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LLEVAR A BUEN TÉRMINO ENTREVISTAS BIOGRÁFICAS CON SUPERVIVIENTES DE UN TRAUMA* Mark T. Klempner Estoy sentado junto a una superviviente del Holocausto y escucho su relato del asesinato de toda su familia. Escuchar esta devastaciÓn es difícil. Me quedo pálido y paralizado, sin saber qué responder a un sufrimiento de tal magnitud. De alguna forma, siento vergüenza de estar escuchando estas cosas de forma tan fortuita, es decir, sÓlo por el hecho de haber conocido a esta mujer. En estos pocos segundos, mientras la profundidad de su pérdida continúa fluyendo, digo, "Estos deben de ser recuerdos muy dolorosos para usted". Su respuesta es disonante y casi extraña: "No es muy agradable", seguida de una alegre risa. Siento una sensaciÓn de desolaciÓn cuando ella me explica que llegÓ a un momento "perfecto" cuando tenía diecisiete años y pronto podría abandonar su hogar. Uevar a cabo una entrevista autobiográfica a una persona que ha sufrido un trau- ma grave presenta numerosos dilemas. I ¿Qué ocurriría si el escuchar la narraciÓn abrumara al entrevistador? tY si la narraciÓn pudiera colocarle bajo un riesgo emo- cional? ¿Genera en el entrevistador una responsabilidad especial la confianza en él depositada por parte de una persona que ha decidido relatar sus recuerdos traumá- ticos? ¿Debe una entrevista que suponga la apariciÓn de este tipo de recuerdos lle- varse a cabo de manera distinta a una entrevista normal, y en caso afirmativo, en qué ha de consistir esta diferencia? *. Desde aquí, quiero agradecer a Michael Frisch, Sheila Hm, Alicia Rouverol, Kathy Walbcrt y, muy especialmente, a Dori Laub por la lectura y comentarios a mi manuscrito. L Elpsicólogo Charles R. Figley, resumiendo loscriterios de diagnosis de laAsü<;iaciÓnAmericana de Psiquiatría, explica que "un acontecimiento traumático ocurre cuando una persona expe- rimenta un acontecimiento fuera del rango de la experiencia humana usual que puede estar consideradoJ:omo horrible para casi todo el mundo: un serio golpe para la vida o la integri- dad fisica de una persona; un serio golpe o herida para los hijos, esposa, u otros parientes cer- canos o amigos; una destrucciÓn repentina del hogar o de la comunidad; o la comemplación de una persona seriamente herida o asesinada en un accidente o mediante violencia física", Bumout in Families: Tbe Systemic Cost ofCaring (New York: CRC Press, 1998),7. T I I 135

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LLEVARA BUEN TÉRMINO ENTREVISTASBIOGRÁFICAS CON SUPERVIVIENTES DE UNTRAUMA*

Mark T. Klempner

Estoy sentado junto a una superviviente del Holocausto y escucho su relato delasesinato de toda su familia. Escuchar esta devastaciÓn es difícil. Me quedo pálido yparalizado, sin saber qué responder a un sufrimiento de tal magnitud. De algunaforma, siento vergüenza de estar escuchando estas cosas de forma tan fortuita, esdecir, sÓlo por el hecho de haber conocido a esta mujer. En estos pocos segundos,mientras la profundidad de su pérdida continúa fluyendo, digo, "Estos deben de serrecuerdos muy dolorosos para usted". Su respuesta es disonante y casi extraña: "Noes muy agradable", seguida de una alegre risa. Siento una sensaciÓn de desolaciÓncuando ella me explica que llegÓa un momento "perfecto" cuando tenía diecisieteaños y pronto podría abandonar su hogar.

Uevar a cabo una entrevista autobiográfica a una persona que ha sufrido un trau-ma grave presenta numerosos dilemas.I ¿Qué ocurriría si el escuchar la narraciÓnabrumara al entrevistador? tY si la narraciÓn pudiera colocarle bajo un riesgo emo-cional? ¿Genera en el entrevistador una responsabilidad especial la confianza en éldepositada por parte de una persona que ha decidido relatar sus recuerdos traumá-ticos? ¿Debe una entrevista que suponga la apariciÓn de este tipo de recuerdos lle-varse a cabo de manera distinta a una entrevista normal, y en caso afirmativo, en quéha de consistir esta diferencia?

*. Desde aquí, quiero agradecer a Michael Frisch, Sheila Hm, Alicia Rouverol, Kathy Walbcrt y,

muy especialmente, a Dori Laub por la lectura y comentarios a mi manuscrito.L Elpsicólogo Charles R.Figley, resumiendo los criterios de diagnosis de laAsü<;iaciÓnAmericana

de Psiquiatría, explica que "un acontecimiento traumático ocurre cuando una persona expe-rimenta un acontecimiento fuera del rango de la experiencia humana usual que puede estar

consideradoJ:omo horrible para casi todo el mundo: un serio golpe para la vida o la integri-dad fisica de una persona; un serio golpe o herida para los hijos, esposa, u otros parientes cer-canos o amigos; una destrucciÓn repentina del hogar o de la comunidad; o la comemplaciónde una persona seriamente herida o asesinada en un accidente o mediante violencia física",Bumout in Families: Tbe Systemic Cost ofCaring (New York: CRC Press, 1998),7.

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)ohn Robinson, al escribir sobre narración en eljournal of AmericanFolklore, seña-la que muchas veces las narraciones de un trauma no se relatan jamás porque "talesexperiencias producen en la víctima vergüenza, cólera y a menudo sentimientos de cul-pabilidad, y se consideran más como secretos que como vivencias susceptibles de serrelatadas". Y añade: "Es posible que tales narraciones sean en su estructura y funciÓncualitativamente diferentes de las narraciones de tipo más convencional y ¡>úblico".2

El creciente corpus de la investigación que aborda específicamente lac¡cuestio-nes de las narraciones del trauma tiende a confirmar las conjeturas de Robinson. Enel campo de la psicología, el rápido desarrollo de la traumatología, el estudio delestrés traumático, muestra un claro interés por la narrativa como recurso para la diag-nosis y la investigación en la intervenciÓn terapéutica.3 Gran parte de la investigacióncualitativa se ha llevado a cabo con aquellos que quedaron traumatizados como sol-dados, como por ejemplo, los veteranos de Vietnam.4 Otros trabajos se han realiza-do con mujeres que han sido víctimas de violación o malos tratos. Adentrándose ensus narraciones, los investigadores han intentado revelar el entramado de la ver-güenza y el estigma que a menudo caracteriza este tipo de traumas.5

