Índice

PORTADASINOPSISPORTADILLALOSREINOSINGLESESESCOCIAEIRLANDALASPATRIASDELOSNÓRDICOSYLOSREINOSCIRCUNDANTESLISTADEPERSONAJESPRÓLOGOPRIMERAPARTE.Primaverade866CAPÍTULO1CAPÍTULO2CAPÍTULO3CAPÍTULO4CAPÍTULO5CAPÍTULO6CAPÍTULO7CAPÍTULO8

CAPÍTULO9CAPÍTULO10CAPÍTULO11OTOÑODE861

SEGUNDAPARTE.Primaverade866CAPÍTULO12CAPÍTULO13CAPÍTULO14CAPÍTULO15CAPÍTULO16CAPÍTULO17CAPÍTULO18PRIMAVERADE865

TERCERAPARTE.Otoñode866CAPÍTULO19CAPÍTULO20CAPÍTULO21CAPÍTULO22CAPÍTULO23CAPÍTULO24CAPÍTULO25CAPÍTULO26INVIERNODE865-866

CUARTAPARTE.Inviernode866-867CAPÍTULO27CAPÍTULO28CAPÍTULO29CAPÍTULO30CAPÍTULO31CAPÍTULO32CAPÍTULO33

CAPÍTULO34CAPÍTULO35CAPÍTULO36CAPÍTULO37INVIERNODE866

QUINTAPARTE.Primaverade867CAPÍTULO38CAPÍTULO39CAPÍTULO40CAPÍTULO41CAPÍTULO42CAPÍTULO43INVIERNODE866

SEXTAPARTE.Primaverade867CAPÍTULO44CAPÍTULO45CAPÍTULO46CAPÍTULO47CAPÍTULO48CAPÍTULO49CAPÍTULO50NOTASHISTÓRICAS

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SINOPSIS

Primavera866.Unpueblodelnortede Inglaterraesatacadopor losvikingos.Elataquenoha

sidounacasualidad:Bjørn,Ivar,Sigurd,UbbeyHalfdan,loscincohijosdeRagnarLothbrok,el

primerreyvikingo,handesembarcadoenInglaterraparavengarasupadre,quefuecapturado

porelreydelosinglesesyarrojadoaunpozodeserpientesvenenosas.Ensusúltimaspalabras

antesdemoriraseguróquesuscachorroslovengarían.Ylavenganzaacabadeempezar.

UnaépicaaventurahistóricaparalosfansdeVikingosodeJuegodetronos.

LASSEHOLM

LOSHIJOSDELREYVIKINGO.VENGANZA

TraduccióndeVictoriaAlonsoyRodrigoCrespo

LISTADEPERSONAJES

ALTON:HerrerodelpueblodeTeurintone,padredeBella.

BELLA:LamáshermosajovendeTeurintone,hijadeAlton.

BJØRN COSTADODE HIERRO: El hijo mayor de Ragnar Lodbrog, padrastro deHastein.

BRAGEHIJODEBODDA:Maestroescaldoyfamosonarradordehistorias.

EGBERT:CarceleroenelobispadodeEoforwic.

ELDRID:Reeve(alcalde)deTeurintone.

HALFDANCAMISABLANCA:ElhijomásjovendeRagnarLodbrog.

HASTEIN:HijoadoptivodeBjørnCostadodeHierro.

INGRITH:MadredeRolf/Wulf.

IVARSINPIERNAS:ElhijomásastutodeRagnarLodbrog.

JARVIS:HermanolegoysanadordelmonasteriodeSanCuthbert.

KRAKA/ASLAUG:SegundaesposadeRagnarLodbrog.

LADGERD:EscuderaymadredeBjørnCostadodeHierro,abueladeYlva.

MERTON:MonjeycocinerodelmonasteriodeSanCuthbert.

OFFA:MonjefallecidoyescribanodelmonasteriodeSanCuthbert.

OLAVELBLANCO:NoruegoycondedeDyflin.

OSBERT:ExreydeNorthumbria.

ROLF/WULF:HijodeIngrith.

SELWYN:MonjeycopistaenelmonasteriodeSanCuthbert.

SIGURDOJODESERPIENTE:ElhijomedianoymáslentodeRagnarLodbrog.

THORA:PrimeramujerdeRagnarLodbrog.

UBBEHIJODECORTESANA:ElpenúltimohijomásjovendeRagnarLodbrog.

WALTHEOF:MonjeambiciosoenelmonasteriodeSanCuthbert.

YLVA:Escuderaycondesa.NietadeRagnaryLadgerd.

ÆLLA:ReydeNorthumbria.

ÆTHELBERT:AbaddelmonasteriodeSanCuthbert.

PRÓLOGO

Tiemblade frío en su cárcel subterránea. Sólo le cabeadivinar el tiempoquellevaaquí.Podríanserhorasodías.Inclusosemanas.Supercepcióndeltiempohadesaparecidoenlaoscuridad.

Unestridentechirridolehacelevantarlacabeza.Ledeslumbraelparpadeoamarilloynaranjadeunaantorchaenellejanohuecodelapartesuperior.Seestira hacia la luz.Unamano sostiene un cestillo y vacía su contenido. Algoblando le cae encima. Primero cree que son cuerdas, trozos de soga, que seenredan en sus brazos y hombros, allí donde tocan. Hasta que con unestremecimientosedacuentadequesonserpientes.

Grita instintivamente, apartando lejos de sí los huidizos reptiles, que seenroscan sobre el suelo junto a los laterales del pozo. Con la respiraciónagitada sequedaquietopara inspeccionarse.No lehanmordido.Susgruesascalzasdepielylatúnicadecuerolohanprotegido.

Latrampilladaungolpeylaoscuridadvuelve.Lasserpientesreptanporloscostadoscurvosdelsuelo.Comoél,ellastampocopuedenescapar.

Despuésdealgúntiempo,lasbisagrasvuelvenachirriar.Enestaocasiónélseaparta.Yanoesperanadabuenodelmundodearriba.

Parasusorpresa,uncolumpiodesciende.Chocaunpardevecescontralasparedescurvasdelpozoantesdellegarhastaél.Agarraelasientodemadera.Alguien tira del otro extremo de la cuerda..., una llamada impaciente. Conlentitud, como temiendo ser engañado, coloca los brazos a través del nudo

corredizo, estira el columpiomás abajo, alrededor de su tronco, y empuja elasientodebajodeél.

Enseguidaobtienelarecompensa.Lassuelasescapandelenlosado.Poruninstantesedeleitaconelsoplodelibertaddelascenso.Entoncesseverodeadopor la luz de la antorcha. Unas manos fuertes lo agarran por ambos ladossujetándolo firmemente. Con premura y rudeza cortan su túnica de cuero enpedazos.Revientansuscalzasdepiel.Cercenanlastirasdecueroqueatansuszapatos.Al final seencuentradesnudodelantede susdosguardianes.Aunquelasfaccionesdeloshombressediluyenantesumirada,aciertaaverqueunodeellostieneungranchichónamoratadoenlafrente.

Lasmanos tirandeél.Piensaqueahora lo llevaránanteun tribunal,queescuchará las acusaciones inventadas y será condenado según una sentenciapronunciada de antemano. Irá a su encuentro con empeño y desdén. Todo loafrontaráconlacabezaalta.Sereservaunavigorosarespuestaparacuandolepreguntensitienealgoquedecir.Sehapreparadoparatodo,conexcepcióndeloquevaasuceder.

Latierraseabrebajosuspies.Sinotrareacciónqueungruñidodesorpresadesaparecedesusuperficie.Trasbajarlamitaddelalongituddeunhombre,elnudodelcolumpiosetensafuertementeensupechoyensusaxilasaldetenerlacaída.Aturdidocuelgalibrementeenelairemientrassedacuentadequelohanvueltoameterenelagujero.Uninstantedespuésseencuentraotravezdepiesobreelenlosado.Lafrialdaddeéstesubeatravésdelasdesnudasplantasdelospies.Seliberaysigueelvuelodelcolumpiohaciaelcielo.Seprotegeconlamanodelaluzdelaantorchamientrassesorprendedequenohayancerradolatrampilladeinmediato.

Una antorcha proyecta la sombra de una cesta trenzada. Agitan la cestahastavaciarsuinterior.

Cuando las serpientes loalcanzan se vedominadopor el pánico.Notaunmordisco que penetra a través de la piel de un tobillo. Después, un nuevomordiscoenelantebrazo.Yunterceroenelmuslo.

Sabequetodohaterminado.Alabrirse la trampillapor terceravezapenas tieneconciencia.Sucuerpo

enterorunruneayzumbacomosi tuvierahormigasbajo lapiel.Suspárpadosestántanhinchadosqueapenaspuedever.Sugarganta,casiobstruida.Elhedor

delvómitoylasdeposicionesquenohasidocapazderetenerhaceretrocederdemanerainstintivaalassiluetasdelapartesuperior.Consuúltimoalientolograrecitar una mezcla de maldición y juramento que había preparado en laoscuridad.

«Si los cerdos supiesen lo que el verraco tiene que padecer—exclamó—,llamaríanalaluchayasaltaríanlapocilga.»

Yo no estaba presente. Sólo escuché de otro lo que sucedió. Pero estoyconvencidodequefueasícomoRagnarLodbrogterminósusdías.

Ysumuerteconllevólacaídadeunreino.

PRIMERAPARTE

Primaverade866

1

Nada hacía presagiar que se avecinaba unamasacre. En la serenamañana, elcieloeraazulylímpidocomolasuperficiedeunlagoreciénhelado.Sobreloscampos se extendía una suave neblina matinal. El leve manto blanco, quetornaba los árboles del paisaje en distantes gigantes sombríos, se extendía ensuavesondasentrelaschozasdeTeurintone,seapretabaentornoasusparedesminadas por la intemperie dejando, demanera completamente inusual para latardíaprimavera,unafinacapadeescarchasobrelostechosdepajaylascercastrenzadas.Columnas de humo se elevaban en el aire por las salidas de humo.Habíanencendidoloshogares.Loshombresseacurrucabanentornoalcalorylasgachas.

Sólocuandoelsoladquiriólafuerzasuficienteparaahuyentarlaneblina,lagentede laaldea seaventuróamarchardeunoenunooenpequeñosgrupos.Lasespaldasdelosadultosestabanencorvadasporeldurotrabajoenelcampo.Las miradas de los niños, oprimidas por el hambre y las palizas. Yo losobservabaa travésde las rendijasquehabíaentre los tablonesde lapuertadelsalóndondeesperaba.Me inclinéhaciadelantepara apoyar la frente contra lamadera.CuandoviqueEldridseacercaba,meerguíyrespiréprofundamente.

Vinieronhaciamícontentos.Laocasióneraparaellossindudafestivayseesforzabanporsacarleelmayorpartido.Laluzmehacíacerrarlosojos.Eldridmepusounacálidamanosobreelhombroymoviólacabezaparaindicarmequelo acompañara afuera, donde losmás de cien habitantes de la aldea se habíanreunidodepieenunsemicírculo.Elsilencioeraopresivo.

Unsolorostrorompióelhielo.Después,unparmás.Alfinaltodossonreían.

Losniñossemovíandemodomásdesenvuelto.Riendoybromeandoentre sí.Incluso un grupo de muchachos se adelantaron corriendo hacia la pequeñaelevaciónconel enorme robleen lacimaqueconstituíael centrodeldesigualanillo de edificaciones. Se había encargado a los chavales que lo prepararantodo.Lassuciascaritasresplandecíandeorgullo.Unosolo—sellamabaHoll—me miró directamente con sus ojos azules bajo el pelo grasiento. Pero deinmediato dirigió nuevamente la vista hacia el suelo, como si se hubieraapoderadodeunhonoralquenoteníaderecho.

Se produjo unmomento solemnemientras el propio Eldrid culminaba lospreparativos bajo el follaje verde claro del roble. Después se volvió hacia laconcurrenciaparadeciralgo.Antesdequelaspalabrashubieranabandonadosuslabios,otrosonidolasahogó.Unbramidoguturaldemúltiplesvocesdesgarrólapazdelamañanaenuninstante.

LoshabitantesdeTeurintonesequedaronpetrificadosmientrasloshombresquehabíanpermanecidoocultosavanzabanentrelasbajascasitascontechodepajaendirecciónhacialaasamblea.Perosólocuandoellíderdelosforáneos—ungigantebarrigóndeenormebarbagrisquelecubríagranpartedelacara—partióconsuhachalacabezadeunhombrealazar,elpánicoseextendió.Loscampesinos intentaron huir o esconderse, pero el anillo alrededor de ellos sehabíacerrado.Noteníanpordondeescapar.

Gritosdeangustiasemezclabanconlossonidosdelasespadasyhachasalcaer. Algunas víctimas se hincaban de rodillas suplicando por su vida, otrasaceptaban sus destinos: todos fueron abatidos. La sangre de sus heridasempapabalatierra.Depie,sinmoverme,yomirabaeldesarrollodelastragediasmenoresenelinteriordelaprincipal.

Hollvinocorriendohaciamícomosiesperaraquepudieraprotegerlo.Fuederribadodecamino,cayósobrelahierba,luchóduranteuninstanteporvolveraponerseenpie,antesdederrumbarseyexpirar.

Lamujer que hacía poco supe que erami tía paterna tampoco escapó.Unhombre, cuya barba trenzada llevaba los extremos sujetos por huesecillos, leperforó el diafragma con un puñal. Ella contrajo el rostro desgastado en unamáscaradedolor.Susilenciomehiriómáshondamentequecualquiergrito.

EllíderdebarbagrisquecomandabaelataqueynollevabanicueronicotademallanoscontemplóaEldridyamíbajoel robleduranteunmomento.Su

miradasedeslizósosegadamentepornuestros rostros.Conademándecumplirundeberfastidiosoapuntóylanzó.Elsonidodelhachaalalcanzareltóraxsonóhuecocomoelgolpesobreuntambor.Detrásdemí,Eldridcayóalsueloconungemido.

El rostro del barbudo gris no revelaba sentimiento alguno, mientras eltumulto se extinguía poco a poco. Su sucia saya de lana era demanga corta.Aros de plata retorcida rodeaban sus brazos. El adorno del borde del cascorepresentaba dos pequeñas serpientes contorsionándose alrededor de su frentequesacabansuslenguasrajadassobre laprotecciónnasal.Sedetuvoaescasospasosdedistanciaconlaspiernasabiertasylosdedospulgaresmetidosbajoelcinturónquelemanteníalapanzaenalto.Bajolaspobladascejas,susojosgrispálido seguían la cuerda desde la gruesa rama sobremi cabeza hasta el nudocorredizo tensadoalrededordemicuello.Reposaronuninstanteenmismanosatadas.Despuéssiguióbajandolavistahastadeslizarlasobremisbotasdepieldecabraparafinalizarenelbarrilitoquemesosteníayqueélpodíavolcardeunasimplepatada.

—¿Quieres salvar tu vida?—mepreguntó en sajón—. ¿Oprefieres que tecuelguen,comohabíanpensadohacercontigotuscongéneres?

2

Lapreguntadelgigantedebarbagrisfueeliniciodelosviajesdemilargavida,quehicieronquedejaradeserunjovensolitario,traicionadoyabandonadoportodosparaconvertirmeenunfuerteypoderosocondeconunejércitopersonaldetrescientoshombres.

He participado en expediciones a lejanos reinos. He visto ponerse el solsobrelostejadosycapitelesdeMiklagård.Hepasadomismanosentrelahierbadelasinterminablesestepasrusas,caminadoporlasaltasmontañasnoruegas,hevisto un volcán escupir humo y piedras incandescentes por encima del hoscopaisajeislandés,hecomandadoamillaresdeguerrerosenbatallastangrandesysangrientasque sólounospocosatisban sualcancey crueldad.Hevividomásexperienciasquelamayoría.Nomequedoalazagadelemperadordelpoderosoreinode los francosnien riquezanien renombre.Ysinembargosé,mientrasescribo estas líneas en el atardecer demi vida, que jamás he sentido nada tanintensocomo laalegríadevivirqueme invadiócuando,depie sobreelbarrilcon la soga al cuello en aquella mísera aldea sajona, comprendí que habíasalvadolavidagraciasaunacasualidadinverosímilquesólopodíaachacarseala intervenciónde losdioses,decuyabenevolenciayogozabaenese instante,pues los nórdicos, que de tiempo en tiempo asolaban la comarca, nunca anteshabían hablado sajón, delmismomodo que rara vez prestaban atención a losmíseros campesinos y susmagras cosechas. Sumeta siempre habían sido losmonasterios con sus reliquias de plata, así como las abundantes provisiones yanimalesdomésticosdelasenormesgranjasdelosealdormen.Lapreguntadelhombredelabarbagrisfuetaninesperadacomoinsólitalamasacreenlaaldea.

Meesforcéporresponderledeunmodoquepudieradespertarsuinterés.—Sitengoelección,elijovivir.Porvezprimerarastreéunaemociónensumirada.Erasorpresa.—¿Cómoesquehablasnuestralengua?—preguntó.—¿Larespuestaaesapreguntaseráloquepuedasalvarme?—Difícilmente—gruñó—.Peroalomejorlohacentusconocimientosdela

zona.¿Conoceslaciudaddeturey?Yoaúnteníalasogaalrededordelcuello.Elpiederechodelgigantedebarba

grisacariciabaelbarril.Notardédemasiadoenresponder.—NosotroslossajonesllamamosalaciudadEoforwic.Yporsupuestoque

la conozco. Conozco cada camino y sendero de Northumbria. —Mecontemplabaconmiradadubitativa,asíqueexageré—.Dehecho,heviajadoportodoelpaísdelosanglos.

Mi empleo de la terminología propia de los nórdicos para referirse aInglaterranoconvencióal tipodebarbagris.Quizáél supieraqueúnicamentelos thegns y aquellos que poseían condados tenían permiso para desplazarsefueradesustierras.Elbarrilcrujíabajomispies.Elnudomeapretabaelcuello.

—El monasterio de San Cuthbert en Creca está mucho más cerca queEoforwic—continué,conmiedodequeelfavordelosdioseshubierasidobreveypasajerocomosucedeendemasiadasocasiones—.Eselmonasteriomásricode la comarca. Los monjes poseen reliquias de plata maciza. Tapas de libroscubiertasdepiedraspreciosas.Cálicesbañadosenoroycuentasdevidrio.

—Vamosaverlo.Elrostrodelgigantedebarbagrispermanecióneutro.Reflexionóuninstante

antesdevolverseyllamar.—¡Ylva!Seacercóunguerrerode anchas espaldas, el únicodelgrupoqueno tenía

barba,ycuyopelorubioasomababajoelbordedesucasco.—Ylva, ¿cuál es la situación actual de los tesoros del monasterio de San

Cuthbert?Escosabiensabidaquelosnórdicosteníannombresraros,demaneraqueno

fue hasta el momento en que respondió el barbilampiño cuando abrí los ojoscomoplatos.Suvozeraclaraycantarina.Pertenecíaaunamujer.

—Susbandejas adornan lasparedesdenuestrovestíbulo—dijo ella—.De

loscálicesbebomihidromieltodoslosinviernos.Mimadreutilizaelrelicariodeplata con la gema roja para sus cosas personales, y frente al gran espejo debroncesesientamihermanacadamañanadurantelargorato,aunqueenellanoescosadignadeasombro.¿Porquéteinteresa?

Mientras lamujer hablaba se había quitado su casco revelando que estabalejos de ser una belleza. Su rostro era tosco y anguloso, las mejillas teníancicatrices, los ojos pequeños estaban demasiado juntos. El tórax plano norevelaba forma alguna bajo la cota de malla y tampoco parecía muy joven.Calculéqueandaríaporlamitaddelaveintena.

—Porqueaquíelmozocampesinoafirma—respondióeldebarbagris—quea los monjes de San Cuthbert les quedan todavía más bienes de los que tellevastehacediezaños.

Ahorayogozabaademásdelaatencióndelresto.Elgruposehabíareunidobajoelrobleymeobservabaasombrado,apesardenoseryoniporasomounavisióntanpeculiarcomoellosmismos.

Loshombreseranbarbudosdepelolargo.Suropaypertrechosatestiguabanlosmúltiplesazarosossaqueos.Algunosllevabanlacabezacubiertaconobjetosimprecisos, abollados y agujereados, otros iban a cabeza descubierta,mientrasquealgunosmás,comoYlvayelguerrerodebarbagris,portabandistinguidoscascos con adornos y protección sobre los ojos. Sus armas eran tan disparescomosuvestimenta;historiadashachasdehierronórdicasylanzascolgabandelasmanazascallosasjuntoaelegantesespadasdeacerofrancasoirlandesasconmangosenformadecruzdentrodefundasplateadas.Sielgruponoacabaradeaniquilara lapoblaciónenteradeunaaldeahacíaunos instantes, se lospodríahabertomadoporunatropaambulantedesaltimbanquis.

—¿Podríahabermástesorosenelmonasterio?—preguntóYlvamientrasserascabalaindómitamatadepelorubio.Sonrióconunahileradeenormesdientesirregularescuandosediocuentademisorpresaporsucondiciónsexual.

—Losmonjes tienenunacriptasecreta—respondíyo—dondeguardanlasreliquiasdemayorvalorydejanalavistaalgunasbagatelasparaengañaralosladrones.

—Quizávaldríalapenallegarhastaelfondodeestahistoria—dijoellaconalgoenlamiradaqueparecíahambre.

—Desdeluegoquesí—gruñóelgigantedelabarbagris—,ymuchosotros

apartede ti se alegraríande ello.Peronuestramisiónaquí esdistinta, por esoserámejorquetúyelrestodeloscuriosososmoderéis,dejandoalosmonjesenpaz hastamás adelante.—Alzó la voz para dirigirse a todos—. ¿De acuerdo,muchachos?

Latroparezongóyasintiódemalagana.Ylvafuelaúnicaqueprotestó.Susaya de cuero crujió al cruzarse de brazos. Por fuera de las largas mangasrefulgíanalsollasesclavasdeplata.

—Silosmonjesguardanmástesoros,nospertenecenamisescoltasnoruegosyamí,quelossaqueamoshacediezañossinllevárnoslotodo.Seríainjustoqueahoratuviéramosquerepartirloconotros.

El tipo de barba gris entornó los ojos para mirar a la mujer de anchasespaldas.

—El botín —ronroneó él de forma pausada— que en aquella ocasiónlograstellevarteacasatepertenecemientraslopuedasmantener.Elquedejasteaquí en Inglaterra es de cualquiera. Te recuerdo que has hecho el mismojuramentoquelosdemás.Silorompes,tendrásqueatenertealasconsecuencias.

Ylvayelguerrerodelabarbagrissemiraronfijamenteunrato.Lamiradadeélera firmee inescrutable.Ladeellaestaba llenade reflexionesy reparos.PorfinYlvaabriólosbrazos.

—Esunasuerte—dijoella—queseatanmansa.Otropodríatomarseamalesamaneradehablaryretarteendueloconfacilidad.

—Entonces tu mansedumbre nos beneficia a ambos —respondió él—,porque los desafíos suponen a menudo un importante problema para la parteganadoraalahoradecompensaralafamiliadelperdedor.Aunquealmenosentucasonosepodríahablardelaobligaciónderesarcirporelvarón.

PoruninstanteestuveconvencidodequeYlvaibaasacarlaespada,perosetragósuiraydijo:

—Meencargarégustosadelprisioneroprocurandoquenoseescape.—Yamelofiguro.Sinembargo,creoqueotroguardiánseráelmásindicado

paranuestroobjetivocomún.—Sinapartardeellalamiradagritó—:¡Hastein!Ven.

Elsilenciosiguióalgrito.El restode loshombresmiróalrededorconojosinterrogantes.

—¡Hastein!—bramódenuevoelgigante.

Unaesbeltasiluetasetambaleóhastalaluzatravésdelapequeñapuertadelaherrería.Unjovendemiedadsesujetabalascalzasconunamano,mientrasconlaotrapalpabasuespada,apoyadaenlapuerta.

—¿Quéhacesahídentro,Hastein?Lapieldelrostrodeljovencitoeralisaydelicada.Lospelosdiseminadosde

labarbaqueseconcentrabanenelmentónylalargacabelleraqueasomababajoelbordedelcascoteníanelcolordelheno.Vaciló,peroalfinintrodujoelbrazodetrásdelapuertaysacóafueraaunamujer.Jadeédeformainvoluntariaalvera Bella, la hija de Alton, el herrero de la aldea, y su proporcionado rostroovaladocon lapequeñanariz, losgruesos labios, los enormesojosazulesy lalargacabelleraoscura.Habíapermanecidoescondidaenlaherreríadesupadredurantelainvasión.Perofinalmenteeldestinolehabíadadoalcance.

Elde labarbagrisbajóde lacolinaconunpesadocontoneoysedetuvoaescasospasosdeladisparpareja,entoncesexaminóaBella.

—¿Esvirgenlamuchacha?—preguntó.—Nolosé.—Unapícarasonrisasedeslizóporlosfinoslabiosdeljoven—.

Bueno, no me has dado tiempo suficiente de abalanzarme sobre ella yaveriguarlo.Peroenseguidameocupodelacuestión.

Bella se encogió sin entender sus palabras, aterrada por los cadáveres queyacíanfrenteaella.

—Ylva—dijoeldelabarbagrisporencimadelhombro—,detodasformasvoyaasignarteunatarea.Encárgatedelajoven.

Laguerreraasintióen silencio, seaproximóycerró sumanazaen tornoalfinobrazodeBella.Sugestodeconfianzalallevóaresignarse.Lasdosmujeressedetuvieron,yaqueHasteinsujetabaelotrobrazodeBella.

—Hesidoyoquienlahaencontrado—dijoélasiendoconsumanolibrelaempuñaduradelaespada—.Esmibotín.

EnlamiradaqueelgigantedebarbagrisdirigióaHasteinnohabíalamismaamenaza que en la que un momento antes había clavado en Ylva. Más bienparecíacomosialenormecaudillobarrigónledivirtieralarebeldíadeljoven.

—Muy bien —resolvió—. Ya que has sido tan perspicaz de registrar lascasas,merecesconservar loquehasencontrado.Perosiellaesvirgen, tendrásque conformarte con menos, y tú sabes bien por qué. Entretanto tengo otroencargoparati.

Una vez dirimido el asunto,Hastein semostró ansioso por responder a laconfianzaquesehabíapuestoenél.Atravesó,juntoaldebarbagris,elgrupodeguerrerosparallegarhastamídebajodelroble.

—Parecequehayapaseadoporlahoguera—dijoalobservarlasheridasaúnabiertasdelasquemadurasenmismanos,miropachamuscadayelpeloerizadodondelasllamaslohabíanlamido—.¿Porquéloibanacolgar?

—No importan las cuentas que los sajones tuvieran pendientes con él.Conocelosalrededoresyhablanuestralengua.Bájalodeahíyvigílalobien.

—Confíaenmí,BjørnCostadodeHierro.Elnombremedejódeunapieza.Mientras Hastein retiraba la soga de mi cuello y los demás nórdicos

arrojabanconmovimientosnegligentesleñosardiendodesdeloshogaresdelaschozasa los techadosdepaja,yosólo teníaojosparaelcaudillobarrigónquecaminabaporlazonadirigiendoladevastación.

SielgigantedebarbagriseraelrenombradoBjørnCostadodeHierro,cuyasincursionesparasaquearlacapitaldelreinofranco,París,habíandadotantoquehablaramonjesysacerdotespocosañosantes,lasperspectivasdeNorthumbrianoerandemasiadobuenas.

3

Al mediodía, con el resplandor del sol en lo alto, abandonamos Teurintone,convertida ahora en una enorme hoguera bajo una columna de humo. Losnórdicossólosellevaronconsigo,ademásdelganadodelaaldea,aBellayamí.Dejaronloscadáveresaloscuervos.

Aunaleguaescasadedistancia,enlalindedelbosquedondeacababanloscamposparduzcosreciénarados,pastabaunamanadadecaballos.Cadaunodelosnórdicosbuscósucorcelyloensilló.Noteníanprisa.Fueunasuerteparamí,porque cuando continuamos yo aún iba a pie, remolcado por el caballo deHastein. A pesar del ritmo reposado que mantenía la columna de jinetes yanimalesprontonosquedamosrezagados.

MisbotasdepieldecabracolgabanporlascintasdecuerodelaargolladelasilladeHasteinjuntoasucasco.Yoatravesabadescalzoelsuelodelbosquesindejardevigilarlahierbaenbuscadeserpientes.

—¿Los sajones intentaronquemarte antes de ponerte la soga al cuello?—preguntó él mientras se rascaba la nuca, afeitada como una oveja reciénesquilada.

—Atucaudillonolehainteresadoloqueyohabíahecho—respondí—.¿Porquéteibaainteresarati?

—BjørnCostadodeHierronoesnimicaudillonimiconde.—¿Quéesentonces?¿Yporqué lo llamanCostadodeHierro?Costadode

Tocinoseríamásexacto.Hasteinriosonoramentehacialascopasdelosárboles.—BjørnCostadodeHierrosiempreestálistopararetar—contestóél—.Así

hasidodesdequemuy jovenganóunduelocontra lossietehijosdelmonarcasueco y los derribó a todos sin sufrir un rasguño. La hazaña le valió elsobrenombreyenesaocasiónlavictoriasedebióasurapidez.Ahoraeslagrasaquienloprotege.Comohabrásvistonollevacueronicota.

Yosóloescuchabaamedias,puesobservabaaBella,sentadasobreelcaballodeYlvaconlosdelgadosbrazosalrededordelacinturadelaguerrera.Hasteinsiguiómimirada.

—¿Quiéneslajoven?—preguntóél.—Nolosé—respondí.—¿Quiereshacermecreerquenuncahasidoaporella?—NoconozcoaningúnhabitantedeTeurintone.Seencogiódehombroscomodiciendoqueyopodíamentirhastaelabsurdo

siquería,aélletraíasincuidado.—¿Por qué es tan importante para Bjørn Costado de Hierro que ella sea

virgen?—pregunté—.Cuando jóveneshermosascaenprisionerasdeguerrerosnosuelenconservarpormuchotiemposuvirginidad.

—Laviolacióneselúnicodelitodelquenoseescapaconvidaennuestropaís—dijoél—.Cuandosedamuerteaunvarónsepuedepagarpararesarcirsupérdida,perosialguientomaunamujercontrasuvoluntad,nohaypazparasufamiliaantesdequeaquélnoyazcaenlatumba,yprobablementeniaunasí.

También en Northumbria uno se podía ver exonerado de un homicidiopagando,peronointerrumpísutorrentedepalabras.Mefavorecía.

—Tu pequeña novia tiene un pase en caso de apuro, a pesar de ser flacacomo un palo y morena como la noche. Nuestras mujeres tienen las piernaslargas,elpeloclaroypechosgenerosos.Cuandoresultademasiadocomplicadomantenersealejadodeellashayquesalirencampañaparaencontraralgunaqueno esté ya comprometida. Y si eres feo, debes conseguir bienes y dinerosuficiente para atraerlas.Yo por supuesto nunca he encontrado dificultades enese sentido. Todas aquéllas sobre las que me he arrojado me han sonreídodespués.

DelaexcesivaautoconfianzadeHasteinemanabaunaautoridadnaturalquemepareciónotable enalguien tan joven.Enesemomento,yono sabíaqueélhabíapasadolamayorpartedesuvidalejosdelreinoqueconsiderabasupatria,porloquenosabíadesusmujeresycostumbresmuchomásqueyo.

—Vosotros losvikingos tenéis famade invadir sólosihayalgúnbotínquellevarse—comencé.

—Un vikingo —me interrumpió de forma instructiva— es un pirata.LlevamosenInglaterracasiunañoyentodoesetiempopocosdenosotroshanpisadolacubiertadeunbarco.

—¿Quésoisentonces?¿Nórdicos?—Podría decirse así. —Se encogió de hombros—. Nuestros líderes son

daneses,peroentrenosotrossecuentantambiénnoruegosygentesdeEscania.—¿Y qué razón hay para asaltar un lugar tan pobre como Teurintone?—

pregunté—.Nisiquieraelreeveposeíanadadevalor.—¿Elreeve?Hasteinsevolvióenlasillaycabalgómáslento.Suscompañerossehabían

distanciadobastante.—ReeveEldridfueelúltimohombrequeabatióBjørnCostadodeHierro—

proseguí—. Un reeve es el dirigente de una aldea y rinde cuentas a unealdorman.Elealdormanrindecuentasaunthegn,quiensólorespondeanteelpropiorey.

—La verdad es que resulta asombroso que sepas todo eso cuando afirmasquenoconocíasaningunodeellos.

Hasteinparecíasatisfechodehabermedesenmascarado.Entretanto,el restode la comitiva había desaparecido entre los troncos y yo me preparaba paraaprovecharsudistracción.

—Tus congéneres murieron porque así lo dispuso el hermano de BjørnCostadodeHierro—comenzó.Nopudocontinuarporqueunfuerte tirónde lacuerda tendida entre los dos le hizo perder el equilibrio forzándole a caer delcaballo.

Alcanzó el suelo del bosque con un fuerte golpe.Aun así su presencia sehizo sentir en forma de coces cuandome lancé sobre él y le di un testarazo.Mientrasnopodíaoponerresistenciaporestardemasiadoaturdidointentésacarsu espada de la funda, pero estaba asegurada con una presilla de cuero. Lacuerda alrededor de las muñecas entorpecía mis movimientos. Mi únicaoportunidad eramantenerme pegado ami oponente, que con lasmanos libresaporreaba lasheridas sincerrarde lasquemadurasenmiespalda.Eldolormemareabaymehacía jadear.Losremachesde la fundadesupuñalpresionaban

midiafragma.Busquéatientaselarma.Mientrastanto,élliberólaespadayasióla empuñadura. Su sonrisa llena de confianza palideció al notar la hoja delcuchilloensucuello.Losdosnosquedamosquietosrespirandocondificultad.

—Serámejorquepermanezcas en silencioy sueltes la espada—ledije—.Luegoaflójateelcinturón.

Estudió sus posibilidades. Yacíamos demasiado juntos como para que élpudiera desenvainar. Si pedía socorro a los suyos, yo le podía rebanar elpescuezodeinmediato.Demalaganasedesabrochólahebilladelcintoydejólaespadaenelsuelodelbosque.

—Ahoravamosalevantarnosalmismotiempo.Sacamisbotasdelaargolladelasillaypónmelas.

Lesorprendióqueésafueramiprioridad.Cuandotiródelasbotas,elcascocayóatierrayrodóentrelashojas.

—Déjaloahí.La cuerda en torno a mis muñecas me permitía mantener fuertemente

agarradosulargoflequilloaltiempoquesujetabaelcuchillocontrasucuello.Élnoteníamáselecciónquearrodillarseyponermelasbotas.

—Ahoraéchatesobreelvientredebajodeeseárbol.Recogísuespadaytomélasriendasdelcaballo.—Desde luegoesunaverdaderapena—dijeyocomodespedida—queno

llegueaconoceralhermanodeBjørnCostadodeHierro.Nuncahetenidomuchaseguridadsobreuncaballo,perolayeguadeHastein

eratranquilaydócil.Saltésobresuancholomoymemarchéocultándomeentrelosárboles.

Enmediode la huida triunfal yo reflexionaba acercadequédebería hacerparaliberaraBella.PoresoestabadistraídocuandoelcascodeHasteinmedioenlaparteposteriordelacabeza.Porunmomentoelmundoseoscureció.

Volvíenmíalresbalardelasillaycaeralsuelo.Seoíaelsonidodeunpardebotasqueseacercabanalacarreraporelbosque.Unafuertepatadaexpulsóelairedemispulmonesyunpuñomealcanzóenlanariz.Eldolorrechinóenmicabezajuntoalaconstatacióndequehabíasidountonto.NotendríaquehaberdejadoviviraHastein.Peroentoncesyoaúnnoeraunasesino.Lamenténotenerla experiencia suficiente para neutralizar a un oponente de forma expeditiva,algoqueyanolograríajamás,creíayo,porqueibaamorir.

Paramisorpresa,Hasteinnomeatravesóconlaespada.Tampocohubomáspatadasnigolpes.Seatóelcintoaltalleydevolvióelcuchilloasufunda.

—Teagradezcolalección—dijoentredientes—.Estarémásatentodeahoraenadelante.

Bjørn Costado de Hierro me había confiado a su cuidado. Si me hubieramatado,suhonorsehabríaresentidotantocomosiyohubieselogradohuir.Hoyentiendo lo admirable que fue el modo en que Hastein se controló. En aquelmomentosólosabíaqueaúngozabadelfavordelosdioses.

—Deberíashabertellevadomicascoenlugardetusbotas—dijoélmientrassubíaalasilla—.¿Porquésontanimportantesparati?

Señalóconlacabezalasbotasdepieldecabraquecubríanmispiesmientrasfrenabaelcaballoesperandomirespuesta.

—Eselúnicorecuerdoqueconservodemimadre—dijeyo,ymesequélasangredellabiosuperior.

LaexpresióndeHasteinseablandó.Asintióensilencio.Susavispadosojosbajoelflequillorubioreflejabanmitristeza.

Éltambiénhabíaperdidoasuspadresaunaedadtemprana.

4

Elcampamentodelosnórdicoseraunafortalezacircularhechadetierrahúmedarecientemente excavada, situada sobre una amplia meseta en medio de lascolinasdelvastopáramo.Lasafiladasestacasqueapuntalabanelperímetrosedibujaban contra las franjas sanguinolentas del cielo vespertino cuandocruzamoselportón.

Ataron los caballos a un abrevadero. Nosotros continuamos a pie por uncaminitoformadoportablonesmientraslashoguerasdelcampamentoanuestroalrededordesprendíanascuashacialasestrellas.Enlagranplazacircularsituadadentro del anillo de terraplenes se veía un paisaje bien organizado de tiendasgrisáceastanaltascomounhombre.Habíabastanteespacioentreellas,ademásdeunagranextensióndeterrenoorientadoalestequenoestabahabitado.Dabalaimpresióndequeelcampamentohubierasidoconstruidoparamásguerrerosqueloscercadequinientosquelopoblaban.Ylvaeralaúnicamujer.Juntoalashoguerassefestejabaanimadamente.Variosyacíanyainconscientesportierraacausa de la bebida mientras otros gritaban, disputaban o peleaban en elcrepúsculo.

Cuando llegamos al centro de la fortaleza, lugar en el que había aún otrocaminodetablonesquellevabaalanterior,YlvasellevóaBella.BjørnCostadodeHierroyHasteinsesepararonconunaseñacómplicedelacabeza.Mijovenguardiánmecondujoaunatiendaporencimadecuyaentradasecruzabanentresídoscabezasdedragóntalladasenmadera.

Enelinterior,unhombresentado,inclinadosobrelasascuasdeunbrasero,tallabaunavarademadera.Suropaerade linomuyfinoen tonosamarillosy

rojos,yunalfilerdeorocerrabasusaya.Sucabellolisoyoscuro,quelellegabaa lamitadde laespalda,estaba trenzadoconesmeroyreunidoporunpasadorcuajado de perlas. Cinco pulidas esclavas de plata relucían en el brazo delescudo,mientrasqueeneldelaespadasólollevabauna,aunquedebíadepesarlo mismo que las otras juntas. Estaba labrada noblemente y representaba dosserpientesentrelazadassacandolalengua.

—Hemosregresadoconunlugareño—dijoHastein—.Hablanuestralenguaysabemuchascosasútiles.

El otro se levantó volviéndose hacia nosotros. Aguanté la respiración deformainvoluntariapuesnuncahabíavistounhombretanapuestoeimponente.Eramusculosoyseerguíarecto,sacándonosmediacabezatantoaHasteincomoamí.Teníaunabarbanegrabienatusada.Lasencillasimetríadesurostroestabaacentuada por una única cicatriz que trazaba una pálida línea sobre la frentedesdeelpárpadoizquierdo.

—¿No tenía Bjørn Costado de Hierro que matarlos a todos? —Con unademán de fastidio, el de la barba negra lanzó lejos de sí la vara y metió elcuchilloensufunda—.Nopuededesobedecerlasórdenessinmás.

—Elsajónhablanuestralengua—respondióHastein—.Suscongéneresibanacolgarloenelmomentoenquellegamosylosinterrumpimos.

—¿Colgarlo?—EldelabarbanegraperdióelinterésporlainsubordinacióndeBjørnCostadodeHierroyfijólavistaenmí—.¿Colgarlo?¿Porquérazón?

—Intentépreguntárseloalosmuertos,peronomerespondieron.Laapreciaciónpretendíaserunachanza.Eldelabarbanegralotomóalpie

delaletra.—¿Ycómoibanlosmuertosacontestarte?Siestánmuertos.Mejorhabrías

hechopreguntándoleaél.¿Porquéqueríancolgartelostuyos,sajón?Los dos nórdicos esperabanmi respuesta. Yo apretaba obstinadamente los

dientes.—¿Nodecíasquehablabanuestralengua?—preguntóeldelabarbanegra.—Semuestrareacioahablardesímismo—respondióHastein.Elotroasimilólainformación.Locuallellevóuntiempo.—¿Por qué lo iban a colgar? —preguntó como si hubiera olvidado la

contestaciónprevia.—Notengoniidea—dijoHastein—.PeroBjørnCostadodeHierrocreeque

puedeservirnosdeguía.—¿Cómovaahacerlosiesmudo?—Noesmudo.Hablanuestralengua.Eldelabarbanegracavilódenuevounrato.—¿Porquéqueríancolgarlolossajones?Hasteinmantuvoeltipoyleexplicóunavezmásquenosesabíaelmotivo

de mi castigo, no obstante, Bjørn Costado de Hierro consideraba que eso noinfluíademasiadoenmiconocimientodelaregión.

—Seguroquerobacaballos,oesunladronzuelo—concluyóporfineldelabarbanegra—.Enesecasonoesprudentedejarlovivir.

EmpezabaacomprenderporquéBjørnCostadodeHierrohabíadelegadoenHastein la tarea de explicarmi presencia ante el líder del ejército vikingo. Elgigantedelabarbagrisnoestabadispuestoainvertireltiempoqueeraprecisoparaqueasimilaraunsimplerecado.

—Si roba caballos o es un ladronzuelo—respondió Hastein sin perder lapaciencia—,puedeayudarnosaencontraranimalesdemontayplatadeiglesia.Precisamentefantaseaacercadeunosobjetosdemuchovalorenunmonasterioalquepuedeguiarnos.

—¿Ysifueraunatrampa?—Sóloesunmozodealdea. ¿Cómo ibaaconducir aquinientosguerreros

fuertementearmadosaunatrampa?—Ésepodríaserunbuenmotivoparaquesuspaisanosquisierancolgarlo.—Seguramente,peroesonolosabemos.—¿Asíquenosabesporquéloibanacolgar?AhoramirabayoconabiertaincredulidadaHastein,quemeignoraba.—No—confirmóél—,noséporquéibanacolgarlo.Eldelabarbanegramecontemplóunbuenratoconunamiradasombría.—Novoyacorrerningúnriesgoconestaclasedetipos.¡Cuélgalo!Hastein se debatió un instante procurando encontrar una réplica que no

sonarairreverente.—Creo—comenzócontiento—quevasaentrarenconflictoconBjørnpor

culpadeestadecisión...—Bjørntienequeaprenderahacerloqueselehadicho—respondióeldela

barbanegra—.Deberíahabermatadoatodoslosdelaaldea,peroharegresado

consemejantegolfo.Soyyoelcondeydigoquecuelguesalsajón.Hasteindifícilmentepodíadiscutirunaordendirecta.Sóloamícorrespondía

salvarmelavida.—Grancaudillo—intervine—,¿cómopodríaunmiserablesiervocomoyo

ser peligroso para un caudillo tan poderoso como tú? Permíteme al menosintentardemostrarmivalíaantesdequetomesunadecisiónacercademimuerte.

Elde labarbanegracallóyapartóvacilante lavistademíparadirigirlaaHastein.

—Asíquehablanuestralengua.—Yalocreoquesí—dijoHastein.Eldelabarbanegraseacercóparaobservarmeportodoslosladoscomosi

yofuerauncaballocojoquealguienintentabavenderle.—¿Sabesquiénsoyyo,sajón?—preguntóalfin.—No—respondí—, lo que sé es que me llamo Wulf y soy hijo de una

sacerdotisa.Poresohacesbienennoenfrentarteconmigo.Su mirada se tornó vacua mientras digería mi respuesta. Por un instante

penséqueyohabíaidodemasiadolejos.Entoncesechólacabezahaciaatrásyseriosonoramentedemiadvertencia.

—Noeresasustadizo.—Sonriódejandoaldescubiertounaperfectahileradedientes—.Esome gusta. PeroWulf no es un nombre... Es el sonido que unoexhalacuandohabebidodemasiadoytienequevaciarlabarriga.

Esperabamireacciónalaofensa.¿Elpundonormeharíaenfurecerorecularcomounperrosubyugado?Escogíuncaminointermedio.

—Un nombre no va a interponerse entre nosotros—dije yo—. Y lo quetengoquecontarcompensaráconcrecesmiaudaciacongénita.

Acarició su cuidada barba negra mientras me observaba con un destellojovialenlosojos.

—Tú no eres audaz —decidió—, eres lenguaraz, y aquí cosas como ésapueden fácilmentecostarte el cuello.Antesde llegarmás lejos serámejorquemecuentesloquesabes.

Empecé a hablar del tesoro de los monjes en la cripta secreta bajo elmonasteriodeSanCuthbert.

—Los tesoros de tu monasterio no nos interesan —me interrumpió,haciéndomeseñasparaquemefuera,yentonceslasesclavasdeplatatintinearon

—.Estamosaquíporotrosmotivos.—EslomismoquedijoHastein.¿Quémotivos?—Esonohadepreocuparte.EreselsiervodeBjørnCostadodeHierro,oel

esclavo,ocomoquieraquelo llaméis lossajones,ynoharássino loquese tediga. Te llamarás Rolf durante el tiempo que sigas con vida, que con todaseguridadnoserámásdeunoscuantosdías.AmípuedesllamarmeSigurdOjodeSerpiente.

Mesorprendíanteunsobrenombre tansingularmientrasél sevolvíahaciaHasteinparapreguntar:

—¿Dóndeestámihermano?—BjørnCostadodeHierrosehasentadoabeberjuntoalfuego.Unbrevedestellode inseguridad traicionóaSigurdOjodeSerpienteantes

dequerecompusieralaseveridaddesusemblante.—En ese caso, no vale la pena molestarlo ahora. Pero mañana hablaré

seriamenteconélacercade laconvenienciadeapresar jovencitosatrevidosenlugardecolgarlos.—Sevolvióasentarensutocónynoshizounaseñaparaquenosmarcháramos—.Entretanto, puedes llevar aRolf a tu tienda, y átalo biendurantelanoche.

Hasteinasintió,aliviado,conlacabezaycomenzóatirardemí.—Si eres el hermano de Bjørn Costado de Hierro—dije por encima del

hombro—,fuistetúquienordenóaniquilaratodalapoblacióndeTeurintone.Cuando Sigurd Ojo de Serpiente se levantó bruscamente y bajó su rostro

hasta el mío, observé que la pupila de su ojo izquierdo tenía un tamañodescomunal,dejandoasíunahuellanegraconformadeserpienteenelirisverde.Teníaqueseresterasgoloquelehabíavalidoelsobrenombre.

—Nomevengasapedircuentasporloquehasucedidocontualdeaysushabitantes.

—Teurintonenoeramialdeaynoconocíaaningunodesushabitantes.Hasteinseriodetrásdemí.—Es lo que ha intentado hacerme creer a mí también. Pero miraba

embobadoalachicacomosihubieraestadochifladoporelladuranteaños.—¿Quéchica?HasteindescribióelrostroovaladodeBella,suslabiosgruesos,elgracioso

talleyunosgrandesojosazulesquerelucíancomoestrellas,sibienélempleóun

vocabulariomásordinario.—¿Esvirgen?—preguntóSigurdOjodeSerpiente.DenuevomesorprendióelinterésdelosnórdicosporlavirginidaddeBella.

Estaveznopregunté.—Bjørn lehaasignadoaYlva la tareadeaveriguarlo—respondióHastein

—.Perosinoloes,élmehaprometidoquepodrécabalgaralajoven.Sigurd Ojo de Serpiente exhibió su dentadura perfecta en una sonrisa de

inteligencia, como si hubiera calado un propósito queHastein había intentadomanteneroculto.

—Tendrásquedejarenpazatupequeñanovia.Nohaynadaquemeimportemenosque las jóvenesde Inglaterra.Pero tambiénes justoqueyo,como líderdelejércitoyconde,lainspeccione.Seencuentrabajomiresponsabilidad.

Conunnuevoademántintineantedelamano,SigurdOjodeSerpienteindicóque la conversación había terminado. Como para compensar la pacienciadesmedidaqueélpensabaquemehabíademostrado,concluyóconunaamenaza.

—Demodoquelárgateantesdequeterebanelacabeza,RolfLenguaraz.

5

Hasteinsehabíaechadosobreunacamaestrechareforzadacontallosdeabeduly tensada con un trozo de lienzo.Yo descansaba en el suelo, atado de pies ymanos.Lashoguerasdelexteriornosiluminabandébilmenteatravésdellinodelalonadelatienda.Elbullicioylosgritoshabíanamainado.Alllegarlanoche,elcampamentosequedóensilencio.

—HastenidomuybuenamanoconSigurdOjodeSerpiente—dijoHastein—.Confrecuencianecesitaqueleexpliquenlascosasvariasveces,peroseguroquetehasdadocuenta.

—Sí,puedequelohiciera.—Supisteocultarloconhabilidadyesoeslomásindicado,porqueelconde

Sigurdmerecerespeto.Encombatepeleacomocincohombresytieneelcorajedediez.Perosirealmentequieressaberlo,fuesuotrohermano,IvarSinPiernas,quienordenóaniquilartualdea.

—¿YdóndeseencuentraIvarSinPiernas?—Todavíanohavenido.—¿Yejercetantopodercomoparaquetodosloobedezcanensuausencia?Asintióconlacabeza.—SiaBjørnlollamanCostadodeHierroporqueesinvulnerable—proseguí

—yaSigurdlollamanOjodeSerpienteacausadesuojo,¿esposiblequeIvarsellameSinPiernasporquenotienepiernas?

LasonrisadeHasteinnuncasehallabademasiadolejos.Decorazónligeroytratoagradable,memostrabalamismasimpatíaqueyo,demalagana,empezabaasentirporél.

—IvarSinPiernasposeetodossusmiembros,ysonmáslargosquelosdelamayoría.Perosóloraravezsebajadelcaballo,puedequeésasealarazónporlaquelollamanasí.Esungigantealtocomounatorre,conbarbarojayojosdeunverdeazulado,nadieseatreveacontrariarle.Sinembargoconozcoelmotivoporelquealhermanomásjoven,Halfdan,lollamanCamisaBlanca.Selavaadiarioycambiasusayacasiconlamismafrecuencia.Cuandosaledeexpediciónllevaconsigoaunhombresóloparaquelelavelaropayafeitesubarbacadadía.

Comprendíque,sidichaconductapodíadarlugaraunsobrenombre,debíadeserporqueerainusualentrelosnórdicos,quecontodoeranmáslimpiosquemispaisanos.NopodíahabertranscurridomuchomásdeunasemanadesdequesebañaraelpropioHastein.

—¿Tútienesapodo?—pregunté.Sacudiólacabezaconenojo.—Noesdeesascosasqueuno tengacapacidaddedecidir.Se lesocurrea

otrosyademáshayqueganárselo.Igualquetú.—¿Yotengounapodo?—¿NohasoídoloquehadichoSigurdOjodeSerpiente,RolfLenguaraz?TraslasonrisadeHasteinpercibílaenvidia.Probablemente,élhabíapeleado

ysaqueadoduranteañossinalcanzarelmismohonorquesemehabíaconferidodespuésdeunosminutosdeconversación.

—Sigurdysusdoshermanoshannacidocontresañosdediferenciaentresí—prosiguió—, ya que su padre, Ragnar, se marchaba con frecuencia deexpedicióncuandoelloseranpequeños,ysepodíapasarvariosinviernosfueraencadaocasión.SigurdOjodeSerpienteeselmedianodeloshermanos,tieneveintidós años. Ivar Sin Piernas es el mayor con veinticinco, mientras queHalfdanCamisaBlancatienedieciocho.

—¿YBjørnCostadodeHierro?TambiénaéllellamóhermanoSigurdOjodeSerpiente.

—Hermanastro.LamadredeBjørnCostadodeHierronoteníasangreregia.De lo contrario, seguramente él comandaría el ejército. Pero Ragnar CalzasPeludasloengendróconunamujersinrango,demodoqueesonosucederá.YBjørnCostadodeHierrotienecasicuarentaaños.

LaedaddeCostadodeHierro,excepcionalmentelongevaparaunguerrero,metraíasincuidado.Sinembargo,CalzasPeludaseraelsobrenombremásraro

que había oído nunca, así que pregunté por qué llamaban así al padre de loscuatrohermanos.

—Porquellevabapantalonespeludos,porsupuesto.Yunasayadecueroquenunca se quitaba.—Hastein se sentó—. Pero tienes que haber oído hablar deRagnarCalzasPeludas.Eseldanésmásrenombradodelatierra.

—Desconozcotodoloqueserefiereavuestromundo.—Creo que conoces más de lo que dices —rio de nuevo—. Pero voy a

hablarte acerca de Ragnar porque el origen de un hombre es tan importantecomosunombre.

ElplacerderelatardeHasteinmepillódesprevenido.Sinembargo,prontoaprendería que los nórdicos eran fervorosos escaldos, grandes poetas ricos enhistorias, que declamaban sin poder contenerse ante cualquiera que mostrarainterés.

—RagnarCalzasPeludasfuehijodeunadelasmuchasconcubinasdelreyHring—comenzó—.HringdescendíadirectamentedeOdín,porelloconstituyóundoble honor paraRagnar que el rey reconociera su paternidad colocándolosobresusrodillasenpresenciadetodalacasa.FuetambiénunaalegríaparalamadredeRagnar,quenosinmotivoteníaunamuybuenaopiniónacercadelavalía del hijo, demodo que jamás perdía la ocasión de encomiar su coraje yaudacia.MaseranmuchoslosqueafirmabanestaremparentadosconOdín,asíque, inquieto como era, Ragnar ardía en deseos de hacerse con el ejército dealgunaotramanera.

Hasteinpusounavozgraveparahablarlentayrítmicamentecomohacenlosmonjesalleerenvozaltalostextossagradosduranteunamisasolemne,oquizáseparecieramásacuandorepitenunrezoaprendido,yaqueélnoteníaningúnmanuscrito,sinoquerelatabadememoria.Lasfraseseranauntiempofluidasyenrevesadas, con un toque anticuado, como si hubieran sido contadas yrecontadas durante décadas, formuladas y reformuladas por los diferentesnarradoresenfuncióndesupropiaconcepcióndelosprotagonistas.

—Un verano en que el rey Hring había salido de expedición con susguerreros, Ragnar se aburría sentado en las dependencias palaciegas con lossiervosydemásniños,yaqueelreyhabíadecididoqueerademasiadojoveneimprudente como para acompañarle. Sin embargo, ese verano Ragnar tuvoocasióndeadquirirnotoriedadcuandounamujer joven llamadaLadgerd llegó

contandoquelagranjadelafamiliadelamadredeRagnar,quesóloestabaaundíadeviaje,había sidoasaltadapor ladrones.Todos loshombres, incluidoselabuelo y el tío de Ragnar, habían sido asesinados y los bandidos se habíandivertido tomando lasmujeres. Lamadre de Ragnar se afligió con la noticia,mientrasqueaRagnarlediolomismo,yaqueélhabíacrecidoenelpalacioysóloveía a suabuelomaternounavezal año, cuandoveníapor laofrendadeYule; en cuanto al tío, nunca le había gustado. Ladgerd siguió contando quehabía logrado huir mientras los ladrones dormían y que ella sola se habíadirigidoalpalacioenbuscadeayuda.Peroahoracomprendíaquepodríahaberseahorrado la molestia porque los ladrones se marcharían antes de que el reyregresara.

»Ragnarselevantódeunsaltogritandoquelosladronesnosesaldríanconlasuya.Sumadreconcedióqueseríaunagrandeshonraperderlosbienesqueeranpropiedaddelafamilia,ymásahoraqueRagnareraelúnicoheredero,aunquedetodosmodosapelóalaprudencia.Ragnarnoquisoescuchar,sinoquereunióa los siervos más fuertes del palacio y partió de inmediato para vengar elagravio. Llegaron mucho antes de que los ladrones hubieran desaparecido, yRagnarlosretóapelearsinconsiderarquelossiervosymozosnoibanaserdemuchautilidadcontraaquelloscurtidosguerreros.Tuvoquedefenderseélsolocontradiezhombres,demaneraqueprontosevioenapuros,peroalaedaddecatorce años ya era un joven hecho y derecho que había alcanzado granhabilidadenelcombateconhacha.Entretanto,llegóensuauxilioLadgerd,quemanejabalaespadacontaldestrezaqueRagnarseenamoródeellaal instante.Laconsiderabalaescuderamásbellaquehabíavistonunca.

—¿Escudera?—interrumpíyo—.¿IgualqueYlva?Hasteinvacilóuninstanteantesdequeunasonrisairónicaloiluminase.—Sí,exactamenteigualqueYlva.Aunqueaellanadielahallamadonunca

bella.¿Quieresoírelresto?Asentí y me tendí de forma que la tirante cuerda memolestara lo menos

posible.—Después de la victoria, Ragnar no dejó de cortejar a Ladgerd. Ella no

quedabaindiferenteantesusalabanzas,pues,apesardequeélteníauncarácterimpetuosoytemperamental,tambiéneraunhombreapuesto.PeronoseconocíalaestirpedeLadgerd,ylamadredeRagnarnoibaacederdebuenaganaasu

único hijo a una mujer sin rango. Por ello puso un perro y un oso para quecustodiaranlaestanciadeLadgerd,peroRagnarsearmócondosgrandeshachaspara pasar junto a las bestias. Cuando se aproximaba a la puerta, los dosanimalessepusieronenguardiaenseñandolosdientes,sinembargoélnosedejóamedrentar; al contrario, luchó contra ellos denodadamente.Aunque el oso leechaba las garras a la garganta, logró insertar elmango de una de las hachasentresusmandíbulas.Despuéssevolvióhaciaelperro,queyahabíacerradosusfaucessedientasdesangreentornoaunadesuspiernas,ylehizovarioscortesprofundosenlacervizhastaquelacabezaseseparódelcuerpo.Apesardequeéstaselehabíaquedadocolgandoconlasmandíbulascerradas,Ragnarsevolvióde nuevo hacia el oso, que se había erguido sobre sus patas traseras. Sinpreocuparsedelengorrosocolgante,lerajóelvientreconsucuchillodemaneraquelastripasselesalieronyelosomurióentregemidoslastimeros.AsíescomoRagnar,encontradelosdeseosdesumadre,entróenlaestanciadeLadgerdyseabalanzósobreella.

Igual que ungato al que le pasaran lamanopor la piel frente al calor delhogar,mehabíadejadoyocautivarporlamagiadelrelato.LaosadíajuvenildeRagnar, la sangre, el drama y ese interesante detalle de la cabeza del perrodegolladometeníanfascinado.Mecostabaaceptarqueyasehubieraacabado.

—¿Quépasóluego?—Ladgerdsequedóencintaantesdequeelreyregresaradesuexpedición.

Ragnaryellatuvieronentotaltreshijos:dosniñasyunniño.ElhijoeraBjørnCostadodeHierro.

Lahistoria resultó todavíamás fascinanteconesta referenciaa la realidad,por lo que transcurrió un rato antes de que yo volviera de ese universo devirilidad y arrojo. Hastein, echado sobre su cama, se regocijaba de mi lejanamirada.

—Eresunbuennarrador—dije.—Yo también creo estar a la misma altura que Brage Hijo de Bodda. Es

maestroescaldo,puedecontarteunafábulademaneraqueteolvidesdetodoloqueterodea.Undíalesuperaré.¿Quéesesecolgantequellevas?

Elcambiodetemamepillódesprevenido.Sorprendidoseguíladireccióndesu dedo índice. El cordón de cuero que llevaba yo alrededor del pescuezo sehabíadeslizadoporfueradelcuellodemiharapientasayademodoqueseveía

elcolgante.—Parece una caña de junco.—Me enseñó su propio colgante en torno al

cuello, un martillito de plata—. Es un martillo de Thor. Todos los guerrerosintermedios llevamos uno. Sólo los condes y grandes señores son adeptos deOdín.Pero¿porquéunacañadejunco?Vosotroslossajonessoléispasearosporahíconunacruz.¿Tienealgoqueverconserhijodeunapitonisa?

Alproferirlapalabra,demaneraautomáticaaprisionóelmartillodentrodesumano,comosielpequeñotalismánpudieraprotegerlodelasartesdebrujería.Sonreí,peronoacausadesusuperstición,sinoporlaintenciónquesetraslucíadetrás de su pregunta: Hatein esperaba que la unión que había creado entreambos el relato sobre Ragnar Calzas Peludasme llevara a contarlemi propiahistoria.

—¿Y quizá es también por eso —continuó para llegar a su verdaderopropósito—porloquetuspaisanosqueríancolgarte?Heoídoqueloscristianosmatanalaspitonisassincontemplaciones.¿Aesosedebentusquemaduras?

Yopreferíseguirmanteniendoelmisterio.—Nocreo—dije—quemihistoriateintereseenlomásmínimo.Hastein reconoció las palabras que él mismo había pronunciado

anteriormente.Sonrióydesenfundósuespada,quedescansabadetrásdelacamaapoyadasobrelalonadelatienda.

—Sinosénadadeti,apartedequeeresastutoyqueapreciastulibertad,notengo motivo alguno para confiar en ti. Y si no confío en ti, tendrás quecontinuaratadohastaqueBjørnCostadodeHierrotomemedidasparaquenotelargues.

Puso lapuntade laespadasobre lacuerdaquedurante la jornadasehabíaido incrustando en mis muñecas dejándome los brazos enrojecidos y conmoratones.Ladecisióneramía.Élesperabasinprisaaqueyolatomara.

—Notienesmotivoalgunoparaconfiarenmí—dijecontodasinceridad.Susojosclarosreposaronuninstanteenlosmíosantesdequelaespadase

deslizaradenuevoenlafunda.—Enesecaso,guárdatetussecretos,RolfLenguaraz.

6

Lasreunionesdelosnórdicosqueversabansobreestratagemassecelebrabanenelexterior,alrededordeunacajacuadradadepocaalturallenadearena.Sobrelasuperficie de la arena dibujaba yo con una ramita de mimbre el mapa de lageografía de Northumbria. Todo habitante del campamento podía escuchar siquería,perolamayorparteperdióprontoelinterés.Sóloquedabanenpiejuntoala caja de arenaSigurdOjodeSerpiente yBjørnCostadodeHierro, quien serascaba la barba gris con gran indiferencia. Hastein se había sentado en unextremo.Porlaperiferia,Ylvalaescuderaibadeunladoaotro.

—Explícalootravez.Sigurd Ojo de Serpiente, con su barba negra y la pálida cicatriz sobre la

frente,sehabíavueltohaciamí.Losojosverdesylapupiladesbordadadeunodeellosmeobservabanconcentradosparaintentarcomprendermiexplicación.

—Aquí está Northumbria —comencé desde el principio—. La aldea deTeurintone queda aquí, a más de veinte millas al sudeste. Nosotros nosencontramosmuchomásalnorte,enelextremodelvastopáramo.

—¿Y el monasterio de San Cuthbert?—preguntó Ylva, quien a pesar delcalordelmediodíallevabasuajustadasayadecueromientrasqueloshombresibanconeltorsodescubierto.Suspálidasespaldasestabancoloradasporelsol.

—El monasterio se halla en Creca, a medio camino entre nosotros yEoforwic—respondí—.Unasquincemillasalsur.

—Esononosinteresa—interrumpióBjørnCostadodeHierro,yseagachópor encimade su formidable barriga para borrar con su anchamanaza la cruzqueyohabíadibujado.Susojosgrispálidoseclavaroncargadosdeintenciónen

eltoscocaretodeYlva.—Entonces,¿Eoforwicdista treintamillasdeaquí?—preguntóSigurdOjo

deSerpiente.—¿Cuántasveceshededecirlo?Posiblementenofueraenestecasolafrustraciónporlalentituddelcondede

la barba negra lo que iluminaba mi voz, sino también la angustia por eldesamparo de mi posición, que se veía aún más amenazada con el enojoencendidoensusojosverdes.

—Lodirás tantasvecescomoseaprecisohastaque logremosverque todoencaja—intervinoBjørnCostadodeHierroantesdequesuhermanastromenorhicieraalgo inapropiado—.Laprimeravezque loexplicaste,Eoforwicdistabacuarentamillasdeaquíy ladibujastemáscercade la costa.Despuésquedabamucho más al norte. Ahora de pronto está abajo, donde antes se hallaba elmonasteriodeSanCuthbert.Aversitedecides,RolfLenguaraz.

Sigurd Ojo de Serpiente asintió levemente con la cabeza, ya que suhermanastro mayor también hacía esfuerzos por entender mis explicaciones.Durante las dos semanas transcurridas desde que me habían apresado, habíapodido conocer aBjørnCostadodeHierro como líder hábil y perspicaz, cuyafachadade indiferenciaocultabaunaaguda inteligencia.SibienSigurdOjodeSerpiente daba las órdenes, el panzudo gigante de barba gris superaba a suhermanastrodemenoredadtantoencapacidaddecomprensióncomoenastucia.

—Lossajonesnoestamosdemasiadoacostumbradosalosmapas—expliquéesforzándomeporrecuperarlacalma—.Enmisnumerososviajesencontrabaelcamino con ayuda de las señas distintivas del paisaje. Las distancias lasdetermino en función del tiempo que tardo. Hay dos días caminandodirectamentehaciaelsurdeaquíaEoforwic,loquecorrespondeaunastreintamillas.

—Treintamillasapieendosdías—repitióSigurdOjodeSerpiente—.Noparecedisparatadosiunoseponeaello.

BjørnCostadodeHierroconfirmódichojuicioconunronroneo.Tambiénamis oídos les sonaba plausible la explicación, tanto como cuando unos añosanteslaescuchéyoenbocadelhermanoJarvis.

—Sielmonasterioseencuentratansóloaquincemillas—interrumpióYlva—,sepodríafácilmenteiryvolveracaballoenunmismodía.

—Esposible,peronotenemosqueirallí,Ylva.La escudera y Costado de Hierro se contemplaron con una mirada torva.

Sigurd Ojo de Serpiente se rascaba la espesa barba negra de manera que lasesclavasdeplatatintineabanensuantebrazo.

—Viajandoconunejércitodegenteapie—dijodespacio,comosihablaramientras pensaba— se debería tardar tan sólo unos tres días en recorrer ladistanciadesdeEoforwichastaaquí.

—Claro, pero un ejército así primero hay que reunirlo —ronroneó BjørnCostadodeHierro—.Hayquepertrecharloydespuéshacerunreconocimiento.Un general competente se preocupará además de observar en secreto el anilloamurallado durante unos días para evaluar nuestra fuerza. Concédeles a lossajonesunasemanayverás.

El líder formal del ejército consideró dichas palabras informales y llegó aunaconclusión.

—Concederemosalossajonessietedíasmás.Vuelveameteralsiervoenlajaula.

Hastein me agarró para conducirme hasta el añadido más reciente delcampamento, un cobertizo de sólidos tablones sin ventanas que había sidolevantadoenmediodelpaisajedetiendas.Teníaunpestilloenlapuerta.Dentrohabíaunsuelodetierraaplanadodetrespasosportres.Aquípasabayolamayorpartedelashorasdelajornada,sólomesacabanparaelrecurrenteritualjuntoalacajadearena.

—¿EsalreydeNorthumbriaaquienesperáis?—preguntéaHasteincuandomanteníaabiertalapequeñapuertaparaqueyopasara.

—Esonoteincumbe,RolfLenguaraz.Yo mismo había perdido su confianza con mi silencio obstinado aquella

primera noche en la tienda. Desde entonces intentaba sin éxito volvérmela aganar.

—Los sajones no tienen un ejército permanente—proseguí—. El ejércitopersonaldelreytansólosecomponedecienhombres.Cuandoquierereunirunatropamayor debe enviar unmensaje a través de sus thegns a los ealdormen,quienes a su vez han de pedir a sus reeves que escojan losmejores guerrerosentreloscampesinos.¿Porquénoatacáisvosotrosprimero?

Hasteinsacudiólacabezayapartóellargoflequillorubiodesusojosclaros.

—Ése es un interrogante con el que tendrás que bregar hasta que losacontecimientostedenlarespuesta.

Noestabadispuestoadecirmenadamás.Probéconotratáctica.—CuéntamecómologrósuapodoRagnarCalzasPeludas.Hasteinaúnnosehabíacurtidoenlacapacidaddeserdesaprensivo.Leyóla

soledad en mis ojos y sintió compasión. Era además una buena ocasión paravolveraejercitarsutalentocomonarrador.Meempujódentrodelcobertizo,sesentó apoyado en el lado exterior yme habló a través de la puerta que habíadejadoentornada.

—Puessucedió—comenzóconlamismavozprofundaquehabíaempleadodurantesuprimeranarración—quehacemuchosañoselreyHerrøddeSuecialeregalóasuhijaThoradoscríasdedragónqueunmercaderhabíatraídoconsigodeunpaísmuyalsureneldesierto.Thoracuidódelossauriosyloscriohastaquesehicieron tangrandesquecadadíadevorabanunbueyenteroademásdecausarestragosenlosalrededores.Peronoeratansencillolograrquedejarandehacerlo,porqueestabanblindadosconescamaspequeñasyduras,deformaquehastalasarmasmásafiladasdifícilmentepodíanherirlos.EntonceselreyHerrødprometióasuhijaalhombrequeacabaraconlavidadelas terriblesbestias,ycuandoRagnar losupopor lagentequeviajabaa travésde lospaísesno tuvoquereflexionarmucholoquedebíahacer.Aconsejadoporsumadresehizoconuna saya de cuero y unas calzas de piel que ella pensaba lo defenderían delmordiscode losdragones.Ledijoquesiélsumergía lospantalonesdepielenpez y los rebozaba con arena y guijarros, se endurecerían volviéndoseimpenetrablesperosinperderlaflexibilidad.

—¿Nopodíahaberusadounacotademalla?—interrumpí.Con su voz normal,Hasteinme explicó que las cotas eran una vestimenta

quelosnórdicosnohabíanadoptadohastaquecomenzaronasaquearlosreinosfrancos del emperador Carlos, en donde los guerreros iban así pertrechados,mientrasqueelrelatoprocedíadeunaépocaanterior.

—Los dragones constituían un espectáculo aterrador—prosiguió—, de uncolor verde grisáceo, la longitud de cada uno era como la de tres hombres.Delanteteníanunlargohocicoconcientosdedientes,ysuscuatropataserantancortas que arrastraban los vientres por la tierra cuando emprendían sumarchasinuosa. Ragnar atacó con gran ímpetu a las dos bestias, que intentaron

aplastarlobajoelbalanceodesuscuerposydesollarloconsusterriblesdientes.Todos los que se hallaban en las proximidades huyeron despavoridos de lacontienda, donde había un estruendo enorme. Pero como la sabia madre deRagnarhabíaprevisto,élestababienprotegidoporsuvestimentadepiel.Clavósu lanza en la cabeza plana del primer dragón para a continuación hundir laespada en el costado del otro y hendirle el corazón. Una vez que los dosmonstruos yacíanmuertos sobre la tierra, el rey sueco elogió aRagnar por sugran valor entregándole, como había prometido, a su hija por esposa. PeroademásdeesolediotambiénelsobrenombredeCalzasPeludas,porhabersidotanlistodeconvertirsuspantalonesenunacorazaconpiedraypez.

—¿YquéhaydeLadgerd?—pregunté.Hastein miró de reojo hacia la semioscuridad del cobertizo donde yo me

encontraba.—¿Quéhaydeella?—¿No se había casado antesRagnar conLadgerd? ¿Vosotros los nórdicos

podéistenervariasesposas?Confuso, se rascó su afeitada nuca, pues hasta ese momento no había

relacionadolasdoshistorias.—Tienesrazón—admitió—.Sepuedentenermuchasconcubinasperosólo

unaesposa.ParecequeRagnaryLadgerdsesepararonantesdequeélsecasaraconThora.

Enmimundo la separación era tan impensable como la poligamia. Por larendijade lapuertecitayocontemplababoquiabierto elperfil deHasteinenelhirientecontraluz.

—Detodosmodos—prosiguió—,séquemástardeLadgerdsecasóconuncondedeNoruegayquecuandoelnoruegomuriósindescendenciaellasepusoalmandodelcondado.

Un conde, según yo había llegado a comprender, se correspondía con unealdormansajón,cargoqueningunamujerpodíadesempeñarniantesnidespuésdelamuertedesuesposo.Hasteinsonrióantemiincredulidad.

—Laesposadeuncondeesdepositariadelasllavesdelseñoríocuandosumarido se va a una expedición. ¿Por qué no iba a poder conservarlas tras lamuertedeaquélsitienelafacultadparahacerlo?Aunquesitienesdudas,puedespreguntarleaYlva.Ladgerdessuabuelamaterna.

Unavezmás,larelacióndelafábulaconelpresentemesobrecogió.Estabaclaroquelosnórdicosvivíanenunterrenolimítrofeentremitoyrealidad.

—SielmaridonoruegodeLadgerdmuriósintenerhijos—dije—,lamadredeYlvadebíadeserunadelasdoshermanasdeBjørnCostadodeHierro.

—Noesfácilengañarte,RolfLenguaraz.Ytienesbuenamemoria.Hasteinhabíacomenzadoacerrarlapuerta.Puseunapiernapormedio.—¿Lajovendelaaldeaeravirgen?Frunciósuscejasrubiasydeslizóunamanoentreelflequillo.—Esoparece.—Seencogiódehombrosdisgustado—.Entodocaso,Sigurd

mehaprohibidoirporella.—Entonces,¿viveaún?—Ygozadebuenasalud.PeroYlvalacustodiacomounamamáosa.—¿Quévaaserdeella?De inmediato, algo distinto del enfado tiñó de rojo el rostro de Hastein.

Intentésinéxitopercibirquéera.—Eso...esonoteincumbe—balbuceó,luegocerródeunportazoyechóel

pestillo.Mequedésentadoenelcobertizoquehacíadecárcel,conelhedordemis

propias deposiciones, pensando por igual en lo queHasteinme había contadocomo en lo que se había callado. El bullicio del campamento, cuya vidaestudiaba yo a través del hueco en la puerta dejado por un antiguo nudo,irrumpíaenmispensamientos.

Los nórdicos dedicaban las mañanas a entrenar la lucha sobre una zonaabierta en la parte este de la fortaleza circular, acompañados por sus propiosbramidosylossonidosmetálicosdelosfilosdeespadasyhachas.Pasabanlastardes con la lucha libre y jugando a la pelota, hasta que a la caída del solsacabanrodandolosbarrilesdecervezayabríanlasespitasparabeberelrestodelatarde.Loshombresbarbudosllevabanacabocualquieractividadconenergíayalegríadevivir,muyalejadasdelasfatigashabitualesqueyohabíavistoenloscampesinosde laaldea,ymás lejosaúnde la fingidadevociónde losmonjes.Los nórdicos eran individuos fuertes, independientes, que vivían y festejabanconunafierezaquemeasustabayfascinabaalmismotiempo.Eraevidentequecadacualconocíasulugar,yqueelhonorpersonalsecustodiabacelosamente.Condesygrandesseñoresavanzabanporelcaminodetablonessincederelpaso

anadie,mientraselesmirriadoseapartabaanteeldebuenacomplexión,quienporsupartesedoblegabafrentealguerrerobienarmado.Yoalimentabapocoapocounvivodeseo,reconocidosóloamedias,dellegarasercomoellos.

Mis pensamientos siguieron vagando hasta finalizar, como siempre, en elotroúnicosupervivientedeTeurintone.Lahermosa,exquisitaBella,unpardeañosmayorqueyo,yaquienanhelabasecretamente,aunqueyonoeraelúnico.Cuando atravesaba la aldea con la espalda bien recta transportando dos cubosllenosdeaguaalaherreríadesupadre,todaslascabezassegirabanhaciaella.Sirvademuestradelomuchoquepuedetraerleaunoenestemundolabellezafísica,queestabaprometidaconelhijodeunealdorman, el cualera tanbuenpartidoquelahijadeunherrerodepueblonosehabríaatrevidoniasoñarconél.

Mevinoalamenteelrecuerdodeaquelinstanteenqueporprimerayúnicavezlavidesnuda.Noharíasinoalgomásdeunmes,ysinembargoparecíaunavidaentera.Yoteníalacaracontralaparedtrenzadaconmimbredelaherreríamirandofijamenteelinterioratravésdeunagrietaenelrevoquedebarro.Lasrudasmanosdelatíapaternahabíansacadolaesponjadelbañohumeanteylasubían por las delgadas vértebras de su sobrina, que se dibujaban con todanitidezbajolapálidapiel.UncálidoestremecimientocorrióportodomicuerpocuandoBellasepusodepieenlatinaparaquelasecaran.Supelooscuroselehabíapegadoalaespaldaycasi le llegabahastalaspequeñasyprietasnalgas.Losfinosdedosseplegabangraciosamenteporencimadelospechoserizados.Alcompásdel frotarconelpañode lino lasmanossefuerondeslizandohaciaabajo por el vientre plano y pasaron el vello oscuro de la entrepierna parareposarenunosmuslosfirmes.

Oímipropiarespiraciónprofundaenlaoscuridad.En algún lugar lejano de mi ser sabía que lo que estaba haciendo era un

pecado,inclusoenmásdeunsentido.Aunasínopodíaapartarlamanodelbultoduroenmientrepierna.Lavisióndel cuerpodesnudode lachica resplandecíafrenteamí,lasangregolpeabamissienesybramabaenmimiembro.Acababade desatarme el cordón de la cintura para maniobrar mejor cuando un ruidometálico me sobresaltó. Era el pestillo de la puerta del cobertizo, lo habíandescorrido.

En la baja entrada, una corpulenta silueta de anchas espaldas sentada en

cuclillasserecortabacontraelcieloestrellado.NoreconocíaYlvahastaqueoísuvozclaraatravesarcantarinalaoscuridad.

—Acompáñame,sajón—dijo—,siquieresobtenerlalibertad.

7

Ylvayyonosescondimosacurrucadosdetrásde lasúltimashilerasde tiendashasta estar seguros de que podíamos salvar el parapeto circular sin ser vistos,rodar por su cara exterior y correr agachados por el páramo. Cuando noshubimosalejadountrecho,tiródemíparaocultarmetrasunarbusto,agarrómisayaymepusounpuñalenlagarganta.Hacíamuchoquesospechabaloqueellaquería.

—Sí,temostraréelcaminoquellevaalmonasteriodeSanCuthbert—dije—ysóloacambiodedoscosas.Enprimer lugar, tienesqueprometermequenomatarásalosmonjes.

Laamenazaqueellateníapreparadasequedóensugarganta.—¿Dejarviviralosmonjes?—exclamó—.Pero¿porqué?—Puedes darles una paliza si quieres —proseguí—, pero ninguno debe

morir.Yaunoenconcretonilotoques.—¿Asíqueeresamigodeesemonje?El hermano Jarvis no era monje, sino lego. No me molesté en tratar de

explicarleladiferenciay,aunqueamistaderaunapalabramodestaparadefinirloqueyosentíaporJarvis,asentí.Gruñóenlaoscuridad.

—Concedido.Perotúmismoselocontarásamiescolta.—¿Escolta?—repetí.Sus dientes irregulares resplandecieron en la oscuridad cuando sonrió ante

miignorancia.—Unaescoltaprotegelavidadeunconde,esesenúmerodehombresqueen

todo momento puede congregar en torno a sí procurándoles armas, comida y

bebidaensupalacio.—¿Congregar?Resoplócondesdén.—Dejadeponerapruebamipaciencia,sajón.¿Cuálestuotracondición?—Tienesqueayudarmea rescatara lachicade laaldeaque teencomendó

BjørnCostadodeHierro.Mehabía figuradoque la escuderaencontraría esta segundaexigenciamás

inaceptableaúnquelaprimera,peroparamisorpresaaccediósinmás.Mehizolevantar empujándome hacia las sombras azul oscuro de la linde del bosquedondesehallabanocultoscaballosyhombrespertrechadoscomoguerreros.

—¿Sonéstostodosloshombresquetraes?—preguntédemaneraespontáneaalverelpequeñogrupo.

—¿Yquétehabíasimaginado?—Nolosé,peromásdequince.Lairaascendióasusojosdemasiadojuntos,sibiennoibadirigidacontramí.—Tengocientoveinteaudacesnoruegosbajomimando,peroel juramento

que hicimos antes de salir de expediciónme obliga a emplear únicamentemiescoltapersonaldurantelanoche.

ConrapidezcalculéquelatropadeYlvadebíadeconstituirmásdelaquintapartede todas las fuerzasvikingas.Porun instantemequedé estupefacto antesemejante poderío armamentístico enmanos de unamujer, sin embargo fui lobastanteprudentecomoparanohacercomentarios,yenlugardeellolescontéalosmiembrosdelaescoltaquenodebíantocaralosmonjes.

Medijeronquemientrasyolesprocuraraelbotínprometidosedominaríanenrelaciónconeseextremo.

Laoscuridaderadensacomopielcurtida.ConlosbrazosalrededordelacinturadeYlvaluchabapormantenermesentadosobrelapartetraseradesucaballo.Labestiaeraunzancudodesdecuyaespaldaunosepodíadarunbuengolpe.Detrásdemícabalgaba lacolumnade jinetesenprofundosilencio. Ibanvestidosconcuero,cotasdemallayarmadosconlanzas,hachasymazas.

—Elmonasterioylaaldeasonlosúnicoslugaresqueconoces,¿verdad?—medijoYlvaporencimadelhombro—.EnEoforwicnohasestado jamás.Ni

siquierasabesdóndequedalaciudad.¿Estoyenlocierto?Comencéadarexplicaciones,peromeinterrumpió.—Tusmentirasnomeinteresan.Sóloelcaminoquellevaalmonasterio.Si

lodesconoces,estásmuerto.—Entonces,notengonadaquetemer.Había algo amenazador y tranquilizador a un tiempo en aquella mujer de

anchas espaldas. A pesar de su naturaleza brusca, poseía la misma dignidadnatural deBjørnCostado deHierro, SigurdOjo de Serpiente yHastein. Igualque ellos, sabía que era su propia dueña sin tener que rendir cuentas a nadie,fueran reyes o dioses. Era esa seguridad en uno mismo lo que yo ansiabaconocer,yesteanhelomellevóaromperelsilenciodenuevo.

—¿EraLadgerdrealmentetuabuelamaterna?Ylvasevolvióamediasenlasilla.—¿Dóndehasoídohablardeella?Le conté el relato de Hastein acerca de Ragnar Calzas Peludas, la lucha

contralosdosdragones,elmatrimonioconlahijadelreysuecoymiextrañezaante el hecho de que Ragnar pudiera casarse cuando ya se había desposadoanteriormenteconLadgerd.

LascortasrisasdeYlvaeranlavibracióndelaireenlasaletasdesunariz.—LashistoriasquecirculanporahíacercadeRagnarCalzasPeludastienen

muypocoqueverconlarealidad.—¿Cuáleslarealidadentonces?Ylva alimentaba un vivo deseo de enmendar los malentendidos acerca de

Ragnarysuabuelaquelatradiciónoralhabíaasentadodespuésdedecenios.Fuelarazóndequeprosiguiera,aunqueyofuerademasiadoinsignificantecomoparamarcaralgunadiferencia.

—En primer lugar, los escaldos olvidan mencionar que el gran RagnarCalzasPeludasperdonó lavidaa los ladronesquesemarcharonpor supropiavoluntad.Esohizoenfureceraloshombresdelacasadelrey.PeroaRagnarleimportaba más conservar intacta la herencia que vengarse. Cuando ya sedisponía a sellar el trato, Ladgerd y los hombretones arremetieron contra losmalvados, los abrieron en canal, les sacaron los ojos y colgaron en varas sustripasymiembrosmientrasellostodavíavivíanentregemidos.

Esta cruda versión del heroísmo de Ladgerd fue un modo eficaz de

silenciarme.Ylva continuó en un tono seco, amortiguado, como si recitara unlistado.

—En segundo lugar,Ragnar no se enamoró.—Torció el gesto como si lapalabrafuerauninsulto—.Estabalibidinoso.Losladroneshabíanmatadoalospadres deLadgerd. Ella estaba sola en elmundo. ¿Qué otra cosa podía hacersinodecirquesícuandoelnuevocondelacortejó?

—¿Yquéhaydelperroyelosoquemontaronguardiajuntoasuestancia?Paramostrarsudespreciocolocóundedosobreunadesus fosasnasalesy

expulsóelaireenlaoscuridad.—Hace varios cientos de años que mataron al último oso de Jutlandia.

Además,¿túcreesqueunosoyunperropodríansentarsemuyquietosavigilarel uno al lado del otro? Y en tercer lugar: ¿te has topado alguna vez con undragón?

AdmitíquelosdragonesnoformabanpartedelafaunadeNorthumbria.—Pues lomismoocurreennuestra tierra.Asíqueadivina túmismosi los

dragones del reyHerrød eran reales o producto de la fantasía deRagnar, que,además, se intensificaba cuando bebía. Y al final de sus días rara vez estabasobrio.

Tardéunratoendigerirsuspalabras.Cuandopudehablardenuevo,mivozfueundesagradablesusurro.

—PensabaqueRagnarCalzasPeludaseraunodevuestrosmayoreshéroes.—Hasteinnoeselmásindicadoquedigamosparajuzgarsobreesacuestión,

ya que jamás estuvo con Ragnar. Bjørn Costado de Hierro le hizo su pupilocuandolospadresdelniñomurierony lohamantenidobienlejosdesupadre.CostadodeHierroinclusosemofadelabocaentrometidadeHastein,comosirealmentesetrataradesupropiohijo.

La relación de crianza entre el jovenzuelo y el gigante de la barba grisexplicaba una parte de su comportamiento mutuo, pero planteaba un nuevointerrogante.

—¿PorquéBjørnCostadodeHierrohamantenidoaHasteinalejadodesupadre?

—Queteloexpliqueélmismoalgúndíasiesquelograshacerlehablardeello.—Ylvaintercalóunlargosilencioparasubrayarlapuntualizaciónqueveníadespués—. Ragnar Calzas Peludas fue diferentes cosas para multitud de

personas distintas. Para mí era una vejiga de cerdo hinchada llena de airecaliente.

Cabalgamosuntramomásensilencioantesdequeyocayeraenlacuentadeunaverdadobvia.

—O sea que tú eres sobrina por parte de abuelo de los cuatros hijos deCalzasPeludas.Eslarazóndequeellosadmitanaunamujerensucampamento.

Ylvadetuvo el caballo tan bruscamente quedi con la frente en su espaldacubiertaporlacotademalla.Antesdequemerepusiera,sumanoenguantadadecueromeagarródelpelo.Tiródemíconfuerzaparasituarmesobrelaespaldadel animal, de manera que ella, llena de furia, al doblarse sobre mí pudieramirarmealosojos.

—Me han aceptado porque soy mejor guerrera que la mayoría de loshombres.Miescoltaesfuerteynumerosa,loshijosdeCalzasPeludasnecesitanmiapoyo.

Caí al suelo del bosque cuando ellame apartó de sí. Aturdidomiré haciaarriba esperando que un hacha voladora hendiera mi frente. En lugar de eso,acudió una mano extendida que Ylva alargaba hacia mí. Volvió a colocarmesobresucaballodetrásdeella.Cabalgamosunbuenratoensilencio.

—Encuartolugar—prosiguióalfin—,LadgerdyRagnarCalzasPeludasnosesepararon.Porqueenrealidadnuncasecasaron.Ragnarestuvoentreteniendoamiabueladurantecuatroaños.Nodejarondefaltarleexcusas.Primerodebíaponerenpieotravezlacasaseñorial.Despuéstuvoquepartiraunaexpedición.Acontinuación,sevioobligadoavisitaralreyHring.SuinterésporLadgerdfuemenguando,tantoqueinclusoelhechodetenertreshijosencomúnnosignificónadacuandoselepresentólaoportunidaddeganaralahijadelreysueco.

Ylva detuvo el caballo. Habíamos llegado a la linde de un bosque desdedondeloscamposseextendíanhastadesaparecerenlanoche.Undensosilencionosrodeaba,rotosóloporelzarandeodelvientoenlasramas.

—HeviajadohastaInglaterrajuntoaloshijosdeCalzasPeludas—dijoella—paraasegurarmedequeRagnarestárealmentemuerto.Perotambiénacausadeeso.

Seguí con lamirada ladirecciónde sudedo índice.Sobre la colinaque sealzabafrenteanosotrosserecortabacontralasestrellasladesigualsiluetadelosedificiosqueconstituíanelmonasterio.Noseveíaunaluzenningúnsitio.

—¿MurióRagnarCalzasPeludasaquíenNorthumbria?—pregunté.—Esoafirmansushijos.Simienten,meencargarétambiéndeesacuestión.

8

Laempalizadadelmonasterio,conunaalturadecasidoshombres,formadaportroncos de árbol descortezados, se hallaba dispuesta en torno a la cima de lacolina igual que una corona sobre la cabeza de un monarca. Ylva apoyó laespalda contra la barrera, que parecía insuperable, como si probara suresistencia.

—El hermano Waltheof duerme en la portería —susurré—. Tengamoscuidadodenodespertarlo.

—¿Eséseelhermanotanimportanteparatiquenodebemostocar?Sonreí negando con la cabeza. En lo que a mí concernía ya podía Ylva

golpear al beato hijo de puta de Waltheof hasta dejarlo lisiado. Señalé a lapequeñabarbacanaabierta,dondeseapreciabaunacampanaquecolgabadelasvigasdeltecho.

