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LITICA 3.o ÉPOCA ABRIL Y MAYO DE 1952 N.o 10 UN PRIMERO DE MAYO DE UNIDAD Y LUCHA DE LA CLASE OBRERA Son ya sesenta y dos veces gu© la clase obrera y los trabajadores de todo el mundo conmemoran el Primero de Mayo, Jornada de la fraternidad de los obreros de todos los países en lucha contra el capita- lismo, por su emancipación, por la paz, la democra- cia y el socialismo. ¡Qué colosales cambios se han operado durante estas sesenta y dos años en la co- rrelación de las fuerzas de clase en la arena inter- nacional! Hace 62 años, cuando los obreros realizaban en las callrs las primeras manifestaciones da solidaridad internacional del proletariado, muchos creían aun en ler. soüidez del régimen capitalista, en su existencia eterna. Pero el capitalismo era ya entonces un sisi'e- ma decrépito y pasaba a su última fase, el imperia- lismo, que ha traido al mundo la esclavitud de la mayoría de los pueblos del globo terrestre por un puñado de estados imperialistas, y un aumen'o inau- dito de la explotación y la miseria de los traba- jadores. .... La victoria de la Gran Revolución Socialista ds Octubre,, que escindió el mundo en dos campos opuestos, dio comienzo a la crisis general del capi- talismo y condicionó y aceleró la inevitabilldad de la cercana desaparición de es'e sistema social. El curso posterior de la historia ha ido poniendo cada vez más al descu- bierto la podredumbre del imperialismo. Pese a los febriles esfuerzos que hacen magnates del capital y lacayos y sirvientes. nada puede ya ayudarle. Ni la psicosis bélica, desmesuradamente avivada, ni la desesperada ca- rrera armamentista, ni las agresiones criminales —como la de Corea—, ni la infame campaña de ca- lumnias y provocaciones contra el campo del socia- lismo y de la democracia popular, ni el desenfreno del terror fascis'a pueden evitar la muerte ineluctable del capitalismo, porque los trabajadores luchan cada vez mas resueltamente por su emancipación. En el día de la revista da combate de sus fuerzas —el Primero de Mayo—, los trabajadores de todos los países harán el balance de la lucha contra el imperialismo. Las grandes ideas de los fundadores y iefes del movimiento comunis'a mundial, Marx, Enciíls, Lenin y Stalin, se están llevando victoriosa- mente a la práctica en un inmenso territorio, poblado por más de 800 millones de seres huí lanos, que se extiende desde el Elba has'a el Océano Pacífico. Los imperialistas miran con creciente alarma el mapa —que se reduce sin cesar— de sus dominios, inten- tando en vano cerrar el camino al movimiento libe- rador de los pueblos. El viejo mundo, el mundo de la explotación del hombre por el hombre, el mundo de la violencia, de la ooresión y .de las guerras devas- tadoras, sucumbe, jVence el mundo nuevo, el mun- do del trabajo emancipado, del socialismo, de la de- mocracia y de la paz! Por mucho que se enfurezcan los señores impe- rialistas, no pueden impedir que se difundan más y' más entre los pueblos de todos los países las inspi- radoras ideas del comunismo y que aumenten las simpatías y el amor ardiente a la Unión Soviética.

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L I T I C A3.o ÉPOCA ABRIL Y MAYO DE 1952 N . o 10

U N P R I M E R O D E M A Y O D E U N I D A DY L U C H A D E L A C L A S E O B R E R ASon ya sesenta y dos veces gu© la clase obrera

y los trabajadores de todo el mundo conmemoran elPrimero de Mayo, Jornada de la fraternidad de losobreros de todos los países en lucha contra el capita-lismo, por su emancipación, por la paz, la democra-cia y el socialismo. ¡Qué colosales cambios se hanoperado durante estas sesenta y dos años en la co-rrelación de las fuerzas de clase en la arena inter-nacional!

Hace 62 años, cuando los obreros realizaban enlas callrs las primeras manifestaciones da solidaridadinternacional del proletariado, muchos creían aun enler. soüidez del régimen capitalista, en su existenciaeterna. Pero el capitalismo era ya entonces un sisi'e-ma decrépito y pasaba a su última fase, el imperia-lismo, que ha traido al mundo la esclavitud de lamayoría de los pueblos del globo terrestre por unpuñado de estados imperialistas, y un aumen'o inau-dito de la explotación y la miseria de los traba-jadores. ....

La victoria de la Gran Revolución Socialista dsOctubre,, que escindió el mundo en dos camposopuestos, dio comienzo a la crisis general del capi-talismo y condicionó y aceleró la inevitabilldad dela cercana desaparición de es'e sistema social.

El curso posterior de la historia ha ido poniendocada vez más al descu-bierto la podredumbre delimperialismo. Pese a losfebriles esfuerzos que hacen

magnates del capital ylacayos y sirvientes.

nada puede ya ayudarle. Ni la psicosis bélica,desmesuradamente avivada, ni la desesperada ca-rrera armamentista, ni las agresiones criminales—como la de Corea—, ni la infame campaña de ca-lumnias y provocaciones contra el campo del socia-lismo y de la democracia popular, ni el desenfrenodel terror fascis'a pueden evitar la muerte ineluctabledel capitalismo, porque los trabajadores luchan cadavez mas resueltamente por su emancipación.

En el día de la revista da combate de sus fuerzas—el Primero de Mayo—, los trabajadores de todoslos países harán el balance de la lucha contra elimperialismo. Las grandes ideas de los fundadoresy iefes del movimiento comunis'a mundial, Marx,Enciíls, Lenin y Stalin, se están llevando victoriosa-mente a la práctica en un inmenso territorio, pobladopor más de 800 millones de seres huí lanos, que seextiende desde el Elba has'a el Océano Pacífico. Losimperialistas miran con creciente alarma el mapa—que se reduce sin cesar— de sus dominios, inten-tando en vano cerrar el camino al movimiento libe-rador de los pueblos. El viejo mundo, el mundo de laexplotación del hombre por el hombre, el mundo dela violencia, de la ooresión y .de las guerras devas-tadoras, sucumbe, jVence el mundo nuevo, el mun-do del trabajo emancipado, del socialismo, de la de-mocracia y de la paz!

Por mucho que se enfurezcan los señores impe-rialistas, no pueden impedir que se difundan más y'más entre los pueblos de todos los países las inspi-radoras ideas del comunismo y que aumenten lassimpatías y el amor ardiente a la Unión Soviética.

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Ifíseguro baluarte de la paz y fortaleza del movimientode liberación de los trabajadores.

En este Primero de Mayo los trabajadores mira-rán, ante todo, hacia la grande y gloriosa Unión So-viética, donde no hay crisis ni desocupados, donde seacaba de producir la quinta rebaja da precios des-pués de la guerra, donde no hay clases ni pueblosoprimidos, donde el hombre se ha lanzado a la con-quista de la naturaleza, transformando en fértilespraderas inmensas extensiones de tierras áridas queel pie del hombre no había pisado desde hace milesde años.

En este Primero de Mayo, los trabajadores mira-rán, también, hacia la nueva China, donde, bajo ladirección del Partido Comunista, 475 millones de se-res humanos se han liberado de la violencia y el sa-queo imperialista, han puesto fin al reinado de losmandarines feudales y forjan el progreso de su país,en marcha hacia el socialismo. Con la liberación deChina se ha derrumbado el sistema colonial del im-perialismo. La guerra ds liberación nacional del he-roico pueblo del Vieí-Nam se desarrolla victoriosa-mente; crece el movimiento liberador en Malaca, Bir-mania, Egipto, Siria y otros países del Oriente.

Los imperialistas no pueden ya mantener some-tidos a los países coloniales y dependientes, ni de-tener la poderosa y creciente ola de la lucha de li-beración nacional de estos pueblos, que se han er-guido en toda su gigantesca talla bajo la potente in-fluencia de la política nacional leninista-stalinista yde los progresos del país del socialismo y de la revo-lución popular china.

En este Primero de Mayo los trabajadores salu-darán los formidables avances ds los países de demo-cracia popular, que, gracias a la ayuda multilateralde la Unión Soviética, después de restaurar sus eco-nomías en un brevísimo plazo", han comenzado aechar con eficacia las bases del socialismo en la ciu-dad y en el campo, a elevar el nivel de vida de suspueblos y a realizar la revolución cultural.

Actualmente, para muchos millones de 'trabaja -dores de los países capitalistas y coloniales, son cla-ras la significación'internacional de la experiencia dela clase obrera de la Unión Soviética y la efectivi-dad del "modelo ruso" para todos los pueblos. Si elsocialismo ha encontrado en las orillas del Vístula ydel Danubio un terreno tan abonado como en las ri-beras del Volga y del Dniéper, es completamente cla-ro que, tarde o temprano, hallará un campo tan pro-picio en Jas orillas del Sena y del Tibet, del Táme-sis y del Ganges, como también en las orillas de to-dos los demás ríos.

En este Primero de Mayo, los trabajadores delmundo entero expresarán su activa solidaridad conlos pueblos de Francia, Italia, España, Grecia, Japón,Yugoslavia, Estados Unidos y demás países que gi-

men bajo el yugo de los monopolios imperialistas.En estos países, los trabajadores luchan firmementepor sus derechos en las duras condiciones Implanta-das por regímenes policíacos y de terror fascista.

En este Primero de Mayo, los trabajadores deAmérica Latina reforzarán sus filas, su espíritu so-lidario y su decisión de encabezar las luchas de suspueblos por su liberación nacional y social, contrala explotación imperialista, los pactos militares, eco-nómicos y políticos que nos atan al carro bélico denuestros opresores y contra las oligarquías iérrate- ̂nien'es y demás lacayos de los reyes del dólar.

En este Primero de Mayo, los trabajadores danuestros países consolidarán sus organizaciones declase y desarrollarán su unidad y sus combates, porsus reivindicaciones más sentidas; coordinarán susluchas por un reajuste general de salarios y sueldos,por el sistema de escala móvil para nivelar periódi-camente todas las remuneraciones en relación alcosto de la vida, por la derogación de la ley de de-fensa de la democracia y demás leyes represivas,por la inmediata libertad de todos los presos y re-legados políticos y por los demás puntos en que yase haya logrado uniformidad de pensamiento entrolos distintos sectores que componen el movimientode los obreros y empleados.

En este Primero de Mayo, los trabajadores chi-"1

leños, a través de la lucha por sus reivindicaciones,por la nacionalización del cobre, por el rescate denuestras riquezas, por la reforma agraia, por la in-dustrialización del país y demás objetivos centralesque animan a todas las fuerzas patrióticas, darán unnuevo pasp en el camino de hacar del proletariadola fuerza fundamental que coordine e Impulse la lu-cha de todos los sectores progresistas por la libera-ción nacional y social da nuestro pueblo.

Desde que el movimiento obrero dio sus primerosposos en nuestro país, allá por las últimas décadasdel siglo pasado, las clases dominantes han tratadode liquidarlo usando todos los medios, incluyendo eluso de las armas. Miles y miles de trabajadores hancaído luchando en Plaza Colón de Antofagas'a, enjila Escuela Santa María de Iquique, en Magallanes,San Gregorio, La Coruña, Plaza Bulnes, AvenidaMatta, etc. Las puertas de las cárceles, las islas, loscampos de concentración se han abierto para los me-jores luchadores de la clase obrera. Y los más pér-fidos Judas, como Bernardo Ibáñez, han actuadodentro del movimiento obrero, pagados por el Impe-rialismo yanqui, para dividirlo y corromperlo. Peroel movimiento obrero sigue su marcha. A veces,temporalmente, retrocede. Pero luego vuelve a avan-zar con más fuerza y empuje que nunca.

Precisamente, en esto instante, el movimiento dolos trabajadores chilenos está otra vez en ascenso.I Impulsémoslo con más fuerza; conduzcámoslo porel camino de la victoria!

Él Frente del Pueblo es un sólido movimientopor la liberación nacional y social de Chile

Por GALO GONZÁLEZ DÍAZ

El movimiento antiimperialista y antioligárquicode nuestro pueblo se desarrolla y afianza cada díamás por la acción de las grandes masas que sufrenmiseria y hambre debido a la política criminal reali-zada por González Videla y su pandilla.

¿En qué ha consistido esa política? Ha consistidoen amarrar el país al carro bélico de Wall Streety en hacer concesión tras concesión al imperialismoyanqui y a la oligarquía terrateniente.

Para favorecer la política belicista de los círculosdirigentes de los Estados Unidos, González Videla ysu camarilla empezaron por desencadenar la másbrutal represión contra el movimiento obrero, por ile-gatear al Partido Comunista —vanguardia del prole-tariado—, por destruir el régimen democrático me-diante la Ley de Defensa de la Democracia, por^ ena-jenar nuevas riquezas que eran del patrimonio detodos los chilenos —Sauzal, El Romeral, etc.— ̂ porromper relaciones con la gloriosa Unión Soviética,por aislar a Chile respecto al mundo del socialismoy de los regímenes democrático-populares y por en-tregar nuestras materias primas a los monopoliosyanquis a precios irrisorios, como es el caso del co-bre, que los imperialistas se llevan de aquí coti-.íando a 27 y medio centavos de dólar la libra, mien-tras en el mercado mundial se cotiza a 57 y hasta a60 centavos de dólar.

Poco a poco, la mayoría del país se ha conven-cido del carácter ruinoso y antichileno de la políticapr¿*yanqui y pro bélica de González Videla, y seha opuesto resueltamente a ella, rescatando parcial-mente las libertades públicas, impidiendo la aproba-ción del convenio educacional con Estados .Unidos,la congelación de sueldos y salarios y otros atentadoscontra Chile que ha proyectado llevar adelante elgobierno de acuerdo a aquella política.

Sin embargo, él imperialismo yanqui y el go-bierno de González Videla acaban de concluir unPacto Militar, que los chilenos no alcanzamos a im-pedir que se firmara y que debemos ahora impedirque lo apruebe el Parlamento y se cumpla en loshechos. \

Este Pacto Militar es el más grave atentado con-tra los intereses del país cometidos después de loscrímenes contra la Patria que González Videla co-nJ|Wió en 1947 y 1948, al traicionar el programa del4 de septiembre, romper relaciones con la URSS yy dictar la Ley de Defensa de la Democracia.

El texto del Pacto Militar aún no ha sido publi-cado. Y el gobierno, en una versión oficial, ha que-rido ocultar la gravedad del Pacto. Pero, por más cui-dadosamente que se haya redactado esa versión,no' ha podido ocultar el hecho de que, en virtud daese convenio, los yanquis armarán al país y Chils

se compromete a participar en .una tercera guerradel lado de sus opresores, los que nos despojan denuestro cobre y nuestro salitre, los monopolios deWall Street.

El asunto es, sin embargo, más grave. En el tex-to del Pacto o en algún documento secreto anexo aél, hay cláusulas que contemplan la construcción deaeródromos militares en distintos lugares del país,la instalación de bases céreas y navales en Arica,Tocopilla y otros puntos del litoral, y el artillamientodel Estrecho de Magallanes. Todo ésto, a más de .re-presentar un atentado a la soberanía nacional y uncercenamiento de hecho de nuestro territorio, tieneuna gravedad todavía mayor. Como lo afirmé hacealgún tiempo, éstas bases militares, instaladas pre-cisamente en las zonas donde están los principalesintereses yanquis, están destinadas a ser utilizadas,para ahogar en sangre les luchas de los trabajadoreschilenos, principalmente de los obreros del cobre yel salitre, so pretexto de aseaurar "la contribución deChile al esfuerzo bélico de EE. UU.".

El hecho que este Pecio ya haya sido firma-do, no quiere decir que ]a lucha contra él haya ter-minado ni que podamos darlo como "oleado y sa-cramentado". De ninguna manera. La lucha contraeste Pacto debe continuar más firme que nunca, sien-do urgente que en todcs las organizaciones patrióti-cas de obreros, empleados, profesionales, intelectua-les, comerciantes, agricultores, mujeres, jóvenes, etc.,se discuta dicho Pacto y se exija su derogación in-mediata. Hay aue recordar que el convenio educa-cional Leighton-Bowers fue derogado después de es-tar firmcdo, lo aue quiere decir aue el Pacto Militar,si bien en condiciones más difíciles, puede aún serdesbaratado.

A través de esta lucha contra el Pacto, hay queir creando la conciencia necesaria y dejando luegobien en claro que el pueblo de Chile desconoceráéste o cuclquier otro convenio leonino para los inte-reses nacionales y que, si llegara el momento, notomaría las armas para servir a sus verdugos impe-rialistas. >

El hecho de que el imperialismo se hayaapresurcdo a obtener la conclusión de éste Pactoantes aue termine el mandato presidencial de Gon-zález Videla •—que no estaba facultado para compro-meter al país en compromisos tan serios—, no es unademostración de fuerza sino de debilidcd. Los impe-rialistas se dan cuenta de la impopularidad de talpacto y temieron que bajo el futuro gobierno, debidoa la acción del pueblo, un convenio de tal naturale-za no pudiera ser firmado.

La oposición del país a dicho pacto quedó elo-

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cuentemente evidenciada durante los dos meses queduró su gestación. A pesar de ocultársele la grave-dad que encierra, la clase obrera y el pueblo expre-saron, a través de mil conductos, su repudio a todointento de amarrar al país a los planes bélicos delos imperialistas yanquis. De este sentimiento se tu*vieron que hacer eco incluso parlamentarios libera-les y conservadores y, en los últimos días, el sectordoctrinario del Partido Radical y el Comando Na-cional de la candidatura de Ibáñez. Con anteriori-dad, desde que se anunció el propósito de concluirtal Pccto, el Comando Nacional de la candidatura daAllende, o sea, el Frente del Pueblo, ya había im-pugnado enérgicamente el convenio.

Todos estos hechos demuestran que la mayoríanacional ha estado y está contra el Pccto y que, porlo tanto, es posible obtener su derogación si nos mo~vilizamos urgentemente con tal fin.

LOS QUE HAN NEGOCIADOCON LA PATRIA

La mayoría del país comprende ya que las con-cesiones a la oligarquía terrateniente, hechas por elgobierno de González Videla, les ha permitido' fa-bulosas ganancias a un reducido grupo de grandeslatifundistas mientras la 'mayoría del pcís sufre ca-da día más por la falta o carestía de los artículosagropecuarios. El traidor González Videla empezófavoreciendo a la oligarquía con la dictación de laLey de Siridicalización .Campesina •—otra vergüen-za para el país— que entregó maniatados a los obre-

1 ros e inquilinos para que los terratenientes los explo-tasen más inhumanamente, como lo han hecho y loestán haciendo, pagándoles salarios miserables, bur-lando el pago de la semana corrida y toda ley so-cial. Al mismo tiempo, González Videla, favoreció ysigue favoreciendo a los latifundistas con su triste-mente célebre política de los "precios remunerativos"que, una vez que estuvieron totalmente desprestigia-dos, empezó a llamarlos "precios justos" como si elpueblo pudiera ser engañado por un mero cambiode términos.

En virtud de esta política de "precios remune-rativos" o "precios justos", antes de empezar el añoagrícola, antes de sembrar, se fija, es decir, se alzael precio para la próxima cosecha. Antes de que sofijen estos precios, los terratenientes amenazan conno sembrar so .pretexto de que no podrían hacerloporque los costos no alcanzarían a ser cubiertos conlas utilidades de. los precios en vigencia. Pero suce-de que, después de alzados los precios, tampocosiembran o siembran mucho menos, obligando aipaís a importar este año más de un millón de quin-tales métricos de trigo y una apreciable cantidad dearroz, es decir, productos' que hasta hace poco se co-sechcban en cantidad, suficiente para abastecer elconsumo nacional y ;aún para exportar.

El caso no tiene nada de curioso. Por el contra-rio es muy lógico. Los precios remunerativos para elgran terrateniente, conducen a una merma y no aun aumento de la producción, pues, con menos es-fuerzos, con menos capital, con menos "molestias"como llaman los latifundistas al trabajo, ganan mu-cho más.

Junto a este puñado de latifundistas, se han fa-vorecido con los' "precios remunerativos", con la¿alzas que a diario'se decretan en La Moneda, lo i

grandes monopolios industriales, como Cemento Me-lón y Yarur; las grandes firmas distribuidoras —Gra-

ce, Duncan Fox, Codina, etc.—; los bancos particula-res, es decir, el capital burocrático, dé ccrácter es-peculativo, que no contribuye, sino que, al contrario,se interpone al desarrollo industrial independientedel país.

Y a la sombra de este capital, de sus influenciasde Palacio, se han favorecido y siguen favoreciendolos nuevos ricos del régimen, los gestores, los ladro-nes del cobre, que en su mayoría militan en las filq$del Partido Radical.

EL PAÍS QUIERE OTRA COSA

No cabe ninguna duda que la mayoría del paísrepudia esta política antinacional y antipopular. Nosólo las amplias mases populares, sino incluso im-portantes sectores de la burguesía, quieren un carrrbio serio en la marcha del país. Hay fuertes núcleosde industriales asqueados por la corrupción política,por el hecho de que hasta para traer una maquinariadel exterior tienen" que pagar una fuerte coima. Lafalta de créditos para ellos, los trastornos periódicosque provoca una inflación sin freno, las constantesalzas de impuestos, producen y están produciendoentre muchos industriales un sentimiento favorablea buscar nuevos caminos para sacar al país defip.postración. El interés aue ha despertado en estos cír-culos la Conferencia Económica de Moscú y la ge-nercl simpatía con que "en ellos se mira la consignapor la nacionalización del cobre, hablan en iormuelocuente de cómo un cmplio sector de la burguesíase inclina no sólo a un cambio de hombres sino, an-te todo, a un cambio de orientación en la direccióndel pcís.

Pero son indudablemente las masas populares yen primer lugar la clase obrera, las fuerzas que conmás decisión quieren y luchan por un cambio de fon"do -en los rumbos del país y combaten tesoneramen-te por sus reivindicaciones más sentidas y contra lapolítica dé guerra, hambre y opresión que ha reali-zado y realiza la dictadura.

La clase obrera ha luchado y sigue luchcníiijtenazmente por sus reivindicaciones económicas, so-ciales y políticas, habiendo conseguido importantestriunfos en este sentido, como es el salario familiar,indemnización para el arriendo de casas, mejor in-demnización por año de servicio y otras mejoras que,a través de su lucha, ha impuesto en gran parte delas industrias, lo cual significa que ha empezado aalcanzar conquistas superiores a las que están en elCódigo del Trabajo.

Las grandes huelgas del scliire y el cobre, lahuelga de los profesores, de los obreros y obreras dela industria textil y del calzado; los movimientos rei-vindicutivos de los obreros del carbón, de las faenasmarítimas y portuarias tienen un carácter esencial-mente antiimperialista, no sólo porque parte de élse libra en los grandes centros industriales en manc^de las componías imperialistas, sino, además, por-que en su conjunto se proponen reivindicaciones que.como el mejoramiento de sus condiciones de vida yla derogación de la Ley de Defensa de la Democra-cia, están en pugna con la política bélica y la domi-nación del país por pcrte de los monopolios norte-americanos. Es una obligación ineludible de todoslos trabajadores solidarizar urgente y ampliamente

con estas luchas, tratando que cada uno y todoslos combates de obreros y empleados desemboquenen victorias.

A este gran espíritu de unidad y lucha combati-va de los trabajadores chilenos se suma el fervientedeseo de unidad de obreros y empleados en una so-la y gran central de trabajadores. Esta unidad se vaforjando a paso firme y seguro a través de la uni-dad de acción en defensa de los intereses comunes,y or el aumento de sueldos y salarios, por la estabi-lidad en sus ocupaciones y trabajos, por el derechoa organizarse y a elegir libremente a sus dirigentes,por la derogación de la Ley Maldita de Defensa dela Democracia y de las demás leyes represivas, porla reincorporación a sus puestos de los obreros, yempleados despedidos por cuestiones políticas y so-ciales.