Distintas organizaciones del HolocaustO de distintos países están desarrollandoal mismo tiempo unos cuarenta proyectos de historia oral para recoger las narracio-nes de los supervivientes y de los testigos.6 A principios de los años setenta, la pro-fesora YaffaEliach empezó a grabar los testimonios de los supervivientes cun el finde llenar los huecos en e] relato histórico. Su Centro de Estudios para el Holocaustoen Nueva York contiene en la actualidad una colección creciente de cerca de 2000entrevistas en audio. El Archivo Fortunoff de vídeos7 contiene en la actualidad una

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2. ]OHK A. ROBINSON,"Personal Narratives Reconsidered",joumal 01American Folklore, 94,n° 371 (1981),63.

3. Véase ROI.FJ. KI.EBER(ed.), Beyond Trauma: Cultural and Sacietal Dynamics (New York:

Plenum Press, 1995); MARYBETH WILLlAMSY]OHN F. SOMMERC¡,Handbook 01 Post-Traumatie

Tberapy (Westport: Greenwood Press, 1994); GERAlDD. FRENCHy CHRYSj. HARRIS,Traumatie

lncident Reduetion (TIR) (New York: CRC Press, 1999).

4. Véase H.W. CHAI.SMA,Tbe Cbambers 01 Memory: PTSD in tbe Life 01 U.S Vietnam Veterans

(London: ]ason Aronson lnc., 1998); ]OHATHANStIAY,Aebi/les in Vietnam: Combat Trauma

and de Undoing olCbaraeter (New York: Atheneum, 1994); L LEwIS,7be Tainted War: Culture

and /dentity in Vietnam \\7ar Narratives (Westport: Greenwood, 1985); ROBERT]AY LIFTON,

Home lrom tbe War: Vietnam Veterans: Neitber Victims nor Exeeutioners (New York: Simon

& Schuster, 1973).

5. Son muy recomendables INGERAGGER,Tbe Blue Room: Trauma and Testimony amog Relugee

Women, a Psbyebo-Social Exploration (London: Zcd Books, 1994);]uDlTH HERMAN,Trauma

and Reeovery: the Aftermatb olViolenee,from Domestie Abuse to Polítieal Terror (New York:

Basic Books, 1992).

6. WU.I.1AMSHUIMAK(ed.), 1999 Directory: Association 01 Holoeaust Organizations (New York:

Holocaust Resource Center and Archives, 1999).

7. http://www.library.yale.edu/testimonies

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Uevar a buen término entrevistas biográficas con supervivientes de un trauma

colección de más de 3800 entrevistas sobre los supervivientes del Holocausto, fuefundado en 1979 por Dori Laub, Profesora asociada de psiquiatría clínica en laUniversidad de Yale y Laurel VIock, un especialista en televisión.

En 1994, Stephen Spielberg, usando los beneficios generados por la Lista deScblinder, fundó la impresionante Fundación Shoah de Historia Visual.x La misiónde este ambicioso proyecto parece ser la conservación del testimonio de los super-vivientes vivos del Holocausto. Hasta ahora, la Fundación ha recogido cerca de 50000testimonios en 57 países, con entrevistas realizadas en 32 lenguas. Su propósito es,a la larga, digitalizar la colección y hacerla ao;equible a varios museos y archivos dehistoria.

Normalmente, el diseño curricular para las escuela e¡de enseñanza primaria ymedia en los Estados Unidos, incluye el tema del Holocausto, y algunos profesoresestán implicando a sus alumnos en proyectos de histOria oral relacionadus con lossupervivientes, o están invitando a algunos de ellus a sus clases para compartir sutestimonio Y En las escuelas superiores y en las universidades, los estudiantes, en elseno de la nueva disciplina de los estudios sohre el Holocausto, están realizando tra-bajos bao;ados en testimonios de supervivientes, que ofrecen nuevas perspectivassobre la narraciÓndel trauma.lO

Mi implicación con la narración del trauma ha dado como resultado 30 entre-vistas a supervivientes del Holocausto como parte de un proyecto de investigaciÓnllevado a cabo bajo los auspicius del Instituto para Estudios Europeos de a Universidadde Comell en cooperación con Yad Vashem en Israel. En el presente artículo estu-dio lo que ocurre en algunos momentos clÍticos del proceso de una entrevista, cuan-do surge la naturaleza emocional intensa del encuentro, y me veo a mí mismo y a mientrevistado como sujetos que responden de forma no prevista y a veces extrafia.Para ayudarme en mi análisis de los temas suhyacentes involucrados en dichas situa-ciones, utilizo el modelo teÓrico propuesto por Dori Laub. La Dra. Laub, una autori-dad en traumatología, así como en historia oral aplicada, ha llegado a una perspec-tiva que va más allá de ambas disciplinas. Como superviviente del Holocausto, lJuededica su práctica privada a tratar a otros supervivientes, ha llegado a estudiar otrosmundos emocionales relacionados. En mis intentos de aprendizaje para trabajar lostemas emocionales que aparecen en la realizaciÓn de mi trahajo, sus escritos hablan

8. http://www.vhf.orgl9. Facing History and Ourselvcs Foundation (16 Hurd Road, Brookline, MA 02146) enseña a

los profesores de secundaria cómo explicar el HoloGlusto. Han publicado Elements olTimes,una visión muy recomendable de distintas perspecrivas sohre el tesrimonio del Holocausto.(http://www.facing.org).10. Véase]~\IESYOUNG,Writing andrewriting tbe Holocaust (Bloomington: Indiana UniversityPrcss, 1988); LAWRENCEUNGER,Holoeausl Testimony: Tbe Ruin.~oj'Memory (New Haven: YaleUnivcrsity Press, 1993); EFRAIMSICI-IEH(ed.), Breaking Crystal: Writing and Memory After

Auscbwitz (Champaign: University of IIIinois Press, 1998).

