Mil ochocientos setenta,

En el año de 1904 deberían realizarse elecciones políticas para Diputado por la Provincia de Lambayeque, habiéndose presentado como únicos candidatos, Don Nicanor Alvarez Calderón y don Agustín F. León. El primero civilista, limeño adinerado y el segundo constitucional, lambayecano y pobre. Por lo que se vé, el primero estaba con todas las de ley y el segundo con las máximas agravantes del caso para poder; de lo cual lógicamente se desprende que Alvarez Calderón estaba apoyado por el Gobierno y el segundo contaba con sus propios recursos personales.

Manuel María López Tovar además de la firma en el acta y del voto en la mesa creyó de su deber-un deber de paisanaje, por aquello de ‘’primero, paisano que Dios’’ –contribuir también con su ingenio poético, común puntal de valor, al triunfo de su candidato; y al efecto fabricó y disparó el siguiente petardo, contra el candidato del Gobierno, que le sintetizaba así:

El influjo del Estado

Digo yo que será vano,

Que enemigo es declarado

Del pueblo el Gobierno Pardo

Con tan insulco petardo

No saldrá de Diputado

Don Alvarez Calderón;

Sino don Agustín León.

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Lo dice este pobre nardo

Que está muy bien enterado.

Fruto, ya no de una furia guerrera, de una efervescencia política, ni de una ilusión poética, sino de alguna soberana borrachera fue el haber sostenido que una aploma blanca se había entretenido volándome Verónica al fuerte maradiegue y de aquí, a la Iglesia Vieja de Chiclayo el mismo día del triunfo de la revolución de Balta, esto es el 7 de enero de 1868, en Chiclayo.

Fue también fruto de alguna soberbia jarana, la siguiente improvisación a esta legendaria paloma, que hizo Juyupe:

Esa divina paloma

Que vuela de fuerte a fuerte,

Sin un punto ni una coma

Es el signo de la muerte.

Si su destino es la muerte

Yo le voy profetizando

Que es vez de morir inerte

Es mejor morir matando.

Sigan, muchacho, soldados,

Al són de ‘’Conga’’ marciana;

Que al fin saldrán trasquilados

Los que vinieron por lana.

Cuando el Coronel don José Balta triunfó en Chiclayo el 7 de Enero de 1867, en la revolución que encabezo contra el Gobierno del General Dn. Mariano Ignacio Prado, ‘’Juyupe’’, improvisó estos versos:

¿Quién manda al pueblo Chiclayano?

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Mariano

¿Desde su refugio Palacio?

Ignacio

¿Destruir cuanto hay sagrado?

Prado.

Este es el rudo soldado

Que al pobre pueblo acuchilla,

Porque el pueblo no se humilla

A Mariano Ignacio Prado.

No ha habido entusiasmo político más completo desbordante y unánime, en Chiclayo que cuando la revolución de Balta, que tuvo lugar en 1867, puede decirse sin hipérbole, que Chiclayo entero era Bastista.

Se aseguraba, en el año referido, que solamente tres personas no comulgaban con las ideas políticas de toda la ciudad, y que eran: Eladio Medina, Pedro Altuna y uno de los Peredo, a quién le decían ‘’Poña’’.

De aquí que se distinguieron ante el pueblo, y que uno de sus poetas, José Manuel Soto, Director de ‘’El Republicano’’, compusiera el siguiente ‘’eco’’:

¿Qué mozo al pueblo asesina?

Medina.

¿Quién lo sangra y lo vacuna?

Altuna

¿Quién ayuda a hacer la roña?,

‘’Poña’’

Infiltrándole ponzoña,

Le han robado su reposo

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A este pueblo generoso:

Altuna, Medina, y Poña.

Sabido es que como jefe de las fuerzas del Gobierno que llegaron a Chiclayo, para combatir la revolución encabezaba por el Coronel Balta, se hallaba el Coronel Pio Cornejo, Ministro de la Guerra del General Prado.

EN esa revolución los chiclayanos no sólo dispararon balas e hirieron con puñales, sino que también sacaron sangre, usando como arma el ingenio poético.

He aquí la muestra de un ‘’eco’’ al Coronel Cornejo, fruto del estro poético de ‘’Juyupe’’, según unos y según otros de Dn. Manuel María Campos, director de ‘’El Chiclayano’’, versos que se repartieron en hojas o volantes, con el encabezamiento de ‘’A los hijos del Pueblo’’:

Vino al norte muy ufano

Mariano,

En ademán tan impío

Pío,

Guiado de infernal consejo

Cornejo.

A pesar de su aparejo,

De armas, bombas y dinero,

A nadie hiere tu acero:

Marino Pío Cornejo.

Pero así como a los jefes les toca las glorias y los sinsabores, a los oficiales les debería tocar solamente lo último. De aquí que cinematográficamente lo vemos asesinado así:

¿Quién casi pierde el pellejo?

Cornejo.

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¿Quién sudó por él las fuebres?

Febres,

¿Quién a su miedo se aduna?

Luna.

De la cólera perruna

De estos héroes Dios nos guarde,

Por el furor en que hoy arde:

Cornejo, Febres y Luna.

A éstos sigue el vuelo de águila

Dávila;

Junto a Caifas, Dios del mal

Bernal

Y al que en venganzas se embriaga

Arriaga.

Cuanto mal al pueblo se haga,

En esta guerra sangrienta

De ellos deben darnos cuenta

Dávila, Bernal y Arriaga.

En un asalto que dieron las tropas rebeldes a las posiciones de las del Gobierno, que ocupaban lo que ahora es la huerta de Zamora y antes el molino de Solf, en la madrugada del 18 de diciembre de 1867, se retiraron con el pesar de haber dejado prisionero, en poder del enemigo al teniente Peredo, por haberles faltado ‘’sebas’’ o cartuchos, que se

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fabricaban en el Colegio Nacional de San José, Cuartel General de los rebeldes, y que dirigía el jefe de la maestranza don Juan Sierra.

Con este motivo se asperaron los ánimos y el poeta del pueblo, Juyupe, compuso repentinamente el siguiente verso, en memoria del jefe fusilado:

En fin ya murió Peredo

Pregunten quién lo mató?

Hoyos cobarde se halló,

Y mandó que lo tiraran.

Mas, de ese bruto asesino,

Digno jefe de Bernal,

Dará cuenta mi puñal

O no soy más chiclayano.

Cierto revolucionario del 95 apellidado Vera, quien pertenecía al grupo de Seminario, hizo su irrupción por Túcume, ofreciendo sus conocimientos tácticos y estratégicos, tal como se acostumbraba en aquellos tiempos, que consistían en fogosas coarreras, amén de desesperadas resistencias.

Parece que en Túcume hizo algo más grave todavía, y como no, existiera jefe alguno del mismo volumen militar que él, López Tovar resolvió tomar la ofensiva, con la única arma poderosa de que disponía: el verso satírico, arrojándole los proyectiles que siguen:

Sable, lanza y carabina

Son las que estoy dirigiendo

Pero ya voy comprendiendo

De estas armas la rutina.

Si al caso esta disciplina (agradarte pudiera)

A ti agradarte pudiera,

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Una lección verdadera

Te he de dar cuando yo vaya,

Y en la primera batalla

Darás tu examen a Vera;

Y si te sale una fiera

Echarás mano a la espada.

En el Hotel ‘’Betroleum’’ de Talara se encontraba comiendo Leonidas Rivadeneyra, Adan Boggio, José Matallana, un señor Watson y Martín Herrera. Ese día había ofrecido una conferencia en el teatro de ese puerto, el candidato a la Presidencia de la República, Don Victor Raul Haya de Latorre; y con tal motivo, Watson, le pidió a Herrera que le hiciera un verso, a condición de dedicarle otro a cada uno de los demás candidatos.

El poeta, sobre la mesa donde comían, escribió esto:

Envuelto en glorioso tul

Raul,

Pisa Talavera playa,

Haya

Sin que su fama se borre

De Latorre.

El pueblo peruano corre

A recibir con bullismo,

Al fundador del aprismo:

Raul Haya de Latorre.

A don Rafael Larco Herrera tenía también que tocarle su rebanada poética. Por eso el poeta de los ‘’ecos’’, hizo el siguiente para el exministro de la Junta Nacional de Gobierno de 1931:

Pintó su cuadro al pastel,

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Rafael;

Un punto negro y un arco,

Larco

Le preguntaron que qué era:

Herrera.

Y la gente novelera,

Dijo al punto, mala cabra,

No respeta su palabra

Don Rafael Larco Herrera.

En seguida le tocó su turno al Comandante Don Luis Miguel Sánchez Cerro, a quien le dice lo que sigue:

Presentas tu altiva cerviz,

Luis,

Buscando justo laurel,

Miguel,

Con tu gran mano de hierro

Sánchez Cerro.

Ni las penas del destierro,

Ni tiranos que haces trizas,

Llegarán donde tu pisas:

Don Luis Miguel Sánchez Cerro.

Faltábale solamente obtener los honores poéticos, al candidato don Arturo J. Osores. El poeta le dice:

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El asunto es medio duro

Arturo,

Manejar la gran pelota

Jota,

Entre los cuatro postores,

Osores.

El que suba los valores

Del gran voto popular,

Ese se vá a llevar:

Don Arturo J. Osores.

En seguida le tocó su turno al Comandante Don Luis Miguel Sánchez Cerro, a quien le dice lo que sigue:

Presentas tu altiva cerviz,

Luis,

Buscando justo laurel,

Miguel,

Con tu gran mano de hierro

Sánchez Cerro.

Ni las penas del destierro,

No tiranos que haces trizas,

Llegarán donde tu pisas:

Don Luis Miguel Sánchez Cerro.

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Faltábale solamente obtener los honores poéticos, al candidato don Arturo J. Osores. El poeta le dice:

El asunto es medio duro

Arturo,

Manejar la gran pelota

Jota,

Entre los cuatro postores,

Osores.

El que suba los valores

Del gran voto popular,

Ese se va a llevar:

Don Arturo J. Osores.

Mes de octubre de 1930, Quintana perdió los brios políticos, pero sanó, y al oírle Martín Herrera quejarse porque no recibía cartas de su familia de Chiclayo, le hizo llegar con los sellos estampillas del correo de esta ciudad un sobre dirigido a Antonio Quintana, y donde esta punzante versada, que es una parodia de una poesía muy conocida:

¡Pobre Apra! Que mal naciste,

Sembrado en terreno malo.

Al primer paso que diste

Te desnucaron de un palo.

Deportarte es cosa triste,

Enterrarte es mala suerte,

Dejarte con Sánchez Cerro

Es dejarte con la muerte.

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Mientras Quintana creía abrir una carta de su familia, se encontró con la versada anterior, que aún cuando podría gustarle como verso, maldita la gracia que le hacía como pasada política.

Ofrecemos el milagro, pero no conocemos el santo.

Tal sucede con los siguiente versos improvisados por un motupano en ocasión que Manuel Chimba, un revolucionario de la época de Castilla asoló Motupe en calidad de montonero, y poco tiempo después se nombró así mismo Teniente Gobernador del Pueblo, habiendo asesinado a dos de sus moradores.

Manuel Chimba de teniente

Al pueblo quiso robar;

Le dieron plata a ganar

Para que gaste y le sobre.

Por dos monedas de cobre

Hasta nos quiso matar.

Justo es que ‘’naiga’’ de pagar

Las dos muertes que se hicieron

Con ‘’soldaus’’ nos persiguieron

Sin dejarnos trabajar.

Manuel Chimba en comisión

Nos ha estado persiguiendo,

Todos nos fuimos huyendo

Y él nunca encontró al ladrón.

Cuando la revolución de Prado con Pezet, el mismo, poeta se afilió poéticamente al primero y lo defiende después de su caída así:

Cuando a Prado lo prendieron

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Les causó grande alegría;

Viéronse libres el día

Que en la prisión lo tuvieron;

Y con las garras quisieron

Agarrarlo en garlito.

A Lima él se fue solito…..

Con sus papeles a hablar,

Y lo quieren acusar

Sin tener ningún delito.

Sale bailando el pueblo de Pacora, tierra del negro Inés, y por obra y milagro de ésta página, de don Francisco Paz, poeta repentista y muy dado y metido a gente, por aquello de no haber fabricado versos humoristas, aunque sí los hacía cuando estaba de buen humor, que aún cuando sea humorismo, siempre es humor, sobre todo en Pacora, donde sólo se bañan para las ‘’crecientes’’ y cuando sus ‘’sanjones’’ se ponen de bote a bote.

El Dr. Manuel Bernardimo Pérez, expresidentes de la Cámara de Diputados, diputado en varias legislaturas, abogado de nota y catedrático de Literatura y Castellano de la Universidad de San Marcos, era del ‘’pacorano suelo’’.

Después de algunos años de ausencia quiso sentarse en el ‘’poyo’’ de su casa, y pasar los ‘’piajenos’’ y oir el relincho de alguna yegua en celo. Cuadro moderno cuyo compás había perdido en Lima, entre los Códigos, el Teatro y Mecaderes, seductora calle que atrae vertiginosamente a todo provinciano.

Al saber su próxima llegada, al pueblo se preparó para recibirlo con arcos triunfales, pozas, rascapiques y cohetes en soga, quitasueños, ‘’ruedas’’ y castillo de tres cuerpos con paloma y todo.

Entre los pacoranos, el que más se preparó había sido don Francisco Paz, quien le compuso un largo conceptuoso discurso, exaltando las cualidades cívicas y políticas del paisano; agasajo que pensaba hacerle cuando llegara al pueblo.

Se que se le olvidó el discurso en la era de arroz, sea que se lo comieron los ratones-al discurso-; sea que no le dio la gana, que es, entre todo, lo más provable. Lo cierto es que cuando todos esperaban verle sacar el largo y enjundioso papel, bruscamente cambiade

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frente y le fabrica repentinamente el siguiente cuarteto, que refundía todo el discurso; diciéndole así, en tono diabólico:

¡Viva Pérez, digo yo!,

¡Viva mi feliz paisano!,

¡Viva el pueblo pacorano

Suelo de donde nació!

En Tumán no comen carne,

En Tumán comen melao.

El trapiche come carne,

¡ay! Que viva el ‘’hacendao’’

En Tumán nos daban pisco

Butifarras y melao,

En cambiando con el voto

Qye hace falta al ‘’hacendao’’

En Tumán nos hechan palo

Y nos quitan el melao,

Es que el niño Pepe Pardo

En Pacio está ‘’sentado’’.

Dicen que el viejo es chileno

Y le gusta el ‘’anizao’’,

No importa china del alma,

Porque el pueblo le ha ‘’llevao’’.

Al viejo la pinta y tumba,

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El civilismo traidos,

El viejo no agunta pulgas

Como buen gobernador.

Y si algún día, arrecho,

Alguien lo quería tumbar

Aquí está el pueblo chiclayano

Que ha su lado a de pelear.

Con el viejo se ha perdido

la mejor autoridad,

se ha perdido el pan, la carne

y nuestra amaba libertad,

No tenemos ni plata ni oro,

El Perú ya sea ‘’fregao’’

Porque con esos papeles

Es ‘’pior’’ que el churre ‘’pelao’’.

Y diga Ud. Alguna cosa

‘’pa’’ que sepa lo mejor

El cachaco tira palo,

Ya mejor calle por Dios.

Pero ahora y mañana

A Billingursth ha de vivar

Porque con él siempre tuvo

El pueblo en que trabajar.

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En el diario ‘’La Tarde’’ del 9 de enero de 1912, cuando don Arturo Aspillaga pretendía la Presidencia de la República aparecieron los siguientes versos, que dicen mucho del volumen político económico del candidato. Esos versos se titulaban un Albazo, y decían así:

Esta mañana cuando aclaraba

Llegó el guapito, guitarra al brazo

Donde el futuro, por darle albazo,

Y ante sus puertas así cantaba:

Despiértate, levátate,

Sal a la puerta de tu balcón,

Sal a la puerta, que tienes cierta

La flor abierta de tu elección.

Aunque se empeñe

Quien loco sueña

Tus esperanzas en defraudar,

Tendrás cumplidas realizaciones,

Y como lleguen las lecciones,

El pueblo en mas te he de votar.

No tengas miedo

Que ningún bledo,

Le importa a nadie la oposición,

Y aunque me quieran los que se irritan

Y hasta te ofenden y hasta te gritan

Serás el amo de la Nación.

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Sal sin tener a

Los albores

De esta mañana de oro y añil,

Las celosías, señor descorre,

Y asoma el rostro desde tu torre

De albo marril.

Sal adorable,

Presidenciable,

Sal alto dueño de Cayalti,

Porque venimos a darte albazos,

Que aquí venimos guitarra al brazo,

Sólo por ti.

Y en pago al canto de los pobretes,

Corrió el cerrojo, se abrió el balcón,

Cayó la lluvia de unos billetes

Que trascendían a quemazón.

Dicen y no sé si es cierto,

Aunque mucho se asegura,

De que en su candidatura,

Don José se encuentra muerto.

Pues todos sus afiliados

Que seguros se creían

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Cada día más se enfrían y se ven desalentados.

La cosa está silenciosa

Y esto me da mala espina,

Porque en verdad tanta inquina

Parece va mal la cosa.

Nadie hay que la idea borre

De que hoy alguien se reviente,

Y no es un fiel adherente,

Sino ve que el agua corre.

Verdad que el interés es feo,

Y esto es no ser oportuno,

Pues yo sirvo siempre a alguno,

Cuando ‘’haiga’’ butifarreo’’.

Y por fin de los que yo hablo

Digo claro y hablo bajo

Que si no existe agasajo

Váyase todos al diablo.

No se qué pasa a fé mía,

Que estoy en una cosa husmeando,

Al ver que se está observando

Una gran chismografía.

La cosa la veo fría

Y presumo yo algo feo,

Porque no hay butifarreo,

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Pero ni siquiera un día.

Y es una disolución

Para esta mi triste vida,

Cuando hago mi recorrido

Por toda la población.

Hay que tener precaución,

Pues dice un verso y augura:

‘’cuidau con la noche oscura,

Cuidau con el resbalón’’.

No hay que dormirse en las ramas

Ni creerse muy seguro

Porque a veces es muy duro

Verse rodeado de llamas.

-Serapio ¿qué hay de política?.

Qué hay de nuevo que acontece?

Amigo, según parece

La situación está crítica.

Hable Ud, tenga entereza,

Vamos franqueza, franqueza,

Descubra Ud, la empanada.

-No se nada!

-No sabe Ud?. Imposible;

Si dicen que por ahí

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Andan hechos un ají;

Y que el tiempo bonancible

Va pasando prestamente

Y que la peruana gente

Está toda alborotada.

-No sé nada!.

-Hable Ud, no tenga miedo.

-Yo tener miedo, un demonio.

¿me cree un algún bolonio

Para no andarme muy quedo?

En estos tiempos: ¡chitón!

Ojo, mucha precaución

Y repetir la canción.

-No sé nada!.

Estos de la oposición

Ya me están envinagrando,

Porque andan nomás pensando

En su maldita ambición,

Porque a la verdad cualquiera

Está siempre meditando

El día se llegue cuando

Volver a la mamadera.

Y sueña en revolución

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Y en formal su montonera,

Pues cree que es vaca lechera

Esta peruana nación.

Tiene su alma apasionada

Por una chica civilista

Que él la ama, está a la vista,

Pero ella no sabe nada.

En esta historia de enantes,

Queda muy bien retratada

Lo que a la Nación amada

Con todos sus aspirantes.

Un doctor que en aeroplano

Visite esta capital,

Muéstrase terco y a tal

Punto de ser buen peruano.

Pues es mala su aventura

De la que tanto hace alarde,

Porque ha lanzado muy tarde

Su febril candidatura.

Aunque granice o que llueva

Y el mundo se balencee,

Hoy todo el mundo prevee

Que ninguno se la lleva.

La gente que está chiflada

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Habla por boca de ganzo,

Y parece un burro manso

Que larga su rebusnada.

No hace poco que ha llegado

A Chiclayo un buen Doctor,

Que quiso ser senador

Y viene desengañado.

Las heustes alborotadas

Se encuentran porque José,

Ha llegado cual se fue

Con las cajas destempladas.

Pero no hay por qué asombrarse,

Ya no hay muchos decididos,

Que al verse que estén perdidos

Busquen como acomodarse.

Es cosa que a mí me admira

Y más me dá que sentir,

Que hoy nos vengan a salir

Con tanta inicia mentira.

Es no tener sentimientos

Ni tampoco corazón,

Para decir sin razón

De que hubieron 1 500.

Eso es mucha adulación

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319

Y un proceder harto vil,

Pues que hubieron 30 000

En aquella exhibición.

En un diario no es prudente

Mentir así de ese modo,

Pues huele más a acomodo

Que juzgar independiente.

Cual no seré de gran pieza

Que en todas partes me veo,

Donde haya butifarreo

Y gratis hasta cerveza.

No aprovecha bueno fuera;

Yo me doy muy buena pista:

Si hoy me veo de klingista,

Ayer era de Cabrera.

De Monsefú ‘’La Razón’’

Y todos sus redactores,

Como buenos defensores,

Padecen de comezón.

Y el irrisorio se pela

Porque no sabe vivir,

Porque antes de escribir

Debió estudiar en la escuela.

Se está diciendo a porfiá

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320

Que ya se fue don José,

Y que ha ido bien se ve

A meter chismografía.

Otros que se ha ido presto

a gozar de nuevo clima,

y que allí del mismo Lima

lanzará su manifiesto.

Todos cuentan como chiste

Y en contar no se han parado,

Que las huestes han quedado

De Cabrera un poco tristes.

Y otros cuyo gran deseo

Se encontraba decidido,

Lloran por haber perdido

Por siempre el butifarreo.

Soy el gran olfateador

Y sé todo lo que pasa,

Yo visito cualquier casa

Y me precio de hablador.

En política soy ducho

Pues nada a mí se me escapa,

Mi lengua a la pampa saca

De aquello que yo sé mucho.

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321

Y allá va, caro lector,

Atento ten el oído

Y escucha, pues, deci…20

A este tu fiel servidor.

o,

Mientras José, garantías,

Le pide a la autoridad,

La ‘’Mano Negra’’ en verdad

Piensa hacer tropelerías.

Luego en política ilusa

En la que él está empeñado,

Un grupo va proyectando

Hacer una escaramuza.

En su oficio de cultura

Dice el señor engolfado:

Que debe haber más cuidado

Y ruega a la prefectura

¿Qué? Pues séanlo ustedes

Lo digo yo y no es cosa mía:

‘’que impida la policía

Que se ensucien las paredes’’.

Se encuentran en las nadadas

Las huestes de don José

Al verse desengañadas, 20 No se puede leer la palabra completa en el PDF

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322

Como es claro y bien se ve,

Se encuentran desconcertadas,

Hay uno que es el primero,

Quién a fuerza de mamón

No da en el punto certero

Es esta actual situación

Porque es mal capitulero.

Y aunque de José sincero

Él y el grupo que lo ungieron

Su ídolo verdadero

Él y el grupo se cayeron

Los pobres del candelero.

Y lloran su desventura

Con el más triste dolor,

Pues es grande su amargura

Al ver que con gran dolor

Su caída más apura.

Un Diputado ingresó

A un Congreso Nacional

Y en asuntos de la Vial

Al fin la pata metió.

En hacer un bien pensó

A todo un Departamento,

Sin saber el muy jumento

El mal artero que hacía

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323

Ni aún siquiera predecía

Lo que hoy pasa en el momento.

Cuentan de una autoridad

Que fue tiempo no lejano,

De tanto alargar la mano

Se ha hecho de propiedad

Y aunque diga no es verdad,

La gente muy bien lo sabe

Y tiene de ello la clave,

Sin chismes y sin trafacias,

De aquellas famosas gracias

Bien encerradas con llave,

Dicen que la oposición,

Mejor dicho los pardistas,

Como buenos civilistas

No pierden hoy la ocasión

Al ver esta evolución

Que se está ya realizando,

Y no ven la hora cuando

Se presente algo inclemente

Y agarrar de un derepente

Lo que están ambicionando.

Cuando el río está revuelto

No es malo hacer precauciones,

Porque es probable y muy cierto

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324

Que haya muchos camarones.

Y es bastante peligroso

El no prevenirse en nada

Y más si le da un empacho

De tanta camaronada.

Y ya que las elecciones

Las tenemos en las puertas,

Gritemos a voz en cuello:

Mucho ojo a los camarones.

Soy en grande negociante,

Y lo que digo es muy cierto,

Que gallina o pato muerto

Vendo a cualquier postulante.

Y sigo con la matraca

Y en mi negocio me lleno,

De dinero pues sereno

Los recojo de la huaca.

Estoy siguiendo la pista

A toda la población,

Para hacer mi negoción

Con algún Club Cabrerista.

Pues estoy pensando en eso

Hecho todo un mentecato,

Porque si sobre barato

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325

Es sabido que no hay hueso.

Y todo esto yo infiero

Que un poco de pato muerto

De la huaca, ya estoy cierto

Se hará un gran butifarreo.

Dicen que están preparando

Un banquete, si señor,

Para un nuevo Senador,

Pero no se sabe cuando

Lejos de la Capital,

Un conocido mamón

Quiso hacer revolución

Pero le ha ido muy mal

Con un fuete sofocón

Se sabe que hay concertado

Un duelo estilo Confucio,

A muerte entra don Tiburcio

Y un pobre Pollo Mojado.

Las chicas que a don José

Recepcionaron un día

Lo aclaman con alegría,

Senador muy bien lo sé.

Tanto un grupo estar lanzando

A Domingo Regional,

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326

Viendo la cosa formal

Creo que le está gustando.

Veo por Balta un chiflado

Ago arisco y retrechero,

Día y noche de esquinero

Que parece un Diputado.

Y conozco ya un señor,

Aspirante a Diputado,

Que al notarse deshaciado

Hoy quiere ser Senador.

En verdad que da furor,

Lo que aquí está pasando

Todos se acuestan soñando

Con ser el Gobernador.

El vecino de la esquina,

Y el que vive allá en la plaza

uno y otro se amenaza

con armar gresca y bolina.

Que se van donde el Prefecto,

Que se vienen donde él,

Cada cual en su papel

Piensa que lo hace perfecto.

Y hasta el negro carretero

Con su botella y copón

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327

Quiere la Gobernación,

Pues se cree caballero.

Pero Dios santo, bendito,

¿Por qué será tanto amor?

Si aquí ser Gobernador

Es casi como un delito.

No saben que cualquier día

Lo arrojan a puntapiés,

Y luego viene él después

De la vergüenza tardía?

Basta ya de tanto afán,

Que nadie conoce el fin

Ni menos el retintín

Con que se consigue el pan.

Y si tienen ilusión

Para ser Gobernador,

Fíjense que es mejor

El conseguirlo en Cantón!

Dicen que Sancho Panza,

Quién lo creyera?,

A cada instante,

Un largo ¡Viva Cabrera!

Al aire lanza.

Y que en su cabello blanco,

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328

El regordete,

Cabalga hasta con florete,

Con aire franco.

La niña recaudadora,

Se está poniendo severa,

Ya lo creo y bueno fuera,

El no hacer lo que hace ahora.

Pues tienen buenos sabuesos

Con voluntad decidida,

Que en vez de comer comida,

Sólo anda chupando huesos.

Hay mujeres en Chiclayo

Peor que furias del Averno,

Que a un hombre le ponen cuerno

Cuando apenas canta el gallo.

La que menos corre, vuela

Aunque sea una sirena,

Pues para hallar una buena

Hay que buscarla con vela.

Estas niñas recepcionistas

Que paran de esta manera,

Cada cual es zandunguera,

Se precian de Cabreristas.

Más hoy que con gran ardor,

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329

a don Pedro están rodeando

Y un asunto reclamando,

Con ira, a su alrededor.

Y el muy cojo enfurecido

Las rechaza con valor,

Ofreciéndoles marido

A un Santo consolador.

Ellas chillan y revientan,

Lo apostrofan y amenazan,

Y el cojo, de pura pieza,

La mima con su cachaza.

Pretensiones concebidas

Que no tienen duración

Al fin y al cabo esas son,

Hojas de árbol caídas.

El hecho de ser mandón

Al orgullo no te acojas,

Pues mira bien que las hojas

Juguete del viento son.

Si idea de mandón anidas

Por toda una eternidad,

Esas son en realidad

La ilusiones perdidas.

Las esperanzas mentidas

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330

En que los hombres fiamos,

Como de un árbol pensamos,

¡ay! Son hojas desprendidas.

Y confiarse no es razón

En cosas indefinidas,

Pues son hojas desprendidas

Del árbol del corazón.

En el mes de setiembre 1914 se le ocurrió perderse a un mulo del Concejo Provincial de Chiclayo. Uno de esos mulos que servían para halar las carretas recogedoras de basuras. El vecindario sostenía que el animal se había ido a buscar mejor albergue y mejor comida. Otros creían que volvía a su hogar, situado más allá de Charhuaquero. Otros creían que el mulo se había casado y los más atrevidos llegaron a sostener que se había vuelto capitulero.

La pérdida del mulo produjo una serie de sesiones extraordinarias en el Concejo. Se gastó mucho papel y mucho tiempo en deliberaciones sobre el paradero del mulo y por último se acordó cobrar el mulo desaparecido a tres empleados municipales, resultando agraciados los empleados de Higiene señores Arturo Yesen, Juan F. Valiente y Félix Sosa, para lo cual en sesión especial y hasta solemne del martes 27 de octubre de ese año, el Concejo acordó cobrar, por partes proporcionales el valor del mulo a esos tres empleados.

Fue entonces que el periódico ‘’El Departamento’’, del 29 de octubre le tomó el pelo a la Comuna en pleno con el siguiente desahogo:

Pues señor, estamos frescos,

Y tras de frescos helados,

Al pensar que por un mulo

Se haga un efectivo a palos:

Pues nada otra cosa se explica

El decreto malhadado,

Ordenando se les multe

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331

A esos pobres empleados.

Si ellos resultan culpables

De que él mulo esté extraviado,

Por demás era correcto

Dar un bando así explicado:

‘’El Alcalde del Concejo

Le suplica al vecindario

Que le entreguen el mulito

De inapreciables lomazos

El es negro, chocolate,

Gordas piernas, fuertes brazos,

Vivazo por excelencia,

Juguetón desagravado.

Y si así no, `procediesen

Se multará al vecindario,

Hasta obtener su valor

En pesetas o en centavos’’.

Era la mejor medida

Por la novedad del caso,

Y por la prontitud del cobre

Obtendría nuestro aplauso.

Para dividir en tres

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332

El pago del semi-asno,

En decreto semi-bárbaro

Y por demás desusado.

Don Benjamín Paz y Barrientes posee diversas actividades. En época de sequía se dedica a quemar carbón, sembrando de ‘’huaironas’’ todos los campos; o bien vende yonque destilado en alambique primitivo en los alrededores de Colán, usando, para ese fin, preñadas dama juanas o bien engorda chanchos con maíz picado, lleno de gorgojos o por último se dedica a hacer versos.

Aquí es donde en forma multipara polimorfa y centifasética da ocupación a su atrevida inspiración y mata las molestias que le ocasionan tanto la peste de sus gallinas ponedoras cuanto la gusanera de las chacras de arroz. Y así lo encontramos ofreciendo sus rimas a la política, y a los pájaros, tal como la hacían nestros choznos, en la época del Corregidor Vigil:

En la política se calienta con el General Cáceres, en su segundo perioso, y en su rosario de versos, le dice:

Aquí la contribución

Nos viene a sacrificar,

La tenemos que pagar

Por la fuerza y la razón.

A Cáceres, mi señor,

La contribución sacaron

Y sin duda le cobraron

Por un trabajo mayor.

¿Qué pueden hacer, señor,

Los pobres de obligación?,

Si para su mantención

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333

Solamente han recibido

Por cada día un castigo,

Aquí la contribución.

¡Ayer, señor! Y qué razón

es la que hay para poner

contribución a un ser

sin que guarde proporción.

Los pobres con más razón

Cómo lo podrán pagar,

Formando para igualar

Con el que tiene dinero,

Así Cáceres, tuertero,

Nos viene a sacrificar.

De qué le sirve al Perú

Tener gaviotas y guanos,

Si es poco ‘’pa’’ estos tiranos

Y piden más que comer.

No cumplen con su deber

Debiendo de progresar

Y al Perú deben dejar

De cobrar contribución,

Y aunque duela el corazón

La tenemos que pagar.

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Antes hubo Dictador,

Hoy tenemos Presidente,

Siempre hay algún indolente

Que nos revienta mejor.

Bien puede haber un señor

Que nos tenga compasión

Porque esta contribución

Nos tiene ya enojados

Y se harán los gatos bravos

Por la fuerza y la razón.

Por lo que se podrá notar este poeta satírico resultó un buen avizor de nuestra historia política, porque bien ricos por dentro y por fuera hemos tenido necesidad de prestar para comprar agua y jabón con que lavarnos la cara y resulta que ahora no podemos pagar ni eso, y nos hemos vuelto a ensuciar el cogote.

Vivanco y Castilla, Prado y Balta, estas han sido las dos más grandes pesadillas que han soportado nuestros dos pueblos: Lambayeque y Chiclayo.

Tan influencia han tenido esos caudillos sobre nuestras gentes que hasta los volvieron poetas.

Ahora toca demostrar su influencia a Vivanco y a Prado, dejando a los dos otros en santa paz.

Don Carlos Jorge Monsalve llegó a sentir tan grande amor por Vivanco que resolvió decírselo en verso, ya que también se lo había dicho con el fusil de chispa al hombre y con la sevillana en la mano:

Te espera un sacro laurel,

Manuel,

En el solio del palacio,

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335

Ignacio.

Serás de la envidia el blanco,

Vivanco.

Como las diosas del Rímac,

Como Arequipa y Montero,

Como el heroico Apurimac,

De Presidente te espero.

Con afecto leal y franco

Como Lima te recibo,

Dirá orgullosa ¡Qué viva!

Manuel Ignacio Vivanco.

Como algún castillista le criticara su verso y su ídolo, el amigo Monsalve, que ya se había acostumbrado a fastidiar a las consonantes, duplicó la cosa, insultando al autor chiclayano del dislate, con este cuarteto:

Una pluma muy ufana,

Cual si fuera una charada,

Contestó una zoquetada:

Zoquetada chiclayana.

Ahora le toca ha Prado. Cuando el Gobierno del héroe del 2 de Mayo se alistó como alférez de la Guardia Nacional-en ese tiempo cualquier hijo de vecino era militar-Don Antonio Quiroz Silva, lambayecano hasta las tapas y por sus cuatro costados, quien además de haber nacido en ‘’la benemérita’’ había nacido bastante feo, Parece que esto fue lo que inspiró a algún decidido partidario del Coronel Balta, para endilgarle el siguiente cuarteto:

El día de Corpus Christi

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336

Se puso Quiroz quepí,

Y toda la gente dice:

‘’¡Qué bonito jabalí!’’.

Don Bernardo Céspedes, lambayecano puro, quien tenía su tienda de sastrería en la calle Real, sabía además de hacer un buen remiendo a los ‘’fundillos’’ de un pantalón de rodeador, confeccionar una décima con sus pliegues bien hilvanados. Tanto se demoraba en pegar un botón a una chaqueta de casinete dominguero, cuanto en hacer un ‘’eco’’; y si la cosa apuraba, se quedaba en el cuarteto, que es arma de tiro rápido.

BERNARDO CESPEDES

El señor Don Luis Figuerola alias ‘’Landó’’, cuya señora esposa era doña ‘’Sunciona’’ Polo, alias ‘’La Paloma’’, quien se ha hecho célebre por haber sido la mayordoma de la fiesta del Señor de Chocán; era íntima amiga y comadre espiritual de doña Silvestre Luna mujer de don Lorenzo Sinsaz, quienes vivían y dieron su nombre a la calle que hoy se llama el Callejón de la Luna y sacaban la procesión de San Sebastián vivo, consistente en un cholito desnudo a quien acompañaba una cholita idem y que además ofrecía el número de un devoto a carrera abierta, de su caballo, dejando papelitos en las caras, a la voz de ‘’El Correo de San Sebastián’’. El había mandado remendar algunos pantalones a Céspedes; lo que significa que no debía estar caliente con él; y mas bien lo que andaba caliente por salir de la ‘’chirimoya’’ de Céspedes era el verso, que ya no aguantaba más tanta falta de libertad.

