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EL SEGUNDO BELAUNDISMO Belaunde había accedido al gobierno en 1963 con un amplio programa reformista, bajo gran ex- pectativa popular y el apoyo de diversos sectores so- ciales, pero no tenía el control del Congreso. En 1980 la situación era casi inversa. No tenía un pro- grama de gobierno claro, salvo la búsqueda de solu- ción para las necesidades inmediatas; las expectati- vas populares no eran entusiastas y los diversos sec- tores sociales lo presionarían tratan- do de enrumbar su gobierno. Pero contaba con una relativa mayoría en el Congreso gracias a la alianza con el PPC, que recibió los ministerios de Justicia, e Industria, Turismo e In- tegración. Los demás partidos se ha- bían negado al llamado de Belaunde a participar directamente en el go- bierno, colocándose más bien en la oposición. El primer gabinete de Belaunde estaba compuesto por: Manuel Ulloa Elías, presidente del Consejo de Mi- nistros y ministro de Economía; Pe- dro Pablo Kuczynski, ministro de Energía y Minas; Alfonso Grados Bertorini, ministro de Trabajo; Eduardo Orrego, ministro de Trans- portes y Comunicaciones; Luis Feli- pe Alarco, ministro de Educación; el general Jorge Muñiz Luna, ministro de Guerra; te- niente general José Gagliardi Schiaffino, ministro de Aviación; Javier Arias Stella, ministro de Relaciones Exteriores; José María de la Jara y Ureta, ministro del Interior, entre otros. Una rápida revisión de su composición muestra que los ministros podían ser clasificados en tres grupos. El primero integrado por los ministros moderados encargados de los sec- tores de gran influencia social (Trabajo, Transpor- tes, Educación, Interior, Relaciones Exteriores); el LOS REGÍMENES LOS REGÍMENES POPULIST POPULIST AS DE LOS ‘80 AS DE LOS ‘80 (1980-1990) (1980-1990) I Fernando Belaunde Terry fue el vencedor de los comicios generales de 1980. Convocó a los partidos políticos a formar un gobierno de “ancha base”; sólo el PPC aceptó colaborar con el gobierno recibiendo las carteras de Justicia y de Industria, Turismo e Integración.

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EL SEGUNDO BELAUNDISMO

Belaunde había accedido al gobierno en 1963con un amplio programa reformista, bajo gran ex-pectativa popular y el apoyo de diversos sectores so-ciales, pero no tenía el control del Congreso. En1980 la situación era casi inversa. No tenía un pro-grama de gobierno claro, salvo la búsqueda de solu-ción para las necesidades inmediatas; las expectati-vas populares no eran entusiastas y los diversos sec-tores sociales lo presionarían tratan-do de enrumbar su gobierno. Perocontaba con una relativa mayoría enel Congreso gracias a la alianza conel PPC, que recibió los ministeriosde Justicia, e Industria, Turismo e In-tegración. Los demás partidos se ha-bían negado al llamado de Belaundea participar directamente en el go-bierno, colocándose más bien en laoposición.

El primer gabinete de Belaundeestaba compuesto por: Manuel UlloaElías, presidente del Consejo de Mi-nistros y ministro de Economía; Pe-dro Pablo Kuczynski, ministro deEnergía y Minas; Alfonso GradosBertorini, ministro de Trabajo;Eduardo Orrego, ministro de Trans-portes y Comunicaciones; Luis Feli-pe Alarco, ministro de Educación; el

general Jorge Muñiz Luna, ministro de Guerra; te-niente general José Gagliardi Schiaffino, ministro deAviación; Javier Arias Stella, ministro de RelacionesExteriores; José María de la Jara y Ureta, ministrodel Interior, entre otros. Una rápida revisión de sucomposición muestra que los ministros podían serclasificados en tres grupos. El primero integradopor los ministros moderados encargados de los sec-tores de gran influencia social (Trabajo, Transpor-tes, Educación, Interior, Relaciones Exteriores); el

LOS REGÍMENESLOS REGÍMENESPOPULISTPOPULISTAS DE LOS ‘80AS DE LOS ‘80

(1980-1990)(1980-1990)

I

Fernando Belaunde Terry fue el vencedor de los comicios generales de 1980.Convocó a los partidos políticos a formar un gobierno de “ancha base”; sólo elPPC aceptó colaborar con el gobierno recibiendo las carteras de Justicia y de

Industria, Turismo e Integración.

segundo por los ministros liberales vinculados a or-ganismos financieros internacionales (Economía yEnergía y Minas); y el tercero por los ministros mi-litares en actividad (Guerra, Marina y Aviación). Es-ta composición denota dos de las principales con-tradicciones al interior del gobierno de Belaunde:en primer lugar, la combinación de una política eco-nómica liberal con políticas populistas que busca-ban paliar los efectos de la crisis, ante el temor deuna explosión social; en segundo lugar, la fuertepresencia militar en un régimen nominalmente re-presentativo y democrático que ponía límites al po-der civil. Esta situación se acrecentaría en los añosvenideros. Por ello la democracia nacida en 1980puede ser caracterizada como restringida y tuteladapor el poder militar.

Ambos elementos, que ya estaban presentes des-de 1975, serían el contexto y el germen del desarro-llo de la violencia política a lo largo de la década.Por ello este fenómeno no puede ser interpretadocomo causado por un grupo aislado o calificado deincomprensible. La violencia política ya estaba pre-sente antes de 1980 y recrudecería después hastallegar al horror. Otro elemento importante en el pe-ríodo es la constante presión sobre el gobierno tan-to por parte del empresariado como del movimien-to social: el primero a través de la reactivación de su

influencia gremial sobre el Esta-do; el segundo, que pese a no ha-ber logrado un cambio de rumboen la política económica liberalni en la militarización, manteníasu fuerza movilizadora y suscomportamientos tenían granimpacto en el curso político, porlo que la política no se redujo alCongreso.

LAS PRIMERAS MEDIDAS

Siguiendo a Malpica, entre lasprimeras medidas liberales delgobierno de Belaunde se encon-traban las que continuaban elproceso de privatización iniciadopor el gobierno de Morales Ber-múdez. Veamos algunas: la devo-lución de los diarios y las estacio-nes de televisión y de radiodifu-sión; la devolución de la mayoríade acciones de las empresas decemento; las negociaciones para

transferir los yacimientos en posesión de MineroPerú; la transformación de empresas estatales en so-ciedades anónimas (Minero Perú, Electroperú, Pe-troperú, MINPECO, entre otras); eliminación delmonopolio de la comercialización de minerales porparte de MINPECO y de diversos productos de ex-portación como el algodón, el café, el azúcar, losfertilizantes y el tabaco negro. Aunque se intentó ladesactivación de ECASA y ENCI –como parte de losacuerdos con el FMI– para liberar la comercializa-ción del arroz y otros productos agrícolas, no se lo-gró por la oposición del Congreso. Dentro de la po-lítica liberalizadora destacan las medidas destinadasa otorgar mayores facilidades al capital extranjeroen la explotación de nuestros productos mineros.En el caso del petróleo, a fines del gobierno militarse habían renegociado los contratos con la Occiden-tal Petroleum, la Belco Petroleum y Oxy Bridas. Elgobierno de Belaunde dictó la llamada “leyKuczynski”, por la cual se modificó la legislaciónpara la explotación y exploración del petróleo, con-tando con el apoyo aprista. Bajo esta ley se firmaronnuevos contratos con Superior Oil, Hamilton Petro-leum, Shell y Union Texaco, empresas a las que seotorgó ventajas tributarias adicionales a cambio deinvertir en nuevas explotaciones. A fines de 1984 secomprobó que la Oxy Bridas y la Belco Petroleum,

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Desde antes de los comicios generales de 1980 uno de los puntos de la agenda políticaestaba referido a la devolución de los medios de prensa a sus antiguos dueños. Al

producirse el triunfo electoral de Fernando Belaunde, su gobierno asumió ésta comouna de sus primeras medidas. En la imagen, Manuel Ulloa Elías (a la izquierda)conversa con Alejandro Miró Quesada Garland y Aurelio Miró Quesada Sosa; al

centro de la escena aparece Enrique Agois.

en vez de utilizar el crédito tributario en nuevas ex-plotaciones, se habían dedicado a la extracción delas reservas conocidas.

En esta línea, se dictaron leyes para obstaculizarel desarrollo de proyectos productivos estatales ini-ciados por gobiernos anteriores. Por ejemplo, en elcaso de la minería, se prohibió que el Estado avala-se proyectos financieros de empresas estatales. Porello no se pudo financiar la segunda etapa de CerroVerde y tampoco se culminó el convenio para la mi-na Antamina, entre otros casos. También se tomaronmedidas para reducir la presencia estatal en el sec-tor financiero, mediante el crecimiento de la bancaprivada y el establecimiento de bancos extranjeros.Se dictó la llamada “ley chica” de la banca la cualpermitió la propiedad de hasta un 33% del capitalaccionario de los bancos privados por empresas ex-tranjeras y se autorizó la apertura de nuevas sucur-sales y nuevos bancos extranjeros; pero se nombródirectorios con personas inescrupulosas y de pocaexperiencia, produciéndose no pocos casos de prés-tamos a empresas insolventes, cobertura de deudasde la banca privada o conversiones de deudas en dó-lares a soles, lo cual llevaría a una serie de escánda-los financieros tanto en la banca estatal como priva-da. Se crearon los siguientes bancos nacionales: La-tino, Mercantil y Bandesco; y se establecieron ofici-nas de representación y sucursales del Banco UniónRepública de Venezuela, Commerzbank S.G., ChaseManhattan Bank, The Bank of Tokio, The Citizensand Southern National Bank, Union Chelsea Natio-nal Bank N.Y., Wells Fargo Bank, First InterstateBank of California y Manufacturers Hannover Trust.Asimismo, el transnacional Banco Exterior de losAndes y de España (Extebandes) consiguió autori-zación para actuar en el mercado interno.

Curiosamente, a pesar de la vocación privatistadel régimen, la quiebra del Banco de la Industria dela Construcción (BIC) y luego del Banco de los An-des, del Banco Comercial del Perú y su financiera ydel Banco Sur Medio y Callao obligaron al gobiernoa asumir los activos y pasivos de estos últimos y em-prender la operación de salvataje, incrementándosede este modo el número de bancos y financieras enpoder del Estado. También se devolvió el 51% delcapital social de las empresas de cemento a sus an-tiguos propietarios, a pesar de que se les había pa-gado los montos de valorizaciones de sus acciones.

En el sector agrario, se autorizó la parcelación delas cooperativas y sociedades agrícolas de interéssocial (SAIS), fragmentándose sus tierras en lotes,aunque luego de dos o tres campañas muchos de los

parceleros quedaron en la ruina y tuvieron que ven-der sus parcelas. En el sector industrial, se limitómás los alcances de la comunidad industrial con in-tenciones de desactivarla. Finalmente, para lograr laautorización de venta de las empresas estatales, seenvió un proyecto de ley denominado de acciónempresarial del Estado, el cual, luego de dos años,no fue aprobado en el Congreso. Ante la imposibili-dad de acelerar el proceso privatizador, el gobiernodecidió transformar las empresas públicas en socie-dades anónimas dirigidas por un directorio y unajunta de accionistas, nombrando en estos cargos apersonas con mentalidad privatista quienes usarondescaradamente sus recursos en provecho propio.Ejemplos claros son los de Pescaperú, Epsep, Min-peco y Centromin.

LA POLÍTICA ECONÓMICA

Dentro de la línea de aplicación de medidas enel marco de las propuestas de los principales orga-nismos financieros, especialmente el FMI, el go-bierno nombró como ministros a connotados re-presentantes de los intereses de la banca y empre-sas extranjeras; los casos más saltantes fueron losde Pedro Pablo Kuczynski (Energía y Minas), Car-los Rodríguez Pastor y, en menor grado, ManuelUlloa (Economía).

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Manuel Ulloa Elías, ministro de Economía y Finanzas durantelos primeros dos años del gobierno del arquitecto FernandoBelaunde Terry. El programa económico de este período fue

acusado, especialmente por el APRA y la izquierda, desujetarse a las políticas del Fondo Monetario Internacional.

Como han señalado Iguíñiz, Basay y Rubio, labonanza de las cuentas externas entre 1979 y 1980,lograda mediante políticas de ajuste, terminó muypronto, apareciendo los problemas en los primerosmeses de 1981 debido, en primer lugar, a la caídadel precio real de nuestros productos en el mercadointernacional y, en segundo lugar, al déficit surgidoen la balanza comercial debido a la liberalización delas importaciones y al incremento de pagos de ladeuda externa.

Para enfrentar la situación, el gobierno recurrióa una política de devaluaciones periódicas, lo cualprovocó la “dolarización” del ahorro y de la econo-mía en general. Se establecieron sobretasas del 15%a las importaciones. La política de apertura de labanca nacional a la inversión de capitales extranje-ros, reseñada líneas arriba, permitió al gobierno re-currir a nuevos préstamos para pagar la deuda ex-terna y elevar nuestras reservas internacionales, pe-ro ello sólo postergó el problema. Parte de los nue-vos préstamos se orientó a cubrir el continuo défi-cit y a la aplicación de una política tributaria queponía énfasis en el incremento de los impuestos in-directos (de 50,5% en 1980 a 66,6% en 1982) y enla reducción de los directos (de 48,9% en 1980 a32,2% en 1982). La política monetaria se aplicó arestringir el consumo ya que se consideraba que ha-bía “un exceso de la demanda”; logrando una rece-sión en el sector productivo, pero no la reducciónde la inflación, ya que desde 1981 se había iniciadotambién la liberalización de los precios controladosy regulados.

A mediados de 1983, el gobierno reinició nego-ciaciones con el FMI para resolver los problemas de

la deuda externa. En ellas se establecieron nuevasmedidas restrictivas, diseñadas y aplicadas por el exfuncionario de la Wells Fargo, Carlos RodríguezPastor, incluyendo reducción del gasto público, ma-yor restricción de la demanda e incremento del rit-mo de devaluación y de las tasas de interés. Dichasmetas no se alcanzaron a pesar de la eliminación desubsidios, del incremento en el precio de la gasoli-na y el servicio eléctrico y de la política de “minide-valuaciones”. Los precios de los productos básicoscontinuaron su tendencia alcista a lo largo del año,por lo que el gobierno comenzó a controlarlos enperspectiva de las elecciones municipales de no-viembre. Los salarios se mantuvieron por debajo delnivel de inflación. Ante la situación crítica, el go-bierno atribuyó el fracaso del programa económicoa los efectos de las inundaciones causadas en 1983por la corriente del Niño.

LA APARICIÓN DE SENDERO LUMINOSO

Semanas antes de las elecciones generales de1980, aparecieron numerosos perros colgados depostes públicos, con sendos carteles con los nom-bres de los principales líderes del gobierno chino;hecho que sorprendió a la mayoría, pero del cual nose dio mayor explicación. Más adelante, el 17 demayo, en la plaza central del pueblo de Chuschi,Ayacucho, un pequeño grupo armado quemó lasánforas que se iban a utilizar en las elecciones deldía siguiente. Con este acto simbólico, Sendero Lu-minoso –por entonces un grupo reducido, con ar-mamento obsoleto y sin experiencia en el campomilitar– dio inicio a su “lucha armada”, sin concitar

mayor atención, ya que la mayo-ría de los partidos políticos y elgobierno estaban preocupadospor las campañas electorales deese año. Tampoco había mayor in-formación al respecto ya que losdocumentos de los servicios deinteligencia y de seguridad del Es-tado habían sido sustraídos porlos militares antes de la transfe-rencia. Aunque no faltaron vocesde alerta, el presidente Belaunde

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El 17 de mayo de 1980 en Chuschi(Ayacucho), Sendero Luminoso dioinicio a la llamada “lucha armada”.Estas acciones prontamente setrasladaron a las ciudades.

volvió a atribuir estas acciones al abigeato, como lohabía hecho 15 años antes.

Sendero Luminoso iniciaba así su “guerra popu-lar del campo a la ciudad”, cuya primera etapa era“conquistar bases de apoyo en el campo” para esta-blecer “zonas liberadas”. Esta situación coincidíacon la intención inicial del gobierno de estableceruna actitud distinta a la política de violación de losderechos humanos del gobierno militar, que no pa-só de buenas intenciones. Sólo el ministro del Inte-rior José María de la Jara y Ureta renunciaría por vo-luntad propia, en agosto de 1980, al asumir la res-ponsabilidad política por la muerte en el Cuzco deun estudiante universitario a manos de la policía.

Entre 1980 y 1982 SL logró una relativa expan-sión en el campo. Cabe citar como ejemplo el entie-rro multitudinario de la joven dirigente senderistaEdith Lagos en setiembre de 1982. Esta inicialexpansión es explicable por varias razones: en pri-mer lugar, las características socioeconómicas deAyacucho, uno de los departamentos más pobres yolvidados del llamado “trapecio andino”; en segun-do lugar, las características culturales, pues junto ala Universidad San Cristóbal de Huamanga –puntode modernización y difusora de nuevas ideas– exis-tía un mundo rural y urbano bastante complejo conimportantes reminiscencias andinas; en tercer lugar,las tácticas iniciales aplicadas por SL –ayuda en lostrabajos agrícolas, protección frente a los abigeos ylas autoridades corruptas, apoyo a las comunidadesen sus disputas por linderos con las SAIS– le gana-ron el apoyo activo (alimentación y protección) opasivo (encubrimiento) de la población rural.

Cabe resaltar que los iniciales militantes de SLprovenían del campo o eran descendientes de cam-pesinos. Su dirigencia, en cambio, estaba compues-ta por sectores intelectuales y medios profesionales,algunos de los cuales eran descendientes de hacen-dados. Ellos conocían, pues, la realidad del campo.El Estado, más bien, los tenía olvidados y relegados.Pero esta relación, como se comprobaría rápida-mente, nacía de la misma matriz paternalista– auto-ritaria del gamonalismo; SL cuidaba de sus amigos,pero castigaba a sus enemigos o a los que dudaban.Éstos fueron los casos de las comunidades de Huan-casancos y Lucanamarca, las que fueron masacradaspor un centenar de senderistas en abril de 1983 alnegarse a continuar protegiéndolos.

La situación de la población rural se había vuel-to muy díficil, y en la práctica se hallaba entre dosfuegos con la intervención de las Fuerzas Armadasen la lucha antisubversiva, decretada el 20 de di-

ciembre de 1982, luego del asesinato del director dela filial ayacuchana del Instituto Nacional de Cultu-ra. Ello significó que las Fuerzas Armadas recupera-ran injerencia y presencia política en el Estado, per-didas desde su retiro a los cuarteles en 1980, y quese fueron incrementando a lo largo de la década.Junto con la intervención, se declaró el estado deemergencia para cinco de las provincias del depar-tamento de Ayacucho sometiéndolas, además, a laautoridad del comando político-militar bajo las ór-denes del general Clemente Noel Moral. El podercivil quedó así sometido al poder militar. Con dichaintervención se inicia la puesta en práctica de doc-trinas militares contrainsurgentes cuya estrategiano estaba exenta de racismo, que implicaba coac-cionar a los campesinos, utilizar a las comunidadesunas contra otras, ataques de saturación de pobla-dos y “juicios sumarios”, semejantes a los “juiciospopulares” de SL. Con el tiempo vendrían las de-nuncias por violaciones de derechos humanos he-chas por campesinos ante las diversas fiscalías deldepartamento.

A comienzos de 1984 se nombró al generalAdrián Huamán como nuevo jefe político-militar deAyacucho. El general Noel salió al “exilio dorado”como agregado militar del Perú en los Estados Uni-dos, alejándose de las investigaciones que entoncescontinuaban con respecto al caso Uchuraccay y a lasviolaciones de derechos humanos durante su jefatu-ra. El general Huamán aplicó, junto con las medidasmilitares, una política asistencialista de apoyo a lapoblación para lograr su adhesión. En setiembre fueremovido de su comando por hacer declaracionesque el gobierno consideró “políticas” y que “ibanmás allá de sus estrictas funciones militares”. Comoha resaltado Heraclio Bonilla, la ineficacia de lasFuerzas Armadas frente a SL no sólo fue el resulta-do de la ausencia de una política antisubversiva co-herente y sostenida –ya que ésta variaba según losvaivenes de la situación política–, sino también in-fluyó el hecho de que sus operaciones eran realiza-das por soldados no oriundos de la zona, por lo cualno se identificaban con la población; se enfrentabanademás a un ejército que no daba la cara y que másbien tenía la capacidad de desplazarse y confundir-se con la población rural. A ello hay que sumarle losbajos salarios de la tropa y las Fuerzas Policiales. Lacapacidad de acumulación de fuerzas de SL, que enese entonces obtenía sus armas mediante el robo oel asesinato de policías, se puso de manifiesto en elataque a la cárcel de Ayacucho a mediados de 1983,que liberó a decenas de detenidos, tanto militantes

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de SL como delincuentes comunes. A partir de en-tonces los diversos sectores dejaron de considerar aSL como un problema menor.

LAS FUERZAS POLÍTICAS DE OPOSICIÓN

Luego del fracaso de la Alianza Revolucionariade Izquierda (ARI) y de los resultados adversos enlas elecciones generales, la izquierda intentó recom-poner sus fuerzas. Para las elecciones municipalesde 1980, nace Izquierda Unida (IU) como un frentede partidos de diversas tendencias marxistas: el PCPy el PSR, representantes de los sectores velasquistas;la UDP, integrada por un grupo de partidos de la lla-mada Nueva Izquierda, fundamentalmente el MIR,VR y el Partido Comunista Revolucionario (PCR);el FOCEP; la Unidad de Izquierda Revolucionaria(UNIR), frente de partidos conformado por el PCdel P-Patria Roja, VR–Proletario Comunista y MIR-Perú; y grupos de independientes, entre los que seencontraban importantes intelectuales. Más adelan-te se incorporaría Acción Política Socialista (APS),grupo escindido de Acción Popular en 1968, enca-bezado por Gustavo Mohme Llona. Alfonso Ba-rrantes Lingán, reconocido como un independientede consenso, presidía este frente de partidos. Comosu principal líder, también sería su candidato tantoa las elecciones municipales como a las eleccionesgenerales.

