Lizardi Primer Novelista 'Americano · dío fue el nacimie~to de este libro que nadie imi tó'el...

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fSO--C•• "'T'$ S 'n u N 1 v E ,'_ T ]' R ._ 'm" s 1 p A D Por intermedio de mi amigo :{< rystinck entré en relación con la familia Masaryk. Me entendia perfectamente con· el ideal de Masaryk, en esos jóvenes años, gracias a la ilifluencia de mis dos hermanos mayores: Vaclav y Votja. Krystinck frecuentaba desde hacía mucho tiempo la casa de madame Masaryk, y así fue cómo nos desenvol- . vimos mutuamente en las ideas de Masaryk. El mismo Masaryk hablaba con entusiasmo a madame Masaryk sobre nuestros estudios, nues- tros paseos, nuestras discusiones, nuestros proyec- tos, y madame Masaryk me demostró algún in- terés. dieciséis años, me ejercité en traducir del inglés, del alemán y del francés. Empecé a escribir en diarios y en revistas. Un día, en la primavera de 1903, recibí una breve carta del pro- fesor Masaryk invitándome a su casa. Era mi primera entrevista personal con Masa- ryk. Ya frecuentaba sus cursos y conferencias. Pe- ra era la primera 10 iba a ver a título per- sonal. No sabía para qué deseaba verme. Esperé un momento en la biblioteca, miraba a mi alrede- dor, reflexionando, impaciente. Cuando el profe- sor Masarky entró, comenzó hablándome de mi caída- durante un match de fútbol; si no tenía mu- cha dificultad para ganar el dinero con qué cos- tear mis estudios; qué proyectos tenía, etcétera. La conversación finalizó con una proposición; el profesor Masarky deseaba ayudarme a ganar más fácilmente el dinero necesario para mis estu- dios. Recibí encargo de una traducción de un artículo amerIcano para el diario N ase Daba. lue- go la de un artículo alemán sobre Lasalle y, final- mente la de una traducción francesa. Ese fué para el motivo de una gran jaqueca. Muchas cosas eran todavía muy difíciles para mí. Pero desde ese momento fuí colaborador de Nase Daba y un co- laborador más alejado de Masaryk. Dos años des- pués probé enviar artículos originales desde París y las cosas siguieron. Siempre recordaré esa entrevista: era entonces un estudiante de diecinueve años, y guardo en el fondo de mi corazón el recuerdo de esa ayuda ines- perada y espontánea. A los 24 a-ños, en de una situación Después de haber terminado mis estudios jurí- dicos y filosóficos en el extranjero, en París, Lon- dres y Berlín, regresé a Praga en septiembre de 1908, a .Jos veinticuatro años, en busca de una situación_ En octubre de 1908, el profesor Masaryk, de su propia iniciativa, me hizo nuevamente ir a su casa. La conversación fue breve; durante los cua- tro años de mi ausencia, los Masaryk habían teni- do con regularidad noticias mías desde el extran- jero. Mi amigo Krystinck daba a Mme. Masaryk mis largas cartas para que las leyera, y seguían con interés la evolución de mis ideas sobre el mun- 14 (\o, mis luchas interiores filósoficas y reli¡:;osas, mis cambios, mis crisis, mis conflictos y también mi consolidación hacia cierta dirección. El pr.ofe- sor Masaryk había seguido mis trabajos periodís- ticos, mis correspondencias en las revistas y en los (liarios. Durante nuestra corta entrevista, vi que el pro- fesor Masaryk no ignoraba la publicación de un lihro mío en París, y que deseaba sencillamente conocer mis proyectos. Le contesté que quería ase- gurar un poco mi existencia, y que después desea- ba pasar mis exámenes de profesor de filosofía y sociología. Masaryk pensó que era un buen pro- yecto, me prometió su ayuda, me dió algunos con,. sejos prácticos y me recomendó que pasara rápi- damente mis exámenes de doctorado en filosofía, en Praga, y que preparase inmediatalñente des- pués la del profesorado. Seguí su consejo y pre- paré mis exámenes durante tres años, hasta 1Y12. Creo que fue en 1912. La juventud ideas avanzadas tenía un Congreso en Pilsen; yo pre- sentaba un informe. El profesor Masaryk asistía. al Congreso y hasta habló al público. Después de la sesión, 10 encontré paseándose por el parque y nos pusimos a conversar. De esa conversación, una frase suya me ha quedado grabada en la me- maria: "Atención: usted es demasiado libresco. Es necesario preocuparse mejor de la vida de los hombres: es preciso hacer psicología práctica" ... - De La Prensa" Buenos Aires. Lizardi I Primer Novelista 'Americano Por ARTURO TORRES RIOSECO LA novela hispanoamericana nace con El Per-i- quilla Sarmiento 1 de José Joaquín Fernández de Lizarc1i, "El Pensador Mexicano" 2 en 1816. Pa- rece extraño que más de dos siglos después de la boga de la novela picaresca en España haya sur- gido en el Nuevo Mundo este Periquillo, descen- diente de Guzmánes, Rinconetes, Pablos y hasta con el mismo nombre de uno de sus antepasados. Periquillo el de las Gallineras. Las causas de. tal retraso las hemos apuntado más atrás. Tan tar- I El Periquillo Sarniento. por El Pensador Mexicano_ Con las licencias necesarias. México. En la oficina de don Alexandro Valdés, calle de Z,uleta, año de 1816. 2 (1778-1827).

