LOS JUEGOS OLIMPICOS LA GRECIA CLASICAhemeroteca-paginas.mundodeportivo.com/EMD02/HEM/1960/08/...LOS...

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CAPITULO E 1esde que existe el hombre, rxisten los ejercicios físicos. Nuestro padre Adán, al ser ex- pulsado de Paraiso, se vió obli gado a procurarse el sustento con el sudor de su frente, y tivo ne cesidad de utilizar sus músculos y demás recursos físicos, tanto para asegurar su nutrición, dedi cándose a la caza, como para de- fenderse del ataque de los ani males. Desde aquel mómento, y durante muchos siglos, el hombre tuvo que hacer uso de sus facul tades fisicas para aegurame la existencia. Los hombres de la Edad de Piedra, dejaron constan- cia de ello en las pinturas sobre escenas de caza que todavía hoy pueden admirarse en las caver flas que habitaron y de las cua les son vivo ejemplo las existen- tea en Altamira, de la provincia de Santander De época más reciente, dispo nemos del testimonio de estatuas, bajo relieves, tapices, pinturas murales o diseñadas en platos, jarros y vasos de barro, que nos permiten llegar al conocimiento de que los ejercicios corporales ocupaban ya un lugar muy consi derable en las costumbres de mu- chos pueblos antiguos. Por lo tanto y contrariamente a lo que generalmente se cree, no_ fueron los griegos quienes in, ventaron el arte de desarrollar el cuerpo humano mediante el ejer. cicio. Persia, India, China y Egip to y sin duda civilizaciones toda- vía más antigua de las que no se tienen referencias, se libraron a ellos miles de años antes. La historia de estos pueblos nos ofrece datos muy concretos e interesantes sobre sus activida des físicas. pero hacer de ellas una descripción, por somera que fuese, nos llevaría muy lejos, ale- jándonos al mismo tiempo del ob- jetivo a que hemos de ceñirnos, que es el del origen de los Juegos Olímpicos, obra genuinamente helénica. LOS JUEGOS OLIMPICOS DE LA RECIA CLASICA Los primeros Juegos Olímpi cos de la Grecia clásica se ce- lebraron el año 884 antes de Jesu cristo, por iniciativa de Ifito, rey de la Elida, que los instauró en honor a Júpiter, y a los que, pro- cisamento por el carácter religio so que les imprimió, puso bajo la salvaguardia del mundo grie go, la prohibición de que duran- te aquellos días tuviera acceso en el territorio de Olimpia, tro pa o persona armada promulgan- do, además, una ley. por la que se establece una tregua caso de que durante la celebración de los Juegos en Olimpia, el país se en- contrara sometido en un conflie to bélico. Y no deja de ser un hecho de curiosa remembranza, el que en el- curso de la Historia de las 293 Alimpíadas clásicas, sólo una vez fuera violada esta tregua. Téngase en Ouenta, que Ifito era un pequeño rey, porque pequeño era el país que acaudilla ba. No era por lo tanto el res- peto a la ley promulgada por un poderoso y temible monarca, lo que incitaba a la obediencia, si- no porque griegos y espartanos se sintieron sometidos en espiri tu, al carácter religioso de esta gran manifestación cívica, que se celebraba a orillas del río Alfeo y e’ la que, además, veían plasma f;(, SU ideal panhelénico. Doce siglos se mantuvo invul rab1e dicha tregua, hasta que en la 104 Olimpíada (364 años antes de J. C.) hicieron caso orn!. so de ella los Lacedemonios que, precisamente se aprovecharon de que los griegos estaban celebran- do los Juegos en Olimpia y ha- bían depuesto las armase para atacarles. Por este motivo, l fué prohibida la participación en los Juegos durante mucho tiempo. ‘ero aunque se da como fecha inicial de los Juegos Olímpicos la del año 884 antes de J. C., no fué hasta ciento ocho años más tarde, en el de 776, que los hele nos inscribieron m el registra público el nombre de Kerebos vencedor de la carrera a pie, úni ca prueba que entonces se cele- braba y que, consistía en recorrer la longitud del Estadio, señala- da por dos hileras de piedra blan ca. que al subsistir hoy han por- mitido saber que la distancia de la carrera era exactamente de 192’2’7 metros. A esta carrera se añadieron lue go la de doble estadio o «diáuli ca)), en recorrido de ida y vuelta; la «hípica» sobre 740 metros y la «dólica» sobre 21 estadios, o sea 12 veces ida y vuelta. En el año 708 antes de J. C., hi ro su aparición la prueba del pen tahlon, que comprendía la carre ra a pie, la lucha, el lanzamien to del disco, el salto y el boxeo, al cual sustituyó el lanzamiento de la jabalina. Y la competición individual de lucha. La primera competición indivi dual de boxeo, se incluye en 688; las carreras de carros en 680 ; la lucha libre o pancracio en 648; las competiciones infantiles en 632, y los concursos de arte en 396. 