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elocuentemente sobre mi necesidad de un acercamiento práctico aunque profundo.Todos los pasajes que he utilizado de la Dra. lab están extraídos del libro Testimony:Crises ofWitnessing in Literature, Psychoanalysis, and History, del cual es coauto-ra junto a Shoshana Felmann.11

El relato de un trauma puede ser un acontecimiento cargado psíquicamente queconlleva gran vulnerabilidad. A diferencia de otras historias, la narración del trauma

casi siempre implica al narrador en un intento de llegar a una clausura. Dicha clau-sura está marcada por un carácter de término, de sentimiento de que uno no tieneque sumergirse en el penoso acontecimiento del pasado. Se experimenta como unaresolución que permite al acontecimiento ser integrado en la psique. Sin embargo,puede ir incrementándose, y el concepto se comprende mejor de una forma flexi-ble, visto desde las distintas formas y grados en que se manifiesta.

Aquellos que realizan entrevistas biográficas, a veces ven cómo sus entrevistados

intentan acabar con sus experiencias del pasado.12 No obstante, los supervivientesdel trauma encuentran un especial reto. Desde el punto de vista de la doctora Dori

Laub, las personas que sufren un trauma grave son incapaces de registrar realmente

tales experiencias porque exceden a "la capacidad cognitiva humana de percibir yasimilar la totalidad de lo que realmente ocurrió en aquel momento". 13Como ellamisma explica:

en "copropietario" del episodio trillJmático. En el marco terapéutico de Laub lacuración del trauma reside en el acto de la víctima de relatar el trauma. En el pasa-

je que transcribo a continuación sintetiza el dilema al que se enfrentan los super-vivientes y esboza su percepción del proceso a través del cual puede producirsela curación:

Los supervivientes de un trauma no viven con recuerdos del pasado sino con unepisodio que no pudo y no logró completarse, un episodio que no tiene final, queno ha alcanzado la solución y que, por consiguiente, en relación con sus supervi-vientes, continúa estando en el presente y es actual en todos sus aspectos. El super-viviente, en efecto, no está verdaderamente en contacto ni con el núcleo de su rea-lidad traumática ni con la inevitabilidad de sus nuevas y múltiples representaciones,

por lo cual se encuentra atrapado en ambas.l;

la narración de la víctima -el proceso mismo de dar testimonio de un trauma

excepcionalmente grave- empieza, efectivamente, con alguien que da testimonio deuna ausencia, de un acontecimiento que todavía no ha adquirido existencia... el trau-ma -como acontecimiento conocido y no como conmoción abrumadora- todavíano ha sido presenciado, todavía no ha sido asumido como conocimiento. La emer-

gencia de la narración que se está escuchando, es por consiguiente el proceso denacimiento y el lugar en que nace la asunción del conocimiento del episodio.J4

Para resolver ese aprisionamiento provocado por una condena que no puedeconocerse ni relatarse y que tan sÓlo puede repetirse, es preciso poner en marchaun proceso terapéutico, un proceso que permita construir una narraciÓn, recons-truir una historia y, esencialmente, reexternalizarel episodio debe ser puesto en

práctica. 16 Esta reexternalizaciÓn del episodio solamente puede producirse y tenerlugar cuando el sujeto logra articular y transmitir la historia, literalmente tt-asla-dada a alguien, a otro, exterior a sí mismo para luego volver a asumirla, interiori-zándola. El relatada, pues, supone la reafirmaciÓn de la hegemonía de la realidad,así como una reexternalizaciÓn del mal que afectÓ y contaminÓ a la víctima del trau-ma.!7

La reflexión de laub concede extraordinaria importancia al oyente, hasta talpunto que llega a afirmar que el oyente se convierte en "participante" e incluso

Los historiadores orales no somos psicoterapeutas, aunque oímos historias tan

tremendas como las que puedan contarse en la consulta de un terdpeuta. Los suje-tos de nuestras entrevistas nunca pondrían los pies en un consultorio psiquiátrico,aunque a nosotros sí que nos cuentan su historia, yen algunos casos, revelan cosasque no han compartido con ningún otro ser humano. Cualquier intento de realizaruna entrevista biográfica a un superviviente de un trauma coloca al entrevistador enuna posición que puede precipitar la reexternalización del episodio. Al procesar elentrevistado un fragmento del trduma, el ambiente de la entrevista se torna muchomás intenso y es perfectamente posible que desencadene reacciones emocionalesinesperadas, tanto en el entrevistado como en el entrevistador.

El término "re-externalización" requiere cierta explicaciÓn, dado que Laub pare-ce usado en una forma idiosincrática. El acontecimiento es originalmente externo,

11. New York: Routledge, 1992. Otras voces con autoridad sobre el campo de la traumatolo-

gía incluyen CHARLESR. FIGLEY(ed.), Trauma and lts Wake, Volume 1 and 11 (New York:

Bruner/Maerl, 1985 and 1986); INGERANGGER,Tbe Blue Room: Trauma and Testimony among

Refugee Women, A Psycho-Social Exploration (London. Zed Books, 1994); CATHYCARUTH,

Undaimed Experience: Trauma, Narrative, andHistory (Baltimore:Johns Hopkins University

Press, 1996); Trauma: Explorations in Memory (Baltimore: Johns Hopkins University Press,1995).

12. ROBERTN. BUTl.ER, "The Life Review: An Interpretation of Reminiscence in the Aged",Psycbiatry: 26 (1963), 65-76.13. Ps. 84-85.

14. P. 57.

15. P.69. --16. Véase LINDAWIUJAMSy VICTORIABANYAI!O(eus.), Trauma and Memory (Thousanu Oaks:

Sage Publications, 1999).17. P. 69.

