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¿Cómo participa la juventud en Bogotá? Línea base de participación Distrital Serie ¿Cómo participa Bogotá? Bogotá D.C., 2009

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

Línea base de participación Distrital

Serie ¿Cómo participa Bogotá?

Bogotá D.C., 2009

¿Cómo participa la juventud en Bogotá?Serie ¿Cómo participa Bogotá?

Samuel Moreno RojasAlcalde Mayor de Bogotá

Clara López ObregónSecretaria de Gobierno

Olga Beatriz Gutiérrez TobarDirectora del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC)

Rocio DussanSubdireccion de Fortalecimiento de la organización social

Jorge Luis Rodríguez IbaguéGerente de la Escuela de Participación

Bibiana TorresGerenta de Juventud

AutoresKaren Salazar, Gustavo Gaona, Juan Manuel Galindo, Idelmeyer Cuesta, Carlos Carmona y Felix Peña

ColaboradoresAlexandra Díaz, Eva Llinás, Freddy García, Javier Moyano, Johan Salazar, José Ricardo Rincón, Leonardo Gutiérrez, Liz Aurora Torres, Nubia Sánchez, Santiago Millán y William Díaz

Con la asesoría de la Fundación Foro Nacional por Colombia

Coordinación editorial Oficina Asesora de Comunicaciones

El contenido de este documento de investigación es responsabilidad de sus autores.Las opiniones aquí reflejadas no representan a las posturas de la Fundación Foro Nacional por Colombia.

ImpresiónGente Nueva Editorial

ISBN978-958-9231-50-0

Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC)Carrera 30 No. 25 – 90 Piso 14. Teléfono 2417900www.participacionbogota.gov.coidpac@participacionbogota.gov.co Bogotá D.C., Colombia500 ejemplares2009

TABLA DE CONTENIDO

PRESENTACIÓN 5

INTRODUCCIÓN 7

1. LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA JUVENIL: ANTECEDENTES 11

2. CUÁNTOS SOMOS: CARACTERIZACIÓN DEMOGRÁFICA DE LOS JÓVENES EN BOGOTÁ 17

3. MARCO CONCEPTUAL 21

4. DISEÑO INSTITUCIONAL PARA LA PARTICIPACIÓN JUVENIL EN EL DISTRITO 25

5. ESPACIOS FORMALES DE PARTICIPACIÓN JUVENIL EN BOGOTÁ: EL CASO DE LOS CONSEJOS LOCALES DE JUVENTUD 29

5.1. Conformación de la instancia 305.2. Los CLJ actuales 325.3. Balance 46

6. LA PARTICIPACIÓN Y LAS ORGANIZACIONES SOCIALES 496.1. Las organizaciones juveniles en los espacios formales de participación 496.2. Las organizaciones en los espacios no formales de participación 52

7. LA PARTICIPACIÓN JUVENIL DESDE LO NO FORMAL: DOS EXPERIENCIAS DE ESPACIOS LOCALES 55

7.1. Red La 17: Construyendo tejido social, a partir del territorio y el fortalecimiento de las ciudadanías juveniles 55

7.2. Mesa local de juventud de USME: Un espacio para la articulación de prácticas de poder consensuado 65

7.3. Mirada comparativa a las experiencias informales estudiadas 70

8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 73

BIBLIOGRAFÍA 77

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PRESENTACIÓN

La Alcaldía Mayor de Bogotá, a través del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, IDPAC, como entidad promotora de acciones participativas y de fortalecimiento a la organiza-ción social en Bogotá, ha establecido la construcción de una línea base de la participación como herramienta indispensable para aproximarnos a los procesos y las dinámicas de inciden-cia de la ciudadanía en la ciudad.

Para ello, nos hemos preguntado ¿Cómo participan las localidades, los jóvenes, las mujeres, los grupos étnicos, la población en condición de discapacidad, sector LGBT y propiedad horizon-tal? y, de esta manera, efectuar un ejercicio para mejorar la comprensión de los procesos participativos de poblaciones, sectores y las localidades; identificar las debilidades y fortalezas de experiencias formales e informales participativas y estimar los lineamientos básicos para la futura participación de Bogotá.

Estos documentos son el resultado del proceso investigativo realizado por el IDPAC, bajo la asesoría de la Fundación Foro Nacional por Colombia. Queremos resaltar el papel protagó-nico de los/las autores/as (contratistas y servidores/as del IDPAC), quienes desde su experien-cia, su trabajo con las organizaciones sociales, comunales y localidades y, en general, del conocimiento sobre las prácticas participativas, aportaron en la construcción de cada uno de los documentos.

Los resultados obtenidos con este ejercicio son diversos, en tanto que, a excepción de las 20 localidades donde se siguió un esquema investigativo general, cada equipo de trabajo se planteó preguntas particulares y contempló especificidades, dinámicas y desarrollos propios de su sector y territorio.

El proceso investigativo dio como resultado una serie de documentos, del cual hace parte ¿Cómo participa la juventud en Bogotá? De esta manera, la Bogotá Positiva para vivir mejor continúa brindando herramientas de fortalecimiento a la comunidad, y de esta forma cualifi-car su incidencia en público.

Olga Beatriz Gutiérrez TobarDirectora GeneralInstituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, IDPAC

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INTRODUCCIÓN

El objeto de estudio del presente documento es la participación juvenil en Bogotá, interés que se gesta a partir de la cercanía y el acompañamiento que tenemos como asesores locales del IDPAC con las diversas formas, características y problemáticas de los procesos participativos de los y las jóvenes en la ciudad. Así, el objetivo general del presente estudio es caracterizar cómo son las prácticas participativas de la población juvenil en las diferentes localidades de Bogotá, en el periodo comprendido entre los años 2004-2008.

En este sentido, cuestionar cómo son las prácticas de participación de los y las jóvenes de Bogotá en los últimos cuatro años hace necesario plantear un énfasis particular sobre dos actores importantes como lo son las organizaciones juveniles y los Consejos Locales de Juventud (en adelante CLJ). Esta delimitación de la pregunta problémica, para desarrollar la investigación de la participación del sector, permite tener dos visiones: por una parte, facilita el abordaje de la dinámica de actores jóvenes frente a la participación en espacios formales y no formales; de otro lado, nos permite evidenciar sus desarrollos frente al tema como actores no formales en diferentes espacios de la vida local.

Con base en la identificación de los actores implicados en las preguntas que animan esta investigación, se plantean los siguientes objetivos específicos para el desarrollo del estudio:

1. Identificar las características de funcionamiento de los CLJ tales como su dinámica interna y conformación, su acción en otros espacios de participación, su incidencia en la resolución de problemáticas o la generación de iniciativas y su relación con las organizaciones sociales juveniles.

2. Caracterizar las dinámicas de participación ciudadana de algunas organizaciones sociales juveniles que operan en espacios de participación formales e informales, teniendo en cuenta su composición, su acción en estos espacios, su impacto en la resolución de problemáticas o la generación de iniciativas y su relación con otras organizaciones sociales juveniles.

3. Reconocer y caracterizar dos experiencias informales de participación ciudadana juvenil con incidencia en lo público, a nivel local en el distrito.

Esta visión se hace necesaria ya que, si bien se ha escrito bastante acerca de la participación, no se ha considerado en dichos estudios la participación ciudadana e interrelación de las organizaciones juveniles y los CLJ de Bogotá en el periodo mencionado. Se tiene además como atenuante el hecho de que es en este periodo cuando confluyen diversas dinámicas identita-rias dentro de las organizaciones sociales y se producen importantes desarrollos normativos en la ciudad, que le otorgan herramientas a los y las jóvenes para posicionar ciertos planteamien-

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tos que en otras épocas ya venían siendo trabajados, pero que no contaban con suficientes herramientas para ser visibilizados. Un ejemplo de lo anterior es la Política Pública de Juventud del Distrito (en adelante PPJ), herramienta que no sólo le da a los CLJ una de sus funciones más relevantes, como es el seguimiento a la ejecución de dicha política, sino que, a través de sus lineamientos, los y las jóvenes de Bogotá sustentan buena parte de sus acciones encamina-das a la consecución y sostenimiento de derechos.

En últimas, el objetivo de la investigación no sólo es entender o consolidar una visión de la partici-pación juvenil en el Distrito, sino que se trata de encontrar las formas y procesos necesarios para un fortalecimiento de procesos de participación juvenil en Bogotá. Además, con esto se pretende abrir en la ciudad la discusión sobre un tema que no se ha considerado lo suficiente y que necesita una revisión más profunda.

Como se muestra anteriormente, este documento encuentra su punto de análisis en dos expresiones de la participación juvenil: por una parte, está la instancia de participación juvenil, conocida como los Consejos Locales de Juventud; por otra parte, es necesario que se observe a las organizaciones sociales y sus posturas frente a la participación. Esta doble mirada se hace necesaria en el sentido en que, aunque es el CLJ la instancia reconocida para representa-ción de los jóvenes, se plantea como hipótesis de este estudio el hecho de que muchas de las organizaciones juveniles en las localidades logran mayores avances en el ejercicio de vincula-ción y participación de los y las jóvenes, que los mismos escenarios formales.

Por eso el documento entra en la discusión sobre los niveles de participación, comparando en este sentido el ejercicio que se viene desarrollando desde los CLJ y las dinámicas participa-tivas que impulsan las organizaciones sociales. Para ello, se abordan conceptos como el de democracia, haciendo énfasis en el papel que se le puede dar a la participación dependien-do de la concepción que se tenga de ella.

Por otra parte, en el desarrollo del documento fue necesario también avanzar en la conceptualización sobre el fenómeno de las organizaciones juveniles que cuentan con procesos autónomos y autogestionarios y que presentan un proyecto político y social propio. Esto porque, como segunda hipótesis, el estudio plantea que al parecer, actualmente los y las jóvenes están cada vez menos interesados en adherirse a las dinámicas formales de participa-ción; por el contrario, ellos prefieren moverse en espacios sin nexos formales en los diferentes contextos institucionales y no institucionales y optan por participar sin ningún tipo de afiliación permanente.

Sin embargo, otro supuesto inicial de la presente investigación es que a nivel distrital se ha fortalecido la oferta institucional que promueve la participación juvenil y ésta ha logrado ganar en representatividad para el sector juvenil. Lo anterior se ha realizado tanto a través del apoyo a instancias formales como a organizaciones y experiencias al margen de lo formal.

Para poner a prueba estas hipótesis y lograr el completo análisis se realizó un trabajo de campo que tuvo como objetivo la recolección de información que permitiera evidenciar las particula-ridades del ejercicio de la participación que desarrollan los jóvenes en los diversos escenarios de la ciudad. Las herramientas metodológicas que se aplicaron fueron las encuestas, los grupos focales y las entrevistas; estas herramientas fueron aplicadas a los jóvenes que son conseje-ros locales de juventud en este momento, a algunas de las organizaciones sociales juveniles que tienen un recorrido y que son reconocidas en las localidades por sus ejercicios participati-vos y, por último, a dos experiencias de la red de organizaciones juveniles con capacidad de incidencia local.

Este ejercicio de análisis y construcción de la visión de participación de los jóvenes en Bogotá se presenta en el documento empezando por un recorrido histórico que nos permite entender

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el contexto de la participación juvenil en Colombia. Posteriormente, se presenta en un capítulo el ejercicio de análisis referido a los consejos locales de juventud, en el que están los resulta-dos de las encuestas y las entrevistas realizadas a los consejeros locales. También se realiza el análisis de los documentos que rigen la instancia y la información que se recogió de la encuesta realizada a los CLJ, como las entrevistas y el grupo focal.

Se continúa analizando la información acopiada con respecto a las dinámicas de las organiza-ciones sociales en el grupo focal y en las entrevistas que se realizaron a algunas de ellas. Aquí se confronta lo que las organizaciones piensan y sienten frente a los espacios formales de participación, pero también se avanza en la presentación de las alternativas que han creado y las razones que las llevaron a crear esos nuevos caminos para la participación. Por último, el documento sistematiza el trabajo de dos experiencias de trabajo en red de organizaciones juveniles y los logros y dificultades de sus trabajos.

Estos tres capítulos descritos pretenden responder a la pregunta por las formas de participación juvenil, los recursos con que cuenta, la articulación con otros actores y la interrelación entre espacios formales e informales. En suma, se pretende que con esta información se validen o maticen las hipótesis planteadas anteriormente.

Para finalizar, se entregan unas conclusiones que esperan dar una respuesta a las hipótesis y planteamientos sugeridos a lo largo de este documento. Es de aclarar que este ejercicio debe entenderse solo como el inicio de una reflexión que será la constante de la Gerencia de Juventud; es solo un camino que se abre para la construcción de nuevas expectativas y de nuevas preguntas que se deben contestar desde procesos investigativos. Por eso el equipo considera este ejercicio de investigación como un comienzo que le permita encontrar nuevas preguntas y nuevas dudas para complementar esta pequeña mirada sobre la participación.

Se agradece la colaboración de Alexandra Díaz, Eva Llinás, Freddy García, Javier Moyano, Johan Salazar, José Ricardo Rincón, Leonardo Gutierrez, Liz Aurora Torres, Nubia Sanchez, Santiago Millán y William Diaz, que participaron en el diseño o en algún momento de la presente investigación y realizaron valiosos aportes a la misma.

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1. LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA JUVENIL: ANTECEDENTES

En el presente apartado se pretende contextualizar el objeto de estudio de esta investiga-ción, de manera que puede entenderse en qué momento histórico se encuentra la participa-ción ciudadana de los jóvenes en Bogotá. Para ello se desarrollarán dos apartados, el primero enfocado a reconocer cómo el movimiento juvenil fue ganando espacios en la escena pública mundial y nacional y el segundo busca esbozar el recorrido del tema en Bogotá y la forma en que la institución ha dado respuesta a las formas de participación de la población juvenil.

El despertar del movimiento juvenil como actor político y social

Al hacer un recorrido histórico por las diferentes manifestaciones sociales, tratando de hacer un énfasis en la visibilización de los y las jóvenes en el mundo y centrando la mirada específica-mente en Colombia, se puede señalar un primer periodo comprendido entre 1950 y 1967, en el que aparece como problema central el análisis que los y las jóvenes realizan sobre el tema de la educación.

Cabría anotar que luego de la segunda guerra mundial se originó, por primera vez en la historia del capitalismo, un mercado de bienes para consumo exclusivamente juvenil. El hecho que sucede durante el transcurso de los años 50 e inicios de los 60 hizo que la población joven se evidenciara y tuviera un lugar en el mundo económico y de mercado que se aprovechó para impulsar movimientos contra hegemónicos que luego se comprenderían como de contra-cultura. También se puede agregar que en esta tendencia surgió paralelamente una revolución tecnológica que implicó la necesidad de mayor formación; es decir, más individuos jóvenes escolarizados y por más tiempo.

Esto llevó a que los estudiantes iniciaran un proceso de acción con el fin de realizar fuertes cuestionamientos al Estado por sus políticas educativas, fue una época de transformaciones emanadas del ambiente de la posguerra.

Los vientos de cambio soplaban en América Latina con el triunfo de la revolución cubana (1959), el auge del marxismo, las teorías sociopolíticas del socialismo y el comunismo, visiones que coadyuvaron a la emancipación de diferentes actores, entre ellos la juventud, que empezaba a mostrar su capacidad creativa, discursiva y participativa en escenarios políticos cerrados.

Todo esto se juntó con una serie de fenómenos como el cambio de patrón tecnológico, los desplazamientos poblacionales, las migraciones, el declive de la ruralidad, la necesidad de mayor capacitación, el incremento en la cantidad de establecimientos educativos, los mayores niveles de formación y el fortalecimiento agresivo del mercado de consumo de bienes para jóvenes, entre otros aspectos. Tales dinámicas incidieron de diversas maneras en

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lugares del planeta que no necesariamente fueron los epicentros de las mismas; un ejemplo es la población joven, estudiantil y universitaria colombiana.

Durante este periodo Colombia atravesaba una aguda crisis de estabilidad política; la dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) fortaleció la infraestructura del Estado, llevó la televisión al país y reconoció en 1954 el derecho de voto a la mujer, la Junta Militar fue la transición entre el fin de la dictadura y el inicio de la época del Frente Nacional, que consistía en alternancia del poder entre los partidos tradicionales (liberales–conservadores) y una repartición burocrática equitativa en los diferentes niveles de gobierno durante cuatro periodos presidenciales (1958-1974).

Este intento por despolitizar la violencia partidista, a través de la alianza de los partidos, tuvo repercusiones negativas que parten del desencantamiento y la deslegitimación política de los partidos, ya que para el funcionamiento de la estrategia bipartidista las prácticas clientelistas se enquistaron en el aparato estatal, generando rupturas en una identidad política violenta que había sido instaurada por quienes ahora se turnaban el cargo de la presidencia.

Como resultado de estas posturas surgieron grupos armados en diferentes regiones del país organizados por diferentes movimientos, entre ellos el estudiantil, dado que no reconocieron en los partidos una instancia que representara las necesidades de los diferentes grupos ante el Estado; al contrario, reconocieron en él políticas opuestas al bien común constituyendo una nueva ola en el conflicto armado colombiano, en donde los jóvenes entran al debate de la lucha por el poder.

Durante la década de los 60, que se podría definir como la de radicalización social y política, se evidencia la influencia de nuevas subjetividades con las que los y las jóvenes construían las formas de percibir el mundo en el que se vive y las posibilidades que este ofrece. Esta década es donde la preocupación principal es, ni más ni menos, que la transformación del mundo. Es una época cargada con el simbolismo de la historia como zona de posibles mutaciones y de nuevos comienzos; en esta época confluyen los movimientos contraculturales estudiantiles, hippies y el cruce de las vanguardias estéticas y políticas (Balardini, 2000).

Con este trasfondo y producto del incremento de los ingresos percápita de sus habitantes, en los Estados Unidos el capitalismo pasó del auge de la producción al del consumo, frente a lo cual muchos jóvenes se revelaron. Añadiendo el comienzo de la conflagración bélica de la guerra del Vietnam, estos fueron los ingredientes necesarios para que se creara uno de los movimientos juveniles más fuertes de la historia: el Hippismo, que era la expresión de una sociedad capitalista en apogeo, que se desintegraba a grandes pasos.

Este movimiento juvenil optaba, no por la transformación del mundo, sino por el aislamien-to y la creación de un nuevo entorno alejado de la banalidad, la hipocresía y el consumo, representando así un sector moderno de la contracultura de resistencia del sistema capitalis-ta estadounidense. Este movimiento se enlazaba a su vez con la defensa de los derechos de la mujer y, en general, con la liberación femenina que, para esa década, logró grandes avances al ser los principales en pregonar y practicar el derecho al aborto, a la igualdad femenina y la liberación sexual. Este avance ponía en entredicho instituciones sociales como el matrimonio, la familia y hasta la propiedad privada.

Estos hechos, que visibilizaron a la población joven en tan particulares planos sociales, se extendieron por diferentes lugares del planeta constituyendo así la forma global en la que la juventud se expresaba, se visibilizaba y se evidenciaba frente a otros actores sociales. Este mecanismo de respuesta convirtió a la población juvenil en un actor mucho más político e incidente en los rumbos de la sociedad de aquella época.

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Por esto es importante mencionar que aparece, durante esta misma época, un movimiento intelectual conocido como la Escuela de Frankfurt, que criticó profundamente a esa realidad moderna vivida, constituyendo otra expresión de rechazo al sistema capitalista desde la ruptura de la razón dominante como creadora de una irracionalidad notablemente dañina para el sujeto y la sociedad.

Es importante destacar que el movimiento estudiantil de los años 60 influyó en la evolución de la concepción de Escuela Dominante y en esto el apoyo de los frankfurtianos fue vital, pero desde que este tipo de movimientos juveniles estuvieran supeditados al rechazo de formas de violencia, lo que les valió el rechazo y la crítica de otros grupos.

Otro periodo que vale la pena resaltar está entre los años de 1968 y 1973, cuando la emergen-cia social inicia la gestación de movimientos de liberación nacional en diferentes países, que tomó una fuerza a nivel mundial de difícil repetición. Los jóvenes y los estudiantes son protago-nistas en este tipo de movimientos en contra de la guerra y de la opresión militar y no militar por parte del Estado.

Uno de los hechos más representativos de los movimientos de esta generación ocurrió en Francia, en mayo de 1968, en donde el movimiento estudiantil, que surgió como respuesta a la represión policial y la precariedad de la políticas educativas, fue el detonante para una movilización social que produjo la disolución de la Asamblea Nacional y obligó a la celebra-ción de elecciones parlamentarias anticipadas; fue así como la población juvenil se convirtió en un actor político clave.

Con el eco profundo de este movimiento empieza la década de los 70, que ubica a los jóvenes como actores principales de las diferentes manifestaciones, reivindicaciones y movilizaciones sociales, mostrándolos como sujetos sociales que concretaban su dinamismo en las acciones de lo que se entiende hoy en día como organizaciones sociales (Urresti, 2000).

El protagonismo de los estudiantes dentro del escenario descrito motivó a los jóvenes a empoderarse cada vez más de la escena política desde un accionar crítico y confrontativo. En Colombia, la agitación estudiantil adquirió una frecuencia e intensidad inusitada durante el año de 1971, teniendo sus raíces y referente en lo ocurrido en Francia durante mayo del 68 y reproduciendo sus finalidades y objetivos en la escena nacional, por supuesto con intensida-des y dimensiones totalmente distintas a las francesas.

En el país, los estudiantes se sublevaron contra el despotismo imperante en los claustros y cuando se desencadenó la represión oficial, el motín arreció. El sindicalismo independiente apoyó activamente los reclamos universitarios, así como la intelectualidad progresista saludó entusiasta el desacato y la protesta. Fue librada una gran lucha por parte del movimiento estudiantil para democratizar la dirección de las universidades, elevar el nivel científico de la enseñanza, preservar los derechos de los estamentos del campus – especialmente la libertad de cátedra –y lograr una financiación estatal adecuada que permitiera la nacionalización de toda la educación.

Para la década de los años 90 los jóvenes estaban dispuestos a hacer todo para lograr una incidencia en el Estado con la Séptima Papeleta, que pretendía modificar la Constitución Nacional. Esta iniciativa surge como la expresión de todos los desencantos políticos vividos en los años 80, cuando los jóvenes vieron cómo se truncaron por medio de la violencia los diálogos de paz y presenciaron los asesinatos de personajes políticos que se veían como alternativa para el cambio de las políticas del país a través de la democracia liberal o representativa (concepto que será abordado en el marco conceptual del presente documento).

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Si bien se reconoce que esta iniciativa fue creada por las organizaciones estudiantiles, hay que reconocer que no fueron sólo éstas las que abanderaron la propuesta, ni fueron sólo los jóvenes quienes se manifestaron en su favor; la alta votación que tuvo la séptima papeleta permitió que fuera reconocida como una voluntad del pueblo colombiano y que pasara de ser un voto simbólico a uno que tuvo toda la incidencia para convocar a una Constituyente en el año de 1991, ejercicio histórico donde se logran espacios traducidos en el artículo 45 de la Constitución Nacional.

Después de la constituyente los movimientos juveniles entraron en un proceso de alejamien-to de los espacios participativos institucionales debido, principalmente, a que los derechos consignados en la Constitución de 1991 no eran llevados a cabo por el Estado, lo cual implica-ba que se tenía que seguir insistiendo en unas reivindicaciones que supuestamente ya se habían ganado.

En consecuencia, los diferentes grupos juveniles vuelven a organizarse en torno a la necesidad de crear espacios alternativos que tengan como objetivo luchar por los derechos que ya están consignados en la Constitución. Desde entonces, en las diferentes localidades y territorios, las organizaciones juveniles han tratado de crear los espacios necesarios para la construcción colectiva de incidencia política con una clara visión de exigibilidad de derechos.

El recorrido de la participación juvenil en Bogotá

Podría decirse que entre los años 2000 y 2003 existió un cúmulo importante de perspectivas y posibilidades del tema de juventud y de la actuación misma de la población juvenil, que hizo que la población sobresaliera en el contexto distrital y ganara un lugar frente a las apuestas ciudadanas e institucionales.

La administración de Enrique Peñalosa (1998-2000) marca como un hito el reconocimiento de la población joven, por medio de la creación de una instancia de participación elegida por medio de voto popular; esta instancia es conocida como los Consejos Locales de Juventud. Sin embargo, esta propuesta solo se consolidó de manera definitiva en la segunda administra-ción de Antanas Mockus, donde tiene lugar la primera elección de los CLJ, enmarcada en el programa “Cartas De Navegación”. A finales de 2003, la Alcaldía de Bogotá publicó el libro Lineamientos de política pública que, si bien es un ejercicio por mejorar, es la semilla para el nacimiento de la política pública de juventud de los bogotanos. Es de resaltar que para este momento, el debate sobre el tema se basaba en la percepción de los jóvenes como una población en riesgo, que debía ser protegida y considerada dentro de las políticas públicas para evitar que cayera en la drogadicción, el alcoholismo, el desempleo y otros conflictos sociales.

