Lopez Luis v. Raymond y Roy SA

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Poder Judicial de la Nación En Buenos Aires a los 5 días del mes de diciembre de dos mil ocho, reunidos los Señores Jueces de Cámara en la Sala de Acuerdos fueron traídos para conocer los autos “LOPEZ LUIS c/ RAYMOND CO Y ROY S.A. s/ SUMARIO” (Expediente N° 71852.96; Com. 25 Sec. 49) en los que al practicarse la desinsaculación que ordena el artículo 268 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación resultó que la votación debía tener lugar en el siguiente orden: Doctores Ojea Quintana, Caviglione Fraga y Monti. Estudiados los autos la Cámara plantea la siguiente cuestión a resolver: ¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada de fs. 913/24? El Dr. Juan Manuel Ojea Quintana dice: I.- Los hechos 1. Se presentó a fs. 8/25 el Sr. Luis Enrique López, por intermedio de apoderamiento judicial, promoviendo juicio por cobro de pesos setecientos quince mil cuatrocientos ochenta y dos ($715.482,44) contra Raymond & Roy S.A. (“Lopez Luis c/ Rayomond Co y Roy S.A. s/ Sumario”; n°71.852/1996; Com. 25 Sec. 49; pág. 1) USO OFICIAL

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Poder Judicial de la Nación

En Buenos Aires a los 5 días del mes de diciembre de dos mil ocho, reunidos los

Señores Jueces de Cámara en la Sala de Acuerdos fueron traídos para conocer los

autos “LOPEZ LUIS c/ RAYMOND CO Y ROY S.A. s/ SUMARIO”

(Expediente N° 71852.96; Com. 25 Sec. 49) en los que al practicarse la

desinsaculación que ordena el artículo 268 del Código Procesal Civil y Comercial de

la Nación resultó que la votación debía tener lugar en el siguiente orden: Doctores

Ojea Quintana, Caviglione Fraga y Monti.

Estudiados los autos la Cámara plantea la siguiente cuestión a resolver:

¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada de fs. 913/24?

El Dr. Juan Manuel Ojea Quintana dice:

I.- Los hechos

1. Se presentó a fs. 8/25 el Sr. Luis Enrique López, por intermedio de

apoderamiento judicial, promoviendo juicio por cobro de pesos setecientos quince

mil cuatrocientos ochenta y dos ($715.482,44) contra Raymond & Roy S.A.

Relató que se desempeñó como vendedor y distribuidor exclusivo de la

demandada desde mediados del año 1991. Explicó que en un primer momento el

contrato lo suscribieron junto con la Sra. Gómez, con quien conformaba una

sociedad de hecho, pero ésta se disolvió y el actor compró el 50% restante del fondo

de comercio, por lo que firmó un nuevo contrato de locación exclusivo a su nombre

por el término de 60 meses –hasta el 30.9.1997-.

En el mes de noviembre del año 1994 la demandada le comunicó

verbalmente que cerraba la cuenta con la finalidad de favorecer a un negocio que se

abría en las inmediaciones del de la actora.

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Poder Judicial de la NaciónDetalló el intercambio epistolar celebrado entre las partes y destacó que

las gestiones extrajudiciales tendientes a solucionar el conflicto resultaron

infructuosas.

Practicó liquidación de los daños padecidos y ofreció prueba.

2. Se planteó un conflicto de competencia quedando las actuaciones

radicadas en el Juzgado Comercial N° 15 (v. fs. 15) pero luego, en virtud de la

apertura del concurso de la demandada, fueron remitidas al juzgado Comercial N°

25.

3. Corrido el traslado del escrito inaugural de la instancia, se presentó a

fs. 136/148 Raymond & Roy S.A., también por medio de apoderamiento judicial,

contestó demanda y solicitó su rechazo con costas.

Formuló una negativa pormenorizada y categórica de los hechos alegados

por la actora en el escrito de inicio. Reconoció las operaciones de compraventa de

mercaderías celebrados con la contraria pero aclaró que estas se desarrollaron dentro

de la típica relación con un mayorista y que se trató siempre de contratos

independientes.

Explicó que se le exigieron que cumpla con ciertas pautas, pero en su

carácter de vendedor mayorista.

Refirió, también detalladamente, al intercambio epistolar que efectuó con

la demandante y ensayó distintas interpretaciones del contrato celebrado entre las

partes.

Se opuso a los rubros pretendidos por la accionante y negó la autenticidad

de la documental acompañada con la demanda.

Refirió a la normativa aplicable al sub lite.

Solicitó la declaración de temeridad y malicia de la conducta de la

contraria y fundó en derecho.