El PAP, luego de los resultados electorales de1980, realiza un congreso extraordinario en la ciu-dad de Trujillo, donde se ponen en evidencia lasfuertes fisuras existentes ensu interior. Por un lado se en-contraba el ala izquierdistaencabezada por Armando Vi-llanueva del Campo, apoyadopor jóvenes dirigentes comoLuis Alva Castro, Carlos Rocay Alan García Pérez; y por elotro el ala derechista encabe-zada por Andrés TownsendEzcurra, apoyado por viejoslíderes como Ramiro Prialé yLuis Alberto Sánchez. Las dis-putas no sólo se expresaron

en el debate interno sino también en las calles, conenfrentamientos entre los grupos de choque de ca-da bando, llegando al colmo de darle una paliza alya anciano Luis Alberto Sánchez. Finalmente, elúnico líder que se retiraría del partido aprista seríaTownsend, quien posteriormente fundaría el Movi-miento de Bases Hayistas (MBH), que tuvo corta vi-da. Armando Villanueva sería elegido secretario ge-neral y Alan García continuaría en la secretaría deOrganización. Como presidente de la Comisión Na-cional de Plan de Gobierno (CONAPLAN) fue ele-gido Luis Alva Castro. Sin embargo, ello no resolvióla crisis interna. La “renovación aprista” vendríadespués.

LAS ELECCIONES MUNICIPALES DE 1980

En agosto de 1980, en medio de un rápido cam-bio de gabinete, Eduardo Orrego renunció al minis-terio de Transportes y Comunicaciones, con el finde iniciar la campaña de AP hacia las eleccionesmunicipales convocadas para noviembre. Se presen-taron también, como candidatos con opciones, Ri-cardo Amiel (PPC), Justo Enrique Debarbieri (PAP)y Alfonso Barrantes Lingán (IU). Según el JNE, losresultados nacionales fueron los siguientes: AP, 1386 774 votos (35,92%); IU, 898 325 votos(23,27%); PAP, 877 807 votos (22,73%); PPC, 272896 votos (10,99%) y otros, 272 896 (7,06%). Se-gún la información oficial, AP y el PAP tuvieron re-sultados nacionales inferiores a los obtenidos en laselecciones generales; el PPC ratificó su presencia

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Fernando Belaunde Terry yEduardo Orrego Villacorta

aparecen en el balcón del palaciode Gobierno.

sólo en Lima, obteniendo escasa votación en el res-to del país; la sorpresa la dio IU que pasó a consti-tuirse en la segunda fuerza política, ganando impor-tantes alcaldías provinciales en el sur. Casi un añodespués, el 8 de noviembre de 1981, se realizaronelecciones municipales complementarias en las seisprovincias y 119 distritos donde los resultados de1980 fueron anulados por el JNE, ratificándose lamisma correlación de fuerzas del año anterior.

EL CONFLICTO CON EL ECUADOR

A principios de 1981 se produce un enfrenta-miento entre patrullas peruanas y ecuatorianas. Elgobierno de Quito denunció que dicho enfrenta-miento se había producido en su territorio, en la zo-na de Paquisha: la realidad era que el ejército ecua-toriano había instalado puestos de vigilancia en ellado peruano del sector no delimitado de la fronte-ra, con los mismos nombres de puestos ecuatoria-nos. El presidente Belaunde ordena la expulsión dedichas tropas pero sin transgredir la frontera norte.El Ejército, comandado por el general Hoyos Rubio–uno de los conspiradores del golpe de 1968–, lue-go de algunos días de enfrentamientos logra expul-sar a los ecuatorianos. Belaunde, junto con un gru-po de periodistas, viaja a la denominada “Falsa Pa-quisha”, donde los indicios señalaban que tan rápi-da expulsión se debió a que el Perú mantenía la su-perioridad militar frente al Ecuador y a que la infil-tración estaba recién en sus inicios (dada la preca-riedad de sus puestos). El descuido posterior –apartir de 1990– de la política exterior frente a nues-tros vecinos, les permitiría una infiltración más só-lida. Terminados los combates, lospaíses garantes del protocolo de Ríode Janeiro insistieron en la necesidadde concretar negociaciones para solu-cionar la falta de delimitación de 78km en la frontera norte. Como semostraría una década después, no seavanzó nada al respecto.

LA MASACRE DE UCHURACCAY

En la mañana del 28 de enero de 1983, los dia-rios amanecieron con grandes titulares anunciandola muerte de 8 periodistas de la oposición y de suguía en la comunidad de Uchuraccay, en las alturasde Ayacucho. Según las informaciones que se obtu-vieron, Jorge Sedano de La República, Eduardo dela Piniella y Pedro Sánchez de El Diario de Marka,Willy Retto y Jorge Luis Mendivil de El Observador,Amador García de Oiga, el corresponsal de El Dia-rio Félix Gavilán, un periodista ayacuchano, Octa-vio Infante, y el guía Juan Argumedo, salieron de laciudad de Ayacucho para investigar la muerte desiete senderistas en manos de los campesinos deHuaychao, lo cual fue presentado por algunos sec-tores de la prensa como un hecho significativo y“patriótico”; sin embargo, no se tenía acceso a lazona por el hermetismo y la falta de apoyo de lasFuerzas Armadas, que controlaban la región y noquerían testigos incómodos. Un grupo de periodis-tas decidió salir rumbo a Huaychao, ya que se teníainformación de que esta situación era producto dela estrategia contrainsurgente aplicada por el co-mando político-militar de Ayacucho. El día 26, enla comunidad de Uchuraccay, cercana a Huaychao,los hombres de prensa fueron muertos y sus cuer-pos mutilados. En un primer momento, el generalNoel –jefe político-militar de Ayacucho– afirmóque los periodistas habían llegado a Uchuraccayportando una bandera roja y dando vivas a la sub-versión, desviando así su responsabilidad política yseñalando implícitamente que la oposición teníavínculos con SL.

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En enero de 1981 se produjo el conflicto conel Ecuador por el Falso Paquisha, toponimia

ecuatoriana en territorio peruano. Lainmediata acción militar peruana, dirigida

por el general Hoyos Rubio, concluyó con eldesalojo de las patrullas militares

ecuatorianas.

El gobierno decidió nombrar una comisión in-vestigadora presidida por el escritor Mario VargasLlosa, e integrada por el periodista Mario CastroArenas y el jurista Abraham Guzmán Figueroa.También fueron parte de la comisión los antropólo-gos Juan Ossio, Fernando Fuenzalida y Luis Millo-nes, el lingüista Rodolfo Cerrón Palomino, el sicoa-nalista Max Hernández y el abogado Fernando deTrazegnies. A mediados de febrero la comisión visi-tó la comunidad de Uchuraccay, recogiendo los tes-timonios de los comuneros y entrevistando a los fa-miliares del guía Juan Argumedo, a los periodistasayacuchanos que llegaron a Uchuraccay algunas ho-ras después de conocida la noticia y a los miembrosde las Fuerzas Policiales presentes en la zona.

El informe de la comisión investigadora fue en-tregado en marzo de 1983, caracterizándose por in-cluir interpretaciones de tres tipos: convicción ab-soluta, convicción relativa y convicción dudosa.Entre las conclusiones más importantes, la comi-sión señaló que el viaje de los periodistas fue bajosu propia responsabilidad y que los principales je-fes político-militares no tuvieron conocimiento deél. Que los comuneros de Uchuraccay los habríanconfundido con un destacamento senderista quevenía a escarmentarlos por los linchamientos ocu-rridos en Huaychao. Que “los periodistas debieronser atacados de improviso, masivamente, sin quemediara diálogo previo, y por una multitud a laque el miedo y la cólera, mezclados, enardecían ydotaban de ferocidad infrecuente en su vida diariay en circunstancias normales”. Que era falsa la tesis

de que los periodistas hubieran llegado enarbolan-do una bandera roja y dando mueras al gobierno ya los “sinchis”. Que la masacre fue obra de los co-muneros de Uchuraccay, sin que participaran enella fuerzas del orden; reconociendo, sin embargo,que los comuneros habían recibido de los “sinchis”la recomendación de defenderse y matar a los te-rroristas que se acercaran a Uchuraccay, aunque node manera sistemática; tal decisión habría sidoadoptada por los comuneros en sus asambleas. És-tos finalmente –según la comisión– no pudierondar una respuesta coherente respecto a la desapari-ción del dinero, las ropas y las cámaras fotográficasde los periodistas.

Cabe resaltar una afirmación del informe de lacomisión respecto a la supuesta ignorancia de loscomuneros, que dejaría implícita como conclusiónde fondo que la masacre fue producto de un malen-tendido: “No se necesita gran esfuerzo de imagina-ción para saber que, al sentirse atacados, uno o va-rios de los periodistas hicieron funcionar sus cáma-ras, reacción primera e instintiva de un reporterográfico. ¿Están en condiciones los comuneros deUchuraccay de identificar una cámara fotográfica ysaber para qué sirve? Algunos de ellos, por lo me-nos, sin duda alguna. La comisión tiene testimoniosque prueban que en la comunidad hay artefactoscomo linternas, radios y tocadiscos a pilas. No es és-te el primer caso de una sociedad en la que el pri-mitivismo y el arcaísmo culturales pueden coexistircon el uso de ciertos productos manufacturadosmodernos”.

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La cruenta represión militar alterrorismo dio pie a que se sospecharasobre el uso de métodos vedados por elejército en las zonas de emergencia.La idea de una “guerra sucia” en losAndes fue tomando fuerza entre losmedios de prensa opuestos algobierno. Con el propósito deinvestigar tal presunción, un grupo deperiodistas marchó a Huaychao,donde se había producido unamatanza, siendo victimados por loscomuneros de Uchuraccay en unconfuso incidente. En la imagen,pobladores de Uchuraccay transportanel cádaver exhumado de uno de losperiodistas.

El informe de la comisióninvestigadora fue duramentecriticado y calificado comouna maniobra encubridora delgobierno. La comisión habríaejercido funciones que le co-rrespondían al poder Judicialy las visitas a la comunidad deUchuraccay habrían sido po-cas y breves. Las conclusionesdel informe implicaban unasubvaloración del campesina-do, calificándolo como igno-rante, tradicional y arcaico,contrapuesto a la sociedadmoderna. Las investigacionesy los hechos posteriores de-mostraron que las conclusio-nes de la comisión estaban envarios aspectos alejadas de larealidad y más cercanas a laimaginación y a la ficción. Ca-be resaltar tres hechos al res-pecto. Primero, los periodistashicieron trámites previos paraviajar con miembros del Ejér-cito, lo que les fue negado; y para salir de la ciudadpasaron por tres puestos del Ejército, lo cual arroja-ba serias dudas sobre el “desconocimiento” del via-je por parte del comando político-militar; en segun-do lugar, la posterior aparición de las ropas y las cá-maras fotográficas de los periodistas, en cuyos ro-llos figuraban fotos que demostraban que sí existiócontacto y comunicación previos en las proximida-des de Uchuraccay, y que los periodistas fueron lle-vados posteriormente a la comunidad, en dondefueron asesinados; en tercer lugar, la evidencia deque las Fuerzas Armadas estaban implementandoun modelo de lucha contrainsurgente de guerra in-terna, que incluía la formación de grupos paramili-tares en el campo.

LAS ELECCIONES MUNICIPALES DE 1983

Las elecciones municipales se realizaron el 13 denoviembre de 1983, teniendo como candidatos defuerza para la alcaldía de Lima a Alfonso GradosBertorini (independiente, por AP), Alfonso Barran-tes Lingán (IU), Alfredo Barnechea (PAP) y RicardoAmiel (PPC). Según el JNE, los resultados oficialesa nivel nacional fueron los siguientes: PAP, 1 306345 votos (33,1%); IU, 1 143 102 votos (29%); AP,

689 182 votos (17,5%); PPC,547 346 votos (13,9%), yotros, 262 794 votos (6,7%).De esta manera: a) el paísquedó dividido en tres tercios:el PAP, IU y la alianza AP-PPC; b) pese a ganar en Limay a su alta votación, IU seguíasiendo segunda fuerza electo-ral, sin poder recuperar la vo-tación alcanzada en 1978; c)el PAP se recuperaba de sucrisis al pasar de ser tercerafuerza política al primer lu-gar; d) la crisis del gobiernoera irremediable.

La victoria de IU en Limasignificó la aplicación de unamplio proyecto de beneficioa los sectores populares –yaque IU había ganado mayor-mente en los distritos máspobres– en el que destacaronel programa del Vaso de Le-che (que inicialmente abarcóa más de 300 mil niños entre

los 0 y los 5 años) y el reconocimiento de los nu-merosos asentamientos humanos de la capital. Estose hizo en base al empuje de la movilización popu-lar, lo que dio un nuevo impulso a las diferentesorganizaciones de subsistencia dirigidas por muje-res: comedores populares, clubes de madres, entreotros. En términos generales, la experiencia muni-cipal tuvo un gran impacto en los partidos de iz-quierda, que por primera vez debían asumir direc-tamente la toma de decisiones y la administraciónde importantes recursos pertenecientes al aparatoestatal. Destacan dentro de ellas las iniciales gestio-nes municipales de IU en Villa El Salvador, SanMartín de Porres y Villa María del Triunfo.

EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIOTUPAC AMARU

El MRTA, a diferencia de SL, proviene de la Nue-va Izquierda que comenzó a gestarse en la décadadel 60. A partir de sus múltiples divisiones, se dis-tancian en 1980 de aquellos partidos que decidenparticipar en las elecciones de dicho año. Militantesprovenientes del MIR-El Militante, PSR-MarxistaLeninista y otros grupos pequeños de la UDP que sedisolvieron oficialmente al crearse el Partido Unifi-

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Alfonso Barrantes Lingán, candidato deIzquierda Unida y electo alcalde de Lima en

los comicios de 1983.

cado Mariateguista (PUM) enoctubre de 1983, son los queconvergen para formar elMRTA. También hay que in-cluir a jóvenes dirigentesapristas, como Víctor PolayCampos, y líderes sindicalescomo Néstor Cerpa Cartoli-ni, quien perteneció al sindi-cato de la fábrica Cromotex yestuvo involucrado en lahuelga de 1979.

El MRTA se definía comouna organización marxista-leninista que proclamaba lanecesidad de hacer la revolu-ción combinando “todas lasformas de lucha”, pero prio-rizando la que ponía en eje-cución su “aparato militar”.Como señala la comisiónBernales, ideológicamente no se diferencia de cual-quier otro partido marxista-leninista, ni tampoco enlo referido a las proclamas y a la reivindicación depersonajes como el Che Guevara o Luis de la Puen-te Uceda. En el aspecto militar, el MRTA combinótácticas guerrilleras propias del “foquismo” castris-ta, sobre todo en la selva del departamento de SanMartín, con las tácticas de guerrilla urbana de losgrupos insurgentes del Cono Sur. Siguiendo el mis-mo documento, señalaremos que el MRTA surgiócontra el segundo gobierno de Belaunde, al que de-nunciaron como entreguista, proimperialista y com-prometido con la “guerra sucia” que se implemen-taba en Ayacucho. Previniendo un posible golpe mi-litar, el MRTA se preparaba para liderar la “insur-gencia del pueblo” desarrollando la violencia revo-lucionaria. Originalmente sus tácticas se diferencia-ban de las acciones terroristas de SL, realizandoademás acciones asistencialistas en sectores popula-res (como el robo y reparto de alimentos) e impul-sando una prensa oficiosa que publicitaba y reivin-dicaba sus actos en el afán de demostrar que, a dife-rencia de SL, la violencia revolucionaria no atenta-ba contra el pueblo sino contra los enemigos de és-te. Sin embargo, estas concepciones y prácticascambiarían sustancialmente a fines de la década.

Según la base de datos sobre violencia política deDESCO, el 22 de enero de 1984 se produce la pri-mera actividad pública conocida del MRTA: el ata-que al puesto policial de Villa El Salvador. Inicial-mente, junto a ataques contra la sede de la embaja-

da de los Estados Unidos ydiferentes agencias bancarias,el MRTA se dedicó a unacampaña de proselitismo conacciones como la colocaciónde banderas, el secuestro deperiodistas y la toma de ra-dioemisoras y agencias denoticias, desde donde lanza-ba proclamas previamentegrabadas, así como repartosde alimentos en barrios mar-

ginales. El acto de mayor envergadura en sus iniciosfue la toma de Juanjuí, en el departamento de SanMartín, acto de propaganda al que se citó a periodis-tas de un canal de televisión para que grabaran laparada militar y el retiro de sus tropas.

BALANCE DE LA POLÍTICA ECONÓMICAAPLICADA BAJO EL SEGUNDOGOBIERNO DE BELAUNDE

Según el economista Augusto Portocarrero, parafines de 1984 las reservas internacionales lograronrecuperarse como resultado de las políticas recesi-vas aplicadas, alcanzando casi los mismos nivelesde julio de 1980. Los gastos de defensa se redujeronen 21% y los de planillas del Estado en 8%, pero lospagos por concepto de deuda externa aumentaronen 51%. Pese a ello la deuda externa se incrementóa lo largo del gobierno de Belaunde en más de 4 milmillones de dólares, sumando un total de 13 721millones de dólares.

Se continuó con la política fiscal de reducir lapresión tributaria, especialmente a los sectores demayores ingresos. En 1985 se recaudó el 61% de loque se había recaudado en 1980 por concepto deimpuestos directos; en cambio, los impuestos indi-rectos se redujeron en 2%. Así, mientras en 1985 losimpuestos a las exportaciones representaron sólo el13% de lo recaudado en 1980, se incrementaron im-puestos como el General a las Ventas (IGV) y el Se-lectivo al Consumo (ISC), rubro este último que tu-

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Víctor Polay Campos, uno de losprincipales dirigentes del MRTA.En 1984 el MRTA ataca el puestopolicial de Villa El Salvador y tresaños más tarde alcanza notoriedadpública al tomar la ciudad deJuanjuí en el departamento de SanMartín.

vo gran importancia en el incremento en 166% delimpuesto a los combustibles. Se mantenía así la an-tigua costumbre de cubrir las necesidades de liqui-dez mediante el incremento del precio de la gasoli-na para a su vez aumentar la recaudación de im-puestos que lo afectaban. Para 1985, la recaudaciónpor impuestos indirectos representaba el 77% deltotal, mientras que en 1980 había sido del 65%. Entérminos generales, mientras los gastos del gobier-no aumentaron, sus ingresos se redujeron, con locual aumentó el déficit fiscal.

En cuanto a la producción, el país sufría unafuerte recesión, expresada en la caída en 1985 delPBI per cápita a los niveles de 1975. Esta recesióntuvo tres causas fundamentales: las políticas deajuste, los desastres naturales de 1983 y la políticaarancelaria norteamericana que limitó nuestras ex-portaciones. Más de la mitad del sector manufactu-rero trabajó por debajo del 50% de su capacidad ins-talada, con la consiguiente reducción del empleo.Por añadidura, se produjo una drástica caída de lainversión en términos generales. Para 1985, las in-versiones del sector público se redujeron a los nive-les de 1970, siguiendo las recomendaciones delFMI; sin embargo, por el carácter populista del go-bierno se mantuvo un amplio programa de obraspúblicas, sobre todo en el sector vivienda. La inver-sión del sector privado repre-sentó en 1985 tan sólo el11,1% del PBI, pese a losconstantes estímulos que Be-launde otorgó a los empresa-rios, tanto nacionales comoextranjeros.

Mientras tanto la infla-ción, que entre julio de 1975a julio de 1980 fue de677,49% alcanzó durante elquinquenio 1980-1985 la ci-fra de 3 734,52%, hasta en-tonces la más alta de nuestrahistoria. Pese a las políticasrecesivas y de ajuste, la infla-ción no sólo no fue derrotadasino que mantuvo tasas ma-yores a las existentes antes desu aplicación, entre otras ra-zones, por la constante mani-pulación de los precios de losservicios públicos con el ob-jetivo de cerrar la brecha fis-cal. Asimismo, los precios in-

dustriales subieron más que los agrícolas, por loque la situación del agro continuó su secular caída.Además, dadas las circunstancias, durante los últi-mos seis meses del gobierno belaundista los empre-sarios adelantaron la subida de sus precios, dándo-se niveles de inflación que no se habían producidoen 10 años.

Con el rotundo fracaso de las políticas de ajustedel gobierno belaundista la campaña del PAP en-contró terreno fértil para su promesa de construir“un futuro diferente” “para todos los peruanos”.

LAS ELECCIONES DE 1985

Para dichos comicios, AP nombró como candi-dato a Javier Alva Orlandini, quien además de con-tar con un importante apoyo de las bases de provin-cias, había venido realizando una serie de críticas algobierno para legitimar su candidatura, y por elloBelaunde se opuso a su elección. El PPC se negó amantener la alianza con AP tratando de evitar lasconsecuencias políticas del desgaste del gobiernobelaundista pero, sabedor de su poca influencia, sealiaría con el MBH de Townsend y otros indepen-dientes, formando la Convergencia Democrática(CODE). La IU lanzó la candidatura de Alfonso Ba-rrantes confiando en el impacto de su gestión en la

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En 1985 el APRA presentó a Alan García Pérez como su candidato presidencial. García,quien había sido constituyente en 1978 y diputado durante el período 1980-1985, fue elvencedor de la primera vuelta. Ante la defección del candidato de la Izquierda Unida,Alfonso Barrantes Lingán, para participar en una segunda vuelta, García fue ungido

como presidente de la República.

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EL GOBIERNO APRISTA

El inicio del gobierno apristase produjo en un contexto muysimilar al primero de Belaunde:una votación muy alta, nivel depopularidad al tope y apoyo deamplios sectores sociales en todoslos estratos. El PAP había logradoincluso limar sus históricas aspe-rezas con las Fuerzas Armadas. Laprincipal fuerza política que po-dría disputarle el liderazgo en elpaís, la IU, adolecía de serias dis-putas internas motivadas entreotras razones, por las ambiguas

posiciones y hasta simpatías de suprincipal líder, Alfonso BarrantesLingán, respecto al presidenteGarcía.