Todos estos ejercicios de participación ciudadana de los y las jóvenes no sólo a nivel distrital, sino a nivel nacional, le otorgaron insumos a la Alcaldía Mayor del periodo comprendido entre el 2004 y el 2007, para que vinculara dentro del plan de desarrollo el tratamiento a la juventud como una temática transversal. Además, se encuentra el hecho histórico de la aparición a nivel nacional del Viceministerio de la Juventud que, gracias a la Ley 375, permitió avanzar con mayor claridad en la participación juvenil organizada en el Distrito, hecho que se vió enrique-cido gracias a que algunos candidatos a la Alcaldía mantuvieron una plataforma de jóvenes trabajando por el tema y enriqueciendo sus bases conceptuales para su ejercicio.

A comienzos del año 2004, una de las primeras tareas de la Administración de Luis Eduardo Garzón fue dejar claro el tema de la juventud en el plan de desarrollo; es así que en el eje social, urbano regional y de reconciliación no se dejó esperar la apuesta por la juventud, que se sintetizó en el artículo 4 de dicho Plan:

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Se fortalecerán y promoverán las políticas, instancias estrategias y programas para la juventud, brindando mecanismos, escenarios y oportunidades que garanticen el ejerci-cio de sus derechos, la participación con decisión, el reconocimiento de la diversidad y la elevación de sus capacidades en función de fortalecerla como un sujeto político para la realización de un proyecto de vida y la construcción de una política justa y democrática. Se fortalecerán las políticas públicas en materia de prevención integral de uso indebido de sustancias psicoactivas y formación en salud sexual y reproductiva; igualmente, se adoptarán mecanismos efectivos para el diseño y apoyo de la gestión productiva de iniciativas colectivas de los jóvenes profesionales y no profesionales (Plan de Desarrollo “Bogotá Sin indiferencia un compromiso social contra la pobreza y la ex-clusión” 2004-2007).

De la misma manera, en el Eje de Reconciliación se continuó cumpliendo con el apoyo y fortalecimiento de los espacios e instancias de participación juvenil como los CLJ y organiza-ciones juveniles locales y distritales, atendiendo al programa Participación para la Decisión que estableció dentro de sus metas “Formular el Plan Distrital de Juventud para la gestión de Políticas Integrales de Juventud”.

Para entonces, también se trabajó en el fortalecimiento técnico de la participación juvenil institucionalizada, esfuerzo que se materializó en la expedición el Decreto 115 de 2005, por el cual se reglamentaron los Equipos Distrital y Locales de Apoyo Interinstitucional (EDAI y ELAI, respectivamente) y se produjo la conformación del Consejo Distrital de Juventud como la instancia ciudadana del nivel central, encargada del tema.

Posterior a ello y con base en los ejercicios realizados en anteriores administraciones, se comenzó a trabajar en la construcción de la Política Pública de Juventud. En esta oportuni-dad, esta política contemplaba un enfoque conceptual más amplio, desde el enfoque de los derechos, donde se piensa en el joven desde su dignidad humana. Esto permitió abordar la población juvenil desde una concepción de sujetos de derechos capaces de transformar, explorar y aportar desde su ciudadanía. En esta construcción participaron jóvenes de diferen-tes partidos políticos, estudiantes y organizaciones, cuyos aportes se vieron materializados en la expedición del Decreto 482 de 2006, con el que se adoptó la Política Pública de Juventud de Bogotá.

Para entonces la Gerencia de Juventud del IDPAC era la instancia rectora del tema en el Distrito Capital y tenía como objeto la orientación, coordinación y difusión intersectorial de la Política Distrital de la Juventud, y garantizar la participación juvenil en el desarrollo de la misma. Se proponía desarrollar este objetivo a través del apoyo y fortalecimiento de los CLJ, el acompañamiento a organizaciones juveniles y el fomento de la articulación entre estos dos actores y las instituciones.

Para dar cumplimiento a estos objetivos se realizaron procesos de fortalecimiento tanto a los CLJ, como a las organizaciones sociales. A continuación presentamos un análisis de los resulta-dos logrados con esos procesos.

• Fortalecimiento a los consejos locales de Juventud, consejo distrital de juventud y organizaciones juveniles: En 2006 el proceso hizo que los concejos locales de juventud se constituyeran como organizaciones sin ánimo de lucro legalmen-te formalizadas ante las autoridades locales. En 2007 este proceso consistió en la formulación, gestión y ejecución de 21 proyectos para los consejos locales de juventud y el consejo distrital de juventud, en las líneas de: i) animación y comunica-ción comunitaria, ii) fortalecimiento interno y externo de las organizaciones y ii) convivencia y derechos humanos. Como resultado de los proyectos, los consejos locales de juventud lograron hacerse visibles en las localidades ante institucio-

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nes, organizaciones juveniles y jóvenes, además de aprender a acercarse a los procesos de ejecución, contratación y seguimiento a proyectos.

• Apoyo a organizaciones juveniles: La Gerencia otorgó recursos de acuerdo al perfil de cada proyecto, continuando con las mismas líneas de trabajo de las plantea-das a los consejos locales. El proceso permitió un acercamiento de la Gerencia a las dinámicas organizacionales y juveniles locales, lo que le permitió conocer los ritmos de trabajo de los consejos locales y organizaciones juveniles, las reglas de juego y mecanismos de toma de decisión al interior de estos espacios, la interrela-ción de cada uno de los participantes, las debilidades y fortalezas de los procesos organizacionales, así como las metas y visiones que tienen de si mismas y de su trabajo en su territorio más próximo: la localidad.

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2. CUÁNTOS SOMOS: CARACTERIZACIÓN DEMOGRÁFICA DE LOS JÓVENES EN BOGOTÁ

Para establecer algunas tendencias sobre la participación ciudadana de los jóvenes en Bogotá, es necesario definir ciertos elementos que describan la cantidad y las característi-cas de la población en el Distrito. Para ello se toma como fuente la información compilada y presentada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en el Censo de 2005 y por el Departamento de Planeación Nacional en algunas mediciones particulares del mismo año. A partir de estos datos, se determina cuántos son los jóvenes bogotanos, qué edad y sexo tienen, así como su ubicación en el sector educativo y laboral.

¿Cuál es el rango de edad para ser considerado joven?Para la construcción de este ejercicio de caracterización de los y las jóvenes de la ciudad de Bogotá, es importante partir del reconocimiento de los límites de edad. La ley de la Juventud, 375 del 04 de julio de 1997, hace la siguiente delimitación: “Para los fines de participación y derechos sociales de los que trata la presente ley, se entiende por joven la persona entre 14 y 26 años de edad” (Ley 375 de 1997).

¿Cuántos jóvenes somos?

De acuerdo con lo anterior y con los datos del Censo de 2005, se obtuvo que en Bogotá la población total era de 6.840.116 personas, de los cuales el 48 por ciento (3.285.708) está conformado por hombres y el 52 por ciento restantes lo componen mujeres (3.554.408). De esta cifra, el 23,5 por ciento son jóvenes (1.612.380 personas), pues se encuentran entre los 14 y 26 años.

Gráfico 1. Proporción de jóvenes con respecto a la población total de bogotá

Edad y sexo de los jóvenes bogotanosComo resultado del análisis de los datos de caracterización de la población bogotana se pudo establecer la cantidad de población por edad y sexo específico. De allí se encontró que,

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como lo ilustra el gráfico 2, el mayor porcentaje de jóvenes en la ciudad está en la edad de 23 años con un 8,23 por ciento; sigue a este dato el predominio de la población con 25 años con un 8,22 por ciento. En contraste, dentro del rango de edad estudiado, se observa que la más baja presencia es de jóvenes de 15 años que sólo alcanzan un 7,06 por ciento, tendencia que se mantiene en los 16 y 17 años, edades en las que se reportan porcentajes similares.

Gráfico 2. Distribución por edad de los jóvenes bogotanos

En cuanto a la distribución por sexo, se pudo identificar que en el rango de edad que está entre los 14 y 26 años, predomina la participación del género femenino con un 51,48 por ciento, en contraste con un 48,51 por ciento de presencia del género masculino. Esta información se muestra en la gráfica tres, que presenta también el dato de que en los jóvenes de 14, 15 y 16 años la diferencia entre hombres y mujeres es bastante leve, mientras que en edades superio-res como los 23, 24 y 25 años, la presencia femenina es mucho más numérica que la masculina.

Gráfico 3. Distribución por sexo de los jóvenes bogotanos

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Censo 2005 del DANE.

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

Asistencia escolar de los jóvenes bogotanosCon respecto a la participación de la población joven en el sector educativo, se encontró que, respecto a la tasa de asistencia escolar para el rango de edad de 18 a 24 años1 correspon-diente a la educación superior, la cobertura llega solamente llega al 38,9 por ciento. Este dato, para todas las edades es de 59,9 por ciento, lo que se traduce en una cobertura bruta en el nivel educativo superior de 60,1 por ciento para los hombres y 59,7 por ciento para las mujeres. Dichos valores son inferiores a los de cobertura en primaria y secundaria, lo cual ubica el tema del acceso a la educación superior como un elemento relevante en la agenda de la población juvenil.

Actividad laboral de los jóvenesPor grupos de edad, la más alta proporción de personas que trabajaron la mayor parte del tiempo en la semana anterior a la Encuesta de Calidad de Vida 2007, se encuentran en el rango de los 25 a los 44 años. Mientras tanto, la situación laboral de los jóvenes entre los 18 y 24 años muestraque existen localidades con alto nivel de empleo como Usaquén y Chapinero, donde el porcentaje de personas ocupadas en esta edad supera el 90 por ciento. En contras-te, se reportan localidades donde ese grupo poblacional presenta bajo nivel de empleo como Teusaquillo, Sumapaz y La Candelaria.

Para el rango de edad de los 10 a los 17 años, el mayor número de personas ocupadas como proporción de la población en edad de trabajar se encuentra en la localidad de Sumapaz (ver tabla). Aparte de esta localidad, en donde se explica el trabajo infantil debido a la cercanía con la forma de vida rural, también se reporta alta actividad laboral entre los 10 y los 17 años en las localidades de Chapinero, Barrios Unidos y los Mártires, donde esta proporción supera el 50 por ciento.

Tabla 1. Tasa de ocupación de los jóvenes bogotanos por localidadLocali-

dadTotal

ocupa-dos

Tasa de ocupa-

ción

10 a17 18 a 24 25 a 44

Ocupados TO Ocupados TO Ocupados TO

Total Bogotá

2.772.976 47,58 26.472 2,61 398.216 45,12 1.587.787 71,26

Usaquén 175.729 47,28 631 1,18 16.975 32,44 98.931 72,26

Chapi-nero

61.112 55,21 241 12,23 5.900 32,69 33.480 80,29

Santafe 37.543 47,06 366 2,68 5.697 45,30 20.359 70,22

San Cris-tobal

153.196 46,86 2.400 3,54 25.084 50,84 87.087 71,22

Usme 117.215 47,41 1.542 2,80 21.710 50,78 64.747 71,38

Tunjuelito 67.948 45,10 516 1,88 10.514 46,81 38.857 68,19

Bosa 206.739 47,60 3.755 4,14 33.945 50,81 121.694 70,43

Kenedy 389.253 48,42 3.868 2,76 61.239 49,43 225.373 71,17

Fontibón 130.632 49,03 680 1,56 16.197 42,70 78.980 72,92

1 Si bien el rango de edad considerado como joven va desde los 14 hasta los 26 años, la información del Censo no se encuentra discriminada según estos límites de edad. Por ello se tomaron como referencia las edades referidas más cercanas al rango establecido.

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Locali-dad

Total ocupa-

dos

Tasa de ocupa-

ción

10 a17 18 a 24 25 a 44

Ocupados TO Ocupados TO Ocupados TO

Total Bogotá

2.772.976 47,58 26.472 2,61 398.216 45,12 1.587.787 71,26

Engativá 334.658 47,97 2.343 2,18 49.633 47,44 191.497 71,28

Suba 408.105 47,87 2.256 1,63 52.166 43,90 244.553 75,07

Barrios Unidos

100.625 50,20 961 3,74 11.723 44,28 52.494 75,26

Teusaqui-llo

62.484 49,71 106 0,81 5.487 29,40 34.437 76,02

Los Martires

40.728 50,25 451 3,85 6159 49,28 21.076 73,32

AntonioNariño

44.241 44,31 718 4,38 6.806 43,40 22.866 66,52

Puente Aranda

102.592 47,87 809 2,50 14.305 46,01 58.550 72,51

La can-delaria

9.173 47,53 46 1,76 1.078 38,72 4.778 70,28

RafaelUribeUribe

132.286 42,66 1.366 2,28 19.403 40,84 75.751 65,95

Ciudad Bolivar

197.601 42,43 3.282 3,25 34.019 43,22 111.761 63,37

Sumapaz 1.116 24,75 134 12,57 176 27,93 518 34,46

Total Bo-gotá sinSuma-paz.

2.771.861 47,59 26,338 2,60 398.040 45,13 1.587.268 71,28

Fuente: Censo 2005 del DANE.

Proyección de la población joven en Bogotá

Desde el mismo DANE, se estima que para el 2009 la población total de la ciudad de Bogotá sería de 7.259.597 personas, de los cuales serían hombres 3.496.153 y mujeres 3.763.444. En el rango de edad de interés de esta investigación, se proyecta que jóvenes entre 15 y 19 años serán 633.228 (322.339 hombres- 310.889 mujeres), entre 20 y 24 años se estima una población de 645.482 (328.247 hombres y 317.235 mujeres) y personas entre 25 y 29 años un total de 625.058 personas (309.714 hombres y 341.732 mujeres).

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3. MARCO CONCEPTUAL

Para entender la participación de los jóvenes, se puede entender que su acción política se encuentra relacionada con la visión de una ciudadanía que, en palabras de Jean-Marie Muller, tiene que ver con un ciudadano responsable ya que lo “que fundamenta la ciudadanía no es la disciplina” que es necesaria para obedecer las leyes sino la responsabilidad. En palabras del autor: “Ser responsable es aprender a juzgar la ley antes de obedecerla. La obligación de la ley no debe borrar la responsabilidad de la conciencia de los ciudadanos” (Muller, 2005). Se puede asegurar esto gracias a la preocupación que los jóvenes muestran frente a decisiones que pueden llegar a afectar tanto a ellos mismos como a la comunidad en general.

Como se mostraba en los antecedentes, muchos de los espacios propuestos para la participa-ción de los jóvenes han terminado en el desencanto y la ruptura de los acuerdos por parte del Estado. Este desencanto se produce porque las leyes que han terminado en los procesos de participación no se cumplen (como lo ocurrido con los acuerdos hechos desde la constitución del 91) o porque las normas que se promulgan son adversas a las necesidades o exigencias que se realizaron. Frente a esto Jean-Marie Muller señala que ser “verdaderamente demócra-ta no es respetar la ley, sino respetar el derecho. Esta es la razón por la cual la desobediencia civil a las leyes injustas es un deber cívico”. Deber cívico al que generalmente responden los jóvenes desde su visión de democracia.

Esa forma de entender la democracia de las organizaciones juveniles, quienes participaron en gran medida de la democracia representativa y consultiva ofrecida por el Estado Colombiano, hace que ahora quieran pasar a la participación con decisión. Todo el estamento colombia-no está fundamentado sobre la democracia liberal o representativa que se entiende como “un sistema de personas elegidas según reglas predeterminadas, que tienen el encargo de ‘representar’ los intereses y/o los puntos de vista de los ciudadanos dentro del esquema de un régimen legal” (Held, 1987). Es decir, en este tipo de democracia la gente elige a las personas que tomarán las decisiones que sean convenientes o no de acuerdo a sus intereses; para el caso específico de los jóvenes, el lugar en el que se pueden o deben sentir representa-dos los intereses juveniles es el consejo local de juventud, a nivel local, y el consejo distrital de juventud para la interlocución con el gobierno distrital, además de poder tener apuestas dentro del gobierno nacional y distrital, principalmente por medio de la elección de alguien que pueda representar sus intereses.

Pero para una democracia representativa es imposible recoger todas las diferencias y las particularidades de los diferentes grupos sociales y políticos que se encuentran insertos en una sociedad; es decir, esa minoría que pueden escoger nunca recogerá las diferentes voces ni podrá garantizar los derechos de quienes no son escuchados o están excluidos.

Las organizaciones sociales, entre ellas las juveniles, pugnan por lograr que los derechos que les han sido negados sean puestos sobre el debate público. Esto implica una ampliación

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de los espacios y los tiempos que la institución propone para lograr los cambios tanto en la agenda social de los gobiernos de turno, como en la discusión de los temas estructurales de las políticas de Estado.2 Para ello, los movimientos sociales crean los espacios de debate muchas veces fuera de los tiempos y de las lógicas institucionales,creándose así espacios alternati-vos, paralelos si se quiere, para buscar su interlocución con la institución fuera de los que son impulsados o controlados por ella.

Desde estas visiones de democracia, se crean otras discusiones sobre la participación ciudada-na y el papel que el individuo debe tener para la construcción de unas condiciones de vida y un ejercicio de los derechos humanos. En este sentido, es preciso establecer que la participación ciudadana tiene diferentes niveles como la información, la consulta, la iniciativa, la concerta-ción, la decisión, la gestión y la fiscalización. La información es un nivel básico mediante el cual se establecen canales de comunicación entre los actores permitiendo incrementar los datos sobre los que producen decisiones. La consulta de opiniones a partir de la deliberación es otro nivel, utilizado para la elaboración de diagnósticos, el acopio de información o para mantener contacto con la ciudadanía. Existe una tendencia bastante generalizada a asimilar la participación con procesos de consulta. Sin ser una tarea deleznable, es necesario señalar que es un estado primario de participación, pues no permite altos niveles de incidencia en las decisiones públicas.

Otros niveles de mayor alcance y complejidad son la concertación de acuerdos, la decisión sobre temas específicos, la gestión de procesos y la fiscalización de la gestión pública. Mediante estos, los actores intervienen en procesos de deliberación y construyen acuerdos sobre temas de interés común. Mediante la decisión se adoptan líneas de conducta que deben ser ejecutadas por un agente público. Son muy pocos los procesos participativos que llegan a ese nivel, más si se trata de procesos canalizados a través de instancias institucionales de participación. Estas generalmente colocan barreras a la decisión ciudadana, lo que lleva en muchas ocasiones a que la población busque caminos alternativos para tener una mayor incidencia en las decisiones públicas (Gonzalez y Velásquez, 2003).

Ante este amplio abanico de posibilidades, es necesario establecer que para las organizaciones sociales la participación ciudadana está más relacionada con un fin de incidencia directa en la decisión. En palabras de Alfonso Torres (2004) “la participación estaría dada por la posibilidad de los individuos y los colectivos sociales de incidir en la toma de decisiones frente a asuntos públicos o particulares que los afectan”. Posibilidades que implican la participación en los espacios que hacen parte de la oferta institucional, así como la creación otras alternativas.

En ese sentido, es necesario que esta investigación centre su mirada no solo en los espacios de participación institucional, que son todos aquellos que hacen parte de la oferta de participa-ción del Estado y que tienen una normatividad y unos tiempos establecidos, sino que reconoz-ca también como participación ciudadana la que se produce en aquellos espacios que crean los jóvenes con el fin de incidir en la construcción de ciudad y que tienen una intencionalidad de restitución de derechos sociales y políticos de la población juvenil.

De acuerdo a lo anterior, se entiende que el enfoque que asumirá el presente documento es el que plantea la “participación como intervención” (Mouffe, 1990), ya que supone una condición de autonomía en las decisiones que toman los actores, las cuales se basan en su interpretación de la realidad y en sus propios intereses y posibilidades. Asimismo, este enfoque supone que el objetivo de la participación no es necesariamente la integración y la subordi-

2 Como lo presenta Boaventura de Sousa Santos en la introducción del texto Democratizar la Democracia: “Los movimientos sociales estarían insertados en movimientos para la ampliación de lo político, por la transformación de prácticas dominantes, por el aumento de la ciudadanía y por la inserción en la política de actores sociales excluidos”.

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

nación social, sino que implica “la inclusión de temáticas hasta entonces ignoradas por el sistema político, la redefinición de identidades y vínculos y el aumento de la participación especialmente en el nivel local” (Soussa Santos, 2004). Esta visión es la que se ha rastreado en las acciones de las organizaciones juveniles en los antecedentes.

En últimas, es posible ver cómo el ejercicio de la democracia participativa ha dado paso al reconocimiento de la pluralidad humana y al rechazo de las formas universales de organiza-ción de la sociedad, que eran imperantes en décadas anteriores, y que excluían a la población joven de la escena de decisión pública. Sin embargo, esto no ha sido fruto de la implementa-ción de procesos espontáneos, sino que ha tenido como protagonistas activos a los jóvenes organizados y movilizados por diferentes intereses.

Así, han sido las organizaciones juveniles las que mantienen procesos de participación de largo aliento pues, a diferencia de la participación individual, no se generan como respuesta a momentos políticos y sociales coyunturales. En este sentido, para ver la organización juvenil es necesario entender que éstas también rompen con el esquema tradicional con el que se entiende la organización social. Para entender el significado de organización social juvenil es necesario desgregarla en sus dos componentes: organización social y juventud, sobre los que daremos los significados separados y llegaremos a una conclusión de lo que significan.

Para efectos de esta investigación, se entenderá organización social como una instancia de “representación de intereses de acción colectiva” (Torres, 2004). Esto quiere decir que es un punto de encuentro en el que se potencian los intereses colectivos e individuales, permitien-do una acción con mayor fuerza. Esto se logra gracias a dos características que Alfonso Torres atribuye a las organizaciones sociales:

1. Sirven como canalizador de los intereses tanto públicos y privados de los individuos que pertenecen a ella, además de permitir estrategias de acción y de interacción con otros sectores.

2. Cuentan con capacidad de transformación. Para el autor el valor “de las organiza-ciones radica en la capacidad que tienen para articularse a las dinámicas de su entorno para modificarlas, reforzarlas e incidir en su curso” (Íbid, pp. 11).

Teniendo esta visión de las organizaciones sociales, se hace necesario expresar como se entenderá el sector joven en este documento. Éste será entendido como un sector flexible y abierto a los cambios, dentro del cual hay actores sociales que buscan ser protagonistas pues cuentan “con capacidades y derechos para intervenir protagónicamente en su presente, construir democrática y participativamente su calidad de vida y aportar al desarrollo colecti-vo” (Krauskopf, 2003, pp. 123). En pocas palabras, se entiende al joven como un actor social y político que puede llegar a propiciar el cambio, gracias a la creación de alternativas nuevas en una sociedad.

De acuerdo a lo anterior, se pueden rastrear entonces varias organizaciones sociales juveniles que se congregan alrededor de diferentes temáticas y escenarios (algunos institucionales, otros no) luchando por la reivindicación de unos derechos sociales, culturales, económicos, políticos y ambientales que tienen como objetivo, no solo cambiar las condiciones de vida de una comunidad en la que se encuentran sumergidos, sino entablar el debate con los espacios institucionales sobre las formas y los vacíos que pueden llegar a tener las agendas creadas desde el Estado o el gobierno de turno.

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4. DISEÑO INSTITUCIONAL PARA LA PARTICIPACIÓN JUVENIL EN EL DISTRITO3

La institucionalización del tema de juventud ha sido objeto de diversas discusiones públicas por parte de la Administración Distrital, el Concejo de Bogotá y las organizaciones juveniles. Estas coincidieron en la necesidad de crear un referente de juventud como parte de la estructura institucional que permitiera la interlocución con los y las jóvenes y que tramitara las demandas de esta población.

La aprobación de la Reforma Administrativa a nivel distrital en noviembre de 2006, se convirtió entonces en el escenario favorable para materializar esa demanda juvenil y concretar la voluntad política de la administración. Es así como, después de realizar la evaluación técnica y el análisis de los objetos misionales y funciones de los nuevos sectores, se establece que el Instituto Distrital de la Participación y la Acción Comunal, IDPAC, era la entidad más propicia para liderar el tema de juventud a nivel distrital.

Para entonces, el IDPAC como entidad descentralizada y adscrita al sector Gobierno, estable-ce dentro de su estructura interna la Gerencia de Juventud vinculada a la Subdirección de Fortalecimiento a la Organización Social. Sin embargo, con la reforma administrativa de 2007 y con la nueva administración de Samuel Moreno Rojas, el tema de juventud pasa a ser responsabilidad de la Subdirección para la Juventud, perteneciente a la Secretaría de Integración Social, quien desde este momento se convierte en la instancia rectora del tema para el distrito capital. Lo anterior implica que desde el IDPAC se generen nuevas estrategias para abordar el tema del derecho a la participación y, desde este escenario, potenciar la exigibilidad e implementación de la Política Pública de Juventud en su conjunto.

Así pues, el presente apartado pretende hacer un recorrido por los diferentes escenarios en que se ha desarrollado el tema de juventud desde la perspectiva de la participación y del IDPAC, mostrando una breve semblanza del proceso que se ha construido desde la Gerencia de Juventud. En primer lugar, se hará un análisis del tema en la Reforma Administrativa de 2007, y en el Plan de Desarrollo “Bogotá Positiva, para vivir mejor”; en segundo lugar, se identifi-carán las acciones que desde la Gerencia se establecen en el marco del derecho a la partici-pación, y como desde este se impulsa la implementación de los otros derechos consignados en la Política Pública de Juventud 2006- 20164; finalmente, se establece una ruta desde la cual se busca la consolidación del proceso de fortalecimiento a la organización social juvenil.

