LOS MITOS RACIALES - Revista de la Universidad de …la perversidad natural de los aborígenes...

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N e NUMERO 6 FEBRERO DE 1956 E J E MP LAR: $ 1.00 LA D NACIO AL AUTO aMA DE MEXICO LOS MITOS RACIALES E una ob ervación muy común aquella de que no to los los hom- bre son semejante. En efecto, pre entan é to cierta variaciones en su aspecto físico que e transmiten to- talo parcialmente de padres a hijos, y los grupo así formados con una relativa ho- mogeneidad constituyen lo que vulgarmen- te se denominan "razas". Esta no sólo difieren entre í, ino que e sitúan en ni- distintos, debido a que unas dispo- nen de los recur os de una civilización avanzada, y otras, por el contrario, e ha- llan en un estado de mayor o menor atraso. He ahí la base inicial de todo el proce- so racista. De la superioridad real o apa- rente se pasa con facilidad a la idea de que los éxitos de un pueblo son debidos a sus cualidades inherentes. Las diferen- Por Juan COMAS clas somática individuale on la que han motivado el error que cometen CI r- tos partidos político, agrupacione na- cionali tas y i temas ociales, al fomen- tar y exalta r el prejuicio de la uperiori- dad racial de u respectivo grupo. De ahí que en la historia de la humanidad abunden tantos pueblo elegidos, orgu- I!osos de us supuesta virtude y excel- sas cualidades innatas, cada uno siguien- cl0 un camino especial que le valdrá los fayores del verdadero Dios. El mor:ogenismo ortodoxo cristiano le ha conducido naturalmente a .ser antirra- cista por principio, aunque no se puede a fi rma r esto de todos los cristianos. Re- cuérdese que. según la tradición biblica, un de lo tre reye mago era negro. El papa Pio X [ cond nó l raci mo; y ya en 193 I aticano on ideraba lo movimientos racista como una apo ta ía contraria, en e píritu y en doctrina, a la cri tiana. Tampoco los mahometanos han mani- fe tado nunca intran ig ncia ni intoleran- cia racialc hacia los otro pueblos, desde el instante en que ésto adoptaban sus creencias religio as. Frente a esto- caso deben eñalarse, in embargo, otros que de de los más re- motos tiempos revelan actitude opuesta. Hace do mil año, los griego con idera- ban como bárbaros a quienes no pertene- cían a su grupo. Y los persas, según He- rodoto. se juzgaban uperiores al re to de la humanidad. Para justificar la a piración de los grie_ ,. ,no hay ra::;a. que, guiado por la ro::;Ótl, 110 llegue o. olcon::ar la virlud, ,. . " l' . A gusto Lunel e UMARIO L 't ., J C' e 1 a feria de los díos e C; Ibriel .Vio,reel " el u",sleno ol1looglCO, por u. , S : os 11M os roelQ es, por uan amas . .'. . _? X ir Ta- Utl poema autógmfo de Carlos Pellicer e MI'. Mil/el', (fragmento de no:ela) por Jase LUIS GonCzale,z e p 6 /P,ero , . . "Z r I fOil o Reyes e 1:.1 esenlor y su t'lempo: al' os e ,eer, por . an " vera Alfara e H'lslona. doemllenlol de 1II1S 1 Jros. po . C'I V Id' L 'Irlls mc",iCOllas en 1955 . •. . . J J C de la Serna e El e'ne por alaS a es e as , hOli'eI10¡e, por Tomas Segovla e Aries P'aslleas, poT . . respo . H 'B' d I'b '1' os por Jaim García Te. ' , . d P I t d '\ndres enestrosa e araJa e ,YOS e.l rOtlJeY , por AJí Chumacero e L'lbros, por Eduardo Llzal e. re e:ros, e. . rrés e Dibujos de Julio Vidrio Fotos, de Ricardo Salazar y José Verde.

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N e NUMERO 6

FEBRERO DE 1956

E J E M P LAR: $ 1.00

LA D NACIO AL AUTO aMA DE MEXICO

LOS MITOS RACIALES

Euna ob ervación muy común

aquella de que no to los los hom­bre son semejante. En efecto,pre entan é to cierta variaciones

en su aspecto físico que e transmiten to-talo parcialmente de padres a hijos, y losgrupo así formados con una relativa ho­mogeneidad constituyen lo que vulgarmen­te se denominan "razas". Esta no sólodifieren entre í, ino que e sitúan en ni­ve~es distintos, debido a que unas dispo­nen de los recur os de una civilizaciónavanzada, y otras, por el contrario, e ha­llan en un estado de mayor o menoratraso.

