Los Jardines de Casa de Campo

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Verónica González Rivera 4º de Historia del Arte Grupo M - 1er cuatrimestre Arquitectura y naturaleza en la Edad Moderna: Palacio, Villa y Jardín Curso 2010/2011 Los jardines de la Casa de Campo de Madrid Desde Felipe II hasta nuestros días

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Verónica González Rivera 4º de Historia del Arte

Grupo M - 1er cuatrimestre Arquitectura y naturaleza en la Edad Moderna:

Palacio, Villa y JardínCurso 2010/2011

Los jardines de la Casa de Campo de Madrid

Desde Felipe II hasta nuestros días

ÍNDICE

1. Introducción……………………………….…….Página 22. El jardín renacentista italiano………………….Página 33. Los jardines de la Casa de Campo de

Madrid…………………………………………...Página 54. Bibliografía ……………………………………..Página 155. Resumen de láminas…………………………….Página 16

Página 1

1. Introducción

El jardín ha sido un género artístico a menudo relegado y valorado por debajo de

las consideradas “artes mayores” (escultura, pintura y arquitectura). Éste se veía

generalmente como un reflejo de lo divino, sobre todo en época medieval. Por ello,

<<un jardín… puede considerarse la réplica de la creación y del Paraíso>>1. Sin

embargo, no tenía un valor artístico.

Pero, volviendo atrás en el tiempo, hay que tener en cuenta que los testimonios más

antiguos referidos al jardín se encuentran en Egipto. Hay escritos donde se aluden a los

Jardines colgantes de Babilonia relacionados

con la reina Semiramis, formando parte del

palacio de Nabucodonosor. Supuestamente se

trataban de terrazas a las cuales se accedían

por escaleras (Fig. 01).

(Fig. 01) “Jardines colgantes de Babilonia”

Primera mitad del siglo VI. a. C. (Según F. Krischen)

Existen, también, testimonios de Plinio el Joven acerca del desarrollo del jardín y de la

villa en Roma, los cuales se retomarán en el Renacimiento.

Y llegando a éste, Alberti ya fue uno de los que lo incluyó en su libro De re

aedificatoria, argumentando que <<hay también un cierto género de edificio particular,

el cual requiere justamente la dignidad de las casas de ciudad y también los placeres de

la granja,…estos son los huertos o jardines de alrededor de la ciudad…no se han de

menospreciar>>2. La villa rústica era apreciada por este autor como un lugar adecuado

para la convivencia familiar. Pero, todo ello basado en un pensamiento racional y

ordenado y orientado a la explotación agrícola. Sin embargo, ya apunta a la necesidad

de otras formas de economía para la sustentación de la familia y vuelve a unir la

1 HANSMANN, Wilfried. Jardines del Renacimiento y el Barroco. Nerea. Madrid. 1989. P. 12.2 ALBERTI, León Batista. De re aedificatoria. 1485. P. 3.

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vivencia al mundo urbano. Aún no separa ni aísla la vida rural de la urbana

argumentando la necesidad de mantener una vida social estable apoyada en el comercio

y en lo cultural.

La recuperación de la villa antigua se debe ya no solo a los textos teóricos que llegaron

al Renacimiento, sino también a los hallazgos encontrados de restos arqueológicos.

<<Tras la apertura de Roma a la influencia de la cultura helenística…gran número de

villas fueron construidas en las partes altas de la campiña>>3. Sin el estudio de estas

ruinas arqueológicas se hace imposible el desarrollo posterior de lo que será la villa

italiana renacentista.

2. El jardín renacentista italiano

La villa y el jardín están en estrecha relación con el ocio. Las villas italianas

serán la base del desarrollo del jardín y las que transmitirán el modelo. El arquetipo

usado será la villa rústica, creando edificaciones cerradas a modo de fortalezas. La villa

será el reflejo de las posesiones del señor en el campo y estará estrechamente unida a la

vida agrícola.

El desarrollo del jardín, sin embargo, se producirá tanto en la ciudad como en el campo.

Aunque será en las villas italianas donde tendrá un status mayor. Siguiendo el modelo

de la villa rústica, en los siglos XIV y XV se desarrollarán. Primeramente como

edificaciones cerradas. Al modo de fortalezas.

