Lo Extraorinario de Los Relatos de Kafka Dodorico

15
Lo extra-ordinario en los relatos de Kafka. Gabriela D’Odorico Son muchos los comentaristas que entienden que Kafka fue poco interrogado pero que, en cambio, fue una usina para la escritura de interpretaciones. Muchas de ellas, las que tienden dar respuestas más o menos acabadas fueron agrupadas por Milan Kundera bajo la denominación de kafkología. 1 Los kafkólogos, antes que centrarse en la dimensión estética de la escritura, reconstruyen una biografía de Kafka a partir de las cartas y los diarios para responder a sus enigmáticos cuentos y novelas. No sólo forman parte de la kafkología leyendas y mistificaciones sino también los mundos de sentido que ensayan respuestas existencialistas, marxistas, estructuralistas, psicoanalíticas o de género sobre las novelas y cuentos de Kafka. 2 Coincido con Kundera en que la denominación de “agobiante” referida a Kafka corresponde, antes que a sus escritos, a la proliferación interpretativa. Porque en definitiva, como afirmaba Marthe Robert, especialista en la obra del Kafka, presentar un cuadro de las interpretaciones sobre su literatura equivaldría a resumir las ideas dominantes de toda una época. 3 Adorno maldecía que Kafka hubiera quedado rebajado a una oficina de información acerca de la situación existencial del hombre. 4 Ya que finalmente Kafka no le responde a nadie y, por ello, nos obliga a releerlo, a experimentar los límites del lenguaje que nos propone, las posibilidades extremas y no realizadas para lo humano con las que trabaja. En ese sentido se puede objetar que haya escrito novelas en sentido estricto. Sus trabajos, según Blanchot, parecen no tener dirección ni perspectiva dentro de una escritura que es incesante, fragmentaria e interrumpida. Que los personajes carezcan de perspectiva significa, entre otras cosas, que se reifican en el transcurso de relatos que no sólo no se bastan a sí mismos sino que, cuando ganan en extensión, quedan inconclusos.

description

Texto

Transcript of Lo Extraorinario de Los Relatos de Kafka Dodorico

Lo extra-ordinario en los relatos de Kafka.Gabriela DOdoricoSon muchos los comentaristas que entienden que Kafka fue poco interrogado pero que, en cambio, fue una usina para la escritura de interpretaciones. Muchas de ellas, las que tienden dar respuestas ms o menos acabadas fueron agrupadas por Milan Kundera bajo la denominacin de kafkologa.1Los kafklogos, antes que centrarse en la dimensin esttica de la escritura, reconstruyen una biografa de Kafka a partir de las cartas y los diarios para responder a sus enigmticos cuentos y novelas. No slo forman parte de la kafkologa leyendas y mistificaciones sino tambin los mundos de sentido que ensayan respuestas existencialistas, marxistas, estructuralistas, psicoanalticas o de gnero sobre las novelas y cuentos de Kafka.2Coincido con Kundera en que la denominacin de agobiante referida a Kafka corresponde, antes que a sus escritos, a la proliferacin interpretativa.Porque en definitiva, como afirmaba Marthe Robert, especialista en la obra del Kafka, presentar un cuadro de las interpretaciones sobre su literatura equivaldra a resumir las ideas dominantes de toda una poca.3Adorno maldeca que Kafka hubiera quedado rebajado a una oficina de informacin acerca de la situacin existencial del hombre.4Ya que finalmente Kafka no le responde a nadie y, por ello, nos obliga a releerlo, a experimentar los lmites del lenguaje que nos propone, las posibilidades extremas y no realizadas para lo humano con las que trabaja. En ese sentido se puede objetar que haya escrito novelas en sentido estricto. Sus trabajos, segn Blanchot, parecen no tener direccin ni perspectiva dentro de una escritura que es incesante, fragmentaria e interrumpida. Que los personajes carezcan de perspectiva significa, entre otras cosas, que se reifican en el transcurso de relatos que no slo no se bastan a s mismos sino que, cuando ganan en extensin, quedan inconclusos.Por todo esto quisiera centrarme