Los custodios de la documentación de minas

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Los custodios de la documentación de minas. De los escribanos, escribanos mayores de minas y registros; alcaldes mayores de minas y veedores.

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ISBN 978-99920-1-770-8

 Los custodios de la documentación de minas. De los escribanos, escribanos mayores de minas y registros; alcaldes mayores de minas y veedores.

María del Carmen Calderón Berrocal, G.I. HUM-340 UHU, SEDPGYM.

RESUMEN

Este trabajo es una aproximación a la realidad de la Escribanía de Minas. Desde la primera legislación sobre escribanía de minas y cargos adyacentes, trataremos de acercarnos a la realidad de un cargo que aún existe en la actualidad en algunos lugares

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con exacta denominación. Sus funciones y documentación quedan presentes en la minería y en los archivos históricos.

PALABRAS CLAVE

Escribanos, escribanos de minas, escribanos mayores de minas y registros, alcaldes mayores de minas, veedores, minería, documentación, diplomática.

SUMMARY

 This work is an approximation to the reality of the Clerkship of Mines. From the first legislation on clerkship of mines and adjacent charges, we will try to approach each other the reality of a post that still exists at present in some places with exact name. His functions and documentation remain present in the mining industry and in the historical files.

 KEY WORDS

 Notaries, notaries of mines, major notaries of mines and records, major mayors of mines, veedores, mining industry, documentation, diplomat.

CONCEPTO DE ESCRIBANO

El escribano es la persona que por oficio público estaba autorizada para dar fe de las escrituras y demás actos que pasaban ante él. El término también suele asimilarse a Secretario y Pendolista, entendiendo éste último como persona que escribe con muy buena letra; también se asimila a memorialista, entendiendo así a la persona que por oficio escribe memoriales o cualesquiera otros documentos que se le pidan[1].

Según el Diccionario de Autoridades el término “notario” aparece asociado con éste concepto y queda definido en este Diccionario de Autoridades como: “Escribano público. En lo antiguo se daba este nombre a los que escribían con abreviaturas. Oy se distinguen de los escribanos en que estos entienden en los negocios seglares, y los Notarios en los de los eclesiásticos. Se llama también el que escribe a la mano lo que otro dicta o nota”[2].

Pero si nos vamos a la voz “escribano”, el Diccionario de Autoridades nos ofrece como definición: “Escribano. Aunque esta palabra en general comprende a todo hombre que sabe escribir: sin embargo el uso y estilo común de hablar entiende por ella al que por Oficio público hace escrituras y tiene exercicio de pluma, con autoridad del Príncipe o Magistrado, de que hai distintas clases: como Escribano Real, del Número, de Ayuntamiento, de Cámara, de Provincia, de cuyos empleos y oficios y sus obligaciones tratan difusamente las leyes del Reino. Sale del verbo escribir”.

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LAS COMPETENCIAS DEL OFICIO

El cargo de escribano correspondía a los oficios vendibles y renunciables, generalmente se tasaba su valor y se sacaba a subasta pública. Los escribanos, como oficio, podían estar vinculados a instituciones como los cabildos, las audiencias, juzgados de provincias, a la Real Hacienda, minas, etc., encargándose fundamentalmente de dar fe  de los negocios públicos. Podían ser reales, pudiendo en este caso ejercer en cualquier lugar que no tuviese escribano público del número, presentando para ello su título en el cabildo. También podían ser públicos o del número, estando en este caso el oficio asignado a un territorio y sólo podían ejercer en ese término; podían dejar de ser escribanos públicos y mantener su condición real[3].

Los escribanos de minas y registros debían ser examinados por la Audiencia de sus distritos antes de entrar a ejercer sus cargos[4].

Entre los siglos XIV  al siglo XV, “Reforma de los Reyes Católicos”, se prohíbe heredar, renunciar y traspasar los oficios; al respecto se dispone examinar a los escribanos además del deber del cumplimiento de otros requisitos para que pudiesen despachar en sus escribanías públicas. Destaca de entre las disposiciones la determinación de las competencias de los escribanos, tanto de oficio como a nivel jurisdiccional. Los contratos, obligaciones y testamentos prescriptivamente deberían quedar a cargo de los escribanos del número de los pueblos reales y públicos, que serían los encargados de dar fe de todos los asuntos extrajudiciales exentos de penas. Pero ningún otro escribano ya fuese real o apostólico tendría competencia en contratos sobre ventas, trueques y enajenaciones de bienes raíces, quedando eximidos de tales competencias los escribanos del consejo, cabildos, cámara, etc. otros.

Los escribanos del número debían dar copia a los recaudadores de las alcabalas de las cartas para que pudieran cobrar el impuesto sobre enajenación de bienes raíces.

Las Leyes de Castilla rápidamente se incorporan a Indias, de modo que el territorio imperial realmente se gobierna como uno solo país. Se asiste a una restricción en el nombramiento de escribanos, del comercio con los oficios, se exigen examen y otros requisitos para que los escribanos pudieran despachar; y los escribanos reales y los del número serían los que tendrían autorización para intervención en asuntos extrajudiciales y competentes en bienes raíces.

A partir de 1501 los escribanos provistos en oficios renunciables debían presentar los títulos en los ayuntamientos en un plazo de sesenta días. En 1502 se dispone la entrega de los Libros Registros de Escrituras, Protocolos, al sucesor del escribano, ya fuese por defunción o por cese. Un año más tarde se prohíbe el nombramiento de escribanos en los pueblos en que existiese escribano del número; y debe quedar constancia de los derechos que cobran a las partes tanto si se trata de registros como de cartas.

De la misma forma la normativa dispone la formación de los Protocolos; que el otorgamiento tenga carácter público y que se recoja íntegramente y directamente en los Libros Registros; los originales han de ser conservados por el escribano y sólo éste estará facultado para emitir copias literales de las escrituras que otorgue y asiente, para cuyo efecto se le exige tener un Libro de Protocolos debidamente encuadernado, donde irá asentando las escrituras, sus condiciones y características, cláusulas, renuncias, etc.

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El trabajo y oficio de escribano es sometido, como cualquier otro oficio, a visita cuando ésta deba tener lugar. La visita suele llevarla a efecto un oidor y un alcalde de corte; y entre lo que se suele corregir estarán el desorden en los protocolos y uso de papel sellado, se ordena la encuadernación de los protocolo y se suelen dar prohibiciones para que no se intercalen entre las hojas papeles sueltos; se intentan corregir las irregularidades en las firmas, etc. Todo ello lleva a la Corona a dictar disposiciones que regulen las actuaciones y la práctica del oficio.