—El tiradorde la campanapasaa travésdel aposentodeWaltheof.Sinosoye,seencerrarápordentroconél.Lacampanapuedeoírseabuenadistanciaenlosalrededores,convientodelnortehastaenEoforwic.

—Esincreíblelobieninformadoqueestás.Puseelpiesobresusmanosentrelazadas.Seirguióalzándomeapulsoenel

aire de forma que yo pudiera pasar por encima de la empalizada. Bajé por laestrechaescaleraquehabíajuntoalapuertadelaposentodelhermanoWaltheofy acabé ante el portón reforzado con hierro que constituía la única entrada almonasterio.Levantélatrancaydescorrílostrescerrojos.

—Losmonjessehanvueltomásprecavidosdesdelaúltimavezqueestuveaquí—constatóYlva—.Elportónnoeratansólidohacediezaños.

—Hastalosmonjesescarmientan—dije.Tres hombres de su guardia subieron con el fin de apaciguar al hermano

Waltheof. Otro grupo se desplazó hacia las celdas del resto de los monjessituadasalolargodeunahileradeconstruccionesbajascontejadodeturbaenelmurosurdelmonasterio.Alaluzdeunasolaantorcha,Ylvayyonosdirigimosal edificio principal donde se hallaba el dormitorio del hermano Selwyn. LapuertaestabacerrabaporunúnicopestilloqueYlvahizosaltarenuninstante.Lafigurasobrelapajadelcamastrosedespertósobresaltadaconelruido.

—¿Quiénseatrevea...?—comenzóadecirSelwyn.Elatildadoyminuciosoescribaentrecerrósusojosmiopesparapenetrar la

oscuridad,callandobruscamentecuandoatisbóen laestancia la siluetavestidadeguerrero.

—¿Sabesquiénsoy,monje?Miré sorprendido a Ylva porque hablaba un sajón chapucero pero

comprensible.LosojosdelhermanoSelwynseabrieroncomoplatos.Nohabíaningunadudadequelahabíareconocido.

Alaluzdelaantorchaexaminéelsueloenlaesquinanortedeledificio.Unaligerapresiónenelextremodeuntablónhizoquebasculara.Pesquéunasllavesdelacavidadquesehallababajolamadera.Boquiabierto,elhermanoSelwinnoquitabaojoa las llaves.Sinhaberme reconocidoaún,noentendía cómopodíaconoceryoelescondrijo.

—Entoncesvámonos.Ylvasellevóalmonjehastaelpatio.Yopermanecíenelaposentoeltiempo

suficienteparameterlacabezaenelscriptorium,laotrahabitacióndeledificioprincipal,dondesehallabanseispupitresenfilafrentealarmariodeloslibros.La gran biblioteca del monasterio contaba con más de veinte volúmenesencuadernados en piel. La colección estaba constituida por una mezcla deescritos sagrados y manuscritos muy antiguos que versaban sobre cuestionesnaturales.Perolaspuertasdelarmarioestabanabiertas.Ylosestantes,vacíos.

NotuvetiempodeextrañarmeyaqueoílaclaravozdeYlvallamarmeparaquevolvieraafuera.Ellaseñalóconlacabezaalasfigurasdelpatiodelantedeledificioalargado.Sólocontédoscabezasmásqueantes.

—¿Dónde están los novicios? —pregunté a los hombres de la escoltamientrasempezabaatemerquemicondiciónnohubiesesidotomadademasiado

enserio—.¿Yelrestodelosmonjes?¿Elabad?¿Loshermanosseglares?Loshombresrespondieronquetantoelaposentosituadoenlaentradacomo

lasceldassehallabanvacíos,yqueapesardeunregistrominuciosonohabíanencontrado más que a dos monjes en todo el monasterio; uno en una alcobadentrodelacocinayotrodentrodeunaenormecamaenlacasaquehabíajuntoalaiglesia.

Noobstante,apesardelaoscuridadreconocíalprimeroporelhábitoquelequedabaceñidosobrelapanza.ElhermanoMerton,cocinerodelmonasterio,eraaúnmás obesoque cuando lo había visto por últimavez hacíamedio año.Alotro lo reconocí por su coronilla calva. A pesar de hallarse en mitad de laveintena, Waltheof era el único monje de Creca que no necesitaba afeitarseregularmente la cabeza para mantener su tonsura. Tenía como siempre unaexpresiónhostilensuhocicobocudo,apesardeestarmediodormidoyempezarjustoeneseinstanteacomprenderloquesucedía.

—¿Dónde están los demás? —pregunté al hermano Selwyn, al que Ylvaseguíateniendoagarrado.

—EnEoforwic—respondió el escriba temblando por elmiedo—.El abadconsideró que lo mejor sería partir de aquí con las reliquias cuando llegaronrumoresdequehabíavikingosenlacomarca.

—¿YelhermanoJarvis?Antes de queSelwyn acertara a contestarme di cuenta del alcance de sus

palabras.De repente cobró sentido el armario vacío de libros en la biblioteca.Enseguidacorríalacolinaycrucélapuertadelaiglesia,unanavedeseispasosde ancho por diez de largo, con pesadas vigas que apestaban a humedad yantigüedad.Enloalto,atravésdelaspequeñasventanasbajoeltechodepaja,laluzdelalunacaíapálidasobrelosgastadostablonesdelsuelo.Ocultadebajodeunatrampillatraselaltar,unaescaleradescendíaalaoscuridad.Asuspiesmetopéconunasólidapuertadehierroconcerradura.Lasmanosmetemblabanalintroducirygirarlallave.

Dentrodelacriptalaoscuridaderaabsoluta.Atientasavancésobreestantesy nichos. Cuando Ylva bajó hasta mí con la antorcha, su luz no hizo sinoconfirmarloqueyoyasabía.

Enelmonasterionoquedabanadadevalor.

9

LoshombresdeconfianzadeYlvacambiabanvacilanteselpesodeunpieaotroenelpatioiluminadoporlaluna.

—¿Ningúntesoro?—repetían.Enseguida su estupefacción se transformaría en decepción.A continuación

les invadiría la ira. Y una vez despertada ésta, buscarían a alguien en quiendescargarla.

Ylva también lo comprendió. Sus ojos demasiado juntos encontraron losmíos con una mirada dura. Su mano acariciaba la empuñadura de la espada.Justoantesdequeyoalzaralavozparadefenderme,aparecióotrocandidato.

—Nohabíascontadoconello,¿verdad,hombrelobo?La bocaza del hermano Waltheof me sonreía escarnecedora con sus

desastrososdientes.Susojoseranfríosyseveros.—Vaya—dijeyo—,¿porfinmehasreconocido?—Siereseldesiempre,Wulf.Aunquenotengascuernosenlafrentenipatas

dechivo,quelehabríanidodemaravillaaundiablocomotú.Ahora ya sabía que Ylva entendía el sajón, pero todavía no podía juzgar

acerca de las competencias lingüísticas de la escolta. Mientras yo intentabaaveriguarsicomprendíanlaspalabras,lamiradadelhermanoSelwynseiluminóa su vez con la luz del reconocimiento. El escriba convirtió su rostro en unamuecaaltiempoquemeseñalabaconunamanopálidasalpicadadetinta.

—¿Cómopuedesseguirconvida?—preguntó.Nohabíarazónalgunaparamentir.—Para mayor seguridad, los habitantes de Teurintone esperaron a que

hubiera luna nueva para ejecutarme. Mis recientes amigos me salvaron de lahorca.

Waltheofmiróderefilónalosnórdicosybufó:—ElSeñorharácaersucastigosobreti.—Seguro que no habrá piedad contigo en el día postrero —completó

Selwyn.—Enesecaso,pasaremoslaeternidadjuntosenelpurgatorio.La cólera por la desvergüenza de los dosmonjes proclamando su rectitud

hizo temblarmi voz.Los tres sabíamosque ellos eran tan culpables almenoscomoyo.

—Elqueestélibredemanchaquetirelaprimerapiedra—citóelhermanoWaltheof—.ComodiceelRedentor.

—Depecado—corrigióSelwynasuhermanodeorden,quienloignoraba.—Hasvenidoguiando a los bárbaros hasta las reliquias delmonasterio—

prosiguióWaltheof—.Perocomopuedesveraquínohaynadaquellevarse.El desasosiego reinante entre los hombres de la guardia había llegado a

convencerme de que no entendían la conversación. Sí que lo hizo por elcontrarioelhermanoMerton.Losmofletesredondosdelcocineroseestremecíanporlasorpresa.Mirabaconfusodelunoalotro.

—¿Es realmente Wulf? —preguntó—. Pero si hace tan sólo catorce díasvolvisteislosdoscontandoquehabíamuerto.

—Nuestrasesperanzassehanvistodecepcionadas—respondióSelwynconunamuecasombría—.Eldiabloloharesucitado.

—Mala simiente nunca muere —comentó Waltheof—. Como dice elRedentor.

Queyosupiera,elRedentornuncahabíadichotalcosa,peroenestaocasiónSelwynnolecorrigióyningunodeellossintiódeseosdeprofundizar.Esopodríahabersuscitadootraspreguntasacercadelossucesosquedesembocaronenmisentenciademuerte,yellosnoqueríanabordareltema.

—Si todos los demás se han marchado a Eoforwic, ¿por qué os habéisquedadovosotrostres?—pregunté.

Lapresenciadelcocineroteníaunmotivoevidente.Elsaberqueposeíaeranecesarioparalasupervivenciadelosotros.NiSelwynniWaltheoferancapacesdehaceralgotanprovechosocomoprepararunacomida.

—Nosofrecimosvoluntarios—dijoelhermanoWaltheofpíamente—,conelfindecuidarelprediodelmonasterioquepertenecealSeñor.

—¿EsésalarazónporlaquelosnórdicostehanencontradodurmiendoenlacamadelabadÆthelbert?

ElhermanoSelwynmiróseveramenteasuhermanodeorden,quienpasósumanoporlacalvacoronillaysedefendiócongestoagrio.

—Por supuesto pensaba regresar a la habitación de la torre antes delamanecer.

—Abrigas la esperanza quizá—proseguí— de queÆthelbert se quede enEoforwic,asípodríassustituiralabaddemanerapermanente,¿verdad?—LlevélavistadeWaltheofaSelwyn—.¿Ytúteconvertiríasensuescribiente?

El monje escriba se negó a considerar mi acusación como digna decomentario.Waltheoffuemenosreservado.

—Hasdejadodetenerinfluenciaaquí,Wulf.Nuncalahastenido.YJarvissehallamuylejos.

—Entonces,¿estáconlosdemásenEoforwic?Waltheofsonriódesdeñosamenteporelalivioenmivoz.—ElhermanoJarvisconstituyetumenorpreocupación.¿Quécreesquedirán

tusnuevosamigosalconocerlaverdadacercadequiéneresyquéhashecho?MirédereojoaYlva,quecontemplabaalosmonjesconrenovadointerés.El

hermanoSelwynrecogióeltestigodirigiéndosealaescudera.—Túeres quien acaudilla este grupode salvajes, peroyaque entiendes el

sajón déjame advertirte sobre a quién has tomado bajo tu protección, pagana.PiensasqueWulfesunniñoinofensivoquepuedeayudarteaponertusmanosenlos tesoros de la Iglesia. Sin embargo, es un adlátere del diablo. La maldadpersonificada.Tienemásde loboquedehumano. ¡La sangredel animal correporsusvenas!

Unariadadeiraafluyóenmí.BajounodeloscodosdeYlvalalunarefulgíaconfrialdadsobreelpomodeplatadesupuñal.Antesdequemedieratiempoapensar, había empuñado sumango de hueso. Tres pasos largosme llevaron aquedarmeaunbrazodedistanciadelhermanoSelwyn.Lahojadelcuchillosedeslizó por su clavícula dejando un rastro de sangre sobre la basta tela delhábito.

Los gritos del monje hicieron que mi enojo se volatilizara al instante.

Vacilante me aparté. Selwyn se llevó una mano a la herida. Con una muecatriunfantemirólapalmadesumanoensangrentada.

—Esto te va a costar la vida —dijo—. Ni siquiera los bárbaros son tanestúpidoscomoparanodarsecuentadetusmentiras.

—ComodiceelRedentor—completóWaltheof.Ylvahabíadesenvainadosuespada.Desviódemísusojosjuntosparamirar

a los monjes. Entonces tomó una decisión. El brazo que sujetaba su espadadescribióunarcoperfectocuandodeunsolotajorajólacabezadeSelwyndesdelacoronillaa labarbilla.Sangreymasaencefálicamesalpicaronel rostro,unfragmentodecráneoentróenmiboca.Escupíygargajeé.

El cadáverdeSelwyn semantuvoenpieun instante antesdedesplomarsecomounsacodeharinavacío.ElhermanoWaltheofsequedóatrás, regadodesangre,conlaincredulidadpintadaensuhocicobocudo.

—Bueno,gente.—Ylvasecó laespadaenelhábitodeSelwynysevolvióhacia la escolta—. ¿Necesitáis que un niño y una mujer os muestren lo quetenéisquehacerantesdequelocomprendáisvosotrosmismos?

ElsonidodeaquellavozclaraespabilóaWaltheof.Conunamiradasalvajeensusojossaltonesselanzóhaciadelante.PeronoatacóaYlvasinoamí;susfuertes manos se cerraron alrededor de mi cuello al tiempo que profería undesesperado grito animal. Contra mi espalda notaba las astillas del patio.Waltheofapretabalasmanos.

Ylvano teníaningúnmotivopara salvarmede la furiadesatadadelmagromonje. Siempre podría matarlo después de que él me hubiera quitado de enmedio.Unborderojoseformabaalrededordemicampodevisión.Percibíaunaborrosaagitacióncercademí.Cuerposenmovimientoyarmascentelleandoconlaluna.

El silencio cayó sobre mí. El peso del cuerpo de Waltheof me hundía.Alguien lo echó hacia un lado y me puso de pie. Yo luchaba por respirar,carraspeaba y tosía. Una mano poderosa se cerró alrededor de mi muñecasosteniéndolaenelaire.

—RolfLenguarazmeha salvadode labrujeríade loshombresdañinos—gritóYlva—.Yoestabaparalizada,sinsercapazdedetenersusconjuros.SiRolfnohubierareaccionado,vuestracondesaestaríabajoelpoderdelCristoBlanco.

Los hombres bramaban golpeando sus armas contra los escudos. Sólo

despuésdeuninstantecomprendíqueeraamíaquienibadedicadoeljúbilo.Losmonjesyacíansobreelpatio.Elvaho rodeaba los trescadáveresen la

fríanoche.EnelrostrodivididodeSelwynlosojosbizqueabancadaunohaciaunladodelaformidableherida.ElcráneodeWaltheofaparecíadeformadobajola piel tras un contundente golpe con una maza. El hermano Merton mirabafijamente las estrellas con la lengua colgando de la boca como si fuera unmiembro ajeno. Su corpachón estaba perforado de innumerables pinchazos deespada.

Elcadáverdelcocineroeraelúnicoqueyocontemplabaconpesar.Mertonhabíasidounabuenapersona.Suúnicoerrorfuehallarseenelsitioequivocadoenelmomentoinoportunoencompañíadeloshombresinadecuados.

—Aquíyanotenemosnadaquehacer,gente—dijoYlva—.Regresamosalcampamento.

Vadeamos la hierba hasta la pequeña floresta donde habíamos dejado loscaballos.LoshombresdelaescoltadeYlvanoestabantandesanimadostraselrobo fallido como se pudiera pensar. La escudera había roto sus esclavas deplata, repartiendo los fragmentos entre ellos al tiempo que les agradecía suesfuerzo. Ahora no portaba adorno alguno, pero sus guerreros estabansatisfechos.

—Habríasidointeresanteoír—medijo—loquehaydetrásdelodiodelosmonjesyporquétellamabanhombrelobo.

Poruninstantetemíquemefueraainterrogarmásafondo,sinembargosumiradabuscabamásalládedondeyoestaba,subíaendirecciónalosedificiosdelacolina,alfuegoqueseextendía.Antesdeabandonarelmonasterio,ellahabíaarrojadolasantorchassobrelostechadosdepaja,queprendierondeinmediato.

—¿Porquémehasdefendido?—croéagarrándomelagargantadolorida.—Tu historia es asunto tuyo—respondió—.Un hombre debe ser juzgado

porsusobras,noporsupasado,además,entrenosotroslasangredelobonoescosanimia.SirealmenteestásemparentadoconFenris,puedesllegarmuylejos.Por otra parte, tu utilidad sigue vigente. Los tesoros de San Cuthbert todavíapuedensermíos.

SiYlvaaúnteníaesperanzasdehacerseconlasreliquiasdelmonasterio,eso

sólopodíasignificarunacosa.—HabéisvenidohastaaquíparatomarysaquearEoforwic.La ciudad del rey estaba bien vigilada y protegida por altos muros. Era

cuestionablequelasfuerzasconjuntasdelosnórdicossehallaranalaalturadetalempresa.

—Silograsentrarenlaciudad—proseguí—,menecesitaráspararastrearlostesorosdeSanCuthbert.Poresomehassalvadolavida.

—Noexclusivamente—respondióYlvaencogiendosusanchoshombros—.Elmonjeeramásadecuadoparadarleuntajo.

10

Bienentradalamañanaregresamosalcampamentofortificadoenelpáramo.Porlanoche,durantetodoelcaminomehabíanacosadopensamientosacercademicorresponsabilidad en los sucesos del monasterio, peromis escrúpulos fueronbarridosdeformabrutalcuandonosacercamosalportóndelparapeto.Depie,ancho y poderoso, Bjørn Costado de Hierro obstaculizaba la entrada con losbrazoscruzados.

—¿Dóndehasestado,Ylva?—retumbósuvozdirigidaanosotros—.¿Quétehahechocreerquepodíasllevarcontigoamisiervo?

Conelsoldelamañanaenelrostro,Ylvaseinclinóenlasillahaciadelanteymiróabajoalgigantede labarbagris.Latensiónentreamboseramaterialeimpostergable. Junto al portón los hombres se agrupaban para presenciar laescena.

—¿Tepreocupasporelsajón?—preguntólaescudera.—Mepreocupamás tu informalidad—respondióBjørnCostadodeHierro

convozapagada—.Nohaspedidopermisoparallevartemisiervoaunsaqueo.—¿Llamasaestosaqueo,cuandovolvemosacasaconlasmanosvacías?—No, lo llamo fraude, porque tus escoltas y tú habéis jurado, como todos

nosotros, que sólo atacaríais los objetivos que os señalara Sigurd Ojo deSerpiente.

BjørnCostadodeHierronoestabaenojadonialterado.Suconductaerafríay calculada. Había esperado este momento y ahora aguardaba los próximosacontecimientosmuycalmado.

—¿Yanosomoslibres?—YlvanosedirigíaaCostadodeHierro,sinoalos

hombres detrás de él—. ¿Ya no tenemos derecho a actuar como nos parezcamejor?Elsajónnosacompañóenestaexpediciónporpropiavoluntad,yresultaqueBjørnCostadodeHierroselotomamuyamal.

—Rolfnohahechojuramentoalguno.Túsí,Ylva.Sinembargo,robasenunmonasterio del que se te había dicho que te mantuvieras apartada. En lo querespectaalinexistentebotín,elfracasorecaesobreeljefedelaexpedición.Demodoque,ademásdeperjura,eresinepta.

Laescuderacrispólospuñosenlasriendasdelcaballo.Losquincehombresdesuescoltaformaronunsemicírculodetrásdeella.Aprimeravistaparecíaqueerapararespaldarla.Enrealidad,sealejaronfísicamentedesucondesahastaquesesaldaraelyainevitableajustedecuentas.

—Sabes—bufóYlva—quenopuedodejarqueesaofensapesesobremí.—Esonoeslodeseableparatuhonor—respondióBjørnCostadodeHierro

—,ysitúquieres,puedesdefenderlodeinmediato.Ylvasaltódelcaballo,sacólaespadayalzóelescudo.Yoibaagritarleque

setragarasuspalabrasydirimieralacontienda,perosumiradamedijoqueerademasiadotarde.

Dos hombres llegaron arrastrando un enorme cuero de bueymanchado desangreantigua.Lodesplegaronsobrelatierrayclavaronestacasenmediodelasargollasdehierrodesusbordes.Losdoscombatientessepusieronencimadelapielycomenzaronagirarelunoentornoalotroconlasarmasdesenvainadas.La mujer de anchas espaldas rebotaba sobre sus rodillas bailando ágilmente.Detrásdesuescudo,elgigantedelabarbagrisdabapesadospisotones.

Nadie se sorprendió de que Ylva atacara primero. Impulsada por la irablandió su espada alcanzando el borde del escudo de su oponente con untrallazo. EnseguidaBjørnCostado deHierro le cortó con el hacha haciéndoleunaheridaenlaespinillaizquierda.

Ylva hizo una mueca de dolor. Se tambaleó un instante, pero logrómantenerseenpie.

—Heganadolaprimerasangre—bramóBjørnCostadodeHierro—,yahoratedoylaposibilidadderetirartedelacontienda.

—Me retiraré—gritóYlva, y esperó un instante pormor del efectismo—cuandotúyazcassobrelahierba,niunmomentoantes.

Conestaspalabrasselanzóaunnuevoataque.

UnacuartapartedelescudoredondodeBjørnCostadodeHierroatravesóenun remolino el airematinal. Su hacha volvió a fulgurar, pero en esta ocasiónYlvaestabaprevenidaylediotiempoasaltarhaciaunlado.Enelmomentoenquelacorpulentafiguraseprecipitabaalladodelaescudera,ellalegolpeóconlapuntadelmangodelaespada—queensímismaeraunarma—enlacolumnavertebral. El gigante de la barba gris se encogió de dolor, aunque no emitiósonidoalguno.Permaneciódentrodelapieldebuey,seirguióyatacódenuevo.

Elafándelamultitudmefueempujandocadavezmásymásatrás,hastaqueelanillodeespectadoresmeexpulsó.DetrásdeellosseencontrabaSigurdOjodeSerpiente.Laexpresióndesurostrovirildebarbanegraconlacicatrizblancaenlafrenteeratensayexpectante.

—Túereseljefedelejército—dije—.¿Novasadetenerelcombate?—Ningunodeellosmedarálasgraciassilohago—respondió.—¿YquépasasiYlvahiereomataatuhermano?—Desde luego sería la primera vez que alguien lo lograra, y entonces

mereceríalapenaverlo.Pero,encasodequeBjørncaiga,Ylvaselibrarádeunaacusaciónulterior.Esjustosiemprequeocurraduranteunduelohonesto,yyaeshoradequesezanjelacuestiónentrelosdos.

BjørnCostadodeHierro teníaganasdehabérselas con la escudera,yparadichopropósitosehabíaservidodemíymicharlasobreelmonasteriodeSanCuthbert.

—Letendisteisunatrampa—objeté—.¿Aesolollamasjusto?—Podríahabertenidounamayorestimadesímismacomoparacaerenella.

Ahoraharotosujuramentoydebesereliminada.Ylvaesfamilia,peronopuedehaberdiscordiaentreloshombresdenuestroejército.Susuerteenseñaráalrestoacumplirsupalabra.

Lo más probable es que Sigurd Ojo de Serpiente únicamente estuvierarepitiendolosmismosargumentosqueBjørnCostadodeHierrohabíausadoalahoradeexplicarlelaintrigaasulentohermanastro.Dudabadequeéstehubierareflexionadosobreelasunto.

—¿QuéharálaescoltadeYlvasilamatan?—Jurarfidelidadalhomicida.Entendí que Bjørn Costado de Hierro deseara tener bajo su mando a los

cientoveintenoruegosdelaescudera.Estaconstataciónllevabaaparejadaotra.

—Nuncahabéisnecesitadounguía—exclamé.SigurdOjodeSerpientenorespondió.Observabaelcombate.—Asíqueahora—proseguí—tampocomenecesitáis.—Has demostrado que eres útil—dijo y estiró el cuello—. En cualquier

momentopuedesvolveraserlo.Mientras hablábamos, el sonido de las armas deYlva yBjørnCostado de

Hierroalrestallarcontralosescudoseraacompañadoporeldelosespectadoresjaleando a intervalos irregulares. Al fin los dos, dignos combatientes, sequedaronquietos, sudando, cadauno en su extremode la piel debuey.El pieizquierdodeYlvaestabaembadurnadodesangre,superneraempapadaydebajoelcueroseteñíadeoscuro.

—¿Hastenidosuficiente,viejo?—preguntóella.—Hevisto...bastantes...máscombates...delosquetújamás...llegarásaver

—dijo Bjørn Costado de Hierro a trompicones por falta de resuello—. Peroretíratetúdelacontienda...sinoerescapazdeaguantar.

—Tevasaarrepentirdetuspalabras.En ese instante, Hastein, que se había procurado un lugar en lo alto del

terrapléndetierraparaverelespectáculo,voceóseñalandohaciaelsur.Desdelalindedelbosque,aunamilladecamino,unejércitoavanzabalentamenteporlaslomasdelpáramo.Cascosyespadaslanzabandestellosalaluzdelsolnaciente.Delantedelamultituddecolorgrismetálicoquemarchabaapie,cabalgabaunafuerzadenoventajinetesendirecciónalafortalezacircular.

—Lossajoneshanllegadoporfin—gritóHastein—.Debendeseralmenosmil.

Laapariciónlargamenteesperadadelejércitosajónllevóalosnórdicosaunafrenéticaactividad.Todosseapresuraronenbuscadesusarmas.Lasdiferenciasde Ylva y Bjørn fueron zanjadas de forma provisional. Puesto que ambos yallevabanpuestossuspertrechosguerreros,sequedaronalaire libreobservandoelavancedelenemigo.

—Hassalidobienparado—dijoYlva.—Yaveremosquiénsalemejorparadoalfinal—respondióél.La escudera fue cojeando hasta donde le esperaba su escolta y se impulsó

sobrelasilla.Encompactogrupo,losdieciséisjinetescabalgaroncolinaabajo,haciaelenemigo,pararetrasarsuavance.

MequedéasolasenelbrezalconBjørnCostadodeHierro.—Esésalacausadeljuramentoquehabéisimpuestoavuestroshombres—

dijeyoasusenormesespaldasmientrasseñalabaalossajones.—¿Porqué lo crees, siervo?—bramóCostadodeHierro sinquepareciera

tenerdemasiadointerésenlarespuesta.Detodosmodoslatuvo.—Vuestroejércitoestácompuestoporgentesdetodosloslugaresdevuestro

reino.Cadagrupotienesuspropiosseñores,cuyasórdenessiguen,igualquelosnoruegosdeYlvalaobedecenaella.Todosjuraronqueatacaríansóloagenteshumildes y aldeas en donde no hubiera nada que llevarse, así no tendrían latentacióndevolverseacasaconsusbienes.Deestemodopodíaismantenerlosunidos hasta que los sajones reclutasen un ejército, y ahora habéis atraído alenemigoparaqueataqueenunterrenoelegidoporvosotros.

—YadecíaHasteinqueerasdespierto.—ElrostroconbarbagrisdeBjørnno traslucíaemociónalguna—.Parecequenohaexagerado.De todas formas,sólohascaptadolamitad.

Sigurd Ojo de Serpiente pasó a la cabeza de un grupo de guerrerosfuertemente armados.El rostro viril aparecía reconcentrado, la trenza negra legolpeaba la espalda al ritmo de su paso ligero. El campo de batalla era suelemento.Enlacontiendaresultabatodomenoslento.TambiénHasteinpasópordelantealacarrera.

—¿Nosacompañas,RolfLenguaraz?—gritóalpasar.—Tú te quedas aquí, siervo —vociferó Bjørn—. Si regreso y no te

encuentro,noestarásasalvoenningúnsitio.AúnservíaaloshijosdeLodbrogparaalgúnpropósito.Porelmomento,ése

eraelmejorsegurodevidaquepodíatener.Desdelacimadelterraplénobservécómo los dos ejércitos se aproximaban entre sí en una formación demuro deescudos. Los nórdicos se hallaban claramente en minoría. Su única ventajaresidíaenelhechodequeatacabandearribaabajodesdelacolina.Porotrolado,habían dejado un grupo de hombres en el campamento que tensaban arcos,afilaban puntas de flecha y daban la impresión de seguir un plan trazadoescrupulosamente.

Amediamilla de allí se encontraron ambos ejércitos alzando los escudos.Cuandoyahabíamuypocadistancia entre las filas, losguerreros sequedaron

quietos.Lasofensasrasgabanelaire.Muchosteníannecesidaddevociferarparadarseánimos.Alfinunpoderosobramidoseelevóhaciaelcielo.Losmurosdeescudoschocaronconunestrépitoquellegóhastamíuninstantemástarde.

Séporexperienciaquehallarsefrentealenemigoenunmurodeescudosesalgoterribleysangriento;sinembargo,desdelarelativaseguridaddelterraplén,las fatigas de ambos ejércitos resultaban pura fruslería y cómica liviandad enmediodelagrandezadelpaisajequeseextendíaalrededor.Ungrupodecabrassilvestrespastabanpacíficamenteporelbrezal.Enlashondonadasqueseabríanentrelascolinasdelpáramo,lospájaroscantabanenlascopasverdeclarodelosárboles.

Dada su enorme cantidad de guerreros, los sajones intentaban sortear losescudosdelosnórdicosparaatacarsusflancos.Ylvaysusjineteslosobligarona retroceder escapando de lanzas y flechas con enorme destreza. La escuderagalopó sola para situarse detrás del ejército sajón, produjo claros en sus filas,antesdeatraerhaciasíyllevarselejostodasucaballería.

EnmediodelmurodeescudosseveíanloscoloresrojoyamarillodeSigurdOjodeSerpientejuntoalaenormefiguragrisdeBjørnCostadodeHierro.Losdosluchabanduramenteymuchoscaíanbajosusarmas.LaplataenelantebrazodeSigurdbrillabacadavezqueélblandíalaespada,ylossajones,apesardesusuperioridadnumérica,comenzabanaretroceder.

Sinprevioaviso,dossopladoresdelcampamentoalzaronlascuernasdetrásdemíparaenviarunaatronadoraseñalporencimadelpáramo.Losarquerosmehicieroncompañíasobreelterraplén.Prácticamentedeinmediato,lasfuerzasdelosnórdicosempezaronareplegarse.Enseguidasedeshizoporcompletoelmurodeescudos.Losguerrerosvolvíanacasaalacarrera,perseguidoscondurezaporelenemigo,quebramabadeentusiasmoporeltriunfo.Perocuandolossajonesestuvieronatiro,cayósobreellosunalluviadeflechas,ysereplegaronconsusheridos.Semantuvieronadistanciahastaqueelportóndelafortalezasecerródetrásdelúltimohombre.

Losnórdicos se repartieron rápidamente a lo largode laparte superiordelterraplén circular. Comprendí por su despreocupada jovialidad que había sidounaderrotaplaneada.AesosereferíaBjørnCostadodeHierrocuandodijoqueyo sólo había captado la mitad. Su táctica no estaba destinada a un combateabierto, sino a la defensa de la fortaleza. Yo no entendía el propósito de esa

peligrosa maniobra, como tampoco lograba comprender por qué los dossopladoresdecuernacontinuabanconsusbalidosplañideros,comosiestuvieranavisandoaalguiendefuera.

11

Lafortalezacircularestabasitiada.Bajoelsólidotechodemiprisióndisfrutabayodeciertaseguridadcuandolasflechasdelossajonesllovíansobrelastiendas,mientras todos los demás debían buscar protección bajo los escudos. Habíamuchosheridos.Lasprovisionesseagotaban.Aunasí, losnórdicosestabandemuy buen humor. Entre uno y otro ataque se emborrachaban y devorabancomidacomosilosvíveresdelcampamentofueraninagotables.

Elímpetudelosasediadoresmenguóenseguida.Lossajonesseconformaroncon el hecho de que la victoria se produciría antes o después, en cuanto nosfaltaranlacomidaylabebida.Podíasucederencualquiermomento.

Todas las noches junto a las hogueras se contaban historias de batallas osaqueos memorables, que resultaban tremendamente ilustrativas para alguiencomo yo que intentaba comprender la despreocupación de los nórdicos. Peroninguna lo fue tanto como la que relató SigurdOjo de Serpiente tardíamente,después de muchas peticiones, en la quinta noche de asedio. La hogueraalrededor de la cual se habían reunido los hombres se hallaba cercana a miprisión,yyoseguíalacharlaatravésdelhuecoqueformabaelnudo.

—RagnarCalzasPeludas era condedealto rangobajoelbreve reinadodeHarald Klaks—comenzó Sigurd—, y por eso el rey lo envió fuera para quesubyugaraalosinsurgentesdeEscania,enelestedelreino.

Ungrupoaladerechadelcondedelabarbanegragritóyabucheó.Elvirilyapuesto conductor del ejército se puso en jarras fingiendo sorpresa. No eraprecisamenteungranactor.

—Vaya, ¿hay por aquí alguien de Escania? —dijo en voz alta mientras

huesos roídos y otros restos de comida volaban junto a él—. Seguro queentoncesdeberíasaltarmeladescripciónquehizopapádelosinsurgentes,puesnoquisieraofenderanadieinjustamente.

Sigurd Ojo de Serpiente llevaba el brazo del escudo cubierto de metalespreciosos. El brillo de la hoguera producía reflejos en el aro con las dosserpientesenlazadasqueportabaelbrazodelaespada.Elalfilerdeorojuntoalcuello estaba recién pulido, y su jarra de plata tenía abalorios de vidrioincrustadosalolargodelborde.Elcondedebarbanegrafulgurabacomoelaguaconlaluzdelsol.Suportedistinguidocontribuíaclaramenteamanteneraltalamoraldelatropa,yélnohacíanadaporocultarlo.Traslosafablespreliminaresseconcentróensurelato.

—Ragnarponíagranempeñoentrataratodosdeunmodojusto,yporellointentó primero convencer a los deEscania para que rectificaran su conducta.Pero ellos persistieron en su obstinación. Se mofaban y emporcaban a susenviados, así que al final no tuvomás elección que reducir a los rebeldes encontienda. Como para esa cuestión no quería pedir ayuda al rey, se dirigió aLadgerd,quienleenviócienbarcossólodehombres.

—Siunoselocree—silbóunavozclaramuycercademí.Ylvasehabíasentadocontraelpostedelapuertadelcobertizoquehacíade

prisión. Calló mientras Sigurd continuaba hablando de la buena voluntad deLadgerd,debidaaqueaúnamabaaRagnarpor sugran rectitud, aunqueélyaestuvieracasadoconThora,lahijadelreysueco,yellamismasehubieraunidoenmatrimonioauncondenoruego.

—Elcondenoruegosecontabaentre losamigosdeRagnarCalzasPeludas—prosiguióYlva—.Fueélquienvinoensuayudaynomiabuela.

Yointentabacomprenderenvanoloquepretendíalaescuderadirigiéndoseamí.Miaislamientoenelcobertizohabíasidototaldesdeelataquesajón.Inclusoelsiervoqueunavezaldíametraíauncuencodegachastempladasyunatazadeaguateníaordendenoentablarconversaciónconmigo.

—Papá reunió a sus hombres—siguió relatando Sigurd Ojo de Serpientejuntoalfuego—y,despuésdeunprudencialaviso,quehizoquelosdeEscaniatuvierantiempodeagruparse,sostuvounatremendabatallacontraellosenunaplanicie llamadaUldager.Mihermanomayor, IvarSinPiernas, sólo teníadiezaños, pero es justo decir que poseía, en su cuerpo de niño, la fuerza de un

hombreadulto.Blandíasuespadadeunladoaotro,abatiendoatodoslosqueseatrevíanconél,contalenergíaqueformóunanillodecaídos.Encuantoamí,mipadre me ordenó esperar junto a los barcos, cosa que me pareció totalmenteabsurda,apesardecontarúnicamenteconsieteañosdeedad.

Mequedésorprendidodequeentre losnórdicosfueraalgonormal llevarselosniñosalaguerra.

—Ladgerdsediocuenta—interrumpiómisreflexioneselsusurrodeYlvaatravésdelapuerta—dequeRagnaribaaperdercontralosdeEscaniayquelanecedad de los hombres podía costarle a ella la vida. Comandó un grupo denoruegosquesesituarondetrásdelmurodeescudosdelosinsurgentesy,justoenelinstanteenqueelenemigoibaatraspasarlalíneadelosnórdicos,ellalosderribó por la espalda. Aquéllos persiguieron a su pequeña tropa hasta unapraderacercana,dondeelterrenoformabaunparapetocircularnatural.Permitióque la cercaran allí, lugar desde donde ella y sus hombres se defendieron tanbienydurantetantotiempoqueRagnarCalzasPeludaspudoreunirasusfuerzaseiniciarunnuevoataque.

—De modo que mientras los de Escania sitiaban a Ladgerd —dije yoempezando a ver el paralelismo con la situación actual—, ¿Ragnar CalzasPeludaslosatacódesdeatrásylosdeEscaniaacabaronsituadossobreunanilloencuyointeriorsehallabanlosnoruegosdeLadgerdyelejércitodeRagnarenelexterior?

—Exacto—respondióYlva—,yporsupuestonopasómuchotiempoantesde que se vieran obligados a rendirse. Pero sin el ardid deLadgerd no habríahabido victoria alguna enUldager.Únicamente derrota y lamuerte deRagnarCalzasPeludas.

Sigurd Ojo de Serpiente ofreció una versión de la batalla algo distinta.Mientrasélnarrabatodoslospormenoresrelativosalvalordesufamosopadre,quehabíaenderezadolasituación,Ylvacontinuó:

—Duranteelfestínquecelebrabael triunfo,elmaridodeLadgerd,queeraun necio, explotó de ira pues se sentía ultrajado porque su mujer lo habíasalvado. Cuando empezó a golpearla en presencia de los asistentes al festejo,Ladgerdsehartódeélyleatravesólagargantaconlaespada.Sobresucadáverproclamóqueella,comohomicidadelantiguoconde,tomabaelcondadobajosumando.TalycomoescostumbreenNoruega.EsonoleagradóaRagnarCalzas

Peludas. Pero su amigo había sido un cicatero ambicioso, y la abuela pagabagenerosamentealosnoruegosparaqueapoyaransupretensión.Ragnarvolviólasituación a su favor diciendo que se sentía muy halagado de que Ladgerd losiguiera amando hasta el punto de que no pudiera soportar vivir con otrohombre.Laabuelasequedóconsucondado,defendiéndolomejorydemaneramássabiaqueningúnhombrepodríahaberlohecho.

—¿Nodeberíasestarcuidándotelaespinilla,Ylva,enlugardesentarteaquíaendilgarhistorias?—lainterrumpióungraveronroneo.

Enelladoopuestodelapuertadelcobertizo,BjørnCostadodeHierrosurgiódelaoscuridad.

—EscuchoaSigurdOjodeSerpiente—respondióYlva—.Narrademodotancautivadoracercademifamosoabuelo...

—Ahora que dices cautivador, creo que ya has estado tiempo más quesuficientesentadadelantedelhabitáculodelsiervo.

LavozdeCostadodeHierroeragangosaylenta.Estabamuyborrachoyconganas de volver a sembrar discordia. Sabiamente, Ylva se puso en pie ydesapareciócojeandoenlaoscuridad.

DurantelargoratonoseoyóotracosaquelavozdeSigurdOjodeSerpientey loshombres juntoa lahoguera.CreíaqueBjørnCostadodeHierro tambiénhabíaseguidosucamino,asíque,cuandoderepentevolvióadeciralgo,diunrespingoinvoluntarioenmioscuridadparticular.Tansólonosseparabaeltrocitodemaderadelapuerta.

—Sabes bien lo que va buscandoYlva, envenenar tu disposición para connosotros,loshijosdeCalzasPeludas.¿Eh?¿Quédicestú,siervo?

Debía de ser la cerveza de alta graduación la que hablaba por boca delgigantede labarbagris,puesnormalmenteno lepreocupaba laopiniónde losdemás.Ensuembriaguez,sinembargo,parecíasinceramentedolidoporqueyohubieraprestadooídosaYlva.Adiferenciadeella,yonopodíaretirarme.Habíabuenosmotivosparaserprudente.

—Comotúmismodices,nosoymásqueunsiervo—objetéyo—.Loqueyopiensenotieneimportanciaalguna.

—¡Bobadas!Sillegoadudardetulealtad,novivirásmás.Comenzóazarandearlapuertayhurgarenelpestillo.Mecostabaimaginar

quépapeldesempeñabamilealtad,peronoeracuestióndedesoírlaamenaza.

—No tengo inconveniente en escuchar las dos caras de una historia—meapresuré a decir—. Puede ser útil cuando uno quiere entender a fondo lo quesucedeyporquélagentehaceloquehace.

El ronroneo del gigante de la barba gris se hallaba mejor articulado quemuchas palabras.Me dijo que aceptabami respuesta.Comopara confirmarlo,soltólapuertaydejóquevolvieraareinarelsilencio.JuntosescuchamoselfinaldelahistoriadeSigurdOjodeSerpiente.

—Furiosos, un grupo de los de Escania atacó pérfidamente los barcos depapá. Los guardianes se largaron igual que alfeñiques, así que me encontrécompletamente solo en la defensa de la flota contra fuerzas muy superiores.Recibíunaheridagraveenelojoyfuitrasladadoaunagranjacercanadondemecuidóunacurandera.PapáseenfurecióporlacobardíadelosdeEscaniaperonopodía hacer nada para ayudarme. Entonces vino un hombre a mi lecho yprometió que me curaría si yo le consagraba todos los enemigos que con eltiempoabatieraencombate.DijoquesunombreeraRoster,perocuandopapávioqueeratuerto,comprendióquedebíadeserOdíndisfrazado.Comosiempre,elreydelosdiosesibabuscandoguerrerosendefensadelValhalla.

—Quizáesoseairdemasiadolejos—dijogangosoBjørnCostadodeHierro,y se rio—.Elhombreque salvó aSigurd eraunguerrero llamadoBoddi, queteníauntalentoespecialparacurarheridas.

—¿PorquéafirmaentoncestuhermanastroquesetratabadeOdín?—Conocelahistoriaporpapá,quesiempreansiabaunirsupropiareputación

conelreydelosdioses.Eseviejobastardo...Laúltimaapreciaciónmeextrañómásquelaverdadparalela.Hacíamucho

tiempoquehabía aprendidoque los relatosde losnórdicosnonecesariamentehabíandetenerseporauténticos,peroenlavozdeBjørnCostadodeHierrosetraslucía el desprecio, y percibí con nitidez que él no alimentaba sentimientosafectuososporsufamosopadre.

Entretanto,juntoalahoguera,SigurdOjodeSerpientefinalizabasurelato:—Amipadreleparecióqueloscuerposdelosenemigosqueyoabatieraen

elfuturoeranunpreciorazonablepormivida.Eltuertopusounamanosobremiheridayalcabodepocosdíasmerepuseporcompleto.

—¿Enteramenteporcompleto?—preguntóunchistosodeEscaniaquehabíaentrelosoyentes.Suscompañerossonrieronconcomplicidad.

—Sobremifrentetengolacicatrizcomorecuerdo—especificóelcondedelabarbanegra—,ymiojoizquierdollevalamarcaquetodosconocéis,poresomeapodaronOjodeSerpiente.

—No es raro que después de algo así se produzca un retardo en lacomprensión—insistióeldeEscania—.Pero¿esposiblequetúnuncalohayasnotado?

Ahoralasrisasporsuingenioaparecierondeformamanifiesta.—Tevoyacontarloqueyohenotado.SigurdOjodeSerpienteselevantódeinmediato,avanzódospasosyconsu

botaherradadiounapatadaenel rostrodelburlón.Elsonido fueaun tiempoduroyblando,comountrozodemaderaquesehubieratronchadobajountrapohúmedo.

—DespuésdelodeUldagermeresultaenormementedifícilnohundirlelosdientesalagentequesecomportadeformainjustaysemofadelosdemás.Ésaeslapeculiaridadquejamásheperdidoyesloúnicoquemevienealamente.

EldeEscania,quehabíasidolanzadovariospasoshaciaatrás,yacíaquietosobre la hierba pisoteada.Gozaba de un buen espacio alrededor de su cuerpoinconsciente.Nadiesereíaya.

—Papá acordó una paz con los de Escania que ambas partes encontraronrazonable—continuóSigurdOjodeSerpiente—,yporesoestanochehayaquíungrupodeellosparalucharcontranuestroenemigocomún.Esperemosquenonosdenmotivosparaarrepentirnos,puesmecuestamuchonovengarmedeesteagravio.

Losclamoresentusiastasdedanesesynoruegossepultabanprácticamentelasaseveraciones de lealtad eterna por parte de los de Escania. Todos seinterrumpieronconelavisolastimerodeunacuernaqueondeabaatravésdelanoche.

Enelrevueloquesiguióalaseñalsefundieronlasvocesparticularesconelsonido de pies que corrían. No conseguía adivinar qué estaba sucediendo.Despuésdeunrato,descorrieronelpestilloyBjørnCostadodeHierroseinclinósobremí.Unfuerteoloracervezafermentadasemezclóenelcobertizoconlapestedemispropiasheces.

—Ahoraverásaquéestábamosesperando—ronroneóelgigantedelabarbagris mientras tiraba de mí hacia fuera, donde un cielo cubierto comenzaba a

clarearporeleste.Todoscorríanhacialoslímitesdelafortalezacircular.Nosotrosnosunimos

aellos.Elejércitosajónestababienatrincheradotraslavalladepuntiagudostallosy

espinosquehabíanlevantadopresurososyquenosrodeódurantecincodías.Sinembargo, la parte trasera de su campamento se hallaba abierta al paisajecircundante,puesnocontabanconquealguienlesfueraaatacarporlaespalda.Noporellodejódesucederesoprecisamente.

Nunca había visto tantísimos hombres reunidos en un mismo lugar, nisiquiera me imaginaba que el mundo pudiera albergarlos. Riadas de colormarrón rojizo de guerreros a pie afluían por las colinas del páramo.Banderasconcuervos,caballosyelsignodelsolondeabanenloaltosobrelosbrezos,yparecíacomosilosportaestandartespretendieranrasgarlacapadecielonuboso.

Elejércitoreciénllegadocontabacondosmilquinientoshombres.Alabrigode la oscuridad, los jinetes habían formadoun anillo alrededor de los sajones,exactamente igual a como enUldager lo hicieron, segúnYlva, Ladgerd y susnormandos. Posiblemente, la estrategia de los hijos de Lodbrog se habíainspirado en la leyenda, aunque seguro que ellos lo negarían. El anillo de losnórdicosentornoanuestrosasediadoressehacíamásgruesosegúniballegandolamultitud a pie.Ahora eran los sajones los que se enfrentaban a una fuerzaabrumadoramente superior. Los nórdicos recién llegados golpeabanintimidatorios lasarmascontra losescudos,mientrasunguerreroaltodebarbarojacabalgabaconparsimoniafrentealosguerrerosdelaprimerafila,sobreunsementalblancodelargascrinesycascospeludos.

—Alfinhavenido—dijoHasteinponiéndoseenjarras.—¿Quién?—pregunté.—MihermanoIvarSinPiernas—dijolavozgangosadeBjørnCostadode

Hierro,lacualdenotabaqueestabaconteniendolaalegríadelreencuentro.Juntoconloscercadosdentrodelafortalezacircular,elejércitodeIvarSin

Piernas podía fácilmente haber aplastado antes delmediodía a losmás demilhombresconquecontabanlossajones.Sinembargo,estabaclaroquenoeraésasuintención.Desdeelterraplénobservábamos,durantelasprimerashorasgrisesde la mañana, cómo los mensajeros cruzaban los ejércitos de un lado a otroproponiendounatreguaylascondicionesparaunanegociación.Finalmente,los

sajones levantaron el campamento y, turbados, se retiraron encauzados en unestrechocorredordeescudos,paravolveralalindedelbosquepordondehabíanvenidonuevedíasatrás.Sólounavezquehubierondesaparecidoyaentrada lamañana, Ivar Sin Piernas y otros dos jinetes se separaron del gentío queconstituíaelejércitonórdicoparaacercarsealafortaleza.

—Ese de ahí—dijo Hastein mientras señalaba a un hombre con saya decolorclaroquecabalgabaaladerechadelcondedelabarbaroja—esHalfdan.

—Camisa Blanca —recordé yo de nuestra conversación nocturna en latienda,ymevinoa lamente lacausadelapododelmás jovende loshijosdeLodbrog:quesebañabatodoslosdíasysemudabadesayacasiconlamismafrecuencia—.¿Quiénesentonceselotrohombre?

—Decirhombreesdemasiado—ronroneóBjørnCostadodeHierromientrassebamboleaba—parareferirseanuestrohermanastroUbbe.

—UbbeesquienrasuraelmentóndeCamisaBlancacadamañanaylavasuropa—seextendióHastein—.Halfdan sueledecir quenodejaría sinmásquealguienseacercasetantoasucuelloanoserunhermano.

—¿No erais sólo cuatro hermanos? —pregunté mientras contemplaba aUbbe,elquintohijodeLodbrog,que,achaparradoyconlacabezaredonda,noseparecíademasiadoasushermanos.

—Ubbe no cuenta para nada—sentóBjørnCostado deHierro—.NuestropadreloengendróconunasiervafrisiaynoconlahijadeunreycomolamadredeIvarSinPiernas,SigurdOjodeSerpienteyHalfdanCamisaBlanca.

—Thora,lahijadelreysueco—volvíarecordar—.NoLadgerd.—¡Ninguna de ellas!—Hastein sonreía y se apartaba el flequillo rubio—.

LadgerdeslamadredeBjørnCostadodeHierroylaabueladeYlva,comoyasabes.Thora, la de los dragones,murió joven sin haber tenido hijos. En todocaso,ningunoquevivaaún.IvarSinPiernas,SigurdOjodeSerpienteyHalfdanCamisaBlancanacierondeotrahijadereyqueRagnarnoconociósinodespuésdelamuertedeThora.SellamaAslaugyvivetodavía,gozandodebuenasalud.

Yo observaba aturdido la sonrisa de sus estrechos labios. Se rio de miconfusión.

—RagnarCalzasPeludastomabatodamujerqueestuvieraasualcance,haymuchasmáshistoriasacercadeelloquemerecelapenacontar.Esperayverás,RalfLenguaraz.

ConlalevemanodeHasteinsobreunhombroylapesadamanazadeBjørnCostadodeHierrosobreelotro,mirécómoIvarSinPiernasavanzabaacaballo.Ensurostrodebarbarojaresplandecíaunaampliayfrancasonrisa.Poreljúbilode loshombresy lamaneradeconducirsedeSigurdOjodeSerpientecuandoabandonó la fortaleza circular para dar la bienvenida a su hermano mayor,comprendíqueIvarSinPiernasdebíadeserelverdaderolíderdelejército.Nosólo porque se conducía con gran dignidad, sino porque en su miradaaguamarina llameabaunaagudainteligenciaquepronto ibaaconocerafondo.Cuando los dos condes se encontraron, Sigurd Ojo de Serpiente le tendió suespadaconelmangoalfrente.

—Ya era hora de que llegarais—dijo—. Os hemos esperado mucho mástiempodelquehabíamosacordado.

—Lo lamento—respondió Ivarmientras le devolvía la espada en señal debuenavoluntad—.Sufrimosunretrasoporelcamino.

—Pero¿lossajonesytúhabéisllegadoaunconsenso?—Algo así —respondió Ivar—. Nos volveremos a encontrar aquí pasado

mañana.Enesemomento,lossajonesnosentregaránapapá.—¿Papá?—repitióSigurdOjodeSerpientetitubeando—.¿Quieresdecirsu

cadáver?IvarSinPiernashizounamuecadefastidiocomosihubierahabladodemás,

peroseapresuróasonreír.—Encasodequerealmenteestémuerto—dijosincomentariosadicionales

sobreelasunto.Enlugardeellosevolviósobresusilla,alzólavozenungritojovialysedirigióalosreunidosenelterraplén.

—¡YentoncestodosnosotrosvengaremosaRagnarLodbrog!¿Oquédecís?La multitud de guerreros reunidos bramaron golpeando espadas y hachas

contralosescudosenunsaludoatronador.

OTOÑODE861

El bosque es mi hogar. Por eso el día en queme ataca supone paramí unaconmoción.

Hastadondepuedorecordar,miverdaderacasahaestadobajolascopasdelos árboles. Sólo rara vezme hallo en la choza del claro donde he crecido yhabitamosmamáyyo.Obedezcocontentoydebuengradocuandoellarecibevisitaymepidequecorraalbosque,yaseaelvisitanteesehombrequelepagacon regalos por compartir camaun par de horas, o una de lasmujeres de laaldea que solicita su ayuda para curar una enfermedad. Los habitantes deTeurintonenome interesan en lomásmínimo.Los evito.Ni siquierahablo lamismalenguaqueellos.

Por el contrario, conozco bien el lenguaje de los animales. Sumanera decomunicarseesmásfácildeseguirqueelcomplejotratodelossereshumanos,repletodeconsideracionesimplícitas,reglasnoenunciadasypropósitosocultos.Loslobeznos,conlosqueechocarrerasporelbosque,sonmiscompañerosdejuego.Durantemuchosañosheacompañadoalamanadayconozcoatodossusmiembros.

UndíaintentémamardeunaenormelobaquehabíabautizadocomoHrowporelsonidoquehacecuandoestáenplancariñoso.Sufuerteolora tierrayalmizclecasiadormeciómissentidosmientrasyobuscabaelpezónconlapuntadelanariz.Cuandoencontréelpequeñobultoycomencéasuccionarlalecheligeramenteamarga,Hrowgruñóalpercibirlainusitadadentadura.Alfinalmemordió.Laheridacarecíadeprofundidad,comprendíquelaintenciónnohabíasidohacermedaño.

Asusojos,estabalejosdeseruncachorro,puesyoeracasitanmayorcomoella.

Eldíaenqueelbosquemeatacaymividacambiatengodiezaños.Voyderegresoacasadespuésdehabercazadounaliebrejuntoaloslobos.Tengoaúnel sabor de la sangre fresca, salada, en la boca.Mis pies desnudos silban atravésdelahierbaaltaenelclarodelbosque.Frenteamíapareceeltejadodepajade la choza.Aceleropara salvara la carrera el último tramo, peropisosobre algo blando en la hierba.Una forma alargada se retuerce bajomi pie.Notoundoloragudoenel tobilloseguidodeunasensaciónderunruneoenlapierna,comosituvierahormigasbajolapiel.

Mamáoyemigritoysalealapuertadelachoza.Vecómomedesplomo.Melevantoinestable,tambaleándome.Ellaseprotegelosojosdelsol.

Mamá tiene un rostro alargado, delgado, de blandos labios y ojos azulgrisáceo, rodeadodeunasilvestradocabello rubioy rizadoque le llegaa loshombrossinquecrezcanuncamásallá,porqueellaselocortacuandoempiezaamolestarla.Esbella,aunquenuncameparoapensarlo,y laquiero,aunquenuncasemeocurredecírselo.Delarisa,seapoyaenelmarcodelapuertaalvermisfatigas.Creequeestoydebroma.

Sólocuandocomienzoavomitarcomprende lagravedad.Entonces,mipieyaestá tanabultadoydoloridoquenopuedosostenermesobreél.También laparte baja de mi pierna ha empezado a hincharse. La piel alrededor de lamordeduradelaserpienteformaampollas.Antesdequeellalleguehastamíyaestoyempapadoensudor.Cuandomellevaalinteriordelachozaestoyapuntodeasfixiarme.Porsuerte,mantienelacalmasuficienteparasacarunapajadeltejado e introducírmela en la garganta. De otro modo, difícilmente habríasobrevivido, ya quemi lengua aumenta y pronto ha alcanzado un tamaño tangrandequemeobligaatenerlabocaabierta.Atravésdelapajaaspiroelaire.No es hasta dos días después cuando la hinchazón empieza a disminuir. Todoesto me lo cuenta después mi madre. Pues yo me encuentro completamenteinconsciente.

La mañana del tercer día comienzo a poder ver a través de mis ojosinflamadosquelacruzdemadera,quesiemprecolgabadelaparedenfrentedemi cama, ha sido retirada. En su lugar están las estatuas de los dioses. Lasfiguras de madera groseramente talladas están húmedas de sangre fresca.

Delantedeellasyaceuncuerpecitopeludoconelcuellocortado.Eselcadáverdeuncabritillodelredilquehaydetrásdelacasa.

Mamámesacaconcuidadolapajadelagarganta.Nosoyconscientedelocercaqueheestadodelamuerte,puesmiatenciónsecentraenotracosa.

—¿Hassacrificadounadenuestrascabrasatusdioses?Mivozacusatorialehacefruncirsuscejasrubias.Opuedequeesareacción

sedebaaqueyollamaraaOdínyThor«tusdioses».Mamáhabíaprocuradosiemprequeyofueramáscreyente,loquesignifica

hacer ofrendas, sacrificios y respetar a los dioses, temerlos y yacer postradoanteellosrogándolesayudaparaestoylootro,comoellahacía.Peroyonuncahabía sido testigo de que ni el único dios de los habitantes de la aldea ni elmúltipleparnasodemamátuvieranpoderalgunoenelbosque.Losanimalesnocreenenotracosaquenoseansuspropias facultades,asíque¿porqué ibaahacerloyo?De los lobosheaprendidoacazar.De las liebresheaprendidoacorrer deprisa. De los corzos he aprendido a no hacer ruido. Aún no heaprendidoavolarcomolospájaros,perocalculoqueesunacuestióndetiempo.

—Estuobstinadafaltadefelaculpabledetodoesto—dicemamáenfadada—.Lokeeselúnicodiosquesemuestraen formadeserpiente.Además, llevasangredeloboenlasvenas, igualquetú.Haqueridoqueentiendasqueyaeshoradequemaduresy te tomesenserioesascosasde lavidaquenopuedesevitar.

—¿Yquéesesoquenopuedoevitar?Suspiraresignada.—Losantiguosdiosessoncaprichosos,peropuedespersuadirlosdeque te

ayuden si les haces ofrendas. El Cristo Blanco es severo, inflexible y celoso,odia a los demás dioses, aunque respalda fielmente a sus devotos. Por esarazón,muchossehanvueltohaciaél.Sinembargo,otrospiensancomoyo,quelomásprudenteesestarabiencon todos,yesoes loquemegustaríaque túhicieras.Hascumplidodiezaños.Yanoeresunniño.

Eselsermónmáslargoqueellamehaechadonunca.Lagrancantidaddepalabrassubrayanlagravedad.

—Conozcobienatusviejosdioses—digo,porquedurantelaslargasnochesde inviernoescuchabasushistoriasacercadeOdínelsabioy tuerto,sobresuhijo Thor, que cabalga por el cielo con su carro generando el trueno con su

martillo,asícomodetodoslosdemásdiosesquevivenenAsgårdysóloraravezvienenhastaelmundodelossereshumanos—,peronuncamehashabladodelCristoBlanco.

Sesonrojayadmitequeellanotienemuchoquecontaracercadeélporquenoloconocedemasiado.

—Vengo del reino de los daneses, como sabes —explica—, y allí sólo seveneranlosviejosdioses.PeroaquíenInglaterratienemuchopoderelCristoBlanco,asíqueesmejorqueaprendasmássobreél.Yheestadoreflexionandoacerca de si deberías ir a vivir con las gentes de Teurintone que lo conocenmejor.

—Sinohablocomoellos.—Teenseñaré.Cuandovineaquídesdemitierra,tampocoyohablabasajón.

Sin embargo, las dos lenguas no son demasiado diferentes, pues los sajonesdesciendendeanglosy jutlandesesque llegaronaquíhacecientosdeaños.Setratamásbiendepronunciarlaspalabrasdeformadistinta.

—¿Tendréentoncesqueirmeavivirlejosdeti?¿Lejosdelbosque?Palideceymecontemplaconunamiradallenadepánico,porquenosoporta

siquierapensarlo.—AquípuedesvolveratoparteconLoke—razonaella—,yalomejorsele

ocurremordertedenuevo.Yatehedichoqueescaprichoso.Yomiroelcabritillomuerto.—¿Puede Loke en forma de serpiente morderme a través de la piel de

cabra?Mamásequedamirándomeunrato.Acontinuación,mebesaenlafrente.—Quéavispadoeres,miniñogrande.

Cadaaño,alacercarseel invierno, sigoa los loboshasta la lindedelbosquedonde empiezan los campos. Este otoño olfatean con curiosidad mis nuevasbotas de piel de cabra, pero aparte de eso todo sigue igual que siempre. Sinembargo, sientomás que nunca el fuerte impulso demarchar con ellos en suruta hacia el sur. Pesa aún enmí el discurso demamá acerca de los dioses.Aunque no ha vuelto a repetírmelo, no seme oculta el hecho de que ella haempezadoavermeconotrosojos.Tienerazónenquemevoyhaciendoadulto.

Ambos sabemosquealgoestáapuntodepasar.Como la liebreque sequedaagazapadaparaevitarquelaencuentren,abrigamoslaesperanzadequetodosesolventeporsísolo.

Despedirse de los lobos es una tarea larga e individual. Conozco a loscachorros desde que eran bolitas de pelo y garras que cabían enmismanos.Ahora son jóvenes camino de ser adultos que han de vivir su vida. Sé quecuando lamanada regresepor laprimavera sólovendrá lamitaddeellos,demaneraquerestriegomismejillascontrasusmandíbulasysaludoacadaunoconungruñidomelancólico.CuandolellegaelturnoaHrowhundolosdedosensupelajeynarcotizolapenaconsufuerteolor.

Mientrasloslobosdesaparecenporloscampos,Hrowsevuelvevariasvecescomopararogarmequecuidedemímismo.Unavezquelamanadasehaidoeiniciomivueltaacasa,pisounamanzanaquellevaenelsuelodelbosquetantotiempoqueestáreblandecida,peronolosuficientecomoparadejardeinteresara los insectos. Las avispas que se hallan en su corazón atacan tal y como lohacen en otoño, embriagadas a causa de la fruta medio fermentada yenardecidasporlafrustracióndequeprontovanamorir.

Casi de inmediato, mis miembros empiezan a hincharse. La sensación derunrún en el cuerpo es la misma que tras la mordedura de serpiente en elverano. Me froto las picaduras de avispa con musgo, como he hecho confrecuencia, pero los síntomas empeoran. Cuando mi garganta comienza ahincharse busco a tientas el junco que ahora llevo en un cordón de cueroalrededordelcuello.

Todavíaestoyconsciente.Consigotambalearmeatravésdelbosquecaminodecasa.Novomito,perolarespiracióndemamáseagitacuandomevellegarala choza con el rostro inflamado y la boca abierta, con la caña de juncoasomando.Conunamiradadepavorvuelveasacarlasestatuasdelosdioses.Logro detenerla antes de que degüelle otro cabritillo. No hay ninguna razónparamalgastarbuenacomidaendiosescaprichososquedetodosmodosvanahacerloquelesvengaengana.

Alamañanasiguienteyapuedoquitarmeeljuncodelagargantayrespirarconnormalidad.Perohecomprendidolomismoquemamá,quesentadaenuntaburetebloqueandolapuertadelachozamemiraconfijezayexpresióninfeliz.

—Nopuedoquedarmeenelbosque—reconozco.

Exhalaelaire,aliviadaporqueyomismolohayaentendido.—Si también los insectossonahoraunpeligropara ti—dice—,nopuedes

vivir enTeurintone.Loshabitantesde laaldea críanabejas.Vacas y caballosatraentábanosdetodotipo.Lasavispaspululanportodoslados.

—¿Dóndeentonces?—pregunto.Melanzaunamiradasombría.—ElmonasteriodeSanCuthbertenCreca—dice.Esamismatardecomienzaaenseñarmesajón.

SEGUNDAPARTE

Primaverade866

12

Elcadáveryacíasobreunamesarudimentaria,formadaporuntablónsobredoscaballetes,cubiertaporunpañoblancoquenolograbaocultardeltodolafigurahumana:elrostroconlanariz,lacajatorácica,elvientreylaspiernas,alfinaldelascualesunpardepieshendíanelaire.

Enunodelosextremosdelamesahabíadoshombresenpiequeportabansendas cotas de malla bien pulidas. El primero llevaba sobre la cabeza unacoronadebroncebañadaenoro,elsegundouncascoconrebordesdeplata.Elprimero,quesehallabaenelfinaldelatreintena,eraachaparrado,obesoyalgocalvo.Elsegundoteníadiezañosmenosyunaperillaoscuraacabadaenpunta.

En el extremoopuestode lamesa se encontraban IvarSinPiernas,SigurdOjodeSerpienteysuhermanopequeño,HalfdanCamisaBlanca.LabarbayelpelorojosdeIvarrelucíanvivamenteencontrasteconsupielpecosayellargomanto azul. La barba y cabello negros de Sigurd hacían resaltar aúnmás susabundantes joyas. Halfdan Camisa Blanca aparecía pulcro y atildado, con susayablanca,elpelocastañocortoyelmentónrasurado.

Loscincohombresesperabanensilenciobajounalonatensadasobreestacasa fin de protegerse del sol. Ninguno iba armado, pero a cien pasos de allí elejército sajónpermanecía en formación.Sobre ellosondeabandos estandartes.Unorepresentabaunacruzblancasobrefondonegro,elotrounhachadeguerrarojasobrecampoblanco.

Porelbrezaldelpáramo,BjørnCostadodeHierroseacercabaalescenariodandozancadas.Sumanazameatenazabaelbrazo.Pocoantes,elgigantedelabarba gris me había ido a buscar al habitáculo para esclavos y sin dar una

explicaciónmehabíasacadoarastrasdeallí.Despuésdelmediodíayconuncielodespejado,sóloseoíaalviento jugar

conlalonatensada,nuestrospasosalatravesarlahierbayunaúnicaalondraquetrinaba en algún lugar por encima de nosotros. Sobre el terraplén circular queestabadetrásdenosotros esperaban en silencio, depieo sentados,millaresdenórdicos.BjørnCostadodeHierro se adentró en la sombra endirección a sushermanos.Meempujóhacialosdoshombresqueestabanalotroextremodelamesa.

—Eresnuestrointérprete,chaval—dijocruzandolosbrazossobrelabarrigaeignorándome.

—Rey Ælla —comenzó Ivar Sin Piernas en la lengua de los nórdicos,dirigiéndose, como dándolo por supuesto, al hombre de mediana edad y lacoronasobrelacabeza.

—Yo soyÆlla—interrumpió el hombremás joven de la perilla al oír sunombre.Bajo el cascode los bordesdeplata, su expresión aparecía inflexibleconlasmandíbulasapretadas.Todosmiraronhaciaél.

—Traduce,mozalbete—gruñóBjørnCostadodeHierro.El gigante de la barba gris hablaba sajón de sobra, pero pensé que sus

hermanos seguramentenoeran tanversados en lenguasyaquenecesitabanunintérprete.

—HadichoqueÆllaesél—dije.—¿Quiénesentonceselgorditopequeñajo?—preguntóIvarSinPiernas.Durante los dos días que siguieron a la capitulación del ejército sajón, yo

habíavisto,porelhuecodelnudo,alaltocondedelabarbarojarecorrerafondosobre su semental los caminos de tablones del campamento. Sus llamativoscoloresseveíanadistanciaporencimadelastiendas.Llevabagruesasesclavasdeplatacomosushermanos,yanadielecabíadudadequeellíderdelejércitovikingoerauncondedistinguido.Adiferenciadeesosotrosgrandesseñoresquesecomportandemaneraaltivayconsoberbiahacenvalersusderechos,IvarSinPiernassaludabadeformadesenvueltaatodos,yaqueaningunoseleocurriríaretarlo. Detenía su caballo y conversaba con aquellos que se encontraba.Amigable,lespreguntabaporsusfamiliarescomosiconocierapersonalmenteacadaunodeloshabitantesdelcampamento.Todosellossonreíancalurosamentepara sus adentros una vez que él seguía su camino a caballo. Incluso cuando

desmontabaeramásaltoquelamayoríadeloshombres,ysupresenciaimponíamásquelosdosreyessajonesjuntos.

Notéunsoplocálidoenelpechoaltoparmeahoraconsumirada,perosólovaciléuninstanteantesdepreguntarleensajónalacompañantecoronadodelaperillaquiéneraél.

—ElreyOsbert—respondióelhombre.Enmediodelasadiposidadesdeunrostrobrillantesusojillosapretadosestudiabanconintensidadalpelirrojocondedanés.

—DicequeeselreyOsbert—traduje.—¿Northumbriatienedosreyes?—quisosaberIvarSinPiernas.Trasladélapreguntaalossajones.—Yo soy el rey —respondió Ælla poniendo la mano sobre su pecho—.

Osbertnoessinomiealdorman.—Túeresunusurpadorsinderechohereditarioal trono—silbóOsbertcon

desprecioenlavoz.ÆllasefrotólaperillayexplicóqueOsberthabíasidoreyconanterioridad,

peroquefuedepuestoporunwitangemot(unconsejoterritorialdelosthegnsyealdormendeNorthumbria) y que élmismo había obtenido en esa ocasión elmayornúmerodevotos,ganandoasílacorona.

—¿EsosignificaqueNorthumbrianombraasusreyesmedianteelección?—preguntóSigurdOjodeSerpienteconmiradadespierta.

Al igual que su hermano mayor, Sigurd Ojo de Serpiente había estadomostrándose ante los guerreros durante los días posteriores a la batalla. Merecordóaunpavoreal,esoshermosospájarosdecoloresresplandecientesquesepasean por los vastos jardines del emir de Córdoba profiriendo desagradablesgritoshumanoides, peroque carecende todautilidad.HastaBjørnCostadodeHierro se había dado una vuelta para saludar a los guerreros recién llegados,aunque daba la impresión de que estuviera cumpliendo con un debermortalmenteaburrido.

—Separecenanosotrosenmuchosaspectos—ronroneóBjørnCostadodeHierro—.Poresarazónosadvertíaquenodebíamosatacarlos.

—Es estúpido elegir un hombre débil como rey —opinó Sigurd Ojo deSerpientemientrasserascabalabarbanegra.

—Esootorgaalosthegnsyealdormenmayorinfluencia—contestóCostado

deHierro—.Asípuedenmantenerarayaalrey,deformaquenosevuelvaundéspota.

SigurdOjodeSerpientehubodeadmitirque ladisposiciónquizáno fueratandisparatadaafindecuentas,auncuandoseguíasinverrazonabledestituirdelcargoaun rey fuerte.No teníamosaHastein amano, así que el propioBjørnCostadodeHierro tuvoque explicarle a suhermanastromás joven la realidadpolíticadeNorthumbria,algoquepusoapruebasupaciencia.

—El único que ostenta el poder es el alto de la perilla—ronroneó—. Elgordito pequeñajo intenta recuperar el trono. Sólo porque tienen un enemigocomúnesporloqueahorasehallanelunojuntoalotro.Almargendeello,enNorthumbria hay una guerra civil, tal y como nos contó el rey Edmund elinviernopasado.

—¿Otrorey?Todavíamenospráctico.—¿NorecuerdasaEdmunddeAngliaOriental?Túmismoestuvisteconél,

hermano.VivimosdosmesesensupalaciodeTheodford.SigurdOjodeSerpienteacertóarecordaralgoacercadeunpenosoalfeñique

sobre un trono, pero de eso hacíamucho tiempo, y de hecho ellos no habíansalidoanavegarentretanto.

—Los reinos ingleses están unidos por tierra —explicó Bjørn con vozcansada—.Notienenpormediomarniestrechoscomoennuestrapatria.DejaqueIvarnegocieconlossajonesenpaz.

SigurdOjodeSerpientenotólairritacióndesuhermanastroyseenojóasuvez.

—Aquí hay demasiados reyes, y a mí no me gusta la mirada del gorditopequeñajo. Le voy a rebanar la cabeza.—Buscó su arma a tientas, pero sóloencontróunafundavacía—.¡Alguienmehaquitadolaespada!

—Tú mismo la has dejado en el campamento antes de que viniéramos anegociar.

Elrostrovirilconlacicatrizblancaenlafrentecambiósuexpresión.—Entoncestendréqueconformarmeconherirloagolpes.BjørnCostadodeHierroyHalfdanCamisaBlanca,quepresentían adónde

conducíaeso,agarraroncadaunodeunhombroaSigurdOjodeSerpienteparacontenerlo.

—La forma en que los sajones gobiernan su tierra—dijoHalfdanCamisa

Blanca—nosesindiferente,puesdetodosmodosprontoseránexterminados.EralaprimeravezqueoíahablaralmásjovendeloshijosdeLodbrog.Su

voz ronca se estremecía, como si hiciera esfuerzos por reprimir algo en suinterior,yunbreveespasmocruzabasurostrorasurado.Sóloeratresañosmayorque yo, pero cuando se movía a pie por el campamento hasta los másdistinguidosseñoressehacíanaunlado.Sinembargo,noerarespetonifervorloqueyoleíaensusojoscuandosevolvíanhacialapulcrafigura.Eramiedo.

—Vaasercansadoexterminaragentemásnumerosaquelanuestra—objetócortanteBjørnCostadodeHierro.

—¿Opinasquizáquenodeberíamoshabervenido?—preguntóHalfdanasuhermanastromayordelabarbagris—.¿Nopiensasqueera loúnicohonorablequepodíamoshacertrasconocerlamuertedepapá?

ProntoaprenderíayoqueHalfdanCamisaBlancaeraauntiempoirascible,atrabiliarioydesmedidamentepundonoroso.

—Esposible—respondióconcalmaBjørn—,aunquenoporellohadeserlomásinteligente.

—¿CuestionaselliderazgodeIvar?—Portodosloscielos,jamássemepasaríaporlacabeza.—¿Vaisaparardeunavez?Sigurd Ojo de Serpiente se había erigido en la voz del sentido común.

Aunquenocomprendieradeltodoporquédiscutíansushermanos,pensabaquenoerarazonablesacararelucirsusdesavenenciasdelantedeloslíderessajones.Sin embargo,Osbert yÆlla habían aprovechado la distracciónde los hijos deLodbrog para discutir ellosmismos, y no eramenor el desacuerdo que habíaentreambos.

—No tendríasquehabervenido—susurrabaÆlla a su rival—.Socavas laautoridaddelacorona.

—¡Autoridad!Nomevengasconésas—bufóOsbertenrespuesta—.Tengotodoelderechodeestarhoyaquí también.Túnuncahabríaspodido reunirunejércitodemilhombressinmiapoyo.

—¿Dequésirveahoratuapoyo?—Ællaseñalóconlacabezaalosnórdicosenelterrapléndelafortalezacircular—.Pasasteporaltolaastuciamilitardelosbárbaros.Podríanhabernosaplastadoenuninstante.

—Sí,nocabedudadequesonmásastutosquenosotros.—Osbertcruzósus

cortosbrazosmientrascontemplabadenuevoaIvarSinPiernasconindignaciónenlamirada—.Ylaperfidiadesulíderexcedecualquiermedida.

Ællaapartósusoscurosojosdelrivalysetoparonconmigo.—¿Eressajón,muchacho?Vaciléyasentí,abrumadoporqueunreysedirigieraamí.—¿Pero no cristiano? —Él observaba el junco en el cordón de cuero

alrededordemicuello—.¿Aquéreligiónperteneceelsímbolodelacaña?La mirada aguamarina de Ivar Sin Piernas nos seguía con atención. Me

persuadídequeelcondedelabarbarojacomprendíatodoloquesedecía.Teníaquemedirmuybienmispalabras.

—Soycristiano—respondí—.BjørnCostadodeHierromehizoprisionerocuando sus hombres saquearon mi aldea. Ahora soy su siervo y vivo en uncobertizo.

—Pobremuchacho—dijoÆllacontalcompasiónquemedejósorprendido.Los reyes no se interesan muy a menudo por el destino de los míseroscampesinos.

—¿Porquénohablasalosnórdicosenlugardeengatusarasuintérprete?—interrumpióOsbertconunasonrisacondescendiente.

LosmúsculostensosdelamandíbuladelreyÆllarelatabanlahistoriadelarelacióndepoderdeamboshombres.Esposiblequeélostentaraeltítuloderey,perosuposiciónestabasiendodesafiada.

—Cuéntalesalreyysuconde,conindependenciadequiénseacadacual—medijoalfinIvarSinPiernas—,quenosotrosjuntoconnuestroejércitohemospasado el invierno en Anglia Oriental, donde el rey Edmund nos pagó conbuenos caballos sajones por continuar la marcha, y además nos habló muchoacercadelaguerracivilquehayaquíenNorthumbria.

Lossajonesescucharonatentosmitraducción.—Esa sabandija de Edmund ha mentido —respondió el rey Ælla—. Os

puedo asegurar que mi ealdorman y yo permanecemos unidos frente a todaamenazaqueprovengadelexterior.

Ivar Sin Piernas sonrió lomejor que pudo.TambiénOsbert pensó lo suyomientrascrispabalospuños.Sinembargo,callóyasintió.

—SoyIvar,hijodeRagnar—continuóelcondedelabarbaroja—,yéstosson mis hermanos Halfdan, Sigurd y Bjørn. No hemos venido a sembrar

discordia,sinoarecogeranuestropadre.—Seme antoja—respondió el reyÆlla unavezqueyohube traducido—

queoshabéispresentadoengrupobiennutridoparaunatareatansimple.—Vosotroslossajonestomasteisanuestropadrecomorehén—ledevolvió

la pelota Ivar Sin Piernas—.No esperábamos nada bueno de vuestra parte siaparecíamossinséquito.Peroestamosdispuestosaconcederoselbeneficiodeladuda.

Mientrasyo transmitía labuenavoluntadde loshijosdeLodbrog,HalfdanCamisaBlancasonreíademanerasombría,comodesmintiendolaspalabrasdesuhermanomayor.

—Enotoño,dosbarcosdeRagnarCalzasPeludasencallaronenlacostaestea causa de una tormenta—relató elealdormanOsbert—.Por entoncesyoeraaúnellegítimoreydelreino.ArrestéaRagnaryasugenteporpiratería.Entresu carga sehallaronbienesdemuydiversosbarcosdedicados al comercio.SejactabanademásdecómohabíansaqueadodurantetodoelveranoelestuariodelTámesis,delosencilloquehabíasidoydelagrancantidaddemarinerossajonesquehabíanmatado.

Al tiempoque traducía,empecéaentender lossucesosquehabían traídoalosvikingosalpaísyquecambiaronmipropiodestino.

—Esposible—respondióIvarSinPiernas—quepapásellevaraalgodelosbarcosensituacióndepeligroqueencontróensucamino,peroresultacuriosoque permitierais seguir navegando a su guarnición mientras reteníais a unhombreviejoeindefensocomorehén.

MitraducciónhizoenrojecerelrostrobrillantedeOsbert.Lapielflojabajoelmentóndelealdormantemblequeabacuandorespondió.

—Laguarnicióneramuynumerosaydíscola.Seescaparonyseapoderarondeunbarcoenelquedesaparecieronrumboalsur.

—Ya lo sabemos —dijo Ivar—. Es por ellos por los que conocemos lahistoria.

—Entoncessabréistambién—tomóelrelevoelreyÆlla—queloshombresde Ragnar Lodbrog no dudaron en dejar a su líder en la estacada, ¿verdad?Osbert pensó que lo más prudente era llevar el preso a Eoforwic. Desde eseinstantemecuidédequeestuvierabienatendido.

—¿Bien atendido? —Osbert sonrió sin poder ocultar su malicia—. El

hombremurióbajotuprotección.Ymenosmal.EseviejodiablohabríaarrasadoNorthumbriaparavengarsuhumillación.

ElreyÆllaleignoróysiguióhablando.—RagnarLodbrogeraunprisionerodifícildebidoasuavanzadaedad.Bebía

comocuatrohombres,ycuandoestababorrachonoconveníadejarloandarporahíporquepodíafácilmentecostarlelavida.Murióduranteunbreveencierroenunadelasceldasdelpalacioepiscopal.

Halfdan Camisa Blanca se enfureció y gritó iracundo que el rey era uninfame execrable, cosa que no traduje, preguntando a continuación si eracostumbre entre los sajones dejar que sacerdotes cristianos se ocuparande losprisioneros.

—Un rey sajón rara vez se encuentra en elmismo sitiomás de un par desemanas—respondióelreyÆlla—,puesviajaconstantementeportodoelreinopara visitar a ealdormen y thegns. Por ese motivo tampoco son demasiadoamplias las dependencias reales enEoforwic, y la única prisión se halla en elpalacioepiscopal.

Mientrasyotraducíalaexplicación,elreysajónseinclinósobreelcadáverycondelicadezaapartóelpañoblancodelacabeza.Unancianodepielcomolaceraybarbaamarillentamiraba fijamente,con losojosamedioabrir,hacia lalonadearriba.Teníalabocaabiertaenunsilenciosogrito.

TodaunasecuenciadeespasmoscruzóelrostrorasuradodeHalfdanCamisaBlanca. El menor de los hijos de Calzas Peludas parecía poseído por unnerviosismofebril;elcuerpo,tensocomolacuerdadeunarco,parecíapresagiarunaviolenciasilenciosa.

—No vengas ahora diciendo que eres inocente de la muerte de RagnarCalzasPeludas—gritómientras señalabael rostroatormentadodel cadáver—.Conozcoestaexpresión.Nuestropadrehasidotorturado.

Tradujesuexabruptoyel reyÆlla respondióconunasangre fríadignadeadmiración.

—PorbocadelosfugitivosquehanllegadohastaaquídesdeAngliaOrientalhetenidonoticiasdetupredilecciónporlatortura,HalfdanhijodeRagnar,yséque eres experto en esas prácticas. Sin embargo, te equivocas. Si examinas elcadáver,verásquenohayniunasolaheridaenél.

Mientras el rey todavía hablaba, Halfdan arrancó la mortaja con un

movimiento vehemente y comenzó a examinar a su padre muerto. Lasconvulsionescorríanporsurostro,comoolasenunmarembravecido.Cuandolevantóelcadáverparacomprobarsuespaldamepercatédequeelcuerpoestabacompletamenterígido.

ElestudiominuciosodeHalfdanprontolesparecióexcesivoalrestodeloshermanos.Sinembargo,yoreconocílasinflamacionesentornoalagargantadelmuerto.Lalenguaestabahinchadayocupabalamayorpartedelacavidadbucal.Tenía un muslo inflamado. Un tobillo y un antebrazo aparecían abombadosdebido a las ampollas. Pero no era posible hallar herida alguna de cuchillo oespada,demaneraque,paraenojodeHalfdan,nohabíasignosdetortura.

—Propongo—rompióalfinelreyÆllaelpenososilencio—queenterréisavuestropadresegúnvuestracostumbreyquenosvolvamosaencontrardespués.

—Tratándose de un rey tan importante como Ragnar Calzas Peludas —respondióIvar—haydiezdíasde lutoyno tenemossuficientecervezadealtagraduación.

—Entonces la tregua durará diez días. Con gusto haré que os traigan lacervezacomomuestrademibuenavoluntad.

LoshermanossemiraronentresíyasintieronenaprobacióndelgestodelreyÆlla.

—Llegado ese momento —prosiguió el sajón— podréis contarnos másacercadevuestrosplanesaquíenNorthumbria.Ypermitidmequeosrecuerde,porhablar claro, que si fuerapreciso, no tardaríamosdemasiadoen formarunejércitoaúnmayor.

—¿Cuántotiempocreéisqueunejércitodecampesinospodríaresistirfrenteatresmilguerreroscurtidos?—objetócortanteBjørnCostadodeHierro.

El reyÆlla elevó la vista titubeante hacia los nórdicos reunidos sobre elterraplén circular, pero el ealdorman Osbert no se dejó asustar. El pequeño yobesoexreyexplicóconsobriedadlasventajasquelosnativosteníansobrelasfuerzasaprimeravistainvenciblesdelosnórdicos.TradujedecorridoaltiempoquelaautoconfianzadeloshijosdeLodbrogseesfumabaconlaexplicación.

—Sibiennuestroejércitosecomponedecampesinos,tambiénsonelloslosque conocen el terreno y saben explotarlo. Cada uno defiende su hogar, sufamilia, de forma que lucharánmás encarecidamente y durantemayor tiempoquevuestrosindisciplinadosladrones.Vuestraslíneasdeabastecimientoestánal

otroladodeunocéanoentero,ynopodéiscontarconmásrefuerzosdecasa.—¿Quétehascreído,gorditopequeñajo?—bramóHalfdanCamisaBlanca

—.Dagracias aquenoshemoscitadobajo la ramadeun alisoyque soyunhombredehonor,porquesinotehabríadegolladoporesaspalabras.

—Nomanchoelhonordenadiepordecirloquetodossabemos.Osbertlesdiolaespaldaysaliódelasombradelalonapararegresarallugar

dondeelejércitosajónesperababajolosdosestandartes.—Diezdías—hizohincapié el reyÆlla antes de seguir a suealdorman y

rival.PorlareaccióndeloshijosdeLodbrogcomprendíqueOsberthabíadichola

verdad.Lacausade sus, en apariencia,pintorescasdecisiones radicabaenqueunabatallaleshabríacostadomuchosmuertosyheridos;ymientraslossajonespodíanformarenpocotiempounnuevoejército,ladebilitacióndelosnórdicosseríacontinua.

IvarSinPiernascontemplópensativolaespaldadelgorditopequeñajocomosi le costara creer que le hubieran calado.HalfdanCamisaBlancamiraba confijeza el cadáver de su padre, como si le echara la culpa al muerto por lainesperadaevoluciónde losacontecimientos.SigurdOjodeSerpientesehabíaapartadoparadejarquelaspalabrasdeOsbertseasentaran,mientrasqueBjørnCostado de Hierro metió tranquilamente los dedos pulgares bajo el cinturóntensándolo.

—Puesnoha funcionado—constató—,asíque regresoconmigentea losbarcosenGrimsby.Zarparemosloantesposible.

—¿Vasafallarnos,infamebastardo?Halfdan buscaba con rechinar de dientes alguien sobre quien descargar su

frustración. Pronto quedó claro que adoptar una actitud desafiante frente a suhermanastromayordebarbagriseralapeorelección.

—Yonolollamaríafallarprecisamente—ronroneóBjørnCostadodeHierrosinhacercasodelaofensa—.¿Acasonovinecuandomeenviasteisrecado?¿Notrajeconmigohombresybarcos?

—Por supuestoqueviniste, queridohermano—respondió IvarSinPiernas—,porquecreíasquehabíaplataqueganar.

Elgigantedelabarbagrisseencogiódehombros.—Bueno, todos nosotros atacamos allí donde el botín es mayor y más

asequible. Pero Northumbria es pobre si lo comparamos con el reino de losfrancos, y los sajones se defienden con bravura. Al sur nos espera Hispania,donde,segúndicen,haymástesorosquellevarsedelosqueningunodenosotroshemosimaginado.Podéisacompañarnosyobtenerpruebaspalpables.

La invitación fue proferida por razones de forma. No había nada en laexpresión ni en la conducta de Bjørn Costado de Hierro que indicara queanhelabalacompañíadesushermanoseneseviaje.

—Sitemarchas,Bjørn—dijoIvarSinPiernas—,perderemoscuatrocientoshombres de una vez.Muchos otros desaparecerán cuando ya no se les oculteque,endefinitiva,papánofueasesinado.

—¿PorquéestanimportantesiRagnarCalzasPeludasfueonoasesinado?—pregunté.

Loscuatrohermanoscallaronymemiraron.—¿Quiéndijistequeeraestechaval?—preguntóIvarSinPiernas.BjørnCostadodeHierrotomóairepararesponder.—Nosoyningúnchaval—prorrumpí—.Tengoquinceañosyyahematado

aunhombre.No era del todo cierto, pero tampoco falso. Difícilmente habría podido

perpetrar lamuertemes ymedio antes sin ayuda. Y aunque en esemomentocontemplé el cadáver sin arrepentimientomientras se extendía por la nieve lasangre de la irregular herida en el cuello, ahora al pensar en ello notaba unregusto a vómito. Sin embargo, los nórdicos estimaban la violencia comoinstrumentodepoderenunsentidodistintode loscristianos,yyomeafanabaporalcanzaresaestima.Peronoibaaresultartansencillo.

—¿Un hombre? ¿Uno? —Los espasmos se reunieron en una sonrisaescarnecedora cuandoHalfdanCamisaBlanca bajó su rostro rasurado hasta elmío—. ¿Y tienes quince años?Vasmuy retrasado, alfeñique.A tu edadyoyahabíaenviadoveinteguerrerosalValhalla.

MediolaimpresióndequeunsimplecomentariofortuitopodíaactivarenelhijomenordeCalzasPeludaselenojoylafrustración.

—Talycomoelchavallehacontadoantesalreysajón—dijoBjørnCostadodeHierroconcalma—,loencontréenunaaldeanolejosdeaquí.Aunqueolvidómencionarqueloslugareñosestabanapuntodecolgarlo.

Los ojos verde azulado del rostro de barba roja de Ivar Sin Piernas me

devoraron.—Asíquealomejorvalemásdeloqueparece.Ytampocotienesmotivos

paraquererregresarcontuscongéneres,¿eh,chaval?—Lossajonestienenlaculpadequemimadreyanoestéaquí—respondí—.

Eradanesa.Loshermanosmeobservabanalaesperadequeyoprosiguiera,peroporel

momento había dicho todo lo que hablaba enmi favor.Era preferible quemeguardaraelresto.

—Yaleobligaréyoadecirnoslaverdad—Laexpresióndelosojoscastañosde Halfdan Camisa Blanca me recordó la deHrow al localizar una presa—.Cuandolemondelapielpulgadaapulgadasoltaráenseguidalalengua.

Lamano pecosa de Ivar Sin Piernas sobre su hombro le hizo deponer suactitud.Elcondedelabarbarojamecontemplabaaúnatentamente.

—Esimportantesinuestropadrehasidoasesinado—respondióamianteriorpregunta— porque todos nosotros hemos venido a vengarlo. Y nadie venga aalguienquehamuertoporcausasnaturales.

—¿Porquétantoshombresquierenvengaraunosolo?—Porque nuestro padre no era un hombre. Era una leyenda. Los relatos

acerca de sus proezas se cuentan desde Haithabu a Hålogaland. Quien puedavanagloriarsedehabervengadoaRagnarCalzasPeludasentraráaformarpartede su historia, alcanzando la fama. Y la fama es la única forma que hay deinmortalidad.