He ahí la base inicial de todo el proce­so racista. De la superioridad real o apa­rente se pasa con facilidad a la idea deque los éxitos de un pueblo son debidos asus cualidades inherentes. Las diferen-

Por Juan COMAS

clas somática individuale on la quehan motivado el error que cometen CI r­tos partidos político, agrupacione na­cionali tas y i temas ociales, al fomen­tar y exalta r el prejuicio de la uperiori­dad racial de u respectivo grupo. Deahí que en la historia de la humanidadabunden tantos pueblo elegidos, orgu­I!osos de us supuesta virtude y excel­sas cualidades innatas, cada uno siguien­cl0 un camino especial que le valdrá losfayores del verdadero Dios.

El mor:ogenismo ortodoxo cristiano leha conducido naturalmente a .ser antirra­cista por principio, aunque no se puedea fi rma r esto de todos los cristianos. Re­cuérdese que. según la tradición biblica,

un de lo tre reye mago era negro.El papa Pio X [ cond nó l raci mo; yya en 193 I aticano on ideraba lomovimientos racista como una apo ta íacontraria, en e píritu y en doctrina, a lafé cri tiana.

Tampoco los mahometanos han mani­fe tado nunca intran ig ncia ni intoleran­cia racialc hacia los otro pueblos, desdeel instante en que ésto adoptaban suscreencias religio as.

Frente a esto- caso deben eñalarse,in embargo, otros que de de los más re­

motos tiempos revelan actitude opuesta.Hace do mil año, los griego con idera­ban como bárbaros a quienes no pertene­cían a su grupo. Y los persas, según He­rodoto. se juzgaban uperiores al re tode la humanidad.

Para justificar la a piración de los grie_

, . ,no hay ra::;a. que, guiado por la ro::;Ótl, 110 llegue o. olcon::ar la virlud, , .

. " l' . A gusto Lunel eUMARIO L 't . , J C' e 1 a feria de los díos e C; Ibriel .Vio,reel " el u",sleno ol1looglCO, por u. ,S : os 11M os roelQ es, por uan amas ~ . .'. . _? X i r Ta-

Utl poema autógmfo de Carlos Pellicer e MI'. Mil/el', (fragmento de no:ela) por Jase LUIS GonCzale,z ep

6/P,ero "ub0-J.O_.~' l~~a' :V~ítlj¡1I0, . . "Z r IfOil o Reyes e 1:.1 esenlor y su t'lempo: al' os e ,eer, por . an "

vera Alfara e H'lslona. doemllenlol de 1II1S 1 Jros. po . C'I V Id' L 'Irlls mc",iCOllas en 1955. •. . . J J C de la Serna e El e'ne por alaS a es e as e· ,hOli'eI10¡e, por Tomas Segovla e Aries P'aslleas, poT . . respo . H 'B' d I'b '1' os por Jaim García Te. '

, . d P I t d '\ndres enestrosa e araJa e ,YOS e.l rOtlJeY ,por AJí Chumacero e L'lbros, por Eduardo Llzal e. re e:ros, e. .rrés e Dibujos de Julio Vidrio • Fotos, de Ricardo Salazar y José Verde.

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gc,>s a la hegemonía universal, Af>is~óteles

(384-322 a. de J. C.), admitía la ideade que ciertos pueblos nacen para ..serlibres y otros para ser esclavós. Esa tesis

ué- restablecida en el siglo XVI para legi­:,\timar.I~ esd~vitud de los negros e indios'oe Aínérica.

En~a~bi_o, Cice!"ón (103-43 a. de J.C.),. sostenía una opinión contraria: Loshombres se di ferencian por el saber; más,todos son, iguales, por sus aptitudes paraconseguir eS,e saber; no hay raza que,guiada por .1a'....r.azón, no llegue a a~can-

zar la virtud:' , 'Con el comienzo'd~ la colonización en

Africa y ~I 'descub¡-¡'I~li~nto de América,el prejuicio de raza y color se incrementóconsiderablemente, lo que se explica porrazones de orden económico, por el re­surgimiento del espíritu imperialista co­lonial y otros diversos factores.

Juan Ginés de Sepúlveda (1550). enun esfuerzo por justificar la instituciónde la esclavitud. apoyándose en la tesisaristotélica, hablaba de la inferioridad yla perversidad natural de los aborígenesamericanos, afirmando que son seres irra­cionales y que los indios son tan diferen­tes de los españoles como la gente cruel loes de la benigna, o como los monos loson de los hombres. Naturalmente, frayBartolomé de las Casas defendió la doc­trina cohtraria, luchando incansablementeen favor de la idea de que todos los pue­blos del mundo se hallan formados porhombres y no por homúnculos o semihom­bres predestinados a hacer lo que otrosmandan.

