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Captulo 4
Lo abierto, ms lejos que padre
Hasta nos arriesgamos ms...
que la propia vida, al menos un soplo ms.
Eric. M. Rilke
Introduccin
La cuestin de lo abierto atraviesa todo el pensar heideggeriano. Podramos decir
que su gran obra inicitica, El ser y el tiempo, texto que da un nuevo fundamento a la
filosofa, se organiza en torno a la idea de apertura y del cuidado (Sorge) por mantener
esa apertura. El Dasein como ser del hombre se caracteriza particularmente por ser un
ente abierto y por la posibilidad que esa apertura brinda, a diferencia de todo otro ente.
A esta condicin indigente del Dasein (con respecto a la totalidad de la que carece)
Heidegger la designa como su ecsistencia.
El ser y el tiempo se propone realizar una analtica existencial, un estudio de su
condicin de arrojado al mundo en medio de los entes y determinado desde el futurocomoposibilidad(otro rasgo de su apertura). La ecsistencia, situacin de ajenidad a s
mismo que se realiza como apertura, impide que pueda formularse qu es el ser del
Dasein. Los entes son (principio de identidad: todo ente es igual a s mismo) pero slo
hay un ente que ecsiste: el hombre, para quien lo propio es, paradjicamente, su
apertura. DelDasein no se puede decirque es, ni qu es, pero no por eso diremos con
Sartre que el ser delDasein es nada, sino que es ec-sistencia.
A partir del giro (Kehre) de posguerra producido en el pensamiento de Heidegger eltema de lo abierto toma otro sesgo. En Y para qu poetas? se refiere a lo abierto
como si el trmino no hubiese sido objeto de una larga elaboracin en El ser y el
tiempo. Considerndolo propio de Rilke, lo devuelve a la intimidad de la experiencia
potica, tan propicia a la revelacin del ser (Ereignis) ms all de toda reflexin
especulativa. Quiz la diferencia consista en que, en El ser y el tiempo lo abierto es
pensado como una condicin delDasein abierto al Ser, dividido por l, mientras que
ahora la apertura ser el atributo esencial del ser mismo, su inconsistencia, su tachadura.
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La elipse no es el crculo, pero es tan cerrada, tan uno, como aquel, de la misma
manera que el subjectum emminentis del cogito cartesiano sigue siendo un ens, ente-
uno-sustancial.
La verdadera apertura comienza, si seguimos a Severo Sarduy, ms all del
descentramiento, con la teora del origen del universo conocida como Big Bang. El
estallido, la dispersin, la fragmentacin, la imposibilidad del reintegro ad integrum son
los engramas tomados del Big Bangcon los que piensa el pensamiento actual. As
establece Sarduy la secuencia, que es al mismo tiempo corte y torsin, entre la cultura
del barroco y la era neobarroca4. Esta ltima, en la que vivimos, es el ncleo de la
estructura mental de nuestra cultura y sus productos.
Todo ha estallado, todo es Big Bang: Nietzsche impone filosofar con el
martillo: con l la misin de la filosofa no es ya la de construir el conocimiento y
encontrar un sentido ltimo, sino socavar toda verdad consagrada. Heidegger propone la
Destruktion de la metafsica, cuyo relevo toma Derrida con su idea de deconstruccin.
Freud descuartiza al sujeto, pluralizndolo en las llamadas instancias: yo, superyo,
ello, yo ideal, ideal del yo Y a partir de l, Lacan abre el crculo que cerraba al signo
saussureano, hasta reducirlo a su algoritmo S/s. Se produce as la fuga del significado,
que al modo de una fuga de Bach, se dispersa, se atomiza, se multiplica, y en s se
demuestra inalcanzable. Ya no hay unidad ni centro, ni de la ciencia, ni del arte, ni del
pensamiento, ni del sujeto. Lacan, con su extraordinaria capacidad para fijar en
frmulas escriturales todo un discurso, anota: (1), con lo cual arrasa a su vez con la
idea de universo del discurso.
Freud no slo produjo un descentramiento del sujeto que cambi la historia de la
ideas, sino que se atrevi en la espesura de lo abierto. De ello nos ha dejado el
testimonio de sus especulaciones en Ms all del principio del placer. Pero fue Lacan
quien con su consigna de ir ms all de Freud, lanzada en su seminario de 1963, Los
nombres del Padre, le dio carta de ciudadana al tema de lo abierto en el discurso del
psicoanlisis.
He querido referirme as, en esta breve introduccin, al contexto de poca que
hace posible la aparicin de la idea de lo abierto inaugurada por Heidegger, pero
continuada en la filosofa y el psicoanlisis contemporneo, con incidencias tan
decisivas que hoy vivimos bajo ellas.
4 Severo Sarduy, ibid.,pg. 203.
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Lacan y el orden cerrado.
La nica vez que Lacan hace referencia explcita al concepto heideggeriano de lo
abierto se encuentra en el Seminario III, Las Psicosis. La referencia es lo
suficientemente ambigua como para abrir un camino a la exploracin del tema.
Aqu la cita textual es ms reveladora que cualquier comentario:
No puede dejar de impactar lo que algunos filsofos, que sonjustamente los del momento, y a los que me refiero de vez en cuandodiscretamente, han formulado: que el hombre, entre todos los entes, esun ente abierto. La apertura del ser fascina a todo el que se pone a pensar[...] En este nivel se supone que se mantienen los que verdaderamente
piensan, los que lo dicen. Estn seguros, en todo caso, que yo no memantengo ah, aunque algunos intenten difundir la idea contraria. Almenos, en ese nivel no se sita ni se concibe la realidad que est en juego
cuando exploramos la materia analtica.5
A la cuestin que algunos filsofos entienden como ente abierto (alusin obvia
a Heidegger), Lacan replica con su propio concepto de hiancias del ser. Una primera
diferencia asoma inmediatamente cuando Lacan rechaza el concepto de ente abierto en
tanto determinado, para oponerle la hiancia del seren el nivel de lo determinante6.
Esta diferencia nos incita a arriesgar una conjetura acerca de por qu Lacan no se
decide a aceptar la idea de lo abierto y de cul es el destino de esta vacilacin en el
desarrollo de su obra.A partir del seminario citado (aos 1955/56), la hiancia fundamental del ser
consiste en la imposibilidad de establecer la causa del sujeto. Esta hiancia causal7opera
como determinante de la falta que afecta al ncleo inconsciente del sujeto.8 Si para
Heidegger lo abierto est determinado por el olvido del ser (esa es su condicin), para
Lacan la hiancia es determinante de todo olvido posterior (represin).
Cmo se cierra ese desgarrn del ser que funda la condicin irreductible de ec
sistencia del sujeto?La respuesta lacaniana, como antes la freudiana, es que no se cierra, sino que se
profundiza con el tiempo.
5 Jacques Lacan,El seminario. Libro 3. Las psicosis, Editorial Paids, Barcelona, 1984, pg. 421.6 Jacques Lacan, ibid, cap. 24.7 Hiancia: neologismo lacaniano que en francs deriva de bante: abierto.Bouche bante: bocadesmesuradamente abierta.
8 Resuenan en esta enseanza los ecos de Hegel con su concepto de negatividadcomo condicin
determinante de la antropognesis, y los de Lvi-Strauss, para quien el origen de la ley no estdeterminado por ninguna de las contingencias bio-psico-sociales sino que es ella misma, la ley,determinante de aquellas.
