Los Géneros Literarios -Diccionario

4
Géneros literarios Definición, antecedentes y actualidad del término Repertorio de categorías en las que se inscriben las obras del campo literario. Desde la Poética de Aristóteles, la literatura aborda la problemática de los géneros y lo hace vinculando sus variedades con modos diferentes de representar. Así, la poesía elegíaca, la epopeya y la poesía trágica difieren entre sí por imitar por medios diversos, objetos diversos, en modos diversos (Aristóteles, Poética). El romanticismo elabora la idea de que existen géneros literarios supremos (épico, lírico y dramático) y que de modo arborescente pueden especificarse sus especies (el género épico incluye la epopeya, la novela y el cuento; el cuento se subclasifica en “maravilloso”, “fantástico”). La aproximación contemporánea a los géneros recibe la impronta de la reflexión sobre la praxis social y el modo en que los discursos se articulan con las condiciones históricas y sociales de su producción y circulación. Se habla más puntualmente de la égloga griega antigua o de la canción de gesta medieval. Un género como la tragedia clásica francesa, por ejemplo, es inseparable de la instalación de teatros y de la constitución de un público con una cultura y una forma de vida. El salón francés de la segunda parte del XVII orienta la producción de determinados géneros (cartas, epigramas, sonetos, máximas) que pueden ser objeto de conversaciones y pasar de mano en mano. Los géneros, incluidos los literarios, no son concebidos tanto el reflejo de una mentalidad sino el producto de una asociación entre un modo de vida y un tipo de escrito. Contribuyen a constituir y a mantener el lazo social. (Maingueneau, 1993) El nexo entre los enunciados y la actividad humana permite distinguir los géneros simples o primarios, que se vinculan directamente con las actividades realizadas por los sujetos en su interacción social, de los complejos o más elaborados, entre los que se ubican los géneros literarios. Los géneros simples integran los géneros más complejos y esta integración los transforma. En el proceso de reelaboración de los géneros simples en los complejos o secundarios, los primeros adquieren un carácter especial: pierden su relación inmediata con la realidad y con los enunciados reales del intercambio en el que participan para integrarse en otro. En el caso de los géneros literarios, las réplicas de un diálogo cotidiano o las cartas dentro de una novela, por ejemplo, participan de la realidad tan solo a través de la totalidad de la novela, es decir, como acontecimiento artístico y no como suceso de la vida cotidiana. La relación entre género y actividad social pone de relieve, asimismo, que el género no es un simple envoltorio de un enunciado sino que es constitutivo de su sentido: no es que un escritor comunique sus emociones o pensamientos con la forma de un soneto sino que lo que se desea expresar está íntimamente ligado con los géneros poéticos. Desde esta perspectiva los géneros se caracterizan por el contenido semántico a semiotizar, por la estructuración o composición y por el estilo,

description

Los Géneros Literarios -Diccionario

Transcript of Los Géneros Literarios -Diccionario

Page 1: Los Géneros Literarios -Diccionario

Géneros literarios

Definición, antecedentes y actualidad del término

Repertorio de categorías en las que se inscriben las obras del campo literario.

Desde la Poética de Aristóteles, la literatura aborda la problemática de los géneros y lo hace vinculando sus variedades con modos diferentes de representar. Así, la poesía elegíaca, la epopeya y la poesía trágica difieren entre sí por imitar por medios diversos, objetos diversos, en modos diversos (Aristóteles, Poética). El romanticismo elabora la idea de que existen géneros literarios supremos (épico, lírico y dramático) y que de modo arborescente pueden especificarse sus especies (el género épico incluye la epopeya, la novela y el cuento; el cuento se subclasifica en “maravilloso”, “fantástico”). La aproximación contemporánea a los géneros recibe la impronta de la reflexión sobre la praxis social y el modo en que los discursos se articulan con las condiciones históricas y sociales de su producción y circulación. Se habla más puntualmente de la égloga griega antigua o de la canción de gesta medieval. Un género como la tragedia clásica francesa, por ejemplo, es inseparable de la instalación de teatros y de la constitución de un público con una cultura y una forma de vida. El salón francés de la segunda parte del XVII orienta la producción de determinados géneros (cartas, epigramas, sonetos, máximas) que pueden ser objeto de conversaciones y pasar de mano en mano. Los géneros, incluidos los literarios, no son concebidos tanto el reflejo de una mentalidad sino el producto de una asociación entre un modo de vida y un tipo de escrito. Contribuyen a constituir y a mantener el lazo social. (Maingueneau, 1993)

