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E l sinhogarismo , como fenómeno sociológico, histórico y cultural, representa la exclusión social en su dimensión mÆs extrema. En Espaæa, la incor- poración de población inmigrante al colectivo de personas «sin hogar», tambiØn llamada población «sin techo», supone una novedad que exige, entre otras cuestiones, la reconcep- tualización de esta problemÆtica social, la readecuación de los mecanismos preventivos de lucha contra la exclusión mÆs extrema, así como la actualización de los recursos para este segmento social. En este artículo vamos a ofrecer las mÆs recientes informaciones aparecidas sobre este tema, basadas, fundamentalmente, en una investigación realizada durante los meses de enero y febrero de 2004, en el que las firmantes del texto, integrantes del Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS) de la UNED, consultaron con diversos actores relacionados con esta problemÆtica en Madrid 1 . A todos ellos queremos dar las gra- cias por su colaboración y buen hacer profe- sional 2 . Situaremos el anÆlisis de esta problemÆti- ca dentro del contexto general de los estudios sobre exclusión social y presentaremos los perfiles socio-demogrÆficos y culturales de los inmigrantes que utilizan los recursos para población «sin hogar» autóctona. Los princi- pales factores que se detectan como determi- nantes de los itinerarios de precariedad y exclusión entre estas personas tambiØn son objeto de nuestro interØs. Completaremos el 45 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 55 ** Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS) de la UNED. ** Trabajadora Social en el Ayuntamiento de Madrid, integrante del GETS. 1 Se realizaron ocho entrevistas entre profesionales de la atención a población «sin hogar», en general, y de atención a población inmigrante en particular. En con- creto, se consultó con tØcnicos y profesionales que de- sarrollan su actividad dentro del Æmbito pœblico y vincu- lados a fundaciones y ONGs, a responsables de la Admi- nistración y a expertos provenientes del Æmbito acadØ- mico. Las entrevistas seguían un guión semiestructura- do, adecuado a las Æreas temÆticas que nos interesaba estudiar, entre las cuales cobró especial relieve, el anÆli- sis de los inmigrantes en situación de exclusión, que uti- lizan los recursos para población «sin hogar», y los inmi- grantes «sin hogar». 2 Las citas literales de los profesionales y expertos consultados en la investigación se recogen en el texto entrecomilladas. Los inmigrantes «sin hogar» en Espaæa: un caso extremo de exclusión social M“ ROSARIO S`NCHEZ MORALES* SUSANA TEZANOS V`ZQUEZ**

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El sinhogarismo, como fenómenosociológico, histórico y cultural,representa la exclusión social en su

dimensión más extrema. En España, la incor-poración de población inmigrante al colectivode personas «sin hogar», también llamadapoblación «sin techo», supone una novedadque exige, entre otras cuestiones, la reconcep-tualización de esta problemática social, lareadecuación de los mecanismos preventivosde lucha contra la exclusión más extrema, asícomo la actualización de los recursos paraeste segmento social.

En este artículo vamos a ofrecer las másrecientes informaciones aparecidas sobreeste tema, basadas, fundamentalmente, enuna investigación realizada durante losmeses de enero y febrero de 2004, en el quelas firmantes del texto, integrantes del Grupode Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS)de la UNED, consultaron con diversos actoresrelacionados con esta problemática en

Madrid1. A todos ellos queremos dar las gra-cias por su colaboración y buen hacer profe-sional2.

Situaremos el análisis de esta problemáti-ca dentro del contexto general de los estudiossobre exclusión social y presentaremos losperfiles socio-demográficos y culturales de losinmigrantes que utilizan los recursos parapoblación «sin hogar» autóctona. Los princi-pales factores que se detectan como determi-nantes de los itinerarios de precariedad yexclusión entre estas personas también sonobjeto de nuestro interés. Completaremos el

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** Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales(GETS) de la UNED.

** Trabajadora Social en el Ayuntamiento deMadrid, integrante del GETS.

1 Se realizaron ocho entrevistas entre profesionalesde la atención a población «sin hogar», en general, y deatención a población inmigrante en particular. En con-creto, se consultó con técnicos y profesionales que de-sarrollan su actividad dentro del ámbito público y vincu-lados a fundaciones y ONGs, a responsables de la Admi-nistración y a expertos provenientes del ámbito acadé-mico. Las entrevistas seguían un guión semiestructura-do, adecuado a las áreas temáticas que nos interesabaestudiar, entre las cuales cobró especial relieve, el análi-sis de los inmigrantes en situación de exclusión, que uti-lizan los recursos para población «sin hogar», y los inmi-grantes «sin hogar».

2 Las citas literales de los profesionales y expertosconsultados en la investigación se recogen en el textoentrecomilladas.

Los inmigrantes «sin hogar»en España: un caso extremode exclusión social

Mª ROSARIO SÁNCHEZ MORALES*

SUSANA TEZANOS VÁZQUEZ**

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estudio presentando sus necesidades, asícomo los mecanismos de prevención y recur-sos existentes dedicados a su atención. Porúltimo, plantearemos una aproximaciónprospectiva a la internacionalización del sin-hogarismo y los previsibles escenarios ten-denciales.

En este trabajo nos inclinamos por utilizarla terminología de persona «sin hogar» y no lade «sin techo». Consideramos que una com-prensión integral de sus itinerarios vitalesexige ir más allá de la exclusión residencial ycentrarse en el plano convivencial/relacio-nal/familiar, personal, asistencial y cultural.Cuando se emplea el término «sin techo» seenfatiza, como su nombre indica, la ausenciade un techo, de un espacio de habitabilidaddigna en el que vivir y abarca desde el queestá literalmente en la calle, a situaciones deprecariedad, que van desde el chabolismo alhacinamiento en el que viven muchos inmi-grantes3.

La utilización de la terminología de perso-na «sin hogar» implica mucho más. Es aquelque no dispone de una vivienda digna en laque ubicarse físicamente, pero, también, elque carece de recursos, de lazos comunitariosy «� tiene dificultades para acceder a losrecursos de atención organizada�» Es decir,

«� cuando hablamos de persona «sin hogar»nos referimos a un proceso de empobreci-miento fuerte, que cursa con pauperización,como carencia de recursos materiales y conquiebra de los vínculos» (desarraigo y desvin-culación social). Además, son «� personasque tienen serias dificultades para acceder alos recursos de atención organizada�.». Deforma que una vía complementaria de cara asu identificación nos instala en su condiciónde infraciudadanos. Se incide en haber perdi-do el hueco afectivo, el nicho social y personalen el que situar el proyecto vital, la falta demotivación vivencial, de autoestima perso-nal, y la falta de derechos, máxime cuando enel caso de los «sin papeles» ni siquiera existenoficialmente.

El cambio histórico que ha supuesto la con-versión de España de ser un país de emigran-tes a un país de inmigrantes, exige compren-der los procesos vitales de los inmigrantes«sin hogar» desde una lógica multidimensio-nal, cuyo punto de partida se inicia con su lle-gada a España. Los recorridos de vida de laspersonas «sin hogar» autóctonas son el resul-tado de la interconexión de factores estructu-rales, familiares/relacionales, personales yculturales. Los hombres y mujeres proceden-tes de otros países que han hecho de la calle yde los recursos de atención para personas«sin hogar» sus espacios de vida llegaron encalidad de inmigrantes económicos y, con eltiempo, sus circunstancias se fueron compli-cando hasta asimilar, en algunos casos, suproblemática a la del perfil tradicional del«sin hogar». Hay un considerable número deextranjeros que acuden a la red específicapara este colectivo (inmigrantes en situaciónde exclusión)4 y, dentro de la heterogénea

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3 Según la definición del Consejo de Europa, «los«sin techo» son personas o familias que están socialmen-te excluidas de ocupar permanentemente un domicilioadecuado y personal. Personas o familias que no tienenvivienda propia y están condenadas a vivir en la calle ocomo vagabundos, están temporalmente alojados enrefugios o centros de acogida, especialmente creadospara personas «sin techo» por las autoridades públicas opor el sector voluntario; están temporalmente alojadasen el sector privado, en establecimientos de cama y des-ayuno, hoteles baratos u otros refugios privados, o conamigos o familiares, con los que se podrían ver forzadosa cohabitar; ocupar, legal o ilegalmente, viviendas inse-guras, cabañas, chozas, casas abandonadas, barracas,etc; residen en instituciones; tienen una vivienda que nose puede considerar adecuada o socialmente aceptable,y que, por tanto, se convierten en personas o familiasmal alojadas» (Cáritas, 1997, pág. 1)

4 Esta circunstancia ha ocasionado un problema desaturación de la red para personas «sin hogar», al tiempoque desvirtuó, desde la perspectiva de algunos de losprofesionales consultados en nuestro estudio, el trabajocon la población autóctona. Se llegó a una situación enla que desde los dispositivos de atención específicos sedejó de atender a los inmigrantes que no reunían el per-fil del «sin hogar». Los efectos perversos a que ha dado

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tipología de los «sin hogar» hay cada vezmayor presencia de extranjeros (inmigrantes«sin hogar«).

