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    LITERATURAGUARAN DEL

    PARAGUAY

    Rubn Bareiro Saguier

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    INTRODUCCION GENERAL

    A la memoria de Len Cadoganmiembro genuino del asiento de los fogones

    Estos textos son el testimonio resplandeciente y crepuscularde una larga, empecinada lucha y de una muerte ineluctable. Unaagona en el sentido etimolgico de la palabra que comienzacon el primer contacto de la Conquista y se prolonga indefinida eimplacablemente a travs de todo el proceso colonial. Ese caminoque, entre un canto amenazado y un silencio voluntario, dura

    desde el ao 1524, en que el lusitano al servicio de Espaa, AlejoGarca, arrastr sus pasos de sonmbulo buscador del oro, por lastierras de los guaranes. Un camino que an sigue andando y quede alguna manera no acabar nunca, pues el testimonio de lamuerte cultural encerrada en los cantos, que han de sobrevivir alos cantores, contiene al mismo tiempo la marca de su perennidad.

    EL GUARANI Y SU MUNDOANTES de la llegada de los europeos, los guarans integraban lagran familia, o la nacin conocida con el nombre de guaran-tupi.La misma ocupaba vasta regin que, de manera discontinua bajabapor las costas del ocano Atlntico desde ms arriba de ladesembocadura del Amazonas hasta ms abajo del estuario delPlata, extendindose hacia el interior hasta los contrafuertes

    andinos, especialmente a lo largo de los ros. La familia Guaran-Tup habitaba, pues, gran parte de los actuales territorios de Brasil,Paraguay, Argentina, Uruguay, Guayana, Bolivia, Per y Ecuador.El ncleo guaran propiamente dicho se centraba entre los rosParan y Paraguay con ciertas prolongaciones; vale decir, losguaran habitaban en la actual regin oriental del Paraguay, elestado de Mato Grosso y parte de la costa atlntica, en el Brasil, yla provincia de Misiones en Argentina, con algunas fijaciones enterritorio boliviano por el noroeste y Uruguay por el sureste. Elproblema del origen y de la procedencia de los Guaran-tupes

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    sigue planteando problemas. La hiptesis de Alfred Mtraux es lams slidahasta hoy; la reproduzco a continuacin.

    Analizando la cultura material de las tribus Tup-Guaran,hemos encontrado que, desde el punto de vista etnogrfico e

    histrico, el centro de dispersin ha sido, posiblemente, la cuencadel Tapajoz o cuando menos los contrafuertes de la mesetabrasilea. Nada prueba sin embargo que esas regiones hayan sidoel lugar de origen de esta familia lingstica. En el estado actual denuestros conocimientos no podemos confirmar que han estado concentrados all desde una fecha ms o menos antigua o durante unperodo ms o menos prolongado. Todo hace suponer que losindios que han formado luego la familia Tup-Guaran han venidodel norte de la Amrica del Sur. Hay certidumbre hoy da de queen las regiones tropicales de este continente existen dos capas decivilizacin; los Tup-guaranes, as como los Arawak y losCaribes forman parte de la ms reciente. La civilizacin de losCaribes de las islas presenta con la de los Tupinamb analogas tangrandes que las mismas no pueden ser explicadas sino por uncontacto original comn. Ahora bien, parece cada vez ms

    comprobado que las migraciones Caribe se han producido desde elnorte hacia el sur. Desde el punto de vista cronolgico lasinvasiones de los Tup-Guaran, de los Arawak y de los Caribespueden clasificarse de la siguiente manera; la ms antigua ola deinvasores es la de los Tup; habindose avanzado lo ms lejoshacia el sur, son los primeros en haber entrado en contacto conpoblaciones ms primitivas, de las cuales los G y las tribus delChaco son descendientes. Aqullos fueron seguidos por los

    Arawak, que alcanzaron regiones casi tan meridionales como losanteriores, estando en posesin de una civilizacin msdesarrollada. Los mismos ejercieron una fuerte influencia sobre losTup, as como sobre otras naciones de Amrica del Sur. Al finalvinieron los Caribes, que a su vez se superpusieron, en mltipleszonas, a los Arawak, por quienes tambin han sido influenciadosdesdeel punto de vista cultural. Al comienzo aquellosno deberandiferir mucho de los Tup. Todos estos movimientos se deben de

    haber producido muy lentamente, y numerosos siglos han debidotranscurrir antes que las tribus americanas estn repartidas en laszonas en que las encontramos establecidas en el siglo XVI.

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    El ensayo de reconstitucin de la historia primitiva de losTup-Guarani que he intentado en las lneas precedentes, es unasimple hiptesis. Desde el punto de vista cientfico, un solo puntoconstituye una certidumbre: los Tup-Guaran son una raza cuya

    cultura se compone de elementos que tienen una distribucinoriental y septentrional en Amrica del Sur. Como ninguna tribuTup-Guaran estaba establecida en la poca prehistrica sobre laorilla izquierda del Amazonas, la ocupacin de la costa (atlntica)habiendo conocido una poca tarda, nos vemos obligados a situarel centro de dispersin de estas tribus en el rea limitada al nortepor el Amazonas, al sur por el Paraguay, al este por el Tocantins yal oeste por el Madeira1.

    1 Alfred Mtraux, La civilsation matrielle des tribus Tup-Guaran, LibrairiePaul Geuthner, Pars, 1928.

    Para determinar el concepto de familia o nacin, ademsde la hiptesis de Mtraux sobre los orgenes Guaran-Tup seaducen ciertos rasgos comunes principales: la lengua, la estructura

    social, los elementos de la cultura material y las creenciasreligiosas.

    La lengua es el factor de mayor reconocimiento. Ellingista Marcos Mornigo2. describe muy bien las caractersticasde la comunidad lingstica de los Guarani-Tup: Un aspectofundamental y al mismo tiempo peculiar de este guaran ubicuo esel de la sensible unidad que la lengua mantena entre las hablasms distantes. Unidad no quiere decir uniformidad. Era natural quela distancia y la naturaleza fsica del habitat escogido facilitaran lasdiferenciaciones regionales y fomentaran la dialectizacin (...)Aparte de que el dinamismo interno de las lenguas vivas no lespermite el estancamiento (. . .) La gran unidad observada desdeantiguo en el guaran se debi probablemente a que cuando loseuropeos empezaron a conocerlo, la dispersin de los grupos eratodava reciente (. . .) La perceptible unidad no nos impide, sin

    embargo, distinguir tres grandes agrupaciones con peculiaridadesdialectales que las caracterizan. Primero el grupo amaznico quehabla eleengat (la lengua hermosa o pulida), caracterizada porun mayor arcasmo morfolgico y fonolgico frente a las otras dos.

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    Segundo, el grupo llamado generalmente Tup o Tupinamb(guaran de la costa atlntica) que hablaba la llamada lingoa geralen portugus, con abundante documentacin escrita, en estado msavanzado de evolucin que el anterior, y que sufri una fuerte

    influencia del portugus ante el cual fue paulatinamente perdiendoterreno, terminando por desaparecer por completo, no sin dejarprofunda huella en el portugus del Brasil. Tercero, el grupocaracterizado por hablar el Avae (lengua del hombre), quecomprende los dialectos del Paraguay, Bolivia, Argentina y sur delBrasil, estrechamente emparentados entre s, poseedor tambin deuna documentacin abundante, as como una literatura religiosadebida al empeo de los misioneros,especialmente jesuitas. Es elms evolucionado y el que mejor ha sobrevivido al embate de laslenguas europeas, aunque sea por otra parte el que tiene suestructura interna ms distorsionada. A propsito de la citadaunidad en la diversidad lingstica, quisiera citar una experienciapersonal. Hace poco me llegaron a las manos estudios 3. sobre lalengua y la cultura de los Wayampi, los miembros msseptentrionales de la gran familia Guaran-Tup, que habitan a

    orillas del Oyapok, en la actual Guayana Francesa. Pese a ladistancia espacial ytemporal en tanto que hablante del guaranparaguayo me sorprendi la similitud entre ambas expresionesdialectales, que me permita reconocer

    2 MARCOS MORNIGO, Unidad y diferenciaciones del guaran, enSuplemento Antropolgico, Vol, VIII, 1-2, Asuncin, 1973.

    3 FRANOISE GRENAND , La langue Wayampi: phonologie et grammaire,Dip lme de IE.H.E.S.C Pars, 1975.PIERRE GRENAND, Introduction ltude de lunivers Wayampi, Diplme deIE.H E.S.C., Pars, 1975.

    en el Wayamp casi todos los elementos de mi lengua y podercomprender el sentido al cabo de un momento de aplicacin.

    Los elementos de la cultura material 4.como componentesde la estructura de la comunidad, nos ayudan a comprender laorganizacin y las situaciones de la sociedad Guaran-Tupprecolombina, borrosas o confusas por la falta de cronologa y la

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    dispersin de los grupos que la integraban. La fijacin que implicala condicin de excelentes agricultores que con la caza, la pescay la recoleccin, constitua la fuente de la economa de consumoguaran se combinaba con la movilidad propia a la guerra

    forma destacada de la relacin con los otros grupos Guaran o noy con las grandes migraciones mesinicas que sacudan laorganizacin social. Estas migraciones segn Mtraux, laprimera sobre la cual existen documentos puede ser ubicada en elsiglo XV constituyen manifestaciones de perturbaciones propias

    a una transformacin de la sociedad 5. Clastres las caracterizacomo sntomas de la aparicin del Estado. Las comprobaciones de

    este investigador muestran el carcter peculiar de la nocin deautoridad o de poder poltico entre los Guaran: . . .- sociedadesen las cuales los que ejercen eso que en otros sitios se llamarapoder no tienen en realidad poder, en las cuales lo politico sedetermina como campo ausente de toda coercin y de todaviolencia, de toda subordinacin jerrquica, en donde, en unapalabra, no se da ninguna relacin de orden-obediencia. Paracomprender mejor esta situacin es preciso tener en cuenta las tres

    propiedades del lder indgena, citadas por Clastres:1. El jefe es un hacedor de paz; es la instancia moderadora delgrupo.2. Debe ser generoso de sus bienes, est al servicio de susadministrados, y no al revs.3. Slo un buen orador puede acceder al liderazgo.

    Los grandes movimientos mesinicos son, pues, la primeramanifestacin de un liderazgo basado en un cierto podercoercitivo, que podra preceder a la aparicin del Estado. Enefecto, estas migraciones, de justificacin religiosa, la bsquedadel yvy Maray (la tierra sin males, el acceso a la inmortalidad),eran conducidas por un Karai, gran sacerdote capaz de superar lasdivisiones y hostilidades entre las diferentes parcialidades de lagran familia, dado que la sociedad Guaran-Tup estaba formada

    por el conjunto de grupos que mantenan con los otros una relacinamistosa o belicosa.La organizacin de las aldeas se haca en una aglomeracin

    de 5 a 8 casas, dispuestas en cuadrngulo cada una sometida a la

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    autoridad patriarcal que alojaban en cada maloca, alrededor de50 miembros de la familia amplia. Frecuentemente varias aldeasamigas estaban rodeadas por hasta 3 empalizadas defensivas.