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pero la víctima del trauma "lo toma en ella misma", es decir, internaliza el aconteci-miento traumático. A través del proceso terapéutico de construcción de la narración

y del hecho de contada a un oyente, el acontecimiento puede ser externalizado unavez más, es decir, re-externaIi7.ado. En el proceso, su significado varía, debido, en

parte, a la empatía del oyente y a la seguridad del entorno en que la narración escompanida. Ello permite una re-evaluación del acontecimiento por pane del narra-dor. Eloyente contribuye en este proceso, aunque no diga nada. Como Laub expli-ca, la víctima puede sentirse personalmente responsable del acontecimiento trau-mático, o culpable de que éste haya sucedido. Lare-externalización significa que uno"coloca el acontecimieto en el mundo exterior donde existe un perpretador al queuno no ha provocado, y que ha llevado a cabo la atrocidad, y por tanto debería con-siderarse como culpable de ello. De forma que ya no permanece en el dominio per-sonal. Puede haber odio hacia el perpretador, y no sentido de responsabilidad o deculpabilidad por haber tomado pane en el hecho. Es hacer este acontecimiento unobjetivo externo que ocurrió en un cieno tiempo de la historia". IX Lo que se implicaaquí es que contando la histOria, el acontecimiento traumático pierde pane de sutoxicidad. El narrador puede entonces "volver a recuperado en su interior" comouna nueva versión con un nuevo marco. Está claro que el recuerdo no se vuelve com-

pletamente "objetivo", aunque algunas distorsiones que suelen caracterizar a losrecuerdos traumáticos pueden desaparecer.19

Los dos sujetos de las entrevistas a que voy a referirme, Genrude P. y Manine N.,son supervivientes del Holocausto que después de la guerra emigraron a los EstadosUnidos. Ambas recibieron una sólida formación y se expresan con correcciÓn; Manineera asistenta social y psicóloga infantil, mientras que Genrude hizo carrera como bai-larina del New York City Ballet. Ya habían sido entrevistadas anteriormente por elpersonal del Museo del Holocausto de Washington y es evidente que han reflexio-nado, sentido, hablado y meditado mucho sobre las traumáticas experiencias quevivieron durante la Segunda Guerra Mundial. Aun así, las entrevistas que realicé conellas estuvieron cargadas de intensidad emocional; ninguna de las dos las encontró"fáciles".2O

Ambas entrevistadas hicieron referencia a los efectos del trauma. Manine N. men-

cionó en varias ocasiones que tenía "agujeros en la memoria" y cuando yo le pre-gunté qué quería decir, respondió:

MN: Lo que quiero decir es que hay cosas de las que no guardo recuerdo.MK: ¿Quiere decir que las ha olvidado o que las ha bloqueado sin dejar que

penetren en su memoria?MN:No, creo que algunas cosas las he bloqueado porque eran muy dolorosas.

Eso nos pasó a todos...MK:¿Tiene Ud. idea de qué cosas son?MN: Tenemos una zona de comodidad relacionada con el tipo de recuerdos

con los que vivimos. Sabe, a mi alrededor la gente se moría. Cuando yo repartíala comida en aquella cabaña, teníamos pan y lo dividíamos en ocho pedazos ylos colocábamos encima de la mesa. La gente estaba tan hambrienta que se pre-

cipitaba para intentar apoderarse del pedazo mayor. Esos ocho pedazos los nume-rábamos y los rifábamos, como sifuese una loteria, para que la gente no se pele-ase. ¡Por un pedazo de pan! Un día le di un pedazo de pan a un hombre y él se

cayó de espaldas encima de la cama y estaba muerto. E'iOlo recuerdo. Otras cosas,no. Los recuerdos de esa experiencia son muy dolorosos.

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Genrude P. no mencionó haber bloqueado recuerdos pero mostrÓ otra de las carac-

tefÍsti<:asde los supervivientes del trauma, característica que queda de manifiesto en el

siguiente pasaje. Había estado relatando los primeros años de su infancia en Alemaniay explicando qué significaba ser una niña judía y crecer en aquel país en los años 20. Yole había preguntado por su relación con su familia, compuesta por el padre, la madre,la abuela materna y una hermana. Me explicó que cuando el antisemitismo alcanzÓ undeterminado nivel su padre sacó a la familiade Alemania tnlsladándola a los Países Bajos.Siete años más tarde estalló la Segunda Guerra Mundial y Alemania los ocupÓ.

GP: Bueno, sabe, estábamos allí y yo llegué en el 33, y pasaron siete años hasta

que entraron los alemanes, de modo que tuvimos siete años. La verdad es que mi

padre "salvó" siete u ocho años de vida. Yluego, claro, cuando los alemanes entra-ron en Holanda los cogieron y murieron en Auschwitz. Mis padres y mi hermana.Ymi abuela murió en Bergen-Belsen...

MK:No sabe cuánto lo siento.

GP: Yyo conseguí escapar. En aquella época yo tenía diecisiete años. Eso erados años... Cuando entraron los alemanes yo tenía quince años y cuando sucedió

esa catástrofe ya tenía diecisiete. Yasí...MK:Deben de ser unos recuerdos muy dolorosos para usted.

GP:No son muy agradables (Risas). Pero, ¿Sabeuna cosa?, yo t~ve mucha suer-

te, porque tener diecisiete años era perfecto. Tener dieciocho aún hubiera sidomejor, pero, comprende, a los diecisiete yo ya era una persona; seguramente a losdiecioch(J.#ne hubiera marchado de casa, ¿sabe?Tenía muchos amigos de mi edad,

y un poquito mayores, diría que hasta tres años mayores, Y muchas veces piensoque si yo hubiera sido másjoven hubiera sido muchísimo peor. Me hubieran entre-gado a una persona, y luego a otra, y a otra...

18. Comunicación personal con el autor, 9-2-99.

19. Gracias a Lisa Bennett por su ayuda en esta imerpretación. La concepción de Laub de lare-externalización es paralela a lo que Elisabeth Kübler-Ross denomina, de forma más simple,como "externalización". Véase KÜBLER-Ross,Working it Tbrougb (NewYork: MacMillan, 1982).20. Se han usado seudónimos para mamener el anonimato de las entrevistadas. La entrevista

original en cinta que corresponde a diciembre de 1997, permanece en mi poder para que lostestimonios de las mujeres encuestadas no puedan archivarse ni urilizarse par otros propósi-tos que no sean mi propia investigación.

