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1 LO QUE SE ESCONDE DETRÁS DE LOS CONFLICTOS ENTRE RUSIA Y OCCIDENTE Viendo el engaño en el que caen tantos con respecto a Rusia y su rol en los acontecimientos de hoy, y los terribles que en breve se avizoran, pongo a consideración de los lectores del blog la información aportada por Brandon Smith, difundida en conferencias y en diversos medios alternativos. El presente artículo, uno de los muchos que de este autor han aparecido en Internet, resume en forma breve y clara lo que se esconde detrás de las apariencias de un enfrentamiento entre Rusia y Occidente. Y si bien el análisis de Smith es limitado en la medida en que prescinde de la dimensión teológica y espiritual como motivación última de los hechos históricos, y por ello deja sin explicación las instancias más profundas del secreto acuerdo entre los poderes en pugna, su atenta observación de los datos empíricos lo lleva a formular un juicio acertado, cuando habla de los verdaderos propósitos que se esconden detrás de las apariencias. No obstante, a pesar de tal limitación y de no ser lo más importante que se haya dicho sobre el tema, en su propio nivel de análisis, lo que B. Smith describe tiene su innegable valor, en cuanto descorre el velo que oculta lo que el verdadero poder no quiere se sepa. Por lo demás, lo que Smith revela no es tampoco algo nuevo. Por el contrario, sus denuncias no hacen sino corroborar algo desconocido por el gran público, pero no para quienes indagan con alertado espíritu crítico los verdaderos entresijos del acontecer histórico. En efecto, para quien no ignora la historia de los últimos cien años, y tiene presente los principales eslabones de una cadena cuyo inicio podemos situar hace exactamente un siglo, cual es el financiamiento de la revolución bolchevique de 1917 por la banca judía de los EEUU[1], y se continúa con la ayuda consistente en cuantiosos pertrechos bélicos enviados por la mismísima Casa Blanca a la Rusia de Stalin, en un momento sumamente crítico de inminente derrumbe del frente de combate de los soviets, y sin los cuales la Rusia soviética y estalinista no habría podido mantenerse en pie en el concierto de las naciones, y mucho menos alcanzar más tarde el rango de superpotencia, incluso nuclear, no se puede llamar a engaño sobre lo que se oculta detrás de las apariencias. Y menos si tiene en cuenta los otros eslabones de la mencionada cadena, constituidos por el „reparto‟ del mundo llevado a cabo en la Conferencia-acuerdo de Yalta (1945), que podríamos definir como el primer „acto‟ desembozado de la oculta élite sinárquica, y treinta años más tarde el pacto de Helsinki (1975), que tiene lugar como expresión „institucional‟ de un reacomodamiento de las „piezas del tablero‟, en vistas de los últimos pasos decisivos para la instauración de la unidad política, económica y religiosa en el mundo.

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LO QUE SE ESCONDE DETRÁS DE LOS CONFLICTOS ENTRE RUSIA Y OCCIDENTE

Viendo el engaño en el que caen tantos con respecto a Rusia y su rol

en los acontecimientos de hoy, y los terribles que en breve se avizoran,

pongo a consideración de los lectores del blog la información aportada

por Brandon Smith, difundida en conferencias y en diversos medios

alternativos. El presente artículo, uno de los muchos que de este autor

han aparecido en Internet, resume en forma breve y clara lo que se esconde detrás de las apariencias de un enfrentamiento entre Rusia y

Occidente. Y si bien el análisis de Smith es limitado en la medida en que

prescinde de la dimensión teológica y espiritual como motivación última

de los hechos históricos, y por ello deja sin explicación las instancias

más profundas del secreto acuerdo entre los poderes en pugna, su

atenta observación de los datos empíricos lo lleva a formular un juicio

acertado, cuando habla de los verdaderos propósitos que se esconden

detrás de las apariencias.

No obstante, a pesar de tal limitación y de no ser lo más importante que se haya dicho sobre el tema, en su propio nivel de análisis, lo que

B. Smith describe tiene su innegable valor, en cuanto descorre el velo

que oculta lo que el verdadero poder no quiere se sepa. Por lo demás, lo

que Smith revela no es tampoco algo nuevo. Por el contrario, sus

denuncias no hacen sino corroborar algo desconocido por el gran

público, pero no para quienes indagan con alertado espíritu crítico los

verdaderos entresijos del acontecer histórico. En efecto, para quien no

ignora la historia de los últimos cien años, y tiene presente los

principales eslabones de una cadena cuyo inicio podemos situar hace

exactamente un siglo, cual es el financiamiento de la revolución

bolchevique de 1917 por la banca judía de los EEUU[1], y se continúa

con la ayuda consistente en cuantiosos pertrechos bélicos enviados por

la mismísima Casa Blanca a la Rusia de Stalin, en un momento sumamente crítico de inminente derrumbe del frente de combate de los

soviets, y sin los cuales la Rusia soviética y estalinista no habría podido

mantenerse en pie en el concierto de las naciones, y mucho menos

alcanzar más tarde el rango de superpotencia, incluso nuclear, no se

puede llamar a engaño sobre lo que se oculta detrás de las apariencias.