    4 Ver especialmente A. MTRAUX, op. cit.5PIERRE CLASTRES,La Socit contre ltat, Editions de Minuit, Pars, 1974.A propsito de las migraciones: HLNE CLASTRES , La terre sans mal,Seuil, Pars, 1975.

    El cargo de cacique era electivo, revocable y ocasional, es decir enfuncin de las necesidades blicas; un consejo compuestoespecialmente de ancianos cumpla una funcin orientadora y

    moderadora.Para comprender la nocin econmica entre los Guaran se

    puede decir, usando una terminologa contempornea, que en esassociedades no existen clases sociales, aunque pueda sealarse una

    cierta estratificacin social 6. Los investigadores llamaneconoma de subsistencia al sistema Guaran; me remito a ladefinicin siguiente: Por economa de subsistencia entendemos

    una ordenacin de la economa, cuya produccin y distribucin sondeterminados por los mecanismos de la reciprocidad y de laredistribucin, y en la cual el sustento de la vida en su mayor parteno se obtiene por venta en el mercado. La oferta y la demandainfluencian la formacin de precios, pero las modificacionessufridas por stos no repercuten en la produccin. Tales economasno pueden ser analizadas si se parte de la base de que la utilizacinptima de recursos para la satisfaccin de necesidades insaciables

    constituye la meta de toda actividad econmica. La falta de lassupuestas leyes de oferta y demanda no significa empero en modoalguno que la economa de subsistencia sea irracional. El principiode mximo beneficio viene a ser substituido por el de la mayorreparticin posible de los riesgo (. . .) Es una economa comunal,orientada hacia el abastecimiento ptimo de sus miembros ydependiente de la disposicin de cooperacin de todos ellos.

    En el caso concreto de los Guaran pudimos seguir a lolargo de su historia la formacin de una economia de subsistenciasumamente eficiente, que se hallaba en condiciones de prescindirpor meses enteros de una gran parte de mano de obra en la

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    produccin7.

    Pierre Clastres, objetando la denominacin de economa

    de subsistencia, como peyorativa y como invencin de laideologa occidental moderna, seala a propsito de sistemas comoel de los Guaran a los cuales aplica la denominacin desociedades de abundancia, utilizado por M. Sahlins que:producan una cantidad de excedente (o surpls) alimenticio amenudo equivalente a la masa necesaria al consumo anual de lacomunidad: produccin en consecuencia capaz de satisfacerdoblemente las necesidades, o de nutrir una poblacin dos vecesms importante8.

    Alfred Mtraux enumera, a partir de un meticuloso cuadrocomparativo, los numerosos implementos de la cultura materialcomunes a los componentes de la familia Guarani-Tup, lo quemuestra la pertenencia a una misma rea cultural, en la cual eranpracticados: una agricultura neoltica (rosado) de gran rendimiento,la caza, la pesca, la recoleccin, la alfarera o cermica

    6 J. MONTEVERDE, Aportes indgenas al problema rural del Paraguay enAccin, N 16, Asuncin, noviembre 1972.7 GEORG y FRIEDL GRNBERG, Informe sobre los Guaran occidentalesdel Chaco Central paraguayo, citado parcialmente en J. Monteverdc (6).8PIERRE CLASTRES , OP.CIT.

    (funeraria y utensilios), la cestera, el tejido y tintura, etc., como

    rasgos materiales principales de la misma. Mtraux seala lasinfluencias de otras culturas por razones geogrficas circunstancia tambin discernible en las variantes dialectales talel caso de la utilizacin del metal en los grupos que estuvieron encontacto con el imperio Incaico; en el resto, eran la madera y elhueso, menos frecuentemente la piedra, los materiales primariosutilzados. Es interesante transcribir esta frase en que el citadoautor sintetiza:

    Los Tup-Guaran aparecen pues como agricultores cuyacivilizacin est perfecta y nicamente adaptada a las condicionesde vida tal cual ella se presenta en las regiones tropicales de laAmrica del Sur. Establecidos generalmente a lo largo de los ros y

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    de sus afluentes, se han convertido en excelentes navegantescapaces de emprender lejanas expediciones a las que lespredispona su espritu guerrero9.

    En lo que se refiere a sus creencias religiosas, la

    uniformidad de las mismas siempre dentro de los maticesdebidos a prstamos e influencias est atestada por lacomparacin entre las observaciones sobre el tema de los primeroscronistas en diferentes regiones, con las actuales manifestacionesde la religin entre los Guaran del Paraguay. Pese a la distanciatemporal de casi cinco siglos, y la espacial existente entre lascostas atlnticas en que habitaba el desaparecido grupo de losTupinamb y la regin del Guair paraguayo, las formidablesinformaciones etnogrficas de cronistascomo Jean de Lery, AndrThevet o Yves dEvreux, no hacen sino confirmar la continuidadde las ideas religiosas, cuando se las compara con los textosrecogidos por Len Cadogan entre los Mby del Guair, hacia1945. Bartomeu Meli formula una definicin sinttica: Lareligin de los Guaran actuales, que en su estructura y en sufuncin, perpeta la religin de los antiguos Guaran, puede ser

    definida como inspiracin, sacramentalizada en el canto y en ladanza, dirigida por mesas en bsqueda de la tierra sin mal10.La creencia en una divinidad suprema, creadora, la

    existencia de dioses mediadores y de hroes civilizadores confunciones semejantes, la de genios confundidos con los hechos dela naturaleza, el diluvio, el mito de los gemelos, la tierra sin mal,son los grandes rasgos que, con variantes de nombres y de detalles,se repiten a lo largo del rea Guaran-Tup. Una vez ms el nombre

    de Alfred Mtraux debe ser citado como el del investigador quemucho ha aportado en este dominio de la religin GuaranTup,en sus caractersticas generales de puntos comunes y de diferencias11. No me extiendo sobre esas creencias que sern precisadas porlos textos mismos.

    9 ALFRED MTRAUX, op. cit10 BARTOMEU MELI, De la religin guaran a la religiosidad paraguaya:una sustitucin, enAccin N 23, Asuncin, agosto 1974.

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    11 ALFRED MTRAUX, La religion des Tupinamba et ses rapports aveccelle des autres tribusTup- Guaran,Librairie eErnest Leroux, Pars, 1928.

    que s quiero insistir es en la importancia de las mismas como

    fuente de la literatura de los Guaran. La casi totalidad de esaproduccin es de inspiracin religiosa, lo cual muestra latrascendencia del fenmeno religioso, a tal punto de dar origen a laexpresin capital de la cultura guaran.

    Digo literatura de inspiracin religiosa, pero considero derigor hacer dos aclaraciones al respecto de lo religioso.1. Es preciso distinguir entre el concepto estratificado,

    jerarquizado y dividido que caracteriza a la religin en la sociedad

    occidental, del fenmeno religioso en la cultura guaran. En sta setrata de un sentimiento que impregna tanto los hechos y fenmenosde la naturaleza, como los actos, aun los ms cotidianos, de la vidasocial. De cada fenmeno y de cada acto pues, emana, en formanatural y espontnea, un aliento que guarda relacin y est encorrespondencia con una esfera de lo sagrado. La lectura de lostextos, especialmente de las oraciones, da cuenta de estacaracterstica.

    2. Se trata, adems, de una religin, la de los Guaran, en la queconviven los dioses y los hombres, como muy bien lo seala PierreClastres (ver ms adelante Profetas en la jungla). En la religinguaran, la mxima aspiracin es la de alcanzar la condicin de lainmortalidad, atributo supremo de los dioses y de sus elegidos.Inmortalidad a la que es posible tener acceso medianteoraciones, danzas y ayunos en esta vida, pues la Tierra sin Mal,

    la de la perfeccin eterna, se encuentra en algn sitio de esta tierra.En suma, esa convivencia se opera en un grado tal, que implica,corno culminacin ideal, la equiparacin de los hombres a losdioses.

    EL PROCESO COLONIAL. LAS SUCESIVASREDUCCIONES

    En la historia de Amrica Latina podemos verificar que losindios, perdiendo o careciendo de una funcin econmica dentrodel sistema colonial, eran forzados a buscar refugio en regiones

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    econmicamente sin inters. All donde la fuga no fue posible, losindios fueron exterminados. Una de las principales razones deaquella poltica de exterminacin fue el hecho de que los indiosvivan en un sistema social de tipo colectivista y mostraban de una

    manera irrefutable que era posible vivir fuera del sistemaeconmico colonial12.Estas palabras dan cuenta del resultado deun proceso histrico que se cumple, desde fines del siglo XV, a lolargo de todo el continente americano, en el choque cultural msdramtico que conocen los tiempos modernos. No es mi propsitoenjuiciar ese proceso, por lo dems irreversible

    12De La situacin del indgena en Amrica del Sur. Aportes al estudio de lafriccin nter-tnica en los indios no-andinos, Montevideo, 1972, citado en J.Monteverde (6).

    y explicable en la ptica de la dialctica histrica, sino describiralgunos aspectos de su realizacin y sus consecuencias en elmbito guaran.

    Mano de obra gratuita, o casi, para la explotacin colonial,

    cuando no objetos de exterminio directo en caso de resistencia, losaborgenes americanos eran vctimas del proceso en ambos casos.Pero no siempre el coloniaje se planteaba en esos trminosextremos, conociendo a veces, en ciertas regiones, variantes,matices, particularidades especiales. Una de estas variantes era elmodelo de la colonizacin perifrica, de la que la provincia espaola del Paraguay constituy un caso tpico.

    Hasta hoy da una corriente de la historiografa paraguayapresenta el contacto hispano-guaran como un armnico, simtricoencuentro que dio como resultado el mestizamiento generalizado(el mestizo es llamado eufemsticamente mancebo de la tierra) yel bilingismo equilibrado. Como lo demuestra Bratislava Susnik,con apoyo de documentos, el proceso era menos idlico. Hasta lasOrdenanzas de Irala, de 1556, que establecen el rgimenestablecido de encomiendas, el servicio de los guaranes a los

    espaoles no obedeca a una ley determinada; el simple statusprovisorio de indios amigos de la tierra estableca la pauta de lasrelaciones socio-econmicas entre los conquistadores y losconquistados. Era en el comienzo una amistad hispano-guaran

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    que convena a las necesidades de los espaoles al entrar en lastierras de los cultivadores, y tambin a la ambicin de los Guarande contar con un aliado poderoso para aniquilar a sus enemigosGuaycur y Agaces, motivo constante de inquietudes. El primer

    servicio que losa Guaran prestaban en son de reciprocidad yamistad, pronto se convirti en abuso y opresin; la revuelta cario-guaran en la comarca asuncea, que exigi la cruel represinefectuada por el mismo Irala, constituye la respuesta de losdesengaados Guaran. En la contestacin al requerimiento alfactor Pedro de Orantes, en el ao 1513, para que los indios fueranen comendados segn las leyes reales, Irala describe dos caracteresdel primer servicio: los naturales son gente sin seor y principal aquien dar de rescates ni tributos a los conquistadores sinosolamente el servicio de sus personas; segundo, que segn lacostumbre que en esta tierra se torn, guarda y se ha guardado,estn todos los indios adeudados con todos los conquistadores ypobladores por va de haberles dado sus hijos, hermanas y mujeresy parientas que les sirvan. Estas dos circunstancias reflejan larealidad sentida por los primeros conquistadores: el derecho del

    conquistador al tributo personal a falta de otros bienes valuables, yel derecho proveniente de la misma costumbre del intensomestizamiento inicial, costumbre esta que permiti el verdaderoasiento econmico y la unidad social de los asunceos. Se apelabaa la realizacin de deudos espaoles y guaranes como un medioeficaz e inmediato de poblar la provincia, y esta polticapobladora corresponda al individualismo de los primerosconquistadores, que tuvieron que cambiar el soado El dorado por

    el maizal guaran, exigiendotierra, mujer y brazos para el trabajo;se desintegraban as desordenadamente, y por causa de laorientacin individualista, las antiguas comunidades Guaran13.

