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Los jardines de la casa Sorolla Biografía de una obra de arte Enrique Varela Agüí ENRIQUE VARELA AGÜÍ Edición: Fundación Museo Sorolla - Editorial Palacios y Museos Diseño: Vélera ISBN: 978-84-8003-734-1 DL: M-2434-2019 ÍNDICE Presentación Consuelo Luca de Tena ............................................................................................................................................. 11 Exordio Enrique Varela Agüí .................................................................................................................................................... 13 Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte ........................................................................................................................... 17 1860-1904: el Madrid del Ensanche de Castro, el nuevo Chamberí y la familia Sorolla .............................. 21 * La propuesta formal.......................................................................................................................................... 29 1905: la adquisición del primer solar de la futura casa Sorolla .................................................................. 35 * La evolución de los jardines en los planos de Repullés ............................................................... 39 · 32 · La propuesta formal fuentes, rejas, especies vegetales…). El resultado es «un jardín doméstico que condensa la esencia del nuevo ‘jardín español’. Es un espacio ajardina- do a escala íntima y familiar orientado al deleite sensorial, un ámbito para el disfrute donde ha in- tentado reconstruir los detalles de la jardinería an- daluza que tanto admiró…».Pero no todo es inspiración andalusí, la pro- puesta formal pasa también por la impronta del jardín renacentista. Y estos elementos renacentis- tas provienen de la misma Andalucía, de nuevo procedentes de esos mismos jardines andaluces que en época de Carlos V y Felipe II tienen im- portantes transformaciones (es significativa la presencia en la casa Sorolla de azulejos que repro- ducen los motivos del pabellón de Carlos V en los Reales Alcázares de Sevilla). Pero también hay que valorar la inspiración renacentista puramente italiana. Nos consta que Sorolla «datorea», toma datos de jardines italianos, pues posee fotogra- fías que reproducen jardines de villas renacen- tistas (jardines de villa d’Este en Tívoli, jardines del palazzo Guisti en Verona (fig. 4), jardines de Villa Lante, Bagnaia…) que utiliza a modo de ins- Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 33 · piración (fig. 5). Y nos consta también que So- rolla, toma datos, realiza dibujos de esos jardi- nes italianos (jardines de villa Farnese en Caprarola, (figs. 6 y 7) de fuentes florentinas…). La utilización de elementos escultóricos y de objetos arqueológicos integrados en el espa- cio vegetal, la presencia de personajes y ani- males mitológicos, de sátiros y danzantes, las perspectivas, la simetría marcada por las fuen- tes, la potente escenografía de determinados espacios o determinadas composiciones vege- tales nos hablan de ello, nos hacen respirar ese aire renacentista en los jardines. Por tanto, po- demos decir que al-Ándalus (fig. 8) y el Renaci- miento (fig. 9) se confunden e integran en la propuesta formal (fig. 10). · 18 · Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte bebió Sorolla a la hora de platear la ejecu- ción de estos espacios.No obstante, hasta ahora no se había profundizado en los por- menores de la ejecución de estos espacios, por lo que consideramos que este trabajo puede ayudar a completar la visión que te- nemos de los jardines de la casa Sorolla. A nadie se le escapa que un jardín en sí mismo es un organismo vivo, en continua formulación, renovación y evolución natu- ral. Esto es así desde el punto de vista de las especies botánicas que lo habitan, pero también lo es, y lo fue, en el caso de los jar- dines de la casa Sorolla, desde el punto de vista de su configuración espacial y arqui- tectónica. Los cambios por los que pasaron algunos de estos espacios desde su realización, unos más que otros, dan cuenta de ello. Estos jardines fueron configurándose y reconfigurándose, formulándose y re- formulándose a lo largo del tiempo, durante un periodo de 7 años, todo ello bajo la batuta de su creador y con la ayuda de unos fieles colaboradores. Sabemos que Joaquín Sorolla estuvo muy implicado en el proceso de diseño y cons- trucción de su casa, realizada por el arqui- tecto Enrique María Repullés y Vargas. Y sabemos, constatamos, que lo estuvo aun en mayor medida en la construcción de sus jardines. Podemos decir sin temor a equi- vocarnos que los jardines fueron más obra de Joaquín Sorolla que de Enrique Repu- llés, pues, según nos consta, la intervención del arquitecto en estos espacios fue escasa, circunscrita más bien a su delimitación es- pacial, no a su configuración paisajística. Debemos conceder, pues, todo el protago- nismo en la concepción de los jardines al pintor, ayudado por su familia y su círculo más cercano de amistades. Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 19 · A este respecto, sabiendo que Joaquín So- rolla pasó buena parte del tiempo en que se ejecutaba la obra de su casa en con- tinuos viajes, serán su esposa Clotilde, sus hijos, su arquitecto Repullés, su cons- tructor Molina y, muy especialmente, sus amigos Mariano y Peppino Benlliure, Luis Simarro o Manuel Benedito quienes inter- vengan en muchas decisiones que afecta- ron a los jardines, siempre, claro está, con la aquiescencia del pintor. En buena medida, y gracias precisamen- te a estos continuos viajes de Sorolla, a sus ausencias por motivos de trabajo, se ha podido documentar la evolución constructiva de los jardines, pues la co- rrespondencia entre Sorolla y sus colaboradores en relación con el proceso de la construcción de la casa y los jardines ha dejado registro documental, epistolar, de esta evolución. Es más, si esta evolución cronológica presenta en algunos momentos lagunas, vacíos o incógnitas sin resolver, en buena medida ha de atribuirse a que en esos momentos Joaquín Sorolla se encontraba en Madrid, tomando las decisiones de manera unilateral e inmediata sobre su casa y, por tanto, sin dejar rastro epistolar que nos ayude a desvelarlas. En todo caso, creemos que a través de la documenta- ción consultada se puede extraer de manera fidedigna una «biografía constructiva» de los jardines de la casa Sorolla. Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 11 · El jardín del Museo Sorolla recibe al visitante antes de que entre a sus salas y ya lo envuelve, inmediatamente, en lo que parece un mundo diferente: allí el fragor del trá- fico queda en un plano alejado de sus sentidos, mientras el leve rumor de las fuentes ocupa suavemente su lugar, los colores y aromas de las plantas empiezan a ejercer su benéfica influencia y la luz tamizada y salpicada por los árboles prepara su vista para lo que le espera en el interior del museo. Ese hermoso lugar es el resultado de un trabajo largo y paciente (paciente, sí, aunque aplicado a Sorolla este adjetivo resulte inverosímil), llevado a cabo por el pintor a lo largo de los últimos años de su vida con la vista puesta en su objetivo: pintarlo cuando estuviera hecho y florecido. La espera duró unos años (Sorolla empezó a plantarlo en 1911, y no empezó a pintarlo hasta 1916), pero el resultado, sin duda, mereció la pena, pues el producto final, como todo aquello que queda coronado por la gracia, borra por completo la historia del esfuerzo que lo produjo. Este es un libro necesario, que rescata esa historia: la de una creación artística singu- lar por muchas razones, entre otras porque Sorolla, sin saber nada de botánica ni de jardinería, contribuyó a crear, de manera casi puramente intuitiva, el jardín neoespa- ñol, que en manos de importantes jardineros alcanzaría desarrollos monumentales. La investigación llevada a cabo por Enrique Varela Agüí (también con paciencia y también con intuición) sobre la historia de este jardín viene a hacerle justicia. En pri- mer lugar, al ayudar a diferenciar lo que es original de Sorolla y lo que es producto de otras intervenciones posteriores. Pero sobre todo al desvelar, gracias a la cantidad de documentos examinados, fotos, dibujos, cuentas, proyectos, planos y cartas, y los propios cuadros de Sorolla, los pasos dados por el pintor, sus tanteos, sus dudas, sus errores y sus aciertos, la preocupación casi obsesiva y a la vez el inmenso placer que el jardín le deparó en sus últimos años. Seguir este proceso resulta apasionante. No puedo sino agradecer, y de manera muy personal, este trabajo que nos cuenta la historia de cómo el pintor construyó poco a poco, desde la imaginación, la tierra y las semillas, este delicado jardín, y cómo luego lo transfiguró además en algunas de las imágenes más poéticas de toda su obra. Consuelo Luca de Tena Directora del Museo Sorolla Un genial pintor que también se desveló como excelente arquitecto de jardines. El libro se acerca a la figura de Joaquín Sorolla, pero no al Sorolla pintor, sino al menos conocido Sorolla paisajista, Sorolla arquitecto de jardines. Narra la historia de la construcción de los jardines de la casa Sorolla en la que la implicación del artista fue total y que tuvo como resultado la creación de una obra de arte en cuatro espacios diferenciados cargados de personalidad y belleza. Joaquín Sorolla no tenía unos conocimientos ordenados y sistemáticos de jardinería y paisajismo, pero a cambio sí poseía un gran criterio estético, mucho conocimiento adquirido en largas jornadas de pintura en (y de) jardines, y mucha intuición. Y, desde luego, sabía lo que quería, premisa clave de su gran determinación. Y lo que quería es que su casa y sus estudios de pintura estuvieran ro- deados de un espacio para el goce estético y para los sentidos. También que los jardines fueran estancia familiar y estudio de pintura al aire li- bre. Que su vida cotidiana, en un momento vital de máximo trabajo y reconocimiento profesional, transcurriera remansada por el jardín como escenario. La formulación de jardines de la casa Sorolla en cuatro espacios diferen- ciados dotados de originalidad coloca al propio Sorolla en la vanguardia paisajista por la definición del jardín neoandaluz o neoespañol que mate- rializa en su propia casa. Este libro expone la ‘biografía’ de esta obra de arte, narra la historia de la construcción de los jardines y del papel de los diferentes personajes que orbitaron con Sorolla en la construcción de su casa y sus jardines. Los jardines de la casa Sorolla fueron obra directa del pintor, con la ayuda de una serie de fieles colaboradores (el arquitecto de la casa Repullés; su es- posa, Clotilde; sus hijos; sus amigos el doctor Simarro o José Benlliure…) que ayudaron, de manera coral, a su brillante consecución final. Museo Sorolla Pº General Martínez Campos 37 28010 Madrid [email protected] Los jardines de la casa Sorolla. Biografía de una obra de arte