En este proceso unitario, los trabajadores chile-nos están aprendiendo a saltar los escollos, a hacerun lado los obstáculos, a barrer de sus filas a los di-rigentes a sueldos del enemigo, como lo prueba laexpulsión de .Bernardo Ibáñez del movimiento sindi-cal y de su propio Partido, y el hecho de que DíazMartínez y otros hayan sido dejados el margen deese movimiento. Por este camino, se marcha con fir-meza y seguridad hacia la unidad orgánica de todos

f, trabajadores, lo cual significará dar una boleta-en pleno rostro al imperialismo.La creación del Comité Nacional de Obreros y

Empleados, que está coordinando las luchas reivin-dicativas de todos los trabajadores, y la constituciónde un sólo Comité Pro Primero de Mayo son otros

• dos pasos de gran trascendencia unitaria y antiim-perialista. Por de pronto, hay que valorizar el hechoque esta unidad haya desbaratado los planes .delíbañismo que, azuzado por los dirigentes socialistasde derecha, querían realizar ese día una Marcha afavor de su candidatura, pretendiendo con ello lle-var la división al movimiento obrero, entre ¡bañistasy no ¡bañistas, y quitarle el contenido de lucha anti-imperialista que tendrá este Primero de Mayo, díaen que el proletariado hcce un recuento de sus fuer-^bs,^un balance de sus luchas y alza su puño de hie-rro contra las fuerzas de la reacción y el oscurantis-mo.

IA CUESTIÓN ELECTORAL

En el terreno político y electoral también se hamlogrado importantes avances.

El llamado que hicieran 500 dirigentes sindica-les a luchar por la candidatura de Allende, tiene unaimportancia excepcional. Le da a esta candidaturael apoyo activo y resuelto del grueso del proletaria-do y de paso, dada la diversidad ideológica de losfirmantes, refuerza el proceso de unidad de la claseobrera. Asimismo, el Manifiesto que lanzaron 400médicos y enfermeros de adhesión al candidato del

¿rente del Pueblo —entre los cuales hay prestigiososElementos de distintas ideologías— revela que estacandidatura, por su programa y sus principios y porlas fuerzas que la sustentan, empieza a abrirse pusoen los más amplios sectores ciudadanos.

Pero, sin duda, el éxito más importante en estaterreno lo constituye la gran marcha realizada enSantiago el día 6 de abril, bajo el lerna de "El Pue-blo a la Ofensiva". Esa marcha, impresionante porsu número, por sus componentes —pueblo auténti-

co— y por su contenido programático, expuesto enforma viva a través de grandes carteles, panneaux,carros alegóricos, etc., ha tenido la virtud de ponerfin a las especulaciones políticas de quienes, a fin deminar la confianza del pueblo, hablaban todos losdías de que la candidatura de Allende sería retira-da y entraría en componendas con la excecrablecamarilla cenista.

La marcha del 6 de abril ha demostrado una co-sa que es todavía tanto o más importante: ha de-mostrado que el Frente del Pueblo no es algo pasa-jero, circunstancial, meramente electoral, sino que ólrepresenta un movimiento en marcha impetuosa, quoexistiría aunque el país no estuviera abocado a unacampaña electoral y que, por lo tanto, seguirá ade-lante más allá .del 4 de septiembre.

No estamos frente a un mero cambio de guardiaen La Moneda. El pueblo de Chile, así como los de-más pueblos coloniales y dependientes, no estánabocados al simple reemplazo de unos sirvientes dslimperialismo por otros sirvientes suyos. Los puebloscoloniales y dependientes viven un período de gran-des conmociones sociales y políticas: están rompien-do la esclavitud de unos países por otros y removien-do hasta los cimientos al régimen capitalista. Ennuestro país, este período de grandes cambios ygrandes perspectivas nos plantea urgentemente larealización de imperiosas tareas como la reformaagraria y la nacionalización de las industrias que es-tán en manos de los voraces monopolios imperialis-tas, o sea, nos plantea la necesidad inaplazable dellevar a cabo la revolución democrático burguesa,agraria y antiimpericlista, pues, en los países comoel nuestro, la clase obrera, como dice Lenin, sufre notanto del capitalismo nacional como de la insuficien"cia del desarrollo de este último.

Por lo tanto, el Frente del Pueblo no es sólo unapostulación presidencial. Como lo demostró la mar-cha del 6 de abril, ól recoge las angustias del .pue-blo, su clamor, sus ansias de justicia, sus más apre-miantes necesidades, las más sentidas aspiracionesprogresistas de la ciudadanía y ofrece una salidapatriótica a la actual situación de hambre, opresión,atraso y miseria. Esa salida está en el rescate denuestras riquezas que hoy están en poder de los mo-nopolios imperialistas, es decir, en la nacionaliza-ción del cobre y demás empresas extranjeras; en laruptura del monopolio comercial yanqui, estable-ciendo amplias relaciones con la URSS, China y paí-ses de democracia popular; en la reforma agrariaque termine con el gran latifundio y ponga la tierra-en manos de. los que la trabajan.

Este programa, que sostiene el Frente del Puebloy su candidatura, no puede ser trenzado. Tampocopuede ser puesto en manos de ningún caudillo ymucho menos si ese pertenece al sector de la bur-guesía ,que, encabezada por González Videla, come-tió la infame traición al programa del 4 de septiem-bre. El Frente del Pueblo y su candidato ponen esteprograma en manos del pueblo, de cuya organiza-ción, unidad y lucha depende su realización próxima.

, . El Frente del Pueblo es, pues, un movimiento só-lido que cada día se arraiga más en les masas, con-quistando más y más elementos falangistas, radica-les, ¡bañistas y de otras ideologías que habían caídotemporalmente en el confusionismo. Esto debemostomarlo muy en cuenta para que por ningún motivoretrocedamos, sino que siempre vayamos hacia ade"

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kmte, .hasta hacer del Frente una fortaleza Inexpug-.nabíe. .En este sentido, los .dos partidos de mayor rai-gambre popular que participamos en él —el PartidoSocialista y el Partido Comunista—, debemos pesar laresponsabilidad que hemos contraído ante los tra-bajadores y el pueblo de Chile. Cualquiera que seael resultado de las elecciones, el Frente del Pueblodebe seguir adelante consolidándose, alanzándose,fortaleciéndose y ampiándose, para que, llegue o no.al gobierno el 4 de septiembre, luche incansablemen-te por el cumplimiento de su programa y por las rei-vindicaciones de los trabajadores y las masas po-pulares. Sólo de esta manera daremos confianza alpueblo, el que a la ve2 se convencerá que en suunidad y en su lucha radica la fuerza para la con-quista de sus derechos económicos, sociales y. po-líticos.

AMPLIAR EL FRENTE DEL PUEBLO

A pesar de la envergadura que está tomando, elFrente del Pueblo no ha conseguido, todavía, am-pliar debidamente sus filas. El sectarismo que reinaen algunos dirigentes y militantes tanto comunistascomo socialistas, no permite ampliar el movimientoa otras capas de la población. Por consiguiente esnecesario barrer con el sectarismo y hacer compren-der a cada militante del Frente del Pueblo que estetiene que tener una amplitud muy grande, haciendoque participen en ,él los más vastos sectores de lapoblación, cualquiera que sea su- ideología políticay su credo religioso, desde los obreros hasta los gru-pos patrióticos de la burguesía nacional.

f Puesto que el Frente del Pueblo tieno un progra-ma que contempla las aspiraciones y los intereses dela mayoría del país, puesto que ese programa es elúnico que permite dar una solución a la crisis en quevivimos y, puesto que ninguna otra candidatura üe-iie un programa semejante, es evidente que es po-sible ampliar el Frente del Pueblo y lograr que lamayoría del país apoye su candidatura.

Para esto tenemos que explicar incansablementea todos los chilenos, que lo que el país tiene queelegir es ante todo qué camino se quiere seguir: siel camino actual, de entrega a los monopolios yan-quis, de subordinación a sus planes de guerra, dsfavoritismo a la oligarquía terrateniente, de leyesrepresivas; o el camino del. rescate de la riqueza, dela nacionalización del cobre, de las relaciones conla URSS, o se¿, la senda de la pez, el progreso, elbienestar y la liberación nacional. Tenemos que ex-plicar, asimismo, que tanto Alfonso, como Matte GIbáñez, no ofrecen otra cosa que seguir el camino deGonzález Vídéla, el camino de sumisión al imperia-lismo yanqui y a la oligarquía semifeudal y ban-caria.

En otros términos, sigue estando en la primeraorden del día la divulgación y la popularización delprograma del Frente del Pueblo.

De manera muy especial hay que realizar estalabor entre las bases ibañistas. La candidatura ddIbáñez ha perdido fuerza, pero todavía conserva amucha gente engañada, a los elementos políticamen-te más retrasados a los cuales un grupo de políticosarribistas y de sirvientes del imperialismo, pre!rndeengañar y arrastrar a servir de pedestal a una dicta-dura fascista contra el pueblo y en favor del impe-rialismo yanqui.

Provocadores profesionales y bien rentados queoperan 'desde las filas ibañistas, pretenden arrastrar-nos a una lucha fratricida con los trabajadores y-lasdueñas de casa que creen en Ibáñez. No debemosdarles en el gusto. Con firmeza, .pero con serenidad,con paciencia, eon fraternidad, debemos discutir con.los trabajadores ibañistas, sin herir su amor propio,explicándoles las cosas, en forma clara y precisa.Estas discusiones deben hacerse en el hogar, en lacalle, en la fábrica, en todas partes, ya sea en foranaindividual o colectiva, esto es en pequeñas asam-bleas o foros organizados ex profeso. Y al, final deestas discusiones, que deben organizarse, planificar-se casa por casa, barrio por barrio, industria por in-dustria, hay que obtener como resultado, si no elabandono inmediato de Ibáñez por los ibcñistas,. almenos su decisión de trabajar en común con comunis-tas, socialistas y gentes de otras tendencias, en favorde las reivindicaciones comunes en la industria, enel barrio, etc., por.la derogación de la Ley de.Defen-sa de la Democracia, por la nacionalización del co-bre, contra el pacto militar que nos ata a EstadosUnidos etc. etc.

Por otra parte, es urgente atraer y conquistar-alcampesinado para el movimiento antiimperialista: yantioligárquico. A través de una constante propagan-da hablada y escrita, debemos convencerlo de «Juedebe sumarse a este movimiento que "enarbola labandera de la reforma alaria, la cual será una rea-lidad si ellos, los campesinos, se organizan y tomanen su propias manos la tarea de llevarla a efecto,conquistando y distribuyendo la tierra entre quienesla trabajan.

teNUESTRAS RESPONSABILIDADES

Compañeros militantes de nuestro glorioso Par-tido. Superándonos cada día más en nuestro trabajo,'despojándonos de todo vestigio de sectarismo, trans-formemos el movimiento del Frente del Pueblo en unpoderoso movimiento antiimperialista y antioligár-qúico, en el cual participe la inmensa mayoría de^anación quedando fuera de él solo el pequeño grupode oligarcas feudales y los traidores que han colo-cado a la Patria bajo la bota yanqui.

Hagamos de este movimiento una fuerza capazde llevar a la práctica las profundas transformacionesque reclama nuestro pueblo y que necesita urgente-mente el país para salir de la crisis y forjar su pro-greso.

Liguemos todas las luchas reivindicativas de losobreros, campesinos, empleados, profesionales, etc.,a las grandes aspiraciones que interesan a la na-ción, como la reforma agraria, la nacionalización delcobre y las relaciones con la URSS, China y paísesde democracia popular.

Intensifiquemos la formación de Comités delFrente del Pueblo en todos los rincones de Chile. Qi^jno haya una sola aldea, una sola fábrica, mina, ha*cienda, puerto, oficina, barrio o población, donde nohaya Comité del Frente del Pueblo, luchando por elprograma de este movimiento y por las reivindica'clones específicas de cada lugar.

Cada militante y dirigente-debe tener plena cla-ridad y comprensión del profundo significado delmovimiento del Frente del Pueblo, que no sólo .93una continuación de los movimientos de 1938, 1942- y

•1946, Bino, al misma tiempo, una superación de ellos.Esos movimientos fueron dirigidos por la burguesíay la pequeña burguesía, que son vacilantes, y queen momentos; difíciles retroceden, acobardan y seentregan al enemigo. Ahora, en él movimiento popu-

. lar antiimperialista y antioligárquico, el peso especí-fico está y debe estar cada vez más en manos de laclase obrera, que es y debe ser la fuerza motriz enla movilización de, todas las fuerzas patrióticas po>'

%\a liberación nacional y social.

De nosotros, comunistas, depende que todo estose convierta en realidad. De nuestro trabajó cotidia-no, de nuestra perseverancia, de nuestra agilidad,de'nuestra combatividad, de nuestra comprensión delos problemas y de la claridad para explicarlos, denuestra decisión en el cumplimiento de las tareas,depende la salvación de nuestra Patria de la catás-trofe económica, de las fauces del imperialismo y dela guerra, que es a donde la ha conducido y la con-duce la camarilla gobernante.

Las enseñanzas de la FSM y de la CTAL nospermiten superar el movimiento sindical mundial

Por O. P.

Representantes de más de 80 millones de trabaja-dores de todos los Continentes se reunieron a fines

e 1951 en Berlín por iniciativa del Consejo Generale la Federación Sindical Mundial.En esa reunión la FSM entregó un nuevo y gran

aporte al movimiento obrero internacional. LaFSM ha logrado desbaratar y destrozar todas las ma-niobras de la reacción y el imperialismo que tratabanpor todos los medios de Jevantar obstáculos al con-tacto fraternal de los trabajadores del mundo.

Los dirigentes de los obreros, empleados y campe-sinos del mundo, estrechamente vinculados a la dia-ria lucha de las masas en sus respectivos pueblos,han podido hacer un balance general de las activi-dades de cada uno de sus países y trazar las pers-pectivas que contribuyan a hacer más solidaria laacción de los trabajadores, a estrechar las relacio-nes de los asalariados entre sí, a emprender luchas

«coordinadas por el bienestar de las masas trabaja-doras, a mejorar las- relaciones amistosas entre lospueblos con vistas a afianzar la paz. En esta reu-nión se profundizó en aspectos fundamentales, a finde promover una mayor intensificación en la luchapor la unidad sindical en la acción y apartar las difi-'cultades que por la incomprensión, el oportunismo,el sectarismo o la deficiencia en la formación de cua-dros sindicales, subsiste en el movimiento sindicalinternacional.

El balance del Consejo General de la FSM ha sidooositivo. El éxito de la reunión de Berlín y la compro-bación que desde que abandonaron la FSM, losdirigentes ingleses y norteamericanos, los efectivosde ella han aumentado, de 64 a 80 millones, pese ala violenta ofensiva de que han sido objeto, ha sidouna evidente demostración de su fortaleza y efi-

tr ciencia.El Consejo General pudo imponerse en detalle de

• las grandes batallas libradas a través del mundo,—bajo las banderas de la FSM— por los partidariosde la unidad obrera, del bienestar de los trabajado-res y de la defensa de la paz.

Fueron estas batallas del proletariado en los paí-ses, capitalistas, coloniales, semi-coloniales o de-pendientes, las que obligaron a las tuerzas ocultas

de la reacción, del fascismo y el imperialismo, a in-quietarse, y tratar de destruir la FSM."En la imposi-bilidad de destruirla por dentro, crearon organismosinternacionales como la Confederación Internacionalde Sindicatos Libres, (CISL) y la Confederación ínter-americana del Trabajo, (CIT), y han procurado, me-diante el engaño y el soborno, mantener dividida ala clase trabajadora, en los países donde sus agenteslograron hace algún tiempo escindir el movimientoobrero.

Sin embargo, es tal la fuerza de la unidad en laacción de las masas en lucha contra la reacción y elimperialismo, que en casi todas partes estas escisio-nes han sido superadas y los abanderados de la trai-ción y de la entrega.de las fuerzas obreras a los'go-biernos y .a los imperialistas, han sido repudiadospor las masas trabajadoras. Como ejemplo dé loocurrido, podemos señalar el caso de algunos traido-res a sueldo de los yanquis en América Latina; deCofiña en Cuba; de Sabroso en Perú y de BernardoIbáñez Águila, en Chile.

El Consejo General de la FSM, pudo demostrar alos trabajadores de todo el planeta, sin distinción deideas o creencias religiosas, que las escisiones, sindrcales no son obra de los trabajadores, puestos queellos no tienen divergencias entre sí ni con los asala-riados de otros países o de otras razas; ya qué todos•persiguen el bienestar en la lucha contra los gobier-nos reaccionarios o en contra de las fuerzas de inter-vención armada o económica de los consorcios im-perialistas.

El Consejo General, indicó una vez más que ladivisión del movimiento, obrero, es obra de la reac-ción, aunque a veces .se tarde en desenmascarar alos instrumentos que sirven esos intereses. Allí se pu-do establecer que la división es el arma más apre-ciada por la reacción, para poder intervenir en lossindicatos de obreros y empleados. Las fuerzas delretroceso han recurrido siempe a esos métodos des-tructivos, cuando, han tratado de imponer su domi-nio en algún país o nación, o cuando han tratado derestablecerse de golpes que han comprometido su si-tuación preponderante en lo nacional c internacional.

La reunión de la FSM en Berlín, como la que cele-

_

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broron posteriormente en Viena los dirigentes de laCTAL nos han entregado valiosos materiales en esteaspecto. El conocimiento de ellos y su difusión, com-

plementcrán en parte el aporte que ha entregado laFSM; a los trabajadores del mundo para su unidaden la acción.

LA CUESTIÓN DE LA PAZ Y LA GUERRA

En las reuniones de la FSM y de la CTAL, ha es-tado presente un peligro mortal que amenaza a lostrabajadores. Este es el peligro de una nueva guerramundial que quieren desencadenar las fuerzas agre-soras del imperialismo anglo-norteamericano.

Si miramos el mapa del mundo veremos que unared de puestos militares, navales y aéieos, circundana los países de nuevas democracias y a la URSS. Lamayoría de los gobiernos capitalistas tanto de lasnaciones desarrolladas, como coloniales o dependien-tes, han puesto los recursos de sus países al serviciode los planes de expansión y guerra del imperialis-mo norteamericano. Pero hay un detaüe que no hantomado en cuenta y que les será fetal: ios pueblos noles van a acompañar en aventuras de esa naturale-za; no estarán dispuestos a entregar su vida para sa-tisfacer el egoísmo de sus gobernantes y los interesesde los inversionistas anglo-nórteamericanos.

Si observamos en detalle el mapa, veremos a los. yanquis ocupcndo Formosa para defender el gobier-

no de Chan Kai Shek, vendido desde hace años a losnorteamericanos; los veremos —bajo la bandera untanto desprestigiada de la NÚ—, vomitando metrallasy bacterias infecciosas contra el heroico pueblo co-reano; los veremos asesinando a los patriotas viet-namitas. Los podemos ver, si miramos América La-tina, interviniendo política y económicamente en ladefensa de los gobiernos sanguinarios de centro América; apuntalando las sangrientas dictaduras de Co-.lombia y Venezuela; promoviendo golpes militaresen Cuba para instaurar un "gobierno fuerte" contralos trabajadores; estimulando el alzamiento de lareacción de Guatemala contra el Gobierno de Ar-benz que defiende los intereses de su país frente almonopolio frutero norteamericano; firmando y ha-ciendo firmar pactos militares con los gobiernos másserviles como el de González Vidala.

GANANCIAS PARA LOS GUERRERISTÁS;HAMBRE PARA LOS PUEBLOS

En la reunión de Berlín fue fácil constatar las gran-des ganancias obtenidas por los consorcios interna"

- dónales, como consecuencia de esta política de gue-rra del imperialismo. En 50 mil millones de dólares secalculan las ganancias de 1951 para un grupo de fir-mas norteamericanas, que en 1946 obtuvieron 24 milmillones. Cerca de 8 mil millones de libras ganaronun grupo de firmas inglesas, que en 1946 se benefi-ciaron con 4 mil ochocientos millones de libras. EnFrancia un pequeño grupo de firmas ganaron 124 mpmillones eri 1947 y el año 1950 contabilizaron unautilidad superior a 800 mil millones. En Italia, 67 fir-mas ganaron en 1950, 167 mil millones de liras con"

.tra 77 mil millones en 1948. |Qué decir de los millo-nes de millones de dólares que las firmas imperia-listas succionan de nuestros pueblos y que acentúanla miseria y desnutrición en que viven los habitan-tes de América Latina como consecuencia de esta

criminal política de explotación, de armamentismo y ,de complicidad de los gobiernos antidemocráticosque predominan en-casi todo el Continente!

El Consejo General consteló que han subido enor-memente los presupuestos de guerra. En Estados Uni-dos, los presupuestos de guerra eran ds 14.451 millo-nes en 1947, y han subido para 1951-52 a 59.500 mi-llones de dólares. En Inglaterra eren en 1949 de750.000 millones de libras y han subido a 1.490.000 mi-llones, y en Francia han subido de 600.000 millones sde francos en 1948 a 1.400.000 millones. 4

Las fabulosas ganancias de las firmas imperialis-tas ya indicadas y los enormes presupuestos de gue-rra de todos los pcíses capitalistas, incluso el. nues-tro, son el origen de la miseria de nuestras pobla-ciones.

Por eso faltan escuelas, hospitales, habitaciones,alimentación, descanso para los que trabajan, y le-che y pan para sus hijos. De allí proviene que la ro-pa, el calzado, los arriendos, estén cada vez más ca-ros. Debido a esa política de guerra, impuesta por losimperialistas yanquis para agredir a la URSS y a lospaíses de nuevas democracias, el valor adquisitivode la moneda se reduce más y más, lo cual rebajaescandalosamente los salarios y hace subir cada díalos artículos esenciales para la vida.

AVANZA LA UNIDAD DE LOS TRABAJADORES

Del estudio de la situación imperante en el mundo,surge la comprobación de algunos hechos inamovi-bles: El primero de ellos: Las superganancias de losgrandes monopolios contrasta con la creciente agra-vación de las condiciones matericles, sociales y cul-turales de los trabajadores en los países capitalistas;Segundo: Aumenta la lucha y resistencia de las ma-sas de emplecdos, obreros y campesinos en los paí-ses capitalistas, contra el empeoramiento de sus con-diciones de vida; Tercero: La lucha y la resistenciaha logrado hacer progresar la unidad de los traba-jadores, por encima de. las maniobras de los divisio-nistas. Las huelgas y combates callejeros han logra-, ,do unificar a los obreros de diferentes organizaciones'"y ha traído al lado de los partidarios de la FSM a lo¡.trabajadores engañados por la CISL y a los miem-bros de las organizaciones sindicales cristianas. To'dos estos trabajadores se han unido- para asegura,el éxito de sus reivindicaciones. Por otra parte, gran-des sectores de obreros inorgcnizados han partici-pado en estas batallas de masas acrecentando así elpoderío de las organizaciones sindicales clasistas.

Aún cuando los dirigentes de la CISL, hcn contes-tado en forma grosera las proposiciones de la FSM,a fin de emprender acciones comunes en favor de lostrabajadores, las masas que sufren y que no acep-tan los procedimientos de sus . dirigentes amarillos,han respondido al anhelo común de todos los explo-tados; uniendo sus fuerzas para la lucha y asegurarla victoria en los combates entablados. <'-

La experiencia de los años de lucha que lleva laFSM, demuestra que la organización que efectiva ysincerameíite hace de sus postulados de unidad enla acción, una actitud permanente, consecuente y li-bre de discriminaciones, atrae a los trabajadores, leuenseña a luchar y les ayuda a enconirar el caminodel éxito en sus batallas por el pan y la paz.

LA UNIDAD A TRAVÉS DECOMITÉS DE ACCIÓN , i

El análisis de las intervenciones de los dirigentesresponsables del movimiento obrero en la reunión deBerlín, indica que los trabajadores son capaces deconquistar mejoras en sus condiciones de vida y de-,rrotar la política de guerra en que están embarca-dos los negociantes de la muerte.

La derrota de los enemigos de los pueblos se con-^segulrá s^ se unen los trabajaores en la acción.

