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Restauración monumental y opinión pública Eduardo Carrero Santamaría Universidad Autónoma de Madrid. Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Historia del Arte Campus de Cantoblanco. Madrid Resumen Entre los siglos XIX y XX, la catedral de Burgos sufrió una serie de intervenciones destinadas a aislarla de su entorno urbano. A fines del pasado siglo, el historiador y arquitecto Vicente Lampérez protagonizó las restauraciones más importantes en los edificios anejos a la catedral: los claustros y el palacio arzobispal. Éstas han configurado en gran medida la imagen del conjunto episcopal que podemos contemplar hoy en día. Palabras clave: Burgos, catedral, restauración, Lampérez. Abstract Architectonic Restoring and Public Opinion. Vicente Lampérez in the Cloisters of Burgos Cathedral Between the 19th and 20th-centuries, the Burgos Cathedral was the object of some works of restoring destined for isolating it from its urban environment. At the end of the last century, the historian and architect Vicente Lampérez y Romea attained the most important restoring works in the Cathedral outbuildings: the cloisters and the Episcopal Palace. These architectonic operations have formed to a great extent the image of the Episcopal ensemble of Burgos that we can see today. Key words: Burgos, cathedral, restoring, Lampérez. LOCVS AMŒNVS 3, 1997 161-176 Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos

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LOCVS AMŒNVS 3, 1997 161-176

Restauración monumentaly opinión pública

Eduardo Carrero SantamaríaUniversidad Autónoma de Madrid. Facultad de Filosofía y Letras

Departamento de Historia del ArteCampus de Cantoblanco. Madrid

Resumen

Entre los siglos XIX y XX, la catedral de Burgos sufrió una serie de intervenciones destinadas aaislarla de su entorno urbano. A fines del pasado siglo, el historiador y arquitecto Vicente Lampérezprotagonizó las restauraciones más importantes en los edificios anejos a la catedral: los claustros yel palacio arzobispal. Éstas han configurado en gran medida la imagen del conjunto episcopal quepodemos contemplar hoy en día.

Palabras clave:Burgos, catedral, restauración, Lampérez.

Abstract

Architectonic Restoring and Public Opinion.Vicente Lampérez in the Cloisters of Burgos CathedralBetween the 19th and 20th-centuries, the Burgos Cathedral was the object of some works of restoringdestined for isolating it from its urban environment. At the end of the last century, the historian andarchitect Vicente Lampérez y Romea attained the most important restoring works in the Cathedraloutbuildings: the cloisters and the Episcopal Palace. These architectonic operations have formed toa great extent the image of the Episcopal ensemble of Burgos that we can see today.

Key words:Burgos, cathedral, restoring, Lampérez.

Vicente Lampérez en los claustrosde la catedral de Burgos

162 LOCVS AMŒNVS 3, 1997 Eduardo Carrero Santamaría

La vertiente meridional de la catedral deBurgos quizás sea, junto a la catedralde León1, uno de los espacios más modi-

ficados y alterados dentro de la historia de larestauración en los edificios medievales hispa-nos o, al menos, uno de los más conocidos porlas demoliciones llevadas a cabo desde el sigloXIX. El conjunto episcopal burgalés, hasta comien-zos del siglo XX, ofreció una imagen muy diferentede la que hoy podemos contemplar. Por una parte,la trama urbana adyacente a la catedral comenzó asufrir modificaciones e intentos de mejora desde laedad media, centradas en el caserío más próximoal templo y que resultaba incómodo al clero, porlas naturales actividades vinculadas a la vida diaria,como la eliminación de basuras, ruidos o una proxi-midad demasiado inmediata, molesta al libre trán-sito de los canónigos2.

En segundo lugar, las intervenciones con el pro-pósito de la emancipación del entorno de la catedraltuvieron por objeto otra serie de construcciones noya producidas por el natural hacinamiento urbanode los núcleos históricos, sino por la vida cotidianaen la catedral y que, con la constante evolución deésta, habían quedado obsoletas. Como todas las se-des episcopales, el templo burgalés se construyó ro-deado de un conjunto de edificaciones destinadas a lavida de los canónigos que se configuraron entorno asus dos característicos claustros, hoy preservados enparte y pertenecientes a dos momentos cronológicosdiferentes, al menos desde un punto de vista estruc-tural3.

1. La bibliografía sobre la restau-ración de la catedral de León esextensa, desde un punto de vistaglobal, véase LAMPÉREZ Y ROMEA,V., «La Restauración de la Cate-dral de León», Arquitectura yConstrucción, vol. V, núm. 93,1901, p. 6-15; vol. V, núm. 94, 1901,p. 27-30: vol. V, núm. 95, 1901, p.44-48; HERNANDO CARRASCO, J. ySERRANO LASO, M., «Arquitectu-ra contemporánea. Del neoclasi-cismo a la postmodernidad», enHistoria del Arte en León, León,1978, p. 261-262; NAVASCUÉS PA-LACIO, P., «La catedral de León:De la verdad histórica al espejis-mo erudito», en Actas del 1er.Congreso Medievalismo yneomedievalismo en la arquitec-tura española. Aspectos generales,Ávila, septiembre de 1987, ed. porP. Navascués Palacio y J. L.Gutiérrez Robledo, Ávila, 1990, p.17-66; GONZÁLEZ-VERAS IBÁÑEZ,I., La catedral de León. Historia yrestauración (1859-1901), León,1993; RIVERA BLANCO, J., Histo-ria de las restauraciones de la ca-tedral de León, Valladolid, 1993;GONZÁLEZ-VARAS IBÁÑEZ, I., «LaEdad Contemporánea (1859-1901). El debate sobre la recupe-ración ideal del modelo gótico»,en VALDÉS FERNÁNDEZ, M. yotros, Una historia arquitectóni-ca de la catedral de León, León,1994, p. 229-376; REPRESA BERME-JO, I., «El hostial norte de la cate-dral de León», Anales de Arqui-tectura, núm. 7, 1996, p. 41-59.

2. Ya a fines del siglo XV comen-zaron las tentativas de remodela-ción urbana del entorno de la ca-tedral. M. Martínez y Sanz (His-toria del Templo Catedral deBurgos escrita con arreglo a los do-cumentos de su archivo, Burgos1866, reed. de A. C. Ibáñez y F.Ballesteros, Burgos, 1983, p. 238)citó los documentos por los queel obispo don Pablo de Santama-ría, para tener una mejor visibilidadde la portada del Perdón, instabaa la demolición de varias casas per-tenecientes a la parroquia de San-

tiago de la Fuente, que resultaronser el campanario de esta iglesia,en 1429 (RÍO DE LA HOZ, I.;MARÍAS, F., «Acotaciones urbanís-ticas de Burgos en el siglo XVI: Eldibujo de Anton van denWyngaerde de 1565», La Ciudadde Burgos. Actas del Congreso deHistoria de Burgos, Madrid, 1985,p. 891-906). Las obras de adecen-tamiento de la zona occidental dela catedral continuaron en los años1466, 1587 y fueron culminadas en1663, dando a la plaza de SantaMaría una configuración cercanaa su distribución actual (MARTÍNEZ

Y SANZ, M., Historia del TemploCatedral..., op. cit., p. 238-239;LÓPEZ MATA, T., Geografía urba-na burgalesa en los siglos XV y XVI,Burgos, 1952, p. 20). Otro de losdocumentos significativos al res-pecto es el conservado en la BritishLibrary, titulado Papeles tocantesa la ciudad de Burgos, catalogadopor P. Gayangos con signatura Eg.356 (GAYANGOS, P., Catalogue ofthe Manuscripts in the SpanishLanguage in the British Libray, 4vols., Londres, 1875-1883, reed.Londres, 1976, vol. I, p. 349-355).E. García de Quevedo llamó laatención sobre el interés del mis-mo, avisado de su existencia porV. Lampérez, el cual fue informa-do a su vez por F. J. Sánchez Can-tón (E. GARCÍA DE QUEVEDO, «Elaislamiento de la Catedral (Un do-cumento curioso)», Diario deBurgos, 21 de marzo de 1921). Eldocumento en cuestión compren-de una colección de registros en444 folios sobre diversos temas re-ferentes a Burgos y otras ciuda-des castellanas durante los siglosXV y XVI. Entre éstos se halla in-serto un legajo de fines del sigloXVI sobre las obras en las inmedia-ciones de la catedral, solicitadaspor el canónigo Alonso deGrijalva, con título Memorial delDoctor Grijalua para la ciudadpara que se quiten las casas queestán delante la puerta real de laIglesia Mayor (Papeles tocantes ála ciudad de Burgos, BritishLibrary, Egerton MS 356, f. 279-

281). En cuanto a otras zonas delexterior catedralicio, T. LópezMata recogió algunas de las dili-gencias de los siglos XV y XVI,como la que eliminó las casasadosadas a la capilla del Condes-table en 1482 y la que, en 1486, lle-vó al obispo don Luis de Acuña aproyectar un nunca realizado tras-lado del palacio episcopal a las Es-cuelas de Gramática de la calleCerería, con el fin de despejar ellateral catedralicio (LÓPEZ MATA,T., La Catedral de Burgos, Burgos,1966, p. 444).

3. Según V. Lampérez («La cate-dral de Burgos», Boletín de la So-ciedad Castellana de Excursiones,III, 1907-1908, p. 435-438), noexistía una gran diferenciacronológica entre la construcciónde ambos claustros. Volvió sobreel particular en LAMPÉREZ Y

ROMEA, V., «La Catedral deBurgos (obras últimamente ejecu-tadas)», Arquitectura y Construc-ción, 1918, p. 5-20, especialmentep. 16 (también publicado en elDiario de Burgos, 4, 5 y 6 de no-viembre de 1920) y en LAMPÉREZ

Y ROMEA, V., «El claustro de laCatedral de Burgos y su restau-ración», Alfa. Revista mensualpublicada por la Comisión de Ini-ciativas, núm. 1, 1920, p. 2-5, es-pecialmente p. 2.

4. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., Histo-ria de la Arquitectura cristianaespañola en la Edad Media, 2vols., Madrid, reed. en 3 vols.,Madrid, 1930.

5. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., Arqui-tectura civil española de los siglosI al XVIII, Madrid, 1922.

6. Además de la amistad personaldel monarca don Alfonso XIII,gozó de una extraordinaria popu-laridad y prestigio social. Véase elresumen de su trayectoria profe-sional en la voz LAMPÉREZ Y

ROMEA (Vicente) de la Enciclope-dia Vniversal Ilvstrada Evropeo-americana, t. XXIX, Madrid, 1916,

LOCVS AMŒNVS 3, 1997 163Restauración monumental y opinión pública. Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos

Vicente Lampérez yel claustro nuevo

Es de rigor comenzar con una breve semblanza dedon Vicente Lampérez y Romea. Nacido en Ma-drid en 1861, además de arquitecto restaurador deprestigio, fue ante todo el más importante histo-riador de la arquitectura de su tiempo y uno de losprimeros en aplicar un método científico en el co-nocimiento histórico de los monumentos arquitec-tónicos hispanos. Su ingente producción escrita sehalla diseminada en numerosas revistas técnicas ydivulgativas de ámbito local y nacional, dos obrasmagnas —la Historia de la Arquitectura cristiana4

y su Arquitectura civil española5— y varias confe-rencias impartidas en las instituciones culturalesmás importantes del momento6. A su aún impres-cindible labor historiográfica, hay que unir lostrabajos como teórico de la restauración del pa-trimonio edificado en nuestro país7, dentro decuyas tendencias Lampérez siempre se conside-ró heredero y precursor de las ideas propugna-das por Viollet-le-Duc8.