1asta los ‘ri Juegos, celebrados el año 472 antes de J. C., la du ración de los mismos fué de una jprnada, pero en vista de que el programa de las pruebas había aumentado tan considerablemente, y que en aquella ocasión no pu- dieron celebrarse todos los con- cursos, se decidió que eh los si- guientes, ó sea a partir del’ año 46, la duración de los Juegos Olímpicos sería de cinco días. Y así se hizo. A partir de aquel mo- mento, los Juegos celebrados al pie del monte sagrado del Altis, conocieron su máximo esplendor. Desde entonces, el programa olímpico quedó establecido de la siguiente manera: Víspera de la inauguración. Grandes solemnidades religiosas en el templo de Zeus, donde los atletas pronunciaban el juranien to de ser hombres libres, de pu- ra raza helénica, sin haber come- tido nunca crímenes, ni actos sa crílegos. Primer día. Carrera del es- tadio, del doble estadio y de los veinticuatro estadios. Segundo día. Prueba de Pen tathlon. Tercer día Competiciones de lucha, boxeo y pancracio. Cuarto día. Carreras y lucha, para los jóvenes. Quinto día. —- Carreras de ca- rros a cuatro caballos (cuadrigas) y carrera de caballos de larga dis tanda, sobre un circuito de L538 metros, con un total de 14 kiló metros. Esta última jornada terminaba con la proclamación y coronación de los vencedores que recibían como premio, una vima de olivo salvaje, cortada en las márgenes del río Alteo, dentro del recin to de Olimpia. DE LO ANECDOTTCO A LO FABULOSO En los Juegos de la 15 Olimpí á da, (720 antes de J. C.) los corre- dores actuaron por primcra vez completamente desnudos, y el gran vencedor de la carrera ctei estadio fué Orsippo, de Megara. Tal costumbre, que subsistió du rante diez olimpíadas, fué intro ducida por un edicto motivado porque en los Juegos anteriores (724 antes de J. C.) a uno de los corredores se le desprendió la tira de lienzo que llevaban envuelta por la cintura y entremuslos, en- rollándose en los pies de uno de sus contrincantes haciéndole caer y quedando herido en la arena. Esta disposición motivó la pro- clamación de otra, prohibiendo la entrada en es estadio a las muja- res casadas, con el fin de que no pudiera ver-se alterado el pudor y respeto matrimonial. En cambio se permitía la entrada a las ce. libes, para incitarles al matrimo nio. En general, se tiene la creen- cta de que las mujeres griegas no practicaban los ejercicios físi cos, ni participaban en competi ciones. Nada más lejos de la rea lidad. Las nujeres, aún las casa- das, no sólo competían entre sí, sino que durante más de mil años celebraban sus Juegos en honor a la diosa Hora. Vistiendo túni cas cortas y con los cabellos al aire, la pista de Olimpia, donde durante el mes de «hecatombión» o julio, los Juegos habían procla mado a sus grandes campeones, era necesario en el mes de sep tiembre de cada año olímpico, de fas competiciones femeninas. De ellas, sin embargo, no se tie nen más que referencias y citas inconcgetas. De los 292 Juegos Olímpicos ce- lebrados, sólo han llegado hasta nosotros referencias de algo más de la mitad de quienes fueron los principales vencedores de algunas de las pruebas, y de los cuales damos relación aparte. Pero si creemos de interés destacar, que entre los vencedores olímpicos los hubo de realmente extraordina. ños, a juzgar por la periocidad con que se produjeron sus victo. ñas. Así encontramos, que en la 26, 27 y 28 olimpIada, Filombroto, de Esparta, fué el vencedor del pentathlon ; Chione, también es- partano, ganó la carrera a pie en la 28, 29, 30 y 31; Tisandro, de Nasso, logró la victoria en bo. xeo en Cuatro Juegos ; Ipposteno. también de Esparta, ganó la lu cha en seis Juegos Olímpicos se- guidos, lo mismo que el fabuloso Milón, de Crotona, que poseía una fuerza hercúlea, y del que cuen. ta la historia que, una vez mató un buey de un puñetazo en la tes tuz y dió cuenta de él, en el curso de la