Y menos si tiene en cuenta los otros eslabones de la mencionada

cadena, constituidos por el „reparto‟ del mundo llevado a cabo en la

Conferencia-acuerdo de Yalta (1945), que podríamos definir como el

primer „acto‟ desembozado de la oculta élite sinárquica, y treinta años

más tarde el pacto de Helsinki (1975), que tiene lugar como expresión

„institucional‟ de un reacomodamiento de las „piezas del tablero‟, en

vistas de los últimos pasos decisivos para la instauración de la unidad política, económica y religiosa en el mundo.

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Lo que ha sucedido luego, es que tras el supuesto „colapso‟ del

comunismo y el consiguiente desmembramiento de la Unión Soviética,

seguidos por la pretendida transformación (o perestroika) impulsada por

Mikhaíl Gorbachov a inicios de la década del 90, muchos se tragaron el

anzuelo y pensaron que Rusia había dejado atrás para siempre la

ideología que sustentaba su régimen comunista, cuando he aquí que se

trataba más bien –habida cuenta de su fracaso en cuanto modelo

económico y social- de un más que oportuno cambio estratégico,

entendido como un reacomodamiento general de las estructuras del

poder, pero sin abandonar los principios fundamentales del marxismo-leninismo. Basta saber que fue Gorbachov uno de los primeros políticos

-si no el primero- del Este, que predicó abiertamente sobre la necesidad

de un solo gobierno mundial. Se conoce también su amplia participación

en los foros mundialistas de los EEUU, en los que frecuentemente es

invitado a exponer sus principios globalistas.

He tenido la ocasión de leer algunos comentarios, por otra parte de

buena pluma, caracterizados por una fuerte inclinación admirativa hacia

Putin, a partir de algunas declaraciones del mismo en las que se

muestra firme y decidido en sus ideas restauracionistas, frente a un Occidente francamente decadente, partidario de abrir el juego

geopolítico hacia la multipolaridad, y por lo mismo en abierta

contraposición con la unipolaridad de los Estados Unidos; astuto y a la

vez audaz a la hora de mover los trebejos en el tablero de la geopolítica

mundial, en fin, como el líder que Europa, Occidente y el mundo esperan

y necesitan. Esta imagen, hábilmente diseñada y resaltada por la prensa

pro-rusa ante la opinión pública mundial, sin duda que opaca a los

gobernantes y dirigentes del mundo occidental, los cuales por contraste

aparecen como desprovistos de poder y de autoridad, cuando no lisa y

llanamente, en algunos casos, desvirilizados.

Pero lo que más sorprende de esos comentaristas y analistas a los que

aludo, es que los mismos, hasta hace muy poco, alertaban a los

desprevenidos sobre el peligro entrañado en la sutil pinza dialéctica,

consistente en el clásico esquema: tesis, antítesis, síntesis, por medio

de la cual las potencias mundialistas procuran arrastrarnos al más

completo engaño y sometimiento.

Quizás a los tales les falte conocer las bases de la ideología en la que

sustenta su discurso el líder del Kremlin. Al efecto, se sabe que quien le

suministra los „elementos‟ fundamentales de su ideología, principio de su praxis política y de sus concepciones geopolíticas es Alexander Dugin, el

cerebro que pergeña y motoriza las acciones y estrategias del líder ruso.