La estratigrafía social en América La­tina se basó inicialmente en la discrimi­nación racial según este orden: criollos,mestizos, indios y negros. Teóricamentelas leyes eran y son contrarias a tal dis­criminación, pero hasta ahora han per­manecido sin cump~irse.

Con el antecedente de Montaigne(1533-1592) al decir, refiriéndose a losindios del Brasil, no 'hay nada de bárbaroni de salvaje en esta nación, sino que cadauno denomina barbarie a lo que está fuer:!de sus costumbres, debemos señalar la ac­titud de algunos de los más ilustres pen­sadores de los siglos XVIII y XIX, Voltaire(1694-1778), J. J. Rousseau (1712-1778)Y Buffon (1706-1788) fueron, entreotros muchos, partidarios decididos de laidentidad fundamental de la naturalezahumana y, en consecuencia, de la igual­dad entre todos los hombres. Por el con­trario, D. Hume (1711-1776) afirmaba:"Estoy dispuesto a creer que los negrosson inferiores por naturaleza a los blan­cos.",Tampoco E: Renan (1832-1892),acepto la supuesta lRualdad humana. Y.H.A. Taine (1828-1893), combatió tambiénesa hip~tesis, negando que griegos, bár­baros, hmdúes, el hombre del Renacimien­to 'y el hombre del siglo XVIII procedierande un mismo molde.

A pesar oe !a in fIuencia de algunospensadores, los prejuicios raciales se vol­v'ieron una verdadera doctrina en los si­glos X\'lI! y XIX, El progreso alcanzadopor las hilanderías mecánicas abrió a losproductores de algodón mercados, cadavez más vastos, y en consecuencia unanecesidad creciente de mano de obra ser­vir. Fuf'pqra 'defender esa famosa insti­tuciém par:ticulf\r que filósofos y sociólo­gos del sur de los Estados Unidos dieronc,u~rpo a t?da t¡na mito~ogia pseudocien­tIflca, destll1ada a justificar tal estado de

cosas. Había necesidad de convencerse,para apaciguar la conciencia, de que 'elnegro era un ser no solamente inferioral blanco, sino aun mal desasido de laani'fnalidad.

Más tarde, los blancos acogieron con'entusiasmo el darwinismo que, al procla­mar la supervivencia del más apto, veníaa afianzar y confirmar la política de ex­pansión y de agresión en menoscabo delos pueblos inferiores; el hecho de queciertos grupos humanos fueran reducidosa la esclavitud o cayeran bajo las balas delas ametral'adoras y fusiles europeos, sig­nificaba simplemente el cumplimiento deJa teoría de que un conjunto humano infe­rior está destinado a ser reemplazado porotro superior.

No es justo atribuir a Darwin -comomuchos han hecho- la paternidad de esateoria odiosa e inhumana. La verdad es

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que la existencia de grupos compuestosde hombres de color, convertidos en com­petidore~ potenciales en los mercados detrabajo, y que r~clamaban las ventajas,so­ciales que los blancos habían consideradocomo su bien exc~usivo, debía V1ecesaria­mente conducir a estos últimos a disimu­lar bajo algún pretexto el materialismoeconómico absoluto que les hacía rebusara tales pueblos toda participación en lasituación privilegiada de que ellos disfru­taban. Ese pretexto lo encontraron en par­te • en la tesi s biológica clarwiana queacogieron con beneplácito; y, después dehaberla simplificado, deformado y adap­tado a sus intereses particulares, la trans­formaron en 10 que se ha llamado eldarwinismo social., con que pretendieronjustificar sus privilegios socioeconómicos,pero que no tiene nada que ver con losprincipios estrictamente bidlógicos deDarwin. '

De este modo los progresos de la biolo­gia se uti~izaron malévolamente para su­ministrar explicaciones, en aparienciacientíficas y senci~las, destinadas a resol­ver las perplejidades anteriores relacio­nadas con la conducta humana.

Es evidente que la herencia somatopsí­quicainfluye en el aspecto y en la con­ducta de los seres humanos; pero esto noautoriza a admitir y defender, como ha­cen los racistas: a) que la herencia bio­lógica es el único factor importante; b)que se puede pasar fácilmente, despuésde hablar de las dotes heredadas por losindividuos, a ~as dotes hereditarias de loserupos.

La idea de raza hállase tan cargad:! deelementos emotivos que la discusión ob­jetiva de su significado frente a los pro­blemas sociales resulta sumamente difí­cil. No existe ninguna base científica paraestablecer una clasificación general de lasrazas según su grado de superioridad ()inferioridad, pero los prejuicios y mitosraciales permiten encontrar una víctimapropiciatoria, cada vez que la seguridady la cohesión del grupo se encuentranamenazadas.