En cuanto al programa de go-bierno, Alan García sorprendió apropios y extraños con su discur-so del 28 de julio, por su conteni-do radical, antimperialista y de-

alcaldía de Lima y en el incremento de su influenciapolítica y electoral. En el seno del PAP se había pro-ducido la “renovación aprista”, encabezada porAlan García Pérez, quien consiguió en 1983 la se-cretaría general del partido, derrotando a Luis AlvaCastro, y luego, en 1984, fue nombrado candidatopresidencial, derrotando a Carlos Enrique Melgar.Desde entonces y de manera anticipada a su formalinscripción ante el JNE, Alan García inició su cam-paña electoral cambiando radicalmente el discursoy la simbología aprista: a) hizo a un lado el discur-so excluyente a toda posibilidad de alianza o con-certación política expresado en el famoso lema “Só-lo el aprismo salvará al Perú” (SEASAP), utilizandootros como “futuro diferente” y “un gobierno paratodos los peruanos”; b) fue el primero en emplearcomo táctica electoral una campaña en base al apo-yo de personajes independientes (artistas, deportis-tas, intelectuales) a su candidatura; c) utilizó comoimagen a una paloma blanca enmarcada por la es-trella aprista; d) realizó una campaña electoral “po-pulista” en la que se confundía con el pueblo y rea-lizaba actos sorpresivos, que persistieron durante sugobierno en los famosos “balconazos”. Finalmente,existían cinco candidaturas menores.

Las elecciones se realizaron el 14 de abril de1985. Los resultados oficiales, según el JNE, fueronlos siguientes: PAP, 3 452 111 votos (45,8%); IU, 1605 139 votos (21,3%); CODE, 773 313 votos(10,2%); AP, 471 150 votos (6,3%); Izquierda Na-cionalista (IN), 91 968 votos (1,2%); Frente de Uni-dad Nacional (FUN), 54 899 votos (0,7%); Partidode Avanzada Nacional (PAN), 26 366 votos (0,3%);Partido Socialista de los Trabajadores (PST), 15 696votos (0,1%); Movimiento Cívico Nacional 7 de Ju-nio, 10 150 votos (0,1%).

Cabe resaltar que los porcentajes se establecieronsobre el total de votos emitidos. Con estos resulta-dos, el PAP obtenía una amplia mayoría tanto en se-nadores como en diputados. Según la Constituciónde 1979, que se aplicaba por primera vez, si el can-didato de mayor opción no obtenía el 50% más 1%de los votos, debía realizarse una segunda vueltacon el candidato con segunda votación más alta, eneste caso Alfonso Barrantes; quien sorpresivamenterenunció a la confrontación “para ahorrar dinero alos contribuyentes”, según su comunicado. A pesarde ser una situación irregular, nadie se opondría y elJNE proclamaría a Alan García como el siguientepresidente de la República.

II

La elección de Alan García Pérez fuesaludada por la prensa internacional,cuyos analistas veían en él a un jovengobernante socialdemócráta moderadoy razonable. Portada de la revistaVisión, publicación de inspiraciónliberal, del 1 de julio de 1985.

fensor de las amplias capasempobrecidas del país; dis-curso que en la realidad seiría desdibujando segúnavanzaban los meses.

En su discurso Alan Gar-cía criticó las políticas deajuste del FMI que se habíanaplicado hasta entonces y se-ñaló que la crisis económicaera causada por “una largahistoria de injusticia”. Asi-mismo, criticó la corrupcióny “el abuso prepotente delpoder en todos los niveles”.Su interpretación sobre larealidad del país era que ésteestaba administrado por lossectores económicos más po-derosos en colusión con “elcentralismo” y “la dependen-cia”. Denunció a un empresa-riado que sólo ensamblabaproductos importados ymantenía su capacidad pro-ductiva instalada funcionan-do sólo en un 38%. Se anun-ció así una política de apoyoa la industria nacional, de descentralización, de eco-nomía autónoma, de redistribución de la riqueza yde solidaridad con los más pobres. Según su discur-so, los principales problemas del país eran: la deu-da externa, la inflación, la recesión, la subversión, eldesorden y la inmoralidad. Respecto de la deuda ex-terna, señaló que ésta era producto de las “desigua-les relaciones entre los países ricos y pobres”, del“sobredimensionado valor del dólar frente a otrasmonedas” y de “nuestra debilidad como país”, parautilizar productivamente dichos recursos. Ensegui-da anunció: “dialogaremos con nuestros acreedoressin usar como intermediario al Fondo MonetarioInternacional, pero en los próximos doce meses ymientras las situaciones no cambien, sólo destinare-mos al servicio de la deuda externa el 10% del valortotal de nuestras exportaciones y no el 60%, comohasta ahora se nos exige”. Señaló que la inflación sedebía a que el Estado “prefirió apoyar las gananciastransnacionales, a la industria ensambladora de Li-ma y al crecimiento de la burocracia”, olvidando alcampesinado y a la agricultura; para resolver esteproblema planteó elaborar una ley antimonopolio,una política de apoyo al agro, una reorientación de

nuestro consumo y “el con-trol de precios contra las ga-nancias abusivas”.

En cuanto a la recesión, lanecesidad de garantizar elahorro interno y la fuga decapitales, García anunció unapolítica de control de lastransacciones con el exteriormediante la restricción deluso del dólar; el apoyo a lainversión privada (tanto na-cional como extranjera) ofre-ciendo “seguridad en las re-glas de inversión”, restrin-giendo las importaciones a loindispensable, mediante la“estabilidad laboral para eltrabajador” y, sobre todo, elapoyo crediticio, técnico y demaquinaria para el agro. Sudiscurso señalaba que la sub-versión tenía su causa en lamiseria y que la democraciadebía ser “autoridad y ener-gía”. Más adelante diría que:“no aceptamos que el sistemademocrático use la muerte

como instrumento” y que la ley sería “aplicada conseveridad también para los que violen los derechoshumanos mediante la muerte, las ejecuciones extra-judiciales y la tortura”. Para combatir el desorden yla inmoralidad, García propuso la doble pena paralos funcionarios públicos, la reorganización de lasFuerzas Policiales y la coordinación con Colombiade acciones conjuntas contra el narcotráfico. En supolítica exterior, propuso una postura integracio-nista, de soberanía y libre determinación, resaltan-do nuestra posición como país no alineado.

Los hechos posteriores se encargarían de refutarcada uno de los puntos de este discurso.

POLÍTICA ECONÓMICA HETERODOXA YCRECIMIENTO ECONÓMICO, 1985-1987

Con respecto a la política económica del gobier-no aprista, se distinguen claramente dos momen-tos: el primero –caracterizado por la aplicación deuna “política heterodoxa”, keynesiana– abarcó des-de julio de 1985 hasta diciembre de 1987, cuandofue ministro de Economía Luis Alva Castro, y el se-gundo desde enero de 1988 hasta julio de 1990,

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Fernando León de Vivero, uno de los lídereshistóricos del APRA, hace uso de la palabra como

presidente de la cámara de Diputados.

cuando se aplicó una “política ortodoxa”, vincula-da a los lineamientos del FMI. Como se señaló, alfinalizar el segundo gobierno de Belaunde las reser-vas internacionales se encontraban en los nivelesde 1980, lo que le permitió al gobierno aprista unainicial maniobrabilidad políti-ca. Como condiciones favora-bles hay que agregar tambiénel alto porcentaje de la capaci-dad instalada ociosa, la situa-ción del nivel de precios, es-pecialmente públicos, que porsu sobrecosto permitían unapolítica de control, y la pro-clividad pública al discursopopulista de Alan García. Latendencia económica iniciales keynesiana: en vez de con-traer la demanda medianteuna política de ajustes, habíaque alentar el crecimientoproductivo y el uso de la ca-pacidad instalada ociosa me-diante el estímulo de la de-manda, la mejora de los suel-dos y salarios, el aumento delgasto público, el control delos precios de los productosde primera necesidad, del dó-lar y de las tasas de interés.De esta manera se buscaba re-

ducir la alta tasa inflacionaria, evitar la reducciónde la inversión privada (que bajó de 10,3% en 1980a 6,1% en 1984) y el deterioro de los niveles de vi-da de la población. En los primeros días de agostose elevó el tipo de cambio a 13,90 soles y luego sele congeló, reduciéndose las tasas de interés de280% a 140%. Más adelante, éstas llegarían a redu-cirse al 38%.

Siguiendo su propuesta de proteger el mercadointerno, reorientando las divisas que se usaban en elpago de la deuda externa, el gobierno transfirió el12% del PBI al sector privado mediante modifica-ciones tributarias y manejo de los precios públicos.Con ello se buscaba incentivar la inversión privada,el uso de la capacidad instalada ociosa y una rees-tructuración de la economía. Los empresarios sevieron beneficiados ampliamente con estas medi-das, cuyos gastos derivados asumió el Estado incre-mentándose el déficit fiscal. Sin embargo, a pesar deque la industria se recuperó y volvió a funcionarcon toda su capacidad, no dio el salto de hacer nue-vas inversiones y se contentó con las fáciles ganan-cias que el gobierno le había otorgado. Ello generóun problema político interno que provocó que en sudiscurso del 28 de julio de 1987 Alan García anun-ciara la estatización de la banca privada. Sin embar-

go, con estas medidas se logróreducir la inflación: en 1985la inflación acumulada fue de158% y en 1986 de 60%.

Otra de las medidas deapoyo al sector industrial pri-vado fue la paulatina desacti-vación de la estabilidad labo-ral iniciada bajo el gobiernode Morales Bermúdez. El go-bierno aprista tomó medidaspara poner en el régimen deeventuales los contratos delos trabajadores, debilitandoasí otros derechos colectivos yel uso de la presión sindical.Entre las medidas introduci-das como medidas de “em-pleo temporal” destaca el D.L.22342, que señalaba que lasempresas exportadoras po-dían contratar el número depersonal eventual a plazo fijoque requiriesen, a condiciónde que existiera un contratode exportación, orden de

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César Vásquez Bazán, ministro de Economíadurante el gobierno de Alan García. En 1988 se

produjo el primer ajuste sustancial en elprograma económico del gobierno aprista.

Luis Alva Castro, segundo vicepresidente de la República yministro de Economía durante los primeros dos años de

gobierno aprista. Puso en práctica un plan heterodoxo queluego tuvo que ser corregido con un severo reajuste de precios.

compra o documento similar y un progra-ma de producción a ser cumplido. Aco-giéndose a este dispositivo legal, muchasempresas incorporaron masivamente atrabajadores eventuales, quienes acumu-laron años de trabajo sin adquirir estabili-dad laboral.

Otra de las medidas de “empleo tem-poral” establecida por los D.S. 018-86-TRy 020-86-TR fue el Programa Ocupacio-nal de Emergencia (PROEM). Según estedispositivo, los empleadores podían con-tratar personal a plazo fijo sin limitaciónde número y sin necesidad de acreditar lanaturaleza accidental o temporal de las labores arealizarse. Con el inicio de la crisis en 1988, dichodispositivo fue prorrogado hasta julio de 1990.

En lo que respecta al agro, se congelaron los pre-cios industriales y se liberalizaron los precios agrí-colas, con el fin de beneficiar al campo en la políti-ca redistributiva. También se aplicó el denominado“crédito cero”, sobre todo en el llamado “trapecioandino” donde el conflicto con Sendero Luminosoera más agudo, y se impulsó los llamados “rimana-cuys”, en el marco de los cuales el presidente Gar-cía, desconociendo a las organizaciones sindicalesagrarias, realizó asambleas directas con las comuni-dades campesinas. En cuanto al trato al capital ex-tranjero, el hecho más significativo fue la declarato-ria de nulidad del contrato suscrito entre Petroperúy la Belco Petroleum Corporation, a fines de 1985,que significó la práctica expropiación de la empre-sa. En el sector financiero destacan la quiebra delBanco Amazónico, que sería asumido por el BancoContinental, y la definitiva consolidación del Bancodel Sur Medio y Callao (Surmebanc) como bancoestatal, que tras haber sido intervenido por el presi-dente Belaunde, fue reflotado bajo el gobierno deAlan García.

En cuanto a la deuda externa y a la postura depagar únicamente el 10% de ésta, Óscar Ugartecheafirma que existieron tres criterios relacionados conla transferencia neta de recursos (TNR). Primero, siel acreedor tenía una TNR positiva al país, definidacomo la diferencia entre los desembolsos de crédi-tos menos los pagos por amortizaciones e intereses,se le pagaba; si ésta era negativa, no se le pagaba. Ensegundo lugar, aquellos a quienes se les pagaba deu-

da recibirían una parte proporcional de ese 10%. Entercer lugar, hubo un conjunto de entidades a lasque no se pagaba. De este modo los créditos de me-diano y largo plazo del sector público captaban casiel 20% del servicio de la deuda, incluidos los delBCR, créditos privados y de corto plazo.

Indudablemente, esta restricción de los pagosprovocó serios conflictos políticos internacionalescon todos los acreedores. El gobierno peruano sabíaque el Perú sería declarado “valor deteriorado”, yno le importó. Esta declaración significaba que lasdeudas serían colocadas en una reserva contable co-mo “incobrables”, y mientras esa situación durase,el Perú no sería sujeto de crédito. El gobierno apris-ta calculó –según Ugarteche correctamente– que erairrelevante ser considerado en esta categoría, por-que de todas maneras no habría créditos de media-no y largo plazo de parte de la banca comercial in-ternacional en un período largo por razones ajenasa la economía peruana. Sin embargo, el gobiernoaprista pagó alrededor del 30% de las exportacionesde bienes y un 20% de servicios, descendiendo és-tas drásticamente en 1988 cuando se agotaron lasreservas internacionales.

Este modelo del gobierno aprista tenía, pues, unlímite. El presidente García esperaba que con estasmedidas los empresarios recuperaran la confianzaen el Estado, mediante los beneficios otorgados, y sereorientaran hacia una política más nacionalista.Esta alianza no llegó a concretarse porque, como yase señaló, los empresarios se contentaron con los al-tos beneficios alcanzados pero no reinvirtieron.

Hacia octubre de 1986 comienzan a aparecer losprimeros límites de la política heterodoxa. Según

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Remigio Morales Bermúdez, elegido diputado porLima en 1985 y ministro de Agricultura durante

el bienio 1986-1988.

Óscar Ugarteche, a fines de 1986 las reservas inter-nacionales cayeron aceleradamente a un ritmo de100 millones de dólares mensuales, y la inflacióncomenzó a incrementarse debido a que la oferta es-taba alcanzado los “cuellos de botella” ante la faltade nuevas inversiones. No obstante, durante 1987se mantuvo la “política heterodoxa” llegándose a di-ciembre de dicho año con una inflación acumuladade 120% y sin reservas inter-nacionales.

Ante esta situación, el go-bierno dictó medidas de flexi-bilización. Para recuperar lasreservas internacionales netas,se buscó reducir la importa-ción mediante un proceso dedevaluaciones del 2% anual,estableciendo una variedad detipos de cambio a partir de sufunción (exportación o im-portación), evaluados comoporcentajes del dólar MUC ydel financiero. En segundo lu-gar, debido al desfase entre losprecios públicos y un efectivocontrol de precios, se estable-cieron cuatro categorías de és-tos: los controlados, los de ré-gimen especial, los reguladosy los supervisados. En esta co-yuntura, Luis Alva Castro re-

nuncia al ministerio de Economía a fi-nes de junio de 1987, teniendo en pers-pectiva las elecciones internas del PAPpara candidato a presidente, y es reem-plazado por Gustavo Saberbein.

A principios de julio se produjo unadevaluación del 93,7% del tipo de cam-bio paralelo. El presidente García de-creta el 28 de julio la prohibición delmercado paralelo y la estatización de labanca, medida que produjo la descon-fianza de los empresarios. A pesar detodas estas acciones la inflación volvióa desbocarse, alcanzando nuevamenteíndices de más de un dígito.

LAS ELECCIONESMUNICIPALES DE 1986

Al igual que en el segundo gobierno deBelaunde, las primeras elecciones mu-

nicipales que se realizaron bajo el gobierno apristatenían un carácter plebiscitario para medir la fuerzade los partidos políticos, muy especialmente la delpartido de gobierno. Los candidatos a la municipali-dad de Lima fueron los siguientes: Alfonso BarrantesLingán (IU), Jorge Del Castillo (PAP) y Luis BedoyaReyes (PPC). AP no se presentó. Las elecciones serealizaron el 9 de noviembre y sus resultados oficia-

les a nivel nacional, según elJNE, fueron los siguientes:PAP, 2 765 112 votos (47,6%);IU, 1 790 886 votos (30,8%);PPC, 858 140 votos (14,8%),independientes, 226 256(3,9%); y otros, 225 640 votos(3,9%). Los resultados no hi-cieron sino ratificar, luego decasi año y medio de gobiernoaprista, la correlación de fuer-zas existentes.

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Luis Alberto Sánchez, primer vicepresidente de la República, hace su ingresoal Congreso. Escritor, ensayista y uno de los miembros sobrevivientes de la

generación del centenario, fue uno de los líderes históricos del APRA.

Jorge del Castillo fue el candidatodel APRA para Lima Metropolitanaen las elecciones municipales denoviembre de 1986. Sus principalesadversarios políticos fueron AlfonsoBarrantes Lingán de la IzquierdaUnida y Luis Bedoya Reyes delPartido Popular Cristiano,resultando elegido Del Castillo enun discutible proceso electoral.

Una de las razones de la victo-ria de Del Castillo, pese a su bajoperfil y carencia de carisma, fueque Alan García, en vez de mante-ner una distancia política con res-pecto al tema electoral, apoyóabiertamente a su candidato mani-festando su capacidad personal deendosar sus altos niveles de popu-laridad. Uno de las propuestas dela campaña electoral aprista fue laconstrucción de un tren eléctricoque uniría los conos distritales conel centro de Lima. También se pro-metió la ampliación del programadel Vaso de Leche. Sin embargo,ambos proyectos terminaron ensendos escándalos de corrupción;el del Vaso de Leche por las de-nuncias respecto al uso y estado delas donaciones, y el del tren eléctrico porque enprincipio su proyecto de factibilidad fue cuestiona-do, ya que era oneroso frente a otras propuestas. Só-lo se construyeron pequeños tramos de la obra yGarcía la “inauguró” con sólo un kilómetro de ex-tensión desde la estación central, pero la obra en suconjunto nunca se terminó. Más adelante, las inves-tigaciones del Congreso por corrupción contra AlanGarcía demostraron que éste recibió sobornos departe del consorcio italiano encargado de la obra pa-ra ganar la licitación.

LA POLÍTICA EXTERIOR Y ELPROTAGONISMO INTERNACIONAL

Se puede señalar que con el anuncio sobre el pa-go del 10% con respecto a la deuda externa, se ini-ció la política exterior del gobierno aprista. Dichaposición sería ratificada en la ONU en setiembre de1985, ocasión en que Alan García comenzó a perfi-larse como uno de los nuevos líderes mundiales delmovimiento NO-AL. Habría que recordar que el Pe-rú no era un país más al interior del Tercer Mundo,ya que bajo el gobierno del general Velasco habíacumplido el importante papel de acercar a AméricaLatina a este movimiento, y por su política exteriorde enfrentamiento a los Estados Unidos; Alan Gar-cía no hacía más que recoger la cosecha. Su discur-so antimperialista, independiente y radical tuvotambién amplio impacto en el exterior, sobre todocuando el gobierno aprista comenzó a acercarse ca-da vez más a la Internacional Socialista o Segunda

Internacional, entre cuyos principales líderes se en-contraban los primeros ministros de Alemania(Willy Brandt), Francia (Francois Mitterrand) y Es-paña (Felipe Gonzales), y el ex presidente de Vene-zuela, Carlos Andrés Pérez. En ese sentido, AlanGarcía estaba dispuesto a disputarle el liderazgo la-tinoamericano y tercermundista a Fidel Castro, unode los últimos líderes históricos del movimientoNO-AL, quien además sostenía, frente al problemade la deuda externa, la tesis del “no pago” y el usode los recursos militares de las grandes potenciaspara cubrirla.

Alan García asiste a la promulgación de la Cons-titución sandinista, se opone a la intervención deEstados Unidos en Panamá y a la derogación de laDecisión 24 del Pacto Andino que ponía límites a lainversión extranjera en la región, e impulsa la for-mación del Grupo de Apoyo al Grupo de Contado-ra, encargado de las negociaciones de paz para Cen-troamérica. El momento cumbre de la política exte-rior del gobierno aprista fue cuando la Internacio-nal Socialista aceptó la invitación del presidenteGarcía para realizar su XVII congreso en Lima en ju-nio de 1986. Los sucesos de los penales fueron unduro revés para la política exterior peruana, del cualnunca se pudo recuperar.

LA LUCHA ANTISUBVERSIVA

Tras el discurso presidencial del 28 de julio de1985, el MRTA anunció el inicio de una tregua uni-lateral para “evaluar la situación” y “fiscalizar las

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La principal promesa electoral de la campaña de Jorge del Castillo fue laconstrucción de un tren eléctrico que integraría a las poblaciones del cono sur con el

centro de Lima. A pesar de la construcción de varios tramos, la obra no fueconcluida, siendo considerada desde entonces un “elefante blanco” de la ciudad.

promesas del gobierno”; Sendero Luminoso encambio rechazaría dicha actitud. En su discurso,García había propuesto como medidas antisubversi-vas un mejoramiento de las condiciones de vida dela población, la defensa de los derechos humanos yla lucha contra la corrupción. Respecto a este últi-mo punto solicitó al Congreso facultades extraordi-narias para la reorganización de las Fuerzas Policia-les y las Fuerzas Armadas, unificando los mandosen la policía, que pasó a llamarse Policía Nacional,e integrando los ministerios de Guerra, Marina yAviación en uno solo, denominado ministerio deDefensa, en octubre de 1987. El primer titular delrecién creado ministerio sería el general (r) EnriqueLópez Albújar, asesinado en 1989 por el MRTA. Sibien en términos generales tales reformas eran ne-cesarias y funcionales, significaron también un pro-ceso de “apristización” de dichas fuerzas, injerenciaque produjo fuertes descontentos, especialmente alinterior de las Fuerzas Armadas. Según ha resaltadoSinesio López, los gastos dirigidos a los sectores deDefensa e Interior representaron el 25,6% de losgastos generales bajo el gobierno aprista. En cambiose redujeron los gastos de las Fuerzas Policiales, te-niendo éstas que replegarse en las áreas rurales delas zonas en emergencia. Más de un centenar de co-misarías fueron abandonadas, por lo cual sus cir-cunscripciones quedaron a merced de los grupossubversivos. La mayor parte del gasto se orientó ha-cia las Fuerzas Armadas, que en términos realescontrolaban el 40% del territorio nacional y el 50%de la población a través de los comandos político-

militares en las zonas de emergencia. Sinembargo, perdieron prerrogativas en cuan-to a los sistemas de defensa e inteligencia,el nombramiento de los altos mandos y elmanejo presupuestal.