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Una clave para entender tanto mi comportamiento como el de mi entrevistada

la proporciona Terrence Des Pres en su ensayo titulado Holocaust Laugbter? [¿Risasante el Holocausto?]:

Nos dieron carta blanca para abrir un magnífico bogar para niños en edadpreescolar. y, mmm, al mismo tiempo que las chicas, el personal, cuidaban de losniños, les dábamos una formación de puericultura para que después pudieran

trabajar en elparvulario. Ypoco a poco fuimos... Pero no sabíamos qué había sidode los padres. Ybasta que... [empieza a llorar)... Esta parte siempre es la peor.[Hace una pausa] Ybasta que los aliados no entraron en los campos de concen-

tración no pudimos averiguar qué les babía ocurrido a lospadres. Corrian rumo-res, pero eran tan borribles que la verdad es que nadie... Ybasta entonces no supi-mos realmente qué babía pasado. Ytuvimos que ayudar a los niños a superarlo.

Recuerdo ocuparme de aquellos niños en Paris, en la institución, donde seguía-mos el método Montessori, y enseñar a las cbicas, que eran adolescentes, Y recuer-

do que un día organizamos una .fiesta de cumpleaños para un niño y le dimosalgunos regalos. Yel niñito se puso muy enfadado y me dijo: "No quiero tus rega-los. Yoquiero que vengan mi mamá y mi papá".

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El testimonio de los supervivientes exige a menudo un distanciamiento que les

permite salvarse de caer en la autocompasión, mientras que a nosotros la tragediade su relato, y a veces la mera narración de éste, nos resulta abrumadora.21

Des Pres pone de relieve una de las principales disparidades que surge durantelas entrevistas celebradas con personas que han sufrido un trauma grave. El super-viviente, en cierto modo, ha logrado resistir lo ocurrido y relata el episodio de unaforma que utiliza esos mecanismos de resistencia. El entrevistador, en cambio, escu-cha el relato de unas experiencias que suponen un sufrimiento enorme, narradasmuy a menudo sin emoción o con un sentimiento aparentemente inapropiado. Almismo tiempo el entrevistador, ante los episodios relatados, experimenta una reac-ción emocional propia.

Llegados a este punto es preciso puntualizar ciertos aspectos. Uno es que losentrevistados poseen unos mecanismos de defensa que hacen que sus reaccionessuenen extrañas o "distantes". El segundo es que el¡la entrevistador/a, por el hechode no haber vivido la experiencia relatada, no posee dichos mecanismos de defensa

y, por consiguiente, escuchar el material traumático puede provocar unas reaccio-nes emocionales sumamente agudas. Dado que el entrevistador carece de estructu-

ras defensivas, al contrario del entrevistado, no es imposible que surja una situaciónen la que el entrevistador se hunda mientras que el entrevistado mantiene una apa-rente compostura.

En otros casos los mecanismos de resistencia del narrador no son tan sólidos

y sus emociones y su vulnerabilidad salen antes a la superficie. Este fue el caso deMartine N. al relatarme su experiencia de ser una joven judía en la Francia ocupa-da por los nazis. Después de que estallara la guerra y dado que disponía de unosexcelentes documentos de identidad falsos, que afirmaban que era de ascenden-cia aria, se le propuso trabajar atendiendo a niños judíos cuyos padres habían sidodeportados a campos de concentración. Cuidó de muchos niños, instruyéndoles,organizando juegos y actividades y ayudándoles a afrontar aquel dificilísimo perio-do. Al acabar la guerra y producirse la liberación, se le proporcionaron recursospara abrir una institución que acogiera a aquellos niños. En el pasaje que transcri-bo a continuación, Martine N. habla de la gran oportunidad que significó abrir aquelhogar:

Lamanera de reaccionar del entrevistador -verbal y no verbalmcnte- en momen-

tos como ése tiene una importancia capital. Cuanto menos cautO se muestre el narra-dor, más precavido debe mostrarse el entrevistador. La empatía, .'Ia capacidad deponerse uno mismo en el marco psicolÓgico de referencia del otro y por ello enten-der su pensamiento, su sentimientO y su comportamiento", es esencial Y Martine N.comenta lo siguiente respecto de sus primeros intentos de hablar de lo que habíavivido durdnte la guerra:

Notaba que la gente no lo entendía. Tenía la impresión de que en EstadosUnidos la gente no podía comprenderlo, no lo entendía. Las preguntas que mehacían me ponían nerviosa. Fue muy difícil.

Quisiera ahora analizar con mayor profundidad la vulnerabilidad del entrevista-dor. Oír a una persona hablar de un trauma puede hacer que aparezcan todos losmiedos a que están sujetos los seres humanos. En el libro Living Beyond Fear la psi-cólogaJeanne Segal estudia el miedo y resume los temores básicos que experimen-tan los seres humanos:

El miedo es una emoción elemental... y origen de conductas compulsivas y para-lizantes. Es la razón que gobierna nuestras pautas reflexivas y protectoras. ¿De quénos protegemos? ¿Qué nos da miedo? Nos da miedo la pérdida del amor, la pérdidadel propósito y el sentido de nuestra vida, nos da miedo la dege~eraciÚn física, laenfermedad, la pérdida de energías. Nos da miedo el dolor y el sufrimiento. Nos damiedo perder a nuestro amado, perder nuestra posición social, perder el empleo,

2 L TERRENCEDES PRES,"Holocaust Laughter?, en BERELLANG(ed.), Writing and tbe Holocaust(New York: Holmes and Meier, 1986),229-230.

22. HAROLDKAPIANy BENJAMINSADOCK,Synopsis ofP~ycbial1y, 7th. Edition (Baltimore: William

and Wilkins, 1994).

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perder las posesiones materiales, en particular cuando creemos que nuestra identi-dad depende de estas cosas. Tememos equivocamos, hacer el ridículo, parecer ton-tos. Nos da miedo perder el autodominio, la posibilidad de la demencia. Nos da miedola muerte. Nos da miedo lo desconocido, lo incierto, lo nunca probado. Nos da miedola vida, por su imprevisibilidad, y por su responsabilidad.23

Todas las vÍCtimasdel trauma han sentido algunos o todos esos miedos, y cuan-do hablamos con ellas percibimos de manera muy directa que todas esas cosas tam-bién podrían ocurrimos a nosotros. Quizá podríamos definir el trauma como la rea-lización de nuestros peores miedos, como la materialización de las experiencias queningún ser humano quisiera jamás vivir.