Lampérez llegó a la catedral de Burgos en 1887,y se hizo cargo de sus obras unos años después.Hasta entonces su trabajo más importante en elcampo de la restauración había sido la colabora-ción con su futuro suegro, Demetrio de los Ríos,en la catedral de León9. Entre 1889 y 1918,Lampérez diseñó retablos, restauró la bóveda dela Capilla del Condestable y aisló la puerta de laPellejería mediante una reja, además de emprendersus dos intervenciones más importantes: elreacondicionamiento de los claustros de la catedraly la rehabilitación del entorno urbano del temploburgalés.

El aspecto del claustro de la catedral antes de larestauración de Lampérez era dramático. Estabaconformado por los dos pisos construidos entrelos siglos XIII y XIV, más un tercero añadido en elsiglo XVII como vivienda para el personal de lacatedral10. El piso bajo de la panda sur, que correparalelo a la actual calle de la Paloma, se hallabadividido por tabiques y ocupado por tiendas, mien-tras las dependencias de las pandas este y norte al-bergaban diversos almacenes del cabildo. El suelo,tanto de las pandas como del patio claustral, habíacrecido en un metro y quince centímetros, debidoa los enterramientos que allí se continuaban reali-zando y, en el ángulo sudoeste del patio, se habíanubicado unos excusados. Tanto las arquerías delpiso bajo como las del primero, habían sidotabicadas con el fin de evitar el frío y, según lasmemorias de restauración, existían numerosas grie-tas en toda la panda sur que, unidas a la separaciónde las bóvedas de sus muros, se atribuyeron a laubicación de una alcantarilla en la calle de la Palo-ma y a la sobrecarga del piso superior añadido en

p. 503-504; también, GONZÁLEZ,A., «El arquitecto VicenteLampérez y Romea», ABC, 25 deenero de 1905, p. 3; TERREROS, L.S. de los, «Recepción del Ilmo. Sr.D. Vicente Lampérez y Romea enla Real Academia de la Historia»,La Construcción Moderna, XIV,núm. 11, 1916, p. 161-167; «Falle-cimiento de Don VicenteLampérez», ABC, 20 de enero de1923, p. 17; DOMENECH, R., «Vi-cente Lampérez», ABC, 20 deenero de 1923, p. 7-8; «Entierrode D. Vicente Lampérez», ABC,21 de enero de 1923, p. 20; Blancoy Negro, 28 de enero de 1923;«Don Vicente Lampérez yRomea», Boletín de la ComisiónProvincial de Monumentos Histó-rico-artísticos de Burgos, núm. 2,1923, p. 33-34; «Don VicenteLampérez y Romea», Boletín dela Real Academia de Bellas Artesde San Fernando, núm. 45, 1923,p. 1-4; «Excmo. Sr. D. VicenteLampérez y Romea. Vocal de laJunta», Junta Superior deExcavaciones y Antigüedades.Memoria de secretaría, Madrid,1923, p. XIII-XV; Discurso leído porel Sr. D. Luis Bellido en el acto desu recepción pública y contestacióndel Excmo. Sr. D. José LópezSallaberry el día 25 de enero de1925, Madrid, 1925, p. 8-20 y 41-43; «El centenario del nacimientode D. Vicente Lampérez», Bole-tín de la Real Academia de BellasArtes de San Fernando, núm. 12,1961, p. 93-95.

7. Su doctrina restauratoria se dis-persa en varios artículos y confe-rencias: LAMPÉREZ Y ROMEA, V.,«Las restauraciones de los monu-mentos arquitectónicos. (Frag-mento de un artículo inédito)»,Arquitectura y construcción, vol.III, núm. 64, 1899, p. 309-311; Id.,«La restauración de los monu-mentos arquitectónicos», Arqui-tectura y construcción, vol.XI, núm.177, 1907, p. 98-108 (también pu-blicado en la revista Ateneo duran-te el mismo año); íd., La restaura-ción de los monumentos arquitec-

tónicos (teorías y aplicaciones),conferencia pronunciada en el Sa-lón de Actos del Colegio de Mé-dicos el día 18 de junio de 1913,Madrid, 1913; íd., «La restaura-ción de monumentos arquitectó-nicos. Teorías y aplicaciones», LaConstrucción moderna, vol. XIV,1916, p. 234-240; íd., «La restau-ración de los monumentos arqui-tectónicos», Asociación de Arqui-tectos de Cataluña. Anuario, 1916,p. 25-40.

8. Sobre su figura como teóricode la restauración, véaseNAVASCUÉS PALACIO, P., «La res-tauración monumental comoproceso histórico: el caso español(1880-1950)», en AA. VV., Cursode mecánica y tecnología de losedificios antiguos, Madrid, 1987,p. 285-329, especialmente, p.316-21; MUÑOZ COSME, A., Laconservación del Patrimonio Ar-quitectónico Español, Madrid,1989, p. 84-94; MORA ALONSO-MUÑOYERRO, S., «La restauraciónmonumental en España», en IIISimposi sobre restauració monu-mental. Barcelona, del 19 al 21 denovembre de 1992, Barcelona,1993, p. 11-18; ORDIERES DÍEZ, I.,Historia de la Restauración Mo-numental en España (1835-1936),Madrid, 1995, p. 140-145.

9. Lampérez contrajo matrimoniocon la hija de Demetrio de losRíos, la filóloga y literata doñaBlanca de los Ríos, en 1892.

10. MADOZ, P., Diccionario geo-gráfico-estadístico-histórico de Es-paña y sus posesiones en ultramar,Madrid, 1845-1850; reed. facsímiltomo Burgos, Valladolid, 1984, p.151.

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cada claustral hoy conservada, que en origen noexistió. Mientras tanto, los espolones situados frentea cada contrafuerte serían eliminados, decisión queimplicaba el recalce y reconstrucción de la zonainferior de cada soporte. Lampérez reconstruyópor completo toda la zona alta del contrafuertenúmero 10 de la panda norte, para lo cual fue ne-cesaria una importante obra que sustentase loscontrarrestos de los nervios cruceros y perpiañode los dos tramos adyacentes. Al mismo tiempo,este mal estado en la estructura del edificio requi-rió la colocación de unos tirantes de cobre bajo elsolado del primer piso, con el objetivo de evitaruna mayor desarticulación de los muros interior yexterior del claustro.

Parte del proyecto fue devuelto por la Junta deConstrucciones Civiles en noviembre de 190020, sopretexto de nueva consideración en lo relativo a ladestrucción de los espolones o espigones que apa-recieron delante de cada contrafuerte claustral,debido a la posible acción tectónica de éstos. Elarquitecto contestó en enero de 1901, ofreciendodos opciones con el fin de solventar el problema:no llevar a cabo el vaciado del suelo sobrecrecidoen el claustro o cubrir los espolones con placas depiedra, una vez sacados a la luz, para no afear enexceso su entorno monumental. Ambas posibili-dades planteadas resultaban a su mismo autordecididamente impracticables. La primera, porcuestiones de conservación obvias, vinculadas a lashumedades que ocasionaba el suelo del claustrosobreelevado más de un metro. En cuanto a la másfactible segunda alternativa, Lampérez no dudó enesbozar una situación de caos estético poco menosque desastrosa, si los espigones eran conservadoscubiertos por lajas de piedra, para después negarsesiquiera a presupuestarlo:

El partido de conservar los espolones vistién-dolos de losas de piedra, es impracticable en mihumilde opinión. Ymagínese el efecto de aquelhermoso patio (una vez vaciado y enlosado) conuna serie de espigones de 2m., 80 de salida de-lante de cada contrafuerte: Por otra parte, lagalería del lado de la calle de la Paloma no lostendría, pues de los sondeos hechos, resulta queen aquella parte no los ha habido nunca, y noera cosa de colocarlos ahora por amor á la si-metría: Y para mayor fealdad, estos espigoneshabrían de tapar las basas de las columnillas la-terales de los contrafuertes, pues así lo pide eldesnivel de éstas. El efecto sería desastroso, puesel patio se obstruiría con una serie de cuerpossalientes sin esplicación, algo á manera de patiode cementerio escenográfico con sendas tum-bas adosadas á los contrafuertes. Un estudiodetenido de este aspecto del problema, me hahecho desistir de proyectar y presupuestar estepartido21.

el siglo XVII11. La alcantarilla en cuestión no era másque la cubrición de la esgueva de la Cerrajería, quediscurría por la citada calle desde la edad media,atravesando parte de la panda sur del claustro12. En1845 el canal fue cubierto, acondicionándose lacalle, con el proyecto de apertura de las arqueríasdel claustro por el arquitecto municipal PedroGuinea13, que no llegó a materializarse hasta la úl-tima fase del proyecto de Lampérez, comenzadoel siglo XX.

La obra de Lampérez en el claustro nuevo de lacatedral de Burgos ha quedado documentada gra-cias a las memorias de restauración conservadas enel Archivo General de la Administración (Alcaláde Henares, Madrid). Parte de su intervención es-tuvo condicionada por el trabajo previo de Ricar-do Velázquez Bosco, al que se debe el proyecto derestauración del claustro luego llevado a efecto porLampérez14. Velázquez Bosco comenzó su laboren Burgos en 1885, realizando algunas interven-ciones hasta 1892, fecha en que se le encargó la res-tauración de varios monumentos colombinos enHuelva15. Entonces, la dirección de los trabajos dela catedral pasaron a la maestría de Lampérez, queya había trabajado desde 1887 en reparaciones dela aguja sur y en la recuperación de la capilla delSanto Cristo de Burgos16. Pese a que no se han con-servado textos de la intervención de Velázquez, síquedan dibujos y algunos fragmentos de sus pro-yectos de restauración insertos en las memorias deLampérez (figuras 1 y 2)17. Por éstos sabemos quela obra realizada después en los dos pisos del claus-tro nuevo siguió paso a paso lo previamente pla-neado por Velázquez: el rebajado del nivel de suelodel claustro bajo, el acondicionamiento de suspandas, la reparación de las bóvedas dañadas, laapertura de huecos en ambos pisos y la elimina-ción del piso superior de viviendas añadido pos-teriormente a la fábrica medieval18.