En el tema de los derechos humanos, pa-recía que el gobierno aprista cumpliría supromesa de defenderlos y castigar a losculpables de su violación. A principios de1986 fue denunciada la existencia de fosascomunes con cadáveres de campesinosasesinados por el Ejército en Pucayacu yAccomarca. El presidente García, en un ac-to significativo, procedió a la destitucióndel jefe político-militar y del comandantede la segunda región militar, lo que moti-varía un fuerte resentimiento entre los al-tos mandos militares. Sin embargo, éstefue sólo un acto simbólico del presidente.Los hechos de los penales ese mismo año

se encargarían de desmentir el supuesto cambio enlas orientaciones sobre la lucha contrasubversiva.

Más adelante, en mayo de 1988, fue denunciadala masacre de 30 campesinos, esta vez en Cayara(provincia de Cangallo), en represalia por una em-boscada a un convoy del Ejército, siendo acusadoslos campesinos de ser “simpatizantes” de SL. Parainvestigar los hechos, se nombró una comisión en elSenado presidida por Carlos Enrique Melgar, delPAP, la que en un primer momento quiso negar laexistencia del hecho para –luego de las pruebas pre-sentadas– emitir un dictamen que liberaba de todaresponsabilidad a las fuerzas del orden. Durante elproceso penal en la fiscalía de Ayacucho, nueve delos testigos “desaparecieron” o fueron asesinados, yel fiscal a cargo fue hostigado hasta que renunció.Ese caso, como otros, quedó en la impunidad. Comoel gobierno aprista se hallaba en un creciente descré-dito desde la estatización de la banca, el presidenteGarcía no encontró mejor mecanismo que afianzarsus vínculos con las Fuerzas Armadas para prevenirun golpe de Estado. Por ello, desde 1988 se dio ma-yores poderes y autonomía a los jefes político-mili-tares de las zonas de emergencia. Asimismo, se for-malizó la acción armada de la población civil contrala subversión, con la creación de grupos de defensacivil o “ronderos”. Temerosos de que éstos acumula-sen cierto poder y autonomía, no se les proveyó dearmamento moderno. Sin embargo, ello provocóque en algunas zonas los grupos de ronderos se en-frentaran entre sí no por la lucha contra la subver-sión, sino para resolver diferencias ancestrales.

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El estallido de la lucha subversiva generó una cruenta respuesta por partede la policía, en primer lugar, y seguidamente del ejército, dando inicio a

la llamada “guerra sucia”. En la imagen y como evocación de unatragedia que costó la vida de más de 20 000 personas la obra Tablas

heridas de Emilio Rodríguez Larraín.

El MRTA manifestó rápida-mente sus problemas en cuanto aorganización y clandestinidad. Apesar de contar, a diferencia deSL en ese entonces, con arma-mento y un sistema de comuni-caciones moderno, su estructurainterna era fácil de penetrar. Asíse logró la captura de los másimportantes dirigentes del MR-TA, incluido Víctor Polay Cam-pos a quien, pese a las críticas, sele dio un trato preferencial. Sinembargo, casi al finalizar el go-bierno aprista, él y 52 reclusosdel MRTA protagonizaron unaespectacular fuga a través de untúnel de la cárcel de alta seguri-dad “Miguel Castro Castro”,construida durante el gobiernoanterior. Dicha situación produ-jo una crisis interna en el MRTA, que originó una lí-nea “dura” que comenzó a emular los métodos deterrorismo urbano de SL. El hecho más importantefue el asesinato del general (r) López Albújar, exministro de Defensa, bajo cuya gestión se había pro-ducido la masacre de los combatientes del MRTA enLos Molinos, en la sierra central. También comen-zaron a resolver sus problemas internos medianteasesinatos selectivos.

Sendero Luminoso consiguió aumentar la fre-cuencia de sus acciones y sus zonas de influencia.Debido a la fuerte presencia militar en el campo, SLopta por un cambio estratégico: no ahogar a las ciu-dades desde el campo sino centrar sus acciones enellas. Con esta política se incrementan las voladurasde torres de alta tensión, pero sobre todo los asesi-natos selectivos de dirigentes populares y de iz-quierda, y de funcionarios públicos como fue el ca-so del presidente de ENCI y dirigente aprista, Ro-drigo Franco Montes. Ello produciría la aparicióndel grupo paramilitar “Rodrigo Franco”, integradopor militares apristas vinculados, como lo señalaríael informe sobre grupos paramilitares del Congreso,al ministerio del Interior.

LA MASACRE DE LOS PENALES

Con el incremento de la lucha subversiva, tam-bién aumentó el número de detenidos por este deli-to. Ello provocó una situación explosiva en las cár-celes de Lima, que hacía mucho habían desbordado

su capacidad para albergar más presos. La lentitudde los procesos, la corrupción de los funcionarios acargo de dichos establecimientos y las malas condi-ciones internas ya habían provocado, bajo el segun-do gobierno de Belaunde, sangrientos motines en ElSexto y Lurigancho.

Formalmente, los presos comunes y los presospor terrorismo estaban en diferentes pabellones.Los presos por terrorismo tenían una organizacióninterna propia: limpieza, alimentación, talleres, es-cuelas de adoctrinamiento y sistemas de comunica-ción con el exterior. Ello provocó el malestar y lostemores de las Fuerzas Armadas porque las cárcelesse convertían en “gloriosas trincheras de lucha”, se-gún los términos de SL. Ante el temor de un trasla-do al nuevo penal de “Miguel Castro Castro” o la in-tervención de las Fuerzas Armadas en el control delos penales, los presos por terrorismo lanzaron unacampaña “contra el genocidio que se preparaba enlas cárceles”; ello sería el preludio de un vaticinioautocumplido.

A mediados de junio de 1986 se inauguraba elcongreso de la Internacional Socialista, evento quese realizaría en respaldo al gobierno del presidenteGarcía. Los presos por terrorismo de las cárceles deLurigancho, El Frontón y Santa Bárbara iniciaronun motín en la mañana del 18 de junio, fecha enque se apoderaron de sus pabellones y en algunoscasos de rehenes –de quienes tomaron las pocas ar-mas con las que contaban–, logrando con ello laatención de la prensa internacional y de los asisten-

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Una vista de los restos del pabellón senderista en el presidio de la isla El Frontón. Los senderistas se habían amotinado el 18 de junio de 1986 en tres cárceles limeñas:

Frontón, Lurigancho y Santa Bárbara.

tes al congreso de la IS. Reunido urgentemente elConsejo de Ministros se ordenó a las Fuerzas Arma-das “el restablecimiento del orden y el principio deautoridad”. Para avalar la intervención militar en lajurisdicción penal, se dictó un decreto declarando alos penales “zonas de exclusión militar” –relegandoa las autoridades civiles– que, además de ilegal, noentraría en vigencia sino hasta su posterior apari-ción en El Peruano.

El operativo se inició en El Frontón, a las 5 de latarde del día 18, a cargo de la Marina, con bombar-deos contra el “pabellón azul” –donde se encontra-ban los presos por terrorismo y tres rehenes– quedurarían hasta la madrugada del día siguiente. Lospresos lograron resistir debido a un sistema de tú-neles subterráneos. La toma del derruido pabellónse inició a las 6:00 a.m. y culminaría a las 2:00 p.m.Aunque todavía en los siguientes días se buscaríanmás presos sobrevivientes, se procedió a demoler elpabellón bombardeado. En el caso de Lurigancho elEjército abrió un boquete en sus muros el 19, paraentrar y someter a los amotinados; el rehén fue res-catado y se procedió a la ejecución de los presos so-brevivientes. En cuanto a Santa Bárbara, la inter-vención a cargo de la Fuerza Aérea se inició a las8:00 p.m. del día 18 y culminó a las 11:00 p.m. res-catándose a dos rehenes.

En un inicio la opinión pública estuvo de acuer-do con la actitud del gobierno frente al motín de lospenales. La IS emite también un comunicado soli-darizándose con el gobierno; sin embargo, pese alcontrol militar y al hermetismo, comienza a filtrar-se información acerca del ajusticiamiento de los pre-sos rendidos. El día 21, el gobierno reconoce que elalto número de muertos en Lurigancho “hace presu-mir que se cometieron excesos en el uso de la fuer-za”. Encarga las investigaciones al fuero militar yllama al Congreso y a la Fiscalía de la Nación a rea-lizar investigaciones similares, señalando que “elgobierno garantiza la sanción a cualquier excesoque pueda haber ocurrido en el restablecimiento delorden en el penal de Lurigancho”. Se provoca uncambio en la opinión general e incluso la IS expresaque “serias preocupaciones han surgido por posi-bles excesos en los métodos utilizados y el númerode muertos”. El día 24 el presidente García se dirigeal país respaldando a las Fuerzas Armadas. En cuan-to a los “excesos” señaló que “como presidente de lanación, no avalo ni respaldo, ni apruebo la comisiónde excesos, la venganza criminal e instintiva. Lasfuerzas de la ley deben estar por encima de la reac-ción primaria y brutal”; responsabilizando sin em-

bargo a los jefes, oficiales y personal de tropa de laGuardia Republicana de dichos hechos. Días des-pués, en un recorrido por Lurigancho junto a laprensa nacional e internacional, señaló enfática-mente: “O se van ellos o me voy yo”. Las investiga-ciones posteriores no llegaron a sanciones, salvo enlos casos de los miembros de la Guardia Republica-na. En el Senado se formó una comisión investiga-dora presidida por Rolando Ames (IU), que presen-tó un informe en minoría. La mayoría aprista apro-bó un informe donde se exculpaba de responsabili-dad política a las Fuerzas Armadas y al presidenteGarcía. El único ministro en presentar su renunciasería el entonces titular de Justicia, Luis GonzalesPosada. La voluntad política de encubrimiento semanifestaría semanas después cuando los cuerposde presos dados como “desaparecidos” en la tomade los penales aparecieron en diferentes cementeriosde Lima y ciudades cercanas, enterrados clandesti-namente. Oficialmente se reconoció que el númerode presos muertos fue de aproximadamente 300.

LA ESTATIZACIÓN DE LA BANCA

Como ya se señaló, el modelo económico hete-rodoxo se basaba en el presupuesto de una paulati-na toma de conciencia de los empresarios para laformulación de un esquema de crecimiento basadoen el mercado interno. Sin embargo, los empresa-rios –y en especial los grupos de poder económico–continuaron con sus actitudes rentistas y especula-tivas, aprovechando los beneficios otorgados por elgobierno. Frente a ello, el presidente García decidiótomar el control del principal mecanismo de capta-ción y distribución de capitales: el sistema financie-ro. El 28 de julio de 1987, durante su discurso deorden, anunció el envío de un proyecto de ley alCongreso para la nacionalización de los bancos, lasfinancieras y las compañías de seguros. García ma-nifestó que había empezado la verdadera revoluciónaprista y convocó a sucesivos mítines en los queconminó al Legislativo a respaldar las medidas to-madas. Si bien ello provocó el eufórico apoyo delpartido de gobierno, en otros sectores hubo posicio-nes divergentes. En el Congreso, un sector encabe-zado por IU señaló estar de acuerdo con la medida,pero que plantearía modificaciones para evitar quefuera utilizada como un mecanismo de control ypoder personal. Ambas fuerzas reunieron una am-plia mayoría en el Congreso, frente a partidos comoel PPC y AP, por lo cual la oposición principal vinode los dueños.

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Los propietarios o mayores accio-nistas de los bancos eran connotadosrepresentantes de los denominados“doce apóstoles” o grupos de podereconómico más importantes del país:Dionisio Romero y Juan Francisco Ra-ffo (Banco de Crédito), Augusto y Gui-llermo Wiese de Osma (Banco Wiese),Francisco Pardo Mesones (Banco Mer-cantil), y los Picasso Salinas (BancoLatino). Frente a los recursos de ampa-ro, el poder Judicial se divide entre laaceptación del reclamo de los propie-tarios o el apoyo al gobierno. La cre-ciente oposición y una opinión públi-ca desfavorable provocan que paulati-namente sectores del propio PAP pre-sentaran dudas respecto del aciertopolítico de la medida. Poco a poco, ycon las modificaciones planteadas porIU, el proyecto se convierte en ambi-guo e inoperativo. Cabe resaltar que tanto los que loapoyaban como los que se oponían, se fundamenta-ron en la Constitución de 1979; los primeros por-que las expropiaciones estaban reconocidas y los se-gundos porque la medida era contraria a la econo-mía social de mercado. Comienzan aquí a manifes-tarse en el campo económico las contradicciones yambigüedades de la Constitución de 1979. Los opo-sitores a la medida que no se sentían representadospor el PPC y AP en el Congreso por su condición de

partidos minoritarios, organizan alrededor de la fi-gura del escritor Mario Vargas Llosa el MovimientoLibertad. Para probar fuerzas, se convoca en agostode 1987, en la plaza San Martín, a un mitin contrala estatización de la banca que logra un éxito ines-perado. Junto con Vargas Llosa se presentó Hernan-do de Soto, director del Instituto Libertad y Demo-cracia (ILD). Los propietarios, la alta clase media ysectores del comercio popular se sintieron represen-tados por este nuevo movimiento que surgía en

reemplazo de los partidos existentes. De laoposición a la estatización a las posibilida-des de que Vargas Llosa fuera candidato a lapresidencia en 1990, sólo había un paso.Con el Movimiento Libertad comienzan asurgir en el discurso político los cuestiona-mientos a los “partidos tradicionales” y ellanzamiento de candidaturas “independien-tes” y de “técnicos” que “no son políticos”.

Finalmente, mediante la ley Nº 24723,el Congreso aprobó la expropiación de has-ta el 70% del capital social de los bancos yfinancieras en poder del sector privado, del30% de las acciones de los bancos regiona-les, y del 15% de las acciones de las compa-

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En su mensaje a la Nación del 28 de julio de 1987 Alan García, en sorpresivadecisión, anunció la estatización del sistema financiero y de seguros del país.

En la vista el Banco Wiese, una de las entidades financieras intervenidas.

Manifestación de empleados bancarios en contra dela estatización del sistema financiero. En agosto de1987 Mario Vargas Llosa convocó a un mitin en laplaza San Martín que sería el germen del futuroMovimiento Libertad.

ñías de seguros. Sin embargo, a pesar de los reitera-dos anuncios al respecto de parte del presidenteAlan García, la ley no se aplicó. De las treinta comi-siones interventoras proyectadas, se nombraron sie-te y sólo dos asumieron sus cargos, la del Banco deCrédito y la del Banco Wiese. Los accionistas delprimero decidieron vender la mayoría de sus parti-cipaciones a los trabajadores, en una discutida ope-ración que al comienzo fue calificada de “fraudu-lenta” e “ilegal” por los funcionarios de la Bolsa deValores de Lima, por la Comisión Nacional de Su-pervisión de Empresas y Valores, por el ministro deEconomía y por el presidente García quien, con labatalla perdida, meses después declararía dicha ven-ta de acciones como “legal”, “patriótica” y “antioli-gárquica”. Dictó, además, un decreto legislativo pa-ra consolidarla a través de la denominada “bancaautogestionaria”, con la que los “pequeños” accio-nistas podrían controlar hasta la mitad del capitalsocial. Según Malpica, la situación de los bancos nocambió, ya que los antiguos accionistas continuaroncontrolándolos.

LOS GRUPOS PARAMILITARES

Según la información de la base de datos deDESCO, ya entre 1986 y mayo de 1988 era posiblerastrear las actividades de lo que posteriormente se-ría conocido como el comando democrático “Rodri-

go Franco”. En mayo de 1986, un grupo de estu-diantes que se identificaron con carnets apristasfueron detenidos luego de haber detonado explosi-vos durante una huelga sindical. En febrero de 1987se encontraron dos arsenales: el primero dentro deun camión camuflado entre el equipo sanitario delministerio de Salud, dirigido a Ayacucho; el segun-do en la casa del secretario general del partido apris-ta de Puno. Ese mismo año, el 2 de octubre, dos jó-venes apristas murieron al detonarse una poderosacarga de dinamita en el interior del auto en que seencontraban, frente al local de El Diario, periódicooficioso de Sendero Luminoso.

El primer atentado reivindicado por el comando“Rodrigo Franco” tuvo lugar el 28 de julio de 1988,cuando fue asesinado en Lima Manuel Febres, elabogado defensor de Osmán Morote, en ese enton-ces considerado el número dos de SL. El 8 de agos-to fue dinamitada la tumba de Edith Lagos en Aya-cucho. A partir de entonces, “Rodrigo Franco” rea-lizó una serie de atentados en diferentes puntos delpaís no sólo contra personas o sectores sospechososde estar vinculados a la subversión (como los diri-gidos contra el semanario Cambio y el periódico ElDiario), sino también contra dirigentes y periodis-tas de la oposición (especialmente de IU), fiscalesinvestigadores de casos de violaciones de derechoshumanos como el de Cayara, y aun contra sectoresde la Iglesia, como el atentado en Chimbote contramonseñor Luis Bambarén. Algunos atentados, se-cuestros y posteriores desapariciones fueron realiza-dos dentro de las horas del estricto toque de quedaestablecido por el gobierno, cuando las Fuerzas Ar-madas controlaban las calles, por personas identifi-cadas como miembros del Ejército o de la Dincote.Por esta razón, las investigaciones periodísticas se-ñalaban que los integranres del comando “RodrigoFranco” eran militantes apristas, policias y oficialesde las Fuerzas Armadas, vinculados al ministeriodel Interior.

Muchas de las denuncias contra “Rodrigo Fran-co” no fueron investigadas. La Cámara de Diputa-dos nombró una comisión investigadora presididapor el diputado Manuel Piqueras de IU, cuyo infor-me en mayoría –aprobado por el pleno del Congre-so controlado por el PAP– no dio mayores luces so-bre el funcionamiento del comando y los sectoresoficiales a los cuales estaban vinculados. Conforme

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En el seno del Congreso fue nombrada una comisióninvestigadora de las actividades del comando “RodrigoFranco”, que no aportó mayores luces sobre su accionar.

se acercaba el término del gobierno aprista, las ac-ciones de este grupo fueron disminuyendo paulati-namente.

LA CRISIS ECONÓMICA, 1988-1990

Con la aparición de los primeros síntomas de loslímites del modelo heterodoxo y el fracaso de la es-tatización de la banca, el gobierno aprista se orien-tó hacia políticas ortodoxas. En un primer momen-to, intenta negociar con los organismos financierosinternacionales, pero éstos exigieron el pago previode las moras, que ascendían a 1 500 millones de dó-lares. A fines de agosto, las reservas internacionaleseran negativas. Para mostrar buena fe, y luego deuna serie de indecisiones, se nombró ministro deEconomía a Abel Salinas, quien el 7 de setiembre de1988 aplica un “paquete” económico preparado porel ministerio de Economía y el BCR.

Según Iguíñiz, Basay y Rubio, los objetivos de lasmedidas eran tres: detener la inflación y la recesión,terminar con la pérdida de divisas y crear un con-texto de estabilidad y confianza para los agenteseconómicos. El programa tuvo dos lineamientos:primero, cerrar la brecha cambiaria y fiscal median-te la devaluación del inti, el incremento de los in-gresos fiscales, la reducción de subsidios y exonera-ciones impositivas y la restricción del consumo; se-gundo, congelar los precios de los salarios, el tipode cambio, precios públicos, tarifas y tasas imposi-tivas por 120 días, a contar luego de 10 días de in-crementos privados. Sin embargo, éstos fueron tangrandes que se imposibilitó sostenerlos, por lo quela medida se suspendió el 21 de setiembre.

Los resultados inmediatos fueron el cierre de labrecha externa, al alcanzarse 72 millones de dóla-res para el cuarto bimestre del año, debido sobretodo a una mayor reducción de las importacionesque de las exportaciones. Esta situación de la ba-lanza comercial continuaría durante 1989, pero losniveles de las Reservas Internacionales Netas (RIN)siguieron siendo negativos hasta mediados de di-cho año. En el sector fiscal no se logró la reduccióndrástica del déficit y la tendencia decreciente de losingresos reales del gobierno continuó a lo largo de1989, debido a que, para cubrirse, el sector privadoincrementó sus precios proyectados hasta diciem-bre. Los gastos totales del gobierno también caye-ron. El impacto más importante del “paquete” fuela drástica caída de las remuneraciones reales y elempleo. Los aumentos nominales no impidieronque la pérdida real con respecto a agosto fuera del

36,3% para los salarios privados, 27,2% para lossueldos privados y de 27% para los trabajadores es-tatales. Sólo el Ingreso Mínimo Vital (IMV) se in-crementó en 17%. Respecto al empleo, la disminu-ción de las ventas y el sobrealmacenamiento pro-dujo la reducción de los turnos y del personaleventual contratado por el sistema del PROEM. Laproducción cayó y la recesión se incrementó. Elsector manufacturero se redujo en 6,1%, el sectorcomercio en 41% y las ventas de los empresariosindustriales y los empresarios comerciales se redu-jeron en 67% y 48%, respectivamente.

Como conclusión se puede señalar que el ajusterecayó principalmente en los trabajadores asalaria-dos, lo cual produjo que en la distribución del in-greso las remuneraciones variaran de 32% en 1987a 28% en 1989. En noviembre se produjo una nue-va elevación de los precios públicos. Al no poder serdetenido el proceso inflacionario ni recuperarse losniveles de reservas internacionales, el Perú fue de-clarado “inelegible” en marzo de 1989. El gobiernointentó entonces obtener un préstamo “puente” de800 millones de dólares, para lo cual se enviaron di-versas misiones a Washington. En julio el FMI secomprometió a conseguir el préstamo mientrasconcertaba una misión de rutina para enero de1990, con el fin de intentar restablecer las relacio-nes financieras internacionales con el gobierno. Se-gún Óscar Ugarteche, hacia 1990 la deuda ascendíaa alrededor de 16 720 millones de dólares: 13 milmillones de dólares del sector público; 800 millonesde la deuda del BCR con el FMI; 1 500 millones delsector privado; y 1 500 millones de la deuda de cor-

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Abel Salinas fue ministro del Interior durante el bienio 1985-1987 y ministro de Energía y Minas entre 1987 y 1988.

to plazo. La mora ascendía al 69% del total de ladeuda de largo plazo del sector público más la delBCR.

