LOS BARCOS DE LA ISLA COLOMBINA

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OPINIÓN EL DÍA TEMAS DE SIEMPRE LOS BARCOS DE LA ISLA COLOMBINA Con los «Santas» de la'Tras- mediterránea y el «BeriohijN gua», el puerto de San Sebas- tián de la Gomera ha quedado bien unido con Los Cristianos y Santa Cruz de Tenerife. Ahora, en esta etapa de loa ferries en aguas isleñas, evo- camos tiempos idos, aquellos de los «correíllos» de la Com- pañía de Vapores Interinsula- res Canarios y los del cabota» je intenso. Eran años de bue na exportación frutera y, ba- jo la contraseña de la Qtto Thoresen, comenzaron a nave« gar los «Sancho» y «San Juan» barcos a los que posterior- mente se unieron los de Ja Compañía tylarítima Canaria, filial española de la Eider $ Fyffes inglesa. Aquellos «fee- der S'hips» '•—«Águila de Oro»! «¡Mariposa», «Guanche», etc.— comunicaron todos los puntos de la'Isla Colombina con San- ta Cruz de Tenerife donde, a su llegada, trasbordaban los huacales de plátanos a los fruteros que de aquí zarpaban con rumbo a Garston. la guerra de 1914 a 1919 significó el amarre de los pe- queños fruteros —algunos hi cleron viajes entre Santa Cruz y puertos africanos— y, cuan- do se hizo sentir la escasez de tonelaje, entre los vendi- dos a armadores peninsulares figuraban los «Sancho» y «San Juan». Volvió la paz al mundo y, el > de febrero de 1921, en su eección «Noticias varias», el matutino «La Prensa» publicó lo siguiente: «En la presente semana es esperado en este puerto el vapor «Sancho II», construido recientemente en Estocolmo por los señores Thoresen, para dedicarlo al tráfico frutero entre las islas. También los señores Thoresen tienen en construcción otro buque para dicho servicio, que se denominará «Santa Úrsu- la». Estos buques, de moder- na construcción, son movidos por petróleo crudo». Cuatro días más tarde, «La 'Prensa» publicó la siguiente noticia: «Hoy, a primera hora, 'llegará a este puerto proce- dente de Gotemburgo y Las Palmas, mandado por el capí' tan don Imeldo Rodríguez Ló- pez, el nuevo vapor «¡Sancho II», que la casa Thoresen ha construido recientemente pa- ra dedicarlo al tráfico frutero entre las islas». Este fue el comienzo de la historia del «Sancho H», el pequeño «motor ship» de ma : trícula tinerfeña que, cargado de años e historia, continúa en estas aguas y que, con su presencia, dio la bienveni- da al «Bentíhijigua» cuando por vez primera a ellas llegó. Ambos figuran en destacado lugar en los anales de las co- municaciones isleñas y, cada uno desde su particular face ta, encabeza un capítulo. En 1921, la Fred Olsen Une adquirió la flota e intereses de la Qtto Thoresen y, poste nórmente, vinieron a Santa Cruz los «Santa Úrsula» y «Bu re», motonaves muy si mi lares al «Sancho II». San Sebastián de la Gome- ra —todos los puntos de ¡e Isla Colombina— supieron del buen navegar de estos barcos que, más tarde, lo hi- cieron banda a banda con los de don Juan Padrón Saavedra» aquellos «Boheme», «Águila de Oro» e «Isla de la Gome- ra» que, con e! fletado «Mari El¡», hicieron línea regular de carga. Cuando la Compañía Maríti- ma Canaria dio por finalizados sus servicios, la flota fue ad- quirida por don Alvaro Rodrí guez López, y todos aquellos vapores —«Santa Eulalia», «Santa Elena», «San Juan II», «San Isidro», etc.— pasaron a navegar bajo la misma con- traseña que el «Sancho II» daba al viento largo de la mar alta de Canarias, Vino luego la Segunda Gue rra Mundial y, como en 1915, a armadores de la Península se vendieron muchos de aque- llos barcos —«Isla de la Go- mera», «Isora», «Adeje», «San Juan II», etc.