Como ‘’Landó’’ se la daba de medio matón, o como se dice ahora, ‘’se la daba de guapo’’, cierta tarde que pasó por la tienda de Céspedes, contoneándose, con un garrote en la mano derecha, la izquierda en la cintura, la ceja de Atila y la frente de Gengiskan; el sastre lo llamó, y abriéndole la puerta la décima siguiente, le dice con la boca, sin poder resistirla más, ya que podía escapársele por el oído:

‘’Landó’’ con espada en mano

Hace temblar a la tierra.

Aquel hombre debe estar

En el teatro de la guerra.

Con sus gritos nos aterra;

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337

Todo él es ballandronada,

Y con la ceja arrugada,

Guardando circunspección,

A la hora de la ejecución,

Por Dios que no vale nada.

Parece que con la paliza que le diera el sastre –poeta don Bernardo Céspedes a su amigo ‘’Landó’’, no rompieron palito, porque en los recuerdos de los viejos paisanos se registra la siguiente improvisación posterior, fruto del repentinismo de Céspedes, cuando Figuerola se quejaba de su pobreza y que no podía hacer lo que se le venía en gana:

La pobreza es confusión

Que a todo sexo entristece;

El pobre nada merece,

Pues la suerte le es ingrata.

Sólo aquél que tiene plata

Hace cuanto le parece.

Había en Lambayeque en el tiempo en que el sastre Bernardo Céspedes estaba en todo su apogeo, un muchacho a quien le ‘’achacaban’’ que era afeminado, y para fastidiarlo, le escribió el poeta repentista, Céspedes el siguiente verso:

Hechicera Rebequita,

Te dirijo este papel,

Tan luego que lo recibas

Con amor imponte de él.

Pues te doy a comprender

Lo fino que yo sé amar;

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Pronto tendré que marchar

Por verte, vidita mía,

Y desplegarte en guerrilla

Hasta hacerte respingar…….

Y todo porque según las malas lenguas, la tal ‘’Rebequita’’ solía decir así, persignándose y entornando los ojos:

Echate, cuerpo bizarro,

Que lo que debes no es barro:

Si te deben, que te pagen,

Si tu debes que te aguarden.

Cierta mañana que se dirigía a su tienda, el poeta Céspedes encontró a don Martín Varillas en la puerta de su zapatería, de la calle de Chancay, y le improvisó este cuarteto:

Estas son las maravillas

Que encantan al corazón:

De oro y plata a discreción

Disfruta Martín Varillas.

Como quiera que la cuerda que se gastaba el sastre don Bernardo Céspedes es para siete páginas de duración y ha hechado el ancla todavía sigámoslo en su persecución contra don Alejandro Pérez Aguero.

Este señor Pérez Aguero caminaba con las piernas semi-entreabiertas casi casi así como caminan los palomos y medio abriendo los brazos al andas. Todos estos detalles le quedaron grabados a Céspedes en la retina, procediendo a retratarlo en la siguiente décima plizada, en la cual hace alusión a la otra profesión de Pérez, además de sus aficiones a la sastrería, que era la de tocador de clarinete requinto:

Hay un nuevo ‘’parlampán’’

Que con el requinto en boca,

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339

Signos mil agudos toca

Como todos lo oíran.

Con este perpetuo afán

Por donde siempre se exhala

Y que a la gente regala,

Lo vemos cuando va andando,

Parece que va bailando:

Paloma tiéndete el ala.

Habiendo comenzado la ofensiva sobre el sastre-poeta Bernardo Céspedes y su contrincante Pérez Aguero, aquel no podía quedarse con ninguna trompada, ni permitía tampoco que le tocaran las barbas, sin tocar él cualquier otra cosa y menos que le aventaran un puñado de tierra sin que él aventara un verso.

Fue este el motivo por el cual le mandó la segunda cambio sin cambiar la suerte, en el siguiente eco que cortó y señaló con su tijera de sastre y su tiza de lo mismo:

Quisiera para ofenderte

No hacerte;

Yo de por sí me embarazo,

Caso,

Constituyéndome en sordo,

Bertoldo.

Goza de tu lozanía,

Guárdala bien en tu toldo,

Porque es mi sabiduría

No hacerte caso Bertoldo.

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No creemos que Don Alejandro Pérez Aguero haya sido ningún zonzo en aquello de hacer versos, y aunque el maestro don Bernardo Céspedes, con quien se agarraba a los ‘’chopazos’’, de pico a pico, tuviera mayor tonelaje ofensivo y más desplazamiento, no por esto Pérez Aguero se dejaba pegar en el suelo, pues de cuando en cuando también esgrimía su buen garrote.

Por el eco que sigue se podrá apreciar el grado de sus proyectiles contra Céspedes:

No haces daño con tu dardo

Bernardo;

Porque sólo a ‘’guano’’ hiedes

Céspedes:

Nada más tienes de lastre,

Sastre.

Aunque tu vida se arrastre

Aunque gente poderosa,

Siempre serás cualquier cosa

Bernardo Céspedes, sastre.

Furioso se puso con Ricardo Baca con la versada que le dirigió con Bernardo Céspedes, en un papel, en el cual lo invitaba a leerlo y a dejarse hacer el amor, procediendo a conseguirse un buen puñal para matar toros y a buscar por toda la ciudad a Céspedes sin haber podido hallarlo, y no porque lo buscara mal, sino porque el otro se había escondido bien.

Como quiera que después de una semana le pasara la calentura a Baca, el maestro Céspedes volvió por las andadas; porque no hay gente más porfiada, fuera de los vendedores de suerte y los aseguradores- los que nos amargan la vida –que los poetas, ‘’contimas’’ si son de la camada de los humoristas.

De la siguiente manera se expresaba don Bernardo Céspedes, lambayecano hijo de la parcialidad de los Huerta:

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Dar posada al peregrino:

Obra de la humanidad.

Revestido de humildad

Preséntame el, estantino.

En ese oscuro camino

No es posible que me pierda,

Remachado hasta la cuerda

No tendras a quien quejarte,

Pues mi intención es sacarte

Tres toneladas de cerda……

(Fin).

LA CHONGOYAPANA

ARTURO SCHUTT Y SACO

Como las piedras del Racarrume,

Es dura tu alma,

Porque no sientes y no comprendes

A quien te ama.

Yo hace tiempo

Que te enamoro,

Chongoyapana.

Ni mis cantares,

Ni mis suspiros

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342

Tu pecho ablandan.

Duro es tu pecho

Como las piedras

Del Racarrume.

Esos desprecios

Que tu me has hecho

Mi alma consume.

Como las piedras

Del Racarrume,

Son las mujeres,

Porque se llenan de ilusiones

Cuando las quieren.

Nada me importa

Que no me quieras,

Chongoyapana,

Yo también tengo

Quien me idolatre:

Mi chiclayana.

El poeta Artuto Schutt la emprendió contra un pedazo de carne de cogote bastante refractaria a su destrucción, poniendo tal resistencia, que el instrumento demoledor se dobló. Tal era el hambre del poeta, tal la dureza de la carne y tal también el precio del cuchillo.

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A pesar del desastre estomacal, el poeta salva el momento difícil con su ingenio, e increpando al rama le dice:

Cuchillo, ¿por qué te doblas

Siendo de tan firme acero?.

Así se doblan los nombres

Cuando no tienen dinero.

Muy en boga estuvo hace cosa de treinta años la zarzuela ‘’La Verbena de la Paloma’’, y naturalmente, aquella parte cantada, que dice:

‘’Dónde vas con mantón de Manila,

Dónde vas con vestido chiñé?

A lucir y a correr la Verbena

Y a meterte a la cama después.

Don Arturo Schutt y Saco no pensaba lo mismo. Nada a meterse a la cama a las 12 de la noche, ni cosa parecida; y seguramente por estar endilgándole pareados a los ficus bamboleantes de la Plaza de Armas, un señor Mayor de Guardias, que se manejaba muy malas pulgas y muy buena pata de palo, nada menos que Toro Mazote, lo riño, porque de otra manera no se explica la furia poética de Schutt, al parodiar esa canción con la jocosa siguiente, que apuntaba contra esa autoridad policial:

¿Dónde vas con tu pata tan tiesa

Y tu gorra que esta de ‘’cague’’?

Y desterrado salió

Del paraíso terrenal?

Qué día el juicio vendrá,

Yo te quiero averiguar

Y me digas el lugar

En que juntos estaremos?

Page 345: Libro Lambayeque 2

344

Es la razón que tenemos

Que te quiero preguntar.

Bajó Cristo Redentor

De un gran vientre originado,

De María encarnado.

A redimir nuestro amor.

Le dió al mundo resplandor

De bondad cual no se ha visto.

Clemente, piadoso y listo,

Sálvanos Dios del pecado

Y así salvó a todo humano,

Cuando al mundo bajó Cristo.

Dí, si Dios y hombre volvió

Treintitres años floridos?

¿Dime si no están cumplidos

Los tormentos que El sufrió?

Paredió y resucitó,

Descendió y vino a sacar

A los justos de un lugar

tan solitario y funesto.

Dime, pues, a todo esto,

¿a dónde vino a parar?

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345

El poeta José Barba, para probar que podía desempeñarse tan bien en las cosas celestiales como en las terrenales se dispuso a hacer pelear a la plata con el que aunque a primera y a todas las vistas posibles parece que no tuvieran resentimiento alguno, la poesía se encargará de encontrarle motivos bastantes para que se agarren a los golpes de la manera siguiente:

La plata con su grandeza

Con el trigo relató;

La plata quiso ser más

Y el trigo la convenció.

Habla la plata primero:

‘’Yo soy sumamente amada

Y de todos soy buscada

Con trabajo verdadero,

Todos rinden a mi esmero.

La más hermosa nobleza,

Adquieren por mi persona

Y luce en una corona

La plata con su grandeza’’.

Responde el trigo prudente:

‘’Soy amado en las alturas,

Yo amntengo a las criaturas

Y animales, juntamente.

Soy el manjar elocuente

Que Cristo en la gloria dio,

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346

Y hombre por mi alcanzó

Una estimación dichosa’’.

Por ser la plata ostentosa

Con el trigo relató.

Habla la plata después:

‘’Yo pongo contento al triste;

El hombre por mi se viste

Y hago gente al que no es;

Doy la razón sin ser juez

Con el tiempo lo verás.

Lo que siempre serás

De los cerros arrogado’’,

Y con el mayor estado

La plata quiso ser más.

Responde el trigo al momento:

‘’Nunca las pompas son buenas,

Porque al hombre lo condenas

Tan sólo con tu engreimiento.

Yo soy aquel sacramento

Que Cristo a sus fieles dio,

Y el hombre por mi alcanzó

Una estimación sin falta’’,

Quedó silencio la plata

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Y el trigo la convenció.

(Fin).

JOSE RIVADENEYRA

Hacia el año de 1873, llegó a radicarse en Chiclayo, el doctor José Rivadeneyra, procedente de Trujillo, hospedándose junto con un señor Modesto Bracamonte en casa de una señora Velasco.

Bracamonte padecía del raro y curioso mal, que consistía en orinarse, sin el permiso de los demás y sin el del mismo.

Al sacar el colchón de Bracamonte para asolearlo, único y natural insecticida contra los chinches y las pulgas en esa época, se extrañaron en casa de la dueña, de encontrarlo mojado; y al inquirir por el origen de tal humedad, Bracamonte muy suelto de huesos, declaró que estando con tercianas, sudaba demasiado.

El doctor Rivaneyra, que conocía la debilidad de su compañero, y no pudiendo con su genio o mal genio poético sujetarse, le improvisó en la mesa, lo siguiente, que después se ha hecho tan popular:

Don Bracamonte,

Con lisura,

Se moja la cama

Y dice que suda.

Adán Neyra era enamorado de María Luisa La Torre, y cuando esta se casó con el Dr. Juan de Dios Lora y Cordero, el Dr. Rivadeneyra, al verle llorar el amor ya perdido, le dice:

Muy poco de mundo sabes

Quien de mujeres se fía…..

¿Quién en la chapa confía

Teniendo todos la llave?.

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348

(Fin).

FRANCISCO PAZ

Si el poeta pacorano don Francisco Paz era muy feliz improvisando versos, no lo era tanto en su matrimonio. Parece que hay cierta disparidad geométrica entre amor y poesía, por lo menos en lo que toca al poeta que ahora estudiamos.

La consorte de Paz ‘’lo ofendió’’ con un ‘’pión’’; y el poeta por toda venganza, lo derrotó poéticamente en los versos siguientes, que improvisó al enterarse de las aficiones extrañas de la señora Pascuala, que así se llamaba ‘’su mujer de asiento’’:

Pascuala, has tenido valor

De traicionarme;

Esa no es prueba de darme

Un cariño superior.

Yo quise ser labrador

Para labrar el metal,

Y darle mérito al oro

Y con este darte amor.

Pero el chancho busca el lodo

Como la cabra el corral

El perro que bien se cría,

Entre tan límpios manteles,

Deja huevos y pasteles

Por irse a la porquería.

El hermano del poeta Francisco Paz trabaja en la Puntilla y desde aquí le escribía a Pacora, su suelo natal, con cierta regularidad.

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En una de esas cartas el hermano se quejaba del destierro en que vivía, de los cerros que tenía por compañeros y de todo lo que extrañaba a Pacora; y el poeta, para consolarlo, no encontró cosa mejor que mandarle, para lenitivo de sus penas, los siguientes versos que improvisó en mitad de la carta:

La paloma bien comida

Nunca de su jaula sale,

Porque en el mundo nada ‘’halle’’

Que dure toda la vida.

Siempre la paloma buena

Vive sola y separada;

Si es juiciosa y bien honrada

De sus machos vive llena.

Al fin se llegó el gran día

Que sin tener culpa o yerro,

En la lejana puntilla

Temo que te coma un cerro.

Jamás pensé que en un día,

Sin tener crimen ni yerro,

Te diesen, pues, por destierro

El sitio de la puntilla.

A esta aldea he llegado,

No me ha de comer un perro,

Menos mal me hará algún cerro

En castigo de mi ‘’ausencia’’.

Y vos por tu conveniencia

Te ‘’dites’’ ese destierro.

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Por algún rincón de este libro hemos contado que el poeta Francisco Paz tuvo un hermano en ‘’La Puntilla’’, quien se quejaba de la soledad y aislamiento en que se encontraba. Ahora vamos a completar esa historia en prosa, con un verso.

Parece que el poeta, no pudiendo mandarle a su hermano ninguna compañía de carne y hueso, resolvió remitirle algo que pudiera mitigar sus penas, y halla a mano otra cosa que cascarse la cabeza y enviarle la siguiente composición, para que el hermano durmiera con ella; en la cual describe tan gráfica y gramaticalmente la vida de tempestades y la de las repuntas de ‘’La Puntilla’’:

Las innumerables nubes,

Que entre los aires están,

Muy en presto se verán

Que unas bajan y otras suben.

Esa abundancia de nubes,

Que van bajando a la mar

A cogar agua y llevar,

Siempre a los aires se suben.

Cuando en los aires están

Se ‘’ajuntan’’ unas con otras,

Ciernen millones de gotas

Y a todo el mundo ‘’amejoran’’.

Se oirán ruidosos truenos,

‘’acompañaus’’ de relámpagos,

Se alegran hasta los campos,

Cuando los tiempos son buenos.

Esos grandes aguaceros

Caen de las cordilleras,

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351

Van regando las ‘’bajeras’’

Con poderosos esmeros.

Esas dichosas vertientes,

Por un tiempo quedan llenas,

Alivio de nuestras penas,

De nosotros los viandantes.

(Fin)

Don Agustín Esteban Monsalve tenía fama de aventajado en tamaño y en el amor.

ANTONIO ASALDE. ‘’EL CIEGO DE NACIMIENTO’’

El poeta Antonio Asalde resolvió perpetuar esta injusticia, en verso, de tal naturaleza que hasta el mismo eco lo recordara y al efecto construyó el siguiente:

Siguen moliendo sin fin

Agustín,

Sin que tus pasos se muevan

Esteban.

De tu pieza Dios te salve

Monsalve.

Estoy regando la salve

Y pido con sutileza

Me libre Dios de tu pieza:

Agustín, Esteban Monsalve.

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352

Antonio Asalde, Chiclayano, cuyo seudónimo era: ‘’El ciego de nacimiento’’, fue también un célebre repentista.

Se enfermó Chiclayo de fiebre liberal y radical, con escalofríos anticlericales, y habiendo llegado dos frailes descalzos, tuvieron que pasar a Ferreñafe, porque en Chiclayo no le permitieron estar.

Por esos días funcionaba en la plazuela Aguirre un carrousel que hacía un gran negocio, aludiendo a todos estos hechos, Asalde dijo a varios amigos con quieren se encontraba reunido:

Unos agentes muestrarios

Han pasado a Ferreñafe,

Llevando como equipaje

Medallitas y rosarios.

Esto nos cuentan los diarios

En sus hojas de papel,

Y si en el negocio aquel

El cura de aquí es su socio,

Ganarán en el negocio

Como gana el carrousel.

Un sobrino de don Agustín Asalde, ‘’el ciego de nacimiento’’ echó a perder a una muchacha de Chiclayo, ocasionándole el natural perjuicio ya conocido, o como dicen en la Villa de Eten, ‘’le acabó su inocencia’’, motivo por cual fue procesado.

Lo primero en que pensó ‘’el hechor’’ fue en buscar un letrado que le defendiera de los peligros de ir al ‘’pulguero’’ y se acordó del doctor Bartolomé León, abogado Ecuatoriano que hacia algún tiempo residía y ejercía su profesión en la capital del departamento.

Era la época del conflicto con el Ecuador, o sea el año de 1910, y una vez que el abogado hubo asegurado su contrato de ‘’Cuota litis’’, que consistía nada menos que en la

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353

…21

El ‘’ciego de nacimiento’’, incanpás de defender al sobrino de la ‘’Cuota litis’’, que se había convirtido en ‘’Cuota anteritis’’ se creó con derecho suficiente para defender literariamente a su pariente, y se echó a repartirle palo a don Bastolomé, en verso, en la siguiente forma:

cesión de la mitad de una casa que el conquistador había heredado, procedió a ejercitar las actividades de su profesión, obteniendo, primero su libertad bajo fianza, y terminando, después por conseguir la absolución del muchacho, quién lleno de satisfacción y medio arrepentido, por el momento al salir del lodazal en que se había metido, sentió admiración por su defensor; pero si se vió libre, no pudo ver libre, en cambio la otra mitad de la casa, porque el abogado alzó con el santo y la limosna, o sea que ‘’el violín’’ se convirtió en violón quedándose con toda la casa, la misma que, según nuestros recuerdos, estaba ubicada en la calle de Santa Catalina.

Hay un León Ecuatoriano

Que le echó una garra a una oveja,

Y casi lo despelleja

Del modo más inhumano.

Si en el territorio peruano

Este león si porta así,

Que se le bote de aquí.

¿Dónde está la policía?

No vaya a ser que algún día

Me quiera echar garra a mí.

Uno de los más bellos versos improvisados, fruto de nuestro poeta Antonio Asalde, quién se decía a sí mismo y se firmaba ‘’El ciego de nacimiento’’ es el siguiente verso:

Aurora, no peude ser,

Porque muy negra has nacido.

Quién aUrora te ha parido,

21 No se puede leer la palabra completa en el PDF

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354

Aurora no pudo ver.

El orígen de ésta improvisación es la siguiente: Se encontraba el poeta en la Plaza del Mercado, consumiendo un poco de frito, que emborrachaba un buen yonque de Colaya, Copn varios amigos y se acercó una negrita de Capote, ofreciendo en venta queso de Sangana, huevos de Capote, y paltas del Arrozal. Ante esta presencia pavonada uno de los contertulios le dijo a Asalde que le largara un verso, aceptando este y al preguntar a la negrita, que cómo se llamaba, esta respondió:

-¿Yo? Aurora. Entonces fue que el poeta improvisó en cuarteto que queda impreso más arriba que ustedes tendrán que volver a leer.

Don Antonio Asalde, ‘’el ciego de nacimiento’’, veía crecer la yerba.

Esto se encuentra probado en los versos siguientes, en los cuales trompea fuertemente a Martín Herrera:

Ya como le he visto al fin,

Martín,

Quiero decirle bien claro,

Genaro,

Que el hambre de desespera,

Herrera.

Deme un recibo siquiera,

Sino ha trabajado en balde:

Esto se lo dice Asalde

A Martín Genaro Herrera.

Dice: ‘’yo sé cocinar

Arroz a la melaneza’’;

Luego a cocinar empieza

Y chascarros a cantar.

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355

También principia a imitar

Como baila con Joaquín.

Es un transformista, en fin,

Que da función en ‘’chiquero’’

Y el ‘’ciego’’ dice: ‘’yo quiero’’

Otro chascarro ‘’Martín’’.

En un banco de la Plaza

Dormido encontré a Martín,

Ese había de ser su fin

Que un banco fuera su casa.

Esto de la raya pasa,

Y es mucha temeridad

Que un hombre de tanta edad

No se reforme siguiera

Que diga el señor Herrera

Dónde está su sociedad.

En el año de 1896, quizás de resultas de la revolución de Piérola, el doctor Juan del C. Ugaz, tuvo una fiebre cerebral que le postró por mucho tiempo en cama.

El doctor Ugaz, que fue buen médico, hombre popular y luchador radical político de enjudia y orador rápido y audaz, era persona querida, en Chiclayo, por toda clase de elementos sociales.

Fue a visitar al enfermo, que ya estaba convaleciente y don Antonio Asalde, ‘’el ciego de nacimiento’’ según su seudónimo, y mientras el doctor Ugaz conversaba de su enfermedad, el ‘’ciego’’ que por lo que sigue no era tanto, le endilgó la siguiente décima:

Gocé, doctor, en un día

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356

La dulce satisfacción

Del cariño y distinción

Que Chiclayo le tenía.

¿Tu sabes, cual fue tu día?

Fue aquel de tu enfermedad.

Al saber tu gravedad

Todo el pueblo se alarmó;

Todos, pero Pascual no.

Es decirte la verdad.

Lástima y grande que el ‘’ciego’’ no continuara la décima, porque de seguro que en otra decena de versos hubiera largado el apellido del tal Pascual, que nadie ha sabido quien es. Aún cuando no sería raro, como aseguró un poeta cursi de nuestras latitudes, que:

Este anónimo Pascual

Haya sido solamente

Producto del aguardiente

De una ilusicón cerebral.

(Fin).

Desempeñaba la prefectura del Departamente de Piura, en el año de 1906, el doctor Germán Leguía y Martínez, y se desempeñaba también y a las mil maravillas en el Departamento la peste bubónica, como lo han hecho en el Perú desde el año de 1904, sin que nadie le detenga.

GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ

Don Pedro Flavio Jibaja había comenzado a ofrecer medicamentos caseros, para el mal en lo cual parece que lo ayudaba un señor chiclayano de apellido Moya, recetaws que se las ofrecía todas a don Germán, seguramente con la idea de que las impusiera en su circunscripción.

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Con el fin de tomarle el pelo a los enfermos, a Jibaja, a Moya y a los bubones, el humorista don Germán dibujó el asunto en la décima siguiente:

Me ha salido un bubón morrocotudo,

Cervical por más señas, a la izquierda

Y otro inigual y de la misma cuerda,

Que me hace ver estrellas si estornudo.

Ayer, Jibaja, vino en la mañana,

Quien al verme le dieron escalofríos;

Pero me dio un consuelo que me ufana

Los tenía más grandes que los míos.

Se paseaba el ano de 1874 por sobre las vidas existentes en aquella época, y se paseaba también en el Malecón de Pimentel del Dr. Germán Leguía y Martínez acompañado de Mercedes Barandiarán, Margarita Barandiarán y Francisco Iturregui, quien después fue esposo de aquella.

Por otro lado del mismo Malecón, se encontraba don Rafael Montenegro acompañado de doña Manuela Blando; y el Dr. Germán Leguía y Martínez, contagiado por la oscuridad de la noche o por la del lugar, o talvez con mayor seguridad, por lo que sabía o sospechaba, improvisó el siguiente cuarteto:

Bajo este cielo tan negro,

Andando de tronco en tronco,

¿qué hace ‘’ña’’ Manonga Blanco

Con Rafael Montenegro?.

Cuando el Dr. Germán Leguía y Martínez dirigió un Colegio en Lima, llamado el Liceo Internacional, situado en la calle de Belaochaga, entre todos sus alumnos se distinguió uno apellidado Boza, por lo faltón que era, y a quien el maestro le gustaba examinar y tomar el paso constantemente, por su misma virtud cimarrona.

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Cierta vez en clase de castellano, le llamó a darle el paso, respondiendo por él uno de los compañeros, que le dijo:

-Señor, no ha venido ‘’todititita la semana’’.

Esta contestación la aprovechó el maestro para hacer a sus alumnos una explicación refiriéndose a que la palabra ‘’todo’’ o ‘’toda’’ no tenía diminutivo.

A la siguiente semana el faltón Boza asistió a la clase, y naturalmente, al que primero llamó fue a él, preguntándole que por qué había faltado; aduciendo el alumno como razón que había estado con fiebre.

Muy bien repuso don Germán; entonces examine la siguiente oración, que improvisó en seguida:

Si con una sola fiebre

Está Boza en tal apuro,

Con dos fiebres aseguro,

Que hay que mandarle al pesebre.

Al local de la bomba ‘’Roma’’, en Lima, concurrió, invitado especialmente, el 20 de setiembre de 1895, por los miembros de la Colonia Italiana, el Dr. Germán Leguía y Martínez.

Hacía cosa de medio año que el conservadorismo constitucional había caído, y Piérola, el hombre pequeño y de voz gangosa, ocupaba el palacio de Gobierno.

Leguía y Martínez quien fue toda su vida un adelantado, un verdadero y genuino hombre de vanguardia, sintió también el refrescante rocío de la esperanza política.

Fue entonces que admirando a Garibaldi y esalzando a Mazzini, y no pudiendo ofrecer su esfuerzo corporal ni su resistencia física para una lucha ajena- la lidia eterna entre el ultramontano que cede y el liberal que avanza- hace brotar de su cerebro, en forma repentina, y a pedido de los concurrentes, la siguiente décima:

A fiar golpe de zapa,

Cede al cabo y se desploma,

Bajo las criptas de Roma

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359

El poderío del Papa.

Tuvo allí su última etapa

El vetusto monopolio,

Que en lo alto del Capitolio

La fe ejerció con la cruz,

Y un pueblo surgió a la luz

Reconquistando su solio.

Y si de improvisaciones se trata sigamos con ellas.

En las postrimerías del año de 1874 se casó don Roberto Paredes, con su sobrina doña Carolina Paredes, quien tuvo fama de buena poetisa, mejor pintora y pianista superior.

Don Germán entusiasmado por el matrimonio y con las dotes artísticas de la novia, le improvisó violentamente- así procedí al poeta en todos los siguientes versos, pocos momentos antes de la boda:

Hoy apenas se levanta,

Vertiendo perlas la aurora,

Paréceme que algo canta,

Paréceme que algo llora.

Llora el año que se va

Y al mirarte se detiene,

Que canta el año que se viene

Y a tus sienes llega ya.

Pura siempre inmaculada,

Te ve el año que se aleja;

Pero al marcharse te deja

Corona de desposada;

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Y concédame el destino

Ver cómo riega las flores,

Tu venturoso camino

El ángel de los amores.

…22

Ese amor indisoluble,

ga amoroso el cielo

Y nunca tu dicha nuble

La noche del desconsuelo.

Formaban parte del Congreso Nacional, allá por el año de 1895, entre otros, Juan de Dios Lora y cordero, Julio C. Castañeda, Miguel A. Rojas, Jorge Polar y Germán Leguía y Martínez, héroe de esta página.

Además de ser políticos eran amigos, lo que no era incompatible en aquella época, en que campeaba la hidalguía moral, la decencia personal y la honradez en la lucha.

No solo se reunían en la Cámara, sino también y tal vez con mayor asiduidad y regularidad, en la calle de Mantas, en el establecimiento de un señor Serra, para saborear las gotas amargas, que nunca se agotaban y que al decir del dueño y fabricante, ‘’no contenían alcohol’’. En esto de tomar gotas solamente podrá hacerles la competencia Nicolás Ciglievan, ‘’chinguango’’, quien encarga a todo amigo que regrese ‘’al Norte’’, en avión, que le lleve una botella, eso si de a litro, llena de gotas amargas de las que vende la Botica ‘’El Inca’’, vicio que aún no se le agota a Nicolás.

Parece que esos señores congresales además de hacer proyectos fabricaban versos, lo que no debe extrañarnos, porque para ser político, en este país, se requiere ser un poco iluso, dejarse engañar y calumniar; y ellos saciaban muy bien ambas profesiones, pues se turnaban en la labor de discutir un cuarteto y de censurar un ovillejo.

Una tarde, después de saborear las gotas amargas y una vez que hubieron paladeado unas cuantas lisuras políticas se dirigieron a comer al Estrasburgo, y fue allí donde nuestro paisano don Germán quiso hacer la apología de las gotas, improvisando lo siguiente, que él tituló, con muy buena gramática y mejor ironía ‘’Gotas’’.

22 No se puede leer la palabra completa en el PDF

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Moja, moja esa caña…..

Ve como brota

De sus fauces la nívea

Hueca burbuja:

De desprende en el aire

Trémula flota…..

El iris en su terso

Cristal dibuja…..

Y revienta…..¿qué cae?

Cae una gota.

Así empapado en nectar

De esencia ignota,

El alma sus ensueños

Al eter bota:

Como límpias burbujas

Trémulas nacen;

Suben, flotan y brillan,

Y deshacen…...

Y ¿qué cae?. Una lágrima….

¡ay, una gota!......

A la señorita Luzmila Villacorta se le ocurrió, precisamente el 14 de enero de 1923- la fecha es exacta y desafiamos a cualquier historiados a que la desmienta- pedirle al Dr. Germán Leguía y Martínez, que le pusiera algo en su álbum, y ya se sabe que cuando nos piden ese ‘’algo’’ hay que amarrarse bien los dedos o los pantalones, entornar los ojos, bajar la cabeza y hacer estallar el cerebro.

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362

Y aquí tenemos al maestro, al político la humanista, al poeta, ante la página impóluta y blanca de un álbum.

Riquísimo es el acerbo poético que se encuentra regado en esos albums, en donde el genio y humorismo tanto campean. En ellos se ha derrochado a manos llenas el ingenio y el talento, y para confirmar esta opinión, una vez más, sigamos al poeta en la siguiente improvisación que tiene un tan marcado sabor vernacular.

De la tierra en que cuelgan

Los poroporos,

Sobre carros que ocultan

Grandes tesoros;

Do, entre rubíes,

Encamaran sus copas

Los capulíes;

De la dorada alfombra

De los trigales

Con la esmeralda alternan

De los marizales,

Y, entre las punas,

Su helada miel acendran

Las ricas tunas;

Desde allá… a estos ariales

De arena triste,

¡oh niña bella, el alto

Vuelo tendiste,

Con alas puras

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Como un ángel que baja

De las alturas……

En la bandada suprema

Quemon niña encierras,

¿Qué te habrán parecido

Aquestas tierras,

En que la grita

De tremendas pasiones

Truena maldita?......

Perdona, si al pedirme

Dulces canciones,

sólo me broten estos

breves renglones,

y que un murmullo

resulte el que quisiera

fuese un arrullo……

Arrullo de palomas……

De cuculíes……

De esa que dan sombra

Los capulíes

De tu comarca,

La tierra de tus ensueños:

¡tu Cajamarca!.

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364

Pero eso no le hace niña.

Eso no importa

No es menos una Villa,

Si es Villa-Corta……

Cuando en belleza

Su cortedad se toma

Pura grandeza……

Tal pasa con los versos

Que te dedico,

Serán cortos, sin gracia,

No tendrán pico

Pero… ¡a la obra!...

Si yo quise a tu padre

Desde muy niño,

Pues partícipe te hago

de aquél cariño,

que el tiempo odioso

ha conservado siempre,

siempre extremoso……

te lo ofrezco sincero,

contento, ufano;

y si a tu padre quiero

como a un hermano,

oye, ángel mío,

amigo no me llames:

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llámame tío!......

El Dr. Don Germán Leguía y Martínez es un hombre célebre –basta con que sea lambayecano- no solo por sus obras, su carácter, por haber sido un gran educador y un buen gramático, sino también por sus poesías y pos su labor política.

Una prueba de sus condiciones políticas vamos a dar con el detalle siguiente. A fines de 1920, siendo el Ministro de Gobierno fueron detenidos en Lambayeque, por el Prefecto don Moises Escurra y conducidos a Lima, bajo la custodia del Mayor de Guardias con Leopoldo Vallejos los señores Juan J Aurich, Antonio Beingolea y Augusto F. León. La historia política de los dos primeros no tiene la punta que tiene la del último. En una entrevista que tuvo con el Ministro de Gobierno este le manifestó que le había detenido porque se le acusaba de haber pretendido atentar obras del centenario, en 1920, pero que como él no lo había creído, lo había hecho llamar para decírselo y conversar con él, al respecto. Además, le manifestó que uno de los representantes por el Dpto. se lo había dicho y que él casi tenía que creerlo.

Ante las protestas y la extrañeza del damnificado el Ministro vio la fácil manera de resolver la cuestión proponiéndole que le pasara una carta ofreciendo, bajo su palabra de honor, no inmiscuirse en política y declarando que no había tenido participación en ningún complot de tal índole, a cuyos extremos se opuso el preso, manifestando que si se había creído capaz de ese acto cómo se le exigía que lo negara en principio, ante cuya negativa, el Ministro procediendo con criterio ampliamente político, le contestó: ‘’Bueno. Si Ud. No me escribe esa carta, seré yo el que se la escriba a Ud.’’ Y en efecto don Augusto F. León regresó al Puerto de Eten provisto del siguiente salvoconducto; que es casi un certificado de beuna conducta: ‘’Habiendo comprometido su palabra de honor de abstenerse en todo movimiento revolucionario, el señor Augusto León, se le concede SALVOCONDUCTO para que pueda dirigirse al Dpto. de Lambayeque, lugar de su residencia. Lima, 25 de noviembre de 1920’’.

No solo por estas salidas tan políticamente ingeniosas y humorísticas ha dejado eco don Germán, sino también por los ecos en verso, de los cuales hizo profuso derroche, allá por los años de 1896, poco después del triunfo de Piérola, en cuya revolución tuvo destacada actuación, pues era secretario de Teodoro Seminario en su campaña del Norte del Perú, que comprendió los departamentos de Piura, Cajamarca, Lambayeque.

Era Diputado por Bongará el Dr. Miguel A. Rojas y por Lambayeque el Dr. Germán Leguía y Martínez, en el año de 1896 y habiéndose encontrado en la calle de San José el último le preguntó al primero que donde estaba alojado para irlo a visitar, manifestándole el Dr. Rojas que en el hotel Maury cuarto Nº 7 ‘’Muy bien le contestó don Germán te voy a

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hacer una visita’’. En efecto al siguiente día se presentó de visita al cuarto citado no habiendo encontrado al Dr. Rojas porque había sido cambiado momentáneamente al cuarto Nº 5 por hacer un arreglo en los muebles del Dpto. Nº 7. Al cabo de dos días se volvieron a encontrar y Leguía y Martínez le manifestó que había cumplido con irlo a visitar sin encontrarlo, habiéndole explicado el Dr. Rojas el cambio de cuarto. ‘’Bueno, dijo el Dr. Leguía y Martínez, mañana, te voy a ver al cuarto Nº 5 , donde estás’’. Pero resulta que ese mismo día volvió el Dr. Rojas a su Dpto. Nº 7, de manera que cuando el Dr. Leguía y Martínez se presentó en el Nº 5 tampoco le encontró. Ya en la Cámara de Diputados se le acerca y le dice de improviso:

Andas tú de brindo en brinco

Como la pulga en el cachete;

Saltando del siete al cinco

Y después del cinco al siete.