EL PROCESO DE REGIONALIZACIÓN

Según ha señalado Sinesio López, ante el debili-tamiento del gobierno aprista el presidente Garcíabuscó ganar nueva legitimidad impulsando el pro-ceso de regionalización. Basándose en la Constitu-ción de 1979 se procedió a la elaboración del PlanNacional de Regionalización, en donde se establece-ría el número de regiones a formarse y los mecanis-mos de constitución de los gobiernos regionales.Los aprobados fueron los siguientes: Grau (marzode 1988), Loreto (marzo de 1988), Nor-Oriental delMarañón (julio de 1988), Ucayali (noviembre de1988), Inka (enero de 1989), La Libertad-San Mar-tín (enero de 1989), Los Libertadores-Wari (febrerode 1989), Andrés Avelino Cáceres (abril de 1989),Arequipa (abril de 1989), Chavín (abril de 1989), yJosé Carlos Mariátegui (abril de 1989). Sin embar-go, mientras se tramitaba la aprobación de las regio-nes, diferentes circunscripciones solicitaron modifi-caciones en los proyectos. La creación de la regiónLa Libertad-San Martín quedó suspendida ya quepor consulta popular este último departamento lo-gró ser separado. La región Lima-Callao también pi-dió su separación. El problema que se presentabaera que el Plan Nacional de Regionalización sólo re-conocería 13 regiones. Los debates continuaron du-rante los primeros meses del gobierno de Fujimori.San Martín sería reconocida como región autónomaen febrero de 1991, pero todo el proceso quedótrunco el 5 de abril de 1992, cuando Fujimori des-conoció a los gobiernos regionales y el proceso vol-

vió a cero. Después no se ha vuelto a tra-tar el tema.

Una de las características del procesode regionalización aprista es que mantu-vo la posición centralista de Lima, ya queno se otorgó autonomía ni atribuciones alos gobiernos regionales ni los recursos

económicos necesarios para su funcionamiento.Asimismo, el Estado comenzó a reducir la asigna-ción de recursos fiscales para una serie de progra-mas multisectoriales que afectaron a las regiones.Éstos fueron los casos de las CORDEs, CooperaciónPopular y los programas de emergencia, cuyos mon-tos invertidos bajaron de 3,2% del gasto públicoglobal entre 1980-1985 a 2,9% entre 1986-1990, se-gún Sinesio López. Esta reducción sería una de lasprincipales causas del fracaso de los gobiernos re-gionales.

LA CRISIS DE LA IZQUIERDA

Izquierda Unida logró mantener su unidad has-ta 1989, pero ya manifestaba signos de crisis alrede-dor de 1987. A sus habituales discrepancias inter-nas entre los sectores moderados y radicales se agre-garon las discrepancias de actitud y toma de posi-ción respecto del gobierno aprista. Al inicio de éste,los sectores moderados de IU, encabezados por elpropio Barrantes, intentaron un acercamiento aAlan García, mientras que los partidos radicalesasumieron de principio una actitud de oposición ydiferenciación con el PAP. Para algunos, la renunciaa la segunda vuelta electoral fue vista como un táci-to apoyo a Alan García. Pero los sucesos de los pe-nales marcaron un momento de distanciamiento en-tre los sectores moderados de IU que apoyaban laposición de Barrantes frente al gobierno. Esta acti-tud se fortaleció con la estatización de la banca,cuando los sectores radicales apoyaron inicialmentela medida con el fin de llevarla más lejos; pero am-bas posiciones fueron derrotadas junto con el inten-to estatizador, debido a las dudas al interior del PAP,que tenía mayoría en el Congreso.

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Una de las antiguas aspiraciones de las elitesprovincianas fue la descentralización. La cartapolítica de 1979 prescribía un plan nacional deregionalización (art. 259). A partir de 1988 sefueron estableciendo las regiones, pero el procesoquedó suspendido en 1992. En la imagen, laciudad de Pucallpa en el departamento deUcayali.

La agudización de las dis-crepancias internas en IU se hi-zo cada vez más patente cuan-do Barrantes Lingán comenzó autilizar la amenaza de renunciaa su presidencia, como una ma-nera de defender su posición,lo cual era expresión de la exis-tencia de posiciones encontra-das. Barrantes sólo podía ape-lar a su imagen política comoindependiente y como cataliza-dor de la fuerza electoral de IU.Comenzó a marcar distanciacon las protestas sociales, via-jando, por ejemplo, a Bulgariaen mayo de 1987, cuando seiba a realizar un importante pa-ro convocado por la CGTP.

En esos años se fueron per-filando tres sectores: los secto-res radicales, representados porel Partido Unificado Mariate-guista (PUM, ex UDP), la Unión de Izquierda Revo-lucionaria (UNIR) y el FOCEP; el sector de centro,conformado por los llamados cristianos de izquier-da –que defendían la institucionalidad de IU al mar-gen de los partidos y del propio Barrantes–, y elPCP; y los sectores moderados, encabezados por Ba-rrantes, quien comenzó a crear su propia organiza-ción al interior de IU, los No Partidarizados, apoya-dos por partidos como el PSR y APS.

Las constantes discrepancias y tensiones inter-nas llevaron a la convocatoria del primer congresonacional de Izquierda Unida para los primeros me-ses de 1989. Se buscaba, en teoría, resolver los pro-blemas internos mediante un evento organizativoque definiera un programa, una línea política y unademocratización interna; apuesta, sobre todo, de lossectores de centro. Sin embargo, en la práctica, elproceso hacia el primer congreso significó la polari-zación interna. Si bien se llegó a acuerdos políticosformales en los temas tratados, la situación clave erala definición del candidato a alcalde para las elec-ciones municipales de noviembre. Alfonso Barran-tes había sido a lo largo de la década el candidato deconsenso en toda elección importante. Los sectoresradicales plantearon su candidatura, lo cual fueconsiderado por el sector moderado como una ma-niobra para cerrarle el paso a la candidatura presi-dencial de 1990 en caso de ganar las elecciones mu-nicipales. La ruptura se produce cuando los secto-

res que apoyaban a Barrantes seretiran del evento. Los sectoresradicales llegan entonces a unacuerdo con el sector de centromediante el lanzamiento de lacandidatura de Henry Pease.

A estos factores internos ha-bría que sumar los factores ex-ternos que afectaron a toda laizquierda en general: en primerlugar, el reagrupamiento de laderecha peruana alrededor dela figura de Mario Vargas Llosay de un programa de claro tinteneoliberal. Desde la estatiza-ción de la banca había comen-zado una vasta campaña propa-gandística que enfrentaba ideo-lógicamente a la izquierda y alPAP, a quienes se acusaba decontinuar las políticas populis-tas iniciadas bajo el gobiernomilitar. En segundo lugar, la

crisis del socialismo real a nivel mundial, que co-menzó con el debate alrededor de la perestroika y elglasnost impulsados por Mijail Gorbachov en la en-tonces Unión Soviética. Dicha situación se expresa-ría en 1989 en la caída del muro de Berlín y en 1990en la disolución de la URSS.

SURGIMIENTO DEL FREDEMO

A pesar de que el lanzamiento de la candidaturade Vargas Llosa era prematuro, nadie dudaba de és-ta. Se inició entonces la difusión por diferentes me-dios de las tesis neoliberales que en el largo plazofueron creando reacciones opuestas en la ciudada-nía, pues dejaban entrever una admiración por lospaíses europeos en desmedro del Perú, del cual setenía una visión pesimista, especialmente del cam-pesinado y del sector agrario, denotando a la vezprejuicios raciales ya manifestados en el informe so-bre Uchuraccay.

Dentro del Movimiento Libertad destacaban losdenominados “jóvenes turcos”, profesionales deideas neoliberales, que representaban a los sectoresmás radicales. Este sector en concreto se opuso a unacercamiento entre Libertad y AP y el PPC, a loscuales denominaban “partidos tradicionales” y “po-pulistas”. Sin embargo, la necesidad de unir el ma-yor número de fuerzas para asegurar una aplastantevictoria que le diera la mayoría en el Congreso fue

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La Izquierda Unida lanzó como candidatopresidencial para los comicios de 1990 a

Henry Pease García, quien había sido tenientealcalde de Barrantes durante su gestión

municipal entre 1983 y 1986.

decisiva. Luego de semanas de negociaciones, enmarzo de 1989 se constituye el denominado FrenteDemocrático –utilizando el nombre del frente polí-tico liderado por Bustamante y Rivero en 1945– oFredemo, conformado por el Movimiento Libertad,AP, el PPC y el SODE. Para formalizar la candidatu-ra de Vargas Llosa, y para continuar usando la ima-gen de 1945, se lleva a cabo un mitin en Arequipa,una de las bases históricas del liberalismo peruano.Sin embargo, los problemas comenzaron muy pron-to. Al realizarse las negociaciones para establecer lascandidaturas a las elecciones municipales de eseaño, a las discrepancias al interior de Libertad sobresus aliados se unieron las disputas por las cuotaselectorales de cada partido. Libertad considerabaque por constituir la fuerza más importante deatracción electoral, debía encabezar las listas muni-cipales; AP apelaba a su importante presencia muni-cipal a nivel nacional. Vargas Llosa decide presionaramenazando con su renuncia a la candidatura pre-sidencial, iniciando su primera “cura de silencio”frente a los problemas internos del Fredemo.

LAS ELECCIONES MUNICIPALES DE 1989

Las elecciones municipales de ese año se realiza-ron el 12 de noviembre. Como antecedente a laselecciones generales de 1990, éstas significaron uncambio sustancial del espectro político, con un cre-cimiento del peso de los grupos no pertenecientes alos partidos más antiguos. Ello se refleja en la caídade los porcentajes del PAP y de IU, mientras que su-be el rubro de “otros”.

El Fredemo, pese a ser unasuma de fuerzas, no alcanza-ría los altos porcentajes logra-dos por el PAP en su mejormomento. En todo caso,igualará los anteriores nivelesde IU, lo que demostraba quehasta entonces el Fredemo nolograba convencer. Este cam-bio del espectro político teníasus causas en la creciente cri-sis económica enrumbada ha-cia la hiperinflación y en eldescrédito en que había caídoel gobierno aprista desde elaño anterior.

La situación de IU, tal co-mo en las elecciones genera-les de 1980, era una conse-

cuencia directa de su ruptura. Sin embargo, su am-plia distancia con respecto al Acuerdo Socialista deIzquierda (ASI) –organización política formada porlos grupos que apoyaban a Barrantes– mostraba quela mayoría de la izquierda se identificaba más con elala radical.

Las principales candidaturas para Lima fueron:Juan Incháustegui (Fredemo); Mercedes Cabanillas(PAP); Henry Pease (IU); Enrique Bernales (ASI) yRicardo Belmont (Movimiento Obras). Los resulta-dos oficiales a nivel nacional, según el JNE, fueronlos siguientes: Fredemo, 1 572 868 votos (31,6%);PAP, 982 040 votos (19,7%); IU, 888 422 votos(17,9%); ASI, 113 734 votos (2,3%); otros, 1 418541 votos (28,5%). Para el caso de Lima, el Movi-

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El Fredemo fue una alianza política conformada por Acción Popular, el Partido PopularCristiano y el Movimiento Libertad. En la imagen aparecen los líderes de estas agrupacionessuscribiendo un documento: Fernando Belaunde Terry (Acción Popular), Luis Bedoya Reyes(Partido Popular Cristiano) y Mario Vargas Llosa (Movimiento Libertad).

Mercedes Cabanillas, candidata del APRA al sillón municipal de Lima en 1989.

miento Obras obtuvo el48,70%, el Fredemo 23,39%, elPAP 12,38%, IU 11,40%, ASI1,69% y otros 2,44%. La victo-ria de Ricardo Belmont en Li-ma, según Julio Cotler, signifi-có la entrada del primer “outsi-der” en el espectro político. ElFredemo interpretó estos resul-tados en el sentido de que sucandidato, Mario Vargas Llosa,alcanzaría la presidencia en laselecciones de 1990.

LAS ELECCIONES DE1990

El gobierno aprista llegaba asu término en condiciones detotal desprestigio. Frente a éstey la izquierda se levantaba lapropuesta neoliberal del Frede-mo encabezado por Mario Var-gas Llosa, quien había iniciadosu campaña, en la práctica, des-de el mitin de la plaza San Mar-tín en 1987. La propuesta del Fredemo señalaba lainmediata y necesaria implementación de un pro-grama de ajuste como medio de estabilizar la econo-mía y la promesa de reducir la inflación al 10% enel plazo de un año. Esta propuesta fue criticada porsus opositores que la bautizaron co-mo “la política del shock”.

Ante el impacto de esta imagen,el Fredemo comenzó a resaltar suspropuestas paralelas de un progra-ma de compensación social y dereestructuración del aparato pro-ductivo, orientándolo hacia la ex-portación y la atracción de capita-les, especialmente extranjeros. Paralograrlo, debía reducirse la presen-cia estatal en la economía, la cualquedaría bajo el control de la inicia-tiva privada, el libre mercado y la li-bre competencia, todo lo cual lleva-ría al Perú a ser un “moderno paíscapitalista”. Vargas Llosa solicitabaun mandato claro y mayoritario pa-ra realizar el “gran cambio”. Frentea este discurso y su nivel de campa-ña publicitaria, nada ni nadie pare-

cía poder enfrentársele. El PAPestaba desgastado por los re-sultados finales del gobierno yla izquierda se presentaba divi-dida en dos candidaturas.

Según Carlos Iván Degrego-ri y Romeo Grompone, el Fre-demo parecía tenerlo todo: launidad, un programa neolibe-ral coherente, un equipo deasesores de alto nivel, un“candidato de lujo” y el apoyode los principales grupos depoder económico. Semanasantes de las elecciones, las en-cuestas le otorgaban el 40% delas preferencias. Pero la desor-denada campaña de los candi-datos al Congreso y algunos“spots” cuestionables llevarona una saturación del públicovotante. El objetivo de la cam-paña era superar el 50% de losvotos necesarios para ganar enprimera vuelta. Sin embargo,hacia mediados de marzo co-

menzó a destacar uno de los candidatos “chicos”,Alberto Fujimori, que pasó del 1% de las encuestasal 10% de las intenciones de voto.

Para las elecciones del 8 de abril los candidatoseran: Mario Vargas Llosa (Fredemo), Alberto Fuji-

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En las elecciones municipales de 1989,Ricardo Belmont Cassinelli, carismático

comunicador social, fue el vencedor en Limacomo candidato del Movimiento Obras.

Alberto Fujimori Fujimori, candidato “marginal” de la política peruana, fue lagran sorpresa en las elecciones de 1990. Había sido rector de la Universidad

Nacional Agraria y presidente de la Asamblea Nacional de Rectores.

mori (Cambio 90), Luis AlvaCastro (PAP), Henry Pease Gar-cía (IU), Alfonso Barrantes Lin-gán (IS), Roger Cáceres Veláz-quez (FNTC), Dora Larrea deCastillo (UNO), Nicolás de Pié-rola Balta (Unión Democrática) yEzequiel Ataucusi Gamonal (Fre-pap). Los resultados oficiales, se-gún el JNE, fueron los siguientes:Fredemo, 2 163 323 votos(27,6%); Cambio 90, 1 932 208votos (24,6%); PAP, 1 494 231votos (19,2%); IU, 544 889 votos(6,9%); IS, 315 038 votos (4,1%);FNTC, 86 418 votos (1,2%);UNO, 21 962 votos (0,3%); UD, 9 541 votos(0,1%); y Frepap, 73 974 votos (1%). Dichos resul-tados sorprendieron, no tanto porque ningún candi-dato hubiera alcanzado el 50% más uno de los vo-tos, sino porque en la segunda vuelta se enfrenta-rían Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori, un in-geniero agrónomo hasta entonces desconocido enpolítica. Descendiente de inmigrantes japoneses,había sido rector de la Universidad Nacional Agra-ria y director de un programa de debate político enel canal del Estado bajo el gobierno saliente. Lacampaña de Fujimori, según la Comisión Andina deJuristas (CAJ), se había caracterizado por la falta depropuestas concretas y la carencia de un programade gobierno, con un difuso lema de “honradez, tec-nología y trabajo” como expresión de los lineamien-tos de su futuro gobierno; mientras que su movi-miento, Cambio 90, estaba compuesto por peque-

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Para las elecciones generales de 1990la plancha presidencial del Fredemoestuvo conformada por Mario VargasLlosa (Movimiento Libertad),Eduardo Orrego (Acción Popular) yErnesto Alayza Grundy (PartidoPopular Cristiano). Se puedeapreciar a Mario Vargas Llosa enplena campaña proselitista.

La contienda electoral de 1990 fueuna de las más apasionadas y

polarizadas de la historiarepublicana peruana. Al

enfrentamiento ideológico se sumaronlas adhesiones y oposiciones raciales

y de clase social. En la imagen,portada de Página Libre en suedición del 5 de abril de 1990,

haciendo alusión al mitin de cierre decampaña de Mario Vargas Llosa.

El anuncio de un “shock” económicopara reajustar la economía por parte de

Vargas Llosa espantó a muchos de suspotenciales electores. Este punto fue

hábilmente explotado por los asesoresde imagen del candidato aprista LuisAlva Castro, quienes difundieron un

“spot” publicitario en el que semostraban los potenciales efectos

devastadores de esta medida.

ños industriales, comerciantes y “mi-croempresarios” informales, profesiona-les de clase media y grupos evangélicos.

Algunas conclusiones de estos resul-tados. En primer lugar, a pesar de iniciarsu millonaria campaña antes que todos,el Fredemo no superó los niveles de laselecciones municipales; en segundo lu-gar, el PAP seguía siendo el partido polí-tico más importante, pese a la reducciónporcentual y nominal, pues había obte-nido su votación sin alianzas y cargandocon las consecuencias del gobierno deAlan García; en tercer lugar, la izquierdacomo conjunto se enrumbaba hacia lapráctica desaparición electoral, crisis dela que no se recuperaría; en cuarto lugar,para Cambio 90 existía una grandiferencia entre la votación pre-sidencial y la votación para elCongreso y, de ganar la segundavuelta, sería minoría. La distri-bución en el Congreso era la si-guiente: Fredemo, 63 diputadosy 21 senadores; PAP, 53 diputa-dos y 17 senadores, Cambio 90,32 diputados y 14 senadores; IU,16 diputados y 6 senadores;FIM, 7 diputados; IS, 4 diputa-dos y 3 senadores; FNTC, 3 di-putados y 1 senador; e indepen-dientes, 3 diputados.

Las reacciones en el Fredemofueron básicamente dos. La pri-mera, el surgimiento de una polé-mica interna sobre las causas deno haber logrado una victoriacontundente. Por un lado, se señalaron los erroresde la estrategia electoral: la excesiva arrogancia deVargas Llosa o su sinceridad sobre los efectos del“shock”; por el otro, el lastre de que Libertad hubie-ra ido acompañado de otros partidos. La segundafue una reacción de impotencia que se expresó encríticas muy duras contra el candidato de Cambio90, sobre todo de índole xenofóbica: “extranjero”,“chino”. Uno de los voceros del Fredemo, el aboga-do constitucionalista Enrique Chirinos Soto, decla-ró que existía una Constitución no escrita que impe-día elegir presidente a “un peruano de primera ge-neración”. También se acusó a Fujimori de testafe-rro de Alan García, de querer atentar contra “la reli-gión católica” y de evasor de impuestos. Como nos

recuerdan Degregori y Grompone, en los días si-guientes a la primera vuelta, Vargas Llosa realiza unanueva “cura de silencio” para decidir si renunciabaa participar en la segunda vuelta. Como ha relatadosu hijo Álvaro, el propio arzobispo de Lima Augus-to Vargas Alzamora visitó de manera encubierta aVargas Llosa para convencerlo de no renunciar.

Para continuar, el Fredemo necesitaba replantearsu campaña electoral, ya que obviamente el PAP eIU apoyarían a Fujimori. En primer lugar, se dejó dehablar del “shock” y se insistió en el Programa deAsistencia Social (PAS) destinado a paliar los efec-tos de dicha medida. En segundo lugar, Vargas Llo-sa se vistió con ropas más sencillas y recorrió las ba-rriadas que antes casi no había visitado. En tercer

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Si bien Alberto Fujimori Fujimoriquedó en segundo lugar en los comiciosdel 8 de abril de 1990, sabía que podíacontar con los votos del APRA y de las

izquierdas para la segunda vuelta fijadapara el 10 de junio. Finalmente, graciasa este respaldo electoral pudo acceder a

la primera magistratura del país.

Portada de La República en su edicióndel lunes 9 de abril de 1990. El titulardel diario subraya la fuerza electoral deAlberto Fujimori, quien ya se perfilabacomo el posible nuevo presidente delPerú, y anuncia la realización de unasegunda vuelta.

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LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN LOS 80

Como ha señalado Sinesio López, la década delos 80 significó el desmoronamiento de los partidospolíticos. Durante los procesos electorales de 1980a 1986, el país se dividió en tres tercios: la derecha(AP y PPC), el centro (PAP) y la izquierda (IU). Laderecha fue la primera en desmoronarse, lograndoun breve resurgimiento con el Fredemo.

Para las elecciones municipales de 1989, la crisispartidaria era patente. Para intentar cubrir esos es-pacios políticos, surgieron numerosas pequeñas or-ganizaciones de efímera existencia, entre las que seencontraba el Frente de Unidad Nacional (FUN),encabezado por el general (r) Francisco MoralesBermúdez Cerruti, fundada en marzo de 1983, or-ganización que no tuvo ninguna presencia real. Par-ticipó en las elecciones de 1985 sin ningún éxito yen 1987 dejó formalmente de existir.