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Por intermedio de mi amigo :{< rystinck entréen relación con la familia Masaryk. Me entendiaperfectamente con·el ideal de Masaryk, en esosjóvenes años, gracias a la ilifluencia de mis doshermanos mayores: Vaclav y Votja. Krystinckfrecuentaba desde hacía mucho tiempo la casa demadame Masaryk, y así fue cómo nos desenvol-

. vimos mutuamente en las ideas de Masaryk.El mismo Masaryk hablaba con entusiasmo a

madame Masaryk sobre nuestros estudios, nues­tros paseos, nuestras discusiones, nuestros proyec­tos, y madame Masaryk me demostró algún in­terés.

Desde~los dieciséis años, me ejercité en traducirdel inglés, del alemán y del francés. Empecé aescribir en diarios y en revistas. Un día, en laprimavera de 1903, recibí una breve carta del pro­fesor Masaryk invitándome a su casa.

Era mi primera entrevista personal con Masa­ryk. Ya frecuentaba sus cursos y conferencias. Pe­ra era la primera ~ezque 10 iba a ver a título per­sonal. No sabía para qué deseaba verme. Esperéun momento en la biblioteca, miraba a mi alrede­dor, reflexionando, impaciente. Cuando el profe­sor Masarky entró, comenzó hablándome de micaída- durante un match de fútbol; si no tenía mu­cha dificultad para ganar el dinero con qué cos­tear mis estudios; qué proyectos tenía, etcétera.

La conversación finalizó con una proposición;el profesor Masarky deseaba ayudarme a ganarmás fácilmente el dinero necesario para mis estu­dios. Recibí ~l encargo de una traducción de unartículo amerIcano para el diario N ase Daba. lue­go la de un artículo alemán sobre Lasalle y, final­mente la de una traducción francesa. Ese fué paramí el motivo de una gran jaqueca. Muchas cosaseran todavía muy difíciles para mí. Pero desde esemomento fuí colaborador de Nase Daba y un co­laborador más alejado de Masaryk. Dos años des­pués probé enviar artículos originales desde Parísy las cosas siguieron.

Siempre recordaré esa entrevista: era entoncesun estudiante de diecinueve años, y guardo en elfondo de mi corazón el recuerdo de esa ayuda ines­perada y espontánea.

A los 24 a-ños, en b~tsca de una situación

Después de haber terminado mis estudios jurí­dicos y filosóficos en el extranjero, en París, Lon­dres y Berlín, regresé a Praga en septiembre de1908, a .Jos veinticuatro años, en busca de unasituación_

En octubre de 1908, el profesor Masaryk, desu propia iniciativa, me hizo nuevamente ir a sucasa. La conversación fue breve; durante los cua­tro años de mi ausencia, los Masaryk habían teni­do con regularidad noticias mías desde el extran­jero. Mi amigo Krystinck daba a Mme. Masarykmis largas cartas para que las leyera, y seguíancon interés la evolución de mis ideas sobre el mun-

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(\o, mis luchas interiores filósoficas y reli¡:;osas,mis cambios, mis crisis, mis conflictos y tambiénmi consolidación hacia cierta dirección. El pr.ofe­sor Masaryk había seguido mis trabajos periodís­ticos, mis correspondencias en las revistas y en los(liarios.

Durante nuestra corta entrevista, vi que el pro­fesor Masaryk no ignoraba la publicación de unlihro mío en París, y que deseaba sencillamenteconocer mis proyectos. Le contesté que quería ase­gurar un poco mi existencia, y que después desea­ba pasar mis exámenes de profesor de filosofíay sociología. Masaryk pensó que era un buen pro­yecto, me prometió su ayuda, me dió algunos con,.sejos prácticos y me recomendó que pasara rápi­damente mis exámenes de doctorado en filosofía,en Praga, y que preparase inmediatalñente des­pués la del profesorado. Seguí su consejo y pre­paré mis exámenes durante tres años, hasta 1Y12.

