Los Rostros de La Discriminación

download Los Rostros de La Discriminación

of 4

Transcript of Los Rostros de La Discriminación

  • 7/25/2019 Los Rostros de La Discriminacin

    1/4

    Seis investigaciones indagan las manifestaciones de la discriminacin racial en Bolivia pero tambinlos intentos por subvertirla, a travs, por ejemplo, de la educacin y del comercio. Si bien en el pasafloran, con recurrencia, las estructuras profundas de su matriz racista y colonial, tambin surge elvigor social de un nuevo mestizaje tutelado, esta vez, por lo indgena y por el poder de una economa

    chola que trastoca, sin pudor, el orden de los lmites sociales pretendidamente establecidos.

    Los rostros de la discriminacin:lmites y transgresiones

    NMERO 19AO 9AGOSTO DE 2012

    [1]

    Hablar de racismo y discriminacin es, por logeneral, incmodo. Pocos conceptos socialesdeben ser, al mismo tiempo, tan fciles de intuir

    y tan difciles de definir. Por ello, abordarlosacadmicamente constituye, en s mismo, unadificultad y un reto. Esto se puede percibir, in-tensamente, en las seis investigaciones realiza-das en el marco de la convocatoria de investiga-cin del Programa de Investigacin Estratgicaen Bolivia (PIEB) Racismo, discriminacin y

    relaciones socioculturales en Bolivia, de lascuales cinco han sido publicadas entre fines de2011 y principios de este ao.

    En consecuencia, preguntar a quemarro-pa: Y t, de qu raza eres? como hacela investigacin de Maya Benavides y Maria-na Serrano cuyo ttulo es, precisamente, lacontrovertida pregunta resulta una pro-

    vocacin, en este caso, bastante reveladora.Reveladora porque, en primer lugar, quienesresponden son 758 universitarios paceos (dela universidad pblica y de ocho universidadesprivadas) que se califican, mayoritariamente(57%), como mestizos (en la autoclasificacin,el segundo lugar lo ocupa un significativo no sabe/

    no responde [11,4%] y el tercero, la categora ind-gena [11,2%]).Si a estos guarismos se aade la singularidad

    cualitativa de las respuestas recogidas en el estudiosoy de raza urbana, sin raza, de la (raza)normal, entre otras el resultado puede ser, comosealan las investigadoras, una evidencia sobre lacomodidad de instalarse, identitariamente, en el mes-tizaje. En otras palabras, adscribirse a la condicinde mestizo permite prevenir cualquier polaridad yzafarse de los estigmas que, por un lado o por otro,envuelven lo racial; ms an cuando se lo interpeladesde un plano individual.

    Sin embargo, otra interpretacin posible es que losjvenes, sobre todo desde el mbito personal y fami-

    liar, prefieren cada vez ms negar (o, tal vez, distan-ciarse de) la nocin de raza. Algo del todo legtimo

    si se considera la carga histrica de este concepto y la

    tendencia prevaleciente en la modernidad orientada adesterrar esta categora, principalmente en su ver-tiente biolgica. En este sentido, vase, por ejemplo,en el Glosario adjunto, la definicin de raza pro-puesta en la Ley 045 contra el Racismo que consis-te, esencialmente, en la condena de este vocablo o,

    vanse tambin, las acepciones de la Real AcademiaEspaola (RAE) sobre el trmino en cuestin, queequiparan raza con humanidad, excluyendo asal ser humano de la acepcin biolgica comn delpolmico sustantivo: Cada uno de los grupos en quese subdividen algunas especies biolgicas cuyos carac-teres diferenciados se perpetan por herencia.

    Esta excepcionalidad humana y cierta aspiracinurbana contempornea de indiferenciacin tnica pa-

    recen confirmarse en otro dato; cuando se pregunta alos universitarios sobre su clasificacin racial familiar,

    el 57,6% no sabe/no responde. Si bien, apartir del estudio se puede concluir que lapercepcin de lo racial en los jvenes estu-diantes citadinos est cada vez ms lejos delo biolgico y ms cerca de otro tipo de va-lores (como la posicin social, los ingresoso las prcticas culturales) esto no significa,en absoluto, una negacin a las circunstan-cias estructurales de racismo y discrimina-cin que perviven en la entraa misma de

    la sociedad boliviana. Dos datos al respecto:el 84,2% de los entrevistados dice haber vis-to actuar alguna vez de forma racista y el48,4% admite haber actuado de forma ra-cista en alguna ocasin.

