Los sueños
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1
LAS PRIMERAS LECCIONES PARA
COLOCARLAS EN UN PORTAL
La interpretación de los sueños es el arte y la técnica de asignar significado a los diversos
componentes, elementos e imágenes que aparecen en los sueños. Se trata de una práctica
humana milenaria, de la que se conservan registros escritos de más de 3800 años de antigüedad.
Igualmente, algunas comunidades humanas y pueblos originarios actualmente existentes (por
ejemplo, varios pueblos amazónicos, tales como los Shuar y Achuar, o los aborígenes australianos)
incorporan la práctica a su sistema de creencias y organización social. Mientras el desciframiento
de los símbolos oníricos buscaba en la antigüedad revelar un mensaje divino, a comienzos del siglo
XX y a partir de los desarrollos teóricos del psicoanálisis la interpretación de los sueños se orienta
a revelar contenidos inconscientes y pasa a ser una técnica clínica, utilizada hasta la época actual
no solo por el psicoanálisis, sino por diversas vertientes de la psicología clínica.
Manifestaciones oníricas en el pensamiento griego
El sueño fue en la Antigüedad una incógnita más de cuantas rodeaban al ser humano. En un
primer momento, la aproximación del hombre griego al fenómeno onírico debió plasmarse
en la tradición oral, basada en la experiencia práctica e influenciada por corrientes
orientales (caldeos). Las fuentes antiguas confirman un conocimiento muy difundido a
nivel popular, juzgándose el sueño como el vehículo idóneo para la expresión de la
voluntad divina, realizándose a su vez la interpretación de las visiones portadoras de un
mensaje alegórico. Creencias muy arraigadas que perdurarán durante siglos hasta la etapa
bizantina.1
Simultáneamente discurrirá paralela una corriente que abordará el sueño desde un análisis
más racional, gracias a los representantes de una clase intelectual, defensora del espíritu de
la ilustración griega.2
2
Edición de 1713 de La República de Platón.
El desarrollo histórico de esta dualidad se puede contemplar empezando por la orientación
más especulativa:3
Libro IV del tratado Sobre la dieta del Corpus Hippocraticum. Primer documento
constatable donde los sueños son considerados signos premonitorios de desarreglos
corporales.
La República de Platón, como deducción de su división tripartita del alma (racional,
irascible y concupiscible).
Acerca de los ensueños y Acerca de la adivinación por el sueño (incluidos en Parva
Naturalia) de Aristóteles.
Todas estas exposiciones teóricas presupondrán un origen exclusivamente físico de los
sueños, dando paso con posterioridad a la hipótesis de un origen trascendente:
Las doctrinas pitagóricas ya lo habían concebido como un vehículo de
comunicación de los seres sobrenaturales, dependiendo la recepción del mensaje del
estado de pureza psíquica y corporal del soñante.
También los estoicos proclamarán la validez mántica de los sueños, al confirmar la
existencia de dioses, la providencia y el hado.
Posidonio introducirá el concepto de simpatía como vía de unión entre el alma
humana, replegada en sí y liberada de lo corporal, y el ser sobrenatural. El acceso a
dicha vía se produce por el delirio profético, el sueño y la muerte.
Los peripatéticos Dicearco y Cratipo coincidirán en idéntico origen.
Frente a esta vía metafísica es reseñable un último esfuerzo por defender una causa
fisiopsicológica en los sueños:
3
El sueño sería consecuencia de la acción de unos átomos externos sobre el alma
individual. Este movimiento, el atomismo, vería su inicio en Aristóteles y
Demócrito, reflejando en esencia el pensamiento de Epicuro, así como del poeta
Lucrecio.
Finalmente, y con posterioridad, la escuela neoplatónica dará fuerza de ley al anterior
transcendentalismo estoico al ver en el sueño la mejor prefiguración de la experiencia
mística.
[editar] Oniromancia
Simultáneamente al citado desarrollo epistemológico sobre la experiencia onírica,
discurrían también importantes divagaciones y prácticas de honda repercusión cultural: la
adivinación en general y la oniromancia (del griego ὄνειρος, ensueño, y -mancia, arte que
por medio de los sueños pretende adivinar lo porvenir) en particular.4 Progresivamente
aparecerán configurados los rasgos característicos de la oniromancia en su despliegue
posterior:5
1. Creencia en que algunos sueños pueden predecir el futuro.
2. El lenguaje empleado es alegórico.
3. Existencia de profesionales de la interpretación.
Representantes obligados serán los siguientes:6
Homero relata diversas experiencias oníricas en sus dos obras fundamentales:
Odysseus und Penelope, Johann Heinrich Wilhelm Tischbein (1802).
