Los pandas gigantes son ya menos de mil

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2 Camerún

Porla canción hacia elpueblo

La canción, elemento esencial delpatrimonio oraly medio de expresión de la identidad de tantas culturas, esuna de lasformas de la creación individualy colectiva que trata defomentar elDecenio Mundial delDesarrollo Cultural (1988-1997) proclamadopor la Asamblea General de las Naciones Unidas. En lafoto, losganadores de 1987 del concursopqnafricano de la canción, "Descubrimientos", cuya séptima edición secelebró en Yaunde (Camerún) . En el concurso, organizadoporRadio Francia Internacionalypor más de 60emisoras de radio de Africay del océano Indico, participan todos los años numerosos artistas de gran cantidadde países.

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Este número

Este mes nuestra revista trata de investigar las variadas relaciones que sehan ido estableciendo entre el hombre y los animales en épocas y culturasdistintas. La esfera de esas relaciones frisa a menudo con lo misterioso y loambiguo. De ahí que la pregunta sobre "¿Qué es un animal!" dé lugar arespuestas que difieren de una cultura a otra y que las definiciones de loanimal sean a menudo sumamente reveladoras de la imagen que losdefinidores se hacen de sí mismos. Un animal apreciado en una culturapuede ser la peste para otra. Y no será la sociedad industrial moderna laque escape a la ambivalencia de esas relaciones cuando, al mismo tiempoque prodiga sus atenciones a los animales de compañía, tolera ciertasformas crueles de "fabricación" en cadena de animales para el consumo.

Los primeros testimonios de la relación entre el hombre y el animal quehayan llegado hasta nosotros los encontramos en el arte rupestreprehistórico. Los mitos de algunas sociedades de la época hablan de unaedad de oro en que "dioses, animales y hombres vivían juntos ycomunicaban entre sí como iguales con un mismo lenguaj e" , lo que quizáreflejaba la relación casi igualitaria entre el cazador y el animal cazado.Esas sociedades mataban lo que necesitaban para subsistir, sin forzarnunca la capacidad del entorno para restituir los recursos utilizados por elhombre. Más tarde se produjo un cambio revolucionario; al pasar de lacaza al pastoreo y a la ganadería, el hombre empezó a domesticar algunosanimales. Se iniciaba así un proceso que aun continúa en nuestros días.

La relación entre el hombre y los animales podemos encararla desdevarios puntos de vista. Nuestra especie ha materializado simbólicamenteen éstos toda una serie de cualidades, desde la inocencia más pura hasta lassombrías fuerzas turbulentas; los hemos convertido en elementos de

nuestras prácticas religiosas; y en las artes plásticas, la literatura y elfolclore, como en los dibujos animados, hemos expresado vigorosamentenuestros sentimientos para con ellos. El hombre ha estudiadocientíficamente los animales y analizado las sociedades que forman con elfin de comprender las propias, explorando además la esfera de la posiblecomunicación con ellos. Y en todo ello manifestaba muy diversas facetas

de su emotividad: miedo y admiración, crueldad y afecto, familiaridad yextrañeza ante esos seres que nos acompañan en la tierra y sin los cualesnuestra vida aquí sería imposible.

Nuestra portada: Un lapón en medio de su rebaño de renos

Foto Alexander© Rapho, París

Portada posterior (recuadro): Bajorrelieves de la Edad del Bronce con figuras dehombres y animales esculpidas en la roca en Tanum, Suecia (h. 1500 a.C.)

Foto Candelier-Brumaire© Artephot, París

Jefe de redacción: Edouard Glissant

Febrero 1988AñoXLI

El hombre y los animalespor Marc-Olivier Gonseth

Abuelo oso

Cazadores, shamanes, renos y caballos en lasviejas culturas eurasiáticaspor Victor A. Shnirelman

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Esos seres que nos acompañanpor Erika Friedmann

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La curiosa historia de un caballo llamado

el sabio Hans

Los animales que hablan nopasan de serpuraleyendapor James Serpell

18

La flora y la fauna, vitales para el hombre"5/ todos los animales desaparecieran. . . "por Richard Fitter

22

¡Que viene el lobo!La mala fama de una especie que en otro tiempoera amiga del hombrepor Daniel Dubois

24

Los pandas gigantes son ya menos de milChina se esfuerzaporpreservar esta espléndidaespecie en peligro de extinciónporPanWenshi

26

El mono y el leopardoCuentopopular africano

28

Los animales en el Islam

por Abdelhamid S. Hamdan

31

La vida privada del vampiro...y otros ejemplos sorprendentes decomportamiento animalpor Marian Stamp Dawkins

Pueblos y culturasCAMERÚN: Por la canción hacia el pueblo

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Se publica tambiéntrimestralmente en braillé, en

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Revista mensual publicada Ruso Hebreo Malayo Chino Tai

en 34 idiomas por la Unesco, Alemán Persa Coreano Búlgaro VietnamitaOrganización de las Naciones Unidaspara la Educación, la Ciencia y la Cultura

Arabe Portugués Swahili Griego PashtuISSN 0304-310 X

7, Place Fontenoy, 75700 París. Japonés Neerlandés Croata-serbio Cingalés N°2-1988-CPD-88-3-454S

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El hombre y los animales

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V

LA cuestión de "cómo clasificar a los

animales" recibe en cada cultura una

respuesta diferente, que determinalas relaciones posibles entre el hombre y lasespecies que con él comparten su entornofísico o simbólico. La manera de clasificar

varía según los lugares y las épocas, pero engeneral tiene por resultado separar, o reu¬nir en conjuntos amplios, a los hombres, losdioses, las plantas, los animales, las piedraso los espíritus.

Sin entrar en detalles, digamos que lasciencias naturales no se distinguen en loesencial de los saberes indígenas y popula¬res y que parten de un "bricolaje concep¬tual" en constante evolución. Así, para dis¬tinguir el vegetal del animal sin eliminarcompletamente las categorías problemáti¬cas, hubo que crear en el siglo XIX unaespecie de categoría intermedia, la de losprotistos, de los que más tarde se derivaronlas bacterias (procariotas).

Tampoco es fácil distinguir al hombre delanimal desde un punto de vista taxonómico.Tras exponer las principales ambigüedadesque en ese punto surgen, Jacques Goimardresume el problema de la siguiente manera:"Pese a las apariencias, ni siquiera la cienciamás contemporánea ha renunciado comple¬tamente a aislar un carácter específico delanimal que le oponga al vegetal y, sobretodo, al hombre; el animal se definiría como

un no-hombre. Y en este punto el fracaso escompleto: ninguno de los criterios propues¬tos se tiene en pie, salvo quizá el de laposición erecta que es el menos metafísicode todos." Así pues, la diferencia entreanimal y hombre es esencialmente de índolecultural, quizá metafísica, pero nobiológica.

En la esfera del llamado "pensamientosalvaje" el antropólogo francés Claude Lé¬vi-Strauss señala que "los indios Navajos,que se consideran a sí mismos 'grandes cla¬sificadores', dividen a los seres vivos en dos

categorías según que estén o no dotados depalabra. La categoría de los seres sin pala¬bra abarca los animales y las plantas."

^ Una mujer recoge miel en esta pintura (hacia10.000/8.000-hacia 3000 a.C) descubierto en

la cueva de la Araña, cerca de Bicorp, Va¬lencia (España). Los primeros testimoniosque han llegado hasta nosotros sobre lasreacciones del hombre ante el mundo animal

proceden del arte rupestre prehistórico.

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por Marc-Olivier Gonseth

Muchas de las divinidades que se veneraban ^en el antiguo Egipto revestían la forma deanimales. Una de las primeras era Horus elgavilán, dios de los cielos, que en este bajo¬rrelieve esculpido en los muros del templonubio de Kalabsha aparece con cuerpo dehombre. Otros animales sagrados del anti¬guo Egipto eran el carnero, el toro, el monoy el gato.

Una vez establecidas las fronteras entre

unos y otros, pueden instaurarse las relacio¬nes. A algunos animales se los utiliza amenudo como soporte emblemático, apro¬piándose el hombre por su conducto unafuerza de que carece, una dimensión com¬plementaria y seguramente indispensablepara su equilibrio. Aun dejando de lado lateoría de los emblemas y de las alegorías,que exigiría un estudio iconográfico e histó¬rico detallado, señalemos en particular quelos fabricantes de automóviles recurren a

las especies animales más fogosas como em¬blema de una práctica, la de conducir, queestá sometida a tan estricta reglamentación .' '

Shamanismo

La experiencia shamánica, en la cual losanimales aparecen a veces como mensaje¬ros o como intermediarios, representa segu¬ramente la relación más profunda que unser humano pueda establecer con el mundoanimal. A este repecto cuenta EmmanuelDesvaux, a partir de una investigación rea¬lizada entre los indios de Big Trout Lake,que al iniciarse la adolescencia el niño esconducido a un punto retirado de la sabana.Allí, una vez solo, se instala en lo alto de un

gran árbol, en una plataforma que los indioscomparan con un nido de águila y dondeayuna durante varios días. Gracias a lasalucinaciones que tal situación suscita en élpuede entrar en contacto con entidades so¬brenaturales (opawakanuk) pertenecientesal mundo animado tal como lo percibe elpensamiento indígena, que en nuestra lógi¬ca corresponde a los animales reales, a losanimales míticos y a las criaturas sobrenatu¬rales que viven en la sabana. Tras esta

Escena de un mural que se encuentra en elcentro cultural de los indios hopi en Albu¬querque, Nuevo México (EUA). Fue ejecuta¬do en 1978 por el artista indio J.D. Medina.

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Este mascarón de proa de madera, ricamen¬te tallado con motivos de animales, es obrade artesanos duala del Camerún.

Esta figurilla de bronce de un pelícano quealimenta a su retoño es en realidad una pesaornamental elaborada por un artífice bauléde Costa de Marfil. Antiguamente se utiliza¬ba para pesar polvo y pepitas de oro. Losartesanos de Africa occidental fabricaban

diversas pesas de este tipo que representa¬ban figuras y escenas de animales. Cada unade ellas correspondía a una antigua unidadde peso basada en las semillas de determina¬das plantas y su finalidad era ilustrar unproverbio o transmitir un mensaje.

iniciación, el niño adopta un sistema perso¬nal de reglas rituales relativas a las diversasespecies animales (tabúes alimentarios, tra¬tamiento de la carne o de los huesos tras el

consumo, tabúes verbales).Los indios mantienen durante toda su

vida las relaciones establecidas con tal oca¬

sión y tratan de crearse otras. Así, el podersobrenatural que confieren los auxilios so¬brenaturales crece con la edad. Y cuando

los viejos pierden sus facultades para cazares cuando pueden aspirar a la expresiónsocial de sus poderes personales. Desvauxse refiere aquí a otro ritual, llamado kosa-pashikan (ver a gran distancia), que losantropólogos denominan "tienda tembloro¬sa" y que consiste en que el oficiante convo¬que en un refugio hemisférico a sus opawa-kanuk y les confíe esta o aquella misión. Setrata de un "proceso psíquico común a to¬dos los individuos", de una continuidad tal

que va desde la primera iniciación hasta loscomienzos de la vejez. "En ese sentido pue¬de decirse que el shamanismo impregnaliteralmente todas las actividades e incluso

todos los instantes de la vida de esos indios.

Los opawakanuk, que esencialmente sonespíritus animales, son los instrumentos delshamán en la realización de sus tareas ex¬

traordinarias más allá de la distancia y de latemporalidad."

Prohibiciones

En las sociedades judías y musulmanas elcerdo es objeto de prohibiciones absolutas,lo que nos obliga a analizar las clasificacio¬nes que forman la base de la cultura y de laidentidad de un grupo humano.

Consumir o no consumir determinadas

especies animales es en este respecto funda¬mental. El Otro es a menudo aquel quecome o que no come tal o cual carne, de estao la otra manera y en determinadas circuns¬tancias.

En su famosa obra Purity and danger(Pureza y peligro), la antropóloga inglesaMary Douglas observa, al analizar las reglasalimentarias en el Deuteronomio y en el

Levítico, que "en general sólo son puros losanimales que son plenamente conformescon su clase. Las especies impuras son lasque son números imperfectos de su clase ocuya clase desafía el esquema general deluniverso". Así, la tradición hebraica ex¬

cluye al cerdo porque, al no ser rumiante,viene a oponerse a la regla de que "de todoanimal que tenga pezuña partida y que ru¬mie comeréis" (Levítico XI, citado por Ma¬ry Douglas). Esta regla excluye también alcamello (que carece de pezuña partida), asícomo al damán y a la liebre (cuya uñatampoco está partida). Todo ello pone derelieve la importancia de las categorías con¬ceptuales en las prácticas sociales.

El consumo del cerdo, categóricamenteexcluido de determinados regímenes ali¬menticios, está también sometido a restric¬ciones en las sociedades donde se consume

ordinariamente. Las razones que en talescasos se invocan, esencialmente de carácter

"dietético", se relacionan con las condicio¬

nes de producción a menudo deplorables ycon la angustia latente que suscita el estatu¬to del animal (omnívoro, escatófago y su¬puestamente sucio).

Por desgracia, las condiciones de produc¬ción del cerdo no son las únicas que crean aveces un problema. En efecto, las que rei¬nan en relación con los animales consumi¬

dos en cantidad industrial son con frecuen¬

cia escandalosas y presentan un fuerte con¬traste con los cuidados a veces excesivos

que se dedican a los animales familiares.Hay otro problema de zoofagia, el consu¬

mo de proteínas animales, tan costoso enpunto a empleo de energía (de 5 a 20 kilos

El artista francés contemporáneo François-Xavier Lalanne con su "Rebaño de ovejas".La obra de tamaño natural, de la que existenseis copias, consiste en un conjunto de 24"ovejas" (16 sin cabeza). El autor ha emplea¬do, entre otros materiales, cobre galvaniza¬do y aluminio fundido, madera, acero ypieles naturales de oveja.

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de proteínas por un kilo de proteínas anima¬les), que está muy desigualmente distribui¬do por la faz de la tierra. Mientras la mayorparte de los seres humanos no comen carneo se contentan con comerla sólo los días de

fiesta, una pequeña fracción de ellos vivenen un régimen de fiesta permanente.

Caza o producción de animales de pieles,pesca de los grandes mamíferos marinos,enrarecimiento de las especies, transforma¬ción de lagos y bosques en acuarios y vive¬ros: he aquí algunas de las espectacularesconsecuencias de la superexplotación delanimal salvaje por el hombre "civilizado".

La caza

El problema del exterminio de los anima¬les va asociado en particular a la caza yplantea la cuestión de su sentido. De todosmodos, habría que ponerse de acuerdo so¬bre el tipo de caza en cuestión.

Hay regiones del globo donde a ciertosanimales provistos de atributos muy valio¬sos (pieles, cueros, marfil...) se los caza de

manera sistemática e implacable, bien enexpediciones en que el riesgo y la ostenta¬ción de la virilidad sirven de telón de fondo

a todos los excesos, bien diezmándolos demodo casi industrial mediante grupos hu¬manos organizados a manera de auténticoscomandos. La amenaza que hoy pende so¬bre ellos es tal que hace necesario imponeruna reglamentación que, aunque severa,resulta parcialmente ineficaz.

En el seno de las poblaciones de cazado¬res-recolectores la relación con el animal

suele (o al menos solía) ser de otro tipo.Emmanuel Desvaux cuenta que, antes deque llegaran los misioneros, los indios deBig Trout Lake llevaban el nombre de unaespecie animal, nombre que por lo demásno se decía nunca porque al mantener elsecreto se rompía la idea de familiaridad.Esta atribución permitía establecer una re¬lación profunda entre el futuro cazador y losfuturos cazados. Además, la captura decualquier animal iba acompañada por unritual particular.

Pero no todo el mundo se muestra acorde

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con este tipo de prácticas. De ahí que cier¬tas colectividades o individuos hayan toma¬do la iniciativa de entablar un debate sobre

la protección de la fauna que en definitivatermina por plantear el problema de lasfronteras de lo humano. No se quedan a lazaga en este punto los juristas, a los que sepide que se pronuncien sobre los derechosdel animal, que elaboren preceptos legalescomo garantía de su protección o que legis¬len sobre las situaciones en que puede en¬contrarse.

¿Qué animales hay que proteger? ¿hastaqué punto? ¿y cómo obligar a los hombres aaceptar esa protección?