— que asegura- ban el transporte entre log puertos de las Canarias Occi dentales. Cuando la paz llegó de nue vo al mundo, la firma Rodrí guez López adquirió el «Pro cyon» —luego rebautizada «San Juan de Nepomuceno»— que, en 1963, se perdió a con- secuencia de una vía de agua. Por una de esas casualidades que siempre se dan en los caminos de la mar, casi al mismo tiempo que el «Pro- cyon», de la Península llegó un anti-guo vapor, de aquellos de alternativa triple, chime- nea de mucha guinda y largo y espeso penacho de humo sobre la estela. Este no era otro que el antiguo «San Juan» que, vendido en 1916 a armadores sevillanos, volvía a las islas en que primero na vegó y en las que —también cosas del destino marinero- poco después se perdió po* varada. luego, el malecón primario de Los Cristianos. Los «San- tas» de la Trasmediterránnea El «Benchijigua». Toda una se- rie de rápidos adelantos en •las comunicaciones marítimas entre las dos islas y, como siempre, el recuerdo de unos barcos que se fueron de la mar para siempre —«Águila db Oro», «Gomera», «Bohe- me», «Isla de la Gomera», «Santa Úrsula», etc.— y la presencia siempre grata del veterano y bien conservado «Sancho II», toda una institu- ción en el Atlántico isleño. J. A. Padrón Albornoz Comentario de ALVARO FEITO en la revista "TRIUNFO" LOS SABANDEÑOS, un ejemplo único e insólito de conjunto musical Estos son los materiales oénea coherencia de 'las «Ste En eS último númetro de la revista «Tirlunfo», -el es- critor Alvaro Feito dediica es*e interesante artíciulo al conijiurito tírrerfefto «los Sabaríd'eños», a propósito 'de su última obra, «¡Las sentencia del Tarta Vie- jo»: SENTENCIAS SABANDEÑAS Los Sabaindeñois constituyen uno l de íeso'S grupo-s voca'le-s españoles que —a fuerza de ser semHignorados o menos- prsci'sd^s 1 penm-anencem ©n la penuimlbra deS]- éxito popuílar mu'ltltud'mari'o, sim acabar de entrar «en su ifoco de fuego de- vastedor. (Mejor que s-ea 'as-í, de todos -modos, pues más va^ preservar ^a ca'lid'adi minori- taria que cosechar di aplauso müStlpIe e ñndi'Sioriniiin'ado. El veterano oonij-unto canario •nos sorprende con su ultirrfeO disco: «Sentencias de'l tata klore y lia canción popular *la- tl>noamericanos, tnuinca imúsico ni -grupo -español alguno había realizado una inyesti^ación tan detallada y será de ¡©sa par- oe'S'a musical. Y, «más concreta- mente en es*a ocais'ión, dando <a conocer entre nosotros 1-a's ftguras argentinas 'de Osicar Valles y Bu¡enaventura Luna, autores, respe'ctiMamente, de te niiúsícp'S y de ios poemas de estaos 'sentencia, ¡auténtico compendio d'e lia fiilo'sofía po- púllar ga-udha en iforme de ciaoci'ón. Luina (1906-1955) es uino de 'los escritores y poe- tas peor conocidos y imás apasionantes de todos tos ar- gentinos -en la ¡ priímera mitad »d!el s'itglo, 'ñisí como fdl floris- ta y 'm'uslcó'Io'go sin par. Os- oar Valí les, por su parte, miem- bro destacado d¡3«l grupo Lo ¡ s Cainttores de Ooi'lla 'Hyasi, es e¡símisim'0 u*n mus ico dte gran reputación en tedia ¡la iAün¡éri L ca sureña, amén de di'scípu- Estos son los matterieles qye ¡forman el canto die Los Sabanideños -sn ! la primera mi- tad de su ú'lti'mía grabación. Candi ón argenti-nta euténtica, genuina, no como tantas otras qu*e nos quieren m'eter por aihi a trompicones. l No íímporta qise los Sabándenos no sean argentinos para que sus voces nos lleguen firmes y puras y nos digan -bastante más de 'la canción d'e aquel país, y de aspectos y realidades ¡escon- didos ihasta ahora para nos* otros. 