    Indgenas contra indgenas: otravertiente de la discriminacin

    As como el elemento racial y tnico pululaen el ambiente de las seis investigaciones,otro denominador comn es la marcade la colonialidad o, si se prefiere, del co-lonialismo interno, entendido como la

    persistencia de estructuras sociales y mentales pro-

    pias del colonialismo. En torno a la descolonizaciny al Estado Plurinacional predomina hoy, en Bolivia,un discurso que insiste, de manera casi exclusiva, ensealizar una sola direccin de la exclusin: de lo noindgena hacia lo indgena. Y aunque esta manifes-tacin de la discriminacin racial tiene un sustratohistrico inapelable, tambin existen en el pas otrasconfiguraciones discriminatorias poco visibles y apar-tadas del debate pblico. Precisamente, el descubri-miento de una de estas vertientes de la discriminacinla de indgenas por indgenas, concretamente esla principal contribucin del trabajo Exclusin ysubalternidad de los urus del lago Poop, coordi-nado por Sigrid Zdenka de la Barra.

    Esta investigacin estudia la situacin actual de

    tres comunidades uru (Puaka, Vilaike y Llapalla-pani) ubicadas a orillas del lago Poop con una

  • 7/25/2019 Los Rostros de La Discriminacin

    2/4

    [2]

    Los rostros de la discriminacin: lmites y transgresiones

    poblacin de, aproximadamente, 140 familias que,por su condicin de gente del agua, a lo largo dela historia han sido relegadas al ltimo lugar en elescalafn de la jerarqua tnica siendo dominadaspor pueblos agropastoriles ms fuertes (como losquechua y los aymara), privadas del acceso a la tierra

    y confinadas al medio lacustre. En este caso, a la dis-criminacin convencional estatal colonial primero

    y republicana despus se agregan otras formas demarginacin de signo indgena.

    En este sentido, el primer anillo de discrimi-nacin al que estn sometidos los uru del lago esel de otros grupos uru mayoritarios especfica-mente, los chipaya que se reivindican como losverdaderamente uru y que han impuesto su re-presentacin en la totalidad de la circunscripcinespecial indgena de Oruro. Aqu, cabe sealar que,en el marco de la arquitectura del Estado Plurina-cional y de la participacin de representantes de lospueblos indgenas en la Asamblea Legislativa Plu-rinacional, al pueblo uru de Oruro reconocidojurdicamente desde el ao 2000 como Nacin Ori-ginaria Uru (NOU) le corresponde un diputadoindgena. Sin embargo, por disputas internas y porimposicin, segn seala la investigacin, los uru

    del lago resultaron finalmente marginados de estarepresentacin poltica.

    Por otra parte, un segundo anillo de discrimina-cin es el que representa la vecindad dominante de losaymara que se expresa en distintos niveles: el controlpoltico de las instancias de gobierno local de los tresmunicipios donde estn asentados los uru del lago,la persistencia de una diferenciacin racial peyorativade los unos frente a los otros que perpeta la con-cepcin de los uru como uslas(los inferiores entre losindios), la limitacin en el acceso a tierra agrcolaproductiva, su uso como fuerza de trabajo subcontra-tada para tareas del campo y domsticas, y la presinpara imponer formas culturales y organizativas aje-nas, entre otros factores.

    Ante esta situacin de reproduccin de los meca-nismos de exclusin dentro de los mismos mbitos demarginacin, el trabajo ensaya una explicacin gene-ral que puede contribuir a la comprensin del difcilentramado tnico-plurinacional y, de paso, al crecien-te escenario de conflicto entre campesinos e indgenas,del cual el TIPNIS parece ser tan slo la antesala. As,segn concluye el estudio, dependiendo del contexto,los sujetos colonizados (en este caso, los indgenas)

    van a denunciar la colonialidad o, por el contrario,van a reproducirla en sus relaciones inmediatas conotros sujetos que consideran inferiores por factoresculturales, raciales, econmicos o polticos (como su-cede con los uru). En consecuencia, en el contexto delEstado Plurinacional, el discurso de los pueblos ind-

    genas reivindica sus derechos frente a una sociedad yun Estado (anteriores) permanentemente excluyentesaunque, sin embargo, estos mismos pueblos indgenasno estn del todo alejados de la colonialidad que anpermea sus prcticas cotidianas.