Entre los miembros del Parlamento, de 1895 a 1896, opositores de Piérola, con el carácter de independientes se destacaban Germán Leguía y Martínez, diputado por Lambayeque; Juan de Dios Lora y Cordero, Diputado por Chiclayo; Miguel a Rojas, Pedro J. Rivadeneyra; Valerita Maldonado, Augusto Durand, Lucas Rodríguez, Ezequiel Montoya, Julio Abel Raygada, Pedro de Osma, y un poco al principio, más poco al medio y nada al fin, Mariano H. Cornejo.

Se perdió por cierta temporada el Dr. Lucas Rodríguez, secuestrado, seguramente por quien sabe Dios que belleza capitolina, hasta que volvió al redil de la Cámara y ya cuando salían de una sesión el Dr. Leguía y Martínez completos, contestando el aludido; Lucas Rodríguez Contreras, a lo que contestó intempestivamente el poeta:

De repente te desnucas,

Lucas

Si en esa senda prosigues

Rodríguez,

Sólo huemeando las polleras

Contreras.

Por qué, dí, te desperas,

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Como el perro tras un hueso

Cuando hueles un buen queso

Lucas Rodríguez Contreras?.

Era el día de la inauguración del Congreso del año de 1896 y habían salido juntos, después de ese acto, los diputados Germán Leguía y Martínez, Julio Abel Raygada, Lucas Rodríguez, Ezequiel Montoya y Miguel A. Rojas y al pretender ingresar, en la calle de Bodegones, a tomar unas gotas, el Dr. Rojas se separó de sus compañeros, manifestándoles que tenía necesidad de ir por su esposa –su contraparte como llamaban a sus señoras- para que presenciaran el desfile habiéndose separado en la esquina de Bodegones y el Portal de Botoneros, pero al abanzar se encontró cerca de la calle de Mantas con el cura Castro, quien casi dictatorialmente lo obligó a entrar a Estrasburgo a tomarse una copa. Lo único que de raro tenía el cura Castro era que usaba sotana, indumentaria muy parecida a las polleras de las mujeres y que es donde reside la punta del verso. Los compañeros del Dr. Rojas también anclaron en el Estrasburgo y grande fue su sorpresa cuando se encontraron, casi en la primera mesa; a su compañero en amable compañía con el cura, cuando ellos lo hacían con su contraparte, de manera que grande fue la sorpresa y la indignación humorista del poeta de la camada, el Dr. Leguía y Martínez, quien se le fue de encima y le atacó de improviso, con la siguiente ofensiva:

Yo de vergüenza me arrastro,

Y siento las peiranas flojas

Al ver a Miguel A. Rojas

De contraparte de Castro.

Tampoco se escapó don Benjamín Luciano Lama del lazo poético de don Germán, quien lo ató con el siguiente ovillejo:

Quede como un serafín,

Benjamín,

Luciendo el peine y la mano

Luciano;

Como quien se afeita en cama

Lama.

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Empeña, aprieta y exclama;

-¿quién a mi amor se somete?

-Aquí esta grita un cachete,

Benjamín Luciano Lama.

Don Bartolomé Ezequiel Montoya también cayó bajo las garras del ‘’tigre’’ o bajo los efectos del eco poético del ‘’tigre’’, en la forma siguiente:

Tiene tan tremendo bole,

Bartolomé,

Como el rabo de Luzbel,

Ezequiel,

Que es espléndida tramoya

Montoya.

Divisa una claraboya

Y aquella tramoya mete,

Como si fuera un ariete

Bartolomé Ezequiel Montoya.

(Fin).

Pedro Gonzáles, ‘’el Trueno’’,

JOSE MARIA CORTEZ ARIZOLA

Que no tomaba veneno,

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En agua, si estaba fría,

Pero que cuando subía

A ardiente temperatura

Se le hacía cuesta dura,

So pretexto del catarro

No hallar la muerte en el jarro,

Fue el carretero más leal

De toda esa calle Real,

Templo, baluarte tesoro

De cuanto hubo grande y bello

En ese último destello

De esa edad, realmente de oro.

Todos decían: ‘’Con Padrete’’

No se nos pierde un paquete.

Es un negro muy honrado;

No se propasa en un duro:

Saca a todos de un apuro,

Y es atento y moderado’’.

Con su efectivo prestigio

Su servicio era un prodigio.

Cuando todo fracasaba,

Dado lo estrecho del medio,

‘’Pedrete’’ hallaba remedio

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Y a todos los consolaba.

Nunca el rico le pagó

Lo que él le dio con su vida,

Con su carreta que haló

Con mula gacha y sumida.

Más, si este mundo lo olvida

Serán todos menos yo.

Si la carreta fue estrellada

Con la cual naciste tú.

¡Negro!: tu honraste al Perú,

Precisamente desde ella.

También don José María Cortez Arizola tiene sus merecimiento. Disque le gusta jugar a la bolsa poética y que lleva una libreta-por mayor y menor- de los versos que ha hecho mientras tuvo ‘’tienda’’ en Chiclayo.

Para que le salga el balance y no tenga saldo en contra le vamos a los paisanos algunas de las producciones de José María, aunque se caliente y nos aviente dinamita podrida.

Rivera Enrique ha llegado

Del puerto de Pimentel;

Y viene, según dice él

Por asunto delicado.

Es el caso que su gato

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De un buen día, en la mañana

Sin razón, perdió la gana

De comer, no importa el plato.

Y gran lástima seria

Que no comiera el gato,

De cuya rama, hace rato,

Don Aurelio nos decía:

‘’Como plata bien gastada

Pagaría mi solazo,

Por ‘’aguaitar’’ al ‘’gallazo’’

Dando una buena zarpada’’.

Los galenos de Chiclayo

Estiman que es necesario

Un régimen culinario

Y criadillas de gallo.

Para la cura formal

Ha tenido que hacer viaje,

Con señora y equipaje

Hasta esta capital.

Cada médico ha opinado

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A solas y en la asamblea

Que reunió el afamado

Don González Olaechea.

Quien dijo: ‘’Que de ciencia

Los más grandes adelantos,

En este caso son tantos

Fracasos nuestros… Paciencia’’.

‘’Ya nos pueda parodiar,

Con tono angustioso e incierto:

El gato está casi muerto

O bien no lo puede estar’’.

Fueron al médico chino

-escondidos hoy en día-

Y que con la brujería

Son el último camino.

Me la pusieron de frente

Un peridote muy tierno,

Y este gato del averno

Se le mostró indiferente.

Dijo el chinito: Son cierto.

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No tiene cura tu gato;

Y mucho ojo, cualquier rato

Ese son ya gato muerto.

La ley de compensación

Es la ley más natural.

Sin ella el juicio final

Es caos o confusión.

A estos gatazos de Angora

Se les anticipa la hora.

¿No es verdad amiga Lata

Que cualquier tierno ‘’michito’’

Come con todo apetito

Ratón, pericote o rata?.

Que ‘’para’’ la chirimia

De tan largo centenario,

Más parece un novenario

De criolla pedantería.

Probar con hechos la ciencia

Y tratadnos como hermanos,

Uranos inspira conciencia

Y sentimientos humanos.

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374

Al saber que sois tan malos

Carreis peligro inminente

Que Hipólito es caliente,

Que venga y lo saque a palos.

En caso de Religión

Quien es más seguro camina

Es quien sigue la doctrina

De don Ramírez Gastón.

Que consiste, según él,

Que es teólogo concienzudo,

En poner vela al ‘’patudo’’

Y otra vela a San Miguel.

Don Manuel Torres exSuperintendente de la Empresa del Ferrocarril y Muelle de Eten, había sostenido en casa de la señorita Blanca E. Auriche una interesante conversación sobre el privilegio que tenía el hombre antiguo, con relación al hombre moderno, en lo relativo a una mayor visión, pues acepta que los hombres primitivos tenían un ojo en la nuca, y que podían mirar por atrás.

En su acalorada defensa se dolí de no poder tener en la actualidad ese órgano más porque así no se necesita, según decía, volver la cara para saber lo que sucedía.

Iban del Puerto de Eten a Chiclayo, Carlos A Williams, José Félix Barandiarán, Augusto F. León, y José Mario Cortez Arizola, y entre todos comentaban la conversación ya refería; cuando intempestivamente, Cortez Arizola le dice a León:

Vea Ud. De que es capaz

La desmedida ambición:

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375

Manuel Torres, el ojón,

Pide un ojo por detrás.

En Chiclayo es formó una sociedad comercial de tres personas que según los principios inconmovibles de los viejos, tenía que resucitar mala, porque ‘’sociedad de tres, del diablo es’’.

No sabemos cuales fueron los resultados comerciales del negocio; pero si podemos saborear los resultados poéticos de uno de los socios, a tenor de la historia que sigue.

Componían la sociedad, Juan Canal, José M. Leguía, y José María Cortez Arizola, y por lo que se ve, el negocio era amplio, ya que los socios tenían dinero, cuajo y empuje, sólidas cualidades que se requieren para sacar floreciente cualquier empresa.

Aunque el negocio era de tres, solo lo componían dos elementos de trabajo: una tienda de tejidos que la dirigía Leguía, y el Hotel América que lo administraba Vicente Razuri; pero como no podía quedar coja la cosa, establecieron también un escritorio, que situaron en la Plaza de Armas, en los bajos de la casa que ocupa el Club, actualmente.

Un 19de marzo amaneció Cortez Arrizola con el ánimo hirviente de Humorismo, seguramente por el día de su nombre, San José se le ocurrió agasajar al otro José de la camada: don José de la camada: don José Leguía, mandándole, con un muchacho, la siguiente duodécima a Hazuri en la cual le pedía doce botellas, sino una media de champaña, de conformidad con la siguiente letra, con música de ‘’Donde vas en bicileta’’:

Vicente:

Que este muchacho, consigo

D champan media botella

Me atraiga, para ocn ella

Agasajar a un amigo.

Se trata de las natales

De mi socio don José,

Y tengo entendido que

También invito a Cabales.

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376

Aunque a mi no me hacen mella

Losa cuatro soles de plata,

No me apunte la botella.

Don Carlitos Bazán, allá por los años en que fuera el terror de las zambitas solteras ya ‘’usadas’’, se enamoriscó de una tal Galán, a la cual galanteaba el galán con todo entusiasmo y dedicación, yéndose mañana, tarde, y noche por los barrios del Cercado, donde ella vivía.

Parece, que cierta vez, de puro ‘’entrometido’’, y solo por que le dieran la uña, habiéndose ido hasta la pezuña, se metió a la casa de la perseguida, y tuvo un serio altercado con el dueño de esa preciosura.

José Marica Cortez Arizola ha recordado estos hechos en la forma poética siguiente, especie de carta a ‘’Lata’’:

Haga Ud. Recorda

De aquella rara aventura,

Que le resultó tan dura

A Bazán, por jaranear……

EL chico se dejó ‘’dar

La coba ‘’del bravo lata’’

Y, luego metió la pata

Dádola de enamorado,

De quien lo ha visto ‘’ensuciado’’

Y que por poco lo mata.

Por castigar la lisura

Calzose los que en Rafán

‘’Davi’’ usaba en ‘’tapadura’’

Y una recia ‘’pateadura’’

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377

Le dio el retaco galán.

Maltrecho y allí quebrado

Caminaba el otro día,

Y cuando alguien le decía:

‘’Carlitos, ¿Qué te ha pasado?.

-Cosa de macho y templado,

Contestaba. Al parrandear con ‘’Lata’’ que es tan ‘’fregado’’

Los tuvimos que ‘’parar’’

A esos zambos del cercado.

El día 30 de junio de 1934 es la fecha histórica y el día magno de esta epopeya. Porque en esa fecha se le ocurrió a un ‘’piajeno’’, nombre con se distinguen a los cholos de Lambayeque a los asnos, morder a un chico en ‘’Santoyo’’ y también en el brazo. Como este ‘’piajeno’’ era morropano-dato absolutamente cierto, según el mismo burro lo proclama. Nos pertenece de hecho nos corresponde de derecho, razón, causa, antecedente y fundamento bastante para que uno de nuestro poetas fulminantes, repentistas, dinamiteros, que es nada menos que José María Cortez Arizola, tómanle el pelo al diario ‘’El Comercio’’, que había publicado la noticia; al barro que había sido causa del escándalo y a nuestros políticos que tienen la culpa de todo, nos cuenta lo siguiente:

Y que el chico se va al hoyo

No hay poder que ello lo impida;

Siendo incurable la herida

De los burros de Sontayo.

Las víboras con se tales

Su antídoto saben cocear

Para remate de males.

Los políticos cazurros

Que muerden hoy al Perú

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No son más, por Belzebú,

Que de Sontayo los burros.

A propósito del doble apellido de don Antonio Delgado y Delgado, quien llevaba pues muy bien su apellido y del de don Victor Degadillo, que prácticamente no lo llevaba, nuestro poeta nos informa lo siguiente:

El flaco de don Antonio

En ser Delgado estribaba,

Y no conteto agregaba

Otro delgado ……demonio.

Pero eso es poco. Hoy el brillo

Del apellido Delgado

Comienza a verse opacado

Por don Víctor Delgadillo.

Sabido es que Ferreñafe, pueblo de la Provincia de Lamabayeque, ya ascendida a ciudad, se distingue entre otras muchas cosas, por dos principalmente, que son el gran consumo de bebidas alcohólicas que en él se hace y por ser la Meca de los guapos del Depto. De Lambayeque, algo así como el horno o perol del valor. Debería llamarse no Ferreñafe, sino Guapolandia. Explotando la primera afición de los, ferreñafanos el poeta le toma el pelo al pueblo, con el siguiente verso:

Para esta tierra querida

Tan fecunda y tan caliente

Creemos que el aguardiente

Es la más sana bebida.

Para evitar la embestida,

Que es hacernos un ultraje,

Ya que el agua es un brevaje,

Proponemos que en el día

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se tienda una cañería

de Pisco hasta Ferreñafe.

(Fin).

Era el 8 de octubre del año 1900, fecha en la cual se celebró dignamente, en Pacora, con la dignidad que podía ofrecer el pacorano suelo, el sacrificio de Grau y de sus compañeros.

El negro Ines Ines Castillo “Benebacho”

Como en Pcora hay también patriotas, quisieron hacer algo que recordadara al Comandante del Huascar, y decidieron encomendar esa labor al negro Inés Castillo, para que se viniera de “tender” con alguna de sus mayestáticas producciones.

Por la gran cantidad de versos de este repentista es posible ofrecer, podrá advertirse que él nunca se hizo de rogar, y sin esperar la fecha clásica, y de antemano, inmediatamente que el Alcalde del pueblo se lo solicitó, tomó un pedazo de papel y escribió lo que sigue, de corrido, adelantándose por lo menos un mes, al 8 de octure:

El día 8 de octubre

Feneció el Contralmirante

Se nos acabó esa nube

Que en el Perú fue un diamante.

Sólo el nombre le ha quedado

Suscrito en nuestra Nación,

Que un jefe de posesión

“hayga” muerto en un blindado.

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Nadie en su valor lo cubre

A aquél valiente marino,

Que murió por su destino

El día 8 de octubre.

Miguel Grau, el afamado,

Un jefe heroico y triunfante,

Dio siete horas al instante.

De la guerra salió honrado

Y el día menos pensado

Feneció el Contralmirante.

Vamos a asistir a un proceso de concepción y de alumbramiento, todo en verso, gracias a la siguiente composición del “negro Inés”, quien según la señora Illimana, doña Mercedes Vélez, la improvisó cuando un amigo se quejaba de que su mujer estuviera en cinta:

Aprecias a la mujer

Por llegarla a conseguir.

No le llegas a Malvertir”

Lo que le va a suceder.

Ella se llega a poner

A los principios con gusto

Y después con el disgusto

Le vienen las “acedías”,

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381

Y se hacen largos sus días

Para un ratito de gusto,

De gusto queda preñada

Cinco meses escupiendo,

Toda ella desmadejada.

Si le hablan también se enfada,

Y es un asco en bostezar;

Para un ratito de gusto

Nueve meses de pesar;

Porque dentro de seis meses

Empieza a coser “culeros”,

Dando ajusta con “ombliqueros”,

Dando “malhayas” mil veces:

“!ay! hombre si tú me vieses,

Lo que padece mi fama,

Con mi “taita” y con mi “mama”;

Ya no me sabes buscar

Gallinas para pasar

Cuarenta días de cama.

Ya me vienen los dolores

Te pido con mi aflicción

Me traigas un San Ramón

“pa” que me oiga mis clamores.

No me traigas a “dotores”

Sino santos sin cesar;

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382

Alhucema has de comprar,

Velas un “rial” de jabón,

Y me queda la pensión

De año y medio de arrullar.

Así como Manuel María Lopez Tovar era el poeta de la política, de la polémica y de la lucha y Daniel Aldana era el vate de las églogas del hogar y del trabajo, Inés Castillo, “el negro Inés”, es el poeta del amor.

A través de éstas páginas y dentro de ellas, estos tres poetas los que representan el alma pura “de los pueblos del norte” de la Provincia de Lambayeque, se perfilan y se destacan definitivamente, cada uno en su peculiar actividad poética.

Ahora le toca el turno al “negro Inés”, quien se romantiza así:

¿Dónde están esas caricias

Que me dabas en un tiempo,

Las busco no las encuentro,

Y de ellas no hallo noticias.

En fin, que vamos a hacer,

Lloro triste y me develo,

Ver que no encuentro consuelo

De lo que supe querer.

En fin ingrata mujer,

Sigue tu destino,

Que Dios te dé buen camino

No te vayas a pereder,

Desde el centro de mi pecho

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383

Saqué mi amor al camino,

“pa” que sigas tu destino

Y viva yo satisfecho.

Nunca pensé ni creí

Que me pagases tan malo.

Lloro mi suerte fatal

Y vivo fuera de sí.

Experiencia la compré,

Y hoy “la”deseo”vender”,

Por lo que me ha sucedido.

En fin, que vamos a hacer

Con mi desgraciada suerte,

E resuelto hasta muerte

Morir con mi padecer.

No podría asegurar si el verso anterior y el que sigue hayan sido inspirados por la misma paisana, pero lo que sí estoy seguro es que el autor ha continuado explotando su vena amorosa así:

En una águila formado

Te mando mi corazón,

“pa” explicarte mis amores,

Mi verdadera aflicción,

El que te escribe soy yo,

Y quien mi anota es el alma,

Quién te ama de corazón

Ya sabes como se llama.

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Cuando me acuesto a dormir

En el suelo soy tu amante,

Despierto en el “mesmo” instante,

Sin ti presumo morir.

Este es, mi bien , mi vivir.

Este es, mi bien, mi vivir.

Esta es, pués, mi situación

No me alegra la función

Y ni el placer ni el reir.

Sólo tú eres en mis días

Clara luz de mi pasión,

Asolo tú as alegrías

A este triste corazón.

La dama más exquisita

Me es odiosa sumamente,

Y con su voz fefulgente

Toda belleza marchita.

Es verdad, mi palomita,

Lo que te doy a saber,

Y también me puedes creer

Que es delicada cordura,

Sin mentira, ni pintura,

Dulce amor de mi placer.

Solamente la esperanza.

Puede tenerme con vida,

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385

Con pasión tan desmedida

Que de herirme no descansa.

Tú fuiste de mi confiencia

Delicia de mi querer

Hoy me dejas padecer

De esperanzas sumergida,

Por ser de ti tan querido

El juicio quiero perder.

Solamente que reciba,

Tu respuesta favorable

Mi situación será estable,

Recobraré fuerza activa;

Pero mientras que yo viva,

Sin tu deliciosa unción,

Sin mirar ponderación

Por tu esclavo me tienes

Haré cuando tú me ordenas

Por amor tu corazón.

Se nos ha asegurado que lo que sigue fue lo último o uno de las últimas producciones del poeta Inés Castillo, “Benebacho”.

Por lo que se leerá en seguida se notará que, si eso es cierto el poeta murió en su ley: amando, sin enterrar pico jamás.

Niña, tu eres hermosa

Más que el oro y plata fina,

Más que el agua cristalina,

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Que corre de losa en losa.

Tú me dices que mi quieres

Me has de hacer un juramento,

Me has de escribir dentro el agua,

Me has de firmar en el vietno.

Niña, tú eres hermosa, regálame

Regálame una mirada;

Del cielo estás señalada

Para que seas mi esposa.

El que afortunado está

Se rie del miserable,

Siendo el tiempo tan modable

No quita lo que le dá.

Aquél que pobre ha nacido

De su propio nacimiento,

Jamás tiene sentimiento

Aunque viva empobrecido

Tú ries de mis trabajos,

Risa sin conocimiento,

No consideres que el tiempo

Tiene mil altos y bajos

Anda paloma sin hiel,

Que andas de arriba “pa” abajo,

Que andas de arriba “pa” abajo,

Que formas un espantajo

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Y después te espantas de él.

Te veo con otro al lado,

Tienes amores quien sabe,

Y esas tus ingratitudes

Me las pagarás más tarde.

Piénsalo, tú, bien

Lo que vas a hacer,

Cuando otra vez vuelvas

A mi poder.

Y vuelvas otra vez,

Quien sabe a darme poder más tarde.

FIN

Piñarreta y Chocano han sido los dos poetas repentistas clásicos más populares y psicológicamente interesantes que Chiclayo ha poseído, como joyas inestimables que le dan fama y gloria en los anales de la poesía de vanguardia.

Jose de Arenas y Delgado “Chocano”

Chocano más simbolista, Piñarreta más decadentista. Este viviendo en su época, aquél adelantándose a los simbolistas.

En esta antología del ingenio no pedía faltar Chocano, puesto que de Piñarrete ya teníamos recopìlada alguna producción, y justo es que Chocano, consiga su sitio entre los inmortales de la inmortal academia de los descentrados en “la unánime asamblea de locos y poetas”, como dijo “Jelil”.

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En 1900, al compás el siglo, Chiclayo consiguió alumbrarse con luz eléctrica, gracias a Dios y a los esfuerzos desesperados de Pedro Puig; reemplazándose los antiguos candiles de aceite de higuera, velas de cera, sebo, esperma y prafina; derrotando al kerosene, las mechas, los tubos, las boquillas y las horquillas; echando a perder la gasolina y las caperuzas matando súbitamente a los faroles, los encendedores y las escaleras; y demoliendo al pabilo.

La muerte de tanto elemento útil, le sugirió al poeta esta lógica y sincera producción de vanguardia:

Por fin llegó la gran inventaria:

Cifra, vapor, maquinaria;

Que viene por los hilos

Y se enciende por los filos,

A carrera abierta

Por los poetas de la luz eléctrica.

Así hablaba en verso vanguardista, a principios de este siglo, José de Arenas y Delgado, alias Chocano, quien se le fue encima a la luz eléctrica, con la misma cólera que algunos cholos, aunque no en la misma forma, sosteniendo que él era un “ex paquidermo y gran picaflor”.

La discusión, entre cholos sobre la luz eléctrica, comenzó sobre el bautizo de los postes. Unos se llamaban “tileros” y otros “tilebarios”. Cuando los que regresaban del pueblo al campo hablaban sobre el nuevo inventom como civilizados, los cholos desconfiados no los creían; pero aquellos le probaban así:

-Han puesto un “tilero” pa arriba, lo han “trepau” una cínica (basinica o aislador), una mamadora que cuelga (la lámpara), llena de tripas (filamentos y alambres).

-Velay con los “biringos” tan animales. Como lo van hacer caminar la candela “puesas” tripas.

Y si esto no era bastante, la china reñía así a sus hijos, cuando se iban de agua junto a un “tilero”:

-Candita.

-Mamita.

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-Qué haces “ai” animal, a que te pegues. No ves que el “tilero” de la luz “eléctrica” te lo va chamuscar todito.

He aquí la explicación oculta y desconocida de por qué la Empresa de Luz Eléctrica quebró varias veces en Chiclayo.

Y aquí otra vez de nuestra tierra. No es posible que Chiclayo haya tenido luz eléctrica desde el año 1900, y Lambayeque recién hace pocos años. Por eso queremos hacer un recuerdo a los faroles de la benemérita en grados heroico y eminente.

Don Julio Montenegro, alias “Cabo de Guardia”, era el dueño de la luz y de la oscuridad en nuestra tierra. Casi lo mismo que Dios en la creación del muno, porque si Dios no dice: “Fiat Lux” estuviéramos a oscuras, y si el “Cabo de Guardia” no encendía los faroles no nos hubiéramos visto ni las manos en la calle Alto Perú.

Don Julio Montenegro se ocupaba en cobrar a las placeres sus derechos de sentada, y por las tardes y por la noche hacía de reloj, corriendo por las calles, escalera al hombro, fósforos en los bolsillos y tubos en las manos, con lo cual anulaba al vecindario del Niño Dios del Hospital de Belén, conduciendo la imagen desde este lugar hasta la Iglesia, al son de una tonada que más parecía de marcha militar que no de procesión y se distinguió por no cambiar jamás de tono y por usarse solamente son este fin. Y si no lo diga don Enrique Castro.

Siguiendo su curso el amor, la poesía y la locura, el poeta Chocano se convirtió en enamorado platónico de una belleza chiclayana la señorita Matilde Araujo.

Volvía de misa la muchacha, y estando Chocano en la esquina de la calle de Balta, frente al Parque, divirtiendo a varios muchachos o estos divirtiéndose de él, le dijeron que por allá asomaba la belleza de sus sueños, refiriéndose a la señorita Araujo, a lo que el poeta contestó con lo siguiente:

Escaleras arriba,

Escaleras abajo,

Abrirse, muchachos,

Que va a pasar

Matilde Araujo.

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Como quiera que ella pasó y no mirara al enamorado, este se deshagó poéticamente, diciendo:

Dentro de mi pecho llevo

Una escalera

Por donde subo y bajo

El nombre

De Matilde Araujo.

No se detuvieron aquí las andanzas poético-amorosas de Don José de Arenas y Delgado, alias “Chocano”, porque siguió con Carmen León y Lora.

Carmen León se encontraba en el pináculo de su belleza, en el máximun de juventud y en el apogeo de su hermosura, y claro está que poeta al “Chocano” le impresionaron tantas virtudes reunidas.

Carmen León vivía en la Calle Siete de Enero N° 711, y como quiera que a pesar de las rondas del poeta y de sus pretensiones y persecuciones, ella permanecía sorda a tales requerimientos, resolvió el poeta tomar medidas drásticas y ejecutivas, haciendo que “se le movieran las fibras a la hembra”, como dice un pariente político nuestro.

Al efecto, encontrándose, el poeta, en un balcón de su casa, de la calle del Higuerón se acordó de la enamorada y creyendo que su conjuro-conjuro de amor y poesía –llegaría a trvés de las diez o doce (10 ó 12) cuadras que lo separaban de ella, se lanzó contra la interfecta, en verso pareado que decía:

Si no sales Carmen León

Éste vate se tira del balcón

Pero como para contrariar lo prosaico a lo poético y la realidad a la ilusión, así como a su creador, ni ella se asomó ni él se tiró del balcón, contentándose con “bajar abajo”, sobre el mancomún de sus ambas dos piernas. ¡Pura antítesis”.

Y rematemos con nuestro poeta Chocano, que improvisando decía:

Ciudad que trafica

Tinta en sangre

Y con harto Sol.

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Los árboles se cansan

De los frutos que cantan,

Pájaros que se van

Estas tijeras no cortan

Porque no son de acero

Mejor son las que se impotan

Del extranjero.

(FIN).

En un cuaderno marca “Aguilla”, de a medio, que aparece como perteneciente a Vicente Ruíz Salcedo y Carmen Suarez hemos hallado varios composiciones, porque en su mayor parte está lleno de relatos poéticos de crímenes.

Vicente Ruiz y Carmen Suarez

Como no es posible distinguir el sexo a través de unas mugrientas y sebozas hojas y menos interpretar lo que una simple lectura ni a primera, ni a segunda, ni a tercera vista, allá que los autores se trencen a los puñetazos, para que deslinde sus responsabilidades poéticas y sus derechos a la inmortalidad.

El 17 de octubre

De mil novecientos treinta

Hieren al pobre Vidales

Con una herida sangrienta.

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La desgracias de su suerte

Y su destino fatal,

Que iba de Pancho andaba

Que no hacía mucho tiempo

Originando un pleito;

¡que hora tan desgraciada!

Juan

Juan Flores que lo esperaba

Con su corazón ya dañado

Hasta dejar al pobre Vidales

En el sitio con su sangre revolcando.

Dos amigos le encontraron

Lo llevaron a su posada,

Donde su señora que estaba acosada

Sin saber lo que pasaba.

Cuando en su casa se hallaba

Su familia lo abrazaba,

Pobrecito de Vidales,

La gran lástima que daba.

Como estaba desfigurado

Con los golpes que le han dado,

De la herida que tenía,

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393

La sangre que le corría.

Cuando muy grave se bido

A Lambayeque pasó,

El médico lo pulsó:

“este enfermo está perdido”.

Le hicieron la operación

Para ver, de conseguir

Ya no pudo resistir

Esa fuerte inflamación.

Lo vuelven a regresar a su tierra,

Con la esperanza perdida,

¡pobrecito de Vidales

Que vá a perder la vida!

Pobrecita la mujer,

Pobrecitos sus hijitos,

Que se quedan huerfanitos,

Que se quedan a sufrir.

Pobre la María Días,

La lástima que da,

Que se queda con sus hijos huérfanos

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De tierna edad.

Dios es el que lo decreta

Como debemos vivir,

Unos nacen y otros mueren

Y otros se quedan a sufrir.

Sus amigos lo han cargado

En el nombre de Jesús;

Queda puesta ya la Cruz

Y en medio el nombre grabado.

Aquí se llegó a acabar

El pobrecito de Vidales,

Siendo sus golpes mortales

En su tierra y en su lugar.

En noviembre veintiséis

En Pacora sucedió,

En noviembre una desgracia

Que ninguno de la casa

Ésta desgracia pensó.

El día doce fue herido

Y el día veinte seis fue sepultado,

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Y a mi Dios lo ha decretado

Así lo haré convenido.

El destino lo llevó,

Su mala suerte o desgracia,

De esta muerte

En Chiclayo sucedió.

Se iba en busca de madera

Y a comprarla no llegó;

El camión se volcó

En toda la carretera.

En Chiclayo lo han dejado

Que le hagan la operación;

Pobre Juaquín Puicón,

Ya su pierna le han cortado.

Al verse tan alejado

Solo esperando su fín;

Que triste llora Joaquín;

Al verse desemparado.

Lo vuelven a regresar

Al pobrecito Joaquín,

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Lo traen para morir

En su tierra y en su lugar.

Todos, con buen corazón,

Lo acompañan a sentir

Al pobrecito Joaquín

Por tenerte compasión.

Tiene hijos y mujer

Y hermanos que lo querían

Pero ya le llegó su día

Que tenía que padecer.

En fin ya él se acabó

Y su familia lo llora;

En el pueblo de Pacora

Sólo su nombre dejó.

Sus hijitos, su mujer,

Que muy triste lo lloraba,

Pobre Joaquín ya se acaba,

Para no volverlo a ver.

Ya dejó de padecer;

Su ánima por la escala,

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Ha de llegar a la altura,

Su cuerpo a la “sepoltura”

Y su cruz acoronada.

Señores, no desesperen

De lo mal que he relacionado

Y si en algo me equivocado

Ustedes despensarán.

Por el ánima de mi amigo

Quiero que en general sepan,

Que lo encomiendo a Dios,

Poniéndolo por testigo.

El día cinco de febrero,

Con la mayor cobardía

Mataron a Montenegro,

Antes de rayar el día.

A las doce de la noche,

Con fusiles y revólveres,

Se dirigieron a la cárcel

Un grupo de malhechores.

Estos por deber favores

A don Carlos el Leonero,

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398

Manuel Elías, el herrero,

Abre la cárcel a porfía

Para gozar de idolatría.

El día cinco de febrero

Entraron como fariseos,

Balta Vera y José Paz,

Carbajal y otros más

Y un sin número de ellos.

Cuando el pobre comprendió

Que la parca lo esperaba,

Llorando cólera le daba

Al migo que lo vendió.

Al molino lo llevaron,

Para probar su delito

Y llorando el pobrecito

Al caldero lo echaron.

A doña Leticia lo presentaron

Porque verlo disponía,

Y aún en la agonía lo quemaron

Antes de rayar el día.

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399

En el pueblo chopenano

Mataron a los dos López,

Con tanto martirio y golpes

En el pueblo tan tirano.

Los tomaron prisioneros,

Cómo los amenazaban,

De las calles le gritaban:

“Maten a esos forasteros”.

“ya lo ves lo que resulta,

Que llevamos padeciendo.

Ya nos vienen persiguiendo.

Lorito tiene la culpa”.

Temeroso fue el conflicto

De este pueblo en rebeldía

¡qué desgraciado fue el día

Que tomaron a Lorita!.

A los tres los retrataron,

Los pusieron en la plancha

Y les probaron la mancha

Y al cuartel de los llevaron.

Page 401: Libro Lambayeque 2

400

Antonio le dijo a su hermano:

“Hermanito, oigo una voz”.

Germán le respondió:

“Esa es la muerte de los dos”.

Cuando los enmascarados

Se atrevieron al cuartel,

Preguntaron a Lorito:

¿”Dónde está ese bandidito,

Que ya venimos por él?.

Lorito, les dijo así:

“No me maten , no me matenm

Háganlo por mis hijitos,

Que se queden botaditos

En el pueblo de Mechumí”.

Antonio arrodillado al suelo

Clamándole a mi Dios

Le dieron una muerte veloz,

Sin tener ningún consuelo.

Antonio dijo a su hermano:

“Nos mataron hermanito.

Así ausente de mi papacito,

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401

En este pueblo tirano”.

Germán, dijo con prudencia:

“No hay que tener cobardía

Ya se nos llegó el día,

Pagaremos la desobediencia.

Pobrecito tucumanos,

Ya la muerte los llevó

A dejar su cuerpo humano

En el pueblo chepenano.

El veintinueve de enero

De mil novecientos treintidos

Marchan juntitos los dos,

Por el camino carretero.

Señor tenga Ud. Presente

Que vengo con esta misión,

De llevar a mi cuñada

Donde su hermano Suncióm.

Cuatro días de la semana

Que salió Juan Yarlaqué,

Lo llevaba Vistor Chávez,

Al pueblo de Chulucanas.

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402

Le lloran, con hondo dolor,

Sus hijitos al presenciar:

“Adios, querido padre,

Ya te vas a retirar”.

El padre le contestó:

“Ya me voy con el pensar,

Que Dios me preste la vida,

Para pronto regresar”.

El día jueves a las seis,

Más o menos de la tarde,

Cuando e sol se iba ocultando,

Llegó a casa mi comadre.

Me llegó a saludar,

Diciéndome estas palabras

“meme la mano compadre,

Ya mi voy a retirar”.

Pobricita la Angilata

Con que sus hijo que se a quedado,

Todos muy apesarados

De dolor la pobricita.

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403

Tuvo muerte desastrosa,

Caminando sobre un nivel,

Murió Arias Isabel,

Muy al frente de su chosa.

Ella era muy segura

Para con su compañero,

Se ponía el sombrero

Y le llevaba la comida.

Al pasar de una orilla

A la otra supiajeno,

Le puso muchos costales

Y cayó de golpes lleno.

Para que todas las gentes

Cuenta de esto seden,

Lo escribió en este papel,

Para que no estén inocentes.

Para que todo se acuerden,

Que el día de San Sebastián,

Murió Arias Isabel,

Para que todos las recuerden.

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404

Salieron juntos los tres

a los montes de la hacienda,

a cumplir con su condena,

Carmen y Baltazar.

Y Andrés también estaba allí

Llegaron a sus majadas

Hombres con manos armadas

Sólo a quitarles la vida.

Es lo que llora aflijida

La madre de los Tejada,

Que el sábado en la madrugada

Mataron a sus dos hijos.

Con espadas y armas alevosas

Los mataron en la majada,

A los dos hijos mayores de Simona Lontón y Simón Tejada.

Su madre al huir esa cosa

Y su mala ley de compasión,

Por su muerte lastimosa

Lloraba de corazón.

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405

En el cuaderno donde exponen sus deshagos poéticos Vicente Ruiz Carmen Suarez, se registra, también, una sección romántica que vamos a transcribir:

Déjame que salte,

Que brinque de alegría;

Es de madre el día,

Mi madre de mi amor.