9ii respeto y diedüca- cSón ia lo'S -aüitores 1 . escogidios son admirables, casi ex-atgera^ do's. Si oü'guina traiba babría que poner a Los Sabandeños es 'siu excesivo dl-aisitcüsmo for- ma 1 !, >s ; u encorsetami'eínto coimo agrupación foükiórica, iamp<liaH mente colectiva, con yna ( s po- sibí'íidades de desarrollo y ex- psr limen tac ion aiJn sin explo- tar, especialmente ai 'la hona de oCtuailizar 'uno-s textos y unáis formas 'del pasado. Un pasado 'que saben penfecta»- miente descubrir en ¡SITS aris- tas má's interesantes; no sollo en su vertiente entranafofre- mente histórica, sino en 'la más vivie'n.ciia'lirnente vigente. Coimo se dteimuestra tsbnbién en 'la selección de. otros cor- tes que constituyen 'la- seigyn- día dará de] disco qye 1 conten- tamos. Aquí se enouentran más f.iU'tones ¡argientinos de priímordii'a 1 ] ¡importancia-, tales como Aríd Ramírez y Félix Luna, A rimando Tejada Gómez y Osear Cardosp Ooaimpo. Pe- ro también está ell' lu¡rugyayo Daniíel Vi'gWetti («Dale tu nva- no a'l indio») y el üancionero anónimo en ternais como' «¡Río Manzanares». Toíd'o 'lo cual gene a cdherencla de 'les tencias...», complementa bien yn disco que mantiene en •aquéll'a-s su primer punto de atracción. A destacar i'gu'ailrnente Ha presentación diel áflbum, con apuntes sobre los autores de'l trabajo y las 'letras originales d'e esas mMangáis, chacareras, cuecas, tonadas y recitados que constituyen s'u entramar- do. Igualmente, la incílysión de motivos pi'ctóricos «popula- res y otros de arti'stas como Se'sostris V¡-tullo y Ouiinqyeila 'Martín, dan un tono ¡inysyal y elevado para nuestnas' porta- des de¡ discos. Intenesados vivamiente por el ¡folklore ctan^rio, como no podía por menos die oou¡rrir, Los Sabandeños son un tejern* p'lo casi único, y, por tanto, insólito de conjunto miusico- vocaü -entre nosotros. Su «Cain" tata- deil Mencey loco» (ver «Troniío» dei 21-VM975) fue un experimento desacostum- brado por descubrir y proíyn >dizar en '¡as raíces d¡e la músi- ca d ! e la tierra propia, una obra, 'por ciento, que todavía seguimos esperando que sea riepresentedia en 'la (Meseta y en otros pueblos ¡hispanos. Con este «Tata viejo* qye aho- ra nos propone el numeroso grupo, el auténtico 'lazo que u¡nei a d'cnas comunidades con las de algunos ¡lugares de Latino amé rica isfe estrecha y sie viviíioa con yn acertado s'entí'db 1 del 'homenaje y dfe'i re- 'ocnacimi'ento haci'a sus maní* f estac iones pee ¡'ares, tantas veces degradadlas' y difusas por las versiones y líos cana- jes : de 'la Hispanidad entreco- mülla'd'a y oficialista. ¿Y usted (Jórrele estuvo en la Semana Santa?, le pre- guntaba ayer uno a otro. -Hombre, fuera... ¡.No pensaría que me iba a quedar aquí-'. para que me cogiera la Semana Santa! El individuo no encontraba en todas partes ya se sa- be qu<* e! Sur es así sino vino blanco. ¿Y es que tinto no hay por esta zona?, preguntó. —-No, eso es sólo ai retorno. «A la vuelta, lo venden tinto» A mí, me decía un. amigo anoche, me fastidiaron las vacaciones, porque no me reservaron el apartamento. -Vamos, que te hicieron la pascua. Sí, pero la Pascua de Resurrección... —Mucha gente de aquí se fue a Las Palmas... —Bueno, pero eso sería para el Domingo de Ramos solamente. El tiempo en el Sur, cosa rara, no estuvo soleado, v más bien se dejó sentir cierto fresquete. Como todo el mundo, a pesar de ello y sin bañarse, estaba en bañador, alguien preguntó a una señora: —Pero, ¿cómo está así, toda