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Page 1: Los jardines de la casa Sorolla.b7ef...Los jardines museos. Ha sido miembro de la de la tórico Español casa Sorolla Biografía de una obra de arte Enrique Varela Agüí Un genial

Los jardines de la

casa Sorolla Biografía de una obra de arte

Enrique Varela Agüí

Un genial pintor que también se desveló como exce-lente arquitecto de jardines. Ese es el propósito de es-te libro: narrar la historia de la construcción de los jardines de la casa Sorolla en la que la implicación del artista fue total y que tuvo como resultado la creación de una obra de arte en cuatro espacios diferenciados cargados de personalidad y belleza.

Los jardines de la casa Sorolla fueron obra directa del pintor, con la ayuda de una serie de fieles colaborado-res (el arquitecto Repullés; su esposa, Clotilde; sus hi-jos; sus amigos el doctor Simarro o José Benlliure…) que ayudaron, de manera coral, a su brillante conse-cución final.

El Museo Sorolla cuenta entre sus fondos con una abundante documentación de archivo: planos, presu-puestos, fotografías, correspondencia, diseños, boce-tos, dibujos…, de Sorolla y de sus colaboradores, que nos permite profundizar en la historia de la construc-ción de estos jardines y en las vicisitudes por las que pasaron a lo largo de los seis años que tardaron en realizarse.

A través de la consulta de la documentación, en mu-chos casos inédita, tanto del Museo como de otras instituciones, este libro traza un recorrido cronológico en el que se van desvelando los principales momen-tos por los que atravesó la construcción de la casa del pintor, la realización de sus jardines, la propia familia Sorolla y el Madrid del cambio de siglo. El libro cuenta con la presencia de una importante documentación gráfica que ayuda a entender mejor el proceso de creación de esta obra de arte.

Enrique Varela Agüí es conservador del Museo Sorolla. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Autónoma de Madrid, continúa posteriormente estu-dios de Tercer Grado en la misma Universidad. Máster en Dirección Pública y Liderazgo por el Instituto Na-cional de la Administración Pública (INAP) y Especia-lista en Comunicación Pública (INAP).

Desde el año 2005 pertenece al Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos, desarrollando a partir de entonces su actividad profesional en el ámbito de los museos. Ha sido miembro de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio His-tórico Español, formó parte del equipo fundador del Laboratorio Permanente de Público de Museos y dirigió la revista de museología Museos.es. Ha sido vocal ase-sor del Gabinete de la Ministra de Cultura y Subdirec-tor General de Museos Estatales.

Es autor de numerosas publicaciones en el ámbito de la museología, el patrimonio y la historia.

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EnriquE VarEla agüí

Edición: Fundación Museo Sorolla - Editorial Palacios y MuseosDiseño: VéleraISBN: 978-84-8003-734-1DL: M-2434-2019

ÍNDICE

PresentaciónConsuelo Luca de Tena ............................................................................................................................................. 11

exordioEnrique Varela Agüí .................................................................................................................................................... 13

los jardines de la casa sorolla: biografía de una obra de arte ........................................................................................................................... 17

1860-1904: el Madrid del Ensanche de Castro, el nuevo Chamberí y la familia Sorolla .............................. 21

* La propuesta formal .......................................................................................................................................... 29

1905: la adquisición del primer solar de la futura casa Sorolla .................................................................. 35

* La evolución de los jardines en los planos de Repullés ............................................................... 39