LosbritanosrelatabanacercadelreyArturo,quiencentenaresdeañosatrásencontróunaespadaclavadaenunapiedrayconelladefendióa supaísde lainvasión de los sajones. Las leyendas de los sajones versan sobre susantepasados que abandonaron el continente para conquistar Inglaterra, queestabaenmanosde losbritanos.Lossacerdotescristianoscuentanhistoriasdemártiresquepuedenandarsobreelaguayllevarhierrocandentesinquemarse.

Losrelatossobreloshéroesdeantañoencierranunamagiaque,enbocadeunhábilnarrador,escapazdedespertarlosmuertosalavidainclusodespuésdevarioscientosdeaños.Yoentendíaquevolverseinmortala travésdeesaclasedenarración fuera aúnmás apeteciblepara losnórdicosque las riquezas, que,porlodemás,lesentusiasmabantanto.

—Entonces, por fortuna, hay algo que vengar —dije—, porque no hay

ningunadudadequeRagnarCalzasPeludasfueasesinado.

13

Bien entrada esa tarde, IvarSinPiernasyyo estábamos sentados cadauno enuna cama de lienzo en el interior de la tienda con las dos cabezas de dragónentrelazadassobrelaentrada.Esemismomediodía,élysushermanosmehabíanestadoescuchandoenelpáramobajolalona.Lesexpliquélascircunstanciasdela muerte de Ragnar Lodbrog según mi interpretación. Todos estuvieron deacuerdoenqueno teníannadaqueperderdejándomerepetirdichaexplicaciónantesusguerreros.Acambioleshabíasolicitadomilibertad.BjørnCostadodeHierromemiróconsusinescrutablesojosgrispálidoycruzóobstinadamentelosbrazos.

—Pienso—meapresuréadecirle—queeslamejorsoluciónparatodos.Teserédelamismautilidadqueantes,peroconmenosfatigas.Hasconstruidounacasetaparaencerrarmeallí,perono tengoningún interésenhuir.Comosiervomehande traer lacomidacadadía, si fueraunhombre libreyomismome laprocuraría. Soy joven y fuerte, no como esos atontados alfeñiques a los quesoléisllamarsiervos.Conalgodeentrenamientopuedosermásútilenunmurodeescudosquetraduciendounalenguaqueigualmentetodoscomprendéis.

IvarSinPiernasseapartóunospasosparahablarasolasconsuhermanastrodelabarbagris.

Cuando regresaron bajo la lona me prometieron la libertad si yo lograbaconvenceralejército.

—Te doy las gracias, conde Ivar —le había dicho yo—, pero si mepermitierasoíralgoacercadetumadreAslaug,queestambiénladeSigurdOjode Serpiente y Halfdan Camisa Blanca, y que tanto Bjørn Costado de Hierro

comoHasteinmelanombraron,seguroquepodríaresolvermejorelcometido.Albergaba la esperanza de que lamagia del relato creara algún lazo entre

IvarSinPiernasyyo,puesteníaclaroacuáldeloshijosdeLodbrogharíamejoren adherirme. El conde de la barba roja se echó hacia atrás para comenzar lahistoriadesumadre.Noeramenosfervientenarradorquesushermanos:

—Cuando la hija del rey Herrød, Thora, murió tras pocos años dematrimonio, Ragnar Calzas Peludas se quedó profundamente abatido por lapérdida.Suspirabaygemíacomounviejocansadodevivir,apesardenohabercumplido todavía los treinta.Por fin,consupena, seembarcóacompañadodesushombresyllegóaNoruega,dondeunanocheatracaroncercadeunapequeñagranjaquesellamabaSpangareid.

»Ragnar lesdijoa suspanaderos: “Ida lagranjaypreparadallí esta tardenuestrastortasdepan”.Loshombresseencaminaronallugaryenelvanodelapuertecitadelacasacontechodealgasencontraronunamaviejayfeacomounacomadregiganta.Se llamabaGrimay,aunqueellanoestabamuypor la labor,permitióalosmozosqueusaransumesaparaamasarysuhogarparalacocción.“Peroyonopuedoayudarosporquesoyviejaymismanosnotienenfuerza.MimaridoestádeviajeynuestrahijaKrakavuelvetardedelcampo.Ymenosmalporque lesobracarácter.Mimaridoyyohemosempezadoa tenerdificultadesparagobernarla.”

»Lahija,quehabíavistoarribarelbarco,seadecentóantesdeencaminarseacasaparaasí tenerelmejoraspectoposibleante los invitados.Se lavó lacara,cosa que sus padres le habían prohibido porque no deseaban que los hombresdescubrieransubelleza.PuesKrakaerarealmentemuyhermosa.Pecosa,esbeltayexuberante,sucabellorubioeratanlargoquerozabalatierraeigualdefinoque la seda. En cuanto los panaderos la vieron, quedaron embelesados y noapartabansusojosdeellaenlugardetenerlosenelpan.Cuandoregresaronalbarcoconunacestadepanquemado,latripulaciónenterapretendíacastigarlospor su negligencia, y Ragnar quiso averiguar la causa. “La hija de los deSpangareideslamásbellaentrelasmujeresyhasidosubellezaloquenoshaturbado”,dijeron.“ApenasserátanhermosacomoloeraThora”,suspiróRagnarhundiéndose de nuevo en su pesadumbre. “Es más hermosa que tu esposafallecida”, respondieron los hombres, demanera queRagnar sintió curiosidad.Sinembargo,noleapetecíasaliralbuentuntúnporcausadeunrumor,poreso

pidió a dos de sus hombres de mayor confianza que fueran a la granja y ledijeran a Kraka que al día siguiente bajase hasta el barco. “Pero no debepresentarsevestidanidesnuda,niestar saciadanihambrienta,ynodebeveniracompañadaporpersonaalguna,perotampocosola”,lesinformó.

»Cuando los hombres llevaron el mensaje de Ragnar, Grima, la viejacomadre,seenojóydespotricó,pues intuíaqueibaaperderasuhijaenfavordel extranjero. “EseRagnar Calzas Peludas no puede estar bien de la cabeza.Serámejorquetequedesaquí,miniña,ycumplascontusobligacionesenlugardecorrerdetrásdevaroneschiflados”,ledijoaKraka.

»Noobstante,Krakalesdijoaloshombresquesisucondelohabíapedidoasí, era porque tenía que ser posible. “Bajaré hasta vuestro barco mañanatemprano e intentaré cumplir sus exigencias.” Losmensajeros regresaron y lecontaron a Ragnar lo que había sido acordado, confirmando que la hija de laviejaamaerarealmentemuyhermosa.

Ivar Sin Piernas semojó el gaznate con agua porque preferíamantener lacabezafríaparacelebrarsolemnementelamuertedelpadrebebiendohidromielo cerveza de alta graduación hasta perder el sentido. Sus ojos verde azuladoestudiaronmirostroconelfindeponderarmiinterésantesdedejarlatazaenelsuelojuntoalacamayproseguir.

—A la mañana siguiente temprano, bajó Kraka hasta el barco. Se habíaenvueltoenunareddepescarydejadoquesupelocayerademodoquelecubríael cuerpo, asíno ibavestidanidesnuda.Habíamordisqueadounacebolla,poresonoestabasaciadanihambrienta,ytraíaconsigoasuperro,deestaformanoveníasolaniencompañíadepersonaalguna.Ademásrecitóunosversos:

Noosésinoobedeceralcondequemeavisaba,cuandotú,Ragnar,mepedistequehaciatimeencaminara.Nomeacompañapersonaalguna,tampocoestoydesnuda.Vengoatiencompañía,aunqueporelcaminosoysólouna.

Mequedéembobadoconelpoemaque Ivarcitódememoriaen forma tanbella, sin necesidad de buscar las palabras. Le satisfizo de nuevomi reacciónespontáneaysepermitióunasonrisaantesdeproseguir:

—Ragnarcomprobóquelachicaerabienguapa,aunqueledabamásvalorala inteligenciayperspicaciaqueellahabíademostradoalresolversuenigmayrecitar unos versos tan elegantes. La invitó a subir a bordo, donde los dos sesentaronsobre labancadaahablar largo rato.Entonces le recitóélmásversosquehabíapreparadoparaponerlatodavíaaprueba.

Silachicaapreciaradeverasalguardiánfervorosodeloro,loabrazaríadebuengradoconesosbrazostanblancos.

»Luegoellacontestó:

Simedesealapazelarterohijoderey,quemedejemarcharsinquemihonrahayadesufrir.

»RagnarreconocióqueKraka,apesardesuorigenhumilde,eradignadeun

rey.Sinembargo,nohabíaterminadodeponerlaapruebaylepidióasugentequeletrajeranunvestidoquehabíapertenecidoaThora,bordadoconhilosdeplatayoro.Lepreguntóentoncesalahermosacampesinasiqueríacasarseconél,perodenuevoellalecontestóenverso:

Aaceptarnoosaríatupresenteaunareina.¡Camisaadornadaconplata!Queahoraamímevistiera.Krakaesminombre,todadenegroynadamáscaminandoporlagrava,

conlascabrasjuntoalagua.

»Kraka le pidió a Ragnar que continuara su viaje e hiciera lo que habíaplaneadoparaeseverano,diciéndoleacontinuación:“Sienotoñopiensasigualque ahora, entonces vuelve, porque así me convenceré de que tu anhelo essincero”.

»RagnarCalzasPeludasconcluyóqueKrakanosóloerasabia,sinotambiénpacienteyrecatada.Sefuedeexpedición,peroregresóaSpangareidalfinaldelverano.En esemomento, el barco estaba lleno de bienes y tesoros.De nuevoenvióabuscaraKraka,ycuandoellaviosucopiosobotíndeguerracomprendióqueRagnarCalzasPeludaseraundignoesposoparaella,asíqueloacompañódebuenaganahastasuhogar.

Apesardelareverenciaquesentíaporestarasolasconeldistinguidoconde,ladecepciónquesufríconelfinaldelahistoriamehizoprorrumpir:

—Pero ¿es eso realmente todo?Había oído que vuestramadre se llamabaAslaug,noKraka,yqueellaerahijadeunrey,comoThora.

—Rolf,erescasitanavispadocomoAslaug,mimamá.MesonrojéporelcumplidoeIvarcontinuó:—Lamismamañana en queKraka había de partir, entró donde estaban la

viejacomadreysumarido, losdespertóydijo:«Sémuybienquenosoismisverdaderospadres,puessoyhijadelaescuderaBrynhildhijadeBudliydelreySigurdVencedordeFafnir,quemurióabrasadoen supalacio real.Sé tambiénquemiverdaderonombreesAslaugyquemitíopaterno,Heimir,vinoconmigoaquícuandoyotenía tresaños.NosdisteishospedajeenSpangareid,perosóloparamataramitíoyrobarlesusricosropajes,asícomolasjoyasqueélhabíasalvadodelfuego».

»Los dos ancianos lo admitieron diciendo que la pobreza y el hambre leshabíanllevadoacometerelcrimen;además,lehabíanpuestounnombrenuevoparaprotegerladelpeligro.Kraka,oAslaug,asintióydijoquehacíamuchoquesepersuadióde ello, pero continuó: “Nopor esovengaré lamuertedemi tío,aunqueahoraquemevoyacasarconuncondetendríaelpoderdehacerlo.Encambio,osauguroquecadadíadevuestravidaserápeorqueelprecedente,yqueelúltimoseráelmásterrible”.Conestaspalabrasabandonólagranjadondehabía crecido. Los dos ancianos se quedaron en la cama aterrorizados por la

espantosamaldición.Sinembargo,AslaugnolecontólaverdadaRagnarhastamuchos años después, demodo que cuando esemismo otoño bebieron por laboda,élcreíaquesehabíacasadoconunasabiacampesinade inusualbellezallamadaKraka.

IvarSinPiernasseincorporó.Nomeatrevíahacermásobjecionescuandoalzóelbrazoenseñaldequedefinitivamentehabía terminadosunarración.AlapartarhaciaunladolalonadelatiendaysaliralatibiatardeestuvoapuntodecaersobreHalfdanCamisaBlanca,queestabasentadosobreunagranpiedra.

—¿Quéhacestúaquí,hermanomenor?—Escucharte.Essiempreunplaceroírtehablardepapá.—Elespasmoque

deformóelrostrodeHalfdanCamisaBlancahacíadifícildeterminarsidecíalaalabanzaenserioono—.¿Nomedaslarazón,sajón?

Confirméconprevenciónquesuhermanomayoreraunbrillantenarrador.—DifícilmentequedaréalazagadeotroquenoseaBrageHijodeBodda—

dijosatisfechoIvarSinPiernas—,yquizáconeltiemposeainclusomejorqueél.

—Brage es un maestro escaldo, así que no se trata de una comparaciónnimia.

LosojosardientesdeHalfdannoseapartabandemí.—Hasdesaber,Rolf—prosiguió—,quetengomuchasexpectativaspuestas

en tu intervención dentro de diez días. Si alguien puede persuadir a nuestrosguerrerosdequepapáfueasesinado,éseerestú,quetanbienhassabidoabogarparasalirdelaservidumbre.

Me quedaba la duda de hasta qué punto había sido un cumplido o unaamenaza. En los meses siguientes aprendería que así ocurría a menudo conHalfdan Camisa Blanca. Cuando su rostro se hallaba dominado por losespasmos, contradecía amenudo suspalabras, y su temblorosavoz ronca, querecordabaalgruñidodeunpredador,tampocoayudaba.Lamejorreacciónasusexpresionescontradictoriasconsistíaenadoptarunaposturapasivayresponderleentérminosneutrales,porquesinosepodíaultrajarsuhonorconfacilidad,yesoera lo menos deseable. Halfdam Camisa Blanca dio media vuelta, levantó sumentónenelaireysedescubrióelcuelloanteunhombrequeestabafrenteaélsentadosobrelasrodillasenlahierbaconuncuchillofinoenlamano.

—¿Ahorateafeitastambiénporlastardes?—preguntóIvarSinPiernas.

—Graciasati,hermano.Puesdurantesemanashasmantenidoocupadoamibarbero.Hasidounsuplicio.Noentiendocómolosdemáspodéissoportartodaesabarbatancrecida.Losrestosdecomidaycervezasequedanentrelospelos.En una barba así de poblada es posible llevar una comida completa. Atrae abichosquepicanymuerden,deformaquesientescomezón.Piensaentodaslascriaturasquevivenatucosta,Ivar.Pulgasypiojos.Sabandijasychinches.

Halfdan Camisa Blanca se estremeció de asco como un perro mojadosacudiéndose.

—Pulgasypiojostenemostodos—objetóIvar—.Yunabarbapoderosaessignodeunasanavirilidad.

Halfdansaltó.—¿Hayalgoquedecirentoncesdemivirilidad?Su rostro a medio afeitar se movía de forma espasmódica. El cuerpo en

tensiónemanabaamenaza,violenciaymuerte.Ivar Sin Piernas le posó la mano sobre el hombro en silencio. El roce

apaciguóaljovenimpetuosoaltiempoquesehundíadenuevosobrelapiedra.—Nadaderiñascuandolosguerrerospuedenvernos.—LavozdeIvarsonó

comosinofuera laprimeravezquehabía tenidoqueamonestarasuhermanomenor—. Si estás descontento por algo,me lo cuentas en privado. Somos loshijosdeLodbrog.Debemosdarejemplodevirtudyunidadguerreras.

—¿Nocreesquedefenderelhonorseadarbuenejemplo?—Noporcausadenaderíasyofensasfiguradas.El primer impuso deHalfdan fue volver a ponerse en pie para enfrentarse

consuhermano.Lamiradaaguamarinahizoqueselopensara.—EsposiblequehayasechadodemenosaUbbe—dijoIvarseñalandocon

lacabezaalbarbero,queproseguíaserenoeltrabajointerrumpido—,perosabesquenopodíaserdeotromodo.

YonohabíavistoaUbbeporningúnladodesdequeHasteinloseñalaraenelterraplén circular yBjørnCostadodeHierro dijera queUbbeno contaba paranadaporquesupadrelohabíaengendradoconunasiervafrisia.

Ubbe llevabaunamediamelenadeun tonoarcilloso impreciso.Aprimeravista,surostroredondopodíahacerpensarqueestabagordito,sinembargo,sucuerpoeradelgadoyfuerte.Noayudabaelhechodequeentornoasumentónhubieraunraloanillodepelusa.

—Tendríasquehaberasistidoconnosotrosalareuniónconlosreyessajones—ledijoIvarSinPiernas.

—Nosabíaqueestuvierainvitado—dijoUbbeconprevención.—Aveces hay que presentarse de todas formas. Pero sé dónde estabas, lo

quehacías,yhasdesaberquenoshasprestadoungranservicioatodos.Teloagradezco.

Ubbesequedóapesadumbradoycambiódetema.—¿Alomejorquieresafeitartetútambién,condeIvar?—Mejor harías afeitándote túmismo.Esa barba de hilillos no es digna de

mostrarse. Tu sangre frisia es demasiado floja para lograr un crecimientosensato.

—Va creciendo. —Ubbe sonrió con simpatía mientras sus nudillos setensabanblancosalrededordelmangodelcuchillodeafeitar—.Antesdequeosdeiscuenta,mibarbasaldrátanfuertecomolatuyaoladeBjørn.

Elcondedelabarbarojaestudióirresolutoalhermanastroydijo:—Enhorabuenaporello.Acontinuacióntiródemí,lejosdelaextrañapareja.Elambientedelcampamentosehabíatransformadoconlallegadadetrásdel

ejército de una caravana de carretas tiradas por bueyes con siervos,mujeres yniños.Desdelasnumerosastiendasnuevasseoíansonidosqueatestiguabanlomuchoquelosesposossehabíanechadodemenos.Losbarrilesconcervezadealta graduación traídos por los reyes sajones surtían también su efecto. Enmuchos lugares yacían desmayados hombres bebidos en un charquito de supropiovómito.Portodosladosseoíancancionesytintineodecopas,juntoalashogueras se contaban una y otra vez las historias de las hazañas de RagnarCalzasPeludas.

—AUbbelehamolestadotuapreciaciónacercadesubarba—dijeaIvarSinPiernasmientrascaminábamos—.Aunquehahechocomosinada,senotabaenlatensióndesusnudillos.

Mientraselcondedelabarbarojamecontemplabaconrenovadointerés,medi cuenta de que su pierna derecha era más corta que la izquierda; cojeabaseveramenteyambasrodillasseibanhaciadentro.

—LaopinióndeUbbecarecedeimportancia—dijo—.Perotienesrazónenquesabedisimular.Esoesloqueleconvierteenunexploradormuyútil.

Tardé en comprender lo que implicaba dicha consideración mientrasavanzabaporelcaminodetablonesjuntoalcondecojo.

—La señal que los sopladores de cuerna enviaron cuando los sajonesasediabanlafortalezacircular...—prorrumpí—.¡SeguroqueeraparaUbbe!

—¿Porquéibaaserlo?—preguntósonriendo.—Ubbe esperaba en algún lugar del páramo—proseguí al tiempo que la

verdadsemerevelaba—.Oculto,aunquedentrodelradioenelquepudieraoír.Cabalgóendirecciónsur,haciaAngliaOriental,parairabuscarteatiyalrestodelejército.Asípudisteisllegaratiempo.

—¿Y todo eso lohas adivinadoporquemehasoídodecirle quenoshabíaprestadoungranservicio?

LasonrisadeIvarSinPiernasmeanimó,hastaquesedetuvojuntoalcrucedelcentrodelcampamentoymantuvolapuertademicárcelabiertaparaqueyoentrase.

—¿Tengoquevolveramiencierro?—preguntédecepcionado.—Siloquedigasconvencealosguerreros,obtendrástulibertad.Entretanto,

Bjørn Costado de Hierro prefiere asegurarse de que tus conocimientos nolleguenaoídosde lossajones,yaquepodrías largarteconfacilidadduranteeltiempo de luto mientras todos están borrachos. Pero dentro de diez días teconvertirásenunodenosotros...omorirás.

Lapuertasecerródetrásdemí.IvarSinPiernasechóelpestilloysemarchócojeando. Me hundí apoyado en los tablones del cobertizo al tiempo quemaldecía en silencio a BjørnCostado deHierro por su desconfianza.Un ratodespuésno seoíaningúnpaso fuera.Unavozclaramealcanzóa travésde lapared.

—¿SabrásseguramentequeIvarSinPiernasnotelohacontadotodo?YohabíaconsideradolaposibilidaddequelaescuderaYlvaviniera.—Estabasescuchandofueradelatienda—dije—.Delladoexteriorveníaun

levesonidosobrelahierba.Seriocomoconfirmaciónyprosiguió:—AslaugnoquisoacostarseconRagnarantesdehabersecasado.Ysenegó

atocarlodurantelasprimerastresnoches.—¿Porqué?—Laabstinenciaproveealosreciéncasadosdesueñosproféticosacercade

cuántoshijostendránycuálesseránsusdestinos.Laprimeranoche,Aslaugsoñócon tres hijos, lo cual es verdad.También soñó que, salvo queRagnarCalzasPeludascumplieraconelcelibato,alhijomayorlefaltaríanlaspiernas.PeroencuantoRagnarestuvoserenolamontóapesardetodo.

—Esevidentequenosecumplió.—Node inmediato.Sinembargo,cuandoIvar teníaonceaños,secayódel

tejadodelpalaciorompiéndoseambaspiernas.—¿Eso fueunañodespuésdequehubiera luchadocomounadulto contra

lossublevadosdeEscaniaenUldager?YlvavacilóhastaquerecordólahistoriaqueSigurdOjodeSerpientehabía

contadojuntoalfuegohacíaunosdías.—Tienesbuenamemoria.Dicenque erapreciso llevar a Ivardeun ladoa

otrosobreunescudo.Estuvoejercitándoseobstinadamentedurantevariosañosantes de poder volver a andar. Sólo a él mismo debe agradecer que no hayaseguidosinpiernas.

14

BajolalonaenelpáramohabíavistoconclaridadloqueteníaquedeciracercadelamuertedeRagnar.Cuandodiezdíasmástardemeencontréenelcentrodeuncírculodegrandesseñoresycondesmalhumoradosporlaresaca,noparecíaquelatareafueraaresultartansencilla.

Tenía la boca reseca.Me flaqueaban las piernas. Los pensamientos iban yveníanpormi cabeza.Conunamano sobre el cadáverqueyacíabajo el pañoblanco antemí, y la otra en alto para hacer callar a lamultitud, no conseguíaarrancarahablar.Sóloeracapazdeconcentrarmeencadaunadelasbarbudasypeludascabezas,losojosinyectadosensangrebajoloscabellosgrasientosylasapestosas bocas abiertas conmuecas desdeñosas. La instintiva aversión de losguerreroshacia ladebilidadseexpresabapormediodelosgritosdedesprecio.Como un breve relámpago vi los ojos despiertos de Hastein bajo el largoflequillo rubio. Pero tampoco sirvió. Tartamudeé y me detuve antes de habercomenzado.

Por fortuna, Ivar había contado con ello. Acostumbrado como él estaba ahablarlealgentío,meagarróde lamanoy laalzó tanarribaquemispiescasiabandonaronelsuelo.

—HaréisbienenescucharaRolf—gritóelcondedelabarbarojamientrasibadeunladoaotroparaquetodospudieranverloyoírlo.Yoloseguíacomouna marioneta en la cuerda—. Venera a los dioses verdaderos, pero conocetambiénalCristoBlanco.Sumadreeradanesa,ademásdeunagranpitonisaquehervía bebedizos. Todos los que lleguéis a morir aquí en Inglaterra os laencontraréis a la mesa de Odín, y no se olvidará con facilidad de vuestro

desprecioporsuhijo.Asíqueescuchadloquetienequedecirydejadvuestroscomentariosparadespués.

Cuando me soltó volví a titubear. Ahora por causa del efecto que habíanproducidosuspalabras;losgrandesseñoresallíreunidosestabancalladoscomoratones.

Apartéelpañomortuorio.Losseñorescontemplaronensilencioasuhéroemuerto,cuyapielsehabíaoscurecidosignificativamentetrashaberestadodiezdías dentro de un agujero en la tierra, enterrado de manera provisional bajotablonesderoble.Elolortambiénerapenoso.MuchosdeellosnohabíanvistoconanterioridadaRagnarCalzasPeludas,yseguroquesellevaronunaenormedecepción.El rostro del anciano seguía contraído en unamueca lastimera, losbrazosescuálidosbajolapielarrugada,elcuerpoinfladoporlosgases.

—RagnarCalzasPeludasfuemordidoporunaserpiente—dije,yseñaléelmuslo derecho del cadáver, que aún estaba visiblemente inflamado— aquí—tambiénunodelosantebrazosseveíahinchado—yaquí.—Eltobilloizquierdoeraunagranampolla.

Elsilencioeraabrumador.—¿Unaserpiente?—repitióalguien.—Entoncesnofueasesinado—prorrumpióotro.—Noshabéismentido—concluyóunterceroindignado.Losextremosdesu

barbatrenzadaestabanunidosconhuesecillos.—Aquínohamentidonadie—bramóBjørnCostadodeHierroavanzando

consuhachaenlamano—.¿Quiénseatreveaafirmarqueyonodigolaverdad?Denuevosecernióel silenciocomounenormepájaronegro.Nadieosaba

porfiaranteelgigantedelabarbagris,perotodossepermitierondudar.Mitareaconsistíaenconvencerlos.

—Las serpientes son criaturas huidizas —proseguí—. Sólo si se asustanatacanalaspersonas,ynomuerdensinoesnecesario.ParaqueRagnarCalzasPeludashayasidomordidotresveceshatenidoqueyacerenunauténticopozodeserpientes.

—¡Unpozodeserpientes!—seoyóexclamar.—¡Quéruin!—gritóotro.De nuevo subió el nivel de ruido. Los grandes señores enardecidos

blasfemabanymaldecíanlacobardíadelasesino.

Abrí losbrazoscomo Ivarhabíahecho.Parami sorpresaobtuveelmismoefecto.Losnórdicossecallaron.

—Desconozcocómosonlasserpientesenlospaísesdelosquevenís.AquíenInglaterralaúnicaserpientequemuerdeeslavíbora.Perosuvenenonoeslobastantefuertecomoparaquitarlelavidaaunhombrehechoyderecho.

Losmáspróximosamíconfirmaronquetambiénensupatrialasserpienteseran pequeñas e inofensivas, y que aquellos que habían sido mordidos serepusieronconrapidez.

—Enbuscadeconocimientos,aprendíaleerloslibrosdeloscristianos,quelos han guardado durante cientos de años y están llenos de la sabiduría delpasado.Porellosséquelasmordedurasdeserpienteylaspicadurasdeinsectospuedenhacerpeligrarlavidadealgunaspersonas,mientrasquesoninocuasparaotras.MehancontadoqueRagnarLodbrogllevabapantalonespeludosysayasdecueroqueraravezsequitaba.¿Podríaserparaprotegersedelasmordedurasypicadurasqueélsabíaquerepresentabanunpeligroparaélysóloparaél?Puesnopareceplausibleque esperaravolver a toparse condragones, como losquematóparaelreyHerrød,¿verdad?

YomirabadereojoaIvarSinPiernas.Noavanzóalfrentecomohabíamosacordado,sinoquesequedódondeestabamesándoselabarbarojaconunamanopecosa.Los grandes señores aguardaban, con toda razón, la continuación y seimpacientaron.Lomismomesucedióamí.

—Es verdad—dijo Ivar Sin Piernas al fin—que lo único que papá temíaeranlasserpientesyavispas,asíquepodríamuybiensercomodiceRolf.

Loscondesseindignaronaloírqueasuhéroeseleachacabalamanchadeuna debilidad, pero con el apoyo de su hijo podía yo ahora presentarles unrazonamientobienconsistente.

—RagnarCalzasPeludasnoeselprimeroquefuebendecidoconunafuerzasobrehumanaycomocontrapuntotuvieraunasoladebilidad.¿Nofuemuertoelinvulnerable Balder por una flecha demuérdago que su hermano ciego habíalanzadocontraél?

La referencia a uno de sus propios mitos divinos obligó a los nórdicos areflexionar.EralógicoquesieldiosBalderpudoserasesinadoconunablandaramita demuérdago, algo similar podía extrapolarse aRagnarCalzasPeludas,quetambiénestabaemparentadoconOdín.Ylasserpienteseranmáspeligrosas

quelasplantas.—AquelqueexpusoaRagnarCalzasPeludasaloúnicoquepodíamatarlo

—concluí— lo hizo porque se había enterado de su secreto. Estuvo bajo lacustodiadelreysajóndurantemuchosmeses.CuandoéstedescubrióladebilidaddeRagnarlanzóvilmenteasuprisioneroalpozodeserpientes.Ledejóentoncesmorirdeformanatural,porlocualnopodríairalValhalla.—Esperéuninstanteantesdellevareldesarrollodelahistoriaasuconclusiónlógica—.¡Yporesoelreysajónhadepagarconsuvida!

Laspalabrastuvieronunefectosingular.Losgrandesseñoresamialrededorbramaban de ira. El odio ardía en sus ojos. El jaleo aumentaba, el círculoalrededordelcadáversedisolvía,elgentíoqueapestabaasudorseatropellaba.Unrítmicoestruendolograbapocoapocoahogarelruido.EranloshombresdelaescoltadeIvarSinPiernas,quegolpeabansusespadascontralosescudos.

—En este preciso instante estáis enfadados—bramó Ivar lanzando salivasobresubarbaroja—.Enesteprecisoinstantesaldríaisdeestampidaparamatara los sajones. Os pido que no se mitigue vuestra ira, sino que la recordéis.RecordadlacuandodentrodeunmomentoenterremosaRagnarCalzasPeludas.Recordadlacuandohonremossumemoriamañana.Yrecordadla—amortiguólavoz, de modo que los que estaban más atrás chistaron para acallar los gritosdispersos—cuandollegueelmomentode¡VENGARLO!

Denuevosealzóunpoderosobramido.Lamultitudinundólaplaza.Latablaconelcadáverpartiónavegandosobreelmardemanosalzadashaciaelportónoestedelcampamento.Pocoapoco,laaglomeraciónsefuedisolviendo.AlfinalmequedéjuntoalosdoscaballetesconIvarysushombres.

—Muybienhecho—dijoelcondedelabarbaroja—.HasestadoalaalturadelnombrequeSigurdtepuso,RolfLenguaraz.Yporesenombreteconoceránahoraqueyaeresunodenosotros.

Resulta difícil describir las sensaciones que me invadieron: me sentíaaliviado por dejar de estar siempre expuesto a la persecución; contento porpertenecerdenuevoaunamanadade lobos, aunqueéstos fueranvestidos concueroycotasdemallaenlugardepelaje;orgullosoporhabervencidomipropiaangustia;alegrealnohaberdecepcionadolasexpectativasdeunconde;gozosodemerecerminombre.TodosestossentimientosmeimpulsaronareteneraIvarSinPiernascuandoélsevolvióparaseguiraloshombresfueradelcampamento.

—Tengoalgomásquecontarte—dije—.Ysóloati.Los ojos aguamarina en el pálido rostro de barba roja me observaban.

Entonceshizounmovimientodecabezaparaindicaraloshombresdesuescoltaquefueranpasando.

—¿Cuándo recibiste elmensaje de queRagnarLodbrog habíamuerto?—pregunté—.¿Yquiénteloenvió?

—El rey Osbert de Northumbria. Recibimos la nueva Halfdan y yo ennuestro campamento deAngliaOriental una semana después de la ofrenda deYule.

—¿DóndeestabanSigurdOjodeSerpienteyBjørnCostadodeHierro?—SigurdseencontrabaensuhogardeJutlandia.Bjørn,saqueandolascostas

deFrancia.Perovolvierona Inglaterraencuanto seenteraronde lamuertedepapá.

Elmomento de la notificación de lamuerte era importante. Por una razónconcreta.

—UnasemanadespuésdeYule,OsbertyanoerareydeNorthumbria—dije—.Habíasidodepuestoduranteunwitangemot.RecordarásqueelreyÆlla locontó el día en que Osbert y él trajeron el cadáver de Ragnar. Los consejosterritorialestienenlugarantesdelcumpleañosdelCristoBlanco,entornoalasmismasfechasenlasquevosotroslosnórdicoscelebráiselsolsticiodeinvierno.

Ivar Sin Piernas frunció sus cejas rojas. Una leve sonrisa expectante seinsinuóensuslabiosmientrasaguardabahastaescucharelresto.

—Osbertosenvióelmensaje—proseguí—esperandoquevosotrosyelreyÆlla os matarais. Si él se mantenía en la sombra, después podría volver aconquistareltrono.

—Osbertsehallabaenelcampodebatalla—objetóIvar.—No le quedómás remedio que enviar a sus hombres junto a los del rey

Ælla para que el ejército sajón fuera lo bastante fuerte como para atacar lafortalezacircular.Leoístejactarsedeello.Sinembargo,yopresenciélabatallaynoviaOsbertporningúnlado.

Ivarserascabalabarbamientraspensabadurantelargorato.—Osbertesunastutocontrincante—reconoció—.¿Puedequefueraélyno

elreyÆllaquienmataraapapá?—No lo creo—respondí—. ¿Ni por un momento te ha extrañado que el

cadáverdetupadreestuvieraentanbuenestadocuandoÆllalotrajoaquíhacediez días? Debería de haberse podrido por completo desde que recibiste elmensajedeOsberthacetresmeses.Larigidezmortuoriadisminuyedurantelasveinticuatrohorassubsiguientes,sinembargo,elcadáverseguíatiesocomounatabla en elmomento en queHalfdanCamisaBlanca fue a darle la vuelta.Yodiría que tu padre no llevabamuerto ni un día entero antes del encuentro quetuvolugarbajolalona,condeIvar.

Losojosverdeazuladomecontemplaronatentamente.—Sabesbiencómousarlaspalabras—dijoalfinIvarSinPiernas—,ydesde

luegohaymásenesteasuntode loqueyocreíaenunprincipio.Teagradezcoquemehayashechorepararenello.Sinembargo,debopedirtequemantengaslabocacerradahastamásadelante.Enesteprecisoinstante,lacremacióndepapáesmásimportantequelascircunstanciasdesumuerte.Peroseguroquevolveréanecesitartuayuda,puesusaslacabezadeformatandiestracomolaboca.

El conde danés no sólome había concedido la libertad, ademásme habíahecho su confidente. Se me antojó que mi fortuna era la mejor que podíaimaginarse.Muyprontoibaasaberloqueesbueno.

15

Durantelosdíasanterioresalfuneral,lossiervossehabíanencargadodecolocarbloquesdepiedrasobreunamesetafueradelafortalezacircular.Unavezque,traslospasosdeIvarSinPiernas,lleguéallugardondelosguerrerossehallabanreunidosengruposalrededordesuscaudillosparaescucharlarepeticióndemiexposición,entendílarazóndequesehubierandispuestolaspiedrasalamaneradeunbarco.Nosencontrábamosdemasiadolejosdelmarcomoparaquehubierasidofactibleprocurarseunbarcodeverdad,cosaimprescindibleenelfuneraldeunhéroe.

Enelcentrodelconjuntodepiedrassealzabaunatiendaydelanteunmástilsimbólico hecho de un tronco de árbol descortezado. La tienda estaba situadasobreunaplataformademaderabajolacualhabíaungruesolechodeastillasyramassecas.RagnarCalzasPeludasfueacomodadoenelinteriordelatienda,yconélsusarmas:unpuñal,unescudoyunaespadalabradadeformaexquisita.Dos hombres llegaron arrastrando un enorme perro que debía de intuir sudestino,puesbregabacomounposesopor soltarse.Asimismo,cuatrocaballosfueron remolcados a través de la multitud. Partieron al perro por la mitad ylanzaron ambas partes sobre la plataforma. Abatieron los caballos de formarápidayefectiva,mientrasqueconsusangre,recogidaencubos,salpicaronloslaterales de la tienda. Degollaron un gallo y una gallina, cuyos cuerpos, aúnrevoloteando,fueronechadossobreelcadáverdelperro.Contempléestremecidotodoelsangrientoepisodio.

Luegohicieronavanzaraunajovendepelooscuro.Ibavestidaconunasayablancadelinosemitransparentequeapenaslograbaocultarsusformas.Pálidade

miedo, se balanceaba entre el brezo sobre sus flojas piernas. Tenía un rostroredondodepequeñanariz,gruesoslabiosygrandesojosazules.EraBella,lahijadeAlton,elherrerodelaaldea.

Duranteeltiempoqueduróellutolahabíavistodesdemicárcelandarlibrepor el campamento con dos mujeres a su lado y ropa distinguida. Condes ygrandesseñores lasaludabanrespetuosamente.Mujeresysiervosseapartaban.Yo estaba confuso pero aliviado. Por lo que parecía, ella gozaba de un altoestatus y a nadie se le había pasado por la cabeza causarle ningún mal. Meconcentréenmipropiatareaydejédepreocuparmeporella.

AhoraYlvaerasusostén; lasujetabaconfuerzaalrededordesusdelgadoshombrosmientrasseabríanpasoentreelsilenciodelamultitud.Sedetuvieronjunto a algo similar a un marco de puerta exento y de escasa altura. Por uninstantepenséquelasdosmujeresibanaagacharseparapasaratravésdeéste,pero, en lugar de eso,Ylva alzó a la esbelta chica.Bellamirópor encimadelmarcoconunamiradaquenoeraprecisamentedemiedo.

—VeoaRagnarLodbrogenelReinodelaMuerte—gritóalto—.Mehaceseñas.Llevadmehastaél.

Mequedéboquiabiertopues,aunqueconpronunciacióntorpe,habíadicholaretahíla aprendida en la lengua de los nórdicos. Ylva la acompañó hasta latienda.Bella se agachó y entró donde se hallaba el cadáver deRagnarCalzasPeludas.Laescuderadejóquecayeralasolapadelatiendayseretiródeallí.

—Despuésdelaideaqueacabasdeexpresarmecreoquetumadrefueraunapitonisa—dijoHastein,quehabíaaparecidoami lado—.Porqueenotrocasotienequeseralgoquetehasinventado.

—¿QuéhaceBellaenesatienda?—leinterrumpí.—¿Bella?—Hasteinsonriótriunfantebajoellargoflequillo—.Perosidijiste

quenoconocíasalamoza,RolfLenguaraz.—Olvidaloquedije.Lavicondosesclavas.Llevabatrajesrefinados.Creí

queestabafueradepeligro.—Eran sus sirvientes. Durante diez días ha sido tratada como una reina.

Ahorapagaelprecio.Clavélavistaensusojosclaros.Enmimiradaleyótantoelruegocomoel

miedo.—Sirealmenteletienescariño—prosiguiósosegadoapartandolamirada—,

lomássensatoesquetelarguesdeaquí.Le iba a preguntar qué quería decir con eso, pero en ese instante Bjørn

Costado de Hierro avanzó anadeando hasta el interior de la tienda en que sehallabanBellay el cadáver.Loshombresgolpeabanel armacontra el escudo.Junto al ruido del trueno se elevaron millares de voces sobre el páramo.Mequedéquieto,conmicuerpovibrando.

CuandoCostadodeHierrovolvióalexterioribavestidoúnicamenteconlascalzas.Enlamanollevabasusayagrisdemangacorta.Teníaeltorsocoloradoysuenormebarrigatemblequeóalsaltardesdelaplataforma.Susojosgrispálidoestabanapagadoscomoguijarros.

IvarSinPiernas se adelantó cojeando y le dio a su hermanastromayor unmanotazoenelhombrodesnudo.Elcondedelabarbarojasequitóasuvezlasaya dejando a la vista un torso musculoso lleno de pecas. Saludó a laconcurrencia,quedeinmediatovolvióagolpearybramar.

—¿QuéhacenloshijosdeLodbrogconBellaahídentro?—pregunté.—¿De verdad eres tan inocente como para no imaginarlo? —respondió

Hastein.—No—admití—.Pero¿porqué?—Cuando un gran guerrero muere de forma natural hay que enviarlo de

determinadamaneraalosinfiernos.SillegaalReinodelaMuerteencompañíade una joven hermosa a la que sus hijos vivos han llenado de su hombría, ladiosadelamuerteentenderáquesetratadeunguerreroquedebíahabermuertoluchandoconelarmaenlamano,parairalValhalla.

Ivar Sin Piernas abandonó la tienda y fue relevado por Sigurd Ojo deSerpiente.Eraevidenteque loshermanos tomabanaBellapor turnossegún laedad. Cuando el conde de barba negra apareció de nuevo, Halfdan CamisaBlanca entró con ella enúltimo lugar.Por el rostro rasuradodelmenorde loshijosdeCalzasPeludasasomóunasonrisasombríacomounmalpresagio.Porencimadelruidoseescuchabanahoraporprimeravezsonidosprocedentesdelatienda, semejantesaaquellosqueyohabíaoídocuandomamárecibía lavisitadel hombre de la aldea. Los gemidos rítmicos hicieron que la multitud locelebrara con gritos de alegría. Yo me estremecía y sudaba. Tuve que tragarrepetidasvecesparamantenerabajoelcontenidodemiestómago.

CuandoHalfdansalióalexteriorestabaencueros.Alzósuspuñoscerrados

hacia el cielo y expulsó su hombría mediante un bramido sobre las cabezascubiertasporcascos.Sumiembro,todavíaunpocoerecto,sebalanceabadeunladoaotro.Losgritosdealegríaseelevaronaalturasinsospechadascuandoélarrancó una antorcha y la introdujo bajo la plataforma donde astillas y ramasprendierondeinmediato.

—Pero¿quéestáhaciendo?—prorrumpí—.Bellasigueenelinterior.—¿Cómo,sino,ibaairellaconRagnaralReinodelaMuerte?Hasteinme agarró cuandodi un paso al frente. Intenté zafarme, caímos al

sueloycomenzamosapelear.Enseguidaaquellosquesehallabanmáspróximosformaronuncorro.Habíagritosaisladosquejaleaban,perolamayoríaimponíasilencio.Losfuneralessecontabanentrelaspocasocasionesenquelosnórdicosnoapreciabanunabuenapelea.

NosinterrumpióSigurdOjodeSerpiente,quenosseparó.—Comportaos, por favor, como es debido —bufó enojado—. Está

completamentefueradelugarpelearseduranteunfuneral.También apareció entonces la figura ancha y gris de Bjørn Costado de

Hierro,atraídoporelalboroto.—Él ha empezado—dijoHastein comoun niño travieso que hubiera sido

pilladoinfragantirobandomanzanas—.Pretendíairasalvaralajoven.LosojosgrispálidodeBjørnCostadodeHierroestudiaroninexpresivosmi

rostro.—Ya es demasiado tarde, Rolf Lenguaraz. Halfdan Camisa Blanca la ha

matadoantesdeabandonarlatienda.Toméaireatrompiconessinpodercontenerlaslágrimas.—¿HabéismatadoaBella?—¿Habríasidomejorquemarlaviva?—LamiradaverdosadeSigurdOjode

Serpienteardíaconunairainexplicable—.¿Noerasuficienteconqueelcerdodenuestrohermanolamontara?

—Todosvosotroslahabéisviolado—grité.—Bobadas—ronroneóBjørnCostadodeHierro—.NiIvarniSigurdniyola

hemostocado.—Entonces,¿porquélohahechoHalfdanCamisaBlanca?—Porque—bufó Sigurd— le trae sin cuidado los compromisos que haya

contraído, y eso a pesar de todas sus charlas sobre el honor. No es justo en

absoluto que Halfdan salga bien parado después de haber roto su promesacuandolosdemáslahemosmantenido.

—Puedeser—concedióBjørn—,perolohechohechoestá.—Pero¿quéesloquehabíaisacordado?—preguntéalterado—.¿Noteníais

quellenaraBelladevuestrahombría?—Por supuesto —respondió Sigurd Ojo de Serpiente entre dientes—,

siemprequeRagnarCalzasPeludaslohubiesemerecido.—¿Quéquieresdecir?¿Nohabéisvenidoparavengaravuestropadre?—Nohemosvenidoalavarlaimagendeeseviejomiserable.Elcondede labarbanegradiomediavueltay retornóconpaso firmea la

fortalezacircular.Medicuentadequemuchosotroshabíanabandonadotambiénellugar.Lafunciónhabíaterminado.Enelcampamentolesesperabanlacomidayelhidromieldelfuneral.

—Conindependenciadenuestraopiniónsobrepapá—dijoBjørnCostadodeHierro antes de seguir sus pasos—, no van a cambiar nuestros usos ycostumbres.Tendrásqueconvivirconellossiquieresserunodenosotros.

—¿Porquénomecontasteloqueibaapasar?—preguntéaHasteinunavezqueestuvimosasolas.Sumiradairradiabamalaconciencia.

—Nocontabaconquefuerasasobrevivirtanto.La ira se esfumó en cuanto le comprendí. Si yo iba a morir, prefería

ahorrarmeeldolordeconocereldestinodeBella.—¿PorquéeratanimportantequeBellafuesevirgen?—pregunté.—Lamagiafuncionamejorsilamuchachaestáintacta.Peroesoesevidente.Nohabíanadamásquedecir.Juntoscontemplamoslasllamasensilencio.—¿Vienes,RolfLenguaraz?—preguntóintentandoanimarme—.Alomejor

encontramos entre la servidumbre una muchacha sobre la que puedasabalanzarte.

Moví pesadamente la cabeza para rechazar su ofrecimientobienintencionado.Intuyómipenayseretirósinunapalabra,paraqueyopudieraestarsolo.

Había abrigado la esperanza de salvar a Bella una vez formara parte delcírculo de los nórdicos. No supe ver el peligro que se cernía sobre ella. Sudestinocruelmehizocaerde rodillasenelbrezodelpáramo.Porunaveznopensé ni un instante si podía haber serpientes. La tarde helaba mi espalda

mientras daba rienda suelta al llanto con el rostro vuelto hacia las llamas. Elcalorevaporabalaslágrimasdemismejillas.

Los hijos de Calzas Peludas debían de haber hecho creer a Bella quesobreviviríaalfuneralparaasílograrqueparticipaseenelgrotescoritual.Otramentiramás.Losanimalesferocesdelospaísesnórdicosestabanllenosdeellas.

16

Atribulado,vagabayoentrelastiendasdelcampamentoalaluzdelasdiversashogueras, henchido de odio contra los nórdicos y sus primitivas costumbrespaganas. Acababa de comprender que era un extranjero entre extranjeros: ungato en una perreramás que un lobo de unamanada. En cualquiermomentopodíaserdesolladoporunbárbaroquemedejaríaagonizandoenlaoscuridad.Estabamásseguroenmicárcel.

Busquéelcaminoamicobertizodeprisionero,perolohalléderribadoylasmaderas reunidas en una enorme hoguera. Habían descuartizado los cuatrocaballossacrificados,dejandoardersushuesosyentrañassobrelapirafunerariamientras la carne se asaba allí en parrillas sobre el fuego. Los hombres serelamíanychascabanlalenguaanteesadelicia.

Asqueado, subí al terraplén desde donde miré a través del páramocrepuscularendirecciónaltúmuloqueestabanerigiendosobrelascenizasdelapirafunerariadeRagnarCalzasPeludas.Lossiervostrabajabanconcentradosenamontonarturbaenunagigantescapilaalrededordelpalodemástilcarbonizado.

Un par de millas más allá podían verse las luces del campamento sajón.Empezabaaconsiderarunirmeaelloscuandootrodestelloenelpáramollamómiatención.Eraunreflejodeluzsobreunaesclavadeplata.Entrecerrélosojosyvidos figurasque seaproximaban launaa laotra.Estabandemasiado lejospara quepudiera identificarlas, pero algome resultaba familiar en ambas.Sussiluetassedestacabannítidassobreelfondoluminosodelcampamentosajón.

EneseinstanteoídetrásdemílavozdeBjørnCostadodeHierro.—Me acabo de acordar de una canción que conozco. Trata acerca de un

campesinoquesemarchaenunaexpediciónvikingayjamásregresaasuhogar.Meescondíacurrucadoenelladoexternodelterraplén.Elcuerpopoderoso

delgigantedebarbagrissalióvacilantedelaoscuridadsujetoporHastein,quienjadeababajoelpeso.

—Preferiríamontaraunasirvientaqueescuchartupalabrería—dijoeljovenmientrasseapartabaelflequillo.

—¿Llamaspalabreríaamibellocanto?—gangueóBjørn—.Temerecesunamantadepalos,asíaprenderásatenerrespeto.

Se liberó soltando un puñetazo con su manaza. Si hubiera alcanzado aHastein,lehabríadejadoparaelarrastre,peroéstesezafóhábilmenteyCostadodeHierrocayóredondosobre lahierba.Elgiganteestaba tanborrachoquenopodíaponerseenpie.

—¡Ayúdamealevantarmeparaquepuedadarteunatunda!—Creoquevoyadejarteahítumbadounrato.—¡Tevoyaarrancarlaspiernas,pedazodegolfo!—Estásbiendondeestás.—Hasteinsesentóenlahierbafueradesualcance

—.Déjameahoraescuchartucanción.BjørnCostadodeHierroempezóacantarlaletraininteligibledeunaconfusa

melodía.Lacadenciaseinterrumpíaycarecíaderegularidad,lavozeragraveygangosa.Hasteinintentabaseguirelritmopalmeandoconlamanoabiertacontrasumuslo.Yocontemplabaladesigualparejaasombrado.Acababandeasesinaraunajoveninocente.¿Cómoerancapacesdecantarydivertirse?

Noreparéenlosligerosruidosqueprocedíandelaoscuridadamisespaldashastaquedosfigurasselanzaronsobremí.Migritoestranguladoseahogóenlapalma de unamano sucia. Enmedio de unamaraña de brazos y piernas rodéjunto amis agresores por la cara exterior del terraplén para acabar en el fosoentre tallos puntiagudos. El peso de los dos hombres juntos me obligó aquedarmetumbado.Unodeellosmemanteníaquietoconunarodillacontramicajatorácicayunamanoenelpescuezo.Mássorprendidoqueasustadomirabahacialassiluetasquesedibujabancontralasestrellas.Unamanomepalpabaelpecho,hallóelcordóndecueroalrededordemicuelloysacóelcolgante.

—Unacañadejunco—constatóunavoz—.Esél.Lalunafulguróconfrialdadenunahojadecuchillo.Yoyahabíaaceptado

midestino.Lamuerteseríaunregalo,laausenciadeeleccionesydilemas,una

liberacióndelaspenasymiserias.Sólocuandomedicuentadequeelhombrehablabaensajón,reaccioné.

—Sujétalofuerte—dijoelotrocuandocomencéapatalear—.Yoleagarroporlospies.

Elcuchilloseapretabaconmayorempeñocontramigarganta.Silaintenciónde los sajones hubiera sido matarme, ya estaría muerto. Tenían algún otropropósito. Empezaba a sospechar cuál era mientras me arrastraban por elpáramo.

Degolpedesaparecióel fríometaldemicuello.Elquesujetabami troncomedejócaer.Laexplicaciónerasimple:habíaperdidolacabeza.Ensulugar,unsurtidor oscuro salía del gollete. Pestañeé cuando la sangréme regó el rostro.Entretanto,elotrosoltómispiernas.Exhalóunestertorinarticulado.Sucuerpoinertecayópesadamentesobreelbrezo.

—Medebeslavida,RolfLenguaraz.Bajoelindomableflequillorubio,Hasteinmesonreíadesdearriba.Secósu

espadaparalimpiarladesangreenunadelassayasdelosmuertos.Luegomirólahojayprosiguió:

—Agradéceselo a Enviudadora. No hay muchas hojas que puedan cortarcuelloyespinazodeunsolotajo.

—¿Enviudadora?—repetí.—Unabuenaarmatienequetenerunnombre.Unaespadabienforjadaposee

almaycantopropios.—BlandióaEnviudadora,queatravesólanochesilbando—.Ycadavezquepruebalasangresefortaleceporqueabsorbelaenergíadelosmuertos. Estos dos pelagatos no parecían gran cosa. Apenas si servían parasubyugaraundebiluchocomotú.

—¡Hastein!¡Haaastein!—seoyóunavozgangosa.—EsBjørnCostadodeHierro,quevocea.Mi salvador sonrió ignorando los gritos en el otro lado del terraplén de la

fortalezacircular.—No te debo la vida —dije mientras me ponía en pie—. Los hombres

hablabansajón.Nohabíanvenidoamatarme.—¿Quéqueríanentonces?—Secuestrarme.ElreyÆllareparóenmicañadejunco.Yesporloqueme

reconocieronmisraptores.

—¿Porquéibasainteresarlealreysajón?—Querrá saber qué sucede en el campamento. Lo que los hijos deCalzas

Peludasplanean.Larazónporlaquetodosestáisaquí.Hasteinreíaysegolpeabaregocijadoelmuslo.—Enesecasopuedesagradecermehaberteevitadolatortura.—¡Haaastein!—seoyódenuevodesdelafortaleza—.Quevengastedigo.

¡Otedobloporlamitadparacagarenelchillidodetuboca!—AyúdameavelarporBjørn—dijoHastein.—¿Seencuentraenapuros?—No, pero cuando ha bebido tanto que se pone a cantar, no es raro que

llegueaserpeligroso.Se levantó y comenzó a regresar hacia la fortaleza. Me quedé de pie

observandoloscadáveresdemisagresores.El rey deNorthumbria había decidido pormí. No teníamás elección que

permanecerconlosnórdicosyhacertodoloquemefueraposibleparallegarasercomoellos.

17

—Unaescuadraesdentrodelejércitoungrupodeguerrerosqueseconocenmuybienentresí.

Bjørn Costado de Hierro apretó los ojos gris pálido para mirar sobre elpáramo. Doscientos pasos más allá, la montaña de turba del reciente túmulosobresalíacomounbultoenelpaisaje.Desdesucúspideseerigíahaciaelcieloeltroncocarbonizado.

Lanochehabíasidolarga,puesBjørnnoeradeesosquecaenrendidosporlaembriaguez.Cantódurantecasiunahorahastaquelallantinatomóelrelevo.Despuésdijogangosoquesabíaperfectamentequeno legustabaanadieenelmundo, aunque había esperado algo más de Hastein y de mí. Ahora, nuestraconductavergonzosarevelabaquelodespreciábamostantocomoelresto;perolo íbamos a lamentar una vez que nos pillara por banda.Tenía lágrimas en labarbayelmocolecaíamientrashablaba.

Hasteindijoconairedeentendidoquecuandosumentorempezabaallorarnosolíamantenersedespiertopormuchotiempo.Yfueasí.Dejamosalgigantede la barba gris yacer sobre la hierba porque nos habría sido imposibletrasladarlodenuevoalatienda.

—Loshombresenescuadrausandiversostiposdearmas.Al día siguiente, la voz de Costado de Hierro volvía a sonar plana e

impasible.Habíaenseñadoelartedelaguerraaotrosprometedoresmancebosynohacíaesfuerzosextraordinariospormicausa.

—Alacabezasecolocaelquesujetaelescudoparaprotegersedelataque.Llevaunpuñal,unsax,conelquepincharbajoelescudodelenemigo.Deese

modopuededesgarrareldiafragmadeloponentemáspróximo.Unhombrequeseaalcanzadoenlahorcajaduranosujetarápormuchotiemposuescudo.

Bajonosotros,sobreelbrezopisoteadodelpáramo,sehallabandosfilasdehombresenfrentadosentresíconlosescudosalaalturadelacara.

—Detrásdelquesujetaelescudoestásucompañeroconunhachademangolargo—prosiguió Bjørn—. Se utiliza para insertarla en el borde superior delescudodelenemigoyllevarlohaciaabajodeformaqueotrospuedanclavarahídentro las picas. Un enemigo con una lanza en el hocico no puede seguirluchando.

Lasdos filasdeportadoresdeescudosseacercaban lentamente launaa laotra.Elladoderechodecadaescudoredondocubríaunapartedelsiguienteenlafila,demaneraqueelmurodeescudosconstituíaunabarrerafirmeyflexiblealmismotiempo.

—DicenqueacompañabasatupadrecuandosaqueóParís.Había querido preguntarle por ello a Bjørn Costado de Hierro desde el

momento en el que supe quién era.Al fin reuní fuerzas. Podía haberlo hechoantes con éxito. El gigante de la barba gris no tenía nada en contra de hablaracerca del saqueo de París pues no pensaba que esta hazaña tuviera algo departicular.

—Cuandoyomeacercabaalostreintaymishermanastrosnoeranmásqueunos mocosos, nuestro padre decidió investigar si Carlos el Calvo era unemperador tan grande como su abuelo, el Carlos al que todos siguendenominando«elGrande».¡Adelante!Ahoravieneelataque.

El bramido de múltiples voces se elevó sobre el páramo. Los escudoschocaronconestrépito.Aunquesólofueraunejercicio,loshombrescombatíancon violencia. Veía cómo sudaban y la dureza del combate, la lucha pormantener juntos los bordes de los escudos a pesar de la presión.ComoBjørnhabíadicho,loshombresdelasegundaytercerafilarivalizabanporinsertarlosgolpes de hacha o lanza. Durante los primerísimos instantes de la contiendacayeron al menos veinte hombres. A pesar de que las armas romas eran demadera y no podían herir gravemente a nadie, los «heridos» permanecierontendidossobrelatierra.Losagujerosqueloscaídoshabíandejadoenelmurodeescudosfueronrellenadosenseguida.

—En una batalla real losmuertos y heridos no puedenmoverse del lugar.

Los combatientes deben pasar por encima de ellos.Más de un combate se haganado porque hubo hombres que tropezaron con sus propios muertos. —CostadodeHierroseñalóaungrupoquepermanecíaunospasospordetrásdelaescuadra—. Al final se sitúan los arqueros. Si logran acertarle a un númerosuficientedeoponentes,puedentambiéndarungiroalabatalla.

—¿YParís?—pregunté.BjørnCostadodeHierrosuspirócomosieltemaleaburrieramortalmente.—Papáyyonosdirigimoshacia el sur concientoveintebarcos.Sólohay

unasemanadenavegacióndesdeJutlandiahastaladesembocaduradelríoSena.Cuandoremontamoselríovimosquelaciudadseubicabasobreunagranislaynoestabaespecialmente fortificada.Peroalmismo tiempo llegóelejércitodelemperador Carlos. Los francos se dividieron situándose a ambos márgenes ypresentaroncombate.Accedimosasusdeseosatacandolamásdébildesusdostropas. Así logramos hacernos con ciento once prisioneros que ofrecimos deinmediato aOdín sobre una pequeña isla en el río desde la que todos podíanvernos. Pusimos a los hombres en cruces y los dejamos colgando hasta quemurieron.Los supervivientescaptaronelmensajeyhuyeronhaciaelnorte,demaneraqueteníamosParísparanosotrossolos.Pordesgracia, todoesebarulloalertóalapoblación,quehuyóconlamayoríadesusobjetosdevalor.

—Entonces,¿osvolvisteisacasasintesoros?—No hubo prácticamente reliquias y cálices de plata, pero el emperador

Carlos,alnosabercómoactuar,nospagóparaqueabandonáramossupaís.—Costado de Hierro resopló con desdén—. Papá rio bien fuerte cuando leofrecieroncincomillibrasdeplata,ysubióelpreciohastasietemil.FueRagnarCalzasPeludas el que inventó lo que vosotros los sajones llamáis el impuestodanés. Intencionadamente repartió el rescate entre la tripulación.Al regresar aJutlandia,todoslosguerrerosquehabíanestadoallífueroncontandoalolargoyancho la enorme abundancia de cosas valiosas que había en el reino de losfrancosy lacobardíasupinadesushabitantes.Asíquenopasómucho tiempoantesdequetodoslosjóvenesconafánaventurerosedirigieranhaciaelsurparahacerfortuna.Papájamásdecíanocuandolepedíanquelideraracampañas,puesélsesentíamuchomásagustoensubarcoqueenelpalacio,dondeseaburríasoberanamente.

Sobre el páramo volaban las flechas con puntas esféricas y lanzas que no

eransinomangoslastrados.Unodelosmurosdeescudosobligabaalcontrarioaretrocederpocoapoco.ComoBjørnhabíadicho, loshombresasípresionadostenían que pasar a horcajadas por encima de sus propios heridos. Con unbramidoarremetiólaparteganadora,lograndoquesuscontrincantestropezaranyhuyeranperseguidosporellos.Despuésdeunosveinteotreintapasos,lahuidase disolvió entre risas. Los perdedores regresaron para dar manotazos en laespaldaalosvencedores.ReconocíellargoflequillodeHastein.Meviosobreelterraplényalzóelcasco.Sonriendoledevolvíelsaludo.

—¿Ya ardes en deseos de acompañarlos? —ronroneó Bjørn Costado deHierro.

—¿Yo?—Miréhaciaarriba—.Nosémuybiencómovoyaapañarme.—Esonolosabenadiehastaquenoestáenunaescuadra.—Meagarrópara

llevarme terraplén abajo—. Todo ese interés quemuestras por todo lo que serefiere a la guerra y el saqueo, sólo a la fuerza podría quedarse en el planoteórico.Sieresafortunado,tealzarássobrelacontienda.

—¿Alzarmesobrelacontienda?—repetí.—Eseestadoquealcanzascuandoelcombateesmásduro.Elmomentoenel

que tus amigos y tú lucháis como si fuerais un solo ser; tomas distancia paratener una visión de conjunto, los acontecimientos se ralentizan mientras tesientesinvencibleymásrápidoquelosquesehallanatualrededor.—Elgiganteporlogeneralimpasiblehablabaahoraconunafáncasiinfantil—.Puedesllegaraalzartesobrelacontiendabebiendolasuficientecervezadealtagraduaciónohidromiel,ocomiendoesponjas.Perolomejorescuandovienedeformanatural.Entoncesparecequeflotes,ynonotaslasheridasnielcansancioolased.Eneseinstantesabescómosesienteundios.

A los oídos de un cristiano esta manera de hablar sonaba blasfema, perotambién sobre esa cuestión los nórdicos pensaban de forma diferente. Bjørnseñaló hacia el área de entrenamiento donde dos nuevosmuros de escudos sedisponían a reagruparse. A pesar de las armas romas era manifiesto que losheridosestabanmagullados.Cojeabanyparecíandoloridos.Además,no todosllevabansuresacaconlamismacomposturaqueCostadodeHierro,unpardeellostuvieronquedonarelcontenidodesuestómagoalbrezodelpáramo.

—PuedesponertealladodeHastein.Yomecolocaréfrenteati.—Antespreferiríaveradistanciaunpocomáscómofuncionatodo—objeté.

—Bobadas. Si quieres ser uno de nosotros, tendrás que hacerte valer. —Bjørn se detuvo conmi brazo encerrado en su manaza—.Mira, te he estadovigilando.Henotadocómonosobservas.Tienesel instintodeunanimal,peroreflexionassobreloquevesyoyes,locualtehacevacilar.Sinoerescapazdeactuar,sucumbirásrápidoduranteelcombate.Asíquehallegadoelmomentodeactuarosucumbir,RolfLenguaraz.

Elgigantede labarbagrismehabíaenredadoensuspalabrasponiéndomeanteunapruebaa laquenopodíasustraerme.Loseguíacontramivoluntadallugar donde se hallaban los guerreros cuando nos detuvo una voz a nuestrasespaldas.

—¡Bjørn!—Ivar Sin Piernas venía a nuestro encuentro por el portón delterrapléncircular—.NecesitoaRolf.

—Estabaapuntodecolocarloenunaescuadra,asítendráalgúnrasguñoqueenseñarestanochejuntoalfuego.

—Quizámástarde.—Elcondedelabarbarojahizogestosparadisuadirasuhermanomayor—.Sígueme,Rolf.

Acompañé a la figura que cojeaba a través del campamento, donde sóloparecíanquedarvivossiervosycaballos.Sepodíapensarqueunaepidemialetalhabíaasoladolasnumerosastiendastanpróximasentresí.Lamayorpartedelosinnumerables guerreros nórdicos dormían para expulsar del cuerpo laembriaguezde losúltimosdiezdías.Uncorode ronquidoszumbabaanuestroalrededor.

Mientrascaminábamosconstatéparamisorpresaquenomesentíaaliviadopor haberme librado de la prueba de Bjørn Costado de Hierro. Sus palabrashabíancaladoenmí.Élllevabarazón.Noteníaconfianzaenmímismoyesomehacíavacilar.Erajustolocontrariodelacualidadquemeatraíadelosnórdicosyque yo ambicionaba. Sabía que sólo era cuestión de tiempo que yo llegara ademostrarmivalía.

Medetuvejuntoalportónsituadoenelextremoopuestodelafortaleza.Cienpasosmásalláesperabaunapequeñatropadeguerrerossajones.Dossacerdotesconlacruzalcuelloylacoronillarasuradaacompañabanalossoldadosconelestandartedelacruzblancasobrefondonegro.BajolalonatensadasehallabaelreyÆllasolo.

—DespuésdelfuneraldeRagnarLodbrog—dije—,doshombresintentaron

secuestrarme.Hablabansajón.CreoqueeranhombresdelreyÆlla.—¿Porquénolohasdichoantes?Mesentíaabochornado.—¿Teavergonzaba?—IvarSinPiernasasintió—.Escomprensible,peropor

fortunaHasteinesmáscomunicativo.Encasocontrarioalomejornomehabríaparecidoimprescindiblequehoymeacompañaras.YpuedequesigasiendoútildejarcreeralreyÆllaquenoentiendosulengua.

18

El rey sajón llevaba bajo el brazo su casco con bordes de plata. El vientozarandeaba su pelo oscuro. Se rascó la perilla mientras penetrábamos en lasombradelalona.

—PregúntaledóndeseencuentrahoysuealdormanOsbert—dijoIvar.El reyÆlla respondió queOsbert había partido hacia el norte. La alianza

entrelosdoscandidatosamonarcadeNorthumbrianohabíaduradodemasiado.—¿Hasexaminadoelcadáverdetupadre?—tradujelapreguntadelreyÆlla

aIvarSinPiernas,quiencomorespuestaasintióunasolavezconlacabeza.—Ylohasenterradoenpaz—constatóelrey.IvarSinPiernasvolvióaasentir.—De manera que tanto tus hermanos como tú habéis comprendido que

vuestropadremuriódemuertenaturalyquenopodéis reprocharnosnadaniaNorthumbrianiamíporello.

Estavez,IvarSinPiernascallóunlargorato.Cuandoporfinhabló,seleoíacansado y como si hubiera renunciado. Sus ojos verde azulado estabandespiertoscomosiempre.

—Rey Ælla, mis hombres y yo nos hemos convencido de tu inocencia.Aquellos que sólo buscan el saqueo se dirigen ahora haciaMercia donde losmonasteriosabundan,lastierrassonmásricasylasgentesmenosguerreras.Encuantoamí,quieropedirteunfavor.

Apenas podía creer esas palabrasmientras las traducía. ¿Quién había oídoalguna vez a un nórdico pedir en lugar de tomar?También el reyÆlla vacilóantesdeindicarconunmovimientoafirmativoqueIvarpodíacontinuar.

—Deseo—dijoIvar—afincarmeaquíenNorthumbriaconmisdomésticos.Esunaexigenciamodesta.Sólonecesitoelterrenoquepuedacubrirunapieldebuey.

Una leve sonrisa se dibujó en una de las comisuras del reyÆllamientrasescuchabamitraducción.

—¿YanoviviráelcondeIvarensupatria?—preguntó.Ivar Sin Piernas inspiró el aire por la nariz, lo retuvo un instante y luego

explicó:—Jutlandia fue una vez un reino independiente bajo el rey Hring. Pero

cuandomihermanomayorBjørneratodavíaunniño,uncondellamadoHaraldKlakrobóel tronoyestalló laguerra.LasgentesdeSelandiaseenfrentaronaHarald Klak mientras que los jutlandeses lo apoyaron. La batalla redundó enbeneficio de los isleños, y su rey, llamado Horik, subyugó todo el territoriodanés.Peroel reyHorikno tolerabaa losque respaldaronaHarald,de formaque media generación de hombres jóvenes fueron proscritos. En sus barcosmarcharonjuntoanuestropadreydescubrieronquelospaísesqueestabanalsureranmuchomásricosquesupatria.Despuésdehabersaqueadotodoelcaminoalolargodelascostasfrisiasydelreinodelosfrancos,retornaronacasaconuncuantioso botín jactándose de ello por dondequiera que fueran. Ganaronrenombreycongregaronhombresentornoasí,sinqueyanadieprestaraoídosalrey,sinosóloalosrumoresdelasriquezasquepodíanganarseencampaña.Elreinosedesmoronóyenelterritoriodanésreinaahoraladiscordia.Sólovalelaley del más fuerte, de forma que ha dejado de ser un lugar donde se puedalevantarunafamilia.

Mellevóbastantetiempotraducirtodoyhubedepreguntarvariasvecesporciertosdetalles, que IvarSinPiernas aclaró sinperder lapaciencia.Eso lediomargenalreyÆllaparapensarsurespuesta,quefueunapregunta.

—¿Porquéhabríadecreerquetienesintencionespacíficas?¿Porquéhabríadepermitirqueunpaganoseafincaraenmireino?

—Para empezar, no puedes impedirlo —respondió Ivar con sinceridad—.Perosilohagocontratuvoluntad,sóloconseguirédiscordia,ycomohedicho,de eso tengo de sobra en mi tierra. En segundo lugar, te protegeré de mishermanos.Yentercero,teayudaréacombatiraotrosnórdicosquevenganatureino.Puespuedesestar segurodequevendrán, sualteza,porqueen territorio

danésno faltanhombresdispuestos a lanzarse sobreWessex,MerciayAngliaOriental como lobos sobre un rebaño de ovejas. Sin embargo, la fama demipadre los mantendrá alejados de tu país cuando se conozca que su hijo lodefiende.

Todaestaargumentacióndabaporsímismabuenasrazones,perofueronlaspalabras«sualteza» lasqueconvencieronaÆlla.Muchoscreenque los reyessonmássabiosque losdemásyporesosucumbenmenosa laadulación.Peroesosucedeenrarasocasiones,lapruebaestáenqueelcierredeIvarSinPiernasbarriólosrestosdedudadeÆlla.

—Además,deseohacermecristiano.

—¿Es eso cierto? —pregunté mientras permanecíamos mirando cómo el reyÆllacon laespalda recta regresabaa travésdelbrezoadondesehallabansusacompañantes. Éste había prometido cumplir lo que solicitaba el conde de labarbarojaconlacondicióndequetodasuguardiaentregaselasarmas.

—¿Quéescierto?—preguntóIvarSinPiernasdistraído.—Quereineladiscordiaentupaísporcausadelariquezaquetugenteha

ganadoenlascampañas.Ivarsonriócontemplandolaescoltadelreysajón.—Bueno,tampocoayudalavorazfaltademujeresyelhechodequelasmás

bellassehallenalrededordelosgrandesseñores.¿Quéocurreentoncesconlosjóvenes que no pueden tener una esposa porque todas las mujeres o estáncasadasosonconcubinasdeungranseñor?

MeacordédeHasteinyvacilésólouninstante.—Ellos mismos sentirán el afán de acumular bienes para convertirse en

grandes señores y así lograr una esposa, además de concubinas con las queyacer.

—Exacto. Luego podrás suponer que no fue difícil reunir hombres paravengaraRagnarCalzasPeludas.Cualquieralfeñiquesolteroenterritoriodanéssóloesperaunadisculpaparamarcharse.Todoesocomenzóconpapá.

—¿ConsuasaltoaParís?Era la primera vez que oía a Ivar Sin Piernas reír. Una risa clara

grandiosamentehumana,unsonidosoleadodejovialidaddespreocupadaquese

detuvodemasiadopronto.—Hashecho loquehaspodidopara conocernuestra estirpe—constató—.

¿Quiéntecuentatodasesascosas?Meencogídehombrosysonreímodestamente.Noeranecesarioquesupiera

quehabíaoídolahistoriaprecisamenteasuhermanastromayor.—Pero tienes razón—prosiguió—.Cuando papá dividió el botín de París

contantagenerosidadnofuesinunpropósito.NopasómuchotiempoantesdequerivalizaraconHorikycomenzaraallamarsereydeJutlandia.Noobstante,ser rey significa algo más y distinto que congregar hombres en torno a uno.Desde luego, papá ganaba en astucia a la mayoría, pero no se preocupabademasiadoporsussúbditos,ymuyamenudoestabaenalgunacampaña.Sisemantuvoenelpoderfueporquemamágobernabaelreinomientrasélsehallabafuera.

Aslaug era aún unamujer poderosa, cuya existencia entre los nórdicos nopodíasinosorprenderme.Entretanto,elreyÆllahabíallegadohastasucomitivadesacerdotesyempezabaacontarleslaconclusióndelencuentro.

—Peronoquerrássercristiano,¿verdad?—pregunté.—Una religión es igual de buena que otra. Salta a la vista que tú opinas

tambiénasí.—Creo en los dioses verdaderos—dije con firmeza, aunque no estuviera

seguro.—Tehonraelhechodequehabiendocrecidoaquíentrelossajonestehayas

resistidoasufalsareligión.¿Quizáalgúndíaconfíes losuficienteenmícomoparacontarmecómofueeso?

Norespondí,puesnohabíanadaqueyodesearamásquelaconfianzadeIvarSinPiernas.Eraenmímismoenelquenocreíalosuficientecomoparadecirlaverdad. Mi expresión contenida hizo que finalmente Ivar Sin Piernas seencogiesedehombros.

—Encualquiercasoconocessususos—dijo.Yo conocía más de los usos cristianos de lo que en aquel momento me

gustabapensar,yasentíensilencio.—Entoncestambiénsabrás—prosiguió—quelosmonjesamanlacomiday

elvino,asícomolossacerdoteseldineroyelpoder.Peroquenohaycosaqueregocijemásauncristianoqueelqueunpaganosedejeconvertir.

Callamos contemplando al rey Ælla y su comitiva. La noticia de laconversióndelcondedelabarbarojaleshizodargritosdealegríaypalmotear.Los sacerdotes bajo el estandarte prorrumpieron de manera espontánea en uncantodealabanza.

PRIMAVERADE865

ElhermanoJarvisespequeño,encorvadoymuybienquistoentrelosmonjesdelmonasterio por su risueña y abierta sabiduría delmundo.Va al encuentro decualquieraconunasonrisaamable, tambiénmesonríeamímientrassubimosjuntoslapendienteenelinteriordelaempalizadadelmonasterio.

—Unotoñocalurosopreludiauninviernofrío—diceentrecerrandolosojospor el agresivo sol de septiembre, y las arrugas en torno a su viva miradaresplandecensobresusmejillas.

—¿EsésalavoluntaddeDios?—pregunto.LarisadelhermanoJarvisescomoelchorrodeunmanantialalasombra

degrandesrobles.—Se tratamásbiendeunaobservaciónynodeunacuestiónacercade la

voluntaddealguien—responde—.LadeDiosoladeotros.Jarvis es un hermano lego y, si bien es creyente, no siente demasiada

inclinación a atribuirle a Dios la responsabilidad de cualquier suceso ocasualidadcomolosmonjes.NoveningunarazónparainvocaralAltísimoentodomomento.Ése es unode losmotivos por los que paso elmáximo tiempoposibleconél.

Desdelacimadelacolinadondesesitúaelmonasteriosevenenderredorlas tierras bajas: desde los campos al sur hasta las colinas de bosques en elnorte.Losmonjesseencarganescrupulosamentedetalarlosárbolesnacientesquepuedanimpedirlavisibilidadypermitiracercarseaextrañossinservistos.Eninfinitosmaticesdeverde,amarilloymarrón,laNorthumbriadelreyOsbertseextiendeportodosladosentornoanosotros.

La campana comienza a repicar extendiendo su sonoro aviso por elterritorio.ElhermanoJarvismirahaciaelcampanarioquedominaelportóndeentrada.

—El hermano Waltheof parece querer llamar nuestra atención sobre losoficiosvespertinosquetendránlugarenbreve—suspira.

—Aleluya—digo agachando la cabeza bajo el vano de la pequeña puertatras haber bajado los diez peldaños que conducen a la despensa del sótano,dondereinaunfríoseco,comoenundíadeinvierno.

Voyhastalasólidamesaderoblequeocupaelespaciocentraldellugarenpenumbra y aparto el paño blanco que cubre el cadáver. Jarvis y yocontemplamos juntos al escribiente del abadÆthelbert. Su nombre era Offa.Habíasidoelsosténdelabadentodosesosmomentosqueimplicarondifícilesdecisiones.

—Esunalástimaquenosotrostengamostantoquehacer—diceelhermanoJarvis.

—Dosvecesaleluya—digosonriendo.Losmonjesdelegabangustosamenteeldesagradablecometidodepreparara

los muertos del monasterio para la inhumación a Jarvis, quien me habíadesignado su ayudante. He ido logrando un profundo conocimiento deltratamiento y embalsamamiento de los cadáveres al tiempo que no sientodesasosiegojuntoalosmuertos.

Amillegadaalmonasterio,elhermanoJarvismepareciótanviejoquenomerecíalapenatomarselamolestiadeconocerlo.Concuarentaytresañoseralapersonademayoredadcon laqueyomehabía topadoalgunavez, supelotupido que llevaba corto ya estaba blanco. En ese momento no sabía lo queinfluía lacómodasituaciónde losmonjesensuesperanzadevida,demaneraque estaba convencido de que pronto abandonaría este mundo. Durante lasfrenéticasprimerassemanas,enlasquetodoeranovedad,Jarvispasóaformarparte del fondo, mientras que otras cosas (la abundante comida, lasprolongadas misas, la gran cantidad de rostros nuevos) me causaron unaimpresiónmuchísimomayor.

Ahora,casicincoañosmástarde,somoscomopadreehijo.Se oyen leves pasos en la escalera que conduce al sótano. Selwyn, el

hermanoescriba,aprietasusojosmiopesenlapenumbracuandollegaalúltimo

peldaño.—Vísperas,hermanoJarvis—diceconuntonodesantoreprocheenlavoz.Jarvis endereza su espalda y sacude el rostro arrugado de un lado a otro

comosihubierapercibidounzumbidoapenasaudible.—¡Vísperas!—repite el hermano Selwyn alzando la voz. Su mano pálida

manchadadetintamehaceseñas—.Tambiéntú,Wulf.Vamos.—Oh, gracias por ofrecerte, hermano Selwyn —dice Jarvis sonriendo—.

Necesitamosverdaderaayudasiqueremos tener listoalhermanoOffaparaelentierrodemañana.

El escribiente había sido hallado muerto en su cama en estado de rígormortisdosdíasantes.Ahoraqueyasepodíatrabajarconél,peronoteníamosmucho tiempo para lavarlo y prepararlo antes de que empezara a oler yrepresentaraunaabominaciónalosojosdelSeñor.

—Noquierotenernadaqueverconlosmuertos—diceSelwyn.—Acércatedeunavezyalatarea,hermano.LasorderadeJarvisesunaopciónmásqueunimpedimento.Loutilizapara

defendersedelosdeberesincómodos.Puestoquetodosloconsideranunvejeteinofensivo,semuestranindulgentesconsusrarezas.

ElhermanoSelwynmiraelcadáver,seestremeceyrenuncia,apresurándosea regresar escaleras arriba.Másmonjes aparecen junto a la baja puerta delsótanoparacontinuarsubiendohacialaiglesiasindedicaratenciónalgunanialcadávernianosotros.

Aunque al principio me resultó difícil someterme a las estrictas normas delmonasterioylamonotoníadeldíaadía,prontomedicuentadelbeneficioquesuponenlasbendicionesdelaerudición.Alaedaddecatorceañospodíaleeryescribir,ademásdehaberaprendidomuchasotrascosas,desconocidasparamícuandovivíaconmimadreenelbosque.Migranproblemahabíasidoellatín.Medio año después de mi llegada me di cuenta del sentido de esa lenguasingular.DurantelasprimerashorasdeunatardeenqueelhermanoJarvisyyonosencontrábamosenel edificioprincipal sentadosenel scriptoriumcon susseispupitres,mecontóelladinoapañoquelosmonjestienenconsudios.

Todos los cristianos nacen pecadores porque así lo ha determinado por

insondablesrazoneselCristoBlanco.Poresocreóelinfierno,adondevansusadoradores cuando mueren, y donde arden más o menos tiempo según lovirtuosaque haya sido su vida. La estancia se puedeacortar si alguien en lavidaterrenarezaporlaredencióndelostorturados.Perodadoquemuypocoscampesinostienentiempoparaestarrogandocontinuamenteporsusdeudos,losmonjesasumencongustoesedeber.Naturalmenteporunamodestasuma.Aquíentra en juego el latín, porque el Cristo Blanco se siente más inclinado aescucharaunhombresantoquesedirigeaélensulenguaqueauncampesinoquesólohablasajón.Sisetratadealguienadineradocomounealdormanounthegn,puede incluso forjarsesupropiasalidadirectadel infierno:únicamentees preciso que a su muerte legue un trozo de tierra lo bastante grande a unmonasterio.PorelmismomotivoeslaIglesiaquienposeelamayorcantidaddeterrenodelreino,unhacendadomásimportantequeelpropiorey.Ylostítulosdepropiedadseredactanenlatín.

—Aquí tenemos por ejemplo el testamento que el padre de nuestro actualealdorman hizo redactar cuando se estaba muriendo —dijo Jarvisinterrumpiendosuexplicación—.Comopuedesver,legógrandesterritoriosalaOrden de San Cuthbert. El hijo se enfureció al enterarse y fue al rey con suqueja.Pero la cosa estaba clara y el juez, por supuesto, decidió en favor delmonasterio.Ellatínnoesalgoquesepuedadesestimar.

ElpergaminoqueJarvismehabíamostradoestaballenodesignosgráficosque no me decían nada. Entendía el asunto de herencia de una manerainstintiva.

—Entonces, ¿si hablo y escribo latínme librodel trabajoduro ymientrasrecesigoteniendocomida?

Enseguida me arrepentí de haber formulado una pregunta tandesafortunada, pues las impertinencias de los novicios podían fácilmenteterminarenunosbuenosbofetones.Sinembargo,elpequeñohermanolegonocompartía la tendencia a golpear de los monjes. Se limitó a gorgotear consuavidad.

—Enteoría—dijo—puedescomerlacantidadquequierashastaengordarcomoMerton,siemprequerecestantocomoél.

Larespuestamehabíadadoquepensar.—Puedequeprefieradarlelacomidaamimadre.Séquelotienemásdifícil

desdequenoestoyyoparaayudarlaaconseguiralimentos.El hermano Jarvis afirmó con gravedad y dijo que yo era un chico

espabilado, de manera que si quería de verdad ayudar a mi madre, debíaponermeaestudiarenserioellatín.

En la frialdad de la despensa del sótano donde ayudo a Jarvis a lavar elcadáverdelhermanoOffa,meabstraigopensandoenmamá.Mevieneaverdeformaregular,aunquedocemillasseaunlargoviajeparatancortavisita.Perocadavezmeaseguraqueaellanoleimportahacerelviaje,puesenlachozadelbosque, sola con las cabras, el tiempo le pasamuy lento.Una vez almesmeavisanparaqueacudaalahabitacióndelasvisitasenlaportería,dondeellameesperatraslosbarrotesdelaventanita.Unmonjevigilaquenohablemosdealgo inconveniente,aunqueno sirvedenada,porqueusamos la lenguade losnórdicosquenadiecomprende.

—¡Wulf!—EslavozásperadelhermanoWaltheofquemellamayvuelvoaladespensadelsótano.

EstáenelvanodelapuertaqueelhermanoSelwynhaabandonadohaceunmomento.Sucoronillacasirozaelmarco.Elcuerpomagrobajolanegracaídadel manto se agita impaciente como si algo le picara. Su enorme mano meindicaquemeacerque.

—NecesitoaWulfaquí—diceelhermanoJarvis.AmbossabemosquealhermanoWaltheofhayquemanejarlosinrodeos,a

diferencia de los demás habitantes del monasterio. El monje adopta unaexpresiónobstinadaensuhocicobocudo.

—Yyolonecesitoenlosoficios—diceWaltheof.—¿Paraqué?—pregunto.—Compañía.AlhermanoWaltheof legustaentretenerelaburrimientodurante lasmisas

conunjovenalladocuyomuslopuedanotar.Waltheofnuncahaidomásallá,pero sus poderosas manos aferran con tanta fuerza que las marcas azuladastardanvariosdíasendesaparecer.Sinembargo,Waltheof sehabíavueltomásdescaradoensuscomplacenciasenlospocosdíastranscurridosdesdelamuertedelhermanoOffa.

—¿NosufriríaelabadÆthelbertunafuerteconmoción—sonríecondulzuraelhermanoJarvis—sisupieradetuinterésporlosmuslosdelosnovicios?

—ElabadÆthelbertestontodebaba—bufaWaltheof.—Y un hombremuy piadoso—prosigue Jarvis—que desea lomejor para

todosyconocelosescritossagradosmejorqueningúnotro.—Esoestodoloqueconoce.SinohubierasidoporOffa,hacemuchoque

estelugarhabríasidodejadoalosperros,comodiceelRedentor.—Y si no hubiera sido por Offa—responde Jarvis—, habrías tenido a tu

cargo,queridoWaltheof,eldormitoriodelosnoviciosenlugardedormirtúsoloenlaportería.¿Noescierto?

Waltheofsueltaunarisitabreveyamarga.Gargajeaparaescupiralcadáverde lamesa. La pella de color amarillo pálido no alcanza su objetivo, sino elsuelodetierraapisonadodelsótano.

—AhoraqueOffaestámuerto,esdeesperarqueseaenmendadaesafalta—dice—.Elabadnecesitaotrapersonadeconfianzaenquienapoyarse.

Yonoaciertoacomprenderlaluchadepoderquelamuertedelescribienteconcienzudohadesatadoenelmonasterio.LoúnicoqueséesqueOffahabíaresuelto durante media vida todos los asuntos mundanos mientras diferentesabadesseocupabandelosespirituales.

—¿YtúdesempeñaríasgustosamenteelpuestodehombredeconfianzadelabadÆthelbert,Waltheof?—preguntaJarvis.Lasarrugasresplandecenensusojos.

—Nome imagino a nadiemás idóneo—respondeWaltheof enseñando susdesastrososdientes.

—Enloqueamírespecta,mecuestaimaginaraalguienpeor.AlfinWaltheofcaptaeltonohostildelhermanolego.Elsilencioencerrado

enelbajotechodevigassepercibederepentecargadoyamenazador.—¿He de interpretarlo como que no contaré con tu apoyo para ser

escribienteensustitucióndeOffa?—preguntaWaltheof.El hermano Waltheof siempre ha ignorado a Jarvis porque hay otros

hombresenlajerarquíainternadelmonasterio—comoporejemploelatildadoy minucioso hermano Selwyn— mucho mejor situados para respaldar susambiciones.ElbajoestatusdelhermanoJarvisysuconductacomplacientehanhechocreeraWaltheofquesuapoyosedabapordescontado.

—Puedes interpretarlo como que—dice Jarvis, que se levanta lentamentedel escabel y endereza su espalda encorvada—, si consigues el puesto delhermano Offa, será una cuestión de tiempo que todo su buen trabajo seadestruidoyelmonasteriosearruine.Supondríaunacatástrofeparalacomarcaentera,quedependedenuestroapoyoen losañosdemalacosecha,al tiempoque conduciría a una peligrosa corrupción de las mentes, porque tu funestamoralsetransmitiríacomolapeste.Voyacombatirtunombramientoconuñasydientes. ¡Prefiero morir que verte como escribiente del monasterio de SanCuthbert!

Waltheof se queda callado con la cabezamedio calva ladeada.Ante él, elvejete,porlocomúntancondescendiente,sehaconvertidoenunaoscurafiguraamenazadorademiradaincisivayunrefulgirdehogueraabrasadora.Despuésretornalaafablesonrisa.Jarvissehundeeneltabureteyvuelveaencorvarsuespalda.

Waltheofagitalacabezacomosidespertasedeunsueño.—Túverás,anciano—dicetitubeando—.Perocuandoyoseaescribienteno

habrásitioaquíparaotrasopinionesdistintasdelamía,comodiceelRedentor.—ElRedentorjamáshadichounapalabrasobretuopinión,Waltheof.Conunbufido,elmagromonjedesapareceescalerasarribaendireccióna

laentradadelaiglesia.—¿Es verdad que Waltheof va a sustituir a Offa como escribiente? —

pregunto.—Nosidemídepende—suspiraJarvis,frotándoseelrostroconlagastada

palmadesumanoparabarrerelcansancioquelesobreviene—.Yesevidenteque se debe a que nadie osa oponerse a él. Parece que no voy a lograr elapacibleretiroconelquehabíacontadotrasunalargavidadefatigas.

Confrecuencia,Jarvissereferíaaotraexistenciafueradelaempalizadadelmonasterio.Nocomprendoloquequieredecirconesasmediaspalabras,peromepreocupaél.Waltheofesmezquinocomounmercachifleymaliciosocomounviejoasno.SiconsiguehacerseconelpoderosopuestodelhermanoOffa,nosamargarálavidaatodoslosqueestamoscontraél.

—Noquieroquetebusquesproblemaspormiculpa—digo—.Tampocomesuponedañoalgunoquemeagarrenunpocolosmuslos.

Elviejecitosonríeindulgente.

—SihayalguienquecreaproblemasesWaltheof.Sintiéndolomuchoeshoradequetevayasdeaquí.Pormuydiversosmotivos.

Mamánohavenidoavisitarmeenseptiembrecomocadames.Eneldilatadofinaldelveranomehesentido intranquilocuando fuiconducidoa lapequeñasaladevisitasdondeellameesperabasentada.

—¿Hasestadoenferma?—lepregunté.Ellasonrióapagadaynegóconlacabeza.—Enestemomentolacosaestáalgodifícil.—¿Difícilporqué?Ella no parecía querer contestar. Sin embargo, poco a poco le fui

sonsacandoqueseespaciabanmucholasvisitasdelhombrealacabañayqueel dinero que ganaba ayudando a las mujeres de la aldea no le daba paracomprarlonecesarioparapodersobrevivirduranteelinvierno.