Otro caso es Solidaridad y Democracia (SODE),fundada el 19 de febrero de 1984. Entre sus princi-pales miembros fundadores se encontraban JavierSilva Ruete, Manuel Moreyra Loredo y Carlos Ferre-ro Costa; lo integraban antiguos funcionarios delgobierno militar y ex militantes de la DC. A fines de1984 el SODE realiza conversaciones con el PAP pa-ra participar conjuntamente en las listas parlamen-tarias con vistas a las elecciones de 1985. En enerode 1985 se acordó la inclusión de Javier Silva Ruete

y Aurelio Loret de Mola por el SODE y de CarlosBlancas y César Delgado Barreto por la DC en las lis-tas parlamentarias del PAP para el departamento deLima. Dicha alianza se rompería en la coyuntura dela estatización de la banca en julio de 1987. Tam-bién en la perspectiva de las elecciones generales de1985, se conformó el 8 de noviembre de 1984 laConvergencia Democrática (CODE), integrada porel PPC, el MBH y un grupo de independientes enca-bezados por Esteban Rocca. En dichos comicios fue-ron elegidos Andrés Townsend Ezcurra, Ernesto La-natta Piaggio, Felipe Osterling, Mario Polar Ugarte-che y Esteban Rocca. Dicha alianza se disolvió igual-mente en 1987, en el contexto de la estatización dela banca. Mientras el PPC intentaba un acercamien-to al Movimiento Libertad, el MBH fue disuelto.

La organización política más importante quesurgió durante la década de los 80 fue sin duda al-guna IU. Fundada en 1980, a lo largo de su existen-cia hasta 1990, pasó por un prolongado proceso derecomposición y reacomodos. En primer lugar laformación del Partido Unificado Mariateguista(PUM) que realizó su congreso de fundación en oc-tubre de 1984. El PUM se constituyó a partir de launificación de los partidos integrantes de la UDP(MIR, VR y PCR), aunque un sector del PCR enca-bezado por Manuel Dammert decidió no integrarse.Para la izquierda en general esto significó un impor-tante avance en el proceso de unificación de los par-

III

lugar, se convocó a un número significativo de artis-tas y deportistas para que apoyaran públicamentesu candidatura. En cuarto lugar, como ya se señaló,se inició una investigación y denuncias sobre Fuji-mori, no exentas de xenofobia. En quinto lugar, laIglesia Católica, temerosa de la presencia evangéli-ca, apoyó la candidatura de Vargas Llosa –a quien sele perdonó su “agnosticismo”– y sacó en procesiónal Señor de los Milagros en Lima y a la Virgen deChapi en Arequipa. Fujimori, en cambio, guardó uncauto silencio al respecto y priorizó su campaña enprovincias para consolidar su posición, ya que dabapor descontado el apoyo del PAP e IU sin necesidad

de alianzas abiertas que comprometieran su imagende “independiente”.

Las elecciones para la segunda vuelta se lleva-ron a cabo el 10 de junio. Los resultados oficiales,según el JNE, fueron: Alberto Fujimori, 4 489 897votos (62,4%) y Mario Vargas Llosa, 2 708 291 vo-tos (37,6%). Como se puede observar, la diferenciafue casi del 35%, lo que significó una victoria con-tundente. Según la CAJ, el hecho de no contar conmayoría en el Congreso ni con un partido discipli-nado y organizado se presentaba, en teoría, favora-ble para el diálogo y el acuerdo para gobernar, perono fue así.

tidos llamados de la Nueva Izquier-da. Para IU significó el fortaleci-miento de las posiciones radicales,lo cual fue visto con desagrado porBarrantes y por el PCP. En segundolugar, al interior de la UNIR se dioun proceso de depuración que dejócomo único partido actuante al PCdel P “Patria Roja”, que prefiriómantener el membrete de UNIRpara lograr una mayor representa-ción en la dirección de IU. En ter-cer lugar, después de las eleccionesde 1985 comenzaron a surgir pequeñas organizacio-nes a la izquierda de IU, como la Unidad Democrá-tica y Popular (UDP) y Pueblo en Marcha (PM), lasque en determinado momento intentaron unirse enel llamado Bloque Revolucionario (BR), que tuvocorta duración. Eran agrupaciones que realizabanproselitismo político de manera pública, pero querechazaban la participación en los procesos electo-rales. Incluso intentaron ser aceptados en IU, peroante sus obvias intencionesde captar la militancia iz-quierdaunidista, fueron re-chazados. Su discurso erabastante radical, lo cual losacercaba más a los grupossubversivos que a IU. Noalcanzaron a tener mayorpresencia, desapareciendo aprincipios de los 90.

Finalmente, luego de laruptura de IU en 1989, a suinterior los cristianos de iz-quierda formaron el Movi-miento de Afirmación So-cialista (MAS), con el obje-tivo de fortalecer la partici-pación de los independien-tes y defender la institucio-nalidad de IU mellada porla ruptura. Asimismo, el

PUM sufrió la disidencia de un grupo de dirigentesencabezados por Santiago Pedraglio, quienes forma-ron el Partido Mariateguista Revolucionario (PMR).El sector moderado de IU, encabezado por Barran-tes, formaría luego de la ruptura la Izquierda Socia-lista (IS) –inicialmente denominada Acuerdo Socia-lista de Izquierda (ASI)–, que participaría en laselecciones municipales de 1989 y en las generalesde 1990. La ruptura de IU significó el inicio del pro-

ceso de descomposición dela izquierda, que culminaríacon la desaparición de IU yla IS tras las elecciones ge-nerales de 1990. Su reapari-ción en los comicios de1995 fue efímera.

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Mitin de Alfonso Barrantes Lingán comolíder de la Izquierda Unida en el Cuzco.La Izquierda Unida fue uno de los más

serios experimentos políticos de laizquierda peruana en su intento por

agrupar a los diversos partidos y gruposde dicha tendencia, habitualmente

atomizados y divididos.

La escisión de un grupoencabezado por AlfonsoBarrantes Lingán de laIzquierda Unida precipitó ladescomposición de estaagrupación. En 1989, laIzquierda Unida Socialista (elgrupo de Barrantes) presentócomo candidato al sillónmunicipal a Enrique BernalesBallesteros (en la foto) y al añosiguiente a Alfonso BarrantesLingán como candidatopresidencial.

LA INFLUENCIA POLÍTICA DE LASFUERZAS ARMADAS EN EL GOBIERNO

Según el especialista Enrique Obando, existenvarios aspectos para evaluar el poder de los milita-res. A éstos, como grupo de presión al interior delEstado, les interesa que éste se organice de acuerdoa su concepción de seguridad nacional y que fun-cione; las decisiones que se tomen al respecto sonun indicador de su poder. A esta variable se sumanotras importantes, como el nombramiento de los al-tos mandos y la decisión de los ascensos en lasFuerzas Armadas; su capacidad para lograr que sushipótesis de guerra sean aceptadas; el poder y el ám-bito de acción de los servicios de inteligencia; la ca-pacidad de presión para la aprobación de su presu-puesto y para realizar adquisiciones militares; losprivilegios otorgados a sus miembros; sus sueldos;la protección de los miembros de las Fuerzas Arma-das contra juicios e investigaciones por el poder ci-vil relacionados con la violación de los derechos hu-manos y con los malos manejos de los fondos del

Estado; y la incidencia del poder militar en el go-bierno local y regional en diferentes zonas del país.

Siguiendo con Obando, bajo el segundo gobier-no de Belaunde se produjo una reducción del poderde los militares en el Estado y la sociedad, derivadade una reacción gubernamental contra todo lo quesignificara Fuerzas Armadas por el temor de que serepitiera un golpe de Estado. El Sistema de DefensaNacional, aunque no fue modificado, no recibióapoyo en su implementación, sobre todo en lo refe-rido a la cooperación de los ministerios civiles. Asi-mismo, el Servicio de Inteligencia se debilitó al serdesactivado el servicio de vigilancia de la sociedadcivil y reducido su presupuesto. En cuanto al nom-bramiento de los mandos y la decisión de los ascen-sos, el presupuesto y las adquisiciones militares ylos privilegios personales, no hubo cambio alguno.

Sin embargo, con el problema de la subversiónlas Fuerzas Armadas comenzaron a obtener mayorpoder en otros ámbitos, como en el caso de la crea-ción de comandos político-militares en las provin-cias declaradas en emergencia de los departamentos

de Ayacucho y Apurí-mac, teniendo bajo sumando no sólo a lasfuerzas militares sinotambién a las policiales,con libertad de realizaroperaciones antisubver-sivas en la zona. Conello comenzó a aplicar-se una política contra-subversiva que la oposi-ción y los organismosde derechos humanos,tanto nacionales comoextranjeros, calificaronde “guerra sucia”. Conel paso del tiempo lasautoridades civiles per-dían poder de decisiónfrente a los jefes políti-co-militares, situaciónque se agudizaría conAlan García, bajo cuyogobierno no sólo semantuvo la actitud deno apoyar la implemen-tación del Sistema Na-cional de Defensa, sinoque además se intentócontrolar sus procesos

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En la historia peruana las Fuerzas Armadas han jugado un rol importante ya sea como árbitrosde la vida política o como gobernantes de facto. En los años ochenta su poder se hizo notoriodurante la lucha antisubversiva. En la fotografía, Alan García durante una parada militar.

internos. Ello se manifestó en lacreación del ministerio de Defen-sa, que unificó los tres ministe-rios militares más la secretaría deDefensa y el comando conjunto;en la interferencia en la elecciónde los mandos y en la determina-ción de los ascensos, tratando asíde controlar a los altos mandos;en la disminución del presupues-to de las Fuerzas Armadas, sobretodo en lo que respecta a sueldos;y en la reducción de la calidad delos servicios que recibían losmiembros de la institución. El Servicio de Inteligen-cia fue fortalecido, aunque se le utilizaba para vigi-lar a sectores de la oposición y a las propias FuerzasArmadas. En cuanto a la lucha antisubversiva, Gar-cía trató de preservar su imagen frente al problemade los derechos humanos, por lo que llegó a remo-ver a un presidente del comando conjunto, a un je-fe de región militar y al jefe político-militar de Aya-cucho, abriendo incluso procesos judiciales contravarios miembros de las Fuerzas Armadas.Pero debido a la crisis política que sufría elgobierno en sus últimos años, García deci-dió respaldar las acciones de la Fuerza Ar-mada en cuanto a la lucha antisubversiva.

La situación antes descrita no impidióque se incrementara el poder que la FuerzaArmada tenía en las zonas declaradas enemergencia y bajo control político-militar.Conforme la subversión fue creciendo,nuevas zonas fueron declaradas en emer-gencia y nuevos jefes político-militares fue-ron encargados de su pacificación; de estemodo, las Fuerzas Armadas llegaron en al-gún momento a tener bajo su control a latercera parte del país. En opinión de Oban-do, ese poder no era total, ya que los mili-tares sólo tenían mando sobre sus fuerzas ylas policiales, y no sobre autoridad civil al-guna. Justamente uno de los pedidos de losmilitares a los cuales el gobierno no accedióera que se pusiera bajo su mando a las au-

toridades civiles en las zonas de emergencia. Así,durante el gobierno de García la Fuerza Armadaperdió casi toda su capacidad de presión frente alEstado peruano, excepto para proteger a algunos desus miembros que habían cometido excesos en laguerra antisubversiva y en los casos de corrupción,posición que el gobierno aceptaba como un mediode mejorar sus relaciones con los altos mandosmilitares.

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Ayacucho fue una de las zonas másconvulsionadas por la violencia

subversiva, originando un masivoéxodo de sus habitantes.

Plaza de armas de Andahuaylas, ciudad apurimeña que también sufriólos embates del terrorismo y permaneció por mucho tiempo en la

categoría de zona en emergencia.

EL IMPACTO SOCIAL DE LA VIOLENCIAPOLÍTICA

Según datos presentados por Heraclio Bonilla,una estimación del ministerio del Interior estableceque entre 1980 y 1990 se produjeron 17 466 atenta-dos y 12 055 muertos, mientras que en 1992 el nú-mero de muertos fue de 22 mil y los costos materia-les de los recursos destruidos durante la década as-cendieron a 22 mil millones de dólares, monto equi-valente al valor total de la deuda externa del Perú.

La lectura de la distribución de los atentados yde los muertos como consecuencia de la violenciapermite constatar algunos hechos importantes. Enprimer lugar, los departamentos más afectados porlos atentados fueron Lima (4 245), Ayacucho (3541), Pasco (788) y Puno (684), sumando 11 071;el 63% del total. En segundo lugar, los atentados seincrementan en número paulatinamente, teniendosus picos más altos entre 1983-1985 y entre 1989-1992. En tercer lugar, los atentados sufren un des-plazamiento de las zonas rurales a las urbanas, de-bido a los cambios de estrategia de SL y el MRTA.En cuarto lugar, la población civil fue la más afecta-da con el mayor número de muertos. Hasta 1990 lasmuertes se distribuyeron de la siguiente manera:población civil (5 477), miembros de las FuerzasArmadas y Policiales (997), autoridades civiles(381), y subversivos (5 200). Recogiendo los estu-dios de Favre, Bonilla postula que la base social deSL se encuentra entre los sectores más desarraiga-dos de la población peruana, tanto rural como urba-na. No se trata de un movimiento organizado deobreros o campesinos, ni portador de una cultura

estructurada, sino que sus partidarios se ubican enuna opaca y heterógenea franja social producto delcuestionamiento del orden tradicional que todavíano encuentra una condensación, aunque los apelli-dos de una importante fracción de muchos de susmilitantes aluden a un pasado indígena reciente. És-tos son en su mayoría jóvenes, y muchos de elloscuentan con educación formal superior, lo cual re-fleja el hecho de que en el Perú los niveles de em-pleo se reducen mientras se incrementa la tasa deescolaridad. Las expectativas de un mejor futuro yde posibilidades de movilización social producto dela educación no encuentran satisfacción; por ellolos jóvenes se debaten entre la marginalidad y lasubversión.

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En ciertas áreas, especialmente enAyacucho, las rondas fueron apoyadas y

alentadas por las Fuerzas Armadas. Al ladode las funciones de vigilancia y seguridad,las rondas suplieron el papel del Estado en

la tarea de administrar justicia.

La violencia política supuso un alto costoen vidas humanas y en bienes materiales. La fotografía muestra un atentado terroristacontra las tiendas Hogar en Lima.

Un elemento importante que marcó un giro enla guerra interna fue la mayor presencia subversivaen las regiones cocaleras del Alto Huallaga, quedesde la década del 70 surge como zona económicaimportante. Su prosperidad está relacionada con laexpansión del consumo de cocaína en los EstadosUnidos, lo cual provocó el incremento de las áreassembradas que alcanzaron 28 mil ha en 1980 y 211mil en 1988. Allí trabaja aproximadamente el 5%de la Población Económicamente Activa (PEA),mayormente desempleada o subempleada. El valoranual de la producción de cocaína, según estima-dos, es de 1,2 billones de dólares, casi el 50% de lasexportaciones legales. Inicialmente, los actores po-líticos de esta zona eran los campesinos, los narco-traficantes y la policía. Para 1985 SL ya se encon-traba sólidamente instalado en la zona; le seguiríael MRTA, que desde sus inicios había establecidodestacamentos en el departamento de San Martín.Como ha demostrado Nelson Manrique, SL buscóganarse el respaldo de los cultivadores frente a losabusos de la policía y de los narcotraficantes. A losnarcotraficantes les ofrecía protección y salida ga-rantizada de la cocaína y, a cambio, recibía cupos yarmas. Es claro que con el tiempo los productos delnarcotráfico también corrompieron a la subversión,como lo habían hecho con las fuerzas del orden,creando una “casta privilegiada” al interior de losgrupos subversivos. Ello les permitió –sobre todo aSL– dar un salto en términos de capacidad militar,que se manifestó en la constitución de casas de se-

guridad, medios de comunicación sofisticados,centros médicos, centros de información y propa-ganda, etc.

Otro fenómeno importante será el rol de lasrondas campesinas en la lucha contrasubversiva.Las rondas ya existían como organizaciones autó-nomas desde antes de 1980. Desde 1983 se forma-ron otras nuevas controladas por el gobierno y lasFuerzas Armadas, con efectos contraproducentes.Junto con el control y expulsión de SL en Piura,Puno y Cuzco, también se produjeron abusos, en-frentamientos entre comunidades y corrupción, co-mo en el caso del tristemente célebre “ComandanteHuayhuaco”, un traficante convicto.

Para terminar, el impacto social más dramático,junto con los casos de violaciones de derechos hu-manos, es el fenómeno de los desplazados por laviolencia política de SL y las Fuerzas Armadas. Co-munidades enteras migraron sin apoyo hacia lascapitales de departamento primero y a Lima des-pués. Su número se calcula en aproximadamente200 mil personas, provenientes principalmente dedepartamentos como Ayacucho y Huancavelica, delas cuales más de 6 mil son huérfanos que han sidorecogidos por otras familias. Estos desplazados, porsus lugares de procedencia, seguirían siendo margi-nados debido a la desconfianza de que a su interiorexistiesen células de SL, razón por la cual sufrieronoperativos de rastrillaje y de hostigamiento en susprecarios asentamientos marginales por parte de lasfuerzas del orden.

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Las rondas campesinasfueron los principales

adversarios de SenderoLuminoso en las áreas

rurales y a ellas se debe engran parte la derrota

sufrida por las huestes deAbimael Guzmán. En la

fotografía se puedeapreciar a ronderos

ayacuchanos.

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EL PROBLEMA INFLACIONARIO

Es claro que uno de los principales problemaseconómicos durante la década del 80 ha sido y es elproblema inflacionario. Según el economista Au-gusto Portocarrero, las interpretaciones sobre lacausa de la inflación –y por tanto la aplicación demedidas tendientes a combatirla– han sido dos: lade exceso de demanda y la de incremento de costos.La primera señala que para mantener en equilibrioel mercado la oferta y la demanda deben ser iguales,pues cualquier desequilibrio produce una variaciónde precios; sobre todo cuando la demanda es mayorque la oferta, lo cual produce un incremento de pre-cios debido a la escasez de productos. Cuando estasituación se presenta en el conjunto de los produc-tos de la economía del país y de manera permanen-te, se habla de inflación. La solución para lograr unnuevo equilibrio hasta el momento ha sido restrin-gir la demanda, alternativa que implica reduciraquellos elementos que generan mayor consumo,

siendo su principal blanco los ingresos por sueldosy salarios, y el gasto público orientado a la aplica-ción de políticas sociales de apoyo. En cuanto a lossueldos y salarios, no se ha optado por otras alter-nativas como sería aumentar la oferta, es decir, pro-ducir más, o afectar los márgenes de utilidades delas empresas o de la renta agraria y, en lo que respec-ta al gasto público, tampoco se ha elegido reducirlos subsidios a las empresas mediante la exonera-ción tributaria o el otorgamiento de un dólar másbarato que el del mercado libre. En ambos casos, setrataría de incentivos a la inversión por lo cual elgobierno no quiere tocarlos. Las ganancias no sehan orientado, pues, a la inversión –que se ha redu-cido drásticamente desde la década de los 70–, sinomás bien al consumo suntuario de las familias delos empresarios, a la especulación financiera y a laapertura de cuentas en el exterior.

La segunda interpretación señala que la infla-ción se explica por los cambios en el comporta-miento de los actores económicos (asalariados, em-

presarios, rentistas y gobierno) capacesde influir sobre los cuatro precios bási-cos que determinan los costos del pro-ducto: el salario, el margen de ganan-cia, la tasa de interés y el tipo de cam-bio. De estos factores el que común-mente se ve afectado es el de los sala-rios. El problema aquí es que se asumeéstos como costo, cuando en realidadson los trabajadores quienes transfor-man las máquinas e insumos en pro-ductos, y no se les reconoce como con-sumidores, es decir ampliadores delmercado interno. Aun asumiendo estasconsideraciones, el peso de las remu-neraciones en el total de ventas es mí-nimo con tendencia a la baja, sobre to-do con la introducción de nueva ma-quinaria. Otra alternativa habría sidodisminuir el margen de ganancia, peroello era inaceptable para los empresa-rios. La decisión de qué alternativa to-mar no depende de criterios técnicos,sino que se trata de una decisión políti-

IV

Una vista nocturna de la zona financiera de Lima en el distrito de San Isidro.El problema inflacionario fue en los años ochenta una de las principales

preocupaciones del gobierno de Fernando Belaunde Terry y especialmente del de Alan García Pérez.

ca de asignar a uno u otrosector socioeconómico elpago de los costos de lacrisis. Además, es claroque existe otro factor queinfluye más en la determi-nación de los costos, quees la variación del tipo decambio, ya que los pro-ductos tienen una alta dependencia de insumos im-portados. Sin embargo, no se ha aplicado ningunapolítica tendiente a la reestructuración del aparatoproductivo.

LOS GRUPOS DE PODER ECONÓMICO YLOS GREMIOS EMPRESARIALES

Según Campodónico, Castillo y Quispe, un gru-po de poder económico está constituido por unconjunto de empresas que tienen participacionesmayoritarias en diversos sectores económicos, ge-neralmente en los sectores de punta. Para ello no re-quieren participación mayoritaria en cada empresao sector, pero sí una dirección centralizada que de-cida la política común. En ese sentido, la tendenciaen las empresas más dinámicas es a la diversifica-ción. El motor central de la acumulación y el creci-miento de la inversión están en relación proporcio-nal a esta diversificación, que permite aprovecharoportunidades y rentabilidades en varios sectoresde manera paralela. La finalidad del grupo de podereconómico es incrementar la tasa de ganancia, esdecir, lograr una mayor rentabilidad, y el acceso alcrédito es esencial para el logro de estos fines. Porello, un elemento central en un grupo de poder eco-nómico es su participación en la propiedad de unainstitución bancaria, financiera o de seguros, gene-ralmente con otro u otros grupos; vinculación quele ha de permitir potenciar sus estrategias de diver-sificación y expansión económica, que no depende-rán ya de fondos propios autogenerados. Permiteademás reciclar y dotar de una mayor rentabilidad a

sus excedentes de liquidez y un manejo relativa-mente más rápido y libre de los flujos monetariosgenerados dentro y fuera del sistema. También pro-porciona acceso al crédito internacional, la diversi-ficación del riesgo y un rol anticíclico en épocas decrisis y recesión, lo que en un contexto de escasezdel crédito se transforma en un verdadero “poder fi-nanciero”.