    Tierra y territorio: un escenario clsicode la colonialidad del poder

    Adems de ilustrar la naturaleza multifactica delfenmeno de la discriminacin racial en Bolivia yde intentar ofrecer algunas perspectivas actuales, elconjunto de investigaciones de la convocatoria citadapermite advertir cmo el racismo, en Bolivia, obedecea una suerte de solapamiento en el que se superpo-

    nen formas de exclusin de distinto signo y condicinde manera simultnea. De tal manera que, al mismo

    tiempo que en el rea rural se registran episodios, porlo general inadvertidos, de dominacin entre indge-nas, tambin suceden, en paralelo, situaciones clsi-cas de disputa racial por la tenencia de la tierra, tal

    y como describe el estudio Colonialidad del poder enCarapar (provincia Gran Chaco, Tarija), coordinadopor Alba Graciela van der Valk Tavera.

    En esta ocasin, los componentes del trabajoson extrapolables a la realidad de muchas zonasde las tierras bajas del pas donde predomin (opredomina) el latifundio y el empleo de mano deobra indgena en condiciones de cautividad o explo-tacin. Aqu, la discriminacin est tejida en tornoa la presencia histrica de haciendas ganaderas enterritorio ancestral guaran, a la conformacin delites blancas criollas que accedieron a una dota-cin de tierras usualmente, mediante el favorpoltico en los distintos ciclos polticos estatales,a los recientes procesos de saneamiento y titulacinde tierras (que se iniciaron con la aprobacin de laLey INRA, en 1996) atravesados por intensas tensio-nes entre los distintos sectores del proceso agrario, ala reconstitucin territorial guaran a travs de lasdemandas de Tierras Comunitarias de Origen (TCO)enclavadas en zonas de poder tradicional conserva-

    dor-terrateniente, ganadero y petrolero; y, en defi-nitiva, a todo aquello que significa la insurgenciade lo indgena en contextos donde las coordenadasremiten al territorio, a los recursos naturales, a lacolonialidad y al poder poltico conservador.

    Educacin y comercio: alternativas parasubvertir los designios de la exclusin

    Sin embargo, pese a la profunda raigambre histricade las estructuras y prcticas de discriminacin racialen el pas, resultara imposible comprender la fuerza

    vigente de la dinmica social boliviana si no se tie-nen en cuenta las experiencias cotidianas de ruptura,transicin y mestizaje que consiguen, permanente y

    profusamente, trascender, confundir y trastocar lasdeterminaciones del orden social. Tres investigacionesexploran estas corrientes subterrneas. En primer lu-gar, el trabajoIntelectuales aymaras y nuevas ma-yoras mestizas, dirigido por Cecilia Salazar, estudiacon la revolucin de 1952 como referente desen-cadenante la constitucin de una intelectualidadaymara, ms o menos prxima al katarismo, capazde tramontar las fronteras de la sumisin utilizandocierta capacidad de acumulacin agraria para cata-pultarse con la salvaguarda de la educacin comoconsigna y baluarte.

    sta es una experiencia que procede del ncleoduro de la marginacin tnica del mundo rural ycampesino y que, trazando alianzas urbanas, con-

    sigue quebrar el confinamiento de la ruralidad ile-trada para constituirse en un autntico referente dela vida social, poltica y acadmica del pas. A tal ex-tremo que los autores del trabajo se atreven a postu-lar la hiptesis del surgimiento de nuevas mayorasmestizas que, como expansin de esta insurgenciapoltica e intelectual, consiguen darle una cualidadrelativamente viable al proyecto de pas y de nacina travs de un intercambio cultural, por extensin,tambin econmico y comercial. En sntesis, a con-trapelo del discurso oficial estatal boliviano quedeplora el mestizaje por su deriva homogeneizante

    y reafirma la singularidad de los distintos pueblosindgenas originarios como cimiento de la plurina-cionalidad, este estudio ofrece una nueva recrea-

    cin del mestizaje boliviano tutelado, esta vez, porlas mayoras indgenas. Aunque esta suposicin no

    est del todo desarrollada en el trabajo, se apuntahacia un cambio de signo en el sentido histrico delmestizaje: de un mestizaje tutelado por los blancos aun mestizaje tutelado por los indios.