Esta unidad no sólo es un problema de direcciones,como muchos se lo imaginan. No es que seamos ene-migos al entendimiento de las direcciones. No lo so-

. mos; y por el contrario creemos que él es necesarioy conveniente, si no sólo se trata de unidad por arri-ba, si ésta va más allá del papel, si se afianza en launidad dé las bases por las reivindicaciones quesienten en su propio taller, fábrica, mina, salitrera obarco.

La unidad de acción debe ser establecida en lasbases mediante la acción de los propios obreros or--ganizados con los inorganizados o pertenecientes aotras organizaciones. La formación de comités por elcumplimiento de los pliegos suscritos con los patro-nes, o por la defensa de mejores condiciones de trcr

(bajo: o por la necesidad de exigir la libertad de com-tV>añeros presos, derogar leyes represivas o ayudar

a las familias de los presos, perseguidos y cesantes,es la mejor forma de ir, diariamente, unificando a lostrabajadores.

Cuando los sindicatos o las centrales, por ejemplo,se van a enfrentar a paros o huelgas, la organizaciónen la base de comités de apoyo a las reivindicacio-nes por las que se va a luchar, es también un ̂ cor-dón qué une vigorosamente a los trabajadores. ;POLÍTICA DE CUADROS ENEL CAMPO SINDICAL

La creación de fondos de resistencia, el nombra-miento de compañeros que recuerden esas obliga-

*í;iones a los obreros, como así mismo la designaciónde camaradas que se encarguen de recomendar elpago de las cuotas, de difundir la compra de litera-tura sindical, de acelerar la ayuda a obreros en huel-ga, de atender a los enfermos, velar por la higiene,en el sitio de trabajo, etc., es una contribución al tra-bajo de preparación de cuadros. Esta tarea, llevadacon esmero va creando no sólo vínculos solidariosentre los trabajadores, sino' que despierta en ellos elcariño a la organización, les enseña a participar enla vida sindical empezándose así, insensiblemente aforjarse, en la base, a los miles de dirigentes y ac-tivistas que necesitan nuestras organizaciones a finde irlos promoviendo en el futuro a los puestos demayor responsabilidad.

Si esta acción la realizamos permanentemente que-f- rrá decir que empezamos a comprender lo que es la

FSM, lo que es la CTAL y lo que tienen que ser lossindicatos, federaciones industriales y Consejos Pro-vinciales y Departamentales de la CTCH. Desde luego,en las direcciones de los sindicatos, federaciones y e,nla CTCH, tenemos que esforzarnos por crear alrede-dor de cada miembro de dirección, grupos de acti-vistas sindicales que compartan nuestras tareas dsdirección. Debemos extraer de las basas o de las di-

recciones de los sindicatos estos compañeros. Todoso casi todos nuestros dirigentes sindicales están ac-tualmente debatiéndose bajo montañas de trabajosque hacen tardíamente, que dejan de hacer y de tran-cados- proyectos.

La falta de cuadros o, mejor dicho, la falta- de unapolítica de cuadros es una tragedia. Ellos no se for-marán de la noche a la mañana. Los actuales cua-dros sindicales tampoco han concluido de forjarse ydebemos comprender la necesidad de rodearlos decamaradas que deseen o estén dispuestos a secun-dar sus labores que son a veces abrumadoras, porla falta de cooperación y de ayuda. Si se lograncrear, por ejemplo, grupos de activistas sindicales enlas comisiones x de organización, de finanzas, de con-flictos, de sanidad, de cultura, literatura, etc., ligadosa sus bases, es seguro que se podrá trabajar con me-jores resultados y los dirigentes sindicales no sehundirán tanto en el practicismo que los consume yahoga a veces sus perspectivas.

Las reuniones de Berlín y de Viena, nos han de-mostrado rudamente, que e,n efecto, el movimientosindical, especialmente en América Latina, está su-friendo de una seria debilidad en este aspecto. Elproblema de la formación de cuadros desde la basehasta las direcciones de todas las organizaciones,sean ellas o no pertenecientes a la CTCH o adheri-das o no a la CTAL o la FSM, es una crisis que tene-mos que superar. Esta debilidad está íntimamente li-gada a la falta de mayor interés por la educación ideológica, al atraso en la publicación de folletos quetraten de los problemas sindicales nacionales e in-ternacionales; a la inexistencia de órganos periodís-ticos al servicio de nuestras organizaciones, y a ladesestimación del papel preponderante que en laeducación y preparación de las masas desempeñala prensa obrera.

Los dirigentes, tienen que dirigir. Para dirigir hayque pensar y estar ligados a las bases y a las masasen general. Los documentos que elaboramos debencontener las palpitaciones de las bases y las masasorganizadas e inorganizadas.

Nuestra palabra, debe estar ligada no sólo al pro-blema en debate del sector afectado, sino que elladebe tocar a los problemas . generales de la luchacontra el sistema capitalista y sus fuentes de males.Es decir, la lucha económica debe ser traducida am-pliamente a lo político. Un dirigente que no compren-da que el problema de los salarios o el alza del cos-to de la vida está entroncado a las actividades delimperialismo que malogra >el desarrollo de las aspi-raciones de independencia económica y política na-cional, que no comprenda que la lucha por el pandiario de ellos y sus hijos, está relacionada con laimperiosa necesidad de establecer una profunda Re-forma Agraria, de industrializar el país, de naciona-lizar algunas industrias fundamentales como la delcobre, no comprende el sentido real de las luchasque las masas desarrollan en las calles o en el tra-bajo. Un dirigente sindical que pretenda ignorar quela falta de escuelas, hospitales o habitaciones es con-secuencia en gran parte de la inflación, de los pre-supuestos de guerra o de gastos de defensa interiorde los gobiernos capitalistas, es indudable que estáya al margen de las grandes batallas que libran lospueblos y su vanguardia, la clase: obrera.

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BARRAMOS CON EL SECTARISMO

En el Consejo General de la FSM1 se golpeó firmesobre la dura costra del sectarismo predominante,sin excepción, casi en todos los campos del movi-miento sindical.

Nos han dado lecciones magníficas que no debe-mos desperdiciar. La conquista de los obreros parala unidad de acción debe hacerse manteniendo tenazlucha contra las manifestaciones sectarias. Debemosanalizar nuestra propia actuación y las de nuestrogremio a fin de descubrir ese mal y atacarlo más conhechos jgue con palabras.

Si tomamos en cuenta que la clase obrera y losempleados, no son un bloque ideológico homogéneoy que como decía Lenin, no esta separada de las de-más clases sociales por ninguna muralla china, de-bemos deducir que las influencias extrañas encuen-tran diversos canales por donde llegan incluso a lossectores de vanguardia del proletariado. Si no somossectarios, se nos dijo, deberemos comprender estaverdad y razón de muchos errores, fracasos y opor-¡unísmos existentes, como así mismo de corrupcionesideológicas en determinados dirigentes conquistadospor los medios de propaganda que desarrolla el Es-tado, la reacción y el imperialismo.

Santiago Alegría, no se ha cansado de repetir, loque decía Frachon, en el Consejo General de Berlín:Esto es, que si no somos sectarios, deberemos ver alos trabajadores, tal cual son y no como se nos ocu-rre que debieran ser. Muchos problemas que paravnosotros 'aparecen claros, para la mayoría no loson. Verdades que nosotros consideramos ina-movibles, algunas. masas obreras a veces nolas aceptan. Debemos convencerlas con len-guaje .clero, sencillo, con demostraciones prácticas ymuchas veces elementales. Por ejemplo, esto mismoque señalo en estas líneas, más de un carnerada di-rá que ya lo sabía y que quizás no valía la penaperder especio en volverlo a decir. Pues bien. Esa-esuna de nuestras demostraciones de sectarismo. Creerque porque nosotros algo sabemos, ya todos los sa-ben; y lo que es peor, creer que los demás y la ma-sa trabajadora en general lo va á tener presente encada ocasión".

Cuando hablamos de la unidad, olvidamos a ve-ces, qua para hacerla, no es necesario >que quienesvan a luchar con nosotros, tengan la obligación dsaceptar todos nuestros planteamientos o reivindica-ciones. La unidad puede hacerse bajo un solo punto,o dos o tres y ello puede ser hasta por cuestiones mí-nimas. Pero, una vez unidos en la acción, los traba-jadores se sienten fuertes y comprenden que puedenemprender luchas de mayor envergadura. Entender

.esto tan sencillo, es desbrozarnos un poco del secta-rismo y del oportunismo.

Cuando nuestros carneradas se dispongan a lu-char seriamente contra e,!1 sectarismo, deberán teneren cuenta "que no ser sectario significa efectuar unconstante esfuerzo para que los trabajadores dividi-dos por opiniones políticas o religiones diferentes,sean capaces de impedir las maniobras de sus ene-migos que tienden a convertir es^tas diferencias enbarreras insalvables". Y no olvidarse, que cuando seha efectuado la unidad en algún sector, estas dife-rencias siguen subsistiendo, lo cual deben tener pre-sente los que luchan por la unidad y contra él secta-rismo. El olvido de este detalle puede retrasar la mar-

cha del movimiento sindical, en..general, pues, q unsocialista, un radical o falangista o un democrático noles agrada aparecer arrastrados o llevados a la fuerzoa acciones en que ellos mismos en el fondo puedenestar de acuerdo. Los partidarios de la unidad y losluchadores contra el sectarismo debemos obrar demanera que todos se sientan en igualdad de condicio-nes en la discusión, en la resolución y en el combate.

Los mejores dirigentes del sindicalismo revolucio-'nario, nos han enseñado que el sectarismo es respon-sable de los obstáculos que impiden el desarrollo,control y funcionamiento democrático de los sindica-

' tos. Hace perder a los obreros el interés por su pro-pia organización viendo en ella un nido de sectarios,de charlatanes, de discutidores inocuos y pasivosabsolutos en la acción.

El sectarismo puede arrojar a millones de trabaja-do en brazos de- la influencia burguesa.

Una de las mejores formas para combatir el secta-rismo, es convertir a los sindicatos en -/erdaderos ór-ganos de masas.. Esto es lo que deben ser los sindi-cato en su vida interna y externa. Pieocuparse co-mo lo hemos dicho, de ligar a él la mayor cantidadde compañeros por medio de trabajo de comisiones,labores, etc. Si esto se consigue, en gran parte habre-mos destrozado el sectarismo y el oportunismo.

El sectarismo lo podemos encontrar en los cama-radas que piensan que ellos y sólo su organizacióntienen siempre la razón. Debemos considerar que otrosdirigentes y otrcs organizaciones también se creen de-positarías de la verdad y bien vale la pena discutircon ellos a fin de demostrar que tenemos la razón ocomprender sus razonamientos. Hcy que entenderque debemos trabajar en las organizacones que nocomulguen con nuestros pensamientos aún cuandoallí seamos absoluta minoría. No debemos pensarque tenemos la obligación de ser dirigentes o que lossean nuestros camarades de ideología, porque cree-mos que tenemos la razón. Esto lo dirán las masas,obreras si las sabemos convencer con razonamientos.

Mucho más podríamos cgregar a este capítulo. Elespacio nos lo impide. Sin embargo, una última pa-labra: un dirigente que luche contra el sectarismo de-be sacarse de la cabeza la idea que muchos>-'deestos defectos son inherentes a la juventud del mo-vimiento sindical chileno. Lo que sucede, es que aveces tenemos vacilaciones para explicar correcta-mente la política unitaria que debemos seguir en elcampo sindicel. Tememos que nuestros adversariospolíticos puedan aprovecharse de nuestros plantea-mientos unitarios, libres de sectarismos, No debemostemer esto. La clase obrera puede estar engañadaun tiempo, pero al fin dará la espalda a sus enga-ñadores. Ella comprenderá en la práctica y en ladiaria lucha, quienes juegan con la palabra Unidad,quienes emplean esa palabra para beneficios degrupos o de sectas, y terminará repudiándolos.

En el Consejo de la FSM se demostró cómo los di-rigentes de los sindicatos ingleses y norteamerica1-nos, fueron unitarios, mientras pudieron hacerle ,«!juego a los gobiernos y a los imperialistas. Perocuando la unidad en la acción puso en peligro susposiciones, trataron de romper la FSM. Igualmente haocurrido en nuestro 'pcís: el renegado Bernardo Ibá-ñez Águila, simuló aceptar la unidad en la lucha contodos los obreros de Chile mientras no se pusieronen peligro sus intereses personales o de grupo. Tanpronto como la unidad fue un obstáculo para sus arrr

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bidones no sólo dividió a la CTCH, sino que a supropio partido y a la propia central sindical que elhabía logrado crear, engañando a un grupo de di-rigentes honestos que acabaron por convencerse desu-traición y felonía.

Finalmente, ser unitario y no ser sectario, no sig-nifica que no debemos combatir a los dirigentes trai-dores. Pero una cosa son los dirigentes traidores yotra cosa es la mesa engañada por estos. Y es. a es-ta masa que tenemos que convencerla con razones,coft hechos, con demostraciones claras, sin insultosni injurias, del engaño de que ha sido víctima.

HACIA LA UNIDAD SINDICAL

A la luz de las experiencias del Consejo de. la FSM' y de la CTAL, debemos estudiar el momento sindi-

cal nacional. En primer lugar, creemos que las lec-ciones antes dichas, son fáciles de comprender. Pero,el problema que se nos presenta, es como encararel camino hacia la unidad orgánica de las actualescentrales y organizaciones de obreros y empleados.

Positiva ha sido la creación de los organismos quehan ido agrupando a los trabajcdores y que llegarona cristalizarse en las grandes luchas que realizó elComando contra la Especulación y las Alzas, cuyalabor fuera tan valorizada en la FSM y la CTAL.

^f.e organismo ha dado paso al actual Comandode Obreros y Empleados, cuya labor de coordina-

• ción y de lucha es bastante notable.Sin embargo, en este Comando no están todas las

orgenizaciones que debieran estar. En ella faltan nu-merosos sectores de capital importancia para la de-fensa del movimiento obrero y para la defensa delbienestar de las masas trabajadoras.

¿A qué se debe esta deficiencia?¿Quizás a falta de comprensión de algunos diri-

gentes del momento dramático que vive el país?-¿Quizás a que en muchos de ellos predominan elespíritu sectario o excesivo cmor propio que nadieha atacado? Si fuera esto último habrá aue repetircon los dirigentes de la FSM, que es mal dirigentequien pone su amor propio por encima de los inte-reát's de las clases trabajadoras.

En todo ox?so, sea cual fuera la causa de esta omi-sión, el Comando debe recurrir a un amplio escla-recimiento entre las masas de su acción, su conteni-do, sus propósitos. Y los comunistas, vanguardia dela ciase obrera, deben ser incansables e infatigablesen dar a conocer la importancia de esté organismo,su amplitud y la necesidad de su existencia en lahora presente.

Se deduce de lo dicho, que debemos consolidarese Comando. Pero a la vez, de ninguna maneradesestimar cualquier organización, sindicato o cen-tral, que al margen del Comando esté accionando,a favor de los intereses de los obreros. D-ebemos lla-marla o ligar nuestra solidaridad a sus luchas, has-ta que sus dirigentes honrados y sus bases compren-£un la amplitud que tiene el Comando de Obrerosy Empleados.

La acción del Comando ha sido radicada en San-tiago. Sabemos de intentos valiosos en provincias,pero que aun no cristalizan. Acelerar ese procesounitcrrio en todo el país es una de las tareas inme-diatas.

El hecho que en el Comando estén las dos CTCH,con sus federaciones de mineros, metalúrgicos, pa-

nificadores, dulce, transporte, construcción, química,etc; que en él estén los obreros ferroviarios de laWatt los empleados fiscales y semifiscales, los enrplcdós particulares, la beneficencia, municipalidad,electricistas, gas, etc., es ya una demostración evi-dente del deseo unitario que anima a ias masas tra-bajadoras. Por otra parte las luchas a que están en-frentados los trabajadores del salitre, Nebraska, Ma-ría Elena y Pedro de Valdivia, los conflictos de losmineros del carBón y del cobre, la huelga de lostextiles y de los profesores, etc. está haciendo ma-durar las condiciones para la' unidad orgánica detodas estas agrupaciones.

HAY QUE COORDINAR LAS LUCHAS

Si hay actualmente un serio y peligroso defectoen el movimiento sindical chileno, es, la dispersiónde los esfuerzos de las luchas de los asalariados. Lasbatallas sin coordinación que realizan organismos ,de una misma industria sin el apoyo, conocimientoo solidaridad de los compañeros de la propia indus-tria, es una grave falla. Ocurre muchas veces quelos'sindicatos textiles, por ejemplo, van a la luchatotalmente desvinculados y desligados de los demássindicatos de textiles, aun cuando existen centralesque los agrupan, centrales que debieran fusionarseen una sola, empezando por dar paso a un coman-do unitario en la propia industria.

Algo parecido ha estado ocurriendo entre los mi-neros, cun cuando la gran mayoría pertenece a laFederación Minera; Por ejemplo, en la heroica huel-ga de los pampinos de Nebraska sostenida contra elaparato entero del gobierno y la prepotencia del to-dopoderoso mcgnate del salitre Osvaldo de Castro,esos camarades no recibieron la ayuda efectiva delos demás trabajadores del salitre ni de otras regio-nes. Otro tanto ocurrió con los trabajadores de Ma-ría Elena y Pedro de Valdivia, quienes a 40 días dehuelga no habían recibido ni de Chuquicamata, nide Sewell, ninguna ayuda, y muy escasa de la re-gión del carbón. En cuanto a las provincias mismascomo Valparaíso, Concepción, Valdivia, etc. la ayu-da a estos trabajadores mineros ha sido sencillamen-te nula.

No debemos deducir que ello se ha debido a quelas centrales sindicales como la CTCH, la Federa"cin Minera, otras federaciones industriales o el Co-mando de Obreros y Emoleados se hayan descui-dado en solicitar ayuda. Ella se ha pedido, pero losdirigentes intermedios y les propias bases, no hansido conmovidas por estos llamados y estas luchas.

Si alguien pretendiera decir que determinados di-rigentes son responsables de ello, caerían en unerror. Los responsables somos todos. Se ha dicho quelos comunistas son la vanguardia del movimientoobrero. ¿Será necesario repetir que el deber de untrabajador organizado, es ante todo solidarizar consus compañeros de lucha?

Cuando un grupo de obreros o empleados entraen huelga, —lo hemos dicho muchas veces—, es- undestacemento de Combate de la clase trabajadoraque está en la primera línea des batalla. ¿Es posibleque para ir en ayuda material o moral de estos ca-marades tengamos que recibir una nota, despuésdiscutirla en la asamblea, sacar el acuerdo, pedir alos patrones muchas veces que descuenten una cuo-ta y por último a veces no descontarla o descontarla

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tardíamente y no llegar a tiempo con esa ayuda aidestacamento en lucha?

Si hacernos un balance de los sindicatos, por in-dustria, que han ayudado a los trabajadores del sa-litre en sus cuarenta días de huelga o a los trabaja-dores del calzado de Santiago, llegaremos a conclu-siones muy poco halagadoras.

La ayuda a las huelgas ya indicadas pudieron ha-berse realizado en las bases, sin necesidad de tantotrámite burocrático. Habría bastado que un par decompañeros en cada sindicato, en el taller o a la sa-lida del trabajo o del pago, (según las condicionesexistentes) hubiese planteado la necesidad de apor-tar con un par de pesos para que todos los trabaja-dores lo hubiesen dado. En la mayoría de los gre-mios no se hizo. Que pregunten los Compañeros delas 'Federaciones Textiles, construcción, panificadores,transportes, metalúrgica, empleados, química, etc.,como han ayudado a estas huelgas y nos encontró-'ron razón cuando nos alarmamos ante tamaña in-sensibilidad e irresponsabilidad.

ALGUNAS CUESTIONES SOBRELA UNIDAD ORGÁNICA SINDICAL

Ha llegado el momento de empezar a plantear cla-ra y decididamente en las bases de tedas las orga-nizaciones obreras, la necesidad de ir rápidamentea la unidad orgánica del movimiento sindical.

Las grandes luchas realizadas últimamente, las de-mostraciones de los obreros y empleados, profesoresy profesionales, en las últimas grandes concentra-ciones populares, nos indican que esta idea está ma-durando rápidamente. La convivencia dé las dosCTCH en el Comando de Obreros y Empleados, lasrelaciones en él con los sectores sindicales en queexisten dirigentes anarco-sindicalistas, radicales, so-cial-cristianos, socialistas, comunistas y sin partido,las luchas qué ha desarrollado, como asimismo lospreparativos unitarios para la realización de un sóloacto el I9 de Mayo próximo, nos indican que la ideade la. central única gana terreno rápidamente.

Este anhelo, nosotros debemos traducirlo a la rea-lidad, venciendo todos los obstáculos del sectarismo, :de la incomprensión, del oportunismo.

En toda batalla, en todo acto, en la creación de co-mités en la base para defensa de los pliegos o a fa-vor de reivindicaciones de los trabajadores o popu-lares, debe plantearse este anhelo.

Siri embargo; muchos desearían saber en que Con-diciones debemos marchar a esa unidad orgánica.

Ya lo hemos dicho, en primer lugar, al ritmo deíoda lucha proletaria en que se ve la necesidad dela solidaridad y la lucha de los demás trabajadores.

Enseguida, la CTCH ya ha dicho, que ella estádispuesta a plegar su bandera de lucha heredada dela gloriosa FOCH, que creara nuestro camarada Luis-Emilio Recabarren, a condición de que 'se efectúe unCongreso Nacional Unitario, al cual concurran lascentrales de obreros y empleados actualmente exis-tentes o que deseen concurrir, con el mismo propó-sito que la CTCH, de plegar sus banderas y organizartodas ellas una sola central y levantar un sólo es-tandarte de lucha y de unidad

No hacemos cuestión de direcciones. El Congresoque se realice bajo la consigna de la más pura de-mocracia sindical, elegirá deomcráticamente a sus

dirigentes. Somos y seguiremos siendo enemigos doque se desconozca la democracia sindical en el se-no de los sindicatos. Con mayor razón repudiaremoscualquier acto que en un Congreso Nacional Unita-rio pueda menoscabar esos principios. No está de-más que insistamos, que el sector revolucionario sindical que representamos no quiere ni pretende ser e idirigente único del movimiento sindical chileno. Yulo hemos demostrado en la práctica en 1936, cuandose fundó la CTCH. Pero tampoco le darnos ese atri-buto a ningún grupo ni sector doctrinario n<Sfcional.La dirección será de todos y para todos los sectore.existentes en el campo obrero chileno.

Es verdad que pueden surgir problemas por el he-cho de que nuestra CTCH está afiliada a la CTALÍoa la FSM y que haya otras centrales que puedan te-ner diferente afiliación internacional, etc.

Nuestra proposición es que, democráticamente de-be zanjarse esta dificultad; si es que constituye dficultad.

Sin embargo, queremos aun ser más claros y lle-gar más allá aún. Estamos dispuestos a discutir esproblema, incluso antes del Congreso si así se est -ma conveniente. Y lo hacemos indicando posicioneunitarias y libres de sectarismo. Podríamos inclusíresolver, que en el transcurso de un tiempo, las ba-ses se pronunciarán sobre el particular o en el pri-mer Congreso después del Constituyente, corríprome-ternos todos a acatar lo que resolviera la mayoríade los trabajadores a quienes se consultaría oportu-namente

Mientras tanto podría dejarse libertad de acciónpara que las Federaciones Industriales o Sindicatosque así lo crean conveniente por mayoría de votosdemocráticamente establecida, pudieran mónteme)relaciones internacionales con las centiales mundia-les de sus afectos. Nadie debe interferir, a excepciónde los miembros de su propia organizarían, en esosasuntos, puesto que el internad ene:' : 1.0 proletarioes una de las cualidades que debemos cultivar conesmero entre las clases asalariadas.