El nexo entre los enunciados y la actividad humana permite distinguir los géneros simples o primarios, que se vinculan directamente con las actividades realizadas por los sujetos en su interacción social, de los complejos o más elaborados, entre los que se ubican los géneros literarios. Los géneros simples integran los géneros más complejos y esta integración los transforma. En el proceso de reelaboración de los géneros simples en los complejos o secundarios, los primeros adquieren un carácter especial: pierden su relación inmediata con la realidad y con los enunciados reales del intercambio en el que participan para integrarse en otro. En el caso de los géneros literarios, las réplicas de un diálogo cotidiano o las cartas dentro de una novela, por ejemplo, participan de la realidad tan solo a través de la totalidad de la novela, es decir, como acontecimiento artístico y no como suceso de la vida cotidiana. La relación entre género y actividad social pone de relieve, asimismo, que el género no es un simple envoltorio de un enunciado sino que es constitutivo de su sentido: no es que un escritor comunique sus emociones o pensamientos con la forma de un soneto sino que lo que se desea expresar está íntimamente ligado con los géneros poéticos. Desde esta perspectiva los géneros se caracterizan por el contenido semántico a semiotizar, por la estructuración o composición y por el estilo, aspectos que se fusionan indisolublemente en un todo que es el enunciado (Bajtín, 1979).

Análisis

La vinculación de una obra con un género puede provenir de los autores mismos (figurar en el subtítulo, en el prefacio, inferirse del índice) o puede ser una elaboración retrospectiva que responde a los análisis literarios realizados, a la esfera de la crítica o de los lectores, cuyas clasificaciones pueden no coincidir con la de los autores. El estudio de estas relaciones de un texto con las categorías genéricas recibe el nombre de “architextualidad” (Genette, 1982) y ha conducido a algunos autores a desplazar la problemática del género –como repertorio de categorías a las cuales los textos remiten- hacia una problemática más dinámica. Así, desde la

Page 2: Los Géneros Literarios -Diccionario

lingüística textual se incorporan los conceptos de genericidad (puesta en relación de un texto con categorías genéricas abiertas) y de efectos de genericidad (inscripción de una serie de enunciados en una clase de discursos) que permiten pensar la puesta en discurso y la lectura/interpretación como procesos complejos. Un texto no pertenece, por sí, a un género sino que es puesto, en la producción y en la recepción, en relación con uno o varios géneros. Este proceso afecta los planos de la producción de un texto (genericidad autorial), de su recepción/interpretación (genericidad lectorial) y el plano intermediario de su edición (genericidad editorial) (Adam y Heidmann, 2004). En el terreno de la producción, el género responde a estrategias de posicionamientos de los autores en el campo. La asignación del género en una obra la sitúa en relación con clases genealógicas en el interior de la esfera literaria. Ese posicionamiento se realiza proponiendo cierto recorrido del campo (biblioteca imaginaria) en relación con la obra. Cuando Víctor Hugo escribe “baladas” retoma géneros medievales y se sitúa como un romántico. No obstante, las inscripciones no son estables y los escritores pueden adoptar diversos posicionamientos a través del tiempo, incluso, pueden cuestionar los géneros y buscar trascender sus límites. De todos modos, tanto la pretensión de trascender un género como de respetarlo sin innovaciones hace al sentido del enunciado. Así, las estéticas románticas tienden a escapar a toda pertenencia genérica, mientras que las clásicas proponen una singular imitación de los antiguos (Maingueneau, 1993).En cuanto a la genericidad lectorial, la crítica da cuenta de la productividad de la asignación de un género: indica a los lectores qué tipo de emociones podrá experimentar a partir de la obra ( “se trata de un drama”, “de una comedia”), advierte sobre la extensión (cuento corto, novela), incluso puede fundar una interpretación a partir de la asignación de un género. En su crítica del Martín Fierro de José Hernández, Jorge Luis Borges se interroga por el género de la obra y señala:“descontado el accidente del verso, cabría definir al Martín Fierro como una novela. Esta definición es la única que puede transmitir el orden de placer que nos da y que condice sin escándalo con su fecha, que fue, ¿quién no lo sabe?, la del siglo novelístico por excelencia: el de Dickens, el de Dostoievsky, el de Flaubert.” ( Borges, 1953). Como puede observarse, definir una obra como una novela o como una epopeya –como lo había hecho el escritor argentino Leopoldo Lugones- la inscribe en genealogías muy diferentes (no es con Homero o sino con la novela decimonónica con la que se la relaciona), y esta inscripción lectorial cambia incluso el estatuto de sus personajes y el sentido de sus acciones. Estos “pactos de lectura” que el género orienta son siempre de carácter histórico y derivan de normas comunes a los protagonistas de una comunicación que restringen el horizonte de expectativas de los destinatarios, como lo evidencian las lecturas que han recibido las crónicas de Indias, por ejemplo, como géneros históricos y como géneros literarios.