· 32 · La propuesta formal

fuentes, rejas, especies vegetales…). El resultado es «un jardín doméstico que condensa la esencia del nuevo ‘jardín español’. Es un espacio ajardina-do a escala íntima y familiar orientado al deleite sensorial, un ámbito para el disfrute donde ha in-tentado reconstruir los detalles de la jardinería an-daluza que tanto admiró…».1

Pero no todo es inspiración andalusí, la pro-puesta formal pasa también por la impronta del jardín renacentista. Y estos elementos renacentis-tas provienen de la misma Andalucía, de nuevo procedentes de esos mismos jardines andaluces que en época de Carlos V y Felipe II tienen im-portantes transformaciones (es significativa la presencia en la casa Sorolla de azulejos que repro-ducen los motivos del pabellón de Carlos V en los Reales Alcázares de Sevilla). Pero también hay que valorar la inspiración renacentista puramente italiana. Nos consta que Sorolla «datorea», toma datos de jardines italianos, pues posee fotogra-fías que reproducen jardines de villas renacen-tistas (jardines de villa d’Este en Tívoli, jardines del palazzo Guisti en Verona (fig. 4), jardines de Villa Lante, Bagnaia…) que utiliza a modo de ins-

1 Luengo y Ruiz (2012), pag. 52.

Fig. 8 Fig. 9

Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 33 ·

piración (fig. 5). Y nos consta también que So-rolla, toma datos, realiza dibujos de esos jardi-nes italianos (jardines de villa Farnese en Caprarola, (figs. 6 y 7) de fuentes florentinas…). La utilización de elementos escultóricos y de objetos arqueológicos integrados en el espa-cio vegetal, la presencia de personajes y ani-males mitológicos, de sátiros y danzantes, las

perspectivas, la simetría marcada por las fuen-tes, la potente escenografía de determinados espacios o determinadas composiciones vege-tales nos hablan de ello, nos hacen respirar ese aire renacentista en los jardines. Por tanto, po-demos decir que al-Ándalus (fig. 8) y el Renaci-miento (fig. 9) se confunden e integran en la propuesta formal (fig. 10).

Fig. 10

· 18 · Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte

bebió Sorolla a la hora de platear la ejecu-ción de estos espacios.1 No obstante, hasta ahora no se había profundizado en los por-menores de la ejecución de estos espacios, por lo que consideramos que este trabajo puede ayudar a completar la visión que te-nemos de los jardines de la casa Sorolla.

A nadie se le escapa que un jardín en sí mismo es un organismo vivo, en continua formulación, renovación y evolución natu-ral. Esto es así desde el punto de vista de las especies botánicas que lo habitan, pero también lo es, y lo fue, en el caso de los jar-dines de la casa Sorolla, desde el punto de vista de su configuración espacial y arqui-tectónica. Los cambios por los que pasaron algunos de estos espacios desde su realización, unos más que otros, dan cuenta de ello. Estos jardines fueron configurándose y reconfigurándose, formulándose y re-formulándose a lo largo del tiempo, durante un periodo de 7 años, todo ello bajo la batuta de su creador y con la ayuda de unos fieles colaboradores.

Sabemos que Joaquín Sorolla estuvo muy implicado en el proceso de diseño y cons-trucción de su casa, realizada por el arqui-tecto Enrique María Repullés y Vargas. Y sabemos, constatamos, que lo estuvo aun en mayor medida en la construcción de sus jardines. Podemos decir sin temor a equi-vocarnos que los jardines fueron más obra de Joaquín Sorolla que de Enrique Repu-llés, pues, según nos consta, la intervención del arquitecto en estos espacios fue escasa, circunscrita más bien a su delimitación es-pacial, no a su configuración paisajística. Debemos conceder, pues, todo el protago-nismo en la concepción de los jardines al pintor, ayudado por su familia y su círculo más cercano de amistades.

1 La más reciente aportación en torno a esta perspectiva es la exposición temporal organizada por el propio Museo Sorolla «Sorolla, un jardín para pintar».

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Luis Simarro. Boletín Oficial y Revista Masónica del Grande Oriente Español. Madrid 31 de agosto de 1918. UCM. Legado Fundación Simarro.

Anónimo. Clotilde en el balcón (detalle). 1911 (ca.). Gelatina POP. Madrid. Museo Sorolla.

Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 19 ·

José Benlliure Ortiz (Peppino). Foto Archivo Casa-Museo

Benlliure. Ayuntamiento de Valencia.