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Lacan en este momento otorga toda la primaca a lo simblico: el lenguaje hiere
de muerte a la consistencia del ser; es la hiancia por donde el ser adviene
paradojalmente- como carente de ser, y al mismo tiempo relega al ser como tal (el Seyn
heideggeriano) al campo de una realidad mtica, jams advenida. No oculto ni olvidado,
ni siquiera reprimido, sino imposible.
Estas precisiones sobre la ecsistencia, que podemos correlacionar con la funcin
de la represin primaria, se contina en la lgica lacaniana con su descubrimiento del
significante ordenador de lo simblico: el nombre del padre, comocarretera principal
del logro del sujeto, y de la metfora paterna como sustitucin que viene a ocupar el
lugar de la carencia9de ser.
Ahora bien, la metfora paterna, al estabilizar el campo de la significacin y la
posicin sexuada del sujeto en torno a la diferencia falocastracin, tiene un decisivo
efecto de puntuacin que cumple, en este momento de la enseanza de Lacan, una
funcin de cierre, no de apertura.10
En verdad se trata de un tema freudiano: dnde cierra Freud los lmites de las
posibilidades del sujeto? La respuesta que da en Anlisis terminable e interminable
es: en el complejo de castracin. Pero la castracin es el desenlace del complejo de
Edipo, vehiculizado por la identificacin simblica con el padre, que sucede al Edipo
negativo. Por lo tanto, el padre es un cierre; ms an, es el lmite del sujeto (luego
veremos si es posible o no abrir esa cerradura).
En el perodo que va del Seminario 3 (1995) al Seminario 5 (1957), Lacan
propone un verdadero imperialismo del nombre del padre, ya que la ausencia de este
slo significante fundamental (su forclusin) deja al sujeto fuera de los efectos
simblicos de la ley.
Si puede resultar exagerado llamar imperialista al nombre del padre, debe
recordarse que es Lacan quien lo compara con la carretera principal de la que dependenforzosamente todos los otros caminos secundarios, y que, para l, el campo del
significante se compone segn las leyes de un orden cerrado.11 Acaso este orden no
es cerrado justamente por el imperio de la ley paterna? Me propongo simplemente
9 Decimos carencia y nofalta pues la falta siempre lo es de algo que podra eventualmente no faltar,mientras que la carencia es radical. Por ejemplo, no podemos decir en sentido lgico que a la mujer lefalte el pene pues su sexo carece de ese atributo. Su falta de pene es una fantasa infantil.
10 Para leer la elaboracin de Lacan sobre esta cuestin en el ao 1957 consultar: La metforapaterna enEl seminario. Libro 5. Las Formaciones del Inconciente, captulos 7 y 8, Editorial
Paids, Barcelona, 1999.11 Jacques Lacan, La instancia de la letra... op. cit., pg. 187.
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mostrar que la primaca dada por Lacan a lo simblico est en la raz de su oposicin a
la idea de un sujeto abierto, al menos en la primera poca de su enseanza.
Las posibilidades del sujeto se cierran, encuentran su lmite, en los lmites del
padre, lo que en verdad equivale a la afirmacin freudiana el super yo de los hijos es el
super yo de los padres. Por otra parte, ciertos aforismos de Lacan apuntan en la misma
direccin: lo que no est prohibido es obligatorio, o tambin: el goce est prohibido
a quien habla como tal.
En Lacan tambin hay dos momentos:
Hasta aqu habamos encontrado que, en su concepto del sujeto, Lacan deja muy
poco lugar para lo abierto e insiste por el contrario en su dependencia fundamental con
respecto al significante paterno.
Pensar esta estructuracin como cerrada no deja de producir un cierto azoro. El
hecho cierto de que el ser del sujeto (parltre) sea posible slo por la gracia de un
significante que no le es propio sino que pertenece al campo del Otro, no habla acaso
de su apertura, de su ecsistencia, de su dependencia con respecto a una ley exterior, no
propia de su naturaleza? Efectivamente, no podemos dudar de eso sin que toda la teora
pierda su sentido.
De todos modos, en esa apertura, no se trata de un sujeto abierto al mundo, que
pudiera ecsistir en lo real, sino de la hendidura producida por el lenguaje, que deja al
sujeto atrapado en las redes de lo simblico, muy lejos de la libertad de ser. Por eso, a la
objecin planteada podemos responder que el sujeto es desgarrado (abierto, partido en
dos) por lo simblico, pero que esa apertura cumple la funcin de producir el cierre a lo
real. En este sentido entendemos a Lacan cuando dice que hay hiancia pero no
apertura. Por otra parte, Lacan parece entendera la francesa el concepto heideggeriano
de lo abierto, es decir, a partir de la divulgacin que hizo de l Sartre como libertad
radical del hombre. Si apertura es libertad, cmo podra estar Lacan de acuerdo con elser abierto?
Esta orientacin, donde las fallas del padre como requiriendo un ms all de
ese lmite no cuentan (aunque ya estn reconocidas como los pecados del padre),
permanecer inconmovible a lo largo de su enseanza? La respuesta es no y la
hiptesis es que Lacan, en sus ltimos seminarios, a partir del 21 donde aparece la
equivalencia de los tres registros (ya no ms primaca de lo simblico) y sobre todo en
el 23,Le sinthome, con la novedad de que es posible prescindir del nombre del padre, seva acercando cada vez ms a una teorizacin y a una prctica dirigidas hacia lo
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abierto como lo ms propio, como el cuidado (Sorge), en un sentido cercano a
Heidegger.
Queremos decir que el psicoanlisis, a su modo, tambin incursionar en lo
abierto, y con ello se aproximar a la experiencia del decir potico y su descubrimiento
por Heidegger como modo privilegiado de nominar lo real, aunque Lacan, en este
sentido, nunca se sentir deudor de aquel.
Si el significante del nombre del padre inaugura una prctica basada en lo
simblico, lo abierto la orientar hacia la ecsistencia de lo real, expresado por Rilke
como un soplo ms, y por Freud como un ms all del padre. La relacin entre la ec
sistencia de lo real y la direccin de la cura ser fuertemente acentuada por Lacan hacia
el final de su enseanza: El anlisis tiene tendencia a alcanzar lo real. Es su asunto,
siendo lo real en mi notacin lo que es imposible de alcanzar. Y ms adelante: Un
significante nuevo que no tendra ninguna especie de sentido, eso quiz sera lo que nos
abrira a lo que yo llamo la ecsistencia de lo real. Porqu uno no intentara formular
un significante que, contrariamente al uso que se hace de l actualmente, tuviera un
efecto?12
Como se ve, Lacan termina oponiendo el sentido del significante, producto que
requiere de la metfora paterna, al efecto de un significante nuevo que, siendo un efecto
de sinsentido, abre el camino hacia lo real del ser. La va del sentido no es un buen
camino hacia la verdad, slo un efecto puede abrir la va oculta del Ser.
La inspiracin freudiana de este movimiento que va de lo cerrado a lo abierto se
hace evidente en el texto de Freud Un trastorno de la memoria en la Acrpolis (1936)
que comentaremos ms adelante. Y la causa de las dificultades que el sujeto encuentra
para dar estesalto (Sprung) las veremos desplegarse en Los que fracasan al triunfar
(1916).Finalmente, sorprende encontrar que tanto Freud como el filsofo, como el poeta,
recurran a la partcula ms para nombrar un exceso con respecto a los valores
establecidos, y que siendo eso establecido el padre o Dios, la muerte del Dios-padre se
constituye en la condicin para que pueda darse un paso ms, un paso en exceso.El fin
de la metafsica y de las religiones en tanto metafsicas no implica necesariamente el
12 Jacques Lacan, El seminario. Libro 24. Linsu que sait de lun-bevue saile a mourre, clases del19-4-77 y del 17-5-77, indito.