    Las lneas precedentes muestran bien la red ambigua ycompleja de las relaciones entre el colonizador y el colonizado. Sibien ste acept el pacto, hasta cierto punto y en algunascircunstancias, como una alianza contra los temidos enemigos,pronto se dio cuenta de la explotacin de que era vctima,

    disfrazada por el sistema de parentesco, que en la realidadconstitua un yanaconato por sangre, como afirma Susnik. Estaautora insiste en la intensificacin velada de la servidumbre

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    indgena por esta va de los deudos, ya que los espaolesaprovecharon el sistema social del Guaran neoltico, que imponaobligaciones basadas en el parentesco: la antigua prctica de lasaca de mujeres por parte de los jefes ms poderosos de aldeas

    significaba la subordinacin de la respectiva parentela14. Unainstitucin indgena que es hbilmente utilizada para reducir a lospropios Guaran a la servidumbre. Tanto ms que esas sacas,complemento importante a la cesin voluntaria de mujeres,resultaban de expediciones armadas en las que los hombres eranexterminados y las mujeres capturadas. Toda esta violencia,sumada a la explotacin, produjo levantamientos numerosos remitirse a la Cronologa a los que la historia oficial casi noalude.

    Es cierto que el fruto de la unin de grado o forzosaentre el conquistador y la india redujo o disimul las asperezas deun aspecto del proceso: el que concerna al mestizo. La presenciade ste con un status y una consideracin por encima al resto delcontinente, adquiri importancia por la escasez de espaoles, de locual constituyen causas principales la pobreza y la marginalizacin

    de la colonizacin perifrica. En esas circunstancias, la condicinde mancebo de la tierra que adems de los mestizos englobabaa los criollos, o hijos de espaoles 15._ constitua un elementovalioso de ascensin social, y no es imposible que muchos indiosamigos se incorporaran cuando ello era posible a la citadacondicin.

    La supervivencia de la lengua indgena, aunque sea ensituacin de diglosia relativa, como seala Bartomeu Meli 16. es

    otro factor que se suma a este proceso ambiguo. De cualquiermanera, como bien afirma el citado Meli, la nueva sociedad, entodo su sistema de comunicacin y ahora se puede incluirtambin a la lengua ha optado por ser colonial. La lenguaguaran, an hablada por casi todos, ha entrado en el mundocolonial, en el cual dos sectores principales de la comunicacinlingstica: el poltico y el econmico-comercial, son reservados al

    castellano 17 .

    13 y 14BRATISLAVA SUSNIK, El indio colonial del Paraguay, Vol. 1, MuseoEtnogrfico Andrs Barbero, Asuncin, 1965.

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    15 La doctora B. Susnik explica claramente las razones de la homogeneizacincriollo- mestiza en Aproximacin a la realidad vivencial y al ethos existencialen el Paraguay colonial, Estudios Paraguayos, Vol. III, N 2, Asuncin, XII -1975.16 y 17BARTOMEU MELI, El guaran y su reduccin literaria, en Actes del

    XLIICongres International des Amricanistes, Vol. IV, Pars, 1978.

    Me interesa centrar el enfoque en este ltimo aspecto;Meli, citando a Cadogan, resume la situacin de la lengua guaranen el mundo colonial:una lengua viene a ser dominada cuando se la relega al coloquiontimo y se le niega vigencia en lo que se ha dado en llamar elmundo de la cultura. El guaran recubra ciertas reas de la vidasocial; el castellano, otras18. Es en este dominio una negacincultural en el que es preciso situar el problema de la literaturaguaran. En efecto, se ha visto la reduccin hispana dentro delproceso de la conquista-colonia; en ella, la funcin del idiomaindgena se reduce al mbito coloquial y ninguna expresincultural-literaria se manifiesta en guaran.

    La otra reduccin de la poca colonial, la de las Misiones

    Jesuticas, se opera bajo signos menos compulsivos o brutales, y almismo tiempo de una sutilsima ambigedad. Por un lado, losmisioneros rechazan la encomienda y adoptan sistemas deproduccin econmica y de organizacin social ms o menosanlogos a los de los Guaran un cierto colectivismo, as comoel uso exclusivo de la lengua aborigen en las Misiones. Estasrazones, unidas a otras de orden religioso (reinterpretacin-adaptacin de ciertas creencias indgenas) 19. constituyen un factor

    de atraccin y de adhesin por parte de los indios. Pero al mismotiempo, las medidas tienden a una mejor dominacin poltica, unams racional explotacin econmica y a una eficaz suplantacincultural 20. (factor ste capital si se tiene en cuenta la tareaprivilegiada de evangelizacin de la Compaa de Jess, a lo cualvan estrechamente unidos los aspectos de la lengua y de laproduccin textual de los Guaran) 21.

    En lo que respecta a la lengua, Meli seala tres formas de

    reduccin de la oralidad, mediante: a) la escritura, que al pasar dela variedad fontica a la uniformidad fonolgica, anula lasrealizaciones dialectales y desdibuja los contrastes entre el sistema

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    nuevo y el del reductor; b) la gramtica, que impone lacategorizacin a partir de la propia lengua, tendindose a crear unalengua estandardizada, cuyo propsito final es la de ensear a losindios las verdades cristianas; c) el diccionario, que no es slo

    una nomenclatura, sino un sistema de valores, el registro y lasemantizacin que se les asigna ya est dependiendo de losprocesos histricos, polticos, sociales, religiosos (. . ), as laspalabras conceptuadas como neutras son registradas sindificultad, mientras aqullas fuertemente semantizadas en la vidasocio-religiosa llegan a estar ausentes o aparecen con un sentidotraslaticio, es decir, traducido y resemantizado en la nueva vidareduccional. Y con esto llegamos, siempre con Meli, al ncleo

    18B. MELI, El guaran dominante y dominado, enAccin, N 11, Asuncin,setiembre 1971.19HLNE CLASTRES, op. cit. (5).20 RUBN BAREIRO-SAGUIER y HLNE CLASTRES, Aculturacin ymestizaje en las Misiones Jesuticas del Paraguay, en Aportes, N 14, Pars,octubre 1969.21 B. MELI, Op. cit. (5).

    del problema que nos interesa: Estas tres reducciones escritura,gramtica y diccionario sirvende soporte a la reduccin literaria propiamente dicha. La lista deescritos en guaran originados en las Reducciones Jesuitas y quevienen a confundirse con toda la produccin literaria en guaran delos siglos XVII y XVIII, esun claro ndice de la reduccin de estilos y de temas: catecismos,

    sermones, rituales y libros de piedad .En su mayor partetraducciones. La letra prestada se resuelve en una literaturaprestada. Era literatura cristiana escrita en guaran, no literaturaguaran. Se us la lengua indgena y algunos trminos y conceptosde su religin para sustituir sta por la fe verdadera de losconquistadores. Se produce as un vaciamiento de los valoresautnticos, una tergiversacin con propsitos de la suplantacincultural. La escritura sirve para dar firmeza a las dominaciones .

    Es preciso recordar aqu que la civilizacin guaran noconoci la escritura, hecho que, como lo demuestra la etnologacontempornea, no constituye un rasgo de inferioridad ni de lo

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    contrario. Significa, ms sencillamente, que la tradicin oral erasuficiente para las necesidades de transmitir la memoria colectiva,de la misma manera que las escasas cifras que utilizaban bastabanen el sistema de una sociedad no mercantilista. Como bien dice

    Pierre Clastres: Los pueblos sin escritura no son menos adultosque las sociedades letradas. Su historia es tan profunda como lanuestra y, a menos de ser racistas, no existe ninguna razn de

    juzgarlas incapaces de reflexionar sobre su propia experiencia y deinventar soluciones apropiadas a sus problemas22 .

    Pero la falta de escritura no significa carencia de literatura.Los Guaran tenan una, de tal fuerza que al cabo de 400 aos nosllega en el esplendor de su diversidad y de sus sutiles matices,habiendo sido capaz de resistir a los embates de todas lasreducciones. Y nos llega transmitido en un libro viviente, conpginas de labio-lengua-memoria, indestructibles como el alientodel pueblo que la fue creando y recreando desde el amanecer deltiempo.

    Cabe preguntarse, por qu ni una sola expresin de esaliteratura ha sido recogida en tanto tiempo? Por qu tanta saa en

    la marginacin de los textos guaran? La dinmica del procesocolonial es la primera respuesta; ella establece que las normas, laspautas, las creencias, las leyes, los usos sern los del dominador.Pero, con las reticencias propias al proceso en cuestin, en el restode Amrica las manifestaciones literarias han sido parcialmenterecogidas. Por qu no la de los Guaran? La respuesta revela eldoble nivel de la discriminacin represiva, debido en este caso alcarcter esencialmente religioso de esa produccin. Cantos

    cosmognicos y teognicos, mitos fundacionales y actualizadores,oraciones que ponen en comunicacin al hombre con sus dioses, lapalabra potica, con el canto, constituye entre los Guaran elncleo ms vital, medular de la cultura, su expresin

    22 PIERRE CLASTRS, op. cit. (5)

    privilegiada y el esqueleto de su ser social. Quebrar ese soporte,taponar el aliento de la colectividad constitua el medio ms eficazpara obtener la desestructuracin de la sociedad, la mejor manerade conseguir la dominacin explotadora. Era tanto ms necesario

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    acallar la voz de ese pueblo profundamente creyente su palabra,mtica, ritual, que las dos expresiones de la reduccin colonial sehacan en nombre, o con el pretexto, de la evangelizacin, laenseanza de los principios de la fe verdadera. En nombre de

    ello se practicaba la extirpacin de la idolatra, la muertenecesaria de las supersticiones falaces o las creenciasdiablicas de los indgenas.