Después de las reuniones de la FSM y de la CTAL,cuyas experiencias y contenido incc:ni..!e;o y a>gran-des' razgos hemos trazado en este criciilo, no pode'mos defraudar a los trabajadores del mundo, —co-nocedores de nuestras luchas, del heroísmo de nues-tros militantes sindicales, de la altivez de nuestropueblo— que esperan de nosotros positivos pasos enla unidad de acción y en la unidad orgánica de!movimiento sindical chileno desarticulado por la re-presión y la traición de que fue víctima el p'ueblochileno.

Pensamos que la etapa de las lamen ¡aciones y delas quejas por nuestra inoperancia en los serios yformales trabajos por la unidad orgánica, deben de-jar paso a la acción mancomunada y efectiva quade una vez por todas traduzca el anhelo íntimo y ex*.teriorizado por las grandes masas obreras chilenas,que desean y necesitan esta para su grandes bata-llas/ , 5f

Los acuerdos y conclusiones de las reuniones dela FSM y de la CTAL, nos abren ancho camina paraque podamos avanzar sin temor de ninguna especie,Convencidos que de lo que se trata es de forjar el

• acerado instrumento de lucha y combate que estánreclamando urgentemente los obreros, empleados vcampesinos chilenos.

L a U n i ó n S o v i é t i c a :B a l u a r t e y A b a n d e r a d o de la Paz

"¿A QUE SE DEBE EL INCREMENTO DEL PESO ESPECIFICO DE LA UNION" SOVIÉTICA ENTRE LAS MASAS DEL PUEBLO DE LOS PAÍSES CAPITALISTAS?"," preguntaba Stolin en el XIII Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de" Rusia celebrado a finales de mayo de 1924. La respuesta que Stalin daba era 1«" siguiente: "... ANTE TODO, A QUE NUESTRO PAÍS ES EL ÚNICO PAÍS DEí," MUNDO CAPAZ DE SOSTENER, Y QUE EFECTIVAMENTE SOSTIENE, UNA PQ-" LITIGA DE PAZ, QUE LA SOSTIENE SIN FARISEÍSMOS, SINO DE UNA MANE-" RA FRANCA Y HONRADA, RESUELTA Y CONSECUENTEMENTE. AHORA TODO" EL MUNDO RECONOCE, TANTO LOS ADVERSARIOS COMO LOS AMIGOS," QUE NUESTRO PAÍS ES EL ÚNICO PAÍS QUE PUEDE SER LLAMADO CON" JUSTICIA "BALUARTE Y ABANDERADO DE LA POLÍTICA DE PAZ EN EL MUN-" DO ENTERO". Stalin, Obras, tomo VI, Pag;. 239. Ed. rusa (citado por A. Vishinski

en el artículo "La teoría staliniana del Estado Socialista", Moscú, 1951),

La resuelta afirmación que Stalin hacía en 1924,-corresppnde a la política más consecuente que el Es-tado dev Obreros y Campesinos ha venido impulsan-do desde la Revolución de Octubre. Antes mismo deinstaurarse el régimen de los Soviets, desde la ilega-lidad, el Partido Bolchevique denunciaba la guerraimperialista, condenaba la traición de Ja soCialdemo-cracia europea que hizo tabla rasa de los compro-misos que tenía para luchar contra la guerra, e inci-labat a las masas a transformar la guerra imperia-lista en guerra civil de liberación.

¿Cómo caracterizaba, en el manifiesto del 1' denoviembre de 1914, a la guerra imperialista, el C.C.del 'P. C. (b) de Rusia? He aquí lo que sostenía dichodocumento escrito por Lenin, desde la proscripción:

" La guerra europea, preparada durante decenios" por los gobiernos y los partidos burgueses de todos" los países, se ha desencadenado. El aumento de" los armamentos, la exacerbación extrema de la" lucha por los mercados en la época de la novísi-" ma fase, la fase imperialista, de desarrollo del ccr '" pitalismo en los países avanzados, lo's intereses di-" nósticos de las monarquías más atrasadas del" oriente de Europa debían inevitablemente condu-" cir y han conducido a esta guerra. Anexionar tie~" rras y sojuzgar naciones extranjeras, arruinar a la'' nación competidora, saquear sus riquezas, desviar

la atención de las masas trabajadores de las cri-" sis políticas internas de Rusia, Alemania, Inglate-1

" rra y demás países, desunir y einbauCar a losobreros con propaganda nacionalista y exterminarsu vanguardia a fin de debilitar el movimiento re-volucionario del proletariado: he ahí el único con-

" tenido real, el significado y el sentido de la gue-" rra'presente.

" Pero cuanto mayor es el celo con que los gobier-" nos y la burguesía de todos los países tratan de" dividir a los obreros y de lanzarlos a unos contra" otros; cuanto con mayor ferocidad se aplica para" este "elevado" fin el sistema del estado de guerra

" y de la censura militar (que incluso ahora, duran-" te la guerra, persigue al enemigo "interior" mucho" más que al exterior), más imperioso ?s el deber del" proletariado consciente de salvaguardar su cohe-" sión de clase, .su internacionalismo, sus convic-" ciones socialistas contra el desenfreno del chovi-" nismo de la "patriótica" camarilla burguesa de" todos los países. Renunciar a esta .tarea, por parte" de los- obreros conscientes, equivaldría a renunciar." a todas sus aspiraciones, emancipadoras y de-mocráticas, sin hablar ya de las aspiraciones socia-

listas". (LENIN. Obras Escogidas, tomo I, páginas919 y 921, Ed. española, Moscú, 1948).Entonces, como ahora, los socialdernócratas de la

Segunda Internacional, se identificaron con las bur-guesías de sus respectivos países y les ayudaron allevar adelante sus planes guerreristas, cuyos pre- •parativbs se habían conducido en el más inexpug-nable de los secretos. Ellos"traicionaron vilmente lacausa del socialismo, la causa de la solidaridad in-ternacional del proletariado. Lejos de levantarse encontra de la guerra, lo que hicieron fue ayudar a laburguesía a lanzar a los obreros y campesinos de losEstados beligerantes unos contra otros, bajo el pa-bellón de defensa de la patria". (Histeria del PartidoComunista (b) de la URSS, Ed. española, página 189,Moscú, 1939).

Triunfante la Revolución de 1917, instalados lostrabajadores en el poder, se presentaba a las masasvictoriosas un terrible problema: conseguir la paz.conquistar, a lo menos, un armisticio que les per-mitiera respirar, reagrupar- sus fuezas, preocuparsede la re lonstucción económica y, r.obre la marcha,crear el nuevo ejército, el Ejército Rojo. Por eso, en elartículo Las toreras de la Revolución, que vio la luzlos días 26 y 27 de septiembre de 1917, esto es, antesde la insurrección, con previsión genial, Lenin su-gería:

" El Gobierno soviético deberá proponer*sin de-" mora a todos los pueblos beligerantes (es decir, a" sus gobiernos y a las masas de obreros y campe-" sinos al mismo tiempo) la conclusión inmediata de" una paz general sobre bases democráticas y,

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" además, un armisticio inmediato (aunque sólo sea" por tres meses).

" Estas condiciones de paz no serán bien acogi-" das por los capitalistas, pero despertarán en to-" dos los pueblos un eco tan grcndioso de simpa-" tía y una explosión tan gigantesca y tan universal" de entusiasmo y de indignación general Contra la" prolongación de la guerra de rapiñe, que lo más" probable es que consigamos inmediatamente un" armisticio y el consentimiento a entablar negocia-" ciones de paz. En efecto, la revolución obrera con-" tra la guerra crece de un modo incontenible en to-" das partes, y lo único capaz de impulsarla no son" las freses acerca de la paz (con las que" todos los gobiernos imperialisats, incluyendo a" nuestro gobierno de Kerenski, vienen engañando" ya desde hace mucho tiempo a los obreros y cam-" pesinos), sino, únicamente, la ruptura con los ca-" pitalistas y la proposición de la paz". (LENIN,

Obras Escogidas, tomo II, páginas 152-3, Ed. es-pañola, Moscú, 1948).El Segundo Congreso de los Soviets de Diputados,

Obreros y Soldados de toda Rusia, reunido en Petro"grado los días 25 y 26.de octubre de 1917, consideró,en su debido lugar, las tesis de Lenin robre la paz yles prestó plena aprobación, poniéndolas inmediata-mente en práctica. En el informe pronunciado por Le-nin vertió conceptos que cobran ahora plena vigen-cia y actualidad:

El gobierno considera la paz inmediata, sin" anexiones, (es decir, sin conquistas de territorios

ajenos, sin incorporación de pueblos extranjerospor la fuerza) y sin indemnizaciones, como una pazjusta y democrática, como la que ansia la aplas-

" tante mayoría de la clase obrera y de los trabaja-" dores de todos los países beligerantes, agotados,

atormentados y martirizados, por la guerra, la pazque los obreros y campesinos rusos han reclamadodel modo más categórico y tenaz después del de-rrocamiento de la monarquía zarista".

" El gobierno pone fin a la diplomacia secreta," manifestando su firme resolución de llevar todcs'•' las negociaciones a la luz del día, ante el pueblo" entero, y procediendo inmediatamente a la publi- •

cación íntegra de los tratados secretos, ratiíiccdoso concertados por el gobierno de los terratenientesy capitalistas".

Los gobiernos y los pueblos están en desacuer-" do en todas partes, y por eso debemos ayudar a" los pueblos a intervenir en el problema de la gue-" rra y de la paz".

Combatimos el engaño de los gobiernos, que, depalabra, son todos partidarios de la paz y de lajusticia, pero que, de hecho, sostienen guerras deconquistas y de rapiña. Ningún gobierno dirá to-do lo que piensa. Pero nosotros estamos en contrade la diplomacia secreta y actuaremos a la luz del

" día, ante todo el pueblo". (LENIN, Obras Escogi-das, tomo II, Ed. española, páginas 284 y siguientes,

Moscú, 1948).Sobre los antecedentes históricos que preceden, la

Unión Soviética pudo demostrar ante todos los pue-blos del munido que en el orden internacional ellausas una sola política: la política del respeto a la au-

todeterminación de los pueblos; la política del pro-greso y del bienestar para las grandes mayorír-s n<~-cionales, supeditadas hasta ahora por minorías au-daces y privilegiadas; la política del desarme y dela paz.

Por su propia estructura y naturaleza, el Estadosoviético es enemigo de toda guerra de conquista, detoda anexión territorial, de toda agresión armada,de todo imperialismo económico, de todo vasallajepolítico. Esta política la ha practicado firme y eí$h-secuentemente en el curso de los 34 años que llevacumplidos la revolución. Si bien Jos pueblos de todo .el mundo respaldan esta conducta y comprendenque ella es la única compatible con el Estado Socia-lista, en cambio, el impericlismo anglonorteamerica- 'no se ha declarado enemigo a muerte de esta posi-ción y mantiene toda una. campaña sistemática decalumnia y de infcmias para impedir que prevalez-ca y para que la parte menos politizada de los pue-blos siga confundida y. mantenga en pie una seriede reservas mentales contra la URSS

Los acontecimientos de los últimos años, a partirde la cobarde agresión que el nazifascismo germanolanzó contra la patria de Lenin, y la lorma cómo elEstado, el pueblo y el ejército soviéticos —que noson sino partes de una misma sociedad monolíticii—,respondieron heroicamente, salvando con su abne-gación y sacrificio 'la democracia y la libertad paratodo el mundo, valen por encima de todos los argu-mentos especiosos y monsergas desacreditadas quosigan levantándose, como polvareda que el vientode la verdad termina por disipar.

Luego, la ayuda inapreciable que la Unión Sovié-,tica ha prestado a los países de democracia popular,impidiendo que caigan abatidos por las. provocacio-nes de los traidores y de los imperialistas y que seanasfixiados por el bloqueo económico lunzado contra"ellos, le ha valido, igualmente el reconocimiento delos hombres dignos y amantes de la paz de toda latierra.

Pero en lo que no pueden haber opiniones encon-tradas, es en el hecho de admitir que la fortaleza dela URSS, y su insobornable política de paz, es lo queha impedido hasta el día de hoy que los imperialis-tas desencadenen la tercera guerra mundial, quehan venido preparando sobre los rescoldos de la se-gunda, como esos fumadores empedernidos queprenden el nuevo cigarrillo sobre el qve todavía tie-nen entre los labios, a medio consumir.

El Estado soviético ha venido denunciando impla-cablemente en el seno de la ONU las peligrosas ycriminales maniobras de los imperialistas. Al des-enmascararlos y, ponerlos en evidencia ante la opi-nión mundial, se ha logrado desbaralar, en granparte, su política agresiva y guerrera, ganando pa-ra la causa de la paz la. conciencia de los pueblos ymovilizándolos de una manera resuelta y activa cong,tra los fautores de la guerra.

No menos de la mitad del género Humano se hapronunciado, en forma de plebiscitos inequívocos,Contra el empleo de las armas atómicas, en favor dela conclusión de un pacto de paz entre los cincograndes, por- el desarme progresivo, por la libre con-vivencia entre los pueblos, contra las barreras y dis-criminaciones de tipo económico y en favor de lospueblos coloniales que luchan por su independenciay por la libertad.

Esta gigantesca movilización de la humanidad haconfirmado, experimentalmente, la. razón que asistíaal camarada Stalin cuando exhortó a los hombres aluchar por la paz, mediante el histórico llamamiento,en el cual expresó: "La paz se mantendrá y se con-solidará, si los pueblos toman en sus manos la cau-sa del mantenimiento de la paz y la defienden has-ta el fin".

La provocación infame del imperialismo yanquicentra el heroico pueblo de Corea, al que quiso con-vertir en un polvorín cuyas llamas habían de abar-car la tierra entera, también se ha frustrado no, sólogracias a la capacidad combativa del pueblo corea-no que se ha desangrado luchando por su soberaníay por su dignidad como nación, entes que doblar, lasrodillas, sino que por la solidaridad que encontró enlos demás pueblos de la tierra, particularmente enel pueblo chino, cuyos voluntarios han contribuido aponer a raya a los incendiarios y asaltantes, dandopor tierra, nada menos, que con el más feroz de loscaníbales norteamericanos, el' tenebroso generalDouglas Mac Arthur. Justamente, fu'é la indomablevoluntad de paz expresada por los pueblos y el re-pudio mundial la que detuvo la mano de Truman an-tes que firmara la autorización para arrojen la bom-ba atómica en Corea. Y en este mismo momento,ciic-ndo los bandidos del Departamento de Estadohan empleado la guerra bacteriológica en Corea,Norteamérica ha sido sentada en el sillón de los acu-sados y tendrá que responder de sus crímenes y de-predaciones ante el tribunal de los pueblos. No val-drán excusas, explicaciones ni evasivas que nadircree por" el contenido de hipocresía y de cinismo que

. las caracteriza: todos saben de dónde parte la pro-vocación, quién es el enemigo de Ip. paz y hastadónde puede llegar en sus incursiones de pirateríay agresión. , ,

Lo importante es que la humanidad entera sepadistinguir, sin peligro de confusión, cuál es el cam-po de la paz y del socialismo y dónde se halla elcampo de la guerra imperialista, del vasallaje eco-nómico y de la esclavitud política. Esto ha servidoformidablemente para que todos los hombres delmundo se definan y tomen posiciones y para que elnúmero de los partidarios de la paz crezca considera-blemente en todas las latitudes del universo hastaconstituir una fuerza gigantesca vy una militancia di-námica capaz de mantener en su cúb:l al monstruode la guerra y a la fiera .imperialista.

De ningún modo quiere decir que el peligro dsguerra ha pasado y que la batalla está definitiva-mente ganada por los partidarios de la paz. Seríacandoroso sostener una conclusión semejante: can-doroso y suicida. Apreciando la actual correlación. defuerzas, sin subestimar las del adversario, hay queadmitir que los peligros de guerra son actualmentemenores que hace unos meses atrás, cuando la ten-sión internacional parecía que no tenía otra desem-

*Íbocadura que la conflagración inminente e inevita-ble. Pero esta misma constatación debe afianzar eljuicio de que se necesita mantener viva la vigilan-cia y, siempre en pie la movilización de los partida-rios de la paz. Aunque haya sido ganada la primerabatalla, queda todavía mucho camino por reconerantes que se pueda cantar victoria.

Afirman los imperialistas que únicamente por ra-zones políticas y de propaganda la Unión Soviéticase mantiene en el campo de la paz, y no faltan quie-

nes sostengan también que es 'su "debilidad econó-mica y militar" la que la obliga a pronunciarse erlos términos que el mundo conoce.

Nada más falso. Si hay un Estado que tenga con"ciencia de su poderío, es el Estado Soviético, pero a1

mismo tiempo, tiene una alta conciencia de su res-ponsabilidad y del papel que juega en el actúa-equilibrio mundial. No hay un pueblo en toda la t ie-rra que sea tan amante de la paz como la URSS. Yeste pueblo no sólo' quiere la paz -para sí, sino quela quiere para todos los otros pueblos del universo.Quiere la paz, el progreso y el bienestar. Así comoel Estado socialista no afianza su desarrollo indus-trial ni su poderío en la explotación de pueblos dé-biles ni en -el saqueo de las materias primas de otrasnaciones, lo que significa decir que la URSS repudiala explotación de unos pueblos por otros, como abo-lió la explotación del hombre por el hombre, repu-dia también todas .las manifestaciones del imperia-lismo y del colonialismo que sufren sobre sus espal-das *los pueblos dependientes y sometidos al yugode los truts norteamericanos, ingleses, iranceses, ho-landeses o españoles. En una palabra, la URSS estácontra toda supervivencia del imperialismo y de, laesclavitud.

Esta tesis no es solamente sostenida por el Estadosoviético, como tal, sino que compartida por cadauno de los doscientos millones de • seres que pue-blan aquel vasto territorio. Todos y cada uno de loshombrea y mujeres soviéticos son amantes de.la pazy activos partidarios de la paz. Quieren la paz parasu patria y para el resto de los habitantes de la tie-rra. En la URSS está prohibida y sancionada la pro-paganda de guerra tal como lo pidió a los Parlamen-tos del mundo el Segundo Congreso Mundial doPartidarios de la Paz, efectuado en Varsovia. Cuan-do el diputado y escritor N. S. Tíjonc'.-, presidentedel Comité Soviético de Defensa de la Paz, funda-mentó qnte el Soviet Supremo de la URSS el proyec-to de' ley para condenar la propaganda de guerra,dijo en partes de su discurso:

¿Por qué en cualquier Estado, cualquier hombreque incite al asesinato de otro hombre es castiga-do con todo el rigor de la ley, mientras el promo-tor de guerra, que incita a atacar a otros países ya exterminar pueblos enteros, goza de plena liber-tad para emitir y propagar en la prensa sus ideasde odio al hombre?"

"En el país soviético no hay campo para la pro-" paganda de una nueva guerra. La vida íntegra da'' los hombres soviéticos se basa en principios abso-

lutamente distintos que la vida de la población delos países del imperialismo. Todo el género de vi-

" da de los hombres soviéticos excluye cualquier po-" sibilidad de prédica del homicidio y del ataque a

otros pueblos... Su vida es feliz y razonable. El" hombre soviético consagra todo su talento al pue-

blo natal, al país natal. Está dedicado al pacíficotrabajo creador, a, la construcción cultural, a laciencia, al arte".

" - La aprobación de la Ley de Defensa de la Paz por" el Soviet Supremo de la URSS será una nueva de-

mostración del amor a la paz del pueblo soviético,"'un nuevo testimonio de nuestros designios pacíficos." La aprobación de esta Ley será un golpe contun-" dente contra todos los malvados propagandistas

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" de guerra, contra todos los que odian al hombre," contra todos los servidores venales de los agreso-" res imperialistas, que viven de calumniar a los" pueblos pacíficos. La aprobación de la Ley de De-" íensa de la ipaz, será una nueva aportación del" Estado Soviético a la defensa de la paz, a la de-

fensa de las mejores conquistas de la humanidaden la lucha contra la reacción tenebros.a y ferozque empuja a los pueblos a la sima de una nueva

" catástrofe mundial"."No se necesita invocar opiniones individuales, que.

se vierten a torrentes, en todos los momentos y oca-siones en la Unión Soviética para admitir que la su-ma de los ciudadanos, sin una sola excepción, estánconsagrados al trabajo' pacífico y creador y, en elfondo de su conciencia, no anhelan otra cosa que lahumanidad se sacuda de la horrible pesadilla de laguerra. Sin embargo, acaso sea útil aludir al casodel carpintero octogenario, Fiodór Polovinkin, quién,durante la Tercera Conferencia de la URSS, de Par-tidarios de la Paz, celebrada en Moscú en noviem-bre pasado, expresó: "Nosotros los soviéticos somoshombres demasiado ocupados; no tenemos tiempopara guerrear"..., Un ágil periodista soviético, D. Zaslavski, comen-tando el caso de este anciano obrero que perdió atres de sus hijos en la guerra patria, a los cuales ha"bía dado educación superior, se refería a él presen-tándolo como uno de los grandes acontecimientos delaño 1951. "Su larga existencia —decía— ha pasadopor dos sistemas sociales: el capitalismo y el socia-lismo. Bajo el capitalismo, envejeció en sus años ju-veniles; bajo e) socialismo, ha rejuvenecido en susaños viejos". [Sólo en la URSS se puede presentareste fenómeno de gente que no advierte la vejez, queno le queda tiempo para envejecer, porque no vivenabrumados bajo pensamientos pesimistas ni obsedi-dos por la idea de la enfermedad, de la cesantía, dela miseria o de la muerte!

La vanguardia más consecuente del ejército deluchadores por la paz, los comunistas, debe saber co-rresponder a la política de paz de la Unión Soviéti-ca, orientando, a sus respectivos pueblos, hacia elintercambio, hacia la amistad con la U1SS, hacia lasrelaciones de toda la humanidad progresista con el.país del socialismo. Mientras el imperialismo monta,en el caballo apocalíptico del histerismo bélico ypierde los estribos procurando, inútilmente, aislar aRusia y al mundo socialista, cercarlos con un onillode hierro, preparando el asalto y la agresión contrala ciudadela soviética, las masas necesitan y debencomprender dentro de un internacionalismo proleta-rio bien entendido y mejor practicado, que se hacenecesario derrotar la política de guerra y estrecharla alianza con la URSS estimulando el intercambioeconómico, cultural y científico con ella y estable-ciendo relaciones diplomáticas.

Chile, por obra de la traición del gobierno actual,ti»ne una deuda contraída con la patria de Lenin y

de Stalin: esta deuda no es otra que desagraviarlapor las gratuitas ofensas inferidas él año 1947 a larepresentación diplomática soviética acreditada an-te nuestro país, mientras el Embajador chileno onteel Kremlin, Cruz Ocampo, se transformaba en un ver-dadero provocador al servicio de los yanquis, convista al descrédito del régimen socialista.

Hace pocas semanas se realizó en Moscú la Con-ferencia Económica Mundial en que íomaxon parte450 delegados, en representación de cuarenta nacio-nes, entre ellas, Estados Unidos e Inglaterra, demos-trando que es posible la coexistencia de los dos re-gímenes. Economistas y hombres de negocio de todoel mundo, cambiaron ideas sobre la necesidad dereanudar el comercio entre el Este y el Oeste, sin dis-criminación alguna, pasando por encima del bloqueodeclarado por el imperialismo yanqui para llegar amonopolizar el comercio mundial y a conservar suhegemonía exclusiva sobre las materias primas y so-bre los mercados. Los resultados positivos de estaconferencia no se dejarán esperar. Los pueblos deEuropa Occidental e incluso muchos capitalistas, sa-ben muy bien que se agudizará la crisis en que sedebaten si no , logran la reanudación inmediata delcomercio con Rusia, con China y con las democra-cias populares: Polonia, Checoslovaquia, Hungría,Rumania, Bulgaria, -Alemania Democrática y Alba-nia. Y si esto lo saben los capitalistas de Inglaterra,de Francia, de Italia y de Holanda, ¿qué podría de-cirse acerca de las ventajas que para los países de-pendientes y semicoloniales de América Latina sig-nifica entablar comercio con aquellas naciones parazafarse de la órbita del dólar, de los precios viles, dela explotación inhumana a que las empresas yanquistienen sometidos a los trabajadores nativos? Las re-laciones comerciales y diplomáticas con la UniónSoviética y los otros pueblos enumerados, no repre-sentan sino ventajas y ganancias desde todo puntode vista: su perspectiva no es otra que el progreso -el afianzamiento de la soberanía de nuestras na-ciones.