3 La presente información ha sido tomada de los informes de Gestión de la Gerencia de Juventud del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, 2006, 2007, 2008, y las memorias del programa Jóvenes Sin Indiferencia-En sus mismas palabras, Alcaldía Mayor de Bogotá, 2008.

4 En efecto, el enfoque de derechos sobre el cual se ha diseñado la Política Pública de Juventud, es el resultado de los cambios en las percepciones que se han construido alrededor de las y los jóvenes, así como las transformaciones institucionales y las dinámicas políticas, sociales, culturales, ambientales y económicas.

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La juventud en la reforma administrativa y en el plan de desarrollo “Bogotá Positiva, para vivir mejor”

El Acuerdo 0006 de 2007 del IDPAC modifica la estructura interna del instituto y establece como algunas de las funciones de la Gerencia de Juventud la de coadyuvar con la implementación y seguimiento de las políticas distritales, acciones y programas orientados a la población joven de la ciudad, de acuerdo con el plan de desarrollo distrital, la política pública de juventud y la normatividad vigente. Además, se establece que la gerencia será la encargada de asesorar y acompañar a los consejos locales de juventud en la formulación de los planes locales y distrita-les de juventud, coordinando, además, la formulación e implementación de acciones para la promoción de la participación juvenil y el fortalecimiento de la organización juvenil.

Lo anterior implica un cambio en la lógica de acción, ya que la Gerencia de Juventud pasa de ser la instancia rectora en el tema de juventud de la administración distrital, para convertirse en la responsable de la promoción y fortalecimiento de la participación de las y los jóvenes del Distrito Capital. En tal sentido, desde este momento, la Secretaría Distrital de Integración Social, rectora de todas las políticas poblacionales del Distrito Capital, asume, desde la Subdirección para la Juventud, la articulación de las acciones encaminadas a la implementación de la política pública de juventud.

Por su parte, la Gerencia de Juventud del IDPAC continuó con la gestión específica en el tema de participación, estando acorde con el plan de desarrolo Bogotá Positiva, del Alcalde Samuel Moreno Rojas, en el que se estableció como cuarto objetivo estructurante la partici-pación para una ciudadanía activa a través del cual se pretende fortalecer la participación de la ciudadanía en los diversos espacios existentes en el Distrito, para que sean efectivas las relaciones de la sociedad civil con el Estado y así lograr el pleno ejercicio de derechos y deberes.

En este sentido, la Gerencia ha desarrollado dentro de su Plan Institucional, específicamen-te en el proyecto de fortalecimiento de las organizaciones sociales, las siguientes acciones que buscan la visibilización, difusión, seguimiento y materialización de la política pública de juventud, durante el año 2008:

• Intervención en los Consejos Locales de Planeación, buscando la participación de los y las jóvenes y las organizaciones juveniles en los encuentros ciudadanos, buscando así la priorización de temas juveniles en los planes de desarrollo locales.

• Asesorías y apoyo a instancias de participación juvenil, donde se buscó acompañar permanentemente a los Equipos Locales de Apoyo Interinstitucional – ELAI – Equipo Distrital de Apoyo Interinstitucional – EDAI, los consejos locales de juventud, organizacio-nes juveniles y jóvenes en general.

• Realización de las III elecciones de consejos locales de juventud 2008 - 2011, visibilizando así este espacio formal de participación.

• Fortalecimiento a las organizaciones juveniles como un espacio en el que se reconocen y fortalecen organizaciones juveniles con el fin de que éstas propendan por el derecho a la participación.

• Apoyo a espacios alternativos y de expresión juvenil, donde se reconoció al joven como sujeto de derechos y se visibilizó el proceso que adelantan las organizaciones juveniles de la ciudad.

De esta forma, se hace evidente que la gestión de la Gerencia ha estado encaminada a fortalecer la participación formal e informal de los jóvenes, tanto a través de instancias como los CLJ, como por medio del fortalecimiento de organizaciones juveniles independientes.

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

Además, se han desarrollado múltiples esfuerzos para lograr la divulgación y ejecución de la política pública , que es objeto del siguiente apartado.

Derecho a la participación y la organización: Política Pública de Juventud 2006-2016 (PPJ)

La política pública que atiende de manera específica el tema de juventud establece como uno de los derechos a defender para esta población, el referido a la participación y la organiza-ción, que tiene como uno de sus lineamientos “Brindar las condiciones sociales, políticas y culturales y los escenarios de encuentro, que garanticen la participación cualificada de los y las jóvenes en el diseño, implementación, seguimiento y evaluación de políticas, planes, programas y proyectos de interés juvenil que estén dirigidos a ellos y ellas” (Decreto 482 de 2006).

Para lograr el desarrollo de los contenidos de la política, la Gerencia le ha apostado a tres estrategias que serán presentadas a continuación, y que pretenden fortalecer diferentes espacios de participación e intervención de los jóvenes en la gestión pública local y distrital.

a. Consolidación del Sistema Distrital de ParticipaciónEsta estrategia se desarrolló a través de dos frentes, uno relacionado con la participación ejercida desde espacios institucionales y de representación, y el otro, con miras a la articulación y fortalecimiento de espacios juveniles no formales.

Dentro del primer grupo, resaltan acciones relacionadas con la asesoría y apoyo a las instancias de participación juvenil enfatizando en dos procesos. Por un lado, el trabajo con el EDAI y los ELAI como espacios de articulación interinstitucional en el tema de jóvenes en cuyo marco se debe garantizar la participación en la construcción del Plan Distrital de Juventud, que es una apuesta distrital con referentes locales en el tema. Por otra parte, se ha desarrollado la línea de asesoría técnica a los consejos locales y distrital de juventud, como espacios formales de representación juvenil. En este sentido, se han acompañado las elecciones, empalme, posesiones de los consejeros y la organización interna de los consejos. Además, para este mismo objetivo se desarrolló la Asamblea Distrital de Consejeros cuyo objetivo fue el suministro de herramientas técnicas para la formulación de proyectos y programas, como también para la construcción de planes de acción que articulen los esfuerzos de la instancia. Dentro del grupo de iniciativas dirigidas a espacios informales de participación, resalta el acompañamiento a la elaboración de los Sistema Locales de Juventud entendidos como la agrupación de las organizaciones, los consejos locales de juventud, los jóvenes en general y las instituciones distritales que se encargan del tema de jóvenes. Son dos localidades que han desarrollado el sistema local de juventud: Kennedy y Ciudad Bolívar, cada una asumiendo distintos enfoques, pero enfocadas a la implementación de la política pública de juventud y su perspectiva de derechos.

b. Desarrollo de procesos de planeación participativaLa participación activa de la población juvenil en los Encuentros Ciudadanos permitió la visibili-zación y movilización de propuestas enfocadas a problemáticas específicas de esta población, desarrolladas previamente junto con las diversas organizaciones juveniles de la localidad, en torno a un ejercicio de lectura y revisión del borrador del plan de desarrollo distrital.

El primer paso para la participación de los y las jóvenes en el proceso de los encuentros ciudadanos fue la participación en las elecciones de los consejos de planeación local. La idea era lograr que un número significativo de organizaciones juveniles se inscribiera para la votación y lograr un consenso frente a quien podría ser el mejor representante de las iniciativas

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juveniles en este espacio (Un caso práctico de estas experiencias se ilustrará en el capítulo de este documento referido a las dos redes de jóvenes con participación local).

Es necesario resaltar el papel que han jugado los representantes en las localidades por el sector de juventud a los consejos de planeación local, los cuales han ayudado a dinamizar y a construir la propuesta de juventud para las respectivas localidades. Esto quiere decir que ellos han convocado a las diferentes organizaciones juveniles para construir las propuestas de juventud y debatirlas al interior de dichos consejos.

c. Fortalecimiento de las organizaciones sociales y promoción de estrategias de articulación y comunicación entre ellas (Creación de redes con mirada poblacional)Se planteó la primacía del fortalecimiento a las organizaciones de base con arraigo territorial, y se discutió la necesidad de articular el proceso a una apuesta política de los y las jóvenes, de manera que se lograran articular las particularidades de las organizaciones y de los territorios.

De allí se obtuvo una definición uniforme de las organizaciones sociales que las plantea como portadoras y productoras de vínculos sociales alternativos, pues constituyen en sí mismas un esfuerzo colectivo y buscan dar respuesta a las necesidades tanto individuales como colecti-vas. Este elemento las distingue de otros espacios de socialización como la familia o la escuela u otros donde los límites de lo privado y lo público se establecen claramente; en la organiza-ción social esos límites se entremezclan posibilitando la construcción de un espacio donde el individuo se convierte en sujeto social y colectivo y, además, autónomo, consciente, activo.

Teniendo claro lo anterior, el proceso de fortalecimiento de las organizaciones busca generar capacidades de autogestión, articulación con actores locales y territoriales para buscar respuestas colectivas a las necesidades y ejercicios constantes de empoderamiento en el territorio.

Con base en ello, el aprendizaje del equipo de trabajo radica en la conclusión de que fortale-cer no se refiere a “darle espacio al joven para intervenir en una tarima o en una pared, (…) (ni) quedarse en la capacitación sino que se deben brindar los recursos técnicos y financieros de cómo construir procesos” (Evaluación y sistematización CNAI, proceso de fortalecimiento 2007). Fortalecer una organización desde el Estado requiere entonces entender el papel que juega el colectivo en la actualidad, haciendo un reconocimiento de los aspectos metodológi-cos de cada organización (cómo trabaja en territorio, qué elementos de formación tiene, con qué habilidades practicas cuenta, entre otros).

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

5. ESPACIOS FORMALES DE PARTICIPACIÓN JUVENIL EN BOGOTÁ: EL CASO DE LOS CONSEJOS

LOCALES DE JUVENTUD

Los espacios y las expresiones de participación juvenil en Bogotá pueden ser tan diversas como los intereses que mueven a los y las jóvenes, y como resultado de esta diversidad podemos encontrar en todas las localidades una buena lista de espacios y formas de expresión de la participación.

En este panorama están las organizaciones, colectivos, grupos, parches, redes, mesas; encontramos a los famosos jóvenes de a pie y los de a bus; los que se organizan o reúnen en torno a un tema de común interés como la música, el deporte o la política, o los que no están interesados en organizarse pero se identifican con uno u otro movimiento cultural inventa-do aquí o importado; los que parchan simplemente porque son del mismo colegio, los que lo hacen en torno a la camiseta de su equipo favorito para poder entrar en disputa con los de cualquier otro, los que se interesan por temas de fondo y los que creen que los temas de fondo no existen; los que resisten a su manera aunque a veces no sepan a qué se resisten; los que siguen la corriente, muchas veces sin saber para dónde va, los que defienden a los animales, los que se comen a los animales, los que grafitean y los que no entienden el graffiti, los que piden más bibliotecas pero nunca van a las que hay, los que no piden nada y no salen de las bibliotecas, los que aún creen en la Pacha Mama y los que solo la pisan (o la pisotean), los que hacen parte de algún partido político, muchas veces sin saber qué es un partido político, los que se sienten viviendo en el paraíso y los que a diario dicen que esto es un infierno…

La lista es extensa y en medio de todos los espacios y expresiones de la participación juvenil, son realmente pocos los considerados formales, entendiendo la formalidad como sinónimo de legalidad y reconocimiento normativo.

Uno de los espacios juveniles formales de participación más referenciados es el CLJ, que es considerado formal no sólo porque tiene un marco legal y normativo sino porque se rige por protocolos que normalmente no operan en los demás espacios juveniles, pues cuentan con sesiones ordinarias y extraordinarias, estatutos (que más bien son reglamentos internos porque estas corporaciones no se rigen legalmente con personería jurídica), organigramas verticales (presidencia, vicepresidencia, secretaría, etc.) y un apego a la normatividad, que diferencia en gran manera su accionar en relación con las organizaciones juveniles de la ciudad.

Para la realización de este capítulo en el que se pretende revisar el panorama del funciona-miento de esta instancia de participación desde el deber ser y desde sus realidades, nos ayudamos de una serie de herramientas que nos pudieran dar luces sobre ambos aspectos. Así, se elaboró una encuesta sobre las percepciones generales de los consejeros y consejeras elegidos (as) en 2008. La encuesta fue aplicada en la asamblea distrital de CLJ que se realizó en diciembre de 2008 en Villa de Leyva (Boyacá) a 27 consejeros (as) de diversas localidades.

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Por otro lado, se realizó un grupo focal con consejeros (as) de juventud de diferentes localida-des, que fue sistematizado en una matriz de variables e indicadores que sirvieron de hilo conductor al documento.

La documentación recolectada fue básicamente sobre la normatividad vigente para la instancia, como la Ley de Juventud, el Acuerdo 33 de 2001 mediante el cual se dan los lineamientos para la conformación de los consejos y el Decreto 115 de 2005 que reglamen-ta las elecciones de la instancia y la conformación de los equipos locales y distrital de apoyo interinstitucional. También se consultó el informe de la Misión de Observación Electoral (MOE) sobre las elecciones de CLJ realizadas en 2008 y la Memoria del proceso 2007 del IDPAC, sobre fortalecimiento a organizaciones sociales juveniles y consejos locales de juventud en Bogotá.

De esta forma, el apartado se estructura a partir de dos grandes acápites: el primero tienen que ver con las características de conformación de la instancia, referidas al sustento legal que la soporta y lo que este establece en términos de elección, competencias y alcances. La segunda parte del capítulo se propone realizar una descripción del CLJ actual, partiendo de un análisis sobre lo que fueron las elecciones de los CLJ 2008-2011 y analizando la composición de dichos consejos. Se plantea además la reflexión sobre las percepciones de los consejeros frente a la instancia, y las formas de articulación que este presenta. Por último, se muestra cuáles han sido los principales hallazgos del IDPAC al realizar los más recientes proyectos de impulso y fortalecimiento a los CLJ.

5.1. Conformación de la instanciaSustento legalLos Consejos Locales de Juventud CLJ fueron constituidos con base en la Ley 375 de 1997, también conocida como Ley de Juventud, que es de carácter nacional:

Esta ley tiene por objeto establecer el marco institucional y orientar políticas, planes y programas por parte del Estado y la sociedad civil para la juventud (…) En los municipios y distritos se conformarán Consejos de la Juventud como organismos colegiados y autó-nomos (Ley 375 de 1997, arts. 1 y 19).

La conformación de las instancias para Bogotá fue establecida mediante el Acuerdo 033 del Concejo:

Establézcase en el Distrito Capital de Bogotá, el Consejo Distrital de Juventud, y los Con-sejos Locales de Juventud como organismos colegiados de carácter social, autónomo en el ejercicio de sus competencias y funciones e integrantes del Sistema Nacional de Juventud (Acuerdo 033 de 2001, art.1).

Finalmente fueron reglamentados mediante el Decreto Distrital 115 de 2005, en el que además se redefinió la conformación y funciones de los equipos interinstitucionales de apoyo. Allí se estipula sobre la conformación de los consejos locales de juventud que :

El número de Consejeros y Consejeras Juveniles de cada localidad será igual al núme-ro de ediles que corresponda a cada una de las Juntas Administradoras Locales que operan en el Distrito Capital. Estarán integrados por un mínimo de siete y un máximo de quince consejeros o consejeras (Decreto 115 de 2005, art. 8).

Mecanismo de elección de los CLJ El mismo decreto establece que en cada localidad un 60 por ciento de los consejeros o consejeras locales serán elegidos (as) por cociente electoral de las listas presentadas directa-mente por los jóvenes independientes, y un 40 por ciento será elegido por la mayoría obtenida

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

por los candidatos postulados por organizaciones y grupos juveniles. Se define entonces que el número y la distribución de consejeros o consejeras de juventud por localidad será la que se presenta en la tabla 2.

Tabla 2. Conformación de CLJ por localidadLocalidad Total Independientes OrganizacionesUsaquén 11 7 4Chapinero 7 4 3Santafe 7 4 3San Cristóbal 11 7 4Usme 9 5 4Tunjuelito 9 5 4Bosa 9 5 4Kennedy 11 7 4Fontibón 9 5 4Engativá 11 7 4Suba 11 7 4Teusaquillo 9 5 4Barrios Unidos 9 5 4Antonio Nariño 7 4 3Los Mártires 7 4 3Puente Aranda 11 7 4La Candelaria 7 4 3Rafael Uribe 11 7 4Cuidad Bolívar 11 7 4Sumapaz** 7 4 3

** Por las características de la localidad de Sumapaz, el consejo local de juventud estará conformado por el número mínimo de siete personas.

Cabe anotar que dentro del proceso de las elecciones cada tipología de las analizadas consta de unos requisitos que permiten validar su postulación para aspirar a participar en este espacio. Para los candidatos independientes, los interesados debían conformar una lista de mínimo dos y máximo siete personas, las cuales también tienen la posibilidad de tener asiento en el CLJ según la cantidad de votos obtenida por quien encabeza la lista, en relación con el total de votos obtenidos en la localidad. La Registraduría Distrital y el consejo distrital de juventud definirán con base en el censo electoral de jóvenes votantes inscritos en cada localidad, el número de firmas necesarias para la inscripción de las listas presentadas directa-mente por jóvenes independientes, copia de la declaración juramentada que certifique el domicilio ininterrumpido durante un año o actividad laboral y/o social en la localidad en la que pretende inscribirse y la propuesta de trabajo como consejero o consejera, entre otros. Para el caso de los candidatos por organización, se requiere una copia del certificado de Cámara de Comercio en el que conste que el objeto de la organización es el trabajo con población juvenil; también deben presentar una carta de la organización en la que se avale al candidato como representante de la misma.

¿Y las minorías?En un avance en cuanto al fortalecimiento de la participación de las minorías juveniles en espacios formales, el decreto establece que cada CLJ podrá tener un representante especial más por cada una de las minorías juveniles indígenas, campesinas, afrobogotanas y otras

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minorías étnicas existentes en cada localidad. Estos representantes pueden hacer parte de los CLJ sin someterse a procesos de elección.

Competencias y alcances de la instanciaSegún el Acuerdo que establece su conformación, el CDJ y los CLJ son “organismos colegia-dos de carácter social, autónomo en el ejercicio de sus competencias y funciones e integran-tes del Sistema Nacional de Juventud” (Acuerdo 33 de 2000, art. 1); de igual forma,

Serán organismos asesores y consultivos válidos de la Administración Distrital y Local res-pectivamente en las políticas, planes de desarrollo, proyectos e iniciativas que involucren los temas concernientes a la población juvenil bogotana (Acuerdo 33 de 2000, art. 2).

En el caso de Bogotá, esta instancia de participación se define territorialmente y su accionar corresponde a los límites territoriales de sus respectivas localidades. Al interior de la instancia, a cada CLJ le corresponde asignar un representante de los consejeros para conformar la instancia del consejo distrital de juventud, el cual tratará temas concernientes al nivel distrital. En ese sentido, algunas de las funciones específicas que establece la norma para el consejo distrital de juventud y los consejos locales de juventud son las siguientes: (Acuerdo 33 de 2000, art. 5)

1. Actuar como instancia válida de interlocución y consulta ante la administración y las entidades públicas del orden distrital, local, nacional, territorial y ante las organizacio-nes privadas, no gubernamentales del ámbito nacional e internacional en los temas concernientes a la juventud.

2. Proponer a las respectivas autoridades planes y programas para el desarrollo de las disposi-ciones de la Ley de Juventud y de las demás normas relativas al tema y concertar su inclusión en los correspondientes planes de desarrollo.

3. Establecer estrategias y procedimientos para que los jóvenes participen en el diseño, evaluación y veeduría de políticas, planes, programas y proyectos de desarrollo dirigidos a la juventud.

4. Trabajar en coordinación con la instancia definida por la Administración Distrital para construir y desarrollar la política de juventud.

5. Fomentar la creación y apoyo de organizaciones y movimientos juveniles, en el Distrito y en las localidades.

Como se puede ver, a pesar de que los CLJ se reconocen legalmente como instancias asesoras y consultivas, en la asignación de funciones se establece que tienen competencia en activida-des de gestión y el desarrollo de propuestas encaminadas a la implementación de la PPJ y para ello, se especifica la necesidad de interactuar con las organizaciones juveniles, potenciando su capacidad para participar y aportar en la consecución de derechos para los jóvenes.

5.2. Los CLJ actuales Elecciones de CLJ 2008

La Alcaldía Mayor de Bogotá convocó a la realización de las Terceras elecciones de los consejos locales de juventud en el Distrito Capital, que se llevaron a cabo el 16 de octubre del 2008. La continuación de esta propuesta (ejecutada anteriormente en los años 2002 y 2005) tiene sustento en el plan de desarrollo “Bogotá Positiva: para vivir mejor”, que en el capítulo 4 de Participación y en los artículos 16 y 19 establece que:

Construiremos una ciudad en la que se reconozcan las diferencias entre hombres y mu-jeres, donde se fortalezca la participación de niños y niñas, adolescentes, jóvenes, sec-tores LGBT, grupos étnicos y personas en condición de discapacidad o desplazamiento,

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

paraqueincidanenladefinición,ejecuciónyseguimientodelaspolíticaspúblicas,di-rectamente o a través de sus representantes y organizaciones, haciéndose corresponsa-bles del desarrollo integral de la ciudad.

En consecuencia, en el artículo 19 de dicho plan se establece el programa “Ahora decidimos juntos” que tiene como objetivo el fortalecimiento de las instancias y escenarios de participa-ción ciudadana, para configurar un Sistema Distrital de Participación que logre determinar los alcances de la administración referidos a derechos y deberes ciudadanos.

Por tercera vez la Administración se compromete en la elección de los consejos locales de juventud 2008–2011, configurando la continuidad de un proceso que inició desde el 2002. En este marco se eligieron los nuevos consejeros y consejerasde las veinte (20) localidades de la capital, representantes por tres años de las y los jóvenes ante las entidades en la construcción y decisión de propuestas, planes, programas y proyectos que busquen mejorar la calidad de vida de las y los jóvenes.

El resultado obtenido en las más recientes elecciones a nivel distrital fue el siguiente: se inscribie-ron 34.541 jóvenes de la ciudad de Bogotá, de los cuales 9.389 votaron efectivamente en la elección de consejos locales de juventud.

Gráfico 6. Proporción de votantes sobre inscritos. Elecciones CLJ 2008

Como lo demuestra el gráfico, el número de jóvenes votantes efectivos alcanzó sólo el 27,2 por ciento del total de jóvenes inscritos en la ciudad. Adicionalmente, de acuerdo a estudios realizados por el DANE en el Censo del año 2005, se obtuvo que en Bogotá la población de jóvenes es de 1.612.380 personas. Con base en este dato, es posible decir que el número de jóvenes inscritos para participar en las elecciones de CLJ equivale al 2,14 por ciento del universo de jóvenes de Bogotá, pero quienes de hecho eligieron a los consejeros locales de juventud actuales representan sólo un 0,58 por ciento de los jóvenes capitalinos.

Estos datos nos llevan a plantear una serie de preguntas pertinentes para el análisis de este fenómeno: ¿Por qué razón el número de votantes no se aproxima en mayor medida al número de inscritos?, ¿cuáles han sido las presuntas motivaciones que han tenido los jóvenes para inscribirse al proceso de las elecciones?, ¿qué papel juegan las instituciones dentro de este proceso?, ¿cuáles son los obstáculos que tienen los y las jóvenes para votar?

Para dar respuesta a estas preguntas, se arrojan una serie de respuestas basadas en la trayecto-ria histórica del Instituto de Participación dentro del proceso de acompañamiento a las causas juveniles de la ciudad, así como la sistematización de la experiencia más reciente de eleccio-nes, coordinada por la Gerencia. Por supuesto, se toma también como base el contenido de la información primaria acopiada específicamente para la presente investigación.

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En lo que respecta a la proporción de jóvenes inscritos al proceso de elección, la reflexión apunta a dar cuenta de los múltiples factores que han generado los resultados expuestos en la gráfica. Es importante tener en cuenta que la creación de los CLJ es relativamente nueva en la escena pública de la ciudad, ya que se han realizado tan solo tres elecciones de CLJ, por lo cual dicha una instancia no ha logrado ser apropiada y reconocida de manera extendi-da en la juventud. Además, es posible decir que su elección, misión y trabajo cotidiano son elementos que no han tenido suficiente difusión, ni por parte de los consejos mismos, ni a través de esfuerzos institucionales que, aunque se han producido, no han logrado tener suficiente impacto. Esta visión la presentan algunos de los consejeros entrevistados:

Tanto el CLJ como la institución han fallado en cuanto a que a la juventud no se le ha aclarado muy bien qué es un consejo de juventud; entonces la población que sabe que existe un consejo es muy poca a nivel local, a nivel distrital y eso va muy ligado a una vi-sibilización del consejo, pero también a una ayuda por parte de la Institución (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal, 3 de marzo de 2009, por Galindo J.).

Lo anterior muestra que existe desconocimiento frente al espacio y conduce a la necesidad de indagar más a profundidad el tema de articulaciones del CLJ con otros actores, pregunta que será abordada más adelante.