    EL RESCATE DE LOS TEXTOS GUARANI

    Cuando hablo de proceso colonial no me limito al perodo histricoque se termina con la Independencia (1811). La polticaeducacional de los emancipadores es tanto o ms discriminatoriaque la de los gobernadores espaoles, en lo que concierne a lalengua guaran, por ejemplo; la Constitucin liberal de 1870 losigue siendo, y mi personal experiencia escolar no me permiteafirmar que la discriminacin haya cambiado mucho. En 1848 sedesintegran los veintin pueblos de indios, lo cual acarre como

    afirma J. A. Gmez P., una identificacin socio-poltica, indo-criolla y un acelerado proceso de dispersin y mestizaje 23. Almismo tiempo se oblig a sustituir los apellidos indgenas por otrosde origen espaol. Estas ltimas medidas, en lo que concierne a losindios en contacto. En cuanto a los kay gu, los monteses, eranconsiderados poco menos que como bestias, de acuerdo con unconcepto supuestamente cristiano: Son como animales porque noestn bautizados, es la respuesta de un 77% de los interrogados en

    una encuesta hecha en1971. De aqu a la caza del indio no haysino un paso, y de esta institucin racista han sido vctimasrecientes los Ach de la Regin Oriental del pas. Es unainstitucin que en zona rural se desarroll juntamente con el valorprogresivo adquirido por las tierras, y que encuentra su

    justificacin legal concomitante de la otra, la moral en elsacrosanto principio de la propiedad privada; los indios,primigenios ocupantes y poseedores por derecho ancestral,

    resultan molestos, traban la marcha del progreso.En el aspecto cultural, la actitud de la primera promocinnacionalista- indigenista del Paraguay (segunda y tercera dcada

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    del siglo) es una muestra tpica de incomprensin de los valoresGuaran. En efecto, la reivindicacin que intentan resultacontraproducente, pues en ella se revelan tributarios delpensamiento colonial. Pese a las buenas intenciones, el resultado es

    el de aumentar la confusin con respecto a la cultura indgena, y elde solidificar la tradicin de interpretaciones gratuitas, cuando noerrneas, creadas por la tradicin colonial 24.

    23J. A. GMEZ PERASSO, Los pueblos de indios y su desintegracin en elsiglo XIX, en Suplemento Antropolgico , Vol. XI, N 1-2, Asuncin, XII -1976.

    Los precedentes datos muestran la escasa consideracinhacia el indgena, su lengua y su cultura, aun despus de laIndependencia. Lo que diferencia el rea guaran de las otras reasculturales de gran extensin en el continente americano (maya,nhuatl, quechua), es que en la primera existe un hueco de silenciode cuatro siglos que dur hasta hace poco tiempo, mientras que enlos otros dominios, con dificultades es cierto, se recogieron

    testimonios literarios. Es as que los textos Guaran siguieronignorados hasta1914, fecha en que Kurt Nimuendaju Unkel, unantroplogo alemn, public un corpus recogido entre losApapokva-Guaran de la frontera brasileo- paraguaya, aparecidoenZeitschrift fr Ethnologie, T. XLVI, Berln, 1914, bajo el ttulode Die Sagen von der Erschaffung und Vernichtung der Welt alsGrundlagen der Religion der Apapokva-Guaran. En realidad, enParaguay los textos Apapokva fueron conocidos recin en 1944,

    cuando Juan Francisco Recalde public en San Pablo la traduccinal espaol y al guaran paraguayo que constituye una proezabajo el ttulo de Leyenda de la creacin y juicio final del mundocomo fundamento de la religin de los Apapokva-Guaran.Conocido es quiz palabra exagerada: la edicin deRecalde fuetirada a 100 ejemplares mimeografiados.

    La recoleccin de los textos Apapokva ha sido posiblegracias a la integracin de Kurt Unkel a ese grupo Guaran, que leadopt, en 1906, como miembro, habiendo recibido en laceremonia inicitica su nombre como cualquier honrado guaran,por parte del paj. (Nimuendaju, el ser que crea su propio lugar,

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    fue adoptado por el etngrafo alemn como primer apellido, alhacerse ciudadano brasileo). Aparte el valor literario intrnseco,los textos recogidos por Nimuendaju tienen el gran mrito de haberrevelado la existencia de una rica produccin literaria guaran,

    hasta entonces desconocida, ignorada, o menospreciada, cuando sedescubra su existencia por vagas noticias fragmentarias. Otromrito no menos apreciable es el de haber aclarado algunosconceptos religiosos sobre la existencia de un Dios creador, osobre la cosmogona, por ejemplo que entroncan con la serie dedatos dispersos recogidos por los primeros cronistas. En cuatrosiglos de represion ese aspecto fundamental, esa espina dorsal de lacultura guaran, no haba cambiado, pese a los contactos reductoresde la colonia y de la evangelizacin.

    Me he referido a la marginacin de la literatura guaran,especialmente la mtico-religiosa, por parte del proceso colonial.Me parece oportuno hacer alusin a la actitud defensivaconsecuente por parte de los indgenas. Vanse las palabras deNimuendaju en este sentido: No se debe tomar a mal a

    24 R. BAREIRO-SAGUIER, La generacin nacionalista-indigenista delParaguay y la culturaGuaran, en Actes du XLII Congres International des Amricanistes, Vol. IV,Pars, 1978.

    los Guaran la costumbre de esconder todo lo posible su propiareligin, de bajo de apariencias cristianas (. . . ) Los Guaran sedejan bautizar con toda facilidad. Su verdadero nombre pagano,

    ligado a su religin, nunca lo pronuncian delante de un cristiano25. Ante la agresividad reductora, la palabra religiosa, depositariaancestral de la identidad, smbolo y clave de la supervivencia de lacomunidad, se vuelve esotrica, y no se revela sino a quien ha sidoaceptado e integrado como miembro del asiento de los fogones.Esta forma de la resistencia cultural guaran es la otra cara dellargo silencio, y la voz inspirada que nos es posible or en toda suintensidad prstina despus de cuatro siglos, constituye la prueba

    de la fuerza que tienen esos mitos como elemento de cohesin y dereconocimiento social.Quien mejor penetr en el mundo religioso guaran y

    consigui transmitir sus cantos, fue Len Cadogan (1889-1973). El

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    tambin, como Nimuendaju, fue admitido por un grupo guaran,los Mbya del Guair y recibi el nombre que un cacique-chamn lerevel durante el rito de iniciacin: Tupa-kuchuvi-vev: dios-torbellino-que-vuela. El mismo cuenta, en la introduccin a Ayvu

    Rapyt, cmo un azar obtener la liberacin de un indio lepermiti descubrir la existencia de las tradiciones secretas de losMbya, despus de muchos aos de relaciones amistosas con ellos,en todo cuyo lapso no haba escuchado una sola palabra quehiciera sospechar siquiera la existencia de tales tradiciones. Es ascomo Cadogan es integrado al grupo y obtiene que le revelen latradicin esotrica Ne Pora Tenond: primeras palabrashermosas, que encierran el fundamento de la religin de losMbya-Guaran. A partir de all recogi, tradujo, interpret, conentusiasmo, con amor de copartcipe, la tradicin literaria sagradade los cuatro grupos Guaran del Paraguay oriental. A propsito desu trabajo, B. Meli dice con toda justeza: La originalidad y lacreatividad de Len Cadogan provienen de su fidelidad a laestructura del pensamiento guaran, aprendida, hecha propia en elescuchar y en el decir. Su experiencia guaran muestra muchas

    analogas con la de Nimuendaju, ya que como ste lleg a serguaran y un telogo de lo guaran, que escucha y puede decir lapalabra que viene de quienes estn encima de nosotros26 . Y enotra parte agrega: Es un hecho que se comporta corno unmiembro verdadero del asiento de los fogones y su manera dehacer etnografa no se ha quedado en la descripcin objetal ni en elacademicismo; en estructura de emocin contenida hay defensa ysplica, lucha y cansancio, furor y fracaso, la exaltacin de la

    danza ritual que conduce a la perfeccin y el pesimismo delcataclismo inminente: todo, porque es suyo y es l mismo 27 .Todos los que le suceden en la tarea de transcribir, traducir einterpretar las palabras de los Guaran, han debido recurrir a

    25 KURT NMUENDAJU UNKEL, en la introduccin de Leyenda de lacreacin y juicio final del mando como fundamento de la religin de los

    Apapokva-Guarani. Edicin mimeografiada del traductor J. F. Recalde, San

    Pablo, 1944.26 y 27 B. MELI, El pensamiento guaran de Len Cadogan, en Suplemento

    Antropolgico, Vol. VIII, N 1-2. Asuncin, 1973.

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    Cadogan, quien con la generosidad sin lmites que le caracteriz,estuvo siempre bien dispuesto, y ayud sin retaceos. Guardando lasdistancias de tiempo y situacin, se puede decir que Len Cadoganes el Bernardino de Sahagn (ms el fervor participante) de la

    literatura guaran. . . cuatro siglos ms tarde, circunstanciaimportante para comprender esta produccin.

    Bartomeu Meli es el sucesor en la tarea etnolingstica deCadogan, y el albacea elegido por ste, depositario de sus papelesy biblioteca. Sus trabajos son de gran riqueza y rigor. La medida deexpulsin del Paraguay (1975), por defender la dignidad de supueblo, incluida natural y privilegiadamente la de los indgenas, noha amainado el entusiasmo de su cometido. Con Georg y FriedlGrnberg, otros dos investigadores de la cultura guaran, publcun capital estudio: Etnografa guaran del Paraguaycontemporneo: Los Pa-Tavyter, en Suplemento Antropolgico,Vol. XI N 1-2, Asuncin, 1976.

    Marcial Samaniego es de los primeros etngrafos de latradicin literaria de los Pa-Tavyter; recogi textos traducidos engran parte por Len Cadogan.

    Pierre Clastres ha recogido material valioso entre los Ach,entre los Mbya y entre los Ava-Kat (parte de todo ello anindito). Autor de tres obras fundamentales para la comprensin dela cultura guaran, su desaparicin prematura deja inconclusa sucapital tarea de interpretacin de la misma.

    El investigador Miguel Alberto Bartolom acaba depublicar un excelente trabajo sobre los Av-Kat-Et (chirip), lamenos estudiada de las parcialidades guaran, que incluye textos:

    Shamanismo y Religin entre los Av-Katu-Et, InstitutoIndigenista Interamericano, Mxico, 1977.Los textos Ach han sido recogidos y traducidos por Len

    Cadogan; anteriormente algunas oraciones por Jean Vellard, yposteriormente por el citado Clastres, y por Mark y ChristineMnzel, que con B. Meli y L. Miraglia publicaron un estudio yunos textos Ach: La agona de los Ach Guayak, historia ycantos, Centro de Estudios Antropolgicos de la Universidad

    Catlica, Asuncin, 1973.El presente volumen es posible gracias a la tarea de los

    citados autores y a la buena disposicin de los mismos o de sus

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    herederos (debo agregar a los ya citados, los nombres de HlneClastres y del doctor Juan Francisco Recalde (h) y de sushermanos, as como a B. Meli, albacea de L. Cadogan).