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fin del problema de Dios sino su recomienzo como ms-all de Dios, como la pura
problemtica de su ausencia.13
Soplo, salto o pase, son las operaciones por las cuales el sujeto llega a prescindir
del significante del padre para atreverse a vivir en la espesura de su ausencia.
Lo abierto en Heidegger
El llamado filsofo (Lacan, sic), despus de haber transitado El camino del
habla14, plantea el riesgo de internarse en Los senderos del bosque15, en esas sendas
perdidas que no se sabe a donde conducen, donde no hay mtodo y donde todo est por
desentraar.
Aunque la idea de lo abierto insiste en la obra de Heidegger desde El ser y el
tiempo (1927) como ya lo anunciamos, es en su conferencia Y para qu los poetas16
pronunciada en 1946 en memoria del veinte aniversario de la muerte de Rainer M.
Rilke, donde el tema se especifica y adquiere ese tono potico, casi mstico, que
caracterizar al ltimo Heidegger.
Para un psicoanalista, es significativo que esta conferencia haya sido ubicada por
el editor a continuacin del artculo La frase de Nietzsche: Dios ha muerto. Parece un
ordenamiento establecido por el inconsciente, pues justamente para que el sujeto se
arriesgue a lo abierto sera necesario haber matado previamente al padre, haberse
atrevido a salirse de esa carretera principal, para inventarse otro methodos (camino).
Tampoco podemos desconocer la influencia de Nietzsche en elacercamiento de Heidegger a lo abierto.Frente a la acechanza de la univocidad del sentido, Nietzsche siempre
prefiri lo plural, lo contradictorio, lo abierto. Abomina en ese aspectode todo lo cerrado. De ah que para l, el lugar del filosofar sea los cielosabiertos, sea las altas cumbres cruzadas por los vientos helados. Sitios dela desproteccin, de la soledad, del abismo: pero tambin territorios de la
bsqueda, de lo nuevo.
17
Para este ltimo Heidegger, el lenguaje potico ser el nico capaz de habitar el
ser, ya no de explicarlo mediante la especulacin sino habitarlo. Y es a la poesa
justamente a la que interrogar por lo abierto. Se trata de un poema de Rainer M. Rilke
13 Oscar Del Barco,Exceso y Donacin, Biblioteca Internacional Martin Heidegger, Buenos Aires,2003, pg. 17.
14 Martin Heidegger,De camino al habla, Editorial Ods, Barcelona, 1990.15 Martin Heidegger, Caminos de bosque, Alianza Editorial, Madrid, 1996.
16 Martin Heidegger, Y para qu los poetas?, ibid., pg. 241.17 Ricardo Forster, Nietzsche y el siglo XIX, en Nicols Casullo,Itinerarios de la modernidad,Eudeba, Buenos Aires, 2001, pg. 361.
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que no lleva ttulo y al que su autor, en una carta a Clara Rilke fechada en agosto de
1924, llama Versos improvisados:18
Como la naturaleza abandona a los seres
al riesgo de su oscuro deseo
sin proteger a ninguno en particular en el surco y el ramaje,
as, en lo ms profundo de nuestro ser, tampoco nosotros,
somos ms queridos; nos arriesga. Slo que nosotros
ms an que la planta o el animal,
marchamos con ese riesgo, lo queremos, a veces
(y no por inters) hasta nos arriesgamos ms
que la propia vida, al menos un soploms Eso nos crea, fuera de toda proteccin,
una seguridad, all, donde acta la gravedad de las
fuerzas puras; lo que finalmente nos resguarda
es nuestra desproteccin y el que as la volviramos
hacia lo abierto cuando la vimos amenazar,
para, en algn lugar del ms amplio crculo,
all donde nos toca la ley, afirmarla.19
En su reflexin sobre el poema, Heidegger destaca lo singular del Dasein, que
consiste en marchar con (subrayado por Rilke) el riesgo, y de la voluntad (no del
inters) de arriesgar ms que la propia vida, al menos un soplo ms. Resulta
inevitable recordar aqu a Freud en Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la
muerte, donde dice que el hombre es guiado ms por su pasin (as se refiere al deseo
inconsciente) que por el inters yoico en su autoconservacin.
En proximidad con ese riesgo es que se sita la experiencia de lo abierto: Rilke
gusta de llamar con el trmino lo abierto a esa completa percepcin a la que queda
abandonado todo ente en cuanto arriesgado. [...] La limitacin desva, cierra la
relacin con lo abierto y convierte a esa misma relacin en una relacin desviada. Lo
que encuentra enfrente no le permite al hombre ser inmediatamente en lo abierto. En
cierto modo excluye al hombre del mundo, y lo sita ante el mundo.20 Lo abierto se
18 El trmino lo abierto (das Offene) haba sido empleado con sentido parecido por Hlderlin en su
gran elega Pan y vino.19 Martin Heidegger, Y para qu los poetas?, op. cit, pg. 248-249.20 Martin Heidegger, ibid., pg. 255.
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perfila ya como el espacio no codificado del mundo, como una zona de riesgo donde el
sujeto deja de ser asistido por los servicios del significante. Es el punto donde el
neurtico opta entonces por retroceder
Lo que limita al hombre y le impide habitar lo abierto es para Rilke el desarrollo
de su propia conciencia; as lo expone en una carta dirigida en su ltimo ao de vida a
un lector ruso:
Usted debe entender el concepto de abierto, que he intentado proponer,de tal manera que el grado de conciencia del animal sita a ste en elmundo sin que tenga que enfrentarse permanentemente a l (comohacemos nosotros); el animal est en el mundo, nosotros estamos ante elmundo debido a ese curioso giro y a la intensificacin que hadesarrollado nuestra conciencia.El animal, la flor son presumiblemente todo aquello sin darse cuenta y
por eso tienen ante ellos y sobre ellos esa libertad abierta que tal vez slotenga equivalentes (muy pasajeros) en los primeros instantes del amor oen la exaltacin hacia Dios. Febrero 25 de 1926.21
Con estos pocos elementos intentaremos conjeturar por qu el Lacan de la
primaca de lo simblico vacila ante la idea de lo abierto. l est por el orden cerrado
que introduce el nombre del padre, no por el riesgo de lo abierto hacia un oscuro deseo.
En este momento de su obra, el deseo inconsciente, que se desliza metonmicamente en
la cadena del discurso, no est an marcado por la pulsin de muerte. Es un deseolimpio de goce. Ms an, la funcin del padre no es otra que la de unir el desorden
mortfero del deseo al ordenamiento de la ley, para vivir en la cultura, lejos del mundo
natural.
Como para Rilke, tambin para Lacan existe algo que desva al sujeto de lo
abierto, y le impide estar inmerso en lo real del mundo, dejndolo separado del mundo,
ante l.
Un epgrafe suyo de la poca, no menos potico que el poema de Rilke utilizadopor Heidegger, nos lo ilustra:
Entre el hombre y el amor,
hay la mujer.
Entre el hombre y la mujer,
hay un mundo.