Una vez comenzadas las obras por VicenteLampérez tras la memoria presentada en 1896, laexcavación y supresión del metro y quince centíme-tros de suelo recrecido en el piso bajo del claustropuso de manifiesto el lamentable estado de conser-vación de los cimientos y zapatas de sus contra-fuertes. Lampérez realizó una segunda memoria delproyecto con fecha de 16 de mayo de 1900, expli-cando detenidamente el plan adicional que supo-nía una casi total reconstrucción. Además de laconstatación de los daños producidos por la hu-medad en dichos contrafuertes, en los cimientosde las pandas se encontraron «unos espolones ycodales de durísima mampostería» delante y entrelos contrafuertes que, según Lampérez, se debie-ron añadir cuando se decidió la construcción delsegundo piso del claustro en el siglo XVII, con el finde aportar mayor estabilidad a la obra19. Decidiórebajar los codales entre los contrafuertes hasta elnivel real del suelo y enlosarlos, creando así la ban-

11. Archivo General de la Admi-nistración, E. y C., caja 4832. Laproblemática de la instalación deinfraestructuras urbanas en elsubsuelo de la calle de la Palomase reprodujo durante los años cin-cuenta del presente siglo, cuandose procedió a la excavación paradisponer un colector de aguas eneste lugar. Este hecho conllevó elapuntalamiento de toda la vertien-te sur del claustro y la apariciónde numerosas grietas en la sala ca-pitular (a modo ilustrativo, ver lajovial entrevista a don LucianoHuidobro «La catedral de Burgosestá enferma», La Actualidad Es-pañola, 1952, p. 6-8).

12. IBÁÑEZ PÉREZ, A. C., Burgos ylos burgaleses en el siglo XVI,Burgos, 1990, p. 30-31.

13. IGLESIAS ROUCO, L. S., Burgosen el siglo XIX. Arquitectura y ur-banismo (1813-1900), Valladolid,1979, p. 99.

14. BALDELLOU SANTOLARIA, M.A., Ricardo Velázquez Bosco. Ca-tálogo de la exposición celebradaentre septiembre de 1990 y enerode 1991, Madrid, 1990, p. 94-103;ORDIERES DÍEZ, I., Historia de larestauración..., op. cit., p. 209-210.

15. Entre 1885 y 1888, VelázquezBosco tuvo tres diferentes ayu-dantes en el puesto de delineantes:Narciso Ibáñez Cabezas, RafaelMartínez y Cesáreo Iradier (Ar-chivo Histórico Nacional, FondosContemporáneos, Ministerio deFomento, legajo 334, núm. 31).

16. IGLESIAS ROUCO, L. S., Burgosen el siglo XIX..., op. cit., p. 101.

17. Lampérez incluyó en su pri-mer proyecto de intervención enel claustro, firmado en 1896, par-te de la hoy perdida memoria deR. Velázquez Bosco realizada confecha del 15 de agosto de 1889(A.G.A., E. y C., caja 4832).

18. Al parecer, una inundación eneste piso añadido puso de relievela precaria situación del claustro(AYALA LÓPEZ, M., «Amplia yacertada reforma en la Catedral.Quincuagésimo aniversario», Bo-letín de la Institución FernánGonzález, núm. 155, 1961, p. 543-554, en particular, p. 545).

19. A.G.A., E. y C., caja 4832.

20. Ídem.

21. Ídem.

22. A.G.A., E. y C., caja 4831.

LOCVS AMŒNVS 3, 1997 165Restauración monumental y opinión pública. Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos

Figura 1.Situación del claustro previa a la restauración, según el proyecto de Ricardo Velázquez Bosco(Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares).

Figura 2.Proyecto de situación ideal del claustro tras la restauración, según Ricardo Velázquez Bosco(Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares).

Con el fin de ofrecer alguna consideración aldictamen de la Junta de Construcciones, Lampérezpropuso que, a la destrucción de los espolones, se-guiría el recalzo de los cimientos de todos los con-trafuertes, por medio de un espigón de piedra ysillares, y el engatillado del zócalo de cimentaciónuniéndolo al pilar mediante grapas de bronce, conel fin de solventar en lo posible la supuesta laborde los elementos arquitectónicos eliminados en laestabilidad del edificio. Así pues, el primer pro-yecto planeado por Lampérez fue la solución lle-vada a cabo. Las obras de acondicionamiento delclaustro continuaron hasta 1908, fecha en que elarquitecto realizó un suplemento a la memoria derestauración fundamentado en dos puntos, lasobras realizadas fuera del presupuesto inicial y, en

segundo lugar, una propuesta de nuevas actuacio-nes en el claustro, ambos aprobados en el mismoaño22.

La obra principal ya realizada por el taller deLampérez era la restauración de las tracerías de lasarquerías del claustro alto, al parecer en muy malestado de conservación, según se pudo comprobartras eliminar los tabiques que tapiaban los arcos.La imposibilidad económica de colocar apeos paramantener los arcos abiertos y la urgencia con queel cabildo burgalés solicitaba la finalización de lasobras, llevaron a Lampérez a optar por la recons-trucción de tracerías y maineles, aunque ésta noestuviera incluida entre los presupuestos de restau-ración y no se hubiese aprobado por la Junta deConstrucciones:

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una escalera. De aquí también debieron ser elimina-dos el antepecho y las tracerías del ángulo inferior,hecho que no coartó a Lampérez para proyectar lareconstrucción completa de ambas, estado en el quehan llegado a la actualidad.

El segundo aspecto abordado por Lampérez enla memoria de 1908 tiene que ver con una de laspandas del claustro bajo. Como se ha notificado,la panda sur del piso bajo —fragmentada en dis-tintas habitaciones— tuvo la función de locales paratiendas debido a su apertura a la calle de la Paloma.Al acometerse los trabajos de recuperación de esteespacio, la situación era la de una serie de cuartos,con pisos levantados sobre el arranque de las bó-vedas, cerrados a la calle mediante ventanales y conlas ménsulas y otra decoración escultórica destrui-das27. En el proyecto de R. Velázquez Bosco laintervención en esta zona fue eludida por los in-convenientes que suponía el desalojo de los arren-datarios del claustro. Por esta misma causa, V.Lampérez tuvo que rehuir sus diligencias en la zonahasta que se produjo la supresión de los estableci-mientos comerciales, lo cual permitió su plan derestauración de 1908. Una vez eliminados todoslos elementos añadidos, el arquitecto propuso ensu memoria una teoría sobre la supuesta mayor an-tigüedad de la panda y su funcionalidad, basada enel arcaísmo de sus elementos:

[...] se ha desembarazado de todos los postizosy agregados, pudiendo apreciar con horror elverdadero estado de muros, pilares y bóvedas,así como el arcaísmo, ya presentido, de esta ala,en comparación de las otras del claustro bajo yalto. Más tosca y sencilla, más pobre de perfiles,carente de tracerías y de capiteles esculpidos,sólida y fuerte, denota el ala baja del Sur, unamayor edad que sus compañeras y otro desti-no. Pensando en la antigua vida conventual delos cabildos, bajo la regla de San Agustín, pue-de congeturarse que esta ala era una dependen-cia de los locales erigidos por la vida común dela canóniga burgalesa. Y lógico es suponer que,viéndola tan fuerte y buena, el constructor delclaustro en el tránsito del siglo XIII al XIV, la apro-vechase para la nueva obra28.

No es éste el lugar de discusión sobre lafuncionalidad real de la panda, que creo muy dis-tante de la opinión de Lampérez, aunque sí pareceevidente que este espacio fue edificado en una dis-tinta fase constructiva que el resto del claustro, yno ya por la supuesta antigüedad de sus elementosconstructivos, sino por los cambios de fábrica quese pueden observar en sus muros que, en todo caso,lo harían posterior29.

El estado que ofrecía la panda sur tras la elimi-nación de todos los aditamentos posteriores incli-nó a una restauración drástica de la misma. No se

[...] por ser las obras en cuestión de las que nin-gún problema técnico ni artístico suscitaban,por consistir únicamente en sustituir partesdeterioradas, perfectamente reproducibles, yanáloga toda la obra a la aprobada para el claus-tro bajo; y por llevar consigo la suspensión ma-yores gastos y grandísima perturbación en lamarcha técnica y económica de los trabajos23.

El anexo de cubicaciones del presupuesto in-cluido en la memoria de restauración de VicenteLampérez resulta aclaratorio en lo referente a loselementos arquitectónicos sustituidos: cuarenta ydos maineles con sus correspondientes ciento se-senta y ocho capitelillos, ciento cuarenta piezas detracería y dos ventanales completos. Estos dos últi-mos son los del ángulo suroccidental del claus-tro, lugar en el que se encontró emplazado unexcusado, reproducido en la planta de G. E. Street24,cuya instalación había destruido por completo latracería de los arcos. Esta monumental partida depiezas utilizadas en la restauración, inclina a pen-sar que la reparación de las tracerías fue práctica-mente una reconstrucción total del conjunto. Hoydía, buena parte de la tracería repuesta es visiblepor la diferente tonalidad de la piedra empleada,más amarillenta, en comparación con la original, apesar de tratarse, según Lampérez, de la misma pie-dra caliza de Hontoria.

Si existiera una cubicación similar de los gastosde la piedra empleada en la restauración del claus-tro bajo, con toda seguridad ésta nos llevaría a com-probar que si la intervención de Lampérez en lalabor escultórica de las arquerías superiores fueintensa, en el caso de las tracerías del espacio infe-rior fue una práctica restitución. Las fotografías ydibujos previos al proceso de restauración permi-ten ver la total ausencia de tracería entre lostabicados, a excepción de pequeños arranques la-terales (figura 1). La misma situación muestra unailustración de la época25 y los dibujos de la colec-ción «Monumentos Arquitectónicos de España»,ambos anteriores a las labores de recuperación.Hoy es visible la diferente calidad de la piedra ytalla, así como la sustitución de algunas de lasménsulas de apoyo en los muros exteriores. Trasun desgraciado e indiscriminado uso del claustrobajo como almacén y tiendas26, la labor escultóricahabía sufrido una paulatina destrucción que llevó,dentro de los criterios restauradores de la época, ala sustitución de buena parte de ésta. El caso másevidente resulta en el piso bajo de la capilla de SanJerónimo o de Mena en el ángulo noroccidentaldel claustro. Este ámbito fue creado en el siglo XVI

como capilla funeraria, modificando el aspecto delángulo claustral superior al tener que suprimir lastracerías y su antepecho para utilizar los arcos comoacceso. La zona inferior era utilizada como sacristíade la capilla, conectada con el claustro alto mediante

23. Ídem. La cursiva es original.

24. STREET G. E., Some account ofgothic architecture in Spain, 2vols., Londres, 1914, vol. I, p. 40-41.

25. Reproducido en la reediciónde MARTÍNEZ Y SANZ, M., Histo-ria del Templo Catedral..., op. cit.,p. 29.

26. Según el mismo arquitecto res-taurador había supuesto la crea-ción de pisos falsos, encalados demuros y fragmentación de las pan-das en distintos recintos.