Esta breve síntesis nos sirve de intro­ducción al análisis más detallado de al­gunos de los mitos sobre los que se apoyala teoría racista.

1. El mestizaje.-En el hombre ha si­clo y es tema de múltiples controversias yestá condicionado por la opinión que setenga de las razas y sus diferencias. Elconcepto de raza supone la existencia degrupos que prestan ciertos caracteres so­máticos similares que se transmiten segúnlas leyes de la herencia, aunque dejandomargen a la variación individual.

Los pueblos europeos se hallan tan mez­clados que cualquier intento de clasifica­cién aun tomanco como base dos caracte­res (color de ojos y pelo), excluiría losdos tercios de la población en cualquierregión escogida para el estudio.

No existen pues razas humanas puras.A lo sumo, se podría hablar de raza puraaludiendo a un determinado carácter so­mático, pero nunca a todos o a la mayoríade los caracteres hereditarios. La mezclade razas se ha realizado desde los comien­zos de la vida del hombre sobre la tierra,incluso en la más remota prehistoria;aunque, evidentemente, las mejores .co­municaciones y el aumento de la poblaciónhan faciliti.do más el mestizaje en los úl­timos siglos.

(Pasa a la pág, 8)

UNIVERSIDAD DE MEXICO8

L o s M 1 T o s R A e 1 A L E s(Viene de la. pág. 2)

La historia nos enseña que todas lasregiones donde ha florecido una alta cul­tura han 'sido el escenario de la conquistade un pueblo indígena por otros grup~s

nómadas. Esas conquistas fueron segLll­da por la creación de una nue~~ amal~a­

ma considerada como una naClOn raCial­mente homogénea, aunque en realidad setratara de un nuevo pueblo integrado porrazas diferentes.

Quienes consideran el mestizaje peli­gros para el futuro de la ?~ma~lÍdad,

afirman que es fuente de debIlitamIento;que aminora la inmunidad contra ciertasenfermedades; que prostitutas y vagosson más frecuentes entre los tipos mesti­zos que entre los puros; que se observanen aquéllos la presencia creciente de latubercullosis y otras enfermedades, asícomo una disminusión del equilibrio men­tal y del vigor; y, finalmente, que el mes­tizaje hace aumentar la criminalidad.Otros muchos sostienen la tesis de que,como consecuencia de la hibridación conelementos extranjeros, la población nor­teamericana perdería el carácter armó­nico y estable que posee en la actuali­dad; y algunos han llegado a afirmarque tal desarmonía originaría toda suer­te de males sociales e inmoralidades.

Un razonamiento que anula el valor deconclusiones como las que comentamoses el que presenta M. Lundborg al probarque el mestizaje es numéricamente másfrecuente entre las clases sociales inferio­res que entre la media y superior; portanto, los efectos observados por Mjoeny Davenport se deben no ya a la supuestacorrelación entre hibridismo y degenera­ción o debilidad, sino a la mezcla de indi­viduos pertenecientes a los sectores másdepauperados en los diferentes gruposhumanos. Y esto ocurriría tanto con laendogamia como con la exogamia; es de­cir, que el mestizaje no juega aquí ningúnpapel. En realidad, las familias humanasen las que se ha practicado la endogamiade manera constante se caracterizan fre­cuentemente por un grado de degenera­ción igual o aun mayor al que se haatribuído a los mestizos. La endogamiasirve, además, para descubrir las poten­cialidades hereditarias de un grupo, yaque entonces se manifiestan externamentelas características hereditarias recesivasque permanecieron ocultas en tanto sólolas poseía uno de los progenitores. Si elcarácter de que se trata es perjudicial,resulta lógico y necesario proceder a cru­zamientos de tipo exogámico (mestizaje)que harán intervenir un factor heredita­rio dominante, capaz de anular el carácterrecesivo perjudicial. La endogamia hacevisibles o tangibles las anomalías y defec­tos de tipo recesivo que la exogamia tien­de por el contrario a anular o, por lo me­nos, a contrarrestrar.

Por eso no puede generalizarse dicien­do que la endogamia o la exogamia sonbuenas o 'malas en cuanto a sus efectossobre la descendencia, ya que todo depen­de, en cada caso, de las característicasgenéticas de los individuos que vayan acruzarse.

Ni los partidarios ni los adversarios delmestizaje han delimitado alguans cues­tiones que creemos deberían abordarse:

a) efectos producidos por el cruzamie~to

no sólo entre. grupos claramente supeno­res a la media, sino también de modo es­pecial entre grupos francamente inferio­res a la misma; b) forma que adoptan losobstáculos de orden ambiental contra loscuales tienen generalmente que luchar losmestizos.