Son dos problemáticas vinculadas, que exi-gen diferenciar entre ambos planos. Es unhecho constatado que los recursos para los«sin hogar» se han desbordado por la presen-cia de inmigrantes, que a su llegada a Españano evidenciaban los profundos déficits ycarencias que muestran con el tiempo. Se tra-ta de hombres y mujeres que «� necesitan unapoyo de acogida, de orientación, de explicar-les muchas cosas, de prestarles apoyo básicodurante los primeros meses de llegada. Y sino se presta ese apoyo, corremos el riesgo deque pueda conllevar un deterioro de la perso-na» que, llevado al extremo, les arrojaría a lacalle y/o a desenvolverse en los dispositivosespecíficos para población «sin hogar».

De manera que los extranjeros que lleganen calidad de inmigrantes económicos, reini-cian sus vidas partiendo de una situación deextrema vulnerabilidad. Muchos de ellos ensus países de origen también vivían en preca-rio o en situación de exclusión. Para PedroCabrera y Graciela Malgesini, «las crisishumanitarias como las guerras y conflictos,los huracanes, riadas y terremotos, dejanperiódicamente a miles de personas sintecho» (Cabrera y Malgesini, 2002, pág. 26),algunas de las cuales se arriesgan a la aven-tura de la emigración. De forma que, los pro-cesos migratorios de nuestros días obedecen ala lógica de la desesperación5 y al «boca a

boca»6, constatado por los subsaharianos yafricanos que vienen a nuestro país arries-gando sus vidas, en viajes que, con demasia-da frecuencia, finalizan trágicamente7. Estascircunstancias revelan que la falta de oportu-nidades y expectativas de futuro en sus paí-ses les decide a buscar nuevas oportunidadesen otros lugares, aun a sabiendas de los ries-gos.

Hay personas que, aunque se instalan congran precariedad (administrativa, económica,residencial, relacional/familiar, laboral�),«salen adelante» y no están en la calle. Laprecariedad se vincula, en un primer nivel, asu ilegalidad administrativa, que conlleva, enla mayoría de los casos, a acceder con pocasgarantías a un trabajo o a una vivienda8. Si a

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lugar han sido, por un lado, producir desatención en elcolectivo tradicional y, por otro, cronificar la situación decalle de los inmigrantes en fases iniciales, que con unabuena atención podían haber reconducido sus vidashacia la normalización.

5 Los procesos migratorios actuales responden a unnuevo modelo instalado en los países tecnológicamentemás avanzados y obedece a una lógica unidireccional,iniciada a partir de la llegada de un individuo, que notiene aspiraciones de regresar a su país, pero que deseatraer a su familia, con la que mantiene frecuentes con-tactos. La proliferación de locutorios, muchos de ellosofrecen servicios de peluquería, de tiendas especializa-

das en productos alimenticios y en electrodomésticos(comprados en España y llevados a los familiares en suspaíses de origen) son espacios de convivencia en los quecompartir experiencias y mantener vivas las relacionescon los compatriotas. Además, la utilización de Internet,de videoconferencias y, en general, el abaratamiento delas comunicaciones telefónicas, puesto que muchos paí-ses tienen acuerdos internacionales con España, da lasensación que acortará las distancias. El cordón umbili-cal con los parientes es posible mantenerlo, al menospara los latinoamericanos y europeos. Otras circunstan-cias son las que viven los africanos y subsaharianos. Encualquier caso, las facilidades comunicativas no garanti-zan la inserción social en la sociedad española, aunquesignifiquen un gran apoyo.

6 El «boca a boca» supone que las personas quesalen de su país lo hacen no porque alguien les diga quehay trabajo, sino porque se sienten esperanzados cuan-do en sus países les comunican que sus familiares o ami-gos están trabajando.

7 En los últimos siete años han fallecido unas 5.000personas en patera provenientes del continente africa-no.

8 Para ANGELA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ, los factores queintervienen en la exclusión residencial de los inmigran-tes son de diversa naturaleza. Un primer tipo jurídico-administrativos, puesto que su situación de «sin papeles»favorece su indefensión y ser objeto de abusos. Ensegundo lugar, factores económico-laborales derivadosde su extrema precariedad laboral. En tercer lugar, fac-tores vinculados a la discriminación de la que son obje-to como consecuencia de posibles actitudes de racismobiológico/social. En cuarto lugar, deben valorarse las difi-

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lo anterior añadimos la falta de redes socialesen las que apoyarse, habilidades personalesinadecuadas, descualificación laboral, difi-cultades idiomáticas, el choque cultural queimplica su llegada a un país desconocido, elracismo social al que pueden verse sometidos(Tezanos y Tezanos, 2003, pág. 230-232), asícomo la insuficiencia de recursos sociales pre-ventivos y de dispositivos de atención, la rea-lidad es que su punto de partida es complejo.

Su precariedad, tras su llegada a España,se asocia también a factores estructurales, afactores familiares/relacionales, personales yculturales. En el caso del 10% de los inmi-grantes que, tras cinco o seis años de habersedesenvuelto en circuitos marginales, ya for-man parte del colectivo de personas «sinhogar», sus historias de calle son también elresultado de la interconexión de estas varia-bles. Se convierten en seres humanos con défi-cits muy profundos, con un modus vivendi demera supervivencia y con carencia de recur-sos económicos propios. Son «etiquetados»,por la sociedad «normalizada», de desviados,marginados, enajenados, al tiempo que pue-den ser objeto de racismo biológico/social,segregación y estigmatización.

Un modelo teórico asociado a una interpre-tación de esta naturaleza nos sitúa concep-tualmente en la teoría de la vulnerabilidad,en el marco analítico de la exclusión social yante la noción de ciudadanía (Marshall y Bot-tomore, 1992; Tezanos, 2003, págs.3-14).Esta visión pluridimensional de las trayecto-rias vitales de estas personas convive conenfoques deterministas, que limitan la expli-cación de sus circunstancias vitales al resul-tado de sus aptitudes personales.

La exclusión social es representada gráfi-camente en la literatura sociológica, siguien-

do una lógica procesual, en forma de una cir-cunferencia. El núcleo central corresponde alnivel de mayor integración y las franjas exte-riores a las zonas de vulnerabilidad y exclu-sión (García Serrano y Malo, 1996, pág. 139).La representación gráfica de la exclusión másextrema, en la que se sitúa el colectivo objetode estudio, matiza esta lógica y se asimila alproceso físico del «reloj de arena de diseño»,integrado por tres cubículos. Uno superior,prácticamente vacío y de tamaño reducido, enel que se situarían los inmigrantes económi-cos plenamente integrados, otro inmediata-mente inferior, con más contenido y de mayortamaño integra a la franja de vulnerabilidadsocial, en la que se ubicarían aquellos quecomienzan a integrarse en la sociedad espa-ñola y, un último cubículo, correspondiente ala exclusión más extrema, pleno de contenidoy el más grande, en el que se situaría, comopunto de partida, el grosso del colectivo inmi-grante que llega en estos momentos a España(especialmente los «sin papeles»).

Instalados en la noción de ciudadaníasocial propuesta por Thomas HumphreyMarshall a mediados del siglo XX, tanto losinmigrantes en situación de exclusión, comolos inmigrantes «sin hogar» no son ciudada-nos de pleno derecho. No disfrutan de dere-chos civiles y políticos y se desenvuelven almargen de los stándares mínimos de vida delas sociedades de acogida. Muchos de ellos nisiquiera son reconocidos legalmente.

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cultades asociadas a los procedimientos de reagrupa-ción familiar que, entre otros requisitos, exigen acreditaringresos suficientes y vivienda adecuada. En últimolugar, hay que contemplar el factor género.