—¿Qué vas a hacer entonces? —le pregunté. Yo notaba claramente lainquietuddemipropiavoz.

—Esposiblequetambiényoingreseenunconvento.Suspiróymiróalrededordelapequeñasaladevisitas.—¿YquévanadecirOdínyThor?—OdínyThortienencadavezmenospoderenestepaís,asíque¿porqué

habría de preocuparme su opinión? —Nunca antes le había escuchado eseregustoamargoensuvoz—.Dicenquelasmonjasregalanalasconversasunacamisa blanca y les dan comida todos los días. No suena tan mal, aunqueademáshayaquerezarlealCristoBlanco.

Tenía bolsas bajo los ojos. En su pelo rizado se empezaban a ver rayasgrisesapesardenohabercumplidotodavíalostreinta.SielhermanoWaltheofnosehubierasentadoenelbancojustodetrásdemí,habríaalargadolamanoatravés de los barrotes de la lucera. Tuve que resignarme a acariciar con lamiradael rostrodemamá.Lavidaenelbosqueeradifícil,peroyosabíaqueellaaduraspenasencajaríaenelsosegadodíaadíadeunconvento.Yomismome había conformado con mi nueva vida sólo porque no me quedaba otraalternativa.

—¿Necesitasunasbotasnuevas?

Elcambiodetemanomesorprendió,puesamamáleagradabapocohablardesusmiserias.Contemplémispiescon lasbotasdecabraqueellamehabíadadoelañoanterior,agujereadasyparcheadastrasvariasreparaciones.

—Teestoycosiendounasnuevas.Lapróximaveztelastraigo.—Mealargóunatortadepanentrelosbarrotes—.Tomaesto.Lohehechoconlaharinaquemequedaba.

—¿Vesalmonjequeestádetrásdemí?—lepregunté.SusojosvagaronporelhocicobocudodelhermanoWaltheof.—Cuandotehayasido—ledijeenlalenguadelosnórdicos—mequitaráel

pan. No hay ningún motivo para que desperdicies con él la harina que tequedaba.

—¿Esoesloquehapasadocontodoloquetehedado?La ira encendió su mirada, pero yo conseguí calmarla. Sólo el hermano

Waltheof me confiscaba los regalos recibidos. Los demás monjes que sesentabanacuidarmepermitíanconservarloqueellametraía.

—¿Asíqueesmalo?—preguntó.—Más bien infeliz. Aquí en el monasterio no hay nadie a quien le guste

Waltheof,yesolehacemalvado.—¿AlomejorpodríalograrqueOdínleechaseunamaldición?—Esoestaríabien—sonreí—.Sería tuúltimoactopaganoantesdeentrar

enelconvento.ElhermanoWaltheofsemovióinquietoydijoqueeltiempodevisitahabía

terminado.Mamá prometió regresar, pero pronto va a hacer dosmeses desdeaquello,tiempoduranteelcualelmonjemagrosehavueltomásduroconmigo,comosiestuvieraresentidoporalgunafaltadesconocida.YahorasehamuertoelhermanoOffa.Jarvistienerazónenquehallegadoelmomentodemarcharse.Pormuydiversosmotivos.

Sorprendentemente, el abadÆthelbert aparece en la puerta del sótano. Llevapuesta su colorida casulla de entretejidos hilos dorados que refulgen con losúltimosrayosdesoldeldía.

—Estimado abad—prorrumpe el hermano Jarvis—, solicito permiso parafaltaralasvísperas.

ElabadÆthelberthacelaseñaldelacruzantesdeacercarsealamesaconelcadáver.Contemplaensilencioasuescribientemuerto.

CadavezqueveoalabadÆthelbertpiensoquesepareceaunpez.Nosóloa causade sudistinguidomanto, cuyos reflejos inciden en el ojo igualque elbrillo de las escamas mojadas, sino también por la expresión ausente de surostroflojosinmentón,yesabocahaciaabajoquetiemblacomosifueraadeciralgoqueno llegaa salir de sus blandos labios.Es raro verlo cuandonohaymisa, inclusomássinllevaral ladoalhermanoOffa.Ahoraqueelescribienteyacemuertoanteél,elabadÆthelbertparececonfundidoyapuntoderomperallorar.

—¿Puedo ayudar al abad? —pregunta Jarvis tomando la mano deÆthelbert.

Conunasacudida,elpezvuelvealavida.Laexpresiónlejanadesusojossecentraenelencorvadohermanolego.

—BuscoaOffa—empiezaadecirÆthelbert.—Pueselabadyalohaencontrado.—Jarvismuevelamanoendirecciónal

muerto.—Sí.Claro.—Elabaddapasitosenelsitioadelanteyatrás.—Pordesgracia,elbienaventuradohermanoOffanoestáencondicionesde

ayudar pormás tiempo—prosigue Jarvis—.En cambio, ¿podría yo asistir alabad?

Æthelbertsonríeagradecido.—Quisierapreguntar—musita—quévaapasar.—¿ConOffa?—preguntaJarvis—.¿Oconelmonasterio?—Bueno, antes de nada —las blandas manos del abad se agitan—, con

todos.Aquínohaynadie.¿Dóndeestátodoelmundo?Labocavueltahaciaabajoseesfuerzacomosilefaltaraelaire.—Puedequehayanidoavísperas—sugiereJarvis.Æthelbertasienteantelasugerencia.—Naturalmente —dice, y da media vuelta—. Entonces... —prosigue

titubeando.Jarvis señala a través de la baja cúpula de la puerta hacia la nave de la

iglesia.Elabadasiente,sonríelevemente,subelosdiezpeldañosdelaescaleradel sótano y continúa con animado trote colina arriba. Lo miro hasta que

desapareceenelinteriordelportóndelenormeedificiodemadera.—Elabadparecemásdistraídodelonormal—constato.ElhermanoJarviscontemplaasuvezlaiglesia,conelpensamientoenotro

lado.—Imaginaqueaúnfuéramoscapacesdeconstruirenpiedra—dice—.Esos

romanosquehabitaronelpaísantesquenosotrosdebíandesergentesnotables.Cuando Jarvis está de pésimo humor, suele evitar caer por completo en

poderdelossentimientoshablandodelostemasquemáslegustan,yunodesuspreferidoseslagentelegendariaconsusespléndidosreinosperdidos.

—Los romanos—prosigue—construyeronunvastomurodepiedramuchomásalnorte,queseextiendedecostaacostaatravésdeNorthumbria.¿Tehehabladodeello?

—Sólounascienveces.—Sonrío.—Sí, sí—suspira, tornándosecercano—.Ríetesiquieresdeunviejoysus

peculiaridades.ComprendolainquietuddeJarvis.Nosetratadel futurodelmonasterioni

delgloriosopasadoromano.Sinodeloquevoyahacerestamismanoche.Leagradezcoquesepreocupepormí.Nohaymuchosotrosquelohagan.

Uncorodevocesseelevaenlatardeluminosa.Nosalcanzaatravésdelapuerta del sótano y resuena con ternura bajo el techo de la despensa.Fuera,únicamenteel techadodepajade la iglesiaseveaún iluminadoporelpálidosol.

—Bueno—seinterrumpeJarvis—,parecequehallegadoelmomento.Juntos bajamos la colina en dirección al portón.Ninguno de los dos dice

nadahastaqueJarvishalevantadolatrancayentreabiertounadelashojasquedaalpaisajeenelexterior.

—Pontetusayadelana—mealecciona—.Porlanocheharáfrío.Lonotoenloshuesos.

—Sobreviviré a la helada de una noche—digo—.Regresaré antes de quealguiensedécuentadequenoestoy.

Mi escapadacoincide exactamente con lamisadeSanMiguel, unade lasfestividadesmássolemnesdelotoño,dondelasvísperasenlazanconlosfestejosde conmemoración de San Miguel. De los aledaños han llegado carros congansosreciéndegollados,yelhermanoMertonhahechotartasdearándanosy

pan integral de harina de cebada, avena y centeno. En el comedor delmonasterioaguardanyalosenormescestosdenuecesytonelesdecervezaconlas espitas listas. Ninguno de los habitantes del monasterio suele perderse laúltimagranfestividadreligiosahastalamisadelgallo.

—Esfácilqueestésfueramásdeundía—diceJarvisconlavozempañada—.Puedequeinclusoseapreferiblequenoregreses.

—¿Porqué?—preguntosorprendido.Los dulces ojos de su arrugado rostro me contemplan con una mirada

funesta.—Hetenidounsueño—confiesa.Amenudo,lossueñosdelhermanoJarvisserevelanproféticos.Unaveztuvo

una visión nocturna en la que una mano poderosa descendía del cielo pararecoger el grano correspondiente a una carreta.Pocas semanas después, unagran bandada de gansos se abalanzó sobre el campo al este del monasteriocomiéndoseenmenosdeunahoralacuartapartedelacosecha.

—¿Quéhassoñadoenestaocasión?—pregunto.Elpequeñohermanolegoagarraelportónysusnudillospalidecen.—Teveíadepieenelpatiodelmonasteriollamando.Peronadierespondía

porque todos nos habíamos ido. Los edificios ardían y guerreros extranjerosveníanparallevarte.

Meestremezcoalimaginarlaescena.—Serásólounsueño—digodesestimándolo—.Noshallamosasalvotrasla

empalizada.Ningúnguerreropuedepasarporencima.—Esposible—asientecondudas—.PeroestaríasmásseguroenEoforwic.

Untremendomurodepiedrarodealaciudad.Dosríoslaprotegenyhaynadamenosquetresiglesias.Lascallesanchasyluminosasseencuentranrepletasdemercaderes.SobreunaplazaenelcentrodelaciudadseerigelaiglesiadeSanPedro,hechaporcompletodepiedrayladrillo.AlomejorpuedoconvenceralabadÆthelbertparaquetetrasladealpalacioepiscopaldeEoforwic.¿Quéteparece?

ElhermanoJarvismehahabladomuchasvecesde laciudaddondeel reypasó su juventud, pero su entusiasmo por la vida urbana nunca me haimpresionado.Muros e iglesias depiedrame resultanalgodemasiado exóticocomoparaquepuedapronunciarme.

—No tengo nada que hacer en Eoforwic —digo—. Regresaré mañanacuandomehayaaseguradodequemamáestábien.

Jarvismeabrazaconfuerzaaldespedirse.Mientrasnotosumejillahúmedacontralamía,mesorprendodelafuerzaqueaúntienesucuerpecitoencorvado.Entoncesme suelta, cierra la puerta detrás demí y vuelve a poner la sólidatrancaenlossoportes.

Por vez primera en casi cinco años me hallo fuera de la empalizada delmonasterioymiroalrededor.Enelcrepúsculo,losdesnudos,reciéncosechadoscamposserpenteanhastaperderseenlafríaneblina.Comienzoacaminarhaciael oeste, donde el cielo aún está iluminado. Nunca he temido andar por ahídurante la noche y mantengo un buen ritmo. Amedida queme interno en elbosqueyreconozcoelentornoaumentamiautoconfianza.Alalbanomehallolejosdelachozademamá.Enellímitedelclaromeparoenseco.

Elcaballetedel tejadohacedidodibujandounaVcontraelgrisáceocielomatutino.Lapuertaestádescolgada.Atravésdelabajaaberturaveolostarrosde ungüentos y mixturas hechos añicos, diseminados por el suelo de tierraapisonado.Deunclavocuelganlasbotasnuevasquemamámeprometióeneltardíoverano.Intentoimaginarquéesloquehapodidopasar,peromifantasíanodapara tanto.Al inclinarmehaciadelanteenelvanode lapuertaoigounhondogruñidoprocedentedelinterior.

Medetengoestupefacto.Pasauninstanteantesdequereconozcalapeludasiluetaqueemergedelaoscuridaddelachoza.

—¿Hrow?—prorrumpo.

TERCERAPARTE

Otoñode866

19

Eoforwic era más grandiosa de lo que las muchas descripciones del propiohermano Jarvis habían logrado transmitir. Amedida que nos aproximábamos,emergíaentrelapertinazlloviznaelcontornodelosancestrales,ranciosmuroscon sus aspilleras y torres, como la columna vertebral de un inmenso animallegendarioqueestuviesedormido.

A cada lado del portón del este se erguían dos altas torres. Desde una deellas,ruinosa,seelevabaunadensacolumnadehumohaciaelcielocubierto.Alprincipiopenséquehabíamosllegadojustoenmediodeunincendio,peroluegocomprobamos que los guardias acostumbraban a encender una hoguera en elfondodelcilindrodepiedraparacalentarse.

Sietedíasdespuésde la segunda reuniónde IvarSinPiernasyel reyÆllabajo la lonade la tienda,elcondede labarbarojahizopúblicasudecisióndebautizarse.Eneltranscursodeesasemana,elejércitoyahabíaperdidomuchoshombres.Bajouncielodespejado, losmásdedosmilrestantessereunieronalpiedelterrapléncircularparaoírcontarasucondequehabíatenidounsueño.

—Enelsueño,miantepasadoOdínsemeaparecióydijoquedebíahacermecristiano —clamó por encima de las cabezas— porque de otro modo nuncatraspasaremoslospoderososmurosdepiedradelossajones.

Se elevó unmurmullo de asombro. Los hombres semiraban incrédulos altiempo que tocaban sus martillos de Thor. No estaban seguros de haber oídobien. ¿Su conde, el hijo de Ragnar Lodbrog y descendiente de Odín, iba aabrazar realmente la fe cristiana? Ivar Sin Piernas prosiguió pintando elbautismocomounsacrificioqueélhacíaenfavordelacomunidad.

—Siempremehabéisconocidocomodadorderiquezas—gritóparaahogarlos comentarios—. Ninguno de vosotros puede decir que no soy un condegeneroso. Si actúo así es porque estoy convencido de que va a redundar enprovechodetodosnosotros.MishermanosBjørnCostadodeHierro,SigurdOjodeSerpiente,HalfdanCamisaBlancayyohemosacordadoqueentretantoellosmarcharánhaciaelsurasaquear.Cadaunodevosotrospuedeelegirlibrementede entre ellos el líder en cuya generosidad confíe más. Yo por mi parte sólollevaréaEoforwicaloshombresdemiescoltapersonal.

Nosesabíaelacuerdoalquehabían llegado loscuatrohermanos lanocheanterior,cuandocelebraronunconsejodeguerra.Conversaronenlacúspidedeltúmulode su padre, dondenadie podía oírlos. Saquear en el sur le sonó a losoídosdelamayoríacomounagrataalternativaalaociosidadenelcampamentodelpáramo.LosmásansiososseagruparonenseguidaalrededordeloshermanosdeIvar,quesehabíansituadoendiversoslugaresentrelamultitud.

Yaeldíaposterioralanuncio,SigurdOjodeSerpientemarchóhaciaelsurconunafuerzadequinientoshombres.Eneltranscursodelascasidossemanassiguientes,elrestodelejércitofueescapandocomoaguaporentrelosdedosdeIvar Sin Piernas,muchos de ellos acompañando a BjørnCostado deHierro yHalfdan Camisa Blanca. Al acercarse el final del verano, la población delcampamentosevio reducidaa loscien fieleshombresde laescoltadelpropioIvarSinPiernasysusmujeres;ademásdeYlva,queinsistióenquedarse.Merciagemíabajo las invasiones,yel reydelpaís sehabíaencerrado tras los sólidosmuros de Cirrencester. Northumbria seguía en paz tresmeses después de queéstafueseacordada.

Bajo laestrechavigilanciasajona,nuestracaravanade jinetesycarretasdebueyes cubrió lentamente lasmás de treintamillas desde la fortaleza circular,quesequedaríadesierta,hastalaciudaddelrey;lasúltimasdiezmillasporunacalzada romana que cortaba como una cicatriz gris los campos y setos de laplanicie.

Fuimospenetrandoenlasombradelospoderososmurosdepiedragris.Lossonidos de animales, ruedas de carros y voces retumbaban bajo el techoabovedadodelportón.Enelinterior,unacalledequinientospasosatravesabalaciudad y daba un único giro en su camino, en torno almuro de piedra de uncementerio.Alolejos,enelextremoopuestodelaciudad,podíamosdivisarun

portónmásquedabaalríoUsanyelpuentequelocruzaba.—¿Todoestofueconstruidoporlosromanos?—preguntóHastein,quehabía

cabalgadohastamialtura.YoibasentadojuntoaIvarSinPiernasenelpescantedelaprimeracarreta.

Comotodarespuestasólofuicapazdeasentir.Durantelostresdíasdellargoviaje,hablémuchodelaciudaddelrey,pero

elimpactodesupresenciamedejómudo.Lasnumerosascasas—mezcladaslasgrandes y las pequeñas, y unas pocas incluso de dos pisos— se hallaban tanjuntasquenohabíaespacioasualrededorpara terrenosnihuertos.Hortalizas,gallinas y ganado compartían pequeños corrales detrás de las cercas bajas delistones.El tufodecientosdehogaressaliendodelosagujerosenlostechadosdepajasereuníayretorcíaconelfríovientodelnorteparaformarunaoscuracolumnadehumoquelentamentesedesplazabahaciaelsur.

También la cantidad de habitantes era ingente; hombres, mujeres y niñospululabanpasando juntoanuestracomitiva sindignarseadedicarnosmásqueuna breve mirada. De vez en cuando, la barahúnda de voces y sonidos eraahogadaporlosladridosdelosperrosylosgritosdeloscomerciantessituadosdetrásdesuspuestosoenquiciosdepuertas,pregonandocomidaymercancíasqueyo nunca había visto ni conocido siquiera de oídas.El barro de las callesapestaba a heces y orina tanto de personas como de animales. Había vidadondequieraqueunomirara.

—Los romanos sólo construyeron las murallas —dije recordando lossoliloquios del hermano Jarvis—. Cuando llegaron los primeros sajones,derribaronlosrestosdelosedificiosdepiedrayconstruyeroncabañasdemaderaypaja.

—¿Porqué?—preguntóHasteinalzandolavozparavencerelruido.—Porquelascasasteníanmuchossiglosdeantigüedad,ylossupersticiosos

sajonespensabanqueestabanhabitadasporfantasmas.—Buenmotivo—asintióconlacabezaHasteinmirandoasualrededorcon

una sonrisa en los finos labios. Se sentía como en casa entre el barullo de laciudad.Habíamuchasmujeresjóvenesalasquearrimarse.

—Del otro lado del río —continué, señalando hacia la puerta en el otroextremode laciudad—aúnsealzan las ruinas romanas.Nadieviveencampoabierto,porquenoestáprotegidoporlosmurosdepiedra.

Amiladoenelcarro,sesentabalafiguradepelolargodeIvarSinPiernasencorvada sobre las riendas. La expresión en su rostro era fría. Sólo sumanopecosaconlaquesemesabainquietolabarbarojizarevelabasussentimientos.

—Esungranasentamiento—dijo.—Dicen que viven aquí seis mil personas —informé—. Eoforwic es la

segundaciudadmásgrandedeInglaterra.SóloLundeneestámáspoblada.Ivarmemiróysonrióconelrostropálido.—Novalesmuchocomorastreador,RolfLenguaraz—observó—,peroestás

llenodeconocimientosútiles.Teníarazónalconservarte.—¿Conservarme?—¿NosabesqueBjørnCostadodeHierromeaconsejóquetemataseantes

departirhaciaelsur?Novaloróturendimientoenlabatalla,ypensabaqueerasdemasiadoastutoparadejarteir.

Las dudas deBjørnCostado deHierro nome pillaron por sorpresa.Hacíatiempoquehabíanotadolaanimadversióndelguerrerodebarbagris.

—Pero¿decidistedejarmevivir?—pregunté.—Mantengomispromesas.Ahoraeresunodelosnuestros.YlvaseacercóporelotroladodelcarromatoymiróaIvarSinPiernascon

susojosjuntos.—¿Cómo pretendías tomar una ciudad como ésta?—preguntó—. Es diez

vecesmásgrandequeRipa.Supreguntahizoqueelnudoquehabíacomenzadoacrecerenmiestómago

secerraraaúnmás.—Dondehayvoluntad,hayuncamino—contestóIvar.Alpasarlacurvadelcaminoylastapiasdelcementerio, lacalleseabríaa

unaplazarectangular.Todosuextremonorteestabaocupadoporunsoloedificio.—¿Nodijistequelascasasdepiedradelosromanoshabíansidodemolidas?

—preguntóHasteinresplandeciente.—La iglesia de San Pedro no fue construida por los romanos. —Hablé

despacio,porqueyotambiénsentíarespetoantelapoderosaestructuradepiedra—.Fue construida hace doscientos años, conmotivo de la conversión del reypaganoEdwinysusesponsalesconunaprincesacristianadeWessex.

Laelevadafachadagrisdeltemplosealzabaaunaalturadealmenoscinco

hombreshastaunacubiertainclinadadetejasverdecidasporelmusgo.Eltejadocontinuabahaciaelcielonubladoy terminabaenuncaballetequesuperabaenaltura incluso a los árboles más elevados. En comparación con la basílica deSantaSofíadeConstantinoplaolaGranMezquitadeCórdoba,laiglesiadeSanPedroeradetamañoinsignificante,dehechuraprimitivaytorpementedispuestaen posición oblicua a la calle de la ciudad, pues su desconocido constructorhabíaconsideradoimprescindiblequelanavedelaiglesiatrazaseunejedeesteaoeste,peroeraeledificiomásgrandequeyohabíavisto,ycomolomismolesucedía a lamayoría de los hombres de Ivar, el silencio se adueñó de nuestracomitiva.

En laplaza frentea la iglesiahabíauncampanariode sólidasvigas.Asuspies reunimos los carros en una formación defensiva que con rapidez fuerodeada por soldados sajones fuertemente armados. Además, muchos de loshabitantesde laciudadseagolparonahoraen tornoanosotrosconcuriosidad.Nosabíanquiéneséramosoquénoshabía llevadoallí,puesel reyÆllahabíamantenido nuestra identidad en secreto. Sin armas, cotas de malla ni cascos,parecíamos un grupo de emigrantes, lo que con toda seguridad también habíasidosuintención.

—No sólo la iglesia es de piedra —dijo Hastein señalando la calle quebajabahaciaelríoyelpuente.

—Yahasvistolacalzadaromanaquenoshatraídohastaaquí—respondí—.Los romanos no sólo construyeron las vías del país, sino también la calleprincipaldelaciudad.

—Deben de haber sido aficionados a la piedra —señaló—. Murallas depiedra. Casas de piedra. Una calle de piedra. ¿Qué problema hay con lostablones?

—La madera dura como mucho la vida de un hombre. La piedra parasiempre.

Hasteinasintióalavezqueseapartabaelflequilloempapadodelosojos.—Callesdepiedra—susurróconrespeto.—¿Yahoraqué?—preguntóYlva.Ivar Sin Piernas se había levantado con las piernas abiertas y los brazos

cruzados.Suposturaeraconfiada.Sólolamiradatitubeanteenlosojosazuladosrevelabaquenosabíalarespuesta.

—Esperayverás—dijo.Laesperafuecorta.Delaiglesiasalióungrupodesacerdotesqueempezóa

cantar.Elfrágilsonidoacallóelruidodelamultitud.Loshabitantesdelaciudadbajaron la cabeza y cerraron los ojos. Algunos comenzaron a balancearse enéxtasis, como hacían los monjes del monasterio de San Cuthbert cuando elEspírituSantolosposeía.

Al terminar lacanción,salióotroséquitopor lapuertade la iglesia.EraelreyÆlla y un grupo de hombres engalanados, probablemente algunos de susealdormen y thegns escogidos. Los ciudadanos se arrodillaron en el barromaloliente. El rey extendió sus brazos y se acercó. En su rostro barbudo sedibujaba una sonrisa rígida.Abrazó a Ivar Sin Piernas y tuvo que ponerse depuntillasparabesarlasrojasmejillasdeldanés.

—IvarhijodeRagnar,tedoylabienvenidaaEoforwic—dijoelreyÆlla—.YalaboalSeñorporlamisericordiadetuconversión.

IvarSinPiernasmiróalreyyvacilóunmomentoantesdehacermeunaseñalparaquemeadelantara.

—Yalohasoído—ledije.—Prefiriendoquesigacreyendoquenoloentiendo.Sufríamiradaexploraba laplazaya lagentereunidamientrasyo traducía

laspalabrasdelreyalidiomadeloshabitantesdelnorte.Lossacerdotesvestidosde negro y la cruz sobre la puerta de la iglesia lo hicieron estremecerseinvoluntariamente.TocóelpequeñoamuletoquellevabaenlacadenaalrededordesucuelloconlacaradeltuertoOdín.

—Terminemos.—Miseñorrey—ledijeensajón—,IvarhijodeRagnarosdalasgraciasy

dicequeestáansiosoporrecibiralSeñorysersalvado.LamiradadelreyÆllamerecorriósindarmuestrasdehabermereconocido.

Sifueélquienestuvodetrásdel intentodesecuestrarmeenelcampamento, loocultó bien. Hizo un gesto con la mano a Ivar Sin Piernas para que loacompañasehacialaportadadelaiglesia,dondelosguardiasnosregistraronporsiportábamosarmasocultasynospermitieronentrar.

Los sonidos de la ciudad se fueron apagando y desaparecieron cuandopisamos las baldosas del interior. La alta nave de la iglesia apareció vacía ysilenciosa. La luz penetraba débil únicamente a través de los cuatro altos

ventanalesenloslateralesdeledificioeiluminabanuestrasfigurasperfilándolas.Frente al coro había un altar de plata con motivos cincelados en oro.RepresentabanaCristoenlacruzylosdiscípulosasulado.Enlaparedcurvaasu espalda colgabaun crucifijodorado, adornado a lo largode losbordes conperlas y piedras preciosas que brillaban bajo la gruesa luz cerúlea. Los ojosaguamarina de Ivar Sin Piernas se iluminaron al verlo, pero cuando dossacerdotescomenzaronarompersusaya,losagarróconfuerzadelasmuñecasymiróalrey.

—Conocerásatuseñorycreadorcomovinistealmundo—dijoÆlla—.Yelconversosearrodillaráfrentealaltar.

—Traduceparapoderresponderle—dijoIvarcuandovioquedudaba.—Quierequetedesvistasyarrodilles.—Yaselopuedeirquitandodelacabeza.Apartóalossacerdotesycruzólosbrazos.—Peroeslacostumbre—protestóÆlla,cuandoconpalabrasmásamablesle

hubeexplicadoqueelorgullo le impedíaauncondearrodillarseantenadie—.TodocristianodebeserhumildeanteelSeñor.Yomismomepostroderodillasdurantelamisa.

—Este bobo puede humillarse ante quien quiera—dijo Ivar—, pero simetengoquearrodillar,nohabrábautismo.Mevoydeaquí,reúnounnuevoejércitoyregresoelpróximoaño,arrasosuciudad,violoasusmujeres,lesacolosojosy enrollo sus entrañas en la rueda de una carreta antes de quemar su cuerpo.Díselo.

ElreyÆllanosmirabaalternativamenteaIvaryamí,esperandoescucharloquetodasestaspalabraspodríansignificar.

—IvarhijodeRagnar—dije—proponearrodillarseporpersonainterpuestasielSeñorTodopoderosoasíloacepta.

El reyÆllavacilóun instantey sedirigióhacia laoscuridaddedetrásdelaltar,desdedondellegaronvocesapagadas.

—Bienpensado,Lenguaraz—susurró Ivar detrás demí.Ælla regresó a laluzyasintiógentilmente.

Avancécincopasosycaíderodillas.Unhombrevestidoconunatúnicadecolorpúrpuradeobisposaliódelaoscuridaddelcoro.EraelabadÆthelbert,delmonasteriodeSanCuthbertenCreca.Bajélabarbillahastaelpechoparaqueno

mereconociera,peroÆthelbertestabatandistraídocomosiempre.Lamiradadesusojoseradistante,susuaverostrodepezeradeotromundo.

Más tarde descubriría queWulfhere, el verdadero obispo de la ciudad, sehabíaretiradoaunmonasterioenWharfdalecomoprotestaporlacoronacióndelreyÆlla.TanpronunciadaeraladivisiónenNorthumbriaqueinclusolaIglesiasehabíadivididoenlaguerraentrelosdosreyesdelpaís.

—Innominepatrisetfiliietspiritussancti—comenzóÆthelbert,ehizoelsignode la cruz sobremi cabeza.Mientras continuaba convoz alta y clara elrecitadodelcredotrinitario,losdossacerdotesdesvestíanaIvarSinPiernasyledespojabande la cadenaconel amuleto conel rostro tuertodeOdínPadredeTodo. Se llevaron la saya y la capa azul y pasaron una túnica blanca por lacabezapelirrojadeldanés.Despuésataronelcordónasucintura,lequitaronelcalzadoyloacercaronaunbarrilllenodeaguaenelque,mediantegestos,lossacerdotes le pidieron que entrara. A regañadientes, el conde siguió susindicaciones.

Elcontenidodel tonel sedesbordóycorrióporel lateral cuandoelobispoÆthelbertcolocólamanosobrelacabezadeIvarSinPiernasylaempujóbajolasuperficie. Allí lo mantuvo hasta que los largos brazos comenzaron a hacerespumaenelagua.CuandoIvarSinPiernasapareciódenuevo,jadeóbuscandoaire,saliódelbarrilysesacudió,haciendovolargotasdeaguaasualrededor.Enlafrescaymajestuosanavedelaiglesia,elcondepatizambotemblabadefríoyrabiacontenida.Latúnicaempapadaseadheríaasucuerpo.Elcabelloylabarbacolgabancomoelpelajedeunperroempapado.

ElreyÆllafuehaciasuinvitado,leasiólosantebrazosylesonrióconunaexpresión beatífica en el rostro barbudo. Ivar se estremeció y le devolvió lasonrisa.

—Eresunmalditocabrón—dijo—,yestahumillacióntecostarálavida.—IvarhijodeRagnardice—traduje—querecibeelbautismocongratitudy

alabaalSeñorporsumisericordia.Lossacerdotesprorrumpieronencánticosdeloa.

20

—¿Asíqueéstaeslaantiguaciudadromana?IvarSinPiernasmiróasualrededorlaciudadenruinassobrelaorillaoeste

delUsan.Laconformabancalles largasyanchas situadas sobreuna superficiequedescendíahastael río.Lascasasqueenotro tiempoestuvieronpintadasyacicaladaseranahoramurosdesnudos,enpartedisgregados,quebostezabanalcieloporfaltadetejado.

—Aquí vivían los romanos corrientes —narré—. Llamaron a la ciudadEboracum.Traslosmurosdelaorillaeste,dondehoysehallaEoforwic,habíauncampamentomilitar.

—¿Calculadoparaunsoloejército?—IvarSinPiernasmirólaciudadsajonaasusespaldas—.Tuvoquesergrande.

—Docemilhombres.Elcondedanésabriócomoplatoslosojosazulverdoso.Supropioejército,

posiblementeelmayorquealgunavezlograsereunirunnórdico,habíasumadoalrededorde tresmilhombresyyanoexistía.Unejércitopermanentededocemil soldados establecidos en un campamento de piedra superaba sus másatrevidasfantasías.

—¿Cómosabestodoeso?Hacíatiempoquepresentíaquemeharíaestapregunta.Eneltranscursode

las dos semanas que habían pasado desde nuestra llegada aEoforwic, noté envariasocasionesunaexpresióninterrogativaenlamiradadelcondedelabarbaroja.Yo había ponderado escrupulosamente la respuesta que sabía era precisodarle.

—Cuandoteníadiezaños,mimadremeenvióalmonasterio.—¿Cómo pudo hacer eso? —interrumpió él—. ¿No me dijiste que era

danesa?¿Nocreíaenlosdiosesverdaderos?Tras el bautismo, Ivar se había vuelto un creyente de los Ases más

convencidoqueantes,peroevitabaconceloquesetrasluciera.Alrededordesucuellocolgabaahoraunacrucecitadeplataquelehabíadadoelreydespuésdelbautismo.Sinembargo,lacolocóporfueradelasayaparaquenotocarasupiel.

—Noolvidéalosdiosesverdaderossóloporestarrodeadodecristianos—aseguré—,peroaprendíaconocersususos.EnelmonasteriovivíaunhermanolegollamadoJarvis.Fuecomounpadreparamí.

—¿Porquénomelohascontadoantes?—¿Habríasconfiadoenmíentonces,granconde?Difícilmente, y lo sabíamos los dos. Ivar Sin Piernas esperó a que yo

prosiguieramientraslosmúsculosdesusmandíbulasseafanabanbajolabarbaroja.

—El hermano Jarvis me enseñó latín, que es la lengua propia del CristoBlanco.Fuetambiénélquienmehablódelosromanos.

—¿Y qué pueden importarles a los hombres de verdad esas tonterías?—resopló.

—Túmismohasdichoquemisabereraútil.SinohubieseconocidoaJarvis,nohabríapodidoayudartetanto.

Ivar Sin Piernas sacudió la cabeza malhumorado. Justo después de lahumillacióndelbautizosehabíavueltoirritableymásinaccesiblequeantes.

—Eldiosque tú conoces comoCristoBlanco—proseguí—es en realidadtrinitario,yseledenominaelPadre,elHijoyelEspírituSanto.

—¿PorquéentoncesloscristianoshablandeelÚnicoDiosVerdadero?—Son tres aspectos distintos de lo mismo.—Me encontré con su mirada

anegadaendudasyconfusión—.Bastantemásal sur tienenotrodios llamadoAllah.Aquí en Inglaterra,muchos siguen venerando en secreto a los antiguosdioses.Se parecen a los de los nórdicos, pero conotros nombres.Losmonjesirlandesesenseñarona lossajoneselCristoBlancoyahorasehaasentadoconfuerzaenelpaís,demodoqueesmásprácticoestarenbuenostérminosconÉl.

—Asíque,enlugardeaprenderahervirbebedizosoalgunaotracosaútil—bufó—,¿hasestadoempollándoteoracionestodoeldíaenuncuartomortecinoy

permitidoquelosmonjesteendilgarancuentossobregentesimaginariasyfalsosdioses?

Calléparadejarquedigiriesetantanovedad.Caminamosensilencioentrelasruinas hasta llegar a un gran espacio abierto, donde se erguía una fachadasemicircular de varios hombres de altura. Con sus columnas disgregadas ymiradores se diferenciaba netamente de la sencilla arquitectura de las demásruinas.Delantedeellahabíaunarañadopedestalqueteníaensucimaelpieconsandaliadeunaestatua.Lasuperficierotadeltobilloaparecíaredondeadaporeldesgaste.Elrestodelafigurahabíadesaparecidoenlacorrientedelossiglos.

Moví la cabeza para indicar a Ivar Sin Piernas que atravesara conmigo laentrada situada en la curvatura de la fachada del enorme edificio. Conprecaución nos colamos en el interior de un oscuro túnel, del que salimos enmedio de un semicírculo de filas de bancos que peldaño a peldaño subían entorno a nosotros. Los asientos más bajos estaban a la altura de la rodilla,mientrasquelossuperioresalcanzabanlacimadelaparteinteriordelafachada.Crecíanhierbajos entre las hendiduras y grietas de las piedrasmelladas por laintemperie. El edificio carecía de techo. Sobre nosotros únicamente se veía elcielogris.

Nosquedamosquietosenelcentrodeunasuperficiedepiedraalospiesdelsemicírculo de filas de bancos. Inmediatamente enfrente de los asientos másbajossealzabaunaplataformaalaalturadelpecho.Detrásdeellaselevantabauna fachada interior con más columnas, miradores y voladizos. El eco denuestros pasos resonaba en las recias superficies. Por lo demás, sólo se oía elgritolejanodeunacorneja.Elcontrasteconelbarullodelosmuchoshabitantesdelaanimadaciudadalotroladodelríoeraacusadoymolesto.

—¿Esestouncuento?—dijegolpeandoellateraldelaplataformadepiedra—.¿Unedificioasílohanconstruidogentesimaginarias?¿Todoestonoessinofantasía?

Díasanteshabíaexploradopormipropiacuenta las ruinasde la ciudadaltiempoquelentamentesemerevelabaunacertidumbre:sibienlossajoneserancapacesdeconstruiralgunasiglesiasdepiedracomoladelaplazadeEoforwic,en laactualidadnadieestabaencondicionesde levantarunaciudadenteraquedurara siglos. Era un arte del que ya no disponíamos, y la visión de todo eseesplendor desintegrado —el pensamiento de lo que habíamos perdido— me

oprimíaelpechocomosialguienhubiesepuestounbloquedepiedrasobreél.IvarSinPiernassintióalgoparecidoyseestremeció.Suvozsonóáridacuandopreguntó:

—¿Paraquéseutilizabaestelugar?—Quizáfueralasaladelconsejo—sugerí.Despuéshepodidover,durantemisviajes,diversosteatrosromanos—uno

construido en la pared de unamontaña—, pero entonces el fenómenome eratodavía desconocido, así que intenté adivinar fundándome en mi limitadaexperiencia.Nilosausterossajonesnilosnórdicos,quenofingían,sabíannadade los dramas, comedias y tragedias que los romanos frecuentaban con tantaasiduidadcientosdeañosatrás.

—Ningúnreytieneunconsejotangrande—protestóIvarSinPiernas.—¿NisiquieraelpoderosoRagnarCalzasPeludas?Lairallameóensumiradaaguamarina.—Ennuestrapatria—dijo—todossomosreyes.—Cuando todos son reyes, nadie reina. —Su incertidumbre me animó a

proseguir—. Vosotros los nórdicos sois arrojados, sin embargo, el ejército deEoforwic que contaba con docemil hombres era uno de tantos en el Imperioromano.

—Detodosmodos,ahoraestánmuertos—objetó.—Éseeseldestinoquenosaguardaatodos.Perolosromanosdejarontras

desítodoesto.¿Quéhadejadotufamosísimopadre?Contrajoelrostro,diomediavueltayregresóensilencioa travésdel túnel

abiertoenmitaddelafiladebancosparasalirdeledificio.Medicuentadequehabíaidodemasiadolejos.Elesplendordelpasadohizo

queIvarSinPiernassesintierapequeñoe insignificante.Yoconocíamuybienesasensación.Parauncondedanéseranuevaeindeseada.

Seguí su silueta coja entre las ruinas para volver al puente, testimonio élmismo de una civilización superior. Con sus cuatro arcos de piedra y elempedradoquecruzabaelríoenlínearectahacialaanimadaciudad.Sedetuvojuntoalpretilaesperar.Sonreíespontáneamentecuandoentendíelporqué.Alnoestar familiarizado con las construcciones de piedra, no se atrevía a cruzar elpuenteélsolo.

—Cómotediviertes—observóenojado—.Atuseruditosojosdeboaparecer

tremendamentetontoeignorante.Comprendíquelomásprudenteeracallarycruzamoselríoensilencio;nos

desviamos antes de llegar al portón de la ciudad, que ahora sabía que loslugareños llamabanPuertadeUsan,ycontinuamosporunsenderoquepasabajunto a un muelle de tablones así como algunos edificios dispersos, que enconjuntoformabanelpequeñopuertodeEoforwic.

—Nosoymásqueunrudopeleón—dijotorciendoelgesto—mientrasquetúhassidoinstruidoporunmonjecristiano.

Tras rodear un bastión en el muro pudimos ver el campamento que losvikingoshabían levantadoenun terrenoal surde laciudad.Locomponíanungrupo de tiendas y carros en torno a un fuego central. Perros y niños corríanalrededor,mientras lasmujeres sentadas estabanvolcadas en sus quehaceres yloshombresdesarmadossobresustazasdehidromiel.

—Unlíder inepto—prosiguióIvar—quenoescapazdemantenerunidoasuejército.Uncondesinesperanzasquenomerecelalealtaddesushombres.

Supésimohumorsehabíatransformadoenunarrebatofuribundo.Sedetuvoymeagarródelasaya.

—Siesesoloquepensáis—bufóconunamiradaincandescenteenlosojos—,osvaisallevarunasorpresa.Túytureysajón.

Mesoltóyalzólavista.Ungrupodehombresseencaminabahacianosotrosdesdelasaladeltronodelreysajón,ubicadaenunedificiosingraciaflanqueadopordosfeastorrescuadradassobreunportóndobleenelmurosurdelaciudad,queloslugareñosdenominabanPuertadelRey.LasiluetadeanchasespaldasyconperillaquemarchabaalacabezaeraelreyÆlla.

—Parecequehallegadoelmomento—dijoIvarSinPiernasparasí.De suspalabras sedesprendíaquehabíaesperadoal rey sajónyque sabía

quéasuntole traía.Cuandoladelegaciónestuvomáscercavimosconclaridadque los acompañantes deÆlla iban armados y que no había ningún sacerdoteentreellos.

—IvarhijodeRagnar—dijoelreyÆllaentérminosformales—.Tesaludoyesperoquetuconversiónsigasiendodetuagrado.

IvarSinPiernasrespondióquelacreenciaenCristolesentabademaravillapuesdesdequesehabíabautizadoexperimentabaunapazinusitadaensuánimo.Elreyasentíaimpacientemientrasyotraducía.Nohabíavenidoparaconversar.

—Estupendo—respondió—,esoalegraráalSeñor.Ahoradebopreguntarte¿cuándopiensasseguirtucaminoydóndequieresasentarte?

Ivar puso cara de manifiesta confusión a medida que le llegaba mitraducción.Desplazólamanohaciaelcampamentosituadoenelterrenoquelossiervoshabíancomenzadoalabrar.

—Dile al rey que mis compañeros y yo hemos hallado aquí un lugarapropiado,endondepensábamosquedarnosavivir.

El semblante del rey Ælla se iba ensombreciendo a cada palabra que yotraducía.

—Prometícumplirtudeseo,condeIvar—dijo—,ydarteuntrozodetierraquetuvieraeltamañodeunapieldebueyextendida.Tucampamentoocupaunáreamuchomayor.

Tras haber escuchado las palabras repetidas en su propia lengua, Ivar SinPiernashizoseñasalreyysusacompañantesparaqueseacercaran.

Seagachójuntoalaesquinasituadamásaloestedelcampamentoyrecogióunacuerdafinadecueroqueestabamedioocultaenlahierba.

—Dile al rey sajónque esta cuerda se ha confeccionado con la piel deunsolobuey.Elcueroseestiraytrenzajuntoalpelajeafindehacerlaimpermeableyresistentealaintemperie.Empleamosunacuerdadeestetipoparadelimitareltrozodetierraqueconvieneaunhogar.Adichaáreadeterrenoladenominamos«unapiel».

El reyÆlla se rascó la perilla cuando constató que la extensión de tierracercada correspondía al área que sumaban el campamento y los campos delabranzajuntos.

—La idea queme fue transmitida—medijomolesto—es que tu caudillosólopretendíaconstruirunacasayahoraha fundado todaunacolonia.Esoesrompertoscamentenuestroacuerdo.

IvarSinPiernasescuchómitraducciónconlafrentearrugadacambiandoenvariasocasioneslamiradadelreyamí.

—¿Estássegurodehabertraducidocorrectamente?—preguntó.—Por supuesto que he traducido bien —respondí sorprendido ante una

preguntatanabsurda.—Nolocreo.Enotrocasonosehabríaproducidoestasituación.—Perotúmismohasescuchadocadapalabra...

NopudedecirmásporqueelenormepuñodeIvarSinPiernassedesplazóalcanzándome en medio del rostro. Quedé tumbado en la hierba. El dolorrecorriómicuerpocomounasaetablancacuandoporañadiduramepateóconfuerzaenelcostado.

—¡Putoengreído!—bufóen la lenguade losnórdicos—.¿Tecreíasmejorqueyo?¿MejorqueelhijodeRagnarCalzasPeludas?¿¡Locreíasrealmente!?

Era la primera vez que experimentaba la asombrosa capacidad que poseíaIvarSinPiernasdeguardarselairadurantelargotiempoparadirigirlahaciaunobjetivo determinado. La humillación del bautizo cimentó su furia. Lafrustración por las dificultades para conquistar una ciudad del tamaño deEoforwiclaalimentó.Suinferioridada lasombradeladisgregadacivilizaciónromana provocó que emergiese a la superficie, y la pregunta de Ælla habíadesatadoelfurorbélico.

Elcondedelabarbarojacolocóunarodillasobremicajatorácica,seinclinóhacia delante y comenzó a cebarse en mi cara con ambos puños. Sus brazossubíanybajabancomolasvarasdeunmayalentiempoderecolecta.Micabezavolabadeunladoaotrobajolosgolpes,notabaenmipiellasangrecalienteyhúmeda,percibíaa lo lejos lasgotasrojasquesalíandisparadasmanchandosutúnica, así como la cruz de plata alrededor de su cuello. Los sonidos seamortiguaron tornándose sordosy losmovimientosmás lentos, la figura sobremíseensombrecióhastadesaparecer.TardéunratoendarmecuentadequeIvarSinPiernashabíaparadodegolpear,pueseldolorseguía.

Losdoshombresmemirabandesdearribacadaunoconunaexpresiónenlamirada.

—Nocastiguesmásatuintérprete—dijoelreyÆlla—.Esevidentequesetratadeunequívoco.—SeinclinóhaciaIvarrepitiendolasúltimaspalabrasdemodoaltoyclarocomosilehablaraaalguiendurodeoído—:¡Une-quí-vo-co!

El rostro del conde de la barba roja estaba empapado en sudor. Respirabasonoramente.CuandocaptóloqueelreyÆlladecía,undestellodetriunfobrillóen sus ojos azul verdoso.De inmediato dobló la nuca para que nadie pudieraverlo.

—Su alteza —dijo como si buscara las palabras en un sajónintencionadamentechapucero—.Ustedesbueno.Muybueno.

El reyÆlla comprendió y se sintió noble y conciliador.Alargó unamano

posándolaindulgentesobrelainclinadacabezapelirroja.LasonrisadeIvarSinPiernasfueloúltimoqueviantesdequelaoscuridad

secernierasobremí.

21

Despertéconelsonidodelagua.Lasgotasgolpeabanenunasuperficieigualqueun chaparrón de verano sobre un lago tranquilo. El sonido se detuvo paraempezardenuevotrasuninstantedesilencio.

Abrí losojosyvi sobremí la lonadeuna tiendacolorgris jaspeado.Ylvaestabasentadadeespaldas,inclinadasobreunapalanganadeplata.Conlosojoscerrados y el rostro goteando, la escudera buscaba a tientas un paño de lino.Mientrassesecabarecibíundestellodesutorsodesnudoyentendíelsacrificioque había hecho para ser admitida como guerrera en un mundo de hombres.Parecíahaberpasadomuchotiempodesdequesehicieraextirparlospechos.Lascicatricesensuplanacaja torácicaeran toscasyelementalescomosihubieransidocosidasporunprofano.

Cuando alargué lamano para tocarla exhalé un gemido.Ella se sobresaltóponiéndoseconrapidezlasayadecueroporlacabeza.Cuandoseinclinósobremí, yacía quieto de nuevo. Lentamente, como si luchase por salir de lainconsciencia, abrí los ojos ymiré su tosco semblante.Mi gemir no era purofingimiento.Eldoloreraagudoypersistente.

—Quédate quieto—dijo—, te has roto un par de costillas.Además de losdañosquehassufridoenlacara.

Hice una mueca, que fue castigada con una sensación de ardor que seextendíaporlafrenteyellabiosuperior,enlascostrasdondelapieltiraba.

—Tehatratadocondureza—constató.—Fui yo quien cometió el error —dije con llanto en la voz, pues ahora

recordabaloquehabíapasado—.MeequivoquéaltraducirlaspalabrasdeIvar

SinPiernasanteelreyÆlla.Perocómoibayoasaberqueuna«piel»esuntrozodeterreno.

Ylvapusosobremifrenteelmismotrapohúmedoconelqueellasehabíalavado.

—Aunque ése fuera el caso —dijo—, el conde Ivar ha quedado muysatisfecho,asíqueesmuyposiblequeprontote loagradezca.ElreyÆllaestáconvencidodequeélesinocentedelaconfusiónlingüísticaylehapermitidolaentradaalpalacioepiscopalqueestádetrásdelaiglesia.

—¿Porquérazón?—Paraque aprenda sajón.—Enseñó susdientes irregulares enuna sonrisa

aviesa—.Por lovistoviveallíunmonjequehablayentiendeambas lenguas.IvarSinPiernashacegrandesprogresos.

Meconsoléalpensarquemierrorhabíabeneficiadoelnegociodemiconde.Ylvasesentóenelbordedelacamamanipulandosucinturón.

—¿Nose tehaocurridopensarque laequivocaciónseoriginóporqueIvarSinPiernasdeseabaganarselaconfianzadelrey?—preguntó.

Comounbreverelámpagovidenuevolasonrisatriunfantedelcondedelabarbaroja,peronomeapetecíaseguiresepensamientohastaelfinal.

—Tonterías—concluí—.Fuemi culpa. Tendré que encontrar unmodo derecuperarsuconfianzaahoraquelacosahaacabadobien.

—Quizápuedahacerteunasugerencia—dijo—.¿Reconocistealhechicerocristiano,obispo,ocomoquieraquelosllaméis?¿Lohabíasvistoantes?

YlvaestuvoobservandoelbautizodeIvarSinPiernasdesdelapuertadelaiglesia.Podíahaberunmotivoparaqueahoraellaseocupasedemí.Comencéaintuircuál.

—La última vez que vi a Æthelbert —contesté—, éste era abad delmonasteriodeSanCuthbertenCreca.

—Tambiénloeracuandodesvalijéellugarhacediezaños.—¿Yledejastevivir?—Dejéconvidaatodoslosmonjes.Sino,yahabríaquemadoelmonasterio

en aquella ocasión para que sus espíritus no pudieran castigarme trayéndomedesgracia.

—¿Ésa es la razón de que vosotros los nórdicos queméis las casas tras unsaqueo?—prorrumpísorprendido.

Seajustóelcinturónyasintió.—Cadacualtienesuformadehacerlascosas.Yosóloprendofuegosihay

algúnmuerto.Enotrocaso,prefierodejarquelosedificiosperduren,asípuedoretornarapornuevosbotinesunavezqueloshabitantesvuelvanareunirdinero.

—YateníaspensadoregresaraCrecaantesdeoírmehablardelasreliquias—exclamé—.PoresovinisteconloshijosdeCalzasPeludasaInglaterra.

—BjørnCostadodeHierro losabía—asintióconlasmandíbulasapretadas—,yyodeberíahabersospechadosutrampa.Perositodavíaquieresayudarmeaencontrareltesoro,noslopodemosrepartir.InclusoofrecerleaIvartumitadsicreesqueconesovolveríasaganártelo.

Consideré la oferta. No cabía duda de que Ivar Sin Piernas necesitabarecursos, pero la plata del palacio episcopal deEoforwic difícilmente se iba apoder usar en la ciudad. No obstante, había otra cosa que él sí apreciaría.Empecéatrazarmipropioplan.

—Lasreliquiaspuedenestarescondidasencualquierparte—dije.—Elpalacioepiscopal seríaunbuen lugarparaempezar—respondióYlva

—.Sehallaenunazonaconfinadadetrásdelaiglesiadepiedra.Apliqué la lógica cristiana y llegué al mismo resultado; Æthelbert debía

habersidonombradoobispodeEoforwicporconfiaralreylasreliquiasdeSanCuthbert,loqueledabaderechoaexigirunfavoracambio.

—He estado vigilando el palacio episcopal—prosiguióYlva—.El obispojamásloabandona.Sinembargo,otrosmonjessalenconregularidad.

—Yyo sé aquiénde elloshayquepreguntar.—Apesardelnudoquemimalaconcienciameproducíaenelestómago,sólofuicapazdehacerunaúnicapuntualización—. En mi estado actual no sirvo de nada y tú despiertasdemasiadacuriosidad.Necesitamosuntercero.

22

EnfrentedelcementeriodeEoforwicsehallabaElJabalíCojo,lamejorfondadelaciudad.Setratabadeungranedificiodemaderaesmeradamentetrabajadaqueconstabadedosplantasconunaltotejadoabuhardilladoyensuladomáslargounapuertadedoshojasparalelaalacalle.Ylvahabíaconvencidoalhospedero(unhombrerollizoyjovialconunpobladobigotebajounaenormenariz)paraquenoscedierasumejorhabitación.Seencontrabaenelpisosuperiordelacasa,y desde su ventanita bajo la paja del alero había unas magníficas vistas delcementerioyde laenormecruzdepiedraque,conunaalturade treshombres,sobresalía entre las tumbas. Más allá del cementerio se veían sin estorbos laiglesia de San Pedro y el camino que llevaba hasta la entrada principal delpalacioepiscopal,unanchoportónenelcercadodetablonesquerodeabatodoelcomplejomanteniendoalejadosalosimportunos.Elcercoyportónconstituían,junto a la parte oblicua de lamole gris de piedra del templo, todo el extremonorte de la plaza de la iglesia, lugar en donde, como es habitual, la vida delpueblosedesplegabaanimadamenteentornoalospuestosdeloscomerciantes.

Ylvahabíacolocadounacamabajo laventana.Apostadoahíveíayocadamañana acudir al rey Ælla desde sus dependencias reales, un conjunto deedificiossituadostraslasaladeltronosobreladoblepuertaenelmurosurdelaciudad.PocodespuéscomparecíaIvarSinPiernas,acompañadoporunospocoshombresdesarmadosdesuescolta,para tomarsuclasediariadesajón.Carrosconprovisiones,gentedelascocinas,soldadosylavanderas,juntoaunabuenacantidaddemonjesysacerdotes,ibanyveníancomoporsucasa,deformaquelosguardias,conaspectodeaburrirsesoberanamente,apenassemolestabanen

indagarquenofueranarmados,apesardeserésasuprincipaltarea.—Quinceexpeditivosnoruegospodrían subyugar a esosesmirriadosenun

abrirycerrardeojos—opinabaYlvaacercadelosguardias.—¿Tienesquincehombres?—pregunté.Ylvamoviócontrariadalacabeza.Suescoltapartióhaciaelsurconelresto

de losgrandes señoresy condespara asolarMercia.Ella solahabía seguido aIvarSinPiernas hastaEoforwic con la esperanzade encontrar la plata deSanCuthbert.

Aunquesóloerapocomásdelmediodía,laciudadllevabadespiertamuchotiempo.Mujeresyhombresseapresurabanatravésdelasdosanchascallesparadesaparecer con metas desconocidas en el entramado de callejuelas. De lassalidasdehumoenlostechadosdepajadelascasasseelevabanhaciaelcielocentenaresdecolumnasenmediodelaneblina.Loobservábamostododesdelaventana.Porencimadelaltocercadoeravisiblelapartesuperiordelostejadosdepajay árbolesdel palacio episcopal, perono se alcanzaba aver loque allísucedía.

—Pero, aunque lográsemos pasar los guardias—proseguí—, ¿adónde nosdirigiríamosdespués?Elpalacioepiscopaldebedemedirdoscientospasosporcadalado.Notenemosniideadedóndebuscar.

EldilemasereflejabaenlaexpresióntirantedeYlva.—Alguien tiene que saberlo—dijo alargando la mano hacia el grupo de

sacerdotesqueabandonabanelpalacioepiscopaljustocuandoIvarysusmozosobteníanpermisoparaentrar.

Yoreconocívariasdelasfigurasvestidasdenegro.ElabadÆthelbertnoeraelúnicomiembrodelmonasteriodeCrecaquehabíaencontradounnuevohogarenEoforwic.

—Sí—dije—,peroyoesperoaunapersonaconcreta.—¿Yquépasasinollegaaaparecernunca?Calléyapretélosojos.Enesemismoinstantesalíaporelportónunasilueta

encorvadaconunhábitocolorparduzco.ElhermanoJarvisdioalcancealgrupodesacerdotesenmediodelamuchedumbredelaplazadelaiglesia.

Porunmomentoconsideréabandonarelplan,peroYlvasehabíapercatadode mi silencio. Ella también miró al pequeño y canoso hermano lego, queintercambiaba algunas palabras con los sacerdotes mientras sonreía amistoso

antesderegresaralportóndelpalacioepiscopal.Ciertos actos parecen fatídicos, también aquellos que rayan en la traición.

Suspiréyseñalé.—¡Esél!Ylvasilbó.Hastein,queestabasentadoapoyadoenelcampanario,sepuso

enpieyseapartóel largoflequillorubio.YlvaseñalóaJarvis.Hasteinechóacorrerentrelamultitud.Alcanzóalhermanolegoyletendiómimensajeescritoenlatín.

Jarvismiróal jovenyluegoalpequeñotrozodepergamino.Seirguióparapreguntaralgo.Hasteinseencogiódehombrosenseñaldequenocomprendíayseñalóhacialafonda.ElhermanoJarvisentrecerrólosojos.Vacilantelosiguiójuntoalmurodepiedradelcementerio.Cuandoviomirostroenlaventana,mesaludóyapretóelpaso.

—Recuerda—aleccionéaYlva—quenodebesaberquenosentiendes.Sólohadeparecerquemeamenazas.

Seoyeronpasosenlaescaleraylapuertaseabrió.ElhermanoJarvishubodeacostumbrarsusojosalapenumbradelcuarto;cuandologróverme,seacercóconprecaución.

—Wulf—prorrumpió—.AlabadoseaDios.Noesperabavolveraverte.Se hundió en el borde de la cama mientras me contemplaba. Su rostro

arrugado se iluminó por la alegría del reencuentro, pero también traslucía unaprevenciónqueescapabaamicomprensión.Nocreíahaberledadomotivosparadesconfiar.Sobrenosotrossecerníandossombras.

—¿Quiénesson?—preguntóJarvismirandodereojoaYlvayHastein.—Sonmisguardianes—respondí.—¿Nórdicos? —susurró—. Esos malditos bárbaros... Si no hubiese

reconocidotuletra,nolehabríaacompañado.¿Estásherido?¿Quéhaocurrido?Le mostré mi torso, que seguía teniendo manchas de color azul, rojo y

amarillo.Metocóconcuidadoloshematomas.Diunrespingoalmásleveroce.—¿Quiéntehamaltratadodeestemodo?—Elcaudillodelosnórdicos—respondí—,IvarSinPiernas.Ésa era la última verdad que había pensado contarle a mi viejo amigo y

mentor.—¿Porquélohahecho?

—ParaqueledijeradóndeestánescondidoslostesorosdeSanCuthbert.Ahoraelhermanolegosíquesepusoenalerta.—Reveléloquesabíaacercadelacriptadelmonasterio—proseguí—.Pero

la plata había desaparecido de la iglesia.Desde entonces los bárbarosme handadopalizasdiarias.

Nomeresultódifícilhacerqueacudieranlaslágrimas.Millantoerasincero.Sedebíaalavergüenzadementir.

—¿Quéha sidode loshermanosque sequedaronpara cuidar el lugar?—preguntóJarvis.

—El hermano Selwyn nos contó que todos los demás estabais aquí enEoforwic. Y que os habíais llevado la plata de la iglesia. A continuación, losnórdicosmataronalostres.

Jarvisselevantóconunaagilidadinesperadaparaunhombredesuedad.—¿Yahoraloshasconducidohastamí?—Noteníaotraelección.Extendílosbrazosenbuscadesusmanosásperas.Éllasllevóhaciasí.—Siemprehayelección,Wulf.Esloqueheintentadoenseñarte.Laexpresióndesurostrohacíadifícilseguirmintiendo.—Mehabríantorturadohastamatarme—sollocé.—Entoncestendríasquehaberelegidomorirportusilencio.Perotufenunca

hasidotodolofirmequeyohubieradeseado.Dudasdetimismo.Notienesunapersonalidadfuerte,Wulf,alcontrario,eresdébil.

Laspalabras fueronproferidascon talbenignidadquemeafectaronmuchomás,puessabíaqueélmehabíaperdonadodeantemano.Yonopodíaresponderporqueyallorabadeformaincontrolada.Mepesabahaberconcebidoeseplanyreconocíaqueélteníarazón.

—Presentía que pronto nos volveríamos a encontrar —prosiguió—, pueshace unas noches tuve un sueño en el que te hallabas rodeado de loboshambrientossobreunaáridallanura.¿Enquélíotehasvistoenvuelto,Wulf?

La visión profética de Jarvis describía mi situación con total exactitud.Quería contarle todo, pero la voz me fallaba. Yo me aferraba de maneraconvulsivaasuhábito,sollozandoenelbastolienzodelamanga.

—Noparecehabersalidodelmodoquetúesperabas,Rolf.El brazo del hermano Jarvis se escapó de entre mis dedos. Ylva lo había

aferradoparaapartarlodelacama.—Aúnpuedoconvencerlo—acertéadecirenlalenguadelosnórdicos.—Puesnoloparece.JarvisllevólavistadesdeYlvahastamí.Amusgabalosojoscomosituviera

dificultadparaenfocar.Setomabasutiempoparadigerirelefectoquelehabíacausado.

—Esunamujer—constató.Entoncessuvozseendureció—.Haentendidotodoloquehemosdicho.

Asentílanzandolosbrazosdesarmado.—Ellasóloquierelaplata—dije.—¿Yquéhaydeti,Wulf?¿Quéesloquetúquieres?El pequeño hermano lego me contemplaba moviendo decepcionado la

cabeza.—Te sacaré la verdad, monje —dijo Ylva chapurreando un sajón

comprensible.—Lodudomucho,miniña—repusoJarvis.YoveíaencenderselairaenlosojosjuntosdelaescuderaysupequeJarvis,

consuinocentemaneradellamarla,habíaselladosudestino.Uncondenodejaimpune que lo llamen así. El pequeño hermano lego también lo comprendió,peroledabaigual.AbrazabacongustolamuertecontaldemantenerlaplataenmanosdelaIglesia.

—Mirad,pero¿quiénllegaahora?Hasteinrompiólatensión.Señalabaatravésdelaúnicaventanadelcuarto.

Los demás miramos en la misma dirección y vimos un grupo de jinetes quecabalgabanentrelamultitudhacialosguardiasdelportóndelpalacioepiscopal.Loscomerciantespararonmirandoboquiabiertos.Algunosintuyeronelpeligroysemarcharonaprisa.Desdeel lomodeunenorme sementalnegro,unhombreadiposolehablabaaljefedelaguardia.

—EselealdormanOsbert—prorrumpióJarvis—.¿Quéhaceaquí?—Parece—dijoYlva—quelehaya traídoalgúnasuntoa laresidenciadel

obispo.Losguardiascruzaronlasastasdesusvenablosfrentealportónparaindicar

queOsbert teníavedadalaentrada.El jefede laguardiagritóalgoporencimadelhombroaungrupodehombres,queempezaronacerrarlashojasdelportón.

Osbertysusjinetesdesenvainaronlasespadas.—Pero¿quéesloquehacen?—pregunté.—Lomismoqueyoqueríahaberhecho—sonrióYlva—.Yadecíayoqueno

senecesitabanmásdequincehombresresueltosparadarbuenacuentadeesosguardias.

—Osbert lleva al menos treinta hombres consigo —dije mientras mirabaconmocionadolamasacrequecienpasosmásallásedesarrollabaalavelocidaddelrayojuntoalportón.

Bajo los cadáveres, la sangre teñía el lodo de rojo. Los guardiassupervivientes huyeron hacia el interior del palacio episcopal. Los jinetes deOsbertentrarontraselloscongranestruendo.

—Los guerreros noruegos son el doble de buenos que los sajones—dijoYlva—,asíquequincemozosnoruegosseríalaproporciónjusta.

23

Eldolorhacíaquemeretrasaraalcruzarcojeandoladesiertaplazadelaiglesia.Cadavezqueponíauntalónenelsuelomeatravesabaunblancorelámpago.

Hacía tiempo que Ylva y Hastein habían llegado al portón del palacioepiscopal, desapareciendo entre los edificios del interior. Los cadáveres de laguardia de Ælla yacían donde habían caído durante el ataque de Osbert. Meinclinéconesfuerzopararecogerunaespada.

—Wulf,¿adóndevas?ElhermanoJarvisestabadetrásdemí.Susojosapretadosenmediode las

arrugasdelrostromecontemplabancondetenimiento.—Los dos nórdicos no son tus guardianes—concluyó—.Son compañeros

tuyos.Sus reflexiones fueron interrumpidas por ruidos de cascos de caballos

pertenecientes a un nuevo grupo de jinetes que venían al galope por laempedradacalleprincipaldelaciudadparasalirbajoelcampanariodelaplaza.Jarvissiguiómimirada.

—MáshombresdeOsbert.Buscamosrefugiobajounarbustoenlaparteinteriordelportón.Losjinetes

tronaronalpasarsinpercatarsedenuestrapresencia.Entreellosibauncarrodecuatroruedastiradoporunsolocaballo.Sobrelaplataformadelcarrohabíaunarca.

Seguí al hermano Jarvis a la parte trasera de una casa, transitamos por unpasaje estrecho y cruzamos en diagonal un patio cuadrado donde un robleextendíasushojasamarillassobrenosotros.Alotroladodelvérticedeltejadose

oíanruidosdearmasygritos.—Osbert es un pérfido diablo —dijo Jarvis—. Mientras el rey Ælla

negociabacon tusnórdicosenelpáramo,él regresóa laciudadparahacernoscreer que el rey había caído. Cuando el reyÆlla volvió a casa ileso con unacuerdo de paz, intentó que elwitan lo proscribiera, fundándose en que aquélhabíabrindadosuelosajónalenemigo.

El pequeño y obeso exrey era un astuto político que sabía aprovechar losmomentosdecaos.Apesarde todossusesfuerzos,dichas intrigasno tuvieronéxito. Jarvismecontó la razónmientrasnos escabullíamos junto aun edificioalargadocuyoaltotechodepajacasialcanzabaelsuelo.

—Elapoyode la Iglesia salvóaÆlla.HabíaunaampliaunanimidadentrelossacerdotesacercadelamenorarbitrariedaddeéstecomparadoconOsbert.Yque yo te esté contando esto es pocomenos que un enigma ahora que te haspasadoalaslíneasenemigas.

—Ivar Sin Piernas no es enemigo de los sajones —dije—. Sólo deseaasentarseaquíenpazconsushombresparacultivaruntrozodetierra.

—¿Ytúdeverdadlocrees?Notuvimos tiempodecontinuar ladiscusión.Al llegaral finaldeledificio

nosencontramoscaraacaraconungrupodejinetes.Osbertsobresusementalnegro era uno de ellos. Su rostro, un amasijo de grasa, aparecía brillante desudor,lapartesuperiordesupanzareposabasobreelbordedelasilla.Elexreyarrugólascejasaltiempoqueentrecerrósusojos,yadeporsíestrechos,hastaparecerrendijascuandosefijóenmí.

—¡Túereselintérpretedelosbárbaros!—LuegomiróaJarvis—.YtúereslasombradeÆthelbert.

Por un instante quedó en silencio sobre la silla. Entonces se inclinó haciadelanteysonrió.

—¿Podéisimaginarosloquepiensocuandoosveoalosdosjuntos?Jarvis y yo nos miramos. Sabíamos que los pensamientos de Osbert se

movíanenmuydiferentesdirecciones.Yningunadeellasnosbeneficiaba.—¿DóndeseencuentranÆllayvuestroseñor,IvarSinPiernas?—preguntó

Osbert.—Yo sólo sirvo a mi obispo. —Jarvis sonrió amablemente y encorvó la

espalda—.Notengonadaqueverconelcondedanés,señorOsbert.¿Ytúqué

estás haciendo aquí con los pertrechos de guerra y un séquito de hombresarmados?

Elasuntoquelohabíatraídoeraevidente,asíqueOsbertnosemolestóenresponder. Detrás de nosotros se oyó un pesado traqueteo. Era el carro quehabíamosvistoenelportón.Habíadadolavueltaalrededordelosedificios.

—Aquíestáelarca,señor—comunicóelcapitándelaescoltadejinetes.—Bien —respondió Osbert al tiempo que se giraba en la silla—. Por

desgracia,todavíanohemosencontradolapresa.Veintepasosmásalláhabíaungrupodesoldadospeinandolazonaentorno

aunacasaapartada,rodeadadeelevadosarbustos.—¿Qué hay? —gritó Osbert a los hombres, que movieron las cabezas

dándoseporvencidos.Fueraloquefueseloquebuscabannosehallabaenlasproximidadesdelacasa.Sevolvióhaciamí.

—Losnórdicostehicieronsuesclavo.SinosayudasaencontraraIvarSinPiernas,aúnpodrásregresarcontugente.

Losnudillostensosdelexreyalrededordelasriendasdelcaballoyelatisbode sonrisa altanera en la comisura de la bocame decían quemis días estabancontados con independencia de cuál fuerami respuesta. Él no tenía enmentepermitir que sobrevivieran extraños que fueran testigos de su asalto. Mecontemplóensilencio,llegóaunaconclusiónyapáticamentellamóconlamanoadosdesushombres.

—Encargaos del monje y del chaval. Vosotros diseminaos. CuandoencontréisaÆlla,abatidlo.

Osbert y el resto de los jinetes nos dejaron a Jarvis y a mí con los dossoldados,quesaltarondeloscaballosparaaproximarseconelarmaenlamano.MecoloquédelantedeJarvissujetandoconambasmanoslaespadadelcadáverdelguardia.

—¿Noestaréispensandoasesinaraunhombresanto?—pregunté—.¿Acasonosoisbuenoscristianos?

—Æthelberty losmonjesdeSanCuthbertapoyanal reyÆlla—respondióJarvisdetrásdemíenuntonoseco—.OsbertquiererestituiralobispoWulfhere.Cuantosmenosquedendenuestrafracción,mejorparaél.

Sí que vacilaron los dos soldados, pero una orden era una orden. El máscercanoavanzóunpaso,alzósuespadayalcanzólamíaconunsonidocomode

martillo contra una campana. La vibraciónme arrancó el mango de lamano,pero antes de que el soldado volviera a atacar, un filo relampagueó junto a lapartesuperiordesucotademallaysehundióhastaelfondoenlablandacarneporencimadesuclavícula.Lasangrefluyódesucuelloycayóderodillasconunaexpresiónvacíaeneldurosemblante.Hastein,quehabíaaterrizadoencimadeél,sevolvióhaciaelotrosoldado.

—Nodebestenermemiedo—dijo—.Esaellaaquiennotienesqueperderdevista.

El soldado siguió lamirada del otro hacia arriba y tuvo tiempo de dar unpaso atrás. Ylva aterrizó pesadamente, rodó y se puso en pie justo paradefendersedelcontraataque.Alzó laespadaysacósusax.Elpuñalperforóeldiafragma del soldado, que desplomó sobre los hombros de ella con unaexpresiónqueparecíamásdesorpresaquededolor.

—Miestocadahasidomejor—rioHastein—.Elmíohamuertoalinstante.Túlehasdadotiempoparadefenderse.

—Estabasobreaviso—bufóYlva.—Esopuedesucederencombate.En el vértice del tejado del edificio alargado, desde donde ellos habían

saltado,habíaaúndoshombres,queahorasedeslizabanporeltejado.IvarSinPiernasaterrizóenlahierbasobresuspiernastorcidas.YelreyÆllatrasél.

—¿Dóndeloshabéisencontrado?—pregunté.—Ocultosbajolosarbustosdeallíenfrente—respondióYlvaaltiempoque

señalaba con la cabeza la casa cuyos alrededores habían estado peinando lossoldadosdeOsbert—.LosvalerososhombretonesdeIvarSinPiernasloshabíandejadoahí.

—Migentehahechohuiralenemigo—defendióIvarSinPiernaselvalordesuescolta—.Sinarmas,nopodíanhacerotracosa.

ElreyÆllamiróasualrededoryserascólaperilla.—Osbertintentadarungolpealpoder.—Ésafuesuevidenteconclusión—.

Deéstanosaldrásincastigo.—Sualteza,esdevital importanciaponerosa salvo—dijo Ivar—.¿Puedo

sugerir mi campamento fuera de los muros de la ciudad? Allí no van a ir abuscar.Ysilohacen,serápeorparaellos.

IvarSinPiernashablabasajónsinproblemas.Aunqueelcondede labarba

rojasólohabíarecibidocatorcedíasdeinstrucción,nolevantósospechaalgunaenelrey.Ællateníabastanteconpensarcuálseríasupróximajugada.

—MisaladeltronosobrelaPuertadelRey—murmurósinconvicción.—Si nos atrincheramos allí —objetó Jarvis—, se convertirá en nuestra

prisión.YOsberttendrácampolibreenlaciudad.—A la iglesia—sugirió Ylva como alternativa—. Entramos por la puerta

trasera.Cruzamoslaplaza.PodemosocultarnosenElJabalíCojo.El rey Ælla contemplaba irresoluto a Ivar Sin Piernas, que asentía a la

propuesta. La confianza entre ambos había sufrido un vuelco en tan sólo dossemanas.Sinmásdiscusiónmarchamosenfilaindiahacialaiglesia,cuyastejascubiertasdemusgosobresalíanporencimadelostejadosdepaja.

Yanoseoíangritosniruidosdelucha.LoshombresdelreyÆllahabíansidoderrotados.Una siniestra quietud se extendía sobre los jardines y edificios delpalacioepiscopal.Ylva,queibaenprimerlugar,sedetuvoenlaesquinadeunacasa. Un grupo de soldadosmontaban guardia frente a la puerta trasera de laiglesia.EnmediodeellosestabaelobispoÆthelbertderodillassobrelahierba.

—Ocho hombres—informó la escudera—. Tienen al obispo como rehén.Hemosdebuscarotrocamino.

—Yo pensaba que los guerreros nórdicos eran el doble de buenos que lossajones.

Lacercaníadelamuerte,mimilagrososalvamentoylatensióndelahuidasemehabíansubidoalacabeza.Mesentíaenformaeinvencible.Eldolordelasheridasycostillasrotasnomemolestaba.

—Aquelloeraunabroma.—EraevidentequeYlvanoparecíainvadidaporlamismaliviandadqueyo—.Estovaenserio.

—TambiénparaelobispoÆthelbert—dijoelhermanoJarvisaltiempoqueseñalaba—.Piensanajusticiarlo.

Uno de los soldados sostenía un hacha en vilo por encima del hombromientrasÆthelbert,quesemovíaadelanteyatrásconlosojoscerrados,recitabaelpadrenuestro.

—Entoncesnonosbuscaránpormuchotiempo—apuntóIvarSinPiernas.—Sualteza,esvuestroobispo—insistióJarvis.El reyÆllamiraba indeciso de uno a otro, rascándose la perilla con tanta

fuerzaquehabíarazonesparatemerqueselaarrancase.

—NoprivemosaÆthelbertdelmartirio—sentencióalfin.Elpequeñohermanolegodesplazólavistadesdeelrostrodelmonarcaala

magnífica espada que colgaba de su cinto. Con una rapidez pasmosa birló elarmadelrey.Paralizado,ÆllamirósufundavacíayluegolaesquinadelacasapordondeJarvishabíadesaparecido.Yomedecidídeinmediatoyloseguí.

Jarvis ya había llegado hasta el verdugo, quien daba un paso atrás paradetener el ataque con el mango del hacha. El pequeño vejete se cambió consoltura el arma a la mano izquierda, dio un paso atrás, dejó que el arma delverdugopasaravolandojuntoasucarayrápidocomoelrayoabrióunsurcoenelmuslodelhombre.Cambióunavezmáslaespadademanoylehundiólahojaenlacajatorácica.

Yoataquéaotrosoldado,peromiespadaresbalóconunchirridoporsucotademalla.Me tiró fácilmentedeunpuntapiéyalzó laespada.SinprevioavisobramódesaforadocuandoeneseinstanteJarvislehizounprofundocorteenelbrazo.CallóbruscamentecuandoYlvaleclavóelsaxenelcuello.

Los demás soldados, que vieron venir también a Hastein, se retiraronheroicamentealaiglesiadepiedracerrandolapuertatrasdesí.

—Hayunportónenlaparteposterior—gritóIvarSinPiernas.Ylvarodeóconsubrazolacinturadelobispoyloalzó.Æthelbertnolevantó

lavistamientrasplaneabasobrelahierba.Seguíaocupadoenlaoración.IvarSinPiernasintentabaseguirelpasocojeando,entoncesHasteinsaltóalasilladeunodeloscaballosquehabíanquedadoatrás,aferróasucondeylosubióamediassobre el lomo del animal. Con las largas piernas torcidas contra su ijada, elcaballopasójuntoanosotrosalgolpe.

Naturalmente,Osberthabíaprevistoqueaalguienselepudieraocurrirhuirpor la salida trasera del palacio episcopal. Seis hombres montaban guardiadelante de una puertecilla en el cercado de maderos. Hastein bramó desde ellomodelcaballomientrasselanzabahaciaellosconestrépito.Sehicieronaunlado, pero uno tuvo la suficiente sangre fría comopara hacerle un corte en elmorroalpobreanimal.Elcaballorelinchódedolorprecipitándose.Ensucarrerase llevó por delante a otro soldado, que quedó atrapado sin exhalar ningúnsonidomás.

TantoHasteincomoIvarSinPiernasentraronenliza;Ivarconlaespadadelhombrequehabíaquedadobajoelcaballo.Lablandiócontalviolenciaquese

quedóenganchadaenelcuerpodelquehabíaheridoalanimalsinquelapudierasacar.Ensulugar,agarróelhachadesunuevavíctimaparacontinuar.Ylvalerebanó laparte inferiorde laspiernasaunsoldadoqueseacercabaa IvarSinPiernas por la espalda. Gritando, el hombre cayó sobre la hierba. Como siformara parte de una coreografía, el conde de la barba roja se volvió hacia elpobreinválidoyleclavóelhachaensupecho,mientrasJarvisneutralizabadeunsolotajoalquintosoldado.Elúltimonoquisovermás,abandonósuarmayselargó.

La contienda sólo había durado un instante. Ivar, Hastein, Ylva y Jarvisjadeabanconlasarmasalzadascuandolleguéhastaellos.

IvarSinPiernaslevantólavistaysonrió.—Unconde,ungolfo,unamujeryunperrocristiano. ¡Unaescuadramuy

variopinta!

24

Al otro lado de la cerca del palacio episcopal, la ciudad era un laberinto decallejuelas embarradas. Tardamos mucho tiempo en encontrar entre ellas laspocasfilasdecasasquehabíaalolargodelacalleprincipal.Cuandoatisbamoslahileradefachadasatravésdeuncercadodemimbretrenzado,IvarSinPiernasy suhachacortaronelobstáculo sinmiramientos.Nosdeslizamosendiagonalporun corral, donde el fuegoaún ardía en la lumbre, paradirigirnoshaciaunportónquepermanecíaabierto.Recipientesyutensiliosyacíanabandonadosenelpolvo.Desdeelpostedelportónvimosque lacalle tambiénestabadesierta.Hasteinseadelantó.

—Vamos,gallinas.—Seapartóelflequillorubio—.Nohaynadaquetemer.Contranquilidadcontinuócruzandolacalleendiagonalydesaparecióentre

lascasas.Losdemásseguimossuejemploparaabandonarlarelativaseguridaddel corral, pero nos detuvimos al oír ruido de cascos. Rodeando el muro delcementerio venía un grupo de jinetes al galope con Osbert a la cabeza. Éstebramóunaordenynosseñaló.

Losjinetesnollegaronaavanzar.Unanubedeflechascayósobreellos.Sinembargo,losarquerosdelportónestedelaciudadnodieronniporasomoenelblanco.Loúnicoqueconsiguieronfuederribarunpardecaballos.Osbertysushombrescorrieronaresguardarseenelmismoladodelaaceraquenosotros.

Ivar Sin Piernas y yo buscamos por las angostas callejuelas embarradas aYlva, Jarvis y el obispo, pero habían desaparecido. El ruido que hacíamosrebotabaenlasparedesdemaderasinventanasdelascasas.Detrásdeunavalla,unperroladrabairacundo.Retuvealcondedelabarbaroja.

Losperrosladrancuandoalguieninvadesuterritorio.Lasgallinascloqueanpara avisar al grupo, los caballos resoplany losburros rebuznan.Para el oídoatento,laciudaderaunpaisajederuidosmuyreveladores.

—Alguienvienehaciaaquíporaquellaesquina—susurré.Ivar Sin Piernas alzó la espada, pero lo frenó el fuerte agarrón de una

pequeñamanocallosa.—Seguidme —murmuró el hermano Jarvis, quien también utilizaba los

sonidosdelaciudadparaorientarse.Enseguidaperdíabsolutamentelaorientacióndedóndenosencontrábamos,

sinembargo,Jarvisconocía ladirecciónaseguirentreelbarrode lasangostascallejuelasynosindicóconlamanoqueentrásemosporunapuerta.Unafamiliacompuestaporelpadre,lamadreydoshijasseapretabanenunaesquinadelapequeñayoscuraestancia.Laluzquepenetrabaporlasalidadelhumopermitíadistinguirun telarvertical yuna camadepaja sucia.Enel otro extremode laestanciaestabanel reyÆlla,elobispoeYlva. Jarvisseñaló lapareddetrásdeellos.

—AlotroladoestáelportónquedaalpatiodeElJabalíCojo.Ivar Sin Piernas se puso a tajar los tablones. Ylva se unió a él. Juntos

hicieronunagujeroporelqueÆlla,Jarvisyelobisposeintrodujeron.—¿DóndeestáHastein?—pregunté.—Siguesupropiocamino.—¿Yquéhaydeellos?—Ylvaseñalabaalafamilia.IvarSinPiernasagarróalamenordelashijasyseinclinósobreelpadre.—Unapalabraanuestrosperseguidoresytuhijamorirá.Lamadrequisoagarraralachica,peroelcondedelabarbarojaleestampó

el puño en la cara. Ella se derrumbó sobre el suelo de tierra apisonada. Élempujóalaniñaatravésdelagujeroymehizounaseñaldequelossiguiera.

Fuera,YlvayelhermanoJarvishabíantomadoposicionesparadefenderalobispoÆthelbert y el reyÆlla; ambos extremos de la callejuela se hallabanbloqueados por hombres de Osbert con el arma en la mano y una sonrisaconfiada. Ivarmiró a un grupo y a otro y soltó a la niña, que desapareció denuevoporelagujero.

—Aellos—bufó.Lasingular tranquilidadmedominabaaún.Todo loexperimentabaamitad

de velocidad y sentía que flotaba. Logré dar un par de buenos tajos,mientrasIvarSinPiernasabatíadeformabrutalunavíctimatrasotra.Liberabalaespadadelsoldadomásrecienteyapartabaelcadáverconelpie.Elúltimosemarchóprudentementealacarrera.

—¡Nodebeescapar!Desdeelalerodeuntejado,unaesbeltasiluetaatravesóelaire,aterrizósobre

la espalda del soldado y lo siguió en la caída para ponerse en pie con un saxsangrientoenlamano.

—Bueno,hevueltoparaatarloscabosquedejáissueltos—rioHastein.ElhermanoJarvisechómanoalportóndeatrásdeElJabalíCojo.Noerade

extrañarqueestuvieraatrancado.—HaremoscomoenCreca.Ylvameentendióyuniólasmanosencuenco.Meimpulséporencimadela

valla aterrizando en el lododel corral.Huyeronun cerdoy algunagallina.Laropalavadacolgabaplácidamentedecuerdastensadasenlaparedtraseradelafonda. En una esquina, un montón de estiércol desprendía vaho. Levanté latranca.Losdemásafluyeronalinterior.

—Notemanejasmalparaestarconvaleciente—dijoIvarSinPiernas.—Gracias,condeIvar.El propietario de El Jabalí Cojo y sus clientes se quedaron boquiabiertos

cuandoelreyÆlla,suobispo,suséquitodenórdicosyunpequeñohombrecanocon hábito demonje aparecieron en la sala de techo bajo delmesón. Ivar SinPiernasnosguioparaquesubiéramosporlaescaleramientraspedíaaHasteineYlvaquepermaneciesenabajo.Alguiendebíacuidardequeelmesoneroysusclientesentendieranqueunasilenciosaneutralidadredundaríaensuprovecho.

DesdelasventanasdelahabitaciónvimosaOsbertdetenersucaballobajoelcampanario. El carro tirado por el caballo que llevaba el arca salió con granestruendopor el portón del palacio episcopal en dirección hacia él. Junto a laPuerta de Usan, parte de las fuerzas defensivas de la ciudad se habíanmovilizado. Desde la sala del trono situada sobre la Puerta del Rey, variossoldadosdelreyÆllasedirigíanhaciaelsur.

—¿NadiehaencontradoaÆlla?—gritóOsbertcondesesperadairaenlavoz—.¿Nohamatadonadieaesehijodeputa?

Enmediodel pániconadie respondió, lo cual fue suficiente respuesta.Las

fuerzas leales al rey avanzaban hacia el campanario formando un muro deescudos.Pasoapasoseaproximabanalosgolpistas.Losarquerosdetrásdeelloscomenzaronadispararflechas.Unaalcanzóalcaballoquetirabadelcarroconelarca.Elanimalseencabritórelinchandodedolor.UnpardehombresdeOsbertsaltaron de las sillas para intentar desengancharlo. En su angustia, el caballoherido de muerte hizo que resultara imposible; encabritado, relinchaba ycoceaba.Elmurodeescudosdelastropaslealesalreyseacercaba.Llovíanlasflechas.Varios hombres deOsbert cayeron al suelo gritando.Ninguno llevabaescudo con el que protegerse. Desde el lomo de su alto caballo, el exreyreconocióalfinloinsostenibledesusituación.

—Fuera de aquí, malditos inútiles —gritó Osbert a los hombres que lequedaban. Éstos espolearon sus caballos y cabalgaron hacia el portón norte,donde desaparecieron al galope por la piedra gris que formaba la calzadaromana.El intento golpista deOsbert había pasado con lamisma rapidez queempezó.Enlascallesyacíanlosmuertosyheridos.

—Sualteza—dijoIvarSinPiernas—.Estáissalvado.—Tedoy lasgracias.—El reyÆllamiró satisfechopor lasventanasde la

habitaciónelcaosdelaplazadelaiglesiamientrasserascabalaperilla.—Esunhonorayudaramirey—lediojabónelcondede labarbaroja—,

pero¿Osbertsaldráconbiendespuésdecometeraltatraición?ElreyÆllaseirguió.—Naturalmentequeno.Siespreciso,loperseguiremoshastaEscocia.—En mi campamento hay más de cien hombres fuertes. Están a tu

disposiciónsilesdevuelveslasarmas.ElreyÆllacontemplóelaltonórdico,quien,depieenlahabitación,debía

inclinarlanucabajolasvigasdeltecho.—Hedereconocer—comenzó—quenoestabasegurodetuconversión.Ni

detulealtad.—Siaúndudas,entoncesmiraallí.IvarSinPiernasseñalóporlaventanaelcarroquehabíasidoabandonadoen

la plaza. El caballo herido se hallaba ahora tumbado relinchando presa delpánicoaltiempoqueagitabalacabeza.

—Elarcadelcarrocontieneveintemilmonedasdeplata.Ahorasontuyas,rey.

Sinqueotrosnórdicosfuerantestigos,IvarSinPiernaspodíacaerderodillasyponerloslabiossobreeldorsodelamanodelreyÆlla.HabíadejadoaYlvayHasteinabajocontodapremeditación.

—Estoyabrumado,amigo.Ælla estaba deseando bajar para tomar posesión de la fortuna. Tenía

demasiado en lo que pensar como para extrañarse de que Ivar Sin Piernasconocieraelcontenidodelarca.

—¿Y qué hay de nosotros, conde Ivar? —pregunté cuando los dosdesaparecíanporlabajapuertaquedabaalaescalera.

—El monje y tú permaneceréis aquí con Æthelbert. —Ivar Sin PiernasdirigióaJarvisunafríamiradacalibrándolo—.Puessíqueesdiestrotuamigomonje.Enemigoscomuneshaceninesperadosaliados.

UnavezqueJarvisyyonosquedamosasolasconelobispo,miréalpequeñohermanolego.Volvíaaestarencorvado,consuaspectobonancibleeinofensivo.La embriaguez de la lucha había remitido y las múltiples heridas me dolían.Cojeé hasta la ventana. Abajo, el rey Ælla salía a la calle y saludaba a sushombres,queafluíandetodoslados.

IvarSinPiernasllevóaHasteinaparte.Conelruidodeljúbilonopodíaoírlaspalabras,peroHasteinasintió,tomólasriendasdeuncaballoabandonadoymontóenlasilla.Sosegadamentereunióunpardecaballosmásy,sinquenadierepararaenél,cabalgóhaciaelsur.

—Diestro—repetílaspalabrasdeIvarSinPiernas—.Esoesquedarsemuycorto,Jarvis.¿Cómoesquecuidastanbiendetuobispo?

—EsrepresentantedeDiosenlatierra—respondióelpequeñohermanolegopiadosamente.

—Ytupasajealpoder.MiramosaÆthelbert,quesebalanceabaenunaesquinadelcuartoabsorto

enlaoración.Subocadepezseabríaycerraba.—Æthelbert es, como su propio nombre indica, de noble linaje —sonrió

Jarvis—. Yo no soy sino un viejo guerrero que ha tenido la fortuna deconvertirseenhermanolego.Nuncapodréserabadniobispo.PeroÆthelbertesun hombre indeciso que necesita ayuda para la más mínima cosa. Yo me hepuestoasuenteradisposición,igualquehizoelhermanoOffaantesqueyo.Nohaynadamaloenello.MejorreflexionaacercadecómoIvarSinPiernassabíalo

queconteníaelarcadeOsbert.—Yalohabíapensado.Los dos miramos el carro tirado por el caballo, que había sido

desenganchadoporordendelreysajón.Lossoldadosloapartaronempujándoloconlafuerzadesusbrazos.Elcadáverdelcaballoquedósobrelaplaza.

—Jarvis,encalidaddemanoderechadelobispotendrásaccesoacualquiersitiodelpalacioepiscopal,¿no?

LadulcesonrisadeJarvisdesaparecióparadarpasoaunamiradasevera.—SiestáspensandoenlaplatadelaiglesiadeSanCuthbert...—empezóa

decir.—Esaplata esuna idea fijadeYlva—le interrumpí—.Yoquiero saber la

verdadacercadecómomurióRagnarCalzasPeludas.