El mecenazgo será amplio y variado, desde aristócratas a altos cargos de la sociedad

italiana. Incluso, grandes personajes de la Iglesia. Pero, el gran mecenas del

renacimiento italiano en la Toscana fue la familia Medicis.

Al igual que en la Antigüedad, la villa que se recupera en el Renacimiento se entiende

como lugar de retiro, de disfrute, de ocio, de negocios y de cultivación del espíritu a

nivel cultural. Sin embargo, también hay que tener en cuenta la idea de subsistencia y su

relación con el mundo agrícola. Es, además, una renovación de la idea de los

3 ANÍBARRO, Miguel Ángel. La construcción del jardín clásico: teoría, composición y tipos. Akal. Madrid. 2002. P. 16.

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monasterios y conventos medievales. En estos espacios se tenía todo lo necesario para

vivir. Y, junto a este carácter de autosuficiencia, hay que unírsele el desarrollo de la

cultura.

En un primer momento, el jardín presentará características medievales. Para conseguir

su desarrollo a nivel renacentista fue necesario recuperar las fuentes Antiguas. Ello se

empieza a notar en la atenuación del carácter rústico y utilitario y en la aparición de

elementos ornamentales.

Las características que encontramos en el jardín del siglo XV son: búsqueda de

proporciones; un plano regular; criterio de ordenación definido; un eje dominante que

regule todo; conexión de las partes entre sí a través de logias, pórticos y gradas;

organización de pendientes; introducción de ideas nuevas, como el jardín secreto, los

laberintos y los miradores; fuentes y decoraciones; tratamientos arbóreos; y la

introducción de estatuas, pérgolas y asientos.

En el siglo XVI vemos ya una serie de mejoras y unos cambios sobre el jardín más

clásico del siglo anterior. El elemento principal será ahora la exuberancia y

magnificencia. Se buscará reflejar el humanismo de la época. El hombre es ahora el

centro de todo y actúa sobre el mundo sensible. El jardín se somete, así, a la casa, es

dominada por ésta. Condicionará su carácter y función. Todo lo verde es susceptible de

ser transformado y manipulado. La ordenación emana de las mismas normas que rigen

la arquitectura. Las características principales son: la simetría; la perspectiva; y la

concentración de líneas visuales. Ahora tendrá una conexión directa con el paisaje.

El lugar para colocar la villa y el jardín son las colinas, con pendientes. Nada se deja en

sus condiciones naturales, todo es manipulado.

Todo elemento tiene razón de ser, por ello, los paseos son los que compartimentan el

espacio, lo ordena. Y tiene un sentido funcional, llevando a los lugares más interesantes

del jardín. El agua, por otra parte, será fundamental. Siempre estará dominada y

presentará un recorrido racional. Los avances hidráulicos para su recorrido serán

primordiales. Algunos tratados antiguos o la visión de villas romanas ayudaron en los

avances técnicos. En cuanto a las plantas serán todas perennes, es decir, de hojas que no

caen. El jardín así se mantendrá inmutable. Encontramos también la manipulación de

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arbustos para crear formas y organizar el espacio. Otra novedad serán los autómatas,

que se moverán por engranajes impulsados por el agua.

A todo ello hay que añadir el gusto por las grutas y espacios secretos. Se busca esa

intimidad. Ese disfrute del jardín, el perderse por él. También, encontramos programas

iconográficos mitológicos y la decoración del jardín con estatuas de dioses antiguos.

Como conceptos estéticos se tomarán en cuenta la armonía, la belleza y la geometría. Es

la idea de la belleza relacionada con la perfección. Una perfección dada por un dios. Se

comparó con el amor y por ello, encontramos alusiones a Pan, dios de la naturaleza y a

Venus, diosa del amor. El jardín era visto como la expresión más sublime de la

naturaleza. Alberti ya nos apunta que la idea de la belleza surge de la forma, no del

mismo cuerpo, manipulada a través de la razón.