    Con un nfasis poltico distinto, el libro Qa-miris aymaras. Desplazamiento e inclusin deelites andinas en la ciudad de Oruro, realizadopor Jorge Llanque y Edgar Villca, recorre la confor-macin histrica de los qamiri s (ricos, en ayma-ra) como nuevas lites de origen indgena aymaracitadino. Se trata, en este caso, de un fenmenoasociado al desarrollo del comercio que es aquel factor catalizador de la transgresin de las jerar-quas sociales, como antes lo fuera la educacina partir de los aos 70 y 80 del siglo XX, cuandouna primera generacin de comerciantes de origenindgena incursion en el negocio del transporte demercaderas adquiriendo camiones de alto tonela-je. Esto tuvo, por supuesto, implicaciones de ordentnico-racial pues esta presencia indgena-urbanaenfrent, inmediatamente, el rechazo y la discri-minacin de sectores citadinos tradicionales elmonopolio de una lite criollo-mestiza abigarr ada,segn la describe el documento acostumbradosa controlar las redes del transporte comercial.

    El mestizaje de la chicha

    Hasta cierto punto, la trayectoria de los qamirisen Oruro tiene mucho en comn con el procesomercantil de irrupcin y consolidacin de comer-ciantes cholos o mestizos en Cochabamba, descritoen la investigacin Cholos! Cultura chola, pre-juicios e imaginarios en Cochabamba, a cargode Mauricio Snchez. En ambos casos, la forma-cin de capitales no se circunscribe nicamente ala lgica econmica pues tambin se extiende almbito social y simblico, en medio de procesosde transculturacin, de una disputa por el poderlocal y de una tradicin prctica en la que el xito

    deriva del trabajo y de la bsqueda permanente deoportunidades a contracorriente del Estado y de lasjerarquas sociales establecidas.

    El trabajo sobre el proceso de acholamiento enCochabamba tiene a su favor una notable base his-toriogrfica que indaga las estrategias de acomodosocial que debilitaron las barreras tnicas o raciales,marcadamente establecidas luego de la colonizacinespaola. La tesis central del estudio es que si bienel Estado estructur una sociedad jerrquica a partirde estatus raciales clasificatorios, existi, a la vez, unconsiderable margen para negociar dichos estatus,siendo difusas las fronteras y menos difcil de lo quese suele creer transponerlas.

    La investigacin presta especial atencin a lo que

    se podra denominar el mestizaje de la chicha, esdecir, la economa que gir en torno a la ruta del mazy de la chicha; circuito extraordinariamente dinmi-co del mbito urbano muy ligado al desarrollo cocha-bambino, a travs del sistema de patentes e impuestos.

    As, la chichera se convirti en un emblema de lapujanza chola en la ciudad. Al fin, estos dos estudiossobre lo cholo en Cochabamba y acerca de las litescomerciales aymaras en Oruro tienen un vnculodirecto con el curso actual de una reconfiguracineconmica urbano-rural que es motor de transfor-macin de las relaciones y de los contornos sociales.

    Con todo, en conjunto, las seis investigacionesperfilan el rostro multifactico de la discriminacinracial en el pas. Una discriminacin que, a pesar

    de su espesor histrico, no es hermtica e infran-queable pues tiene una naturaleza permeable a los

  • 7/25/2019 Los Rostros de La Discriminacin

    3/4

    Edgar Arandia, antroplogo

    El indgena constituye ahora unaclase yuxtapuesta a la burguesa criolla

    Los rostros de la discriminacin: lmites y transgresiones

    [3]

    cambios y a un trnsito social insistente, enrgico ytransformador. ste es, quizs, el factor que determi-na que en una realidad como la boliviana forjadaen una matriz intrnsecamente racista, a pesarde todo, actualmente no existan conflictos tnico-raciales de la envergadura y del grado de violenciaque alcanzan en otros lugares del mundo relativa-mente comparables por sus antecedentes coloniales

    y por su complejidad tnica y social.

    BIBLIOGRAFA

    Benavides, Maya y Mariana Serrano Birhuett2011 Y t, de qu raza e res? La construccin social de lo racial desde una

    visin de las y los universitarios de la ciudad de La Paz. La Paz: PIEB.De la Barra, Sidrid Zdenka; Marcelo Lara y Ren Oscar Coca2011Exclusin y subalternidad de los urus del lago Poop. Discriminacin

    en la relacin mayoras y minoras tnicas. La Paz: PIEB.Fanon, Franz1963Los condenados de la tierra. Mxico D.F.: Fondo de Cultura Econmica

    (1 ed. 1961).Llanque, Ricardo Jorge y Edgar Willy Villca2011Qamiris aymaras. Desplazamiento e inclusin de elites andinas en la

    ciudad de Oruro. La Paz: PIEB.Reinaga, Fausto1967La intelligentsia del cholaje boliviano. La Paz: Ediciones del Partido

    Indio de Bolivia (PIB).Salazar, Cecilia; Juan Mirko Rodrguez y Ana Evi Sulcata2011Intelectuales aymaras y nuevas mayoras mestizas. Una perspectiva

    post 1952. La Paz: PIEB.

