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- 3911 - ESTUDIOS LOS EFECTOS DE LAS SENTENCIAS DICTADAS EN PROCESOS DE CONTROL DE CONSTITUCIONALESAD JAVIER TUDELA GUERRERO Secretario Judicial ÍNDICE: I. Introducción.—//. Los efectos de las sentencias del Tribunal Cons- titucional: A) El texto constitucional. B) Los modelos históricos. C) La cuestión en la doctrina española.—///. Secuencia inconstitucionalidad-nulidad: A) Leyes anteriores a la constitución. B) Las perturbaciones del interés general y las situaciones jurídicas agotadas. C) Otros supuestos.IV. Conclusión.V. Bi- bliografía. I. INTRODUCCIÓN El presente trabajo aborda el estudio de los efectos generales de las sentencias dic- tadas por el Tribunal Constitucional (TC) en los procesos de control de constitucio- nalidad. Examinaremos, por tanto, los procesos que se regulan en el Título III «De los procedimientos de declaración de inconstitucionalidad» de la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional (LOTC), que atendiendo a la nomen- clatura de sus capítulos serán: el recurso de inconstitucionalidad (Capítulo II) y la cuestión de inconstitucionalidad promovida por jueces o tribunales (Capítulo III). De- dicaremos especial atención a los efectos de dichos procedimientos, regulados en el Capítulo IV. Para el examen de la cuestión partiremos del análisis del Título VI de la Cons- titución española de 1978 (CE), en especial de su artículo 164 en sus párrafos 1 y 2. Estudiaremos los efectos de las sentencias en los modelos históricos de nues- tro entorno constitucional, las diferentes posiciones doctrinales y la propia doc- trina del TC. Boletín núm. 1882-Pág. 5

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ESTUDIOS

LOS EFECTOS DE LAS SENTENCIAS DICTADAS EN PROCESOSDE CONTROL DE CONSTITUCIONALESAD

JAVIER TUDELA GUERRERO

Secretario Judicial

ÍNDICE: I. Introducción.—//. Los efectos de las sentencias del Tribunal Cons-titucional: A) El texto constitucional. B) Los modelos históricos. C) La cuestiónen la doctrina española.—///. Secuencia inconstitucionalidad-nulidad:A) Leyes anteriores a la constitución. B) Las perturbaciones del interés general ylas situaciones jurídicas agotadas. C) Otros supuestos.—IV. Conclusión.—V. Bi-bliografía.

I. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo aborda el estudio de los efectos generales de las sentencias dic-tadas por el Tribunal Constitucional (TC) en los procesos de control de constitucio-nalidad.

Examinaremos, por tanto, los procesos que se regulan en el Título III «De losprocedimientos de declaración de inconstitucionalidad» de la Ley Orgánica 2/1979,de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional (LOTC), que atendiendo a la nomen-clatura de sus capítulos serán: el recurso de inconstitucionalidad (Capítulo II) y lacuestión de inconstitucionalidad promovida por jueces o tribunales (Capítulo III). De-dicaremos especial atención a los efectos de dichos procedimientos, regulados en elCapítulo IV.

Para el examen de la cuestión partiremos del análisis del Título VI de la Cons-titución española de 1978 (CE), en especial de su artículo 164 en sus párrafos 1y 2. Estudiaremos los efectos de las sentencias en los modelos históricos de nues-tro entorno constitucional, las diferentes posiciones doctrinales y la propia doc-trina del TC.

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II. LOS EFECTOS GENERALES DE LAS SENTENCIAS

A) EL TEXTO CONSTITUCIONAL

La CE destina los artículos 161.1.a y 164.1 y 2 a determinar, con carácter gene-ral, los efectos de la sentencias del TC. A lo que nos interesa, debemos destacar quelas sentencias:

1.° Tienen el valor de cosa juzgada a partir del día siguiente al de su publica-ción y no cabe recurso alguno contra ellas.

2.° Las que declaren la inconstitucionalidad de una ley o de una norma con fuer-za de ley y todas las que no se limiten a la estimación subjetiva del algún derecho, tie-nen plenos efectos frente a todos.

3.° Salvo que el fallo disponga otra cosa, subsistirá la vigencia de la ley en laparte no afectada de inconstitucionalidad.

4.° La declaración de inconstitucionalidad de una norma jurídica con rango deley, interpretada por la jurisprudencia, afectará a ésta, si bien la sentencia o senten-cias recaídas no perderán el valor de cosa juzgada.