hoy especialmente, antes que en las cartas, en los relatos, en especial en algunos cuentos, evitando hacer un nuevo aporte a la kafkologa. Voy a tomar, nicamente como un punto de partida, la observacin de Albert Camus segn la cual la particularidad de la escritura de Kafka se advierte en el pasaje imperceptible desde las cuestiones de la intimidad de la vida cotidiana hacia lo disfuncional, lo absurdo, lo que est fuera de lo ordinario, lo extra-ordinario. Porque no es difcil reconocer en los relatos de Kafka los mecanismos de nuestra intimidad, detectar los aspectos ms revulsivos de nuestra vida en comn, escuchar lo que tenamos en la punta de la lengua o experimentar undj vuen la mutacin de la vida humana ordinaria hacia una cosa, un animal o una bestia.5Lo atractivo de estas sugerencias contribuye a que lo extra-ordinario, finalmente, nos tome por sorpresa. Y ms que provocarnos una dolorosa comicidad nos hace oscilar alternadamente entre la angustia y la risa. Son sugerencias que nos ponen en movimiento entre esos dos polos sin fusionarlos ni detenerse en ninguno. Este trabajo debiera llevar como subttulo el sistema kafkiano de los objetos en sintona con un viejo libro de Jean Baudrillard que trata la transformacin de los objetos en signos.6Pero como eso significara hacer un trabajo mucho ms extenso, hoy me voy a centrar especficamente en el modo en que las cosas, los objetos que pueblan el espacio literario de Kafka se vuelven extraordinarios.Algunas consideraciones sobre el sentido de lo extra-ordinarioQuisiera comenzar recordando el aforismo 292 deMs all del bien y del malen el que Nietzsche afirma que un filsofo: es un hombre que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, suea cosas extraordinarias; alguien al que sus propios pensamientos le golpean como desde fuera, como desde arriba y desde abajo constituyendosuespecie peculiar de acontecimientos y rayos, acaso l mismo sea una tormenta que camina grvida de nuevos rayos.7Heidegger interpret que esas cosas extraordinarias a las que refiere Nietzsche son las que nos alejan del acostumbramiento cotidiano en el trato con los entes. Por eso filosofar es el extraordinario preguntar por lo extra-ordinario, dice Heidegger.8Yo enfatizara mi inters por analizar cmo lo cotidiano se rarifica, muta hacia lo extrao, es decir, deja de obedecer a la lgica de lo ordinario o, incluso, pierde toda lgica.Creo que Kafka siembra su literatura de sucesos extra-ordinarios, abre un campo muy propicio para la filosofa. Porque esos acontecimientos a medida que se enrarecen y son aceptados con naturalidad por los personajes, van dejando de resultarles naturales al lector. Se podra ver all, como sostiene Steiner, un salto de lo real, no slo a la ficcin, sino a lo hiperreal.9As podra entenderse la conversin sin esfuerzo de Gregor Samsa en el insecto gigante deLa metamorfosis, o la repugnancia pasiva y resignada del explorador deLa colonia penitenciariao lo comprensivo que se vuelve Joseph K frente a los estrafalarios procedimientos del tribunal deEl proceso.Los personajes estn atravesados por una tica de sumisin a lo cotidiano,10se conforman con esas transformaciones que al lector lo enfrentan con lo siniestro. Si lo ordinario remite a la repeticin y a la cotidianeidad, lo extra-ordinario se presenta como una interrupcin, una alteracin de esa cotidianeidad. Segn Camus se crea la paradoja singular pero evidente de que cuanto ms extraordinarias son las aventuras del personaje, ms natural se vuelve el relato, cuanto ms extraa se vuelve la vida del personaje con ms sencillez ese personaje la acepta.11En Kafka la demarcacin del espacio que inicia la obra, su agrimensura diramos despus de haber ledoEl castillo, se parece al despojo de la pista del circo, al vaco de la mesa del mago, a la soledad del trapecio. Recordemos que los personajes de Un artista del hambre y de Un artista del trapecio representan oficios en extincin que terminarn finalmente en un circo pobre y despoblado. Kafka parte de una nada