Para dar inicio al análisis sobre el número de jóvenes votantes frente al número de jóvenes inscritos, es necesario señalar que los plazos establecidos en la reglamentación fueron cortos para garantizar una amplia difusión del proceso. Por lo tanto, se puede señalar que fue un motivo para que los jóvenes inscritos no se sintieran identificados con las propuestas de los candidatos. Por otro lado, una de las principales anomalías que se presentó estuvo relacio-nada con el Censo Electoral que, de acuerdo al informe presentado por la MOE, dejó una importante población sin registro en los puestos de votación:

El censo electoral es el registro de las personas habilitadas para votar en una determi-nada elección. El buen manejo del censo, su actualización y un proceso adecuado de inscripción de nuevos votantes, garantiza unas elecciones más libres y transparentes. En el 87,9 por ciento de los puestos observados, jóvenes votantes no pudieron depositar el voto por diversas razones. La totalidad de los casos (100 por ciento) que presentaron esta situación manifestaron que no pudieron ejercer su derecho a votar porque el documen-to de identidad no aparecía en los listados de sufragantes (MOE, 2008).

Adicionalmente, es necesario establecer que las instituciones educativas juegan un papel fun-damental dentro del proceso de las elecciones, debido a que concentran un elevado número de población que cumple con los requisitos estipulados en el decreto que las reglamenta. En ese sentido, las posiblidades de votación son altamente dependientes de las dinámicas y di-rectrices dictadas por dichas instituciones, que no siempre son promotoras o facilitadoras de procesos externos a sus cronogramas y que en ocasiones, por el contrario, suelen resistirse a la participación activa de sus estudiantes en este tipo de ejercicios. En razón a lo anterior, según averiguaciones en campo, varios de los jóvenes estudiantes inscritos no lograron votar. Sin embargo, también es preciso reconocer el papel fundamental que jugaron otras instituciones educativas para que los y las jóvenes pudieran ejercer su derecho al voto.

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Gráfico 7. Ocurrencia de casos de personas que no pudieron votar

Finalmente, otro de los inconvenientes que se presentó el día de las elecciones fue que los jóvenes no portaban el documento de identidad, que es uno de los requisitos estipulados en el Código Nacional Electoral, por lo cual no lograron ejercer el voto aunque estén inscritos para tal fin. En este sentido, es importante mencionar que las elecciones de CLJ rigen su procedi-miento de acuerdo a las disposiciones de este código, que para algunos de los consultados resultan excesivas, pues desgastan al joven que trata de participar. No obstante, para otros, el hecho de tener que surtir toda una serie de procedimientos de ley, hace parte de la labor de pedagogía democrática que tiene la elección de los CLJ.

Será necesario para futuras oportunidades enfatizar mucho más en los requerimientos para ejercer el voto, pues dado que para muchos de los jóvenes la elección de CLJ es su primera experien-cia de sufragio, es preciso ahondar en los procedimientos que incluye el ejercicio del voto. Sin embargo, es importante rescatar que durante el más reciente proceso electoral, se hizo una apuesta a la cualificación de la participación de los y las jóvenes, en términos de generar la conciencia política requerida dentro de un proceso electoral juvenil.

Al hacer un análisis por localidad de la proporción de jóvenes inscritos con respecto a los que votaron efectivamente, se pueden obtener los siguientes datos:

Tabla 3. Participación efectiva por localidad en las elecciones de CLJ 2008

Localidad Jóvenes inscritos Jóvenes votantes Porcentaje de participación efectiva

Usaquén 1613 546 33, 85Chapinero 845 222 26,27Santafé 720 123 17,08San Cristóbal 1803 537 29,78Usme 1138 189 16,61Tunjuelito 1639 438 26,72Bosa 3086 612 19,83Kennedy 4494 1381 30,73Fontibón 1686 376 22,3Engativá 2343 773 32,99Suba 2944 982 33, 36

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Localidad Jóvenes inscritos Jóvenes votantes Porcentaje de participación efectiva

Barrios Unidos 1438 351 24,41Teusaquillo 2060 556 26,99Mártires 774 201 25,97Antonio Nariño 810 258 31, 85Puente Aranda 2666 861 32, 30La Candelaria 622 143 22,99Rafael Uribe 1456 283 19,44Ciudad Bolívar 2211 463 20, 94Sumapaz 193 94 48, 70Total 34.541 9389 27, 18

Todo este ejercicio desde la administración se ejecutó con la firme convicción de realizar un proceso donde los y las jóvenes participaran de forma consciente frente a la importancia de la instancia que se estaba eligiendo, ya que las memorias de los procesos anteriores daban cuenta de una abultada inscripción de jóvenes que no tenían claridad sobre su papel como votantes y por ende no acudieron a las urnas. En ese sentido, en todas las localidades se usaron diferentes herramientas que permitieron una difusión más apropiada del proceso de acuerdo a las etapas establecidas en el cronograma electoral.

Gráfico 10. Composición de los CLJ 2008-2011

Como ya se había mencionado anteriormente, el Decreto 115 establece unas tipologías de curul para la conformación de los CLJ; según lo ilustra el gráfico, en cada una de las localida-des se cumplió en gran medida el porcentaje de cupos designados para cada una de dichas tipologías. Es decir, 60 por ciento para jóvenes independientes, 40 por ciento para jóvenes presentados por organizaciones con trabajo juvenil y constituidas legalmente, y las respectivas curules de representación para las minorías étnicas presentes en cada localidad.

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

Igualmente, se puede observar que en 12 de las 20 localidades del distrito hubo presencia en los CLJ de jóvenes pertenecientes a minorías, presentándose el mayor alto número de representantes en Chapinero, donde las minorías obtuvieron tres cupos en el CLJ. La carencia de representantes indígenas en algunos casos se explica por la ausencia de estos grupos en los territorios, en otros puede pensarse en que hay falta de interés para acceder al espacio o déficit de información al respecto. Se reconoce, sin embargo, que en el CLJ sólo se contempla la vinculación de minorías étnicas, perdiendo la posibilidad de incluir de manera decidida a otros grupos poblacionales como las personas en situación de discapacidad y los LGBT. Este es un tema que puede surgerirse como objeto de estudio para futuras investigaciones.

Al hacer un balance distrital de la composición de los CLJ en las 20 localidades, se observó que del total de 194 consejeros escogidos en la ciudad, alrededor del 57,7 por ciento accedieron al espacio como independientes; en representación de organizaciones con trabajo juvenil se contó con una presencia en la elección de un 32,4 por ciento; minorías étnicas (indígenas, campesinas, negritudes y jóvenes en condición de desplazamiento) se contó con el 9,79 por ciento de suscrip-ción y posterior designación en este espacio juvenil. Esta información se muestra en el gráfico.

Gráfico 11. Consejeros y consejeras elegidos según su forma de inscripción

Perfil de los ConsejerosPara caracterizar mejor el perfil de los consejeros electos para el periodo 2008-2011 se incluyeron dentro de la encuesta aplicada a 27 de los 194 consejeros algunas preguntas que contribuye-ron al conocimiento de las condiciones personales de una muestra representativa de los CLJ de Bogotá.

Dentro de las generalidades de la encuesta se observó que un alto porcentaje de encuestados son solteros, viven con su familia y tan solo un 6,25 por ciento tienen personas a cargo. En cuanto a su nivel educativo encontramos que un 87,5 por ciento culminaron o se encuentran en el último año de sus estudios de bachillerato, mientras que observamos que tanto en nivel técnico y como en el universitario se encuentra un 6, 25 por ciento de los consejeros de la ciudad elegidos en este último periodo. Este dato se complementa con la información existente en torno a las edades de los encuestados, que en un 33 por ciento están entre los 14 y los 17 años y en un 40 por ciento afirman estar entre los 18 y los 20 años; el restante 27 por ciento manifestó tener más de 21 años.

Los datos anteriores confirman la estrecha relación existente entre la dinámica de los CLJ y la de las instituciones escolares, donde se concentra buena parte de la población que elige a los consejeros y donde se ubican buena parte de estos últimos.

En cuanto a la ocupación actual se encontró que un 93,75 por ciento se dedican a estudiar, y de ellos, el 70 por ciento afirmó que simultáneamente desarrolla actividades laborales de medio tiempo y de tiempo completo (50 por ciento cada una de estas opciones). En este sentido, es

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importante demostrar que una alta proporción de consejeros requiere de ingresos económicos para su manutención, a pesar de que en su mayoría no cuentan con personas a cargo.

Gráfico 12. Nivel educativo de los consejeros y consejeras elegidos para el periodo 2008-2011

Además, se indagó por la participación previa de los encuestados en los CLJ de su localidad, lo cual mostró que el 30 por ciento se había desempeñado como consejero en el periodo anterior. Se preguntó igualmente, por la relación de los encuestados con otros espacios de participa-ción, a partir de lo cual se pudo encontrar que cerca del 68 por ciento de los encuestados tuvieron experiencias de representación dentro del Gobierno Escolar en los colegios donde culminaron o realizan actualmente sus estudios de bachillerato. Esto, además de confirmar la estrecha relación entre la escuela y el CLJ, hace notar que los gobiernos escolares se convier-ten en importantes semilleros de líderes que superan la circunscripción escolar, para generar impacto en la vida local.

En este sentido, también se pudo observar que más del 62 por ciento de los encuestados partici-pó de los encuentros ciudadanos de su localidad, lo cual muestra que la presencia juvenil en estos espacios ha logrado sensibilizar a la población joven con respecto a las problemá-ticas de sus comunidades. Sobresale, igualmente, la relación que manifiestan haber tenido los consejeros consultados con las Mesas Locales de Juventud, que si bien no son instancias formales de participación juvenil, han tomado fuerza en distintas localidades, debido a que agencian las necesidades juveniles con diligencia. El caso de una de estas mesas será analiza-do en el capítulo correspondiente a las experiencias informales de participación juvenil.

De la información acopiada sorprendió la baja relación de los consejeros con las Juntas de Acción Comunal, JAC pues estas son tenidas como el referente de participación barrial por excelencia. Sin embargo, el dato muestra que estas no han logrado captar el interés juvenil y generar procesos de formación de liderazgo.

Tampoco hubo referencia alguna a instancias como los consejos locales de planeación, de cultura y de discapacidad.

Además, con relación al grado de satisfacción que les generó a los encuestados la participa-ción en estas instancias se obtuvo que para el 18,75 por ciento fue muy satifactoria y para el 62,5 por ciento resultó satisfactoria la experiencia, argumentado principalmente que obtuvie-ron un importante aprendizaje personal y que el espacio resultó pertinente para el tratamiento de diversidad de temas. Mientras tanto, para el 18,75 por ciento de las personas consultadas la experiencia fue muy poco satisfactoria, debido principalmente a que las discusiones que allí

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

se produjeron tuvieron baja incidencia en las decisiones tomadas por las autoridades locales (o escolares en el caso del gobierno escolar).

Tabla 4. Formas de participación a las que han accedido previamente los consejeros y consejeras encuestados

Formas de participación a las que han accedidoEspacio Porcentaje

JAC 12,5Encuentros ciudadanos 62,5

ELAI 25Mesas de juventud 43,75Red de personeros 18,75Gobierno escolar 68,75

Respecto al acercamiento de estos jóvenes con las organizaciones juveniles, se quiso indagar si en algún momento habían sido miembros de una organización juvenil y se encontró que el 69 por ciento sí ha pertenecido mientras que el 31 por ciento no.

Gráfico 13. Vinculación a organizaciones juveniles de los consejeros y consejeras encuestados

Se observó que el 70 por ciento de los encuestados manifestaron seguir participando en forma activa en organizaciones que tienen interés político, comunicativo, educativo, ambiental, de promoción de la cultura afro, ancestral y cultural predominantemente.

Finalmente se quiso indagar por la pertenencia a algún partido político de los consejeros (as) encuestados (as) y se encontró que según lo manifestado, tan solo un 6,25 por ciento afirmó pertenecer, mientras que el 93,75 por ciento comentaron no hacer parte de algún partido político. Esta distribución se presenta en el gráfico 14.

Sin embargo, esta información contrasta con la suministrada en otra pregunta de la encuesta, en la que se indagó por la motivación que impulsó a los consejeros a vincularse al espacio de los CLJ. En este sentido, se obtuvo que el 40 por ciento de las respuestas reconocen que participar en esta instancia hace posible el inicio de una carrera política.

Estos datos, además, se complementaron con el conocimiento adquirido en el terreno y con lo manifestado también por algunos consejeros que participaron en el grupo focal realiza-

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do, según los cuales la relación de los CLJ de buena parte de la ciudad con partidos políticos como Mira y el Polo Democrático, es bastante estrecha. Así lo describe una de las consejeras:

Los consejos cada vez se ven más penetrados por procesos políticos... de hecho muchas veces pareciera como si los CLJ fueran como el escenario de formación política de los partidos políticos... los diferentes cuadros de cada partido llegan y se van formando po-líticamente, claro, porque tienen un escenario institucional que les puede brindar esas herramientas… (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal, 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

Gráfico 14. Pertenencia a partidos políticos de los consejeros y consejeras encuestados

En el mismo grupo focal, se contó con consejeros que forman parte de los partidos menciona-dos y esto llevó a que fuera uno de los puntos de más fuerte discusión durante el ejercicio ya que algunos manifestaban que incluir diversos partidos en el CLJ era una bondad con la que éste contaba, pues permitía el diálogo de diferentes apuestas políticas y generaba espacios para la formación en liderazgo. Mientras tanto, otros afirmaron que los CLJ fueron el resultado de un proceso de organización social que ahora estaba siendo cooptado por los intereses de partido, lo cual le restaba validez y ponía en peligro su verdadera misión.

De esta manera, se ha logrado reconocer que muchos de los consejeros que logran ser elegidos como miembros de una organización lo logran a través de la creación de organizaciones que responden realmente a las directrices de partidos políticos. Siendo así, se hace evidente que la relación de los CLJ con los partidos se ha mantenido como un elemento negado, pero en la realidad se visibiliza de manera permanente, logrando en buena medida tener control de muchas de las decisiones de los consejos.

Percepciones de los consejeros sobre la instanciaEn las encuestas se indagó por la forma en que los consejeros electos conciben el espacio, identificándose que un 70 por ciento reconoció la labor de asesoría y consultoría que tiene el espacio según disposiciones legales. En porcentajes menores, pero de importancia (60 por ciento y 50 por ciento) se mencionó que además el espacio está concebido para desarro-llar procesos de gestión y planeación con respecto a los temas de interés para la juventud. Esta información fue enriquecida con la obtenida a través de la participación de gestores en el grupo focal realizado, en el cual se reconoció como principal objetivo la defensa de los derechos de los jóvenes y la implementación de la PPJ.

Sin embargo, estas visiones sobre las funciones normativas se contrastaron con las que realmen-te se desempeñan de manera cotidiana. Esto permitió identificar que para algunos de los consejeros la más importante función del CLJ es el desarrollo de propuestas que beneficien a los jóvenes de sus respectivas localidades:

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

(Además de ser un órgano asesor y consultor)…el Consejo también es un colectivo donde determinado número de personas con intereses e ideales diferentes se juntan para generar posicionesoaccionesclarasenelámbitolocalcuyopúblicobeneficiariosonlosjóvenes(Consejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de Marzo de 2009, por Galindo J).

Estas percepciones se ven complementadas con lo que se expresó sobre las actividades que debe desarrollar el CLJ. Entre las propuestas, la más reconocida fue el análisis y la producción de conceptos sobre proyectos juveniles de escala local, lo cual se entiende debido a la función de asesoría y consultoría que detenta desde lo normativo el CLJ. Con una importan-cia similar se calificó la necesidad de que los CLJ establezcan mesas de concertación con la comunidad juvenil de las localidades, aspecto que, como se mostrará más adelante, es una de las grandes debilidades actuales de los consejos. Por su parte, las actividades que mejor reconocimiento tuvieron entre los consejeros encuestados tienen que ver con la participación en otros espacios que, según observaciones que se han realizado desde el acompañamien-to cotidiano a los CLJ, es una de las principales falencias ya que el consejo tiene por derecho propio asiento en numerosas instancias de participación local como el Consejo Local de Cultura, el de Discapacidad, entre otros, pero no desarrolla ningún trabajo con estos espacios.

Pero se reconoce por parte de otros participantes que dentro de las definiciones de ley sobre las competencias del espacio, pueden existir limitaciones que impiden una mayor incidencia por parte de los consejeros en las decisiones públicas con respecto a los temas de juventud.

(El CLJ) es como un espacio que se crea y que muchas veces se ve como para validar las cosas que se hacen o que se dicen desde la administración, pero no es un espacio real en la toma de decisiones.. (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

En este sentido, se hace evidente que para varios de los consultados, una de las desventajas que tienen los CLJ en general y desde su concepción normativa es el nivel de participación al cual se enfoca su acción. De esta forma, las funciones de asesoría y consulta, que son las mayormen-te identificadas para el espacio, no parecen suficientes para lograr los objetivos del espacio, que consisten en la defensa de los derechos de la población joven. Entonces, se presenta de manera reiterada la demanda por mayores posibilidades de incidencia, y por llevar la participa-ción de los CLJ hacia el nivel de la decisión en torno a políticas y programas locales de juventud.

Al continuar con las desventajas del espacio, se identificó el hecho de que la legislación sobre el espacio no se cumple en la vida real de las localidades y, por el contrario, la presencia del CLJ se asume por parte de algunas instituciones como una oportunidad para legitimar procesos que se proponen desde estas entidades (la relación con las instituciones se abordará en extenso en un punto posterior del presente apartado).

Pero también se reconocen múltiples ventajas, entre las que se encuentran la cantidad de leyes que respaldan el quehacer de los consejos y que proponen su participación en espacios reales de incidencia. Según los consultados, otro punto a favor de los CLJ es que representan a los jóvenes que los eligieron y en ese sentido, se establecen como un puente de comunica-ción entre estos jóvenes y la institución. Como se observa, uno de los principales puntos de análisis que sugiere la consulta de las percepciones de los consejeros con respecto al CLJ es la articulación de este con otros actores de la escena local. Por ello, estas relaciones son el objeto del siguiente apartado.

ArticulacionesSe ha encontrado que es relevante la relación de los CLJ con actores institucionales y actores sociales de base representados en las organizaciones sociales que, como se ha mostrado en

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todo el documento, desarrollan un importante trabajo en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos jóvenes y en el posicionamiento de temas de interés para esta población. Por supuesto, sería necesario que en nuevas investigaciones se abordara en profundidad la relación entre los CLJ y otras instancias de participación ciudadana del resorte local pues, por lo que se ha podido indagar en este estudio, estas son realmente escasas, salvo en casos muy específicos.

a. Con las organizaciones juvenilesEl tema de la articulación de los CLJ con las organizaciones juveniles que desarrollan trabajo en los territorios es una de las principales preocupaciones de esta investigación, pues de ella depende la representatividad que tenga el consejo local frente a los jóvenes organizados, la unión de esfuerzos entre formas institucionalizadas y no institucionalizadas de participación juvenil, y en últimas, plantea la pertinencia del espacio al preguntar por la relación con las bases sociales y los intereses que éstas presentan.

En este sentido, es importante retomar el hecho de que, aunque las organizaciones legalmen-te tienen un lugar en el CLJ (al asignarles el 40 por ciento de las curules por localidad), según experiencias presentadas en diferentes localidades, se ha logrado establecer que repetidamen-te estas curules son ganadas por organizaciones creadas en el seno de los partidos políticos, que se imponen sobre organizaciones con trabajo juvenil de base que no cumplen con el requisito de estar constituídas legalmente, indispensable a la hora de lanzar candidaturas para el CLJ.

Partiendo de lo anterior y basados en la experiencia de los dos anteriores consejos, se puede reconocer que existen niveles diferenciados en la comunicación entre los CLJ y la juventud de las localidades, lo cual depende directamente de los consejeros. De esta forma, esto varía de una localidad a otra, produciéndose relaciones permanentes entre estos dos actores, como en algunos casos:

En el plan de desarrollo de Fontibón hay propuestas que salieron de organizaciones y que salieron de jóvenes y eso da cuenta de que el consejo ha hecho un trabajo juicioso en el sentido de realmente ser un intermediario entre las posiciones de los jóvenes y lo meramente institucional (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

Sin embargo, en otros casos, la desconexión entre las organizaciones y los CLJ se presenta de manera evidente y genera unas prácticas de exclusión mutuas entre la instancia de participa-ción y la población, partiendo del desconocimiento del otro como un interlocutor válido. En consecuencia, al parecer la población joven de ciertas localidades no ha logrado construir identidad con el escenario planteado por la institucionalidad.

Lo anterior se evidencia en el bajo nivel de reconocimiento que del CLJ tienen los jóvenes, hecho que se ha podido identificar a través del trabajo en campo. Por su parte, quienes saben de la existencia de la instancia, presentan un bajo nivel de comprensión de sus objetivos y dinámicas, relacionándola más con las instituciones que con la voz ciudadana:

Es importante aclararle a las organizaciones que el CLJ no es una institución y que está con ellos pero no como una institución más porque por eso también se forman apatías (Con-sejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

Frente a este aspecto, los consejeros reconocieron que han tenido dificultades para vincular-se de manera efectiva a los procesos y poblaciones que movilizan las organizaciones juveniles de sus localidades:

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

LasorganizacionesnosiempresevenreflejadasdentrodelasaccionesqueelCLJeje-cuta...todas las actividades del CLJ tienen como objetivo general a la población escola-rizada o visibilizar la PPJ, pero nunca se llega a la población desescolarizada, donde las organizaciones sí alcanzan a llegar (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

Asimismo, plantean que se han convertido en referentes institucionales porque en efecto desarrollan buena parte de sus actividades junto con las instituciones y para estar acorde a sus ritmos se degenera en la limitación de la inclusión de otros jóvenes de la localidad. Así se expresó alguien en el grupo focal:

Nosotros como consejo en muchísimas ocasiones estamos más ligados a la institución, a trabajar con las instituciones, en el plan de ellos... para lo cual el tiempo es una premura y eso ha sido uno de los problemas para poder estar bien articulados con las organizaciones cuando se quiere un trabajo que arroje buenos resultados y se requiere vincular la gente porquetodoesya...yalfinal,cuandosedanlosresultados,hayorganizacionesquesalenadecir“aminometuvieronencuentaparaesto”,entoncesnosevenidentificados(Con-sejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

b. Con las institucionesLas instituciones del Distrito poseen diferentes ofertas y alternativas frente a las necesidades estructurales y sociales de los capitalinos. Dentro de este abanico de ofertas los jóvenes están enmarcados dentro de diferentes enfoques por unsinnúmero de instituciones, ONG y diversos tipo de organizaciones. Sin embargo, se ha podido establecer que no sólo en el sector de juventud sino a nivel general, la inserción de esta oferta de una manera desorganizada y poco planeada hace que sus impactos en el desarrollo social sean menores.

Por tal razón, la Administración Distrital desarrolló, por medio del Decreto 115 de 2005, un escenario en donde se normatiza la participación juvenil a través de instancias representativas para los y las jóvenes. Como se dijo anteriormente, a través de este Decreto se reglamentan las elecciones de los CLJ, la conformación del consejo distrital de juventud y los equipos distrital y locales de apoyo interinstitucional, con los que se pretendió realizar un trabajo planeado y articulado entre las instituciones que de manera directa o transversal están enlazadas con la población joven de Bogotá. Sin embargo, las realidades que atañen a las distintas localidades de la ciudad no corresponden necesariamente a lo establecido por la norma.

Las dinámicas del Equipo local de apoyo interinstitucional (en adelante ELAI) giran en torno a las características y condiciones sociales, políticas y culturales de cada localidad. Estas cambian drásticamente de una localidad a otra dependiendo de una serie de factores como la tradición de actividades juveniles o las coyunturas, la disponibilidad de recurso humano en algunas de las instituciones para el tema de juventud, la disposición o voluntad de dicho recurso para trabajar en el tema, la búsqueda de protagonismo institucional que trunca el trabajo articulado, la falta de poder de decisión de las personas que representan en el espacio a algunas de las instituciones, la disponibilidad de recursos por parte de algunas de las institu-ciones, la constante variación de los servidores que representan a las instituciones y dificul-tades para el cumplimiento de las funciones de apoyo, emanadas del decreto, se cuentan entre los factores que determinan la operatividad de los ELAI. De esta forma se aprecia que el desempeño de los ELAI es diferenciado en las diversas localidades y, en el peor de los casos, producen total rechazo por parte de los CLJ pues no se constituyen en formas de apoyo a su misión. Ejemplo de ello pueden ser las palabras de una consejera distrital de juventud durante el grupo focal realizado:

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El ELAI es por decirlo así, incompetente en sus funciones porque realmente no las cumple en lo absoluto. El ELAI en la localidad no se ha tomado la molestia ni de reunirse; entonces, pues por ahí podemos empezar... No le conozco a esta instancia ni fortalezas ni debilidades por-que sencillamente no conozco el ELAI, hasta el momento no existe dentro de la localidad (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

Ya de manera independiente, algunas instituciones que tienen en su misionalidad el apoyo y acompañamiento a los consejos, han jugado un papel clave para fortalecer sus procesos de organización interna y en los avances frente a la articulación con los demás actores jóvenes de las localidades, tal y como añade la consejera:

Dentro de las instituciones hemos podido tener interacción con el IDPAC, con el hospital y un poquito más peleado con la Secretaría de Integración Social y en nuestro caso también con la Alcaldía, que si bien no ha estado con un acompañamiento constante, sí ha estado presta a escuchar (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

La importancia que recobra el buen funcionamiento del ELAI sobresale en los casos en que las instituciones no contemplan el trabajo con los CLJ como parte de sus planes misionales. De esta forma la desarticulación que puede generar la disfuncionalidad de este espacio, repercu-te en la necesidad que desarrolla el CLJ de intentar realizar gestiones de manera individualiza-da; es decir, ante las instituciones por aparte y no como partes articuladas del ELAI.