De estas cuatro reglas básicas, la que a nosotros nos interesa para determinar losefectos de las sentencias dictadas en procesos de control de constitucionalidad de lasleyes, es la que determina la «pérdida de vigencia». Por lo tanto la primera cuestióna plantearnos es, en general y abstracto, cuáles son las posibles opciones.

Observando los sistemas de nuestro entorno, la primera gran distinción que he-mos de realizar es aquella que separa a los regímenes europeos del norteamericano,ya que dentro de este último, el procedimiento de control de constitucionalidad de lasleyes surgió como consecuencia natural del principio de primacía normativa de laConstitución(1) Control que se efectúa de forma desconcentrada por todos los órga-nos judiciales y supone la inaplicación de la norma con rango de ley que se interpre-ta contraria a la Constitución(2).

Por su parte, el sistema europeo de control de constitucionalidad de las leyes naceal abrigo de los Estados plurinacionales como sistema de control del ámbito compe-tencial entre los diferentes órganos territoriales dentro de cada Estado(3). Este siste-ma, construido por la doctrina, había necesariamente de referirse a las categorías ju-rídicas reconocidas en el momento de su elaboración. Y dentro de las mismas, enabstracto, tenían que referirse o bien a la derogación ( o pérdida de vigencia median-te otra declaración de igual valor a la originaria que dio a la ley fuerza coercitiva) obien a la nulidad (o reconocimiento de un vicio originario que la norma padece). Bienentendido que esta distinción abstracta habrá de ser examinada en los casos concre-tos como a continuación abordaremos.

(l) EDUARDO GARCÍA DE ENTERRÍA. «La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional», Civitas, Madrid, 1994,págs. 50 a 55.

l2) Sobre la amplitud de esta interpretación, MANUEL GARCÍA-PELAYO . «Derecho constitucional comparado», Alianza, Ma-drid, 1991, págs. 434 a 437.

í3) PEDRO CRUZ VILLALÓN. «La formación del sistema europeo de control de constitucionalidad (1918 -1939)», CEC, Ma-drid, 1987.

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Lo que sí hemos de adelantar es que en nuestro ordenamiento, el artítulo 39 LOTCrecoge de forma categórica que «cuando la sentencia declare la inconstitucionalidad,declarará igualmente la nulidad de los preceptos impugnados, así como, en su caso,la de aquellos otros de la misma Ley, disposición o acto con fuerza de Ley a la quedeba extenderse por conexión o consecuencia».

B) LOS MODELOS HISTÓRICOS

El arriba mencionado trabajo de cátedra del actual presidente del TC, Pedro CruzVillalón, nos introduce en la gestación del sistema europeo de justicia constitucional(4).

Prescindiendo de la polémica entre Kelsen y Cari Schmitt(5), el sistema europeode justicia constitucional se articula, tras los precedentes de la Constitución de Wei-mar, a través de la Constitución checoslovaca de 29 de febrero de 1920 y de la Cons-titución austríaca de 1 de octubre del mismo año (con sus reformas de 1925 y 1929).Dentro del análisis histórico, de la mano del profesor Cruz Villalón, haremos tambiénuna referencia a la Constitución republicana española de 1931.

¿Cuáles son pues las opciones adoptadas por estos sistemas históricos?

a) Derogación.

La derogación de la norma declarada inconstitucional por parte del Tribunal cons-titucional se recoge expresamente en la Constitución austríaca de 1920, en su artícu-lo 140.3. Derogación que se produciría no al momento de dictarse la sentencia, sinoal tiempo de ser publicada «a menos que el Tribunal señale un plazo para la perdidade la vigencia». En un principio esta facultad del Tribunal se extendía a los seis me-ses. Tras la reforma de 1929, se amplió el plazo a un año. La justificación doctrinalde esta vacado señalaba que consistía en dar el tiempo necesario al legislador para ela-borar una disposición en lugar de la sustituida.

Este sistema derogatorio planteó el problema de qué sucedía con las leyes dero-gadas por la Ley cuya declaración se acordaba por el Tribunal Constitucional, ya quehay que tener en cuenta que una de las diferencias radicales entre ambos sistemas esque la ley derogada ha sido plenamente eficaz hasta el momento en que la derogaciónse produce. Dado que parecía bastante oportuno superar las lagunas que en el orde-namiento se producían por esta derogación, tanto la reforma de 1925 como la de 1929,fracasando la primera, pretendieron articular un sistema automático de restauraciónde la norma primeramente derogada.