Yo canto se ella ríe,

Yo lloro su quebranto,

Yo que la quiero tanto,

Bendígales señor.

Felíz siempre la vea,

Cual ahora en mi conciencia,

Y verles su existencia

Con virtud y con honor.

De tu vejez amparo

Seré, madre querida,

Mi vida está vida,

Bendígalo señor.

Hoy que mi encuentro distsnte,

Tu triste amante muere por ti.

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406

Yo sufro lloro de verte ingrato,

Tan desatenta tú con mi amor.

Eres bonita, si, prenda hermosa

Púrpura rosa sin ejemplar.

Los días iban, yo mi ocultaba,

Más tu lloraban siempre por mí.

Llegó la ausencia que no nos vimos

Donde estuvimos juntos los dos:

Árbol hormoso, flor de Cupido,

Nos asombríamos allá los dos.

Uno pasaba de aquél instantes,

Yo no pensaba de aquél mal rato

De aquél ingrato que nos vendió.

Recorre, todos los días, en tu momoria,

De aquella historia que nos pasó;

Si tú supieras de aquel acceso,

Ningún desprecio sufriera yo.

Si tu desprecio me separara

No más llegara a este amor.

Dime si no es dolor,

Para el que sabe querer,

Que de una hermosa mujer

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407

No pueda gozar mi amor.

Dime, mi buen corazón

Si gozaremos de la vida,

Sin haber quien nos pida

En nuestra bendita unión.

En mí ya no habrá ilusión

De aquel tiempo empedido

Que de mi alma ha nacido

Pa darte mi corazón.

Aquí te mando ésta carta,

Para tener alegría

Y aquí me tienes, vida mía,

Esperando tu respuesta.

La estrella con que he nacido,

Mi sino es que sea tu amante,

Que me ames y seas constante

Y que sea tu marido.

Eres mujer de mi agrado,

Por otras varias cualidades,

Yo quiero tener las llaves

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408

De tu corazón sagrado.

Emes de poner en la cama,

Que jamás conozca el frío,

Y haber si en ella me amas

Con todito tu albedrío.

Sólo al verte tan bonita,

Agradecida y amable,

Tan preciosa y exquisita

Eres para mí deseable.

Adiós. No dejes, mi bien de amar

A mí que cuidé fiel y constante,

Porque nunca has de encontrar

Otro que me gane a amarte.

(fin).

En nuestra historia sobre “La Yuca de Laba” hemos consignado uno de los momentos de índole política más interesantes que ha vivido el Departamento, después de la revolución de Balta.

José Eugenio Lora y Lora “Jelil”

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409

Pero hubo un momento muy interesante también, cuando la candidatura de don José Pardo a la Presidencia de la República, el año de 1903.

En esa época los huestes liberales y demócratas del Departamento, que estaban formafas por la mayoría de la juventud de Chiclayo, se aprestaron al combate, y entre los más entusiastas se encontraban José Eufemio Lora y Lora, quien si no tenía su revolver Minie, su garrote de “mude” o su cuchilla marca “toro” en las manos, tenía, en cambio, en la cabeza , su buen bagaje de poesía.

Al efecto comenzó su ofensiva disparando los siguientes versos humoristas:

Asegura Amat y león

Que iran a la exhibición,

Con la desente legión,

El siguiente personal:

Jimenez, el boticario,

Quien hace tiempo que intriga,

Con Odita Siminario,

Escondido en la barriga.

Lino Pérez, Liono Pérez

El deatrayente figura,

Por quien toda las mujeres

Abandonan sus quehaceres,

Por contemplar su hermosura.

El Dr. Carmen Ugaz,

Quien prepara el purgante

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410

De quinina y aguarras,

Por detrás y por delante.

Leoncio, Guillermo y Arturo

Estarán en ocasión

De mandar a Puerto Arturo

Su sombrer y pantalón.

Y por fin, Manuel Ojón,

Que calmará los antojos,

De Pardo, en la reunión

Comiéndose con los ojos

A toda la exhibición.

Cuando la exhibición se realizó creyendo los asistentes que harían el porvenir del Perú, unos cholos Chongoyapanos establecieron en la calle de San Isidro su venta de Yonque puro, colocando los dos siguientes letreros : “El porvenir del Perú”, “yonque puro”; y este otro: “El mejor tónico para los pulmones: yonque de la hacienda Chumbenique”.

Ese es exactamente el porvenir del Perú: mucha política y mucho yonque.

José Eufemio Loro y Loro enamoraba a Carmencita Carrión, hermana de “Fritz” y uno de los mejores pares de ojos de Chiclayo.

Ellos, los ojos y un hermoso gato negro vivían en una casa, no muy nueva de la Calle Balta, que estaba muy mal alumbrada.

Tuvieron en su resentimiento los enamorados y en seguida su reconciliación, y pensando el pretendiente por la casa de noche, con la escasa y mortecina luz de un distante farol de kerosene casi apagado, vio que lo único que relucía y alumbraba en la calle entre los barrotes de la ventana, era un par de carbunclos; y pensando sólo podían ser los del

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411

“caro amor” “del, adorado tormento”, imprime el siguiente verso, que no es más que la conclusión, porque a Eugenio Campodónico, de tanto pensar en el “Tesoro” del Perú se le ha escapado de la cabeza, la cabeza de versos:

Me acercó más y más,

Contempló un rato,

Creyendo en lo anterior

Le largo un beso;

Y ¡Oh, contraste travieso!:

Me encuentro con un gato.

Carolina Silva, Fortunata Paredes y Julia Pastor visitaron Lima por primera vez, muy muchachas, y cuando a pasear se le salió el ama, por efecto de la bulla, el tráfico y la agitación.

Habiéndose tenido noticias del susto que experimentaron en la Capital, las viajeras, los pueblos de Lambayeque, Chiclayo y Ellemu procedieron a efectuar remerías, prosiciones, rogativas, y para hacer errogaciones, actas y telegramas, tratando de defender a sus hijas predilectas, tan gordas eran las noticias y tan alarmantes se tornaban que Lia Rsa, Rosalía, Juana de la Cruz, Francisca, o sea cuatro en uno.-, prima de dos de los viajeros y hermana de la primera pensó pasar un rato con el susto que sus parientes habían sufrido.

Se consiguió en la Librería Mendoza y Salcedo una postal, que entonces estaban en su furor la cual representaba a tres negras de Mozambique, muy feas y totalmente repugnantes, que aún cuando tenían poca roja encima y un color no muy despercudido, y a uno le faltaba un ojo, la otra tenía uno medio torcido, y la tercera no se sabía de los tenía o no los tenía; lo cierto pasándoles por alto estos insignificantes detalles, resultaban bastante aceptables, como bellozas de primera línea.

Con el jugo en la mente se presentó Jelil a la casa de la prima travieza, quien mostrándole la tarjeta postal , y explicándole brevemente el asunto le pidió que escribiera un verso, y en la cual se burlara de tres gracias en desgracias, de la postal y de Lima.

Jelil, según cuentan quienes esta presenciaron esta escena, casi no pensó y llnó el cuerpo de las negras con la letras negras de la siguiente, quintilla:

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¿Creéis que son tres negros fieros

Los que hay en esto hermosa cartulina?

Se engaña: son los rostros hechiceros

De Julia, Fortunata y Carolina,

Mirando Mercaderos y Espaderos.

Sabido es que en Chiclayo existió numerosos y unidos grupos de jóvenes desentes que formaron lo que ellos llamaron “el bloque”; juventud que se levantaba…… a las 11 de la mañana por que se acostaba a las 3 de la iden. Formaban parte de ella, entre otros Melchor Casanoca- “Melchorete”-, Juan Amezquita, Eugenio Campodónico José Eufemio Lora y Lora, Enrique Leguía, y Alfredo Valentin Carrión.

Después de asistir a una representación en el teatro “dos de mayo” se fueron a tomar una taza de chocolate a donde Limo y López, antiguo baltista candidato derrotado, “in eterno”, a la representación como disputado por Chiclayo.

Seguramente el hambre estaba guapo y el olor del chocolate de Mayoscon fuerte, su posición que caye muy bien cuando se sepa que apenas sintió el olor al chocolate, el poeta de la “camada”, José Eufemio Lora y Lora, el popular “Jelil”, improvisó la siguiente quintilla, que tiene el mérito, además, de poseer el consonante por partida doble, como notará quien lea lo siguiente, si es que sabe leer y si es que también distinguir una consonante de una vocal:

Mozo, no te des reposo

Y un buen chocolate bate;

Y al punto presenta el mozo

Un pocillo que es un pozo

De espumoso chocolate.

En el Colegio “La Educación del Norte”, que dirigía el Dr. José Rivadeneyra, se encontraban en calidad de alumnos, entre muchos otros Cristobal Ezcurra y José Eufemio Lora y Lora, el autor de “Anunciación”.

Al salir de una clase, y o haber estado Escurra fastidiando a “Jelil”, le dice éste, de pronto:

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Escurrita de mi vida,

Ampara este trono en la uña:

Te manifiesto que tienes

Una soberbia pezuña.

Todos los que hayan pasado por los claustros del Colegio Nacional de Sana José, quienes hayan sido penados en sus columnas, quienes hayan conocido la oscuridad de sus calabozos, sólo hasta el año 1918 y 1919, recordarán, de seguro, al maestro de caligrafía, don Manuel Rojas Guevara, “el barón Rojas”, como se le llamaba cariñosamente.

“El barón Rojas”, aparte de tener muy buen genio y mejor letra, poseía una magnífica nariz: grande robusta, rubicunda, suntuosa, sinuosa y enorme. Era su característica.

Muchas veces antes de vérsele voltear por una de las columnas, ya se sabía que era él como que la naríz servía de aviso.

Tal fue la impresión que éste aditamento facial producía en el ánimo de los muchachos, que “Jelil”, el poeta José Eufemio Lora y Lora, llegó a sentir el llamado urgente no se podía en el bronce, la magnificencia de esa nariz, inventaba al par de cuartetos que siguen:

Oh, ineliz,

Tienes nariz tan tamaña,

Que se mira una montaña

Encima de tu nariz.

Y en tu soberbio desliz.

Y con una cosa extraña,

Se contempla una montaña

Encima de tu nariz.

Con el fin de no quedarse atrás y seguir los ímpetus guerreros de Rusia y del Japón, que se encontraban en guerra, en 1905, los poetas chiclayanos José Eufemio Lora y Lora, o sea “Jelil” y Alfredo Valentín Carrión, o sea Fritz, se empañaron en desollar vivo a Roberto Oscar Narvaez, un ecuatoriano que llegó a Chiclayo y se metió de periodista -costumbre muy empleada por cierta clase de vivos.

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Tenemos a la vista un folleto que contiene nada menos que cuarenta sobrenombres, apodos o alias que le pusieron a su víctima, adornándolo con bellos sonetos, riquísimas quintillas, ardientes cuartetos y toda la rima y el metro de la época, usando los más variados y curiosos pseudónimos, como: Kuroki, Kuropatkine, Alexier, el Kaiser, Stoesel, en los cuales les decían desde vela quebrada, catre de viento, media zurcida, mpamundi, raíz de altea hasta melcocha, ron, papaseca, cachalague y otros más.

Parece que Narvaez no era zurdo tampoco y que desde “El Departamento” les aventaba muy buenos izquierdazos a los de “La tarde”, culminando pelea con las dos siguientes composiciones, de las cuales la primera parece de Jelil y la segunda de Carrión:

¿Quién no me conoce ¡ea!,

Muchachos babilónicos?

Queréis luchar?. Pues, sea.

Veréis quien es Raíz de Altea,

Melcocha y Genuflexiones.

Yo en Guayaquil nací,

Entre bosques y palmeras;

Yo quqe en el Guayas bebí

Las canciones hechiceras

Con las que deleito aquí.

Yo que preso en estro ardiente

Siento brotar de mi mente.

La inspiración por mayo;

Con la que se orna la frente

De mi patria: el Ecuador

Yo que hasta Quito subí

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415

Y que hasta Cuenca bajé

Y donde quiera que fui

Siempre una hermosa encontré

Enamorada de mí.

Yo que, cual nuevo don Juan,

Nunca me dejé vencer

Por enemigo galán;

Yo que para la mujer

Soy siempre atrayente imán.

Yo que no hice el destino

De usar, en mi edad temprana,

El medio tarro divino

Que se pondrá Constantino

Probablemente mañana.

Yo a quien la suerte no quiso

Dar a mano llena el monis,

Pero que uno de, de improviso,

La belleza de un Adonis

A las gracias de un Narciso.

Yo, el de naríz zandunguera;

Yo, el de cabeza severa;

Yo, el de rostro macileno;

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Yo, el de cuerpo de palmera

Arrullada por el viento.

Yo os, juro, necios, a fe,

Que no soy ningún Pelaez;

Y una prueba de ello es que

Yo, Roberto Oscar Navaez,

Principio hoy la serie B.

Por la copia. Mayeski.

Chiclayo, noviembre diez

De mil novecientes cinco.

Acompañados de un juez

Entraron de un solo brinco,

En esa fondita sucia

Del macaquito Chun Chon,

El embajador de Rusia

Y el embajador del Japón

Y al ver Catre de Viento

Ante un flejol con aló,

Lo examinaron contiento

Y de aquello se trato.

Que el pobre Genuflexiones

Se encuentra flaco, sin tino,

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Poblado es sabañoñez

U aunque hace conenciones

Lo está matando el destino.

Que el infeliz no derrocha

Y aunque adula a cierta gente

Y se pega cual melcocha,

El pobre no mete el diente…

(su dentadura está mocha).

Que aunque va de ceca en meca

Y busca la exhibición;

Para su figura en-teca

Se halla el pobre Papa Seca

Palabras de compasión

Que es un tipo desgraciado

Espía del Ecuador-

Que es sinvergüenza aprobado,

Que sale boicotiado,

De sus empresas de amor.

Y acuerdan que ese Alfenique,

Se quede con su locura,

Para que otro se la quite.

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Por el Zar de Rusia

Witte.

Por el Micado

Komura.

Y como se le hace un bien,

Por más que le cause ira,

Esto lo firman también,

El consejo

Rosen

Y el Ministro

Takanara

Jelil, el mejor poeta Chiclayano del siglo pasado, según nuestro leal saber y entender, tuvo fama de mataperro y de ocurrido.

Todos los domingos tenía la costumbre de irse a jugar “chapicas”, “bolas”, y “tronco”, con varios amigos al corralón de don Juan Argote, que situado donde hoy es la fábrica de Bilisario Cabrejos Larreta, en la calle de Bañta.

Un sábado se había verificado un baile en el Club “Instrucción y Recreo” y él y los compañeros mataperros, entre un “saco y quemo”, un “huaco”, un “fondo pierde”, etc, hacían en la conversación e intespestivamente les dice a sus amigos, sintetizando su pensamiento ironista:

Una niña bailando

Se tiró un dedo

Y por no tirarse otro

Se metió al ruedo;

Y en el piripi, cuando,

Le picó un grillo,

I era porque le estaba entrando

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419

Don peludillo.

Pero Anaximandro Pitam nuestro paisaje nos ha sostenido, sin embargo, que él sabe mucho de versos viejos de Lambayeque que él es muy lambayecano, desde que fastidiaba a doña Petita Valladares, gritándole “loca” por todas las calles, a los cual ella contestaba “sarnoso”, en lo que no le faltaba razón, porque en esa época a Pita tampoco le faltaba razón, cogida en el Colegio de Cabrera, situado alla en Plaza de Armas, en la esquina que hace con la calle de las Villamonte.

Dice que le ha oído cantar a la Altemara Siancas, mujer del sordo Gallo, lo siguiente:

Una niña bañando

En su chorrillo,

En el pipiripí cuando

Le picó un grillo.

Y aquí que nosotros nos hemos que –dado perplejos, porque otra vez nos encontramos en las luchas de los lambayecanos con los chiclayanos, y como ya estamos cansados de pelear por otro mejor será que los mismos interesados se “trenzen” a los “contrazuelazos”.

A la que si no podemos olvidar es a doña Patita Valladares, quien concurría a la invitación que le hiciera cualquiera familia a comer con su gran cuchara y tenedor de plata, restos de su opulencia, porque habiendo sido persona de proporción no podía comer, aunque fuera “arroz aguadito” sino con cuchara de plata, aunque nosotros los muchachos, como para quitarle la prosa, ya que desde pequeños fuimos un poco más democráticos y de menos campanillas, le tirábamos “terremotos”, con nuestro “tirador” o nuestra honda, hecha de “chante.

Y que no nos venga el paisano Pita con que solamente él es lambayecano. Nosotros también tenemos nuestra prosa y si no veamos quien tiene mejor memoria. Va una apuesta a que él no se acuerda de aquellos versos que nos hacía cantar el maestro Cabrera, el padre y el hijo, aquél que tenía la locura del canto y este la del foot-ball. Recordamos que nos hacía marchar y cantar así:

Seremos los soldaos,

Los héroes de mañana;

Por el Perú querido,

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Cual Grau y Bolognesi.

Iremos a la guerra

Y con hierro y con plomo

A Tacna y Arica rescataremos.

Aunque lo único que sabíamos era la puerta a eso de las cuatro de la tarde, para irnos a bañar a “Los Cuatro Ojos” o irme a Tiro al Blanco a ver tirar a los viejos con su mohoso Combe Pedbody o sino a entusiasmarnos con los nombre de nuestros héroes que en aquél tiempo eran: los Montyoy, por locos; los Buendía, por plateros; los Joven, por chalanes; los Olea por sastres; los Siancas, por galleros y cantores o a seguir al negro “vaina” quien fue un gran pregonero, sin olvidarnos de comprarle un cartucho de “maní cubierto” a la Chepita Viñé o un poco de mostaza ala señora Baldraca en un tercio de cañas a “La Sirena”, o empanaditas de Santa Clara “al mono” Fernandez o los “tumba burros” de Casiano, quien había heredado sus sabidurías de la Rosa Elena, mujer de Isásiga y ésta a su vez de la señora Ignacia Predes, y ésta, a su vez, de la señora Petrona Zavaleta.

Desafiamos también al paisano Pita a que se acuerde de doña Emma Leguía mujer de don Uladislao Iturregui, quien solía constante y reiteradamente: “san Pedro le dijo a San Pablo y San Pablo le dijo a San Pedro” y ahí se quedaba sin decir, que se decían , todo con el fin premeditado de esperar de que algún curioso preguntara: “Pero que le dijo?”, para que le contestara una sola palabra, con aquella misma que el general francés, que después inmortalizó Victor Hugo, en los miserables y que hoy se acostumbra mucho entre todas las gentes de trabajo o de presidio.

(como se nos ha perdido “Jelil” vamos a llamar al negro “vaina” para que lo pregone.

En el Colegio Nacional de Chiclayo se acostumbre designar un alumno, el de mejor conducta generalmente, para que tocara la campana, hiciera los partes, o algunos otros menesteres distinguidos, a ese alumno se le llamaba bedel.

En una semana se encontraba ejerciendo estas altas funciones escolares el alumno Manuel Navarrete y Martínez, que era conocido por el diminutico de Manuelito.

Daba la señal de volver al salón, se presentó el bedel, señalando con el índice” a un grupo de alumnos en dirección al aula, y adelantándose José Eufemio Lora y Lora, le dice:

Manuelito Navarrete,

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Manuelito de mi vida:

Méte el dedo al mollete

Y chúpatelo en seguida

José Eufemio Lora y Lora, esto es “jelil”, José Galvez y Ricardo Rivadeneyra-historia relatada por el último-salían del Restaurante Franco Peruano, comedero de la gran mayoría de los estudiantes de provincias y que estaba ubicado en la Plazuela del Teatro Segura y exactamente junto al mismo.

Frente al Restaurante vivían una señorita de apellido Jojavicht, una mañana al salir, estando las niñas en le balcón, Gálvez produjo una de sus improvisaciones, que no le supo muy bien a “Jelil”, quien para “picar” a Gañvez y despicarse poéticamente del montín de desdén que había hecho una de las muchas, dijo, en alto voz:

En tu verso tan perverso

Que deja el alma confusa;

Y no ha de ser feo el verso

Siendo tan fea la musa.

(Fin).

Cuando a uno de los autores firmantes o en nombres de “A Golpes de Arpa” se le ocurrió, ya de profesional, hacer una visita a Túcume, una vez que su pueblo se independizó del vasallaje de la ley N° 136, de 22 de noviembre de 1905, el poeta Manuel María López Tovar, hijo del pueblo de Nuestra Señora del Carmen de Túcume, con sus leyendas del cero de la Huca Rajada y de la Vrgen y su afición a los diablicos, agasajó al poeta del pueblo de San Juan de Illimo, con sus leyendas de la Huca de la Cruz y de la Huaca pintada, y su afición a los carnavales, con la siguiente improvisación, en la cual ofrece una glosa, pero que no llegó sino a décima, en la forma siguiente:

Manuel María López Tovar

Valiente vate “Lucano”

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Una glosa te ofrecí,

Y mi mente recorría,

Pero todo me fue en vano.

¿Quiñen es aquél que podrá

Con rigor desvanecer,

De dos que se quieren bien

Con tu fina voluntad?

Sólo Dios les quitará

Con maor los tiernos lazos,

Porque aunque se hagan pedazos,

Si es que constantes han sido:

Es majar en fierro frío

Querer cortarle los pasos.

Viene un cura confesor,

Les da penitencia grave,

Porque esta mistad acabe

O les meta algún temor,

Eso no quita el amor,

Porque va de quien a quien,

Si hay peligro también

Siempre siguen su destino:

No hay quien traslade el camino

De dos que se quieren bien.

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Pero no podía quedar mal el destacado miembro del bando verde de los illimanos; por eso respondió a la agresión poética así:

Un día amigo Manuel

Encontré por un camino

Seco, muy seco, un espino,

Pero que brotaba miel;

Perdóname que con él

Te llegue yo a comparar:

Representa al descifrar;

Sus espinas tus pesares,

Y la miel, esos cantares

Que tú sabes preludiar.

“Fiñico” fue el apodo de un célebre bandido y montonero ferreñafano, que tenía por nombre el de Manuel García y de quien fue acérrimo enemigo, el poeta tucumano Manuel López Tovar.

Ferreñafe es un pueblo célebre, de leyenda, de historia y sobre todo de guapos. Sino, vamos a cuentas.

Los ferreñafos se metieron a la Iglesia antes del tiempo. Esto es a la fuerza, muchos antes de su consagración, pues la Iglesia se comenzó a edificar en 1671 y se terminó en 1690, aunque la parroquia ya existía desde 1956, porque esos guapos obligaron a un cura español, de apellido García, a decir misas de cuerpo presente desde mucho antes; y todo a la fuerza.

Ese pueblo perteneció a don Pedro Feyse Farrochumbi, “cacique principal y gobernador propietario”, “quien podía sentarse “en dúo y en Triana, en todos los actos públicos” y a quien se le deberían guardad todas las honras, fueros, inmunidades, franquezas y prerrogativas, excepciones y gracias de su título “otorgado en Lima el 8 de marzo de 1976.

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Este mismo pueblo fue el que rechazó con “munición Villana”, a raíz de un juicio entre dos caciques, el de Lambayeque y el de Ferreñafe, a las fuerzas del Virrey mandadas por el subdelegado de Zaña.

En este fruncido pueblo de Santa Lucía de Ferreñafe fue conde se cometió uno de los crímenes más repugnantes de nuestra historia criminal, siendo asesinado, poco después, “el hechor”, en la cárcel de Lambayeque, junto con cinco compañeros más, el nueve de noviembre del mismo año. Entre los que se evadieron, aprovechando de la confusión se encontraban Carlos Vite y Hercilio Dávila, dejando el primero, como recuerdo de mi estancia en la cárcel, escrito en la pared del calabozo, el siguiente cuarteto:

Carlos Vite se despiede

De sus compañeros hoy;

Adiós porque ya me voy

Con el corazónpartido.

Vite, como paisano de López Tovar, tucumano como él, encontró una ocasión para versificar al huir del encierro.

De este enjundioso suelo era Fiñico. Por lo tanto no debe extrañarnos que el poeta López Tovar lo haya fusilado en la glosa siguiente:

Feñico y la porquería

¡catay! Dos cosas iguales

Otra igualdad todavía:

Feñico y los animales.

De la más pura materia

Éste indígena nació;

Luego en él e revocó

El, signo de la miseria

Busquen de arteria

En él la ruindad impía,

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Varán claro como el día

Escrito en su frente chica

Todo un instinto que indica;

Fiñico y la porquería.

Fiñico es una palabra

Sin la “Fi” se llama “ñisco”,

Por eso es lo más olisco

Peor que el “berrinche” en la cabra.

En los tratos cuando él habla,

Su alma la infiere y la agrava.

Sacrifica a los fatales

Con halagos de mil hilos

Porque él y los cocodrilos:

¡catay! Dos cosas iguales.

Que halago para ofender

No hay uno que lo diga

Y que sólo se fatiga

Pensando un mal proceder

Ya no hay como suponer

Su infamia y su tiranía.

Todo en él es picardía

Y no es mentira lo que hablo,

Que él la serpiente y el diablo:

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Otra igualdad todavía.

Por Dios que el “moro” más cruel

Con Fiñico comparado,

Es un diablo amanerado

Que reniega contra de él

Es la más amarga hiel

Entre todos los mortales.

Las fieras más infernales

Bien se pueden resistir,

Cuando estas oigan decir:

Fiñico y los animales.

Aquñi debería haber terminado el verso, pero parece que le sobró poesía y le falto venganza, pues se registra la segunda de cambio que dice:

Bárbara temeridad

De a Feñico comparar

Con cosas del muladar

Que tienen más diginidad.

El excremento, en verdad,

Tiene al fin más garantía;

Que a pesar de su ambrosía,

Rmedio es de muchos males,

Y no pueden ser iguales

Fiñico y la porquería.

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Temeraria es la torpeza

De comparar a Fiñico

Con las bestias o el borrico,

Que tienen tanta nobleza.

Jamás ruindad o bajeza

Se han visto en los animales,

Que aunque son irracionales,

Su instinto no es temerario;

Más Fiñico y lo ordinario:

¡catay! Dos cosas iguales.

Al “chancho” de “mala medra”

Nada lo puede engordar,

Ningún adobe le arredrar,

Comiendo pajas con piedra,

Siempre está en el muladar.

Viviendo en la porquería,

Fiñico, con el cochino,

Paseando juntos de día

Han juntado su destino:

Otra igualdad todavía.

Desamparado de todos

Buscando siempre los locos,

Viven como un animal,

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Y anda siempre viendo modos

De hacer un daño fatal.

Ni hermanos ni amigos leales,

Ni hijos, ni Dios tiene aquél

Que hace ruindades y males;

Porque para brutos, él,

Fiñico y los animales.

En 1881, dos genuinos representantes del pueblo de Túcume se encontraron en la plaza de este pueblo, que más que plaza era un terreno exento de bancas y de árboles. Uno era el sabio Federico Villareal y el otro el poeta Manuel María López Tovar, y ambos presenciaron como correteaban los chanchos de “calicaje”, los “burros hechores”, las gallinas “culinchas”, las ceremoniosos iguanas y las finas lagartijas.

Villareal había llegado a Túcume, su pueblo natal, después de haber llegado a sabio en Lima, su pueblo natural, con ausencia de catorce años, y el poeta, repentinamente le dice:

De catorce años de ausencia

Que nos legó tu inconstancia,

Hoy, tu estimable presencia

Compensa tiempo y distancia.

El signo de tu arrogancia,

Cual astro que sube al cielo,

Lo vimos alzar el vuelo

Y entre las nubes perderse,

Y hoy ha vuelto a aparecerse

Triunfante a su patrio suelo.

Túcume, tu patrio suelo,

De tus primero abriles,

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De tu infancia corrió al vuelo

Hoy que tus pobres pretiles

Pisan por grata visita,

Todo tucumano, escrita,

Trae en su alma la alegría

Y al verte, en su sangre fría,

En tus brazos resucita.

Villareal que se había hospedado en casa de la señora Mercedes Tovar, recibió algunos obsequios de sus paisanos, entre otros como típicos: una máscara de diablico mayor, con sus espejuelos, cascabeles, espejos, cintas colorines-un verdadero timbre de honor para quien la poseía- una blusa con lentejuelas; un bastón de palo de “mude”, un huaco silbador y un ejemplar el periódico “El Cometa”, que escribía, dirigía, componía, repartía y leía, su dueño don Leopoldo Pachecho.

A los pocos días de su estada en su pueblo, Villareal tuvo necesidad de regresar a Lima y fue despedido ontestosamente, y con gran cariño por todo el pueblo reunido en pleno, en casa de la señora Tovar, donde el poeta López Tovar, encaramado en un “poyo”, le die, improvisando:

¿Te vuelves?... Vuélvete en pos

De la luz buscando en ella

El fuego de la centella,

Señal que tras ella hay Dios.

Sigue el eco de la voz,

Si te gritan los querubes,

Y si en tus ensayos subes

A dominar el espacio,

Acuérdate en tu palacio

De éstas tucumanas nubes.

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430

Sigue, sabio, globo adentro

Y si algún tapón lo corcha

Destapa hasta ver la antorcha

Que alumbra ese pavimento.

De elemento en elemento

Registra ese faro humano

Y si la luz de ese racano

Es el triunfo de tu ensayo

De allí envíanos un rayo

Para el pueblo tucumano.

No solamente el díscipulo de Aldana, Manuel Antonio Rodríguez, le prodiga al maestro su cumplido homenaje, también le ofrece lo que él llama sus “Alabanzas”, el maestro de poetas improvisadores, Manuel María López Tovar, en los versos que siguen:

Me van a hacer el favor

De decirme la verad,

Si encontraron por aca

Poeta de tanto valor,

Este joven seductor,

es modelo de lo decente,

Caballeroso y prudente,

Y de su instrucción superior.

Preceptor es su carrera

Y que así siga adelante,

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431

Que como sea constate

Alcanzará lo que quiera.

Siempre que nunca prefiera

El ocio y la corrupción,

Que dañan el corazón

De una manera certera.

Cuando Aldana comenzaba en sus escarceos literarios le remitió a López Tovar, ya un trovador cuajado, unas décimas, para obtener de él su veredicto, y como quiera que López Tovar todo lo hacía verso, con mayor razón tratándose de una consulta de índole poética y de un paisano le aplica el calificativo de sobresaliente, con las dos décimas que siguen:

He leído hoy unos versos,

Escritos por un poeta;

Versos que son de “cajeta”,

Con pensamientos diversos.

Versos que aunque sonperversos,

Escribe Daniel Aldana,

Y aunque no de buena gana

Versos son de posesión,

Que ablandan el corazón,

Por ser lira tucumana.

Tenemos en este lugar

Un poeta meditado,

Que los versos que me ha dado

Nada tienen que desear.

El que no sabe apreciar

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432

Los méritos de un poeta

Que a leerlos no se meta

Si no los sabe tachar,

Porque hay que saber tocar

Para tocar en retreta.

Pero no queda allí la cosa, porque López Tovar se entusiasmó y a manera de lo que poeta llamaba “Salutación” le envía las siguientes, octavas, que pueden considerarse, más bien, como una consagración, sin necesidad de espaldarazo clásico ni de nombramiento de ninguna especie:

Al saber, mi caro amigo,

Que a este lugar venías,

Sentí de mis alegrías

Renacer el esplondor.

Y me dije: cuando llegue,

Con que gusto charlaremos

Y tal vez si recordemos

El tiempo que fue mejor

Hoy al verte en este pueblo

Te presento mi saludo,

Y que lo que aceptes, no dudo

Con plena satisfacción.

Más al ver a un caro amigo

Que es paisano y compañero,

Con afecto placentero,

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433

Renace la inspiración.

Aquí la naturaleza quizá oculta sus encantos;

De recuerdos y quebrantos

Sólo vive el corazón

Pero ya que tu presencia.

Tan gratamente me inspira,

Quiero escuchar de tu lira

Su plácida vibración.

Que seas, pues, bien venido,

Y que esta tierra bendita

Tu diete una francesita

De afecto y de buen humor.

Y así diré complacido,

Gozoso en frase galana,

Se invoque a Daniel Aldana

El númen encantador.

La fiesta de Carnavales no solamente se distingue por la sorpresa que ha baldazo limpio en la ciudad de Túcume o de Pacoram, sino también porque en el día menos pensado, pero siempre en jueves, resultas uno siendo compadre de cualquier zambita arremagada o “chairosa”. Cuando la cosa es didicil se recurre a los poetas consagrados del pueblo, como los Castillo, los Pecheco, los López Tovar, etc.

Podemos ofrecer de este último poeta, un pedido y una aceptación, en verso, para ostentar el delicado titulo de compadre.

De compadre en esta ocasión

A ti he querido sacar,

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434

Hoy que podemos gozar

De Paz y Constitución.

Si hay libertad de elección,

Como se cree en el día,

La mucha voluntad mía,

En tiempo de compadrazgo

Haré que te mande un rasgo

De atención y cortesía.

Con mucho gusto he leído

Lo que en la suya me indica,

Y en mi respuesta se explica

Que convengo en su pedido.

Si antes cariño le he tenido

Ahora con mayor razón,

Vivirá Ud. En mi corazón

Cual respetuoso compadre,

Al cielo pido le guarde

Y mande en toda ocasión.

Manuel María López Tovar, el poeta nuestro, es decir el de la Provincia de Lambayeque, porque a Chiclato le basta con Chocano, nos cuenta en un par de décimas su arma de combate-sus tribulaciones de pueblo, con el título de “Soliloquio”.

Entre el dolor y el quebranto

Que aumenta el padecer mío,

Por no suspirar me río

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435

Y en lugar de llorar canto.

Y si vuelven por encanto

Mis voces hasta algún faro,

En sus columnas me paro

Y allí, con grave dolor,

Que no soy yo el trovador,

Sino un esclavo declaro.

Allá en las concavidades,

Libre asilo de los vientos,

Dirijo mis pensamientos

Llenos de calamidades.

Allá en esas soledades

De seres sin corazón

Donde no obtengo el perdón

Para aliviar mis martirios;

Allí destaco suspiros

Que se los lleva “Aquilón”.

Y sigamos Manuel María López Tovar, que es como seguir al alma poética popular de lo “pueblos de abajo”, como dicen las viejas chancletonas de Lambayeque, como una afrenta , a los que han nacido entre Mochumí y en Olmos.

Los versos que siguen son improvisaciones hechas unos, a golpe de arpa;

Otros, bajo impresiones dolorosas; y los más, con efervescencia política.

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436

Le envió una carta de presentación al sastre Bernardo Céspedes, de Lambayeque, que llevó su hermano Dionisio López Tovar, en la cual se leían solamente estas cuatro líneas:

Céspedes, Lambayecano;

Hoy aclararte preciso,

Que conozcas a Dionisio

Que es mi fidedigno hermano.

En el cumpleaños de doña Fernanda Díaz, su tía le dice, desparramando el retumbante olor del “yonque”:

De todas las maravillas

La mejor que a mí me toca,

En tomar una gran copa

Con mi tía Fernanda Díaz.

A la enamorada la convence así, a la sombra de un guapo, y mientras el chilalá las seis en el reloj de su garganta:

María Circuncisión,

Ven a tumbar una guapa,

Y en lugar de un jarro de agua

Refréscate el corazón.

¿Cómo podría comentarse la sátira que sigue?

Hirviendo está el sancochado

Y hediendo está la cecina.

¿Quién se comerá la troncha

De la gran ciudad de Lima?.

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437

Lo que sigue fue improvisando cuando una sección de fuerzas chilenas pasó por Tucume, en este verso rebosa una profunda mordacidad y una sátira sangrienta. Dice así:

Si mi razón no es bastante,

Yo no quiero decir más;

Lo que han de llorar los otros,

Con al vergüenza delante,

Que la lloren cual los potros,

Cuando corren, por detrás.

Luego vienen varias sátiras poéticas del género político. Así:

Los oles de Nancolán

De blancos se han vuelto piedras

Todas esas almas negras

Algún día llorarán.

El coronel “Chicha Fuerte”

Lleva a cabo sus deberes,

“abaleando” a las mujeres,

Causando a varias la muerte.

Las aciagas “comisiones”

Que practican “los azules”,

Son otras plagas comunes

Como las de los ratones.