Esta necesidad de interlocutar de manera individual y sin más respaldo que el de una ley escasamente reconocida en el ámbito local, conlleva a que el CLJ desgaste sus relaciones con las instituciones y estas no respondan adecuadamente a los requerimientos que hace la instancia. Esta percepción fue expresada en el grupo focal, donde se hizo evidente la escasa confianza que tienen los CLJ en las instituciones centrales con presencia en lo local o de este último nivel territorial:

Las instituciones son mentirosas... Nosotros pedimos una base de datos a la Alcaldía de las organizaciones que trabajan en la localidad y lo que nos respondieron fue la matriz del POAI y ya... ¿cómo pide uno una cosa y le responden algo totalmente diferente?... también con diferentes entidades como el CADEL5 que uno les dice: “vamos a articular tal cosa” y te dicen ah si si si...ustedes me llaman (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

Por último, con respecto a los ELAI, es importante mencionar que la falta de articulación entre las instituciones que forman parte de este equipo tiene efectos nocivos sobre la dinámica de la instancia, pues la obliga a atender diversas actividades que se dan en tiempos fragmenta-dos, y dificultan la consolidación de procesos al interior del CLJ:

Los consejos caen en el activismo... generan actividad pero no proceso y no es por que así se quiera sino por la dinámica en la que estamos inmersos porque como somos el puente entre los jóvenes, las organizaciones y las instituciones que nos “bombardean” con un sinnúmero de cosas por las cuales responder y uno termina perdiendo el horizon-te de, por ejemplo generar un proceso con continuidad... (Consejero Local de Juventud, Grupo Focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Galindo J).

Como conclusión de todo lo dicho con respecto al ELAI, surgió en los grupos focales la reflexión de que resulta necesario que el CLJ logre emanciparse un poco de la paternidad institucional, ya que es indispensable que los procesos tengan base en los jóvenes de las localidades, y que

5 Ahora Dirección local de educación DILE

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en caso de que se cuente con apoyo de instituciones, éstas se conviertan en complemento de los esfuerzos, pero no en la piedra angular de los mismos, de manera que al faltar, se ponga en juego la sostenibilidad de las apuestas y necesidades juveniles.

En ese sentido se puede evidenciar que, mientras algunas de las instituciones lo que buscan es promover, apoyar y acompañar a la instancia, en ocasiones los miembros del CLJ ven a la institución simplemente como un proveedor de recursos con la obligación de surtir sus necesida-des; pero por otro lado, es preciso reconocer que las instituciones se ven truncadas en términos de metodologías más pragmáticas que permitan aprovechar las capacidades institucionales para fortalecer la construcción del joven como sujeto político con capacidad de incidencia.

Proyectos de impulso a la participación de los CLJAnte esta situación, se realizan apuestas desde el IDPAC con el fin de fortalecer la gestión interna y externa, brindando mayor capacidad de maniobra a los CLJ, de tal manera que este ejercicio permita el desarrollo de habilidades en identificación, formulación, gestión y ejecución de iniciativas para la población joven. Durante 2006 y 2007, el IDPAC desarro-lló procesos de fortalecimiento a los CLJ y el CDJ. En 2008 se realizó el proceso únicamen-te con organizaciones juveniles porque las instituciones, entre ellas el IDPAC, se encontraban enfocadas en el desarrollo de las elecciones a consejos.

El IDPAC, como institución rectora en el tema de participación en la ciudad, ha tenido preocupa-ción por la población juvenil y los problemas de representación que esta tiene; para tal fin y con el ánimo de invertir recursos para el fortalecimiento de las instancias, se han generado procesos con los CLJ que han buscado principalmente que estos logren integrarse a las dinámicas juveniles locales y produzcan actividades de visibilización que les ayuden a legitimar su trabajo.

En concordancia con lo anterior, la Subdirección de fortalecimiento a la organización social, dependencia del IDPAC de la cual hace parte la Gerencia de juventud, desarrolló en 2007 un proceso en el que se estimuló el fortalecimiento de trece organizaciones sociales juveniles y quince CLJ con el ánimo de robustecer su gestión.

Como resultado de este ejercicio se han evidenciado algunas de las problemáticas que de manera generalizada se presentan en la instancia y que se constituyen en obstáculos para la realización de su gestión. Las más reconocidas problemáticas, algunas de las cuales ya han sido mencionadas en este capítulo, fueron:

• Debilidad en su capacidad de articulación.• Debilidad en sus niveles de representación en los espacios políticos y sociales en los

cuales ejercen su labor.• Niveles bajos de compromiso y autonomía frente a su gestión.• Debilidad en la capacidad para identificar problemáticas, formular y ejecutar

proyectos de inversión (IDPAC, 2008).En ese sentido, la apuesta del Instituto fue direccionada tanto para las organizaciones como para los CLJ participantes hacia cuatro temáticas que, además de ser de interés común a las instancias a fortalecer, permitieran acercarse al objetivo de manera sistemática, y son: animación y comunicación comunitaria, convivencia y derechos humanos, interlocución con organizaciones e instituciones locales y distritales y medio ambiente.

Dos de los CLJ vinculados participaron en el tema de animación y comunicación comunita-ria (Puente Aranda y La Candelaria); cuatro CLJ más le apostaron a la línea de convivencia y derechos humanos ( Fontibón, Barrios Unidos, Chapinero y Suba); el CLJ de Teusaquillo partici-pó en medio ambiente, y finalmente en el tema de interlocución con organizaciones e institu-

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ciones locales y distritales participaron los CLJ de ocho localidades (Bosa, Engativá, Tunjuelito, Kennedy, Usaquén, Usme, Ciudad Bolívar y Los Mártires).

Como se puede observar, más del 50 por ciento de los quince CLJ participantes de este proceso de fortalecimiento eligieron la línea de interlocución con organizaciones e institucio-nes locales y distritales, lo que evidencia que los consejos reconocen su necesidad de ampliar estos vínculos para facilitar y legitimar su gestión como instancia de representación.

Para dar continuidad a estos procesos de formación, se contempló la formulación de proyectos que pudieran ejecutar los consejos, atendiendo a las problemáticas identificadas. En el caso del CLJ de Los Mártires, por ejemplo, el objetivo principal que plantearon sus miembros para desarro-llar el proyecto era “(...) visibilizarse más entre los jóvenes de la localidad como un espacio de representación e interlocución entre estos y los actores institucionales locales y distritales (...)”. Planteamientos similares se presentaron en los casos de los CLJ de Engativá y Usme: en el primero, el objetivo era “(...) la integración de jóvenes de la localidad en torno a la socialización de la Política Pública de Juventud (...)”; en el segundo, se pretendía “generar un proceso de integra-ción y formación para los jóvenes en torno a la formulación, implementación y veeduría de la política pública de juventud” (Proyectos formulados por los CLJ de las localidades respectivas).

De esta manera, se hizo evidente que la principal necesidad reconocida por buena parte de los CLJ de la localidad es afianzar las relaciones que el consejo establece con otros actores interesados por el tema juvenil, logrando mayor autonomía frente a las instituciones y permitien-do que sus agendas estén en sintonía con las demandas de las organizaciones sociales de jóvenes, más que con las sugerencias institucionales que en muchos casos los alejan de quienes le dan sentido a su existencia.

5.3. BalancePor último, es importante en el presente apartado hacer una identificación de los principales principales logros y limitaciones con que cuentan los consejos, a juicio de los propios conseje-ros que contestaron la encuesta diseñada y aplicada para la presente investigación.

En cuanto a los logros, la pregunta específica hizo referencia a las conquistas realizadas por el CLJ 2005-2008, que antecedió a quienes contestaron la encuesta y que se constituyen en factores de reconocimiento de la instancia frente a sus pares y a la comunidad en general. En este sentido se identificó que el principal aspecto por el que sobresale el trabajo de los CLJ tuvo que ver con el desarrollo de proyectos con las entidades locales y distritales. Estas apreciaciones confirman cómo el CLJ es reconocido principalmente por las relaciones que establece con las dinámicas institu-cionales que se desarrollan a través de proyectos y programas impulsados por las entidades. Es de señalar, en este orden de ideas, que otra de las opciones propuestas para señalar los principa-les logros del consejo propone que éste ha adelantado de manera exitosa trabajo comunitario o con organizaciones sociales; los formularios que incluyeron esta respuesta que fueron muy pocos.

Otro de los temas que se calificaron como logros del CLJ fue la realización de ferias y festiva-les realizados en torno a temas juveniles, lo cual dejó ver que estas actividades puntuales y que responden a una coyuntura son las que mayor reconocimiento le brindan a los consejos en las localidades. Aspectos como el reconocimiento de las necesidades locales y la participación en otros espacios de participación formal, presentados como otras opciones de selección, no fueron contemplados de manera representativa por los encuestados como grandes logros del CLJ.

Pasando a analizar las limitaciones que se reconocen al espacio, se puede ver que estas refuerzan lo que se ha descrito del funcionamiento del CLJ durante el presente capítulo. Así, se identificó la falta de comunicación de la instancia con otros actores locales y en su interior

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mismo como el principal elemento que restringue las posibilidades de acción de la instancia. Además, aparecen la apatía de la población juvenil a los temas de participación y política y la escasa relación de los CLJ con los jóvenes, elementos que pueden entenderse como las causas por las cuales la juventud de las localidades no ha logrado apropiarse del CLJ.

Por último, se establecen también como grandes limitaciones elementos que no se habían manifestado en la información presentada y analizada hasta este punto, y se refieren al hecho de que el consejo presente tiene una baja capacidad para gestionar recursos, de manera que no consigue desarrollar sus propios proyectos, y por otro lado, a la baja sostenibilidad de los consejeros en su cargo, pues se argumentó que buena parte de los mismos se encuentran inactivos en el momento de finalizar su periodo. Esta última puede convertirse en una aprecia-ción que promueva la sistematización de las experiencias de los diferentes CLJ, de manera que se pueda establecer de manera precisa el índice de deserción de los consejeros en cada periodo de gobierno y así tomar medidas pertinentes para atacar esta situación.

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6. LA PARTICIPACIÓN Y LAS ORGANIZACIONES SOCIALES

Como se ha descrito desde los referentes conceptuales del presente documento, se ha podido establecer que, en la cotidianidad, las organizaciones sociales se establecen como un contrapeso social muy fuerte de la institucionalidad y las autoridades locales que tienen competencia sobre temas de juventud. En este sentido, su trabajo, que data en muchos casos de largos periodos de tiempo aunque en otros se presenta como algo efímero, ha logrado tener una amplia incidencia sobre las decisiones públicas de las localidades y el Distrito.

El análisis aquí presente es el comienzo de un camino largo por el que será necesario ahondar mucho más de lo que se presenta. En este capítulo se describe lo que algunas de las organiza-ciones piensan, hacen y proponen en el tema de participación de la ciudad. Se dice que es un pequeño esfuerzo ya que solo se contó con la participación de nueve organizaciones en todo el distrito capital6, número demasiado pequeño frente a la cantidad de organizacio-nes que existen en Bogotá. Sin embargo, resulta fundamental ya que se escucha la voz de aquellos que dinamizan, debaten, proponen y tratan de cambiar por medio de acciones las condiciones de vida de los jóvenes de Bogotá.

A continuación se presentan los resultados de las percepciones acopiadas entre las organiza-ciones y se plantea un breve análisis frente al papel que cumplen dentro de la dinámica partici-pativa de las localidades, que en el ámbito juvenil se produce tanto a través de espacios formales como por medio de los espacios alternativos de participación, que muchas veces son conformados por este tipo de organizaciones.

Con esto se pretende lograr un análisis integral de los actores que participan en las localidades en el tema de juventud, identificando articulaciones y rupturas que permitan identificar cuáles son las posibles estrategias para lograr que se aúnen esfuerzos en torno al mejoramiento de la calidad de vida de los jóvenes.

6.1. Las organizaciones juveniles en los espacios formales de participaciónEs importante iniciar diciendo que las organizaciones sociales juveniles tienen relación frecuente con la institucionalidad y es preciso establecer en qué condiciones. Los miembros de las organizaciones consultadas manifiestan que han sido beneficiados por programas de acompañamiento que las instituciones desarrollan desde su quehacer misional, entre los que se encuentra Jóvenes Conviven de la Secretaría de Gobierno, convenios interadministrativos con diversas entidades del nivel central y procesos de fortalecimiento que provienen desde la Gerencia de Juventud del IDPAC. En pocas palabras, las organizaciones que fueron entrevis-tadas reconocen el trabajo de las instituciones en el tema de jóvenes como referentes del acompañamiento de su trabajo.

6 Sus percepciones y opiniones fueron consultadas a través de dos grupos focales y cuatro entrevistas.

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Por otra parte, desde el ejercicio de recolección de información realizado se quiso indagar acerca de la participación de las organizaciones en algunas instancias de participación formal, con el fin de caracterizar cómo se mueven las organizaciones en estos espacios y con qué objetivo recurren a ellos.

Se observó entonces que casi todas las organizaciones, en algún momento han participado en encuentros ciudadanos y han tenido vínculos con el CLJ, el consejo de planeación local, el sistema local de juventud, los consejos locales y distritales de cultura y las juntas de acción comunal de los barrios en donde desarrollan trabajo territorial. Además de esta participación, se encontró que hicieron parte activa de concertaciones propuestas por el sector de la institu-cionalidad, como en el caso de la construcción de la política pública de juventud, que fue agenciada por el IDPAC.

De esta manera, las organizaciones dan cuenta de los espacios formales de participación por su propia experiencia y desde allí justifican las opiniones que pueden dar sobre dichos espacios.

Se indagó, entonces, acerca de los motivos que incentivaron a las organizaciones consultadas a participar en las instancias formales operantes en la localidad, encontrando que hay varios intereses los cuales podrían ser agrupados en tres perspectivas, que se presentan a continuación.

La primera motivación se basa en el interés de gestionar recursos para realizar iniciativas en el territorio ya que se expresó, de manera reiterada, que el acercamiento a la institución se desarrolla bajo la expectativa de poder incluir proyectos juveniles en el plan de desarrollo local, de manera que estos, así como otras políticas públicas, logren visibilizar y tener en cuenta los derechos de los jóvenes. La idea es obtener el fortalecimiento de las iniciativas que realizan las organizaciones en el territorio, la consolidación como equipo de trabajo y la definición de una posición dentro de la institución desde las realidades juveniles en los territorios.

El segundo interés que se ha identificado se basa en la necesidad de generar fortalecimien-to a nivel interno de las organizaciones, por lo que se plantea esta participación como la oportunidad para promover el trabajo que realiza la organización y ganar espacios frente a la institución; es decir, se busca lograr que el trabajo de la organización se presente a la población como una alternativa de construcción en la que se puede y se tiene la capacidad para la negociación con el gobierno.

La tercera, pero no menos importante, es la motivación que se manifiesta cuando las organiza-ciones participan con la ilusión de poder hacer cambios que beneficien a toda la comunidad. Se podría decir que esta motivación se resume en la necesidad de generar incidencia dentro de los espacios de participación, con el fin de posicionar o agenciar las necesidades de las comunidades no sólo juveniles, pues es necesario tener en cuenta que se discute sobre el tema de juventud, pero también se participa en la discusión de temáticas referidas a otras poblaciones. De ahí que la motivación también tiene que ver con la necesidad de acercar la oferta institucional existente a la comunidad de sus sectores de influencia, para que puedan hacer uso de los espacios ofrecidos.

Lo que une estas tres concepciones encontradas es la concepción de que las organizaciones se ven obligadas a acercarse a lo institucional para poder fortalecer algunos procesos internos y externos que se relacionan con su quehacer materializado en el territorio.

En contraste con lo indagado en el cuestionamiento anterior, y teniendo en cuenta lo manifes-tado por varias organizaciones juveniles que mencionan no participar en espacios formales, se pudo reflexionar acerca de los motivos de esta posición. La respuesta fue clara: existe una

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profunda desilusión por la poca efectividad e incidencia real de su participación en estas instancias, las cuales definen como espacios destinados a legitimar unas políticas que se tienen ya realizadas, ante las cuales la comunidad ya no tiene ningún poder de cambio. Por lo anterior, se establece que cierta parte de las organizaciones sociales juveniles presentan poca credibilidad frente a los espacios formales de participación.

En suma, se argumenta que estos espacios, en lugar de fortalecer los procesos desarrollados por las organizaciones, terminan coartando e impidiendo la continuidad de dichas dinámicas, lo cual contribuye a la fragmentación, tanto de la comunidad como de los procesos.

Al respecto se pronuncia una de las encuestadas en la localidad de Bosa, para quien los espacios de participación deben partir de iniciativas comunitarias: “Mientras estos espacios no sean organizados por las organizaciones y la comunidad, no van a tener un impacto.” (Miembro de organización juvenil, entrevista realizada el 18 de marzo de 2009, por Gaona G y Salazar K). Lo anterior es confirmado por otro miembro de organización social entrevista-do: “El problema es que los espacios formales parten de necesidades inventadas, que no son las reales de la comunidad” (Miembro de organización juvenil, entrevista realizada el 21 de marzo de 2009, por Gaona G y Salazar K). En pocas palabras, las organizaciones sienten que las instancias y los espacios formales de participación son ajenos al trabajo y a la realidad de la comunidad.

Dentro de este análisis de los espacios formales de participación, también se cuestionó a los consultados acerca de su percepción sobre los CLJ pues, como ya se ha visto a lo largo del presente documento, la relación y articulación entre esta instancia y las organizaciones juveniles es una de las principales preguntas que animan esta investigación. En primer término, se reconoció que no hay la claridad necesaria en el territorio sobre la definición de los CLJ y sus labores o funciones, por lo cual se deben diseñar estrategias para que las organizacio-nes lo conozcan y reconozcan su existencia, competencia y posibilidades. Pero además es necesario encontrar los puntos nodales que alejan y distancian a los CLJ de las dinámicas organizativas de los jóvenes en las localidades.

Por ello, en los grupos focales y entrevistas se hace evidente que los jóvenes tienden a hacer grandes cuestionamientos frente al papel que los consejos locales vienen desempeñando. La organización Subacción manifestó que los lazos de cooperación que existieron entre el CLJ y la organización se rompieron en el momento en que la misma burocracia del espacio y su viciosa relación con los partidos políticos lograron romper procesos organizativos:

En algún momento se tuvo ese espacio mixto entre las organizaciones y el CLJ, pero no-sotros nos alejamos porque no dejaban trabajar. Además eso se convirtió en un espacio que los partidos políticos convirtieron en escuelas de burocracia. Ese es el problema (…) pero no es que tenga nada en contra de los jóvenes de partidos políticos, no es que ellos no puedan participar; el problema es cuando solo participan ellos… (Miembro de orga-nización juvenil, entrevista realizada el 16 de marzo de 2009, por Gaona G y Salazar K).

En la actualidad se observa que en algunos CLJ se han presentado fragmentaciones en los procesos a liderar debido a intereses de partidos políticos que se encuentran presentes en el espacio. De esta forma, se reconoce también que en ocasiones las organizaciones juveniles logran tener presencia en los CLJ a través de un trabajo electoral fuerte, pero al llegar al espacio de reunión del consejo generalmente se encuentran en situación de minoría y les es dificil posicionar temas de interés para sus colectivos, pues estos pueden no estar en concordancia con los intereses agenciados desde los partidos políticos.

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A partir de lo anterior, se hace necesario motivar a más jóvenes para que participen y dinamicen este espacio ya que por parte de las organizaciones en la actualidad no hay satisfacción con el funcionamiento y su participación dentro de la instancia, ya que esta se ve como un espacio de reconocimiento de unos pocos líderes y no como un equipo de trabajo en torno a intereses comunitarios.

Es clave preguntarse por la dinámica que desarrollan los CLJ en conjunto con las organizacio-nes juveniles, ya que esta resulta poco frecuente en la ciudad. Por ejemplo, de las localida-des consultadas, este fenómeno sólo tiene lugar en Bosa donde se han desarrollado iniciativas articuladas, que han partido del interés de ambos actores sociales.

En pocas palabras, frente lo institucional se observó que las organizaciones sociales juveniles reconocen el acompañamiento de las entidades distritales con presencia local relaciona-das con el tema de juventud, ofrecido desde diferentes espacios que ellas mismas proponen. Varias percepciones valoraron el trabajo que viene realizando la Gerencia de Juventud del IDPAC en las localidades, reconociendo a los gestores como interlocutores directos y promoto-res de diferentes debates políticos sobre la situación de los jóvenes.

Pero también se hizo evidente que las organizaciones no tienen confianza en las instancias de participación, ni en los espacios de participación formales porque sienten que son espacios que no permiten un debate y una incidencia real en las decisiones de las localidades o de los conceptos del nivel distrital. Es por ello que cada vez más las organizaciones juveniles optan por autoexcluirse de estos espacios, pero continúan con su trabajo basados en la necesidad de cambiar las actuales condiciones de los jóvenes en su territorio. Eso lleva a que se creen espacios desde donde se pretenda ampliar el debate hacia los estamentos de la Administra-ción, ya sea local y distrital.

Por último, es necesario plantear que en términos de logros, las organizaciones juveniles que han recurrido a las instituciones encargadas de temas afines, han obtenido reducidas conquistas en el posicionamiento de problemáticas y en la posibilidad de generar incidencia en política pública, salvo en pocos casos en los que se describeron avances significativos como la inclusión de proyectos específicos en el plan de desarrollo local. Sin embargo, en cuanto al apoyo a iniciativas de fortalecimiento, se hace evidente que ha existido presencia institucional.

Todo lo anterior hace concluir que para las organizaciones juveniles lo institucional se valora como una oferta de posibilidades de apoyo a procesos que vienen desarrollando desde el trabajo territorial, pero se ve como un factor de desconfianza cuando ese apoyo condicio-na unas formas de participación que les resultan extrañas y que parecen no estar en sintonía con las agendas y necesidades reconocidas en el contacto cotidiano con otros jóvenes. Además, según lo señalado por los miembros de organizaciones consultados, el acercamien-to a las instituciones tiene un peso relevante, pero también tiene unos alcances limitados, que se hacen presentes principalmente cuando se pretende lograr incidencia en política pública y en posturas y debates de la administración frente al tema de la juventud.

A continuación se presenta un análisis de lo comentado por las organizaciones con respecto a los espacios de participación que se abren desde las mismas organizaciones y que no se institucionalizan.

6.2. Las organizaciones en los espacios no formales de participaciónComo se dijo antes, todas las organizaciones que fueron entrevistadas formaron parte en algún momento de espacios no formales de participación y dentro de sus motivos para vincularse a estos escenarios encontramos tres grandes razones. En algunos de los casos, la vinculación con espacios informales de carácter coyuntural tuvo como objetivo la preparación interna de

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la organización, su alistamiento y aprendizaje, para posteriormente tratar de romper o incidir en las dinámicas de los espacios institucionales (el caso manifestado con respecto a la Red Dhamawhaa).

Aparte de entenderlo como una escuela en procesos participativos, otros entrevistados manifestaron que relacionarse con espacios informales es visto como una forma de lograr la articulación de acciones en el territorio, desarrolladas por parte de las diversas organizaciones juveniles (tal como sucedió con la red Pro-sesos juveniles). Para finalizar, se encuentran aquellas organizaciones que se vincularon a espacios informales buscando producir una interlocución más política que instrumental con la administración de Bogotá (el caso de la Coordinado-ra Juvenil), que partieron desde el supuesto de que vincularse a los espacios institucionaliza-dos de participación juvenil le resta autonomía a las organizaciones y las convierte en simples beneficiarias de programas.

Lo que si tuvieron en común todos estos motivos de vinculación fue la pretensión de dar el debate y la discusión sobre el quehacer de las organizaciones, el papel de ellas frente a la administración y la pertinencia y relación con los espacios formales de participación.

Como es de esperarse, estos espacios son promovidos por las organizaciones sociales y se entienden como un punto de encuentro y de articulación en el trabajo juvenil; es decir, son espacios que surgen tanto por la necesidad de encontrarse, como también, por ser el siguiente paso lógico dentro de las organizaciones sociales juveniles. Todas las organizaciones juveniles consultadas hablan de que estos espacios surgieron como alternativa a los espacios formales, ya que estos últimos no respondían a las expectativas o necesidades de la población juvenil tanto en las localidades como a nivel distrital. En este punto es clave volver a resaltar el trabajo que realizó el CLJ de Bosa en la construcción del espacio conocido como Red Dhamawhaa, ya que es una de las pocas experiencias que se pudieron recoger en esta investigación en las que el consejo de juventud impulsó un espacio no formal de participación.