Pero la oligarquía chilena es impermeable y al go-bierno actual le amarran compromisos tan fuertescon el imperialismo yanqui, que ni la una. ni el otroaceptarán voluntariamente volver sobre los pasos yponer al país sobre los carriles del progreso y de laindependencia. Serán únicamente las masas las que,bajo su presencia combativa, logren cambiar lascondiciones actuales y abrir mejores perspectivaspara el pueblo. De esto se trata: de depatar a travésde todo Chile un movimiento gigantesco que conduz-ca al país, como en 1945, al establecimiento de re-laciones en todo orden de cosas con la Unión Sovié-tica. De este modo, se afianzarán las columnas de lapaz y se abrirá la senda del progreso y de la inde-pendencia a nuestro país. | Quedan, planteadas unatarea de honor y una consigna suprema que las ma-sas sabrán llevar a la victoira!

Una Fecha Gloriosa de la Historia del Brasil( E L X X X A N I V E R S A R I O D E L P A R T I D O C O M U N I S T A D E L B R A S I L )

JORGE AMADO

El pueblo brasileño ha conmemorado el 25 de mar-zo de 1952 una fecha de la más alta significación, eiXXX aniversario de la fundación del Partido Comu-nista, del Brasil. Hijo de las luchas del proletariadobrasileño y de la gran victoria de la Revolución deOctubre, el Partido Comunista del Brasil es hoy unade las fuerzas más importantes de la paz y de la de-mocracia en todo el continente americano.

La aurora de la libertad que despuntó sobre elmundo en octubre de 1917, encendida por el geniopoderoso de Lenin y Stalin, iluminó los más alejadospaíses e hizo nacer la esperanza en el corazón de mi-llones de trabajadores. La Gran Revolución Socialistade Octubre tuvo inmensa repercusión en el Brasil.

^ A su influjo, en 1917 se inició en el país una ola dehuelgas, marcando la aparición de la clase obreraen el escenario político del Brasil. El movimientohuelguístico, que .se extendió por los centros indus-triales más importantes del país, duró hasta 1919 yculminó en la huelga general de Río de Janeiro. Elmovimiento huelguístico enseñó al proletariado quesin un partido marxista consecuente que le dirigiera,no podría conseguir victorias concretas en su lucha:

Desde 1921 comenzaron a unirse los grupos dis-persos de comunistas, y el 25. de marzo de 1922 sur-gió el Partido Comunista del Brasil, cara tener unaactividad legal de cuatro meses apenas. Declaradailegal, el Partido vivió 23 años en la más rigurosaclandestinidad y solamente en 1945, como conse-

\-cuencia de las victorias del Ejército Soviético sobre' los agresores nazis, conquistó la legalidad. Ese pe-ríodo de actividad legal duró menos de dos años,desde mayo de 1945 hasta marzo de 1947. Obligadoa volver a la clandestinidad, el Partido continuó diri-giendo la lucha del pueblo brasileño por la paz ypor la liberación nacional.

En estos treinta años de existencia, el Partido se hatransformado en el centro de la vida'política del Bra-sil, ha agrupado en torno suyo a las amplias masasde la clase obrera, ha despertado para la lucha a lasmasas campesinas y ha incorporado a la labor acti-va a los intelectuales patriotas y antiimperialistas. Alser puesto de nuevo en la ilegalidad en 1947, el Par-tido Comunista del Brasil era ya fuerte: tenía más de200.000 miembros.

Desde su fundación, el Partido viene dirigiendo/ consecuentemente la lucha del proletariado y del

pueblo brasileño contra el yugo imperialista, contrael 'sistema semifeudal de latifundio y por la demo-cracia.' En. 1934, bajo la inspiración del Partido, sereunió en Río de Janeiro el Primer Congreso Antigue-rrero, que denunció los planes agresivos del fascis-mo. En ese mismo año, Luis Carlos Prestes retornódel exilio y, bajo su dirección, el Partido organizó elgran movimiento de masas, antiimperialista,, antifeu-

dal 'y antifascista, la Alianza Nacional Libertadora,que habría de conducir posteriormente al pueblo bra-sileño á las heroicas luchas insurreccionales de no-viembre de 1935 en Río Grande do Norte, Pernam"buco y Río de Janeiro. Por primera vez en la.histori'de América, la clase obrera, con sus aliados, asu-mió entonces el Poder con -la formación del Gobiernorevolucionario-popular en Río Grande do Norte.

La insurrección fue derrotada y Prestes encarcela-do. Se inició un período de salvaj es, represiones con-tra el movimiento obrero y contra el pueblo brasile-ño. El sanguinario dictador Vargas, que dio en 1937un golpe de Estado, impuso al país una Constituciónfascista y se lanzó a la tentativa.de liquidar todas lasorganizaciones democráticas y, especialmente, . elPartido Comunista.

A lo largo de todos esos años, el Partido Comunistadirigió abnegadamente la lucha de las masas contrala dictadura fascista. Durante dos años de existencialegal (1945-1947), el Partido se alzó como el enemigomás irreconciliable del imperialismo norteamericano.En las elecciones del 2 de diciembre de 1945, el Par-tido Comunista consiguió cerca de 600.ÜOO votos, con-quistando 17 puestos en el Congreso. Por boca delcamarada Prestes (libertado en 1945 después de diezaños de prisión y elegido senador por el proletaria-do de Río de Janeiro), en su ,gran discurso del 26 dejunio de 1946 en la Asamblea Constituyente, el Par-tido denunció los planes bélicos del imperialismonorteamericano y declaró que el pueblo brasileño noempuñará jamás las armas contra la Unión Sovié-tica.

En enero de 1948, nuevamente en la ilegalidad, elPartido lanzó un manifiesto de gran importancia, quedio comienzo al movimiento de masas del pueblobrasileño por la paz y la liberación nacional. El pue-blo respondió a los llamamientos del Partido redo-blando la lucha contra el yugo imperialista y la reac-ción interior por medio de grandes huelgas y mani-festaciones de masas.

En agosto de 1950, el camarada Prestes, en nom-bre del Partido, lanzó el histórico Manifiesto de Agos-to con el programa del Frente Democrático de Libe-ración Nacional, instrumento del pueblo brasileñoen la lucha por la paz, contra la colonización impe-rialista de nuestro país y por el establecimiento delrégimen de democracia popular. "Nuestro pueblo•—se decía en el manifiesto— se halla ante un dile-ma que se hace cada vez más agudo y evidente. Lapaz o la guerra, la independencia o la .colonizacióntotal, la libertad o el terror fascista, el progreso o lamiseria y el hambre para las grandes masas traba-jadoras. O el pueblo toma lo's destinos de la naciónen sus propias manos para resolver de manera prác-tica y decisiva sus problemas fundamentales o se

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somete a la reacción, fascista, a la creciente domina-ción del imperialismo yanqui, a la ignominia de lapeor esclavitud, que le llevará a la más infame detodas las guerras".

El programa del Frente Democrático de LiberaciónNacional formuló unas reivindicaciones, sobre la ba-se de las cuales es posible la amplia unidad de to-dos los demócratas y patriotas brasileños en torno asus puntos fundamentales: a) lucha por la paz; b)lucha por la democracia; c) por la confiscación dslos capitales de los monopolios norteamericanos; d)por la liquidación del feudalismo, a través de la con-fiscación de los latifundios, de la reforma agraria yde la liquidación "de las deudas de les campesinos;e) por el establecimiento de .un Gobierno democráti-co-popular, único capaz de aplicar el programa delFrente Democrático de Liberación Nacional.

El manifiesto tuvo calurosa acogida en el seno delpueblo brasileño, especialmente entre las masasobreras y campesinas. Contribuyó a ampliar y pro"fundizar el movimiento de la paz, ya que grandescapas de la población comprendieron entonces laíntima ligazón existente. entre la lucha por la paz y

• la lucha por la liberación nacional. A pesar de labrutal represión policíaca, fueron recogidas. 4.200.000firmas para el Llamamiento de Estocclmo. El movi-miento de la paz, que fue declarado ilegal en 1949,conquistó nuevamente la legalidad.

La impetuosa lucha .del pueblo brasileño, dirigidopor el Partido Comunista, no ha permi'ido hasta aho-ra a los gobiernos de Dutra y de Vargas satisfacerlas demandas, cada vez más imperiosas, de su&amos yanquis, que exigen el envío de la juventudbrasileña a morir sin gloria en Corea. En el país ssdesarrolla actualmente una gran campaña nacionalcontra'la remesa de tropcs a Corea, en la que par-ticipan patriotas de las más diversas tendencias, des-tacándose las mujeres y los jóvenes. Esta campaña,que se caracteriza por las vigorosas luchas de ma-sas, ha conseguido ya importantes vic*orias, como laliberación deja partidaria de la paz Elisa Branca,que en 1950 hcbía sido encarcelada y condenada acuatro años de prisión por desplegar ante un desfilemilitar un cartel en el que se leía: "Los soldados,nuestros hijos, no irán a Corea".

La lucha contra el envío de tropas a Corea se ligaa la campaña por un Pacto de Paz entre las cincograndes potencias. Han sido ya recocidas cerca decuatro millones de firmas, que expresan la poderosavoluntad de paz del pueblo brasileño. El movimientode los partidarios de la paz se propone rebasar la ci-fra de cinco millones de firmas. El III Congreso Na-cional de Partidarios de la Paz, celebrado en no-viembre de 1951, constituyó un gran éxito. Fue pre-cedido de diversos Congresos regionales, que reve-laron la ampliación del movimiento, y del IV Congre-so de Escritores Brasileños, que aprobó una resolu-ción de apoyo a la campaña en favor de un Pactode Paz.

Al mismo tiempo que lucha por la paz, el pueblobrasileño lucha por la democracia. El Gobierno, queha resucitado la "Ley de Seguridad" del "EstadoNuevo" (así llamó Vargas a su régimen fascista.— N.de la R.), intenta asfixiar todo el movimiento obrero,democrático y pro paz. Vargas, continuador de la po-

lítica antipopular y antinacional dé Dutra, persigue,encarcela, procesa y condena a los dirigentes de lar-luchas obreras y populares. En su miedo al puebloel Gobierno recurre a los medios de represión másbrutales, incluso al asesinato ae los activistas deimovimiento. A. principios de febrero último fue ase-sinado en la ciudad de Barra Mansa ^Estado de Ríoda Janeiro) el partidario de la paz lulio Cajazeirascuando recogía firmes al pie del Llamamiento exi-giendo un Pacto de Paz. Cerca de 40 activistas delmovimiento de partidarios de la paz, entre los quefiguran, dos mujeres, han sido asesinados por el Go-bierno Dutra y durante los primeros tiempos del Go"bieno Vargas. Ha sido montado un monstruoso pro-ceso contra Luis Carlos Prestes y otros dirigentes co-munistas.

No obstante el terror salvaje, el pueblo brasileñoredobla, la lucha por las libertades democráticas. Elpueblo guarda y defiende a Prestes, a cuya caza sehan lanzado los sabuesos policíacos en todo el país.El pueblo exige que sea archivado el infame proce-so que se ha incoado a Prestes y, al mismo tiempo,lucha por la amnistía para los presos políticos, con-tra el proyecto de una nueva "Ley de Seguridad",por el respeto a las libertades públicas, por la liber-tad ' sindical, por el derecho de reunión y de asocia-ción. Toma impulso la campaña exigiendo que sedeclare nuevamente legal al Partido Comunista, afavor de lo cual se han manifestado personalidadesde las más diversas tendencias. El pueblo se oponeenérgicamente a las tentativas del imperialismo nor-teamericano de implantar en el pata un régimenfascista, que le permitiría aplastar la resistencia po-pular a los planes bélicos y de colonización de nues-tra Patria, dictados en la Conferencia de Ministrosde Relaciones Exteriores de los países de América,reunida en Washington en 1951.

%Respondiendo al Manifiesto de Agosto del Partido

Comunista, las masas populares han intensificado lolucha por mejores condiciones de vida, desencade-nando huelgas y movimientos colectivos de protesta.Tales son, por ejemplo, la huelga declarada en di-ciembre del año pasado por los trabajadores de laslíneas aéreas, que fue general y nacional y paralizotodo el sistema de transporte aéreo del Brasil; lahuelga general de los metalúrgicos de Sari Paulo,y las de los bancarios de San Paulo, Minas, Para yRío Grande do Sul, de más de dos meses de dura-ción. Tales son también las recientes luches popula-res contra la carestía en Minas Geraes, en el Estadode Río y en Río Grande do Sul.

Se, amplía y se refuerza la lucha contra el avasa-llamiento de nuestra economía por el imperialismoyanqui y en defensa de las riquezas nacionales, es-pecialmente en defensa del petróleo, sobre el quepende la amenaza de ser entregado por Vargas a laStandard Oil.

El pueblo brasileño, explotado brutalmente por elimperialismo yanqui, vuelve sus ojos con amor y es-peranza hacia la Unión Soviética, la gran patria delsocialismo y de la paz. El pueblo brasileño sabe,queel restablecimiento de las relaciones diplomáticas ycomerciales con la URSS y los países de democraciapopular es un importante factor para el desenvolvi-miento independiente del Brasil, para el progreso y

al florecimiento de nuestra economía. A ello se debeque en el Brasil se registre actualmente un ampliomovimiento de opinión en favor del restablecimientode las relaciones con la URSS, que es apoyado in-cluso por destacadas figuras de las clases domi-nantes.

Gana fuerza la lucha de los campesinos contra losterratenientes, aliados principales del imperialismoen nuestro país. Inspirados por el Manifiesto de

JV Agosto del Partido Comunista, los "campesinos bra-sileños comienzan a luchar valientemente contra elrégimen latifundista, contra la política de gradual

. aniquilamiento físico de poblaciones • enteras. En al-gunos Estados del Este del país se han celebradoCongresos regionales de campesinos. Últimamente sehan declarado una serie de huelges campesinas exi-giendo mejores contratos de arrendamiento de lastierras. En algunos puntos del país se han producidoincluso acciones armadas de los campesinos, de lasque es ejemplo típico la lucha armada que librarondurante varios meses los campesinos de Porecatú,en el norte de Paraná, en defensa de sus tierrasamenazadas por los grandes terratenientes.

El Partido Comunista del Brasil es el inspirador yel creedor de los Comités Democráticos de Libera-

;* ción Nacional, instrumentos para la conquista del Po-der popular y para la formación de un Gobierno de-mocrático-popular que sustituya a la actual dicta-dura íeudal-burguesa, dócil al imperialismo de losEstados Unidos. El Partido moviliza a las grandesmesas del pueblo brasileño para la lucha contra lapolítica de colonización y de guerra del imperialis-

mo norteamericano, para la lucha por la paz, la de-mocracia y la liberación nacional.

Guiándose por la doctrina leninista-stalinista, elPartido Comunista del Brasil se refuerza orgánica,política e ideológicamente. Mejora su composiciónsocial y desarrolla' una amplia actividad de educa-ción ideológica, formando nuevos cuadros capacesde aplicar su línea política y de orientarse en lascondiciones creadas para la lucha, cada vez másaguda. Recientemente, el Partido ha acordado publi-car en portugués las Obras del enmarada Stalin.

Al frente del Partido se encuentra una direcciónprobada en duras luchas, fiel a los principios del in-ternacionalismo proletario, a la Unión Soviética y alguía de los trabajadores del mundo entero, cama-rada Stalin. Es • la dirección formada y educada porel Secretario General del Partido, camarcda LuisCarlos Prestes: Cabellera de la Esperanza del pue-blo brasileño, símbolo de la lucha de liberación na-cional de los pueblos de América Latina y héroe le-gendario del pueblo brasileño. ,

Dirigido por Prestes, educado en la doctrina deLenin-Stalin, templcdo en treinta años de lucha yfuerte por el amor y el apoyo fervoroso de los tra-bajadores y del pueblo, el Partido Comunista delBrasil está plenamente decidido a conducir al pue-blo brasileño a la victoria definitiva sobre las fuer-zas, del imperialismo y de la reacción interna, a lavictoria de la causa de la paz y de la liberación na-cional.

Hijo del Salitre marca rumbo en la novela chilenaLa novela "Hijo del Salitre", de la cual es autor el camarada Volodia Teitelboim, es una

expresión de los progresos que ha alcanzado el movimiento social de nuestro país que ha

forjado y está forjando grandes escritores que abrazan la noble causa del pueblo.

En "Hijo del Salitre", novela inspirada en la heroica vida del Presidente de nuestro

Partido, camarada Elias Lafertte, aparece el proletariado chileno con sus luchas, sus sufri-

mientos y sus esperanzas.1

En sus páginas, llenas de dramatismo, surge la inicua explotación humana en las oficinas

salitreras, la obscura vida de los trabajadores bajo el yugo imperialista. Pero no se queda *

ahí. Muestra, al mismo tiempo, la luz que los alumbra, sus combates de clase, sus luchas,

sus sueños. Y entonces, no aplasta, no sumerge al lector en un mundo sin sentido y sin sa-

lida, sino que le inyecta odio en un régimen decadente y mayor íe en el combate de quie-

nes luchan por el ^advenimiento de una sociedad más justa y más humana.

Para los novelistas chilenos, Volodia Teitelboim, con su "Hijo del Salitre" marca un

rumbo claro: el de entregarse enteramen te a la causa del pueblo, conviviendo con élj luchan-

do diariamente por él y haciendo de la novela un ar.ma formidable en este combate.

"Principios" recomienda su lectura y difusión en los más amplios sectores democráticos.

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El Manifiesto Comunista de Marx y EngeisEn el Día Internacional de los Trabajadores —el Primero de Mayo—, "Princi-

pios" publica el primer grito del internacionalismo proletario: el Manifiesto Comu-nista que redactaron Marx y Engeis por encargo de "La Liga Comunista In-ternacional" .

El Manifiesto Comunista, publicado hace' 104 años, contiene los fundamentosesenciales del socialismo científico. Es una de las obras fundamentales del marxis-mo, cuya lectura y estudio recomendamos a todos los militantes y, muy especial-mente, a los que han ingresado en los últimos años a nuestras filas y no han tenidoocasiónids conocerlo.

Un espectro se cierne sobre Europa: el espectrodel comunismo. Contra este espectro se han conju-rado en santa jauría todas las potencias de la viejaEuropa, el papa y el zar, Metternich y Guizot, los ra-dicales franceses y los polizontes alemanes.

No hay un solo partido de oposición a quien losadversarios gobernantes 'no motejen de comunista:ni un solo partido'de oposición que no lance al ros-_tro de las oposiciones más avanzadas, lo mismo quea los enemigos reaccionarios, la acusación estigma-tizante del comunismo.

De este hecho se desprenden dos consecuencias:La primera es que el comunismo se halla ya re-

conocido como una potencia por todas las potenciaseuropeas.

La segunda, que es ya hora de que los comu-nistas expresen a la luz del día y ante el mundo en-tero sus ideas, sus tendencias, sus aspiraciones, sa-liendo así al paso de esa leyenda del espectro co-munista con un manifiesto de su partido.

Con este fin se han congregado en Londres (1)los representantes comunistas de diferentes países yredactado el siguiente Manifiesto, que aparecerá enlengua inglesa, francesa, alemana, italiana, flamencay danesa.

BURGUESES Y PROLETARIOS -

Toda la historia de la sociedad humana, hastael día'(2), es una historia de lucha de clases.

Libres y esclavos, patricios y plebeyos, baronesy siervos de la gleba, maestros y oficiales; en unapalabra, opresores y oprimidos, frente a frente siem-pre, empeñados en una lucha ininterrumpida, veladaunas veces, y otras franca y abierta; en una luchaque conduce en cada etapa a la transformación re-

(1) En el segundo Congreso de la Liga Comunis-ta, reunido del 29 de noviembre al 8 de diciembrede 1847.

(2) Es decir, ^hablando en términos precisos, toda lahistoria "escrita". En 1847, la prehistoria de la socie-dad, la organización social que precedió a la histo-ria escrita, es casi totalmente desconocida. Posterior-mente, venieron las investigaciones de Haxthausena descubrir la propiedad colectiva de la tierra en Ru-sia; Maurer demostró que ese régimen de popiedadfue el tronco social de donde se derivaron histórica-mente todas las ramas alemanas y, poco a poco, fuedescubriéndose que los municipios campesinos orga-nizados en régimen de propiedad colectiva del sue-

volucionaria de todo el régimen social, o al extermi-nio de ambas clases beligerantes.

En los tiempos históricos nos encontramos a lasociedad dividida casi por doquier en una serie deestamentos {3) dentro de cada uno de los cuales rei-na, a su vez, una nueva jerarquía social de gradosy posiciones. En la Roma antigua son los patricios,los équites, los plebeyos, los esclavos; en la EdaaMedia, los señores feudales, los vasallos, los maes-tros y los oficiales de los gremios, los siervos de lagleba, y dentro de cada.una de ésas clases todavíanos encontramos con nuevos matices y gradaciones.

La moderna sociedad burguesa que se alza so-bre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolidolos antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sidocrear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión,nuevas modalidades de lucha,(que han venido a sus-tituir a las antiguas.

Sin embargo, nuestra época, la época de la bui-guesía, se caracteriza por haber simplificado estosantagonismos de clase.- Hoy, toda la sociedad tiendea separarse, cada vez más abiertamente, en dosgrandes campos enemigos, en dos grandes clasesantagónicas: la burguesía y el proletariado.

De los siervos de la gleba de la Edad Media sur-gieron los "villanos" de las primeras ciudades; y es-tos villanos fueron el germen de donde brotaron losprimeros elementos de la burguesía.

El descubrimiento de América, la circunnavega-ción de África abrieron nuevos horizontes e impri-mieron nuevo impulso a la burguesía. El mercadode China y de las Indias orientales, la colonizaciónde América, el intercambio con las colonias, el in-cremento de los medios de cambio y de las .merca-derías en general, dieron al comercio, a la navega-ción, a la industria, un empuje jamás conocido, ati-

lo, habían sido la forma primitiva de la sociedad,desde la India hasta Wanda. Por último las investi-gaciones de Morgan, coronadas por el descubrimien-to el verdadero carácter de la "gens" y de su posi-ción dentro de la tribu, pusieron al desnudo, en suforma típica, la organización interna de esta socie-dad comunista originaria. Al disolverse estas comu-nidades primitivas, es cuando comienza a escindirsela sociedad en clases especiales, enfrentadas lasunas con las otras. (Nota de F. E., adicionada en1890).

(3) Llámese "estamento" a una "clase" colocadaen una situación Jurídica especial, ya consista lasingularidad en privilegios o restricciones.

zando con ello el elemento revolucionario que se es-condía en el seno de la sociedad feudal en descom-posición .

El régimen feudal o gremial de producción queseguía imperando no bastaba ya pera cubrir las ne-cesidades, que abrían los nuevos mercados. Vine aocupar su puesto la manufactura. Los mae-'íio.s delos gremios viéronse desplazados por la class mediaindustrial y la división del trabajo entre las diversascorporaciones fue suplantada por la división del tra-bajo dentro de cada taller.

Pero los mercados seguían dilatándose, las ne-cesidades seguían creciendo. Ya no bastaba tampo-co la manufactura. El invento del vapor y la maqui-naria vinieron a revolucionar el régimen industrialde producción. La manufactura cedió el puesto a lagran industria moderna, y la clase media industrialhubo de dejar paso a los magnates de la industria,jefes de grandes ejércitos industriales, a los burgue-ses modernos.

La gran industria creó el mercado mundial, yapreparado por el descubrimiento de América. Elmercado mundial imprimió un gigantesco impulso alcomercio, a la navegación, a las comunicaciones portierra. A su vez estos progresos redundaron conside-rablemente en provecho de la industria, y en la mis-ma proporción en que se dilataban la industria, elcomercio, la navegación, los ferrocarriles, desarro-llábase la burguesía, crecían sus capitales, iba des-plazando y esfumando a todas las clases heredadasde la Edad Media.