Empiezan a “levar” gente

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438

Y a quitar bestias también;

Para que su equivalente

Sino las vendan, lo den

Cualquier cholito, en capullo,

Gobernador del distrito,

Le gusta ser, con orgullo

Para matar sin delito

Y robar lo que no es suyo.

Triunfó la revolución

El día siete de Enero;

Como valiente guerrero:

¡Viva Balta y su Escuadrón!

¡Viva Balta, noche y día,

Guerrero muy singular;

Que al pueblo logró quitar

El yugo que lo oprimía!

Aquí está la prueba que el poeta Manuel María López Tovar fue un fustigador acérrimo de ladrones, de asesinos y de malos políticos.

Se trata, en este verso, del asesino de Isaac García por Germán Ugaz y otros:

Entre Pacora y Jayanca

La suerte de un varón se juega,

Y por segura ganancia

Se lo echan en su talega;

Le tiran página negra

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439

Y a él le sale la blanca.

Ha dado Germán Ugaz

En rifar con interés

La vida del hombre Isaac,

Tirando el dedo al revés,

Que en legítimo quizá

Se lo sacaría tal vez.

Y van esta dos veces

Que le tienden la carpeta,

Pensando en su “cubaleta”

Echarle “cincos” y “treces”,

Pero al tirar se le suelta

El dado en “ases” y “doces”.

A las tres va la vencida,

Según rito de tarifa

Y con carpeta tendida

Hay que dar fin a la rifa.

Ya tiró Germán Ugaz,

Que a su modo todos van,

Cipiones y otros más,

Que en vaca jugando están.

Tiró el “Chatre”, luego el dado,

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440

Y se rodó con unas.

Por ti encendido me vi

Por volverme ánima y tierra,

Germán ¿en que te ofendi?.

Preso a solas y en privado

Me fusilaste de noche,

En cindo puntos colgado

Y en cuatro tiros al broche.

Por eso desde esta tumba,

Que me has hecho sin vigilia,

Te habla mi voz moribunda:

Germán ¿por qué me fusilas?.

Agotemos a Manuel López Tovar, en lo que él llama “Décimad englosadas”.

Que vientre tan desgraciado

Aquél de donde nací

Que las puertas de mi casa

Se han cerrado para mí.

Dos sñor me están siguiendo

Una causa dilatada;

Hasta hoy no ha sido probada

Y estoy preso padeciendo.

Ya de hambre me estoy muriendo,

Ya desnudo me he quedado,

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441

Y en tan miserable me engañas,

Ay madre de mis entrañas,

Que vientre tan desgraciado.

Padre, ¿para qué engendraste

Un hijo que había sido

De todos aborrecido?.

Madre, ¿por qué me criaste;

Por que mejor no dejaste

Que cuando a tus pies caí

Me hubiera muerto?, que así

En nada hubiese culpado

Al seno en que fui criado

Aquél de donde nací.

Murió mi padre y quedé

Solo a mi libre albedrío;

Mi suerte, por desfío,

Me ùesto como se ve,

Tan solamente porque

Ya ha querido mi desgracia,

Que los trabajos sin tasa

Me trates de atormentar.

¿qué más me podría cerrar

Que las puertas de mi casa?

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442

Si plata hubiera tenido,

Influencia, apoderados

El juez me hubiese sacado

Aunque que fuese el más bandido;

Más como ladrón no he sido,

Ni a nadie le muerte dí

No he traído plata aquí

Con que pagar abogados,

Y por eso los juzgados

Se han cerrado para mí.

Este pueblo desgraciado,

Corrompido hasta sus vientos,

Que le forman argumentos

A quien motivos no ha dado.

Si uno por casualidad

Va a una casa conversar

Todos se ponen a hablar

Y dicen que es por maldad;

Y a cada paso que da

Ya en todas

Y la vida le ha jugado

Nada pueden encubrir:

Loco el que llegue a vivir

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443

A este pueblo desgraciado.

Ni a las mujeres doncellas,

Ni las mujeres casadas

Se escapan de sus habladas

Haciendo gran cuento entre ellas

¡Mi Dios! ¿Cómo no “adomellas”

A esta gente sin talentos

Que le forman argumentos

A quien motivos no da?.

Por eso este pueblo está

Corrompido hasta los vientos

Si uno les va a preguntar

De algún cuento que levantan

Todas ellas se espantan

Y se empiezan a negar.

Dicen ¿qué tengo que hablar?

Y hacen los mil juramentos

Y hasta los cuatro elementos

Quieren poner de testigos,

Esto hacen los amigos

Que le forman argumentos.

Vamos hablando después;

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444

Si llega algún forastero

Se sorprende el barrio entero

Y dice ¿este quién es?

No le vale su honradez,

En lo que se halla confiado,

Pues la vida le han juzgado

Describiendo su opinión

Y le forman un cuentón

A quien motivos no ha dado.

No es posible pisotear

Con el odio y el rencor

Las palabras del amor

Que el alma supo dictar-

Tu corazón con el mío

Palabras de amor se dieron

Y después se desunieron

Por el más simple desvío.

Más no es posible bien mío,

Lo que se escribe borrar,

Porque entonces ya es burlar

Al alma y al corazón,

Cuya sagrada pasión

No es posible pisotear.

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445

El alma y el corazón

Que en nuestros poemas palpita,

Testigos verbales son

De su voluntad infinita,

Esa palabra bendita

Y ese dulce sí de amor

Nace desde el interior

Y al corazón lo “atosiga”

Y no es dable se desdiga

Con el odio y el rencor.

Toda la intención que levantaba

El alma y el corazón

Se dice palabra santa,

Porque santa es la intención

Y el corazón que quebranta

Los impulsos del amor

Es un bajo, sin honor,

Es un mentiroso amante;

¡qué desventura inconstante

Las palabras del amor!.

Si alguna vez nos amamos

Amémonos otra vez,

No borremos con los pies

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446

Lo que hicimos con las manos.

No es posible que muramos

Envueltos en el pesar,

Pues es cosa de llorar

El morirnos de dolor

Sin firmar el sí de amor

Que el alma supo dictar.

Por ser mi “ausencia”notoria”

Y cruel mi separación

Y te llevo en mi memoria.

Como amante verdadero

Me retuvo sin desden,

Porque deveras te quiero;

Y si vuelvo y no me muero

Serás mi encanto y mi gloria,

Digan de toda memoria,

Porque te quedas con Dios:

Yo me despido de vos

Por ser mi “ausencia” notoria.

Me retiro prenda mía,

Me encomendarás a Dios,

Si te fueras algún día;

Page 448: Libro Lambayeque 2

447

Sólo te espero tu alegría,

Es tan funesta misión;

Despreciada ningún quebranto,

Es muy funesto mi llanto

Y cruel mi separación

Adiós, adiós, que me voy,

Ya pongo mi viaje leve,

Volveré cuanto más breve

Si Dios quiere y vivo estoy,

Advirtiéndote desde hoy

Soy digno de compasión,

Esta mi fina atención

Preparándose primero,

En señas de que te quiero

Te dejo mi corazón.

Estando ausente ¿qué hare

Qué diré dentro de mí?;

Acordándome de ti

Así me consolaré.

En mi pecho buscaré

La contra de mi victoria,

Al ver ausente a mi gloria

Con quien vivamos unidos;

Page 449: Libro Lambayeque 2

448

Hoy te dejo mis sentidos

Y te llevo en mi memoria.

Si el cielo al suelo bajara

Por hacer que te quisiera,

Primero a tu amistad volviera.

Si con algún artificio

Pensabas acariciarme

No habría de separarme,

Ni menos perder el juicio

Y si hoy quisiera, con vicio,

De que alguno se empeñara

Desairado lo dejara

Si tal consejo me diera.

Discurso que no oyera

Si el cielo al suelo bajara.

Si viniera el mismo sol

A decirme con empeño,

Yo le dijera, mi dueño

Pídame Ud., otro favor;

Si Cupido en su rigor

Papeles me remitiera,

Discurso que yo lo oyera,

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449

Aunque falto a su decoro

Y aunque me diera un tesoro

Por hacer que te quisiera.

Y si viniera la Luna,

Con toda su perfección,

Buena fuera su atención

Y muy poca su fortuna;

Si las aves de una en una,

Todas se me presentaran,

A decirme que te amara

Y que así podrías vivir,

Yo les habría de decir:

Primero me condenara.

Si vinieran las estrellas

Todas en su compañía

Ni aún entonces, todavía,

Atendiera a sus querellas

Y si yo a solas con ellas

Algún consejo me dieran,

Diciéndome que te quiera

Y mejoraría mi suerte,

Preferiría la muerte

Si yo a tu amistad volviera.

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450

Labra el agua sin ser dura

Un mármol endurecido,

Lo que yo no haya podido

Ablandar vuestra hermosura.

De piedra, bronce o diamante

Debe ser tu corazón,

Si mi amorosa pasión

No te venció en el instante.

¡Ay!, amor tan inconstante,

Aunque fuera por cordura

Me dieses buena ventura,

Lo que el amor nos enseña,

Hasta la más dura pena

Labra el agua sin ser dura.

Hasta el duro bronce gime

Al ver que en nada penetra,

Y aunque te estampe una letra

Siendo firme me lo oprime,

En tu corazón me estime

Tantos golpes repetidos,

Porque todos son sabidos

Y no lo puedes dudar

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451

Que soy quien puede ablandar

Un mármol endurecido.

Soy un hombre que en las aguas

Te formaré un lento río,

Y colocará en vacío

Las intenciones de mi alma

Serás ave de alta rama

Y te pegaré un silbido,

Tú estarás en blando nido

Gozando de las delicias

Que otros pueden con caricias

Lo que yo no haya podido.

En fin, yo tierno, halagüeño

Soy confuso en mi pasión

Y golpes al corazón

Es mi último tormento,

Y sin gozar de mi intento

Venga la muerte segura,

Que estando mi pecho en duda

Me quites la vida presto,

Pues no he pedido con esto

Ablandar vuestra hermosura.

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452

Adiós, paloma hechicera

Ya me voy para padecer;

Por si no te vuelve a ver

Te olvidaré cuando muera.

Mi separación será

Mi pena y mi desconsuelo,

Separado de tu cielo.

Mi gloria se acabará

¡Que dicha espero ya!

Si quién mi dolor le diera

Y quien aliviar quisiera

A mi triste situación?;

Adios, adiós, corazón,

Adiós paloma hechicera.

De mis penas sentirás

Si alguna vez me has querido,

Y si es que me has aborrecido

De mi mal te alegrarás.

La ingratitud pagarás

De tu frágil proceder,

Siendo constante mujer,

De juicio y con sentimiento

Te servirá de escarmiento

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453

Ya me voy a padecer.

Te acordarás que yo he sido

El que firme te adoré

Y nunca jamás podré

Olvidar lo que he querido;

Sólo, para ti he nacido,

Tuyo soy tuyo he de ser,

Todo riesgo he de vencer

Por verte, prenda querida;

Adiós mi bien y mi vida

Por si no te vuelva a ver.

Son manantiales mis ojos,

De aguas puras cristalinas,

Con que se riegan mil ruinas,

Campos sólidos y abrojos;

Mis desdichas, a manejos,

Me tiene de esta manera,

Por el dejar que te quiera

´solo la muerte me priva:

Te he de querer mientras viva,

Te olvidaré cuando muera.

Hasta la casa en que duermo

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454

Tiene lástima de mí,

De ver lo que gimo y lloro

Cuando me acuerdo de ti.

Cada vez que agarro el lienzo,

Para sacudir mi cama,

Me acuerdo, prenda de mi alma,

Que ´solo en ti no más pienso;

Tengo un pesar muy inmendo

Y el corazón muy enfermo;

Mil de congojas pretendo

Porque el pecho lo padece,

Hasta la cama en que duermo.

Cuando acomodo el colchón

Y quiero extender mi cama

El llanto se me derrama,

Y palpita el corazón,

Que sólo te tenga a ti

Que salga fuera de sí,

Por mi pesar tan notorio,

Y hasta todo el dormitorio

Tiene lástima de mí.

Ya que la sábana tiendo

Y la empiezo a emparejar,

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455

Todo se va en suspirar,

Porque siempre estoy sufriendo,

Porque vivo “encareciendo”

De mi encanto y mi decor;

Porque más fino te adoro

Aunque de mi estés ausente

Y hasta la sábana siente

De ver lo que gimo y lloro.

Ya que la colcha por encima

Todo el alma me lastima

Con un pesar fuerte y duro;

Hago el doblez y procuro

Poner el colchón así;

¡ay!, desdichado de mí,

Que no goza de mi intento,

Y hasta todo el cuarto siente

Cuando me acuerdo de ti.

Siendo la flor de las flores

Que produce en el jardín,

Eres olor de jazmín

Que compite a mis amores.

Hoy voy a ver si me quieres,

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456

Si me tienes volutad,

Si en tu amor no hay falsedad

Pretenderás lo que quieras;

Entre todas las mujeres

Tú te llevas mis amores,

Tus luces y resplandores

Aniquilan mi pasión,

Eres digna de atención

Siendo la flor de las flores.

Lo que más me martiriza,

Mi bien es el no saber

Si me llagas a querer

Y el saberlo me precisa;

Pues mi corazón me avisa

Que tu amor no es hasta el fin.

¡Qué amante que serafín

Corresponderá a mi amor?,

Tú eres la única flor

Que produce en el jardín.

Mi encanto y mi idolatría,

Ídolo de mi pasión,

En ti pongo el corazón,

También la esperanza mía;

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457

En ti pienso todo el día

Desde que empieza hasta el fín.

No hay maceta en el jardín

Que te iguales por hermosa,

Eres la fragante rosa,

Eres el olor de jazmín.

Yo no sé cómo ensalsarte,

Mi duelo, tu perfección,

En ti no encuentro razón

Que alguien no pueda murmurarte,

Sólo pienso en adorarte

Y en mostrarte mis amores,

Que en tres mujeres mejores,

No hay quien te pueda igualar,

Eres flor del azahar

Que compite a mis amores

Si me oyeras suspirar

Por ti, mi bien, tan de veras,

Lástima te había de dar

Aunque amor no me tuvieras.

Si supieras el amor

Que le tengo a tu deidad

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458

Te moviera la piedad

A remediar mi dolor,

Pero es tan cruel tu rigor

Que me quieres olvidar

A quien te sabe adorar

Y te ama de corazón;

De mi tendrás compasión

Si me oyeras suspirar.

Sólo hasta hoy comprendí el llanto

Con un dolor penetrante,

Pues sabrás que un fino amante

Suspira con gran quebranto.

Hombre que padezca tanto

Otro no hallará de veras,

Pues me lo debes creer,

Que la vida he de perder

Por ti, mi bien, tan deveras.

Si el diamante de tu pecho

Me diera alguna señales

Se mejoraran mis males

Y quedará satisfecho

No me quites el derecho

Debes de considerar

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459

Lo triste que debo estar

Viendo tu pecho de acero,

Si vieras mi paradero

Lástima te había de dar.

Si el sol con su resplandor

Descompusiera este mundo

En el centro más profundo

Yo no olvidaré tu amor;

Mientras vivas con honor

Te aseguro tan deveras

Sin palabras lisonjeras,

Viendo que no estoy en sí,

Te habrías de doler de mí,

Aunque amor no me tuvieras.

(FIN).

Juyupe le dedicó a Juan Patino, viejo chochoborracho y medio curandero este verso:

José de Guevara. “Juyupe”

Viejo chocho y sin pudor,

Amigo de las mujeres.

Como buscas los placeres

Me pareces burro hechor.

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Más gedentina de olor,

Que curas por los hechizos,

Que los brujos son muy lisos,

Y que en medio del desmayo

Vives paseando en Chiclayo

Eructando los chorizos.

Llegó a Chiclayo un Teniente Coronel llamado Lerzundi a formar un regimiento de caballería, y tomaron como recluta a Pancho Ugaz, que acompañaba a “Juyupe” en sus fiestas, pues éste tocaba guitarra y cantaba públicamente.

Se empeñó “Juyupe” con Conrado Perales para que soltaran a Ugaz, quien estaba recluido en la Iglesia, en la sala llamada del de profundi.

Perales le dijo un día a “Juyupe”, que no lo fastidiara más que no haría nada, por Ugaz y fue entonces que el poeta, dando un paso atrás, dijo:

Si en la sala “de profundi”

No revienta este gargajo,

Me arrepiento, y no más majo,

“que tolli is peata mundi”

Si el Comandante Lerzundi

No suelta a Francisco Ugaz,

Por vida de Barrabás,

Digo, que es hombre Conrado,

Si no saca al que ha tomado

Por delante o por detrás.

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461

Jos de Guevara, alias “Juyupe”, fue un repentista, de Chiclayo, que no tuvo absolutamente nada de cultura o de instrucción. Era enteramente analfabeto.

No teniendo más que un centavo, y necesitando dinero, le prestó y la persona a quien se dirigía conociendo la inteligencia natural de “Juyupe”, se lo ofreció si le hacía un verso, pero a condicón de que fuera al centavo.

Juyupe aceptando la formula, tomó el centavo en la mano, se lo quedó mirando, como si le pidiera inscripción, y dijo:

En tiempos de Santa Cruz,

Con un centavito doble

Se compraba cualquier pobre,

Mollete, queso y champuz.

Más hoy con el adelanto,

Con el progreso industrial

No se compra con un real

Cuatro matas de culantro.

Hasta hace poco la terapéutica estomacal o intestinal era bastante mecánica: consistía simplemente en una famosa jeringa de cobre o de bronce, con la cual “se ayudaba” al enfermo. El remedo era la “ayuda”,

La existencia de ese aparato no debí ser muy común en el tiempo a que nos estamos refiriendo pues que ese aparato se prestaba o se alquilaba, para las atenciones terapéuticas requeridas y supuestas.

A la mujer de “Juyupe” le fue a prestar, un chico, su jeringa en nombre de su madre, y al poco rato regresó a solicitarle que fuera ella misma a ejecutar la operación, por falta de práctica de su madre en ese difícil arte.

“Juyupe” que había presenciado toda la escena, le dice a su mujer: “No vayas, esto se llama:

Señora; dice mi mamá

Que le preste medio real,

Que le alquile su jeringa

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462

Y que se la venga a echar.

Cierto compadre de don José Manuel Soto tenía un árbol de naranjo,

Que como la célebre y bíblica higuera se secó de vergüenza, por no haber dado frutos jamás.

Llegó a Chiclayo un tallado de madera, medio escultor, llamado Alvarado, a quien le decían el “manchau”, y pidió el tronco para hacer una efigie.

En efecto hizo u…”San Patricio de madera, que tarde que “Juyupe” fue al taller y vió la efigie, conociendo la historia, saludó al milagroso así:

San Patricio, el cajetero,

Naranjo te conocí,

Histórico, majadero,

Nunca tus frutos comí.

Por esos benditas llagas

De Jesús omnipotente,

Que los milagros que tu hagas

Me los claven en la frente.

Y todo porque “Juype” había dicho en vulgar prosa: “si siendo naranjo no diste flores ni naranjas, menos harás milagros haciéndote Santo” y como todo lo que pensaba o hablaba “Juyupe”, tenía que decirlo en verso, lo trasmutó en esos dos cuartetos, que después muchos poetas se lo han disputado.

Llegó a Chiclayo un pintor, no del todo malo, llamado Paez, cuya especialidad parece que era la de pintar retratos al oleo, y recibió varios pedidos de distinguidas personas, obtenienco un buen número de discípulos o candidatos al pincel.

Cierta vez que “Juyupe” ingresó al taller del pintor y encontró a uno de los ayudantes dibujando una faja en uno de los retratos, compuso la siguiente décima, repentinamente:

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463

¡Muchacho cierra la caja!

Y mientras voy a la torre

Cuida tú que no se borre

El dibujo de la faja.

Todos los colores raja,

Anda al cuarto, enciende lucas,

Y al hombre de los capuoes,

Da el sombrero de paja.

Y si el suelo te amortaja

Entretente en hacer cruces.

Con el objeto de explotar las condiciones poéticas de “Juyupe”, le fueron a decir que José Manuel Perales, a quien le decían el “el hueco”, hablaba mal de él.

“Juyupe”, creyendo el chisme improvisó esto:

Si la ociosidad es virtud,

Y trabajar es delito

Alabo la prontiud

Con que me hiere un “huequito”.

Es de un talento exquisito

El que hiera a un inocente,

No cree ser del inocente

Al tocar con el honor

En la Plaza de Armas de Chiclayo chalaneaba su brioso potro Ismael Soto, hijo de Manuel Soto, y eran tan buenos, jinete y caballo que la gente se reunió a presenciar esta escena.

Entre los asistentes se encontraba el cabezón “Juyupe” o sea José de Guevara, quien le dijo al padre, que se hallaba también allí:

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464

Señor Manuel de Soto.

O de Soto don Manuel;

¿cómo deja que Ismael

Monte tan chúcaro potro?.

Cuando s José de Guevara, “Juyupe” lo llamaban por su apodo personas no fueron sus amigos, se molestaba.

Un día pasando el poeta, por la Plaza de Armas, donde tenía su tienda un chiclayano de apellido Lara, este le gritó: “Adiós” juyupe”, y el aludido deteniéndose en su camino, le responde:

Oiga usted, señor de Lara,

Y la razón se le tupe:

Yo no me llamo “Juyupe”,

Sino José de Guevara.

“Juyupe”, José de Guevara, entró un día a la casa de Julian Perales, donde se encontraban el canónico don Manuel de la Resurrección Farfán, quien era padrino de éste, y a fin de hacerle ver a Farfán las condiciones poéticas de “Juyupe” le pidió un verso, que se relacionara con las actividades religiosas del curso.

Dice la tradición que “juyupe” quédose mirando al canónigo, y entre cerrando los ojos, gesto muy suyo, le dijo:

Vuestra dignidad, la unión,

Señor, su abijado le brinda;

Porque n hay cosa más linda

Que adorar la Religión.

Hablando con reflexión,

Con principio y mucho afán,

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Todos los que al templo van,

De la población cristiano,

Es por el padre Farfán.

“Juyupe”, asistiendo a una fiesta y celebrándola, cantaba, tocaba y también improvisaba.

Cierta vez, estando bailando una marinera, una zamba dienton y fen, contó esto:

Zamba, motas de carnero,

Dientes dela gigantita;

Nariz de perrito dogo,

Y frente relumbronsita.

En este momento cambia la pareja, e instantáneamente, “Juyupe”, le dice a la bailarina, que era tuerta:

Tú, como las más hermosa,

Como la ruda florida,

Ojo de cachema cruda

Bajos de perra perida.

Una tarde que “Juyupe” regresó a su casa, después de varios días de jarana, una vecina le entregó la llave que su mujer le había entregado porque abandonó el hogar cansada de sus ausencias.

“Juyupe”, muy borracho y llorando improvisó esto:

Donde se fuese la sigo,

¿para qué se compromete?

Yo le enseñaré a ser gente;

A voz públicas lo digo.

Cam patadas a de ser

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Como he de despicar,

Que es imposible que a hablar

Gane a un hombre una mujer.

Y vom quien no quiere la coas, antes de poner el punto final, “Juyupe” el cabezón “Juyupe, como le decían sus amigos cariñosamente, murió en Chiclayo, en el año de 1879.

(FIN).

Se enlutan los corazones

Inocente Vera y Paz

Y hasta el que sabe sentir,

Ver su patria dividir

En diferentes naciones.

Patria ¿por qué has adquirido

A tantos hijos malvados,

Los que después de criados

Éstos mismos te han vendido?.

Dicen que un joven peruano

Se ha propuesto el estudiar,

A ver si puede volar

Como vuelva el aeroplano.

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467

Tan sólo por conocer

Las riquezas del Perú

Y archivar la ingratitud

De aquél que las va a vender.

Hoy la leyes del Perú

Son como las sanguijuelas,

No dejan sangre en las venas

Por darla a otro salud.

Así como el Sol brillante,

Minerales a grandezas,

Tiene el Perú en sus riquezas

De oro, perlas y diamantes.

Mil señales hará el mundo

Cuando se quiera acabar;

Cuarenta codos el mar

Se ha de clavar de profundo.

Los peces saldrán bramando

Del centro del afuera,

Y de los campos la fiera

Mil gemidos saldrás dando.

Los hombre quedan llorando

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468

Con un dolor sin segundo

Viendo el destino iracundo

Que señala el firmamento;

Contra fuego, mar y viento

Mil señales hará el mundo.

Caerñan del alto cielo

Las estrellas, de una en una,

S ha de eclipsar Sol y Luna,

El aire ha de echar un velo,

Se oirá te, blar el suelo

Mucho tiempo sin parar.

Todo lo ha de derribar,

La pompa y hasta el placer,

Y todo esto se ha de ver

Cuando se quiere acabar.

San Lucas, evangelista,

Dice que de cada estrella

Nos formará una centella

Que a todos valor les quita;

Todo sabio lo acredita,

Todo esto se ha de mirar;

Se oirán fieras gritar

Y dar tranquidos las piedras

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469

Y subir sobre las sierras

Y subir sobre las sierras

Cuarente codos el mar.

San Vicente da el aviso,

Con su trompeta vendrá

Y a todos nos llevará

Vivos y muertos al juicio.

Que no quedará edificio

En la redondez del Mundo.

Sólo de oír el retumbo

Que esa gran trompeta encierra

Hasta el polvo de la tierra

Se ha de elevar de profundo.

Cada día la pobreza

Más y más se va aumentando.

La plata se va acabando

Ya “nadies” alza cabeza.

Hoy día, en el siglo nuevo,

Las cosas están variables;

Porque ya no son estables

Como en el tiempo primero.

Ya ninguno tiene esmero

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470

En tener delicadeza,

Y por eso con destreza

La male fe nos abate,

Por eso es que nos combate

Cada día la pobreza.

Si se trata de sembrar,

Como agricultor, un fruto,

Casi no le dan producto,

Porque el riego no es cabal.

Ponen un juez ilegal

Que vaya perjudicando,

A fin que vaya pagando

El hombre con su deber,

Y por eso el no tener

Más y más se va aumentando.

Si alguno desea ver

Adelanto en su trabajo,

Vamos, a lo bajo, bajo

Y hablan de su proceder.

Pretenden verlo perder,

Todos están “talayando”,

Entre ellos averiguando

Si ese hombre de posesión.

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Por esta mala intención

La plata se va acabando.

Con tanta mala injusticia

Que los ricos han impuesto

El mundo está, descompuesto,

Todo lleno de avaricia.

Por eso es que con malicia

Ya todo el que nace empieza

A pensar con sutileza

En sustraerse lo ajeno,

Por eso, con tanto estreno,

Ya “nadies” alza cabeza.

No hace tiempo, vida mía,

Que todo se transtornó:

El amor que me tenías

Y el que a ti te tuve yo.

Por si acaso me muriere

Quiero dejarte advertida,

Que aquello que bien se quiere,

Muy tarde, nunca se olvida.

Es cierta que está perdida

Nuestra amistad, por hoy día,

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472

Pero eso es por hipocresía

Que tu conmigo tuviste,

Y este sentimiento existe

No hace tiempo, vida mía.

Hoy hay en mi corazón

Un dolor tan sin igual,

Y yo se que soy fatal

Cuando tengo una amistad

Dime tú si no es verdad

Que tanto te quise yo,

Así un amor me pagó

Con una mal trato imperfecto,

Cual fue la causa de mi afecto

Que todo se trastornó.

Por fatal me constituyo

Y por esta razón cuento

Que salió del pecho tuyo

El más vil procedimiento

Es este gran sentimiento

Que tengo todos los días,

Y tú de las penas mías

Te haces la desentendida

Y me niegas en seguida

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473

El amor que me tenías.

Pero, en fin, anda con Dios,

Ingrata desconocida,

Ojalá toda la vida

Te dure ese orgullo atroz.

Por tanto te digo a voz,

Y con esto se acabó,

Ya mi pecho conoció

El falso cariño tuyo,

Pues lo arrojas con orgullo

Y el que a ti te tuve yo.

Los empleados de La Viña,

Que vestían de “overol”,

Le tenían cama tendida

A Toribio Casusol.

El día once de eneri

A las siete de la mañana,

De una manera improvisa

Frente a frente se encontraron.

El alto les hicieron,

Diciendo: manos arriba,

Sin vacilar un momento

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474

Sus compañeros que sigan.

A distancia de diez cuadras,

Y frente al cerro Rajado

Está el sitio ensangrentado,

Donde los tres se murieron.

Con calibre treitiocho

Amellos la muerte les dieron

Y pensando que estaba vivo

Con cuchillos los definieron.

Pobrecito de Toribio

Cómo el fin se le cumplió,

Su destino lo llevó

A tan grande sacrificio.

Sólo por este vicio

Que siempre lo dominó,

Su estrella lo alumbró

Que siguiera ese camino

Sin saber que lo esperaban

Los empleados y Magarino,

Él seguía su camino

Y por detrás lo mataban.

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475

Y como él siempre triunfaba

Como una cruel alevosía

Miserablemente ese día

Sus sangre fue derramada.

Se murió Juan Musayán,

Se murió julio Luzquiños;

Mueren los malos vecinos

Que vienen a esta Nación.

El Obispo y los hacendados

Se han revelado contra Dios,

Aun que ahora vengas vos

A entonar voces sagradas.

A la moral voy hacer ver

Lo que fue Manuel María;

Porque todo lo que escribía

Ha quedado en mi poder.

Yo he trabajado temprano

Por si la suerte endereza,

Y he caído de cabeza

Con la plaga del gusano.

De paso en paso camino,

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476

Sin saber dónde iré a dar,

Y no hago sino llorar

Este mi fatal destino.

Soy ingrato con mi “ausencia”,

Pero en mi memoria no,

Pues ya mi ciencia lloré

El “ringlón” de su inocencia.

El que escribió este papel

En este bendito suelo,

Si le busco no hay consuelo,

Porque Dios mandó por él.

No lloren porque me voym

No lloren mi desventura

No tengan mayor ternura

Ver el estado en que estoy.

Inocente Vera y Paz,

Al final voy a poner,

“pa” que alguien se acuerde de él,

Y no puede decir más.

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477

El poeta tucumano don Inocente Vera no tiene nada de Inocente, como se verá por lo que a continuación transcribamos de él. Muy al contrario, parece agudo, resabioso, y hasta mal intencionado, porque nos conversa de “unas”cosas victoriosas” y de una manera de cumplir “años a consigo” que tiene mucho de ambos dos, de embotellar en una botella y de encajonar en un cajón.

Con relación al apellido lo lleva muy bien puesto como que esVera y verá poesía en todas partes, sin necesidad de “antiparras”.

Y aquí hay cosas victoriosas,

Tus cumpleaños o consigo:

Recibe el corto regalo

Del obsequio de tu amigo.

Hoy con inmenso placer,

Alabo a nuestro Señor,

Por la caridad y amor

Que nos ha hecho amanecer.

No me puedo contener

De regocijo tentoso.

Sasonando el sumo gozo

Te mando mis simpatías

Y te doy los buenos días,

Y aquí hay cosas vistoriosas.

Quisiera ser importuno

De bastante proporciones,

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478

Para darte cien funciones

El día primero de junio.

Pero, en fin, yo me reúno

Al revés de lo que abrigo,

Al mismo tiempo te digo,

Dispensa la cortedad,

Yo se “ler” con lealtad

Tus cumpleaños a consigo.

Con entera voluntad

Correspondo tu cariño,

Por un tan pequeño aliño,

Aun cuando maluco está,

Yo te digo la verdad,

Que no es ni bueno ni malo;

Pero también te declaro

Que justo es lo que aproxima

Y por cariño y estima

Recibe el corto regalo.

*23

Servir de falso testigo,

Ese merece un castigo,

Y más no hay quien se lo dé, 23 El resto de la pag. 345 del pdf no se encuentra.

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479

Viendo, pues, de que por él

Mi crédito ha padecido.

Si no me pide perdón

De rodillas en la tierra

Mañana o cuando me muera

No tendrá ni salvación;

Es un hombre sin razón

Ante un juez reconocido,

Juró que yo había sido

Quien robó tan descarado,

Y por él sin ser manchado

Mil vergüenzas he sufrido.

Tan luego que me causaron

Me tomaron prisionero,

Al momento y luego luego

Declaración me tomaron

Yo dí pruebas y juzgaron

Muchos de que no lo era

En esto el testigo llega

Y dice que él me vió;

Entonces le dije yo:

“!Oh! lengua testimoniera.

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480

El poeta, don Inocente Vera no tenía nada de manco; en realidad se sobraba de traba, porque era un gallo “rejugado”.

Por esto es que lo encontramos haciéndole décimas englosadas a una vieja beata, decota del milagroso San Pedro San Pablo de Pacora, y que todavía usaba sus moños postizos de pabilo amarillo, sin dejar de darle polvillo a las gallinas y yuyo a los chanchos.

Una vieja me lo dio

Una noche fresca y clara;

Y al punto quedó, preñada

Pero no se me paró.

Cuando a ella la encontré

Vine a conocer bordón,

Se puso a darme razón

De Dios y su santa fe.

También me dijo quién fue

Quién el alma a mi me dio,

Quién su sangre derramó,

Por manos, pies y costado.

Este misterio sagrado

Una vieja me lo dio.

También dijo que María

Parió y quedó doncella,

Más pura que alguna estrella

Y más que la luz del día,

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Pues con grande monarquía

Fue del padre reservada,

La consecuencia está clara:

María nunca pecó

Y cuando el Verbo encarnó

Una noche fresca y clara.

Me dijo que el Paraíso

Es cosa muy verdadera;

Que pasase mi carrera

Y que me pusiese en juicio;

Que olvidase todo vicio

Y que Dios me acordara,

Quién lágrimas derramara

En su amorosa pasión ;

Que no perdiera ocasión

¡Y al punto quedó preñada!

También me dijo que había

Muerte, juicio, infierno y gloria,

Que tuviese en mi memoria

Y que no olvidaría.

Que el perdón alcanzaría

De aquel que nos redimió,

Y éstas palabras habló

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482

Y prosiguió caminando;

Yo por detrás le iba hablando

Pero no se me paró.

He aquí una variante de la anterior composición:

Una vieja me lo dio,

Que también lo dan las viejas,

Tuvo cresta como gallo

Y como ratón orejas.

Los mandamientos de Dios,

Me dijo que los guardaba

Y que no perseverara

En seguir la culpa atroz;

De aquél que nos redimió.

No quiero ofenderlo. No.

Pues de la culpa me alejo,

Ya que este snto consejo

Una vieja me lo dio.

También me dijo, has memoria,

Porque Dios es santo y justo,

No pretendas por tu gusto

Perder tu infinita gloria.

Este mundo es pura escoria,

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483

Si de la culpa te alejas,

No tendrás amargas quejas

Ni te podrás condenar,

Buenos consejos tomar,

Que también lo dan las viejas.

Algo, entonces, más me dijo

Que no lo recuerdo bien,

Hace pasadas de fijo;

Pues cuanto más yo la exijo

Es cuando yo más me callo

Y hasta me duermo y desmayo

Cual si fuera algún lirón,

Sabiendo que el “torozón”

Tuvo cresta como gallo.

Del diablo me hizo patente

Toda su fisonomía,

Del aspecto que tenía,

Cuerpo y cara de serpiente,

Los ojos de fuego ardiente

Y con legañas muy viejas,

Llenas de escamas las cejas,

Las uñas de garabato,

Hocico y cola de gato,

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484

Y como ratón, orejas,

Don Inocente Vera se les fue encima, hace mucho tiempo, a los antiguos dueños de la Hacienda de La Viña y Batangrande, allá por la época en que existían los montoneros de los “colrados” y de los “azules”, cuando los constitucionales se unían a los civilistas y después éstos se unían con los demócratas, contra aquellos y luego se volvían contra éstos; es decir, cuando todo era una “chanfaina”, una merienda de negros o un “locro”.

El poeta fustigaba a esos hacendados con su arma predilecta; el verso, apuntando así:

Por comer un día pan

Muchos hombres se han venido,

Y por haberle comido

Algún día llorarán.

Los aciagos hacendados

De La Viña y Batangrande

En ruina miseria y hambre

Nos tienen sacrificados.

