Los monos raros

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Había una vez un grupo de monos muy raro, tan raro, que muchos animales de la selva pensaban que eran unos pringaos que no servían para nada. Decían que aquellas monas y monos eran raros porque no eran tan ágiles como los otros monos y además, tenían tan poquito tan poquito pelo, que les llamaban “los monos despeluchaos”. Tener poco pelo, además, era un problema porque en invierno pasaban mucho frío y se constipaban. Aunque había animales que se burlaban de los despeluchaos por lo raros que eran, poco a poco fueron haciendo amigas y amigos. Así por ejemplo, había monos peludos que intentaban enseñarles a saltar de una rama a otra y aunque los despeluchaos se caían, no se reían de ellos. Bueno, a veces sí….., cuando la caída era muy graciosa. Ilustraciones: Karina Muñoz Silvestre Texto: AMPA CEIP Mediterráneo

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Había una vez un grupo de monos muy raro,

tan raro, que muchos animales de la selva

pensaban que eran unos pringaos que no

servían para nada.

Decían que aquellas monas y monos eran

raros porque no eran tan ágiles como los

otros monos y además, tenían tan poquito

tan poquito pelo, que les llamaban “los

monos despeluchaos”. Tener poco pelo,

además, era un problema porque en invierno

pasaban mucho frío y se constipaban.

Aunque había animales que se burlaban de

los despeluchaos por lo raros que eran, poco

a poco fueron haciendo amigas y amigos. Así

por ejemplo, había monos peludos que

intentaban enseñarles a saltar de una rama a

otra y aunque los despeluchaos se caían, no

se reían de ellos. Bueno, a veces sí…..,

cuando la caída era muy graciosa.

Ilustraciones: Karina Muñoz Silvestre Texto: AMPA CEIP Mediterráneo

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Muchos pájaros también se hicieron amigos

suyos y trataron de enseñarles a volar. Pero

las monas y los monos despeluchados se

pegaban unos batacazos impresionantes.

Algunas monas despeluchadas se hicieron

amigas de las peces del lago y del mar y éstas

les enseñaron a nadar y a bucear. Pero solo

podían bucear un poquito, pues enseguida les

faltaba el aire y tenían que salir a respirar.

Algunos peces se reían de las despeluchadas

porque tampoco podían respirar bajo el agua,

Algunas monas y monos despeluchaos

pensaban de sí mismas que eran unas pringás,

que no sabían hacer nada bien y que los otros

animales del mundo eran mejor, pero otros

monos y monas despeluchaos a partir del

encuentro con las peces y el aprender a nadar,

dejaron de pensar en lo que no podían hacer y

se centraron en cómo superar los problemas

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que tenían. Así que tras mucho pensar y

pensar, pensaron ¿y si hacemos ropa y nos

vestimos? Vamos, la ocurrencia de ponerse

ropa fue el no va más en la selva, ver a las

monas y a los monos despeluchaos vestidos

hacía que las carcajadas se escucharan hasta

en la selva de al lado… Sin embargo, las

amiguitas y los amiguitos, aunque les

gastaron algunas bromas, entendieron que la

ropa solucionaba el problema del frío de los

despeluchaos.

Tras la ocurrencia de la ropa, vino la de

inventar un aparato para planear... Ey, con los

planeadores sí que triunfaron en la selva, los

animales que hasta entonces se habían reído

de ellos decían “bueno, es suerte”, otros se

interesaron por probar a volar y las amigas y

los amigos de los despeluchaos se sintieron

muy orgullosos.

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Las monas despeluchás lograron meter

oxígeno en unas botellas y así pudieron

sumergirse y aguantar mucho rato bajo el

agua. La leyenda cuenta que los monos y

las monas despeluchás siguieron

inventando más y más artilugios y que

ahora viven por ahí en ciudades y pueblos y

que algunos de ellos han llegado incluso a

creer que son mejores que los otros

animales, es más, incluso creen que algunos

monos despeluchaos son mejores que otros,

o que los monos son mejores que las monas

o que los monos de color blanco son

mejores que los de color negro o que los

monos que ven son mejores que los que no

ven; o que los que oyen muy bien son

mejores que los que no oyen. Ya veis, de tan

listos que se creen y, a veces, meten la pata.