tullida, si no se va a ba ñar? —Es, contestó, que el «guión» de ¡a Semana Santa lo exige... Unos se desnudaron, y puchinos»... otros se «forraron»: los «ca- ALTOBER De las pasadas vacaciones LO MEJOR, EL RETORNO Bueno, pues ya estarnos aquí todos de «nuevo. Otra vez pegados >a!l yunque deil jo, 'como si nadia, hubiera sado; aunque para hay Cfue r©conocerilo, el yun« «que .no sea tan duro como pa* ra 'Otros, porcru'e, en esta vi- da, corno idecía! ¡Luis Al vare z Cruz, todavía hay 'gente que sabe 'llevar la carnet ¡illa vira- •da para abajo, para que no S'Q f l ¡ a llenen 'de piedras Estamos ®quí otra vez, digo, como si no hubiera pasado ira- da, y (hay que ver ¡la de cosas que> ocurrieron por ahí. Ponqué en todo 'es-e sur, priincipálmetn- te, mo hubo un hotel mil un edi- ficio de apartamentos que no pusiera el cartefl- de «agota- das -las entradas». ¡La oanti* dad de «bebidas carbónicas que se consumieron, -las toneladas de bocadillos de jamón y que- so, amarillo que se dtespadülla* ron, y ©I whisky y el vino —sobre todo blanco, porquq ya se sabe que en el sui priva este color— que se lle- varon de calle. En. 'las piscinas no se cabía, las playas, aunque sin sol, e-sa es la verd'ad!, eslabam lle- nas, y en -los vestíbulos de hoteles y edtficios apartamen- tales era muy difícil abrirse camino. Para tener acceso a 'los restaurantes, sobre todo el Vienrtes Santo all -mediodía, había, comió aquel que dice, que echar una ¡instancia y sé de gente que, oomenzaindo por los Cristianos, para po- der almorzar, tuvieran que lle- garse basta ía Playa de San Juan, 'donde tampoco les foe rra>y fáci'l temer tacceso a un almuerzo más o menos orgar nizado y en un tiempo que pud'ré ramos llamar 'límite, Otros, en cambio, tuvieron que echarse en cualquier venta del camino un huevo duro y un vaso de vino, para •no fallecer de inanición. Hasta líos bordes de la ca- crirceras que 'habían acudido hasta allí para consumar s<u e 1 !' muerzo, provistos de sus co- rrespondientes viandas, en evitación' de ¡malíes mayores, como 'los que* -dejarnos siena-. 'lados- Pero, 'en fin, todo eso pasa y. dentro de poco ya no queda- s'ino el recuerdo; un re- cuerdo que, por lio demás, se desvanecerá también en no mucho tiempo; por jo que es- to que ¡ha ocurrido a -muchos, no servirá para nada en próxi- ma ocasión, puesto que todo e! 'rnundo volverá a tes anda- das. Lo mejor d'e todo, <ell regre- so. No sólo porque» a*l vdlver a casa uno se da cuenta óe que no >!*& está tan mal co- imo uno creía y de que ein- rniis<ma -se puede descansar muy bi'en, mejor quizá que en sitio otro alguno, sino porque ©n ese viaje di© regreso no ha habido que <liarnentar acci- dentes, como se creía. 'Por 'lo menos, a la ¡hora que redacta- mas estas 'línea-s imo terremos notrcia de percamoe alguno grav© en las carreteras insula- res. Ello 'si qtíe es diügno de te- nerse en Guenta y de- ponerse de re'Ii'eve, ya que significa que 'los conductores i'S'leños cada vez «concioncian'» más, como añora «e d'lce, d¡© 'la responsa'bilidad que 'bs i«> oumbe en ( det©rmii<naidas <x)«> cenrtraciones automovMístiicas, como la que nos ocupa, y que ©n< 'la p©r,insulta ¡ha ihabkío un ballance d-e unos cien muer- tos, i de sábado a sábaido. Bien vale, por ( lo ttanto e^l ihaiber ido a disfrutar e^stas va- Daciones íuera f aunque «sea sólo por e»l éxito d©l retorno; de esa -operación retomo», a ouya oulrrrinación sin accidenr tes se *nos haibf'3 convocad'Q con reiteración @ finsisteincia, que nunca es dlamasiada, por las autoridades de Tráfico.