que desemboca en la comicidad melanclica que genera el payaso, en el asombro infantil en que nos sumerge el ilusionista o en la tranquilidad de saber que el trapecista se acaba de salvar, milagrosamente y una vez ms, de la muerte.Por eso entiendo que aproximarse filosficamente a la obra de Kafka consiste en destacar esa ambigedad fundamental, esas contradicciones, esas oscilaciones perpetuas entre lo natural y lo extraordinario, el individuo y lo universal, lo trgico y lo cotidiano, lo absurdo y lo lgico. Lo que significa tambin dejarnos impresionar por la naturalidad con la que describe escenarios y situaciones monstruosas y, a la vez, la consistencia que logra cuando tiene que escribir sobre lo absurdo.12Y esto significa, tambin, dejarnos transportar hasta los lmites del pensamiento, lugar angustiante en el cual hay que hacer algn esfuerzo por permanecer.Para esta presentacin busqu esas paradojas en las relaciones que Kafka construye entre lo humano y las cosas. Me centr, especialmente, en cuentos en los que objetos muy familiares adoptan comportamientos extrasimos. Los objetos se rebelan, se sustraen de su uso, estn atravesados por la ira o la alegra, nos enfrentan. Tambin podemos descubrir que, mientras les damos la espalda, se sumergen en la pereza y hasta en el vicio.13Los objetos se encuentran en espacios que no remiten necesariamente a un contexto histrico, geogrfico o poltico preciso. Y no creo que esto signifique, solamente, una parbola de la alienacin extrema o la soledad urbana.14La animacin de lo inorgnico en Kafka seala lo extra-ordinario porque, a diferencia del humano, los objetos expresan su imposibilidad de llegar a ser, de desarrollarse, de cambiar de estado. Por eso tienen la libertad de andar por ah ostentando su perennidad y recordndonos nuestra mortalidad, acechndonos e intimidndonos, provocndonos raros sentimientos, alimentando nuestra mala conciencia y nuestra paranoia. Una piedra que interrumpe el camino como en Prometeo o la nave de una catedral como enEl castillo, de golpe, pueden volverse asfixiantes y recordarnos lo efmera que es nuestra vida.Por todo ello la exitosa trampa de Kafka consiste en hacernos caer en las analogas que l mismo sugiere para, inmediatamente, deshacerlas delante de nuestros ojos. Nos quedamos as sin contexto y sin sentido, oscilando entre el patetismo y la comicidad.Las lecturas que propongo no sugieren descubrir, desocultar algo escondido sino, siguiendo el consejo de Roland Barthes, en cubrirlos con la mayor cantidad de textos y palabras extrados de su propio lenguaje.15De esa manera sern los textos, por fin, los que comenzarn a hablar desde s mismos liberndose de la asfixiante multiplicacin de interpretaciones.Si los objetos muestran ese lugar de lo extra-ordinario no funcionan siempre del mismo modo en la literatura de Kafka. Encuentro que hay, al menos, tres maneras en que el pensamiento sobre los objetos golpea como si viniera desde afuera, dira Nietzsche. Encontr tres funcionamientos no completamente diferenciados que vuelven extraordinarios a los objetos y que estn especialmente desarrollados en algunos cuentos.Elprimeroes el objeto como vaco, ejemplificado en El Jinete del cubo o del balde y El puente.16Elsegundoes el objeto como zona indeterminada e infranqueable que aparece en las Preocupaciones de un padre de familia.17Elterceroes el objeto como un doble de otros objetos o de los personajes como aparece en Blumfeld, un soltern algo ya viejo.181. Los objetos como vacoVeamos qu pasa en esos relatos de Kafka en que los objetos, son un lugar vaco, provisto de una levedad que les permite ascender, trasladarse, ir cobrando vitalidad para transportar pasajeros o fusionarse con los personajes. Parecen imitar la liviandad y la ligereza del ser humano que no soporta ataduras. Ese vaco funciona como un motor que conduce, inexorablemente, a una negativa y al fracaso. Esto aparece explicitado en ese breve pero tan extrao cuento conocido como El jinete del balde.Una noche nevada de