En las instrucciones de las visitas suelen aparecer disposiciones para que haya un orden en la encuadernación de los protocolos, se dan pautas para el uso de cuadernos, cada registro debe empezar en un cuaderno de papel sellado que tenga los 25 pliegos, no se otorgaran instrumentos protocolarios en un pliego, ni en medio pliego suelto que se intercale dentro del cuaderno; y se procurará que la última hoja en que se asiente el instrumento quede en blanco, para que empiece en la siguiente el nuevo, con ello además de procurar orden se evita el fraude, el protocolo debía quedar acomodado al cuerpo de escritura preparado en el folio, el resto, si la escritura no llegase, se procuraría invalidar, es el sentido de las cruces en aspa y de las líneas invalidando las hojas que se suelen ver en los protocolos. Se prohíben los blancos en los Libros de Protocolos para que no se puedan intercalar documentos añadidos, de ser descubierto el escribano sufrirá el correspondiente cargo que imponga el visitador.

Fig.1: Signo de escribano identificando el documento e invalidando el espacio que queda desde el cuerpo de escritura hasta la base del folio, con ello se evitaban interpolaciones.

Se procura el orden en la foliación de los protocolos, las hojas deben ir numeradas correlativamente para evitar fraudes, sustituciones y borrones en los números por confusión u otras causas. De la misma forma, se suele advertir en las instrucciones de

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los visitadores que si algún protocolo se queda por firmar, que se especifique la causa y la razón por la cual queda imperfecto el documento.

El carácter público del ejercicio protocolario exigía al escribano leer la escritura ante los otorgantes y los testigos comparecientes, tras lo cual se procedía a firmar con cuerpo de escritura y rúbrica; el documento sería revisado por si fuese preciso alguna corrección o alguna añadidura o alguna salvedad; tras lo cual, ya el escribano valida el documento con su firma y signo.

UN ELEMENTO MÁS DE LOS CABILDOS

Los cabildos también se denominan ayuntamientos o municipalidades o consejo municipal, la institución española se exporta a Indias y en ambos lugares tendrán múltiples atribuciones administrativas entre las que se encuentran la presidencia de actos públicos, organización de fiestas públicas y eventos importantes, la vigilancia de la higiene pública, el aseo de la ciudad; inspección de calles y organización de las fuerzas del orden municipales.

Los cabildos no sólo son en villas y lugares, los hay también correspondientes a ciudades diocesanas y ciudades metropolitanas.Dentro de las villas, estaban presididos por un alcalde ordinario, elegido anualmente ante el corregidor y los cargos podían ser comprarse o heredarse; cuatro regidores, un alguacil y un mayordomo.

En las ciudades diocesanas la composición era por un alcalde elegible, ocho regidores, dos fieles ejecutores, dos jurados o diputados de cada parroquia, un procurador general, un mayordomo, un escribano de consejo, dos escribanos públicos, un escribano de minas y otro de registro, un pregonero mayo, un corredor de lonja y dos porteros.

En las ciudades metropolitanas los cargos son elegidos entre los encomenderos y  los vecinos relevantes que no ejerciesen otros cargos incompatibles, generalmente 12 regidores, aunque en Lima llegaron a 18 y a 15 en México; y los demás oficiales perpetuos. Los alcaldes ordinarios eran elegidos por los regidores mediante votación secreta que en Lima era presidida por el virrey. Los regidores eran elegidos por el virrey con la autorización del monarca o por elección del cabildo.

INSTRUCCIONES PARA LOS ESCRIBANOS DE MINAS, ESCRIBANOS MAYORES DE MINAS Y DE REGISTROS.

En cuanto a los salarios de los alcaldes mayores y veedores de minas, se deberán pagar de los rendimientos de las mismas minas en las que tuviesen competencias salvando así la Real Hacienda u otro fondo cualquiera que pudiera ser. Esto es lo que viene a disponer la Ley IV. “Que los salarios de los alcaldes mayores y veedores de minas se paguen de los aprovechamientos de ellas”, según lo que pronuncia Felipe II en Madrid a 15 de Enero de 1575.

“Los salarios que hubieren de percebir los alcaldes mayores y veedores de minas, se les consines y paguen del aprovechamiento que hubiere y se sacare de las mismas

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minas, en cuya administración entendieren y no de hacienda nuestra ni de otra ninguna”.

Para hacernos una idea del personal que trabaja en la administración, gobierno y servicios, aparte del personal minero propiamente dicho, de una mina, tomaremos los datos que ofrecen los documentos de Guadalcanal para uno de los años de la segunda mitad del siglo XVI, con lo cual se puede concebir una idea aproximada de la actividad y labores que llevaba consigo el funcionamiento de esta industria.

En 1558, en Guadalcanal, el personal administrativo de nombramiento real estaba formado por un administrador general con 750 mrs. de salario al año, un contador con 187, 500 mrs. al año, un tesorero con el mismo sueldo que el anterior y un veedor que cobraba 274 mrs. Anualmente.

Como personal administrativo nombrado por el administrador general trabajan un teniente de administrador general con 750 mrs. al día; un juez de la mina con el mismo salario diario que el anterior, un visitador con 408 mrs. al día, un capellán 1º con 102 mrs. al día y un capellán 2º con 102 mrs. cada diesta; tres depositarios, uno cobrando diariamente 272 mrs. y otros dos cobrando 238 mrs.; un mayordomo de almacén con 238 mrs., un escribano de fábrica con 238 mrs. un escribano de fundiciones con 204 mrs. y un escribano del juzgado con el mismo salario al día.

Por lo que respecta a personal de vigilancia y auxiliar, había un alguacil y guarda mayor con salario de 238 mrs. al día, un ayudante de alguacil y guarda mayor con 68 mrs. diarios, una persona neargada de la contratación del personal de trabajo en mina y vigilar sus ausencias con salario de 170 mrs. diarios; una persona encargada de ver, pesar y recibir carbón, leña, cepa, barro y ladrillo, con le mismo salario que el anterior; una persona encargada de pesar la plata y controlar el dinero que llega a Sevilla, con 68 mrs. al día; un alguacil adscrito a D. Francisco de Mendoza con 204 mrs., un escribano adscrito a D. Francisco de Mendoza con el mismo salario y un alguacil del juzgado de minas con idéntico salario también; un solicitador de asuntos de minas en la Corte, con un salario que ascendía a 75,000 mrs. al año; un encargado de compras en Sevilla con salario anual de 30,000 mrs. y un médico con 50,000 mrs. de salario al año.