comida de una jor nada. Astilo, de Crotona ; Cairone, de Pellene y Leonidas, de Rocía, sumaron victorias en cuatro ohm- píadas. Pero a medida que se sigue el orden cronológico de la celebra- ción de los Juegos Olímpicos, se advierte que casos como los que hemos creído necesario citar dis minuyen, y que en cada Olimpia- da los vencedores son diferentes. Esto deja suponer, que siendo ca- da vez mayor la popularidad de los Juegos, más extendida ha prác tica de idi ejercicios atIticos y mayor, por lo tanto, el número de atletas de calidad, se hacía más difícil ha victoria y, mucho más, repetirla tres, cuatro y cinco ve- ces a intervalos de cuatro años en cuatro años, que era el periodo que, a partir de los primeros Jue gos Olímpicos, o sea desde ‘776 antes de J. C. el pueblo heleno estatheció la cronología del calen- dario, contando por Olimpiadas. ESPLENDOR Y DECADENCL Hasta la mitad del siglo VII antes de 3. C. sólo eran convoca dos para participar en los Jue gos, los helenos, los dóricos y los arcadianos, pero a partir de entonces fueron admitidos todos los helenos sin distinción y, así, hasta la dominación de Grecia por los romanos. Tiberio fué el primer vencedor de raza no grie ga, en la carrera de cuadrigas. Finalmente, en los Juegos de la 291 Olimpiada, celebrados en el año 385 después de J. C., el ar menio Varasdate fué el vencedor de la competición de boxeo. Fué un representante de la raza bár bara el ltimo campeón olímpi co de que se tiene referencia, ya que en el aio 393, el emperacior romano Teodosio decretó la su- presión de los Juegos Olímpicos. En aquel momento toda la fi- losofía que inspiró a los griegos al instaurar el gran certamen de Olimpia, había degenerado, hasta el extremo de recompensar a los vencedores con premios en espe cies, cuando no con dinero fal- seando el resultado de las prue bas, como ocurrió con las victo. risa de Nerón en las carreras de carros, que compró a sus rivales. La supresión decretada por el em perador romano Teodosio 1, con- vertido al catolicismo y bajo la influencia de San Ambrosio, obis po de Milán, apoyándose en el origen pagano de los Juegos y en que éstos habían degenerado en manifestaciones que bastar- deaban los nobles sentimientos del pueblo, puso fin a los Juegos Olímpicos, que si mantuvieron su gran esplendor y contribuyeron a la formación física y cultural del pueblo griego, fueron declinando a partir del momento en que los romanos instauraron su dominio en el país. DESTRUCCION DE OLIMPIA Al año siguiente de haber pro- mulgado Teodosio el edicto prohi. biendo los Juegos, invadía el va- he del Alfeo eh ejército godo de Alarico, acampando, primero, jun to a los muros de Olimpia, que poco después habrían de servirle de abrigo para defenderse contra las fuerzas armadas que envió Bi. zancio en su persecución. En este momento empezó la destrucción del recinto sagrado de Olimpia. Pero lo peor habría de llegar treinta y tres años más tarde, o sea en el año 426, cuando Teodo. sio II, queriendo completar la obra de su homónimo antecesor, hizo incendiar los templos de Olimpia y destruir sus monumentos, cuyos muros en ruina fueron después derruidos por los terremotos ocu rridos en los años 551 y 52. - Los frecuentes désbordamientos del río Alfeo, al quedar destruí- dos los muros de contensión que encauzaban sus aguas, hicieron lo demás. Olimpia quedó cubierta por un sudario de barro. EL RECINTO DE OLIMPIA NOS REVELA EL ESPLENDOR LíE SU PASADO Todo el esplendor de los Jue gos Olímpicos y del monumental recinto donde se celebraban, que- daron reducidos a leyenda y a polvo. Durante mil años queda- ron completamente olvidados ; el velo del tiempo llegó a hacer creer que las citas de Sócrates, Eurípi des, Pausanias, Aristóteles, Platón, Pindaro y tantos otros filósofos, poetas e historiadores clásicos, abundaban en un tema de sim- pie leyenda, equiparándole al mito de la Atlántida. Fué en la época moderna cuan- do el deseo de conocer la ver- dad, de llegar al pleno conocimien to de todo cuanto a los Juegos Olímpicos de Grenia se refería, empezó a movilizar a los inves tigadores helenistas. En 1723, el benedictino francés Bernard de Montfaucon tuvo el presentimien to de que los tesoros arqueológi. cos estarían sepultados en el en- tonces silencioso y