Entre el hombre y el mundo,
hay un muro.21 Martin Heidegger, ibid., pg. 257.
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Antoine Tudal, en
Pars en el ao 200022
Slo que el muro no es para Lacan un accidente determinado por nuestra
civilizacin cientfica que ha desmesurado la confianza en la conciencia y en la tcnica,sino la funcin determinante del lenguaje que impide al sujeto experimentar lo real.
Para Heidegger el muro frente a lo abierto es producto de una sociedad que
idolatra a la tecnologa y debe ser derribado por un ser nuevo. Por algo ya haba escrito
La frase de Nietzsche: Dios ha muerto. Si despus que hayamos matado a Dios (As
habl Zaratustra), todo estar permitido, el hombre dejar de estar ante el mundo,
limitado por la alienacin de su conciencia, para finalmente habitar en el mundo.
Resuena aqu la ilusin romntica de acabar con la alineacin estructural del hombre yhabitar definitivamente en la verdad del ser.
John Caputo, quien escribiera El elemento mstico en el pensamiento de
Heidegger dice: El mundo en que el hombre habita puede ser conquistado slo
mediante una actitud de apertura hacia el misterio, oculto en la tcnica .23
Para Lacan en cambio, la funcin estructurante de la ley del padre sita a lo real
del mundo como una imposibilidad lgica, fuera del sentido. Pero ese soplo ms al que
nos anima el poeta, ser de alguna manera tambin el de Lacan en sus ltimos
seminarios, si no para derribar, al menos para abrir una brecha en el muro. Una prctica
destinada a trabajar con el riesgo de lo real, ser la consecuencia de un pensamiento
clnico que busca fundamentos y no slo novedades.
Continuando con Heidegger, su referencia al poema de Rilke es una forma de
denunciar la parlisis, la vacilacin, la postergacin de la accin, como si el hombre
estuviera siempre esperando obsesivamente la muerte de Dios para decidirse a vivir en
libertad. Nos contemplamos, dice, somos slo nuestra conciencia de ser, pero no somos
nuestro ser. Ya Goethe haba denunciado: La conciencia nos hace a todos cobardes.
Otro poeta, tambin de la estirpe de los malditos, Rimbaud, saba que no vivimos,
sino que nos pensamos; en su precoz genialidad, a los diecisiete aos pudo decir: la
verdadera vida est ausente. No estamos en el mundo.
22
Jacques Lacan, Funcin y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanlisis, en op. cit., pg. 108.23J. D. Caputo: Meister Eckhart y el ltimo Heidegger, enHeidegger y la mstica, Ed. Paideia,Buenos Aires, 1995, pg. 145.
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Por otra parte, es sugestivo que Rilke haya tenido una revelacin potica de lo
abierto durante su primer viaje a Rusia en compaa de Lou Andrea Salom:
Desde la ventanilla del tren vieron un caballo que en un prado se esforzaba por
tomar carrera pese a estar maneado. Esta imagen se transformara en un leitmotiv
interior del poeta. Sintetiza la voluntad del animal de ser en el tiempo y el espacio sin
barreras, dado, volcado a un mundo abierto.24
Tanto los poetas (Hlderlin, Goethe, Rimbaud, Rilke) como los filsofos
(Nietzsche, Heidegger), cada uno a su manera, encuentran al hombre en esta doliente
situacin de estar maneado. Para ellos se trata de una circunstancia histricamente
determinada (por la historia de la metafsica, por la tcnica, por la cultura) que si bien
limitativa hoy, est destinada a ser superada maana.25 No deja en verdad de ser una
aspiracin romntica, a la que podemos vincular con ese discurso de la libertadal que
Lacan critica duramente en el Seminario 3 tildndolo de delirio moderno.26
En su enseanza, el sujeto no puede existir de otra manera que maneado. En tanto
sus ataduras lo constituyen como tal, se hace impracticable su liberacin sin que al
mismo tiempo pierda su ya de por s precaria consistencia.
La posterior teora de los nudos dar cuenta precisamente de la forma correcta en
que, para constituirse, el sujeto debe quedar maneado entre las cuerdas de los tres
registros: simblico, imaginario y real, que para tomar una imagen fuerte del seminario
21, se constituyen en el tripalium27 donde el sujeto sufre la tortura y la mortificacin del
significante.
Desde esta perspectiva es obvio que el anlisis deber favorecer que el nudo se
haga bien, antes que ningn tipo de dessujetamiento.
Pero Lacan debe haber percibido que esta situacin deja para siempre al sujeto
bajo el imperialismo del nombre del padre, pues leyendo su obra es posible descubrir
que siempre est a punto de dar un paso ms, donde su pensamiento se involucrara conel riesgo de lo abierto, y con ese oscuro deseo que coloca al sujeto ms all de su
dependencia del Otro.
24Abel Posse, Martin Heidegger y el tema de lo abierto, enLa Nacin, Suplemento Literariodel 4-2-90.
25 De ah que Sartre haya podido vulgarizar la nocin de apertura del serbajo la idea libertad humana.26 Jacques Lacan,El seminario. Libro 3. Las psicosis, Paids, Barcelona, 1984, pg. 187.27 El tripalium, empleado por la inquisicin, era un instrumento de tortura compuesto por tres palos a
los cuales el acusado era amarrado mediante cuerdas. Lacan emplea esta estremecedora imagenpara graficar la triple dependencia del sujeto en el campo topolgico de los registros que loconstituyen.
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Lacan y lo abierto.
Una lectura retroactiva de Lacan, partiendo de sus ltimos seminarios, permite re-
encontrar en la trabajosa construccin de los grafos del Seminario 6, El deseo y su
interpretacin (1959-1960), y en su escrito contemporneo, La subversin delsujeto... (1960), los primeros atisbos de su relacin con lo abierto. El signo
interrogativo que abre en su grfica 3 (ilustrado con el che vuoi? de El diablo
enamorado)28 le permite instalar all un deseo no localizable en la cadena significante
por donde se desplaza, como desasimiento de la demanda del Otro:
Es este piso sobreimpuesto de la estructura el que va a empujar anuestra grfica hacia su forma completada, por introducirse en ella en
primer lugar como el dibujo de un punto de interrogacin plantado en el
crculo de la O mayscula del Otro, simbolizando con una homografadesalentadora la pregunta que significa.29
La homografa es desalentadora, por supuesto, pues siendo la O tambin el
nmero cero, la pregunta es en verdad un enigma sin respuesta.
Pero es en Hamlet, un caso clnico, que pertenece al mencionado Seminario 6,
donde se impone el drama de un sujeto que permanece hasta el final ante su acto pero
no en su acto.
Si Hamlet se mantiene todo el tiempo sin decidir su accin, si tiene escrpulos, no
es slo por un apego al deseo de la madre, sino porque se resiste, si no a desafiar, s arealizar su acto en ausencia del padre (muerto ya), a prescindir de l.30 De la misma
manera, en el ejemplo freudiano del profesor universitario que veremos luego, el sujeto
puede actuar a la sombra del padre, pero se paraliza cuando se trata de actuar sin el
padre. l goza con la fantasa de prescindir del padre, pero no soporta la realidad de su
ausencia.