También había dos guardas de buitrones de afinación, 4 guardas de pozos, 3 guardas de puertas, hornos y buitrones con 170 mrs. diarios; 5 guardas de puertas, hornos y buitrones con 136 mrs. al día y dos guardas de puertas, hornos y buitrones con un salario al día de 102 mrs.

Además un guarda de lavaderos y un encargado de esclavos con 170 mrs. al día; un sacristán en la iglesia, un alcaide en la cárcel y un enfermero cada uno con 68 mrs. al día de salario[5].

Los salarios se fijaban en función de la dedicación a la mina, no siempre de forma exclusiva.

.-SOBRE LOS ESCRIBANOS DE REGISTRO

Pero en Indias, se constata en algunos lugares, que no asiste personalmente el escribano de registros a las almonedas, quintos, ni fundición de oro, ni a introducir en las cajas la

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plata, ni a verla pesar; poniendo en su lugar a un teniente, un sustituto, que no es escribano real, de que en ocasiones resultan inconvenientes y actos que conlleven nulidades. Es por esto que se decreta que los escribanos de registro asistan a las almonedas, quintos y fundiciones[6]. Se condena a la pérdida del oficio a los que contravengan la disposición sin causa justificada, en cuyo caso se deberá poner sustituto de la misma profesión.

“Mandamos, que los propietarios asistan por sus personas a todo lo susodicho, pena de perdimiento de sus oficios, si no fuere por enfermedad o causa muy necesaria, que en tales casos permitimos que cada uno pueda poner tenientes que sea escribano real”.

.-SOBRE LOS ESCRIBANOS MAYORES DE MINAS Y REGISTROS.

En la creación del oficio de escribano mayor de minas Carlos I, en 4 de Mayo de 1534, dio una instrucción sobrecartada por su hijo y sucesor Felipe II, en 9 de Julio de 1565 con diferentes capítulos para el uso y ejercicio de este oficio, que debería acatarse en todas  las provincias de las Indias[7].

A los escribanos mayores de minas y registros y Real Hacienda, se les debería entregar por parte de los oficiales reales, una relación de todas las haciendas, rentas, casas, ganados y otras granjerías que la Corona tuviese en la provincia y/o territorio, de todo lo que perteneciese a la Corona y cuyo beneficio engrosase las arcas reales, para que pudieran tener exacto conocimiento y pudieran llevar cuenta y razón de su principal y réditos; y conocer así cuánto se incrementa la Real Hacienda.

La relación debería informarles de todas las mercedes, situaciones y salarios consignados en la Caja Real, de los sitios en los que asistiesen, para que eficazmente tuviesen información exacta de los movimientos económicos y pudiesen rendir cuenta de forma fidedigna.

Deberían tener un libro donde llevarían razón de las personas a las que se dan licencias para coger oro, plata u otros metales; el juramento, día, mes y año en que se dan, para que registren y lo fundan los que vinieren a dar cuenta y razón del, oro, plata y metales, que por medio de la licencia hubiesen cogido; los declaren ante el gobernador y los oficiales reales, para que determinen impartir justicia al respecto y hagan cumplir lo que determina la ley[8].

Los escribanos de minas y Hacienda Real, deberán residir en las fundiciones y refundiciones, para que tenga cuenta y razón de las cédulas, licencias, que se hubiesen dado para sacar oro,  plata y otros metales. De este modo también podrán tener libro donde asienten lo que se llevase a la fundición y quiénes intervienen; se podrá de este modo saber la parte exacta que se paga a la Corona y cómo se hace el cargo al tesorero. Al final de cada fundición los oficiales reales concertarán sus libros y los firmarán, dando legalidad a la actividad.

Cuando se tengan que quintar perlas o piedras se llamará al escribano de minas y Hacienda Real, para que esté presente y controle lo que recibe el tesorero.

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Cuando se fijen los días en la semana en que se deban hacer los quintos, se notificará al escribano los días exactos que son, para que sin necesidad de que tenga que ser llamado, tenga obligación de ir y estar presente a los quintos y al hacer cargo al tesorero. Todo ello se hará en los días que se acuerden y no en otros distintos. Pero si por alguna necesidad tuviese que hacerse en días distintos o extraordinarios, el escribano será llamado para que firme de su nombre el cargo que se hiciere al tesorero en el libro del escribano y en el del contador, refiriéndose el uno al otro; puesto que es así como se hace en todas las cosas particulares, la Corona considera justo que se observe en la Real Hacienda para poder tener un “buen recaudo, cuenta y razón”.

En caso de que algún oro o plata viniere de fuera para entregar y hacer cargo al tesorero, esto tendrá lugar en la casa de la fundición y en los días que estuviesen señalados y no en otros; y de convenir efectuarlo en día distinto a los señalados se llamará al escribano de Hacienda, para que tome razón de ello; y en su libro lo firmará el tesorero según queda dispuesto por la Corona.

Lo mismo se dispone  para cuando por mandato de la Corona o por acuerdo de los oidores y oficiales reales, tuviese que entregar hacienda o maravedís de la Real Hacienda a personas que provea armada o navíos u otra cosa de clase que sea. El escribano de la Real Hacienda debe ser avisado para que esté presente al cargo; y después a la cuenta, para que de todo se pueda tener constancia de que la transacción se ha efectuado legítimamente.

Ni el contador ni ningún otro oficial real podrá hacer cargo de cualquier género y calidad de hacienda que pertenezca a la Corona, -como la producción de las minas-,  al tesorero, factor ni a ningún otro, si el escribano de la Real Hacienda no estuviese presente y tomase la razón y relación en su libro. En él se asentarán las firmas de las personas que lo recibiesen; y por virtud de ello, y de ser necesario, se les podrá hacer cargo y tomar cuenta; pudiéndose de esta misma forma, si alguna duda hubiese, comprobarla con el libro del contador y de los otros oficiales reales.

El escribano deberá tener cuenta y razón de todo el oro, plata, perlas y otras cosas que hubiere para la Corona, en cualquier manera que sea, debiendo enviar a la Corona relación, cuando sea necesario, para que se pueda proveer o remediar lo necesario y conveniente; relación que deberá enviar también al virrey o Audiencia del distrito para el mismo efecto. En caso de infringir esta disposición, el escribano incurrirá en pena de cien pesos de oro para la Real Cámara y fisco.

Por sus títulos o voluntad regia a los escribanos podía permitírseles poner a tenientes, suplentes, pasantes; cuando tengan que registrar los navíos que saliesen de los puertos de sus distritos, deberán guardar la misma forma y protocolo que siguen los propietarios de la plaza de escribano.