3. Los jardines de la Casa de Campo de Madrid

La Casa de Campo surgirá principalmente por su cercanía a Madrid y al Palacio

Real, creado en 1537 tras la reforma del Alcázar realizada por el rey Carlos I. Parece ser

que éste presentaba un espacio estrecho. <<A ambos lados del Manzanares el territorio

está ocupado por una sucesión de huertas y pagos. Salpicaban el paisaje algunas casas

agrícolas>>4. Unos años antes, en 1519, Francisco de Vargas, miembro del Consejo de

Castilla en tiempos de los Reyes Católicos, construye una "casa de campo" en los

terrenos que posee su familia al otro lado del río. (Fig. 02).

(Fig. 02)” Vista del Palacio de los Vargas. Casa de Campo.” Madrid. España. De Félix Castello.

4 VVAA. La Casa de Campo. Más de un millón de años de historia. Lunwerg. Madrid. 2003. P. 185.Página 5

Antes de producirse el definitivo traslado de la Corte a Madrid en 1561, Felipe II pone

en práctica una estrategia para dotar de intimidad su futura residencia y aislarla del resto

de la ciudad, lo que llevó a cabo mediante sucesivas compras y expropiaciones de

terrenos en torno al Alcázar. El Rey, gran aficionado a la caza y conocedor de la riqueza

cinegética del Monte de El Pardo, se propuso también la adquisición de terrenos que le

permitieran crear un gran bosque desde las cercanías del Alcázar hasta El Pardo y así

disponer de una reserva con situación privilegiada próxima a su residencia. (Fig.03).

Para conseguir esto, ya en 1556 se realizaron compras de las huertas que se encontraban

ubicadas entre el Alcázar y el río Manzanares. Luego, en 1559, ordena desde Bruselas a

su secretario Juan Vázquez de Molina que compre fincas, entre las que destacan la casa

de campo de Fadrique de Vargas y los terrenos colindantes, con la intención de

transformarlos, como se ha dicho, en zona de recreo y, sobre todo, reserva de caza para

uso exclusivo de la familia real.

(Fig. 03) “Vista de Madrid” de

Anton Van der Wyngaerde (1561)

Según consta en Real Cédula expedida en

1562, Felipe II consigue hacerse con dicha

casa. A partir de ese año, y hasta 1567, se

desarrollan los trabajos de acondicionamiento

que transformarán la antigua residencia de los Vargas en una villa-palacete de recreo,

proyecto que dirige el arquitecto Juan Bautista de Toledo, que construirá también los

jardines conocidos como El Reservado, los más próximos al palacete.[] Este arquitecto

nació en 1515, se cree que en Toledo y murió en 1567 en Madrid. Fray José de

Sigüenza describe a Juan Bautista de Toledo como: “Varón de gran juicio y escultor,

que entendía bien el diseño, sabía lengua latina y griega, y tenía mucha noticia de

filosofía y matemáticas, y al fin se hallaban en él muchas partes que Vitrubio, príncipe

de los arquitectos, quiere que tengan los que han de ejercitar la arquitectura y llamarse

maestros en ella.”5.

5 JOSÉ DE SIGÜENZA, Fray. Historia de la Orden de San Jerónimo. Madrid. 1605.Página 6

En 1546, el Papa Pablo III le nombró Arquitecto Adjunto Coordinador de las obras de la

Basílica de San Pedro. Fue visto como hombre de confianza de Miguel Ángel. Quizás,

con el nombre Giovanni Battista de Alfonsis, Juan Bautista de Toledo trabajó junto a

Antonio da Sangallo el Joven en la Fortaleza da Basso en Florencia.

Antes de morir el Papa, este arquitecto en 1549 fue llamado por el Virrey Pedro Álvarez

de Toledo y Zuñiga. Se trasladó así a Nápoles para trabajar como arquitecto de Carlos

V. Allí diseñó, restauró y urbanizó: la Strada di Toledo (desde 1870, llamada Strada di

Roma); la iglesia de St. Giacomo degli Spagnuoli; los bastiones del Castel Nuovo; el

palacio del Posillipo; la fortaleza de Sant'Elmo; y varias fuentes.

Más tarde, en 1559 fue llamado por el rey Felipe II a Madrid como Arquitecto Real con

un salario de 220 ducados. Su tarea consistía en el diseño y construcción del Monasteri

de El Escorial. También participó en obras como el Palacio Real de Aranjuez, en Casa

de Campo, la Casa Real de Aceca y el Alcázar de Madrid, entre otras.