En la Odisea, Penélope refiere a un mendigo (Odiseo) la visión que ha tenido, expresando
al finalizar:
Hay sueños inescrutables y de lenguaje oscuro y no se cumple todo lo que anuncian a los hombres.
Hay dos puertas para los leves sueños: una, construida de cuerno, y otra, de marfil. Los que vienen
4
por el bruñido marfil nos engañan, trayéndonos palabras sin efecto, y los que salen por el
pulimentado cuerno anuncian al mortal que los ve cosas que realmente han de verificarse.7
En la Ilíada, Aquiles se cuestiona la actitud del dios Apolo, para lo cual consulta a un
intérprete de sueños (oneiropólos),8 mencionándose a su vez a Euridamante, viejo
practicante de dicho arte.9
En Antifonte encontramos el que es considerado el primer tratado oniromántico,
abordado desde una perspectiva más racional.
Aristandro, al servicio de Filipo de Macedonia y de su hijo Alejandro, era
procedente de Telmeso, Caria, centro neurálgico de la adivinación. Su aportación
marcaría un hito fundamental en el desarrollo posterior de la disciplina,
introduciendo en su obra una subdivisión teórica y práctica imitada en lo sucesivo.
Artemidoro citará a varios autores: Demetrio de Falero, Antípatro, Alejandro de
Mindo, Febo de Antioquía, Artemón de Mileto, Paníasis de Halicarnaso, Nicóstrato
de Éfeso, Apolonio de Atalia, Apolodoro de Telmeso y Gémino de Tiro.
Además de estos escritos existieron en gran número otros menores que compendiaban
fórmulas aplicadas por el intérprete en correspondencia a las características del sueño del
consultante. Estos documentos fueron quizá los precedentes de la posterior manualística.
Los índices de equivalencias entre imagen onírica y realidad crearon un sistema con la
intención de abarcar la totalidad de la experiencia onírica y reconducirla a un nivel
simbólico accesible al estado de vigilia. Este uso no se perdió a pesar de la abundancia
textual dedicada al estudio onírico en todos sus aspectos.10
[editar] Otras manifestaciones tardías
Cicerón, Sobre la adivinación.
Artemidoro, el tratado Oneirokritiká o La Interpretación de los sueños.
Elio Aristides, Los Discursos Sagrados.
Macrobio, el Comentario al Sueño de Escipión de Cicerón.
Sinesio de Cirene, De Insomnis.
[editar] Incubatio
En el dilatado mundo de la interpretación de los sueños existió también un área que alcanzó
un desarrollo espectacular: la incubatio que tenía lugar en determinados santuarios.
[editar] Interpretación psicológica
[editar] Psicoanálisis
[editar] Introducción
5
La pesadilla de Füssli como representación del sueño en el arte.
Las elaboraciones freudianas de 1900 sobre la interpretación de los sueños no son
completamente novedosas. Además de inscribirse dentro de una tradición milenaria, forman
parte de la historia de la filosofía como continuación de un desarrollo que va desde
Aristóteles a Hegel, en un proceso que culmina con las elaboraciones del romanticismo
alemán y que aunque, desde múltiples vertientes, confluyen para describir una idea básica:
es probable que los sueños tengan un significado y que ese significado se pueda estudiar.
En este contexto, el aporte freudiano consiste en poner el acento en que ese simbolismo
tiene relación con la persona humana, con su propia vida anímica y, más precisamente, con
el sistema inconsciente que es parte integrante del aparato psíquico de un sujeto particular,
cuyo deseo se manifiesta en el sueño, en tanto este es un producto del inconsciente. La
interpretación misma (como técnica psicoanalítica que incluye, pero abarca más allá de la
interpretación de los sueños) fue definida por Freud de manera negativa: en muchísimos
pasajes de su vasta obra, Freud, en lugar de aportar una descripción técnica precisa se
refiere más bien a lo que no debe ser y a los peligros que conlleva.
Debido a que "interpretar" es una actividad psíquica que engloba diversos procesos posibles
(que van desde la simple asignación de significados para intentar explicar algo, hasta el
“delirio de interpretación”, tan frecuente como fenómeno psicótico) Freud, en diversos
intentos de formular algún tipo de reglas técnicas para la interpretación, hace hincapié en
los siguientes deslindes entre interpretación psicoanalítica e "interpretación salvaje",
estableciendo para la interpretación en psicoanálisis lo siguiente:
No es una técnica independiente. Debe enmarcarse en el tratamiento psicoanalítico
y someterse a sus mismas reglas técnicas (Freud, 1911).11
No debe contaminarse con actitudes supersticiosas, proyectivas o paranoicas.