Porque ms all de la relacin con el Otro, para el sujeto se trata de encontrar
en este discurso que lo modela, en este discurso ya estructurado, su feel, su
propia voluntad.31
En este texto an habla de un lugar en un discurso ya estructurado; ms adelante,
en el seminario 23, el sujeto del hacer (faire), aqul capaz de prescindir del nombre del
28 Jacques Cazotte,El diablo enamorado, Editorial Pennsula, Barcelona, 1998.29 Jacques Lacan La Subversin del sujeto y la dialctica del deseo, en op. cit.,pg. 326.30 Es importante destacar aqu que en laRevista ConjeturalN22, de Junio de 1991, pg. 58, Jorge
Jinkis diferencia taxativamente la pretensin de superar al padre como deseo neurtico dondese despliega la rivalidad, de la necesidad de llegar ms lejos que el padre como objetivo posible
del anlisis. Dice Jinkis: en cualquier caso, es nuestro nfasis, el xito alcanzado no se logracomo triunfosobre el padre. Retomar esta cuestin al final del presente captulo.31 Jacques Lacan,Lacan oral, Xavier Bveda, Buenos Aires, 1983, pg. 55.
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padre, podr ir ms all de ese discurso que lo modela para hacerse hijo de su propio
discurso.
Pero, para seguir el momento de su enseanza, digamos que es fcil observar que
aunque Lacan incluya un acto de propia voluntad, o un oscuro deseo ms all del Otro,
estamos an en la primaca de lo simblico y en la imposibilidad de concebir la prctica
si no es en la vertiente que ofrece el significante como material simblico.
El momento en que Lacan destituye a lo simblico de su posicin de primaca se
esboza cuando apenas empezado el Seminario 21, Le non dupes errent, introduce
algunas caractersticas de lo que ser el nudo borromeo. Habla de sus redondeles de
hilo y de la necesidad de un calce entre los tres (simblico, imaginario, real) para ubicar
el lugar delpunto, nocin diferente a todo lo conocido more geometrico. Entonces dice:Esto parte de otra manera de considerar el espacio y al calificar a esastres dimensiones (las necesarias para tener el punto donde las tres calzan)con los trminos de simblico, imaginario y real, lo que estoy diciendoes que se los ha hecho estrictamente equivalentes. [...] Comodimensiones de nuestro espacio nuestro espacio habitado como sereshablantes esas tres categoras son estrictamente equivalentes.
Y un poco ms adelante:Lo importante es que aunque estn pintados de colores
diversos, esos tres redondeles de hilo son estrictamente equivalentes. Tanto lo real
como lo imaginario como lo simblico, pueden jugar exactamente la misma funcin en
la relacin a los otros dos.32
En esta breve reconstruccin de un cierto viraje en la enseanza de Lacan,
encontramos las condiciones para entender la relativizacin que introduce de la funcin
del nombre del padre, y la consideracin de la posibilidad de su suplencia y an de su
prescindencia.
En el Seminario 23, Le sinthome, Lacan introduce una nueva posibilidad de
anudamiento del sujeto llamndola suplencia. Se trata de la compensacin de la
ausencia del significante del nombre del padre, mediante un artificio que opera como un
nudo adicional que vuelve a anudar los tres: el cuarto nudo. Este artificio requiere
decididamente de un hacer(faire) del sujeto. Es una novedad absoluta, hertica, cuya
demostracin, fragmentaria, por momentos aforstica, tiene dos vertientes: un trabajo de
presentacin sobre la cadena borromea y un estudio de ilustracin sobre la original
literatura de James Joyce. Es en su obra, sobre todo en su ilegible Finnegans Wake,
32Jacques Lacan,El seminario.Libro21. Los incautos no yerran, clase 1 y 3, indito.
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donde Lacan encuentra que la produccin literaria de Joyce cumple una funcin
anudante hasta entonces totalmente desconocida a la que llama nominacin.
Este seminario afecta profundamente a la prctica psicoanaltica, y sobre todo al
compromiso tico del analista con respecto a lo abierto.
En principio, es necesario seguir el seminario hasta el final para advertir que se
pueden separar y tratar en forma autnoma las nociones de suplencia y de nominacin.
La suplencia se efecta cuando la funcin que no cumple el significante paterno por
estar forcluido, es tomada a cargo de otro significante capaz de ocupar su lugar; no
necesariamente la nominacin es una suplencia tal. La voluntaddel sujeto (que no es el
inters del yo) o quiz un anlisis conducido hasta su trmino pueden llevarlo a que su
deseo se atreva a ese soplo ms, a esa necesidad de desmanearse del imperialismo
instituido del nombre del padre, para darse un nombre propio, la nominacin de un
nuevo ego. El inconformismo de muchos analizantes con su nombre llamado de pila
sobre todo cuando es el mismo que el del padre, habla a veces de ese deseo de una
nueva nominacin, antes que de una rivalidad o de un rechazo al padre. Porque darse un
nombre propio no significa rivalizar o superar al padre, sino una renuncia al auxilio de
unpadre supuesto saber, para correr el riesgo de actuar sin l.
Llegado a este punto, Lacan no se comporta ya como un padre severo, ahora
invita, sugiere, pero no obliga; en la ltima clase, la del 11-05-76, dice:Entonces ah yo
trazo, yo franqueo algo que no es forzoso que ustedes lo sigan... El nudo bo es eso:
la sancin del hecho de que Freud hace sostener todo sobre la funcin del padre. El
amor que se puede calificar de eterno, es lo que se relaciona con la funcin del
padre...33
La cuestin del amor eterno al padre es lo que hace que el sujeto sea dominado
por un temor sagrado ante la Ley, que en este caso es simplemente la ley del amor, es
decirla perversin.Por amor eterno al padre deber el sujeto quedar sometido ante la perversin del
padre, es decir ante su goce, para gozar l mismo, masoqusticamente, de esta
confortableperversin?
Lacan da a entender que este amor eterno al padre es en verdad un amor al Padre
Eterno (Otro absoluto, completo), lo cual hace de la obediencia del hijo el cumplimiento
de un mandato religioso. No atreverse ms all del padre implica sostenerlo en el lugar
de Dios, es decir del goce absoluto sobre el hijo.33 Jacques Lacan,El seminario. Libro 23. Le Sinthome, clase del 11-5-76, indito.
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Cmo hacer para soportar la vida, que segn Freud es el deber de todo ser
humano, en un mundo donde al revs del postulado de Dostoyevski si Dios ha
muerto, todo est prohibido y donde el noli me tangere, refierido a la prohibicin
edpica de la madre, se extendera metonmicamente al infinito, transformndose en un
verdadero delire de toucherobsesivo?
De ninguna manera el anlisis podra promover esta limitacin cruel sin
convertirse en lo que el mismo Lacan denomina una religin del padre. En su clase del
13-04-76 lo plantea de una manera realmente esclarecedora: Suponer el Nombre del
Padre, por cierto, esto es Dios.
Es Freud mismo quien con su mito de la muerte del padre, lejos de inaugurar el atesmo,
establece por el contrario una nueva alianza con la religin del padre.
Quien se comporta como un verdadero ateo es Lacan con su propuesta de ir ms
all de Freud, no desconocerlo, sino olvidarse de su presencia.