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Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "Temas de siempre",

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OPINIÓN EL DÍA

TEMAS DE SIEMPRE

LOS BARCOS DE LA ISLA COLOMBINACon los «Santas» de la'Tras-

mediterránea y el «BeriohijNgua», el puerto de San Sebas-tián de la Gomera ha quedadobien unido con Los Cristianosy Santa Cruz de Tenerife.

Ahora, en esta etapa de loaferries en aguas isleñas, evo-camos tiempos idos, aquellosde los «correíllos» de la Com-pañía de Vapores Interinsula-res Canarios y los del cabota»je intenso. Eran años de buena exportación frutera y, ba-jo la contraseña de la QttoThoresen, comenzaron a nave«gar los «Sancho» y «San Juan»barcos a los que posterior-mente se unieron los de JaCompañía tylarítima Canaria,filial española de la Eider $Fyffes inglesa. Aquellos «fee-der S'hips» '•—«Águila de Oro»!«¡Mariposa», «Guanche», etc.—comunicaron todos los puntosde la'Isla Colombina con San-ta Cruz de Tenerife donde, asu llegada, trasbordaban loshuacales de plátanos a losfruteros que de aquí zarpabancon rumbo a Garston.

la guerra de 1914 a 1919significó el amarre de los pe-queños fruteros —algunos hicleron viajes entre Santa Cruzy puertos africanos— y, cuan-do se hizo sentir la escasezde tonelaje, entre los vendi-dos a armadores peninsularesfiguraban los «Sancho» y «SanJuan».

Volvió la paz al mundo y, el

> de febrero de 1921, en sueección «Noticias varias», elmatutino «La Prensa» publicólo siguiente: «En la presentesemana es esperado en estepuerto el vapor «Sancho II»,construido recientemente enEstocolmo por los señoresThoresen, para dedicarlo altráfico frutero entre las islas.También los señores Thoresentienen en construcción otrobuque para dicho servicio, quese denominará «Santa Úrsu-la». Estos buques, de moder-na construcción, son movidospor petróleo crudo».

Cuatro días más tarde, «La'Prensa» publicó la siguientenoticia: «Hoy, a primera hora,'llegará a este puerto proce-dente de Gotemburgo y LasPalmas, mandado por el capí'tan don Imeldo Rodríguez Ló-pez, el nuevo vapor «¡SanchoII», que la casa Thoresen haconstruido recientemente pa-ra dedicarlo al tráfico fruteroentre las islas».

Este fue el comienzo de lahistoria del «Sancho H», elpequeño «motor ship» de ma:trícula tinerfeña que, cargadode años e historia, continúaen estas aguas y que, consu presencia, dio la bienveni-da al «Bentíhijigua» cuandopor vez primera a ellas llegó.Ambos figuran en destacadolugar en los anales de las co-municaciones isleñas y, cadauno desde su particular faceta, encabeza un capítulo.

En 1921, la Fred Olsen Uneadquirió la flota e interesesde la Qtto Thoresen y, postenórmente, vinieron a SantaCruz los «Santa Úrsula» y«Bu re», motonaves muy si milares al «Sancho II».

San Sebastián de la Gome-ra —todos los puntos de ¡eIsla Colombina— supierondel buen navegar de estosbarcos que, más tarde, lo hi-cieron banda a banda con losde don Juan Padrón Saavedra»aquellos «Boheme», «Águilade Oro» e «Isla de la Gome-ra» que, con e! fletado «MariEl¡», hicieron línea regular decarga.

Cuando la Compañía Maríti-ma Canaria dio por finalizadossus servicios, la flota fue ad-quirida por don Alvaro Rodríguez López, y todos aquellosvapores —«Santa Eulalia»,«Santa Elena», «San Juan II»,«San Isidro», etc.— pasarona navegar bajo la misma con-traseña que el «Sancho II»daba al viento largo de lamar alta de Canarias,

Vino luego la Segunda Guerra Mundial y, como en 1915,a armadores de la Penínsulase vendieron muchos de aque-llos barcos —«Isla de la Go-mera», «Isora», «Adeje», «SanJuan II», etc.— que asegura-ban el transporte entre logpuertos de las Canarias Occidentales.