    Snchez, Mauricio (coord.)2011 Cholos! Cultura chola, prejuicios e imaginarios raciales en Cochabam-ba. Cochabamba. Informe de investigacin.

    Sanjins, Javier2005El espejismo del mestizaje. La Paz: PIEB-IFEA.Van der Valk, Alba Graciela; Blanca Ftima Montao y Silvia Flo res2011 Colonialidad del poder en Carapar. Estudio de la disputa por la

    tierra, relaciones de trabajo y autoridad. La Paz: PIEB.Ticona, Esteban2010Saberes, conocimientos y prcticas anticoloniales del pueblo aymara-

    quechua en Bolivia. La Paz: Plural-AGRUCO.Wieviorka, Michel2003aEl racismo, una introduccin. La Paz: Plural2003bLa diferencia. La Paz: Plural

    Glosario sobre racismo y discriminacin

    Discriminacin: Toda forma de distincin, exclusin,restriccin o preferencia fundada en razn de sexo, color,edad, orientacin sexual e identidad de gneros, origen,cultura, nacionalidad, ciudadana, idioma, credo religioso,ideologa, filiacin poltica o filosfica, estado civil, con-dicin econmica, social o de salud, profesin, ocupacinu oficio, grado de instruccin, capacidades diferentes y/o

    discapacidad fsica, intelectual o sensorial, estado de emba-razo, procedencia, apariencia fsica, vestimenta, apellido uotras que tengan por objetivo o resultado anular o menos-cabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condicionesde igualdad, de derechos humanos y libertades fundamen-tales reconocidos por la Constitucin Poltica del Estado yel derecho internacional. No se considerar discriminacina las medidas de accin afirmativa (Art. 5, inc. a.).

    Discriminacin racial:Toda distincin, exclusin, restric-cin o preferencia basada en motivos de raza o por el color,ascendencia u origen nacional o tnico que tenga por objetoo por resultado anular o menoscabar, directa o indirecta-mente el reconocimiento, goce o ejercicio, en condicionesde igualdad, de los derechos humanos y libertades funda-mentales reconocidos en la Constitucin Poltica del Estado

    y las normas internacionales de derechos humanos, en lasesferas poltica, econmica, social, cultural o en cualquierotra esfera de la vida pblica y/o privada (Art. 5, inc. b.).

    Raza:La raza es una nocin construida socialmente,desarrollada a lo largo de la historia como un conjun-to de prejuicios que distorsiona ideas sobre diferenciashumanas y comportamiento de grupo. Utilizada paraasignar a algunos grupos un estatus inferior y a otros un

    estatus superior que les dio acceso al privilegio, al poder ya la riqueza. Toda doctrina de superioridad basada en ladiferenciacin racial es cientficamente falsa, moralmen-te condenable, socialmente injusta y peligrosa, y nada enla teora o en la prctica permite justificar la discrimina-cin racial (Art. 5, inc. c.).

    Interculturalidad: Entendida como la interaccin entrelas culturas, que se constituye en instrumento para la co-hesin y convivencia armnica y equilibrada entre todoslos pueblos y naciones para la construccin de relacionesde igualdad y equidad de manera respetuosa (Art. 2, inc. a.).

    Accin afirmativa:Se entiende como accin afirmativaaquellas medidas y polticas de carcter temporal adop-tadas en favor de sectores de la poblacin en situacin dedesventaja y que sufren discriminacin en el ejercicio ygoce efectivo de los derechos reconocidos en la Constitu-cin Poltica del Estado y en los instrumentos interna-cionales. Constituyen un instrumento para superar losobstculos que impiden una igualdad real (Art. 5, inc. k.).

    Accin preventiva:Son aquellas medidas pblicas tradu-

    cidas en campaas de concientizacin, educacin y difu-sin de derechos humanos protectivos contra la discrimi-nacin y cualquier forma de manifestacin (Art. 5, inc. l.).