Clotilde García del Castillo, Peppino Benlliure y Luis

Simarro fueron los grandes colaboradores de Joaquín

Sorolla en el seguimiento y ejecución de la obra de los

jardines de la casa Sorolla. En ausencia del maestro fueron

sus ojos y sus manos, tomaron decisiones importantes e

incluso diseñaron determinados elementos

relevantes del jardín, como algunas fuentes. Sin su

colaboración, la obra de la casa Sorolla no hubiera sido posible

dado que su construcción coincidió con un periodo de

ausencias de Sorolla en Madrid por motivos de trabajo. Ellos

eran los que mantenían informado a Sorolla del devenir de las obras a través de cartas,

buena parte de ellas conservadas en el archivo del

Museo Sorolla.

A este respecto, sabiendo que Joaquín So-rolla pasó buena parte del tiempo en que se ejecutaba la obra de su casa en con-tinuos viajes, serán su esposa Clotilde, sus hijos, su arquitecto Repullés, su cons-tructor Molina y, muy especialmente, sus amigos Mariano y Peppino Benlliure, Luis Simarro o Manuel Benedito quienes inter-vengan en muchas decisiones que afecta-ron a los jardines, siempre, claro está, con la aquiescencia del pintor.

En buena medida, y gracias precisamen-te a estos continuos viajes de Sorolla, a sus ausencias por motivos de trabajo, se ha podido documentar la evolución constructiva de los jardines, pues la co-

rrespondencia entre Sorolla y sus colaboradores en relación con el proceso de la construcción de la casa y los jardines ha dejado registro documental, epistolar, de esta evolución. Es más, si esta evolución cronológica presenta en algunos momentos lagunas, vacíos o incógnitas sin resolver, en buena medida ha de atribuirse a que en esos momentos Joaquín Sorolla se encontraba en Madrid, tomando las decisiones de manera unilateral e inmediata sobre su casa y, por tanto, sin dejar rastro epistolar que nos ayude a desvelarlas. En todo caso, creemos que a través de la documenta-ción consultada se puede extraer de manera fidedigna una «biografía constructiva» de los jardines de la casa Sorolla.

Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 11 ·

El jardín del Museo Sorolla recibe al visitante antes de que entre a sus salas y ya lo envuelve, inmediatamente, en lo que parece un mundo diferente: allí el fragor del trá-fico queda en un plano alejado de sus sentidos, mientras el leve rumor de las fuentes ocupa suavemente su lugar, los colores y aromas de las plantas empiezan a ejercer su benéfica influencia y la luz tamizada y salpicada por los árboles prepara su vista para lo que le espera en el interior del museo.

Ese hermoso lugar es el resultado de un trabajo largo y paciente (paciente, sí, aunque aplicado a Sorolla este adjetivo resulte inverosímil), llevado a cabo por el pintor a lo largo de los últimos años de su vida con la vista puesta en su objetivo: pintarlo cuando estuviera hecho y florecido. La espera duró unos años (Sorolla empezó a plantarlo en 1911, y no empezó a pintarlo hasta 1916), pero el resultado, sin duda, mereció la pena, pues el producto final, como todo aquello que queda coronado por la gracia, borra por completo la historia del esfuerzo que lo produjo.

Este es un libro necesario, que rescata esa historia: la de una creación artística singu-lar por muchas razones, entre otras porque Sorolla, sin saber nada de botánica ni de jardinería, contribuyó a crear, de manera casi puramente intuitiva, el jardín neoespa-ñol, que en manos de importantes jardineros alcanzaría desarrollos monumentales.

La investigación llevada a cabo por Enrique Varela Agüí (también con paciencia y también con intuición) sobre la historia de este jardín viene a hacerle justicia. En pri-mer lugar, al ayudar a diferenciar lo que es original de Sorolla y lo que es producto de otras intervenciones posteriores. Pero sobre todo al desvelar, gracias a la cantidad de documentos examinados, fotos, dibujos, cuentas, proyectos, planos y cartas, y los propios cuadros de Sorolla, los pasos dados por el pintor, sus tanteos, sus dudas, sus errores y sus aciertos, la preocupación casi obsesiva y a la vez el inmenso placer que el jardín le deparó en sus últimos años.

Seguir este proceso resulta apasionante. No puedo sino agradecer, y de manera muy personal, este trabajo que nos cuenta la historia de cómo el pintor construyó poco a poco, desde la imaginación, la tierra y las semillas, este delicado jardín, y cómo luego lo transfiguró además en algunas de las imágenes más poéticas de toda su obra.

Consuelo Luca de TenaDirectora del Museo Sorolla

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Joaquín Sorolla y Bastida. Detalle del jardín de la casa Sorolla. 1916. Óleo sobre lienzo. Madrid. Museo Sorolla.