27. A.G.A., E. y C., caja 4831.

28. Ídem. Esta teoría sobre la uti-lidad primigenia de la panda surya se hallaba en un artículomonográfico de Lampérez sobrela catedral (LAMPÉREZ Y ROMEA, V.,«La catedral de Burgos», Boletínde la Sociedad Castellana de Ex-cursiones, III, 1907-1908, p. 435-438, especialmente p. 438) y en eldedicado a la restauración delclaustro (LAMPÉREZ Y ROMEA, V.,«El claustro de la Catedral deBurgos y su restauración», op. cit.,p. 3). En la actualidad preparo untrabajo sobre este particular.

29. La panda sur no es más anti-gua que las otras pandas, sino mástardía, como testimonia la venta-na de la panda del capítulo queaparece en el tramo oriental delpaso de la calle de la Paloma,semioculta por la bóveda de lapanda sur y, consecuentemente,previa en su construcción.

30. A.G.A., E. y C., caja 4831 ycaja 4832; IGLESIAS ROUCO, L. S.,Burgos en el siglo XIX..., op. cit., p.99. A pesar de todo, cuando la ace-quia se inutilizó en 1920,Lampérez aún consideraba nece-sario rebajar el nivel de esta pan-da ante el peligro de que el patiodel claustro se convirtiera en uncharquetal (LAMPÉREZ Y ROMEA,V., «El claustro de la Catedral deBurgos y su restauración», op. cit.,p. 3, n. 3).

31. A.G.A., E. y C., caja 4831.

32. IGLESIAS ROUCO, L. S., Burgosen el siglo XIX..., op. cit., p. 99-100.

33. A.G.A., E. y C., caja 4832.

LOCVS AMŒNVS 3, 1997 167Restauración monumental y opinión pública. Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos

pudo descender el metro y quince centímetros desuelo que se rebajó en el resto del claustro, debidoa que bajo su pavimento se encontraba la citadaacequia urbana creada en 1845 para cubrir laesgueva medieval30. La memoria constata las inten-ciones de recalzar todos los contrafuertes, repararlos machones o hacer todas las dovelas con perfilde aristas de cada arco... Las cubicaciones del pre-supuesto aportan más datos sobre las intencionesde Lampérez. Aquí se detallan desglosadas variascantidades pertenecientes a la limpieza de lasbóvedas, la reconstrucción de contrafuertes,machones y arcos, el chapado de los muros interiory exterior de la panda, la reposición de un nervio debóveda, la talla de catorce «capiteles y cabezas» enlos contrafuertes que dan al patio claustral y la res-titución de dieciocho ménsulas del total que sos-tiene las bóvedas de la panda. Para la realizaciónde las mencionadas reposiciones se optó por unestilo austero, con ménsulas geométricas compues-tas por paños verticales formando aristas, al estilode las existentes en algunas zonas del vecino mo-nasterio de Santa María la Real de las Huelgas.Lo mismo ocurrió con los huecos del claustro quedan a la calle de la Paloma y en los accesos latera-les, para los que se tallaron jambas en perfil geomé-trico sin ninguna ornamentación. Precisamente enestos huecos Lampérez decidió aplicar una seriede medidas de seguridad, en previsión de la nuncarealizada instalación de un incierto museodiocesano burgalés en las pandas del claustro bajo.

La apertura del claustro a la ciudad por mediode la panda travesía de la calle de la Paloma hacíaimposible el aislamiento de ésta respecto a la víaurbana paralela. Con el fin de evitar los problemasde incivilidad que un paso no restringido produci-ría, se ideó la colocación de una serie de rejasneogóticas en todos y cada uno de los vanos y que,diseñadas por el mismo Lampérez, se inspiraronen detalles ornamentales de la reja de la capilla deSanta Cruz del claustro de la catedral de Pamplona31.La idea no fue original, en el proyecto municipalde Pedro Guinea de 1855 ya se idearon unas rejasneogóticas, publicadas por L. S. Iglesias32.

El 1 de abril de 1912, Lampérez volvió a pre-sentar una quinta memoria de restauración con cier-tos asuntos que aún quedaban por solucionar enlos claustros bajo y alto33. En el claustro bajo setrató, por una parte, de reparaciones que en lasmemorias anteriores ya habían sido especificadas,pero para las cuales los presupuestos no habíanalcanzado, como la limpieza de las bóvedas, el cha-peado de zonas de la bancada claustral muy de-terioradas por la humedad, el solado de algunas zonasde las pandas y la conclusión de la labra de deta-lles escultóricos en ciertos contrafuertes. Por otrolado, incluía algunas nuevas obras como la restitu-ción de tres ménsulas en el interior de las pandasnorte y este, tomando modelos análogos de las mis-mas (figura 3), la realización de unas escaleras parasalvar el desnivel con la más elevada panda sur y,algo realmente interesante, la eliminación y susti-

Figura 3.Ménsula de la panda norte del claustro bajo, repuesta por Vicente Lampérez.

Figura 4.Soportales del edificio adosado a la capilla del Santo Cristo de Burgos(Foto: Archivo de la Diputación Provincial de Burgos).

168 LOCVS AMŒNVS 3, 1997 Eduardo Carrero Santamaría

palabras, no llevase a error ni engañara al especta-dor:

En ese mismo claustro las salidas de aguas, queno existían ni ha sido posible deducir, por locual el restaurador ha puesto vulgares cañeríasde cinc que á nadie pueden engañar37.

Las vidrieras que cierran las arquerías delclaustro alto fueron instaladas a partir del testa-mento otorgado por un beneficiado de la catedral,precursor de la intervención privada en la restau-ración de la catedral38. A partir de esta primeradonación, el resto fueron subvencionadas por ini-ciativa de particulares e instituciones burgalesas.Fueron diseñadas y realizadas por el mismoLampérez, el arquitecto Juan Bautista Lázaro y elprebendado leonés Clemente Juan BolinagaFernández en talleres de Madrid y León39.

Hasta el momento, y dejando para más adelan-te la problemática del palacio episcopal, las obrasacometidas por Lampérez en la catedral fueronobjeto de crítica. Esta polémica se centra en la dis-cusión sostenida entre Lampérez y el conde de lasAlmenas. Los adjetivos utilizados en las últimasmemorias y las referencias que el arquitecto ma-drileño hizo a su intervención en el claustro dela catedral en todos sus artículos y conferenciassobre teoría de la restauración, no dejan lugar adudas de la satisfacción y la firme convicción dehaber realizado una obra modélica, con la queejemplificaba su doctrina restauratoria40. Mientrastanto, el conde de las Almenas fue realizando pe-queñas reseñas críticas sobre las obras en la cate-dral. José María Palacio y Arbazuza, conde de lasAlmenas y primer marqués del Llano de San Ja-vier, era hijo del también conde don FranciscoJavier de Palacio y García de Velasco y doña MaríaArbazuza. Ingeniero agrónomo de carrera, fue unaristócrata diletante de las artes, coleccionista de

tución de elementos escultóricos decorativos apli-cados al claustro durante el siglo XVII:

El exterior de los contrafuertes del Claustrobajo, sufrieron en el siglo XVII una restauración(?) [sic] que alcanzó (aparte de las modificacio-nes estructurales que han sido reparadas por laactual restauración) á los detalles decorativos:capiteles, cabezas de apoyo de gabletes, cardinasde remate de los mismos. Dado el criterio artís-tico del siglo de los Mora, y Churriguera, pue-de colegirse cuál sería el estilo con que fueronlabradas las partes sustituidas [...] En una cuida-da restauración como es la que ahora se termina,no deben subsistir esos detalles, verdaderamentemonstruosos. Por eso se propone su sustituciónpor otros inspirados ó copiados de los del sigloXIII y XIV de los que se conservan en bastantebuen estado, en los contrafuertes del lado Sur34.

El vergel del claustro albergaba antes de la in-tervención de Lampérez una bomba de agua comodesagüe, en cuyo lugar se ubicó un brocal de pozocon rejería35. Por otro lado, en el claustro alto secomenzaron las obras de retejado y colocaciónde un antepecho calado que ocultara la imposta deinicio de la techumbre, imitando otros de la cate-dral. También se proyectó solar las pandas delclaustro con un juego bícromo que, realizado afajeado y à cartabón, reprodujera en el suelo la cru-cería de las bóvedas. Del conjunto, sólo este últi-mo proyecto fue desestimado por el Ministerio deInstrucción Pública y Bellas Artes, lo cual llevó aLampérez a solicitar una reconsideración de lacuestión en una última memoria en 191336. Porúltimo y como remate de la obra, la inexistenciade canalizaciones y no haber hallado evidencias degárgolas que facilitaran el desagüe de los tejados,hizo que el arquitecto optase por instalar un siste-ma de conducción moderno que, en sus propias

34. Ídem. Las cursivas son del ori-ginal.

35. HUIDOBRO Y SERNA, L.,«Claustro de la Catedral deBurgos. Su restauración», Boletínde la Sociedad Castellana de Ex-cursiones, núm. 113, 1912, p. 375-377.

36. A.G.A., E. y C., caja 4832. Lasolicitud no debió prosperar, dadoque el actual pavimento de las pan-das no muestra el juego a imita-ción del dibujo de las bóvedasideado por el arquitecto. La últi-ma intervención que modificósubstancialmente el aspecto delclaustro fue el triste chapado delexterior de la panda oeste delclaustro tras la Guerra Civil, comoconmemoración de los funeralespor José Antonio Primo de Rive-ra en la catedral («Solemnes fune-rales en la catedral de Burgos porel alma de José Antonio Primo deRivera», Vértice, 1938).

37. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., La res-tauración de los monumentos ar-quitectónicos..., op. cit., p. 13.

38. HUIDOBRO Y SERNA, L.,«Claustro de la Catedral...», op.cit., p. 377. Del mismo modo, enestos mismos años se colocaron lasnuevas vidrieras en el transepto dela catedral a expensas de AgustínSoto y Martínez («Concurso parala construcción de vidrieras artís-ticas en los seis ventanales de am-bos lados del Crucero, en la partede la Epístola», Boletín Eclesiásti-co del Arzobispado de Burgos,t. LV, 1912, p. 141; «Las vidrierasde la catedral», Diario de Burgos,lunes, 17 de noviembre de 1913;«Vidrieras de la Catedral», Diariode Burgos, sábado, 29 de agostode 1914).

39. Véase al respecto el estudiomonográfico de AYALA LÓPEZ, M.,«Amplia y acertada reforma...»,op. cit.

40. Véase nota 7.

41. Los artículos, por lo generalpublicados en el periódico madri-leño La Tribuna, eran luego re-producidos en el Diario deBurgos, donde las materias discu-tidas adquirían nuevos maticesdebido a la opinión de terceros opor segundas intervenciones yrectificaciones de los mismospolemistas.

42. EL CONDE DE LAS ALMENAS,«Las obras de la Catedral deBurgos», La Tribuna, 12 de mar-zo de 1914.

43. «Asegura el conde de las Al-menas que profesa personal amis-tad al señor Lampérez, y así serácuando él lo dice, pero no tendríaseguramente el artículo conceptosmás duros, ni tono más agresivo,si hubiera sido escrito por un ene-migo encarnizado del restauradorde nuestra Catedral» («Las obrasde la Catedral», Diario de Burgos,19 de marzo de 1914).

44. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «Lasobras de la catedral», Diario deBurgos, 23 de marzo de 1914. LaSociedad Central de Arquitectosdio su apoyo a Lampérez frenteal conde: «Las obras de la cate-dral», Diario de Burgos, lunes 4 demayo de 1914.

45. Lampérez también intervinoen el palacio de los Condestablesde Castilla o Casa del Cordón,proyectando una de las escalerasmás sugerentes de la arquitecturaneogótica hispana (véase al respec-to IBÁÑEZ PÉREZ, A. C., Historiade la Casa del Cordón de Burgos,Burgos, 1987).

46. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «Lasobras de la catedral», Diario deBurgos, 23 de marzo de 1914.

47. ROULIN, E. (O.S.B.), «L’artgothique à Burgos au XXe siècle»,Revue de l’Art Chrétien, 50meAnné, 5me série, t. III, 5me lior.,septiembre de 1907, p. 329-335.Debemos tener en cuenta queVicente Lampérez era miembro dela Société Française d’Archéologie.

48. Según se desprende de los tex-tos del mismo Lampérez, fue por-que el presupuesto destinado a laobra no alcanzaba para vidrios debuena calidad (véase LAMPÉREZ Y

ROMEA, V., «En justa defensa», LaTribuna, 4 de abril de 1914; íd.«En justa defensa. La Catedral deBurgos II», Diario de Burgos, 6 deabril de 1914).

49. EL CONDE DE LAS ALMENAS,«La Catedral de Burgos», Diariode Burgos, 25 de marzo de 1914.

50. «Las obras de la Catedral»,Diario de Burgos, jueves 26 demarzo de 1914.

51. EL CONDE DE LAS ALMENAS,«Las obras de la Catedral», Dia-rio de Burgos, 30 de marzo de1914.

52. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «Lasobras de la Catedral», Diario deBurgos, 1 de abril de 1914.

53. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «Enjusta defensa», La Tribuna, 1 deabril de 1914; íd., «En justa defen-sa. La Catedral de Burgos», Dia-rio de Burgos, 3 de abril de 1914;íd., «En justa defensa», La Tribu-na, 4 de abril de 1914; íd., «En jus-ta defensa. La Catedral de BurgosII», Diario de Burgos, 6 de abrilde 1914.

54. EL CONDE DE LAS ALMENAS,«La Catedral de Burgos», La Tri-buna, 7 de abril de 1914; íd., «LaCatedral de Burgos», Diario deBurgos, 15 de abril de 1914.

55. EL CONDE DE LAS ALMENAS,Demostración gráfica de los erro-res artísticos de Don VicenteLampérez en Burgos, Madrid,1916.

56. Ídem, p. 65.

57. Ídem, p. 67-68; HUIDOBRO Y

SERNA, L., «Claustro de la Cate-dral...», op. cit., p. 376. Estas figu-ras sustituirían a los pináculosproyectados por R. VelázquezBosco.

LOCVS AMŒNVS 3, 1997 169Restauración monumental y opinión pública. Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos

antigüedades y organizador de muestras y exposi-ciones. Con el proyecto de Lampérez para la capi-lla del Condestable, la disputa se abrió directamentecon un cruce de críticas y apologías entre el arqui-tecto y el aristócrata, cada vez más mordaces, en laprensa madrileña y burgalesa41.

La obra a realizar en la capilla de la cabecera dela catedral se centraba en una reposición de latechumbre en mal estado, cuestión que seríaaprovechada para la apertura de los calados de labóveda, en el momento tabicados. El conde, aúndeclarándose amigo personal del arquitecto42, nodudó en utilizar toda una suerte de adjetivos des-pectivos hacia Lampérez y su obra —horrible pro-fanación— que fueron recogidos en los editorialesdel director del Diario de Burgos, Juan Albarellos,primer defensor de la restauración43. En un primermomento, Lampérez pareció reacio a contestar alas acusaciones hasta su primera intervención en elmismo diario el día 23 de marzo de 191444. JoséMaría de Palacio acusaba a Lampérez de no tenergusto, de haber destrozado la Casa del Cordón45 yde haber cometido una atrocidad en la capilla delcondestable. La actitud del arquitecto frente a ta-les reproches fue clara, no pensaba tener en cuentalas opiniones de un señor «que afirma (no razona)que le revienta el Greco y que Sorolla y Zuloagason dos pintores menos que mediocres»46. Puntopor punto, Lampérez desmintió los desastres queel conde le imputaba, citando un artículo en laRevue de l’Art Chrétien, para él máxima autori-dad en intervenciones sobre el patrimonio, en elcual se elogiaba su gestión en Burgos. Efectivamen-te, en la prestigiosa revista francesa el benedictinoE. Roulin calificó las intervenciones de Lampérezen los monumentos burgaleses como muy hábilesy admirables47. Por fin, desconocemos por qué ra-zones, se volvió a cubrir la claraboya abierta en elcalado de la bóveda48. Este hecho fue aprovechadopor el conde para afirmar que «nada eleva y enaltecetanto como reconocer un error» y volver a desca-lificar no ya a Lampérez, sino también a JuanAlbarellos por mostrar su adhesión a la causa delarquitecto, calificando a ambos de profanadores dela memoria de los Colonia49, cuestión hábil y rápi-damente contestada por el director del Diario deBurgos50.

La polémica continuó. El 30 de marzo, el condedisputaba sobre las objeciones a su crítica tanto deVicente Lampérez, como de Juan Albarellos. Aquí,amenazante, advertía su visita a Burgos con el finde estudiar las reformas realizadas en detalle y re-taba al arquitecto a esclarecer este litigio artísticofrente a la Real Academia de Bellas Artes de SanFernando51. Ante este nuevo ataque, Lampérezpublicó una breve nota aceptando el reto y anun-ciando la publicación de una serie de artículos so-bre la capilla del Condestable en La Tribuna deMadrid52. Los artículos fueron editados tanto en la

prensa madrileña como en el Diario de Burgos yno versaron únicamente sobre el condestable, sinoacerca de la mayor parte de las obras llevadas a caboen la ciudad de Burgos53. Tras esto, el conde de lasAlmenas se limitó a publicar un artículo extrema-damente ofensivo, criticando varias opiniones con-tenidas en la Historia de la Arquitectura Cristianay presagiando su denuncia a la Academia de SanFernando si Lampérez pretendía también perforarla bóveda del cimborrio54. El enfrentamiento a rea-lizar en la Real Academia no se produjo y, a partirde este momento, el conde se limitó a publicar estavez un libro con el elocuente título Demostracióngráfica de los errores artísticos de Don VicenteLampérez en Burgos, en tono insultante55.

La crítica del conde de las Almenas, a la parque destructiva, nunca se asentó sobre principiosestéticos demasiado sólidos. De la restauración delclaustro solamente mostró su censura a las vidrie-ras56, al antepecho que lo corona y a las esculturasde ángeles con las que se pretendían jalonar todoel perímetro del patio57, proyecto que, por otraparte, nunca se llegó a realizar. Restan los dos ángelesque hoy decoran el frente exterior de la capilla de San-ta Catalina y que fueron calificados de pseudogóticoso modernistas y denostados por estar colocados porencima del antepecho y no insertos en éste, comoocurre con los ángeles que circundan el perímetrode las naves de la catedral58.

La intervención enla claustra vieja y la demolicióndel palacio episcopalLo que la documentación denomina como claustravieja de la catedral de Burgos es un complejo con-junto de edificaciones, entre las que se hallan losrestos de dos pandas claustrales y del palacioepiscopal, unido a una de éstas. La capilla del San-to Cristo de Burgos es una larga dependencia decinco tramos cubiertos con crucería en direcciónnorte-sur que, desde antaño, ha venido siendoidentificada con los restos del claustro de la primeracatedral burgalesa59. Del mismo modo, el antes co-nocido como vestuario de canónigos es otra sucesiónde cinco tramos de bóveda que, en eje oeste-este des-de el último tramo sur de la capilla del Cristo, llegahasta la puerta del Sarmental o del Arzobispo60. Suúltimo tramo occidental quedó seccionado durantelas reformas y derribos realizados en las dos últimascenturias. Esta panda daba acceso al palacio episcopaly, a su vez, actuaba como paso del obispo a su cate-dral61, según testimonia la planta publicada en 1914por G. E. Street, en la que se conserva completo eltramo interrumpido62, y un dibujo de la época repre-sentando el exterior de la Puerta del Sarmental63.

58. EL CONDE DE LAS ALMENAS,Demostración gráfica de los erro-res..., op. cit., p. 67-68.

59. En el Diccionario de P. Madoz(Diccionario geográfico-estadísti-co-histórico..., op. cit., p. 140) sedescribe la capilla como «[...] la delSantísimo Cristo: su antigüedadcoincide con la del cuerpo de laiglesia; en los primeros años deésta, contenía habitaciones paralos individuos del cabildo, cuan-do vivían aunados en comunidada manera de religiosos». M. MAR-TÍNEZ Y SANZ (Historia del Tem-plo Catedral..., op. cit., p. 11 y 83)lo denomina, junto a otras depen-dencias, el «claustro viejo», enfunción de las referencias docu-mentales que, desde 1285, comen-zaron a nombrarlo de este modo.

60. Este sobrenombre de la por-tada, hoy en desuso, fue el utili-zado en la descripción de la cate-dral, incluida en el diccionario dePascual Madoz (MADOZ, P., Dic-cionario geográfico-estadístico-histórico..., op. cit., p. 136).

61. La funcionalidad como espa-cio de circulación entre catedral ypalacio fue notificada porMartínez y Sanz (Historia delTemplo Catedral..., op. cit., p. 11).

62. STREET, G. E., Some account ofgothic architecture..., op. cit., vol.I, p. 40-41.

63. MARTÍNEZ Y SANZ, M., Histo-ria del templo catedral…, op. cit.,p. 41.

170 LOCVS AMŒNVS 3, 1997 Eduardo Carrero Santamaría

64. IGLESIAS ROUCO, L. S., «La ca-pilla del Santo Cristo de la Cate-dral de Burgos. Datos para su es-tudio», Boletín del Seminario deestudios de Arte y Arqueología deValladolid, vol. LVI, 1990, p. 542-545.

65. IGLESIAS ROUCO, L. S., Burgosen el siglo XIX..., op. cit., p. 101.

66. GARCÍA CONCELLÓN, E.,«Año artístico», Diario de Burgos,2 de enero de 1892.

67. El retablo previo, según el ar-quitecto, era de corte neoclásico«absolutamente insignificante ydel todo reñido con el estilo de laclaustra vieja». Para el nuevo re-tablo, decidió tomar como ejem-plo la escultura funeraria burga-lesa del siglo XV y, en especial, lossepulcros de Villegas y FuentePelayo, realizándose en los talle-res madrileños de José Suárez(LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «El San-to Cristo de Burgos y su retabloen la catedral», Arquitectura yConstrucción, vol. III, núm. 54,1899, p. 149-152). Inmediatamen-te, la obra recibió la aprobación sincondiciones de los compañeros deLampérez («Nuevo retablo delSanto Cristo de Burgos», Arqui-tectura y Construcción, vol. III,núm. 54, 1899, p. 152-153).