(4) También el trabajo de doctorado de Pablo Pérez Tremps.- Tribunal Constitucional y el Poder Judicial, CEC, Madrid, 1985.l5) HANS KELSEN. «¿Quién deber ser el defensor de la constitución?», Tecnos, Madrid, 1995 y CARL SCHMITT . «La defensa

de la Constitución» , Tecnos, Madrid, 1983. Es imposible sintetizar en una idea breve sus respectivas posiciones, simplemente apun-taremos que Schmitt desempolva la teoría del «poder neutro» de BENJAMÍN CONSTANT Y KELSEN mantiene que si la función políticade la Constitución es poner límites al ejercicio del poder, ¿cómo conferir el poder del control a quien tiene el ejercicio del poder?

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b) Nulidad.

Por la nulidad de la sentencia declarada inconstitucional parece inclinarse el ar-tículo 1 de la Constitución checoslovaca de 1920, si bien esta declaración aparece me-diatizada por el contenido del artículo 20 que deriva la vinculación de los poderes pú-blicos a la sentencia declarativa a partir del día en que se proceda a su publicación.

Estos serían los sistemas de nuestro entorno, pero ¿qué sucede con nuestro ante-cedente inmediato, la Constitución de 1931?

El proceso de gestación del Tribunal de Garantías Constitucionales (TGC) se pro-longa desde la redacción de la Constitución republicana de 1931(CR) hasta la apro-bación de su Ley específica, el 14 de junio de 1933 (LOTGC).

Dos fueron los asuntos que más polémica levantaron en lo que a nuestra materiase refiere: la legitimación en los diversos procesos que se contemplaban y los efectosde las sentencias.

En cuanto a la legitimación, el problema se derivaba de la defectuosa redaccióndel artículo 123 CR(6). Y en cuanto a los efectos generales de las sentencias del TGC,el punto de partida es el anteproyecto elaborado por la Comisión jurídica asesora, quemayoritariamente asumía el sistema austríaco de efectos derogatorios, si bien reco-nocía al propio TGC la posibilidad de otorgar prudencialmente efectos retroactivos ala declaración de invalidez si la norma afectada no llevaba más de un año en vigor.

Si se trataba de un problema de competencia legislativa, se establecía una distin-ción en base a si la norma impugnada era estatal o de las regiones. En el primer caso,el efecto derogatorio se producía a partir de la publicación en la Gaceta de Madrid.Por el contrario, las normas regionales serían declaradas nulas y por tanto el efecto dela invalidez se producía ex tune.

El parecer mayoritario de la Comisión se acompañó con un voto particular quepropugnaba la introducción de ciertos efectos del sistema norteamericano en el de con-trol de leyes. Y fue precisamente este voto particular el que dio lugar a una viva dis-cusión en las Cortes durante la tramitación del proyecto de LOTGC.

¿Cómo quedó la cuestión definitivamente aprobada? De una manera un tanto com-pleja. Habría que distinguir de un lado los recursos de Ínconstitucionalidad y de otro,los conflictos de competencia. Dentro de los primeros, a su vez, habría que distinguirlos supuestos de inconstituciohalidad formal, de los supuestos de Ínconstitucionalidadmaterial. En los primeros se contemplaba el efecto austríaco mientras que en el se-gundo los efectos serían ex tune, pero no erga omnes.

En el caso de conflictos de competencia, los efectos, frente al anteproyecto, se re-trotraían en ambos casos, pero para las sentencias de las regiones se extendían los efec-tos anulatorios a los actos de ejecución.

(s> JORGE DE ESTEBAN. «Constituciones espafiolas y extranjeras», Taurus, Madrid, 1979.

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C) LA CUESTIÓN EN LA DOCTRINA ESPAÑOLA

En la doctrina española para el examen de esta cuestión se parte, por un lado, delanálisis del texto constitucional y, por otro, del desarrollo en la LOTC y de la prácti-ca del propio TC.

Del texto constitucional se suelen derivar dos consecuencias evidentes en la de-claración de inconstitucionalidad:

1.° La perdida de vigencia o efectividad de la norma (artículo 164.2).

2.° La pervivencia de los efectos de la cosa juzgada, aunque la jurisprudenciaen que se base haya quedado afectada (artículo 161.1.a).