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Ampliando esta noción triangular de ciu-dadanía, a la llamada por el profesor JoséFélix Tezanos ciudananía económica, cuyoaspecto central a considerar «� son lasgarantías y oportunidades que existen detener una actividad laboral, bien en el siste-ma productivo (como asalariado o emplea-dor), bien en el sector público (que hay quepotenciar y no destruir), bien en el ámbito delas nuevas actividades que va a propiciar larevolución tecnológica y las enormes oportu-nidades de crear riqueza que genera (nuevasactividades en los servicios, en salud, cultura,ocio, calidad de vida, seguridad, educaciónpermanente, etc), así como las nuevas activi-dades en la esfera social y política que puedapropiciar el desarrollo de la democracia post-liberal«(Tezanos, 2003, págs. 13), podemosafirmar que entre los inmigrantes «sin hogar»es entre los que se visualiza con mayor niti-dez la falta de desarrollo de este paradigmade ciudadanía económica.

LOS PROCESOS DE EXCLUSIÓNDE LOS INMIGRANTES «SIN HOGAR«

Como adelantamos en páginas preceden-tes, la situación en la que se encuentran estaspersonas es el resultado de la concurrencia defactores estructurales, familiares/relaciona-les, personales y culturales (Vid cuadro 1.).

El factor determinante que les ha llevadohasta la exclusión más extrema es su ilegali-dad administrativa9. Vivir durante largosperíodos de tiempo en la invisibilidad socialconlleva que se desenvuelvan al margen decualquier garantía y, por tanto, no accedan a

los recursos sociales, que trabajen en condi-ciones de gran precariedad y que vivan enespacios, en donde el hacinamiento y las con-diciones de habitabilidad y de convivencia,resultan de ínfima calidad. Así se expresabauno de nuestros consultados ».. el primer fac-tor desencadenante que afecta a toda lapoblación es la cuestión de ser ilegales � (yaque).. la mera existencia de la Ley de Extran-jería hace que solamente por el hecho de serextranjeros estén en una situación de exclu-sión».

Por otro lado, como consecuencia de suirregularidad jurídica es muy difícil crear dis-positivos de atención específicos, puesto queni siquiera existen oficialmente. Esta cir-cunstancia llevó a la aparición de un proble-ma adicional, «� porque si ya existen muypocos recursos sociales para las personas «sinhogar», los inmigrantes acuden�, porque notienen otra opción que los escasos recursosque existen para las personas «sin hogar».Todo ello ha dado lugar a una situación degran tensión convivencial, entre otras razo-nes por la saturación de la red específica delos «sin hogar» y la fuerte competitividad porlos escasos recursos disponibles».

El factor de ilegalidad administrativa noes el único condicionante excluyente ya que«hay un grupo de inmigrantes que vienen sinningún tipo de documentación, pero tienenrecursos personales, familiares, capacidades,que hacen que se incorporen en el mercadolaboral de forma irregular y que, poco a poco,van regularizando su situación. Porque sonpersonas con habilidades, apoyos sociales,amigos� (de manera que)� tanto las redesde apoyo como sus propias capacidades hacenque no caigan». Son personas que quierentrabajar, que tienen vínculos familiares, aun-que los tengan lejos, y no padecen problemá-ticas añadidas. En situación contraria seencuentran los que no disponen de recursospersonales, familiares/relacionales y/o capa-cidades, que son personas difíciles y solita-rias, que ante la falta de mecanismos preven-tivos y de recursos de atención específicos

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9 La situación de los «sin papeles» ha empeoradotras la reforma de la Ley de Extranjería, pues según noscomentaban en nuestra investigación »... la ley deextranjería va a favorecer la creación de ciertas bolsas demarginación ... (entre)� colectivos que van a llegar sinningún tipo de regulación y va a vulnerabilizar y precari-zar más a ciertos grupos que están en situación de pre-cariedad».

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pueden acabar integrándose dentro del colec-tivo de los «sin hogar», de quienes obtienenayuda. Una ayuda que no puede cristalizarmucho más allá de invitarles a dormir dondeduermen. Es el caso narrado por una de lasprofesionales consultadas «� entonces, esamujer� una mujer de unos cuarenta años,latinoamericana, todavía con muy buenaspecto, limpia� Pues se encuentra que hapasado tres noches en la calle, � le han pasa-do tantas cosas, que empieza el camino�

Además, está con una serie de personas paralas que estar en la calle es ya una costumbre.Y empiezan a entrar en esos procesos y enesas relaciones� Y cuatro años más tarde,esta mujer es una persona «sin hogar»... Yaconvertida en una «sin hogar» está en unescalón por debajo en la exclusión de la perso-na «sin hogar», porque carece de las posibili-dades de acceder a los recursos normalizados.Pueden empadronarse pero siempre les surgeel miedo del posible expediente de expulsión.

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CUADRO 1. Factores estructurales, familiares/relacionales, individualesy culturales que intervienen en la conversión de los inmigrantes económicos

en inmigrantes «sin hogar»

Fuente: elaboración propia, a partir de Mª ROSARIO SÁNCHEZ MORALES y SUSANA TEZANOS VÁZQUEZ, La población «sintecho» en España. Un caso extremo de exclusión social, Sistema, Madrid, 1999, pág. 38 y JOSÉ FÉLIX TEZANOS, «Tenden-cias de exclusión social en las sociedades avanzadas. Un marco para el análisis», Textos de Sociología, Departamentode Sociología III (Tendencias Sociales), UNED, Madrid, abril, 1998.

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� los servicios médicos están garantizados,pero no pueden acceder a los recursos de alo-jamiento de la red. Con lo cual, es un grupopreocupante, que va en aumento, y que, demomento, no se ha dado ninguna respuesta,porque las respuestas � han sido para losinmigrantes con mayores posibilidades desalir adelante en España».

De manera que los procesos de exclusiónde los inmigrantes se constatan e inician apartir de su ilegalidad administrativa, que seconecta con la política de inmigración y lapolítica laboral vigente en estos momentos.Un modelo de política laboral, articuladasobre la desregulación y precarización delmercado de trabajo, bajo coordenadas dealtas tasas de desempleo y paro. De hecho, latasa de paro entre la población inmigrante esporcentualmente más elevada que la de losespañoles, a pesar de estar predispuestos atrabajar en los peores trabajos y en condicio-nes de semiesclavitud (por ejemplo, en chapu-zas, en trabajos en el campo y, en el caso delas mujeres, servicio doméstico y prostitu-ción). Pareciera que la existencia de un volu-men muy elevado de personas dispuestas atrabajar al precio que fuere, es funcional parael sistema, pues hace posible «� rebajar lascondiciones laborales y disponer de un ejerci-to de reserva�(puesto que)... realmente loque se demanda ahora por las economías occi-dentales es carne de cañón».

La alta precariedad10 e inestabilidad labo-ral y, en el caso de la prostitución, la supervi-vencia en condiciones de subordinación abso-luta e incluso de temor por la integridad físi-ca, sitúa, comparativamente, a las mujeresen una posición de mayor riesgo y discrimina-ción respecto a los varones. Una discrimina-ción que se formaliza por su condición de ser

mujeres, por factores raciales/étnicos, cultu-rales y sociales. Esta situación queda consta-tada al observar dos de los sectores en los quelas mujeres inmigrantes se insertan laboral-mente. Uno de ellos es el sector doméstico «�que es un trabajo muy precario y depende delpatrón» y, además, no olvidemos que recibeun tratamiento especial en la SeguridadSocial. El análisis que uno de los consultadoshace de la prostitución pone de manifiesto lafalta de oportunidades de muchas mujeresque vienen a España buscando mejores con-diciones de vida. Mujeres que son presa demafias sin escrúpulos y de la insensibilidadde una sociedad que, aun a sabiendas de lasmiles de mujeres extranjeras «sin papeles»que trabajan en la prostitución callejera y decarretera (según recientes estudios más deun 60% de las prostitutas son inmigrantes)«� hacen la vista gorda� ( de manera que)�hasta cierto punto condicionamos a que lagente que viene� estén obligadas a ese tra-bajo muy precario».