Vemos, pues, que la moderna burguesía es comolo fueron en su tiempo las otras clases, producto deun largo proceso histórico, fruto de una serie de trans-formaciones radicales operadas en el régimen decambio y de producción.

A cada etapa de avance recorrida por la bur-guesía corresponde una nueva etapa de progresopolítico. Clase oprimida bajo, el mando de los seño-res feudales, la burguesía forma en la "comuna" (1)una asociación autónoma y armada para la .defensade sus intereses; en unos sitios, se organiza en re-públicas municipales independientes; en otros, .formael tercer Estgdo tributario de las monarquías; en laépoca de la manufactura es el contrapeso de la no-bleza dentro de la monarquía feudal o absoluta y elfundamento de las grandes monarquías en general,hasta que, por último, implantada la gran industriay abiertos los cauces del mercado mundial, se con-quista la hegemonía política y crea el moderno Estadorepresentativo. Hoy, el Poder público viene a ser,pura y simplemente, el Consejo de administraciónque rige los intereses colectivos de la clase burguesa.

La burguesía ha desempeñado, en el tfanscursode la historia, un papel verdaderamente revolu-cionario .

Dondequiera que se instauró, echó por tierra to-das las instituciones feudales, patriarcales e idílicas.Desgarró implacablemente los abigarrados lazos feu-dales que unían al hombre con sus superiores na-turales y no dejó en pie más vínculo que el del in-terés escueto, del dinero constante y sonante que no\

(1) Así llamaban los habitantes de las ciudadesde Italia y Francia a sus municipios, después dearrancar a sus señores feudales, comprándoselos opor la fuerza, sus primeros atributos de autonomía.(F. E.)

tiene entrañas. Echó por encima del santo temor doDios, de la devoción mística y piadosa, del ardorcaballeresco y la tímida melancolía del buen bur-gués, el jarro de agua helada de sus cálculosegoístas. Enterró la dignidad personal bajo el dinero,y redujo todas aquellas innúmeras libertades escri-turadas y bien adquiridas a una única libertad: lalibertad ilimitada de comerciar. Sustituyó, para de-cirlo de una vez, a un régimen de explotación veladopor los cendales de las ilusiones políticas y religiosas,por un régimen franco, descarado, directo, escueto,de explotación.

La burguesía despojó de su halo de santidad atodo lo que antes se tenía por venerable y digno depiadoso acatamiento. Convirtió en sus servidoresasalariados al médico, al jurista, al poeta, al sacer-dote, al hombre de ciencia.

La burguesía desgarró los'velos emotivos y sen-timentales que envolvían la familia y puso al des-nudo la realidad económica de las relaciones fa-miliares (1).

La burguesía vino a demostrar que aquellosalardes de fuerza bruta que la reacción tanto admiraen la Edad Media, tenían su complemento cumplidoen la haraganería más indolente. Hasta querella nolo reveló, no supimos cuanto podía dar de s{ el tra-bajo del hombre. La burguesía ha producido mara-villas mucho mayores que las pirámides de Egipto,los acueductos romanos y las catedrales góticas; haacometido y dado cima a empresas mucho más gran-diosas que las emigraciones de -los pueblos y lascruzadas.

La burguesía no puede existir si no es revolu-cionando incesantemente los instrumentos de la pro-ducción, que tanto vale decir el sistema todo de laproducción, y con él todo el régimen social. Lo con-trario de cuantas clases sociales la precedieron,-quetenían todas por condición primaria de vida la intan-gibilidad del régimen de producción vigente. La épo-ca de la burguesía se caracteriza y distingue de to-das las demás por el constante y agitado desplaza-miento de la producción, por ]a conmoción ininte-rrumpida de tedas las relaciones sociales, por unainquietud y una dinámica incesantes. Las relacionesinconmovibles y .mohosas del pasado, con todo suséquito de ideas y creencias viejas 'y venerables, sederrumban, y las nuevas envejecen antes de echarraíces. Todo lo que se creía permanente y perennese esfuma, lo santo es profanado, y, al fin, el. hom-bre se ve constreñido, .por la fuerza de las cosas, acontemplar con mirada fría su vida y s"us relacionescon los demás.

La necesidad de encontrar mercados espolea a laburguesía de una punta a otra del planeta. Por to-das partes anida, en todas partes construye, pordoquier establece relaciones.

La burguesía, al explotar el mercado mundial, daa la producción y -al consumo de "todos los paísesun selló cosmopolita. Entre los lamentos de los reac-cionario*, destruye los cimientos nacionales de laindustria. Las viejas industrias nacionales se vienea

(l)Cfr. Marx, "Zur Judenfrage", 1844 (Obras com-pletas, ed. del. Instituto Marx-Engels, 1927, I, pág.SOS}: "El dinero humilla a todos los diosos del hom-bre y los convierte en una mercancía... Hasta el mis-mo amor, la relación entre hombre y mujer, ss true-ca en un objeto comerciable".

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a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instaura-ción es problema vital para todas las naciones civi-lizadas; por industrias que ya no transforman comoantes las materias primas del país, sino las traídasde los climas más lejanos y cuyos productos encuen-tran salida, no sólo dentro de las fronteras, sino entodas las partes del mundo. Brotan necesidades nue^vas que ya no bastan a satisfacer, como en otrotiempo, los frutos del país, sino que reclaman para susatisfacción los productos de tierras lemotas. Ya noreina aquel mercado local y nacional que se bastabaa sí mismo y donde no entraba nada de fuera; aho-ra, la red del comercio es universal y en ella entran,unidas por vínculos de interdependencia, todas lasnaciones. Y lo que acontece con la producción ma-terial, acontece también con la del espíritu. Los pro-ductos espirituales de las diferentes naciones vienena formar un acervo común. Las limitaciones y pe-culiaridades del carácter nacional van pasando csegundo plano, y las libertades locales y nacionalesconfluyen todas en una literatura universal.

La burguesía, con el rápido perfeccionamiento detodos los medios de producción, con las facilidadesincreíbles de su red de comunicaciones, lleva la ci-vilización hasta a las naciones más salvajes. La ba-ratura de sus mercancías es la artillería pesada conla que derrumba todas las murallas de la China, conla que obliga a capitular a las tribus bárbaras másariscas en su odio contra el extranjefo. Obliga a to-das las naciones a abrazar el régimen de producciónde la burguesía o perecer; las obliga a implantar ensu propio seño la llamada civilización; es decir, ahacerse burguesas. Crea un mundo hecho a su ima-gen y semejanza.

La burguesía somete al campo al imperio de laciudad. Crea ciudades enormes, intensifica la pobla-ción urbana en una fuerte proporción respecto a lacampesina y arranca a una parte considerable de la: ..jente .del campo al cretinismo de la vida rural. Ydel mismo modo que somete el camno a la ciudad,somete los pueblos bárbaros y semibárbaros a lasnaciones civilizadas, los pueblos campesinos a lospueblos burgueses, el Oriente el Occidente.* La burguesía va aglutinando cada vez más los

medios de producción, la propiedad y los habitantesdel país. Aglomera la población, centraliza los me-dios de producción y concentra en manos dé unoscuantos la propiedad. Este proceso tenía que con-ducir, por fuerza lógica, a un régimen de centraliza-ción política. Territorios antes independientes, apenasaliados, con intereses distintos, . distintas leyes, go-biernos autónomos y líneas aduaneras propias, seasocian y refunden en una nación única, bajo unGobierno, una ley, un interés nacional de clase yuna sola línea aduanera.

En el siglo corto que lleva de existencia como tclase soberana, la burguesía ha creado energías pro-ductivas mucho más grandiosas y colosales que todablas pasadas generaciones juntas. Basta pensar ejiel sojuzgamiento de las fuerzas naturales %)or la ma-no del hombre, en la maquinaria, en la aplicaciónde la química a la industria y la agricultura, en lanavegación de vapor, en los ferrocarriles, en el ¡te-légrafo eléctrico, en la roturación -de continentes en-teros, en los ríos abiertos a la navegación, en losnuevos pueblos que brotaron de la tierra como porensalmo... ¿Quién, en los pasados, siglos, pudo sos-pechar siquiera que en el regazo de la sociedad fe-

cundada por el trabajo del hombre yaciesen so-terrados tantos y tales energías y elementos deproducción?

Hemos visto que los medios de producción y detransporte sobre los cuales se desarrolló la burgue-sía brotaron en el seno de la sociedad feudal. Cuan-do estos medios de transporte y de producción* al-canzaron una determinada fase en su desarrollo, re-sultó que las condiciones en que la sociedad feudalproducía y comerciaba, la organización feudal de laagricultura y la manufactura, en una palabra, el ré-gimen feudal de la propiedad, no correspondían ya alestado progresivo de las fuerzas productivas. Obs-truían la producción en vez de fomentarla. Habíanseconvertido en otras tantas trabas para su desenvol-vimiento. Era menester hacerlas saltar, y saltaron.

Vino a ocupar su puesto la libre concurrencia,con la constitución política y social a ella adecuada,en la que se revelaba ya la hegemonía económica ypolítica de la clase burguesa.

Pues bien: ante nuestros ojos se desarrolla hoyun espectáculo semejante. Las condiciones de pro-ducción y de cambio de la burguesía, el régimenburgués de la propiedad, la moderna sociedad bur-guesa, que ha sabido hacer brotar como por encantotan fabulosos medios de producción y de transporte,recuerda al brujo impotente para dominar los es-píritus subterráneos que,conjuró. Desde hace variasdécadas, la historia de la industria y del comercio noes más que la historia de las modernas fuerzas pro-auctivas que se rebelan contra el régimen vigente deproducción, contra el régimen de la propiedad, donderesiden las condiciones de vida y de predominio po-lítico de la burguesía. Basta mencionar los crisis co-merciales, cuya periódica reiteración supone un peli-gro cada vez mayor para la existencia de la socie-dad burguesa toda. Las crisis comerciales, ademásde destruir una gran parte de los productos elabora-dos, aniquilan una parte considerable de las fuerzasproductivas existentes. En esas crisis, se desata unaepidemia social que a cualesquiera de las épocasanteriores hubiera parecido absurda e inconcebible:la epidemia de la superproducción. La sociedad seve retrotraída repentinamente a un estado de bar-barie momentánea; diríase que una plaga de hambreo una gran guerra aniquiladora la han dejado esquil-mada, sin recursos para subsistir; la industria, el co-mercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué?Porque la sociedad posee demasiada civilización, de-masiados recursos, demasiada industria, demasiadocomercio. Las fuerzas productivas de que dispone nosirven ya para fomentar el régimen burgués de lapropiedad; son ya demasiado poderosa para servira este régimen, que embaraza su desarrollo. Y tanpronto como logran vencer este obstáculo, siembranel desorden en la sociedad burguesa, amenazan daral traste con el régimen burgués de la propiedad.Las condiciones sociales burguesas resultan ya de-masiado angostas para abarcar la riqueza por ellasengendrada. ¿Cómo se sobrepone a -las crisis laburguesía? De dos maneras. Destruyendo violenta-mente una gran masa de fuerzas productivas, y con-quistándose nuevos mercados, a la par que procu-rando explotar más concienzudamente los mercadosantiguos. Es decir, que remedia unas crisis prepa-rando otras más extensas e imponentes y mutilandolos medios de que dispone para precaverlas.

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- •

Las armas con que la burguesía derribó al feu-dalismo se vuelven ahora contra ella.

Y la burguesía no sólo forja las armas que hande darle la muerte, sino que, además, pone en piea los hombres llamados a manejarlas: estos hom-bres son los obreros, los proletarios.

En la misma proporción en que se desarrolla laburguesía, es decir, el capital, desarróllase tambiénel proletariado,, esa clase obrera moderna que sólopuede vivir encontrando trabajo, y que sólo encuen-tra trabajo en la medida en que éste alimenta e in-

'cremento el capital. Él obrero, obligado a vendersea trozos, es una mercancía como otra cualquiera,sujeta por tanto a todos los cambios y modalidadesde la concurrencia, a todas las .fluctuaciones delmercado.

La extensión de la maquinaria y la división deltrabajo quitan a éste, en el régimen actual, todo ca-rácter autónomo, toda libre iniciativa y todo encantopara el obrero. El trabajador se convierte en unsimple resorte de la máquina, del que sólo se exigeuna operación mecánica, monótona, de fácil apren-dizaje. Por eso los gastos que supone un obrero sereducen, sobre poco más o menos, al mínima de loque necesite pera vivir y para perpetuar su raza. Yya se sabe que el precio de una mercancía, y comouna de tantas el trabajo, (1), equivale a su coste deproducción. Cuanto más repelente es el trabajo, tan-to más aumenta la maquinaria y la división ,d3ltrabajo, tanto más disminuye el salario pagado alobrero. Más aun; cuanto más aumentan la maqui-naria y la división del trabajo; tanto más aumentatambién éste, bien porque se alargue la jornada, bienporque se intensifique el rendimiento exigido, seacelere la marcha de las máquinas, etc.

La industria moderna ha convertido el pequeño ta-ller del maestro patriarcal en la gran fábrica delmagnate capitalista. .Las masas obreras concentradasen la fábrica son sometidas a una organización ydisciplina militares. Los obreros, soldados rasos dela industria, trabajan bajo el mando de toda unajerarquía de sargentos, oficiales y jefes. No son sólosiervos de la burguesía y del Estado burgués, sinoque están todos los días y a todas horas bajo el yugoesclavizador de la máquina, del contramaestre, y so-bre todo del industrial burgués dueño de la fábricaY este despotismo es tanto más mezquino, más exe-crable, más indígnente, cuanta mayor es la franquezacon que proclama que no tiene otro fin que el lucro.

Cuanto menores son la habilidad y la fuerzaque reclama el .trabajo manual, es decir, cuanto ma-yor es el desarrollo adquirido por la moderna indus-tria, mayor, también la proporción en que el trabajode la mujer-y el niño desplaza al del hombre. So-cialmente, ya no rigen para la clase obrera esas,diferencias de edad y de sexo. Son todos, hombres,mujeres y niños, meros instrumentos de trabajo, entrolos cuales no hay más. diferencia que la del coste.

Y cuando ya la explotación del obrero por elfabricante ha dado su fruto y aquél recibe el salario,caen sobre él los otros representantes de la burgue-sía: el casero, el tendero, el prestamista, etc.

Toda una serie de elementos modestos que ve-nían perteneciendo a la clase media, pequeños in-

(1) Expresión empleada aquí en el sentido de loque más tarde, con ¿ase más precisa, habrá de lla-mar Marx "fuerza de trabajo".

dustriales, comerciantes y rentistas, artesanos y la-briegos, son absorbidos por el proletariado; unos,porque su pequeño caudal no basta para alimentarlas exigencias de la gran industria y sucumben,arrollados por la competencia de los capitalistas másfuertes, y otros porque sus aptitudes quedan sepulta-dos bajo los nuevos progresos de la producción. To-das las clases sociales - contribuyen, pues, a nutrir

• las filas del proletariado.El proletariado recorre diversas etapas antes da

fortificarse y consolidarse. Pero su lucha contra laburguesía data del instante mismo de su existencia.

Al principio, son obreros aislados, luego los" deuna fábrica, luego los de toda una rama de trabajo,-los que se enfrentan, en una localidad, con el bur- \\gués que personalmente los explota. Su? ataques novan sólo contra el régimen burgués de producción,van también contra los propios instrumentos de laproducción; los obreros, sublevados, destruyen, lasmercancías ajenas que les hacen la competencia,destrozan las máquinas, pegan fuego a las fábricas,pugnan por volver a la situación ya enterrada de¡obrero, medieval.

En esta primera etapa, los obreros forman unamasa diseminada por todo el país y desunida por laconcurrencia. Las concentraciones de masas de obre- 1ros no son todavía fruto de su propia unión, sinofruto de la unión de la burguesía, que para alcanzarsus fines políticos propios tiene que poner en movi- •miento -^cosa que todavía logra— a todo el prole.ta- . Iriado. En esta etapa, los proletarios no combatencontra sus enemigos, sino contra los enemigos de susenemigos, contra los vestigios de la monarquía ab-soluta, los grandes señores de la tierra, los burguesesno industriales, los pequeños burgueses. La marcha ,;de la historia está toda concentrada 'en manos de laburguesía, y cada triunfo así alcanzado es un triunfo "¡de la clase burguesa.

. Sin embargo, el desarrollo de la industria nosólo nutre las filas del proletariado, sino que lasaprieta y concentra; sus fuerzas crecen, y crece tam-bién la conciencia de ellas. Y al paso que la maqui- ,naria va borrando las diferencias y categorías en eltrabajo y reduciendo los salarios casi en todas par-tes a un nivel bajísimo y uniforme, van nivelándosetambién los intereses y las condiciones de vida den-tro del proletariado. La competencia cada vez másaguda desatada entre la burguesía y las crisis co-merciales que desencadenan, hacen cada vez másinseguro el salario del obrero; los progresos incesan-tes y cada vez día más veloces del maqumismo, au-mentan gradualmente la inseguridad de su existen-cia; las colisiones entre obreras y burgueses aisla-dos van tomando el carácter, cada vez más señala-do, de colisiones entre dos clases. Los obreros em-piezan a coaligarse contra los burgueses, se asocieny unen para la defensa de sus salarios. Crean orga-nizaciones permanentes, para pertrecharse en pre-visión de posibles batallas. De vez. en cuando, esta-llan revueltas y sublevaciones.

Los obreros arrancan algún triunfo que otro, perotransitorio siempre. El verdadero objetivo de estas lu-chas no es conseguir un resultado inmediato, sino irextendiendo y consolidando la unión obrera. Coad-yuvan a ello los medios cada vez más fáciles de co-municación, creados por la gran industria y que sir-ven para poner en contacto a los obreros de las di-versas regiones y localidades. Gracias a este contac-

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to, las múltiples acciones locales, que en todas par-tes presentan idéntico carácter, se convierten en unmovimiento nacional, en una lucha da clases. Y todalucha de clases es uña acción política. Las ciudadesde la Edad Media, con sus caminos vecinales, .nece-sitaron siglos enteros para unirse con las demás;el proletariado moderno, gracias a los ferrocarriles,ha creado su unión en unos cuantos años.

Esta organización de los proletarios como clase,que tanto vale decir como partido político, se ve mi-nada a cada momento por la concurrencia desatadaentre los propios obreros; pero avanza y triunfaciempre a pesar de todo, cada vez más fuerte, más

. firme, más pujante. Y, aprovechándose de las discor-dias que surgen en el seno de la burguesía, imponela sanción legal de sus intereses propios. Así naceen Inglaterra la ley de la jornada de diez horas.

Las colisiones producidas entre las fuerzas de laantigua sociedad imprimen nuevos impulsos al pro-letariado. La burguesía lucha incansablemente: pri-mero, contra la aristocracia, luego contra aquellossectores dé la propia burguesía cuyos intereses cho"can con los progresos de la industria, y siemprecontra la burguesía de los demás países. Para librarestos combates, no tiene más remedio que apelar alproletariado, reclamar su auxilio, arrastrándolo así ala palestra política. Y de este modo, le suministraelementos de fuerza: es decir, armas contra sí misma.

Además, como hemos visto, los progresos de laindustria traen a las filas proletarias a toda una se-rie de elementos de la clase gobernante, o, a lo me-nos, los colocan en las mismas condiciones de vida.Y estos elementos suministran al proletariado nue-vas fuerzas.

Finalmente, en aquellos períodos en que la lu-cha de clases está a punto de decidirse, es tan vio-lento y tan claro el proceso de desintegración de laclase gobernante latente en el seno de la sociedadantigua, que una pequeña parte de esa clase se des-prende de ella y abraza la causa revolucionaria, pa-sándose a la clqse que tiene en sus manos el porve-nir. Y así corno antes una parte de la nobleza se pa-saba a la burguesía, ahora una parte de la burgue-sía se pasa al campo del proletariado; en este trán-sito, rompen la marcha los intelectuales burguesesque, analizando teóricamente el curso de la historia,han logrado ver claro en sus derroteros.

De todas las clases que hoy se enfrentan con laburguesía, no hay más que una verdaderamente re-volucionaria: el proletariado. Las demás perecen ydesaparecen con la gran industria; el proletariado,en cambio, es su producto genuino y peculiar.

*Los elementos de las clases medias, el pequeño

industrial, el pequeño comerciante, el artesano, ellabriego, todos luchan contra la burguesía para sal-var de la ruina su existencia como tales clases. Noson, pues, revolucionarios, sino conservadores. Mástodavía, reaccionarios, pues pretenden volver atrásla rueda de la historia. Todo lo que tienen de revo-lucionario es lo que mira a su tránsito inminente alproletariado; con esa actitud, no defienden sus inte-reses actuales, sino los futuros; se despojan de suposición propia, para abrazar la del proletariado. .

El proletariado andrajoso, esa putrefacción pa-siva de las capas más bajas de la vieja sociedad, severá arrastrado en parte al movimiento por una re •volución proletaria, si bien las condiciones todas de

su vida lo hacen más propicio a dejarse comprar co-mo instrumento de manejos reaccionarios.

Las condiciones de vida de la vieja sociedadaparecen ya destruidas en las condiciones devida del proletariado. El proletario carece de bienes.Sus relaciones con la mujer y con los hijos no tienenya'nada de común con las relaciones familiares bur-guesas;' la producción industrial moderna, el moder-no yugo del capital, que es el mismo en Inglaterraque en Francia,* en Alemania que en Norteamérica,borra en él todo .carácter nacional. Las leyes, la mo-ral, la religión, son para él otros tantos prejuiciosburgueses tras los que anida otros tantos intereses ,de la burguesía. Todas las clases que le precedierony conquistaron el Poder procuraron consolidar lasposiciises adquiridas sometiendo a la sociedad ente-'ra a su régimen de adquisición. Los proletarios sólcpueden conquistar para sí las fuerzas sociales de laproducción aboliendo el régimen adquisitivo a quese hallan sujetos, y con él todo el régimen de apro-piación de la sociedad. Los prpletarios no tienen na-da propio que asegurar, sino destruir todos los ase-guramientos y seguridades privadas de los demás.

Hcsta ahora, todos los movimientos sociales ha-bían sido movimientos desatados por una minoríao en interés de una minoría. El movimiento proleta-.rio es el movimiento autónomo de una inmensa ma-yoría en interés dé una mayoría inmensa. El prole-tariado, la capa más baja y oprimida de la sociedadactual, no puede levantarse, incorporarse, sin hacersaltar, hecho añicos desde los cimientos hasta el re-mate, todo ese edificio que forma la sociedad oficial.

Por su forma, cunque no por su contenido, lacampaña del proletariado contra la burguesía em-pieza siendo nacional. Es lógico que el proletariadode cada país ajuste ante todo las cuentas con su pro-pia burguesía.

Al esbozar, en líneas muy generales, las dife-rentes fases de desarrollo del proletariado, hemosseguido las incidencias de la guerra civil más o me-nos embozada que se plantea en el seno de la so-ciedad vigente hasta el momento en que esta guerra .civil desencadena una revolución, abierta y franqa,y el proletariado, derrocando por la violencia a laburguesía, echa las bases de su poder.

Hasta hoy, toda sociedad descansó, como hemosvisto, en el antagonismo entre las clases oprimidasy las opresoras. Más, para poder oprimir a una cla-se, es menester "asegurarle, por lo manos, las condi-ciones indispensables de vida, pues de otro modo seextinguiría, y con ella su esclavizamientó-. El siervode la gleba se vio excitadora miembro del municipiosin salir de la servidumbre, como el villano conveí"tido en burgués bajo el yugo del absolutismo feudal.La situación del obrero moderno es muy distinta,pues, lejos de manejar conforme progresa la indus-tria; decae y empeora por debajo del nivel de su pro-pia clase. El obrero se depaupera, y el pauperismose desarrolla en proporciones mucho. mayores que lapoblación y la riqueza. He ahí una prueba palmariade la incapacidad de la burguesía para seguir gober-nando la sociedad, e imponiendo a ésta üor norma lascondiciones de su vida como clase. Es incapaz degobernar, porque es incapaz de garantizar a sus es-ckrvos la existencia ni aun dentro da su esclavitud,porque se ve forzada a dejarlos llegar hasta una si-tuación de desamparo en que no tiene más remedio

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que mantenerles, cuando son ellos quienes debieranmantenerla a ella. La sociedad no puede seguir vi-viendo bajo el imperio de esa clase; la vida de laburguesía se ha hecho incompatible con la sociedad.