Por cierto, no es éste el momento para extenderme sobre este siniestro

personaje, que como un moderno Rasputin, representa un aspecto del

poder en las sombras. Baste tan sólo con saber que se atribuye la

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autoría de la llamada „Cuarta teoría política‟. Este dato a muchos no les

dirá nada si no reparan en que tal doctrina pretende ser una síntesis del

pensamiento político griego, particularmente de Platón, y las ideas de

Heidegger en torno a la noción de Dasein. Pero lo que en realidad

constituye la construcción teórica de Dugin, se parece más a un retorno

al pensamiento de la izquierda hegeliana, al que le ha anexado el Dasein

heideggeriano. En efecto, sabido es que en su obra Sein und Zeit (El Ser

y el Tiempo), el filósofo alemán funda las bases de una renovada

doctrina existencialista -frente a la vertiente existencial de un Sartre,

predominante hasta el momento-, en base a la noción de Dasein (ser-ahí). Dugin, por su parte toma esta idea de Heidegger, básicamente

centrada en el individuo como auténtico portador de la existencia, y la

extiende sin más al cuerpo social. Dicho brevemente, Dugin lleva a cabo

una suerte de socialización del Dasein heideggeriano. Junto a esta idea

base, propone un „rescate‟ de aquellos elementos válidos –en su

opinión- presentes en las ideologías precedentes, particularmente el

socialismo y el fascismo, desechando todo aquello que las llevó al

fracaso. Lograda así, en la mirada de Dugin, la síntesis, propone su

doctrina como superadora “desde arriba” –como lo expresa- no sólo de

las mencionadas construcciones ideológicas, sino en particular y por

sobre todo del neo-liberalismo, cuya destrucción constituye el paso

previo imprescindible para la instauración de la Cuarta teoría política. Sin desconocer que es preciso un análisis detenido y fino de esta -en

apariencia- novedosa e inquietante construcción filosófico-política,

huelga decir lo que esto implica desde ya en cuanto a la concepción

inmanente del hombre y la historia, con su ineluctable secuencia lógica

consistente en la construcción de un orden social con fines

intrahistóricos, que nada tiene que ver por cierto con el orden cristiano.

Antes bien, tiene los visos de ser una hábil estratagema para

revigorizar, desde presupuestos más amplios, la voluntad de dominio de

la ideología marxista, para ser instaurada esta vez como Nomos

definitivo en toda la vastedad del globo.

Así pues, a despecho de los discursos en boca del líder ruso, en los que

por un lado se enumeran –fácil es hacerlo- los „morbos‟ morales que

infectan la sociedad occidental, y por otro se resalta el valor de la

tradición y la cultura, al tiempo que se proclama el respeto por las

identidades nacionales y culturales y su autonomía, lo que se esconde

cuidadosamente es el verdadero rostro del Eurasianismo, nuevo modelo

de ordenamiento geopolítico bajo la égida de Moscú, por cierto; y con

proyección mundial desde luego. En otras palabras, la doctrina que

informa la praxis política y las estrategias aplicadas a las realidades

geopolíticas globales, tal como se deja entrever en la conducción del

Kremlin (Putin-Dugin, o mejor Dugin-Putin) no es ajena al viejo

profetismo mesiánico, espíritu que como se sabe, es el motor final del

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marxismo-leninismo, y cuyo sentido final consiste en la instauración del

Paraíso en la tierra.

Esto lo supieron ver con claridad algunos espíritus alertados, sin

dejarse engañar por las apariencias ni llevarse por la capciosa y masiva

propaganda de los grandes medios, de uno y otro lado. Entre éstos cabe

mencionar a Hubert Bassot, que en su Du nouveau à l‟Est, niet!, obra

poco o nada mediatizada, pero de referencia indispensable para comprender el nuevo „juego‟ geopolítico mundialista desplegado por el

Kremlin, expone su pensamiento al respecto [2].

Otro que no se llamó a engaño fue el siempre lúcido P. Malachi Martin,

el cual en su obra Le déclin et la chute de l‟Église Romaine (Ed. Exergue,

1997), trae a cuento la visión profética de Pio XII con respecto al futuro

progreso del marxismo en Occidente y en el mundo.

Como también lo advirtió antes el Dr. C. Disandro en varios de sus

trabajos, especialmente en el opúsculo Imperio mundial, Revolución

mundial y fuerzas nacionales, en donde explica básicamente que la

Revolución, representada por Rusia, invade semánticamente todo el

campo del Imperio, representado por EEUU; y ambos, a través del

conflicto van generando la confluencia sinárquica que tiene por meta la

instauración de un único gobierno mundial, un único imperio planetario,

en el que la humanidad entera se verá sometida a la esclavitud de un

solo nomos, la ley del Án-nomos.[3]