    Accin correctiva: La efectiva imposicin de medidassancionatorias o disciplinarias a los infractores, reali-zando el seguimiento a su aplicacin y a los resultadosobtenidos (Art. 5, inc. m.).

    Fuente: Ley 045 contra el Racismo y toda forma de Discriminacin

    Artista plstico, poeta y exviceministro del Desarrollode Culturas del Gobierno de Evo Morales, Edgar Aran-dia Quiroga recorre la expansin de la aymaridad parallegar a una conclusin que suena como un campana-zo: hoy, lo indgena compite y hasta aventaja econmi-camente a la burguesa tradicional criolla.

    A pesar del colonialismo, es interesante anali-zar cmo el indgena se las ha ingeniado paratraspasar las barreras y las jerarquas. En este

    sentido, por ejemplo, un par de estudios inda-gan los circuitos de la chicha y la expansin delos comerciantes aymaras en Oruro

    El Estado boliviano ha excluido a los indgenas pero nose ha dado cuenta cmo se ha enriquecido el exclui-do rompiendo todas las normas del Estado: ah est elcontrabando, el no pagar impuestos Los indgenasnunca se han sentido parte del Estado boliviano por esolo primero que hicieron es romper las normas. Y esatradicin se ha ido reproduciendo histricamente puessaban que de otra manera no podan acceder al poder;no podan ser burcratas del Estado o empresarios,tenan que ser artesanos o campesinos. Sin embargo,desde los aos 70 ya hay profesionales aymaras pero

    que adems se dedican a otras profesiones porque esoparte de su estructura ancestral econmica.

    Esa acumulacin de capital, inicialmente de laagricultura, ha permitido por ejemplo segnseala una de las investigaciones financiar elsurgimiento de una intelectualidad aymara

    Exactamente. La tercera generacin de los ponchosrojos ya tiene doctorado. Es un cambio radical. Yahora tienen conciencia de su poder. El indgena,como cultura e inclusive como una clase que erasubalterna, ahora es una clase que es yuxtapuesta a

    la burguesa criolla. Esto se explica por una maneratradicional de acumular capital adaptando los siste-mas ancestrales.

    Esto se hace a expensas de sacrificar laidentidad?

    Ms bien no. Porque si yo no fuera de esa cultura nopodra aprender nada. La cultura se aprende no sehereda. Todos estos mecanismos son aprendidos desdela niez. Por ejemplo, en el campo, el nio de ochoaos hereda un surco para hacerse cargo. En trminoseconmicos lo que est ocurriendo es que la burguesatradicional boliviana ya tiene sus competidores. Losexportadores de quinua no son criollos, son aymaras,

    son familias poderosas. Gran parte de la exportacinagrcola de Santa Cruz ya est en manos de collas. El

    prximo paso es comprarse los medios [de comunica-cin] para competir con la burguesa tradicional crio-lla. Y lo van a hacer muy pronto. El Alto ya es una ciu-dad aymarizada totalmente, Cobija se ha aymarizado,el Beni se est aymarizando y todo el cordn desde elcuarto o quinto anillo de Santa Cruz son migrantes. Yen el sur de Bolivia, en Tarija, el fenmeno es el mis-mo pero ha ocurrido mucho ms rpido, en diez aos.Dnde est la fortaleza de estas culturas? En que ellostrabajan en familia.

    Sin embargo, tambin existe discriminacindentro del mismo mundo indgena. Por ejem-plo, una de las investigaciones analiza lo quesucede con los urus del lago Poop...

    El caso de los urus tiene su explicacin. Los aymaraseran sedentarios, conocan el riego y entonces han idoavanzando en todo el Desaguadero y el Poop. Aunquelos hombres del agua son anteriores y ya estaban all,los aymaras con su tecnologa agrcola fueron domi-nando ese territorio y relegando a los uru-chipaya.En la pelcula Vuelve Sebastiana se puede apreciarel racismo hacia los urus. Se trata de un racismo queobedece a razones econmicas: el altiplano no es pre-

    cisamente una tierra demasiado frtil y la lucha por lasupervivencia es muy dura.