Frente a las ventajas que tienen estos espacios de participación no formales frente a los espacios formales las respuestas dadas fueron varias. El primer grupo focal enfatizó en la naturaleza colectiva de la participación no formal pues, para ellos, a través de estos espacios se logra una articulación real de todas las organizaciones que participan y se permite coordinar las acciones y sus sentidos dentro de las localidades. Esta posibilidad hace que se pase a un nivel de encuentro completamente diferente al ofrecido en los espacios formales: ya articulado el sentido y un objetivo de las organizaciones, se pasa a tomar decisiones colectivas, a actuar de manera colectiva y a trabajar en beneficio colectivo de las organizaciones y de la población.

El segundo grupo enfatizó de manera reiterada en la capacidad de convocatoria que tienen los espacios no formales, resaltando que logran aglutinar más intereses que los espacios formales. En este sentido, para ellos es más fácil que se asista a un espacio no formal, ya que en estos se logra un mayor grado de incidencia, se construyen acuerdos con otras organiza-ciones y se caracterizan por no ser espacios tan reservados o excluyentes como si consideran que son los espacios de participación institucional.

Para la organización Subacción son claves estos espacios porque no buscan homogenizar a los participantes bajo ningún tipo de meta o discurso. Es decir, no hay algo grande que manipule el espacio, como sucede con la institución, lo que permite entonces que se abra un espacio de discusión política sobre el marco social real, que muchas veces es filtrado o pre-seleccio-nado por la institución. Pero, además, se logran acuerdos entre organizaciones que no están condicionadas a otros compromisos, lo que generalmente no sucede en espacios de partici-pación formales.

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Esta apreciación de la organización de Suba terminó siendo similar a las de las organizaciones de Bosa (estas dos fueron las localidades donde se desarrollaron entrevistas a organizaciones) pues ambas resaltaron principalmente la autonomía para hacer y la posibilidad de manejar una agenda propia y realizable dentro de los espacios no formales:

Es que en los espacios no formales tenemos voz, voto y capacidad de hacer; es decir, lo que queramos hacer lo podemos debatir, lo decidimos entre todos y lo hacemos. En cambio en los espacios de participación institucional podemos tener voz y no tenemos voto; o podemos contar con la voz y el voto pero no logramos incidir, no logramos que las cosas que queremos se hagan (Miembro de organización juvenil, entrevista realizada el 16 de marzo de 2009, por Gaona G y Salazar K).

Además dicen que sus acciones y propuestas surgen de necesidades reales, sentidas por la población y vistas por las organizaciones. Esto las diferencia radicalmente de las instituciona-les en la medida en que no se parte de “las especulaciones hechas desde un escritorio” (Íbid).

En términos de incidencia también se presenta una diferencia importante con respecto a los espacios institucionalizados de participación pues se muestra cómo, en algunos casos, no sólo se ha logrado gestionar proyectos de interés para la población juvenil sino que además se ha conseguido poner sobre la mesa discusiones que deben ser tenidas en cuenta para la generación de políticas locales de juventud. Así lo presentaron en el grupo focal:

Ejemplo de ello es que se logró incluir en el plan de desarrollo distrital la tarifa diferencial, pero también se ha logrado interlocutar con la administración con respecto a los recien-tes hechos que produjeron la necesidad de la política de seguridad que se lleva en el distrito (Miembro de organización juvenil, grupo focal realizado el 3 de marzo de 2009, por Gaona G y Salazar K).

Estas razones son las que permiten que día a día se creen en Bogotá nuevos espacios en los que las organizaciones juveniles tratan de encontrar las respuestas y construir las alternativas necesarias para mejorar las condiciones, no solo de la población juvenil sino de la comunidad en general. Es claro que las organizaciones buscan mejorar las condiciones de una población en general y, particularmente, de los jóvenes; pero según ellas, a pesar de algunas conquis-tas que han hecho, no han encontrado suficiente eco en las administraciones locales, que les permita creer que sus propuestas son escuchadas dentro de los espacios de participación formal. En términos institucionales, se valora que cada vez más las diferentes entidades están atentas al reconocimiento de las dinámicas territoriales, pero estas aún no logran consolidarse como opciones confiables para la gestión de necesidades y proyectos.

Por el contrario, se han sentido utilizadas para lograr legitimar unas propuestas que no dan una respuesta real a las necesidades de los bogotanos y bogotanas.

En razón a ello, se ven en la necesidad de crear nuevas alternativas para lograr sus objetivos, alternativas en las que se busca entablar una relación de igualdad de poderes con la adminis-tración, logrando una negociación o un debate político con otro sentido y con otro significa-do: el de transformar. En pocas palabras, los espacios no formales de participación que surgen desde las organizaciones juveniles son la respuesta y el paso que sigue después de reconocer-se como actores políticos y sociales al interior de una ciudad y con perspectivas de desarrollo para su comunidad.

A continuación se presentan dos experiencias que detallan a fondo lo expuesto anteriormente y que muestran las dinámicas de estos espacios, así como sus logros y dificultades.

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7. LA PARTICIPACIÓN JUVENIL DESDE LO NO FORMAL: DOS EXPERIENCIAS DE ESPACIOS LOCALES

A lo largo de este trabajo investigativo se ha podido realizar una mirada profunda a espacios ciudadanos en los que el concepto de participación es dinamizado por una población que goza de numerosas posibilidades y formas de visibilización en lo social y en lo político. La condición de ser joven implica, para serlo, una gran proporción de actos de creatividad, de novedad y de empeño, aspectos que también se ven reflejados en otras poblaciones; pero, para el caso de nuestro interés (los y las jóvenes), se suscitan con ocasión a la conformación de espacios de participación experiencias que se salen de los formalismos y de las normativida-des existentes para incidir en la realidad que tiene tantas y tan variadas versiones de agrados y desavenencias en este grupo poblacional.

Así, se dará paso a la siguiente parte de la investigación, que tratará de auscultar cuáles son las implicaciones que se dan en dos casos concretos de articulación organizacional juvenil, que según sus propias dimensiones y los elementos encontrados en la recolección de informa-ción son experiencias legítimas y particulares de conformación y dinamización de espacios de participación no formales a nivel local, las cuales son La red La 17 de la localidad de la Candelaria y la Mesa Local de Juventud de la localidad de Usme.

Para el estudio de estas experiencias se hicieron tres entrevistas por cada una y se analizaron los documentos de funcionamiento de los espacios a los cuales se tuvo acceso (planes de acción, proyectos formulados, actas, pronunciamientos, etc).

Estos ejercicios de conformación local y de articulación organizacional son la muestra de cómo, de manera autónoma, contando o no con apoyo de algunas instituciones distritales , las organizaciones sociales juveniles establecen prácticas sociales para incidir en decisiones, desarrollar proyectos y visibilizar problemáticas y necesidades de la juventud ante instancias, espacios administrativos locales y/o institucionales que realizan intervenciones en los territorios en los que se desenvuelven estas experiencias.

A continuación se realiza una descripción que recorre el proceso de conformación, las expectativas y las proyecciones de estas experiencias organizacionales sociales de articula-ción juvenil.

7.1. Red La 17: Construyendo tejido social, a partir del territorio y el fortalecimiento de las ciudadanías juvenilesContexto local

La localidad de La Candelaria (17) de Bogotá presenta unas lógicas particulares frente a otras del distrito, compartiendo con la localidad Santa fé (3) muchas de las dinámicas históricas que

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la han construido socialmente, así como la diversidad de población que habita o permanece en sus territorios. Desde la perspectiva histórica, se constituye en el territorio en el cual se desarro-lló la ciudad desde las relaciones sociales y de producción, siendo el centro de la construcción del fallido proyecto de nación.7 Luego, la localidad es protagonista de algunos de los hechos históricos más importantes de la ciudad y del país y posteriormente, se convierte en el epicentro financiero, académico, cultural, político y en la actualidad, turístico de la ciudad.

Las contradicciones que se establecen en este territorio son evidentes, los siete barrios que componen la localidad establecen formas distintas de relacionarse con el territorio y de esta forma generan diversas formas de entender la ciudad. Así, existe una diferencia marcada entre los distintos barrios de la localidad: no es lo mismo la población de Egipto a la del barrio de La Candelaria por ejemplo, y también se hacen evidentes las diferencias que existen entre las dinámicas del Centro Administrativo y Santa Bárbara, lo cual genera unos procesos sociales diferentes en cada uno de los sectores de la localidad. Además, es importante señalar la presencia de una creciente población flotante debido a la condición de sector histórico dentro la ciudad, a la posición estratégica y a la oferta de servicios financieros, académicos y culturales que brinda la localidad.

Viendo este escenario y buscando los referentes de los procesos de participación de los jóvenes en la localidad, se evidencia el desarrollo de una juventud politizada que participa a través de los espacios formales (CLJ, consejo local de planeación, consejo local de cultura, encuentros ciudadanos) y a través de espacios no formales como la Red La 17, que es definida por uno de sus integrantes como “una instancia desinstitucionalizada” (Anónimo, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009), la cual se convierte en el referente de las acciones de las organiza-ciones y cuenta con el acompañamiento de la administración local y las instituciones en los procesos juveniles de la localidad, manteniendola autonomía como organización social, que es un elemento de mención reiterada en la conversación con los miembros consultados.

(Se genera relación institucional) sin comprometer obviamente nuestra autonomía como organización, (…) que no terminemos por recibir un recurso y actuar como idiotas útiles para algunas instituciones, hemos tratado de mantenernos claros en ese sentido (Miem-bro de la Red, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

ConformaciónLa Red La 17 es el resultado del proceso de articulación de algunas de las organizaciones juveniles de la localidad: JoCoAlSo, (Jóvenes construyendo alternativas sociales, educación y comunicación popular), Escuela S.A Clan (Hip Hop), Arte Mujer (Artesanía y bisutería desde la perspectiva de género), Araneus (Fundación para el fomento cultural), Chocoarte (Chocola-tería y memoria arquitectónica), Galería Joyeros (Enseñanza de la joyería desde la socializa-ción de la política pública de juventud), quienes han logrado movilizar recursos y dinamizar los procesos de juventud de la localidad. De esta manera la Red constituye el espacio donde confluyen los diferentes procesos de base, históricos y políticos de la localidad, sin que esto quiera decir que en la localidad no existen más organizaciones que las mencionadas.

La Red tiene sus antecedentes en el año 2005 cuando se desarrolló una serie de trabajos en torno a la construcción de una Mesa Local de Juventud donde se logró vincular a varias organizaciones; dicha mesa no pudo consolidarse por discordancias entre varios de sus miembros, pero logró ser un espacio de encuentro que posibilitó el reconocimiento de los diversas apuestas existentes en el territorio en términos de organización juvenil. Allí confluyeron numerosos jóvenes que habían participado en lo que en el pasado se llamó Clubes Juveniles,

7 En efecto, el proyecto de construcción de nación se ve truncado ya que las ideas liberales de libertad, igualdad y democracia, aparecen en un contexto de hegemonía de las élites dominantes que no habían abandonado aún la herencia tradicional, y que por tanto no permitían como tal la construcción de un proceso paradigmático que respondiera a los retos que planteaba la modernidad.

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que fue una iniciativa que hizo parte de la política juvenil del distrito hace más de diez años, operada por la Unidad Coordinadora de Prevención Integral UCPI.

Como se puede observar, y se mencionó en otros apartados del presente documento, para ese entonces el enfoque desde el cual se abordaba el tema juvenil en el distrito identificaba esta población como un grupo que estaba en riesgo de caer en adicciones y era entendida como objeto de políticas de prevención. A pesar de dicho enfoque, que se ha modificado con los años, el espacio de los clubes sirvió para generar un espacio de formación y encuentro entre los jóvenes de la localidad, para que se dieran a la tarea de pensar en temas de interés para ellos y sus comunidades, para plantearse interrogantes acerca de la productividad, de los temas de género, entre otros aspectos que de otra manera se habrían convertido en preocupaciones. Así lo manifiesta uno de los entrevistados:

Hay que rescatar la importancia de lo que fue el proceso de la UCPI en los proyectos de vida individual en algún momento, que después se volvieron colectivos, de hecho los que estamos vinculados a la red, todos tuvimos relación con ese proceso de lo que fue la UCPI, los clubes juveniles y lo que fue después gerencia cuando fue gerencia, y todos esos cambios hasta ser hoy subdirección (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

Como lo muestra la cita anterior, la institucionalidad desempeñó un importante rol en la formación de los jóvenes que en la actualidad pertenecen a la Red y que provienen de procesos que han sido promovidos desde los diferentes programas de sensibilización y trabajo juvenil, emprendidos por el Distrito (aún cuando al interior de éste, el tema se haya movilizado de dependencia con frecuencia).

A partir de allí se inició un trabajo recurrente y conjunto, que logró consolidarse en el año 2007 cuando el colectivo tuvo contacto con la Fundación Social y a partir de un convenio con ésta institución se consolidó bajo la figura de Red, reconociendo en ésta “la mejor posibilidad de generar articulación con diferentes expresiones sociales y también la perspectiva de abrir un escenario amplio social en un contexto local (…)” (Anónimo, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

De allí que el proceso de la Red La 17 se puede dividir, hasta ahora, en dos: una primera parte antecede el acompañamiento de la Fundación Social, momento en el cual todavía no existía una coherencia básica entre las organizaciones para asumir colectivamente un proceso con un proyecto unificado, que fuera más allá de la visibilización de la labor de cada una de las organizaciones. Un segundo momento es el proceso con la Fundación, que está marcado por el apoyo, compromiso y responsabilidad de esta institución, lo cual provocó entre las organiza-ciones una identidad común y un plan de trabajo conjunto. Así se manifestó esta percepción:

(…) Nos permitieron reconocernos como agentes de propuestas juveniles que necesitan de la articulación para consolidar una apuesta común; durante todo el proceso desde el diagnóstico hasta el día de hoy hemos trabajado en esa apuesta, a tal punto que acti-vidades como el encuentro local y el distrital se convierten en espacios de consolidación de una propuesta de red y de identidad de la misma, más que visibilizar unos jóvenes con iniciativas interesantes (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

Sin embargo, la consolidación de este espacio contó también con dificultades que provenían de la diferencia de opiniones entre los diferentes actores involucrados. Al parecer, en esta experiencia se aprendió que las diferencias no son un impedimento para el trabajo articulado, sino que incluso, pueden llegar a fortalecerlo:

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El trabajo mancomunado con la Fundación durante el proceso, estuvo lleno de encuen-tros y desencuentros que asumidos con responsabilidad y compromiso nos han consoli-dado como una propuesta real para los y las jóvenes de los barrios del centro oriente de la ciudad de Bogotá (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

Producto de este proceso, para el año 2006 se logró crear un espacio de construcción colectiva cuyo objetivo era reunir diferentes expresiones de carácter productivo, artístico, de comunica-ciones y de educación popular. Así se buscó generar un proceso de integración de iniciati-vas juveniles que apuestan a diversos aspectos del desarrollo humano que, en su conjunto, apuntan todas al mejoramiento de la calidad de vida de la población. En sus propias palabras, el objetivo del espacio para los entrevistados es:

Fortalecer el tejido social a través de la participación de los y las jóvenes en las dinámi-cas sociales y comunicativas de la localidad realizando una labor productiva, artística y de educación popular, que contribuya al desarrollo de la participación social que cuen-te con procesos de retroalimentación con iniciativas de diversas comunidades (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

El espacio se creó para que las organizaciones tuvieran la oportunidad de intercambiar saberes y experiencias, con la idea de desarrollar y consolidar un proceso de formación de nodos y de red que contribuyera al desarrollo de la participación social, principalmente en la localidad de La Candelaria, generando además impacto en diversas comunidades.

Para ese momento era evidente la ausencia de espacios culturales, informativos y educati-vos democráticos que impulsaran la creación y consolidación de proyectos de vida en los y las jóvenes residentes de los barrios populares de la localidad 17; por tal razón, se optó por la dinamización de un espacio donde se encontraran las organizaciones juveniles para la consoli-dación de sus propuestas formativas, artísticas, políticas y productivas. Un escenario donde, a partir del trabajo de colectivo, se pudieran generar verdaderas alternativas para los jóvenes de la localidad frente al consumismo y el show mediático de los últimos tiempos y lograr, de esta forma, el empoderamiento de las comunidades a partir del reconocimiento del territorio y el asumirse como sujetos políticos en el mismo.

En un marco de invisibilización de las acciones juveniles en torno a la exigencia de sus derechos, la organización juvenil surgió como un espacio alternativo en el que los/las jóvenes se congregan con el fin de modificar su entorno e influir en la cotidianidad de la sociedad.

El proceso de la red inició a partir de la identificación de la desarticulación de los diferentes procesos organizacionales de la localidad, por lo cual señalaron que el proceso, que comenzó como un espacio de encuentro y distensión, poco a poco fue madurando y definiendo los roles y responsabilidades de las organizaciones a su interior:

Antes de la red se daban unas mesas de pasarla bien, encuentros de los jóvenes, moles-tar, pasear, contar chistes; y después de la red ya es un proceso: ya manejar dinero, res-ponsabilidades, donde hay cosas buenas y también suceden muchos problemas, como de pronto cumplir con las metas, con los tiempos, los espacios (Miembro de la Red, En-trevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

En tal sentido, también la Red llegó a fomentar la necesidad de generar organización social para construir un proyecto de vida colectivo y fortalecer el tejido social que se afianza en el territorio y en las dinámicas que este provee. Sin embargo, además de la experiencia territo-rial, se produjo un aprendizaje significativo que logra expandirse a otras zonas de la ciudad:

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Personas que han circulado por aquí han tenido una relación con este espacio de la Candelaria, en el aprendizaje y que hoy muchos que pasaron por acá están en otros la-dos haciendo otras dinámicas, en una lógica de organización principalmente… (Miem-bro de la Red, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

De tal forma, la Red la 17, desarrolla una estrategia de articulación de diferentes experiencias organizacionales de la localidad de La Candelaria, donde se genera una propuesta de formación, desde lo productivo, lo cultural, lo artístico, y lo político. Se asume la figura de Red para entablar una relación interorganizacional en el marco del territorio, éste entendido no sólo como espacio físico y geográfico sino también en la perspectiva de dimensión simbólica; es decir, el espacio en el cual se desarrollan las relaciones de producción, sociales, culturales y políticas de los habitantes del mismo, lo cual implica entender la red no sólo como una reunión de organizaciones sino como la construcción de un tejido social que parte del reconocimiento en el territorio.

En tal sentido, algunos miembros de la red señalan que su objetivo no es de visibilizar la red en sí misma sino participar en este tejido a través de la práctica desarrollada por cada una de las organizaciones, de manera que se pueda garantizar la sostenibilidad de las propuestas desarrolladas por la red, así esta se desintegre por condiciones inesperadas. Esto lo mencionó uno de los entrevistados, quien además confirmó la importancia que ha tenido el hecho de que el trabajo de la red se haya expandido a otras localidades, logrando permear nuevos territorios y afianzando estas apuestas a lo largo de la ciudad:

Mañana se puede acabar la red pero igual seguiremos trabajando en algún momento juntos y haciendo nuestra propuesta formativa porque es eso transformar hombres nue-vos -como dirían los guevaristas- en una nueva lógica de la ciudad que se puede ver a la luz de los procesos políticos de la administración anterior, que permitió realmente construir algo de tejido local, una movilización social realmente (…) creo que hay un relevo en muchas prácticas, en muchas lógicas, nuestro privilegio es por el tejido porque realmente es lo único que mantiene viva una nación: es la construcción de una nación (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

Es importante señalar cuál es el concepto de participación ciudadana en torno al cual se construye la red, pues determina muchas de las prácticas que ésta desarrolla. Para los entrevis-tados, la participación se concibe como la capacidad de incidir en las decisiones que dictan los destinos de los recursos y acciones públicas. Teniendo este tipo de participación como objetivo de trabajo y reconociendo que existen dificultades de diversos tipos para lograr la inciden-cia (entre las cuales se menciona la escasa cultura referida a esta práctica en la comunidad en general), identifican otros espacios de interacción entre la sociedad civil y el estado que presentan otros niveles de participación que no son suficientes ni satisfactorios para la construc-ción colectiva del territorio y la consolidación de un proyecto social común e incluyente.

La participación de Bogotá de pronto debe ampliarse; en los encuentros ciudadanos se logran muchas cosas en materia de organización para los jóvenes, pero al momento de actuar de pronto los recursos no los maneja la misma comunidad sino otras perso-nas, sería muy bueno que la misma comunidad del barrio pudiera manejar los recursos. Participar deber ser en la decisión y no hay otro sentido de participación: los encuentros ciudadanos son un buen ejercicio pero no se participa en la decisión… la JAL aprueba o aprueba es la junta administradora y el alcalde local (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).

En este sentido, otros de los entrevistados complementan afirmando que la participación supera el ejercicio de la democracia representativa, especialmente en contextos en que el acceso a las decisiones públicas ha estado tradicionalmente fuera del alcance de las bases.

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Así, confirman que lo que se busca construir desde estos ejercicios de tejidos de organizaciones es una “democracia protagónica” donde pueda accederse fácilmente a lo que es público.

Con base en lo anterior, se entiende por qué el trabajo se organizó bajo la figura de red que, además de dar cuenta de un proceso de articulación de las organizaciones que favorece la participación directa, entiende a los sujetos como una parte activa de la construcción de propuestas. Sin embargo, se reconoce que no necesariamente debe mantenerse esta figura para que se mantengan las iniciativas y propósitos de la red, sino que es posible que el esquema organizativo cambie y se adapte a la diversidad existente, pero el trabajo se mantenga, teniendo al joven como protagonista de cambios.

La red es simplemente una estrategia, puede ser digamos, una plataforma juvenil donde no estemos solamente nosotros sino que invitamos a las parroquias, a los templos…tantas formas organizativas que tiene la sociedad y donde los jóvenes son protagonistas pero a veces el joven no hace siempre por el joven sino el adulto hace por el joven, el joven hace por el de la calle; el ser joven para mí es complejo, ayuda a pensarse un proyecto de país diferente, el joven es el que ayuda al cambio generacional, genera procesos de cambio (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).

Funcionamiento de la experienciaA partir de las entrevistas realizadas y del acompañamiento de la experiencia en campo, es posible establecer que en el tema del funcionamiento la red ofrece una alternativa frente a las estructuras formales (colegiadas) ya que no se orienta por lógicas tradicionales de mando/ obediencia, sino que representa una verdadera apertura democrática no solo en la toma de decisiones sino en la dirección y construcción de las acciones desarrolladas por la red. Así lo señalan algunos de sus miembros: “nadie lo sabe todo y desde ahí partimos para tomar las decisiones, la toma de decisiones es horizontal” (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).

De esta forma, contrario a las instancias formales de participación, escogidas a través de un proceso de elección popular, con unas estructuras de organización rígidas, determinadas por un reglamento interno y unas lógicas de acción que responden a intereses personales, la articulación de las organizaciones de la localidad de la Candelaria, la Red la 17 es un espacio democrático real donde la participación es el principal elemento cohesionador a partir de los intereses colectivos que determinan el accionar y la misma lógica de la red, donde no existe un código de reglas estatuido, sino donde es el compromiso, la relación con el territorio y el asumirse como sujeto político lo que orienta y determina el proceso de la red, su relación con el entorno y la propuesta formativa de la misma.

A partir de este esquema de organización del trabajo, la red hasta el momento ha reporta-do una importante serie de logros que la convierten en un actor fundamental en la vida de localidad. En este sentido, la red ha realizado tres versiones del Festival de la Juventud en convenios suscritos con la Secretaría de Integración Social y el programa Jóvenes Conviven por Bogotá de la Secretaría de Gobierno. Cabe anotar que cada nodo realiza proyectos a nivel local en las áreas de competencia e interés particular.

Este espacio de organizaciones ha permitido generar participación de los jóvenes de cada uno de los procesos para establecer estrategias de relacionamiento con instancias y espacios de participación institucionalizadas, como sucede en el marco del proceso de elecciones al consejo local de juventud, encuentros ciudadanos y la propuesta de mesa local de juventud; además se evidencia un gran respaldo por parte de la administración local con el proceso de la red y cada uno de sus nodos.

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Sin embargo, el más grande logro que ha alcanzado la red y la principal de sus apuestas es la consolidación de un proceso formativo conjunto que se denomina la Mega Escuela, el cual es definido por Red La 17 como:

La creación de una “gran escuela” donde se encuentran las organizaciones juveniles para la consolidación de sus propuestas formativas, artísticas, políticas y productivas. Un escenario donde, a partir del trabajo de los nodos, se pueda generar un proyecto común; en este caso, la realización de medios escritos y audiovisuales de carácter edu-cativo y cultural que sirvan para la promoción y sostenibilidad de sus nodos y de la red misma (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).