Con todo, es preciso entender que los que gobiernan no son en

realidad aquéllos que detentan las magistraturas políticas, trátese de un

Obama o un Putin, sino la cúpula del poder oculto, el que siempre se

mueve detrás de las bambalinas, como decía Disraeli. Y éste mismo

según un esquema jerárquico de círculos concéntricos, en cuyo centro

se encuentra el supremo consejo iniciático, por donde se canalizan las

„energías‟ luciferinas, luego participadas a los diferentes órdenes o

círculos de poder:, Rounde Table, Fabian Society, Pilgrims Society, el

R.I.I.A (Royal Institute of International Affairs), el I.I.S.S.(International

Institute for Strategies Studies), el C.F.R.(Council on Foreing Relations),

el Atlantic Institute, el „Club‟ Bilderberg, la Trilateral Commision, sin

olvidar los „think tanks‟ (o incubadoras de ideas) conformados por la

Logia de Pasadena y la Logia o Gnosis de Princeton; y muchos otros organismos mundialistas menos conocidos pero no por ello menos

operantes. También cabe hacer mención aquí, como tentáculo operativo

del poder oculto, a la influyente logia judía B‟nai Berith, que tanto ha

tenido que ver en los sucesos claves de la Roma apóstata, contando

para sus „operaciones‟ en el seno de la misma con la cooperación de

numerosos falsos obispos, falsos cardenales y por cierto de la serie ya

de seis impostores sentados en la Sede de Pedro.

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Así pues, en la hora presente, ninguno de los poderes visibles

constituidos al frente de las naciones, tanto del Este como de Occidente,

representa una alternativa posible para los pueblos, frente a los

designios de dominación mundial y esclavización global por cuenta de

aquella red oculta de poder, en la misma medida en que son

instrumentos de la misma. Es decir que toda guerra, sea regional o

continental, convencional o nuclear, que se desarrolle en adelante ante

nuestros ojos, tendrá significado como un giro concentracionista más,

como un paso adelante en la construcción del mencionado régimen de

dominio unificado en toda la vastedad del orbe.

Frente a esto, como acabamos de mencionar, es corriente hoy la

opinión en muchos círculos bienpensantes acerca de que Rusia

representa la única alternativa de un posible triunfo sobre las fuerzas

conjugadas de un Occidente liberal, capitalista, pervertido y pervertidor

de las naciones. Nada más errado, pues si es cierto que dichas fuerzas

representan, en clave de lectura apocalíptica, la Babilonia pueblo o

civilización, en tanto que EEUU y Nueva York significan lo que el

Apocalipsis designa como la Gran Babilonia, nación y ciudad

respectivamente; no es menos cierto que la Revolución mundial, cuya más abisal manifestación hasta el presente lo constituye la revolución

nihilista bolchevique, claro que sagazmente metamorfoseada hoy en día

por su inspirador y motorizador, el Ángel del Abismo, con el ropaje de

una versión renovada del viejo imperio zarista, la que rescataría sus

valores tradicionales junto a su indumento regio, imperial, pero vaciado

eso sí de la fe en Cristo, y al que se lo presenta como capaz de

instaurar los valores, principios y virtudes abandonados hace tiempo por

Occidente, se puede sin culpa interpretar simbolizada por la Bestia

escarlata sobre la que está sentada justamente la Ramera, según la

visión de San Juan (Ap. 17).

Es preciso entender, pues, que la opción que hoy se plantea, entre un

Occidente pleno en toda clase de abominaciones, con las que ha

contaminado al mundo entero (Ap..17 y 18), y una Rusia que de triunfar

sobre tal enemigo, podría ser el comienzo de un resurgimiento del

derecho y la justicia en el mundo, el imperio de los valores tradicionales

y las virtudes que hicieron viriles y fuertes a los pueblos, es un engaño

seductor, que lleva el sello del Seductor y Engañador por excelencia del

género humano, propio de estos tiempos de apostasía y nihilismo en el

mundo.

No por nada en las últimas revelaciones, Fátima y Garabandal, Nuestra

Señora ha dicho que Rusia esparciría sus errores por todo el mundo, en

la medida en que no se hiciera caso de sus demandas. Para todos está

claro, pues, que no se cumplió con sus pedidos, como reiteradamente

ha expresado su queja en ese sentido.

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Por resultar congruente con lo que he expuesto, corroborado por los

anuncios de la Virgen en cuanto a que una Rusia no convertida llegaría

un día a ser el azote de Dios para una humanidad impenitente, no

quisiera cerrar estas breves líneas introductorias sin hacer mención de

los dos pasajes del Apocalipsis que parecieran confirmar, esta vez desde

la luz de la Revelación canónica, tal interpretación.