    Compar ms arriba a Cadogan con Sahagn, pero la

    diferencia, no slo en el tiempo, sino entre el material recogido poruno y otro, establece la especificidad en cada caso: los Aztecasconocieron la escritura y su literatura est, en gran parte, fijada enlos cdices que han podido ser conservados; los Guaran, como seha visto, no poseyeron los medios materiales de transmisin y sloutilizaron la oralidad, la movediza materia de la palabra. Si se tieneen cuenta las fluctuaciones expresivas entre un cantor y otro tanto ms que parte de esa literatura, las oraciones, son de creacinindividual se puede vagamente imaginar lo que en tanto tiempode inmersin habr variado, no obstante haber permanecidoigual a s misma. Pero quiero insistir sobre el factor oralidad, quecaracteriza al canto guaran. Hasta qu punto la transcripcin, alcongelar una materia viva y moviente, al embalsamar la palabravolandera, no la est desvirtuando, sustituyendo? Tanto ms que lafijacin es hecha por los jurua, los blancos. Es lo que plantea

    Bartomeu Meli con estas palabras: En estos textos, a pesar de serregistrados con intencin de fidelidad, todava se da una reduccin.La distancia cultural entre el escritor y el que dicta (aunque esteacto de dictar slo est implcito en el que habla) siempre -permanece, aun en el caso de Cadogan. Esto se traduce en el hechode que la literatura de este tipo slo registra fragmentos parciales,limitados por una parte por la relativa incapacidad lingstica ycultural del receptor, y por otra por las barreras ms o menos

    conscientes que el Guaran levanta frente al otro (. . .) Lareduccin antropolgica, en la cual se da la literatura de losGuaran en guaran, est marcada por el hecho de que es unaoperacin extraa al acto mismo de la creacin lingstica de losGuaran. . Slo cabe agregar las palabras con que concluye Meli:Tal vez es mejor que quede as 28.

    El presente volumen recoge los textos de las cuatroparcialidades guaran del Paraguay, instaladas en la regin oriental

    del pas: a) Mbaya, b) Pa-Tavy-ter, c) Ava-Katu-Et (Chirip),Apapokva y d) Ach-Guayaki.

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    La dificultad de acceso a la produccin de otros grupos dela familia guaran, con asiento en diferentes latitudes, me haimpuesto esta limitacin. Limitacin en cuanto al volumen, no enlo que se refiere a la riqueza del material reunido. Por otro lado,

    existe una ventaja evidente: la unidad que resulta de la pertenenciade las parcialidades a un rea geogrfica localizada en lo que fueun centro importante de la cultura guaran antes de la conquista. Yal mismo tiempo, la posibilidad de apreciar la diversidad, lasdiferencias entre un canto y otro que, guardando la proximidad deltema, muestran variaciones en funcin de las disimilitudes de baseentre los grupos o en funcin del grado de contacto con lacivilizacin occidental.

    El material comprende una gama que va de los cantoscosmognicos y teognicos a los textos etiolgicos, pasando porlos mitos de los hroes civilizadores, o por expresiones msindividuales, como las oraciones, o los poemas de tnica diferente:amatorios, religiosos, infantiles, etc.

    Se insertan las traducciones tal cual estn hechas, es decirsin reelaborar el significante. La necesidad de una tarea de re-

    escritura me ha sido manifestada en repetidas ocasiones verbalmente y por carta por Len Cadogan, siempre tan modestoen cuanto a sus limitaciones. La monumental tarea de don Lenincalculable para una sola persona fue realizada en medio delos avatares y apremios econmicos, de salud y de tiempo desu vida, sin embargo tan fructfera.

    28B, MELI, op cit. (17).

    Pero l era muy consciente del carcter esencialmente literal desus traducciones. Leyndolas se tiene la impresin de estar frente auna materia densa, de una riqueza potencial inmensa, en lo que atrabajo de la palabra se refiere.

    Don Len pensaba que un equipo podra realizarlo.Desgraciadamente,la muerte lo arranc antes de que la tarea cobrara cuerpo, y larepresin dictatorial dispers a casi todas las otras personas en lasque l pensaba.

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    La impresin frente a los textos, que expreso ms arriba, nose limita a los traducidos por Cadogan. Georg Grnberg, querecogi los textos de los Pa-Tavyter y particip con Meli yFriedl Grnberg en traducirlos, me manifest la misma idea.

    Pero la labor de re-escritura ser para otra ocasin. Decualquier manera, tal como estn transcriptos, los cantos guaran sedesplegan en su resplandeciente, llameante, tronante belleza, ensu sorprendente profundidad, como se podr apreciar leyndolos.

    RUBN BAREIRO SAGUIER

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    Los TEXTOS ms importantes en cuanto a la calidad y a la

    cantidad que se conservan de la literatura guaran son los de los Mby, autodenominados Jeguakva Tenond Poranguei: losltimos primeros adornados.

    Dos razones contribuyen a acordarte la prioridad. La primera es que se trata de un grupo que, habiendo rechazadolargamente el contacto con la cultura occidental, pudo conservarsus tradiciones mtico-religiosas al abrigo de las influencias einterferencias cristianas. Gracias a ello ha sido posible restituir latotalidad del proceso de la cosmogona y de la teogona de losGuaran, que en los otros corpus inclusive en el de los Apa

    pokva, de anterior recoleccin se hallan truncas. La segunda razn se debe a la persona del transcriptor-

    traductor: Len Cadogan, que como se ha visto, fue incorporadocomo miembro del grupo. En efecto, ese gran chamn, profeta ytelogo guaran, que fue don Len, aplic lo mejor de su labor

    etnogrfica e interpretativa a la produccin cultural de los Mby.Se puede ver muy bien esto en los dos corpus incluidos:Ayv Rapyt (El fundamento del lenguaje humano) y Ywyr eery(Del rbol fluye la palabra). Son los dos corpus ms estructuradosque existen en el dominio de la literatura guaran. Meli se refierea sus caractersticas diciendo: Obras como Ayv Rapyt, comoYwyr eery (. . .) son ciertamente obras bien estructuradas, quetal vez superen el sistema de los Guaran histricos de hoy, en

    gran parte desintegrado. Pero son obras en que se nos da unamanera de ser guaran autntico, que aunque el Guaran la hayaperdido en el proceso colonial que ha tenido que padecer, es, sinem bargo, una normal ideal que todava puede tener vigencia(El pensamiento guaran de Cadogan).

    Ayv Rapyt es incluido en su totalidad, salvo el captuloreferente a los saludos, que en una versin castellana carece de lacoherencia que le acuerda la circunstancia, es decir el contexto en

    el cual son utilizados. Tampoco van las notas lexicogrficas, todasreferentes a la interpretacin de la expresin guaran en funcinde su traduccin. Pero se han conservado las notas que ayudan a

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    la comprensin de ciertos aspectos del significado textual.Considero que la mejor introduccin a un texto como Ayv Rapytes el artculo Profetas en la jungla, en el que Pierre Clastresdesentraa la nocin del canto ritual guaran, y la pasin del

    cantor en su situacin cultural particular. Clastres no slo revelalas profundas races, la fuente de donde brota la literaturaguaran, sino que lo hace con belleza y fervor.

    Ywyr eery es incluido parcialmente. Se han conservadolos textos ms literarios, y aunque estn presentes las referenciasetiolgicas, se ha prescindido de los pasajes de un inters casiexclusivamente etnolgicos. Para la seleccin de los fragmentos seha seguido las explicaciones y consejos que el mismo Cadogan daen el prlogo del libro. La excelente presentacin de Bartomeu

    Meli explica con claridad la importancia de estos textos.Se completa el material Mby con los cantos recogidos por

    Pierre Clastres y traducidos con la ayuda de Len Cadogan que,todos, unen la gran calidad literaria a la profundidad del

    pensamiento expresado.Por ltimo, se incluyen cinco oraciones cortas recogidas y

    traducidas por Jean Vellard hacia 1930. La ndole prctico-cotidiana de las mismas muestra el grado de confianza que los Mby acordaban a los que intentaban descubrir sus tradicionesautnticas, antes de que Cadogan ganara la confianza de losmismos.

    R. B. S.

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    PROFETAS EN LA JUNGLA

    LA AMRICA indgena no termina de desconcertar a los queintentan desvelar gran rostro. Constatar que se asignan a suverdad propsitos a veces imprevistos, nos obliga a reconsiderarla imagen estancada que se tiene de ella; quiz una forma de suastucia consista en acomodarse a esa idea. La tradicin nos halegado del continente sudamericano y de los pueblos que allhabitaban una geografa sumaria y superficialmente verdadera:

    por una parte, las Altas Culturas andinas y todo el prestigio de susrefinamientos; por la otra, las culturas dichas de la SelvaTropical, tenebrosos reinos de tribus errantes por sabanas y

    junglas. Salta a la vista el etnocentrismo que opone, de manerafamiliar al Occidente, la civilizacin de un lado, a la barbarie delotro. Complementariamente a este orden se expresa como

    consecuencia la conviccin, ms sabia, de que la vida del esprituaccede a sus formas nobles solamente cuando la sostiene el suelo,considerado ms rico, de una gran civilizacin: en sntesis, que elespritu de los Salvajes permanece espritu salvaje.

    Ahora bien, que esto no sea verdad, y que el mundoindgena se revele capaz de sorprender al auditor occidental conun lenguaje que antao tuvo indudable eco, es justamente lo quenos ensean los Mby-Guaran. Porque el pensamiento religioso

    de estos indios se carga, al desplegarse en la primera frescura deun mundo en donde conviven todava dioses y hombres, de ladensidad de una meditacin rigurosa y liberada. Los Tup-Guaran, de los que los Mby son una de las ltimas tribus,

    proponen a la etnologa americanista el enigma de unasingularidad que, desde antes de la Conquista, les impulsaba a lainquietud de buscar sin tregua el ms all prometido por susmitos, yv mar ey la tierra sin mal. De esta bsqueda mayor, y sin

    duda excepcional entre los indios sudamericanos, conocemos laconsecuencia ms espectacular: las grandes migracionesreligiosas de las cuales hablan las relaciones de los primeros

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    cronistas. Bajo la conduccin de chamanes inspirados, las tribusse ponan en marcha y, mediante ayunos y danzas, trataban deacceder a las ricas moradas de los dioses, situadas en el levante.Pero entonces apareca el obstculo pavoroso, el lmite doloroso,

    el gran ocano, ms terrible an al confirmar a los indios en sucertidumbre de que en la orilla opuesta se encontraba la tierraeterna. Es por esto que subsista integra la esperanza dealcanzarla algn da, y los chamanes, atribuyendo sus fracasos ala falta de fervor y al no respeto de las reglas del ayuno,aguardaban sin impaciencia la venida de un signo o mensaje dearriba para renovarla tentativa.