Murió en 1567 sin terminar la Granja de la Fresneda ni El Escorial. Su ayudante Juan de

Herrera y Juan de Mora posteriormente terminaron el proyecto.

El jardinero fue el italiano Jerónimo de Algora, también conocido por sus aportaciones

en los jardines del Palacio de Aranjuez, trabaja en el primer diseño en España que

incorpora los criterios de jardín formal característicos de las villas del Renacimiento

italiano, a los que se añaden elementos musulmanes y flamencos para dar lugar al

clásico parterre geométrico español, con gran variedad de flores y especies vegetales.

Por su parte, el holandés Pierre Jasen se encarga de construir varios estanques, junto con

las canalizaciones necesarias para abastecerlos. Algunos de ellos son navegables con

pequeñas embarcaciones de recreo y al menos uno, situado en algún lugar de la gran

explanada que hay junto al actual Lago, era de poca profundidad y solía helarse en

invierno, habiendo noticias de que el patinaje en este estanque helado fue uno de los

entretenimientos de Felipe III cuando aún era príncipe. Este uso del estanque por parte

de la realeza y sus invitados perduró hasta el siglo XX, razón por la que la glorieta que

hay junto a él se llama en la actualidad "de Patines". Otro estanque, donde las actuales

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pistas de tenis, era llamado estanque tenquero, por su aprovechamiento piscícola para la

cría de tencas. Felipe II siguió realizando sucesivas compras de terrenos colindantes

hasta 1583, conformándose así el núcleo de la actual Casa de Campo. (Fig. 04).

También intervinieron en los trabajos de acondicionamiento del recinto en esta época el

flamenco Adrián van der Müller, "maestro de hacer estanques y criar pescados", y el

arquitecto Gaspar de Vega. En 1589, el rey nombró capellán de la Casa de Campo a

Gregorio de los Ríos, clérigo muy versado en plantas medicinales y autor de uno de los

primeros tratados modernos sobre jardinería, Agricultura de Jardines, editado por el

impresor Pedro Madrigal en 1592. De los Ríos recibe el encargo de crear un jardín,

junto al palacete y la puerta principal, dedicado al cultivo de plantas aromáticas y

medicinales para la farmacia

real.

(Fig. 04) “Fragmento del plano de Pedro de Texeira” (1656) en el que se puede apreciar la Casa de Campo, el río Manzanares y el Alcázar de los Austrias

En cuanto a la figura del rey Felipe II, <<existe unanimidad entre los historiadores al

considerar al rey como paradigma de lo que fue un príncipe del Renacimiento. Un

hombre preocupado por la cultura…>>6. Hijo de Carlos I de España e Isabel de

Portugal, heredó la corona tras la abdicación de Carlos I en 1556. Tuvo dificultades por

controlar el gran territorio que había heredado de su padre y en 1568 los Países Bajos

comenzaron su rebelión. Casi todos sus esfuerzos se dirigieron a luchar contra el

Imperio Otomano. Sin embargo, esto no impidió que dedicase parte de su tiempo en

cultivar las artes.

6 VVAA. La Casa de Campo. Más de un millón de años de historia. Lunwerg. Madrid. 2003. P. 183.Página 8

A ello hay que añadir los viajes que realizó por Europa, los cuales le permitieron visitar

numerosas villas y jardines renacentistas. De esta forma <<…él fue el introductor del

jardín italiano y de la variedad de especies del jardín flamenco>>7.

Así, siguiendo las ideas de Alberti y de los teóricos italianos del renacimiento, el rey

Felipe II realizó una diferenciación entre los palacios representativos de los lugares de

uso lúdico. Construcciones como “La Casa de Campo” o “Aranjuez” están dotadas de

amplios jardines. Parece ser que se trataba de desarrollar <<una ideología antiurbana

que se correspondiera con la idea de oitum de los autores clásicos>>8. Pero, además de

la clara influencia clásica y la reinterpretación tomada de los renacentistas italianos, al

jardín español hay que unirle la influencia europea, los modelos franceses y flamencos.

La finalidad de estas construcciones es muy variable. Pasando desde la concepción

paisajística hasta formas puramente utilitarias como la pesca o la agricultura.