En 1591 Felipe II dispone sobre los protocolos documentales de los escribanos. Los Escribanos de Registros deberán tener un libro, debidamente encuadernado, en el que asienten los movimientos portuarios. En estos Libros Registros figurarán los navíos y fragatas que entrasen en ellos, con declaración del día, mes y año; los asientos quedarán firmados de manos del mismo escribano y del contador de la Real Hacienda. De esta forma, en el momento de la toma de cuentas, se puede comprobar el cargo en el libro y

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registro; de todo se deberá enviar juntamente con las cuentas de los oficiales reales, relación sumaria firmada y autorizada de lo efectuado[9].

Los escribanos de minas y registros deberán sacar fiat y notaría despachada por el Consejo, estas disposiciones se decretan en el L.3, tit. 8, lib. 5 “Sobre que los escribanos de minas y registros saquen fiat y notaría despachada por el Consejo”.

IRREGULARIDADES EN EL COBRO DE HONORARIOS.

Cuando se legisla siempre es a posteriori, así, nos damos cuenta de que era tan frecuente el abuso en los honorarios a percibir por los escribanos, que la Corona se pronuncia al respecto prohibiendo que los escribanos no lleven más que los derechos que se deben conforme al arancel establecido, bajo pena de privación del oficio, en una Real Cédula de Felipe III dada en Madrid a 10 de Marzo de 1611 y en Valladolid a 30 de Agosto de 1613.

“Mandamos a los escribanos de registros de cualquier puerto que guarden el arancel y ordenanzas en llevar los derechos que les pertenecen y al pie de cada registro asienten y den fe de los que hubieren llevado por él, pena de privación de oficio. Y damos comisión y ordenamos a nuestros presidentes, oidores, gobernadores y justicias de los puertos; y a nuestros oficiales reales y capitanes generales de nuestras Armadas y flotas de la Carrera de Indias que así lo hagan cumplir y ejecutar proveyendo justicia breve y sumariamente a las partes que ante cualquiera de ellos se quejaren y la pidieren, sin permitir que nadie reciba agravio”[10].

La tipología delictiva y abusos sobre honorarios de los escribanos tenía diversidad amplia, así encontramos en 1588 que Felipe II en San Lorenzo a 11 de Agosto de 1588 ordena que los escribanos de registros de los puertos

“…de lo que se enviare en las flotas y armadas y otros navíos, aunque se incluyan en un registro o tres o más partidas, siendo todas en un solo dueño, no puedan llevar ni lleven más derechos  que por un registro, pena de privación de oficio; y  si las partidas que estuvieren en un registro fueren de diferentes dueños, puedan llevar de cada uno los derechos de un registro.”[11].

TRATOS, CONTRATOS Y EXTENSIÓN DEL TÉRMINO DE LOS ALCALDES MAYORES DE MINAS.

Los alcaldes mayores de minas deben ser competentes y eficientes en su trabajo debiendo tener las cualidades necesarias a este oficio. Sobre esto se dan varias disposiciones desde la Corona, así Felipe III en Valladolid, a 6 de Noviembre de 1602; y en San Lorenzo a 5 de Septiembre de 1620; así como Felipe IV en Madrid a 28 de Febrero de 1637 y Carlos II y la Reina Gobernadora, disponen al respecto, que los virreyes y presidentes de las audiencias, a quienes toca su provisión, deberán elegir a personas adecuadas para estos cargos y no deberán permitir que traten ni contraten con los mineros bajo ningún concepto para asegurar su incorruptibilidad.

“Porque es muy conveniente que los alcaldes mayores de minas sean capaces  y prácticos de el beneficio de ellas y tengan las calidades que se requieren para tales

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oficios. Mandamos a los virreyes y presidentes a quien toca su provisión que procuren elegir y nombrar personas suficientes y a propósito del cargo y ejercicio que han de administrar y no permitan que traten ni contraten con los mineros con pretextos de avío u otro cualquier color, ni con otras ningunas personas, que Nos por la presente lo prohibimos y defendemos”[12].

Cuando pretendan extender su jurisdicción y territorio, serán los virreyes y presidentes gobernadores quienes resuelvan, habiéndose aconsejado de técnicos competentes en la materia,  decidiendo siempre conforme al mejor servicio de la Corona, la administración de justicia y beneficio de la minería.

 “Y por cuanto se ha pretendido que se les acrezcan algunos corregimientos de la tierra y comarca, dándoles más jurisdicción y términos. Ordenamos a los virreyes y presidentes gobernadores, que lo comuniquen con personas inteligentes y resuelvan lo que más convenga a nuestro real servicio, administración de justicia, avío y beneficio de las minas”[13].

PROHIBICIÓN DE COMPRA Y RESCATE DE PLATA PARA LOS ALCALDES MAYORES DE MINAS.

Los alcaldes mayores de minas no pueden comprar ni rescatar plata, ni oro ni otros metales; ni por medio de contratos que establezcan de forma personal o por intermediarios; ni por medio de anticipos ni pagando al contado. La pena es de privación del oficio y condena en el cuarto tanto, esto para los alcaldes mayores; para los mineros la pena será el destierro a criterio del juez que instruya cada causa. Cuando hubiese prueba del contrato la pena será cumplida a medias. Es lo que dispone la Ley II “los alcaldes mayores de minas no compren ni rescaten plata”.

“Mandamos a los alcaldes mayores de minas, que por sí, ni por interpositas personas no puedan rescatar ni comprar de los mineros oro, plata, ni otros metales, anticipando, ni pagando de contado el precio, ni tengan semejantes inteligencias ni contratos, ni otros ningunos con los mineros, pena de que los alcaldes mayores sean privados de sus oficios y condenados en el cuarto tanto; y los mineros desterrados a arbitrio del juez que de la causa conociere; y así mismo no se manifestaren; y si hubiere probanza del contrato, la mitad de la pena sea para el minero que así se manifestare”.

PROHIBICIÓN DE COMPAÑÍAS PARA LOS ALCALDES MAYORES, JUECES Y ESCRIBANOS DE MINAS.

Para garantizar la incorruptibilidad de los cargos la Corona dicta que ningún alcalde mayor, juez ni escribano de minas tenga compañía establecida con el dueño de las minas ni las pueda descubrir. Así se pronuncia en Valladolid a 23 de Mayo de 1559 Felipe II y la Princesa Gobernadora. Se prohíbe a la vez que se defiende el cargo de arbitrariedades. Se prohíbe en la persona para defender su cargo. No pudiendo actuar motu proprio ni por medio de terceros, la pena que se establece es la privación del oficio y mil pesos de oro para la Real Cámara y Fisco. 