    Los chamanes Tupi-Guaran ejercan pues una influenciaconsiderable sobre las tribus, sobre todo los ms grandes de entreellos, los kara, cuya palabra, se quejaban los misioneros,esconda en s todo el poder del demonio.

    Los textos de stos no dan, desgraciadamente, ninguna indicacinacerca del contenido del discurso de los kara: por la simplerazn, sin duda, de que los jesuitas tenan pocas ganas de volversecmplices del diablo reproduciendo por escrito lo que Satn

    sugera a sus agentes indgenas. Pero los Thevet, Nbrega, Anchieta, Montoya, etc., traicionaban sin quererlo el silenciocensor reconociendo la capacidad seductora de la palabra de loshechiceros, principal obstculo, decan, a la evangelizacin de lossalvajes. As se deslizaba, involuntariamente, la confesin de queel cristianismo encontraba en el universo espiritual de los Tup-Guaran, es decir de hombres primitivos, algo suficientementearticulado para oponerse con xito, y como sobre un plano de

    igualdad, a la intencin misional. Sorprendido y amargado, elactivo jesuita descubra sin comprenderlo, en la dificultad de sus predicaciones, la limitacin de su mundo y lo irrisorio de sulenguaje: constataba con estupor que las supersticiones diablicasde los indios podan exaltarse a las regiones supremas de lo que

    puede ser llamada una religin. As ocultado, todo ese antiguo saber peligraba perderse

    para siempre si, atentos a su llamado y respetuosos de su

    memoria, no lo hubiesen mantenido silenciosamente vivo losltimos indios Guaran. De los poderosos pueblos de antao, noquedan sino unos pocos sobrevivientes en las selvas del oriente

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    paraguayo. Admirables en su perseverancia de no renunciar aellos mismos, los Mby, a quienes cuatro siglos de ofensas no hanconseguido forzar a que se humillen, persisten sorprendentementeen habitar su vieja tierra de acuerdo con el ejemplo de los

    antepasados, en acuerdo fiel con las normas que dictaron losdioses antes de abandonar la morada que encomendaron a loshombres. Los Mby han conseguido conservar su identidad tribalcon respecto a y contra circunstancias y pruebas del propio

    pasado. En el siglo XVIII los jesuitas fracasaron en su intento deconvencerlos a renunciar a la idolatra y en el de reunirse con losotros indios en las Misiones.

    Lo que saban los Mby, y que les fortaleca en el rechazo, era lavergenza y el dolor de ver cmo lo que ellos despreciabanamenazaba su propia substancia, su pundonor y su tica: susdioses y el discurso de sus dioses, poco a poco aniquilados por elde los recin venidos. Es en este rechazo que reside la originalidadde los Guaran, que se delimita el lugar muy especial que ocupanentre las otras culturas indgenas, que se impone el inters que

    presentan para la etnologa. Es en efecto raro ver en una cultura

    indgena la persistencia en existir conforme a las normas de su propio sistema de creencias, y llegar a conservar, ms o menosexento de prstamos, este dominio partcular. Del contacto entremundo blanco y mundo indgena resulta, lo ms a menudo, unsincretismo empobrecedor en el que, bajo un cristianismo siempresuperficial, el pensamiento indgena busca apenas diferir sumuerte. Precisamente, esto no se produjo con los Mby que, hastael presente, contnan condenando al fracaso toda empresa

    misionera.Esa secular resistencia de los Guaran a ceder ante la religinde los jurua, los blancos, toma su fuerza en la conviccin de quesu destino se ordena segn la promesa de los antiguos dioses: siviven en la tierra mala, yv mba megua, en el respeto de lasnormas, recibirn de los de arriba los signos favorables para laapertura del camino que, por encima del espanto de la mar, lesconducir a la tierra eterna. Podra sorprender lo que aparece

    casi como una locura. a saber, la constancia de esta rgidacertidumbre capaz de atravesar la historia sin que parezca habersido afectada. Sera desconocer la incidencia sociolgica del

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    fervor religioso. En efecto, s los Mby actuales se piensan todavacomo tribu, es decir como unidad social con vista a pre servar sudiferencia, es esencialmente sobre un fondo religioso que se pro

    yecta esta intencin: los Mby son una tribu porque son una

    minora reli giosa no cristiana, porque el cimiento de la unidad delos mismos es la comunidad de la fe. El sistema de las creencias yde los valores constituye, pues, el grupo como tal y,recprocamente, este cierre decidido sobre si lleva al grupo,depositario celoso de un saber respetado hasta en el ms humildegesto cotidiano, a permanecer como protector fiel de sus dioses yguardin de la propia ley.

    Claro que el conocimiento de la temtica religiosa se repartede manera desigual entre los miembros de la tribu. La mayora secontenta, como es normal, con participar aplicadamente en lasdanzas rituales, con respetar las normas tradicionales de la vida ycon escuchar en recogimiento las exhortaciones de su pai, de suschamanes. Pues stos son los verdaderos sabios que, como losKara de los tiempos antiguos, habitados por la misma pasin, seabandonan a la exaltacin de interrogar a sus dioses. Ah se

    redescubre el gusto de los indios por la palabra, a la vez comooradores y como auditores: dueos de las palabras y apasionadosen pronunciarlas, los caciques-chamanes encuentran siempre en elresto de los indios un pblico dispuesto a escucharles.

    Se trata casi siempre en estos discursos, de abordar los temasque literalmente obsesionan a los Mby: el destino en la tierra, lanecesidad de prestar atencin a las normas fijadas por los dioses,la esperanza de conquistar el estado de perfeccin, el estado de

    aguyj, nco en permitir a los que acceden a l ver abrirse elcamino de la Tierra sin Mal, por los habitantes del cielo. Lanaturaleza de las preocupaciones de los chamanes, susignificacin, su alcance y la manera en que los exponen, nosmuestran que el trmino de chamn califica mal la verdadera

    personalidad de estos hombres, capaces de ebriedad verbalcuando son tocados por los espritus de los dioses. A vecesmdicos, pero no necesariamente, se preocupan mucho menos de

    devolver la salud al cuerpo enfermo que de adquirir mediantedanzas, discursos, y meditaciones, esa fuerza interior, esa firmezade espritu, nicas susceptibles de agradar a amand, a Karai-

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    Ru-Et, a todas las figuras del panten guaran. Ms quepracticantes, pues, los pai mby son meditantes. Apoyados en elslido terreno de los mitos y de las tradiciones, se libran sobreesos textos, cada cual por su lado, a un verdadero trabajo de

    glosa. En consecuencia, entre los Mby se encuentran dossedimentaciones se podra decir de la literatura oral: una,

    profana, que comprende el con junto de la mitologa yespecialmente el gran mito dicho de los gemelos; otra sagrada, esdecir secreta para los blancos, que se compone de oraciones, decantos religiosos, en fin, de todas las improvisaciones que arrancaa los pai su fervor inflamado cuando sienten que en ellos un diosdesea hacerse or. A la srprendente profundidad de sus discursos,estos pai a quienes estamos tentados de llamar profetas y noms chamanes imponen la forma de un lenguaje notable por suriqueza potica. En esto, adems, se nota claramente la

    preocupacin de los indios por definir una esfera de lo sagrado talque el lenguaje que lo enuncia sea, l mismo, una negacin dellenguaje profano. La creacin verbal, salida de la preocupacinde nombrar seres y cosas segn la dimensin oculta, segn su ser

    divino, conduce as a una transmutacin lingstica del universocotidiano, a una Bella Palabra (Grande), de la que se hubierapodido creer que era una lengua secreta. As los Mby hablan dela flor del arco para designar la flecha, del esqueleto de labrumo para nombrar la pipa, y de los ramajes floridos paraevocar los dedos de amand. Transfiguracin admirable, la deabolir la confusin y el resentimiento de las apariencias, en lasque no quiere retenerse la pasin de los ltimos hombres: as se

    dice el verdadero nombre de los Mby, indios decididos a nosobrevivir a sus dioses. La primera palidez del alba recorta la copa de los grandes

    rboles. Se despierta al mismo tiempo en el corazn de los indiosGuarani el tormento, rebelde al apaciguamiento de la noche, desus tekoachy, de la existencia enferma, que viene de nuevo aalumbrar la luz del astro, recordndoles as la condicin dehabitantes de la tierra. No es raro entonces ver levantarse a un

    pai. Voz inspirada por los invisibles, lugar de espera del dilogoentre los humanos y los dioses, l mismo acuerda al rigor de suslogos el impulso de la fe que anima las bellas formas del saber.

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    Maitines salvajes en la selva, las palabras graves de sulamentacin se dirigen hacia el este, al encuentro del sol,mensajero visible de amand, el poderoso seor de los de arriba:a l esta destinada esta oracin ejemplar.

    Desmintiendo el primer y legtimo movimiento de esperanza,las palabras que inspira al recitante la salida del astro,encerrndolo poco a poco en el crculo del desamparo en el que leabandona el silencio de los dioses. Los esfuerzos de los hombres

    por arrancarse a sus vidas terrenas parecen intiles, puesto queno conmueven a los que ellos solicitan. Pero as, llegando al lmiteextremo de su duda y de su angustia, vuelven a dirigirse al que les

    pone a prueba y le dicen la memoria del pretrito, el recuerdo delos antepasados: estos acaso, mediante las danzas, los ayunos, ylas oraciones no fueron recompensados antao con eldescubrimiento del pasaje para atrave sar el mar? Quiere decir,

    pues, que los hombres pueden influenciar a los dioses, que todo es posible todava. Se afirma entonces la confianza en un destinosemejante para los hombres de ahora, para los ltimos Jeguakva:su espera de las Palabras no ser defraudada, los dioses se harn

    or por los que se mantienen atentos.As se construye el movimiento de la splica tarda, y llegadatemprano. amand, dejando brotar de nuevo su luz, consiente

    pues en dejar vivir a los hombres: el sueo nocturno es una muertede la cual el alba les arranca. Pero vivir, para los Jeguakva,

    para los portadores de jeguak, para aquellos a quienes adorna eltocado ritual masculino, no consiste solamente en despertarse a laneutralidad de las cosas. Los Mby habitan la tierra en el espacio

    del cuestionamiento y el Padre acepta, en consecuencia, oir laqueja de sus adornados. Pero al mismo tiempo que surge laesperanza en la que se enraza la posibilidad misma de cuestionar,su impulso es amainado por la terrestre fatiga: la miden la sangre

    y la carne y puede ser vencida por la oracin y la danza, sobretodo la danza, cuyo ritmo exacto aligera el cuerpo de su cargaterrestre. Qu ausencia exprera esta bsqueda, tan apremianteque la misma inaugura el da? La de las bellas palabras originales

    (e por tenond), lenguaje divino en el que se refugia lasalvacin de los hombres. Pausa en el umbral de su verdaderamorada: tal es el vivir de los Jeguakva en la tierra mala. La

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    imperfeccin de los cuerpos y de las almas impide desertarla,solamente ella les mantiene en el ms ac de la frontera, delmetafrico mar, menos temible en su realidad, a menudodesconocida por los indios, que en el hecho de inducirles a

    presentir la quiz definitiva reparticin entre lo humano y lodivino, cada uno anclado en su propia orilla. Agradar a los dioses,merecer de ellos las Palabras que abren el camino de la tierraeterna, las palabras que ensean a los hombres las normas de su

    futura existencia: tal es sin embargo el deseo de los Mby. Quehablen entonces los dioses! Que reconozcan el esfuerzo de loshombres, sus ayunos, sus danzas, sus oraciones! No menos ricosen mritos que sus padres, los Jeguakva tenond poranguei, losltimos de entre los que fueron los primeros adornados, aspiran aabandonar la tierra: se cumplirn pues sus destinos.

