Lo Que La Masonería Ha Producido en Mí
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Lo que la Masonería ha producido en mí
Hermanos, queridísimos hermanos, hoy toca hablar de la parte del cerebro que confundimos con el corazón, que no hace sino que alterar sus ritmos ante emociones impactantes o fútiles, según su relevancia.
No os descubro nada nuevo diciéndoos qué magia interna es la que implosiona de
manera incontrolada, el tobogán rizado de sensaciones que nos atraca el organismo
con balas de muerte y renacimiento, es una espiral contínua de reencarnación de
uno mismo al ser iniciado.
Sólo unos cuantos la experimentan y jamás la olvidan. Y cómo describir la
paz que se nos injerta con las manos dentro de unos guantes que nos acompañarán
toda una vida, escuchando la bienvenida del Orador. Unos guantes que jamás nos
quitaremos en la inmensa tarea que supone ser masón.
Me siento orgulloso, me siento satisfecho.
Por fin encontramos las preguntas. De vez en cuando algunas respuestas que
conducen a preguntas nuevas. La curiosidad delaprendiz siempre insatisfecha, aún
profundizando en los Augustos Misterios de la Orden, avanzando en grados que no
hacen sino retornarte al origen de la iniciación. Todo conduce a ese momento, a la
muerte. En masonería la muerte es pasado, y el futuro deceso sólo será un trámite
a un Oriente algo más conocido por los que sabemos que al evolucionar, al saber la
reducida dimensión de nuestros conocimientos adquiridos en la masonería, nos
acerca de nuevo a aquella habitación reflexiva.
La evolución intelectual y espiritual paradójicamente nos lleva siempre al principio,
a la “insabiduría”. La masonería tiene la habilidad de proporcionarte las
herramientas necesarias para hacerte recordar lo pequeño que eres y el poco lugar
que ocupas en el Orbe fraterno del maravilloso mundo fraternal que te arropa una
vez en él.
Sólo puedo hablar de mi Logia. Pues no conozco mucho más. Siquiera sé si me
interesa. Hablo de ella y posiblemente algunos hermanos se sientan identificados,
aunque evidentemente no será revelada su identidad.
El pasado año, hemos tenido problemas de perspectiva y concepción de cómo
debían dirigirse los designios del Taller. Hubo dos facciones bastante diferenciadas
y cada uno, como en cualquier grupo humano, utilizó los recursos necesarios para
que su visión fuese la dominante.
Ciertamente no voy a entrar en los detalles por los que postulaba cada facción, pero
sí voy a entrar en los que me interesan y pienso que al lector también pueden
resultarles más importantes.
He de confesar que un servidor estaba en el sector que perdió, dado que se
presentaron dos candidaturas a la veneratura del siguiente curso masónico. Al
encontrarme en la tesitura de dejar todo (es el primer impulso lógico), decidí no
hablar, solo escuchar. Darme el tiempo que el período vacacional me
proporcionaba, repensar las cosas, examinar mis sensaciones.
Ciertamente, al principio del siguiente curso, no fueron buenas. Más bien me sentía
un poco fuera de lugar. Como es evidente, las tensiones generadas no habían
terminado de cicatrizar entre uno y otro bando. Aunque todos hicimos un esfuerzo
conciliador a base de silencio.
Bien, vamos a lo que interesa. Cuando he dicho anteriormente que me sentía
orgulloso, no es por haber superado casi totalmente la decisión de irme, ni por
haber acudido casi forzándome a las tenidas.
Me siento orgulloso porque no siento absolutamente ningún rencor ni odio o rencilla
alguna hacia ningún Hermano. Aún a día de hoy los hay que no están de acuerdo
con mis planteamientos masónicos, y se encargan de recordármelo siempre que
pueden, a veces de manera vehemente. Pero ¿saben?, entiendo que defienden
su idea como yo lo hice en su momento, pero no pienso repetir el
enfrentamiento que nos condujo a esa situación tan desagradable.
Cuando interiorizas la ausencia de rencor, cuando eres consciente de que tus
postulados sólo te sirven a ti, y a veces ni siquiera eso, cuando el ego se reduce a la
mínima expresión, y empatizas con cualquier Hermano sólo por el hecho de serlo,
piensas en cómo la masonería ha actuado en ti, en como tu piedra se ha ido
puliendo hasta el punto de querer a un Hermano radicalmente distinto a
ti, y piensas que has logrado un pequeño objetivo: ser mejor persona.
Por eso, cuando me preguntan por qué estoy en ella siempre respondo lo
mismo: por mis Hermanos.
Salud, Fuerza y Unión. Libertad, Igualdad y Fraternidad
Pero de verdad, sin eslóganes.
He dicho QQ.·. HH.·