“Prohibimos y defendemos a todos los alcaldes mayores, jueces y escribanos de minas que tengan compañía de minas con ningún dueño de ellas o hagan diligencias para descubrirlas, durante sus oficios, por sus personas o interposición de otras, pena de que

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por el mismo caso hayan perdido y pierdan sus oficios y de mil pesos de oro para nuestra Cámara y Fisco”.

EXPEDICIÓN Y DIPLOMÁTICA DE UN TÍTULO DE ESCRIBANO DE MINAS 

Los títulos los concede el rey mediante  una Real Provisión, cuando los concede el virrey como alter ego del monarca deben ser confirmados por éste; y precisamente este documento es el expediente que se presenta. 

Encontramos en el Archivo General de Indias, INDIFERENTE GENERAL, 416, L.6, F.59V-62V un documento datado en 1602-10-28 que es el Título de escribano público del juzgado de minas y registros y deputación del nuevo descubrimiento de minas de San Antonio de Padua y Bordallas en la Jurisdicción de la gobernación de la Nueva Vizcaya, con la jurisdicción de la alcaldía mayor dellas para Verbaué de Dueñas Narbona por hauer seruido a V.M. con 1200 pesos de oro común, pagados en aquella tierra.Dicho es dada en Valladolid a 24 días de Setiembre de 1602 años. Yo El Rey. Refrendada de Joan de Ybarra y firmada del Consejo.

El documento comienza con la Real Provisión por medio de la cual Felipe II concede el título. Es un traslado por lo que las fórmulas diplomáticas del documento original no son perfectas, la diplomática es la típica de las copias llamadas traslados, evitando por ejemplo la invocación simbólica, en forma de crus o dibujo; o verbal o explícita con expresión de “En el nombre de Dios..”. 

Un extractillo al margen del documento resume el contenido: 

Vernabé de Dueñas Narbona.- Título de escribano público del juzgado de minas y registros y deputación del nuevo descubrimiento de minas de San Antonio de Padua y Bordallas en la Jurisdicción de la gobernación de la Nueva Vizcaya, con la jurisdicción de la alcaldía mayor dellas para Verbaué de Dueñas Narbona por hauer seruido a V.M. con 1200 pesos de oro común, pagados en aquella tierra.-Contestada (al margen).

Fig. 2: Detalle del extractillo y la intitulación.

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Continua la R.P. con la intitulación, el nombre del rey precedido de su tratamiento; si fuese original seguidamente encontraríamos la fórmula de derecho divino, “por la gracia de Dios” , seguida de la expresión de expresión de dominio que en esta ocasión aparece abreviada por el “etc.”, donde cabría D. Felipe II por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León.., toda la expresión de dominio con los títulos del monarca, que queda reducida a: Don Felipe etc. 

En el original seguiría la dirección o destinatario, que en este caso aparece extractada al margen, debiendo acompañar el nombre del destinatario con su nombre y título; más la salutación “salud” salud et gratia”. Seguiría la notificación, “sepades” o “sabed”; y el expositivo, la exposición de motivos que es la causa por la cual se expide el documento acompañado del planteamiento del problema y una frase de enlace aludiendo a la institución que fue consultada o que es intermediaria:

Por quanto el Conde de Monte Rey, mi virrey, gouernador y capitán general de la Nueva España, en virtud de la orden que está dada, hizo rematar en vos, Bernaué de Dueñas Narbona, el oficio de escriuano público del juzgado, minas y registros y deputación del nuevo descubrimiento de minas de San Antonio de Padua y Reales dellas, en la comarca del pueblo de Quentamas, en la gobernación de Nueva Vizcaya, con la jurisdicción de alcalde mayor dellas en 1200 pesos de oro común, pagados a çiertos plaços, en poder de mis oficiales reales de la dicha Nueva España, con que dentro de tres años fuesedes obligado a lleuar confirmación nuestra del dicho ofiçio, como ha constado del título que el dicho virrey os dio, que signado de escriuano,  fue presentado y visto en mi real Consejo de las Yndias, que es del tenor siguiente:

Y el traslado inserta el documento, otra R.P., dirigida al virrey de Nueva España,a continuación del mismo texto:

Don Felipe etc. Por quanto auiendo considerado que para çocorro de las muchas necesidades y ocasiones forçosas que mas ocurren e defensa de nuestra santa fee católica, aumento y conseruaçión de la fee christiana y para otros efectos del seruiçio de Dios y nuestro. 

Sería conveniente en le aprovechar las escriuanías de las minas, ciudades, villas y lugares despañoles de la gobernación de la Nueva España Galiçia y Nueva Vizcaia, en las personas que con más cantidad de pessos de oro me siruieren, teniendo las partes y calidades que se requieren para lo exercer, mandé librar una nuestra Real Cédula, en El Pardo, en primero de Noviembre, de noventa y uno;dirigida a Don Luys de Belasco mi virrey que fue de la dicha Nueva Spaña, para que fechas las diligencias que, en este caso se requieren, dieze Tïtulo de los dichos oficios y porque don Gaspar de Çúniga y açebedo, conde de Monterrey, señor de las casas y estado de Diezma y Ulloa, mi Virrey y gobernador y capitán general de la dicha Nueva España y Presidente de la mi audiencia y sanchillería Real, que en ella reside; y hizo traer en almoneda real las escriuanía pública del Juzgado, minas, Registros y diputación del nuevo descubrimiento de Minas de San Antonio de Padua y Reales dellas, en la comarca del pueblo de Queniarmo, en la gouernación de la Nueva Vizcaia, con la juridiçión del alcalde mayor delas y se le remató en Bernaué de Dueñas Narbona, vezino de la villa de San Martín, en la dicha Nueva Santa Luçía, en mil y dosçientos pesos de oro corrientes, como consta por el testimonio del dicho remate del tenor siguiente: 

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Insertando ahora el testimonio del pago requerido por parte del interesado, que hace el escriuano mayor de minas, registros y relaciones, Antonio Gallo de Escalada:

Yo Antonio Gallo de Escalada y escriuano mayor de minas, registros y relaciones, en esta Nueva España, por Su Magestad y de su Real Hazienda, doy fe que en la real almoneda que se hizo en esta ciudad de México, en quinze de Diciembre del año pasado de mil y seysçientos y uno,  por el dotor  Santiago del Riego, oydor de la Real Audiençia desta Nueva Spaña y el dotor Joan Quesada de Figueroa, fiscal della y jueçes, oficiales reales, contador, guardian y casa sano  y tesorero Juan de Ybarra, se remató en Bernabé de dueñas Narbona la escriuanía pública y del juzgado, minas, registros y diputación del nuevo descubrimiento de minas de San Antonio de Pádua,  y reales dellas, que son en la comarca del pueblo de Quencame, en la gouernaçión de la Nueva Vizcaia, por mil y duçientos pesos de oro común, que se obligó a pagar a Su Magestad. La mitad a nueue meses desde el día del dicho remate y la otra mitad a otros nueue meses adelante, con fianças a contento de los dichos juezes oficiales y con las condiciones siguientes. 