Hay coincidencia en la enunciación de los mismos en la doctrina, pero no en lainterpretación de las consecuencias.

El profesor Jiménez Campos(7) entiende que ni la primera regla impone que losefectos de la sentencia sean los propios de la derogación, ni la segunda hace pensarque de modo implícito se haya optado por la nulidad. Por lo tanto, considera que laopción del artículo 39.1 LOTC es una opción del legislador, teniendo el propio TC laoportunidad de matizar en bastantes ocasiones la secuencia inconstitucionalidad - nu-lidad.

De todas formas hemos de matizar la postura del profesor Jiménez Campos. Enrealidad al abordar estos efectos, se está refiriendo a los efectos pro futuro, ya que par-te de dos premisas que no se pueden olvidar:

1.° La regla general consiste en reconocer que los efectos de la declaración deinconstitucionalidad hacia el pasado se producen en la medida, y sólo en la medida,en que el asunto al que se refiera sea susceptible de decisión pública, administrativao judicial. Pero de estos efectos hacia el pasado se excluirían aquellos asuntos que,ordenados por la ley inconstitucional, lo hayan sido en un proceso «fenecido median-te sentencia con fuerza de cosa juzgada». Y ello con la excepción de los procedi-mientos sancionatorios, administrativos o penales, en los que como consecuencia dela nulidad resulte una reducción de la pena, de la sanción o una exclusión, exencióno limitación de la responsabilidad (artículo 40.1 LOTC).

2.° en realidad, para el profesor Jiménez Campos, se trata de un problema ter-minológico. La utilización de la expresión nulidad, tanto por la doctrina como por elpropio TC (quod nullum est, nullum pruducit effectum) y las referencias a vicios ori-ginarios y efectos ex tune, han contribuido a ensombrecer una cuestión que él consi-dera bastante clara.

Por el contrario el profesor Ramón Punset realiza una aproximación bastante di-ferente a la cuestión®. Parte de la base de que el artículo 161.1.a CE, con la limita-ción de los efectos hacia el pasado, respetando la eficacia de la cosa juzgada de lassentencias que hayan hecho aplicación de la ley inconstitucional, supone una opción

(7) JAVIER JIMÉNEZ CAMPOS. «Qué hacer con la ley inconstitucional» en La sentencia sobre la inconstitucionalidad de la ley»,T C / C E C , Madrid 1997.

(8) RAMÓN PUNSET BLANCO. «Canon, carácter vinculante, contenido y efectos de los pronunciamientos sobre la constitucio-nalidad de las leyes», Las sentencias sobre la constitucionalidad de la Ley, TC/CEC, Madrid, 1997.

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implícita por los efectos de la nulidad. Por lo tanto, mantiene el citado, la declaraciónde inconstitucionalidad implica la nulidad de la disposición afectada, con plenos efec-tos hacia el pasado y, a diferencia de lo que ocurriría con la derogación, la imposibi-lidad de que continúe siendo aplicada a situaciones no consolidadas con fallos defi-nitivos.

Como podemos comprobar la cuestión la han dejado los intervinientes a un muyalto nivel. No cabe duda que el sistema de control de las leyes, asumida por el cons-tituyente español es, en origen, el modelo Kelseniano, pero una vez tamizado por losprecedentes republicanos y por los sistema italianos y austríacos actuales (9\ dotandoa sus sentencias de efectos ex tune. Ahora bien, frente a la posición del profesor Pun-set, debemos apuntar que utilizar como «piedra de toque» para determinar estos efec-tos la mayor o menor resistencia de los fallos judiciales amparados por el instituto dela cosa juzgada, nos parece un poco arriesgado, ya que el respeto a estos fallos se basaen una justificación diferente, el de la seguridad jurídica (artículo 9.3 CE), y la ex-cepción del artículo 40.1 se basa en el principio constitucional de la justicia (art. 1 CE).

Por lo tanto podemos entender que el texto constitucional sí deja la cuestión abier-ta, tal vez de forma inconsciente, y la opción del legislador se produjo a través del ar-tículo 39.1 LOTC. Y para fundamentarlos, imaginemos por un momento la ausenciade este artículo, y que sólo disponemos del enunciado del artículo 38. 1 «... y produ-cirán efectos generales desde la fecha de su publicación». ¿A qué conclusión llega-ríamos? La referencia del artículo 161.1.a,) que hace el profesor Punset, debe ser en-tendido en su globalidad, partiendo del inciso primero que se refiere a la afectaciónde la jurisprudencia futura, como una referencia de respeto a la cosa juzgada formal.