En el primero de esos pasajes leemos:”Y el sexto ángel tocó la trompeta, y oí salir de los cuatro cuernos del altar de oro, que está

delante de Dios, que decía al sexto ángel, que tenía la trompeta:

<<Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al río Éufrates>>.

Y fueron soltados los cuatro ángeles, que estaban preparados para la

hora, el día, el mes y el año, para matar la tercera parte de los

hombres. Y el número de los ejércitos de la caballería se contaba por

centenares de millones: oí su número.” (Ap., IX, 13-16).

El P. Castellani, en su comentario del Apocalipsis, interpreta que “los

cuatro Ángeles atados más allá del Éufrates son cuatro reyes o reinos de Oriente, presumiblemente Rusia, China, India e Irán”.

Y el segundo texto sagrado dice: “Y el sexto[ángel] derramó su copa

sobre el gran río Éufrates, y su cauce se secó, para que se aparejase el

camino de los reyes procedentes del sol naciente” (Ap. XVI, 12).

También aquí ve el P. Castellani aludida la que él llama la Gran Guerra

o Guerra de los Continentes, y dice: “Esta Frasca Sexta pues allana el camino al Oriente en armas contra el Occidente”. Apoya el Padre su

parecer en la opinión de San Agustín, el cual, siguiendo a su maestro

Lactancio, afirma taxativamente que “tras de ser quitado de la tierra el

nombre romano, el Imperio volverá al Asia y de nuevo dominará el

Oriente, y el Occidente servirá…”. Y en un pasaje de las Institutiones

divinae, del mismo Lactancio, leemos: “De repente se levantará un

Potentísimo, surgido del Asia, el cual, dominados tres asiáticos, hará

alianza con los otros Reyes, y se constituirá en cabeza del mundo. Éste

vejará a la tierra con un dominio inaguantable…” Se refiere obviamente

al Anticristo.

Así pues, la humanidad está al borde del abismo de una

autodestrucción sin precedentes, en el que millones y millones pueden

morir de un instante a otro como consecuencia directa del acontecer

bélico, amén de la brusca interrupción de innumerables procesos

biológicos en todo el planeta, por lapsos impredecibles, a consecuencia

de las intensas radiaciones.

Es preciso, entonces, tener muy en claro que los únicos ganadores de

un eventual enfrentamiento termonuclear, no han de ser ni Rusia ni

Occidente, ni ningún pueblo sobre la tierra, sino los que vienen pergeñando desde hace ya largo tiempo, con perfecta y perversa

constancia diabólica, este proyecto de dominio mundial.

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[1] “El 14 de febrero de 1916 se celebró en Nueva York un Congreso de

las Organizaciones Revolucionarias Rusas, alentadas e inspiradas por inteligentes israelitas. El magnate judío-americano Jacobo Schiff era uno

de los que costeaban los gastos de estos trabajos políticos; ayudaba

particularmente a León Trotsky, también israelita. Otros banqueros

judíos, tales como Kuhn Loeb, Félix Warburg, Otto Kahn, Mortimer Schiff

y Olef Ashberg, daban también su ayuda económica desde Nueva

York.”(Salvador Borrego: Derrota Mundial, p. 20).

[2] “Sobre la base de documentos publicados en inglés por un desertor

de los servicios secretos rusos, nos ofrece un análisis que permite

comprender la <<lógica del sistema didáctico>>, de la glasnost hasta la

perestroika, que desemboca en la organización del nuevo espacio

europeo, expresión de la etapa final del complot capitalista-

marxista.”(Cita tomada de L‟Église Éclipsée, p. 163).

[3] “¿Qué es la revolución mundial? Lo digo en dos palabras, cargadas

de gravedad contemporánea: es una religión y por ende es una semántica que la formula, la sostiene, la expande, la universaliza. ¿Qué

es el imperio mundial? Ahora, en este tercio que resta de la segunda

mitad del siglo XX, es el poder que con la técnica prodigiosa quiere

formular o reformular la semántica bíblica. La diferencia es categórica:

el Imperio de Reagan [Este trabajo fue elaborado en 1985] reformula la

profecía desde el hecho tecnocrático, y el reaganismo es un grandioso

proyecto fáustico, trocado en utopía liberal por influencia del

cristianismo pietista de EEUU. La revolución de Moscú es una profecía

veterotestamentaria que se funda en la misión renovadora y

revolucionaria de la profecía. Esa revolución está dentro del Imperio de

Reagan, mientras que la semántica de Moscú es el espacio inteligible

mayor que engloba la utopía del dorado mundo propuesto por el

presidente norteamericano”[Reagan].