Dos actitudes

En este ámbito de las relaciones entre el

hombre y el animal existen dos talantesintelectuales aparentemente opuestos. Unoes el de los vendedores de imágenes idílicasy humanizantes que, a la manera de WaltDisney, prestaban (y aun prestan) a losanimales actitudes, razonamientos, atribu

tos, angustias o inquietudes resueltamentehumanas. Cabe preguntarse si esta produc¬ción en masa de percepciones y de imágenesantropocéntricas no ha contribuido a acen¬tuar nuestra turbación intelectual. En todo

caso es contemporánea de la progresivadesaparición de los pequeños campesinosque, según Berger, mantenían relacionesfamiliares con los animales y conservaban elbuen sentido práctico propio de esa familia¬ridad. En cambio, la urbanización y la in¬dustrialización de la agricultura tenían queinstaurar inevitablemente unas relaciones yunas representaciones de signo opuesto, co¬mo consecuencia del foso que venían a abrirentre hombre y animal.

La proyección opuesta, es decir la delanimal sobre el hombre, no es tampocoinocente, y en la etología científica o popu¬lar, cuando no en la sociobiología, suelerecurrirse a ella de manera abusiva (la so¬ciedad es una jungla, el hombre es un lobopara el hombre, los más fuertes devoran alos más débiles, la hembra está sometida al

macho...).

^El Ratón Mickey, roedor antropomorfocreado por el cineasta estadounidense WaltDisney (1901-1966), es uno de los personajesde dibujos animados más famosos del mun¬do. Hizo su debut en el cine en Steamboat

Willie (1928), la primera película sonora dedibujos animados, y posteriormente fue elprotagonista de más de un centenar de pro¬ducciones cinematográficas breves. En lafoto, una persona disfrazada de Ratón Mic¬key participa en un desfile en Washington.

Aquí vuelven a plantearse los problemasde tonteras. Colette Guillaumin señala que"mientras la común naturaleza animal per¬mite hacer del hombre, en caso necesario,

un chimpancé, un lobo o un lagópodo esco¬cés, nadie se preocupa lo más mínimo porexplicar al lobo por el lagópodo ni al chim-pacé por el lobo. Tal univocidad revelacuando menos una cosa: la etología describeel animal pero explica al hombre. El refe¬rente es desde luego el hombre y no elcomportamiento socioanimal en cuanto tal;el animal es la máscara que disimula, a decirverdad bien poco, la intención de justificaral hombre... Pese a las apariencias, no esta¬mos tan lejos del universo de La Fontaine ode Esopo, incapaces como somos de noproyectar nuestras 'pasiones', de no poblarel mundo con los conceptos y las imágenesque generan las relaciones entre nosotros."

Esta observación se aplica particular¬mente al caso de las especies próximas alhombre (mamíferos, por proximidad bioló¬gica; insectos, por proximidad analógica);pero, cuanto más nos alejamos de lo huma¬no hacia las especies extrañas (invertebra¬dos), menos pertinente es la transferencia.

En cuanto a la experimentación con ani¬males, choca también en muchos casos con

las mismas dificultades de transposición,toda vez que el hombre es el único cobayaen el que pueden ensayarse de modo fiablelos medicamentos que le están destinados.

Hay una esfera en la que los llamadosanimales salvajes disponen aun de algunaautonomía: la de los sueños, individuales o

colectivos, y los relatos que aquellos pue¬blan; en ellos los lobos, los tigres o lashienas se codean con los híbridos y losmonstruos nacidos en nuestra mente, dra¬

gones, centauros, duendes, yetis, etc., tra¬zando con ello los límites imaginarios denuestra humanidad.

Las reflexiones que anteceden apuntanhacia el problema de saber si no hemosperdido el sentido de la "buena distancia"que debe existir entre las especies animalesy que permite a los seres humanos estable¬cer con ellas una comunicación no mutilada

por la sensiblería o la crueldad, suscitandoparalelamente una intensa creación simbó¬lica. Lo que hay que preguntarse es si, alacercarnos en exceso a determinadas espe¬cies, al explotar de manera escandalosa al¬gunas otras y al expulsar de nuestras "pom¬pas" higienizadas a las menos asimilables,no hemos sembrado el desorden en el mun¬

do y en nuestras cabezas. D

MARC-OLIVIER GONSETH, etnólogo suizo,trabajó en el Instituto de Etnología de Neuchatelentre 1983 y 1987. En la actualidad realiza unainvestigación sobre los ¡fugaos en Filipinas.

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Abuelo oso

Cazadores,shamanes, renos ycaballos en las

viejas culturaseurasiáticas

PARTIENDO desde las entrañas de la

Tierra, atravesándola de parte a par¬te, corre el reno salvaje, Miandash-

pirre. Corre tras el Sol, hacia él va en sucarrera. Su color es blanco y su pelaje tieneun brillo más plateado que la nieve. Yerguela cabeza negra echando hacia atrás susastas y vuela con sus alas invisibles. Sualiento es el del viento libre que le lleva porlos aires...

Esta imagen poética corresponde a unaleyenda lapona sobre un reno de doradasastas, sabio guía y protector. Hasta hacepoco, muchos pueblos de la Eurasia septen¬trional creían que su buena suerte dependíade los espíritus o genios que protegían a losanimales. Imaginaban a esos genios bajodiversas encarnaciones: animales, aves, pe¬ces. Los yakutos se los imaginaban comomonstruos fantásticos con cabeza de perro,pezuñas de buey y orejas largas y colgantes.Según otros pueblos la fortuna en la cazadependía de la buena voluntad del oso quepresidía la reproducción de los animales.Otros creían que el mundo estaba goberna¬do por dos divinidades, dos hembras dereno de las que descienden los renos sal¬vajes y los domesticados. Entre los espíritusde la naturaleza figuraba también el ma¬mut, el cual erraba bajo la tierra producien¬do así las colinas y los montes.

A veces a estas divinidades tutelares se

las imaginaba como creadoras del Univer¬so, como seres que pertenecían al ordencósmico. Rastros de tales creencias los en¬

contramos todavía en algunos pueblos esla¬vos; por ejemplo, los polacos llaman a laEstrella Polar "Estrella del Alce" y en elnorte de Rusia la Osa Mayor recibía hastahace poco el nombre de Alce.

Todo esto nos lleva hasta el pasado remo¬to, cuando la naturaleza estaba espirituali-

\por Victor A. Shnirelman

Escudo del siglo IV o V con la figura de unoso en postura de sacrificio (región de losUrales). Los antiguos cazadores considera¬ban al animal que cazaban como su igual,cuando no superior a ellos. De ahí que enSiberia y Norteamérica se dirigieran al oso,antes de lanzarle una flecha, con palabrasamistosas y persuasivas, llamándole"viejo", "abuelo" o "señor", e incluso lepidieran disculpas después de darle muerte.

zada y poblada por seres sobrenaturales decuya voluntad dependía el destino de losseres humanos. Si alguien quería tener for¬tuna en la caza había de pacificar antes a losespíritus y cumplir determinadas prohibi¬ciones y preceptos, bajo su vigilante mira¬da. Los preparativos de la caza estabanrodeados de misterio. El cazador no debía

hablar mucho de ello ni aludir a la pieza queintentaba capturar por su nombre genérico.Y así sucesivamente.

La pieza que se iba a cazar debía sertratada con respeto. Muchos de los pueblosafincados en Siberia y Norteamérica dabanal oso nombres como "viejo", "abuelo","señor" o "animal sagrado". Antes de lan¬zarle una flecha, solían hablarle con pala¬bras amistosas, como para convencerle deque no ofreciera resistencia. Los ostiacos,cuando hacían salir a un oso de su guarida,solían decirle: "¡No te enfades, abuelo !Ven a nuestra casa." Y una vez que lehabían dado muerte, le pedían que no lesechara en cara su acción ni se vengara de loscazadores. A veces intentaban incluso dis¬

culparse por haberle matado.Una leyenda lapona nos cuenta que el

reno, apiadado de los hombres hambrien¬tos, les propuso que le dieran muerte a élmismo; desde entonces los hombres caza¬

ron el reno salvaje y ya no necesitaron otroalimento. Pero, sigue contanto la leyenda,

el reno sagrado Miandash les advirtió queno tocasen a las hembras y a los renos guíasdurante el otoño, porque de otro modo seacabaría la caza del reno salvaje. Gracias aestas restricciones, los lapones lograron sal¬var la especie de un exterminio irreflexivo,preservando así su propio futuro.

Los cazadores del pasado creían tambiénen ciertos procedimientos mágicos para ga¬rantizar la fecundidad de los animales sal¬

vajes. Muchas tribus de Eurasia septentrio¬nal y de Norteamérica tenían prohibidoromper los huesos y el cráneo de los princi¬pales animales que cazaban. Se los llevabanal fondo de los bosques o los colgaban de losárboles, creyendo que de ese modo el ani¬mal podía recobrar la vida. Cuando losevenkis mataban un oso, lo cubrían con una

piel y le ponían ojos, lengua y orejas, ador¬nadas incluso con pendientes. Por su parte,los oroch reconstituían completamente elesqueleto del oso después de matarlo ycomérselo y, tras cumplir con determinadosritos, se lo llevaban a la taiga.

Pero, no satisfechos con estos procedi¬mientos, los cazadores de los viejos tiemposrecurrían a los shamanes que hacían deintercesores entre el hombre y los espíritus.Deber del shamán era indicar el lugar y elmomento de la caza y de la pesca, cuidar alos enfermos y predecir el tiempo.

Cada shamán tenía su doble: un animal

que le protegía y con el cual mantenía unestrecho contacto. Se solía pensar que des¬cendía de dicho animai o que éste le habíacriado. A menudo se le identificaba con él.

En unas placas de bronce fabricadas entrelos siglos VI y XII y que fueron descubiertasen el valle del Kama, en la región de Perm(Rusia), aparecía el shamán con vestidurasrituales que representaban a menudo unpersonaje mitad animal mitad pájaro.

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Este friso entrelazado de animales fastásti-

cos, vaciado en bronce de la segunda mitaddel primer milenio de nuestra era, procedede la región soviética de Perm, en los Urales.

hermano de leche de su caballo. Al perdersu caballo el batir perdía también su fuerza.

Es fácil observar que en las más antiguascreencias indo-europeas y turco-mongolessubsisten temas que se remontan al periodoarcaico de las representaciones popularesde una deidad protectora de los animales,cuyos rasgos encarna la figura de Perkunas;y se estimaba que el culto de los caballoshabía sucedido a la antigua veneración delos renos y que, al igual que el reno alado,éstos podían volar, nacían de la espuma delmar, etc.

Es pues razonable pensar que entre losantiguos pueblos indo-europeos el culto ini¬cial del reno se transformó, una vez comen¬zada la cría de caballos, en un culto de estos

animales. Hasta el día de hoy, el motivo delas astas de reno sigue apareciendo en laartesanía tradicional de algunas partes deEuropa. Los celtas adoraban una divinidadque llevaba astas de reno y Artemisa, ladiosa griega de la caza, siempre aparecíarodeada de ciervas. En un sepulcro escitadel Altai se ha descubierto un dibujo de unpersonaje alado con astas de reno.

Esta pieza de culto, vaciada en bronce, pro¬cede también de la región de Perm y data delos siglos V al IX. Una figura que parece dehombre se apoya en el lomo de un animal.

Ese traje estaba confeccionado con pielesde animales y plumas. A veces el shamán seceñía una corona con astas de reno y suszapatos imitaban los cascos del mismo ani¬mal. Entre los ostiacos, los shamanes-osos

llevaban en la frente una pieza que imitabala nariz y los belfos de un oso. El día de lafiesta del zorro los shamanes de los chuk-

ches usaban máscaras fabricadas con la na¬

riz y los belfos de ese animal. La razón deque se diera tanta importancia a la nariz enesas máscaras era la creencia de que allíradicaba la fuerza vital del animal y de quegracias a ella el shamán podría dominar a

. éste totalmente. Por lo demás, cuando elshamán caía en éxtasis se conducía como un

animal: gruñía como un oso, daba saltoscomo un reno, etc.

Entre los nómadas de lengua turca, lacreencia en las virtudes milagrosas del pe¬laje animal se asocia con los caballos. En susrelatos épicos, el batir (señor poderoso,guerrero) sortea a menudo un trance difícilquemando crines de caballo, que se trans¬forman de inmediato en ese animal. En el

momento de la repartición de las crines, enla primavera, los buriatos celebraban unaceremonia en la que quemaban pelos decaballos blancos, rito relacionado segura¬mente con la fecundidad. Y cuando los

tuvas vendían su ganado les arrancaban al¬gunos pelos y los quemaban. Así tratabande impedir que la buena suerte les abando¬nara al separarse de los animales.

El caballo de guerra es uno de los perso¬najes favoritos de las epopeyas turco-mon¬goles. Era mucho más que un caballo yestaba dotado de poderes mágicos. Teníaalas que le permitían volar por los airescomo una estrella fugaz. Era capaz de saltarpor encima de las nubes, de aventajar a lospájaros y de pisotearles a su paso; sólo unsortilegio podía detenerle. Participaba enlas campañas y era a la vez protector, guía,consejero, curandero y salvador de su amo.La yegua era a veces la nodriza del caballeroy en ese caso se consideraba a éste como

Esta indumentaria vieja de varios siglos,expuesta en una vitrina, era típica de losshamanes del pueblo Manci, de Siberia. Al¬gunos de sus detalles, por ejemplo el gorro ocasco con astas de reno, hacen referencia alas relaciones que el shamán mantenía conciertos animales.

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Ahora bien, con el transcurso del tiempoel carácter sagrado del reno se vio suplanta¬do por el caballo milagroso. Sin embargo,fue un proceso gradual ya que durante mu¬chos años se consideró al caballo como una

reencarnación del reno. Los hititas y losceltas solían disfrazar de caballos a sus cier¬

vos. Los arios védicos decoraban la cabeza

del caballo destinado al sacrificio con astas

de ciervo de oro. En los kurganes o túmulosfunerarios de Pasirik, en el Altai, se hanencontrado restos de caballos con máscaras

de reno en el cráneo (véase El Correo de laUnesco de diciembre de 1976). Los escitasadornaban la frente de sus caballos con

astas ramificadas que les daban el aspectode renos.

Entre los pueblos turco-mongoles tam¬bién se substituyó a los renos por caballos.Pero no sabemos con exactitud cuándo ydónde empezaron las creencias sobre elcarácter sagrado de los renos a ceder terre¬no en favor del culto del caballo. Ahora

bien, en las regiones meridionales de laparte europea de la URSS los arqueólogossoviéticos han descubierto en los últimos

años todo un estrato que demuestra la exis¬tencia de civilizaciones hasta ahora desco¬

nocidas, del cuarto milenio antes de Cristo,

que cazaban caballos salvajes y habían em¬pezado a domesticarlos. Paralelamente sur¬gió una veneración por el caballo, comopuede deducirse de las estatuillas y los osa¬rios rituales de esos animales descubiertos

en los antiguos asentamientos y cemente¬rios. Por la misma época empezó en lasestepas europeas la fabricación de cetros alos que se daba la forma de cabezas decaballo. Se cree que eran el atributo delpoder de un jefe. D

VICTOR ALEXANDROVICH SHNIRELMAN,soviético, trabaja en el Instituto de EtnografíaMiklujo-Maklaya de la Academia de Ciencias dela URSS y se ha especializado en historia de lassociedades primitivas. Entre las obras que hapublicado cabe mencionar estudios sobre los orí¬genes de la ganadería y la clasificación y diferen¬ciación de las culturas.

Page 11: Los pandas gigantes son ya menos de mil

Esos seres que nos acompañanpor Erika Friedmann

Foto Edouard Boubat © Top, Paris

LOS animales de compañía existenprácticamente en todas las socieda¬des. El hombre tiene animales do¬

mésticos desde hace al menos 10.000 años, y

desde mucho antes capturaba y domestica¬ba animales salvajes que guardaba comocompañeros sin ocuparse de su reproduc¬ción. No se sabe con certeza cuál fue la

motivación inicial por la que el hombreempezó a domesticar animales, pero sepiensa que su cría guarda relación con mo¬dificaciones ambientales favorables que se

produjeron durante el Mesolítico en deter¬minadas regiones y gracias a las cuales au¬mentaron extraordinariamente las posibili¬dades de obtener alimentos. De los estudios

arqueológicos se desprende que el primeranimal domesticado fue el perro y el segun¬do el gato.