    As es, trgica en el silencio matinal de una selva, la oracinmeditante del indio: la claridad de su llamada no se altera por elhecho de que subterrneamente despunte en ella el sentido y elgusto de la muerte; la suprema sabidura de los Guarani es la desaber encaminarse hacia ella.

    PIERRE CLASTRES

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    AYV RAPYT *

    (Textos mticos de los Mby-Guaran del Guair)

    LA PRESENTE recopilacin es una transcripcin literal dedictados hechos por los mismos Indios, habiendo sido elegido parael efecto aquellos dirigentes que mi experiencia indicaba como losms idneos y dignos de confianza. El consignarlos al papel hasido posible mediante la colaboracin de Mayor Francisco, deTavai, y de Cirilo de Yvytuko, quienes han repetido las palabrasde los dirigentes, aportando explicaciones sobre el significado delas palabras y frases que me eran desconocidas. Los verdaderosautores del trabajo son: el Cacique Pablo Vera, de Yroys,Potrero Blanco, Colonia Independencia (cerca de Paso Jovi);Kachirito, de Paso Jovai, Obrajes Naville; Cacique Cheiro, del

    Alto Monday (Obrajes Fassardi); Mayor Francisco (Chicoi), de

    Tavai, y un soldado suyo cuyo nombre no recuerdo; Toms yCirilo de Yvytuko, Potrero Garcete, Colonia Mauricio JosTroche; Higinio y Mario Higinio; y otros cuyos nombres figuranen el texto. Higinio, segn supe, fue ajusticiado no hace mucho porhomicidio; el Cacique Cheiro muri de leishmaniasis; todos losdems viven al escribir estas lneas.

    L. C.

    CAPITULO 1

    Las primitivas costumbres del Colibr

    I

    Nuestro Padre ltimo-ltimo primeropara su propio cuerpo cre de las tinieblas primigenias.

    * Recopilacin, versin, notas de Len Cadogan.

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    II

    Las divinas plantas de los pies, el pequeo asiento redondo:en medio de las tinieblas primigenias los cre,en el curso de su evolucin.

    III

    El reflejo de la divina sabidura (rgano de la vista),El divino oye-lo-todo (rgano del odo),las divinas palmas de la mano con las ramas floridas (dedos y uas),las cre amand, en el curso de su evolucin,en medio de las tinieblas primigenias.

    IV

    De la divina coronilla excelsa las flores del adorno de plumas eran (son)

    gotas de roco.Por entre medio de las flores del divino adorno de plumasel pjaro primigenio, el Colibr, volaba, revoloteando.

    V

    Mientras nuestro Primer Padre creaba, en curso de su evolucin, su

    divinocuerpo,exista en medio de los vientos primigenios:antes de haber concebido su futura morada terrenal,antes de haber concebido su futuro firmamento, su futura tierra queoriginariamente surgieron, el Colibr le refrescaba la boca; el quesustentaba a amand con productos del paraso fue el Colibr.

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    VI

    Nuestro Padre amand, el Primero, antes de haber creado, en elcurso de su evolucin, su futuro paraso,

    El no vio tinieblas:aunque el Sol an no existiera,El exista iluminado por el reflejo de su propio corazn;haca que le sirviese de sol la sabidura contenida dentro de supropia divinidad.

    VII

    El verdadero Padre amand, el Primero, exista en medio de losvientos originarios;en donde paraba a descansar la Lechuza produca tinieblas:ya haca que se tuviese presciencia del lecho de las tinieblas (noche).

    VIII

    Antes de haber el verdadero Padre amand, el Primero, creado enel curso de su evolucin, su futuro paraso;antes de haber creado la primera tierra,El exista en medio de los vientos originarios:el viento originario en que existi nuestro Padre se vuelve aalcanzar cadavez que se alcanza el tiempo-espacio originario (invierno),cada vez que se llega al resurgimiento del tiempo-espacio

    primitivo (invierno, en el vocabulario religioso).En cuanto termina la poca primitiva, durante el florecimiento delLapacho,los vientos se mudan al tiempo-espacio nuevo: ya surgen losvientos nuevos(N y N.E.), el espacio nuevo; se produce la resurreccin deltiempo-espacio (primavera).

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    CAPITULO II

    I

    El Fundamento del Lenguaje Humano

    El verdadero Padre amand, el Primero,de una pequea porcin de su propia divinidad,de la sabidura contenida en su propia divinidady en virtud de su sabidura creadorahizo que se engendrasen llamas y tenue neblina.

    II

    Habindose erguido (asumido la forma humana),de la sabidura contenida en su propia divinidad,y en virtud de su sabidura creadora,concibi el origen del lenguaje humano.

    De la sabidura contenida en su propia divinidad,en virtud de su sabidura creadoracre nuestro Padre el fundamento del lenguaje humano e hizo queformara parte de su propia divinidad.Antes de existir la tierra,medio de las tinieblas primigenias,antes de tenerse conocimiento de las cosas,cre aquello que sera el fundamento del lenguaje humano (o: el

    fundamento del futuro lenguaje humano) e hizo el verdaderoPrimer Padre Namand que formara parte de su propia divinidad.

    III

    Habiendo concebido el origen del futuro lenguaje humano,de la sabidura contenida en su propia divinidad,y en virtud de su sabidura creadora concibi el fundamento del

    amor (al prjimo).Antes de existir la tierra,en medio de las tinieblas primigenias,

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    Tupa Ru Et, en la misma manera, a la que se situara frente a sucorazn, hizo conocedora de la divinidad a la verdadera futuramadre de los Tupa

    IX

    Por haber ellos asimilado la sabidura divina de su propio PrimerPadre;despus de haber asimilado el lenguaje humano;despus de haberse inspirado en el amor al prjimo;despus de haber asimilado las series de palabras del himnosagrado; despusde haberse inspirado en los fundamentos de la sabidura creadora,a ellos (los citados) tambien llamamos: excelso verdaderos padresde laspalabras-almas: excelsas verdaderas madres de las palabras-almas.

    Para interpretar correctamente el contenido de estosversos que constituyen, a mi parecer, el captulo ms importantede la religin mby-guaran, es indispensable tener presente queayvu lenguaje humano; eng = palabra; y e = decir, encierranel, para nosotros, doble concepto de: expresar ideas porcindivina del alma. Fue esta sinonimia la que me impuls a estudiar a

    fondo la religin de los Jeguakva, y a ello se debe esta obra, frutode ms de seis aos recopilando sus himnos, plegarias, mitos y

    tradiciones.

    CAPITULO III

    La Primera Tierra

    I

    El verdadero Padre amand, el primero,habiendo concebido su futura morada terrenal,

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    La cigarra colorada originaria est en las afueras del paraso denuestro Padre: es solamente una imagen de ella que queda en lamorada terrenal.Pues bien, el y-amaes el dueo de las aguas, el hacedor de las

    aguas. El que existe en nuestra tierra ya no es el verdadero: elverdadero est en las afueras del paraso de nuestro Padre: ya no esms que su imagen el que actualmente existe en nuestra tierra.Cuando nuestro Padre hizo la tierra, he aqu que era todo bosques,campos no haba (dicen). Por este motivo, y para que trabajase enla formacin de praderas, envi al saltamontes verde. En donde elsaltamontes clav originarianiente su extremidad inferior seengendraron matas de pasto: solamente entonces aparecieron laspraderas. El saltamontes celebr con sus chirridos la aparicin delos campos. El saltamontes originario est en las afueras delparaso de nuestro Padre: el que queda ahora no es ms que unaimagen suya.En cuanto aparecieron los campos, el primero en entonar en ellossu canto, el primero en celebrar su aparicin, fue la perdizcolorada. La perdiz colorada que por primera vez enton sus

    cantos en las praderas est ahora en las afueras del paraso denuestro Padre; la que existe en la morada terrenal no es ms que suimagen.El primero en remover la tierra en la morada terrenal de nuestroPadre fue el armadillo.Ya no es el verdadero armadillo el que existe hasta el presente ennuestra tierra: ste ya no es ms que su simple imagen.La duea de las tinieblas es la Lechuza.

    Nuestro Padre el Sol es dueo del amanecer.

    II Parte

    Nuestro Primer Padre est por internarse en las profundidades delparaso; en vista de ello, as habl:

    Solamente t, Kara Ru Et, las hileras de llamas inasequibles enque yo me inspiro las hars vigilar por intermedio de tus hijos, losKara valerosos.

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    Unicamente as los numerosos seres que se erguirn en la moradaterrenal, aunque quieran desviarse del verdadero amor, vivirn enarmona.Unicamente mediante aquello que refresca (moderacin), las leyes

    que pronunci para regir el amor no producirn excesivo calor ennuestros futuros amados hijos, en nuestras futuras amadas hijas.Habiendo amand Ru Et, el Primero, designado por susrespectivos nombres a los verdaderos padres de sus futuros hijos, alos verdaderos padres de las palabras (almas) de sus futuros hijos,cada uno de ellos en su respectiva morada [dijo]Despus de estas cosas, despus de haber hecho que os llamispor vuestros nombres, cada uno de vosotros en vuestras respectivasmoradas, las leyes que regirn en la tierra a los que llevan lainsignia de la masculinidad y el de la feminidad, vosotros lasconcebiris (sabris).Despus de estas cosas, inspir el canto sagrado del hombre a losverdaderos primeros padres de sus hijos, inspir el canto sagradode la mujer a las primeras madres de sus hijas, para que despus deesto, en verdad, prosperaran quienes se erguiran en gran nmero

    en la tierra.

    CAPITULO IV

    Se est por asiento a un ser paraalegra de los bien amados.

    Estos versos, que contienen las instrucciones impartidas poramandu Ru Et, padre de los dioses, a los eeng Ru Et,referentes al envo a la tierra de almas para encarnarse,corresponden al captulo que trata, entre otras cosas, de la creacinde la humanidad. Pero debido tanto a las copiosas notaslexicolgicas necesarias para una cabal comprensin de su

    contenido, cuanto a su belleza potica y profundidad filosfica, hecredo indispensable dedicarles un captulo especial.