Un genial pintor que también se desveló como excelente arquitecto de jardines.

El libro se acerca a la figura de Joaquín Sorolla, pero no al Sorolla pintor, sino al menos conocido Sorolla paisajista, Sorolla arquitecto de jardines. Narra la historia de la construcción de los jardines de la casa Sorolla en la que la implicación del artista fue total y que tuvo como resultado la creación de una obra de arte en cuatro espacios diferenciados cargados de personalidad y belleza.

Joaquín Sorolla no tenía unos conocimientos ordenados y sistemáticos de jardinería y paisajismo, pero a cambio sí poseía un gran criterio estético, mucho conocimiento adquirido en largas jornadas de pintura en (y de) jardines, y mucha intuición. Y, desde luego, sabía lo que quería, premisa clave de su gran determinación.

Y lo que quería es que su casa y sus estudios de pintura estuvieran ro-deados de un espacio para el goce estético y para los sentidos. También que los jardines fueran estancia familiar y estudio de pintura al aire li-bre. Que su vida cotidiana, en un momento vital de máximo trabajo y reconocimiento profesional, transcurriera remansada por el jardín como escenario.

La formulación de jardines de la casa Sorolla en cuatro espacios diferen-ciados dotados de originalidad coloca al propio Sorolla en la vanguardia paisajista por la definición del jardín neoandaluz o neoespañol que mate-rializa en su propia casa.

Este libro expone la ‘biografía’ de esta obra de arte, narra la historia de la construcción de los jardines y del papel de los diferentes personajes que orbitaron con Sorolla en la construcción de su casa y sus jardines. Los jardines de la casa Sorolla fueron obra directa del pintor, con la ayuda de una serie de fieles colaboradores (el arquitecto de la casa Repullés; su es-posa, Clotilde; sus hijos; sus amigos el doctor Simarro o José Benlliure…) que ayudaron, de manera coral, a su brillante consecución final.

Museo SorollaPº General Martínez Campos 3728010 [email protected]

Los jardines de la casa Sorolla. Biografía de una obra de arte

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El Museo Sorolla cuenta entre sus fondos con una abundante documen-tación de archivo: planos, presupuestos, fotografías, correspondencia, diseños, bocetos, dibujos…, de Sorolla y de sus colaboradores, que nos permite profundizar en la historia de la construcción de estos jardines y en las vicisitudes por las que pasaron a lo largo de los seis años que tar-daron en realizarse.

A través de la consulta de la documentación, en muchos casos inédita, tanto del Museo como de otras instituciones y particulares, este libro traza un recorrido cronológico en el que se van desvelando los principales momentos por los que atravesó la construcción de los jardines, la casa del pintor, la propia familia Sorolla y el Madrid del cambio de siglo.

El libro cuenta con la presencia de una importante documentación gráfica (dibujos, planos, fotografías, cartas) que ayuda a entender mejor el pro-ceso de creación de esta obra de arte y que revela cómo un genial pintor también se desveló como excelente arquitecto de jardines.

EL AuToR

Enrique Varela Agüí (Madrid, 1968) es conservador del Museo Sorolla. Li-cenciado en Geografía e Historia por la universidad Autónoma de Madrid, continúa posteriormente estudios de Tercer Grado en la misma universi-dad. Máster en Dirección Pública y Liderazgo por el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP) y Especialista en Comunicación Pública (INAP).

Desde el año 2005 pertenece al Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos, desarrollando a partir de entonces su actividad profesional en el ámbito de los museos. Ha sido miembro de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español, for-mó parte del equipo fundador del Laboratorio Permanente de Público de Museos y dirigió la revista de museología Museos.es. Ha sido vocal asesor del Gabinete de la Ministra de Cultura y Subdirector General de Museos Estatales.

Es autor de diversas publicaciones en el ámbito de la museología, el pa-trimonio y la historia.

· 54 · 1910: arranque del proyecto de la casa Sorolla

Lluís Casals. Fotografía del segundo jardín de la casa Sorolla. Madrid. 2018.

notificación de que el pilar ha sido facturado en el ferrocarril con destino Madrid, según nos consta en la carta que este dirige a Modesto Cendoya, arquitecto conser-vador de la Alhambra y amigo de Sorolla.