invierno, el narrador se encuentra solo en una pieza pobre, sin dinero, con la estufa apagada y sin carbn para volver a encenderla. A pesar de la hora decide salir hacia la carbonera con un viejo balde vaco en la mano a mendigar el combustible. As va llenndose de esperanza mientras recita el mandamiento bblico no matars que lo convence de que nadie querra condenarlo a la muerte negndole una palada de la peor y ms barata clase de carbn existente. Durante el trayecto, tal vez por el vaivn del caminar en las veredas desiertas durante la noche helada, el balde empieza a comportarse de una manera extraa: la oscilacin lo hace levitar convirtiendo a su dueo en jinete y ofrecindole su asa como rienda. Pero el balde no se comporta como un caballo obediente porque se sigue elevando hasta la altura de los primeros pisos de las antiguas construcciones. Tampoco responde a las rdenes de descenso al subsuelo donde se emplaza la carbonera. De modo que, a los gritos, el jinete llama al matrimonio de los carboneros que ya han provisto al barrio para toda la nevada y que, por eso, han decidido cerrar el negocio. Ante las splicas desde las alturas la mujer se mantiene tejiendo indiferente mientras que el marido reconsidera el pedido. Pero la mujer, enojada ante los insistentes gritos, se impone y sacndose con furia su delantal ahuyenta al jinete como si se tratara de un insecto o de un ave. La rfaga eleva el balde vaco a las regiones que quedan ms all de las Montaas de Hielo.Para alguien que sali a buscar un poco de carbn para pasar la noche, el final es el ms deseperanzador y cercano a la muerte. Italo Calvino considera que este misterioso cuento de Kafka tiene una estructura que nos recuerda el tema reiterado de algunos relatos populares en los que los personajes vuelan montados en animales u objetos.19La salida en una fra noche, posiblemente en tiempos de guerra, para procurarse un poco de carbn y balanceando un balde vaco en la mano transforma al personaje en un jinete errante que, a la manera de un hroe, emprende un vuelo mgico. En los relatos populares el hroe puede trasladarse muy lejos y acceder a otros reinos. Pero en el caso de Kafka el jinete del balde no vuela en un caballo alado, ni en un pjaro de gran porte, ni en una alfombra voladora, ni en una carroza mgica, ni es transportado sobre los hombros de algn gigante. Vuela en un balde oxidado tomado del asa. Ni siquiera puede acercarse a su objetivo salvador que es la carbonera, lugar al que, de todos modos, cualquier persona llegara caminando unos pocos metros como se haba propuesto inicialmente. El balde lo aleja de la ayuda. Claro, tambin de los egosmos humanos.Tal vez sea este objeto vulgar, un balde, el que transforma en hiperreal la privacin, la bsqueda, la falta o el deseo mismo. Sin intentar interpretar demasiado, leemos que el vaco eleva al jinete al lugar en que su pedido ya no puede ser escuchado y lo hace fracasar en su objetivo.Como la mayora de los cuentos de Kafka este relato no se sale del todo de la temtica animal. En definitiva el balde hace de caballo. Y a la vez, como dice Adorno, hay una huida aparentemente pica a travs del hombre hasta lo no-humano.20Sin embargo, aqu la huida parece exceder esa salida animal que, para Deleuze, es el tema propio de los cuentos de Kafka y que los diferencia de las novelas.Para Deleuze los cuentos de Kafka, en algn momento, quedan determinados por una opcin excluyente: o bien los personajes son acorralados o atrapados en un callejn sin salida y el relato se detiene y concluye. O bien el cuento se abre y se multiplica, excavando salidas por otros lados dando lugar a multiplicidades moleculares y a dispositivos maqunicos que ya no son animales y que deben ser tratados por s mismos en las novelas.21All marca Deleuze el deslizamiento del cuento cuya distincin es la temtica animal hacia las novelas, en las cuales se advierte una multiplicacin de funcionamientos en los que la temtica animal ha estallado y, por ello, desaparecido.En nuestro