desértico valle del Altis. La idea del benedictino galo. despertó el interés del ar queólogo alemán Winckelman, quien en 1767 inició las excavacio mies en aquel lugar. sin resultado positivo. Aquel fracaso enfrió las esperanzas, que no volvieron a re nacer hasta sesenta y dos años más tarde. Fué entonces el Iran- cés Abel Blouet quien, en 1829, or ganizó una expedición en toda re- gla y después de excavar una am- pila zona hasta una profundidad de seis metros, de la que extrajo cientos de toneladas de arena, des- cubrió el emplazamiento del tem p10 de Zeus y tres fragmentos del frontis de dicho templo, que pue den admirarse en el museo del Louvre. El éxito de aquella primera ex- cavación quedó en suspenso de- rante 45 años. Fué el alemán Er nest Curtius, quien acompañado de un equipo de técnicos habie de realizar la labor más positiva Del 4 de octubre de 1875 al 20 de marzo de 1881, extrajo de entre la tierra arenisca que los desbor damientos del Alfeo había ido acu muiando, 130 estatuas y bajorre lleves; 130.000bronces; 6.000 mo. nedas; 400 lápidas con insci-ipcio nes ; 1.000 terracotas y 40 rnonu mentos derruido El emplazamiento del recinto olímpico propiamente dicho babia quedado al descubierto, así como los pavimentos de los grandes ecli ficios y las bases de las colum ms del gran templo de Zeus, per. mitiendo todo ello formarse une clara idea de 1 que había sido aquel monumental conjunto, pero nada se sabia del emplazamiento del estadio que durante más de mil años había .sido escenario de los Juegos Olímpicos. Adivinar dónde las excavaciones podrían verse coronadas por el éxito. fué objeto de la atención de varios especialistas alemanes, invirtiendo en ello varios años. Finalmente. antes de la guerra 1939-40, y des- pués de la misma, bajo el patro. cinio del Comité Olímpico Ale- mán, se efectuaron las últimas ex- cavaciones, que se vieron corona- das por el éxito, ya que queda- ron completamente al descubierto las ruinas del conjunto del famo so estadio de Olimpia. Así ha sido como. poco a poco, de hallazgo en hallazgo, sabios, eruditos e investigadores, han po- didó Ir completando la Historia de los Juegos Olímpicos de Gre cia, a miles de años de distancia. IIIIIIIIUIIII LOS JUEGOS OLIMPICOS DE LA GRECIA CLASICA OLIMPIA HISTORIA FABULOSA QUE ABARCA MAS bE. MIL AÑOS LY f rln.a eIeolsln u u tt8U Y SUS CAMPEONES PorLU]SAELE1DEZ Televisor con pantalla *lqmhiada de t pulgedas deflx16* *, 90 grados. Can catorce válvulas, ¿os reetIÍICLt 4e se3ni y de germanio. . Sincronismos de alta eriabflidad. DefInición perfecta de la imagen. Altavez de 6. pulgadis de alta fidelidad. Diez canales. Con control de tonos Mueble de sobremesa conl’e?Hble en coo. 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C. y que pertenece al Museo del Vaticano 1. si Una vista de las ruinas del templo de llera, tal como están en la actualidad, y que permiten formarse una idea de la grandiosidad y proporciones del rule mo. Fué éste uno de los primeros hallazgos de los investigadores que excavaron Olimpia TM.14 TelevIsor con pantalla aluminada de li pu*pd , a 90 grados. Con catorce v.lvu1ae. des red1adesm de aldo 41d de germanio. Sincronismos de alta estabilidad. Definición perfeeta de La imagen Altavoz de 6 pulgadas de alta Ud4. Dte canales. Cosi cstrol de tousi. 24pt1$7b II 1 1 1 1 1 U1 U1 U ‘IttIs.r con pantalla alumiusda ggaute de flezién a 90 grados, Veintiséis válvulas. Mando a distancia e triple regulaeMesde volDmÑs. 1iiulIul y vontraste. . . - Regulación automática del enfuque. Mtayo* elíptico gigante de alta fIdeldad. Control automático de sensibilidad pilotado estabilizado electrónlcam.ente. . Cas regulación de tonos. R”””es: 552 x 646 x 7 mm. por tmpuIISS Enauróximaelción - CAPITULO II «LOS VENCEDORES DEL03 JUEGOS OLIMPICOS DE GRECIA» Esta es una de las esculturas más famosas de 1 Grecia clásica, que representa a Apolo, figura mitológica que en Oímpia era ci mayor dios después de Zeus, y que centraba el maravilloso frontón oeste del templo de dicho recinto, donde se celebraban las grandes ceremonias religiosas durantelos Juegos Olímpicos. Escultura debida al cincel de uno de los grandes maestros helenos, cuyouombre se ignora a CALI DAD e 1 1 1 11 1 111 11 U1 111 111 11 11 1I 1 1 LY I ML vteleuu.suón ü 9 5DUU 1 •1