Herencia del pasado musulmán de la ciudad nazarí con relación al abastecimiento del agua, durante los siglos xvi y xvii hubo en Granada un gran desarrollo de pilares y fuentes en la ciudad, tanto públicas como privadas. Este pilar debió de pertenecer a una casa señorial de la calle portería de Santo Domingo, en cuyo patio porticado, como era habitual, en uno de sus lados, se ubicaría este magnífico ejemplar del si-glo xvii que alcanza un gran desarrollo decorativo y cierta representatividad. En su formulación (pila rectangular de perfil bulboso, frontal de mascarones con rostros humanos, frontón partido, escudo…) guarda cierta similitud con algunos ejemplares todavía hoy existentes en la ciudad de Granada, como el pilar del Palacio de los Be-neroso, que lo presuponemos coetáneo al adquirido por Sorolla.

Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 55 ·

Sorolla ha comprado este pilar para el jardín de su futura casa. Será el pilar que más adelante se ubicará en el segundo jardín de la casa. Pero en el momento de la adqui-sición del pilar solo cuenta con el primer solar adquirido a la duquesa de Marchena. De hecho, se conservan planos del primer proyecto en los que se contempla la posi-ble ubicación de dicho pilar en el primer jardín.

3 de febrero de 1910

Envío de presupuesto de azulejos para el jardín de la casa Sorolla.

José Mensaque, de la fábrica de cerámica trianera ‘José Mensaque y Vera’, remite carta y paquete a Joaquín Sorolla,2 en la que le señala: «...como quedamos cuando tuvo V. á bien de visitar esta casa, tengo el gusto de remitirle el encargo que me hizo».

En el envío, José Mensaque le remite una caja con muestras de materiales cerámicos y lista de precios de: ladrillo prensado rojo, alizar azul, alizar verde, alizar blanco, alambrillas en relieve y a color, tira azul y tira verde.

Se trata del envío de un pedido de muestrario de los principales elementos cerámicos que Sorolla seleccionó en la propia fábrica de Mensaque cuando estuvo en Sevilla (en noviembre de 1909 o en enero de 1910) y que posteriormente, a partir del verano del año siguiente, serían empleados en la construcción de los jardines. La fecha es temprana, dado que en esos momentos no se había empezado la construcción de la casa-estudio, pero da idea de la importancia que Sorolla concedía a los jardines, buscando en Sevilla por su cuenta, ya en esos momentos iniciales, materiales con los que decorarlos.

12 de febrero de 1910

Enrique Mª de Repullés presenta en el Ayuntamiento de Madrid, para so-licitud de licencia, «el proyecto de casa-habitación y estudio de pintura que ha de edificarse en el Paseo del General Martínez Campos nº 13 de esta Capital».3

Más de cuatro años después de adquirir Sorolla el solar, el arquitecto Repullés, que debió de estar redactando el proyecto desde finales de 1909, presenta en febrero de 1910 ante el Ayuntamiento de Madrid el proyecto para solicitud de licencia de cons-trucción.

2 CS3527.3 DA00561.

Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 35 ·

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Joaquín Sorolla y Bastida. Azucenas (detalle). 1916 (ca.). Óleo sobre lienzo. Madrid. Museo Sorolla.

1905:la adquisición del primer solar

de la futura casa Sorolla

17 de noviembre de 1905

Joaquín Sorolla adquiere un solar en la Avenida General Martínez Campos (antes Paseo del Obelisco), nº 37 a doña Pilar de Muguiro y Beruete, duquesa de Marchena.1

Sin embargo, el proyecto de vida da la familia Sorolla en Madrid cambiará radical-mente tan solo dos años después de instalarse de alquiler en la casa-hotel de la calle Miguel Ángel, pues el futuro ya no pasaba por alquilar provisionalmente durante unos años y trasladarse luego a vivir a Valencia. Al menos las decisiones que Sorolla toma en estos años nos hacen pensar que la familia había decidido prolongar su es-tancia en Madrid y echar raíces en este nuevo y pujante barrio de Chamberí.

Y ello se formalizará a través de la adquisición de un solar en la zona y la futura construcción de una vivienda de nueva planta que repitiera el mismo esquema que la casa-hotel que ocupaban de alquiler en la calle Miguel Ángel: vivienda-taller-jardín. El nuevo solar se encontraba muy próximo, en la misma manzana, a su residencia de la calle Miguel Ángel, en este caso en el Paseo del Obelisco (de la Fuente Castellana).

Sorolla adquiere este primer solar a doña Pilar de Muguiro y Beruete, duquesa de Marchena, por 34.855 pesetas y 8 céntimos. Pilar de Muguiro era cuñada de su amigo el pintor Aureliano de Beruete, y será a ellos dos a los que la duquesa ven-da sendos solares contiguos.