cuento, el supuesto caballo, es un intermediario entre (todava) un animal y (ya) un dispositivo. Por eso este relato sera uno de los ejemplos de textos que quedaron a mitad de camino entre el cuento y la novela. Y por eso tambin creo que ac se advierte el trabajo de Kafka para transformar el motivo completamente cotidiano de ir a buscar carbn en un acontecer extra-ordinario.Quisiera mencionar otro relato, El puente, texto brevsimo, casi un poema para disfrutar de memoria. En l, si bien hay referencia a lo orgnico, la figura del animal desaparece casi por completo. Tambin aqu hay un cuestionamiento importante de la utilidad del objeto que establece una diferencia con El jinete del balde. Un puente narra en primera persona su rareza de no figurar en ningn mapa, ni cumplir su funcin y ser intransitable, aparentemente, por su enorme altura que abre, a la vez, un abismo sobre un ro helado poblado de truchas. Inseguro y vulnerable, sin barandas, se sujeta con sus dientes del cieno quebradizo de la costa. Como nunca fue cruzado, l no sabe lo que es ser, efectivamente, un puente. Por eso espera con ansias al primer transente que le har saber qu es ser un puente. Un da divisa a un hombre acercndose. Endurece su espalda y lo alienta para que confe y cruce a la otra orilla. Sin embargo, es tanta su emocin y su curiosidad por saber cmo es el paseante que acaba de apoyar el bastn sobre su cabellera que se da vuelta. As su espinazo de metal y piedra se rompe y lo hace desplomar completamente sobre el ro.Con la cada se produce un cambio de estado, se trata de la historia de un puente que no pudo ser tal. Una construccin sin sentido se destruye para pasar a fusionarse con la naturaleza. La muerte es liberadora de una supuesta utilidad no verificada y tiene ms sentido que su aparente funcin. La curiosidad lo libera y lo devuelve a la naturaleza. El mundo material est habitado por fuerzas oscuras que parecen superar la imaginacin y lo meramente onrico.As como el jinete del balde anticipa ese espacio vaco que no es ni la vida ni la muerte en el que finalmente se repliega, el puente parlante est escindido, descentrado y distanciado de s mismo y del mundo que lo vuelve completamente impersonal. El puente se convierte, todava ms claramente, en un cuerpo autmata que imita la vida, que se vuelve hiperreal. Son dos relatos que exceden la temtica animal y se van alejando progresivamente de ella.2. Los objetos como zona.Pasemos ahora a otros cuentos en los que, ms que apartamiento, la temtica animal queda prcticamente abandonada. Los objetos empiezan a cobrar el protagonismo que los personajes van a tener efectivamente en las novelas. En estos relatos los objetos van a constituir una zona, tienen densidad y perennidad en un espacio indeterminado infranqueable para el lector. As funciona el breve relato Preocupaciones de un padre de familia en el que Kafka describe la curiosa existencia de un ser llamado Odradek, incluido en la coleccin de criaturas extraordinarias que Borges compila en elLibro de los seres imaginarios. Al lado de otros seres hbridos enumerados por Borges, como el Minotauro o el Ave Fnix, el diminuto e intil Odradek nos arranca una sonrisa. Porque se trata de un simple trozo de madera daado que parece haber sido un carretel de hilo en forma de estrella, un objeto en desuso y sin utilidad, difcil de analizar porque no para de moverse. Atraparlo no es sencillo y su gran movilidad vuelve su presencia insistente porque siempre sale al encuentro. Odradek habita los espacios ntimos de la casa, recorre ambientes, escaleras, barandillas, vestbulos y buhardillas. Tambin visita otras casas pero siempre regresa. Es un ser domstico completamente sumergido en los pormenores familiares. El padre de familia vela por l como si fuera un nio, nunca lo contradice. Sabemos que Odradek tiene una risa sin pulmones que suena a hojas secas, habla y responde preguntas sencillas; por ejemplo, puede decir su nombre o afirma que no tiene domicilio fijo. Sin embargo no podra