La importancia de los animales de com¬pañía en la moderna sociedad industrial sepone constantemente de manifiesto en laprensa, el cine y los libros. Del perro, enparticular, suele decirse que es "el mejoramigo del hombre". Desde un punto de

vista simbólico, estos animales pueden re¬presentar la íntima relación que existe entrela madre y el niño de corta edad, caracteri¬zada por una devoción absoluta y sin reser¬vas, por el amor y por la veneración, ypueden contribuir a facilitar el paso de laprimera infancia a la infancia, de la depen¬dencia a la autonomía y del aislamiento a laintegración social en distintas épocas y eta¬pas de la vida. Ahora bien, así como larelación que se da entre una persona y unanimal de compañía puede simbolizar larelación de la madre con su pequeño, lapertenencia a especies distintas constituyeuna diferencia fundamental que facilita lacontinuidad emocional sin negar nuestraindividualidad.

Hasta hace unos diez años existían pocosestudios científicos sobre los efectos positi¬vos de las relaciones entre el hombre y losanimnales. Freud, que reconoció la singulare importante función que cumplen éstos enla vida de las personas, escribió: "Esa fun¬ción explica por qué se puede querer a unanimal... con tal intensidad; cariño sin ara-

11

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bivalencia, sencillez despojada de todos losconflictos insoportables de la civilización,belleza de una existencia completa en símisma... esa sensación de íntima afinidad,

de solidaridad indiscutida." Sin embargo,tan alto grado de estimación por parte deFreud no se manifestó en un interés clínico.

Casi toda la información sobre el valor de

los animales para sus dueños se basaba endatos anecdóticos y en relatos personalessobre la devoción, la inteligencia o la com¬pañía extraordinarias de algunos animales ode ciertas razas, pero carecía del respaldode una investigación científica sistemática.

En los últimos años, la convicción popu¬lar de que la compañía de los animales esbeneficiosa para el hombre ha adquirido unfundamento científico. Su presencia aliviala soledad y el abatimiento de sus amos y lessirve de estímulo para cuidar de sí mismos ypara realizar toda una serie de actividadescotidianas útiles. La compañía de un animalreduce el grado de ansiedad y de tensiónporque aquel se convierte en centro deatención y procura una sensación de seguri¬dad. Además, puede contribuir a que eldueño se mantenga en buena forma física oa que la mejore, al brindarle una motiva¬ción para hacer ejercicio. Aunque la mayorparte de los estudios sobre los efectos de losanimales en la salud se han centrado en los

perros, no faltan pruebas de que otros ani¬males son igualmente beneficiosos.

La soledad puede provocar enfermeda¬des o agravarlas e incluso acarrear un de¬senlace fatal. La compañía de un animalpuede mejorar el estado de salud al reducirlos efectos patológicos de la falta de contac¬to con familiares o amigos íntimos. Laspersonas de edad, que son particularmentevulnerables a la soledad y a la separación desus parientes y conocidos, pueden encon¬trar en los animales un consuelo extraordi¬

nario, ya que éstos se convierten en auténti¬cos compañeros para sus propietarios, que amenudo los consideran como miembros de

su familia, les hablan como si fueran perso¬nas y tienen la impresión de que son sensi¬bles a sus diferentes estados de ánimo.

En un estudio sobre los factores sociales,

psicológicos y fisiológicos que influyen en la

La compañía de gatos domesticados es unacostumbre que data de hace miles de años.En el Egipto antiguo estaba castigado hacer¬les daño y, cuando un gato doméstico moría,su amo se afeitaba las cejas en señal de luto.Abajo, hombre y gato actuales en amistosacompaña.

supervivencia de los pacientes con enferme¬dades cardiacas coronarias (dolor intensoen el pecho o ataque al corazón), se estable¬ció una correlación entre el hecho de tener

un animal de compañía y el de sobrevivir unaño. De los cincuenta y tres enfermos pro¬pietarios de un animal, solamente tres falle¬cieron durante el año siguiente a su ingresoen un gran hospital universitario, frente aonce fallecidos en ese mismo periodo de lostreinta y nueve que no tenían animales do¬mésticos. Evidentemente, el medio más fia¬

ble de predecir la supervivencia era la gra¬vedad de la enfermedad, pero la combina¬ción de la posesión de un animal y la grave¬dad de la dolencia arrojó un número mayorde aciertos que esta sola. Además, los ani¬males hacían bien a todos y no sólo a los quevivían solos, solteros o viudos. Los investi¬

gadores llegaron a la conclusión de que elefecto que ejercían los animales en el esta¬do de salud era distinto del ejercido por laspersonas.

Los animales facilitan las relaciones con

otros individuos y pueden contribuir así aque su dueño disponga de más compañía.Para los sujetos hospitalizados o internadossuponen un vínculo importante con los ami¬gos o parientes que llevan una vida normal.Son muchos los propietarios de animalesque, cuando están hospitalizados, pidendiariamente información sobre ellos.

Es frecuente que las personas que vivensolas o que no disfrutan de reciprocidad ensus afectos se depriman, se sientan inútiles ypierdan la estima de sí mismas, todo lo cualtiene repercusiones fisiológicas y psicológi¬cas en su forma de abordar las dificultades

de la vida diaria que, a su vez, merman la

"En la primera infancia los animales decompañía son un vínculo de unión con lanaturaleza y enseñan a respetar a otros seresvivos." En la foto, un perro juega con su amojunto a un gran bloque de viviendas de laregión de París.

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capacidad del organismo para combatir lasinfecciones y oponer resistencia a las enfer¬medades. La compañía de los animales sua¬viza esas impresiones, actuando comoamortiguador del choque que producen losproblemas, desengaños, duelos y otros he¬chos dolorosos.

Ocuparse de un animal puede mejorartambién la imagen que cada individuo tienede sí mismo y contribuir a que se ocupe desu propia persona. Según una encuesta rea¬lizada en Estados Unidos entre jubilados,los que poseían algún animal se sentíanmucho más autosuficientes, seguros, útiles,autónomos y optimistas que los demás. Unaasistenta social de Edimburgo (Reino Uni¬do) llegó incluso a recurrir a los animales decompañía como aliciente para que las per¬sonas de edad se ocuparan mejor de símismas y facilitó a varias de ellas, que en¬cendían hogueras para calentarse en invier¬no, pajarillos que requerían un ambientecaldeado. Ni uno solo de los ancianos que

Arriba, un niño gitano andaluz con su perro,el mejor amigo del hombre. Hay quienespiensan que la posesión de animales familia¬res es algo propio de las ricas sociedades deOccidente; en realidad, gran número de cul¬turas de todo el mundo fomentan el amor a

esos animales.

aceptaron los pájaros, tras indicárseles quetenían que mantener una temperatura másalta en su casa para que los animales pudie¬ran vivir, sufrió aquel invierno de hipoter¬mia. Como ésta es una de las principalescausas de fallecimiento de los sujetos deedad avanzada en Edimburgo, no cabe du¬da de que los pájaron favorecieron la saludde sus propietarios.

Hoy se reconoce cada vez más claramen¬te la importante función positiva que de¬sempeña el sentido del tacto a lo largo detoda la vida del hombre. Los animales de

compañía permiten ejercitar este sentido a

personas que, de no ser por ellos, carece¬rían de ese estímulo sensorial. El simplehecho de tocar a un animal reduce la ansie¬

dad y la tensión. Y acariciarlos no sólo esuna manera de expresar afecto, sino queejerce además un efecto benéfico en el siste¬ma cardiovascular del amo. Como es raro

que se acaricie a un animal sin hablarle almismo tiempo, no cabe evaluar el efectopropio de una y otra actividad. Los investi¬gadores han descubierto que hablar y acari¬ciar a un animal origina en el sistema cardio¬vascular una excitación menor que una con¬versación con otros seres humanos, descu¬

brimiento que corrobora el carácter sedantey benéfico del vínculo que se establece en¬tre el hombre y los animales de compañía.

Estos proporcionan una sensación de se¬guridad, tranquilidad y confianza. A laspersonas les apetece más dar un paseo, salirde casa o visitar a sus amistades si van

acompañadas de un animal o si éste sequeda cuidando del hogar durante su ausen¬cia. Los expertos en publicidad, e inclusolos políticos, conscientes de que la presen¬cia de los animales domésticos agrega unanota placentera, se sirven de ellos con fre¬cuencia para que contribuyan a crear elambiente propicio. Cuando está presenteun animal, tanto las situaciones como las

personas que en ellas intervienen parecenmás gratas y menos intimidantes.

En caso de presencia de animales, lagente tiende a centrar en ellos la atención,sobre todo en situaciones tensas. Esta des¬

viación de la atención puede reducir el es¬trés al igual que otros métodos más tradicio¬nales empleados con tal fin, como la medi¬tación trascendental o la relajación progre¬siva. Contemplar las evoluciones de un pezen su pecera ha dado resultados idénticos alos de la hipnosis para atenuar la ansiedad yel dolor en las intervenciones odontológi¬cas. Esta forma de observar el mundo natu¬

ral puede también ser útil para reducir lapresión sanguínea.

Ocuparse de un animal puede ser benefi¬cioso para la salud en la medida en quesupone una responsabilidad, obliga a respe¬tar un horario e inclina a adoptar un estilode vida más variado. Aceptar la responsabi¬lidad de cuidar de un animal puede resultarparticularmente provechoso para aquellaspersonas cuyas actividades están limitadaspor enfermedades crónicas, por deficien¬cias o por el aislamiento social.

En la primera infancia los animales decompañía son un vínculo de unión con laNaturaleza y enseñan a respetar a otrosseres vivos. En los niños de más edad el

hecho de ocuparse de un animal fomenta elamor propio, la confianza en sí mismo y laindependencia.

Los animales de compañía desempeñanmúltiples funciones en muchos momentosde la vida, desde la temprana infancia hastala madurez. Cuando se ha establecido una

relación con un animal, resulta más fácil

relacionarse con el prójimo. ' D

ERIKA FRIEDMANN, estadounidense, es profe¬sora asociada de ciencias de la salud y de lanutrición en el Brooklyn College de la Universi¬dad de Nueva York. Ha publicado más de 40artículos científicos en algunos de los cuales exa¬mina los efectos psicológicos de la presencia de losanimales de compañía.

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Page 14: Los pandas gigantes son ya menos de mil

La curiosa historia de un caballo

llamado el sabio Hans por James Serpell

Los animales quehablan no pasan deser pura leyenda

DE un estudio realizado recientemen¬

te en Estados Unidos se desprendeque las tres cuartas partes de los

libros y relatos para niños versan sobre losanimales o que éstos figuran entre sus per¬sonajes principales. En la gran mayoría deesos textos los animales piensan y sientencomo seres humanos y tienen casi siempreel don de la palabra. Aunque esta conclu¬sión sea obvia para cualquiera que hayahojeado los libros de un niño corriente, nopor eso deja de ser sorprendente. Despuésde todo ¿por qué razón los adultos queescriben para los niños dan por descontadoque sus lectores se identificarán mejor conpersonajes del reino animal que del génerohumano? ¿Y a cuento de qué se induce a losniños a imaginar que los animales puedenhablar cuando a la postre todos terminaránpor descubrir que son incapaces de hacerlo?Por lo menos, no en la forma en que hablan

los seres humanos. Cuanto más se analiza el

asunto, más extraño parece.Si bien es indiscutible que la noción de

animales y personas que hablan entre sí esbastante peculiar, puede afirmarse que deningún modo es una invención reciente opropia de la civilización occidental. Por elcontrario, se trata de una idea más antigua yextendida que la propia literatura. Los mi¬tos sobre la creación de muchos de los

pueblos del mundo se remontan a tiemposinmemoriales tal es el caso del "tiempo delos sueños" de los aborígenes australia¬nos en que dioses, animales y seres huma¬nos vivían juntos y se comunicaban en piede igualdad en un lenguaje común. Inclusoel relato bíblico de la creación alude a una

situación de coexistencia armoniosa entre

Adán y Eva y los habitantes no humanos delJardín del Edén. Y también se nos dice queNoé era capaz de entenderse con palomas y

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Page 15: Los pandas gigantes son ya menos de mil

"La noción de animales y personas que ha¬blan entre si (...) es más antigua y extendidaque la propia literatura. (...) Noé era capazde entenderse con palomas y cuervos comopara encomendarles misiones de investiga¬ción." A la izquierda, un grabado en maderade Jost Amman, pintor y grabador suizo,que representa el Arca de Noé (1564).

Conocidos desde tiempos remotos por su^inteligencia, su carácter juguetón y su acti¬tud amistosa para con el hombre, los delfinesaparecen a menudo en las obras de Esopo,Herodoto y otros escritores antiguos comomonturas de los niños o salvadores de los

náufragos. Durante siglos, para muchos na¬vegantes la presencia de delfines dando sal¬tos en torno a su embarcación era señal de

que el viaje sería sereno y feliz. A la derecha,"Cupido cabalgando sobre los delfines", de¬talle de un mosaico del siglo II a.C. descu¬bierto en la isla de Délos (Grecia).

cuervos como para encomendarles misio¬nes de investigación.

Por lo demás, incluso en la Edad Media la

capacidad para comunicarse con los anima¬les era considerada como una señal de santi¬

dad. El místico de la naturaleza, San Fran¬

cisco de Asís, por ejemplo, predicaba anteaudiencias de pájaros arrobados y era capazde domesticar lobos, cantar a dúo con ruise¬

ñores y entender incluso el parloteo de lasgolondrinas o el croar de las ranas. Ennuestra época de rigor científico tales histo¬rias pueden parecer peregrinas e inclusoextravagantes. Sin embargo, irónicamente,la idea de que las personas puedan hablarcon los animales y viceversa sigue más vi¬gente que nunca.

El interés por los fenómenos de este tiporevivió gracias al caso de un caballo apoda¬do el "sabio" Hans, que a comienzos delsiglo dio mucho que hablar en Alemania.Hans pertenecía a un profesor de escuelajubilado, Wilhelm von Osten, quien, con¬vencido de que su caballo tenía una inteli¬gencia fuera de lo común, decidió enseñarlea resolver problemas matemáticos sencillosempleando las mismas técnicas que utiliza¬ba con los niños. Hans superó ampliamentelas expectativas de su amo y resultó, enefecto, ser un animal excepcionalmente do¬tado. Cuando se le planteaba, por ejemplo,un problema elemental como indicar el re¬sultado de la resta de 11 menos seis, daba la

respuesta correcta golpeando cinco vecesen el suelo con su pata delantera derecha.Era muy raro que cometiera errores debulto. En cuanto corrió la voz por el restode Europa de la prodigiosa habilidad delcaballo de von Osten, el animal se convirtióen una extraordinaria atracción, y desde lospuntos más lejanos acudían en multitud losvisitantes que por nada del mundo queríanperderse los alardes de semejante portentoy que, en su mayoría, regresaban convenci¬dos de que Hans era un auténtico genio dela raza equina. Incluso aquellos que sospe¬chaban la existencia de alguna superchería,entre los que figuraban numerosos científi¬cos eminentes, tuvieron que reconocer des¬concertados que el caballo era capaz decontestar correctamente las preguntas aun

cuando su amo no estuviera presente. Sufama se esparció por doquier y el "sabio"Hans pronto llegó a ser un personaje um¬versalmente conocido.

Pero, para desgracia de von Osten, lagloria de su caballo fue de corta duración.Dos profesores cuyos singulares apellidoseran Stumpf y Pfungst y que estaban empe¬cinados en demostrar que las proezas deHans ocultaban una maquinación fraudu¬lenta, idearon con tal objeto una serie deexperimentos. En el primero dos personasse ponían de acuerdo sobre un problemaque debían someter al animal. Una de ellasformulaba la pregunta en un murmullo aloído del caballo y a continuación se alejabaocultándose detrás de un biombo, mientras

la otra, que conocía la solución, se quedabapara oír su respuesta, que solía ser correcta.En la prueba siguiente, en cambio, el segun¬do participante ignoraba la solución y, al

retirarse el primero después de haber susu¬rrado la pregunta al animal, éste último eraincapaz de dar una respuesta satisfactoria.Las investigaciones efectuadas pusieron demanifiesto que Hans era, en realidad, muylisto pero no en la forma que se habíapensado. Su habilidad consistía en ser capazde captar las variaciones sutiles y casi im¬perceptibles de la actitud y la expresiónfacial de las personas cada vez que resolvíaacertadamente un problema. Todo lo quetenía que hacer, para saber cual era la res¬puesta correcta, era seguir golpeando en elsuelo hasta que recibía una señal del públicoengañado que sólo él podía percibir yque le indicaba que debía detenerse. Todoslos asistentes, incluso el desilusionado von

Osten, se habían engañado porque no sedaban cuenta de que transmitían señales alcaballo (los mensajes de este tipo, que notienen carácter verbal, los transmiten los

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Page 16: Los pandas gigantes son ya menos de mil

seres humanos inconscientemente). Habíancometido el craso error de subestimar la

capacidad de percepción del animal y, porende, caído en el garlito de suponer queHans entendía realmente los problemas queaparentemente resolvía.