En esta renuncia a la alianza est el atesmo reivindicado por Lacan enel momento de su excomunin por la Iglesia fundada por Freud,atesmo que l define as: La verdadera frmula del atesmo no es Diosha muerto incluso fundando el origen de la funcin del padre sobre suasesinato Freud protege al padre la verdadera frmula del atesmo esqueDios es inconsciente. El mito de la muerte de Dios es impugnado as
porque esa muerte, como claramente se advierte en Ttem y tab, slo
viene a reforzar su existencia, nunca a cuestionarla.34
A esta cita de D. Gerber, podemos aadirle la siguiente de Lacan:
Es en esto que el psicoanlisis, de tener xito, prueba que delNombre del Padre se puede tambin prescindir de l. Se puede muybien prescindir de l a condicin de haberse servido de l.35
Esto, a mi entender, es bien diferente a lo que haba llamadosuplencia del nombre
del padre como estabilizacin de una estructura prepsictica. Aqu se trata de
prescindir accin que interesa al xito de un anlisis no desuplir. Sirvindose de l,indica claramente que no se trata de su forclusin (nadie podra servirse de un
significante del cual no dispone ni conoce). Se trata ms bien de aquello que, dados los
lmites de la funcin castratoria del padre, l no puede ofrecer ni alentar pero tampoco
puede impedir. Es la apuesta de un sujeto particular que renuncia al amor eterno aly del
padre para asomarse al riesgo de lo abierto. Es necesario fundar a Dios como
inconsciente, ser ateo, para liberarse de su presencia superyoica.
34
Daniel Gerber, Ms all del sentido, en N. Braunstein (comp.),Las lecturas de Lacan, Dosvelas, Mxico, 1989, pg. 178-179.35 Jacques Lacan,El seminario. Libro 23. Le Sinthome, clase del 13-4-76, indito.
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Para los poetas, pero tambin para Freud en su artculo El humor, entre otros, la
posibilidad de esta experiencia estara limitada a muy puntuales episodios. Heidegger
toma de Rilke la idea de que slo en pocos momentos de su existencia el hombre es en
el mundo, momentneamente liberado de su conciencia. Eso ocurre en la fantasa de la
infancia, en la experiencia del amor ertico, en la alienacin del alcohol, de las drogas,
y en el xtasis de la mstica. Entonces se refiere a aquellos que de una u otra forma se
han atrevido a plantear una relacin con lo abierto, opuesta a la experiencia comn del
hombre de Occidente: San Juan de la Cruz, Rimbaud, los poetas chinos, Nietzsche o
Hlderlin, forman con muchos otros, una raza que se rebela contra la perversin
metafsica de Occidente que empieza a partir de Platn y culmina con la dominacin del
pensamiento judeocristiano y del racionalismo.36
A esta estirpe de arriesgados, Hlderlin la llam los guardianes de la mayor
posibilidad, los supremos sacerdotes del dios del vino durante la noche sagrada. Y
Heidegger en el artculo citado asevera: Ser poeta en tiempos de penuria significa:
cantando, prestar atencin al rastro de los dioses huidos.37
Pero aqu no se trata de lo que inspira al poeta o preocupa al filsofo, por muy
sugerentes que sean sus experiencias, sino de lo que interesa al psicoanlisis y
compromete al analista.
El origen de la obediencia (y del superyo) es el amor eterno alpadre. En cambio
el amordelpadre hace posible la instalacin de la metfora paterna y de la significacin
flica. El primero encadena el sujeto al goce del Otro, el segundo es una funcin
necesaria en el ingreso del sujeto al mundo de la ley donde es arrojado desde an antes
de nacer.
Es su necesidad de ser amado por el padre, cuestin que Freud acenta en el
desarrollo del complejo de castracin en la mujer38, pero que es tambin del varn lo
que marca el lmite a la posibilidad de lo abierto. El sujeto siente horror de arriesgar sunada para realizar su apuesta. Para pensar esta cobarda femenina del neurtico, Lacan
se haba referido a la llamada apuesta de Pascal.39
Freud: ms all del padre
36 Abel Posse, Martin Heidegger y el tema de lo abierto, enLa Nacin, Suplemento Literariodel 4-2-90.
37 Martin Heidegger, Y para qu poetas?, en op. cit., pg. 244.38
Sigmund Freud: Inhibicin, sntoma y angustia, en SR., vol. XI, pg. 55-56.39J. Ferrater Mora: Pascal Blaise, enDiccionario de Filosofa, Alianza editorial, Madrid, 1980,Vol. III, pg. 2505.
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Por un lado podemos suscribir esta nueva cita de Gerber:
La interpretacin freudiana hecha en Nombre del Padre busca sujetar alsujeto en anlisis a un significante amo del inconsciente, el padre, alabrigo del cual el analista interpreta. Esto supone al Otro como lugar sinfalta, suposicin que Lacan pretende impugnar proponiendo ir mslejos, ms lejos de la bsqueda de sentido que realiza Freud. Pero ir mslejos a partir del decir mismo de Freud, de su decir fundamental: no hayrelacin sexual.40
Pero por otro lado, como ya se insina en la frase final del prrafo citado, el tema
de lo abierto como ir ms lejos que..., no es slo lacaniano, sus vas estn claramente
trazadas por Freud en Un trastorno de la memoria en la Acrpolis (1936). La cita vale
aqu lo que mil palabras:
Haca tiempo haba advertido que gran parte del placer de viajar radicaen el cumplimiento de esos deseos tempranos que arraigan en lainsatisfaccin con el hogar y la familia [...]Y ahora estamos en Atenas, parados en la Acrpolis! Realmente hemosllegado lejos.Y citando a Napolen I:qu dira de esto monsieur notre pre si ahora pudiera estar aqu? [...]
La satisfaccin de haber llegado tan lejos entraa seguramente unsentimiento de culpabilidad: hay en ello algo de malo, algoancestralmente vedado. Trtese de algo vinculado con la crtica infantilcontra el padre, con el menosprecio que sigue a la primera
sobrevaloracin infantil de su persona. Parecera que lo esencial del xitoconsistiera en llegarms lejos que el propio padre y que tratar de superaral padre fuese aun algo prohibido.41
No s si es posible homologar la frase llegar ms lejos que el propio padre, con
prescindir de su nombre, pero seguramente en ambos casos se trata de desatar ciertos
anclajes para asomarse a lo real, a un campo abierto donde las insignias paternas no
pueden servir ya de referencia nica. Cuestin dicha entre lneas en el prrafo citado,
cuando Freud se refiere a la insatisfaccin de permanecer con los padres y con lafamilia.
Freud marca claramente una diferencia entre llegar ms lejos que el padre,
condicin para alcanzar el xito, y superar al padre que permanece como prohibido. El
xito, -que tambin podra ser el del anlisis, se convertira as en prohibido slo
cuando significara para el sujeto el cumplimiento de una fantasa incestuosa: superar al
padre, es decir triunfar sobre l.
40 Daniel Gerber, op. cit., pg. 185.41 Sigmund Freud: Un trastorno de la memoria en la Acrpolis, en. BN. T. III, pg. 359.
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En un texto anterior: Los que fracasan al triunfar (1916), Freud tambin habla
de las condiciones paradojales del xito:
As pues, quedamos sorprendidos, y hasta desconcertados, cuando ennuestra prctica descubrimos que hay tambin quien enferma
precisamente cuando se le ha cumplido un deseo profundamente fundadoy largamente acariciado. Parece entonces como si estos sujetos nopudieran soportar su felicidad, pues en cuanto a la relacin causal entreel xito y la enfermedad no puede caber la menor duda.42
A lo largo del texto, y apoyndose en dos obras literarias: Macbeth de W.