La existencia y el predominio de la clase bur-guesa tienen por condición esencial la concentraciónde la riqueza en manos de unos cuantos individuos,la formación e incrementación constante del capitaly éste, a su vez no puede existir sin el trabajo asa-

(* Icriado.. El trabajo asalariado presupone, inevitable-mente, la concurrencia de los obreros entre sí. Losprogresos de la industria, que tiene por cauce auto-mático y espontáneo a la burguesía, imponen, en vezdel aislamiento de los obreros por la concurrencia,su unión revolucionarla por la organización. Y así,al desarrollarse la gran industria, la burguesía vetambalearse bajo sus pies las bases sobre que pro-duce y se apropia lo producido. Y a la par que avan-za, se cava su fosa y cría a SUR pronios enterradores.Su muerte y el triunfo del proletariado son igualmente inevitables.

PROLETARIOS Y COMUNISTAS¿Qué relación guardan los comunistas con los

proletarios en general?Los comunistas no forman un partido aparte de

los demás partidos obreros.No tienen intereses propios que se distinguen de

los intereses generales del proletariado.No profesan principios especiales con los que

aspiren a modelar el movimiento proletario.Los comunistas no se distinguen de los demás

partidos proletarios más que en esto: en que desta-can y reivindican siempre, en todcs y cada una de.las acciones nacionales proletarias, los intereses co-munes y peculiares de todo el proletariado, indepen-dientes de su nacionalidad, y en que, cualquiera quosea la etcpa histórica en que se mueva la. lucha en-tre el proletariado y la burguesía, mcntienen siem-pre el interés del movimiento enfocado en su con-junto..

Los comunistas son, > pues, prácticamente, la par-% te más decidida, el acicate siempre en tensión de to-

dos los partidos obreros del mundo; teóricamente,llevan de ventaja a las grandes masas del proleta-riado su clara visión de las condiciones, los derrote-ros y los resultados generales a que se ha de abo-car el movimiento proletario.

El objetivo inmediato de los comunistas es idén-tico al que persiguen los demás partidos proletariosen general: formar la conciencia de clase del prole-tariado, derrocar el régimen de la burguesía, llevaral proletariado a la conquista del poder.

Las proposiciones teóricas de los comunistas nodescansan ni mucho menos en las idees, en los prin-cipios forjados o descubiertos por ningún redentorde la humanidad. Son todas expresión generalizadade las condiciones materiales de una lucha de cla-ses real y vivida, de un movimiento histórico que 33está desarrollando a la vista de todos. La abolicióndel régimen vigente de la propiedad no es tampoconinguna característica peculiar del comunismo.

Las condiciones que forman el régimen de lapropiedad han estado sujetas siempre a cambios his-tóricos, a alteraciones históricas constantes.

Así por ejemplo, la Revolución francesa abolióla propiedad feudal para instaurar sobre sus ruinasla propiedad burguesa.

Lo' que caracteriza al comunismo no es la abo-lición de la propiedad en general, sino la abolicióndel régimen de propiedad de la burguesía.

De esta moderna institución de la propiedad pri-vada burguesa, expresión última y la más' acabadade ese régimen de producción y apropiación de loproducido que reposa sobre el antagonismo de dosclcses, sobre la explotación de unos hombres poiotros.

Así entendida, sí pueden los comunistas resumirsu teoría en esta fórmula: abolición de la propiedadprivada.

Se nos reprocha que queremos destruir la pro-piedad personal bien adquirida, fruto del trabajo ydel esfuerzo humanos; esa propiedad, que es para elhombre la base de toda libertad, el acicate de todaslas cctividades y la garantía de toda independencia.

|La propiedad bien adquirida, fruto del trabajoy del esfuerzo humanos! ¿Os referís acaso a la pro-piedad del humilde artesano, del pequeño labriego,precedente histórico de la propiedad burguesa? No;esa no necesitamos destruirla; el desarrollo de laindustria 'lo ha hecho ya y lo está haciendo a todashoras.

¿O queréis referiros a la moderna propiedad pri-vada de la burguesía? '-

Decidnos: ¿es que el trabajo asalariado, el tra-bajo del proletariado, le rinde propiedad? No, ni mu-chos menos. Lo que rinde es capital, esa forma depropiedad que se nutre de la explotación del trabajoasalariado, que sólo puede crecer y multiplicarse acondición de engendrar nuevo trabajo asalariadopara hccerlo también objeto de su explotación. La .propiedad, en la forma que hoy presenta, no admitesalida a este antagonismo del capital y el trabajoasalariado. Detengámonos un momento a contem-plar los dos términos de la antítesis.

Ser capitalista es ocupar un puesto, no solamen-te personal, sino social, en el proceso de la produc-ción. El capital es un producto colectivo y no puedsponerse en mcrcha más que por la cooperación dsmuchos individuos, y aun cabría decir que, en rigor,esta cooperación abarca la actividad común de to-dos los individuos de la sociedad.

El capital no es, pues, un patrimonio personal,sino una potencia social.

Los que, por tanto, aspiramos a convertir el ca-pital en propiedad colectiva, común a todos losmiembros de la sociedad, no aspiramos a convertiren colectiva una riqueza personal. A lo único que as-piramos es a transformar el carácter colectivo dela propiedad, a despojarla de su carácter de clase.

Hablemos ahora del trabajo asalariado.El precio medio del trcbajo asalariado es el míni-

mo del salario; es decir, la suma de víveres necesariapara sostener al obrero como tal obrero. Todo lo que elobrero asalariado adquiere con su trabajo es, pues,lo que estrictamente necesita para seguir viviendo ytrabajando. Nosotros no aspiramos en modo algunoa destruir este régimen de apropiación personal delos productos de un trabajo encaminado a crear me-dios de vida: régimen de apropiación que no deja,como vemos, el menor margen de rendimiento líqui-do y, con él, la posibilidad de ejercer influencia so-bre los demás hombres. A lo que' aspiramos es a .destruir el carácter oprobioso de esle régimen deapropiación, en que el obrero sólo vive para multi-plicar el capital, en que vive tan sólo- en la medida

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en . que el interés de la clase dominante aconsejaque viva.

En la sociedad burguesa \ el trabajo vivo de;hombre no es más que un medio de incrementar eltrabajo acumulado. En la sociedad comunista, el tra-bajo acumulado será, por el contrario, un simple me-dio pera dilatar, fomentar y enriquecer la vida delobrero.

En la sociedad burguesa es, pues, el pasado eique impera sobre el presente; en la comunista, im-perará el presente sobre el pasado. En la sociedadburguesa, se reserva al capital toda personalidad einiciativa; el individuo trabajador carece de inicia-tiva y personalidad.

]Y a la abolición de estas contradicciones lla-ma la burguesía abolición de la personalidad y la •libertad! Y sin embargo, tiene razón. Aspiramos, enefecto, a ver abolidas la personalidad, la indepen-dencia y la libertad burguesa.

Por libertad se entiende, dentro del régimen bur-gués de la producción, el libre cambio, la libertad decomprar y vender.

Desaparecido el tráfico, desapareceré también,forzosamente, el libre tráfico. La apología del libretráfico, como en general todos los ditirambos a la li-bertad que entona nuestra burguesía, sólo tienensentido y razón de ser en cuanto significan la eman-cipación de las trcbas y la servidumbre de la EdadMedia, pero palidecen ante la abolición comunistadel tráfico, de las condiciones burguesas de produc~ción y de la propia burguesía.

Os aterráis de que queramos abolir la propie-dad privada, (como si ya en el seno de vuestra so-ciedad actual la propiedad privada no estuviese abo-lida para' nueve décimas partes de la población; co-mo si no existiese precisamente a costa de no existirpara esas nueve décimas partes! ¿Qué es, pues, lo .que en rigor nos reprocháis? Querer destruir un ré-gimen de propiedad que tiene por necesaria condi-ción el despojo de la inmensa mayoría de la so-ciedad.

Nos reprocháis, para decirlo de una vez, el que-rer abolir vuestra propiedad. Pues, sí; a eso es a leque aspiramos.

Para vosotros, desde el momento en que el tra-bajo no pueda convertirse ya en capital, en dinero,en renta, en un poder social monopolizable; desdeel momento en que la propiedad personal no puedaya trocarse en propiedad burguesa, la persona noexiste.

Con eso, confesáis que., para vosotros, no haymás personas que el burgués, el capitalista. Puesbien, la personalidad así concebida es la que noso-tros aspiramos a destruir.

El comunismo no priva a nadie del poder deapropiarse productos sociales; lo único que no ad-mite es el poder de usurpar por medio de esta apro-piación el trabajo ajeno.

Se arguye que, abolida la propiedad privada,cesará toda actividad y reinará la indolencia uni-versal.

Si esto fuese verdad, ya hace mucho tiempo quese habría estrellado contra el escollo de la holganzauna sociedad como la burguesa, en que los que tra-bajan no adquieren y los que adquieren no trabajan.Vuestra objeción viene a reducirse, en fin de cuen-tas, a una verdad que no necesita de demostración,

y ea que, al desaparecer el capital, desaparecerátambién el trabajo asalariado.

Las objeciones formuladas contra el 'régimen co-munista de apropiación y producción material há-cense extensivas a la producción y apropiación delos productos espirituales. Y así como el destruir lapropiedad de clases equivale, para el burgués, adestruir la producción, el destruir la cultura de clasaes, para él, sinónimo de destruir la cultura en general.

Esa cultura cuya pérdida tanto deplora es la .queconvierte en una máquina a la inmensa mayoría de 'la sociedad.

Al discutir con nosotros y criticar la abolición dela propiedad burguesa partiendo de vuestras ideasburguesas de libertad, cultura, derecho, etc., no osdais cuenta de que esas mismas ideas son otros tan-tos productos del régimen burgués de propiedad y deproducción, del mismo modo que vuestro derecho noes más que la voluntad de vuestra clase elevada aley: una voluntad que tiene su< contenido y encar-nación en las condiciones materiales de vida de vues-tra clase.

Compartís con todas las clases dominantes quehan existido y perecieron la idea interesada quovuestro régimen de producción y de propiedad, obrade condiciones históricas que desaparecen en el.transcurso de la producción, descansa sobre leyesnaturales eternas y sobre los dictados de la razón.Os explicáis que haya perecido la propiedad anti-gua, os explicáis que pereciera la propiedad feudal;lo que no podéis explicaros es que perezca la pro-piedad burguesa, vuestra propiedad.

| Abolición de la familia! Al hablar de estas in-tenciones satánicas de los comunistas, hasta los másradicales gritan escándalo.

Pero vecmos, ¿en qué se funda la familia actual,la familia burguesa? En el capital, en el lucro pri-vado. Sólo la burguesía tiene una familia, en el ple-no sentido de la palabra; y esta familia encuentrasu complemento en la carencia forzosa de relacionesfamiliares de los proletarios y en la pública pros-titución .

Es natural que ese tipo de familia burguesa ,desaparezca al desaparecer su complemento, y que !

una y otra dejen de existir al dejar de existir el ca-pital, que le sirve de base.

¿Nos reprocháis acaso que aspiramos a abolirla explotación de los hijos por sus padres? Sí, escierto, a eso aspiramos.

Pero es, decís, que pretendemos destruir la inti-midad de la familia, suplantando la educación do-méstica por la social.

¿Acaso vuestra propia educación no está tam-bién influida por la sociedad, por las condiciones so-ciales en que se desarrolla, por la intromisión más omenos directa en ella o^e la sociedad a través de laescuela, etc.? No son precisamente los comunistas losque inventan esa intromisión de la sociedad en laeducación; lo que ellos hacen es modificar el carác-ter que hoy tiene, y substraer la educación a la in- {,fluencia de la clase dominante.

Esos tópicos burgueses de la familia y la educa-ción, de intimidad de las relaciones entre padres ehijos, son tanto más grotescos y descarados cuantomás la gran industria va desgarrando los lazos fa-miliares de los proletarios y convirtiendo a los hijosen simples mercancías y meros instrumentos detrabajo.

[Pero es que vosotros, los comunistas, nos gritaa coro la burguesía entera, pretendéis colectivizar a.las mujeres!

. El burgués, que no ve en. su mujer más que unsimple instrumento de producción, al oírnos procla-mar la necesidad de que los.instrumentos de produc-ción sean explotados colectivcmente, no puede pormenos de pensar que el régimen colectivo sé haráextensivo igualmente a la mujer.

»y No advierte que de lo que se trata es precisa-mente de acabar con la situación de la mujer, comomero instrumento de producción.

Nada más ridículo, por otra parte, que esos alar-des de indignación, henchida de alta moral, de nues-tros burgueses, al hablar de la tan cacareada colec-tivización de las mujeres por el comunismo. No; loscomunistas no tienen que molestarse en implantar loque ha existido siempre o casi siempre en la so-ciedad.

Nuestros burgueses, no bastándoles por lo visto,con tener a su disposición a las mujeres y a los hijosde sus proletarios — |y no hablemos de la prostitu-ción oficiall— sienten una grandísima fruición en se-ducirse unos a otros sus mujeres. .

En reclidad, el matrimonio burgués es ya la co-munidad de las esposas. A lo sumo, podría repro-charse a los comunistas el pretender sustituir a estehipócrita y recatado régimen colectivo de hoy unaxolectivización oficial, franca y abierta, de la mujer.Por lo .demás, fácil es comprender que, al abolirse elrégimen actual de producción, desaparecerá con élel sistema de comunidad de la mujer que engendra,y que se refugia en la prostitución, en la oficial y enla encubierta.

«, A' los comunistas se nos reprocha también elquerer abolir la patria, la nacionalidad.

Los trabajadores no tienen pctria. Mal se lespuede quitar lo que no tienen. No obstante, siendo lamira inmediata del proletariado la conquista del Po-der político, su exaltación a clase nacioncl, a nación,es evidente que también en él reside.un sentido na-cional, aunque ese sentido no coincida ni mucho

, menos con el de la burguesía.•!f(

Ya el propio desarrollo de la burguesía, el libre-cambio, el mercado mundicl, la uniformidad reinan-te en la producción industrial, con las condiciones devida que engendra, se encargan de borrar más y máslas diferencias y antagonismos nacionales.

El triunfo del proletariado acabará de hacerlosdesaparecer. La acción conjunta de los proletarios,a lo menos en las naciones civilizadas, es una delas condiciones primordiales de su emancipación.

En le medida y a la par que vaya desapare-ciendo la explotación de unos individuos por otros,desapareciendo la explotación de unos individuos porotros, desaparecerá también la explotación de unasBodones por otras.

Con el antagonismo de las clases en el seno decada nación, se borrará la hostilidad de las nacionesentre sí.

No queremos entrar a analizar las acusaciones.que se hacen contra el comunismo desde el puntó devista religioso, filosófico e ideológico en general.

No hace falta ser un lince para ver que, al cam-biar las condiciones de vida, las relaciones sociales,la existencia 'social del hombre, cambian también susidees, sus opiniones y sus conceptos, su conciencia,en una palabra.

. La historia de las Ideas ea una prueba palmariade cómo cambia y se transforma la producción es-piritual con la material. Las ideas imperantes en unaépoca han sido siempre las ideas propias de la claseimperante (1).

Se habla de ideas que revolucionan a toda unasociedad; con ello, no se hace más que dar expresióna un hecho, y es que en el seno de la sociedad an-tigua han germinado ya los elementos para la nueva,y a la par que se esfuman o derrumban las antiguascondiciones de' vida, se derrumban y esfuman lasideas antiguas.

Cuando el mundo antiguo estaba a punto de des-aparecer, las religiones antiguas fueron vencidas .ysuplantadas por el cristianismo. En el siglo XVIII,cuando las ideas cristianas sucumbían ante el racio-nalismo, la sociedad feudal pugnaba desesperada-mente, hcciendo un último esfuerzo, con la burgue-sía, entonces revolucionaria. Las ideas de libertadde conciencia y de libertad' religiosa no hicieron másque proclamar el triunfo de la libre concurrencia enel mundo ideológico.

Se nos dirá que las ideas religiosas, morales, fi-losóficas, politices, jurídicas, etc., aunque sufran al-teraciones a lo largo de la historia, llevan siempre unfondo de perennidad, y que por debajo de esos cam-bios siempre ha habido una religión, una moral, unafilosofía, una política, un derecho.

Además, se seguirá arguyendo, existen verdadeseternas, como la libertad, la justicia, etc., comunes atodas las sociedades y a todas las etapas de. progre-so de. la sociedad. Pues bien; el comunismo —con-tinúa el argumento-^ viene a destruir estas verdadeseternas, la moral, la religión, y no a sustituirlas porotras nuevas; viene a interrumpir violentamente todoel desarrollo histórico anterior.

Veamos a qué queda reducida esta acusación.Hasta hoy, toda la historia de la sociedad ha

sido una constante sucesión de antagonismos de cla-ses, que revisten diversas modalidades, según lasépocas.

Mas, cualquiera que sea la forma que en cadacaso adopte, la explotación de una parte de la socie-dad por la otra es un hecho común a todas las épo-cas del pasado. Nada tiene, pues, de extraño que laconciencia social de todas las épocas se atenga, adespecho de toda la variedad y de todas las diver-gencias, a ciertas formas comunes, formas de con-ciencia hasta que el antagonismo de clases que lasinforma no desaparezca radicalmente.

La revolución comunista viene a romper de lamanera más radical con el régimen tradicional de lapropiedad; nada tiene, pues, de extraño que se veaobligada a romper, en su desarrollo, de la maneratambién más radical, con las ideas tradicionales.

Pero ,no queremos detenernos por más tiempo enlos reproches de la burguesía contra el comunismo.

Ya dejamos dicho que el primer paso de la re-

tí) En el fragmento que se conserva de la "Ideo-logía alemana", obra redactada por Marx y Engelsen 1845, encontramos mantenida es'a tesis: "Las ideasde la clase dominante son, en todas las épocas, lasideas dominantes, es decir, • que la clase que formael poder "material" dominante en la sociedad, formatambién su poder dominante "espiritual..."

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volución obrera será la exaltación del proletariado aiPoder, la conquista de la democracia (1).

El proletariado se valdrá del Poder para ir des-pojando paulatinamente a la burguesía da todo elcapital, de todos los instrumentos de la producción,centralizándolos en manos del Estado, es decir, delproletariado organizado como clase gobernante, yprocurando fomentar por todos los medios y con lamayor rapidez posible las energías productivas.

Claro está que, al principio, esto sólo podrá lle-varse a cebo mediante una acción despótica sobre lapropiedad y el régimen burgués de producción, pormedio de medidas que, aunque de momento parez-can económicamente insuficientes e insostenibles, enel transcurso del movimiento serán un gran resortapropulsor y de las que no puede prescindirse comomedio para transformar todo el régimen de produc-ción vigente.

Estas medidas no podrán ser las mismas, natu-ralmente, en todos los países.

Para los más progresivos, mencionaremos unascuantas, susceptibles, sin duda, de ser aplicadas con,carácter más o menos general, según los casos (2).

I9 Expropieción de la propiedad inmueble y apli-cación de la renta del suelo a los gastos públicos.

29 Fuerte impuesto progresivo.3' Abolición del derecho de herencia.4g Confiscación de la fortuna de los emigrados

y rebeldes,-5" Centralización del crédito en el Estado por

medio de un Banco nacional con capital del Estadoy régimen de monopolio.

6° Nacionalización de los transportes.79 Multiplicación de las fábricas nacionales y de

los medios de producción, roturación y mejora deterrenos con arreglo a un píen colectivo.

8" Proclamación del deber general de trabajar/-creación de ejércitos industriales, principalmente enel campo.

99 Articulación de las explotaciones agrícolas eindustriales; tendencia a ir borrando gradualmentelas diferencias entre el campo y la ciudad.

109 Educación pública y gratuita de todos losniños. Prohibición del trabajo infantil en las fábricasbajo su forma actual. Régimen combinado de la edu-cación con la producción material, etc.

Tan pronto como, en el transcurso del tiempo,hayan desaparecido las diferencias, de clase y todala producción esté concentrada er» manos de la so-ciedad, el Estado perderá todo carácter político. ElPoder político no es, un rigor, más que el poder or-ganizado de una clase para la opresión de la otra.El proletariado se ve forzado a organizarse como-clase para 'luchar contra la burguesía; la evoluciónle lleva al Poder; mas tan pronto como desde él, comoclase gobernante, derribe por la fuerza el régimenvigente de producción, con éste hará desaparecer lascondiciones que determinan e\ antagonismo de cía-

(1) "La democracia es hoy el comunismo", diceEngels en 1945. Y en tina carta a Marx, fechada en1846 habla de la "revolución democrática violenta".La "Nueva Gaceta del Rin", dirigida por Marx (1848),se titulaba también "órgano efe la democracia".

(2) Compárense estas diez medidas con las docepropuestas por Engels en sus "Principios de Comu-nismo" (V. "infra". Apéndice), con los diez y sietepuntos mantenidos por la Liga Comunista en la re-volución del 48 (V. "Infra". Apéndice).

ses, las clases mismas, y por tanto, su propia sobe-ranía como tal clase.

Y a la vieja sociedad burguesa, con sus clasesy sus antagonismos de clase, sustituirá una asocia-ción en que el libre desarrollo de cada uno condi-cione el libre desarrollo de todos.

DI

LITERATURA SOCIALISTA Y COMUNISTA

1. El socialismo reaccionario,a El socialismo feudal.

La aristocracia francesa e inglesa, que no se re-signaba a abandonar su puesto histórico, se dedicó,cuando ya no pudo hacer otra cosa, a escribir libeloscontra la moderna sociedad burguesa. En la revolu-ción francesa de julio de 1830, en el movimiento re-formista inglés, volvió a sucumbir, arrollada por elodiado intruso. Y no pudiendo dar ya ninguna ba-talla política seria, no le quedaba más arma que lapluma. Mas también en la palestra literaria habíancambiado los tiempos; ya no era posible seguir em-pleando el lenguaje de la época de la Restauración.Para ganarse simpatías, la aristocracia hubo de ol-vidar aparentemente sus intereses y acusar a la bur-guesía, sin tener presente más interés que el de la cla-se obrera explotada. De este modo, se daba el gustode provocar a su adversario y vencedor con amena-zas y de musitarle al oído profesías más o menoscatastróficas.

Nació así el socialismo feudal, una mezcla delamento, eco del pesado y rumor sordo del porvenir;un socialismo que de vez en cuando asestaba a laburguesía un golpe en medio del corazón con susjuicios sardónicos y acerados, pero que casi siempremovía a risa por su total incapacidad para compren-der la marcha de la historia moderna.

Con el fin de atraer hacia sí al pueblo, tremo-laba el saco del mendigo proletario por bandera. Pe-ro, cuantas veces los seguía, el pueblo veía brillaren las espaldas de los caudillos las viejas armas feu-dales y se dispersaba con una risotada nada conte-nida y bastante irrespetuosa.

Una parte de los legitimistas franceses y la jovenInglaterra fueron los más perfectos organizadores deeste espectáculo.

Esos señores feudales, que tanto insisten en de-mostrar que sus modos de explotación no se pare-cían en nada a los de la burguesía, se olvidan de unacosa, y es de que las circunstancias y condicionesen que ellos llevaban a cabo su explotación han des-aparecido. Y, al enorgullecerse de que bajo su régi-men no existía el moderno proletariado, no adviertenque esta burguesía moderna de que tanto abominanes un producto históricamente necesario de su ordensocial.