Dori Laub aborda esta misma cuestión de la vulnerabilidad del oyente desde unenfoque más filosófico:

Escuchar el relato de un tr.lUmasupone un riesgo... A medida que el oyente cono-ce al superviviente, se va conociendo a sí mismo, tarea ésta nada fácil. La experien-cia de la supervivencia... es una versión sumamente condensada de casi todo lo queconstituye la esencia de la vida... El oyente del relato ya no puede ignorar o aplazarel problema de afrontar]a muerte, de enfrentarse a] tiempo y a su transcurso, de pre-guntarse por el propósito y el significado de] vivir, de cuestionar los límites de ]a pro-pia omnipotencia, de perder a los que nos son próximos, de formular la gran pre-gunta relativa a nuestra soledad esencial, de nuestra alteridad con respecto a losdemás, de la responsabilidad por y para con nuestro destino, de cuestionar el amory sus límites, de los padres y los hijos, y así sucesivamente.24

Considero interesante señalar que algunos de los conceptos que enumera Lauben su lista aparecen también en la de Segal. Es evidente que tememos los problemasexistenciales y que los problemas existenciales están ligados a algunos de nuestrosmiedos más intensos.25

Laub da a entender en su ensayo que afrontar esas cuestiones da lugar a un pro-ceso enormemente provechoso y Segal, en su libro, afirma que el miedo puede domi-narse y utilizarse como fuer¿a positiva. En una situaciÓn de entrevista es posible que]a presencia de emociones fuertes, como el miedo, ayude al entrevistador a identifi-carse más y comprender mejor al entrevistado. De todos modos los problemas apa-recen cuando el entrevistador reacciona de forma defensiva con objeto de prote-gerse del "ataque feroz de las imágenes del trauma" y de la intensidad de la emoción

23. JEANNESEGAl,Living Beyond Fear (New York: Ballantine, 1989).24. P. 72.

25. Roger Perilstein, M.O., me informa de que un palabra más precisa que "miedo", de acuer-do con la terminología psiquiátrica, sería "ansiedad".26. Ps. 72-73.

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Uevar a buen término entrevistas biográficas con supervivientes de un trauma

que generan dichas imágenes. Laub enumera seis posturas defensivas a las que searriesga a sucumbir el oyente.26 Dos de ellas son, obviamente, producto del miedo:

. una sensación de parálisis absoluta producida por la amenaza de inundación,por el temor a fundirse en las atrocidades que se relatan.. una invasión de temor y respeto reverencial; dotamos al superviviente de unaespecie de aureola de santidad tanto para rendicle tributo y mantenerle a distanciacomo para evitar la intimidad que supone el tener conocimiento de su experiencia.

Si damos crédito a Jeanne Sega], ese temor es causa de comportamientos com-pulsivos y paralizantes. Otras dos posturas defensivas enumeradas por I..aubpuedentambién considerarse fruto del miedo:

. una sensaciÓn de repliegue y parálisis absolutas.. exclusión a través de los hechos, a través de ]a obsesión por averiguar lo ocu-rrido, del interés por descubrir los detalles factuales de lo relatado que sirven paraevitar tener que afrontar la expetiencia humana. Otra versiÓn de esta exclusión, deesta obsesión por averiguar los hechos, es ese tipo de oyente que "ya lo sabe todo",que se adelanta a los acontecimientos dejando escaso espacio para el relato del super-viviente.

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l.aub menciona asimismo como postura defensiva la proyecciÓn de la cólera:. una sensación de indignidad, rencor y cólera inconscientemente proyectadasobre la víctima, el narrador. Cuando nos encontramos con un amigo que tiene unaenfermedad maligna, a menudo nos enojamos con esa persona. Nos sentimos des-garrados por nuestra incapacidad de reaccionar correctamente e inconscientemen-

te deseamos que la enfermedad sea responsabilidad y culpa del paciente.

Este tipo de proyecciÓn suele actuar con una sutileza mucho mayor que la quedescribe l.aub, si bien puede ser igualmente perniciosa. Catharine MacKinnon ofre-ce un ejemplo en su análisis de la vista del caso Clarence Thomas-Anita Hill:

¿Qué ocurre cuando pones el verdadero lenguaje del atropello sexual en unavista de testigos ante el Senado? Lo mismo que si en un juicio por violación la vícti-ma, tú, proyectases una cinta de vídeo de tu violaciÓn. A la cinta, y a ti, se os tratacomo si fueseis marginados sociales, como si te hubieses bajado las bragas y hubie-ras defecado en público. Por el hecho de demostrar el ultraje que has sufrido, que-das rebajada. Tú, la vÍCtima. Él no. Él presuntamente dijo esas cosas.. Si se dijeron,fueron sus palabras, las de él. Ella las repitió, citándolas entre comillas. Pero es a lamujer a quien se le atribuyen cuando ella las pronuncia. Cuando las dice, la gentecree que eo..verdad las pronunció ella, no él. El senador Grassley declaró que era

26. Ps. 72-73.

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Mark T. Klempner IJevar a buen término entrevistas biográficas con supervivientes de un trauma

"una historia ofensiva". Elise Norville, comentarista de radio, experimentó "la sensa-ción de haber quedado manchada". Yel presidente Bush se sintió "sucio sólo porhaberlo contemplado". Laofensa, la mancha, la suciedad quedan adheridas a la mujer,en particular a la mujer de color.27

Fortunoff de vídeos de testimonios del Holocausto en 1982. El fragmento que siguees la transcripción, realizada por el propio Langer, de una secuencia del vídeo de laentrevista:

La afirmación de MacKinnon está vinculada al feminismo y a la política sexual,pero este pasaje pone de manifiesto que los sentimientos negativos, tales como lavergüenza, pueden quedar vinculados -en la mente del oyente- a la persona querelata un episodio traumático. El hablante, ya sea en la sala de un juicio o duranteuna entrevista biográfica, puede convertirse en el destinatario, en el blanco de las

emociones negativas que la narración suscita en el oyente. Los abogados ya estánsensibilizados a ese fenómeno de culpabilización de la víctima, y los historiadoresorales han de llegar a estado.2M

Otra reacción del oyente analizada por MacKinnon en relación con el caso deAnita HilI es la negación. La negación puede actuar como un mecanismo de defensacontra el miedo, la cólera, el ultraje y posiblemente también contra otras emociones:

Entrevistador: Sobrevivió porque tuvo usted mucho coraje. Cuando retroce-dió...