1 DA00571.

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Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 109 ·

Sentido y sensibilidad

La visión de conjunto arrebata, hay una concatenación de espacios y de espe-cies, de visiones y perspectivas, y en to-dos los casos el eje de simetría lo marcan las fuentes. No obstante, se trata de una propuesta formal muy rica, pues en 870 metros cuadrados, Sorolla es capaz de articular cuatro espacios distintos. Cada uno con su personalidad propia, generan-do composiciones, perspectivas, alinea-mientos visuales y lecturas múltiples.

El primer jardín destila orden, sereni-dad y delicadeza (fig. 1 y 2). Este jardín es la carta de presentación de la propia ca-sa. Una liviana fuente central (en principio no fue así), marca el eje de simetría y da la bienvenida flanqueada por setos de boj y rosales; y a los pies, una alfombra de barro cocido salteada de vibrantes olam-brillas vidriadas. De escenario de fondo se sitúa la fachada de entrada a la casa (fig. 3), recordando con claridad la arqui-tectura del jardín de Troya de los Alcáza-res de Sevilla, que Sorolla pintara con frecuencia (fig. 4).

En el extremo oeste del jardín, alineado con la fuente, Sorolla levanta un banco sevillano con azulejería trianera, a cuyas espaldas se levantan tres escudos herál-dicos. Desde este banco se genera una

Fig. 1

Fig. 2

· 78 · 1911: se concreta la formulación de los jardines de la casa Sorolla

en la casa-estudio. Lo que podemos constatar es que a mediados de agosto la fuen-te estaba ya instalada en su emplazamiento, pues así lo corrobora una carta de Benlliure a Sorolla,24 comu-nicándole «la fuente grande bajo la rotonda está también concluida». Y al mes siguien-te, en concreto el 9 de sep-tiembre de 1911, «está hecha la alberca ante el pabellón circular», tal y como cuenta Repullés a Sorolla por car-ta.25

De tal forma que, al igual que el primer jardín, el tercer jar-dín estaba terminado en el mes de septiembre de 1911.

Por lo que respecta al patio andaluz, poco o nada sabe-mos más allá de lo comenta-do hasta ahora, puesto que la documentación es bastante escueta en relación con él. Bien es cierto que, al igual que la escalera de acceso a los estudios, se trataba más de un elemento arquitectónico de la propia casa que de un jardín en sí mismo que requiriese de un proyecto específico (tal y como ocurrió con los jardines del exterior). Por lo tanto, los trabajos en torno al patio discurrirían al ritmo de la construcción de la vivienda-estudio y bajo la dirección del arquitecto Repullés.

Al margen de la configuración arquitectónica del patio, el elemento prin-cipal de este espacio lo constituye la fuente y los zócalos con azuleje-ría que recorren tres de las crujías del patio. La existencia de esta fuen-te estuvo presente desde los planteamientos iniciales de la casa en 1910 (pliego de construcción, planos de Repullés). Estaba claro que el pa-tio interior estaría presidido por ella. Los trabajos de levantamiento de

24 CS0702.25 CS4919.

Anónimo. Fuente de las Confidencias. Fotografía de un dibujo que representa al grupo escultórico realizado por Francisco Marco Díaz Pintado. 1911. Gelatina DOP. Madrid. Museo Sorolla.

Los jardines de la casa Sorolla: biografía de una obra de arte · 79 ·

la fuente, su revestimiento con azulejería y el revestimiento de las crujías del pa-tio discurrieron al mismo ritmo que los del resto de elementos de los jardines ex-teriores; recordemos que el 5 de junio José Benlliure informaba a Sorolla26 sobre los avances de la casa y le decía que en el patio andaluz «faltan por colocar los azulejos del patio y la fuente». El 14 de junio volvía a escribirle27 comunicándole: «...en el patio interior tampoco se ha hecho la fuente ni se han puesto azulejos». Como ya mencionamos anteriormente, Benlliure señalaba: «...hice un dibujo de la fuente», por lo que debemos considerar que la disposición final de la misma la debió de aportar José Benlliure.

La construcción de esta fuente probablemente planteara problemas, pues en una carta a Sorolla Simarro28 le comenta «De la otra fuente del patio interior nada se ha hecho (escamados de aquel primer ensayo)». En todo caso, debemos presuponer que entre agosto y septiembre, al mismo ritmo que los jardines, estaría culminado el patio andaluz con su fuente.

26 CS0699.27 CS0698.28 CS5459.

Anónimo. El jardín de la casa Sorolla. 1911. Gelatina DOP.

Madrid. Museo Sorolla.

Fotografía de casa Sorolla perteneciente al reportaje

publicado en el periódico La Noche, con fecha 29 de

diciembre de 1911, en el que se puede ver el solar del

segundo jardín y el primer jardín terminado al fondo.