III. SECUENCIA INCONSTITUCIONALIDAD - NULIDAD

Como hemos examinado, el artículo 39.1 LOTC establece una secuencia auto-mática entre la declaración de inconstitucionalidad y la declaración de nulidad de lospreceptos impugnados. ¿ Se produce ésta en todo caso? La respuesta ha de ser nega-tiva. Por la doctrina se establecen diversos supuestos en los que la jurisprudencia delTC se aparta de esta secuencia.

La primera sentencia que establece esta disociación, es la STC 45/1989, de 20 defebrero(10), que en su fundamento jurídico final inaugura la practica del TC de deter-minar, en ciertos casos, los efectos de sus propias sentencias. En esta primera refe-rencia señala el TC que «Ni esta vinculación entre inconstitucionalidad y nulidad es,sin embargo, siempre necesaria, ni los efectos de la nulidad en lo que toca al pasadovienen definidos por la ley, que deja a este Tribunal la tarea de precisar su alcanceen cada caso, dado que la categoría de la nulidad no tiene el mismo contenido en losdistintos sectores del Ordenamiento».

El «juvenil afán combativo» del investigador novel le lleva a adoptar posturas ex-tremas, criticando por doquier, para hacerse un lugar en el grupo al que aspira a en-

<9) EDUARDO GARCÍA DE ENTERRÍA. La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, Civitas, Madrid, 1994, p.60.(10) Sobre la declaración tributaria separada de los cónyuges, parte de una cuestión de inconstitucionalidad del propio pleno

en el recurso de amparo 752/85

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trar. Con esta reserva, reconocemos de forma explícita que es preciso dotar a cualquiertribunal constitucional de facultades de modulación de los efectos de las sentencias(como vimos que hacían los modelos históricos). La expulsión de una norma del or-denamiento jurídico, superado el mito del legislador negativo, produce una serie dealteraciones derivadas de la conceptuación del Ordenamiento como sistema, que hande ser valoradas y moduladas por el órgano sentenciador. Si dentro del campo de lajurisprudencia ordinaria las construcciones que atienden a las consecuencias no re-sultan satisfactorias(11), la innovación del Ordenamiento que la supresión de una nor-ma supone, de verdadero legislador positivo podríamos hablar, sí obliga a la modula-ción de los efectos. Reconocido esto, lo que queríamos apuntar es que el párrafoexpuesto apenas resiste un somero análisis doctrinal: puede que la secuencia no seaconveniente, pero con la ley en la mano (LOTC hemos de entender), ¿ no resulta éstanecesaria?, ¿dónde se recoge ésta facultad del Tribunal?, ¿a qué diversos contenidosde nulidad nos referimos? Somos conscientes de que la legitimidad del TC dentro delsistema de división de poderes deriva de la sumisión «a la racionalidad específica dela argumentación jurídica» (12) y que su propia naturaleza impone cierta facultad demodulación de los efectos de sus resoluciones ^13 ;̂lo único que queremos apuntar eslo desafortunado de la exposición de esta necesidad.

Volviendo al tema de la disociación de la secuencia inconstitucionalidad - nuli-dad, por la doctrina se han sistematizado los supuestos en los que ésta es necesaria oconveniente.

A) LEYES ANTERIORES A LA CONSTITUCIÓN

La disposición derogatoria en su apartado 3 implica la derogación de cuantas dis-posiciones se opongan al texto constitucional, estableciendo un sistema de control delas normas preconstitucionales que en principio parecía sencillo: el TC ostenta el mo-nopolio de declaración de inconstitucionalidad de las disposiciones con fuerza de leypublicadas tras la promulgación de la Constitución. En cuanto a la leyes anteriores,a los órganos del poder judicial les corresponde apreciar la derogación operada porla Constitución. La primera con efectos erga omnes y la segunda con eficacia ínterpartes.

El diseño original se vio pronto quebrado. La STC 41/1981, de 2 de febrero, tie-ne su origen en la admisión por parte del TC de un recurso contra diversas disposi-ciones reguladoras del régimen local preconstitucional, interpuesto al amparo de la dis-posición transitoria en su apartado 2. Alegada la inadmisibilidad por tratarse de unaley preconstitucional, la sentencia realiza las siguientes consideraciones:

1.° No puede negarse que el Tribunal Constitucional, supremo interprete de laConstitución, según el artículo 1 de su Ley Orgánica, es competente para enjuiciar la

<"' NIKLAS LUHMAN. Sistema jurídico y dogmática jurídica, CEC, Madrid 1983, en especial cap. IV ¿Consecuencias comocriterios?