Otro de los factores exclusógenos estructu-rales se vincula con la política de vivienda y,en particular, con las dificultades para acce-der a una vivienda o un mínimo espacio en elque ubicarse físicamente. No disponer depapeles inhabilita para acceder a alquileresy, en el mejor de los casos, comparten vivien-da, habitación o litera con personas que, comoa ellos, no les queda más remedio que vivir encondiciones de hacinamiento y guetización.Hechos éstos que han generado la prolifera-ción de grupos instalados al borde de la ley yque se dedican a alquilar a precios desmesu-rados habitaciones/literas a sus compatrio-tas.

No pueden tampoco obviarse al analizaresta problemática, variables que se relacio-nan con la política educativa y la inadecua-ción de un sistema ajustado a las necesidadesproductivas y demandas sociales. Uno de losretos del sistema educativo español es procu-rar evitar la segregación en la que se encuen-tran los niños y adolescentes de padres inmi-grantes, que están mayoritariamente escola-

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10 Uno de los efectos de la precariedad laboral seconstata, según desarrollan JOSÉ FÉLIX TEZANOS y SERGIO

TEZANOS (TEZANOS y TEZANOS, 2003, pág. 233), en lasiniestralidad laboral, pues cerca de un 30% de los falle-cidos en accidente de trabajo son extranjeros.

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rizados en colegios públicos. A lo anterior hayque añadir, la falta de medios y de personalespecializado para atender adecuadamente alos niños procedentes de entornos socio-cultu-rales tan variados. Este conjunto de circuns-tancias conlleva serias dificultades para quefinalicen con éxito sus estudios, y el fracasoescolar despunta con mayor incidencia queentre los niños españoles.

Uno de los derechos garantizados, hasta laúltima reforma de la Ley de Extranjería, fueel acceso en condiciones de semi-normalidada la sanidad pública, a pesar de las disfuncio-nes asociadas a diferencias culturales e idio-máticas, que impedían una comunicación yatención fluidas entre los profesionales de lasanidad y estas personas. En estos momen-tos, la situación ha cambiado, pues el temor aempadronarse para los «sin papeles» puedeconducir, en el caso de que no se introduzcanlas modificaciones legales pertinentes, a vul-nerabilizar su situación sanitaria.

Por otro lado, los inmigrantes «sin hogar»acumulan déficits familiares/relacionalesprofundos. Dejaron sus redes sociales/fami-liares en sus países de origen, llegaron a unnuevo lugar, con el deseo de reiniciar susvidas y traer, a medio plazo, a sus familias.En general, mantienen comunicación con susfamiliares tras su llegada a España. A estalejanía física de sus parientes hay que añadirla desorientación con la que llegan y la posi-bilidad de iniciarse en circuitos marginales,de los que es muy difícil sustraerse una vezmantienen contactos con personas que lesresocializan en este medio. Sin embargo, notodos los inmigrantes tras la llegada al paísreceptor mantienen relaciones con sus redessociales y familiares en sus países de proce-dencia, pues entre los factores que motivaronsu proceso migratorio se encontraba la deses-tructuración familiar/relacional. En cual-quier caso, son personas con déficits en laesfera de los afectos, especialmente los queemprenden la aventura en solitario, pues elmero distanciamiento de sus seres queridoses un condicionante evidente. «�. El proble-

ma son los primeros que vienen, los primerosque llegan sin red, el primero de una fami-lia� Y esos son los que realmente están enriesgo de acabar siendo personas «sin hogar».Para evitar la soledad y el desarraigo, los pro-fesionales que trabajan con población inmi-grante señalan que, en ocasiones, se estable-cen en parejas »... más que por afinidad o por-que llevan tiempo� como una forma de aga-rrarse a algo, a acudir a los recursos apoya-dos�».

Para los que tienen familiares o amigosinstalados en España, que les animaron aemprender el viaje, sus circunstancias sonmás favorables. Se inician con ventajas noto-rias, pues «� el punto para que no lleguen aser personas «sin hogar» es que, aunque notengan trabajo y aunque lo pasen fatal� ven-gan con contactos� un hermano o un ami-go� y hay mucho de ayuda mutua entreellos. Entonces, pues si en una casa no cabe,pues no es importante, duermen en el suelo.Pero no llegan a estar en la calle». Finalmen-te, la nacionalidad es un factor que condicio-na el plano relacional/familiar. No es lo mis-mo proceder de los países de América del Sur,que del continente africano o del de Europadel Este. Como hipótesis podemos plantearque las redes sociales de los ciudadanos pro-venientes de América del Sur (ecuatorianos,peruanos, cubanos y colombianos) y de laEuropa del Este están más desarrolladas quepara el resto de los colectivos de poblacióninmigrante. En consecuencia, tienen menosriesgos de padecer déficits en este terreno.

Un factor que, según los consultados, coad-yuva en la vulnerabilidad relacional de estapoblación es la falta de asociaciones de inmi-grantes con capacidad «� de agrupar a sugente, poder trabajar con ellos, poder consti-tuirse como voz de la población inmigrante ennuestra sociedad».

Debe valorarse la presencia de factoresindividuales como la personalidad, el género,la edad, la raza, la nacionalidad, el idioma,las aptitudes personales y habilidades socia-

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les. A los que habría que añadir la salud(mental11 y física), determinados trastornosde vida (alcoholismo, drogadicción), así comolas fuertes carencias emocionales que pade-cen y que, llegado el caso, podría ocasionarbaja autoestima, pesimismo y débil estructu-ra motivacional. El entrelazamiento de estosheterogéneos elementos puede dar lugar aacomodos a su situación, a iniciarse para«salir adelante» en conductas delictivas(Tezanos y Tezanos, 2003, págs. 230-231) y/oa desestructuraciones personales. No es lomismo ser mujer u hombre, no es igual proce-der del continente americano, que de Africa oEuropa, no es igual ser blanco o negro, ni cris-tiano o musulmán, ni ser castellano parlanteque no serlo. Además, tienen menos facilida-des los que están carentes de habilidadessociales y los que tienen problemas de salud.Finalmente, debemos considerar que losseres humanos no resolvemos de igual modo yante circunstancias similares las adversida-des que atravesamos.

En último lugar, tenemos que señalar laexistencia de factores culturales asociados alindividualismo, la insolidaridad y la competi-tividad. Cabe destacar el «choque cultural»que conlleva su contacto con la sociedad espa-ñola, la estigmatización y rechazo social alque pueden ser sometidos por los españoles,como consecuencia de la existencia de prejui-cios culturales, de sentimientos de racismobiológico/social y de xenofobia.

Uno de los efectos sobre la población «sinhogar» que ha tenido la notoria presencia deextranjeros que han hecho de la calle su espa-cio de vida, ha sido criminalizar, en mayor

medida, al colectivo en su conjunto. Los argu-mentos planteados por uno de los consultadossintetizan esta reflexión. Si desde instanciaspolíticas o desde los medios de comunicaciónse lanzan mensajes de relación causal entreinmigración y delincuencia y, cada vez, sehace más evidente la presencia de inmigran-tes dentro de las personas «sin hogar», larelación queda constatada. En realidad, «elproblema de la inmigración sobre todo, no espor los inmigrantes económicos que vienen,sino por las mafias extranjeras�, que son lasque realmente causan ese problema de delin-cuencia»12.

Este conjunto de circunstancias obliga ahacer actuaciones preventivas, porque «� losprejuicios que circulan por ahí son muchísi-mos� (y la evolución que está siguiendo elfenómeno)�. hace imprescindible hoy en díafomentar actividades de concienciación enmateria de extranjería� porque si no losacontecimientos de El Ejido podrían repetirseen cualquier momento». Es responsabilidadde los actores sociales, de los políticos, de loslegisladores, de las asociaciones de inmigran-tes y, de los medios de comunicación asumircompromisos de transparencia, pues los pro-cesos migratorios si se canalizan adecuada-mente son muy positivos, en caso contrario,pueden ser una fuente de conflictividad social.

Medidas preventivas como, por ejemplo,promover el desarrollo de programas inter-culturales en Ayuntamientos, en donde espa-ñoles y extranjeros llegaran a acuerdos sobrecómo crear espacios de convivencia basadosen el respeto mutuo. Si apostamos por la inte-

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11 El tema de la salud mental es una de las proble-máticas que produce mayor incertidumbre. De hechose prevé que un colectivo de futuro será el de los inmi-grantes «sin hogar» enfermos mentales, aunque en estosmomentos, se trata de personas sanas. Ello exigirá quelos profesionales de la salud se adapten a las nuevas cir-cunstancias, habida cuenta de la experiencia de otrospaíses que, desde hace años, han ido tomando medidasrelacionadas con la interculturalidad.