responder las preguntas de mayor inters para el padre, por ejemplo, qu har Odradek cuando est solo en la casa? podr ese objeto daado e intil sobrevivirlo? All se advierte el mayor fastidio para el padre disgustado y enfrentado a su propia muerte.Creo que poco nos importa saber si la etimologa del nombre Odradek remite al escapado de la ley o a una conocida marca de motocicletas de Praga que Kafka conoci y condujo de nio porque su to tena una. Ms all de que Kafka pueda haber rescatado para el personaje el carcter rodante, la aparicin de Odradek en el seno de la vida familiar aporta el sinsentido. Odradek se asemeja a un hbrido entre sujeto y objeto, es una pura forma que se resiste a ser interpretada pero dispuesta a desencadenar interminables discusiones.Tambin es una especie de representante de la extraeza de las cosas que nos recuerda que no todo lo que existe forma parte de algn ordenamiento y, menos aun, del nuestro. La existencia de las cosas del mundo no depende de que los humanos las podamos comprender. Esa frmula la encontraremos en otros relatos en los cuales tambin es el sistema de las cosas el que conduce a la incomprensin y al absurdo.No podemos dejar de sealar que la palabra alemana para el ttulo de este cuento Preocupacionesde un padre de familia essorge, el equivalente de lacurao el cuidado en latn, la misma que se usa en el arte cuando se habla de curadura. El padre de familia es el que cuida, vela y tiene un saber acerca de todos los aspectos que conciernen a la vida cotidiana de su familia. Por eso hay algo familiar en este relato que nos retrotrae a esa vida infantil, a la pregunta del nio acerca de qu hacen los juguetes mientras la gente duerme o no est con ellos, una respuesta que imagina que se la podr dar el padre.Kafka afirmaba en sus diarios Estoy separado de todas las cosas por un espacio vaco. Podramos decir que lo monstruoso que aportan las cosas no son ellas mismas, sino ese espacio que nos muestran y en el que muchas veces se convierten. Espacios que pueden homologarse a la pintura o al cine impresionistas porque se vuelven atemorizantes como enEl procesoo estriles como enEl castillo.Dentro de esos espacios los objetos nos provocan y amenazan con su sola presencia.22La enorme distancia que nos separa de los objetos muestra que son ellas las que nos acercan, nos rechazan o se retraen guardando su secreto. Y esa es su mejor arma de seduccin, la que nos lleva al punto de ponerles nombre o hablarles como lo hacen los nios en el juego. Es ese secreto el que nos atrae porque entendemos que se han podido retirar a un universo en el cual no hay muerte. Ellas nos recuerdan no slo que ese paso es infranqueable sino que nosotros somos mortales y que debemos preocuparnos (sorge), igual que el padre de familia, por nuestra existencia. Odradek nos hace saber acerca de nuestra muerte. Estos objetos parecen fundar una zona, una tierra de nadie, dice Adorno, que se interpone entre nosotros y el mundo.23Para Deleuze hay unos pocos cuentos de Kafka que muestran su fracaso como novela, que tenan potencial para serlo pero no lo han logrado. Preocupaciones de un padre de familia es uno de ellos. Es un proyecto porque el tema de los cuentos para Deleuze es el devenir animal, y Odradek que no llega a ser un nio, tampoco es una mascota hogarea, se muestra en una funcin incomprensible. Preocupaciones de un padre de familia, para Deleuze, no alcanza a convertirse en novela porque la mquina no logra encarnarse en los dispositivos sociales polticos vivos que forman la materia animada que es propia de la novela. Es simplemente una mquina completamente montada que tuvo en otro tiempo una forma inteligible y bien definida dentro de su estilo pero que se queda en proyecto. Ya no funciona por eso tampoco puede desarrollarse pese a su fuerza o a su belleza.24Deleuze sostiene que algo equivalente sucede con En la colonia penitenciaria y con Blumfeld, un soltern algo ya viejo. Entiendo que Blumfeld muestra el tercer funcionamiento del que quiero