En cuanto a lo que el jardín se refiere, lo primero destacable es que <<…le imprime el

carácter que lo distinguió. El conjunto, sin monumentalidad ni grandes espacios,

sorprendía por su equilibrio, primor e intimidad a cuantos lo visitaban>>9. Todo es

convertido en prado, se limpia y se deja un terreno libre de malas hierbas y preparado

para manipular.

El jardín se dispone en formas geométricas, formando cuadrados y aludiendo a las

proporciones de la planta de la casa. Todo ello ordenado en base a un único eje de

simetría, lo que ya lo relaciona con los jardines renacentistas. Cada uno estaba

atravesado por calles que lo subdividían en nueve cuadrados pequeños. En el centro de

cada cuadrado grande se disponía una fuente. Además, el uso de plantas manipuladas y

recortadas formaban las armas del Imperio y numerosas escenas, tanto decoraciones

geométricas como formas reconocibles del tipo de relojes de sol. También encontramos

temas laberínticos propios del jardín renacentista. Entre las plantas usadas para ello

encontramos el romero y el abrótano. También, se usaban tantas otras para definir y

marcar estos dibujos. Se crea así un gran conjunto de olores, colores y texturas que

atraían a numerosos pájaros y creaban un ritmo constante en el paisaje. Para otros

7 VVAA. La Casa de Campo. Más de un millón de años de historia. Lunwerg. Madrid. 2003. P. 187.8 VVAA. Arquitectura del Renacimiento en España.1488-1599. Cátedra. Madrid. 1989. P. 273.9 VVAA. La Casa de Campo. Más de un millón de años de historia. Lunwerg. Madrid. 2003. P. 203.

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cuadrados se usaron el mirto y el boj, éste último adecuado sobre todo para temporadas

de frío por su resistencia a éste. A todo ello se añadieron algunas plantas traídas de la

Nueva España, como capuchinas, tagetes, zinias,…

A nivel arbóreo lo que se plantó fueron naranjos y limoneros repletos de frutos,

marcando las esquinas del cuadro central de cada conjunto de ocho.

La villa presenta una clara ascendencia italiana, con un cuerpo central rectangular entre

dos pabellones cuadrados, más elevados y salientes, de dos plantas, y abundantes

pórticos y logias. Éstas logias lo que consiguen es una conexión entre el jardín y la casa.

No cierra el contacto con éste, pero claramente está sometido el primero al segundo. Se

rige por las proporciones de la villa.

Algo más alejado de la villa encontramos un jardín más frondoso y natural, con altos

árboles y trazado geométrico. En el comienzo de éste aparecía una plaza octogonal,

situada en el eje axial del conjunto y en la que se encontraba la Fuente del Águila. Ésta

nos la describe Ponz. <<Esculpida en mármol, estaba formada por cuatro trazas

superpuestas, con águilas bicéfalas y cabezas de leones, tritones y algunas

representaciones de desnudos, estando rematada su útlima taza por el águila imperial

que le daba el nombre>>10.

En el siglo XVII se colocó aquí, entre la villa y la fuente, la estatua de Felipe III de

Tacca, que actualmente está en la Plaza Mayor de Madrid.

Con la llegada de la nueva dinastía, los Borbones, la Casa de Campo experimenta

importantes cambios, especialmente tras la construcción del Palacio Real, lo que reaviva

el interés de la monarquía por el cercano recinto.

Felipe V, también intervendrá en la Casa de Campo y se decantará por la moda

francesa. En 1720 ordena la remodelación de los jardines, que conservaban el estilo de

parterre español desde los diseños de Jerónimo de Algora, para ser sustituidos por

broderies a la francesa. Es decir, estaban formados con arbustos esculpidos con

geométricamente, y donde predominan las líneas curvas frente a las rectas del anterior

10 HANSMANN, Wilfried. Jardines del Renacimiento y el Barroco. Madrid. 1989. Nerea. P. 335.Página 10

diseño. O lo que es lo mismo, se pasa de un sistema más rectilíneo y racional a uno más

ondulante y curvo, con nuevos ritmos y un aspecto más del romanticismo.