No debe ser en ningún caso sugestiva: se trata de interpretar lo que sale a través de
la formación inconsciente y no de inducir asociaciones.
6
No debe permitirse la interpretación "salvaje" (o "silvestre"), es decir, debe ser una
interpretación reflexiva y seria que hace un analista apoyándose en la observación
de la estructura psíquica del sujeto así como del análisis de sus resistencias, de lo
reprimido, de las repeticiones y de las formas y mecanismos de retorno que tiene lo
reprimido (Freud, 1910).12
No debe sucumbir a la manía y al delirio interpretativo.
No resulta conveniente trabajar con material onírico en ausencia del soñante, o al
menos solo es posible esperar en tales casos muy magros resultados (Freud 1929),13
sino que lo que se analiza es el trabajo del sueño incluida la elaboración secundaria,
el establecimiento de los vínculos que los sueños puedan tener entre sí y sus
relaciones con el mundo exterior, un proceso que solo puede darse cabalmente en
medio de la cura y en situación transferencia.
La interpretación se complementa con la construcción (Freud, 1937)14
y es una
actividad del analista que realiza en la cura, orientada a reconstruir la historia del
sujeto, particularmente en sus aspectos infantiles e inconscientes, entregando
coherencia global a dicha historia. En este marco preciso se inscribe la técnica de
interpretación de su actividad onírica.
A pesar de todas estas advertencias de Freud, el goce interpretativo salvaje (no solo de los
sueños) se difundió profusamente como práctica, incluso dentro del propio movimiento
psicoanalítico, dando así pie a muchas críticas al psicoanálisis que hasta hoy subsisten (por
ejemplo, las conocidas acusaciones de charlatanería, ocultismo o superstición) y que rara
vez se basan en los escritos de Freud, apoyándose mayoritariamente en teorías mediocres
expuestas en textos de autores menores.15
Al interior del movimiento psicoanalítico también hubo autores que criticaron esta
tendencia a interpretarlo todo (por ejemplo Edward Glover o Heinz Kohut).
El psicoanalista francés Jacques Lacan se dispuso a hacer una revisión de la teoría
freudiana. En este contexto analizó también a fines de los años '50 y de manera muy
detenida el papel de la interpretación en la técnica analítica y la manera en que engarzaba
con su teoría del significante. Según describe Lacan en dos seminarios sucesivos (el de
1957-1958 y el de 1958- 1959) el énfasis debería estar puesto en analizar el sueño como
una formación del inconsciente, que “sabe” del sujeto del inconsciente y puede dar cuenta
acerca de hacia dónde se encamina el deseo y no en asignarle verdades interpretativas.16
17
No obstante, sus discípulos cedieron a la manía interpretativa. Mientras que los freudianos hacían
surgir en todas partes símbolos sexuales, y los kleinianos “intuían” detrás de cada discurso el odio
arcaico a la madre, los lacanianos inventaron una nueva jerga interpretativa hecha de juegos de
palabras, matemas, nudos borromeos.
Elizabeth Roudinesco, op. Cit., p. 547
Con todo, la práctica psicoanalítica de la interpretación ha sido objeto de diversas críticas.
Entre ellas la que ha alcanzado mayor notoriedad es la proveniente desde la corriente
epistemológica falsacionista encabezada por Karl Popper, quien en sus intentos de deslinde
entre ciencia y no-ciencia señaló como criterio último de demarcación la posibilidad que
7
una teoría ofrece para poder ser refutada. Y justamente debido a que el psicoanálisis se basa
en la interpretación (por ejemplo de los sueños u otras formaciones inconscientes) y a que
un acto interpretativo no puede ser refutado, el psicoanálisis no podría, según este autor, ser
considerado una teoría científica.
[editar] Interpretación de los sueños en psicoanálisis
Portada de la primera edición en alemán de La interpretación de los sueños de Sigmund
Freud.
Para el psicoanálisis, la interpretación de los sueños es una herramienta poderosa en la
exploración del inconsciente. En palabras de Freud: «La via regia hacia el inconsciente».18
Puesto que el psicoanálisis es sobre todo una teoría sobre el inconsciente y una terapia
basada en el análisis e interpretación de sus formaciones (sueños, lapsus, actos fallidos,
síntomas) a través de la asociación libre y en una determinada situación analítica (la
relación transferencial entre analista y analizando), la interpretación de los sueños forma
parte esencial de la técnica de tratamiento psicoanalítico.