Según los autores citados, los cambios más sus-tanciales en la estructura económica durante losaños 80 fueron la tendencia al fortalecimiento delsector empresarial privado y la conformación de losdenominados “grupos económicos” como la frac-ción empresarial más dinámica e influyente en elconjunto de la economía. Dicha estructura tendríala siguiente composición: en primer lugar, los gru-pos económicos nacionales y extranjeros privados;en segundo lugar, el Estado con sus propias empre-sas; el capital extranjero, formado por empresas ycorporaciones internacionales; y el resto el sectorempresarial privado. Según Perú: The Top, son 13los grupos económicos más grandes: el grupo Bres-cia (40 empresas), el grupo Romero (32 empresas),el grupo Ferreyros (21 empresas), el grupo Backus-Bentín (15 empresas), el grupo Nicolini (14 empre-sas), el grupo Wiese (13 empresas), el grupo La Fa-bril (11 empresas), el grupo Lanatta Piaggio (11empresas), el grupo Benavides de la Quintana (9empresas), el grupo Fierro (7 empresas), el grupoHochschild (6 empresas), el grupo Arias Dávila (6empresas) y el grupo Raffo (4 empresas). Estos gru-pos totalizan 189 empresas, que representan el 7,6%del total de las 2 500 contabilizadas en Perú: The

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Local principal del Banco deCrédito del Perú en La Molina.

Por sus dimensionesempresariales y su magnitud

financiera sus propietarios sonconsiderados el grupo

económico más influyente del Perú.

Top. En términos de valores económicos, sus ingre-sos sumaban 3 209 millones de dólares, los activostotales 2 746,1 millones, el valor patrimonial 1182,2 millones y las utilidades netas generadas unvalor de 71,6 millones. De estos grupos destacancuatro: Brescia, Romero, Nicolini y Raffo, cuyo ras-go más saltante es su vinculación con el Banco deCrédito del Perú, el banco privado más importantee influyente del país. Otros grupos con vínculos enbancos son: Lanatta Piaggio (Banco Mercantil);Wiese (Banco Wiese); y Benavides de la Quintana(Banco de Lima). Los grupos más vinculados acompañías de seguros son: Backus-Bentín (Compa-ñía de Seguros Cóndor S.A. y Fénix Peruana Com-pañía de Seguros); y Arias Dávila (Compañía Inter-nacional de Seguros).

Son muchos los gremios empresariales que cons-tantemente se pronuncian sobre la política macroe-conómica a través de diferentes órganos de expre-sión masivos. Su accionar en ese sentido consiste enexpresar sus puntos de vista por medio de manifies-tos y declaraciones de sus dirigentes, en particularsobre aquellas medidas que les conciernen directa-mente. Por estas razones, entre otras, es que gre-mios como la SNI, ADEX y la CONFIEP, casi desdesu acto fundacional se comportan como clásicosgrupos de interés presionando para que sus puntosde vista sean asumidos por el Estado.

LA MOVILIZACIÓN SOCIAL Y ELDEBILITAMIENTO DE LOS GREMIOSSINDICALES

Como señala Sinesio López, la crisis institucio-nal llegó también a la sociedad civil, debilitándoselas organizaciones sindicales, populares, regionales,barriales y culturales. El sindicalismo clasista prácti-camente ha desaparecido. En los años 80, más bien,la institucionalidad social es asumida por la Iglesia,los medios de comunicación masiva y las organiza-ciones no gubernamentales (ONGs), perdiéndose elcarácter popular que existió en la década de los 70.El sindicalismo perdió su capacidad para presionaral gobierno y establecer alianzas con sectores popu-lares más amplios: golpeado por las políticas deajuste, desprotegido por el desmantelamiento de losderechos sindicales, entró también en una crisis deliderazgo y de descomposición organizativa.

Según Carmen Rosa Balbi, el clasismo se habíaconsolidado por su papel en la transformación delos patrones de poder vigentes en la sociedad hastalos setenta, que rompieron las formas paternalistas

y clientelistas que regían las relaciones laborales enlas fábricas, emprendiendo una lucha por la univer-salización de derechos sociales en un contexto dedifusión de ideas igualitarias. El clasismo tuvo asíque enfrentar a un empresariado con concepcionesracistas y autoritarias –expresadas en formas sote-rradas de menosprecio y maltrato al trabajador–, yse fortaleció en tanto vía de canalización de resenti-mientos y desfogue de odios frente a las concepcio-nes y actitudes de los empresarios, reticentes a unreconocimiento de derechos y a un trato igualitario,alcanzando a liderar un movimiento social y nacio-nal. En los 80, con la restauración democrática, lasconcepciones contra las que insurgió el clasismopierden fuerza y se instauran nuevos canales de ne-gociación, por lo que se debilita.

Según la autora, la crisis del sindicalismo esideológica y organizativa, lo cual incluye la pérdidade representatividad de las dirigencias frente a susbases y de su capacidad para plantear alternativas alas propuestas antisindicales en marcha; inciden enello varios factores. En primer lugar, los cambios enla composición de la fuerza de trabajo por el creci-miento dinámico de la pequeña empresa y el incre-mento explosivo del sector informal; en segundo lu-gar, los efectos de la recesión sobre el empleo, quegenera una reducción del conflicto como una mane-ra de preservar el puesto de trabajo, fragmentandola acción sindical; y en tercer lugar, el incrementodel número de trabajadores contratados o eventua-les, que no se sindicalizan pues su prioridad es unproyecto individual, ya que generalmente se trata dejóvenes que recién se incorporan al mercado laboral.

Pero también existieron otras razones más com-plejas. Quizás la más importante fue el abuso de laprotesta radical en la lucha por los derechos labora-les, junto con un desinterés para ofrecer propuestasen el terreno de la producción y la productividad,deslegitimando a las organizaciones clasistas frentea la sociedad. Con el agravamiento de la crisis, eldiscurso empresarial que culpaba al sindicalismo detodos los males comenzó a calar aun entre los jóve-nes trabajadores eventuales que se incorporaban almercado laboral, especialmente bajo el gobierno deFujimori. Éste buscó mostrar a un sindicalismo quedefendía el status quo de una burocracia negligentey ociosa, sin deberes para con el país, que limitabael progreso, culminando con ello el proceso de de-sarticulación de las dirigencias sindicales. El pro-yecto de Fujimori implica una reforma autoritariade las relaciones laborales para imponer nuevascondiciones que incrementen la productividad,

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otorgándole un poder desmesurado y peligroso alempresario. La autora finaliza señalando que estoconduce a una peligrosa desaparición de un grupode presión e interlocutor social importante que ba-lancee el poder empresarial.

LA INFORMALIDAD Y LA PEQUEÑAEMPRESA

Uno de los principales problemas que tuvieronque enfrentar los investigadores sociales en los 80fue definir con igualdad de criterios el fenómeno dela llamada “informalidad”. El uso de términos comosector informal, economía informal, trabajo infor-mal, tiene connotaciones diversas. Sin embargo, separte de una realidad aceptada: la existencia de unaextendida red de empresarios y comerciantes quetrabajan al margen del sistema económico legal, esdecir, que no están registrados, no pagan impuestosy no se rigen porlos diversos dispo-sitivos y leyes da-dos por el Estado.

El autor quecon mayor éxitoeditorial ha tratadode definir la infor-malidad es, sin du-da alguna, Hernan-do de Soto, quieninicialmente contócon el apoyo polí-tico de Mario Var-gas Llosa. Ello sedebió, según elpropio Hernandode Soto, a que sulibro El otro Sendero lleva implícito unproyecto político de transformación delEstado, al cual califica de “mercantilis-ta”, ya que su estructura y las políticasaplicadas por éste sólo han beneficiadoa sectores minoritarios vinculados alpoder. Según De Soto, la informalidadse origina como una respuesta “populary creativa” ante la incapacidad estatalde satisfacer las demandas más esencia-les; a ello se suma la actitud discrimina-toria del Estado al no permitir el accesoa la formalidad a quienes no detentan elpoder económico y político. Los largosy costosos trámites, muchos de ellos

preñados de corrupción, se convirtieron en una ba-rrera que impedía a los más pobres el acceso a lapropiedad. De Soto demuestra esta aseveración es-tudiando, con un importante equipo de asesores,casos concretos de los sectores vivienda, industria,comercio y transporte, en los que se habría produ-cido el desencuentro entre el Estado y la sociedadcivil. Como alternativa se plantea el establecimien-to de un régimen liberal (neoliberal) donde la re-ducción del Estado y sus mecanismos de control–que para el autor son en realidad mecanismos demarginación– cedan el lugar a una ampliación sig-nificativa de la propiedad.

El tema de la informalidad está relacionado al dela pequeña empresa, ya que un importante númerode empresas y comerciantes son o eran informales.Éste es el caso por ejemplo de Vicente Díaz Arce,uno de los más importantes empresarios textiles deGamarra que terminaría detenido por evasión tribu-

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La migración y laaparición de

actividadeseconómicasinformales

transformaron elrostro de la

antigua ciudadseñorial y captaron

la atención de losanalistas sociales.

taria. El creciente interés en este sector ha llevado aque en vez de plantearse la aplicación de medidasde represión o de un mayor control tributario, serealicen importantes propuestas de legalización yapoyo empresarial, y también a que éste sea vistopotencialmente como una alternativa para el creci-miento y el desarrollo económico del país.

Uno de sus más importantes estudiosos y defen-sores es Fernando Villarán, quien en sus estudiossobre la pequeña empresa distingue estratos al inte-rior de la estructura industrial: la artesanía, la mi-croindustria, la pequeña empresa industrial, la me-diana empresa industrial y la gran empresa indus-trial. Según datos de 1987 (en los que se basa porser los más confiables), en el caso de las llamadasmicroempresas, su rasgo más importante es su re-ducido tamaño, 1 a 4 personas ocupadas y una den-sidad de capital de 600 dólares por puesto de traba-jo. Se calcula que la PEA empleada representa el29,3% del sector (210 mil personas) y que existiríanaproximadamente más de 84 mil empresas; asimis-mo, genera el 8% del producto del sector, utiliza po-co equipo de capital, manteniendo sus ingresos enlos niveles de subsistencia. En conclusión, es inten-siva en mano de obra, es económicamente inestable,su productividad es baja y casi nula en la genera-ción de excedente.

La pequeña empresa ocupa de 5 a 19 personas,con una densidad de capital de 300 dólares aproxi-madamente por puesto de trabajo, estimándose en137 mil las personas empleadas (el 19% de la PEAdel sector). Existen unas 17 mil empresas que pro-ducen el 13% del PBI del sector. Su base tecnológi-ca es moderna, ya que cuenta con equipos y maqui-narias, cierta estabilidad económica y capacidad deproducir excedente. Villarán señala que el 43% delpersonal ocupado en todo el sector industrial se en-cuentra bajo condiciones de informalidad, concen-trándose sobre todo en la microindustria (que llegaal 85%) y la artesanía. El 30% de las pequeñas em-presas son informales.

Quizá el ejemplo más importante en cuanto a lapequeña empresa lo representa el complejo indus-trial de Gamarra, en el distrito de La Victoria. En élse concentran en pocas manzanas 7 mil estableci-mientos productivos y comerciales, donde laboranmás de 40 mil personas, generándose un movimien-to comercial de casi 800 millones de dólares al año.Las transacciones se basan en redes familiares y depaisanaje, que combinan las reglas de la reciproci-dad con las del mercado; la mayoría de su produc-ción está orientada al mercado interno, pero una

parte creciente se orienta a la exportación. Algunasde las condiciones que lo hicieron posible fueron:una tradición comercial de décadas en la zona, sudensidad poblacional, la cercanía de los mercadosmayoristas y la contribución de grupos importantesde migrantes; haciendo de este complejo un casoparticular.

El proceso de formación de Gamarra se inicia enla década del 50, cuando la avenida Aviación empe-zó a cobrar importancia comercial. En ese entoncesel jirón Gamarra era una zona residencial, pero conla construcción de los mercados Mayorista y Mino-rista se potenció el movimiento comercial en dichaavenida y sus alrededores. En las décadas de los 50y los 60 se vendieron casi todos los terrenos desetecientos y mil metros cuadrados, pero existíanrestricciones por ser zona residencial de “alta densi-dad”. Éstas desaparecieron con la aplicación delPlan de Lima Metropolitana en 1972, donde se esta-bleció que la zonificación de Gamarra sería comer-cial. Con ello comenzaron a construirse las prime-ras galerías, con numerosas tiendas, cuyas áreas ini-cialmente eran grandes (40 m2), para que ademásde la tienda estuviera el pequeño taller. Con el tiem-po, por su creciente importancia económica, lasáreas fueron reduciéndose hasta llegar en la actuali-dad a menos de 12 m2 debiéndose trasladar los ta-lleres a otras zonas. Asimismo, el metro cuadradollegó a costar hasta mil dólares.

Su desarrollo está vinculado a una serie de facto-res. En primer lugar, su ubicación, estrechamenteasociada al movimiento comercial del mercado Ma-yorista, puerta de entrada y salida de Lima hacia elcentro del país. En segundo lugar, la expansión dela producción textil, que creció notablemente du-rante la década del 70 debido al aumento de la de-manda interna y a la introducción de las fibras sin-téticas, que redujo los precios. Ello produjo el cam-bio de escala en las empresas textiles de confeccio-nes de relativa antigüedad y presencia en el merca-do, que contaban con una gran cantidad de perso-nal; al no poder trabajar como antes tuvieron quereducir su escala de operaciones, pasando a desarro-llar intensamente la industria a domicilio y la sub-contrata. Asimismo, las empresas que cerraron o serecompusieron dispersaron una buena cantidad detrabajadores con experiencia, muchos de los cualescrearon pequeñas empresas individuales o grupales.Los capitales provinieron de jubilaciones, benefi-cios sociales y retiros con máquinas de costura, re-malladoras y otros equipos. Así, el “boom” de la pe-queña empresa de confecciones en Gamarra, mayo-

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ritariamente informal en su ini-cio, se ubica entre 1978 y 1987,período en el cual convergierondiversos elementos que favore-cieron su desarrollo: un merca-do nacional protegido, funcio-namiento al margen de la legali-dad, el desarrollo de la empresainformal y el traslado de anti-guos hacendados y empresariosagrícolas al sector textil y de confecciones. A estosfactores se suma la tradición confeccionista de losvecinos de La Victoria. La mayoría de estas empre-sas eran negocios familiares, con salarios bajos, queno tributaban directamente y no daban seguros nibeneficios sociales, lo cual permitía una acumula-ción rápida. Esta situación desfavorable para el tra-bajador era causa de que luego de un período deaprendizaje éste se independizara, aunque en mu-chos casos los que formaban su propio negocio noeran los más pobres.

El complejo Gamarra tiene, en términos genera-les, los siguientes rasgos: se especializa en textiles,específicamente en confecciones; no se trata de unparque industrial sino que está íntimamente vincu-lado al comercio; el sistema de comercio se basa enel consumo personalizado, mediante una atenciónal público a través de las “boutiques”; el tipo de em-presa que más abunda es el de la pequeña y microempresa de índole familiar, agrupándose en galeríaspara vender directamente al público y a los distri-buidores; los empresarios que trabajan en Gamarrason en su mayoría migrantes del interior, prove-nientes sobre todo de Huancayo, Ayacucho, Huan-cavelica, Cuzco, Puno, Abancay y Ancash. En cuan-to a sus dimensiones, el complejo Gamarra es unaconcentración de edificios de galerías, de hasta 11pisos, en las cuales se ubican tiendas comerciales ytiendas-talleres, cuyo número se calcula entre 6 y 8mil, cubriendo en total 75 manzanas ubicadas entrelas avenidas México, 28 de Julio, Aviación y Prolon-gación Parinacochas. Según la SUNAT, se le calculaun movimiento comercial de hasta 800 millones dedólares. Tiene una demanda continua de trabajado-res debido a lo extendido de la subcontrata de ser-

vicios, a partir de un núcleo central; los compromi-sos de empleo son temporales y a destajo, con el finde eliminar costos fijos de mano de obra, lo cual de-termina la existencia de una mano de obra no cali-ficada en la zona.

LA TRANSFORMACIÓN DEL ROSTRO DELA CIUDAD DE LIMA

Desde la década del 50, la migración hacia Limase volvió un proceso que paulatinamente ha trans-formado el rostro de la ciudad. Si bien la migracióndel campo a la ciudad es un fenómeno nacional, fuea Lima hacia donde se orientó la mayoría de mi-grantes, provenientes de casi todos los puntos delpaís, desbordando los fenómenos regionales. A ellose sumaba el tradicional centralismo administrativolimeño desde la llegada de los españoles, que con-centraba en la capital a la elite económica, políticay social, imprimiéndole a la ciudad un ordenamien-to donde la distribución espacial y temporal repro-ducía las formas de dominación de las elites gober-nantes. Como ha sostenido Eduardo Arroyo, ello hacambiado drásticamente. La distribución espacialha sido rota, su diversidad cultural es mucho mayory sus personajes populares ya no son los mismos.Algunos sectores empezaron entonces a crear imá-genes de una Lima que realmente nunca fue: la de-nominada “arcadia colonial” reseñada por SebastiánSalazar Bondy en Lima, la horrible. Estos cambioshan llevado a la necesidad de replantear lo que esLima, lo que es ser limeño y qué une o identifica alos que viven en ella.

En la década del 50 la puerta de entrada del mi-grante se hallaba en los paraderos de los autobuses

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La plaza Bolívar de Lima hacia 1910.Desde el siglo XIX se inicia el proceso

de expansión de la ciudad aunque acosta de valiosos y únicos

monumentos coloniales.

Existen diversas obras de consulta general. Quizásla más reseñada sea la Historia de la República (1991) deEnrique Chirinos Soto, a pesar de su apasionamiento –de-bido a que es protagonista de la política peruana en todoel período que abarca este libro– y de su limitada incur-sión en los temas económicos y sociales.

A Chirinos se han sumado Margarita Guerra con sustrabajos sobre la República contemporánea (1984 y 1994);César Pacheco Vélez como editor de Perú promesa(1988); Franklin Pease con Hombre e historia. Siglo XX(1993); y Luis Durand Flórez con La República, 1900-1993(1993). No hay que olvidar la colección de Historia del Pe-rú del desaparecido Juan Mejía Baca (1980), cuyos tomosVIII, XI y XII están dedicados al siglo XX. Dentro de estascolecciones se encuentran trabajos específicos como losde Baltazar Caravedo y Luis Ponce dedicados a los as-pectos económicos: el primero con “Economía, produc-ción y trabajo (Perú, siglo XX)” (1980) y el segundo con su“Historia económica del siglo XX”, en sus dos ediciones(1984 y 1993).

Para los temas de política, partidos y eleccionesdestacan obras como Partidos políticos en el Perú (1987)de Álvaro Rojas Samanez; ¿Quién ganó? Elecciones 1931-1980 (1980) de Rafael Roncagliolo; y Perú político en ci-fras. Elite política y elecciones (segunda edición, 1994) deFernando Tuesta Soldevilla, de consulta indispensable, yde donde hemos obtenido los datos más confiables sobrela evolución política y electoral. Tuesta ha publicado tam-bién Sistemas de partidos políticos en el Perú, 1978-1995(1995). Para un ensayo global véase “Estado, régimen po-lítico e institucionalidad en el Perú (1950-1994)” (1995), deSinesio López.

En el aspecto económico destacan Giancarlo Barde-lla con Un siglo en la vida económica del Perú (1889-1989)(1989); Rosemary Thorp y Geoffrey Bertram con Perú,1890-1977. Crecimiento y políticas en una economía abier-ta (edición en español, 1985); Javier Iguíñiz con sus Crisisy fluctuaciones en la economía peruana, 1950-1983(1985); y Los ajustes. Perú, 1975-1992 (1993), este últimocon Rosario Basay y Mónica Rubio.

EL RÉGIMEN OLIGARQUICO (1950-1968)Para una introducción a la historia política y econó-

mica del período se puede consultar el libro de GonzaloPortocarrero De Bustamante a Odría (1986). Para una pre-sentación general, las obras de Carlos Miró Quesada, Au-topsia de los partidos políticos en el Perú (1961); FrançoisBourricaud, Poder y sociedad en el Perú (segunda edi-ción, 1989); Baltazar Caravedo, Desarrollo desigual y lu-cha política en el Perú, 1948-1956 (1976); y Julio Cotler,Clases, Estado y Nación en el Perú (1978). Para obrasmás específicas, véanse los trabajos de: Enrique ChirinosSoto, Cuenta y balance de las elecciones de 1962 (1962); yPedro Pablo Kuczynski, Democracia bajo presión económi-ca. El primer gobierno de Belaunde (1963-1968) (ediciónen español, 1980). Para el estudio del pensamiento políti-co véase el libro editado por Alberto Adrianzén, Pensa-miento político peruano, 1930-1968 (1990); y para lasFuerzas Armadas y la doctrina militar el de Víctor Villanue-va, El CAEM y la revolución de la Fuerza Armada (1972), yel de Jorge Rodríguez, Los militares y el poder. Un ensayo

BIBLIOGRAFÍA

interprovinciales en el dis-trito de La Victoria, en losalrededores de lo que seríaconocido como La Parada.Su importancia se expresóen la construcción del mer-cado Mayorista para losproductos que bajaban dela sierra. En ese sector semezclaron criollos y serra-nos, y su creciente pobla-ción migrante pronto sedesbordó y se expandió ha-cia el centro de Lima.

Mientras los migrantes y sus descendientes fue-ron apropiándose de los espacios de la Lima cuadra-da, la clase dominante que los recibía con desprecioy temor a la vez, empezó a desplazarse hacia los dis-tritos del sur buscando alejarse de ellos, no mez-clarse. Lima empezó poco a poco a tugurizarse, yfrente a la falta de acceso al empleo surgió el ambu-

lante como el nuevo per-sonaje limeño. Lima co-menzó así a llenarse dequechuahablantes, a ves-tirse de polleras, a escu-char otra música, a tenernuevas festividades y nue-vas costumbres. Aunqueinicialmente se ocultaronestas características debi-do al menosprecio y a ladiscriminación, prontoempezaron a cobrar granfuerza y ahora se mani-fiestan con toda claridad.A fines de los 80 los hijosde los migrantes pionerosse han asentado en la ciu-dad y la han hecho suya.Muchos han nacido aquí yya no se sienten extraños,pues no lo son. Son los“nuevos limeños”. Se hanadueñado de Lima, plebe-yizándola, masificándola.

Pero no sólo han llegado a apropiarse del centro dela ciudad, sino que además se han extendido enmúltiples barriadas y pueblos jóvenes, han fundadobarrios y distritos. La mayoría de la población de Li-ma es ahora provinciana. Sus instituciones, comoclubes provinciales y deportivos, cofradías religio-sas, etc. se extienden por toda la ciudad.