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Poder Judicial de la NaciónPor último, dedujo reconvención por el cobro de las sumas de pesos

nueve mil doscientos cincuenta y tres con cincuenta y seis centavos ($ 9253,56) con

mas sus intereses por una serie de facturas adeudadas.

Ofreció prueba.

4. A fs. 166 el accionante contestó el traslado de la reconvención,

negando las sumas reclamadas y la autenticidad de la documental.

II.- La sentencia de primera instancia.

El primer sentenciante (a) rechazó la demanda promovida por Luis

Enrique López contra Raymond & Roy S.A. –hoy su quiebra- a la que absolvió, con

costas a cargo del actor vencido; y (b) también rechazó la reconvención promovida

por Raymond & Roy S.A. contra Luis Enrique López, a quien absolvió de la

reconvención, con costas a cargo de la vencida.

Para decidir en el sentido de la desestimación de la demanda, luego del

análisis de la instrucción probatoria y contingencias procesales verificadas en autos,

concluyó que la resolución del vínculo contractual que anudara a las partes fue

motivada por el incumplimiento del actor de su obligación central de vender

exclusivamente los productos John Cook. Mas razonó que si no se considerase así,

tal resolución tampoco resultó intempestiva, habida cuenta la existencia de un

contrato sin pacto de vigencia, en el cual el actor resultó prevenido con mucha

antelación acerca de sus incumplimientos. Por fin, estimó no acreditados los daños

reclamados.

Con relación a la desestimación de la reconvención, estimó que el

reclamo de la reconviniente con base en la falta de pago de ciertas facturas

descriptas en el escrito de contestación de demanda, carece de evidencia fáctica

necesaria, pues no se produjo peritación contable al respecto. Reputó insuficiente el

(“Lopez Luis c/ Rayomond Co y Roy S.A. s/ Sumario”; n°71.852/1996; Com. 25 Sec. 49; pág. 3)

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Poder Judicial de la Naciónreconocimiento del accionante formulado al absolver posiciones (fs. 586, respuesta a

la posición 24).

III.- Los recursos.

Apelaron actor y demandada a fs. 925 y 929, respectivamente.

El primero expresó agravios a fs. 942/50. Fue respondido por la

sindicatura de la quiebra de la accionada a fs. 959 y vta.

La segunda expresó agravios a fs. 959 vta./960. No fueron contestados

por el actor.

IV.- La solución.

i) Recurso interpuesto por el actor

1. Los agravios expresados por la representación de Luis Enrique López

pueden formularse sintéticamente del siguiente modo: (a) el juez habría prescindido

del carácter de distribuidor exclusivo de los productor John Cook que poseía el

actor, considerando erróneamente que se hubiese pactado la exclusividad territorial;

(b) el sentenciante hizo mérito de una cuestión personal –concerniente al señor

Carlos Alberto Abadi, persona de la amistad de los directivos de Raymond & Roy

S.A., a quien se habría querido beneficiar poniéndoselo a cargo de otro negocio

encarado simultáneamente con la ruptura del contrato con el actor- que no sería

relevante para la solución del litigio; (c) se tuvo por cierto que la demandada habría

reprochado incumplimientos al señor López en marzo de 1994 cuando del

intercambio epistolar no surgiría ningún reconocimiento en tal sentido; (d) se otorga

relevancia a cierta acta notarial que, en rigor, resultó labrada después que la

accionada terminase con la relación contractual; y (e) la consideración sobre el

incumplimiento del actor de su deber de vender exclusivamente productos John

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Poder Judicial de la NaciónCook, carecería de sustento acreditativo.

La demandada respondió a tales agravios. Sostuvo fundamentalmente que

el demandante no probó la existencia de un contrato de exclusividad territorial; que

tampoco refutó la argumentación del a-quo sobre los incumplimientos reprochados,

que hallarían base en la prueba documental y en la confesional. Y, finalmente,

afirmó que el actor nada rebatió con respecto a la finalización del contrato sin plazo

explícito de vigencia.

2. Marco teórico.

La expresión “contrato de distribución” aparece utilizada en sentido

genérico, comprensiva de las diversas maneras de establecer canales de

comercialización por medio de terceros que actúan sin relación de dependencia; o

bien, en un sentido estricto, para referirse a un medio determinado, con

características propias, que utiliza el productor (o mayorista) para colocar sus bienes

en el mercado.

Al no existir regulación legal al respecto, tanto en doctrina como en

jurisprudencia, y más aún en los usos comerciales, se emplea la palabra distribuidor

en ambos sentidos, aunque se nota un esfuerzo doctrinario para atribuirle un

significado estricto en orden a su diferenciación de otras figuras tales como el agente

de comercio, el concesionario y el franquiciado.