Hanna F.: No, no, en absoluto, no... No tenía más... [entretanto los dos entre-

vistadores comentan entre sí con audibles munnullos, sin salir en la pantalla,

esta conversación, haciendo caso omiso de la superviviente, que desea contes-tar)... ¿Cómo se lo explicaría? Sé que tenía que sohrevivir; tenía que sohrevivir

aunque fuese escapándome, aunque fuese estando con la gente constantemen-te, sohre todo en la segunda parte, la segunda vez, al hallarme de nuevo enAuschwitz. Esta vezya había resuelto que iba a sobrevivir...}' ¿sabe una cosa? Nofue suerte, fue estupidez. [En este momento los dos entrevistadores se echan a

reír con desaprobación, sin dar crédito a lo que oyen, sofocando la voz de laentrevistada con su propia "explicación", la de uno que exclama: "iTuvo ustedmuchas agallas!"]

Hanna F.: [simultáneamente] No, no, nada de eso, no tuue nada de agallas,

fue solamente auténtica estupidez. No... [más risas de los entrevistadores, uno de

los cuales se pone de pie y se sitúa entre la cámara'y la entrevistada, impidiendonuestra visión, silenciando la voz de ella, interrumpiendo d«finitiuamente la entre-vista. ¿Por qué?)..\O

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Oímos la voz de una mujer que profería los sonidos del abuso, ese momento en

que el silencio se rompe ante lo indecible de la experiencia, el eco de lo que no sehabía oído. Lareacción, en su mayor parte, fue de descrédito, de reafirmación de ese

silencio del "no ocurrió nada", del intento de enterrar la incómoda realidad por mediode una negación patológica.29

Los histOriadores orales no somos políticos ni abogados. Y sin embargo, en lasentrevistas que llevamos a cabo puede surgir ese mismo mecanismo de negación.Lawrence Langer da un ejemplo procedente de una entrevista grabada en vídeo rea-lizada a una víctima del Holocausto que sobrevivió a dos deportaciones a Auschwitz.Laentrevista fue realizada por unos entrevistadores titulados pertenecientes alArchivo

En este caso la estructura mental del entrevistador se niega a "admitir" lo quedice la entrevistada. Es demasiado peligroso, demasiado perturbador, demasiadotemible o encolerizante para que los entrevistadores escuchen realmente y aceptenlo que Hanna F. está diciendo. A consecuencia de ello la estructura mental de losentrevistadores predomina sobre la de la entrevistada y como son ellos los que con-trolan la entrevista, la cortan en seco.

Nunca he sentido la necesidad de resistirme con tanta fuen:a a mis entrevista-

dos, pero mi experiencia me permite comprender cÓmo pueden ocurrir este tipo decosas. Al entrevistar a Gertrude P. quería que me diera una respuesta significativa yprofunda a la pregunta "¿Qué aprendiÓ usted de la guerra?". Pero lo que obtuve fueuna prolongada y un tantO inquietante carcajada seguida de este taj;mte comentario:"De una guerra no se aprende nada". Volví a intentado, formulándole la pregunta deOtro modo, pero al final abandoné esa línea de investigaciÓn y me yi obligado a acep-tar que, al menos para esta persona, la guerra no enseñaba lección alguna ni poseíatampoco el menor elemento de valor redentor.

27. CATHARlNEMAcKiNNO, Only Words, (Cambridge: Harvard University Press, 1993), 65-66.

Véase tambiénJuDlm HERMAN,Trauma and Recovery: The J1ftermath olViolence,from Domestic

Abuse to Po/itical Terror (New York: Basic Books, 1992) 2, que escribe: "Hablar públicamen-

te acerca de nuestro conocimiento sobre las atrocidades es convocar el estigma que marca a

las víctimas". No he conseguido encontrar ningún escrito que cite temas de género en lasentrevistas. En cuanto a los distintos temas relacionados con las entrevistas acerca de otras

etnicidades o culturas, véase VONTRESS,C.E., "Racial and Ethnic Barriers in Counselling", en

P.B. PEDERSON,].G. DRAGUNS,W.]. LONNERy J.E. TRIMBLE(eds.), Counseling Across Cultures,

Revised and Expanded Edition (Honolulu: University Press ofHawaii) 87-107; DERAlDy DAVID

SUE, Counse/ing the Culturally Dilferent (New York: J. Wiley & Sons, 1999).

28. Sobre este tema sugeriría consultar la extensa bibliografía para aconsejar a las víctimas del

abuso sexual, por ejemplo, ANNBURGESS(ed.), Rape and Sexual Assault: A Research Handbook

(New York: Garland Press, 1985).

29. CATHARlNEMAcKiNNO,Only Words, (Cambridge: Harvard University Press, 1993),65.

30. LAWRF.NCElANGER, Holocaust Testimonies: The Ruin.~ 01 Memory, (New Haven: Yale University

Press, 1991), 63-64. El vídeo original es # HVT-18 en Fortunoff Video Arcive [or HolocaustTestimonies. Yale University.

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Mark T. Klempner llevar a buen término entrevistas biográficas con supervivientes de un lr,tUma

La última categoría de la lista de posturas defensivas de Dori Laub es sumamen-te interesante:. hiperemocionalidad que superficialmente parece abnegación y compasión. ElsujetO que aporta el testimonio se halla sencillamente inundado, ahogado y perdidoen la afectividad defensiva del oyente.

GP: Yrecuerdo estar en la parte de atrás mientras bombardeaban Rotterdam.

Se oía el ruido del bombardeo de Rotterdam. Holanda es un país tan llano que elsonido viaja bien.

MK:ilncluso hasta Amsterdam?

GP: Oh, sí.MK:Inaudito.

GP: y,y, a lo mejor también arrojaron algunas bombas cerca, pero así es como

yo lo recuerdo; a lo mejor no es verdad, pero...MK:Dis... siento interrumpirla. Cuando se marchó, ¿vino a los Estados Unidos?