Lo cierto es que el "sabio" Hans no cons¬tituía un caso excepcional. En efecto, losanimales habladores o por lo menos losdotados de una sorprendente capacidad decomprensión son conocidos desde hace si¬glos. El "sabio" Hans fue, sin embargo, elprimer animal sometido a una observacióncientífica cuidadosa y el hecho de que a lapostre se descubriera su secreto hizo quecundiera el escepticismo respecto de todoslos fenómenos futuros de ese tipo.

Los científicos tardaron años en recupe¬rarse de este episodio ignominioso de au-toengaño y cuando volvió a circular la noti¬cia, a principios de los años 60, de que habíaanimales que hablaban, no se trataba ya decaballos sino de delfines. Hacía tiempo quese sabía que los mamíferos marinos, comolos delfines, eran inteligentes y particular¬mente aptos para ser adiestrados y realizartrucos inverosímiles en espectáculos públi¬cos. Ahora bien, en 1961 se publico unaobra titulada El hombre y el delfín que

contenía observaciones mucho más intere¬

santes. Su autor, un neurólogo llamadoJohn C. Lilly, había realizado experimentoscon el cerebro de delfines vivos centrados

principalmente en su comportamiento vo¬cal. Pese a ciertos fracasos iniciales, Lillylogró amaestrar a los delfines de modo quevocalizaran cuando se les ordenara hacerlo,

y observó que algunos de ellos producíanespontáneamente imitaciones aceptablesde la voz humana. Esta facultad de los

delfines unida al hecho de que poseen uncerebro particularmente desarrollado ycomplejo indujo a Lilly a predecir con opti¬mismo que "dentro de uno o dos decenios"los seres humanos podrían establecer unacomunicación recíproca con otras especies.

La obra de Lilly fue profusamente co¬mentada por los medios de información ysirvió de inspiración a diversas novelas ypelículas futuristas. Y tal vez lo más sor¬prendente sea que, gracias a lo convincen¬tes que eran sus argumentos, la investiga¬ción sobre la comunicación entre el hombre

y los delfines obtuvo un importante apoyofinanciero de los gobiernos. Por desgracia,pese a tales esfuerzos, el delfín hablante deLilly nunca llegó a existir. Y en diez añosquedó de manifiesto que, lisa y llanamente,

había reaparecido el espectro del "sabio"Hans pero con un disfraz desconocido.

Sin dejarse amilanar, la comunidad cien¬tífica cambió nuevamente de objetivo, estavez para ocuparse de los monos antropoi-des. Por tratarse de nuestros más próximosparientes vivos, los monos habían ejercidosiempre sobre el hombre una particular fas¬cinación y la idea de enseñarles a hablar noera ninguna novedad. Los primeros experi¬mentos realizados en ese sentido por diver¬sas personas, entre 1896 y el decenio de1940, dieron sin embargo escasos resulta¬dos. En 1947, por ejemplo, un joven psicó¬logo estadounidense y su mujer adoptaronun chimpancé hembra de un mes de edadllamada Vicky, que criaron como su propia"hija". Educaron a Vicky como una niña,durante seis años, hasta el momento de su

muerte. Pese a todos sus esfuerzos, sólo

aprendió cuatro palabras entre ellas papáy mamá que apenas lograba decir en unmurmullo. Se llegó a la conclusión de quelos monos eran incapaces de aprender ellenguaje humano, pero sólo porque care¬cían del aparato vocal necesario para pro¬nunciar las palabras adecuadamente.

Pese a estos primeros resultados negati¬vos, en los años 70 los monos hablantes

volvieron a hacerse famosos gracias al expe¬rimento de Alien y Beatrice Gardner, de laUniversidad de Nevada, que empezaron aenseñar a Washoe, un chimpancé de cortaedad, un sistema de signos con las manosconcebido para los sordos denominadoAmerican Sign Language. Después de cua¬tro años de adiestramiento intensivo, los

Gardner declararon que Washoe habíaaprendido un vocabulario de 132 signos yque, combinándolos unos con otros, podíacomponer frases que aparentemente teníansentido. A causa de la relación particular¬mente estrecha que los ligaba a Washoe, noera imposible que se tratara de un casosimilar al del "sabio" Hans. En otras pala¬bras, era plausible que inconscientementelos Gardner hubiesen dado a Washoe algu¬nas indicaciones no verbales cuando hacía

con la mano el signo correcto o esperado.Incluso cuando Washoe formulaba con sig¬nos alguna petición espontánea, como"quiero beber", no estaba claro si entendíael significado de sus signos de manera sim¬bólica o abstracta, como lo haría una perso¬na. Era posible que hubiera aprendido sim¬plemente a asociar un gesto o una serie degestos con un resultado determinado quedeseaba obtener.

Estas objeciones a los resultados delproyecto Washoe y otros estudios más re¬cientes sobre el lenguaje mediante signoshan traído consigo la elaboración de técni¬cas cada vez más detalladas y complejas con

^ Los chimpancés pueden aprender a utilizarsímbolos arbitrarios para representar obje¬tos, situaciones o acontecimientos. Sin em¬bargo, hasta ahora no ha podido demostrar¬se que sean capaces de organizar esos símbo¬los de acuerdo con las normas reconocidas

de la gramática o la sintaxis. En resumen, noestán en condiciones de sostener una conver¬

sación. El chimpancé de la foto ha aprendidoel gesto que significa "hacer consquillas" enel Centro de Estudio de los Primates de

Norman, Oklahoma (Estados Unidos).

Page 17: Los pandas gigantes son ya menos de mil

©

"Por el momento, los animales que hablansólo pertenecen al mundo fantástico de losmitos o de la literatura infantil. (...) Pero

basta observar a un pastor y su perro, o a unjinete experto y su caballo, para advertirhasta qué punto existe entre ellos una ex¬traordinaria y estrecha comunicación." Enla foto, una "conversación" entre un hombrey su caballo en Rumania.

objeto de explorar la aptitud de los monospara emitir sonidos articulados. Se han in¬ventado lenguajes artificiales que utilizantrozos coloreados de material plástico comoequivalentes de las palabras y teclados decomputadoras con símbolos geométricospara eliminar la ingerencia del hombre yprevenir situaciones semejantes a las del"sabio" Hans. Y se ha adiestrado a los

chimpancés para que puedan comunicarseentre sí empleando lenguajes artificiales.Los estudios sobre la materia han revelado

que es posible enseñar a estos animales aentender, en abstracto, el significado de lossímbolos que utilizan. Sin embargo, hastaahora dichas investigaciones no han permi¬tido demostrar que los chimpancés seancapaces de organizar esos símbolos deacuerdo con las normas reconocidas de la

gramática y la sintaxis. En resumen, suaptitud para comunicarse verbalmente esmuy limitada.

Esta incapacidad de los monos para pro¬nunciar las palabras del lenguaje humanoexplica tal vez que los científicos estén estu¬diando actualmente las posibilidades deemitir sonidos articulados que puedan tenerotras especies más "parlanchínas". Lamayoría de la gente supone que las aveshabladoras, como los loros, sólo se limitan a

reproducir sonidos mecánicamente y queson incapaces de usar las palabras en uncontexto adecuado de ahí que se diga

"aprender como un loro" con el sentido derepetir algo sin entenderlo realmente. Sinembargo, después de varios años de cuida¬doso adiestramiento, los investigadores deuna universidad estadounidense han logra¬do enseñar a Alex un loro gris africanoa asociar ciertos sonidos con determinados

objetos o elementos, tales como papel, ro¬ca, corcho o agua. También reconoce Alexcinco colores y cinco formas distintas y pue¬de obedecer diversas órdenes, como "quie¬ro", "ven aquí" y "hazme cosquillas". Y, loque es más importante, Alex es capaz decombinar esas palabras de manera inteli¬gente para identificar, pedir o rechazar másde cincuenta objetos diferentes, incluso al¬gunos que no estaban incluidos en su entre¬namiento inicial. Ni que decir tiene que deningún modo es capaz Alex de sostener unaconversación con sus entrenadores, por loque muchos científicos estiman que es sóloun nuevo ejemplo de aprendizaje medianteasociaciones y que su caso, una vez más,coincide con el del "sabio" Hans.

Por el momento, los animales que hablansólo pertenecen al mundo fantástico de losmitos y de la literatura infantil. Pese a todoslos esfuerzos realizados para educar a nues¬tros parientes no humanos, jamás se halogrado inculcarles los rudimentos del len¬guaje. Ello no significa, por cierto, que losseres humanos y los animales sean incapa¬ces de comunicarse. Por el contrario, basta

observar a un pastor y su perro, o a un jineteexperto y su caballo, para advertir hasta quépunto existe entre ellos una extraordinaria yestrecha comunicación.

Pero hay una diferencia fundamental en¬tre ese tipo de comunicación y la que seproduce de manera permanente entre lagente. El lenguaje, con sus símbolos abs¬tractos y sus reglas gramaticales, es privati¬vo de los seres humanos. Sólo nosotros

podemos aprenderlo con facilidad y aparen

te espontaneidad y lo necesitamos para ha¬cer frente a las dificultades de orden social ymaterial propias del mundo en que vivimos.En cambio, a los animales no parece hacer¬les falta y su vida puede ser plenamentesatisfactoria sin un instrumento que los se¬res humanos consideran absolutamente in¬

dispensable.Pero, si todo lo anterior es cierto, ¿cómo

se explica que haya personas que han dedi¬cado tanto tiempo, esfuerzo y dinero a bus¬car la forma de hablar con los animales?

¿Qué provecho reportan tantos desvelos?Sería sin duda interesante (y perturbadordesde un punto de vista ético) saber a cien¬cia cierta lo que los animales piensan ysienten, o poder formularles preguntas di¬rectas sobre su existencia. Pero debemos

reconocer que ni remotamente hemos lo¬grado sostener un diálogo de ese tipo. Talvez nuestra verdadera motivación sea un

mero afán de establecer contacto, de vincu¬

larnos nuevamente a nuestros orígenes ani¬males. En efecto, el lenguaje humano y laconciencia de sí mismo aislan al hombre del

resto del mundo animal. Como lo descu¬

brieron Adán y Eva, el precio de esa cons-ciencia fue su expulsión del Jardín delEdén. Sin embargo, en los mitos, los cuen¬tos de hadas y la literatura infantil, así comoen nuestras intercambios más recientes con

caballos sabios, chimpancés que hacen se¬ñales y loros habladores, seguimos acari¬ciando la esperanza, que es más bien laquimera, de que ese aislamiento sólo seatransitorio. D

JAMES SERPELL, británico, es investigadorasociado en comportamiento animal en la Univer¬sidad de Cambridge. Ha escrito numerosos artícu¬los sobre este tema y sobre las relaciones entre laspersonas y los animales. Recientemente apareciósu obra In the Company of Animals: A Study ofHuman-Animal Relationships (En compañía delos animales: un estudio sobre las relaciones entre

el hombre y el animal).

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Page 18: Los pandas gigantes son ya menos de mil

La flora y la fauna,

"Si todos los animales desaparecieran, el hom¬bre moriría abrumado por la soledad, puescuanto afecta a los animales también afecta al

hombre. Todo está relacionado. Lo que sufre laTierra también lo sufren los hijos de la Tierra",afirmaba en 1855 el jefe indio Seathl en unacarta dirigida al Presidente de Estados Unidos.En la foto, un rebaño de elefantes de Africa.Por obra y gracia de los cazadores furtivos encodiciosa busca de marfil, su número ha dismi¬nuido considerablemente en los últimos años.

"Si todos

los animales

desaparecieran..."

EN el mundo de nuestros días, invadi¬

do por la tecnología, la televisión,los aviones supersónicos y las cen¬

trales nucleares, ¿siguen teniendo algúnsentido para el hombre las plantas y losanimales salvajes? ¿Acaso no debieran pa¬sar a la historia, al igual que los arcos y lasflechas, las hogueras de leña y los carruajesde caballos?

La respuesta a esta segunda pregunta esrotundamente negativa. La supervivenciade los animales y de las plantas es unacuestión de vida o muerte en el pleno senti¬do de la expresión, ya que de ellos dependeuna parte sustancial del bienestar cotidianode todos los habitantes del planeta, cuales¬quiera que sean su sexo, edad y condición.

Las plantas y los animales contribuyenprincipalmente de tres maneras al bienestarde los seres humanos. Proporcionan nume¬rosos elementos que constituyen la basematerial de la existencia: casi toda la ali¬

mentación, buena parte de la vestimenta y,en muchos lugares del mundo, materialesde construcción y combustible para calentare iluminar la vivienda. Proporcionan, ade¬más, los conocimientos básicos para preser¬var esta base material e impedir el retrocesoa unas condiciones más primitivas. Otraaportación importante es la que hacen anuestro disfrute del medio ambiente, tanto

en lo que toca a los esparcimientos diarioscomo al placer que procura la contempla-

Foto Norman Myers © WWF, Gland, Suiza

ción de los encantos de la naturaleza y de losmisterios del universo.

El reconocimiento de la importancia quepara la humanidad tienen los recursos gené¬ticos de las especies animales y vegetales,tanto salvajes como domesticadas, y el te¬mor de una destrucción generalizada, lleva¬ron a la Unión Internacional para la Con¬servación de la Naturaleza y sus Recursos(UICN) y al Fondo Mundial para la Natura¬leza (FMN) a elaborar, hace ocho años, unaEstrategia Mundial de Conservación (véaseel número de mayo de 1980 de El Correo dela Unesco), con tres objetivos principales:

1) Mantener unas reservas viables de to¬das las especies animales y vegetales. Espreciso que se trate de todas, porque apenasse conoce todavía el valor de la mayor partede ellas; hace muy poco que se ha descu¬bierto, por ejemplo, la utilidad en el trata¬miento del cáncer de la vincapervinca Ca-tharanthus, planta casi ignorada que creceen Madagascar;

2) Mantener unas reservas suficientes detodas aquellas especies cuyo interés para elhombre está comprobado, con objeto depoder cultivarlas, cosecharlas o aprove¬charlas indefinidamente por cualquier otromedio;

3) Preservar la pureza del aire y del agua yla fertilidad del suelo.

Pese a que estos tres objetivos de la Es¬trategia Mundial de Conservación obede-

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vitales para el hombre por Richard Fitter

sa Hi

La vicuña (Lama vicugna) es un pequeño camé-lido de los Andes parecido a la llama. Su lana,fina y de mucho abrigo, era muy apreciada enNorteamérica y en Europa. Después de serobjeto de un intenso tráfico, que amenazaba susupervivencia, Perú consiguió salvar la especieen el decenio de 1960.

cen al más elemental sentido común, tanto

los gobiernos como los particulares, a causade nuestras actuales estructuras sociales e

institucionales, los ignoran en gran medida.¿Cómo acabar con esta despreocupacióngeneral y hacer de modo que pueda seguirutilizándose con carácter indefinido en bien

de la humanidad los vegetales y animalessalvajes y domesticados?

Los dos peligros más graves que amena¬zan a las distintas especies son la explota¬ción excesiva y la destrucción del habitat,que han originado ya la extinción de algu¬nas de ellas y una fuerte disminución delnúmero de ejemplares de otras muchas.

La explotación excesiva, legal e ilegal, esla que causó más daños en tiempos pasados.En el siglo XIX los cazadores exterminaronla paloma silvestre en América del Norte ycasi acabaron también con el bisonte. En

nuestro siglo, la caza ininterrumpida enAfrica de rinocerontes negros y de elefantespara apoderarse de sus cuernos y colmillos

ha resultado prácticamente en el exterminiode los primeros y en la merma considerabledel número de los segundos.

Además, la captura excesiva de grandesballenas, sobre todo en los océanos austra¬les, ha reducido casi todas las reservas mun¬

diales hasta el punto de que a efectos co¬merciales pueden considerarse extinguidas,y ello pese a los esfuerzos realizados por laComisión Ballenera Internacional (IWC),creada precisamente para impedirlo. Endefinitiva, la industria ballenera se ha suici¬

dado al obrar así, ya que en la actualidadestá prohibido capturar esos animales. Lasreservas marinas de peces en todo el mundohan sido explotadas de tal manera que mu¬chas de ellas han desaparecido. La últimareserva pesquera importante del planeta seencuentra en la región antartica y subantár-tica. ¿Resultarán tardíos e insuficientes losesfuerzos que, gracias al Tratado Antartico,se hacen actualmente para salvarla?