Hacen años dilatados,

Que utilizándonos van,

Agarran dinero y dan

Aquél malvado homicida,

Y éste nos quita la vida

Por comer un día pan.

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Provecho a los que están llenos

Que les haga tal bocado,

Pues el hambriento ha agitado

A ocho magdalenos;

Lloran aguas y terrenos

Que antes había poseído,

Quienes los han sustraído

Es una sola familia,

De los mismos aniquila

Michos hombre se han vendido.

Hay hombres que cuando cobran

La razón de sus afanes

Se van y se hacen guardianes

De los mismos que les roban;

Reconozcan que si sobran

Las riquezas que hacen ruido,

Es porque se han absorbido

Vuestro pan, vuestro alimento,

Siendo esto el gran argumento

Y por haberlo comido.

Allá en Jayanca y en Pacora,

Mórrope, Motupe y Salas,

Como las aves sin alas

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486

Vive esa gente pastora.

Mochumí, Túcume llora

Las desdichas que se van,

Pues estos pueblos están

Ajenos a sus derechos,

Los que apoyan tales hechos

Algún día llorarán.

Inocente Vera no sólo resulta un poeta de fuse popular, sino también un ironista punzante, un azotador de delitos y un defensor idealista de libertades y derechos.

En los versos que siguen, con motivo de la muerte de Gavino Casiano, se retrataba el hondo dolor contenido y la fuerza de la emoción controlada, y se ofrece como muestra de poetas sarcásticos.

Orgulloso aquél complot

Del pueblo ferreñafano,

La destrucción se trató

Del gran Gavino Casiano.

Casiano el famoso ingenio,

Que docto en naturaleza,

Le dieron la muerte en premio,

Los ricos, con su torpeza,

Para logar tal empresa

El dinero se juntó,

Cada interesado dio

Gran cantidad por el hecho,

Y hoy quedará satisfecho,

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487

Orgulloso aquel complot.

Complot compuesto en impuro,

Desnaturalizado idioma,

Del falso Francisco Muro,

Del pro Nicanor Carmona.

Son almas que el diablo toma

Por instrumento inhumano.

Señalados con al mano,

Por el mismo estilo van,

Cabrejos y Barragán

Del pueblo Ferreñafano.

Ferreñafano asesino,

Son dolor tu mismo llora

La cabeza de Gavino

Que de tu pueblo fue aureola.

Lumbrera que por si sola

En las tirbuanas brilló,

Tan sólo por que le dio

Ese don el mismo Dios,

En que gente torpe, atroz,

La destrucción se trató.

Su trato alevoso salta,

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Para darle muerte ruda,

A un héroe que hace más falta

Que el dinero en gente cruda;

Pero es desgracia, no ha duda,

De todo el que hizo este daño,

Porque tarde o que temprano

Verán su culpa fatal,

Juzgados del tribunal

Del gran Gavino Casiano.

Inocente Vera no escarmienta. Por más que le damos palos, é, como buen porfiado sigue haciendo versos.

El que sigue tiene forma de carta, porque dice “Dirigido a Pedro Santistéban”:

Pedro es tu perfecto nombre,

Santistéban tu apellido:

Porque has perdido el sentido

Para que el mundo se asombre.

Gregoria Santamaría

Fue la que se envenenó,

Y Satanás la ganó

Para que no dejase cría.

En ese pueblo Illimano

Dicen que hay un capador,

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Que esa capa sin dolor,

Porque tiene buena mano.

Dicen que es hijo de Caín

Y su madre la serpiente,

Sin principios y sin fin.

Casarse y envenenarse

Son dos crímenes iguales,

Que así ni los animales

Tratan la vida quitarse.

Estos dos primos hermanos,

Se han entregado a Luzbel,

Y él los paga a San Miguel,

Para que allí sean jugados.

Menudas son las preguntas que le hace el poeta Inocente Vera a su colega Daniel Aldana, en los versos siguientes, aunque desgraciadamente, no podemos ofrecer la respuesta de éste:

Tú eres el poeta de fama;

Yo quiero entrar a tu escuela.

¿Por qué es que el pez no vuela

Y el ave por qué no nada?.

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Supuesto que tienes letras

Yo te quiero preguntar,

Y ahora me vas a aclarar

¿Si la pava tiene tetas?,

Esto lo nota Rebeca,

Quiero me des a saber,

¿cómo es que ha de florecer

Una rama estando seca?.

Otra pregunta melliza

También te doy a saber,

Que si he hecho el fuego arder

¿haré florecer ceniza?.

Ya no hay gozo de mi gozo,

Doy la razón sin ser juez,

Y me arrodillo a tus pies,

Como al Todo Poderoso.

Le dicen que no hay posada y dale a desensillar. Así le podremos decir nosotros a don Inocente Vera y Paz, quien se atreve a dirigir una versada a la señora Fortunata Paredes Vda. De Quiñones, sin asco de ninguna especie, poniéndole esta dedicatoria: “Dirigido a la señora Fortunata Paredes”, versada que vamos a trascribir literalmente:

El día veintiocho de Febrero

Domingo de Carnavales,

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Día que salen los metales

Harregarse por el suelo.

La noche de sus placeres

A mi aldea se acercó

Y por Vera preguntó

La voz de Paredes y Gonzáles.

No crea que me hayga olvidado

De aquello que le ofrecido,

Siento no ser instruido

Para yo ser más fundado.

Un cariño en la mejía

Ágamele a su mamá,

Que pronto estaré halla

Para acordar la simpatía.

Ganas me dan de llorar

Cuando llegue el día domingo

De ver que no hay un amigo

Con quien salir a pasiar.

También te doy a saber

En la situación que me hayo,

En la ciudad de Chiclayo

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En donde quiero aprender.

Hoy don Rómulo Paredes

Doctor de siencia y de letra

Puede tomer un planeta

Y elevarse a los poderes.

Ese San Juan Illimano

A Dios le puede pedir,

Y todo puede conseguir

Porque es su primo hermano.

Llendo por donde Saturdino

Nos perdimos sin consuelo,

Y la fortuna del cielo

Que hemos salido al camino.

Sólo Dios con su poder,

Por providencia divina

Amnda el agua cristalina

Dar este pueblo vever.

No estaría demás añadir que los versos son del poeta y la ortografía idem.

Tenemos el agrado de presentar al señor Dolores Fernández, semi guapo y semi cobarde de las latitudes de Mochumi, allá en los albores de la batalla de Portete de Tarquí,

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de las luchas entre lambayecanos y chiclayanos o con más seguridad del 95, con Palala, los colorados y los azules.

Sentimos mucho tener que manifestar el poco afecto y la ninguna consideración que por este caballero sentía el poeta Inocente vera y Paz, haciéndonos de él un perfecto retrato moral y físico, en los siguientes versos, que improvisó cuando le contaban las fanfarronadas de Fernández:

El tal Dolores Fernández,

De la mochumana esfera,

Dice que en Túcume tiene

Que dar con todos en tierra.

Valiente de veras es

Ese mozo prestigiado:

La gloria tiene en los pies

De los espapes se ha parado

Por donde las balas no anden,

Y yendo en apuros grandes

Siempre recorre su línea,

Hasta donde su familia:

El tal Dolores Fernández.

En Sapamé fue el primero

Que se corrió del combate

Diciendo: “para que quiero,

Pies, si con ellos no escape2.

Creo que en ningún atraque

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Jamás como hombre corriera,

Con tal que ella no tuviera

Ningún peligro su vida,

Esta es la valiente gira

De la mochuna esfera.

Gobernador del Distrito,

Le gusta mucho el orgullo,

Para agarrar sin ser suyo,

Para matar sin ser delito.

Y luego forma un barullo,

Y en las maldades que ofrece

Siempre su daño aparece

Ya se sabe que de él viene,

Porque su capital de ese

Dice que en Túcume tiene.

Con cincuenta y más azules

Soldados de buena tallas,

Persigue a tres colorados

Y “afusilarlos” ensaya.

Lo que hay es que la metralla

Que ellos le tiran lo aterra,

Pero asi como una perra

Labra hasta u casa bravo,

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Diciendo: “Yo tendré, al cabo,

Que dar con todos en tierra”.

Llegó a la Caleta de Máncora un chileno llamado Guillermo Luna Victoria, quien se declaró explorador. Los vecinos de Máncora, no tenían nada que hacer, en esos días, por lo que se les ocurrió hacer espía al referido chileno, y con tan curioso motivo, el poeta del pueblo, Martín Herrera, le endilga este eco:

Martín G. Herrera

Regresaréis medio enfermo

Guillermo,

Y sin conseguir la gloria

Victoria.

Si no es “otrita” tu historia,

Por vida de Barrabás,

Que estás andando además

Guillermo Luna Victoria.

El doctor Maximiliano Oyola era íntimo amigo de Martín Herrera, discutiendo cierta vez sobre política algo se agriaron los ánimos de antemano preparados por el alcohol, y Martín Herrera desafió a Oyola una polémica pública inverso.

Ñatito de mucha toga

Que sin llegar el momento

Se pone tan turbuletno

Que parece cohete en soga.

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Con naricita tan doga,,

Y su menón adarcito

Es terrible el docotrcito,

Si suelta la vesperina.

Dígame Ud.: en cierta esquina

¿no conoce al doctorcito?

Modernizado el Carnaval en Tumbes, en el año 1923, se designó a Martín Herrera, para que hiciera el elogio del Carnaval y de la reyna de la alegría de ese pueblo, señorita Ida Castro. Terminado los versos de estilo, uno de los espectadores, Mariano Sánchez,

Gritó a voz de cuello:

Viva el poeta chiclayano.

Y este contestó:

Te doy las gracias Mariano.

Conozco muchas composiciones poeticas, de nuestro versificadores vernaculares lambayecanos, que han abordado todos lo menesteres humanos, desde el amos hasta la calumnia y que han enjuiciado. En sus composiciones desde Dios hasta la piedra, pasando por la versada de carácter económico, las poesías de cobranza, los veros-choques, etc, pero hasta ahora no me había encontrado con un pasaporte en verso.

Martín g. Herrera, un poeta vernacular, de Chaclayo me ha sorprendido con esta modalidad oficial de encarar la vida de los traseúntes, o turistas ofreciéndoles la Nación en verso y abriéndoles las puertas con asonantes. Esta peculiar manera de hacer turismo administrativo, nos debe llamar la atención porque excluye los timbres y el papel sellado, los certificados de buena conducta y las huellas digitales. El poeta ha simplificado enormamente la tares de nuestras oficinas y dependencias administrativas, dándole al trámite, en forma poética, belleza y elasticidad, humorismo y panorama; y a nuestro engorroso ceremonial administrativo oficial lo acelera.

El hecho se historia así: Martín G. Herrera, poeta vernacular de Chiclayo, se encontraba recibiendo en la Caleta de Máncora, en el Dpto. de Piura, donde ejercía las atribuciones, naturales o poéticas no sabemos, de secretario del Teniente Gobernador, ayudante del JUEZ DE Paz, asesor del Teniente de Resguardo y miembro nato de la Agencia Municipal. Lo era, pues , todo y estaba en todo, ya que retenía en su poder el

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máximo de las funciones oficiales de la República, y de esta manera procedía fácil, inmediata e impunemente.

Llegó a la mencionada Caleta de Máncora, en tránsito hacia el sur del Perú, el andarín mejicano don Mercedes Martínez y al solicitar de las autoridades competentes, un certificado de tránsito, esas competentes autoridades- Martín G. Herrera lo era todo, inclusive poeta-, se lo expidió en verso, oficialmente en papel timbrao, con sellos y firmas refrendidas, el cual decía lo siguiente_

Emule de nuestra raza,

Bravo andarín mejicano.

Pasa por mis puertas, pasa,

Hacia el Sud americano.

No encontrarás un peruano

Desde el mayor hasta el niño,

Que no tienda la mano

Y te brinde su cariño.

Pasad, raza mejicana,

Y decidlo con pureza:

La idiosincrasia peruana

Es el cariño y nobleza.

Certifico que has pasado,

De distancia no pequeño,

Muy correcto y mesurado,

Por caleta Mancoreña.

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Apenas el señor Leguía asaltó el poder, así como lo han hecho todos los demás, unos con elecciones y otros con revoluciones- cuestión de palabras- prometió con toda seriedad y solemnidad auspiciar y verificar elecciones, tan libres, que no hubiera recuerdo de él en la tradición histórica del Perú. Lo mismo, exactamente lo mismo, habían ofrecido los otros.

Todo el Perú se preparó a asistir al nuevo sainete, y uno que otro vivo se colocó entre el número de los candidatos.

El pueblo Soberano, siempre con mayúsculas, siempre sufrió las mayúsculas pólizas y las minúsculas conveniencias, comenzó a ser enamorado por los pretendientes.

Se encontraba en Paita Martín Herrera, al finalizar el año de 1919, y allí comenzaron también los escarceros, las fintas.

Y las pasadas de mano

Sobre la calva luciente,

Del gran Pueblo Soberano,

De una cultura incipiente.

Viendo el poeta las angustias, las esperanzas y las desesperanzas del Pueblo Soberano,

Lleno siempre de candor,

Humilde como un amante,

A quien robar el sudor

Y hacen pagar el picante,

Se le ocurrió tomarles el pelo, tanto a los políticos, cuanto darle una lección al pueblo, pero en verso, como para que quedara recuerdo de la cosa:

Denos, señor, un consejo

(aunque perdidos no estemos).

¿Ud. Que es hombre ya viejo,

¿Por qué partido votamos?.

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Mi consejo, aunque importuno,

(dejando los dicharrachos),

Con todos y con ninguno….

Esa es la fija, muchachos.

Es que hoy es un candidato

Está en buena convivencia

Pues come en un mismo plato

Con “propiedad” y con “suplencia”.

Si porque hacen tanta bulla

Porque tantos malos modos

Cada uno está a la suya

Y Dios está a la de todos.

No hay que pelear con su hermano,

Ni pegarse una trompada:

El Gran Pueblo Soberano

Es el que no saca nada.

La voluntad, yo no atajo;

Pero el político ducho,

Lo que le honra es el trabajo,

El vadilejo, el serrucho.

Martín Herrera tenía una cría de gallinas, y sus compinches, Julio Laca, Ismael Tagle, Miguel Barnuevo, Enrique Heysen, José Gonzáles y otros le robaron cuatro o cinco, e invitando al dueño las mandaron preparar donde la familia de José Ortiz.

Herrera era enamorado de Rosa Ortiz, y en plena mesa, José Gonzáles, hizo que el enamorado la besara, produciendo el natural desbande y cólera consiguiente.

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Procurando una reconciliación, le pareció al enamorado, que lo más natural, para llevarla a cabo, era dar pábulo a sus condiciones poéticas, y de hecho le escribió estos versos, aludiendo al ósculo rompedor:

Rosa; es una barbaridad

El que tú me tengas preso,

Por haber dado un beso

De pura casualidad.

En un beso no hay maldad,

Pues es señal de cariño:

Besó el viejo, besa el niño.

¿Para mí no hay libertad?.

Bésame por fuerza a mí,

Aunque sea por cien veces,

Cobrando con intereses

Aquél beso que te dí.

Cuando Martín Herrera estuvo en Guayaquil, se alojó en el “Gran Hotel España”, grande solamente porque llevaba ese nombre y que se distinguió por las grandes hambrunas que ofrecía a sus parroquianos.

Viendo que cierto hambrunal-que no comensal- juntaba cinco platos en uno solo, como para consolarse de la poca comida, escribió lo siguiente en el período de ese puerto, llamado “El Lego Predicador”:

Gritaba más que mil gatos

Un hombre que estaba “tuno”,:

“me han servido cinco platos

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Y los cinco no hacen uno”.

El guardia, muy oportuno,

Como tal de pelo en pecho,

Dijo: “Mi señor don Bruno,

Ahora me denuncia en hecho”.

Don Bruno contesta riendo:

“Vaya Ud. Con arte y maña

A la hora en que estén comiendo

En el “Gran Hotel España”.

Alcides Garcés Moncayo era Presidente de los comuneros agrarios de Chiclayo, en 1908. Se le tachaba de “ambuleano”, esto es de estar a dos aguas o dos carrillos, significando que trataba de quedar bien con los dos rivales, o sea, con los comuneros y con los hacendados de “arriba”.

Los comuneros sabedores de ésta virtud quisieron darle su merecido, y estando reunidos enla cequia de Pulan, al llegar su Presidente, le ofrecieron un baño obligado.

Hecho público el incidente, Martín Herrera lo recuerda así:

Aquél, baño nunca olvides,

Alcides;

Que te dieron a las tres,

Garces,

Los regantes de Chiclayo,

Moncayo.

Ya no te la des de gallo,

Pues por cada “ambaleanada”

Te darán otra mojada:

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Alcides Garces Moncayo

En el año de 1887 se hizo célebre en Chiclayo, como pianista un señor apellidado Delgado Soto.

Estando en la Plaza de Armas, junto con Martín Herrera, acordaron componer una mazurka, a condición de que la letra la hiciera dedicándosela a Delgado Soto y éste la música con dedicatoria a aquél.

El tema literario debería referirse a la mujer, con ocasión de ver pasear un interesante manojo de muchachas, aunque el metro fuera libre.

A su vez Delgado Soto, debería arreglar música de Mazurka para la letra, cualquiera que esto fuera. El siguiente fue el resultado:

La muchacha de quince,

Piensa en la moda,

Piensa en la moda;

Todo lo que ve quiere

Para ella sola

Para ella sola.

Y ya a los veinte

Parecen fragua,

Como carbón enciende,

Largándole “agua”.

La mujer a los treinta,

Ya Ud. Me entiende,

Ya Ud. Me entiende,

Sin que le metan fuego

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Sin que le metan fuego

Solita enciende

Solita enciende.

Ya a los cuarenta

Marchita un tanto

Si no ha criado perro

Ciste su santo

Ciste su santo.

La mujer de cincuenta,

Dice al vecino,

Dice al vecino,

Tiene olorcito a rancio,

Huele a tocino

Huele a tocino.

Y a los sesenta

Ya está completa,

Porque de vieja sirve

Para….. consueta.

La esposa de Manuel Ignacio Cornejo, Inspector de Resguardo de Máncora, llamado Mariano Merino, votó de su casa al esposo, le siguió de divorció y lo ganó.

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Al agraciado le faltaba poca cosa para ser completo y considerando, Martín Herrera, que tal vez una versada humorista le serviría de complemento, le hizo el eco siguiente:

Por mal llevado papel,

Manuel,

Y por andar muy despacio

Ignacio,

Casi pierdes el pellejo,

Cornejo.

Aunque frunzas tu entrecejo,

Y pongas diez mil razones,

Te faltarán los calzones:

Manuel Ignacio Cornejo.

El cura párroco de Chiclayo, Don Cipriano Casimir y sus intereses, León Bon y Dionisio, quisieron sacarse la campana de la Capilla del Cercado, que hizo fundir y colocar Fray Antonio Costilla, tan conocido por su sotana raída, por la fiesta de la Virgen de la Misericordia que celebraba y por su relación con don José Santos Lontoo, que celebraba la fiesta del Señor de los siete viernes.

Tanto fue el encono que sintieron los vecinos del barrio del Cercado, que botaron a pedradas alos tres intrusos del señor, quienes necesitaban la campana por que sabían que tenía algunos gramos de Oro, que ellos aprovecharían para otros usos menos bullangueros que los de repicar.

Como los curas franceses no quicieron perder algo de su prestigio hicieron circular la especie de que el pueblo del Cercado, no había intervenido en la “pedriadura”, y que sólo dos zonzos, Martín Caycay, y Norulo habían sido los autores de tal escándalo; pero como a Martín Herrera no le gustaba las mentiras… en los curas, los desenmascaró, así:

Falso que Norulo

Ni Martín Caycay

En esa apedriada

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Estuvieron “hay”

Es que Fray Atonio disfrazado, feo,

Defenciendo el culto,

Metió ese apedreo

Es que Casimir,

Curita mañanero,

No quiere campanas

De cobre roñero.

Porque las campanas

Tienen un mal són,

Y que las derrita

El padre León Bón.

Estando en la tienda de Ramón Diez, en Chiclayom varias personas, entre otras Manuel Edmundo Arenas, a quien le decían Mefistófeles, por la grande y bien cuiada pera que se gastaba, a uno de los concurrentes, se le ocurrió tomarle el pelo y relacionando el verso con la barba, le dijo Martín Herrera:

Tus encapotados ojos

Y desgreñada pera,

Revelan claros despojos

De supina borrachera.

En “El Zurriago”, periódico satírico- político chiclayano, de grueso calibre.

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Don Pancho Ugaz y Vilela publicó entre otros versos, el siguiente disparo contra Martín Herrera, con la esperanza de que dando en el blanco le hiriera “mella” el disparo:

¡Arza! Que te han visto

Por una gallera

Jugando gallitos

Con un tal Herrera.

El tal Herrera era más gallo que el amigo Ugaz y Vilela y tenía un poco más de malabarsmo poético y cuando supo que este señor era el autor de la versada resolvió darle duro, más que a él, a su Estado Mayor, y entre otros versos disparados hicieron blanco los que siguen: contra Francisco Lastres, José Domingo Quiñones y Juan C. Muro, respectivamente:

¡Arza! Que te han visto

Mi querido Pancho

Con un saco mío

Que te está muy ancho.

¡Arza! Que te han visto

Querido Quiñonez,

Jugando al “cullero”

Con pares y nones.

¡Arza! Que te han visto

Mi querido Muro,

Fumando un cigarro,

Pucho de mi puro.

Al jefe de la “camada” le dijo solamente los que siguen:

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¡Arza!, que te han visto

Por las cinco esquinas,

Vendiendo pollitos

Sin tener gallinas.

¡Arza!, que te han visto

Y ¡arza! Que te digo,

Si pelear quisieras

Te saco el ombligo.

¡Arza!, que te han visto

Mi querido viejo,

Con sombrero sucio

Hecho de pellejo.

Felipe Santiago Bocanegra, tenía las siguientes profesiones: tuerto por nacimiento, liberal por convicción, carrocero por necesidad y acérrimo partidario del Dr. Lora y Cordero, por gusto.

Lora fue diputado por Chiclayo, poco después Director de Gobierno y con este motivo Bracamonte le escribió pidiéndole que le nombrara Mayor de Guardias de Chiclayo; pero Lora, a quien le decían “el general Garibaldi”, le contestó, manifestándole que no era competente para ese cargo.

A propósito Martín Herrera: le dice a la víctima.

Un conspicuo liberal,

Que de entre ellos es la flor,

Le escribió a su general

Para que lo haga Mayor.

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El general, con enojo,

Le contestó: “majadero,

Seguirás de carrocero,

Mientras te falte aquel ojo”.

En una carta de respuesta que le dirigió Martín Herrera a Emiliano Carnero, por tomarle el pelo, la comenzó así:

Tu apelativo “Carnero”

Me suena mal a la oreja,

Pues tiene tanto de oveja

Como yo de campanero.

Según colijo e infierno,

Como dijo un chapetón,

En vez de ponerte león

Te bautizaron Carnero.

Era teniente gobernador de Lobitos, un señor Monterroso y Presidente del Club del mismo Puerto un señor Barterelli. Cuando estabn ambos reunidos, en el Club, se presentó Martín Herrera, y al darle su nombre el señor Monterroso, le ofreció una improvisación a su sonoro nombre diciéndole:

Allá en mi tierra nativa

Al monte viejo y frondoso

Después que se le derriba

Al terreno llaman rozo

Su producto es portentoso:

Hay millones de mosquitos

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¿en terrenos de Lobitos

Produce así Monterroso?.

Unos cholos de Máncora le obsequiaron a Martín Herreraun chico a condición que les hiciera un verso. La caleta de Máncora se ha distinguido por tener más cabras y asnos que habitantes; por lo mismo, se explica la intención del verso que sigue:

En este fecunda tierra,

Dominó del gran chivato,

Las burras paren mellizos,

Las cabras parren de cuatro.

Cuentan de una cierta cabra,

Color parduzco-mojino

Que en vez de parir cabritos

Salió pariendo un pollino.

Y que el pollino maldito,

De mala sombra y agüero,

Al cruzarse con las cabras

Salió engendrando carnero.

En la Plaza de Mercado de Chiclayo, se encontraba Julio Laca, José Resurrección xchirinos, Martín Herrera y otros.

Dando las doce del día pasó la señorita Ricardina Bocanegra, y le pidió al último de los nombrados que escribieran algún verso en el álbum que llevaba en la mano; pero como en ese momento estornudó ella, el poeta aprovechó de ese deshago para decirle:

Las doce acaban de dar

En esta tierra latina

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Y acaba destornudar

La graciosa Ricardina,

Ya quisiera adivinar

Cual es su hora de comer,

Porque aquello debe ser

De ponerse de masticar.

Poco después pasó un grupo de muchachas, bastante aceptables, en lo que concierne a la idea de belleza el poeta e improvisó lo siguiente:

Yo no quiero niñas bellas

Por temor a algún fracaso;

Con mi china me la paso,

Que tiene lo mismo que ellas.

Le preguntaron en Piura a Martín Herrera que por qué la decían a Vicente Rázuri, “Lata”, i paa explicarle, respondió así:

Su gran apodo de “Lata”

Es apodo muy certero,

Pues cuando mete la pata

Es una lata verdadera

En este mundo ambustero

Que todo lo hace la plata

Hay que tornarse en latero

Sin ser hombre de hojalata.

Cuando don Abelardo Gozales compró les Portales llamados de Descalzi, les puse “Portales Orrego” recordando así el apellido de su esposa.

Con motivo del cambio de nombre, Martín Herrera fabricó estos cuartetos:

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Un poderos labriego,

Dueño de ciertos portales

Ha puesto “Portal Orrego”,

Con letras piramidales.

Yo sería de opinión

Marchando en el caso iguales

De ponerle al callejón

“el Callejón de Gonzales”.

Don Pepe Arizola y Colina, era manco y quería casarse con Doña Pascuala Chirinos, y aunque no había incompatibilidad entre ambos matrimoniales, Martín Herrera le dijo al agraciado, estando con varios amigos conversando:

¿díme, manco, si te casas

Con qué manito acomodas….

Los platitos y las tazas

Y las fuentes de tus boda.

Roberto Oscar Narvaez llegó a Chiclayo con todas las ínfulas de ser notable periodista.

Como distintivo inconfundible lucía una amplia cicatriz, producida por quemadura, en el lado izquierdo de la cara.

Pretendiendo lucirse quise polemizar con los periodistas de Chiclayo, i de primera intención este notable obsequio- parodia de Martín Herrera:

Pájaro que mal naciste,

Reventaste en mala hora

Al primer grito que diste

Te quemó la planchadora.

El dejarte es cosa triste,

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Desplumado, mala hora,

Al dejarte con la pluma

Es fregar la prensa todo.

Es una Chichería de “La Compuerta”, de una tal Anita, pintó Julio Torres un perro encadenado u en actitud meditabunda.

Llegaron así, Antonio Baca y Martín Herrera, y el dibujante le pidió a este que escribiera el siguiente cuarteto, que escribió en la pared, debajo de la pintura:

Este perro pensativo

Actitud que a nadie aterra,

Está pensando en su perra

Y en que lo tienen cautivo.

Hizo su peregrinación a la Cruz del Cerro de Chalpón de Metupe el poeta Martín Herrera, y no se le ocurrió otra cosa, consecuente con su manera de ver las cosas todas poéticamente que crea una versada que hiciera famosa a la “Cruz” con ojos y todo”.

De aquí los siguientes versos, que tienen tanto fondo de ironía y tan poco gusto religioso y literario:

Bendita Cruzm creo en ti

Y te venero de hinojos.

No apartes de mí tus ojos

¡ estoi sin novio hasta aquí!

De amor me estoy abrazando

Y es mi paciencia ya escasa;

Mientras el tiempo se pasa,

Yo también me estoy pasando.

De mi estado piedad ten,

Ya que mi amor no es tan ruin;

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Permíteme, Cruz que el fin

Consiga marido. Amén.

En el año de 1910 se le ocurrió a don Orestes Ferro, al cura Chumán al doctor Juan de Dios Lora y Cordero, al Dr. Juan Francisco Vilches y algún otro que hizo de tesorero levantarse en armas contra el gobierno primerizo de Leguía.

En sus andadas llegaron emponer algunos cupos a don Juan J. Aurich a don Genaro Barragan y a un señor Zalasar y ocuparon la ciudad de Ferreñafe, de donde los votó el capitñan Zarate con un par de ametralladoras.

Después de la derrota comenzó el desbande de los “montoneros”, habiendo alguno de ellos tenido necesidad de ir a tomar resuello a la Argentina y disfrutar de tranquilidad personal y económica.

La gente andaba buscando especialmente a dos de los completados al doctor Lora y al cura Chumán, a aquel para que los defendiera de las garras de los tribunales y a este para que los libros de los azotes de la Iglesia, y como quiera que no aparecían, ni en flor ni en rama, don Martín Herrera resolvió figarles que se explicará con el siguiente verso:

Gallinita ciega,

¿qué se te ha perdido?

Una Lora y un cordero, zamba,

Que se me ha escondido.

¿Un Loro y Cordero?

¡ja, ja, ja, ja, jay!

Esta es un agujero

Buscalo por “sí”.

Gallinita ciega,

Alla por Moyan,

Dicen que ha corrido

Con los de Chumán.

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Dos Ismael Tagle, fuera de otras cualidades naturales, tenía la costumbre de no haber nunca chicha; pero en cambio, si mucho pisco, y Martín Herrera tenía la vistud contrario.

En el establecimiento del cojito Gutierrez, llamado “El Lorito” situado en la calle Siete de Enero, esquina de San José, encontró cierta tarde Martín Herrera una carta de Tagle, en la cual le decía:

Quiera el cielo que reviente

Antes que la chicha beba;

Desde hoy tengas vida nueva,

Desde mañana aguardiente.

El ofendido creyó de su deber lavar su honor, ya que no con un palo, por lo menos con un verso y , le escribió en el reverso de la carta anterior:

Que vivas eternamente

Te deseo, buen amigo,

Para tomar yo contigo

Chicha, vino y aguardiente.

Yo no creo consecuente

Eso de cambiar de vida,

Ya que tienes por comida

El alcohol con te caliente.

Julio Torres se hizo célebre en Chiclayo por su aflicción a la bebida, a los gallos, a la pinta y a desbarrar, a estas cuatro profesiones aunaba la de ser pintor… de cualquier cosa. El mismo se fabricó y adornó su lápida, dibujando, en ella, por distintivo, no su nombre o fecha de nacimiento, sino un gallo, unos daos unas copas y unas botellas. En seguida, como complemento, le pidió a su amigo Martín G. Herrera que le escribiera algo, en verso, para agregarle a la lápida. El solicitado explotando el vicio de verborrea y que tenía Torres, compuso lo siguiente:

Aquí yace sepultado

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El hombre más hablador,

Quien jamás tuvo el honor

De estar un rato callado:

Y fue tanto lo que hablo

Que en la tumba su callar

No podrá nunca llegar

Donde tanto a hablar llegó.

Torres era gran amigo y compadre del doctor Jorge Pazos Varela, a quien visitaba constantemente y adormecía conversación interminable, tanto que una tarde Pazos Varela le dio treinta soles, a condición de que no le hablara, durante un mes, sino para saludarlo. Torres aguantó dos días y al tercero regresó donde su compadre, con los treinta soles, diciéndole: -No puedo, compadre, sino hablo me muero; tome su rescate. Lo que viene a probar que no andaba muy descaminado el poeta.

Daniel Aldana Carbonel, prueba, con los versos siguientes que podía dominar fácilmente todos los ritmos, todos los metros y todas las escuelas y que nada había de difícil para él, cuando quería hacer poesía a su manera, y salir prestamente de la dificultad.

Daniel Aldana Carbonel

Las improvisaciones siguientes fueron todas solicitadas; esto es, forman parte del sistema virreinal del pie forzado, por que le indicaban el objeto y la índole del verso, especialmente la segunda composición, en la cual tomó como obligación comenzar un verso con el verso último del anterior.

Por ti me olvidé de Dios,

Por ti la gloria perdí,

Y al fin me vendré a quedar

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Sin Dios, sin gloria y sin ti.

Por ti padres olvidé,

Por ti la gloria perdí

Y al fin me iré a quedar

Sin padres, gloria y sin ti.

Por ti mi patria dejé,

Por ti la gloria perdí

Y al fin me vine a quedar

Sin Dios, sin patria y sin ti.

Por ti todo abandoné,

Por ti mi gloria perdí

Y al fin me vengo a quedar

Sin Dios, sin nada y sin ti.

Si pintar pudiera,

con mi humilde pluma,

el retrato hiciera

que hay en tu hermosura.

Hay en tu hermosura

Un cielo tan bello,

“malhaya” quien ama,

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Como yo tan ciego…

Como yo tan ciego

Muero de dolor,

“malhaya” quien hizo

Cadenas de amor.

Cadenas de amor

Tus ojitos fueron,

Ellos me miraron

Luego me rindieron.

Luego me rindieron

A pedir perdón,

Y de mis martirios

Tu eres la ocasión.

Tu eres la ocasión

De mi padecer;

Y así no me amas

Ingrata mujer.

Ingrata mujer,

Escucha mi voz,

Y no seas cruel:

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Ámame por Dios.

Por causa de adulaciones

El populacho malvado,

Sin motivos, me han formado,

Chismes y revoluciones.

Solametne porque vieron

Que yo llegaba a una casa;

Con imprudencias sin taza,

Infames, me indispusieron.

Vivo y no sé como vivo

En este mundo tremendo,

Con paciencia estoy sufriendo

La venganza que recibo.

Ya ofrecimos un tratado de ginecología en verso, de conformidad con últimos adelantos de esta ciencia, y con la capacidad poética del pacorano don Inés Castillo, o del “negro Inés” ya hora como para estar en “contrapunteyo”, damos la siguiente composición que de parecido cuadro puerperal nos ofrece el poeta tucumano don Daniel Aldana Carbonal, bajo el mol de siguiente:

¡Ay! Mamita de mi vida,

Me ha picado el alacrán!.

Bien hecho, “pa” que otro día

No vayas donde él está.

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Mamita no sé que tengo,

Que se me ha “hinchau” la barriga:

Tomo leche me “afatiga”

O es frialdad lo que tengo.

Bebida no la contengo,

Asco me dá la comida,

La boca muy desabrida.

Aquí está mi sentimiento,

No sé que se mueve adentro

¡Ay, mamita de mi vida!.

Hija, no seas incapaz,

Me mueves a compasión

Al ver que tu inflamación

Cada luna crece más.

Llena de paños estás,

Aferrada con tu porfía,

Esa ponzoña te haría

Esa maldito animal.

Si conociste tu mal,

Bien hecho “pa” que otro día.

Yo ya salí del “conflicto”

Que me tenía apesarada,

Que una sola picada

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Que me hizo ese animalito.

Yo ya tengo mi chiquito,

“pa” decirle la verdad,

No es picado con maldad

La que te hizo ese animal

Si conociste tu mal

No vayas donde él está.

El poeta pacorano Salvador Castillo, hijo del “negro Inés” Castillo, de quien heredó el apellido y la improvisación le remitió a Daniel Aldana, un 30 de Agosto, creyendo que era la fecha de su cumpleaños, una enorme yuca una docena de huevos, acompañado todo de su correspodiente verso, el cual desgraciadamente, no hemos podido conseguir.

Com toda la tomadura de pelo era completa, Aldana descargó su “cacerina”, con los siguientes versos de saludo y agradecimiento, que el autor titulaba “misiva Literaria”:

Señor Salvador Catillo

Papel amable Y sencillo,

Con humildad y sin brillo

Repuesta pronta le doy.

¿Qué yo me llamo Daniel,

De las rosas imaginas??.

El insult es cosa cruel ;

Si me ves en el vergel,

No soy de rosas sino de espinas.

Soy dardo de la corona

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Que tiene otro Salvador,

Mas dardo soy que no encona;

Con su punta juguetona

De amistad, al Redentor.

No nací de agosto el treinta,

Sino en fecha veintinueva,

Y para que hagas tu cuenta

Esa fecha viene en breve:

Solo un trimestre se auyenta.

Yo me llamo Saturnino,

Y es justo que un nombre triste

Me para el destino;

Mas es bueno que conquiste

Consuelos en mi camino..