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CAPITULO E1esde que existe el hombre,

rxisten los ejercicios físicos.Nuestro padre Adán, al ser ex-pulsado de Paraiso, se vió obligado a procurarse el sustento conel sudor de su frente, y tivo necesidad de utilizar sus músculosy demás recursos físicos, tantopara asegurar su nutrición, dedicándose a la caza, como para de-fenderse del ataque de los animales. Desde aquel mómento, ydurante muchos siglos, el hombretuvo que hacer uso de sus facultades fisicas para aegurame laexistencia. Los hombres de laEdad de Piedra, dejaron constan-cia de ello en las pinturas sobreescenas de caza que todavía hoypueden admirarse en las caverflas que habitaron y de las cuales son vivo ejemplo las existen-tea en Altamira, de la provinciade Santander

De época más reciente, disponemos del testimonio de estatuas,bajo relieves, tapices, pinturasmurales o diseñadas en platos,jarros y vasos de barro, que nospermiten llegar al conocimientode que los ejercicios corporalesocupaban ya un lugar muy considerable en las costumbres de mu-chos pueblos antiguos.

Por lo tanto y contrariamentea lo que generalmente se cree,no_ fueron los griegos quienes in,ventaron el arte de desarrollar elcuerpo humano mediante el ejer.cicio. Persia, India, China y Egipto y sin duda civilizaciones toda-vía más antigua de las que no setienen referencias, se libraron aellos miles de años antes.

La historia de estos pueblosnos ofrece datos muy concretose interesantes sobre sus actividades físicas. pero hacer de ellasuna descripción, por somera quefuese, nos llevaría muy lejos, ale-jándonos al mismo tiempo del ob-jetivo a que hemos de ceñirnos,que es el del origen de los JuegosOlímpicos, obra genuinamentehelénica.

LOS JUEGOS OLIMPICOS DELA RECIA CLASICA

Los primeros Juegos Olímpicos de la Grecia clásica se ce-lebraron el año 884 antes de Jesucristo, por iniciativa de Ifito, reyde la Elida, que los instauró enhonor a Júpiter, y a los que, pro-cisamento por el carácter religioso que les imprimió, puso bajola salvaguardia del mundo griego, la prohibición de que duran-te aquellos días tuviera accesoen el territorio de Olimpia, tropa o persona armada promulgan-do, además, una ley. por la quese establece una tregua caso deque durante la celebración de losJuegos en Olimpia, el país se en-contrara sometido en un conflieto bélico. Y no deja de ser unhecho de curiosa remembranza,el que en el- curso de la Historiade las 293 Alimpíadas clásicas,sólo una vez fuera violada estatregua. Téngase en Ouenta, queIfito era un pequeño rey, porquepequeño era el país que acaudillaba. No era por lo tanto el res-peto a la ley promulgada por unpoderoso y temible monarca, loque incitaba a la obediencia, si-no porque griegos y espartanosse sintieron sometidos en espiritu, al carácter religioso de estagran manifestación cívica, que secelebraba a orillas del río Alfeo ye’ la que, además, veían plasmaf;(, SU ideal panhelénico.

Doce siglos se mantuvo invulrab1e dicha tregua, hasta queen la 104 Olimpíada (364 añosantes de J. C.) hicieron caso orn!.

so de ella los Lacedemonios que,precisamente se aprovecharon deque los griegos estaban celebran-do los Juegos en Olimpia y ha-bían depuesto las armase paraatacarles. Por este motivo, l fuéprohibida la participación en losJuegos durante mucho tiempo.

‘ero aunque se da como fechainicial de los Juegos Olímpicosla del año 884 antes de J. C., nofué hasta ciento ocho años mástarde, en el de 776, que los helenos inscribieron m el registrapúblico el nombre de Kerebosvencedor de la carrera a pie, única prueba que entonces se cele-braba y que, consistía en recorrerla longitud del Estadio, señala-da por dos hileras de piedra blanca. que al subsistir hoy han por-mitido saber que la distancia dela carrera era exactamente de192’2’7 metros.