Si la ley o la costumbre de un país re!e­ga los tipos mestizos al rango de grupopostergado (en el plano social, económicoy político), es muy prob~ble que sus.con­tribuciones culturales esten por debajO desus capacidades innatas. En un régimenrígido de castas, donde le fuera absoluta­mente imposible a un mestizo elevarse so­br el ranao social inferior de uno de susprogenit~res, ,es claro que no deberíajuzaarse la hibridación racial según elniv~l alcanzado por los mestizos. En cam­bio, en un régimen en que el mérito indi­vidual sirva, sin cortapisas, de base a lacategoría social, los éxitos de los mestizosserían una indicación muy clara de suscualidades intrínsecas.

La idea de dividir a la humanidad encompartimientos raciales totalmente se­parados es arbitraria. Se basa en premisaserróneas, es especial en la teoría sanguí­nea de la herencia, que es tan falsa comola vieja teoría racista. La comunidad desangre es una expresión sin sentido, yaque los genes o factores hereditarios notienen la menor relación con la sangre,son independientes entre sí, no se mez­clan, y aun se segregan.

Aun en la actualidad persiste ese mitode la sangre como criterio decisivo encuanto al valor del mestizaje, y se siguehablando de la sangre como del vehículode la herencia. Así se dice: de "mi pro­pia sangre", "sangre mezclada", "nuevasangre", media sangre", etc. Los térmi­nos sangre azul y sangre plebeya han ad­quirido carta de naturaleza en el lenguajecorriente para designar los supuestos de­cendientes de familias aristocráticas y delpueblo, usándose esta última palabra entono despectivo.

Las personas que siguen pensando asíse encuentran imposibilitadas de com­prender la naturaleza especial de los fe­nómenos hereditarios, y también de losfenómenos sociales en que la herenciatoma parte.

y es que muchos ignoran el hecho nosólo de que la sangre es totalmente ajenaal proceso genético, sino que inclusive lamadre no proporciona sangre al feto, sinoque éste es quien desde un principio ela­bora la suya propia. Esto explica ademáspor qué el hijo puede tener distinto gru­po sanguíneo que la madre.

Todas las grandes razas son, incontes­tablemente, de origen híbrido. En el cur­so de los milenios que han transcurridodesde que el tronco humano común sesubdividió, los cruzamientos se han suce­dido sin cesar.

He aquí un ejemplo de mestizaje refe­rente a las que llamamos naciones civili­zadas: Inglaterra, desde los tiempos másprimitivos, fué ocupada por grupos hu­manos de tipo Cro-Magnon, nórdicos, me­diterráneos, alpinos, y, más tarde, la in­vadieron los sajones, noruegos, danesesy normandos. ¿ Puede hablarse hoy deuna raza inglesa pura? Inglaterra es, por

el contrario, un magnífico ejemplo de mO­saico racial.

Todas las regiones poseedoras de unaalta cultura han sido zonas donde ha teni­do lugar la conquista de unos pueb!os porotros. Los grupos humanos aislados nohan intervenido -o lo han hecho en míni­ma proporción-, en el progreso culturalde la humanidad; por el contrario, lascircunstancias que permiten a un grupodesempeñar papel importante en la civi­lización se ven favorecidas por el cruza­miento con otras razas. Diremos para re­sumIr:

1. El mestizaje ha existido desde losalbores de la humanidad.

2. El mestizaje fomenta una amplia­ción en el campo de variabilidad somáticay psíquica, y permite la aparición de nue­vas y numerosas combinaciones de fac­tores genéticos que hacen más flexibleslas cualidades hereditarias entre la nuevapoblación.

3. Desde el punto de vista biológico, elmestizaje no es bueno ni malo y dependeen todo caso de las características indivi­duales de quienes sean sujetos de hibri­dación. Como en general el mestizaje serealiza más frecuentemente entre indivi­duos de capas sociales inferiores, con unasituación socioeconómica deficiente, es aésta y no al mestizaje propiamente dichoa la que hay que atribuir las causas deciertas anomalías que han podido obser­varse.

4. Son excepcionales los casos de gru­pos humanos aislados que hayan desarro­llado, por su propia iniciativa, una altacultura. Por el contrario, las regiones degran civilización están habitadas por gru­pos humanos claramente mestizados.

2. El mito negro.-I uestra civilizaciónatribuye particularísima importancia alcolor de la piel. Una pigmentación más omenos oscura constituye para numerososgrupos humanos un signo distintivo quelos condena al desprecio, al ostracismo ya una condición social miserable. Porinfundado que sea el prejuicio del colorno deja, sin embargo, de corresponder, enmuchos países, a un conjunto de senti­mientos y actitudes.