Creo que fue en 1912. La juventud C~)\1 ideasavanzadas tenía un Congreso en Pilsen; yo pre­sentaba un informe. El profesor Masaryk asistía.al Congreso y hasta habló al público. Después dela sesión, 10 encontré paseándose por el parquey nos pusimos a conversar. De esa conversación,una frase suya me ha quedado grabada en la me­maria: "Atención: usted es demasiado libresco.Es necesario preocuparse mejor de la vida de loshombres: es preciso hacer psicología práctica" ...

- De La Prensa" Buenos Aires.

Lizardi I Primer Novelista

'Americano

Por ARTURO TORRES RIOSECO

LA novela hispanoamericana nace con El Per-i­quilla Sarmiento 1 de José Joaquín Fernández deLizarc1i, "El Pensador Mexicano" 2 en 1816. Pa­rece extraño que más de dos siglos después de laboga de la novela picaresca en España haya sur­gido en el Nuevo Mundo este Periquillo, descen­diente de Guzmánes, Rinconetes, Pablos y hastacon el mismo nombre de uno de sus antepasados.Periquillo el de las Gallineras. Las causas de. talretraso las hemos apuntado más atrás. Tan tar-

I El Periquillo Sarniento. por El Pensador Mexicano_Con las licencias necesarias. México. En la oficina de donAlexandro Valdés, calle de Z,uleta, año de 1816.

2 (1778-1827).

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dío fue el nacimie~to de este libro que nadie imi­tó' el ejemplo de Lizardi y la picaresca nace y mue­re en América con este autor) Tenía que ser asídado que el género no da para más. En España,las novelas picarescas de algún v?lor no pasan demedia docena y las mismas aventuras se repitenen casi todas: el género no tiene variedad y sóloel talento de ciertos escritores como Quevedo pu­do darle nueva vida, cuando ya n6 había nada queesperar de él. .

El "Pensador Mexicano" relata en su novela lavida' y aventuras de Pedro Sarmiento, a princi­pios del siglo XIX y- en la ciudad de México. Lasambiciones y torcida educación de su madre, afi­cionada a los títl.\los y a la nobleza, hacen de Pe­dro un muchacho pretencioso, a pesar de los de­seos de su padre para que aprepda algún oficio.Entra en la escuela primaria y allí recibe su fa­moso nombre de Periquillo Sarniento, a causa desu chaquetita verde y' su pantalón amarillo y dela sarna que coritrajo por esos días. El maestroes un infeliz. Su ignorancia queda explicada cuan­do, en vez de eséribir al pie de la imagen de laConcepción la siguiente redondilla:

. Pues del Padre celestialFué María la hija querida¿No había de ser concebidaSin pecado original?

equivoca la puntuación y pone:

¿Pues del Padre celestialFué María la hija querida?No. había de ser concebidaSin pecado orlginal. 4

Periquillo pasa eespués a un establecimientoeducacional hiodelo, en el cual se ponen en prác­tica las teorías pedagógicas de Rousseau, y final­mente, entra en la Universidad para obtener, des­pués de malgastar algunos años, su inútil gradode bachiller en artes. Para li1;Jrarse de la insistenciade su padre que le busca un empleo, traha 10 im­propio según Periquillo para un individuo d(' susméritos, ingresa en la Facultad de Teología, perosus malas costumbres le impiden seguir allí, de­cide encerrarse en un monasterio. Pero descubreque .las privaciones y sufrimientos de ese lugar noson' para él, y a la muerte de su padre sale otravez al mundo, y en adelante finge arrepentimien­to y buena conducta, con los· ojos fijos en la he­rencia paterna. Un año después, Periquillo seentrega a la disipación, al juego y a las mujeres.Su madre muere -de miseria y el muchacho, ya

3 Adelantándose a ciert.a crítica de "bibliógrafos". elautor observa que de las machas otras novelas picarescas

. escritas en América en el siglo XIX. ninguna es digna deinterés.