Son elementos corrientes del contrato de distribución los siguientes: a)

exclusividad de zona –aún cuando no necesariamente tal pauta haga a su esencia,

pudiendo pactarse lo contrario-; b) duración; c) exigencia de una venta mínima; d)

entrega de la mercadería al distribuidor con un descuento; e) fecha de pago de las

facturas; f) lugar y forma de entrega de la mercadería y de acopio; g) precios de

venta; h) estipulaciones sobre publicidad; e i) compromiso de los distribuidores de

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Poder Judicial de la Naciónno fabricar, vender o distribuir otros artículos en competencia (conf. JUAN M. FARINA,

“Contratos Comerciales Modernos”, págs. 386 y ss., Astrea, Bs. As., 1993).

Se impone ahora señalar como línea de principio la legitimidad de la

rescisión unilateral en estos contratos de duración, que varía conforme la existencia

de un plazo determinado o no. En los contratos sin plazo, o bien con lapso

indeterminado, el vínculo perdura en el tiempo hasta que se le ponga fin, pero no es

razonable concebir que los contratantes se hayan obligado a perpetuidad. Por esta

razón, la cláusula de rescisión unilateral es un efecto natural, por tanto válida.

Deben tenerse en cuenta los standars, como la buena fe, el abuso del

derecho, la desnaturalización de las obligaciones, que siempre deben ser

consideradas a la luz del caso concreto.

Una relación comercial de distribución de plazo indeterminado no puede

concluirse sin un tiempo prudencial de preaviso. Si ello no ocurre, habrán de

indemnizarse los daños y perjuicios (MARZORATTI, OSVALDO J., “Un fallo polémico sobre

representación comercial”, Nota a fallo, ED 158-654).

La relación comercial que ligara a las partes durante aproximadamente

tres años trascendió el esquema de una simple sucesión de compraventas

independientes, como acertadamente destacó el primer sentenciante, para calificarla

como un contrato de distribución.

De la caracterización realizada precedntemente, cabe subrayar en lo que

aquí interesa el elemento denominado “pacto de exclusividad” que constituye una

limitación a la libertad contractual que se produce en contratos de duración

generalmente de naturaleza mercantil (cfme. Raúl A. Etcheverry y Heribert S. Hocsman,

“Derecho Comercial y Económico” -Contratos. Parte Especial- p. 71, Astrea, 1994). Tal

exclusividad a favor del distribuidor en una zona determinada es un elemento

(“Lopez Luis c/ Rayomond Co y Roy S.A. s/ Sumario”; n°71.852/1996; Com. 25 Sec. 49; pág. 6)

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Poder Judicial de la Naciónordinariamente presente en este tipo de contratación aunque no hace a la esencia del

mismo.

3. Desde esa óptica conceptual lo que corresponde aquí analizar y decidir

es si el actor cuenta con derecho a reclamar la indemnización de los daños y

perjuicios alegados por causa de un obrar abusivo endilgado a la demandada

consistente en resolver arbitraria e intempestivamente el contrato; o sí –como

sostiene la accionada- los relevantes incumplimientos atribuidos al accionante

fueron los que justificaron la interrupción de la provisión de los productos y la

rescisión contractual.

4. El a-quo discurrió adecuadamente sobre el ejercicio regular por parte

de la accionada de su derecho a dar finiquito al vínculo contractual con el actor, al

tratarse de un contrato sin estipulación explícita ni implícita del plazo de duración.

Las críticas ensayadas por el recurrente no desvirtúan la decisión apelada.

(a) No desconoce el primer sentenciante que el negocio de la actora era

un punto de venta exclusivo de productos de ventas exclusivos de John Cook, no

obstante obrar el Sr. Luis López en nombre y por cuenta propios. Lo que consideró

el a quo es que no hay evidencia probatoria suficiente en autos en el sentido de la

exclusividad de zona reservada a la accionante.

Si bien los testimonios obrantes a fs. 264/67 dieron cuenta de la

inexistencia en las inmediaciones de otros negocios similares, también referenció la

testigo Viviana Elizabeth Kunstmann que “…había otras (casas) en Galerías

Pacífico, en el Shopping de Alto Palermo…” (v. fs. 272).

De cualquier manera durante la vigencia del vínculo comercial fue

pacíficamente admitida la existencia de estos otros locales de John Cook.

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Poder Judicial de la Nación(b) El intercambio epistolar verificado entre las partes permite inferir que

existieron requerimientos por parte de la accionada, ya desde marzo de 1994, que no

fueron totalmente atendidos por el actor (v. la mención realizada por el actor al

iniciar la demanda de su carta del 17.11.1994, fs. 10; y CD copiadas a fs. 72/75). De

suerte que la extinción del contrato constituía una bien verosímil posibilidad, que

finalmente se concretó ante las deficiencias reprochadas al actor.