Shakespeare y Rosmersholm de Ibsen, Freud va descubriendo trabajosamente la razn
del derrumbe psquico ante el xito. Se trata, esencialmente, del problema de la culpa
edpica, es decir de la rivalidad con el padre que cuando se consuma en xito sobre l,
es decir, cuando llega el momento en que la fantasa del sujeto le haca esperarfinalmente la felicidad, se produce un inexplicable fracaso que deviene en enfermedad.
La labor psicoanaltica nos muestra que son poderes de la conciencia los que prohben
a la persona extraer de la dichosa modificacin real la ventaja largamente esperada.43
En todo el desarrollo Freud va reafirmando que el deseo ms prohibido, pero al
mismo tiempo ms anhelado, es el deseo de superar al padre, reemplazarlo, sucederlo,
para ir ms lejos que l. Pero cuando ese deseo queda atrapado en la rivalidad edpica,
por ms legtimo que sea tratar de ocupar un lugar paterno en la sucesin de lasgeneraciones, se convierte en fuente de fracaso y neurosis. Freud tambin recurre a su
experiencia:
Otra de mis observaciones clnicas se refiere a un hombre muyrespetable, profesor auxiliar de una Universidad, que haba acariciado, atravs de muchos aos, el deseo, perfectamente explicable, de suceder enla ctedra al profesor que haba sido su maestro y le haba iniciado en suespecialidad. Mas cuando al jubilarse el anciano profesor fue ldesignado para ocupar su puesto, comenz a mostrarse indeciso:
disminuy sus merecimientos, se declar indigno de la confianza que enl se tena y cay en una melancola que le excluy de toda actividad enlos aos siguientes.44
El prrafo final, que resume todo el texto, no deja lugar a dudas con respecto a la
lnea argumentativa de Freud, que por otros caminos, coincide con lo expuesto en su
texto sobre un trastorno de la memoria en la Acrpolis. Slo que en ste ltimo,
realizando una suerte de autoanlisis, da cuenta de los mecanismos por los cuales se
42 Freud Sigmund, Los que fracasan al triunfar, en BN., T. II, pg. 1085.43 Freud Sigmund, ibid, pg. 1086.44 Freud Sigmund, ibid, pg. 1085.
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puede ir ms lejos que el padre, mientras que en el anterior, descubre las causas de los
fracasos en esesalto a lo abierto:
La labor psicoanaltica ensea que las fuerzas de la conciencia quehacen enfermar a ciertos sujetos a causa del xito, del mismo modo que
la generalidad enferma a causa de la privacin, se hallan ntimamenteenlazadas al complejo de Edipo, a la relacin del individuo con su padrey su madre, como acaso, tambin en general, nuestro sentimiento deculpabilidad.45
La alusin, dos veces repetida, a los poderes o fuerzas de la conciencia anticipan
la funcin del superyo, que castiga al sujeto por su deseo edpico puesto en juego en su
triunfo.
Si leemos simultneamente los dos textos freudianos, encontramos que el riesgo
de lo abierto no se asume rivalizando, ni renegando, ni forcluyendo el nombre del padre,sino sirvindose de l. Entendemos entonces que una cosa es la culpa martirizante
impuesta por el superyo y otra diferente la nostalgia por el padre. La primera exige al
sujeto guardar al padre una lealtad culposa que lo paraliza, pero la segunda indica la
vigencia operatoria del padre bajo la forma de amor inconsciente al padre, a pesar de
haber llegado ms lejos que l (Qu dira nuestro padre muerto si supiera). Pero
esa nostalgia no es paralizante sino la condicin necesaria para dar un salto que sea
autntico y no un acting-out. Que sea un ms all del padre sin que eso impliquenecesariamente un triunfo sobre l.
Se produce entonces algo paradojal: prescindir del nombre del padre moviliza una
responsabilidad que implica su afirmacin como ley mediante una obediencia
retrospectiva. Es as como lo quieren los ltimos Versos improvisados de Rilke:
...para, en algn lugar del ms amplio crculo, all donde nos toca la ley, afirmarla.
Por lo tanto, no se trata de una voluntad desenfrenada, como la del caballo
maneado de Rilke; no es un riesgo sin reglas, sin ley; es necesario servirse del discursodel padre, aceptar las leyes del significante, para traspasar su lmite y arrancarles una
posibilidad ms. Llegar a algn lugardel ms amplio crculo no significa renegar de la
ley, sino afirmarla.
Lacan toma el ejemplo de Joyce; su Finnegans Wake slo en apariencia es un
galimatas. No es un corte de Joyce con el lenguaje; es un traspasar, llegar ms lejos que
los lmites impuestos por el vocabulario, la gramtica y la sintaxis de la lengua inglesa,
para inventarse un nuevo artificio significante, que es, en verdad, un arduo y trabajoso
45 Freud Sigmund, ibid, pg. 1093.
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hacer combinatorio de varias lenguas, vivas y muertas. Sus libretas numeradas con
miles de trminos y notas de distintos idiomas as lo testimonian. Joyce se inventa una
nueva realidad simblica que opera como su nombre propio para la posteridad. El
nombre que le es propio, es eso lo que l valoriza a expensas del padre. 46
Joyce es para Lacan un ejemplo de suplencia con respecto a la falta de un
significante primordial: el nombre del padre.
Pero, si tenemos en cuenta la diferencia subrayada antes entre este mecanismo de
suplencia y aqul otro de nominacin, creo que el concepto se enriquece, pues se hace
posible entender que la funcin de nominacin puede apartarse totalmente del campo de
la psicosis y plantearse en la direccin de toda cura, como el encuentro del sujeto con su
propia voluntad, sufeel, en relacin no con el sentido, sino con un nuevo significante
surgido en el anlisis. El final del anlisis sera una manera de situarse en el ms amplio
crculo, para afirmar una nueva ley que sin ser la del padre, no es sin el padre. No es sin
la nostalgia por l.
Lacan dice de s mismo:Fundar un nombre propio es una cosa que hace subir un
poquito vuestro nombre propio. El nico nombre propio en todo esto es el mo .47
Lo dice en el momento en que est diferenciando su topologa como significante
nuevo, de la nocin perimida de modelo segn Lord Kelvin. Es la topologa, con toda
su legalidad, el mas amplio crculo alcanzado por Lacan?
Pero, qu mejor y ms acabado ejemplo que el de Freud?
No lo dice l mismo acaso en esa especie de confesin ltima de un hombre que
arriesg su apuesta? Me refiero a la carta abierta a Romain Roland, Un trastorno de la
memoria en la Acrpolis, citada anteriormente.
Antes de volver sobre ella, una breve digresin para referirme a lo que creo es una
diferencia, ms an una oposicin, entre este prescindir del padre y lo que Lacan al ao
siguiente llama saber hacer con elsntoma. De este ltimo dice: Conocer su sntoma
quiere decir saber hacer con, saber desembrollarlo, manipularlo. Lo que el hombre
sabe hacer con su imagen corresponde por algn lado a esto, y permite imaginar la
manera en la cual se desenvuelve con el sntoma. [...] Saber hacer all con su sntoma,
se es el fin del anlisis. Hay que reconocer que esto es corto.48
46 Jacques Lacan,El seminario. Libro 23. Le Sinthome, clase del 10-2-76, indito.47
Jacques Lacan,El seminario. Libro 24. Linsu que sait de lun-bevue saile a mourre, clase del 16-11-76, indito.48 Jacques Lacan, ibid.