4 El Periquillo Sarniento, México. 1830. lomo I. 'pág. 45.

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de lleno en la vida del vicio, cae en la cárcel, acu­sado de laclrón. Describe la vida de las prisiones:

"Había en aquel patio un millón de pre­sos. Unos blancos, otros prietos; unos me­dio vestidos, otros decentes; unos empe­lotados, otros enredados en. sus pichas; pe­ro todos pálidos, pintando su tristeza y sudesesperación con las macilentas colores desus caras. Sin embargo, parece que nadase les daba de aquella vida; porque unosjugaban albures; otros saltaban con losgrillos; otros cantaban'; otros tejían me­dias y puntas; otros platicaban, y cada cualprocuraba divertirse; menos unos cuantosmás fisgones que se rodearon de mí a in­dagar cual era el motivo de mi prisión". 5

En la cárcel conoce a don Antonio, hombre lme­no a carta cabal, víctima de cierto marqués que almorir expía su culpa dejando su herencia a donAntonio. Periquillo recibe lecciones de alta moralde su amigo, pero cuando éste deja la prisión,vuelve a las andadas. Por fin es res~atado por ellicenciado Chanfaina, hombre venal y estrafalario.Con Chanfaina, rey de picaros, aprende Periquillotodas las malas mañas y sale aprovechadisimo delarte de la cábala con la pluma. La querida deChanfaina se enamora de nuestro héroe y, descu­bierto el idilio, éste tiene que abandonar a su amoy es admitido en casa de un barbero, amigo desu padre y de nombre Agustín Rapamentas. Estebuen hombre le enseña el oficio suyo y Periquilloaprende a rapar perros, desollar indios y romperquijadas de vieja, con grandísimo entusiasmo, has­ta que al fin por otra picardía, tiene que salir deallí y buscar colocación con un farmacéuticu, dedonde es despedido al equivocar una receta. Seacomoda luego al lado del doctor Purgante, UIl

charlatán que disfraza su ignorancia con latinajos.Cansado de la avaricia de su nuevo amo,. Peri­quillo le roba la mula y el título de doctor y salepor esos caminos de Dios, acompañado de su ami­go Andresillo, a matar indios. Al fin, es descu­bierto su engaño y Periquillo es expulsado de lapoblación de Tula, donde ya había adquirido granfama como médico. Cae otra vez en las más negramiseria hasta que se gana tres mil pesos {'IJ unalotería; con este dinero compra ropa, se instalaen una hermosa casa y a los pocos meses se casacon la niña Mariana. Después de gastar su dine­ro, vuelve a la pobreza. Muere su mujer y Peri­quillo se hace sacristán. Luego es miembro de unacofradía de mendigos. Después de otras bella­querías es condenado a servir al rey en Manila:allí se regenera bajo la tutela de cierto coronel.Cuando éste muere, Periquillo se embarca para­México para terminar su condena; naufraga y sesalva en una isla; y allí acompañado de un 111an-

5 'bid. tomo JI. pág. 142.

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darín chino, sigue viaje a su patria. Ya en Mé­xico, sirve de guía al mandarín, pero pierde tanbuen empleo por sus malas artes. Sin esperanzatrata de ahorcarse, pero como está borracho nologra su intento. Cansado de la vida, abandona lacapital y se une a una pándilla de bandoleros ycuando éstos son destruídos Periquillo logra sal­varse. Arrepentido definitivamente, entra en unosejercicios religiosos y al salir sirve con honradeza un comerciante. Premiada su buena conducta,empieza a prosperar; se casa con la hija de unamigo, vive todavía algunos años feliz y cuandosiente que se aproxima la muerte, escribe sus me­morias para advertencia de hombres extraviados.Muere Periquillo en olor de santidad; es enterra­do cristianamente y.se esculpen sobre su losa dos~pitafios, uno en latín y e! otro en castellano.

El Periqltillo Sarniento es un libro ameno si ellector se salta las mil digresiones que contiene ylas muchas citas y latinajos. Con un poco de po­da se podría hacer de él una novela picaresca conharta gracia e intención. Las mil aventuras de! pí­caro, en su paso por la sociedad mexicana de finesdel período virreinal, forman un cuadro vivo delas costumbres de ese Jiempo. Su crítica es tra­viesa, perO va hasta el fondo de los males que afli­j!ían al virreinato; tiene además, una trascenden­cia política digna de tomarse en cuenta ert aque­llos años. Con más justicia que en otras obrasliterarias mexicanas se podría hallar en El Peri­quillo esa vaga apariencia de americanismo quehuscan los críticos desde las primeras obras co­loniaJes. Ya no son sólo el estilo descuidado, la sin­taxis caprichosa, los vocablos nacionales (atole,guaíolote, guaje. jonuco, jacal, metate, zarape,etcétera), las indicaciones de lugares, sino que hayelementos psicológ-icos Que sitúan a esta novela enel plano de nuéstra literatura autóctona. En efec­to, hay en El Periquillo una especie de humildadmexicana; el héroe no tiene los arrestos del pí­caro español, su énfasis, su altanería. Antes porel contrario, su modo de ser es el de un mucha­cho inocentón, que aprende las picardías, sin lle­varlas en la sangre. Periquillo es más desgracia­do que malo y en algunas de sus aventuras hayuna profunda tristeza. Estamos en presencia deun chico abandonado. sin voluntad, que piensademasiado en los males que hace, para ser unverdadero pícaro. Le faltan perversión, hipocre­sia. conciencia de la maldad. Al lado de los otrosdesalmados-Tuan Largo, el escribiente Chanfai­na, los reos de la cárcel-Periquillo es una vícti­ma. Cuando se acuerda con verdadera emoción