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    I

    Cuanto est por tomar asiento (nacer) un ser que alegrar a losque llevan la insignia de la masculinidad, el emblema de la

    feminidad, enva a la tierra una palabra-alma buena para que seencarne, dijo nuestro Primer Padre a los verdaderos padres de laspalabras-almas de sus hijos.Por consiguiente, la que a nuestra tierra enviares palabra-almabuena para que se encarne, en esta forma le aconsejarsdiscretamente repetidas veces:Bien, irs t, hijito de amand (de Kara, Jakaira o Tup),considera con fortaleza la morada terrenal; y aunque todas lascosas, en su gran diversidad, horrorosas se irguieren, t debesafrontarlas con valor (grandeza de corazn).

    Comentando esta alocucin, dirigida por ande Ru Tenonde porturno a sus padres de la palabra-alma, dicen los mburuvicha:

    Cuando a nosotros criaturas nos envan: Bien, irs a la tierra,

    dicen los situados encima de nosotros.Acurdate de m en tu corazn (en tu vida, tu ser).As, yo har que circule mi palabra (inspirndote) por haberteacordado de m.

    As, yo har que pronuncien palabras (para tu inspiracin) losexcelsos innumerables hijos que yo albergo.En valor, en la facultad de conjurar maleficios, no habr, en toda la

    extensin de la tierra, quien sobrepase a los innumerables hijos aquienes yo albergo.Por consiguiente t, cuando mores en la tierra, de mi hermosamorada has de acordarte.Inspirndote yo hermosas palabras en tu corazn (coronilla), nohabr quin te pueda igualar en la morada terrenal de lasimperfecciones.

    Vuelve a comentar el mburuvicha:

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    Entendimiento lo tenemos desde un principio, debido a cuyo hechohasta con los pechos de nuestra madre nos encolerizamos (serefiere al llanto del prvulo que siente hambre).Nos inspiramos en la ciencia nociva antes de inspirarnos en la

    buena ciencia; por consiguiente, as me han hablado los situadosencima de nosotros. Escuchad atentamente estas mis palabras, mishermanitas, mis hermanitos, por ser de las que perduran (de origendivino)!Mismo contra los pechos de su madre ha de encolerizarsegrandemente la criatura, dicen los situados encima de nosotros.En cuanto se halla entre la gente, se inspira en la clera. Por haberyo enviado a la tierra a innumerables seres para que se yergan en lamorada terrenal, a las palabras de stos se debe que esto lesacontezca.Por consiguiente, solamente cuando ellos se llamen por losnombres que nosotros les damos, hallarn gozo los nios en lamorada terrenal y dejarn de rebelarse.

    Una de las obligaciones de los dirigentes espirituales(pudiendo ser hombre o mujer v. Cap. IX) es el determinar de qu

    regin del Paraso provienen las palabras-almas que se encarnan enlos de su tribu. Las madres les llevan sus hijos, dicindoles:

    Mi hijo ya est entre la gente: lo traigo porque quiero escuchar sunombre.

    El que llama o da nombre a las criaturas responde:Hemos de escuchar su nombrey, ponindose en comunicacin con los dioses, averigua la

    procedencia de la palabra-alma que se ha encarnado en el nio.Enciende la pipa, sopla echando humo sobre la coronilla del nio ycomunica a la madre el patronmico sagrado que le corresponde.Este nombre, parte integrante del ser que con l se designa, y quelo acompaar hasta la tumba, se llama ery moa a = aquello quemantiene erguido el fluir de su decir.

    El siguiente mensaje fue recibido por Toms, de Yvytuko,al llevrsele una criatura para que averiguase la procedencia de su

    alma:

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    Para nacer esta criatura, amandu Ru Et, Jara Ru Et, Kara RuEt discurrieron sobre la morada terrenal con aquellos a quieneshaba previsto de palabra.Hicieron que escudriasen las almas, buscando a quienes les

    serviran de madres, de padres.Entonces amand Ru Et, Kara Ru Et y Jakaira Ru Et[dijeron]Yo a mis hijos no he de volver a hacer que sean enviados; no hede volver a proveerles de asiento (hacer que se encarnen).Por consiguiente, a Tupa Ru Et lo transfiero, para que l de entreaquellos con quienes conversa (a quienes inspira), de entreaquellos a quienes da asiento (hace que se encarnen), discurrareferente a la morada terrenal.En virtud de esto, Tupa Ru Et, de entre la multitud de aquelloscon quienes l conversa en el interior de su paraso, a los TupaAguyjei y los Tupa Reko les permitir que se diviertan en mediode las innumerables cosas nefastas; har que mediante ellos, enverdad, exista grandeza de corazn. Aun entre los innumerablesseres que l conden, maldicindolos, se erguir, creciendo

    erguido para su madre, su padre, esta criatura en quien l hizo quese encarnara un alma creada por l.

    El espritu que ha encarnado en la criatura objeto de estaceremonia, como puede colegirse del contexto del mensajerecibido por Toms, es oriundo del Paraso de Tupa Ru Et, diosde las lluvias, etc. En caso de que proviniese de otro paraso, laconversacin trascripta la hubieran mantenido los tres eeng Ru

    que se habran abstenido de hacer que se enviasen almas a latierra. Tambin puede deducirse del texto: Che che raynamondo uka viri ma vaera = yo a mis hijos no he de volver amandar que sean enviados, que no son amand y los demsdioses que personalmente envan espritus a la tierra, sino susagentes o hijos, los amand Pyaguach, etctera.

    Colgese tambin del contexto de este mensaje, cuyaexactitud he verificado cotejndolo con otros de la misma ndole,

    que la palabra-alma prxima a encarnarse elige ella misma aquienes han de servirle en calidad de padres en la tierra. En cuantoa la reencarnacin, elemento bsico segn Nimuendaj de las

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    creencias religiosas de los Apapokva, slo puede deducirse delcontexto que sera posible; pero debo admitir que la creencia en lareencarnacin si por ella se entiende la encarnacin repetida deuna misma alma en distintos cuerpos no la he hallado

    confirmada en ningn himno, plegaria o mensaje divino. (Cap. V,que trata de la reencarnacin del alma en el cuerpo abandonado).Un dirigente muy avezado, el Cacique Pablo Vera, me dijo que elalma que ha cumplido la peregrinacin terrena ya se negara avolver, en vista de las tribulaciones que hubiera tenido queafrontar. En cuanto a la encarnacin de un alma de animal en unser humano, creencia que tambin, segn Nimuendaj, constituyeun dogma en tre los Apapokva, esto puede ocurrir segn creen losMbay, pero trtase de una gran desgracia, y si no se logra que elalma del animal desaloje el cuerpo del que se ha apoderado, elinfeliz debe ser sacrificado. Personalmente, aunque no he vistocasos concretos, creo que los casos de demencia o locura violentason atribuidos al hecho de haberse apoderado el alma de un animalde la vctima, no habiendo ms recurso que eliminarla. En el mitode Kapita Chiku (Cap. XVI) ctase el caso de un hijo de ste del

    que se haba apoderado el alma de un tigre, abandonndole supropia alma. El padre estuvo a punto de eliminar al hijo, cuandoTupa mand un granizo con el que la madre ahuyent al alma deltigre y pudo volver a encarnarse el alma del chico. El caso presentatodos los aspectos de un caso de demencia.

    Intimamente relacionado con este captulo sobre laencarnacin del alma, est la ley divina prohibiendo el adulterio aambos cnyuges durante la gravidez de la mujer; pecado que,

    segn las creencias de los Mby produce el aborto o la muerteprematura del nio. Esta ley est contenida en el siguiente mensajedivino:

    La criatura a quien se est por dar asiento os pondr a prueba: estatentacin debis afrontarla con fortaleza; no cedis a los deseosociosos que os acosen.Pues a fin de que os desviis, har que dirijis miradas vedadas a

    otras mujeres, a otros varones.Pues bien, esto lo digo sabiendo que lloraris viendo al nioenfermo de gravedad.

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    Por obstnaros en violar este mi mandamiento clamaris el uno alotro, lamentando la prdida de aquel a quien se tuvo la intencin[frustrada] de dar asiento para alegra vuestra.

    Cuando una criatura es adulterina, o los padres han sidoculpables de adulterio hallndose grvida la madre, los dioses seniegan a darle nombre, es decir, de proveerle de aquello quesostendr erguido el fluir de su decir, condenndolo con estanegativa a morir prematuramente. S del caso de un nio llevado aToms para que lo bautizara en que se empe infructuosamentedurante tres das enteros en comunicarse con el dios tutelar de lacriatura, en busca de su nombre; y me comunic que la negativa delos dioses era debida al adulterio de los padres.

    El adulterio, hallndose la mujer en estado de gravidez, esdesignado con la locucin: mita oembojoa: mita = criatura;embojoa = superponerse, colocarse encima; y refirindose a losnios muertos prematuramente y otros cuya muerte es atribuida aladulterio, se dice: Mita ijoakue ndoguerovyi = el nio noaprueba, detesta el haber sido vctima de adulterio. Esta creencia, y

    el mensaje de los dioses prohibiendo el adulterio, lo considero desumo inters desde el punto de vista etnolgico; porque segnNimuendaj y Samaniego, la figura central de la mitologaApapokva y la de los Aya Guaran engendraron hijos gemelos enuna misma mujer (Cap. VIII).

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    CAPITULO V

    El capitulo anterior trata de la encarnacin; en ste se trascriben los

    himnos sagrados referentes a la concepcin y muerte dos joyasde la poesa autctona acompaados de las notas lexicolgicas, yotros himnos y mensajes, indispensables para la cabal comprensinde su contenido. El himno de la concepcin me fue dictado por elMayor Francisco, de Tavai; la endecha de los muertos la escuchen Potrero Garcete con motivo de la muerte de un miembro de latribu all radicada. Me ayud a consignarlo al papel el CaciquePablo Vera, de Yroysa, Potrero Blanco.

    Huesos de quien portar la vara insignia a los que se da asiento (serhumano que es engendrado);

    T que le sirves en calidad de madre; t quien te yergues encalidad de padre: esto acontece para que obtengis hermosagrandeza de corazn. Unicamente as se llega a la perfeccin.

    Este himno sagrado, recibido de los dioses eeng RuEt para celebrarse el haber sido engendrado un ser humano, esentonado por el dirigente espiritual de la tribu, hombre o mujer:oemboe pora i vae, al constatarse la gravidez de una mujercasada.

    Cuando muere una persona se entona la siguiente endecha(entre numerosas otras) en el que se refiere un dirigente al mensajedel Padre de los Dioses (amand) a los eeng Ru referentes a

    los deberes de stos para con los esqueletos de los muertos:

    En esta manera habl nuestro Primer Padre a los verdaderos padresde las almas de sus hijos:

    En virtud de haberse elevado el germen de la palabra [al cielo],y haber retornado a la morada de quien la enviara, los huesos dequien portara la vara-insignia, aparentemente despreciados, y no

    obstante hallarse aparentemente abandonados, los iluminarsmansamente con la luz benfica de tus relmpagos sin trueno envirtud de tu divinidad lo hars hasta que se hunda el espacio.

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