La explotación por los blancos de laagricultura y minería en las tierras des­cubiertas a partir del siglo XIV los condu­jo a practicar la esclavitud, especialmentede negros e indios americanos. Numero­so fueron quienes en el deseo de mante­ner la situación quisieron justificarla pro­c1amado que el negro era inferior a~

blanco. Así, el Rev. Thomas Thompsonpublicó en 1772 su opúsculo Cómo el co­mercio de esclavos negros en la costa deAfrica se atiene a los principios de huma­nidad y a las leyes de-la religión revelada;en 1852 el Rev. Josiah Priest editó ABiblie Defence of Slavery; y C. Carral,en su obra The N egl'O as a Beast or inthe 111wge of Cad (1900), consagra uncapítulo a las pruebas bíblicas y "cientí­ficas" de que el negro no pertenece a lafamilia humana, afirmando que todas lasinvestigaciones muestran la evidencia desu constitución propiamente simiesca.

Pese a la igualdad de derechos huma­nos proclamados en la Declaración deIndependencia de los Estado.s Unidos deAmérica yen la enmienda 15 de su Cons-

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... los prejlticios raciales se volviel'on doctl'ina ... . .. identidad ftltldamental de la naturale:::a hUlJlana ...

titución, que especifica que no podrán sernegados ni limitados los derechos de lapersona, basándose en un motivo de raza,de color o de anterior condición de servi­dumbre; pese también a que iguales prin­cipios se establecen en las cartas constitu­cionales de la mayoría de los países y hansido reconocidos solemnemente en el ar­tícu!o 2 de la Declaración Universal de losDerechos del Hombre, suscrita por lasN aciones Unidas el 10 de diciembre de1948, la realidad muestra que la discrimi­nación social, económica y política en con­tra de los negros y en general de los hom­bres de color existe muy difundida en elmundo, basada principalmente en falsosconceptos raciales.

Lo que más humiEa al hombre de co­lor son las restricciones sociales y losinsultos personales: la exclusión de via­jeros negros en ciertos trenes y autobu­ses, el acondicionamiento de vehículos detipo exclusivo, salas de espera ad hoc,escuelas especiales, restaurantes y hotelesprohibidos, etc., todas las cosas que resul­tan denigrantes y ridículas. En Africa delSur, donde tan intenso es el prejuicio decolor, se dió el caso en 1944 de variosfuncionarios que perdieron su puesto pornegarse a cumplir las instrucciones delgobierno para que en los documentos ofi­ciales dirigidos a las personas de colorusaran las mismas formas de cortesía quecon los blancos.

Parece que quienes con más insisten­cia recuerdan y hacen prevalecer el crite­rio de discriminación hacia los negrosson los blancos de condición modesta.Son ellos los primeros en temer la com­petencia negra en el terreno económico.y no disponiendo de otro argumento parajustificar su orgullo ante ellos, recurrenal color de la piel, dando así una desmesu­rada importancia a la pigmentación.

En tratados de apariencia cien tí fica seha llegado a afirmar que las capacidadesintelectuales de los mulatos son directa­mente proporcionales a la cantidad de san­gre blanca que circula por sus venas; eléxito o el fracaso estarían en relación conese porcentaje.

Pretende vincular al color de la pie!ciertas características psicológicas y socia-

les no sólo es totalmente absurdo, sinoque es una idea falsa que varía según lasci rcunstancias del momento.

En cuanto a los caracteres somatopsí­quicos del negro, supuestamente inferio­res a los del blanco, hay quienes admiten,con Hankins, que el volumen cerebraldel negro es más pequeño y de este he­cho deducen que sus capacidades mentalesson menores. Igualmente, K. L. Gordon(1933), refiriéndose a los negros de Ke­nia les atribuye una deficiencia cerebralcongénita, también como resultado de sumenor volumen craneal y diferencias deforma.

Más, es sobre todo en el campo psico­lógico donde con mayor insistencia se haquerido probar la superioridad del blancofrente al negro. Desde luego es cierto quebajo ningún aspecto (físico, intelectualo emotivo) son iguales el negro y e! blan­ca; sin que por esto pueda afirmarse quetales diferencias implican superioridad deéste sobre aquél.

Los resultados de los estudios de Sergisobre los negros y de Kappers sobre loschinos destruyen las gratuitas afirmacio­nes de que los grupos de color poseen uncerebro de menor volumen y de menorcomplicación estructural que el de losblancos.