  • 7/25/2019 Los Rostros de La Discriminacin

    4/4

    Elaboracin y entrevistas: Vctor Orduna | Diseo: Rudy Alvarado | Programa de Investigacin Estratgica en Bolivia | Av. Arce 2799, edificio Fortaleza piso 6, of. 601 |telfs.(591-2) 2432582 y 2431866 | Casilla 12668 | Fax: (591-2) 2435235 | [email protected] | www.pieb.com.bo; www.pieb.org | d.l.: 4-2-794-03 | La Paz-Bolivia

    Pablo Groux, Ministro de Culturas

    Todava hay instituciones delEstado marcadas por el racismo

    Cul es el balance un ao y nueve meses despus de aprobada la ley contra el racismo?, viveBolivia la construccin de lo Plurinacional o, ms bien, nuevos fenmenos de mestizaje? Con varias

    investigaciones recientes como contexto, Pablo Groux, Ministro de Culturas, tiene la palabra.

    Cuando se aprob la ley contra el racismo causpolmica y revuelo; un ao y nueve meses des-pus pareciera que pasa desapercibida, cul essu balance desde el Ministerio de Culturas?

    Mi primera evaluacin es que, promulgada la ley, losmedios de comunicacin, como instituciones, han asu-mido su rol y se han incorporado a construir mensajesque vayan ms all de la explicacin del racismo y quese amplen a los temas de discriminacin. Hace unassemanas, por iniciativa del Viceministerio de Descoloni-

    zacin, se ha reconocido y de alguna manera se ha pre-miado a todos aquellos medios que alientan la difusindel contenido mismo de la ley. Eso es lo que se buscaba.Evidentemente, no ha habido ningn tipo de censurameditica, ms bien hay una alianza implcita conmedios de comunicacin tradicionalmente opositoresal discurso oficialista. Un segundo elemento es de au-todisciplina; es decir, tengo la sensacin de que la socie-dad ha asumido que el racismo y la discriminacin sonproblemas serios y se est evitando recaer en delitos que

    vayan contra la norma. Sin embargo, el proceso de des-colonizacin es lento. Todava hay instituciones, comolas Fuerzas Armadas o la Polica, que estn marcadaspor una discriminacin racial implcita, con fenmenosaislados de indgenas que tienen un acceso limitado.

    Normalmente se percibe la discriminacin enun solo sentido: de lo no indgena hacia lo in-

    dgena. Sin embargo, por ejemplo, una inves-tigacin sobre los urus del lago Poop analizacmo stos sufren un fenmeno de discrimina-cin, asociada a la representacin poltica y ala tierra, por parte de otros grupos indgenas.

    La investigacin concluye que dentro del mun-do indgena, muchas veces, se reproducen lasprcticas coloniales que se critican. Percibe elEstado esos otros mbitos de discriminacin?

    Claro que se los percibe. Sobre esto, planteo un hechomuy concreto y delicado al mismo tiempo: esta con-

    frontacin que ha surgido entre pueblos indgenas detierras bajas y pueblos quechua y aymara. Yo s creo quees una suerte de jerarquizacin de estamentos sociales.Hay una subalternizacin de unos respecto de otros.

    Aunque no creo que sea posible construir una socie-dad ntegramente horizontal pues eso est muy lindoplanteado en trminos retricos pero no es real. En estesentido, lo ms complicado en relacin al Estado colo-nial que queremos desmontar es que ste era el princi-pal discriminador de los indgenas. Por eso me parecebien que cuando se distribuya el excedente se lo hagaen esos sectores que son indgenas y adems pobres, sinacceso a servicios. Luego, las jerarquas van a existiren cualquier estamento social. Y esto tiene que ver conla aritmtica, mejor que sea as. Siguiendo el ejemplo

    que planteas, que los chipayas sean ms respecto de losurus, en concreto, y los urus sientan que bueno pues,nos estn abusando porque somos poquitos

    Pero se supone que la representacin de lascircunscripciones especiales indgenas era pre-cisamente para eso; para que los ms relega-

    dos entre los indgenas estn representados enla plurinacionalidad. Han aportado algo lascircunscripciones especiales indgenas?

    Slo en lo simblico, en la construccin de ese conceptode plurinacionalidad. Pero en lo concreto me temo queno, me temo que esa representacin indgena es de-masiado dbil para poder incidir en polticas estatalesque generen un beneficio concreto. Creo que estamostodava viviendo las consecuencias de un largo tiempoen que los compaeros no han podido ver el Estadocomo algo que les per tenece para poder transformarlo.