“El Imperio mundial se construye por decisiones fácticas, porque

según esta línea utópica, profética, racionalista, sin fronteras para el

hombre ni para la mente, hecho sobre hecho, invasión sobre invasión,

ayuda sobre ayuda, nave espacial más nave espacial, producirá como

ladrillo sobre ladrillo la casa que habita ese imperium. En frente se

yergue la respuesta de la revolución mundial, que impregna la vasta

extensión y fronteras de este imperio, como el agua que embebe una

esponja” (Carlos A Disandro: Imperio mundial, Revolución mundial y

Fuerzas nacionales, 1985).

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De entre la numerosa bibliografía concerniente al poder detrás de las

bambalinas, como obras de referencia pueden consultarse con provecho

La Trilatérale et les secrets du Mondialisme, obra prologada por Henry

Coston, y L‟irrésistible expansión du mondialisme, ambas debidas a la

pluma de Yan Moncomble; como también El Nuevo orden mundial, de

Javier Losano.

5 de junio 2014

Las naciones, las culturas y las poblaciones se controlan mejor mediante

el uso de falsos paradigmas.

Esta es una táctica probada históricamente y explotada durante siglos

por los oligarcas de todo el mundo. En virtud de la dialéctica hegeliana

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(la base misma de la ideología marxista y colectivista), se podría

resumir la trampa de los falsos paradigmas de la siguiente manera:

Si (A) mi concepto de libertad entra en conflicto con (B) tu concepto de

libertad, entonces (C): ninguno de nosotros puede ser libre hasta que

todos estemos de acuerdo en ser esclavos.

En otras palabras: problema, reacción, solución

Dos bandos se enfrentan entre sí en una contienda prefabricada. Cada

lado es llevado a creer que su posición es la buena y correcta. Ninguna

de las partes cuestiona la legitimidad del conflicto, ya que cada lado

teme que hacerlo se traduzca en debilidad ideológica y desunión en sus propias filas. Así, las dos partes van a la guerra, a veces

económicamente, a veces militarmente.

Ambos gobiernos exigen que los individuos abandonen la libertad, la

independencia y la autosuficiencia, un sacrificio que “se debe hacer”,

para alcanzar la victoria.

Al final, ni la nación ni la sociedad ganan realmente.

Los únicos ganadores son los oligarcas, que proclaman lealtad a sus

respectivos bandos, mientras en cambio, actúan de forma asociada

entre sí desde el principio. Esos mismos oligarcas, que nunca han tenido

la intención de atacarse el uno al otro, ni de perjudicarse entre sí.

Su objetivo, su único objetivo, es la propia ciudadanía, esa masa atónita, ahora hipnotizada por la sorpresa y el terror.

El método del falso paradigma y la dialéctica hegeliana están en plena

vigencia en la actualidad.

Hace sólo unos años, Rusia, China y los Estados Unidos eran aliados

políticos y económicos. Hoy en día, esas alianzas están siendo

desechadas rápidamente con el fin de dejar espacio para el conflicto, un

conflicto útil sólo para una élite internacional selecta.

Como he indicado en anteriores artículos (RUSIA TAMBIÉN ESTÁ

CONTROLADA POR LA BANCA GLOBAL y EL GRAN TEATRO: ¿QUÉ HAY

DETRÁS DE LA FALSA PUGNA ENTRE PUTIN Y OCCIDENTE?), cuando

uno mira más allá de la retórica teatralizada entre Barack Obama y

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Vladímir Putin, lo que al final encuentra es que ambos gobiernos tienen

la misma relación con la élite bancaria global.

Durante sus dos mandatos presidenciales, Obama ha inundado su

gabinete de empleados y ex-empleados de Goldman Sachs, una

plataforma utilizada durante mucho tiempo por los financieros elitistas con aspiraciones mundialistas.

¿Y quién es el asesor económico principal de Vladímir Putin y el Estado

Ruso? Goldman Sachs, ¡por supuesto!

Las élites estadounidenses y europeas han estado pidiendo una

centralización del poder económico bajo el control del Fondo Monetario

Internacional, así como el establecimiento de una nueva moneda global.

Y a nadie debería sorprender que Putin también quiera una nueva

moneda global bajo el control del FMI.