En nuestros días, sin embargo, el peligromás grave para las especies animales y vege¬tales es la destrucción masiva del habitat,

sobre todo en las inmensas regiones debosques tropicales húmedos de los países endesarrollo, donde el incesante crecimiento

demográfico genera una demanda cada vezmayor de madera y de terreno cultivable."Más gente y menos pantanos", fue la lacó¬nica explicación que un anciano natural deFlorida dio de la disminución del número de

Foto J. Esser © WWF, Gland, Suiza

pumas en su región. Se calcula que cadaminuto desaparecen diez hectáreas de selvatropical virgen. A este ritmo, al término delpresente siglo, esto es, dentro de doce añossolamente, no quedará prácticamente nadade los dos o tres mil millones de hectáreas

de esas selvas que hoy subsisten, sí se excep¬túan los parques nacionales y otras zonasprotegidas.

La contaminación es otro factor que re¬viste la misma gravedad. Los deshechosquímicos procedentes de la industria y de laagricultura, así como de otras actividades(por ejemplo, los desplazamientos en auto¬móvil), ejercen un efecto nocivo constanteen la calidad del aire, del suelo y del agua.La consecuencia más catastrófica es la llu¬

via acida, causada por una "sopa química",todavía no totalmente explicada, que estádestruyendo los bosques y los peces de aguadulce de todo el hemisferio norte.

Para poner fin a la explotación excesivaes preciso regular los cultivos y las activida¬des cinegéticas. Hay que establecer el siste¬ma de licencias de caza, en ocasiones esti¬

pulando el número máximo de piezas porcazador, y de cupos de explotación comer¬cial. El eterno problema es hacer que serespeten las leyes, como lo demuestran lamultiplicación y la audacia creciente de loscazadores furtivos, incluso en el interior de

los parques nacionales, y el triste récord dela industria ballenera.

19

Page 20: Los pandas gigantes son ya menos de mil

Arriba, el rinoceronte blanco de Africa (Ce-ratotherium simum cotton), hoy permanente¬mente amenazado de extinción por la acciónde los cazadores que codician su cuerno. Aprincipios de los años 80 se estimaba que sunúmero había disminuido hasta menos de

700 ejemplares. La población más abundan¬te de rinocerontes blancos vive actualmente

en el Zaire, en el Parque Nacional de Ga-ramba, de 500.000 hectáreas de extensión,que en 1980 se incluyó en la Lista del Patri¬monio Mundial de la Unesco y que es un biennatural de extraordinario valor universal.

El orix de Arabia (Oryx leucoryx) era antañomuy abundante en algunas zonas áridas (Ara¬bia, Siria y Mesopotamia). Víctima de una cazaintensiva, esta especie de antílope se extiguió,en estado natural, en 1972. Por fortuna, fueposible reconstituir una reserva gracias a algu¬nos ejemplares capturados con anterioridad.En 1980 el orix se reintrodujo con éxito enOmán.

Otra dificultad estriba en calcular con

precisión la magnitud de las reservas. LaComisión Ballenera Internacional tiene su

propio comité científico encargado de eva¬luar el número de ballenas, y la UniónInternacional para la Conservación de laNaturaleza y sus Recursos ha creado unCentro de Vigilancia de la Conservación(CMC) encargado de establecer una basede datos para todas las especies. Este Cen¬tro se ocupa también de poner en prácticauna idea de Sir Peter Scott, los Libros de

Datos Rojos, en los que se recoge y seresume la información más importante so¬bre las especies amenazadas.

El principal medio de que se dispone hoyen día para contrarrestar la destrucción delhabitat es la creación de parques naciona¬les, reservas naturales, refugios para la fau¬na silvestre y otras zonas protegidas. Ahorabien ¿será posible reservar en los diez odoce próximos años una superficie de terre¬no suficiente para salvaguardar los variosmiles de especies hoy en día amenazadas deextinción por la desaparición de los bosqueshúmedos? El número de especies en peligropuede elevarse en realidad a muchos millo¬nes, si las estimaciones más recientes de lasespecies de invertebrados que existen en elmundo (¡30 millones !) son correctas.

Los dos organismos de los que dependebásicamente la salvaguardia de las especiesson la Unión Internacional para la Conser¬vación de la Naturaleza y sus Recursos y elFondo Mundial para la Naturaleza, quetienen su sede en Suiza y reciben una ayudaconsiderable del Programa de las NacionesUnidas para el Medio Ambiente (PNU-MA), que apoya y concede fuertes subven¬ciones a la UICN. De las aves se ocupa elConsejo Internacional para la Protección

de las Aves, con sede en el Reino Unido ysubvencionado por el FMN.

La UICN funciona con seis comisiones de

expertos científicos. La Comisión para laSupervivencia de las Especies (CSE), quees la principal encargada de la preservaciónde la fauna y la flora, opera por medio deuna red de más de 90 grupos de especialis¬tas, a la que aportan desinteresadamentesus conocimientos cerca de 2.000 zoólogos ybotánicos del mundo entero. Entre los gru¬

pos más activos figuran los que se ocupan de, los elefantes y rinocerontes africanos, losantílopes, los felinos, los primates, los coco¬drilos, las tortugas marinas, las libélulas ylas orquídeas. El Grupo de Comercio repre¬senta a la UICN en todo lo relativo a la

importante Convención sobre el ComercioInternacional de Especies Amenazadas dela Fauna y Flora Silvestres. La CSE mantie¬ne relaciones muy estrechas con el ConsejoInternacional para la Protección de lasAves, que cuenta a su vez con diversosgrupos de trabajo, encargados, por ejem¬plo, de los papagayos, los flamencos o lasavutardas.

La UICN tiene otras dos comisiones im¬

portantes: la de Ecología (problemas gene¬rales del habitat, contaminación) y la deParques Nacionales y Zonas Protegidas. ElPrograma sobre el Hombre y la Biosfera(MAB) de la Unesco cumple también unafunción muy destacada en la preservacióndel habitat de las especies, al igual queciertas convenciones internacionales como

la Convención sobre la Protección del Patri¬

monio Mundial Cultural y Natural y la Con¬vención sobre los Humedales de Importan¬cia Internacional.

Son muchas las organizaciones no guber¬namentales que están afiliadas a la UICN:

Page 21: Los pandas gigantes son ya menos de mil

algunas de ellas se ocupan por su cuenta dela conservación de las especies, en particu¬lar la Sociedad de Historia Natural de Bom¬

bay, la Sociedad para la Preservación de laFlora y la Fauna de Londres, la SociedadZoológica de Francfort (República Federalde Alemania) y la Sociedad de Zoología deNueva York.

Contrariamente a la UICN, el Fondo

Mundial para la Naturaleza y el ConsejoInternacional para la Protección de las Avesfuncionan en gran medida a través de sec¬ciones nacionales. Este último cuenta con la

red mundial de mayor extensión. El FMNes un organismo dedicado fundamental¬mente a conseguir fondos, que destina cadavez más a sus propios proyectos.

¿Qué cabe esperar de todos estos me¬dios? ¿Hasta qué punto pueden contribuirtodos estos organismos nacionales e inter¬nacionales a alcanzar el objetivo de la con¬servación y la utilización a largo plazo(comprendidos los usos no consumistas, co¬mo la observación de pájaros y de ballenas)de las especies animales y vegetales?

La respuesta es que hay que hacer más,mucho más de lo que se hace actualmente.Ante todo es preciso reservar y ordenaradecuadamente superficies suficientes deferreno para que sirvan de habitat, lo querequiere tomar debidamente en cuenta lanecesidad de preservar los recursos genéti¬cos en los grandes proyectos de desarrollo.

También es necesario tomar medidas pa¬ra evitar una explotación excesiva de todaslas especies silvestres, reprimiendo drásti¬camente la caza furtiva en todas partes, y nosólo en las zonas protegidas, y haciendorespetar las disposiciones de la Convenciónsobre Comercio Internacional de EspeciesAmenazadas de la Fauna y Flora Silvestres.Por último, y sobre todo, hay que conven¬cer no sólo a los políticos, administradores yresponsables, sino a la totalidad de los ciu¬dadanos, a los campesinos y a los habitantesde las ciudades de todo el mundo, sin cuyabuena voluntad y comprensión de cuálesson sus auténticos intereses a largo plazotodos los esfuerzos serán vanos. D

RICHARD FITTER, naturalista y escritor británi¬co, ha sido miembro durante 24 años de la Comi¬sión para la Supervivencia de las Especies de laUnión Internacional para la Conservación de laNaturaleza y sus Recursos (UICN), siendo en laactualidad presidente de su comité directivo. Elúltimo de sus numerosos libros, Wildlife for Man

(Fauna y flora salvajes para el hombre), es unaobra de consulta sobre la conservación de las

especies para la Estrategia Mundial de Conserva¬ción. En septiembre de este año aparecerá su guíasobre el medio rural en invierno en el noroeste de

Europa.

La tortuga verde (Chelonia mydas), que ha-bita en los mares cálidos, es explotada sintasa ni medida por su carne, su piel, sushuevos y otros productos, como los recuer¬dos para los turistas. Su número ha dismi¬nuido de manera alarmante y en ciertasregiones ha desaparecido lisa y llanamente.La expansión del tráfico internacional detortugas marinas y de los productos de ellasderivados ha tornado aun más crítica la

situación de esta especie amenazada. A laderecha, varios ejemplares jóvenes de tortu¬ga verde.

Traficando con animales

y plantas

El tráfico internacional de la fauna y la flora

silvestres, que representa anualmente miles demillones de dólares, es el causante de la disminu¬

ción masiva de numerosas especies animales y

vegetales. La magnitud de la explotación con

fines comerciales suscitó tal alarma que en 1973

se elaboró un tratado internacional para esta¬

blecer un sistema de protección contra este tipo

de abusos e impedir que el comercio internacio¬

nal entrañara una amenaza para la superviven¬

cia de las especies aludidas.La Convención sobre el Comercio Internacio¬

nal de Especies Amenazadas de Fauna y Flora

Silvestres (CITES) entró en vigor el 1 de julio de

1975 y cuenta actualmente con 96 estados miem¬

bros. Esos países, que son responsables de la

aplicación de la convención, deben prohibir el

tráfico internacional de especies amenazadas

que figuran en una lista aprobada a tal efecto y

regular y vigilar el comercio de otras que pueden

llegar a estar amenazadas. También se pide a los

gobiernos que presenten a la secretaría de la

CITES, radicada en Suiza, informes que in¬

cluyan la documentación correspondiente a di¬

chas operaciones.

Esta actividad comercial, que abarca una

gran diversidad de especies, puede tener por

objeto ejemplares vivos o determinados produc¬

tos. Son millones las plantas y los animales vivos

que anualmente se envían a distintos países del

mundo para abastecer el mercado de animales

de compañía y de plantas ornamentales. A su

vez, las pieles, el cuero, el marfil y los artículosfabricados con esos materiales son también

objeto de un tráfico en gran escala. La CITES

prevé la protección de dos categorías principales

de especies: las más amenazadas y las otras

especies que se encuentran en grave peligro.

Entre las enumeradas en la primera categoría

cabe mencionar todos los monos antropoides,

los lémures, los pandas gigantes, muchos monos

de América del Sur, las grandes ballenas, los

guepardos, los leopardos, los tigres, los elefantes

asiáticos, todos los rinocerontes, numerosas

aves de presa, las grullas, los faisanes y los loros,

todas las tortugas de mar, algunos cocodrilos y

lagartos y las salamandras gigantes.

A la segunda categoría pertenecen las especies

que pueden llegar a estar amenazadas si el tráfi¬

co de ellas no se somete a un control y una

vigilancia apropiados. Está permitido su comer¬

cio internacional siempre que el gobierno del

país exportador emita la documentación perti¬

nente. En la lista aparecen todas las especies

animales de los grupos que se indican a conti¬

nuación y que no están incluidas en la primera

categoría: los primates, los felinos, las nutrias,

las ballenas, los delfines y las marsopas, las aves

de presa y los cocodrilos, además de muchas

otras especies como el elefante africano, el oso

marino austral y el ave del paraíso.

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Page 22: Los pandas gigantes son ya menos de mil

¡Que viene el lobo

por Daniel Dubois

La mala fama de

una especie que enotro tiempo eraamiga del hombre

EN sus comienzos el hombre estable¬

ció un pacto con la naturaleza. Losanimales, tanto los domésticos como

los que pasaban por peligrosos, tenían uncarácter sagrado; matarlos y comérselos erapues un crimen merecedor de castigo. Con¬sumir su carne estaba prohibido, salvo enraras ocasiones en las que participaba latribu entera.

Así fue como los clanes, pequeños gruposde hombres primitivos, concertaban pactosde carácter religioso con animales como eltoro, la liebre, el león, la serpiente, el águilao el escorpión. Entre ellos figuraba tambiénel lobo. El clan que optaba por él lo conver¬tía en su tótem; y desde ese momento adqui¬ría la calidad de hermano de los hombres

del clan, era su nombre y su insignia, elancestro del grupo, el animal venerado queno podía ser matado ni comido, el guía yprotector de la tribu que nunca atacaba asus miembros; por así decirlo, formaba par¬te de ésta y debía respetar y compartir todoslos derechos y deberes de sus hermanoshombres.

Ese pacto fundamental, el tabú primiti¬vo, se expresaba en una norma ineludible:"No matarás". Y ese pacto era válido tantopara los hombres como para los lobos sushermanos, como lo era ya para los lobosentre sí.

El miedo ancestral del lobo ha servido más

de una vez de tapadera para encubrir fecho¬rías humanas, demasiado humanas. Así ocu¬rrió con la famosa "fiera del Gevaudan" que

en el siglo XVIII asoló esta región del surestede Francia, causando cien muertos y treintaheridos, y que las gentes veían como un loboenorme y monstruoso. Son muchos los indi¬cios que apuntan a manos humanas comocausantes de los estragos. Arriba, el mons¬truo según un dibujo imaginario de la época.

Con la mitología el sistema totémico sedebilita. El hombre pone ahora su confian¬za en nuevos dioses, descuidando su pactomilenario con la naturaleza. Pero, aun así,

es frecuente que ponga junto a esos dioses,como compañero, al animal de su tótem, oincluso que lo haga dios, como en Egipto (ellobo era adorado en Licópolis, o ciudad delos lobos, patria del filósofo Plotino, la ac¬tual Asiut).

En la Grecia antigua, Apolo, que es eldios del día y de la luz, es también undios-lobo. En el templo de Delfos custodia¬ba su altar un lobo de bronce.

Entre los latinos, Marte-Ares, dios de la

guerra, tiene por emblema el lobo; a vecesse transforma incluso en lobo revistiendo su

piel. El es el fundador de Roma por haberseducido a la vestal Rea Silvia, que fuecondenada a perecer ahogada. Sus dos hijosRómulo y Remo fueron abandonados a unamuerte segura en las aguas cenagosas delTiber. Pero una loba los salvó cerca del

monte Palatino. Más tarde Rómulo mató a

su hermano y construyó su ciudad en elmonte donde la loba los había criado. Des¬

de entonces Roma adoptó al lobo comotótem, paseando por el mundo su célebreestandarte adornado con la efigie lupina.

Más al norte reina el dios escandinavo

Odín (Wotán entre los germanos), dios con

cabeza de lobo, al que acompañan siemprelos lobos Gere y Freke.

En toda esta mitología no se observa paranada el miedo al lobo, sí acaso un cierto

respeto por el animal. Y es lógico que asísea ya que el lobo es el hermano del hombrey, muy a menudo, su protector.

Los santos cristianos, y en particular losermitaños, viven tranquilamente entre losanimales del bosque. Los ejemplos de san¬tos lupinos son tan numerosos que sólopodemos mencionar unos cuantos. Entrelos eslavos San Pedro es el pastor de loslobos: el 17 de enero reúne a todos los de la

comarca y reparte entre ellos los alimentospara el año que sigue. En Europa orientalSan Jorge, señor de los animales salvajes,va seguido de un grupo de lobos que pasanpor perros y que son sus compañeros favori¬tos. San Francisco de Asís hace con el lobo

de Gubia un pacto de amistad que ambosrespetarán y que va a permitir al lobo recibirsu alimento de mano de los habitantes.

Pero he aquí que, de repente, todo cam¬bia radicalmente. En efecto, de dios o com¬

pañero de los dioses el lobo se conviertepoco a poco en un animal aborrecido ytemido, una alimaña maligna a la que hayque destruir. Es ahora el enemigo, el dia¬blo, el coco, el agente de Satán, proveedordel Infierno. ¿De dónde viene este odio queaun susbsiste en nuestro subconsciente,

siendo así que el lobo sólo nos es familiargracias a los cuentos, las historietas ilustra¬das, la publicidad o las películas fantásticas?