Cuando se atiende a los aspectos enunciativos, los géneros que integran la esfera literaria (entendida desde este marco como la “escena englobante”) se caracterizan por exigir la elección de una escenografía, a diferencia de otros géneros más convencionalizados propios de otros campos. La escenografía de una obra se define como la escena de habla que se instituye en su enunciación a través del estatuto del enunciador, del enunciatario, del espacio y del tiempo (Maingueneau, 2002). Así, por ejemplo, las fábulas de La Fontaine presentan -sin explicitarlo- una escenografía mundana, en la que un cuentista –un honnête homme –establece acuerdos con un lector cercano a él, ambos hombres cultivados en el arte de conversar, con dotes para la ironía y el doble sentido. Esta construcción escenográfica es muy diferente de la de las fábulas de Esopo, o de las contemporáneas de Monterroso en las que el cuentista se dirige a sujetos incomunicados entre sí víctimas de la organización social de un estado totalitario como es caso de la fábula “La oveja negra”. Las escenografías de los géneros literarios pueden construirse con escenas validadas en otros géneros, en otros textos, en otras situaciones de comunicación. Estas construcciones pueden ser heterogéneas y la escenografía global de una obra, el resultado de un conjunto de elementos que forman una red (La payada con el Moreno en el Martín Fierro, de José Hernández, que juega casi como una puesta en abismo respecto de la escenografía de la primera parte; las cartas, las letras de tango y las

Page 3: Los Géneros Literarios -Diccionario

conversaciones en Boquitas pintadas, de Manuel Puig, que conforman una red escenográfica). Algunos géneros literarios, como el policial, suelen adoptar escenografías prototípicas y previsibles. En el extremo opuesto se ubican los géneros autorales, aquellas obras cuya escenografía cuestiona los límites clásicos del género o en las que la noción misma de género es problematizada (Maingueneau y Cossuta, 1995). Así, los autores del Nouveau Roman marcan su distancia programática con lo que denominan la novela propia del “realismo balsaciano”, los Proverbios de Elouard y Péret no se instalan en el campo de la doxa sino en un mundo onírico e irracional.

En síntesis, tanto para los autores como para los lectores el género es una categoría altamente productiva para dar cuenta del funcionamiento social de los discursos en el campo literario, los sentidos que se les asignan, y los modos en que pueden leerse las obras.

Bibliografía

Aristóteles, Poética, Buenos Aires, Colihue, 2004.

Adam, J.M. y MME Ute Heidmann (2004) « Des genres à la généricité. L'exemple des contes (Perrault et les Grimm) » , Langages, 38e année, n°153, pp. 62-72.

Bajtín, M. (1979) “El problema de los géneros discursivos” en: La estética de la creación verbal, México, Siglo XXI, 1997.

Genette, Gerard (1982): Palimpsestes, Paris : Seuil.

Maingueneau, D. (2004) “Retour sur une catégorie: le genre”, Texte et Discours: Catégories pour l´analyse, Dijon: Ed. Université de Dijon.

Maingueneau, Dominique (2002) “Problèmes d’ethos”, en Pratiques N º113/114, pp. 55-67.

Maingueneau, Dominique (1993) Le contexte de l´œuvre littéraire, Paris, Dunod.

Maingueneau, D. et Cossutta F. (1995) “L´analyse des discours constituants”, Langages, mars, Nº117 pp.112-126.