12 Según datos recientes del año 2003, del total de55.000 personas recluidas en centros penitenciarios enEspaña, unas 15.000 son extranjeras. Ahora bien, la tasade reclusión es mayor que entre los españoles (0,60%frente al 0,13%), y supone el 26,5% del total de la pobla-ción reclusa. Si bien, hay un volumen más elevado deextranjeros en situación de cárcel preventiva, lo cualparece lógico, porque «� si va ante el juez una personaque no tiene domicilio, el riesgo de que esa persona nocomparezca es evidente».

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gración de la población inmigrante en nues-tra sociedad, estamos de acuerdo en que estaspersonas necesitan disponer de espacios deencuentro, en los que intercambiar experien-cias con sus compatriotas, puesto que, comohemos señalado, necesitan tener una redsocial de apoyo. Habría que facilitarles luga-res en los que comunicarse, pero deberíamossocializarles también en las normas y pautasculturales de nuestro país. Si no se adoptanmedidas de este tipo, los prejuicios, senti-mientos de rechazo y xenofobia serán mássusceptibles de aparecer13.

En definitiva, entender los procesos vitalesde los inmigrantes «sin hogar» exige diferen-ciar entre dos planos. Un primer plano de con-texto, conectado con la desatención en la que seencuentran las personas a su llegada a nuestropaís que puede iniciarles en el camino de laexclusión más extrema. Un segundo nivel quese visualiza entre aquellos convertidos en per-sonas «sin hogar» en toda su extensión. Paraambos casos consideramos que el marco analí-tico de referencia es el de la teoría de la vulne-rabilidad y la exclusión social. Unas aportacio-nes teóricas que desplazan el discurso determi-nista de la culpabilización y se conecta conexplicaciones procesuales asociadas a la multi-factorialidad del «sinhogarismo» como fenóme-no sociológico. Son historias de vida que siguenla lógica del «efecto dominó», por encadenarseuna sucesión de vivencias desequilibradoras yestresantes (el mero hecho de salir del país deorigen ya es un suceso traumático).

EL PERFIL SOCIOLÓGICODE LA POBLACIÓN INMIGRANTE«SIN HOGAR»

Estimar el número de inmigrantes «sinhogar» en España es muy difícil dada la ile-

galidad administrativa en la que viven buenaparte de los inmigrantes. Según los últimosdatos oficiales del INE relativos al año 2002hay 2.254.807 extranjeros (5,4% de la pobla-ción), a los que habría que añadir la cifra delos inmigrantes «sin papeles»14. Los «sinpapeles» o indocumentados suelen ser varo-nes jóvenes, que responden al perfil del inmi-grante económico, aunque cada vez hay másmujeres, menores no acompañados, personasmayores y en edad de jubilación.

Europa es el continente del que procedenla mayoría de los extranjeros que viven ennuestro país, seguidos por los de África, Amé-rica y Asia15, Ecuador, Marruecos, Colombia,Rumania, Argentina, Perú, Reino Unido, Ita-lia, China, Bulgaria, Ucrania, Cuba, Nigeria,Portugal son los países con mayor número deresidentes (Boletín Estadístico de Extranje-ría e Inmigración, 2004). Son mayoritaria-mente varones, aunque se han ido acortandolas distancias respecto a las mujeres. Lasmujeres proceden sobre todo de Europa, delos países latinoamericanos y trabajan en elservicio doméstico. Los varones provienen deAmérica Latina, África y los países del Este yse ubican laboralmente en la agricultura y enel sector servicios. Por Comunidades Autóno-mas, con diferencia, Madrid y Cataluña, enconcreto, las ciudades de Madrid y Barcelo-na16, son los principales núcleos de atracción,

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13 Según datos de la Dirección General de la Policía,a 31 de diciembre de 2003 había en España 1.647.011extranjeros con tarjeta o permiso de residencia en vigor(Boletín Estadístico de Extranjería e Inmigración, marzo2004).

14 Según régimen de residencia, a 31 de diciembrede 2003, 1.074.895 (65,26%) de total de los extranjerosresidentes estaban incluidos en el Régimen General y572. (34,74%) estaban integrados en el Régimen Comu-nitario. Por continentes, el 24,68% de los extranjerospertenecían al Espacio Económico Europeo, el 9,36%eran europeos no comunitarios, el 26,29% africanos, el31,26% iberoamericanos, el 0,98% norteamericanos, el7,38% asiáticos y el 0,06% provenientes de Oceanía.

15 Según datos recogidos en el Boletín Estadístico deExtranjería e Inmigración, en Madrid había 355.035extranjeros con tarjeta o permiso de residencia en vigor a31 de diciembre de 2003. En Cataluña la cifra ascendía a383.938, de los cuales 268.093 vivían en Barcelona.

16 Del total de la población «sin hogar» autóctona el10% corresponde a mujeres. En el caso de las mujeres «sinhogar» extranjeras no se dispone de datos actualizados.

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y en los que se concentra la internacionaliza-ción del sinhogarismo. Se trata, fundamen-talmente, de personas indocumentadas.

Según Pedro Cabrera y Gabriela Malgesi-ni si en 1996 un 8% de las personas «sinhogar» eran inmigrantes, en 2004 la cifra seha elevado al 30% (Cabrera y Malgesini,2002). Si incluimos a los atendidos en alber-gues/centros de acogida y recursos de urgen-cia algunos estudios sitúan el porcentaje enun 30% (Cabrera, 2003, pág. 12). Además,«� en algunos dispositivos, de ser una por-ción residual, ha pasado a ser el ochenta ytantos por ciento� (por ejemplo)� haycomedores en Madrid en los que el 80% sonextranjeros». Son, fundamentalmente, hom-bres, aunque cada vez se observa una mayorpresencia de mujeres. Tienen trabajos muyprecarios, con condiciones laborales pésimasy con una alta incidencia de fases de inactivi-dad laboral.

Los países de origen han variado a lo largode los años. A principios de la década de losnoventa del siglo XX, en plena crisis de losBalcanes, hubo muchas personas proceden-tes de la antigua Yugoslavia y croatas engeneral. En los últimos años, se ha detectadoun aumento de ciudadanos de la antiguaEuropa del Este (Rumania, Bulgaria, Polo-nia). De un modo constante marroquíes ysubsaharianos, principalmente de Senegal,

Nigeria, Sierra Leona y Camerún. En menormedida, hay europeos (portugueses, alema-nes y franceses) y latinoamericanos (ecuato-rianos, peruanos, cubanos y colombianos).Con una muy limitada presencia encontra-mos asiáticos y personas de Oceanía.

En la precitada investigación realizadapor Pedro Cabrera y Graciela Malgesini sepuso de manifiesto que del total de inmigran-tes que acudían a los servicios de atenciónpara personas «sin hogar», el 31% eran norte-africanos, el 24% latinoamericanos, el 24%procedían de la Europa del Este, el 11% de laUnión Europea (sobre todo de Portugal) y el8% eran subsaharianos. Por nacionalidades eimportancia numérica, marroquíes, ecuato-rianos, portugueses, rumanos, colombianos,argelinos, búlgaros y ucranianos (Cabrera yMalgesini, 2002, págs. 50-51).

Transcurridos varios años desde la presen-tación de estos datos, se confirma esta ten-dencia al estudiar las últimas memorias dis-ponibles del Centro de Acogida San Isidro(Centro Municipal de Acogida San Isidro,2002) y del Albergue para varones San Juande Dios (Albergue San Juan de Dios, 2003),ambos de Madrid. Representan el paradigmade macro-centros, que atienden a los «sinhogar» crónicos y con mayor deterioro.