Es cierto que el prognatismo, frecuen­te en los negros, es un signo físico de evo­lución menos avanzada; pero en cambiola carencia de vello corporal, el espesorde los labios, la contextura del cabello,etc., implican una etapa evolutiva supe­rior en el negro que en el blanco. Pueoedecirse, con Ruth Bennedict y H. V. \fa­llois, que ninguna raza tiene el monopoliode haber llegado a la etapa terminal dela evolución humana; ningún argumentopermite afirmar que ciertos rasgos se­leccionados hablen en favor de la razablanca.

Bueno o malo, superior o infcrior, sone~presiones subjeti~as, y por lo tantocarentes de un sentido invariable V uni­versal. En cada caso debería especi{icarse,por ejemplo: la mayoría de negros essuperior a la mayoría de blancos por suresistencia al paludismo, o la mayor parte

de los blancos es superior a la mayor par­te de negros en su resistencia a la tu­berculosis, etc.; y así se vería que lassuperioridades e inferioridades se com­binan en cada grupo humano.

Al comparar los pueblos blancos y ne­gros, en la actualidad, cualquiera estaríatentado a admitir la inferioridad de éstos,por el hecho de que su desarrollo econó­mico, político y cultural es inferior al deaquéllos. Sin embargo, no se trata de unainferioridad racial innata, sino accidentaly debida a las condiciones de explotaciónen que actualmente viven casi todos losnegros por razón de la colonización y poruna esclavitud de hecho, si no de derecho.

Muy frecuentemente, el negro se hallatodavía en una semi-esclavitud económica,apresado en una red de restricciones unasveces legales y otras extra~egales. La po­breza, el desprecio y la enfermedad hanhecho de él lo que es hoy.

La supuesta pereza del negro (y ellose puede generalizar al indio americano)es debida sobre todo a la carencia de es­tímulos. Como Burns lo ha notado jus­tamente, la enorme producción de las co­lonias del Oeste africano, donde el negroes todavía propietario de algunas tierras,demuestra que no son perezosos por na­turaleza. Según Boo!<er T. 'Washington,el mayor daño que se hizo al negro conla esclavitud fué privarle del sentido deautonomía personal, método y espíritu deiniciativa.

Lo que la raza negra como tal, y lo quelos negros individualmente, hayan podidoaportar hasta hoy a los diversos camposde la civiilización mundial no basta paraprejuzgar lo que este grupo humano seacapaz de realizar en el futuro de acuerdocon sus aptitudes en un medio adecuadoy en circunstancias sociales y económicasfavorables. No hay que olvidar, entreotros antecedentes, que en el siglo XII

la Universidad negra de Tumbuctú podíacompararse ventaJosamente con las uni­versidades europeas de su tiempo. Igualcosa puede decirse del nivel gene~al de lacivilización en los tres grandes remos ne­gros de la época; y posiblemente el trab~­

jo del hierro, uno de los adelantos m<!,S

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importantes en la técnica actual, sea unacreación negra.

3. El mito Judío.--EI antisemitismocomo actitud social y política adoptadapor ciertos Estados y por amplios sectoresde población en otros -actitud más omenos justificada por razones de índolereligiosa y económica- es un viejo an­tagonismo cuyos antecedentes .son remo­tos. Pero, en la actualidad;le1 ,"$ítf~nitis­

mo ha recurrido al mito de la-'I'azu. judíapara tratar de justificar y de cubrir suspolíticos y económicos con argl.ilnentospseudocientíficos.

El hecho de que algunos judíos puedanidentificarse a simple vista se debe menosa los rasgos físicos heredados que :l lasreacciones y disposiciones sentimentalesy de otra índole que traducen ciertas ex­presiones del rostro, determinadas actitu­des corporales, amaneramientos distinti­vos, tonos de voz y ciertas tendenciastemperamentales y de carácter, cuyo ori­gen hay que buscarlo en las costumbresjudías y en el tratamiento inflingido a losjudíos por los no-judíos.

F:I pueblo .iudío pres~nta variaciones yesta desprOVIsto de umdad morfológica.

El pueblo judío, pese a la opinión co­rriente, es vario desde el punto de vistaracia}; sus constantes migraciones, susrelacIOnes -voluntarias o no- con lasnaciones y pueblos más diversos, le hansometido a tal mestizaje que en el llamadopueblo de Israel se encuentran rasgosde todos los demás pueblos. Basta com­parar el judío de Rotterdam de cara co­lor~da, sólid? ~ pesado, con su correligio­nano. de Salomca -por ejemplo- de ojosrelucIentes en un rostro enfermizo y cuer­po endeble y nervioso. En el estado ac­tu~l de nuestros conocimientos podemosafirmar que los judíos presentan entre síuna variedad morfológica tan grande co­mo la que pudieran presentar dos o másrazas distintas.