A esta carrera se añadieron luego la de doble estadio o «diáulica)), en recorrido de ida y vuelta;la «hípica» sobre 740 metros y la«dólica» sobre 21 estadios, o sea 12veces ida y vuelta.

En el año 708 antes de J. C., hiro su aparición la prueba del pentahlon, que comprendía la carrera a pie, la lucha, el lanzamiento del disco, el salto y el boxeo,al cual sustituyó el lanzamientode la jabalina. Y la competiciónindividual de lucha.

La primera competición individual de boxeo, se incluye en 688;las carreras de carros en 680 ; lalucha libre o pancracio en 648;las competiciones infantiles en632, y los concursos de arte en396.

1asta los ‘ri Juegos, celebradosel año 472 antes de J. C., la duración de los mismos fué de unajprnada, pero en vista de que elprograma de las pruebas habíaaumentado tan considerablemente,y que en aquella ocasión no pu-dieron celebrarse todos los con-cursos, se decidió que eh los si-guientes, ó sea a partir del’ año46, la • duración de los JuegosOlímpicos sería de cinco días. Yasí se hizo. A partir de aquel mo-mento, los Juegos celebrados alpie del monte sagrado del Altis,conocieron su máximo esplendor.

Desde entonces, el programaolímpico quedó establecido de lasiguiente manera:

Víspera de la inauguración. —

Grandes solemnidades religiosasen el templo de Zeus, donde losatletas pronunciaban el juraniento de ser hombres libres, de pu-ra raza helénica, sin haber come-tido nunca crímenes, ni actos sacrílegos.

Primer día. — Carrera del es-tadio, del doble estadio y de losveinticuatro estadios.

Segundo día. — Prueba de Pentathlon.

Tercer día — Competiciones delucha, boxeo y pancracio.

Cuarto día. — Carreras y lucha,para los jóvenes.

Quinto día. —- Carreras de ca-rros a cuatro caballos (cuadrigas)y carrera de caballos de larga distanda, sobre un circuito de L538metros, con un total de 14 kilómetros.

Esta última jornada terminabacon la proclamación y coronaciónde los vencedores que recibíancomo premio, una vima de olivosalvaje, cortada en las márgenesdel río Alteo, dentro del recinto de Olimpia.

DE LO ANECDOTTCO A LOFABULOSO

En los Juegos de la 15 Olimpí áda, (720 antes de J. C.) los corre-dores actuaron por primcra vezcompletamente desnudos, y el

gran vencedor de la carrera cteiestadio fué Orsippo, de Megara.Tal costumbre, que subsistió durante diez olimpíadas, fué introducida por un edicto motivadoporque en los Juegos anteriores(724 antes de J. C.) a uno de loscorredores se le desprendió la tirade lienzo que llevaban envueltapor la cintura y entremuslos, en-rollándose en los pies de uno desus contrincantes haciéndole caery quedando herido en la arena.Esta disposición motivó la pro-clamación de otra, prohibiendo laentrada en es estadio a las muja-res casadas, con el fin de que nopudiera ver-se alterado el pudor yrespeto matrimonial. En cambiose permitía la entrada a las ce.libes, para incitarles al matrimonio.

En general, se tiene la creen-cta de que las mujeres griegasno practicaban los ejercicios físicos, ni participaban en competiciones. Nada más lejos de la realidad. Las nujeres, aún las casa-das, no sólo competían entre sí,sino que durante más de mil añoscelebraban sus Juegos en honora la diosa Hora. Vistiendo túnicas cortas y con los cabellos alaire, la pista de Olimpia, dondedurante el mes de «hecatombión»o julio, los Juegos habían proclamado a sus grandes campeones,era necesario en el mes de septiembre de cada año olímpico,de fas competiciones femeninas.De ellas, sin embargo, no se tienen más que referencias y citasinconcgetas.

De los 292 Juegos Olímpicos ce-lebrados, sólo han llegado hastanosotros referencias de algo másde la mitad de quienes fueron losprincipales vencedores de algunasde las pruebas, y de los cualesdamos relación aparte. Pero sicreemos de interés destacar, queentre los vencedores olímpicos loshubo de realmente extraordina.ños, a juzgar por la periocidadcon que se produjeron sus victo.ñas.