<12) JAVIER JIMÉNEZ, citado... p.23(l3) Sobre su posición y su carácter jurídico I político conviene releer simultáneamente la obra citada de EDUARDO GARCÍA DE

ENTERRÍA y la de JAVIER PÉREZ ROYO, Tribunal Constitucional y división de poderes, Tecnos, Madrid, 1988.

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conformidad o disconformidad con aquélla de las leyes preconstitucionales impugna-das, declarando, si procede, su incostitucionalidad sobrevenida y , en tal supuesto, laderogación operada por virtud de la disposición derogatoria (Fj 1).

2.° En relación a las [leyes] preconstitucionales, los jueces y Tribunales debeninaplicadas si entienden que han quedado derogadas por la Constitución, al oponersea la misma; o pueden, en caso de duda, someter este tema al Tribunal Constitucionalpor la vía de la cuestión de inconstitucionalidad (Fj. 1).

Como podemos comprobar, el TC pronto admitió su capacidad para examinar con-juntamente la constitucionalidad y derogación de las leyes preconstitucionales, y enlo que ahora nos afecta, mediante la interposición de la cuestión de inconstitucionali-dad, declarando en el fallo de la sentencia que estamos comentado : «inconstitucio-nal, nulo y derogado» diversos artículos del texto impugnado(14).

Pues bien, en estos casos de declaración de inconstitucionalidad de una norma pre-constitucional, entiende el profesor Punset que, a pesar del tenor de la sentencia an-tes transcrita, en ningún caso implicará declaración de nulidad, al operar automática-mente la cláusula derogatoria(15).

B) LAS PERTURBACIONES DE INTERÉS GENERAL Y LAS SITUACIONES JURÍDICAS AGOTADAS

Un cuestión más problemática se deriva del carácter mixto que ostenta el TC y seproduce en aquellos supuestos en los que se apela a una perturbación del interés ge-neral para modular los efectos de las sentencias dictadas. Se opone, por un lado, lavinculación a la argumentación jurídica, legitimadora de su actuación, y, por el otro,su carácter de verdadero legislador positivo como consecuencia de la articulación delOrdenamiento como sistema. El profesor Jiménez Campos ha señalado como el TCcomienza las referencias al interés general y a las perturbaciones de situaciones ju-rídicas consolidadas en relación a procesos de control de constitucionalidad de lasleyes a partir de la Sentencia 13/1992, de 6 de febrero. Examina la sentencia los re-cursos de la Generalitat de Cataluña contra determinados preceptos y partidas de lasLeyes 33/1987 y 37/1988, que contienen los presupuestos para los respectivos años1988 y 1989. Al declarar la inconstitucionalidad de alguno de los preceptos por inva-dir competencias de la Generalitat, en el Fj 17, la sentencia mantiene que la anulación«podría suponer graves perjuicios y perturbaciones también en Cataluña, a los inte-reses generales, afectando a situaciones jurídicas consolidadas y particularmente ala política económica y financiera del Estado», y por lo tanto opta por no declararla.La sentencia contiene una referencia a la doctrina contenida en la STC 75/1983, queatiende a un conflicto de competencias, en realidad cuatro acumulados, que interpu-so la Junta de Galicia contra sendas Ordenes del Ministerio de Transportes, Turismoy Comunicaciones y que ya contenía una referencia a los perjuicios y a situacionesque habían agotados sus efectos.

(l4) En contra, el voto particular disidente de FRANCISCO RUBIO LLÓRENTE. Sobre este tema, EDUARDO GARCÍA DE ENTERRÍA.Citado... p.88 a 94.

<I5) El fallo de la STC 11/1981, sobre un supuesto similar al de la STC 4/1981, se limita a declarar la inconstitucionalidad delprecepto sin ninguna referencia a nulidad o derogación.

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La STC 16/1996, por su parte, examina el recurso de inconstitucionalidad tam-bién interpuesto por la Generalitat de Cataluña contra la Ley de Presupuestos delaño 1990, estimando el recurso. En su Fj 8 se remite a la doctrina sentada por laSTC 13/1992 y no declara la nulidad de los preceptos.