El porcentaje de población extranjeraatendida en San Isidro, en el año 2002 fue deun 27,42%. Algunos internos no se ajustaronal perfil tradicional del «sin hogar» y aun asíhicieron uso del centro como lugar de aloja-miento en momentos puntuales. Tambiénhubo personas que lo utilizaron duranteperiodos de tiempo más dilatados. Padecíanproblemáticas añadidas que hicieron precisocubrir sus necesidades básicas y promoverintervenciones individualizadas. En SanJuan de Dios, el porcentaje de extranjerosque acudió en el año 2003 ascendió al 56,14(1.825 personas), de las cuales 1.686 (51,86%)no eran de la Europa comunitaria y 139(4,28%) eran ciudadanos europeos comunita-rios. Por áreas geográficas, varones prove-

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Sin embargo, las estimaciones de los profesionales quetrabajan con este colectivo insisten en que se detecta unamayor presencia de mujeres en los recursos de atenciónpara población «sin hogar». Son mujeres jóvenes, mayori-tariamente provenientes de América del Sur, aunque hayuna progresiva mayor presencia de mujeres africanas ysubsaharianas. Sus itinerarios vitales se vinculan a factoresde etiología diversa. Por ejemplo, se dan casos de mujeresque ejercen la prostitución, mujeres que asumen en soli-tario responsabilidades familiares no compartidas, muje-res con gran inestabilidad laboral y recursos económicosmuy insuficientes... En general, mujeres con redes socia-les escasas, insuficientes habilidades para desenvolverseen la sociedad española, como consecuencia, entre otrosfactores, del choque cultural que conlleva reiniciar susvidas en un espacio geográfico/cultural desconocido.

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nientes de Europa Occidental (47,80%), deÁfrica del Norte y del África subsahariana(18,88%), de la Europa del Este (18,79%), deAmérica del Sur (8,43%), de la AntiguaURSS-CEI (3,84%), de América Central y delCaribe (0,68%), de Asia (1,11%) y, a muchadistancia, de Oceanía (0,03%).

Si analizamos los datos de la «CampañaMunicipal contra el frío 2003/2004» del muni-cipio de Madrid, nos situamos en estas mis-mas cifras. Del total de personas que utiliza-ron los pabellones I y II, del 1 al 31 de enerode 2004 (mes especialmente frío), el 51% pro-cedían de la Europa no comunitaria y el 5%eran ciudadanos comunitarios. Entre los nocomunitarios, el 24% fueron europeos, segui-dos de los africanos (17%), los americanos(9%) y los asiáticos (1%). El dispositivo alter-nativo, una nave prefabricada de 200 metroscon colchones en el suelo, servicios y la pre-sencia de varias personas como personalespecializado, se convirtió en un recurso parainmigrantes, desbordando las previsionesiniciales de los responsables municipales,que planificaron este servicio con otra inten-ción. En el pabellón de Cruz Roja Española dela Casa de Campo, que dispone de 45 plazasde emergencia, la procedencia de extranjerosse situó en los mismos niveles que en los casosanteriores.

A la luz de lo expuesto, cabe concluir esteepígrafe verificando que la internacionaliza-ción del sinhogarismo en España es una rea-lidad desde hace años. El fenómeno se dispa-ra en la segunda mitad de los años noventadel siglo XX, sin que, inicialmente, se supieracómo acometer la llegada de un volumen tanextraordinario de personas que «a la desespe-rada» dejaron sus países en busca de mejoresoportunidades de vida para ellos y, a medioplazo, también para sus familias, a las quedeseaban traer a nuestro país. La tendenciaseguida en los últimos años y el futuro previ-sible, punto del que nos ocuparemos con pos-terioridad, habría hecho necesario adaptarsea las nuevas circunstancias. La realidad nosmuestra que aproximadamente un 10% de los

inmigrantes que llegaron a España hace añosse han convertido en personas «sin hogar»,entre otras razones por no haber sido dis-puestas desde la iniciativa pública medidasde actuación preventivas y asistenciales delargo alcance. La envergadura de la proble-mática llevó a que se desplegaran algunosrecursos que, en estos momentos, están satu-rados.

NECESIDADES DE LA POBLACIÓNINMIGRANTE

Para entender globalmente cuáles son lasnecesidades que presentan los inmigrantesque llegan a nuestro país es preciso distinguirentre un conjunto de necesidades específicasde otras generales o comunes al resto de lapoblación. Su coexistencia hace inevitablerealizar una intervención conjunta entre losServicios Sociales generales y los especializa-dos.

Entre las específicas cabe señalar laimportancia de adquirir un mínimo conoci-miento de la sociedad de acogida. Implica,principalmente, aprender el idioma, conocerlas costumbres y las normas, así como losmodos de relación social. Igualmente, estaspersonas tienen una necesidad de acogida.Conlleva que dispongan de una red de apoyoque facilite, durante los primeros meses, alo-jamiento y manutención, así como informa-ción sobre cómo desplazarse en transportepúblico, la escolarización de los hijos, el acce-so a la sanidad pública, las vías de búsquedade empleo o cómo y dónde empadronarse.Cuando esta red de acogida falla o no existe,el individuo puede llegar a encontrarse enuna situación de extrema vulnerabilidadadquiriendo gran importancia el papel de lasdistintas instituciones sociales implicadas,tales como la Administración Pública, lasONG´s y las asociaciones de inmigrantes.Desde este punto de vista, el responsable deun centro de acogida para personas inmi-grantes nos comentaba que «� con un apoyo

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a una persona que acaba de llegar, realmentepuede evitarse que� pueda caer, � que sepueda deteriorar� Hay que trabajar con ellapara abrir caminos en nuestra sociedad ypara que los pasos que dé para su integraciónsean los adecuados. Necesitan apoyo, orienta-ción y seguimiento». En consecuencia, lasredes de acogida desempeñan una funciónesencial, evitando o conteniendo, en muchoscasos, períodos de alto riesgo que pueden des-encadenar la exclusión social.

Por otro lado, las personas inmigrantestienen una necesidad específica de regulari-zar su situación jurídico-administrativa, pre-cisando un asesoramiento concreto sobrecómo obtener el permiso de residencia y/o tra-bajo según la legislación vigente.

Los inmigrantes deben satisfacer una seriede necesidades generales o comunes al resto delos ciudadanos, como puede ser acceder a unavivienda adecuada, a un empleo normalizado,o a un mínimo económico que les permita sub-sistir dignamente. Junto a éstas, la necesidadde participación, de autorrealización, de sen-tirse integrados, aceptados y respetados. Losconsultados destacaban, como hemos indicadocon anterioridad, la importancia que jueganlas asociaciones de inmigrantes, subrayándosesu escaso desarrollo e implantación en Espa-ña. Sin embargo, consideran que «� deberíanjugar un rol muy importante. Y digo deberían,porque a mi juicio, no lo están haciendo. Dealguna manera, deben liderar la renegociacióncon la sociedad de acogida. Cuando cientos deinmigrantes se reúnen en un parque, puedeaparecer un problema. Es decir, estamos deacuerdo en que necesitan un lugar de encuen-tro, porque necesitan hablarse, comentar, noperder lo suyo. Entonces, es necesario hablar,renegociar... Echo en falta que las asociacionestengan capacidad de agrupar a su gente, depoder trabajar con ellos, de poder constituirsecomo la voz de la población inmigrante ennuestra sociedad».

Como vemos, tienen necesidades de carác-ter general que difícilmente pueden cubrir

por existir factores estructurales adversos.Por ejemplo, la falta de permiso de trabajo lesimposibilita acceder a trabajos normalizados,obligándoles a desenvolverse en la economíasumergida, en empleos sin garantías salaria-les, sin contratos de trabajo, y sin posibilida-des de disfrutar de los derechos a los que dalugar la Seguridad Social como, por ejemplo,el subsidio de desempleo. Esto, a su vez,repercute en otras esferas, como en la de lavivienda, pudiendo dar lugar a situaciones dehacinamiento o a la ocupación de viviendassin condiciones de habitabilidad.

Por último, los inmigrantes «sin hogar»poseen las necesidades específicas propias delas personas que se encuentran en situaciónde exclusión social extrema (alojamiento,manutención, rehabilitación, integraciónsocial y laboral, recuperación de redes socia-les y familiares, etc). Estas circunstanciashacen necesaria una intervención profesionalde carácter integral. Junto a lo anterior, pre-sentan necesidades derivadas de su condiciónde inmigrantes (la más básica es la de obte-ner el permiso de residencia y/o trabajo). Estacondición les sitúa en una coyuntura de aúnmayor desventaja social, convirtiéndoles en«los excluidos de los excluidos», puesto que seles niega, incluso, el acceso a determinadosrecursos sociales.