Obama recibe el asesoramiento y los consejos próximos y directos de

globalistas como Zbigniew Brzezinski, miembro del Consejo de

Relaciones Exteriores y cofundador de la Comisión Trilateral, que en su

libro “Between Two Ages: America‟s Role In The Technetronic Era”, afirma:

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Zbigniew Brzezinski

“El Estado-nación está cediendo progresivamente su soberanía… más

progreso requerirá mayores sacrificios americanos. Se tendrán que

realizar esfuerzos intensos para dar forma a la nueva estructura

monetaria mundial, con el consiguiente riesgo que eso implica para la

posición dominante actual de EEUU…”

Por su lado, mientras ha gobernado, Putin ha sido directamente

asesorado por Henry Kissinger, otro miembro del CFR y de la Comisión

Trilateral, que en su momento dijo:

Henry Kissinger

“Al final, los sistemas políticos y económicos pueden ser armonizadas

tan sólo de dos maneras: mediante la creación de un sistema de

regulación política internacional con el mismo alcance que el del mundo

económico; o por la reducción de las unidades económicas hasta un

tamaño manejable, lo que probablemente conduzca a un nuevo mercantilismo, quizás compuesto de unidades regionales. Un nuevo

acuerdo como el de Bretton Woods a nivel global es, con mucho, el

resultado preferible…”

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Tanto Kissinger como Brzezinski califican a esta estructura económica y

política mundial armonizada como “Nuevo Orden Mundial”

El hecho de que los líderes políticos de Rusia y Estados Unidos estén

siendo claramente dirigidos por ellos no debe tomarse a la ligera.

China también ha reclamado una reestructuración del sistema monetario

global, para que se cree una canasta de monedas centralizada bajo el

dominio del FMI.

Los lazos de China con la élite bancaria de Londres están bien

documentados.

El reclamo por parte de ambos lados de un nuevo sistema monetario

que acabe con el dólar como reserva mundial, parece contradecir en

gran medida la fantasía de que el Este y el Oeste están en desacuerdo.

El camino hacia una moneda mundial y/o una gobernanza económica

mundial, parece ir en paralelo a la consolidación de los vínculos

económicos y militares entre las naciones orientales.

Esto sugeriría que la subida del Este y la paralización de Occidente

representan una clara ventaja para los banqueros globales a largo plazo.

Mientras los agentes de desinformación de los medios norteamericanos

tratan de restar importancia a todo aquello que ponga en peligro la

imagen de poderío de los EEUU y el dólar, los gobiernos del Este

establecen alianzas con rapidez y se deshacen de la influencia norteamericana.

Ya se ha cerrado el histórico acuerdo de suministro de gas entre Rusia y

China para los próximos 30 años. Este acuerdo está transformando los

viejos paradigmas relacionados con el comercio de energía.

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China y Rusia también han ampliado los acuerdos bilaterales realizados

en 2010, que eliminan el dólar como moneda de reserva en las

transacciones entre las dos naciones.

La voracidad China por el oro continúa, mientras crean su propia bolsa

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Rusia ha establecido recientemente lo que Putin llama la “Unión

Económica Euroasiática”, un acuerdo que incluye a Kazajstán y a Bielorrusia, dos países con importantes reservas de petróleo, recién

descubiertas.

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En respuesta al conflicto prefabricado en Ucrania, así como al conocido

giro de EEUU hacia la región “Asia-Pacífico”, China ha pedido

abiertamente establecer un nuevo pacto de seguridad con Rusia e Irán.

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No olvidemos, además, que China superará a los EE.UU. como la mayor

economía del mundo en 2016, según la Organización para la

Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Aunque el crecimiento del Este está siendo pintado en los círculos

occidentales como una amenaza para el dominio de lo EE.UU. y la OTAN,

las auténticas implicaciones permanecen ocultas.

Sí, de hecho, la consolidación del Oriente es una amenaza considerable

para el dólar y la economía de los EE.UU, sobre todo en el caso de que

China se niegue a aceptar dólares como pago a las exportaciones y las

deudas. Si el mayor exportador/importador del mundo se niega a aceptar

dólares como reserva, la mayoría de naciones inevitablemente seguirán

su ejemplo.

Alguna gente argumenta que China no tiene ninguna razón para realizar

un ataque fiscal tan violento. Pero quiero recordar a los escépticos que

tampoco había ninguna razón para establecer relaciones tan estrechas

entre Rusia y China hasta que se produjo la crisis de Ucrania.

¿Hay alguien que sea lo suficientemente tonto como para apostar en

contra de otro conflicto, directo o indirecto entre la OTAN y el Este, que

fuera usado como pretexto para eliminar el dólar por completo?

El hecho es que los jugadores del Nuevo Orden Mundial ya han

posicionado al Este y a Occidente sobre el tablero.