Los sueños comparten junto a los lapsus, los olvidos inexplicables, los chistes, los actos
fallidos, su procedencia desde el mismo lugar tópico. Sin embargo, Freud es enfático al
señalar que en la cura psicoanalítica en ningún caso se trata de encontrar un inconsciente
oculto en profundidades insondables. Por mucho tiempo se habría cometido el error de
confundir a los sueños con sus contenidos manifiestos y ahora advertía del peligro,
igualmente erróneo, de confundirlos con sus contenidos latentes. En una nota agregada en
1914 a La interpretación de los sueños puntualiza:
Después de haber equiparado durante tanto tiempo al sueño con su contenido manifiesto, hay que
guardarse ahora de confundirlo con los pensamientos oníricos latentes.19
8
En psicoanálisis lo esencial del sueño es, en cambio, lo que Freud llamó «el trabajo del
sueño», es decir, aquél conjunto de mecanismos y operaciones que el aparato psíquico
realiza para traducir los pensamientos oníricos latentes en simbolización onírica manifiesta.
Este trabajo, no tendría nada de creativo sino que sería más bien una suerte de traducción y
enmascaramiento que ocurre principalmente a través de cuatro mecanismos que Freud
describió como:
Condensación
Desplazamiento
Consideración de la representabilidad
Elaboración secundaria.
La interpretación de un sueño, más que deshacer lo que el trabajo del sueño ha realizado,
consistirá en descubrir y analizar ese trabajo y sus operaciones. En la obra freudiana más
leída (Die Traumdeutung, La interpretación de los sueños) se utiliza la palabra «Deutung»
(cuya traducción como «interpretación» no resulta ser muy exacta) 20
para aquella técnica
psicoanalítica que consiste en asignar una significación a los contenidos latentes del sueño.
Esto es posible tras un análisis de su contenido manifiesto (los contenidos que recuerda el
soñante y relata al analista) que conduzca a descubrir los contenidos latentes
(inconscientes) de un sueño. La interpretación, por lo tanto, no opera sobre los símbolos del
sueño, sino sobre las asociaciones que el paciente hace a partir de lo que recuerda de su
sueño.
El ejercicio interpretativo consiste en develar o desenmascarar las mociones de deseo que
se encontraban ocultas tras los contenidos manifiestos, pero es una tarea que para el
psicoanálisis sólo cobra sentido en conjunto con las asociaciones del soñante y en el
contexto de la transferencia. Debido a que la principal función del sueño sería la
satisfacción (sustituta) de deseos inconscientes y toda formación onírica estaría encaminada
hacia ese fin, la tarea de descifrar e interpretar un sueño persigue la meta de hacer que
aparezca el deseo inconsciente.
Hay otro aspecto que diferencia de manera clara la interpretación psicoanalítica de otras
formas de dar significado a los símbolos de un sueño. Aquí la interpretación es parte de la
técnica psicoanalítica y ocurre como proceso integrado a ella, es decir, en situación
transferencial. En los textos de Freud de 1911 sobre la técnica se destaca este aspecto de
una manera enfática:
Abogo, pues, por que en el tratamiento analítico la interpretación de los sueños no se cultive como
un arte autónomo, sino que su manejo se someta a las reglas técnicas que en general gobiernan la
ejecución de la cura.21
Así como la interpretación de los sueños representa una herramienta técnica esencial que
posibilita el acceso a los contenidos inconscientes, el olvido de los sueños sería una forma
de resistencia del analizando contra la develación de su inconsciente frente al analista, en
particular, de su vida pulsional y las mociones de deseo. El olvido sería entonces
interpretable como resistencia.22
9
[editar] Psicología analítica
[editar] Los sueños en la psicología de Jung
El sueño de Jacob, Bartolomé Esteban Murillo, 1660-1665, Museo del Hermitage, San
Petersburgo.