No sabemos exactamente lo que ocurrió.Podemos, de todos modos, tratar de com¬prender las causas de semejante cambio deactitud. Sorprende constatar que el hombreprehistórico, que tan magistralmente suporepresentar a muchos animales, sólo rarasveces dibujó figuras de lobo en las paredesde sus cavernas. Y, sin embargo, el loboexistía en esa época, como nos lo demues¬tran los numerosos restos descubiertos en

los osarios. También se han encontrado,

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Page 23: Los pandas gigantes son ya menos de mil

^ Werner Freund parece seguir las huellas deSan Francisco de Asís: para él la temidabestia secular no es ni más ni menos que el"hermano Lobo". Y, en efecto, con 20 lobospor él criados vive, juega, come y hastaduerme en un cercado del bosque de Merzig,en el Sarre, República Federal de Alemania.

¿Quién protegerá al lobo?... El que aquívemos es uno de los pocos ejemplares quequedan de una especie en vías de desapari¬ción en Europa. Una implacable persecuciónsecular ha reducido la antigua y temidahorda, al menos en la Europa occidental, aunos cuantos individuos que subsisten enprecario aislamiento.

especialmente en las tumbas de niños, dien¬tes caninos de jabalí y de lobo que probable¬mente servían de dijes colgantes o de ele¬mentos de collares. Esos caninos tenían un

poder de protección contra las enfermeda¬des y el mal de ojo, poder que volveremos aver más tarde en la magia y en la medicinapopular. Quiere decirse que nuestro ante¬pasado primitivo no le tenía miedo al lobo.

Pero fue la introducción de la ganadería yla agricultura lo que desató una hostilidadmortífera entre el hombre y el lobo, quecompartían los mismos territorios y teníanlos mismos comportamientos. Como conse¬cuencia de la roturación de bosques y este¬pas, el lobo tiene que retirarse a zonas cadavez menos abundantes en caza, lo que haceque deba depender del hombre para sobre¬vivir. En Occidente su víctima principal esel ganado, presa fácil y abundante. El ham¬bre y la rabia le obligan a salir en ocasionesde sus guaridas para atacar al hombre, superseguidor. De ahí el odio y el miedo, queagravan aun más las guerras, las invasionesy las hambrunas.

A partir de ese momento la guerra esincesante entre ambos protagonistas. To¬dos los medios son buenos para el hombre:la caza tradicional, las trampas de los másvariados tipos, los venenos, las armas. Sutemprano empeño es destruir el lobo por losefectos nefastos que su acción tiene sobre la

economía, sin que le preocupe el papelecológico, tan importante y necesario, queel animal desempeña ni su utilidad médica(la farmacopea ha sabido siempre apove-char todas las partes de su cuerpo).

En Europa occidental Carlomagno con¬fiere un carácter institucional a la caza de la

que ya es una alimaña. El soberano manda asus vasallos que, en cada feudo, designen ados oficiales encargados de perseguir im¬placablemente al lobo. Eran los luparii oloberos. Tras numerosas reorganizaciones,en 1787 Luis XVI suprimirá en Francia lafunción con fines de ahorro.

Napoleón I restableció el cargo, ponién¬dolo bajo la dirección de un MonteroMayor. Y esta especie de régimen feudallegalizado subsistirá hasta la ley de 1971. Elnombre de lobero dejó de utilizarse.

Hoy no existe un solo lobo en Irlanda,Reino Unido, Francia, Bélgica, PaísesBajos, Dinamarca, República Federal deAlemania, República Democrática Alema¬na, Suiza, Austria y Hungría. Prácticamen¬te desaparecida en Finlandia, Suecia y No¬ruega, la especie está en peligro de extin¬guirse en Portugal, España, Italia, Bulga¬ria, Checoslovaquia y Polonia. Sólo se de¬senvuelve aun libremente en las grandesextensiones nevadas de la URSS, Alaska yCanadá.

Pero ¿ha desaparecido, en cambio, el

miedo o, mejor, la psicosis del lobo? Cuan¬do se quiere poner el ejemplo de una alima¬ña nefasta, se habla del lobo, recalcando suferocidad, su crueldad y su hostilidad alhombre. Desde la Edad media ese terror se

ha mantenido en las veladas en torno al

fuego donde se cuentan historias fantásticasy gracias a los relatos escritos sobre losataques de las fieras y a la complicidad delas autoridades civiles y religiosas.

En nuestros días el lobo no parece asustarya a nadie. De las encuestas realizadas enFrancia entre los niños escolarizados de las

zonas rurales y de la región de París sededuce que el miedo al lobo está desapare¬ciendo rápidamente entre los jóvenes. Encambio, todos dicen temer al tigre, al coco¬drilo y a la serpiente. Ello es la consecuen¬cia visible de los medios audiovisuales como

el cine, con las películas de Walt Disney, yla televisión, con sus emisiones en favor delos animales. O

DANIEL DUBOIS, francés, trabaja en el labora¬torio de etnobiología y de biogeografía del MuseoNacional de Historia Natural (París). Especialistaen relaciones entre el hombre y el animal (etno-zoología), es coautor con Daniel Bernard deL'homme et le loup (El hombre y el lobo) y hapublicado numerosos artículos en diversas revis¬tas. Actualmente prepara una obra sobre el hom¬bre y el árbol.

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Page 24: Los pandas gigantes son ya menos de mil

China se esfuerza

por preservar esta

espléndida especieen peligro deextinción

Foto G B. Schaller © WWF, Gland, Suiza

Los pandas gigantes son yamenos de mil por Pan Wenshi

CCON su inconfundible pelaje negroy blanco y sus movimientos torpespero graciosos a la vez, los pandas

gigantes son actualmente una especie enpeligro cuyo destino nos concierne a todospues constituyen un tesoro que perteneceno sólo a China sino a la humanidad en su

conjunto.Si bien los orígenes y los detalles taxonó¬

micos de los pandas todavía suscitan polé¬mica, su evolución ha podido establecerseclaramente gracias al estudio de los fósilesdesenterrados en cientos de lugares de Chi¬na, Birmania oriental y norte de Vietnam.

Se ha llegado a la conclusión de que elpanda gigante existía ya tres millones deaños antes de que los monos antropoidesevolucionaran hasta convertirse en seres

humanos. En esa época sólo un númeroreducido de ellos vivían en territorios quecorresponden a lo que actualmente son lasselvas tropicales y subtropicales de Chinameridional y donde dominaban los monosgigantes. A juzgar por los dientes fosiliza¬dos de los pandas gigantes de ese tiempo, sudieta era prácticamente la misma que la queingieren en nuestros días pero su talla me¬dia sólo llegaba a la mitad de la de un pandaadulto actual.

Hace unos 750.000 años los pandas gigan¬tes empezaron a avanzar hacia el norte,cruzando los montes Qinling que atraviesanla mitad occidental de China y recorriendola distancia que media entre las cuencas del

río de las Perlas y del Yangtsé, en el sur, yZhoukoudían en las montañas situadas al

sudoeste de Beijing, en el norte. Fue en esaépoca cuando la población de pandas gigan¬tes alcanzó su máxima expansión. Tambiénaumentó el tamaño de los animales, ya que,como término medio, eran aproximada¬mente un octavo más grandes que sus ho¬mónimos actuales.

En ese periodo inicial de su evolución nosólo se desarrollaron en las selvas tropicalesy subtropicales del sur sino que también seadaptaron al clima suave e incluso frío delos bosques septentrionales.

Los pandas gigantes sufrieron su primerretroceso hace unos 18.000 años, al iniciar¬

se el último periodo glaciar. Los que habíansentado sus reales al norte de los montes

Qinling desaparecieron del mapa y tambiénmermó el número de los que vivían al sur deesa región. Sin embargo, el golpe de graciano se lo asestó la naturaleza sino el más

inteligente de todos los seres vivientes: elhombre.

El crecimiento vertiginoso de la raza hu¬mana en los últimos milenios fue obligandolenta pero irresistiblemente a los pandasgigantes a replegarse de las tierras fértilesde las montañas bajas de la China meridio¬nal hacia los valles profundos de las faldasorientales de la meseta de Qinghai y delTibet.

En la actualidad sólo es posible hallarlosen seis asentamientos separados en las

Los pandas gigantes, especie que hoy sóloforman un millar de individuos agrupadosen seis colonias en los bosques montañososde China occidental, se alimentan exclusiva¬mente de variedades raras de bambú.

montañas de la China occidental. En uno de

ellos, un territorio de unos 1.650 km2 situa¬do en las estribaciones meridionales de los

montes Qinling, hay sólo 240. El más exten¬so de los seis, donde viven unos 350 pandas,abarca 13.300 km2 de las faldas de los mon¬

tes Minshan, en el límite que separa lasprovincias de Gansu y Sichuan. La ahorafamosa reserva natural de Wolong, rodeadapor los montes Qionglai, en la provincia deSichuan, alberga unos 250 animales en unárea de 10.425 km2. El límite meridional del

territorio de los pandas gigantes corre a lolargo de las tres cadenas montañosas deDaxiangling, Xiaoxiangling y Daliangshan,donde unos 100 ejemplares de estos anima¬les en vías de desaparición se ocultan enbosquecillos de bambúes repartidos poruna zona de unos 3.300 km2. En resumidas

cuentas, actualmente hay menos de 1.000pandas gigantes en un territorio con unasuperficie total de 28.725 km2.

¿Cómo han logrado los pandas gigantessobrevivir hasta ahora? Después de estu-

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Page 25: Los pandas gigantes son ya menos de mil

Zhen-zhen, una hembra vieja, se acercatranquilamente a los investigadores del Cen¬tro de Estudios de los Pandas que han creadoen la reserva natural de Wolong (provinciade Sichuán) el Ministerio de Bosques chino yel Fondo Mundial para la Naturaleza.

diar la historia natural de los que viven enlos montes Qinling, los científicos de laUniversidad de Beijing han llegado a lassiguientes conclusiones.

En su ardua coexistencia con el mundo de

los hombres durante miles de años, los pan¬das gigantes mejoraron su capacidad deadaptación a las modificaciones del entornoinherentes a la civilización humana. Pero, amedida que los cambios fueron acelerándo¬se y radicalizándose, les fue imposible se¬guir su ritmo y fueron desapareciendo masi¬vamente. Con todo, hubo épocas y circuns¬tancias en que los embates de la civilizacióntuvieron efectos menos avasalladores sobre

el medio natural, permitiendo la supervi¬vencia de los pandas. Puede mencionarsecomo ejemplo elocuente el de la vertientemeridional de los montes Qinling.

A lo largo de 2.000 años los intentos decultivar las tierras de las laderas de la mon¬

taña no han dado prácticamente ningúnresultado debido a las rigurosas condicionesclimáticas propias de las zonas de gran alti¬tud. Esta barrera natural ha protegido a lospandas gigantes de las ingerencias del hom¬bre, ya que éste ha preferido instalarse enlas regiones templadas cálidas y subtropica¬les situadas por debajo de los 1.400 metros.Como consecuencia, los bosques con unclima templado o templado frío de las zonasmás altas se han convertido en el supremorefugio de los pandas gigantes de los montesQinling.

Por desgracia, la práctica de una talairracional de los bosques para satisfacer lasnecesidades apremiantes de una población.de mil millones de personas está privandotambién a los pandas gigantes de este últimohabitat natural. Y con razón puede afirmar¬se que hoy en día los pandas de China estánamenazados de extinción. La reducción ca¬

da vez mayor de los bosques, las crecientesdificultades con que tropiezan para multi¬plicarse en razón de la estrecha consangui¬nidad que liga a los integrantes de los gru¬pos reducidos que forman y la inanicióngeneralizada que ocasiona el florecimientoperiódico del bambú, que constituye su die¬ta y que muere después de brotar, son unconjunto de factores que han agravado lasituación de suyo crítica de los pandas gi¬gantes.

La naturaleza ya no es capaz de mante¬nerlos en vida y su supervivencia dependeahora de nosotros. Como China es el único

país del mundo donde esta especie existe enestado natural, el gobierno ha adoptadoestrictas medidas para preservarlos y estáhaciendo cuanto está a su alcance, por me¬dio de disposiciones legales de protección yde programas educativos, para que la po¬blación comprenda la importancia de ayu¬dar a esos animales en peligro de extinción.

Un 20 % de los territorios habitados porlos pandas gigantes han sido declaradosreservas naturales. En 1980, con el patroci¬nio conjunto del Ministerio de Silviculturade China y del Fondo Mundial para la Natu¬raleza, se creó un centro de estudios sobre

los pandas. Instalado en la reserva naturalde Wolong, en Sichuan, el centro ha reali¬zado estudios muy completos sobre la vidade los pandas gigantes y ha propuesto medi¬das para protegerlos en su habitat natural.

En 1984 un grupo de científicos de laUniversidad de Beijing procedieron a unaobservación cuidadosa de la reserva natural

de Qinling para buscar los medios de crearuna comunidad forestal ideal que, ademásde ofrecer un entorno donde los pandasgigantes puedan vivir cómodamente, per¬mita también aumentar la producción demadera destinada a la población. Abriganesos científicos la esperanza de que su laborcontribuya a resolver el conflicto existenteentre el panda gigante y el hombre y aencontrar un camino que facilite su coexis¬tencia armoniosa en el futuro. D

PAN WENSHI, chino, es profesor de biología enla Universidad de Beijing. Ha escrito numerososestudios sobre los pandas gigantes, entre otros unlibro que está por aparecer acerca del habitatnatural de estos animales en los montes Qinling.

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Page 26: Los pandas gigantes son ya menos de mil

El mono y el leopardo

Cuento popularafricano

En Africa hay un acervo inagotable decuentos y proverbios que antiguamentese transmitían de generación en genera¬ción en las animadas veladas de las al¬

deas. En muchos de esos cuentos apare¬cen animales y suele incluirse un men¬saje que se expone con humor y elocuen¬cia. "El repertorio de cuentos constituye(...) una especie de 'Biblia no escrita'legada por los antepasados a la posteri¬dad", escribe el camerunés GabrielEvouna Mfomo, gran conocedor de latradición oral de su país, en Veladas enla aldea (Ediciones Karthala, París,1980). De este conjunto de relatos yproverbios del Camerún que recogió yposteriormente tradujo al francés he¬mos tomado el cuento que figura a conti¬nuación.

Tomado de Soirées au village, contes du Cameroun deGabriel E. Mfomo © Ediciones Karthala, Paris, 1980

) Jacana, Paris

CIERTO día el leopardo salió nueva¬mente de caza. En efecto, durante

varias noches había pasado hambresin encontrar una presa que llevarse a laboca. Recorría el bosque con paso sigiloso,los ojos desorbitados, la cola baja y la len¬gua colgante, cuando, ¡horrible sorpresa!,fue a dar con toda su humanidad en el fondo

de un foso disimulado cuidadosamente bajo

una capa de hojas secas y que era nadamenos que una trampa. Totalmente aturdi¬do, el felino no sabía que hacer. ¿Gritar?Era precipitar la llegada del cazador que leoiría de lejos y vendría a rematarle. Sedebatía desesperadamente en el fondo delhoyo, saltando de un lado a otro para tratarde escapar, pero ¡no había salida!

Sin aliento, se puso a dar alaridos. Enmedio de su aflicción, mascullaba: "¿Esposible morir mudo cuando uno tiene bocapara pedir socorro? ¿Quién sabe? Tal vezun hermano de la tribu de los cuadrúpedosme oiga y venga a liberarme." ¡Ocurrió locontrario! En cuanto los demás animales

veían al leopardo sumido en el foso, sealejaban del lugar a todo escape:

¡Cómo! ¿El leopardo? ¿Puede alguienacercarse a ese sitio sin arriesgar la vida?¡Que se las arregle solo: cada uno con susproblemas!

Los cuadrúpedos desfilaron uno trasotro, evitando la trampa, y lo dejaron triste¬mente abandonado en su agujero.

Mientras tanto, Ahem-koé, el mono denariz blanca, sentado en la rama de unárbol, con una fruta dorada en la mano quesaboreaba en medio de múltiples mohines,oyó los lamentos del leopardo. Se agachó,

escudriñó la maleza, pero no pudo distin¬guir al autor de los gritos que parecían venirde ultratumba. El mono se irguió, perdió elequilibrio y resbaló cayendo sobre un ar¬busto. Aguzó la oreja: un verdadero ester¬tor salía del foso. Se preguntó con inquie¬tud:

¿Qué pasa? ¿Quién puede lanzar talesgemidos?