Posteriormente, su hijo Fernando, siendo aún infante, proporciona la que posiblemente

sea la mayor ampliación de la Casa de Campo. Para ello, se comprarán más de mil

hectáreas hacia el norte y hacia el oeste. Cuando éste sube al trono como Fernando VI

declara la Casa de Campo “Bosque Real”.

Con Carlos III se producirá un mayor apogeo de la

Casa de Campo porque se plantarán nuevos cultivos y

se instalarán mejores sistemas de riego. Decide, en

1773, una transformación completa de toda la

construcción. Para ello, Francesco Sabatini en 1782

construye el llamado Puente de la Culebra (Fig. 05).

(Fig. 05) “Puente de la Culebra” de F. Sabatini

Se encuentra en la zona conocida como El Zarzón. Es una obra muy decorativa y poco

funcional. Situado en uno de los caminos más transitados. Tiene una escaza anchura y

no podían pasar carruajes. Por ello, se le conoció a menudo por el “Puente estrecho”. F.

Sabatini construyó, además, otros cuatro puentes, de los que quedan sólo el de la

Agachadiza y el del Álamo Negro (antes llamado del Batán), con uno de sus tres ojos

originales cegados y todo su estructura primigenia de ladrillo recubierta de cemento.

F. Sabatini lleva a cabo todo, también, un plan de reformas, desde la renovación del

palacete hasta el diseño de pilas bautismales. Será el encargado, además, de la creación

de un nuevo sistema de riego, mencionado anteriormente. Aún se puede observar desde

El Lago hasta el Reservado. Por otro lado, también es objeto de renovación los caminos

interiores. Como se dijo, se construyen otros cuatro puentes ornamentales. También se

levanta la Faisanera, para la cría de faisanes y otras especies exóticas de aves.

Asimismo, F. Sabatini diseña la Iglesia de La Torrecilla, de la que, tras sufrir graves

daños durante la Guerra de la Independencia y quedar completamente destruida durante

la Guerra Civil, sólo pueden adivinarse, en la actualidad, los cimientos. Existen también

testimonios sobre otra iglesia antigua que este arquitecto renovó, pero no quedan restos

visibles de ella.

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Entre otros trabajos realizados tenemos la reparación de las construcciones de época del

rey Felipe VI. Con esta reforma lo que consigue es aislar más aún la Casa de Campo. La

cierra a desconocidos. Sobre todo, se trataba de evitar el paso a cazadores furtivos

(recordemos que la Casa de Campo era también un lugar para la caza, deporte favorito

del rey Felipe II y posteriores).

Sin embargo, a pesar de estas reformas, el rey Carlos III no pisará demasiado la Casa de

Campo ya que prefiere quedarse en el Palacio Real cuando está en Madrid. Por ello, se

destinan las reformas a otros recintos como Aranjuez y la Granja.

Posteriormente, durante el reinado de Carlos IV se construyen principalmente avenidas

y plazas que unen los distintos edificios del recinto. Durante estos momentos la Casa de

Campo quedará relegada a lugar de caza. Como resultado de la invasión francesa se

producen numerosos desperfectos en el arbolado y en la casa-palacio, aunque por los

inventarios hechos al acabar aquella se sabe que el expolio, contrariamente a lo

admitido tradicionalmente, fue mínimo. En tiempos de José I, el arquitecto Juan de

Villanueva construye un pasadizo abovedado que comunica el Palacio Real con la zona

donde comienza el Puente del Rey, que sería construido en 1829 por el arquitecto Isidro

González Velázquez. En 1834, durante la regencia de María Cristina de Borbón, la Casa

de Campo estuvo a punto de ser destruida para colocar sobre ella un nuevo pueblo. El

proyecto, sin embargo, no se llevó a cabo. Durante el reinado de Isabel II se quiso

renovar el arbolado. En 1860 se construye el puente para la línea ferroviaria Madrid-

Irún, que cruza la Casa de Campo. De esta época es también la principal fuente

ornamental del parque, llamada de Fuente de Isabel II, erigida originalmente en la calle

San Bernardo para inaugurar el Canal de Isabel II y que, tras ser trasladada a la Puerta

del Sol y posteriormente a la glorieta de Cuatro Caminos, terminó por fin recalando en

la Casa de Campo.