Esta propuesta de la Mega Escuela ha logrado involucrar jóvenes de diferentes barrios del sector centro oriente, escolarizados y no escolarizados, jóvenes padres, madres, trabajado-res, entre otros. La participación ha tenido una presencia continua y un compromiso entre quienes permanecen hasta la fecha. La presencia de la mega escuela en cuatro barrios de las localidades de Candelaria (tres) y de Santa fe (uno) ha estimulado la participación de jóvenes en actividades y en procesos educativos no formales que han potenciado sus habilidades expresivas, políticas, comunicativas, artísticas y artesanales.

Lo más importante de la mega escuela es la apuesta política que pretende transmitir con la propuesta de formación que desarrolla, la cual está basada en los contenidos de la política pública de juventud y en el principio de la diversidad, a partir del cual se genera un sujeto social con múltiples alternativas de elección. Algunos de los miembros de JoCoAlSo (organiza-ción que conforma la red) señalaron también que la mega escuela, a partir de su propuesta formativa, hace una crítica constructiva a la educación formal y trata de suplir muchas de las falencias que ésta presenta, así lo manifestó un joven:

La escuela tradicional no forma sujetos críticos, ni sujetos empoderados de su realidad so-cial, ni que se reconozcan en el territorio, yo creo que esos son elementos que por ejemplo lamegaescuelaaportamucho,oseaalfinaldeuntallerdebisuteríalospelaosdirán:peroyo no sabía que había alguien en el barrio haciendo eso, o que la vecina que yo tengo al lado hace trabajo de joyería desde la perspectiva de derechos de las mujeres; yo creo que ese es el plus de la misma mega escuela, es decirle a la gente asúmase o sea le gusta la guitarra pues trate de mantener ese gusto y conviértalo en un saber, en una forma de vida (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).

Sin embargo, esta iniciativa no se ha cerrado a los otros actores sociales de la vida juvenil de la localidad, pues a través de la mega escuela se está implementando el servicio social alterna-tivo, que es una apuesta desde las organizaciones para lograr la construcción de ciudada-nías juveniles y sujetos políticos activos, que sean agentes de su propio desarrollo a través del reconocimiento e interiorización de la política pública de juventud, como herramienta de empoderamiento social. Este proceso, que cursa actualmente en colegios de las localidades de La Candelaria y Santafé, buscar acercar a los jóvenes a las lógicas de acción colectiva.

Lo anterior ha permitido reconocer un modelo de ciudad donde los y las jóvenes conocen sus derechos para asumirlos desde una ciudadanía juvenil por convicción. Por otro lado, la realiza-ción de la mega escuela ha facilitado unas mejores condiciones para la consolidación de la Red La 17 y sus nodos tanto en materia de gestión ante las instituciones como en visibilización de los nodos y la red a nivel territorial; es decir, en los barrios y colegios afectando sus cotidianidades.

Para materializar este enfoque de derechos que anima el quehacer de la red, cada nodo realiza sus acciones teniendo como referente conceptual un marco normativo como el caso de Arte Mujer donde “a través de lo productivo se promueven los derechos de las mujeres y la

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exigibilidad de los mismos”, o Galería Joyeros donde “la cuestión es lo mismo, también es un saber en bisutería y joyería y sobre los derechos de los jóvenes” (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).

Con lo anterior se puede evidenciar que el trabajo que realiza la Red la 17, a través de la mega escuela, responde principalmente a un reconocimiento del territorio, lo cual permite que se establezca una relación diferente con este, y así generar las condiciones de reconocimien-to de las necesidades, problemáticas y demandas de la población juvenil de la localidad. Además, a partir de la emisión de la política pública de juventud y su apropiación por parte de la Red La 17, se ha logrado un proceso de socialización y exigencia de la implementación de la misma en la localidad, siendo entonces la red un espacio de interlocución válido y legítimo entre la población joven y la administración local.

En tal sentido, es importante señalar las dificultades que ha experimentado la red sobre todo en la propuesta de la mega escuela: una, la ausencia de administración en las casas comunitarias de la localidad pues se pensó en usarlas para la realización de los talleres de formación, retrasán-dolos por la gestión de espacios alternativos; dos, la difícil situación económica de algunos de los nodos y el exceso de actividades en otros entorpeció la comunicación y una información con calidad en el interior de la red. Así mismo, reclaman que el apoyo económico a las organiza-ciones de base y redes sociales no sea comparado con el estímulo a las microempresas al estar en el mismo régimen de contratación público-privado, pues es más acertado crear un acuerdo distrital que facilite a las organizaciones su sostenibilidad según su impacto social.

Incidencia y articulaciones Con base en la información expuesta con respecto a los conceptos de participación que animan el quehacer de la red y los prinicipales logros que ésta ha tenido, es mucho más sencillo comprender cuál es su visión sobre las posibilidades de incidencia que han tenido y los mecanismos desarrollados para dicho fin, entre los cuales se cuenta la amplia gama de relaciones establecidas con diversos actores sociales.

En este punto es importante establecer que según los miembros de JoCoAlSo, ha habido diversas estrategias para llegar a los espacios de participación normatizados llevando propues-tas concretas y posibles. De esta forma, se menciona el ejemplo de lo sucedido en el marco de los encuentros ciudadanos, en donde se tuvieron que desplegar numerosas formas de negociación y argumentación, y donde se logró también establecer relaciones con grupos representativos de las mujeres de La Candelaria, generando alianzas y apoyos compartidos a los proyectos de uno y otro grupo. Los entrevistados mostraron que, a partir de esto, se pudieron posesionar los dos temas (juventud y género) y se logró estrechar lazos con diversas organizaciones. Posteriormente, según ellos, existieron procesos de participación en torno a la definición de presupuestos anuales de inversiones donde también se logró destinar recursos a proyectos juveniles. Brevemente el proceso se relata de la siguiente forma:

Enelplandedesarrolloquedaronpriorizadasdospoblacionesespecíficasyconunaestrategia que, digamos yo estando en el consejo de planeación en ese momento pudi-mos adoptar y que funcionó, que fue mujeres y jóvenes en unidad, nosotros apoyamos las iniciativas de las mujeres y ellas a su vez apoyaban las nuestras, ahí se pudo hacer un bloque no siendo la gran mayoría, pero al ver que los demás sectores no tenían cohe-siónniunidad,entoncesresultamoslosmásbeneficiados(MiembrodelaRed,Entrevistarealizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).

Sumado a lo anterior, la red ha logrado posicionarse en otros escenarios como en el tema de mujer y género donde Arte y Mujer asevera: “A través de arte mujer ya venimos incidiendo en mujer y género, en la casa matriz venimos participando hace como seis meses y se ha logrado

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mucho apoyo por que anteriormente estábamos solas y no teníamos como una institución que nos apoyara a las mujeres, se ha hecho un trabajo desde ahí” (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).

Todo esto muestra que una de las principales ventajas con que cuenta la red para lograr incidencia en lo público es estar compuesta por diferentes organizaciones que le apuntan a diversos intereses y, que en ese sentido, logran movilizarse en torno a múltiples temas a través de una plataforma que ayuda a que el territorio y las acciones sobre éste se construyan a partir del reconocimiento de las subjetividades que en el conviven.

Este proceso ha sido determinante para lograr incidencia pues se ha conseguido, por ejemplo, que en la actualidad la alcaldía local tenga un referente claro en el tema de jóvenes y que siendo directamente designado por la propia administración, haga parte de la red. El logro de este referente es el reflejo de un proceso que muestra, permite y exige una fuerte cohesión entre las organizaciones que conforman la red debido a que, a través de ella, se hace posible la socialización de la toma de decisiones con respecto al tema juvenil en la localidad. Así lo definió el referente juvenil para la Alcaldía Local:

No se hubiera aceptado una responsabilidad de ese nivel si no hubiera un respaldo de las organizaciones; es decir, no se podría realizar esa labor si no tuviera un respaldo de organizaciones, que yo pueda llamar a una persona cuando necesito hablar de (…) un tema de mujeres (…) uno simplemente es una bisagra, yo he hecho esa comparación, o sea uno tiene que ayudar a que los procesos sigan creciendo y no mantenerse ahí, uno es un sujeto antes que una institución (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009(Miembro de la Red, Entrevista realizada el 4 de abril de 2009, por Cuesta I).).

Además de los encuentros ciudadanos, la red ha participado en otros escenarios normatiza-dos que se entienden mejor como instancias de participación, tales como el Consejo Local de Política Social CLOPS, donde la injerencia no ha sido de carácter permanente sino que atiende a necesidades coyunturales. Con el Consejo de Planeación Local CPL, por su parte, la relación es más estratégica y constante pues se ha buscado tener un representante de la red en dicho espacio porque “garantiza que haya una vigilancia de los recursos frente a lo público” (Íbid).

En la actualidad no hay presencia de la red en el CLJ de La Candelaria, aunque en el periodo pasado la organización Galería Joyeros obtuvo una curul en esta instancia. Al preguntar sobre la ausencia de alguien de la red en el actual CLJ, responden mostrando que existen mayores posibilidades de negociación directa con las administraciones por fuera del consejo y manifes-tando que las dinámicas de esta instancia no son constantes como deben ser los procesos sociales, con el fin de lograr objetivos ambiciosos. Esto lo señaló uno de los entrevistados:

Apostarle al consejo local de juventud sería interesante si tuviera una lógica permanente demovilización,yocreoquelafiguraconstructivaentrelosjóvenessequedacortaenlamedida que no hay movilización, diferente a las organizaciones que tienen interlocución política y que pueden garantizar movilización política si es necesario (Íbid).

Como parte de las estrategias que despliega la instancia para lograr acciones incidentes se encuentra la relación de la red con otros actores locales de peso como la administración local, y otras formas de organización social existentes.

En el primero de los casos –con la Alcaldía Local- la relación ha estado caracterizada por diversas formas de colaboración y apoyo a las iniciativas de la red, brindando principalmen-te espacios físicos, insumos publicitarios, acompañamiento policivo, los cuales se reconocen como elementos que facilitan la gestión de la red y permiten su permanencia en el tiempo. Sin

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embargo, se reconoce que la relación con la administración ha tenido sus momentos y no ha sido constante en todos los años, mostrando que la inestabilidad de los alcaldes nombrados dificulta la sostenibilidad de apoyos y procesos adelantados con la Administración Local:

Pero ya después (de un periodo de mucho apoyo) vienen siete alcaldes y eso no permi-te gobernabilidad: uno llega tras otro con su propio maletín de proyectos, ahí es donde nosotros, por eso, permaneciendo en el tiempo hemos ganado legitimidad (Íbid).

En cuanto a las relaciones con otros actores del tejido social, sobresale lo establecido con respecto a las Juntas de Acción Comunal pues parecen no brindar espacios suficientes a las ideas de los jóvenes y más bien, mantener un hermetismo que no permite la renovación:

(La JAC) es un espacio muy cerrado, igual la población que está allá son señores super mayores y ellos están en su cuento aparte y los jóvenes no le interesan para nada, en-tonces ellos siempre van a estar proponiendo sus ideas y siempre impulsándolas pero no las de nosotros (Íbid).

Pero si ha habido otro tipo de relaciones con organizaciones juveniles que ha venido aparecien-do en la escena local; el contacto con estas se reconoce como una fortaleza de la red en los últimos años y como una forma de incidencia pues han logrado que la participación en la localidad sea más incluyente y pueda visibilizar las acciones de un buen número de jóvenes organizados. Este ha sido el caso de contactos establecidos con organizaciones como Arte sin Pausa, (que trabaja con la objeción de conciencia en la perspectiva de articular la educación universitaria- secundaria a la lógica local), Súmate Recreación, Lectura Itinerante y con el Cabildo Centro Oriente Juvenil.

La última de las iniciativas mencionadas resalta, además del trabajo local, la articulación de algunas de las organizaciones a un proceso colectivo que responde a la necesidad de generar lazos y trabajo interlocal, rebasando las fronteras administrativas y consolidando una propuesta de defensa del territorio desde sus dimensiones física, simbólica y ecológica, que se materializa en la propuesta de Memoria a la Lata, como una apuesta política hacia la reconstrucción de la memoria histórica de las localidades del centro, teniendo en cuenta que serán el epicentro de la celebración del Bicentenario y en el marco de construcción de la ciudad metropolitana y turística del país.

En el marco del proceso de la red se pueden identificar acciones de relacionamiento con diferen-tes instituciones que no necesariamente se cuentan como autoridades locales u organizaciones sociales locales. De este tipo son la Fundación Social, Secretaría de Integración Social, OXFAM, Uniminuto y el IDPAC. Estas relaciones se han dado en el marco de diversos proyectos de la red como el Festival de la Juventud Jóvenes a Encontrarte que se llevó a cabo con el apoyo del IDPAC y la Secretaría Distrital de Integración Social y la muestra de Arte Joven de La Candela-ria- Arte Libre desarrollada en conjunto con el Programa Jóvenes conviven por Bogotá. Esta última iniciativa procuraba el desarrollo integral de cada uno de los nodos que conforma la red, haciendo énfasis en los componentes de formación y muestra cultural, lúdica y política y realizó encuentros con líderes de diferentes agrupaciones juveniles. En esta dinámica, la red La 17 realizó tres tomas barriales: Belén Centro (7 de diciembre); la Concordia (28 de diciembre de 2007); y Egipto (15 y 16 de marzo de 2008). En ellas se realizó una muestra de las diferentes expresiones de carácter cultural, político y productivo; a partir de este proceso se generaron espacios de convivencia, muestra de creaciones, posicionamiento de nuevos grupos y la estructuración de una red juvenil que incidiera en los espacios de participación local.

Principalmente estas instituciones nacionales e internacionales han tenido una gran relevancia para la red pues han brindado apoyo financiero y logístico para el desarrollo de proyectos de

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interés para los jóvenes de la localidad, y han logrado ser contactados a través de la gestión desarrollada por los miembros de la red.

Finalmente, la red puntualiza en su perspectiva de futuro que su gran apuesta sigue siendo fortalecer la relación de las organizaciones juveniles con el territorio, continuando con el ejercicio de la participación desde una postura política clara y comprometida, que le apueste a ir ganando espacios en diferentes instancias de gobierno, para llegar a tener la mayor incidencia posible. Así lo describieron:

Estamos construyendo la política sin estar en el ejercicio del gobierno, o sea lo que se lla-maría gobernanza, ahora pasemos a ser gobierno también, para que no seamos tan utó-picos de pensar solamente en el mundo de lo social, la iniciativa del poder, sin pensarnos en cargos de dirección, pues no vamos a cambiar nada... muy bacanas las experiencias frente al poder, nosotros no podemos llegar a pensarnos una cosa material sino un cues-tión de tejido (Miembro de la Red, Entrevista realizada el 2 de abril de 2009, por Cuesta I).

Al contestar la pregunta de hacia dónde va la red, los entrevistados argumentaron que las posibilidades de crecimiento y consolidación son amplias, sobretodo si se tiene en cuenta la perspectiva de lograr nuevas alianzas con actores sociales. Sin embargo, también reconocen que en un futuro cercano se vislumbra la necesidad de producir un relevo generacional ya que en procesos de largo aliento con actores juveniles, al finalizar el periodo de trabajo, probable-mente los sujetos hayan quedado formados, pero no continuarán en la edad establecida para participar como joven sino que deben lograr la construcción de nuevos espacios y la articulación a otros existentes.

7.2. Mesa local de juventud de USME: Un espacio para la articulación de prácticas de poder consensuadoContexto local Usme se ha caracterizado por ser una de las localidades más extensas en Bogotá y frente a esto goza de un considerable 70 por ciento de su territorio como zona rural. En consecuen-cia, el 30 por ciento restante es zona urbana en la cual existen algunas características que la definen; una de estas es que es la tercera localidad con más población asignada por metro cuadrado urbano, su tasa de crecimiento poblacional está entre las más altas y por ende la población joven de esta localidad cubre el 68 por ciento de sus habitantes, según varias fuentes estadísticas institucionales de Bogotá y de la Nación.

Tal vez fueron estas consideraciones las que llevaron a un grupo de personas vinculadas a diferentes organizaciones sociales, hace algo menos de tres años a acercarse, primero por una preocupación social, y segundo por una preocupación que giraba en torno a generar una articulación de experiencias en el campo de lo social para transformar o incidir en las realidades que afectan al porcentaje poblacional más alto de la localidad de Usme, el de los y las jóvenes (62 por ciento de los habitantes de Usme están entre los 14 y los 26 años)

ConformaciónCon tan solo cuatro organizaciones sociales, entre casi 300 de la localidad de Usme (quinta), se inició un proceso con el fin de encontrar la manera de “hacer” en conjunto y de incidir en las variadas y particulares problemáticas sociales de esta localidad. Claro está, se previó actuar desde las posibilidades, las perspectivas y las miradas de la realidad y del contexto subsistente en la localidad y, por supuesto, desde quiénes se encontraban en ella. A partir de allí se buscó participar de manera cualificada, mostrando que el aporte juvenil a los procesos de construc-ción social, lejos de ser banal, puede ser bastante significativo. Es así cómo lo expuso uno de los jóvenes que iniciaron este proceso de articulación social:

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(Se buscaba) revaluar la forma en que se veía la organización comunitaria o la organi-zación juvenil en la medida en que siempre la institución la ve como tal vez espacios no calificadosdeorganización,oseaquesetomaencuentasusopinionesperosiempreconelresguardodequesonopinionesnocalificadas(MiembrodelaMesa,Entrevistarealizada el 11 de abril de 2009, por Peña F).

En esta intervención se evidencia una necesidad: la de mostrar a la organización social juvenil ante instituciones locales en Usme como un actor capaz de dar opiniones y además, como un actor capaz de incidir por su cualificación. Es por esto que una de las acciones que empieza a apuntalar el trabajo de este espacio se da con ejercicios de formación y de investigación de contexto que luego los llevaría a producir documentos de especial interés y relevancia para el desarrollo de la agenda social de esta localidad.

El sentido de la articulación entre organizaciones juveniles en Usme cobraba más vigor en tanto se consideraba un proceso de aprendizaje colectivo, tal como lo afirmó otro de los integrantes del espacio en Usme, quien señaló la existencia de algunas dificultades subsana-bles para la consolidación de un proyecto colectivo de trabajo:

La articulación se da con muchas particularidades, cuando se construyen relaciones so-ciales organizacionales sobre las diferencias, las similitudes, las oportunidades, las equivo-caciones, … (se busca) primero conocer para saber o hacer en conjunto, y en esto, estas relaciones sociales, también se convierten en relaciones de poder que son difíciles, pero manejables (Miembro de la Mesa, Entrevista realizada el 11 de abril de 2009, por Peña F).

Estas dificultades han logrado subsanarse pues en medio de la diversidad existente en el grupo, la cual es valorada como un elemento positivo, se logró entender que la articulación debe partir de un reconocimiento mutuo entre los colectivos y los individuos que se suman bajo esta dinámica organizativa. Para lograr lo anterior, la mesa ha tenido que reconocer que el conocimiento no se encuentra centralizado y que la unidad en la igualdad de poderes es la forma más viable de alcanzar trasformaciones sencillas en el entorno de una comunidad o de una localidad como Usme. Así lo manifestó uno de los entrevistados:

Articulación genuina es un proceso en que distintas fuerzas sociales igualan sus pode-res desde sus respectivos intereses y hacen que las otras organizaciones avancen en su labor social, sin detrimento de las variadas estrategias que se emplean para conseguir cambios en las prácticas y tradiciones políticas propias de nuestra cultura y de nuestra época (Miembro de la Mesa, Entrevista realizada el 11 de abril de 2009, por Peña F).

No obstante, en medio de la diversidad que es parte de la esencia de la mesa, existe un elemento en común y es la apuesta política a partir de la cual parte el trabajo de la misma. En este sentido, varios de los entrevistados evidenciaron que la propuesta tiene como transfondo un profundo desencantamiento frente al funcionamiento de la democracia representativa, cada vez más desarrollada a través de prácticas demagógicas, oportunistas y politiqueras. Desde este panorama, la mesa le apunta a otro tipo de prácticas políticas que se expresan mejor en sus palabras:

El asunto es cómo construir una línea ética y política distinta que nos ponga con tras-parencia y claridad frente a los acontecimientos sociales y culturales y así mismo de la realidad colectiva (Miembro de la Mesa, Entrevista realizada el 15 de abril de 2009, por Peña F).

Pero, ¿cómo empezó a darse esta experiencia? En un primer momento, como ya se había mencionado, se reunieron tres organizaciones entre las que se cuentan el Observatorio Local de DDHH de Usme OLDHU (cuyo trabajo está vinculado a la exigencia y denuncia de afectación

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a los DDHH), la Fundación Vida y Liderazgo (que se basa en la formación integral socio cultural de niños y niñas a partir de los 6 años) y la corporación Casa “ASDOAS” (que trabaja por la recuperación de la memoria ancestral y del vínculo con el entorno natural existente, a través de diferentes estrategias pedagógicas). Así, fueron sumando de manera progresiva más organiza-ciones que iban trabajando en torno al tema de juventud, convirtiéndose en una plataforma para lograr conquistas que benefician a la población joven, que sería llamada la Mesa Local de Juventud,(en adelante MLJ) nombre que fue no acuñado precisamente por quienes conforma-ban el espacio, sino por quienes estaban afuera del mismo y veían su impacto.

Sin embargo, este proceso no es algo que se da de manera intempestiva pues a lo largo del tiempo varios fueron los intentos y los integrantes que poco a poco fueron llegando. Asímismo, varios fueron los pensamientos y las orientaciones de los colectivos, hasta que a finales del año 2007 se propició un encuentro provocado por la preocupación de trabajar de manera conjunta con relación a temas que pudieran convocar a organizaciones y a personas que hicieran trabajo social de manera independiente.

De tal suerte, con ocasión de los encuentros ciudadanos de principios de 2008, que las organizaciones que se venían encontrando de forma permanente por su acción en el territo-rio, se establecieron como el grupo de personas que trabajarían por la población juvenil de la localidad, tan representativa numéricamente en la composición demográfica de Usme.

A partir de este grupo base de trabajo, se empezó a realizar un fuerte trabajo de convocato-ria que buscaba vincular al espacio a las principales organizaciones juveniles de la localidad. Sin embargo, en un primer intento las organizaciones invitadas no respondieron al llamado, de manera que fue necesario recurrir a otro tipo de “combos” que no necesariamente eran tan reconocidos a nivel local, pero que de igual manera venían desarrollando un trabajo importan-te con los niños y jóvenes de Usme. Estos coletivos sí se vincularon de manera entusiasta y a partir de entonces se empezaron a establecer lazos estrechos entre los integrantes, que facilitaron el trabajo. Básicamente, el objetivo del espacio estuvo relacionado con la necesidad de vincular a la población juvenil a los procesos de planeación de la localidad, logrando para esta una participación real que consistiera en tener voz y voto y ejercer un papel activo e incidente en la destinación de recursos públicos: ”Consideramos que efectivamente era necesaria la partici-pación de las organizaciones, tomar algún tipo de posición ante la manera en que se iba a formular el plan de desarrollo local, pero de una forma concienzuda” (Íbid).

Así, se hace evidente que desde el momento de su conformación, la mesa tuvo como propósito lograr acciones de incidencia en la principal herramienta de planeación local (el plan de desarro-llo), lo que muestra que el motivo de la articulación y la unidad era principalmente tener injerencia en las decisiones que se tomaran frente a los temas de mayor impacto para la población juvenil.

Esta articulación se reforzó de manera contundente cuando se logra una relación con el CLJ y en una reunión realizada por el ELAI se expuso la posibilidad de consolidar y apoyar el espacio de la mesa como una iniciativa que articulara las diversas organizaciones juveniles de Usme. A partir de entonces, se buscó fortalecer la experiencia por medio de proyectos financiados con recursos del Fondo de Desarrollo Local, que la misma mesa ayudó a formular y que buscaban la formación de niños y jóvenes y la financiación de algunas de sus iniciativas. Con motivo de la realización de este proyecto, se pudieron contactar cerca de 60 organizaciones, y algunas de ellas lograron sumarse al proceso.

Funcionamiento de la experienciaPara pasar de ver la opinión de la juventud en temas de política pública como “que no estaban basadas en un criterio propio o en un criterio válido” a reconocer esta opinión como fundamental para implementar acciones dentro de la agenda local, fue necesario que se

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generaran muchos cambios de perspectiva. Estos cambios, en los imaginarios colectivos, se materializaron en hechos concretos como la formulación final del plan de desarrollo local en el cual se incluyeron seis propuestas para dinamizar el tema de juventud en la localidad.

Es preciso señalar que las acciones de participación de este espacio responden a un un proceso que cuenta con diversas etapas de formación, capacitación y cualificación que logran que los discursos de quienes participan sean más elaborados y contundentes. De esta forma, el proceso organizacional y el individual se desarrollan de manera simultánea y logran generar resulta-dos potentes. Este proceso de doble vía entre las construcciones que se realizan de manera colectiva y de forma personal, es una parte fundamental de las motivaciones que varios de los entrevistados manifestaron tener para participar en los temas de la localidad y que, sobretodo, muestran un concepto particular de participación, relacionado estrechamente con el proyecto de vida de quien participa ya que, al hacerlo, está explorando su dimensión política, lo cual mejora su existencia de manera inmediata. Así, la decisión de compremeterse con intereses personales, comunitarios y locales es el primer paso para entrar en el mundo de la participación, que posteriormente se convierte en un hábito y una nueva forma de ejercer el derecho a la ciudadanía. Esta idea se deja ver claramente en el siguiente apartado de una de las entrevistas:

La participación se construye desde nosotros mismos. Por esto considero que el primer territorio para construir acciones de participación es uno mismo y el asunto está en po-derdefinirfrenteanosotrosmismosuntipodeposicionamientopersonalysocialquenosvaya llevando por el camino del mejoramiento de nuestra propia vida. Hay que partici-par para mejorar mi existencia, mi condición de ser humano, mi condición de ciudada-no, mi condición de ser político, pero no participo para engrandecerme, participo para ser mejor (Miembro de la Mesa, Entrevista realizada el 17 de abril de 2009, por Peña F).