68. A.G.A., E. y C., Leg. 8.833-7.

69. Véase nota 2.

70. GIL, I., «El derribo del Palacioarzobispal», Diario de Burgos, 14de agosto de 1913. Posteriormen-te, L. Cortés Echanove («Decómo la ciudad de Burgos logróel aislamiento de su catedral», Bo-letín de la Institución FernánGonzález, núm. 176, 1971, p. 522-557) tomó como fuente funda-mental para su estudio el citadoartículo de Isidro Gil, al que aña-dió algunos textos procedentes delos libros de sesiones del Ayunta-miento burgalés.

71. GARRIDO GARRIDO, J. M., Do-cumentación de la catedral deBurgos (804-1183), Burgos, 1983,docs. 27-30, p. 66-78. Sus múlti-ples reformas se documentan des-de la edad media. En 1263 fueagrandado por el obispo don Mar-tín González de Contreras (1260-1267), que utilizó para ello la casade un canónigo de la catedralpróxima a la residencia episcopal(BALLESTEROS BERETTA, A., «Da-tos para la topografía del Burgosmedieval», Boletín de la ComisiónProvincial de Monumentos deBurgos, núm. 79, 1942, p. 33-44,especialmente p. 39). Entre 1539y 1566, el cardenal obispo donJuan Álvarez de Toledo y su su-cesor en la sede, el arzobispo donFrancisco de Mendoza yBovadilla, añadieron todo el cuer-po plateresco visible en los graba-dos del palacio (Apuntes sobreBurgos del Padre Flórez, A.H.P.de Burgos, Secc. Biblioteca Públi-ca, sig. 216, f. 4v.; MARTÍNEZ Y

SANZ, M., Historia del TemploCatedral..., op. cit., p. 156). Supuerta fue considerada porIsidoro Bosarte como de «ligero

Figura 5.Grabado de la fachada occidental de la catedral en el siglo XVIII, incluido en la España Sagrada.

Figura 6.Alzado de la situación actual de la fachada occidental de la catedral (Instituto de Conservacióny Restauración de Bienes Culturales).

LOCVS AMŒNVS 3, 1997 171Restauración monumental y opinión pública. Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos

Después de su participación en el arreglo de laaguja sur de la catedral en 1887, Lampérez tuvo elencargo de acondicionar la capilla del Santo Cristode Burgos, convertida casualmente en panteón delos últimos obispos burgaleses. Este espacio yahabía sufrido algunas intervenciones en su fábrica,como la inclusión en su costado occidental de lacapilla funeraria del deán Luis de Quintanadueñasen el siglo XVII64. Hasta la segunda mitad del sigloXIX, la capilla del Cristo, además de albergar sobresu cubierta un segundo piso, era imperceptibledesde el exterior catedralicio a causa de la aglo-meración del caserío. Comenzada su recuperacióndesde el interior, Lampérez, junto a Demetrio delos Ríos, acondicionó parte de los ventanales y laentrada desde la catedral, la separó de la vecina ca-pilla de la Presentación mediante una reja, diseñóun nuevo altar y eliminó otros. De estas obras sóloha restado su aprobación en las actas capitulares65,el entusiasmo por su ejecución en la prensa local66

y el testimonio del mismo Lampérez sobre el tra-zado de un nuevo retablo neogótico para la reve-renciada imagen del Santo Cristo de Burgos, porencargo del deán de la catedral, don José Pradales67.Probablemente la satisfactoria intervención deLampérez condujo al cabildo en 1897 al derribode los edificios adosados al costado este de la capi-lla que, según fotografías y dibujos (figuras 5 y 6),incluían un soportal con antepecho calado que des-embocaba en la puerta occidental de la catedral68.

La demolición del palacio episcopal burgalés erauna antigua idea. Se ha mencionado la primera in-tención de derribo en la temprana fecha de 1486por el obispo don Luis de Acuña69. La problemáti-ca contemporánea se fundamentó en un lentosumario de opiniones contrapuestas entre Ayun-tamiento y Arzobispado, que culminaron en elderribo del palacio y sus dependencias, en pos dela mejora de las vistas del exterior catedralicio. Dela historia «deconstructiva» del palacio, la obra máscompleta es el informe emitido por el secretariodel Ayuntamiento de Burgos, Isidro Gil, en 1910

y publicado por el Diario de Burgos en 1913, cuan-do la demolición era inminente70.

Supuestamente ocupando el lugar del palacioque Alfonso VI donó al obispo Simeón y cabildoburgalés para la restitución y traslado de la sedeepiscopal de Oca a Burgos71 (figura 11), el aspectoexterior de la residencia del obispo —luego arzo-bispo— nos es conocido gracias a los grabados ydibujos de siglos pasados72 y su distribución inter-na, por la planta incluida en el viaje de Ponz73, porun plano de Burgos en 186874 y por la planta con-servada en la Real Academia de Bellas Artes de SanFernando75.

Entre 1858 y 1865 se produjo la primera inter-vención directa eliminando parte del palacio, poriniciativa del arzobispo cardenal don Fernando dela Puente. Dentro del intento desmedido de losarzobispos burgaleses por conservar el antiguopalacio76, las obras realizadas tuvieron por objetoel ensanche de la escalera del Sarmental. Éstas con-sistieron en el derribo de parte del muro orientaldel conjunto, la desaparición del arco de acceso adicha escalera con las tres figuras que lo corona-ban, la colocación de una reja sustituyendo este arcoy el traslado de un sepulcro ubicado en el men-cionado muro del palacio al paramento frontero,donde hoy permanece. En estas obras también des-apareció la capilla de San Pablo, antigua sala capi-tular del cabildo catedralicio, ubicada en la pandaeste de la claustra vieja77.

Como parece lógico, durante la intervención de1862 aparecieron restos de la obra antigua del pa-lacio, que fueron datados por Martínez y Sanzcomo obra del siglo XI78. Isidro Gil, posteriormen-te, dio noticia del descubrimiento en el Diario deBurgos79. Según el ilustrador burgalés, se tratabade «un precioso ajimez que pertenece al estilo ro-mánico-bizantino que en el siglo XI se propagó porCastilla»80. Como atestigua el mismo autor, la Co-misión Provincial de Monumentos Histórico-Ar-tísticos de Burgos, en virtud de la naturaleza deldescubrimiento, encargó una fotografía testimonial

pero muy elegante adorno»(BOSARTE, I., Viage a Segovia, Va-lladolid y Burgos, Madrid, 1804,reed. Madrid, 1978, p. 282).

72. Varios de estos grabados pue-den verse en EIBNER, F., «España.Album del Príncipe Metschersky,1863», Reales Sitios, núm. 67, 1981y en ELORZA, J. C., NEGRO, M. yPAYO, R.-J., La imagen de la Ca-tedral de Burgos. Ciento once vis-tas del templo burgalés, Burgos,1995.

73. PONZ, A., Viage de España, t.XII, Madrid, 1788, reed. Madrid,1988, vol. 3, p. 558.

74. Véase IGLESIAS ROUCO, L. S.,Burgos en el siglo XIX..., op. cit.,lám. 2.

75. CADIÑANOS BARDECI, I., «Elpalacio del Sarmental a comienzosdel siglo XIX: situación y primerintento de demolición», Burgense,29/2, 1988, p. 543-566.

76. Desde 1816, el Ayuntamientode Burgos intentó la demoliciónde un palacio que, según las fuen-tes, ya amenazaba ruina. Por suparte, el arzobispado se negó adeshacerse del inmueble, em-prendiendo varias reformas duran-te el siglo XIX (Véase MARTÍNEZ Y

SANZ, M., Historia del Templo Ca-tedral..., op. cit., p. 155-160; GIL,I., «El derribo del Palacio Arzobis-pal», op. cit.; CORTÉS ECHANOVE,L., «De cómo la ciudad deBurgos...», op. cit.). Sobre el cabil-do burgalés durante el pasado si-glo, véase GONZALO GOZALO, A.,

El Cabildo de la Catedral deBurgos en el siglo XIX (1808-1902),Córdoba, 1993 y GONZALO

GOZALO, A., «La Iglesia en Burgosen el siglo XIX (Bosquejo de unapanorámica)», en AA. VV., His-toria de Burgos desde los orígeneshasta nuestros días, Burgos, 1993,p. 879-890.

77. MARTÍNEZ Y SANZ, M., Histo-ria del Santo Templo..., op. cit., p.149, 159, 162 y 296-298. La docu-mentación de la catedral revelaque las reuniones capitulares serealizaban primero en el palacioepiscopal y, posteriormente, en lacapilla de San Pablo «do fazen elcabillo» (Cf. GARRIDO GARRIDO,J. M., Documentación... (804-1183), op. cit.; íd., Documentaciónde la catedral de Burgos (804-

1183), Burgos, 1983; PEREDA

LLARENA, J. M., Documentaciónde la catedral de Burgos (1254-1293), Burgos, 1984; íd., Docu-mentación de la catedral de Burgos(1294-1316), Burgos, 1984).

78. MARTÍNEZ Y SANZ, M., Histo-ria del Santo Templo..., op. cit.,p. 11.

79. GIL, I., «El derribo del Pala-cio...», op. cit.

80. Ídem.

172 LOCVS AMŒNVS 3, 1997 Eduardo Carrero Santamaría

Cadena y Eleta, promovido a Burgos desde la sedede Vitoria. No parecía muy clara la posición que elprelado tomaría respecto al derribo del palacio,posición que fue concluyente tras su llegada a lacapital castellana, cuando aceptó la vivienda pro-porcionada por el Ayuntamiento, mostrándose fa-vorable a la demolición91. En febrero de 1914 elConcejo aceptó la propuesta de derrumbe de unascasas del cabildo ubicadas en la calle Lencería, comoparte del proceso de aislamiento del templocatedralicio92. Las fechas para la eliminación delpalacio parecían cercanas y la prensa local demos-traba su optimismo93, que se vio desbordado en elmes de agosto del mismo año con el comienzo delos derribos por la calle Lencería94. Las primerasmuestras del exterior de las capillas del Santo Cris-to, de la Presentación y de la Visitación produje-ron la satisfacción de los miembros del Ayunta-miento y el Cabildo. Lampérez fue entrevistadopor el Diario de Burgos sobre los siguientes pasosa realizar en el conjunto95. Entre éstos, se decidióeliminar el piso dispuesto sobre las bóvedas de lacapilla del Cristo, aún visible en los reportajes fo-tográficos sobre la conmemoración del séptimocentenario de la batalla de las Navas de Tolosa enjulio de 1912 (figura 9)96. También se proyectó su-primir la chimenea de la calefacción (figura 10) yse informó del hallazgo de algunos restos de inte-rés pertenecientes a la fábrica medieval —el túnely dos arcos en el primer piso del palacio— que seconservarían como contrarresto del desnivel entreel suelo de la catedral y la plaza. Estas obras deconservación suponían el proyecto de nuevas in-tervenciones en las zonas que quedasen al descu-bierto y que el arquitecto aún no había planeado.La entrevista pone además de relieve que los ha-llazgos efectuados fueron supuestamente mayoresa los hoy conservados. Al parecer, había más es-tancias abovedadas aparte del denominado túnel,ubicado al nivel de la plaza97. Supuestamente, tam-bién aparecieron restos de obra del siglo XV, quefueron relacionados con las reformas realizadas enel palacio, bajo el episcopado de don Alonso deCartagena98.