25

Laestanciaestabaacondicionadaconuna sólidamesade robleydos sillasderespaldoalto,ambasforradasconvellóndecarnero.Lasalfombrasquecolgabande las paredesmantenían el calor del gran hogar que había en el centro de lasala.Laúnicailuminaciónproveníadelasalidadehumoeneltejado,pordondeun chorro gris de luz diurna incidía sobre una tarima de madera situada a laalturadelarodilla.Éseeraellugardestinadoaldescanso,provistodeabundantepaja y zamarras, donde los residentes podían dormir sin que les molestara elsuelo.Unapuertaconducíaaotrocuartomáspequeño.Suúnicomobiliarioerandoscamasnichoenlasparedesexteriores.

—Eslasaladeguardia,jovenseñor—dijoelcarcelero,quellevabapuestoscasco y cota. Lo único que sabía de mí es que iba en compañía de la manoderechadelobispoyporellodebíasertratadoconrespeto.

—¿Cuántosguardiascuidabanalprisionerodelreymientrasvivióaquí?—preguntó el hermano Jarvis sonriendo con dulzura como para disculpar elcarácterdirectodesupregunta.

—Doshombresduranteeldía,señor.SehabíacuidadobienaRagnarLodbrog.Echéunúltimovistazoalinterior

delaestanciadondeelrenombradodanéspasósusúltimosdías.—¿Ytúerasunodeellos?—pregunté.—Asíes,señor—respondióelcarcelero—.MinombreesEgbert.Egbert, que no estaba acostumbrado a ser interrogado por señores

distinguidos, semostrabanerviosoyconafándecomplacer.Sematerializóenunaexpresióndedisgusto.Enmitaddesurostrosinafeitardestacabaunagran

narizabollonada.—¿Egbert?—repusoJarvisimpactado—.Perosiesunnombrederey.—Asíes,señor.—CuandoEgbertsonrióaqueldíaporprimeravez,sólose

le vieron dos dientes tras sus labios agrietados—.Mi madre vino aquí desdeWessexparacasarseconmipadre,queeracomerciante.Cadaunodesusochohijos recibimos el nombre de alguno de los reyes o reinas de nuestra patria.CrecimosaquíenEoforwic,peroenlapartemáspobredelaciudad.Lafortunanosvisitócuandopapáentróatrabajarenelpalacioepiscopal.

—CuéntanosalgodeRagnarLodbrog,Egbert—interrumpí lanarracióndelahistoriafamiliar.

—¿Contarqué,jovenseñor?Paraservigilantenosenecesitabademasiada inteligenciani imaginacióno

empatía.Meesforcéporprecisarmipregunta.—¿Se sentía a gusto? ¿Qué comía? ¿Con qué frecuencia abandonaba la

estancia?Egbert se encogiódehombrosy respondió exactamente lo que se le había

preguntado sin decir nada de interés, que era con toda probabilidad a lo queestabaacostumbrado.

—Elpresoseencontrababienaquí.Comíaloqueletraían.Raravezsalía.Jarvismetocóconsuavidadelbrazoparareemplazarmecomointerrogador.—Creo que lo que mi joven amigo quiere saber es cómo se comportaba

RagnarLodbrogdurantesuconfinamiento.Puedequeestuvieradisconformeconestaraquíencerrado.

—¿Disconforme? —Egbert emitió un ronroneo hueco que yo interpretécomo risa—. Eso es decirlo suavemente. Se quejaba todo el tiempo. De lacomida, de la habitación, de nosotros los guardias.De sus compañeros que lohabíandejadoen laestacada.De lacalidadde lacervezasajona,quede todosmodosbebíaenabundancia.Creedmequefuebastanteduro.

—Entonces,¿hablabanuestralengua?—pregunté.—Decía las palabras con una entonación rara, pero se le entendía

perfectamente.Aquí sehallaba laexplicaciónde losbuenosconocimientos lingüísticosde

loshijosdeCalzasPeludas.Todavíaquedabaporaclararcómohabíaaprendidoésteelsajón.

Pisamos el alto umbral de la puerta y salimos a las primeras horas de lahúmeda tarde gris. La casa era la misma que habían examinado a fondo loshombresdeOsbertdurantesuintentogolpistadossemanasantes.Sehallabaenla parte posterior del palacio episcopal, que lindaba con la esquina situada alnortede losmurosde la ciudad.Había en la zonaungran jardín con árboles,arbustosyhastaunpequeñoestanque.Apesardelamarillootoñaldelahierbayelrojoparduzcodelashojasdelosárboles,dabalaimpresióndequedebíadeserunlugarexcepcionalmentebellocuandoestabaflorido.

Eraelprimerdíadenoviembre,elDíadeTodoslosSantos,demodoqueelobispo,sussacerdotesytodoslosmonjesdelpalacioepiscopalestabanreunidosen la iglesia de San Pedro, donde cantaban a voz en cuello en honor de loshombressantosquea lo largode los tiemposmurieronpor lagloriadelCristoBlanco.JarvishabíallevadoaÆthelberthastaelaltaryvenidoarecogermealportón.Duranteunpardehorasteníamoselterrenodelobispadoparanosotrossolos.

—RagnarLodbroghasidoelpresomásdifícilquejamáshayamostenido—contóEgbert—.Yesoqueseletratabamejorquealamayoría.Lacasaseutilizapor logeneralparavisitantesdistinguidosquevienende lejos.Yamegustaríaquemeencerraranasí,condoscomidasaldía,todalacervezaquesoycapazdebeber y una sierva con la que divertirme. Seguro que nome oiríais hablar dehuir.

—¿HablabaRagnaramenudodehuir?Egbertseencogiódehombros.—Sólocuandoestababorracho.Yloestabalamayoríadeltiempo.—Apretó

susmandíbulasdesdentadasparaconsideraruninstantelasinjusticiasdelavida—.Peronosotroslotratábamosbiendetodasformas.Ésaeranuestraobligación.Ydesdeluegosíqueentretenía.Estabacargadodehistorias.

—¿Historiasacercadequé?—preguntóJarvis.—Leencantabacontarcosasacercadeélysushazañas.Porejemplo,sobre

unpardedragonesquehabíaderrotadopara liberara lahijadeunrey,con laqueluegosecasó.Deescuderasybatallassangrientasqueganó.Deotrahijadeunreyvestidaúnicamenteconunareddepescar.

—¿Notecreístelashistorias?Egbert se encogió de hombros. Se trataba de su respuesta general, y sólo

despuésviolanecesidaddeprofundizarenella.—Erancuentosdivertidos,peroevidentementepurafantasía.—¿Porquéevidentemente?—Sepodía suponer. ¿Dragones ehijasde reyes? ¿Guerrerashermosas con

cotademalla?¿Quiénhaoídohablaralgunavezdeesaclasedepamplinas?Perolomásgraveeratodoslospaísesyciudadesqueafirmabahaberconquistado.

—¿Paísesyciudades?La técnica indagatoria del pequeño hermano lego se basaba en el

seguimientoatravésdesuspreguntasylademostracióndeunprofundointerés,una combinación difícil de resistir para espíritus débiles. Egbert se rendía debuenagana.

—Bueno, una cosa eraque fueraprácticamente el únicohombreque tomóParís.Losfrancosnosecaracterizanprecisamenteporserlosmásespabilados,yameentendéis...—Emitióunronroneoamododerisahueca.Sonreímosconcomplicidad.Lanecedadgeneralizadade los francoseraunhechoasentado—.PeronadiepodíacreerselashazañasdelasquesejactabaRagnar.SihastadecíaquehabíaabatidoenunacontiendaaHame,elpadredelreyÆlla.Sinembargo,todossabenqueHamemuriótranquilamenteensucama.Afirmabatambiénquehabía conquistado Escocia, así como las islas Hébridas y Orcadas. Pero losescoceses siguen tan indomables como siempre, y por lo que se refiere a lasislas, ciertamente están gobernadas por nórdicos, pues a nadiemás le apetecevivirahí,perosonhombresdeNoruega,nodaneses.AestoargüíaRagnarqueéltambién había conquistado Noruega y había sido nombrado rey allí, y quecualquieradenosotrospodíairalasOrcadasapreguntárseloalprimernoruegoqueviera,claro,esosicreyéramosquesaldríamosconvidadespués.

Egberthablabaacaloradamentesinquenecesitarayaqueloincitásemos.Laspalabraslesalíanaborbotones.

—YtodasesashazañasRagnarlashabríallevadoacaboconunaflotaenlaque,ademásdelosguerreros,habíaniñosyviejos.Afirmabaquepropagóatodololargodesureinolaordendequecadapadredefamilialeenviaraaqueldesushijosalquetuvieraenmenorestima(osiervosquefuesenvagosyalosquenose les pudiera confiar ninguna tarea), y que él con semejante ejército habíaconquistado muchos países. Pero yo, que no soy más tonto que la mayoría,supongoque lodecía sólopara insinuarquehastaelmásdébilde losdaneses

superabaaloshombresmásbravosdeotrospueblos,enespecialanosotros,lossajones.Creedmequefuebastanteduro.

—AsíqueRagnarLodbrogeramitómano—concluyóJarvis.—¿Mito...qué?—dijoEgbertparamialivio,puesnoqueríapreguntarloyo.—Quelegustabainventarsehistorias—explicóelpequeñohermanolego—

yselascreíamásquelapropiarealidad.—Eso era justo lo que hacía —sonrió Egbert con sus dos dientes—. Y

cuando alguien le formulaba una pregunta problemática estallaba en una furiaincontrolableybuscabapelea.Sinembargo,elreynoshabíaprohibidomaltrataralprisionero,asíquecuandolabebidalocegabateníamosquereducirlodealgúnotromodo.Entonceslometíamosenunadelasmazmorrascorrientesparaquesedieracuentadelobienqueestabaantes.

—¿Nospuedesenseñarunadeesasmazmorras«corrientes»?Egbertseencogiódehombros,noscondujoatravésdeunpatiocubiertode

gravahasta lacasabajayalargadadesdecuyo tejadohabíansaltadoHasteineYlvaparasalvarnosdeloshombresdeOsbert.Tresescalonesmásabajo,enelinterior del edificio, se veía una hilera de agujeros excavados en la tierrapedregosa.Teníanlaprofundidaddeunhombreerguido,yporencimadecadaunodeelloshabíaunarejadehierro.

—¿DemaneraquecuandoRagnarLodbrogseponíadifícillometíaisenunodeestosagujeros?—preguntóJarvis.

Elcarceleroseencogiódehombros.—Entonces,¿fueaquídondemurió?Interpretómipreguntacomounaacusación.—Nosucediódurantemiguardia.—Pero¿ocurrióenunodeestosagujeros?Egbert reconocióquese tratabadeotroagujero.Descorrióuncerrojoen la

pareddel fondoparaabrirunapuertadesde laquearrancabaotraescaleraquenos llevó quince peldaños más abajo. Poco a poco, nuestros ojos seacostumbraron a la oscuridad, rota únicamente por la débil luz del díaprocedente del comienzo de la escalera. En el suelo del recinto había unatrampilladivididaendospartesqueelcarceleroempezóaabrir.

—Es un antiguo pozo desecado. —Su voz resonó bajo las paredes de latrampilla—. Aquí traemos a aquellos de los que queremos olvidarnos por

completo.Abajo,enelfondo,noseoyeunruidoyestáoscurocomounatumba.—¿CuántotiempoestuvoahíRagnarLodbrog?Derepente,Egbertsevolvióariscoyperdióelafándecontarcosas.—Comohedicho,nofuedurantemiguardia.—Entonces,¿quiénteníaguardia?—Micompañero,queyanoestá.—¿Quién?—SellamaÆldfric.LaverdadesquemesorprendióqueÆldfricdecidiera

quedarsecuandoelwitandepusoalreyOsbertelinviernopasado.SiemprehabíaservidolealmenteaOsbertydespreciadoaÆllaporserdebilucho.

—¿YcuálestuopiniónacercadelreyÆlla?—preguntóJarviscondulzura.El carcelero se encogió de hombros como respuesta universal que no le

comprometía.EntendimosquesibienÆllapodíaservirperfectamente,elnuevoreynoeranadaespecialencomparaciónconsupredecesor.PedíaEgbertquerelatasecómohabíanhalladomuertoaRagnarCalzasPeludas.

—Pocos días antes, el prisionero se enteró de que sus hijos estaban enNorthumbria. Se hallaban en el páramo junto a un gran ejército, asolandociudadesygranjasalasquellevabanmuerteyfuego.

—¿Ylaintenciónnoeraquelosupiera?—Porsupuestoqueno.—Unavezmásseencogiódehombros—.Elcasoes

quesepusocomolocodecontentopregonandoquesushijoshabíanvenidoparaliberarlo, de modo que lo que debíamos hacer era soltarlo de inmediato siqueríamos seguir convida.Pero el reyÆlla y elealdormanOsbert ya habíanformado un ejército con el doble de hombres que los bárbaros. Cuando se lodijimos aRagnar se quedó calladoy empezó a beber.Al cabodepocashorasestaba ingobernable. Gritaba, vociferaba y lanzó un taburete a la cabeza deÆldfricdeformaquelesalióuntremendochichón.FueÆldfricquiendecidiómeteralprisioneroenelagujero,paraquesetranquilizara.

Todoestohabíasucedidomientrasyomismomeencontrabaencerradoenelcobertizo de la fortaleza circular. Miré hacia abajo, a la oscuridad del pozo,intentandoimaginarmeaRagnarCalzasPeludas,hambrientoyextenuadoensusilenciosaprisión.

—¿PeroRagnarnosequedóahísimplementeunpardehoras?—preguntóJarvis.

—Posiblementeno—admitióelcarcelero—.Comohedicho,yonoestaba.Meseparédelpozo.—¿Ydóndeestabas?—EnElJabalíCojo.—Egbertintuyónuestraextrañezayaclaró—:Lamejor

fondadelaciudad.Excelentecerveza.—Laconocemos.¿Quéhacíasallí?—BebermeeldineroqueÆldfricmehabíadado.—¿PorquétediodineroÆldfric?—Paraquemirarahaciaotrolado—Egbertseretorciócomosilehubieran

dobladoelbrazosobrelaespalda—mientrasélsehacíacargodelprisionero.—¿YdóndepodemosencontraraeseÆldfric?—preguntóJarvis.—Desapareciólanochequeelreyllegó.—¿Quérey?¿Ælla?—Sí, ¿quién si no?—Egbert reconoció la necesidad de volver a contarlo

todoenordencronológico—.ElreyÆllaregresódelcampodebatallaconunaescoltayquisoponerenlibertadaRagnar.Esoseríaunpardedíasdespuésdequeésteentraseenelagujero.YoestabaenElJabalíCojodesdequeÆldfricmehabíadadoeldinero.—Sonrióalrecordarlo—.Síquefueunabuenaborrachera.

Mepuseacalcular:IvarSinPiernasyHalfdanCamisaBlancasorprendieroncon el gruesode las fuerzasnórdicas al reyÆlla en el páramopor lamañanatemprano.ElreysajónysuescoltabienpodíanhaberllegadoaEoforwicporlatardenochesicabalgarontodoeldía.

—Ragnar Lodbrog no estaba, por supuesto, en su estancia —prosiguióEgbert—. Se formó un revuelo en todo el palacio episcopal. El suceso llegóhasta mis oídos en El Jabalí Cojo. Volví y le conté al rey que Ragnar seencontraba en el agujero. No me explico por qué Ældfric se lo calló, sinembargo, ambos abrimos la trampilla. Allí yacía Ragnar. Apestaba a caca yvómito,yrecitóunverso.

—¿Quéverso?—No comprendo la lengua de los nórdicos. Y tan pronto como hubo

terminado el verso, murió. Parecía que se hubiera mantenido con vidaúnicamenteparaeso.

Callémientras veía la escena antemí: el anciano de la barba blanca en elagujero, los dos carceleros y el rey junto al borde, las últimas palabras de un

conderecitadasenverso.—¿DemaneraquenadieentendiólasúltimaspalabrasdeRagnarLodbrog?—Ældfricsí.Élhablasuidioma.—¿Cómoeseso?¿Ældfricnoerasajón?Egbertseencogiódehombros.—Cuando Ældfric era joven parece ser que pasó un par de años con un

comerciantedanéscapitándebarco.Élnuncahablabadeello,peroesodicenlosrumores.YseguroqueésafuelarazóndequeelreylodesignaseparavigilaraRagnarLodbrog.

ElhombrequelanzóaRagnarCalzasPeludasalagujerohabíanavegadoconundanés.Esedatomostrabatodoloanteriorbajounanuevaluz.YoreflexionabasobrelasconsecuenciasdeellomientrasEgbertseguíaconsurelato.

—Ældfricnolasteníatodasconsigodespuésdeoíraquello.Aldíasiguientedesapareció.

—¿QuéhizoelreyÆlla?—DesdeluegonoperdióeltiempobuscandoaÆldfric.Hizoquepusieranel

cadáverdeRagnarLodbrog enun carropara cabalgarhacia el norte.Se llevótambién del palacio episcopal algunos barriles de la mejor cerveza de altagraduación.

Elreyyateníabastanteconregresarpuntualmentealareuniónbajolalonaenelpáramo.Sinningunaduda,élhabríapreferidodevolverconvidaaRagnarCalzas Peludas, con la esperanza de que el ejército nórdico se marchara pordondehabíavenido.

—¿PoseíaÆldfricalgunacaracterísticaparticular?—preguntóJarvis.—Noeraalto.Sinembargo,teníaunabuenapanza.Apartedeesonohabía

nadadeparticularenél—dijoEgbert—.Porotro lado—prorrumpióentonces—, cuando Ragnar le lanzó el taburete a la cabeza le hizo un chichón decampeonato.Enelladoderechodelafrente,justobajoelcabello.

Se señaló fervorosamente con ambas manos su propia frente e incluso seapartóelpelograsientoparamostrarnosellugarexacto.

—DemodoqueÆldfric tieneun chichón en la frente—resumió Jarvis—.Peroningunaotracaracterísticaapartedeungranvolumencorporal.

—Exacto. —Egbert asintió riendo con un ronroneo hueco—. Un granvolumencorporal.Québueno.

—¿OcurrióalgomáslatardeenqueRagnarmurió?—El rey llamó a algunos hombres para subir el cadáver. Pero cuando

llegaronalfondodelpozo...—Cuandollegaronalfondodelpozo—interrumpí—hallaronserpientes.—¿Cómopuedessaber...?—Y Ragnar Lodbrog estaba desnudo, ya que lo habíais despojado de su

jubón de cuero, sus pantalones de piel y las botas cuando Ældfric y tú lopusisteisahíabajo.¿Noesasí?

Egbertmirabaconfijezacomosiyohubierahechomagianegra.—Ragnar Lodbrog estaba desnudo —confirmó él—, y el pozo bullía de

serpientes.Unasdoceoquince.Puedequeveinte.Yonuncahabíavistotantasdeunavez.¿Cómohabríanllegadoahíabajo?

En lugar de responder, le pedí que trajera una antorcha.Desapareció en loaltodelaescaleradejándomeasolasconelhermanoJarvisenlapenumbradelsótano.

—¿Cómo podías saber que había serpientes en el agujero?—preguntó elpequeñohermanolego.

—RagnarLodbrogmurióacausadetrespicadurasdevíbora.Jarviscomprendió.Fueélquienmeenseñótodoloqueyosabíaacercadela

naturalezadelasserpientes;entreotrascosas,quesumordedura,inocuaparalamayoría,esmortalparaalgunosdenosotros.ElhechodequeRagnarhubieradeestardesnudoera lógico.Ningunaserpientepuedepicara travésdepantalonesdepielytúnicadecuero.

Esperamos en silencio a Egbert mientras cada uno reflexionaba sobre lamuertedeRagnar.Jarvisnocompartiósuspensamientosconmigo.Meayudaba,peroyanoconfiabaenmí.

Egbertregresóconunaantorchaencendida.Asuluzlogréverquesobreelagujerocolgabauncolumpiosujetodeuncabrestanteporunamaroma.

—Ésteeselúnicomododesubirybajar—dijo—.Antesdequeelpozosesecase,colgabauncubo.

Arrojélaantorchaalinteriordelpozo.Giróenelairealrededordesupropioejehastaquealcanzóelfondo,aunosseishombresdealtura.Lallamabufóalcontactocon laspiedrashúmedas formandosombrasen las rugosidadesde lasparedescurvas.Enelfondoseretorcíanlospequeñoscuerposplanos.Meaparté

estremecido.—¿Lasserpientespuedensobrevivirtantotiemposincomida?—pregunté.—Eso parece —respondió Jarvis—. La naturaleza guarda multitud de

enigmassinexplicar.Ayudamos a Egbert a cerrar el pozo. Juntos subimos por la escalera para

atravesarelrecintoconlahilerademazmorras.—¿Algomás,señores?LaexpresióndeEgberterasombríaycontenida.—No,perograciasportuayuda.—Jarvisletendióunamonedadeplata—.

Alomejortevolvemosanecesitardespués.Meatrevoaprometerqueredundaráenbeneficiotuyo.

NosquedamosenelexteriordeledificioalargadomirandocómodesaparecíaEgbertdemuybuenhumorentrelasconstruccionesdelpalacioepiscopal.

—Ældfric,elcompañerodeEgbert,erasindudaunespíadeOsbert—dijoJarvis—.Pero ¿fue él quien le quitó la ropa aRagnarLodbrogy le arrojó lasserpientes?¿YparaquéquerríaelcadáverelreyÆlla?

ElrecelodeJarvismehabíahechocallarlossucesosdelpáramo.Ahoraibayoasubsanaresacuestión.Miexplicaciónduróunrato.

—Cuando IvarSinPiernas rodeóa los sajones juntoa la fortalezacirculardelpáramo—concluí—,exigióqueleentregasenelcadáver.AÆllaledebiódeextrañar,pueshastadondeélsabíaRagnarLodbrogseguíabajoarrestoenunacasa a cuerpo de rey. Pero, en lugar de contarlo, prefirió sorprender a loshermanosdevolviéndolesasupadre,asídejaríandetenermotivosparaasolarsureino.

—¿Por qué los hijos de Lodbrog creían que su padre estaba muerto? —preguntóJarvis.

—Ése era el mensaje que habían recibido de Osbert tres meses antes,mientrassehallabanenAngliaOrientalconelreyEdmund.

—Osbert—terminóJarvismifrase—,quehabíasidodepuestoporunwitanese mismo invierno y de ese modo esperaba que los vengativos nórdicosquitasendeenmedioasurival.

Atravesamos en silencio los jardines y patios de las dependencias reales.Jarvissequedódandovueltasalasuntounbuenrato.

—Bien—dijoalfin—.Prometorecabarcondiscreciónmásdatosaquíenel

obispado.Tú intentaobtenermayor informaciónde tusnuevos amigos. Juntosquizá podamos salvar a Northumbria tanto de una guerra civil como de unainvasión.

Losmotivosqueyoteníaparainvestigarlamuerteeranmenosclarosquelossuyos.Noeracapazdemiraramiviejomentora losojosymeconforméconasentir, mientras el nudo de mi estómago aumentaba su circunferencia mediapulgadamás.

—Y cuando todo haya pasado —concluyó—, lo más probable es quenosotrosdosyanonosvolvamosaver.

Cohibido, me despedí de él en el portón y me volví hacia la plaza de laiglesia, donde los pescadores ofrecían la captura del día y las amas de casafruncíanlanarizporelolor.Loscomerciantespalmeabansatisfechossusbolsasrepletasdemonedasmientraslasprostitutas tentabandesdelascallejuelas.Losvendedores de lana gritaban para vender sus últimas balas al tiempo que lastejedorasjuzgabangravementelacalidaddelasfibras.Losniñoscorríandandogritos de alegría en torno a las mesas alargadas que los ciudadanos habíancolocadoparalacelebraciónvespertinadeTodoslosSantos.Mujeresyniñaslasadornabanconramasdealiso,mientrasloshombrestraíanenormesfuentesconsalchichasytartasdeharinadetrigoreciénhorneadas.Eldeliciosoolorluchabaconlapestedelfangodelaplaza.

Después de casi dos meses en Eoforwic, percibía la vida a mi alrededorcomoalgonatural:untrasfondoderuidodelqueyonuncallegabarealmenteaformarparte,peroalquemehabíaacostumbrado,demaneraqueapenasya lonotaba.Sihubierasabidoquetodasesasgentesibanavertrastocadasupacíficaexistencia al final del día, que se acabaría ese encantador caos de gentepululando,yqueseaproximabaunduroinviernogrisenmanosdelterror,puedequeme hubiese detenido a deleitarme con la vida cotidiana de la ciudad porúltimavez.Sinembargo,yoestabaensimismadoenmimalaconcienciaysóloveíamispropiospies.

Decidí que si Jarvis aún seguíamirándome, regresaría para admitir que lasalvacióndeNorthumbrianomeincumbíayquesólobuscabalaverdadacercadelamuertedeRagnarCalzasPeludasparacongraciarmeconIvarSinPiernas.

Girésobremistalones.Noseveíaporningunapartealpequeñohermanolego.

Ylva estaba esperándome junto al campanario. Me estudiaba condetenimiento.

—¿Quéteocurre?—preguntó.—Nada.Herecabadonuevosdatos.—¿Tehasenteradodedóndeestáescondidalaplatadelaiglesia?—Jarvisyyoteníamoscosasmásimportantesquediscutir.Lairallameóensusojosjuntos.—¿Quépuedehabermásimportantequemiplata?—QuiénmatóaRagnarCalzasPeludas.Asintiócontristeza.—Seguroquesí.Peroparamílaplataesmásimportante.—¿Porqué?Vacilante, cambiaba el peso de un pie a otro. Mientras yo esperaba la

respuesta, el ambiente a nuestro alrededor se transformó. La gente hablabaalterada entre sí y se encaminabahacia laPuertadelRey.Ylvayyomiramosasombrados.

Extramuros, en el terreno donde se hallaba el campamento de Ivar SinPiernas, no se veía a nadie entre las tiendas. Los nórdicos habían bajado a lariberadelUsandonde se reunía el gentío.Pocoapocomeenteréde aqué sedebíaeltumulto.Nofuiplenamenteconscientehastaqueyomismomeadelanté.

Deniño,cuandovivíaenelbosqueoenelmonasterio, escuchéamenudohablar de las naves largas, pero nunca antes había visto una conmis propiosojos.Ahoraaparecieronantemivistatantomásmajestuosasyaterradoras.

Unalargafiladenavíosseaproximabaporelríodesdeelsurbajolapálidaluzdeldeclinantesol.Estilizados,comopecesenormes,losbarcosparecíanestarsuspendidosenelagua;de loshuecospordebajode lasbordas,filasderemoslos impulsaban con pertinaces y rítmicos golpes; en el centro del barcoasomaban los mástiles con vergas, de los que pendían grandes velascuadrangulares, flácidasdebidoa la tardebonancible.Los tablones imbricadosdeloslargoscascosseentrelazabanorgánicamentedepopaaproa,desdedondeseerguían, saliendodelagua,cabezas talladasdeanimalespintadasdecoloresllamativos: lobos furiosos, caballos relinchando, bestias fantásticas de laspesadillasdeunloco.

—Bueno,demasiadotarde—dijoYlva.

Alcélamiradahaciaella.—Sabías que las naves largas iban a venir—dije—. Querías encontrar el

tesoroantesparaquedártelotúsola.—¿Quedármelo?—Sonrióconamargura—.Verdaderamentenocomprendes

nada,sajón.—Entoncesexplícamelo.—Yadalomismo.Movió la cabezapara señalar al navíoque iba enprimer lugar, como si la

respuestasehallaraahí.Unaesbeltasiluetarubiapermanecíaenpiesobrelaproa.Gritabaysaludaba

triunfantealagentedelaorillacomosifueraméritosuyoquelaflotahubiesearribado. Se encaramó a la borda para brincar hacia fuera con las piernas pordelante.Creíquequeríasaltaralagua,perosuobjetivoeralaprimeracañadelafila de remos.Aterrizó en ella justo cuando rompía la superficie del agua.Enmarcha, guardó el equilibrio un instante antes de seguir saltando hasta elsiguienteremo.Asíbailósobre lascañasdelosremospor todala longituddelbarcohastaque llegóalúltimo.Allígiróen redondopara regresarsaltandoendirecciónalaproa,dondelorecogióBjørnCostadodeHierro.Elgigantedelabarbagristendióhaciaabajosuenormemanazaparaizarasupupiloabordo.

ElbailaríndelosremoseraHastein.HabíatraídoconsigoalaflotaenteradelosnórdicoshastalametrópolisdelreyÆlla.

26

IvarSinPiernassehallabasentado,muysatisfecho,eneltronodeNorthumbria,cuyo respaldo estaba coronado por esferas de madera doradas. La escasa luzdiurna penetraba por las pequeñas ventanas de los gruesos muros exteriores,iluminando una hilera de columnas que sostenían las bóvedas de piedra deltecho. Seguro que ese extenso salón había sido en tiempos puesto de guardiapara los soldados romanos. Ahora era la sala del trono de los monarcas deNorthumbria.

Delantedelpodioconeltronosehallabanenpieloshermanosdelcondedela barba roja. En el suelo de piedra había una fila de agujeros de diferentetamaño a través de los cuales podía verse el empedrado situado bajo las dosbóvedasdelaPuertadelRey.Enaquellaocasiónnoentendísurazóndeser.Hoysé por amarga experiencia que se llaman agujerosmortales, pues por ellos sepuedenverterbrasasoaceitehirviendosobrelacabezadelenemigoinvasor.

—Oshe reunidopara discutir convosotros tres cosas—comenzó IvarSinPiernas.

Bjørn Costado de Hierro, que había cruzado sus anchos brazos sobre laenormepanza,teníatraslabarbagrisunaexpresióndegranindiferencia.LaluzquellegabadelexteriorhacíabrillarlatrenzanegradeSigurdOjodeSerpienteysusesclavas.HalfdanCamisaBlanca,vestidoconunasayareciénlavada,ibayvenía sin descanso alrededor del podio, mientras constantes convulsionesrecorríansurostrorasurado.TambiénUbbeestabaenlasala,perosemanteníarespetuoso en segundo término. Los pelillos de su barbilla redonda seguíanpareciendounintentofallidodeemularlafuerteyespesabarbadesushermanos

mayores.NohabíanadadeparticularenqueIvarhubiesereunidoasushermanospara

festejarlasencillaconquistadelasegundaciudadmásgrandedeInglaterra.Loextrañoeraqueyofueseelsextoparticipantedelareunión.

—¿Han montado jaleo los sajones?—preguntó el conde de la barba rojamientrasmirabaenderredorasushermanos.Todosnegaronconlacabeza.

LoshabitantesdeEoforwichabíanaceptadoloinevitable.Desdelosmurosveíandesvalidoscómoseguíanllegandonaveslargasconmásnórdicos,quienessin inmutarse por la proximidad de la plaza fuerte se habían asentado en elterreno al sur de la Puerta delRey.El área del campamento de tiendas creciórápidamentehastahacersetangrandecomolaciudad.Ahoraalojabaacercadetres mil guerreros además de mil quinientas mujeres, niños y siervos. Losmástilesdelasesbeltasnaveslargasformabanunbosquedetroncosalolargodelariberadelrío.

—Ya contaba con que no habría problemas—ronroneó Bjørn Costado deHierro—.Loscristianossoncrédulosytúleshasprometidolapaz.

Bajoel campanariode laplazade la iglesia, Ivardioundiscursoen sajónfluidodiciendoque todospodíanestar tranquilosporquesu tomadelpodernoiba a conllevar ninguna forma de represalia. Si la ciudad quería, inclusoconservaríasuobispo,ycadacualeralibredeveneraralosdiosesquequisiera.

—Piensocumplirmipromesa—dijoIvarSinPiernas—.Losladronesseránduramentereprimidos.Nohemosconquistado todaunaciudadsinungolpedeespadasimplementeparasaquearlayquemarla.

—En todo caso, podríamos emplear platapara retribuir la pacienciade loshombres—objetóelgigantedelabarbagris—.Sienbrevenonosmostramoscomodadores de riqueza, fácilmente pueden escapársenos por entre los dedosahoraquehanprobadoelreinodeMercia.

—Enrelaciónconesepuntotecontentaré,hermano.—Ivarsacóunarcaquereconocí—. Ésta es la suma destinada a la guerra de Osbert. La traía cuandointentóvolveratomarelpoder.NomefueposibleimpedirqueelreyÆllausarauna parte de las diezmilmonedas de plata para equipar a su ejército, pero elrestonospertenece.

Mesorprendiólacantidad.EnlahabitaciónsituadaencimadelmesóndeElJabalíCojo,IvarSinPiernasdijoalreyÆlla,traselintentodegolpedeOsbert,

queelarcaconteníaeldobledeesasuma.Sinembargo,nodijenada,yBjørnCostadodeHierroasintióenseñaldeaprobación.

—Perodebemostenermirasmásaltas—continuóIvarSinPiernasconunadulzuraenlavozqueinclusoelhermanoJarvistendríadificultadensuperar—.NosencontramosenlasegundaciudadcomercialmásgrandedeInglaterra.AquíllegancomerciantesdeLundene,Frisiayelreinodelosfrancosparavendersusmercancías.Esaafluencianovaamenguarsóloporquelaciudadhayacambiadodeseñores.Podemosexigirimpuestostantoporusarelríocomoenconceptodeaduana,ycuandoconstruyamosunpuertoencondiciones,ganarconelalquilerde las plazas del muelle. Daneses, noruegos y suecos vendrán también, puesInglaterratienemásriquezasquetodoslosterritoriosdenuestrapatriajuntos,yelexcedentedeesecomercioacabaráennuestrasarcas.

IvarSinPiernasnohabíareveladoanteriormentedichaalturademirasasushermanos, demanera que era preciso cierto tiempo para que se familiarizaranconlaidea.Sedirigióaaquelqueaparentabapensardemaneraobjetiva.

—Bjørn, ¿estás de acuerdo en que sin levantar una espada podemossentarnosenestasalaareunirbienesymonedasenabundancia?

BjørnCostadodeHierroencogiósusanchoshombrosyresopló.—¿Quieres decir que nos haremos ricos? —preguntó Sigurd Ojo de

Serpiente,quenoentendía todo loquesuhermanomayorhabíadicho,perosíhabíacaptadoelpuntoprincipal.

—Ricoscomodragonessobremontañasdeoro.La imagen estaba cargada de fuerza y Sigurd no siguió preguntando, con

toda probabilidad pormiedo a no entender por completo los detalles.DecidióconfiarenelcriteriodeIvarSinPiernas.

—¿Así que pretendéis que nos convirtamos en comerciantes?—preguntóHalfdanCamisaBlanca con espasmos de repulsión en el rostro—. ¿Sentarnossobre nuestros traseros y hacer acopio? ¿Nosotros que somos guerrerosemparentadosconOdín?

Ivarsonrióasuhermanomásjoven.—Sémuybien,Halfdan,queteimpacientascuandonotienesvíctimasalas

que torturar o enemigos que vencer. Pero verás satisfecho de sobra tu ímpetuguerrero.ElreyÆllaviveaúnconsuderechoaltrono.Nopodemoscontarconque los ealdormen y thegns vayan a arrojarse a nuestros pies. Habrá

insurreccionesquereprimiryenemigosalosquevencer.—Sigo inclinándomemáspor lospaísesdel sur—ronroneóBjørnCostado

deHierro.—También podrás cumplir ese deseo. Pero ¿no serámejor contar con una

baseseguracercade lospaísesqueansíasen lugardenavegar todoelcaminohastacasacontubotín?

—Mihogareslaislaqueposeofrentealreinodelosfrancos.—YahoratambiénJorvik.LoshermanosmiraronaIvarSinPiernasconojosdeasombro.—¿Jorvik?—se encargódepreguntarSigurdOjodeSerpiente—. ¿Qué es

eso?—Eselnombreque ledaremosanuestranuevaposesión—respondió Ivar

SinPiernas—.Ningunapersonacabalpuededecir«Eoforwic».Élmismohabíapronunciadoalaperfecciónelancestralnombresajóndela

ciudad, pero a nadie se nos pasó por la cabezamencionarlo.El cambio a unadenominaciónenconsonanciaconelhablarnórdicorecibiríaelaplausodetodoslos hermanos, a pesar de sus mutuas disensiones. Además el nombre teníasentido. Jorvik significa«PuertodeCaballos», ydespuésdeque losguerrerosllegarantambiénportierra,laciudadestabaplagadadeellos.

—Luego,estamosdeacuerdo—dijoIvar—.NosquedaremosaquíenJorvikparahacerfortunaentrelossajones.

—¿Contigocomorey?—preguntóBjørnconvozapagada.—No si puedo evitarlo. —Como para ejemplificar sus palabras, Ivar Sin

Piernas saltó del trono—. Vamos a ver si encontramos a algún ealdorman othegnqueansíe ladignidadreal.Seríanuestro testaferroen tantoquenosotrosconservaríamoselpoderarmamentístico.Tranquilizaríaa lossajonesveraunodelossuyoseneltrono,mientrasquemonjesysacerdotesmoderaríanlasansiasderebeliónconcánticosyrezos.

Loshermanosasintieronalaparquevolvieronadarsuconsentimientoconunzumbido.

—Entonces pasemos al siguiente asunto—continuó Ivar—.Seguro queoshaextrañadoqueRolfLenguarazestéaquíconnosotros.

Sentíqueelcorazónseencogíaenmipechoalserelcentrodeatencióndeloscincohermanos.

—Rolf ha husmeado acerca de lamuerte de nuestro padre y tiene algunosdatosinteresantesqueaúnnoconocíamos.

TanprontocomoIvarSinPiernashubotraicionadoalreyÆllayregresadodelacazadelealdormanOsbertconloscienhombresdesuguardiapersonal,lecontésinapenasrespirarmisaveriguaciones.Ahora les tocabaoír lahistoriaasushermanos.DebidoalalentituddeSigurdOjodeSerpientetuvequecontarlavariasveces.

—¿Y dónde se halla entonces eseÆldfric?—preguntó Bjørn Costado deHierrocuando suhermanastrode labarbanegra estuvopor fin al tantode losacontecimientos.

—Pordesgracialoignoro—respondí.—Podríamosmostrarnosdurosconelcarcelero.—Losespasmosenelrostro

deHalfdanCamisaBlancaconvergieronenunasonrisa—.Quemarlelasplantasdelospiesconhierrocandente.Hacerleañicoslasrótulas.

—Desde luego—admití—, pero estoy seguro de que Egbert ha dicho laverdad.

—¿Y lo tercero?—preguntóSigurdOjodeSerpiente,que se aferrabaa loquesabíaquehabíaentendido—.¿Nodijistequequeríascontarnos trescosas,Ivar?

—Cierto.OlavelBlanco,queestáenIrlanda,noshamandadoavisodequelosgaélicoslohanatacado.Necesitaayudaparaobligarlosaretroceder.

No sabía mucho del país gaélico, pero sí que los nórdicos poseían variasciudadesypoblacionesalolargodelacostadelaenormeisla.

—¿AhoraquieresregresaraIrlanda?—preguntóBjørnCostadodeHierro—.¿YquéhaydetodostusplanesenEoforwic?

—Jorvik —corrigió Ivar Sin Piernas a su hermanastro mayor—. Y misplanespara Irlanda son losmismosquepara Inglaterra: conquistay comercio,todoelcomercioentornoalmardeIrlanda.

Un imperionórdicoqueenglobaseIrlanda, Inglaterrayelmarentreambassería una base poderosa cuyo alcance yo no tenía por aquel entonces laspremisasnecesariasparacomprender.Sinembargo,laexpresióndelrostrodeloshermanosmedecíaquetodosellosestabanabrumados.

—¿Estás seguro de que no dasmás zancada de lo que tu culo resiste?—ronroneóBjørnCostadodeHierro.

—Sialguienpuedehacerlo—dijolealmenteHalfdanCamisaBlanca—,éseesIvar.

—EnagradecimientoadichaspalabrastepidoquemeacompañesaIrlanda,hermano.

—Confía enmí. Sobre todo si voy a tener ocasión de descuartizar a unoscuantosgaélicos.

IvarSinPiernassevolvióhaciaUbbe.—¿Quieres tú también venir de expedición, Hijo de Cortesana? Es muy

posiblequenecesitesmanejaralgunaotraarmaademásdelcuchillodeafeitar.Asombradoporelapodomirabayoalhermanastrofrisio.—Encantado,condeIvar—respondióUbbeconunasonrisaqueseextendía

portodosuredondorostrodeescasabarba.SupresenciaestabaaseguradadesdeelmomentoenqueHalfdanCamisaBlancaformabapartedelaexpedición,peroestabacontentoporhabersidoconsultado.

—VosotrosdosnotenéisnadaquehacerenIrlanda—dijoIvarSinPiernasvolviéndosedenuevohaciaBjørnCostadodeHierroySigurdOjodeSerpiente—,asíque¿podríaisquedarosaquíymantenerelordenenJorvikyNorthumbriamientraslosdemásestamosfuera?

Ningunodelosdosmanifestóunentusiasmovisible.Elgigantedelabarbagris y el conde de la barba negra se miraron, se encogieron de hombros yasintieron.

—MellevotambiénaRolfLenguaraz—concluyóIvar—.Hasidoútilantesycontodacertezaloserádenuevo.

Volvía a ser el confidente del conde de la barba roja. Sonreí orgulloso ysegurodemímismo.

Mialegríanoibaadurarmucho.

INVIERNODE865-866

Vuelta la cara contra la pared trenzada con mimbres de la herrería mirofijamente el interiora travésdeunagrieta en el revoquedebarro.Las rudasmanosdelatíapaternasacanlaesponjadelbañohumeanteylasubenporlasdelgadasvértebrasdesusobrina,quesedibujancontodanitidezbajolapálidapiel.UncálidoestremecimientorecorretodomicuerpocuandoBellaseponedepieenlatinaparaquelasequen.Supelooscuroselepegaalaespaldarectaycasi le llega hasta el pequeño, prieto culito. Los finos dedos se pliegangraciosamenteporencimade lospechoserizados.Alcompásdel frotarconelpaño de lino, las manos se van deslizando hacia abajo por el vientre plano,pasanelvellooscurodelaentrepiernaparareposarenunosmuslos firmes.Apesardequeescasidenocheyelpolvodenieveaúncubrelostechosdepajadelas casas aunque estámuy entradomarzo, no siento frío. De hecho, el calorbombeapormicuerpoaoleadas.

—¿Estásfisgando,mozalbete?Unaenormemanomeagarra tan fuertepor lanucaqueeldolormehace

jadear.Meaparta lacarade laparedymeobligaadarmelavuelta.Mirounampliorostroenmarcadoporunasilvestradocabellonegroyunaextensabarbaensortijadaqueseasciendeporlasmejillas.ConozcodevistaalherreroAlton.SéqueeselpadredeBella.Yahoratambiéncomprueboqueestáenfadado.

Pasé con Hrow todo el invierno tras mi huida del monasterio. Me volví aacostumbrar rápidamente al sabor de la carne cruda, y aunque recordaba a

menudomipromesaderegresaralmonasterioconelhermanoJarvis,nomelatomaba en serio. Por el motivo que fuera no pensé en ella con mayordetenimiento.

Tampoco consideré la razón por la que la manada de lobos dejó atrás aHrow.Quizáellamismatomóladecisión,opuedequealgunaotrahembra laexpulsara. Su pelaje ya no era gris y tupido, sino que tenía greñas de unamarillodesleído.Consuspiernastorpes,suaspectoeracansadoydescarnado.El ardor de sus ojos amarillentos casi se había extinguido. Si yo no hubieseregresado,sehabríadejadomorirensoledad.Enlugardeello,nosdimoscalormutuodurantelasnochesdeinvierno.

LapresenciaydedicacióndeHrowaliviaron laañoranzademiverdaderamadre.Hacíatiempoqueestabaconvencidodequeestabamuerta.Mamánosehabríamarchadoni ingresadoenunconvento sinvisitarmeporúltimavez.Sihubiera encontrado su cadáver o alguna otra prueba palpable de su final,habría sobrellevado mejor su ausencia. En lugar de eso, volví, en mipesadumbre, al estado en el que había pasado mi infancia: la conscienciarebajada de un estadio natural, donde no existía reflexión más allá de lapróximacomidayuncobijopara lanoche.Cadadíaseparecíaalanterior,ymientras lamantadenieveempolvaba las ramasdesnudasde losárboles,meintegrédeinmediatoenlapequeñamanadaqueconstituíamosHrowyyo.

Sobrevivimos los dos, y dormimos juntos; nos gruñíamos cuando teníamoshambre,ysiconseguíamosunapresaladevorábamosconavidez.Coneltiempoolvidélosañosenelmonasterioylavidaqueconocífueradelbosque,inclusosuperélatristezapormamá,queeraprecisamenteloqueyoquería.Justohastaqueunamañanamedespertéconlasensacióndeunapresenciadesconocidayvi a un hombre que desde el claro miraba en dirección a la choza. TambiénHrow sehabíapercatadoycomenzóagruñir.Lepuseunamanoenelhocicoparasilenciarla.

El hombre parecía alto, ancho ymusculoso bajo su zamarra invernal. Lamiradade susojos tras labarbaeracálidayposeíauna singular tristeza.Sequedócontemplandolargoratolachozaenruinasdelclaro.Entoncesdiomediavueltayconunaúltimamiradaporencimadelhombroemprendióelcaminoderegresoentre los troncos.Medeslicé silenciosodetrásdeél y le seguípor loscampos,hastabajaralaaldea.

AhoraAltonmellevasujeto firmementepor lanucadevueltaalbosque.Mirapor encima del hombro para cerciorarse de que ningún otro ha reparado ennosotros.

En sus actos percibo algo distinto del enojo: inquietud y ansiedad que noentiendoperoquedespiertanmicuriosidad.Renuncioaoponerresistenciayloacompañoporpropiavoluntad.

Altonnomesueltahastahaberpenetradountrechoentrelosárboles.Aquípodría escapar fácilmente, pues conozco todos los recovecos del bosque. Enlugardeello,mevuelvoylocontemplo.Trasunaaparienciaamenazadorahayunalmabondadosa.Suenojohadesaparecido,mientrasque suamplio rostrobarbudotieneahoralamismaexpresiónquecuandovariosmesesanteslovienelclarofrentealachoza.

—¿Hablassajón?—pregunta.—Puesclaroquesí—respondo.Mesorprendoaloírmipropiavoz,roncaygravedespuésdellargosilencio

invernal.—Tampocoestanevidente.—Sesientasobreuntroncocaído,meobservay

se vuelve hacia la aldea—.Las gentes de ahí abajo dicen que no eresmuchomejorqueunanimal.

Me quedo sin habla. Y no por que los habitantes de Teurintone mecalumnien,sinoporquesepandemiexistencia.

DesdequeporvezprimeraseguíaAltonhastasucasaporloscampos,empleélamayorpartedeltiempoquepasabadespiertoenvigilarlaaldea.DuranteloslargosmesesoscurosdelinviernoenqueestuveenelbosqueconHrow,nuncafuiconscientedecuántoañorabalacompañíahumana.Ahoraibaatenermásquesuficiente.

Pasaba los días en el límite del boscaje acechando alguna señal de vidaprocedentede lascasas.Micorazónseacelerabacadavezqueunasiluetasemovíaentreellas.Cuandounavezporsemanaloshombressereuníanbajolasdesnudasramasdelenormeroble,yoseguíasusdiscusionescongranatención,

aunque estuviera demasiado lejos como para oír las palabras. Al igual queocurreconlosanimales,lospensamientosysentimientosdeloshombrespuedendesprendersedesulenguajecorporal,yaunquenosupieradequéhablaban,deformainstintivacomprendíaloesencial.Muchoantesdeconocersusnombres,sabíaqueelreeveEldrideraunlídercuyaopiniónseescuchabacongravedaden la mirada, y que Alton gozaba también de enorme respeto en la pequeñacomunidad de campesinos. Los dos hablaban largo rato y muy a menudodurantelasreunionesmientraslosdemásasentían.

AlregresardenochealachozaconHrow,lalobamemordió.Seguroqueyoolíadeformadiferente;ademáslehabíahablado,cosaquedebiódeconfundirlabastante.

Losdíasquepaséjuntoalaaldeacrearonenmílanecesidaddepracticarellenguaje. Sin ser consciente, me preparaba para regresar con los humanos.Hrowmeloreprochabaensilencio,perotuvoquesentirsedesvalidamientrasyomealejabacadavezmásymás.Entretanto,ellameseguíaenmisexcursioneshastalamismalindedelbosque.Allípermanecíaenpiemirándomemientrasyodesaparecíaporloscampos—comoaquellavezenqueellasemarchóhaciaelsur con la manada y yo me quedé entre los últimos troncos. Se me ocurriópensarquenuestrospapelessehabíanintercambiado.Laruedadelavidavolvíalastornas.

—¿Quédicenlasgentesdelaaldeasobremí?—preguntoalherreromientrasanuestroalrededorseciernelaoscuridadentrelosárboles.

—Quecazasenelbosque—responde—.Quecomescrudastuspresas.Yquepuedestransformarteenunlobosiquieres.

Me observa como si contara con que yo iba a reconocer las acusaciones,aunquepareceabrigar laesperanzadequealmenospuedarefutaralgunadeellas.

—Unapersonanopuedeconvertirseenlobo.Mivozsuenaroncaporelenojo,pueslosdiosestienenquesaberqueyolo

habíaintentado,yquetodohabríasidomásfácilsilohubieralogrado.—Puedequeno—dicesinparecerpersuadido—,perolosrumoresacercade

lapresenciadeunhombreloboenelbosquesehanextendido.Elealdormanha

pedidoalosmonjesqueinvestiguensiesasí.Desconozco lo que es un hombre lobo, sin embargo la referencia a los

monjesmehacepensarenelhermanoJarvisysonríodeformaespontánea.—No hay nada de gracioso en ello. —Alton lanza todavía una mirada

temerosaasuespalda,hacialasnegrassiluetasdelascasasenlascuadrículasdeloscamposespolvoreadosdenieve—.Losmonjesnopararánhastaaclararelasunto.Siteatrapan,tecolgarán.Eselcastigoparaunwicca.

Elenormehombrebarbudoestáverdaderamentepreocupadoporloquemepase.

—Nosoyunwicca—digo.Conozcolaexpresiónysécontotalseguridadquenosoyunhechiceroque

consumagiadesbarataelordennaturalyresucitaalosmuertos.Siyohubiesetenidoesetipodefacultad,mamáhabríaregresadohacíayamucho.

—Quizáno exactamenteunwicca—dice el herrero—,pero sí hijo deunahechiceraextranjera.

Laacusaciónmedejasorprendido.—¿Ytúporquésabesdequiénsoyhijo?Seyerguecomosi lapregunta lehubiesedesazonado.Daunpardepasos

haciaatrásendirecciónalaaldea,perosearrepiente.Enelsemblantebarbudosedesarrollauncombatequenoentiendo.

—Esunalargahistoria—comienza—,ynotenemosdemasiadotiempo.—¿Tiempoparaqué?¿Quévaapasar?Seoyeungritoenlaaldea.Algunasfigurassemuevenenlaoscuridadentre

lascasas.Unallamaanaranjadaquealumbra.Lasantorchasseenciendenunaauna.Mientrasmiramos,lospequeñoscírculosdeluzsevandesplegandosobreloscampos.

Con los primeros signos de la primavera, los habitantes de Teurintoneempezaronapasarmástiempoenelexterioryasípudeobservarmejorlavidaquellevaban.

Cuando los hombres se reunían en corrillos y, desalentados, mirabanfijamente los campos helados, escuchaba cómo hablaban del inusualalargamiento del invierno, de la tierra endurecida que no iban a poder arar.

Perofuedelasmujeres,queengruposeencaminabanalarroyoparaagujerearelhielo,delasqueaprendílamultituddebanalidadesqueconformabanlavidadelasgentesenlaaldea.Desdemiesconditeenlaespesuradelosarbustoslasoíahablardealgunoshombresquepegabanpalizasaesposasyvástagos,delosque a escondidas rezaban a los antiguos dioses, y de que quienes seescaqueabandelostresdíasdetrabajosemanalestabanobligadosacultivarlatierradelealdorman.ObtuvelaconfirmaciónalhechodequeEldrideraellíderdelaaldea.Meenterédequesigozabadetantaestimasedebíaasucapacidadparasorteartantoalossacerdotescomoalosealdormenconunahumildadqueloshacíareceptivosalsentidocomún.Aprendíqueelmozalbetedepelorubio,cabecilla de los chavales cuando se peleaban con los gamberros de la aldeavecina,sellamabaHoll,ysupequelahijadelherrero,Bella,eralajovenmássolicitadadelacomarcayqueestabaprometidaalhijodelealdorman.

Deformanatural,miatenciónseconcentrabacadavezmásenlapequeñafamiliadelherrero,puesyonodejabadesercomoelrestodelosadolescentes,ylahermosuradeBella tambiénme fascinaba.Ver su largocabellomoreno, suesbeltasiluetaysusgrandesojosazulesmequitabalarespiración.Eldíaquenolaveíaaunquefueradepasadaeraundíadesperdiciado.Siseconsideralacantidad de tiempo que invertí espiando la aldea y a sus habitantes, resultaverdaderamentenotablequenadiemepillaseinfragantiantesdequeAltonmeagarrase con fuerza de la nuca aquella tarde. Pero siempre fui precavido. Ycreíaquenadiehabíareparadoenmí.Ahoraesacreenciaserevelabailusa.Ymuyprontolasituaciónempeoraría.

—¿Quéhacen?—preguntomientrasobservocómolosportadoresdeantorchassedespliegansobreloscamposenelcrepúsculo.

—Ojeadoresseparadosentresíporalgunosbrazosdedistancia—respondeAlton—.Cuandolleguenallinderodelbosqueharánhuiralapresapordelantedeelloshastaqueenunlugarsinescapatorialaacorralenyneutralicen.

—¿Quépresa?Memirayniegaconlacabeza.—Elhombrelobo,porsupuesto.Entiendo al fin lo que quiere decir y señalo estupefactomi caja torácica.

Asienteensilencio.—Yo debería acompañarlos —prosigue—. Seguro que les extraña que no

esté.—¿Porquémeayudas?Bajolassombrasdelbosque,elruborenlapieldesurostroentrelabarbay

elcabellonosepercibesinocomoundébiltonovioleta.—Te lo explicaré más tarde. Porque ahora lo importante es que te vayas

corriendo por ese camino. —Señala hacia el este, donde el cielo se estáoscureciendopor completo con la caídade lanoche—.Porahí esmás corto.Puedesrodearlosyponerteasusespaldasantesdequealcancenellinderodelbosque.

Asientoymelanzoacorreragachado.—¿Yquéhaydeti?—semeocurredepronto.—Lesdiréquehesalidomás tempranoparareconocerel terreno.Encaja.

Así es como te descubrí. Luego me uniré a ellos y los acompañaré hasta lachoza.

Asientoyempiezoadeslizarmefurtivamentehaciaeleste.—Espera—prorrumpo—.¿Quéchoza?—Ladelbosque—explica—.LachozadeIngrith.—¿QuiénesIngrith?Mecontemplaconunamiradaincrédula.—¡Tumadre!Recuerdovagamentequemimadreteníaunnombreconelquesepresentaba

alosmonjescuandoveníadevisitaalmonasterio.Paramísiemprehabíasidosólomamá.Denuevopasauninstanteantesdequemedécuentadeloquelarespuestaimplica.

—¿Conocisteamimadre?—preguntoalherrero.—¿Que si conocía a tu madre? —Sacudió con lentitud la cabeza—. Por

supuestoquesí.—¿Cómo?Ahoraempiezaairritarse.—¿Nuncatehablódemí?Niegoconlacabeza.Suspiraymiraporencimadesuhombro.—Soytupadre.

Losportadoresdeantorchascomienzanagolpearconsuspalosenlatierra,varean el boscaje, rascan en la nieve. Mientras sigo paralizado por surevelación,sedalavueltaparaalejarserápidamentedeallí.

Conojos abiertos comoplatos lo veo unirse a los demás. Los hombres searremolinan a su alrededor. Explica su ausencia y recibe una antorchaencendida.

Lanzaunasolaeintensamiradaenmidirecciónantesdedarlesunasbrevesinstrucciones.

Entretantosemepresentaunabuenaocasiónparacolarmepordetrásdelafiladehombresysaliralcampo.Peronolohago.EstoyconvencidodequeenlasruinasdelachozademamáenelbosquesehallaHrowdurmiendo.

Yhaciaallísedirigenlosoteadores.

CUARTAPARTE

Inviernode866-867

27

—¡Agárratefuerte!Bajoelcieloazuloscurolosgritoscortabanlalluviaylaespumadelmar.Un

relámpagoiluminólascrestasdelasolasyduranteunlargoinstanteconvirtióelmarylanaveenunavisiónheladadeluzysombra.Muyporencimadelapopa,sealzóunaola,enormecomounamontaña.Antelaproa,seabríaunabismodeoscuridad.Elinstantepasóy,acompañadosporelbramardelostruenos,caímosconbrusquedadhacialasprofundidadeshastaquelaquillavolvióatenerapoyoy fuimos arrojados brutalmente al interior sobre la tablazón mojada. El aguasalada cayó sobre nosotros; nos aferramos a cuerdas y cajones. Mercancíasarrancadasdesussujecionesyremosflotabanporelcasco;loshombresgritabanyvociferaban.Trepéalaborda,meapoyéentrelosescudosyvaciéelestómago.Restosdevómitomegolpearonenlacaracuandoelvientolosenviódevuelta.Amilado,Ubbereía.

—Nopodemosquejarnosdelimpulso.Lacararedondacasiimberbesonriójovial.Sumediamelenaeraazotadapor

elviento.—¡Hala,vamosaachicar!EraIvarSinPiernaselqueloordenabaconvoztronante.Consucapaazul

revoloteandoalrededordelcuerpo, seencaramóalbanco.Lapequeñacubiertadepopa se elevabapor encimade las cuadernas de la nave, y desde allí teníamejor panorámica que los demás de las nuevas pruebas que el mar nospreparaba. Tras golpear una ola más tranquila agarramos cubos y cascos ycomenzamosasacarelaguaqueseagitabaenelfondodelbarcoyquepocoa

pocofuedesapareciendoporlaborda.—¿A que te gustaría oír hablar de la época demi padre en Frisia?—dijo

Ubbe.Nolefaltabarazón.Aquellamismamañana,cuandolanavehabíasalidoal

mar de Irlanda y con tiempo despejado habíamos dejado la costa oeste deNorthumbriaanuestrasespaldas,unavezrecogidoslosremoseizadalaenormevelacuadradaparaaprovecharelvientodeleste,lehabíapreguntadoporqué,enla reunión en la sala del trono, Ivar Sin Piernas lo había llamado Hijo deCortesanaantelosotroshermanos.

DurantelamayorpartedelatravesíaUbbehabíapermanecidosentadoenelbancoquehabía delante delmío entreteniendo a quienes estábamos cerca coningeniososcomentariosehistorias.Sehabíamostradoagradabley jovial,peromipreguntalohabíahechovolverseconunamiradaagudaensusojosdecolorbarro.

—Hayque reconocerquehaces todo loposibleparaestara laalturade tunombre,RolfLenguaraz—habíaobservado,cerrándomelaboca.

Estabaclaroquehabía tocadounpuntodelicado.NoentendíaqueahoraelpropioUbbeseofrecieseacontármelo,peroenmiestadonoteníaenergíasparapreguntar.

—Enrealidadesunahistoriabastanteinsustancial.—¿Esesolomejorquetienesentuarsenal?ElbramidoqueinterrumpióaUbbeprocedíadeHalfdanCamisaBlanca.El

hijomásjovendeLodbrogestabadepieenlaproadelbarcogritandoconvozronca hacia el cielo oscuro mientras se aferraba a la cabeza de lobo tallada.Durante la parte tranquila del viaje había estado sentado con una jarra y unpequeño barril de hidromiel que había ido vaciando mientras los nubarronesnegrossejuntabanyempezabaasoplareltemporal.

EraaThoraquiensedirigía.—¿Ytútellamasdiosdeltrueno?¡Vamos,déjanosoírunauténticofragor!Loscincuentahombresdelatripulaciónaferraronensuspuñoselmartillode

Thorquellevabanalcuello.Nolesgustóqueunodesuslíderesdesafiaraalosdioses,peroaltimónseencontrabaIvarSinPiernas,quesacudiócomplacientelacabeza ante la ocurrencia del hermanopequeño, por lo quenopudieronhacerningunaobjeción.

—Engendradosyadoshijos,IvarSinPiernasySigurdOjodeSerpiente,consu esposa, Aslaug—comenzó Ubbe adoptando un tono de escaldo—, estabaRagnarCalzasPeludassaciadodevidafamiliarypartióaunacampaña.Comosiempre,desapareciódurantetresaños.

—¡Y tú,Njord!—AhoraeraeldiosdelmardelqueHalfdanseburlaba—.¿Noesyahoradequevayasmoviéndote?

La tormenta aullaba ennuestros oídos.La espumadelmar entrabapor lasbordas.Todosestábamosempapadoshastaloshuesos.

—Pues amímeparece que tantoNjord comoThor están esforzándose—murmuró Hastein, que estaba sentado junto al remo detrás de mí. Apartó elflequillohúmedodelosojosysacóuncubodeaguademar.

—Lo peor que se les puede hacer a los dioses —le instruyó Ubbe— esaburrirlos.

—EntoncesHalfdandebedeestarmuybienconsideradoenAsgård.—Eso parece. Ha enviado tantos combatientes al Valhalla que se podrían

completarveinteescuadras.—Nosabía—observóHasteinconbrusquedad—quesierastorturadohasta

lamuerteibasalValhalla.Ubbemiróasuhermanastromásjovenenlaproa.—Escierto—dijo—quemuchasdelasvíctimasdeHalfdanhanperecidoen

el banco de tortura, pero cuando se trata de hombres con reputación, siempreintentaponerlesunarmaensumanoantesdequeexpiren,paraqueesténenelbanquetedeOdín.

—¿YquésacaOdíndeEinherjerconlospiesabrasadosydesollados?Ubbe sonrió ante unas palabras que a otros les habrían hecho perder los

estribos.—Noescuchestantoatupadreadoptivo—lereprendió—.BjørnCostadode

Hierronoesimparcialenlosasuntosfamiliares.—Sí, suele decir que conoce demasiado bien a susmedio hermanos como

parapreocuparserealmenteporvosotros.Una ola se precipitó sobre el barco. Todo el casco tembló cuando la proa

golpeóelfondodeunvalledeolasydesaparecióentrelaespuma.—¿Creesquemedamiedomojarme?—RagnaremprendióviajealolargodelacostadeFrisia—continuóUbbe,

sin preocuparse de la voz de Halfdan, que llegaba a nosotros entrecortada através de la tormenta—.Vestido como un comerciante, pronto se enamoró deunabellísimamujerqueseacercóasupuestoparamirarsusproductos.Durantelabreveconversación,quedótanextasiadoqueolvidócualquiercosarelativaalpillaje.Al preguntar por lamuchacha descubrió que era la hija del jefe local,vasallodelreyfranco.

—Entonces,¿Ragnartambiénhablabafrisón?—interrumpí.—Mipadretuvolavirtuddeaprenderelidiomadetodoslospaísesalosque

viajó.—Ubbemelanzóunamirada,comosiyofueraunperroquehabíaladradodemasiadoalto—.Deesamanerapodíaobtenerinformaciónfiablesobredónderealizar el mejor saqueo. Pero, en lugar de irrumpir con el hacha, solicitóhumildementeunacitaconelpadredelachica,comosielhombrefueraunreydistinguido al que le trajese generosos regalos como prueba de su amistad.Elogió el salóndel frisón, diciendoque era elmásbelloyhermosoquehabíavisto,yquehabíarecorridounlargocaminoparahonrarasudueño.

—Conozcoesahistoria—sonrióHastein.—Es muy posible, pero ahora estoy contándola yo —dijo Ubbe con

brusquedad, porque no quería más interrupciones—. El conde frisón conocíasuficientementebienelefectoquesuhijateníaenloshombrescomoparadarsecuentadequenoerani su insignificantesalónni susmodestosméritos loquehacíaqueRagnarlohonraradeaquellamanera,asíqueenvióalamuchachaaunagranjaenelinteriordelpaís,yRagnartuvoqueabandonar,decepcionado,laciudad sin haberla vislumbrado siquiera. Pero pocos días después recibió unmensajeindicándoledóndeseencontrabalachicayqueaellalegustaríaverlo.

Elbarcovolvióacaercontraunvalledeolas.Elaguanosembistió.Tuvimosqueutilizartodasnuestrasfuerzasparaaguantar.—¡Medecepcionáis!¿Yvosotrososllamáisdioses?¡Soisunosflojos!—¿Novademasiadolejos?Hastein contempló la figura en la proa del barco. También los demás

hombrescuchichearonnerviosos.—Ragnarcomprócaballos—continuóUbbeenvozalta—,y juntoconun

puñadodesusmejoressirvientessedirigióalinteriordelpaísparaencontraralajoven y presentarle sus respetuosas atenciones. —El tono de escaldo de laexposiciónhizoqueloshombresprestaranatención.

ComprendílarazóndelcelodeUbbealcantarasufamosopadre.Manteníala atención de la tripulación en algo distinto de la ira de Halfdan contra losdioses.Preveníaelmiedoy,enúltimotérmino,elmotín.

—CuandoRagnarllegóalagranja,vioqueestabavigiladapormáshombresde los que su pequeña fuerza podía abarcar. Por eso se dirigió solo a uncampesinodelascercaníasylepagócongenerosidadsuayuda.Aldíasiguientefuealagranjadeljefellevandounvestido,undelantalyunpañueloquehabíapertenecidoalaancianamadredelgranjero.

Loshombresserieronde laastuciadeRagnar.Loshabitantesdelnortenotienennadaencontraderuinesartimañas,siempreycuandoconduzcanaléxito.Recordéunadelasmuchashistoriasdemimadre,enlaqueeldiosdeltrueno,Thor,sedisfrazóunavezdemujerpararecuperarsumartillodeungigantequeselohabíaarrebatado.

—Lossirvientesnosedieroncuentadequeunaancianaveníahacialagranjay,consudisfraz,Ragnarpudoobservarlotodosinproblemas.Hallóasuamorhilando,yparanodelatarse,apesardequesusmanosnoeranduchasenestearte, tuvo la astuciadeponersemanos a la obra con esta labor femenina, y elresultadofuemuynotable.Porlanoche,cumpliósuvoluntadconlamuchachaypudoestrecharlaensusbrazos.

Una sucesión de salvajes masas de agua agitó el barco. Todo el mundocomenzóautomáticamenteaachicar.

—Amedidaqueseacercabaelmomentoenelquelahijadeljefedaríaaluz,ysucrecientepesadezrevelabaquehabíaregaladosucastidad,elpadre,quenoestabasegurodequiénhabíaempreñadoasuhija,sedirigióaellaparaque ledijeraquiénerasuseductor.Perocomoella tercamenteafirmabaquenohabíatenidoanadiemásen sucamaquea sudoncella, él sedirigióairadohacia lasirvienta. Sin embargo, Ragnar no podía soportar que dos mujeres seconvirtieraneninocentesvíctimasdesusactos,ycuandoseenteródelbreteenelquelashabíapuesto,sepresentóanteelrey,comohombredehonorqueera,yconfesó.Reconocióalniñoydijoque si su cortesana frisonaparíaunniño sellamaríaUbbe.Yfueunniño.Yeseniñosoyyo.

Los hombres asintieron con admiración.En torno a la nave parecía que latormenta hubiera remitido ligeramente, y todos levantaron la miradasorprendidoscuandoHalfdanrugió:

—¡Bueno, ya era hora de que despertarais y sacaseis a vuestros mejoreshombres,culosgordos!

Frenteanosotros,unresplandorsealzabahastalasoscurasnubesdelcielo.Alcancéaverunbrillodeespumaantesdequeunestrépitozarandeaseelbarcoynosarrojaseunossobreotros.Laoscuridadmedevorócuando lascuadernasfueronquebrándoseenrápidasucesión,laquillaserompiócontraundurobajíoyelaguaseabalanzócontranosotrostambiéndesdeabajo.

28

Me desperté lentamente con el sonido de olas perezosas y de gritos roncos ypenetrantes.Pasadoun tiempo, identifiqué los gritos: erangaviotas.El terrenodebajodemíeraduroyondulado.Conlosdedoscomencéacavar.Guijarrosyconchasdeplayarodaronpormispalmas.

Entoncessentídolordecabeza.Aregañadientes,levantélosojosyprotestécuandolosbrillantesrayosdelsolsememetieronhastalaparteposteriordemicráneo.Amilado,uncuerposeacercabaporlaplayarocosa.

—Bebe.EraHastein.Elaguaquemeofrecióeradulceyfresca.Mequitóbuenaparte

deldolor,peromequedóunaherida superficial en la frente.Suavementeposélosdedossobrelasangrecoagulada.

—Mejordéjalaquecicatrice—medijo—.Tegolpeastelacabezacontraunacuaderna.Hasestadoinconscientedurantemediodía.

Detrásdeélsobresalíanlosrestosdelanavelarga.Estabatumbadasobreuncostado. Tenía la quilla enterrada entre los guijarros de la playa y el cascodestrozado. No volvería a navegar. El mástil estaba inclinado en un ángulooblicuo y descansaba sobre las colinas que había a nuestras espaldas. La velahabíasidocolocadasobreéldemodoqueprotegieracontraelsol.

—¿Dóndeestánlosdemás?—Somoslosúnicossupervivientes.Hasteinmemiró sombrío, con las comisurasde los labioshacia abajo.No

pudoaguantarlamáscaramásqueuninstante.Seretiróellargoflequillorubiodelosojosysonrióabiertamente.

—¡Miraqueeresfácildeengañar!—serio—.Ereselúnicoquesehahechodaño.Porlodemás,setratasólodemoratonesymagulladuras.

—¿Dóndeestántodos?Hasteincerrólosojosyvolviólacarahaciaelsol.—Ivar Sin Piernas dice que los dioses han estado con nosotros. Estamos

varados en una isla llamadaDeilginis. En su día estuvo habitada. Ahora sóloquedancabrassalvajes.Losdemáshanidoacazaralgunasyyomehequedadocontigo.

—Gracias.Sonrióguiñandounojo.—Prefieroholgazanearenlaplayaquecorrerporahímatandocabras.Al reír volvió el dolor. Me dio más agua. Poco después se oyeron unos

pesados pasos acercarse por las piedras de la playa. Los hombres volvían enpequeñosgrupos,variosdeellosconunacabrareciéncazadasobreloshombros.Comenzaron a hacer fuego. Ubbe Hijo de Cortesana vio que yo ya estabaconscienteyseacercó.

—Bueno,estásdenuevoconnosotros—constató.—A pesar de las burlas de tu medio hermano a los dioses —murmuré,

mirando a Halfdan Camisa Blanca, que estaba sentado con los hombrestranquilamente.Unabrevemueca recorriósu rostro.Ensumentónasomaba lapelusadelabarba.

UbbeHijodeCortesanasearrodillóy,conunmovimientode lacabeza, lepidió a Hastein que fuese a ayudar a los hombres con el fuego. Cuandoestuvimossolosbajolalona,HijodeCortesanacontinuó:

—Siyofueratú,nomeburlaríademasiadodeHalfdan.EscondeehijodeCalzas Peludas, y aunque quizá pienses que fue irresponsable desafiar a losdioses, está claro que a Thor y Njord les ha complacido que les hablase condureza.

—¿Cómoqueestáclaro?—Eldolordecabezamehabíaagriadoelcarácter—.Estamosvaradosenunaisladesierta.Lanaveestádestrozada.

—EsposiblequenovolvamosanavegarenEllobodemar,peroacambioestamos todos vivos. Podemos construir una balsa demadera, ya que no haymuchadistanciahastatierrafirme.DesdelacostahaymediodíademarchahastaDyflin,yallínosestáesperandoOlavelBlancocontodossushombres.

—EsonomelocontóHastein.—Se pueden llenar bolsas y sacos con todo lo que Hastein no cuenta.

Deberíasreconsiderartusamistades,RolfLenguaraz.—¿Quéquieresdecir?—¿Acaso no oíste cómo calumniaba Hastein a Halfdan Camisa Blanca

durantelatormenta?—Noescalumniarquejarsedequealguienseburledeldiosdelmarestando

abordodeunbarco.Ubbeseencogiódehombros.Ensumiradahabíaalgomásquepreocupación

pormibienestar.—Encualquiercaso,elmuchachoestáinfluidoporsupadreadoptivo.Yla

relación de Bjørn Costado de Hierro con sus medio hermanos es difícil. LamadredeBjørneraunaescuderadebajacuna,mientrasqueAslaugeslahijadeunrey.

—Tupropiamadrenisiquieraeradanesa.Unasombrasedeslizóporlacararedondaconlabarbarala.—PoresoesnormalqueIvarSinPiernas,SigurdOjodeSerpienteyHalfdan

Camisa Blanca consideren que no estoy a su altura. Pero Bjørn Costado deHierro piensa que esmejor que todos los demás y está cansado de obedecer.Nadie lo dice en voz alta, pero cuando Inglaterra sea conquistada, habrá unenfrentamientoentreloshermanos.Yaveolosindicios.

—ABjørnCostadodeHierronolepreocupaInglaterra.SólodeseaviajaraHispania.

—Lo que dice y lo que hace Bjørn Costado deHierro amenudo son doscosasdiferentes.CuandoéleIvarSinPiernasseenfrenten,losdemástendremosquehaberelegidoyaelbando.

CuandoHijo deCortesana vio que había despertadomimente, se levantóparaunirsealosdemás.

—Hayalgoentuhistoriaquenoheentendido—ledijecuandoyaestabadeespaldas.

Dio media vuelta, puso su mano sobre el mástil tumbado y, haciendo unesfuerzo,memiróconpaciencia.

—Heoídoquetumadreeraunaesclava,peroayermedijistequeeralahijadeunjefe.Ambascosasnopuedenserciertas.

Elcomentariolehizoinclinarsehaciadelanteysusurrarme.—¿Quiéntehadichoquemimadreeraunaesclava?Es la supervivencia en la posteridad lo que determina la reputación de un

hombre.SiUbbeerarecordadocomoelhijodeunaesclavaynocomoelhijodeundistinguidosalvadordeFrisia,suimportanciaprontoseríainclusomenor.

—RagnarCalzasPeludasmereconociócomosuhijo—continuó,mostrandoel cuchillo largo bellamente decorado que llevaba en una vaina al cinto—.Cualquiera que diga lo contrario es un mentiroso. Dime quién fue para quepuedaprobarestesaxqueRagnarmediocuandomepusosobresusrodillaseneltrono.

LosnudillosdelamanoderechadeHijodeCortesanasetensaronentornoalaempuñaduradehuesodelcuchillo.Losmúsculosdelamandíbulasemovieronconfuerzabajolabarba.NovalíalapenamencionarlequefueBjørnCostadodeHierroquienmehablódesumadreesclava.Dijequelohabíaolvidado.

—¡Ubbe!—gritóHalfdanCamisaBlanca—.Mehacefaltaunafeitado.Seprodujouncambionotableenelrostroredondo.Conunasonrisajovial,

Ubbeseunióalgrupo juntoal fuego,desdedondecomenzabaaextenderseelolorahumoyacarneasada.Algunossehabíanpuestoapeinarseunosaotrosconpeinesdehueso.

Ubbesoltóuncomentariojocosoquehizoreíraloshombresysacólanavajadeafeitar.

29

LosmonjesirlandesesquedevezencuandovisitabanCrecasiempreensalzabansu tierra natal y decían que era el lugar más hermoso del mundo. Entre loshabitantesdelnortesedecíaquelagranisladebíasunombreasuverdepaisaje,que recordaba los colores del bronce que ha pasado mucho tiempo a laintemperie. Por eso quedé decepcionado cuando a la mañana siguientenavegamos en nuestra balsa desde los acantilados cubiertos de musgo deDeilginis.Latierrafirmeeragris,fangosaysombría.Losárbolesdelosvastosbosquesqueseextendíanbajoelcielonubladoparecíansombrasoscurasconsudesnudezinvernal.

Al alcanzar la playa rocosa, los hombres estaban en silencio y nerviosos.Mirabanasualrededormientrassecolocabanlascotas,lassayasdecueroyloscascos, como si fueran conscientes de una amenaza inminente. Cuandoabandonamos la costa y nos adentramos en el país, el ambiente era tenso.Caminábamos en dos filas con los escudos vueltos hacia el exterior, con lamismadisposiciónquehabíamosmantenido a bordode la nave.Lashachasyespadasibanfueradeloscinturonesyvainas.

—¿Corremos peligro? —le pregunté a Ubbe Hijo de Cortesana. Los doscaminábamos detrás de Ivar Sin Piernas, que avanzaba solo a la cabeza de lacomitiva.

—Yo diría que no—respondió rascándose la barba—. Cincuenta danesesfuertes, armados hasta los dientes, nunca están en peligro. Pero, para sersinceros, lospueblosgaélicos tienenpasiónpor laguerra,ynuncaestádemásmantenernosenguardiacuandoseviajaacampoabierto.

—¿Lapasiónporguerreardelosnativostienealgoqueverconeso?Señaléunasruinasincendiadasaunoscienpasosdedistancia.Obviamente,

no hacía mucho tiempo que había sido un lugar habitado, con granjas yviviendas.Lasparedesquemadassehabíanderrumbadohaciadentro, lasvigasdeltechosobresalíannegrascontraelcieloentreloshundidostejadosvegetales.Alrededor de las ruinas había cadáveres de ganado diseminados. No se veíagente.

—Olav el Blanco ha tenido problemas con los lugareños desde que nosfuimos. Por eso hemos regresado. Probablemente le habrá parecido necesariocastigaralosrebeldes.

—¿Viajasteis a Inglaterra desde aquí y no desde vuestro propio país? —preguntésorprendido.

—Tanto IvarSinPiernascomoHalfdanCamisaBlancayyoconsideramosIrlandacomonuestrohogar—respondióUbbeHijodeCortesana—.Losnativosestán divididos en cinco reinos, en guerra entre ellos, así que un guerrerodespiertopuedehaceraquíunbuendinero.Unañopuedeslucharconunodelosreyes,elsiguientealladodeotro.Yporaquíhaymuchísimosmonasteriosricos,aunquehanaprendidoadefendersedesdequeelnoruegoThorgilsfundóDyflin.

—¿Esésalaciudadalaquenosdirigimos?Élasintió.—Más que una ciudad es una fortificación grande. La hostilidad de los

gaélicoshacenecesarioquelaspersonasdecentesseprotejan.—Yquesecastiguelarebelión—dijeseñalandolosrestosdeotroincendio

unpocomásadelante.—Exactamente.Yaunasísonincapacesdequedarsequietos.Como para enfatizar sus palabras, llegó volando una flecha que perforó el

escudodeIvarSinPiernas.Elcondedebarbarojasearrodillóygritó:—¡Murodeescudos!Losescudosse juntaronconsonidosbroncos.Loscincuentahombresde la

tripulación conocían su lugar en el cuadrado de la fortaleza de escudos.Cadauno de sus lados estaba formado por doce portadores de escudo. En elcuadrilátero abierto que quedaba en el centro sólo estábamos los tres hijos deLodbrogyyo.

—¿Nomevaisadarunsaxyunescudo?—preguntémirandoconenvidiaa

Hastein,quesedeslizabaentresuscamaradasdeformarutinaria.—No tienes suficiente práctica. —Un hacha de mango largo descansaba

sobre el hombro deUbbeHijo deCortesana—.Un solo eslabón débil en unafortalezadeescudospuedeserfatal.Perotranquilo,losirlandesescompensansuafánporlabatallaconlafaltadecoraje.Probablementeyaseestánmarchando.

Elrugidoresonantedenumerosasvocesseelevósobreelpaisajemacilento.En una colina a la derecha del sendero apareció un grupo de hombres. Lostatuajesdesusrostrosypechosdesnudosbrillabanazulescontrasupálidapiel.Su largo cabello negro iba recogido en trenzas ymoños.Un segundogrito deguerra se elevó desde la colina del otro lado del camino. Una fuerza similaremergió de allí. Habría un total de doscientos gaélicos. Nos rodearonrápidamente.

—Desde luego,esmás fácil tenercoraje—dijoUbbeHijodeCortesana—cuandoestásenungrupo.

Aquellos hombres salvajesmedio desnudos y pintados se acercaron comolobosrodeandoalapresa.Sedetuvieronfueradelalcancedenuestrasarmasyconlargaslanzasintentabanpincharlascarasylospiesdelosportadoresdelosescudos.

—¿Ves? Lo que yo decía.Ahora se quedan ahí, nos amenazan un poco yseguroqueluegodesaparecen.

—¡Ubbe,cierraelpico!FueHalfdanCamisaBlancaelquesusurróasumediohermano.Unaseriede

ticsrecorrieronsurostro.UbbeHijodeCortesanacalló.Unode losatacantes sedecidióy seabalanzóconunarmaqueparecíaun

hacha en el extremo de una lanza. Su cabeza cortó el aire y rebotó contra elborde de un escudo. El gaélico no llegó a retirar el arma pues uno de losmiembrosdelaescoltadeIvarSinPiernaslevantósusaxyleperforóelvientre.Conunaexpresiónqueeramezcladeodioydolor,elsalvajesederrumbó.Suscompañerospermanecieronparalizadosporunmomento.

Entonces,sevolvieronlocos.Atacaron por todos lados a la vez. Hordas de salvajes gritando casi

sobrepasaron a los escudos, que temblaban bajo el peso de la carne y losmúsculos.Labarreracedióligeramente,perosemantuvo,loshombresrugieronasuvezhaciaelenemigoyseagruparon.Consushachasdemangoslargos,los

treshijosdeCalzasPeludasinfligíanheridasmortalesalosnativosquellevabanlacabezadescubierta.ViunalanzaquesedirigíaalaespaldadeIvarSinPiernasyagarrésumangomientrasHalfdanCamisaBlancalanzabaunfuertemandoblea su dueño. Una cara ensangrentada desapareció entre la multitud. Tiré de lalanzahaciamí.Yateníaunarma.

Ataqué al azar entre las cimas arqueadas de los escudos. Casi siempreencontrabaoposición.Amenudo,debíagirarlalanzaparaliberarla.Unadelasveces llevabaunojoensartadopor lamitadde lapupila,perocuando lancé lapuntadenuevoregresósinelcolgante.Eltiempocorríaigualquelasangre,losgritosyelruidodelasarmas.Percibíaelmundoatravésdeunanieblarojizaynosentíamiedo;lasfigurasdanzantesalotroladodelosescudossemovíantandespacio que no podía fallar aunque quisiese, y las deformadas caras tatuadaspasabanantemivista,ysupesinlugaradudasqueestabapeleando;nuncamehabíasentidomejorynoqueríaqueaquellosedetuviera.

Los gaélicos lucharon comodementes.Muchos cayeron sin sentido por supropioeindisciplinadoespíritudelucha,perosusuperioridadnuméricalesdabaunagranventaja.Susmúltipleshachasy lanzasencontraron lasdebilidadesdenuestradefensa.Delaespaldadeunescoltavestidodecueroqueseencontrabafrenteamísalióunalargalanzaquesedirigióamirostroy,aunquesurecorridomeparecíaanormalmente lento, fui incapazdemoverme.Estudié losgrabadosondulados del metal, que parecían esmaltados con sangre roja oscura, y sólocuandolapuntadelalanzasedetuvoaunapulgadadelapuntademinarizmedicuentadequeestabaenpeligrodemuerte.Paraentoncesel armayaestabaregresando. Me lancé al suelo donde el guardia había caído muerto, suscompañerossejuntaron,dejaronelcuerpodondehabíaquedadoyrestablecieronlaunidaddelmurodeescudos.Lamaniobrafuemásfácilporlarespuestadelosnativos;enlugardepenetraratravésdelagujeroquehabíancreado,searrojaronsobreelcaídoy,con feroz furia,convirtieronsucuerpoenunmusgodecolormarrón rojizo. Observé la masacre entre las piernas de los portadores de losescudos,hastaqueunamanofuertemeasióytiródemispiernas.

—¿Estásherido?—rugióIvarSinPiernas.Neguéconlacabeza.—¡Entonces,lucha!Eláreadelafortalezadeescudossehabíareducido.Yanoerauncuadrado,

sinouncírculoirregular.MuchosdelosmiembrosdelaguardiadeIvarhabíancaídoysuscuerposdesaparecieronentre losgaélicos.Losheridosse juntaron.Nosapoyábamosunosenotrosmientrasnosprotegíamosdelafuriadeaquellossalvajes.Hasteinteníaunaprofundaheridaenelmuslo.Deberíaestartumbado,peroUbbeHijodeCortesana,queasuvezhabíarecibidouncorteenelbrazo,lomanteníaenpie.CuandoHasteinmoviólacabezaparaapartarellargoflequillode losojos,sumiradasecruzócon lamía.Sedibujóunabrevesonrisaensusestrechos labios antes de que viera con el rabillo del ojo que lo atacaban ylevantara la espada. La boca de Hijo de Cortesana semovía silenciosamente,como la de los monjes cuando rezaban. Otro hombre de la guardia cayó. Elpequeñoanillodenórdicossecerróaúnmás.

Medicuentadequeestábamosapuntodeserderrotados.Habíamuypocosportadores de escudos para resistir la presión. No había nadie que pudierareemplazar a los caídos. El combate final sería duro, y el resultado estabadecidido de antemano. Los irlandeses no hacían prisioneros. Habían venido aaniquilarnos.Sialgunodenosotroscayeraconvidaensusmanos,seríatorturadohastalamuerteantesdelanoche.Mepreguntabaquépodríahabercausadounodiotanbrutal.

Almismotiempo,elbalidodeuncuernorecorrióelpaisaje.

30

—Cuéntalodenuevo.Hasteinyacíaconlosotrosheridosenunatienda,unoalladodelotrosobre

lapaja.Algunostodavíaestabaninconscientes,otrosestabanlosuficientementesanos como para andar a saltos.AHastein le habían dicho que semoviera lomenosposibleyaquesuheridapodíaabrirse.Lohabíapasadomal,yparapoderdistraerlo le había contado varias veces nuestro rescate. La historia nunca leparecíasuficiente.

—Sonó el cuerno —comencé de nuevo— y ochenta caballos llegarongalopandoalacimadelacolina.Encadaunodeellosibaunnórdicoconescudoyhacha;atravesaron lasfilasde losgaélicosyrápidamentepusieronenfugaalos aterrados salvajes tatuados. Menos mal, porque sólo quedaban dieciochohombresarmadosenelmurodeescudos,ydeellossólotresilesos.

Cadavezquecontabalahistoriacontrolabamejorlaspalabrasymejorabaelritmodelanarración.

—RecuerdaaOlavelBlanco—dijoHastein.—Alfrentedelosjinetes,Olavmontabaunsementalblancocomoelyeso.

Laúnicanotadecoloreran lasmanchasdesu lomo, rojasde la sangrede lossalvajes, pues el conde noruego manejaba el hacha de guerra con destreza yderribabaaunirlandéscadavezquelalevantaba.

—¿Quéaspectotenía?—Olav el Blanco, enjuto y demejillas hundidas, se sentaba en la silla, y

llevabasueltoel largocabellorubioclaroquelehabíadadosuapodo,puesnohabía tenido tiempo de atarlo, ya que un explorador que había salido de

reconocimientohabíainformadoasuregresodequeasólounaspocasmillasdela fortaleza de Dyflin un grupo de daneses estaba siendo atacado por losbelicososgaélicosqueluchabancobardementeveintecontrauno,sinrefrenarseenmatarymutilaralosheridos.

Había olvidado los números exactos y me detuve. Hastein me ayudó denuevo.

—¿Cuántosquedabanenelcampodebatallacuandollegóelauxilio?—Sólo los poderosos hijos deRagnar, Ivar Sin Piernas yHalfdanCamisa

Blanca,yyopodíamosmantenernosaúnenpiecuandoOlavelBlancodetuvosucaballoynosdiolabienvenidaaIrlanda.«Soisunaagradablevisión—dijo—,aunquelosrefuerzosparalucharcontraestosmalditosfollaovejaspodríanhabersido algomayores.» Ivar Sin Piernasme alabó pormi valor y dijo que habíacontadoalmenosveintegaélicoscaídosporelarmaqueleshabíaarrebatadoyquemihabilidadconlalanzalargamostrabaqueconel tiempomeconvertiríaenungranguerrero.

Hasteinseapartóelflequilloymesonriódesdelapaja.—Todavíapodemosconvertirteenunbuenescaldo,RolfLenguaraz,aunque

nuncapodrásmedirteconmigooconBrageHijodeBodda.PerodeberíashacerqueOlavelBlancohablasemáseducadamente.

—Esquehablaasí.OlavelBlancomaldecíacomountratantedecaballos.Esoyalopodíadecir

deél,apesardelbrevetrato.—Es el héroe de tu historia, así que debe sonar comounhéroe.Ypuedes

dejarqueIvarteelogiealgomás.De hecho, los elogios de Ivar Sin Piernas se limitaron a un gesto de

reconocimiento cuando Ubbe le contó los gaélicos que había abatido. PeroHastein me había enseñado que un auténtico escaldo siempre embellecía suhistoria.En cualquier caso no recordabamuchode la batalla.Estaba como enunanubeytodavíamemareabacuandopensabaenello.

—Siquieresganarreputación—meexplicóHastein—,nosirvedenadasermodesto. ¿Crees queRagnarCalzas Peludas ha hecho que todos hablen de élrestándose méritos? Venga, vete ya, que llega la muchacha irlandesa con sushierbasyvendas,ycontigocomoespectadornopuedolanzarmesobreella.

Larubiaypecosaesclavaquecuidabaalosheridoserajovenyexuberante,

justocomolegustabanaHastein.Ciertoesqueensuestadodifícilmentepodíahacer nada, pero no le apetecía que lo viera dolerse cuando ella le lavase lasheridas. Salí de la tienda a una noche excepcionalmente suave para aquellaépocadelaño.