Puso pie en tierra y ¿qué vio? Un leopar¬do cubierto de lodo hasta los ojos que respi¬raba anhelosamente en el hondón del foso.

¡Oh leopardo, hijo de mi padre! ¿Quéhaces ahí?, inquirió el simio.

El leopardo clamó:¡Oh mono, oh hijo de mi padre, te

emplazo a que me salves en nombre denuestro parentesco! ¡Estoy a las puertas dela muerte! Temo sobre todo al dueño de la

trampa. Si me encuentra aquí, de segurohabrá llegado mi última hora. ¡Oh mono,hermano, por caridad, sácame del foso!

Ahem-koé guardó un minuto de silenciopara reflexionar. Conocía el carácter delleopardo. Quiso disipar una inquietud:

Si te librara de tu triste situación, ¿nocorro el riesgo de que me atrapes?

El leopardo declaró solemnemente:¡lamas de los jamases! ¡Por el amor de

Dios! ¿Quién podría hacer una cosa se¬mejante?

El mono replicó:Llamemos las cosas por su nombre. Un

acuerdo entre nosotros es un compromisode honor.

Te lo juro por los antepasados: no ten¬gas ningún temor, hijo de mi padre. Libéra¬me.

Escéptico, el mono de nariz blanca insis¬tió:

¡Vamos, oh leopardo! ¿No me hablasen esos términos por la sencilla razón de queestás en peligro de muerte? ¿Eres otro?¿Eres realmente el leopardo? Todos losanimales conocen tu carácter. ¿Has respe¬tado alguna vez la vida de uno de ellos?

El leopardo juró una y mil veces quecambiaría de carácter'.Ahem-aké invocó la

sabiduría tradicional:

Nuestros antepasados decían que "lamuerte puede comunicarse fácilmente".Añadían que "siempre es posible sanar unaenfermedad, pero no el carácter, pues éstenunca se rinde".

El leopardo no podía contener las lágri¬mas; imploraba:

Mono de nariz blanca, hijo de mi pa¬dre, procura rescatarme de este agujero y tedoy mi palabra: ¡el clan de los monos y elclan de los leopardos concertarán una alian¬za de por vida!

El mono cedió.

¡Oh leopardo!, he ahí un juramento:¡veremos!

Acto seguido, cortó una larga estaca queatravesó sobre el foso y encima de la cual sesentó dejando colgar su cola al alcance de lamano del leopardo. Este la atrapó y, en unsantiamén, salió a la superficie. El mono,que aun no recobraba el aliento y se dispo¬nía a preguntarle cuanto tiempo había pasa¬do en el foso, observó un brusco cambio de

actitud en el felino que punto menos que selo comía con los ojos. El mono se estreme¬ció ; todo su cuerpo temblaba. Tímidamentebalbuceó:

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Page 27: Los pandas gigantes son ya menos de mil

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*# :Foto Verzier © Jacana, Paris

Pero, ¡oh leopardo! ¿qué forma es ésade mirar? ¿Nunca se aplaca tu furor?

El leopardo liberado pronunció entonceslas siguientes palabras:

Mono de nariz blanca, dijo, ¿ignorasacaso que no existen dos felicidades; que subondad de nada vale al caballo, pues aun¬que éste es el medio de transporte del hom¬bre sólo recibe golpes de su amo? Por lo quea tí respecta, es indudable que me rescatastedel foso. Pero ¿quieres ahora que me muerade hambre cuando te tengo a mi merced?Decidiste ser bueno conmigo; pues ¡déjamecomerte!

Ahem-koé se encontraba a boca de jarroante una fiera con ojos desorbitados, colabaja, colmillos amenazantes y garras acera¬das. ¡El terror de los bosques! "Así que escierto, pensó el saltimbanqui, ¡el leopardoha decidido engullirme!" Todavía tartamu¬deaba buscando subterfugios cuando el feli¬no cortó por lo sano:

Mono de nariz blanca, ¿nunca has oídodecir que el hombre indulgente jamás pros¬pera?

Haciendo de tripas corazón, el simio seesforzaba por prolongar el debate, a fin deretrasar lo más posible la llegada del minutofatal. Alcanzó a sentirse a salvo cuando,

evitando la trampa, pasó una larga hilera decuadrúpedos que regresaban a sus guaridas.Expuso a cada uno de ellos su litigio con elleopardo, declarándose confiado en la im¬parcialidad de su juicio. Pero los animalestemían a su feroz contrincante. ¿Y no erapreferible sacrificar a uno de ellos parasalvar a los demás? Por unanimidad, suveredicto selló la suerte del mono: se le

condenaba a dejarse devorar por el leopar¬do. La peligrosa fiera ardía de impacienciay no aceptaba más dilaciones. Citó a suvíctima un último proverbio que le venía desus antepasados: "¡El parloteo es señal depobreza!"

E iba ya a abalanzarse sobre el cercopite-co cuando de repente hizo su apariciónla tortuga cargada como siempre con susalforjas. Los antagonistas la designaronjuez en última instancia.

¡Oh tortuga, hija de mi padre, comen¬zó el mono, lo que hoy me ocurre resultaincreíble! Rescaté del foso al leopardo, hijode mi padre, aquí presente. Juró no tocar¬me, pero, en cuanto recuperó la libertad,me convertí para él nada más que en unapresa sin defensa. Te pido, por favor, quedirimas el asunto sin más trámite. Si me

condenas, me dejaré comer.La tortuga golpeó las manos en señal de

sorpresa.

¿Qué quieres decir? preguntó al mono.¿Que lograste extraer al leopardo de latrampa? ¡Parece mentira! ¿De dónde sacas¬te fuerzas para hacerlo?

No te miento, replicó el simio. Aquíestá el leopardo: interrógale.

¡Oh leopardo!, inquirió la tortuga, ¿di¬ce el mono la verdad?

Claro que sí, gruñó el leopardo. Pero elproblema es otro. Lo que tienes que enten¬der es algo muy sencillo: ¡estoy muerto dehambre y no tengo otra cosa que comer!

La tortuga le apaciguó:Tienes mucha razón, hijo de mi padre.

Sin embargo, cuando instruyo un procesono me conformo con afirmaciones vagas;

siempre prefiero ver con mis propios ojos.Propongo entonces lo siguiente. Nos encon¬tramos aquí presentes el mono, el leopardoy yo misma. También están aquí el foso y laestaca. ¿Podéis mostrarme cómo hicisteis?En cuanto a tí, leopardo, nada tienes quetemer. Es imposible que el mono se escape.Estoy yo aquí para impedirlo.

Y el leopardo, de un salto, se precipitó enel foso.

La tortuga llamó al mono:¡Mono de nariz blanca! , le dijo, ¿nunca

se te ha ocurrido que un transportador deranas tarde o temprano va a transportar unsapo? ¿Que si te empeñas en besar a losárboles algún día darás con uno cuajado deespinas? ¿Que a fuerza de cazar moscasterminarás por coger una abeja?

Ya recobrada la serenidad, el mono pro¬nunció estas palabras sublimes:

El leopardo es idéntico al leopardo.¡Ahem-koé se llama Ahem-koé! ¡Jamás mearrepentiré de haber hecho el bien a al¬guien!

La tortuga se volvió hacia el leopardodespatarrado en el fondo del foso:

La paz sea contigo, hijo de mi padre.En todo caso, nunca olvides lo siguiente:¡nuestro carácter es el que nos salva, perotambién es nuestra perdición! D

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Los animales en el Islam

por Abdelhamid S. Hamdan

LAS dos grandes fiestas del año islámi¬co son Lailat al-Qadr (la noche delPoder, en que tuvo lugar la Revela¬

ción del Corán) y Lailat al-'lsra' wa al-Mi'rayy (la noche del viaje nocturno y de laAscensión del Profeta del Islam, Mahoma).

¿Cómo pudo realizarse ese milagrosoviaje nocturno que en tan poco tiempo con¬dujo al Profeta de La Meca a Jerusalén?Según varios historiadores y exégetas delCorán, el Profeta cabalgaba esa noche so¬bre al-Buraq, un animal sobremanera rápi¬do que le trasportó a prodigiosa velocidad,"de modo tal que de una zancada desapare¬cía de la vista". Los comentaristas describen

la montura del Profeta como una especie decaballo, "un animal de talla intermedia en¬tre un mulo y un asno", agregando a vecesalgún detalle como su pelaje blanco, sulargo lomo y sus largas orejas. Más adelantela imagen se volverá más nítida y encontra¬remos a al-Buraq en escenas ilustrativas dela vida de Mahoma. Llegará incluso a tenerfigura humana.

También en punto a animales, el granprosista árabe al-Jahiz (muerto en 869) afir¬ma en su Kitab al-Hayawan (El libro de losanimales) que la araña tiene un poder mara¬villoso porque sabe hilar su tela sin aprendi¬zaje previo. Justamente fue una araña laque, según la tradición, salvó al Profeta deun grandísimo peligro mientras llevaba acabo su Hijra (Hégira o emigración) de LaMeca a Medina. Mahoma se había encondi-

do en una gruta junto con su compañero deviaje, Abú Bakr. Los Quraisitas que leperseguían, al ver una araña en la entradade la gruta, decidieron no entrar, pensandoque un hombre no habría podido penetraren ella sin rasgar la telaraña. Por ello elCorán menciona a la araña, que da su nom¬bre a una sura o capítulo.

Hay animales domésticos como el caba¬llo, el camello y la cabra que desempeñaronun importante papel en la vida de los habi¬tantes de Arabia, cuna del Islam. Los primi¬tivos árabes les atribuían las cualidades y losdefectos del hombre. Así, consideraban ge¬neroso al gallo, pérfido al lagarto, audaz alleón y necia a la avutarda. Por otra parte,algunas tribus árabes y turcas llevaban nom¬bres de animales: Asad (el león), Kalb (elperro), Quraish (el tiburón). Y la supersti¬ción popular prestaba poderes mágicos adeterminados animales en los que veía laencarnación de espíritus maléficos. Tantoen los cuentos populares como en los relatosde milagros realizados por santos se dancasos de metamorfosis de animales en seres

humanos. Y hay incluso especies animales

provistas de su santo patrón, que a menudo Iadopta la forma de los animales a los quelprotege. Numerosos animales estaban reía- 1cionados y lo están aun con prácticas 'mágicas y son muchos los sabios árabes quehan meditado sobre cómo debe interpretar¬se la aparición de este o aquel animal en lossueños. Animales fabulosos como el Ghoul

poblaban el desierto, y los Yins (espíritus)solían adoptar una forma animal para acer¬carse a los hombres.

En la Arabia preislámica los Yins eran lasninfas y los sátiros del desierto, represen¬tando los elementos de la naturaleza rebel¬

des y hostiles al hombre. Su importancia esgrande en la literatura popular, sobre todoen la primera parte de las Mil y una noches,donde se transforman en' animales (monos,perros o gatos) y se oponen con frecuenciaal hombre.

Por su parte, el Ghoul es capaz de modifi¬car constantemente su aspecto y presentar¬

se a los viajeros bajo la más atractiva de lasapariencias, hasta el punto de que es pro¬verbial su aptitud para cambiar de forma.Pero su pezuña no cambia nunca.

Existen otros animales fabulosos, en par¬ticular las aves como el 'Anqa', el Rujj(Roc) y el Simurgh que tan a menudo apare¬cen en los cuentos populares. El 'Anqa',parecido al ave fénix, lo asociaban los ára¬bes antes del Islam con los Ashab-al-Ras ,

pueblo que había sido víctima de ese pája¬ro, convertido en auténtica plaga cuya des¬trucción se atribuye al profeta Hanzala benSafwan. Tras el advenimiento del Islam, el

'Anqa' fue asimilado al Simurgh, que tieneimportancia en la literatura irania.

Las historias populares sobre animales enalgunas regiones del mundo musulmánconstituyen, sobre todo en Africa del Nor¬te, un elemento importante de la tradiciónoral. El personaje central es a menudo elchacal (Ibn Awa), a medio camino entre ellobo y el zorro.

La zoología en el Islam

La zoología no ha sido nunca disciplinaapreciada por los sabios musulmanes. Ellugar que ocupa en las distintas clasificacio¬nes teóricas de las ciencias es más bien

secundario, pese a que en el siglo XIXYahya ben al-Bitrik tradujo al árabe laHistoria animalium de Aristóteles. En ge¬neral formaba más bien parte de las cienciasfísicas y naturales o bien, por ejemplo enal-Farabi, entraba dentro de los límites delestudio del alma. Ello se debe en buena

| El simurgh, pájaro fabuloso que aparece a|> menudo en las alegorías sufís, según un deta¬in He de una lámina del siglo XV que ilustra la| obra El lenguaje de los pájaros del poetao persa Farid ai-Din Attar, muerto hacia£ 1220.

Diálogo entre el pájaro y el rey, tomado de laversión árabe de Kalila wa Dimna (el Calila e

Dimna de la primeriza literatura castellana),obra de Bidpay, un legendario brahmánindio, que se proponía enseñar la sabiduría alos príncipes mediante fábulas con perso¬najes de animales. Dice el rey: te hemostraicionado y tú te has vengado; ahora esta¬mos en paz. No temas, vuelve con nosotros.El pájaro responde: jamás regresaré junto avosotros.

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Foto S! EkHiowca Naoonsl. Paris

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Page 30: Los pandas gigantes son ya menos de mil

parte a la ausencia de investigaciones siste¬máticas y de obras especializadas de índoleverdaderamente científica. La obra monu¬

mental de Jahiz a que nos referíamos alprincipio (El libro de los animales) no es untratado de zoología sino una obra de carác¬ter religioso formada en su mayor parte porreferencias literarias enriquecidas por latradición oral. Otro tanto puede decirse delHayat al-Hayawan al-Kubra (El gran librode la vida de los animales) de al-Damiri(muerto en 1405), obra que no formulaninguna clasificación sino que se limita arepetir la de Jahiz.

Es cierto que médicos y naturalistas seinteresaban por los animales, pero las úni

cas ramas de la zoología que se estudiaron afondo y sistemáticamente son la hipología,la hipiatría y la ornitología aplicada al adies¬tramiento de azores para la caza.

Los animales en la literatura

musulmana

Varias especies de animales ocupan unlugar importante en la poesía árabe de laépoca preislámica. La posterior al Islamcontinúa describiendo camellos y caballos;en ella encontramos hermosos versos dedi¬

cados a los animales familiares, en particu¬lar las cabras, los gatos y los pájaros. En lossiglos siguientes el cuervo y el león siguen

teniendo una presencia considerable en lapoesía porque simbolizan, uno la tristeza dela separación y el otro la fuerza y el valor,virtudes muy apreciadas por los árabes.

En lo que atañe a la prosa, la traduccióndel Kalila wa Dimna (el Calila e Dimna de laprimeriza literatura castellana) fue una re¬velación para muchos. La obra original,atribuida a Bidpay, un legendario brahmánindio, se proponía enseñar la sabiduría a lospríncipes mediante fábulas en que los per¬sonajes eran animales. El nuevo géneroliterario obtuvo un gran éxito popular, con¬quistó rápidamente un lugar destacado enla literatura árabe y musulmana e inspiró agran número de escritores y artistas.

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El arte islámico y los animales

Las representaciones de animales tienenimportancia limitada en el arte de los paísesislámicos como resultado de la tendencia a

huir de las imágenes y a preferir la abstrac¬ción decorativa que es propia de la civiliza¬ción musulmana. Sin embargo, hay especiesque reciben un tratamiento particular, se¬gún su importancia en la literatura y en lavida cotidiana o a causa de sus significadossimbólicos y mágicos.

A partir de la época omeya se utilizanalgunas figuras de animales por su calidadornamental y con vistas a glorificar a lospoderosos. Los motivos de animales sirvencon frecuencia para decorar el mobiliario delos príncipes. El león y las aves de presa,entre otros, son símbolos de la majestadregia.

Esta afición a los motivos zoológicos va aacentuarse posteriormente, alcanzando suapogeo en Persia, Irak y Egipto y luego enla Turquía musulmana, donde abundabanlas representaciones de escenas de la vidacotidiana (caza, cría y domesticación deanimales, etc.).

Junto a los elementos zoomórficos del

arte islámico, no hay que olvidar las repre¬sentaciones animales que, con distinto espí¬ritu, van a multiplicar los pintores y losminiaturistas que muy a menudo se inspira¬ban en el mundo animal y sabían dar de élinterpretaciones muy estilizadas pero nodesprovistas de exactitud y de realismo. D

ABDELHAMID S. HAMDAN, especialista egip¬cio en historia del Islam, es autor de diversosestudios científicos sobre el Islam y actualmenteestá preparando una colección de manuscritosárabes sobre historia, ciencia y misticismo.