Por último, al finalizar el derribo, Lampérezexpuso en el claustro nuevo —recién restaurado—su proyecto para los restos del palacio a conser-var99. Afortunadamente, la perdida memoria de esteplan de restauración fue publicada fragmentaria-mente en el Diario de Burgos100. Por ésta sabemosque alguien propuso la demolición de todas las ca-pillas del lado sur de la catedral (del Santo Cristo,de la Visitación, de la Presentación, etc.) con el finde recuperar limpio de añadiduras todo el costadodel templo101. Lampérez se negó rotundamente aesta operación, estipulando como base fundamen-tal de su actuación la conservación y respeto a to-das las capillas. A esto unió la protección del túnely de los dos arcos entre contrafuertes, aparecidos

del mismo, realizada por Luciano Manzano «úni-co fotógrafo que por aquellos tiempos había enBurgos»81. La ventana debió desmontarse con lasobras, ya que, el mismo Isidro Gil, notificó quesus restos se conservaban diseminados en el claus-tro bajo de la catedral82. Más tarde, VicenteLampérez, en su artículo en Arquitectura y Cons-trucción sobre el derribo del palacio, afirmaba ha-ber podido ver sólo una foto del mismo83. Aquíterminan las noticias sobre la ventana románica dela catedral. Afortunadamente, la fotografía se haconservado en la sección Biblioteca Pública del Ar-chivo Histórico Provincial de Burgos (figura 7)84.Desconocemos el emplazamiento de la ventana enel conjunto palaciego, pero podemos ver que, efec-tivamente, se trata de una bífora de característicasrománicas, en cuyo lateral derecho aparece el arran-que de un arco posterior decorado con puntas dediamante. Hoy, gracias a la recuperada fotografía dela ventana, se puede comprobar que un capitel ve-getal expuesto en la actualidad en las pandas del claus-tro alto y hasta hoy fuera de contexto, sin duda per-teneció a la fábrica del palacio episcopal (figura 8).

El año 1895 fue determinante en el destino delpalacio. Tras los problemas entre Arzobispado yAyuntamiento, el segundo determinó la necesidadde llegar a un acuerdo entre ambas institucionessobre el derribo85. Lampérez, que hasta el momen-to había dirigido las obras de restauración de lacapilla del Santo Cristo e iba a iniciar la del claus-tro nuevo, tampoco perdió la oportunidad de mos-trar su opinión favorable al derribo en dos noticiaspublicadas en la prensa local86. El 5 de diciembrede 1895 se convocó una reunión en la catedral en-tre representantes del Cabildo y del Ayuntamien-to, encabezada por el alcalde don Mariano Polo.El municipio expuso su plan de derribo, que fueaceptado por los capitulares y el deán. Estaasamblea propició las declaraciones del anteriorrestaurador de la catedral don Ricardo VelázquezBosco, que consideró que «no sólo era posible yconveniente el derribo del Palacio Arzobispal parael embellecimiento de la Catedral, sino que éstaganaría mucho en solidez, librándose del enormepeso que indebidamente gravita sobre algunas par-tes del templo»87. En el acuerdo se determinaba queel Ayuntamiento se encargaría de ofrecer al Arzo-bispado un nuevo lugar para residencia del prela-do, palacio que fue concluido en 191788.

A pesar de haberse llegado a un acuerdo, la de-molición del palacio no se inició hasta 1914. Enjulio de 1913 la infanta Isabel, de visita en Burgos,fue informada de los planes de derribo89. Pocosmeses después, una comisión de concejales encar-gados de evitar que el palacio continuara habitadoy de buscar un nuevo alojamiento al arzobispo in-formaba a través del Diario de Burgos del éxito desu gestión90. La problemática del momento se cen-traba en la llegada de un nuevo arzobispo, don José

81. Ídem.

82. Ídem. L. Huidobro supusoque parte de los capiteles expues-tos luego en el claustro alto de lacatedral pertenecieron a la bífora(HUIDOBRO, L., «Restos escultu-rados de la primitiva catedral deBurgos», Boletín de la InstituciónFernán González, XXXV, núm.134, 1956, p. 1-5).

83. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «La ca-tedral de Burgos (obras últimamen-te ejecutadas)», op. cit., p. 9, n. 1.

84. A.H.P. de Burgos, secc. Biblio-teca Pública, caja 44. Quiero agra-decer al personal del Archivo His-tórico Provincial de Burgos, ymuy especialmente a su director,su amabilidad y las facilidades conque me permitieron realizar lacopia adjunta de esta fotografía.

85. Sobre el sumario de las accionesdel Ayuntamiento de Burgos y elArzobispado desde que el alcaldedon Timoteo Arnaiz ideara la de-molición en 1848, véase CORTÉS

ECHANOVE, L., «De como la ciudadde Burgos...», op. cit., p. 529-550.

86. Diario de Burgos, 17 de octu-bre de 1895 y Diario de Burgos,21 de octubre de 1895.

87. GIL, I., «El derribo del Pala-cio...», op. cit.

88. El arzobispado burgalés pasó aocupar un nuevo palacio en el Pa-seo de los Cubos —entonces deEduardo Martínez del Campo—frente al Seminario Conciliar, don-de existía una plaza idónea al efecto(«El derribo del Palacio Arzobis-pal», Diario de Burgos, 30 de abrilde 1914). El 21 de julio de 1916, elprelado solicitó permiso al Ayun-tamiento burgalés para ubicar un es-cudo de la ciudad en la fachada deledificio (Archivo Municipal deBurgos, 3 fols., A-15-799).

89. «La Infanta regocijóse muchoviendo dar la hora al famoso Papa-Moscas. También se enteró de losproyectos que se tienen para aislarla Catedral, mediante el derribo delpalacio del señor arzobispo» («LaInfanta Isabel en Burgos», Diariode Burgos, 26 de julio de 1913).

90. ARANGÜENA, F.; DANCAURT, D.;CUESTA, M. de la; G. de CADIÑANOS,L., «El derribo del Palacio Arzobis-pal», Diario de Burgos, jueves 9 deoctubre de 1913.

91. «El Nuevo Prelado», Diario deBurgos, 16 de diciembre de 1913.

92. «El aislamiento de la Cate-dral», Diario de Burgos, 2 de fe-brero de 1914.

93. «El derribo del Palacio Arzo-bispal», Diario de Burgos, 30 deabril de 1914.

94. «El derribo del palacio», Dia-rio de Burgos, 17 de agosto de1914.

95. «El derribo del Palacio Arzo-bispal», Diario de Burgos, 8 deseptiembre de 1914.

LOCVS AMŒNVS 3, 1997 173Restauración monumental y opinión pública. Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos

Figura 7.Ventana del palacio episcopal aparecida durante el derribo de 1862(Archivo Histórico Provincial de Burgos).

Figura 8.Capitel de la ventana del palacio episcopal, catedral de Burgos(Foto: Archivo de la Diputación Provincial de Burgos).

Figura 9.Vista de la fachada occidental de la catedral en 1912, con la capilla delSanto Cristo en primer término (Foto: Archivo J. Sancho).

Figura 10.Vista del palacio arzobispal durante la demolición(Foto: Archivo Municipal de Burgos).

96. «Burgos. Séptimo centenariode la Batalla de las Navas deTolosa», La Ilustración Españolay Americana, núm. XXVII, 22 de ju-lio de 1912, p. 36.

97. El túnel es una estancia cubiertapor una bóveda de cañón apuntadosobre fajones situada en el costadosur de la catedral y con acceso des-de el exterior. Véanse las fotos pu-blicadas en RICO SANTAMARIA, M.,La Catedral de Burgos. Patrimoniodel Mundo, Vitoria, 1985, p. 64.

98. «El derribo del Palacio Arzo-bispal», Diario de Burgos, 8 deseptiembre de 1914.

99. «Las obras de la Catedral»,Diario de Burgos, 5 de junio de1915. El actual canónigo archive-ro de la catedral, D. Matías Vica-rio Santamaría, me comunicó consu habitual amabilidad y tras mismuchas consultas que, entre losfondos del mencionado archivo, nose conservan las memorias de res-tauración de Lampérez ni materialalguno de la citada exposición.

100. «Las obras de la Catedral»,Diario de Burgos, 5 de junio de1915. La presentación del proyec-to y presupuesto fue realizada enla Real Academia de Bellas Artesde San Fernando por José LópezSallaberry (LÓPEZ SALLABERRY, J.,«Obras de restauración de las fá-bricas de la Catedral de Burgos»,Boletín de la Real Academia deBellas Artes de San Fernando, vol.X, núm. 37, 1916, p. 31-38; LÓPEZ

SALLABERRY, J., «Presupuesto núm.3 del proyecto de obras de repa-ración de las partes colindantes dela Catedral de Burgos con el anti-guo Palacio Arzobispal», Boletínde la Real Academia de BellasArtes de San Fernando, vol. X,núm. 40, 1916, p. 152.

101. «Las obras de la Catedral»,Diario de Burgos, 5 de junio de1915 y «Las obras de la Catedral

174 LOCVS AMŒNVS 3, 1997 Eduardo Carrero Santamaría

mentable intervención por parte de los arquitectosAlfonso Regalado Rodríguez y Fernando Gonzálezde Lara108. El triple ingreso gótico estaba decoradocon las habituales tallas en sus jambas, un mainel enla central con la Virgen y tres tímpanos dedicados ala Asunción de la Virgen, la Coronación y, segúnPonz, la Concepción109. Alegando la ruina del pri-mer cuerpo de la fachada, la antedicha interven-ción dieciochesca suprimió tanto las figuras de lasjambas como los tímpanos, colocándose en su lu-gar ingresos y esculturas a la manera clásica. El as-pecto original de la triple portada nos es conocidopor el grabado incluido en el tomo XXVI de la Es-paña Sagrada de Flórez (figura 5). Éste dio aLampérez la oportunidad de insinuar una posiblereconstrucción del conjunto siguiendo este di-bujo como modelo, aunque concluyendo con ma-licia: «[...] en mi concepto, habría que ir en la re-constitución de lo que, en mala hora fué destruidoen el siglo XVIII [...] Pero no se alarmen losantirrestauradores: que todo esto no pasa de seruna fantasía»110.

En todo caso, las actuaciones en el entornocatedralicio, tanto de Lampérez como de sus pre-decesores, fueron parte integrante de las muchasreformas urbanas que dieron al casco históricoburgalés el aspecto de ciudad decimonónica que,en muchos sentidos, ha conservado hasta hoy. Elderribo del palacio puede ser considerado un pun-to y aparte en el proceso que llevó a la ciudad aocupar un lugar propio dentro de las reformas ur-banas emprendidas en poblaciones hispanas, de as-cendente burguesía, durante el siglo XIX111.