¿Por qué? En un anterior artículo, titulado “¿QUIÉN ESTÁ COMPRANDO

SECRETAMENTE LA DEUDA DE EEUU?“, ofrezco evidencias que indican

que el Banco de Pagos Internacionales y el Fondo Monetario

Internacional están preparando al mundo financiero para un nuevo

sistema monetario global, surgido de una segunda conferencia al estilo

de Bretton Woods.

La degradación del dólar y el alza del Este no son obstáculos para este

plan.

Más bien, son factores necesarios.

No puede crearse un verdadero sistema económico mundial sin la

“armonización”, es decir, sin la desaparición del dólar como moneda de

reserva mundial y el fin de la gobernanza económica soberana de las

naciones.

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Para aquéllos que duden de este escenario, vean lo que propone Paul

Volcker.

Paul Volcker

Volcker, el mismo hombre que estuvo involucrado directamente en la destrucción del primer acuerdo de Bretton Woods y en la destrucción

final del patrón oro, está promoviendo ahora un NUEVO acuerdo al estilo

de Bretton Woods, en el que las monedas están vinculadas a un sistema

de mercado controlado.

En esencia, pues, promueve un sistema monetario internacional

centralizado.

Volcker también sugiere que una única moneda de reserva basada en el

poder de una sola nación, como es el dólar, pone en peligro la salud

fiscal global.

Ciertamente, Volcker tiene razón.

El casino de divisas y el fraude dominado por el dólar es un peligro para

el mundo. ¡Pero Volcker ayudó en su momento a que esto fuera así!

La cuestión es que toda esta propaganda está inundando la corriente

principal de opinión.

Christine Lagarde.

Ahora, Christine Lagarde del FMI dedica la totalidad de sus entrevistas

con los medios a insertar el mensaje “restablecimiento de la economía

mundial”, sin explicar exactamente lo que ello implica, mientras que los miembros de las élites bancarias centrales, como Volcker, sugieren una

segunda conferencia de Bretton Woods que conduzca a una autoridad

monetaria global.

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Mientras tanto, los medios de comunicación financiados por el gobierno

ruso, como RT (Rusia Today), producen piezas que acusan a los EE.UU.

de ser una amenaza nuclear, al tiempo que los estadounidenses ven

películas de Hollywood manipuladoras como “Jack Ryan: Shadow

Recruit”, que nos muestran un complot de Rusia para colapsar la

economía de los EE.UU.

Representantes de China y Estados Unidos se pelean unos con otros en

las reuniones geopolíticas, alimentando los temores de una ruptura

diplomática, mientras el Pentágono “sugiere” que quizás tenga que renovar sus estrategias militares en consideración de otra guerra

mundial.

Al igual que en el libro de George Orwell, 1984, los antiguos enemigos

se convierten en aliados y luego otra vez en enemigos una vez más,

mientras en la cúspide de la pirámide, todo es una gran farsa.

“En realidad, como Winston sabía muy bien, hacía tan sólo 4 años,

Oceanía había entrado en guerra con Estasia y en alianza con Eurasia.

Pero eso no era más que un fragmento de conocimiento furtivo, porque

ya no era capaz de controlar satisfactoriamente su propia memoria.

Oficialmente, el cambio de pareja nunca se había producido. Oceanía

estaba en guerra con Eurasia: por lo tanto, Oceanía siempre había estado en guerra con Eurasia. El enemigo del momento siempre

representaba el mal absoluto, y por lo tanto, cualquier acuerdo pasado o

futuro con él era imposible…”(George Orwell, 1984).

Las mejores mentiras contienen elementos verdaderos.

La verdad es que el Este está creando alianzas en oposición a Occidente,

Occidente está involucrado en operaciones encubiertas clandestinas por

todo el planeta y ambos “lados” se encuentran, de hecho, al borde de un

enfrentamiento catastrófico por la supremacía mundial.

La gran mentira está en los detalles importantes que han quedado fuera

de nuestra pequeña historia.

Ambas partes no son más que títeres en un gran juego de ajedrez global

y cualquier conflicto, en última instancia, beneficiará al pequeño grupo de hombres que manejan las piezas sobre el tablero.

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Eso incluye a los financieros internacionales que han influido

profundamente en la estructura política de todos los gobiernos, creando

un clima de crisis que finalmente conducirá al “Nuevo Orden Mundial”

que siempre han soñado.

Brandon Smith. Alt-Market

fuente: http://www.alt-market.com/articles/2168-the-new-world-order-

and-the-rise-of-the-ea