Literatura en el Siglo XVIII

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1. La ilustración. La Ilustración es el movimiento representativo del siglo XVIII provoca una profunda renovación en Europa y somete a una crítica racional de la visión del mundo, la filosofía, la cultura y las creencias religiosas aceptadas hasta el momento. 2. El siglo de las luces en España. Las ideas ilustradas llegan con retraso a España debido al aislamiento y la decadencia que arrastraba la sociedad española desde el siglo XVII y a la oposición de parte de la nobleza y del clero y también del pueblo. La burguesía, la baja nobleza y algunos sectores del clero colaborarán en la difusión de este movimiento. 3. Literatura del Siglo XVIII 3.1. Academias, tertulias, periódicos. 3.2. Géneros literarios del Siglo XVIII 3.3. Autores representativos. 3.4. Fragmentos de obras.

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(Fray Benito Feijoo)

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Es verdad; pues reprimamosesta fiera condición,esta furia, esta ambiciónpor si alguna vez soñamos.Y sí haremos, pues estamosen mundo tan singular,que el vivir sólo es soñar;y la experiencia me enseñaque el hombre que vive sueñalo que es hasta despertar.Sueña el rey que es rey, y vivecon este engaño mandando,disponiendo y gobernando;y este aplauso que recibeprestado, en el viento escribe,y en cenizas le conviertela muerte ¡desdicha fuerte!;¡que hay quien intente reinar,viendo que ha de despertaren el sueño de la muerte!

Sueña el rico en su riquezaque más cuidados le ofrece;sueña el pobre que padecesu miseria y su pobreza;sueña el que a medrar empieza,sueña el que afana y pretende,sueña el que agravia y ofende;y en el mundo, en conclusión,todos sueñan lo que son,aunque ninguno lo entiende.Yo sueño que estoy aquídestas prisiones cargado,y soñé que en otro estadomás lisonjero me vi.¿Qué es la vida? Un frenesí.¿Qué es la vida? Una ilusión,una sombra, una ficción,y el mayor bien es pequeño;que toda la vida es sueño,y los sueños, sueños son.

Pedro Calderón de la Barca “La vida es sueño”

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DOÑA FRANCISCA.- ¡Dichas para mí!... Ya se acabaron.DON DIEGO.- ¿Por qué?DOÑA FRANCISCA.- Nunca diré por qué.DON DIEGO.- Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!... Cuando usted misma debe presumir que no estoy ignorante de lo que hay.DOÑA FRANCISCA.- Si usted lo ignora, señor don Diego, por Dios no finja que lo sabe; y si, en efecto, lo sabe usted, no me lo pregunte.DON DIEGO.- Bien está. Una vez que no hay nada que decir, que esa aflicción y esas lágrimas son voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi mujer.DOÑA FRANCISCA.- Y daré gusto a mi madre.DON DIEGO.- Y vivirá usted infeliz.DOÑA FRANCISCA.- Ya lo sé.DON DIEGO.- Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean,con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.

Leandro Fernández de Moratín “El sí de las niñas”