Cuando la paz llegó de nue

vo al mundo, la firma Rodríguez López adquirió el «Procyon» —luego rebautizada«San Juan de Nepomuceno»—que, en 1963, se perdió a con-secuencia de una vía de agua.Por una de esas casualidadesque siempre se dan en loscaminos de la mar, casi almismo tiempo que el «Pro-cyon», de la Península llegóun anti-guo vapor, de aquellosde alternativa triple, chime-nea de mucha guinda y largoy espeso penacho de humosobre la estela. Este no eraotro que el antiguo «SanJuan» que, vendido en 1916 aarmadores sevillanos, volvía alas islas en que primero navegó y en las que —tambiéncosas del destino marinero-poco después se perdió po*varada.

luego, el malecón primariode Los Cristianos. Los «San-tas» de la TrasmediterránneaEl «Benchijigua». Toda una se-rie de rápidos adelantos en•las comunicaciones marítimasentre las dos islas y, comosiempre, el recuerdo de unosbarcos que se fueron de lamar para siempre —«Águiladb Oro», «Gomera», «Bohe-me», «Isla de la Gomera»,«Santa Úrsula», etc.— y lapresencia siempre grata delveterano y bien conservado«Sancho II», toda una institu-ción en el Atlántico isleño.

J. A. Padrón Albornoz

Comentario de ALVARO FEITO en la revista "TRIUNFO"

LOS SABANDEÑOS, un ejemploúnico e insólito de conjunto musical

Estos son los materiales oénea coherencia de 'las «Ste

En eS último númetro dela revista «Tirlunfo», -el es-critor Alvaro Feito dediicaes*e interesante artíciuloal conijiurito tírrerfefto «losSabaríd'eños», a propósito'de su última obra, «¡Lassentencia del Tarta Vie-jo»:

SENTENCIAS SABANDEÑAS

Los Sabaindeñois constituyenuno lde íeso'S grupo-s voca'le-sespañoles que —a fuerza deser semHignorados o menos-prsci'sd^s1— penm-anencem ©nla penuimlbra deS]- éxito popuílarmu'ltltud'mari'o, sim acabar deentrar «en su ifoco de fuego de-vastedor. (Mejor que s-ea 'as-í,de todos -modos, pues más va^I© preservar ^a ca'lid'adi minori-taria que cosechar di aplausomüStlpIe e ñndi'Sioriniiin'ado.

El veterano oonij-unto can ario•nos sorprende con su ultirrfeOdisco: «Sentencias de'l tata

klore y lia canción popular *la-tl>noamericanos, tnuinca imúsiconi -grupo -español alguno habíarealizado una inyesti ación tandetallada y será de ¡©sa par-oe'S'a musical. Y, «más concreta-mente en es*a ocais'ión, dando<a conocer entre nosotros 1-a'sftguras argentinas 'de OsicarValles y Bu¡enaventura Luna,autores, respe'ctiMamente, dete niiúsícp'S y de ios poemasde estaos 'sentencia, ¡auténticocompendio d'e lia fiilo'sofía po-púllar ga-udha en iforme deciaoci'ón. Luina (1906-1955) esuino de 'los escritores y poe-tas peor conocidos y imásapasionantes de todos tos ar-gentinos -en la¡ priímera mitad»d!el s'itglo, 'ñisí como fdl floris-ta y 'm'uslcó'Io'go sin par. Os-oar Valí les, por su parte, miem-bro destacado d¡3«l grupo Lo¡sCainttores de Ooi'lla 'Hyasi, ese¡símisim'0 u*n mus ico dte granreputación en tedia ¡la iAün¡ériL

ca sureña, amén de di'scípu-

Estos son los matterielesqye ¡forman el canto die LosSabanideños -sn !la primera mi-tad de su ú'lti'mía grabación.Candi ó n argenti-nta euténtica,genuina, no como tantas otrasqu*e nos quieren m'eter por aihia trompicones. lNo íímportaqise los Sabándenos no seanargentinos para que sus vocesnos lleguen firmes y puras ynos digan -bastante más de 'lacanción d'e aquel país, y deaspectos y realidades ¡escon-didos ihasta ahora para nos*otros. 9ii respeto y diedüca-cSón ia lo'S -aüitores1. escogidiosson admirables, casi ex-atgera^do's. Si oü'guina traiba babríaque poner a Los Sabandeñoses 'siu excesivo dl-aisitcüsmo for-ma1!, >s;u encorsetami'eínto coimoagrupación foükiórica, iamp<liaHmente colectiva, con yna(s po-sibí'íidades de desarrollo y ex-psr limen tac ion aiJn sin explo-tar, especialmente ai 'la honade oCtuailizar 'uno-s textos yunáis formas 'del pasado. Unpasado 'que saben penfecta»-miente descubrir en ¡SITS aris-tas má's interesantes; no solloen su vertiente entranafofre-mente histórica, sino en 'lamás vivie'n.ciia'lirnente vigente.