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Saber hacer con el sntoma es en verdad sacar de flaquezas, virtud, y esto
ciertamente es algo un tanto corto. Se trata de reconstruir la relacin con el mundo sin
verse obligado a evacuar totalmente el goce del sntoma.
Habra entonces por un lado un final de anlisis corto, y por otro un final deanlisis (largo?) que sera tambin un saber hacer, pero arriesgado hacia lo abierto:
saber hacer un artificio, convertirse en un artfice por la creacin de algo nuevo, no por
la identificacin con el sntoma.49
Y aqu s nos encontramos con Freud. El no manipul su sntoma para seguir
gozando de l, ni tampoco condens ningn saber anterior. Cre un artificio simblico,
el psicoanlisis, que sin embargo tiene las ms estrechas relaciones con lo real, porque
justamente se arriesg en lo abierto, en lo que an no era. Los orgenes del psicoanlisisestn marcados por esa diferencia suya con Breuer, quien ante la emergencia del deseo
inconsciente en Anna O., retrocedi con horror. Si hoy el psicoanlisis lleva el nombre
propio de Freud es porque l se atrevi a ponerle nombre a ese real, a afirmar su
legalidad, a simbolizarlo. Lo llam la transferencia.
Por otra parte, la construccin de la teora es un haberse servido de todo el
discurso cientfico y cultural de su tiempo, no para tomarlo como tesis de su propia
anttesis para lograr una nueva sntesis, sino para inventar un nuevo significante que
tenga un efecto: por eso el psicoanlisis pudo estar en el mundo, a pesar de la
incomprensin y el rechazo, y no permanecer indefinidamente ante el mundo, destino
frecuente de reclusin en los libros que nadie lee. La obra freudiana, que fue juzgada
por el ambiente cientfico de su poca como rechazo de la legalidad instituida, de toda
la docta ignorantia de los sabios, invent sin embargo un artificio, el inconsciente, que
finalmente termin afirmando la ms estricta legalidad y encontrando un lugar en el
mundo.
El lugar que ocupan en la civilizacin esos sujetos que Michel Foucault llam
instauradores dediscursividad, entre los cuales se encuentra Freud, se debe a que ellos
son precisamente los que supieron prescindir del nombre del padre para darse un
nombre propio. Crearon algo nuevo que lleva su nombre, pero ellos se diferencian por
haber abierto el espacio para otra cosa que s mismos.50
49 Identificacin con el sntoma puede ser, por ejemplo, la solucin que ciertos sujetos encuentran asu neurosis, o a su pre-psicosis, en la adhesin automtica a sectas, religiones, ideologas o teoras,incluso Escuelas, sin que nada puedan producir ms all de la repeticin de las consignas que unen
al grupo. Son formas exitosas del como si.50 Michael Foucault: Qu es un autor?, enRevista ConjeturalN4, Editorial Sitio,Buenos Aires,Agosto de 1984.
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Es decir que en esta operacin de nominacin no es suficiente con darse un
nombre (eso podra hacerlo tambin un psictico, Schreber, por ejemplo, que en su libro
narra cmo el Otro le dio un nuevo nombre: la mujer de Dios), sino que es necesario
abrir un espacio simblico para algo diferente a s mismo, como es el caso de Marx, de
Freud, que introdujeron en el mundo no slo un nuevo discurso sino un nuevo
funcionamiento de la realidad.
Un nombre propio puede aparecer en el mundo hablante como algo insensato,
escandaloso, incomprensible, pero no puede permanecer eternamente as. Para que
realmente tenga un valor nominativo del sujeto, debe tener las propiedades necesarias
para ser reducido a un nombre comn, es decir a un nombre que si bien instaurador,
tenga las condiciones necesarias para aceptar los lmites que el sentido termina
imponiendo al efecto del significante nuevo. El artificio que nombra al instaurador,
deviene nombre comn cuando ya no designa a uno slo, sino a todo un lazo social,
integrado por sujetos unidos en una empresa comn. Schreber jams hubiera podido
lograr eso con su delirio.
La particularidad de los instauradores de discursividadsegn Foucault es que no
slo han producido su propia obra, sino algo ms: la posibilidad y la regla de formacin
de otras obras. Es decir, ellos establecieron unaposibilidad indefinida de discurso. Slo
de esta forma puedo entender lo que dice Lacan del nombre propio, que no desemboca
ms que en una cosa, esto es en hacer volver a entrar el nombre propio en lo que es del
nombre comn.51
Es notable que mucho antes del seminario 23 de Lacan y de la conferencia de
Foucault, haya sido un filsofo, Louis Althusser, en 1966, el primero en ubicar a Freud
como padre pero al mismo tiempo hijo del nuevo dispositivo creado por l, haciendo
inteligible lo que dira Lacan doce aos despus acerca de que saber prescindir del
nombre del padre es hacerse hijo del discurso. Se entiende: hijo de su propio discursoelevado a una funcin nominante. En este sentido, Freud no es tanto el padre-agente del
psicoanlisis, como el hijo-efecto del discurso que l cre en un eventoapropiador
(Ereignis). No es l quien se nombra como creador, al modo de Schreber que se nombra
mujer, sino que es el discurso psicoanaltico el que lo reconoce como su artfice. l es el
donador, pero a su vez el que recibe el don de un nuevo ego, de un nuevo nombre.
En palabras de Althusser:
51 Jacques Lacan,El seminario. Libro 23. Le sinthome, clase del 10-2-76.
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Desde antao, a todo nio se le atribuye un padre, y cuando se trata deun nio prodigio, los padres se disputan su paternidad. [...] Sabemos quedurante el siglo XIX nacieron dos o tres nios a los que no se lesesperaba: Marx, Nietzsche, Freud. Hijos naturales, en el sentido en quela naturaleza contradice las costumbres, el derecho, la moral y el buen
vivir: la naturaleza, o sea la regla violada, la madre soltera, es decir laausencia de padre legal. La Razn Occidental, a un hijo ilegtimo se lohace pagar caro. Marx, Nietzsche, Freud, para poder sobrevivir tuvieronque saldar su cuenta a un precio enorme: condenas, rechazos, injurias,miseria, hambre y muerte o locura.Hablo slo de ellos porque dieron origen a ciencia o a crtica. [...]Consideremos simplemente la soledad de Freud en su poca. No merefiero a la soledad humana, me refiero a su soledad terica. Porquecuando quiso pensar, es decir, expresar bajo forma de sistema riguroso eldescubrimiento extraordinario que encontraba todos los das en su
prctica, quiso buscar precedentes tericos, padres en la teora y no los
encontr; tuvo que someterse y ordenar la situacin siguiente: ser supropio padre.52
Esta cita es un digno final para este captulo, en tanto anticipa, 1. Los riesgos del
atreverse a irms all del padre, 2. Las exigencias discursivas que impone el encuentro
con lo abierto, y 3. El rasgo sobresaliente del hacer(faire) un artificio como un hacer
sin padre, en soledad, pero destinado finalmente a un nuevo lazo social en el mundo.
Que hubiera dicho monsieur notre pre? Queda como la incgnita del deseo del
Otro, porque el atrevimiento del hijo de llegar ms lejos queda fuera del clculo del
padre, de lo que l haba deseado de y para su hijo. El Otro nada puede decir de lo que
escapa al orden cerrado del significante. Ni aprobar, ni condenar, esa es la libertad del
Dasein.
52L. Althusser,Freud y Lacan, Cuadernos Anagramas, Barcelona, 1966, pgs.13-14.
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