Lírica

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Género literario en verso en el que el autor expresa sus sentimientos personales. El nombre está ligado a la lira, instrumento musical que acompañaba a estas composiciones cuando eran cantadas. Posee subgéneros como la elegía, la égloga, el himno, entre otras. En Roma no se cultivó tanto la lirica coral como la individual. Los poetas se centraban en sus sentimientos y utilizaban un tono personal e intimista, espontaneidad y sinceridad, y erudición mitológica. Sus composiciones se caracterizan por la variedad métrica, el léxico preciso y pureza en la expresión. Entre los autores más destacados que cultivan éste género nos encontramos, en primer lugar, con los “neotéricos” o “poetae novi” (término acuñado irónicamente por Cicerón). Este grupo está formado por admiradores de la poesía lírica griega e introductores de la misma en Roma. El principio de estos poetas es el rechazo de la épica tradicional romana y de toda la poesía solemne. Su poesía es de tipo lúdico donde se resaltan los valores de la urbanitas y amicitia en un trasfondo de vastos conocimientos literarios y mitológicos. Valerio Catón, Licinio Calvo o Elvio Cinna pertenecen a este grupo, pero el más destacado de todos ellos es Catulo. Catulo: su obra poética está integrada por 116 composiciones o Carmina . Desde el punto de vista temático, el grupo más numeroso es el compuesto por los poemas de tipo amoroso y erótico. Además de este motivo central, en las composiciones de Catulo encontramos también la expresión de sentimientos de ternura hacia sus amigos y amantes o las burlas más desenfadadas y las caricaturas más ridículas de sus adversarios literarios. En estos poemas se expresan, por primera vez en la literatura latina, los sentimientos personales y la experiencia vital. En ellos tiene cabida la pasión amorosa y el deseo sexual, elementos totalmente novedosos en la tradición literaria romana, acostumbrada tan solo a la expresión poética de los sentimientos del amor filial, conyugal o patriótico. En la literatura española han sido muy numerosos los poetas clásicos que se han inspirado en motivos catulianos para escribir sus propias composiciones como Lope de Vega, Luis de Góngora o Juan Meléndez Valdés. Horacio: aunque Horacio compuso por encargo de Augusto un famoso Carmen saeculare, sus composiciones propiamente líricas son los Epodos y las Odas. Los épodos o yambos son imitaciones de los antiguos líricos griegos del siglo VII a.C. En la antigua lírica griega, el yambo era característico de las obres de contenido polémico y sarcástico,propio

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Género literario en verso en el que el autor expresa sus sentimientos personales. El nombre está ligado a la lira, instrumento musical que acompañaba a estas composiciones cuando eran cantadas. Posee subgéneros como la elegía, la égloga, el himno, entre otras. En Roma no se cultivó tanto la lirica coral como la individual. Los poetas se centraban en sus sentimientos y utilizaban un tono personal e intimista, espontaneidad y sinceridad, y erudición mitológica. Sus composiciones se caracterizan por la variedad métrica, el léxico preciso y pureza en la expresión.

Entre los autores más destacados que cultivan éste género nos encontramos, en primer lugar, con los “neotéricos” o “poetae novi” (término acuñado irónicamente por Cicerón). Este grupo está formado por admiradores de la poesía lírica griega e introductores de la misma en Roma. El principio de estos poetas es el rechazo de la épica tradicional romana y de toda la poesía solemne. Su poesía es de tipo lúdico donde se resaltan los valores de la urbanitas y amicitia en un trasfondo de vastos conocimientos literarios y mitológicos. Valerio Catón, Licinio Calvo o Elvio Cinna pertenecen a este grupo, pero el más destacado de todos ellos es Catulo.

Catulo: su obra poética está integrada por 116 composiciones o Carmina. Desde el punto de vista temático, el grupo más numeroso es el compuesto por los poemas de tipo amoroso y erótico. Además de este motivo central, en las composiciones de Catulo encontramos también la expresión de sentimientos de ternura hacia sus amigos y amantes o las burlas más desenfadadas y las caricaturas más ridículas de sus adversarios literarios. En estos poemas se expresan, por primera vez en la literatura latina, los sentimientos personales y la experiencia vital. En ellos tiene cabida la pasión amorosa y el deseo sexual, elementos totalmente novedosos en la tradición literaria romana, acostumbrada tan solo a la expresión poética de los sentimientos del amor filial, conyugal o patriótico. En la literatura española han sido muy numerosos los poetas clásicos que se han inspirado en motivos catulianos para escribir sus propias composiciones como Lope de Vega, Luis de Góngora o Juan Meléndez Valdés.

Horacio: aunque Horacio compuso por encargo de Augusto un famoso Carmen saeculare, sus composiciones propiamente líricas son los Epodos y las Odas.

Los épodos o yambos son imitaciones de los antiguos líricos griegos del siglo VII a.C. En la antigua lírica griega, el yambo era característico de las obres de contenido polémico y sarcástico,propio de la invectiva, y de tono y lenguaje agresivo e incluso violento. Constituía, a la sazón, un tipo de composición acorde con el temperamento juvenil e inquieto de un Horacio más rebelde, exaltado y enérgico que el de sus obras posteriores. Los épodos horacianos son mucho más modernos que los de sus predecesores griegos, y la invectiva y la crítica quedan en un segundo plano en muchas composiciones como en el epodo II con el Beatus Ille , que resta importancia a la increpación final al usurero Arfio

Las odas o Carmina, formadas por un total de 103 poemas, son imitaciones de poetas líricos griegos quienes son su modelo. Sin embargo, la imitación horaciana transforma hasta tal punto los modelos helénicos que el resultado es una poesía de inspiración completamente diversa. Comparte su interés por la perfección formal

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del verso, pero se aparta de ellos en cuanto a que su poesía es menos lúdica, busca la profundidad del sentimiento antes que el divertimento. Además, la armonía y la sobriedad, el equilibrio y la densidad conceptual hacen de estas composiciones la cumbre de su producción. Las odas presentan una alternancia equilibrada de composiciones relativas a sucesos de la vida pública romana y a acontecimientos personales del poeta.

En general la poesía de Horacio carece de la intensidad y pasión desbordada que transmite Catulo. Sin embargo, las Odas horacianas superan en equilibrio, exquisitez y perfección formal a cualquier otro poema latino. Muchos de los tópicos poéticos, imitados por poetas de todas las épocas y de todas las lenguas, como el Carpe Diem o el Beatus Ille, tienen origen en sus composiciones.

“Non omnis moriar” (no moriré del todo) dijo el propio Horacio profetizando la perpetuidad de su obra; hecho corroborado a partir del Renacimiento donde apenas podemos encontrar un poeta en cuya obra no pueda apreciarse la huella de la poesía horaciana. Sin Horacio sería muy difícil entender muchas composiciones de Garcilaso, Fray Luis de León o Petrarca, y, posteriormente, Leandro Fernández de Moratín, Cadalso, Gerardo Diego o Jorge Guillén.