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El centralismo ha determinadoque Lima concentre la mayorcantidad de recursos económicosy culturales. Por esta razón,numerosas familias procedentesde distintas partes del Perú sehan sentido atraídas por laciudad; sus hijos conforman los“nuevos limeños” que se hanapropiado de la capital peruanay le han dado un nuevo rostro.

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sobre la doctrina militar en el Perú, 1948-1968 (1983). Pa-ra estudiar la evolución económica, el libro ya citado deKuczynski y La economía política del Perú, 1956-1978(1981), de E.V.K. Fitzgerald. En lo que concierne al estu-dio de las clases sociales véase para el debate alrededorde la oligarquía en el Perú, además de Bourricaud, Losdueños del Perú (duodécima edición, 1981) de CarlosMalpica; Mito y realidad de la oligarquía peruana (1966)de Jorge Bravo Bresani; la compilación de José MatosMar, La oligarquía en el Perú (1972); el debate de la iz-quierda en Frente al Perú oligárquico (1977) moderadopor Mirko Lauer; y La oligarquía peruana. Historia de tresfamilias (1982) de Dennis Gilbert. Sobre los sectores in-dustriales, véase “Empresarios, Sociedad Nacional deIndustrias y proceso político, 1950-1968” (1978) de Gon-zalo Portocarrero; y La burguesía industrial en el desarro-llo peruano (1982) de Anthony Ferner. Sobre el campo, laedición de José Matos Mar, Hacienda, comunidad y cam-pesinado en el Perú (segunda edición, 1978); Economíaagraria en la sierra peruana antes de la reforma agrariade 1969 (1981) de José María Caballero; y Desarrollo de-sigual y crisis de la agricultura peruana, 1944-1969 (1981)de Raúl Hopkins. Para los diversos movimientos políticosy sociales existe una amplia bibliografía. Para el movi-miento obrero véase el ya clásico Historia del movimientoobrero peruano (1890-1977) (1977) de Denis Sulmont.Para el movimiento campesino, Los Andes. Tierra o muer-te (1967) de Hugo Neira; Tierra o muerte. Las luchascampesinas en el Perú (1972) de Hugo Blanco; Latifundioy sindicalismo agrario en el Perú (1974) de Eduardo Fio-ravanti; “Feudalismo andino y movimientos sociales(1866-1965)” (1980) de Manuel Burga y Alberto FloresGalindo; y El campesinado en la historia. Cronología delos movimientos campesinos, 1956-1964 (1981) de Virgi-nia Guzmán y Virginia Vargas. Sobre las guerrillas en elPerú, véase: Las guerrillas en el Perú y su represión(1966) publicado por el ministerio de Guerra; Perú, 1965.Una experiencia guerrillera (1969) de Héctor Béjar; Histo-ria secreta de las guerrillas (1967) de Gonzalo Añi; Lasguerrillas del MIR, 1965 (1982) de Rogger Mercado; ynuestro ensayo “Los movimientos guerrilleros de la déca-da del sesenta” (1989). Acerca de los sectores urbanos yla migración, véase la edición de Carlos Enrique Paz Sol-dán, Lima y sus suburbios (1957); Las barriadas de Lima,1957 (segunda edición, 1977) de José Matos Mar; Lasmigraciones internas en el Perú (1969) de Héctor Martí-nez; y Lima, 1940-1970. Aspectos del crecimiento de lacapital peruana (1975) de Jean Paul Deler.

EL RÉGIMEN MILITAR (1968-1980)Existe una amplia bibliografía acerca del régimen

militar. Para una visión de conjunto veáse Perú: ¿Quépasó? 1968-1976 (1977) de Francisco Moncloa; El ocasodel poder oligárquico (1977) y Los caminos del poder(1979) de Henry Pease; “El docenio militar” (1980) deLuis Pásara; El experimento peruano en retrospectiva(1986) de Jane Jaquette y Abraham Lowenthal; La revo-lución por decreto (1989) de Dirk Kruijt; La transición con-servadora, 1975-1978 (1992) de Nicolás Lynch; El refor-mismo burgués (1968-1976) (1978), debate al interior dela izquierda, moderado por Mirko Lauer; las compilacio-nes El Perú de Velasco (3 tomos, 1983), de Carlos Fran-co; y El gobierno militar. Una experiencia peruana, 1968-1980 (1985) de Cynthia McClintock y Abraham Lowent-hal. Para testimonios de los militares del 68, véase ¿Gol-pe o revolución? Hablan los militares del 68 (2 tomos,1983), entrevistas realizadas por María del Pilar Tello; yUna revolución itinerante (1989) de Arturo Valdés Pala-cios. También resulta de interés para el último año del go-bierno de Velasco el libro No, mi general (1976) de Gui-llermo Thorndike. Para los testimonios de civiles véanse,además de Moncloa, Testimonio de lucha (1973) y Revo-lución peruana. Autonomía y deslindes (1975) de CarlosDelgado; y El plan Inca. Objetivo: revolución peruana(1974) y Camino al socialismo (1976) de Augusto Zim-mermann.

Para un balance económico, además de los ya cita-dos Fitzgerald e Iguíñiz, véase Políticas de industrializa-ción en el Perú, 1970-1976 (1977) de Roberto Abusada;Economía peruana. Un ensayo de interpretación (1977)de Hugo Cabieses y Carlos Otero; Anatomía de un fraca-so económico. Perú, 1968-1978 (1979) de Daniel Schyd-lowsky y Juan Witch; Crónica de un colapso económico.Perú, 1974-1979 (2 tomos, 1980) de Guido Pennano; y el

ensayo de Daniel Carbonetto incluido en La opción porun nuevo modelo de acumulación: sus límites (1983) deCarlos Franco. Para un testimonio de parte, véase Yoasumí el activo y el pasivo de la revolución peruana(1981) de Javier Silva Ruete.

Respecto a las reformas, para una visión de conjun-to, véase Cambios estructurales en el Perú, 1968-1975(1976) de Ernest Kerbusch. Para el sector industrial, Di-námica de la comunidad industrial (1974) de Diego GarcíaSayán, Jorge Santisteban y Luis Pásara; Comunidad labo-ral y capitalismo. Alcances y límites (1976) de Hugo Ca-bieses; Empleo y estabilidad laboral (1976) de José Bur-neo, Adolfo Ciudad y Luis Pásara; y Política industrial pe-ruana, 1970-1980 (1984) de Javier Iguíñiz.

Para el sector agrario, véase Estado y política agra-ria (1977) de Henry Pease, Diego García Sayán, Fernan-do Eguren y Marcial Rubio; Reforma agraria. Logros ycontradicciones, 1969-1979 (1980) de José Matos Mar yManuel Mejía; Agricultura, reforma agraria y pobreza cam-pesina (1980) de José María Caballero; El agro peruano,1970-1980 (1982) de Daniel Martínez y La reforma agrariaperuana, 20 años después (1990), compilación de ÁngelFernández y Alberto Gonzales. Sobre la distribución delingreso Distribución del ingreso en el Perú (1975) de Ri-chard Webb y Adolfo Figueroa; y Crisis distributiva en elPerú. Perú, 1970-1990 (1993), de Adolfo Figueroa. Parael sector petrolero, La política petrolera, 1970-1985 (1986)de Humberto Campodónico. Sobre la deuda externa, ElEstado deudor. Economía política de la deuda. Perú y Bo-livia, 1968-1984 (1986); de Oscar Ugarteche, y De la co-rresponsabilidad a la moratoria. El caso de la deuda exter-na peruana, 1970-1986 (1987) de Drago Kisic.

Para los grupos de poder económico véase, ade-más de Malpica, El poder económico en la industria(1972) de Humberto Espinoza y José Osorio. Sobre elcomportamiento de los empresarios, además de Abusa-da, véanse La década frustrada. Los industriales y el po-der, 1970-1980 (1982) de Francisco Durand; y Proyectonacional. Empresarios y crisis, 1970-1987 (1990) de Ja-vier Iguíñiz. Respecto a los movimientos sociales, véaseademás de Sulmont y Lynch para el movimiento obrero,Velasquismo y movimiento popular. Otra historia prohibida(1985) de Teresa Tovar. Para el movimiento campesino,además del texto de Pease, véanse Andahuaylas, la lu-cha por la tierra (1981) de Lino Quintanilla; Toma de tie-rras y conciencia política campesina (1981) de RodrigoSánchez; y Toma de tierras en el Perú (1982) de DiegoGarcía Sayán. Respecto al debate constitucional, véaseConstitución y sociedad política (1983) de Enrique Berna-les y Marcial Rubio.

LOS REGÍMENES POPULISTAS DE LOS ‘80 (1980-1990)Para los diversos temas del período, véanse los tra-

bajos generales ya citados. Trabajos más específicos so-bre política son los de Henry Pease, A un año del segun-do belaundismo (1981) y Democracia y precariedad bajoel populismo aprista (1988). Cabe destacar los vacíos enestudios sistemáticos referidos a las coyunturas políticasy económicas de los 80, especialmente para los años fi-nales del gobierno aprista.

Para los temas económicos, véanse los trabajosgenerales ya citados, especialmente el de Javier Iguíñiz.Con respecto a la distribución del ingreso para el perío-do, véase Crisis distributiva en el Perú, 1970-1990 (1993)de Adolfo Figueroa y, sobre deuda externa, Inserción ydeuda. Perú, 1985-1990 (1991) de Óscar Ugarteche. Pa-ra el estudio de los grupos de poder económico, véanselos tres volúmenes de Carlos Malpica, El poder económi-co en el Perú (1989-1992); El nuevo capital financiero.Grupos financieros y ganancias sistémicas en el Perú(1992) de Ludovico Alcorta; y Los grupos de poder eco-nómico. Un estudio de la oligarquía financiera (1990), deEduardo Anaya Franco. Para analizar el comportamientogremial y como grupo de presión de los grupos de podereconómico, véase De poder a poder. Grupos de poder,gremios empresariales y políticas macroeconómicas(1993) de Humberto Campodónico, Manuel Castillo y An-drés Quispe. Acerca del sector informal véanse los dosvolúmenes de Daniel Carbonetto, Lima. Sector informal(1988); y de Hernando de Soto El otro sendero. La revo-lución informal (1987, sexta edición). Sobre la pequeñaempresa, el trabajo de Fernando Villarán, El nuevo desa-rrollo. La pequeña industria en el Perú (1992), y el deCarlos Ramón Ponce Gamarra. Formación, estructura y

perspectivas (1994).Para una inicial evaluación de las políticas inflacio-

narias y su impacto en el sector laboral, consúltese “Teo-rías sobre la inflación y su implicancia en la política sala-rial” (1995) de Augusto Portocarrero, tesis de Economíapresentada a la Universidad Nacional Mayor de San Mar-cos.

Sobre el tema de la violencia política existe una am-plia bibliografía. Sobre SL destacan las investigacionesde Carlos Iván Degregori, entre ellas, Sendero Luminoso.Los hondos y mortales desencuentros (1986) y Ayacucho,1969-1979. El nacimiento de Sendero Luminoso (1990);el libro del periodista Gustavo Gorriti, Sendero. Historiade la guerra milenaria en el Perú (1990); Sendero Lumi-noso. El movimiento subversivo más letal del mundo(1992) de Simon Strong; y la compilación de trabajos porHeraclio Bonilla, Perú en el fin del milenio (1994). Sobrelas causas y consecuencias de la violencia, véanse Vio-lencia y campesinado (1986) de Alberto Flores Galindo yNelson Manrique, y Desplazamiento por violencia políticaen el Perú, 1980-1992 (1994) de Isabel Coral. Muy útilesresultan para ello los dos volúmenes de DESCO sobreViolencia política en el Perú (1989).

Durante la década del 80 se realizaron investiga-ciones respecto a la violencia política que son de consul-ta indispensable. Éstas son por orden cronológico: el In-forme de la comisión investigadora de los sucesos deUchuraccay (1983); el Informe al Congreso sobre los su-cesos de los penales (1988) de la comisión del Senadopresidida por Rolando Ames; el Informe de la comisiónespecial del Senado sobre las causas de la violencia yalternativas de pacificación en el Perú (1989), presididapor Enrique Bernales; y el Informe de la Comisión investi-gadora de grupos paramilitares (1990), presidida por eldiputado Manuel Piqueras. Sobre los derechos humanosvéanse los informes anuales de Amnistía Internacional ylos informes específicos sobre la masacre de los penales(1987) y de Cayara (1989). En cuanto a la evolución delas Fuerzas Armadas y su relación con el Estado, véaseFuerzas Armadas, subversión y democracia. Perú, 1980-1993 (1993) de Carlos Iván Degregori y Carlos Rivera.Sobre el problema del narcotráfico, véanse los trabajosde la Comisión Andina de Juristas compilados por DiegoGarcía Sayán, Coca, cocaína y narcotráfico y Narcotráfico(1989). Realidades y alternativas (1990).

Sobre el tema sindical y su evolución, véanse lostrabajos de Jorge Parodi Ser obrero es algo relativo.Obreros, clasismo y política (1986) y La desmovilizacióndel sindicalismo industrial peruano durante el segundo be-laundismo (1985); el trabajo de Pedro Galín, Julio Carrióny Óscar Carrillo, Asalariados y clases populares en Lima(1986); y de Carmen Rosa Balbi Identidad clasista en elsindicalismo. Su impacto en las fábricas (1989). Sobre losnuevos movimientos sociales véanse los libros compilato-rios de Eduardo Ballón, Movimientos sociales y crisis. Elcaso peruano (1986) y Movimientos sociales y democra-cia. La fundación de un nuevo orden (1986); los 5 libroseditados por los 25 años de DESCO (1990); y el libro deCarlos Franco, Imágenes de la sociedad peruana. La otramodernidad (1991). Sobre los temas de migración, pro-vincianos en Lima y transformación de la ciudad, véanselos trabajos de Cecilia Blondet, Nicolás Lynch y CarlosIván Degregori en Conquistadores de un nuevo mundo.De invasores a ciudadanos en San Martín de Porres(1986) y Los caballos de Troya de los invasores. Estrate-gias campesinas en la conquista de la gran Lima (1987)de Jürgen Golte y Norma Adams. Finalmente, sobre di-versos temas, véase el libro editado por Augusto ÁlvarezRodrich El poder en el Perú (1993).

Para un análisis de la vida y personalidad de Alber-to Fujimori, véase Ciudadano Fujimori. La construcción deun político (1993), de Luis Jochamowitz, y El pragmatis-mo de Fujimori. Del exceso ideológico al realismo político(1992), de Rafael Romero. Para un análisis de la campa-ña electoral, véanse dos libros: La guerra del fin de la de-mocracia (1993) de Jeff Daeshner, y Demonios y redento-res en el nuevo Perú. Una tragedia en dos vueltas (1991)de Carlos Iván Degregori y Romeo Grompone. Respectoa la candidatura de Mario Vargas Llosa se han escrito va-rios libros. Como testimonios destacan el libro del propioVargas Llosa El pez en el agua. Memorias (1993), y el desu hijo Álvaro, El diablo en campaña (1991).

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JUNIO 10

Alberto Fujimori Fujimori, candidato de laagrupación Cambio 90, gana la segunda vueltade las elecciones presidenciales obteniendo el62,4% de la votación, a casi 35% de distanciade su contendor Mario Vargas Llosa, del FrenteDemocrático (Fredemo), quien obtuvo el 37,6%de los votos. Los acompañantes de la planchaelectoral de Fujimori, Máximo San Román yCarlos García García, acceden a la primera ysegunda vicepresidencias, respectivamente.

Alberto Fujimori Fujimori es investido como presidenteconstitucional de la República el 28 de julio de 1990,luego de ganar las elecciones generales en segundavuelta.

AGOSTO 8

Para enfrentar el proceso hiperinflacionarioheredado de la gestión aprista el gobiernoadopta un conjunto de medidas de ajuste eco-nómico, tanto en materia de política cambiaria,como en política fiscal y de precios, que sonanunciadas por el ministro de Economía JuanCarlos Hurtado Miller.

El ingeniero Juan Carlos Hurtado Miller, ministro deEconomía y presidente del primer gabinete ministerial

nombrado por Fujimori.

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RESUMEN CRONOLÓGICO

1 9 9 01 9 9 0

NOVIEMBRE 5

Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, visita palacio de go-bierno junto con representantes del Banco Mundial (BM), en un primer acercamiento para restable-cer las líneas de cooperación económica con el país.

ENERO 14

El diplomático peruano Javier Pérez de Cuéllar realiza visita oficial al Perú en su condición de se-cretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

ENERO 29

Visita del astronauta norteamericano James E. Irwin, cuarto hombre en llegar a la luna y primeroen pasearse a bordo de un módulo independiente.

FEBRERO 13

El economista Carlos Boloña Behr reemplaza a JuanCarlos Hurtado Miller en la cartera de Economía. Su pre-sencia enfatiza la orientación neoliberal de la políticaeconómica del gobierno.

Carlos Boloña Behr consigue un mayor acercamiento conorganismos económicos internacionales tales como el Banco

Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

ABRIL 3

Se promulga nuevo Código Penal en la sede de palacio de gobierno con la presencia del ministrode Justicia Augusto Antoniolli.

ABRIL 6

Estadísticas oficiales señalan que 130 mil personas afectadas y casi un millar de muertos es el sal-do a la fecha de la epidemia de cólera que desde febrero azota al país.

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MAYO 14

Se suscribe convenio sobre política de control de drogas y desarrollo alternativo con Estados Uni-dos, orientado a promover cultivos y programas alternativos que no signifiquen perjuicio social o eco-nómico a los productores de coca.

JUNIO 8

Se confirma formación de primer Grupo de Apoyo, encabezado por Estados Unidos y Japón, e in-tegrado entre otros por Francia, Canadá, Alemania, Italia, Holanda, totalizando once países, los cua-

les en forma conjunta se comprometen aotorgar al Perú préstamos y donacionespor mil cien millones de dólares para po-ner al día los pagos vencidos y atrasadoscon los organismos multilaterales y acele-rar así el proceso de reinserción del paísen la comunidad financiera internacional.

La reinserción del Perú en el ámbito financierointernacional fue uno de los primeros puntos de laagenda externa de Fujimori. La actitud peruanafue bien recibida tanto por la comunidadinternacional como por las entidades financierasmultilaterales, las cuales negociaron con el Perúvarios acuerdos y préstamos para refinanciar sudeuda exterior.

JULIO 30

Se denuncia que Leonel Figueroa, ex presidente del Banco Central de Reserva del Perú, y HéctorNeyra, ex gerente general de la misma entidad, habrían recibido sobornos por tres millones de dóla-res del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), involucrado en uno de los mayores frau-des bancarios a nivel mundial.

DICIEMBRE 12

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) leconfiere a Lima la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

19921992

ENERO 9

Presidente Alberto Fujimori llega a Quito (Ecuador), en la que constituye la primera visita oficialde un presidente peruano a ese país.

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ENERO 24

Presidentes de Perú y Bolivia suscriben la De-claración de Ilo por la cual el Perú concede alpaís del sur el libre uso de sus instalaciones por-tuarias y el desarrollo de una zona franca indus-trial y una zona franca turística en la playa delpuerto de Ilo (Moquegua).

El acuerdo suscrito en Ilo rompe la mediterraneidad deBolivia luego de más de un siglo y facilita el flujo

comercial de los productos peruanos por el Atlántico.

FEBRERO 15

Sendero Luminoso asesina a balazos a María Elena Moyano y dinamita su cuerpo. La dirigentepopular de 33 años había presidido la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (Fepomu-ves), constituida en 1983 para llevar a la práctica proyectos de ayuda legal a la mujer, formación decomedores populares y el programa del vaso de leche. También fue teniente alcadesa del distritomencionado.

MARZO 19

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos otor-ga doctorado Honoris Causa a Gustavo Gutiérrez, teóri-co de la denominada “teología de la liberación”, cuya di-fusión le ha valido reconocimiento continental. En el pre-sente siglo esta distinción sólo ha sido conferida anterior-mente al jurista José Luis Bustamante y Rivero y al diplo-mático Javier Pérez de Cuéllar.

Gustavo Gutiérrez agradece distinción otorgada por la Universidad de San Marcos.

ABRIL 5

El presidente Alberto Fujimori anuncia el establecimiento de un gobierno de emergencia y recons-trucción nacional, y la disolución del Congreso, del Tribunal de Garantías Constitucionales, del Con-sejo Nacional de la Magistratura y de los gobiernos regionales. Anuncia igualmente la realización deun plebiscito para aprobar una nueva Constitución.

JULIO 16

Dos edificios quedan totalmente destrozados y mueren veinticinco personas en atentado terroristaen la calle Tarata del distrito de Miraflores. Se calcula que fueron usados 600 kilos de componentesexplosivos en este violento ataque, cuyas pérdidas materiales se estiman en tres millones de dólares.

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AGOSTO 4

Familiares denuncian el secuestro y asesinato de un profesor y nueve alumnos de la UniversidadNacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle” en operativo militar, sindicándolos como terro-ristas.

AGOSTO 9

Fallece Manuel Ulloa Elías, quien fuera primer ministro, mi-nistro de Economía y presidente del Senado durante el segundogobierno de Fernando Belaunde Terry.

Manuel Ulloa, además de su fecunda actividad política, fue fundador –junto con Manuel Mujica Gallo– del diario Expreso.

SETIEMBRE 7

En el marco del proceso de privatización de entidades estatales, la empresa brasileña Ingá, perte-neciente al grupo Kibo, adquiere cien mil acciones de Minero Perú Comercial (Minpeco), por un mon-to de 4,1 millones de dólares.

SETIEMBRE 12

Luego de un minucioso y prolongado trabajo deseguimiento de la Dirección Nacional Contra el Te-rrorismo (Dincote) de la Policía Nacional, encabeza-da por el general Ketin Vidal, se logra capturar a Abi-mael Guzmán, cabecilla del grupo terrorista SenderoLuminoso.

El 12 de setiembre de 1992 fue capturado Abimael Guzmán,conocido como el “camarada Gonzalo”, líder máximo de

Sendero Luminoso. Su detención y la de importantes dirigentessenderistas precipitó la desintegración y derrota militar de este

movimiento terrorista.

OCTUBRE 7

Abimael Guzmán es juzgado por un tribunal militar y condenado a cadena perpetua en una basecustodiada por la Marina de Guerra.

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