Así encontramos, que en la 26,27 y 28 olimpIada, Filombroto,de Esparta, fué el vencedor delpentathlon ; Chione, también es-partano, ganó la carrera a pie enla 28, 29, 30 y 31 ; Tisandro, deNasso, logró la victoria en bo.xeo en Cuatro Juegos ; Ipposteno.también de Esparta, ganó la lucha en seis Juegos Olímpicos se-guidos, lo mismo que el fabulosoMilón, de Crotona, que poseía unafuerza hercúlea, y del que cuen.ta la historia que, una vez matóun buey de un puñetazo en la testuz y dió cuenta de él, en elcurso de la comida de una jornada. Astilo, de Crotona ; Cairone,de Pellene y Leonidas, de Rocía,sumaron victorias en cuatro ohm-píadas.

Pero a medida que se sigue elorden cronológico de la celebra-ción de los Juegos Olímpicos, seadvierte que casos como los quehemos creído necesario citar disminuyen, y que en cada Olimpia-da los vencedores son diferentes.Esto deja suponer, que siendo ca-da vez mayor la popularidad delos Juegos, más extendida ha práctica de idi ejercicios atIticos ymayor, por lo tanto, el número deatletas de calidad, se hacía másdifícil ha victoria y, mucho más,repetirla tres, cuatro y cinco ve-ces a intervalos de cuatro años encuatro años, que era el periodoque, a partir de los primeros Juegos Olímpicos, o sea desde ‘776antes de J. C. el pueblo helenoestatheció la cronología del calen-dario, contando por Olimpiadas.

ESPLENDOR Y DECADENCLHasta la mitad del siglo VII

antes de 3. C. sólo eran convocados para participar en los Juegos, los helenos, los dóricos ylos arcadianos, pero a partir deentonces fueron admitidos todoslos helenos sin distinción y, así,hasta la dominación de Greciapor los romanos. Tiberio fué elprimer vencedor de raza no griega, en la carrera de cuadrigas.

Finalmente, en los Juegos de la291 Olimpiada, celebrados en elaño 385 después de J. C., el armenio Varasdate fué el vencedorde la competición de boxeo. Fuéun representante de la raza bár

bara el ltimo campeón olímpico de que se tiene referencia, yaque en el aio 393, el emperaciorromano Teodosio decretó la su-presión de los Juegos Olímpicos.

En aquel momento toda la fi-losofía que inspiró a los griegosal instaurar el gran certamen deOlimpia, había degenerado, hastael extremo de recompensar a losvencedores con premios en especies, cuando no con dinero f al-seando el resultado de las pruebas, como ocurrió con las victo.risa de Nerón en las carreras decarros, que compró a sus rivales.La supresión decretada por el emperador romano Teodosio 1, con-vertido al catolicismo y bajo lainfluencia de San Ambrosio, obispo de Milán, apoyándose en elorigen pagano de los Juegos yen que éstos habían degeneradoen manifestaciones que bastar-deaban los nobles sentimientosdel pueblo, puso fin a los JuegosOlímpicos, que si mantuvieron sugran esplendor y contribuyeron ala formación física y cultural delpueblo griego, fueron declinandoa partir del momento en que losromanos instauraron su dominioen el país.

DESTRUCCION DE OLIMPIAAl año siguiente de haber pro-

mulgado Teodosio el edicto prohi.biendo los Juegos, invadía el va-he del Alfeo eh ejército godo deAlarico, acampando, primero, junto a los muros de Olimpia, quepoco después habrían de servirlede abrigo para defenderse contralas fuerzas armadas que envió Bi.zancio en su persecución. En estemomento empezó la destruccióndel recinto sagrado de Olimpia.

Pero lo peor habría de llegartreinta y tres años más tarde, osea en el año 426, cuando Teodo.sio II, queriendo completar la obrade su homónimo antecesor, hizoincendiar los templos de Olimpiay destruir sus monumentos, cuyosmuros en ruina fueron despuésderruidos por los terremotos ocurridos en los años 551 y 52.- Los frecuentes désbordamientosdel río Alfeo, al quedar destruí-dos los muros de contensión queencauzaban sus aguas, hicieron lodemás. Olimpia quedó cubiertapor un sudario de barro.

EL RECINTO DE OLIMPIANOS REVELA EL ESPLENDOR

LíE SU PASADO

Todo el esplendor de los Juegos Olímpicos y del monumentalrecinto donde se celebraban, que-daron reducidos a leyenda y apolvo. Durante mil años queda-ron completamente • olvidados ; el

velo del tiempo llegó a hacer creerque las citas de Sócrates, Eurípides, Pausanias, Aristóteles, Platón,Pindaro y tantos otros filósofos,poetas e historiadores clásicos,abundaban en un tema de sim-pie leyenda, equiparándole al mitode la Atlántida.