PREVENCIÓN DEL FENÓMENOE INTEGRACIÓN SOCIAL

Los profesionales consultados en nuestrainvestigación señalaban, por unanimidad, laimportancia de la prevención como modo deadelantarse a la aparición de la exclusiónsocial extrema. Desde este punto de vista, semostraba que la prevención del sinhogarismodebe abordarse desde tres planos distintos, laprevención primaria, secundaria y terciaria.Se relaciona con la teoría de Robert Castelque entiende la integración, la vulnerabili-dad y la exclusión social como las tres zonas ofranjas en las que puede encontrarse un indi-

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viduo dentro de la sociedad, existiendo unoslímites cada vez más difusos entre unaszonas y otras (en este trabajo, nos hemos deci-dido por una visualización de la exclusiónsocial a partir de la teoría del «reloj de arenade diseño»).

La prevención primaria tiene por objetoevitar, o al menos reducir, los casos extremosde exclusión social. Nos sitúa en el plano detodas aquellas medidas preventivas que sedesarrollan dentro de la «zona de integra-ción». Supone intervenir antes de que el fenó-meno se presente, a través del desarrollo delas políticas sociales y la garantía de los dere-chos sociales y económicos (derecho al traba-jo, a la salud, a una vivienda digna, a la edu-cación etc). En el caso de la población inmi-grante, cabe destacar el papel fundamentalque desempeña la Ley sobre Derechos y Liber-tades de los Extranjeros en España y su Inte-gración Social, comúnmente denominadacomo Ley de Extranjería, y el reglamento quela desarrolla. Se trata de una normativa que,en los últimos años, ha sido modificada envarias ocasiones y ha ido adquiriendo uncarácter más restrictivo. De forma que parael inmigrante que reside en España es muycomplicada su regularización administrati-va, lo que da lugar a la existencia de unimportante contingente de personas extran-jeras en situación irregular que carecen de losderechos sociales elementales.

Los profesionales proponen que se deberíafomentar una política laboral orientada agarantizar entornos económicos normaliza-dos para toda la población. Exigiría, entreotras medidas, desarrollar alternativas deempleo específicas para aquellos colectivoscon mayores dificultades para su integraciónsociolaboral, como es el caso de los inmigran-tes.

Otras muchas políticas desarrolladas des-de el ámbito de los distintos sistemas de pro-tección inciden en la prevención de la exclu-sión social. Adoptar una política de viviendaque la considere como un bien principalmen-

te de índole social y no prioritariamente eco-nómico, podría prevenir, en muchos casos, laaparición de dificultades diversas derivadas(imposibilidad de pago, hacinamiento, faltade condiciones de habitabilidad, etc).

Por otro lado, dentro del ámbito de la pre-vención primaria, los consultados prestabanun especial énfasis a la sensibilización social,con el fin de reducir las actitudes «exclusóge-nas» que pueden aparecer en contra de deter-minados colectivos como las personas «sinhogar» y los inmigrantes. Sería necesariopriorizar el desarrollo de medidas orientadasa dar a conocer los factores y circunstanciasque están detrás de los procesos de exclusión,con el fin de fomentar la empatía y compre-sión del fenómeno como algo de a lo que nin-guno podemos escapar del todo. En el caso delos inmigrantes «sin hogar», este tipo de pre-vención se vuelve aún más importante debidoa las actitudes racistas y xenófobas que pue-den sufrir, convirtiéndoles en personas doble-mente excluidas, por su condición de perso-nas «sin hogar» y por ser inmigrantes.

En un segundo nivel, nos situamos en laprevención secundaria, que va orientada aintervenir sobre los casos en los que empiezaa aparecer un problema jurídico, de vivienda,de empleo, de aislamiento, de enfermedad, deadicción etc. Su objetivo es la contención deestas problemáticas y evitar un mayor dete-rioro. La prevención secundaria nos hacerrecabar en la «zona de vulnerabilidad», deforma que si no se proporcionan los apoyosnecesarios (por parte de la familia, la redsocial, el sector informal o los Servicios Socia-les) es fácil que estas personas caigan en laexclusión extrema.

Como medidas preventivas los consulta-dos proponen fomentar recursos sociales paraintervenir sobre situaciones de crisis y/o ries-go concretas. Se incide, entre otras, en elmomento de la desinstitucionalización de losmenores tutelados por la Administración trascumplir su mayoría de edad y entre los que,por otro lado, existe un número considerable

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de inmigrantes. Igualmente, resaltan la pre-mura por apoyar institucionalmente a lasfamilias e individuos cuando tienen dificulta-des para conservar sus viviendas.

En definitiva, se propone reforzar losrecursos y apoyos existentes en los ServiciosSociales Generales a la hora de intervenir conpersonas que presentan dificultades sociales«contenibles». Se evitaría, por ejemplo, laderivación de una persona desahuciada o conun problema puntual de alojamiento a uncentro de acogida o albergue, por la inexisten-cia de otros recursos de alojamiento más ade-cuados. Cuando los que presentan estas difi-cultades son inmigrantes y carecen de permi-sos de trabajo y/o residencia, los recursossociales a los que pueden acceder son todavíamás limitados. El Estado de Bienestar le dejaen ocasiones de lado, no permitiéndoles, debi-do a su situación de irregularidad, concurrir alas prestaciones básicas formalizadas para elresto de la población, como puede ser la Ren-ta Mínima de Inserción.

No obstante, en los últimos años han sur-gido nuevas iniciativas orientadas a favore-cer la integración social de la población inmi-grante, que auguran un futuro más esperan-zador para este colectivo. Entre ellas mencio-nar la aparición de una nueva figura profe-sional, el Mediador Social Intercultural.Entre sus objetivos tiene propiciar el acerca-miento entre los inmigrantes, la sociedad engeneral y distintas instituciones como laadministración o la iniciativa social; detectarsus necesidades y a partir de ellas sugerir eimplementar nuevos recursos y proyectos;facilitar a los inmigrantes información sobrelos recursos sociales que favorezcan su inte-gración y participación; y orientar, informar yacompañar en la obtención de los permisos deresidencia y/o trabajo.

Finalmente, la prevención terciaria se de-sarrolla en el momento en el que la exclusiónsocial ya ha aparecido. Nos lleva a un planoen el que es necesaria la intervención conjun-ta de los Servicios Sociales Generales y de los

Servicios Sociales especializados. Existe unared específica de atención a personas «sinhogar» que dispone, básicamente, de disposi-tivos de alojamiento y manutención que,como hemos indicado, están siendo utilizadospor inmigrantes, por no disponer de otrosmedios más acordes a su situación y necesi-dades.

A pesar de ello, se han empezado a poneren marcha nuevos recursos y prestaciones,inexistentes hace unos años, y que pretendendar una respuesta específica y especializada ala problemática derivada de la inmigración.Entre ellas, en el caso de la Comunidad deMadrid, cabe destacar la reciente aparición delos Centros de Atención Social a Inmigrantes(CASI). Desde los CASI se entiende que estaspersonas, a su llegada a España, pueden pre-sentar necesidades específicas que son pro-ducto del choque cultural que implica recalaren un país desconocido, que se derivan de sunueva situación jurídica, de su separación delgrupo familiar y social de origen, del descono-cimiento del idioma, y del funcionamiento delos servicios, recursos e instituciones sociales,económicas y políticas. Los CASI pretendendar una respuesta integral a las circunstan-cias vitales de las personas con las que traba-jan, actuando desde distintas áreas (social,laboral, jurídica etc.). En el caso de los inmi-grantes «sin hogar», realizan una acogida deemergencia, tratando de satisfacer las necesi-dades básicas de alojamiento y manutención.

Desde la perspectiva de la rehabilitación yreinserción social, la intervención profesionalque se realiza desde este recurso busca ir másallá de la cobertura de estas necesidadesbásicas. Trata de realizar un abordaje inte-gral personalizado. Sin embargo, estos Cen-tros son escasos. Existen nueve en la Comu-nidad de Madrid y disponen de una media dequince plazas para alojamiento de emergen-cia, según se refleja en el Plan Regional parala Inmigración (2001-2003).