Recientemente la STC 195/1998 examina un recurso promovido contra la Ley6/1992 por la que se declara parque natural a las marismas de Santoña y Noja, al con-siderar una competencia de la Comunidad Autónoma de Cantabria el desarrollo y eje-cución de la legislación básica del Estado. En su Fj 5 se refiere directamente a los gra-ves perjuicios a los recursos naturales de la zona objeto de controversia.

Señala que tratándose de una cuestión de competencias «desde la perspectivaconstitucional no pueden resultar indiferente los efectos perjudiciales que, deformatransitoria pero no menos irreparable, pudiera tener sobre esta zona protegida», aña-diendo que «para evitar estas consecuencias, la declaración de inconstitucionalidadde la Ley 6/1992 no debe llevar aparejada la inmediata declaración de inconstitu-cionalidad, cuyos efectos quedan deferidos al momento en que la Comunidad Autó-noma dicte la pertinente disposición en la que las marismas de Santoña sean decla-radas espacio natural protegido bajo alguna de las formas previstas legalmente».

Al examinar la anteriores sentencias, excepto la última, los profesores JiménezCampos y Punset señalan que su contenido introduce al TC en una zona de riesgo, yal análisis del mismo dedicaremos esta parte del trabajo.

El primer punto será determinar a qué riesgos nos estamos refiriendo. Parece quede la dos menciones que realiza el TC con carácter general, agotamiento de los efec-tos y graves perturbaciones del interés general, se refiere a este último extremo, el in-terés general como modulador de los efectos de las sentencias.

El segundo punto será determinar el tipo de materias que tratan las sentencias, quees evidentemente competencial. Los conflictos de competencia se regulan en el Títu-lo VILOTC. Con carácter general, el artículo 66 LOTC señala, como especialidad fren-te al artículo 39, que «la sentencia declarará la titularidad de la competencia con-trovertida y acordará, en su caso, la anulación de la disposición, resolución o actoque originaron el conflicto en cuanto estuvieran viciados de incompetencia, pudien-do disponer lo que fuera procedente respecto de la situaciones de hecho o de dere-cho creadas al amparo de la misma. Por lo tanto, hemos de partir de la base de queen los conflictos de competencia, el TC goza de mayor campo de actuación en la de-terminación de los efectos de las sentencias que la que le concede el artículo 39 LOTC.Por lo tanto, consideramos que sí es legitima la referencia al interés general de la STC75/1983, que es la única de las citadas que se tramitó conforme a las reglas del con-flicto positivo. Pero los profesores citados precisamente critican la referencia a esteprecedente, dado que ésta se produce en verdaderos procesos de impugnaciones de dis-posiciones legislativas, en este caso de las leyes presupuestarias de los años mencio-nados. La tramitación de los respectivos recursos se articula conforme a lo dispuestoen al artículo 67 LOTC, que determina que si la competencia controvertida hubierasido atribuida por una Ley o norma con fuerza de ley, el conflicto se tramitará en laforma prevista para el recurso de inconstitucionalidad. Pero consideramos que el he-cho de determinar un procedimiento de tramitación conforme a la realidad de la si-tuación, que es que la competencia haya sido atribuida por una Ley, no desnaturaliza

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la esencia del procedimiento, que es competencial, y en base a esta naturaleza sí le co-rresponde al TC modular los efectos de sus sentencias.

Cuestión diferente es si al TC le era necesario hacer una referencia al interés ge-neral en los casos mencionados, por lo menos en lo que a las disposiciones presupues-tarias se refiere. La naturaleza jurídica de la Ley de presupuestos anuales será prontoobjeto de análisis constitucional ante un recurso de inconstitucionalidad presentado con-tra los del año 2.000, por la costumbre de nuestros legisladores de incluir un gran nú-mero de modificaciones legislativas en sus disposiciones adicionales. Pero a lo que nosinteresa, la vigencia de una Ley de presupuestos anuales se circunscribe al año en queesta regula, y las situaciones jurídicas que regula nacen y se agotan con la misma. Siseguimos la postura antes expuesta del profesor Jiménez Campo, de que la declaraciónde inconstitucionalidad sólo afectará a los asuntos susceptibles de decisión pública, ju-dicial o Administrativa, con la mera referencia a esta situación hubiese bastado. El pro-blema no puede recibir el mismo tratamiento en el caso de la STC 195/1998, donde di-rectamente el TC opta por diferir los efectos de la declaración de inconstitucionalidada la aprobación de una regulación idéntica pero por el órgano competente.