De entre todos los sucesores de Freud, Jung fue el que se ocupó más a fondo de la
"interpretación de los sueños".23
Hasta la ruptura definitiva con Freud en 1913, Jung siguió
durante mucho tiempo bajo la fascinación de las ideas freudianas, echándose de menos una
auténtica toma de postura. Acontecida la ruptura, se iniciaría, simultáneamente, un punto de
inflexión en las publicaciones en torno a la teoría de los sueños.24
Será en dos obras en las
que aparezcan por primera vez los puntos de vista de la finalidad y la compensación, tan
esclarecedores para la comprensión de la psicología de los sueños:
1. Puntos de vista generales acerca de la psicología de los sueños (1916) 25
2. Sobre el significado de lo inconsciente en psicopatología (1914) 26
En la investigación de los sueños Jung pudo remitirse a varios predecesores:27
1. Eugen Bleuler, que ya en 1910 había afirmado la importancia del afecto y del
conflicto afectivo en los sueños, considerando esencial la recíproca inhibición de
afectos contradictorios. Fue uno de los primeros en establecer la función onírica
como categoría puramente psicológica, en concreto como elaboración psicológica
de los complejos.
2. Herbert Silberer, cuyos trabajos sobre la investigación de los símbolos contaron
reiteradamente con la aprobación de Jung: Imaginación y mito (1909) y Problemas
de la mística y su simbolismo (1924).
3. Alphonse Maeder, responsable del descubrimiento de la función prospectivo-
finalista de los sueños.
10
Maeder ha subrayado enérgicamente la importancia prospectivo-final del sueño en el sentido de una
función inconsciente y propositiva, que prepara la solución de los conflictos y problemas actuales e
intenta representarla mediante unos símbolos elegidos a tientas.28
Tras la avanzada de Maeder, Jung presentó Puntos de vista generales acerca de la
psicología de los sueños (1914/1916), constituyendo la afirmación básica de una función
compensatoria en los sueños. No será por tanto hasta 1914 que desarrolle una teoría de los
sueños propiamente dicha: la teoría de la compensación, tras mencionar inicialmente ya en
1908 el carácter finalista (Zielstrebigkeit) de lo psíquico y la significación anticipatoria de
los sueños, descubierta en 1912 (Transformaciones y símbolos de la libido).29
[editar] El sueño como manifestación del inconsciente
"Nuestro problema especial del análisis de los sueños depende de la hipótesis de lo
inconsciente. Sin ella, el sueño es simplemente un lusus naturae, un conglomerado absurdo
de restos diurnos fragmentarios".30
La concepción de los sueños dependía así del modo en
que se entendiera lo inconsciente. Consecuentemente, sus divergencias respecto de la
teorización freudiana propiciaron una psicología de los sueños propia. El carácter creador y
espontáneo de lo inconsciente se expresaba en el mundo onírico, relegando cualquier
reduccionismo a deseos infantiles. Los sueños eran a su vez un acontecer orientado hacia
una meta, manifestándose un sentido y una finalidad. También consideraba importante que
los sueños se remontaran hasta los estratos arcaicos de la vida psíquica, explicándose así el
significado simbólico que los caracteriza.31
Para la comprensión de los mismos resultaba
esencial la distinción entre inconsciente personal y colectivo. La consecuencia de ello era la
consideración de los sueños no solo como fuentes de información acerca de los problemas
personales, sino también lugares donde se revelaba el contenido de sentido arquetípico del
fondo anímico.32
Mientras que para Freud el sentido de los sueños implicaba una
determinación causal, siendo en esencia un signo representativo, Jung les concedía un
significado simbólico, eran una unidad significativa, una expresión simbólica del
inconsciente,33
cuyo sentido solo se producía por el esclarecimiento de lo que todavía era
desconocido.34
[editar] ¿Desfiguración o configuración simbólica?