, de sus padres, vemos en él un hombre bueno aquien la vida del hampa no pudo corromper. Cree­mos que 1.,izardi pensaba como nosotros y por esoen vez de hacer que 'su protagonista termine en la!lórca le salva; e! arrepentimiento le hace ser buenesposo y buen padre de familia. El lectur no estáen desacuerdo con este desenlace, ya que sus pi­cardías ni siquiera inerecian una conQena, muchomenos la muerte. .

El estilo de la novela es sencillo, -sin élewancia,justo. Sus páginas están salpicadas de .refranes,de expresiones populares, de jugosos comentarios.Es un estilo popular, nada tortuoso, pobre, si sele compara con el de Quevedo, pero más adaptadoa la conveniencia del relato. Puede notarse que"El Pensador" escribía con. rapidez y que si hubie­ra tiempo para pulir y desbrozar habría podido seruno' de los grandes' estilistas del siglo XIX. 1.,i­zardi es el primer escritor popular de México, elprimero en abandonar el clasicismo_del siglo -'- ...XVIII, inflado y pedante, lleno de latines, de loscuales se burla El Periquillo donosamente. Todasu tendencia podría acaso señalarse como el mes­ticismo literario, en oposición al españolismo, ca-ro a los escritores académicos. .

Otras novelas escribió Lizardi, interesantes porsu espíritu reformador, aunque inferiores comonovelas puras: Don Catrín de la FaChenda, 6 esuna obra picaresca también. Catrín es el elegante,el currutaco de aquellos tiempos; vano y orgullo­so, jactancioso, como lo dice' su nombre. No sir­ve a ningún amo, pero pasa por la -sociedad desu tiempo, 10 mismo que Pedro Sarmiento, vi­viendo a costa de incautos. Es soldado, alcahuete,actor y ladrón. Pierde al fin uria pierna, lo quele sirve maravillosamente, pues desde este mo­mento se dedica a la más lucrativa de las profe­siones, la de mendigo. Muere en el vicio, sin ha­ber alcanzado la regeneración.

Don Catrín es inferior al Periquillo; -el cuadrosocial es menos completo y hay repetición de si­tuaciones y aventuras. El carácter del protagonis­ta tiene menos simpatía que el de Pedro, siendocobarde y demasiado orgulloso de su jerarquíasocial. .

La Quijotita y su prima fue el subtítulo quedió el "Pensador" a su novela didác~ca la Edtt­cación de las mujeres 7 catálog-o razonado ycomentado de las teorías educacionales. de esetiempo, en especial· de Rousseau, en forma de' no­vela. Contrasta el "Pensador" la vida de dos pri­mas, producto de una "educación vulg-ar y malea­da" y la otra "de una c'fianza moral y purgadade las más comunes preocupaciones". Una ter­mina en una casa de prostitución y en una muer­te horrible v la otra en la paz y felicidad del ho­gar. Tiene esta novela, a vuelta de dilatadísimasy larg-as dig-resiones sobre esto y aquello, algu­nos episodios v aventuras dignos de interés y unsabor marcadamente mexicano, por la descrip­ción de las costumbres y la manera de ser de lag-ente. Pero hoy, a cien años de distancia, 10 quefue serio y trascendental resulta cárnico o ridículo:

6 Vida y hechos del famoso caballero D. Cat~ín d.e laFachenda. Obra inédita del Pensador mexicano. etc. Mé­xico. 1832. 154 páginas.

7 De la primera edición se publicaron los dos prime­ros volúmenes. 1818.. La Quijotita y su prima, historiamuyderta can apadeÍl~ias de novela. etc. Mé;ic? 183 L-4 vals.

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