Fué en la época moderna cuan-

do el deseo de conocer la ver-dad, de llegar al pleno conocimiento de todo cuanto a los JuegosOlímpicos de Grenia se refería,empezó a movilizar a los investigadores helenistas. En 1723, elbenedictino francés Bernard deMontfaucon tuvo el presentimiento de que los tesoros arqueológi.cos estarían sepultados en el en-tonces silencioso y desértico valledel Altis. La idea del benedictinogalo. despertó el interés del arqueólogo alemán Winckelman,quien en 1767 inició las excavaciomies en aquel lugar. sin resultadopositivo. Aquel fracaso enfrió lasesperanzas, que no volvieron a renacer hasta sesenta y dos añosmás tarde. Fué entonces el Iran-cés Abel Blouet quien, en 1829, organizó una expedición en toda re-gla y después de excavar una am-pila zona hasta una profundidadde seis metros, de la que extrajocientos de toneladas de arena, des-cubrió el emplazamiento del temp10 de Zeus y tres fragmentos delfrontis de dicho templo, que pueden admirarse en el museo delLouvre.

El éxito de aquella primera ex-cavación quedó en suspenso de-rante 45 años. Fué el alemán Ernest Curtius, quien acompañado

de un equipo de técnicos habiede realizar la labor más positivaDel 4 de octubre de 1875 al 20 demarzo de 1881, extrajo de entrela tierra arenisca que los desbordamientos del Alfeo había ido acumuiando, 130 estatuas y bajorrelleves; 130.000 bronces; 6.000 mo.nedas; 400 lápidas con insci-ipcio

nes ; 1.000 terracotas y 40 rnonumentos derruido

El emplazamiento del recintoolímpico propiamente dicho babiaquedado al descubierto, así comolos pavimentos de los grandes eclificios y las bases de las columms del gran templo de Zeus, per.mitiendo todo ello formarse uneclara idea de 1 que había sidoaquel monumental conjunto, peronada se sabia del emplazamientodel estadio que durante más demil años había . sido escenario delos Juegos Olímpicos. Adivinardónde las excavaciones podríanverse coronadas por el éxito. fuéobjeto de la atención de variosespecialistas alemanes, invirtiendoen ello varios años. Finalmente.antes de la guerra 1939-40, y des-pués de la misma, bajo el patro.cinio del Comité Olímpico Ale-mán, se efectuaron las últimas ex-cavaciones, que se vieron corona-das por el éxito, ya que queda-ron completamente al descubiertolas ruinas del conjunto del famoso estadio de Olimpia.

Así ha sido como. poco a poco,de hallazgo en hallazgo, sabios,eruditos e investigadores, han po-didó Ir completando la Historiade los Juegos Olímpicos de Grecia, a miles de años de distancia.

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LOS JUEGOS OLIMPICOS DE LA GRECIA CLASICA

OLIMPIAHISTORIA FABULOSA QUE ABARCA MAS bE. MIL AÑOS

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Las dos columnas a. ...eraion, mi el recinto de Olimpia, vestigio dee-rnonumentahidad del que fué considerado lugar sagrado por los he.lenta y dee»de tiene efecto la ceteinonia de encender la antorcha que,partiendo de allí, es transportada a la ciudad donde se celebran losJUe1os Olímpicos, para encender la llama que arderá en el estadio

donde se celebran, por toda la duración de los mismos

1’’tTna de las más puras escnlturs de atleta de la Grecia clásica, esésta que reproducimos. El célebre Discóbolo, de Mirón, gran escultor.heleno del siglo V a. de 3. C. y que pertenece al Museo del Vaticano

1.

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Una vista de las ruinas del templo de llera, tal como están en la actualidad, y que permiten formarseuna idea de la grandiosidad y proporciones del rule mo. Fué éste uno de los primeros hallazgos de los

investigadores que excavaron Olimpia TM.14

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Enauróximaelción

- CAPITULO II

«LOS VENCEDORES DE L03JUEGOS OLIMPICOS DE GRECIA»Esta es una de las esculturas más famosas de 1 Grecia clásica, que

representa a Apolo, figura mitológica que en Oímpia era ci mayordios después de Zeus, y que centraba el maravilloso frontón oeste deltemplo de dicho recinto, donde se celebraban las grandes ceremoniasreligiosas durante los Juegos Olímpicos. Escultura debida al cincel

de uno de los grandes maestros helenos, cuyo uombre se ignora

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