(c) El recurrente minimiza ahora la consideración realizada por el juez de

grado con relación a la situación personal del Sr. Carlos Alberto Abadi, a quien –

según la versión del actor- se pretendía beneficiar o favorecer por parte de los

directivos de la accionada y que esa intencionalidad motivó la ruptura del vínculo

comercial que uniera a las partes. Sin embargo, lo que hizo el sentenciante es

analizar ese argumento traído por el propio accionante y descalificarlo. En tal

sentido se estudió la declaración del Sr. Abadi, quien manifestó no tener ningún tipo

de amistad con persona alguna de John Cook y se ponderó la inexistencia de

repreguntar por parte del actor (v. fs. 650/651). Por tanto la consideración realizada

en la sentencia resultó pertinente y en sentido adverso a la posición de la actora.

(d) No es desdeñable el acta de constatación notarial realizada en el

negocio del Sr. Luis Enrique López el 28.12.1994 –v. fs. 76/78- documento, por lo

demás, que no fuera objeto de cuestionamiento mediante redargución de falsedad.

Cierto es que tal constatación se verificó con posterioridad de más de un

mes a la rescisión contractual. Pero de ello no se sigue, como parece pretender el

recurrente, que carezca de relevancia su contenido. Por el contrario, de su análisis

surge que:

(i) Ese negocio continuaba explotando “…la marca John L. Cook de ropa,

prendas de vestir y accesorios”;

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Poder Judicial de la Nación(ii) “En dicho local no se respetan las normas establecidas por la marca

referida para la venta al público en cuanto a la decoración del local y precios,

habiéndose constatado que se ofrece la mercadería con un descuento del 35% por

pago en efectivo, lo que no respeta las condiciones de precios para esta época del

año para todos los locales de venta al público….”. Asimismo, en ese acto se

formularon las siguientes intimaciones: 1°) “que pague inmediatamente la deuda que

tiene con la firma requirente, que asciende a la fecha a la suma de…$9.253,56,

proveniente de las facturas 37568, 37634, 38452, 38456, 38458, 38828, 38829,

38845, 38913 y 38960. 2°) que suspenda inmediatamente la venta al público en las

condiciones de descuento que está realizando en esta época y que respete la lista de

precios establecida por la marca para esta época del año para todos los artículos. 3°)

que respete lo formulado en la carta documento que le enviara con fecha 17 de

noviembre de 1994 a la firma requirente en cuanto a dedicar el referido local una

exclusividad a la venta de artículos marca John L. Cook y cese inmediatamente la

venta de artículos de otras marcas”.

También constató el escribano en tal oportunidad la “…existencia de

carteles en ambas vidrieras donde consta la oferta del 35% de descuento, en marcas

John L. Cook y otras, tales como Uniform y All Star”. Esto mismo verificó ya

dentro del local. Por fin “…el requirente agrega que si bien en marzo de 1994

advirtió el Sr. Luis Enrique López que adecuara la decoración del local a los

requerimientos de la marca para el año 1994, este no lo hizo, limitándose solamente

a pintar el local con un color claro, tirando a blanco…lo que no es suficiente ni está

acorde con la imagen que la marca exhibe en plaza…”.

Esos elementos de juicio que surgen del acta de constatación son

claramente indicativos cuanto menos de la ausencia de abusividad, malicia o

intempestividad de la conducta asumida por la demandada. En síntesis, resultó

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Poder Judicial de la Naciónrazonable que procediera a rescindir el vínculo comercial que la unía al actor ante

los incumplimientos del Sr. López ya advertidos con antelación, como se señalara

supra.

ii) Recurso interpuesto por la demandada.

La demandada resistió el rechazo de la reconvención sosteniendo muy

escuetamente que habiendo mediado reconocimiento de parte del actor en el sentido

de que adeudaba cierta suma de dinero a la fallida, el a quo debió sin mas admitir la

contrademanda.

El cuestionamiento resulta estéril. Es que el primer sentenciante sin

desconocer ese reconocimiento genérico de adeudar algún importe a la fallida,

acertó al considerar que aquí faltó prueba precisa y concreta de la existencia y

alcance cuantitativo de tal deuda, al no haberse producido la instrucción probatoria

conducente al efecto; esto es, la peritación contable sobre el punto. Tal ausencia de

evidencia acreditativa selló la suerte adversa de la pretensión, por donde ha de

rechazarse sin mas el agravio proferido.

V.- Conclusión

Por lo expuesto, si mi criterio fuera compartido por mis distinguidos

colegas, corresponderá rechazar los recursos interpuestos por ambas partes y

confirmar la sentencia apelada en todas sus partes.

Costas de Alzada a la actora vencida por el recurso por ella incoado. Sin

costas de Alzada por la apelación formulada por demandada, al no mediar

contradictor.

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