    En este sentido, una de las investigaciones querecorre la conformacin histrica de la intelec-

    tualidad aymara sugiere la conformacin denuevas mayoras mestizas en el pas. Al fin, esotra lectura del mestizaje, esta vez no tutelado

    por los blancos, como el del 52, sino ms bien

    por lo indio. Estamos construyendo realmenteplurinacionalidad o se siguen tejiendo nuevosmestizajes en el pas?

    S, se siguen tejiendo, se siguen construyendo mestizajes.Pero hay que entender al mestizaje como la primera y lafundamental negacin de lo indgena. Slo hay que re-cordar, hace algunos aos, cuando en una conversacinuna mujer deca: sa es una india, y en defensa salaotra diciendo: No, no es india, es mestiza, ya ha dejadode usar la pollera, usa vestido. En esa construccin dis-cursiva es donde puedes identificar el peligro de utilizarel concepto de mestizaje como un valor agregado de unasociedad. El mestizaje no es algo que sume, desde la pers-pectiva de nuestro Gobierno estara negando un princi-

    pio de identidad que hay que reforzar. Me parece muybien que el aymara sea el gran inversionista del pas, elmotor de la economa en el pas, pero que lo sea en tan-to aymara: no es necesario llegar a negar esa identidadindgena y llegar a sustituirla por un eufemismo. Tandifcil es definir el mestizaje que yo prefiero quedarme enel escenario biolgico. Efectivamente, cuando dos razascomo tales procrean un nuevo ser con una mezcla bio-lgica concreta nace un ciudadano mestizo, aqu no hapasado eso, aqu los indgenas siguen reproducindosecomo indgenas pero en la medida en que cambian su

    vestimenta algunos los califican como mestizos.

    Esa acepcin biolgica del trmino raza est,cada vez ms, en desuso, no cree? Justamente,

    una de las investigaciones lanza a los jve-nes universitarios una pregunta difcil: Y t,

    de qu raza eres?. Bueno, ms de un 50% seconsideran mestizos porque tal vez sea lo mscmodo pero, a la vez, la mayora no quiereidentificar a su familia con alguna raza espe-cfica. Lo que quiero decir es que, en general,

    se percibe una especie de rechazo entre los j-venes a la idea biolgica y ms bien se asocialo racial a otros componentes como lo cultural,los ingresos, el estatus

    S, est bien, tienes toda la razn. No se trata (la raza)de un concepto del que nosotros ni nadie podamos echarmano simplemente pero Pregunto, ms bien, de ver-dad entendemos el mestizaje bajo los mismos criteriosculturales, socioeconmicos, territoriales, si alguien es deprovincia o de capital? Creo que, ms bien, el mestizaje es,como dices, un recurso fcil, parte de la negacin. Fue elerror histrico del Per que apost por el cholaje dicien-do: El Per no tiene problemas de racismo porque aqutodos somos cholos. Y mira ahora lo que se est viviendoen Cajamarca. Es un eufemismo peligroso porque ade-ms acabamos convencindonos de una no verdad, sinque sea una mentira.

    Sin embargo, es interesante ver la forma cmoconstantemente se transgreden las jerarquas

    sociales. Sucede con los comerciantes (qami-ris) de Oruro vinculados al comercio y a lasrutas del contrabando y ha sucedido, histrica-mente, con el comercio de la chicha en Cocha-bamba. Al final, la dinmica social bolivianaes muy activa, debe ser por eso que no tene-mos conflictos raciales de la envergadura deotras sociedades coloniales?

    Por suerte. Lo cierto es que si tienes una sociedad como lacrucea que est activada econmicamente por migran-tes aymaras, por supuesto que eso matiza las confronta-ciones tnicas que pudieran existir. Slo hay que ver lo

    que est ocurriendo ahora en Sabaya [poblacin orureafronteriza con Chile por la que pasan rutas comercialesy de contrabando] o en la zona intersalar con la pros-peridad que est generando la quinua. Sin embargo, estoest reafirmando un sentido de identidad, especialmenteen poblaciones aymara que ven que su pertenencia a lacomunidad empieza a manifestarse positivamente. Peroesto no es algo general, tampoco nos engaemos. No esque hayamos dado grandes pasos. Tenemos, por ejemplo,poblaciones ntegras de norte Potos que se trasladan acentros urbanos en pocas concretas para generar algningreso, para recoger limosna. Si valoramos la lucha con-tra el racismo, la discriminacin, la descolonizacin y lapropia revolucin democrtica y cultural a partir de estosejemplos, entonces nos hemos recontra aplazado.