La concesión del título supone la legalidad para el ejercicio del cargo, pero el oficio lleva anexos una prerrogativas y preeminencias que deben ser reconocidas al nuevo escribano de minas como oficio público, del juzgado, de minas, registros y diputación del nuevo descubrimiento de minas de San Antonio de Padua, las prerrogativas anexas a cualquier escribano y el reconocimiento de poder nombrar un sustituto en caso de necesidad:

Primeramente, que se le an de guardar las gracias y preeminencias; y las demás de que gozan los escriuanos públicos de las ciudades y minas de los reynos y señoríos de Su Magestad y tengue estando enfermo o ausente pueda nombrar escriuano que vse el dicho ofiçio con licencia del gouernador. 

Además se expresa la jurisdicción de su empleo, 15 leguas a la redonda de minas y reales por periodo de tiempo de una vida, es decir, el cargo no es heredable, pero sí renunciable, puede renunciar a favor de una persona que reuna las condiciones necesarias para el cargo y que deberá contar con la aprobación del gobernador, pero no podrá nombrar más que sustituto, y no más que eso o renunciar a favor de otra persona, debiendo hacerse público y pregonarse en almoneda:

Yten que aya de tener y tenga quinçe leguas de jurisdiçión en contorno de las dichas minas y reales; y que durante la vida del dicho Bernaué de Dueñas Narbona o de la persona en quien lo renunçiare, no se le pueda añadir ni añada otro escriuano, sino que tan solamente lo a de ser el susodicho, la qual dicha escriuanía, por mandado de su señoría, mi virrey, conde de Monte Rey sea traído en pregones en la real almoneda desde veynte y cinco de Mayo del dicho año de seysçientos y uno, hasta el dicho día quinze de Diçiembre  del, como por el dicho Ramete parece a que me refiero; y para que dello conste del pedimento del dicho Bernaué de Dueñas Narbona, lo fize escriuir y ba cierto en la ciudad de Máxico a quatro días del mes de Henero de mil y seysçientos y dos años, siendo testigo Pedro Lorenço y Francisco Gallo, estantes en México, por ende fize mi signo en testimonio de verdad, Antonio Gallo escriuano de Su Magestad.  Después de lo qual, el susodicho presentó certificación de Hauer dado satisfaçión y contento a mis oficiales reales para la paga de los dichos pesos como por ella pareze,

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que es la que se sigue. Los juezes, oficiales de la Hazienda de la Nueva Spaña certificamos que Bernaué de Dueñas Narbona, vezino de la villa de San Martín, en quien en la real almoneda de quinze de Diziembre del año pasado de mil y seysçientos y uno, se remató la escriuanía pública y del juzgado del alcalde maior, del nuevo descubrimiento de las minas de Cuencame en un mil y duçientos pesos de oro común, en reales pagados la mitad para del dicho día en nueue meses; y la otra mitad a otros nueue meses adelante, con fiznça a contento las a dado a cuio contento y satisfaçión, las quales quedan en larcal, caxa, de nuestro cargo a que nos referimos en cuya certificación para aquello conste dimos esta en México a tres de Enero de mil y dosçientos y dos años. Don Françisco Baluerdi Guardián casa sano, Juan de Ybarra. 

A continuación sigue el dispositivo, donde el monarca dispone su voluntad habiendo expresado motivos, seguidos de la expresión de respeto que merece cargo y lo que lleva anexo en cuanto a competencias, honras y honores:

Por tanto e porque en la persona de uso el dicho Vernaué de Dueñas Narbona, concurren las partes y calidades que para el vso del dicho ofiçio se requieren; y confiando que bien y fielmente lo vsaréys; visto por el dicho mi virrey, con cuyo acuerdo es mi merced y voluntad de os prouer y nombrar como por la presente os proueo y nombro por tal mi escriuano público del juzgado, minas, registros y diputación del dicho nueuo descubrimiento de minas de San Antonio de Padua y reales dellas, con la jurisdiçión del mi alcalde mayor del dicho nueuo descubrimiento de Cuencames y su partido y jurisdiçión, conforme al dicho remate por todos los días de una vida y como tal pasen y se hagan ante vos y no ante dicho algún escriuano real, ni nombrado, todas las escrituras, contratos, procesos y los demás autos y negocios judiciales çiuiles y criminales que en las dichas minas u juridizión se ofresçieren y ocurrieren, así de oficio como entre partes y lo mismo hagan los juezes de comisión y reçidençia que fueren a ellas en quanto no lleuaren nombramiento mío de mi Real Audiençia, que resçide en la Chancillería de Guadalaxara, o de mi gouernador de la dicha Nueva Vizcaya, señalado escriuano ante quien, aya de ser, a los queles y al alcalde maior que ahora es y fuere de aquí adelante; y a sus lugares thenientes y otras qualesquier justiçias de las dichas minas y su juridiçión, mando vsen sus oficios con vos y os hagan entregar por ynuentario todos los papeles, procesos, escrituras que en ellas ouiere tocantes al dicho ofiçio y con todos los derechos y salarios que os pertenesçieren y ouieredes de hauer y lleuar conforme a mi arancel real; y se os guarde y agan guardar todas las onrras, gracias, mercedes, preeminencias, prerrogativas, que por razón de dicho ofiçio deuéis de hauer y gozar, bien y cumplidamente, sin que os falte cosa alguna.

En la fórmula diplomática llamada “sanctio” o “corroboratio” que seguidamente se expresa, el rey expresa las cláusulas que garantizan el cumplimiento de la acción contenida en la disposición, expresión de que se han guardado las formalidades necesarias que legalizan y dan fuerza al mismo documento, precepto o condición sine qua non tiene objeto la gracia de la concesión del título; es la puerta que abre los privilegios, tras lo cual el rey expresa el signo de escribano que ha de tener y aponer en todos los documentos que ante él pasen.