hablar.3. Los objetos en el lugar del dobleLa duplicacin en Kafka es una propiedad que produce en el lector la idea de que los objetos son intercambiables entre s e incluso, con los personajes. Encuentro que esto puede verse especialmente en Blumfeld, un soltern algo ya viejo.Este cuento pone en escena a un hombre maduro y soltero que se pregunta, desde el comienzo, si debe conseguirse un perro que lo acompae. La evaluacin acerca de la limpieza, la enfermedad y el envejecimiento del animal le generan una enorme preocupacin a este hombre pulcro y perfeccionista. Finalmente lo disuade la tristeza de imaginar que alguna vez podra ser contemplado por la vejez que lo mirara a travs de los ojos de un perro. Mientras se debate internamente por este tema fundamental empieza a quedar envuelto en una extraa situacin que sustituye la bsqueda del perro. Porque ahora dos pequeas pelotas de celuloide, blancas con rayas azules, estn saltando alternadamente arriba y abajo produciendo un raro tableteo en su habitacin. Estas pelotas saltarinas y molestas insisten en moverse siempre a sus espaldas, persiguindolo adonde vaya. Blumfeld lucha para enfrentarlas y por deshacerse de ellas para poder recuperar su vida habitual, poder dormir boca arriba sin repiques debajo de su cama o salir a la calle sin la ruidosa persecucin. Despus de varios intentos fallidos decide romperlas tumbndose violentamente sobre su cama. Pero se detiene poco antes de hacerlo porque y si los fragmentos empezaran multiplicaran la persecucin y el golpeteo? Blumfeld, sin embargo, se tranquiliza pensando que eso no es posible porque tambin lo inslito lo extraordinario debe tener sus lmites. Agreguemos, por ahora, que ese es un lmite para los cuentos, porque no lo ser para sus novelas.Finalmente Blumfeld logra encerrar las pelotitas en un armario dentro del que continan sonando enfurecidas. Mientras tanto piensa y se preocupa por devolverlas a su utilidad. Despus de muchas reflexiones infiere que slo sirven para el juego de los nios. Interpretando que son juguetes no muy complejos intenta persuadir sin xito al hijo de la criada, un nio bastante tonto, ido y falto de entusiasmo. Otras dos nias del barrio mellizas, me pregunto yo? que saltan alternadamente igual que las pelotitas, aceptan con alegra el regalo. Blumfeld no tiene que convencerlas mucho para que vayan a buscarlas por s misma al armario y, liberarse as, de una posible nueva persecucin.Estamos justo en la mitad del relato. Hasta ac Deleuze considera que estas bolas de celuloide arman un extrao sistema molecular o maqunico, extrao, porque se trata de una mquina pura que a partir de ahora cambia su funcionamiento. Efectivamente Blumfeld llega a su trabajo en una seccin completamente ignorada despus de la muerte de su superior, dentro de una fbrica de ropa. Esa seccin es un espacio muy pequeo en el que trabajan unas 60 costureras. Nos enteramos que le llev mucho tiempo conseguir que le pusieran dos ayudantes-escribientes indiscernibles. Estos ayudantes, sobre los que no se comprende en qu ayudan ni a quin responden efectivamente son inmaduros, no entienden, hacen tonteras, molestan y son lentos para el trabajo. Pero adems son vulgares y descarados pudindose comportar en forma perversa y tambin lasciva. No se puede delegar en ellos, al contrario, hay que ocuparse de ellos, y mucho. A la vez parecen controlar y entorpecer la tarea de Blumfeld llevndolo a actuar de un modo no deseado.Por momentos, no queda del todo claro si es slo el personaje central el que los ve como enanos-bufones. Da la sensacin de que el resto del entorno los toma como seres absolutamente normales. Tal vez, adems de actuar como parte de una mquina burocrtica, ellos sean la marca de lo que se va perdiendo: la juventud, cierta alegra, la libertad de hacer tonteras. Muestran el aspecto ficcional que tambin tiene la aparente monotona de la vida cotidiana. Tal vez por eso deca Kafka en una carta a Milena la oficina no es una estpida institucin cualquiera (lo es