Por lo tanto ya hemos encontrado un campo, y con apoyatura legislativa, en el quelos efectos de las sentencias pueden y deben ser modulados, hasta el extremo de di-ferir en el tiempo los efectos de la nulidad.

C) OTROS SUPUESTOS

No son los hasta ahora expuestos los únicos casos señalados por la doctrina comoaquellos en los que se rompe la secuencia inconstitucionalidad - nulidad: sentencia decarácter interpretativo, inaplicación territorial de normas, los supuestos de discrimi-nación ex silentio, o el carácter básico u orgánico de determinada Ley. Para todos es-tos supuestos podemos encontrar justificaciones en la doctrina para apartarse del ar-tículo 39 LOTC. Así para la sentencia interpretativa, que de hecho es formalmentedesestimatoria; para la inaplicación territorial, que se anula implícitamente la cláusu-la de validez territorial de la Ley; para la discriminatoria, que la inconstitucionalidadse declara de la norma implícita que omite, no de la positiva, que sí incluye otros su-puestos no viciados.

IV. CONCLUSIÓN

De lo examinado hasta el momento podemos percibir que el análisis de los efec-tos de las sentencias del TC en los procesos de control de constitucionalidad presen-ta una riqueza de matices y dé excepciones dignas de reseñar. De los planteamientoslegales a la realidad de las resoluciones diarias existe un gran trecho que la doctrinatrata de rellenar con construcciones ad hoc. El nacimiento de la jurisdicción constitu-cional europea viene precedida de un gran debate. No podemos dudar que cualquierade los Tribunales constitucionales europeos goza de un carácter mixto, jurídico y po-lítico. Frente al sistema norteamericano de primacía normativa, el sistema europeo sebasa en la introducción de un organismo de control específico en el conjunto de po-deres ya establecido. La legitimación se le otorga por su sujeción a criterios jurídicos

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de actuación. Pero la lógica de la argumentación jurídica tiene sus límites, y las cons-trucciones propuestas en muchos casos se llenan de excepciones que llevan a los lí-mites del razonamiento. Se conceptuó la labor del TC como de legislador negativo,pero esta visión pronto se vio superada por la concepción del Ordenamiento como sis-tema. Cualquier modificación de una norma produce una serie de consecuencias encadena, y en seguida los ordenamientos tuvieron que ocuparse de las cuestiones queplateaba, por ejemplo, la ley derogada por la ley declarada inconstitucional.

Los ordenamientos que introdujeron un sistema de justicia constitucional tuvie-ron que optar por cualquiera de los tres efectos que la invalidez de una norma supo-ne, su derogación, la nulidad o a la anulación. Cualquiera de los tres son institucionesdefinidas de manera tajante en sus efectos, pero pronto la realidad de los hechos obli-gó a matizar que, por ejemplo, la nulidad no tiene los mismos efectos en las diversasramas del ordenamiento, pero, ¿cuáles son estos diferentes efectos? Si se produce unamodificación de un ámbito legislativo, por ejemplo mediante la sucesión de normasen el tiempo, no nos plantea la más mínima duda que las situaciones consolidadas porresoluciones publicas firmes no van a resultar alteradas. Si acudimos al instituto de lanulidad, en seguida hemos de empezar las matizaciones. El respeto de las situacionesconsolidadas hemos de articularla a través del principio de seguridad jurídica del in-terés general.

En nuestro Ordenamiento, la LOTC ya contiene en el artículo 66 una modulaciónde los efectos de la sentencias que se extiende a «disponer lo que fuera procedenterespecto de las situaciones de hecho o de derecho creadas al amparo de la misma».Esta facultad llega a los procesos de control de constitucionalidad a través del proce-dimiento del artículo 67 del mismo texto de forma natural, llegando a disponer comoen la sentencia mencionada una vacatio para la nulidad.

Todas estas realidades se oponen al carácter imperativo de la secuencia inconsti-tucionalidad - nulidad del artículo 39 LOTC, y algunos ordenamientos como el ale-mán han introducido la opción de declarar la mera incompatibilidad o, con todas lasconsecuencias y sin matizaciones, la nulidad de pleno derecho. Nos sumamos pues aaquellas voces que defienden la introducción de una nueva redacción más flexible delmencionado artículo.

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