Dyflin es la pronunciación nórdica de la palabra gaélica Dubh-Linn, quesignifica «laguna negra». El nombre está bien elegido, pues la ciudad seencuentra en una península al norte de una cuenca fluvial formada por lacorrientedeunafluentequesellenaconlamareaaltaantesdedesembocarenelríoprincipal,AnRuirthech,y,debidoallododesulecho,elaguaesoscuracomolabrea.Lastiendasdelosheridossehabíanlevantadosobreunapequeñacolinaenelextremonorestedelapenínsula,ydesdeallísepodíacontemplarlamayorpartedelasentamiento,cercadoporaltosterraplenesconempalizadasdemadera.Las casas estaban espaciadas, y cuando observé los tejados de paja pensé queUbbeHijodeCortesananohabíasidojustoconellugaraldescribirlocomounafortificacióngrande.Paramísetratabadeunaciudaddeverdad,aunquenoteníanilamitaddeltamañodeJorvik.Numerososcaminosdetablonesseextendíanentre los terrenos vallados en los que el ganado pastaba y donde las niñas yesclavascultivabanloshuertosdomésticos.Enesanocheapacible,lascolumnasde humo se elevaban pacíficamente hacia el cielo desde los agujeros de lostechosdepaja,queestabancubiertosdemusgodebidoalahumedaddelclima.Lasmujeressesentabanacharlarenlospoyosfueradelascasas,ynopocasdeellasmeobservabanalpasar.Losniñosjugabandescalzossobreelpolvodelospatiosmientras lasgallinas rebuscabangusanos en el suelo.Dyflinnodaba laimpresióndeestarenguerra,yyosentíaunalibertaddiferentequeenJorvik.Elnudodemiestómagohabíadesaparecidoporcompleto.

La población de Dyflin estaba formada tanto por noruegos como pordaneses, y como la mayoría había tomado mujeres irlandesas como esposas,tambiénhabíaunnumerosogrupodepersonasdesangremestiza.Selos llamógall-gaedhil, que en el extraño idioma de los nativos significaba «gaélicosextranjeros».Losauténticosirlandesesnoqueríantenernadaqueverconellos,peroentrelosnórdicoseranbienvenidossiempreycuandolucharanconbravura.Todoestome locontóUbbeHijodeCortesana.Tambiénsupeporélque IvarSinPiernasibaacelebrarunconsejoesanocheenelgransalónenelcentrodelaciudad.

Alacercarmealsalón,cuyotejadosecombabahaciaelcielo,miréelcampoqueseabríamásalládelaempalizada.Tantoalsur,dondeEllobodemarhabíaencallado, como al otro lado del río, al norte, brillaban hogueras en elcrepúsculo. Gaélicos de todo el país se habían reunido alrededor de Dyflin.Temblé pensando que habían venido a expulsarnos, y una vez más surgió lapreguntasobreloquehabríanhecholosnórdicosparasertanodiados.

Alaspuertasdelsalónhabíaunamultitud,perocuandomeacerquéseabrióunpasillo.Transcurrióunmomentoantesdequemediesecuentadequehabíasido reconocido como uno de los hombres de Ivar Sin Piernas, uno de losguerrerosquehabíanresistidolargotiempohordasdesalvajesmuysuperioresennúmerohastaquellególaayuda.Porprimeravez,experimentélasensacióndeserunhombreconreputación.Además,elbeneficioinmediatodeteneraccesoalsalónsindificultadesprovocóuncosquilleoenmipecho.Meerguítantoqueapuntoestuvedegolpearmelafrenteenelmarcodelapequeñapuerta.

Enelinterior,lasantorchasyelfuegoenelcentrodelaestanciacalentabanlasala.Enelextremomásalejadode laaltamesaestaba IvarSinPiernasconHalfdanCamisaBlancaenelladodelamanodelaespadayeldelgadoOlavelBlancoenladelescudo.Sólolostrescondesteníanplatosyjarrasfrenteaellos.Losdemáshombres,que superarían la centena,depieo sentadosenbancadasquellegabanalaalturadelasrodillasdispuestasalolargodelasparedes,eranespectadores, no invitados. En el espacio entre lamesa alta y el fuego,UbbeHijodeCortesanaestabadepienarrandoelcombatecontralosgaélicos.

—Yasífuecomonosdefendimosdelashordasirlandesas—concluyó—.Ytedamoslasgracias,OlavelBlanco,porveniranuestrorescate,pues,aunquenoslashubiéramosarregladosinvosotros,vuestraayudafuebienvenida.

El propio brazo de la espada de Ubbe, todavía vendado y en cabestrillo,mostraba claramente lo bienvenida que había sido la ayuda. Olav el Blancoasintióygruñó.

HijodeCortesanahabíahechosuperfluamipropiahistoria,porquedespuésde él no habría casi nadie que quisiese escucharme. Me tragué la decepciónmientrasélcontinuaba:

—SiestamosreunidosaquíestanochenoesparahablardelasaccionesdeOlavelBlanco, sino para saber cómo en un solo año, el tiempo que Ivar SinPiernashapermanecidoenInglaterra,haconseguidoponerenriesgolapazque

seconcluyóconlosgaélicosantesdequepartiésemosdeaquí.Olav el Blanco se puso de pie para rebatirlo. Ivar Sin Piernas lo obligó a

sentarseenelbancoponiendounamanopecosaensuhombroylevantólaotraparaapaciguarlosmurmullosdedescontentoenlasala.

—Las duras palabras de mi medio hermano Ubbe se deben a su heridaduranteelcombate—comenzóIvar—.Yo,pormiparte,salíilesoy,talvezporeso,menosinclinadoajuzgar.Perodeboadmitirquetambiénmepreguntoaquésedebelairadelosirlandeses.

—Esosfollaovejassoncomoanimalesinmundos—seburlóOlavelBlanco—.Y los animales muerden a sus señores, porque, por todos los diablos, nosabenhacerotracosa.

IvarSinPiernasvolvióalevantarlamanoparaqueOlavelBlancoguardarasilencio. Su expresión concentrada indicaba que no estaba interesado en larespuesta. Quería establecer una estrategia. Lo primero era recordar a lospresenteslasinsensatecesdeantaño.

—Durantelosúltimosveinticincoaños—dijoIvarSinPiernas—,desdequeThorgilsfundóDyflin,loscincoreinosgaélicoshansidodemasiadodébilesparaevitarquenosotros,danesesynoruegos,diésemoscuentadeunabuenapartedesu isla.Cuandonuestra existencia sehavisto amenazada, siempreha sidopornuestras propias desavenencias.Hemos luchado constantemente entre nosotrospor el poder y el derecho al comercio de esclavos. Por eso fue bueno queThorgils fuera asesinado hace diez años por los irlandeses. Esto nos permitiótomar el control.Ynonos fuemal hasta que el añopasado acordamos seguircadaunonuestrocamino.¿Noestásdeacuerdoconmigo?

OlavelBlancoasintióconlacabezaysulargocabellopálidolegolpeóloshombrosrecubiertosdecuero.

—Entonces, ¿por qué nos amenazan ahora los nativos?—Ivar Sin Piernasobservó al hombre del norte con las cejas levantadas.Luego, lo cogió por loshombrosy recorrió la sala con lamirada—.SiOlavelBlanco noescapazderesponderme,¿hayalgúnotroquepuedahacerlo?

Losparticipantesdelareuniónsemiraron.Observéqueenlasalasólohabíaunostreinta.Sepodríapensarque,contranquilidadyunaconductarazonable,laedadde los grandeshombres estaba asegurada.Obviamentenohabía ocurridoasíenestecaso,ynadieestabadispuestoaexplicarporqué.

Finalmente, un hombre de barba delgada y gorro de piel se levantótitubeando.

—Åskjell—exclamóIvar,comosilainiciativadelhombrelosorprendieseyagradase—,oigamosloquetienesquedecir.

—Lairadelosgaélicosquizátengaalgoqueverconlospillajesdelverano—dijoÅskjell.

—¿Pillajes?—repitió Ivar SinPiernas, como si le resultara difícil creer loquehabíaoído—.Unadelascondicionesdelacuerdodepazfueprecisamentequedebíamosdejardesaquearlosmonasteriosdelosnativos.¿Ynoestuvimosdeacuerdoenque,detodosmodos,noquedabamuchoquerobar?

—Nofueronlosmonasterios—respondióÅskjell—.Fueronlastumbas.—¿Quétumbas?—Lostúmulos.Åskjellsequitóelgorrodepielydescubrióunacabezaenlaqueasomabala

coronillaentreelpelofinoygrasiento.IvarSinPiernasseinclinóhaciadelanteensusitial.

—¿SaqueasteislostúmulosdelosgrandesreyesenlamargendelBoyne?Åskjellasintióensilencio.—¿TambiénlatumbadeMáelSechnaill?Åskjellasintiódenuevo.—¿MáelSechnaill—continuóelcondedebarbarojaconiracontenidaensu

voz—, el gran héroe gaélico, quemurió de viejo hace sólo tres años y al quetodosconsideranunsemidiós?¿Pensasteisqueerarazonablesaquearsutumba?

Elcondedebarbarojaselevantó.LosojosaguamarinafulminaronaÅskjellcon una mirada que hizo que el prohombre de pelo fino se hundierasilenciosamenteensuasiento.

—El puñetero acuerdo de paz no hablaba de los túmulos —dijo Olav elBlanco,perolaexpresióndelcondedanéshizoquevolvieraacallar.

—Escierto—gritóIvarSinPiernas,ysuvozresonóentreelentramadodevigas—quelastumbasnosemencionabanenelacuerdodepaz,puesnadie,niyoni los reyezuelosgaélicos,nadie se imaginóquealguienpudiera robarles alosmuertos.Quetú,OlavelBlanco,despertaríaselodiodetodalaislaylairadelosespíritusporunpuñadodeplata.¡Enesonohabíamospensado!

LacaradebarbarojadeIvarSinPiernasenrojeció.Ensusojosaguamarina

brillóunacólerafríaycalculada.Sehizoelsilencioenlaasamblea.ElrostrodeOlav el Blanco se volvió también rojizo. Los músculos de la mandíbula delcondenoruegosemovíanconviolenciabajolapiel,losojosbrillabandefuria.Semidieron con lamirada el uno al otro.La tensión en el salón erapesadaypalpable.

—¿Almenos el botín fue bueno?—preguntó Ivar Sin Piernas con su voznormal.

Olav el Blanco se enderezó. Una sonrisa se dibujó en su cara demejillashundidas.

—Másquesuficienteparatodosnosotros—respondió.—Brindemosporelloentonces.—IvarSinPiernaslevantólajarra—.Ypor

lavictoriasobreesosmalditosfornicadoresdecabras,comosiempre.—Follaovejas—corrigióOlav.—Tambiénporellos.¡Salud,misvalientes!Elúltimocomentarioibadirigidoatodoslosdelasala.Losprohombresse

levantaron aliviados. Los que habían traído sus propias jarras se afanaron enllenarlasenlosbarrilesdecerveza.Alosdemás,losesclavoslestrajeronjarrasllenas.

Elambiente rápidamente se relajóyel ruidoaumentó.Poresoalprincipiosólounospocosrepararonenelhombreque,lanzaenmano,entróycomenzóagritar.Transcurrióuntiempoantesdequeleprestaranatención.

—¿Quédices,amigo?—Ivarsonrióymandócallar.Elguardia teníaunestómagoredondeadoynoeramuyalto.Parecíahaber

llegadoatodaprisa,puesnosehabíaatadolacintadelcasco,quelegolpeabaloshombros.

—¡Losirlandeses!—gritóelhombrejadeando—.¡Estánaquí!Desdemiposición, cercade lapuerta, fuiunode losprimerosen salirdel

salón y ver que la fresca noche de invierno estaba iluminada por un reflejoamarillento. Mi sombra sobre la tierra era larga y borrosa, como si tuvieracientos de pequeños soles ami espalda. Cuandome di la vuelta y levanté lavista,descubríporqué.

Bajolasestrellasdelcielodelnorte,unalluviadeflechasdefuegotrazabaunsuavearcoendirecciónalostechosdepajadeDyflin.

31

—Seestánquedandocortos—gritóUbbeHijodeCortesana.—Porsupuesto.—OlavelBlancoaparecióasulado—.Sonunosasquerosos

irlandeses.Nopuedesesperarqueesoshuevospequeñossepanmanejarelarcoylasflechas.Bueno,nicualquierotramalditaarma.

A nuestro alrededor estaban los grandes hombres del salón. Olav trató demitigar con sus palabras el evidente miedo que se había extendido entre lospresentes.

—Las flechas caen en el río —gritó Åskjell, que otra vez se habíaencasquetadolagorradepielhastalasorejas.

—No,no.—IvarSinPiernasfueelprimeroencomprenderelpropósitodelosgaélicos—.¡Caensobreelpuertoylosbarcos!

AlaorilladelAnRuirthech,lasempalizadasdeDyflinseabríanenuntramodeunos cienpies.Allí sehabía construidounmuelley estabanamarrados losbarcos.Enellos,losnórdicospodíanlucharalabrigodelosescudoscolocadosenlasbordasy,enelpeordeloscasos,salirhuyendoporelmar.Yallíestaban,inmóviles,paralizados.

Alrededor de cuarenta embarcaciones de diferentes tamaños se mecíansuavemente en la corriente del río. Entre losmástiles y los aparejos brillabanreflejosde las hoguerasdel otro ladodel río, desde las que, cuando llegamos,aún surcaban el cielo algunos hilos de luz. Siluetas lejanas se afanaban enencender y disparar los últimos proyectiles incendiarios mientras bailaban yvitoreabanporeléxito;abordodevariasdelasnavessintripulación,elfuegohabíacomenzadoaavivarse.Losqueardíaneranloscabosreciénfabricados.

Condesyprohombrescorríanentodaslasdireccionesparallevaratierralacargayotraspiezasyecharaguasobre las llamas.Enel tumulto,sóloOlavelBlancosediocuentadelfuegoqueardíaconfuerzaenunespigónprotegidoporempalizadas.

—¿Quiénhaencendidoesapuñeteraalmenara?—bramó.Enelextremoopuestodelpuerto,unafogatasimilarcasihabíaarrasadoel

otroespigón.—¿Porquéesimportante?—preguntóIvar.Porsuposición,habíallegadoal

puertoconlosúltimos.—Porqueesunaseñalparalosfollaovejas—gruñóOlav,señalandohaciala

orillanorte.Las dos hogueras marcaban con claridad la posición del puerto para

cualquieraqueestuviesealotro ladodel ríocon la intenciónde lanzar flechasincendiarias.Un grito resonó desde uno de los barcosmás cercanos. En él latripulaciónhabíaencontradodoscuerposflotandoenelaguaentreelcascoylasólida estructura del embarcadero. Ivar Sin Piernas, observando con frialdad,emitióórdenesquefueronobedecidasinmediatamente.Seapagaronlashoguerasdeambosespigonesyserescataronloscuerposdelosguardias.Losdosteníanuncorteprofundodeorejaaoreja.

—Alguienloshasorprendido—señalóIvarSinPiernas—yloshamatado.Haencendidolashoguerasysehalargado.

Élmismo,UbbeHijodeCortesanayOlavelBlancoregresaronalrío.Noseveíahuirningúnbarcocorrientearribanicorrienteabajo.—Esehijodeputatraicionerosigueesparciendoponzoñaporalgúnlugarde

la ciudad—dijoOlav el Blanco sombríamente—. Y hamatado a dos de mishombres.

—¿Dos guardias son todo lo que se te ocurrió para vigilar las naves?—preguntóIvarSinPiernasconfrialdad.

—¿Es que no he dicho miles de veces que cada maldito jefe debe ponerhombressuficientesparaprotegersuspuñeterasnaves?—OlavelBlancomiróalosgrandesdesualrededor.

—No se puede llegar al muelle desde el campo—defendió a sus igualesÅskjellconlagorradepiel—,ynadiesepuedeacercarporelaguasinquelosguardiasqueestánen laempalizada lovean.Nopodíamossaberque teníamos

unespíaentrenosotros.Yoasentí,deacuerdoconsuspalabras,yadivinéquiénpodríaserelespía.

Me dirigía hacia Ivar Sin Piernas para contárselo cuando una larga señal delcuerno desde el extremo occidental de la ciudad resonó por encima de lostejadosdepaja.Muchossedetuvieronyescucharon.Mientrastanto,loshombresque estaban a bordo de los barcos lograron apagar el fuego. La oscuridad seextendiópesadamentesobreelpuerto.Tambiénlashoguerasdelosnativosdelotroladodelríosehabíanapagado,casicomounaseñal.

FueIvarSinPiernasquienprimerocomprendiólasituación.—Lasflechasincendiariaseranunamaniobradedistracción.ElúnicotramodelaobradefensivadeDyflinquenoestabaprotegidoporel

agua eran los muros que daban al oeste. Por lo general estaba bien vigilado,pero,ajuzgarporlacantidaddehombresquehabíanbajadoalpuertoparasalvarlosbarcos,nopodíanhaberquedadomuchosenlapuertaoeste.Esaideapasóalmismo tiempo por la mente de todos los que estaban allí, haciéndolos corrermientras se gritaban los unos a los otros. En medio del pánico, sólo Olav elBlancopensóconlacabezafría.

—¿Yquépasaconlospuñeterosbarcos?—lesgritóalosdemás.—Noeranelobjetivodelosgaélicos—respondióIvarSinPiernasvolviendo

lacabeza—.Eselmurooesteloquelesinteresa.—¿Cómopuedesestarseguro?Elcondedebarbarojasedetuvosinresponder.OlavelBlancovacilóporun

momento.Entoncesmevio.—Quédateaquí—medijoponiéndomeuncuernodeavisoenlamano—.Si

los follaovejas entran en el río, sopla estemaldito cuerno todo lo que puedas.¿Entendido?

Asentí, y de pronto me quedé solo en el muelle mientras Olav el Blancoseguíaalosdemásentrelascasas.Derepentemeasaltólainseguridad.¿Conelruidodelabatallaalguiendelapuertaoestepodríaoírelsonidodelcuerno?Ysinolohacían,¿quéresistenciapodríaofreceralosatacantes?

MisdudasdesaparecieronantelaimportantetareaqueelcondedeDyflinmehabíaconfiado.Agarrélalanzaconunamanoyelcurvocuernoóseoconlaotra.Mequedéapoyadoenelinteriordelaempalizada,desdedondehabíaunabuenavistadelpuertoylosbarcos.Todoestabatranquilo.Únicamentedesdeeloeste

llegabangritosyalaridos.Cuando repasé los caóticos acontecimientos de la noche,me alegré de no

haber podido confiar a Ivar Sin Piernas la identidad del espía, porque ya noestaba seguro. ¿Los hechos de aquella tarde eran el resultado de unaplanificacióncuidadosa,comoyocreía,osólounaseriedecoincidencias?Casimehabíaconvencidodeloúltimocuandounreflejodela luzdela lunaenuncascohizoquetodosederrumbara.Miinstintonohabíafallado.

Atravésde laaberturaenlamurallade laciudad,unhombreseescabullíacuidadosamentehaciaelpuerto.Llevabaunjubóndecueroyuncascosobrelaropadelana.Eraelguardiaquehabíavenidoalsalónparaadvertiralosseñoresdelataquedelosgaélicos.SucomplexiónsecaracterizabaporloqueelhermanoJarvishabríallamadogranvolumencorporal.

Dejólalanza,buscóentrelosbarcosmáspequeñosycomenzóasoltarunaamarra.En la oscuridad, esa tarea le requirió toda su atención y no se detuvohastaquesintiólapuntademilanzaenlaespalda.Lentamente,selevantóysediolavuelta.

Era media cabeza más bajo que yo. El miedo a la muerte ardía comocandelasenelfondodesusojos.

—Has atacado a los dos guardianes del puerto—dije— y los hasmatadoantes de que pudieran dar la alarma. Así que no voy a correr ningún riesgocontigo.

Coloqué lapuntademi lanzacontraelpequeñohoyuelobajo lanuezy loobliguéadarunospasosaunladoparaqueyopudieratirarsulanzaporelbordedelmuelle.Desaparecióenelríoconunplop.

—Has arrojado los cuerpos de los guardias al agua y encendido lasalmenarascomoseñalparalosgaélicos.Luegohasidocorriendoalsalónadarla alarma y has atraído a todos al puerto. Enmedio del revuelo, sóloOlav elBlancosehaparadoapensar.

Pasé la lanza por su cara y con la punta le quité el casco, que golpeó elmuelleconestrépito.

Pordebajodela líneadelcabello,enel ladoderechodelafrente,sepodíaver una contusión. Sólo quedaba un ligero tono morado, porque ya habíanpasado varios meses desde que Ragnar Calzas Peludas le había lanzado untaburetealacabeza.Sinembargo,elchichóntodavíaledebíadedoler,yporeso

nosehabíaajustadolacintadelcasco.—Eres sajón—constaté—.Te llamasÆldfric.Yestuvistepresentecuando

murióRagnarCalzasPeludas.

32

Ældfricnosesorprendió,másbienestabauntantoconfundidoporquelaverdadsepresentaracontaldramatismo.

—¿Cómolosabes?—preguntó.—HehabladoconEgbert—respondíenelidiomanórdico—.Medijoqueen

tujuventudpasasteunpardeañosjuntoauncomerciantedanésyqueporesohablaselidioma.

—¿Un comerciante? —murmuró Ældfric en sajón—. Ese cerdo era unesclavista.Loengañaronlaspocasmonedasquemipadremehabíadejado.Meenseñósuidiomaparapoderdarmeórdenes.Meatóaunremoyusabaellátigocondiligencia.SólopudeescaparporquelagentedelreylopescóenelmercadodeEoforwicmientrasvendíalasmercancíasquehabíarobadodeunbarcosajón.

—YdesdeentonceshasservidoaOsbertfielmente.—Elreymetomóalservicioensuguardiapersonal.Siempremehatratado

bien.HastaeldíaenqueaparecióelusurpadorÆlla.Elodioquehabíaensumiradamesorprendió,peroalmenosahoranopodía

negarqueentendíael idiomade losnórdicos.Yapodíaplantearlemisiguientepregunta.

—¿QuédijoRagnarCalzasPeludasantesdemorir?Ældfricnoviolanecesidaddearriesgarlavidapormantenerensecretolas

palabrasdeunmuerto.—Siloscerdossupiesenloqueelverracotienequepadecer—respondió—,

llamaríanalaluchayasaltaríanlapocilga.Tradujementalmenteelsignificadodelafrase.

—Los cerdos son los hijos deCalzas Peludas—dije—, y el verraco es elviejojabalí,elpropioRagnar.LapocilgaesNorthumbria.ComprendistequeloshijosdeRagnarCalzasPeludasquerríanvengarlo.PoresohuistedelaciudadyteunistedenuevoaOsbert.

—¿AOsbert?Parecía obvio que era el exrey de Northumbria el que había enviado a

ÆldfricaDyflina instigarunarebelión irlandesaydesviar laatencióndeIvarSinPiernas de la invasiónde Inglaterra, y que el asunto con los túmulos sólohabía hechomás fácil la tarea de los sajones. La sorpresa en su vozme hizodudar.Miteoríasederrumbóporcompletoconlaincredulidaddesusojos.

Misiguientepreguntanostranquilizó.—¿HascambiadoatuseñordespuésdemataraRagnarCalzasPeludas?Ældfriccomenzóasonreír.Habíasupuestoqueyoconocíaelmensaje,que

habíacontempladotodoyconocía lasrespuestas.Ahorasedabacuentadequetansólohabíaadivinadolamitaddelaverdad.

—Todavía sirves aOsbert—mecorregí—, perono fuiste tú quienmató aRagnarCalzasPeludas.

No hay serpientes en las ciudades. Ældfric, que siempre había vivido enEoforwic,noteníaposibilidadesdereunirtantasserpientes.Todoloquehizofueabrir la trampilla de la prisión subterránea de Ragnar Calzas Peludas alverdaderoasesino.

—¿Quién trajo las serpientes? —le pregunté—. ¿Quién se las arrojó aRagnar?¿Unsajónounnórdico?

—¿Realmente crees que un auténtico cristiano podría haber ideado unamuertetancruel,nisiquieraparasupeorenemigo?Lasserpientesnomordierona Ragnar Calzas Peludas la primera vez. Tuvimos que sacarlo, desnudarlo yvolver a intentarlo. Estaba aterrorizado, a pesar de que trató de mantener ungestoaltivo.Casimediolástima.

Dudé de nuevo. Las informaciones llegaban más rápido de lo que yo eracapazdeasimilar.Tuvequecomenzardenuevo.

—Elinviernopasado,OsbertenvióunheraldoaIvarSinPiernasyHalfdanCamisa Blanca en Anglia Oriental con un mensaje falso sobre la muerte deRagnarCalzasPeludas.Elmensajeroerastú.

Ældfricsonriódesdeñosamenteantemiignorancia.

—Nohasdadoniuna.Ragnarvivíaacuerpoderey.Esoesloquelesdijeasushijos.

SielobjetivodeOsbertalenviaraÆldfricaAngliaOrientalnohabíasidoconseguir que los hijos de Calzas Peludas vengaran la muerte de su padre amanosdesu rival,el reyÆlla, sólohabíaotraopción.Yera,medabacuenta,muchomássimple.

—Osbert ofreció pagarles a los hijos de Calzas Peludas por quitar de enmedio al reyÆlla. El ejército nórdico invadióNorthumbria en respuesta a sullamada.Tureyjugabaconfuegoysehaquemado.

LosojosdeÆldfricbrillabandeira.Noconseguiríanadamásdeélamenosquepudierasorprenderlo.

—El precio de Ivar Sin Piernas fue de veinte mil monedas de plata —continué—.OsbertllevabaeldineroaEoforwicdentrodeunarcaenuncarruajetiradoporcaballoscuandodioelgolpeparaintentarrecuperarelpoder.

AhoraÆldfric se puso de nuevo en guardia. «¿Cómo puede saberlo?», sepreguntabaasímismo.

—Osbert aceptó pagar el precio a los nórdicos—admitió— e incluso lesofreciórecuperarasupadreconvida.Sinembargo,loshijosdeCalzasPeludasengañaronasusguerrerosdiciéndolesquesupadreestabamuerto.Nuncalohecomprendido.

Unfyrdsajónestáformadoporhombresreunidosparalucharbajoelmandodeunrey,yselespagaenmonedascontantesysonantesporlasmolestias.EsciertoqueÆldfrichablabael idiomade losnórdicos,peroelodioy la seddevenganza le habían impedido comprender sumentalidad.No lograba imaginarun ejército de guerreros orgullosos cuya principalmotivación era ganarse unareputación.

Élsiguiómisreflexionesconunamiradamalignaensuspequeñosojos.—¿Quépiensashacerconmigo,chaval?El énfasis de la última palabra mostraba la recuperada confianza en sí

mismo.Yoyanoeraunafiguraenemigaenlaoscuridad.Eraunniñoquehabíaasumidolatareadeunadulto.

—¿Crees—continuó—que podrás conducirme con la punta de tu lanza atravésdeDyflinparaarrojarmealospiesdetuconde?

Yo era más alto queÆldfric, pero él era más fuerte y experimentado. Si

quieresamenazaraunhombreparaqueteobedezca,eligeunarmamásprácticaymanejablequeunalanza.

—Tendrásque caminarde espaldas—continuó—,y elmuelle es irregular.¿Quéocurrirásitropiezas?

Tratédedarunpasoatrás.Mitalóntocóelcabodeunacuerda.—Por supuesto puedesmatarme.Pero, entonces, ¿quién creerá tu historia?

Quiéncreesque...Sinterminarlafrase,Ældfricagarróconambasmanoslalanza.Ciertoesque

él estaba en la punta peligrosa del arma, pero su férrea tenaza me impedíaclavársela. Por un momento nos quedamos como dos luchadores antes de uncombate.Luegocomenzóaempujarmehaciaatrás.

Evité el primer poste a la altura del tobillo y salté sobre el siguientegolpeándomelarodilla.Graciasasumayorpeso,Ældfricprontoganóventaja.No fue ninguna sorpresa para ninguno de los dos que yo tropezara en unapasarela irregular.Subotamegolpeóen eldiafragma incluso antesdequeyotocaraelsuelodemadera.Jadeébuscandoelairee intentéalejarme.Sequedósobremíconlalanzaenlamanoyunasonrisaenloslabios.

—Notienesningunarazónparamatarme—exclamé.—No estoy de acuerdo —respondió—. Le prometí al nórdico que no

rebelaríaanadielasúltimaspalabrasdesupadre.—¿Alnórdico?¿Lasúltimaspalabrasdesupadre?¿Estáshablandodeuno

deloshijosdeCalzasPeludas?LairritaciónporaquellaconversaciónoscurecíaelrostrodeÆldfric.—Notendráslaoportunidadderebelárselasanadie.Ésasfueronsusúltimaspalabras.Unalanzasalióvolandodelaoscuridady

atravesósuredondoestómagodeunladoaotro.Se tambaleó cuando el dolor lo golpeó un instante después. Con sumano

libre,asióelastay sevolvióhacia laciudad,dondeuna figura salíaentredoscasas. Era Halfdan Camisa Blanca. Una breve contracción recorrió el rostrolampiño del hijo de Lodbrog cuando la pálida luz de la luna lo alcanzó. SumiradaardienteseclavóenÆldfricmientrasseacercabaconunalanzaencadamano.

—¿Hasoídohablardemishermanosmayores,ErikyAgnar?—preguntóenun tono como el del que charla con un viejo amigo ante una jarra de cerveza

caliente.ConlapuntadeunadesuslanzasfrotóelastaqueatravesabaaÆldfric.El

sajóngritóycayóderodillas.Sinesfuerzo,HalfdanCamisaBlancalequitómilanzaylaarrojóalmuellecercademí.

—¡Respondeamipregunta!Ældfric asintió con la cara deformada por el horror. Claro que había oído

hablardeErikyAgnar.Inclusoenesemomentoestabamejorinformadoqueyo.—EntoncessabrásloqueocurriócuandointentaronatacaralreyØysteinde

Uppsala.AgnarcayómuertoyErikfuecapturado.No eran sólo las nuevas sobre otros hijos de Calzas Peludas que yo no

conocía;todalasituacióneraextraña.HalfdanCamisaBlancamehabíasalvadola vida y me había devuelto mi arma. Ahora me ignoraba. Se dirigía sólo aÆldfric.

—El rey de los suecos ofreció a Erik una compensación por su hermanomuerto.Leofrecióunsalvoconductopararegresaracasa. Incluso leofreció lamanodesuhija.Erikdijoquenoatodoello.Loúnicoquequeríaeraunamuertedelaquesehablara.Yloconsiguió.Secolocaroncienlanzasenelsueloconlaspuntashaciaarriba.Eriksaltósobreellasypermanecióallíhastaquemurió.Sediceque,mientrastanto,lescantabaaloscuervos.

OtracontracciónrecorriólacaradeHalfdanCamisaBlancacuandopusoelpiesobreelabdomendelsajón.Undesesperadogritodedolorseelevósobreelrío.

—Esalgoquesiempremehafascinado.Nocreoqueunopuedaconcentrarseencomponerversosenesasituación.¿Túquépiensas?

Elsajónsollozóygimió.—Sólo tengodos lanzas—sequejóHalfdanCamisaBlanca levantando las

armas—.Peroprobaremosdetodasformas.Empezó a clavárselas al sajón, al principio descuidada y superficialmente,

peroprontoconmayordecisión.Cadapinchazoproducíaunsonidodesucción,comocuandointroduceslacucharaenunplatodegachas.

Ældfricgritabayaullaba.Desdemiposición,tumbadosobrelacubiertadelmuelle,labordadelbarcomeimpedíaverlo.Mejorasí.NodeseabacontemplarloqueelhijodeCalzasPeludaslehacíaalsajón.

Finalmente, se hizo el silencio. Halfdan Camisa Blanca arrojó las lanzas

sanguinolentas.—Loqueyopensaba—dijo—.Essólounaleyenda.Conmanchasdesangrehastalasrodillasdelospantalonesdelana,pasópor

encimademíycontinuóhacialascasas.Todavíasecomportabacomosinomehubieravisto.Yaestabaapuntodecreerqueasíera.

Entoncessedetuvo.—Siyofueraforasteroyhubieravistoesto—dijo—,tendríamuchocuidado

de a quién se lo contaba.Ældfric no era un asesino digno de Ragnar CalzasPeludas.

Memiródirectamenteporprimeravez.Elhorrorquemeatravesóalverlalocuraensusojosmarronesmeimpidióhacerlapreguntaqueteníaenlapuntadelalengua.

Diomediavueltaydesaparecióentrelascasas.Mequedéenelmuelleduranteunlargotiempo,escuchandoellejanofragor

procedentedeloeste,quesefuedebilitandoyporfinseextinguió.Laspiernasmetemblabancuandofinalmentepudelevantarme.

Evité cuidadosamente mirar hacia el cuerpo de Ældfric mientras metambaleabacaminodelaciudad.

33

—¡Portodoslosardientesinfiernos,cómoesquetardantanto,malditasea!OlavelBlancooteó lapantanosa llanuradelotro ladodelpuertodeDyflin

desdelaempalizada.Elataquenocturnodelosirlandeseshabíasidorechazadocontalespérdidas

porambosladosqueIvarnohabíadespedidoalosdelegadosnativosquepocoantesdelamisacristianasehabíanacercadoalapuertabajounaramadealisopara indicarquequeríannegociar.Elcondedebarbaroja llevabayatreshorasdialogandoconloscincoreyesgaélicosbajounrobledesnudoquesealzabaaciertadistanciaentre lanieblahúmedadela llanuracostera.Unvientofríodelestesoplabadesdeelocéano.Hacíaratoquehabíacomenzadoaoscurecer.

—Ese idiota debería haberme llevado —continuó Olav el Blanco—.Conozcoaesosfollaovejasysécómotratarlos.

—HasidounabuenaideaqueIvarfuerasolo—dijoUbbeHijodeCortesana—. Los irlandeses saben que estaba en Inglaterra cuando se saquearon lostúmulos.

—¿Yquémalditadiferenciahabría?LosmonarcasdeloscincoreinosdeIrlandaestabandeacuerdoeneldeseo

de vengarse de los ultrajadores de tumbas. Si el conde noruego hubieseaparecidobajoelroble,difícilmentehabríasidoposiblenegociar,demodoquela guerra continuaría y probablemente los habitantes del norte tendrían queabandonarDyflin. En cambio Ivar, que evidentemente no era culpable, podríatratarmejor con los reyes. Olav lo sabía, pero no le gustaba que lo hubierandejadoalmargen.

—Sólo espero que ese bastardo no les prometa devolverles los tesoros—murmuróOlav.

—¿Quéhasdicho?UnamuecarecorriólacaradeHalfdanCamisaBlanca.Estabamásabajoen

laempalizadaylohabíaoídotodo.—Queríadecir—explicóOlav—queseríaunalástimaperderelescudocon

incrustacionesdeplatadeMáelSechnaillysuespléndidaespada.—Puedesperdermuchomásqueeso.LaexpresióndelosojospardosdeHalfdanCamisaBlancahizoqueOlavel

Blancocallaseyseatusaselosbigotes.Unalloviznafríacomenzóacaer.Debajodel árbol, que dibujaba su desnudo contorno contra el cielo oscuro, las seisfiguras se levantaron y se separaron. Ivar Sin Piernas regresó cojeando a laciudad.

—Losreyesestánindignadosporelrobodelatumba—comenzóencuantocruzó lapuerta—,peroevidentementeesonoesningunasorpresa.Dichoesto,creennecesarioquenosotrosynuestrocomerciodesaparezcamosporcompletodeDyflin.Ylossaqueosdebenterminar.

—Erapuñeteramenteprevisible—dijoOlavelBlanco—.¿Quéesloquenoteatrevesadecir?

IvarSinPiernasserascólabarbarojaycarraspeó.—Losreyesquierenqueselesdevuelvaelescudoylaespléndidaespadade

MáelSechnaill.Juntoconlasotrasreliquiassagradasquerobastedesutumba.—PuedenseguircagandodeseoshastaelRagnarok.—Lasmejillashundidas

deOlavsehabíantornadorojas,ysubigotesehabíahumedecido—.¡Portodoslosardientesinfiernos!Ellossolitossehanbuscadoquedesaparezcanlostesorosal enterrarlos y levantar un montículo de modo que cualquiera puedaencontrarlos.

—¿Qué dirías si los gaélicos saquearan las tumbas de tus antepasados enNoruega?—preguntóIvar.

OlavelBlanconoveíalarelaciónentrelosdoscasos.—Quelointentenesosborregoshijosdeputa.—De todosmodos—continuó Ivar—,no te vas a librar de devolver a los

irlandesessusreliquias.Yunacosamás.—¿Qué?Dilo,bastardopelirrojo.

IvarSinPiernaspasóporaltoelinsulto,perosumiradasetornódura.AlaespaldadeOlavelBlanco,HalfdanCamisaBlancagruñósiniestro.

—Los irlandeses te quieren fuera del país,Olav. Les he preguntado quiéngobernaríaentoncesDyflin.Noquierenanadiequehayaayudadoasaquearlastumbasreales,peroporfinhanaceptadoaÅskjell.

ElcuerpodelgadodeOlavsetensócomolacuerdadelarco.SevolvióhaciaelhombremayorcongorrodepielylomirócomosilaexigenciadelosgaélicoshubiesesidounaideadelpropioÅskjell.

—VotoaThor,Åskjelltambiénestabaenlacorreríaalatumba—murmuró.—Noheencontradoningunarazónparamencionarlo,teniendoencuentaque

los reyes no lo sabían.Åskjell esmiembro de tu guardia,Olav. Si él se hacecargodeDyflin,aúntendrásalgoquedecir,inclusoestandofuera.Ynopasaránmásdeunpardeañosantesdequelosgaélicossepeleennuevamenteentresíypuedasregresar.

OlavelBlanconodominababienelartedelcompromiso.Clavólamiradaensuancianolugartenientecomosiestuvieradispuestoaapuñalarlohastalamuerteenaquelmismoinstante,peronopresentómásobjeciones.

—Nohace faltadecidirnadahastadespuésdeNavidad—dijo Ivar—.Losgaélicos no pelearán en los días que rodean el nacimiento del Cristo Blanco.PerodebodecirquesiOlavelBlancoestáaúnenIrlandaparaentonces,prontoserámuchomásdifícilviviraquí.Ycualquieraqueseadelamismaopiniónserálibre para viajar conmigo a Inglaterra, donde ya controlamos Jorvik y prontodominaremoselrestodelpaís.

La oferta interesó mucho a los presentes más jóvenes, mientras que losprohombres de más edad murmuraron que allí ya sabían lo que había, perodesconocían qué se podía sacar en otras ciudades y países. Ivar sonrióabiertamentesinatenderanada,porqueahorahabíaquebrindarporlafiestadeYule.

Durantetodoeldíasehabíaextendidoundeliciosoaromaacerdoalabrasaprocedente de la zonade cercados junto a la casa comunal, en el centro de laciudad,ysehabíanllevadorodandosobretablonesbarrilesllenosdecerveza.

34

En la gran sala se colocaron largos bancos al lado de mesas de tablas ycaballetes. Había espacio para setenta de los prohombres de la ciudad y, porsupuesto, tambiénparaaquellosdel séquitode IvarSinPiernasqueestaban losuficientementerecuperadosdelasheridassufridasdurantelacaminataaDyflin.

—¡Aquí,Rolf!—Hasteinyaestabasentadoenelsalóncuandoentramos—.Tehereservadositio.

Sólocuandoestuveasuladomedicuentadelomuchoquelohabíaechadodemenos.Enelúltimomesnohabíapodidodisfrutardesualegría.Desdequelos irlandesesnosatacaron, lasguardiashabíansidoférreasyelentrenamientodiario duro. Fui a parar a una compañía de jóvenes locales, que estaban tanmaravilladosdetenerentreellosaunodelosmiembrosdelatropadeIvarSinPiernasqueapenasnotaronqueyomanejabatodaslasarmas,aexcepcióndelalanza,paralaqueparecíatenertalento,peorqueellos.Practicabatodoslosdíasparamantenerme caliente en el húmedo clima de Irlanda, y cuando no estabaentrenando,montabaguardia.

LlenélajarradeHasteinenelbarrildecervezadelfinaldelamesamientraslos demás huéspedes conversaban alegremente sobre la astucia de Ivar SinPiernasy el nuevoacuerdodepaz con losgaélicos.SóloOlavelBlanco, quepálidoyflacosemordíaelbigote,guardabasilencio.SehabíasentadoalamesaentreIvarSinPiernasyHalfdanCamisaBlanca.

—Cualquieradiríaquetieneunmenúcompletoescondidoenesemostacho—susurróHastein.

Las armas sehabíanquedado en el vestíbulo, paraqueun comentario a la

ligeranopudiesedesencadenarenelsalónnadapeorqueunapeleaapuñetazos.Había, sin embargo, un amplio consenso en que las fiestas deYule serían unfracasosinoterminabanconruidodearmas.Peronadiepensabaenesoahora,porqueelagradablearomaquellegabadelahogueradelexteriorseextendíaportodoelsalón.

—Québienvolverasaborearcerdoasado—suspiróHastein—.Enlatiendadeconvalecientessólonossirvengachasdeavenayguisodeoveja.

—Enelentrenamientohaycerveza—dije—ypanconsalchichas.—Vosotros,losguerreros,debéismoverosyserútiles.Nosotros,lospobres

heridos, sólo podemos reposar y recuperarnos.Afortunadamente, ahora yamepuedomoveryarrimarmealamuchachaencuantonosquedamossolos.

Sirvieron la carne porcina en grandes fuentes. Los hombres aullaron ygolpearonlamesaconlospuños.Muchossesoltaronloscinturonesalinstantepara no tener que tocar luego con los dedos grasientos la hebilla. El mozocomenzó el reparto por lamesa alta.Dejó que los grandes hombres y condeseligieran primero las mejores piezas. Después nos tocó a nosotros, lossupervivientesdelbarcodeIvar,ysóloalfinalsesirvióaloslocales.Otrochicovinoconmorcillas.Hasteinarramblócontodoansiosamente.Engrandesfuenteshumeabannabosasados.Paralascelebracionesdeinvierno,inclusolomejornoerasuficiente.

Se hizo el silencio en el salón. Durante un buen rato no se oyeron mássonidosquelosde loshombresmasticandoyeructando.Juntoa lamanodelaespadadeIvarSinPiernas,OlavelBlancojugueteabaconlacomida.Tambiénelcondedebarbarojacomíaconfrugalidad,mientrasqueHalfdanCamisaBlancasecuidabaaconciencia.Lagrasacorríaporsubarbilla.Amedidaquelacervezay el cochino iban entrando, el ambiente se fue relajando. Los prohombresirlandeseschasqueabanlalengua,asentíansatisfechosyseasegurabanlosunosalosotrosqueaquelloeralomejorquehabíanprobadoenmuchotiempo.

—Ivar, cuando hayas conquistado toda una ciudad en esa mierda deNorthumbria —Olav el Blanco rompió su largo silencio—, es posible quenecesitesunregente.

Yo estaba sentado lo suficientemente cerca de los dos condes como paraescucharlaconversaciónyagucélosoídosparasalvarelcrecienteruido.

—Elpodernomeinteresa—respondióIvarconmodestia.

LacaradeojoshundidosdeOlavelBlancoseiluminó.—Enesecaso,estaréencantadodeayudarteallevaresacarga.—Será un sajón quien se siente en el trono de Northumbria, Olav. Esta

experiencia de Irlandame ha enseñado que esmejor que los lugareños creanestar gobernados por uno de los suyos y no nos consideren a nosotros, loshabitantes del norte, culpables de cualquier cosaqueno los satisfaga.Aquí esdemasiadotardeparacambiar,peroenInglaterraserádiferente.

OlavelBlancoseatusódenuevolabarba.—Portodoslosinfiernos,alguientendráquecontrolaralreysajón.—Eso es verdad—asintió Ivar—, y los hijos de Calzas Peludas vamos a

tenerbastantetrabajo.EsposiblequeinclusoUbbeHijodeCortesanatengasuparteenlafaena.PeronohaylugarparanadiemáseneltronodeNorthumbria,porque,aunquealtoessuespaldar,angostoeselasiento.

Olavdigirióelcortésrechazomientrasasualrededorsebrindabaybebía.—¿Y dónde piensas que permaneceré hasta que los follaovejas se hayan

calmado?—¿Dóndepiensoyo que debes permanecer?—Ivar arqueó las cejas y por

primeravezmiródirectamentealcondedepeloblanco—.Eresunhombrelibre,Olav.Puedesiradondequieras.

—¿PeroaInglaterrano?—Bien puedes decidir ir allí —dijo Halfdan Camisa Blanca—, pero

probablementeesmejorparatusaludquetebusquesotrolugar.Olav el Blancomiró de soslayo al hijomenor de Calzas Peludas, que sin

pestañear ledevolvió lamirada.Estabaclaroqueelcondenoruegoalimentabaun respeto, que rayaba en el terror, hacia el danésmás joven. Tragó saliva yobservórabiosolamesa.Åskjell,quelohabíaescuchadotododesdesupuestoalotroladodelamesa,seinclinóhaciadelanteylesusurróalgo.

—¿Teatrevesadecireso?—exclamóOlav—.Quépuñeteramentegenerosoeres,Åskjell.

Ivar Sin Piernas se volvió de nuevo con una expresión interrogante en elrostro.

—Åskjellme ofrece su parte del tesoro deMáel Sechnaill—dijoOlav elBlanco—.Comosiyonecesitararegalosdemipropiaescolta.

IvarSinPiernasnohizoningúncomentario sobre laoferta,y lamiradade

OlavelBlanconosoltabaalguerrerodelagorradepiel.—Talvezconfíasenquenovuelva,Åskjell—gruñóOlav—.Quizáesperas

quecontudineromemateacomerybeberparapoderquedarteconDyflin.Åskjellaseguróquenoeraasí.Elnoruegocanosobebióunlargotragodesujarra.—¿SabesquefueÅskjell—continuóOlavelBlanco,vueltootravezhacia

Ivar—quienmepropusovisitarlatumbadeMáelSechnaill?ÅskjellmiróaIvarSinPiernasenbuscadeunaayudaqueseguramentesería

necesaria. Olav el Blanco estaba a punto de convencerse de que todas susmiseriaseranculpadelguerrero.

—Fue un mal consejo, Åskjell —dijo Ivar Sin Piernas—, y por eso nodeberías ser recompensado con el condado. Pero lo hecho hecho está, y losirlandesestequierenati,yasíserá.

—Pero—exclamóÅskjellsorprendido—fuistetúquien...—No culpes ahora a otros de tus propios errores —interrumpió Ivar Sin

Piernas—.Sólo he venido aquí para ayudaros con los problemasquevosotrosmismososhabéiscreado.Elrestolotenéisquesolucionarvosotrossolos.

Sevolviódenuevoydejóalosdoshombresmirándosefijamente.Amilado,Hastein eructó y se recostó. Había estado ocupado con la comida y no habíaescuchadolaconversacióndeloscondes.

—Ahoramesentaríabiensoltarlapanza—suspiró—.Talvezdeberíavolveralatiendadelosheridosylanzarmesobrelamuchacha.

—Pues haríasmuy bien—dije—, porque dentro de poco aquí va a hacerdemasiadocalor.

—¿Quéquieresdecirconeso?Sin previo aviso Olav el Blanco se levantó y, para júbilo de todos los

presentes,lesoltóunpuñetazoaÅskjellenlacara.

35

Elenfrentamientollegóenelmomentojusto,porquetodossehabíanhartadoynecesitaban algún entretenimiento para la sobremesa. En cuanto Olav saltóencima de lamesa, gritaron y jalearon, y cuando lanzó aÅskjell al suelo delsalónycomenzóagolpearloconsujarradecerveza,losprohombressepusieronenpieyformaronuncírculo.

—SiÅskjell yOlav insisten en pelear—IvarSinPiernas alzó la voz y selevantó—,queseacomolosdiosesmandan.

Llevaronalsalónlashachasyescudosdecombatedelosdosgallosdepeleayretiraronlosbancosymesasdeunazonadelasala.Åskjellhizounamuecayescupióunodesusdientesdeoro.Tomóelescudo,perolanzóelhachaalsuelo.

—No quiero pelear—declaró—, sólo quiero saber cómo te he afrentado,Olav.

—Hasidotejiendointrigasparaprivarmedemicondado,cuervoinfecto—mascullóOlav con sumagra cara distorsionadapor el odio—.Me aconsejastesaquearlasmalditastumbasreales.

—Coincidícontigoenquepodríaserprovechoso—respondióÅskjell—.Loquedecidisteluegoessóloresponsabilidadtuya.

Los hombres que los rodeaban murmuraron y asintieron, aunque lesmolestabadarleaÅskjelllarazónyperderseelcombate.OlavelBlancosediocuentadequelarabianolepermitíadiscutirysepusoaúnmáscolérico.

—¡Notevoyapermitirquehablesasí,malditobastardo!OlavelBlanco hizo volar el hacha sobreÅskjell, pero éste se apartó a un

lado, desvió el impacto y golpeó al conde de pelo blanco con el umbo del

escudo.Para júbilogeneral,Åskjell seacercóa suhachay la levantóantesdequeOlavelBlancopudieraponerseenpie.Sinembargo,se limitóa rozarleelhombroizquierdo,porquesuintenciónnoerahacerdaño.ÚnicamenteintentabahacermeditaraOlav.

Eldolorsólosirvióparaespolearalcondedepeloblanco.SuhacharefulgióysehundiótanprofundamenteenelescudodeÅskjellquetuvieronqueromperunaparteparasoltarla.Mientrastanto,Åskjell,cuyapacienciasehabíaagotado,soltóunpotentegolpeen lacanilladeOlav,peroéste la llevabaprotegidaporhierrobajolascintas.

OlavelBlancoconsiguióliberarelhachayvolvióagolpear.Åskjelldiounpasoatrásehizoquesuarmacentellearaaunapulgadadelescudo.OlavperdióelequilibrioyÅskjelllohirióenuncostado,estavezenserio.OlavelBlancosetambaleó,palpólaheridaconlamanodelescudoymiróasombradolapuntadesusdedos,puesestabanempapadosensangre.LosdientesdeÅskjellbrillaronamarillosalresplandordelfuego.

—Tal vez ahora quieras escuchar con calma —dijo—. Como intentabadecirte,fueIvarSinPiernaselque...

No pudo decir más. Olav el Blanco rugió como un animal herido, seabalanzó hacia él y descargó el golpe. De nuevo lo esquivó el más mayor ymesuradoguerrero.Åskjellretrocedióyapoyóeltalónenelsuelo.

Oesopensaba.Puescuandocargóelpesosobresupie,noencontróunsuelofirme,sinouna

jarradecervezaquehabíarodadobajosusuela.Åskjellperdióelequilibrioysetambaleó.OlavelBlanco aprovechó para levantar de nuevo el hacha.Con uncrujido,perforóprofundamenteelpechodelguerrerodepelograsiento.

Åskjellparpadeóincréduloybajólavista.Lamanchadesangreseextendíarápidamenteporsupechoabierto.Cuandotratódehablar,untorbellinodecolorrojooscuroseleescapóporunadelascomisurasdelaboca.DiomediavueltayvioaUbbeHijodeCortesana.Laexpresiónen lacara redondaconperillaerainescrutable.

VariasmanosagarraronaÅskjellcuandocayóylocolocaronsuavementeenel suelo. El noruego, que aun entre convulsiones aferraba el hacha, levantó elbrazoyapuntóelarmahaciaIvarSinPiernas.Luegomantuvolamiradafijaenélhastaqueexhalóporúltimavezyelhachacayóalsueloconungolpe.

—Ya ves—dijoOlav el Blanco al cadáver— quién de los dos argumentamejor.

ElcomentariohizoquelosgrandeshombresdeDyflinestallaranenvítores.Rodearonasucondeylepalmearonloshombros.TambiénÅskjell,cuyairaaúnpermanecía en su rostro sin vida, recibió su parte de los aplausos, pues habíacaídoconlasarmasenlamanoyyasedirigíaalValhalla.

—Mostremos aÅskjell el honor quemerece—gritó Ivar, extendiendo suslargosbrazos—,pueseselúnicodenosotrosque festejaráYuleen lamesadeOdín.

El cuerpo de Åskjell fue levantado y sacado del salón a hombros de seishombres. Los demás llenamos nuestras jarras en el tonel de hidromiel y losseguimos.

36

Los gritos de los prohombres hacia el cielo nocturno atrajeron a los demásresidentesdeDyflin.Jóvenes,mujeres,niñosysirvientesacudíandetodosladosyseguíanlaprocesiónquellevabaelcuerpodeÅskjellaunlugarcercadoenelextremo sudeste de la ciudad. Allí había preparada una gran pira. Alrededor,postes tallados con figuras de dioses de bocas distorsionadas y mirada fija.Cuatro esclavos que estaban preparados para encender la pira introdujeron lasantorchas en la leña húmeda. Seguramente se sorprendieron de que la alegreprocesión llegara tan temprano, pues todavía faltaba bastante hasta lamedianoche, cuando la ofrenda de Yule debería haber tenido lugar. La buenaseñal que suponía la gloriosa muerte de Åskjell no podía, sin embargo, serignorada. Mientras las ramas más bajas seguían humeando, los seis hombrescolocaronelcuerpoenlapartesuperiordelapira.

—¿Quiénharálainvocaciónalosdioses?—comenzaronapreguntar,porqueelchamándeDyflinhabíacaídoduranteelataquedelosgaélicos.

Ivarsecolocósucapaazulydiounpasoadelante.—RolfLenguarazeshijodeunapitonisa—gritóHastein,sosteniéndomeel

brazoenaltodemodoquecasipierdeelequilibrioacausadesupiernaherida.Mirésorprendidosusojosalegresysusonrisamaliciosa.

—Hijodeadivinaymatadordeirlandeses—gritaronlosjóvenesconlosqueyohabíaentrenadoyquesesintieronhonradosdeconocerme.

Otros,quenosabíannadademí,salvoqueformabapartedelséquitodeIvarSin Piernas, asintieron y entrechocaron sus jarras, considerando que a él lecomplacería.

Amenudo había escuchado a mi madre invocar a sus dioses y sabía quetodaslaspersonaspodíandirigirsealosAsesconpalabrascomunes,adiferenciadelCristoBlanco,quesóloescuchabaaunospocoselegidos.Sinembargo,mirédudosoal condedebarba rojaymecontuve,porque todavía recordaba loquehabíasucedidolaúltimavezquehabíaheridosuorgullo.

IvarSinPiernasentendiólarazóndemireservaysonrió.Luegomostróconungestoqueseríabienvenidoahacerlainvocación.

Conlaspiernastemblorosas,meacerquéalfuegoylevantélosbrazos.—Odín—legritéalcielooscuro—,soyyo,RolfLenguaraz,quientehablay

pidequerecibasanuestrodeudoÅskjell,quehamuertoparagloriatuya.Apartedeestaintroducción,mispalabrasfueronunarepeticióndelasquemi

madre había exclamado en Yule cuando le cortó la garganta a una cabra yderramó su sangre sobre nuestros postes de dioses. Mientras hablaba, loshombres volvieron a agachar la cabeza, se llenaron la boca con hidromiel yescupieron la fuerte bebida sobre las jóvenes llamas que chisporroteaban ybrillaban,mordíanyroíanramasyramitas,yprontoenvolvieronelcuerpo.

Alaluzdelahoguera,trajeronuncaballo.—Sinuestrasofrendasteagradan,Odín—grité—,danosfelicidadyfortuna

enelnuevoaño.Le cortaron el cuello al caballo. Mientras la sangre caía en los cubos

colocados debajo, el animal coceaba de terror con los ojos vueltos. La sangrefrescadelcaballofuearrojadasobrelospostesdelosdioses,querefulgieronderojoalresplandordelfuego.

—FrejyFreja—continué—,aceptadnuestrossacrificiosydadnosfrutosycosechasenabundancia.

Miánimocrecióymilenguasehizoágilcomounpájaro.Mipropiavoz,queresonaba más allá de la hoguera, me parecía extraña, como el sonido de unanimaldesconocidoenelbosque.Laspalabrasllegabanamídesdeunlugaryuntiempodistantes, desde labiosdeotros, a travésde incontablesgeneracionesysiglos.Mientrastanto,loshombrescomenzaronasalpicarsemutuamenteconlasangredelcaballo.Tambiénlasmujeresseacercaron,sumergieronlasmanosenloscubosyfrotaronderojolasmejillasdelosniños,luegocadaunalocalizóasu marido entre la multitud, lo abrazó amorosamente y bebió de su jarra dehidromiel.

—Thor,danosbuentiempoybuenviento.Tyr,danosfortunaenlaguerrayánimo en la batalla. Njord, permítenos surcar con bien los océanos. Heimdal,permitequeregreselaluz.

Alcalordelfuegolosrostrosbrillaban.Losniñosbailabanfelicesalrededorde las llamas. Terminé mi retahíla y lentamente volví a mi ser. El gesto deasentimiento de los hombresme hizo sonreír. El frío de la noche invernalmeaclarólamente.Elsilenciocayósobrelaasamblea.Felices,caminamoshacialasllamas.Sólounpardejóvenespermanecieronquietossiguiendoconlavistaelcortejo,conrostrosapesadumbrados.

El éxito no mejoró el humor de Olav el Blanco. Estudió su manoensangrentada y, cojeando, se dirigió hacia la salida del lugar de las ofrendas.Allíelmásaltodelosjóvenesconcarasseriasseinterpusoensucamino.

—Mihermanopequeñoyyo—comenzóeljoven—queremossabercuándotieneslaintencióndepagareldesagravioporlamuertedenuestropadre.

Olavretirósulargamelenadelacaraconsumanolibremientrascarraspeabay escupía en la hierba. Con satisfacción, constató que no había sangre en elesputo.

—LapartedevuestropadredeltesorodeMáelSechnaillserásuficiente,portodoslosdioses.Åskjellerayaviejoyapenasselepodíaconsiderarunhombre.AunquedeboadmitirqueesecerdomurióconsuficientehonorcomoparadarbrilloanuestraofrendadeYule.

Los hijos deÅskjell semiraron tensando losmúsculos delmentón de susjóvenesrostros.

—Sisonéstastusúltimaspalabrassobreestecaso—dijoelmásjoven—,tearrepentirás.

—¿Y quién va a conseguirlo? —sonrió sombrío Olav el Blanco—. ¿Tú,imbécil?

—El caso serávisto en la asambleade laprimavera—respondió elmayoralzando labarbilla, desafiante.Estaba tan asustadoque temblaba, sin embargonoibaarenunciarasusderechos.

—SoyOlavelBlanco.¡SoyeldueñodelaasambleadeDyflin!Siqueréisunconsejo, cerrad vuestras bocas y portaos bien. De lo contrario, mequetrefes,podríairostanmalcomoavuestropadre.

—Ya veremos—respondió el más joven— cómo se toman esta respuesta

nuestrasfamiliasdeCorkyLymrek.—Mándamelosatodos,yyaveráscómolesdejoelculo.Elhermanomayorsujetólamanoderechadelmásjoven,quesedirigíaala

empuñadura de su espada, y se lo llevó con él. Los ojos del pequeño no seapartaron de Olav hasta que los dos jóvenes alcanzaron la oscuridad del otroladodelapuertadelespaciodelasofrendas.Elcondeblancolossiguióconlavista, suspiró y estudió nuevamente su mano ensangrentada. Su mirada eraoscura.

—Sinolespagasaloschavales—dijoIvarsinPiernas—,prontotendrásatodalaestirpedeÅskjellpersiguiéndoteparatomarvenganzadesangre.

OlavelBlancoseenderezóysonrióabiertamente.—Puesquevengan.Veremossiesosbarrigonesmeencuentran.—¿Noestarásaquíparaentonces?—HeconsideradomiposiciónenDyflin—OlavelBlancohizounamueca

dedolor—ypiensoqueprobablemente hayaotros lugares dondepuedahacermás cosas. Aquí apenas puedes moverte sin que esos malditos follaovejas serevolucionen. Los monasterios están vacíos desde hace mucho, como dijiste.Escociaylasislasdelsur,allísíqueunhombrepuedehacerfortuna.

—Sitúlodices,Olav...—Lo digo. Y por mí puedes quedarte con este agujero húmedo que es

Irlanda.Ivar Sin Piernas observó al nórdico hasta que desapareció en la misma

oscuridadquehabíaengullidoa losdoshijosdeÅskjell.Cuando sevolviódenuevohaciaelfuego,mevio.

—PuedequetengamosquellamarteRolfConjurador.Elcumplido inesperadohizo subir el caloramismejillas. IvarSinPiernas

sonrióycontinuóhacialahoguera,dondelamultitudhabíadisminuido.Muchasparejas se habían escabullido en la oscuridad para llegar a una cama caliente.Engendrar nueva vida en la noche del solsticio era un importante signo defelicidad.

—LoscincoreyesgaélicosnomencionaronaÅskjell—dijealasespaldasdeIvarSinPiernas—.Esoteloinventaste.

Sedetuvoymeditósobremispalabras.—¿Yporquéibaainventarmetalcosa?

—Para obligar a Olav el Blanco y a su guerrero a pelear, para que unoquitaradeenmedioalotro.Porlamismarazón,conseguistequeÅskjellapoyaraaOlavenelsaqueodelastumbasdelosreyes,comointentóexplicar.AhoratedejansolocomocondedeDyflin.

En el contraluz de la hoguera, los ojos aguamarina brillaban vivos a lasombradelacaradebarbaroja.

—Haymás—continué—.FueunsajónllamadoÆldfricquienlesdijoalosgaélicosquehabríaunosfuegosseñalandoelmuelledeDyflinyque lapuertaoestedelaciudadquedaríadesprotegida.

Podría haber dicho mucho más, pero pensé que no sería muy inteligente.Esperé lareaccióndeIvarSinPiernas.Unasonrisacomenzóadibujarseensucara.

—La puerta de Dyflin nunca estuvo desprotegida —respondió—. Loshombresdelaciudadquemesonfielesteníanórdenesdedefenderlahastaquellegáramosnosotros.

—Pero utilizaste aÆldfric.Mandaste aHalfdanCamisaBlanca amatarlounavezquehabíasidodeutilidad.

IvarSinPiernasnosemolestóenevitarlarespuesta.—Ældfric era una serpiente. Fue a buscarme mientras estábamos en el

campamentomedio vacío esperando a partir hacia Jorvik.Me dijo que ya nocreía en la causa de Osbert y que prefería servir a la parte ganadora. Me dicuentaalmomentodequehabíasidoenviadoporésteparaespiarnos.PoresoloenviéaIrlanda.Nosóloparaalejarlo,sinotambiénparaquemeinformaradeloquehacíaOlavelBlancoporallá.Esatarealarealizóconcienzudamente,aunqueesciertoqueleenviólamismainformaciónaOsbert.

—FueOsbert quien ordenó aÆldfric que visitara a los reyes irlandeses ypropusiera una alianza contra vosotros, los del norte. Tú permitiste que lohiciera.

—Loteníabajovigilancia.—IvarSinPiernasseencogiódehombros,comosugiriendoqueteníainnumerablesconfidentesenDyflin,loqueprobablementeera cierto—. Sólo utilicé las intrigas de Osbert para deshacerme de Olav elBlanco.

—Comprendo, conde Ivar. Y Halfdan Camisa Blanca me salvó la vidacuando quitó de en medio al espía. Me gustaría agradecéroslo a ambos y al

mismotiempoasegurartemifidelidad.EreselseñordeIrlandaeInglaterra,yyosoytudeudosiaúnlodeseas.

AhoraIvarsonrióabiertamente,perosesintióenlaobligacióndecorregirunmalentendido.

—Todavía hay resistencia tanto de los sajones como de los gaélicos.InglaterraeIrlandaaúnnohansidoganadas.

—Estoysegurodequeocurrirá.Me miró con la cabeza ladeada. Había logrado halagarlo, y ésa era

justamentemiintención.—Te confesaré algo, Rolf Conjurador —dijo—. Manipular a la gente es

comohurgarenunhormiguero.Puedespreverquehabráunareacción,peronoenquédireccióncorreránlashormigas.Ahorabien,siponesobstáculosoatraesconrecompensas,puedesguiarlashaciadondequieras.

Desde el fuego llegó caminandoUbbeHijo deCortesana conuna jarra dehidromielmediollena.

Acariciósubarbaralaynosmiróconunasonrisajovial.—¿Vatodobien?—preguntó.—Puedeshablartranquilamente—dijoIvar—.Rolflohadescifradotodoy

todohasalidocomoestabaplaneado.YanohaycondeenDyflin.ElHijodelaCortesanamiróenladirecciónenquehabíadesaparecidoOlav

elBlancoycomprendió.Laalegríaylaesperanzasereflejaronensurostro.—¿Quizá quieras sacrificarte y ocuparte de nuestros intereses, Ubbe? —

continuóIvar.Era una oferta generosa que sólo un gran tonto, o alguien muy astuto,

rechazaría.—Estentador—Ubbebuscólaspalabras—,perocreoqueunodeloshijos

deÅskjellpodríaserunaopciónmejor.Especialmenteelmásjoven,quesiemprehasidoelmásdespierto.

—¿YtúnodeseasserelcondedeDyflin?—Puedeser,peroloshijosdeÅskjelltambién,ynodejaríanderevolverse.

Siahoraseconviertenenenemigosporesteasuntoyterminanmatándose,serámuchomásfácilparasusucesor.

Ivarnoeraelúnicoquesabíadirigiralashormigas.Elcondedebarbarojizaasintióysonrió.

—Entonces,lacosaestáclara.También llegó Halfdan Camisa Blanca. A diferencia de sus hermanos, el

lampiño hijo deCalzas Peludas parecíamuy afectado y tuvo que apoyarse enUbbeparamantenerseenpie.

—Si habéis terminado con vuestras intrigas —dijo con voz ronca yarrastrandolaspalabras—,volvamosaJorvik.

—Esperaremos a la primavera —exclamó Ivar—. No quiero repetir latravesíaquenostrajo,ynosfaltatripulación.Lamitaddenuestroshombreshancaídoyelrestotodavíanecesitadescansar.

—PodemospreguntarentrelosjóvenesdeDyflin,aversiunpuñadodeellosestádispuestoaayudarnosenelviaje—sugirióUbbe.

—Eso—dijoIvarsonriendo—.Nocreoqueseaunproblema.

37

DurantetodoelinviernoseextendióporlasaldeasyfortificacionesdeIrlandalafama del poder de Ivar Sin Piernas. A mediados de marzo, cuando el nuevocondedeDyflin,elmásjovendeloshijosdeÅskjell,hubopagadoelpreciodesunombramientoentregándoleal condedebarba rojaunanuevanave larga, aloshijosdeCalzasPeludassólolesrestabaelegiralosmásfuertesentrequienesse presentaron. Muchos tuvieron que regresar a sus hogares desilusionados ycomenzaronatrazarsuspropiosplanesparapartir.

Los treinta nuevos miembros irlandeses de la guardia tuvieron una tareafácil.TanprontocomolasempalizadasdeDyflindesaparecieronentrelanieblayelbarcollegóaladesembocaduradelrío,unabrisaseelevódesdeeloeste.Seizólavela,losremosserecogieronynoslanzamosalmardeIrlanda.Pequeñasnubesnosacompañabanenelcielo,elsolbrillabaenlasolasylavisibilidaderatanbuenaquesepodíadivisarclaramenteababorlaisladeMon.

Con la tranquila navegación, sólo Ivar Sin Piernas tenía algo que hacer altimón; la tripulación yacía a resguardo tras las amuradas. Discutían conentusiasmoacercadelosbienesqueibanaconquistarenInglaterrayacordabansu distribución entre ellos.HalfdanCamisaBlanca yUbbeHijo deCortesanapermanecíancercadelbancoydeIvar.Hasteinestabasentadosoloenlaproa,mirando al frente, como si no pudiera esperar para ver Jorvik. Aproveché laoportunidadparahablarconélasolas.

—¿Echasdemenosatupadrastro?—preguntédejándomecaerasulado.Élseanimóysonrió.

—¿Sabes—dijo—queesteviajeaIrlandaeselmáslargoquehehechosin

BjørnCostadodeHierro?—Teenvióparavigilarloquehacíansushermanos—ledije.Laexpresióndesurostrosevolviópensativa.—Noconfíaenellos—dijofinalmente—.Seguroqueyatehasdadocuenta.—BjørnCostadodeHierronoconfíaenmuchagente.Perocadaunodelos

cincohijosdeCalzasPeludastienesupropiaagenda.AhoradejaquetecuenteloquesucedióenelmuelledeDyflinduranteelataquedelosirlandeses.

Duranteel inviernohabíameditadoensilenciosobre losacontecimientosyhabíallegadoaunaconclusiónquenecesitabacompartirconalguien.Hasteinmeescuchóconseriedadysininterrumpir.

—Siloscerdossupiesenloqueelverracotienequepadecer—repitiócuandoterminé—,llamaríanalaluchayasaltaríanlapocilga.

—RagnarpredijoquesushijosiríanaNorthumbriacuandoseenterasendesumuerte.Porinteréspropio,comomínimo.

Gruñó,sefrotóellargoyrubioflequilloyguardósilenciolargorato.—¿Quiénes eran Erik y Agnar? —pregunté interrumpiendo sus

pensamientos.Quería saber algo más sobre los dos hijos de Calzas Peludas que había

mencionadoHalfdanCamisaBlancamientrasÆldfricagonizabaenelmuelledeDyflin.

—EranloshijosquetuvoRagnarconlahijadelreydelossuecos,Thora—respondió Hastein—. Ya sabes, la de los dragones. Erik y Agnar eran másjóvenesqueBjørnCostadodeHierro,peromayoresqueIvarSinPiernas,SigurdOjodeSerpienteyHalfdanCamisaBlanca.Nosénadadeellosexceptoloquecuentalaleyenda.Murieronmuchoantesdemitiempo.

—Puescuéntamela.—Comoquieras.Noesunahistoriaquesecuentetantocomootrasleyendas

deCalzasPeludas,puesnofavoreceaningunadelaspartes.—Hasteinseaclaróla garganta y comenzó—: Cada verano Ragnar Calzas Peludas visitaba a suamigoelreyØysteindeUppsala,yenunadelasvisitas,Øysteinleofrecióasuhija, Ingebjørg, como esposa.Ragnar no dudó ni unmomento. Elmatrimoniofueconcertadoyélregresóacasa.Perocuandoseacercabaasucastillo,dondeKraka lo esperaba, sedio cuentadequehabía actuadoprecipitadamente.Hizojurarsilencioasusguerrerosydijoquecualquieraquerevelaraalgoasuesposa

pagaríaconsuvida.»CuandoaquellanocheyacíajuntoaKraka,ellalepreguntósihabíaalguna

nueva.Élrespondióquenoteníanadaquecontar.“Entonces,déjamequeyotecuenteunanueva,puesyodiríaqueunanuevaesqueunreysecomprometaconuna mujer a pesar de estar ya casado”, dijo ella. Ragnar se levantó furioso,queriendo saber quién le había contado su trato con el rey Øystein. Kraka lecontestóquepodíadejarconvidaytodassusextremidadesasushombres,pueshabían sido tres pajarillos quienes le habían revelado el secreto. “Y antes deenviar un mensaje al rey Øystein de Uppsala pidiéndole que ejecute a lasdoncellasdesuhija,escuchaloquetengoquedecir.”

Mientras el barco cortaba las olas, Hastein contó cómo Kraka finalmentehabíaconfesadoasumaridoqueellaeraelfrutodelamordeSigurdVencedordeFafnirylaescuderaBrunildaHijadeBudli,yquesuverdaderonombreeraAslaug.

—¿EraAslaugrealmentehijadeunrey?—lepregunté.—Quién sabe.—Hastein seencogiódehombros—.Pero recuperóel amor

deRagnar,puesderepenteeraunareinarespetable.Yessóloesapartelaquelesgusta contar a los hijos de Calzas Peludas, porque se benefician de serdescendientesdeunreyyunaescudera.

HasteinmiródesoslayoaIvarSinPiernas,HalfdanCamisaBlancayUbbeHijodeCortesana,queestabanenelbanco,comositemieraqueleoyeran.

—¿YcómoencajanErikyAgnarenesahistoria?Enrespuesta,continuóentonodeescaldo:—Como Ragnar Calzas Peludas no fue al Reino de Suecia el verano

siguiente,elreyØysteincomprendióquesuamigohabíatraicionadosupacto,yenviómensajerosparaqueleinformarandequedabaporfinalizadasuamistad.PeroRagnarhabíapartidodeexpediciónaParísconBjørnCostadodeHierro,porloquefueronsushijosmayores,ErikyAgnar,losquerecibieronlanoticia.EranunpardejóvenesimpetuososyreunieronunejércitoparaasolarelReinodeSueciaahoraqueloslazosdeamistaddesupadreyanoloimpedían.

ComoHalfdanCamisaBlancadijoenelmuelledeDyflin,Agnarmurióenlabatalla contra los suecos y Erik fue capturado. Un detalle que también habíamencionado,segúnrecordé.

—¿El reyØysteinno leofreció aErikun salvoconductoy a suhija como

esposa?—pregunté—.¿Porquépreferiríamorir?¿Tanfeaera?Hastein rio sombríamente y luego miró de nuevo a los hijos de Calzas

Peludas.—MeimaginoquetantoErikcomoAgnarhabríanmedioenloquecido,como

HalfdanCamisaBlanca,despuésdepasartantosañosjuntoaRagnar.—¿EsculpadeRagnarCalzasPeludasqueHalfdanseacomoes?—He oído cosas...—Hastein dejó que lo no dicho flotara en la brisa del

océano y retomó la historia—.Erik prefirió sufrir lamuerte en las lanzas queaceptarlagraciadelreydeSuecia,ycuandoestabaenlapuntadelaslanzaslescantóaloscuervosqueveníanasacarlelosojos.

Gritando,zumbanlasgaviotasdelasheridasalrededordemirostro.Elhalcóndesangrebuscasinmotivoalaniñademisojos.Sidemicaraelcuervoarrancalosojos,malmehabrápagadosuestómagolleno.

Me inclinaba a darle la razón a Halfdan Camisa Blanca en que no era

probablequealguienpudieraconcentrarseenhacertanhermososversosclavadoen unas lanzas. Una historia se vuelve mejor cada vez que se cuenta, y éstaprobablemente se había repetido muchas veces desde que tuvieron lugar loshechos que la habían originado. Nadie podía saber ya qué era verdad y quéinvención.

—LossuecosquemaronloscuerposdeErikyAgnarenelcampodebatalla.CuandofinalmenteAslaugconociólasuertedesushijosadoptivos,derramóunalágrima por primera y única vez en su vida.Reunió a sus propios hijos y losinstóaquevengaranasusmediohermanoscondureza.IvarSinPiernas,SigurdOjodeSerpiente yHalfdanCamisaBlanca valoraron el caso.Fue Ivar el quemás dudó, ya que se sabía que los habitantes de Uppsala eran guerrerosformidablesyqueel reyØystein teníaun toroqueenviaba,a lacabezadesustropas,a lucharcontra losejércitosextranjeros,yqueeste torohabíamatadoa

innumerableshombresynuncahabía sidoherido.Peropor fin sedecidieronyreunieronasushombres.

—Teníanqueserunosniños—intervine.—Ivar Sin Piernas tenía quince años, Sigurd Ojo de Serpiente doce y

Halfdan Camisa Blanca nueve. Por eso, Aslaug en persona participó en laguerra,yparatalocasióntomóotronombre.SellamólaescuderaRandalin.Asulado, los hijos de Calzas Peludas vencieron al rey Øystein y vengaron a sushermanos.Aslaug regresó a casa, pero los chicos se quedaron en Suecia paracompartir el poder. Cuando Ragnar Calzas Peludas volvió de París se pusofurioso.

—¿Porqué?Con su voz habitual, Hastein respondió que a Ragnar le había resultado

difícilaceptarquelamuertedesusqueridoshijoshubiesesidovengadasinél,pero tampocopodíaperdonarles a IvarSinPiernas,SigurdOjodeSerpienteyHalfdan Camisa Blanca que, a tan corta edad, hubieran logrado mayorreputaciónqueélmismo;puessibiensehablabamuchoacercadelashazañasdeRagnar, como esmás fácil tratar de los hechos que suceden cerca que de lasconquistasenpaíseslejanossehablómuchomásdelavictoriasobrelossuecosquedelacaídadeParís.

—Ragnar se negó a apoyar a sus hijos con hombres y naves cuando lossuecos los expulsaron de Uppsala y eligieron a uno de los suyos como rey.Tampoco quiso acogerlos en su casa, y les dijo que, puesto que eran tanindependientes, bien podían buscar su fortuna en otro lugar. Y paraavergonzarlos aún más, declaró a Ubbe, que había llegado a sus propiedadesrealesjuntoconsufamilia,comosuúnicohijoverdadero.

Guardésilenciomientras imaginabacómoelviejoyamargadotiranohabíaexpulsado de su lado, por puro orgullo, a sus hijos pequeños. La altivez quedesde el principiome había deslumbrado en los habitantes del norte tenía unladooscuro.

—¿Cuántotiempohapasado?—pregunté.—Diezaños—respondióHastein—,yfueentoncescuandoIvarSinPiernas

yHalfdanCamisaBlancaseunieronaOlavelBlancoparagobernarenDyflin.Ragnar aún soportaba la compañía de Bjørn Costado de Hierro porque habíaestadoconélenelreinodelosfrancosduranteelconflictoconelreyØystein.A

través de su hijomayor, semantuvo informado de las hazañas de los demás.Perdió su interésporUbbecuandoseenteróde losplanesde IvarSinPiernaspara conquistar Inglaterra.HijodeCortesanano estaba a la altura, pormuchoque se esforzara, y al final Ragnar revocó su paternidad. Lo expulsó de sucastilloyjurómatarlosivolvíaaaparecer.PocoantesdequeIvarSinPiernasyHalfdanCamisaBlancapartiesenhaciaInglaterra,UbbeaparecióenDyflinyseofreció a prestarles sus servicios. Fue así como terminó siendo el barbero ylavandero de Halfdan Camisa Blanca. En casa, Ragnar Calzas Peludas bebíacadavezmás,yembellecíalashistoriassobresuspropiashazañascadavezquelascontaba.Inclusopagóaunescaldoparadifundirlas.

—¿BrageHijodeBodda?Hastein asintió. El nombre del maestro escaldo, que se mencionaba a

menudo a la hora de destacar el talento narrativo,me recordó algo que habíaoídoa travésdelapuertadelcobertizodelcampamentocuandoSigurdOjodeSerpiente contaba a los guerreros junto al fuego cómohabía sidoherido en lafrente.

—BjørnCostadodeHierromedijo—comencé—queelhombrequecuróaSigurd Ojo de Serpiente después de la batalla de Uldager no se llamabarealmenteRoster,comocuentalaleyenda,sinoBoddi.

—¿Bjørndijoeso?—Hasteinfrunciólafrente—.Normalmentenohabladeello.

—Estababorracho.Élserioyseretiróelflequillo.—Vale,asísíseentiende.Pero¿porquélomencionasahora?Niyomismolosabía.—SielmaestroescaldosellamaHijodeBodda—leexpliqué—,supadrese

debíadellamarBodda,queescasiigualqueBoddi.—Te equivocas. —Hastein se había puesto serio de repente—. Es

exactamentelomismo.BoddiseconvierteenBoddaengenitivo.¿Nolosabías?ElpadredeBragesellamabaBoddi.Pertenecíaa laguardiadeRagnarCalzasPeludasybienpudieraserqueestuvierapresenteenUldager.

Aprendí la lengua nórdica de mi madre, que era muy joven cuando se lallevaronlejosdesutierranatal,yporesonoconocíatodaslasdeclinaciones.Delocontrario,podríahabervistoanteslaconexión.

—Entonces,¿fueelpadredeBrageHijodeBoddaelquecurólasheridasdeSigurdOjodeSerpiente?—pregunté.

Hasteinseencogiódehombros.—SóloséqueBoddinoestabamuycontentodequesuhijoeligieraeloficio

deescaldo.FueideadeRagnarCalzasPeludascuandodescubrióel talentodelniñoparacontarhistorias...,yRagnarhacíarealidadsusdeseos.PeroBragehasidocompensado.AlfinalharesultadosertanconocidocomoRagnar.

RecordéloqueSigurdOjodeSerpientehabíadichojuntoalfuegoesanocheenelcampamento,casiunañoantes.

—Roster,esdecir,Boddi,exigióqueSigurdconsagraseloscuerposdetodossusenemigosaOdíncomoagradecimientoporlacuración.

—Muchosofrecenloscuerposdesusenemigoscaídosalreydelosdioses,perootrosofrendanlosderrotadosenelcombateasupadre.Opadreadoptivo.YomismolehehechoesejuramentoaBjørnCostadodeHierro.

Tardéunmomentoencomprenderlaincompletainformacióndesurostro.—¿Boddi salvó la vida de SigurdOjo de Serpiente y a cambio recibió en

adopciónalhijomedianodelpoderosoRagnarCalzasPeludas?—Es,desdeluego,unaposibilidad—asintióconlacabezaHastein—.Había

comenzado la guerra contra el rey Øystein de Uppsala, y Sigurd Ojo deSerpiente,que teníasieteaños,sefueavivirconBoddiysufamilia.TambiénvolvióconélcuandoIvarSinPiernasyHalfdanCamisaBlancasemarcharonaIrlanda.

Aquellatarde,enlaproadelanavelargaqueelvientoempujabaalacostaoestedeNorthumbria,dondeotrosacontecimientosibanaarrojarunanuevaluzsobrequiényporquéhabíamatadoaRagnarCalzasPeludas,conseguícolocarmuchasdelaspiezasdelintrincadopuzzlequeconstituíasuhistoriafamiliar.Porelmomento,Hasteinmehabíadichotodoloquesabía,ylaimagenaúnseguíaincompleta.

—Creo que podemos estar contentos de no tener familia—dijo.Asentí y,conunnudoenlagarganta,penséenmimadre—.CuandoRagnaroyóquesushijos habían invadido Anglia Oriental —continuó— equipó dos naves parahacersealamaryarrebatarleselreino.

—¿Sólodos?—pregunté,pueslatripulacióndedosbarcosnolleganialoscien hombres, y el ejército de los hijos deCalzas Peludas demás de tresmil

guerrerosfuertementearmadosaúnnohabíapodidoacabarlatarea.Hasteinlocomprendióysonrió.—RagnarCalzasPeludassiemprefue impetuoso.Yenesemomentoyano

eracapazdecomprenderlarealidad.NaufragóenlascostasdeNorthumbria.Elrestoyaloconoces.

INVIERNODE866

Corroporelbosque.Troncososcurosyarbustosespolvoreadosdenievepasanvelocespormilado.Detrásdemí,losojeadoresgolpeanlatierraconsuspalos.Pocoapoco,elsonidosetornamásdébil.CuandoalcanzoelclaroenellugardondeeltejadodestruidodelachozadibujalasiluetadeunaVcontralaluna,yanolosoigo.

Depieenmediodelescandalosorevoltijodetarrosreventados,deyeccionesyrestosdecadáveresdeanimalessemeocurrepensarencuántosepareceelinteriorde lachozaa laguaridadeuna fiera,yen locercaqueheestadodecumplirmi sueño. Tras el breve encuentro con otro ser humano lo único quesientoesrepugnanciaanteloqueveoyhuelo.EntrelaspielesdelaplataformadondedormimosyaceHrowconsueñointranquilo.Enotrostiemposnohabríapodidoacercarmesinquemedetectasensusagudossentidos.Ahoratengoquezarandearlaparaquedespierte.

Melamelamano.Sucuerpomagrovuelvealavidalentamente.Laagarroporpiel flojadedebajodelpeloy tirodeellaconambasmanos.Noestámuypor la labor de salir a la nieve. Le gruño mientras señalo hacia el bosque.Intento hacerle entender que están viniendo los ojeadores. También ella loshabríaoídosihubiesesidomásjoven.Sequedaquietaconlacabezaladeadaylasorejaserguidas.Percibemiangustia,peroescapaasucomprensión.

—¡Lárgate!—bufofinalmente.Elsonidodemivozlehacesaltaralgunospasoshaciaatrás.Esomeinvitaa

seguir.—Desapareceantesdequetecacen.¡Vete!

Corre, pero sólo hasta llegar al lindero del bosque. Se para de nuevo.Exaltadoagitolosbrazos.Elladesapareceentrelostroncos.

Micañadejuncocuelgaporsucordóndecuerodeunclavojuntoalacama.Nolahellevadodurantemeses.Lasbotasdepieldecabrayalasllevopuestas.Unavezreúnotodasmisposesiones,mequedoquietodeespaldasalvanodelapuerta mirando por última vez el hogar de mi infancia. Entonces noto unapesadamanosobremihombro.

—¿Porquénohashecholoquetehedicho?Sobremí,lairailuminaelrostrobarbudodeAlton.—¿Cómosabíasqueestabaaquí?Sevuelveyseñalahaciafuera.Desdeellinderohastalachoza,mishuellas

sobrelanieverecorrenunalínearecta.Nolehabíaresultadodifícilseguirme.—Hedichoa losdemásqueyomeadelantaría—susurraAltonenojado—.

Tienenmiedodeestelugar,poresoningunohaprotestado.—¿Aúnpuedoescapar?—pregunto.—Hanformadouncírculoalrededordelclaro.Poruninstante,ambospermanecemosigualdeirresolutos.—¿Crees que podrías ocultarte aquímismo?—preguntamientras echa un

vistazoalrededor—.¿Debajodelacamaquizá?Tengounaidea.—¿Cómo puedes ser mi padre? —Es una pregunta que ha ocupado mi

pensamientovolviéndomeimprudente.Los anchos hombros de Alton se hunden. Me mira desarmado. Busca las

palabrasqueexpliquenloinexplicable.—Miesposamurióaldaraluzamihija—comienza.—¿Bella?—leinterrumpo.Levantalavistasorprendido.—Sí,Bella.—Porvezprimerasonríe,unasonrisaamable,llenadecalidez

—.¿Conocesamihija?—Sólo...devista.Temoqueseenfadesiledigoalgomás.Nohedepreocuparmeporeso.Es

otraverdadincómodalaqueélseesfuerzaporexpresar.—Mi hermana mayor no tiene hijos. Se encargó de Bella. Bueno, aún lo

siguehaciendo.Porqueyonopodíadejardepensarenmiesposa.Noservíademuchojustodespuésdesumuerte.Entoncesundíapasóporaquíungrupode

nórdicos.Enesaocasiónnoveníanasaquear,sinoacomerciar.Adornosytallasenmadera.Telasrefinadasdepaíseslejanos.Cosasquenomeinteresaban.Sinembargo,traíanunasiervaconellos.Unajoven.

—¿Mamá?Asienteevitandoencontrarseconmimirada.—Unhombretienenecesidadesnaturales.Túnosabesnadadeesascosas,

puesnoeresmásqueunniño.Alton venía del exterior cuando me sorprendió con el rostro pegado a la

grieta de la pared de la herrería. No sabe que estaba espiando a su hijamientras se bañaba. Podría contarle que conozco todo acerca de lasnecesidadesnaturales,perosospechoquenolegustaríaoírlo.

—CompréaIngrith—prosigue—.Dejéquevivieraaquíenlachoza,dondeyomismohabíacrecido,ylavisitabadevezencuando.

Observalasruinasasualrededorconunamiradallenadenostalgia.—¿Cómo es que no estuve nunca contigo?—pregunto—. ¿Por quémamá

jamástenombró?Nuestra situación es crítica. Los ojeadores deben de estar cerca. En todo

caso,sudeseodeexplicarseesmásfuertequeelmiedo.Hablarápidopormediodepequeñasfrases.

—Ingrithnoeracomolasdemásmujeres.SumadrehabíasidopitonisaenJutlandia,sulugardeprocedencia,peroconsuhechiceríaperjudicóaungranseñor,quelamatóyvendióasuhijacomoesclava.Ingrithsoñabaconvolverallíparavengarse.Senegóaenseñartesajón.Merecibíacuandoveníaporlachoza y memandaba de vuelta cuando se cansaba demi compañía. Algunasvecespenséquemásbienerayosuesclavo.

En la aldea, aAlton se le consideraba un viudo respetable.Él y la tía deBellagozabandelasimpatíadelrestodeloshabitantes.Enelbosque,conmimadre,llevabaunavidadistinta.

—Eras túquien traíaregalos—le interrumpo—.Tú eraselhombreque lavisitabacuandoellameenviabaalbosque.

Empiezadenuevoaexplicarse,omásbienaexcusarse.Sesienteculpable,peroamímedaigual.Hayalgomásimportante.

—¿Dóndeestámamá?—pregunto—.¿Quéhasidodeella?Alton se yergue al oír una voz que lo llama desde el bosque. Escruta el

exterior a través del hueco de la puerta. Entre los troncos, la luz de lasantorchasdisuelvelaoscuridad.

—Mástarde—susurra—.Escóndete.Hasalidodelachozaantesdequeyopuedadeciralgo.Escondidotrasel

marcodelapuertasigosuenormesiluetaconlamirada.Losdemásaparecen.—Lachozaestávacía—diceAltonmientrassereúnenasualrededor—.Las

huellasllevanhastaahí,peronohaynadieenelinterior.¿Eraésesuplan?¿Hacerlescreerquemehabíaesfumadoenelaire?Repto

alinteriordelaplataformasituadadebajodelacamayalaalturadelarodilla.Desdeahíveounamanoconunaantorchapasaratravésdelvanodelapuertaparaarrojarluzsobreeldesordendelapequeñaestancia.Mehundocontraelsuelodeseandopoderhundirmeenél.

—Parecelaguaridadeldiablo—diceelportadordelaantorcha.—Registralacasa—ordenaunavozqueconozcoperoquenopuedodecira

quiénpertenece.Fueraseiniciaunadiscusiónamortiguada.Derepentealguiengrita:—¡Huellasdelobo!Seadentranenelbosque.Los hombres siguen las huellas deHrow en dirección al lindero. Allí se

encuentran con otro grupo de ojeadores.Ninguno ha visto un lobo. Sonrío alcomprenderqueHrow sehadebidodedeslizarporsu lado lograndoescapar.Juntosvuelvenaseguirlashuellashastalachoza.Debendeserunostreintaocuarentahombres,todalapoblaciónmasculinadeTeurintone.