Paulatinamente a la separación mutua entre ambos autores en 1913, Jung rechazaría
finalmente la existencia de una instancia censora responsable de una desfiguración y un
trabajo oníricos. Y es que no era la instancia censora la responsable de la falta de
transparencia del contenido de los sueños, sino el propio fondo anímico, debido a la mutua
y universal contaminación de todos los contenidos inconscientes. Quedaba así también en
entredicho la distinción entre contenido latente y manifiesto, fundamentada en la existencia
de la censura. Si para Freud la falta de claridad del contenido manifiesto se debía a su
condición de disfraz del sentido auténtico, para Jung su carácter indescifrable era la
expresión espontánea del acontecer de fondo que escapaba a la transparencia racional.35
De
dicha incomprensibilidad nacía la necesidad de la interpretación, primordial a ojos de
ambos investigadores, pero mientras Freud la explicaba como un retorno a las causas
sabidas del inconsciente, Jung hallaba en ella un arte cuyo sentido profundo se revelaba en
la comprensión de los símbolos.36
11
Pero en la mayor parte de las casas la «fachada» no es un engaño ni una caricatura, sino que
corresponde al contenido de la casa o incluso lo delata sin más. También la imagen onírica
manifiesta es el sueño mismo y contiene todo el sentido. Si encuentro azúcar en la orina, es azúcar y
no una mera fachada de la albúmina. Lo que Freud llama «fachada del sueño» es la opacidad del
sueño, y en realidad esto es una mera proyección del no-comprender, es decir: solo se habla de
«fachada» porque no se conoce el sueño. Sería mejor decir que se trata de algo así como un texto
incomprensible que no es que tenga una fachada, sino que nosotros no lo sabemos leer. Entonces no
necesitaremos interpretar lo que pueda haber detrás, sino que primero tendremos que aprender a
leer.37
[editar] Cumplimiento de un deseo o autorretrato
Del mismo modo que rechazara un modelo de inconsciente fundamentado exclusivamente
en la represión del deseo, tampoco el acontecer onírico sería fruto de un cumplimiento
deformado de un deseo. Así como la tendencia reguladora de la psique no podía basarse en
el principio de placer y la desgana, tampoco podía constituirse en exclusividad el deseo
sexual como motor del sueño. Existía una base teleológica en lo inconsciente no
condicionada por la pulsión, toda tendencia a la autoconsumación de la psique incluía
además de la satisfacción libidinal la consecución de fines espirituales o intelectuales. Para
Jung existía una diversidad pulsional no ceñida al carácter sexual, pulsión indiferenciada
que iba siempre acompañada de imágenes y motivos arquetípicos.38
La idea de que los sueños son el cumplimiento de deseos reprimidos está superada desde hace
mucho tiempo. Sin duda, algunos sueños exponen deseos o miedos cumplidos, pero hay muchos
tipos más de sueños. Los sueños pueden ser verdades implacables, sentencias filosóficas, ilusiones,
fantasías desenfrenadas, recuerdos, planes, anticipaciones, visiones telepáticas, experiencias
irracionales y Dios sabe cuántas cosas más.39
Para Jung el sueño no era patrimonio exclusivo de lo despreciable e inferior. Lo
inconsciente expresaba a su vez novedosas formaciones creativas así como tendencias de
desarrollo positivo. En el sueño podían manifestarse tendencias morales y nuevas
posibilidades intelectuales.
Ya en 1913 propondría Jung frente a la concepción biologicista del cumplimiento de deseo
de Freud una concepción de los sueños de base puramente psicológica: el autorretrato. El
sueño es una autorrepresentación espontánea de la situación actual de lo inconsciente
expresada simbólicamente.40
Sin embargo, a esta primera tentativa de comprensión del sueño le llegaría al año siguiente
aquella que relegaría a todas las demás: la función compensatoria de los sueños.
[editar] De la preservación del sueño a la función compensatoria
[editar] Sueños y sueño
12
Frescos en la Villa Valmarana, Vicenza. Escena: Mercurio se aparece a Eneas en un sueño
y le insta a abandonar Cartago. Giovanni Battista Tiepolo, 1757.
Jung concordaba con Freud en conceder a los sueños una posición de excepción sobre la
base de las condiciones del sueño, fundamentada en los distintos grados de abaissement du
niveau mental. Sin embargo, esta reducción del nivel de conciencia del yo unida al sueño y
al dormir no equivalía para Jung a una reducción de la actividad psíquica. Al contrario, tal y
como había comprobado anteriormente, la actividad de los complejos no se suprimía,
admitiendo por tanto un aumento de intensidad de la vida interior durante el sueño,
llegando incluso a interrumpirlo.41
De este modo se constataba que además de la consideración freudiana de que en los sueños
se contenían emociones penosas, el soñar también iba acompañado de emociones intensas
incitando el despertar. Aun cuando Jung aceptara cierta función biológica en tales
fenómenos, en el sentido de que la función esencial de los sueños es mantenernos dormidos
y que la inducción al despertar hablara del carácter perturbador del sueño o de su aspecto