Imagen de la Constelación del Centauro ydel León que aparece en el Tratado de lasconstelaciones de Abd al-Rahman al-Sufi

(903-986). Siguiendo la antigua tradicióngriega, la obra representa a las constelacio¬nes recurriendo a animales, figuras huma¬nas u objetos.

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La vida privada del vampiropor Marian Stamp Dawkins

...Y otros ejemplossorprendentes decomportamientoanimal

Vampiro mordedor de la América tropical(Desmodus rotundus). Cuando los vampirosse encuentran en peligro de morir de inani¬ción, sus congéneres los alimentan.

MUCHAS personas tienden a creerque la visión que el hombre tienedel mundo es la única posible. El

ser humano está tan absorbido por sus pro¬pios intereses que llega a olvidar que hayotros puntos de vista aparte del suyo. Esposible considerar que las ciudades estándivididas en distritos postales o que entre lavivienda de cada cual y la de sus vecinos hayuna demarcación clara, pero los gatos esta¬blecen divisiones diferentes de la misma

zona y los pájaros como el herrerillo laparcelan en territorios que es preciso defen¬der ferozmente de otros herrerillos, sin te¬ner para nada en cuenta las fronteras arbi¬trarias establecidas por los seres humanos.

El estudio del comportamiento animal

Folo C.V.V. © Jacana, París

es, seguramente más que cualquier otrarama de la biología, una ventana abierta aotros mundos en los que viven especies aveces muy distintas de la nuestra, y gracias aél se han hecho descubrimientos sorpren¬dentes en relación con la vida de los anima¬

les. ¿Quién podía imaginar que los vampi¬ros se alimentan unos a otros en caso de

necesidad y que incluso recuerdan cuál deellos los ha socorrido? Pues bien, por inve¬rosímil que parezca, G.S. Wilkinson hacomprobado que estos animales saben cuálde sus congéneres se halla en peligro demorir de inanición y, en tal caso, le propor¬cionan sangre para que se alimente.' Sinembargo, es más fácil que un vampiro secuide de otro cuando el que tiene hambre le

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De un estudio sobre los monos del Parque Nacional de Amboseli, enKenia, se desprende que éstos emiten gritos de alarma distintossegún divisen un leopardo, un águila o una serpiente, avisando a suscongéneres de la presencia de los tres predadores que más temen.Cada tipo de aviso da lugar a la reacción apropiada para defenderse .del predador de que se trate. Cuando oyen una alarma de "leopar¬do", los monos trepan al árbol más próximo; una alarma de "águila"los hace mirar inmediatamente hacia el cielo y buscar a continuaciónun matorral espeso para ocultarse; y ante una alarma de "serpiente"se yerguen sobre sus patas traseras y escudriñan ansiosamente lahierba que los rodea.

Las torres de las termitas

Las termitas construyen nidos con "aire acondicionado" extraordi¬nariamente bien diseñados, que les proporcionan el clima adecuadopara sus necesidades. Los nidos se inician como cámaras subterrá¬neas y van elevándose sobre el nivel del suelo a medida que aumentala población de termitas, llegando a transformarse en montículos dehasta seis metros de altura. En un nido muy poblado el aire debepurificarse constantemente. Un alto grado de humedad y una tempe¬ratura elevada son nocivos para la supervivencia. Las termitaslogran regular el clima gracias a un complicado sistema de conductosdentro del montículo que permiten expulsar el calor corporal y elanhídrido carbónico a través de las paredes exteriores y recuperar ala vez el aire fresco que se canaliza hacia la base del nido.

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prestó ayuda a su vez en otra ocasión, demodo que al que es poco solidario le costarámás conseguir auxilio cuando lo necesite.

No menos sorprendentes son los descu¬brimientos de Dorothy Chaney y RobertSayfarth, que han estudiado el comporta¬miento de una familia de monos (Cercopi-thecus pygerithrus) en el Parque Nacionalde Amboseli, en Kenia. Una de sus prime¬ras observaciones fue que esos monos emi¬ten gritos de alarma distintos según el tipode predador que divisan. Cuando se trata deuna serpiente, el grito de aviso a los demásmonos hace que éstos dirijan la vista alsuelo; si se trata de un leopardo, la alarmadada por uno de ellos los hace trepar a losárboles; y si un mono da la "alarma deláguila", los otros miran ansiosamente hacia

el cielo. Es evidente que los monos soncapaces de "decirse" unos a otros lo queestá pasando.

Los mismos investigadores han demos¬trado más recientemente que el Cercopithe-cus pygerithrus está al corriente de los vín¬culos familiares de sus congéneres. Cuandouno de ellos ha mantenido una relación

agresiva con otro, muestra una tendencia

más marcada a amenazar a sus parientes.Sin duda el mono sabe quienes son los

Un zorro examina un aparato de radio utili¬zado para estudiar los movimientos de suscongéneres.

individuos más allegados al que le ha estadoimportunando y se desquita de ellos por elmero hecho de ser de a la misma familia.

Los paralelismos formulados en relacióncon un grupo de animales que "se cuentan"unos a otros lo que acontece en su entorno ytienen un conocimiento preciso de las rela¬ciones familiares de los demás pueden pare-cerles excesivos a cuantos se empeñan enque exista una línea de demarcación biendefinida entre nuestra especie y todos losdemás animales. Pero del estudio del com¬

portamiento animal se desprende que esalínea divisoria, aunque exista, no es ni mu¬cho menos tan clara como podría creerse.

Un aspecto de la vida en el que el serhumano tiende a considerarse totalmente

distinto de los demás animales es la elección

de pareja. En la ganadería, en la cría deperros y en otras muchas situaciones, se dapor sentado que a los animales les resultaindiferente cuál sea la pareja que les caigaen suerte, siempre y cuando se trate de la 'misma especie y se les proporcione unacualquiera que el hombre haya elegido.Nuestro deseo de obtener ejemplares demayor tamaño y mejor calidad o que pro¬duzcan más leche descarta sin el menor

miramiento toda preferencia que pudieranmanifestar los animales. Sin embargo, si seobserva el comportamiento de éstos cuandotienen la posibilidad de elegir, constatamosque no sólo suelen ser sumamente exigen¬tes, sino que su elección, sobre todo en el

caso de las hembras, obedece a considera¬

ciones de gran pragmatismo, como la situa¬ción social y los bienes materiales del futuroconsorte.

La hembra del papamoscas moteado (unave migratoria de pequeño tamaño) mues¬tra una marcada preferencia por los machosque llegan a los criaderos a comienzos de laprimavera y se procuran un territorio antesde que aparezcan los demás. Por lo generalse trata de los machos más viejos, de modoque se diría que las hembras eligen compa¬ñeros maduros y bien situados. Pero R.Alatalo y sus colegas lograron demostrar enSuecia, mediante una hábil manipulacióndel número de emplazamientos posibles delos nidos en una zona determinada en un

momento dado, que no era el macho el quedeterminaba la elección de la hembra, sinosu territorio. Lo que en realidad buscabanlas hembras era un lugar seguro donde ani¬dar y por tal entendían una zona poblada deárboles altos con emplazamientos elevados,sin riesgos para el nido. Si era un machomaduro el que defendía un territorio deestas características, la hembra lo aceptabacomo compañero; pero si el territorio perte¬necía a un macho más joven, lo aceptabaexactamente igual. Lo que contaba no era elmacho, sino los recursos y la naturaleza delterritorio.

La hembra de un insecto de la familia de

los bitácidos, estudiado por Randy Thorn-hill en Estados Unidos, es aun más interesa-

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da, ya que se niega a aparearse si no se leofrece comida. Cuanto más abundante sea

ésta más podrá prolongar el macho la cópu¬la y fecundar más huevos. La negociación esasí de sencilla y clara.

En tan sólo estos pocos ejemplos se ponede manifiesto que la vida de numerososanimales es extraordinariamente complejay recuerda en algunos aspectos comporta¬mientos típicamente humanos. Ahora bien¿es legítimo establecer esos paralelismos y,si lo hacemos, qué animales debemos consi¬derar? ¿Nuestros parientes más cercanos,los monos y los simios? En tal caso ¿hemosde vernos a nosotros mismos como mandri¬

les con sus jerarquías de dominación mas¬culina y sus harenes en los que el macho seimpone a las hembras a golpes en el cogote?¿O debemos compararnos con los chimpan¬cés y su sociedad promiscua, mucho másigualitaria, basada en alianzas políticas en¬tre hermanos y parientes próximos? Tal vezhabría que recurrir a otros términos de com¬paración más distantes para poder estable¬cer analogías válidas. De hecho, la hormigaes uno de los pocos animales que se prepa¬ran para la guerra igual que el hombre.

Habida cuenta de la enorme variedad de

maneras distintas que los animales tienende organizar su vida, es posible que sóloquepa sacar dos conclusiones relativamenteseguras de las comparaciones entre los sereshumanos y los animales. La primera de ellases que el modo humano de entender lasupervivencia, la elección de pareja, la críade los hijos y las relaciones sociales no es elúnico que existe. Compartimos el mundocon millones de otras especies cuya existen¬cia, a poco que nos detengamos a examinar¬la, tiene en sí misma su plenitud y su rique¬za. Además de los del hombre, hay otrosojos que contemplan el mundo, y el merohecho de tenerlo en cuenta debe influir

forzosamente en el modo de tratar y deresponder a los animales. Es vana presun¬ción creer que nuestra propia especie es laúnica importante y, aunque nuestro orgullose resienta un tanto, deberíamos reconocer

que el estudio del comportamiento animal

pone de manifiesto paralelismos y pareci¬dos innegables en ciertos aspectos de la vidaque nos hubiera gustado considerar comoexclusivamente humanos.

La segunda conclusión es básicamenteesperanzadora. La mayoría de los biólogosestiman que todos los animales han evolu¬cionado en virtud del proceso de la selec¬ción natural, que sería una lucha egoísta ydespiadada por la supervivencia. Esta con¬cepción nos hace pensar en la Naturalezacomo en un sangriento campo de batalla enel que uñas y dientes serían las armas de losmás aptos y cuantos no se adaptaran a supropio medio serían derrotados en la luchapor la vida. Lo que en lugar de ello seobserva, empero, es cooperación y colabo¬ración, protección y ayuda a los demás. Losprogenitores crían a sus vastagos, unos ani¬males avisan a otros del peligro, los vampi¬ros, animales execrados, proporcionan sus¬tento a aquel de sus congéneres que está apunto de morir de hambre. La lucha egoístapor la supervivencia y la reproducción haido dejando paso a la cooperación y laayuda mutua porque, a largo plazo, sonventajosas para todos.

Para muchos animales, su pertenencia aun grupo que los ampara o les facilita ali¬mento si lo necesitan supone una garantíamayor que una existencia solitaria, aunqueen ocasiones sea a costa de tener que prestara su vez ayuda y protección a los demás. Lacooperación puede ser rentable, y aunqueresponda al propio interés, no por ello dejade ser cooperación . Nuestra especie , que noes ajena a los conflictos ni a las rivalidades,puede encontrar aquí una lección provecho¬sa que aprender. D

MARIAN STAMP DAWKINS, etóloga británica,es licenciada en ciencias biológicas por el Som-merville College (Oxford), donde es profesora decomportamiento animal. Es autora de AnimalSuffering: the Science of Animal Welfare (Elsufrimiento de los animales: la ciencia del bienes¬tar de los animales), obra en que expone la formaen que puede medirse el sufrimiento de los anima¬les, y de Unravelling Animal Behaviour (Inter¬pretar el comportamiento de los animales).

Libros Recibidos

AlianzaEditorial, Madrid

El utilitarismo

por John Stuart Mill

Historia de la filosofía

2. La filosofía oriental antigua3. La filosofía griega prearistotélicapor Jesús Mosterín

La expresión de las emocionesen los animales y en el hombrepor Charles Darwin

Antología poéticade Juan Ramón Jiménez

Conferencias

de Federico García Lorca

Dos volúmenes

Teoría e historia

del ensayismo hispánicopor Juan Marichal

La teoría celular

por A. Albarracín Teulón

Cancionero zamorano de Haedo

por Salvador Calabuig LagunaDiputación de Zamora, 1987

Magnífica colección de cancionespopulares de esta provincia española(canciones de ronda, de boda y cuna,tonadas, cantos de labor, villancicos,canciones infantiles, cantos taurinos,tonadas de baile, romances), contextos y música y un estudiopenetrante y detallado del musicólogozamorano S. Calabuig. Un granesfuerzo en pro de la preservación deun hermoso patrimonio cultural enpeligro deperderse para siempre.

El Correo UN UO

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34IMPRIME EN FRANCE (Printed ¡n France) -Dépôt légal :C1 -Février 1988PHOTOGRAVURE-IMPRESSION MAURY-IMPRIMEUR S A., Z.I. route d'Etampes, 45330 MALESHERBES.

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ARGENTINA. Librería El Correo de la Unesco, EDILYR 'S R L , Tucumán

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BÉLGICA. Jean De Lannoy, 202 ave du Roi, 1060 BruxellesBOLIVIA. Los Amigos del Libro, casilla postal 441 5. La Paz; Avenida de lasHeroínas 3712, casilla postal 450, Cochabamba

BRASIL. Fundaçao Getúlio Vargas, Editora-Divtsao de Vendas, caixa postal9 052-ZC-02, Praia de Botafogo 1 88, Rio de Janeiro 2000 Para librosImagem Latinoamericana, av, Paulista 750, 1 andar, Caixa postal 30455, SaoPaulo CEP 01051

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CANADA. Renouf Publishing Company Ltd /Editions Renouf Hóe, 1294Algoma Road, Ottawa, Ont K1 B 3W8 (Librerías 61 rue Sparks St , Ottawa y21 1 rue Yonge St , Toronto Oficina de ventas 7575 Trans Canada HWY Ste305, St, Laurent, Québec H4T1V6 )CHILE. Editorial Universitaria S A Departamento de Importaciones, M LuisaSantander 0447, casilla 10220, Santiago, Editorial "Andrés Bello", Av RLyon 946, casilla 4256, Santiago, DIPUBLIC, Antonio Varas 671, 2e piso,Casilla 14364, Correo 21 , SantiagoCHINA. China National Publications Import and Export Corporation, PO Box

88, BeijingCOLOMBIA. Instituto Colombiano de Cultura, carrera 3a, n° 18/24, Bogotá -Para libros Librería Buchholz Galena, Calle 59. n° 13-13. apartado aéreo53750, BogotáCOSTA RICA. Para libros Cooperativa del libro, Universidad de Costa Rica,Ciudad Universitaria Rodrigo Fació, San Pedro Montes de Oca, San JoséPara revistas Librería Trejos, SA, apartado 1313, San JoséCUBA Ediciones Cubanas, O'Reille 407, La HabanaECUADOR. Para libros Nueva Imagen, 12 de Octubre 959y Roca, Edificio

Mariano de Jesús, Quito Para revistas DINACUR Cía Ltda , Santa Pnsca

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LIBER, apartado 17, Magdalena 8, Ondárroa (Vizcaya), Donaire. Ronda deOuteno, 20 apartado de correos 341, La Corufta, Librería de la Generalität,Palau Moja, Rambla de los Estudios 118, 08002 BarcelonaESTADOS UNIDOS DE AMERICA. Bernan-UNIPUB, Periodicals Depart¬

ment, 461 1 -F Assembly Drive, Lanham, MD 20706 4391

FILIPINAS. National Book Store Inc , 701 Rizal Avenue, Manila

FRANCIA. Líbrame de I'Unesco, 7, Place Fontenoy, 75700 Pans Pararevistas Unesco, CPD/ V-1, rue Miollis, Pans 75015

GUADALUPE. Librairies Carnot, 59 rue Barbes, 97100 Pomte-à-Pitre

GUATEMALA. Comisión Guatemalteca de Cooperación con la Unesco. 3a

Avenida 13-30, Zona 1. apartado postal 244, GuatemalaGUINEE-BISSAU. Instituto Nacional do Livra e do Disco, Conselho Nacional

da Cultura, Avenida Domingos Ramos n° 10 - A BP 104. Bissau.HONDURAS. Librería Navarro, 2a avenida, n°201 , Comayaguela, Tegucigal¬pa

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MARTINICA. Hatier Martinique, 32 rue Schoelcher, BP 188, 97202 Fort deFrance

MEXICO. Librería "El Correo de la Unesco", Actipán 66, Colonia del Valle,

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NICARAGUA. Librería Cultural Nicaragense, calle 1 5 de Septiembre y aveni¬

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