Y antes que vséis el dicho ofocio os presenteys, con esta mi carta, ante el dicho mi alcalde mayor, o su lugarteniente, donde hagáis el juramento y solemnidad que en tal caso se requiere para el vso del dicho oficio, de que lo vsareys bien y fielmente; y este

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oficio os admitan al vso y exerçiçio del, sin que os pongan, en ello ni emparte dello, embargo ni impedimento en lo alguno; y si se os pusiere, os doy por resçiuido y admitido al uso y exerçiçio del; y atento y a que no sois escriuano real, mando que todos los autos, testimonios y escrituras que ante vos pasaren y se otorgaren, en que fuere puesto día, més y año y testigos; y el lugar donde se otorgara; y vuestro signo a tal como (signo) de que mando vseys. Valgan y se les de entera fee y crédito entrello y fuera del, como a escripturas y autos fechos ante escriuano auténtico, fiel y legal; con que dentro de tres años primeros siguienes traygais aprouaçión de este título de mi real persona y por defeto no vseis del en manera alguna. 

El protocolo final o escatocolo viene con la fecha tópica y crónica en la que se ha hecho el documento:Dada en la ciudad de México a veinte y seis días del mes de Enero de mil y seisçientos y dos años, el conde de Monterrey y […] López de Gauna, seruidor mayor de la gouernación de la Nueba España, por el rey nuestro señor la fiçe escriuir por su mandato, su virrey en nombre, registrada Juan del Serna, Chanciller Juan de la Serna = 

Tras lo cual, la siguiente fórmula diplomática será la “validatio y autenticatio”, aquí vamos a encontrar los elementos necesarios que validan la acción, los elementos que dan validez al documento, quedando el documento diplomáticamente perfecto:

Y hauiéndoseme pedido os mandase dar confirmación del dicho ofiçio, visto por los dichos mi Consejo, lo he tenido por bien; y por la presente confirmo y apruebo el título arriba incorporado, que como dicho es, os dio el dicho mi virrey a bos el dicho Bernaué de Dueñas Narbona para exercer el dicho oficio de escriuano público del juzgado, minas y registros y diputación del dicho nuevo descubrimiento de minas de San Antonio de Padua y reales dellas, con la jurisdicción del mi alcalde mayor del dicho nuevo descubrimiento, en todo y por todo,  según y cómo en él se contiene y declara, con que a la renunciaçión  que por él se permite poder  haber haya de ser y sea guardando la horden y cédulas que sobre ello están dandas; y en esta conformidad  quiero y es mi voluntad, que como tal mi escriuano podáis vsar y exercer el dicho oficio, según y de la manera que en el dicho título de diçe y mando al dicho mi virrey de la Nueba España y al gouernador de la dicha Nueva Viscaya y alcalde mayor de las dichas minas que os le guarden y cumplan y agan guardar y cumplir y exeçcan con bos el dicho oficio según dicho es. Dada en [la mina] a veinte y ocho de otubre de mil y seiscientos y dos.

Fig.3: Por la presente confirmo y apruebo.

Yo el rey. Yo Juan de Iuarra, secretario del rey nuestro señor, la fiçe escriuir por su mandato, el licenciado Laguna, el licenciado Pedro Oreuo de Sotomayor, el licenciado Armenteros, el licenciado don Tomás Ximénez Ortíz, el licenciado Villa Gutiérre, el licenciado Luis de Salcedo. (signo) 

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ESCRIBANOS DE MINAS EN LA ACTUALIDAD

El cargo de escribano de minas ha pasado a la actualidad y se conserva en Hispanoamérica. Por lo que reza en el  DECRETO LEY Nº. 20 “CREANDO LA AUTORIDAD MINERA” dado en Santa Rosa, La Pampa, 21 de Agosto de 1963 BOLETIN OFICIAL, 06 de Septiembre de 1963, en vigencia; en su Artículo 5 se dicta que La Autoridad Minera será ejercida por el Director de Minas, asistido por un Escribano de Minas y los jefes de los departamentos de la estructura orgánica de la Dirección. En casos de ausencia o impedimento, o vacancia en el cargo, la función de Escribano de Minas será ejercida interinamente por un escribano dependiente del Ministerio de Economía, Hacienda y Finanzas y, en su defecto, subrogará el Escribano General de Gobierno.

Según el Artículo 8: Son funciones del Escribano de Minas o Jefe del Registro Protocolar: a) Las reservadas en el artículo pertinente del Decreto-Ley 2242/58, así como las que expresamente le delegara la Dirección. b) Reemplazar al Director en caso de ausencias temporarias de éste[14].

Labores asimiladas al escribano de registro encontramos en el Artículo 9, según el cual, son funciones del Jefe del Registro Gráfico:

a) Organizar, confeccionar y mantener actualizado el Catastro Minero. b) Autenticar las copias de los plazos, documentos e informes que sean menester en todo trámite por el que se limiten, afecten, modifiquen o extingan derechos mineros. c) Organizar y tomar a su cargo el archivo de los expedientes tramitados ante la Dirección. d) Organizar y tomar a su cargo el archivo de todos los antecedentes y documentos necesarios para la ejecución y conservación del Catastro Minero. e) Intervenir en toda diligencia de mensuras en pertenencias mineras y dictaminar sobre su mérito. f) Realizar las inspecciones que ordene la Autoridad Minera y aquellas a que le obligaren el cumplimiento de su cometido específico.

En la actualidad, registrar y obtener permiso para explotación de cantera, por ejemplo, consiste en un proceso por el cual debe pasar el trámite, el expediente, hasta su aprobación, en los diferentes departamentos que dependen de la Dirección de Minería.

En la Mesa de Entradas se entrega constancia con fecha y hora de presentación de la solicitud, certificada por el Escribano, lo cual es determinante de la prioridad. Para el Catastro Minero, primero se atiende a la ubicación del pedido (en el sistema informático); en segundo lugar se informa sobre la superficie libre y superposiciones; sobre las minas registradas y solicitudes mineras en el área; y en tercer lugar, se asignará matricula catastral.

Los Escribanos de minas certifican la titularidad y estado de los derechos mineros en las áreas que se superponen.

Si el área está ocupada totalmente, es rechazada; si está ocupada parcialmente, el peticionario debe pronunciarse al cabo de 15 días, caso contrario se archiva la petición.

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Si no tiene conocimiento del dominio, si no se conoce el dueño, se entrega oficio para gestionar en las oficinas correspondientes los informes a tal caso. Y si el peticionario tiene conocimiento del dominio, se lo emplaza para que explote el área dentro de un plazo de 100 días. Si no se recibe una respuesta al cabo de 20 días, se registra a nombre del solicitante el área. Y si el dueño opta, se registra la mina a su nombre.

El Escribano de Minas realiza la Notificación. La Dirección para la Resolución, ordena registro; se procede a la publicación de edictos, 3 veces en 15 días, a costa del interesado. Se emplaza para realizar labor legal en 100 días. Y el descubridor, en terrenos particulares, tiene derecho a indemnización del propietario.