perjudicial para la vida, le resultó mucho más interesante una función psicológica.42
De este modo comprobó que la represión emocional en los sueños no cumplía la finalidad
biológica de la preservación del sueño, pudiendo incluso eliminar efectos negativos e
inhibidores del desarrollo sobre la psique. Pero también se producía todo lo contrario. El
incremento de la intensidad de las emociones en los sueños representaba también una
fuente de valores impulsores de la vida. En definitiva, se convencía gradualmente de que
uno de los valores fundamentales del fenómeno onírico residía en inducir a una orientación
consciente, una invitación a reflexionar y a enfrentarse con los contenidos inconscientes.43
Por esa razón he llegado a pensar que la concepción de Freud que considera como función esencial
de los sueños cumplir los deseos y mantenernos dormidos es demasiado estrecha, aun cuando la
13
idea fundamental de una función biológica compensadora es sin duda cierta. Esta función
compensadora tiene que ver, solo en una medida limitada, con estar dormido; mucha más
importancia tiene con respecto a la vida consciente. Los sueños se comportan de manera
compensatoria en relación con la respectiva situación consciente. Si es posible, nos mantienen
dormidos, cosa que hacen forzosa y automáticamente bajo la influencia de nuestro estado
durmiente; pero también interrumpen dicho estado cuando su función lo exige, es decir, cuando los
contenidos compensatorios son tan intensos como para interrumpirlo. Un contenido compensatorio
es especialmente intenso cuando tiene una importancia vital para la orientación consciente.44
[editar] Sobre la función compensatoria de los sueños
Jung fue el primero en establecer en la psicología empírica la hipótesis de que los sueños
tienen una relación compensatoria con la situación de la conciencia que se dé en cada caso
en el soñante.45
Tuvo que recorrer un largo camino hasta descubrir la compensación como
tendencia general de la psique inconsciente. Confirmada inicialmente en los fenómenos
psicopatológicos, la compensación no se limitaba a ellos, sino que era, sin más, una ley
fundamental del inconsciente.46
En las personas normales, la misión principal del inconsciente consiste en actuar de manera
compensatoria y establecer un equilibrio. Todas las tendencias conscientes extremas se ven
suavizadas y moderadas por un contraimpulso en el inconsciente.47
Concepción completada en 1914 precisamente gracias al hecho de que la función onírica
representa un contrapeso de la situación psicológica consciente. En definitiva, colocó la
autorregulación en el campo de lo psíquico junto a la actividad reguladora en la vida
orgánica.48
En tanto que sistema autorregulador, el alma está equilibrada, igual que la vida del cuerpo. Para
todos los procesos excesivos se producen en seguida y forzosamente compensaciones, sin las cuales
no habría ni un metabolismo normal ni una psique normal. En este sentido, se puede ver en la
compensación una regla fundamental del funcionamiento psíquico. El defecto aquí causa un exceso
allí.49
En términos muy generales la compensación era un intento de establecer puentes entre los
opuestos psíquicos gobernado por la propia psique, reconociendo en ella una regla
universal válida para todas las formaciones psíquicas.50
A nivel onírico, existen tres
posibilidades:
Cuando la actitud de la consciencia con respecto a la situación vital es muy unilateral, el sueño se
sitúa en el lado opuesto. Si la consciencia tiene una actitud relativamente próxima al «punto
medio», el sueño se conforma con variantes. Si en cambio la actitud de la consciencia es «correcta»
(adecuada), el sueño coincide y subraya la tendencia de aquella, aunque sin perder por ello su
peculiar autonomía.51
Jung hizo especial hincapié en la compensación arquetípica o mitológica, incluyendo la
compensación religiosa, procedente de las capas profundas de la psique. En los "grandes
sueños" de este tipo se producían compensaciones que buscaban conseguir una mejor
adaptación del soñante a los cambios físicos, a las tendencias hacia la autorrealización o al
14
espíritu de la época.52
También diferenció la función prospectiva de los sueños de su
función compensatoria, entendiendo la primera como una anticipación de futuras acciones
conscientes, considerando injustificado denominarla profética.53
Aunque en mi opinión la función prospectiva es una propiedad esencial del sueño, conviene no
sobrevalorar esta función, pues de lo contrario acabaríamos opinando que el sueño es una especie de
psicopompo que a partir de un conocimiento superior es capaz de proporcionar a la vida una
dirección infalible. Si bien por una parte se subestima la importancia psicológica del sueño, también
quien se ocupa demasiado del análisis de los sueños corre el peligro de sobrevalorar la importancia
de lo inconsciente para la vida real.54
Aunque en su gran mayoría los sueños son compensatorios, en algunos casos no lo son. Los
sueños no compensatorios pueden clasificarse en anticipatorios, traumáticos,
extrasensoriales y proféticos.55
[editar] Sentido de los sueños e interpretación
Morfeo e Iris, de Pierre-Narcisse Guérin (1811).