Coimo se dteimuestra tsbnbiénen 'la selección de. otros cor-tes que constituyen 'la- seigyn-día dará de] disco qye1 conten-tamos. Aquí se enouentranmás f.iU'tones ¡argientinos depriímordii'a1] ¡importancia-, talescomo Aríd Ramírez y FélixLuna, A rimando Tejada Gómezy Osear Cardosp Ooaimpo. Pe-ro también está ell' lu¡rugyayoDaniíel Vi'gWetti («Dale tu nva-no a'l indio») y el üancioneroanónimo en ternais como' «¡RíoManzanares». Toíd'o 'lo cual

gene a cdherencla de 'lestencias...», complementa bienyn disco que mantiene en•aquéll'a-s su primer punto deatracción.

A destacar i'gu'ailrnente Hapresentación diel áflbum, conapuntes sobre los autores de'ltrabajo y las 'letras originalesd'e esas mMangáis, chacareras,cuecas, tonadas y recitadosque constituyen s'u entramar-do. Igualmente, la incílysiónde motivos pi'ctóricos «popula-res y otros de arti'stas comoSe'sostris V¡-tullo y Ouiinqyeila'Martín, dan un tono ¡inysyal yelevado para nuestnas' porta-des de¡ discos.

Intenesados vivamiente porel ¡folklore ctan^rio, como nopodía por menos die oou¡rrir,Los Sabandeños son un tejern*p'lo casi único, y, por tanto,insólito de conjunto miusico-vocaü -entre nosotros. Su «Cain"tata- deil Mencey loco» (ver«Troniío» dei 21-VM975) fueun experimento desacostum-brado por descubrir y proíyn>dizar en '¡as raíces d¡e la músi-ca d!e la tierra propia, unaobra, 'por ciento, que todavíaseguimos esperando que seariepresentedia en 'la (Meseta yen otros pueblos ¡hispanos.Con este «Tata viejo* qye aho-ra nos propone el numerosogrupo, el auténtico 'lazo queu¡nei a d'cnas comunidadescon las de algunos ¡lugares deLatino amé rica isfe estrecha ysie viviíioa con yn acertados'entí'db1 del 'homenaje y dfe'i re-'ocnacimi'ento haci'a sus maní*f estac ion e s pee uü ¡'ares, tantasveces degradadlas' y difusaspor las versiones y líos cana-jes :de 'la Hispanidad entreco-mülla'd'a y oficialista.

— ¿Y usted (Jórrele estuvo en la Semana Santa?, le pre-guntaba ayer uno a otro.

— -Hombre, fuera... ¡.No pensaría que me iba a quedaraquí-'. para que me cogiera la Semana Santa!

El individuo no encontraba en todas partes — ya se sa-be qu<* e! Sur es así — sino vino blanco.

— ¿Y es que tinto no hay por esta zona?, preguntó.—-No, eso es sólo ai retorno. «A la vuelta, lo venden

tinto»

— A mí, me decía un. amigo anoche, me fastidiaron lasvacaciones, porque no me reservaron el apartamento.

-Vamos, que te hicieron la pascua.— Sí, pero la Pascua de Resurrección...

—Mucha gente de aquí se fue a Las Palmas...—Bueno, pero eso sería para el Domingo de Ramos

solamente.

El tiempo en el Sur, cosa rara, no estuvo soleado, vmás bien se dejó sentir cierto fresquete.

Como todo el mundo, a pesar de ello y sin bañarse,estaba en bañador, alguien preguntó a una señora:

—Pero, ¿cómo está así, toda tullida, si no se va a bañar?

—Es, contestó, que el «guión» de ¡a Semana Santa loexige...