Verdad que no me trastorno

Cuando en peligros me veo,

Ni sufro ningún bochorno

Cuando me ingresan al horno

De leones, por el recreo.

Para celebrar mañana,

A la virginal limeña

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Le mandas al pobre Aldana

Un alimento que enseña

La virilidad temprana.

¡Ah! Con placer agradezco

Tan nueva alimentación

Y si bien no la merezco

Tomarla al punto te ofrezco

Mañana, y en San Ramón.

Doce huevos hoy, mañana,

También al siguiente día,

Sirven con olgura llana,

Y muy bien durar podrían

Las siete de la mañana.

Se celebran el cumpleaños de José María Porras, el “ñato Porras” o “cucula”, en la fonda del chino Pablo, en la calle de Chancay, donde se encontraban los siguientes parroquianos del pisco y de la Chincha: José María Porras, su hermano, José Manuel; Carlos M. Gil, “Diablito del siglo XX” o “Gil gato montés” o “Brígido contravirón”; Manuel Demetrio Yovera, “Cufi” o “tronchita”; Orlando Jimenez, “el mutupano”; Victor Luzquiños y Daniel Aldana Carbonel, poeta tucumano, quien periódicamente ingresaba a Lambayeque solamente a tener el honor de emborracharse con las arenas de los médanos, los vientos de “la pampa de Soda”, los baños de “Carramuca”, las aguas de la “Taza” y los vejucos de los “cuatro Ojos”.

El día anterior a esa fecha, Orlando Jiménez, quien vivía en la casa de Porras, le había repartido su pequeña ración de leña a su mujer,

“la manca” Nicolasa, que fue criada por doña Magdalena Muro, la placer más aristocrática, distinguida y limpia de Lambayeque.

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José Manuel Porras era muy aficionado a los versos de José Fiasón, e l único admirador tal vez del poeta romántico, los que se sabía de memoria, hecho que significa un amor muy grande por un poeta muy pequeño; y a fin de hacer que alarde de Fiansón y de su memoria, propuso que cada uno de los concurrentes arrojara un verso, respondiendo a esta llamada solamente el mismo llamador, con la siguiente sugestiva poesía, alusiva a la trompeadura del día anterior:

El día jueves, de ayer,

Jiménez, el motupano,

Por celo cruel y tirano

Le dio duro a su mujer;

Y al hacerle comprender

De lo mal que procedía

Me dijo: “José María,

Ya no lo volveré a hacer”.

Daniel Aldana a quien la chicha y el pisco habían picado, comenzó a exprimirse el cerebro para que destilara algunas gotas de consonantes, a fin de encontrar uno para Lambayeque, y solamente se le presentó voluntaría la palabra “güerequeque”, y nada más, de manera que no pudiendo destilar el verso junto con la chicha, se resolvió a cortar por lo sano, dándole la alternativa a uno de los asistentes, pero en verso, con el siguiente cuarteto, en el cual delegaba sus funciones momentáneamente:

Sin embrillos, sin aliños,

Y sin temor de que peque,

Que hable Victor Luzquiños,

Torvador de Lambayeque.

Que

Pero parece ni siquiera al llamado en verso fue capaz de responder este paisano y después de decir y probar que no podía resolvió que todos se habían de retirar a dormir “la mona” de pura marca lambayecana, que se habían endilgado.

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524

Pero como los zumos tienen también sus porfiadas características, al siguiente día muy temprano se acordaron de “la mona”; ésta se les volvió a subir a la cabeza y resovieron que debería ser “compuesto el cuerpo” y “cortado en la mañana”, por un “espesado” ligero.

Los “zumos”, de acuerdo con sus dueños, se reunieron en casa de Noriega, la mujer de Encarnación Saldaña, en la calle del palmo, frente a la casa de don Pedro Chicotero, y allí volvieron a hacerle fuerza de pisco a Aldana, que no devela, para que improvisara y pagara el verso que el día anterior no había podido producir.

La dormida había dejado “asentada” la chicha y el poeta del pueblo del cerro de “La Raya” hizo salir disparada la siguiene octava, de pura improvisación, “cabeceada con el puro de Ica y la chicha de cuatro amanecidas”:

Anoche quice un verso improvisar

Ante una juventud de gran estima;

Pero fui tan fatal, que metro y rima

Huyeron de mi numen, a la par.

La vergüenza y el pavor hacen temblar

A este cuerpo que nada la reanima,

Cual si fuera un arbusto que en la cima

De los Andes llegara a palpitar.

A fines del siglo pasado, esto es cuando ya estaba “boqueando” el XIX y comenzaba a “gatear” el siglo XX se pusieron de moda las ofrendas, tanto de orden personal, funerario, de ocmpadres, patrióticas, para postales, etc.

El poeta Daniel Aldana no podía sustraerse, como buen aficionado a las musas, a aquella influencia de orden general, y por esto es que lo encontramos ofreciendo la siguiente “Ofrenda” a la señora Nicolasa Gonzáles:

El suelo arroja la planta

La planta arroja a la flor,

El sol con luz abrillanta

Y el cielo con el amor.

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El ave de la selva adora,

La gota quiere al raudal,

El pajarillo a la aurora

Y el acero ama al imán.

El mártir ama a la cruz

Y a las glorias del sufrir,

Ama el talento a la cruz

Y a las flores el jardín.

El héroe se una a la historia,

Ama al monte el aquilón;

Yo a mi madre que es la gloria,

Mi esperanza, mi ilusión.

Es Nicolasa mi madre,

Porque ella me ama a su vez;

Que no es madre la que pare

Y la cría si lo es.

Y por eso hoy que le canto

Le brindo mi corazón:

Viva el día de su santo,

Y toda la reunión.

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Siendo maestro de escuela el poeta Daniel Aldana, no podía dejar de rendirle homenaje poético a la Gramática jugando conlas consonantes, con los verbos y los sustantivos, con lo que él llama, precisamente, “Gramática Poética”, en la forma siguiente:

Una preciosa criatura

De ojos negros y rasgados,

Causa en los enamorados,

De su atractiva figura

Locura.

Más la enfermedad la sepultura,

Desde que el braso levatna

Y dá su bendición santa

De “presente” ala futura.

Y es indudable ventura,

Para el humano dolor,

Que en medicina de amor

Locura la cura el cura.

Don Daniel Aldana y Carbonel, nombre que huele a Túcume puro, parece que dedicó toda su vida a cultivar flores, echando en olvido el frejol y al gramalote.

Fue seguramente, cuando se abrió el primer botón de la primera rosa berta o del primer clavel pimpollo, que se le ocurrió saludarlos con el efluvio oloroso y animado de sus versos botando el agua y la palana de cuchara se puso a escribir, sobre los bordes, con “manguitos chicos”, los dos siguientes quintetos de buenos días, que decía:

Rosa es del prado la rosa

Y tú serás del calvel.

Si yo fuera mariposa

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No busacar´´ia otra cosa

Que tu hermosura, Isabel.

Pero mi llanto y mi queja

Nunca me oirás infiel;

Por que es vieja moraleja

Que un panal de rica miel

No quiere mosca y sí abeja.

De todo lo cual se desprende claramente que hubo alguna metamorfosis en la producción y que de tosa se convirtió en Rosa, después en clavel, y por último en mosca y en abeja.

Hemos de suponer que esa mosca depuro miedo al aguijón de la alevosa abeja no habrá tenido resuello, ni siquiera para contestarle, ni en prosa ni en verso, razón por la cual nos vemos impedidos de ofrecer a los lectores la réplica de la obsequiada.

El ebanista don Higinio Piñarreta, cantor autóctono de la ciudad de Chicalyo, con beligerancia hasta “Chicalyo Chiquito” y el Puente de Reque, por un lao; y por el otro, hasta los tanques de Lca y el barrio de Patazca, se calentaba cuando los muchachos lo fastidiaban y no teniendo ninguna piedra u otra clase de munición villana, que lanzarles sacaba de la “Chirimoya”, repentinamente, este jugoso cuarteto:

Higinio Piñarreta

No me friegue Ud. La pita,

Que la cometa no es mía:

La cometa es de mi mamá,

Se la regaló mi tía.

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Y cuando veía o sabía que alguna paisana se había enredado con alguno de “ohi-fa-ná”, o de “mau-ló”, la vapuleaba así:

La mujer que come chino

Ha perdido el paladar,

Porque éste es como el cochino

Que come en el muladar.

Y cuando alguna zambita coquetona, y ya en salmuera, medio se le resentía la emparaba así:

La mujer que se encabrita

Es como la leña verde,

Que llora y que se resiste

Pero al fín, prende.

El chiclayano don Higinio Peñarreta era émulo de don Pablo Mil, pues poseía las siguientes profesiones: fletero, cargador, carpintero, mandadero, sargento primero, licenciado y enamorado.

De la poesía y del amor era de las profesiones que hacía más uso, y por lo mismo estaban más gastadas. De aquí que hiciera malos veros y fuera un enamorado en perfecta desgracia. Como tal era constante, y a fin de que el elemento masculino no se olvidara que era poeta, y el elemento femenino tuviera presente que siempre era “querendón”, recordando su título, las aptitudes profesionales y sus prerrogativas personales por medio del siguiente pregón esquinero:

Mi inspiración de poeta,

No me la podrán quitar:

Soy Higinio Piñarreta

Mi destino es el amar.

Está claro que con éste reclamo o aviso, los unos lo llamaban para reírse él y las otras, para lo mismo también..

Cuando Higinio Piñarreta necesitaba un ciervo y no tenía consigo a los fósforos de caja o de cartón, maraca “El Sol” contraincendios, de a real el paquete, no sufría la menor

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contrariedad, pues le bastaba con echar el ojo clínico hacía cualquiera que estuviera fumando y con toda seriedad, cultura, amaneramiento, parsimonia, comedimiento y buenas maneras, se le iba encima en pos de fuego.

Pero no hay que asustarse. La única arma de que disponía Piñarreta, para gran número de menesteres en su vida, era la de la poesía repentista y muchas veces, cuand le faltaba un real en el bolsillo, le sobraba en cambio un cuarteto en la cabeza.

Cuando él pedía fuego, daba, en cambio, un verso, y generalmente el “trueque” a que recurría era el siguiente:

Si no ha apagado su vela,

Y su cariño es bizarro

Présteme Ud. Su candela

Para encender mi cigarro.

¿Y quién se iba a negar si acaso estuviera fumando? Y aunque no lo estuviera, porque en ese tiempo los fósforos no eran un artículo de lujo, como ahora, y sobre todo, los ojos de las muchachas los remplazaban con ventaja, pues según cuentan los viejos, la galantería de los enamorados era ésta: “Señorita, présteme sus ojos para encender mi cigarro!.

Huachafoso y todo, no estaba, mal el requiebro, porque hoy si se repitiera traería como consecuencia el decomiso de la muchacha y la quiera del estando….

Don Higinio Piñarreta salía a dar sus vueltas y revueltas por la ciudad, prefiriendo de conformidad con su esto de gradación alcohólica, los lugares de …24

De aquí se deduce que los barrios de Chiclayo, Chiqudoy Pataca del as Verónica eran los preferidos, los cuales se sentían honrados con la presencia del poeta del pueblo.

fermentación o los sitios de más embotellamiento.

Parece que existía una relación evidente entre los producciones poéticas de Piñarreta, su estado de alcoholización y su dón de repentinista.

Así, por ejemplo, cierta vez que entró a una chichería del barrio de la Verónica, y un cholo bien enchichado suspiro, por arriba, Piñarreta tomando como pie forzado el natural desahogo gaseoso del paisano, le hilavanó el siguiente cuarteto: 24 No se logra entender la palabra en el pdf.

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Suspiro porque mi reina,

Sino suspiro se me aumenta

Y con una pena con suspiros

Con más rigos atormenta.

(Fin)

Nos preciamos en sostener que nadie es capaz de ofrecer una joya de mayor valor ni de más fuerza personal emotiva que lo que esta página contiene.

José Mercedes Ramos Barreto. “Señorote”

Se trata de los versos de José Mercedes Ramos Barreto, alias “el Señorote”.

La única obra poética del “señorote”, sus versos, se encuentran prensados en las hojas de un propósito cuaderno de a medio con quince páginas, todas escritas a mano, de puño y letra de su autor y fabricados en la Cárcel Pública de Chiclayo, fechados el 25 de noviembre de 1913, diciendo, en calidad de prólogo, lo siguiente: “Carcel. Año 1913_ cuaderno hecho por Mercedes Ramos Barreto._ República Perú._ Chiclayo, constando la obra de 124 cuartetos, numerosos correlativamente.

Con el objeto de que pueda ser saboreado ampliamente el mecanismo cerebral de este importante ejemplar de Túcume nos proponemos trasportar los versos, sin variarlos absolutamente nada, ni en redacción, construcción, sintaxis, idea, giro, ni ortografía, a fin de que se pueda hacer un estudio palógico del autor y de que puede medir su capacidad productora intelectual.

En esta única producción poética; “el señorote”, se muestra bajo dos aspectos diametralmente opuestos. De los ciento veinticuatro versos bajo dos ponen la producción, seticuatro cuartetos son el grito de un gran amor y los cincuenta restantes son la queja de un inmenso de un gran amor y sus paternales, familiares de añoranza hogareña y de saudade personal. Los otros son la protesta airada el grito estridente, el odio al enemigo, la impotencia del preso. La fura de la desesperación. Los primeros son los versos del hogar; los segundos son los versos de la cárcel. En aquellos se trata del hombre; en éstos se caricaturiza la fiera. E los versos de familia, las dos manos extendidas, protegen y

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bendicen; en los versos prisión, la idea hiere, el deseo maltrata la intención asecha y la maldición se enrosca, y luego, por una reversión del complejo proclive, perdonan.

La vida del “señorote” está refundida en éstos versos en un conglomerado tan disidente que, por esto mismo, lo caracterizan. Si se piensa que esos cuartetos fueron compuestos “entre rejas” se podrá comprender todo lo que el cerebro ha dicho y mejor aún, lo que ha querido decir, entre líneas y entre los desordenados pliegues de sus circunvoluciones cerebrales. Allí están sus amores y sus odios_ extremos de una sola línea_ que son el radio de acción inseparables y alrededor de los cuales gira toda actividad humana.

Por esto creemos que ningún otro documento ser de de un valor más fehaciente para efectuar la autopsia moral de un hombre que éstos versos. Se requiere, para ello un mecánico de la función cerebral, quien desarmando, pieza por pieza esa maquinaria infernal; estudiando su funcionamiento nos dará su opinión técnica sobre la manera y forma como trabajaron, recónditamente, sus engranajes.

Pero como nosotros no somos mecánicos del entendimiento, sino apenas sus simples copistas o expositores, nos tenemos que contentar con ofrecer a las gentes curiosas de nuesto teruño, que quieran mirar desde las ventanas del misterio las lobregueces insondables del mal, una porción, un fragmento de la vida del “señorote”, la más curiosa tal vez y seguramente la menos sospechada, para que sea estudiada en su modalidad característica: el crimen.

Así como don Pedro Ruíz, el inventor, requiere una obra; Iturregui y Aguilar, el prócer, una conferencia; Villareal, el sabio, un estudio; Lapoint, el humorista, una novela, Ramos, “el señorote”, requiere una autopsia, una denudación, pero una hecha con la ayuda de alienistas, de psicólogos, de patólogos, de criminalistas y de freudianos, con exclusión absoluta de los historiadores, de los novelistas, de los expositores, de los periodistas o de los críticos. Se trataría, en este caso, no de hacer conocer una obra, sino de diagnosticar el mal de un enfermo.

José Mercedes Ramos Barreto fue natural de Túcume, el suelo de Villareal y de López Tovar. Era un hombre de cráneo redondo, esto es braquicéfalo de amplia frente; pragmático; calvo, cejijunto; de hirsutos y largos bigotes; a cabello ensortijado, de raza mestiza; de ojos pequeños y de mirada que al sentarse y de aspecto tranquilo; obsequioso, humilde y atento. En una palabra no era un versátil, ni un repulsivo, ni un introvertido.

Ramos ha sido el único hombre, tal vez, que llevaba una cuenta coriente con la muerte, que consistía en una libreta donde anotaba el hombre, sexo, sitio, razón, motivo, causa y antecedentes del asesinato,; bien se efectuara compadre o su amigo o porque quisiera despertarlo.

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En Ramos era indispensable el uso de la “huachuma” o palo santo, para desviar el olfato o de los sabuesos en su persuasión y acostumbraba amarrar los pulgares de sus víctimas, para que no lo señalaran y le quitaba los zapatos, para que sus almas no lo persiguieran.

Su primera hazaña no se la conoce, la última consistió en victimar a toda una familia del hijo “Cutittivis”, por enemistad personal con el padre, quien había pertenecido a la célebre banda del ggran ladrón y bandido de Chiclayo: Sambambé. Llegó Ramos a la posada del hijo de “Cutitivis”, en Pítipo y de hecho hizo fuego, con su carabina, sobre ella, a cuya detonación salió el dueño de la casa, a quien mató; luego salió la mujer y por último el hijo de ambos, de 8 años de edad, a quienes fue victimando conforme se le presentaban. Dentro quedaba un huésped, a quien salvó el miedo y la falta de curiosidad y porque “el señorote” no ingresó a la posada”. Este testigo silencioso fue quien lo denunció, habiendo siso detenido en Chiclayo, en casa de Blanca Grillo.

Si nuestros recuerdos brumosos del “señorote” nos hacen recordarle como un tipo de leyenda y un personaje de mitología tal pensamos ahora con nuestros cerebros de los quince años el estudio de su vida, salpicada de sangre y de muerte, nos llevaría muy lejos de los linderos del fol-klore. Pero como no podemos evadirnos del personaje, i dejar de situarle en nuestro medio y con nuestra idiosincrasia característica, debemos recordar que “el señorote” representa la contraparte de Sambambé, el más célebre de los bandidos de Chicalyo, y como las luchas entre lambayecanos y chiclayanos se ha hecho eterna, por l Padre Eterno y la custodia, pensamo que “el señorote” pretendió quitarle a la tierra de Dn. Leonardo Ortiz una parte de sus glorias, emulando, con sus hechos, o tal vez superándoloes, a los que hizo Sambambé.

Y vamos a presenciar un hecho insólito. Veremos como funcionava el cerebro del “señorote”, miraremos com pensaba la cabeza del “señorote”, poéticamente, en la Cárcel de Chiclayo.

En el reverso de cada una de las carátulas del cuaderno aparecen dos cuartetos, que nos parecen ser el premio a cada uno de sus cantos. Dos son introducción a los versos de la prisión y los dos restantes son el introito a los versos del hogar.

Todos quedarán en paz

Versos del Hogar

Alegres de mi partida

¡Ay! Mi familia querida

Si me quieren sentirán.

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De mi ausencia sentirás

Si algún día me has querido

Y si me has aborrecido

De mi tal te alegrarás.

Pobres mis hijos queridos

Pobres mis hijos amados

Que hoy los dejo separados

A toditos desunidos.

Entonces preguntaré

De su ingrata desunión

Su padre no halla razón

De su ingrata y mala fe.

Cuando esta en libertad

Todos vivíamos unidos

Les pregunto hijos queridos

De la cruel temeridad.

Primeramente a los hombre

Les debo e preguntara

Porque me han llegado a odiar

Lo llamaré por sus nombre.

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534

Le haré presente a Santiago

Porque es el más infernal

No me doy cuenta cabal

Siendo el más querido y amado.

Después llamaré a Mercedes

Para hacerle una observación

No me has tenido compasión

Olvidando lo que debes.

A Santiago y a Mercedes

Les debo de preguntar

Porque a su madre querida

Está separada de Uds.

Me a causado admiración

Y no acabo de comprender

La desgracia de una mujer

Que me halla hecho traición.

A Dios le pido perdón

Que aparte las malas lenguas

Las desgracias y direngas

Vivo lleno de confusión.

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535

Pobre mu¡i mujer querida

Que hoy se encuentra abandonada

De su tierra separada

Vive triste y aflijida.

No te aflijas prenda querida

Que no te olvidaré jamás

Muy pronto regresarás a tu tierra

A tu tierra complacida.

Tu heres la madre de mis hijos

A quien debo destimar

Y debo respectar

Las glorias de nuestros regocijos.

No te debes aglijir

A Dios pídele vida y paciencia

Aunque sufro una cruel sentencia

Por lo que no debo de morir.

A Dios le pido vida

Y al mismo tiempo valor

Para volver a nuestra lavor

De una esperanza perdida.

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536

Cuando sepas que me he ido

Muy presente lo tendrás

Que si vive me verás

A tu lado complacido.

Si yo muriera por cierto

O fuese casualidad

Es mala enfermedad

Tener amor encubierto.

Todo el pueblo en general

Está en contra de ti

Estos son de mchumí

Por tu lengua infernal.

Ingrata Rosa Mercedes

Que ingrata te has portado

Que del todo te has ausentado

Abandonado a nuestro seres.

Lo que jamás e creido

Separarnos de nuestros padres

Ni de la visita de nuestra madre

De lo que tengo mi corazón sufrido.

Pobre mi padre querido

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537

Ya quizás no lo veremos

Sólo recuerdos de sus cuadernos

De todo lo que a sufrido.

Siempre vivirán unidos

N se vayan a despartar

Ni que el sueño los bala amodorrar

De un salto desmedido.

La esperanza que no queda

De estar al lado de nuestro

Y buscaremos a nuestra madre

Dejando todo en vereda.

Hermana Rosa Mercedes

Ya perdistes tu Corona

Porque ahora está reinando

Tuhermanida Polonia.

Mucho te suplico Antonia

No adquieras sufrimientos

Que gosen de sus intentos

De su feliz ceremonia.

Mucho te encargo a Polonia

No la vallas a abandonar

Es la que te debe acompañár

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538

En lugar de mi persona.

También te encargo a Julia

Y a mi negrito Eugenio

Para mi todo es muy bueno

De esto perdona y disimula.

Yo te pregunto y me afano

Mejor será no mentarlos

Que es de, Sipriano y Carlos

De esto no duermo y reclamo.

Que es de la Rosa Mercedes

También queda abandonada

De sus hermanas separada

A perdido sus deberes.

La ingrata de la Micaela

A tomado su destino

Dios le guíe su camino

Y que no olvide de sus parentelas

Si Dios quiere la veré

Cuando regrese de Lima

Por no acordarme de mi ruina

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539

Si vivo no regresaré.

La Tomasa Ramos Mora

Esta es mi primera hija

Son las glorias de su cobija

Lo que a su padre el corazón le adora.

Tomasa y Victor don dos

Hijos los dos de su madre

Los que más quieren a su padre

Los que serán ayudados de Dios.

No pregunto por los demás

Por Santiago ni Mercedes

Éstos gosan de sus placeres

Lo que no veré jamás.

Con esto los olvido

Con con esto los olvido

Ni dejaré de quererlos

Sin o muero siempre verlos

Con diferentes sentidos.

A su madre abandonada

Y a su padre aborrecido

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Sólo mi Dios es testigo

De mi suerte desdichada.

A Dios le pido paciencia

Fuerza vida i valor

Son cosas del asedor

Que me tenga en su clemencia.

Son tantos mis padecimientos

Que a Dios le piedo al Muerte

Más cuando no llega a verte

Aumenta mis sufrimientos.

Si Dios nos presta la vida

Nos bolveremos a ver

Para podernos debolver

Nuestra esperanza perdida.

Las glorias de mi camino

Todos han de ser legales

Dios me a de mejorar mis males

Y bolver a mi destino.

Tu no te aflijas Antonia

A Dios pídele vida y paciencia

Te suplico la prudencia

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541

A ti y a tu hija Polonia.

Te encargo quieras a nuestro hijo

A quiénes debes de respetar

Esto te debo encargar

Que son nuestros regosijos

Cuan sepas que me e hido

A, cumplir mi pena allí

Muy pronto me tendrás por aquí

Lleno de vida y complacido.

A Dios le pido paciencia

Y al mismo tiempo valor

Son cosas del asedor

Que no admita la imprudencia.

No me eras sumergido

Tengo valor aunque viejo

Me veo la cara en un espejo

De lo que estoy complacido.

El hijo del Señorote

Al que tienes por marido

Todo lo lleva a consigo

Con la esperanza de un dote.

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542

Se halla gravado en mi pecho

Versos de la Prisión

Las tiranías que se devora

Mi alma suspira y llora

De lo que mis enemigos han hecho.

Mi suerte anda volando

Yo digo será provecho

Mis enemigos están gosando

De los males que me han hecho.

Que fatál es la alegría

Cuando se llega aliviar

No hallo con que comparar

La ingratitud de Leguía.

A todos mis enemigos

Yo los debo despreciar

Son a los que puedo odiar

Con diferente sentido.

Con vida que Dios me dé

Los bolveré a recoger

Y darles a comprender

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543

A los que usan de mala fe.

Tomo la pluma en mi mano

Y me pongo a pensár

Y llego a recordár

Mi ruina por un paisano.

E trabajado temprano

Por si la suerte enederesa

Y e caído de cabeza

Por un infernal paisano.

Siendo este mi primo hermano

Y mi Compadre Espiritual

El hombre más infernal

Que la plaga del gusano.

A todo clamo

El que se me lleva a Lima

Para no acordarme de mi ruina

Y de la maldad de un tirano.

Esto lo a echo el tirano

Que se apellida Barreto

Las gracias a éste sujeto

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544

Siendo éste mi primo hermano.

Si no me muero ohiré

Las vos de tu mala lengua

Y tú encontrarás la enmienda

Lo que has hecho con Merced.

Entonces me enlutaré

De un luto Colorado

De pensar que ya me has pagado

Lo que has hecho con Merced

No te ballas a confiar

Del que te llevas al costado

Porque éste es más desalmado

De lo que vas a sifrar.

Pregunto si estás contento

Con la publicación que bise

No es sino un esclarecimiento

De tu atroz verdugo intendo.

El Jués quedo sorprendido

Cuando me hiso la observación

Amenasándome con el bastón

Dándole otro colorido.

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Me mandó el calabozo

Dejándome incomunicado

Y al otro día me a sacado

Dejándome Victorioso.

Y me dijo el Jués contento

Que lo había engañado

De la muerte de Conrrado

Lo que venía sentimiento.

El mismo Jués me ofreció

Entenderse en mis asuntos

Y que me dejara de insultos

Lo cual a él no le gustó.

Queda lista de sus enemigos

Que jamás lo olvidaremos

Que algún día vengaremos

Con los lasos oprimidos.

Tengan presente cobardes

Que nuestro padre volverá

Porque mi Dios lo salvará

Y las ánimas de sus padres.

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Mi padre a nadie robó

Mi a asoltado el Camino

Sufre por tú lengua indigno

Lo que tú quieres te apruebo yó.

Que queden sus enemigos

De mi padre muy contentos

Que gosen de sus elementos

Y no se vean sumergidos.

Tomo la pluma en mi mano

Para recordar mi memoria

En versos la gran Historia

De mi ruina por un paisano.

Todo el mundo se a admirado

Del verdugo de Marcelino

Que me grava mi destino

Con la muerte de Conrrado.

Este verdugo sin venda

Dios me a de oír mis clamores

Tu le distes muerte a Dolores

Eres el criminal rienda.

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547

Arrollador de ladrones

Le provaré a este insigne

Es el que taca mi destino

Este berdugo de borrones.

Este apolla a sus peones

Yo le pregunto y me afano

De la Cárcel sacaste a Polano

Por salvar a tus pretensiones.

Este tiene al Jués de parte

Quien le apoya picardías

Y le presenta agarantías

De esto no puedes quejarte.

Ya se murió un testigo

Su nombre era Tomás

El más criminal y tenías

El más berdugo oprimido

Este murió sumerjido

Y de una mala muerte

Dios me a de dar vida para oír y verte

De lo que te has comprometido

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Los que no se pueden vér

Arán mi ausencia notoria

Que tengan presente en su memoria

Las glorias de un poder

Dios me a de favorecer

Y la ánima de Conrrado

Que Barreto me ha grabado

Más tarde le haré comprendér

Como te asustas a bandido

De tu nombra aterrada

Tienes tu alma condenada

De esto en el Infierno estás metido

Ramos jamás te a echo daño

Porque haras su enemigo

As de estar en el Infierno vivo

Y sumerjido como un artimaño

Las glorias de mi destino

Tienen que ser muy legales

Porque no te han hecho males

A ti verdugo asecino.

Te pregunto Marcelino

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549

Y al mismo tiempo te hablo

Tu alma se la has dado al Diablo

Que la guíe por buen Camino.

Las glorias de mi destino

Muy pronto florecerán

Y entonces preguntarán

De tu fortuna y tu camino.

Que queden mis enemigos

Contentos en alegría

Cumplieron con su porfía

De lo que fueron desididos

Balla con Dios Marcelino

Que se apellida Barreto

El nombre de éste sugeto

Me transtorna mi destino.

Si piensa este inquilino

Gósar de un imprudencia

A Dios le pido vida y Paciencia

Que me guíe mi destino.

Me aburre tanto barajo

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Este cuento de la prición

Soy el hombre de opinión

Que se venga el mundo abajo.

Las glorias de tu fortuna

A donde hirán Marcelino

Esre verdugo sin tino

Desde que salistas de tu cuna

Algún día las pagarás

Lo que has hecho con Mercedes

No te olvides lo que debes

Lo que pronto devolverás

No hay duda las malas lenguas

Causan una perdición

Eres bruto sin razón

Te digo para que comprendas.

Que daño te a echo Mercedes

Que por ti lo han sentenciado

Eres un hombre malvado

Es preciso que te acuerdes.

Ten precente lo que has hecho

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551

No te ballas a olvidar

Mercedes te a de perdonar

Lo que tienes en tu pecho.

Ramos es un caballero

Que jamás te a echo males

A los dos hay que preguntarles

Con un profundo esmero.

Como es posible Marcelino

Que no quieras a tu sangre

De esto debo de admirarme

Supuesto que no hay razón ni tino.

Hablaremos al momento

Mucho me asombrado a mí

Ya me separas de Mochumí

Hoy quedarás Barreto contento.

Heres hombre envidioso

Que tú sólo quieres ser

Te daremos a comprender

Lo que tienes de goloso.

Ten precente lo que has hecho

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552

Y de lo que estás haciendo

Mira lo que estoy haciendo

Mira lo que estoy padeciendo

Lo que guardo oculto en mi pecho.

Ten precente Marcelino

Mira que te habla Mercedes

Te cuidarás de sus redes

Las glorias de su destino.

Todo esto es bufonada

De lo que te hago precente

De esto no se admira la jente

De ser tu mataperrada.

Mercedes jamás te a robado

Ni a peleado contigo

Porque eres su enemigo

De esto te pregunto yó.

Marcelino sin conciencia

Eres un verdadero criminal

Jamás Ramos te a echo un mal

Por tu mala inconsecuencia.

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553

Ten precente Marcelino

Todo lo que estás haciendo

No me e muerto y estoy haciendo

No me e muerto y estoy oyendo

Los frutos de tu destino.

A todos mis enemigos

Yo les haré acordar

Cuando los llegué a abrasar

Con mis brasos destorcidos.

Ahora estarán contentos

Tranquilos en su trabajo

Ya quitaron el espantajo

El crimen de tu pensamiento.

Tu heres el más criminal

El verdugo de tu nombre

Mejor quitate la venda

Hoy para mí eres un imparcial.

Tu le has echo creer al Jués

Quien es el más criminal

Eres hombre fatál

Que lo has dicho alrrevés.

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Quien es más criminal que tí

Dios me a de oír mis clamores

Tu matastes a Dolores

En la plasa de Mochumí.

Si tu no te has acordado

De la muerte que hicistes

Cuando dinero ofrecistes

Y te quedarás burlado

Tu padre estaba vivo

Y él hiso los arreglos

Quien te quita esos enpegos

A ti verdugo conocido.

Dime que tiempo duró

Al que le distes la pedrada

Para mí es cosa rara

De esto no me admiro yo.

Marcelino te habla Ramos

Que ya se va despedír

Se a como hombre a sufrir

Lo que has hecho con tus manos.

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Ahora quedaras contento

Marcelino en tu tierra

Con tus maldades me has hecho la guerra

Me acordaré de tu comportamiento.

Ten precente Marcelino

Lo que has hecho con tu familia

Mañana te vendrá la ruina

Y perderás tú el tino.

Ya te hago precente

Lo que te va a suceder

Para que puedas comprender

Ingrato sucio endecente.

De esto se ríe la jente

De ver tu fatál destino

De tu ruina Marcelino

De verte tan imprudente.

Eres cochino indecente

Canalla sucio ignorante

Perro negro rebuzcante

El más atrós e imprudente.

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Eres un hombre infernal

Que no alcansarás perdón

Ni en el infierno salvación

Eres de tu fortuna ilegal.

Tengo al enemigo al frente

A donde están mis amigos

Yo pregunto por los vivos

Lo más firme por desente.

El Honorable Carmona

Mucho se a descuidado

Lo que a dado por resultado

Por sufrimientos de mi persona.

Hablaremos con razón

De que está admirado

Pregunto por el Deputado

Del nombre de Augusto León.

Ramos tuviera razón

Si León hubiera estado precente

De esto se admira le jente

Toda llena de confución

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Cuando caí pricionero

Lo tuve a la bufonada

La jente quedó admirada

De verme en tanto enrredo.

Así termina la efusión poética del “Señorote”.

Queremos dejar constancia que en todo el manuscrito, que se encuentra en nuestro poder no hemos hallado un solo signo de puntuación, y que los puntos, han sido colocados al final de cada cuarteto es lo único nuestro.

Queremos llamar, asimismo, la atención hacia el hecho saltante que el poeta acentuaba las palabras, llevado solamente por su pronunciación, prefiriendo siempre e indiscutiblemente el acento prosódico al ortográfico, llegando a hacer agudas las palabras comprender, criminal, respetar, amor, temer, Merced, etc; porque las adorna con su respectiva tilde. Abusa de las mayúsculas; acentúa crímen, Cárlos; usa palabras que no existen como enpegos, armitaño, cuarengas, insignio; no le importa el número de sílabos tiene, para nada en cuenta el ritmo.

(Fin).

En 1910, los comuneros de Motupe, o mejor dicho, los vecinos de ésta Villa, donde se celebraba con santa devoción, tanta chicha y tanta bala, la Cruz del Cerro de Chalpón, decidieron Alcalde a don Emiliano Niño.

Emilio Niño

Se dice que esta decisión lo tomaron después de buscar por todos los “rastrojos”, todas las huertas al hombre más “leído” y “escribido” que hubiera nacido en sus alrededores, pero que, al no hallarlo, se decidieron por el poeta Lambayecano.

Una comisión de los más connotados del pueblo, de esos que usan zapatos y camisa todos los días, se le fueron encima. Primero le ofrecieron la Alcaldía; después en vista de la

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negativa, le rogaron la aceptara; y por último, le lloraron para que no les abandonara; pero el poeta se negó reiteradamente.

Cierta tarde, algunos miembros de la Comisión lo encontraron en una canina, en plena “bebelona” aceptando un “querredo” y un “copuz”, con Ojaldras” y “champuz”, además de gusano y del yonque y en plena promiscuidad con la poesía se le ocurrió contestarles, de improviso, en vista de su insistencia, lo siguiente:

En la motupana grey

No se respeta la ley,

Ni Códigos, ni Estatutos,

En esta tierra de …brutos

Cada mulato es un rey.

Y como ninguno de lo miembros de la comisión era un López Tocar, salieron derrotados.

Vivía el poeta don Emiliano Niño en el Puerto de Eten, en el año de 1902, y entre las personas que lo saludaron con motivo del año nuevo, con postal novedosa y espectacular, se encontraba don José María Cortéz Arizola.

Habiendo pasado algunos días sin recibir respuesta a la felicitación, Cortéz Arizola le reclamó a don Emiliano la respuesta, y éste, sin hacerse de rogar, toma un lápiz y un pedaso de papel, escribiendo repentinamente esto:

Felíz año y quiere Dios

Que ganéis mucho dinero.

Puerto de Eten, dos de enero

De mil novecientos dos.

El poeta Emiliano Niño, queriendo buscar un sitio más apacible y tranquilo para su espíritu, resolvió vivir en Motupe, dedicándose al expendio de artículos de primero necesidad.