Por lo demás, no se molestan gran cosa de en-cubrir el sello reaccionario de sus destinos, y así saexplica que su más rabiosa acusación contra la bur-guesía sea precisamente el crear y fomentar bajo surégimen una clase que está llamada a derruir todo elorden social heredado.

Lo que más reprochan a la burguesía no es oíengendrar un proletariado, sino el engendrar un pro-letariado revolucionario.

Por eso en la práctica están siempre dispuestosa tomar parte en todas las violencias y represiones

'

contra 'la clase obrera, y en la prosaica realidad seresignan, pese a todas las retóricas ampulosas, a re-colectar también los huevos de oro y a trocar la no-bleza, el. amor y' el honor caballerescos, por el viltráfico en lana, remolacha y aguardiente.

Como los curas van siempre del brazo de los se-ñores feudales, no es extraño que con este socialismofeudalista venga a confluir el sociclismo clerical.

Nada más fácil que 4ar Ql ascetismo cristiano unbarniz socialista. ¿No combatió también el cristianis-mo contra la propiedad privada, contra el matrimo-nio, contra el Estado? ¿No predicó frente a las ins-tituciones la caridad' y la limosna, el celibato, y elcastigo de la carne, la vida monástica y lo- Iglesia?El socialismo'cristiano es el hisopazo con que el clé-rigo bendice el despecho del aristócrata.

b) El socialismo pequeñoburgués.t

La aristocracia feudal no es la única clase derro-cada por la burguesía, la única clase cuyas condi-ciones de vida ha venido a oprimir y matar la so-ciedad burguesa moderna. Los villanos medievalesy los pequeños labriegos fueron los precursores de lamoderna burguesía. Y en los países en que la in-dustria y el comercio no han alcanzado un nivel su-ficiente de desarrollo, esta clase sigue vegetando allado de la burguesía ascensional.

En aquellos otros países en que la civilizaciónmoderna alcanza un cierto grado de progreso, ha ve-nido a formarse una nueva clase pequeñoburguesaque flota entre la burguesía y el proletariado y que,si bien gira constantemente en torno a la sociedadburguesa como satélite suyo, no hace más que brin-dar nuevos elementos al proletariado, precipitados aéste por la concurrencia; al desarrollarse la gran in-dustria, llega un momento en que esta parte de lasociedcd moderna pierde su sustantividad y se vesuplantada en el comercio, en la manufactura, en laagricultura, por los capataces y los domésticos.

En países como Frangía, en que lu clase labra-dora representa mucho más de la mitad de la pobla-ción, era natural que ciertos escritores, al abrazar lacausa del proletariado contra la burguesía, tomasenpor norma para criticcr el régimen burgués los inte-reses de los pequeños burgueses y los campesinos,simpatizando por la causa obrera, con el ideario dela pequeña burguesía. Así nació el socialismo pe-queñoburgués. Su representante más caracterizado,lo mismo en Francia que en Inglaterra, es Sismondi.

Este socialismo ha analizado con una gran agu-deza las contradicciones del moderno régimen de pro-ducción. Ha desenmascarado las argucias hipócritascon qué pretenden justificarlas los economistas. Hapuesto de relieve de modo irrefutable los efectos ani-quiladores del maqumismo.y la división del trabajo,la concentración de los capitales y la propiedad in-mueble, la superproducción, las crisis, la inevitabledesaparición de los pequnños burgueses y labriegos,la miseria del proletariado, la anarquía reinante enla producción, las desigualdades irritantes que cla-men en la distribución de la riqueza, la aniquiladoraguerra industrial de unas naciones contra otras, la di-solución de las costumbres antiguas, de la familiatradicional, de las viejas nacionalidades..

Pero, en lo que atañe ya a sus fórmulas positivas,este socialismo no tiene más aspiración que restau-rar los antiguos medios de producción y de cambio,

/ y con ellos el. régimen tradicional de la propiedady la sociedad tradicional cuando no pretende volver aencajar por la fuerza los modernos medios de pro-ducción y de cambio dentro del marco del régimeíide propiedad que hicieron y forzosamente tenían quehacer saltar. En uno y otro caso, peca, a la par, dereaccionario y de utópico.

En la manufactura, la restauración de los viejosgremios, y en el campo la implantación de un régi-men patriarcel: he ahí sus dos magnas aspiraciones.

Hoy, esta corriente socialista ha venido a caeren una cobarde modorra.

• < • » c) El socialismo alemán o "verda-dero" socialismo.

La - literatura socialista y comunista de Francia,nacida bajo la presión de una burguesía gobernantey expresión literaria de la lucha librada contra suavasallamiento, fue importada en Alemania en elmismo instante en que la burguesía empezaba a sa-cudir el yuga del absolutismo feudal.

Los filósofos, seudofilósofos y grandes ingeniosdel país Nse asimilaron codiciosamente aquella litera-tura, pero olvidando que con las doctrinas no habíanpasado la frontera también las condiciones sociales aque respondían. Al enfrentarse con la situación ale-mana, la literatura socielista francesa perdió toda suimportancia práctica directa, para asumir una fisono-mía puramente literaria y convertirse en una ociosaespeculación acerca del espíritu humano y de susproyecciones sobre la realidad. Y así, mientras quelos postulados de la primera revolución f-ancesaeran, para los filósofos alemanes del siglo XVIII, lospostulados de la "razón práctica" en general, lasaspiraciones de la burguesía francesa revolucionariarepresentaban, a sus ojos, las leyes de la voluntadpura, de la voluntad ideal, de una voluntad verdade-ramente humana.

La única preocupación de los literatos alemanesera armonizar las nuevas ideas francesas con su vie-ja conciencia filosófica, o, por mejor decir, asimilar-se desde su punto de vista filosófico aquellas ideas.

Esta asimilación se llevó a cabo por el mismoprocedimiento con que se asimila uno una lengua ex-tranjera: traduciéndola.

Todo el mundo sabe que los monjes medievalesse dedicaban a recamar los manuscritos que atesora-ban las obras clásicas del pagcnismo con, todo gé-nero de insubstanciales historias de sanios de la igle-sia católica. Los literatos alemanes procedieron conla literatura francesa profana de un modo inverso.Lo que hicieron fue empalmar sus absurdos filosó-ficos a los originales franceses. Y así, donde el ori-ginal desarrollaba la crítica del dinero, ellos pusie-ron: "expropiación del ser humano"; donde se criti-caba el Estado burgués: "abolición del imperio dé-lo general abstracto"; y así por el estilo.

Esta interpolación de locuciones y galimatías fi-losóficas en las doctrinas francesas, fue bautizada conlos nombres de "filosofía del hecho," (1), "verdaderosocialismo", "ciencia alemana del socialismo", "fun-damentación. filosófica del socialismo", y otros se-mejantes .

De este modo, la literatura socialista y comunista

(1) Título de un ar'ículo publicado por Moses Hessen 1843 (en Herweghs, "21. Bogen aus der Schweiz").

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francesa perdía toda su virilidad, Y Como, en manosde los alemanes, no expresaba ya la lucha de unaclase contra otra clase, el profesor, germano hacíasela ilusión de haber superado el "parcialismo fran-cés"; a falta de verdaderas necesidades pregonabala de la verdad, y a falta de los intereses del prole-tariado mcntenía los intereses del ser humano, delhombre en general, de ese hombre que no reconoceclases, que ha dejado de vivir en • la realidad paratransportarse al cielo vaporoso de la fantasía fi-losófica.

Sin embargo, este socialismo alemán, que tomabatan en serio sus desmañados ejercicios escolares yque tanto y tan solemnemente trompeteaba, fue per-diendo poco a poco su pedantesca inocencia.

La lucha de la burguesía alemana, y principal-mente de la prusiana, contra el régimen feudal y lamonarquía absoluta, el movimiento liberal fue to-mando un cariz más serio.

Esto deparaba aj "verdadero" socialismo la oca-sión apetecida para oponer al movimiento político- lasreivindicaciones socialistas, para fulminar los consa-bidos anatemas contra el liberalismo, contra el Estadorepresentativo, contra la libre concurrencia burguesa,contra la libertad de prensa, la libertad, la igualdady el derecho burgués, predicando ante la masa delpueblo que con este movimiento burgués no saldríaganando nada, y sí perdiendo mucho. El socialismoalemán cuidábase de olvidar oportunamente que lacrítica frcncesa, de que no era más que un eco sinvida, presuponía la existencia de la sociedad bur-guesa moderna, con sus peculiares condiciones ma-teriales de vida y su organización política adecuada,supuestos previos ambos en torno a los cuales girabaprecisamente la lucha en Alemania.

Este "verdadero" socialismo • les venía al dedilloa los Gobiernos absolutos alemanes, con toda su co-horte de clérigos, maestros de escuela, hidalgüelosraídos y cagatintas, pues servíales de espantapájaroscontra la amenazadora burguesía. Era una especie demelifluo complemento a los feroces latigazos y a lasbalas do fusil con que esos Gobiernos recibían loslevantamientos obreros.

Pero el "verdadero" socialismo, además de ser,como vemos, un arma en manos de los Gobiernoscontra la burguesía alemana, encarnaba de una ma-nera directa un interés reaccionario, el interés de labaja burguesía del país. La pequeña burguesía, he-redada del siglo XVI y que desde entonces no ha-bía cesado de aflorar bajo diversas formas y moda-lidades, constituye en Alemania la verdadera basesocial del orden vigente.

Conservar esta clase es conservar el orden socialimperante. Del predominio industrial y político de laburguesía teme la ruina segura, tentó por la concen-tración de capitales que ello significa, como porqueentraña la formación de un proleriado revolucionario.El "verdadero" socialismo venía a cortcr de un tije-retazo —así se lo imaginaba ella— las dos alas deeste peligro. Por eso se extendió .por todo el país comouna verdadera epidemia.

El ropaje crapuloso en que los socialistas ale-manes envolvían el puñado de huesos de sus "ver-dades eternas", un ropaje tejido con hebras especu-lativas, bordado con las flores retóricas de su inge-nio, empapado de nieblas melancólicas y románti-cas, hacía todavía más gustosa la mercancía paraese público.

Por su parte, el socialismo alemán comprendía

más Claramente cada vez que su-misión era la d»ser el alto representante y abanderado de esa baja-burguesía.

Proclamó a la nación alemana como nación mo-delo y al subdito alemán cómo <3l tipo ejemplar dehombre. Dio a todos sus servilismos y vilezas unhondo y oculto sentido socialista, tornándolos en locontrario de lo que en realidad eren. Y ai alzarse fu-riosamente contra las tendencias "bárbaras y des-tructivas" del .comunismo, subrayando como con-traste la imparcialidad sublime de sus propias doc-trines, . ajenas a toda lucha de clases, no hacía másque sacar la última consecuencia lógica de su sis-tema. Toda la pretendida literatura socialista y co-munista que circula por Alemania, con poquísimos >excepciones, profesa estas doctrinas repugnantes ycastradas (1).

1. El socialismo burgués oconservador

Una parte * de la burguesía desea mitígcr las in-justicias sociales, para de este modo garantizar laperduración de la sociedad burguesa.

Cuéntanse en.- este bcndo los economistas, los fi-lántropos, los • humanitarios, los que aspiran a mejo-rar la situación de las clases obreras, los organiza-dores de actos de beneficencia, las sociedades pro-tectores' de animales, los promotores de campañascontra el alcoholismo, los predicadores y reformado-res sociales de toda laya.

Pero, además, de este socialismo burgués hansalido verdaderos sistemas doctrinales. Sirva daejemplo la "Filosofía de la Miseria" de Proudhon.

Los burgueses socialistas considerarían idealeslas condiciones de vida de la sociedad moderna sinlas luchas y los peligros que encierran. Su ideal esla sociedad existente, depurada de los elementos quela corroen y revolucionan. La burguesía-sin el prole-tariado. Es natural aue la burguesía se representeel mundo en que gobierna como el mejor de losmundos posibles. El socialismo burgués eleva estaidea consoladora a sistema o semisistema. Y al in-vitar al proletariado a que lo realice, tomando pose-sión de la nueva Jerusalén, lo que en realidad exigede él es que se avenga para siempre al actual sis-tema de sociedad, pero desterrando la deplorableidea que de él se forma. .

. Una segunda modalidad, aunque menos sistemá-tica bástente más práctica, de socialismo, p'retendeahuyentar a la clase obrera de todo movimiento re-volucionario haciéndole ver que lo que a ella le inte-resa no son tales o cuales cambios políticos, sinosimplemente determinadas mejores en las condicio-nes materiales, económicas, de su vida. Claro estáque este socialismo se cuida de no incluir entre loscambios que afectan a las "condiciones materialesde vida" la cbolición del régimen burgués 'de pro-ducción, que sólo puede alcanzarse por la vía revo- -lucionaria; sus aspiraciones se contraen a esas re-formas administrativas que son conciliables con elactual régimen de producción y que, por tanto, no to-can para nada a las relaciones entre el capital y el

(1) La tormenta revolucionaria de 1848 barrió atoda esa escuela apoüillada y quitó a sus personaleslas ganas de secutar jugando con eí socialismo. Re-presentante principal y upo clásico de la tal escuelaes Carlos Grün. (F. E.)

trabajo asalariado, sirviendo sólo —nñ el mejor de loscasos— para abaratar á la burguesía las costas desu reinado y sanearle el presupuesto.

Este socialismo burgués a que- nos referimos sóloencuentra expresión adecuada allí donde se con-vierte en mera figura retórica.

[Pedimos el libre cambio en interés de la claseobreral |En interés de la clase obrera, pedimos aran-celes protectores! (Pedimos prisiones celulares en in-

I teros do la cíese trabajadora! Hemos dado, por fin,con la suprema y única seria aspiración del socia-lismo burgués.

Todo el socialismo de la burguesía se reduce, enefecto, a una tesis, y es que los burgueses lo son ydeben seguirlo siendo... en interés de la clase tra-bajadora .

3.' El socialismo 7 el comunismocríticoutópico

No queremos referirnos aquí a las doctrinas queen todas las grandes revoluciones modernas abrazanlas aspiraciones del proletariado (obras de Ba-beuf, etc.).

Las primeras tentativas del proletariado paraahondar directamente en sus intereses de clase, en

t>' momentos de conmoción general, en el período dederrumbamiento de la sociedad feudalista, tenían quetropezar necesariamente con la falta de desarrollo delpropio proletariado, de una parte, y de otra con laausencia de las condiciones materiales indispensa-bles para su emancipación, que habían de ser elfruto de la época burguesa. La literatura revolucio-naria que guía' estos primeros pasos vacilantes delproletariado es, y necesariamente tenía que serlo,

' juzgada por su contenido, reaccionario. Estas doctri-nas profesan un ascetismo universal y un torpe y

«> vago igualitarismo.Los verdaderos sistemas socialistas y comunistas,

los sistemas de Saint-Simon, de Fourier, de Owen.etc., brotan en la primera fase embrionaria de lasluchas entre el proletariado y la burguesía, tal co-

?.mo más arriba la dejamos esbozada (V. el cap."Burgueses y proletarios").

Cierto es que los autores de estos sistemas p'e-netran ya en el antagonismo de las clases y en la ac-ción de los elementos disolventes que germinan enel seno de la propia sociedad gobernante. Pero noaciertan todavía a ver en el proletariado una acciónhistórica independiente, un movimiento político pro-pio y peculiar.

Y como el antagonismo de clase desarrolla siem-pre a la par con la 'industria, se encuentran con queles faltan las condiciones materiales para la eman-cipación del proletariado, y es en vano que se de-batan por crearlas mediante una ciencia social y afuerza de leyes sociales. Esos autores pretenden su-

gr plantar la acción social por su acción personal es-oeculativa, las condiciones históricas que han de de-terminar la emancipación proletaria por condicionesfantásticas que ellos mismos se forjan, la gradual or-ganización del proletariado como clase por • una orga-nización de la sociedad inventada á su antojo. Paraello, el curso universal de la historia que ha de ad-venir se cifra en la propaganda y práctica ejecuciónds sus planes sociales.

Es cierto que ón esos planes -tienen la concienciade defender primordiálmente los intereses de la clasetrabajadora, pero sólo porque la consideran la clasemás sufrida. Es la única función en que existe paraellos el proletariado.

La forma embrionaria que todavía presenta lalucha de clases y las condiciones en que se desarro-lla la vida de estos autores hace que se considerencjenos a esa lucha de clases y como situados en unplano muy superior. Aspitan a mejorar las condicio-nes de vida de todos los individuos de la sociedad,incluso los mejor acomodados. De aquí qué no ce-sen de apelar a la sociedad entera sin distinción,cucndo no se dirigen con preferencia a la propiaclase gobernante. Abrigan la seguridad que bastaconocer su sistema para acatarlo como el plan másperfecto para la mejor de las sociedades posibles.

Por eso rechazan todo lo que sea acción políticay-muy especialmente la revolucionaria; quieren rea-lizar sus aspiraciones por la vía pacífica e intentanabrir paso al nuevo evangelio social predicando conel ejemplo, por medio de pequeños experimentos que,naturalmente, les fallan siempre.

Estas descripciones fantásticas de la sociedad delmañana brotan en una época en que el proletariadono. ha alcanzado aún la madurez, en que por tentó seforja todavía una serie de ideas fantásticas acercade su destino y posición, dejándose llevar por losprimeros impulsos, puramente intuitivos, de transfor-mar radicalmente la sociedad.

Y, sin embargo, en estas obras socialistas y co-munistas' hay ya un principio de crítica, puesto quaatccan les bases todas de la sociedad existente. Poreso han contribuido notablemente a ilustrar la con-ciencia de la clase trabajadora. Mas, fuera de esto,sus doctrinas de ccráctef positivo acerca de la socie-.dad futura, las que predican, por ejemplo, que en ellase borrarán las diferencias entre la ciudad y' el cam-po o las que proclaman la abolición de la familia, dela propiedad privada, del trabajo asalariado, el triun-fo de la armonía social, la transformación del Estadoen un simple organismo administrativo de la produc-ción ... giran todas en torno a la desaparición de lalucha de clases; de esa lucha de ckrses que empie-za a dibujarse y que ellos apenas si conocen, en suprimera e informe vaguedad. Por eso todas sus doc-trinas y aspiraciones tienen un carácter puramenteutópico.

La importancia de este socialisr*i y comunismocríUco-utópico está en razón invr^a al desarrollo his-tórico de la sociedad. Al paso que la lucha de clasess'e define y acentúa, va perdiendo importancia prác-.tíca y sentido teórico esa fantástica posición de su-perioridad respecto a ella, esa fe fantástica en susupresión. Por eso, aunque algunos de los autores doestos sistemas socialistas fueran en muchos respectosverdaderos revolucionarios,, sus discípulos forman hoydía sectas indiscutiblemente reaccionarte s, que tre-molan y mantienen impertérritos las viejas ideas desus maestros frente a los nuevos derroteros históricosdel proletariado. Son, pues, consecuentes cuandopugnan por mitigar la lucha de clases y por conci-liar lo inconciliable. Y siguen soñando con. realizarexperimentalrnente sus utopías sociales, signen so-ñando con la fundación de falansterios, con la colo-nización interior, con la creación de - una pequeñaIcaria, edición en miniatura de la nueva Terusalén..

SO

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(1). Y para levantar todos esos castillos en el aire notienen más remedio que apelar a la filantrópica gene-rosidad de los corazones y los bolsillos burgueses.Poco a poco, van resbalando a la categoría de lossocialistas reaccionarios o conservadores, de los cua-les sólo se distinguen por su sistemática pedanteríay por el fanatismo supersticioso con que comulgan enlas milagrerías de su ciencia social.

He ahí por qué se enfrentan rabiosamente contodps los movimientos políticos a que se entrega elproletariado, lo bastante ciego para no creer en elnuevo evangelio que ellos le predican.

En Inglaterra los owenistas se alzan contra los"cartistas", y en Francia los reformistas tienen enfrente a los discípulos de Fourier.

IV

ACTITUD DE LOS COMUNISTAS ANTE LOS OTROSPARTIDOS DE LA OPOSICIÓN

Después de lo que dejamos dicho en el capítuloII, fácil es comprender la relación que guardan loscomunistas con los demás partidos obreros ,ya exis-tentes,, con los "cartistas" ingleses y con los reforma-dores agrarios de Norteamérica.

Los comunistas, aunque luchando siempre poralcanzar los objetivos inmediatos y defender los in-tereses cotidianos de la clase obrera, representan ala par, dentro del movimiento actucl, su porvenir. EnFrancia, se alian al partido democrático-socialista (2)contra la burguesía conservadora y radiccl, más sinrenunciar por esto a su derecho de crítica frente a lostópicos y las ilusiones procedentes de la tradición re-volucionaria .

En Suiza, apoyan a los radicales, sin ignorar queeste partido es una mezcla de elementos contrcdic-torios, de demócratas socialistas, a la manera fran-cesa, y de burgueses radicales.

En Polonia, los comunistas apoyen al partido quesostiene la revolución agraria, como condición pre-via para la emancipación nacional del país, al par-tido que provocó la insurrección de Cracovia en 1846.

(1) "Colonias interiores" es el nombre que daOwen a sus sociedades comunistas modelos. "Fa-lansterios" el título con que bautiza Fourier a sus pro-yectados palacios sociales, "Icaria" se llamaba elpaís utópico, imaginario, cuyas instituciones comu-nistas pintaba Cafaet (F. E.)

(2) Era el partido que representaba en políticaLedru-Rollin y que tenía por exponen*® literario aLuis Blanc; entre él y la actual socialdemocracia me-dia, pues, un abismo de diferencia. (F. E.). Téngaseen cuenta que Engels, de quien es esta nota, murióen 1895.

En Alemania, el partido comunista luchará allado de la .burguesía, mientras ésta actúe revolucio-nariamente, dando con ella la batalla a la monarquíaabsoluta, a la gran propiedad feudal y a la. pequeñaburguesía.

Pero todo esto sin dejar un solo instante de la-borar entre los obreros, hasta afirmar en ellos con lamayor claridad posible la conciencia del antagonis-mo hostil que separa a la burguesía del proletariado,pera que, llegado el momento, los obreros alemanesestén prestos a volver contra la burguesía como otrastantas armas esas mismas condiciones políticas y,sociales que la burguesía, una vez que triunfe, notendrá más remedio que implantar; para que en elinstante mismo en que sean derrocadas las clasesreaccionarias comience, automáticamente, la luchacontra la burguesía..

Les miradas de los comunistas convergen con unespecial interés sobre Alemania, pues no desconocenque este pciís está en vísperas de una revolución bur-guesa y que esa sacudida revolucionaria se va .adesarrollar bajo les propicias condiciones de la ci-vilización europea y con un proletariado mucho máspotente que el de Inglaterra en el siglo XVII y el deFrancia en el XVIII, razones todas para que la revo-lución alemcna burguesa que se avecina no sea más 'que el preludio inmediato de una revolución pro-letaria .

Resumiendo: los comunistas apoyan en todaspartes, como se ve, cuantos movimientos revolucio-narios se planteen contra el régimen social y políticoimperante.

En todos estos movimientos, ponen de relieve elrégimen de la propiedcd, cualquiera que sea la for-ma más o menos progresiva que revista, como lacuestión fundamental que se ventila.

Finalmente, los comunistas laboran por llegar ala unión y la inteligencia de los partidos democráti-cos de todos los países.

Los comunistas no tienen por qué guardar encu-biertas sus ideas e intenciones. Abiertamente decla-ran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derro-cando por la violencia todo el orden social existente.Tiemblan, si quieren, las clases gobernantes, ante laperspectiva de una revolución comunista. Los pi^le-tarios, con ella, no tienen nada que perder, como nosea sus cadenes. Tienen, en cambio, un mundo en-tero que ganar.

¡Proletarios de todos los países, unios! (1).

(1) El núm. 1 de la "Revista Comunista", editadoen septiembre de 1847 por el Comité Central de laLiga Comunista llevaba ya a la cabEza, como lema.'estas palabras (V. Engels, "Principios ds Comunis-mo", "iníra". Apéndice). En el "Testamento" del curaMeslier (1664-1733), socialrrevolucionario, francés,aparecen esta palabras: "Unissez-vous done, peuples".

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