Unos se desnudaron, ypuchinos»...

otros se «forraron»: los «ca-

ALTOBER

De las pasadas vacaciones

LO MEJOR, ELRETORNO

Bueno, pues ya estarnosaquí todos de «nuevo. Otra vezpegados >a!l yunque deiljo, 'como si nadia, hubierasado; aunque parahay Cfue r©conocerilo, el yun««que .no sea tan duro como pa*ra 'Otros, porcru'e, en esta vi-da, corno idecía! ¡Luis Al vare zCruz, todavía hay 'gente quesabe 'llevar la carnet ¡illa vira-•da para abajo, para que no S'Qfl¡a llenen 'de piedras

Estamos ®quí otra vez, digo,como si no hubiera pasado ira-da, y (hay que ver ¡la de cosasque> ocurrieron por ahí. Ponquéen todo 'es-e sur, priincipálmetn-te, mo hubo un hotel mil un edi-ficio de apartamentos que nopusiera el cartefl- de «agota-das -las entradas». ¡La oanti*dad de «bebidas carbónicas quese consumieron, -las toneladasde bocadillos de jamón y que-so, amarillo que se dtespadülla*ron, y ©I whisky y el vino—sobre todo blanco, porquqya se sabe que en el suipriva este color— que se lle-varon de calle.

En. 'las piscinas no se cabía,las playas, aunque sin sol,e-sa es la verd'ad!, eslabam lle-nas, y en -los vestíbulos dehoteles y edtficios apartamen-tales era muy difícil abrirsecamino. Para tener acceso a'los restaurantes, sobre todoel Vienrtes Santo all -mediodía,había, comió aquel que dice,que echar una ¡instancia y séde gente que, oomenzaindopor los Cristianos, para po-der almorzar, tuvieran que lle-garse basta ía Playa de SanJuan, 'donde tampoco les foerra>y fáci'l temer tacceso a unalmuerzo más o menos orgarnizado y en un tiempo quepud'ré ramos llamar 'límite,Otros, en cambio, tuvieronque echarse en cualquierventa del camino un huevoduro y un vaso de vino, para•no fallecer de inanición.

Hasta líos bordes de la ca-

crirceras que 'habían acudidohasta allí para consumar s<u e1!'muerzo, provistos de sus co-rrespondientes viandas, enevitación' de ¡malíes mayores,como 'los que* -dejarnos siena-.'lados-

Pero, 'en fin, todo eso pasay. dentro de poco ya no queda-rá s'ino el recuerdo; un re-cuerdo que, por lio demás, sedesvanecerá también en nomucho tiempo; por jo que es-to que ¡ha ocurrido a -muchos,no servirá para nada en próxi-ma ocasión, puesto que todoe! 'rnundo volverá a tes anda-das.

Lo mejor d'e todo, <ell regre-so. No sólo porque» a*l vdlvera casa uno se da cuenta óeque no >!*& está tan mal co-imo uno creía y de que ein- 1«rniis<ma -se puede descansarmuy bi'en, mejor quizá que ensitio otro alguno, sino porque©n ese viaje di© regreso noha habido que <liarnentar acci-dentes, como se creía. 'Por 'lomenos, a la ¡hora que redacta-mas estas 'línea-s imo terremosnotrcia de percamoe algunograv© en las carreteras insula-res.

Ello 'si qtíe es diügno de te-nerse en Guenta y de- ponersede re'Ii'eve, ya que significaque 'los conductores i'S'leñoscada vez s© «concioncian'»más, como añora «e d'lce, d¡©'la responsa'bilidad que 'bs i«>oumbe en (det©rmii<naidas <x)«>cenrtraciones automovM ístiicas,como la que nos ocupa, y que©n< 'la p©r,insulta ¡ha ihabkío unballance d-e unos cien muer-tos, ide sábado a sábaido.

Bien vale, por (lo ttanto e lihaiber ido a disfrutar e^stas va-Daciones íueraf aunque «seasólo por e»l éxito d©l retorno;de esa -operación retomo», aouya oulrrrinación sin accidenrtes se *nos haibf'3 convocad'Qcon reiteración @ finsisteincia,que nunca es dlamasiada, porlas autoridades de Tráfico.