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Algunos de sus viejos amigos iban a visitarlos periódicamente, y cierta vez que uno de ellos, le dijo que porque se había decidido a poner una tienda, le respondió así:

En esta tierra de bravos

Procuro matar mis tedios

Vendiendo azúcar por medio.

Y canela por centavos

Sostenes Velazco, un español que sí lo tenía un metro de estatura, era calvo y iracundo, era propietario del “Hotel Central” del puerto de Eten que después tomó en arrendamiento el “serrano Escaparate”. Este Hotel era el hospedaje obligado de los viajeros y el sitio de reunión preferido de los empleados de la Empresa del Ferrocarril y Muelle de Eten.

Eran contertuluos del citado Hotel don Emiliano Niño, don Juan Manuel cortés, don Perdo Murgaytio, don Toribio Ruíz, “el borrado”, don Victo Aspíllaga, cuando llegaba del Cayaltí, don José Antonio Negrete, cuando arribaba de Rafán, el zarco Samamé y Ramón Baca, cuando recalaban de Ucupe.

Los pasajeros de los vapores ingresaban al hotel, en busca de alojamiento, y continuamente se encontraban con los arriba citados.

Una mañana en el vapor del sur, llegaron varios pasajeros, entre otros José Manuel Duany, mocetón bien plantado y hasta buen mozo, quien sin preámulos se presentó al grupo y comenzó a departir amigablemente con los que lo componían, en amena camadería, haciendo infatigable consumo, a la cantina, del licor predilecto, el pisco, cuyas marcas privilegiadas eran el Mencia, el Zárate, el monte Sierpe, etc, que vendía don Vicente Campodónico.

Entre copas que van, que vienen y copas que se suceden, los contertulios fueron “arrollándose”, hasta que se quedaron solos don Emiliano Niño y José Manuel Duany, quienes almorzaron juntos, tornándose el encuentro en íntima amistad y habiendo procedido la tertulia, durante la comida, que se prolongó hasta las dos de la madrugada, hora en la cual Duany preguntó a don Emiliano:

- Don Emiliano, ¿A dónde se limpi el rifle en este pueblo? En ninguna parte contestó Niño. Oiga Ud, repuso Duany, cuando yo me emborracho gusto de limpiarlo de

cualquier parte.

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Le he dicho que aquí no encuentra, salvo el caso en que Ud, se vaya a Chiclayo y pueda hacerlo allá.

En Chiclayo no conozco a nadie. Si Ud. Me dá una recomendación, presentándome a algún amigo, le quedaré muy agradecido.

Entonces, don Emiliano, queriendo atender a su amigo, le dijo que a la mañana siguiente a las 8, hora en que tomaría el tren para Chiclayo, él le llevaría una carta de presentación.

Duany, sonriente, le manifestó que estando los dos perfectamente borrachos no veía cómo don Emiliano se levantaría a esa hora para cumplir el ofrecimiento; y fue entonces que don Emiliano, algo escamado con la acusación de su compinche, sacó una tarjeta, y con lápiz escribió, repentinamente, lo que sigue:

Señor Rázuri:

Este Duany, portador de la presente, Es un joven muy ardiente Y aficionado al réclame: Guíelo Ud. Para que ame A cualquier joven mujer; Más, si se quiere exeder

En paladear muchas frutas Líbrelo Ud. De las… chutas, Porque lo pueden…. Perder

Entre las improvisaciones más bellas del poeta Emiliano Niño, muchas de

las cuales se hallan escritas en postales, hemos podido obtener las siguientes: Al traste se van los soles,

Ya no es solamente el pan, También validos están El arroz y los frejoles.

Yo en esta tierra de bravos

Vivo así gracias a Dios, Vendiendo libras de arroz

Y canela por centavos. Mis apetitos esclavos

De la más limpia estreches; Componiendo alguna vez, En los minutos que robo

Y estudiando a Juan Jacobo Al derecho y al revés.

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Víctima de tu belleza

Teresa, Te amé desde que te ví,

Por ti, Y hoy con el alma te quiero

Me muero. Nunca he sido montonero

Pero por ti lo seré, Y al morir exclamaré: Teresa, muero por ti.

Yo cometeré un exceso

Por eso Que te he dado tan mal trato,

Lo del pato, Y que lo creas me admira

Es mentira. Mi amor no es amor que jira

Como giran las veletas. Reniego de los poetas:

Eso del pato es mentira.

Sentencia, en verso, a una demanda interpuesta por asuntos amorosos:

Fallo: que le den por dote Dos quintales de camote

Y seis sacos de maíz El que se usa en el país Par preparar el “mote”.

Don José del Carmen de Luna era rematista de los arbitrios (servicios)

municipales de Motupe, lo quiere decir que era cobrador general del pueblo y por tanto muchas veces tuvo que sacarle dinero a don Emiliano Niño, quien para vengarse por aquellos desaguisados económicos le improvisó el siguiente esco u ovillejo:

Por qué, cobrador, por qué José

Conscientes que me desarmen Del Carmen

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Y aniquilen mi fortuna De Luna?.

Lentamente, una por una, Y sin que negarlo puedas,

Te llevas, ¡ay! Mis monedas José del Carmen de Luna.

A cierta motupana, llamada Agripina, requería de amores, con singular y

plural asiduidad, constancia y publicidad don Juan Luna. El poeta Niño quiso perpetuar en el verso el idilio aquél y compuso lo siguiente, cuy eco hasta ahora se escucha:

Fijos mis ojos están

¡oh Juan! En tu envidiable fortuna

¡oh Luna! Y en la suerte peregrina

De Agripina.

No hay en Motupe una esquina, Ni techos, ni corredores

Que no cuenten los amores De Juan Luna y Agripina.

Versos en postales, hizo el poeta muchos cientos y mucho siento yo también

no poder ofrecer aunque fuera una mayor cantidad de ellos, pero temo que los cajistas y los lectores se calienten conmigo. Por eso, es decir de miedo, sólo ofrezco una mínima parte de ellos y lo mejores.

Que las francesas son bellas

Lo saben ya las estrellas; Pero a mí no me dá la gana

De que la mujer peruana Vale más que todas ellas.

Papa; te mando a este Pardo

Nieto del famoso bardo, Que honro nuestro continente;

Es hábil, joven, gallardo Y además es Presidente.

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En este humilde tarjeta

Con la mayor distinción, Una amiguita discreta Saluda al digno poeta,

Y al representante León.

Con el carácter de urgente Le dirjo esta postal

Al joven independiente, Secretario inteligente,

Del Congreso Nacional.

A don Augusto F. León, Que en visita de inspección,

Pasa por este lugar Lo ha querido saludar Su amigo de corazón.

Sepa Luna, don Manuel, Si es que no lo sabe ya

Que de Olmos a Pimentel Buenos alcaldes habrá, Pero ninguno como él.

Me dirán que soy ingrato

Porque no te he dicho ¡bravo! En tu mañana más grata,

Pero hoy te remito un pav, Dos pichones y un buen pato.

Por ser tu santo el del día

Una comadre te envía, Con todo su corazón

Esta felicitación, Que es sincera porque es mía.

Compadre mucho rigor

Con la madre y con el chico, Es el sistema mejor:

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Solamente así me explico Que dure un siglo el amor.

¿Ves, comadre esta mujer Que sostiene con placer En la mano una corona?

Soy yo, mi misma persona, Quien te la manda ofrecer.

Rosa soy y fue mi madre, Rosa de hermoso rosal,

Y te cuadre o no te cuadre Te dirijo esta postal

Para hacerte mi comadre.

(Fin).

Augusto D. León Barandiaran. “Noel”

En el hotel de Lima, en el año de 1930, con motivo de la designación, del dentista don Federico Schutz, como director del Instituto de Odontología de la Facultad de Medicina de Lima, varios compañeros le ofrecieron una comida.

Bajo el esfuerzo de tanta masticación todos o casi todos los presentes hablaron, y como no era posible que nuestra “santa tierra” se quedara sin representación oral, uno de nosotros arogándose ese derecho y a instancias de otro de los asistentes, Victor A Csagrandí, improvisó los siguientes malos versos, a pesar de los hemos corregido a los facinerosos después, pero ni por esas, porque “árbol que nace torcido, nunca su tronco endereza”:

Yo voy a hablarles, señores,

Más no será nunca en prosa;

Pues sería poca cosa

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Tratándose de doctores,

En verso les voy a hablar,

Sin arremuescosm, ni aliños

Y no los creo tan niños

Que me vayan a pifiar.

Yo no me puedo explicar

Como en este comilón,

Donde hay tanto destistón

Hay poco que mascar.

Es ya tiempo de acabar

Con esta rara invención,

En que cualquiera ocasión

Sirve para masticar.

Y quien me ha exigido a hablar

Es don Víctor Casagrandí;

Mi venganza será grande,

Pues me tendrá que imitar.

Aquí voy a terminar,

Aunque el verso no lo mande;

Pues temo que se me agrande

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Esto de versificar.

Era Alcalde del Consejo Provincial de Chiclayo, en el año 1921, el diputado nacional Sr. Don José Francisco Cabrera, quien no habiendo visto en los Parques y Alamedas de Lima, sino palmeras raquíticas, tuberculoso grass, miscroscópicas rosas y plantas sedientas, resolvió no dejar nada alto, magestuoso y enorme en Chiclayo, ordenando la destrucción de los ficus de la Plaza Principal.

En efecto, hizo que todos los barredores, alguaciles, y peones de la Baja Policía procedieron a declararles guerra a los frondosos ficus, sin contar ocn que uno de los autores de este libro, quien había casado la primera lagartija a la sombra de uno de ellos y que había fumado el primer “sargento” bajo sus densas frondas, en una tarde de “vaca” en el Colegio Nacional de San José, se armara de un pedazo de papel y de un lápiz y le “arrecostara” el siguiente coto en contra, parodiando el soneto “Piedad de Jelil”:

Este es, Señor Alcalde, el triste ruego

Que os hace el árbol de su negro sino,

Sintiendo como en medio del camino

Le sale al paso un hortelano ciego.

¡Piedad, Señor!, el árbol peregrino

Os invoca piedad para esta recha,

Por el hacha maldita por el hacha

Que esgrime sin conciencia el asesino.

I para aquella fronda, que en la noche,

A algún rayo de luna tuco preso,

Temblando en su ramaje esmeraldino;

Ella dio vida con su sombra a un broche,

Con su murmullo parodió algún beso,

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Y algún chiroque acompañó en su trino.

Pero ni por eso cesaron las hachas, hasta que no dejaron mal parados y peor echados a todos los ficus, con gran protesta de los gusanos de cuerpo peludo y cabeza colorada, fueron los únicos que nos acompañaron en la protesta…

Nosotros tenemos que ser guapos a la fuerza. Muchas veces de puro guapo hacemos temblar al miedo y otras veces guapeamos al temor. Como somos gentes del Norte, de pelo en pecho y de otras cosas; por que parece que a mayor calor valentía y mejor poesía. Sino allí tenemos como ejemplos de exepción, en el Norte los mejicanos que tienen mucho de valientes y más todavía de inteligentes y a los colombianos, que en la hora presente se nos vienen encima hechos una furía, con soneto a la cazadora, oda al hombre y cotava real a la fuenrala. Nosotros, para combatir con ellos, hemos resuelto proveernos d dos redondillas Minie, un eco Malincher y cinco cuartetos de La Fouche. Y los venceremos, no hay duda.

Como hemos dicho que somos guapos, necesitamos probarlos y para ello, lo mejor es meterle miedo al susto y temblar a la cobardía.

De aquí que hace tiempo se disparó la siguiente parodía con fusil ametralladora a uno que no quería ser guapo, y que siempre del a tierra tenía que hacerse valiente a la fuerza, de la manera siguiente:

¡ Paó el Quijotillo! ¡ Que ruda fiereza!

¡Que tales andares de guapo gandul!

¡Que fuerte muchacho! ¡Ved como le pesa (azul.

El cañón que lleva y las dos pistolas bajo el saco

¡Paso el Quijotillo!... crujió la cabeza;

Me sentí de pronto clavado en la cruz.

Paso desafiante,. Con gran cobardura,

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¡muérdelo!, le dije a mi perro “Omar”;

Pero tuve miedo de hacer tal bravura,

Y gruñendo el perro, lo dejó pasar.

Y a pesar de todo mi fuerza y “guapura”

Al fin tuve al guapo de echarlo a robar.

Y ojalá que Amado Nervo no nos procese por esta improcedente parodía, y que los colombianos nos tengan compasión a la hora de la Corte Marcial de guerra.

En la huerta de “Los Tanques” de don Pedro de Carrillo, en la Villa de Eten, se nos ocurrió, a sus amigos y condiscípulos, ofrecerle un almuerzo, con motivo de su nombramiento como Prefecto del Departamento a Vicente Russo Fry.

Aunque el nombramiento era en serio el agasajo fue en roma, y en broma también se embriagaron algunos de los concurrentes; y como quiera que el amor y el alcohol son los dos únicos elementos que vuelven loros a los hombres más herméticos, resultó que todos o casi todos hicieron uso de la palabra, haciendo mal uso de ella y abusando temerariamente de la pobre, y tanto desbarraron y tal “chichirimico” resultó que se olvidaron de su propio idioma, viéndose el caso de que Manuel Araujo habló en chino, Dante Poggi en Japonés, Antonio Monsalve en Inglés, Federico Pastana representa todo un Juan tenorio en catalán y ninguno habó en castellano, a excepción del agasajado, quien además, estamos seguros, que no supo lo que dijo, tal era “la mona” prefectural en que se encontraba. Y sino que nos repita lo que dijo en ese momento…

Uno de nosotros se calentó de tanto extranjerismo y tanta prosa y resolvió efectuar un viaje al así del verso nacional, propinándoles a los asistentes la siguiente improvisación, que si en realidad es bastante mala, tegásenos presente, en descargo, que fue muy superior a lo que dijeron todos los demás. Y sino que repitan lo que hablaron en esa tarde…

En verdad que a mi me aloca

Esto de estarnos aquí,

No para mover la boca

Sino para hablar así.

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Desde cuando, de repente,

Y en cualquiera ocasión,

Se ha convertir la gente

En japonés o en sajón.

Yo pensé que había venido

A reir y a masticar,

Y me encuentro resentido

De tanto oir desbarrar.

Por tanto Vicente amigo,

Órdenes dá a tus guardianes,

Que al cuartel lleven consigo

A discursos y refranes.

Resulta de poco afecto

Tanta palabra, a mi ver,

Porque donde está el Prefecto

Más que hablar, vale el comer.

Y aquí fué donde se calentó Federico de la Torre Ugarte sosteniendo que el último pedazo era un plagio de una improvisación ajena, y si él no le faltaba razón a osotros nos sobraba la viada, y sobre todo estando borrachos todo podía pasar, y pasó en efecto. Y veamos quien dice lo contrario?...

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Dante Poggi, en la punta del muelle resultaba un coloso, con mayor razón si se le veía a la disrtancia, con camisa de italiano pulpero, de aquellas que tienen borlas en lugar de corbata y con sombrero de Manila, de esos que usaba don Virgilio Dali Orso.

Uno de nosotros lo vió así cierta tarde, en la cual el mar se había calentado y quisemos perpetuar la magnificiencia musculosa de Poggi con la siguiente parodia de “Caupolicán”, tal como lo vió a Rubén Darío:

Ya todos bien sabemos que tú no eres lanchero.

“quién falta?” y l arespuesta fue un estentereo “Yo”.

“Yo- dijo y cual si fuera un Sansón postrimero

De la popa del muelle Dante Poggi surgió.

Se puso el muelle encima, tranquilo y altanero;

Quizá doblarse pudo, pero no se partió.

Después, hasta su casa las emplumó, lijero

Y estuvo andando… andando, más no se enflaqueció.

Andando y entre suelos creyó ver al verdugo;

Mochado su alto sueldo, su puesto peor que un yugo;

Inútiles sus fuerzas, la lucha desigual.

Hasta que al fin cansado de andar en son de guerra

Del muelle sacó un winche y lo clavó en la tierra,

Y sonaba su pito, que pesaba un quintal….

En los años de 1921 y 1922, no teniendo que hacer, en la temporada, se nos ocurrió meternos a periodistas y fabricamos el semanario “Balnearios”, el cual se encaraba de

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editar, en la imprenta “El departamento”, José del Carmen Bracamonte, y quien esa época le gustó el oficio de escritor.

Este semanario tuvo algunas curiosas cualidades. Entre otras el de haber sido escrito, corregido, destruido y pagado por nosotros mismos, lo cual nos costaba, a la seman, nada menos de veinte soles. En el puerto de Eten nos la dábamos de escritores Jorge Jiménez Mansalva o sea “el sordo Jiménez”, Pepe León, Julio Torres Solari, y algún otro de menor calibre. De Pimentel se ocupaban Carlos Arbulú Miranda, Alfonso Russo, Nicanor A. de la Fuente, el “gringo Gervassi”, es decir Julio Gervassi y cualquier otro guepo.

“Balnearios” fue un esfuerzo una inexperiencia de juventud, es decir un esfuerzo económico – para Bracamonte – y una locura para nosotros.

Nos dimos la pista de hacer humanismo, en prosa y en verso, de producir el misterio y la indicisión entre las muchachas y de haber combinado algunos matrimonios, que si hoy no tienen felicidad, tienen , por lo menos, hijos qu ya es bastante.

Uno de nosotros se especializó en parodías y pretendió parodiar a don Ignacio, el popular don Ignacio Escurra, con la princesa de la sonatina de Ruben Darío, yéndonos de orza. Y aún cuando, por vivir en el Puerto de Etén, debimos ocuparnos de “las chachas”, el winche, las rumas, los sobretiempos, “los sagios” y los recargos o por ser del departamento hubiéramos tratado de abordar la cuestión del remojo, el bordos, la tapadura, el catucho, el carrizo, la espiga, la sirga o la tirilla, se nos vino la idea de escribir “unos veros morrocotudos” con los cuales dijmos lo siguiente que tienen la mitad de mentira y el resto de broma:

Don Ignacio está cojo. ¿Qué tendrá don Ignacio?

Los zapatos y los callos me lo han puesto reacio

Y ha perdido, galano, de su andar el primor.

Don Ignacio, está triste en su tienda, en su coro,

Y el cajón está mudo y hasta está el loro

Y los cobres no ruedan por el gran mostrador.

Ya los chico son compran caramelos por reales,

Y el patrón se impacienta por la falta de tales,

Y, nervioso, el sobrino le golpea el cajón.

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Don Ignacio no ríe, don Ignacio preciente

Que algo gordo y terrible se le viene de frente

Y no sabe qué hacerse, qué decirle al patrón.

¿Pensará por milagro en la cándida china

O en el pobre lanchero que no aumenta su mina

Y que ya fatigado le abandona su cruz?.

¿O en el buen travieso de los “huachos” andantes,

O en Poggi no gasta y aprovecha su luz?.

El señor don Ignacio que las calles destroza

Quiere ser un alambre que en los postres reposa,

Con su bulla estridente parroquianos llevar;

Convencer a las gentes, convertirse en lacayo

Y llamar a este hermano y a aquel otro tocayo,

Y si no lo sonsigue va a bañarse en el mar.

Ya no quiere la tienda, los frejoles, la gata,

La vidriera surtida, ni la caja de lata;

Con estoica tristeza las contempla y ¡arbur!.

De la puerta está sucio el mohoso resorte

Y podridas las nueces, las conservas del norte,

De Jayanca las papas y las pasas del sur.

Pobrecito mi Ignacio, de los ojos azules;

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Ya no vendes ecobas, ni betunas, ni tules,

Ya no sabes de donde conseguirte algún real.

A la tienda surtida ya no van los que aguardas;

Ya no vendes galletas, ya libretas no saldas;

¡Oh, la crisis terrible! ¡Oh, el comercio infernal!.

¡Oh, quien fuera tendero de fortuna metálica!

(Don Ignacio está triste y su caraá está pálida)

Quien valora a algún banco. ¡Oh, la libra que viste!

(Don Ignacio está pálido. ¡Don Ignacio está trsite!)

Más sonara que un cohete, más brillante que abril.

Calla Ignacio – le dice – doña Libra Estermina,

Hacía ti voy corriendo aún que labre i ruina.

Voy bailando de gusto, voy tocando un tambor.

Soy aquella a quien amas – tu bolsillo es la muerte-

Y me mandan los gringos ¡oh que irónica suerte!

Que a las chinas, de yapa, les regala olor.

Demás está decirlo, pero Rubén Darío no nos mandó fusilar porque ya se había muerto y no entendemos hasta ahora porque no nos “arrinconaron” una buena pateadura o no nos “repartieron leña” o su sabor. Cosa de la suerte de nosotros los periodistas. Dicho así, con énfasis, arqueando el pecho. Levantando la cabeza, abriendo bien los ojos y peinándonos con el cabello para atrás, sin dejar, naturalmente, de llevar constantemente un libro bajo el brazo, aunque nunca lo hayamos leído ni sepamos de que se trata y de hablar en tal forma que procuremos hacer todo lo posible por no dejarnos entender. Esos son nuestros literatos de a cuartillo y así son nuestros periodistas de mala hierba.

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Alla por los comienzos del año 1924, cuando el año comenzaba a gatear se nos ocurrió a varios de nosotros tomarnos el pelo mutuamente, y encontramos la fácil manera de hacerlo metiéndonos a espiritistas.

Recordamos haber jugeteado con los muertos, entre otros a los siguientes: Manuel F. del Castillo Muro, quien no ingresaba al cuarto y desde su apellido – Castillo y Muro- nos tomaba el pelo, nosotros que le tomábamos aventaba zapatos y nos daba zapatazos; Ricardo de la Torre Ugarte, que se moría de frío y de miedo; Ruperto F. Morante, “el pelo- Morante”, quien jugaba pares y nones con los médiums; dante de Poggi, quien se tressaba a las tompadas con vivos y muertos; Julio Gervasi, el payaso “candela”, que nos aventaba sartas de cohetes reventando; José Ignacio Tello Vélez, que cría en todo lo que le era favorable; Luis García Romero que no cría en anda de lo que no fuera contrario, Julio Ignacio Torres Solari, que echaba versos hasta por los borones; José León Barandiarán, que no hablaba ni con vivos ni con muertos; Jorge León Barandiarán, que no hablaba a las mil maravillas, porque hacía o se hacía el que hacía de médium; César A. Torres Ugarte, “el Ojón” que representaba admirablemente su apellido; Carlos R. Arauco que no cría en nada, pero que aceptaba todo; Arsenio Silva que se burlaba de los espíritus por su tamaño y muchos otros más, que de puros vivos se iban a jugar con los muertos.

Bueno. El escándalo fue mayúsculo. El departamento de huéspedes de la Superintendencia aún está trinando por la intromisión de tanto vivo y de tanto muerto, y dicen que en la actualidad le han quitado el sueño a los que en él pernoctan.

Una noche – estábamos trabajando con Amado Nervo y San Agustín, porque por regla general todo espíritu se envuelve en la aureola de nombres sonoros, como para que les crean – se metió en la pieza continua un gato, porque estaba lloviendo comenzó a invocar a los espíritus con su maullar triste, largo monótono y lúgubre. Está demás decir que la seción terminó, porque unos nos dedicamos a espantar gatos y otros a espantar el miedo.

Fue entonces que uno de nosotros confeccionó el siguiente : “Insomnio”

Yo no sé porque en las noches,

Cuando todo está tranquilo,

Cuando espíritus amigos

No pretenden engañar,

Y la luna, cual antorcha,

Prurifica a las gaviotas,

A los winches y hasta el mar,

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En mi cama me revuelco,

Me desvelo, me entristezco,

Y a pesar que el sueño llama

No me quiere acariciar.

Hago examen de conciencia

Purifico mis narices,

Y medito en cualquier cosa,

De mentira o de verdad,

Y reclamo como precio

A mis férmidos ideales

La caricia de Morfeo

Y el encanto de soñar.

Pero, en nada, es imposible

Meditar en el silencio,

Y la noche me parece

Que conspira contra mí,

Que en tal vez algún espíritu,

De las noches que llamamos,

De burlón se vuelve serio

Y de serio se hace grave

Y que quiere, por lo mismo,

Contrariar mis ilusiones

Y dejarme solo y triste

Con anhelo de roncar.

Mas anoche que leía,

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Embedido “Flor de un Día”,

Descubrí todo el secreto,

Todo el velo levanté.

No eran clavos los espíritus,

No eran íncubos, ni súcubos,

Ni fantasmales, duendesm, ninfas,

De mi insomnio nocturnal.

¿Sabes, tú, lector amado,

Que razón había tenido

Para no poder dormir?...

Pues el gato de mi casa

Que maullaba sin cesar.

Ya hemos dicho que en los álbumes de autógrafos y de postales se ha derrochado mucho ingenio, mucho humorismo y mucha poesía; pero también se ha incurrido en fusilamientos en masa contra el sentido común, se ha guillotinado a la Gramática y se han hecho autos de fe contra el lenguaje.

Uno de nosotros ha incurrido también en uno de estos últimos delios y como estamos resueltos a destaparnos y a no dejar nada en la botija de pisco, una vez que esta ha sido consumida, después de haber echado en ella la llave de la puera de la calle y de haber desgastado los tacos de los zapatos en alguna marinera “con algarrobito” y todo, tenemos que presentarnos en escena.

A una prima nuestra, Carolina Barandiarán, se le ocurrió tomarnos el pelo, pidiéndonos que le pusiéramos “algo” en su álbum y como en ese día la “mollera” estaba floja y el “buch” sin lastre, por más que buscamos ese “algo” no dimos con él. En cambio, si encontramos algo digno de una tomadura de pelo, que ahora nos permite tomarnos el pelo a nosotros mismos.

En esto somos tan lambayecanos, tan guapos que hasta nos peleamos con nosotros mismos.

Aquí está la paliza:

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Casi todos los que son de la familia,

Del rico hasta el calato,

Por no ser menos que otro de seguro,

Te han puesto un garabato.

Mi mujer también resulta medio sabia

O casi literata:

Y yo, por tener que seguirla donde vaya,

He de “meter la pata”.

Algunos se suicidan con su prosa,

Seca, sobría, apretada;

Y otros se envenenan y sonrosada.

Es esta razón porque hoy me veo

En este serio atrenzo,

Y del cual yo n o encuentro la manera de salir

Por mas que pienso.

He tratado de hallar alguna forma,

Elegante y decente,

Que no me haga pasar por hombre inculto

O persona demente.

Paro nada he podido encontrar en mi cerebro

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Que merezca la pena;

A pesar de que tengo la mejor intención

De cumplir mi condena.

Mas, ahora recuerdo que tienes varios hijo

Y también un marido;

Pues en ellos tomaré mi venganza:

Tendrás tu merecido.

Como quiera que mi hermano menor

Te pide un consejo;

Yo tengo que correr por no quedarme atrás,

Pues soy más viejo.

Por eso aquí está el mío, corto pero con miga:

Un arpetado beso,

Darás a tu marido, de noche y de mañana,

Lleno de ardor y de peso;

Y a todos los miembros de tu tribu, “por siaca”,

A las siete, un palmazo,

Pero inmediatamente, es decir, a las seis y sénenta

Les darás un abrazo.

Aquí esta el Presupuesto

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Supongamos, señor, y lo lamento

Que se trate, tan sólo, de un supuesto,

Que cada funcionario, en el momento,

Se aprovara su propio presupuesto.

Al idear su proyecto pensaría

En el inmenso ahorro que ha prestado

A nuestra carcomida economía,

Con lo poco que el pobre hubo ganado.

I subiendo de tono, y con bemoles,

Le daría el machetazo a nuestro Erario,

Para pedir cien mil, miles de soles

En sonante y contante numerario.

Muchos años de servicio él ha prestado

Con talento, disciplina y honradez

Y, en respuesta, el patrón o sea el Estado

Le aumentó veinte soles una vez.

El se exprime el cerebro y se desvela,

Él se esfuerza, trabaja y amanece

Y al llegar al nuevo año, lo que anhela

De nuevo se deshace y se desvanece.

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I otra vez es un año de amargura,

Y otra vez es un año de dolor,

Y en espera de otro año se apresura

A ser un empleado superior.

Pero es la ley y por la ley es inflexible

Que el hartado se olvide del hambriento, Y al llegar el proyecto inmarcesible

Un mil, se convierte pronto en ciento.

Para hacer el despeje del problema Yo propongo esta ley, de grano fino,

Que comprime tan bien todo este tema Y que sale al encuentro del Destino.

Considerando, pues, que el empleado No se vende a si mismo ni es vendido;

Qie en todo su trabajo ha sido mal pagado Y ha sido aguantador, pobre y sufrido;

Decreto, para siempre y por jamás,

Que todo aquel que desempeñe un puesto Proyecte, apruebe y vote y lo demás Y promulgue y pronto presupuesto.

Todo aquél que presente su proyecto,

Ítem más, y es final, viene obligad A darle al mismo un personal aspecto

Y hacerlo gordo, largo y bien formado.

Pero ¿Quién firma esta ley O mejor dicho decreto?. Pronto la empleada grey,

Que ya estaba en el secreto, Se incorpora y da su voto (voto dicen que es mejor)

Y con gracioso rubor

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Todos firman el papel, Mas sin fijarse que aquel No tiene ningún valor.

I se ha dibido el fracaso

A que el papel no es sellado Y también a que el acaso No pus timbres al lado;

Además porque el malvado Del diablo de Satanás,

Malo por siempre jamás O por ser cada vez peor, Le puso un signo menor

Donde estaba escrito más.

I todo queda otra vez Como al principio del cuento, Porque hizo falta un buen juez

Que resolviera el evento, Y que donde viera ciento

Lo elevara hasta el cuadrado, Para que así el empleado No muera de inanición, Y con corbata y pensión Sirve mejor al Estado.

Augusto D. León Barandiarán.

De un empleado han contado

Que tanto trabajo haciá Que ya el pobre no podía Ni respirar de cansado;

Mas su auxiliar y empleado, A quien la sonrisa asoma,

Dice en serio y dice en broma, Que podrá su superior Sentirse sano o mejor

A condición de que coma.

Esta decima en cuestión,

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Porque son dos en conjunto, Viene a probar que l asunto

Es fácil de solución; Porque es un buen envión Se resuelve, en este caso, El cansancio del palmazo,

Que sólo el hambre produce, Doblándole el sueldo escaso

Y a mi también, que lo expuse.

Augusto D. León Barandiarán.

Todo científico sabe, Si va de la ciencia en pos,

Que uno más uno hacen dos Y que nada más le cabe,

Sin embargo hay una clave, Que le probará esta vez, Que uno solo suman tres. Por ejemplo, este platito

Con arroz, yuca y cabrito, Que bien sumado dan tres.

A la peruana nación

Le anunció con toda flema Que terminó su problema

Sobre la alimentación. Se ha resuelto la cuestión

Rápido, pronto, veloz, Con pato, cabrito, arroz, Con espesado y humita,

Que el hambre pronto nos quita, Pues todo lo mandó Dios.

Ud., que pasa no diga

Que la cuestión subsitencia Se está poniendo, en esencia,

Casi de color de hormiga. I si lo duda bendiga

Este kiosko, que se ufana

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De darle, a la chiclayana, Tan sano y buen alimento Que Ud., volverá contento

A repetirlo mañana.

Alguien la historia ha cantado, Que no por nueva es más cierta,

Que de Gloria a la puerta San Pedro sentado estaba, Y quien nada le importaba Que el candidato a la cita Condujera agua bendita

O una plenaria indulgencia Él reclamaba una humita.

El “espesado” es pesado Para quien lo debe hacer,

Puesto que debe tener De caldo, carne y pescado. Pero quien lo haya probado

Una vez y nada más Su esfuerzo será demás,

Y quedará allí embrujado, A su recuerdo pegado Y para siempre jamás.

De tanto y tanto que he hablado

Y dije sin ton ni son Resulta que me he olvidado

De porqué esta reunión. El fin, la meta o cuestión

No fue el discurso o la voz, Fue el acercarse veloz

A cualquier relleno plato Y comer arroz con pato

O cabrito con arroz. O cabrito con arroz.

Si por ser flaco o delgado

Resulta Ud., negación

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De algún gordo bien cebado O de cualquier comilón; Haga la firma intención

De inflarse en este momento, Pues aquí tiene el sustento Bueno, barato, abundante, Que lo tomará al instante En feliz, sano y contento.

Yo sé de una historia vieja,

Y por vieja conocida, Que debe ser repetida

Para que ascienda a conseja. Un enlutado se queja

De su luto que es atroz; Pero alguno, en tres por dos,

Le dio al muerto enorme plato Del mejor, arroz, con pato

Y resucitó veloz.

No es propaganda, señor, Tampoco es palaganada, Aquí Ud., no pierde nada Y le hacemos un favor.

Se trata de lo mejor -Lo dicho no es prosa vana – Que hay en la tierra peruana

De un dorado arroz, con pato, Que cubre relleno plato

Hecho aquí a la chiclayana.

En este kiosko al momento Le dan antes que Ud. Pida, Le dan el mejor sustento, Que lo volverás a la vida. Hay una fuente servida

De un pato tierno, el mejor, Cubierto con arroz flor De nutrición soberana;

Procedencia chiclayana,

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De confección superior. Augusto D. León Barandiarán.

Si se me deja pensar

Yo lo dejara al momento; ¿por qué es que debo de hablar

Habiendo tanto alimento?.

No he llegado a comprender Nunca este insólito afán; El discurso es a mi ver Inútil con tan buen pan.

No se trata aquí de oir

Discursos flacos u obesos. El programa es digerir

Arroz, garbanzos o huesos.

Es anhelo superior El de pensar, no hay cuestión,

Pero creo que es mejor Hacer fácil digestión.

Yo la palabra denigro En tan bucólica fiesta.

Piensen que hay un gran peligro Si la frase se indigesta.

Al cerebro darle paz

Y hacer guerra al orador; No se invitó al más capáz Sino al buen masticados.

La disyuntiva es fatal: Reposo sana locura,

En cambio, el hambre es un mal Que sólo el arroz lo cura.

Asi me impongo un deber

Y me doy una lección,

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Hago lo que debo hacer Todo hambriento de vocación. A aquel que quiera escuchar

Yo esta tesis le sostengo, Que él se alimente de hablar: Yo a los frejoles me atengo.

Arroz con Frejoles

Que los italianos, Con carnudos fines, Devoren sonrientes

Ricos tallarines; Para mi no hay cosas

Mejor ¡caracoles! Que un plato, bien hecho

De arroz con frejoles.

I que los franceses, Tristes o felices,

Coman cuando puedan Sabrosas perdices; Mejor que sus aves Y sus Reyes- Soles Es un plato lleno

De arroz con frejoles.

Que los alemanes, Que no es gente ruda,

Coma col podrida, Tal vez carne cruda;

Sostengo seguro, Con fuertes bemoles, Que es mejor un plato De arroz con frejoles.

I que los ingleses,

De la rubía Albión, Engullan, muy serios, Huevos con jamón,

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Sigo prefiriendo A libras y soles

Un poco, aunque poco De arroz con frejoles.

I que todo chino,

Que ha aprendido el Tau, Coma diariamente

“chaufa” con “sillau”, Golondrinas en nidos

O almendras con coles Mejor es mi plato

De arroz con frejoles.

Que gente de España, Bruta o entendida,

Se torne rolliza Con su olla podrida; Eso no me importa Ni a los españoles:

Más engorda un plato De arroz con frejoles.

Que el americano,

Que el “dollar” observa, Sólo se alimente

Comiendo conserva Me tiene tranquilo,

No me asustan moles, Porque yo he comido Mi arroz con frejoles.

I que los mochicas, Mis antepasados,

Comieran camotes Con cancha, dorados;

Los he superado, Porque en mis peroles

Preparo mis platos De arroz con frejoles.

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De manera, amigos,

Y por conclusión A todo deseo

Buena digestión. Mas, si algún presente

Quisiera ravioles Que prefiera con frejoles.

¡Ah!, se me olvida Si en esta ocasión

Te coge en la puerta Un retortijón

Y por los dolores Furioso reniegas,

No me eches la culpa: Fue un amigo Vegas.

Lima, 19 de mayo de 1946.

Augusto D. León Barandiarán

FIN