—Aquíhaytambiénhuellasdepersona—diceelreeveEldrid—.Parecequehavenidocorriendodesdelaaldeayentradoenlachoza.Luegohasalidoyhaestadopaseándosealrededordelclaro.Ylashuellasdelobocontinúanhaciaelbosque.

Reconozco que así pueden interpretarse las huellas queHrowy yo hemosdejado.Losacobardadosaldeanosempiezanacuchichear.«Hombrelobo»eslaconclusióngeneral.Lapalabraserepitecondiferentesmodulacionesdepavor.

—Elhombre lobosehavuelto invisible.—diceAlton.Losdemásnonotanque el temor en su voz es fingido, pero yo sí, e intuyo su plan—. ¡Mediantehechicería!

Sin decir palabra, mi padre ha dejado que los hombres lleguen a laconclusiónalaquequeríaconducirlosyahoraintervieneélmismoenelcoro

sobresaltado. Resulta mucho más convincente que si hubiera intentadoinculcarleslaidea.

—Lomejorquepodemoshaceresiracasa,atrancarlaspuertasycuidardenuestrasfamilias.

Losdemásledanlarazón.—Cuando el ealdorman se acerque por aquí hablaré con él sobre qué

debemos hacer—dice el hombre de antes con una autoridad que sólo puedeprovenirdeunimportantecargopúblico.

Noobstante,tambiénsetraslucesuirritación.Sehadadocuentadequenohay nada que hacer con esa tropa de aldeanos refractarios y despavoridos.Éstos, aliviados, le dan la razón; la brujería es asunto del ealdorman. Ahoradebíaseralguienconmayorpoderquiensehicieracargodelacuestión.

—Dejadnos,queridosamigos.—Eltonodeldesconocidosevuelvesolemne—. Marchad a casa para cuidar de vuestras familias. Que se quede sólo elherrero,elhombremásfuertedelaciudad,paraprotejernosmientrasnosotrosbendecimos este lugar, así el demonio no podrá regresar.Adiós y gracias porvuestroapoyo.

Empiezaafastidiarmenosercapazdesaberaquiénperteneceesavoz.Lapalabra«nosotros» indicaquealmenoshayotro con él al que todavíanoheescuchadodecirnada.

Reina el silencio mientras los aldeanos se retiran y desaparecen. Al finalúnicamentelaluzdedosantorchasentraporlapuertaabierta.

—Ybien,Alton—comienzalavoz—.¿Dóndeestá?—¿Quién,señor?Elherreroparecevacilar.Sabequelovanaacorralarcontralapared.—Todoestelíoesculpatuya.Déjanosacabarconesto.—¡Wulf!—gritaotravoz.Tambiénéstalaheoídoantes—.Saldeunavezy

afrontatucastigo.—Yaoshedicho,venerablesseñores,quenoestáahí.Los dos hombres esperan en silencio. Supongo que contemplan a Alton

confiandoenqueestalleyconfiese.Comoestonoocurre, elprimerovuelveatomarlapalabra.

—Comoquieras.Nopuedosacartelaverdadporlafuerza,pueslaIglesiaesunainstituciónpacíficaquenorecurreamediosviolentos.Personalmente,tengo

laesperanzadequealgunavezlossantospadresnospermitanhacerusodelatortura,puesnohaydudaalgunadequeresultanecesariocuandodebemossaliral paso de lamaldad hereje y descreída. Pero eso pertenece a un futuromásdichoso. Hasta ese momento habré de conformarme con «dejar que el fuegopurifiqueestaguaridadelmal»,comodiceelRedentor.

Ahorayasédequiéneslavoz.—¡No! —grita Alton cuando una antorcha pasa volando a través de la

puertaabiertaparaaterrizarsobreunmontóndepajadeltejadoderrumbado.Desdemiesconditebajolacamapresenciodesvalidocómoelfuegoprendey

subeporlapareddelfondodelachoza.

QUINTAPARTE

Primaverade867

38

Jorvikparecíalamisma,aunquehabíacambiadomucho.Losedificios,lascallesycallejuelassinuosaseranlosmismosdeantes,peroelbulliciodespreocupadode lavidadelpueblohabía sido reemplazadoporunvahosilenciosode temoroprimido que penetraba la ciudad como una neblina. Unas pocas siluetasasustadasseapresurabanadesaparecerpegadasalosmuros.Aunquesólohabíansidoquemadasalgunascasas,muchasteníanlapuertaderribadadeunapatada,asícomomueblesyenseresdiseminadosenelexterior.

AlolargodelostresdíasdemarchadesdelacostaenlosqueatravesamosNorthumbria, ya era patente que se había operado un cambio. Los camposestabansinlabrar,repletosdemalashierbasybrotessilvestres.Dondeantesselevantabangranjashabíaahoraruinasconsumidasporelfuego.LoshombresdelaescoltadeIvarSinPiernasmirabanasualrededorperplejos,mientrasquelosjovenzuelosdeDyflinnoveíannadaanormalporqueIrlandatenía tambiéneseaspecto.IvarSinPiernasasimilabaloqueveíaconunaexpresiónsombríaenelsemblante, al tiempo que no perdía de vista a los exploradores sajones queseguíannuestrodesplazamientoalolejos.Cuandocruzamoselpuentedepiedradesde laciudadromanaa laPuertadeUsanyvio lasescasasnaves largasquequedabanalolargodelariberadelrío,resopló.Mientraspasábamosatravésdelportónsinvigilanciaysubíamospor lacalledepiedra, susojosverdeazuladocomenzaronacentelleardeira.

Hicimosunaparadaenlaplazadelaiglesia.Estabadesierta,aexcepcióndecuatrodanesesque,consusgastadassayasdecuero,sesentabanapoyadosenelcampanario. Cantaban una tonadilla de monótona melodía y cuyo texto era

ininteligibledebidoasubalbuceodeborrachos.Ivarsaltódelcaballoysecolocóconsuspiernastorcidasseparadasylasmanosenjarras.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó sin dirigirse a ninguno en particular. Elcuartetodejódecantarlevantandoconextrañezalavistahaciaél.

—¿Quequépasa?—Unjovendelargopelorubioselevantóvacilantepara,apoyadoconunamanoenlasvigasdelcampanario,darunaexplicación—.Aquínopasanada.Nadadenada.Llegáisdemasiadotarde.

—¿Cómoquedemasiadotarde?—Ya han robado todo lo que había de valor.Han limpiado de plata a los

sebosos comerciantes, violado a sus esposas y secuestrado a sus hijas. Loshabitantes que quedaban en la ciudad huyeron al bosque. La mayoría de losbravosguerrerossehanmarchadoalosaledañosparaconseguirlosbienesqueyanoencuentranaquí.

—¿Yqué creéis vosotrosque IvarSinPiernasva adecir de todo esto?—preguntóIvarSinPiernas,pueseraevidentequeningunodeloscuatrolohabíareconocido.

En respuesta, el jovendanés sacó la lenguaparaponerla entre los labiosyhacerunaprolongadapedorreta.

—Ivar Sin Piernas, ¡aquí está mi culo! —dijo desvergonzado—. Fue lobastante espabilado como para llegar el primero y luego desaparecer con susbienesantesdequealoshombresdeverdadnosdieratiempoaagarrarleporelpitoyllevarlodeahíarastras.

Los compañeros del joven danés rieron y brindaron. Ivar permaneció ensilencio un instante, observándolos, para a continuación plantear su siguientepreguntaconunavozquetemblabadefuriareprimida.

—¿Demaneraquesehanmarchadotodos?Eljovenzuelo,queaúnluchabaportenerseenpie,respondió:—SigurdOjodeSerpientepermanececonsuescoltadetrescientoshombres

enelpalacioepiscopal,dondeabundaránlosconflictos.BjørnCostadodeHierrocuentasuplataenelsalóndelrey,yesopareceseractividadsuficienteparaél.Peroningunodeellossalealaciudad,demodoqueaquícualquierapuedehacerloqueleapetezca.

—¿Yningunodeelloshahechonadapordetenerlossaqueos?—¿Porquéibanahacerlo?Ellostambiénestánaquíparaganarplata,¿no?

Lostreshombresquecontinuabansentadosenelsuelorieronladinamente.—Desdeluego,OjodeSerpientenosehaquedadoatrás—comentóunode

ellos—.Sobretodosihablamosdebienesenespecie.—¿Quéquieredecireso?—SigurdOjodeSerpientesehaagenciadounaconcubina.Unajoyitajoven

ybella.DicenqueeslahijadelreyÆlla.Ivarhabíaoídosuficiente.Distraídamentedesenvainósuespada.—¿Quévasa...?—empezóadecir el joven,aunqueno llegóa terminar la

frase pues Ivar le rajó el cuello. Con un estertor cayó de rodillas. Su sangreempapósusayayelempedrado.

Tampocolostrescompañerostuvierontiempodemoverse.IvarSinPiernasretuvoados enel suelocon la espadayel sax,mientrasqueHalfdanCamisaBlanca,conungruñidosiniestro,apoyabalapuntadesulanzacontralagargantadel tercero. Ahora eran los jovenzuelos de Dyflin quienes no entendían losucedido,mientras los hombresde la escolta de Ivar observaban la sangredeljovendanéstranquilosyconairedesuficiencia.

—Voy a pediros un favor a cambio de vuestra vida —dijo Ivartranquilamente—.IdalaciudadparacontarqueIvarSinPiernasharegresadoyquesehanterminadolasgamberradas.Despuésvolvedacasa.Sialgunavezosvuelvoaver,nocontéisconsobreviviralencuentro.

Los tres daneses reconocieron su equivocación, asintieron pálidos y sedispusieronaapartarasucompañeromuerto.

—¡Dejadloahí!QuienesquieransaberloquelesucedeaaquelquerompelapazdeJorvikquepasenjuntoalcampanario.

Ivar se volvió hacia los hombres de su escolta y les dio elmismo recado.Éstos,consumonedadeplataenlamano,desaparecieronenlaciudad.

—Vamosyaalencuentrodemishermanos—dijoIvarvolviéndosehacialafeasaladeltronoconlastorrescuadrangulares.

Loscuatrohombresdelaplazanotuvieronmuchafortunaalelegirsuspalabras,peronohabíanmentido.BjørnCostadodeHierroestabasentadoenelcentrodelmaliluminadosalón,bajolasbóvedasdepiedra,contandosuplata.Lasmonedasapiladasseacumulabansobre lamesa frenteaél.Varios tesoros relucíanenel

arca que el ealdorman Osbert había traído en su carro. Sin precipitación,Costado de Hierro se puso en pie cuando Ivar Sin Piernas, Halfdan CamisaBlancayUbbeHijodeCortesanaentraronenelsalón.

—Habéisvuelto—constatóelgigantedelabarbagris.—Aponerordenentucaos—dijoconasperezaIvarSinPiernas.La expresión en la mirada gris pálido de Costado de Hierro era neutra.

EntoncessefijóenHasteinyseiluminóconunainusualsonrisa.—Quéalegríaverte,cachorro—ronroneó.—Igualmente,viejochucho.Ambos golpearon las palmas entre sí, apretaron los puños y juntaron sus

frentes.Después,BjørnCostadodeHierrosoltóasupupilo,quiensesentóenelbordedelatarimadelasilladeltrono.CostadodeHierrocruzólosbrazossobrelapanzaycontempló tranquilamenteasuhermanastromenorde labarbaroja.HalfdanCamisaBlancayUbbeHijodeCortesanasesituaroncadaunoaunladodelasalidadelasala.Ningunoreparóenmí.

—Esperounaexplicación—dijoIvarSinPiernas.—¿Unaexplicacióndequé?—ronroneóBjørnCostadodeHierro—.¿Delo

inútilqueresultameterencinturaaguerreroslibresdeconductairregular?¿Delocomplicadoqueesalimentaraunejércitoenuncuarteldeinviernocuandolasprovisiones no son suficientes? ¿De la imposibilidad de retener a hombresávidos de rapiña cuando hay un monasterio cada dos colinas? No necesitoexplicártelo.Bienlosabestú.

IvarSinPiernas rechinó losdientes.BjørnCostadodeHierronomovióunmúsculo.

—¿Yesoestambiénmotivoparasoltarlosentrelapoblacióndelaciudad?—Yonohesoltadoanadie.Nuestroshombressonmuchachosresueltosque

tomandecisionesporsímismos.—Noloshasdetenido.—La única manera de detener a un hombre libre es matándolo. ¿Debería

habermatadoalosnuestrosparaprotegeralossajones?Ivaragitólamanotirandounodelosmontonesdemonedas.—Perosuplatasíquetevienebien.—Desde luego —asintió Costado de Hierro mientras contemplaba las

monedasquerodabanporelsuelo—,ypuedoasegurartequetodoshanpagado

una tercera parte de lo que han robado. ¿Acaso no vinimos aquí paraenriquecernos?

—¡Nodeestemodo!—Noconozconingúnotro.Ivar reconocióquenoservíadenadacensurarasuhermanastromayorpor

haberactuadodeacuerdoconsunaturaleza.—¿DóndeestáSigurd?Heoídoquehaencontradounaconcubina.—No es una concubina. Mi hermano se ha casado con ella a la manera

cristiana.—¿Sigurdsehahechobautizar?Bjørn Costado de Hierro respondió a la consternación de Ivar con un

argumentoirrefutable:—Tútambién.—Yoteníaunbuenmotivo.—PuesaSigurdtambiénleparecióquelotenía.—¿Porpertenecerellaalarealeza?—¿Alarealeza?—repitióBjørnCostadodeHierro.—HeoídodecirqueeslahijadeÆlla.Una fisura de diversión apareció en la coraza emocional de Costado de

Hierro.—La gente habla. El nombre de la chica suena a «real» y rima conÆlla.

Acercadeloqueellaes,noquieropronunciarme.Peropuedesencontrarlosenelpalacioepiscopal.En lacasadonde lossajones tuvieronencerradoapapá.Esaque todos llaman ahora la estancia de Ragnar Lodbrog. Allí podrás enterartetambiéndeadóndesehanmarchadonuestroshombres.Sigurdesquienestáalcorrientedeesosmenesteres.Comopuedesver,yomeocupodelascuentas.Porelbiendetodosnosotros.

IvarSinPiernasdiomediavuelta,hizounaseñalaUbbeHijodeCortesanayHalfdanCamisaBlancaparaqueloacompañasenyjuntosdesfilaronatravésdelvanoabovedadodelapuerta.Mequedéallíuninstante.BjørnCostadodeHierroyHasteinmecontemplabanalaespera.

—Serámejorquetevayas—dijoHasteinfinalmente—.Bjørnyyotenemosmuchodequehablar.

39

SeguíenladistanciaaIvarSinPiernas,HalfdanCamisaBlancayUbbeHijodeCortesana a través de la calle empedrada y sus fachadas cerradas conmaderadesgastadaycarcomida.Losjardincillosdelascasasycorralesestabandesiertostras los cercos de listones a la altura de la cadera.El cadáver del jovendanésyacía aún enmedio de un charco de sangre en la plaza de la iglesia, bajo elcampanario.LostreshijosdeCalzasPeludascruzaronendiagonallagranplazaenlodadaparaentrarporelportóndelpalacioepiscopal.

LosdieznoruegossituadosjuntoalportónhabíanformadopartedelaescoltadeYlvaduranteelsaqueodelmonasteriodeSanCuthbert.Mereconocieronymedejaronentraralsantolugarsinponerpegas.

Las zonas verdes del palacio episcopal también estaban desiertas. Cuandollegué a la estancia deRagnarLodbrog, cerca de la cara interna de losmurosgrises de la ciudad, encontré a un sajón de escasas carnes con casco, cota demallaylanzamontandoguardiaenlapuerta.Reconocísurostrosinafeitarysugrannarizgrumosa.

—¡Alto!—gruñóalacercarme.—¿Nomereconoces,Egbert?—pregunté.Elsajónserelajóybajóelarma.—Ereseljovenseñorqueestuvoenotoñoconelescribientedelabad.—AhoraacompañoaIvarSinPiernas.—Ytambiénesosupondrámayorganancia.¿SabesquelaIglesiayanotiene

suficienteparapagarmisueldo?Créemequeesbastanteduro.Peroeldinerovaa regresar a las arcas del obispo. Durante todo el invierno, los nórdicos han

gastadosuplataenlosmesonesdelaciudad.Ahoraquesehanmarchadoparaarrasarelrestodelpaísseexigenimpuestoseclesiásticosatodoslossajonesquehanacumuladomonedasgraciasasuestancia.

—Luego¿Æthelbertsiguesiendoobispo?—pregunté.—Yalocreo.—Egbertemitiósurisahueca—.Sihalogradoqueunodelos

aristócratas hijos de Lodbrog sea correligionario suyo, ¿por qué habría depreocuparsepornada?

HabíasidoungolpedesuerteparalaIglesialaconversióndeSigurdOjodeSerpiente,ycasipodíaadivinarcómosehabíaproducido.Egbertmeinformódelosdetalles.

—La muchacha de Sigurd Ojo de Serpiente es cristiana, claro. Jarvis, elescribiente del obispo, empleómuchas tardes de invierno para convencerle dequeeraprecisoqueseconvirtierasideseabacasarseconella.AlcondeSigurdlellevósutiempocomprenderlaidea,peroalfinalvenciólafe.AsíqueahoralaIglesiasehaprocuradounfuertealiado.—Seencogiódehombrosysonrióconsusdosdientes—.¿Acasovienesaveralcondecomosushermanos?Cuidodesuvidayladesuesposa,sinembargosondemasiadofinosparahablarconmigo.Créemequeesbastanteduro.Yúltimamentelaplatatambiénhaflojeado.

Estudió con unamirada expresivami ropa, de un tejidomuchísimomejorquelaúltimavez.Saquéunamonedayseladi.

—Teloagradezco,jovenseñor.Puedesentrar,perobajoturesponsabilidad.Los hijos de Lodbrog se pelean, y la escudera que ha tomado comoguardaespaldas la esposa de Sigurd tiene la orden demantener alejados a loscuriosos.Comosinadiesupieraloquepasa.

—¿Ylva cuida de la esposa de Sigurd Ojo de Serpiente? —preguntésorprendido.

Egbertvolvióaencogersedehombros.—¿Esasícomosepronunciaelnombre?Llevotodoelinviernoprobandoa

subirlelatemperatura,peronohacemásqueecharmeunjarrodeaguafríacadavezquelointento.Créemequeesbastanteduro.Ellanoestátanmal.Megustanunpocorudas.

Depieenmediodelasaladeguardiaconlasdoscamasnichoenlosmurosexteriores sehallabaYlva, embutidaen suajustada túnicadecuero.Sobre susbrazoscruzadosrefulgíandiferentesesclavasdeplata.Asintiósonriendoconsus

grandes dientes irregulares cuando me reconoció. Tras la puerta cerrada queconducíaalaestanciadealtostechos,loshijosdeCalzasPeludasvociferabanala vez de forma que las palabras se amalgamaban en un griterío ininteligible.Intenté captar de qué se trataba, pero ninguno de los cuatro hermanos parecíatenerverdaderointerésenconvencera losdemás,sóloenalborotar lomáximoposible.Alfinal,IvarSinPiernaszanjólacuestióndirigiéndoseaSigurdOjodeSerpienteconunoscuroreprocheenlavoz.

—La ciudad ha sido arrasada y el comercio devastado. Te encomendé laresponsabilidaddecuidarnuestraconquista,perotútehaslimitadoayaceraquícon tu concubina. ¡Yahorameenterodequehas soltadoanuestrosguerrerosportodoelpaís!

Sigurd Ojo de Serpiente no respondía, probablemente porque las cosas sedesarrollaban demasiado rápido para él. En su lugar, una mujer empezó aprotestarensajón.

—Nosoyunaentretenida,sinohijade...—Es evidente—interrumpió la temblorosa voz ronca de Halfdan Camisa

Blanca— que has engañado a nuestro hermano para que se casara contigo,muchacha.Perotodossabemosqueerestanhijadereycomonuestramadre,asíqueahórratelamolestia.

Laapreciación,quesubrayabaclaramentequeloshermanosconocíanelbajoestatusdeAslaug—o,mejordicho,deKraka—,hizoquemedetuviese.Dichaconversaciónnoparecíaadmitiratestigosprofanos.Hiceademándeirme.Ylvameretuvoconunapesadamanosobremihombroyunamiradaexpresivadesusojosjuntos.

—Os comportáis comoverdaderos insensatos—prorrumpióSigurd, que alfinhabíarecuperadoelhabla—.Miesposanomehaengañadoennadadenada.Yo deseaba casarme, y no tenéis que mezclaros en eso. ¿Cuándo habéisregresado?

—Ahoramismo—respondióIvarSinPiernas.—¿Hoy?¿DeIrlanda?—¿Dedóndesino?—gruñóHalfdanCamisaBlanca.Los demás callaron para concederle a SigurdOjo deSerpiente un instante

quelepermitieraaclimatarsealanuevasituación.UbbeHijodeCortesanafueelprimeroenperderlapaciencia.

—¿Dóndeestáelejército?—Seencuentrafuerasaqueando.—Yalosabemos—dijoIvarSinPiernas—.¿Yporqué?¿Noosencarguéa

BjørnyaticonservarJorvik?—Bjørnestáenelsalóndelrey—informóSigurd.—Yalosabemos—repitióIvarSinPiernas—.¿Dóndeestáelejército?—Fuera,saqueando.Losotrosdossuspirabanygruñíanimpacientesmientraselcondedelabarba

roja aclaraba a su hermanomenor que no deseaba conocer las actividades delejércitosinosuparadero,yqueporotroladolegustaríasaberporquéSigurdnohabíahechoqueelejércitopermanecieraenJorvik.

—De otro modo, la ciudad ya no existiría —respondió Sigurd Ojo deSerpienteenuntonoquehacíapensarqueeraélquienllevabatodoelpesodelainjusticiadelmundosobresushombros.

—Nose trata solamentedeque Jorvikexista.—La frustraciónde IvarSinPiernasporlalentituddesuhermanoeramanifiesta—.Supongoqueentenderásquesielcomercionoprospera,denadasirvenlosedificiosylosmuros.

—Intenta tú hacer prosperar el comercio con un grupo de ladronescodiciando plata en cada esquina. ¿Por qué habría yo de encargarme desemejante tarea? Mejor agradéceme que no hubiera más muertes de las quehubo.

IvarSinPiernascomprendiósindudaeldilema,peronosehabíaparadoareflexionarquelarealidadpudieraafectarle.

—¿YquéhaydelreyÆlla?—preguntó—.Susexploradoresnoshanseguidotodo el camino desde la costa. Habrá visto también a nuestro ejército porNorthumbria.DebedesaberqueJorvikestádesprotegida.

—ElreyÆllaestáenelmonasteriodeCreca,rabiando.Noposeeunatropaque pueda atacarnos. He conservado suficientes hombres de confianza comoparadefendersusmuros.

—Túcuentascon trescientoshombres.Lossajonespuedenpresentarseconmillares.

La necesidad de defender las medidas tomadas por su marido llevó a lamujerainmiscuirsedenuevo.

—Sigurd lo ha hecho lomejor que ha podido—dijo en sajón, aunque era

evidentequehabíaentendidolaconversaciónenlalenguadelosnórdicos.—¡Tú te callas, muchacha! —gritó Halfdan Camisa Blanca—. No pintas

nada en esto. Tiene un pase que te acuestes con ella, Sigurd, pero ¿cómo haspodidocasarteconsemejanteramera?

—Noesninguna...—comenzóSigurdOjodeSerpiente.—Soyyo la quemehe casado conél—interrumpió lamujer, que parecía

convencida de poder defender su honor por sí misma—. Y si crees que tuhermanohaolvidadoloquemehiciste,serámejorquecambiesdeparecer.

—¿Lo que yo te hice? —repitió Halfdan—. Hacen falta dos para follar,moza.Sinorecuerdomal,túmismateabristedepiernas.

—Entoncesesquetusrecuerdossontanflojoscomotuspolvos,suciapichaflácida.

La esposa de Sigurd tenía voz de ángel, pero un léxico de experimentadamujerdelacalle.

—Cuídatededifamarmihonor,lianta—gruñóHalfdanCamisaBlanca,queporunavezparecíadeverdadresueltoanodejarseprovocar.

—Lograciosodeti,Halfdan—respondiólamujersinatisbodediversión—,esquehablasmuchodelhonor¡ynolotienesenabsoluto!

—¿Quésabrástú,quevasdeunosbrazos,aotrosdelhonor?—Másquetú,queconfundesviolaciónconprestigio.—Basta—tercióIvarSinPiernas—.¿Adóndevamosallegarsiempezamos

apelearnosentrenosotrosportanpocacosa?—Pocacosa—dijolamujer—sonlaspalabrasadecuadasparareferirseala

mangueradeHalfdanCamisaBlanca.Al margen de quién fuera ella, desafiar al menor de los hijos de Calzas

Peludas era un juego peligroso. El silencio tras la puerta se notaba cargado yamenazador.

—Enhorabuena,Sigurd—dijoHalfdandespuésdeunalargapausa—.Síquetehasagenciadounabuenatarasca.

—Loquemiesposaseanoteincumbe—respondióSigurdOjodeSerpiente—, y no tienes motivo para estar descontento. Desperdiciaste tu oportunidad.Ahoraesmía.

—Si todavía no has comprendido que lamuchacha temiente, entonces nosirvedemuchoañadirnada.—LavozdeHalfdantraslucíasombríasamenazas

—.Ylosperroscristianosnotienenmotivosparaconfiarenmí.—RagnarCalzas Peludas se regocijaría si pudiera escucharos—dijoUbbe

HijodeCortesanametiéndosedenuevoenladiscusión.—¡NoquieroescucharniunapalabraacercadeRagnar!—Fueelnombrede

supadreloquealfinsacódequicioaHalfdanCamisaBlanca—.Elputoviejoestámuertoyesmejorasí.

—Entonceshayunacosaenlaqueestamosdeacuerdo—dijoSigurdOjodeSerpiente.

Escuché con la cabeza ladeadamientras intentaba encontrarle un sentido alas palabras. Los hijos de Lodbrog, que habían reunido al mayor ejército denuestraépocaparavengarasupadre,¿sealegrabandequeestuviesemuerto?

—Sí,almenosenesosomosdelamismaopinión—dijoIvarSinPiernas—.¿Noessuficienteparamantenernosunidos?

—Demomento—afirmóHalfdanCamisaBlancareacio.—Porahora—admitióSigurdOjodeSerpiente.TambiénUbbeHijodeCortesanacontestóafirmativamenteconungruñido.—Bien, entonces no hablemosmás de ello.—Ivar Sin Piernas cambió de

tema—.Tenemos que defender un reino, y toda prisa será poca pues lleva sutiempo.Sigurd,marchadeinmediatoparahacerqueelejércitoregreseaJorvik.Halfdan y Ubbe cabalgaréis con él. Bjørn y yo nos quedaremos a fin deorganizarladefensa.

—Esoesmuy injusto—interrumpióSigurd,queseguíasincomprenderporquéelejércitohabíaderegresar—.Notenéisni ideadelenormeconflictoquesupondrá traer de vuelta a tres mil guerreros para tenerlos desocupados enJorvik.

—Yamecuidarédedarlestrabajo.Pareció que iban a abandonar la estancia e Ylva me hizo señas de que

desapareciera.Salté al interiordeunade las camasnichoen laparedexterior.Desde mi escondite vi a Halfdan Camisa Blanca salir por la puerta. Unacorriente de convulsiones recorría su rostro rasurado. Le siguieron Ivar SinPiernas y Ubbe Hijo de Cortesana, que se dirigieron una mirada cómplice.SigurdOjodeSerpienteesperóhastaquelosotrossehubieronido.

—Temo que Halfdan quiera vengarse por haber sido desdeñado, aunquecarezca de fundamento —dijo a Ylva mientras toqueteaba el aro labrado

noblementeconlasdosserpientesdeplataretorcidasqueportabaenelbrazodelaespada—.Serámejorquecuidesdemiesposamientrasestoyfuera.

—Seráunplacer,condeSigurd.Por lo visto, Sigurd decidió que la esclava de serpientes era un pago

demasiado elevado y le tendió a la escudera otro adornomás ligero antes dereunirseconsushermanosenelexteriordelacasa.

—Hay alguien a quien debes conocer, Ivar —dijo, sin acordarseaparentementedelainjusticiaqueacababadesufrir—.BrageHijodeBoddahavenidoaJorvik.

Ylvacerrólapuertaymeindicóporseñasqueabandonaralacasaensilenciocuandoloshermanoshubierandesaparecido.

—MañanaenElJabalíCojo—mecomunicógesticulandoantesdeentrarenla estancia de altos techos con la esposa de SigurdOjo de Serpiente, de cuyaseguridaderaahoraresponsable.

—¿Quéharíayosin ti,Ylva?—estalló lamujerconun teatral llantoen lavoz.

—Quésituación tancomplicada, señora—respondióYlvaenun sajónquehabíamejoradosignificativamenteconelpasodelinvierno.

—¿Piensas quizá que fue culpa mía que Halfdan Camisa Blancamalinterpretaraporcompletomisintenciones?

—Deningunamanera,señora.—Nohicesinoloquecualquierotramujerhabríahechoenmilugar.Bueno,

tú no, Ylva. Con ese aspecto sería casi imposible que pudieras seducir a doshombresalmismotiempo.Yseguroquetampocoaunosoloalgunavez.

—Evidente,señora—dijoYlvaescuetamente.Unagrietaenlapareddelfondodelnichomepermitióverunpequeñosector

delaestanciadelotrolado.LosmueblesestabanigualqueeldíaenquevisitélacasaconEgbertyJarvis,aexcepcióndelenormeespejodeplataquehabíasidocolocadosobrelamesajuntoalaparedmásalejada.DelantedeélsesentabalaesposadeSigurd.

—Pero,apesardetodo—reconocióéstamientrassepeinabadelicadamentesulargacabelleraoscuraconunpeinedehuesotallado—,hedeadmitirquelahigiene de Halfdan me agrada, aunque él no tenga ni por asomo la buenaaparienciadeSigurd.Tampocoestanmaloenlacamacomohedichoantes.Son

ese tipo de cosas que nosotras las mujeres a menudo necesitamos decir paragobernaraloshombres.

Satisfechaconelresultadodesusafanesdejóelpeine.—Yyahabrásvistoquefuncionó,¿no?—prosiguió—.Tendríasquehaber

visto lo boquiabierto que se haquedadoHalfdan cuando lo hedicho. ¿Puedesimaginarteaotroshablándolecomoyosinqueélsesulfureylosmate?Créeme,siguedeseándome.Ysihedesersincera,estoyempezandoacansarmedeoíramimaridoquejarsedeloinjustamentequelotratantodos.

Suspiróysevolvióhacialaescudera,asíquepudeverporfinsurostro.Enlaoscuridaddelacamacontuveunaexclamacióndesorpresa.

—¿Sabes, Ylva? Si Halfdan Camisa Blanca no se hubiese marchado aIrlanda,bienpodríahaberlopreferidoaél.

LaesposadeSigurdteníaunrostroovaladoproporcionadoconunapequeñanariz,labiosgruesosyenormesojosazules.

EraBella,lahijadelherreroAlton.

40

—Noloentiendo—decíayounayotravezsentadoconYlvaenelmesóndeElJabalíCojoaldíasiguiente.

No todos los habitantes de Jorvik habían huido. Por ejemplo, elmesonerobigotudovivíadíasdorados.Sucervezasiemprehabíasidodegrancalidad,yunbuenservicioeraalgoquetodoslosnórdicosvalorabanmucho.Porsiesofuerapoco, había captado la naturaleza de los nuevos tiempos, agenciándose cincoespaldudosnoruegosparaquecustodiasensuestablecimiento.Estabansentadosjuntoalabarra,dondecharlabanybrindaban.

—Tampocoestandifícil—dijoYlvaacercandolatazaaloslabiosmientrassusantebrazosrefulgíanalaluzdelalumbre.

—PeroviaHalfdanmataraBellaysucadáverardersobrelapirafunerariadeRagnarLodbrog.

—Yovi algomuydiferente.—Apoyó la tazavacía sobre lamesadejandoescapar un largo eructo. Los noruegos aplaudieron espontáneamente junto almostrador—.Yoviacuatrohermanosentrarporturnosenlamismatienda.Elúltimo,HalfdanCamisaBlanca,ayudóaBellaaentrarenunagujeropracticadoenlaplataformasobrelaqueseasentabalatiendaparaqueluegoellacontinuaraporuntúnelbajotierra.Atravésdeélescapóreptandomientraslahogueraardía.Nocreoquefuesedivertido,perosímejorquepermanecerjuntoalcadáverdeRagnar.Regresóami tiendamientras todos losdemásestabanentregadosa lacelebración.

—Pero...—Todavíamecostabaentender—.¿Porqué?—Porque todo el ejército había escuchado hablar de la hermosa virgen

sajona que iba a marchar con Ragnar Lodbrog al Reino de la Muerte. Larepresentacióndebíacompletarse.Porlamoraldelatropa.

Eltonodesuvozindicabaqueesedíamirapidezmentaleramenorquedecostumbre. Sin duda, ella tenía razón. Cuando lógica y sentimientos seentremezclancualquieraseaturde.

—Quierodecir—precisé—,¿porqué loshijosdeLodbrog dejaron vivir aBella?

—SigurdOjodeSerpienteseenamoródelajovenencuantolavio.Yelladeél, sipuedeuno fiarsede loquedigauna jovencondenadaamuerte.Pero, talcomooíste,tambiénsefijóenHalfdan.Durantelosdiezdíasqueduróellutoyenlosqueellapudoandarlibrementeporelcampamento,tuvoencuentrosconcada uno de ellos por separado. Siempre enmi tienda. Por eso rondaba yo tucárcelcomosifueraunpobresinhogar.

—Luego,¿yanoeravirgencuandofuealahoguera?—Créeme,tampocoloeraantes.Yo había observado a Bella a distancia cuando atravesaba Teurintone

llevandodoscubosdeaguadelpozo,yunasolavez lavidesnudaenelbaño.Creíaque era tan inocente comoparecía.Mi apasionamientopor ella sehabíareveladoinmaduroysinesperanzas.Sobretodo,porunmotivoconcreto.

—Bellaesmihermanastra—dije—.Tenemoselmismopadre.Ylvaseirguiófijandolavistaenmí.—¿Losabeella?—No,ynocreoquelegustaraenterarsedeelloahora.Nisiquieralocreería.Ylvahizoseñasalmesoneroparaquenostrajeraotraronda.Nosquedamos

unratoensilenciobebiendoasorbitoslacervezaquehabíasidotempladaalatemperaturaidónea,yluegoellaprosiguió:

—SéqueBella no abrió las piernas ante ningunode sus dospretendienteshastanoestarseguradequehabíanconvencidoasushermanosmayoresdequeladejaranvivir.Sabecómomanejaraloshombres.

—Entonces,¿tecaebien?—pregunté.—Hace lo necesario para sobrevivir. —Ylva vaciló un instante antes de

continuar—:Yamehabríagustadosertandespiertacuandoteníasuedad.Caviló un rato sobre episodios de su pasado que sólo mucho más tarde

llegaríayoaconocer.Finalmenteseirguió.

—PuedequeHalfdanCamisaBlancaviolaseaBellaenlatienda.Puedequeellaseofrecieseporvoluntadpropia.Nolosé.Loqueséesquedesdeentonceslohausadoparasembrardiscordiaentreloshermanos.

—¿Porquénomecontasteantestodoesto?—pregunté—.Creíqueéramosamigos.

—Noesfácilmantenerlaamistadconalguienquenocumplesuspromesas.Débilcomounacampanadeiglesiaenelhorizonteresonóunrecuerdoenla

parteposteriordemicabeza.—¿AúnsiguestraslaplatadeSanCuthbert?Asintiósombría.—No podía traicionar al hermano Jarvis —dije—. Las reliquias son

importantesparasuposición.—Locomprendo.Pero tambiénson importantespara lamía.Heprometido

plataamisnoruegos.Confíanenmigenerosidad.Confíanenqueyoseadadoraderiquezas.

Sus palabras, que había oído emplear varias veces a otros, me hicieronpensarenlossemblantessatisfechosdelosnoruegosdelaescoltacuandoYlvarompió sus últimas esclavas y repartió los pedazos. ¿Realmente las alianzasmutuasdelosnórdicosseregíansóloporellucropersonal?

—¿Y qué hay de la lealtad? —pregunté—. ¿La simpatía? ¿Los lazos deestirpe?¿Ningunode tushombresdeconfianzaestuvoalserviciode tuabuelaLadgerd?

—Sí,ydeotrosdoscondesdespuésdeella.Conelúltimohubountremendodescontento.Dehecho, era avaro.Por esohacediez añospudepersuadir aunpuñado de ellos para que partieran conmigo de expedición. Encontramos elmonasterio por casualidad. Hice una fortuna y los rumores se extendieronrápidamente.Despuéshubomásexpedicionesconlamismabuenasuerte.Frisia,Vironiayelreinodelosfrancos.Mecreéfamadehallarmonedasconfacilidadyrepartirgenerosamentelasriquezas.Ésafuelabasedemipoder.Últimamenteescasean. Aquí, en Inglaterra, la cosa se ha torcido por completo. Aquel quetienealosdiosesdesuladoreúnegrandesmultitudesdeseguidores.Nadiesiguea un conde sin suerte para hallar monedas. Ahora diez de mis hombres deconfianzavigilanelpalacioepiscopalparaSigurd,yotroscincosesientanaquípordosmonedasdeplataaldíaytodalacervezaquepuedanbeberse.

Asintióendirecciónaloshombresdelabarra.—¿Está realmente tan amenazada la posición de un conde nórdico? —

pregunté.—Todopuedecambiardeundíaparaotro—afirmó—.Sinembargo,Sigurd

OjodeSerpientenoconfíaenningúnhombreparaquevigileasuesposa,asíquevuelvo a ser útil. Y poco a poco voy ganando aquello de lo que tú me hasprivado.

Yoobservabalasesclavasdesusbrazosypenséquesiuncondepuedellegaracaertanfácilmente,tambiénotropodráhacerlo.

—Ylva,prometoqueteayudaréarecuperartuposiciónytushombressiesesoloquedeseas.

Unasonrisatorcidaasomóensutoscorostro.—¿Ycómotelasarreglarásparalograrlo,RolfLenguaraz?Nosinterrumpióunmendigoharapientoqueentróenelmesónconelpestazo

desucuerposinlavarydesusucioalientoy,paraasombrodetodos,gritó:—¡Lossajonesestánaquí!Los cinco noruegos de la barra se irguieronmirándose fijamentemientras

digerían la noticia. Entonces se pusieron en pie violentamente y salieroncorriendoporlapuerta.Ylvayyolosseguimoscalleabajohastaterminarjuntoalasruinosastorresdelportóneste.Trepamosporlaescalaqueconducíaalosparapetosparamirarjuntoalosdemáselllanopaisaje.

Unalargacolumnadehombresvestidosparalaguerra,caballosycarrosseacercabanalaciudaddesdeelesteporlacalzadaromana.Yadesdeladistancianos pareció que su equipamiento y vestuario eran abigarrados y de diversaíndole. Algunos portaban armas pesadas como hachas o espadas largas, otrosllevabanúnicamentecuchillos,horcasoguadañas.Sólounospocosvestíancotasdemallaycascos,ytodosibanensilencioydecididos.Eraunfyrd:unejércitode campesinos que habían sido llamados a defender el reino y que estabacomandado por un grupo de aristócratas sajones. Sobre los jinetes, quecabalgabanalacabezadelatropaconelhierropulidorefulgiendo,ondeabaunabandera con un hacha de guerra roja sobre fondo blanco: el estandarte delealdormanOsbert.

Ylvaentrecerrólosojosycontóensilencio.—Apenasmilhombres—dijo.

—¿Podremosmantenerlosfuera?—Quierocreerlo.Sonsuficientesparasitiarlaciudad,peronoparatomarla

contrescientosdefendiéndola.Entonces,¿quéesloquepretenden?Un griterío se elevó en la cara norte de los muros, detrás de las casas y

árbolesdel palacio episcopal.Nos costó abrirnospaso a lo largodel parapeto.Nosdetuvimosjuntoalaesquinamásseptentrionaldeunbaluartedepiedraenlamurallayestiramoselcuello,yaqueotrosmuchossehallabanreunidossobresuplataformasemicircular.

Los nórdicos miraban fijamente la calzada romana que como una flechaseñalaba desde el bosque en dirección al noroeste. Por ella se aproximaba aJorvik una nueva columna de soldados. Un grupo de hombres de diferenteprocedencia,tandiversosyporfiadoscomosuscompañerosdelaprimeratropa.Susestandarteseranunacruzblancasobrefondonegro.

—ElreyÆlla—dijoYlva—.Almenosmildoscientoshombres.El ejército deÆlla se unió al deOsbert fuera de la zona de tiro. Los dos

reyes avanzaron cabalgando y se encontraron en la linde del bosque bajo losbrotes verde claro que apuntaban al cielo neblinoso. Se saludaroncomedidamenteparaignorarseacontinuación.Lamultituddehombresyjinetesserepartióportierrasycamposcomosideantemanohubiesenacordadocuálibaa ser su posición, de manera que el asedio sobre Jorvik ya era una cuestiónmeramenteformal.

Clavaron estacas en la tierra separadas por una distancia corta. Formaronparapetosyfosasparaimpedirnoscontraatacar.Eneltranscursodeunahorasedispusieroncomouncinturónparduzcoalrededordelaciudad.Inclusoparaunprofano como yo era evidente que un ejército de más de dos mil doscientoshombresbastaríaparaqueJorvikvolvieraamanossajonas.

—Y así cambia la suerte de un día para otro—constató de forma escuetaYlva.

41

Verdaderamente,lafortunadelaguerrahabíacambiadoafavordelossajones.EnlasprimerashorasdelatardehabíanrodeadoJorvikconunsemicírculoquese extendía desde la ribera del Usan, cruzaba oblicuamente la pradera endirecciónnorteybajabahastaloscampossituadosaleste.SobreelpuentejuntoalaPuertadeUsanhabíanformadounabarricadadepiedrasdemodoquenadiepudieraescaparporeselado.Alsurdelaciudadestablecieronelcampobasealasombradeunenigmáticoóvalode ruinas romanasenmitaddeun terrenoconbueyesyovejaspastando,atrincherándosetraslosmurosdepiedraalaalturadelacadera.Losesclavosintentabanencenderfuegoconramasverdesmientraslosguerrerospulíanlasarmaslevantandolavistahacialaciudad,ceñudosyconlasmandíbulasapretadas.Porloqueparecía,losdosreyessajonespreferíanlanzarelataquedesdeel sur.Unmisterio,puesahí la fortificacióneramás resistentequeeneleste,dondeloshuecosdelamamposteríaenlargostramossehabíanrellenadoconcascotesdelascasasdepiedraromanas,apuntaladospormaderamediopodrida.Sinembargo,cualquierateníaclaroquemuyprobablementesuspropósitosseríancoronadosporeléxito.

Desdelasdostorresdelasaladeltrono,ellugarmáselevadodelaciudad,IvarSinPiernasyBjørnCostadodeHierroseformabanunaideadelasituaciónysacabanconclusionesafindediseñarunaestrategia.Nolecontaronanadieloque se proponían, pero las instrucciones de Ivar fueron acatadas de maneraincondicional. Varios equipos de trabajo se pusieron a derribar las casas máspróximasalaPuertadelReyyantesdelanochecersehabíaabiertounsolardesesentapasosdeanchoporcuarentadeprofundidaddetrásdelamoledepiedra.

Se utilizó la madera de las casas para cercar el espacio y rápidamente selevantaronbarricadasy terraplenes.Sobre el lugar enfangado se perfilaban lascasas y el extremo más meridional de la calle de Pedro como si fueraninnumerablesagujerosenlatierra,grandesypequeños,entornoaunaestrechasuperficieplana.Sibienserespetaronlascasasquehabíasubiendoalaplazadela iglesia, enel centrode la ciudad, la calle estabacercadaconempalizadasyterraplenes. Una pequeña fortaleza provisional, algo más estrecha hacia elnoroeste,aparecióenpocashorastraslaPuertadelRey.

Todas estas disposiciones no daban la impresión de estar pensadas paraoponerresistencia,másbiendelatabanquedeantemanosospechábamos—comoreconocieron Ivar Sin Piernas y Bjørn Costado de Hierro— que no íbamos apodermantenerfueraalenemigoyporellonospreparábamosparaladefensaenlas calles una vez que los muros hubieran sido tomados al asalto. Al caer lanoche, cuando la oscuridad obligó a detener los trabajos, se extendió eldesánimo.

Extenuadoy hambriento, daba vueltas entre las hogueras que los agotadoshombres de confianza de Sigurd Ojo de Serpiente habían encendido con losrestosdemadera.YlvaregresóconBellaalpalacioepiscopalyyobuscabaenvanorostrosconocidosmientrasoíafragmentosdeconversaciones.

—¿QuépiensahacerelcondeIvarcontodoesto?—preguntóuno.—Niidea—respondióotro—,perosicreequeconestemontóndeastillasva

amantenerfueraalossajones,serámejorquelopiensedenuevo.—Vamosatenerquedefendernosenlascalles.—Luchandodecasaencasa.—Mañanaporlanochehabremosmuerto.—IgualqueRagnarCalzasPeludas.Todos los que estaban junto a la hoguera miraron a aquel que había

nombradoalfamosodanés.Elhombreerapequeño,compactoeinsignificante.Tenía labios abultados y una nariz como un tapón en su semblante barbudo.Sobre una de las mangas de su saya de lana refulgía una esclava de plataretorcida, pesada y noblemente labrada, que representaba dos serpientesentrelazadassacandosuslenguas.

—¿QuésabestúdelamuertedeRagnarCalzasPeludas?—preguntóunodelosotroshombres.

—Másdeloquenecesitoguardarahoraquetodosvamosamorir.Elhombredelaesclavadeserpientesseirguió.—Seguroquemuchosdevosotros—comenzó—habéisvenidoaInglaterra

recientementesinotropensamientoqueenriqueceros.Pero losquemarchamoscon loshijosdeCalzasPeludashacecasidosañossabemosqueelmotivoeraotro:vengarlasangre.

Miré al narrador con detenimiento. Durante el año que llevaba entre losnórdicos jamás lo había visto.En un ejército tan grande e indómito podíamosfácilmente confundir a unos con otros, no obstante me parecía demasiadodelicadoparahaberestadoguerreandotantotiempo.

—Ragnar Calzas Peludas —continuó— marchó de expedición el añoanteriorparaconquistarelpaísdelreyÆllacontansólodosbarcos,puescomoledijoasureinaAslaugantesdepartir:«Noseganalafamaconquistandounnuevopaísconmuchosbarcos,ysipierdo,esmejorquesólopriveamireinodeunospocoshombres».EntoncessucedióqueRagnar tropezóconunviento tanfuerte que ambos navíos se estrellaron contra las costas deNorthumbria, peroconsiguió llegar a tierra con su ejército, conservando ropa y armas. Entoncesavanzóatravésdealdeas,ciudadesyfortalezas,ysiempresalíavencedor.

El insignificante hombre había cautivado de inmediato a sus oyentes. Susalmodiateníaunefectohipnótico.Noseoíaunruidoapartedelcrepitardelahoguera.

—El rey Ælla dijo a su ejército: «Si descubrís que se trata de RagnarLodbrog, no debéis atacarlo con armas, porque si él cae sus hijos nunca nosconcederán la paz». Durante el combate Ragnar se introducía solo entre lasescuadrasdelossajones,sumandobleeratanviolentoquerompíatantocascoscomoescudos,yningunopodíaresistirsuataque.Peroélnorecibiómandoblesniflechazos,nohuboarmaalgunaqueledañara,nifueherido,apesardequetodos sus hombres cayeron y él mismo quedó atrapado entre los escudos,momentoenquefuecapturado.Sinembargo,cuandolepreguntaronquiénera,guardósilencio.

»Entonces dijo el rey Ælla: “Echad a este terco guerrero en un pozo deserpientes.Si se expresade formaquedescubráis que se tratadel reyRagnar,debéis subirlodenuevo”.Sinembargo,Ragnarpermaneció largo tiempoentrelasserpientessinsufrirdaño,yalfinelreysajónseimpacientóydijo:“Quitadle

la ropa”.Ycuandolohicieron, lasvíboras leatacarondesde todos losflancos;los saurios glotonearon de sus vísceras, corroyeron su hígado, y una serpienteespecialmentegruesaymortíferaroyócomouncruelverdugosucorazón.

Se veía a los hombres respirar entrecortadamente a la luz de la hoguera.También yo sentí un estremecimiento, pero era de indignación por que undesharrapado, que a todas luces no tenía ni idea de lo que hablaba, se dieraimportanciagraciasasufalsaexplicación.

—Entonces,elreyÆllamandarecadoaloshijosdeLodbrogdelamuertedesupadre.Losmensajeros lleganhasta el salónenDyflin,donde justamente secelebra un festín, y avanzan hasta el sitial donde descansa Ivar Sin Piernas.Sigurd Ojo de Serpiente y el duro Halfdan Camisa Blanca juegan ante untablero,mientrasBjørnCostadodeHierrotallaelmangodeunalanza.

Elcambiodelpasadoalpresenteenelrelatosirvióparaquelosoyentessepusieranensituación.Lahogueraantenosotrossetransformóenlalumbredelsalón en Dyflin. De las sombras aparecían los hijos de Calzas Peludas y elcontorno impreciso de los hombres de su escolta. Comprendí que sólo unmaestroescaldopodíadominarsusrecursosdeformatannoble.

—Entonces, losmensajeros deÆlla saludan respetuosamente a Ivar y éstedevuelve el saludo. Pregunta de dónde vienen y qué nuevas traen.RespondenqueelreyÆllalesenvíaconelrecadodelamuertedeRagnaryacontinuacióncuentan todo lo sucedido.«Justo antesdemorir—concluyen—,vuestropadrerecitó largamentesusmuchasheroicidadesydijopara terminar:“Si loscerdossupiesenloqueelverracotienequepadecer,llamaríanalaluchayasaltaríanlapocilga”.»

Entornoalahogueraasentimosenseñaldeaprobación,puesdeinmediatocoincidimos enquedichaspalabras erandignasdeun rey.Tambiényopendíaahoradelosabultadoslabiosdelescaldo.

—Cuando los hermanos oyen eso reaccionan de modomuy distinto: parasoportareldolorporlamuertedesupadre,SigurdOjodeSerpienteclavahondoen su mano el sax con el que estaba limpiándose las uñas. Halfdan CamisaBlanca, que sostiene una pieza del juego, la aprieta con tanta fuerza que saltasangredesusuñas,yBjørnCostadodeHierroestrujaelmangodelanzadetalmodoquesumanodejaunahuellaenlamadera.Sinembargo,IvarSinPiernasno se inmuta.Conversa sosegado con losmensajeros y les pregunta sobre los

pormenores,ycuandosuhermanomenorHalfdanCamisaBlancaquieretorturaryejecutaraloshombresdelreyÆlla,elcondedelabarbarojaleinterrumpeydicequeloshombresnodebensermolestadosyquepuedenmarcharlibrementea donde deseen. «Aunque no estaréis seguros —concluye— en caso de quevayáisavuestrohogar,pueshabréiscomprendidoporloquehabéisvistoyoídoquesemejantefechoríanoquedarásinvenganzapormuchotiempo.»Cuandoloescuchó más tarde el rey Ælla, dijo que Ivar Sin Piernas era aquel de loshermanosconelquesedebíatenermáscuidado,puestoquehabíasobrellevadolamuertedesupadreconmayorsangrefría.

Enesemomentoreconocíquetantolasdiferenciascomolassemejanzasconlos sucesos reales tenían su sentido.Me adentré en las sombras esperando laconclusiónqueprontohabíadellegar.

—Y desde luego que Ivar Sin Piernas prefirió la astucia antes que latemeridad cuando marchó a Inglaterra para encontrarse con el rey Ælla. Acambiodequehubiesepazentreellos,noexigióalreysajónmásqueeltrozodetierraqueabarcaseunapieldebuey,yse leconcedió,porquecomodijoÆlla:«Es una petición bienmodesta yme complace que un enemigo tan poderosopidapoco en lugar demucho».Sin embargo, IvarSinPiernas cortó la piel debueyendelgadastirasyrodeóconellasuntrozodeterrenotangrandequesobreélpodíaedificarseunaciudad.YesaciudaderaJorvik,de laqueaúnesseñorIvarSinPiernas.Yaquíhayunregalodesuparte.

Elescaldosacódesualforjaun tonelitoyempezóaverteren las tazas.Eldoradohidromielque fluyóde laespita fuemásquebienvenida.LoshombresbrindaronporlacorduradeIvarSinPiernas.

—Tengo que reconocer —dijo aquel que antes había criticado lasempalizadasdeIvarllamándolasmontóndeastillas—quemerecelapenalucharporuncondetanastuto.

—Siestangenerosoconsustesoroscomoconelhidromiel—leapoyóotro—,noesmalnegociovengarasupadre.

Poco después, el escaldo se escabulló. Los hombres junto a la hoguera lohabían olvidado por completo, pues ya sólo hablaban de la inteligencia de sulíder,desucausajustaydelafácilvictoriasobrelossajonesconquelosdiosesiban a obsequiarle. El escaldo se afincó junto a otra hoguera donde tambiéncundía el desánimo, y allí volvió a contar su relato, tras el cual hizo aparecer

comopor artedemagiaunnuevo tonel dehidromiel.Un total de cincovecesrepitió la función, hasta que se hizo tan tarde que los hombres exhaustosroncabanmásaltodeloqueélpodíahablar.

Lo seguí de vuelta a casa por el adoquinado de la calle empedrada. PocoantesdellegaralaPuertadeUsansedeslizóentrelosedificiosparadetenerseenlaesquinadeunacasadedospisosquedestacabaenelfangodelascallejuelas.Enesepuntocomenzóasubirunaescaleraempinada.Cuandosuspiesllegaronalaalturademicara,losquitédelospeldaños.Conunaexclamacióndesorpresaelescaldocayóenmisbrazos.

—Podríashacertedañofácilmente—dije.—Seríaportuculpa,jovenzuelo.¿Quépretendes?—Sí que soy joven—respondí poniendo mi sax en su cuello—. Pero es

evidentequerecuerdomejorquetúloqueocurrióaquí,enNorthumbria.Comprendió que yo era un guerrero del ejército de Ivar Sin Piernas

descontento con su creativa explicación de los acontecimientos estivales. Surostroentero,conlanarizdetapón,mostrósupesarypusosusabultadoslabiosenpunta.

—Ay,nosoymásqueunescaldo—dijo—,yesciertoquepartídemasiadotardeparavivirtalesfatigasenmipropiocuerpo.Perosiempreestoydispuestoaescucharloqueotrostienenquedecirypagogustosoaquellasexperienciasquehacenquemirelatoseamásfielalosucedido.

Sacóunpardemonedasylaspusodelantedemicara,algoquesindudalehabíaservidoensituacionessimilares.Entodocasonoparecíainquietoantesdequeyorespondiese:

—Manténtupropiaversión,BrageHijodeBodda.—¿Conocesminombre?Apesardelascircunstanciassesintióhalagado.—Creoque todosaquellosquemehancontadocosas sobreRagnarCalzas

Peludasenelúltimoañohancomparadosuspropiascapacidadesnarrativasconlastuyas.Ynohansidopocos.

Elescaldodudómientrasreflexionabasiesoerabuenoomalo.—Escierto—dijolentamente—quemuchodeloqueherelatadoaquíesta

noche era una ficción necesaria. Enmuchas ocasiones, la tarea del escaldo alserviciodelosgrandesseñoresimplicanoajustarsealaverdad.

—Entonces,¿sepuedeconfiarsiquieraenunosolodelosrelatosacercadeRagnarCalzasPeludasquehanpasadoportuslabios?

—Mejornoconfiarjamásciegamenteenunbuenrelato.Muchosadornanloshechosparamantenerelinterésdelpúblico.

—MiinterésseciñeporlogeneralalashazañasdeRagnar,sinembargo,meresultadifícilformarmeunaimagencoherentedeél.

En realidad,nocontabaconuna impresión favorabledelgranhéroede losnórdicos,perodeseabaponerelfocoenunacuestión.

—MiamigoHasteinveíaaRagnarCalzasPeludascomoungolfilloatractivopara las mujeres. Una escudera que conozco lo denomina vejiga de cerdohinchada. Según la versión de SigurdOjo de Serpiente era un guardián de lajusticia,yenaquelloquerelataIvarSinPiernassobresupadreaparececomouninteligente poeta en ciernes.BjørnCostado deHierro apenas puede ocultar sudesprecio,UbbeHijodeCortesanahacequeRagnarparezcaunnobledefensordelasdamas,yHalfdanCamisaBlancaprefiereevitarhablardeél.

Losnombres intranquilizaronalescaldo,quecomprendióqueyonoerauntipocualquiera,aunqueseguía sinpoderadivinarmi identidad.Condosdedostomócuidadosamenteelfilodelpuñalparaapartarlodesucuello.

—Es cierto que Ragnar Calzas Peludas constituye una figura en la quemuchospuedenverserepresentados.Perolofundamentalesmantenerlaesenciadelrelato,¿no?

—Llevasrazón,sinduda—dijeempujandoelcuchilloparaquevolvieraasusitio—.YtuversióndelamuertedeRagnarCalzasPeludasmantieneintactasuesencia.Susúltimaspalabraseranasombrosamenteprecisasencomparaciónconel resto.Segúnun testigo, sólo el reyÆllayunguardia sajónpresenciaron lamuerte de Ragnar, sin embargo ninguno de ellos entendía la lengua de losnórdicos,demodoquenopudieronrepetiraotroslaspalabrasexactas.Eltestigotampoco,puestoquemurióenDyflin.

Brage Hijo de Bodda comenzó a gimotear. Tomé su muñeca y sujeté laesclavadelasserpientesenelaire.

—Ésta la hevisto antes—dije—.Ayer estaba en el brazode la espadadeSigurdOjodeSerpiente.

42

El hospedero de El Jabalí Cojome saludó con unmovimiento de cabeza tananimado que se agitaron los extremos de su bigote. De todos los que noshallábamosenlaciudadsitiada,posiblementeeraélelmenospreocupadoporeldía siguiente.Entre losmuchosclientesqueestabanen la salade techosbajosdelmesón,quehabíansidollamadosagastarseencervezasusúltimasmonedas,encontréaHastein.Estabacolgadode su jarraymesaludóconunaexpresióntorcida.Sinembargo,noeralaperspectivadeladerrotaloqueletorturaba.

—¿Te has enterado de que Sigurd Ojo de Serpiente me ha robado mimuchacha?—suspiró—.¡Élsiempre tanpreocupadoporque todosehagaconjusticia!

—¿HasidoBjørnCostadodeHierroquientelohacontado?—EnningunodelosotroshijosdeCalzasPeludassepuedeconfiar.Seapartóel rubio flequillode losojos.Nocaíen lacuentade loborracho

queestabahastaquevicómointentabaenfocar.—¿RecuerdaslasúltimaspalabrasdeRagnarCalzasPeludasqueterepetía

bordodelbarcocuandovolvíamosdeIrlanda?—pregunté.Comenzóacitarvacilante:—Conqueloscerdossupiesenloquetienequepadecerelverraco...—AcabodeescucharaBrageHijodeBoddarecitaresosmismosversos.Hasteinseiluminóalescucharelnombrequetanbienconocía.—YamedijoBjørnCostadodeHierroqueBrageseencontrabaenlaciudad.

Es un escaldomuy relevante, aunque dentro de poco no va a poder competirconmigo.

Alcé la pesada esclava de serpientes y le expliqué que su dueño habíarepetidolasúltimaspalabrasdeRagnaraBrageHijodeBodda,pagándoleconella para que las difundiera. Pasaron unos instantes antes de que Hasteinreconocieseladistinguidajoya.

—¿QuieresdecirquefueSigurdOjodeSerpientequienasesinóaRagnar?¿Tienelasuficienteastuciacomoparahacereso?

—Sigurdeslento,notonto.Fueuna revelaciónqueHasteinnodescartó.Se levantódeunbrincoy fue

tambaleándosehastalapuertadelmesón.Loalcancéfuera,enlaoscuridaddelaplazadelaiglesia.

—¿Adóndevas?—lepregunté.—AlaestanciadeRagnarCalzasPeludas—respondiómientrasseñalabael

portóndelpalacioepiscopal—.EshoradequeelputoSigurdOjodeSerpienteresponda.

—Se marchó cabalgando con Halfdan Camisa Blanca y Ubbe Hijo deCortesanaeldíaantesdequelosreyessajonessitiaranlaciudad.

Hastein había olvidado nuestra peligrosa situación. Se detuvo como sihubieserecibidoungolpeenelrostro.

—¿De qué va a servir realmente todo esto? —gangueó con los hombroscaídos—.Mañanaatacaránlossajonesyentoncesestaremosperdidos.

Leexpliquédequépodíaservirtodoeso.

Losdieznoruegosquehabíajuntoalportóndelpalacioepiscopalestabanmedioborrachosyllenosdeoptimismo,puestambiénhabíanescuchadolashistoriasdeBrage Hijo de Bodda y bebido su hidromiel.Me contaron que el conde Ivarhabíaentradoporlatardeenellugarsagradoyaúnnolohabíaabandonado.NoeraprecisamenteaIvarSinPiernasaquienestababuscando,perosupresenciame convenía. Para ser sincero, durante mucho tiempo había considerado laposibilidaddequeelcondedelabarbarojahubieramatadoasupropiopadre,aunquenuncalleguéacomentarmisospechaconnadie.ElhechodequeahoraSigurd Ojo de Serpiente pareciera un culpable más verosímil me alegraba yaliviaba,altiempoqueanhelabaconfiarlelaverdadaIvarSinPiernas.

Hasteinsehabíadirigidoalasaladeltrono,dondesehallabaBjørnCostado

deHierroconsuplata,pueseramuyprobablequenecesitásemos laayudadelgigantedebarbagrisparaconvenceralrestodeloshijosdeCalzasPeludasdelaculpabilidad de Sigurd. Así que continué caminando entre los edificios delpalacioepiscopal.LleguéalaestanciadeRagnarLodbrog,peronadierespondiócuandogolpeélapuerta.Almenosnodesdeelinterior.

—Nosirvedenada,jovenseñor—seoyóunavozdetrásdemí—.Lajovenatrancalapuertaporlanoche.

Egbert,queyacíaalabrigodeunarbusto,selevantócondificultad.Bajolasombradelcascosobresalíaunagrannarizabollonadaenelrostrosinafeitar.

—¿DóndeestáYlva?—pregunté.Elsajónseencogiódehombrosyemitióunronroneohueco.—De reconocimiento en los muros. Podría haberlo hecho cualquier otro,

pero no, la señora sólo confía en su fiel escudera —dijo enseñando los dosdientesenunamuecadefastidio—.Yaquíestoyyo,expuestoalfrío,mientraslaseñorasearrellanaensucamacaliente.Créemequeesbastanteduro.

LehiceprometerquelediríaaYlvaquehabíapreguntadoporella.—¿Yquépasarámañana?—prosiguió—.Megustaríasaberlo.¿Metomarán

por un nórdico cuando los reyes sajones nos asalten? ¿Seré derribadopormispropioscompatriotas?¿Asísemeagradecequemequedeenmipuestomientrastodoslosdemásselargan?Esbastanteduro.

—Desdeluegoqueloes.RecuerdaelrecadoparaYlva.Regreséa travésdeloscuropalacioepiscopalyde lapajaquecolgabadel

caballetedelascasascomoundesgreñadopelaje.PorencimadelostejadossealzabalaiglesiadepiedradeSanPedro,semejandoelcuerpodurmientedeunanimalpoderoso.Aunquemesentíaseguroandandodenocheporelbosque,elpaisajeurbanosemeantojabaahorainsólitoypeligroso.Mientrasmedeslizabaa lo largo de los muros con entramados de vigas y bajo los aleros, la nochepenetró enmí en la formadeuna fríaymonótona llovizna.Apresuré el paso,doblélaesquinadeunedificiocuyotechadodepajallegabacasialsueloymetopéconunasiluetaaltadebarbaroja.

—Vaya, eres tú —dijo Ivar Sin Piernas—. Iba a abandonar el palacioepiscopalcuandolosguardiasmehaninformadodequehabíaspreguntadopormí.¿Quéquieres?

Suvozsonabatensaeimpaciente.Teníaaúnmuchoquehacerantesdelalba

ynodeseabaperdereltiempo.Sin embargo, semostró cercano cuando le expliqué lo que previamente le

habíacontadoaHastein.—¿Brage Hijo de Bodda repitió exactamente las palabras de papá? —

preguntó.—Hastalaúltimasílaba.MeenojóhaberledadolaesclavadeserpientesaHasteincomopruebaante

Bjørn Costado de Hierro, pues ahora sólo podía agarrarme a mis propiaspalabras.

—SigurdOjodeSerpientedebiódehablarconBrageHijodeBoddaantesdeirse cabalgando a buscar al ejército. Ambos se han criado como hermanos.Seguramente practicaron lo que el escaldo tendría que relatar para infundiránimosalejército.LaspalabrasdeRagnarCalzasPeludasledelatan.Ældfriclasrepitiósóloalasesino.

—Ya ti—objetó Ivarmientras entrecerraba susojos azul verdoso—.Queevitastedecírmelasamí.

—SimplementeporqueÆldfric revelóqueel asesinoeranórdicoehijodeCalzasPeludas—balbuceéjadeante.

—Luegopensastequeerayo.—Mehizoseñasparaquenointentasenegarmisospecha—.Tecomprendo.Entulugartambiénhabríacreídolomismo.Pero¿dequénossirveesainformaciónenestemomento?

—Podrías ir a visitar a los reyes sajones y decirles que ahora que se haprobado su inocencia abandonarás Jorvik voluntariamente y te dirigirás al surparaquehayapazenNorthumbria.LaalianzadeÆllaconOsbertesfrágil.Nosefíanelunodelotro.Competiránporllevarselagloriadeunavictoriaobtenidasinderramamientodesangre.

ElrostrodelabarbarojadeIvarSinPiernasadoptóunaexpresiónobstinada.—Silohago,perderéelrespetodemishombres.El conde danés se decantaba más por probar suerte en el asalto del día

siguientequepordemostrarirresoluciónproponiendolapaz.—Si revelas las intrigas de tu hermano menor, conservarás el honor y el

mandointactos.YhabrápazparaJorvik.Si bien yo era un cierto tipo de nórdico, no me agradaba ver los

padecimientosque laocupaciónde lacentenariaciudadhabíasupuestopara la

poblaciónde laque tambiényoeraparte.Estaba tanabsorbidopor impedir laconfrontaciónentrenórdicosysajonesquenovilosdefectosdemipropiateoría.

EnseguidaIvarSinPiernasmeharíaconscientedeello.—Vamos a ponernos a cubierto de la lluvia—dijo abriendo una puerta al

extremodeledificio.Pasamos al interior y nos sacudimos la lluvia. Al fondo de la habitación,

unas brasas ardían en el hogar. Bajo una hilera de rejas de hierro, el suelodesaparecíaenagujerosnegroscomolapez.

—ÉstaeslaprisióndeRagnarCalzasPeludas—exclamé.—Extrañacasualidad—Ivartomóunaantorchaapagadadeunsoporteenla

pared—,peromuyadecuadaconsiderandodequéestábamoshablando.¿Tehasparado a pensar si Sigurd tuvo alguna posibilidad de cometer el crimen? Túmismo dijiste que la rigidezmortuoria de papá probaba que encontró su finalmenosdedocehorasantesdequeÆllatrajerasucadáver.¿Ydóndesehallabamihermanomenorenesemomento?

IvarSinPiernas introdujo laantorchaen lasbrasasdelhogary la revolvióhasta que la brea prendió. Yo había levantado la mano para rebatir susobjeciones,perovolvióacaerdesprovistadeintención.RecordabaconclaridadhabervistoaSigurdOjodeSerpienteatravésdelhuecodejadoporunnudoenel cobertizoenqueestabaprisionero, sus joyas refulgiendo juntoa lahogueramientrascontabacómosehabíahechosucicatrizduranteelcombatedeUldager.

—Sigurdseencontrabaenelcampamentocircularcontodosnosotros.La luzde laantorcha iluminaba lamitaddel rostrodeIvarSinPiernas.La

otramitadquedabaenunaoscuridadcompleta.—Entonces no podía estar aquí, en Jorvik, lanzando serpientes sobre la

cabezadepapá,¿verdad?¿QuéhashechoconBrageHijodeBodda?Elcambiodetemamedejóconfusoporuninstante.Entoncesmeapresuréa

asegurarqueelescaldoseguíaconvidayatadoasucama.—Bien —dijo el conde de la barba roja—, pues tendrías problemas con

Sigurdsihubiesesmatadoalhermanoconelquesecrio.TenencuentaqueestámásunidoaBragequeasuspropioshermanos.¿Ysabesporlodemáscuáleslarazón?

HabíaescuchadolaversióndeHasteinduranteelviajedesdeIrlandaypenséque lo demás podía esperar. Sin embargo, parecía que Ivar Sin Piernas ya no

tuvieranadaquehacer.Lacrispaciónhabíadesaparecidodesuvoz.—En pago por sanar la herida recibida en Uldager—dije—, el padre de

Brage,Boddi,sequedóaSigurdcomohijo.—ÉsaeslaversiónqueBoddilecontóaSigurdparanoherirlo.Enrealidad,

papáhabíacontadoyaconqueelmedianomurieraacausadesuherida.Noseloconfió a Boddi en pago, sino como castigo por haberlo salvado. Sigurd fueafortunadoporcrecerconelcariñodeunafamiliaquelocuidababien.Aunasí,siempresesientemenospreciado.Papásóloqueríadeshacersedeél.Dehecho,opinabaqueyateníahijosdesobrayqueeranungranincordioparaél.

—¿Eso tambiénvalíapara ti?Porque sediceque luchaste comounadultocontralosdeEscaniacuandosóloteníasdiezaños.

Ivarsonrióaldarsecuentadelomuchoqueyosabíasobrelahistoriadesuvida,sibienenlaversiónembellecidadelescaldo.

—EsciertoquepapávioalgunacosaenmíaqueldíaenUldager.Peronofuenadaqueleagradase.Comprendióquesuprolepodíaterminarlograndomayorrenombre que él mismo, así que empezó a pensar qué hacer para impedirlo.Bjørn Costado de Hierro ya era más alto que él, pero Bjørn estaba máspreocupadoporconseguirplataquemenciones.ErikyAgnarterminaronsuvidaenelintentodevenceralreydeUppsala.Albenjamínpapálomaltrató,demodoque poco a poco se convirtió en la bestia que conoces comoHalfdanCamisaBlanca.Amíintentódejarmeinválidoalrompermeambaspiernas.

—Creíquetehabíaspartidolaspiernasalsaltardesdeuntejado.—Yonosalté.Papámelanzó.EntrelasmuchasinterpretacionesdelcarácterdeRagnarCalzasPeludasque

había oído, no era ésta la menos realista. El renombrado danés deseabafervientementeconquistarunlugarentrelosmitos,habíaempleadotodasuvidaenprepararelcaminoynadie,nisiquierasushijos,ibaainterponerse.

Si ésta era la verdad definitiva sigo sin saberlo, aun cuando pasémuchosañosreflexionandosobreelasunto.Detardeentardeoigounadeaquellasviejashistorias al amor de la lumbre, contadas por un viajero o algún escolta reciénllegado.Escuchodebuenaganayasientosonriendoantelosconsabidostemas,perotambiénante lasvariacionesquevansurgiendoa lo largodel tiempo.Porejemplo, la narración de Brage Hijo de Bodda acerca de cómo los hijos deLodbrogseenterarondelamuertedeRagnarfuehacemucholamásextendida.

Hoy ya nadie se acuerda de que Ivar Sin Piernas y Halfdan Camisa Blancahabían invadidoAngliaOrientalmesesantesde la incursióndeRagnarCalzasPeludas.El pasado pertenece a los escaldos que le dan forma comomejor lesparece,haciendoquesuspalabrasreemplacenalaverdad.

—Y basta ya de la vida de Ragnar—se interrumpió a sí mismo Ivar SinPiernas—.Essumuerte laquenosha traídohastaaquí.Yenrelaciónconeseasunto,esprecisoqueveasaalguien.

Llamóalapuertasituadaalfondodelaalargadacárcel.—Maestro—dijo en sajón con fingida respetuosidadmientras me sonreía

comosiparticipáramosdeciertacomplicidad—.Maestro,soytuamigo,elcondeIvar.¿Puedopasar?Llevounaantorcha.

Apesardelotardequeera,unavozgruñonarespondió:—Entrapuessinoquedamásremedio.IvarSinPiernasmehizoseñasparaquemeacercase.—Elhombrequesehallaahídentroestádelicado—cuchicheó—.Tuvoun

accidentequehacequenotolerebienlaluz.—Perotrasesapuerta...—comencé.Elcondedelabarbarojaimpusosilencioydesaparecióenelinterior.Metíla

cabeza por la abertura y vi a la luz de la antorcha la escalera con los quincepeldaños, a cuyos pies se hallaba la pequeña superficie, el cabrestante, elcolumpioylatrampillaenelsuelo.JuntoalpozodondeRagnarCalzasPeludasencontrara su final, había una silueta sentada en una silla de respaldo alto.Llevabaunavendanegraenlosojos.

—¿Quién es?—pregunté por mímica a Ivar, que se había quedado en elrellanodelpeldañosuperiordelaescalera.

—Un piadoso monje —susurró— que con su dilatado saber nos puedeayudaradesentrañarlosentresijosdelamuertedepapá.

Diunospasosyestudiélafiguradelasilla.Ivarcerrólapuertatrasdemí.—¿Quiénteacompaña?—preguntóelmonje.Medetuveenelúltimopeldañodelaescaleranotantopormiedocomopor

incredulidad.—Unviejoamigo—respondió IvarSinPiernas—.Ciertamente lo conoces

desdehacemástiempoqueyo,maestro.—Dejaquemevaya—dijesinpoderapartarlavistadelamagrasiluetaenla

silla.—¿Wulf?—sonrió el hermanoWaltheof inclinándose hacia delante—.Así

que,apesarde todo,elSeñormicreadornomehaabandonado,comodiceelRedentor.

43

—¿Cómo puedes seguir con vida? —pregunté—. Vi tu cadáver yacer en elmonasteriojuntoaldelosotrosmonjes.

—Sí, hiciste que tu monstruita los asesinara. Eres culpable por igual delasesinato, Wulf. ¡Un pecado mortal! Pero el Señor me salvó, así podrévengarme.

LacoronilladeWaltheofaparecíatiranteeirregulardebidoalasfracturasdedebajo de la piel. Debía de haber sobrevivido a duras penas del mazazo quehabía hecho pedazos su cráneo y del que no había escapado sin secuelas. Alerguirsese le resbaló lavendanegray la luzde laantorcha ledioen losojos.Jadeóacausadeldolormientrasponíasusdosgrandesmanosdelantedelacara.

—Ungrupodemonjes que viajaba desdeLindisfarne encontró aWaltheofentrelasruinasdelmonasteriodeSanCuthbert—relatóIvarSinPiernas—.Lotransportaron hasta Jorvik. Tu amigo Jarvis lo cuidó y Waltheof se fuereponiendo lentamente. Pero con frecuencia ha confiado a todo aquel quequisieraoírleelodioqueteprofesa.Yyoséprestaroídos.

Le tendió lavendaaWaltheof,quienvolvióaponérselaal tiempoqueconsumocuidadoevitabarozarsucoronillahundida.

—Despuésdelafe,loqueimpulsaaloshombreseselodio—dijoelmagromonje—. Y yo he mimado con esmero mi odio hacia ti durante miconvalecencia.Todoelveranopostradoenunacamadeunahabitaciónoscurahesoñado con la venganza. Toleré estar al cuidado de ese monicaco de Jarvis,aunque él hubiera ocupado el cargo que me correspondía. Incluso enseñé lalenguasajonaaestepaganopormandatodelrey,apesardeserÆllaunespurio

sinderechohereditarioaltrono.Teníamismotivos.Waltheof no sabía que Ivar hablaba sajón desde siempre. Su relación no

descansaba,pues,enlaconfianzamutua.Algunaotracosalosmanteníaligados.—Elvikingomeprometióvenganza—prosiguióelmonje—unavezqueya

notenecesitara.Unchirridomehizoestremecer.IvarSinPiernasresollabaporelpesodela

trampillaenelsuelo.—Nohasidounacasualidad—prorrumpí—quenos tropezáramos túyyo

ahífuera.—Consinceridad,creíaquehacíatiempoquelosospechabas.Alomejorno

eres tan avispado después de todo. —El conde de la barba roja se irguió—.Cuandome hablaste de lasmazmorras de aquí abajo pensé que sería un buenlugar para instalar a mi nuevo aliado.Waltheof estuvo de acuerdo en que suvenganzanopodríallevarseacaboenunsitiomejor.Aquíhaestadoesperandoenlaoscuridaddesdeentonces.

MeestremecíalpensareneltipodevenganzadeWaltheof.—Nomoriréporestarmetidoenelpozo—objetésingranconvencimiento

—.Lossajonesmesacaráncuandohayantomadolaciudad.—Yo no estaría tan seguro de que los sajones vayan a tomar Jorvik. Pero

quiénsabe,alomejorlashormiguitascorrenenunadireccióndistintadelaqueespero.

IvarSinPiernasme tendió lamaromaconel columpioymedioun fuerteempujóndeformaquemeprecipitéhaciaatrás.Cuandoelprofundoagujerodelpozoseabrióbajomispiesnotuveotraelecciónquesujetarmebienalasientodemadera.

—Encualquiercaso—continuópausadamentemientrascontemplabacómome balanceaba en el aire—, serámejor que sepa dónde te encuentras en todomomento.

—FuistetúquienasesinóaRagnar—gritésinaliento.—Porsupuestoqueno.—Apartómipiernadeunapatadacuandointentaba

apoyarseenelbordedelpozo—.Piénsalo.YoestabaenAngliaOrientalconlamayorpartedelejército.Cienmillasalsur.Porlodemás,túnoeresquiénparadecir nada a nadie. El monje me ha hecho entender el motivo de que tepreocupentantolosparricidios.

—Es cierto.—Waltheof se animó en su silla de respaldo alto—.Vi cómomatabasatupropiopadre,Wulf.¿Lohasolvidado?¡Tevi!

Tenía razonesparaobstinarmeennohablarlea losnórdicosdemipasado.Ahoramisecretohabíasidorevelado.Deberíahabersabidoquealalarganomeseríaposibleocultarlaverdad.ApartélavistadelmagromonjeparaponerlaenlosojosverdeazuladodeIvarSinPiernasycomprendíqueelcondedelabarbarojahacíamuchoquelaconocía.

—Tencoraje—dijomientrasempezabaagirarelcabrestante—.SiganamoslabatalladeJorvik,regresaré.Entoncesveremossipuedesvolveraserútil.

—Espera un momento, nórdico—prorrumpió Waltheof—. Me prometistevenganza.

—Esacuestióncorrespondedecidirlaaotros,monje.—Lavozde IvarSinPiernasretumbócontralosmurosquemerodeaban,puesyameencontrabalejosdelbordedelpozo—.Situdioscruel,quematóasupropiohijo,sesaleconlasuya,lasserpientesseencargarándeRolf.

Ahoranoveíamásquelaoscuridadvivientequesearqueabadebajodemíaproximándoseconlentitud.NingúnpecadorescapaalcastigodelCristoBlanco,yelparricidioeselpeordetodosloscrímenes.

Midestinomehabíadadoalcance.

INVIERNODE866

Meretuerzoen laestrechurade lacama.Porencimademíprende lapaja.Apesar del crepitar del fuego sigo oyendo las voces de fuera. Alton grita. Noidentificolaspalabras.Eltonodesuvozesdesesperado.

Porfinconsigosalirdemiesconditeyfebrilmentemesacudolasbrasasdeencima.Unfardodepajaardiendocaedelantedelvanodelapuerta.Elmarco,cuyo hielo se ha deshecho, recibe el fuego como un regalo. Brilla por todosladosunardoranaranjado.Lasllamasconsumeneloxígenodelaire.Mepongoderodillasluchandoporrespirar.

Bajo la pequeña ventana, el fuego aún no se ha adueñado de las ramastrenzadasdelapared.Medianteunapatadaincrustoelpieentreellas.Lacapaseca de arcilla salta hacia todos lados. Desgarro y arranco el trenzado, quecrujecomoelsonidodelalluviacontraunasuperficiedura.Mientrashagoelagujeromás grande caen trozos de paja ardiendo sobremi espalda.Grito dedolor y frustración. Al fin ceden también las barras verticales de la paredtrenzada.Sacolacabezaalexterior.Despuésloshombros.Meimpulsoconlospiesparaempujarmeatravésdelhuecoysalirdeltodo.Meveorodeadoporlafríanievehúmedaymerebozoenella,notandoeldolorqueproduceelescozordelasquemadurasyrespirandoávidamenteelairefrescodelanoche.

Sólo despuésmedoy cuenta del silencio reinante; el fuegoalborota amisespaldas mientras los hombres callan. Alzo la vista y veo al magro monjeWaltheofasícomoaldesconfiadohermanoSelwynhechounamueca.

—Por si necesitábamos más pruebas —dice Waltheof—, ésta debería serconcluyente. Sólo un pecador confabulado con el diablo podría escapar del

infierno.Me levanto vacilante. Alton se halla detrás de los dos monjes. Su rostro

barbudoestácongelado.Sumirada,llenadereservaymiedo.Suaspectohacequeunallamadeiraprendaenmí.

—Muchas gracias por la ayuda —digo de forma sarcástica, y añado—:¡Papá!

Losmonjessevuelvenhaciaelherrero.—Mirapordónde.—Selwynentornasusojosmiopes—.Esoexplicaalgotu

conducta,Alton.—¿Tiene tu madre otros bastardos que debamos conocer?—me pregunta

Waltheof.—Yonosoyningúnbastardo—digo—.¿Yquésabestúdemimadre?Susdesastrososdientesrelucenamarillosalaluzdelfuego.Seaproximay

susurraparaquelosdemásnopuedanoírle.—Queeresbastardonoofreceningunaduda,puestoquetuspadresnoestán

casados.Ysétodoloquehayquesaberdeesaramerita.Séporejemploqueesdanesa,queesunapitonisayquelaúltimavezquefueavisitartealmonasteriolepedistequemeecharaunamaldición.

—¿Cómo es posible que tú...?—comienzo a decir, perome doy cuenta dequeelmonjenohahabladoensajón.

—Sí,conozcolalenguadelosnórdicos—confirma—.Entendícadapalabraquedijisteistúylarameradetumadrecuandoosacompañédurantelavisita.

PasóuninstanteantesdequerecordaraelcomentariodemamáacercadelograrqueOdínlanzaraunamaldiciónsobreWaltheof,ymipropiarespuestadequebienpodríasersuúltimoactopaganoantesdeingresarenelconvento.

—¡Nohablarásenserio!—estallo—.Eraunabroma.—Nosebromeaconesetipodecosas.—Waltheofhabladenuevoensajón

—. No resulta fácil suprimir el paganismo en estas tierras. Cuando mujerescomotumadreusanhierbasparacurarenfermedadesycalmarlosdoloresdelagestación, esposas e hijas se apegan a los antiguos dioses, lo cual dificultanuestramisión.Peroyahadejadodehacerdaño.

—¿Lahabéismatado?Miroaunoyaotro.Waltheofseregodeaensilenciodemidesgracia.Esel

hermanoSelwynquienseencargadeexplicarlaausenciademamá.

—Porsupuestoqueno—dice—.Elasesinatoesunpecadomortal.Tumadrehavueltoaservendidaalosinfielesquelatrajeronaquí.

Mevolvíhacialaenormesiluetaencorvadadelherrero.—¿Losmonjeshanvendidoamimadre?Altonevitamimirada.Comoenundestelloveoahora loqueha intentado

contarmedesdequemeatrapóconlanarizcontralapareddelaherrería.Nohansidolosmonjeslosquehanvendidoamimadre.Lohahechoélmismo.LaasustadamiradadereojoquedirigealhermanoWaltheofmedicequeelmagromonje lohapresionado.Laexcomuniónesunaamenazaqueningúncristianopuedetomarsealaligera.PeroenelgestoconvencidodelsemblantebarbudocomprueboademásqueAltonnosesienteculpable.Mamásehabíaconvertidoen un lastre para él. Su hermosa hija estaba prometida con el hijo delealdorman,yesabodaelevaríasuestatusenTeurintonedemanerasignificativa.

Sinembargo,élnopodríabuscarseunanuevaesposamientrastodosenlaaldea conociesen su relación con la bruja del bosque. Mamá ya no era tanjoven,ysiemprehabíasidodifícil.Decualquiermodo,lomejorparaéleraqueelladesapareciese.

—VendíaIngrithauncomerciantedeRipa—dijoalfin—.Ellasiempresoñóconregresarasupaís.

—Nocomoesclava—bufé.Sumalaconciencialehizoapartarlamirada.Debíadehaberleprometidoa

mamá la libertad por tenerla durante todos estos años. Y había faltado a supromesa.

—Lacuestiónesqueellaestálejos—interrumpeelhermanoWaltheof—.Yahorahemosdeconsiderarquévaapasarcontigo.

Waltheof se tomó en serio la maldición de mamá y teme que yo hayaheredadosusfacultades.Contemploalostreshombresalaluzdelasllamasy,depronto,comprendoloquetengoquehacer.

—¡Escúchame, Odín! —grito hacia el cielo oscuro—. Lanza tu ira sobreestoshombres.

Las palabras acuden a mí de forma espontánea. Sólo Waltheof lascomprende.Palidecedepavor.Sinembargo,laintenciónesclaratambiénparalosdemás.

—Crux sacra sit mihi lux!—grita el hermano Selwyn mientras alza una

manomanchadadetintacontramí—.Nondracositmihidux.El monje escriba continúa con su fórmula de abjuración a coro con mi

propiaparrafada.—¡Hazquetuscuervoslessaquenlosojos!—Vaderetrosatana!—Hel,hazquelosmonjessehielenenlasprofundidadesdelNiflheim.—Numquamsuademihivana.—Thor,hazquetumartillohagaañicosaloshombresdañinos.—Suntmalaquaelibas.—¡Loke,hazquesufranporsuscrímenes!—Ipsevenenabibas!El tiempo se detiene. Nuestras voces se entrecruzan y ascienden con las

ascuascomoserpientesdanzanteshacialasestrellas.EntoncesAltonselanzahaciadelante.—Calla, muchacho. —Pone su enorme mano sobre mi boca—. ¿No

comprendes que así sólo consigues cavarmás profundamente tu propia fosa?¡Losmonjestecolgaránporherejía!

¿Porquéelherrero temepormí cuandono le importónadaeldestinodemamá?¿Porquéha intentadosalvarmividadurante toda lanoche?Miro susemblantebarbudoenbuscaderespuestasycomprendoquequiereatarmeaél.Quiereloúnicoquesiemprehaechadoenfalta:elherederovarónquesuesposanollegóadarle.

Elenojoporsuhipocresíabulleenmí.Meretuerzoensuabrazogruñendocomounlobo.

Unecoprocedentedellinderohacequeloscuatronosquedemosensilencio.Por el extremodel claroapareceuna siluetablancaa cuatropatas.Hrow

arquea el lomo y eriza el pelo. Los dientes que deja al descubierto brillanamarillos a la luz de las llamas.Alton grita, no al ver el lobo sino porque lemuerdoeldedo.Mibocaestálibre.Ladroindicandoquenecesitoayuda,gruñodemodosalvaje,Hrowloentiendeyvienealacarrera;losmonjesgritanpresasdel pánico, pero la amenaza inminente y objetivo de la loba es el gigantebarbudoquemetienesujetoconsuabrazodehierro.Ellanocomprendequelosenemigos aparentementemenos agresivos, elmonjemagro y su acompañante,sonlosmáspeligrosos,peroyaesdemasiadotarde.Notoestremecerseelcuerpo

de Alton. La sangre gotea sobre mí cuando Hrow le rasga el cuello. Lasmanazasmesueltan.Elherreroresbalahaciaatrásparaaterrizarpesadamentesobrelatierracubiertadenieve.Lebirloelcuchilloquellevaenlafundajuntoalcinto.

—Vaderetro—gritanlosmonjesacorocomosiesopudierasalvarlos.Hrow y yo nos aproximamos a las lastimeras siluetas con hábitos.Con el

ardor de las llamas detrás de nosotros arqueamos el lomo, gruñimos yenseñamoslosdientes.

Hrow toma impulso.Waltheof emite un chillido estridente. La loba salta ycuandoestáenelaireleclavanunalanzaquemedejaparalizado.Ellatumbaalmagromonje, da vueltas con él sobre lanieve y sequeda tendidamientras élruedamásallá.

—¡Hrow!Caigoderodillas.ElcuerpodeHrowseharelajado.Lasangredelaloba

tiñe de rojo la nieve.Con un gemido y una expresión interrogante levanta sumiradaamarillahaciamí.Uninstantedespuésestámuerta.Amisespaldasseoyeungriterío.Losaldeanoshanregresado.

—Amigosmíos,misqueridosamigos.Waltheof sehapuestoenpie recobrando la serenidad.ElhermanoSelwyn

siguepetrificado.Debajodeéluncharcoamarilloseextiendeporlanieve.—Que el Señor bendiga vuestro valor, como dice el Redentor. Habéis

regresadoenelmomentojusto.¿Aquiénhedeagradecerlamuertedelhombrelobo?

Un hombre en la treintena vestido de negro de forma distinguida seadelanta.

—Nobleealdorman—Waltheofcaederodillas—,miagradecimientonotienelímites.

—Puedesguardartetuagradecimiento—diceelealdormanconexpresióndeascoenelrostro—.Meconformoconquerecuerdesnuestropacto.

Susintrigasmetraensincuidado.Entierromirostroenelpelajecenicientoyaspiroel fuerteolora tierrayalmizcle.Notounasmanosquemeagarranytirandemíparaponermeenpie.Losacompañosinoponerme.Alpasarjuntoamipadre,quesehadesangradosobrelanieve,nosientonada.EsHrowquienmeentristece.