De igual manera, un tema recurrente en las indagaciones que se realizaron sobre el concepto de participación que tienen los integrantes de la mesa es el de la corresponsabilidad y la correspondencia entre deberes y derechos asociados con el ejercicio de la ciudadanía. De esta forma, se presenta la participación como un derecho pero también como una responsa-bilidad que implica la necesidad de estar en permanente proceso de formación e informa-ción, frente a los temas de debate y conyuntura en la ciudad y la localidad.

La MLJ suma formaciones y pensamientos, acciones de incidencia y conocimiento. Suma procesos que a lo largo de su conformación se han convertido poco a poco en un espacio reconocido de donde salen propuestas y acciones de incidencia que se logran ver con la formulación del plan de desarrollo local de Usme.

Lo que se nota es que ese reconocimiento por sus acciones de incidencia es el que hace que nuevas organizaciones se sumen al espacio y lo hacen porque observan a la MLJ como un espacio legítimo que surge de las mismas organizaciones que tienen trabajo en la localidad y en el que participar tiene una virtud fundamental, que es la de contar con pares identificados por elementos comunes como el territorio, objetivos, procesos y expectativas.

Por otra parte, en un encuentro de la MLJ y con ocasión del proceso que se ha venido dando a lo largo de estos ya casi dos años de articulación, quienes conforman y dinamizan este espacio comentaban varios puntos acerca de los alcances y logros que ha tenido el espacio.

De esa forma, la reflexión de entrada que hace un integrante de la mesa es que dentro de los logros principales del espacio es que al convocar las organizaciones se ha generado un proceso que se abre constantemente a otros sectores de jóvenes en la localidad que están dispuestos a movilizarse. A la vez, mencionan que dicha articulación trae múltiples beneficios pues ha permitidos el reconocimiento en el grueso de la población, pues se ha permitido

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el ingreso de jóvenes que no se encuentran organizados. Como otra de las grandes fortale-zas se subraya el hecho que a partir de esta iniciativa se empezó a reconocer la necesidad de plantear objetivos comunes que superen las coyunturas y los intereses individuales, para generar procesos sostenibles en el tiempo.

Por supuesto, más que el reconocimiento y la articulación, el espacio establece como la mayor de sus ganancias el hecho de que están logrando la inclusión de las acciones de las organiza-ciones en un plan de trabajo que gira en torno a la realización del foro local de juventud. Todo este proceso propicia una cobertura que se basa más en la dinámica de la organización, en el conocimiento mutuo y en la acción colectiva.

Incidencia y articulacionesLas acciones de incidencia de la mesa deben ser descritas a partir del proceso de construc-ción del plan de desarrollo juvenil de Usme, que se genera a partir de la organización de la mesa y el establecimiento de una relación sólida con la administración local. Este plan de desarrollo está basado en los contenidos de la política pública de juventud y busca establecer una serie de actividades conjuntas en beneficio de la población joven de Usme.

Para llegar a plantear este plan tuvieron que darse dos situaciones: la participación de los miembros de la mesa en los encuentros ciudadanos y la generación de un documento diagnóstico de la situación de los jóvenes en la localidad.

El primero de los hechos, que se relaciona con la participación masiva de jóvenes en los encuentros ciudadanos, se vio favorecida por una serie de articulaciones que desarrolló la mesa con otros actores sociales locales y distritales que se movilizaron en pro de la generación de proyectos de formación en planeación participativa para jóvenes, de manera que al momento de vincularse a dichos encuentros, pudieran participar de forma cualificada. Entre los actores que se vincularon a esta iniciativa estuvieron el IDPAC y el Consejo Local de Juventud de Usme.

El proceso contó con la participación de 70 jóvenes en los encuentros ciudadanos, entre los cuales se escogieron 45 comisionados. Para ese momento, la mesa había elaborado doce propuestas para la población juvenil, de las cuales seis quedan insertas en el plan de desarro-llo local de Usme, a partir de un proceso de gestión y acercamiento con dos de los miembros del consejo local de planeación y los diversos comisionados juveniles electos.

Además de esto, se ha logrado que a partir del trabajo arduo de la mesa algunos de sus integrantes hayan sido vinculados en el proceso de seguimiento y ejecución de los proyectos que se encuentran planteados dentro de los presupuestos anuales.

Esta es la situación actual, pero más allá de esta vinculación se encuentra la expectativa de llevar a cabo un foro local para convocar a los actores juveniles organizados y no organizados a que planteen una lectura actual y real de la situación juvenil en la localidad, pero además, la búsqueda es poder confrontar a las instituciones presentes en la localidad para ver de qué forma están correspondiendo o no a esta realidad.

Este objetivo supone un alcance político más influyente en la dinámica de este espacio de participación local que logra de alguna manera reevaluar las prácticas políticas participa-tivas, y pone un acento en la cualificación para ejercer este derecho, deber que potencia poderes en los escenarios administrativos locales y distritales, la consensuación con el ejercicio y puesta en marcha de la realización de lecturas conjuntas de la problemáticas y necesidades de las diferentes poblaciones en Bogotá.

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7.3. Mirada comparativa a las experiencias informales estudiadasA pesar de las notables diferencias geográficas, territoriales y poblacionales de las localidades en las que se desarrollan las experiencias reseñadas en esta investigación, para mostrar la conforma-ción de espacios de participación no formales en la población juvenil, se puede observar de manera homogénea que estos procesos de organización social responden a la necesidad de los y las jóvenes que estando o no organizados, buscan paulatina y progresivamente generar un espacio de encuentro en el que puedan visibilizar los problemas puntuales y críticos del territorio, y así llevar a cabo acciones conducentes a la transformación o cambio del estado de cosas.

Asimismo, se hace evidente que los jóvenes buscan espacios en los cuales exista una amplia flexibilidad que les permita desarrollar un trabajo arduo y juicioso, pero que se pueda adaptar facilmente a las características de sus propias experiencias individuales. En este sentido, se hace evidente que tanto la mesa como la red presentan estructuras que se han modificado a lo largo de su tiempo de conformación, permitiendo el ingreso constante de nuevas organiza-ciones y celebrando la diversidad que éstas puedan aportar al espacio.

En ambos casos se muestra que son experiencias de trabajo en red, que permiten la continui-dad del trabajo de cada uno de los colectivos, pero potencian el aprendizaje colectivo, logrando desarrollar proyectos incluyentes en los que conjuntamente se hacen apuestas sobre lo que debe representar y asumir la juventud en cada una de las localidades. Asimismo, se muestra que su acción parte de la reivindicación de derechos y se basa en los contenidos de la PPJ pero, sobretodo, se basa en un desencantamiento de las formas de hacer política, tan poco legítimas desde sus realidades particulares.

Es importante decir que a lo largo del proceso de cada experiencia se logra ver particularida-des en cada una, que tanto en Usme como en La Candelaria denotan intenciones, alcances y proyecciones específicas según su propio contexto.

En la situación de la MLJ de Usme se deduce, de su consolidación, la manifiesta intención de propiciar el encuentro de las diferentes perspectivas organizacionales y miradas individuales del territorio, para su socialización y reconocimiento desde el impacto del trabajo organiza-cional social que realiza cada organización, discutiendo y debatiendo sobre estas miradas para buscar la transformación de la realidad adversa que enfrentan los y las jóvenes de una de las localidades más extensas y pobres de Bogotá. Luego el conjunto de personas encontra-das se retroalimentan de sus saberes y se forman para cualificar y potenciar su capacidad de incidencia en los distintos escenarios administrativos e institucionales presentes en el territorio.

Auscultan el contexto y lo contrastan con lo que dicen los diferentes sectores formales de éste, dando paso a la construcción de un documento diagnóstico de la situación poblacional joven de la localidad de manera auto gestionada y autónoma para luego, desde éste, elaborar un documento inacabado denominado plan de desarrollo local de juventud, el cual logra tener eco a través de la incidencia de los comisionados de juventud en los encuentros ciudadanos. Éste, que es un gran avance de la mesa, es en lo sucesivo el insumo que nutre el accionar de los y las jóvenes que llegan a este espacio articulador, más cuando llegan con una preocupación social que quieren revertir o en la que pretenden incidir y no encuentran (fuera del espacio de la mesa) la manera de hacerlo, lo cual cobra vigencia y dinamismo con la formulación e inclusión de seis proyectos dentro del plan de desarrollo local, así como la vinculación laboral directa o el acompañamiento de algunos (as) de la mesa a la ejecución de algunos de los proyectos que tienen como destino afectar positivamente la realidad joven de la localidad.

La Red La 17 de La Candelaria articula con acciones concretas y puntuales, (como es el caso de la realización de los festivales locales de juventud) a organizaciones que estaban aisladas

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o que no tenían visibilidad alguna, logrando la vinculación directa de uno de los integrantes de las organizaciones sumadas a la red como referente de juventud de la alcaldía. Logra, así mismo, posicionar el tema de juventud en una localidad que no había asumido una responsa-bilidad directa con este sector poblacional, estableciendo de esta forma un ejercicio de poder con el que la incidencia obtenida supera la participación convencional de asistencia y consulta, pasando a una participación decisoria que legitima, en términos de movilización y articulación, el hecho de ejecutar y poner en la realidad concreta diferentes iniciativas, desde la perspectiva de la creación y consolidación de un espacio cohesionador legítimo, dinamiza-do por la acción colectiva desde la Educación Popular llamado la mega escuela.

Empero, el proceso de la red va más allá de una simple articulación instrumental de organiza-ciones y se convierte en una apuesta política que desde la formación pretende generar nuevas y nuevos ciudadanos, que se reconozcan en el territorio como sujetos políticos, esto es, actores sociales activos capaces de construir sus propias alternativas de desarrollo partiendo del reconocimiento y apropiación del territorio. En tal sentido, la experiencia de la red evidencia el potencial de las organizaciones sociales en el marco de la construcción de procesos sociales que no solo representan sino que responden a las realidades sociales, políticas, culturales, ambientales y económicas de las comunidades, logrando dinamizar el supuesto de la democracia participativa, que consiste en reconocer el lugar a los actores políticos como sujetos determinantes en la construcción social a través de la construcción y consolidación del tejido social en el marco del territorio.

Lo anterior muestra una condición sin ecuanun, en las experiencias nombradas, la cual consiste en que son el resultado de un proceso histórico que nace del territorio, se desenvuelve y potencia en el territorio, y a su vez se queda en él. Sin embargo es indispensable evidenciar que cada experiencia cuenta con una apuesta política distinta ya que la MLJ de Usme se ha consolidado como un espacio deliberativo que genera acciones pero aún no cuenta con un horizonte cohesionador más vinculante en la práctica social de cada organización.

Por su parte, la Red la 17 de La Candelaria ha logrado el desarrollo de una apuesta política común que se articula en la propuesta de la mega escuela, donde las diferentes expresiones de organiza-ción social que van desde lo artístico, lo político, lo productivo y lo cultural, encuentran y tienen la posibilidad de avanzar en pos a esta apuesta de construcción de poder popular. En efecto, la formación a través de la mega escuela no solo es un proyecto, sino se constituye en el espacio de construcción y de formación de sujetos empoderados de su realidad social. En tal sentido, es evidente que la pretensión de la red está más ligado a una concepción de poder, construido fuera de lo instrumental y funcional, partiendo de la relación que hay entre los sujetos y el territorio.

Por tal razón, la experiencia de la red, con sus particularidades y su apuesta política definida, así como la MLJ de Usme, con sus pretensiones deliberativas y lógicas de acción, constituyen un escenario alternativo de participación en sus respectivos territorios. Estos procesos que se generan, se construyen y se dinamizan en el mismo territorio constituyen una dimensión de la participación que goza de reconocimiento, aceptación y legitimidad por la familiaridad y cercanía de las acciones de las organizaciones con las comunidades.

Finalmente, al estudiar las dos experiencias anteriores se puede evidenciar que las diferen-tes expresiones de organización social articuladas en el territorio responden de manera consecuente a las realidades sociales, las exigencias y las demandas de la sociedad civil con acciones de visibilización, denuncia y transformación, lo que supone el complemento de las funciones de un Estado que no es capaz de generar diferentes estrategias para solventar las necesidades reales de sus ciudadanos según sus contextos y territorios.

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8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Al inicio de este documento se plantearon tres hipótesis que trataban de proponer, en su conjunto, la existencia de una serie de actores que caracterizan las formas de participación de la población joven en el distrito capital. Así, a lo largo del documento se ha identificado y descrito el principal canal institucionalizado que existe en el tema y que ha sido objeto de una serie de políticas generadas en la última década: el CLJ. Por otra parte, se trataron de describir las dinámicas participativas de las organizaciones sociales que, en términos de la población joven, son un componente fundamental por cuanto adelantan un trabajo constante en numerosos aspectos y han logrado grandes conquistas para la juventud en la ciudad a lo largo de muchos años. En últimas, estos procesos organizativos han resultado tan potentes que han producidos experiencias de articulación de gran importancia, por la capacidad de incidencia que han desarrollado y sobretodo, la integración e intercambio de saberes que propician.

Sin embargo, en las hipótesis iniciales de este estudio, se planteó que estos dos agentes sociales (CLJ y organizaciones sociales) tienen un peso específico diferente en la vida participativa de las localidades pues los jóvenes, en efecto, se sienten mayormente relacionados con las apuestas y el trabajo de las organizaciones sociales que con las propuestas de los consejos locales de juventud. Hasta el momento de iniciar esta investigación sólo se sabía que a pesar de que la oferta participativa formal había aumentado de manera significativa en los últimos dos lustros, los jóvenes aún tenían preferencias por los mecanismos de asociación y trabajo desrregulados pues resultaban más eficaces para la gestión de propuestas o proyectos.

Después de la realización de esta investigación, se llegó a confirmar que dicha situación se presenta en buena parte de las localidades del distrito, pero lo más importante es que se pudo conocer mejor el fenómeno, entendiendo algunos de los motivos por los que ésto sucede. A continuación trataremos de ilustrar al lector al respecto, buscando evidenciar aspectos que han sido mencionados a lo largo del documento, pero que requieren especial atención y ayudan a visualizar algunas sugerencias para potenciar la participación de los múltiples actores que se encuentran presentes en la escena local.

Empecemos entonces por establecer que, según lo analizado, el Consejo de Juventud cuenta con un inmenso soporte jurídico que brinda un importante potencial a sus integrantes para ejercer el derecho a la participación de una manera incidente y decidida. Sin embargo, en parte por ser un proceso de tan reciente factura, aún no se encuentra desarrollando un papel preponderante en las dinámicas participativas de buena parte de las localidades de la ciudad.

Se ha evidenciado entonces que el nivel de reconocimiento de la instancia entre la población juvenil es bajo y en muchos casos se conoce su existencia pero no sus funciones, competencias o si quiera sus integrantes. Lo anterior está ampliamente relacionado con la escasa relación que guardan las agendas de los CLJ con los procesos que adelantan las organizaciones y/o redes juveniles a nivel local, las cuales ponen sobre la mesa una serie de preocupaciones y apuestas

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que difícilmente se ven reflejadas en las propuestas de los consejeros. Esta desconexión se hizo evidente a través de la información acopiada con los miembros de organizaciones y experien-cias de participación formal de diversas localidades, que estuvieron de acuerdo en mostrar que no han logrado articular actividades o generar redes de apoyo con sus respectivos CLJ.

En este sentido, es necesario insistir (como lo ha venido haciendo el IDPAC en sus procesos de formación y acompañamiento a CLJ) en que los planes de acción de estas instancias deben incluir, por un lado, actividades de visibilización que favorezcan la identidad del CLJ en la localidad y, por otro, la generación de espacios de encuentro y armonización con los procesos de base que existen y que en la mayoría de los casos, trabajan de manera aislada.

Sin embargo, la relación con organizaciones juveniles locales no es suficiente para convertir al CLJ en un actor de peso en los procesos de la localidad pues, a partir de lo analizado en el capítulo destinado a esta instancia, se pudo establecer que además de la relación con la administación local o con las instituciones que por norma forman parte del ELAI, el CLJ se queda corto en términos de aliados. Por ejemplo, se hizo evidente que el sistema educativo, además de poner una alta cantidad de votos en las elecciones del CLJ, podría convertirse en un aliado estratégico para esta instancia, si esta y el sistema administrativo que en lo local se encarga de lo educativo, tuvieran voluntad para hacerlo. De esta manera se hace evidente que el apoyo institucional que requiere el CLJ para desarrollar sus iniciativas, además de lo referido a recursos a elementos de tipo logístico, consiste en la apertura de espacios reales de vinculación con entidades que tengan intereses comunes.

Con todo, lo anterior presenta el riesgo de que, como sucede en la actualidad en algunas instancias y espacios, se abra un asiento para la representación juvenil que provenga del CLJ y no se aprovechen estas oportunidades, pues el representante designado no asiste o porque no aporta en las discusiones y decisiones.

Hilando un poco más fino, se puede establecer que el problema de representatividad del consejo tiene que ver también con elementos de carácter estructural que definen la conforma-ción de la instancia y que se encuentran establecidos desde la norma.

Allí se establece que un alto porcentaje de los consejeros debe formar parte de organizacio-nes juveniles que, además de trabajar en la localidad, cuenten con personería jurídica. Esta última condición ha impedido que muchas de las organizaciones que presentan un importan-te trabajo territorial pero que por determinación propia no están interesados en conformarse legalmente, puedan vincular uno de sus miembros al CLJ. Se conoce que en otras experien-cias distritales, la condición para la identificación del trabajo de las organizaciones no está dada por su existencia legal sino por el reconocimiento que de ellas presenten los jóvenes de la localidad. Contar con un sistema de este tipo evitaría que, como sucede en la actuali-dad, muchas de las curules que conforman el 60 por ciento del consejo (que debe ser de organizaciones juveniles), realmente estén ocupados por organizaciones que para ese fin crean legalmente algunos partidos políticos interesados en participar en el CLJ.

El tema de los partidos políticos, por supuesto, fue uno de los que resaltó de manera significa-tiva en la realización del presente estudio por cuanto se identificó que no existe una postura clara de de los consejeros contactados, quienes en su mayoría negaron pertenecer a una de estas colectividades. En aras de que logre regularizarse la participación de grupos políticos que evidentemente han tomado fuerza en los CLJ, sería preciso reconocer desde la normati-va (realizando una reforma al Decreto 115), la posibilidad de esta vinculación, restringiéndo-la y evitando que los consejos se conviertan en monopolios políticos. Lo anterior cobra mayor importancia si se tiene en cuenta que la conformación de mayorías partidistas al interior de los CLJ logra que estas instancias pierdan conexión con las organizaciones sociales y se convier-

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¿Cómo participa la juventud en Bogotá?

tan en el escenario propicio para la movilizaciones intereses de partido, que no necesariamen-te están en congruencia con las apuestas de los jóvenes de las localidades.

Otro de los puntos a resaltar, si se busca mejorar la representatividad de los CLJ, es la efectivi-dad y capacidad de convocatoria de las elecciones de los consejos. Se hizo evidente que la participación de los jóvenes, aún cuando fue mucho más representativa que en los periodos anteriores, no logró vincular sino cerca del dos por ciento de la población que podía votar para elegir CLJ. Ante esto, es preciso masificar y destinar mayores recursos a la vinculación de jóvenes al proceso de elección, pero también es necesario flexibilizar los métodos que rigen estas elecciones, para hacer que se ajusten a las dinámicas juveniles. Por supuesto, se comprende y se valora que las elecciones de CLJ deben ser parte de un proceso de aprendi-zaje en el ejercicio de la democracia representativa; pero, como parte de este proceso, podría ser de carácter más didáctico y fácil de asimilar, de manera que evitara el desgaste e invitara a la participación.

Por último, es preciso reconocer que dentro de los alcances de este estudio no se encontró el análisis del consejo distrital de juventud, tema que se deja abierto para futuras investigaciones y que reviste una gran importancia debido a que muestra las formas de articulación existentes entre los consejos locales y las estrategias de movilización de temas de interés para la juventud en el contexto distrital.

Una vez reconocidas las principales fortalezas y debilidades de los CLJ, que les otorgan el lugar que tienen dentro de las localidades, es necesario también precisar lo propio con respecto a las organizaciones juveniles que, según lo estudiado, presentan una alta capacidad de movilización e incidencia.

Lo primero será decir que, tal como se estableció en el marco conceptual del presente documento, se encontró que las organizaciones juveniles están caracterizadas por dinámicas de alta movilidad y flexibilidad, que caracterizan las forma de vida juvenil y que las llevan a que, por ejemplo, no vean la necesidad de constituirse de manera legal. De esta forma, aún careciendo de sustento legal, pero demostrando un fuerte trabajo territorial, se han presenta-do casos en los que las organizaciones logran gestión directa con las autoridades locales. Lo anterior se hizo visible al indagar por las razones de los miembros de las organizaciones para no vincularse en las instancias formales de participación, a lo que respondieron que preferían canales directos de comunicación y gestión.

En este sentido, se hizo evidente que las organizaciones presentan un alto interés por ejercer incidencia y desarrollar procesos conjuntos con las instituciones públicas, pero en lo que son claras es en que no buscan desarrollar una democracia instrumental que viabilice todas las apuestas institucionales sino que, por el contrario, se valga de la institución para garantizar la sostenibilidad de propuestas que nacen de las bases.

De allí que uno de los puntos más relevantes del estudio en este tema haya sido la relación de las organizaciones con las instituciones, en la cual se reivindica la posibilidad de interac-tuar desde las dinámicas propias de la organización juvenil, que se caracteriza por ser móvil y horizontal, lo cual no entra en detrimento de sus posibilidades de acción.

A partir de este punto surgió una de las principales rupturas entre las formas de participación de los CLJ y las organizaciones, y tiene que ver con la postura que se asume frente al apoyo institucional. En la instancia mencionada, se hizo evidente que aún existe un alto grado de dependencia de las instituciones que componen el ELAI, lo cual es reconocido por los propios consejeros como uno de los principales problemas de la instancia. Mientras tanto, algunas de las organizaciones han logrado tener acceso al apoyo institucional, pero lo gestionan desde

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lógicas de autonomía e independencia. En otros casos, las organizaciones no logran acceder a las ofertas institucionales y las demandan como necesarias para fortalecer y dar sostenibili-dad a sus iniciativas (aún si estar conformadas legalmente).

Además de lo anterior, se pudo establecer que los casos en los cuales la institución (ya sea del nivel central o local) logra apoyar las experiencias de participación no institucionales, sin intentar cooptarlas o institucionalizarlas, estas iniciativas cobran una potencia inusitada y permiten que la capacidad de incidencia juvenil cambie realmente las condiciones de vida de los habitantes de las localidades.

Tras hacer este reconocimiento de las dinámicas que confluyen en los procesos de partici-pación juvenil locales y establecer algunas recomendaciones específicas frente a los temas expuestos, es posible hacer tres sugerencias generales que pueden favorecer las formas de participación encontradas, y que desde el IDPAC pueden convertirse en estrategias de apoyo a los jóvenes que se movilizan.

• Es preciso generar procesos de entendimiento y conocimiento de los espacios no formales de participación que se gestan desde las iniciativas juveniles y, de tal manera, responden a unas lógicas de acción juveniles que no necesariamente se encuentran en correspondencia con las de las instituciones. De esta forma, es necesario brindar un apoyo conceptual, técnico y logístico a las diferentes iniciativas que surgen en el territorio, buscando facilitar la conquista de espacios a nivel local.

• Lo anterior da para pensar que si el apoyo institucional busca fortalecer procesos y consolidar dinámicas, formas de pensamiento y acción en los jóvenes que se vinculan desde la decepción de algunos espacios de participación exclusi-vos para adultos, estos mismos presupuestos deben estar en el imaginario de la institución a la hora de generar procesos de apoyo y en el momento de medir los resultados obtenidos. Lo anterior implicaría que, en vez de resultados exclusi-vamente cuantitativos se tuvieran en cuenta también los cambios cualitativos en el sector, lo cual hace posible que se identifiquen posibles puntos que requieran apoyo especial.

• Por último, se recomienda que no se escatimen esfuerzos en la consolidación de un sistema de información de juventud que logre sistematizar las experiencias y datos relacionados con la participación de los jóvenes. Allí podrían encontrarse referencias sobre los procesos de elecciones de los CLJ, el perfil de los consejeros, las actas de reuniones y acuerdos de estas instancias como del CDJ, un inventa-rio de organizaciones actualizado, relación de las redes y sus principales temas de interés, entre otros.

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