En 1876, ya durante el reinado de Alfonso XII, se construye un nuevo lago de patinaje.

Dos años más tarde el recinto sufre un incendio en medio de una de las peores sequías

del siglo XIX en España, conocida en su tiempo como "la seca de cuatro años" (1875-

1879). En el siniestro murió un jornalero, 900 fanegas de superficie fueron arrasadas y

1.013 árboles destruidos.

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A comienzos del siglo XX, la Casa de Campo, que dependía del Real Patrimonio, era

independiente del resto de los Reales Sitios y tenía su propia administración. En 1928,

Alfonso XIII cede los terrenos del Jardín de Felipe II al Comité de Plantas Medicinales

del Ministerio de Agricultura.

La Casa de Campo siguió siendo un parque cerrado, para uso y disfrute exclusivo de la

realeza, hasta la instauración de la Segunda República. El 20 de abril de 1931, un

Decreto del Ministerio de Hacienda dispone ceder la hasta entonces posesión real al

Ayuntamiento de Madrid. El 1 de mayo, apenas diecisiete días después de la

proclamación de la IIª República, el Ministro de Hacienda del Gobierno Provisional,

Indalecio Prieto, hizo entrega al pueblo de Madrid, representado por su Alcalde, Pedro

Rico, de la Casa de Campo. Cinco días después, el 6 de mayo, a las doce de la mañana,

se produce la entrega ante notario del Parque al Ayuntamiento de Madrid. El 3 de junio,

un Decreto declara la Casa de Campo Monumento Histórico-Artístico de carácter

nacional. De esta época son la mayoría de las fuentes de agua potable que hay en la

actualidad en el Parque. Sin embargo, no será hasta 1963 cuando se inscriba en el

Registro de la Propiedad como espacio de uso público y hasta el 5 de octubre de 1970

en que lo haga a nombre del Ayuntamiento.

Durante la Guerra Civil (1936-1939) la Casa de Campo fue frente de guerra durante casi

toda la contienda, siendo aun visibles en su interior numerosos restos de trincheras y

fortines. La línea del frente cruzaba el Parque desde el Puente de los Franceses y la

Ciudad Universitaria, hasta la zona del actual Alto de Extremadura. Paseo de

Extremadura, continuando hacia el entonces municipio de Carabanchel Bajo. En el

conocido cerro de Garabitas, estuvieron emplazadas las posiciones artilleras de los

sublevados que bombardearon diariamente la ciudad durante 30 meses. Hasta 1946 no

se reabriría de nuevo el Parque al público. En 1948 la propiedad es cedida a Patrimonio

Nacional aunque el usufructo sigue en poder del Ayuntamiento. En 1950 se inaugura la

I Feria Nacional del Campo con una serie de edificaciones representativas de las

distintas partes de España. En 1952 se declara Monte de Utilidad Pública y se acometen

importantes repoblaciones forestales. En 1953 se internacionaliza la Feria, denominada

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a partir de entonces Feria Internacional del Campo, que llegaría a su última edición (la

décima) en 1975.

En cuanto a lugares históricos importantes encontramos:

1. El Reservado

Se conoce con este nombre a los jardines situados junto al palacete de los Vargas. Se

dividen en el Chico y el Grande. El primero rodeado por una tapia, sólo quedan los

restos de las trazas de los antiguos jardines. Se puede observar en su interior el árbol

conocido como Cedro del Reservado. También se encuentra aquí la Casa de la Castaña,

que acoge en la actualidad dependencias municipales.

La otra parte, El Reservado Grande, acoge en la actualidad unos viveros. En el límite

entre los dos recintos se encuentra el edificio de la faisanera utilizado en la actualidad

por los viveros.

2. La tapia

Gran parte del perímetro de la Casa de Campo está delimitado por la antigua tapia

reformada por Sabatini sobre la erigida antes. Tiene sesenta centímetros de espesor y

está realizada mediante machones y verdugadas de ladrillo con paños de mampostería

de piedra y mortero de cal. En la parte superior está cubierta con albardillas de granito.

En algunas partes se encuentra derruida y en otras reconstruidas.