—El chico es unwicca peligroso—oigo que le susurraWaltheof al reeveEldrid, que se ha callado respetuosamente ante la amistad del monje con elealdorman—.Harecitadoversosextraños,hahechoapareceralhombreloboyhamatadoalherrero.¡Hayquecolgarlocuantoantes!

El reeve pide a los aldeanos queme lleven al salón para encerrarme allíhastaquelasentenciapuedaserejecutada.

SEXTAPARTE

Primaverade867

44

Aunqueseayaunanciano,aquellossucesosvirulentosquetuvieronlugarhacemucho tiempo siguen presentes en mi recuerdo. La memoria funciona de unmodotansorprendentequeamiedadunorecuerdamejorsulejanajuventudqueloocurridopocosdíasantes.

Apesar de quemi punto de partida era humilde, no lo hicemal, si semepermite decirlo.Me siento en una agradable silla forrada con piel de carnerofrentealalumbredelsalóndemipoderosocastilloconstruidoenpiedra.Juntoalapuerta,unsirvienteesperaenpiedispuestoaobedecer lamásmínimaseñalpor mi parte, mientras que en la cocina el cocinero y sus ayudantes trabajanpreparandomisplatospreferidos.Desdelasventanasabovedadasalcanzoaverlasfértilestierrasyeltrabajodemissiervosdelagleba.Alolejosseextiendenlosbosques,delosquesacomaderaparamiflota,hastalamismacosta,dondelas naves largas están listas para defender las incursiones en mis dominiosmarinos.Tengotodoloqueunhombrepuededesear.Soyunprivilegiadoalquelafortunahasonreídocomoapocos.Sinembargo,sufrolaparticularmaldiciónde lavejez: extraigo la sabiduríademis experiencias cuandoya es demasiadotardeparadespertarelinterésdelpresente.

Mihijo,apesardesusmuchascualidades,noestáenabsolutointeresadoenlapalabraescrita.Apenas si leapetece leeruna sucintacarta,ynoporqueseaanalfabeto,sinoporserunespléndidomozo,altoyespaldudo,ademásdejovial.Nohayhijoquehayallenadonuncademayororgulloasupadre.Porsupuesto,está henchido de la intrepidez propia de la juventud y afronta riesgosinnecesarios que habrían conducido a su madre, bendito sea su recuerdo, al

borde de la desesperación, pero sé que lo hemos instruido bien y que estápreparado para enfrentarse a los retos de la vida. Con su espada larga hiendecráneos y cajas torácicas como si fueran cercas trenzadas, aunque también escapazdemostrarpiedad.Suarrojoestáimpregnadodelacautareflexiónquemehallevadoamítanlejos,perotambiéndeunaprevisiónfríaycalculadoraque,devezencuando,mehacepensarenIvarSinPiernas.

Jamás un caudillo ha alcanzado el verdadero respeto de sus subordinadoshaciendounusopremeditadoydesaprensivodetodoytodoslosquelerodean.Elsoberanohábilgobiernaconunamezcladesabiduría,misericordia,astuciaycálculo. Aquellos que están bien provistos de las dos primeras cualidadesraramentemedran en el poder, pero los que sólo poseen las dos últimas estáncondenadosasertemidosyaborrecidosmientrascongreganhombresentornoaelloscuyoúnicoobjetivoenlavidaesocuparsupuesto.Losprimerosnosuelendurarmuchoeneltrono.Losúltimosencuentransiempreunviolentofinal.IvarSin Piernas nunca fue capaz de ponerse en la piel de los demás en lo querespectaasussentimientos, sóloen loquepensabanyambicionaban,paravercómo podía usarlo en la consecución de sus propias metas. Esas carenciasmentales invisibles fueron más decisivas en su caída que las físicas yperceptibles.

Podríahablardeellodurantehoras,yamenudolohagoconlaesperanzadeque en alguna medida calen las amargas experiencias que conforman misabiduríade lavida.Haceapenasunañomihijoasumió,conmibendición,elmando del ejército que durante tantos años me he esforzado por constituir ymantener unido. En cuanto tiene ocasiónmarcha a la guerra para ampliar lasfronteras del reino y, de paso, alejarse de casa ahorrándose tener queescucharme.

Peroasídebeser.El privilegio de la juventud radica en tratar con desprecio el pasado para

podervivir suspropias experiencias en el presente.Posiblemente eso significaque los jóvenes están condenados a repetir nuestros errores. Pero basta ya dehablar de ello.Mucho peor es para mí tener que confiarme únicamente a mipergamino.

Quizá alguna vez, en un tiempo muy lejano, alguien se pregunte de quémanera los acontecimientos del pasado han contribuido a conformar su vida;

entoncesmispapelespodríandespertarinterés.Poresarazónmeesfuerzoendarampliacuentadelosmuchossucesosdemilargavida.Sólolosdiosessabensialgunaveztendránsentidoparaalgúnotroquenoseayomismo.Unacosasinembargo es segura: cuando miro atrás, unas pocas experiencias destacannítidamenteentrelagrancantidaddesangrientasluchasyaventuras,engañosyheroicidades,muertesymatanzas.UnadeellasesmiestanciaenelpozodelacárceldeJorvik.

Demasiado tardeme di cuenta de que debería haber sujetado el columpio.Cuandosemeocurrió,IvarSinPiernasyahabíaempezadoaizarlo.Alcerrarselatrampillapesadamenteporencimademíycernirseelsilencio,elmiedohizoque me desmayase. Sólo muy lentamente logré recuperar mi entidad en lacompletaoscuridad.Meapoyéenlapareddepiedraesforzándomeporcontrolarmi propia respiración. Prestaba oídos almás leve ruido de reptiles.No se oíanadaenlaprofundidaddelpozo.

Mequedéquietodepie tanto tiempoqueempecéasentircalambresen laspiernas.Concuidadodesplacélasuelademibotaporelsuelorugosoyrocéalgoblando.Delsobresaltoreculé.Sudabay,apesardelfrío, laespaldademisayaestabaempapada.

Denuevoreinabaelsilencio.Quien nunca haya estado encerrado en completa oscuridad, privado de

cualquiersensaciónquenosealadelapiedraásperabajolasyemasdelosdedosyelregustoavómitoenlaboca,apenascomprenderámipavor.Eramuchopeorque elmiedo antes de una batalla.Más arrollador que el horror vivido en unmuro de escudos cuando la escuadra del enemigo se aproxima con lossemblantescrispadosávidosdesangre.

Loquemeinvadiófuetemordelmismísimotemor.Laconcienciadequehabía serpienteshizoquemimiedoborbotearahasta

alcanzarelpánicocomounaollaquehubieraestadodemasiadotiempoalfuego.AhorasabíaloqueRagnarCalzasPeludasdebíadehabersentidocuandoestuvoenesemismo lugar.Supresenciameparecíamásacusadaen laoscuridadquecuando me hallaba bajo la lona junto a su cuerpo inerte. Con un año dediferencia, nuestras circunstancias comunes crearon un vínculo entre nosotros.Casisentíaquepodríatocarlosisoltabalaparedyextendíaelbrazo.Noeraunasensacióntranquilizadora.

Mi garganta se encogió como si las serpientes ya me hubieran mordido.Aspiraba superficialmente, sinque el aire llegase amispulmones.El estrechocilindro del pozo comenzó a rotar en torno amí y lamole de las paredesmeaplastaba,mantuveelequilibrioapoyándomeenlaspiedrashúmedas,peroaunasí tuvequehundirmede rodillas, porque cuando logré respirar de nuevo,meencontrésentadoenelsueloconlasmanosrelajadasaloslados.Ybajounademispalmasnotélaespaldaescamosadeunavíbora.

Nomeatrevíamoverme.Losimpulsosgolpeabanelinteriordemicráneo.Sólopaulatinamentemedicuentadequelaserpientenosemovía,dequesu

cuerpo plano estaba rígido como un palo. Aun así tardé mucho tiempo endecidirme a tocarla con precaución, deslizando las puntas de los dedos por suespalda.Connáuseasenlagargantapercibílaspequeñasvértebrasatravésdelapielescamosa.

Laserpienteseguíaquieta.Porfin,enunarrebatotemerario,agarréelextremodelacolaylaalcé.Se

partióemitiendounsonidosecoapenasaudible.Mequedéconuntrozoentrelosdedos.

No me enteré de lo que pasaba enseguida, pero al caer en la cuenta meresultó difícil parar de reír. Cuando Jarvis y yo vimos arder la antorcha en elfondo del pozo desde el borde del agujero las serpientes seguían vivas, perohabíatranscurridotodouninviernodesdeentonces.Ahoraúnicamentequedabanpequeñoscadáveresresecos.

Poco a poco, la alegría desapareció. Continuaba preso en un profundoagujero, sin comida ni agua y vigilado por unmonje desquiciado sediento devenganza.

Quizá las serpientes habrían sido, después de todo, lamás benigna de lasalternativas.

45

Cuando la trampilla chirrió al abrirse tuvequeponermeunamanodelante delrostroparaprotegerlosojosdelaluzdelaantorcha.Noesperabayanadabuenodelmundodearribaymeacurruquépegadoa laparedcurva.Nosabíacuántotiempollevabadentrodelpozo.Mipercepcióndelmismohabíadesaparecidoenlaoscuridadyelsilencio.

Un hombre llamaba en sajón. Pensé que la ciudad habría caído y que eraalgúnsoldadodeOsbertoÆlla.Entoncesreconocílavoz.

—¿HermanoJarvis?—respondílevantándome.Se oían varias voces hablando a la vez. Los sonidos retumbaban en las

piedras.Elcolumpiodabagolpescontraelmuroalbajar.Mequedéconélentrelas manos un buen rato antes de comprender qué debía hacer. Pasé el nudocorredizoporelcuerpoyempujéelasientodebajodemí.Lamaromasetensócuando alguien en la parte de arriba hizo girar el cabrestante. El suelodesaparecióbajomispies.

Ibacaminodelaluz.—¿Quiéntehametidoahí?—preguntóHasteinencuantomicaraapareció

porelbordedelpozo.Laantorchamedeslumbró,peroreconocíelmovimientoconelqueseapartó

elrubioflequillodelosojos.DetrásdeélestabaYlvainclinadasobrelacabria.—Aéstenohemospodidosacarleniunapalabra—dijoellaseñalandoconla

cabezaalhermanoWaltheof.Con los ojos llorosos intenté enfocar la vista en el contorno impreciso del

magro monje. El reflejo de la hoja de un cuchillo parpadeaba en la pequeña

manodeunasiluetaencorvada juntoa laaltasilla.SonreíalhermanoJarvisypresentíqueélasentíadeformamesuradaenrespuesta.

—¿Cómomehabéisencontrado?—HebajadoalasaladeltronosobrelaPuertadelReyparairalencuentro

de Bjørn Costado de Hierro —respondió Hastein—. Por desgracia estababorracho e intratable, demodo que he considerado que lomás sensato era nomolestarlo.AlvolveralpalacioepiscopalentubuscahevistoaYlvafrentealaestancia deRagnarLodbrog y le he contado lo deBrageHijo deBodda y supulsera.Hemosempezadoabuscarteynoshemostopadocontuamigomonje,quiennoshatraídoalasmazmorras.

MiréaJarvis.Mivistayahabíamejorado.—¿Cómosabíasqueestabaaquí?—Tuveunsueño—respondióelpequeñohermanolego—.Tevibajotierra

enunasilenciosaoscuridad.Medespertéconelfuertepresentimientodeloqueellosignificaba.

LasprofecíasnocturnasdeJarvissolíansermotivodereflexióndespuésdeque el tiempo y los acontecimientos hubieran revelado su significado. Era laprimeravezqueunsueñolehabíapermitidointervenirenunacadenadesucesosmientrasaúnseestabadesarrollando.Agradecíensilencioaldioso losdiosesque le enviaron la visión, aunque no había tiempo de considerarlo condetenimiento.

—¿Hantomadolaciudadlossajones?—pregunté.—Para ello tendrían que haberse dado una prisa vertiginosa —respondió

Hastein—.Aúnnohaamanecido.Sólo había estado en el pozoun par de horas.La informaciónmedejó un

gustodesleídoenlaboca,comosihubierabebidounatazadealgoquepensabaqueeravenenosoparaenterarmedespuésdequesetratabadeaguasalada.

—SéquiénasesinóaRagnarCalzasPeludas—dije.Larevelaciónmellegóenlaoscuridad.Rigurosaymetódicamentehabíaido

recordando todo lo sucedido desde la primavera,más paramantener la calmaqueporqueesperarasacarprovechodemisaber.Cuandoalfinloentendí,todomepareciómuysimple.

—FueSigurd—dijoHasteina losdemás,ansiosoporcontribuir.DesdesusillaWaltheofresoplócondesprecio.

—NofueSigurdOjodeSerpiente—dije.—¿Quiénentonces?Las miradas interrogativas me hicieron dudar, no de la identidad del

criminal,sinodesieraprudentedesenmascararalculpableantesdetiempo.EnlugardeellomevolvíhaciaJarvis.

—Sé que has cuidado aWaltheof desde que llegó aquí. Seguro que te hacontado todo tipo de cosas sobremí, y ésa es la razón de que estuvieses tandistantecuandonosvolvimosaverenElJabalíCojo.

Elpequeñohermanolegobatallabaconlarespuesta.Apartódemílamiradaparadirigirlaalmagromonjedelasilla.

—Waltheofseencontrabaenunestadoespantoso.Perosiemprehasidomáscelosoquefidedigno,asíqueconfiabaenqueexagerara.

—Wulfesunadláteredeldiablo—dijoWaltheofconunchillidoestridente—. Intentómatar al hermano Selwyn, que en paz descanse, pero dejó que lohicierasudiabólicamujerenvezdeél.¡Tienesquecreerme,queridohermano,ésaeslaverdaddelSeñor,comodiceelRedentor!

Jarvismecontemplabaa laespera.Comono respondía,miantiguomentorprosiguióconunainusitadadurezaenlavoz:

—Notuvenoticiastuyasentodoelinvierno.Cuandonosencontramosibasen compañía de ladrones y querías hacerte con las reliquias de plata, peroentoncesempezasteaindagarlamuertedeRagnarLodbrog.Yoyanoséloquebuscas.

LasalianzasqueJarvisyyonoshabíamosvistoobligadosacontraer,cadauno por su lado, se interponían entre nosotros. No podía reprocharle sudesconfianzaynomesentíacapazdeexplicarlemisdecisiones.Demaneraquepreferíintentarobtenerrespuestaaotracuestiónsobrelaquehabíareflexionadoenelpozo.

—Lanocheen laqueardió lachozadelbosque—ledijeaWaltheof—,elealdorman mencionó que él y tú teníais un acuerdo: te prometió su apoyocuando llegase elmomento de elegir un nuevo abad en elmonasterio de SanCuthbert.

—No pedí más de lo que merecía —escupió Waltheof en su defensa—.Primero participé en la caza del hombre lobo, y después Selwyn y yo nosofrecimosvoluntariamenteacuidardelmonasteriodurantelaausenciadelresto.

Nosexpusimosaungranpeligro.—Yunavezquefuerasabadledevolveríasalealdormanlosterrenosquesu

padrehabíadonadoalmonasterioantesdemorir.—Ésa es una acusación completamente disparatada —bufó Waltheof, de

formaquenadiepudieraplantearselaverosimilituddelateoría.Laanchabocabajo la venda negra se torció en una mueca de desprecio. El cuerpo magroparecíaestarsentadosobreunhormiguero.

—¿Porquéhablaslalenguadelosnórdicos?—seguípreguntando.—Waltheof es de origen danés—respondió Jarvis—. Su padre lo dejó de

jovencitoenunmonasteriodeAngliaOriental.—Si hay que contar mi historia —interrumpió el hermano Waltheof—,

prefiero hacerlo yo mismo. No me dejaron, sino que yo elegí quedarme trashaber visto la luz y entregarme al Señor. EnAngliaOriental fui educado congran severidad y mortificación, hasta quemi abad decidió enviarme al norte,dondeélpensabaibaaencajarmejor.

JarvissonrióypusoelcuchillocontraelcuellodeWaltheof.—¿YquéesloquetuabadenAngliaOrientalleescribióalhermanoOffa?

«Enlastierrasdelnorteesposiblequenoexistatantainquietudporelbienestarde los adolescentes como aquí en Anglia Oriental, pero lo dejo a tu criterio,queridoamigo.»¿Noeranésaslaspalabras?

Acausadelairaylafrustraciónsexual,Waltheofestabaalbordedelllanto.Tuvo lamalasuertedeacabarenelmonasteriodeCreca,dondeelescribientedelabadÆthelbertsetomótanenserioelbienestardelosnovicioscomoelabaddeAngliaOriental.AúnhoysigoestándoleagradecidoalhermanoOffaporello.

—Yotambiénveléporlosnovicios—prosiguióJarvis—hastaaqueldíadeinvierno en el que oímos hablar del asalto de los nórdicos; entoncesempaquetamoslasreliquiasypusimosrumboaEoforwic.

—AhoralaciudadsellamaJorvik,anciano—dijoYlva.—Yaveremoscuántoduraeso—respondióJarvis.—Que el Señor te oiga —añadió Waltheof, subrayando con dicha

observaciónlaprofusióndeinteresescontrapuestosquenosuníanyseparaban.Sajones,nórdicos,cristianos,paganos,amigos,enemigos,nuestrogrupitoera

unaediciónenminiaturadelosmillaresquesepreparabanparamatarselosunosalosotrosenlaciudad,fueradelsótanodelaprisión.

46

—¿Yahoraadóndevamos?—preguntóJarvisbajoladébilluzdelamanecerquesecolabaporencimadelamuralladeJorvikcayendosobreeljardíndelpalacioepiscopal.

Elpequeñohermanolego,Hastein,YlvayyoestábamosdetrásdelaiglesiadepiedradeJorvik,considerandolasopciones.ApesardequeJarvisnoshabíaasegurado que Waltheof no podía salir a la luz del día sin que el dolor loinmovilizase,cerramostantolapuertadelaescaleraqueconducíaalsótanodelaprisióncomolaentradaaledificioalargado.

—BjørnCostadodeHierro—respondí.AúnseguíapareciéndomequeelpadrinodeHasteineraelmejoraliadoque

podíamos encontrar para la desproporcionada tarea de desenmascarar a unasesinoysalvarunaciudaddeladestrucción.

—Sería un detalle—dijoHastein—que nos contaras quién es entonceselasesino.EstoyconvencidodequeBjørnvaaexigirsaberlo.

—Seguro que Rolf tiene algún motivo para mantenerlo en secreto—dijoJarvis.

Adecirverdad,noestabasegurodequemisamigosfueranacreerme.MiréaJarvisconagradecimiento,tantoporsuapoyocomoporelreconocimientoquehacíaaminueva identidad.Nuestros interesescontrapuestoshabíanhechoquenos separáramos, pero en el día postrero de nuestra amistad nos mantuvimosunidosconlaesperanzadequeasíconsiguiéramossobrevivir.

—¿EstáBjørnCostadodeHierroenlasaladeltrono?—preguntóYlva.—Allíesdondesehallasuplata—respondióHastein.

Yanohabíanadiedeguardiajuntoalportóndelpalacioepiscopal.Tambiénlaplazade la iglesia seencontrabadesierta.Lashoguerasde lanocheenveladejarondibujadossobrelatierracírculosdemaderacarbonizada.Poruninstantecreímos que la ciudad había sido abandonada. Entonces oímos gritosprocedentes del extremo sur de la calle de Pedro. Los defensores estabanreunidossobrelamuralla,muypegadosaambosladosdelasaladeltronoysusdosangulosastorresdevigilancia.

—Instiganalossajonesparaqueataquen—dijoYlva.—¿Sehanvueltolocos?—preguntóJarvis.—NoshemosperdidoeldiscursodeIvarSinPiernasalalba—dijoHastein

—.Loqueleshadichohadebidoencendersuespíritudelucha.Corrimosalolargodelasempalizadasprovisionalesquecercabanlacallede

Pedro.Alaluzdeldíasemejabanvallasdeunhombredealturaconstruidasdemalamanera.Esposiblequesirvieranparamantenerenlacalleaovejasovacassueltas,peronoparecíaquepudieranevitarlaentradadelenemigo;nisiquieraapesardelterraplénqueseconstruyóalosladosdelasbarreras,deformaqueunopodíamirardesdearribaelcercado.

En la zonadespejada tras elportóneldía anterior, a la sombrade laparteposterior de la sala del trono, se hallaba una fuerza de cincuenta guerrerospoderosamentearmados.Desconocíamossusintenciones.

—VamosalencuentrodeBjørnparaoírcuáleslaestrategia—dijoHastein.—Podéishacerloquequeráis—dijoYlva—.Yovoyaverloqueocurreen

elcampo.IvarSinPiernaspermanecíaconloshombresdesuescoltasobrelamuralla

alestedelasaladeltrono,demodoquecorrimoshaciaeloestepararodearlaranciamole,pasamosjuntoaloscincuentaguerrerosysubimosporunaescalerahastaelparapetodondelosnórdicossehallabanhombroconhombro.Tuvimosqueempujaryapretujarnosparaavanzarylograrverlastropasdelossajonesenformación,quesemanteníanaladistanciadeundisparodeflechadelaciudad.Unamultituddesoldadosapieycampesinosseacurrucabandetrásdeunmurodeescudos.Másallá, los jinetes refrenaban sus caballosbajouna infinidaddeestandartes.Losdosdemayortamañoeranbienconocidos:lacruzblancasobrefondonegroyelhachadeguerrarojasobrefondoblanco.ÆllayOsberthabíanreunidoelapoyodethegnsyealdormendetodaNorthumbria.

—¿Aquéesperan?—pregunté.—Puedequeaeso—dijoYlvamientrasseñalaba.Desde la ribera del río se elevaba hacia las nubes una débil columna de

humo.Mientraslamirábamossetornónegruzca.Elsilencioseextendióentrelosnórdicosdelparapetoansiososporluchar.

—Sonlosbarcos—dijouno.—¡Lossajonesestánprendiendofuegoalasnaveslargas!—gritóotro.Entre empujones, apretujones y confusión, los alterados hombres nos

obligaron a desplazarnos con ellos hacia la esquina del bastión. Desde allípudimosvercómotresdelassietenaveslargasquehabíajuntoalaorilladelríoyaestabanenllamas.Lossajonesdelasbarricadaslevantadassobreelpuentedepiedranoeransoldadosdeapiesinoarqueros.Unanubedeflechasincendiariassubíadesdeallí,describíaunacurvaenelcieloycaíaenloscascosdespejadosdelosnavíos.

Másallá,otrosdefensoresdelaciudadpegadosalamurallasedieroncuentadequepasabaalgoenelrío.Entrelosqueacudieron,reconocíelpeloybarbarojossobreelmantoazuldeIvarSinPiernas.Unhombrepequeño,cuadradoeinsignificante, con nariz de tapón y labios abultados en su rostro barbudo semantenía muy próximo a él. El conde danés había liberado a Brage Hijo deBoddaantesdeocuparsedeladefensadelaciudad.Elmaestroescaldodevorabaconojosbienabiertoslosdramáticosacontecimientosquesedesarrollabanasualrededor. Sin duda estaba registrando todo lo que ocurría para usarloposteriormente en un relato. Al igual que todos los demás, la desigual parejaestabaabsortaen losbarcosqueardíanen lariberadel ríoynomirabanhacianuestro lado. Algunos de los nórdicos pasaban sus piernas por encima delparapeto y se colgaban de los brazos para dejarse caer al foso de la muralladesde la menor distancia posible, y así llegar hasta el río para salvar lospreciadosbarcos.

Nodeberíahabérseleescapadoanadiequejustoeneseinstantedetumultoycompletaconfusiónlossajonesatacarían.Losportadoresdeescudossehicierona un lado para dejar avanzar dos filas de hombres que se habían mantenidoocultos.Amarradoporcuerdasdecuerollevabanentreellosungruesotroncoderoble.Alabrigodeunalluviadeflechas,corrieronalolargodelapendientedela calzada romana para golpear el martinete contra el pilar central del doble

portón.Lavibraciónsedifundióporlamamposteríahastaelbastióndondenosencontrábamos.

—¿Porquégolpeanelpilarenlugardeforzarelportónparaqueseabra?—pregunté.

—La sala del trono tiene cientos de años—dijo Jarvis—. Esmuchomásviejaquelapuerta.Osbertconocelospuntosdébiles.

Entregritosychillidoslossajoneshicieronretrocederelarieteveintepasosy,trasrecibirunaordenestridente,avanzarondenuevoalacarrera.Estaveznonosalcanzóeltemblor,peroacambiohicieronmásdañoalasaladeltrono.Delmuroposteriordelaconstruccióncayeronpiedrasyfragmentos.Loscincuentahombressituadosenelsolardespejadodetrásdelportóntuvieronqueapartarsepara no ser alcanzados. El grueso de las fuerzas se mantenía a distancia,esperandoaquellegaseelmomentopreciso.

Los ojos verde azulado de Ivar Sin Piernas alcanzaron losmíos sobre lasnumerosas cabezas cubiertas con yelmos justo en el instante en que un nuevotemblor se extendía por la vetusta mampostería. Sonrió con ironía y saludó.Despuéssevolvióhaciasushombres.

—Bajaddelamuralla,mishombres—gritó—.Defendedlasempalizadas.La maniobra parecía acordada de antemano. Los guerreros más jóvenes

bajaron ágilmente por la cara interna de la muralla a lo largo del herbosoterraplén, mientras que los de más edad y experiencia usaban las escaleras yescalas.Unpesadorunrúnrecorrióelsueloyelparapeto.

Mimiradabuscódenuevolasaladeltronodelosreyessajones.Lavetustaconstruccióndepiedraromanaysusdostorresdesgarbadashabía

empezado a inclinarse hacia fuera. Se ladeó lentamente hasta sobrepasar sucentro de gravedad. Con un estrépito ensordecedor, que parecía proceder delinterior mismo de la tierra, la mampostería se desintegró, derrumbándose yprovocandounanubedepolvosobrelahierbadelcampo,lacalzadaromanaylospocosedificiosquehabíaalotroladodelaPuertadelRey.

Se elevó un poderoso bramido. El ejército sajón empezó a moverse endirecciónalamplioagujeroquelasaladeltronohabíadejadoenlamuralladeJorvik. Los estandartes con la cruz y el hacha ondulaban sobre sus astas. Losjinetesespolearonloscaballos.

ComenzabaelasaltodelossajonesaJorvik.

47

—¿Bjørn?—LavozdeHastein temblaba.Su rostro se volvióblanco como laharina.Sepasóunamanoporelrubioflequillo.

Hasta el último guerrero había desaparecido de la muralla. Ylva, Jarvis,BrageHijodeBoddayyonosquedamosensilenciojuntoalparapeto.InclusoIvar Sin Piernas pareció por un instante paralizado por la impresión de haberperdidoasuhermanastromayoralvenirseabajolasaladeltrono.Sinembargo,noerapenaloqueleíensumiradaaguamarina,sinounfríocálculo.

—Siquieresvengarlamuertedetupadrino—ledijoaHastein—,yaeshoradequeteunasatuscompañerosenlasempalizadas.

Hasteinmirabaindecisoalcondedelabarbarojayalanubedepolvodelosescombros que se aproximaba lentamente.Bajo ella se ocultaban las primerasfilas sajonas, pero su colectivo y confiado bramido victorioso se oía conclaridad.Lapenaempañaba lamiradadeHastein.Desenvainósuespada,saltóparabajarporelterrapléndehierbaydesapareciódelavistaentrelascasasdelaciudad.

—Ylva—prosiguió Ivar Sin Piernas—, no has escuchadomi discurso, asíque ignorasqueheprometidoa todoguerrerosupervivienteunapiezadeplataporcadamuertosajón.Esovaletambiénparati.

Laescuderatardóunmomentoendecidirse.DespuésseencogiódehombrosydesaparecióporelmismocaminoqueHastein.

—Demínovasalibrarte—dijoelhermanoJarvisenderezandolaespalda.—Nodeseo librarmede nadie,monje. Sólo procuro que todos estén en su

puesto cuando irrumpan los sajones. Es asunto tuyo si eliges a Rolf o a

Æthelbert.Pero si cuentasconqueOsbert leperdone lavidaa tuobispo, eresmásingenuodeloquecreía.

ElhermanoJarvisapartólavistademíparadirigirlaaIvarSinPiernasyalosguerrerossajones.

—Protegeatuobispo—dijeasintiendo.Jarvis se había arriesgado ya mucho por mi culpa. No podía pedirle que

tirase por la borda aquello en lo que creía y el porvenir de la Iglesia enNorthumbria. De todas formas, su mirada estaba llena de reservas cuando semarchóporelmismocaminoqueHasteineYlva.

—¡Fueél!—BrageHijodeBodda,queyanopodíaveralossajonesacausadel polvo en suspensión que se acercaba cada vezmás, se había vuelto en elparapetoyfijadoenmí—.¡Memaltrató,meató!

—Lo sé,Brage.—Ivar no apartaba sumirada demí—.Creoquedeberíasunirtealosdemásenlasempalizadas.

—¡Unmalvadocomoélmereceserazotadoporhabermeultrajado!El cuerpecito compacto del maestro escaldo vibraba iracundo y

escandalizado.Sesentíaseguroalladodesuconde.—Rolfnodejaráderecibirsucastigo,Brage.Ahorareúneteconlosdemás.—Pero, conde Ivar, se llevó la esclava que túme diste.Quiero queme la

devuelva.—¡BrageHijodeBodda!—bramóIvarSinPiernas—.Lárgate.Hazaquello

por lo que te pago y reúne material para un poema sobre la caída deNorthumbria.

Cariacontecido,elmaestroescaldobajóporentrelascasasparadesaparecerendirecciónalacalledePedro.Noquedabanmástestigossobrelamuralla.

—SéquiénasesinóaRagnarCalzasPeludas—dijemientrasmirabaa IvarSinPiernas.

Elcondedelabarbarojadesaparecióenlanubedepolvoqueavanzabaporencimadelamuralla.Mequedéquietoydejéquemetragaraamítambién.

—¿Estaveznoteequivocas?Perseguí su voz adentrándome en la nada. El grueso polvo escocía en los

ojos, la gravilla crujía entre los dientes. En un instante mi boca se secó.Meenvolvió una nada opaca, onírica. El bullicio del combate se me antojó másdébil,losgritosmenosmolestos.Oíaeltintineoarrítmicodeunasarmascontra

otrascomosiyotuviesealrededordelacabezavariostrozosdetela.—Hasdesaberquetodoloqueestáocurriendohoyaquíestabaplaneadoal

detalle.—Oílavozdelcondedelabarbarojaalolejos,delantedemí.—Bobadas —respondí apretando el paso—. No previste que los sajones

fueranadestruirsupropiasaladeltrono.Surisasonóatansólounospasosdedistancia.Sienunmomentodadome

pareciósoleadayllenadealegríadespreocupada,ahoramedejóhelado.—Admito —dijo— que no conozco lo suficiente los edificios de piedra

como para saber si son o no sólidos. Pensaba que tendríamos que atacar paraatraeralashormigasalinteriordelaciudad.

Esoexplicaba lapresenciade loscincuentaguerrerosqueesperabandetrásde la Puerta del Rey, pero no cambiaba nada. Deseaba ver la expresión delsemblante de Ivar Sin Piernas cuando reconociese su derrota.Memerecía esaalegría,aunquehubiesedeserlaúltima.

Unsoplodevientohizoqueelambientesedespejasedepronto.Delantedemí,juntoalagujerodelamuralla,habíaunasiluetaaltayclara.Sumantoestabagrisdepolvo,elpeloylabarbacasiblancos.Observabaelespectáculodebajodenosotros.

DesdelasempalizadasprovisionalesentornoalsolarylacalledePedro,losnórdicos incitaban al enemigo a atacar. Los sajones les complacieron. Unacompactahordadehombresymetalselanzósobrelasdébilesbarreras,queeranloúnicoqueimpedíasuentradaalaciudad.Susfuerzasatacanteseranalmenosdemilhombrescontratrescientos.

—Viendo todo esto—sonrió Ivar Sin Piernas—, ¿cómo puedes creer quetenga alguna importancia quién mató a Ragnar Calzas Peludas? Nosotros losnórdicossomoslobosyosos.Losdiosesdecidieronhacernosmásfuertesylistosque lossajones.Estamosennuestroderechode tomarsupaísyhacernuestrassusriquezas.Noselasmerecen.Nosotrossí.

—Northumbria gozaba de vitalidad y abundancia mucho antes de quevosotrosllegaseis—dije—.Elreyysusealdormenacaparanmuchopoder,perocuidan de que haya ley y orden, así como de que los campesinos no pasenhambre.Losdepredadoressólosabenmatar.Decaminoaquívisteloscamposdecultivoasolados.IgualqueenIrlanda.Túmismoteindignasteporello.

—Biensabes—objetó—quenoeraesoloqueyoquería.

—No podías impedirlo. Tus nórdicos hacen lo que les place conindependenciadeloquetúdigas.Sialcanzaselpoderporelqueteafanas,seráel fin de Inglaterra. Y entonces te verás obligado a seguir adelante. ¿Quéconquistarás la próxima vez? ¿El reino de los francos? ¿Hispania? Nuncalograrástenerunimperio.Destruyestodoloquetocas.

Mispalabrashicieronquesusonrisapalideciera.Losúltimostiemposhabíandemostradoquelaacusaciónnocarecíadefundamento.

—¿Y tú crees —dijo pausado y grave— que puedes detenerlodesenmascarandoaunasesino?

—Yada lomismo.Tras laderrotaenJorvik loquequedede tuejércitosedividiráenpequeñasbandasqueserándestruidasconfacilidad.

—¿Derrota?—repitió—.Teequivocas,Rolf.Vamosaganarestabatalla.Lasonrisaaltaneraensurostrollenodepolvomellevóareconocerquemi

franqueza había sido un error. Ahora Ivar Sin Piernas sabía cuál era miposicionamiento.Avanzóunpasoalfrenteconunamiradaamenazadoraensusojos azul verdoso.Yodi el correspondiente pasohacia atrás.En esemomentosonóuncuernopororiente.Losdosnosvolvimosendirecciónalsonido.

Alacabezadeuna tropadealmenosquinientos jinetescabalgabanSigurdOjodeSerpiente,HalfdanCamisaBlancayUbbeHijodeCortesana,rodeandoelbastiónsituadomásalestedelosmurosdelaciudad.Delantedeelloshuíanlossajonesquemanteníanelasediodenorteaeste.Losreyessajonessehabíanesmeradoalescogerloshombresquehabríandeformarelgrupodeasediadoresentre los alfeñiques acobardados e insegurosque constituyen la retaguardiadetodoejército.Estoshombresaguardabanaquesuscompañerosconmayorvalorllevaranacaboelasaltoparapoderentraryparticiparenelsaqueo.Ahora loshijosdeLodbroglosempujabanhaciaelagujerodelamuralla.

Ivar me contemplaba con la cabeza ladeada mientras me daba cuentalentamentedeloqueaquelloimplicaba.Cuandoestuvosegurodequeyohabíacomprendidolacatástrofeentodasudimensiónavanzóhastamí.

—Nometoques—dijesacandomisax.Demasiado tarde. IvarSinPiernasmehabíaagarradoconambasmanosde

misaya.Intentépincharlo,pero sus largosbrazosmemanteníanadistancia.Conel

cuchillo rayé los aros de plata de sus brazos.Todo inútil.No eranmeramente

decorativos.Medianteunlargopasohaciaatrásutilizósuenormepesoyelimpulsoque

elmovimientoleproporcionabaparalanzarmealagujeroabiertoenlamuralla.Atravésdelaire,densotodavíaporelpolvodelosescombros.Endirecciónalsueloyelmontónderuinasdelasaladeltrono.Haciaabajo,conlossajonesqueafluíanparamorirenlascallesdelaciudad.

48

Rodésobrelairregularmontañadeescombros,quemerecibiócondurezaymearrojó como un guijarro plano que va golpeando la superficie de un lago.Mientrasintentabalevantarme,variospiesapresuradospasaronamilado.Nadiese fijó enmí. Los sajones estaban demasiado ocupados corriendo, luchando ymuriendo.

Desdeesaperspectiva,lasempalizadasdemaderadelacalle,delaalturadeunhombre,parecíanunobstáculo insuperable.Muchos intentaron trepar,pero,mientrasescalabannopodíanprotegersedelosgolpesdehachasyespadasqueveníandesdearriba.Despuésdealgunosintentos,lossajonescaíanyquedabantendidos en el suelo.La tierra estaba pegajosa de sangre.Los campos estabansembradosdecadáveresydeheridos.Loshombresgritaban,lasarmascantaban,elpolvopenetrabaenojos,narizyboca.Fueunapesadilladesangreymuerte.Aquellos que se adentraronmás, en la calle de Pedro, cayeron en una trampamortal. La calle entre las empalizadas se había transformado en una estrechasendadelanzasyhachas.

Los más inteligentes intentaron agruparse, pero se vieron obligados aavanzarpor lapresióndesuscompañerosde laretaguardia.Memantuvea lospies de las empalizadas mientras buscaba rostros conocidos. Una larga lanzabajó volando hacia mi cara y sin duda me habría atravesado la frente si nohubiera sido derribado por un caballo aterrorizado, cuyo flanco recibió enmilugarelafiladomordiscodelapunta.

Elcaballorelinchóyseencabritó.Rodéporelsueloyapenaspudeevitarseraplastadoporsuspatasdelanteras.Eljinetemevio.Unasonrisadeincredulidad

se extendiópor suorondo rostro.Osbert sevolvió en la silla y lesgritó a sushombres:

—Éstehatraicionadoasupatria.¡Estáconlosnórdicos!El exrey se encontraba frente a un traidor al que podría culpar de su

desesperadasituación.Sipudiese llevarmeconsigo,supropiamuertepareceríamenosabsurda.

—Ayudóa losbárbarosa tomar laciudad—gritóOsbert—.Aconsejóasulíder.¡SalvólavidadeIvarSinPiernas!

Los hombres del rey formaron un semicírculo y me empujaron contra laempalizada.Loshabitantesdelnortesosteníansusarmassobremí.Noentendíanloqueestabasucediendo,perosabían reconocerunabuenaposicióncuando laveían. Aunque la masacre continuó, quedó una zona libre de la batalla a mialrededor.

—Estoyconvosotros—lesgrité—.SoyelintérpretedelcondeIvar.Nadiepodíaoírmeconelruido.Elpolvodelosmurossemehabíapegadoa

lapiel,loquellevabaamimetizarme:enciertamanerameparecíaacualquierade lossajonesquehabíanpenetradoentre losescombrosy las ruinasdelsalóndeltrono.

—Mató a dos de vuestros compañeros—espoleóOsbert a su gente—queintentaronliberarlodelaesclavitudenelcampamentodelosnórdicos.

Lagrasientacara lebrillódesudorymemiróconunaexpresiónmalvada.Porsiteníadudas,yasabíaquiénestabadetrásdelintentodesecuestrolanocheposterior al funeral de Ragnar Calzas Peludas. No tuve tiempo de reflexionarsobrelosmotivosdelexrey.Unalanzapenetróunbuentrechoensupecho.

ElrostrodeOsbertsequebróenunamueca,comosihubieraprobadoalgoamargo;emitióunestertoryresbalóporlaespaldadelcaballo.

—EstoporBjørnCostadodeHierro—sonóunavoz—,gordograsiento.—Hasteinsaltófrenteamí—.Seguroquepensabasqueteníasatodoslossajonesparatisolo.—ExtrajolalanzadelcuerpodeOsbertymelaarrojó—.Peronoquieroperdermetodaestadiversión.

Otrafiguraaterrizóconestrépitodetrásdemí.YlvaselevantóylealcanzóunescudoaHastein.

—Adelante,cachorrillo—gruñó.—Adelantetú,perra—serioél.

Conunestruendo,losescudossejuntaronanteellos.Instintivamentepuselalanzaenelvallequeconformabanlasrodelas.HasteinsosteníaaEnviudadoraenlamanoderecha,Ylvasuespadaenlaizquierda.Formamosunaunidadefectiva:unaescuadra.

LoshombresdeOsbertsehabíanrecuperadodelasorpresa.Teníanunreyalque vengar. Con brío desesperado, se lanzaron al ataque. El primero muriórápidamente.El jovenylaescudera trabajabanduro.Yobailabaasusespaldaspinchando los rostros iracundos de los atacantes. Una nueva figura saltó anuestro lado. La cabeza de un hacha voló cerca de mi oreja y aterrizópesadamenteenmediodelafrentedeunsajónsincasco;lasangrechorreó.ElpuñoafiladodelhermanoJarvisliberóelhachaconcabelloyrestosdecerebroyselanzócontraunnuevoatacante.

—¿QuéocurreconÆthelbert?—grité.—Dudo que algún sajón consiga llegar al palacio episcopal. Tu conde es

astuto—respondióJarvis.—Yanoesmiconde.Los ojos de la cara arrugada se hicieron eco de mi respuesta, pero

inmediatamentesedirigieronaotroenemigoquesederrumbóenelsueloentregritosconlahojadelhachaenelhombro.

Varios nórdicos se lanzaron ahora al barro sanguinolento a combatir. Eranhombresorgullososalosquenolesimportabasalirdesuseguridadsihabíaunpuñadodelossuyosadelantadosydandoejemplo.

En todas partes las empalizadas fueron abandonadas para dar paso a uncombatecuerpoacuerpo.Aunosveintepasos,ungrupodehabitantesdelnorteavanzabahacialoshombresdelreyÆlla,queseagrupabanentornoasuseñor.

Uno a uno, los valientes sajones fueron cayendo en un vano intento deproteger al reydeNorthumbria.Los sudorosos, ruidososy sonrientesnórdicosderribabanaunhombretrasotro;tambiénelreyluchabaconbravura:surostrodeperillanegraestabacontraídoporlaira,suespadavolabadeunladoaotro,sucaballo seencabritabay relinchabaporel terror.La luchaeraenvano,un saxderribóalanimal,quecayósobreelpolvo,yÆlladesaparecióbajounamultituddeanchasespaldasycabezascubiertasdecascos.

El rey había caído.El combate había terminado.Lamasacre continuó aúnduranteuntiempo.

49

—¿Nooshabíaprometidolavictoria?¿Ynohecumplidomipalabra?Losguerreros, reunidosen laexplanadabajo la saladel tronoderrumbada,

estabancansados, sudorososy rebozadosenbarroy sangre.Losbañaba la luzdorada de la tardemientras golpeaban con sus armas los escudos y rugían suentusiasmohaciaIvarSinPiernas.Éstehabíacumplidotodaslaspromesasquehabíahechoalamanecer.LapequeñayprietafiguradeBrageHijodeBoddasepresentó en el círculo de exhaustos guerreros. El maestro escaldo, con ojosatentos,reuníamaterialparasucantarsobrelacaídadeNorthumbria.

—¿NoprometíqueRagnarCalzasPeludasseríavengado?Ivar agarró el cabello del hombre que estaba arrodillado frente a él en el

centrodelgrancírculo;tiródesucabezahaciaatrásparaquetodospudieranversurostro.LaperilladelreyÆllahabíasidomedioarrancadaenelfragordelabatalla.Suoscurocabelloestabadespeinadoymanchadodesangre.Coneltorsodesnudo y evidentemente aturdido, estaba con las manos atadas a un posteclavado en el suelo. Le costaba mantenerse erguido, pero se hallabamilagrosamentevivoyconsciente.

—Ahora—continuóIvarSinPiernas—nosotros,loshijosdeRagnarCalzasPeludas,juzgaremosaéstecuyafalsedadnotieneparangón.

Levantandounanuevaoleadacontralosescudos,soltóalreyysedirigióasus hermanos. Halfdan Camisa Blanca, cuya mandíbula aparecía áspera, conalgunapelusa,estabadepieadiezpasosdeSigurdOjodeSerpiente,quehabíaencontrado tiempo para peinar y trenzar su cabello negro, que brillabacompitiendo con sus brazaletes de plata. Junto a ellos estaba Ubbe Hijo de

Cortesanaconunaexpresióndesatisfacciónenlacararedondaybarbada.EntreloshijossupervivientesdeCalzasPeludasyanohabíaresistenciaaconsideraralHijodeCortesanacomolegítimo.Sumerapresenciaconfirmabasuestatus.

Loscuatrocondessimularondeliberar.NielreyÆlla,queapoyabalafrenteen las muñecas, ni los nórdicos reunidos tenían dudas sobre cuál sería lasentencia.

—¿Vamos a dejar que maten al rey sajón? —preguntó Ylva. Ella y yoestábamosjuntoconHasteinyJarvisdetrásdelamultitud.

Mientras retiraban los cadáveres del campo de batalla, nos habíamosmantenido escondidos por las casas. Desde una distancia segura, habíaobservado cómo Ivar Sin Piernas me buscaba entre los muertos. En cuantopudimosocultarnosdetrásdelosguerrerosreunidosnosatrevimosaacercarnosparapoderescuchar.

—¿CómocreesquereaccionaránloshombressimepresentoallíydigoqueÆlla es inocente?—le pregunté—.No hace ni un año que lo señalé como elasesino.

—Hanpasadomuchascosasdesdeentonces.Ylvani siquieraconseguíaconvencerseasímisma.Laverdadnoaclararía

nada.Desdeluegonoahora.—SialmenosBjørnestuvieraaquí...—dijoHasteinconunavozcontrolada,

peroconunposodellanto.—Comosihubieraayudado—dijoYlvaconacritud.—¿Ayudadoaqué?Detrás de nosotros había un gigantón gris cuyo cabello y barba revueltos

formabanunauraentornoasucabeza.Lasangredelosrasguñosyheridasenbrazos,piernasycuerpoempapabalosescombrosquecubríanaBjørnCostadodeHierrodepiesacabeza.

Lomiramos,incapacesdedecirunapalabra.—Abrelaboca,cachorrillo—ledijoaHastein—.Simecuentasalgobueno

puede que me olvide de que no has estado dispuesto a excavar entre losescombrosparabuscarme.

Muchomás tardeoí cómoBjørnCostadodeHierrohabíaestado inclinadosobreelmayordelosmatacanesdelasaladeltrono,esperandoalosatacantesconaceitehirviendoybrasas.Cuandoeledificiosederrumbósobreél,saltópor

elagujeroconlaspiernaspordelante,peroamitaddecaminoquedóatrapado.La sólida bóveda amurallada de la entrada se había mantenido en pie y loprotegióde la lluviadepiedraymortero,peropodríahabersidofácilmentesutumba.Podíaagradecerasupropiafuerzabrutahabersobrevivido,yaquehabíaquedadoenterradobajo lamontañadeescombros.Debíasu rescateauna felizcoincidencia.Enesemomento,atodosnosparecíaunmilagro.

Costado deHierro estudió a susmedio hermanos, todavía ocupados en sudiscusión,yalreyÆlla,atadoasupalo.

—Rolf ha descubierto quién asesinó a Ragnar Calzas Peludas —dijofinalmenteHastein.

—¿Nofueelreydelossajones?La mirada tranquila del gigante de barba gris contrastaba con su aspecto

salvaje.Neguéconlacabeza.—Siemprepenséqueerapocoprobable—concluyó—.Sígueme.Losguerrerosdelaparteposteriorsehicieronaunlado.Seabrióunacuña

entrelaconcurrenciacuandoCostadodeHierroavanzósujetándomefirmementeporelbrazo.Alhacerseunrepentinosilencio,losotroshijosdeCalzasPeludaslevantaronlavistaydivisaronasuhermanomayor.Bjørnmesoltóyseparóconlosbrazoscruzadossobrelabarriga.

—Entiendoqueestáisdecidiendoeldestinodelreysajón.Por una vez, Ivar Sin Piernas estaba perplejo. El conde de barba roja se

quedóconlabocaabiertaylosojoscomoplatos.ElvaronilrostrodeSigurdOjode Serpiente mostró un gran interrogante y Ubbe Hijo de Cortesana, querápidamentehabíatomadoconcienciadelasituación,sealejóunospasos.SóloHalfdanCamisaBlancaparecíafelizporelreencuentro.

—Québienqueestésaquí,Bjørn—dijoelhijomásjovendeCalzasPeludas,ysonócomosilosintieradeverdad—.Semehaocurridounfantásticométododeejecución,peronomedejanusarlo.

—Ciertos métodos son demasiado crueles para ser vistos —dijo Ivar SinPiernas,quehabíarecuperadoelcontrol—,inclusoparaguerrerosvengativos.

—Entonces, ¿vuestra reserva no se debe —preguntó Bjørn Costado deHierro—aquetengáisdudassobrelaculpabilidaddelreyÆlla?

Los ojos de Ivar Sin Piernas se encendieron cuando me vio detrás delgigantón.Yonoduraríamuchosimetuvieseasolasenunahabitación,perola

disensiónalavistadetodosnobeneficiabaanadie.Loshermanosbajaronlavozdemodoquelosguerrerosnopudieranoírlos.

—Pero ¿no dejó definitivamente claro Rolf Lenguaraz la cuestión de laculpabilidad?—susurróHalfdanCamisaBlancaconvozronca.

—Hacambiadodeopinión—respondióBjørn.MeencogíbajolamiradadeloshijosdeCalzasPeludas.—Nohayningunarazónparacrearconfusiónahora—dijo lentamenteIvar

SinPiernas.—Entonces,loqueRolftienequedecircuentasólosiconfirmatuopinión—

afirmóBjørn—.¿Laverdadnotieneimportancia?—Parece razonable dejar que Rolf se explique—intervino Sigurd Ojo de

Serpiente—. Y si puede ayudar a aclarar todo esto, creo que deberíamosescucharlo.

BjørnCostadodeHierromiróinterroganteaHalfdanCamisaBlanca.—Estoydispuestoaescucharcualquiercosa—respondióelhermanomenor

—siemprequetermineconunaejecución.—Entonces estás enminoría, Ivar.—Costado deHierro ignoró demanera

manifiestaaUbbeHijodeCortesana,queapretabalosdientestrasloshilosdesubarba—.Habla,Rolf.

Preferiríahabersalidohuyendo,peroahoranomequedabaotroremedio.—Antes de queHalfdan Camisa Blancamatara aÆldfric en el puerto de

Dyflin—comencé—, el sajónme reveló que fue uno de los hijos de RagnarCalzasPeludasquienasesinóasupadre.

—Nopodemosconfiarenloquedijouncarcelerocualquiera—repusoIvarSinPiernas.

—Ældfricnoerauncarcelerocualquiera,porquesiasífuera,túnosabríasnisu nombre, conde Ivar. Y tampocoHalfdan Camisa Blanca, que en Dyflin loconocía.

IvarSinPiernasestabamolestoporsudesliz.—Osbert utilizó a Ældfric como mensajero—continué— porque hablaba

ambos idiomas. Por eso fue él quien llevó el mensaje del exrey a vuestrocampamento en Anglia Oriental el año pasado a mediados de invierno. Sumensaje fue que Ragnar Calzas Peludas vivía y que podríais recuperarloquitandodeenmedioalrivaldeOsbert,elreyÆlla.

BjørnCostadodeHierromiróensilencioaHalfdanCamisaBlancayaIvarSinPiernas.Porunavez,elnormalmentelentoSigurdOjodeSerpienteentendiótododeinmediato.

—¿SignificaesoquepapáaúnvivíacuandonosllamasteisalaguerracontraNorthumbria?—preguntóelcondedebarbanegra.

—SinohubiéramosdifundidoalolargoyancholamuertedeRagnarCalzasPeludas —respondió Ivar Sin Piernas con tranquilidad—, nunca habríamospodidoreunirunejército tangrande.Túmismo,Sigurd,¿habríasvenidodesdeJutlandia? ¿Y Bjørn habría abandonado su isla en la costa del reino de losfrancos?

—Peronosmentisteis—continuóindignadoSigurdOjodeSerpiente—.Noestá bien por vuestra parte.Especialmente tú,Halfdan, que tanto te preocupasportuhonor.

EspasmosmuscularesrecorrieronelrostrodeHalfdanCamisaBlanca.—El padre merecía morir —susurró con voz ronca—. Acepté el plan

deshonrosodeIvarporquemeprometióquepodríaocuparmedelvejestorio.—¿Habríasmatadoanuestropadre?—Hubiera sido demasiado fácil. Le habría obligado a comer gusanos. Le

habríagolpeadolasplantasdelospies.Lehabríaarrancadolasuñas.Lehabríadejadodormirensuspropiosorinesymierda.Lehabríahechotodoloqueélmehizo.

LosotroshijosdeCalzasPeludascallaronalrecordarlostormentosquesuhermano menor tuvo que padecer siendo un crío. Ninguno de ellos lo habíaayudado. Ninguno de ellos se había atrevido. En una familia violenta, todosbajanlacabezayselaprotegen.Mientraslafuriadeltiranosedirigehaciaotro,notegolpeaati.

—RagnarCalzasPeludasmurióantesdequeelcanjepudiera realizarse—continué—.PeroOsbertestabaansiosoporllegaraunnuevoacuerdo.Poreso,éleIvarSinPiernasseencontraronenelclarolanocheposterioralfuneral.Vialas dos figuras desde el terraplény la luzde la hoguerade los sajonesque sereflejaba en los brazaletes de Ivar.Tal vez habría sacado alguna conclusión sidoshombresdeOsbertnomehubieranatacadoeintentadosecuestrarme.

—Es una lástima —dijo Ivar Sin Piernas sarcásticamente—. ¿Y qué sesuponequeacordéconOsbertenesaocasión?

—UnplanparaatacaralreyÆlla.TeníasqueganartelaconfianzadelreyyentregárseloaOsbertcuandoasaltaseelobispado.Eldíaacordado,ÆllaytúosocultaríaisenalgúnlugarcercadelaestanciadeRagnarLodbrog.ViaOsbertyasushombresrastrearlazona.

—Osbertpodríahaberestadobuscandocualquiercosaenesacasa.—Desde luego—admití—,pero ¿cómo sabías que su arca contenía veinte

milmonedasdeplata,comoledijistedespuésalreyÆllaenElJabalíCojo?BjørnCostadodeHierro gruñó condesconfianza.El gigante de barba gris

recordaba perfectamente el arca queOsbert había traído en el carro. Tambiénrecordabaotrodetallequelohizoentrecerrarsusojosgrisclaro.

—Nosdijistequeelarcaconteníadiezmilmonedasdeplata.¿Apartastelaotramitadparati,hermano?

IvarnosmiróaBjørnCostadodeHierroyamí.Considerósurespuestaunlargorato.

—La plata de Osbert se ha destinado a la conquista de Inglaterra —dijofinalmente—.Hacompradoamonjesysacerdotesy lafidelidadde trescientosguerreros.

—Y todopara cumplir tu sueñode un imperio—interrumpióBjørn—.Enlugardellenarnuestrosbolsillos.

HalfdanCamisaBlancaySigurdOjodeSerpientemiraban tambiéna IvarSinPiernasconmiradainquisitiva.Elsilencioeraopresivo.

—Notenéisvisióndefuturo—dijoderepenteelcondedebarbaroja—.Tú,Bjørn, sólopiensaseneldinero.Sigurdnoentiendenada.Halfdansóloquieremasacrarsajones.

—¿Yquéproblemahayeneso?—preguntóHalfdanCamisaBlanca.—Sois una especie de rebaño de condes—continuó Ivar—. He intentado

enseñarosapensarporvosotrosmismos.Amirarhaciadelante.Planificar.¡Perosoisdemasiadoimbécilesyegoístas,demasiadoasesinos,demasiadoestúpidos!Teníaquellevarosalaluz.Toméunadecisión.NoshatraídoaJorvik.Elrestodelpaístambiénesnuestro.¿Seréiscapacesdeconservarlo?

BjørnCostadodeHierro,SigurdOjodeSerpienteyHalfdanCamisaBlancacontemplaron al hermano al que habían seguido durante más de un año deconquistas. La verdad de sus palabras era manifiesta. La ira de sus ojosaguamarina era evidente. Ninguno de ellos quería preguntar, porque no les

importabalarespuesta.—Creo que nos alejamos del tema —dijo Bjørn Costado de Hierro

volviéndosehaciamí—.¿Quiénasesinóanuestropadre?¿FueIvar?—Deacuerdo,escuchemosaRolfConjurador—seburlóIvar.Dudéyrespiréprofundamente.Ahoraeratodoonada.—RagnarCalzasPeludas—comencé—enrealidadhabíamuertosólodoce

horasantesdequeelreyÆllaosentregasesucuerpobajolatiendadelclarodelbosque.Enelmomentodelamuerte,IvarSinPiernasseguíaenelcampamento.Lo vi en su semental blanco saludando a guerreros, condes y prohombres.TambiénSigurdOjodeSerpiente.

—Tanto Halfdan como yo también estábamos en el campamento —dijoBjørnCostadodeHierro—.Mepareceque tehasquedadosinhijosdeCalzasPeludas,RolfLenguaraz.

—Hayunomásconelqueningunodevosotroscontáis.TodossevolvieronhaciaUbbeHijodeCortesana.—¿Esealfeñiquebarbudo?—CostadodeHierroserio—.Imposible.Lo ignoré y me dirigí a Sigurd Ojo de Serpiente, cuyos ojos verdes

revoloteabanenunintentodeseguirme.—¿Le has hablado a tu hermano adoptivo, Brage Hijo de Bodda, de las

últimaspalabrasdevuestropadre?—lepregunté.Elcondedebarbanegrabuscóentrelamultitudlacararedondadenarizde

tapóndelmaestroescaldo.Porfinhabíaunapreguntaalaquepodíaenfrentarseconfacilidad.Asintió.

—¿Ydequiénlasescuchaste?Unavezmás, todos se volvieron haciaUbbe, esta vez porque siguieron la

miradadeSigurdOjodeSerpiente.—Nadie contaba con Ubbe para nada—continué—. Por eso fue él quien

tuvoeldudosohonordeesperar la señaldelcuernoque indicaríaqueBjørnySigurd habían atraído a los sajones hasta el campamento. También fue UbbequienviajóhastalafronteradeAngliaOrientaldondeIvarSinPiernasyHalfdanCamisaBlancaesperabanconelrestodelejército.

NingunodeloshijosdeCalzasPeludasnegóquehubierasucedidoasí.Todoshabíandesempeñadosupapelenelplanqueleshabíadadolavictoriasobrelossajonessinbajas.Sólounodeellossabíaloquehabíasucedidodespués.

—DecaminoaAngliaOriental,UbberealizóunavisitaaEoforwic.Ældfricabrió la puerta de lamazmorra deRagnarCalzas Peludas, yUbbe arrojó unacestallenadeserpientesalpozo.Unosdíasdespués,cuandosehabíaobtenidolavictoria, galopó de nuevo a Eoforwic para asegurarse de que Ragnar estabarealmente muerto. Cuando supo que las prendas de piel habían protegido alviejo, Ældfric y él le quitaron la ropa y lo volvieron a meter desnudo en elagujero.Ubbedejócaerunanuevacestadeserpientessobreél.

—¿YporquéibaamataryoaRagnarCalzasPeludas?—protestóUbbe—.Papámehonróymereconociócomosuhijo.

—Simplementeparafastidiaratusmediohermanos.Élteechódesupalacioen cuanto se enteró de la invasión de Anglia Oriental por parte de Ivar SinPiernas y Halfdan Camisa Blanca. Luego equipó dos barcos y zarpó paraarrebatarles el país. Ragnar Calzas Peludas apenas era capaz de percibir larealidad, pero temías que te repudiara de nuevo. Tenías que evitarlo. De locontrarionuncaseríasreconocidocomounauténticohijodeCalzasPeludas:uncondeconpoderyreputación.

UbbeHijodeCortesanaapretólosdientesysacóelsaxque,segúnsedecía,Ragnarlehabíaregalado.

—Acércate,Lenguaraz,yverásqueprontosientesmásadentroamiestirpedeloquetegustaría.

Un murmullo se levantó entre la multitud de guerreros que nos rodeaba.Habíanobservadoconfusos ladiscusiónde loshermanos,pero sólo ahoraquehabíasalidoarelucirunarmasedabancuentadequeeraalgodistinto.

—HicistetupropiotratoconOsbert—meapresuréacontar.—Loconvencistedequenosepuedeconfiaren IvarSinPiernasydeque

entregar vivo a Ragnar Calzas Peludas a sus hijos sólo podría empeorar lascosas.ElpropioOsbertlodijoenlatiendadurantelareunión:elvengativoviejohabría devastado Northumbria para desquitarse de su humillación. PrometistequesiÆldfrictepermitíaaccederalpalacioepiscopal,haríasqueparecieraqueRagnarhabíamuertoporcausasnaturales,yasínadiepodríavengarse.Poresoelegiste las serpientes, que no son, por otra parte, los más fiables de losverdugos.

—Entonces, ¿hay que ejecutar al Hijo de Cortesana?—concluyó Halfdandirigiendounasonrisasombríaasuantiguobarbero.

—IvarSinPiernasadivinóloqueUbbepretendía—continué—,peronohizonadaparaevitarelasesinato.Esanocheenelcampamento,cuandoUbbeestabaarrodillado en la hierba afeitando a Halfdan Camisa Blanca, Ivar incluso leagradeció haber realizado un gran servicio para todos vosotros. Lamuerte deRagnarCalzasPeludasleveníamuybienparasuspropiosplanes.

—Entonces,¿esaIvaraquienhayqueejecutar?—preguntóHalfdanCamisaBlancasorprendido,peronosinciertaesperanza.

IvarSinPiernasguardabasilencio.Sufiguralargaytorcidaquedócongeladaen su posición. Los ojos aguamarina estaban vivos mientras hacía susconsideraciones. ¿Podría hacerme callar antes de que intervinieran los demás?¿Supondría eso alguna diferencia? ¿Podría aún dar un giro a la situación a sufavor?

—Ivar Sin Piernas escogió a Ubbe para gobernar Dyflin —continué—cuando la rebelión de los gaélicos, que mandó preparar a Ældfric, hubieraarrebatadoelpoderaOlavelBlanco.Ubbe,encambio,propusoquegobernaranloshijosdeÅskjell.EsohizoqueIvarsediesecuentadequesuastuciapodríasermásútilenJorvik.

—Esverdad.—ElrostrodeHalfdanCamisaBlancareflejabaahoramuecasdeimpaciencia—.YyomatéaÆldfricporordendeIvar.Todoerapartedesuplan.¿Nomerecemorirportodasesasintrigas?

—Esperaunmomento.—SigurdOjodeSerpienteagitólasmanos,haciendosonartodossusbrazaletes—.¿Ivarestuvoinvolucradoenlamuertedepapá?

—No,UbbeHijodeCortesanaseleadelantó.—Entoncesnoesjustoquemueraporeso.—EstoydeacuerdoconSigurd—dijoBjørnCostadodeHierro—.Escierto

que ha tratado de engañarnos, pero nadie podría ocupar su lugar. Además, esnuestrohermano.

—Pero los guerreros están esperando —susurró Halfdan Camisa Blancaexaltado, señalandoel círculodehombresquenos rodeaba—.Estánaquíparacompartir la reputación de nuestro padre y llevarse a casa una historia devenganza.¿Losvaisadecepcionar?

—Mejorno—admitióBjørnCostadodeHierro—.PeroÆllaesellegítimorey deNorthumbria.Con él en el trono como hombre de paja, los sajones novolveránaatacarJorvik.

HalfdanCamisaBlanca lanzó un quejido de frustración, alzó lasmanos alcielo y se volvió de espaldas. Ivar Sin Piernas contempló aBjørnCostado deHierro y comenzó a sonreír lentamentemientras imaginaba la conclusión a laqueconducíanlasobjecionesdelmediohermanomayor.

—Entonces, ¿Ubbe?—preguntó, como si juzgar fuera tareadelgigantedebarbagris.

—Decídelo tú mismo, Ivar. —La voz de Costado de Hierro era anodina,comosiderepentehubieraperdidocualquier interésenelasunto—.Sipuedesexplicarlealejércitocómoencaja todoeste lío,pormipartenohayproblema.TengoplanesenHispania.

IvarSinPiernassediolavueltaysonrióconconfianzaaUbbe,quelomiróasombrado.

—Le pediré a Halfdan que lo haga rápido, querido hermano, para que nosufrasdemasiado.

Lacararedondaconperillateníaunamuecadeincredulidad.Elbrazoconelcuchillolargocolgabaflácido.HijodeCortesanayasehabíadadoporvencidocuando un nuevomurmullo recorrió lamultitud que nos rodeaba.Esta vez noestaba provocado por nuestra conversación, ymiramos a nuestro alrededor.Adiez pasos de distancia, Halfdan Camisa Blanca estaba inclinado sobre el reyÆlla.Yahabíadejadocaerelhachaunavez.Mientrasloobservábamos,volvióabalancearla.Elgritodelreycortóelaire.

—¿Quéestáhaciendoeseloco?—bramóBjørnCostadodeHierro.—Eláguiladesangre—suspiróresignadoIvarSinPiernas,porque,aunque

Halfdan aúnnohabía terminado, ya era demasiado tarde para intervenir—.Elnuevométododeejecuciónquehainventadonuestroencantadorhermanito:conunhachaleseparasalavíctimalascostillasdelacolumnavertebral.LateoríadeHalfdan es que la caja torácica se debería abrir como los pétalos de una flor,dejando dos grandes agujeros. Por ellos, metes las manos en el cuerpo deldesdichado,learrancaslospulmonesyloscolocassobresushombros.

Con una fascinación mezclada de terror, los guerreros allí congregadosmirabanfijamenteaHalfdanCamisaBlanca,queseenderezó,sefrotóenlasayalimpia las manos ensangrentadas y, con rostro de satisfacción, contempló sutrabajo.AsuspiesestabaelreyÆllagritandodesesperadodedolor.

Pronto se convirtió en un espectáculo insoportable. Los guerreros

comenzaronaalejarse,intimidadosporlossufrimientosdelreyyprofundamenteavergonzadosporlacrueldadsinpardelaqueerantestigosactivos.

Finalmente,elgritodeÆllaseconvirtióenpequeñosjadeosagónicos.Cuando por fin calló, sólo quedaban unos pocos hombres en la explanada

entrelasempalizadas.Aveintepasosdeallí,BrageHijodeBoddaestabaarrodillado.Elpequeñoy

compactomaestro escaldo se inclinaba y se sostenía con un brazo en el suelomientrasvomitaba.

—Brage —dijo Ivar Sin Piernas con un susurro que resonó claro en elsilencio.

Elescaldolevantólosojosbañadosenlágrimashaciaél.—Noquierooírniunapalabrasobreeso—continuóelcondedebarbaroja

—.Puedescantarlamuertedenuestropadre,peroelsufrimientodelreyÆllalocubrirásdesilencio.¿Entendido?

El escaldo asintió y se puso de pie. Con lentitud, su insignificante figuradesapareció entre las casas. Por fin sólo el silencio permaneció en la hermosatardedeprimavera.

—Laseddevenganzadelejércitohasidosaciada—señalóBjørnCostadodeHierrosecamente—.Vaya,Ubbe,parecequetevasalibrar.

50

—EsevidentequeIvarSinPiernasteníarazón—dijoJarvisconunamuecaquepodría ser tanto de alivio como de lamento—. Ciertas formas de morir sondemasiadocruelesparaservistas,inclusoparahombresvengativos.

Estábamosalsolen loscamposalsurdeJorvikobservandolapreparacióndelasnaveslargasenlamargendelrío.Lehabíarepetidomiexplicaciónsobrela muerte de Ragnar Calzas Peludas al pequeño hermano lego, cuyo escasoconocimientodelidiomanórdicolohabíaprivadodelosdetalles.

—¿YcómoconsiguióUbbeHijodeCortesanalasserpientes?—preguntabaahora.

—Probablementenovamosaobtenerlarespuestadesuspropioslabios.UbbeHijodeCortesanahabíasidoenviadohaciaelsurconvarioscientosde

hombres para conquistarMercia. Sin embargo, no sacaríamucho partido a sumilagrosasalvación.PocosañosdespuésmoriríaduranteunabatallaenWessexcontraelnuevoreydelpaís,Alfredo.

—Ubbe tuvo que permanecer al menos catorce días solo en el campomientrasesperabalaseñaldelcuernodesdeelcampamento—continué—.Debióde emplear ese tiempo en planear la muerte de Ragnar Calzas Peludas. Lasserpientes viven entre la hierba alta y junto a las corrientes de agua, muyabundantes en estos contornos. En la primavera, cuando salen después delaletargamientoinvernal,estánaturdidasysonfácilesdeatrapar.

Juntosvimoscómo loshombres levantabanporencimade labordaelarcadeldinerodeOsbert,quehabíasidodesenterradodeentrelasruinasdelasaladel trono, y la colaban bajo el banco de la nave larga de Bjørn Costado de

Hierro,laVindhug.—Podríamoshaberdestinadoesedineroalareconstruccióndelaciudad—

dijoJarvismolesto.—Consuélate en que está comprando la paz conBjørnCostado deHierro.

PuedequeayudetambiénaquevuelvaahaberunreysajónenJorvik.Jarvis movió la cabeza. No sabía muy bien qué pensar del nuevo rey de

Northumbria.—También en este punto tenía razón Ivar Sin Piernas; parece que es

irrelevantequiénsesientaeneltrono,siemprequeseaunsajón.La tripulación de la nave gritaba rítmicamentemientras colocaban la parte

inferiordelmástilsobrelasobrequillayloenderezaban.—¿TevasaquedarenNorthumbria?—lepregunté.—Seguramente. Está claro que el conde Ivar está utilizando al obispo

Æthelbertparalegitimarsugobierno,peromuchosdeloshabitantesdelaciudadhanregresado.Volveránmás.Ylapazeseninterésdetodos.Peroenrealidad...—Elpequeñohermano legovaciló—.Enrealidad,soñéqueestabaabordodeunbarcoquesurcabalamar.

Consideramoselsignificadodesuvisión,puessusdeberescomoescribadelobisponolepermitíanviajar.Dehecho,desdelaejecucióndeÆllahabíaestadotanocupadoquehabíamostardadodossemanasenpoderreunirnos.

Elmástildelanavelargaselevantabahacialasnubesdispersasenelcieloazul.Lavergaconlavelafuecolocadaensulugar.Latripulaciónestabadebuenánimo,deseosade emprender el viaje y con ansiasde aventura.El aire estaballenodesolyprimavera.

—Entonces,vasaviajarconBjørnCostadodeHierroyHasteinal imperiofranco.—Jarvis miraba con ojos entrecerrados la punta del mástil—. ¿QuizáHispania?

—Quiénsabe—respondí.—Me gustaría —continuó después de una pausa— que consideraras el

monasterioenBretañadelquetehehablado.UnavidaenlosbrazosdelSeñortetraerámásfelicidadqueunaexistenciaaladerivaporesosmares.

Hoyséqueélteníarazón.Enesemomentonohiceningúncomentarioasusdeseos. Ya había probado la vidamonástica, y la idea de ir a la aventuramehacíasentirlibreymásvivodeloquehabíaestadoenmuchotiempo.Lasangre

lobunabullíadentrodemí.PensabaenmimadreyenelcomerciantedeRipaquelahabíacomprado.

—Encualquiercaso,tedeseobuenasuerte—concluyóabrazándome.Por encima de su espalda curvada vi a tres hombres acercándose desde el

agujerodelamuralladelaciudad.—Nosonaquéllos...—comencé.—Elobispo—interrumpióJarvis,quehabíadadomediavuelta—.Elrey.¡Y

porDiosqueeselhermanoWaltheof!Laimpacienteeinquietafiguradelenjutomonjeerafácilmentereconocible.

Su amplia boca estaba retorcida y sus ojos apretados bajo la capuchamarróngrisáceodelhábito,quellevabapuestasobresudeformecoronilla.Alaclaraluzdel día, semovía con cuidado, como si cadapaso le provocaraungrandolor.Detrás de Waltheof, el obispo Æthelbert tropezaba inseguro sobre la hierbamientrassubocadepezseabríaycerraba.Latercerafiguranoseparecíaalasotraseibapordelante.

—Sumajestad—dije,inclinandolacabeza—.¿Aquédebemoselhonor?EgbertIdeNorthumbriasonrióconsusdosdientesyseencogiódehombros.

IvarSinPiernaslohabíaelegidodebidoalnombrequecompartíaconlafamiliarealdeWessex.Suropaeraelegante,pero,apartedeeso,nohabíanadarealenél. El excarcelero aún no se había acostumbrado a su nuevo papel, pues sucoronaciónhabíatenidolugarunospocosdíasantes.

—¿PorquéhaabandonadoWaltheofsucuartooscuro?—preguntóJarvis.—Elmonjetieneunmensaje—dijoEgbert—.Deboayudarleaentregarlo.—¿Unmensaje?¿Paraquién?—Parasualteza,caballero.—Egbert—lecorrigiósuavementeJarvis—,túeressualtezaycaballero,no

yo.—Ahh,sí.Elreysoltóunarisahuecaysepasólamanoporlapelusadelabarba.ElhermanoWaltheofdiounpasoadelanteysacóuntrozodepergamino.—LataeSententiaeExcommunicatae—leyó, pero cambió al idioma sajón,

ya que no dominaba el latín lo suficiente como para continuar—. Porsecularismo,poransiadepoder,porintentarinfluirenunobispoenelSeñoryporhaberluchadojuntoalosenemigosdelasantaIglesiacontrasusdefensores

seleprohíbealhermanolaicoJarviselderechoarecibirlosSantosSacramentosyesexcomulgadoaperpetuidadparalacontemplacióndelDiosmisericordiosonuestroSeñor.

Siguióunalargaprofundizaciónenloscargos,yfinalmenteunavisodequecualquier persona que ayudara al infractor, ofreciéndole refugio o comida, oasistiéndoledealgunaotramanera,seríacastigadaconlamismapena.Cuandoelenjutomonjebajóeldocumento,susentrecerradosojosbrillaronalasombradelacapucha.

—Se ha clavado una copia en la puerta de la iglesia—dijo—.La bula sedistribuirá por los condados de toda Northumbria. Tu régimen de terror haterminado,hermanoJarvis.

—¿Y el tuyo puede comenzar? —le respondí, porque Jarvis guardabasilencio mientras sus ojos exploraban el paisaje que nos rodeaba—. Es unavenganzacruel,Waltheof,ynotendráéxito.

—Noesvenganza,eseljuiciodelobispoÆthelbertynopuedeserrevocado—chilló el magro monje mirando la cara de pescado del obispo, que sonreíaausente.Æthelbertestabafascinadoporelbarcoysutripulación.

—Tonterías.UnabuladebeseraprobadaporelpapadeRomaypuedeserrevocadasielcondenadosearrepiente.

Misprotestaseranprovocadasporlaira.LareaccióndelhermanoJarvis,sinembargo, se debía a una consideración racional. Cuando su aguda miradaencontróloqueestababuscando,metocóligeramenteyseñalólasmurallasdeJorvik.Enelbastiónjuntoalaorilladelríohabíaunafiguraaltaobservándonos.Lacapaazulseagitóconelvientoentrelaslargaspiernastorcidas.

Jarvis ignoró a Waltheof, caminó cinco pasos hacia delante y levantó sumanoderechaconlosdedosíndiceycorazónestirados.Lentayclaramente,bajólamanoyluegolallevódederechaaizquierda,haciendoelsignodelacruzendirecciónalafigura.Elhombredelbaluarteagarróelamuletoquellevabaenlacadenadeplataquelecolgabadelcuello,seestremecióydesapareció.

FuelaúltimavezqueviaIvarSinPiernashastaquemuchosañosdespuéslovolvíaencontrarencircunstanciasbastantediferentes.

—Puedequeestésencantadocon tuvictoria—ledijoJarvisaWaltheof—,peromuyprontotendrásquesaborearlaamargura.

Aún no sé cómo podía saberlo el pequeño hermano lego, pero no había

pasado ni un año cuandoWulfhere, el legítimo obispo de Jorvik, recuperó sucátedra, y no permitió que sus decisiones fueran dictadas por un escriba.Æthelbert fue sentenciadocomo traidoryenviadoaunacasadecampodondepasóelrestodesusdíasorando,locual,contodaseguridad,lesatisfizo.

ParaWaltheof,lavenganzaactualeramenosdulcedeloesperado.Seagarrólacabezaentredoloresysehumedeciólosresecoslabiosdesuanchaboca.

—Losquevivanverán,comodiceelSalvador.Seagarróalbrazodelobispo,diomediavueltayregresóalaciudad.Quién

delosdossujetabaalotroeradifícildedeterminar.—Losiento—dijoEgbert,encogiéndosedehombros—.Simplementehago

loquememandan.—Sigueasí—dijoJarvis—yviviráslargotiempo.—Ésa es justamente mi idea. Me han alojado en la estancia de Ragnar

Lodbrog. Tengo vino y comida abundantes, y dos esclavas para calentar micama.

—Parecebastanteduro—ledije.—¡Exactamente!EseIvarSinPiernasesmuyamable.Egbertsedespidió.Incómodo,mequedédepiejuntoaJarviscontemplando

alrey.Porfin,elpequeñohermanolegoenderezósuespaldaysonrió,deformaqueunaseriedearrugassedesplegaronporsusmejillas.

—Ahora mi sueño tiene sentido —dijo— y será conveniente seguir lavoluntaddelSeñor.Mepreguntosihabráalguienporaquídispuestoaenrolaraunpobrehermanolego.

Se lo pregunté a Bjørn Costado de Hierro cuando esa misma tarde llegódesdelaciudadconsuguardiayavanzóporlapasarela.

—¿Elmonjesabecurarheridas?—preguntóelgigantedebarbagris.Le confirmé que el hermano Jarvis era capaz de curar la mayoría de los

arañazos.—Estábien,porqueprontopuedeserdeutilidadenHispania.CostadodeHierrobajóalacubiertaymetiólospulgaresdebajodelcinturón

quelesosteníalapanza.—JarvissóloviajaaBretaña—ledije.—Yaveremos.Apretólosojosyaspiróelairefrescoporlanariz.

—Elmonjepuede ser el confesordeBella—dijoSigurdOjodeSerpientesonriendoconsusfilasdedientesperfectos.

Llevabalabarbanegrabienrecortada,elpelotrenzadoyatadoconunacintacon incrustaciones de perlas. Bjørn Costado de Hierro arrugó la nariz. ¿Esearoma que flotaba alrededor de su medio hermano pequeño era de verdadperfume?

—¿Estássegurodequequieresllevaralamuchacha?—preguntó.AmbosmiraronhacialanavelargadeSigurdOjodeSerpiente,Veulf,enla

queestabasentadaBellaconojosvidriososylacabezaalta.Ylvaestabadepiejuntoaellaconunaexpresiónseriaenlosojos.

—Esmiesposa.Nopuedodejarlaaquí.Bjørnseencogiódehombros,resopló,carraspeóyescupióporencimadela

borda.SigurdOjodeSerpientepodíahacerconsuesposaloquecreyesemejor.—Traed almonje a bordo—concluyóBjørn— y colocad los remos en el

agua.Yahemosperdidomuchotiempoaquí.Anuestroalrededor,cuarentayseisdelosmejoresmiembrosdelaguardia

deCostadodeHierroseafanabanenestibarsubagaje,colocarlosescudosenlabordayasegurarlasarmasylascajas.Lasesperanzasdefuturaspilleríasardíancomounallamaensusmiradas.Hasteinlevantólavistadesuremo,mesonrióyseapartóelpelodelafrente.

Agarrélapasarelaparasubirlaabordo.Unpieconcalzadodecuerolasujetóporelotroladoenlaorilladelrío.Mimiradarecorrióunapiernarevestidaconunos pantalones de lino hasta una saya recién lavada, un cuello firme y bienrasuradoyunpardeojosmarronesquebrillabanconalegreimprevisibilidad.

—Voyconvosotros—anuncióHalfdanCamisaBlanca.BjørnCostadodeHierro,queestabaestudiando la corrientedel río, donde

lasotrasnaveslargasyasemecíanconlosremosdesplegados,reconociólavozásperaysevolvió.Seacercóyensilencioobservóasumediohermanopequeño.

—¿Yquétehacepensarquequierollevarte?—gruñó.—Soy tu hermano —respondió airado Halfdan Camisa Blanca, como si

hubieraesperadoelrechazo—ynopuedoquedarmeaquí.¡Aquíhaypaz!Bjørnsonrióanteelargumento,gruñóyse rascó labarbagris.Luegohizo

señasaHalfdanCamisaBlancadesdeelotroladodelapasarela.—¿Te lo vas a llevar? —preguntó Hastein cuando el hijo más joven de

CalzasPeludassehuboalejadohastaunodelosremostraseros.—PorelbiendeJorvik,yporelmíopropio.Halfdanesunbuenluchadory

probablemente los necesitaremos en Hispania. —Bjørn sonrió y estudió denuevolasaguasazulesdel río—.Ysiempiezaadesafiara losdiosesdelmar,siemprepodemosecharloporlaborda.

NOTASHISTÓRICAS

«Gruñiríanloscerdossisupieraneldestinodelverraco.»ÉstaeslaversiónqueconocemuchagentedelasúltimaspalabrasdeRagnar

LodbrogporlapresentaciónqueDeDanskeOldtidssagaers(SagasdanesasdelaAntiguaEra) hace de los sucesos que tuvieron lugar en Inglaterra entre 866y867.

Sinembargo,enestelibroheutilizadolaversióndelaspalabrasqueapareceenSaxo de acuerdo con la traducción de FrederikWinkel Horn de 1911. Noporqueestémáscercade la realidad (tanto la crónicadeSaxo como las sagasantiguasfueronescritasmásdedoscientosañosdespuésdelosacontecimientosysebasanenleyendasquedifierendeformaimportantedelasfuentesescritascontemporáneas), sinoporquecreoque transmitemejor lasexpectativasqueelrey de la leyenda tiene en la venganza de sus hijos. Independientemente decuálesfueranlaspalabras, labatalladeJorvikresultósercrucialparaelfuturodelreinodeNorthumbria.LosnórdicosconservaronlaciudadcomobasesólidaytodaInglaterradelnorteperteneciódurantelossiguientesnoventaaños(bajoelnombredeDanelaw)adanesesonoruegos,salvobrevesinterrupciones.

El reino de la Inglaterra del norte se había escapado hasta entoncesmilagrosamentedelgranazotedesutiempo.EsciertoqueelprimerregistrodeunsaqueoensueloingléstuvolugarenNorthumbria:elataquealmonasteriodeLindisfarne en 793, pero en un ataque posterior a Gyruum (Jarrow) el lídervikingo resultó muerto, varias de las naves de la armada de los vikingosnaufragaronenTynemouthduranteuna tormentay los localesmatarona todoslos náufragos. Posiblemente, los marineros vikingos supervivientes de aquel

episodio hicieron correr la fama de la sed de sangre de los habitantes deNorthumbria, pues en los siguientes treinta años los habitantes del norte seconcentraronenEscocia,Irlanda,lasHébridasylaisladeMan.

En835devastaronelsurdeInglaterrayGales,yen842asaltaronLundeneporprimeravez.Northumbriapermanecióprácticamente intactahastaque IvarSinPiernasllegóenlaprimaverade866conloquemástardeseconoceríacomoelGranEjércitoPagano.

Conél ibansupuestamente,ademásdemuchosotroscondes,sushermanosHalfdanCamisaBlancayUbbeHijodeCortesana.TodoselloshabíaninvernadoenAngliaOriental,yrecibieroncaballosdemontacomoregalodelreyEdmundantes de dirigirse al norte, hacia la guerra civil deNorthumbria, utilizando laantigua calzada romana, que en ese momento todavía estaba en buenascondiciones.SaxodescribelainvasióncomounacampañadevenganzacontraelreyÆlla,quepermitióquelasserpientesmataranalpadredeloshermanos.Lassagasantiguasmantienen lamismaversión,ysegún lasdos leyendas losotroshijosdeRagnarLodbrog,BjornCostadodeHierroySigurdOjodeSerpiente,participarontambiénenlajuerga.

La crónica anglosajona dice que los nórdicos capturaron York (entoncesEoforwic) en una sola campaña,mientras que según el cronista deAlfredo elGrande,elobispoAsser,seprodujerondosbatallasseparadasporpocosmeses.ElcronistainglésSimeóndeDurhamdescribeloshechosdelasiguientemanera:«ElejércitodelospaganostomóEoforwicelprimerdíadenoviembreydespuésdevastótodoel territorio.Yentodoslos lugaresdondepenetrabanhubobañosde sangre y lamentos. Devastaron iglesias y monasterios con la espada y elfuego,ycuandopartían,sóloquedabanparedessintecho».

Simeónmencionaqueenestaocasión losvikingosno llegaronalnortedelríoTyne,ycontinúa:«Impulsadosporlanecesidad,losreyesdeNorthumbriasereconciliaronyreunieronunejércitonopequeñoparacombatiralenemigo.LosdosreyesabrieronlamuralladeEoforwicel21demarzo,yseluchócondureza,tantodentrocomofuera.Alprincipio, lospaganosfueronbatidosporelmiedoproducidoporlaaparicióninesperadadelosatacantes,peroluegoresistieronyenambosbandosseluchóconfiereza.Losdosreyessajonescayeronjuntoconlamayoríadesushombres».

NiSaxonilassagasantiguasmencionanaOsbertensusdescripcionesmáso

menos parecidas de cómo Ivar Sin Piernas ganó la confianza de los señoressajones conestratagemas,por loqueel reyÆlla sólopudo reunirunpequeñoejército,quefuederrotadorápidamente.

Lavenganzadeloshermanosconsistióen«cortarunáguiladesangreenlaespaldadelrey».Losexpertosmodernosdudandelaautenticidaddeesefamosométododeejecución,poresohedejadoqueseaHalfdanCamisaBlancaquienloinventeparalaocasión.

Dado que el resto de las descripciones de las fuentes varían mucho, heelegidoocombinadolossucesosqueheencontradomáscreíblesodramáticos.Los hechos ocurridos en el campamento fortificado circular del páramo (hoyNorthYorkMoor)están inspiradosen lasdescripcionesque las sagasantiguashacendecómoÆllaenunprimermomentohizohuiraloshijosdeLodbrog.ElintentodegolpedeEstadodeOsbertcontraÆllaespuraficción,mientrasquelabatalla de Jorvik sigue a grandes rasgos la crónica anglosajona, que tambiénmencionalasobrasdefensivasdanesasenlascallesdelaciudad.

ElpueblodeTeurintonesemencionaporprimeravezenelDomesdayBookde1086,peroyadebíadeexistiralmenosdoscientosañosantes.EsidénticoalactualTerringtonenlascolinasalnorestedeYork.

ElmonasteriodeSanCuthbertenCreca(Crayke)fue,segúnalgunasfuentes,saqueadoyquemadoporelreyÆlla,quequeríaobtenersuministrosparalucharcontralosnórdicos.Sinembargo,meparecepocoprobablequeelreypusieraenpeligrodeestamaneraelapoyodelaIglesia,ydoyporellounaalternativaalfindel monasterio. Hoy en día, una iglesia de piedra ha reemplazado elasentamientooriginaldemaderaypaja.

Estelibroesficción,perosusdescripcionesdelugaresysucesossebasanenloposible enhechos reales.Esto se aplica, por ejemplo, a las revueltasde losgaélicoscontralapresenciadeloshabitantesdelnorteenDyflin(actualDublín).Además, muchos de los personajes del libro vivieron realmente, aunque amenudosemencionansólodepasadaenlascrónicas.

Los cinco hijos de Lodbrog son auténticos. Por supuesto, si suspersonalidadesindividualescorrespondíanamiinterpretación,obviamentenolosabemos.Lasdescripcionescontemporáneassonescasas.

DeHastein sabemosbastantepor las crónicas tanto inglesas como francas.Según algunas fuentes, era hijo adoptivo, aprendiz o ambas cosas de Bjørn

Jernside.Otros afirman que Jernside era el discípulo, pero teniendo en cuentaqueHasteinvivióbienentradoel900,resultapocoprobable.TalvezHasteinseencontraba en el reino de los francos en 866, pero como las fuentes no sonclaras,mehetomadolalibertaddedejarloparticiparenlainvasióndeInglaterraeseaño.

Egbert era el nombre del primero de una serie de reyes títeres sajones enJorvik.Nosabemosnadamásdeél,peroprobablementeeraunealdorman,nouncarcelero.

BrageHijodeBoddafueunescaldodecortedevariosreyesenelsiglo IX.Se le menciona tanto en Edda, de Snorre Sturlason, como en la islandesaLandnámabók. Parece ser que compuso, entre otras obras, Ragnarsdrápa, unfamosopoemasobrelamuertedeRagnarLodbrog.NosesabesialgunavezfueaInglaterra.

Ylvaesunpersonajeficticio,peroestáinspiradaenlaescuderaRusladelacrónicadeSaxosobreelreyFridlev.Lamayoríadelosexpertoscoincidenhoyenquehuboguerrerasenlaépocadelosvikingos,yquealgunasalcanzaronunaltoestatus.

Elhermano Jarvis, el abadÆthelberty losmonjesWaltheofySelwyn soncienporcienficticios,mientrasqueRolfLenguarazesengranparteauténtico.Lahistoriadesuorigenyespecialmentesuapodoson,sinembargo,mipropiacontribuciónalahistoria.

Rolfrecibirámuchosotrosnombresenfuturoslibros.

Loshijosdelreyvikingo.VenganzaLasseHolm

Nosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaésteelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedadintelectual(Art.270ysiguientesdelCódigoPenal)

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Títulooriginal:LodbrogsønnernesHævn

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©LasseHolmogJP/PolitikensHusA/S,København2017

©porlatraducción,VictoriaAlonsoyRodrigoCrespoArce,2018

©EditorialPlaneta,S.A.,2018Av.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España)

PorestaediciónEspasaLibros,S.L.U.,2018Av.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España)www.espasa.comwww.planetadelibros.com

Primeraediciónenlibroelectrónico(epub):noviembrede2018

ISBN:978-84-670-5431-6(epub)

Conversiónalibroelectrónico:ElTallerdelLlibre,S.L.www.eltallerdelllibre.com

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