En consecuencia, la integración social dela población inmigrante, pasaría por un de-

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sarrollo legislativo que reconozca sus dere-chos como ciudadanos, pudiéndose así evitar,o al menos reducir, el número de personas deorigen extranjero que caen en la exclusiónsocial. De este modo, como vimos, el factorexclusógeno determinante es su ilegalidadadministrativa. A su vez, hay que tener encuenta que tienen una serie de necesidadesespecíficas a las que debe darse respuesta, yunas necesidades generales o comunes al res-to de la población. La existencia de estasnecesidades específicas hace preciso contarcon recursos sociales especializados capacesde dar respuestas. La realidad muestra quelos Servicios Sociales generalistas no siempreestán preparados para ello. Con todo, para losprofesionales entrevistados, estos recursospueden terminar por convertirse en un armade doble filo si no se enfocan y manejan ade-cuadamente. Podría dar lugar a la apariciónde una red paralela de atención a la poblacióninmigrante, dificultando así su integración yparticipación en los dispositivos y servicios decomún uso. En definitiva, debe actuarse conprudencia a fin de evitar una mayor segrega-ción, diferenciación y estigmatización deestas personas.

En conclusión, a pesar de las dificultadesexistentes, en los últimos años, se han de-sarrollado nuevas iniciativas y han aparecidorecursos y figuras profesionales cuyo objetivoes trabajar por la integración social de losinmigrantes. En algunos casos, se hanimplantado dentro de los Servicios Socialesgenerales, como sucede con la figura de losmediadores sociales interculturales; y enotros, dentro de los Servicios Sociales espe-cializados, buscándose, así, favorecer suinserción a través de la conjunción de princi-pios como la normalización y la especializa-ción.

TENDENCIAS DE FUTURO

Las previsiones desarrolladas sobre estaproblemática en los estudios existentes, así

como las opiniones de los profesionales y per-sonas «sin hogar» consultadas en los estudiosdel GETS, confirman la tendencia hacia laacentuación de la internacionalización delsinhogarismo, habida cuenta de la evoluciónque, previsiblemente, adoptará la políticainternacional, los factores que hay detrás desus itinerarios vitales y de que, no olvidemos,España es la puerta de Europa para África. Aello hay que añadir el reto de futuro que con-lleva la integración de los hijos de los inmi-grantes en la sociedad española. Se deberíatrabajar «� el tema del multilingüismo, elbiculturalismo� pues realmente una personaque ha nacido aquí necesita reforzar sus señasde identidad, las dos, la española y la de ori-gen� Porque si no corremos riesgos�». Ries-gos de generar personas con problemas deidentidad que, a medio y largo plazo, puedadar lugar a la emergencia de una generaciónde ciudadanos con conductas antisociales.

Las palabras de uno de los consultados sin-tetizan el sentir general de los profesionalesque desarrollan su actividad laboral en estecampo. «Creo que el porcentaje de los queestán en situación de exclusión extrema va air creciendo poco a poco� (de hecho)� a medi-da que pasan los años va creciendo, porque laacogida de la población inmigrante no está lle-gando a todo el mundo� realmente ahora haymuy pocas perspectivas, hay muchísima gen-te que apenas tiene perspectivas a corto ymedio plazo� lo único que les queda es a lar-go plazo, si tienen la suerte de que no lesabran un expediente de expulsión. � a pesarde esto está saliendo mucha gente adelante».

La visualización del futuro de la interna-cionalización del sinhogarismo a partir de surepresentación gráfica en el «reloj de arena dediseño», dibujado en el primer epígrafe deeste capítulo, será la dinámica que, eventual-mente, adoptará a corto y medio plazo enEspaña.

Este análisis nos sitúa ante tres posiblesescenarios de futuro sobre este fenómeno(como modelos ideales). Los tres modelos se

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construyen en función de las mismas varia-bles, cambiando su orientación de acuerdo acondicionantes, fundamentalmente, ideológi-cos y políticos. Conforme a una u otra hipóte-sis de evolución, el fenómeno se incrementa-rá, disminuirá o se mantendrá en los nivelesactuales y variará la atención que se ofrezca aestas personas.

El escenario 1º se inscribiría en un modelode sociedad internacional darwinista-eugené-sica, basado en el valor de la competencia y lainsolidaridad, en donde las relaciones inter-nacionales, los Estados y los actores socialesse orientarían por una política neoliberalextrema. Daría lugar a un incremento de lasdesigualdades internacionales, al aumentode los procesos migratorios «a la desesperadasin expectativas» sur/norte, a la agudizaciónde los procesos de dualización social inter-estados, bajo el amparo de una política del«sálvese quién pueda», sin apoyos y recursospara atender a las personas más necesitadasy en situación de exclusión.

Un marco situacional de esta naturalezaconllevaría un incremento del fenómeno delsinhogarismo en su conjunto y una incorpora-ción creciente de extranjeros al colectivo de laspersonas «sin hogar» (aunque se procuraríainvisibilizar). Su representación gráfica seríala del «reloj de arena de diseño», tal como semuestra en las páginas iniciales de este capí-tulo. El cubículo inferior estaría lleno de con-tenido y las filtraciones hacia los cubículossuperiores serían muy limitadas en el tiempo.

El escenario 2º sería el resultado de unasociedad que intercalaría valores de compe-tencia y de solidaridad (especialmente, entrelos ciudadanos de a pie). Las relaciones inter-nacionales, los Estados y los actores socialesse sostendrían dentro del marco de una polí-tica neoliberal moderada. Daría lugar a unmodelo social internacional darwinista amor-tiguado, con un alto nivel de desigualdadinternacional, con tendencia al alza, a proce-sos migratorios «a la desesperada con expec-tativas», a una dinámica de fuerte dualiza-

ción social inter-estados, bajo la sombra deuna política ambivalente, que ofrecería cier-tos apoyos y recursos, aunque insuficientes,para atender a las personas en situación deriesgo o exclusión social. Un modelo contex-tual de este tipo conduciría al incrementoprogresivo de las personas «sin hogar» en sutotalidad y a la incorporación creciente deextranjeros al colectivo (se trataría de invisi-bilizarlos). Su visualización gráfica se corres-pondería con la del «reloj de arena de diseño».El cubículo superior estaría prácticamentevacío, el inmediatamente inferior tendríaalgo más de contenido que en el escenarioanterior, y se darían filtraciones del cubículoinferior hacia los superiores.

El escenario 3º, se correspondería al deuna sociedad donde priman valores de solida-ridad, igualdad y justicia. Las relacionesinternacionales, los Estados y los actoressociales se situarían en parámetros políticosde calado social. Un modelo así conduciría aldesdibujamiento de las desigualdades inter-nacionales, a la formalización de procesosmigratorios que responderían, básicamente,a itinerarios de movilidad geográfica de ciu-dadanos de pleno derecho, que trasladaríansu lugar de residencia por motivos de trabajo,sin menoscabo de la coexistencia de movi-mientos migratorios de otro tipo. Conforme alo anterior, no existirían notorias diferenciassociales inter-estados, y se articularían apo-yos y recursos de amplio alcance para atendera las personas en peor situación. Un escena-rio así conllevaría la cuasi-desaparición del«sinhogarismo» en su totalidad y una cuasiinexistencia de extranjeros en situación deexclusión. El reloj de arena invertiría su con-tenido. En el cubículo superior, el más grandey con mayor contenido, se situaría la franjade los extranjeros/inmigrantes plenamenteintegrados, en el inmediatamente inferior,con poco contenido también, los inmigrantesen situación de vulnerabilidad social y en elúltimo, de menor tamaño y con muy limitadocontenido, se situarían los inmigrantes ensituación de exclusión extrema.

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CUADRO 2. Posibles escenarios de futuro en la evolución de los inmigrantes«sin hogar»

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RESUMEN El sinhogarismo, como fenómeno sociológico, histórico y cultural, representa la exclusiónsocial en su dimensión más extrema. La incorporación reciente en nuestro país de inmi-grantes al colectivo de personas «sin hogar» supone una novedad que exige, entre otrascuestiones, la reconceptualización de esta problemática, la readecuación de las actuacionespreventivas de lucha contra la exclusión social más extrema, así como de los dispositivos deatención para estas personas.En este artículo, situaremos la internacionalización del sinhogarismo dentro del marcoteórico de los estudios sobre exclusión social, ofreceremos los perfiles sociodemográficos yculturales de los extranjeros que utilizan los recursos existentes para esta población. Ade-más, expondremos los principales factores que hay detrás de los itinerarios vitales de pre-cariedad y exclusión en los que se desenvuelven. Completaremos el estudio presentandolas vías que se han acometido desde el plano de la prevención y los recursos desplegadospara su atención. Por último, plantearemos una aproximación de futuro a esta problemáti-ca y bosquejaremos los posibles escenarios tendenciales.