Si desde un punto de vista científicose acepta fácilmente la demostración dela het~roget?-eidad del pueblo judío, y lan~ eXIstencIa de tal raza ¿ cómo se ex­plIca el ~echo de que a la primera ojeadasea posIble reconocer en la actualidad

-y de manera casi infalible- cierto nú­mero de judíos? Se trata probablemente'ele los que han conservado alguno de loscaracteres ancestrales: nariz aquilina, cu­tis claro, cabello y ojos negros. Mas, esca­pan a nuestro examen e identificaciónincontables judíos -acaso en mayor nú­mero que los anteriores·- que pasan des­apercibidos por haber tomado los caracte­res del pueblo con el cual conviven.

Otra razón fundamental que explicaeste hecho es que los individuos que pro­fesan la misma religión poseen una afini­dad hecha de gestos, hábitos, indumenta­ria, etc., que permiten diferenciarlos. Yen los judíos, cuyos ritos y costumbresson muy dogmáticos, esa semejanza ex­terna -producto de afinidades etnográ­ficas, lingüísticas y religiosas-, es muyacentuada a pesar de la variedad de tiposmorfológicos que componen dicho pue­blo.

De este modo, la pretendida existenciade una raza judía carece de fundamento,y ninguna actitud antisemita puede apo­yarse sobre este mito biológico.

4. La raza aria o nórdica.-El racismono se satisfizo con decretar la superiori­dad del blanco sobre los grupos humanosde color, ni con ejercer la discriminacióncontra los judíos, ni ca nrechazar el mes­tizaje afirmando a priori que conduciríaa la ?egeneració.n racial; sino que creyóademas necesano establecer jerarquíasbiológicas y psíquicas dentro de la mismaraza blanca, tratando de justificar asín~evas prerrogativas de conquista, domi­1110 y explotación en beneficio de una cas­ta aún más exclusiva.

Así surge el arian'Ísmo o nordismo co­mo doctrina básica de superioridad racial.El error básico de esta doctrina en cual­quiera de sus varias manifestaciones. estáen u~a confusión ele conceptos, muy ge­neralIzada pero a todas luces anticientí­fica: se habla indistintamente de ra:::a co­mo sinónimo de idioma y de nación.

La raza tiene un exclusivo sentido bio­lógico. A pesar de ello es frecuente oírlas expresiones "raza latina", raza esla­va", "raza germana" y, naturalmente"raza aria". Se cae así 'en el engaño d~

UNIVERSIDAD DE MEXICO

considerar antropológicamente uniformesa grupos humanos que en realidad sóloson homogéneos en el aspecto lingüístico.F. M. Müller, uno de los primeros enu.tilizar el término raza aria (1861), reac­CIonó contra la interpretación biolóo-icadada a su expresión y, reiterando el crite­rio lingüístico. declaró: "En mi opiniónel etnólogo que hable de raza aria, desangre aria, de ojos o cabellos arios, sehace culpable de un pecado tan grande co­mo cometería el lingüísta que hablara deun diccionario dolicocéfalo o de una gra­mática braquicéfala." Pero el conceptoraza ~ria se había difundido tanto, quela valIente retractación de Müller no tuvoninguna repercusión práctica.

Las investigaciones acerca de la formacraneal y demás características de los in­dividuos o grupos considerados como au­ténticos arios, teutones, anglosajones yceltas, muestran una variación considera­ble, tanto en el curso de la historia comoen el presente. Está demostrada la exis~

tencia en Europa, desde los períodos másantiguos, de cabezas redondas y cabezasal~rgadas. L~s trabajos de Van Molder,!.:Issauer y VJrChow (1870-1880) eviden­cIaron ya que las primitivas poblacionesdel Báltico eran morfológicamente he­terogéneas y que en ellas existía un granporcentaje de braquicéfaios. En 1889Virchow afirmó que el ario típico postu~lado por la teoría no ha sido nunca des­cubierto.. El racismo no surge, pues, de la cien­

Cia, sino de la política.Está en lo justo Ruth Benedict cuando

dice: "Ninguna desfiguración de los he­chos antr.opomórficos es demasiado paraque la utilIce la propaganda, si a ésta larespaldan la fuerza de las armas y loscampos de concentración."

El último medio siglo ha visto desarro­llarse un nacionalismo exagerado que loshorrores de la guerra y las inquietudes dela paz armada contribuyen grandementea mantener. La eliminación, por conven"cimient~ individual y colectivo, de los mi­t?S raCiales, puede con toda seguridadejercer poderosa influencia en la com­prensión y mejoramiento de las relacioneshumanas.

tml mezclados ... . . no existen razas humanas puras . ..