Formalmente, Jung siguió ateniéndose a las directrices freudianas. Sin embargo, su
aportación genuina se manifestó en el contenido de sentido de los sueños. Mientras Freud
entendía los sueños como fragmentos de un conjunto relacionado de recuerdos con
determinación causal, Jung veía en ellos partes del acontecer orientado hacia un fin que
evidenciaba imágenes, valores y símbolos arquetípicos. Los sueños no eran un signo
sintomático, sino una manifestación creadora espontánea de las profundidades anímicas.
Si para Freud el sentido de los sueños era equivalente al conocimiento de sus causas, Jung
veía en el sentido un valor de significado resultante de la relación del sueño con el
conjunto. Si para el primero la búsqueda de sentido se detenía en el descubrimiento de
15
vivencias reprimidas, para el segundo el interés radicaba en la profundización del
autoconocimiento y de la autocomprensión.56
Concebidos los sueños como una trama de relaciones simbólicas alrededor de un núcleo de
significado, se daba también su sentido mediante la relación de este núcleo con las
estructuras de significado supraordenadas en la psique, en la escala superior de la
totalidad. El sentido inmanente de los sueños se halla mediante la aclaración de su unidad
de sentido y el sentido trascendente por la aclaración de la relación del yo consciente con el
núcleo significativo.57
Jung ponía frente al explicar, el comprender; frente a la interpretación de los signos, el
procedimiento hermenéutico. Unificaba, en definitiva, la metodología de los sueños a tres
niveles no excluyentes, considerando los dos últimos más fructíferos que el primero:58
1. Método reductor, causal, basado en la explicación, que se retrotraía hasta las
fijaciones instintivas de la infancia (Freud).
2. Método finalista, prospectivo, referido al sentido y finalidad de la realización del
individuo.
3. Método hermenéutico, basado en la comprensión de los símbolos oníricos
arquetípicos.
La comprensión hermenéutica implicaba así complementar la asociación libre con la
técnica de la amplificación, progresando desde la interpretación a un nivel personal hasta
un nivel colectivo.59
Presuponía a su vez tomar en cuenta determinados caminos simbólicos
previamente trazados, o líneas de vida individualmente trazadas. Basándose en series de
sueños (sueños sucesivos y relacionados entre sí) verificó una continuidad en el fluir de
imágenes inconscientes, así como un proceso de desarrollo de la personalidad, una
regularidad interna prefijada, con un orden interior, al que denominaría proceso de
individuación.60
[editar] Interpretación de los sueños y situación de la conciencia
Como segunda etapa en la interpretación de los sueños, tras la elaboración del sentido
onírico inmanente, venía poner en relación el sentido de un sueño con la situación de
conciencia del soñante, para lo cual era siempre orientadora la pregunta: ¿qué actitud
consciente resulta compensada por el sueño? Sin el conocimiento de la situación
consciente nunca podía interpretarse el sueño con seguridad.61
Así, dependiendo del
material onírico, el intérprete corregía la actitud consciente complementándola, llamaba la
atención sobre tendencias contrarias, o se ceñía a la compensación primigenia procedente
de la simbología arquetípica.62
A nivel metodológico:63
1. Método reductivo-causal, preferente en Freud, limitado en Jung a casos de obligado
retrotraerse a lo primitivo y elemental, haciendo recuperar al soñante la medida
adecuada. El psicoterapeuta llama la atención del soñante sobre sus "ilusiones,
ficciones y exageraciones" así como su perseverancia en el infantilismo.
2. Método prospectivo-finalista, destacándose las tendencias susceptibles de desarrollo
del soñante, completando así su actitud consciente.
16
3. Método hermenéutico, ampliando la actitud consciente por referencia retroactiva del
yo a los valores depositados en las imágenes arcaicas y arquetípicas, con la finalidad
de reconciliar lo arcaico con la imagen consciente del mundo.
[editar] Asimilación del sentido del sueño
El objeto de la interpretación onírica para Jung era la asimilación del sentido inmanente del
sueño a la situación de la conciencia, representando la tercera etapa de la interpretación de
los sueños. Jung no encontraba ni mucho menos que, descubriéndose el sentido del sueño,
se garantizara su adecuada incorporación a la consciencia. El soñante tenía que conseguir la
interpenetración recíproca de los contenidos conscientes e inconscientes. La asimilación
aludía así a un acercamiento e igualamiento alternativos de las valoraciones opuestas de
consciente e inconsciente, superándose una disociación de la personalidad aún existente.64