¿Cuando sefue de Holanda vino usted directamente aquí?GP: Sí, le voy a explicar cómo sucedió. En fin, que estábamos en la parte de

atrás y queríamos hablar con nuestros vecinos. Yhabía gente chillando y l/oran-do y arrojándose por los balcones del tercer piso, y también había alRunos a losque estaban reanimando porque habían metido la cabeza en el borno, o, o no sédónde, en el bornillo de gas, y yo no bacía más que decirle a mi padre: "¿Peropor

qué babrá becho una cosa así? ¿Pero por qué babrá becbo una cosa así?" Y mipadre: "Pues, [ininteligible! es posible que ocurran cosas terribles."

1.

Supongo que Laub quiere decir que el entrevistador expresa con tanta intensi-dad sus emociones -llegando incluso a 1I0rar- que la entrevista descarrila. No hayduda de que el sujeto de la entrevista reacciona a la expresión de las emociones delentrevistador, probablemente en sintonía, lo cual implica que mediante la demos-tración de sus emociones, el entrevistador consigue salir de la incómoda experien-cia de tener que escuchar al narrador. Si esto ocurre -he sido testigo de ello- en lasrelaciones sentimentales, supongo que también es posible que se produzca en elambiente de una entrevista. Quisiera añadir que para los entrevistadores existen for-mas de distanciarse de un material que les genera incomodidad. Un ejemplo no dema-siado sutil tuvo lugar durante mi entrevista con Gertrude P.

En determinado momento ella me estaba contando lo que había sucedido en elbarrio judío en que vivía cuando los alemanes entraron en los Países Bajos. Para darun contexto en el que entender lo que esta información significó para mí, yo era cons-ciente de la crítica -tanto en los círculos judíos como fuera de ellos- de que muchosjudíos fueron a la muerte "como corderos". Miabuelo tuvo diez hijos varones, todosellos estudiaban para rabino, y murieron en Hungría durante la ocupación nazi. Yosiempre me imaginé a estos parientes como enfrascados en la lectura de la Torah yrealizando mitzvabs (buenas acciones) por haber llevado a cabo una ofensiva mili-tante. Había oído historias de judíos que eran fusilados mientras recitaban sumisa-mente la sbema ante los fosos que iban a ser sus tumbas, fosos que ellos mismoshabían sido forzados a cavar. Yo jamás había oído mencionar la existencia de episo-dios de suicidio masivo en la comunidad judía, como reacción a la llegada del ejér-cito alemán. Este turbador relato me cogió por sorpresa y repentinamente me dicuenta de que quería cambiar de tema. Pero ella no lo permitió. Mi reacción emo-cional y mi necesidad defensiva de cambiar de tema se produjeron en menos demedio minuto.

Está claro que una entrevista con un superviviente del trauma requiere unasdemandas específicas, tanto por parte del entrevistador como por parte del entre-vistado. El entrevistador debe estar preparado -por si fuera necesario- para actuarcomo una comadrona en el intento del narrador de conseguir la clausura respectoal material traumático. El entrevistador debe estar también preparado pard un com-portamiento inusual mente defensivo por parte del narrddor, así como para la posi-bilidad de una extrema vulnerdbilidad ypatbos. Además, el entrevistad! Ir debe cono-cer sus propias reacciones emocionales hacia el narrador y hacia el material de lanarración. Esto nos lleva a la cuestión propuesta por Inger Adder: "¿Cómo, noso-tros, supuestamente los ayudantes de las víctimas, soportamos las historias que noscuentan ya la vez conseguimos manejar nuestro propio dolor?":11 Entrevistar a unsuperviviente del trauma requiere un mayor grado de sensibilidad y tenacidad delo que normalmente es necesario para una entrevista biográfica.:Sl El entrevistadorse convierte en parte del proceso trdumático del superviviente al oír las historias yser testigo de ellas. El bienestar emodonal, mental y espiritual del narrador debeser lo más importante, ya que nunca es aconsejable insistir para conseguir materialGP: Cuando entraron los alemanes yo tenía quince años y recuerdo que me

asomé a la ventana, vivíamos en un tercer piso que tenía una galería y mirába-mos bacia la calle y marchaban en formación y cantaban... Ymi padre me dijo:"Cuida de tu madre. A mí me cogerán mañana '; porque era alemán y calculabaque irían a por él, pero tardaron alrededor de un año y medio, o quizá más. Puescomo le decía, yo tenía quince años y en la fachada trasera la gente se arrojabapor los balcones y se mataba, a derecba e izquierda, y se suicidaban con el gas,porque, ¿sabe?, teníamos gas...

MK:Se refiere a los judíos.

31. INGERAGGER,Tbe B/ue Room: Trauma and Testimony among Refuggee Women, A P~ycho-

Secial Exploration (London: Zed Books. 1994), 5.

32. La información asequible a los terapeutas para asistirles en este dificil proceso puede sertambién utilizada por los historiadores orales. Véase CHARLF.sR. FIGI.EY,Compas.'iion Fatigue:

Coping Witb Secondary Traumatic Stress Disorder in Tbose Who Treat tbe Traumatized (NewYork: Bruner/Mazel, 1995); STUARTD. PERIMAN,Tbe Tberapist's Emotiona/ Survival: Dealing

witb tbe Pain 01Exptoring Trauma (London: Jason Aranson, Inc., 1999).

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que conlleve una introspección en el trauma en lugar de una reexternalización deéste..\3 El principio de reciprocidad, de devolución al entrevistado, debe ser honra-

do. En este caso, si la entrevista es llevada a cabo con suficiente pericia y sensibili-dad, debe ser posible devolver al narrador una pieza de su propia alma. Permitiendoasí la expresión del material traumático en una atmósfera de empatía, libre de reac-ciones disturbadoras, maximizando la posibilidad de que hasta cierto grado la con-clusión emerja de la fragmentación y la disociación que el trauma inflige en la psi-que humana.

Traducción de Montse Conill

150

33. Losj/ashbacks y otras manifestaciones de la disociación no son usuales entre la gente queha experimentado un trauma severo. En estos casos, "la persona siente que él o ella está revi-viendo el acontecimiento y pierde contacto con su entorno actual, normalmente durante unos

pocos minutos o segundos". AJANSTOUDEMIRE,Cliniea! Pshycbiatry for Mediea! Students, 3"ed., (Philadelphia: Uppincot-Raven, 1998),328.