La labor del Escribano de Minas será la de transcribir el pedimento en el Registro de Manifestaciones (anotaciones y proveídos). Realiza Notificación y entrega de edictos.

En Geología Minera se evalúa la labor legal. En Catastro minero se lleva a cabo la gráfica labor legal. 

La Dirección aprueba labor legal, emplaza a 30 días de vencida labor legal; y otorga declaración de impacto ambiental.

El Escribano de minas toma nota del Registro de Labor Legal y notifica; y el solicitante debe presentar solicitud de mensura y demarcación.

El Catastro minero evalúa y grafica; el Escribano de Minas notifica al solicitante y minas colindantes; y la Dirección Resolución ordena y publica edictos.

Pudiendo ser el trámite efectuado por los interesados o el apoderado legal en la Dirección General de Minería, siendo el plazo de tiempo desde la solicitud hasta la entrega aproximadamente de 4 a 6 meses.

Por su parte la Ley Orgánica de la Autoridad Minera de la Provincia de Córdoba, Ley 8.596, Sanción 28-5-97, Título General de la Autoridad Minera. En su Art. 5 determina que la estructura orgánica de la Autoridad Minera Concedente deberá contemplar el cumplimiento de las siguientes funciones básicas, sin perjuicio de lo que disponga la Ley Orgánica de Ministerios y sus Decretos Reglamentarios: a) Escribanía de Minas, b) Catastro Minero y c) Policía Minera.

En su Art- 6 define que la Escribanía de Minas estará a cargo de un Notario de Registro, cuyas funciones estarán determinadas por el Código de Minería de la Nación, Leyes y Reglamentaciones especiales, la presente Ley y las Resoluciones de la Autoridad Minera. Y en su Art. 7 dicta que “la Escribanía de Minas deberá llevar debida registración, conforme el objeto del acto jurídico de que se trate, en los siguientes libros o registros, sin perjuicio de los que se establezcan en el futuro conforme lo establecido en los arts. 12 y 14 de la presente ley” tales como el Registro de Pedimentos por Pedanía, Registro de Descubrimientos, Registro de Exploraciones y Cateos, Registro de mensuras, Registro de Servidumbres, Registro de Contratos y Mandatos, Registro de Gravámenes, Libro de Fianzas; y Libro de Expropiaciones.

CONCLUSIONES:

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Desde las primeras ordenes sobre escribanía de minas y cargos adyacentes, hemos visto algo de la evolución hasta la actualidad de un cargo para el que se legisló específicamente en orden a su definición, integridad, funciones y funcionamiento, protocolos, contratos y transacciones, salarios y cambios en la extensión jurisdiccional hasta ver su competencia en la Historia y su persistencia en Hispanoamérica hasta la actualidad.

BIBLIOGRAFÍA

.- Novísima Recopilación de las Leyes de España. Tomo 5, Libro VIII. Tít. V. De los escribanos de minas.

.- Historia general de España y América, Volumen 10, Número 1 Escrito por Rialp, Ediciones, S.A.

.- Diego-Fernández Sotelo, Rafael;  Mantilla Trolle, Marina: La nueva Galicia en el ocaso del Imperio Español: los papeles de derecho de ...

.- INDIFERENTE GENERAL, 416, L.6, F.59V-62V un documento datado en 1602-10-28 que es el Título de escribano público del juzgado de minas y registros y deputación del nuevo descubrimiento de minas de San Antonio de Padua y Bordallas en la Jurisdicción de la gobernación de la Nueva Vizcaya, con la jurisdicción de la alcaldía mayor dellas para Verbaué de Dueñas Narbona por hauer seruido a V.M. con 1200 pesos de oro común, pagados en aquella tierra.Dicho es dada en Valladolid a 24 días de Setiembre de 1602 años. Yo El Rey. Refrendada de Joan de Ybarra y firmada del Consejo.

Ref. Normativas:

.- Decreto Ley 2.242/58 de La Pampa - REGLAMENTO DE ORGANIZACION Y PROCEDIMIENTO DE LA AUTORIDAD MINERA

.- Ley Orgánica de la Autoridad Minera de la Provincia de Córdoba, Ley 8.596, Sanción 28-5-97.

[1] Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.[2] Diccionario de Autoridades de la RAE, Madrid 1734 y Diccionario de Autoridades, 1774[3] Colección de Historiadores de Chile T. XXXVII, pg. 106.[4] Novísima Recopilación de las Leyes de España.Tomo 5, Libro VIII. Tít. V. De los escribanos de minas. Ley primera. Que los escribanos de minas y registros sean examinados. Ordenamos y mandamos que los escribanos de minas y registros sean examinados por las Audiencias de sus distritos antes de entrar a ejercer con las calidades comunes a los demás contenidas en la ley 3, título 8, libro 5.[5] Sánchez Gómez, J. 1989. De minería, metalúrgica y comercio de metales: La minería no férrica en el ... Instituto Tecnológico Geominero de España.[6] Novísima Recopilación de las Leyes de España. Tomo 5, Libro VIII. Tít. V. De los escribanos de minas. Ley II. Que el escribano de registro asista a las almonedas, quintos y fundiciones.[7] Opus cit. Ley III. Instrucción para los escribanos mayores de minas y registros.[8] Opus cit. Ley2, título 19, libro 4.[9] Opus cit. Ley III. Que los Escribanos de Registro tengan libro de los navíos que surgieren en los puertos. D. Felipe II en Madrid a 17 de Febrero de 1591.

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[10] Opus cit. Ley V. Que los Escribanos de Registros no lleven por los que hicieren más derechos que los que deben conforme al arancel. D. Felipe III en Madrid a 10 de Marzo de 1611, en Valladolid a 30 de Agosto de 1613.[11] Opus cit. Ley VI. Que por todas las partidas inclusas en un registro, siendo de un dueño, lleven los escribanos de registros unos derechos. D. Felipe II en San Lorenzo a 11 de Agosto de 1588.[12] Opus cit. T.21 De los alcaldes mayores de minas. Ley I. Que los alcaldes mayores de minas tengan las partes y calidades que se refieren y no traten ni contraten. D. Felipe III en Valladolid 6 de Noviembre de 1602, en San Lorenzo a 5 de Septiembre de 1620. D. Felipe IV en Madrid a 28 de Febrero de 1637. D. Carlos II y la R. G.[13] Opus cit.[14] Decreto Ley 2.242/58 de La Pampa - REGLAMENTO DE ORGANIZACION Y PROCEDIMIENTO DE LA AUTORIDAD MINERA