EpílogoComo colofón, no creo que podamos juzgar lige-ramente la labor de Lampérez. Efectivamente, tan-to para el insigne historiador, teórico y arquitec-to como para sus contemporáneos, el palacioepiscopal de Burgos no era más que un caserónen estado ruinoso que impedía ver el exterior delas capillas catedralicias del gótico final. De he-cho, en ningún momento de la animada polémicasobre las intervenciones restauratorias en el tem-plo burgalés se consideró la conservación del pa-lacio como una posibilidad a tener en cuenta, y suderribo no fue más que el final de un largo proce-so iniciado abiertamente en el siglo XIX. En 1919,cuatro años antes de la muerte de Lampérez, L. To-rres Balbás escribía una reflexión denunciando lasdemoliciones que se habían efectuado en los alrede-dores de las catedrales de Burgos y León, abogandopor la conservación del entorno urbanístico de lostemplos catedralicios y la preservación de las depen-dencias canonicales112. Evidentemente, VicenteLampérez fue ajeno a estos nuevos criterios con-

en el piso alto del palacio, hoy preservados. Juntoa estos arcos existían arranques de fajones yenvigados que hicieron a Lampérez suponer queel piso alto del palacio episcopal de Burgos seríasimilar a las grandes salas de recepción del pazodel arzobispo Gelmírez en Santiago de Compostelay del monasterio de Poblet (Tarragona)102. A pesarde la insistencia del arquitecto en su conservación,expuesta en el resumen de la memoria incluido enel citado artículo, los fajones y sus vigas fuerondespués eliminados por completo. Por el contra-rio, sí se preservó la ventana original que aparecióinesperadamente en el testero de la capilla del Cristodurante los derribos de 1917. Condenada a ser ce-gada por el retablo del Santo Cristo, el cabildo pro-puso al arquitecto trasladarla al muro contiguo parailuminar la sacristía de la capilla. Esto suponía queel muro corrido del vecino vestuario de canónigosquedaría con una ventana aislada en su extremo oc-cidental. La apartada situación del arco trasladadollevó a Lampérez a realizar otras dos ventanas más,«en recuerdo del simbolismo de la Santísima Trini-dad», que aportaran cierta simetría al conjunto103.También en la capilla del Santo Cristo y en el ves-tuario de canónigos se descubrieron variosarcosolios del siglo XIV y, entre éstos, el fragmentode un lucillo sepulcral que, según Lampérez, re-presenta la duda de Santo Tomás y hoy se con-serva en el claustro de la catedral104.

En cuanto a la conservación del túnel del pala-cio episcopal, Lampérez propuso el chapado de sumuro exterior mediante un juego de arcos apunta-dos que permitieran ver el paramento original ylas pequeñas ventanas, medida que esta vez sí sellevó a cabo. Asimismo, proyectó hacer transita-ble una terraza sobre el túnel, en el espacio queocupó el salón de recepciones del palacio episcopal,dejando in situ los dos arcos descubiertos y reali-zando una balaustrada similar al antepecho utili-zado en el claustro nuevo. De igual modo se coro-narían los muros del vestuario de canónigos, soloque aquí se colocarían siete figuras de ángeles, comolas proyectadas para el claustro (figura 12). Por úl-timo, el túnel sería acondicionado como entradadel carruaje del señor arzobispo. Así, en el interiorse colocaría una escalera que desembocara en el ves-tuario de canónigos y permitiese la llegada del pre-lado hasta el interior de la catedral por medio deun acceso privado105. Tanto la escalera como elcoronamiento de ángeles fueron proyectados ynunca culminados106.

Ante tanta crítica, encubierta o colérica, a suintervención y tras otros tantos artículos y pala-bras de autodefensa, Lampérez escribió sólo un mesantes de su fallecimiento una pequeña divagaciónen tono irónico y provocador, sobre la posible res-tauración de la portada del Perdón107. La portadaoccidental de la catedral de Burgos, denominadaReal o del Perdón, sufrió en 1790 una más que la-

de Burgos. Demolición del Pala-cio Arzobispal», Arquitectura yConstrucción, T. XIX, núm. 271,1915, p. 36-40.

102. «Las obras de la Catedral»,Diario de Burgos, 5 de junio de1915; LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «LaCatedral de Burgos (obras última-mente ejecutadas)», op. cit., p. 9-12. Todos estos elementos fueronreflejados en la planimetría ex-puesta en el claustro nuevo y hoy,desgraciadamente, se encuentranen paradero desconocido.

103. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «Lacatedral de Burgos (obras última-mente ejecutadas)», op. cit., p. 16-17.

104. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «LaCatedral de Burgos (obras última-mente ejecutadas)», op. cit., p. 18-20. En las obras de restauraciónrealizadas en la catedral bajo ladirección del arquitecto DionisioHernández Gil entre 1995 y 1996han aparecido nuevos sepulcros,al despejar los muros del vestua-rio de canónigos de los armariosque los cubrían, y han sido elimi-nados los panderetes que frag-mentaban el vestuario de canóni-gos, quedando totalmente diáfanala antigua panda meridional o delpalacio de la claustra vieja.

105. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «Lacatedral de Burgos (obras última-mente ejecutadas)», op. cit., p. 12-18; «Las obras de la Catedral deBurgos. Demolición del PalacioArzobispal», op. cit., p. 38-39.

106. Tanto los planos del proyec-to para la zona este de la catedralcomo su alzado han desaparecido.Aquí se reproducen los publica-dos por el mismo Lampérez (Ar-quitectura y Construcción, 1918,p. 11).

107. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «Laportada del Perdón, de la Catedralde Burgos», Boletín de la Comi-sión Provincial de MonumentosHistóricos y Artísticos de Burgos,núm. 1, 1922, p. 4-5.

108. MARTÍNEZ Y SANZ, M., Histo-ria del Templo Catedral..., op. cit.,p. 23-25.

109. PONZ, A., Viage de España,op. cit., p. 556-557; véase al res-pecto GARCÍA MELERO, J. E., «Es-piritualidad y estética: las transfor-maciones en los exteriores de lascatedrales góticas españolas en elsiglo XVIII», Hispania Sacra, vol.XLI, 1989, p. 603-639, especialmen-te p. 622-626, y GARCÍA MELERO,J. E., «Realizaciones arquitectóni-cas de la segunda mitad del sigloXVIII en los interiores de las cate-drales góticas españolas», Espacio,Tiempo y Forma, Serie VII, t. 2,1989, p. 223-286, especialmente p.243.

LOCVS AMŒNVS 3, 1997 175Restauración monumental y opinión pública. Vicente Lampérez en los claustros de la catedral de Burgos

Figura 11.Alzado de la vertiente sur de la catedral en el siglo XVIII, con el claustro y el palacio arzobispal, incluido en la España Sagrada.

Figura 12.Alzado del costado sur de la catedral y palacio arzobispal tras la restauración, según el proyecto de Vicente Lampérez y Romea.

110. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «Laportada del Perdón...», op. cit.,p. 5. Lo que sin duda habría pro-vocado la sorpresa del arquitectoes la exposición del dibujante Je-sús San Eustaquio que, durante elmes de noviembre de 1995, alber-gó la sucursal de la Caja de Aho-rros del Círculo Católico situadaen el Paseo del Espolón de Burgos.En ésta se proponía una recons-trucción de la fachada occidentalde la catedral, bajo idea deMelchor Peñaranda Redondo, uti-lizando las figuras ubicadas en losmuros del claustro nuevo comointegrantes del conjunto iconográ-fico de la misma. Este intento derestauración de la fachada llevabapor título Propuesta de reconstruc-ción de la triple portada inspiradaen el grabado publicado en la Es-paña Sagrada del Padre Flórez quemuestra su aspecto anterior a lasdestructivas reformas de la segun-da mitad del siglo XIX [sic] que lasredujeron a su triste aspecto actual.

111. IGLESIAS ROUCO, L. S., Burgosen el siglo XIX..., op. cit.;íd.,«Burgos», en GARCÍA GRINDA,J. L.; MARTÍN GARRIDO, C., Burgosedificado, Madrid, 1984, p. 197-208; BERNAL SANTA OLALLA, B.;IGLESIAS ROUCO, L. S., «Desarro-llo urbano de Burgos en el sigloXX: Arquitectura burgalesa del si-glo XX», en Historia de Burgosdesde los orígenes hasta nuestrosdías, Burgos, 1993, p. 1057-1058.

112. TORRES BALBÁS, L., «El aisla-miento de nuestras catedrales»,Arquitectura, núm. 20, 1919, p.358-362, reed. en TORRES BALBÁS,S. L., Sobre monumentos y otrosescritos, Madrid, 1996, p. 37-41.

176 LOCVS AMŒNVS 3, 1997 Eduardo Carrero Santamaría

servadores. Se ha citado su adhesión incondicio-nal a los preceptos violletianos, fidelidad que con-trastaba con su total repulsa hacia las teorías deJohn Ruskin, a las que consideró despreciables113.El derribo del palacio episcopal fue coherente consus ideas, según las cuales debía reintegrarse «elmonumento á su estado primitivo, reproducien-do la disposición, estructura, labra, etcétera, etc.,originales»114, juzgando así la residencia episcopalcomo un simple aditamento. En el resto de susactividades artísticas, Vicente Lampérez y Romeaaquejó el mismo deseo romántico de imitaciónmedievalista a ultranza y, frente a su cientifismohistórico en lo que a la arquitectura se refiere, otrasparcelas de su producción denotan los rasgos de

113. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., Larestauración de los monumentosarquitectónicos..., op. cit., p. 8.

114. Ídem, p. 4.

115. Fue retratado por el pintorcatalán Ramón Casas.

116. RÍOS, B. DE LOS, Romancerode Don Jaime el Conquistador,ilustraciones de V. Lampérez yRomea, Madrid, 1891.

117. AGUIRRE Y ESCALANTE, J. M.,De Castella Vetula (Hojas de unlibro de viajes), edición y prólogode V. Lampérez y Romea,Santander, 1915, p. 5-16.

118. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., Larestauración de los monumentosarquitectónicos..., op. cit., p. 1.

un esteta. Inventó una nueva fachada gótica a lacatedral de Cuenca. Gozó de la amistad de los ar-tistas de la época115. Dentro de la corrientehistoricista se hallan las letras capitales realizadaspara ilustrar el Romancero de Don Jaime el Con-quistador, publicado por su esposa, la filólogaBlanca de los Ríos116. En la reflexión personal so-bre su trabajo con que prologó la obra de su fa-llecido amigo el poeta José María Aguirre yEscalante, Lampérez no dudó en alabar la poesíay la delectación estética hacia el medievo y su cul-tura material, en menosprecio del tecnicismo in-herente al historiador arquitecto117. Algo lógico enuna persona según la cual, «al fin, el ARTE es algoabsolutamente indispensable para nuestra vida»118.