Rejas bajo la tapia en el arroyo estacional de Prado del Rey. Fueron diseñadas por Sabatini para

permitir el paso del agua a la vez que impedían el de los extraños

A la Tapia se accedía por unas puertas de piedra y verjas de hierro. Muchas han

desaparecido, pero quedan las que llevan al Club de Campo, que eran las de Aravaca y

Castilla.

Las Rejas permitían el paso del agua y no dejaban pasar a extraños. Todavía perduran

las de los arroyos de Meaques, Prado del Rey, la Zorra y dos en el de Antequina.

3. Fuentes

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Casi todas las fuentes fueron construidas en la Segunda República. Vemos por ejemplo

la del Triángulo (Fig. 06) o la de los Neveros. Pero, aún perduran anteriores como la de

1898, la de Zarzón. Aunque algo remodelada.

(Fig. 06)Fuente del Triángulo (1934)

Por otro lado, en la Casa de Campo perduran numerosos restos de la Guerra Civil, como

trincheras y búnkeres. Cerca del puente de la Culebra pueden verse restos de una

posición de retaguardia del ejército nacional.

4. Huerta de La Partida

Es un elemento original del siglo XVI y se sitúa en el ángulo sureste de la Casa de

Campo. Era la huerta que se usó para abastecer el Palacio de los Vargas. Y también se

creó el canal de riego llamado La Partida. Más adelante la huerta dejó de ser útil y en el

siglo XX se utilizó como lugar de experimentación de plantas medicinales.

Así mismo hay numerosos elementos de los que se sabe que existieron pero no han

llegado hasta nuestros días como:

1. Lago Menor, situada en la zona del actual Lago y fue usado para patinar.

2. La Iglesia de la Torrecilla, de la cual, como se dijo anteriormente, sólo quedan

algunos restos de los cimientos.

3. La Era, un campo empedrado por la zona del Lago, actualmente con porterías.

4. La Casa Quemada, junto al portillo que comunicaba con el camino de Aravaca, en el

cerro de Covatillas. Durante la Guerra Civil sirvió de protección al cerro Garabitas,

centro de actuaciones del ejército franquista.

5. La Fuente del Águila, en El Reservado, construida durante el reinado de Felipe II,

probablemente por el genovés Giovanni Angelo Montorsoli, y trasladada en 1890 a su

ubicación actual en el patio de la Universidad Reina Cristina de El Escorial.

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BIBLIOGRAFÍA

ALBERTI, León Batista. De re aedificatoria. 1485.

ANÍBARRO, Miguel Ángel. La construcción del jardín clásico: teoría, composición y tipos. Akal. Madrid. 2002.

HANSMANN, Wilfried. Jardines del Renacimiento y el Barroco. Nerea. Madrid. 1989.

VVAA. La Casa de Campo. Más de un millón de años de historia. Lunwerg. Madrid. 2003

VVAA. Arquitectura del Renacimiento en España.1488-1599. Cátedra. Madrid. 1989.

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RESUMEN DE LÁMINAS

1. (Fig. 01) “Jardines colgantes de Babilonia”. Primera mitad del siglo VI. a. C. (Según F. Krischen). Extraída de: HANSMANN, Wilfried. Jardines del Renacimiento y el Barroco. Nerea. Madrid. 1989.

2. (Fig. 02). “La Casa de Campo” (1634) por Félix Castello. Museo Municipal de Madrid. Imagen sacada de Google imágenes.

3. (Fig. 03) “Vista de Madrid” (1562). Anton Van der Wyngaerde. (Fragmento con el Alcázar Real y la Casa de Campo). Biblioteca Nacional de Viena. Imagen sacada de Google imágenes.

4. (Fig. 04) “Plano de Texeira. Fragmento con la Casa de Campo.” (1656) En el que se puede apreciar la Casa de Campo, el río Manzanares y el Alcázar de los Austrias. Museo Municipal de Madrid. Imagen sacada de Google imágenes.

5. (Fig. 05) “Puente de la Culebra” de F. Sabatini. Casa de Campo. Madrid. Imagen sacada de Google imágenes.

6. (Fig. 06). “Fuente del Triángulo” (1934). Casa de Campo. Madrid. Imagen sacada de Google imágenes.

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