y mucho, pero [] por otra parte es ms fantstica que estpida).25Vemos que este relato, Blumfeld, parece completamente partido, quebrado, entre el momento de las dos pelotitas y el de los dos ayudantes. Blumfeld aparece como un hilo conductor de duplicaciones equivalentes que se empiezan a replicar en el interior de cada parte. De todos modos, segn Deleuze, estas dos partes separadas no logran interpenetrarse. Si pudieran difundirse una en la otra y las viramos fluir entre ellas, estaramos frente a un procedimiento como el que dio lugar a novelas comoEl castilloque mantiene la temtica de la duplicacin.26All, ya en el primer captulo, K descansa en la casa de un campesino donde hay dos hombres barbados, extraos y alegres bandose en un enorme tonel de madera. Cuando despiden a K lo dejan con otra dupla: los indiscernibles ayudantes Arturo y Jeremas, dos jvenes torpes, inquietos y lujuriosos que se entrelazan jugueteando, cuchicheando, burlndose, vigilando a K acurrucados en los rincones y persiguindolo sin escatimar saltar por las ventanas o meterse en la propia cama.Son muchas las similitudes entre estos ayudantes y los escribientes de Blumfeld. Tambin con otras dadas que enEl Castillose multiplican: Olga y Amalia, las hermanas del mensajero Barnabs, Sordini y Sortini, los especialistas en servicios contra incendios. A la vez, enEl Castillo, nuevos personajes se asemejan a los anteriores: Barnabs, el mensajero, se parece tanto a sus hermanas como a los ayudantes, los hombres de la taberna son indiscernibles entre s, lo mismo las apresuradas criadas o esos extravagantes seores del castillo.27Los ramilletes de personajes similares que pueblanEl castillo, donde el complejo dispositivo maqunico est puesto en funcionamiento, hacen de l una novela.Volviendo a Blumfeld, al igual que en las Preocupaciones de un padre de familia, nos encontraramos frente a una mquina abstracta que surge por s misma y sin ndice, que est completamente montada de la que no se sabe si contina funcionando mal o ya se descompuso completamente.28La mquina es abstracta porque una pelota le transfiere el movimiento a la otra, esa situacin se replicar en los dos burcratas: generalmente uno se mueve mientras el otro permanece inmvil o durmiendo. En el caso en que uno de los dobles permanece inmvil y se contenta con transferir el movimiento al otro estamos frente a una inercia tpicamente burocrtica. Una inercia que parece tener su origen en el tringulo familiar en tanto que ste mantiene inmvil al nio y lo condena a la divagacin. Kafka dice que el espritu burocrtico es la virtud que se deriva directamente de la educacin familiar. Luego, cuando esos dobles comiencen a multiplicarse hasta lo indefinido estaremos, segn Deleuze, en el campo de las novelas.29Es por eso que este cuento sera un proyecto de novela que no ha llegado a serlo, no pudo plasmarse en un dispositivo maqunico concreto puesto a funcionar como enEl Castillo.30Por supuesto que aqu la temtica animal qued abandonada en la primera pgina con la bsqueda del perro. Tampoco la utilidad de los objetos se sostiene, el aspecto ldico de las pelotitas que Blumfeld sospecha nunca se corrobora. Y finalmente los objetos desaparecen completamente frente a la primaca de esos dos tontos ayudantes que lo persiguen como antes lo hacan las pelotitas.Prrafo finalLlegados a este punto podramos decir que estos cuentos en los cuales Kafka arma un sistema de objetos disfuncionales, que se comportan de manera extraa y aterradora, son proyectos literarios fallidos. Son relatos que montan artificios que nos ubican entre el cuento y la novela, uno de los lugares ms incmodos, posiblemente, de la obra de Kafka. Cuando la utilidad de los objetos es llevada hasta sus lmites, su sentido se pierde y las cosas se transforman en un misterio estamos en los umbrales de lo extra-ordinario. Pens que este era uno de los lugares desde los que, como nos sealaba Nietzsche, Kafka estara abriendo una de sus puertas a la filosofa.Balvanera, 7 de mayo de 2015